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#no se puede lavar
curlymangue · 8 months
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Desmintiendo 8 mitos del cabello rizado
Foto extraída de Pinterest 8 realidades y falsedades del cabello afro rizado que debes conocer Como en todo lo referente a la mujer afrodescendiente, también sobre nuestro cabello, existen falsos mitos. Ya sean sobre sus rizos o su cuidado. La cuestión es que, esos mitos son falsos, y es importante desmentirlos. Aquí tienes algunos de ellos: Cabello rizado: separando la realidad de la…
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deepinsideyourbeing · 5 months
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo. taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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punshi-punshi · 9 days
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Aguante el ceviche de cochayuyo y aprovechando este mes qlo patriótico a la gente vegan les traigo está receta.
Receta:
Remojar cochayuyo por 12 hrs y durante ese proceso cambiar el agua unas dos-tres veces asegurando lavar bien el cochayuyo, puedes remojar en bicarbonato para ablandar más. Luego cocer 45 mn a olla a presión y cuando esté cocido dejar reposar hasta que se enfríe.
Picar cochayuyo en trozos pequeños, una cebolla morada en pluma o cuadro, cilantro abundante picado finito, palta a gusto en cuadrados, champiñones trozados a gusto, abundante limón.
El aliño: yo pienso que esto es a gusto, pero este tiene una punta de cuchillo de comino, cúrcuma, orégano y pimienta.
Pd: con manto trozados queda fenomenal.
Pa las personas veganas incluir las algas a nuestra dieta es algo fundamental por sus aportes nutricionales.
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46snowfox · 4 months
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Subaru Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 5
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[Capítulo 4]
Lugar: Mansión Violet, cocina
Yui: ¿Ya terminamos de lavar los platos?
Azusa: Parece que sí… Ahora solo falta… secarlos…
Laito: Podemos hacer eso después, ¿no? Uff, al fin acabamos.
Kou: Tengo la sensación de que hoy trabajamos más que de costumbre.
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Kou: Por cierto Eva, no era necesario que nos ayudaras a lavar los platos.
Yui: No te preocupes, hoy me divertí mucho, así que quería ayudarlos.
Yui: Gracias por tomarse las molestias de prepararme una fiesta de bienvenida.
Azusa: De nada…
Yui: Ah, cierto. La flor que decoraba mi servilleta me pareció un detalle precioso.
Azusa: Oh, eso… Subaru fue quien la trajo…
Yui: ¿Eh? ¡¿Fue Subaru-kun?!
Laito: Así es, me sorprendí porque de la nada dijo “usen esto para decorar”.
Kou: Fue inesperado. No es común que Subaru-kun vaya a buscar flores para animar a alguien.
Yui: Ya veo…
Yui: (¿Fue a buscar flores para mí? Si fue así, entonces me hace muy feliz…)
Azusa: No dijo nada al respecto… pero estoy seguro… de que se preocupa por Eva…
Yui: Entiendo. Gracias por decírmelo.
Yui: Luego le agradeceré a Subaru-kun.
Yui: (Es posible que Subaru-kun se preocupe por mí incluso más de lo que yo creía.)
Yui: (…Y con solo pensar en eso me siento extremadamente feliz.)
Yui: (Aunque actualmente Subaru-kun se ha vuelto muy aterrador y frío.)
Yui: (Tomando en cuenta que sigue actuando así, tal vez lo mejor sea no asumir nada por ahora.)
Yui: (No tengo que pensar únicamente en el antiguo Subaru-kun, debo ver fijamente al actual y afrontarlo…)
Kou: ¿…Eva? ¿Eva~?
Yui: Ah, lo siento. ¿Qué sucede?
Kou: Ah, que cruel eres. ¿No me estabas escuchando?
Yui: Estaba distraída. Lo siento.
Laito: Bueno, no importa.
Laito: Pues, continuando con lo que decíamos, como te preparamos una fiesta de bienvenida podemos asumir que nos darás una recompensa, ¿no?
Yui: ¿Eh…?
Kou: En la vida hay que dar y recibir, ¿o no? Sería ingenuo pensar que puedes agradecer con simples palabras.
Yui: Kou-kun, Laito-kun…
Kou: Te dimos de comer un montón de comida deliciosa, ahora es tú turno de satisfacernos.
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Laito: Nfu, después de consumir tantos nutrientes estoy seguro de que el sabor de tu sangre mejoró.
Laito: Carla dijo que tu sangre era asquerosa.
Laito: Pero imagino que debe haber mejorado un poco… Incluso huele bien.
Yui: No me digan que la razón por la que me hicieron una fiesta de bienvenida fue…
Kou: Ya te dijimos, es dar y recibor.
Laito: Así es. Te divertiste, ¿no?
Yui: (No lo hicieron para celebrar mi llegada, fue para que pudieran beber una sangre deliciosa…)
Yui: (Dijeron que era porque me necesitaban al ser Eva, pero siempre imaginé que tenían segundas intenciones.)
Yui: (Pero incluso ahora que lo han dicho no dejo de sorprenderme.)
Laito: ¿Estás preparada?
Kou: ¡Gracias por la comida!
Yui: No...
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Azusa: No lo hagan… Carla dijo que podíamos succionar su sangre, pero…
Azusa: Pienso que no deberían ser tan bruscos… Eva está asustada…
Kou: ¿Eh? ¿Vas a interponerte?
Laito: Pero es que sin importar lo que hagamos ella va a negarse, es inevitable.
Yui: (¿Laito-kun y Kou-kun se distrajeron al escuchar a Azusa-kun…?)
Yui: (Puedo aprovechar de escapar. ¿Pero a dónde voy?)
Azusa: Eva, creo que estarás a salvo junto a Subaru…
Azusa: Carla lo acaba de llamar, así que puede que esté en su habitación…
Yui: O-ok. ¡Gracias Azusa-kun!
Lugar: Mansión Violet, pasillo
Yui: (¡Subaru-kun…! ¡Debo darme prisa e ir a donde está Subaru-kun…!)
Subaru: …
Yui: ¡Ah! Allí está. ¡Subaru-kun! ¡Por favor ayúdame…!
Subaru: ¿…Qué quieres? Deja de gritar.
Yui: …Aah… Lo siento, sé que es repentino…
Yui: Verás, mientras ordenaba Laito-kun y Kou-kun intentaron succionar mi sangre…
Yui: Y pensé que podrías ayudarme…
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Subaru: ¡¿Qué?! Ese par… Como sea, vamos a mi habitación.
Yui: G-gracias.
Lugar: Mansión Violet, habitación de Subaru
Subaru: Rayos, por eso te lo advertí. Es muy tarde para darte cuenta de que esos dos van tras de ti.
Subaru: Y aun así te pusiste toda feliz solo porque dijeron que iban a hacerte una fiesta de bienvenida.
Subaru: Ellos solo quieren usarte, no bajes tanto la guardia.
Yui: …Sí, creo que tienes razón.
Yui: Creía que me estaban celebrando porque soy Eva.
Yui: Pero aun así me hizo feliz que me organizaran una fiesta de bienvenida. Sentía que me habían aceptado entre ustedes…
Subaru: …
Yui: …Mi servilleta estaba decorada una bella flor, ¿no?
Yui: Al verla sentí que me estaban tratando con hospitalidad.
Subaru: ¿Ah sí?
Yui: Me dijeron que tú fuiste quien la trajo.
Yui Me hizo muy feliz pensar en que la fuiste a buscar para mí. Gracias.
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Subaru: Tampoco necesitas agradecerme.
Yui: ¿Pero sabes? No quiero que vuelvan a engañarme, así que hay algo que quiero preguntarte.
Yui: Esa flor, no me la diste para que bajara la guardia, ¿o sí?
Subaru: ¿Ah? ¿Por qué haría eso?
Yui: Es que pensé que era raro que te tomaras esas molestias por el bien de alguien más.
Yui: Si no es molestia, ¿podrías decirme por qué lo hiciste?
Subaru: …
Yui: (¿Lo hizo solo porque quería beber mi sangre? Si ese fue el motivo, entonces me deprimiría bastante…)
Yui: (O tal vez estoy presente en algún recoveco de su memoria.)
Subaru: Pues, verás… ¡No fue por eso!
Yui: ¿Subaru-kun…?
Subaru: Yo no usaría un truco tan sucio para succionar tu sangre.
Subaru: No tengo intenciones de engañarte. Aunque es probable que no me creas.
Te creo♙
Quiero creerte♟
Te creo:
Yui: Te equivocas. Sí te creo.
Subaru: ¿No eres demasiado comprensiva? Duda, aunque sea un poco.
Yui: …Es que no pareces estar mintiendo.
Yui: Estuviste de mal humor todo el día porque no aprobabas esa fiesta de bienvenida, ¿no?
Yui: Porque sabías que los demás intentaban nutrirme con tal de succionar mi sangre.
Subaru: …No lo sabía.
Yui: (Esa reacción, estoy segura de que lo sabía…)
Quiero creerte:
Yui: Quiero creerte.
Subaru: “Quiero creerte”. Eso significa que dudas de mí.
Yui: ¡No! No me refiero a eso…
Yui: Es que cuando me paro a pensarlo solo recuerdo que estuviste de mal humor todo el tiempo…
Yui: ¿Pero acaso estabas enojado durante la fiesta porque sabías que todos intentaban mejorar el sabor de mi sangre?
Subaru: …Te tardaste en notarlo.
Yui: (Esa reacción, parece que realmente fue por eso…)
Fin de las opciones
Yui: …Gracias Subaru-kun.
Subaru: No hice nada que debas agradecer.
Yui: Me sorprendí al saber con qué intenciones me hicieron esa fiesta de bienvenida…
Yui: Pero la flor que me diste no tenía segundas intenciones, me la regalaste porque estabas preocupado por mí.
Subaru: …Tsk.
Subaru: ¿No te estás alegrando demasiado por un detalle minúsculo?
Yui: ¿Tú crees? Pero es que me hizo realmente feliz.
Subaru: …Yo también succioné tu sangre a la fuerza hace poco.
Subaru: Y… me arrepiento.
Yui: Subaru-kun…
Subaru: Aquella vez estaba molesto tras ver a Carla succionar tu sangre.
Subaru: Y no solo Carla. Al ver que los otros iban tras de ti, que te tocaban.
Subaru: No sé por qué, pero me sacaba de quicio.
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Subaru: Siempre ha sido así. No sé por qué, pero me molesta ver que alguien más te toque.
Yui: Subaru-kun, eso…
Subaru: Sé que es una molestia para ti…
Yui: …No lo es.
Yui: Porque eso prueba lo mucho que te preocupas por mí.
Yui: (Se supone que ha olvidado que es mi novio, ¿acaso sus sentimientos por mí siguen existiendo en alguna parte de su corazón?)
Yui: (De ser así, me hace muy feliz.)
Subaru: ¿Por qué estás tan feliz?
Subaru: ¡Es por eso que te digo que bajas demasiado la guardia!
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Yui: ¡S-Subaru-kun…!
Subaru: ¿Sabes…? Debes ser más precavida. No dejes que los hombres se la pasen tocándote.
[Si tocas las flores:
Cabeza de Yui: Tsk… ¿Por qué no dejo de enojarme? No entiendo, deberías darme igual… Entonces, ¿por qué…? Hombro de Subaru: ¿Qué tal? No puedes moverte luego de que te derribé… Podría succionar tu sangre hasta que te desmayes.]
Subaru: Tú… eres una humana y también, una mujer. Si te atrapan como lo hice ahora no podrás huir fácilmente.
Yui: Ah…
Yui: (¡El aliento de Subaru-kun rebota en mi nuca…!)
Subaru: Si quisiera podría succionar fácilmente tu sangre.
Subaru: Oye, ¿no te asusta?
Yui: …No, no me asusta.
Subaru: ¿Ah? ¿Qué… estás diciendo…?
Yui: Si eres tú, entonces no me asusta.
Subaru: ¿Qué…?
Subaru: ¡Oye! ¡¿Acaso no entenderás a menos que te clave mis colmillos?!
Yui: Pero es que no me asustas, lo digo en serio.
Subaru: …Entonces te daré una lección. Aprende con tu cuerpo lo aterrador que puedo ser… Aah, nn.
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Yui: Aah…
Yui: (¡Los colmillos de Subaru-kun se incrustan en mi cuello…! Está succionando mi sangre…)
Subaru: …Nn… Nn.
Yui: (…Pero como pensé, no me asusta.)
Yui: (Estaba asustada cuando llegué a este lugar.)
Yui: (Pero incluso si Subaru-kun intenta succionar mi sangre con brusquedad.)
Yui: (En realidad puedo sentir su preocupación y sé que está siendo suave conmigo.)
Subaru: …Nnn… Nn… Aah. ¿Qué tal? ¿Aprendiste la lección?
Yui: Sí, entendí que no me das ni un poco de miedo…
Yui: (En vez de asustarme, él solo consigue aliviarme…)
Yui: (Lo sabía, yo de verdad amo a Subaru-kun…)
Yui: ¿Sabes? Parece que no me molesta darte mi sangre.
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Subaru: Tsk… ¿Qué estás diciendo? Eres realmente tonta.
Subaru: Solo te estás dejando llevar porque sientes placer cuando succiono tu sangre.
Subaru: …Por eso, deja de decir esas cosas.
Yui: Te equivocas, no es solo por eso…
Subaru: …Uuh…
Yui: ¿…Eh? ¿Qué sucede Subaru-kun?
Subaru: Ah, no… No es nada.
