#críticos de izquierda
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bocadosdefilosofia · 2 years ago
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«Los críticos neoconservadores o los críticos de izquierda de la cultura de masas ridiculizan la protesta contra la utilización de Bach como música de fondo en la cocina, contra la venta de Platón y Hegel, Shelley y Baudelaire, Marx y Freud en los supermercados. Al contrario, insisten en que se reconozca el hecho de que los clásicos han dejado el mausoleo y han regresado a la vida, de que la gente es mucho más educada. Es verdad, pero volviendo a la vida como clásicos, vuelven a la vida distintos a sí mismos; han sido privados de su fuerza antagonista, de la separación que era la dimensión misma de su verdad. Así, la intención y la función de esas obras ha sido fundamentalmente cambiada. Si una vez se levantaron en contradicción con el statu quo, esta contradicción es anulada ahora.»
Herbert Marcuse: El hombre unimensional. Planeta-Agostini, pág. 7.  Madrid, 1998
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elbiotipo · 10 months ago
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Respeto tu punto de vista y perspectiva como socialista, pero si me permitís que ofrezca mi experiencia, ha sido la izquierda peronista también la que ha destruido los puentes con los troskos. Mi ejemplo personal es que cada 24 de marzo se hacen dos marchas separadas donde vivo porque los peronistas no quieren marchar con el FIT, y este año desde el FIT trataron de que se hiciera una sola ante el ataque a la memoria que presenta el gobierno actual y el peronismo se negó. No es por culpar a un lado u otro pero discrepo con la idea de que los troskos son/somos cerrados como movimiento, más allá de que algunos individuos lo sean. Igual coincido con que este es un momento crítico que llama a poner a un lado las diferencias que haya.
Realmente no he visto esto porque yo he estado junto con comunistas que marchan con peronistas, y no digo "izquierdistas", te digo marxistas-leninistas, gente con banderas del Che, de Fidel y del martillo y la hoz (y es más creo que tendríamos que revindicarlos mucho más). He tenido buena experiencias con "troskos" (de cariño) y sé lo que han logrado en muchas partes, mi crítica es que por algún motivo (pese a grandes éxitos como en Jujuy) no veo el movimiento popular que si veo con el peronismo de izquierda. No quiero ser injusto, porque al fin y al cabo tiramos para el mismo lado, y ellos son mucho más estrictos y claros en su ideología y objetivos, algo que realmente me gustaría desde mi parte.
La verdad es que "la izquierda" como afiliación, como idea general, en Argentina nunca fue del todo popular y ahora está en crisis. Si ves las últimas elecciones, ponele, sumás un 4% del FIT y otros partidos de izquierda, ponele que sumás el 10% de Grabois, siendo generosos agregás muchos de los votantes de Massa que tiran para "la izquierda" (no es insignificante) y llegás a un piso de 15%, 16%, más o menos de votantes y posibles militantes. No son pocos, son millones, pero hay que comparar con gente como Milei o Bullrich que tuvieron pisos (techos, como quieras) de 25% o más. Argentina está muy derechizada.
Por eso digo, ninguna iniciativa "de izquierda", sea cual sea, va a prosperar mientras eso siga así, mientras no haya una masa crítica de gente, por eso no hay que perder el tiempo en chicanas y demostrar que existe algo más, agrandar las filas y los frentes. Mientras más, mejor.
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notasfilosoficas · 5 months ago
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“Si tienes que elegir, sé el que hace las cosas en vez del que es percibido como el que hace las cosas”
Jordan Peterson
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Jordan Bernt Peterson es un psicólogo clínico, crítico cultural y profesor de psicología canadiense, nacido en Alberta en junio de 1962, y especialista en la psicología de las creencias religiosas e ideológicas y la evaluación y mejora de la personalidad y el rendimiento laboral.
Su madre era bibliotecaria y su padre maestro de escuela, y es el mayor de tres hermanos.
Estudió ciencias políticas y literatura inglesa y en 1982, obtuvo un Bachiller en artes en la Universidad de Alberta.
Al terminar sus estudios viajó por Europa, en donde desarrolló un interés particular por los orígenes psicológicos de la guerra fría y sobre los totalitarismos europeos del siglo XX. Como resultado de esto, Jordan comenzó a preocuparse y razonar sobre la capacidad del hombre para el mal y la destrucción, profundizando su estudio de las obras de Carl Jung, Friedrich Nietzsche, Aleksandr Solzhenitsyn y Fiodor Dostoyevsky.
En 1984 se licenció en psicología, y en 1991, obtuvo su doctorado en psicología clínica y permaneció como investigador postdoctoral en el hospital Douglas de McGill hasta 1993.
Entre 1993 y 1998 trabajó como profesor e investigador en el departamento de psicología de la Universidad de Harvard, en donde estudió la influencia del abuso de las drogas y el alcohol y el aumento del comportamiento agresivo de las personas.
Entre sus obras mas destacadas figuran “Maps of Meaning; The Architecture of Belief”, un libro que Peterson tardó 13 años en escribir y que describe una teoría exhaustiva de como las personas constituyen sus ideas y creencias, basándose en la figura mitológica del héroe explorador. Una interpretación de los modelos religiosos y míticos de la realidad, acompañados de una interpretación científica de cómo funciona el cerebro.
En 2018, se publica su segundo libro “12 Rules of life: An Antidote for Chaos”, cuyo contenido aborda principios éticos sobre la vida, en un estilo mas accesible que Maps of meaning, alcanzando, ser numero uno en ventas de libros de Amazon en los Estados Unidos y Canadá y el numero cuatro en el Reino Unido.
En abril de 2019, su esposa Tammy es diagnosticada con un cáncer terminal y Peterson experimentó lo que había hablado extensamente en sus libros y conferencias; un colapso del orden y la aparición del caos. Ante tan terribles noticias la ansiedad de Peterson se disparó. Llevaba mucho tiempo tomando medicamentos para la ansiedad y ante el aumento de la dosis, Peterson generó una peligrosa dependencia física, desarrollando una condición llamada acatisia, sufriendo delirios y alucinaciones. 
Peterson ha sido catalogado políticamente como un Liberal Clásico y un observador tradicionalista. 
Peterson afirma que las universidades en Estados Unidos y Europa, son en gran parte responsables de una ola de lo “políticamente correcto”, destacándose este fenómeno a partir de la década de 1990, en donde la “cultura apropiada”, se ha visto afectada por el posmodernismo y el neomarxismo, abarcando temas como el feminismo, la teoría critica de la raza, el supremacismo blanco y el ecologismo.
Peterson afirma, que existe una “crisis de masculinidad”, y una reacción violenta contra la masculinidad, en donde la izquierda caracteriza a la jerarquía social existente como un patriarcado opresivo, que no admite que la jerarquía actual podría basarse en la competencia.
Fuente Wikipedia y fundacionales.org
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sefaradweb · 27 days ago
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Crean en España, por primera vez, una coordinadora nacional de lucha contra el antisemitismo
🇪�� El 14 de noviembre de 2024, se creó en España la primera Coordinadora Nacional de Lucha contra el Antisemitismo, una iniciativa de más de un centenar de grupos y organizaciones que buscan combatir el aumento del antisemitismo tras el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023. La Coordinadora fue impulsada por organizaciones como el Movimiento contra la Intolerancia y el Observatorio contra el Antisemitismo, con el apoyo de diferentes colectivos judíos y no judíos. La propuesta busca promover una respuesta coordinada y basada en los derechos humanos y la legalidad democrática. La creación de esta plataforma es una respuesta a la falta de acción efectiva del gobierno de Pedro Sánchez, que no ha logrado frenar el creciente antisemitismo, especialmente en sectores de la izquierda política. La Coordinadora se compromete a luchar contra el antisemitismo global y promover un enfoque basado en los principios de la Declaración IHRA (Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto). Además, solicitará al gobierno un plan efectivo contra el antisemitismo y reforzar la legalidad frente a esta problemática. El acto inaugural se celebró en Madrid, con la participación de diversas organizaciones no judías, incluidas asociaciones pro-Israel y grupos interreligiosos. Aunque la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) apoya la iniciativa, permanece al margen de la Coordinadora. España, a pesar de ser un país con alrededor de 45,000 judíos, sigue siendo uno de los más críticos con Israel en Europa, y la crítica persistente del gobierno ha fomentado un ambiente de antisemitismo intelectual, que se disfraza bajo el antisionismo.
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🇺🇸 On November 14, 2024, Spain created its first National Coordinator to Fight Anti-Semitism, an initiative led by over one hundred groups and organizations that aim to tackle the rise of anti-Semitism following the terrorist attack by Hamas on October 7, 2023. The Coordinator was promoted by organizations like the Movement Against Intolerance and the Anti-Semitism Observatory, with support from both Jewish and non-Jewish groups. The initiative seeks to promote a coordinated response based on human rights and democratic legality. The creation of this platform is a response to the lack of effective action by Pedro Sánchez's government, which has failed to curb the growing anti-Semitism, particularly in left-wing political sectors. The Coordinator commits to fighting global anti-Semitism and promoting an approach based on the principles of the IHRA Declaration (International Holocaust Remembrance Alliance). Additionally, it will urge the government to implement an effective anti-Semitism plan and strengthen legality in the fight against this issue. The inaugural event took place in Madrid, with participation from various non-Jewish organizations, including pro-Israel associations and interfaith groups. While the Federation of Jewish Communities of Spain (FCJE) supports the initiative, it remains outside the Coordinator. Spain, despite having around 45,000 Jews, remains one of the most critical countries of Israel in Europe, and the government's persistent criticism has fostered an intellectual atmosphere of anti-Semitism, often disguised under anti-Zionism.
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jrlrc · 2 months ago
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La farsa de Sheinbaum y la ignorancia de Majluf
La copresidenta en la reciente reunión del G-20: que sus gobiernos gasten menos en lo militar y más en reforestación. Y presume el programa “Sembrando vida”. Qué bonito…
Qué hipócrita.
Qué bien que Sheinbaum no haya faltado a la reunión, qué mal que faltó a la verdad.
Sheinbaum mintió.
Mintió. Como siempre hizo AMLO. Él y ella aumentaron la militarización de México y por tanto el gasto en lo militar y con los militares, más allá de tanques… Él inició la deforestación extrema de la península yucateca por medio del “tren maya” y ella continúa el tren y la deforestación. Él no tuvo el menor interés en el medio ambiente y la política ambiental, ella acaba de enviar al congreso un presupuesto federal con recorte de casi 40% en el gasto para medio ambiente. Casi 40% menos que el ya reducido gasto del año anterior. Y “Sembrando vida” es un fracaso con efectos negativos intencionados y no intencionados.
Por todo aquello, Sheinbaum no es una (co)presidenta progresista. Aunque el conservador Pablo Majluf no deje de gritar contra el dizque progresismo extremo de Sheinbaum, no existe tal cosa. No se puede ser progresista y seguir recortando el presupuesto público para medio ambiente; son recortes constantes y extremos, no raros y obligados por alguna razón (ni razón “superior” ni de progreso ). Pero es que así como Sheinbaum es falsa progresista, Majluf es falso serio, además de falso liberal (su atraso sobre liberalismo es tan grande y tan penoso como el de algunos de sus otros críticos).
Majluf es un ignorante. No es tonto pero es ignorante. No sólo es ignorante sobre el progresismo, también lo es sobre la izquierda en general. Por su ignorancia y por su obsesión antiizquierda, Majluf cree que Sheinbaum es una izquierdista ejemplar, pero no puede serlo quien como ella continúa recortes sistemáticos y brutales a la educación y la salud públicas. No se puede. Nadie en la izquierda, que de veras lo sea o siga siéndolo, defiende esos recortes a la salud y la educación públicas. Nadie. AMLO los hizo, Sheinbaum los hace. No son de izquierda.
Sheinbaum es otra farsante y Majluf un ignorante, por no entenderlo.
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jgmail · 3 months ago
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La crisis ecológica y la perspectiva comunista
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Por Esteban Mercatante
Fuentes: La izquierda diario
Los engaños del capitalismo verde y una mirada sobre las alternativas planteadas ante la crisis ecológica.
A medida que la crisis ecológica se ha vuelto cada vez más difícil de negar, el capitalismo verde se ha ido consolidando cada vez más. Con sus distintas facetas. Tenemos la línea más emprendedorista, que rescata el rol empresarial en tomar medidas de innovación en terrenos vinculados con la sostenibilidad, o la transición energética. Tenemos la regulación más de corte neoliberal sobre “fallas de mercado”, que podemos ver en todo lo que son los impuestos al carbono o los mercados de bonos de carbono, los pagos por conservación, etc. Y después, intervenciones de tipo keynesiano para subsidiar las inversiones que desarrollen energías renovables o impulsen la descarbonización de la industria, o directamente desarrollar iniciativas de inversión estatal. En paralelo, desde los Acuerdos de París se avanzó en compromisos de los distintos países para reducir las emisiones, en niveles que como viene advirtiendo el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en sus últimos documentos están lejos de lo requerido para evitar que el aumento de temperaturas supere los niveles críticos de 1,5 o 2 ºC en este siglo.
Hoy las empresas compiten cada vez más por mostrarse alineadas con objetivos de sostenibilidad, lo que ha dado lugar a un generalizado lavado de cara verde con poco o ningún impacto real en materia de cambio en las formas productivas. Las proyecciones y escenarios del IPCC trabajan en la perspectiva de que seguirá desarrollándose este capitalismo verde en sus distintas facetas. Eso no aparece cuestionado, aunque al mismo tiempo los informes se van haciendo cada vez más alarmistas sobre los umbrales de límites planetarios que van siendo superados, que van mucho más allá del cambio climático que ya está en terreno peligrosísimo.
Pero, la principal medida de éxito del capitalismo verde no está por lograr resultados efectivos en estos planos, sino que está dada por el grado en que estas iniciativas permitan legitimar el ecologismo de las grandes empresas. Mantener el dominio de los discursos ecológicos significa asegurar que primen las propuestas de soluciones ecológicas que pasen airosamente por las consideraciones de costo-beneficio monetario.
¿Puede el capitalismo verde ser algo más que greenwashing? David Harvey nos recuerda que el capital “cuenta con una prolongada trayectoria de resolución de sus dificultades medioambientales” [1]. Pero, acota el autor, el ���éxito” del capital en hacer frente a estos trastornos medioambientales se ha dado “en los términos del capital, que son los de la rentabilidad sostenida” [2]. Esto implica que la sostenibilidad de las condiciones ecológicas en el mediano o largo plazo tiene un rol subordinado. De hecho, la idea de desarrollo sustentable se apoya en una noción de sustentabilidad débil según la cual la destrucción de los ecosistemas puede ser sustituida por otras formas de “capital”, lo cual es un absurdo desde el punto de vista ecológico, pero sirve a los fines de este sistema.
El capitalismo verde, aunque parezca cada vez más hegemónico más allá de los cuestionamientos que recibe por derecha (que contribuyen a que sectores progresistas cada vez más tomen sin cuestionamientos la agenda neoliberal contra el cambio climático), no apunta en lo inmediato a un reemplazo del capitalismo contaminante, sino en todo caso a compromisos. Las industrias hidrocarburíferas, y todas las que se apoyan en ellas, siguen funcionando en condiciones de ganancias, aunque se busque subsidiar más a energías de transición. Al mismo tiempo, el capitalismo verde pone foco en algunos límites planetarios, como el del clima, pero no en el conjunto de los mismos, porque reconocer hace más difícil mantener velada la idea de que hay un problema sistémico con el funcionamiento del metabolismo socionatural, lo que implica cuestionar el orden social en su conjunto para resolverlo.
Las armas de la crítica ecológica
Frente a la crisis ecológica, la idea de que pueden generarse soluciones efectivas sin cambios profundos en el sociometabolismo es, probablemente, más peligrosa que el negacionismo. Es una ideología que debe ser profundamente desmentida, revelada como la mistificación que es, y respondida con una alternativa que permita proyectar un sociometabolismo alternativo, que apunte a una relación más razonable en el metabolismo socionatural.
Me interesa, entonces, rescatar los aportes del ecomarxismo, al mismo tiempo como herramientas que permite discutir las raíces sistémicas que tiene la producción de crisis ecológicas de este orden social, y como punto de apoyo para la discusión de los horizontes poscapitalistas, socialistas.
La crisis ecológica viene planteando el desafío de buscar herramientas teóricas adecuadas para abordarla, y esto ha puesto en efervescencia a todas las esferas de la producción de conocimiento. En este marco de crisis que viene atravesando hace tiempo a todas las disciplinas, es que se ha producido una revalorización de las elaboraciones de Marx, Engels y otros autores marxistas sobre la problemática ecológica y la relación sociedad-naturaleza, en una clave no dualista, producto del esfuerzo del pensamiento ecomarxista contemporáneo. Autores como John Bellamy Foster, Paul Burkett, Kohei Saito, por sólo mencionar algunos, han contribuido a la reconstrucción del pensamiento ecológico de Marx a partir del estudio atento de sus trabajos publicados, así como de aquellos que permanecen inéditos como los cuadernos de sus últimos años. En el andamiaje conceptual de la crítica de la economía política, han subrayado las dimensiones de un pensamiento ecológico no sistematizado, pero profundamente arraigado en su comprensión de las dinámicas de la acumulación capitalista, y muy actual. A partir de este rescate, han contribuido al diálogo y polémica con lo que se ha elaborado desde distintas posiciones del marxismo sobre estas cuestiones a lo largo del siglo XX.
Lo que surge de esta propuesta es una teoría que se aleja tanto de los materialismos mecanicistas, como de planteos que, contra estas posiciones, se inclinaron como una separación tajante, unilateral, de las esferas natural y social. Siempre hubo, en el campo marxista ampliamente definido, posiciones que partían de la continuidad entre lo natural y lo social, contra el dualismo antinaturalista, pero que, a la vez, buscaban distinguir en esa continuidad una especificidad de lo que es un constructo social. El distintivo aporte de las lecturas más actuales es que, partiendo de las elaboraciones de Marx, y en parte también de Engels, encuentran conceptos relevantes para el abordaje de las problemáticas ecológicas.
