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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
Cap I. Cap II. Cap III. +18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo. taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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El me esperaba en la puerta, de bata. Hacía ya algún tiempo que teníamos chats calientes y coincidíamos en fantasías, a el le encantaba recibir sexo oral y sodomizar chicos, a mi la idea de ser la pasiva sumisa de alguien me quemaba la cabeza. Sentí que debía dar el paso y me puse bella, depilada suave y perfumada y eche mano a la lenceria negra que se que se me ve rico. Un vestido ajustado con mangas y un abrigo ligero, mi peluca castaña y mis sandalias de tacones, tome mi bolsa con las cosillas necesarias de una chique, vibra, lubricante, viagra y una bombachita extra. Un ligero maquillaje y para su depto. 22 pm domingo, debo subir hasta un tercer piso y algunas vecinas siguen atentas al chisme. Se que se nota que no soy una chica y el maldito me hace esperar segundos eternos hasta que me abre la puerta. Me toma de las caderas, recorre el relieve de la braga por mi cola con sus manos calientes mientras me besa el cuello y me dice al oído que me va a llenar la cola de leche. Nunca como hombre pensé que una situación así fuera tan erotizante, mi ano comenzó a contraerse y relajarse y mi bombachita se humedeció. Se sentó en el borde de la cama, se abrió la bata y se recostó, "ponlo duro con la boca nena" y ni siquiera lo dude un instante, tome su pene con mi mano y engulli su glande, era algo discreto pero suficiente. Yo de rodillas frente a el, me sentía la esposa que libera la tensión del marido. Sin embargo, su pene empezó a ponerse rígido mientras lamia sus bolas y cuando quise acordar era una hermosa pija curva hacía arriba y con un duro glande en cono. Entonces la necesidad de sentir aquello dentro mío fue superior, corrí mi bombachita de lado, me alce la falda y me coloque a lo vaquerita sobre el. Su verga golpeaba contra mis nalgas, nos lubrique y con mi mano lo fui llevando al lugar, su glande en punta hizo todo más gentil y agradable, le pedí que no fuera brusco y no lo fue, lo comenzó a mover suavemente y con cadencia y sintió delicioso bien pronto. Me pide que lo bese y cuando lo hago, el me da una profunda estocada anal qué se sintió tan genial que se me escapó el sonido más gay de mi vida. Mi pene y bolitas eran un delicado bulto en la bragas ardiendo de exitacion, mis tetitas estaba rígidas en el corpiño, y mi cola subía y bajaba aquella estaca de carne caliente, sus manos tomaban mis muslos. "Cojete" me dijo, y lo hize, tan rico que supe que me iba a venir sin manos. Entonces el me tomo las caderas y empezó a controlar la velocidad y la profundidad de su pija, aumento el ritmo y la fuerza y lo único que atiné fue a correr mi tanga para liberar a mi pene qué desde el interior de lo más profundo de mi ser, fue sorprendido por un hermoso orgasmo en el vientre de ese macho maldito. Siento entonces como empuja y empuja su verga en mi explotando en un poderoso y viril orgasmo. Su pija late en mi cada vez que eyacula, yo acompaño cada latido con un genuino gemido de placer empalandome de verga lechera y caliente.
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Bonito siempre vienes así
sin tus zapatos
cómo es esa costumbre tuya de no hacer ruido desde la nación de nunca jamás
llegas lento por la ventana
siento en desesperación de un metro esa medida que es mala
y no me dejó correr a darte un brazo y otro
te regalo ahora mi afán de encontrarte aquí como eres tu
ave que paso un instante
dejaste tu olor de aire bajo la ala blanca se desgajo tu voz por cada hendidura de cada silencio
mi espera se hizo campanitas alegres de cristal
ay dios con usted
que deja florecitas y contento
sobre está ternura solita
pero ya no
llegué desde la orilla del tiempo aquí
corri con una limosna de fuerza
llegué a ver qué vino
ahora agradezco todas las veces
cómo puedo
yo no puedo mucho desde siempre
tengo en la prisión del tiempo un pie y mi ruido me trae de cada oreja
hago caso desde mil galaxias
estaba esperando y paso
paso bonito todo lo que tengo
tu
.
.
.
Para tu
Noviembre de 2019
Patas de gato 🐾🐾🐾🐾🐾
#poem#poetry#poets on tumblr#poetas méxico#poemas de patas de gato 🐾#my words#poetas en tumblr#Desde nunca jamás
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Enchanted
Leopold x fem!reader
Taylor Swift - Enchanted
My thoughts will echo your name, until I see you again
These are the words I held back, as I was leaving too soon
I was enchanted to meet you
Summary: Leopold, un caballero con elegancia de otra época, se encuentra en una ciudad moderna, lidiando con los altibajos de un mundo que no parece encajar con sus valores y estilo. Un día, en un parque, "paseando" al perro de su vecina ve a una joven que llama su atención de inmediato.
Category: Slow Burn Romance, Fish-Out-Of-Water, Meet Cute, Sweet and Lighthearted Encounters, Fluff, Period Piece Meets Modern World
{TW: Mild Social Misunderstandings, Brief Assumptions of Relationship Status, Nostalgic Yearning, Period-Modern Clashes, Wholesome Romantic Tension, Playful Banter**}**
El parque estaba particularmente animado aquella tarde, lleno de familias, bicicletas y alguna que otra ardilla que correteaba entre los árboles. Tomé un respiro, sintiendo el aire fresco de otoño mientras intentaba mantener el ritmo de Toby, mi perro de tamaño medio, que arrastraba su correa con la energía de un torbellino. Se emocionaba con cada pequeño movimiento y, francamente, era más rápido que yo para decidir qué dirección tomar.
—Toby, espera, tranquilo… —intenté calmarlo, aunque mi voz claramente no fue suficiente para detenerlo. Justo cuando me detuve para tomar aliento, me di cuenta de que ya no lo tenía a la vista.
A mi alrededor, gente y perros iban y venían, pero Toby… Toby había desaparecido en cuestión de segundos. Me giré a tiempo para verlo, allá a unos metros, corriendo hacia otro perro y su dueño. Aquel hombre tenía una postura recta, elegante, y aunque intentaba mantener el control de su perro, no parecía tener mucha experiencia con correas.
—¡Toby, no! —grité, comenzando a correr en su dirección, pero fue inútil. Antes de que pudiera hacer algo, mi perro se lanzó juguetonamente hacia el suyo, con tanta fuerza que logró desestabilizarlo. Para cuando llegué, aquel hombre, con su traje impecable y mirada de sorpresa, ya estaba en el suelo, con Toby saltando felizmente a su alrededor como si de un gran logro se tratase.
—Lo siento tanto —dije, intentando atrapar a Toby mientras sentía mis mejillas arder de vergüenza—. Normalmente es un poco travieso, pero esto... esto ha sido extremo, incluso para él."
Por un momento, no pude evitar reírme. Toby no dejaba de saltar alrededor del hombre como si quisiera felicitarlo por caer al suelo. La escena era surrealista: aquel caballero de aspecto pulcro, de porte tan distinguido, ahora en el suelo de tierra, y Toby con la lengua fuera, feliz de la vida.
El hombre me miró con una expresión que parecía debatirse entre la sorpresa y la exasperación. Sin embargo, tras un instante, sus labios se curvaron levemente en una sonrisa, y pude ver cómo sus ojos se llenaban de una chispa de diversión.
—Perdón… —dije entre risas, acercándome a él y extendiendo mi mano para ayudarlo—. No suele hacer esto... bueno, al menos no tan drásticamente.
Él miró mi mano, levantando una ceja con una especie de dignidad natural, antes de rechazarla cortésmente con un pequeño gesto.
—Le agradezco la intención, señorita, pero puedo valerme por mí mismo —respondió, incorporándose con precisión y sacudiendo ligeramente su abrigo, aunque era evidente que el polvo se había adueñado de su elegancia por completo.
Me mordí el labio, entre divertida y algo avergonzada. Él se irguió de nuevo, con ese aire impecable a pesar de la caída, y volvió su atención hacia mí, con una sonrisa ahora más sincera.
—Diría que su amigo aquí tiene una fuerza admirable... aunque quizá algo más de disciplina no le vendría mal.
Reí suavemente, encogiéndome de hombros mientras intentaba calmar a Toby, quien seguía disfrutando del caos que había causado.
—Tiene razón. No parece que la obediencia sea su punto fuerte.
A pesar de su formalidad, había algo en su forma de mirarme que transmitía un encanto casi cálido, como si la situación absurda lo hubiera divertido más de lo que dejaba entrever.
—Déjeme decirle que no veo muchos caballeros con... —me interrumpí, intentando encontrar las palabras correctas sin parecer demasiado directa— …bueno, con ese estilo tan particular.
Él bajó la mirada hacia su propio atuendo, como si recién recordara lo que llevaba puesto. Su chaleco cuidadosamente abotonado, el reloj de bolsillo asomando, y el abrigo de corte impecable parecían extraídos de otra época.
—¿Extraño? —respondió, alzando una ceja mientras sus labios formaban una leve sonrisa—. A decir verdad, es más bien usted quien va… inesperadamente desaliñada —añadió, con una nota de humor disimulado.
Sonreí ante el ingenio de su respuesta, notando el modo en que su porte formal parecía disolverse ligeramente. Me sentí tentada a seguir con el juego.
—¿Y qué se supone que haría alguien como usted, vestido para otra época, en un parque común? —le pregunté, cruzándome de brazos con una sonrisa que no lograba contener.
Él la mantuvo un segundo, como si disfrutara de la pregunta tanto como de mi reacción, y luego simplemente sonrió, encogiéndose de hombros con ese aire de misterio que parecía tenerle muy cómodo.
—A veces, uno termina exactamente donde debe estar, sin importar el siglo, —respondió, sus palabras tan enigmáticas como su mirada.
Justo en ese momento, el perro del hombre comenzó a sacudirse con entusiasmo, reclamando atención. Me agaché para acariciarlo, sonriendo ante su expresión amistosa.
—¿Cómo se llama? —pregunté, rascándole detrás de las orejas.
El hombre, que hasta entonces me había parecido elegante y seguro, frunció ligeramente el ceño.
—No tengo la menor idea. No es… —hizo una pausa, como buscando las palabras correctas—. No es mío, exactamente.
Levanté la vista, algo desconcertada.
—¿No es tuyo? —reí, mientras el perro lamía mi mano—. ¿Entonces… qué haces aquí, con él?
Él suspiró, lanzándole una mirada severa al animal, que parecía no tener ninguna intención de acatarla.
—Digamos que es… un préstamo, por así decirlo. Un acuerdo temporal, de mutua conveniencia.
Su manera de hablar, tan formal y algo anticuada, despertó aún más mi curiosidad. Había algo en su tono que hacía que cada palabra sonara como si viniera de un libro. Me crucé de brazos, entretenida por el enigma.
—Eso suena muy… diplomático —le respondí, esbozando una sonrisa—. Suelo escuchar “estoy cuidando al perro de un amigo” o “me pidieron que lo paseara”, ya sabes, algo… menos ‘de época’.
Él entrecerró los ojos, con una expresión entre divertida e intrigada.
—Pues, señorita, algunas costumbres de nuestra época no son tan malas… aunque debo confesar que su interpretación no es incorrecta.
Asentí, divertida, sin dejar de acariciar al perro.
Mis pensamientos divagaban, cuestionando si este encuentro no se volvería aún más interesante. Este hombre, tan fuera de contexto, parecía intensamente cómodo en su aire misterioso, y por alguna razón, la mezcla de sus maneras y su ropa hacían que me sintiera como en otra época. Me encontraba cada vez más tentada a seguir la conversación con él.
Sonreí, sin poder evitarlo.
—¿Siempre hablas así? Porque, bueno… estamos en pleno siglo XXI, y la forma en la que te expresas es… —me detuve, buscando una palabra adecuada—… divertida. Pero es raro, en el mejor sentido.
Él inclinó levemente la cabeza, como si analizara mi comentario.
—¿Divertida, dices? —preguntó, alzando una ceja con una ligera sonrisa—. No esperaba que elocuencia y diversión fueran palabras cercanas en este tiempo. Aunque confieso que algunas expresiones modernas… me cuestan.
Antes de que pudiera contestar, su perro tiró suavemente de la correa y se sentó en el césped, jadeando visiblemente.
—Creo que tu compañero necesita agua —le dije, señalando con la cabeza hacia el perrito que estaba casi tumbado en el suelo, respirando con fuerza.
—¿Acaso intenta decirme algo? —murmuró él, observando al perro con una curiosidad casi ingenua.
Contuve una risa, divertida por su desconcierto.
—A la vuelta del parque hay una fuente de agua para ellos. —le indiqué—. Podrías llevarlo allí, si quieres que recupere un poco de energía.
Él me miró, entre agradecido y sorprendido.
—Muy amable de tu parte, señorita… —dijo, y por un segundo, pareció dudar si debía preguntar algo más o no.
Me encogí de hombros, con una sonrisa.
—Lo hago más por el perro que por ti, pero si quieres, te acompaño —le respondí, guiñando un ojo mientras comenzaba a caminar en dirección a la fuente.
Él comenzó a caminar a mi lado, manteniendo una ligera distancia, como si la cercanía con alguien que acababa de conocer fuera una cuestión seria de etiqueta.
—No he tenido el placer de saber tu nombre —dijo, mirándome de reojo, con ese aire de formalidad que ya parecía natural en él.
—Me llamo Isa, Isabella—respondí, observándolo con una sonrisa—. Y tú… ¿tienes un nombre, o prefieres que te llame 'Señor siglo XVI'?
Eso arrancó una sonrisa sutil en sus labios.
—Muy graciosa, mi nombre es Leopold Alexis Elijah Walker Thomas Gareth Mountbatten.—Hizo una pequeña inclinación de cabeza, como si fuera parte de una presentación ceremonial—. Un gusto, Isabella, un bello nombre tienes.
Reprimí una risita y asentí.
—¿Así que... ‘Leopold’? Bueno, sin incluir los otros cinco nombre más que tienes, suena igual de antiguo que el resto de tu estilo. Me gusta, combina contigo —bromeé.
Caminamos unos metros en silencio, pero él parecía pensativo, como si sopesara mis palabras.
—Me pregunto… —dijo al fin, mientras sus ojos paseaban por el parque— si la vida en el siglo XXI es tan diferente como parece a simple vista. La gente se viste de una manera curiosa, y pareciera que el tiempo es algo que siempre se escapa.
Lo miré, sorprendida.
—Supongo que sí. Todo va rápido, y no sé si realmente todos entendemos el valor de cada momento… O al menos de cómo lo entenderían en tu… época —le dije, dejándome llevar un poco por su manera de hablar—. Aunque pareces adaptarte bien, con todo y el traje.
Él me lanzó una mirada rápida, llena de esa mezcla de sorpresa e intriga que llevaba desde que nos conocimos.
—Intento hacerlo. Aunque, debo decir que algunas cosas del presente aún me confunden bastante.
Llegamos a la fuente de agua y señalé el bebedero para perros, donde su compañero de cuatro patas casi saltó de emoción, bebiendo de inmediato.
Leopold sonrió, agradecido.
—Aprecio tu compañía y ayuda, señorita Isabella. No sé si habría llegado aquí sin ella.
—Tranquilo, me aseguré de que sobrevivieras al siglo XXI —bromeé, guiñándole un ojo.
Cuando el perro de Leopold terminó de beber agua, me di cuenta de que el carrito de helados estaba a pocos pasos de nosotros. Una idea traviesa me cruzó la mente. Tomé a Leopold suavemente del brazo, sintiendo cómo se tensaba ligeramente ante el gesto, y lo guié con una sonrisa.
