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«Es notorio que existió, según se dice, un autómata construido de tal manera que resultaba capaz de replicar a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada que, al final, le hacía ganar la partida. Un muñeco trajeado a la turca, con una pipa de narguile en la boca, se sentaba frente al tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos provocaba la ilusión de que esta mesa era transparente por todos sus lados. En realidad, dentro había un enano jorobado que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba, mediante hilos, la mano del muñeco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre debe ganar el muñeco que llamamos “materialismo histórico”. Este podrá habérselas con cualquiera, si toma a su servicio la teología, la cual, como es sabido, es hoy pequeña y fea y no debe dejarse ver de ningún modo.»
Walter Benjamin: «Tesis sobre el concepto de historia», en Iluminaciones. Taurus, pág. 307. Madrid, 2018.
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PEQUEÑAS REFLEXIONES SOBRE LA ESCUELA DE FRÁNCFORT
Robert Steuckers
Discurso pronunciado en Gante, Sala Universitaria Blandijn, en noviembre de 2008, con motivo de una conferencia del Dr. Tomislav Sunic sobre las repercusiones de la Escuela de Frankfurt en América y Europa, organizada por la asociación de estudiantes KVHV.
La Escuela de Fráncfort es un tema muy amplio, dado el número de teóricos importantes que aportó a las izquierdas europea y estadounidense. No podremos abarcar todos los aspectos de la Escuela de Fráncfort. Al igual que el Dr. Sunic, nos limitaremos a las críticas que suelen hacer los movimientos conservadores europeos a esta escuela de pensamiento, que modernizó considerablemente las ideologías planteadas por la izquierda entre los años 1920 y 1970. En la actualidad, muchos dirigentes europeos y estadounidenses han sido influidos directa o indirectamente por la Escuela de Fráncfort, en la medida en que participaron en el movimiento de Mayo del 68 o en sus consecuencias inmediatas.
Las críticas conservadoras a la Escuela de Fráncfort se centran en varios temas:
Se dice que la Escuela de Fráncfort ha forjado instrumentos destinados a disolver literalmente los cimientos de las sociedades, para permitir que pequeñas élites intelectuales y políticas se hagan con el poder, con el fin de actuar no según tradiciones probadas (según el "mos majorum" romano), sino de forma puramente arbitraria y experimental, sin la sanción de la experiencia. Se trata claramente de contraelites, que no pretenden continuar las tradiciones políticas ni mantenerse dentro de un marco bien establecido, sino dar la vuelta a las tradiciones e instaurar una nueva forma de poder que no deba nada al pasado. Para lograrlo, y para eliminar toda resistencia de las fuerzas tradicionales, es necesario disolver lo que existe y lo que constituye la columna vertebral de las sociedades. Se ha sugerido que los defensores de la Escuela de Fráncfort cooperaron con la OSS estadounidense durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial para romper la columna vertebral de las sociedades europeas, especialmente la alemana. La idea no es nueva: en Sun Tzu, encontramos instrucciones al Príncipe para sumir a la sociedad enemiga en la decadencia, para neutralizarla, para impedir que resurja de sus cenizas y pase a la contraofensiva. La Escuela de Fráncfort habría sido así el instrumento de los estadounidenses para aplicar a Alemania y a Europa un principio del Arte de la Guerra de Sun Tzu.
Del hombre unidimensional a la sociedad festiva
A pesar de la instrumentalización del corpus doctrinal de la Escuela de Fráncfort, y a pesar de los desastres que esta instrumentalización ha causado en Europa, las ideas difundidas por la Escuela de Fráncfort transmiten temas interesantes que no han sido incluidos en la vulgata, única responsable de los daños sociales y antropológicos a los que asistimos en Europa desde hace algunas décadas. Cuando Herbert Marcuse (1898-1979) habla del hombre unidimensional, para deplorar el hecho de que se haya convertido en moneda corriente en las sociedades industriales modernas, no hace sino constatar un estado de cosas ya deplorado por Nietzsche. El hombre unidimensional de Marcuse comparte muchos rasgos en común con el "último hombre" de Nietzsche. En Eros y civilización, Marcuse habla de la represión del deseo en las sociedades modernas, tal y como deploraban ciertos movimientos juveniles alternativos alemanes entre 1896 y 1933; esta opción filosófica de querer liberar los instintos reprimidos, imitando a los grupos marginales o excluidos de las sociedades incluso en detrimento de las mayorías políticas y parlamentarias, tuvo, con el apoyo de toda una serie de interpretaciones freudianas, un gran impacto en la revuelta estudiantil de los años 67-68 en Alemania, Francia y otros lugares de Europa. Sin embargo, Marcuse condenó el uso de la violencia y fue criticado como "blando" por algunos de los que habían salido escaldados, conocidos como "Krawallos". Existe una clara diferencia entre la teoría escrita y la práctica aplicada por los servicios a partir de los años sesenta. Pero fue la vulgata, la versión instrumentalizada, esloganizada para uso de los Krawallos, la que triunfó en detrimento de la propia teoría: fue sobre la base de una hipersimplificación del contenido de Eros y civilización como se creó la actual sociedad fiestista, una sociedad fiestista incapaz de forjar un Estado digno de ese nombre o de generar una forma de convivencia armoniosa y creativa. Al igual que en Un mundo feliz de Aldous Huxley, se venden drogas y se fomenta la promiscuidad sexual para adormecer la voluntad.
Además de Marcuse, el ídolo de los juerguistas de Mayo del 68, la Escuela de Fráncfort en Alemania estaba dominada por dos figuras notorias, Theodor W. Adorno (1903-1969) y Max Horkheimer (1895-1973). Estos dos filósofos fueron los principales exponentes de la filosofía alemana en la década de 1950. Adorno desarrolló una crítica del autoritarismo que, en su opinión, siempre había estructurado el pensamiento alemán y, por extensión, el europeo y el estadounidense, corriendo el riesgo de ver surgir nuevos fascismos a intervalos regulares en la historia. Quiso deconstruir este autoritarismo para prevenir de antemano la aparición de nuevos fascismos. Para ello, desarrolló un sistema de medida, expuesto en su famoso libro La personalidad autoritaria. Incluso nos dice cómo medir el grado de "fascismo" en la personalidad de un individuo en la "escala F". El libro también clasifica a los ciudadanos en "Vorurteilsvollen" y "Vorurteilsfreien", es decir, los que están "llenos de prejuicios" y los que están "libres de prejuicios". Entre los que están llenos de prejuicios se incluyen también los "rebeldes" y los "psicópatas", los "lunáticos" y los "manipuladores". Los que están libres de prejuicios incluyen sin embargo en sus filas a los "rígidos", los contestatarios, los impulsivos y los "fáciles" ("ungezwungene Vorurteilsfreie"), que se presentan como simpáticos, como movilizables en un proyecto "antiautoritario", pero cuya eficacia no es perfecta. La cumbre de la calidad cívica sólo se encuentra en una minoría de "Vorurteilsfreien": los "auténticos liberales", los "izquierdistas de pleno derecho" libres de tendencias libidinosas y de narcisismo (en resumen, los que deberían gobernar el mundo después de que todos los demás se hayan quedado sin trabajo). Este libro sobre la personalidad autoritaria fue un éxito rotundo en Estados Unidos y también en la República Federal de Alemania. Pero no se trata de una obra filosófica: es una herramienta puramente manipuladora al servicio de la ingeniería social diseñada para domesticar a la sociedad y controlar el pensamiento y el lenguaje. Por tanto, el impacto de esta obra de ingeniería social puede interpretarse perfectamente desde una perspectiva orwelliana: la emancipación (de la personalidad autoritaria) es el término embellecedor que cubre una nueva y sutil forma de esclavizar y oprimir a las masas.
De los "genuinos liberales" a la nueva humanidad
¿Cómo podemos presumir de manipulación en los "genuinen Liberalen", descritos por Adorno como personas apolíticas que sólo reaccionan cuando la injusticia es flagrantemente obvia, y luego se levantan contra ella sin tener en cuenta los contratiempos que podría causarles? El "genuiner Liberaler" es un buen ingenuo, escribe Adorno, así que ¿cómo podría manipular a sus conciudadanos? Uno se pregunta: no, no es él quien manipulará, es él quien servirá de modelo a los manipuladores, porque necesitan ingenuos. De hecho, el "fascismo" (en cualquiera de sus formas) ya no estaba presente en Estados Unidos ni en Alemania cuando Adorno publicó su libro de prensa. No había nada que hiciera pensar que fuera a reaparecer de forma ofensiva. Así pues, no es el fascismo organizado en escuadrones de combate lo que Adorno y todos sus discípulos armados con la "escala F" pretenden eliminar. Se trata más bien de destruir los reflejos estructurantes de cualquier sociedad tradicional normal, sobre todo cuando son de naturaleza "agnática" (centrados en torno al patriarca o al pater familias). Los patriarcas y los padres tienen necesariamente autoridad (que puede ser benévola o severa según los casos), ya sea, como ha demostrado Emmanuel Todd, en la familia centroeuropea (germánica y a menudo católica), en la familia judía o en la familia musulmana norteafricana (donde, según Todd, tiene aspectos más clánicos). Es su poder patriarcal el que hay que desmantelar y sustituir por figuras alternativas, no claramente perfiladas: la virago soltera, la madre fusional, la adolescente de espíritu libre, el niño pequeño irresponsable, la abuela malcriada, la divorciada frenética, el tío homosexual, el hermano mayor hippy (o beatnik), o dos o tres figuras de referencia de este tipo, que confundirán al niño en lugar de edificarlo. En resumen, tendremos la llamada "nueva humanidad tolerante" (1) con la que soñaban muchos de estos disidentes cuando querían derribar las jerarquías naturales e inmemoriales: los "niveladores" disidentes o los "Padres Fundadores" puritanos que se marcharon al Nuevo Mundo para crear una "Nueva Jerusalén" antes de colgar a las brujas de Salem (2), los utopistas o falansterios al margen de la Revolución Francesa o los comunistas soviéticos de los años veinte, antes de la reacción autoritaria del estalinismo. Los padres postulados como "autoritarios" a priori, por ciertos fanáticos de la "escala F", son evidentemente un freno al desarrollo desenfrenado de la sociedad de consumo, tal y como la conocemos desde finales de los años 50 en Europa, y desde finales de los años 40 en Estados Unidos. Los planificadores del consumismo a ultranza se han dado cuenta de que los padres (ya sean autoritarios o simplemente previsores) suelen llevar las riendas de la bolsa con más firmeza que los parias despilfarradores y derrochadores que tanto aprecian los comerciantes y los publicistas. Las estructuras patriarcales implican automáticamente el deseo de mantener y preservar un patrimonio de bienes muebles e inmuebles, que no se destinan inmediatamente al consumo, destinado a proporcionar una felicidad inmediata. La eliminación de la autoridad patriarcal y la liberación sexual van de la mano para asegurar el triunfo de la sociedad de consumo, festiva y extravagante, fustigada por ciertos soixante-huitards que fueron a la vez, y a menudo sin quererlo, sus críticos y sus promotores.