Quizás el aporte más crucial, que distingue el abordaje marxista de la crisis ecológica generada por el capitalismo, tiene que ver con analizarla a partir de la dinámica de funcionamiento del sistema. Que esta es una cuestión de acuciante actualidad, la pone en evidencia, por ejemplo, Nancy Fraser, en su reciente Capitalismo Caníbal. La autora plantea la importancia de inscribir las opresiones de raza y de género, los daños ecológicos y las tendencias antidemocráticas que se observan en el orden social, en una mirada integradora, que aborde las relaciones entre estas dimensiones y las dinámicas básicas de la acumulación capitalista. Una mirada de este tipo es profundamente deudora del herramental crítico construido a partir de El capital de Marx, aunque la autora por momentos no reconozca esto o incluso levante esta crítica, en parte, contra Marx. La producción y circulación de capital es abordada por Marx como un proceso inseparablemente social y material. Podría parecer una obviedad, pero esta doble dimensión tiende a desvanecerse en la economía política, ni que hablar en la disciplina económica contemporánea.
Cuanto más se convierte el capital en la relación social dominante y transforma de manera acorde las maneras de producir, genera formas específicas de dominio sobre la naturaleza humana y no humana. En su crítica de la economía política Marx se propone poner en evidencia todas las mistificaciones que se encierran detrás de las categorías con las que esta disciplina se propone explicar el funcionamiento del sistema. Marx muestra cómo la reproducción del orden social capitalista se apoya necesariamente en toda una serie de procesos materiales y sociales que no resultan visibles desde una mirada estrecha de estas categorías económicas. El aspecto más obvio es la explicación de la explotación capitalista, que aparece en la economía política como un intercambio de equivalentes donde cada parte obtiene un precio “justo”. Pero también encontramos referencias a la expoliación de la naturaleza, el aprovechamiento de trabajos no remunerados y las lógicas económicas del colonialismo con sus derivaciones racistas también. No se trata de menciones anecdóticas. Aunque no podamos decir que en Marx haya una crítica ecológica del capitalismo desarrollada, lo cual sería en cierta forma un reclamo extemporáneo, en el edificio teórico de su crítica el problema de los trastornos de los metabolismos socionaturales fue adquiriendo una presencia cada vez mayor en su crítica de la economía capitalista.
Si seguimos el hilo del razonamiento a través del cual Karl Marx se propone en El capital la reconstrucción conceptual del modo de producción capitalista, podemos ir viendo las distintas dimensiones antiecológicas que distinguen al metabolismo socionatural característicamente capitalista. Seguir todo del camino de la mercancía, desde la circulación de los insumos y materias primas (incluyendo la fuerza de trabajo convertida en mercancía), pasando por la producción, hasta llegar a la circulación del capital y las leyes generales de su acumulación (incluyendo las formas de incremento de la plusvalía) permite delinear la multiplicidad de determinaciones que hacen al capitalismo un orden social profundamente antiecológico. No sólo porque cuantitativamente está llevado a un permanente aumento de la escala de valorización (lo que presupone procesos materiales en escala creciente) sino también cualitativamente porque la traducción de toda las esferas de la vida a valores se desentiende de cualquier impacto en los ecosistemas. La propia separación de los productores respecto de los medios de producción, presupuesto básico de este sistema, es convincentemente formulada por algunos autores como la clave para la relación indiferente y enajenada que puede imponer este orden social respecto de la naturaleza. La naturaleza es convertida en objeto de apropiación en pos de la valorización, algo que se exacerba en los extractivismos contemporáneos que conllevan niveles cada vez más extremos de amputación ecológica.
En suma, el abordaje propuesto por el ecomarxismo, a partir de la extensión de la crítica de la economía política en la veta inaugurada por Marx, resulta fundamental para realizar lo que Paul Burkett definía como un análisis socioecológico, que sea al mismo tiempo “consistentemente social y materialista” [3]. Esto significa reunir dos requisitos al mismo tiempo. Por un lado, abordar las relaciones entre las personas y la naturaleza como algo socialmente mediado de maneras históricas específicas, evitando así las concepciones crudamente materialistas –ya sean deterministas tecnológicas o naturistas– de la realidad social como algo naturalmente predeterminado. Por otro lado, debe evitar caer en una visión social-construccionista que enfatice unilateralmente el papel de las formas sociales en la configuración de la historia humana, descuidando cómo el contenido material de estas formas está limitado por las condiciones naturales de producción y evolución humana.
Esto es importante para discutir, por ejemplo, cómo entendemos al antropoceno. Algunos autores, como Andreas Malm, advierten acertadamente contra la tentación, muy funcional para la perpetuación del orden social contemporáneo, de entenderlo como un resultado de la acción humana en general, y no una situada en determinadas relaciones materiales, las capitalistas, que subordinan la organización de la producción (y las formas de consumo que están determinadas por ellas) a la valorización del capital [4].
Aceleracionismo ecológico
Ahora, dentro del campo de la crítica a las salidas capitalistas verdes, encontramos planteos divergentes de cómo debe responderse a los legados de crisis ecológica que deja el capitalismo y hacia dónde debe apuntar una sociedad poscapitalista. Hay dos posturas que, en cierta forma, tienden a polarizar el debate.
La primera de ellas es la que podríamos llamar ecomodernista. Desde esta perspectiva, la respuesta a la crisis ecológica está en la aceleración del desarrollo tecnológico. El diagnóstico central es que la innovación en el capitalismo se encuentra más limitada para desplegar todas sus potencialidades, porque le cuesta cada vez más traducirse en modelos de negocios rentables que justifiquen las inversiones. Aaron Bastani en Comunismo de lujo plenamente automatizado ejemplifica bien esta mirada. Liberar el desarrollo tecnológico de estas trabas que le imponen las relaciones de producción capitalistas permitiría, en opinión de Bastani, automatizar plenamente los procesos productivos. Este pensamiento poscapitalista, como le han criticado acertadamente algunos autores, piensa más en términos de eliminación del trabajo que de transformación del trabajo. La ausencia de una noción de transformación se encuentra también, aparte, en la manera en que se piensa la abundancia. Que es básicamente “democratizar”, extender, los patrones de consumo de los ricos bajo el capitalismo para toda la sociedad. Esta automatización comunista sería compatible, según estos autores, con la resolución de los problemas ecológicos. Esto puede ser posible gracias a numerosos cambios, grandes y pequeños, que en algunos casos ya están en marcha, pero se podrían acelerar bajo nuevas relaciones de producción comunistas.
El comunismo automatizado podría invertir en gran escala en energías renovables u otras tecnologías. Pero esta vertiente modernista no se detiene ahí. Un supuesto que le permite afirmar que un comunismo de lujo completamente automatizado y ambientalmente sustentable es alcanzable si se termina con los límites que impone el capital al desarrollo tecnológico, es que, en buena medida, el “lujo” tiende a desacoplarse del impacto ambiental. Esto sería, ampliar la escala de lo que supuestamente ya viene ocurriendo en los países más desarrollados, según algunas estadísticas; pero muchas de esas evidencias del desacople se obtienen haciendo abstracción de cómo esos países ricos, imperialistas, sustentan su reproducción (incluyendo con este término los procesos de acumulación capitalista que sus multinacionales comandan desde ahí explotando trabajo y recursos en todo el globo) en numerosos procesos materiales que ocurren fuera de sus fronteras. No hay desmaterialización sino deslocalización de los procesos materiales en terceros países, a donde “tercerizan” los impactos ambientales. Cuando introducimos esta “deslocalización” de la huella material en la ecuación, no ocurre tal desacople. Sustentar la idea de que un comunismo de lujo automatizado tiene un camino despejado sobre la base de estos débiles presupuestos, puede ser ruinoso. Como no quieren poner todos los huevos en la misma canasta, por las dudas, imaginan entonces que, si no hay suficiente desmaterialización, la minería espacial (la extracción de metales de los asteroides) y el uso del espacio puede ser destino para la chatarra que se acumula de manera cada vez más insostenible en numerosas partes del planeta puede ofrecer la respuesta.
Al proyectar más allá del capitalismo formas de consumo que son intrínsecas de este modo de producción, contribuyen a naturalizarlas y deshistorizarlas. Como estas no resultan universalizables de manera sustentable en los límites que plantea el planeta, no sorprende la necesidad de imaginar soluciones intergalácticas a los desafíos ambientales, como las que proponen algunos ecomodernistas como Bastani, que nos ofrece una variante “comunista” (de lujo) de los desvaríos espaciales de Elon Musk o Jeff Bezos.
Decrecionismo
El planteo decrecionista, postula que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. También la discutió, por ejemplo, Manuel Sacristán.
En las propuestas decrecionistas encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad con formas de producción cualitativamente diferentes está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital, como Serge Latouche. El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los principales medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de este tipo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Es una contradicción en los términos esperar que el Estado capitalista atente de esta manera contra la acumulación de capital.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Pero es común el énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, donde sería propio establecer iniciativas decrecionistas. Se otorga un rol clave a comunidades rurales, campesinas, originarias, etc. También es recurrente el planteo de establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes, no regidos por el crecimiento. Giorgos Kallis por ejemplo propone que la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades que puedan dar lugar a “economías alternativas”. Este microcosmos puede prefigurar un mundo en decrecimiento.
Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [5].
Pero, incluso aunque una transición de este tipo fuera factible de irse gestando paulatinamente en los marcos del capitalismo sin ser reabsorbida por este sistema, algo que resulta contraintuitivo porque la acumulación presiona permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable, sería una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Hay distintas posturas y matices, pero el debate global ante la crisis ecológica en los sectores críticos, aparece dominado por variantes de uno u otro polo de los que señalamos. Muchos de los exponentes más firmes de las posturas mencionadas son propensos a barrer la complejidad detrás de la polarización. Se simplifican las posiciones criticadas, desmereciendo los puntos atendibles que cada perspectiva tiene para aportar. La cuestión se traba en binarismos sobre si una sociedad poscapitalista debe proponerse “menos” o “más”.
El comunismo, o la ecología de la emancipación del trabajo
Una ausencia en común en las corrientes que mencionamos, a rasgos generales, porque siempre se pueden encontrar autores que ven más este problema, es no considerar seriamente el problema de que no puede surgir otro tipo de metabolismo socionatural sin romper la relación enajenada de los productores con sus medios de producción. Las relaciones de producción aparecen como una “caja negra”, un terreno inexplorado o sólo tratado tangencialmente. Tanto ecomodernistas como decrecionistas mencionan la importancia de la reducción de la jornada de trabajo, aunque sus perspectivas al respecto puedan no ser las mismas. Pero, lo que no aparece es el protagonismo de la fuerza de trabajo explotada por el capital como agente de su propia emancipación, y, al mismo tiempo, de una transformación cualitativa de las relaciones sociedad/naturaleza.
Poner fin al monopolio de la propiedad privada de los medios de producción, terminando con el dominio social del capital, implica introducir una democracia ausente, la de quienes producen, que son también quienes consumen buena parte de lo producido, en el terreno que hoy es dominio privado del capital. Si, en el capitalismo, producción-consumo es una “unidad diferenciada”, mediada por el proceso de intercambio, en la cual la necesidad social sólo puede expresarse como demanda solvente (y sólo se puede manifestar en la elección de alguna de las mercancías que los capitalistas decidieron previamente enviar al mercado), la socialización de los medios de producción puede permitir restablecer la unidad real de ambos procesos, produciendo sólo en la medida necesaria para satisfacer la demanda social, paso inicial de cualquier planificación. Este es un aspecto clave, para salir de la polaridad entre “más” o “menos” que viene dominando las discusiones en el pensamiento ecosocialista. La posibilidad de dominar racionalmente el metabolismo de la sociedad con la naturaleza, abriendo las bases para tomar de manera colectiva las decisiones de qué producir (en función de cuáles son las demandas sociales que deben privilegiarse y a dónde deben volcarse los esfuerzos de inversión) no evitará las decisiones difíciles sobre cómo manejar el legado de destrucción ambiental que deja el capitalismo. Pero, en vez de que éstas sean saldadas por el poder privado del capital, con apoyo de los gobiernos que tienen como función central la reproducción de las relaciones de producción basadas en la propiedad privada y el trabajo asalariado, será el conjunto de la clase productora, habiendo recuperado el dominio efectivo de los medios de producción, la que podrá delinear las alternativas para saldar estas cuestiones con miras a hacer compatibles tres objetivos: alcanzar la plena satisfacción de las necesidades fundamentales, producir de una forma no alienada, y hacerlo, teniendo presente en todo momento la necesidad de establecer un metabolismo racional con la naturaleza. Pero, además, la “expropiación de los expropiadores”, al poner fin a la enajenación de la fuerza de trabajo y abrir paso para la recuperación de una noción de riqueza más amplia, es la base para romper con la idea de que abundancia debe traducirse en un consumismo creciente, con los mismos esquemas que necesariamente desarrolla el capitalismo para colocar un volumen creciente de mercancías.
A diferencia de las imaginerías poscapitalistas, que proyectan la supresión del trabajo gracias a la automatización (y las propias máquinas, encarnación en última instancia del capital, aparecen como demiurgo de esta realización), el comunismo, como lo entendemos acá, tiene en la transformación del trabajo (y de su relación con la naturaleza) un punto nodal.
Transformar la relación entre la fuerza de trabajadoras y los medios de producción, que va mucho más allá de simplemente bregar por la “supresión” del trabajo mediante la automatización (que, en sí misma, no dice nada sobre cómo se produce, cuánto, ni quién lo decide), es la piedra de toque para recuperar todas las potencialidades negadas a la fuerza de trabajo por la relación enajenada por el capital y, al mismo tiempo, para poner fin a la abstracción de la naturaleza. Estas son las precondiciones para pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad, lo que presupone también un metabolismo socionatural equilibrado (o no “fracturado”).
Ahora, ¿cómo puede forjarse la alianza social que pueda llevar adelante esta perspectiva? Me interesa destacar, en este punto, algunas cuestiones. Por empezar, contrariamente a lo que suele aparecer como preconcepto, el profundo interés de la clase trabajadora en cuestiones vinculadas a la ecología. Muchas veces, desde sectores de la propia izquierda más sindicalista aparece la idea de que para interesar a la clase obrera en estos temas hay que ir por el lado de la economía. Por eso muchos terminan yendo hacia las versiones keynesianas del capitalismo verde que unen crecimiento y transición energética prometiendo a la vez recuperación de empleos industriales, y demás. Bueno, hay muchas experiencias y muestras de que este preconcepto es errado. Un muy interesante trabajo de Karen Bell llamado Ecologismo de la clase trabajadora aporta abundante evidencia del interés de la clase trabajadora en estos temas. Entre otras cosas, porque obviamente la ecología involucra los lugares donde vivimos, y porque las primeras consecuencias de los desastres ambientales recaen sobre las clases trabajadoras y el pueblo pobre. Entonces, la idea de que la clase trabajadora no pueda ser un actor protagónico en las luchas ambientales no tiene sustento.
Podemos mencionar distintas experiencias interesantes en la Argentina que muestran esta unidad entre ecología y activismo clasista. Por ejemplo, cómo los trabajadores de Fasinpat, exZanón, desde los comienzos de la gestión obrera plantearon cambiar la relación con los mapuches, que habitaban los lugares de donde la vieja patronal extraía los insumos. Más acá en el tiempo, dirigentes de esa fábrica como Raúl Godoy jugaron un rol clave en Neuquén en rechazo al acuerdo con Chevron y el comienzo del fracking.
Madygraf, otra gestión obrera de zona norte de la Provincia de Buenos Aires, de la ex Donnelley, también viene hace años presentando numerosas iniciativas de reconversión de la fábrica vinculadas a cuestiones ecológicas.
Es notable que el activismo ecologista juvenil ve hoy la importancia de vincularse profundamente con la clase obrera. La reconocida activista Greta Thunberg se acercó hace pocos días a defender la lucha de los trabajadores de GKN en Italia contra el cierre de su fábrica y por su reconversión ecológica. En su intervención pidió el fin de la oposición entre trabajo y clima. Un sector de activismo juvenil ecológico que ve la necesidad de forjar esta alianza para que, contra las salidas del capitalismo verde, se puedan forjar alternativas de otra clase. Alternativas que puedan trastocar los centros de gravedad de este modo de producción global para generar, así, alternativas donde realmente puedan tener cabida todos los sectores campesinos, semicampesinos, comunidades, etc. que hoy resisten la avanzada del capital. Necesitamos conquistar una sociedad de productores libres asociados, que es lo que básicamente era para Marx el comunismo, para buscar las articulaciones adecuadas a la actualidad de la ambición comunista de poder asegurar “a cada quien según su necesidad”, el respeto a los modos de apropiarse de la naturaleza de las comunidades que hoy siguen resistiendo al margen de (y resistiendo a) las formas de valorización capitalista y es establecimiento de un metabolismo socionatural más racional.
Obviamente, no estamos planteando ninguna solución mágica a las peligrosas herencias de crisis que lega el capital. Conquistar nuevas relaciones de producción que se apoyen en la deliberación colectiva no asegura que podamos, de un día para el otro, revertir los trastornos ecológicos producidos por el funcionamiento de este orden social. La propuesta, más sobria, es que no ilusionarse con un prometeísmo tecnooptimista del “comunismo de lujo automatizado” ni resignarnos a las estrecheces que propugna el decrecionismo. Por el contrario, poner el eje en las potencialidades deliberación democrática basada en la más amplia participación de los trabajadores y comunidades, apoyada en la planificación socialista del conjunto de los recursos de la producción social, puede permitir discusiones más sobrias sobre la manera en que una sociedad basada en la socialización de los medios de producción que hoy están en manos de una minoría de explotadores, puede hacer compatibles los objetivos de (re)establecer un metabolismo socionatural equilibrado y la satisfacción más plena de las necesidades sociales.
Notas: [1] David Harvey, Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, Quito, Traficantes de Sueños, 2014, p. 247.
[2] Ídem.
[3] Paul Burkett, Marx and nature: A Red and Green Perspective, Nueva York, Palgrave Macmillan 1999, p. 17.
[4] Andreas Malm y Alf Hornborg, “¿La geología de la especie humana? Una crítica al discurso del Antropoceno”, Prácticas Artísticas de un Mundo en Emergencia, Centro Cultural Kirchner, Min. de Cultura, 2017.
[5] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 138.
Esteban Mercatante. @EMercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015).
