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Tela Totalmente Escura e um gostoso barulho de chuva - Você Vai Relaxar e Dormir!
Tela Totalmente Escura e um gostoso barulho de chuva – Você Não Precisará Mais do que 30 minutos Para Relaxar e Dormir! Introdução Se você está em busca de uma forma rápida e eficaz de relaxar e dormir, temos a solução perfeita para você: a combinação de uma Tela Totalmente Escura e um gostoso barulho de chuva. Neste artigo, vamos apresentar essa técnica revolucionária que irá ajudá-lo a…
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Puedo pedir mas de enzo con lactation kink? Fue muy cortito :( NECESITO MASSSSS soy adicta a tus textos
Kinktober, Día 13: Lactation Kink
-¿Cómo estuvo tu clase?- pregunta Enzo cuando te escucha llegar. Caminás en silencio hasta la cocina, sospechando que la bebé puede estar dormida en sus brazos, pero lo encontrás solo-. ¿Todo bien?
-¿La regalaste?- bromeás mientras observás la serenidad con la que se encarga de tu leche materna para poder refrigerarla. Él suelta una carcajada estrepitosa y sólo deja de reír cuando ve tu expresión de pánico.
-No se va a despertar- jura luego de besar tu mejilla-. Y no me dijiste cómo te fue.
-Decente- contestás con una mueca de descontento. Enzo arquea una ceja, poco convencido, pero comprende a qué te referís cuando levantás tu camiseta (que en realidad le pertenece a él, pero te resulta cómoda) para enseñarle el estado del top deportivo que llevás-. En frente de todos, boludo, me quería morir.
-Es completamente normal, amor, nadie va a...
-Ya sé que es normal- lo interrumpís-, pero me molesta. Y todavía me duelen.
Te rodea con sus brazos y besa tu cuello con la esperanza de consolarte. Llevan incontables días intentando lidiar con tu sobreproducción de leche y sin importar cuánto se alimente la bebé, cuánto saques con el extractor y cuánto termine manchando tu ropa, siempre hay más. Y el dolor es insoportable.
-Perdón- susurrás y escondés tu rostro en su pecho. Besa tu cabello, todavía sin deshacer el abrazo-. No es tu culpa, no quería...
-Un poco sí lo es- sonríe cuando te escucha reír-. Y no me pidas perdón.
Cuando intentás separarte, pensando en tomar una rápida ducha para poder compartir un momento de paz y tranquilidad solos, no lo permite. No te quejás, sobre todo porque sentís sus manos recorriendo tu espalda y tu cadera, pero también porque sentís su erección presionando contra tu estómago.
-Sos tremendo, nene- fingís indignación-. Mirá cómo te ponés.
-Vos me ponés así- desliza una mano por debajo de tus leggins y con la otra masajea tus pechos-. Más cuando me mostrás las tetas...
-Estás obsesionado con mis tetas.
-Estoy obsesionado con vos- corrige, tomando tu pezón entre sus dedos y presionando. Un gemido, tan grave que suena como un gruñido, deja sus labios cuando el líquido humedece sus dígitos-. ¿Me dejás...?
En cuanto suspirás un sí, evidentemente tentada por sus caricias, Enzo te acorrala contra el mueble a tus espaldas. Sus labios en tu cuello y la manera desesperada en que embiste contra tu estómago, junto con sus dedos todavía jugando con tu pezón, te hacen gemir y retorcerte entre sus manos.
En cuestión de segundos te desnuda, prácticamente arrancando la ropa de tu cuerpo, para luego sentarte sobre el mármol frío ignorando tus protestas por la temperatura y sin importarle la posibilidad de derramar la leche. Toma uno de tus pechos entre sus labios, mordiendo despiadadamente antes de comenzar a succionar.
Te observa desde su lugar, registrando todas tus expresiones mientras masajea su erección por sobre su ropa, sin dejar de succionar con fuerza. Sabés que no tendrías que sentirte tan excitada por sus acciones, pero es imposible, sobre todo por la forma en que sus labios parecen adherirse a tu piel y la rapidez en que la excitación ensombrece su mirada.
Cuando se separa de tu cuerpo hay un hilo de saliva conectando su boca a tu pecho y en su mentón una gota de leche. La limpiás con tu pulgar y él sujeta tu muñeca para poder tomar tu dedo entre sus labios: sus párpados caen -te fascina el largo de sus pestañas y cómo rozan su piel- y deja salir un gemido.
Su rostro es una combinación entre satisfacción y alivio. El tuyo también.
-Agarrate- ordena antes de tomarte en brazos. Rodeás su cintura con tus piernas y mientras te lleva hacia la sala, claramente en dirección al sofá individual donde tanto le gusta leer, sentís su erección golpeando contra tu centro cada vez más húmedo.
La última vez que tuvieron sexo en este sofá es la razón por la que ahora se encuentran en esta situación y mientras te posiciona sobre su regazo caés en cuenta de que están prácticamente recreando la escena. Hay una extraña mirada en sus ojos, mezcla entre complicidad y devoción, mientras manipula tu cuerpo como quiere.
Enzo sujeta tu muslo para dejarlo sobre el apoyabrazos aterciopelado, procurando no generarte ninguna molestia, antes de liberar su miembro para guiarlo hacia tu entrada. Roza tus pliegues con su punta mientras contempla tu rostro, su mirada viajando desde tus ojos hacia tu labios entreabiertos y viceversa. Sonríe.
-¿Querés que te la meta?
En lugar de contestar te dejás caer sobre su miembro. La falta de preparación es evidente pero tu humedad facilita la penetración y el deseo que nubla tu juicio convierte el ardor en algo placentero.
Enzo muerde su labio cuando el calor de tus paredes lo envuelve y segundos más tarde vuelve a tomar tu pecho izquierdo en su boca para silenciar sus suspiros y gemidos. Sostiene tu cadera para detener tus movimientos -no cree aguantar demasiado- y con su otra mano masajea tu pecho derecho.
Un hilo de líquido blanquecino corre por su mano y su brazo mientras continúa girando tu pezón entre sus dedos. Mueve sus caderas involuntariamente y muerde tu pecho sin medir su fuerza, haciéndote sollozar y reclamarle, tu mano tirando de su cabello.
-Perdón- dice entre gemidos-. Fue sin querer.
Está completamente desesperado y cuando sujeta tu cadera comprendés cómo va a terminar esto. Comienza a embestirte con fuerza, sus labios succionando aún más rápido que antes, algún que otro patético gemido llegando a tus oídos cuando tus músculos se contraen sobre su miembro.
Unos instantes más tarde se deja ir, salpica tu interior de blanco, llenándote con su semen mientras en su rostro se refleja la vergüenza que lo invade. Es un intercambio, pensás, sin importarte lo obsceno que es.
-Perdón...
-No me pidas perdón- contestás con tus labios peligrosamente cerca de los suyos. Retomás el movimiento de tus caderas y sentís sus uñas clavándose en tu piel-. Me la vas a dar toda, ¿no?
Esconde su rostro entre tus pechos. Asiente tímidamente.
- @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace ♡
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nepente solace.
nepente — originária da mitologia grega, o nepente era uma substância lendária, frequentemente descrita como uma bebida, capaz de aliviar a dor, a tristeza e a melancolia. Era como uma poção mágica do esquecimento, capaz de fazer com que as pessoas se esquecessem de suas preocupações e sofrimentos. Em essência, o nepente representava um escape momentâneo da realidade, uma fuga para um estado de serenidade e paz interior.
solace — do inglês, "solace" significa conforto, alívio ou consolação. É algo que acalma a mente e o coração, especialmente em momentos de tristeza ou sofrimento.
— Nepente: Uma poção mágica que oferece um esquecimento temporário da dor e da tristeza.
— Solace: Um conforto duradouro, um apoio emocional que ajuda a lidar com as dificuldades.
Um contraste interessante:
Enquanto o nepente representa uma fuga da realidade, o solace busca uma forma de lidar com ela. Ambos, no entanto, compartilham o mesmo objetivo: trazer paz e tranquilidade para a alma.
não há smut.
