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Por Qué Necesitas Aplicar Estrategias Metacognitivas
Las estrategias metacognitivas de aprendizaje implican técnicas que permiten a los estudiantes pensar activamente sobre su propio proceso de pensamiento. Incluyen la planificación, el seguimiento y la evaluación de su aprendizaje, a menudo a través de la autorreflexión, el establecimiento de objetivos y el cuestionamiento para optimizar su comprensión y enfoque de la nueva información. Las…
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#separator#clear: both; text-align: center;#El INTA desarrolla un queso que ayuda a reducir el colesterol <p></p><div class= style=><a href#por porción. Es un desarrollo del INTA y de la empresa cordobesa Lácteos Capilla del Señor S. A.#en línea con la tendencia mundial hacia una alimentación más saludable.<p></p><p><br /></p><p>En la actualidad#existe una tendencia mundial hacia una alimentación más saludable por lo que los consumidores demandan cada vez más productos naturales y f#un equipo de especialistas del Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) del INTA desarrolló la tecnología que incorpora los fitoesteroles#compuestos de origen vegetal#ayudan a reducir los niveles de colesterol total y del LDL#conocido como colesterol malo#en el consumidor”.</p><p><br /></p><p>Está demostrado que la ingesta diaria de 2 gramos de fitoesteroles libres#en el marco de una dieta equilibrada y de estilos de vida saludables#contribuyen a una reducción de entre el 7 y el 10 % de los niveles de colesterol. Estas cantidades se logran al consumir dos porciones de 3#los tocoferoles −antioxidantes−#también de origen vegetal#ejercen un efecto protector sobre los demás nutrientes del alimento a la vez que una porción aporta un 30 % de los requerimientos diarios d#en el sentido de que queríamos diferenciarnos del mercado. Creo que estuvo en nuestro ADN hacer productos más saludables#porque consumir un queso ya de por sí es saludable”.</p><p><br /></p><p>Y agregó que “así fue cómo empezamos haciendo la muzzarella light e#que están patentados y que aportan elementos para reducir el colesterol#como fue el Port Salut y la muzarella light con fitoesteroles#que son compuestos de origen vegetal que ayudan a reducir los niveles de colesterol total y del LDL#conocido como colesterol malo en el consumidor#a los que también le sumamos antioxidantes naturales”.</p><p><br /></p><p>Adriana Descalzo −investigadora del INTA y una de las especialist#que es un queso de pasta blanda de alta humedad#consumido habitualmente en distintos momentos del día y en diversas preparaciones culinarias#pudiendo utilizarse en preparaciones frías o calientes”.</p><p><br /></p><p>En la Argentina existen pocos alimentos con fitoesteroles y el#2 porciones de este queso funcional aportan los 2 gramos de fitoesteroles necesarios para ayudar a reducir los niveles de colesterol del or#además#la mitad de la dosis diaria recomendada de vitamina E en su forma activa#el alfa-tocoferol.</p><p><br /></p><p><b>Quesos certificados</b></p><p><br /></p><p>Este queso cuenta con una certificación IRAM de BPM Sel
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Still life (1940) Antonio Donghi (1897 - 1963), fue un pintor italiano, especializado en escenas de vida privada, paisajes y naturalezas muertas. Nacido en Roma, estudió en el Instituto di Belle Arti. Después de prestar servicio en la Primera Guerra Mundial, estudió arte en Florencia y Venecia y muy pronto se convirtió en una de las principales figuras del neoclasicismo, movimiento surgido en los años 20. Poseedor de una refinada técnica, la obra de Donghi se caracteriza por una composición de líneas bien definidas, la claridad espacial y una aparente trivialidad del objeto. Su obra presenta reminiscencias de Piero della Francesca y, sobre todo, de Georges Seurat, cuyas escenas de la vida cotidiana se caracterizan también por esa aparente ligereza de las situaciones. Las naturalezas muertas de Donghi consisten a menudo en un jarrón de flores de pequeño tamaño, representado con una simetría próxima al arte naif. Donghi fue aclamado tanto por el público como por la crítica y en 1927 obtuvo el primer premio en la International Exhibit at thje Carnegie Institute en Pittsburg. En los años 40, el trabajo de Donghi se alejó del modernismo al mismo tiempo que menguaba su popularidad, aunque nunca dejó de exponer. En sus últimos años se concentró principalmente en la realización de paisajes, pintados con diseños lineales. Murió en Roma en 1963. La mayoría de las obras de Donghi se encuentran en colecciones de arte italianas, principalmente en el Museo di Roma.
#naif#neoclasicismo#antoniodonghi#museoparticular#arthistory#artwork#painting#history#museums#culture#vintage#museum#curators#antonio donghi
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Una mentira maravillosa
Spider-Man Versus Wolverine (1987) #1 Jim Owsley (Escritor), Mark Bright (Dibujante)
— Peter Parker: (Cuando Mary Jane llega, ya estoy dentro de su apartamento. No dice nada. No le dejo volar una palabra. Está revisando un viejo álbum fotográfico. Fotos de ella y yo y Harry y Gwen y Liz y Flash. El instituto. Los viejos tiempos. Se pregunta qué fue de esos críos felices de las fotos. He sido tan inútil. Tan inútil. La gente ha vuelto a morir. Dos veces en el mismo día. Ojalá…) — Mary Jane Watson: Basta. Me vas a hacer un agujero en la moqueta. Solo eres un hombre, Peter. Con Spider-Man o sin él. No podías hacer nada… ¡Eh! Peter… no lo hagas. — Peter Parker: (Debo. Tengo que escapar del dolor. Es un buen beso. Empeora las cosas. Veo el horror en sus ojos. Olvidé la regla. He cruzado una línea. Olvidé decirme, olvidé creer… que Mary Jane no es mi novia. Acabo de estropear una mentira maravillosa.)
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“Las personas egoístas son incapaces de querer a los demás, y tampoco son capaces de quererse a sí mismas”
Erich Fromm

Fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista nacido en Alemania en marzo de 1900.
Nació en el seno de una familia judía muy estricta en seguir los preceptos de su religión. Estudió derecho en Francfort y posteriormente sociología en Heidelberg en donde hizo un doctorado en 1922.
En 1920, Fromm comenzó su formación como psicoanalista en el Instituto psicoanalítico de Berlín, en donde él y su esposa abandonaron su formación judía ortodoxa.
En 1934, con la llegada del partido nazi al poder, emigró hacia los Estados Unidos y durante los años 40 llevó a cabo una importante labor editorial.
Divorciado desde 1931, contrajo nupcias con su segunda esposa en 1944 con una emigrante judío alemana y en 1950 se mudaron a México en donde impartió cátedra en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde fundó la sección psicoanalítica de la facultad de medicina y el Instituto Nacional de Psicoanálisis.
Durante 1957 y 1961, compaginó su actividad en la UNAM con una cátedra en la Universidad estatal de Michigan.
Fuertemente influenciado por Marx y Freud estuvo fuertemente involucrado con los movimientos pacifistas y fue un opositor a la guerra de Vietnam.
Sus perspectivas sobre la libertad individual y el desarrollo de una cultura libre hizo que con frecuencia se le asociara con la línea anarquista, a la vez que se le asociaba como partidario de un socialismo humanista y democrático.
En 1974 regresó a Suiza en donde murió en marzo de 1980 a la edad de 80 años.
Fuente: Wikipedia
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En el desierto de Atacama, uno de los lugares más áridos del mundo, la niebla se constituye como un recurso hídrico de creciente importancia. Varios proyectos de investigación en Chile avanzan resultados prometedores desde los remotos ‘oasis de niebla’. Panorámica de la Estación Atacama UC en el desierto de Atacama (Chile). Su sistema de cosecha de agua de niebla puede producir 1 000 litros de agua diarios. / Alejandro Muñoz Por Alejandro Muñoz Pocos lugares hay en el planeta más hostiles para la vida que el desierto de Atacama. Como si de dos grandes murallas se tratasen, los Andes y una cordillera junto al océano Pacífico encajonan al desierto y le ‘roban’ las nubes. Hasta el punto de que en muchas zonas de Atacama no cae ni una sola gota de lluvia durante cientos de años. Sin embargo, un científico chileno inventó un método para drenar esas nubes que quedan atrapadas por las montañas y no llegan al desierto. Ese desarrollo pasó a la historia con el nombre de ‘atrapanieblas’. En Marruecos, España o Nepal también se usan dispositivos similares. Una suerte de refugio marciano en el norte de Chile acoge la investigación más pionera para cosechar las nubes. La Estación Atacama UC es el lugar donde se descifra la niebla. El desafío de atrapar la niebla Hace 60 años, el científico chileno Carlos Espinosa creó el primer modelo de captador de niebla para combatir la escasez de agua de la ciudad de Antofagasta. Aquel primer atrapanieblas abrió toda una nueva línea de investigación para comprender y aprovechar dicha bruma. La tecnología demostró su eficacia en 1987 en la comunidad de Tofo-Chungungo, donde un proyecto de 100 atrapanieblas abasteció más de 90 hogares durante diez años. Su funcionamiento es simple. La malla del atrapanieblas intercepta la nube y captura las gotitas de agua que son empujadas por el viento. El agua decanta por gravedad y se almacena en un depósito. Para que el sistema funcione, solo hace falta niebla y viento. “Nosotros hemos mantenido el atrapanieblas sencillo, con cierta dosis de tecnología en la configuración de la malla y la canaleta. Está hecho de materiales disponibles en cualquier parte del mundo y la malla es fácil de mandar”, explica Pablo Osses a SINC, profesor del Instituto de Geografía de la Universidad Católica y director de la Estación Atacama UC. Atrapanieblas de la Estación Atacama UC al amanecer. / Alejandro Muñoz Un oasis para la ciencia En este sector del norte de Chile, a una hora de la ciudad de Iquique, la Cordillera de la Costa se podría entender como un brutal acantilado que asoma el continente a la playa. Encaramada en sus más de 800 metros de desnivel se ubica la Estación Atacama UC. Desde 1997 en esta infraestructura adscrita al Centro UC Desierto de Atacama y a la Pontificia Universidad Católica de Chile se estudia el oasis de niebla que se genera cada mañana cuando las nubes estratocúmulo que provienen del Pacífico colisionan con el cerro. Con tan solo ocho metros de largo, su atrapanieblas puede llegar a producir unos 1 000 litros de agua diarios. “Aquí abordamos la niebla desde diferentes perspectivas: imagen satelital, modelización de la niebla, ecosistemas asociados, ingeniería de la corrosión, energía solar, arquitectura de lugares extremos, agricultura con agua de niebla… La cantidad de disciplinas que convergen en este lugar se ha ido expandiendo”, señala Osses. El mapa del agua de niebla de Chile Este particular tipo de niebla es común a lo largo de más de 2 500 km de la costa centro-norte de Chile. Y gracias a la existencia de la Cordillera de la Costa, además es cosechable. “Uno de los grandes problemas que hemos tenido con los atrapanieblas en Chile es que, antes de instalarlos, hay que saber dónde hacerlo. Si se colocan en un lugar erróneo vamos a tener malos resultados y parecerá que la tecnología no sirve”, explica Felipe Lobos Roco, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para dar respuesta a este problema...

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Sus ojos, mi pecado.