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-crisis-ecologica-y-la-perspectiva-comunista
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joseandrestabarnia · 1 year ago
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Sacrificio de Isaac Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio (Caravaggio, Milán 1571 – Porto Ercole, Grosseto 1610) Hacia 1603 Pintura al óleo sobre lienzo 104x135 cm Inv. 1890 n. 4659
La pintura ilustra el pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios sometió a Abraham a una extraordinaria prueba de obediencia al ordenarle sacrificar a su único hijo, Isaac. Caravaggio describe fielmente el momento crucial de la dramática historia, cuando el viejo Abraham, justo cuando se dispone a sacrificar a Isaac, es bloqueado por el ángel enviado por el Señor. “¡No pongas tu mano sobre el niño y no le hagas daño! Ahora sé que temes a Dios y que no me has negado a tu hijo, tu único”, dice el mensajero de Dios a Abraham (Génesis XXII, v. 12) indicando con su mano izquierda un carnero para ser sacrificado en su lugar. Caravaggio opta por humanizar la figura del ángel colocándolo junto a Abraham como una presencia sólida que agarra la muñeca del anciano con un agarre fuerte y concreto. Al fondo, un paisaje ondulado y montañoso mediterráneo, atravesado por senderos y animado por masías y un pueblo. En este paisaje, los críticos han identificado ecos del estilo de formación de Caravaggio en Lombardía y Véneto. De esta obra también se ha hecho en el pasado una lectura simbólica según la cual el edificio situado en la colina sería una iglesia con un baptisterio, referencia al futuro nacimiento de la iglesia católica, y la luz difundida sobre el paisaje simbolizaría la luz de la gracia divina. Por tanto, el sacrificio del joven Isaac prefiguraría el sacrificio de Cristo. El tema bíblico fue seguramente indicado por el ilustre comisario de la obra, Maffeo Barberini, influyente monseñor de la curia vaticana en el momento de la ejecución del cuadro y futuro Papa con el nombre de Urbano VIII. La paternidad de Caravaggio con este cuadro, reconocida desde hace mucho tiempo por todos los críticos, queda demostrada también por los pagos realizados por Maffeo Barberini al propio pintor. El cuadro fue donado a los Uffizi en julio de 1917 por John Fairfax Murray, que lo había comprado como obra de Gherardo delle Notti a una sociedad que se había hecho cargo de parte de los bienes de la familia de los Príncipes Colonna Sciarra de Roma a finales de 1917 del siglo XIX.
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, imagen/es de mi autoría.
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patronsaintofposmodernity · 2 years ago
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tengo que decir que todo el tema de las new jeans y la movida de si era una metáfora pro-eta verdaderamente te hace darte cuenta la facilidad con la que la gente acepta alegremente y sin ninguna clase de pensamiento crítico la propaganda de derechas. porque yo entiendo que había muchos guiris metidos en el discourse que no se enteraban de la misa la media (y que estaban dispuestos a creer cualquier teoría conspiratoria a la primera porque claro, eso es mucho más fácil que ponerte a investigar sobre la historia de eta y la relación entre españa y euskadi y sobretodo, es mucho más fácil que pensar un poquito y darte cuenta que es completamente ridículo que un grupo de chicas coreanas hayan escrito una canción únicamente para hacer apología del terrorismo, pero bueno), pero lo más preocupante de todo era ver la cantidad de gente española supuestamente de izquierdas regurgitando el mismo discurso sobre cómo en realidad eta aún está presente y sigue siendo peligrosa que ha hecho que la derecha haya salido tan bien parada estas elecciones. no, mari jose, te aseguro que es mucho más probable que tú te estés tragando con patatas el miedo que la derecha te está intentando meter en el cuerpo a ti y a toda españa para que les votéis antes que el que unas chicas de literalmente el otro lado del mundo hayan decidido de repente apoyar a eta. pero claro, darse cuenta de eso implicaría tener un mínimo de pensamiento crítico y de juicio
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f-a-k-e-love · 2 years ago
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Los hombres conservadores y movidos por el ego, me resultan cómicos.
Piensan que estoy politizada por moda, pero mi familia lleva muchas generaciones politizada, siempre situados en la izquierda. Simpatizantes de Juárez y de los revolucionarios mexicanos, mis bisabuelos; de la revolución cubana, de los críticos del franquismo en España, mis abuelos. Mi abuelo, incluso, fundador del primer partido de izquierda en México y atento seguidor de AMLO desde sus inicios. No tienen idea de cómo crecí.
Me da pena y me hace gracia a la vez, que los hombres conservadores y súper heteronormados búsquen invitarme a salir convencidos de que me harán cambiar de opinión con su "sapiensa". Entonces, un día, ya iluminada, me fijaré en ellos.
Mi inflexibilidad les produce obsesión, se aferran más y más a buscarme.
Quizá son estúpidos o demasiado vanidosos, pienso.
Concluyó, son todavía unos niños. Los mueve su ego. Un adulto con experiencia sabe que ninguna relación prospera con diferencias de valores e ideologías irreconciliables. El amor suerge, fluye y perdura por la claridad de la comunicación entre dos personas.
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cloecuentaovejas · 10 days ago
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(Post en español e inglés / post in spanish and english)
(español/spanish)
Holaa, mi nombre es Cloe y este va a ser mi blog personal.
Algunas cosas sobre mi:
- Soy una mujer trans
- Soy sáfica
- Mis colores favoritos son violeta, azul, rosa y rojo oscuro
- Soy latina
- Me gusta expresar mis opiniones pero no tanto catalogarlas (intento mantener mis pensamientos lo más críticos posibles), pero estoy bastante en contra de la derecha política y más de acuerdo con la izquierda
- Amo el arte, su historia y su funcionamiento y desarrollo en diferentes culturas
- Amo aprender
- Me molesta la gente pretenciosa o con complejos de superioridad más que cualquier otra cosa.
Este blog va a tratar temas como
- arte
- mis proyectos personales
- mis reflexiones
- cosas que aprendo
- política y pensamientos
- cosas geniales que encuentro y resubo
espero que les guste <3
(inglés/english)
Hi, my name is Cloe (Chloe in spanish) and this is my personal blog.
A few things about me:
- Im a trans woman
- Im sapphic
- My favorite colors are violet, blue, pink and dark red
- Im latina
- I like to express my opinions but not so much to catalog them (i try to keep my thoughts as critical as possible) but Im quite against the political right and more in agreement with the left
- I love art, it's history and its function and development in different cultures
- I love to learn
- I get annoyed by pretentious people or people with superiority complexes more than anything else.
in this blog im going to talk about:
- art
- my personal projects
- my thoughts
- things i learn
- politics and ideas
- cool things i found and repost
hope you like it <3
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lavozs · 2 months ago
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Enciendo la luz del cuarto de baño… y ahí está, como cada día, el tío del espejo.
Del Gobierno hablamos la semana que viene
Una conversación casual entre Jose y el tío del espejo que gira en torno al debate político, posponiendo el tema del Gobierno para la próxima semana. El tío menciona estar preparando un análisis crítico sobre contradicciones y problemas en la política, destacando que todos los sectores (izquierda, centro y derecha) comparten fallas similares, comparándolos con lobos que actúan en conjunto. Al final, decida salir al balcón.
 Buenos días, Jose.
Buenos días, tío.
¿Hoy hablaremos del Gobierno?
No. Dije la semana que viene. No esta.
Ah, vale. Perdón, don exacto.
Don narices que estoy preparando una batería de contradicciones, mentiras, bulos, traiciones varias, prostitución y drogas.
Mu fuerte apuntas tú. A la derecha facha.
¿Lo ves? No tienes ni idea.
¿Por qué?
Porque puedes apuntar en la dirección que quieras, a la izquierda, al centro o a la derecha, todos son congéneres.
Como los lobos por ejemplo.
Por ejemplo. Ellos se ayudan unos a otros.
En eso te doy la razón.
Pues ya sabes, la semana que viene..
Hablaremos del Gobierno.
Eso meso.
Vamos al balcón.
Vamos.
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ibarrau · 2 months ago
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[Fabric] Herramientas para administrar o monitorear la organización
Con el lanzamiento de fabric en 2023 aparecieron herramientas que nos ayudan a comprender mejor el uso de la plataforma. Una deuda pendiente que transcurría en Power Bi. Desde ese entonces, la plataforma no deja de sorprender. Incluso ahora en ignite 2024 volvemos a incorporar más herramientas útiles que nos asistan a entender nuestro entorno.
Este artículo listara las herramientas disponibles que hay para entender el uso de la plataforma, que hay creado por todas partes, monitorear sus corridas, monitorear la capacidad, etc. Cada una de ellas con distintos filtros de gran introspección
Vamos a comenzar separando el artículo en herramientas de monitoreo y herramientas de administración. Cada una de ellas con objetivos diferentes. Casi todas vienen visibles por defecto para poder utilizarlas. Algunas son accesibles por todo usuario y otras solo por administradores.
Administrativas
A mi parecer lo que conlleva a la administración pasa por comprender que está desplegado en la organización. La administración puede ser del Tenant o inclusive de un usuario convencional que es responsable de X cantidad de áreas de trabajo. Lo importante es poder explorar cuantos reportes (u otro contenido) hay, donde se encuentran, quienes lo crearon, etc. Esa información la tenemos disponible en dos formas.
Área de trabajo de administración
En esta área de trabajo, exclusiva de administradores, podremos ver la totalidad de la organización. Cada workspace, modelo semantico, notebook, etc. Aquí existe un informe llamado "Purview Hub". Este informe refleja todos los items creados en el ecosistema Fabric, sus dominios, etiquetas de sensibilidad de datos, endorsements (si fueron certificados o promovidos), etc. Una vista rápida para que se den una idea de como podríamos comprender todos los items es:
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En caso de tener confusión en su uso, tiene una excelente guia de bookmarks en el primer botón de arriba a la izquierda llamado "Take a tour".
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OneLake Catalag
Un lanzamiento reciente que tiene un foco similar es el Catálogo de Onelake. La principal diferencia se basa en que el catálogo está visible para todo usuario de Fabric y muestra sobre lo que el usuario tiene permisos en lugar de mostrar toda la organización. Se encuentra accesible en el menú izquierdo de navegación.
Tiene una muy simple y sencilla interfaz que nos permite buscar por área de trabajo o items (lakehouse, semantic model, report, pipeline, etc)
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Me parece ideal para quienes sea administradores responsables de ciertos desarrollos en varias áreas de trabajo.
Monitoreo
Tenemos tres herramientas de monitoreo en distintos ejes, una de administradores, una app que podemos disponibilizar permisos y una para cada usuario.
Métricas/Logs de uso de plataforma.
Al igual que Purview hub, en el admin workspace encontraremos un segundo informe llamado "Feature usage and Adoption". Este informe se enfoca en revelarnos la actividad de cada usuario que ingresó a la plataforma los últimos 30 días. Registra el uso que dan los usuarios a la plataforma. La lista de operaciones que guardará al momento de ejecutarse podemos leerla en este enlace: https://learn.microsoft.com/en-us/fabric/admin/operation-list?wt.mc_id=DP-MVP-5004778
El informe nos permite explorar por area de trabajo y capacidad las actividades registradas. Podemos ver que usuario ejecuto que operación en que día. Siempre se registran últimos 30 días y no más.
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Pronto podemos visualizar las operaciones más realizadas. En este caso get data source details, puesto que es un tenant que hay más investigaciones que reportes para visualizar. Para más detalles de su uso podemos revisar su doc aqui: https://learn.microsoft.com/en-us/fabric/admin/feature-usage-adoption?wt.mc_id=DP-MVP-5004778
Fabric Capacity metrics app
No tenemos una manera de monitorear una capacidad dedicada por defecto. Por eso, esta app es muy importante de leer e instalar. Cuando compramos una capacidad es crítico monitorear sus recursos. Comprender que contenidos, flujos de datos, etc están siendo más pesados que otros. Podemos comprender si la capacidad tiene mucho flujo de background o mucha interactividad de usuarios. Estos detalles y muchos más pueden verse con la Fabric Capacity Metrics App. La herramienta es clave para poder gestionar una sana capacidad como lo expresamos en este artículo.
Esta herramienta no viene por defecto en la organización. Debe instalarse desde el menú de Apps "Get Apps". Allí aparecen muchas de distintas emrpesas. Buscamos el nombre y la instalamos.
La app funciona igual que una PowerBi App de workspace. Crea una nueva área y permite dar permiso a quien querramos. Para configurarla debemos ser owners de la capacidad y completar los parámetros del dataset.
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Para conocer en mayor detalle su funcionalidad, podemos ver el siguiente enlace: https://learn.microsoft.com/en-us/fabric/enterprise/metrics-app-compute-page?wt.mc_id=DP-MVP-5004778
Sección Monitoreo
¿Qué nos falta? comprender si nuestras operaciones de background estan corriendo satisfactoriamente. Si hoy usamos fabric, seguramente tenemos muchos contenidos de integración de datos poblando lakehouse o transformando, limpiando y preparando datos para leer. Este espacio nos permite ver el estado de esas operaciones con versátiles filtros de estado, tipo de item, fecha de corrida relativa, quien lo hizo o en que área de trabajo se encuentra. Así mismo brinda una variedad de columnas para ver en mayor detalle.
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Esta sección la pueden ver todos los usuarios y les muestra aquellos elementos que tenga permisos de ver o controlar. Nuevamente, muy útil para ingenieros de datos con muchos flujos, administradores de áreas de trabajo o dominios, etc.
¿Eso es todo?
No claro que no. Todo el tiempo surjen actualizaciones e ideas de personas que traen más y más visibilidad. Por ejemplo, hay artículos revelando como leer información de los audit logs para llegar a una medida más profunda de una capacidad de Fabric. Podemos usar la API para generar un histórico de las operaciones para no quedarnos en últimos 30 días. Incluso armar nuestro propio purview hub basado en datos profundos que consigamos con API. Hay muchos miembros activo de la comunidad con nuevas ideas para afinar detalles o dar alternativas. Recientemente, en el ignite 2024, las áreas de trabajo incorporaron un monitoreo en tiempo real que podemos setear con recursos realtime:
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Nosotros expresamos las que vienen por defecto y una indispensable. Ustedes pueden adaptar muchas otras nuevas en distintos ejes o utilizar lo que mostramos.
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notasfilosoficas · 8 months ago
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“No ser nada y no amar nada es lo mismo”
Ludwig Feuerbach
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Fue un filósofo, antropólogo, biólogo y crítico de la religión alemán, nacido en Landshut en julio de 1804. Se le considera padre intelectual del humanismo ateo contemporáneo, también denominado ateísmo antropológico, y cuyo materialismo crítico tendría enorme influencia en el pensamiento de Richard Wagner así como en las teorías de Marx y Engels.
Fue el cuarto hijo del eminente jurista Paul von Feuerbach, estudió teología en Heidelberg pero decepcionado con sus maestros se trasladó a Berlín en donde estudió filosofía con Hegel durante dos años y aunque estuvo muy influenciado por él, rápidamente criticó la ideología de su maestro.
En 1828 fue a Erlangen al sur de Alemania para estudiar ciencias naturales, y dos años más tarde publicó su primer libro “Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad” que publicó de forma anónima y que niega la existencia de Dios y de otra vida
Se presentó públicamente como oponente de Hegel en 1839 con su artículo “Para una crítica de la filosofía Hegeliana”, publicada en los Anales Franco Alemanes.
Su carácter crítico sobre la religión no le permitió ejercer la docencia hasta 1848 cuando, reclamado por sus alumnos de Heidelberg, profesó durante un semestre su teoría de la religión, convirtiéndose en el maestro del pensamiento de los jóvenes hegelianos, y sobre todo sobre personajes como Marx y Engels.
En su obra “La esencia del cristianismo” Feuerbach se convierte en un referente para la izquierda hegeliana representada por el teólogo David Strauss, quien en su obra “La vida de Jesús” consideraba que los evangelios eran relatos míticos.
Sus concepciones fundamentales en términos de crítica a la religión, pueden ser reducidas a fórmulas en donde la religión es la reflexión, el reflejo de la esencia humana en sí misma en donde Dios es para el hombre, el contenido de sus sensaciones e ideas más sublimes.
Feuerbach al considerar a Dios como una creación humana, niega su existencia de la manera en la que la concibe la teología cristiana, negando a su vez el idealismo que pretende reemplazar al hombre real (corporal y sensible) por el espíritu y la razón.
Por lo tanto, para Feuerbach, no es Dios quien ha creado al hombre sino el hombre quien a creado a Dios proyectando en Él su imagen Idealizada.
La alienación siendo concebida como una alteración humana individual y/o colectiva, que supone la negación o alteración del ser, como una consecuencia de determinadas condiciones de la vida social, hace que Hegel lo  definiera como como la negación o alteración del ser, desde una realidad inicial; la idea se niega  como tal y se deviene cosa. Sin embargo, para Ludwig Feuerbach, la alienación era entendida como la deshumanización o la negación del ser humano, en tanto que para Marx, la alienación era la deshumanización, producto de la explotación constante del trabajo.
Con la reducción de la religión a antropología, a partir de un análisis materialista de la alienación, Feuerbach sustentó una filosofía de la inmanencia, y criticó la ilusión de una trascendencia sobrehumana o sobrenatural, y preparó las bases de lo que él consideró una filosofía futura.
Ludwig Feuerbach muere en Nuremberg Alemania en septiembre de 1872 .
Fuentes: Wikipedia, encyclopaedia.herder.com, britannica.com, aulas.blogia.com
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ferrolano-blog · 3 months ago
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Desde el auge del movimiento contra la guerra tras el 11-S, he observado cómo lo que históricamente podríamos haber llamado izquierda -es decir, los diversos elementos de la sociedad que defienden el bienestar de la clase trabajadora, la salud del medio ambiente, los derechos de las mujeres, los que buscan acabar con el militarismo y el imperialismo, etc.- se desgarra a sí misma... en la última Feria del Libro Anarquista de Londres en 2017, vi cómo los organizadores fueron atacados como transfóbicos por atreverse a pensar que la feria del libro podría seguir siendo un foro que incluyera diferentes perspectivas... He visto cómo elementos del movimiento ecologista se saboteaban a sí mismos difundiendo entre sus filas la idea de que las personas blancas que llevan rastas son apropiación cultural y, por tanto, racistas... He visto cómo un intelectual marxista o anarquista tras otro se unía a la lista de los rechazados y denunciados, por su apego a la noción de que existimos en el contexto de un sistema capitalista... especialmente en Alemania, podemos ver cómo en los últimos meses se expulsa a árabes y musulmanes de los mítines antirracistas contra la extrema derecha, sobre la base de que se presume que son antisemitas, si son críticos con Israel... Según recuerdo, la izquierda incluía antes a la gente que creía en votar a los demócratas, a los que rechazaban toda la farsa de las elecciones en este sistema corrupto, y a los que hacían campaña por candidatos de terceros partidos. Hoy en día, si apoyas al Partido Verde serás denunciado como un títere de Putin (David Rovics)
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jrlrc · 6 months ago
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Predicción
López Obrador, su presidencia y su propaganda serán un festín para los historiadores críticos.