Na calmaria da manhã dourada, os raios de sol invadiam a cozinha pelas janelas, preenchendo o espaço com um calor suave e acolhedor. Harry, grávido de oito meses, estava junto ao fogão, vestido com uma camisola confortável, um robe macio e pantufas de pelúcia. Mexia lentamente uma panela de ovos, enquanto o aroma de pão torrado e panquecas recém-feitas pairava no ar. Seus movimentos eram ponderados, ajustados ao peso da barriga proeminente, mas isso não o impedia de seguir com sua rotina matinal, preparando o café para sua família. Ele se inclinou um pouco para regular a chama, sorrindo ao ver a massa dourando na frigideira.
Ao lado, o prato já estava coberto com várias panquecas, mas Harry adorava fazer mais, especialmente para Luna, que era simplesmente apaixonada por elas.
O aroma de bolo de banana com as fatias da fruta caramelizadas no açúcar, o suco de morango fresco e o chá de hortelã perfumava a cozinha. A mesa já estava posta com pães frescos, mel orgânico, café forte e uma salada de frutas colorida, com uvas, kiwis, cerejas, morangos, maçãs, mamão, manga, banana e amora, todos cuidadosamente cortados em cubinhos perfeitos. No centro, um jarro de flores amarelas, rosas, lavandas e folhagens verdes trazia um toque delicado, combinando perfeitamente com o clima da estação.
Louis entrou na cozinha, ainda com o cabelo bagunçado de sono e esfregando os olhos. Quando viu Harry de pé, ele franziu a testa e foi direto até ele, o envolvendo pela cintura.
— Harry, você devia estar descansando — Disse Louis, com a voz suave, beijando o pescoço de Harry e passando a mão gentilmente na barriga redonda da esposa. — Eu posso terminar o café.
Harry sorriu, olhando carinhosamente para ele.
— Estou bem, Lou. Só queria fazer algo especial pra vocês hoje — Disse Harry, se virando ligeiramente para dar um selo rápido em Louis. — E você sabe que eu adoro cozinhar.
Louis suspirou, mas manteve o sorriso terno.
— Eu sei, mas não precisa exagerar. Ela já está te dando trabalho o bastante, não acha? — Ele brincou, acariciando com carinho a barriga proeminente. Harli, a filha caçula, já mostrava ser bem agitada. Em algumas noites, não deixava a mamãe dormir, inquieta e sapeca, se mexendo sem parar dentro do ventre.
Do outro lado da mesa, Luna, a filha adolescente de 16 anos, já estava sentada, distraída mexendo no celular, mas ergueu os olhos com um sorriso divertido.
— Vocês dois são tão melosos de manhã — Ela disse rindo.
Harry soltou uma risada divertida enquanto se virava para colocar os ovos no prato, caminhando até a mesa com um toque teatral.
— Ah, meloso eu? — Ele disse fingindo indignação, arqueando uma sobrancelha de forma dramática. — E quem é que resiste a panquecas no café da manhã, hein, mocinha, hum? — Harry disse, passando delicadamente o dedo pelo nariz da filha, a fazendo enrugar o rosto e soltar uma risada. — Bom dia, aliás!
Luna riu, se levantando para se servir de panquecas, enquanto Louis apenas observava a cena com um sorriso no rosto.
— Bom dia, mamãe — Respondeu ela, com um brilho de travessura nos olhos. — Ok, eu admito... panquecas são meu ponto fraco. — Ela revirou os olhos, divertida, enquanto enchia o prato com uma pilha generosa de panquecas, mel e algumas frutinhas frescas. — Obrigada, mamãe. Você sabe que é a melhor!
— Sabia que eu não podia errar com panquecas — Harry respondeu sorrindo ao ver a filha se servir, com uma satisfação orgulhosa estampada no rosto.
Louis se sentou ao lado de Luna, pegando um pedaço do bolo de banana enquanto olhava para a filha.
— Então, algum plano pra hoje, Lua? — Ele perguntou casualmente.
Luna deu de ombros enquanto pegava um gole do suco de morango.
— Na verdade papai, eu queria passar um tempo com a mamãe na estufa depois do café. Ajudar com as plantas, sabe?
Harry olhou surpreso e sorridente.
— Que bom, Luna! Vai ser ótimo ter sua a ajuda, filha. As framboesas estão precisando mesmo de uma poda, e acho que podemos colher alguns morangos também.
Luna assentiu, sorrindo.
— Tem mais uma coisa... — Ela começou um pouco hesitante, enquanto enrolava distraidamente uma mecha do seu cabelo longo solto. O cabelo de Luna era uma mistura de loiro e castanho, caía em cachos suaves, que às vezes se alisavam entre seus dedos. Sob a luz do sol, o tom dourado do loiro se destacava ainda mais, a fazendo literalmente brilhar.
Louis ergueu uma sobrancelha, percebendo o tom da filha.
— Ah, tem? — Ele disse curioso. — O que é, filha?
Luna corou levemente e desviou o olhar para o prato.
— Tem um garoto... Na escola. Eu meio que... Gosto dele — Ela confessou rapidamente.
Harry e Louis trocaram um olhar surpreso, mas logo Harry sorriu com ternura.
— Ah, então finalmente tem alguém especial? — Harry disse se sentando cuidadosamente ao lado de Louis, enquanto colocava uma mão sobre a barriga. — Quem é ele?
Luna suspirou, ainda envergonhada.
— O nome dele é Alex, mamãe. Ele está na minha turma de biologia. É super inteligente, engraçado, e… bem, eu acho que gosto dele.
Louis tentou esconder o sorriso ao ver o embaraço da filha.
— Alex, hein? E ele já sabe disso?
— Não! — Luna disse rapidamente, arregalando os olhos. — Quer dizer, eu acho que ele pode suspeitar… mas eu ainda não falei nada.
Harry riu, com os olhos brilhando de orgulho e carinho.
— Bem, quando você sentir que é o momento certo, tenho certeza que será lindo. E se você quiser, podemos convidá-lo para jantar qualquer dia desses, o que acha?
Luna pareceu considerar a ideia, e então sorriu timidamente. — Vou pensar nisso, mamãe. Obrigada.
— Sabe que sempre estamos aqui, né? Qualquer coisa, só nos falar. — Louis passou o braço pelos ombros de Luna, a puxando para um abraço rápido.
Luna sorriu, abraçando o pai de volta.
— Eu sei, papai. Vocês são incríveis. Mesmo sendo tão melosos — Ela brincou revirando os olhos e os pais riram.
Harry seguia observava Louis e Luna com olhos ternos, o coração transbordando de amor. Ele adorava esses momentos simples — a rotina diária que, para ele, era repleta de significados. Ele levou um pedaço de fruta à boca e, enquanto mastigava devagar, olhou para Luna com curiosidade.
— E como ele é? — Perguntou Harry, voltando ao assunto de Alex com um sorriso interessado. — O Alex, quero dizer. Além de inteligente e engraçado, o que mais você gosta nele?
Luna, ainda com as bochechas coradas, deu um pequeno sorriso, desta vez mais confortável ao falar sobre o garoto para os seus pais.
— Bem, ele é muito gentil, sabe? Não tenta ser popular ou algo assim. Ele trata todo mundo com respeito, e... ele é super bom em biologia. A gente faz projetos juntos e ele sempre me explica as coisas com paciência. E... — Ela deu de ombros, mordendo um pedaço de panqueca para disfarçar o sorriso antes de acrescentar — Ele tem um sorriso bonito.
Louis fez um som baixo, como se estivesse processando a informação. Ele não conseguiu evitar um olhar protetor para Luna, apesar de estar claramente orgulhoso do crescimento da filha.
— Hum... Bom, um sorriso bonito é importante, acho. — Ele tentou parecer casual, mas Harry não pôde deixar de rir da tentativa falha do marido de parecer relaxado.
— Louis, pare com isso — Disse Harry sorrindo. — Deixa a Luna respirar. Ela tem bom gosto, confia nela, amor.
— Ei, eu só estou perguntando, nada de mais! Quero conhecer esse Alex, é só isso. — Louis ergueu as mãos em rendição.
Luna revirou os olhos, rindo.
— Papai, relaxa. Nem sei se ele gosta de mim desse jeito ainda.
— Ah, ele gosta sim — Disse Harry com um olhar experiente, erguendo uma sobrancelha para Luna. — Eu aposto que sim. Se vocês estão fazendo projetos juntos, ele já está interessado. Eu me lembro de quando Louis e eu começamos a fazer coisas juntos. Ele me ajudava com pequenos trabalhos, e eu sabia que tinha algo ali desde o começo.
Louis soltou uma risada suave.
— Sim, porque eu estava completamente apaixonado por você desde o início, só não sabia como te dizer.