Yui: ¿Seguro? Estás sosteniendo tu cabeza… Y te ves enfermo. No te esfuerces demasiado, Subaru-kun.
Subaru: …
Yui: (Lo abracé sin pensar y me asusté de que pudiera rechazarme…)
Yui: (Pero parece que no le molesta. Incluso se está dejando consentir y enterró su rostro en mi pecho.)
Monólogo:
“Subaru-kun me confió su cuerpo.
Se siente como si confiara en mí y eso me hizo feliz.
Puede que solo sea por este momento, pero pareciera que hemos vuelto a ser la pareja de siempre.
Espero que cuando Subaru-kun recupere sus memorias podamos volver a tener la misma relación de antes—.
Abracé a Subaru-kun mientras rezaba por aquel deseo.”
[Capítulo 6]
[Masterpost]
¿Te gustan mis traducciones? Puedes apoyarme en ko-fi nwn.
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caostalgia · 2 years
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Quiero dejar de ser esta que se encierra entre murallas, la que teme ser lastimada, la que no puede salir sola sin que se ponga neurótica y le dé una crisis de ansiedad, la misma que odia sudar y oler mal, la que no puede dejar un plato sin lavar.
A veces quisiera dejar de ser este mar de complejos y lamentos pero me abrazo y me comprendo porque hay días buenos y otros que son bastante malos.
BlueGirl
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tiempoydestino · 2 months
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Para hacerse millonario hay que viajar en el tiempo
¿Sabías que ya existen las máquinas del tiempo? En mi trabajo hay una y yo la puedo usar, pero no le digas a nadie.
—Pero eso no es real... las máquinas del tiempo... son inventos de películas, ¿no, Chuy?
Es neta lo que te digo, no miento. Tienen una que compraron de la deep web y ya la he usado varias veces. Las usamos para robar información del futuro, de lo que harán las otras empresas, y la usamos antes que ellos.
—¿Bromeas? Eso está muy loco. Oye, ¿quieres dona o pan de canela glaseado?
No, pero si no me quieres creer, mejor. Porque estoy en problemas. Glaseado, desde luego.
—¿A poco, sí, mi Chuy? ¿Te van a descontar de la quincena algún daño que le hiciste a esa máquina o cómo?
Es que tengo un amigo que me pidió que le hiciera un favor, me dijo que si podía sacarle los números de la lotería. Para no hacerte largo el cuento, los obtuve, ganó y sospecha la de recursos humanos que yo le ayudé porque soy su amigo.
—¿A poco tú conoces al Tuercas Hernández?
Ese mero es. Ese tipo ya se hizo el más famoso de todo Salibero.
—Sí, pues, ya salió de pobre, lo que los títulos de universidad no hacen, ¿verdad? Solo ocupó un poco de suerte.
¿¡Cuál suerte!? Todo fue por mí. Y además ya no quiere darme mi parte. Que porque si lo hace se va a ver muy sospechoso.
—Que se moche para acá, si no te lo quiere dar, que me lo pasé a mí y luego te lo paso. Que invierta en mi negocio de carwash. Hay muchas formas de lavar dinero, pues.
Sí, es una opción. Yo sé que puedo confiar en ti.
—Claro, y a parte puedes viajar en el tiempo y hacerme unos favores también, puedes irte para atrás en el tiempo y detenerme de hablar con la Laurita.
No manches, ni creando una nueva línea de tiempo vas a dejar de cometer los mismos errores.
—¿Linea de tiempo? ¿Cómo está eso, mi Chuy? ¿Una línea de las que se inhalan?
¡No! Viajar en el tiempo no es fácil ni de explicar, ni de realizar. Pero de todos modos tengo que ser bien cuidadoso, andan tomando muchas precauciones, me tienen bien vigilado en los viajes. Me dijo la de RH que si no tengo cuidado, pueden aparecer los de la policía secreta del tiempo. No me dio detalles. Solo me dijo que si me topo con ellos... lo sabría.
—Pues si es policía les das un moche. ¿Que te pareció tu dona?
¿Dona? Me habías dado un pan glaseado... Espera.. ¿Qué hace esta media dona en mi mano?
—Es lo que te has estado comiendo todo este rato, me pediste una dona.
Oh... Ya entiendo. Ya están aquí...
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luuknowsbetter · 8 months
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𝗠𝗼𝗿𝘁𝗮𝗹 𝗞𝗼𝗺𝗯𝗮𝘁 𝟭 𝗕𝗼𝘆𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝗚𝗶𝗿𝗹𝘀 (𝗔𝗿𝗴𝗲𝗻𝘁𝗶𝗻𝗮 𝗛𝗲𝗮𝗱𝗰𝗮𝗻𝗼𝗻𝘀) 𝗽𝘁.𝟮
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Helloo againn, ah jaksja se hacía la gringa vist¿
buee, acá vamo con la parte doss,porque why not? btw if you wanna read this TRANSLATE IT okk?
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Kenshi Takahashi 
・hace chistes de ciegos SI.
・se sienta a ver la tele
・si te cruzas con él te dice "uy disculpa loco, no te vi"
・es hincha de independiente
・escucha Tan Bionica PERO LO VA A NEGAR A MUERTE
・trabajaba en el chino con Kung Lao hasta que bue...pasaron cosas
・se hizo amigo de Johnny en el super,al principio se odiaban pero kenshi trabajaba en la caja todo el dia entonce se veían todos los dias
・en navidad/año nuevo lleva el pan dulce, pero el de chocolate pq el otro dice que no le gusta
・"feliz año,por fin terminó este año de mierda" todos los años dice lo mismo
・es chino y se vino para Argentina esperando tener mas oportunidades (terminó trabajando en un chino)
・se pone a hablar con tus tios de anecdotas re interesantes
・él pensó que se trataba de cieguitos
Mileena
・es re turra
・seguro escucha la Joaqui o los wachiturros, una onda asi
・turra orgullosa
・fan de la Joaqui y de la chabona
・si te la cruzas en la calle de noche mejor cruzate de vereda
・vió el video de Maria becerra depilandose con la gillette seguro
・en las juntadas es la primera en ponerse en pedo
・vive en un barrio medio peligroso, pero porq ella es la peligrosa
・siempre la vas a ver tomando algo, birra,fernet,hasta sidra
Kitana
・es re milipili
・usa crocs rosa con plataforma
・escucha Tini, emilia,y marama
・tiene una re pileta en la casa y seguro te invita en verano porque ella es un amor, aunque medio densa
・en verano se va de vacaciones con las amigas a Carlos Paz
・"ay boluda" "amiga" "gorda" "re yo"
・un amor es
・aunque siempre fue re cheta iba a colegio publico
・solo toma vodka o semejantes a bebidas chetas
・vive comprando cosas con la tarjeta del papi (aprovechando que está re muerto-
・alguna vez habrá dicho algo muy cancelable seguro
・ni en pedo te sube a un colectivo
・dice blda cada dos segundos (era yo hajsjas)
・fan del k-pop. seguro te intenta enseñar todas las coreos
・ve series coreanas de Netflix
・en las juntadas lleva hamburguesas pq no le gusta el asado
・tiene un perro comprado
Raiden
・hace un re quilombo con Kung Lao siempre que puede
・"PARATE DE MANOS GIL"
・de nuevo, re denso con el fifa junto con Kung Lao y no se banca perder
・en las jodas baila toda la noche obvio
・en año nuevo se re emociona jaksjak mivi
・en navidad ayuda a poner la mesa y a lavar los platos
・also, es el que se lleva a los nenes afuera para que no vean que ponen los regalos
・cuando va a conocr a tus viejos por primera vez está mas nervioso quel pingo pobrecito
・encima tu viejo dice que es medio boludo kasjka pero le cae bien
・ganó el bingo pero en el truco siempre le rompen el orto
・lleva las papas fritas en las juntadas
・seguro escucha Árbol o cruzando el charco, una banda asi bien verga pero él es el unico q escucha eso (eso si, laberguiso ni en pedo te escucha, escucha musica de mierd pero no es pelotudo)
・siempre lo ponen de niñero por algun motivo
・es re tierno pero es medio boludo, igual es un amor el pibe
Sindel
・fan de karina la princesita
・es una emperatriz asi que obvio que es re cheta
・siempre está trabajando y no le da bola a las hijas, pero igual es buena madre
・se va de vacaciones a mar del plata o un lugar por el estilo
・se deja las canas pero le quedan re bien,,
・en navidad es la típica tia que jode a todos para q bailen con ella (medio chupada ta)
・los amigos de las hijas le dicen milf
・ella no sabe que carajos es eso
・toma vino. pero vino solo, ni en pedo lo corta con nada, y encima lo toma en copa o en un vaso re cheto
・pregunta como se pone netflix en el tele siendo que el control tiene el botón de acceso directo jaksjaks que reina
・como que intenta adaptarse a la onda de ahora, tipo tini, emilia, etc. pero le sale mal y termina siendo como marge en ese capitulo de los simpsons
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・igual ella acepta su edad, no como los pelotudos que son pendeviejos, hijos de put-
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buenasss, jaksj espero q les haya gustado
voten y comenten si less gustó <3
also, una fotito de enzo porque soy simp por este Uruguayo lindo
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aricastmblr · 2 months
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JiminxJungKook Are You Sure?! EUA Disney+ Season1 Episode 2
Sigue viaje el 15 Jul 2023
jk toma foto a jm dormido en el yate
Kijul Again (Se desmayo de nuevo)
jmjk en supermercado - jk elogia jm por el pago y compra
jm le toma foto a jk en la entrada de la casa que rentaron
jk escucha who de jimin de su álbum muse desde el celular de jm es el primero que la escucha y jm la baila
jk dice que tal un episodio donde abandono a jm? y no lo abandona y va a meterse a la cama de jm
jmjk en moto y esta lloviendo jm no puede ver y jk lo ve por el retrovisor de la moto
Jk dice por favor muéstrenle mucho amor a Are You Sure?!
Jk tiene guacamole que le encanto pero no esponja XD
jk ama los snacks dice jm (compro pan)
Jk compro al fin su esponja para lavar trastes y jabón
Jm termino su misión de lavar los platos
Jm nombra al jeep que usaron Ppongdaengi - Boongdaengi
Están continuas las fotos corte de vídeo y vídeos publicadas (en publicaciones de vídeo hay cortes de foto de vídeo de ese momento que no puse aquí.)
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jartita-me-teneis · 7 days
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TU CASA, ES TU REFLEJO" 🏠 Un hogar que está sucio y lleno de desorden, no es un lugar feliz para vivir, tiene energía negativa y las personas que viven en este entorno se verán afectadas. El desorden entorpece y estanca haciendo muy difícil seguir adelante en nuestros caminos. El estrés de búsqueda de cosas provoca ansiedad, deprime y trae confusión, por ello la importancia de tirar, o donar lo que ya no necesitamos para dar un aire nuevo al hogar. Tu casa es el reflejo de tu vida, y esto implica todo: parte física, espiritual, sentimental, laboral, social y familiar. Recuerda siempre que hay un lugar para cada cosa y cada cosa debe estar en su lugar, esto ayuda a estar en armonía y repercute en un mejor flujo de energía. Se debe hacer limpieza de casa y deshacerse o remodelar todo aquello que no nos haga sentir bien, para dejar paso a lo nuevo. No se deben acumular cosas innecesarias, sacar de la casa todo aquello que no aporta nada, todo lo que no sirve o ya no te gusta. Al deshacerse de cosas que no aportan nada positivo, la casa pierde negatividad, gana espacio y es mucho más fácil de limpiar, que es algo importante. Hay que rodearse de cosas que nos gusten, que nos traigan buenos recuerdos, que nos motiven. ¡Tu casa eres tú, como está tu casa, así estás tú! Nuestro hogar es un reflejo de nosotros mismos, nos dice como nos encontramos en ese momento, si estamos estancados, rodeados de un montón de cosas que no nos aportan nada y nos impiden ver o tener tiempo para las más importantes, se pierde tanto tiempo buscando las cosas, ordenándolas o quitándoles el polvo. Simplifiquemos nuestra vida y quedémonos con lo que verdaderamente merece la pena. Aligerar tu vida hace que te sientas más liberado. Tomar decisiones hace que te sientas más seguro y responsable. Regalar cosas te hace sentir desprendido y más generoso y ordenando tu espacio te sientes más organizado y eficaz. Es una forma de liberar espacio no solo físico, sino también mental, dejar espacio para que entren cosas nuevas, eso no significa tirar cosas que nos recuerden quién somos, eso también es importante tenerlo, los recuerdos son las raíces de quién somos, pero aquello que acumulamos que no nos aporta nada sácalo de tu casa y de tu vida. Una vez que se depuró todo lo que no necesitamos más, se debe seguir la rutina del orden y la limpieza para así mantener un ambiente agradable en nuestro hogar con hábitos como: –Tender tu cama, sin duda la habitación tendrá un aspecto más ordenado. –Lavar los platos sucios al momento, para evitar que se acumulen. –Sacar la basura diariamente, para evitar malos olores, o que rebalse. –Volver a colocar las cosas en su lugar después de utilizarlas. –Hacer limpieza de rutina diaria, sin caer en obsesión, frustración y que nunca disfrutes de la vida. Un entorno ordenado, limpio y despejado, transmite alegría, paz y equilibrio, sin duda lo más lujoso de tu casa será el orden, recuerda que no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia. (Créditos a su Autor). Un dicho de mi madre: "Una casa puede ser la más humilde; pero si está limpia y ordenada es un verdadero placer estar allí".
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theaftermath-rpg · 8 days
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CONOCE AL PERSONAJE: 20.