Además de escribir el libro de Adorno La personalidad autoritaria (Studien zum autoritären Charakter), un instrumento de control, los dos filósofos de la Escuela de Fráncfort, instalados en la Alemania de posguerra, redactaron su principal manifiesto filosófico, La personalidad autoritaria (Studien zum autoritären Charakter), redactaron su principal manifiesto filosófico, Die Dialektik der Aufklärung (= "La dialéctica de la Ilustración"), en el que afirmaban que formaban parte de la tradición ilustrada, surgida en el siglo XVIII, al tiempo que criticaban ciertos avatares posteriores de este planteamiento filosófico. Para Horkheimer y Adorno, la ciencia y la tecnología, que cobraron impulso durante la Ilustración y en los albores de la Revolución Industrial con el apoyo de los enciclopedistas en torno a d'Alembert y Diderot, han adquirido con el tiempo un estatus marcado por la ambigüedad. En su manifiesto, Horkheimer y Adorno sostienen que la tecnología y la ciencia han conducido a la tecnocracia y que, en este proceso evolutivo, la razón de la Ilustración ha pasado de ser idealista a ser "instrumental", con el riesgo de ser utilizada por fuerzas políticas que no comparten el ideal filosófico de la Ilustración (con lo que se refieren a las diversas formas de fascismo o al neoconservadurismo tecnocrático del periodo posterior a 1945). El programa promovido por La personalidad autoritaria puede interpretarse, sin ir demasiado lejos, como un instrumento puramente tecnocrático destinado a moldear a las masas en una dirección precisa, contraria a sus disposiciones naturales y ontológicas o contraria a los legados de una historia nacional particular. Aunque inventaron un instrumento claramente tecnocrático, Adorno y Horkheimer criticaron la tecnocracia occidental por motivos sociológicos que podemos aceptar plenamente: de hecho, los dos filósofos forman parte de una tradición sociológica inaugurada, no por Marx y sus primeros seguidores, sino por Georg Simmel y Max Weber. A través de su obra y la de sus alumnos, Weber quiso lanzar "una ciencia de la realidad, que nos permitiera comprender en su especificidad misma la realidad en la que están inmersas nuestras vidas". Para Simmel y Weber, el desarrollo de la ciencia y la tecnología aportará sin duda un sinfín de beneficios a las sociedades humanas, pero al mismo tiempo provocará una hipertrofia de los aparatos abstractos, los de la tecnocracia en marcha, por ejemplo, los de la administración, que multiplicarán las reglas de coerción social en todos los ámbitos, dando lugar a la aparición de un gigantesco "talón de hierro" o jaula de acero, que borrará la creatividad humana.
¿Qué creatividad humana?
La obliteración de la creatividad humana, tal y como la conciben Simmel y Weber, es el punto de partida de Adorno y Horkheimer. Pero, entonces, ¿dónde divergen los conservadores críticos de la Escuela de Fráncfort y los seguidores de esa escuela? En la definición que dan de la creatividad humana. La creatividad según Adorno y Horkheimer es la de una intelligentsia desvinculada de todas las limitaciones materiales, la de una freischwebende Intelligenz, que se eleva por encima de la realidad, o la de asistentes sociales y trabajadores sociales que trabajan para deconstruir las estructuras sociales existentes con el fin de crear desde cero una forma artificial de convivencia, confeccionada según los sueños utópicos de sociólogos irreales, que hablan ad libitum sobre el trabajo o el proletariado sin haber trabajado nunca realmente (Helmut Schelsky) o en una fábrica real (los trabajadores de Opel en Rüsselheim, Alemania, ahuyentaron a los Krawallos que querían ayudarles en su tarea proletaria, mientras preparaban comités de protesta, happenings o rompían máquinas). Los conservadores y los pangermanistas ya habían acusado a Nietzsche ("un filósofo para histéricas y pintores") y a los románticos, calificados de "ocasionalistas" por Carl Schmitt, de ponerse del lado de esta franja "bohemia" de la burguesía o Bildungsbürgertum. En la historia de las ideas, las críticas a la tecnocracia han surgido a menudo de las filas de los conservadores, ansiosos por ver sus tradiciones borradas por un nuevo modo de pensar pragmático ajeno a todos los valores tradicionales y a los modos de consulta heredados, que acaban ahogados en nuevos laberintos administrativos, planteados como infalibles. Sin embargo, la crítica de Adorno y Horkheimer no era conservadora sino de izquierdas, "liberal" en el sentido anglosajón del término. Adorno y Horkheimer querían dar más impacto en la sociedad a la freischwebende Intelligenz, a los bohemios literarios y artísticos o a los nuevos sociólogos y pedagogos (Cohn-Bendit), herederos de los más frívolos y rebuscados de los "Lebensreformer" ("reformadores de la vida") que pulularon en Alemania entre 1890 y 1933. El objetivo de esta maniobra era mantener una especie de espacio lúdico y festivo (avant la lettre) al margen de una sociedad regida, por lo demás, por los principios de la Ilustración, con, en el mundo del trabajo, un dominio más o menos frenado de la "razón instrumental". Este espacio lúdico y festivo sería un "espacio del no trabajo" (Guillaume Faye), sobrevalorado por los medios de comunicación, donde los individuos podrían dar rienda suelta a sus fantasías personales o pasar un buen rato en una zona de garaje en un momento en que la automatización de las fábricas, la desindustrialización y la deslocalización postulan una drástica reducción de la mano de obra. El "espacio del no trabajo" endulza la píldora a los condenados al paro o a trabajos socioculturales no productivos. Adorno y Horkheimer sitúan así la creatividad humana, que ellos valoran, en un espacio artificial, una especie de jardín de lujo, al margen del tumulto del mundo real. No la sitúan en las disposiciones concretas, ontológicas, de la naturaleza biológica del hombre, como ser vivo que, al comienzo de su evolución filogenética, fue "arrojado" a la naturaleza y tuvo que encontrar una salida. El crítico alemán de la Escuela de Fráncfort, el Dr. Rolf Kosiek, catedrático de biología, estigmatiza el "pandemonio" de esta tradición sociológica de izquierdas porque nunca se refiere a la biología humana, a la concreción fundamental del ser humano como ser vivo. Al utilizar el término "pandemónium", Kosiek se hace eco casi palabra por palabra del juicio de Henri De Man, que estuvo presente en Fráncfort desde los primeros tiempos del Instituto de Sociología; en sus memorias, De Man escribe: "era un montón de intelectuales soñadores, incapaces de captar una realidad política o social o de describirla sucintamente - era un pandemónium".
Las escuelas biológicas alemana y austriaca, con Konrad Lorenz, Irenäus Eibl-Eibesfeldt, Rupert Riedl y Wuketits, o los divulgadores americanos e ingleses Robert Ardrey y Desmond Morris, sentaron las bases de una sociología más realista, que abordaba al hombre no como un bohemio intelectual sino como un ser vivo, poco diferente en fisiología de los mamíferos con los que convive, pero muy distinto de ellos en sus capacidades intelectuales y de adaptación, y en sus capacidades de memoria. Arnold Gehlen, en cambio, es un sociólogo que tiene en cuenta los descubrimientos de las ciencias biológicas. Para Gehlen, el hombre es una criatura miserable, desnuda, sin fuerza real en la naturaleza, sin las garras y los caninos del tigre, sin el pelaje y los poderosos músculos del oso. Para sobrevivir, tuvo que crear artificialmente los órganos que la naturaleza no le había proporcionado. Así que inventa la tecnología y, con su memoria capaz de transmitir lo aprendido, adquiere una muleta cultural capaz de suplir sus carencias naturales. Para Gehlen, la cultura (y la tecnología) son la verdadera naturaleza del hombre. La creatividad, obliterada por la tecnocracia (Simmel, Weber, Adorno, Horkheimer), que también provoca una "muerte tibia" (Lorenz) mediante la proliferación de "experiencias de segunda mano" (Gehlen), es, para la sociología biologizante de Gehlen, la respuesta del hombre, como ser vivo, a un entorno sistemáticamente hostil. La invención de la tecnología y de la cultura/memoria dota al hombre de una plasticidad de comportamiento que le permite afrontar una multiplicidad de retos.
Hoy en día, esta creatividad está siendo obliterada por la ingeniería social de la tecnocracia dominante, con el gran riesgo de destruir definitivamente las fuerzas que existen en el interior del hombre y que siempre le han hecho capaz de enfrentarse a los peligros que le amenazan mediante el poder "proactivo" de su imaginación concreta, que ahora forma parte de sus disposiciones ontológicas. La creatividad obliterada del hombre ya no puede hacer frente a la tragedia que puede desencadenarse en cualquier momento (la "lógica de lo peor" de Clément Rosset).
Konrad Lorenz habló de "tibieza mortal", y Gehlen de una hipertrofia de "experiencias de segunda mano", en la que el hombre ya no se enfrenta directamente a los peligros y desafíos a los que generalmente se había enfrentado a lo largo de su historia.