Luna riu, se inclinando sobre a mesa com os cotovelos apoiados.
— Ugh, vocês são tão fofos. Mas eu acho que Alex ainda não me vê assim… a gente só conversa sobre coisas da escola.
— Isso pode mudar mais rápido do que você imagina. Mas vá com calma, aproveite cada etapa. E não se esqueça de se divertir, Luna. Você merece alguém que te faça sentir especial. — Harry balançou a cabeça, sorrindo.
— É, acho que sim. Obrigada, mamãe. Eu vou ver como as coisas acontecem. — Luna pareceu ponderar isso por um momento e então deu um sorriso genuíno.
Louis estendeu a mão e bagunçou os cabelos de Luna de leve, provocando uma risada dela.
— Isso aí. E quando ele for te levar ao baile ou coisa assim, eu estarei lá, de olho. — Ele deu uma piscadela.
Luna revirou os olhos novamente, mas estava claramente gostando da conversa.
— Papai, você é tão exagerado. Eu nem sei se quero ir a esses bailes ainda.
Harry observou a troca entre eles com um sorriso largo e satisfeito, apoiando a mão em sua barriga. Sentia Harli, a bebê se mexer levemente, como se estivesse reagindo à alegria ao redor.
— Nossa pequena está animada hoje — Comentou Harry, olhando para Louis com um brilho nos olhos.
Louis colocou a mão sobre a barriga de Harry, sentindo o movimento.
— Ela deve estar curtindo a conversa. Mal posso esperar para conhecê-la, sabia?
— Eu também. Está quase na hora. — Harry suspirou feliz.
Luna olhou para os pais, seus olhos suavizando ao ver o carinho entre eles.
— E eu mal posso esperar para ser a irmã mais velha. — Ela sorriu. — Já estou fazendo planos de como vou mimá-la.
— Só não deixa ela ficar mal acostumada, hein? Uma irmã mimada pode dar muito trabalho. — Louis riu, pegando mais um pedaço de bolo.
— Ah, papai, eu vou ser ótima! — Luna brincou, cruzando os braços. — Eu vou ser a melhor irmã do mundo, só espera pra ver.
— Tenho certeza de que você será, Luna. Você já é incrível agora. — Harry riu para a filha.
Após o café da manhã, enquanto Louis lavava as louças, Luna e Harry, de galochas, vestido e macacão, seguiram em direção à estufa, um dos lugares favoritos de Harry na casa. Ali, ele sempre encontrava paz, rodeado pelas plantas que cultivara com tanto carinho ao longo dos anos. A estufa era espaçosa, com fileiras organizadas de plantas, desde pequenas mudas de ervas aromáticas até arbustos frutíferos, como morangos e framboesas. O cheiro da terra misturado ao suave perfume das flores preenchia o ar, criando uma atmosfera calma e serena.
Luna abriu a porta de vidro, deixando a brisa leve e fresca entrar.
— Eu adoro esse lugar, mamãe, tudo aqui é sempre tão bonito — Ela disse inspirando fundo o cheiro das plantas, flores e frutas. — Me faz lembrar de quando eu era pequena e você me ensinava a plantar as minhas primeiras flores.
Harry sorriu, colocando a mão na barriga enquanto caminhava devagar até as prateleiras de vasos. — Eu lembro bem. Você sempre foi curiosa com as plantas, Luna. Acho que herdou isso de mim — Ele disse com um tom orgulhoso, pegando um regador. — Vem, podemos começar podando as framboesas, depois vamos colher alguns manjericão para o molho que vamos fazer mais tarde.
Luna assentiu e pegou uma pequena tesoura de poda, se aproximando do arbusto carregado de frutinhas vermelhas. As folhas verdes brilhavam com o sol que entrava pelos vidros da estufa. Ela começou a cortar com cuidado os galhos secos, enquanto Harry supervisionava, regando outras plantas.
— Então, sobre o Alex... — Harry começou, olhando para Luna com um sorriso travesso. — Você já pensou em como vai falar com ele? Talvez dar um sinal mais claro?
Luna ficou um pouco envergonhada, mas respondeu com sinceridade.
— Ai, mamãe, você não vai parar com isso, né? — Ela disse sem tirar os olhos da planta.
Harry deu de ombros, ainda sorrindo.
— Só estou curioso. Quero ajudar, sabe? Além do mais, acho que essas coisas são sempre mais fáceis quando conversamos. Eu e seu pai tivemos um começo meio desajeitado também, você sabia? — Luna o olhou surpresa.
— Sério? Vocês parecem tão... naturais juntos.
Harry riu, ajustando o regador enquanto começava a plantar algumas novas mudas de tomate.
— Ah, hoje parece fácil, mas no começo, eu não sabia como falar com Louis. Ele era tão confiante, e eu me sentia meio atrapalhado. Mas uma vez que conversamos honestamente, tudo fluiu. Às vezes, é só dar o primeiro passo — Harry contou olhando para Luna com um sorriso encorajador.
Luna se juntou a ele, dessa vez agora usando a pá pequena para fazer buracos na terra macia, mas parou por um momento, considerando as palavras de Harry enquanto olhava para o arbusto à sua frente.
— Eu acho que tenho medo de estragar tudo, sabe? — Ela disse mordendo o lábio inferior. — Se eu falar e ele não sentir o mesmo, vai ser estranho. E se a gente parar de ser amigos?
Harry suspirou suavemente, se aproximando de Luna, tirando a luva de jardinagem e colocando a mão no ombro dela.
— Eu entendo, querida. É normal ter medo. Mas às vezes vale a pena arriscar. Se ele for uma pessoa boa, ele vai te respeitar, independentemente de como se sente. E quem sabe? Pode ser que ele esteja esperando o mesmo sinal de você.
Luna ficou quieta por um momento, os olhos focados no chão coberto de terra.
— É, talvez... — Ela murmurou, como se estivesse pensando alto. — Vou tentar não ficar tão nervosa com isso.
Harry sorriu, orgulhoso da maturidade da filha.
— Isso mesmo. Você tem todo o tempo do mundo para descobrir essas coisas. E não importa o que aconteça, sempre pode contar comigo e com seu pai.
— Eu sei, mamãe. Obrigada por sempre ouvir — Disse Luna, com um sorriso sincero. Ela colocou a pá de lado e se inclinou para pegar um punhado de framboesas maduras no cesto.
— Sempre, meu amor — Harry respondeu com um olhar terno, enquanto observava Luna saborear as frutinhas.
— Quer algumas? — Ela perguntou, segurando as frutinhas vermelhas e suculentas com um sorriso.
Harry riu, se sentando em um banquinho de madeira próximo.
— Claro, mas só um pouquinho. Ultimamente, estou comendo por dois, mas tenho que me segurar pra não exagerar — Ele brincou, acariciando a barriga com uma expressão divertida.
Luna ofereceu as framboesas a Harry, que pegou algumas e saboreou lentamente, a explosão de sabor trazendo um sorriso ao seu rosto.
— Deliciosas! Você fez um ótimo trabalho cuidando das plantas, Lu. Acredito que suas habilidades de jardinagem estão melhores do que as minhas — Ele disse piscando. — Agora venha cá, deixa eu fazer uma trança no seu cabelo — A mãe de Luna disse sorrindo enquanto a convidava a se aproximar.
Luna se sentou ao lado dela, pronta para o carinho. Enquanto sua mãe, com as mãos habilidosas, trançava seus cabelos loiros com delicadeza, acrescentava e entrelaçava flores coloridas nos fios.
— Elas combinam perfeitamente com você, amor. — A mãe comentou enquanto segurava uma flor rosa, tirada do canteiro atrás delas, junto com outras flores.
— Eu adorei! — Luna respondeu observando as margaridas amarelas e os pequenos cravos do amor brancos sendo incorporados à trança. — As flores estão tão bonitas!
O aroma suave das plantas e o calor acolhedor da estufa tornavam o momento quase mágico. Mas, justo quando Harry estava prestes a responder, um leve zumbido chamou sua atenção.
— Mamãe, olha! — Harry foi surpreendida com Luna apontando com o dedo.
Um beija-flor pequeno e vibrante entrou na estufa e flutuava com leveza entre as flores.