—¿Qué haces? —preguntó, un poco desconcertado, mirándome como si acabara de proponerle una locura.
—Te estoy llevando a vivir la experiencia completa del siglo XXI. —Lo miré divertida, soltando su brazo solo cuando llegamos frente al carrito de helados—. ¿Te gusta el helado?
Él me observó, curioso, y después miró el carrito, con sus colores brillantes y la fila de personas esperando su turno.
—Helado… si, he oído hablar de él, pero no estoy seguro de haberlo probado.
No pude contener una sonrisa. Había algo inexplicablemente tierno en su manera seria de observar todo, como si estuviera analizando los detalles con sumo cuidado.
—Entonces será una primera vez —respondí, emocionada. Mientras revisaba la lista de sabores, traté de contener una risa al imaginarlo probando helado por primera vez—. ¿Qué te parece… uno clásico, como vainilla? O podrías ser más aventurero y probar algo nuevo… aunque con tu estilo, la vainilla te quedaría bien.
Él arqueó una ceja y asintió.
—Lo que tú sugieras, señorita. Confío en tu buen criterio en estos asuntos.
Pedí un par de helados y le extendí uno a él. Leopold lo tomó, mirándolo como si le acabara de dar una pieza de arte extraña.
—¿Y ahora? —preguntó, sosteniéndolo con cierto recelo.
—Pues, ahora lo comes —me reí suavemente y le mostré cómo dar el primer mordisco.
Él siguió mi ejemplo, probando un poco de helado, y al instante su expresión cambió de sorpresa a una sonrisa genuina.
—Debo admitir que… esto está delicioso. Aunque también bastante frío —dijo, riendo casi a regañadientes, mientras el helado se derretía un poco en su mano.
Nos quedamos ahí, disfrutando de nuestros helados, y él parecía casi absorto en la simpleza del momento, como si estuviera en un mundo nuevo.
Leopold miró el helado en su mano, luego a mí, con una expresión de leve preocupación.
—Me temo que debería compensarte por esta experiencia… pero no tengo moneda alguna en mi posesión —dijo con tono serio, aunque se notaba su leve incomodidad.
Reí suavemente, sacudiendo la cabeza. —No te preocupes, va por cuenta de la casa. Considera el helado como un regalo.
Él asintió, agradecido, aunque parecía tomarse la falta de dinero más en serio de lo que imaginé. Aun así, retomamos el paso y comenzamos a caminar en dirección a la ciudad, cada uno con su helado en mano y sus perros avanzando a nuestro lado. Noté que el ruido de la ciudad parecía llamarle la atención cada vez más; sus ojos recorrían los edificios modernos, los vehículos y la gente como si fuera un espectáculo.
—¿Siempre está todo tan… activo? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio.
—Sí, esta parte de la ciudad no descansa. —Lo miré, divertida—. Me imagino que debe ser muy diferente a lo que estás acostumbrado.
—Diría que es… excesivo —respondió, aunque sonrió levemente—. Aunque, admito que encuentro ciertos encantos en su caos.
Solté una risa y, sin darme cuenta, la conversación continuó hasta que nos acercábamos cada vez más a mi calle. Sus respuestas y observaciones, tan diferentes a las de cualquier persona que hubiera conocido, despertaban una curiosidad en mí difícil de ignorar. Y, a medida que avanzábamos, el camino de regreso a casa pareció acortarse más de lo que esperaba.
—Bueno, aquí estamos —dije, señalando mi edificio, con una leve mezcla de pesar y sorpresa por lo rápido que había pasado el tiempo.
Él se detuvo, mirándome con una expresión en la que pude ver el reflejo de aquella misma sorpresa. —Entonces, esta es tu morada… —dijo, como si el término “casa” fuera insuficiente para describirla.
Reí suavemente y asentí, manteniendo la puerta abierta. —Sí, aquí es donde vivo.
Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que él dio un paso hacia atrás con una ligera inclinación de cabeza. —Aprecio mucho tu… hospitalidad, y el curioso sabor del helado —dijo, mirándome—. Ha sido… realmente peculiar, gracias.
Me reí, sintiendo que lo que parecía un adiós formal escondía algo más.
—Ciertamente lo ha sido, Leopold —respondí, con una pequeña sonrisa—. Tal vez, si alguna vez te encuentras sin alguien que te explique las peculiaridades de este siglo, podríamos repetirlo.
Él pareció considerar mis palabras, y en su mirada, por un instante, vi algo de aquella chispa que había visto antes.
Justo cuando iba a hablar para despedirse, una figura apareció de la nada, casi como si hubiera salido del viento mismo. Una chica de cabello rubio, corto y liso, con una expresión entre preocupación y exasperación, corrió hacia nosotros. Parecía agitada, y al reconocer a Leopold, frunció el ceño.
—¡Leopold! Llevo un buen rato buscándote —dijo, con voz firme, cruzándose de brazos.
Él, sorprendido, alzó las cejas y le dedicó una leve reverencia. —Oh, mis disculpas. Me he… entretenido un poco más de lo que anticipaba.
La chica soltó un suspiro y lo miró con una mezcla de familiaridad y regaño que me hizo sentir como si estuviera presenciando algo privado. Suspiró otra vez, mirándome ahora con curiosidad, antes de volver a dirigir su atención a él.
—Por favor, no te alejes tanto la próxima vez —le dijo con un tono algo suave, pero con una mirada que dejaba claro que no era una simple petición.
Sentí una leve incomodidad, como si de repente hubiera irrumpido en una escena en la que no tenía lugar. La familiaridad con la que se hablaban y su postura protectora hacia él dejaron una impresión que no podía ignorar. ¿Sería… su novia? La idea hizo que una leve incomodidad se asentara en mi pecho, y de pronto, el momento se sintió como una despedida inevitable.
Leopold notó mi expresión y se volvió hacia mí, pareciendo un poco más reservado.
— Gracias nuevamente, Bella. Ha sido una tarde… inolvidable —dijo con una leve sonrisa, mirándome por un instante más largo de lo necesario antes de dar un paso hacia atrás.
Asentí, sonriendo con algo de nerviosismo, sin saber muy bien qué decir. —Claro, un placer haberte conocido, Leopold.
Con una última inclinación de cabeza, él se dio la vuelta y comenzó a caminar junto a la chica, quien seguía lanzándome miradas ocasionales. Al verlos alejarse, no pude evitar preguntarme si lo volvería a ver alguna vez.
Los observé mientras se alejaban, un poco desorientada y sin saber muy bien cómo sentirme al respecto. La puerta estaba a solo unos pasos, así que me giré para entrar en mi edificio, cuando escuché mi nombre resonando en el aire.
—¡Espera!
Volteé rápidamente y ahí estaba Leopold, con esa intensidad en sus ojos y una leve sonrisa en el rostro. Dio unos pasos hacia mí, ignorando a su acompañante que lo miraba con incredulidad, y se detuvo lo suficientemente cerca como para que nuestras miradas se encontraran de nuevo.
—¿Podrías anotarme tu dirección? —preguntó con esa voz tan particular, formal y a la vez suavemente intensa—. Sería un placer… saber más de ti. —Se inclinó ligeramente hacia mí y, con una sonrisa encantadora, añadió—: Porque no he encontrado en esta ciudad algo tan interesante como tú y.. me gustaria recompensarte por el helado.
La sinceridad en su mirada y ese comentario me hicieron sonreír, y cualquier duda que tuviera se desvaneció en el acto. Saqué un papel y buscando una lapicera en mi bolso, le di mi número, tratando de ignorar el latido acelerado de mi corazón.
—Quiero verte pronto, entonces —dije, mordiéndome un poco el labio mientras anotaba mi número y mi dirección en el papel.
Él sonrió, guardando el papel con cuidado. —Eso espero, sinceramente.
Al final, nos despedimos, y cuando me giré para entrar, no pude evitar sentir que todo acababa de dar un giro inesperado y maravilloso.
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El alien del baño
No tenía intención de ayudar al monstruo, pero en cuanto vi que necesitaba ayuda, supe qué hacer. Mientras abría mi mochila, podía oler el extraño aroma de la criatura que había atrapado dentro. La viscosa criatura se deslizó por las baldosas y luego se escondió dentro de la ducha, entre las diversas botellas de champú que mi compañera de habitación había dejado allí perezosamente con el líquido limpiador goteando por los lados. Salí del baño en cuanto escuché el golpe.
—Vamos, hombre. Tengo que prepararme para ir a trabajar. Juca estaba en la puerta. Me apresuré a esconder mi bolso y luego tiré de la cadena para que pareciera que había estado usando el baño.
"Aquí tienes."
—Por fin, hombre. Pasó a toda prisa junto a mí y la puerta se cerró con un crujido. El agua empezó a correr y yo estaba esperando hasta que oí que la puerta corrediza de cristal se cerraba. Se oyó el crujido y entonces empujé la puerta para abrirla, esperando encontrar a mi compañero de habitación convulsionando en el suelo o algo así, pero en cambio estaba presionado contra el cristal de la puerta de la ducha. El vapor no había dificultado la visión a través de ella, así que todavía podía ver su polla y su cuerpo apretado. La viscosa criatura verde tenía una silueta entre sus piernas y cuanto más desaparecía dentro de él, más dura y larga se volvía la polla de mi compañero de habitación. La tensión en mis pantalones me hacía arrastrar los pies en mi lugar para ponerme más cómoda. El último baba verde se deslizó dentro de él y luego vi cómo se arrastraba justo debajo de su piel, apareciendo un bulto en su pecho y luego extendiéndose por todo su cuerpo. La ducha seguía funcionando y cuando se apartó del cristal continuó duchándose.
—¿Vas a entrar? —dijo, mientras el agua salpicaba sus hombros sobre la puerta. Me quité la ropa y dejé un rastro hasta la ducha, abrí la puerta y entré con mi compañero de cuarto. Casi de inmediato, me rodeó con sus brazos y me besó. Sus labios estaban suaves y húmedos por el simple hecho de estar debajo del agua corriente y podía sentir el cosquilleo de su bigote. Su lengua invadió mi boca mientras mis manos se deslizaban por su resbaladiza espalda y apretaban su apretado trasero. Su polla estaba presionando contra mí y podía sentir su palpitar mientras rogaba por placer. Me aparté y besé el cuerpo de mi compañero de cuarto hasta que estuve de rodillas con su miembro erecto en mis labios. Abrí lentamente la boca y rodeé la punta de su polla con mi lengua antes de llevármelo lentamente a la boca. Me moví y agarré su trasero para atraerlo más fuerte hasta que comenzó a empujarse. Lo acaricié mientras empujaba más rápido, su cabeza cayó hacia atrás para dejar escapar gemidos de esos labios húmedos. Antes de dejarlo explotar, me levanté y me giré contra el vidrio contra el que estaba presionado. Al principio dudó, pero luego sentí su polla deslizándose dentro de mí. Me estiré por encima de la puerta y me agarré de lo que pude hasta que el dolor se convirtió en puro placer, recorriendo mi cuerpo cada vez más a medida que él embestía dentro de mí. Podía sentirlo acumulando presión y tiré de mi propia erección hasta que me corrí, chorros blancos estallaron en el vidrio. Chase me estaba sujetando con todas sus fuerzas y luego, con grandes empujones finales, explotó dentro de mí. Sus jugos brotaron de mí mientras se retiraba. Me giré para mirarlo, notando el sonido de la ducha una vez más.
—Ustedes los humanos tienen un ritual de placer interesante —dijo. Era muy extraño oírlo hablar así.
- "Se llama sexo". Yo todavía estaba jadeando.
“Interesante. Será divertido aprender sobre la forma humana y todas sus capacidades”. Se miró a sí mismo, flexionó los pectorales y me hizo un pequeño espectáculo. Se me estaba poniendo un poco duro de nuevo.
“¿Ve algo de esto?”, pregunté.
—Él está despierto cuando yo estoy despierto, pero nuestras mentes se han unido y él siente lujuria por ti como yo ahora. —Me atrajo hacia él otra vez, su cuerpo goteando agua.
“Bueno, sigamos adelante para poder enseñar más sobre los humanos y tal vez más adelante pueda estar en la cima”.
“¿Qué significa eso?”, dijo.
—Tendrás que esperar y descubrirlo —le guiñé un ojo.
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Titulo:Cola👇🤨
Sinopsis: rocma pone a prueba el consejo de la cuñada de idate.
/un poco sugerente/rocma toca lascivamente a idate sin saberlo/idate esta igual de confundido/
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...Entonces idate sintio algo deslizarse desde la punta de su aleta caudal hasta rozar la base que la unía a la parte baja de su espalda.
La orca se desplomó de rodillas en el proceso,aturdido en rojo porque por alguna razón sus piernas se sintieron como gelatina cuando la almohadillas suave de los dedos de rocma rozaron un punto demasiado sensible cerca de la base de su cola.
Cuando idate trató de componerse y mirar hacia atrás para ver que demonios estaba ocurriendo, se sorprendió gratamente al ver a la depredadora ártica detrás de él cerniendose con autoridad sobre su cola de orca.
Una de sus zarpas sostenía la base superior, mientras la otra permanecía debajo tocando de manera superficial.
Ella miro la extraña respuesta fisica con interés.
Evaluando sus reacciones...
Aparentemente asimilando que acaba de hacerlo poner de rodillas solo con el roce descuidado de sus manos sobre la protuberancia alargada.
Idate trató de pronunciar su nombre o cuestionar sobre sus intenciones ,sin embargo se sorprendió al fallar en formar alguna palabra coherente.
Su garganta se sentía apretada y tensa.
Sentia la misma presión en su pantalon,pero eso ya era algo mas común cuando se trataba de la shirokuma-chan.
Lo que no fue tan normal,fue el escalofrío que lo azotó cuando los dedos de rocma se deslizaron de nuevo sobre la parte baja de su péndulo caudal.
Y ni hablar del ruido que salió de su garganta cuando sintió su toque nuevamente en el punto sensible de su piel.
Idate casi se tapó la boca por el ruido que emitio desde lo profundo de su pecho,Sorprendido al igual que escandalizado por haber gemido de esa forma.
No le extrañó sentir la mirada gélida de rocma sobre su nuca.
Acaba de estremecerse y maullar como una puta con solo el toque descuidado de sus dedos.
Idate comenzó a sentir el sudor resbalar por su cuello mientras su garganta se secaba.
No tenía idea de lo que estaba estaba sucediendo y aunque quisiera no se atrevía a moverse bruscamente entre sus manos.
Sus cola hiba a recibir heridas letales y con lo sensible que era,idate prefirio no correr el riesgo.
Otra cosa fue…Que extrañamente,no se sentía con voluntad de resistirse a su toque.
Cada pequeño roce de la almohadillas de dedos de rocma hizo temblar sus piernas y envió placentero escalofrío por su columna vertebral.
La cabeza de idate se sentía tan pesada que recostó su frente contra la fría nieve.
Los pinchazos helado se sintieron tan refrescante contra su rostro febril.
Ojalá hubiera podido sentir la misma frescura y alívio en el resto de su cuerpo que quemaba y se retorcía de frustración por tener 'algo mas.'
Rocma retrocedió en su toque y volvió a aquel punto cerca de la base de su cola.
Él volvió a gemir.
Desesperado y suplicante por algo que ni él mismo entendía.
El nudo en el estómago de idate se volvió mas tenso conforme su respiración se volvia inestable,la vista de la orca comenzo a nublarse en los bordes cuando ella volvió a raspar el punto placentero con más fuerza.
¿...Fue una tortura?
¿Humillación?
¿...Estaba él en el cielo o el infierno?
