#escritos

[lov3-language]

<3 <3

[melkor-l]

¿Cuántos pecados debes cometer? ¿Cuánto dolor debes dejar atrás, cuántas promesas vacías debes susurrar antes de entender que no basta con redimirse? Que el perdón de los demás no limpia el veneno que corre por tu propia alma.

A veces, piensas que basta con arrepentirse, con pedir disculpas, con intentar enmendar lo que rompiste. Pero cuando el corazón está podrido por el egoísmo, cuando tus manos han dejado cicatrices en otros, no hay redención que pueda salvarte de ti mismo.

Puedes engañar al mundo, disfrazar tu culpa con palabras hermosas, regalar falsas esperanzas para sentirte menos vacío. Pero en las noches más frías, cuando todo se calla y la oscuridad te envuelve, la verdad siempre regresa. Y entonces, frente al espejo de tu propia miseria, te das cuenta de que redimirse nunca ha sido lo mismo que sanar. By: melkor-l

Los Simpsons

[somos-deseos]

Fotolibros y lecturas 🍂.

Sabrás quien fui yo en tu vida cuando nadie haga lo que yo hice por ti. — El Guarromántico.

[deftmoon]

Quiero masturbarme para ti.

[textolvidado]

[colando]

Todos deberíamos tener una vida así.

[frankcaldera]

Y si...

[solxs]

Literatura

“Estoy cansado y nada más. A lo mejor he sobrevalorado mi capacidad de dominarlo todo y llevarlo a cabo en las cosas que me importan”.

— Albert Camus.

[sinfonia-relativa]

Ojalá un día aprendamos a querernos para no estar buscando amor en personas que no darían un centavo por nosotros.

Sleepwalker🌹

[sxtandoll]

Me está doliendo, me está consumiendo.

Me dolió ver como te importo una mierda perderme.

[lov3-language]

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[neuroconflictos]

Loba

[somos-deseos]

Escritura personal y cosas que importan.

Las personas no “fingen depresión” las personas fingen estar bien. Recuerda eso, se amable.

[melkor-l]

La noche exhalaba un aire denso y pegajoso, como si la oscuridad misma sudara en cada rincón, destilando un aliento tibio y rancio que se aferraba a la piel. La ampolleta solitaria, colgando de un hilo raído, parpadeaba con un brillo azul espectral, proyectando sombras espasmódicas que danzaban con vida propia sobre las paredes desnudas y agrietadas. Un leve zumbido eléctrico llenaba el cuarto, un murmullo quebradizo que se enroscaba en el silencio como un lamento lejano.

En el rincón más profundo, justo donde la luz se extinguía en un susurro de penumbra, algo esperaba. Primero, una simple irregularidad en la textura del muro, un parpadeo engañoso de la vista. Luego, el horror tomó forma: un enjambre de patas larguísimas y frágiles que surgían como raíces retorcidas desde la grieta más oscura. Se estiraban, se contraían, en un ballet macabro y serpenteante. La telaraña que tejían no era un simple tejido de hilos: era una mortaja palpitante, un velo fúnebre que ondulaba con el aliento del cuarto mismo.

La luz azul, enferma y espectral, apenas lograba delinear sus cuerpos retorcidos. Pero los ojos... los ojos resplandecían. Decenas, quizás cientos, de puntos relucientes y hambrientos reflejaban la ampolleta con una intensidad inhumana, siguiéndote con avidez. El aire se volvió más espeso, saturado de un hedor terroso, húmedo, de madera podrida y sangre rancia, un olor que arrastraba consigo ecos de una muerte olvidada.

El zumbido eléctrico se intensificó, vibrante, entrecortado, tan errático como el temblor en la respiración. Un crujido quebró la quietud, un sonido suave pero gélido que reptó desde el suelo de madera. Las arañas descendían, sus hilos brillando con un fulgor enfermizo, como si la noche misma hubiera tejido cabellos de luna marchita. Se movían con una calma insoportablemente paciente, un desfile fúnebre que devoraba el espacio entre ellas y tú. La sensación de encierro se tornó absoluta, la certeza de que nada escaparía de sus fauces tejidas.

La ampolleta parpadeó una última vez, y en esa fracción de tiniebla, el cuarto pareció quebrarse en un abismo sin fondo. Entonces, las patas... primero una, luego muchas, un roce gélido como una red de agujas, explorando la piel, tanteando la carne con caricias pervertidas de hambre primigenia. Primero sutil, luego insistente, las extremidades escarbaban, se enroscaban, reclamaban.

Cuando la luz volvió, azul y mortecina, el cuarto estaba vacío.

Solo quedaba la telaraña, ahora fresca y extendida como un sudario sobre cada rincón, y el eco distante de un zumbido que nunca, jamás, se apagaría. By: melkor-l

[lamujerdeldragon]

El conocerte, ha tenido un impacto rotundo y decisivo en mi metamorfosis, no es lo que me has dado en sí, es en lo que me he convertido mientras he estado contigo; no sé si será mi mejor versión, pero sí la más auténtica.