Mosaic August-Kikkert.
1. Frase que te defina.
¿Esto que es? ¿Un intento de hacer un tablero de pinterest? ¿Quién en la vida real tiene una frase que le defina? Yo que sé. Si sirve mi estado de whatsapp (o inserte nombre de su aplicación de mensajería de preferencia) es: “pathetic aesthetic” Ok, eso da pena. El anterior era “¿puedo tener un gofre?” No sé que es peor. Pasapalabra.
No. No. ¡Esperad! He encontrado algo: 
«The world is the sound of tree shapes decoded in a bat's brain. The world is electric fields flexing in the mind of a shark. The world is a landscape of scents, recalled by a wolf like an old friend. The world is a mosaic of temperature shifts on the tip of a python mamba's snout».
2. 5 cosas sin las que no podrías vivir.
1. Matemáticas   2. Mapas y Brechas.   3. Meteorología y Piedras   4. Gominolas Ácidas   5. IRIS, tkm. Eres el sol de cada día y la voz que me despierta cada mañana y quien me recuerda que tengo que lavar los dientes antes de dormir. No sería lo mismo sin tí. Ojalá te reconozcan como persona algún día.   6. ¿Puedo añadir drones y mis cachivaches? Por favor, no tenéis ni idea lo convenientes que son, eso es porque no habéis visto mi mini...dejadme que os enseñ...- *corte*
3. La canción de la que nunca te cansas.
IRIS ¿Cuál es mi canción más reproducida? IRIS me dice que esta música de videojuegos retro Wii U Mii Editor, no sé de donde ha sacado ese dato...Este álbum llamado Entomogaku, cualquiera de sus pistas.
4. ¿Qué haces cuando estás ansioso para calmarte?
Disociar
No, ahora, en serio. Depende donde esté. Buscar un sitio tranquilo, a solas puede ayudar. A veces simplemente buscar un estímulo sensorial concreto y centrarme en ese, tocar algo puede ayudar. Si toda la energía que está a nuestro alrededor no ha sido el problema, extender los sentidos más allá y notar la energía de toda la vida que pulsa, vive y se mueve a la vez en una danza sincronizada como las estrellas del cielo por la noche o el baile de las luciérnagas y los caminitos de una colmena de hormigas. Sentirse conectado con el mundo ayuda volver a la realidad, te hace sentir vivo, distinguir que es real de lo que no. Y no me miréis ahí, no chupo a nadie.
Mentira, chupo rocas. Pero esa es una válida técnica científica. No soy python, no sé como lo hacen... eso de tener que conectarse o absorber energía de otra persona, me da asco. Nauseas. De vomitar.
5. ¿Cuál es la lección más valiosa que has aprendido este último año de tu vida?
Tus voces, a veces, tienen la razón.
6. Dale un consejo a tu yo de 18 años.
No tienes porque ir a casa de tus padres por Navidad, o desaparecer en el bosque. Eres adulto.
7. Si pudieras extinguir una quimera para siempre, ¿cuál sería? ¿Y por qué el Blop?
El razonamiento queda como ejercicio para el lector.
Para aquellos que no hayan tenido la oportunidad de abrir un manual de matemáticas: sharkgulls. La demostración es trivial: cagan, potan y explotan. El mal chiste de un niño de 2 años que no ha superado la fase de humor escatológico. Además de generar unas condiciones extremadamente insalubres de trabajo, es totalmente inaceptable. Los trajes de brecha no sirvieron ni mierda, y sirven menos si tu éter sale de tu cuerpo y terminas con más agujeros que un colador. Es un descomunal riesgo de infección, más de lo habitual... Y no llega a ser odio, pero sí tengo fuertes opiniones sobre algunos de esos bichos... Mi móvil no deja de autocorregirme carpetas por capretas... Volviendo al tema, ¿Cuándo podemos tener trajes y equipamiento adaptable? No todos podemos ser caballeros radiantes o magical girls. ¿Por qué alguien no prueba a tirar un vaso de cristal al suelo rebozarse las esquirlas en el brazo y luego ponerse un brazal encima? Así, para variar, después de eso podemos hablar, muchas gracias.
8. Si se te presentara el genio de la lámpara, ¿qué tres deseos le pedirías?
Asumiendo que las intenciones del susodicho genio son genuinas y no quiere hacerte la vida peor. Me gustaría no tener una enfermedad crónica que me obliga a ser un soldado para una organización paramilitar para no morir, o ¡mejor! podría existir asistencia sanitaria universal. Sin embargo, considerando que eso ni existía pre-convergencia, lo veo menos factible que la posibilidad que existan unicornios. También podría ser que mi otro yo no hubiera muerto y ser convergente, pero posiblemente entonces sería muy posible que hubiera muerto definitivamente después de la Convergencia... No era una buena época para buscar tratamiento oncológico pediátrico. Pedir que la Convergencia no existiera haría que yo, como persona, dejara de existir. Hay multitud de cosas que no me gustan pero tampoco deseo la inexistencia. En caso de hacerlo, implicaría la desaparición de mi universo de personas que aprecio como Caroline, Trevor, Sullivan, Robert o Madeline. Y seguro que Diamond pasaría de mí.
No lo sé, esto me está dando una crisis existencial. ¿Puedo hablar con un abogado que sepa escribir clausulas contractuales? No me fio esto de los 3 deseos, siempre me ha dado muy malas vibras. ¿Los velos saben de estas cosas? ¿Alguien sabe dónde está Morvell-Waite? Dadme un minuto. ¿James? ¿Jaaames? *se levanta*
9. ¿Hay alguien a quien admires profundamente? De ser así, ¿quién es y por qué?
*vuelve a sentarse, cruza y descruza las piernas* La Agente Gretel, Caroline Brahm. Es brillante, implicada en su trabajo, eficaz en el campo, su conocimiento sobre quimeras es envidiable. No me cambiaría de especialización pero el esmero que demuestra en ese área me parece destable. Sé que odia que le encasquillen mocosos pero, sin duda, de las mejores docentes que la Academia ha podido tener. Diría que es un excelente modelo a seguir y una gran persona de tener al lado, ya sea en misión o fuera de ella. Opino que es alguien en quien realmente puedes confiar, sabe escuchar, no va a querer hacerte de madre y tampoco mirarte con espanto.
10. Dinos una cosa sobre ti que la gente asume erróneamente que te define o que tienes.
No soy mujer. Así que Trevor, me llamas “chica” una vez más, y el universo sabe que soy una persona muy pacífica y no proclive a instintos violentos, pero te partiré la cara (no demasiado porque si no Diamond me odiará). Tampoco hombre. Igual que August no es mi segundo nombre, es Ellery. Mosaic-August es nombre compuesto. Que se arreglen los papeles pertinentes, por favor y gracias.
Por otro lado, aventuraría que me define el hecho que parte de mi familia tradicionalmente se han dedicado al vidrio soplado, me gusta pensar que es parte de la razón de ser de mi éter. El poder ver lo que es una artesanía pasada de generación en generación, aprender algo, creo que ha tenido un gran impacto en como veo y he decidido hacer cosas en mi vida. Me gusta realizar mis mapas a papel, con tinta y lápiz, aunque no deje de lado las maravillas que el renderizado y los gráficos dinámicos que la tecnología nos puede aportar. No creo que deje de hacerlo. Hay algo, muy humano, en ello. Que nos conecta con otros, el mundo por los materiales que nos da para hacerlo, con nuestra historia por el conocimiento que nos viene y con otros por el conocimiento que compartimos. Es la capacidad y el potencial de crear algo donde no había nada, moldearlo y llevarlo hasta dónde y cómo deseas. Puede ser por utilidad, belleza o mero antojo del día. Es el hecho de poder hacerlo. Es tiempo dedicado, para ganar maestría en una habilidad hasta que puedes volar con ella en la aspiración de, igual, poder llamarlo excelencia. Implica disciplina, perseveración y pasión para llegar a ello. Es el fulcrum de técnica-ciencia y arte.
Luego tengo un tatuaje que... y me dicen por el pinganillo que he respondido a tres preguntas. ¿Cómo es sólo una? Esa pregunta contiene tres cuestiones, claro que iba a responder a las tres. No debería ser tan difícil redactar preguntas que realmente digan lo que se quiere decir.
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caminodelermitano · 2 years
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Manifiesta abundancia con estos 7 trucos sencillos.
¿Por qué no usas tus poderes y el conocimiento ancestral para facilitar que la abundancia corra hacia ti?.
Es evidente que todos queremos atraer abundancia este 2023, y porque no ayudarnos con estas 7 soluciones fáciles que nos abrirá a recibir la infinita prosperidad que tiene el universo para nosotros. 
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Hacer un té intencionado en las mañanas con manzanilla para beber y/o lavar tus manos:
Esto nos va a sorprender, pensar que esa planta aromática que siempre nos daban cuando estábamos mal del estómago puede ser nuestra solución para nuestro bolsillo. Esta hierba mágica además de ser curativa, tiene poderes para ayudar con el dinero, el buen sueño, el amor y la protección. Es una hierba solar, regido por el elemento agua, por ello sus poderes son exaltados cuando se colocan en su elemento. Hacemos el proceso normal de cuando hacemos un té, calentamos el agua hasta hervir, luego echamos el paquete de manzanilla o manzanilla suelta. Colocamos nuestras manos encima de la bebida y decimos tres veces: 
“Te pido manzanilla que actives tus poderes: Amarillo como el sol, Victorioso como helios, Traiga a mí abundancia por milenios.”
Luego podemos beber la aromática y dejar un poco al final para lavar nuestras manos con esta agua (ya que con las manos es que recibimos el dinero o trabajamos para recibirlo). Si no te gusta las aromáticas solo puedes hacer el paso final que es lavar tus manos con esta agua.
Colocar una hoja de Laurel debajo de nuestra almohada:
Esta planta mágica tiene un historial de ser usada en ritos mágicos, para purificar, proteger, y potencializar nuestras habilidades mentales. Es una hierba que es regida por el sol, del elemento fuego y es asociada con el dios Apolo. Colocar un hojita de laurel debajo de nuestra almohada además de protegernos energéticamente en la noche, también nos ayudará a tener una mente más despierta y creativa al otro día para siempre tener soluciones e ideas originales de cómo generar más ingresos.
Canela en el bolsillo/billetera:
La canela ha sido asociada con el éxito, la espiritualidad, y la sanación. Una especia solar, de elemento fuego, antes se hacían aceites con ella y la usaban los judíos para la unción. Sus poderes sirven para elevar el espíritu, el éxito, subir las defensas, adquirir poderes y prosperidad. Es el elemento perfecto para llevar en nuestros bolsillos o billetera, ya que sana esta parte de nuestra vida que está tan directamente vinculada con nuestra economía y también nos impulsa a tener éxito en este ambiente.
Haz un bol de abundancia:
Personalmente yo creo que tener un bol de abundancia es la práctica que más prosperidad ha traído a mi vida, sería lo que más recomendaría para poder ver un cambio mucho más grande en nuestra economía. Para hacer esto vas a necesitar:
Un bol o algún recipiente hondo donde puedas echar varias cosas.
Arroz
Canela
Manzanilla
Laurel
Lentejas
Monedas/billetes
Una vela, puede ser: verde, dorada, o morada.
Elementos que te hagan pensar o sentir abundancia.
Yo recomiendo limpiar todo fisicamente y espiritualmente, puede ser con incienso de romero, sándalo o cualquier incienso que tengas a la mano (También la agua de florida que bendigo y vendo en mi instagram:@caminodelermitano es muy poderosa) . Luego colocamos en el recipiente: arroz y lentejas. Colocamos nuestras manos por encima y le pedimos que por favor nos presten su energía de abundancia y que traigan a nuestras vidas oportunidades financieras. Luego echamos la canela, el laurel y la manzanilla y le pedimos lo mismo. Para agregarle más poder podemos llenarlo de monedas, colocar algunos billetes, o cristales/objetos que nos hagan pensar/sentir prosperidad. Para finalizar me gusta prenderle una vela (puede ser al lado del bol, o si tienes una vela en recipiente, puedes colocarla encima). Al encender la vela ponemos nuestras manos sobre ella y visualizamos aquellas cosas que nos hacen sentir abundantes. Con eso le damos fin a nuestro ritual, pero la parte que hace que esto sea tan poderoso, es que de vez en cuando (preferiblemente semanal) llevamos ofrendas al bol, sean unas monedas, un incienso, o una vela, así mantenemos la fuente de energía activa, abierta y fluyendo.
Organizar el dinero efectivo de mayor a menor:
Este es un truco sencillo, que funciona más en la parte psicológica, ver siempre el billete más grande de primero nos afirma a nuestro inconsciente que somos personas abundantes. 
Practicar la gratitud:
Es una practica muy importante que algunos dejamos de hacer, o que mucha gente en el mundo espiritual no se toma tan serio, pero es algo que puede cambiar completamente nuestro campo energético. Cuando damos gracias por aquellas cosas que ya tenemos, empezamos a sentirnos abundantes, y energías parecidas atraen más de esa misma energía, por ende nos abrimos más fácil a recibir ya que no estamos en una mentalidad de carencia sino de abundancia.
