#lo había planeado diferente-
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práctica pequeña con nuncaadivinaránquien
#waffle#animation#intento de animación#Lizzie prince#dc comics#no puedo creer que este sea mi primer post con ese tag#lo había planeado diferente-#dc fanart#pinche lineart todo deforme#tengo miedo de volver a publicar fanart acá aH q<q”
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Pregunta: cómo es la relación de goommigoo y pomni, cuando pomni se volvió admin algo paso con gommi el recuerda algo o nada de pomni
cuando pomni conoció a gummigoo, la situación fue levemente diferente y llegaron a convivir durante mas tiempo que en el episodio 2 una de las diferencias es que -el encuentro no fue en el capitulo 2, fue tiempo despues, cuando pomni y cainte tenian una relacion un poco cercana, lo que le permitio saber que si gummigoo entraba al circo, caine no dudaria en deshacerse de el, ella tenia planeado intentar convencerlo -pomni, llegaria a convivir mas con los amigos de gummigoo, todos terminan siento explotados por caine como en el episodio 2 ======================
When Pomni met Gummigoo, the situation was slightly different and they ended up living together for longer than in episode 2 One of the differences is that -The meeting was not in chapter 2, it was some time later, when Pomni and Caine had a somewhat close relationship, which allowed her to know that if Gummigoo entered the circus, Caine would not hesitate to get rid of him, she had planned to try to convince him -Pomni would end up living more with Gummigoo's friends, they all end up feeling exploited by Caine like in episode 2
cuando pomni se volvio admin ella podría devolverle los recuerdos a gummigoo sin embargo había pasado mucho tiempo y había pasado por muchas cosas pomni desarrollo el pensamiento de desear que sus amigos puedan ser libres gummigoo es un npc puede que este sea un pequeño spoiler pero ella decidió no revivirle los traumas, y poder darle una "vida real" ==========================
when pomni became admin she could give gummigoo back his memories however a lot of time had passed and she had been through a lot pomni developed the thought of wishing her friends could be free gummigoo is an npc this may be a small spoiler but she decided not to relive his traumas, and to give him a "real life"
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Flicker.
Logan (2017) x female reader.
Summary: Sumido en la monotonía y el enfado, sentía que ya no vivía, solo existía. Pero un día la vió, y por primera vez en mucho tiempo, encontró algo bonito y esperanzador en su vida. A pesar de sentir que no lo merece, no puede dejar de ignorarlo, actuando como un viejo amargado.
Category: Angst, Slow Burn, Forbidden Love, Emotional Struggle, Healing, Self-Discovery {TW}: Age Gap, Internal Struggle, Self-Doubt, Mentions of Violence, Isolation, Toxic Behavior, Unresolved Trauma
El sol apenas se filtraba por las grietas oxidadas de la persiana, bañando la habitación con un resplandor apagado, como si el mundo también estuviera cansado. Logan se levantó del sillón con un gruñido bajo, sintiendo cómo sus huesos protestaban con cada movimiento. No era nada nuevo. El dolor siempre estaba ahí, constante, un recordatorio de que su cuerpo seguía vivo aunque su espíritu no. Ese día no tenía nada planeado, como siempre. La rutina era una niebla pesada que lo envolvía, y Logan se había rendido a ella hacía mucho tiempo.
Había aprendido a no esperar nada de los días. Era más fácil así. Cada jornada se deslizaba como arena entre los dedos, insignificante, olvidable. Pero ese día fue distinto. Logan lo sintió primero en el aire, en cómo el viento se colaba entre las grietas de la vieja puerta del motel, trayendo consigo un aroma que no reconocía. Levantó la cabeza, frunciendo el ceño. Había algo ahí, algo diferente, como un leve cosquilleo en el borde de su conciencia. Era irritante. Molesto. Y, aun así, no pudo ignorarlo.
El motor de la vieja limusina rugió débilmente cuando Logan giró la llave. Era uno de esos días en los que su paciencia ya estaba agotada antes de siquiera empezar. Salió del motel sin mirar atrás, pero al girar hacia el estrecho estacionamiento, algo captó su atención. Ella apareció como un fantasma entre las sombras del edificio, cerrando la puerta de una habitación apenas iluminada. Llevaba un uniforme de mesera, algo arrugado, como si el día hubiese sido tan largo como el suyo. Su cabello desordenado caía sobre su rostro cansado, pero no ocultaba del todo esa belleza que parecía hecha para destacar incluso en un lugar tan miserable como aquel.
Logan se detuvo sin darse cuenta. Ella alzó la vista, y por un instante, sus miradas se encontraron. Había algo en sus ojos, una intensidad que lo atravesó. No supo si era curiosidad, desafío, o simplemente un rayo de humanidad en el lugar más inesperado. Entonces, ella sonrió, apenas un gesto, pero lo suficiente para hacer que él apartara la mirada y apretara el volante con más fuerza de la necesaria.
El plan inicial de Logan era quedarse solo unos días, lo suficiente para cumplir con los encargos de su jefe y seguir adelante. Pero las semanas comenzaron a alargarse, y la limusina se convirtió en su excusa perfecta para no pensar demasiado en el próximo paso. Aquella noche, regresó al motel tarde, cansado y con las manos aún oliendo a cuero y cigarrillos viejos. El estacionamiento estaba casi vacío, y el aire frío lo envolvió mientras se dirigía a su habitación.
Fue entonces cuando la vio de nuevo. Subía las escaleras con una bandeja en las manos, equilibrando cuidadosamente un par de platos cubiertos. Su cabello, ahora recogido, dejaba ver el cansancio en su rostro, pero también ese brillo natural que Logan había notado antes. La observó desaparecer en una de las puertas del pasillo, y algo en su interior, algo que llevaba años apagado, se agitó débilmente.
Se encerró en su habitación y dejó caer el cuerpo sobre la cama. El silencio era pesado, roto solo por el zumbido del ventilador. Sus ojos se clavaron en el teléfono de la mesita. Podría llamar a recepción, pedir algo, lo que fuera. No tenía hambre, pero quería verla otra vez, aunque fuera por unos segundos. Se frotó el rostro con las manos, sintiéndose ridículo. "Eres un viejo imbécil", murmuró para sí mismo, pero sus dedos ya estaban marcando el número.
El teléfono sonó un par de veces antes de que alguien atendiera. Logan pidió algo simple, casi al azar, solo para llenar el silencio. "Un café. Negro." Su voz salió más áspera de lo usual, como si hasta eso lo delatara. Colgó antes de arrepentirse, mirando su reflejo en el espejo del baño. Su cabello estaba enmarañado, las canas en su barba más prominentes que nunca. Soltó un bufido. "Ridículo..."
Abrió el grifo y se echó agua fría en el rostro, dejando que las gotas recorrieran su piel cansada. El frío lo despertó un poco, pero no lo suficiente para sacarlo de ese extraño nerviosismo que se había instalado en su pecho. Tomó la vieja afeitadora de su neceser, pensando que al menos podía intentar domar el caos en su barba.
Estaba terminando de arreglarse cuando un golpe seco en la puerta lo sobresaltó. Su mano tembló apenas un segundo, pero fue suficiente para que la cuchilla rozara su piel. "Mierda", murmuró entre dientes, viendo la fina línea de sangre que empezaba a formarse en su mejilla. Otro golpe, más insistente, lo hizo apresurarse. Se enjuagó rápidamente, ignorando el ardor, y salió del baño con una toalla en la mano, listo para abrir.
Logan abrió la puerta sin mucha ceremonia, todavía secándose la cara con la toalla. Ahí estaba ella, sosteniendo la bandeja con el café que había pedido, su expresión entre neutra y amable, aunque había un leve brillo de curiosidad en sus ojos al verlo. Su mirada bajó un segundo al pequeño corte en su mejilla, y luego volvió a encontrarse con la de él.
—Aquí está su café. —dijo, su voz calmada pero con un toque de cansancio que no lograba opacar lo natural de su tono.
Logan asintió, tomando la bandeja de sus manos con una torpeza que lo irritó consigo mismo. Había pasado mucho tiempo desde que alguien lo había hecho sentir así, tan expuesto.
—Gracias —murmuró, su voz más baja de lo habitual. Se detuvo un momento, buscando algo más que decir, pero las palabras no llegaban. Ella, sin embargo, no parecía apresurada por irse.
—¿Se cortó? —preguntó, señalando con un leve gesto su mejilla.
Logan llevó los dedos al corte, sintiendo el escozor. Bufó, una mezcla de vergüenza y frustración.
—Nada grave —respondió, encogiéndose de hombros.
Ella esbozó una sonrisa, una de esas que parecían a la vez ligeras y sinceras. Había algo en esa expresión que hizo que Logan desviara la mirada, incómodo con la intensidad que crecía entre ambos en ese pequeño espacio de tiempo.
—Bueno, espero que disfrute su café —añadió ella antes de dar un paso atrás, como si esperara su permiso para irse.
Pero Logan, por primera vez en años, sintió que no quería que se marchara tan pronto.
Por un momento, ninguno de los dos dijo nada. Logan seguía sosteniendo la puerta abierta, sus ojos oscuros fijos en ella, intentando descifrar qué era lo que lo tenía tan inquieto. La chica se quedó inmóvil, como si estuviera esperando algo, y luego su mirada se posó nuevamente en su mejilla. La sangre comenzaba a deslizarse lentamente hacia su mandíbula, un contraste llamativo contra su piel curtida.
Sin pensarlo demasiado, ella dio un paso adelante. —Si me deja, puedo curarlo. Podría infectarse. —Su tono era suave, pero había algo decidido en sus palabras.
Logan frunció el ceño. —No es necesario. —Su voz salió más brusca de lo que pretendía, casi un gruñido. Al instante notó cómo ella se tensaba, su incomodidad evidente en el ligero cambio de postura. Logan apretó los dientes, odiándose por su reacción.
—Perdón —murmuró, su tono más relajado ahora—. Si quieres, adelante. Pero no voy a pagarte por eso.
Ella soltó una pequeña risa, que sonó más sincera de lo que él esperaba. —No se preocupe, no voy a cobrarle. Será rápido.
Antes de que pudiera decir algo más, ella dejó la bandeja a un lado y sacó de su bolsillo un pequeño botiquín, una de esas cosas que probablemente llevaba consigo por costumbre. Logan observó cómo lo abría con movimientos precisos, y por un segundo, el silencio que se creó entre ellos no se sintió incómodo, sino extraño... casi íntimo.
Logan se sentó en el borde de la cama, sintiendo el colchón ceder bajo su peso. Ella se colocó frente a él, sacando un pequeño frasco de desinfectante y un algodón. La cercanía le resultaba extraña, incómoda y, al mismo tiempo, imposible de ignorar. Cuando el algodón presionó suavemente sobre el corte, un leve ardor lo hizo fruncir el ceño.
—¿Cómo sabes hacer esto? —preguntó, su voz ronca y algo cortante, aunque más por costumbre que por intención real.
—Estudié enfermería un par de años —respondió ella sin levantar la vista, concentrada en limpiar la herida. Sus movimientos eran meticulosos, casi profesionales, como si el tiempo no hubiera desgastado lo que había aprendido.
Logan soltó un leve bufido, más para sí mismo que para ella. — Es solo un rasguño. Ni siquiera deberías molestarte.
Ella levantó la mirada un momento, con una expresión entre curiosa y divertida. — Bueno si me molestara no te hubiera dicho de hacerlo.
El comentario lo golpeó con una especie de dulzura y ternura, y algo en su interior se revolvió. Mientras ella volvía a concentrarse en su trabajo, Logan dejó que su mirada vagara por su figura. El uniforme de mesera, a pesar de su simplicidad, se ajustaba perfectamente a su cuerpo, realzando curvas que no había notado antes.
Trató de apartar la vista, de distraerse, pero sus ojos volvían a ella casi por voluntad propia. Se maldijo en silencio por mirarla de esa manera. No era correcto, no debería hacerlo, pero había algo en ella que lo atrapaba. Una belleza natural, casi etérea, que contrastaba con el cansancio reflejado en su rostro.
Logan apretó los dientes, buscando controlar sus pensamientos. Ella no merecía ser objeto de su mirada, mucho menos de los pensamientos que empezaban a rondar en su mente.
Cuando ella terminó de limpiar y desinfectar la herida, guardó el algodón y el desinfectante con calma, sin prisa. Alzó la mirada nuevamente y, por primera vez, se permitió observarlo de cerca. La distancia entre ambos era mínima, apenas unos pasos, y eso le dio la oportunidad de notar cosas que antes no había percibido.
Las facciones de Logan hablaban de su historia. La edad era evidente en las arrugas que surcaban su frente y el contorno de sus ojos, pero había algo en esa imperfección que no resultaba desagradable. Era un rostro descuidado, sí, marcado por el tiempo, pero eso le daba un atractivo particular, casi crudo, como si llevara consigo la esencia de alguien que había vivido más de lo que deseaba.
Y luego estaban sus ojos. De un tono verdoso ya casi cafés, pero profundamente expresivos, como un reflejo de todo aquello que no se atrevía a decir. Era fácil perderse en ellos, y por un instante, ella lo hizo. Se dio cuenta de que estaba mirándolo más de la cuenta y sonrió, un gesto pequeño, casi tímido, como si intentara disimular su distracción.
Logan, que había estado evitando fijar la mirada en ella, notó el cambio. Ese pequeño gesto, esa sonrisa, lo dejó inquieto. No sabía qué significaba, pero podía sentir cómo el ambiente entre ellos se volvía más pesado, más difícil de ignorar.
—Listo —dijo ella, su voz suave, como si no quisiera romper del todo el momento—. Eso debería bastar, pero si siente que molesta más tarde, avíseme.
Sin darse cuenta, su mirada volvió a encontrarse con la de él, y ambos quedaron atrapados en ese intercambio silencioso, donde las palabras no eran necesarias.
Ella se giró hacia el pequeño cesto de basura junto a la cama para tirar los restos del algodón y el envoltorio del desinfectante. Al inclinarse un poco, algo captó su atención: una placa metálica sobresalía entre los desperdicios. Estaba sucia y algo desgastada, pero claramente visible. Al mirarla con más detalle, pudo leer un nombre grabado en ella: Logan.
Se enderezó lentamente, sosteniendo la placa entre sus dedos. Había algo en ese objeto, en su peso y en la frialdad del metal, que parecía contar una historia. Giró hacia él, levantándola apenas para que la viera.
—¿Es suya? —preguntó con curiosidad, sus ojos fijos en los de él.
Logan la miró, y algo en su expresión cambió. No era exactamente enojo, pero había una dureza en su rostro, como si esa pequeña placa desenterrara algo que prefería mantener enterrado. Se puso de pie, acercándose para tomarla de su mano con cuidado, casi con reverencia.
—Sí —respondió después de un momento, su voz baja y áspera. Guardó la placa en el bolsillo de su chaqueta sin añadir nada más, como si eso bastara para cerrar el tema.
Ella lo observó en silencio, notando cómo apretaba los labios, claramente incómodo con la situación. No quería insistir, pero la curiosidad seguía latiendo en su interior. Había algo en él, algo más allá de lo que dejaba ver.
—Es un bonito nombre —dijo finalmente, rompiendo el silencio.
Logan dejó escapar un leve bufido, más una reacción automática que algo genuino. —Bonito, tal vez. Pero eso no significa nada.
El peso de sus palabras cayó entre ellos como una barrera, pero ella no retrocedió. En cambio, volvió a esbozar esa pequeña sonrisa que, por alguna razón, comenzaba a desarmarlo.
Ella observó la taza de café sobre la mesita de noche, ahora casi fría, con una ligera mueca de desaprobación. Se acercó a la mesa y la señaló suavemente.
—Seguro ya se enfrió, pero... cuando quiera, puedo traerle otro. —El tono de su voz, aunque casual, llevaba algo más. Un leve matiz que parecía sugerir que, tal vez, habría un segundo reencuentro, algo más que una simple visita ocasional.
Logan la miró en silencio, sin saber si debía responder o simplemente dejar que esas palabras se quedaran en el aire. Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, ella ya estaba de pie, recogiendo sus cosas con movimientos tranquilos.
—Bueno, ya me voy. —Su voz, ahora más suave, apenas un susurro, se despidió con una ligera sonrisa antes de dar un paso atrás, dejando el espacio entre ellos aún más palpable.
Logan la observó irse, el sonido de sus pasos desapareciendo en el pasillo, pero algo en la atmósfera había cambiado. Él se quedó allí, sentado en la cama, con la mente revuelta por esa última frase, por la insinuación que ella había dejado flotando entre ellos.
No estaba seguro de lo que realmente había querido decir, pero algo en su interior le decía que no era algo que pudiera ignorar tan fácilmente.
Con un suspiro, miró la taza de café y luego, sin darse cuenta, pasó su mano por su barba canosa, reflexionando en silencio sobre todo lo que había sucedido.
Los días transcurrieron lentamente para Logan. A veces, mientras caminaba hacia su trabajo o cuando estaba de regreso en el motel, veía a la chica pasar. Él la reconocía al instante, por su paso ligero, por esa sonrisa que le dirigía cada vez que sus miradas se cruzaban, una sonrisa que él no sabía si correspondía a un simple gesto o a algo más. A veces, cuando la veía, se debatía con la idea de llamarla de nuevo, de romper el silencio que se había interpuesto entre ellos después de su última conversación. Pero siempre, al final, se mantenía firme, alejándose del impulso.
Se decía a sí mismo que ya estaba demasiado grande para estos juegos, para las complicaciones emocionales que una chica como ella podría traer. Se sentía como si estuviera demasiado lejos de ese mundo, como si los años que había vivido lo hubieran colocado en un sitio donde las cosas simples, las sonrisas y los reencuentros, ya no tenían cabida. Y, sin embargo, había algo en ella que lo llamaba, algo que le hacía dudar, que lo hacía sentirse vulnerable de una manera que no quería aceptar.