Os olhos de Luna brilharam de empolgação e antes que sua mãe pudesse terminar de amarrar a sua trança, ela se levantou de um salto, os cabelos ainda meio soltos, e começou a seguir o beija-flor, rindo enquanto ele dançava de flor em flor. Sua mãe, com as mãos paradas, observava a filha encantada com a cena, enquanto Harry também ria, maravilhado com a espontaneidade do momento.
— Olha isso! — Luna disse surpresa apontando para o beija-flor enquanto ele pairava em cima de uma flor roxa vibrante.
Harry riu, maravilhado.
— Que lindo! Você sabia que os beija-flores simbolizam alegria e amor?
Luna sorriu, a ansiedade de antes se dissipando com a visão do beija-flor.
— Sério? Isso é incrível, mamãe! — ela respondeu, sem tirar os olhos do beija-flor. E então, em um sussurro suave, Luna o nomeou: — Sorte.
Conforme falavam, o beija-flor se aproximou ainda mais, pairando perto demais de Luna antes de pousar delicadamente em uma flor próxima. Ela ficou paralisada de alegria, sem acreditar que estava tão perto do passarinho.
— Mamãe! — Ela sussurrou, sorrindo amplamente, o olhar encantado.
Harry pegou o celular e rapidamente tirou uma foto.
— Essa vai para o álbum da família! Você está linda com o beija-flor por perto — Ele disse, rindo.
— Eu me sinto como uma princesa! — Luna disse fazendo uma pose divertida enquanto o beija-flor continuava a se deliciar com o néctar e a água doce das flores.
— Olha como ele brilha à luz do sol. — Harry se levantou e se aproximou, tentando capturar o momento.
Enquanto o beija-flor pairava ao redor deles, os dois começaram a rir, e a tensão que antes dominava o ambiente foi completamente substituída pela leveza do momento.
— Você sabe, ás vezes, coisas inesperadas podem ser as melhores — Disse Harry, olhando nos olhos de Luna.
— Como eu falando com o Alex — Refletiu Luna, com um sorriso tímido. — Quem sabe o que pode acontecer se eu me arriscar?
— Exatamente! — Harry respondeu a encorajando. — O que importa é que você está aberta a novas experiências. Seja corajosa, filha. — Ele deu um beijo suave na testa de Luna.
O beija-flor continuava a visitar as flores, criando uma atmosfera leve dentro da estufa. Luna sorriu, olhando para a flor que havia atraído o pássaro.
— Eu acho que vou me lembrar disso toda vez que pensar no Alex — Disse Luna sorrindo para a mãe. — Obrigada, mamãe.
Harry sorriu, seu coração cheio de amor pela filha.
— Você traz tanta luz para a minha vida, querida — Harry disse acariciando as bochechas rosadas da filha, enquanto seus olhos se encontravam com os dela em um momento de ternura. — Agora vem, vamos amarrar essa trança e terminar de cuidar das plantas antes que o papai venha nos procurar para o almoço — Ele falou, se movendo para trás de Luna e trançando seu cabelo com delicadeza. Depois, lavou rapidamente as mãos e pegou a pá de volta, começando a trabalhar ao lado dela.
— Posso ajudar com alguma coisa? — Luna perguntou animada, enquanto observava a mãe.
— Claro! Você pode me passar as mudas que estão ali, bem ao seu lado — Harry respondeu apontando para as pequenas plantas que precisavam ser replantadas.
— Certo! — Luna disse pulando para pegar as mudas. Então, avistou o beija-flor pousando em uma das flores, começando a beber o néctar. — Olha, mamãe, como ele é atrevido! Acho que ele sabe que essa água é especial!
— Com certeza! — Harry disse observando a cena com um sorriso. — Ele adora essa mistura. É como se fosse um lanche delicioso para ele.
Luna se virou para Harry, com um brilho nos olhos.
— Você acha que ele vem aqui só por causa das flores? Ou será que ele também gosta das nossas conversas?
Harry sorriu, pensando.
— Bem, eu espero que ele goste de tudo. O beija-flor parece saber que estamos cuidando dele e das flores, como uma pequena família.
— É como se ele estivesse dizendo “obrigada”!
Harry sorriu, observando a cena com carinho.
— Ele sabe que você cuida bem dele, assim como cuida das plantas. Você é uma verdadeira jardineira, amor!
— Isso é verdade! — Luna respondeu, orgulhosa.
(...)
Era uma noite tranquila na casa dos Styles-Tomlinson, mas Harry simplesmente e literalmente não conseguia dormir. Mesmo estando grávida de 36 semanas ela se remexia na cama inquieta, acariciava sua barriga enquanto sentia pequenos movimentos de Harli. Algo a inquietava, não a deixava confortável, uma sensação, e aperto no peito que não conseguia explicar, e não passava, era como se soubesse, e o seu coração de mãe dissesse e a alertasse que sua filha mais velha, Luna, não estava bem.
Luna andava diferente nas últimas semanas: mais quieta, mais distante, e Harry não conseguia ignorar essa mudança. Preocupada, ele se levantou devagar, sem acordar Louis, que dormia ao seu lado, vestiu o seu robe de algodão macio e as pantufas.
Com uma mão apoiada na barriga pesada, ele seguiu pelo corredor até o quarto dela. À medida que se aproximava, ouviu suaves sons abafados de soluços. Seu coração apertou imediatamente. "Luna..." sussurrou para si mesmo, já confirmando o que suspeitava.
Sem pensar duas vezes, Harry abriu a porta com cuidado e entrou no quarto da filha. Luna estava deitada, encolhida debaixo das cobertas, o rosto escondido no travesseiro, chorando silenciosamente.
Aquilo partiu o coração de Harry.
— Luna? — Chamou com a sua voz suave, mas cheia de preocupação, enquanto se aproximava o mais rápido que podia.
— Mamãe, por favor... vai embora — Luna disse entre soluços, sem sequer levantar a cabeça para olhar para ela.
Harry sentiu o coração apertar ainda mais. Com carinho, ele se acomodou na beira da cama e começou a acariciar os cabelos da filha, movimentos suaves e reconfortantes, como fazia quando Luna era pequena e precisava de conforto.
— Luna, meu amor... o que está acontecendo? — Harry perguntou com doçura e a preocupação torturando o seu peito. — Por que você está chorando, filha? Você sabe que eu estou aqui para você, sempre. O que está te machucando assim, meu amor?
Luna não respondeu de imediato, mas os soluços diminuíram um pouco à medida que a presença reconfortante de sua mãe a acalmava. Harry continuou a acariciar seus cabelos, esperando pacientemente que ela falasse. Finalmente, depois de alguns minutos de silêncio, Luna soltou um suspiro tremido virando de frente a mãe.
O rosto de Luna estava banhado de lágrimas, o nariz vermelho e os olhos azuis, com um aro verde próximo à pupila, também vermelhos. As lágrimas não paravam de escorrer, e cada gota fazia Harry sentir uma dor profunda no coração, como se fosse um aperto que contraia até a alma.
— Alex… ele terminou comigo, mamãe, e agora eu descobri que ele está com a minha amiga — Confessou, com a voz trêmula. — Eu pensei que ele realmente gostasse de mim, mas… ele simplesmente me traiu. E agora… eu me sinto tão horrível. Eu quero me bater, mamãe.
Harry sentiu uma dor profunda ao ouvir aquelas palavras. O coração se partiu ao escutar o que foi dito. Ver sua filha tão machucada por duas pessoas de confiança dela era a pior dor que ele poderia imaginar. Sua filha estava se sentindo abandonada, traída, e isso era a última coisa que ele queria ou desejaria para ela ou alguém naquele momento.
— Oh, minha querida… — Harry sussurou se inclinando um pouco mais para abraçar Luna, acariciando seus cabelos enquanto ela chorava. Os olhos da mãe se encheram de lágrimas também, vendo sua filha naquele estado. — Eu sinto muito que você esteja passando por isso. Eu sei como dói quando alguém que amamos nos machuca, e sinto tanto que você esteja sentindo essa dor agora, amor.
Luna balançou a cabeça, ainda soluçando.
— Eu achei que ele gostasse de mim — Ela continuou com a voz cheia de tristeza. — Mas acho que eu estava tão errada… Eu não sei o que fiz de errado.
Harry suspirou, o coração apertado, e continuou a acariciar os cabelos de Luna com carinho. Com isso, a mãe ergeu o rosto da filha a fazendo olhar pra ele.