Ha sido una mañana gélida, y hoy no me siento inspirado para escribir, especialmente porque me he comprometido a compartirlo. Aún existen muchos miedos; pienso constantemente en si lo que hago puede resultar aburrido. Además, siento que estoy mostrando mi ser más vulnerable. Siempre que lo hago, la vida se encarga de usarlo en mi contra, pero vamos a intentarlo.
Jamás he leído un diario personal de algún escritor. Estoy planeando leer uno, como el de Sylvia Plath o algún otro blog que pueda encontrar en internet. De esta manera, espero darme una mejor idea de cómo organizar mis pensamientos y sobre qué escribir.
Esto último me causa cierto conflicto. Los diarios publicados en línea (de los pocos que vi) son de personas que cuentan sus traumas o cómo lidian día a día con situaciones fuera de su control. Sin embargo, yo no puedo hablar de esas cosas. Al contrario, he sido el problema en muchas de mis relaciones personales y jamás he pasado por algo realmente malo. Sí, dramatizo mucho mi vida.
Existen cosas que hice en mi pasado de las cuales no estoy orgulloso. Escribir acerca de mis errores me ha ayudado a comprenderme mejor y a cerrar esos capítulos de mi vida.
Sin dar más rodeos, hablemos de mi primera y última relación amorosa. Es excelente para comenzar, aunque este tema me genera muchísima incomodidad.
La literatura y la escritura personal, como un diario, son espacios donde los autores exploran su verdad, sus errores y sus emociones más profundas. La infidelidad es un tema que ha sido abordado en libros, poemas y diarios personales a lo largo de la historia porque forma parte de la complejidad humana.
No recuerdo exactamente en qué año la conocí, solo sé que estaba cursando el segundo año de secundaria, en una escuela pública, de las únicas que había en mi zona. Ya se imaginarán, cada grado tenía al menos seis salones de hasta 25 estudiantes. Era una secundaria grande.
Recién comenzaba mi ciclo escolar y, durante los honores a la bandera, la vi a lo lejos. Ahí estaba, la niña más bonita que había visto en esa secundaria. Imposible que no sobresaliera entre las demás, porque también era muy alta. Así fue como la vi por primera vez.
En nuestra etapa de secundaria no hubo nada particularmente destacable que mencionar. Compartimos el mismo instituto solo durante un año. Durante ese tiempo, ella me buscaba mucho, pero yo era un adolescente muy penoso. Mis compañeros siempre le suplicaban que me hablara, pero escuché en varias ocasiones que ella quería que yo diera ese primer paso, porque eso es lo que un hombre haría.
Obviamente, aun sabiendo que le gustaba, no lo iba a hacer. Era demasiado penoso, así que solo interactuamos cara a cara en dos ocasiones. La primera fue cuando la felicité por su cumpleaños. Eso me causó muchas situaciones bochornosas, porque le gustaba y jamás dudó en demostrarlo. Desde ser la única persona en toda la escuela en votar por mí como presidente estudiantil, hasta apoyarme en mis juegos de fútbol.
La segunda vez que interactué con ella fue el mismo día que decidí invitarla a salir, para conocernos más y tal vez ser novios. Yo estaba listo para hablar con ella y sabía perfectamente dónde encontrarla; siempre se sentaba en la misma banca con sus amigas para vernos jugar fútbol. Ahí estaba, pero no con sus amigas como siempre, sino besándose con un estudiante de un grado mayor que yo. Así que la segunda interacción fue solo un "Hola, con permiso", seguido de un saludo de ambos enamorados.
Pasó el tiempo y, curiosamente, nos agregamos como amigos en una red social. Hablábamos una hora todos los días, ya que era lo único que le alcanzaba con el dinero que le daba su mamá para hacer sus tareas en un ciber . Además, no le permitían tener celular. Me actualizaba sobre su vida y me daba a entender que aún estaba interesada en mí. No fue hasta el 11 de febrero de 2017 que, después de aproximadamente cinco años, pudimos vernos de nuevo.
Me invitó a una fiesta familiar. Sí, me presentó a toda su familia en nuestra primera cita, solo como amigos, claro. Se la pueden imaginar: una niña de casa, cristiana, a quien solo le permitían reunirse con amigos en eventos culturales como desfiles o kermeses. Me gustó, me atraía su físico principalmente: ojos claros, alta, de tez blanca, con un cabello bastante lindo. Me gustaba mucho.
Había atracción por ambas partes, aunque no de la misma manera, pero al final nos atraíamos. Con el tiempo, fuimos novios. Fue mi primera relación formal, mi primera novia.
Decidí darles un contexto resumido de cómo la conocí, desde los 12 años, hasta que fuimos novios a mis 17 años. Una relación que duró 6 años, donde ella me mostró estar profundamente enamorada de mí y yo, en mi mayor acto de egoísmo, decidí quedarme, a pesar de que no sentía lo mismo, solo por el miedo de pensar: "¿Qué pasa si ella es la única persona que me amará de esta manera en toda mi vida?"
No logré entablar ese mismo sentimiento. Solo me sentía atraído por ella de manera física. Era muy desesperante estar en una relación donde mi pareja no tenía pasatiempos ni metas definidas. Su vida se basaba únicamente en amarme y hacerme sentir bien.
Esto jamás se lo expresé. Prefería callarlo y le rogaba a Dios que por favor lo terminara, como él quisiera. Que saliera de fiesta, que me fuera infiel, lo que fuera. Incluso pensaba que la muerte pudiera ser la excusa perfecta para salir de este compromiso.
En el especial Jigsaw (Rompecabezas) de Daniel Sloss, habla sobre cómo muchas personas se aferran a relaciones que en realidad no los hacen felices, simplemente porque temen estar solas o porque creen que deben hacer que funcione.
Su analogía de la vida como un rompecabezas, donde a veces forzamos piezas que no encajan, resonó mucho conmigo.
Vivía en negación, me costaba admitir que no amaba a mi pareja y aceptar que estaba en la relación incorrecta. Pero más que negación, había una esperanza silenciosa, una idea que se repetía en mi mente como un mantra: con el tiempo, aprenderé a amarla. Después de tantos años juntos, después de compartir tantas memorias y momentos, ¿cómo podía no terminar amándola? Me convencí de que el amor verdadero podía construirse con el tiempo, de que tal vez el problema no era la relación, sino yo mismo.
Por eso, cuando le pedí matrimonio, lo hice con la intención de aferrarme a esa posibilidad. Fue un intento desesperado por validar la relación, por probarme a mí mismo que lo nuestro tenía sentido. Pensé que, si daba ese gran paso, si hacía un compromiso aún mayor, algo dentro de mí cambiaría. Quizás el problema era que aún no me había entregado del todo, que el amor vendría después de la decisión.
Pero en el fondo sabía la verdad: no lo deseaba realmente. Sentía que era lo que se esperaba de mí, que después de tantos años juntos el matrimonio era el siguiente paso lógico. Había una deuda emocional, una sensación de que no podía simplemente dejarla después de todo lo que habíamos construido. Ella me amaba con una intensidad que me abrumaba, y yo… yo solo esperaba que un día pudiera corresponderle.
Y es ahí donde radica mi traición. Porque cuando alguien es infiel, no solo rompe un pacto de exclusividad, sino que traiciona la confianza y la verdad que sostiene una relación. Yo nunca estuve con otra persona mientras estaba con ella, pero mi infidelidad fue más profunda: le prometí una vida juntos cuando ni siquiera estaba seguro de quererla. La hice creer en algo que, en el fondo, sabía que nunca podría darle.
La infidelidad no siempre es un acto físico, a veces es una mentira prolongada, un engaño disfrazado de buenas intenciones. Y aunque no hubo maldad en mi decisión, sí hubo cobardía. No fui honesto con ella ni conmigo mismo. Y al final, el amor no nació con el tiempo, porque el amor no se fuerza.
Hubo un tiempo en el que creía en las chispas instantáneas, en esas conexiones súbitas que supuestamente marcaban el inicio de una gran historia de amor. Pensaba que la atracción inmediata era una señal inconfundible, un presagio de que esa persona estaba destinada a ocupar un lugar importante en mi vida. Me dejaba llevar por la emoción del momento, por la intensidad de un primer encuentro, sin detenerme a cuestionar si aquello tenía una base real o si simplemente era una ilusión pasajera.
Pero ahora sé que el amor no funciona así.
Mi experiencia me enseñó que enamorarse a primera vista no es enamorarse de una persona, sino de una idea. Es proyectar sobre alguien lo que queremos ver, lo que anhelamos, lo que creemos que necesitamos. Y cuando construyes una relación sobre una idea, sobre una atracción que no ha sido puesta a prueba por el tiempo, corres el riesgo de darte cuenta demasiado tarde de que lo que imaginaste nunca existió realmente.
Por eso, dejé de creer en los flechazos inmediatos, en el amor que surge de un solo vistazo o de una breve conversación. Ahora sé que el amor verdadero es un viaje, no un accidente. Ya no puedo decir que alguien me gusta solo porque me atrae físicamente o porque el momento se sintió especial. Me veo obligado o más bien; me permito conocer realmente a una persona antes de llamarlo amor.