Afirmaciones positivas:
Las afirmaciones son otra herramienta que a veces no tomamos tan en serio, puede ser porque han estado ya en la cultura pop, y se han burlado mucho de ellas, pero la potencia que hay en hacer algo sencillo y repetitivo todos los días trae mucho poder. Las afirmaciones no es decir una cosa 100 veces un día y ya, sino ponerse la meta de un mes entero. Tras meditar o en un algún momento especial del día repetir algunas afirmaciones respecto a lo que queremos manifestar puede traer gran cambios a nuestra vida. Esto nos ayuda a programarnos mentalmente para actuar desde un lugar de suficiencia. También estaremos buscando en nuestra vida cosas que nos acerquen a esas mismas afirmaciones. Acá les dejaré algunas afirmaciones positivas para que las pongan en práctica:
Soy merecedor de las riquezas que deseo.
La riqueza y la abundancia fluyen hacia mí.
El dinero me llega de formas esperadas e inesperadas.
Atraigo dinero fácilmente y sin esfuerzo.
El dinero fluye libremente en mi vida.
Siempre tengo suficiente dinero.
Agradezco todo el dinero que tengo ahora.
Espero que hayan disfrutado de estas 7 formas de atraer abundancia a sus vidas, recuerden que todo en el universo es recíproco, la cantidad de energía, fuerza y disciplina que le pongamos a estas prácticas se van a ver reflejadas en como se manifestarán en nuestras vidas. Hacer las actividades solo una vez, o solo usar uno de los trucos no transformará nuestra vida, en cambio, si pongo en práctica 3 o 4 de los trucos de una manera disciplinada si veremos cambios notorios. En la magia también debemos tener disciplina y tenemos que poner de nuestra parte para ver sus frutos.
Si desean seguir aprendiendo magia para atraer abundancia recuerda seguir el @caminodelermitano
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deepinsideyourbeing · 4 months
Note
Vi un TikTok de una mamá diciendo que nadie te prepara para la manera en la que te explota el corazón al momento de darle el primer bañito a tu bebe y bueno yo soy solo humana... Enzo x reader?❤️
Fluff ♡
-Dejame a mí- insistís.
-No, no tenés que hacer fuerza.
No podés enojarte, ¿no? Durante toda la relación y especialmente en el embarazo Enzo siempre te cuidó, pero desde que regresaron del hospital se volvió todavía más atento y está presente hasta en los detalles más microscópicos, probablemente mimándote más que a la bebé.
Sumergís tus dedos en el agua de la pequeña bañera para comprobar que la temperatura sea ideal, asegurándote también de tener a mano el resto de los productos necesarios, y hacés un gesto para que Enzo se aproxime. Toma a la bebé con cuidado y se acerca con pasos lentos hasta la ducha, aceptando tu ayuda cuando necesita arrodillarse.
-No llores, no llores, no llores- suplican ambos cuando los pies de la pequeña rozan el agua. No llora y tampoco se queja, para alivio de ambos, porque está concentrada en el rostro de Enzo –y las muecas ridículas que hace- e ignora lo que sucede en la habitación.
Recogés con tus manos pequeñas cantidades de agua para bañar delicadamente el cuerpo de tu hija, acariciando en un principio la suave piel de sus pies y sus pequeñas piernas. Ella te dedica dos o tres miradas que parecen ser de confusión y emite algún que otro sonido que endulza tus oídos y los de Enzo, que es puro sonrisas y orgullo.
-¿Le ponemos el conjuntito blanco de ositos? Y le sacamos fotos con el jazmín.
Asentís aún concentrada en humedecer el cabello oscuro de la pequeña, sin lugar a dudas heredado de su padre, y luego mojás tus manos para poder lavar su dulce rostro. Jurás que te está sonriendo, independientemente de si es posible o no, y no podés evitar acariciar su nariz y las comisuras de sus labios mientras mordés los tuyos para contener la emoción.
-A veces tenés buenas ideas.
-¿Esta no fue una buena idea?- señala a la bebé y le arrojás unas gotas de agua en el rostro para borrar su mueca burlona.
-¿Los Vogrincic siempre hacen chistes tan malos?
-Vos también sos Vogrincic.
-No de nacimiento, así que tengo mejor sentido del humor- negás-. Y ella fue mi idea.
 -Entonces el próximo puede ser idea mía.
-¡Enzo!
Suelta una carcajada estrepitosa, sólo porque sabe que el sonido no molestará a la pequeña, y esquiva el golpe que dirigís a su brazo. La bebé se queja en sus manos, como si reclamara los segundos de atención que no le brindan, por lo que ambos vuelven a la tarea del baño y se apresuran para evitar que sienta frío.
Sólo cuando la envuelven en una toalla y te sentás en la cama para vestirla Enzo te permite sostenerla unos segundos, confiando en que gracias a la posición tu cuerpo no se encontrará tan exigido y que el esfuerzo no será demasiado agotador.
.A vos también te quiero sacar fotos- besa tu mejilla-. ¿Querés?
-Estoy hecha un desastre.
-Nada que ver- se arrodilla entre tus piernas-. Estás más hermosa que nunca.
¿Qué pasa que hoy estoy escribiendo sobre bebés y embarazos? *mira el calendario* Ah, sí, cierto. Es la fecha y también las ganas que tengo de regalarle un par de hijos a Enzo 😔
taglist: @madame-fear @creative-heart @delusionalgirlplace @chiquititamia @llorented @recaltiente @lastflowrr ♡
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empyreansdream · 2 months
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Más alla de la sinceridad
¿Qué es la humanidad, sino una catedral a punto de ser consumida por las llamas? ¿Quién queda para acoger las plegarias y el dolor de los hombres cuando hemos sembrado caos y devastación? ¿Sobre qué altar debería postrarse quién pide clemencia por los errores de otro?
Todos los hombres están situados en uno de los dos brazos de una balanza rota. En un lado de la balanza, se encuentra nuestra humanidad; en otro, curiosamente, está toda la sangre que hemos derramado para conseguirla.
Cuando Dios hizo a la humanidad, no fue consciente de que su amor nos brindaría violencia. No supo que nosotros, al igual que él, sentiríamos que no tenemos un hogar de verdad. Así pues, Dios emprendió el camino para perdonarse a sí mismo tras habernos creado: se deshizo de su dolor y de sus posesiones en busca de una salvación que nunca le habíamos pedido. Nuestro perdón quedó grabado en el suelo, en todas y cada una de las pisadas que Él dio mientras hacía su último viaje por nosotros. La lluvia y el paso del tiempo barrieron esas huellas de la tierra, y cuando Dios hizo su camino de vuelta comprendió que éramos su creación fallida.
Desde entonces, nada ha cambiado. La humanidad no es más que un anciano que teje mientras observa el paisaje, siempre a la sombra del olvido que llegará algún día. Siempre al amparo de la soledad y la enfermedad.
«Dios es el cuadro desfigurado de un artista que sólo puede alcanzar la fama tras su muerte. Es el escrito en braille que recopila nuestros pecados, desde el albor de los tiempos hasta nuestro amanecer final. Somos tan responsables de haber creado a Dios como lo es Él de habernos creado a nosotros.»
¿Cuál es el miedo y el acto más humano? ¿Recopilar una vida entera bajo una carta de amor al olvido? ¿Luchar por la honestidad mientras la asesinas poco a poco?
Tenemos suerte de que los espejos nunca pueden mostrar la fealdad del interior. Si pudiéramos ver lo desagradable que es todo cuanto sentimos, los hombres romperían todos los espejos que hay, y el mundo avanzaría y el sol saldría a la mañana siguiente como si nada hubiera pasado. Como si la fiera que vive en nosotros tuviera que permanecer confinada en nuestro interior, para siempre. Como si el pilar que sostiene nuestro mundo fuera a caer en el instante en el que admitamos que tenemos sangre en las manos. Sangre que es difícil de lavar.
Y, sin embargo, perdura nuestra humanidad. La melodía que supone vivir suena con fuerza, imposible de acallar. La violencia y el amor no son opuestos: más bien son imágenes quirales. Tan iguales y, sin embargo, tan difíciles de superponer. Tan diferentes, —y tan destinados a encajar—, como el destino y la casualidad. Mi amor por ella también perdura.
Somos un huracán que rebosa misericordia y que, sin embargo, es incapaz de frenar a tiempo antes de tocar tierra y arrasar con todo. Y luego nos encontramos con lo desagradable que es nuestra propia naturaleza destructiva, antes de volver a causarle dolor a los demás.
El miedo a ser olvidado es una lanza; una que, tarde o temprano, atraviesa el costado de todos los hombres. Y a pesar de no ser una lanza de verdad, hay quiénes están totalmente dispuestos a morir por ella. Yo no soy así. Viviré, y ninguna herida psicológica me hundirá nunca más. Debo ser mejor y, ante todo, debo ser alguien nuevo para ella.
Ella es el murmullo sagrado que viaja por las 7 maravillas de la humanidad. Ella es la vía y es el medio. Ella es el dolor que está echando raíces en mi alma, y las flores que deja tras sanarla. Ella es el viento, las hojas caducas y las aves que anuncian la llegada de un nuevo día. Ella es el sonido de los barcos llegando a puerto. Ella es la cumbre de mis picos nevados; la bandera que encarna mi nación, el ataúd al que se dirigen todas mis inquietudes. Ella es fuego sobre escarcha. Es la luna y el sol, las mareas y el viento. Es una lanza que atraviesa el arcoíris y esparce sobre mis cielos todo el espectro de colores. Ella es absoluta y pura devastación. Tiniebla compacta y rayo de esperanza.
Y yo…yo soy un mapa con todos aquellos lugares en los que me quedan sueños por cumplir. Soy el caballete roto que aún sostiene El Nacimiento de Venus; la última promesa que los apóstoles no lograron cumplir con Jesús. Soy mi propia resiliencia y espiritualidad. Soy una amalgama de miedos, y el más grande de ellos es no llegar a ser un buen hombre.
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magneticovitalblog · 1 year
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"Nos lavamos las manos"
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La Paradoja de la Inacción Activa: Reflexiones Sociológicas y Filosóficas sobre la Tendencia Humana a Lavar nuestras Manos
Resumen:
En la sociedad contemporánea, se observa una curiosa contradicción en la forma en que los individuos interactúan con los problemas sociales. A menudo, nos encontramos "lavándonos las manos", evitando implicarnos activamente en cuestiones importantes, pero, paradójicamente, somos los primeros en quejarnos y lamentarnos por el estado de la sociedad. Este artículo busca analizar las razones subyacentes a esta paradoja, explorando aspectos sociológicos y filosóficos que nos ayuden a comprender mejor este fenómeno.
Introducción:
El ser humano es un ser social que habita en una red interconectada de relaciones y dinámicas sociales. A pesar de esto, a menudo nos encontramos desinteresados o desmotivados para involucrarnos de manera activa en los problemas que afectan a nuestra sociedad. Sin embargo, es común que nos quejemos y expresemos nuestra insatisfacción con el estado de las cosas. Esta aparente contradicción plantea una pregunta fundamental: ¿por qué nos lavamos las manos y nos implicamos menos en ciertos problemas de la sociedad, pero somos los primeros en quejarnos continuamente de que todo está mal?
Razón 1: La comodidad de la inacción:
Uno de los motivos más evidentes es la comodidad inherente a la inacción. Implicarse en problemas sociales requiere tiempo, esfuerzo y, a veces, sacrificios personales. Es más fácil y cómodo permanecer en nuestra zona de confort, dejando que otros se ocupen de los asuntos problemáticos. Lavarnos las manos es una forma de evadir la responsabilidad y proteger nuestra tranquilidad personal.
Razón 2: La ilusión de impotencia:
Muchas veces, los individuos se sienten abrumados por la magnitud de los problemas sociales. La sensación de impotencia puede llevarnos a creer que cualquier acción que realicemos será insignificante frente a la complejidad de los desafíos existentes. En lugar de enfrentar esa realidad incómoda, nos refugiamos en la queja, ya que nos da la sensación de que al menos estamos expresando nuestra insatisfacción, aunque no hagamos nada concreto al respecto.
Razón 3: La alienación de la responsabilidad:
La sociedad contemporánea se caracteriza por la división del trabajo y la especialización. Como resultado, a menudo nos encontramos en situaciones donde se espera que otros se hagan cargo de los problemas sociales. Delegamos nuestra responsabilidad en líderes políticos, activistas o expertos, creyendo que ellos son los únicos capaces de encontrar soluciones. Sin embargo, al desentendernos de estos asuntos, perpetuamos un sistema que despoja a los individuos de su agencia y capacidad de acción.
Razón 4: El fenómeno de la desconexión moral:
La desconexión moral es un fenómeno que nos permite separar nuestras acciones de las consecuencias éticas y sociales de las mismas. Nos enfrentamos a una desconexión entre nuestras creencias y valores y nuestras acciones cotidianas. Esta desconexión continúa perpetuando nuestra inacción. Nos lavamos las manos al separar nuestra conciencia moral de la realidad social, permitiéndonos vivir en una especie de burbuja individualista.
Razón 5: La sobrecarga de información:
Vivimos en una era de sobreinformación, donde constantemente somos bombardeados con noticias, problemas y crisis de todo tipo. Esta sobrecarga de información puede generar una sensación de apatía y desensibilización. Nos acostumbramos a la constante presencia de problemas en los medios de comunicación y, en lugar de confrontarlos, optamos por ignorarlos o minimizar su importancia. Esta actitud pasiva contribuye a la paradoja de "lavar nuestras manos".
Razón 6: La influencia del entorno social:
Nuestro entorno social y cultural desempeña un papel fundamental en nuestra participación activa en los problemas sociales. Si vivimos en una sociedad donde la indiferencia y la apatía son la norma, es más probable que adoptemos esas actitudes. Además, el miedo al rechazo social o al ostracismo puede llevarnos a evitar involucrarnos por temor a las repercusiones negativas.