— Querida, você não fez nada de errado — Harry disse com firmeza. — Às vezes, as pessoas se afastam, e não é por nossa culpa. O que aconteceu entre você e Alex pode doer muito agora, mas isso não significa que você não seja incrível ou que tenha feito algo de errado. Você é maravilhosa, Luna. Ele não enxergou isso é um problema dele, não seu.
Nesse momento, Louis entrou no quarto, com o rosto preocupado ao perceber que Harry não estava na cama. Ao ver Luna chorando nos braços de Harry que acariciava os cabelos dela, ele rapidamente se juntou a eles, se sentando ao lado da filha.
— O que está acontecendo, meu amor? — Louis perguntou suavemente, enquanto colocava uma mão no ombro de Luna a fazendo chorar mais. — O que aconteceu, Luna?
Luna fungou e se virou para encarar o pai, ainda com os olhos cheios de lágrimas.
— Alex terminou comigo e me traiu, papai… — Ela disse a voz embargada. — E eu sinto como se… como se eu tivesse feito algo errado.
Louis trocou um olhar preocupado com Harry antes de se inclinar para abraçar Luna com cuidado.
— Ah, meu amor... — Louis começou, olhando nos olhos da filha com ternura. — Preste atenção no que eu vou te dizer, sim?
Ele ergueu o olhar dela e afirmou com a cabeça:
— Você não fez nada de errado, querida, nada — Ele disse com convicção, a puxando para mais perto. — As pessoas podem nos decepcionar, amor, e isso é sim doloroso, especialmente quando vem de tão perto. Mas isso não define quem você é. Você é uma pessoa maravilhosa, e isso nunca mudará, independentemente das ações dos outros.
Harry assentiu, enxugando delicadamente as lágrimas que escorriam pelo rosto da filha.
— Eu sei que, neste momento, tudo parece muito difícil e tortuoso, mas o que você está passando não define a sua essência, filha — Harry disse com uma voz firme e amorosa. — Você é forte, inteligente e possui um coração generoso. E quem não consegue ver isso não merece a sua atenção.
Louis sentiu o corpo de Luna tremer enquanto ela chorava em seus braços. Cada lágrima dela apertava ainda mais o coração dele. Harry, ao lado, observava a cena com um olhar carregado de preocupação. Ele trocou um rápido olhar com o marido antes de se aproximar mais da filha. Os três se deitaram juntos na cama grande e espaçosa de Luna, como ela havia pedido quando se mudaram para aquela casa. O silêncio do quarto era quebrado apenas pelos soluços abafados de Luna, que finalmente conseguiu fôlego para falar.
— Eu só... eu realmente pensei que ele se importava comigo — Luna sussurou, a sua voz cheia de dor e confusão. — Mas agora parece que tudo foi uma mentira. Como se eu tivesse sido boba por acreditar...
Louis acariciou as costas da filha com movimentos lentos e reconfortantes, enquanto pensava na melhor forma de aliviar a dor que ela sentia. Ele sabia que as palavras não fariam o sofrimento desaparecer de imediato, mas esperava que, aos poucos, pudessem trazer um pouco de paz ao coração partido de Luna.
— Amor — Louis começou mantendo a voz calma —, não há nada de errado em acreditar no melhor das pessoas. Isso não faz de você uma boba, faz de você alguém com um coração generoso, que confia e ama de verdade. Não deixe que essa dor roube isso de você.
Harry, com os olhos marejados, segurou a mão de Luna com delicadeza, apertando-a levemente.
— Às vezes, quando as coisas não acontecem como esperamos, começamos a duvidar de nós mesmos — Harry disse olhando para a filha com ternura. — Mas, muitas vezes, as escolhas das outras pessoas não têm nada a ver com a gente. O Alex pode estar tomando decisões por razões que você não pode controlar, e isso não é culpa sua. Você fez o seu melhor, e isso é o que importa. Porém, você não deve carregar a culpa pelo que aconteceu. As escolhas dos outros estão além do seu controle. O que você pode fazer agora é focar em se sentir bem consigo mesma, meu amor.
Luna fungou, olhando para os pais com uma expressão confusa, mas sedenta por entender melhor o que sentia.
— Mas então... por que ele terminou? Nós estavamos bem... e, de repente, ele mudou de ideia. O que eu fiz de errado?
Louis suspirou, segurando o rosto de Luna com carinho, forçando-a a olhar nos olhos dele.
— Às vezes, as pessoas não sabem como lidar com seus próprios sentimentos, Luna — Ele disse com a voz carregada de empatia. — O Alex pode estar passando por algo pessoal, algo que ele não soube compartilhar com você, e talvez seja mais fácil para ele se afastar do que lidar com isso. Isso não significa que você fez algo errado. Relacionamentos podem ser complicados, e nem sempre as coisas acontecem da maneira que esperamos. E algumas vezes, essas decepções podem abrir portas para algo ainda melhor.
Luna sentiu uma onda de confusão misturada com tristeza, mas as palavras de seu pai começaram a criar um espaço para reflexão em sua mente.
— Mas... e se eu nunca mais encontrar alguém como ele? — Ela questionou, a insegurança evidente em sua voz.
— Você encontrará, querida — Louis respondeu com um sorriso tranquilo. — E quando encontrar, será com alguém que realmente valoriza quem você é. Alguém que vai te amar da maneira que você merece, sem reservas, sem decepções que te magoem profundamente. Essa experiência pode ser dolorosa, mas ela também é uma lição. Você vai aprender o que realmente deseja em um relacionamento e o que você não aceita mais.
Harry assentiu, enxugando uma nova lágrima que descia pelo rosto da filha.
— Você tem que lembrar que, no amor, nem sempre conseguimos controlar o que o outro sente, querida — Ele continuou. — Às vezes, por mais que tentemos, as coisas simplesmente mudam. Mas isso não significa que você seja menos digna de amor. Pelo contrário, você merece alguém que veja o quão maravilhosa você é e que esteja pronto para estar ao seu lado, não importa o que aconteça.
Luna escutava atentamente, as palavras dos pais começando a penetrar na barreira de tristeza que a envolvia. Ela respirou fundo, tentando processar tudo o que ouvia.
— Mas dói tanto — Ela sussurou com a voz ainda embargada. — Eu não consigo parar de pensar no que eu poderia ter feito diferente.
Louis puxou a filha ainda mais para perto, a envolvendo em um abraço reconfortante, como se quisesse protegê-la de toda a dor que a cercava.
Os pais sentiam o coração apertar ao ouvir Luna expressar aquela dor tão profunda. Ver a filha sofrendo era insuportável, mas sabiam que parte do crescimento envolvia enfrentar essas desilusões e sair mais forte do outro lado. Louis ainda segurava o rosto de Luna entre as mãos, os olhos dela buscando respostas, enquanto Harry se aproximava ainda mais, sentando-se ao lado dela na cama.
— Eu sei, querida — Louis disse com a voz carregada de ternura. — Eu sei que dói. E sei que, agora, parece que essa dor nunca vai passar, que ela está te consumindo por dentro. Mas acredite em mim, com o tempo, essa sensação vai diminuir. Aos poucos, as coisas começam a ficar mais claras e menos dolorosas.
Harry assentiu, pegando a mão de Luna novamente, como se quisesse transmitir o máximo de amor possível através do toque.
— Quando alguém que amamos nos machuca, especialmente de uma maneira tão repentina, é natural nos perguntarmos o que fizemos de errado. Mas, Luna, isso é o que chamamos de ‘culpa do coração’. Você está assumindo a responsabilidade por algo que, na verdade, não está nas suas mãos — Harry disse. — Às vezes, as pessoas saem das nossas vidas por razões que nunca vamos entender completamente, e não importa o quanto pensemos sobre o que poderíamos ter feito diferente, isso não muda o fato de que cada um tem o direito de escolher seu caminho.
Luna, ainda fungando, olhou para Harry com um misto de dor e esperança nos olhos. Ela estava buscando algum consolo, algo que aliviasse aquela sensação de vazio que Alex tinha deixado para trás.
— Mas por que isso aconteceu, mamãe? — Luna perguntou com a sua voz num sussurro quebrado. — Ele parecia tão... tão feliz comigo. Como isso mudou tão rápido?
Harry suspirou, sabendo que essa era uma pergunta difícil de responder. Ela olhou para Louis, que ainda mantinha as mãos nos ombros de Luna, tentando confortá-la.