Un banquete de cuestionamientos, aclaraciones, refutaciones y correcciones al récord oficial.
No lo será para los Fisgones, Pedritos y Meyeres -todos ellos propagandistas-, lo será para los historiadores serios, analíticos e independientes, incluyendo -probablemente más para ellas y ellos- a los que además sean de izquierda.
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jgmail · 7 months ago
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Los orígenes trotskistas de los neoconservadores
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Por Filip Martens
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
La ideología neoconservadora fue ganando cada vez más influencia en la política mundial a partir de principios de la década de 1980. A pesar de su engañoso nombre, el neoconservadurismo no es para nada conservador. Se trata más bien de una ideología de izquierdas que se apropió del conservadurismo estadounidense. Aunque el origen del neoconservadurismo no puede atribuirse a un pensador en particular, el filósofo y politólogo Leo Strauss (1899-1973) y el sociólogo Irving Kristol (1920-2009) suelen ser considerados sus fundadores.
Los fundadores del neoconservadurismo
Leo Strauss nació en el seno de una familia judía en la provincia alemana de Nassau. Fue un activista sionista durante sus años de estudiante en la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial. En 1934 Strauss emigró a Gran Bretaña y en 1937 a Estados Unidos, donde fue consiguió un empleo en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Entre 1938 y 1948 fue profesor de filosofía política en la New School for Social Research de Nueva York y entre 1949 y 1968 en la Universidad de Chicago.
En la Universidad de Chicago Strauss enseñaba a sus alumnos que el secularismo estadounidense terminaría destruyendo su sociedad: el individualismo, el egoísmo y el materialismo socavarían los valores y la moral, lo que provocaría un enorme caos y disturbios en Estados Unidos en la década de 1960. Strauss consideraba que la única solución era la creación y la propagación de mitos religiosos y patrióticos. Strauss sostenía que las mentiras piadosas sirven para mantener unida a la sociedad y dirigirla. En consecuencia, según él, los mitos sin fundamento que promocionaban los políticos eran necesarios para dar un propósito a las masas, lo que estabilizaría la sociedad. Por lo tanto, los estadistas tenían que crear mitos inspiradores fuertes, que no tenían por qué corresponderse necesariamente con la verdad. Strauss fue uno de los inspiradores del neoconservadurismo que surgió en la política estadounidense en la década de 1970, aunque él mismo nunca participó en la política activa y siempre se dedicó a actividades académicas.
Irving Kristol era hijo de judíos ucranianos que emigraron a Brooklyn, Nueva York, en la década de 1890. En la primera mitad de la década de 1940 fue miembro de la Cuarta Internacional de León Trotsky (1879-1940), el líder bolchevique judío expulsado de la URSS por Stalin y que se enfrentó a él con la creación de un movimiento comunista rival. Muchos destacados intelectuales judíos estadounidenses se unieron a la Cuarta Internacional.
Kristol también era miembro de los influyentes New York Intellectuals, un grupo igualmente antiestalinista y anti-URSS de escritores y críticos literarios judíos trotskistas de Nueva York. Además de Kristol, el grupo estaba compuesto por Hannah Arendt, Daniel Bell, Saul Bellow, Marshall Berman, Nathan Glazer, Clement Greenberg, Richard Hofstadter, Sidney Hook, Irving Howe, Alfred Kazin, Mary McCarthy, Dwight MacDonald, William Phillips, Norman Podhoretz, Philip Rahy, Harold Rosenberg, Isaac Rosenfeld, Delmore Schwartz, Susan Sontag, Harvey Swados, Diana Trilling, Lionel Trilling, Michael Walzer, Albert Wohlstetter y Robert Warshow. Muchos de ellos habían estudiado en el City College de Nueva York, la Universidad de Nueva York y la Universidad de Columbia en las décadas de 1930 y 1940. También vivían principalmente en los barrios neoyorquinos de Brooklyn y el Bronx. Durante la Segunda Guerra Mundial, estos trotskistas se dieron cuenta de que Estados Unidos podía ser útil para combatir a la URSS, a la que odiaban. Algunos de ellos, como Glazer, Hook, Kristol y Podhoretz, desarrollaron más tarde el neoconservadurismo, el cual estaba influenciado por el universalismo trotskista y el sionismo.
Kristol era un marxista convencido estaba afiliado al Partido Demócrata. Fue alumno de Strauss en los años sesenta. Sus ideas neoconservadoras seguían sosteniendo la visión marxista de que el mundo podía ser moldeado a su antojo: EEUU tenía que actuar activamente a escala internacional para extender la democracia parlamentaria y el capitalismo. Por eso Kristol fue un feroz partidario de la guerra estadounidense en Vietnam. Strauss y Kristol también rechazaron la separación liberal de Iglesia y Estado, ya que la sociedad secular conducía al individualismo, queriendo hacer de la religión algo útil para el Estado.
Kristol difundió sus ideas siendo un profesor de sociología en la Universidad de Nueva York, además de una columna en el Wall Street Journal, las revistas que fundó (The Public Interest y The National Interest) y del influyente semanario neoconservador The Weekly Standard, fundado por su hijo William Kristol en 1995. The Weekly Standard fue financiado hasta 2009 por News Corporation, del magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch, y después por Clarity Media Group, del multimillonario Philip Anschutz.
Kristol también participó en el Congreso por la Libertad Cultural, fundado y financiado por la CIA en 1950. Esta organización anti-URSS activa en unos 35 países publicaba la revista británica Encounter, que Kristol fundó junto con el expoeta y escritor marxista británico Stephen Spender (1909-1995). Spender se sentía muy atraído por el judaísmo debido a sus orígenes parcialmente judíos y también estaba casado con la pianista judía Natasha Litvin. Cuando en 1967 se filtró a la prensa la implicación de la CIA en el Congreso por la Libertad Cultural, Kristol se retiró de él y se unió al laboratorio de ideas neoconservador American Enterprise Institute.
Kristol también dirigió la revista mensual Commentary junto con Norman Podhoretz (nacido en 1930) entre 1947 y 1952. Podhoretz era hijo de marxistas judíos de Galicia que se establecieron en Brooklyn. Estudió en la Universidad de Columbia, en el Seminario Teológico Judío y en la Universidad de Cambridge. Entre 1960 y 1995, Podhoretz fue redactor jefe de Commentary. Su influyente ensayo «My Negro Problem - And Ours», de 1963, abogaba por la mezcla racial completa de las razas blanca y negra, ya que para él «la fusión total de las 2 razas era la alternativa más deseable».
Entre 1981 y 1987 Podhoretz fue asesor de la Agencia de Información de Estados Unidos, un servicio de propaganda estadounidense cuyo objetivo era vigilar e influir en las opiniones públicas e instituciones estatales extranjeras. En 2007 Podhoretz recibió el Guardian of Zion Award, un premio anual otorgado por la Universidad Bar-Ilan de Israel por ser un importante defensor del Estado de Israel.
Otros nombres destacados de esta nueva ideología fueron Allan Bloom, la esposa de Podhoretz, Midge Decter, y la esposa de Kristol, Gertrude Himmelfarb. Bloom (1930-1992) nació en el seno de una familia judía de Indiana. Estudió en la Universidad de Chicago y recibió una fuerte influencia de Leo Strauss. Más tarde Bloom fue profesor de filosofía en varias universidades. Francis Fukuyama (nacido en 1952), que más tarde se volvió profesor, fue uno de sus alumnos. La periodista y escritora feminista judía Midge Rosenthal (1927-2022) – que cambió su apellido por Decter – fue una de las fundadoras del laboratorio neocon Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y también formó parte del Consejo Administrativo del laboratorio de ideas neocon Heritage Fundation. La historiadora judía Gertrude Himmelfarb (1922-2019), nacida en Brooklyn, fue una activa trotskista durante sus estudios en la Universidad de Chicago, el Seminario Teológico Judío y la Universidad de Cambridge. Más tarde, participó activamente en el laboratorio de ideas neoconservador American Enterprise Institute.
Los orígenes trotskistas del neoconservadurismo
El neoconservadurismo se considera erróneamente como un movimiento «de derechas» debido al prefijo «neo» que lleva y que sugiere equivocadamente una nueva forma de pensamiento conservador. Sin embargo, muchos neoconservadores fueron originalmente pensadores de extrema izquierda y concretamente trotskistas. Al fin y al cabo, la mayoría de los neoconservadores descienden de intelectuales judíos trotskistas de Europa del Este (principalmente Polonia, Lituania y Ucrania). Dado que la URSS prohibió el trotskismo en la década de 1920 resulta comprensible que se convirtieran en los Estados Unidos en un de grupo de presión anti-URSS dentro del ala liberal de izquierda del Partido Demócrata y además de otras organizaciones parecidas.
Irving Kristol definió a los neocones como «progresistas golpeados por la realidad». Esto quiere decir que un neocon es alguien que cambió de estrategia con tal de lograr sus objetivos políticos. Después de todo, en la década de 1970, los neoconservadores cambiaron el trotskismo por el liberalismo y abandonaron el Partido Demócrata. Debido a su fuerte aversión a la URSS y al Estado del bienestar abrazaron el anticomunismo de los republicanos por razones estratégicas.
Antiguo trotskista como el neocon Kristol siguieron promoviendo ideas marxistas como el socialismo reformista y la revolución internacional a través de la construcción nacional y los regímenes democráticos impuestos militarmente. Además, los neoconservadores defienden reivindicaciones progresistas como el aborto, la eutanasia, la inmigración masiva, la globalización, el multiculturalismo y el capitalismo de libre mercado. El Estado de bienestar también es considerado superfluo, aunque los propios pueblos occidentales preferirían que siguiera existiendo una forma de seguridad social constructiva que asegurara a los trabajadores. Los neoconservadores se caracterizan por agitar escenarios catastrofistas muy exagerados – como el envejecimiento de la población y la globalización – como un medio para preparar a la población para una masacre en el sector gubernamental y los servicios sociales. Para ello buscan el apoyo de las fuerzas políticas liberal-capitalistas. El término «trampa de la pobreza», que se refiere a los desempleados que no van a trabajar porque los costes que ello les ocasiona diluyen sus ingresos ligeramente superiores procedentes del trabajo, también fue inventado por los neoconservadores.
Todos estos son conceptos centrales de la filosofía neoconservadora. En 1979 la revista Esquire llamó a Irving Kristol «el padrino de la nueva fuerza política más poderosa de Estados Unidos: el neoconservadurismo». Ese año también se publicó el libro de Peter Steinfels The Neoconservatives: The Men Who Are Changing America's Politics, que señalaba la creciente influencia política e intelectual de los neoconservadores.
La revista mensual Commentary fue la sucesora de la revista Contemporary Jewish Record, que cesó su actividad en 1944. Commentary fue fundada en 1945 por el Comité Judío Estadounidense. El primer redactor jefe, Elliot Ettelson Cohen (1899-1959), era hijo de un tendero judío de la Rusia zarista. Durante su dirección Commentary se centró en la comunidad judía, tradicionalmente muy de izquierdas, al tiempo que deseaba dar a conocer las ideas de los jóvenes intelectuales judíos a un público más amplio. Norman Podhoretz, que se convirtió en redactor jefe en 1960, afirmó con razón que Commentary reconcilió a los intelectuales judíos radicales trotskistas con la América liberal-capitalista. Commentary adoptó una línea anti-URSS y apoyó plenamente los tres pilares de la Guerra Fría: la Doctrina Truman, el Plan Marshall y la OTAN.
Esta revista sobre política, sociedad, judaísmo y temas socioculturales ha desempeñado un papel destacado en el neoconservadurismo desde la década de 1970. Commentary transformó el trotskismo judío en neoconservadurismo y es la revista estadounidense más influyente del último medio siglo porque cambió profundamente la vida política e intelectual de Estados Unidos. Al fin y al cabo, la oposición a la guerra de Vietnam, al capitalismo subyacente a esa guerra y, sobre todo, la hostilidad contra Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967 despertaron la ira del redactor jefe Podhoretz. Por ello Commentary calificó tales oposiciones como antiamericanas, antiliberales y antisemitas. Así surgió el neoconservadurismo, que defendía ferozmente la democracia liberal y se oponía a la URSS y a los países del Tercer Mundo que luchaban contra el neocolonialismo. Los alumnos de Strauss – entre otros Paul Wolfowitz (nacido en 1943) y Allan Bloom – sostenían que Estados Unidos debía librar una batalla contra el «Mal» y difundir en el mundo la democracia parlamentaria y el capitalismo, considerados el «Bien».
Además, convencieron a la población estadounidense del peligro – ficticio – del Islam, por lo que abogaban por la intervención estadounidense en Oriente Próximo. Pero, sobre todo, los neoconservadores defienden el apoyo masivo e incondicional de Estados Unidos a Israel, hasta el punto de que el paleoconservador Russel Kirk (1918-1994) afirmó en una ocasión que los neoconservadores confundían la capital estadounidense con Tel-Aviv. De hecho, según Kirk, ésta era la principal distinción entre los neoconservadores y los viejos conservadores estadounidenses. Kirk ya había advertido en 1988 que el neoconservadurismo era muy peligroso y belicista. La Guerra del Golfo de 1990-1991, dirigida por Estados Unidos, le dio inmediatamente la razón.
Los neoconservadores luchan por el poder para imponer sus reformas con la esperanza de mejorar la calidad de la sociedad. Están tan convencidos de su propio derecho que no esperan a que haya un amplio apoyo a sus intervenciones, incluso en el caso de reformas importantes. Esto convierte al neoconservadurismo en una utopía de inspiración marxista.
La resistencia neoconservadora contra el presidente Richard Nixon
En la década de 1970, el neoconservadurismo surgió como un movimiento de resistencia contra las políticas del presidente Nixon. El republicano Richard Nixon (1913-1994), junto con Henry Kissinger (1923-2023) – asesor de seguridad nacional en 1969-1975 y Secretario de Estado en 1973-1977 – llevaron a cabo una política exterior completamente diferente estableciendo relaciones con la China maoísta e iniciando una distensión con la URSS. Además, Nixon también aplicó políticas sociales y abolió el patrón oro, haciendo que el dólar ya no fuera convertible al oro.
Nixon y Kissinger aprovecharon las altas tensiones y los conflictos fronterizos entre la URSS y China para establecer relaciones secretas con China en 1971, tras lo cual Nixon se convirtió en el primer presidente estadounidense en visitar la China maoísta en febrero de 1972. Mao Zedong pareció quedar enormemente impresionado por Nixon. La URSS, temerosa de una alianza sino-estadounidense, cedió a la búsqueda estadounidense de la distensión, lo que permitió a Nixon y Kissinger transformar el mundo bipolar – Occidente frente al bloque comunista – en un equilibrio de poder multipolar. Nixon visitó Moscú en mayo de 1972 y negoció acuerdos comerciales y dos importantes tratados de limitación de armamento (SALT I y el Tratado ABM) con el líder soviético Brezhnev. La hostilidad de la Guerra Fría fue sustituida por la distensión, que calmó la situación internacional. Las relaciones entre la URSS y Estados Unidos mejoraron mucho a partir de 1972. A finales de mayo de 1972 se estableció un programa de cooperación de cinco años sobre viajes espaciales. Esto condujo al proyecto de prueba Apollo-Soyuz en 1975, en el que el Apollo estadounidense y el Soyuz soviético realizaron una misión espacial conjunta.
China y la URSS redujeron su apoyo a Vietnam del Norte, al que se aconsejó que iniciara conversaciones de paz con Estados Unidos. Aunque al principio Nixon intensificó seriamente la guerra en Vietnam del Sur atacando también a los países vecinos de Laos, Camboya y Vietnam del Norte, fue retirando las tropas y Kissinger pudo concluir un acuerdo de paz en 1973. Después de todo, Nixon comprendió que para que la paz tuviera éxito era necesaria la participación de la URSS y China.
Nixon estaba además convencido de que unas políticas gubernamentales sensatas podían beneficiar a toda la población. Transfirió competencias federales a los Estados, proporcionó más ayuda alimentaria y asistencia social y estabilizó los salarios y los precios. El gasto en defensa se redujo del 9,1% al 5,8% del PIB y la renta media de los hogares aumentó. En 1972 se amplió considerablemente la seguridad social garantizando unos ingresos mínimos. Nixon se hizo muy popular gracias al éxito de sus políticas socioeconómicas. Fue reelegido en noviembre de 1972 con una de las mayores victorias electorales de la historia de Estados Unidos: a excepción de Massachusetts y Washington DC, obtuvo la mayoría en todos los Estados norteamericanos.
En respuesta a la aplastante victoria de Nixon, en diciembre de 1972, a instancias del senador demócrata Henry Jackson (1912-1983) – que había aspirado sin éxito a la candidatura presidencial demócrata – se fundó dentro del Partido Demócrata la facción centrista Coalición por una Mayoría Demócrata (CDM). La CDM sostenía que los demócratas necesitaban volver a una postura más amplia y centrista para derrotar a los republicanos. El CDM también atrajo a miembros del Partido Socialista Trotskista de América y especialmente de su ala juvenil, la Liga Socialista de Jóvenes.