Reflexiones finales:
La paradoja de "lavarnos las manos" y quejarnos continuamente de la sociedad revela una serie de complejidades sociológicas y filosóficas que deben ser abordadas. Es importante reconocer que nuestra inacción tiene consecuencias y que la queja sin acción es una forma de perpetuar los problemas que tanto criticamos.
Para superar esta paradoja, debemos comenzar por tomar conciencia de nuestras propias contradicciones y examinar los motivos detrás de nuestra inacción. Es necesario cuestionar y desafiar nuestras propias barreras psicológicas y sociales que nos impiden involucrarnos activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Además, es esencial promover una cultura de responsabilidad individual y colectiva, fomentando la participación ciudadana y el empoderamiento de las comunidades. La educación y la sensibilización son herramientas clave para generar un cambio de mentalidad y romper con la inercia de la queja pasiva.
En última instancia, debemos recordar que la verdadera transformación social requiere tanto la crítica como la acción. No basta con lamentarse de los problemas, sino que debemos comprometernos activamente en la búsqueda de soluciones. Solo a través de un esfuerzo consciente y colectivo podemos superar la paradoja de "lavarnos las manos" y trabajar hacia un futuro más prometedor para todos.
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lilietherly · 11 months
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[Fanfic! Newcob]
Omegaverse.
Omega Jacob Kowalski/Alfa Newt Scamander.
Relación establecida.
Fluff.
Romance.
Insinuaciones sexuales.
R16.
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Ok, lo siento, puede que esto sea más sexi de lo que pude haber dicho en la primera parte, sin embargo, no acepto quejas (?). Sigue sin ser una narrativa explícita como tanto me gusta, pero sí que es muy, MUY sugerente 😅. Lo siento, apenas y tengo autocontrol.
* * *
Agitado y sin aliento, Jacob regresó al nido, aceptando ser cubierto por un abrazo nervioso y ávidos labios que nada tardaron en pasearse por su cuello y hombros. La necesidad salvaje de Newt, creciendo a grandes pasos, se mezclaba y se agitaba contra su pecho, atravesándole las costillas y bailando en su corazón; rodeando su cuerpo a través de todos sus sentidos, confundiéndolo maravillosamente. No quiso ni le hizo falta saber de dónde provenía cada detalle, reconocer que todo ese ímpetu, esa hambre y ansiedad se dirigían por entero a él, le bastaba.
Sin embargo, así como disfrutaba de las atenciones y no dudaría en entregarse con el mismo brío, la misión de Jacob iba en sentido contrario. Permitió que Newt le devorara el cuello y, poco antes de tocar esa lasciva lengua su pezón izquierdo, lo atrajo de regreso a su boca; utilizando una fuerza que a punto estuvo de flaquear. Se recordó, del modo en que su Alfa se encargaba de enviarle la batalla interna contra la cual perdía segundo a segundo, Jacob debía luchar y ganar contra el deseo suyo y de su Alfa. Él no estaba, aún, dentro de esa suerte de celo que le permitía aceptar y acoplarse a lo que Newt gruñía por entregarle, él aún resistiría.
Esperaba, lo suficiente.
Se negaba a cometer los errores pasados, donde, al no haber compartido ninguno de sus celos con un Alfa y carente de la sabiduría que le sirviera en algún nimio detalle, el Omega simplemente se entregaba, pensando inocentemente que, por no ver a su esposo entrando a cabalidad en aquel estado salvaje del que tanto escuchó; ya sea porque su Alfa tuviera apenas algunas similitudes con los demás o que pudiera él controlarse mejor, Newt no sería en realidad tan feroz o brutal. Se equivocó, claro, y una vez reconoció la verdad y se adaptó a lo que se convertía su esposo durante el celo, si creyó por un fugaz momento que el sexo anterior sirviera para tranquilizar la energía sexual de su Alfa, Newt lo corrigió cada instante. No importaba que tan pronto se unieran, de cualquier modo, su Alfa cubriría cierta cantidad de encuentros.
Y esta vez, Jacob se esforzaría para soportarlo, iba a hacerlo bien. No se cansaría de más solo porque rendirse a su Alfa se volvía increíblemente satisfactorio, porque él lo recompensara al ceder o lo doblegara a un castigo inmisericorde que en el futuro gobernaría sus sueños. No, esta vez, como ambos lo acordaron, lo harían como debía hacerse. Jacob se resistiría, sería un buen Omega y, para el final de los ocho días del celo de su Alfa, con suerte, quedaría embarazado.
—Dulce, dulce Omega… —le gruñó Newt al oído, erizándole la ya sensible piel.
Jugó con las manos de Newt para mantenerlas por arriba de la línea de sus caderas y lo instó a no entretenerse sobre su pecho. Tampoco permitió a esa hermosa boca plantarse demasiado en la suya, ni a esa lengua, ligeramente rasposa, lamer en exceso el punto sensible de las glándulas de olor en la base de su cuello. Jacob temblaba por tan ligeros toques, recordar lo que obtendría en su cénit, no ayudó en absoluto a su objetivo.
No creyó que hiciera falta alguna distracción, mas al oír un vaso estrellarse en la cocina, una parte del Omega lo agradeció. Habiendo salido tan rápido luego de guardar el último platillo, no todo se quedaría en orden. Newt ayudó con su magia a lavar casi todos los utensilios, al verse imposibilitado una vez su lado Alfa comenzara a dominarlo, y no estando Jacob en mejores condiciones, se limitó el Omega a colocar sus herramientas en los lugares con mayor estabilidad. Ahora, no existía manera en que ese irresponsable método careciera de fallas. Imaginarse, por otro lado, que Newt hallaría en su mente un razonamiento así de complejo, sería en exceso inocente de su parte.
—¿Newt? —Jacob reaccionó muy tarde.
Soltando un gruñido que le erizó la piel en el peor de los sentidos, el Alfa se levantó de un salto y con esa rapidez salió del nido y de la habitación. Durante un efímero instante, algo en lo profundo de Jacob paralizó sus miembros, imprimió terror en su mente y lo obligó a quedarse en su lugar, asegurándole que la amenaza sería reprimida por su Alfa y que el se mantendría a salvo si guardaba silencio y confiaba en la fuerza de su protector. Jacob tuvo que pellizcarse el muslo para despertar, recordándose que solo se trataba de un vaso y que, naturalmente, ninguno de ellos estaba en peligro.
Lo que hubiera tardado en reaccionar, bastó para que, al llegar a su esposo, lo encontrara olisqueando el aire alrededor de la mesa; Jacob perdería a Newt de un segundo a otro, lo supo al verlo, y su Alfa quedaría al mando y él no permitiría que lo encontrara fuera del nido, menos aún creyendo que alguien intentaba invadirlos o, peor todavía, arrebatarle a su Omega. Resuelto, Jacob inhaló despacio y, con la voz más suave que halló, dijo:
—Es solo un vaso, mi amor. —Newt se giró abruptamente hacia él, provocándole un saltito de miedo, que apaciguó con una exhalación—. Llévame arriba, ¿sí?
—Revisaré las puertas y ventanas, no deberías estar aquí, vuelve al nido —dijo el Alfa, como si no hubiera escuchado la petición de Jacob. Y no lo hizo, él lo sabía, pero carecía del tiempo para enfadarse.
—No —exclamó Jacob, usando su mejor imitación de un Omega caprichoso—. Me quedaré aquí, frente al peligro, a menos que seas tú quien me lleve. —Sonriendo para sus adentros, tuvo que felicitarse por su buen trabajo, y enseguida, por los positivos resultados que obtuvo al instante.
Newt exhaló un resoplido a través de su nariz, le frunció el ceño y caminó hacia él, mostrándole sus colmillos ligeramente crecidos; tan amenazante que, si no fuera por la absoluta convicción de Jacob acerca no correr ninguna clase de peligro, habría vuelto a retroceder. Así, tan frustrado como desnudo, el Alfa lo tomó de la muñeca y comenzó a arrastrarlo escaleras arriba. Jacob sonrió a la espalda de Newt, enviándole desvergonzado la petulancia que lo invadía con su victoria.
—Voy a seguirte si no te quedas —impuso Jacob, conservando su tono.
Newt cerró la puerta detrás de ellos, mas antes de que el Omega se declarase el ganador invicto, su Alfa lo acorraló contra la pared, bruscamente le separó las piernas y, sin dilación, hundió sus cortos colmillos en su marca de unión. Jacob gimió, una erección se le formó en un instante, un hilo de saliva se coló de entre su boca abierta y no hubo segundo en que, siendo mordido por su Alfa, sus piernas no dejaran de temblarle. La lengua de Newt recogía los delicados hilos de sangre y sus labios creaban succión, si ello no bastó para menguar la voluntad de Jacob, las delicadas púas en la lengua que enseguida le lamieron la sensible zona, lo consiguió.
Los últimos gramos de su voluntad y las manos del Alfa apenas detuvieron su caída, luego de que él lo liberara, incontables minutos después, la mente de Jacob, a kilómetros de distancia, sacó a relucir sus instintos Omega. El aroma de Jacob estalló por toda la habitación, espesando el aire con la esencia de un Omega listo para ser fecundado. Y si bien ese no consistía en la forma en que Jacob mantendría en la habitación a su Alfa, de igual modo funcionó. Reaccionando a su perfume, Newt lo llevó amorosamente dentro del nido.
Jacob, adormilado por la mordida y la suavidad del trato de su Alfa, permaneció obediente a sus instrucciones, permitiéndole al fin desnudarlo. Las prendas, que parecían ofender a Newt, volaron lejos del nido conforme él las arrancaba. Sin nada que lo cubriera, un estallido en los ojos de su Alfa cobró vida. Pasión, devoción, ternura, amor, pero sobre todo, una lujuria desmedida que amenazaba, de nuevo, alejar cada pensamiento coherente vertiendo en su cuerpo cantidades insanas de erótico placer. Jacob suspiró, observando a Newt abriéndose paso entre sus piernas, sin tocarlo y acorralándolo con una mano a los lados de su cabeza. Su figura alta y esbelta, las resaltadas pecas en su rostro teñido de rosas y anhelo, la respiración agitada, los colmillos que sobresalían por entre sus labios; le hicieron imaginar al Omega los hermosos cachorros que tendrían.
—¿Quieres jugar un poco, Alfa? —preguntó, levantando las manos y acariciándole las mejillas, Newt se acunó contra él voluntariamente. A Jacob le dolió el corazón.
Su Alfa, habiendo llegado al punto de ser incapaz de hablarle, asintió, lamiéndose la comisura de la boca. Jacob le sonrió, reconociendo que aún faltaba un poco, acaso un cuarto de hora, para que su Alfa tocara la cima. Él tenía entonces diez minutos, dentro de los cuales, debía instar a su Alfa protector a recostarse junto a él, a que sus manos —ahora acariciándole los costados— no lo detuvieran y que lo dejara salir por la puerta, sin hacerle creer que estaba realmente escapando, que no existía ningún peligro y que, de hecho, acababa de aceptar jugar con él.
El Jacob de un par de años atrás, previo a descubrir la casi nula conexión de Newt con su lado Alfa, habría temido nuevamente hacer algo, incluso como un juego, remotamente parecido a separarse de él, ya sea en este o un estado menos avanzado de su celo. Ahora, pese a que los lazos se establecían y Newt —casi— no luchaba en contra de su propia naturaleza, el juego aún podría tornarse peligroso de no seguir las estrictas reglas. Reglas que el propio Jacob había establecido.
—Mío, mi Alfa —susurró Jacob, provocando una media sonrisa en su esposo.
Ningún esfuerzo invirtió para que lo besara. Cuidadosamente, Jacob envolvió los brazos alrededor del cuello de su Alfa, atrayéndolo a su vez con las piernas, que rodearon las delgadas caderas. La erección cálida, dura y llorosa de Newt lo hizo temblar, añorando lo que era suyo. De inmediato quiso alejar ese pensamiento, más perteneciente a su lado Omega que a su yo en general, sin embargo, suyo de igual forma. Ladeo el rostro al separarse para tomar un respiro, guiando la atención de su Alfa hacia su cuello. En tanto, dirigió el cuerpo de Newt hacia a su costado, ofreciéndole ninguna oportunidad de negarse a seguirlo al mover ligeramente sus caderas.
Su Alfa gruñía contra su cuello, advirtiéndole a través del lazo de unión, el punto sin retorno que sobrepasaría de confiarse en demasía y no apartarse a tiempo. Jacob aceptó la amenaza, desde luego, y a pesar de ello todavía consideró oportuno sentarse a horcajadas sobre el regazo de su esposo. Sigue la rutina, sigue la rutina, continuó repitiéndose, sosteniendo en lo alto el objetivo principal de la semana; y si Newt todavía guardaba el mínimo control para no tomarse en su propia mano y profanar el canal ya en exceso preparado de su Omega, entonces, Jacob aún no iba a rendirse. Incluso si realmente lo quería.
Separándose lentamente del beso lascivo, Jacob levantó su muñeca izquierda para ofrecerla a su Alfa. Newt la tomó sin dudarlo, aunque cuidadoso, giró el brazo del Omega para colocar ante su rostro la piel sensible de la cara interna, donde sepultó su nariz e inhaló hasta llenarse los pulmones con nada más que la esencia de Jacob. Su lengua cubierta de pequeñas púas lo lamió, bañando con saliva la carne que protegía su glándula de olor. Jacob, sensible, bailó sus caderas sobre la dureza de su Alfa al tiempo en que él lo lamía y lo marcaba y advertía a cualquiera que se acercara, a quién Jacob pertenecía.