Cada vez que ella le sonreía desde lejos, él desviaba la mirada y apretaba los dientes, como si esa pequeña muestra de amabilidad fuera una tentación demasiado peligrosa. La idea de acercarse a ella lo incomodaba, pero la atracción que sentía hacia ella seguía ahí, oculta bajo capas de indiferencia y autocompasión.
Logan suspiraba, sintiendo el peso de su indecisión. Si bien su mente le decía que lo mejor era seguir ignorándola, algo dentro de él comenzaba a desear lo contrario. Pero esa lucha interna no parecía tener fin.
Una noche, después de un largo día de trabajo al volante, Logan decidió entrar al pequeño restaurante del motel. No era su primera opción para cenar, pero el hambre y el cansancio lo convencieron de que no había tiempo para buscar algo mejor. El lugar era modesto, con mesas de madera gastada y una iluminación cálida, pero tenue. Apenas cruzó la puerta, sus ojos la encontraron.
Allí estaba ella, moviéndose con soltura entre las mesas, una bandeja en equilibrio sobre una mano mientras entregaba pedidos con una sonrisa tan natural como desarmante. Llevaba el mismo uniforme de mesera que había notado días atrás, ceñido a su figura de manera sencilla pero que lograba llamar su atención sin esfuerzo.
Logan pensó en girarse y salir, pero antes de que pudiera reaccionar, ella lo vio. Su mirada se encontró con la de él, y esa sonrisa que tanto intentaba ignorar apareció de nuevo, iluminando su rostro.
—¡Bienvenido, Log! —dijo con una entonación juguetona y carismática, haciendo que su nombre sonara más familiar de lo que a él le gustaría.
Logan arqueó una ceja, cruzando los brazos mientras ella pasaba a su lado con la bandeja en alto. Esa informalidad lo tomó por sorpresa, pero algo en su tono, en la forma despreocupada en que lo dijo, lo desarmó más de lo que quería admitir.
—¿Así me llaman ahora? —respondió, su voz más áspera de lo que pretendía, aunque con un leve atisbo de humor.
Ella se detuvo por un momento, girándose hacia él con una sonrisa aún más amplia. —¿Prefiere que le diga "señor Logan"? —preguntó, inclinando la cabeza con un toque de ironía.
Él negó con la cabeza, soltando un suspiro y acercándose a una mesa vacía. —No me llames nada, solo haz tu trabajo.
—Como diga, señor. —Guiñó un ojo antes de girarse y seguir con su camino, dejando a Logan allí, sintiendo que algo en su interior se revolvía.
Logan comió en silencio, intentando ignorar las miradas furtivas que ella le lanzaba entre mesas mientras seguía atendiendo. El restaurante se fue vaciando poco a poco, y para cuando terminó su plato, el ambiente se había vuelto más tranquilo, casi íntimo. Se levantó de su asiento, llevando consigo el plato vacío hacia el mostrador, donde ella estaba ocupada anotando algo en una libreta.
—¿Todo bien con la comida? —preguntó ella, mirándolo con una sonrisa amable.
—Sí, estuvo bien. —Logan dejó el plato en la barra y sacó la billetera para pagar.
—¿Algo más para esta noche? —su voz tenía ese tono que empezaba a reconocer: ligero, despreocupado, pero con un trasfondo que lo hacía sentir bajo un reflector.
Logan titubeó un momento antes de decir: —Un café.
Ella asintió, girándose para prepararlo. —¿Lo quiere aquí o... prefiero llevárselo a su habitación? —El guiño que acompañó la pregunta era sutil, pero lo suficientemente evidente como para que él lo notara.
Se aclaró la garganta, desviando la mirada mientras sacaba un billete del bolsillo. —A la habitación, por favor.
—Como diga. —Ella tomó el dinero y se lo guardó con rapidez, mientras llenaba una taza humeante con café recién hecho. —Estará allí en un minuto.
Logan asintió y se dirigió hacia la salida del restaurante, sintiendo cómo su presencia lo seguía como una sombra cálida. Cada vez que interactuaban, la barrera que había intentado construir entre ellos parecía desmoronarse un poco más, y no estaba seguro de si debía resistirse o simplemente dejarse llevar.
Unos minutos después, el sonido de un golpe suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Logan se levantó de la cama, ajustándose la camisa por puro reflejo antes de abrir. Allí estaba ella, con su sonrisa inconfundible y, para su sorpresa, sosteniendo no una, sino dos tazas de café en una pequeña bandeja.
—¿Dos cafés? —preguntó él, arqueando una ceja mientras sus ojos pasaban de las tazas a su rostro.
Ella le devolvió una mirada despreocupada, como si su elección fuera lo más natural del mundo. —Pensé que tal vez le vendría bien algo de compañía. —Levantó un poco la bandeja con una sonrisa ladeada.
Logan suspiró, cruzando los brazos mientras evaluaba la situación. No estaba acostumbrado a que alguien tomara ese tipo de iniciativas con él, y mucho menos de esa manera tan directa.
—¿Así de simple, eh? —murmuró, aunque no pudo evitar que un leve tono de curiosidad se filtrara en su voz.
—Así de simple. —Ella dio un paso al frente, dejando la bandeja sobre la mesita junto a la puerta, y luego se giró hacia él. —Pero si prefiere estar solo, puedo irme.
Logan negó lentamente con la cabeza, cerrando la puerta detrás de ella. —No es eso... Solo no estoy acostumbrado.
—Bueno, entonces será una experiencia nueva. —Le tendió una de las tazas antes de tomar la suya propia y darle un sorbo, manteniendo sus ojos en él con una mezcla de desafío y calidez.
El silencio que siguió no fue incómodo, sino denso, lleno de esa tensión inexplicable que parecía surgir cada vez que estaban cerca. Logan tomó su taza, sin apartar la mirada de ella, sintiendo que algo en su interior cedía poco a poco.
Tomó un sorbo de su café, dejando que el calor recorriera su garganta antes de fijar su mirada en ella. Había algo en su actitud, en su forma de moverse con tanta naturalidad, que lo descolocaba. Y esa sonrisa, siempre ahí, como si supiera algo que él no.
—¿No te molesta? —preguntó de pronto, rompiendo el silencio.
Ella frunció ligeramente el ceño, confundida. —¿Qué cosa?
Logan apoyó la taza en la mesita, cruzando los brazos mientras sus ojos vagaban por el suelo, buscando las palabras. —La diferencia de edad.
Ella lo miró, sus labios curvándose en una sonrisa suave. Se recargó en el marco de la ventana, sosteniendo su taza entre las manos.
—¿Por qué debería molestarme? —respondió con un tono despreocupado.
—No sé… —Logan se encogió de hombros, su voz grave cargada de una mezcla de inseguridad y escepticismo. —Podrías pensar que es raro. Que no tiene sentido.
Ella dejó la taza sobre el alféizar y lo miró directamente, con una intensidad que lo hizo sentir expuesto. —Creo que lo único raro sería que tú te lo creyeras.
Logan se quedó en silencio, sin saber qué responder. Había esperado una respuesta diferente, quizás algo más superficial o distante, pero sus palabras lo golpearon con una fuerza inesperada.
—Además —añadió ella, con un toque de diversión en su voz—, no es como si yo estuviera aquí preocupándome por lo que piensen los demás.
Él soltó una risa baja, seca, mientras sacudía la cabeza. —Tienes una manera de simplificar las cosas.
—A veces la vida es más simple de lo que queremos admitir, Log. —Su voz se suavizó al decir esto, y esa familiaridad al usar su nombre volvió a desarmarlo.
El silencio volvió a llenar la habitación, pero esta vez no era incómodo. Era como si cada palabra dicha antes hubiera dejado una marca en el aire. Ella dio un paso hacia él, su mirada clavada en la de Logan, llena de algo que él no supo interpretar del todo: curiosidad, ternura, quizá incluso desafío.
Sin pensarlo demasiado, ella levantó una mano y la posó suavemente sobre su mejilla. Sus dedos rozaron la barba áspera, canosa, deteniéndose apenas para sentir la textura.
—¿Siempre has sido tan terco? —preguntó, su voz apenas un susurro mientras lo miraba, como si quisiera desentrañar lo que se escondía detrás de esos ojos.
Logan no se movió al principio, su cuerpo rígido como una roca bajo el toque de ella. Su mirada bajó hacia la de ella, capturando cada detalle de su rostro: la curva de sus labios, el brillo en sus ojos, la calidez en su expresión. Algo dentro de él pareció tambalearse.
Pero entonces, con un leve movimiento, Logan se apartó. No fue brusco, pero sí lo suficiente para marcar una distancia.
—No deberías hacer eso. —Su voz sonó más dura de lo que había planeado, aunque el peso de sus propias palabras le cayó encima como una losa.
Ella bajó la mano lentamente, sin dejar de mirarlo. Había algo en su mirada, una mezcla de decepción y comprensión, que lo hizo sentirse peor.
—¿Por qué no? —preguntó, sin reproche, solo curiosidad genuina.
Logan negó con la cabeza, llevándose una mano a la nuca mientras se giraba ligeramente hacia la ventana. —Porque no soy alguien con quien debas involucrarte.
Ella dejó escapar una risa suave, como si esa respuesta no fuera suficiente para disuadirla. —Tal vez no me corresponde a ti decidir eso.
Él no respondió, permaneciendo con la mirada fija en la ventana. Había algo en su postura que parecía cargado de peso, como si llevara años arrastrando una batalla interna que no podía ganar.
—Bueno... —dijo ella después de un momento, retomando su tono ligero. — si necesitas algo más, ya sabes dónde encontrarme.
Cuando ella se giró para dirigirse hacia la puerta, Logan sintió un impulso que no pudo controlar. Dio un paso adelante y, con una mano firme pero cuidadosa, sujetó su brazo, deteniéndola en seco. Ella lo miró sorprendida, con los ojos amplios y curiosos.
—Espera. —Su voz sonó grave, cargada de algo que ni él mismo podía identificar del todo. Se quedó mirándola por un momento, como si buscara algo en su rostro, algo que pudiera explicar lo que estaba ocurriendo. — No lo entiendo, ¿si? ¿Qué ves en un viejo molesto y amargado como yo?
Ella parpadeó, el asombro suavizándose en una expresión de ternura que él no pudo entender. No había burla, ni lástima, ni duda en su mirada, solo una calidez que lo desarmaba por completo.
—Veo mucho más que eso, Logan. —Su voz era baja, sincera, cada palabra parecía elegida con cuidado.
Logan frunció el ceño, sin apartar los ojos de ella. —No entiendo.
Ella sonrió, ladeando la cabeza ligeramente mientras lo estudiaba. —Eso es porque tú mismo te has convencido de que no hay nada más en ti. Pero yo veo a alguien que, a pesar de todo, sigue adelante. Alguien que ha vivido más de lo que probablemente quiera admitir, y que, aunque intente esconderlo, todavía tiene algo bueno ahí dentro.
Logan se quedó callado, sus dedos aún aferrados a su brazo, aunque sin apretar. Sus palabras lo atravesaron como un golpe, porque no estaba acostumbrado a que alguien lo mirara de esa manera. Para él, su reflejo siempre había mostrado a alguien cansado, roto, un cascarón del hombre que alguna vez fue.
Ella, en cambio, lo miraba como si hubiera algo más, algo que él mismo había olvidado hacía tiempo.
—No soy ese tipo de hombre. —Su voz salió más suave, casi un susurro, como si estuviera admitiendo una derrota que llevaba tiempo evitando.
—Tal vez no lo eres para ti, pero eso no significa que no puedas serlo para alguien más. —Ella se inclinó un poco hacia él, sus ojos buscando los suyos con una determinación dulce y firme.
Por un segundo eterno, Logan no supo qué decir ni cómo moverse. Entonces, soltó su brazo lentamente, sus dedos dejando su piel con un cuidado que no se correspondía con la fuerza que él creía tener.
—Debería irme. —Ella rompió el momento con una sonrisa ligera, y aunque parecía que quería quedarse, dio un paso atrás hacia la puerta. Logan sintió una urgencia desconocida que lo hizo actuar antes de pensarlo.
—No. —La palabra salió de sus labios en un susurro áspero, como si cargara más peso del que él mismo entendía.
Ella se giró a mirarlo, sus ojos reflejando sorpresa y curiosidad, pero no tuvo tiempo de responder. Logan dejó que su mano se deslizara de su brazo hacia su cintura, con una firmeza que no era brusca, pero sí lo suficientemente decidida como para dejar claro que no quería que se fuera.
El contacto hizo que ella contuviera el aliento, no porque fuera incómodo, sino porque la diferencia en sus cuerpos era innegable. Su mano era grande y áspera, contrastando con su figura más delicada, y la manera en que la acercó hacia él la dejó momentáneamente sin palabras.
—¿Qué haces? —preguntó ella en un susurro, su voz quebrándose apenas al sentir la proximidad.
—No lo sé. —La sinceridad en su respuesta la desarmó, y durante un segundo largo se quedaron así, mirándose tan cerca que cada respiración parecía compartida.
Ella no intentó alejarse, aunque su mente le decía que tal vez debería. Algo en la intensidad de sus ojos, en la vulnerabilidad que escondían, la mantuvo allí, atrapada en ese instante que parecía detener el tiempo.
Logan se inclinó un poco más, su mirada vagando entre sus ojos y sus labios, pero antes de que pudiera hacer algo más, una chispa de razón lo golpeó. Se apartó con un movimiento torpe, liberándola de su agarre y girándose hacia el costado, frotándose la nuca con una mezcla de frustración y autodesprecio.
—Lo siento. No debí... —murmuró, su voz más baja, como si hablara consigo mismo.
Ella se quedó quieta, su corazón latiendo con fuerza mientras lo miraba. Logan levantó la vista hacia ella, confundido por su dulzura, pero no dijo nada. Ella esbozó una pequeña sonrisa, inclinándose hacia la puerta para abrirla, aunque esta vez lo hizo con lentitud, como si le diera una última oportunidad de decir algo más.
Ella ya había dado un paso hacia la puerta, pero algo en su interior la hizo detenerse. Giró lentamente, y esta vez fue ella quien tomó la iniciativa. Con una suavidad inesperada, deslizó su mano sobre la de Logan, que aún estaba cerca, y la guió de nuevo hacia su cintura.
Él no se resistió, sorprendido por su gesto, y dejó que su mano descansara allí, sintiendo el calor de su cuerpo a través de la tela del uniforme. Ella se acercó un poco más, sus ojos clavados en los suyos con una intensidad que desarmaba cualquier argumento que Logan pudiera haber tenido para detener aquello.
—No pienses tanto. —Su voz fue apenas un susurro, casi una súplica, mientras mantenía su mirada fija en él.
Logan respiró hondo, luchando contra todas las barreras que había construido durante años, pero cuando ella se inclinó levemente hacia él, algo en su interior se rompió. No había nada más que aquel momento, y por primera vez en mucho tiempo, decidió ceder.
Se inclinó hacia ella, su rostro acercándose lentamente mientras su mano en su cintura la acercaba aún más. Cuando sus labios finalmente se encontraron, fue un roce suave al principio, una prueba tímida, como si ambos estuvieran descubriendo algo que no sabían que necesitaban.
Pero la presión aumentó, y el beso se volvió más decidido, más cargado de emociones que ninguno de los dos podía verbalizar. Las manos de ella subieron instintivamente hacia su rostro, acariciando su barba con ternura, mientras él la sostenía con firmeza, como si temiera que ella pudiera desvanecerse si la soltaba.
Cuando finalmente se separaron, sus respiraciones estaban entrecortadas, pero ninguno se apartó del todo. Sus frentes se apoyaron, sus miradas entrelazadas en el silencio que seguía cargado de significado.
Logan la observó en silencio durante un segundo eterno, como si estuviera buscando algo en sus ojos que le diera el permiso que, en realidad, ya le había dado. Finalmente, sin decir nada más, se inclinó de nuevo hacia ella, esta vez con más firmeza, dejando que sus manos descansaran completamente en su cintura, afianzando el contacto.
El beso llegó con una intensidad distinta, más segura pero aún contenida, como si estuviera tratando de equilibrar lo que sentía con lo que creía que debía hacer. Sus labios encontraron los de ella en un choque suave pero decidido, explorando con más tiempo, con más necesidad.
Ella correspondió al instante, sus manos subiendo otra vez hacia su rostro, acariciándolo mientras se entregaba al momento. Logan la sostuvo más cerca, sus dedos presionando ligeramente en su cintura, como si quisiera memorizar el tacto de su piel bajo sus manos.
Fue entonces cuando dejó que su lengua se deslizara, probando con cuidado, esperando alguna señal. Ella la dio al instante, abriéndose a él con la misma disposición, y el beso se volvió más profundo, más cargado de emociones que ambos habían intentado ignorar hasta ahora.
Su sabor era un contraste perfecto con la aspereza de la barba que rozaba sus labios, una mezcla que la hizo suspirar contra su boca, enviando una corriente por el cuerpo de Logan que lo llevó a intensificar el beso, pero sin dejar que se volviera apresurado o desesperado.
Sus manos en su cintura parecían anclarla, y cada movimiento de sus labios y su lengua era una mezcla perfecta de control y pasión. Cuando se separaron, fue apenas por segundos, solo para tomar aire antes de que sus frentes volvieran a juntarse.
Logan cerró los ojos, todavía sosteniéndola cerca, mientras su respiración entrecortada hablaba de todo lo que no se atrevía a decir en palabras. Ella sonrió suavemente, acariciando su mejilla con el pulgar, permitiéndose disfrutar de aquel momento que parecía suspendido fuera del tiempo.
—Esto no estaba en mis planes. —Su voz ronca rompió el silencio, pero no se alejó ni un centímetro de ella.
—A veces, lo mejor no necesita estarlo. —Ella respondió con una dulzura que él apenas podía comprender, dejando que sus palabras calaran profundo.
Ella lo miró con una mezcla de decisión y ternura, dejando que sus manos se apoyaran suavemente en su pecho. Luego, sin romper el contacto visual, lo empujó con suavidad hacia el borde de la cama. Logan, sorprendido, dejó que lo guiara hasta sentarse, el colchón cediendo bajo su peso mientras su mirada permanecía fija en ella, tratando de descifrar sus intenciones.