— O que ele fez foi confuso, eu sei — Louis respondeu calmamente. — E, honestamente, talvez nem ele saiba ao certo por que fez isso. Algumas pessoas têm dificuldade em lidar com os próprios sentimentos e, quando se sentem confusas ou sobrecarregadas, acabam magoando os outros sem perceber o impacto. Não é certo, mas é algo que acontece.
Harry acariciou os cabelos de Luna, seus dedos deslizando suavemente pelas mechas enquanto falava.
— O mais importante agora, Luna, é você lembrar que sua felicidade não depende de outra pessoa. É fácil esquecer isso quando estamos apaixonados, mas o amor verdadeiro — o tipo de amor que realmente importa — nunca vai te fazer sentir assim, Solzinho — Harry disse olhando nos olhos de Luna. — O amor que você merece vai te fazer sentir segura, completa, e vai valorizar cada parte de quem você é. E acredite, ele vai chegar quando você menos esperar.
Luna fungou novamente, seus olhos ainda marejados, mas o peso no peito parecia um pouco mais leve. Mesmo que a dor ainda estivesse lá, a presença calorosa de seus pais a confortava, e as palavras deles estavam começando a penetrar na muralha de tristeza que ela havia erguido ao redor de si.
— Eu só... eu só queria que ele tivesse me explicado, sabe? — Ela disse com a voz tremendo. — Eu queria que ele tivesse me dado uma razão.
Louis suspirou, acariciando as costas de Luna.
— Eu entendo, querida. A falta de respostas é a parte mais difícil. Mas, por mais doloroso que seja, às vezes as pessoas não conseguem nos dar as respostas que precisamos. E mesmo que não seja justo, precisamos encontrar a paz dentro de nós mesmos, sabendo que fizemos o melhor que podíamos.
Harry, ainda segurando a mão de Luna, sorriu suavemente, enxugando mais uma lágrima que descia pelo rosto da filha.
— Se lembre de que você é amada, não só por nós, mas por tantas pessoas ao seu redor. E quem sabe? Talvez, lá na frente, você perceba que essa experiência te ajudou a se conhecer melhor. — Harry disse olhando para ela com ternura. — Isso pode parecer impossível agora, mas esse tipo de dor, por mais cruel que seja, também nos ensina a sermos mais fortes e mais cuidadosos com nossos próprios corações.
Luna permaneceu em silêncio por um momento, ainda digerindo tudo o que seus pais haviam dito. Ela sabia que a dor não iria embora tão rapidamente, mas algo nas palavras deles a fez se sentir um pouco mais ancorada, como se a tempestade que ela estava enfrentando dentro de si não fosse tão impossível de superar.
— Eu só quero que isso pare de doer... — Ela murmurou quase como se falasse consigo mesma.
— É natural sentir essa dor, Luna — Ele disse. — A dor faz parte do processo de cura. Mas se lembre sempre, você não está sozinha. Nunca estará. Estamos aqui com você, e vamos passar por isso juntos.
Harry, sempre atenta, se juntou ao abraço, envolvendo os dois em um caloroso refúgio familiar.
— O que você está sentindo agora é apenas um capítulo da sua história. Não deixe que isso defina sua narrativa. Um dia, você vai olhar para trás e perceber que tudo isso fez parte de um aprendizado que a ajudou a crescer. Você é mais forte do que imagina, e, mesmo que agora pareça difícil, essa fase vai passar.
Luna começou a relaxar um pouco, sentindo a segurança e o amor que seus pais lhe ofereciam. Mesmo que a dor ainda estivesse presente, a ideia de que eles estavam ao seu lado a ajudava a encontrar um pouco de conforto.
— Obrigada por estarem aqui — Ela disse, a voz um pouco mais firme. — Eu realmente não sei o que faria sem vocês.
— Você nunca precisa se preocupar com isso, Luna — Harry respondeu com um sorriso suave iluminando seu rosto. — Sempre estaremos aqui para te apoiar, nos momentos bons e ruins.
— E para te lembrar do quão incrível você é — Louis acrescentou lhe dando um beijo na testa. — Você é a nossa filha, e isso significa que você sempre terá um lugar especial em nossos corações, não importa o que aconteça.
Harry sorriu, puxando Luna para um abraço apertado, enquanto Louis se juntava a eles, formando um círculo caloroso de conforto.
— Estamos sempre aqui para você, não importa o que aconteça — Harry disse sentindo o corpo de Luna relaxar lentamente em seus braços, o choro diminuindo aos poucos.
Luna se aconchegou ainda mais entre os pais, sentindo a ternura de suas mãos acariciando seu rosto, secando suas lágrimas com tanto carinho que seu coração começou a se acalmar mais ainda.
— Papai, mamãe... — Luna sussurou com a voz suave, ainda levemente embargada, mas agora mais tranquila. Harry e Louis se viraram imediatamente para ela, atentos.
— O que foi, querida? — Louis perguntou com uma gentileza que a fez se sentir ainda mais amada.
Luna respirou fundo e, com um pequeno sorriso, pediu: — Podemos assistir ao meu filme favorito? Por favor?
Harry e Louis trocaram olhares ternos, e Harry foi o primeiro a responder com um sorriso doce.
— Claro que sim, meu amor. Tudo o que você quiser — Harry disse enquanto Louis se levantava suavemente da cama para ligar a TV no quarto de Luna. Ele selecionou o filme com cuidado, sabendo exatamente qual era o favorito da filha.
Assim que "Tangled" começou a tocar na tela, uma sensação de familiaridade e segurança encheu o quarto. Luna se ajeitou mais uma vez entre os dois, com a cabeça apoiada no ombro de Louis e a mão de Harry segurando a sua.
— Papai... mamãe... eu ainda sou o bebê de vocês? — Ela sussurrou tão baixinho, como se não quisesse interromper o momento ou assustar os pais, com medo de que eles pudessem saíssem dali.
— Você sempre será o meu bebê, Luna, isso nunca vai mudar — Harry disse lhe dando um longo beijo na testa.
— Sempre, amor, você sempre será o nosso bebê. Eu ainda te vejo como uma recém-nascida. O meu eterno bebê — Louis acrescentou, arrancando um pequeno riso de Luna.
— Papai... — Ela chamou com uma vozinha infantil.
— Sim, amor? — Ele respondeu acariciando os cabelos dela e afastando os fios do seu rosto.
— Você pode pegar o meu paninho? — Louis parou por um momento. É claro que ele lembrava do paninho de Luna, aquele cobertor amarelo claro, bordado com o nome dela, recheado de Sol. Luna sempre dormia com ele, até o dia em que decidiu que não precisava mais. Harry o guardara cuidadosamente no armário; eles nunca o jogariam fora, pois era uma lembrança preciosa de quando Luna ainda era apenas um bebê.
Louis parou por um momento. É claro que ele lembrava do paninho de Luna, aquele cobertor amarelo claro, bordado com o nome dela, recheado de Sol. Luna sempre dormia com ele, até o dia em que decidiu que não precisava mais. Harry o guardara cuidadosamente no armário; eles nunca o jogariam fora, pois era uma lembrança preciosa de quando Luna ainda era apenas um bebê.
Louis pegou o paninho assim que Harry indicou onde estava guardado e o trouxe até Luna.
— Obrigada, papai — Ela disse se aconchegando mais perto da mãe, colocando o paninho entre o pescoço enquanto seus olhos permaneciam na tela, onde seu filme favorito passava.
Quando a cena da música "Encanto da Cura" começou, Luna tentou cantar junto, mas logo foi envolvida pelas vozes segura de seus pais. Harry e Louis, mais uma vez, estavam cantando para ela, suas vozes suaves e ternas soando como um abraço acolhedor. As palavras da canção pareciam embalar Luna, afastando qualquer dor ou tristeza que ainda pudesse existir.
— Mamãe e papai amam você, amor! — Harry sussurrou a abraçando mais forte a fim de juntar todos os seus pedacinho e beijou seu cabelo e sua testa.
Antes que a música terminasse, Luna adormeceu nos braços deles, respirando com calma, envolta na segurança e no amor que só eles podiam lhe proporcionar. Harry e Louis continuaram ali, olhando para a filha adormecida, sentindo o alívio de vê-la em paz, sabendo que, apesar das dores que a vida traz, ela sempre teria um porto seguro nos braços deles.