Para la Escuela de Fráncfort, la creatividad humana se limita a la de los bohemios intelectuales. Para los demás, la creatividad abarcaba todos los campos imaginables de la actividad humana, siempre que tuviera un objeto concreto.
Habermas: del patriotismo constitucional a la aporía completa
Habermas, antiguo ayudante de Horkheimer y luego su sucesor al frente del Instituto de Fráncfort, se convirtió en la figura de la segunda generación de la Escuela de Fráncfort a finales de la década de 1960. ¿Su objetivo? Evitar la "cristalización" de los residuos del autoritarismo y los efectos de la aplicación de la "razón instrumental", una "cristalización" que sin duda habría llevado al poder a una nueva ideología autoritaria fuerte, Habermas se esforzó en teorizar una "praxis de la discusión permanente" (en oposición a Carl Schmitt, quien, como discípulo del español Donoso Cortès, abominaba de la discusión y de la "clase debatiente" en favor de los verdaderos responsables de la toma de decisiones, los únicos capaces de mantener la política en su sitio, los Estados y los imperios en buen estado de funcionamiento). La finalidad misma de la discusión y de esta cultura del debate permanente era evitar que las decisiones demasiado claras condujeran a la "cristalización". La evolución política debía desarrollarse lentamente en el tiempo, sin brusquedades ni precipitaciones, incluso cuando fueran necesarias decisiones tajantes, dada la urgencia, la "Ernstfall". Esta postura habermasiana no gustó a todos en la izquierda, especialmente a los comunistas de línea dura y a los activistas directos: su teoría ha sido descrita a veces como la encarnación del "derrotismo posfascista", inaugurando, en la posguerra, una "filosofía de la desorientación y la larga palabrería". Habermas se convirtió así en el filósofo desrealizado más emblemático de Europa. En 1990, deploró la reunificación alemana porque "ponía en peligro la sociedad multicultural y la unidad europea, ambas en ciernes desde hacía tiempo". La única alternativa, para Habermas, es sustituir la pertenencia nacional de los pueblos por un "patriotismo constitucional", preferible, en su opinión, "a las muletas prepolíticas de la nacionalidad (carnal) y a la idea de la comunidad de destino" (Habermas arremete contra las dos concepciones existentes en Alemania: el ideal nacionalista de memoria romántica y el ideal a-nacional prusiano de participación en la vida y defensa de un tipo particular de Estado, con connotaciones espartanas). ¿Es por tanto el "patriotismo constitucional" un antídoto contra la guerra, contra las guerras desencadenadas por los patriotismos basados en las dos "muletas" denunciadas por Habermas, el ideal nacionalista y el ideal prusiano? En principio, sí; en la práctica, no. En 1999, cuando la OTAN atacó Serbia con el pretexto de que oprimía a la minoría albanesa de Kosovo, Habermas bendijo la operación, describiéndola como "un salto cuántico en el camino que va del derecho clásico de las naciones al derecho cosmopolita de una sociedad global de ciudadanos". Y añadió: "los vecinos democráticos (es decir, los que han abrazado la idea del "patriotismo constitucional") tienen derecho a actuar para proporcionar ayuda esencial, legitimada por el derecho de gentes". Contradicción: el "constitucionalismo globalista" de la OTAN ha santificado un reflejo de identidad etnonacional, el de los albanokosovares, frente al reflejo etnonacional de los serbios. La OTAN, con la bendición de Habermas, ha actuado paradójicamente para restaurar una de las muletas que Habermas siempre quiso erradicar. Al mismo tiempo, ha apostado por un elemento musulmán, ajeno a Europa, una importación turca a los Balcanes, en detrimento de la albanidad católica y ortodoxa, y más tarde en detrimento de la "serbidad" eslava y ortodoxa. Todo ello para que el nuevo Estado kosovar concediera al ejército estadounidense la base terrestre más formidable de Europa, el campamento Bondsteele, destinado a sustituir a las bases alemanas que habían sido evacuadas progresivamente desde la reunificación. Camp Bondsteele sirve para establecer una presencia militar en los Balcanes, un trampolín para el control del Mar Negro, el Mediterráneo oriental y la Anatolia turca. Estas afirmaciones de un Habermas envejecido suenan extrañamente como la agitación de unos perros que intentan comerse la cola unos a otros.
El itinerario de Habermas conduce así a una aporía. Incluso da lugar a contradicciones inexplicables: el "patriotismo constitucional", destinado a inaugurar una era de paz universal (ya soñada por Kant), conduce en última instancia a una apología de las "guerras justas" que, otro oxímoron, promueven a veces el nacionalismo étnico a la antigua usanza.
Conclusión: La Escuela de Fráncfort es un cuerpo de pensamiento que hay que estudiar con ojo de historiador si queremos entender los errores de nuestro tiempo, los descarrilamientos de las dos últimas décadas en las que, precisamente, los sesenta, marcados por el corpus filosófico y sociológico de esta escuela, tuvieron el poder en sus manos en la mayoría de los países occidentales. Esto ha conducido a un amplio abanico de impasses y, más recientemente con las expediciones a Afganistán e Irak (guerras justas según Habermas), a una cierta hybris, mientras que varias potencias chalengeuse, entre ellas China, no contaminada por la basura francfortista y curada de los desvaríos de la Revolución Cultural maoísta, han empezado a avanzar. Europa necesita librarse del "pandemónium" si quiere darle la vuelta a la situación y, más prosaicamente, sobrevivir a largo plazo. No puede deshacerse del viejo corpus clásico: es insustituible. Cualquier intento de arrojarlos por la borda y sustituirlos por construcciones inventadas e improvisadas por sociólogos poco realistas conduce a callejones sin salida, aporías y bufonadas.
Robert STEUCKERS (noviembre de 2008)
Notas :
(1) Nunca se es demasiado consciente de que el término "tolerancia" ha cambiado subrepticiamente de significado en las últimas décadas. Inicialmente, tolerancia significaba tolerar la existencia de un hecho que, en cuanto a su sustancia y principios, estaba condenado (el protestantismo estaba condenado pero se toleraba en virtud del Edicto de Nantes, un edicto de tolerancia). Se toleraban ciertas prácticas porque no se disponía de los medios materiales para combatirlas y erradicarlas. Por ejemplo, la prostitución, condenada en principio, se toleraba como salida social. Se hacía referencia a los burdeles como "casas de tolerancia". Cuando pedíamos a nuestros profesores que fueran "tolerantes", en el sentido actual de la palabra, respondían invariablemente: "¿Tolerancia, señor? Pero para eso ya hay casas". Hoy, el término "tolerante" significa aceptar el hecho en sus dimensiones fácticas (e inevitables), así como en sus principios.
(2) Los "Padres Fundadores", como su nombre indica, volverán rápidamente a los reflejos de autoridad patriarcal dictados por la Biblia judía. La parsimonia, virtud puritana por excelencia y practicada hasta la caricatura, se convirtió en el modelo del americanismo, que Adorno pretendía deconstruir del mismo modo que el fascismo alemán, para dar lugar a una humanidad atomizada, dislocada por la liberación sexual que disolverá su núcleo familiar básico, una humanidad atomizada preconizada por Marcuse, Fromm y Reich, para hacer reinar individualidades más o menos originales y excéntricas, desconectadas y desconcertadas por los medios de comunicación, pero todas clientes de las cadenas de supermercados.
Bibliografía: Theodor W. ADORNO, Studien zum autoritären Charakter, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 1973. Max HORKHEIMER / Theodor W. ADORNO, Dialektik der Aufklärung, Fischer, Fráncfort del Meno, 1969. Max HORKHEIMER, Traditionnelle und kritische Theorie - Vier Aufsätze, Fischer, Fráncfort del Meno, 1968. Max HORKHEIMER, Zur Kritik der instrumentellen Vernunft, Athenäuml/Fischer, Fráncfort del Meno, 1974. Rolf KOSIEK, Die Frankfurter Schule und ihre zersetzenden Auswirkungen, Hohenrain, Tubinga, 2001.
Fuente: https://euro-sinergias.blogspot.com
Traducción: Enric Ravello Barber
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La Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt: nuevas ideas para comprender la Sociedad y los Desafíos Globales
La Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt fue el resultado de una evolución valiosísima que buscaba replantear la situación mundial en las décadas de 1920 y 1930 y contestar al crecimiento acelerado y sin frenos del capitalismo, comunismo y fascismo a principios del siglo XX. Sistemas económicos y políticos que modificaban las relaciones sociales y que, como resultado, fueron la causa de…
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“La fe es una relación viva con lo creído, una relación viva que abraza la vida entera o, de lo contrario, es irreal”
Martin Buber
Fue un filósofo y escritor judío austriaco israelí, nacido en Viena en febrero de 1878, conocido por su filosofía del diálogo y por sus obras de carácter existencialista.
Nacido en el seno de una familia de eruditos judía, cuando sus padres se divorciaron no tuvo mas remedio que pasar parte de su niñez en casa de sus abuelos en Leópolis la actual Ucrania.
Buber era políglota, pues en su casa se hablaba yiddish y alemán, y en su infancia aprendió el hebreo y francés, y en la escuela secundaria aprendió polaco.
En 1896 Buber se fue a estudiar a la Universidad de Viena iniciando sus estudios en filosofía e historia del arte, mas tarde continuó sus estudios en Leipzig y concluyó su doctorado en Berlín en 1904.
Se unió al movimiento sionista participando en diferentes congresos, entre ellos, el de Basilea en 1897. Fue fundador del uno de los primeros periódicos dedicados en Alemania al pensamiento sionista, dirigiéndolo desde 1916 a 1924.
Desde 1923 hasta 10 años más tarde, enseñó teología judía e historia de las religiones en la Universidad de Frankfurt, ese mismo año publica la que sería su obra mas conocida y la que expresa mejor su pensamiento dialógico “Ich un Du” (Yo y Tú).
En 1933 cuando Adolf Hitler tomó el poder, los estudios teológicos de Buber se vieron bruscamente interrumpidos y fue expulsado de la Universidad, decidiendo emigrar a Palestina, en donde en 1938 fue nombrado profesor de filosofía social en la Universidad hebrea de Jerusalén, en donde impartió cátedra hasta su jubilación en 1951.