Si la cabeza de idate no estuviese tan enterrada en la nieve quizás hubiera visto la usualmente expresión fría de rocma elevar la comisura de sus labios con humor.
El hombre escucho algo parecido a un bufido de parte de ella,y en su mente delirante pensó que se estaría burlando de él.
con dificultad,idate trató de mirar hacia atrás para ver el rostro frío de su amor platónico sonreír almenos una vez en su vida,Pero apenas se incorporo sobre sus codos otra corriente de electricidad volvió a atravesarlo con una fuerza que lo hizo desplomar su cabeza contra la nieve denuevo.
Está vez no pudo contener su boca -" aaah-Ah!~ …. aaah!de-detente!!"- diferente de sus roncas suplicas, sus caderas se empujaron de forma inconciente contra la figura de rocma detrás de él,Casi buscando como por instinto más de ese toque intoxicantemente tosco sobre su piel sensible.
Rocma había comenzado una ronda rápida de caricias en esa parte en concreto,como animada por las pateticas suplicas de idate.
Ella tuvo intervalos donde raspo con más fuerzas haciendo que al hombre se le empañaran los ojos por la intensidad.
Está vez los ruidos no cesaron incluso cuando los gemidos y jadeos fueron amortiguados contra la nieve.
Idate exhalo por la nariz,sus puños estaban raspando sobre el suelo y amontonando la nieve debajo de sus dedos enguantados en un intento torpe de sujetarse de algo.
Se sentía tan antinatural ese placer.
Pero no quería que se detuviera.
Idate no supo expresar el sentimiento o porque estaba tan debilitado por el.
En el pasado había regañado a nagi por tantear en la parte inferior de su cola de esa forma descuidada,Sin embargo el toque inocente de aquella vez sólo envió un escalofrío incómodo por todo su cuerpo y simplemente decidió que era una sensación que no le gustaria repetir.
Pero por algún motivo que desconoció, el extraño y incomodo sentimiento de aquella vez parecía transformarse en algo más..Desgarradoramente Placentero y frustrante cuando fue el toque tosco pero suave de las manos de su amor platónico.
La orca movió su rostro contra la nieve,ya enloqueciendo por el roce rápido que amenazaba con romper una especie de tensión en la parte inferior de su estómago.
La cola de idate comenzó a tener pequeños espasmos involuntarios,pero rocma la mantuvo firme y erguida con su agarre.
-"..E-esper-Aah~!"- las palabras de idate fallaron y resonaron como gemido duro cuando sintió las garras de rocma rasparlo superficialmente- "..kuh… uhhh!!"-emitió la orca casi como si lloriqueara, nuevamente abrumado debajo del filo de sus mimos.
Él movió su mano sobre su espalda con dificultad,buscando desesperadamente disminuir el ritmo de los toques de rocma-"des..despacio..ah-Aah~…no..-puedo.. yo…shirokuma-chaan~….. "- suplico torpemente entre profundos jadeos mientras con su mano temblorosa sujeto la muñeca de rocma como con desesperación, ya abrumado por la sensación persistente de estimulación.
Ella pareció apiadarse de él porque su ritmo se detuvo abruptamente,idate suspiro aliviado,finalmente estabilizando su respiración errática,pero cayendo flacido en suelo.
¿Una derrota humillante?
Fue vergonzoso sin duda,pero se sentía tan estrañamente feliz y adormecido.
Finalmente se reincorporo un poco y Cuando miro hacia atras se encontró con la mirada fria de aquella mujer oso que tanto le gustaba.
Ella estaba estudiandolo otra vez.
Eso le gustó,esa mirada filosa sobre él.
"eso fue… tan…" La mente adormecida de idate trató de asimilar la experiencia lo mejor que pudo.
Rocma parecio concluir su línea de pensamiento cuando escupio un - "asqueroso…"- mientras arrugaba su nariz hacia él-" ¿algo así te llevo al límite?..ugh..¿ Eres alguna especie de degenerado?"- lo reprendió ella estrechando su mirada en él con repulsion.
Ella solto su agarre sobre su cola con asco,restregando sus manos contra la falda de su vestido como si hubiera tocado algo sucio.
Idate parpadeó confundido por el significado de sus palabras, pero tan pronto como miro entre sus propias piernas entendió a que se refirió con "ser llevado al limite".
En su defensa, no sabia que podía pasar eso.
En retrospectiva,ella acababa de descubrir un punto debil suyo espeluznante.
Pero parecía más decepcionada que otra cosa-"tch…que perdida de tiempo"- la escucho maldecir por lo bajo mientras chasqueaba la lengua.
La vio alejarse con la misma calma con la que se acercó,Él realmente quiso perseguirla para obligarla a explicar qué demonios había sido todo eso.
Pero.. al mismo tiempo se sentía tan … tan ……
¿Felizmente ultrajado?
¿Placenteramente humillado?
Y pues…. En el fondo temió que si la perseguía terminaría rogándole que lo hiciera de nuevo.
Y idate sabía que aún no estaba mentalmente listo para pasar por eso otra vez, por mucho que su cuerpo doliera con la ausencia de su toque.
él no estuvo listo....Por ahora.
.
.
.
fin 💀
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"Déjame cuidar de ti, amor"
Hello amixes! Este es mi pequeño aporte (de 600 palabras más o menos) para el reto que de mi amada Cali @the-californicationist. Hace mucho tiempo que no escribo ficción, o algo que no sea de trabajo, así que puedo estar un poco oxidada.
Aproveché que me he sentido muy estresada y solo quiero que uno de los chicos de COD me cuide. ¡Espero que les guste! Va con mucho amor.
_________________
Era un viernes por la noche cuando llegaste del trabajo, tu cabello húmedo y la ropa goteando porque ¡sorpresa! Comenzó a llover, no habías llevado un paraguas y tuviste que correr por todo el estacionamiento, usando unos lindos pero incómodos zapatos de tacón. Tu semblante era tan feroz como el clima, un ceño fruncido que provocaría un dolor de cabeza más tarde y los labios torcidos en una mueca que no aflojó al oler esa rica loción después del afeitado que tu hombre usaba, las notas de un perfume ahumado embriagaron tus sentidos y condujeron tus pasos hacia el pequeño balcón, donde podías atisbar la poderosa fisionomía del susodicho.
Cuando escuchó el golpeteo de los pies en el suelo de madera pulida se volteó, dejando caer el vaso sobre la mesa de cristal y atrayendo toda su atención. Sus ojos, tan profundos e intensos, bebían el contorno de tu figura mientras te quitabas la ropa mojada, dejándola en el suelo sin importarte que parecieras desesperada.
— ¿Algo que te esté molestando, amor? —preguntó, alisando su regazo y tendiéndote la mano para que pudieras sentarse a horcajadas sobre él.
Suspiraste, dejándote caer sobre su cuerpo robusto y cálido, presionando tu rostro en la deliciosa curva de su cuello. Llevaste las manos a su pecho descubierto por la camisa blanca desabrochada, acariciando los pectorales cubierto de vellos que escondían tiernas pecas y cicatrices tenebrosas por toda su piel tostada luego de haber combatido en numerosas guerras.
—Es esa perra en el trabajo de nuevo, no deja de molestar y mis jefes no hacen nada para detenerla —murmuraste, subiendo los delicados dedos para acariciar el contorno de su mandíbula fuerte.
—Amor, solo tienes que decir la palabra y está hecho. No tienes que seguir trabajando cuando soy más que capaz de cuidar de ti y darte todo lo que necesitas —contestó el mayor, su mano izquierda amasando la carne desnuda de sus muslos, mientras que la otra sujetaba tu cuello y te instaba a mantener el contacto visual.
Como un depredador que acecha a su presa, se inclinó y a su vez te acercó por el agarre en tu cuello, para delinear tus labios con su traviesa lengua antes de devorarte en un beso que inició un incendio forestal desde tu pecho hasta tu vientre. La boca del hombre te bebía como el líquido que yacía olvidado a su lado, mordiendo los labios, chupando sensualmente la lengua y comiéndote con abandono, consumido por la pasión reprimida entre tu estresante trabajo y la pila de informes que le esperaba después de cada despliegue.
—No quiero ser una carga para ti… —afirmaste entre besos, enterrando las uñas en su pecho y acariciando la piel lastimada por la fuerza con la que te sujetabas.
Para ese momento, sus manos callosas y experimentadas dirigían los movimientos de tu cuerpo en su regazo, permitiéndote sentir la fuerza de su virilidad que se presionaba deliciosamente contra tu clítoris vestido. La ropa interior húmeda se pegaba a ese lugar que ardía de deseo por tu hombre, que estaba muy ocupado en convencerte para que fueras una buena ama de casa para él y dejarás de sufrir tanto a manos de un trabajo donde no te valoraban.
—Dame la oportunidad y te daré el mundo eterno, amor.
Sus palabras se escucharon como un ronroneo seductor para tus oídos, acompañado de sus manos tirando de las pocas prendas que tenías para desnudarte a sus ojos y hacerte suya nuevamente, esta vez para siempre, mientras planeaba un futuro donde estuvieras llena con sus bebés regordetes y lo esperaras con los brazos abiertos al retirarse.
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Corría,
Corría tan rápido que mis pulmones se agotaban,
Corría como si mi vida dependiera de ello,
Corría sin cuestionar porque era lo único que sabía hacer,
Hasta que un día
Me detuve de golpe…
Sentía que estaba empezando a recapacitar
Ante mi accionar,
Como si no tuviera sentido mi marcha,
Preguntándome si realmente valía la pena
Mi esfuerzo;
De repente
No tenía fuerzas,
No tenía coraje,
No sentía nada,
Todo se ponía más lento,
Todo lo que me impulsaba seguir fue arrebatado;
Sentía que había perdido mi enfoque,
Me sentía perdida,
Como si me fueran borrado los recuerdos
De la razón de mi afán,
Y pase de correr a caminar,
De caminar a dar tres pasos
Y de dar tres pasos a quedarme inmóvil;
Aún no recuerdo porqué corría,
Aún no recuerdo qué me generaba adrenalina para hacerlo,
Aún no recuerdo nada
Y cada vez se pone peor,
Solo sé que estoy estancada
En un frondoso bosque donde no veo salida.
-Ay, Carolina.
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CAPITULO 52 - UN NUEVO COMIENZO
|| Liam... viniste... No me imaginé que te vería... cuánto me alegra tenerte conmigo || le dije entre sollozos, sintiendo el alivio de tenerlo a mi lado en este momento tan doloroso.
|| Haría lo que fuera por ti, amor. Por eso estoy aquí... || Exclamó Liam mientras yo permanecía abrazada a él, llorando desconsoladamente. En ese momento, no me importaba lo que pensaran los demás ni sus opiniones. Todo lo que deseaba era su presencia. Finalmente, al calmarme un poco, lo miré y le dije:
|| Gracias por estar aquí. Necesitaba tanto de ti ||
Liam, con una ternura palpable, tomó mi rostro y secó mis lágrimas con delicadeza. Me miró con cariño y dijo:
|| Yo también necesitaba verte. Tenía que estar aquí contigo en estos momentos. Perdóname por no haber llegado antes ||
|| No importa. Lo que importa es que estás aquí || respondí, sintiendo un alivio profundo. Luego, la realidad me golpeó y recordé el compromiso de Liam. Miré a mi alrededor, dándome cuenta de su situación actual || Liam... ¿Qué pasa con Madeleine? ¿Y el tour? ¿No está molesta? ||
|| Sinceramente, no me importa lo que Madeleine piense. Además, he suspendido el tour temporalmente || dijo Liam con determinación.
|| ¿Suspendiste el tour? || pregunté, confundida pero antes de que Liam pudiera explicar más, mi padre se acercó. Liam lo miró, visiblemente desconcertado.
|| ¿Hija, todo bien? || preguntó papá.
|| Sí, todo está bien || respondí, tomando la mano de Liam y guiándolo hacia mi padre || Papá, él es el Rey Liam Nielsen de Cordonia. Liam, te presento a mi papá, Sam Beckett ||
|| Mucho gusto, señor Beckett || dijo Liam, extendiendo la mano.
|| El gusto es mío, Su Majestad || respondió papá, estrechando su mano.
|| Por favor, llámame solo Liam || dijo con una sonrisa cálida.
|| Siempre y cuando tú me llames Sam || dijo sonriendo también.
|| Trato || Respondió Liam sosteniendo con fuerza mi mano, mientras yo me sentía aliviada de tenerlos a ambos a mi lado.
|| Muchas gracias Liam por venir… es muy amable de tu parte || le dijo mi padre.
|| No es ninguna molestia. Cuando Drake me avisó que la mamá de Riley estaba mal, no lo pensé ni un segundo y salí para acá || dijo Liam, alzando la vista || Por cierto, ¿dónde está Drake? ¿No venía con ustedes? || preguntó, mirando a su alrededor.
Fue entonces cuando me di cuenta de que Drake ya no estaba. Al correr hacia los brazos de Liam, no me percaté de que lo había dejado solo. Papá aclaró su garganta y me miró fijamente.
|| Drake me dijo que subiría a su habitación porque se sentía un poco cansado || explicó papá. Me sorprendió que Drake no hubiera saludado a Liam, ya que no es típico de él. De repente, recordé lo que ocurrió ayer. Miré a Liam y vi su expresión de sorpresa.
|| ¿Subió? ¡Debe estar bastante cansado para no acercarse! || dijo Liam, pensativo. Justo en ese momento, su celular comenzó a sonar || Si me disculpan, debo contestar esta llamada ||
Liam se alejó unos pasos para atender el teléfono. Me volví hacia papá, con una creciente preocupación.
|| Papá, cuando Drake se fue, ¿dijo algo más además de que estaba cansado? || pregunté, con un tono de preocupación. Mi papá me miró con tristeza.
|| No, hija. Solo mencionó que había llegado a quien realmente necesitabas || Las palabras de mi padre fueron un golpe doloroso. Me dolió escuchar eso; no quería lastimar a Drake y, con mi comportamiento impulsivo de ayer, había complicado las cosas || Para serte sincero, se notaba que Drake estaba bastante triste, especialmente cuando te vio correr a los brazos de Liam. Se hizo evidente lo incómodo que se sintió ||
|| Papá, soy una tonta... || exclamé, sintiendo una ola de remordimiento. En ese momento, Liam regresó.
|| Mil disculpas. Bueno, ¿qué les parece si vamos a comer algo? O, amor, ¿estás muy cansada? || preguntó Liam, mirándonos. No tenía hambre; solo quería bañarme y dormir, pero no supe cómo decírselo.
|| Me parece una buena idea... Vamos || dije, sonriendo, lo que sorprendió a mi papá.
|| Qué bueno que te haya vuelto el apetito, hija. Hace unos minutos no tenías hambre. Parece que necesitabas a Liam para recuperar el ánimo || comentó papá.
|| ¡¿Papá?! || exclamé, abriendo los ojos en señal de reproche mientras mi papá sonreía. No puedo negar que la presencia de Liam me devolvió las ganas de seguir adelante. Yo solo sonreí, avergonzada, mientras Liam me miraba y sonreía.
|| ¿No me digas, Sam?... Qué bueno que vine || dijo Liam, abrazándome por un costado y dándome un beso en la frente || Muy bien, será mejor irnos, porque esta hermosa mujer necesita alimentarse… ¿Será que Drake quiere ir? || Liam sacó su celular y comenzó a llamar a Drake, pero por muchos intentos que hizo, él nunca contestó || Bueno, creo que seremos solamente los tres… Vamos ||
**
Liam nos llevó a comer al Le Bernardin, el mejor restaurante de Manhattan. A pesar del dolor que todos sentíamos, la comida fue un respiro de consuelo. Liam y mi papá congeniaron de inmediato, como si fueran viejos amigos, creando un ambiente cálido y acogedor. Era reconfortante ver a Liam tan relajado y auténtico en medio de la tormenta emocional.