San @ihrryboobies eu não sei mais como agradecer só a você pelo momento que achei que fosse insuperável. E, para mim ainda é um pouco, eu confesso de coração aberto. Eu não sei como explicar que se não fosse por você eu estaria totalmente perdida em minha própria cabeça. Você segurou a minha mão de uma maneira que não largou sob nenhuma hipótese. Não sei como usar as palavras nesse momento para descrever como cada mensagem sua me perguntando como eu estava era importante e necessárias pra mim. A sua e a minha promessa de nunca abandonar uma a outra se fez laço em meu coração. Eu não sei quais são os propósitos de Deus, mas eu só peço que ele te mantenha comigo por tempo, tempo e tempo até que eu já não possa mais contar. Eu não sei mais como te agradecer, simplesmente não sei mais. Deixo aqui todas as minhas palavras singelas de gratidão. Essa é totalmente inspirada na força e na minha visão do que você me trouxe, alívio.
E Liam, meu tão amado anjinho, você é eterno no meu coração, espero que você esteja bem, espero que você encontre toda a paz que tanto merece, que Deus o receba de braços escancarados com todo o amor que há no coração Dele. Aos familiares e amigos, muita fé, força, luz e amor!
Uma boa noite.
Até logo! 🤍
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Tengo cada vez tengo más claro que el mejor estado de ánimo no es la felicidad, sino la tranquilidad.
#citas#frases#textos#escritos#frases en español#notas#amor#pensamientos#tumblr#escritores#cosas que importan#emociones#cosas de la vida#seguen#somosdeseos#sentimientos#tranquilidad#agosto2023
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noite passada
w.c: 1.2k friends to lovers, tem um sugestivo péssimo, menção de sexo alcoolizado, menção do johnny ser grande... não foi revisada, então, por favor, façam qualquer feedback
Nota mental: nunca mais beber
Definitivamente tinha exagerado na noite anterior. Não era sempre que ia a uma festa, então aproveitou a noite passada da melhor maneira possível. Esperava não ter feito nenhuma merda.
Mas isso não aconteceu.
Foi abrindo os olhos com dificuldade, os raios de sol estavam perturbando a sua visão. Aos poucos foi reconhecendo que aquele não era o seu quarto. Também sentiu como se algo estivesse te prendendo pela cintura, logo percebeu que estava sendo abraçada. Ao ver que estava ao lado do seu melhor amigo, apenas se aconchegou mais no peitoral dele, fechando mais uma vez os olhos.
Mas, você percebeu que algo não estava certo. Abriu os olhos rapidamente e olhou para dentro do lençol, que dividia com seu melhor amigo. Seu coração quase parou quando percebeu que os dois estavam pelados. O desespero tomou conta do seu corpo, fazendo com que você gritasse e pulasse da cama, fazendo com que Johnny acordasse, gritando junto com você.
“O que aconteceu pra você tá gritando desse jeito?! Minha cabeça vai explodir.” Disso Johnny, colocando as mãos nas têmporas tentando de alguma forma fazer com que a dor passasse.
“Pelo amor de Deus Johnny, me diz que isso não aconteceu.” Você apontou para vocês dois, tentando explicar o que era “isso”.
“Bom… se você quer que eu minta pra você ficar mais calma: a gente não transou. Mas se você quer a verdade, a gente transou sim.”
“E COMO VOCÊ FALA ISSO NA MAIOR TRANQUILIDADE?! Isso não podia ter acontecido! Olha a merda a gente fez!” Andava de um lado para o outro, nervosa, passando as mãos pelos cabelos, gesticulando muito. “Sério, como vai ficar nossa amizade agora? Como vamos explicar pra todo mundo? Como eu vou olhar na sua cara? Johnny, você tá me escutando?!” Parou de andar, colocando a mão na cintura, olhando para o amigo que estava lindo com a carinha de sono, cabelos bagunçados e suas tatuagens à mostra. Não podia negar, ele era um absurdo de lindo. Ele estava com um sorriso safado no rosto, te observando (para não dizer comendo com os olhos). Estava pronta para falar mais alguma coisa, quando percebeu que Johnny te olhava assim porque estava totalmente nua. Seu rosto ficou completamente vermelho de tanta vergonha e rapidamente puxou um dos lençóis que estavam na cama, tirando uma risada gostosa de Johnny, que fez menção de se levantar, fazendo você gritar um “não”, pois sabia que ele também estava igual a você: sem roupas.
“Quer parar de gritar?”
“O-Olha, vou trocar de roupa e te espero na sala para a gente conversar.” Isso se eu lembrar onde elas estão. Vendo que você estava olhando para todos os lados do quarto procurando pelas peças de roupa, Johnny disse.
“Suas roupas estão na sala e é melhor você usar alguma blusa minha.” Ficou confusa, mas fez o que seu amigo falou. Sua pergunta mental foi respondida quando, ao chegar na sala e pegar sua blusa, a encontrou partida ao meio, foi quando alguns flashes do que aconteceu noite passada surgiram em sua mente, mas não conseguia lembrar de muita coisa.
Após colocar a sua roupa (ou o que tinha sobrado dela), foi buscar algum remédio para ressaca, já que conhecia aquele apartamento melhor do que ninguém e Johnny estava demorando, provavelmente tomando um banho. Assim que bebeu um pouco de água, se sentiu um pouco dolorida. Aquilo te fez lembrar o quão grande o seu amigo era. Ficou com vergonha e então, começou a lembrar de uns momentos da noite.
Ao entrarem no apartamento de Johnny, riam de algo muito idiota, mas pelo estado que estavam, era a coisa mais engraçada que tinha acontecido, ele com a mão em seu ombro e você abraçava a cintura dele. Chegava a ser cômico Johnny com aquele tamanho todo, se apoiando em você, talvez esse tenha sido o motivo de vocês estarem rindo ao ponto de chorar.
Sabia que o não ia aguentar Johnny se apoiando em você por muito tempo, juntando ao fato do estado que você se encontrava, acabou tropeçando e caindo em cima do sofá, levando Johnny com você, aumentando mais ainda a crise de riso. Mas, as risadas foram cessando quando perceberam o quanto os rostos estavam próximos. A troca intensa de olhares só terminou porque Johnny selou os seus lábios. Esse selar de lábios, se tornou um beijo quente, desesperado. Suas mãos bagunçavam os fios curtos do cabelo recem cortado do amigo, enquanto uma das mãos dele apertava com força sua coxa e a outra estava na sua nuca, numa tentativa de te trazer mais perto ainda.
Precisavam se separar para tomar um pouco de ar, mas quando Johnny viu seus lábios vermelhinhos e entreabertos, não demorou muito pra te beijar novamente. O beijo foi intenso, ao ponto de você dar um leve gemido quando Johnny mordeu levemente seu lábio inferior e aquilo foi o suficiente para deixar o homem louco. Ele simplesmente rasgou sua blusa, impaciente. Você se assustou um pouco.
“John-”
“Desculpa minha linda.” Ele disse enquanto descia o beijo pelo seu pescoço, fazendo você fechar os olhos. “Mas, estou desesperado por você.”
Ele se separou, se levantou no sofá e te puxou de maneira delicada, iniciando mais um beijo. Você sentiu ele passear com as mãos por seu corpo, passando pela sua bunda, apertando de leve e indo para suas coxas, dando dois tapinhas num pedido silencioso para que você fizesse um impulso para subir nele. Com tamanha facilidade, estava te levando para o quarto, sem separar o beijo. Delicadamente, foi te colocando na cama, só se separando para tirar a própria camisa. Johnny sentiu seu olhar de desejo passeando pelo corpo escultural dele e sorriu. Ele estava pronto para te dar a melhor noite da sua vida. Pena que você não se lembrava de muita coisa.
“__”
Se assustou, deixando o copo cair dentro da pia. Johnny foi se aproximando e ficou ao seu lado, sabia que você estava muito envergonhada.
“Isso foi um erro.”
“Não foi e você sabe disso.”
“Johnny, para com isso!” Se virou para ele, que já estava te olhando. “Somos amigos. AMIGOS. E amigos não fazem esse tipo de coisa. Eu nem me lembro de muita coisa do que aconteceu. A gente tava bêbado e isso é o que me deixa mais puta”. Você tentou desviar o olhar, mas Johnny segurou seu queixo com o indicador e polegar, para que você pudesse olhar para ele, depois foi deslizando a mão na sua bochecha.