En el pensamiento de Martin Buber, influyeron filósofos como Kierkegaard, y el misticismo judío que floreció en Polonia a mediados de siglo XVIII conocido como jasidismo.
En su obra de más éxito (Yo y Tú) Buber plantea su idea de la “filosofía del diálogo”, en la que el autor describe las conexiones que existen entre el Yo-Tú y el Yo-Ello, en donde el Yo-Tú detalla las relaciones entre el hombre y el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo, y en la relación Yo-Ello, se manifiesta la necesidad de interactuar con el Yo-Tú, sin que esta sea el objetivo o propósito principal, argumentando que la presencia De Dios, puede encontrarse en la existencia diaria.
Yo y Tu, es el fruto de décadas de preparación y reflexión, y contiene la tesis de Buber sobre el proceso principal de la existencia, o sea, el “relacionarse”, y aunque dicho libro fue reconocido en los círculos filosóficos europeos, fue traducido al inglés hasta el año 1937.
Su estilo de escritura y el mismo texto, no parece en nada a un ensayo filosófico, sino mas bien adopta un estilo poético y lírico como un himno, en donde Buber no trata de exponer sus ideas ni convencer sobre una tesis, sino mas bien refleja su preocupación y nos abre su corazón, que asemeja la obra de Nietzsche, particularmente con su obra “Así habló Zaratustra”.
El libro se configura como una serie de aforismos, grandes y pequeños separados en partes temáticas, sin una lógica concreta y sin una secuencia que pretenda formar una reflexion entera a través de pasos sucesivos.
En la primera parte se ocupa de la condición humana investigando la psicología del individuo. En la segunda trata de la existencia humana en el plano social. Estudia la sociedad y también la manera de existir del individuo dentro de la sociedad, y en la tercera se ocupa de temas de teología, basada en la conclusion de las dos partes anteriores.
Martin Buber muere en Jerusalén Israel en junio de 1965 a la edad de 87 años.
Fuentes: Wikipedia, Universidad de Valencia (uv.es), biografiasyvidas.com, hermesinstitut.org
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Ilse Bing Escuela de Danza Laban, Frankfurt, 1929 Impresión de gelatina de plata 9,7 x 16.6cm. Estate of Ilse Bing, cortesía de Edwynn Houk Gallery, Nueva York ©Fotografía: Jeffrey Sturges
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ERNEST REUBEN ( él / suyo ) — 31, 11 de julio 1991. alew player tomahawk, usuario user69. equipo quul, equipo drome. proveniente de chicago, illinois, estados unidos / frankfurt, alemania. economista, arquitecto frustrado, antiguo heredero del negocio familiar. se ocupa como economista del negocio familiar en la sede estadounidense. habilidades en anexo.
mayor anhelo del usuarie:
que se pruebe su inocencia legalmente para poder disfrutar de la vida que perdió antes de que le encerraran.
pasado:
un pasado cargado de privilegios ponen a ernest en una posición de más poder que él jamás supo controlar. el abuelo entrenó al hijo para heredar la millonaria empresa multinacional, y el hijo al nieto para que se encargara de la sede americana de la misma, misma que a él le encargaron en su debido momento, dejando a ernest al mando a una edad en la que todavía podían adjudicársele rasgos de un ser humano estúpido e irresponsable. pero su padre confundió lo engreído y sociable de su personalidad como características dignas de un magnate, mismas que veía en sí mismo, y se confió. lo dejó a su merced, con bolsillos rebosantes de dinero y una empresa en alzas sobre sus manos. el padre no llegó a ver a su hijo caer, pero a los veinticuatro, dos años más tardes de ganar su independencia, lo hizo. con tantas noches de locuras, abuso de sustancias, y malgaste de dinero, en uno acabó en el lugar y momento equivocados. una persona muerta y todas las huellas incriminatorias señalándole. ¿sentencia? culpable. con treinta años cumplidos, el dinero de su abuelo logró sacarle antes del tiempo que el juez dictaminó cuando lo encerraron, pero no volvería a su antigua vida, no cuando había manchado a la familia de tal forma. ganarse el dinero que su abuelo le diera o buscar su propia independencia. una sentencia por sí sola y muy distinta; ahora tendría que hacerse una vida por sí solo desde cero, cuando nunca fue culpable en primer lugar.
anexo: habilidades.
entre sus pasatiempos existen habilidades musicales que explora solo por gusto: toca la guitarra, canta, y además, porque comenzó a practicar desde infante, es muy hábil con el piano. dicho esto, sabe leer y componer música, y en sus años adolescentes, fue el fundador y miembro principal de una banda que murió en pocos años. en cuanto a actividades físicas, fue jugador rugby en la escuela (deporte por el que entró a la universidad, no teniendo notas muy sobresalientes). y, en general, jugaría cualquier cosa que requiriera competencia.
RP: codhqs, @usr69
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Teoría Crítica de la Sociedad
Teoría Crítica de la Sociedad: Un Enfoque en Capas 🌍✨Capa 1: La Base de la Teoría Crítica .La Teoría Crítica de la Sociedad, originada en la Escuela de Frankfurt, se centra en analizar y criticar las estructuras de poder y dominación. Nos invita a cuestionar las narrativas hegemónicas y la forma en que la cultura moldea nuestra percepción del mundo. Pero, ¿qué significa realmente “cuestionar”? 🤔…
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Series y Sociedad de Consumo: Análisis a la Escuela de Frankfurt
Actualmente, las plataformas de streaming forman parte relevante de nuestro día a día. Desde los inicios de las plataformas con Netflix hasta las nuevas como Apple TV o MAX han transformado la manera en la que consumimos el contenido audiovisual llevando como consecuencia una nueva industria cultural. La Escuela de Frankfurt, integrada por Theodor Adorno y Max Horkheimer, desarrolló una crítica acerca de la industria cultural, mencionando que se usa como una herramienta para consolidar un dominio ideológico, con base a esa crítica se hablará en este artículo de cómo las plataformas de streaming crean contenido para homogeneizar a las audiencias y no van más allá de su objetivo para entretener.
Las series distribuidas por las plataformas de streaming se integran perfectamente al concepto sugerido por los dos autores, desde la perspectiva de la Escuela de Frankfurt, “la industria cultural proporciona en todas partes bienes estandarizados para satisfacer las numerosas demandas identificadas como otras tantas distinciones a las que los estándares de la producción deben responder” (Mattelart, A., Mattelart, M., 1997), los contenidos de Prime Video, Disney +, entre otras, están diseñados para captar audiencias globales por la estandarización de sus formatos y la repetición de la narrativa; consolidando un ciclo de consumo que se ajusta a los intereses económicos de grandes corporaciones. Adorno y Horkheimer además de mencionar que el propósito de la producción masiva de bienes culturales es satisfacer las demandas comerciales, también mencionan que no se fomenta el pensamiento crítico creando falsas individualidades.
Las series de streaming no sólo entretienen, también refleja y refuerzan patrones ideológicos y narrativos que guían al espectador hacia una experiencia superficial y comercial, un ejemplo que responde a lo que Horkheimer y Adorno denominaron como falsa individualidad, asimismo, el espectador piensa que está eligiendo libremente el contenido que va a consumir, pero sus opciones son predecibles y limitadas por la estructura ya generada por los algoritmos que personalizan la oferta de contenido y modifican los gustos culturales de los usuarios, cerrando la posibilidad de exploración más allá de los límites establecidos, la cultura se convierte en una herramienta de control social como lo mencionaba la crítica de la Escuela de Frankfurt.
La sociedad de consumo actual ha ido evolucionando con el paso del tiempo, vivimos en un mundo digitalizado donde un gran porcentaje de nuestro consumo de experiencias y entretenimiento es mediante una pantalla. El consumo que se genera hoy en día es impulsado por la publicidad y la globalización, la identidad personal se vincula al consumo, y la oferta de productos es cada vez más personalizada. El consumismo de los contenidos audiovisuales en plataformas reemplaza el tiempo que podría haber sido dedicado a la reflexión crítica o el ocio creativo como se menciona en la Escuela de Frankfurt, este comportamiento de consumo crea una dependencia al entretenimiento producido en masa generando una homogeneización cultural, donde las narrativas globalizadas sustituyen las expresiones culturales.
Actualmente, se crea un ecosistema comercial complejo en donde la serie de las plataformas es el punto de partida donde se deriva mercancía oficial, videojuegos, eventos, etc; esta dinámica refleja el ciclo de producción y consumo de las masas sumergidas como se menciona en la crítica.
Horkheimer y Adorno mencionan que el arte auténtico debía generar reflexión crítica, brindando una experiencia estética que inspirara al espectador a cuestionar la realidad en la que se presenta. No obstante, los productos de la industria cultural, en este caso, las series de streaming, están diseñados para ofrecer entretenimiento superficial y reproducir ideologías sin ningún tipo de cuestionamiento. Gran parte del entretenimiento actual no podría considerarse como el arte que defendían los autores en la Escuela de Frankfurt, a pesar de que una gran variedad de series pueden tener un nivel alto estético o narrativo, la mayoría de los contenidos están diseñados para cumplir con los objetivos comerciales, es difícil calificarlos como arte auténtico porque su objetivo no va más allá de entretener y generar dinero, su objetivo principal no es generar experiencias transformadoras.
Programas como La Casa de los Famosos México transmitido en la plataforma de Vix, son un ejemplo perfecto de las series que conforman la industria cultural, sólo responde al interés del mercado. El programa ofrece una narrativa muy sencilla y accesible para el público, es un formato para televisión abierta de la mano con la plataforma Vix, está diseñado para entretener y con sus cámaras 24 horas quieren asegurar que los espectadores permanezcan el mayor tiempo posible en la plataforma.
La repetición de las dinámicas, los conflictos, el morbo, los chismes es lo que mantienen al público pegados en la plataforma, hay constante interacción con el público por las votaciones y la opinión pública que se genera en redes sociales. El programa a pesar de ser un reality donde las personalidades y vidas de los famosos no están en un guión establecido, la productora se encarga de maximizar tensiones y generar cada vez más un interés en los espectadores, esta aparente autenticidad encaja en la crítica de Adorno y Horkheimer de la falsa individualidad y las características de la industria cultural.