Cuando llegó el momento de que mi papá regresara a Boston, Liam me acompañó a despedirlo.
|| Liam, muchas gracias por prestarme tu jet para regresar a Boston. No tenías que molestarte || dijo Sam, con un toque de gratitud en su voz.
|| Sam, es un placer. Es lo menos que puedo hacer || respondió Liam con sinceridad, mientras mi padre le sonreía. Luego, papá me miró con ternura.
|| Bueno, mi hermosa niña || dijo papá, abrazándome con calidez || Es hora de irme ||
|| Que tengas un buen viaje, papá. Gracias por estar aquí en estos momentos difíciles. No hubiera podido sola || le dije, abrazándolo con fuerza.
|| Hija, ha sido un verdadero placer compartir este tiempo contigo. Me alegra saber que nos tenemos el uno al otro, incluso en estas circunstancias. Recuerda que nunca estarás sola || me dijo, con una sonrisa y un abrazo reconfortante. A pesar de la distancia, su apoyo era un bálsamo para mi alma. Me dio un beso en la frente y luego se volvió hacia Liam, extendiéndole la mano. || Liam, ha sido un placer conocerte. Eres un hombre admirable y, sin duda, un excelente Rey. Por favor, cuida bien de mi hija ||
Liam le sonrió a mi padre y lo abrazó con afecto.
|| También fue un placer conocerte, Sam. No te preocupes, siempre cuidaré de ella || le dijo Liam, mientras me rodeaba por el costado. || Espero verte de nuevo, pero esta vez en Cordonia… ||
|| Seguro que sí. Espero estar allí muy pronto || respondió papá sonriendo. || Bueno, chicos, nos vemos ||
**
Al llegar al hotel, no podía dejar de pensar que en tan solo dos días tendríamos que partir hacia Grecia antes de regresar a Cordonia para continuar con el tour. Liam había postergado el tour, lo que también había aplazado su casamiento, pero en un mes, él y Madeleine seguirían con sus planes de boda. Lo único que quería en estos momentos era olvidar esa pequeña y estresante parte, pero las palabras de Drake inundaban mi cabeza. ¿Qué pasaba si no encontrábamos a Tariq? ¿Tendría que acceder a ser la amante de Liam? ¿Debo regresar a Cordonia a seguir buscando a Tariq o lo mejor será quedarme en Nueva York? Necesitaba despejar mi mente, por lo que le pedí a Liam que saliéramos a caminar por las calles de Manhattan.
Salimos del elegante vestíbulo del Hotel y la frescura de la noche nos recibió. Manhattan estaba vibrante, como siempre, con sus luces brillando y la energía inconfundible de la ciudad que nunca duerme. Nos dirigimos hacia la Quinta Avenida, y mientras caminábamos, Liam tomó mi mano con suavidad, entrelazando sus dedos con los míos.
La multitud se arremolinaba a nuestro alrededor, pero en ese momento, era como si el mundo se hubiera reducido a solo nosotros dos. Las tiendas de lujo, los restaurantes con sus mesas al aire libre, y el bullicio constante de la ciudad nos envolvían. Nos detuvimos en una esquina para observar las vitrinas iluminadas, y sentí una paz inesperada. Liam me miró con una sonrisa tranquila.
|| ¿Sabes? Es curioso estar entre una multitud en estos momentos... Nunca había estado rodeado de tanta gente y a la vez ser completamente ignorado… ¡Se siente tan bien! || me dijo Liam con emoción. Mientras caminábamos, la gente pasaba corriendo, sin apenas echarnos un vistazo.
|| El ser ignorado debe ser un sentimiento extraño para ti, ¿verdad? || le pregunté.
|| Puede que sea un sentimiento extraño, pero lo que más me agrada es que no hay nadie más con quien preferiría perderme entre la multitud que contigo || respondió Liam.
|| Me pasa igual || le dije, sonriendo.
Al pasar por Bryant Park, nos detuvimos un momento para observar a un grupo de músicos callejeros que tocaban una melodía suave y melancólica. Liam me abrazó por el costado.
|| Riley, sé que estamos muy cerca de encontrar a Tariq y de por fin limpiar tu nombre, y todo esto me ha hecho pensar en lo que nos depara el futuro. Estamos cerca de poder estar juntos frente a la gente, y lo único que puedo sentir es una felicidad pura y desenfrenada || dijo Liam. Luego, me miró fijamente y agregó || Es importante para mí que sepas que, sin importar lo que pase en los próximos días... Te amo con todo lo que soy ||
|| Liam, yo también te amo… Te amo con locura… Como nunca pensé que amaría a alguien || le dije, sin apartar la mirada de la suya. De repente, sus ojos se llenaron de un brillo inimaginable.
|| Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Riley. Gracias a ti, mi vida tiene color || respondió Liam con ternura. De repente, las palabras de Drake regresaron a mi mente… Amante, sería la amante del Rey. ¡Cielos! ¿Puedo siquiera considerar eso? Mi rostro se tornó triste y me llené de angustia. Liam me miró curioso y preocupado || ¿Pasa algo, mi amor? || preguntó. Lo miré y solté lo que tanto guardaba.
|| Liam, ¿qué sucederá si no podemos encontrar a Tariq? ¿O si se niega a cooperar? ¿Debo analizar la propuesta que me hiciste hace tiempo? || pregunté, rápidamente bajando la mirada, consciente de lo que significaría.
|| ¿Te refieres a que seas mi amante? ¿A eso te refieres? || preguntó Liam, y yo solo asentí con la cabeza. Sin embargo, en mi corazón, ya tenía mi decisión tomada. Alcé la vista y lo miré directamente a los ojos.
|| Liam, si te casas con Madeleine… no puedo aceptarlo. Una cosa es mientras aún no estás casado, pero si llegas a hacerlo… Yo… Yo no puedo, Liam. Ambos tendremos decisiones que tomar || respondí con firmeza. Liam me miró fijamente y luego asintió con la cabeza.
|| Riley, sé que en un momento de desesperación te propuse algo que jamás debería haberte propuesto. Conozco el tipo de mujer que eres y jamás permitiría que te rebajaras de esa forma. Tú vales mucho más que eso || dijo, su voz llena de sinceridad y determinación. Sus palabras, llenas de respeto y amor, me tranquilizaron momentáneamente, aunque la incertidumbre seguía pesando en mi corazón || Así que tranquila mi amor… Todo va a estar bien y, como lo mencionas, tendremos decisiones que tomar || añadió Liam, sonriendo y abrazándome con fuerza, pero noté que en sus ojos había esperanza, como si tuviera una solución bajo la manga que lo mantenía tranquilo. Rápidamente, tomé su mano y la apreté ligeramente. A pesar de todo él se veía sereno y confiado, como si ya supiera qué hacer para solucionar la situación.
Mientras él me abrazaba, sentí su paz y me aferré a ella, aunque mi corazón seguía atormentado por el miedo a un futuro incierto. Su confianza me daba esperanza, aunque aún no entendía cómo saldríamos de esta situación.
De regreso al hotel, nos detuvimos en el vestíbulo, mirando las elegantes decoraciones y la atmósfera sofisticada. Liam tomó mi mano y me guio hacia la suite presidencial. Al cerrar la puerta detrás de nosotros, sentí una mezcla de emociones y deseos arremolinándose en mi interior.
En cuanto entramos, Liam me atrajo hacia él con una intensidad que hizo que todos mis temores y dudas se desvanecieran. Nos besamos apasionadamente mientras él me llevó suavemente hacia la cama. La conexión entre nosotros se sentía más fuerte que nunca, y mientras hacíamos el amor, sentí una mezcla de ternura y pasión que me dejó sin aliento.
Más tarde, nos encontramos en la enorme bañera de la suite, rodeados de burbujas. Sonreí a través de la espuma mientras Liam me observaba con una expresión de adoración. Deslicé juguetonamente mi pie entre sus piernas, acariciándolo con los dedos de mis pies. Él jadeó, abriendo mucho los ojos, y luego se inclinó hacia adelante, atrayéndome hacia él por mis muslos.
|| ¡Ven aquí, traviesa! || Me dijo mientras me sentaba sobre sus muslos, bajándome lentamente sobre él y luego retrocediendo una y otra vez. Liam gimió y empujó dentro de mí, enterrando su rostro en mi cuello mientras se aferraba con fuerza a mis caderas || ¡Oh, santo cielo, Riley, eres increíble! ||
|| ¡Liam! || Exclamé mientras echaba mi cabeza hacia atrás, gritando con fuerza mientras llegábamos juntos nuevamente al clímax.
**
Después de secarnos, nos acurrucamos en nuestras suaves batas en el sofá de la sala de estar de la suite, admirando el fuego de la chimenea. Liam me abrazó con fuerza mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro, y él acariciaba mi cabello, todavía húmedo.
|| Es tan agradable estar contigo, amor… || murmuró. || Es como si todo estuviera bien y no existieran barreras. || Sonreí contra su pecho. Estar en sus brazos me hacía sentir segura. Cada vez que estoy con Liam, es como si todo fuera nuevo. Él es dulce, amable y cariñoso, como nadie jamás había sido conmigo || Ya verás cómo todo va a resultar para el bien de los dos, amor… Ya lo verás. ||
|| Eso espero de todo corazón || le respondí, pero su calma me desconcertaba y me llenaba de angustia. Solo veía incertidumbre y temor ante la posibilidad de perderlo. ¿Será que debo pensar en qué hacer con mi vida si no aparece Tariq? ¿No sería mejor quedarme aquí?
Como si conociera mis pensamientos, Liam me abrazó con fuerza. Sin embargo, mis sentimientos florecieron y oculté mi rostro lo mejor que pude para que él no viera mis lágrimas. Sentía miedo de que esto se acabara y que Liam tuviera que casarse con Madeleine. Ahí lo perdería para siempre. Debo mantener la esperanza, pero en el fondo, el miedo persiste.
**
A la mañana siguiente, compartimos la ducha, el desayuno y otros momentos íntimos. Estar juntos me hacía sentir viva, aunque no podía evitar el miedo que aún sentía. Liam, como rey, tenía muchas obligaciones, y pronto empezó a recibir una gran cantidad de llamadas. Cada vez que sonaba su teléfono, salía al balcón para atenderlas. Su creciente nivel de ocupación me llevó a decidir que iría a mi habitación hasta que él terminara con sus compromisos. Aunque inicialmente se opuso, pronto recibió otra llamada y aceptó mi decisión sin objeciones.
Pasaron un par de horas en mi habitación mientras esperaba a Liam. Era nuestro último día en Nueva York juntos, y habíamos planeado aprovecharlo al máximo. Sin embargo, no había tomado una decisión sobre si regresar con él a Cordonia o no.
Alrededor del mediodía, alguien tocó a mi puerta. Me levanté rápidamente para abrirla, esperando que fuera Liam.
|| ¡Hasta que por fin el rey terminó con sus reuniones! || exclamé sonriendo. Sin embargo, al ver quién estaba en la puerta, mis ojos se abrieron de par en par, llenos de sorpresa. || ¿Qué hacen aquí? ||
|| ¡SORPRESA! || gritó Maxwell, levantando las manos en señal de júbilo. Hana me recibió con una gran sonrisa y un abrazo de oso, y Maxwell se unió a nosotros, apretándonos aún más. || Cómo te hemos extrañado, mi Flor. ||
|| Yo también los he extrañado un mundo… || respondí, sonriendo ampliamente. Mientras ellos entraban en la habitación, Drake también se asomó, dándome una pequeña sonrisa.
|| ¿Qué tal, Brown? || dijo, asintiendo con la cabeza. Yo le sonreí de vuelta.
|| Hola, Drake. || Respondí. Desde que llegó Liam, no lo había vuelto a ver; había desaparecido por completo, y me sorprendía verlo ahora con los demás. || Bueno, ¿qué hacen aquí? Obviamente me encanta verlos, pero ¿vinieron solo por verme? || pregunté ansiosa, tratando de evitar el ambiente incómodo entre Drake y yo.
|| Necesitábamos verte y, antes que nada… || empezó a decir Maxwell. || Queríamos ofrecerte nuestras condolencias por la pérdida de tu madre. ||
|| Lo siento mucho, Riley || agregó Hana con empatía.
|| Gracias, amigos. Han sido días difíciles… || respondí, conmovida. Pero noté que Maxwell, Hana e incluso Drake me miraban con una emoción inusual, lo que me hizo sospechar. || ¿Qué sucede? ||
|| Tengo una buena y una mala noticia || dijo Maxwell, con una mezcla de nerviosismo y emoción que aceleró mi pulso. Iba a preguntar más, pero Drake intervino rápidamente al notar mi inquietud.
|| Maxwell, deja de dar vueltas || dijo Drake, visiblemente frustrado. || Dile de una vez lo que tienes que decir. ||
|| Está bien, está bien… No te pongas así || respondió Maxwell, mirando a Drake con un gesto resignado. Luego se volvió hacia mí. || Mira esto, Flor || dijo, entregándome su celular. El video estaba en pausa y mostraba a Tariq frente a una multitud de cámaras. Maxwell presionó "play" y comencé a escuchar.
Hola, soy Tariq Ramesh. Quiero aclarar lo que ocurrió en la mansión de Applewood esa noche. Las fotos que se hicieron públicas han causado confusión, pero quiero decir que fue un malentendido. Me dirigí a la habitación de Lady Riley por error, pensando que era la mía. Lamento profundamente no haber aclarado esto antes y, sobre todo, lamento haber causado cualquier incomodidad a Lady Riley. Las fotos muestran una invasión a su privacidad de la que soy el único responsable. Quiero dejar claro que no pasó nada inapropiado entre nosotros. Lady Riley, te pido disculpas por el malentendido y espero que este mensaje ayude a reparar el daño causado. A la corte de Cordonia, espero que esto ponga fin a las especulaciones. Gracias.
Cuando el video terminó, sentí como si un peso gigantesco se levantara de mis hombros. Durante un instante, el tiempo pareció detenerse mientras mis ojos seguían fijamente la pantalla. Las palabras de Tariq resonaban en mi mente, y un inmenso alivio me invadió. Finalmente, la verdad había salido a la luz, y aunque las palabras de Tariq no podían borrar el sufrimiento que había pasado, al menos ofrecían claridad y una medida de justicia.