El Omega, cuya resistencia ya estaba terriblemente dañada, repitió el ofrecimiento a la lengua incauta de Newt en la glándula de su muñeca derecha, y después, a las dos ubicadas en la base de su cuello, justo sobre las clavículas. El simple contacto de esa lengua áspera extrajo de su boca el nombre de su Alfa, dicho en tono lascivo, el cual no causó otra cosa que un gruñido impúdico de su Alfa. Fue al sentir los colmillos de Newt susurrándole la piel deseosa, que Jacob, pellizcándose el muslo, se forzó a retroceder. Detuvo también sus caderas, así como el aroma de sus esencias combinadas que su olfato recogía con grandes bocanadas y las manos de Newt que se posaron en su cintura e iniciaron el camino hacia sus nalgas.
Agradeciendo a la suerte que le acompañaba y la voluntad que, sinceramente, no creyó tener, el Omega atrajo las palmas de su Alfa hacia su pecho, enviando una petición que fue atendida enérgicamente. Cerrando los ojos, concentrándose en no caer como lo pretendía desde un inicio, tomó la espesa rigidez de su Alfa, oyéndolo gemir se levantó, continuó acariciándolo y siendo acariciado. Negándose a mirarlo, se abrió con su diestra y acercó la ancha cabeza a su entrada goteante.
—¡Oh, Newt! —gimió Jacob, sin poder bloquear todos sus gemidos.
Lo advirtió enseguida, la diferencia entre el propio calor de su lubricante y el ardoroso líquido transparente de su Alfa. La punta firme y su abertura continuaron besándose indiscriminadamente durante un tortuoso siglo antes de que Jacob, en trance, redujera poco a poco el ligero vaivén.
—Alfa, Alfa… ¿Puedes sentirme? Estoy tan listo para ti —murmuró Jacob, su voz rasposa y aguda. El deseo que continuó negándose acumulaba lágrimas detrás de sus párpados. No quería hablar, necesitaba actuar, sin embargo, aún no—. Quédate quieto y sé un buen Alfa por mí. —Aunque no fue una petición, su esposo asintió un par de veces, sonriendo tontamente y mostrando sus colmillos.
Jacob, que no resistiría otro gesto de su Alfa, se levantó y corrió a la puerta sin darle oportunidad a Newt para que entendiera lo que sucedía. Newt apenas se sentaba cuando Jacob abría la puerta, y sin molestarse en tomar su camisa en el suelo o su bata colgando en el perchero junto a él, se marchó. Oyendo atentamente, caminó despacio a las escaleras, cerca del final del pasillo, donde esperó a que su esposo lo mirara.
Nunca podría señalar a su juego previo como un juego de caza, Jacob no se escondería para que su Alfa rastreara su aroma hasta encontrarlo, tampoco dejaría rastros falsos o siquiera iba a fingir que corrió lejos de la casa. De hecho, Jacob permanecería siempre a la vista de Newt y nunca se alejaría de su nido más allá de los muros de su hogar. Lecciones bien aprendidas luego de que su esposo hiciera estallar con su magia todo lo que hubo a su paso cuando descubrió que su Omega no estaba a la vista. Ni entonces ni ahora Jacob temió por su seguridad, no obstante, si bien podían permitirse una vida holgada, Jacob no planeaba reemplazar los objetos o muros que Newt arruinara solo por no tenerlo a la vista en momentos tan intensos como los que acontecían.
Así, una vez los preciosos y agudos orbes de Newt observaron su intención de bajar las escaleras, Jacob hizo precisamente eso. Sus pasos, cuidadosos y apresurados, se sincronizaron a los de su Alfa, buscando conservar la distancia para que Newt lo persiguiera y que, sin alcanzarlo, aún lo tuviera en la mira. Sabía el Omega que no era un juego regular, no obstante, sonrió cuando su Alfa intentó aumentar la velocidad justo cuando Jacob bajó el último peldaño. Apresurado, el Omega observó con travesura a su esposo al dirigirse al pequeño comedor. Oyó a su Alfa gruñir los segundos que lo perdió de vista antes de seguirlo.
Esperándolo detrás de la mesa para seis comensales, Jacob lo saludó, inclinándose sobre la silla, al principio, rodeado de cierto aire juguetón, después, se detuvo al advertir un cambio en su Alfa. Su cuerpo reaccionó primero, todo instinto, voluntad y lujuria ronroneando para que su Alfa lo tomara; enseguida, pese a ya no ser relevante, su mente halló las respuestas. La bestia dentro de Newt había sido liberada. Las feromonas espesas del depredador anunciaban a Jacob el camino sin retorno, la pérdida absoluta del control y el hambre demencial que buscaría ser saciada devorando a su Omega delicioso.
Con el tiempo límite superado, nada quedaba por hacer. Jacob miró a su Alfa rodeando la mesa, imitándolo, él siguió su camino y salió fácilmente de la habitación. Fingiéndose indeciso de cuál dirección tomar, caminó meditabundo hacia la sala en donde, al recibir el gruñido de su Alfa, cayó de manera desafortunada en el sofá. Newt, a quien no le interesaba el sinsentido de la actuación, aprovechó para acorralarlo.
Newt terminó el juego mordiéndolo.
Jacob se hundió en la tela suave y el veloz abrazo de su Alfa, feliz de perder.
* * *
Con esta historia, termino de publicar lo que he escrito del Omegacember. Por favor, cariño, envíame todo tu amor para que pueda terminar el reto antes del próximo año 😭... Yo estaré dándolo todo para lograrlo 🥲 Muchas gracias por leer. Recuerda que nada de esto ha sido editado de ninguna forma (aunque creo que eso es bastante obvio jejee). Ojalá esta cosa te haya gustado y que puedas esperarme pacientemente a la continuación. ¡Te amo! 🥹❤️❤️❤️
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rubimoon45 · 3 months
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Un Mar de Flores (2/10)
Pairing: Kolyma x fem!reader
Sinopsis: Innessa atiende las heridas del niño tímido que recordaba como Kolyma, pero que resulta ser un hombre ahora y con la percepción de la realidad alterada a la suya.
Warning: contenido adulto, abuso, sangre, armas, amenazas, palizas, abuso de sustancias, abuso sexual, abandono.
You can traslate the story and read it!
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Los días siguientes pasaron rápido. No hubo mal tiempo, pero sí alguna que otra lluvia repentina que obligaba a todos a regresar a sus casas frente al buen tiempo. Cuando el cielo acababa de descargar su furia, el sol regresaba y alegraba a las mujeres que iban a lavar la ropa al río. A ellas no se les permitió salir de casa.
Su padre entraba y salía del dormitorio de invitados con algo nuevo entre las manos, pero en su mayoría bolsas de gasas sucias manchadas de sangre. Xenya se refugiaba entre los libros de arte y se frustraba cuando no podía leerlos, pero además de eso, era gracioso verla enfadarse consigo misma. Al menos aliviaba algo de tensión. A Inej le tocaba limpiar el sudor de su piel, que poco a poco iba recuperando el color, y cuidar que las vendas no se aflojaran. Mientras su padre no estaba, Xenya y ella se encargaban de vigilarlo. Como Xenya era incapaz de cuidarlo sin intentar despertarlo de su descanso, acababa echándola y pidiéndole que compusiera una canción nueva para que cuando él se despertara se lo agradeciera. Parecía funcionar porque llevaba dos días haciéndolo. A veces Inej se quedaba mirando el rostro bronceado de aquel joven, que sí resultaba ser el Kolyma que recordaba de su infancia. Pero no el niño, solo de forma nominal.
Su madre había ido a su casa a visitarlo cuanto podía. La primera vez le pareció una mujer más asustada por la vida de su hijo, que lloró al lado de su cama cuando vio las vendas ensangrentadas y la respiración lenta que Kolyma daba. A la segunda y él pudo abrir los ojos, aún medio dormido, la máscara de madre afligida cayó y dio renda a una enfadada que amenazaba con cortarle los dedos de los pies si volvía a pisar el territorio de los semillas negras. No preguntó acerca de lo último, pero sí que tuvo que hacerse cargo de separarlos cuando Kolyma volvió a desmayarse. De alguna forma, aquella mujer tan fuerte y sensible al mismo tiempo llevaba la razón al explicarle la situación, mientras le ofrecía un poco de té en la cocina.
-No puede morir. Él, no. No puede dejarme de la misma manera que su padre hizo hace años, no, me niego -sacudía la cabeza, llorando, con las mejillas hundidas y el rostro marcado por la edad. Tenía sombras debajo de los ojos, seguramente por no poder dormir-. Él lo es todo.
Puede que así fuera, pero porque al final era una madre preocupada por su hijo. Inej no pensaba en la herencia, ni en los clanes ni en quién era su familia. Solo veía al niño que fue una vez descansando de sus decisiones del presente. Y al mismo tiempo, a un heredero del clan más temido de toda la zona.
-Te recuerdo, niña -habló un día, mientras estaban en la habitación de su hijo y su padre había ido a buscar unas vendas al despacho-. Jugabas en el patio con los demás niños y le cogiste la mano a Vitali en el funeral de su padre, hace ya mucho. ¿Fue tu madre la que te convenció de abandonar el pueblo?
Inej no había dicho nada al respecto. Soportó ese comentario como pudo atendiendo a otras cosas, como cambiarle la almohada a Kolyma a sabiendas de que los ojos de la mujer le taladraban la nuca. Por supuesto que no iba a decirle nada sobre el divorcio y lo que había pasado, pero sí que se quedó con las ganas de hacerlo. De soltárselo solo por el tono que usó para referirse a su madre.
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Al quinto día fue su hermana la que la despertó. La noche de antes se había acostado con un libro de arte renacentista, uno de los muchos que había por la casa, y dormido con él pegado a la mejilla. Resultaba que para aprender tenías que leer, y para leer tener los ojos abiertos. Y estar consciente. Xenya la despertó gritando, desde la planta de abajo. Intentó volver a dormirse, pero el sol fuera de la ventana la molestaba y acabó por levantarse de la cama de mal humor.
Para cuando bajó, su padre se había marchado y dejado una nota. Los gritos alegres de Xenya venían del dormitorio de invitados, acompañado de una voz mucho más suave que decía algo inentendible. Inej se apresuró a ver con quién estaba hablando, y si necesitaba regañarla por abrirle la puerta a extraños tan a la ligera. Resultaba que Xenya gritaba por una buena razón. La puerta estaba abierta cuando llegó, y Xenya encima de la cama. Mejor dicho, encima de Kolyma, en las piernas estiradas y cubiertas por la manta. Inej se quedó inmóvil al verlo. Tanto los ojos de Kolyma como los de su hermana pequeña fueron como balas hacia ella, de diferentes maneras; los de su hermana bailaban de alegría, mientras que los de él reflejaban una emoción que dudaba haber visto en él en el poco tiempo que se conocieron de pequeños y en los momentos de consciencia.
-Se ha despertado -dijo, levantándose de la cama y yendo hacia ella. Le cogió las manos, calientes, y la miraba con los ojos brillantes de siempre-. ¿Podemos darle una galleta?
Inej, aún quieta, tardó el responderle. No le salían las palabras de la garganta. Solo podía ver a Kolyma, despierto, con los ojos inundados entre el miedo y la confusión. No conocía a Xenya ni cómo era, así que no le extrañaría que pensase cualquier cosa.
-No es un perro. ¿Y si práctica tu canción? Puedes enseñármela luego.
-¿Sí? -cuando asintió, Xenya saltó de alegría y marchó corriendo de la habitación. El piano no tardó en sonar.
Casi puso los ojos en blanco. A aquellas alturas odiaba esa canción y los porrazos de su hermana cuando se olvidaba una parte e improvisaba. Sus ojos, de todas formas, se posaron nuevamente sobre el enfermo. Se concentró en él. Lo observó. Cada pequeño movimiento. Desde el pequeño tic en su ceja como la forma de nuez cuando tragaba saliva. Inej agarró entonces el medidor de tensión que estaba sobre una cómoda y rodeó la cama hasta ponerse a su lado. Siguió las indicaciones de su padre para medirle el pulso.
-¿Ha pasado algo que deba saber? -inquirió, sin maldad, pero haciendo notable el tono de sorpresa y malestar por haberlos encontrado...de esa manera.
Kolyma levantó las finas cejas, y negó rápidamente. La piel ya no lucía enfermiza, sino que había recuperado su tono bronceado e irradiaba salud. Todavía sudaba, pero supuso que era por la calefacción de la casa y la situación de hacía unos minutos. Inej miró el número de la herramienta, y asintió al encontrarlo en una cifra que su padre tacharía como buena.
-Es una bendición de Dios -respondió, con sorpresa-. Hay que protegerlos por encima de todo. Nunca le haría nada.
-Sí, supongo. Pero es mi hermana así que... Tengo que protegerla.
Apuntó la presión en un papel al lado de la mesita, y comenzó a retirarle los adhesivos a la almohadilla con la que había medido su pulso. Inej tardó un rato en hacerlo, y en ese rato ninguno dijo nada. Absolutamente nada. Solo se escuchaba la respiración pensada de él y a ella trabajar. De fondo, por supuesto, estaba Xenya tocando el piano. Al acabar, encontró los ojos de Kolyma puestos sobre la pila de libros de arte en columnas al lado de la mesita contraria. También se sorprendió ver uno de esos libros a su lado, en la cama. ¿Xenya los habría tocado? Hace diez años, su madre murió de una enfermedad incurable y le quedaban pocos meses de vida cuando la descubrieron. Le dijeron que tardó en comprender que no volvería a verla, y cuando lo hizo estuvo semanas con la mente perdida. Luego, pareció olvidarse de ello y continuó haciendo lo de siempre. Su padre la había pillado cenando sola un día de esos y advertido de la mente de Xenya, como si no supiera que su hermana era especial y necesitaba ayuda algunas veces para entender y entenderse. Al final había acabado escuchándole solo para escuchar la historia de su hermana.