A pesar de su éxito, su naturaleza es muy superficial, a pesar de que se tocan temas muy relevantes para generar una reflexión, aún no se puede otorgar la categoría de arte auténtico, el programa no profundiza significativamente los temas y no hay como tal una enseñanza, además, el objetivo del producto es solamente generar rating y dinero.
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Cómo la Escuela de Frankfurt usó a Marx, Nietzsche y Freud
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El primer filósofo del populismo de izquierda
ENTREVISTA POR Gabriele Pedullà[1]Profesor de literatura italiana en la Universidad de Roma Tre. Entre sus obras destacan Machiavelli in Tumult (2018) e In Broad Daylight: Movies and Spectators After the Cinema (2012).
Casi cinco siglos después de su muerte, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo sigue siendo una de las figuras más influyentes de la historia del pensamiento político. El autor de
El Príncipe
probablemente se asombraría de ser objeto de libros sobre habilidades de liderazgo dirigidos a directores generales de empresas o de que, en
Los Soprano
, Paulie Walnuts se refiriera a él erróneamente como «Príncipe Matchabelli».
La visión errónea de Maquiavelo como el padre fundador del cinismo político —o incluso del «mal» político— es casi tan antigua como el propio hombre. Pero John P. McCormick, autor de obras influyentes como Machiavellian Democracy, sostiene que el pensador florentino se entiende mejor como precursor del actual populismo de izquierdas. Lejos de estar desfasados, algunos de los argumentos de Maquiavelo siguen adelantándose a nuestro tiempo. Un enfoque verdaderamente «maquiavélico» de la política puede ayudar a fortalecer la democracia popular.
GP
Probablemente no exista universidad en la que no se enseñen las obras de Maquiavelo, o al menos El Príncipe. Sin embargo, las investigaciones sobre su figura y pensamiento son bastante excepcionales. Usted ha publicado dos libros sobre Maquiavelo y, por lo que sé, está preparando un tercero. ¿Por qué Maquiavelo? ¿Cómo lo descubrió por primera vez?
JM
Por supuesto, me encontré con El Príncipe en la universidad, pero durante los estudios de posgrado en la Universidad de Chicago, en 1992, tuve la suerte de asistir a dos seminarios dedicados íntegramente a los Discursos de Maquiavelo. Esas clases desencadenaron mi fascinación por Maquiavelo para toda la vida. Aunque empecé mi carrera académica trabajando en la línea de la «teoría crítica» de la Escuela de Frankfurt, la orientación de mi trabajo volvió a centrarse en Maquiavelo en la década de 2000.
GP
¿Qué motivó esta reorientación?
JM
Supongo que fue el aumento de la desigualdad y el aventurerismo militar bajo la administración de George W. Bush y Dick Cheney en Estados Unidos. Después de todo, Maquiavelo me había enseñado que los ciudadanos de las antiguas repúblicas castigaban a las élites mucho más severamente por la corrupción y la traición que nosotros en las democracias liberales contemporáneas. Cualquiera que lea a Maquiavelo con seriedad verá que los ciudadanos democráticos modernos dejan que las élites se salgan con la suya precisamente con el tipo de comportamiento que él pensaba que debía ser castigado con severidad.
GP
Usted no es solo un especialista en Maquiavelo. Ha publicado extensamente también sobre el pensamiento de la República de Weimar. Se podría decir que le atraen las crisis políticas más agudas.
JM
Ciertamente no lo planeé así, pero el tema general de mi carrera académica se ha convertido en «repúblicas democráticas en crisis». Llevo más de dos décadas investigando la perpetua susceptibilidad de la democracia a la corrupción plutocrática y oligárquica, corrupción que a menudo desemboca en golpes de Estado autoritarios. He explorado la situación extremadamente precaria de la libertad cívica y el gobierno popular en contextos históricos tan variados como la Florencia renacentista, la Alemania de Weimar, los Estados Unidos contemporáneos y los Estados miembros de la Unión Europea (UE).
GP
Todavía hoy, mucha gente piensa que Maquiavelo fue un maestro del mal. Los estudiosos —o al menos la mayoría de ellos— han intentado corregir esta idea errónea centrándose en su lealtad a la tradición republicana de Roma y en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Sin embargo, su lectura es diferente. Porque tu Maquiavelo no es solo un pensador republicano: es un pensador republicano pro popular, hostil a las degeneraciones oligárquicas de los Estados libres.
JM
Aunque Maquiavelo nunca utilizó la palabra «democracia», y aunque expresó serias (pero no incondicionales) reservas sobre la democracia ateniense, he defendido que Maquiavelo es, de hecho, el primer «teórico democrático» de la historia del pensamiento político occidental. Maquiavelo borra la distinción clásica entre aristócratas y oligarcas, acusando a las élites socioeconómicas de ser siempre agentes de opresión sobre la gente común.
Además, Maquiavelo ensancha los pocos momentos del pensamiento político tradicional en los que los autores conceden a regañadientes que el pueblo llano puede ejercer ocasionalmente un buen juicio político, y procede a construir una novedosa teoría democrática sobre esa base. Incluso hoy en día, los famosos estudiosos se fijan en los pocos casos en los que Maquiavelo representa al pueblo tomando malas decisiones e ignoran por completo las decisiones mucho más calamitosas que él demuestra que tomaron las élites (concretamente los senados aristocráticos) en las repúblicas espartana, romana, veneciana y cartaginesa.
GP
Curiosamente, en Italia, Maquiavelo se asocia a menudo con lamentaciones sobre las glorias italianas del pasado. En su libro, por el contrario, usted demuestra claramente cómo su pensamiento ofrece ideas frescas para corregir el impulso oligárquico de las democracias occidentales.
JM
Maquiavelo fue un esperanzador visionario sobre el futuro de Italia que se inspiró en un vibrante pasado mediterráneo. No se dedicó a la nostalgia trágica. Se inspiró en la forma en que los antiguos toscanos, siracusanos, espartanos y aqueos resistieron valientemente y durante mucho tiempo la dominación de hegemonías imperiales como Macedonia, Cartago y Roma. Maquiavelo creía firmemente que un retorno al antiguo orden doméstico y militar permitiría a los italianos modernos rechazar a los hegemones contemporáneos como Francia, España y el emperador alemán.
Después de todo, los hegemones modernos, en su opinión, no eran más que tigres de papel comparados con sus homólogos antiguos. Si las ciudades italianas rearmaran a sus ciudadanos comunes —tanto militar como cívicamente—, podrían superar la dominación extranjera y la opresión interna de los clérigos y los optimates (los que apoyaban el gobierno oligárquico en la República romana tardía). Quizás fue demasiado optimista sobre el futuro. Es posible que Maquiavelo subestimara la obstinación con la que las élites de su época se resistirían a las reformas que él propugnaba: el restablecimiento de los tribunos plebeyos, de las grandes asambleas populares y de las amplias milicias ciudadanas que, en su opinión, habían garantizado las libertades de los pueblos y repúblicas antiguos.
GP
Se le ha acusado de ser un populista o un partidario del populismo. ¿Cuál es la diferencia entre un teórico político pro popular y uno populista, ahora y en la época de Maquiavelo?
JM
Efectivamente, soy partidario del populismo, del populismo de izquierdas. La diferencia entre el populismo de izquierdas y el de derechas es sencilla. El populismo progresista es un movimiento chauvinista mayoritario que desafía las ventajas injustas de las que disfruta una élite minoritaria, rica y poderosa. El populismo de derechas, por el contrario, es un movimiento chauvinista mayoritario que desafía los privilegios imaginarios de los que disfrutan los inmigrantes vulnerables o las minorías religiosas y étnicas. Creo que los escritos de Maquiavelo anticipan el populismo de izquierdas porque anima a los plebeyos a desafiar a las élites y exigirles una cuota de poder económico y político cada vez mayor.
Maquiavelo demuestra de forma bastante convincente que los gobiernos populares son el objetivo constante de (aunque no utilizó el término) «vastas conspiraciones de la derecha», en todo lugar y en todo momento. Desde esta perspectiva, la corrupción sistémica generada por la plutocracia es simplemente una amenaza constante y existencial para cualquier sistema de gobierno cívico que no sea ya una oligarquía desnuda. La única manera de detener o hacer retroceder esta corrupción es que la gente común se movilice y utilice cualquier influencia que tenga —servicio militar o fuerza de trabajo, por ejemplo— para extraer concesiones de las élites que preferirían expandirse antes que renunciar a su desproporcionada autoridad.
Por supuesto, las repúblicas antiguas que Maquiavelo analizó nunca tuvieron que lidiar con el «populismo de derechas». Las élites socioeconómicas de esas repúblicas podían invocar el patriotismo o la «anti tiranía» para frustrar las demandas reformistas del demos o de la plebe; es decir, podían priorizar la necesidad de la guerra contra enemigos extranjeros hostiles o invocar el peligro de que los líderes populistas acumularan poder real mientras defendían la situación de las clases bajas.
El senado romano ejerció con maestría ambas estrategias, desviando con frecuencia a los plebeyos del tumulto en casa a la guerra en el exterior, y a menudo saliéndose con la suya al matar a campeones populares, desde Marco Manlio Capitolino a los hermanos Graco, como «aspirantes a tiranos». Pero tales oligarcas nunca pudieron movilizar plenamente a grandes segmentos del pueblo llano en un movimiento sostenido contra las reformas populares y los reformadores populares. Al final, tuvieron que recurrir a la represión violenta para conseguirlo, como ejemplifica la tiranía de Sula.