Los mejores viajes de amor no son los que empiezan con fuegos artificiales, sino los que se construyen con paciencia y descubrimiento mutuo. Son aquellos donde dos personas se permiten ser quienes realmente son, sin la presión de encajar en las expectativas del otro. Donde lo físico pasa a un segundo plano y donde, en lugar de forzar sentimientos, simplemente se dejan crecer.
Ya no quiero amar por impulso, ni confundir emoción con destino. Prefiero el amor que se cultiva poco a poco, donde la conexión no es un golpe repentino de electricidad, sino una corriente suave que con el tiempo se convierte en algo real, profundo y genuino.
Porque al final, los amores más sinceros no son los que comienzan con una chispa, sino los que resisten la prueba del tiempo.
"Nos prometimos un para siempre que nunca existió, porque el amor no se impone, se encuentra." – Fernando Cardona
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Ayuda para la salud mental
Información del Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos.
Si usted o alguien que conoce tiene una enfermedad mental, tiene dificultades emocionales o inquietudes sobre su salud mental, existen formas de obtener ayuda.
¿Dónde puedo encontrar ayuda de inmediato?
Si la vida suya o de alguien que conoce está en peligro, llame al 911 o, diríjase a la sala de emergencias más cercana.
Si tiene pensamientos suicidas o sufre angustia emocional, considere llamar al 988, la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis.
Llame o envíe un mensaje de texto al 988 o use el chat en vivo de 988lifeline.org. Este servicio ofrece apoyo confidencial, gratuito y disponible las 24 horas del día a cualquier persona en crisis de suicidio o de angustia emocional. Puede comunicarse con un consejero especializado en afirmación LGBTQI+ enviando un mensaje de texto al 988 con la letra "Q", o llamando al 988 y oprimiendo el número “3”.
Aprenda más en 988 Línea de Prevención del Suicidio y Crisis (disponible en español)
Si es veterano, considere usar la Línea para Veteranos en Crisis.
Llame al 988 y después oprima el número “1”. También puede enviar un mensaje de texto al 838255 o chatear en línea . La Línea para Veteranos en Crisis es un recurso confidencial y disponible las 24 horas del día, que comunica a los veteranos con una persona debidamente capacitada para que responda a sus inquietudes. Este servicio está disponible para todos los veteranos y quienes los apoyan, aun si no están inscritos en el Departamento de Asunto de los Veteranos (VA, por sus siglas en inglés)o en los servicios de atención de salud del VA.
Aprenda más en la Línea para Veteranos en Crisis .
Si ha pasado por un acontecimiento catastrófico, considere usar la Línea para los Afectados por Catástrofes.
Llame o envíe un mensaje de texto al 1-800-985-5990. La Línea de Ayuda para los Afectados por Catástrofes ofrece consejería inmediata para personas que están experimentando angustia emocional o crisis en relación con alguna catástrofe natural u por causas humanas. La línea de ayuda es multilingüe, está disponible 24 horas al día y ofrece servicios de interpretación en más de 100 idiomas.
Aprenda más en la Línea de Ayuda para los Afectados por Catástrofes .
Si ve mensajes preocupantes en las redes sociales, comuníquese con el equipo de seguridad de la red correspondiente.
Las empresas de las redes sociales cuentan con equipos de seguridad (en inglés) que se pueden comunicar con la persona y ofrecerle la ayuda que necesita.
Aprenda más sobre las medidas para ayudar a alguien con dolor emocional.
Fuente: https://www.nimh.nih.gov/health/find-help/ayuda-para-la-salud-mental
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MAG 002
Testimonio #9982211
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Archivista
Testimonio de Joshua Gillespie, con respecto al tiempo que pasó en posesión de un ataúd en apariencia vacío. Testimonio original recogido el 22 de noviembre de 1998. Grabación de audio por Jonathan Sims, archivista jefe del Instituto Magnus, Londres.
Comienza el testimonio.
Archivista (testimonio)
Sucedió cuando estaba en Ámsterdam de vacaciones con algunos amigos. Cualquier barbaridad que se te venga a la cabeza al pensar en lo que podríamos haber hecho es verdad: todos teníamos veintipocos años, nos acabábamos de graduar y queríamos pasar un par de semanas volviéndonos locos por el continente, así que puedes imaginarte las cosas que hicimos. Pocos ratos pasé completamente sobrio y menos tiempo aún pasé actuando como tal, aunque no fue tan malo como lo fue para algunos amigos que apenas podían controlarse a veces.
Tal vez por eso salí solo aquella mañana de dios sabe qué día exacto a mediados de mayo. Los demás estaban intentando recuperarse de la resaca durmiendo y yo decidí salir a la luz del bonito amanecer neerlandés para darme un paseo. Antes de graduarme con los demás en Cardiff, había estudiado Arquitectura, así que me apetecía pasar algunas horas deambulando solo y admirando los edificios del centro de Ámsterdam. No dejó nada que desear: es una ciudad preciosa, pero me di cuenta demasiado tarde de que no llevaba ningún mapa o guía conmigo, y no tardé más de una o dos horas en perderme irremediablemente.
No me preocupé demasiado, ya que en ese momento aún era mediodía, y lo de perderme en las afueras había sido más o menos mi intención, pero igualmente decidí que sería mejor intentar encontrar el camino de vuelta al lugar donde nos estábamos quedando mis amigos y yo en Elandsstraat. Al final lo conseguí, pero mi incapacidad para hablar neerlandés se tradujo en una hora entera cogiendo las líneas equivocadas de los varios tranvías.
Para cuando llegué a Elandsstraat la luz ya se había ido y yo me sentía bastante estresado, así que me metí en una cafetería para relajarme un poco antes de volver con mis amigos. No podría decir cuánto tiempo me pasé allí con exactitud, pero sí sé que se había hecho completamente de noche cuando me di cuenta de que no estaba solo en mi mesa.
He intentado describir al hombre que se encontraba sentado frente a mí en varias ocasiones, pero es difícil. Era bajo, muy bajo, y me daba la impresión de que tenía un aura demasiado… pesada. Tenía el pelo castaño, creo, muy corto, y estaba afeitado. No había nada especial en su rostro o en su ropa y, cada vez que intento pensar en su aspecto, más difícil me resulta imaginármelo con claridad. Siendo completamente sincero, me cuesta no echarles la culpa a las drogas.
El hombre se presentó como John y me preguntó cómo estaba. Le respondí tan bien como pude y él asintió y comentó que también era inglés en tierra desconocida. Recuerdo que pronunció esas palabras exactas porque en el momento se me hicieron muy raras. Dijo que era de Liverpool, aunque no recuerdo que tuviera ningún tipo de acento, y que estaba buscando a alguien de confianza que pudiera hacerle un favor.
Ahora, yo podía estar muy colocado, pero todo aquello me resultó sospechoso nada más hubo formulado la última frase, así que empecé a sacudir la cabeza. John me dijo que no se trataba de nada muy engorroso, que solo necesitaba que le echara un ojo a un paquete hasta que unos amigos suyos fueran a recogerlo y que me pagaría bien. Pensé que me estaba hablando de contrabando y estaba a punto de volver a negarme cuando se metió la mano en la… ¿chaqueta, creo? y sacó un sobre. Dentro había diez mil libras. Lo sé bien, las conté yo mismo. Sé que no fue muy inteligente por mi parte, pero no podía dejar de pensar en lo que mi amigo Richard me había dicho: que había sido facilísimo colar un kilo de hachís por aduanas en su primer viaje a Holland; y con todo aquel dinero entre mis manos…
Dije que sí. John sonrió, me dio las gracias y dijo que nos mantendríamos en contacto. Se fue de la cafetería y entré en pánico inmediato por lo que acababa de aceptar. Quise salir corriendo detrás de él y devolverle el dinero, pero un gran peso se había instalado en mi estómago, dejándome clavado en la silla. Me quedé ahí sentado durante mucho tiempo.
No tengo muchos recuerdos de los siguientes días, exceptuando la preocupación de cuándo volvería a ver a John. Tuve cuidado de no gastarme ni un céntimo de lo que me había dado, y decidí devolvérselo en cuanto nos encontráramos. Diría que había cometido un error y que no podía quedarme el dinero ni encargarme de nada que viniera de él. Intenté pasármelo bien, pero me sentía como si una gran sombra se cerniera sobre mí, y no podía parar de pensar en ello. Esperé días, justo hasta el final del viaje, pero John nunca apareció. Revisé mi maleta obsesivamente antes de subirme al avión, por si acaso alguien me había metido algo dentro, pero no había nada extraño en su interior, así que volví a Inglaterra con mis amigos aún colocados y diez mil libras metidas en el bolsillo de mi abrigo. Era surrealista.