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-Son de la madre de Xenya -explicó, haciendo un gesto hacia los libros. Varias pilas adornaban la mesilla al lado de la cama, y otra descansaba en el suelo. Libros gruesos y finos, respectivamente-. Le hubiese gustado estudiarlo, pero no... No le dio tiempo.
A diferencia de su madre, que se había marchado por un divorcio y con una hija al otro lado del continente, la madre de Xenya no había tenido esa suerte. Murió al poco tiempo de ella cumplir los diez años, por una enfermedad repentina. Su madre siempre encendía una vela por ella cuando iban a la iglesia, pese a que nunca se conocieron. Ya se convirtió en una costumbre que acataban hasta sin ir.
-Lo lamento.
-¿Te duele? -cambió de tema rápido, acercándose a la cama con cuidado. Xenya volvía a aporrear el piano, pero no estaba furiosa. De estarlo, sonaría peor.
-Como el demonio -se rio de su comentario, e intentó recolocar. La almohada a sus espaldas se escurrió, pero pudo cumplir su objetivo de sentarse bien. Inej atendió a la flexión de sus abdominales, la forma en la que se tensaban y relajaban en el acto... Y al momento se sintió avergonzada-. Le estaba diciendo que yo también soy especial. Aguanté la paliza de mi padre durante treinta minutos sin desmayarme. Me gané el reconocimiento de todos los niños.
Apretó los labios, pero no dijo nada al respecto sobre el método educativo de cada familia. Simplemente se recostó en la silla al lado de la cama, envolviéndose en la manta. Lo analizó nuevamente. Una persona de su edad, que recordaba como un niño tímido, había resultado herido por un arma blanca y acabado en su casa a raíz de eso. El niño tímido que alguna vez habría jugado con los mismos niños que ella mientras recibía el adiestramiento de su clan. Examinó su rostro, que recobraba la vida poco a poco. Ojos en forma de avellana de diferente color, con una nariz recta y unos labios finos y rellenos, en ese momento, un tanto paliduchos.
-Creo que todos somos especiales de alguna manera. Xenya es...una bendición, como dices tú. Pero créeme que te hartarías de ella cuando escuchases diez veces al día la misma canción y alguna pregunta tonta.
El pecho de Kolyma vibró cuando se rio, y le pareció la risa más tierna del mundo en el cuerpo de un hombre como él. Inej sonrió al ver la sombra de la tinta negra en su antebrazo.
-¿Te lo has hecho tú? -preguntó, señalando hacia el cuchillo envuelto en el tallo de una rosa con espinas y la flor en la zona de la empuñadura.
-No, Tinta -explicó. No lo conocía, y menos le sonaba-. Él me ayudó a elegirlo.
-¿Significa algo?
-Mi compromiso. A mi madre le gustan las rosas, así que decidí que fuera la que envolviese mi futuro, en su honor, y porque significan lealtad -mientras hablaba, acariciaba la zona del tatuaje, que ocupaba gran parte de la cara interna del antebrazo-. Solo eso.
Un silencio se extendió hacia los dos. Pensaba decirle que ella también estaba interesada en los tatuajes, pero a aquellas alturas del siglo pensarían que estaba en una banda. Ponerlo en una zona visible diría eso y nunca conseguiría trabajo, y a su madre le daría un infarto de saberlo. Por eso había pensado en una zona estratégica donde hacerlo, que nadie viera salvo en algunas ocasiones, y que estuviese cubierta todo el tiempo. La pena era que nadie aceptaría hacerlo, pese a ser pequeño.
-Tu...eres la segunda hija del médico. Lo escuché en el bar de la tía Katya, que vendríais en verano.
-Muy observador -apuntó, riéndose esta vez ella-. ¿La tía Katya sigue trabajando en el bar?
-Desde la muerte de su marido pescando -empezó a explicar, hasta que hizo un alto para mirarla por primera vez directamente a los ojos. Ninguno dijo nada en ese pequeño momento de silencio. Los ojos de Kolyma brillaron como dos estrellas cuando las palabras le salieron de la garganta-. Espera, ¿de qué la conoces?
Inej asintió lentamente.
-Ella me cuidaba a veces cuando era pequeña. Me marché a los seis años, así que no tengo muchos recuerdos de ello ni de este lugar -le respondió, e hizo un gesto para envolver la casa y el exterior. No supo si se entendió, porque él tampoco dijo nada para confirmarlo o negarlo, solo el brillo en esos dos ojos marrones iluminando el tenue dormitorio. Inej se rio de un recuerdo breve que apareció en su cabeza-. Era la única que me dejaba dibujar en su mesa.
Inej se continuó riendo. Cuando sus padres la dejaban en el bar al otro lado del pueblo, pero cerca del río, solía quedarse con la amable y dulce tía Katya que cuidaba de casi todos los niños del pueblo y los dejaba jugar tanto dentro como fuera del bar. A veces ella y sus pocas amigas de ahí la ayudaban a hacer dulces tradicionales en la cocina al mismo tiempo que los niños jugaban hockey improvisado con palos y pelotas desgastadas. Puede que alguna vez él mismo jugase con ellos y se comiera los dulces que sus manos inexpertas hicieron en esa época.
-Sí -respondió él, tan lento que pensaba que se volvería a desmayar-, ella es así.
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-¿Por qué no?
-Porque no.
-Pero...a mí me gusta estar con él.
Las mujeres del pueblo tenían razón con que haría buen tiempo. Días después del alta de Kolyma, su padre las dejó salir de casa por fin y aprovecharon para dar una vuelta por todo el pueblo. Hasta que se enteraron de las mujeres y los niños iban a bañarse al río y a las dos les entró curiosidad por saber qué hacían ahí tanto tiempo. Aparte de, obviamente, lanzarse al río y refrescarse. Por fin era verano, aunque fuese a durar poco, y pensaba enseñarle a Xenya el lugar a donde se iba a bañar de pequeña con sus antiguos amigos.
Xenya se negaba a ponerse un bañador, y casi que eso había alegrado a su padre en términos de su seguridad para un futuro. Así que no la obligó a ponérselo. Lo que sí hizo fue, mientras ella escogía qué bañador ponerse, probarse todos los vestidos habidos y por haber que tenía en su armario. Su habitación parecía que acababa de atravesar un tornado cuando salieron de casa y se marcharon con las bicicletas camino al río. Era una zona alejada, detrás de la colina que separaba el bosque del pueblo. Las montañas inundadas de verde y rocas bordeaban la zona de la curva del río, por lo que estaba bastante protegido y le daba ese aura misteriosa y mágica a un lugar tan escondido pero conocido al mismo tiempo.
Inej se tumbó en el césped con su hermana al lado, mientras la gente de alrededor jugaba y se lanzaban al agua que debía de estar estupenda. Agua cristalina. Xenya había empezado a preguntarle sobre Kolyma al poco, cuando empezó a aburrirse.
-¿Le has preguntado si a él le gusta?
-No, pero me sonríe cuando me acerco. ¿Crees que le gusta Xenya?
Solo suspiró. El sol golpeaba con fuerza, pero alguna que otra nube jugaba a ocultarlo y enfriaba un poco el tiempo. No hacía mucho viento, y el poco que se levantaba era templado. Los pelos se le ponían de vez en cuando de punta, pero era agradable. Miró hacia su hermana, sentada al lado sobre la hierba, abrazándose las piernas pálidas y con una mala expresión.
-¿Le has preguntado? -repitió la pregunta, un poco más bajo. La mente de su hermana era diferente a la que su cuerpo debería tener. Era tonta para algunos, loca para otros, y una bendición para la gente que se rodeaba con Kolyma.
Kolyma. Algo en esa estalló al recordar su mirada cuando le dieron en alta. Su padre se la dio al poco tiempo de tener esa charla, pero siguieron hablando esos días hasta que el doctor dijo que ya era el momento de abandonar la cama y hacer vida normal. Inej no dijo nada al respecto; ¿qué iba a decir? No era médico, y menos conocía la reparación del cuerpo. Lo único que dijo fue a modo de broma que lo echarían de menos que ya casi se había convertido en alguien de la familia. Xenya le dio inocentemente la razón, y su padre cabeceó riéndose. Kolyma no dijo ni hizo nada, sin embargo, y supo que había sido un comentario no tan inocente para él. Le había dado una mirada tan extraña cuando lo despidieron, tras ayudarlo a vestirse con la ropa que su madre le había llevado, en la puerta que Inej tuvo la sensación de que quería decir algo pero no le salían las palabras.
La obsesión de su hermana perduró hasta ese momento. Cuando salía, le contaba las aventuras que él tenía y no les quedaba remedio que escucharla y en algunas ocasiones por haber entrado en una zona donde no debía. La mayor parte de los regaños se los daba su padre, ella no decía nada hasta que mencionaba algo que una mujer no podía hacer a la ligera. Uno de ellos fue por llegar a casa empapada después de que intentase nadar a la barca donde un grupo de chicos paseaba por el río, en esos días de calor; fue Kolyma quien la llevó a casa, cubriéndola con su chaqueta. Podría decirse que era una obsesión enfermiza, pero era su hermana... Y nada en ella era con malas intenciones. Desde ese día la acompañaba al río para asegurarse de que no hiciera ninguna tontería.
Había descubierto que con ella al lado no se atrevía a intentar alguna de sus locuras. Si es que podía llamarlo así viniendo de una mente infantil en un cuerpo adulto. Ahora estaba enfadada porque la rueda de su bicicleta estaba pinchada y tuvieron que ir en la suya.
-A Xenya le gusta estar con él, y padre dice es un buen chico. ¿Podríamos invitarlo un día a comer?
-Pregúntale a papá -instigó.
-Creo que me dejará invitarlo -murmuró, y una sonrisa le floreció-. Podría hacerle prianik.
Un dulce ruso tradicional. Era pan de jengibre elaborado con miel, y estaba riquísimo. Lo comía de pequeña en la parte oriental de Alemania cuando se quedaba con sus vecinas. La madre de Xenya era rusa nativa, así que Xenya lo habría comido varias veces a lo largo de los años.
-Eso déjamelo a mí -respondió.
-¿Me ayudarías?
-Sí, claro. No soy muy buena cocinando, pero es fácil de hacer.
-Xenya no sabe...
-Podemos preguntarle a la tía Katya si tiene la receta -habló, y pensó en qué posibilidad había de que tuviera una receta.
-¡Mira, ahí! ¡Son ellos! -exclamó tan de repente que le dio un susto. Su corazón se aceleró y calmó. Xenya se estaba levantando de un salto, moviendo los brazos de lado a lado como si saludase a alguien a lo lejos. Inej lo vio al volver la cabeza. La barca que cruzaba por el río con cuatro chicos dentro-. ¡Hola, Kolyma! ¡Mira, Inej, salúdales!
Intentó levantarle el brazo para que hiciese lo que decía, pero Inej sacudió la cabeza comenzando a incorporarse. Xenya frunció el ceño, pero no dijo nada. Volvió a sacudir el brazo saludando. Un sabor amargo se instaló en su boca. El viento se levantó, suave, sacudiendo la ropa de las mujeres, obligando a los niños a estremecerse mientras salían del agua y se obligaban a volver a entrar empujándose entre ellos. Inej se incorporó, pero no levantó como su hermana, y se quedó observando el momento como si pudiera inmortalizarlo en una foto mental.
La barca cruzaba tranquila el río. Uno de ellos, el más delgado, se había puesto de pie a devolver el aludo, mientras que su amigo el más ancho le gritaba algo riéndose. Inej apoyó la cabeza en las rodillas, ahora pegadas a su pecho, y se abrazó a sí misma. El pelo se mecía a un lado como un manto. El viento sacudió el vestido de Xenya, pero a ella no le pareció importante. Se quedó un rato mirando al vacío. ¿Qué le importaba? ¿Qué la movía? La aspiraciones de su hermana eran un misterio, sobre todo por su incapacidad, pero en lo demás... Era una buena persona. Una bendición de Dios, alguien a quien proteger. Y su sonrisa, su gracia, todo en ella era amabilidad, inocencia y generosidad. Todo lo bueno encarnado en una persona, que podía romperse a la mínima sacudida. Amaba bailar, tocar el piano, reírse de absolutamente, ver los nidos de pájaros en los árboles.
Y fuera de ella, todo lo malo la rodeaba. Los abusos de poder, una política injusta, gente que se aprovechaba de esas buenas personas para sus propias ambiciones. A veces, sin ambiciones. Solo deseos, y eso era lo peor que podía pasarle. Inej volvió la vista hacia la barca, que se alejaba, pero a la que su hermana no dejaba de saludar ahora en despedida. Ni siquiera en ese lugar ese lugar se la podría proteger siempre. Quien pensara lo contrario era el verdadero idiota.
-Volvamos ya -dijo ella, empezando a recoger las pocas cosas que habían llevado-. Antes de que tía Katya cierre.
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-¿De verdad que estás bien? -su voz sonaba dudosa. Lo comprendía, en cierto modo.
-Sí, me estoy divirtiendo.