Antes de que pudiera procesarlo del todo, ella se colocó en su regazo con una confianza que lo desarmó, sus piernas descansando a ambos lados de las suyas. La cercanía lo envolvió por completo, y el calor de su cuerpo hizo que olvidara cualquier excusa que podría haber intentado plantear.
Logan tragó con dificultad, sus manos temblando por un momento antes de apoyarse en sus caderas, como si necesitara asegurarse de que aquello era real. Ella sonrió, una expresión suave que contrastaba con la intensidad del momento, y sus dedos encontraron su lugar nuevamente en su rostro, acariciando su barba con una dulzura que él no estaba acostumbrado a recibir.
—No pensé que te dejarías llevar tan fácil, viejo gruñón. —Su voz tenía un deje juguetón, pero también una calidez que lo hizo sentir algo más que vulnerable.
Logan soltó un resoplido, medio riéndose, medio intentando mantener su fachada de dureza, pero sus ojos delataban la tormenta de emociones que ella había desatado en él.
—Y yo no pensé que fueras tan atrevida. —Su voz era grave, más baja de lo habitual, mientras sus manos apretaban ligeramente sus caderas, explorando el peso de ella sobre él con una mezcla de necesidad y autocontrol.
Ella inclinó la cabeza, sus labios a apenas centímetros de los suyos, y el silencio que los envolvía era denso, cargado de una tensión que ninguno parecía dispuesto a romper.
—Tal vez solo necesitabas a alguien que te recordara cómo es vivir un poco. —La respuesta salió de sus labios con una suavidad que lo desarmó por completo, y antes de que pudiera responder, ella se inclinó para reclamar sus labios en un beso que esta vez fue lento pero profundamente apasionado.
Logan correspondió sin dudar, sus manos afianzándose en su cintura mientras la sostenía más cerca, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. La intensidad del beso creció, sus movimientos coordinados en un vaivén que parecía borrar cualquier barrera entre ellos.
El aire se volvió pesado, cargado de emociones y deseos reprimidos durante demasiado tiempo. Y mientras sus bocas exploraban, Logan se dio cuenta de algo que lo asustó y lo reconfortó al mismo tiempo: hacía años que no sentía algo así.
Mientras sus cuerpos se movían al unísono, ella no pudo evitar moverse con un leve vaivén, un movimiento que se hizo más pronunciado sin que siquiera lo notara. Logan, al sentirlo, no pudo evitar dejarse llevar, sus manos deslizándose suavemente por su espalda, explorando la figura de ella con una delicadeza inesperada. El roce de sus dedos sobre su ropa era casi como una caricia, como si estuviera temeroso de hacer cualquier cosa que pudiera romper la atmósfera que se había creado entre ellos.
Logan comenzó a recorrer la línea de su cintura, siguiendo el contorno de su figura con cuidado, sintiendo la suavidad de su piel debajo de las telas. Cada movimiento de ella hacía que el deseo creciera, pero también que se diera cuenta de la vulnerabilidad en él, una que no quería reconocer, pero que estaba allí, palpable en el aire.
El contacto de sus manos era firme pero no posesivo, como si quisiera que ella entendiera que, aunque la atracción entre ellos fuera innegable, aún había algo más: respeto, paciencia. Cada vez que sus dedos pasaban cerca de su piel, él casi podía escuchar su respiración entrecortada, y eso solo lo impulsaba a ser más suave, más consciente de su cuerpo sobre el suyo.
Ella cerró los ojos por un momento, disfrutando de la suavidad con que él la tocaba, pero también de la extraña mezcla de sensaciones que provocaba en ella. No podía dejar de pensar que aquello era tan real, tan auténtico, y no importaba cuánto tratara de resistirse, se sentía completamente conectada a él.
Logan se detuvo por un segundo, sus dedos rozando el costado de ella, casi como si estuviera preguntando si podía continuar, pero en lugar de palabras, fue el gesto de ella, una pequeña inclinación hacia él, lo que lo hizo seguir.
El roce de su mano subió por su espalda, a la base de su cuello, donde sus dedos se enredaron suavemente en algunos cabellos sueltos. Los ojos de Logan se encontraron con los de ella, y por un instante, todo lo que podían sentir era la conexión pura entre ambos. Sin decir una palabra, él la sostuvo un poco más fuerte, mientras sus labios se acercaban nuevamente, buscando el contacto que ambos sabían que no podían evitar más.
La sensación de sus cuerpos tan cerca, el calor de sus pieles y la suavidad de sus movimientos era todo lo que existía, todo lo que necesitaban. Y por fin, cuando sus labios se encontraron de nuevo, fue un beso que selló algo mucho más profundo que solo deseo: una conexión que, de alguna manera, ambos sabían que podría cambiar todo lo que habían conocido hasta ese momento.
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“Un viaje a París” 6
Notas:
Capítulo: 6/12 Anterior Siguiente (Primero). Version on English
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Capítulo 6: “Introduciendo akumas”
Marinette sacudió su vergüenza, ahí habrá tiempo para asustarse sobre eso después, ahora mismo, ella tenía un trabajo que hacer.
–¡Oh, no!– Marinette gritó, revisó su celular. –¡Hay una akuma cerca!– Volteó a sus amigos-o, en vez, amigos temporales… ella sabía que ellos sólo estaban aquí de vacaciones. –Deberían quedarse aquí, será seguro.
–¿Seguro de qué? ¿Qué es un akuma?– preguntó Jazz. Ella no recordaba leer nada sobre eso, y ella ha hecho un montón de investigación antes de venir.
–Oh, um, bueno una akuma es una persona…– Marinette comenzó. Danny levantó una ceja. Ella no había planeado tener que explicar esto hoy, y estaba haciendo un trabajo pobre de eso. –Bueno, una persona poseía-
–Espera, ¿quieres decir como “overshadowed”? Sam preguntó lo que los tres Amity Parkers estaban pensando. Ella no pensó que el sentido fantasmal de él se hubiera disparado, pero no podrían estar muy cuidadosos.
–¿”Over– ”qué?– preguntó Marinette, confundida, esa no era una palabra en inglés que supiera. Ella sacudió su cabeza, –No, no lo creo… es más controlado por, como si a alguien le hubieran lavado el cerebro.– De ahí recordó que “poseído” podría significar algo totalmente diferente para ellos que lo hace a ella.
–Eso es horrible,– Jazz comentó con una mirada compasiva. Sabiendo que era hecho por un humano a otro lo hacía peor en su libro.
–Eso es, es por eso que es mejor quedarse adentro, y dejar a Ladybug y Chat Noir hacer su trabajo. Ellos la defenderán, ¡no se preocupen!– dijo Marinette. Su sonrisa era un poco demasiado amplia, estrechada delgada. Ladybug salvará el día, pero primero necesitaba salir y transformarse en Ladybug. Ella sólo tenía que descubrir cómo escurrirse de ellos.
–Marinette tiene razón,– dijo Sabine. –Nuestra política de seguridad de la tienda incluye clientes en estos casos de emergencias. Por favor quédense dentro de la tienda.– Su acento era más fuerte que el de Marinette pero ellos podían entender su inglés lo suficiente bien.
–Okay…– dijo Danny dudosamente. Él no pensó que podría hacer mucho en contra de un akuma. Hasta donde él sabía ellos eran sólo personas, personas controladas mentalmente pero aún personas, tan mal como eso sonara. Y aunque quizás le estaba matando por dentro de saber más al respecto así podría al menos intentar ayudar, con Jazz y Sam e incluso los Parisinos tan cerca, no estaba por transformarse en fantasma.
–Bien,– dijo Tom, asintiendo con la cabeza con aprobación. Nunca le gustó cuando Alya iba a filmar las batallas y le gusta muchísimo menos cuando su hija toma el riesgo también. Aunque normalmente Marinette estaba tratando de detener a Alya.
Otra explosión sacudió la panadería. Los pasteles rebotaron de sus demostradores y algunos se acumularon en el borde de los contenedores. Las cosas se estaban cayendo de las repisas, todo estaba fuera de lugar. Todos en la panadería corrieron por la cobertura, y Marinette tomó la oportunidad para escapar y “esconderse” en la casa en vez de la tienda.
Ella no perdió más tiempo, rápidamente transformándose en Ladybug y balanceándose fuera de una ventana. Con la ayuda de su confiable yo-yo ella hizo su camino al techo. Una vez ahí, encontró a Chat Noir, quién estaba ya mirando al villano e intentando entender la situación.
Mientras tanto, dentro de la panadería, Danny estaba tratando de ver que estaba pasando desde una ventana ya que el ataque no estaba tan lejos. Sam se paró junto a él, una mano gentil en su hombro para mantenerlo calmado. Incluso aunque él nisiquiera sabía si él podría hacer algo contra un ‘Akuma', él estaba seguro que aún había alguna manera que él podría ayudar.
Jazz estaba viendo a su pequeño hermano desde más adentro en la tienda, ella podría decir que le estaba picando el querer salir de ahí y ayudar, eso estaba en su naturaleza. Ella conocía a su hermanito, si las cosas se ponían lo suficientemente mal, él iba a intentar su mejor en ayudar, incluso si eso quiere decir romper su promesa.
La pelea se ha acercado aún más cerca a la panadería y eso no estaba ayudando el estrés de Danny, él sabía que podría intentar ayudar, pero no quería romper su promesa o exponerse a sí mismo.
De ahí cuando nadie se lo esperaba, la pelea se acabó. Tan rápido como comenzó, terminó.
Tan pronto como Ladybug encontró a Chat Noir, él le dijo que era lo que había visto y ella sabía exactamente qué hacer. La akuma era un contractor de demoliciones a quién despidieron por el uso de prácticas inseguras. Su jefe dijo que él estaba usando muchos explosivos, pero él tenía un plan, no era su culpa que a los de arriba no les gustara. Él estaba lanzando bombas por toda la ciudad, destruyendo un montón de edificios, cuando Ladybug y Chat Noir lo encontraron. Usando su asombroso trabajo en equipo, el par de héroes rápidamente encontraron el akuma escondido en un control detonador y pusieron un final a su alboroto. De ahí Ladybug lanzó su cura milagrosa y todo regresó a la normalidad.
De vuelta en la panadería, Tom y Sabine estaban sonriendo a las caras sorprendidas de los extranjeros. Ellos se han vuelto tan acostumbrados a los ataques de akumas que era casi normal para ellos. Ha sido bonito de ser recordados de lo mágico que todo era en realidad.
Danny, Sam, y Jazz estaban más que un poco sorprendidos cuando todo de la nada regreso tan bueno como nuevo, los dulces caídos estaban de vuelta en las repisas, las sillas volteadas estaban puestas correctamente, y ellos podían ver los edificios previamente dañados desde la ventana con no una marca en ellos. Como si el akuma nunca hubiera pasado.
No fue mucho hasta que Marinette estaba de vuelta abajo y estaba tan entretenida por su choque como sus padres. Los tres parisinos explicaron a sus invitados que siempre era así para ellos. Un akuma destruiría casi todo en su camino, y de ahí cuando Ladybug con su Magia Miraculous lo restaura todo. ¡Bueno como nuevo!
Danny silenciosamente deseaba que eso fuese algo que él pudiese hacer de vuelta en casa, quizás ahí la gente no lo culparan por el daño propietario.
Era en ese momento que el estómago de alguien gruñó y los chicos de Amity Park de repente se dieron cuenta que tan hambrientos estaban.
–Wow, ¿es en realidad tan tarde?– Danny se preguntó en voz alta. Chequeó la hora en su teléfono; incluso sin proveedor local de servicio, la hora aún estaba correcta.
–Tú siempre estás pensando con tu estómago, ¿verdad?– dijo Sam. Ella se rió y le dio una sonrisa burlona. Incluso aunque ella también estaba hambrienta, ella no lo iba a admitir. Las horas en realidad habían volado.
–Vamos a encontrar algo de comer, es casi la hora del almuerzo,– Jazz sugirió. Ella miró alrededor a la familia Dupain-Cheng, –Marinette, gracias por todos los consejos,– ella levantó el cuaderno de notas donde ha escrito todo, –Y gracias, Sabine y Tom, por dejarnos quedar aquí durante el ataque del akuma. ¡Nosotros nunca hemos visto nada como eso antes!
–¡De nada! –respondió Marinette con una gran sonrisa. Ella estaba más que feliz de saber que todo estaba saliendo bien para los extranjeros.
–¡Me alegro de saber que nuestra hija les ha ayudado a ustedes chicos tanto! ¡Diviértanse en sus vacaciones y por favor regresen!– dijo Sabine, ella envolvió un brazo alrededor de su esposo y los dos sonrieron orgullosamente a los chicos.
–¡Lo haremos!– dijo Jazz, sonriendo grande de vuelta. Era un buen lugar, y ellos pueden regresar por dulces a cualquier hora durante su estadía.
Y así, simplemente así, Jazz, Danny y Sam se despidieron con la mano a sus nuevos amigos y se dirigieron al sol parisino una vez más. Ellos han pasaron por unas tiendas y restaurantes temprano y Marinette les ha dicho donde ellos pueden tener el almuerzo a un buen precio. El restaurante al que terminaron yendo no era el más barato que vieron, pero al menos estaba en el presupuesto del día.
Justo cuando estaban terminando el almuerzo, sus teléfonos Fenton sonaron. Eran Jack y Maddie llamando para chequear en ellos porque habían aprendido sobre el ataque akuma. Ellos sabían que los chicos podrían manejarse a sí mismos en situaciones peligrosas, pero igual se preocupaban. Además, su curiosidad estaba alta.
Una vez que los adultos terminaron de salpicándolos de preguntas, los chicos tomaron turnos diciéndoles sobre lo que pasó, Danny explicó que no, él no usó sus poderes, y no, él no tiene ni una pista de qué fue eso, y sí, ellos estaban todos bien. De ahí Jazz se hizo cargo de la historia y explicó cómo y porqué terminaron escondiéndose en una panadería de todos los lugares. Sam completó la explicación, diciendo que parece ser como magia de algún tipo, al menos eso es lo que los parisinos creen.
Jack y Maddie estaban alegres de escuchar que los chicos estaban bien y no habían tenido ningún problema serio. Era suficiente fastidio lidiar con seguro de vuelta en casa, ellos realmente no lo querían hacer aquí. Tanto como la posibilidad de magia, el lado científico de ellos quería negar la existencia, pero ellos no podían explicar que podría arreglar todo el daño tan fácil.
Danny confesó su deseo que ellos tuvieran magia para arreglar de vuelta en casa, y a eso, todos acordaron. De ahí, sugirió que quizás la próxima vez que otro ataque de akuma pasase, él podría tan sólo observar desde una distancia más cercana que hoy.
Eso hizo que todos preguntaran si es que planeaba transformarse, a lo que respondió sí, pero sólo eso. No otros poderes, excepto quizás invisibilidad. Sería una misión sigilosa, reconocimiento. Él no quería que la gente lo delatara ni causar aún más pánico.
Todos ellos lo conversaron y decidieron que quizás, sólo quizás, estaría bien, sólo esta vez. Así ellos podrían ver exactamente qué es lo que estaba pasando aquí. El resto prometió quedarse lejos. Los héroes locales parecen ser más que capaces de lidiar con esas akumas, después de todo. Ellos acaban de ser testigos de primera mano prácticamente, o lo aprendieron de las noticias locales -incluso aunque Jack y Maddie no podían entender qué es lo que el reportero estaba diciendo, ellos podían adivinar, y de ahí una rápida revisada en línea usando el wifi del hotel confirmó sus observaciones.
Con su plan en relación a akumas ahora hecho, los tres adolescentes continuaron explorando la ciudad. De ahí, más tarde, se encontraron con el resto del Equipo Phantom -excepto por Tucker, Valerie, y Dani, por supuesto- de vuelta en el hotel e intentaron llamar a casa. Era raro pensar sobre cuántas horas de diferencia había -maldición a las zonas horarias- y sabiendo que necesitaban esperar hasta la tarde tarde o la noche antes de que pudieran hablar con alguien de vuelta en Amity. Agradecidamente, el Sr. Gray respondió justo sólo después de unas pocas timbradas y ellos estuvieron disponibles de chequear con él, calmando algo de su ansiedad.
A las chicas les estaba yendo todo bien, Danny habló con Dani y le preguntó cómo ella estaba y si ella había tenido algún problema fantasmales. Dani le dijo que él se estaba preocupando muchísimo y él debería sólo relajarse- él estaba de vacaciones y tan lejos por una razón.
De ahí cuando hablaron con Valerie, ella le dijo a Sam y Danny que ella escuchó que el alcalde estaba planeando una pequeña “reunión” en el estranjero. Le presionaron por detalles, y ella dijo que Tucker estaba obviamente planeando un viaje a París para sí mismo. Él tenía que usar sus poderes como alcalde, de una manera u otra para que pasé. El público ha estado cazando al gobierno local por más información sobre Amity Park, y hasta ahora, Tucker ha rechazado una gira de prensa. Aunque recientemente, rumores se han esparcido que ha aceptado una invitación del alcalde de París. ¡Que increible bien-planeada coincidencia! Los dos adolescentes se rieron de las payasadas de su mejor amigo, pero no podían estar más felices. Sólo Tucker podría arreglar planear una reunión especial a medio mundo sólo para venir a pasar el rato con ellos.
Jack y Maddie no estaban muy felices con esa idea, pero no podían realmente decir mucho sabiendo que el alcalde anterior hizo mucho peor que eso. Tucker era también aún un niño, y él no iba a ser el alcalde por siempre. Las siguientes elecciones se estaban acercando pronto y se decidirá el siguiente alcalde, después de todo.
Escuchando noticias de Amity deja algo de normalidad a su rutina y ellos hablaron por un buen rato, antes de decir adiós. Incluso aunque ellos sólo se han ido por un día, había ya un montón que decir uno al otro.