Sin embargo, a pesar del importante número de miembros y del apoyo del CDM, Jackson no consiguió la nominación demócrata en las primarias presidenciales demócratas de 1976. Algunos miembros del CDM, en su mayoría no judíos – como Les Aspin, Lloyd Bentsen, Tom Foley, Samuel Huntington, William Richardson y James Woolsey – participarían posteriormente en los gobiernos de Carter (1977-1981) y Clinton (1993-2001), mientras que otros, en su mayoría judíos – Daniel Bell, Midge Decter, Nathan Glazer, Jeanne Kirkpatrick, Charles Krauthammer, Irving Kristol, Joshua Muravchik, Michael Novak, Richard Perle, Richard Pipes, Norman Podhoretz, Benjamin Wattenberg y Paul Wolfowitz – se convirtieron en neoconservadores e ipso facto en republicanos y participaron en la organización propagandística de la CIA y en el Congreso por la Libertad Cultural, en importantes laboratorios de ideas neoconservadores y en los gobiernos de Reagan (1981-1989), Bush padre (1989-1993) y Bush hijo (2001-2009). Así que se produjo una transición de los intelectuales judíos trotskistas del Partido Demócrata a ser de ahora en adelante neoconservadores dentro del Partido Republicano. Los neoconservadores formaron previamente un movimiento de oposición dentro del Partido Demócrata, que era ferozmente anti-URSS y rechazaba la distensión de Nixon y Kissinger con la URSS. Los empresarios neoconservadores pusieron enormes cantidades de dinero a disposición de los laboratorios de ideas y revistas neoconservadoras.
En 1973 los straussianos pidieron que Estados Unidos presionara a la URSS para que permitiera emigrar a los judíos soviéticos. Sin embargo, el Secretario de Estado Kissinger – aunque él mismo era judío – consideró que la situación de los judíos soviéticos no tenía nada que ver con los intereses de EEUU y, por lo tanto, se negó a dirigirse a la URSS al respecto. El senador Henry Jackson socavó la distensión con la Enmienda Jackson-Vanik de 1974, que hacía depender la distensión de la voluntad de la URSS de permitir la emigración de los judíos soviéticos. Jackson fue criticado dentro del Partido Demócrata por sus estrechos vínculos con la industria armamentística y su apoyo a la guerra de Vietnam y a Israel. Por esto último también recibió un importante apoyo financiero de multimillonarios judíos estadounidenses. Varios de los asociados de Jackson, como Elliot Abrams (nacido en 1948), Richard Perle (nacido en 1941), Benjamin Wattenberg (1933-2015) y Paul Wolfowitz se convertirían más tarde en destacados neoconservadores.
Kissinger tampoco estaba satisfecho con las persistentes peticiones israelíes de apoyo estadounidense y calificó al gobierno israelí de «pandilla de enfermos»: «Hemos vetado ocho resoluciones en los últimos años, les hemos dado cuatro mil millones de dólares en ayuda (...) y todavía nos tratan como si no hubiéramos hecho nada por ellos». Varias grabaciones de la Casa Blanca de 1971 muestran que el presidente Nixon también tenía serias dudas sobre el lobby israelí en Washington y sobre Israel.
Kissinger impidió que Israel destruyera el 3er Ejército egipcio cercado en el Sinaí durante la Guerra del Yom Kippur de 1973. Cuando la URSS no se atrevió a hacer valer su retórica proárabe, Kissinger fue capaz de conseguir que Egipto dejara el campo soviético y transformarlo en aliado de EEUU, lo que supuso un serio debilitamiento de la influencia soviética en Oriente Próximo.
Mientras tanto, Nixon continuó con sus reformas sociales. Por ejemplo, en febrero de 1974 introdujo un seguro de enfermedad basado en las cotizaciones de empresarios y trabajadores. Sin embargo, se vio obligado a dimitir en agosto de 1974 debido al escándalo Watergate, que comenzó en junio de 1972 y consistió en una serie de más de dos años de «revelaciones» sensacionalistas en los medios de comunicación que metieron en problemas muy serios a varios funcionarios del gobierno republicano y, en última instancia, al propio presidente Nixon.
El periódico The Washington Post fue uno de los que más ensució la imagen de la administración Nixon (1969-1974): los editores Howard Simons (1929-1989) y Hirsch Moritz «Harry» Rosenfeld (1929-2021) fueron los primeros en llevar a cabo el extraordinario reportaje sobre lo que se convertiría en el escándalo Watergate y pusieron a los periodistas Bob Woodward (°1943) y Carl Bernstein (°1944) a trabajar en el caso. Bajo la mirada aprobadora del redactor jefe Benjamin Bradlee (1921-2014), Woodward y Bernstein propusieron numerosas acusaciones contra la administración Nixon basadas en «fuentes anónimas».
Simons nació en el seno de una familia judía de Albany, en el Estado de Nueva York, y se licenció en Periodismo por la Universidad de Columbia. Rosenfeld procedía de una familia de judíos alemanes que se establecieron en el barrio neoyorquino del Bronx en 1939. Los padres judíos de Bernstein eran miembros del Partido Comunista de América y fueron perseguidos por el FBI por actividades subversivas durante 30 años, lo que les dejó un expediente del FBI de más de 2.500 páginas. Woodward ha sido acusado durante décadas de exageraciones e invenciones en sus reportajes, especialmente en lo que respecta a sus «fuentes anónimas» sobre el escándalo Watergate.
Esta ofensiva mediática contra el gobierno de Nixon dio lugar a una intensa investigación judicial y el Senado llegó a crear una comisión de investigación que empezó a citar a empleados del gobierno. Por ello Nixon tuvo que despedir a varios altos cargos en 1973 y, en última instancia, él mismo fue objeto de críticas, a pesar de no haber tenido nada que ver con el caso de robo y soborno que constituyó la base del escándalo Watergate. A partir de abril de 1974 se especuló abiertamente con la destitución de Nixon y, cuando esta amenazó con producirse en el verano de 1974, dimitió el 9 de agosto. El Secretario de Estado Kissinger predijo durante estos últimos días que la historia recordaría a Nixon como un gran Presidente y que el escándalo Watergate sería una mera nota a pie de página.
Nixon fue sucedido por el vicepresidente Gerald Ford (1913-2006). Los neoconservadores ejercieron una considerable presión sobre Ford para que nombrara a George Bush padre (1924-2018) como nuevo vicepresidente, pero Ford decidió elegir al más moderado Nelson Rockefeller (1908-1979), antiguo gobernador del Estado de Nueva York. Como, a pesar de la dimisión de Nixon, el Parlamento y los medios de comunicación seguían empeñados en llevarle ante la justicia, Ford concedió el indulto presidencial a Nixon en septiembre de 1974 por su presunto papel en el escándalo Watergate. A pesar de la enorme repercusión de este escándalo, sus raíces nunca salieron a la luz. Nixon mantuvo su inocencia hasta su muerte en 1994, aunque admitió errores en su gestión del escándalo. Pasaría los veinte años restantes de su vida reconstruyendo su maltrecha imagen.
En octubre de 1974 Nixon sufrió una flebitis potencialmente mortal, por la que tuvo que ser operado. El presidente Ford fue a visitarle al hospital, pero el Washington Post – una vez más – consideró necesario burlarse del gravemente enfermo Nixon. En la primavera de 1975 la salud de Nixon mejoró y empezó a trabajar en sus memorias, aunque su patrimonio desapareció debido, entre otras cosas, a los elevados honorarios de los abogados. En un momento dado, el ex presidente Nixon apenas tenía 500 dólares en su cuenta bancaria. A partir de agosto de 1975 su situación financiera mejoró gracias a una serie de entrevistas para un programa de la televisión británica y a la venta de su residencia de campo. Su autobiografía RN: The Memoirs of Richard Nixon, publicada en 1978, se convirtió en un éxito de ventas.
Líderes estatales chinos como Mao Zedong y Deng Xiaoping permanecieron agradecidos a Nixon por la mejora de las relaciones con EEUU durante años y le invitaron repetidamente a China. Nixon sólo consiguió restaurar algo su empañada reputación a mediados de la década de 1980 tras unos viajes muy publicitados a Oriente Próximo y la URSS.
El Presidente Ford y Kissinger continuaron la distensión de Nixon, entre otras cosas, concluyendo los Acuerdos de Helsinki con la URSS. Y cuando Israel siguió negándose a firmar la paz con Egipto, Ford suspendió toda la ayuda militar y económica estadounidense a Israel durante seis meses en 1975, en medio de las intensas protestas de los neoconservadores. Este fue un verdadero punto bajo en las relaciones israelo-estadounidenses.
El auge del neoconservadurismo
Durante la administración Ford (1974-1977) neoconservadores como el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Donald Rumsfeld (1932-2021), el asesor presidencial Dick Cheney (nacido en 1941), el senador Jackson y su socio Paul Wolfowitz se refirieron a la URSS como el «Mal», a pesar de que la CIA afirmaba que la URSS no suponía ninguna amenaza y no se podían encontrar pruebas de ello. Por lo tanto, la CIA fue acusada – entre otros por el profesor neoconservador straussiano Albert Wohlstetter (1913-1997) – de subestimar cualquier intención amenazadora de la URSS.
El escándalo Watergate provocó una fuerte derrota del Partido Republicano en las elecciones legislativas de noviembre de 1974, lo que dio a los neoconservadores la oportunidad de ganar más influencia en el gobierno. Cuando William Colby (1920-1996), jefe de la CIA, siguió negándose a permitir que un grupo de estudio ad hoc de expertos externos hiciera el trabajo de sus analistas, Rumsfeld presionó con éxito al presidente Ford en 1975 para que reorganizara a fondo el gobierno. El 4 de noviembre de 1975 varios secretarios y altos funcionarios moderados fueron sustituidos por neoconservadores en esta «Masacre de Halloween». Colby, entre otros, fue sustituido por Bush padre al frente de la CIA, Kissinger siguió siendo Secretario de Estado, pero perdió su puesto de Consejero de Seguridad Nacional en favor del general Brent Scowcroft (1925-2020), James Schlesinger fue sucedido por Rumsfeld como Secretario de Defensa, Cheney recibió el puesto vacante de Rumsfeld de Jefe de Gabinete de la Casa Blanca y John Scali cedió su puesto de embajador ante la ONU a Daniel Moynihan (1927-2003). El vicepresidente Rockefeller también anunció, bajo la presión de los neoconservadores, que no se presentaría como compañero de fórmula de Ford en las elecciones presidenciales de 1976.
El nuevo jefe de la CIA, Bush padre, formó el grupo de estudio anti-URSS Equipo B dirigido por el profesor judío de historia rusa Richard Pipes (1923-2018) para «reestudiar» las intenciones de la URSS. Todos los miembros del Equipo B ya eran anti-URSS a priori. Pipes, a sugerencia de Richard Perle, entonces asesor del senador Jackson, incluyó a Wolfowitz en el Equipo B. El muy controvertido informe de 1976 del grupo de estudio afirmaba haber identificado «una búsqueda ininterrumpida de la URSS de la hegemonía mundial» y «un fallo de inteligencia».
Posteriormente, resultó que el Equipo B se había equivocado por completo a todos los niveles. Al fin y al cabo, la URSS no tenía un «PIB creciente con el que pudiera comprar más y más armas», sino que se hundía lentamente en el caos económico. Tampoco existió nunca una supuesta flota de submarinos nucleares indetectables por radar. Mediante estas puras invenciones los straussianos sostenían que Estados Unidos se enfrentaba a una amenaza ficticia del «Mal». El informe del Equipo B se utilizó para justificar las masivas (e innecesarias) inversiones en armamento que comenzaron al final de la administración Carter y explotaron durante la administración Reagan.
En vísperas de las elecciones presidenciales de 1976 los neoconservadores propusieron al ex gobernador de California y ex demócrata Ronald Reagan (1911-2004) como alternativa a Ford, a quien se reprochaba, entre otras cosas, su distensión hacia la URSS y la suspensión del apoyo a Israel. A pesar de todo, Ford consiguió ser proclamado candidato presidencial republicano. Sin embargo, en las elecciones presidenciales perdió frente al demócrata Jimmy Carter (nacido en 1924).
Dentro del Partido Republicano, infiltrado por los neoconservadores, surgió en la década de 1970 el laboratorio de ideas American Enterprise Institute. En él figuraban influyentes intelectuales neoconservadores como Nathan Glazer (1923-2019), Irving Kristol, Michael Novak (1933-2017), Benjamin Wattenberg y James Wilson (1931-2012). Estos últimos influyeron con éxito en los partidarios tradicionales de los republicanos, haciendo que el creciente fundamentalismo protestante se alineara con el neoconservadurismo. Como resultado, Reagan – que también era protestante – se convirtió en Presidente en 1981 e inmediatamente nombró como asesores a una serie de neoconservadores (como John Bolton, Rumsfeld, Wolfowitz, Doug Feith, William Kristol, Lewis Libby y Elliot Abrams). Bush padre se convirtió en vicepresidente.
En lugar de la distensión, ahora había una política exterior agresiva y ferozmente anti-URSS, que estaba fuertemente basada en la doctrina Kirkpatrick. La exmarxista y exdemócrata (¡!) Jeane Kirkpatrick (1926-2006) escribió un polémico artículo de 1979 «Dictaduras y dobles raseros» en Commentary. El artículo sostenía que aunque la mayoría de los gobiernos del mundo son y siempre han sido autocracias, sería posible democratizarlos a largo plazo. Esta doctrina Kirkpatrick tenía como principal objetivo justificar el apoyo a las dictaduras proestadounidenses en el Tercer Mundo.
Muchos inmigrantes del bloque del Este participaron activamente en el movimiento neoconservador. También se oponían ferozmente a la distensión con la URSS y consideraban que el progresismo era superior. Además, Podhoretz criticó muy duramente a los partidarios de la distensión a principios de la década de 1980.
Ahora se hablaba a la población estadounidense de una amenaza soviética aún mayor: la URSS controlaría una red terrorista internacional y, por lo tanto, estaría detrás de atentados terroristas en todo el mundo. Una vez más, la CIA descartó esto como un disparate, pero siguió difundiendo la propaganda de la «red terrorista internacional soviética». En consecuencia, EEUU tuvo que responder. Los neoconservadores se convirtieron ahora en revolucionarios democráticos: EEUU apoyaría a las fuerzas internacionales para cambiar el mundo. Por ejemplo, en la década de 1980 apoyaron fuertemente a los muyahidines afganos en su lucha contra la URSS y a los contras nicaragüenses contra el gobierno sandinista de Ortega. Además, Estados Unidos inició una carrera armamentística con la URSS, lo que provocó grandes déficits presupuestarios y un aumento de la deuda pública: la política de defensa de Reagan aumentó el gasto en defensa un 40% en 1981-1985 y triplicó el déficit presupuestario.
El ascenso de los neoconservadores condujo a años de Kulturkampf en EEUU. Después de todo, rechazaron la culpa por la derrota en Vietnam, así como la política exterior de Nixon. Además, hubo resistencia contra la acción internacional activa de EEUU y contra la identificación de la URSS con el «Mal». La política exterior de Reagan fue criticada por agresiva, imperialista y belicosa. Además, en 1986 EEUU fue condenado por la Corte Internacional de Justicia por crímenes de guerra contra Nicaragua. Muchos centroamericanos también condenaron el apoyo de Reagan a los Contras, llamándolo un fanático exagerado que pasó por alto las masacres, torturas y otras atrocidades que cometieron estos grupos. El presidente nicaragüense Ortega dijo una vez que esperaba que Dios perdonara a Reagan por su «guerra sucia contra Nicaragua».
Los neoconservadores también influyeron en la política exterior de la posterior administración Bush padre. Por ejemplo, Dan Quayle (nacido en 1947) era entonces vicepresidente y Cheney Secretario de Defensa, con Wolfowitz como empleado. En 1991-1992 Wolfowitz se opuso a la decisión de Bush de no deponer al régimen iraquí tras la Guerra del Golfo de 1990-1991. En un informe de 1992 al gobierno, él y Lewis Libby (nacido en 1950) propusieron ataques «preventivos» para «impedir la producción de armas de destrucción masiva» – ¡ya sostenían esas teorías en ese entonces! – y un mayor gasto en defensa. Sin embargo, Estados Unidos sufrió un enorme déficit presupuestario debido a la carrera armamentística de Reagan.
Durante la administración Clinton los neoconservadores fueron expulsados y se refugiaron en los laboratorios de ideas que habían fundado, donde se reunían regularmente una veintena de ellos, en parte para discutir sobre el Oriente Próximo. Un grupo de estudio neoconservador dirigido por Richard Perle, que incluía a Doug Feith y David Wurmser, preparó el controvertido informe A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm en 1996. En él se aconsejaba al recién nombrado primer ministro israelí Benjamin Netanyahu que adoptara una política agresiva hacia sus vecinos: poner fin a las negociaciones de paz con los palestinos, deponer a Sadam Husein en Irak y realizar ataques «preventivos» contra el Hezbolá libanés, Siria e Irán. Según este informe, Israel tenía que esforzarse por desestabilizar a fondo Oriente Próximo para resolver sus problemas estratégicos, pero el pequeño Israel no podía llevar a cabo tan enorme empresa.
En 1998 el laboratorio de ideas neoconservador Proyecto para el Nuevo Siglo Americano escribió una carta al presidente Clinton pidiendo la invasión de Iraq. Esta carta estaba firmada por varios destacados neoconservadores: Elliott Abrams, Richard Armitage, John Bolton, Zalmay Khalilzad, William Kristol, Richard Perle, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz y Robert Zoellick. Esto demuestra una vez más que estas ideas ciertamente no surgieron de la nada cuando la administración Bush Jr. asumió el poder.
La obsesión de los neoconservadores por Oriente Próximo se remonta a sus antecedentes sionistas. Después de todo, muchos neoconservadores son de ascendencia judía y se sienten vinculados a Israel y al partido Likud. Los neoconservadores creen además que en el mundo unipolar posterior a la Guerra Fría los Estados Unidos tenía que utilizar su poder militar para evitar verse amenazado y para extender la democracia parlamentaria y el capitalismo. El concepto de «cambio de régimen» también fue inventado por ellos.