-Porque suenas entusiasmada -le respondió, sarcástica. Su madre solo usaba el sarcasmo para o burlarse de ella o darle a entender que ninguna de sus bromas hacían gracia. Así era ella-. Oye, sé que es difícil. Yo me crie ahí, sé lo que es estar ahí a tu edad... Pero dale una oportunidad. No es tan malo, realmente, y parece que ahora estáis comunicados, ¿no?
Inej pensó en los edificios de cristal, altos y poderosos, que se veían desde la entrada del pueblo. Un pueblo que se modernizaba a los tiempos abandonando el esquema tradicional del comunismo. Supuso que era algo bueno, aunque la policía rusa continuara patrullando la zona como si todavía le perteneciera. Todo para que Ucrania y Moldavia no se pegaran por el territorio.
-No sé cómo sobreviviste.
-Bueno, cariño, ya sabes -respondió, quitándole importancia, con un tono burlesco en el que casi podía ver su sonrisa tallada-. La educación siberiana nos hace fuertes.
Sí, claro. Casi se rio por escuchar eso. Lo único que sacaban de dar esa educación era continuar de forma ultraconservadora en el comunismo y en vivir como si hubiesen salido de la guerra. Puede que algunos sí, pero los otros en su mayoría o eran ladrones o el dinero que conseguían no era gracias a un oficio decente.
Como si su madre pudiera leerle los pensamientos a través de aquella herramienta moderna, que su padre solo usaba por urgencias del trabajo, supo qué decir.
-Puedes volver cuando quieras -le recordó, de nuevo.
-No han pasado ni dos semanas.
-Entendería que fuera demasiado para ti. ¿Seguro que no echas de menos la televisión?
Inej se lo pensó.
Lo cierto era que se lo estaba pasando medianamente bien con su hermana. No la había conocido hacía unos años, cuando fueron a verla al hospital de Moscú, y en ese entonces no parecía una mujer de su edad. Su padre intercambió alguna llamada con su madre en ese año, informándole sobre los progresos de Xenya y que al final del invierno la sacarían de ahí; al parecer, tardaron tiempo en darse cuenta de qué era lo mejor para ella, en vez de estar encerrada todo el día en un lugar con otros locos. Se apoyó contra la pared, teléfono en mano.
-Se me acabarán las pilas del walkman -se quejó-. Tendré que ir a la ciudad a comprar más. Puede que me exilien por traer algo de Estados Unidos.
Su madre rio al otro lado de la línea, pero sabía que no era del todo una broma. Como nacida allí, era consciente de las tradiciones siberianas que se habían instaurado en el pueblo desde el exilio en los años treinta. Los siberianos controlaban todo el pueblo, dejaban a extranjeros entrar siempre que no causaran problemas o no fuesen de algunas bandas enemigas que pudieran generar guerras. Su madre siempre le había dicho que odiaban a los Estados Unidos y todo lo que viniera de ese lugar capitalista, repulsivo y sin cultura propia. Puede que su madre también los odiara, pero aceptaba su influencia en la cultura del continente. Siempre le contaba la historia de cómo una vez su padre había obligado a su hermano pequeño, que murió a los veinte años por meterse con quien no debía, a romper todo lo que tuviera marca made in USA delante de él, con sus manos desnudas. Inej casi que se alegraba de no haber conocido a su abuelo.
-Siempre puede que algún vecino las tenga de ahí -señaló, y puede que tuviera razón. De contrabando, seguramente. Le costaría una pasta, pero puede que sirvieran-. ¿Te llevas bien con alguno?
-Antes he hablado con la tía Katya. Sigue viva y trabajando. Nos ha dado una receta porque Xenya quiere invitar a Kolyma a comer un día de estos.
Su madre guardó silencio unos segundos, antes de exclamar:
-¿Kolyma? ¿El nieto del abuelo Kazya? Una vez tu tío, que en paz descanse, jugó con su padre. ¿Qué tal está?
Así que así se llamaba. Lo extraño era no haberlo escuchado esa semana caminando por el pueblo.
-Vivo, que ya es algo, y grande. Xenya y él hablan mucho.
-¿Guapo?
-Sí. Al estilo siberiano, supongo.
-Era buen niño -razonó-. Mándale un saludo de mi parte si te lo vuelves a encontrar. Y a su madre.
No le dijo que puede que su madre no estuviera de buen humor para recibir saludos de ella, se mordió la lengua. Continuaron hablando un rato más hasta que escuchó la voz de su padrastro, un alemán con raíces en la parte occidental, llamándola de fondo. Su madre le mandó besos, abrazos y le prometió que hablarían la próxima semana si todo iba bien. Estaban enfrentándose a un problema con los sindicatos que no reconocía las titulaciones de la Alemania soviética.
Nada más colgar, Inej se dirigió de nuevo a la pila de platos del fregadero por limpiar. Abrió el grifo, con agua helada, pero no le importó tener que fregarlos así. Al cabo de un rato, alguien llamó a la puerta. Innessa cerró el agua, se limpió las manos en el delantal que llevaba para ordenar la casa y se acercó a la puerta. Cuando la abrió, las cejas se le dispararon de la sorpresa.
-Kolyma -dijo, cortándosele el aliento. Él asintió como un tonto al nombre, como si le afirmase que se llamaba así-. Xenya no está. Se ha ido a...
Inej se bloqueó. Se lo había dicho, realmente, pero no recordaba lo que iba a hacer porque se lo dijo demasiado rápido como para hacerle caso. Y tal vez ella no estaba atenta en ese momento, sino concentrada en otros asuntos. La tía Katya les había dado la receta de buena gana, en cuanto reconoció a Inej como la hija del doctor y su primera esposa. Parecía que la recordaba de buena gana, y no como la niña que le dio una paliza al amigo de su hijo; debía pensar en ella como la niña silenciosa que había agarrado la mano de su hijo lloroso en el funeral de su padre y llevado a jugar con el resto de niños al poco tiempo. Casi que lo agradeció.
-No, no estoy aquí por Xenya. Tía Katya dijo que estarías en casa -dijo él, con los ojos clavados en ella-. Era verdad.
-Tampoco hay mucho que hacer.
-Claro, eh, esto siempre está tranquilo -hizo un gesto a sus espaldas, en referencia al pueblo. Inej asintió dándole la razón, pero no supo hasta qué punto coincidían respecto a ello-. Debe de ser aburrido para ti.
Se encogió de hombros.
-Hablo con mi madre -señaló-. Estaba hablando con ella antes. Te manda abrazos.
Se hizo a un lado, ofreciéndole indirectamente entrar, cosa que hizo casi a regañadientes. En el buen sentido, quiso creer. Había algo en su forma de moverse que, de alguna manera, le recordaba a la timidez de un niño que dudaba en si meterse en una pelea por defender a su amigo de una niña que lo golpeaba o avisar a los adultos.
La casa no estaba muy ordenada, pero estaba decente para recibir visita. Su padre era un poco maniático del orden ya cuando era pequeña, y así continuaba. No había nada que escapase de su control. Pero como llevaba días llegando tarde y marchándose a primera hora de la mañana, no había tiempo para regaños o malas miradas. De hecho, era ella quien pasaba más tiempo de casa con su hermana y cuidándola que él que era su padre. Al menos era soportable y no le daban los ataques que su padre advertía que podían sucederle. Kolyma no dijo nada al ver la ropa limpia sobre el sofá, que tenía que planchar y colocar, ni siquiera de la pila de platos a los que estaba atendiendo antes de coger la llamada de su madre.
En vez de eso, se volvió hacia ella, como si le preguntase en silencio hacia dónde tenía que ir para continuar hablando. Ella le indicó que hacia la cocina.
-¿Tu...eres alemana, no?
-Eh, no -sacudió la cabeza, pero le sonrió-. Me mudé ahí con mi madre cuando...le pidió el divorcio a mi padre. Pero nací aquí.
-Tu padre dijo que vivías en Alemania -lucía algo confuso.
Inej se encogió de hombros.
-Vivíamos en la Alemania Oriental. Ahora es Alemania reunificada. Por la Caída del Muro y esas cosas.
Kolyma asintió lentamente. Se sacó las manos de los bolsillos, pasándoselas por los muslos tapados por el pantalón. La tensión de sus hombros no disminuyó. Ella estaba buscando en la vieja nevera para servirle algo para beber.
-Nunca he ido.
-Pues no te hagas una imagen de paraíso idílico -se rio, mirando en su dirección, viendo su expresión y lo tenso que estaba-. Tiene su encanto desde un punto de vista, pero dejaba mucho que desear. Supongo que a mi madre le gustaba porque la aceptarían ahí. Ella nació aquí y sabía que por ser rusa la tacharían de comunista en otro lugar. Fue una manera de no perder su cultura, en parte, y de que yo siguiera conectada con su cultura. Ahora que es Alemania en general las cosas han cambiado.
-¿Te gustaba este lugar?
-No tengo muchos recuerdos -reconoció, encogiéndose de nuevo de hombros. Agarró lo que buscaba de la nevera y se acercó a la pila de cubiertos limpios que acababa de fregar. Servía agua cuando Kolyma hizo un ruido raro-. A veces recuerdo cosas, pero no muchas. Son básicas y no tienen mucho contexto.
Inej le sirvió agua tras eso. Los dos se quedaron en un silencio, no incómodo, pero sí algo extraño para la conversación tranquila que habían tenido. Cosas que recordaba haberle dicho de los días que estuvo "hospitalizado" en la planta de abajo y atendido por ellas. Kolyma le había dejado hablar en todo momento, y a veces comentaba algunas cosas con lo que ella clasificaba como respuestas sinceras o "no sé qué decir respecto a eso". Le parecía gracioso cuando lo hacía. Le recordaba a ese niño tímido incapaz de hablar con las niñas y que se refugiaba cuando nevaba en los brazos de su madre.
A Inej se le escapó de los labios.
-Te recuerdo a ti -habló, en voz baja, pero sabiendo que él la escuchaba. Siempre estaba atento. Siempre la miraba con esos ojos tranquilos suyos, y otras le sonreía como Xenya cuando no comprendía a lo que se refería-. Eras muy tímido de pequeño. Creo que una vez me ayudaste cuando me caí, pero no lo recuerdo bien.
-Yo no te recuerdo, lo siento.
-Normal, no jugábamos juntos antes de irme. Llevo sin venir aquí trece años. Yo siempre estaba con las niñas cuando te ibas con tus amigos -Inej le entregó el vaso de agua. Puede que no fuera lo que esperaba, sabiendo que fuera podía hacer un clima diferente al de dentro. Pero en ese clima de verano se entendería que le diera un vaso de agua fría-. ¿Puede que os metierais en una pelea con unos niños de la ciudad porque siempre le daban una paliza a uno de tus amigos?
Kolyma lo pensó, y acabó asintiendo.
-Seguramente.
-Entonces sería muy gracioso.
-¿Por qué?
-Porque os comíais nuestros dulces después de mataros a golpes entre vosotros. Tía Katya nos enseñaba.
Kolyma no dijo nada. El único que tuvo fue un asentimiento y que se concentrase de repente en el vaso.
-¿Necesitas algo?
-No, eh, yo solo quería...
En ese momento, se escuchó el sonido de la puerta principal abriéndose. El corazón de Inej dio un vuelvo de sorpresa. Por la lentitud, debía de ser su padre. ¿Qué hacía en casa? Sus turnos duraban todo el día, a veces teniendo que quedarse en el hospital incluso. La puerta se abrió y su padre entró, con la figura de lo que fue un hombre alto y fuerte en su memoria. El chirrido señaló que la puerta se había cerrado, y los pasos acercándose indicando que se acercaba a la cocina abierta. Llevaba su bata blanca, como si no le hubiera dado tiempo a quitársela, y un maletín en mano. Sus ojos pasaron cuando los vio ahí solos de ella a Kolyma, y de Kolyma a ella.
-Papá -dijo ella-. Mira quién ha venido.
Su padre asintió lentamente, evaluando la situación en su cabeza. No debían de estar nerviosos, ¿no? No estaban haciendo nada malo. Solo conversar. Ellos solos. Ya estaba dejando su maletín sobre la mesa, quitándose la bata, para relevar una camisa planchada y unos pantalones algo desgastados.
-Ya lo veo -su tono era cortés, pero firme. Las arrugas de su rostro se movieron cuando gestualizó una expresión que no supo cómo interpretar; cejas alzadas, boca encogida, ojos muy abiertos-. ¿Qué te trae por aquí? ¿Se te ha abierto la herida?
-No. La herida está muy bien, gracias -negó él-. Tía Katya dijo que estaba sola y quería pasarme para ver si todo esta bien.
-¿Xenya?
-Dijo que estaría en casa de la tía Svetlana -se refería a la mujer que trabajaba como enfermera, pero que se había retirado cuando su hijo murió y ya no podía ejercer por su enfermedad mental. Era una buena mujer y le daba galletas a Xenya a cambio de que tocase un poco su piano, para mantenerlo activo-. ¿Está bien, no?
Su padre cabeceó una respuesta.
-Pero que muy bien.
Los ojos de su padre pasaron de Kolyma al vaso que aún tenía entre los dedos. Estaba por la mitad, y eso que se había esforzado en beberse el máximo de un sorbo. Una sonrisa asomó de sus labios.
-Tenía sed.
-Mucha -respondió ella.
Su padre asintió, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura. Estaba claro que no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones. De ninguna manera. Kolyma ya no era un niño y ambos eran adultos. Ya no era la niña que pensaba que era, era una adulta. Podía hacer lo que quisiera... Pero temía que su padre no lo viera de esa forma. O que fuera demasiado inocente para pensar alguna maldad.
Quedó claro en su respuesta.
-Es importante mantenerse hidratado.
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