Mientras los chicos estaban hablando, Maddie y Jack miraron las atracciones locales y encontraron que una exposición científica estaba llevando a cabo no tan lejos de su hotel e iba a comenzar al día siguiente. Danny y Jazz expresaron su sorpresa cuando aprendieron que no era nada de una convención fantasmal, a lo que los padres tímidamente confesaron que era relacionado al estudio de fantasmas… de una manera. Después de todo, gente de todas partes del mundo estaban hablando sobre fantasmas y aprendiendo sobre ellos ahora.
Por supuesto, los Fentons mayores no se iban a perder la oportunidad de hablar sobre fantasmas con toda una nueva ciudad de gente que no ha escuchado ya todo sobre sus teorías. Ellos acordaron que sólo iban a escuchar las presentaciones y demás, incluso aunque ellos no estaban seguros cuánto de eso ellos iban a entender, ya que probablemente estaría en francés y todo.
Tal como sus padres prometieron de intentar mantener un perfil bajo en la convención, Danny una vez más prometió mantener la presencia de Phantom en París un secreto, incluso mientras espia invisible a los héroes locales. Él no ha estado realmente alrededor de otros héroes y estaba curioso sobre sus poderes. Ellos estaban todos muy intrigados por lo qué podían aprender de ellos y considerando que quizás ellos podrían usar el conocimiento más tarde, era válido el riesgo. Los otros estaban llamando espiar porque era básicamente lo que era, incluso aunque Danny rechazaba llamarlo así.
Una vez que todos estaban en acuerdo de cómo ellos se iban a comportar así mismos mientras obtenían información durante su estadía ellos decidieron regresar en la mentalidad de vacaciones. Jack y Maddie se prepararon para su exposición de ciencia, mientras los chicos planean su siguiente salida. La Torre Eiffel era una de las atracciones turísticas más populares en París después de todo y ya era hora de chequearla. Gracias a la ayuda de Marinette, ellos, o, más específico, Jazz, fueron disponibles de mirar rápidamente a través del horario de buses y encontrar la mejor hora para visitar cuando no estaría tan lleno de gente. Una vez Jazz tenía completamente planeado sus días, desde cómo y cuándo para ir a la Torre Eiffel y de ahí qué hacer después, ella se fue a dormir.
Después que Jazz se fue a la cama, Danny y Sam decidieron en mirar en tener sus teléfonos en la red celular de París. Ellos no podían mantener usando los teléfonos Fenton para todas sus comunicaciones. Sam tomó el liderazgo en programar eso, ya que ella tenía experiencia haciendo ese tipo de cosas antes, pero Danny fue el sugiero que aún utilicen los teléfonos Fenton para comunicarse con Amity Park, ya que sería más barato que itinerancia internacional. En no tiempo alguno, Sam consiguió ayudar a Danny y el resto de la familia Fenton en tener una línea local temporal. Jack y Maddie estaban muy agradecidos con Sam por ayudarlo con eso, ya que ellos lo han estado poniendo para “después.” Usando los teléfonos Fenton ha funcionado para ellos hasta ahora, así que quizás es posible que nunca hubieran llegado a hacerlo.
Y así, con un muy productivo primer día en París bajo sus cinturones, ellos se fueron a dormir. Se estaba haciendo tarde después de todo.
Durante los siguientes pocos días, Jack y Maddie disfrutaron su convención, si nada más, al menos aprendieron la palabra francesa para ‘fantasma,’ y los chicos tomaron turnos escogiendo cual atracción turística visitar. Ellos sólo iban a estar ahí por dos semanas, así que todos querían hacer lo mejor de su tiempo en la Ciudad de las Luces. En adición a los lugares más populares, ellos también encontraron algunos lugares más cayados frecuentados por los locales que todos ellos podrían disfrutar. Antes que ellos supieran, el día para que Tucker se les uniera estaba a la vuelta de la esquina.
–Así que,– Jazz comentó, –Tucker finalmente dijo la razón oficial por la cual está viñedo es para que él supuestamente haga un grupo de conferencias sobre los fantasmas de Amity.
Los chicos estaban sentados en el parque esa tarde, sólo disfrutando el bonito día.
–Yeah. Finalmente logramos comunicarnos con él, y es cómo dijo Valerie, él se suponía que lo haría en línea, conferencia de larga distancia… algo. Pero ya conoces a Tuck, él se las arregló cambiar de manera que pudiese venir a París personalmente.– Danny se encogió de hombros. –Aunque, también pienso que él mencionó una vez que tenía unas cuantas diferentes ciudades alrededor del mundo tratando de reservarlo. Así que, ¿por qué París? Quién sabe. Posiblemente sólo porque estamos aquí.– se encogió de hombros de nuevo.
–¿Por qué no estoy sorprendida? Ustedes chicos siempre han sido buenos jugando el sistema, ¿verdad?– dijo Jazz. Ella, como el resto, había sospechado que ese sería el caso, pero escuchando a Danny decirlo en voz alta sólo lo confirma. Al menos Tucker no estaba realmente abusando de su poder… demasiado. Ellos lo habían invitado a él, después de todo.
–Bueno, es Tuck, ¿qué es lo que esperas?– dijo Sam con una encogida de hombros. Ella no iba a negar lo obvio.
–Valerie y Dani dijeron que está llegando mañana, ¿verdad?– preguntó Jazz. Ellos han logrado hablar con las chicas de vuelta en casa el día anterior; pero fue más Danny preguntando sobre Amity y confirmando la falta de fantasmas que nada más. Ella esperó, por el bien de Danny, que las cosas se quedaran bien por allá.
–Y creo que se está quedando en el mismo hotel que nosotros, parece ser que el “Grand Paris” siempre recibe gente importante…– Danny añadió, recalcando los detalles los planes de viaje de su mejor. Incluso aunque, ahora que lo pensaba, Tucker posiblemente no debería haber compartido esos detalles con nadie más que sus padres, quienes estaban viniendo también. Podría ser potencialmente un riesgo de seguridad.
–Sí, él se está quedando en la suite presidencial, o como sea que se llame,– continuó Sam. Ella había sido la que confirmó la información, pero no le importaba lo suficiente para recordar el nombre de la habitación. Los cuartos tienen números, después de todo, y esa era la parte importante.
–Así que estoy adivinando que ustedes dos van a querer verlo tan pronto como él llegue aquí, ¿verdad? Ustedes tres van probablemente querer ponerse al día mañana…– dijo Jazz. Ella ya sabía que Danny y Sam saltarán a la oportunidad de pasar tiempo con su mejor amigo. Incluso aunque ella estaba con ellos y ellos estaban teniendo un buen rato, ella aún se sentía un poco incómoda, un poco como una forastera.
–Probablemente…– Danny tartareo, medio escuchando. Él estaba mirando a un grupo de niños jugando a la distancia y escuchando a las palomas arrullar. Él estaba disfrutando un montón las vacaciones hasta ahora. Como debería.
–Ey Jazz, sabes que incluso aunque no nos molesta tu compañía, tú puedes ir a hacer tus propias cosas, también,– dijo Sam. –No necesitas quedarte con nosotros.– A ella no le molestaba la otra chica, pero ella también sabía que Jazz posiblemente querrá hacer algunas otras cosas normales de adolescentes, sin su hermanito y su enamorada acompañando. Como quizás chequear algunas universidades locales o algo, incluso aunque ella nunca querrá estudiar tan lejos de Amity. Honestamente, Sam estaba comenzando a sentir un poco raro estando alrededor de Jazz cuando ellos no estaban peleando algún tipo de peligro.
– ¡Oh no, está todo bien! Tengo la tarjeta llave para la habitación, así que tenemos que quedarnos juntos…– respondió Jazz. Ella era la mayor y por lo tanto la que confiaron de mantener seguimiento de su copia de esta. Ella sabía que Sam no quiso decir nada con eso, pero ninguno de ellos era lo suficientemente tonto para perderse el sentimiento incomódo entre ellos.
–Sí, pero sabes que no necesariamente necesito una llave…– dijo Danny, obviamente apuntando a sus habilidades fantasmales. Él aún estaba ajeno a la creciente tensión a su alrededor.
–Verdad, pero recuerda: no poderes, hermanito. Además mamá y papá me confiaron el cuidar de ustedes, e incluso aunque no lo necesiten, ¡no quiere decir que debería de tan sólo dejarlos chicos! ¿Que si es que se pierden? ¿O van al cuarto equivocado?– Jazz apuntó. Con su limitada comunicación aquí, perderse no era algo para jugar con. Ese pensamiento la hizo sentir mejor sobre estar ahí por ellos, incluso cuando ellos no necesariamente la necesiten.
–Está bien, está bien…– Danny levantó sus manos en rendimiento. Él finalmente había notado qué tan estresante la situación se estaba volviendo. –Nos vamos a quedar juntos, y no poderes, significa no poderes…– suspiró. Él quizás realmente está comenzando a extrañar los ataques fantasmales.
–Bueno, con nuestra suerte otra akuma atacará pronto, y tú puedes ir espiar a los héroes,– Sam bromeó.
Ellos habían encontrado el blog manejado por la amiga de Marinette, Alya. El “Ladyblog” tenía una traducción al inglés y en este se explicaba que los ataques akuma eran completamente al azar, usualmente variando entre dos a tres por semana, pero a veces tan frecuentes como dos en un día, aunque eso era muy raro. Así que, en otras palabras, estos pasaban cuando menos te lo esperas.
–¡Hey! pensé que era sólo “observando desde una distancia cercana…”
Jazz y Sam ambas le dieron miradas que dicen “ni tú te crees eso.”
Él suspiró. –Bien, espiar es…– pausó, –esperemos que no me meta en problemas por eso…– él murmuró. Incluso aunque él sabía que era espiar desde el inicio, él no quería decirlo, en caso de que fuese ilegal o algo. Y ni siquiera sabía si es que iba a entender nada.
–Así que, ¿a qué hora se supone que Tucker llegará al hotel de nuevo? no recuerdo qué es lo que Valerie dijo, ya que ustedes chicos, o bueno, tú, hermanito, estabas acaparando los teléfonos Fenton todo el rato y tuve que preguntarte sobre eso después…– dijo Jazz, con una punzada de molestia, recordando le sobre su preocupación en el teléfono sobre si es que Amity le estaba yendo bien o no.
Si ellos iban a hacer algo mañana para encontrarse con Tucker y su familia, era lo mejor planear por adelantado. Y Jazz necesitaba toda la información en orden de hacer esa planeación.
–Bueno, su vuelo debería de aterrizar alrededor de las 5 pm. Él hizo un montón de quejas sobre cómo iba a estar pasando un todo un día entero en un avión. Él quizás sea un genio tecnológico, pero realmente, no entiende que si sale de Illinois a media noche eso son las 7 am aquí, de ahí cuando le añades las diez horas volando… “voilà” llegas a París a las 5 pm.– explicó Sam. Ellos habían tenido algo similar que les pase cuando volaron para allá, aunque no fue tan malo porque ellos llegaron alrededor de las 11 pm. y de ahí durmieron durante la noche.
–Si recuerdo correctamente, incluso tú estabas confundida sobre las zonas horarias cuando estábamos viajando…– Danny se burló de ella con una sonrisa grande juguetona y Sam sólo lo miró directamente de regreso. Después de todo, ese lunes en la noche fue difícil para todos ellos.
–Bueno, si ayuda, ninguno de nosotros ha experimentado cruzar tantas zonas horarias así antes…– Jazz pausó, –Eso quiere decir que Tucker debería llegar al hotel alrededor de las 6 pm.– ella comentó, regresando los de vuelta al tópico de planeando para el día siguiente.
–“Yep,”– dijo Danny, pronunciando la ‘p’ más fuerte de lo necesario, –así que debería de estar libre alrededor de las seis y media o siete mañana en la tarde,– terminó con una asentada de cabeza. Él estaba emocionado de que él y Sam podrán pasar el tiempo con su amigo después de muchísimo tiempo. Ellos tan sólo han estado en París por una semana, pero aún antes de eso, ha sido difícil de verlo por sus deberes como alcalde. Reales, no como este viaje… Principalmente ha sido arreglar problemas que Vlad dejó.
–Está bien, así que digamos solo siete, para estar seguros, es cuando deberíamos estar buscando,– dijo Sam. Ella nunca admitiría, pero ha extrañado a su amigo; ella estaba realmente agradecida de tenerlo en su vida. Después de todo, los tres han sido el trío original, el original equipo Phantom.
–¡Suena como un plan!– dijo Jazz y escribió todo en el cuaderno que ella aún sigue cargando alrededor.
Danny y Sam sólo giraron sus ojos. A veces parecía como si Jazz estaba siendo un poco extra, pero ellos sabían que ella siempre tenía buenas intenciones. Y incluso aunque ellos nunca le dirían, ellos sabían que la iban a extrañar cuando se vaya a “Amity Park University” en el otoño.
Los tres adolescentes cayeron en un silencio pacifico, cada uno perdido en sus propios pensamientos.
Danny estaba realmente disfrutando su tiempo en París. Él nunca pensó que viajar así le ayudaría tanto, pero con Sam a su lado tan cerca que sus hombros rozaban, y Jazz a su otro lado, lo suficientemente cerca para un codazo burlón en las costillas, él sentía la tensión derritiéndose lentamente.
Sam deslizó su mano en la de Danny y le dió un apretón suave. Ella estaba tan alegre de verlo realmente relajado de una, y ella estaba disfrutando cada segundo ella logró pasar con él. Una brisa sopló a través del parque, crujiendo las hojas de los árboles, y ella respiró hondo del dulce aire de verano.
Jazz estaba bastante contenta con cómo todo estaba yendo hasta ahora. Ella mentalmente repasó su itinerario nuevamente, ellos sólo tenían un poco de tiempo aquí y quería hacer lo más que se pueda. Aunque, ella suponía, siempre pensando de qué van a hacer después era posiblemente no la mejor manera de disfrutar el momento, ¿verdad? Ella se sacudió así misma fuera de sus pensamientos y en vez miró la manera que la luz del sol moteada bailaba a lo largo del piso a sus pies.
–Bueno, ahora que sabemos cuando Tuck está llegando aquí,– Danny comenzó, rompiendo el silencio, –y hemos cambiado nuestros planes para el fin de semana para incluirlo—
Un carro negro elegante ha parado en el parque, causando alguna conmoción cuando un guardaespaldas salió de este.
–Okay…– dijo Sam, notando que distrajo a Danny.
Jazz terminó de escribir algunas más ideas de lo que podrían hacer mañana, asegurándose de contar del como ellos iban a “sólo decir hola” a Tuck. Cuando miró arriba de su cuaderno cuando vio lo que Danny y Sam estaban mirando. –¿Se supone que es una celebridad adolecente o algo?– preguntó. Parecía que era sacado de una película, de cierta manera.
–No lo sé, sólo parecía que algo estaba por pasar, con la manera que toda esa gente estaba actuando. No esperaba que fuese sólo algún chico, pensé por un segundo que quizás un akuma estaba viniendo o algo,– Danny explicó. Después de todo, ellos estaban esperando a que un akuma pasará pronto o después.
–Pensé la misma cosa,– dijo Sam, –pero ese chico rubio no parece como un akuma, ¿verdad?– Ella miró la manera como estaba siendo protegido por su guardaespaldas. Él no parecía ser una gran amenaza.
–¡Oh!– exclamó Danny, después de ver al chico un poco mejor lo más cercano que se acercó. –¡Creo que lo conozco!
–¿Qué?– preguntó Jazz y Sam, igualmente confundidas. Ellas nunca lo han visto antes en sus vidas.
–Bueno, está bien, está bien. No, ya saben, conozco conozco… pero lo he visto. En anuncios. Creo.– dijo Danny, tratando de recordar dónde exactamente había visto el anuncio, o si es que sabía de qué era.
–En anuncios, dices…– Jazz tartamudo pensativamente, tratando de recordar que publicidades han visto alrededor del área.
–Digo, supongo… no recuerdo exactamente donde, y ahora que lo pienso, no estoy seguro de para qué era. Digo, cómo podría saber, ¡estaba probablemente en francés!– Danny dijo con una encogida de hombros. Había muchas señales con personas en ellas, ambas aquí y de vuelta en casa. Normalmente era por publicidad, alguien tratando de vender productos o servicios, o peor, según él, era política.
–Eso tiene sentido,– Sam permitió.
–Él parece ser muy popular… bueno, al menos entre las chicas,– comentó Jazz. Ella ha estado viendo el grupo de gente y notó que la mayoría de la gente que ahora estaba reunida en el parque parecía ser de chicas adolescentes.
–Bueno, supongo, esa es nuestra señal para irnos. Miren, ellos tienen un fotógrafo por allá también, ellos probablemente vinieron a trabajar…– añadió Sam, no impresionada. ¿Qué más podría un adolecente famoso hacer si no es trabajar de una manera u otra? Era eso o sólo ser “molestos” en su libro.
–Está bien, vamos,– Danny se paró de su banca. –¡estoy aquí para descansar, no trabajar!– Bueno… al menos que cuentes lo “definitivamente-no-espiando” que él estaría haciendo en los héroes locales.
–ey, ¿no es esa Marinette?– Jazz apuntó a un set de colitas familiares en el medio de la gente de lo que ellos podrían sólo asumir eran aficionados.
Sam siguió la línea de visión de Jazz y encontró a su nueva amiga hablando animadamente con otra chica. –Sí, eso creo…– Cuando volvió, notó como Jazz parecía como que ella estaba lista para ir a preguntarle a Marinette por algunos más consejos parisinos.
–Uhh, Jazz, no creo que necesitemos molestarla y a su amiga ahora…– dijo Danny, recogiendo lo mismo que Sam tenía. Conociendo a su hermana, ella intentaría sacarle la mayor cantidad de información posible a Marinette, incluso aunque ellos no la necesitaban, ellos estaban planeando pasar el tiempo con Tucker mañana, después de todo.