Aunque los presidentes Reagan y Bush padre ya adoptaron ideas neoconservadoras, el neoconservadurismo sólo triunfó realmente bajo la presidencia de George Bush hijo (nacido en 1946), cuya política exterior y militar estuvo completamente dominada por los neoconservadores. Durante el verano de 1998, Bush hijo, por intercesión de Bush padre, se reunió con su antigua asesora en asuntos soviéticos y de Europa del Este, Condoleeza Rice, en la finca de la familia Bush en Maine. Esto llevó a Rice a asesorar a Bush Jr. en política exterior durante su campaña electoral. Wolfowitz también fue contratado ese mismo año. A principios de 1999 se formó un grupo completo de asesoramiento en política exterior formado en gran parte por miembros de las administraciones de Reagan y Bush padre. El grupo, dirigido por Rice, incluía también a Richard Armitage (nacido en 1945, exembajador y exagente secreto), Robert Blackwill (nacido en 1939, exasesor para Asuntos Europeos y Soviéticos), Stephen Hadley (nacido en 1947, exasesor de Defensa) y Richard Armitage (nacido en 1945, exembajador y exagente secreto), Lewis Libby (exempleado de los Departamentos de Estado y Defensa), Richard Perle (asesor del Departamento de Defensa), George Schultz (1920-2021, exasesor del Presidente Eisenhower, ex Secretario de Trabajo, Hacienda y Estado, profesor y empresario), Paul Wolfowitz (exempleado de los Departamentos de Estado y Defensa), Dov Zakheim (n. 1948, exasesor del Departamento de Defensa), Robert Zoellick (n. 1953, exasesor y exvicesecretario de Estado). Con la ayuda de todos ellos Bush Jr. quería compensar su falta de experiencia exterior. Este grupo asesor en política exterior recibió el nombre de «Vulcanos» durante la campaña electoral del 2000.
Tras la victoria electoral de Bush, casi todos los Vulcanos recibieron puestos importantes en su gobierno: Condoleeza Rice (consejera de Seguridad Nacional y más tarde secretaria de Estado), Richard Armitage (vicesecretario de Estado), Robert Blackwill (embajador y más tarde consejero de Seguridad), Stephen Hadley (consejero de Seguridad), Lewis Libby (jefe de gabinete del vicepresidente Cheney), Richard Perle (de nuevo asesor en el Departamento de Defensa), Paul Wolfowitz (Vicesecretario de Defensa y más tarde Presidente del Banco Mundial), Dov Zakheim (de nuevo asesor en el Departamento de Defensa), Robert Zoellick (Representante Presidencial para Política Comercial y más tarde Vicesecretario de Estado).
Otros neoconservadores también recibieron altos cargos: Cheney se convirtió en vicepresidente, mientras que Rumsfeld volvió a ser secretario de Defensa, John Bolton (nacido en 1948) se convirtió en vicesecretario de Estado, Elliot Abrams pasó a ser miembro del Consejo de Seguridad Nacional y Doug Feith (nacido en 1953) se convirtió en asesor presidencial para Defensa. Como resultado, la política exterior y militar estadounidense se alineó plenamente con los intereses geopolíticos de Israel. Wolfowitz, Cheney y Rumsfeld fueron los impulsores de la llamada «Guerra contra el Terror» que condujo a las invasiones de Afganistán e Irak.
Con el informe Clean Break de 1996 (cf. supra), el anteproyecto de su política exterior ya había sido elaborado cinco años antes de que el gobierno de Bush Jr. tomará posesión. Además, los tres principales autores de este informe – Perle, Feith y Wurmser – estaban activos dentro de este gobierno como asesores. Una reestructuración de Oriente Próximo parecía ahora mucho más realista. Los neoconservadores la presentaban como si los intereses de Israel y Estados Unidos coincidieran. La pieza central del informe era la eliminación de Sadam Husein como primer paso para transformar un Oriente Próximo hostil a Israel en una región más proisraelí.
Varios analistas políticos, entre ellos el paleoconservador Patrick Buchanan, señalaron las grandes similitudes entre el informe Clean Break y los hechos del siglo XXI: en 2000, el líder israelí Sharon hizo saltar por los aires los Acuerdos de Oslo con los palestinos con su provocadora visita al Monte del Templo en Jerusalén, en 2003 Estados Unidos ocupó Irak, en 2006 Israel emprendió una guerra (fallida) contra Hezbolá y en 2011 Siria se vio seriamente amenazada por las sanciones occidentales y los grupos terroristas respaldados por Estados Unidos. Y luego está la amenaza permanente de guerra contra Irán.
A partir de 2002 el presidente Bush Jr. afirmó que un «Eje del Mal» formado por Irak, Irán y Corea del Norte suponía un peligro para Estados Unidos. Había que combatirlo con guerras «preventivas». Los straussianos planeaban atacar Afganistán, Irak e Irán en una primera fase (reforma de Oriente Próximo), en una segunda fase (reforma de Levante y Norte de África) invadir Libia, Siria y Líbano, y en una tercera fase (reforma de África Oriental) Somalia y Sudán. Podhoretz también enumeró esta serie de países a atacar en Comentary. El principio de un ataque simultáneo contra Libia y Siria ya se concibió en la semana posterior a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Fue anunciado públicamente por primera vez por el vicesecretario de Estado John Bolton el 6 de mayo de 2002 en su discurso «Más allá del Eje del Mal». El ex comandante supremo de la OTAN, el general Wesley Clark, volvió a confirmarlo el 2 de marzo de 2007 en una entrevista televisiva, en la que también mostró la lista de países que serían atacados sucesivamente por Estados Unidos en los años siguientes. El ataque simultáneo contra Libia y Siria tuvo lugar efectivamente en 2011: Libia fue destruida por un ataque de la OTAN liderado por Estados Unidos y Siria se vio arrastrada a una guerra devastadora de varios años por diversos grupos terroristas respaldados por Estados Unidos.
Bush Jr. no logró una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para una invasión de Irak debido a la feroz oposición de varios países. Esto provocó incluso una crisis diplomática a finales de 2002 y principios de 2003. Los neoconservadores veían la guerra de Irak como un campo de pruebas: Estados Unidos intentaría instalar una democracia parlamentaria en Irak para reducir la hostilidad árabe hacia Israel. Podhoretz abogó firmemente por el derrocamiento de Sadam Husein en Comentary y elogió al presidente Bush jr., que también se retiró del tratado de limitación de armas ABM con Rusia. Sin embargo, debido al fiasco estadounidense en Irak, el neoconservadurismo perdió influencia, por lo que fue mucho menos dominante durante el segundo gobierno de Bush Jr.
La política exterior de Bush Jr. fue duramente criticada internacionalmente, especialmente por Francia, Uganda, España y Venezuela. El antiamericanismo aumentó bruscamente durante su presidencia. El expresidente Jimmy Carter también criticó a Bush durante años por una guerra innecesaria «basada en mentiras y malentendidos». Sin embargo, en 2007, Podhoretz presionó para que Estados Unidos atacara Irán, a pesar de que era muy consciente de que esto aumentaría exponencialmente el antiamericanismo en todo el mundo.
Algunos laboratorios de ideas neoconservadores
Los neoconservadores quieren extender la democracia parlamentaria y el capitalismo a escala internacional, incluso en regiones inestables y también mediante la guerra. El American Enterprise Institute (AEI), la Heritage Foundation (HF) y el ya desaparecido Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC) son/fueron sus principales laboratorios de ideas. Un detalle interesante es que las oficinas del American Enterprise Institute, el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y la revista neoconservadora The Weekly Standard estaban en el mismo edificio.
1. American Enterprise Institute (AEI)
El AEI, fundado en 1938, lucha por la reducción de los servicios gubernamentales, el libre mercado, la democracia liberal y una política exterior activa. Este laboratorio de ideas fue fundado por ejecutivos de grandes empresas (entre otras Chemical Bank, Chrysler y Paine Webber) y está financiado por empresas, fundaciones y particulares. Hasta la fecha, el Consejo de Administración del AEI está formado por ejecutivos de empresas multinacionales y financieras, entre otras Alliance Bernstein, American Express Company, Carlyle Group, Crow Holdings y Motorola.
Hasta la década de 1970 el AEI tuvo poca influencia en la política estadounidense. Sin embargo, en 1972 la AEI puso en marcha un departamento de investigación y en 1977 la llegada del expresidente Gerald Ford trajo a la AEI a varios altos cargos de su administración. Ford también dio a la AEI influencia internacional. Varios destacados neoconservadores, como Irving Kristol, Gertrude Himmelfarb, Michael Novak, Benjamin Wattenberg y James Wilson, también empezaron a trabajar para la AEI. Al mismo tiempo, los recursos financieros y la plantilla de la AEI aumentaron exponencialmente.
En la década de 1980 varios empleados de la AEI se incorporaron a la administración Reagan, donde defendieron una postura de línea dura contra la URSS. En el periodo 1988-2000 la AEI reclutó, entre otros, a John Bolton (entonces alto funcionario de Reagan), Lynne Cheney (n. 1941, esposa de Dick Cheney), Newt Gingrich (n. 1943, presidente de la Cámara de Representantes en 1995-1999), Frederick Kagan (n. 1970, hijo del cofundador del PNAC Donald Kagan), Joshua Muravchik (n. 1947, entonces investigador en el laboratorio de ideas proisraelí de Washington Institute for Near East Policy) y Richard Perle (asesor en el Departamento de Defensa en 1987-2004), mientras que sus recursos financieros seguían aumentando.
El AEI adquirió especial importancia desde que la administración Bush Jr. asumió el poder. Al fin y al cabo, varios empleados de la AEI formaban parte de este gobierno o trabajaban entre bastidores para él. Otros empleados del gobierno también mantenían buenos contactos con la AEI. Este laboratorio de ideas siempre prestó mucha atención a Oriente Próximo y, por lo tanto, estuvo estrechamente implicado en la preparación de la invasión de Irak y la posterior guerra civil. Además, la AEI también centró su atención en Irán, Corea del Norte, Rusia, Siria, Venezuela y movimientos de liberación como Hezbolá. Al mismo tiempo, se hicieron llamamientos para estrechar lazos con países con intereses similares como Australia, Colombia, Georgia, Gran Bretaña, Israel, Japón, México y Polonia.
2. Heritage Foundation (HF)
La HF fue fundada en 1973 por Joseph Coors (1917-2003), Edwin Feulner (nacido en 1941) y Paul Weyrich (1942-2008) debido a su descontento con la política de Nixon. Querían explícitamente orientar la política gubernamental en otra dirección. El empresario Coors apoyó al gobernador californiano y posterior presidente estadounidense Reagan. También aportó el primer presupuesto anual del nuevo laboratorio de ideas con 250.000 dólares. Feulner y Weyrich fueron asesores de legisladores republicanos. En 1977 el influyente Feulner se convirtió en director del HF. Mediante el asesoramiento político – entonces una táctica completamente nueva en el mundo de los laboratorios de ideas de Washington – el HF despertó el interés de muchos a nivel nacional.
El HF fue una importante fuerza impulsora del auge del neoconservadurismo y se centra principalmente en el liberalismo económico. El HF hace referencia a las ideas judeo-protestantes y al liberalismo. Este laboratorio de ideas promueve el libre mercado, la reducción de los servicios gubernamentales, el individualismo y un fuerte gasto en defensa. El HF está financiado por empresas, fundaciones y particulares.
La administración Reagan estuvo fuertemente influenciada por Mandate for Leadership, un libro de 1981 de la HF sobre la reducción de los servicios gubernamentales. Bajo la influencia del HF, Estados Unidos también apoyó activamente a los grupos de resistencia anti-URSS en todo el mundo y a los disidentes del Bloque del Este. El concepto de «Imperio del Mal» con el que se describía a la URSS en este periodo también procede de la HF.
La HF también apoyó firmemente la política exterior del presidente Bush Jr. y su invasión de Irak. Varios empleados de HF también ocuparon cargos en su gobierno, como Paul Bremer (nacido en 1941), que llegó a ser gobernador del Iraq ocupado. A finales de 2001 el FH creó el Grupo de Trabajo de Seguridad Nacional que esbozó los contornos del nuevo Departamento de Seguridad Nacional.
Cuando Donald Trump anunció su candidatura a la nominación presidencial republicana de 2016 en junio de 2015, el HF lo atacó. En julio de 2015 el presidente de Heritage Action – la organización de defensa política de HF – dijo en Fox News: «Donald Trump es un payaso. Debe abandonar la carrera presidencial». En agosto de 2015 Stephen Moore – economista del HF – criticó las posiciones políticas de Trump. En diciembre de 2015, Kim Holmes, vicepresidente de HF, se opuso a la candidatura de Trump y criticó a sus partidarios como «una clase alienada» que se agitaba contra los responsables de las políticas liberal-progresistas y las instituciones que estos controlaban.
Cuando Trump ganó la nominación republicana y se acercaron las elecciones presidenciales, la HF cambió de estrategia. Comenzó a enviar correos electrónicos a posibles candidatos a puestos en el gobierno en caso de que Trump se convirtiera en presidente. La HF quería utilizar cuestionarios para evaluar su interés en el nombramiento de una posible administración de Trump. En el correo electrónico también se pedía que los cuestionarios llenados y el CV se devolvieran a la HF antes del 26 de octubre de 2016, aproximadamente una semana antes de las elecciones presidenciales.
Tras la victoria efectiva de Trump en las elecciones presidenciales, el HF ganó influencia sobre la composición de su gobierno, así como sobre sus políticas. La CNN informó de que «ninguna otra institución en Washington tiene una influencia tan enorme sobre la composición del Gobierno de Trump». Según la CNN esta influencia desproporcionada del HF se debió a que los demás laboratorios de ideas neoconservadores siguieron oponiéndose a Trump durante las elecciones presidenciales, mientras que el HF acabó apoyando a Trump y así pudo infiltrarse en su movimiento.
Al menos 66 empleados y exempleados de HF fueron nombrados en la administración Trump (2017-2021). Además, cientos de personas más seleccionadas por el HF fueron nombradas para ocupar altos cargos en agencias gubernamentales. En enero de 2018 el HF declaró que la administración Trump ya había incorporado el 64% de las 334 medidas políticas propuestas por el HF.
En abril de 2023, el presidente del HF Kevin Roberts fundó el Proyecto 2025 para proporcionar al candidato presidencial republicano de 2024 un marco ideológico y una fuerza de trabajo para su posible administración. El Proyecto 2025 incluye una colección de propuestas políticas – 922 páginas – para reformar el aparato gubernamental. Afirma que el poder ejecutivo está bajo el control directo del presidente en virtud del artículo II de la Constitución estadounidense. Propone una purga a fondo del aparato gubernamental en la que decenas de miles de empleados públicos serían despedidos por ser políticamente inútiles. Muchos juristas afirman que esto socavaría el Estado de Derecho, la separación de poderes, la separación entre Iglesia y Estado y los derechos civiles. El Proyecto 2025 utilizó una retórica belicosa y un lenguaje apocalíptico al describir este como un «plan de batalla».
Aunque el HF ha sido considerado muy controvertido y fuertemente criticado en la comunidad política estadounidense durante muchos años, su impacto en las políticas públicas lo ha convertido históricamente en uno de los laboratorios de ideas estadounidenses más influyentes, tanto en Estados Unidos como a escala internacional.
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3. Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC)
El PNAC fue fundado en 1997 por el New Citizenship Project y tenía como objetivo la hegemonía internacional de Estados Unidos, la cual quería conseguir mediante la fuerza militar, la diplomacia y los principios morales. El informe de 90 páginas del PNAC «Rebuilding America's Defenses», de septiembre de 2000, señalaba la ausencia de un «acontecimiento catastrófico y catalizador como un nuevo Pearl Harbor» y mencionaba también cuatro objetivos militares: proteger a EEUU, ganar de forma convincente varias guerras, actuar como policía internacional y reformar el ejército. El PNAC presionó muy intensamente a los políticos estadounidenses y europeos en favor de estos objetivos.
Entre los 25 fundadores del PNAC se encontraban John Bolton (alto funcionario de Reagan y Bush padre), Jeb Bush (Gobernador de Florida y hermano del Presidente Bush hijo), Dick Cheney (Jefe de Gabinete de la Casa Blanca con Ford y Secretario de Defensa con Bush padre), Elliot Asher Cohen (n. 1956, catedrático de Ciencias Políticas), Midge Decter (periodista, escritora y esposa de Podhoretz), Steve Forbes (director de Forbes Magazine), Aaron Friedberg (catedrático de Relaciones Internacionales), Francis Fukuyama (catedrático de Filosofía, Ciencias Políticas y Sociología), Donald Kagan (catedrático de Historia), Zalmay Khalilzad (funcionario del Departamento de Estado de Reagan y del Departamento de Defensa de Bush padre), William Kristol (redactor jefe de la revista de la Casa Blanca de Ford y Secretario de Defensa de Bush padre), William Kristol (redactor jefe de la revista neoconservadora The Weekly Standard), John Lehman (hombre de negocios y Secretario de Marina de Reagan), Lewis Libby (empleado del Departamento de Estado de Reagan y del Departamento de Defensa de Bush padre), Norman Podhoretz (redactor jefe de la revista neoconservadora Commentary), Dan Quayle (Vicepresidente de Bush padre), Donald Rumsfeld (Secretario de Estado de Reagan y del Departamento de Defensa de Bush padre), Donald Rumsfeld (Jefe de Gabinete de la Casa Blanca y Secretario de Defensa de Ford, asesor presidencial de Reagan y asesor del Departamento de Defensa de Bush padre) y Paul Wolfowitz (empleado del Departamento de Defensa de Ford y asesor del Departamento de Estado de Reagan y del Departamento de Defensa de Bush padre). Más tarde, Richard Perle (asesor del Departamento de Defensa en 1987-2004) y George Weigel (conocido publicista y comentarista político católico progresista) también se unieron al proyecto.
El PNAC es una organización muy controvertida porque abogaba por el dominio estadounidense del mundo, el espacio e Internet en el siglo XXI. Despertó una reacción adversa del Brussells Tribunal y de From the Wilderness. La iniciativa ciudadana Brussells Tribunal fue fundada en 2004, entre otros, por el filósofo de la cultura Lieven De Cauter (Katholieke Universiteit Leuven, Bélgica) y se opone a la política exterior estadounidense. Por ello, rechaza el PNAC y la ocupación estadounidense de Irak. Brussells Tribunal también denunció la campaña de asesinatos contra académicos iraquíes y la destrucción de la identidad cultural de Iraq por parte del ejército estadounidense. From the Wilderness afirmó que el PNAC quería conquistar el mundo y que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron permitidos deliberadamente por miembros del gobierno estadounidense con la intención de conquistar Afganistán e Irak y restringir las libertades en Estados Unidos.