Tuvo que pasar casi un año hasta que tuve la suficiente confianza como para gastarme algo del dinero. Me acababan de contratar en una pequeña empresa de arquitectura en Bournemouth, un trabajo bastante simple con un sueldo que no era el mejor ni de lejos, pero era la única oferta que me habían hecho dentro de mi área de especialización; así que hice el traslado con la esperanza de obtener experiencia y un puesto mejor en un par de años a lo sumo.
Bournemouth es una ciudad costera de tamaño decente, aunque mucho menos idílica de lo que había pensado que sería, donde alquilar un sitio para vivir yo solo se salía un poco de mi presupuesto teniendo en cuenta mi sueldo inicial. No conocía a nadie de allí, y me negaba a compartir espacio con algún desconocido, así que decidí usar parte del dinero que me habían dado en Ámsterdam el año anterior. Me calmé a mí mismo pensando que era poco probable que nadie diera conmigo a estas alturas: no le había dado a John ningún dato personal cuando hablamos, ni siquiera mi nombre, y si en el último año aún no me habían encontrado dudaba que fueran a localizarme allí. Además, si se trataba de algo relacionado con el contrabando, tal y como yo sospechaba, diez mil libras no debían de suponerles tanto dinero como para ir a buscarme tan lejos. Y bueno, ahora que lo pienso es un poco estúpido, pero me había dejado crecer la barba y pensé que sería difícil reconocerme como el mismo tío. Así que me gasté un poco del dinero de John en el alquiler de un bonito piso de una habitación en la zona del Triangle, cerca del centro, y me mudé casi de inmediato.
Más o menos una semana después, mientras cortaba algo de fruta en la cocina para el desayuno, escuché que tocaban al timbre de la puerta. Abrí y me encontré con dos repartidores con la cara roja. Entre los dos llevaban un paquete enorme, el cual claramente habían tenido que subir por la estrecha escalera del edificio en el que vivía. Me preguntaron si era Joshua Gillespie, y una vez lo hube confirmado me dijeron que tenían una entrega para mí y se metieron en el vestíbulo.
No parecían pertenecer a ninguna empresa de mensajería que me sonara y tampoco llevaban uniforme. Intenté hacerles algunas preguntas, pero en cuanto hubieron dejado el paquete en el suelo dieron media vuelta y se fueron. Ambos eran muy altos e imponían una barbaridad, así que no habría podido hacer mucho para evitar que se fueran ni habiéndolo querido. La puerta se cerró detrás de ellos y me quedé a solas con el paquete.
Medía aproximadamente dos metros de largo, a lo mejor uno de ancho y casi que otro de alto. Estaba cerrado con cinta adhesiva y en la parte superior tenía escritos mi nombre y mi dirección con letras torcidas y gruesas, pero no había ninguna dirección de remitente ni sello a la vista. Me estaba empezando a arriesgar a llegar tarde al trabajo, pero decidí que no podría irme hasta que no viera lo que había dentro, así que cogí el cuchillo de la encimera de la cocina y corté la cinta que cerraba la caja.
Dentro había un ataúd. No sé qué me esperaba encontrarme, pero eso desde luego no. Se me cayó el cuchillo al suelo y me quedé mirándolo en muda sorpresa. Estaba hecho de madera amarilla y sin barnizar, y estaba envuelto por una gruesa cadena de metal que se cerraba en la parte superior con un pesado candado de hierro. El candado estaba cerrado pero la llave descansaba en su interior. Extendí mi mano hacia ella, pero entonces me percaté de dos cosas en la tapa del ataúd: lo primero fue un trozo de papel, doblado por la mitad y remetido bajo la cadena, el cual cogí; lo segundo fue la presencia de dos palabras, talladas profundamente en la madera del ataúd en letras que medían unos ocho centímetros. Rezaban lo siguiente: no abrir.
Alejé la mano del candado lentamente, sin saber qué hacer. En algún momento debí de sentarme, porque me encontré a mí mismo en el suelo, apoyado contra la pared, observando aquella extrañísima cosa que había aparecido sin explicación en mi casa. Recordé entonces el trozo de papel y lo abrí, pero lo único que había escrito era «Entregado con gratitud — J». Puede parecer raro, pero solo entonces me acordé del hombre que había conocido en Ámsterdam. Me había dicho que necesitaba que alguien le echara un ojo a un paquete durante un tiempo. ¿Era este el paquete del que había hablado? ¿Tenía que encargarme de vigilar un cuerpo? ¿Quién iba a llevárselo, y cuándo?
Llamé al trabajo diciendo que no podría ir porque estaba enfermo, y me quedé ahí sentado, mirando el ataúd durante lo que podrían haber sido minutos u horas. No tenía ni idea de cómo proceder. En algún momento me armé de valor y me acerqué a él, tanto que mi cara quedó a escasos centímetros de la tapa. Inhalé profundamente, intentado ver si podía oler algo en el interior. Nada. Si de verdad había un cadáver ahí dentro aún no había empezado a oler. Tampoco es que supiera como debía oler un muerto; pero estábamos a principios de verano, lo que significaba que debía de haber muerto recientemente, si es que siquiera había un cuerpo dentro. Al levantarme, rocé la madera del ataúd con la mano y me di cuenta de que estaba caliente. Bastante caliente, como si hubiera estado tendido al sol durante horas. Se me erizó la piel y aparté la mano rápidamente.
Decidí prepararme una taza de té. De algún modo fue un alivio estar junto a la tetera, pues desde ese ángulo no podía ver aquella cosa en la entrada. Podía ignorarlo. No me moví ni siquiera cuando tuve lista la taza; simplemente me quedé allí, dándole sorbos al té, sin darme cuenta de que aún estaba demasiado caliente como para beberlo. Cuando por fin me atreví a volver a la entrada el ataúd seguía ahí, inmóvil.
Finalmente me decidí y, sosteniendo con fuerza el candado, le quité la llave y la dejé sobre la mesita de la entrada junto a la puerta. Entonces agarré bien el ataúd y la cadena y empecé a tirar de ella hacia el interior del piso. Se me hacía muy raro tocarlo; la madera conservaba aquella desagradable calidez, mientras que la cadena estaba tan fría como podrías esperar de un trozo de hierro, y no parecía haber cogido nada del calor. No tenía ningún mueble con tanto espacio como para guardar semejante objeto, así que al final lo arrastré al salón y lo puse de pie contra la pared, intentando que ocupara el mínimo espacio posible. Corté la caja de cartón en la que había venido envuelto y la dejé con el resto de la basura. Y así sin más empecé, aparentemente, a esconder un ataúd en casa.
En aquel entonces supongo que asumí que estaba lleno de drogas, que era prácticamente lo único que me atrevía a asumir de la situación. Por qué alguien querría esconder algo de una manera tan obvia o con un completo desconocido como yo era algo que aún no podía ni intentar adivinar, pero decidí que era mejor pensar en ello tan poco como pudiera. Durante los días siguientes evité entrar al salón, pues estar tan cerca del ataúd me inquietaba. También me mantuve alerta por si aparecía algún olor a podrido que pudiera indicar que había algo muerto dentro. Nunca llegué a oler nada, sin embargo, y según pasaron los días fui notando la misteriosa carga menos y menos.
Más o menos una semana después de que llegara volví a usar mi salón de nuevo, sobre todo para ver la tele y siempre con un ojo puesto en el ataúd inmóvil, aunque en algún momento me puse un poco chulo y llegué a usarlo de mesa. Me estaba bebiendo un zumo en ese momento y un poco sin pensarlo dejé el vaso sobre la tapa, sin darme cuenta exactamente de lo que acababa de hacer; al menos hasta que oí algo moverse bajo ella. Me quedé petrificado, escuchando con atención y observando, deseoso de habérmelo imaginado. Pero entonces volvió a sonar: un insistente aunque suave rascado, como arañazos, justo debajo del vaso. Era un sonido lento y deliberado y formaba pequeñas ondas en la superficie del zumo.
No hace falta decir que me quedé aterrorizado. Más que eso, estaba confuso. El ataúd había pasado más de una semana en mi salón, encadenado e inmóvil. Si había habido algo vivo en su interior al ser entregado, no parecía posible que siguiera con vida. Y ¿por qué era esa la primera vez que hacía algún ruido si en su interior había algo con capacidad motriz? Cogí el vaso con cuidado y los arañazos pararon al instante. Aguardé un rato, evaluando mis opciones, hasta que volví a dejar el vaso sobre el otro extremo del ataúd. Pasaron unos cuatro segundos hasta que los arañazos volvieron a sonar, esta vez con mayor intensidad.
Cuando volví a retirar el vaso, el sonido continuó otros cinco minutos. Decidí no hacer más experimentos, y opté por ignorarlo deliberadamente. En ese momento me parecía que mis únicas opciones eran o usar la pesada llave de hierro para abrirlo y ver qué había dentro, o seguir las instrucciones talladas y no abrirlo nunca. Para más de uno seré un cobarde, pero acabé decantándome por lo último, por interactuar con el ataúd lo mínimo posible mientras viviera bajo mi techo, aunque supongo que «vivir» no sería el verbo más adecuado para describir esta situación.