La confusión y la ansiedad que me habían atormentado durante meses empezaron a desvanecerse. Miré a Maxwell, Hana y Drake, quienes compartían conmigo la alegría del momento. Las sonrisas en sus rostros, especialmente la de Drake, transmitían un apoyo silencioso que reforzaba mi sensación de alivio.
|| ¡Mi Flor! ¡Por fin se acabó! Tariq hizo la declaración ante la prensa hace unos minutos. Esto está en todos los medios, Justin se encargó de difundirlo || exclamó Maxwell, con lágrimas en los ojos.
|| Gracias… Gracias a todos. Esto significa más de lo que pueden imaginar || dije, con la voz temblando ligeramente, pero llena de sinceridad. || Pero, ¿cómo dieron con él tan rápido? || pregunté, llena de ansiedad.
|| Junto con Sebastián, logramos rastrear la dirección de Tariq a través de sus compras ostentosas en Los Ángeles || explicó Maxwell. || Inmediatamente informé a Liam, y él envió su jet para llevarnos a Hana, Sebastián y a mí hasta allí. Drake se unió en el camino. Fuimos a confrontarlo y exigirle que hiciera una declaración || añadió. Miré a todos con asombro, sin poder creer lo que estaba escuchando.
|| Drake… ¿Tú también fuiste? || pregunté, aún sorprendida. No esperaba que hiciera esto por mí.
|| Claro, Brown. Te dije que haría lo imposible, así que tenía que ayudar || respondió Drake con una sonrisa || ¿Estás bien? || preguntó Drake, notando mis lágrimas que empezaban a fluir || Brown... || Exclamó abrazándome conmovido, su rostro mostrando una mezcla de alivio y emoción.
|| Muchas gracias… No se imaginan el peso… Que acaba de irse de encima… De mí… No puedo creer que por fin… Se haya acabado… Todo… || Logre decir mientras que Maxwell y Hana también se unieron al abrazo, compartiendo mi alivio. En ese momento, alguien tocó a la puerta, que se abrió de inmediato. Vi a Liam acercándose hacia mí, sonriendo de oreja a oreja.
|| ¿Hay espacio para alguien más? || exclamó Liam, y todos se apartaron de mí. Inmediatamente, una sonrisa llena de lágrimas apareció en mi rostro.
|| ¡LIAM! || grité con emoción mientras corría para abrazarlo.
|| Veo que ya te contaron las buenas noticias, ¿verdad? Vine lo más rápido que pude… Lo logramos, amor. Aunque mi padre te hizo pasar por tantas cosas, finalmente estás libre de lo que él hizo. No tienes idea de lo feliz que estoy por ti, de que esto haya terminado || dijo Liam, con una mezcla de alivio y felicidad.
|| Liam, no puedo creerlo todavía... Pasé tanto tiempo atrapada entre complots y mentiras que una parte de mí no puede aceptar que esto haya terminado de verdad. Se siente tan bien estar libre || respondí, con la voz temblando mientras me abrazaba a él.
|| Riley, sé que ha sido un camino muy difícil, y lamento que hayas tenido que soportar tanto. || Liam me tomó por los brazos y me miró con atención. || Admiro tu fortaleza; has enfrentado todo esto con una determinación increíble. Ahora que esta sombra se ha levantado, podemos empezar a imaginar un futuro juntos. || Luego, se volvió hacia los demás. || Gracias a todos. Sabía que encontrarían una forma de ayudar a Riley. Estoy emocionado por lo que nos depara el futuro y ansioso por recorrer esta nueva etapa a su lado. || Todos sonrieron, aunque noté que Drake se puso rígido, forzando una sonrisa. || Chicos, necesito hablar a solas con Riley. Agradecería que nos dejaran un momento. || dijo Liam con firmeza que no dejó lugar a dudas. Todos asintieron y comenzaron a salir en silencio. Una vez que estuvimos solos, Liam tomó mi mano y me hizo sentar en un sillón.
|| Liam… ¿Todo está bien? Estás muy misterioso. || Sentí un escalofrío y lo miré con preocupación. Liam me sonrió y acarició mi rostro con ternura.
|| Claro que todo está bien, muñeca. De hecho, está mejor que bien. Desde ayer he recibido algunas llamadas importantes. Antes de que llegaran los chicos, quería darte otra noticia personalmente… ¿Recuerdas que te dije que suspendí el tour? || Asentí, aún confundida. || Bueno, esta mañana cancelé oficialmente mi compromiso con Madeleine después de hablar con mis asesores y el consejo || Me quedé sin palabras, atónita. Liam tomó mis manos entre las suyas, y mi corazón latía desbocado mientras intentaba asimilar la magnitud de la noticia.
|| Liam, ¿estás seguro? || pregunté con la voz temblorosa, tratando de despejar la niebla de incredulidad. Liam asintió con firmeza, su expresión llena de ternura y determinación || Pero, ¿cómo pudiste cancelar tu compromiso tan temprano? || continué, aún incrédula. || La declaración de Tariq se anunció hace solo unas horas... ||
|| Decidí cancelar todo mucho antes de que Tariq hiciera su declaración, ya que no podía casarme con alguien a quien no amo. Sea que tu nombre esté limpio o no, desde que dejaste Shanghái, ya había tomado la decisión. || Liam respondió con sinceridad. Mis emociones se agolparon, llenándome de gratitud y alivio. || No podía seguir adelante con algo que no era lo correcto para ninguno de nosotros. Quiero construir un futuro contigo, no con Madeleine. ||
|| ¿Por qué no me lo dijiste antes? || pregunté, intentando comprender por qué había estado tan tranquilo. Liam explicó con voz comprensiva.
|| Necesitaba primero informarme sobre las leyes, hablar con el consejo para luego hablar con Madeleine y explicarle mi decisión. Les guste o no, era algo inamovible y no negociable de mi parte. || Me abrazó con más fuerza, su calidez brindándome un consuelo inmenso || Pero hay algo más de lo que necesitamos hablar... || Prosiguió Liam, su expresión volviéndose más seria. || Desafortunadamente, no puedo quedarme ahora. Hay un asunto urgente que requiere mi atención y debo solucionarlo antes de hablar contigo más a fondo. || La ansiedad me envolvió de inmediato, pero Liam tomó mi mano y la envolvió en el calor de la suya. || Necesito encontrarme contigo a las seis de la tarde en las afueras del bar donde nos conocimos. ¿Te parece? ||
|| Está bien, ahí estaré || respondí, sonriendo al pensar en la idea.
|| Por ahora debo irme, te veré esta tarde. || Liam se acercó y me dio un tierno beso en los labios antes de partir.
Mientras él se alejaba, sentí que una nueva esperanza llenaba el vacío que había sido tan largo y doloroso.
**
Por la tarde, después de un relajante baño, me encontraba buscando qué ponerme para mi encuentro con Liam. Estaba nerviosa y ansiosa por saber de qué quería hablar conmigo. De repente, escuché un golpe en la puerta y me acerqué rápidamente a abrirla.
|| ¡Hana! || exclamé, sin poder contener mi emoción.
|| ¿Y esa sonrisa, amiga? || preguntó curiosa.
|| Liam canceló el compromiso y me dijo que quiere hablar conmigo esta tarde || le respondí, llena de emoción. Los ojos de Hana se abrieron de par en par y una sonrisa amplia se dibujó en su rostro.
|| ¡No puedo creerlo! Hoy te va a proponer que seas su esposa || dijo, saltando de la emoción. Aunque yo no estaba completamente segura de lo que Liam quería decir exactamente.
|| ¿Y si no es eso? || pregunté, intentando no hacerme falsas ilusiones aún.
|| Por supuesto, amiga. ¿De qué otra cosa podría querer hablarte? Ahora que ambos son libres, tienen toda la libertad para tomar cualquier decisión || respondió Hana, con seguridad. De repente, recibo un mensaje. Al revisar mi celular, veo que es de Drake.
D: Brown, ¿podemos hablar esta noche? Te espero en la terraza del hotel a las siete.
Un nudo de ansiedad se forma en mi estómago. ¿De qué querrá hablar Drake? ¿Será para disculparse por su actitud o para discutir lo que pasó entre nosotros? Mi mente empieza a correr, tratando de anticipar qué podría estar pensando.
|| ¿Quién es? Te pusiste tensa || me pregunta Hana, notando mi incomodidad.
|| Es Drake. Quiere hablar conmigo, pero no entiendo el motivo... || respondo, mi voz temblando levemente.
|| Debe ser para hablar sobre sus sentimientos. Ahora que eres libre, no perderá la oportunidad de expresar lo que siente. Lo que no debe saber es que Liam canceló su compromiso || afirma Hana con firmeza.
|| Hana, cometí un error terrible con Drake || le confieso, mi voz cargada de arrepentimiento y culpa. Hana frunce el ceño, notando la gravedad de mis palabras.
|| ¿Qué pasó? || pregunta, su preocupación evidente. Me siento abrumada por el peso de la verdad que debo compartir.
|| Lo que pasó es que... || mi voz se quiebra mientras trato de encontrar las palabras adecuadas. Me duele admitir que lo lastimé al acostarme con él mientras mi corazón estaba aún atrapado en el torbellino de mis sentimientos por Liam. La culpa me ahoga, y no sé cómo reconciliar mis acciones con la realidad de lo que siento.
Pero antes de que pudiera continuar, alguien entró y nos interrumpió.
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UNTIL THE LAST SURVIVOR! 🌇🌪⚡
In the great Citadel City it was common that the Kaiyou or mad scientists would attack for different reasons, money, chaos, blood, destruction, but since the arrival of Kanini everything changed, Kanini swore to her 4 best friends that she would protect the world where they live , even if he must give his life for it…
On a cloudy and cold afternoon the coasts of the City were in serene peace, that is until a giant Kaiyou appeared in the depths of the ocean… A Kaiyou that fed on fear… It began to destroy everything in its path, The large coastal area of the city was suffering from the acts of the enormous monster, people could do nothing but flee, run… That at least until the military force or Kanini arrived…
Kanini, for her part, heard all the commotion from the mountains… She heard the monster and knew there was trouble, without hesitation she ran as fast as she could to stop the creature that was lurking in the shadow of the clouds… Kanini didn't. He worried about her enormous steps, step after step the thick concrete of the streets collapsed at the foot of the giant girl, her footsteps echoed through the streets, everyone knew how to differentiate between a monster and Kanini, but at that point, they doubted who it was said. monster…
Kanini arrived before the military, and saw him, a Kaiyou almost his size knocking down buildings with his claws, Kanini knew that if that creature passed into the city it would not cost him anything to bring it down… His objective was clear, to avoid the Kaiyou advance.
Kanini knew of his powerful brute strength, he was capable of moving buildings with the simple step of his hand, but he never used all his strength… If so, it would not be so different from the monsters and villains he fights, the fight was not Kanini's favor, more than once Kanini suffered falls, blows, cuts and damage from the Yokai, Kanini was exhausted, injured, tired to continue fighting, Kanini was afraid of not keeping her word… How to hold on to something almost lost ?…
But among all the chaos, she heard them, a couple of humans were in the middle of the battle, Kanini managed to push the monster away from her with all her strength, she saw them among traces of what was once a building… She carefully took out the humans from their death trap seeing the boy in the green shirt and his partner in the blue shirt… The boy could barely get up… He was weak, his foot was injured, the girl for her part tried to help the boy walk… It was obvious that due to the condition of both of them, Kanini could not lift the two and take them to somewhere safe… He had to give them enough time for them to escape…
Her determination to continue living, to cling to life gave Kanini the courage to continue fighting…. IT DOESN'T MATTER IF HER BODY DOESN'T RESPOND! IT DOESN'T MATTER IF YOUR WOUNDS HURT from her! IT DOESN'T MATTER IF YOU'RE TIRED! Kanini would not give up
KANINI WILL FIGHT! UNTIL HE MAKES YOU SAFE… UNTIL THE LAST SURVIVOR!
_______________________________________________
Español 🇲🇽 En la gran Ciudad Citadel era común que los Kaiyou o científicos locos atacarán por diferentes motivos, dinero, caos, sangre, destrucción, pero desde la llegada de Kanini todo cambio, Kanini le juro a sus 4 mejores amigos que protegería del mundo donde ellos viven, aún si debe dar su vida para ello…
En una tarde nublada y fría las costas de la Ciudad se encontraban en serena paz, eso hasta que un Kaiyou gigante apareció en las profundidades del océano… Un Kaiyou que se alimentaba del miedo… Comenzó a destruir todo a su paso, la gran zona costera de la ciudad estaba sufriendo por los actos del enorme monstruo, las personas no podían hacer más que huir, correr… Eso al menos hasta que la fuerza militar o Kanini llegarán…
Kanini por su parte, escucho todo el alboroto desde las montañas… Escucho al monstruo y sabía que había problemas, sin dudarlo corrió lo más rápido que pudo para detener a la criatura que acechaba a la sombra de las nubes… Kanini no se preocupo por sus enormes pasos, paso tras paso el grueso concreto de las calles colapsaba al pie de la chica gigante, sus pisadas retumbaban entre las calles, todos sabían diferenciar entre un monstruo y Kanini, pero a ese punto, dudaban de quién era dicho monstruo…
Kanini llegó antes que los militares, y lo vio, un Kaiyou casi de su tamaño derribando edificaciones con sus garras, Kanini sabía que si esa criatura pasaba a la ciudad no le costaría nada llevarla caída abajo… Su objetivo era claro, evitar el avance del Kaiyou.
Kanini sabía de su poderosa fuerza bruta, era capaz de mover edificios con el simple paso de su mano, pero nunca usaba toda su fuerza… De ser así no sería tan diferente a los monstruos y villanos que combate, la pelea no estaba a favor de Kanini, más de una ocasión Kanini sufrió caídas, golpes, cortes y daño de parte del Yokai, Kanini estaba agotada, herida, cansada para seguir peleando, Kanini tenía miedo de no cumplir su palabra… Cómo aferrarse a algo casi perdido?…
Pero entre tanto caos, los escucho, una pareja de humanos se hallaba en medio de la batalla, Kanini logrando apartar al monstruo de ella con toda su fuerza los vio entre rastros de lo que alguna vez fue un edificio… Con cuidado saco a los humanos de su trampa mortal viendo al chico de camisa verde y su pareja de camisa azul… El chico apenas podía levantarse… Estaba débil, su pie estaba herido, la chica por su parte intentaba ayudar al chico a caminar… Era obvio que por la condición de ambos Kanini no podía levantar a los dos y llevarlos a algún lugar seguro… Tenía que hacerles tiempo suficiente para que escaparán…
Su determinación por seguir viviendo, aferrarse a la vida le dió la valentía a Kanini de seguir peleando…. NO IMPORTA SI SU CUERPO NO RESPONDE! NO IMPORTA SI SUS HERIDAS DUELEN! NO IMPORTA SI ESTA CANSADA! Kanini no se rendiría
KANINI PELEARÁ! HASTA QUE PONGA A SALVO… HASTA EL ULTIMO SOBREVIVIENTE!
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hermanaa, cómo sería Enzo x inexperienced!reader donde Enzo le enseña como hacer una blowjob
+18!
Cuando te posicionás entre las piernas de Enzo, con los labios hinchados por la intensidad de los besos que compartieron hasta hace un minuto, sus ojos cálidos encuentran los tuyos y sus nudillos acarician tu mejilla. Con su pulgar roza tu labio inferior, tirando con suavidad mientras intenta recuperar el habla.
-¿Estás segura?- pregunta luego de unos segundos de silencio.
-Sí.
Te permite despojarlo de sus prendas y no hace comentarios cuando permanecés inmóvil, con tu mirada fija en su miembro duro que clama por un poco de atención y tu lengua asomándose para humedecer tus labios secos. Toma un cojín del sofá y con un exagerado gesto de caballerosidad lo coloca sobre la alfombra para evitar que la posición provoque dolor en tus rodillas.
Tu mano recorre la distancia que los separa con timidez y cuando preguntás silenciosamente por su permiso para tocarlo, coloca su mano sobre la tuya para guiarla hacia su erección. Tus dedos se cierran sobre su extensión con cuidado, sin poder tocarse por su generoso tamaño, y la sensación hasta ahora desconocida te resulta fascinante. Es pesado y está caliente. Muy caliente.
Sonreís. Tus ojos brillan y lo tomás con ambas manos. Él se pregunta cómo podés verte tan tierna en una situación como esta, sosteniéndole la mirada cuando tus labios entreabiertos dejan pequeños besos húmedos sobre su punta brillante, robándole incontables suspiros con tan simple gesto.
-¿Así?- preguntás con un ligero temblor en la voz.
-Sí, así- acaricia tu pómulo-. También podés...