Por otra parte, los populistas de derecha contemporáneos tienen un arma poderosa que esgrimir tanto contra los partidos de centroizquierda como contra los movimientos populares: la acusación de deslealtad o traición nacional. Dado que los demócratas y socialistas modernos están motivados por los principios universalistas de la Ilustración, son perpetuamente susceptibles de ser acusados de no estar realmente dedicados al bienestar de «la gente» dentro de sus propios países. Se les acusa con demasiada facilidad de preocuparse en última instancia por la «humanidad» (por la gente de todo el mundo) o por las minorías subalternas nacionales. De ahí la eficacia de los populistas de derecha para desprestigiar a los políticos de centroizquierda y a los populistas de izquierda por igual como «globalistas» traicioneros o como adherentes antimayoritarios de la «política de identidad».
GP
¿Cuál es su actitud hacia el marxismo? Está claro que su enfoque de Maquiavelo es diferente al de los pensadores políticos marxistas.
JM
Hay que reconocer que soy muy duro con los posmarxistas europeos en la nueva introducción a Machiavellian Democracy. Soy bastante impaciente por la medida en que autores como Louis Althusser, Claude Lefort, Étienne Balibar y autores italianos más recientes influenciados por ellos ignoran, minimizan o descartan el papel de las instituciones en el pensamiento político de Maquiavelo. Reconstruyen los escritos de Maquiavelo de forma que el pueblo se limita a impugnar el funcionamiento de las instituciones, es decir, las maquinaciones de un «Estado» monolíticamente concebido.
Pero la concepción de Maquiavelo del governo popolare es precisamente eso: el pueblo participando en el gobierno a través del funcionamiento de instituciones como los tribunos romanos de la plebe (las asambleas en las que el pueblo propone y discute, afirma o rechaza las leyes) y los juicios públicos, en los que el pueblo sirve como juez último de los ciudadanos acusados de delitos políticos. Los posmarxistas temen que el pueblo se ensucie las manos de forma moralmente dudosa al participar en el «gobierno» o que el pueblo sea cooptado en el funcionamiento del «Estado» al participar en su funcionamiento. Pero Maquiavelo insiste en que las reformas exigidas por el pueblo a través del tumulto deben ser instanciadas en «leyes», cuya adjudicación sigue supervisando, incluso mandando, el pueblo (y no un partido privilegiado).
Maquiavelo no quería simplemente que el pueblo, a través de manifestaciones públicas, protestara contra el poder de la oligarquía manifestado por «el Estado» desde el exterior. También quería que impugnaran perpetuamente el poder de la oligarquía desde dentro del funcionamiento del Estado. Solo ensuciándose las manos a través de la práctica política ejercida fuera y dentro de las instituciones podrían combatir eficazmente la oligarquía y ejercer el autogobierno. Aterrados por los ejemplos de la Rusia estalinista y de la China comunista, los intérpretes posmarxistas de Maquiavelo sistemáticamente compensan en exceso, reduciendo la democracia al antigobierno, es decir, al anarquismo.
GP
¿Y cuál es su actitud hacia Karl Marx en general? ¿Qué parte de su pensamiento es más vital para nosotros, en su opinión?
JM
Por supuesto, venero enormemente los escritos de Marx. La lectura de Crítica de la filosofía del derecho de Hegel en la universidad me cambió la vida. Aunque desde entonces lo he abandonado como ideal emancipador, el hecho de que Marx articulara la economía británica, la política francesa y la filosofía alemana me inspiró durante décadas. Sin embargo, la ausencia de una visión política constructiva en Marx acabó resultando muy frustrante: Marx fue un crítico magistral de la política reaccionaria en obras como La guerra civil en Francia y El 18º brumario de Luis Bonaparte, pero su falta de especificidad respecto a la política del socialismo fue decepcionante.
Al principio me dirigí al joven Jürgen Habermas, más hegeliano, como alternativa, pero finalmente su intento de llenar la laguna política de Marx resultó ser demasiado liberal para mi gusto… de ahí mi paso a Maquiavelo. Sin embargo, hoy en día se está llevando a cabo una importante labor de recuperación de los recursos políticos de Marx: Bruno Leipold sobre el republicanismo de Marx, Steven Klein sobre los linajes marxianos para la socialdemocracia, Will Levine sobre los kantianos marxianos y el trabajo de Camila Vergara sobre la tradición del institucionalismo radical, que se remonta a Rosa Luxemburgo.
GP
El otro autor sobre el que ha publicado extensamente es otro pensador antiliberal, esta vez del lado derecho del espectro político: Carl Schmitt. ¿Qué podemos aprender de él?
JM
Schmitt fue, por supuesto, el maestro en denunciar el universalismo de la izquierda política para promover una derecha política supuestamente más auténtica y «democrática» en la República de Weimar. Recientemente, he llegado a ver la carrera de Schmitt como un emblema del papel casi constante desempeñado por la centroderecha en los intentos de usurpación o el éxito de las democracias liberales. Schmitt fue uno de los primeros partidarios de la República de Weimar, pero en menos de una década justificó y participó en su derrocamiento.
Muchas democracias modernas siguen precisamente esta trayectoria: las democracias se establecen con un apoyo bastante entusiasta por parte de los partidos de centroderecha pero, una vez en el poder, estos partidos tienden a moverse más a la derecha, eligiendo alinearse con los partidos de extrema derecha para mantener el poder inconstitucionalmente, en lugar de comprometerse formando gobiernos de coalición con los partidos de centroizquierda. Los políticos de centroderecha siempre piensan que pueden controlar a la extrema derecha, pero pronto descubren que tienen un tigre por la cola. Esto fue cierto en Weimar, y ciertamente es una realidad también en los Estados Unidos hoy en día. Las democracias modernas son derrocadas casi exclusivamente desde la derecha, no desde la izquierda.
GP
Existen, por lo general, dos maneras de juzgar la política italiana desde el extranjero. Algunos comentaristas presentan a Italia como una tierra exótica y misteriosa, donde la política sigue reglas enigmáticas. Columnistas más sabios y mejor informados han observado que la política italiana tiende a anticipar la tendencia occidental, generalmente en sus peores aspectos. Benito Mussolini fue Juan el Bautista para Adolf Hitler, al igual que Silvio Berlusconi para Donald Trump. ¿Cuál es su opinión? ¿Y cuánto sigue usted la política italiana?
JM
Suscribo firmemente esta última línea de pensamiento. La política italiana es siempre el «canario en la mina de carbón» de la política occidental. Cuando viví en Italia, a mediados de los años noventa, los paralelismos entre el ascenso de Berlusconi y lo que ocurría con Newt Gingrich y Pat Buchanan eran muy claros, pero pocos en Estados Unidos querían considerar a estos últimos como protofascistas. Hay un enorme vacío en el vocabulario político estadounidense cuando se trata de la palabra fascista: en el discurso público está permitido llamar fascista a Barack Obama, ¡pero no a Trump! Sin embargo, en Italia durante esos años, cada conversación de almuerzo y cena se dedicaba a ubicar dónde se encontraba Berlusconi en el continuo fascista, y cuánto más lejos en una dirección fascista podría llegar.
GP
La parálisis política contemporánea en los Estados Unidos tiene claramente mucho que ver con la crisis del movimiento socialista. Los oligarcas disfrutan de una situación muy favorable ahora que la «izquierda neoliberal» hace avanzar sus intereses no menos que la derecha. Para los ricos es una situación en la que todos ganan: sea cual sea el resultado de las elecciones, se beneficiarán de un gobierno amigo. ¿Cómo podemos arreglar esto?
JM
Así es precisamente como intento explicar la política estadounidense a mi madre: cuando ganan los republicanos, los ricos se hacen más ricos; cuando ganan los demócratas, los ricos siguen siendo ricos. Debido al sistema bipartidista de Estados Unidos, la redistribución económica y la regulación siempre han sido objetivos políticos problemáticos (aunque incluso bajo republicanos como Dwight Eisenhower y Richard Nixon, la América posterior a la Segunda Guerra Mundial era como un Shangri-la socialdemócrata en comparación con la actual).
En Europa, las cosas son más difíciles de explicar. Supongo que la existencia de partidos comunistas creíbles en Europa Occidental durante la Guerra Fría indujo a los partidos de centroderecha a comprometerse con los de centroizquierda de forma que se fomentara una relativa igualdad económica. Ahora, los partidos conservadores son libres de dedicarse a la obstrucción total cuando están fuera del poder. Por supuesto, tienes razón en que los partidos socialdemócratas merecen su parte de culpa. A través de las políticas neoliberales, han participado en el vaciamiento de las bases sociales de la política progresista.
GP
¿Qué opina de la experiencia de los gilets jaunes (chalecos amarillos) en Francia?
JM
Una grata excepción a la regla. Fue ciertamente refrescante ver surgir en una gran democracia un movimiento social más o menos de base que protestaba contra la austeridad. Y es un gran alivio que dicho movimiento no haya adoptado la forma patológica asociada al populismo de derechas; espero que las acusaciones de antisemitismo sean meras calumnias lanzadas contra ellos por los enemigos conservadores del movimiento. Los gilets jaunes son la oposición enérgica y articulada a la austeridad que los políticos centristas como Emmanuel Macron merecían. Dijeron «¡Basta!» a las políticas financieras y económicas que trasladan injustamente la carga de mantener una sociedad moderna sana de los ricos a la gente media.
Estoy harto de que centristas como Macron, e incluso Angela Merkel, hagan reverencias y acepten ramos de flores por rescatar la Ilustración, la civilización y la decencia humana derrotando electoralmente a la derecha xenófoba y luego pivoten para satisfacer las preferencias políticas de los intereses financieros que directa o indirectamente respaldan sus propias campañas, en lugar de los ciudadanos de clase media y trabajadora que realmente votaron por ellos. Se felicitan por haber matado al dragón populista de la derecha y luego promulgan políticas que siguen alimentándolo.
Las políticas de austeridad de Merkel aseguraron que la extrema derecha siga teniendo un electorado en el sur de Europa, y las políticas neoliberales de Macron aseguran que la tentación de Marine Le Pen siga siendo viable en Francia. Los gilets jaunes demuestran que hay una tercera vía viable entre la austeridad neoliberal y el populismo de derechas.
GP
Después de Polonia, Hungría y Turquía, ¿qué Estado europeo cree que es ahora más vulnerable al populismo de derechas?