En su conocido libro El fin de la historia y el último hombre de 1992, el profesor y cofundador del PNAC Francis Fukuyama postulaba que, tras la desaparición de la URSS, la historia había terminado y que a partir de entonces triunfarían el capitalismo y las democracias parlamentarias. Para la administración Bush Jr. este libro justificaba la invasión de Irak. También fue una de las principales fuentes de inspiración del PNAC. Sin embargo, Fukuyama atacó a quienes ostentaban el poder en la Casa Blanca en su libro de 2006, America at the Crossroads: Democracy, Power and the Neoconservative Legacy, afirmando que los Estados Unidos había perdido credibilidad y autoridad internacional debido a la guerra de Irak. En todo el mundo, y especialmente en Oriente Próximo, esta invasión alimentó fuertemente el antiamericanismo. Además, Estados Unidos no tenía ningún plan de estabilización para el Iraq ocupado. Fukuyama también afirmó que la retórica de la administración de Bush Jr. sobre la «guerra internacional contra el terrorismo» y la «amenaza islámica» había sido muy exagerada. Sin embargo, Fukuyama sigue siendo un neoconservador convencido que persigue la democratización global liderada por Estados Unidos. Sin embargo, acusó a la administración Bush Jr. de un enfoque demasiado unilateral y su guerra «preventiva» con tal de extender la democracia liberal de ser injustificada. Es por esa razón que Estados Unidos dejó de lado sus anteriores métodos para cambiar los gobiernos. Fukuyama quiere, por lo tanto, una continuación de la política exterior neoconservadora, pero de una forma más reflexiva que no despierte el miedo o el antiamericanismo en otros países.
A partir de 2006 la actividad del PNAC se desvaneció. En diciembre de 2006 el exdirector Gary Schmitt (nacido en 1952) declaró en el canal de televisión BBC News que el PNAC nunca tuvo la intención de «durar para siempre» y que «ya había hecho su trabajo» porque «nuestro punto de vista ha sido adoptado». Así pues, la misión del PNAC estaba cumplida y por ello, en 2009, fue sustituido por un nuevo laboratorio de ideas: el Foreign Policy Initiative. Los principales objetivos del FPI eran contrarrestar la corriente aislacionista del Partido Republicano durante la administración Obama (2009-2017) y mantener al partido centrado en las guerras estadounidenses de Afganistán e Irak.
El FPI fue fundado por Robert Kagan, William Kristol y Daniel Senor (nacido en 1971). Paul Singer, multimillonario de fondos de cobertura nacido en 1944 en el seno de una familia judía de Nueva Jersey, fue su donante más importante.
El FPI abogó por una mayor implicación militar estadounidense en la guerra de Afganistán, una nueva guerra contra Irán y la cancelación por parte del Departamento de Defensa de un contrato de 572 millones de dólares con el exportador de armas ruso Rosoboronexport. En cuanto a la guerra en Siria, el FPI propuso que Estados Unidos impusiera una zona de exclusión aérea parcial, armara a los grupos islamistas y desplegara misiles antiaéreos Patriot, con base en Turquía, contra la fuerza aérea siria en las provincias noroccidentales de Idlib y Alepo. También se opuso a la anexión rusa de Crimea en 2014.
El FPI, que fue creado como una organización temporal, dejó de existir a finales de la administración Obama en el 2017 porque su misión – que el Partido Republicano defendiera las guerras en Oriente Próximo durante tal presidencia (cf. supra) – se había cumplido. La administración entrante de Trump también causó división entre los fundadores del FPI y sobre lo que debería lograrse durante tal presidencia. Esto se debió al hecho de que, aunque el donante del instituto Singer adoptó una posición anti-Trump durante las elecciones presidenciales de 2016, cambió inmediatamente de rumbo tras la victoria de Trump: junto con otros 25 multimillonarios, donó 1 millón de dólares para su toma de posesión como presidente. Kagan y Kristol, en cambio, siguieron siendo virulentamente anti-Trump e incluso abandonaron el Partido Republicano. Por lo tanto, el FPI ya no era útil para Singer y decidió reducir la donación al FPI a una cantidad muy baja, tras lo cual el FPI llegó a la conclusión de que no tenía sentido continuar existiendo.
Biografía de varios de los principales neoconservadores
Elliot Abrams nació en 1948 en el seno de una familia judía de Nueva York y es yerno de Norman Podhoretz. Abrams trabajó como asesor de política exterior de los presidentes republicanos Reagan y Bush jr. Durante la administración Reagan, quedó desacreditado por ocultar las atrocidades de los regímenes proamericanos en Centroamérica y de los Contras en Nicaragua. Abrams fue finalmente condenado por ocultar información y hacer declaraciones falsas ante el Parlamento estadounidense. Durante el gobierno de Bush jr. fue asesor presidencial sobre Oriente Próximo y el Norte de África y sobre la expansión mundial de la democracia. Según el diario británico The Observer Abrams también participó en el fallido intento de golpe de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez en 2002.
Jeb Bush, nacido en 1953, procede de la acaudalada familia de empresarios protestantes Bush, a la que también pertenecen los presidentes Bush padre (su padre) y Bush hijo (su hermano). Jeb Bush cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1997. Fue gobernador de Florida de 1999 a 2007 con el apoyo de los latinos cubanos y no cubanos, así como de la comunidad judía de Florida.
Dick Cheney es un sionista protestante nació en Nebraska en 1941. Tras estudiar en la Universidad de Yale y en la Universidad de Wisconsin empezó a trabajar para el asesor presidencial Donald Rumsfeld en 1969. En los años siguientes Cheney ocupó otros cargos en la Casa Blanca antes de convertirse en asesor del presidente Ford en 1974. En 1975, se convirtió en Jefe de Gabinete de la Casa Blanca. Como Secretario de Defensa en el gobierno de Bush padre, Cheney dirigió la Guerra del Golfo de 1990-1991 contra Irak, estableciendo bases militares en Arabia Saudí. A partir de 1993 se unió al American Enterprise Institute y al Jewish Institute for National Security Affairs. De 1995 a 2000 Cheney dirigió el gigante energético Halliburton. Con la llegada al poder de Bush jr. Cheney fue vicepresidente de 2000 a 2008 y también pudo nombrar a Rumsfeld como Secretario de Defensa. Sin embargo, no logró poner a Wolfowitz al frente de la CIA (cf. infra). Para justificar las guerras de Afganistán e Irak Cheney contribuyó significativamente al desarrollo del concepto de «Guerra contra el Terror» y a las falsas acusaciones de armas de destrucción masiva. Cheney fue el vicepresidente más poderoso e influyente de la historia estadounidense. Él y Rumsfeld también desarrollaron un programa de tortura para prisioneros de guerra. Cheney también influyó mucho en la fiscalidad y en los presupuestos del Estado. Tras dejar el cargo, criticó duramente las políticas de seguridad de la administración Obama.
Doug Feith nació en Filadelfia en 1953, hijo del empresario judío sionista Dalck Feith, que emigró de Polonia a Estados Unidos en 1942. Tras cursar estudios en las universidades de Harvard y Georgetown, Feith se convirtió en profesor de política de seguridad en esta última universidad. También escribió artículos muy proisraelíes para Commentary y el Wall Street Journal, entre otros periódicos. Feith se opuso firmemente a la distensión con la URSS, al tratado de limitación de armas ABM y al acuerdo de paz de Camp David entre Egipto e Israel. También defiende intensamente el apoyo estadounidense a Israel. En 1996 Feith fue uno de los autores del controvertido informe A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm, que hacía recomendaciones políticas muy agresivas para el entonces primer ministro israelí Netanyahu. En 2001 Feith se convirtió en asesor de defensa del presidente Bush jr. En 2004 fue interrogado por el FBI bajo sospecha de haber pasado información clasificada al grupo de presión sionista AIPAC. En la actualidad Feith es empleado del laboratorio de ideas Jewish Institute for National Security Affairs que aboga por una estrechamiento de la alianza entre Estados Unidos e Israel.
Steve Forbes, nacido en Nueva Jersey en 1947, fue nombrado en 1985 por el presidente Reagan para dirigir las emisoras de radio de la CIA Radio Europa Libre y Radio Libertad, que emitían propaganda estadounidense en varios idiomas en el Bloque del Este durante la Guerra Fría. Reagan aumentó el presupuesto de estas emisoras de radio contrarias a la URSS y las hizo más críticas con la URSS y sus estados satélites. El proisraelí Forbes cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1997 y forma parte del Consejo de Administración de la Heritage Fundation. Defiende el libre comercio, la reducción de los servicios gubernamentales, una estricta legislación contra la delincuencia, la legalización de las drogas, el matrimonio homosexual y la reducción de la seguridad social. Hoy dirige su propia publicación, Forbes Magazine.
El profesor judío de política internacional Aaron Friedberg (nacido en 1956) fue cofundador del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1997. En 2003-2005 fue asesor de seguridad y director de planificación política del vicepresidente Cheney.
Nathan Glazer (1923-2019) nació como hijo de inmigrantes judíos procedentes de Polonia. A principios de la década de 1940, estudió en el City College de Nueva York, que era entonces un hervidero de intelectuales trotskistas contrarios a la URSS. Glazer conoció allí a varios trotskistas judíos de Europa del Este, como Daniel Bell (1919-2011), Irving Howe (1920-1993) e Irving Kristol. Glazer fue alto funcionario de las administraciones Kennedy (1961-1963) y Johnson (1963-1969). Fue nombrado profesor de sociología en la Universidad de California en 1964 y en la Universidad de Harvard en 1969. Junto con su colega el profesor de sociología Daniel Bell – uno de los intelectuales judíos más importantes de la posguerra en Estados Unidos – e Irving Kristol, Glazer fundó en 1965 la influyente revista The Public Interest. Glazer fue también un firme promotor del multiculturalismo.
Donald Kagan (1932-2021) procedía de una familia judía de Lituania, pero creció en Brooklyn, Nueva York. Kagan pasó del trotskismo al neoconservadurismo en la década de 1970 y en 1997 fue uno de los fundadores del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. Primero fue profesor de Historia en la Universidad de Cornell y después en la de Yale.
El afgano Zalmay Khalilzad (nacido en 1951) estudió en la Universidad estadounidense de Beyrut y en la Universidad de Chicago. En esta última universidad conoció al destacado estratega nuclear, asesor presidencial y profesor Albert Wohlstetter, quien le introdujo en los círculos gubernamentales. Khalilzad está casado con la feminista y analista política judía Cheryl Benard (nacida en 1953). Fundó en Washington la consultora internacional de negocios Khalilzad Associates, que trabaja para empresas constructoras y energéticas. Entre 1979 y 1989 Khalilzad fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia. En 1984 trabajó para Wolfowitz en el Departamento de Estado y en 1985-1989 fue asesor del Gobierno en la guerra soviética de Afganistán y la guerra Irán-Irak. Durante ese periodo Khalilzad colaboró estrechamente con el estratega Zbigniew Brzezinski que fue el promotor del apoyo estadounidense a los muyahidines afganos. En 1990-1992 trabajó en el Departamento de Defensa. Khalilzad cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1997. En 2001 fue asesor del presidente Bush jr. y miembro del Consejo de Seguridad Nacional. Khalilzad fue embajador en Afganistán en 2002-2005, en Irak en 2005-2007 y en la ONU en 2007-2009.
Jeane Kirkpatrick (1926-2006), protestante nacida en Oklahoma, estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia y en el Institut des Sciences Politiques francés. Influida por su abuelo marxista, Kirkpatrick fue entonces miembro de la Young People's Socialist League (el ala juvenil del Partido Socialista Trotskista de América). En la Universidad de Columbia, recibió una fuerte influencia del profesor marxista judío de Ciencias Políticas Franz Neumann (1900-1954), que había militado en el SPD en Alemania. Desde 1967 Kirkpatrick enseñó en la Universidad de Georgetown. En la década de 1970 se afilió al Partido Demócrata, donde trabajó estrechamente con el senador Henry Jackson. Sin embargo, Kirkpatrick se desencantó de los demócratas a causa de la distensión hacia la URSS. La Doctrina Kirkpatrick justificaba el apoyo estadounidense a las dictaduras del Tercer Mundo y afirmaba que el apoyo a las mismas podría conducir a la democracia a largo plazo, la cual fue publicada en un artículo «Dictatorships and Double Standards» («Dictaduras y dobles raseros»), publicado en Commentary en 1979. Por ello, el presidente republicano Reagan la nombró miembro del Consejo de Seguridad Nacional en 1981 y embajadora ante la ONU. Como embajadora ante la ONU, Kirkpatrick, fuertemente proisraelí, se opuso a cualquier intento de resolver el conflicto árabe-israelí. En 1985 dimitió y volvió a ser profesora en la Universidad de Georgetown. Kirkpatrick también estuvo afiliada al American Enterprise Institute.
William Kristol, nacido en Nueva York en 1952, es hijo del abuelo de los neoconservadores judíos Irving Kristol y de la historiadora Gertrude Himmelfarb. Kristol enseñó inicialmente en la Universidad de Pensilvania y en la Universidad de Harvard. En 1981-1989 fue Jefe de Gabinete del Secretario de Estado William Bennet en la administración Reagan y en 1989-1993 Jefe de Gabinete del vicepresidente Dan Quayle en la administración Bush padre. El apodo de «cerebro de Dan Quayle» adquirido en este último cargo indica que Kristol ejerció una influencia considerable en su administración. Kristol participa activamente en varias organizaciones neoconservadoras. En 1995 fundó la revista neoconservadora The Weekly Standard. En 1997 cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y, por supuesto, defendió la invasión de Iraq. Kristol lleva años abogando por un ataque estadounidense contra Irán y, en 2010, criticó el «tibio enfoque hacia Irán» del presidente Obama. También apoyó activamente la guerra estadounidense contra Libia en 2011. De 2003 a 2013 Kristol fue comentarista político en Fox News. En 2014 creó el podcast «Conversaciones con Bill Kristol», en el que realiza conversaciones con académicos y figuras públicas sobre política exterior, economía, historia y política, entre otras cosas. Hasta 2016 Kristol fue redactor jefe de The Weekly Standard, el cual cerró en 2018. La desaparición se debió a un conflicto surgido entre el equipo editorial anti-Trump y el propietario Clarity Media Group, pro-Trump. The Washington Examiner, la otra revista neoconservadora de Clarity Media Group, por su parte, adoptó la posición deseada por su propietario, mientras que algunos de los suscriptores de The Weekly Standard también desertaron a The Washington Examiner. En consecuencia, Clarity Media Group decidió cerrar The Weekly Standard. Kristol se convirtió entonces en editor jefe del sitio web de noticias y opinión The Bulwark, lanzado en 2018, que centra su influencia en los neoconservadores dentro del Partido Republicano. Kristol también es miembro de la junta del Comité de Emergencia para el Liderazgo de Israel, un grupo de presión neoconservador que se opone a los parlamentarios críticos con Israel.
El empresario John Lehman, nacido en Filadelfia en 1942, fue Secretario de Marina durante la administración Reagan (1981-1987). Desde entonces ha participado activamente en diversos laboratorios de ideas neoconservadores, como el Project for the New American Century, la Heritage Foundation, el Committee on the Present Danger, etc.
Lewis Libby (nacido en 1950) procede de la acaudalada familia de banqueros judíos Leibowitz de Connecticut. Su padre cambió su apellido original Leibowitz por Libby. Tras estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Yale y Derecho en la de Columbia, el profesor de Yale Paul Wolfowitz lo reclutó para el departamento de Derecho. Libby trabajó para Wolfowitz en el Departamento de Estado entre 1981 y 1985 y en el Departamento de Defensa entre 1989 y 1993. En 1997 Libby cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. Durante la campaña electoral de Bush jr. perteneció al grupo asesor neoconservador Vulcanos. En 2001 Libby se convirtió en asesor del presidente Bush jr. así como en jefe de gabinete y asesor del vicepresidente Cheney. Se le consideraba el representante más ferviente del lobby israelí en la administración Bush jr. El ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, llegó a decir de la participación de Libby en las negociaciones israelo-palestinas: «Es un cara o cruz saber si está trabajando para los israelíes o para los estadounidenses en un día cualquiera». En 2005 Libby dimitió tras ser citado por perjurio, hacer declaraciones falsas y obstruir la investigación judicial en el caso Plame. En 2007 Libby fue declarado culpable y condenado a 2,5 años de prisión, 400 horas de servicios a la comunidad y una multa de 250.000 dólares. Sin embargo, el presidente Bush jr. redujo su pena de prisión.
Michael Novak (1933-2017), católico liberal de ascendencia eslovaca, estudió filosofía e inglés en el Stonehill College, teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma e historia y filosofía de la religión en la Universidad de Harvard. Sus escritos progresistas sobre el Concilio Vaticano II, al que asistió como periodista, fueron duramente criticados por los católicos conservadores. Sin embargo, le granjearon la simpatía del teólogo protestante Robert McAfee, que le ayudó a conseguir una cátedra en la Universidad de Stanford en 1965. Entre 1969 y 1972 Novak fue decano de la Universidad Estatal de Nueva York. En 1973-1976 trabajó para la Fundación Rockefeller y luego fue profesor de estudios religiosos en la Universidad de Siracusa. Desde 1978 también ha estado afiliado al American Enterprise Institute. Sus publicaciones versan sobre capitalismo, democratización y acercamiento entre protestantes y católicos. En la década de 1970 Novak también formó parte del Consejo Administrativo de la Coalición para una Mayoría Demócrata, una facción neoconservadora del Partido Demócrata que pretendía influir en la política del partido. Durante la administración Reagan Novak participó como representante de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 1981-1982 y encabezó la delegación estadounidense en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE) en 1986. En 1987-1988 Novak fue profesor en la Universidad de Notre Dame.
Joshua Muravchik nació en Nueva York en 1947, hijo de un destacado socialista judío. De 1968 a 1973 fue presidente nacional de la Liga Socialista de Jóvenes Trotskistas. Muravchik perteneció al grupo de intelectuales marxistas que se transformaron en neoconservadores en las décadas de 1960 y 1970. Muravchik estudió en el City College de Nueva York y en la Universidad de Georgetown. En 1975-1979 fue ayudante de tres legisladores demócratas, entre ellos Henry Jackson. En 1977-1979 también fue jefe de la facción Coalición por una Mayoría Demócrata dentro del Partido Demócrata, fundada por Jackson. A mediados de la década de 1980 fue investigador dentro del laboratorio de ideas proisraelí de Washington, el Institute for Near East Policy. Desde 1992 es profesor adjunto en el Institute of World Politics, una universidad privada de Washington especializada en cuestiones de seguridad, servicios de inteligencia y política exterior. Al mismo tiempo, trabajó como investigador para el American Enterprise Institute en 1987-2008 y en la Universidad John Hopkins en 2009-2014. Gran parte del trabajo de Muravchik se centra en la defensa de Israel y en abogar por un ataque «preventivo» estadounidense contra Irán. Sobre Irán ha dicho que «nuestra única opción es la guerra».