–Ey, sólo porque estoy coleccionando mis cosas especialmente el cuaderno no significa…– ella paró cuando Danny y Sam ambos levantaron una ceja escéptica a ella. –Okay, okay… bueno. Así que quizás he pensado que podría preguntarle algunas más preguntas…– Suspiró. No sería malo tener ideas de qué más hacer, ¿verdad?
–Solo vámonos,– Danny gruñó. Él se paró y estiró su espalda. Se sintió bien después de sentarse por un tiempo.
–Estoy justo detrás tuyo,– dijo Sam. Ella hubiera estado bien feliz de quedarse ahí y admirar la puesta de sol, se estaba haciendo tarde ya no tardaría mucho en bajar, pero la idea perdió su atractivo cuando tantas personas aparecieron.
–Bien– refunfuñó Jazz, superada en número y derrotada. Ella terminó de empacar lo último de sus cosas en una pequeña maleta.
Y así los tres de ellos comenzaron su camino de vuelta al hotel. Ellos posiblemente podrían ir al techo y disfrutar algo de tiempo en la piscina mientras continuaban planear que es lo que podrán hacer con Tucker una vez que llegara. Sin embargo, tan pronto como comenzaron a caminar, una gran bandada de palomas pasó junto a ellos, volando en formación. Un grito salió de la multitud de fanáticos, muchos de ellos corrieron para cubrirse.
–Ah, eso es raro, ¿verdad?– Danny preguntó. –Cómo, no soy un experto en aves, pero estoy segura que eso no es normal. Continuará… :D :D
#Danny Phantom#Miraculous Ladybug#DP#ML#DP X ML#Crossover#Invisobang#Invisobang 2023#Danny Fenton/Phantom#Sam Manson#Tucker Foley#Jazz Fenton#Maddie Fenton#Jack Fenton#Dani Phantom/Fenton#Valerie Gray#Damon Gray#Vlad Masters/Plasmius (mentioned)#Marinette Dupain-Cheng/Ladybug#Adrien Agreste/Chat Noir#Alya Césaire#Nino Lahiffe#Tom Dupain#Sabine Cheng#Miraculous Ladybug until season 3#Danny Phantom completed show#Arisu#Arisu-ArtnFics
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❝ My pace ❞
Habían pasado un par de semanas desde el celo de Hyunjin y Felix había estado pensando en ello mucho, demasiado. No en la parte sexual, bueno, en eso también, era inevitable teniendo en cuenta que era incapaz de sentarse recto durante un tiempo y que había habido muchas bromas a su alrededor por su forma de moverse en los ensayos. Pero más bien habían sido otros los pensamientos que estaban ocupando su mente. No había querido alarmar a nadie, mucho menos a Hyunjin pero necesitaba un coche y lo más seguro había sido pedirle a Bangchan que le llevara, porque no se fiaba de alquilar un taxi y que no acabara aquello en cualquier tablón de noticias. El líder había accedido sin pensarlo aunque estaba preocupado, Felix le dijo que se trataba de una revisión rutinaria.
Sin embargo al salir de la clínica su cara estaba completamente pálida y Bangchan no podía creer más esa mentira. — ¿Qué ha pasado? No te ves bien ¿Te ha dado una mala noticia? — Felix aún estaba procesando todo lo que había ocurrido en la consulta, o más bien, toda la información que se le había sido otorgada de golpe. — Si... No, no sé ... — dijo vagamente, lo que hizo que Bangchan se preocupara mucho más — Lixie, sabes que puedes contarme cualquier cosa — el tono suave, casi paternal del mayor le hizo mirarle y su barrera prácticamente se cayó a pedazos. — Creo que... Es posible que Hyunjin y yo nos hayamos emparejado sin querer... — susurró de forma tímida, hubo un par de minutos de silencio tenso en el coche, en el que sólo se escuchaba los sonidos de fuera en la calle, y la voz de Bangchan cuando analizó esas palabras finalmente rompió el silencio. — ¡¿Sin querer?! ¿Cómo te emparejas de alguien sin querer? Oh, no, Lix ¿Dejaste que te mordiera en su celo? — Felix se puso completamente rojo — ¡Por supuesto que no! — por el contrario la cara de Bangchan se volvió completamente pálida — ¡¿TE MORDIÓ SIN TU CONSENTIMIENTO?! — le miró como si se hubiera vuelto completamente loco, era Hyunjin de quien estaban hablando, el suave y romántico Hyunjin, quien incluso en pleno celo, cegado por sus necesidades biológicas, había hecho todo lo posible porque Felix se sintiera cómodo. — ¡NO! — respondió sonando casi indignado, pero entonces vio el rostro de pura confusión de Bangchan y suspiró, empezando a explicarle todo lo que el médico le había estado contando sobre los posibles motivos de que su propio celo fuera un desastre irregular y... Las almas gemelas.
Hubo de nuevo unos instantes de silencio antes de que Bangchan casi se golpeara la frente contra el volante. — Oh, no, fuck, fuck, fuck... — Felix se mordió el labio inferior al escuchar al mayor maldecir en su idioma natal y no supo exactamente por qué esa reacción dio pie a que su ansiedad volviera a dispararse, así es como iba a tomárselo Hyunjin seguramente, como una auténtica cagada, pensar aquello hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas. Al notar el cambio brusco en el olor de Felix, Bangchan se volteó alarmado — Ey, no, no, no llores, Lixie, no pasa nada. Todo va a estar bien, no es lo que probablemente teníais planeado pero no importa, seguro que estará bien cuando se lo digas... — dijo estirando las manos para tomar el rostro del menor y limpiarle las lágrimas, Felix le dejó hacer, bañándose en el olor a chocolate del otro alfa para intentar calmarse, aunque era difícil. Sin embargo ante su última frase ahogó un sollozo, negando — No... No voy a decírselo. — dijo entre pequeños hipidos, lo que hizo a Bangchan fruncir el ceño — ¿Qué? Felix, es algo muy gordo, tienes que decírselo... — Felix volvió a negar de forma terca — No, va a asustarse, yo me he asustado, es obvio que no es algo que sea bueno, no ahora y... No sé si... — murmura, si que habían dejado caer la posibilidad y Hyunjin había parecido triste de no poder hacerlo, pero era diferente a tener la opción en un futuro a que les hubieran quitado de las manos el poder tomarla, obviamente ninguno pensaba que podría suceder bajo esas circunstancias. Bangchan suspiró pesadamente — Felix, no he conocido a nadie más enamorado de lo que Hyunjin está de ti, te adora por completo, no va a dejarte por algo así. — el omega sintió de nuevo las lágrimas caer — No lo sabes. — dijo acusatoriamente. — No, puede que no pero ¿Qué es mejor? ¿Ocultarselo? ¿Hasta cuándo? ¿Y si la cosa sale mal y acabáis separandoos y él se empareja con otra persona al no saberlo? ¡Felix, es peligroso, podrías morir si el vínculo se rompe de mala manera! — Aquel escenario solo hizo que se disparara de nuevo su ansiedad, sentía que se ahogaba entre sollozos y Bangchan se dio cuenta de que no había sido bueno decirle eso, así que casi entró en pánico también porque no estaba tan acostumbrado como Hyunjin a tratar con un omega en ese estado. Solamente se dejó guiar por su instinto y rodeó a Felix con los brazos firmeza, tirando de él para que quedara la cabeza ajena contra su cuello, murmurando palabras de consuelo contra su cabello hasta que el menor se calmó lo suficiente para poder respirar de nuevo. Aún así ambos se quedaron en el aparcamiento, dentro del coche hasta que Felix se hubo calmado por completo y Bangchan también, no insistió en el tema, de hecho trató al menor con pies de plomo, ofreciéndole ir a comprar algo rico de comer para hacer que se sintiera mejor. El viaje de vuelta a casa fue silencioso, Felix estaba drenado, mental y fisicamente y aunque el batido que Bangchan le consiguió estaba rico, ni siquiera pudo acabárselo del todo, agradeciendo al mayor infinitamente por lo que había hecho por él antes de ir a retirarse a su propio dormitorio, su olor dejando claro que no quería a nadie cerca al pasar por el salón de camino a encerrarse en su cuarto y empezar a trabajar por primera vez en semanas en un nido nuevo allí.
Bangchan por su parte seguía preocupado cuando entró al otro dormitorio viendo a Changbin y Han jugando a un videojuego en el salón y Hyunjin sentado con ellos en el sofá. La atención de Han fue al líder al momento, sonriendo — ¡Hey, volviste! ¿Dónde estabas? Seungmin te estaba buscando — Bangchan se quitó el abrigo con calma — He llevado a Felix al médico. — dijo, su mirada yendo directamente a Hyunjin de forma bastante obvia, no, no estaba de acuerdo con la decisión de Felix de no contarle a Hyunjin qué estaba pasando, pero no era él quien debía decírselo, aunque eso no iba a impedirle de poner a Hyunjin en el camino correcto para averiguarlo y además tras lo ocurrido era obvio que el omega necesitaba al bailarín cerca de él. — ¿Por qué... Ha vuelto a comer más arándanos de los que le caben en el cuerpo y se ha asustado al ver que cagaba de otro color? — dijo Han con una ceja arqueada aunque bajo ese tono de broma se escondía verdadera preocupación. —No, no ha sido eso. — replicó a Bangchan, tajante esperando que Hyunjin dijera algo.
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¿Cómo hemos llegado a esto?
¿Cómo hemos llegado a esto?
Título: ¿Cómo hemos llegado a esto?
Fandom: Marvel, Capitán América.
Pareja: Steve Rogers X Lectora.
Palabras: 485 palabras.
Clasificación: B.
Sinopsis: Steve te engañó y trata de arreglarlo.
Advertencias: Finalizar una relación, mención de engaño.
N/A: Esta es mi entrada para BrokenHearts4Caplan Challenge con la frase:
“Yo no fui nada para ti. Sólo era un juguete para que lo manipularas y caí en la trampa.”
Links: Wattpad, Ao3, versión en inglés.
Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
La lluvia golpeaba suavemente contra las ventanas del departamento; Steve estaba en la sala, de pie junto al sofá, con la mirada fija en el suelo. Había confesado lo que jamás pensó que saldría de sus labios ni que pasaría. Sharon Carter. Había estado con Sharon.
—¿Cómo pudiste? —preguntaste—. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Steve?
Él alzó la vista lentamente, pero incapaces de encontrar las palabras adecuadas. ¿Qué podía decir en este momento que no sonara vacío o hipócrita?
—No fue algo planeado… —comenzó a decir, pero se detuvo, sabiendo lo ridículo que sonaba.
—¿Planeado? —dejaste escapar una risa amarga, llena de desdén—. Eso no importa, Steve. El hecho es que lo hiciste. ¡Me engañaste! Y con Sharon, nada menos.
Steve intentó acercarse, pero retrocediste.
—No lo entiendes, Steve —continuaste—. Yo te amaba. Te di todo de mí, lo mejor de mí, y… ¿esto es lo que recibo a cambio? ¿Una traición?
—Lo siento —murmuró él.
—Lo siento no es suficiente. No después de esto.
Steve trató de acercarse de nuevo, pero diste otro paso atrás, levantando una mano como barrera.
—¿Sabes? —dijiste con la voz entrecortada—. Yo no fui nada para ti. Sólo era un juguete para que lo manipularas y caí en la trampa. Pensé que éramos más que eso, pero me doy cuenta de que solo fui una tonta que cayó en tus juegos.
— No eres un juguete! Eres mucho más para mí, siempre lo has sido. Cometí un error, lo sé, pero eso no cambia lo que siento por ti.
—¿Y qué se supone que haga ahora, Steve? —preguntaste—. ¿Pretender que esto nunca sucedió? ¿Volver a confiar en ti como si nada?
Steve bajó la cabeza, incapaz de responder. Sabía que había arruinado todo.
—No espero que me perdones —admitió—. Pero te amo, y haría cualquier cosa para enmendar mi error.
—Lo que sentía por ti… —confesaste tratando de contener las lágrimas—. Ya no sé si puedo sentirlo de nuevo. No después de esto.
Steve se acercó un paso más, con la esperanza de alcanzar tu mano de la lectora, pero volviste a retroceder.
— No puedo seguir con esto, Steve. No puedo seguir contigo.
Steve dio un paso atrás, con la mirada fija en ti por un momento más antes de girarse lentamente y caminar hacia la puerta. Justo antes de salir, Steve se detuvo, con la mano en el pomo de la puerta.
—Si alguna vez… si algún día quieres hablar —dijo, sin mirarla—, estaré aquí. Siempre estaré aquí para ti.
Sin esperar una respuesta, Steve salió del departamento, cerrando la puerta suavemente tras de sí.
Te dejaste caer en el sofá, abrazando tus rodillas contra su pecho, dejando que las lágrimas finalmente salieran.
—¿Cómo llegamos a esto? —murmuraste para ti misma.
Te levantaste del sofá y caminaste lentamente hacia tu habitación.
Cerraste los ojos, dejándote llevar por el cansancio y la tristeza.
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Mujer con alma de mariposa 🦋 Ten fé, sigue adelante y confía, porque el tiempo de Dios es perfecto y todo lo que está destinado para tí, llegará en el momento exasto...
El Tiempo de Dios es Perfecto...
Pero, amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día...
(2 Pedro 3:8)...
Este versículo nos recuerda que el concepto del tiempo de Dios es diferente al nuestro, destacando su eternidad y su perfecta gestión del tiempo...
El profeta Habacuc también habla sobre la certeza del tiempo de Dios:
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, y no se tardará...
(Habacuc 2:3)...
Este versículo alienta a confiar en las promesas de Dios, asegurando que se cumplirán en el momento adecuado...
Por eso debemos tener confianza en la Soberanía de Dios...
Todos estos versículos subrayan la importancia de confiar en la soberanía de Dios. Su control absoluto sobre el tiempo y los eventos de nuestra vida nos permite descansar en su sabiduría y en su perfecto plan...
Paciencia y Esperanza...
La idea de que el tiempo de Dios es perfecto también nos enseña a ser pacientes y a mantener la esperanza...
En momentos de espera o dificultad, estos versículos nos recuerdan que Dios tiene un propósito y un momento perfecto para cada cosa...
Ejemplos Bíblicos de la Perfección del Tiempo de Dios...
La Historia de Abraham y Sara...
En (Génesis 21:2), vemos que Dios cumplió su promesa a Abraham y Sara en el tiempo señalado:
"Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho."
A pesar de la espera y las dudas, Dios cumplió su promesa exactamente cuando lo había planeado...
La Venida de Jesús...
El nacimiento de Jesús es otro ejemplo de la perfección del tiempo de Dios:
"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley."
(Gálatas 4:4)...
Este versículo muestra que Dios tenía un momento específico y perfecto para enviar a su Hijo al mundo...
Cómo Vivir Confiando en el Tiempo de Dios...
Oración y Meditación...
Una manera de confiar en el tiempo de Dios es a través de la oración y la meditación en su palabra...
Al buscar a Dios y reflexionar sobre sus promesas, fortalecemos nuestra fe en su perfecta gestión del tiempo...
Aceptación y Sumisión...
Aceptar que no siempre podemos entender los planes de Dios nos ayuda a someternos a su voluntad...
Reconocer que sus caminos y tiempos son perfectos nos permite vivir con mayor paz y confianza...
Testimonio y Alabanza...
Compartir nuestros testimonios de cómo Dios ha actuado en el tiempo perfecto en nuestras vidas, puede fortalecer la fe de otros...
Además, alabar a Dios por su sabiduría y control sobre el tiempo es una forma de honrar su soberanía...
Amén...Así que mucha fe y paciecia...DTBM.!! 🙌🦋🌼🍃
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13. Un poema más y lo olvido…
Cosas que nunca le diré
Me enamoré de ti desde que te vi, sé que muchos no creen en el amor a primera vista y los entiendo, yo tampoco lo hacía, pero él ¡demonios! ¡Es perfecto!… le inventé mil y una razón del porqué me acerqué, “que no sabía porqué”, “que sólo quería amistad”, “que fue algo al azar” y lo único cierto es que nunca había planeado tanto algo y todo fue porque me enamoré y quería enamorarlo… tenía miedo de no agradarle pero, ni siquiera me esforcé en ello, conectamos tan rápido, lamento haberlo arruinado, yo creí que podría vencer mi miedo a las relaciones, porque cada vez que siento demasiado me alejo de quien lo provoca, aunque eso no sea lo que realmente quiero; no quería que me lastimaran y creí que al marcharme sería lo mejor para ambos, pero no lo fue, no supe qué hacer con todo lo que empecé a sentir por ti, entonces, me fui, y quería que me odiaras para tener una razón que me impidiera volver, porque no lo merecía, no te merecía y yo sabía que si volvía, me aceptarías, porque eres bueno, porque me querías y, volvería a lastimarte.
Jamás creí poder lastimar a alguien y menos estando enamorada de ese “alguien”, no quería hacerlo, pero hace mucho que dejé de tener el control sobre mi misma; si pudiera regresar el tiempo haría las cosas diferente, pero el hubiera no existe y no sé porque escribo esto ahora, yo creía que te había olvidado, pero todo se complicó cuando después de tanto tiempo me saludaste, algo tan simple hizo que mi corazón se acelerara y empezara a sentir algo que creía muerto y enterrado; volví a pensar en ti, en lo que fuimos… fui muy feliz contigo y siempre voy a agradecer eso, tú has sido una de las cosas más linda que me han pasado y no me arrepiento haberme acercado a ti, valió la pena… pena que yo nos causé, y es que busqué motivos para irme e ignoré las muchas razones que me diste para quedarme, fui tan cobarde y me perdí de muchas cosas que hubieran sido geniales para ambos… tenía miedo a que me lastimarás e irónicamente terminé lastimándote a ti, a mi y al monstruo bajo la cama…
perdóname monstruo.
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LA VIDA FAMILIAR DE JAVI (Javier Peña x Lectora/Reader)
English description below!