Tu lengua recorriéndolo lo obliga a interrumpirse y un gemido escapa de su boca cuando cerrás tus labios sobre él, tomando poco más que su punta. Arqueás ambas cejas, tu mirada invadida por la inseguridad que te provoca tu falta de experiencia, y cuando Enzo sonríe para tranquilizarte podés apreciar que lucha por no cerrar los ojos.
El sabor de su esencia invade tu lengua y suspirás. El calor entre tus piernas es todavía más intenso de lo que era durante la larga sesión de besos y estás segura de que tu humedad mancha mucho más que tu ropa interior. ¿Es normal que esto te parezca tan placentero? Necesitás preguntarle a Enzo una vez que terminen.
Tus primeros movimientos son lentos y medidos, en parte intentando replicar lo que tantas veces viste en videos porno y con la intención de provocarlo, pero comenzás a desesperarte y tomás más y más de su miembro en tu boca. Cada vez que retrocedés Enzo puede apreciar tu saliva corriendo en su piel y tiene que contenerse para no tomarte por el cabello y utilizarte sin piedad.
Con el correr de los minutos tu mandíbula comienza a doler. Te esforzás para ignorar el dolor, motivada por todos los sonidos de placer que tu novio te permite escuchar, pero la fuerza con que cerrás tus ojos junto con tu respiración agitada llaman su atención y te detiene rápidamente.
Estás por disculparte pero te silencia y toma tu mano, todavía cerrada firmemente sobre su erección. Rápidamente comprendés cómo le gusta ser tocado y te esforzás por seguir el ritmo establecido, regando besos en su punta, trazando una vena con tu lengua (es tan tentadora como las venas que adornan sus manos y brazos) y eventualmente volviendo a tomarlo en la calidez de tu boca.
Con voz ronca, Enzo susurra:
-Sos muy linda, ¿sabías?- tus mejillas arden tanto por la vergüenza como por la excitación y cuando negás el movimiento lo hace jadear-. Ahora...
Succionás y luego de un fuerte gemido arroja la cabeza hacia atrás.
-¿Así está bien?- preguntás luego de repetir la acción.
-Así está perfecto, princesa- acomoda tu cabello.
Todavía no se atreve a confesar cuánto desea terminar en tu boca y verte batallar para tragarlo todo, no, pero teme que llegado el momento cualquier remanente de control lo abandone. Está seguro de que disfrutaría tomar tus mejillas entre sus dedos, ejercer presión hasta que abras la boca y ver cómo su semen escapa, marcándote manchando tus labios y tu mentón.
Ojalá lo disfrutes tanto como él.
Buenas noches :)
taglist: @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @lastflowrr @madame-fear @delusionalgirlplace ♡
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Lock me in officer
Autor: multyeverything
TW: Abuso de autoridad, soborno, menciones de uso de sustancias, incumplimiento de la ley, mencion de muert*, abus* y tortur*, uso de insultos y groserías.
Rating: 18+
Sinopsis: Cuando la fuerza de la ley cae desprevenida sobre mí, no hay otra manera más que adaptarse a la situación y buscar la supervivencia a cualquier costo.
Au: Police officer X Criminal female
Emparejando: Choi San X Female reader
Conteo de palabras: 6K
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━
Todas mis malas decisiones en la vida me han llevado hasta este momento.
El momento donde todo termina.
Con mi rostro siendo fuertemente apretujado contra la cajuela de la patrulla, lloro sin control alguno. Mis quejidos son casi inaudibles por el estruendoso volumen de la sirena y los gritos de las autoridades.
¡Levanta las putas manos y túmbate al suelo!
Suena como una orquesta del mal. Desafinada... dolorosa para los oídos...
Todo esto pudo ser evitable. Me amedentro con ese pensamiento una y otra vez. Todo esto era tan prevenible que la vergüenza y frustración se mezclan con el miedo de mi llanto.
No meterme con las personas equivocadas habría salvado mi pellejo en esta ocasión por lo menos. Todos los inútiles de mis "cómplices", como llamarán a aquellos que también están contra el vehículo policial; ya están soltando la sopa, hablando de sobornos o jurando inocencia con tal de salvarse de la justicia. Soy yo contra el mundo ahora mismo.
A pesar de no oponer resistencia alguna, la fuerza con que presionan mi pecho contra el frío metal es insoportable. Hay poco o nada de oxígeno en mis pulmones y en la piel tengo una sensación de ser quemada ante la bajísima temperatura. Es un día helado a pesar de encontrarnos en verano en la costa. Un pobre vestido de playa no hace mucho por mantenerme cubierta ante las adversidades, me siento más desnuda que nunca ante el convoy de hombres que nos acorralan.
La posibilidad de huir es tan pequeña como inexistente. Dentro del callejón fuera de la casa de playa que habian alquilado, donde nos han pescado, las únicas salidas han sido bloqueadas por más patrullas. Puerta principal, trasera y patio están rodeados. Hombres armados hasta los dientes. La bahía frente a nosotros podría ser la única esperanza ahora, pero correr en sandalias con pesada arena en los pies no juega a mi favor. La distancia no es tan corta para poder zambullirme en las aguas. Además, si existe orden de aprehensión y fuerza física, existe orden de uso de armas de ser necesario. Y no pienso morir ahora mismo. No quiero.
Tras gritarnos el discurso, que bien conocemos, nos comienzan a repartir en vehículos separados. Golpes y bastonazos son repartidos a diestra y siniestra.
No puedo ver el rostro de mi custodio, solo sentir sus enormes y fuertes manos sujetando mis muñecas ya esposadas y como va clavando sus dedos dolorosamente en mi carne. Su agarre despiadado genera un poco de calor en las zonas de contacto.
- Cuidado. - Me empuja a subir a la parte trasera, también enrejada en cada esquina. Las olas a la distancia son apenas visibles con tanta oscuridad, imagino el sonido de su vaivén para tratar de contener el llanto. Buscar algo de calma en todo esto.
No pasa mucho entre que comienza nuestro viaje. O tal vez si, no estoy pensado claramente. Es el golpeteo del camino lo que saca de mi trance.
Vamos en la parte trasera de la caravana de arrestos, ligeramente distanciados del resto por protocolo de la Guardia Nacional. ¿Que cómo lo sé? Es mi deber, aunque nunca lo había vivido en carne propia.
Reúno toda mi fuerza mental para pensar en el futuro. Crear un plan o algo por el estilo. Convencerme que mis cargos son impunables y saldré en libertad en cuanto inicie un juicio. Algo de resignación aminora mi tormento. Pero para eso, necesito una sentencia, necesito que alguien revise el caso. Necesito en primero lugar que alguien me quiera libre... viva por lo menos.
Calma calma calma...
- Probablemente no pases más de tres meses la cárcel. O ni siquiera pases más de unas horas detenida, ¿Pero sabes lo que le hacen a la bonitas como tu en la Procuraduría? - escupe con notable superioridad hacia mi, mi situación. Sabiendo que toda mi vida está a su disposición. Pudiendo hacer su trabajo, matarme aquí, aprovecharse de mí aquí, o dejarme ir. El gran hijo de puta disfruta de mi tormento.
Si lo sé...
- Las de cara bonita siempre son las más peleadas por los que trabajamos ahí... Siempre ponen los gestos más bonitos cuando las tocan. Cuando son compartidas entre varios, a la vez. -
Si mi llanto había cesado ligeramente, sus palabras me hacen romper de nuevo. Pesadas gotas de frustración escurriendo por mi rostro. Algo parecido a una risa se escucha delante, una burla.
El maldito ruido de la radio de comunicaciones me parece insoportable y no hace nada más que disparar mi ansiedad. Parece que todo juega en mi contra para quebrantar mi espíritu.
- Por favor... Yo no tengo nada que ver con lo que ellos hacen. Ayúdeme. - apesar del limitado espacio, puedo moverme para acercarme a la reja entre ambos. Doy unas cuantas suplicas en forma de susurros en su respaldo.
Es por primera vez que capturo su mirada en el retrovisor. Fría y apatica. Sin un solo trazo de compasión. Regreso rápidamente al lugar original. En otras circunstancias habría pensado lo bellos que son sus ojos rasgados o lo amielada que es su voz. Tal vez debajo de la poca visibilidad del retrovisor, se esconde un hombre atractivo. Pero no, ahora solo existe la versión de él que petrifica tal medusa. Sin palabras me hace entender perfectamente que no obtendré eso de su parte.
Piedad...
¿Y yo la merecía siquiera?
A pesar de lidiar con la basura de la sociedad, nunca formé parte de sus actividades delictivas como tal. Jamás sostuve un solo gramo de su producto, o un arma en mi mano, tampoco lo distribuí ni mucho menos lo consumí. Jamás obligué a nadie a volverse adicto a su porquería, ni en las reuniones con demás colegas. Siendo tal fácil inducir la adicción en ellos, pero no. Jamás vacile en mis convicciones.
Me consideraba enormemente superior a todos a ellos en todos los aspectos por eso mismo. Ya que no había hecho ninguna de las anteriores, y más importante, no había atentado con la vida de alguien. Por lo menos no directamente. Solamente me dediqué a hacer mi trabajo y sacar a estos idiotas de la cárcel o darles condenas mucho menores.
Mi reunión el día de hoy con ellos fue exactamente para esto. Reunir todas las declaraciones de mis "clientes" para preparar una estrategia para el siguiente juicio. Así es, soy una de las varias profesionales de las leyes que trabajamos a disposición de los carteles que disputan el territorio. Tampoco llegué aquí por decisión propia, no había más opción que cooperar o morir. Y me he dedicado todos los días de mi vida desde entonces en no morir.
Evidentemente fue una sorpresa para todos los presentes que las fuerzas especiales y policía se presentaran a tomarnos todos cautivos. Nadie esperaba que tras unos meses sin tiroteos o toma de rehenes con finales espeluznantes, consiguieran las ordenes de aprehensión. Un encubierto estoy casi segura.
- ¿Cómo podría ayudarte? ¿Esperas que te deje libre así como así? ¿Qué borre evidencia tuya de haber estado con esa bola de mierdas? -
- Por favor oficial, ayúdeme. No saldré viva de ahí, no sobreviviré una noche siquiera. Si no son los oficiales, serán la gente de dentro del patrón. NO TENGO OPORTUNIDAD. -
- Eres un nombre importante en la investigación, ¿Sabes lo que sería capturar a la maldita zorra que he sacado a todos y cada uno de los criminales buscados? -
- ¡ME VAN A MATAR ANTES DE QUE PUEDA COOPERAR CON USTEDES! -
- Y puede que torturen antes, tienes razón. -
- Oficial le suplico que me ayude, ¡POR FAVOR! -
- ¡Deja de gritar puta madre! No le levantes la voz a la autoridad, muchos menos a quien tiene tu vida en sus manos. -
- Le suplico que me ayude. - lucho por terminar mi sulica, son mis lágrimas las que me ahogan para hablar. Se deslizan fuera de mis ojos y hacia mi boca en enormes cantidades. Berreo tal bebé recién nacido.
- Aunque quisiera, es imposible. Un compañero mío ya te registró en su computador del auto. -
¿Aunque quisiera?
¿Ya existe algo de duda en él?
¿Es esta mi oportunidad?
- Tengo tanto maldito dinero, puedo pagarle a ambos todo el sueldo de un año, solo necesito su ayuda. -
- ¿Crees que dejaré libre a quien puede otorgarme mi insignia y un segurísimo aumento de puesto? Parece que haz olvidado quien eres para ellos. Eres la gran hija de puta que ha sacado sin cargos a los altos casillas del cartel. Por ti existe la guerra del narcotráfico. No hay dinero que puedas darme que supere el entregarte yo mismo a la justicia. -
- No habrá justicia, estaré muerta antes de poder dar una declaración. Si no son los infiltrados, serán los pervertidos de tu equipo. -
- ¿No eres la mejor abogada? Convencelos de no hacerlo, o mejor... ofrecerles pagarles un año de su sueldo. Tal vez acepten tu soborno. Hmmm ahora que lo pienso, un cargo más para ti... Soborno. -
- Tenga piedad, soy una mujer en la garras de la policía y el narcotráfico. No tengo opciones. Nunca las tuve. No quiero morir, mucho menos ir tras las rejas... le daré la cantidad que me pida. Por más exorbitante que sea. Solo ayúdeme. -
- ¿Eres sorda? No es tu dinero lo que quiero zorra. -
- Si no es dinero lo que quiere, dígame. Haré lo que sea le daré lo que sea. -
- No tomes a la ligera tus palabras, ¿Tienes idea de lo que estás ofreciéndome? -
- Sí. Juro ante dios que haré lo que sea. -
Toma la radio instalada en su cabina de controles. Presiona el botón lateral varias veces y espera respuesta. El corazón me late y se detiene con cada vez que su dedo hace presión en el aparato.
- Adelante, compañero Choi. -
- Adelante Ramirez, hay un error. La rata nos dio mal la información. -
- ¿A que te refieres? Choi. -
- La presente, no es la abogada. Es una prostituta. -
- ¿Estas seguro? -
- Completamente, tengo aquí sus credenciales. -
- ¿Alguien más lo sabe? -
- No, todos son rangos menores, no saben por quien venimos. -
- Suéltala, dale algo de dinero para que se calle, o haz con ella lo que quieras. Yo me encargo de los otros pendejos. - voltea tras terminar de hablar el dichoso Ramirez. Susurra "grita, YA" apenas audible por el andar del vehículo. Casi únicamente moviendo los labios. Y es eso lo que hago, desgarro mis cuerdas vocales en el grito más estrepitoso de mi existencia, saco de manera vocal todos los sentimientos de horror que estoy viviendo. Más que una indicación, es un permiso para externar lo que tanto he contenido.
- Copiado, ¿Debo regresar con ustedes al cuartel? -
- No, ni siquiera notarán que no estás. Yo les diré el incidente con la puta de ser necesario. Vete a casa despues de dejar la patrulla. -
Para esto último, estoy casi terminando de expulsar cada partícula de oxígeno de mis pulmones. Grito y pataleo a sus espaldas para ya que me encuentro desinhibida. Siento miedo de escuchar su respuesta tan natural y sin remordimiento o preocupación ante un error tan garrafal, o la opción desconocida de deshacerse del cabo suelto.
Ha tomado otro camino. Llegamos en un santiam��n a lo que parece una estación vieja y abandonada; pero la gran variedad de patrullas indica lo contrario. Estaciona antes de la reja, en el punto ciego de la cámara de seguridad, baja del vehículo y da la vuelta hasta llegar al lado. Por fin retira las jodidas esposas.
- Iré a dejar la patrulla. Tu me esperarás justo fuera del estacionamiento, aquí. Si intentas hacer algo, juro que te reviento los sesos. Entregaré tu cadáver a los peritos y seguiré ganando. Piensa en tu bien. -
Asiento frenéticamente y sin control. Con la misma fuerza que me lanzó dentro de la patrulla, me jala de la muñeca para que salga de ella. Es policía, supongo debe tener un cuerpo fuerte, no atlético tal vez, pero seguramente fortalecido. No pude recorrerlo ni un solo milímetro cuando luchaba por soltarme y ahora me arrastra tal muñeca de trapo. Sin duda podría aplastar mis huesos manualmente si me atrapase, pero no puedo evitar pensar en huir ahora mismo. Al fin me ha dejado sola aquí, donde puedo correr hacia cualquier dirección y con suerte escapar. Tampoco puedo evitar pensar en pedirle al patrón que lo 'despache' si tengo la oportunidad de irme. Son muchas mis ganas de escapar pero nulos mis movimientos. Estoy congelada (literal y figurativamente) en el sitio hasta que lo veo acercarse. Una gran camioneta Ford es nuestro nuevo medio de transporte; diría que acorde a lo poco que conozco de él: Grande, imponente, fuerte, de color negro ligeramente percudido en las salpicaderas de las llantas. Evidentemente no me abre la puerta ni espera a que me ponga el cinturón cuando ya ha pisado el acelerador. 0 a 100 es un promesa cumplida por la marca del monstruo con motor que nos transporta. Apaga la radio portatil en su cinturón y retira para guardar en la guantera.