Supe que había tomado la decisión correcta cuando llovió y escuché la caja gemir. Era sábado y estaba pasando el día en casa y leyendo algo ligero. Tenía pocos amigos en Bournemouth (lo de tener un ataúd misterioso en el suelo de mi salón me desalentaba a establecer vínculos que llevaran a quien fuera a querer visitarme), así que pasaba la mayor parte de mi tiempo libre solo.
Incluso antes de que mi salón se convirtiera en el almacén de aquella cosa no solía ver mucho la televisión, y ahora me quedaba bastante tiempo en mi habitación leyendo. Recuerdo que ese día acababa de empezarme El mundo perdido de Michael Crichton, y había empezado a llover en la calle. Se trataba de una lluvia fuerte y pesada, de esa que cae en línea recta sin ninguna brisa que la perturbe, hasta que todo queda oscuro y mojado. Apenas había pasado mediodía, pero recuerdo que el cielo estaba nublado y plomizo, tanto que tuve que levantarme a encender una luz. Y fue entonces cuando lo oí.
Era un sonido suave y apagado. He visto La noche de los muertos vivientes, sé cómo deberían de sonar los gruñidos de los zombis, pero no se parecía para nada a eso. Era casi… armonioso. Sonaba casi como si alguien cantara, si ese alguien hubiera estado enterrado a seis metros bajo tierra. Al principio pensé que venía de alguno de los otros apartamentos en mi edificio, pero según continuó y el vello de mis brazos comenzó a ponerse de punta, supe de dónde venía. Fui al salón y me quedé en la puerta, observando, mientras el ataúd cerrado seguía gimiendo aquella suave melodía a la lluvia.
No había nada que pudiera hacer. Había decidido no abrirlo, y esto desde luego no me hizo reconsiderarlo. Así que volví a mi habitación, puse música y la subí lo suficiente como para ahogar el sonido.
Y así siguió la cosa durante algunos meses. Lo que fuera que estaba en el interior del ataúd arañaba cualquier objeto que colocaras encima y sollozaba cada vez que llovía, y es lo que hay. Supongo que esto demuestra que te puedes acostumbrar a lo que haga falta, sin importar qué tan extraño sea. Alguna vez me planteé deshacerme de él, o contactar con gente como vosotros que pudiera investigarlo; pero al final me daba más miedo quienquiera que me hubiera hecho responsable del ataúd que el propio ataúd. Así que siguió siendo un secreto.
Lo único que me preocupaba era dormir. Creo que me provocaba pesadillas. Nunca me he acordado de mis sueños, y si de verdad estaba teniendo pesadillas no había ninguna diferencia al respecto: no me acordaba de ellas y desde luego sigo sin hacerlo. Pero sé que no dejaba de despertarme aterrorizado, con las manos en la garganta y con dificultad para respirar. También empecé a ser sonámbulo, y la primera vez que pasó me desperté por el frío, ya que era mediados de invierno y tiendo a apagar la calefacción antes de ir a dormir. Tardé unos instantes en procesar dónde estaba. Me encontraba sumido en la oscuridad de mi salón, sobre el ataúd, pero lo que más me inquietó de la situación fue el hecho de que, al despertarme, me di cuenta de que tenía la llave en la mano.
Como es obvio esto me preocupó. Fui incluso al médico por ello y me derivaron a la Unidad del Sueño, pero los problemas nunca se manifestaron en el marco clínico. Decidí esconder la llave en lugares cada vez más difíciles de acceder, pero aun así seguía despertándome con ella en la mano, y empecé a entrar en pánico. Una mañana me desperté habiendo llegado a introducir la llave en el candado y a punto, según pude ver, de abrirlo, y supe que tenía que encontrar una solución.
Al final lo que se me ocurrió hacer podría considerarse un poco complejo, pero pareció funcionar: metí la llave en un bol lleno de agua y luego en el congelador, atrapándola en un sólido bloque de hielo. De todos modos, seguí encontrándome de vez en cuando intentando coger la llave, pero el frío del hielo siempre me despertaba mucho antes de que pudiera hacer nada. Y al final esto se acabó convirtiendo en otra parte de mi día a día.
Viví de esta manera durante casi un año y medio. Es curioso cómo el miedo puede volverse tan rutinario como el hambre; en algún momento simplemente lo acabé aceptando.
La primera señal que indicaba que mi tiempo guardando el ataúd estaba llegando a su fin fue el silencio cuando empezó a llover.
Al principio ni me di cuenta, pues tenía ya por costumbre encender la música en cuando el cielo se empezaba a nublar, pero tras unos cuantos minutos me percaté de que no había sonido alguno que ahogar. Apagué la música y fui a echar un vistazo, encontrándome con que el salón permanecía en silencio. Entonces alguien llamó la puerta. Fue un sonido breve y suave, pero retumbó como un trueno en el silencio del apartamento. Sabía bien con qué me encontraría en cuanto abriera la puerta, y así fue: ante mí se encontraba John con los dos repartidores.
No me sorprendí al verlos, como ya he dicho, pero ellos sí parecieron sorprendidos al verme a mí. John tuvo que tomarse un segundo para mirarme de arriba abajo, sin poder creérselo, cuando les pregunté si habían venido a recoger su ataúd.
Me dijo que así era, y que esperaba no haber causado muchas molestias. Le dije por dónde podía metérselo y no pareció saber qué responder a eso. Sin embargo, se mostró genuinamente asombrado cuando saqué la llave del congelador. Ni siquiera intenté descongelarla: estaba tan ansioso por deshacerme de aquella cosa que simplemente dejé caer el bol de hielo al suelo, haciéndolo añicos. Observé a John tomar la fría llave del suelo y les dije que podrían encontrarlo en el salón.
No fui con ellos. No quería ver qué hacían con el ataúd, no quería ver si lo abrían. Y cuando los gritos comenzaron, no quise saber quién gritaba o por qué. Abandoné la cocina solo cuando los dos repartidores sacaron el ataúd por la puerta. Bajé con ellos las escaleras, y los miré bajo la lluvia mientras lo metían en una furgoneta en la que se leía «Entregas Breekon y Hope». Después se marcharon. No había rastro de John.
Eso fue lo último que supe del ataúd. Me busqué un trabajo nuevo y me mudé a Londres poco después, y hoy en día simplemente intento no pensar en ello más de la cuenta.
Archivista
Fin del testimonio.
Siempre da gusto oír que mi ciudad natal no carece de ocurrencias extrañas ni cuentos de fantasmas. El helado, la playa y el tedio están muy bien, pero me gusta saber que Bournemouth tiene alguna que otra aparición propia. Dicho esto, el testimonio del señor Gillespie inicia con el uso de alucinógenos y continúa sin dar ninguna posible corroboración de testigos, lo cual indica que se trata simplemente de eso: un cuento de fantasmas. En la primera investigación llevada a cabo por el Instituto no se halló ninguna prueba que respaldara la existencia del supuesto ataúd rayado, y sinceramente no creo que haga falta desperdiciar el tiempo de nadie ahora, casi veinte años después.
Sin embargo, es cierto que ayer se lo mencioné a Tim y, al parecer, él ha investigado un poco por su cuenta. Breekon y Hope sí que existió, tratándose de una empresa de envíos que se mantuvo en funcionamiento hasta su quiebra en 2009. Estuvieron radicados en Nottingham, al norte de Bournemouth, y si llevaban un registro de sus entregas este ya no está disponible.
Lo interesante, sin embargo, es la dirección que Joshua Gillespie proporcionó sobre el piso en el que todo esto sucedió. La asociación de viviendas que se encargaba de este sí que tiene registros extensos sobre los arrendatarios de sus propiedades en los últimos cuarenta o cincuenta años. Basándonos en lo que Tim encontró, parece ser que durante los dos años que vivió allí. Joshua Gillespie fue el único residente en todo el bloque, con los otros siete apartamentos completamente vacíos. Nadie se mudó allí después de su partida, y el edificio fue comprado por una promotora inmobiliaria y demolido poco después de que se redactara este testimonio.
Como era de esperar, nadie que trabajara en aquella asociación de viviendas en los 90 sigue allí, y a pesar del esfuerzo realizado por Tim nos es imposible encontrar una explicación del porqué, en un edificio de semejante tamaño, Joshua Gillespie pasó casi dos años viviendo solo, con la única compañía de un viejo ataúd de madera.
Fin de la grabación.
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"AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA"
Durante el último tercio del siglo XX, Perú vivió periodos de intensos cambios políticos que marcaron profundamente su desarrollo social y económico. En esta línea de tiempo, repasamos cuatro momentos claves de la historia política peruana: desde un gobierno militar que buscó cambios radicales, hasta un retorno a la democracia, seguido por un régimen autoritario que dejó una huella polémica.