JM
No creo que Alemania sea «el próximo», pero hay que vigilar de cerca a AfD (Alternative für Deutschland, Alternativa para Alemania) y hacer todos los esfuerzos, nacionales, europeos e internacionales, para que el movimiento sea pequeño. Los costes para Alemania, los Estados miembros de la UE, Europa en su conjunto y la propia democracia serían devastadores si un movimiento de extrema derecha se hiciera más fuerte allí.
GP
Como estudiante de la Alemania de Weimar, ¿ve algún paralelismo con el colapso de la República de Weimar en los Estados Unidos de hoy?
JM
Mucha gente comparó la insurrección del Capitolio del 6 de enero con el incendio del Reichstag que los nazis aprovecharon para consolidar el poder. Yo lo comparo más con los asesinatos de los ministros de Weimar Walther Rathenau y Matthias Erzberger por parte de extremistas de derecha a principios de la década de 1920. Estos asesinatos hicieron que un diputado alemán enfurecido exclamara en el Reichstag: «¡No hay duda de que el enemigo está en la derecha!».
La insurrección del Capitolio, al igual que estos asesinatos, debería obligar a todos los ciudadanos dedicados a la democracia constitucional a repudiar y reprimir el extremismo de extrema derecha. La advertencia no fue escuchada en Weimar, y dudo que lo sea en Estados Unidos. El comportamiento cobarde de la gran mayoría de los políticos republicanos durante y después del segundo juicio de destitución de Trump no es una buena señal en ese sentido.
Notas
1. Profesor de literatura italiana en la Universidad de Roma Tre. Entre sus obras destacan Machiavelli in Tumult (2018) e In Broad Daylight: Movies and Spectators After the Cinema (2012).
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Rutina en primavera
27 de mayo de 2024
La actividad docente sigue su curso habitual: preparar clases de inglés, corregir exámenes de español, evaluar presentaciones de Historia bilingüe; alguna que otra reunión, sustituciones, formación... Además, en mi escuela se realizan cada semana un montón de actividades de diversa índole y hace diez días precisamente participé en una de ellas: certificaciones DELE - Diplomas de Español como Lengua Extranjera. En nuestro caso, se trata de exámenes oficiales que pueden realizar los alumnos que han estudiado español durante varios años y que se presentan a los niveles A2 - B1. Nuestro colegio es ya centro examinador y este era el primer año que ofertaba esta posibilidad. Mi mentora, Julia, ha preparado a estos alumnos durante todo el año en la extraescolar del DELE. Para mí fue una experiencia poder administrar los exámenes y evaluar la competencia oral. Las competencias escritas las corrige el propio Instituto Cervantes.
Por lo demás, clases con Jose, para seguir aprendiendo alemán jejeje Y para bajar las comilonas que me prepara, voy un par de días al gimnasio. Hemos estado dos meses sin lavadora en casa, así que un día a la semana también me ha tocado pasar la tarde ahí... Compra en el Rewe, cenita temprana, serie y a dormir.
Se nota que va haciendo mejor tiempo y que en Frankfurt cada finde hay distintas actividades al aire libre. La gente se encuentra en la calle, va a diferentes festivales, hace picnics en los parques o se va a otras ciudades. En mi caso: Würzburg, Idstein, Heppenheim...
El finde pasado volví a Marburg con Cristina y su amiga Rocío. Pateamos la ciudad de nuevo y descubrimos otros rincones. Estuvimos también en Wetzlar.
Y con otro puente a las puertas me despido, deseando de disfrutar de miércoles a domingo en el Harz.
Tschüss!
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“El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja, el problema es que a menudo la mente es sencilla y los gustos son complejos”
Fernando Savater
Fernando Fernández Savater Martín, es un filòsofo, profesor de filosofía y escritor español nacido en San Sebastián en junio de 1947, quien ha destacado en el género periodístico, en el campo del ensayo y también en la novela y el género dramático.
Realizó estudios en los marianistas de Aldapeta, pero a corta edad ya mostraba mucho interés por la lectura, en especial por las historietas y la lectura popular.
En la Universidad Complutense de Madrid estudió filosofía y poco tiempo después se dedicó a la enseñanza como profesor asistente de las facultades de ciencias políticas y de Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid.
Posteriormente ejerció como maestro en la Universidad de Educación a distancia y después en la Universidad del País Vasco.
Formación y trayectoria
Savater a compaginado su labor docente de filosofía y ética con la escritura de obras de ensayo divulgativo y acción (novela y teatro), alguna de las cuales como Ética para Amador (1991), Política para Amador (1992), El contenido de la Felicidad (1986), o El Valor de Educar (1997) han ejercido una notable influencia en España y en Latinoamérica, convirtiéndolo en un referente para toda una generación en España.
En su formación fue significativa la influencia de los filósofos de la escuela de Frankfurt, de Emile Ciorán y del pensamiento libertario de Agustín García Calvo.
Codirigió la revista de pensamiento Claves y fue uno de los animadores culturales mas destacados de la transición española. Desde hace varios años ha publicado artículos en la prensa nacional y extranjera en la que aborda temas de actualidad. Su obra ha sido traducida a varios idiomas.
Pensamiento y estilo
Irreverente en sus declaraciones, ha dado a conocer en su abundante obra escrita, sus opiniones sobre temas como nacionalismo, la naturaleza del poder o las posibilidades renovadoras de la democracia.
Savater es un escritor multiforme, contradictorio, pero con todo, siempre conserva un estilo marcado y un espíritu alegre, pleno y decidido. Entre sus estudios mas específicamente filosóficos se cuentan sus diversas investigaciones sobre los objetos y los mecanismos de la ética.
En sus obras, La tarea del héroe e Invitación a la ética (1982), Savater plantea y expone las cuestiones fundamentales de su pensamiento ético, la exigencia revolucionaria de la no-instrumentalización del hombre y la afirmación de la capacidad de elección del sujeto humano, a pesar de la presencia de instancias tales como el azar y la fatalidad.
Siguiendo a Spinoza, propugna una ética del querer, en contraposición a una ética del deber, en donde los seres humanos buscan de manera natural su propia felicidad y la Ética ayuda a clarificar esta voluntad y a mostrar las formas para su realización.
Su filosofía política evolucionó desde el pensamiento negativo libertario y anti progresista que mantuvo en los años setentas, hasta el individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista de su etapa posterior.
Sus opiniones criticas al nacionalismo vasco, lo han situado en medio de diferentes polémicas. Estuvo amenazado de muerte por la ETA y vivió protegido con escolta. También le han supuesto críticas a posturas tales como el derecho aborto y a la eutanasia.
Fuentes: wikipedia, hermidaeditores.com, biografias.es, revistaliterariakatharsis.org, biogarfiasyvidas.com
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Entre la Expresión y la Función Análisis del proceso de extrañamiento de la realidad y el valor educativo de la práctica teatral. Estudio de caso (De Cisneros, JC; 2013) En el ámbito del teatro, la actuación no solo sirve como un medio para dar vida a un guion, sino que también actúa como un vehículo para una profunda expresión simbólica. Esta dualidad presenta un desafío único y fascinante: ¿debería la actuación teatral priorizar la fidelidad a la obra literaria que representa o debería enfocarse en la actuación en sí misma como una forma de arte autónoma? Esta pregunta recuerda el dilema planteado por la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, particularmente en la obra “Dialéctica de la Ilustración” de Horkheimer y Adorno, donde se debate la razón en relación con los fines frente a la razón en relación con los medios1 17. La Influencia de la Teoría Crítica en la Actuación Teatral La teoría crítica de la Escuela de Frankfurt ofrece una lente a través de la cual podemos examinar la actuación teatral. Según Horkheimer y Adorno, la sociedad moderna ha sido moldeada por una forma de racionalidad que prioriza los medios sobre los fines; es decir, el cómo se hacen las cosas se ha vuelto más importante que por qué se hacen117. En el contexto teatral, esto se traduce en una tensión entre el propósito de la obra (el “para qué”) y la ejecución de la actuación (el “cómo”). Weber y la Racionalidad Instrumental Max Weber, en su análisis del espíritu del capitalismo, identifica cómo la ética protestante vincula la predestinación con la lógica del éxito económico, sugiriendo que los fines pueden justificarse por los medios utilizados para alcanzarlos13. Esta idea de racionalidad instrumental se puede aplicar al teatro, donde la ejecución de una obra puede llegar a ser más significativa que el mensaje o la intención original del escritor. En otras palabras, la forma en que se presenta una obra puede tener más impacto o ser más valorada que el contenido que intenta comunicar. La Disociación en el Teatro: Obra vs. Actuación La disociación entre el “para qué” y el “cómo” en el teatro puede verse como una fractura dialéctica donde el significado de la obra (el órgano) es subsumido por la función de la actuación (la función). Esto plantea preguntas críticas sobre la autenticidad y la integridad artística. ¿Es la actuación teatral simplemente un medio para un fin, o es un fin en sí mismo? ¿Debería la actuación servir fielmente al texto, o debería explorar nuevas interpretaciones y posibilidades expresivas que trasciendan el guion original? Implicaciones de la Racionalidad Instrumental en la Actuación La aplicación de la racionalidad instrumental en la actuación teatral sugiere que el proceso y la técnica de la actuación pueden llegar a dominar la intención artística detrás de la obra. Esto puede llevar a actuaciones que son técnicamente impresionantes pero que tal vez no capturen la profundidad emocional o el mensaje subyacente de la obra. La industria del teatro, al igual que muchas otras formas de producción cultural, no está exenta de las presiones del mercado, donde la demanda de eficiencia y efecto puede sobrepasar la necesidad de expresión auténtica. Conclusión: ¿Qué Debería Prevalecer? La dicotomía entre la obra y la actuación en el teatro refleja un dilema más amplio en la cultura contemporánea,
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Johanna Oppenheimer (1872-1942) pintora alemana.
Nació en Frankfurt am Main. Provenía de una familia judía de clase media alta que vivía en Würzburg desde 1875. Sus padres fueron el corsario Adolf Oppenheimer y su esposa Recha. Su hermana Klara asistió a la escuela de profesores y estudió medicina después de que a las mujeres se les permitió estudiar medicina.