Conduce sin cruzar palabras conmigo. No me toca ni me mira cuando comienza el recorrido. Agradezco ello para tranquilizarme lo más posible. Sin sus comentarios amenazadores o destinos terribles. Por fin algo de paz en todo este infierno. Cierro los ojos para concentrarme en mi respiración y así calmar mi acelerado corazón; que estaba a nada de rendirse a la taquicardia extensa desde el arresto. Ni un motor de una tonelada o la terrible conducción del oficial perturban mi paz momentánea. Todo ese movimiento es amortiguado por los comodísimos asientos... o el agotamiento. Lo que debería tomar menos de un minuto se convierte en tiempo incalculable.
Mi confusión es notoria cuando me despierta para avisar la llegada. Que tenga los ojos lagañosos e hinchados son prueba de que estaba dormida profundamente. No tengo la menor idea de nuestra ubicación o la hora. Tampoco si todo lo ocurrido ha sido producto de mi imaginación o una pesadilla del peor tipo... De las realistas.
Como sea, el no espera a que entre en conciencia, una vez más hace una demostración de sus capacidades físicas al levantarme en hombros como costal de papas y llevarnos al interior de su casa (??). No luce muy hogareño o cálido el lugar al que entramos. Carece de todo tipo de fotografías o cuadros a excepción de un diploma por la conclusión de los estudios básicos que cuelga encima de la mesita para las llaves. Curiosamente al lado de un espejo, único en su tipo aquí al parecer.
- Puedo ofrecerte dos maneras para que puedas salir de aquí sana y salva. No me apetece matarte el día de hoy especialmente. - dice mientras me deja caer en el sofá - No me supliques más, que no hay otras opciones. ¿Entiendes? -
- Si. -
- No te escuché. -
- Si señor, entiendo. - existe un atisbo de logro y autosuficiencia en su mirada. También una ligera sonrisa de lado se asoma en su semblante de acero.
- Bien. Me darás todos los nombres de tus infiltrados en la guardia, algo que los relacione y tu laptop con todos tus archivos. Iremos a juicio bajo mi protección y entrarás al programa de testigo protegido. Si tienes algo de información útil para no extraditar a las cucarachas del cartel, también la necesitaré. -
Su petición me deja muda. Todo lo que me pide está fuera de mi control y acceso. Vaya que ni yo conozco todo de lo que me está hablando. Son áreas que no nos dejan conocer por situaciones como ésta.
- Señor... yo no puedo darle lo que me pide. Es que... yo no sé sus nombres. -
- Dije que no quería matarte, más no que no quería lastimarte. Comienza a hablar hija de... - levanta su puño preparado para impactar, en consecuencia me achico en la esquina del sofá para protegerme.
- No es como piensa. Si esto hubiera pasado hace dos semanas, no le miento, habría dado hasta el nombre de su perro. Pero los soplones del patrón fueron "despachados". Habían desertado de su servicio, iban a quedarse con ustedes, llevaban mucho tiempo incomunicados y eso solo significa una cosa. Traición y deserción. Se los "echaron" ya, a ellos y la cuadrilla entera donde venían. -
- ¿Tienes pruebas para respaldarlo que valgan la pena?-
- Tengo los videos de... eso. Admiten ser ratas. Si... -
- No es suficiente. Necesito mensajes, llamadas, líneas. No esto. -
- Es lo que tengo, en mi computadora no tengo mucho, tómela. Pero no encontrará nada que sea suficiente, solo algunas declaraciones que se terminan contradiciendo entre sí, tal vez nombres de los halcones que espían las rutas de las patrullas. Yo no soy parte de ellos, solo soy la estúpida a la que llaman cuando necesitan sacar a alguien. Ni siquiera es magia mía, es el poder de las conexiones y el dinero. La DEA ya está coludida en ciertos estados.-
- ¿Sabes quienes son? -
- Algunos apellidos y otros apodos solamente. -
- Me cuesta creer que digas toda la verdad. ¿Sabes que te consideran en el tercer eslabón debajo del patrón? Es tan decepcionante esto. No puedo armar un caso. -
- Esta bien, esta bien. Tal vez haya cosas que este olvidando, por dios, me estoy muriendo de miedo oficial. Solo necesito tiempo. -
- ¿Algunas horas en prisión preventiva ayudarán? -
- ¡POR DIOS ESPERE! LLÉVESE MI TELÉFONO E INTERCEPTE EL NUMERO DEL PATRÓN MIENTRAS TANTO. -
- No me vengas con esa leyenda por favor, muchos lengua suelta nos han prometido la misma cosa. -
- Pero ninguno les dio el numero real, el personal. -
- ¿Por qué debería creerte a ti? De entre tantos que he conocido. Es bien sabido que siempre cambia de número telefónico por lo menos cada 3 meses para no ser detectado. Números de México, EEUU, Canada, incluso del maldito Salvador. -
- Lo hace, están en lo correcto. Para hablar con los vendedores de puntos o para planes de venta. Pero deben saber que el cartel lo formó con amigos y compadres, nunca ha cambiado su número para ellos, son creencias de criminales de las primeras generaciones. -
- ¿Por qué tendrías ese tu? Si se supone dices la verdad, no eres ninguna allegada a él. -
- No lo sé, supongo que me llamó por accidente o no sé dio cuenta. Pero es lo más cercano a él que he estado. Es lo único con que podrían saber su ubicación cuando sale de su pueblo, siempre está rodeado de guardias. Es imposible acercarse a él, la única vez que estuve en su presencia fue cuando me reclutó. -
Lo recuerdo tan claro como el agua. Era apenas una egresada de la facultad. Derecho penal, quería ayudar a la gente del pueblo donde crecí a hacerse propietarios de las tierras que trabajaron toda su vida. Hacerse de lo que era suyo por derecho y no de las grandes empresas que destruían el medio ambiente donde vivíamos. Era alguien tan llena de vida y veracidad... diferente a quién me convertí. Una tarde una van negra me levantó de la calle de camino a casa, dentro unos encapuchados me amenazaban con armas y navajas, cubrieron mi cabeza con una toalla y encima una bolsa de plástico negra para que no viera nada. Estuve así por todo el tiempo que me tuvieron cautiva hasta que Don Alberto me dijo que trabajaría para él cuando me necesitara o terminaría como ellos, y procedió a vaciar una calibre 50 a un puñado de desconocidos. Justo al lado mío, haciendo que perdiera la audición unos buenos días. También ocasionando un trauma que jamás podría olvidar. Los videos de sus allegados y las cosas que eran capaces de hacer no tardaron en llegar a mis manos, VHS con sinfín de atrocidades llegaban a la puerta de mi casa como si del periódico se tratara.
- ¿Es lo mejor que tienes? -
- Si. -
- Sigue sin ser suficiente. -
- Le juro que es lo único que tengo. Por favor. -
- No es suficiente por el momento... pero puedes serme de gran ayuda. Puedes trabajar para mi, darme toda la información que valga la pena. TODO, TODO lo que esos pequeños ojos negros y esas orejas capten, incluso, toda la información que consigas de cualquier forma. -
- No puedo hacerlo sola, ¿No escuchó lo que dije? Son unos despiadados a la primera sospecha, y ya dudarán de mi por el hecho de haber escapado del arresto. -
- Eres una mujer... yo soy un hombre. No es difícil de creer que me hayas sobornado con algo más que dinero. -
- Aun así, necesito algo de protección. Respaldo ante cualquier situación. Sino, encontrarán mis restos cualquier de estos días. -
- Puedo ayudarte, pero debes saber que soy impaciente. No doy nada sin recibir a cambio. -
- Haré lo mejor que pueda, pero no puedo prometer que será rápido. -
- Te diré un secreto, ya existe una redada para encerrar a algunos de tus 'clientes' - escupe con notable desprecio - Así que habrá grandes cambios para ti y tu negocio. No me preocuparía por falta de material, solo dame el correcto, el que pocos conocen y tiene gran peso. -
- Lo haré señor, pero necesito su palabra. Protéjame. -
- Puedo protegerte a ti y solo a ti, no me vengas con que eres madre o tienes una familia... -
- No, no me queda nadie más en este mundo. Solo le pido seguridad para mi, nadie más. - calla tras revelación
- Bien, es un trato. -
- Es un trato señor. -
Arrebata mi mano de debajo de mi pierna para forzar un apretón. No pierde contacto visual en todo este proceso.
La venta de mi alma al diablo una vez más...
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𝐴 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝐻𝑜𝑦: 𝐴𝑐𝑒𝑝𝑡𝑎𝑟 𝑦 𝐴𝑣𝑎𝑛𝑧𝑎𝑟
A partir de hoy, aceptaré la vida como es. Dejaré de correr para disfrutar el camino, valoraré lo que tengo y dejaré atrás las falsas ilusiones. Daré amor sin esperar nada a cambio y caminaré con calma, apreciando el tiempo que me queda. Aceptaré a las personas tal como son, sin intentar cambiarlas.
No dejaré que el miedo me domine, y lucharé cuando mis fuerzas flaqueen. Viviré cada amanecer como si fuera el último, buscando siempre la paz en mi corazón.
Porque hoy es el principio del resto de mi vida, y lo que haga a partir de hoy, marcará mi camino.
#𝐴 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝐻𝑜𝑦: 𝐴𝑐𝑒𝑝𝑡𝑎𝑟 𝑦 𝐴𝑣𝑎𝑛𝑧𝑎𝑟#tumblr#escritos#palabras#frases#vida#texto#citas#autoestima#foto#texto español#disfrutar el camino#valoraré lo que tengo#lucharé#paz en mi corazón
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*Los hijos de Rhaenys estaban caminando con los hijos de Lord Corlys por la playa con su tío Daemon vigilandolos desde lejos ya que era de noche y no quería perderlos de vista a menos que quisiera ser cena de dragón, los niños estaban lanzando rocas al mar mientras Syrax las incendiaba antes de caer al agua.*
Rhaenyra: Mamá dijo que no nos alejemos tanto del tío Daemon. *Mira a su alrededor viendo una sombra correr por la arena.* ¿Quién es ese? *Señala a la sombra que corre llamando la atención de sus hermanos y los gemelos Velaryon.*
Aemon ll: No lo se. *Mira a lo lejos a Balerión.* ¿Ese es Balerión?
Visenya: Si ese es el, ese desconocido quiere reclamar a Balerión para llevárselo.
Jocelyn ll: No debemos alejarnos del tío Daemon tanto o si no mamá nos regañara. *Habla preocupada.*
Visenya: Eso no importa, debemos ayudarlo o si no lo utilizarán como un arma de guerra. *Corre hacia Balerión.* Vamos. *Les hace señas a sus hermanos.*
Laenor: Es verdad, recuerden lo que dijo Aegon hace horas sobre matar a su hermana. *Dice colocandose al lado de Visenya.*
Laena: Estoy de acuerdo en ir por ese desconocido. *Sonríe.*
*Los 3 sabían muy bien que hacerle caso a su hermana era lo mejor, ya que no querían que los regañara como su madre Rhaenys. Los 5 se fueron detrás de Visenya mientras Rhaenyra le decía a Syrax que regresará con Meleys, para seguir al desconocido que estaba llegando a Balerión quien estaba acostado en la arena.*
*Balerión estaba desanimado aunque volaba solo, extrañaba volar con un jinete en su espalda, recordaba cuando el era un pequeño cachorro y Daenys era solo una cría pequeña pero eran muy unidos, pero eso había sido hace muchos años atrás. Cuando vio a una persona acercarse levantó la cabeza oliendo su olor reconociendo el de su hermana Vaghar en esa persona, gruño esperando que esa persona se alejara de el ya que no tenia necesidad de levantarse.*
X: Así que tú eres el dragón más grande. *Sonríe mirándolo siniestramente.* Supongo que si logro vincularme contigo tendré dos dragones grandes del lado de mi padre.
*Balerión al ver qué se acercaba cada vez más se estaba empezando a cansar de el.*
X: ¿¡Que crees que estás haciendo ladrón!? *Se escuchan unas voces cerca de ellos.*
*Balerión al escuchar el ruido levantó la mirada encontrándose con otras personas pero tenían el olor de la jinete de su hija Meleys. La persona que estaba frente a el se quitó la capucha mostrándose.*
X: ¿¡Cómo te atreves a robar algo que no es tuyo Aemond!?
Aemond: ¡Será mío, porque ustedes nunca tendrán un dragón bastardos! *Grita.* Cuando sea su jinete haré que se los coma empezando por Rhaenyra.
Rhaenyra: No lo harás. *Gruñe.* Visenya, Laenor y yo lo distraemos mientras ustedes. *Señala a Jocelyn y a Laena.* Llaman al tío Daemon.
*Todos asienten corriendo para pelear con Aemond quien se defiende golpeando a todos en el rostro y le daba patadas en el estómago o en cualquier parte del cuerpo.*
*Jocelyn intento gritar para llamar a su tío pero el la agarro del cabello tirándola hacia atrás cerca de Balerión quien al olerla de cerca pudo encontrar un pequeño olor que desde hace muchos años no olía en otra persona.*
*Jocelyn al voltearse se encontró cara a cara con el dragón más grande por lo que se asusto mucho teniendo que la quemará, cuando de repente sintió un tirón en su corazón, así que solo hizo caso a su corazón, levanto su mano dominante hacia adelante cerrando los ojos.*
*En el momento en que la tuvo frente a el, pudo ver una fuerza que irradiaba de ella como su jinete Daenys, acercándose con cuidado dejo que su pequeña mano lo tocará sintiendo que estaba unido nuevamente a un jinete fuerte. Jocelyn sin abrir los ojos sintió que la empujaban y al abrir los ojos pudo ver qué Balerión la empujaba con cariño haciendo que se riera llamando la atención de sus hermanos junto a los gemelos Velaryon y Aemond quien estaba enojado.*
Aemond: No puedes ser la jinete de el. *Empuja a todos para luego agarrar una piedra y agarrar a Jocelyn por el cuello.* ¡El no puede ser tu dragón bastarda! *Levanta la piedra.*
*Rhaenyra al ver a su hermana en peligro saco un pequeño cuchillo que le había dado su madre Rhaenys, para intentar lastimarlo pero el la empujó haciendo que soltara el cuchillo, entonces Aemon le tiro tierra en la cara haciendo que soltara a su gemela.*
*Jocelyn quien al ver el cuchillo lo agarro y al voltearse vio que Aemond se le acercaba por lo que se defendió sacándole el ojo izquierdo con el cuchillo dejando que gritara de dolor, todo en presencia de su tío Daemon quien se acercó corriendo.*
Daemon: ¡Niños! *Llega corriendo a ellos.* ¿Están bien? *Les pregunta pero al ver qué todos estaban muy golpeados con algo de sangre decidió llevarlos de regreso.* Regresemos, después le diré a Viserys que busque a su hijo.