Pareja: Javier Peña x Lectora femenina (f!reader) No uso de y/n
Resumen: La vida junto a Javi tiene sus altas y sus bajas. Amas cada momento que compartes con él, aunque al salir a trabajar cada mañana, te preguntas si será la última vez que lo verás con vida.
Advertencias: Angustia. Menciones de violencia típica de la serie. Descripciones de heridas, sangre y suturas. Descripciones de maternidad, amamantar y cuidado de bebés.
# de palabras: 2967
N/A: Hola! Este es la primera historia que publico en Tumblr. Es sencilla, pero pronto traeré más contenido. Sé que la comunidad hispanohablante es pequeña en esta plataforma, pero espero encontrar apoyo! Jajaja Una disculpa si tiene errores, no está revisado aún🥺 lo actualizaré una vez que haga proofreading!
English isn’t my first language, although I’m a linguistic and translator student hahaha so I’m going to post my stories in English too, when I get more confident!
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En tan solo cuatro semanas, mi vida había experimentado el cambio más maravilloso. Mi mundo se había transformado en pañales, amamantar, conjuntos diminutos de ropa y ese dulce olor a bebé que me brindaba calma en las interminables noches sin dormir. Dar a luz a mi primer hijo me había enseñado un tipo de amor tan intenso y único, diferente a cualquier otro que hubiera experimentado. Mi pequeño bebé, mi niño y el amor de mi vida: Javier Samuel Peña. O simplemente Sam, para evitar confusiones con su padre.
El embarazo no había sido algo planeado... Bueno, al menos no exactamente de la manera en que sucedió. Javi y yo nos casamos en el consulado americano un lunes por la mañana. No hubo una gran fiesta con nuestros seres queridos, ni un hermoso vestido blanco ni docenas de flores decorando los pasillos de una iglesia. Simplemente, Javi avisó en su trabajo que no iría ese día, los Murphy fueron nuestros testigos e invitados únicos, y nuestra luna de miel duró una noche en nuestro departamento.
La boda se aceleró debido a la preocupación de Javier de que, si algo le pasaba en el trabajo, yo no quedara desamparada y tuviera los mismos derechos que su padre para acceder a beneficios legales y su seguro de vida. Aunque me rompía el corazón que Javi pensara de esa manera tan fría acerca de su propia vida, yo era la novia más feliz. Javier y yo nos amábamos y teníamos una relación estable, llena de amor y respeto. No había otra persona en el mundo con la que quisiera estar en una oficina gubernamental, mirándonos a los ojos y jurándonos amor eterno.
Nuestro plan original era regresar a Texas, al rancho de su padre, después de derrotar al cartel de Medellín. Allí planearíamos rápidamente la boda en la iglesia y la fiesta. Luego vendrían los hijos. Todo debería haber sucedido cuando estuviéramos seguros, en paz y establecidos. Sin embargo, apenas tres meses después de nuestra boda improvisada, las náuseas matutinas comenzaron a aparecer y fue cuando Javi insistió en llevarme al hospital después de que casi me desmayara mientras hacíamos las compras en el supermercado, que nos enteramos de que seríamos padres. Atribuimos el incidente a un preservativo roto del que no nos dimos cuenta en el momento. La primera semana fue complicada, ambos estábamos estresados y en shock por la noticia. Una mañana, discutimos por algo tan insignificante que ni siquiera recuerdo qué era, y Javi se marchó al trabajo sin despedirse. Yo me quedé llorando en casa, preocupada por todo lo que implicaba tener un bebé y muy sensible debido a las hormonas en mi sistema. Sin embargo, esa noche Javi regresó a casa con un hermoso ramo de flores y un bote de mi helado favorito.
—Todo estará bien, preciosa —me prometió entre besos, después de que hubiéramos asumido nuestra nueva vida y aceptado que las cosas no siempre salen como las planeamos.
—Tengo miedo, Javi —mi confesión abarcaba muchos aspectos: la maternidad, los riesgos del trabajo de Javi, el dinero, vivir bajo un techo que ni siquiera era nuestro, lejos de nuestras tierras natales, los cambios que sufriría mi cuerpo...
Pero en el momento en que Javi me miró a los ojos, pude olvidarme por un instante de todo lo negativo y centrarme en la bendición que era este bebé. Y, Dios, deseaba con todas mis fuerzas que nuestro pequeño o pequeña tuviera sus cálidos ojos.
Y así fue. Sam llegó al mundo con un fuerte llanto, con los mismos grandes ojos café oscuro de su padre, que curioseaban el mundo y buscaban consuelo en nosotros. No podía dejar de mirarlo, maravillada por la capacidad de mi cuerpo para crear un ser humano que fuera una copia exacta del hombre que amaba. Javi era un padre siempre presente, que asumía su rol al cien por ciento. Cambiaba pañales, lo bañábamos juntos, se encargaba de cuidarlo para que yo pudiera dormir y mientras yo lo amamantaba, él se ocupaba de algunas tareas domésticas.
Por supuesto, no todos los días eran perfectos, sobre todo porque pasaba la mayor parte del día sola en casa mientras Javier, mi esposo, arriesgaba su vida en las calles de Colombia, luchando por hacer de este mundo un lugar mejor para nosotros. Últimamente no podía evitar llorar cada vez que lo veía salir por la puerta por la mañana, preguntándome si sería la última vez que lo vería, que sentiría sus labios sobre los míos y le daría un beso en la frente a nuestro hijo. Nunca dejaba que me viera llorar, así que esperaba a que su camioneta saliera de la cochera antes de permitirme soltar una lágrima. Javi ya tenía suficiente preocupándose por nosotros al vivir con nuestro recién nacido en un país sumido en la inseguridad y con el estrés diario de las interminables horas esperando lograr un avance en el caso de Escobar.
Cuándo Sam nació, me permití encerrarme en una burbuja en la que sólo éramos nosotros tres. A Javier se le concedieron dos semanas de licencia de paternidad, por lo que pasamos quince días encerrados en casa, acurrucados en la cama, descubriendo el mundo de los bebés y comenzando nuestra pequeña familia de tres.
Sin embargo, Javier, un hombre acostumbrado a la adrenalina y tan comprometido con su profesión, regresó pronto a trabajar y fue ahí cuando la realidad me golpeó. Él podría despertar un día, cambiarle el pañal a Sam, desayunar conmigo e irse a trabajar, y esa sería la última vez que lo vería con vida.
Era difícil para mi estar en el silencio de la casa, ver a nuestro bebé dormir o tratar de comer algo, cuándo vivía con la paranoica idea de que un día Steve tocaría a la puerta para darme la peor noticia. No podía imaginar una vida sin Javier Peña, una vida sin que mi hijo tuviera a su padre para aconsejarlo y jugar con él.
Hoy era uno de esos días en los que sentía un gran peso en el pecho. Me sentía muy sensible, lloraba con lágrimas silenciosas mientras miraba a Sam comer de mi pecho. Apenas había comido un par de bocados, mirando el reloj esperando la hora en la que Javi cruzara la puerta.
Cuando empezaba a oscurecer y la lluvia caía intensamente, el sonido de los relámpagos a lo lejos logró calmar mi mente. Decidí ir a la habitación y acostarme junto a Sam, con la esperanza de lograr conciliar un breve momento de sueño al mismo tiempo que el lo hacía.
•••
—Shit...
Escuché a Javi sisear después de que el estruendoso sonido de un vaso de vidrio estrellandose en el suelo me despertó abruptamente. Con el corazón acelerado por el susto, miré a Sam para comprobar que no se hubiera despertado. Mi pequeño se quejó un poco, pero lo calmé con una suave canción y se quedó dormido nuevamente. Lo acomodé en su cuna junto a la cama y salí a recibir a Javi.
El reloj de la cocina marcaba la una de la madrugada. Lo que significaba que yo había dormido cinco horas, y Javi había llegado tres horas más tarde de lo habitual. Bueno, no es como si él llegando tarde fuera algo raro. Se suponía que su hora de salida de la oficina era a las 10 de la noche, pero si se presentaba la oportunidad de una redada de emergencia o el papeleo de un reporte se volvía tedioso, Javier podía llegar a casa incluso hasta la mañana siguiente, sólo para bañarse, apenas dormir una hora o dos y regresar nuevamente a la DEA.
—¿Javi? — le llamé cuándo lo vi de espaldas y fue entonces cuándo me percaté que algo no andaba bien...
Javi intentaba doblarse sobre si mismo para recoger los pedazos de vidrio esparcidos por el suelo, pero con cada movimiento su rostro se contorcionaba en muecas de dolor mientras se sujetaba un costado de su torso. Un golpe de angustia me pegó en el estómago, impulsándome por instinto hacía él para socorrerlo.
Javi intentó alejarme de los vidrios para evitar que me cortara, pero nada podía evitar que lo alcanzara.
—¿Que te pasó? — inquirí al tiempo que trataba de hacerlo quitarse la mano del costado, pero me lo estaba poniendo difícil — ¿Que pasó? — repetí.
—Nada, amor, don't you worry — me aseguró, pero su tono de voz cansado y con un toque adolorido me decía todo lo contrario.
—Javier, por favor quita la mano — pedí en un tono más serio y después de escucharlo gruñir con inconformidad, me dejó mirar bajo su camisa.
Llevaba una venda amarrada en la cintura y en un punto de su costado las gasas habían adquirido el tono escarlata de la sangre. El peso de mi propia alma cayó en mi estómago, impactada por la imagen. Mis ojos ardían con lágrimas que se negaban a caer, pero un jadeo de sorpresa escapó de mis labios. Mis manos temblaban mientras intentaba procesar lo que estaba viendo y buscaba encontrar la voz para preguntarle de la manera más calmada posible qué había sucedido. Sin embargo, no lograba articular palabras y las lágrimas finalmente comenzaron a rodar por mis mejillas.
En ese momento, Javier tomó mis manos con la delicadeza y firmeza que solo él sabe transmitir.
—Hey, no pasa nada. Estoy bien — me aseguró, pero las voces angustiadas en mi cabeza no dejaban de murmurar: "Tenías razón al preocuparte por él, este trabajo acabará con su vida", mientras que otra voz me decía: "Deja de llorar, tiene suficiente estrés en el trabajo como para llegar a casa con su esposa hormonal". Pero, simplemente, no podía contenerme.
—Amor, vamos a la habitación — susurró en tono suave, tratando de transmitir calma y minimizar la situación. Pero sus movimientos lentos y cuidados revelaban el dolor que le causaba su herida. No pudo ocultar la mueca de dolor al sentarse en la cama, dejando en claro cuánto le dolía cada movimiento.
Mi corazón se encogió al verlo así. Le pedí que se quitara la camisa para poder cambiarle las vendas. Mis emociones se mezclaban: preocupación, miedo y una sensación abrumadora de querer protegerlo de todo y de todos. Quería meterlo a él y a Sam en una cajita a prueba de todo lo malo en este mundo y conservarlos ahí para siempre. Pero sabía que eso era imposible.
Me dirigí al baño y tomé la caja de primeros auxilios, buscando todo lo necesario para tratar su herida.
Al regresar a la habitación, lo encontré sin camisa, sentado en la cama, con su mirada fija en nuestro bebé, que dormía plácidamente. La escena contrastaba la ternura del sueño de Sammy con la realidad del dolor físico y el estrés que Javi estaba soportando. Podía verlo en sus ojos: esa inocencia perdida tras años de trabajar en un rubro lleno de violencia, sangre y armas. El peso de querer cambiar el mundo para que sea mejor y tener que enfrentarte a los demonios que lo acechan cara a cara.
—Es tan pequeñito — murmuró Javi con una sonrisa tierna en su rostro, mientras extendía su brazo con cuidado hacia la cuna. Sus dedos acariciaron suavemente la mejilla de su hijo, como si quisiera grabar ese momento en su memoria para siempre. La imagen me hizo sentir una oleada de ternura y amor indescriptibles — Es el sueño hecho realidad: nuestro bebé, que lleva parte de ti y parte de mí. Es idéntico a ti...
Si estuviéramos en cualquier otro momento, donde Javier no estuviera herido y sangrando, habría compartido con él lo maravilloso que era ver a Sam, un ser tan pequeño y perfecto, que parecía ser una réplica exacta de su padre. Le habría asegurado que amaba cada rasgo que heredaba de él y que estaría dispuesta a tener mil hijos más, solo para ver esos mismos ojos, ese mismo cabello y esa misma sonrisa que tanta paz me transmite. Pero en ese instante, cuando noté un destello de dolor en su rostro, mi corazón se contrajo con preocupación.
Me acerqué a él, posicionándome entre sus piernas, y comencé a deshacer las vendas que abrazaban su torso. Cuando llegué a la herida, Javi siseo de dolor al sentir como la sangre seca se despegaba de la gasa y estiraba la zona afectada. Aunque no era una herida grave, su apariencia era inquietante. Eran apenas cuatro puntos de sutura, pero la carne estaba inflamada y enrojecida, evidenciando la irritación y sensibilidad en la zona. Olía a sangre y antisépticos. Cada movimiento de Javi parecía provocarle una punzada de dolor, lo cual quedaba reflejado en su rostro a través de una expresión tensa y un ligero fruncimiento en las cejas.
Con un algodón humedecido con antiséptico, comencé a limpiar la zona de alrededor. Cada movimiento era suave y ligero, pero pude notar la mandíbula tensa de Javi cada vez que presionaba la zona.
—¿Vas a decirme qué pasó? — era pregunta, pero debido a mi voz tensa y baja, sonaba más como una orden.
Javier estuvo callado un par de minutos, cuándo por fin habló:
—Murphy y yo fui a checar una casa de seguridad — comenzó, mientras yo buscaba en el botiquín algo que pudiera reducirle la inflamación de su piel lastimada —. Nos separamos y fue ahí cuándo detecte a uno de los perros de Escobar. Fui tras él y el hijo de pe… — se tentó a decir, sin embargo le hice una indicación con la cabeza hacía Sam — Y el tipo me sorprendió de la nada con una navaja. Apenas la esquivé, pudo haber sido peor.
—¿Eso se supone que debería tranquilizarme? — respondí con una risa carente de gracia, los ojos aún ardiéndome con lágrimas que no quería soltar — ¿Te llevaron a una clínica? — inquirí y él asintió — ¿Y porqué no me llamaste, Javier? — le reclamé con la voz cargada de emociones que apenas podía contener.
—No quería asustarte — se excusó.
—Soy tu esposa, Javier Peña. Cualquier cosa que te pase debería saberla. Que tal que… — me detengo en seco, incapaz de concluir la oración. El mero hecho de pensarlo hace que se me revuelva el estómago — Si algo te pasara, Javi, yo… no sé que haría. Seguro me volvería loca.
Finalmente me quiebro. Las lágrimas salen sin que pueda detenerlas. Días de aguantarme decirle como me siento salen a través de mis ojos y me siento la peor por poner más carga sobre sus hombros. Claramente Javier no quiere morir en su trabajo, no quiere dejarnos solos a ninguno de los dos. Es obvio que cada día sale de casa sabiendo que podría ser la última vez que nos ve. Soy consciente que él mejor que nadie sabe que vive en una ruleta rusa diaria y yo no aporto nada poniéndome a llorar por un miedo evidente.
—Cariño, ven aquí — sus manos tomaron las mías y me levantaron para sentarme en su pierna con delicadeza.
—Te vas a lastimar… — protesté, pero me calló con un tierno shhh.
—No pasa nada — aseguró —. No voy a irme a ningún lado, mi vida. Mira, pásame mi billetera — pidió, ya que él no podía estirarse demasiado. La alcancé y mientras se la entregaba, me volvió a colocar en su pierna. Yo hacía el esfuerzo por no recargar todo mi peso en él. De su billetera sacó una pequeña foto, tomada hacía apenas tres semanas. Éramos nosotros tres: yo estaba en la cama del hospital, con mi cabeza en el hombro de Javi, quién sentado a mi lado llevaba a un pequeñísimo Sam dormido en sus brazos — Cada vez que salgo a la calle, tu y Sam son mi trébol de la buena suerte.
—Vaya suerte que te damos — respondí, un poco a juego. Y ambos soltamos una risita, aunque yo seguía en lágrimas.
—Una cosa es suerte y otra cosa es que yo sea imbécil — bromeó y otra risa me abordó.
Mi mano acarició su mejilla, acción que pareció relajar a Javi completamente, como si el dolor hubiera desaparecido con mi toque. Cerró sus ojos, recargando su cabeza en mi mano, para después besar el dorso. Me incliné para depositar un beso casto en sus labios mullidos y suaves.
—Yo sé que haces todo lo posible por volver a casa a diario, amor. Perdóname por ponerme a llorar, las hormonas últimamente me tienen demasiado sensible.
—No tienes nada por que disculparte — aseguró, depositando otro beso en mis labios, después en mi nariz, mi mejilla y finalmente nuevamente en los labios.
Nuestra pequeña sesión de besos tiernos terminó en el momento en que Sam comenzó a quejarse. Ambos conocíamos a la perfección aquel tipo de llanto y sabíamos que significaba.
—Te llaman, mami — dijo Javi, dándome un beso más en la mejilla antes de dejarme ir.
—Ya, bebé, está bien — murmuré a mi hijo mientras lo sacaba de su cuna y me acomodaba con él en la cama para darle pecho. Sam se acomodó rápidamente y comenzó a comer.
Los ojos de Javi se iluminaron con ternura y orgullo ante la imagen de su esposa alimentando a su hijo. Para él éramos su inspiración y su motivación. Después de años, por fin tiene un lugar al que puede llamar hogar y llegar cada vez que vuelve del trabajo.
Javi se pone de pie para besar la cabeza de Sam, después mi frente y se dirige al baño para tomar una ducha. Al regresar, Sam ya se ha quedado dormido nuevamente, por lo que le ayudo a mi esposo a secarse y ponerse una venda nueva sobre la herida y acomodarse en la cama.
Él se queda dormido antes que yo. Aprovecho los minutos para admirar su rostro sereno y hermoso, todo mío. El dolor de la preocupación constante por él aun me pesa en el pecho, pero trato de calmarme y volver a dormir. Mañana será otro día.