En 1900 se mudó a Munich con el apoyo financiero de sus padres y asistió a la escuela de pintura de la asociación de artistas y fue alumna de Heinrich Knirr. Allí conectó con los bohemios de Schwabing. En 1910 se convirtió en artista independiente.
A partir de 1910, Johanna intentó trabajar como artista independiente en la ciudad de Múnich. Su estilo pictórico se basó en famosos impresionistas franceses como Edouard Manet, Claude Monet, Paul Cezanne y Edgar Degas.
Johanna atrajo la escena artística de Munich con su diseño pictórico. Pronto encontró conexión con la escena de Schwabing y entró en contacto con grandes como Joachim Ringelnatz, Rainer Maria Rilke, Wassily Kandinsky y Paul Klee.
En 1914, el periódico Münchner Neuesten Nachrichten habló muy positivamente sobre ella, que ahora también participaba en exposiciones como la del Palacio de Cristal de Múnich. Al mismo tiempo conoció a la cantante Else Hoffmann en un café de Munich.
Ambas se hicieron amigas, descubrieron Schöngeising como lugar de vacaciones y retiro y en 1919 se mudaron a la ciudad, donde se mudaron a una casa con estudio.
A partir de 1919 vivió y trabajó en un idilio rural en Schöngeising, donde hizo construir una villa con su amiga, la cantante Else Hoffmann, en la que instaló un estudio. Formaron un trío de amigos artistas con el virtuoso de la cámara, Heinrich Scherrer, que también residía allí y lo hicieron hasta la muerte.
En Schöngeising, Johanna pintó paisajes y especialmente a los niños del pueblo, a quienes también dio lecciones, y se sumergió profundamente en el idilio del pueblo. Había encontrado su refugio y podía vivir de la venta de sus obras.
Pero 1933, después de la entrega del poder a los nacionalsocialistas, fue un doloroso punto de inflexión para ella. Johanna Oppenheimer era la única judía en Schöngeising y ahora era ignorada y ya no se le permitía ejercer su profesión ni utilizar el transporte público, ni ver a un médico alemán, podía salir de casa sólo una hora al día y, sobre todo, no podía tener ningún contacto con los llamados arios.
Ya no salió de casa por miedo a sufrir ataques, llevando la estrella amarilla, y a principios de 1942, con casi 70 años, fue deportada.
El 29 de marzo de 1942 fue deportada al campo de concentración de Milbertshofen y de allí, el 17 de junio de 1942, al gueto de Theresienstadt, donde contrajo disentería debido a las condiciones de prisión y murió el día antes de Navidad.
Aparte de algunas fotografías, se ha perdido su extensa obra. Sólo se conservan unos pocos cuadros de la fatídica pintora Johanna Oppenheimer.
En 2013 se puso un recuerdo en Schöngeising. Una calle de Schöngeising lleva su nombre.
Le ponemos cara.
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LA ESCUELA DE FRANKFURT estrena su nuestro último EP
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¿Cuál es la historia de la Colonia Frankfurt en Alemania y cómo influyó en su arquitectura y cultura?
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¿Cuál es la historia de la Colonia Frankfurt en Alemania y cómo influyó en su arquitectura y cultura?
Historia de la Colonia Frankfurt
La Colonia Frankfurt es una comunidad situada en el corazón de la ciudad de Frankfurt, en Alemania. Conocida por su rica historia y su vibrante ambiente, esta colonia ha sido testigo de importantes acontecimientos a lo largo de los años.
La historia de la Colonia Frankfurt se remonta al siglo XIX, cuando fue fundada como un barrio residencial para la clase trabajadora. Con el tiempo, se convirtió en un centro cultural y social, atrayendo a artistas, intelectuales y empresarios de todo el mundo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Colonia Frankfurt sufrió graves daños debido a los bombardeos, pero logró reconstruirse y resurgir con fuerza en las décadas posteriores. Hoy en día, es un lugar emblemático de la ciudad, conocido por sus edificios históricos, sus cafés tradicionales y su animada vida nocturna.
Además de su patrimonio arquitectónico, la Colonia Frankfurt también alberga una variada oferta cultural, con galerías de arte, teatros y museos que atraen a visitantes de todo el mundo. Sin duda, esta colonia es un reflejo de la diversidad y la riqueza cultural de Frankfurt.
En resumen, la historia de la Colonia Frankfurt es un testimonio de su capacidad para reinventarse y adaptarse a lo largo de los años, manteniendo viva su esencia y su encanto únicos. Un lugar que merece ser explorado y disfrutado por todos aquellos que buscan conocer la fascinante historia de esta icónica colonia alemana.
Arquitectura de la Colonia Frankfurt
La arquitectura de la Colonia Frankfurt es una representación visual del esplendor y la elegancia de la época colonial. Ubicada en el corazón de una de las ciudades más vibrantes de Europa, esta zona es un testimonio de la rica historia que ha dado forma a Frankfurt a lo largo de los siglos.
Los edificios de la Colonia Frankfurt exhiben una mezcla única de estilos arquitectónicos que van desde el barroco hasta el neoclásico, creando un paisaje urbano diverso y fascinante. Las fachadas ornamentadas, los techos altos y las ventanas enrejadas son solo algunas de las características distintivas de esta arquitectura colonial.
Caminar por las calles empedradas de la Colonia Frankfurt es como dar un paseo por el pasado, donde cada edificio cuenta una historia diferente. Edificaciones como la Casa de Goethe o la Iglesia de San Pablo son solo algunos ejemplos de la magnífica arquitectura colonial que se puede admirar en esta zona.
Además de su belleza arquitectónica, la Colonia Frankfurt también alberga una amplia variedad de tiendas, restaurantes y cafés que atraen tanto a locales como a turistas. Sumérgete en la atmósfera encantadora de esta zona y déjate llevar por su encanto histórico y cultural.
En resumen, la arquitectura de la Colonia Frankfurt es una joya que merece ser explorada y apreciada por su belleza atemporal y su significado histórico.
Cultura en la Colonia Frankfurt
La Escuela de Frankfurt, o Colonia Frankfurt, fue un influyente grupo de pensadores y teóricos que surgieron en Alemania en la década de 1920. Esta comunidad intelectual abordó temas relacionados con la sociología, la filosofía, la psicología y la literatura, entre otros. Su objetivo principal era analizar críticamente la cultura y la sociedad de su tiempo, influenciando de manera significativa el desarrollo de la teoría crítica.
Uno de los aspectos más destacados de la Cultura en la Colonia Frankfurt fue su enfoque interdisciplinario y su compromiso con la crítica social. Los pensadores de la escuela abordaron cuestiones como la alienación, la dominación y la industria cultural, proponiendo nuevas formas de comprender y transformar la sociedad.
Además, la Colonia Frankfurt fue pionera en el estudio de la cultura de masas y en la crítica a la sociedad de consumo. Sus reflexiones sobre la industria cultural y la manipulación de las masas han tenido un impacto duradero en la teoría social y cultural contemporánea.
En resumen, la Cultura en la Colonia Frankfurt representa una importante corriente de pensamiento que ha influido en diversos campos del conocimiento. Su legado sigue siendo relevante en la actualidad, inspirando a nuevas generaciones de pensadores a reflexionar críticamente sobre la sociedad y la cultura en la era moderna.
Influencia histórica en la Colonia Frankfurt
La Colonia Frankfurt es una vibrante comunidad ubicada en la ciudad de México que ha sido moldeada por diversas influencias a lo largo de su historia. Uno de los aspectos más relevantes que ha marcado su desarrollo ha sido su influencia histórica.
Durante la época colonial, la Colonia Frankfurt experimentó la presencia de colonos europeos que dejaron una huella significativa en su arquitectura y estilo de vida. La influencia alemana, en particular, se destaca en la zona, con la presencia de construcciones de estilo germánico y la celebración de festividades tradicionales alemanas.
Además, la Colonia Frankfurt ha sido testigo de importantes eventos históricos que han dejado una marcada influencia en su identidad. La Revolución Mexicana, por ejemplo, impactó significativamente en la comunidad, generando cambios en su estructura social y política.
En la actualidad, la Colonia Frankfurt continúa siendo un punto de encuentro de diversas influencias, tanto históricas como contemporáneas. Su rica historia se refleja en sus calles, plazas y edificaciones, que cuentan historias de tiempos pasados y muestran la evolución de esta comunidad a lo largo de los años.
En resumen, la influencia histórica en la Colonia Frankfurt ha sido determinante en la conformación de su identidad y su carácter único. Esta diversidad de influencias ha enriquecido su patrimonio cultural y ha contribuido a que sea un lugar especial dentro de la ciudad de México.
Desarrollo urbano en la Colonia Frankfurt
La Colonia Frankfurt es una zona de la ciudad que ha experimentado un notable desarrollo urbano en los últimos años. Ubicada en un lugar estratégico, esta colonia ha sido objeto de diversas iniciativas de revitalización que han transformado por completo su paisaje urbano.
Uno de los aspectos más destacados del desarrollo urbano en la Colonia Frankfurt ha sido la modernización de sus infraestructuras. Se han llevado a cabo importantes obras de renovación de calles, aceras y espacios públicos, creando un entorno más accesible y amigable para los residentes y visitantes.
Además, se han promovido proyectos de construcción de edificios modernos y funcionales que han redefinido el skyline de la colonia. Estas nuevas construcciones no solo aportan una estética contemporánea, sino que también han contribuido a dinamizar la actividad económica y social en la zona.
Otro aspecto clave del desarrollo urbano en la Colonia Frankfurt ha sido la promoción de espacios verdes y áreas de recreación. Se han creado parques, jardines y zonas peatonales que ofrecen a los habitantes un respiro del bullicio urbano y fomentan un estilo de vida más saludable y sostenible.
En definitiva, el desarrollo urbano en la Colonia Frankfurt ha sido un proceso integral que ha mejorado la calidad de vida de sus habitantes y ha consolidado su posición como una de las zonas más atractivas y prósperas de la ciudad.
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