*Aemond quien se estaba agarrando su ojo izquierdo se enojo mucho, corrió hacia Jocelyn con una mano en su rostro pero aún así logro pegarle en la nariz rompiéndosela.*
*Daemon al ver lo que pasó lo agarro por el cuello hacia atrás, pero Balerión al ver qué su jinete fue lastimada intento quemar a Aemond.*
Jocelyn ll: ¡Calma Balerión! *Se acerca para acariciar su nariz.* Calma, estoy bien, solo necesito descansar. *Le susurra viendo como Balerión se relaja bajo su toque.*
Aemon ll: ¡Estás loco! *Intenta golpearlo pero es sostenido por su hermana Rhaenyra.* ¡Sueltame, le daré su merecido!
*Al momento llegaron unos guardias que estaban buscando a Aemond pero al verlo lastimado se alarmaron llevándolo con un maestre urgente mientras Daemon llevaba a sus sobrinos y a los Velaryon, necesitando toda la ayuda para poder contarle lo que sucedió a su hermana Rhaenys.*
Daemon: ¿Que sucedió? *Dice dándole un pañuelo a Jocelyn.*
Laenor: Aemond quería robarse a Balerión.
Laena: Es verdad, dijo que si se unia a el mataría a Rhaenyra primero.
Aemon ll: Por eso estábamos peleando tío.
Rhaenyra: El se enojo más cuando Jocelyn logro vincularse con Balerión y intento matarla.
Jocelyn ll: Yo solo trataba de defenderme, no lo quería lastimar.
Daemon: Tranquilos, se que intentaban defender a Balerión, y lo lograron. *Les sonríe.* Ahora volvamos de regreso.
*Los 6 pequeños caminaron pero Jocelyn se detuvo volteandose mirando hacia Balerión dándole una sonrisa para volver a caminar con su tío.*
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Desearía correr y gritar con todas mis fuerzas, para así poder desprenderme de este sentimiento de tristeza que cargo en mi piel.
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CUANDO VUELVA (FIC) (AGNES/AGATHA X LECTORA) Una historia de Agnes of Westview PARTE 3
¡Ya actualicé! Espero les guste este capítulo, T/N podría decir lo mismo.
Quedaste atrapada y Agnes entró en pánico. Empieza a darse cuenta de qué es lo que siente.
T/N = Tu nombre
T/A = Tu apellido
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3
Después de correr unas tres calles desesperadamente, chocar con la señora Hart causando que tire al suelo su bolsa del supermercado y tropezar un par de veces, Agnes llegó a tu casa a golpear la puerta como desquiciada. Usaba los puños para golpear la puerta con toda su fuerza, a tal punto que los vecinos de al lado se asomaron desde sus ventanas y se escondían tras sus cortinas.
Murmuraba cosas sobre meter el trasero de Rio Vidal en prisión y maldecía por cada frase que iba soltando para ella sola. Se notaba angustiada, su rostro palideció aún más que de costumbre y su frente estaba cubierta de sudor por el esfuerzo físico. Al darse cuenta de que nadie respondía a la puerta, con la respiración agitada dio unos pasos atrás y de una patada fuerte logró deshacerse del seguro, haciendo que suene como un estallido. Escuchó un grito proveniente de alguna habitación y reconoció fácilmente tu voz. Miraba hacia todos lados como esperando alguna pista, algo que la ayude a encontrarte, pero sólo tenía frente a ella utensilios de cocina, un reloj de gato que miraba a los lados y cosas tiradas al suelo, muchas de ellas causadas por un posible forcejeo entre tú y Rio.
Agnes estaba más que convencida de que Rio se estaba desquitando contigo, lo cual no era justo bajo ninguna lógica, pero ¿qué podía esperar de esa bruja? Debía encontrarte lo antes posible, encontrarte y esconderte de Rio.
"¡AAHH!"
Agnes te escuchó exclamar, y empezó con la búsqueda veloz. "Esto duele..." Tu voz hacía una especie de eco, Agnes se sentía impotente y detestaba esa sensación. Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo pero la detective siguió intentando contenerlas, no podía continuar con su búsqueda en ese estado.
"¡T/N!"
Repetía Agnes mientras entraba mirando hacia todas partes, tiraba las puertas del baño, la cocina, subió al segundo piso dando pasos fuertes, aventó mesas, entró a tu habitación, volvió a bajar, pero no te veía.
"¿Detective? ¡¿Detective, es usted?!"
Agnes escuchó algunos sollozos y su desesperación seguía creciendo.
"¡¡T/N!! ¡¿ME ESCUCHAS?!" Gritaba. "¡SOY YO, AGNES! ¡T/N!" la garganta empezaba a doler, se llevó una mano al cuello para seguir caminando y siguiendo tu voz. Ya había pasado por el baño, por la cocina, tu voz seguía sonando por un pasillo que Agnes parecía estar pasando por alto.
"T/N, DI ALGO, LO QUE SEA, ¿DÓNDE ESTÁS?" Agnes preguntaba mientras caminaba y miraba cada pared, cada cuadro colgado, cada estante con libros, hasta que logró ver una puerta angosta que abrió de golpe.
Se oyó un grito más agudo.
Agnes te vio en una posición encorvada, con los brazos heridos cubriendo tu cabeza y cubiertos de pequeñas manchas de sangre, llena de polvo, y la habitación entera llena de cuchillos clavados en las cuatro estrechas paredes. Muchos de ellos ya te habían hecho cortes en las manos, brazos y parte de tu frente. La miraste derramando lágrimas y te abalanzaste sobre la detective apenas pudiste poner un pie afuera de ese pequeño almacén, a lo que Agnes reaccionó volviendo a envolverte en sus brazos, con una mano en tu cuello y la otra haciendo una presión firme en tu espalda. Sollozabas sin control y Agnes sólo pudo calmarte trazando pequeños círculos con la mano en tu espalda.
"Fue ella" Repetías.
"¡Fue esa mujer, detective!"
"Vámonos de aquí...vámonos de aquí ¿si?" Te susurraba Agnes, a milímetros de distancia. "Está bien, mírame" Agnes respiraba pesadamente y trató de tomar tus mejillas en sus manos para que puedas verla. Tu cara empapada en lágrimas se dejó guiar por ella y sus miradas se encontraron de nuevo. Agnes traía los ojos acuosos.
"Tranquila, respira" Ordenó Agnes.
"¿Qué fue lo que te ha hecho?"
Agnes tomaba con delicadeza tus mejillas y apartó unos mechones de cabello que se interponían colocándolos detrás de tu oreja, observando los pequeños cortes que los cuchillos te habían ocasionado en la frente y una de tus mejillas. Sangraba un poco, manchando ligeramente una de las manos de Agnes.
"Tenemos que irnos ahora, iremos a mi casa, tenemos que curar esto"
Agnes susurraba de tal forma que sólo tú podías oírla. Tú seguías sollozando y sólo podías asentir con la cabeza repetidas veces. Agnes se acercó un poco más, parecía tener la intención de juntar su frente con la tuya pero volvió a separarse y a rodearte con un brazo para dirigirte afuera de la casa.
Verte así le causaba una horrible sensación en el pecho, su mente se fue al primer día en que ingresaste a trabajar con ella y aún no confiaba en tu capacidad del todo, a tu voz y tu sonrisa, a tu mirada de reojo al entrar a tu casa cuando te iba a acompañar y a cuando muy amablemente te ofrecía otro café, por un momento Agnes deseó volver a ese día. Tal vez hacer las cosas ligeramente distinto.
"Tenemos que irnos ahora, tomarás algo y te quedarás ahí a pasar la noche, ¿entendido? No se va a acercar mientras yo esté ahí. ¡Mierda! ¡El caso! No puede ser..." Murmuraba Agnes, aún con su mano cubriendo tu espalda y caminando contigo hacia la otra calle donde estaba su casa.
"¡¿Pero qué le pasó a esa chica?!"
Oyeron una voz que se aproximaba y la Señora Hart se detuvo en medio de la calle con su bolsa del supermercado, al parecer nada de lo que llevaba se quebró ni se perdió cuando Agnes chocó con ella. Te miraba con asombro debido a la sangre y se llevó una mano a la boca.
"Ocúpese de sus asuntos, quiere, Señora Hart? Estoy en medio de algo importante y es un asunto confidencial" Contestó Agnes secamente, sin mirarla y caminando contigo a paso rápido. Tu llanto había cesado y sólo respirabas entrecortadamente. La señora Hart se encogió de hombros y se marchó.
"¿Quién es esa mujer, detective?"
Preguntaste, sin poder aguantar más las ganas de saber quién diablos te había atacado con cuchillos.
Agnes no dejaba de caminar pero hizo una corta pausa, te lanzó una mirada rápida pensando en qué iba a decir y cómo ordenar la información. Soltó un suspiro.
"Te lo cuento al llegar. No debería, porque realmente no estás involucrada en esto y no es asunto tuyo, pero ella te atacó dos veces y está acabando con mi paciencia..." Contestó Agnes. "...Te lo diré al llegar, pero tenemos que curar esos cortes y tiene que ser rápido"
Llegaron a la casa y Agnes abrió la puerta para que ingreses, caminó rápidamente hacia un cajón que tenía en la sala y sacó una pequeña caja después de ponerle dos seguros a la puerta y cerrar las ventanas.
"Siéntate"
Te ordenó Agnes dando pequeños golpecitos al asiento del sofá mientras abría la caja a dejar ver unos frascos y unas láminas de gasa. "Y ponte cómoda, que esto va a tardar un poco, pero estarás bien"
Las manos frías de Agnes te causaban algo de alivio en las zonas donde tenías las heridas que ardían. Su mirada estaba fija y enfocada en tus heridas, las desinfectaba con cuidado usando una botellita de alcohol y después colocaba las gasas encima, haciendo lo que podía, pero cubriendo cada herida tratando de ser lo menos brusca posible con sus movimientos. Llegó a tu rostro y fue ahí cuando empezó a perder la concentración porque tu mirada parecía distraerla, pudiste notar una ligera sonrisa y se la devolviste.
"Oh..."
Soltaste un pequeño quejido cuando el alcohol tocó tu herida pero la sensación de ardor no duró más de un par de segundos.
"Lo siento, duele un poco"
"Quédate quieta" Dijo Agnes, esta vez con la sonrisa más grande y mordiendo ligeramente su labio inferior, muy cerca de tu cara. Te quedaste contemplando sus hermosos rasgos por un buen rato, haciendo que las mejillas de la detective se tornen rosadas. Ambas suspiraban cada tanto y Agnes, con su mano, giraba tu mentón en su dirección, quedando siempre a pocos centímetros de distancia.
"uhm...T/N..." Agnes dudó por un segundo pero finalmente decidió tocar el tema.
"¿Sí, detective?"
"Lo único que recuerdo de la mujer que te atacó es que siento un...profundo desprecio hacia ella" Dijo Agnes con el ceño fruncido mientras limpiaba una herida de tu frente, aún a esa corta distancia de ti. "Su nombre es Rio, la conozco y...Escucha, voy a investigar por qué te hizo esto, voy a arrestarla y haré que se pudra en la cárcel" Agnes suspiró.
"Ella y yo tuvimos una historia complicada pero es parte del pasado y es ahí donde debe quedarse, ella hizo cosas horribles. Si fuera posible la enviaría a la silla eléctrica pero...ya sabes, estos tiempos y las leyes..."
Agnes no recordaba exactamente qué diablos había hecho Rio en el pasado, lo que tuvierone staba tan enterrado en su mente que le era imposible ir sacando los recuerdos pero aún sentía ese desprecio guardado, la aborrecía, sólo que no recordaba bién por qué.
Después de desinfectar tu herida pasó la mano por tu cabeza acomodando tu cabello sin dejar de mirarte. Había una razón por la cual ella aceptó trabajar contigo y dejar que te quedes, y parecía ser sólo ella quien empezaba a notarlo en aquel instante.
"Listo, señorita T/A"
Dijo Agnes, aún inclinada hacia tu lado, su mirada bien puesta en tus ojos te causaba un poco de nerviosismo. "Lávate esas heridas cada veinticuatro horas y en unos días estarás bien y te veré de nuevo en la..."
"Gracias, detective..." Susurraste, Agnes te oyó y esbozó una sonrisa. Arqueó las cejas cuando sintió que tu mano tibia tomó la suya pero, lejos de soltarla, se quedó sentada e inclinada hacia tí y tomando tu mano en respuesta. Sentía cómo se le erizaba la piel, del mismo modo en que sucedía cuando tú llegabas a la oficina. Sus palpitaciones se hacían cada vez más veloces, y había algo que deseaba hacer urgentemente al dirigir su mirada a tus labios, tan urgentemente que no podía resistirse. Sus dudas con respecto a tí y tus intenciones se iban despejando y las suyas se iban aclarando, una intensa atracción hacia ti era lo que Agnes sentía desde que llegaste a la oficina y con el paso de los días, sólo de unos días, fue creciendo y evolucionando.
Todas las veces en las que llegabas y le ofrecías algo de tomar o de comer, todas las veces en las cuales le preguntabas si estaba bien, cuando te encargabas del papeleo para que pueda tomar un descanso, cuando la escuchabas hablar del caso de la mujer fallecida y juntas trataban de llegar a una conclusión, esos momentos la hicieron sentirse diferente. Estar ahí, trabajar ahí ya no era un calvario con tu presencia y le había costado reconocerlo pero fue inevitable. Le preocupabas, fue doloroso cuando te vio herida y sintió un fuerte impulso de destruir todo.
"Por rescatarme, y..."
No pudiste terminar, Agnes se acercaba cada vez más a ti. Volvió a tomar tu mejilla con una mano, estuvo a punto de cerrar los ojos y la distancia entre ustedes.
"T/N...¿Qué tal si dejamos por un día las formalidades?" Susurró Agnes, las puntas de sus narices ya estaban a punto de tocarse. La detective sintió tu otra mano suavemente puesta en una de sus mejillas, haciendo que se asombre sin dejar de lado su intención.
"¿Está segura?" Preguntaste, mirándola a los ojos dulcemente. "¿De verdad? ¿Está segura?"
"Si"
Agnes asintió con la cabeza mientras apoyó su frente en la tuya, perdiéndose en tu mirada. ¿Cómo no habría de estarlo? Se preguntaba. Se iba dando cuenta de que estuviste en sus pensamientos por horas, por días, quería verte, sentía emoción al verte, la calidez de tu trato era lo único que la hacía sonreír un poco en ese lugar y cuando te tenía tan cerca de ella parecias no notar lo que sucedía. Volvió a asentir con la cabeza, ambas tenían la respiración agitada pero aquello no detuvo a Agnes, quedaste apoyada en el respaldo del sofá y fue ahí cuando los labios de Agnes atraparon a los tuyos en un tierno beso.
Una sensación de calor comenzó a sentirse por toda su cara, principalmente en sus labios, y su otra mano quedó puesta en la base de tu cabeza y enterrada en tu cabello mientras su frecuencia cardíaca seguía aumentando. Pasaste los dedos por la línea de su mandíbula y cerraste los ojos lentamente haciendo un pequeño sonido, Agnes abrió ligeramente la boca e iba guiándote para profundizar el beso con la mayor delicadeza, sentía que debía tratarte con cuidado cuando días atrás pensaba en ser exigente contigo, soltó una risita al notar el cambio sin dejar de besarte y tomar el control. Ambas disfrutaban el momento, ninguna de las dos quería que acabase. Agnes deslizó una mano por su brazo intentando llegar a tu cintura, pero se oyó fuertemente el sonido la puerta, haciendo que se separen.
Agnes empezó a sentir una molesta descarga eléctrica recorriendo su cuello.
"Sube, ¡Sube ahora!" Ordenó Agnes "y escóndete. Iré a buscarte en un momento pero no hagas ruido"
Corriste hacia la escaleras y te metiste a la primera habitación que encontraste, no podías ver porque no encontrabas el interruptor de la luz pero lograste notar que se trataba del dormitorio de un niño.
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