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imagina donde sos el primer beso de gavi:
advertencia: lectora fem.
estar nervioso era decir poco, a pablo estaba que se lo comían las ansias. su corazón latía tan fuerte que le daba miedo que fuera a explotar de un momento a otro. también le daba vergüenza que escucharas sus latidos hasta tus oídos, así que tragó duro y apretó tu mano más fuerte en un intento de calmarse.
habían tenido una linda tercera cita en la plaza del pueblo, llevaban de quedantes un rato ya, así que no se ponían particularmente nerviosos cuando estaban juntos en cualquier ocasión.
pero esta no era cualquier ocasión. tenía planeado que esa noche fuera diferente. le había pedido consejos a sus compañeros de equipo e incluso a su hermana.. pablo estaba seguro, él no dudaba en ningún momento, realmente quería que fueras su primer beso.
y él quería ser el tuyo.
te había acompañado hasta tu casa, iban felices tomados de la mano con el peluche que pablo te había ganado en una máquina traga monedas.
“¿estás bien?” preguntaste cuando lo notaste ausente.
él te miró y sonrió nervioso. “claro que estoy bien, siempre es bueno estar contigo.” pensabas que era muy dulce, así que sonreíste sonrojada.
comenzaba a hacer frío, así que sin más preámbulos, decidiste que era hora de entrar a tu casa y despedirte de pablo.
“me divertí mucho con vos hoy, gracias por todo, ¡espero la cuarta cita!” te acercaste para abrazarlo con cuidado de no tirar al suelo tu nuevo peluche.
pablo no dijo nada, simplemente te apretó contra su cuerpo sin ganas de soltarte jamás. el olor a frutillas que tenías era adictivo y no tenía ganas de dejarte ir.
“no te vayas…”
“gavi, debo irme, ya es algo tarde.” le dijiste al separarse.
te miró con sus ojitos marrones un tanto preocupados, eran hermosos, tanto que podías perderte en ellos.
“¿me llamarás antes de irte a dormir?” cuestionó.
asentiste. “siempre lo hago” y así, le hiciste una seña de despedida mientras abrías la puerta de tu casa.
pero nunca entraste porque te jaló del brazo rápidamente en un movimiento bruto. pablo no era precisamente delicado, más bien rudo y tosco pero de una manera buena.
“¿pasa algo?” preguntaste cuando no dijo nada y se te quedo mirando más de lo debido.
sus piernas temblaban y sus manos sudaban, cosa que no te molestaba porque estabas acostumbrada a eso.
“yo… bueno, es que… no sé cómo decírtelo, pero, uhm… yo quisiera que tú a mi me… y también puede ser que… no sé, solo si quieres…”
te quisiste reír ante su discurso torpe pues no había dicho nada coherente.
pero comprendiste el mensaje.
“si te quiero besar, pablo” dijiste mientras te acercabas lentamente a su rostro.
te tomó por la cintura y apretó para nunca más soltarte. cada vez se acercaba más a vos, sus respiraciones mezclándose una con la otra y sus ojos cerrándose lentamente.
entonces sucedió.
fue un beso pequeño, algo más bien simbólico por ser el primer beso de ambos.
pero fue tan mágico que no podías esperar a ser su novia oficialmente. pensabas qué tal vez era muy pronto para besarse, apenas era la tercera cita… pero fue bueno, algo que ambos querían.
se separaron com enormes sonrisas, pablo estaba sonrojado y tu no esperabas menos de vos misma.
te abrazó fuerte para luego dejar un beso en tu frente.
“gracias por hoy, te quiero mucho.”
“te quiero también.”
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Naima (tercera parte)
Naima había ideado varios planes antes de verse con Pedro. Tenía experiencia con artistas ególatras, y Pedro, aunque le gustaba, no era una excepción. Le gustaba tanto que se permitiría un romance casual, algo que rara vez hacía. Amaba lo que había construido: su paz e independencia, y no le permitía a nadie irrumpir en ese mundo que tanto disfrutaba. Lo que no sabía era que esto estaba a punto de cambiar.
Todo esto lo pensó antes de verlo esa noche. Pero cuando lo tuvo delante, con la cara bañada en lágrimas, llorando como un niño desconsolado, todos sus planes se hicieron humo. Si esto era una treta para ligar, era la más perversa que había visto nunca. Pero ese pensamiento pasó rápido. La verdad es que Naima se moría de ganas de abrazarlo y decirle que todo estaría mejor.
Lo miraba, intentando reconciliar al hombre frente a ella con la figura que vendían los medios: agresivo, ególatra, drogadicto, misógino, genio, rebelde, incomprendido. Nada de eso encajaba ahora. Estaban caminando por la calle, a las casi cuatro de la mañana, en silencio, sus manos rozándose cada tanto. Pedro había esquivado torpemente el tema del llanto, y Naima no insistió.
Empezaron a hablar de cine. Tenían gustos muy diferentes. A él le encantaban Tarantino, Kubrick, Coppola y toda esta onda. Ella prefería el cine de autor, el cine latinoamericano, el nórdico, las películas antiguas que rara vez se encontraban en cartelera. Sin embargo, ambos compartían un amor por las películas de Studio Ghibli. La emoción fue mutua al descubrir que La princesa Mononoke era su favorita.
A medida que hablaban, la conversación fluyó hacia su amor por los animales. Naima tenía un gato enorme, Shere Khan, que, para suerte de Pedro, lo había aceptado sin problemas la noche anterior. Pedro era de esas personas a las que los animales aman, lo que siempre le había dado un aura de druida. Las historias sobre sus mascotas los condujeron a hablar de su infancia. Sorprendentemente, Naima comenzó a abrirse más de lo habitual, contándole sobre sus padres, su infancia en Brasil, y lo presentes que siempre habían estado en su vida.
—Mi casa estaba llena de música, —dijo—. Mi papá era un fanático de Milton Nascimento.
Mientras ella contaba su historia llegaron al apartamento de Naima, Pedro no dejaba de mirarla. Cada palabra era un pequeño destello de una vida que él nunca había tenido. Entonces, como si hubiese leído su mente, Naima fue directo a su colección musical.
—Escucha esto, —dijo, mientras sonaban los primeros acordes de “Tudo o que você podia ser” de Milton Nascimento.
Pedro amó la canción, pero más aún, la forma en que Naima la cantaba. Al cabo de unos minutos, se sumergieron en un viaje musical que incluyó “Volver a los 17” de Mercedes Sosa y Milton. Pedro la miraba con asombro. El portuñol de Naima tenía una suavidad casi hipnótica.
—¿Tus padres aún están en Río? —preguntó él, sin saber muy bien por qué.
Naima lo miró a los ojos, y el brillo de su mirada se apagó un poco.
—Se me fueron con la pandemia.
El silencio se volvió pesado. Pedro se arrepintió de haber preguntado. Ella miró al piso por un instante, y cuando volvió a levantar la cabeza, él sentía que sus ojos eran una represa que se rompe. Había abierto una puerta que no sabía cómo cerrar.
—¿Y vos? ¿Tu familia? —preguntó ella suavemente.
Pedro respiró hondo y le contó todo: su padre y la música, los discos, los cassettes, las notas que le dejaba sobre música, su abuela que lo crió hasta que falleció cuando él tenía 17, y la ausencia de su madre, incluso cuando él ya era famoso.
La noche se desvaneció, y para cuando amaneció, Naima se dio cuenta de algo: no habían ni siquiera llegado a un beso. La cita había sido tan emocional que el sexo, aunque planeado en su mente, se desvaneció con las primeras lágrimas de Pedro. Esto la hizo sonreír. Había elegido una lencería que combinaba esa noche, y se sintió divertida por la ironía de la situación.
Pedro despertó abrazado a Naima, con Shere Khan en sus pies. Se levantó con cuidado, dejó una nota en la mesita de noche, le dio un beso en la frente y salió.
La nota decía: Chao, gatiña. Te veré pronto. Gracias por la terapia.
Lo que Pedro no sabía es que tardarían meses en volver a verse.
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Luna llena (Argenmex; AU)
Esto no estaba planeado, pero forma parte del mismo AU de hombres lobo que Balas de plata y Transformación, así que recomiendo leer esos dos primero.
Luna llena
Ser un hombre lobo es algo muy diferente a lo que Martín esperaba. Había imaginado que los cambios sólo se notarían en su resistencia física y en sus sentidos más agudos, o en la transformación que ocurría cada luna llena, pero iba más allá. Estaba preparado para descubrir qué tan distintos serían los aromas, los sonidos y los colores, o para correr a gran velocidad o tener una fuerza sobrehumana. Pero nada, absolutamente nada, lo había preparado para sentir el poder que la luna ejercía sobre él.
Es incapaz de describir lo que siente en ese momento. Es una mezcla de dolor y temor: dolor porque su cuerpo intenta adoptar otra forma, y sus músculos se reacomodan de manera dolorosa pero sin llegar a completar del todo el cambio. Siente que su cuerpo es demasiado pequeño para sí mismo y quiere correr, alejarse lo más que pueda, llegar a un lugar abandonado y solo aullar, aullar, aullar.
Tiene miedo.
Las sensaciones son distintas a cualquier cosa que haya experimentado antes y teme a lo que está por ocurrir: su primera transformación completa en un lobo. Ha practicado su transformación parcial, aquella en la que solo sus dientes se hacen más largos, sus uñas se convierten en garras y sus ojos brillan en tonalidades doradas, pero desde que Pedro lo mordió, esta es su primera transformación total.
El resto de la manada le habló al respecto. Itzel y Pancho le dijeron que solo se dejara llevar; Miguel, Coco y Blanca que sus propios instintos le dirían qué hacer llegado el momento. Gregorio le recomendó que no comiera nada pesado el día de su primera transformación porque podría vomitar del dolor, lo cual no le ayudó demasiado. Y Pedro le aseguró que lo acompañaría en todo momento.
Martín sabe que está rodeado de las personas que lo aprecian, que estando su manada ahí no hay nada malo que pueda ocurrirle, pero lo desconocido le aterra… y por eso su transformación no se puede completar, porque su mente sigue aferrada a pensar como humano y no a dejar que sus instintos lobunos hagan su trabajo.
—Respira profundamente —dice Pedro mientras acaricia su espalda en círculos—. Necesito que respires e intentes relajarte.
—Eso… intento —responde Martín entre dientes.
—Yo sé —agrega el otro—, pero lo estás pensando demasiado. Solo deja que todo pase.
Martín gime por lo bajo cuando el dolor aumenta y apenas es consciente de que Pedro lo abraza.
—Déjate llevar. Yo estoy aquí.
—Tengo miedo.
—Es normal, pero todo estará bien.
Tincho cierra los ojos y decide concentrarse en algo que está ahí desde el inicio, presente y constante: el latido del corazón de Pedro. Se enfoca en eso y continúa respirando lentamente, inhalando, exhalando, inhalando, exhalando, hasta que logra relajarse un poco. No sabe exactamente cuánto tiempo pasa, pero después de un rato el dolor cesa y siente que hay algo distinto en él. Abre los ojos y todo se ve diferente: más brillante aún, más nítido a pesar de que es de noche. Cuando mira a su lado, ve que Pedro le sonríe.
—Lo lograste —dice, y algo en su voz le transmite ese amor que sabe que Pedro siente por él.
En esta forma lobuna no es capaz de hablar, pero acerca el morro al rostro de su novio, a quien escucha reír.
—Muy bien. ¿Estás listo para correr?
Antes de que Martín-lobo pueda responder de alguna manera, Pedro comienza a quitarse la ropa y al estar completamente desnudo se transforma también: su pelaje es gris y su cuerpo es esbelto, pero fuerte. Es un poco más grande que Martín, contrario a como ocurre con sus estaturas humanas, lo cual probablemente se deba a que es el líder de la manada.
Pedro-lobo alza el rostro al aire y emite un aullido fuerte, que resuena hasta en los huesos de Martín-lobo, quien siente la necesidad de responder, por lo que así lo hace. Casi al instante, los aullidos del resto de la manada se unen a ellos en un coro que resuena por todo su territorio Entonces Pedro comienza a correr y Martín lo sigue. Casi de inmediato otros lobos se unen a ellos y juntos (Pedro, Martín, Itzel, Miguel, Coco, Blanca, Pancho y Gregorio), bajo la luz de la luna llena, dejan a sus instintos fluir.
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Algo fabricado.
La felicidad, era algo fabricado. O eso le habían dicho a Diana toda su vida. Aunque luego de dar a luz a su pequeño hijo, no creía en ello tan fervientemente. El tiempo pasaba rápidamente cuando se era genuinamente feliz, y su hijo generaba eso en ella, que ya tenia un par de años encima.
En lo que a ella respectaba, Robert era un niño brillante, tan vivaz e ingenioso, aunque capaz de ejecutar mas de diez travesuras al día. Vivía por y para su hijo, quizás descuidando un poco a los hijos de su esposo pero, ¿Quién podía culparla?. Era el momento en que tendría que ocupar todo su tiempo en la educación de su hijo. Diana deseaba que este se convirtiera en alguien ejemplar.
En la tarde, en un día nuboso, casi al borde de que comenzara la llovizna, la hermana de Augustus vino de visita nuevamente, ambas coincidían en que, al pasar el tiempo, y con el crecer de sus hijos, podían optar desde ahora, de vez en cuando, a tomarse una taza de te. Fidelia, ahora ya un poco mayor, incluso por llegar a lo que se consideraba adultez, escogió unirse a la charla, ahora lo que las mujeres adultas hablaban, le resultaba en demasía interesante. -Eh escuchado que en el pueblo, en la tienda de conveniencias, han traído nuevos modelos, actualizados al tiempo.- cuchicheaba Stella, con la atenta mirada de su sobrina. -Tal vez deberíamos ir a escoger algunos, eh vendido algunas ropas viejas a los Thomson y tengo algo de dinero, ¿Crees que podríamos ir mañana?- consultó Fidelia. -De hecho, si. Si diana esta de acuerdo, por supuesto.- sonrió, esperando aprobación. -Claro. Espero no les moleste que no asista, me eh estado sintiendo mal estos días.- inquirió cuidadosamente.
La verdad era que hace días que siente nauseas al comer y se marea al levantarse de la cama. Sin mencionar que se agita demasiado al hacer cosas simples, como subir una escalera o lavar la ropa en el barreño. No tardo en darse cuenta que nuevamente estaba embarazada, algo de gran temor a su edad, ya que trae demasiadas complicaciones. Inmediatamente que comprendió la situación, corrió a decirle a su esposo lo que estaba pasando. Si bien, su situación económica ahora estaba estable y era buena, el miedo de Augustus a perder a su esposa era inminente.
Temprano en la mañana, ambas damas salieron corriendo a por esas nuevas prendas. La emoción era palpable en el aire. Fidelia jamás había comprado ropa, su madre y luego su madrastra hacían la ropa para ella. Sobraba decir que estaba emocionada. La aventura de encontrar algo adecuado para su edad y que a demás le quedara bien, fue un intríngulis, pero finalmente lo logro. Y en tanto su tía encontraba algo para ella, fue enviada a por unas delicias dulces a la tienda de la esquina.
Mientras caminaba, algo despistada por los colores de las tiendas y los pequeños pájaros que cantaban reposados en la fuente, choco con un joven fornido que sin previo aviso la arrojo al suelo bruscamente, sintiéndose desorientada por un par de segundos.
-Discúlpeme.- rogo el joven, encogiéndose a su lado para extenderle su mano, en un intento de socorrerla.- permítame ayudarla. -Esta bien, puedo hacerlo sola.- sentencio, algo avergonzada, si no hubiera estado tan distraída, quizás lo hubiera conocido de manera diferente. -Esta bien señorita, como quiera.- Soltó, levantándose para seguir su paso.
-¿Estas segura de estar bien?, no quisiera ningún desconcierto más tarde. Puedo hablar con su familia si quieres. -Esta bien, tía. El se disculpo, a demás, la culpa fue mía. El camino a casa resulto ser mas largo de lo que habían planeado. Hicieron varias paradas en distintas tiendas, comprando pequeños adornos para el cabello y aretes a juego, para los diferentes atuendos que lograron comprar. Prometiendo volver allí en cuanto consiguieran un poco mas de dinero.
Con todo el tiempo que habían perdido para llegar, dentro de la casa de los Hartley ocurría una tragedia. Augustus había encontrado a su esposa desvanecida en el suelo de la entrada de la casa, sobre un charco de sangre, no tan grande como para representar un riesgo de vida, pero si algo preocupante.
No hacia falta explicar lo que había sucedido, Diana sabia perfectamente lo que estaba sucediendo, el bebe en su barriga no había resistido, por lo que ahora estaba despidiéndolo. Solo debia esperar a que este saliera por completo, lo que no tardaría mucho, solo estaba de algunas de semanas. Aun así, Augustus se quedo todo el tiempo con ella. Ese también era su hijo, y era su esposa quien estaba sufriendo.
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¡Hola! ¿Cómo estás? Espero que bien 👉🏻👈🏻, quisiera saber si puedes escribir sobre la reacción y actuar de los chicos cuando su S/O [embarazada] entra en labor de parto repentinamente y qué harían: ¿Estarían con ella a su lado durante todo el proceso y nacimiento? ¿O estarían afuera de la habitación esperando? Pueden ser diferentes momentos en los que se encuentren cuando su S/O rompa fuente. ¡Y gracias por adelantado! 💖
Baki, Jack, Retsu, Kureha y Katsumi (y posiblemente también Kosho o Katou)
Situación: Cuando su S/O gestante entra en labor de parto.
Personajes: Baki Hanma, Jack Hanma, Katou Kiyosumi, Katsumi Orochi, Kureha Shinogi y Retsu Kaioh.
Baki Hamma.
Pobrecito, el pánico se apodera de él, no sabe que debería hacer cuando empieza el trabajo de parto, ¿debería sostener tu mano? ¿debería darte espacio? ¿lo quieres cerca? ¿lejos?