Gobierno de Juan Velasco Alvarado (1968-1975): La Reforma Agraria y la nacionalización de sectores estratégicos fueron los pilares de su mandato. Sin embargo, a pesar de estos cambios estructurales, no hubo elecciones democráticas ni libertad de prensa, lo que selló su gobierno como autoritario.
Gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985): Después de la caída del gobierno militar, Fernando Belaúnde Terry regresó al poder en 1980 a través de elecciones democráticas. Su administración marcó el retorno a la institucionalidad democrática y el respeto a las libertades civiles. Sin embargo, su gobierno enfrentó graves dificultades económicas y el creciente conflicto con el grupo insurgente Sendero Luminoso, lo que afectó la estabilidad del país.
Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000): Llegó al poder en 1990, y en 1992 ejecutó el "autogolpe", disolviendo el Congreso y suspendiendo la Constitución. Este acto consolidó un régimen autoritario, donde Fujimori justificó sus medidas extremas bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo y la corrupción. A pesar de su éxito en esos frentes, las restricciones a los derechos democráticos y la concentración de poder fueron duramente criticadas.
Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018): A pesar de sus intentos de reactivar la economía y promover reformas, su mandato fue interrumpido por su renuncia en 2018, tras enfrentar presiones por su presunta implicación en corrupción y un intento fallido de destitución por parte del Congreso. Su breve gobierno dejó una sensación de inestabilidad política en el Perú.
Referencias bibliográficas:
Cotler, J. (1995). Clases, Estado y nación en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos.
Aguirre, C., & Walker, C. (Eds.). (1996). Shining and other paths: War and society in Peru, 1980-1995. Duke University Press.
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Andras Lapis. Bajo el sombrero. Estatua de bronce en el instituto húngaro de París en la calle Bonaparte número 92.
En la entrada del Instituto Húngaro, en la calle Bonaparte, reposa silente una obra de arte que invita a la contemplación. En el banco de piedra, bajo la sombra del tiempo, se encuentra la figura esculpida por la mano experta de Andras Lapis.
Sentada en su eterna quietud, la figura parece sumida en un profundo diálogo consigo misma. Su cabeza, cubierta por un sombrero, es un misterio que invita a indagar en los recovecos del alma humana. ¿Qué pensamientos habitarán bajo esa protección? ¿Qué secretos guarda el rostro oculto a la mirada?
El bronce cobra vida en cada detalle, cada pliegue del vestido, cada línea del semblante, parece susurrar historias que se pierden en el eco del tiempo. La figura se convierte en un testigo silencioso de las idas y venidas de quienes transitan por la calle Bonaparte, un faro de reflexión en medio del bullicio parisino.
¿Qué sueños habrán visitado a esta figura inmortalizada en bronce? ¿Qué anhelos se ocultan bajo el sombrero que la cobija? En su serena postura, parece desafiar al tiempo, recordándonos la efímera naturaleza de la existencia y la eterna búsqueda de significado que nos define como seres humanos.
Así, sentada en su banco de piedra, bajo el sombrero que resguarda sus pensamientos, la figura de bronce nos invita a detenernos, a contemplar, a reflexionar sobre los misterios de la vida y el paso del tiempo. En su quietud encontramos un refugio, un instante de calma en medio del tumulto, un recordatorio de nuestra propia humanidad.
Texto: © Jesús Vila Arsenal
English
Andras Lapis. Under the hat. Bronze statue at the Hungarian Institute in Paris at 92 rue Bonaparte.
At the entrance of the Hungarian Institute, on Rue Bonaparte, rests silently a work of art that invites contemplation. On the stone bench, under the shadow of time, lies the figure sculpted by the expert hand of Andras Lapis.
Seated in its eternal stillness, the figure seems immersed in a profound dialogue with itself. Her head, covered by a hat, is a mystery that invites us to delve into the nooks and crannies of the human soul. What thoughts might dwell beneath this protection? What secrets does the face keep hidden from our gaze?
The bronze comes to life in every detail, every fold of the dress, every line of the countenance, seems to whisper stories that are lost in the echo of time. The figure becomes a silent witness to the comings and goings of those who pass along Bonaparte Street, a beacon of reflection in the midst of the Parisian bustle.
What dreams have visited this figure immortalized in bronze? What longings are hidden under the hat that covers her? In her serene pose, she seems to defy time, reminding us of the ephemeral nature of existence and the eternal search for meaning that defines us as human beings.
Thus, seated on her stone bench, under the hat that protects her thoughts, the bronze figure invites us to pause, to contemplate, to reflect on the mysteries of life and the passage of time. In its stillness we find a refuge, an instant of calm amidst the tumult, a reminder of our own humanity.
Text: © Jesús Vila Arsenal
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Por Qué Necesitas Identificar El Propósito Del Autor
Al aprender, es necesario identificar el propósito del autor para comprender plenamente la información. Este proceso determina por qué un autor busca conocimiento en un contexto específico, lo que podría incluir razones como obtener nueva información, desarrollar una habilidad específica, resolver un problema, fundamentar un argumento o simplemente satisfacer la curiosidad intelectual. En…
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Hablemos de Lina Bo Bardi
Lina Bo Bardi nació en Roma en 1914, en una familia acomodada, en una Italia donde la guerra estaba a punto de estallar. Estudió en Roma y conoció a su esposo, Pietro Bardi, quien diseñó pautas arquitectónicas para Mussolini y su régimen fascista.
Posteriormente, debido a los efectos de la guerra y la relación de Pietro con el régimen, se mudaron a Brasil. Fue allí donde Lina construyó "La casa de cristal" para sí misma. Es interesante analizar esta casa en su contexto, ya que en esa época Lina ya compartía varios ideales del movimiento moderno, los cuales se reflejan en esta obra desde su impresi. Podemos notar también referencias a otras casas preexistentes, como la Casa de Cristal de Philip Johnson (1940) y la Casa Farnsworth de Mies Van der Rohe (1945).
Casa de Cristal de Philip Johnson (1940)