Richard Perle nació en el seno de una familia judía en Nueva York en 1941, pero creció en California. Tras estudiar Ciencias Políticas en la Universidad del Sur de California, la London School of Economics y la Universidad de Princeton, Perle trabajó para el senador demócrata Henry Jackson entre 1969 y 1980, para quien redactó la Enmienda Jackson-Vanik que supeditaba la distensión con la URSS a la posibilidad de emigración de los judíos soviéticos. Perle también lideró la resistencia a las conversaciones de desarme de la administración Carter con la URSS. En 1987 criticó el tratado de desarme INF de la administración Reagan con la URSS, así como la renovación por parte de la administración Obama del tratado de limitación de armamento START con Rusia en 2010. Perle fue acusado regularmente de trabajar en realidad para Israel e incluso de espiar para él. Ya en 1970 el FBI le sorprendió discutiendo información clasificada con alguien de la embajada israelí. En 1983 se reveló que recibió importantes sumas de dinero para servir a los intereses de un fabricante de armas israelí. Perle fue asesor del Departamento de Defensa de 1987 a 2004 y es miembro de varios grupos de neoconservadores, como el American Enterprise Institute, el Project for the New American Century y el Jewish Institute for National Security Affairs. También defendió fervientemente la invasión estadounidense de Irak y en 1996 fue uno de los autores del polémico informe «A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm», que contenía consejos políticos para el entonces Primer Ministro israelí Netanyahu.
El controvertido historiador Richard Pipes (1923-2018) era hijo de un empresario judío de Polonia. La familia Pipes emigró a Estados Unidos en 1940. Tras estudiar en el Muskingum College, la Universidad de Cornell y la Universidad de Harvard, Pipes enseñó historia rusa en la Universidad de Harvard de 1950 a 1996. También escribió para Commentary. Durante la década de 1970 Pipes criticó la distensión con la URSS y fue asesor del senador Henry Jackson. En 1976 Pipes dirigió el controvertido grupo de estudio Team B, encargado de reevaluar las capacidades y objetivos geopolíticos de la URSS. En 1981-1982 formó parte del Consejo de Seguridad Nacional. Pipes también fue miembro del laboratorio de ideas neoconservador Committee on the Present Danger durante muchos años. El trabajo científico de Pipes, sin embargo, es controvertido en el mundo académico. Los críticos sostienen que sus trabajos históricos sólo pretenden etiquetar a la URSS como el «Imperio del Mal». Además, escribió en su totalidad sobre las supuestas «suposiciones tácitas» de Lenin, mientras ignoraba por completo lo que Lenin dijo en realidad. A Pipes se le acusa además del uso selectivo de documentos: lo que encajaba con sus posiciones era descrito detalladamente y lo que no encajaba con ellas era simplemente pasado por alto. El escritor e intelectual ruso Alexandr Solzhenitsyn también tachó la obra de Pipe de la «versión polaca de la historia rusa».
Daniel Senor (nacido en 1971) procede de una familia judía de Utica (Estado de Nueva York) y fue asesor del Departamento de Defensa, consejero presidencial e investigador en el Consejo de Relaciones Exteriores. En 2009 cofundó el laboratorio de ideas neocon Foreign Policy Initiative con Robert Kagan y William Kristol. Senor es actualmente escritor de opinión en The New York Post, The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post y de la antigua revista neoconservadora The Weekly Standard.
Dan Quayle nació en Indiana en 1947 como nieto del rico e influyente magnate de la prensa Eugene Pulliam. Tras estudiar Ciencias Políticas en la Universidad DePauw y Derecho en la Universidad de Indiana, Quayle fue miembro del Parlamento estadounidense desde 1976. Entre 1989 y 1993 fue vicepresidente de Bush padre. Quayle, que es un banquero de inversiones, cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1997. También forma parte de varios consejos de administración de importantes empresas, es director del Aozora Bank de Japón y preside el departamento de Inversiones Globales de la empresa de inversiones Cerberus Capital Management.
Donald Rumsfeld (1932-2021), nacido en Illinois, fue piloto naval e instructor de vuelo en la US Navy entre 1954 y 1957. Después trabajó para dos parlamentarios (hasta 1960) y para un banco de inversiones (hasta 1962), tras lo cual se convirtió en diputado republicano. Rumsfeld fue asesor presidencial de Nixon de 1969 a 1972. En 1973 fue embajador ante la OTAN en Bruselas. En 1974 Rumsfeld fue nombrado Jefe de Gabinete de la Casa Blanca del Presidente Ford. A instancias suya fue que Ford llevó a cabo una profunda remodelación de su gobierno en noviembre de 1975 (posteriormente conocida como la «Masacre de Halloween»). Rumsfeld fue nombrado Secretario de Defensa. Detuvo el descenso gradual del presupuesto de defensa y reforzó el armamento nuclear y convencional estadounidense, socavando las negociaciones SALT del Secretario de Estado Kissinger con la URSS. Rumsfeld utilizó el controvertido informe del Equipo B de 1976 para construir misiles de crucero y un gran número de buques de la Armada. Tras la toma de posesión de la administración demócrata de Carter en 1977 Rumsfeld enseñó brevemente en la Universidad de Princeton y en la Universidad Northwestern de Chicago antes de pasar a ocupar altos cargos empresariales. En la administración de Reagan fue asesor presidencial sobre control de armamentos y armas nucleares entre 1982 y 1986 y enviado presidencial para Oriente Próximo y el Derecho Internacional Marítimo entre 1982 y 1984. En la administración Bush padre Rumsfeld fue asesor del Departamento de Defensa de 1990 a 1993. En 1997 cofundó el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. Bajo la presidencia de Bush hijo Rumsfeld volvió a ocupar el cargo de Secretario de Defensa de 2001 a 2006, administrando la planificación de las invasiones de Afganistán e Irak. Se le considera responsable, tanto en Estados Unidos como a escala internacional, de la detención de prisioneros de guerra sin tomar en cuenta los Convenios de Ginebra, así como de los subsiguientes escándalos de torturas y abusos en Abu Ghraib y Guantánamo. En 2009 Rumsfeld fue incluso nombrado criminal de guerra por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Benjamin Wattenberg (1933-2015) procedía de una familia judía de Nueva York. En 1966-1968 trabajó como asistente y redactor de discursos para el presidente Johnson. En 1970 junto con el politólogo, especialista en elecciones y asesor presidencial Richard Scammon (1915-2001), elaboró la estrategia que dio la victoria a los demócratas en las elecciones parlamentarias de 1970 y que volvió a hacer presidente al republicano Richard Nixon en 1972. En la década de 1970 Wattenberg fue asesor del senador demócrata Henry Jackson. También trabajó como alto funcionario para los presidentes Carter, Reagan y Bush padre, y estuvo afiliado al American Enterprise Institute.
El catedrático de Ciencias Políticas James Wilson (1931-2012) enseñó en la Universidad de Harvard de 1961 a 1987, en la Universidad de California de 1987 a 1997, en la Universidad Pepperdine de 1998 a 2009 y después en el Boston College. También ocupó diversos cargos en la Casa Blanca y fue asesor de varios presidentes estadounidenses. Wilson también estuvo afiliado al American Enterprise Institute.
El destacado neoconservador Paul Wolfowitz nació en Brooklyn, Nueva York, en 1943, hijo de inmigrantes judíos procedentes de Polonia. Su padre era el profesor de estadística y miembro del AIPAC Jacob Wolfowitz (1910-1981) que apoyaba activamente a los judíos soviéticos y a Israel. Wolfowitz estudió matemáticas en la Universidad de Cornell en la década de 1960, donde conoció al profesor Allan Bloom y también fue miembro del grupo estudiantil secreto Quil and Dragger. Mientras estudiaba Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago, conoció a los profesores Leo Strauss y Albert Wohlstetter, así como a sus compañeros de estudios James Wilson y Richard Perle. Entre 1970 y 1972 Wolfowitz enseñó Ciencias Políticas en la Universidad de Yale, donde Lewis Libby fue uno de sus alumnos. Posteriormente trabajó como ayudante del senador Henry Jackson. En 1976 Wolfowitz perteneció al controvertido grupo de estudio anti-URSS Equipo B, encargado de «reexaminar» los análisis de la CIA sobre la URSS. Entre 1977 y 1980 Wolfowitz trabajó para el Departamento de Defensa. En 1980 se convirtió en profesor de relaciones internacionales en la Universidad John Hopkins. En la administración Reagan Wolfowitz se convirtió en 1981 en empleado del Departamento de Estado por sugerencia de John Lehman. Rechazó enérgicamente el acercamiento de Reagan a China, lo que le enfrentó al Secretario de Estado Alexander Haig (1924-2010). En 1982 el New York Times predijo que Wolfowitz sería sustituido en el Departamento de Estado. En cambio, en 1983 ocurrió lo contrario: Haig – que también estaba enfrentado con el Secretario de Defensa Caspar Weinberger (1917-2006), medio judío y virulentamente contrario a la URSS – fue sustituido por el neoconservador George Schultz y Wolfowitz fue ascendido a ayudante de Schultz para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico. Lewis Libby y Zalmay Khalilzad pasaron a ser empleados de Wolfowitz. En 1986-1989 Wolfowitz fue embajador en Indonesia.
Durante el gobierno de Bush padre Wolfowitz fue Subsecretario de Defensa a las órdenes del Secretario Cheney y Libby volvió a ser su ayudante. Como resultado, estuvieron estrechamente implicados en la guerra contra Irak en 1990-1991. Wolfowitz lamentó profundamente que EEUU se limitara en esta guerra a la reconquista de Kuwait y no avanzara hasta Bagdad. Él y Libby seguirían presionando a favor de un ataque «preventivo» y unilateral contra Irak durante toda la década de 1990. En 1994-2001 Wolfowitz volvió a ser profesor en la Universidad John Hopkins, donde promovió su visión neoconservadora. En 1997 cofundó el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano. Wolfowitz se divorció de su esposa Clare Selgin en 1999 e inició una relación con la empleada británico-libia del Banco Mundial Shaha Ali Riza, que le metería en problemas en 2000 y 2007 (cf. infra). Durante la campaña electoral de Bush jr. en el 2000, Wolfowitz perteneció al grupo Vulcanos, es decir, los asesores de Bush en política exterior. Para el siguiente gobierno de Bush jr. Wolfowitz fue propuesto para dirigir la CIA, pero fracasó porque su exmujer escribió una carta a Bush jr. en la que calificaba su relación con un ciudadano extranjero de riesgo para la seguridad de Estados Unidos. Posteriormente volvió a ser Subsecretario de Defensa bajo las órdenes del Secretario Rumsfeld en 2001-2005. Wolfowitz aprovechó los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 para reavivar inmediatamente su retórica sobre las «armas de destrucción masiva» y los ataques «preventivos» contra los «terroristas». A partir de entonces, él y Rumsfeld abogaron por un ataque contra Irak en cada oportunidad que se les presentaba. Como la CIA no siguió adelante con sus afirmaciones sobre las «armas iraquíes de destrucción masiva» y el «apoyo iraquí al terrorismo», crearon el grupo de estudio Oficina de Planes Especiales dentro del Departamento de Defensa para «encontrar» pruebas. Esta OSP superó rápidamente a los servicios de inteligencia existentes y, basándose en información a menudo dudosa, se convirtió en la principal fuente de inteligencia del presidente Bush jr. sobre Irak. Esto dio lugar a acusaciones de que la administración de Bush jr. estaba creando inteligencia para conseguir que el Parlamento aprobara una invasión de Irak. En 2005, Wolfowitz fue nombrado por el presidente Bush Jr. presidente del Banco Mundial. Sin embargo, Wolfowitz se hizo impopular con una serie de polémicos nombramientos de neoconservadores e impulsando políticas neoconservadoras en el Banco Mundial. Su romance con Shaha Ali Riza, empleada del Banco Mundial, también suscitó polémica, ya que las normas internas del Banco Mundial prohíben las relaciones entre ejecutivos y personal. Además, Wolfowitz había ascendido a Riza en 2005 con un aumento de sueldo desproporcionado. Finalmente, Wolfowitz se vio obligado a dimitir como presidente del Banco Mundial en 2007. Después, se convirtió en investigador del American Enterprise Institute.
Conclusión
El neoconservadurismo surgió de la virulenta enemistad de los trotskistas judíos que huyeron de Europa del Este debido al triunfo del estalinismo tanto en la URSS como en Rusia. La mayoría de ellos procedían principalmente del territorio de la antigua Commonwealth polaco-lituana (Polonia, Ucrania y Lituania). Estos inmigrantes judíos se asentaron principalmente en los barrios neoyorquinos de Brooklyn y el Bronx en las décadas de 1920 y 1930. En Estados Unidos formaron una comunidad muy unida a través de amistades, relaciones profesionales y matrimonios. Algunos también anglicanizaron sus apellidos, por ejemplo «Horenstein» se convirtió en Howe, «Leibowitz» en «Libby», «Piepes» en «Pipes» y «Rosenthal» en «Decter». Sus hijos estudiaron principalmente en el City College de Nueva York y formaron el grupo trotskista New York Intellectuals.
Para combatir a Stalin desde su exilio mexicano, el líder bolchevique exiliado León Trotsky formó un movimiento comunista rival: la Cuarta Internacional. Repudiando el estalinismo, varios importantes intelectuales de la izquierda radical judía estadounidense se unieron en torno a Trotsky en la década de 1930, como sucedió con los jóvenes comunistas Irving Howe, Irving Kristol y Albert Wohlstetter. En la década de 1960 reemplazaron el trotskismo por el neoconservadurismo.
Los principales ideólogos del neoconservadurismo son marxistas que cambiaron de traje. Los nombres han cambiado, pero los objetivos siguen siendo los mismos. Al fin y al cabo, las tesis liberales del neoconservadurismo apoyan igualmente el universalismo, el materialismo y la utopía, porque tanto el marxismo como el liberalismo se apoyan en los mismos fundamentos filosóficos. Así, los comunistas tenían más probabilidades de estar en Nueva York que en Moscú durante la Guerra Fría. El neoconservadurismo también proclamaba que la religión debía ser útil para el Estado.
Irving Kristol y Norman Podhoretz convirtieron el neoconservadurismo en un movimiento real. Este movimiento neoconservador puede describirse mejor como una familia extensa basada en gran medida en las redes sociales informales que crearon estos pensadores.
Los neoconservadores son imperialistas democráticos que quieren cambiar la sociedad y el mundo. Su mesianismo y su afán por extender la democracia parlamentaria y el capitalismo por todo el mundo también son contrarios a los de los auténticos conservadores. Al fin y al cabo, los verdaderos conservadores no tienen pretensiones universales y defienden más bien el no intervencionismo y el aislacionismo. Los neoconservadores también quieren convertir su apoyo activo a Israel, si es necesario, en intervenciones militares en países que consideran peligrosos para sus intereses y los de Israel.
El ideal neoconservador del multiculturalismo implica la inmigración masiva. Sin embargo, las culturas tienen valores, normas y marcos legislativos diferentes. Para que la interacción social sea posible, es necesario tener un denominador común. Por consiguiente, el objetivo final no es el multiculturalismo, sino el monoculturalismo: los neoconservadores quieren, por tanto, crear un ser humano uniforme y unitario.
Entre los neoconservadores existe un alto número de intelectuales. Por lo tanto, no son un grupo marginal, sino que, por el contrario, forman el marco intelectual de la política exterior estadounidense. Sin embargo, el presidente Richard Nixon tuvo un enfoque para acercarse a dos superpotencias como China y la URSS que se alejaba de las ideas del resto de los presidentes estadounidenses de la posguerra, con la excepción del presidente John Kennedy (1917-1963), que también se esforzó por poner fin a la Guerra Fría. Para los neoconservadores el establecimiento de relaciones con China y el mejoramiento de las relaciones con la URSS era un error. El Estados Unidos de Nixon descentralizó el gobierno, amplió la seguridad social y combatió la inflación, el desempleo y la delincuencia. También abolió el patrón oro, mientras que su política de salarios y precios fue la mayor intervención gubernamental en tiempos de paz de la historia estadounidense.
Los neoconservadores odiaban la distensión de la década de 1970, temiendo perder a su enemigo favorito: la URSS. Por eso, tras la dimisión de Nixon por el escándalo Watergate, afirmaron que la CIA elaboraba análisis demasiado optimistas de la URSS. La remodelación gubernamental de 1975, instigada por ellos, puso a George Bush padre al frente de la CIA, tras lo cual creó el a priori anti-URSS Equipo B para realizar una «evaluación alternativa» de los datos de la CIA. El controvertido y completamente erróneo informe del Equipo B afirmaba que la CIA estaba equivocada.
Aunque el Secretario de Estado Henry Kissinger desestimó el informe del Equipo B, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld siguió promoviéndolo como un estudio «fiable». Rumsfeld socavó así las negociaciones sobre limitación de armamento de los años siguientes (es decir, durante la administración Carter en 1977-1981). Además, el informe del Equipo B también sirvió de base para la innecesaria explosión del presupuesto de defensa durante la administración Reagan.
Durante un viaje a Gran Bretaña en 1978, el ex presidente Nixon dijo sobre el escándalo Watergate: «Algunos dicen que no lo gestioné bien y tienen razón. Metí la pata. Mea culpa. Pero vayamos a mis logros. Estarán aquí en el año 2000 y veremos cómo me consideraran entonces».
La caída del Muro de Berlín en 1989 no derrotó al totalitarismo. Al contrario, ha adoptado un disfraz diferente – de aspecto conservador – y tiene a Europa y Norteamérica en sus garras. La defensa de los principales neoconservadores, como Norman Podhoretz y William Kristol, a favor del Partido Republicano, el rechazo de las políticas del presidente Obama y la infiltración del aparato de poder en torno al presidente Trump muestran claramente que los neoconservadores quieren volver a entrar en el gobierno estadounidense. Después de todo, su objetivo final sigue siendo un ataque contra Irán y el dominio mundial estadounidense. Por lo tanto, ¡la lucha por nuestra libertad continuará durante mucho tiempo!
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Fuente: https://www.geopolitika.ru/en/article/trotskyist-roots-neoconservatism
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