Está dispuesto a hacer lo que sea que quieras para que te sientas mejor, por muy absurdo que sea, si le pides que cuente lo segundos en voz alta entre contracción y contracción solo para saber cuanto tiempo hay entre ellas, lo hará.
Definitivamente se quiere quedar a tu lado, acompañándote. Sería difícil tratar de sacarlo, además.
Aprieta cuanto quieras su mano, no se quejara y tampoco se moverá. Está allí para apoyarte.
Si te enojas con él o le gritas terminara por sentirse un poco mal, explíquenle que nada de lo que una persona gestante dice cuando está en labor de parto es algo personal, solo están frustrados por el dolor.
Aun así quiere abrazarte, solo para asegurarse de que no estás enojado con él en realidad.
Jack Hanma.
Lo mejor es no tenerlo allí, por la comodidad del personal, están demasiado intimidados por el gigante que les hace mala cara por no aliviar tu dolor.
Sin embargo, tampoco será fácil sacarlo de la habitación. Nadie quiere pedirle que salga, tampoco.
Está consolando tu llanto mientras se queda a tu lado, acaricia tu cabello y tu frente sudorosa. "Estás aguantando muy bien", "aprieta más mi mano si lo necesitas", "respira despacio", etc.
Jamás había sido tan abierto o vocal antes, pero sabe que no puede hacer mucho más que apoyarte de esa forma. Le pesa el hecho de que no pueda ser él quien tenga que pasar por un dolor como ese, por lo que no tiene de otra más que apoyarte.
Reacciona visiblemente ante tus quejas, si los doctores avisan que debes cambiar de posición y no son lo suficientemente cuidadosos en el criterio de Jack, gruñirá y dará una advertencia de que no te fastidien. Será peor si lloras.
Cuando todo termina, te abraza contra su pecho, está tan nervioso por recordar tus gritos y todo lo que pasaste. Quédate quieto y deja que te abrace hasta que se calme.
Katou Kiyosumi.
Durante todo el embarazo estuvo muy ajeno a toda la situación, quiere retrasar todo lo que puede su aceptación de la realidad.
Siento que al inicio no está muy entusiasmado, de hecho, está asustado. Está asustado porque va a ser papá y eso significa que toda su vida va a cambiar, lo que lo obligaría a cambiar a él.
Está sentado fuera de la habitación, no estará al lado de su S/O durante la primera fase del parto; la dilatación y parte de la expulsión. Está temblando nervioso cuando los gritos de su pareja se vuelven más intensos.
Sus oídos zumban por los nervios, odia saber que su S/O está sufriendo por las fuertes contracciones.
Tenía planeado quedarse fuera hasta que el bebé naciera y lo habría hecho de no haber sido por lo que escucho.
Su S/O había gritado su nombre, pidiendo por él y rogando tenerle a su lado.
Fue el grito más desgarrador que alguna vez escucho, un desagradable sentimiento de incomodidad se instaló en toda su espalda, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y su mente quedo en blanco.
Cuando regresa en sí mismo no recuerda demasiado, está mareado y los gritos del bebé retumban en sus oídos, apenas registra lo que sucedió, está sosteniendo la mano de su S/O.
Su pareja le cuenta que entro a la habitación dando un portazo después de escucharle gritar, no miro ni escucho a nadie. Se acercó, sostuvo su mano y le acompaño durante todo el tiempo. Incluso dijo que le había consolado un poco en medio de su dolor.
Katsumi Orochi.
Es un gran apoyo, en realidad, es un gran consuelo la forma en que es tan delicado en cuidarte mientras estás haciendo tanto esfuerzo para que tu bebé nazca.
"Lo estás haciendo muy bien", "estoy tan agradecido de que estés a mi lado", "no me iré a ningún lado, no te dejaré", "te amo mucho", etc.
Está siendo tan atento y tan colaborador en lo que se necesite, el personal médico piensa que es muy tierno la forma en que acuna tu cuerpo entre susurros que logran calmarte.
Si necesitan moverte, él ya está sosteniéndote para ayudarte, si necesitas que alguien sostenga tu mano, ya estará al lado de la camilla junto a ti, si quieres que corra del estacionamiento y de regreso, lo hará sin preguntar.
"Si, mi amor, perdón" es lo único que responde si llegas a reñirlo o a gritarle por embarazarte. No está prestando atención a tus insultos, entiende que no es personal.
Él va a subir a la camilla contigo, hazle espacio. Ambos están juntos cuando sostienes a tu bebé entre tus brazos.
Kureha Shinogi.
Sabe lo que está pasando y te lo explica para que no te agobies por enfrentar este proceso si es el primer embarazo. Te calma y explica las cosas de forma simple, te duele porque tu cuerpo trata de hacer las cosas más fáciles.
Probablemente duda si es ético el que este presente o no, pero al final estará a tu lado, porque va como tu cónyuge y no como un doctor.
"Falta poco, lo estás haciendo bien", "respira profundo", "estoy a tu lado", etc.
Se ve muy tranquilo en el exterior, pero está repasando todo lo que puede salir mal y como solucionarlo. Su cerebro trata de recordar cada palabra y procedimiento en caso de necesitarlo. Puede estar calmado por fuera, pero es solo para no alterarte.
Puede ponerse algo quisquilloso con los procedimientos/instrumentos que de alguna forma se deban usar en ti, ¿están bien higienizados? ¿el doctor se lavó las manos correctamente? ¿a cuántas personas gestantes ayudo este doctor con anterioridad? ¿por qué harán esto y no esto?
Respira aliviado cuando el bebé nace, te consuela y te sostiene cerca, estaba tan preocupado.
Retsu Kaioh.
Lo veo claramente, tendrías un parto natural en casa con una partera de confianza. Todo esto pasa en China, por si las dudas.
No quiero presumir, pero es lo mejor que te puede pasar. Está demasiado preparado para este momento y todo lo relacionado con el parto, no tienes que preocuparte de otra cosa que no sea tu bebé.
"Respira profundo, estás haciéndolo muy bien", "voy a moverte ahora, relájate un poco", "estoy junto a ti, no estás solo", "no te asustes, me tienes aquí", etc.
Sostiene tu mano firmemente y no se separa de tu lado a menos que sea realmente importante, no temas porque él estará allí permitiendo que aprietes su mano todo lo que quieras.
Será imposible que te enojes con él porque está consolándote continuamente, tu cuerpo siendo abrazado por él mientras lloras en su hombro por el cansancio y él solo está susurrando palabras calmante.
Cuando el bebé nace te mantiene cerca en tu figura cansada y te ayuda a sostener al fruto de todo tu esfuerzo. Está adorándolo y a ti por permitirle tener algo tan hermoso como una familia propia.
#baki hanma#baki#jack hanma#jack hanma baki#jack baki#jack#katou kiyosumi#katou kiyosumi baki#katou baki#katou#katsumi orochi#katsumi orochi baki#katsumi baki#katsumi#kureha shinogi#kureha shinogi baki#kureha baki#kureha#retsu kaioh#retsu kaioh baki#retsu baki#retsu#baki hanma x lector#jack hanma x lector#katou kiyosumi x lector#katsumi orochi x lector#kureha shinogi x lector#retsu kaioh x lector#baki the grappler#baki son of ogre
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Cuando dejo de leer por mucho tiempo olvido porque mi autor favorito es Murakami y empiezo a pensar que quizá ya no lo sea o que debo renovarme; pero cuando vuelvo a leerlo solo puedo pensar “Claro, no puede ser otro” y es que estoy segura de que si yo fuera personaje de un libro hubiera sido escrita por Murakami ; personas como ÉL también ….
Es como si hubiera creado a su propio personaje , igual como yo creé a Veronna , pero él lo usa todo el tiempo.
Físicamente es imponente, tiene el cuerpo marcado y voluptuoso en la medida justa, guapo con belleza prototípica , es como el prototipo del fuckboy de las películas tipo Vaselina pero con más años, lo que le confiere madurez además de que por ahora esta de moda para las niñas relacionarse con hombres mayores. Su personaje es oscuro , misterioso , en aspecto físico y también si le buscas dentro; es una inspiración para los hombres y le genera obsesión a las mujeres; esto último no lo entendía , en verdad , hasta que lo tuve cerca y descubrì que es impresionante caminar a su lado, tener su atención centrada en ti , que te mire con esos ojos que parecen estar delineados pero son solo sus tupidas pestañas inferiores de color negro intenso.
La he escuchado hablar de ÉL , “estaba obsesionada “ , en sus propias palabras , a mí parecer aún lo está , solo que ahora tiene el corazón roto y suena despechada ; mucho de lo que dice y ese tono agitado con fondo sollozante que usa para hablar lo reconozco en mí, hace años , cuando conocí a mi Amo, también estaba obsesionada, también me esforzaba por evocar su olor en mi cama por las noches , también me moría porque me quisiera y me cuidara solo a mí , también había creado en mi cabeza escenarios románticos entre él y yo.
Todo eso me lo ha contado mientras tomábamos una copa en su alacena, en la casa de ÈL , ÈL había subido a darse un baño .
Los cables en mi cabeza estaban cruzados , revueltos, la verdad. Los conocì por separado y empecé a interactuar con ellos “emocinalmente” también por separado y aunque ya habíamos planeado lo de aquella noche ahora no sabìa como sentirlo o como actuar , me era imposible no sentir empatìa por ella describiéndose con el corazón roto por ÈL y sabiendo que eso me podía pasar a mì si no tenía extremo cuidado; por otro lado hace dos días yo había estado en sus brazos (de ÉL) , en una ensoñación profunda sintiéndome rodeada de calidez física e internamente también, había estado feliz removiéndome en sus brazos sin que nada importara , con los ojos entrecerrados en el limbo entre dormida y despierta contándole mis fantasías , por momentos siguiendo el trayecto de las venas que recorren sus manos. Odio reconocerlo, odio reconocer que es un puto sueño, odio convertirme en parte de todas las niñitas a las que ha impresionado , odio entender porque enloquecieron por él . Aun así me esfuerzo por nunca olvidar que como me ve a mì ha mirado a miles más en aquellos mismos escenarios, que como me escucha a mì lo ha hecho casi como rutina , me repito constante e interminablemente - “No eres la excepción , eres la regla” - , -No eres especial , aunque él intente hacerte sentir que si.-; -Acuérdate que los hombres sienten las cosas diferentes , cada que tú piensas en él, él tiene a 10 en quienes pensar y sospecho que no piensa en ninguna…-
En fin , cuando regresó de bañarse estaba un poco molesta y confundida; me centré en ella y a Él lo ignoré un poco , además que como antecedente ya sabía que ella no quería que ÉL me tocara , ÉL también sabia ese dato y aún así la había llevado . Ignorarle y mirarle con odio pensando “A mì no me vas a romper el corazón” fue una especie de venganza ; que no se malentienda, yo también quería estar con ella incluso podría decirse que la deseé antes que a él.
Ella buscó mis labios , mientras se juntaban con los suyos levante los brazos para que me sacara la blusa , de la parte de abajo ya estaba en bragas. Entendiò el gesto y lo hizo , comenzó a acariciarme el torso, por el abdomen, las costillas; todo mientras nuestros labios no se separaban; le saqué la blusa yo también y me levante de la silla alta para dirigirme al sofá , me senté y le tendì la mano, se puso encima de mí , empezó a besarme , nos recorrimos toda la piel con las manos . ÈL nos contemplaba con la mano dominante metida dentro del pants hasta que se acerco , se puso detrás de ella que estaba en cuatro sobre mí , la penetró ; me buscaba la mirada pero yo lo evitaba , prefería mirar su culo redondeado de ella, su cara … su cara siendo todo un espectáculo de placer , tenía la boca entreabierta , emitìa un gemido gatuno con cada embestida , su pelo caìa de lado por capas, como una cascada , estaba hermosa en realidad, hermosa y perdida dentro de sí, casi inconsciente.
Los ojos de él … tan oscuros , tan profundos, como para caerte al abismo a través de ellos . ¿Como alguien a su edad podía ser tan sexy ?
Unos segundos después nos incorporamos y subimos a su habitación . La decoración de su casa era un espectáculo también , parecía ser parte de él o él de su casa , da igual . Debo confesar que al principio, cuando llegamos me pareció un ambiente demasiado hogareño para lo que estoy acostumbrada , decidí que extrañaba lo ajeno de las habitaciones de hotel , lo ajeno , la lejanía , la pulcritud, la elegancia , la frialdad …
Pero al paso de un rato empecé a notar los detalles , todo estaba integrado , cada cuadro , cada libro , cada copa parecían estar minuciosamente planeados para estar ahí , toda la casa estaba a media luz , daba la impresión de estar iluminada solamente con candelabros . Todo muy curioso .
Las escaleras eran rectángulos aislados pegados a la verticalidad de la pared , parecían peligrosos , la verdad , los subí con sumo cuidado un poco doblada por la cintura . Arriba estaba su habitación, su cama que por algún motivo parecía tan antojable forrada por una cobija negra muy suave . Recreamos la escena de l sofá pero ahora en la cama : yo debajo , ella encima ; está vez ÉL le ofreció su verga en la boca , puesto de pie al costado de nosotras , ella la tomó con asiduidad, yo cerré los ojos y sentí como golpeó en mis labios también , abrí la boca , ÉL se encargó de meterla en mi garganta, tragué, rodeó mi cuello con la mano dominante , que en efecto alcanzaba para rodear TODO mi cuello . Cambiamos de posición, ahora ella se puso boca abajó, ÉL me acomodó con las piernas abiertas sobre mis rodillas a la altura de la cara de ella y ÉL bajó a su vulva.
Solté un gritito por un momento de succión con demasiada fuerza y me aparté, me dediqué a besarle la boca mientras él la hacía correrse. Sabes ? Es increíble contemplar el placer desde afuera . Darme una idea de cómo me veo yo cuando estoy perdida , cuando termino o cuando estoy adorando el cuerpo de alguien más.
Mientras ella recuperaba el aliento tomó mi menudo cuerpo y sin esfuerzo me arrastro a la orilla de la cama para penetrarme , separó mis piernas y dirigió su verga enorme a entre ellas . La noche que estuve en sus brazos juguetona le había preguntado si era grande su…
Lo era . Un grito rasposo salió de mi garganta, luego quejidos que al poco se convirtieron en profundos gemidos. Cuando recordé que estaba molesta eche la cadera hacia atrás apartándome de él.
Llegó el momento incómodo en que me preguntaron a qué hora pensaba venirme o como . Les expliqué que no solía terminar y me negué a intentarlo bajo el pretexto de que tenía sueño, lo cual no era tan pretexto .
Insistieron un rato más hasta que me metí en las cobijas , ellos bajaron a la sala. No me dio tiempo de formular absolutamente ningún pensamiento antes de caer en un sueño profundo, de esos que te da la sensación de que se te apagan todas las neuronas, como cuando estás sedada, sueños de los que se agradecen y se disfrutan . Volví a ser consciente de mí al despertar, antes de abrir los ojos lo primero que hice fue sentir la suavidad del cobertor de pelito rozar todo mi cuerpo desnudo , después abri los ojos poco a poco , la primera vista fue del ventanal que daba a su jardín , estaba lloviendo . Todos esos elementos me llenaron el alma de sensación de paz. Al parecer desperté justo a tiempo , él venía subiendo los peligros escalones , venía hacia mí , a posar en mí esos ojos profundos en los que me daban ganas de caerme , se acercó y me acarició el pelo.
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No esperaré por ti
Pareja: Steve Rogers X Lectora (pasado).
Palabras: 360 palabras.
Clasificación: B.
Sinopsis: No necesitas a Steve.
Advertencias: Angst, mención de engaño.
N/A: Esta es mi entrada para Weekly Writing Challenge! #1 con la frase:
“No puedes irte y volver después de tanto tiempo y esperar que te reciba con los brazos abiertos.”
Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
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Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
Le diste una galleta a tu hija Sarah y otra al cachorro que tenía apenas unas semanas que acababan de adoptar, después de la pequeña te estuviera rogando por más de un mes por una mascota. Simplemente no podías decirle “no” a ella, de hecho se parecía mucho a Steve, aunque eso no te incomodaba, simplemente seguías fingiendo que él ya no existía.
No te diste cuenta que alguien las estaba observando en el parque, nada parecía sospechoso, tampoco cuando empezó a seguirte.
—T/N —Steve te llamó.
Por una fracción de segundo te detuviste, pero de inmediato seguiste caminando, aunque Steve las alcanzó.
—T/N, ha pasado mucho tiempo —Steve dijo.
—¿Quién es? —tu hija preguntó.
—Un antiguo compañero de trabajo —respondiste. —No tengo nada que hablar contigo —farfullaste lo suficientemente bajo para que tu hija no escuchara.
Steve volteó a ver a la niña que parecía un poco consternada y luego al cachorro, se hizo a un lado, no era el momento de hablar.
Viste el reloj, eran las once la mañana, aún no era hora de que Clarice regresara con tu hija de la escuela. John y Clarice se ocupaban de llevar a todos los niños que fueran mutantes de regreso a sus casas después de la escuela.
Abriste la puerta y la cerraste luego luego, pero Steve no lo permitió.
—¿Por qué no me dijiste que tengo una hija? —Steve te recriminó.
—No puedes irte y volver después de tanto tiempo y esperar que te reciba con los brazos abiertos.
—Simplemente desapareciste.
—Vi lo que hiciste con Sharon, tenía planeado que después de que pusieras a salvo a Bucky te iba a decir, sabes, no te necesitamos, es mejor que te vayas —sentenciaste.
—¿Todo está bien? —Lorna intervino, ni siquiera te habías dado cuenta de cuando habían llegado.
—Creo que deberías de irte, Rogers, aquí no eres bienvenido —Wanda dijo.
Steve bajó la vista y se dio la media vuelta para irse.
—Aún puedo llevar a Sarah por el helado que le prometí, ¿verdad? —Wanda preguntó, sin dejar de quitar la vista del camino.
—Claro, no ha dejado de hablar de eso desde que le dijiste.
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