Casa Farnsworth de Mies Van der Rohe (1945)


Casa Lina Bo Bardi ( 1950 )





Años después, dijo que si pudiera hacer su casa nuevamente, no la haría de esa forma otra vez.
Durante su viaje a Barcelona, exploró las obras de Gaudí y construyó la Casa Valeria, una residencia para su amiga decoradora. Aquí podemos observar la interpretación que Lina Bo Bardi hizo de la obra de Gaudí y cómo la adaptó.



A pesar de su cercanía al fascismo, ella se consideraba comunista. A lo largo de su vida, en su trabajo en revistas como Habitat y Domus, en sus libros, muebles y proyectos, buscaba difuminar la línea entre lo privado y lo público, crear una horizontalidad con el arte y cuestionar la distinción entre alta y baja cultura.


Un ejemplo de esto es el MASP, un edificio emblemático de Brasil que hace referencia nuevamente a Mies van der Rohe. Diseñó el edificio elevado, con la museografía arriba y una plaza pública debajo del volumen destinado al espacio público y sus actividades. También diseñó la museografía, colocando las piezas sobre un cristal sostenido por bloques de concreto, lo cual da la sensación de que las obras flotan y rompe la barrera entre el arte y el espectador, creando una horizontalidad.
Museo de Bellas Artes de Houston de Mies Van der Rohe

MASP de Lina Bo Bardi




Este museo también generó controversia, ya que al ser de cristal, cambió el mundo del arte. Los artistas temían (y temen) que la luz solar constante pueda dañar sus obras.
Realizó numerosas intervenciones en Salvador de Bahía, incluida la creación de una escalera de caracol cuadrada que no se construyó con pernos ni clavos, sino mediante ensamblajes. Esto también puede asociarse al movimiento Arts and Crafts y hacer referencia incluso a Victor Horta.
Escalera Victor Horta ( 1893 )

Escalera de caracol cuadrada de Lina Bo Bardi

Lina Bo Bardi también fue una arquitecta teatral y performativa. Un ejemplo es el Teatro Oficina, diseñado con una pasarela en el centro, donde los actores se encuentran en el centro y los espectadores están alrededor. De esta manera, nuevamente se crea una horizontalidad y se rompe la barrera entre actores y público.


A los 62 años, comenzó a diseñar el SESC Pompéia en Brasil, un centro cultural en una antigua fábrica de barriles. Diseñó dos torres de concreto que se conectan mediante un puente. Nuevamente, el edificio generó controversia, empezando por la forma de los vanos, que hacen referencia a cañones disparando contra el edificio.


Algo que no puedo dejar de pensar es que, más allá de la estética de sus obras, no podemos negar que los proyectos más maduros de Lina son integrales, abordando el mobiliario, la arquitectura, el arte, lo social y lo político, y mostrando una auténtica preocupación por la colectividad.
Bibliografía:
Bo Bardi, Lina. Por Escrito: Textos Escogidos 1943-1991, Alias Editorial, 2019.
(Instituto Lina Bo E P. M. Bardi, n.d.)
By ARQ Y FILOSOFIA Container: YouTube Year: 2021 URL: https://www.youtube.com/watch?v=HxD5zyXRDTg
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07/11/23
Inicio del programa en línea "Arrebato en celuloide. Destellos de luz y otras divergencias del cine español" en el canal de Vimeo del Instituto Cervantes, programado por Ángel Rueda, director del (S8) Mostra Internacional de Cinema Periférico de A Coruña
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Today starts the online programme "Rapture on celluloid: Glimmers of light and other divergences in Spanish cinema" on the Instituto Cervantes Vimeo channel, programmed by Ángel Rueda, director of the (S8) Mostra Internacional de Cinema Periférico in A Coruña.

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Un hogar para siempre
Sabemos que es de público conocimiento que en El Salvador y en el mundo entero existen animales que residen en las calles de las ciudades o “animales callejeros” como les llamamos coloquialmente.
Según datos de la secretaría de Salud en el país hay más de 10 millones de animales sin hogares que pasan sus días vagando por las calles, comiendo de la basura y en condiciones precarias.
Existen también algunas instituciones gubernamentales y no gubernamentales que velan y hacen todo lo posible por erradicar está problemática en el país.
Uno de ellos es el Instituto de Bienestar Animal, es un instituto, ellos llevan funcionando 4 años en él, han tenido un impacto bastante significativo ya que han realizado muchas actividades en donde recaudan fondos, dan en adopción a muchos y animales, entre muchas otras actividades que benefician a los animalitos.

Algunos consejos y recomendaciones para tratar esta triste realidad en pro de los animales sin hogar.
● Si piensas en adquirir una mascota, no compres una, mejor adopta o dale una segunda oportunidad a un animalito que ha sufrido y pueda recibir mucho amor.
● Denuncia cualquier caso de abandono o maltrato, existen muchas formas de denunciar y la organización encargada de esto es la Policía Nacional Civil Departamento de Medio Ambiente al número 7073-6009 o al 2132-0800.
● Si piensas que no puedes seguir manteniendo a tu mascota, no la tires a la calle u abandones, mejor búscale un hogar con personas responsables que seguirán cuidando de ella y estará segura.
Tratemos de darle una segunda oportunidad a los animales que lastimosamente no tienen un hogar para que así puedan tener una vida plena y feliz, no dañemos a estos seres tan puros y no nos quedemos callados ante un caso de estos antes las autoridades.

Centros de adopción
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Para mantener el peso a raya no solo es conveniente tener en cuenta que comemos, sino las horas a las que lo hacemos Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona sugiere nuevos patrones sobre la relación entre la hora de las comidas y el peso. Según las autoras, comer más temprano durante el día se ajusta más a los ritmos circadianos y permite quemar mejor las calorías Para mantener el peso a raya no solo es conveniente tener en cuenta que comemos, sino las horas a las que lo hacemos. Según los resultados de un estudio publicado en el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, hay dos hábitos específicos que se asocian con un menor índice de masa corporal (IMC) a largo plazo: guardar un ayuno más largo durante la noche y desayunar temprano. Esta investigación ha sido liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación “la Caixa”. El trabajo ha contado con la participación de más de 7.000 personas voluntarias de entre 40 y 65 años de la cohorte GCAT | Genomes for Life, proyecto liderado por el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP). En el 2018 las y los participantes respondieron cuestionarios sobre su peso y altura, sus hábitos alimenticios incluyendo las horas de las comidas, otros hábitos de estilo de vida y la posición socioeconómica. En 2023, transcurridos cinco años, más de 3.000 participantes realizaron una visita de seguimiento, en la que se les volvió a registrar las medidas y a plantear un nuevo cuestionario. Interpretación de los resultados “Nuestros resultados, en línea con los de otros estudios recientes, sugieren que alargar el ayuno nocturno podría ayudar a mantener un peso saludable siempre y cuando se acompañe de una cena temprana y se desayune temprano. Pensamos que podría ser porque comer más temprano durante el día se ajusta más a los ritmos circadianos y permite quemar mejor las calorías y regular el apetito, lo cual puede ayudar a mantener un peso saludable”, indica Luciana Pons-Muzzo, primera firmante del trabajo. Sin embargo, añade la investigadora, “todavía es pronto para extraer conclusiones definitivas, por lo que las recomendaciones deberán esperar a que dispongamos de evidencia más robusta”. Diferencias por sexo El análisis de los datos en función del sexo mostró que, en comparación con los hombres, en general, las mujeres mostraban menor IMC, mayor adherencia a la dieta Mediterránea, menor tendencia al consumo de alcohol, peor salud mental y más probabilidades de encargarse de la supervisión de la casa o de la familia. El equipo usó una técnica estadística llamada ‘análisis por cluster’ para agrupar individuos con características similares. De los resultados de este análisis, llamó la atención de las autoras un pequeño grupo de hombres cuya primera comida del día era pasadas las 14:00 horas y que, en promedio, realizaban un ayuno de 17 horas. Comparado con el resto, este grupo de hombres tendía a estilos de vida menos saludables (más probabilidad de fumar, de beber alcohol, menos actividad física, menor adherencia a la dieta mediterránea), y tenía niveles de estudio menores y más probabilidad de estar en el paro. Estos patrones no se observaron en ningún grupo de mujeres. Sobre el ayuno intermitente “Existen diversas formas de practicar lo que se conoce como ‘ayuno intermitente’ y nuestro estudio tendría relación con una de ellas, que es el ayuno nocturno. Lo que nosotras observamos en un subgrupo de hombres que hacen el ayuno intermitente saltándose el desayuno es que esta práctica no tiene efectos sobre el peso corporal. Otros estudios de intervención en pacientes con obesidad han mostrado que esta táctica no es más eficaz que la reducción de la ingesta de calorías para reducir el peso corporal a largo plazo”, afirma Camille Lassale, coautora sénior del estudio. Nuestra investigación se enmarca dentro de un campo de investigación incipiente cono...

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