“Ei, olha pra mim. Concordo que transar bebado não foi a melhor das escolhas, mas por favor, não fala que isso foi um erro.” Sentia sinceridade na voz do homem, mais ainda porque a voz dele tremia, como se fosse chorar a qualquer momento. “Eu sempre te quis e, pelo jeito que a gente se amou noite passada, sei que você também me quer.”
“Não brinca comigo, John.”
“Eu nunca faria isso, porque você é tudo pra mim.”
Diferente da noite passada, esse beijo era quentinho e cheio de amor, como se quisesse dizer tantas coisas ao mesmo tempo. Quando se separaram, Johnny te olhou nos olhos e disse:
“Tá vendo? A gente se completa. E se você quiser, posso te dar uma noite melhor do que a de ontem para você lembrar de tudinho AI-!” Foi interrompido com um tapa que você deu no braço dele.
“Tudo no seu tempo seu safado!” Você ria da expressão de dor dele. “Mas, concordo, eu sempre te quis e vou continuar te querendo pra sempre.”
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Subaru Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 07
[Capítulo 6]
Lugar: Mansión Violet, Pasillo
*choque de espadas*
Ayato: ¡Maldición! A este paso no acabaremos nunca.
Ayato: Es una pena que deba depender de esta cosa, pero si es para robar a Eva, entonces lo haré.
Subaru: ¿Qué va a usar…?
Subaru: ¡…! ¡Agáchate!
*explosión*
Yui: ¡Kya…! ¡¿Q-qué fue eso?!
Subaru: Una bomba. Maldita sea, ¡no puedo creer que tuviera ese as bajo su manga!
Subaru: No te quedes allí parada, ¡sal de aquí! ¡¡Antes de que lance otra bomba!!
Yui: ¡¿…?!
Yui: (¡Debo huir! ¡Pero mi cuerpo no responde…!)
Ayato: ¡Toma! ¡Aquí va otra, cómete esto!
Subaru: ¡Cuidado…!
*Subaru te cubre de la explosión*
Subaru: ¡Auch…!
Subaru: (Pude protegerla de la explosión, pero mi cuerpo…)
Yui: ¿Subaru-kun…? Perdóname Subaru-kun. ¡No me digas que me cubriste…!
Subaru: Mierda…
Yui: ¿Estás bien? ¡Estás muy herido…!
Ayato: …Tsk. ¿Aún no la palmas?
Subaru: ¡Ayato! ¡¿Acaso eres imbécil?! ¡¿Cómo se te ocurre atacar a Eva?!
Subaru: Si ella hubiera muerto, ngh…
Subaru: (¿Si ella muriera…?)
Yui: ¿Qué sucede Subaru-kun? ¿Estás bien? ¡Resiste…!
Subaru: (No, ¡eso jamás! Ella no puede morir.)
Subaru: —Ugh…
Yui: ¿Qué pasa? ¡¿Acaso te duelen tus heridas…?!
Subaru: …Ugh… N-no…
Subaru: (Ya que yo decidí que la amaría eternamente.)
Subaru: (Ella lo aceptó y entonces…)
Subaru: (¡Maldita sea! ¡¿Qué es este paisaje desconocido?! No debería resultarme familiar, pero me suena…)
Subaru: ¡Aah, aaaaaaaaaaaaaaaaaah!!
Yui: ¿Subaru-kun…?
Subaru: …Aah… Aah.
Subaru: …No eres Eva…
Subaru: Tu nombre no es… Eva…
Subaru: No es Eva, ¡¿verdad que no…?! ¡Yui…!
Yui: ¡…!
Subaru: Juro que a ti…
Subaru: …Solo a ti… te protegeré…
Yui: ¡¿Subaru-kun?!
Yui: Resiste Subaru-kun. ¡Por favor abre tus ojos…!
Subaru: …
Subaru: Je… No necesitas gritar tanto, puedo escucharte…
Subaru: Estoy aquí. Así que ya no llores…
Yui: ¡Sí, sí, estás aquí, Subaru-kun! Oye, antes me llamaste por mi nombre…
*explosión*
Yui: (¡¿Otra explosión?! Pero esta vez vino desde donde está Ayato-kun…)
Subaru: ¡Maldición! Estas pisadas… ¿Acaso los enemigos se han reunido?
Subaru: ¡Yo no puedo moverme, así que al menos tú debes alejarte de aquí…!
Yui: ¡No, no me pidas eso! ¡No puedo abandonarte…!
???: Así es, los necesitamos juntos.
Yui: (¡¿El enemigo ya llegó…?! Pero esa voz es de…)
Subaru: Kou…
Kou: ¡Bingo! ¡Acertaron! ¡Kou-kun ha venido a salvarlos!
Kou: ¿Estás bien, Subaru-kun?
Laito: ¿Eh? Subaru-kun está colapsado y cubierto de sangre, es una vista poco común.
Azusa: Lamento haber… tardado. Me alegro de haber llegado a tiempo… Pero están heridos…
Yui: Acabó así por protegerme del ataque de Ayatao-kun… Por cierto, ¡¿y Ayato-kun?!
Kou: Ah, Ayato-kun se desmayó tras recibir nuestra bomba… pero ya se levantó.
*sonido de escombros*
Ayato: ¡Mierda…! ¡No me jodan!
Laito: Wow, que resistente es.
Azusa: Laito y yo lo detendremos… Kou, llévate a Subaru…
Kou: Sí, entendido. Eva, ¿cuál es el estado de Subaru-kun?
Yui: Subaru-kun me protegió. Estaba consciente hasta hace unos minutos, pero parece que se desmayó…
Subaru: …
Kou: Ya veo… estas heridas pueden ser peligrosas hasta para él.
Yui: No puede ser…
Kou: Como sea, ¡escapemos mientras Azusa-kun y Laito-kun frenan a Ayato-kun!
Yui: ¡Pero Subaru-kun…!
Kou: ¡Tranquila, yo lo cargaré!
Kou: Si lo cargo como princesa… Subaru-kun se enojaría.
Kou: ¡Así que será a caballito para poder correr! ¿Puedes correr Eva?
Yui: ¡Sí! ¡Gracias, Kou-kun!
Monólogo:
“Los miembros de la familia Orange invadieron la mansión Violet—.
Para secuestrarme a mí, a [Eva].
Jamás olvidaré las siluetas de Subaru-kun y Ayato-kun. Esa no fue una riña entre hermanos, ambos atacaban al otro como si fueran desconocidos.
Gracias a que Kou-kun llegó a nuestro auxilio fuimos capaces de llevar a un inconsciente Subaru-kun hasta su habitación.
Tras eso, gracias a los esfuerzos de Carla-san, Laito-kun y Azusa-kun los Orange acabaron siendo expulsados.
La paz y tranquilidad ha regresado a la mansión Violet, sin embargo, desde aquel entonces que Subaru-kun se ha encontrado sumergido en un profundo sueño sin señales de que vaya a despertar.”
Lugar: Mansión Violet, habitación de Subaru
Yui: (Los chicos dijeron que no eran heridas mortales, pero Subaru-kun sigue sin despertar.)
Yui: (¿Qué haré si nunca vuelve a abrir sus ojos?)
Yui: (…Es mi culpa. Es porque lo retuve.)
Yui: (Si Subaru-kun no hubiera peleado mientras me protegía, estoy segura de que no habría acabado tan malherido.)
Yui: Perdóname Subaru-kun.
Yui: Todo esto es mi culpa, de verdad lo siento.
Yui: …Además, si hubiera intentado explicarle a los demás sobre nuestra situación actual.
Yui: Es probable que no hubieran tenido que pelear.
Yui: Lo siento, si hubiera sido más proactiva, si tan solo hubiera buscado una forma de regresar a casa…
Yui: La mano de Subaru-kun es tan grande… Esta es la mano que me protegió.
Yui: No solo desde que llegamos a este lugar, sino que desde mucho antes.
Subaru: …
Yui: (Su mano… ¡La mano que sostengo acaba de moverse un poco!)
Yui: Subaru-kun, ¿acaso puedes escucharme?
Yui: Oye, Subaru-kun…
Subaru: …Nn…
Subaru: Que ruidosa eres… No necesitas llamarme tantas veces, puedo escucharte.
Yui: ¡Subaru-kun! ¡Despertaste!
Yui: ¡Gracias a Dios…! ¡Me alegro de que hayas recuperado la conciencia!
Subaru: Rayos, no llores.
Subaru: Ya te lo dije antes, los vampiros no morirían por algo como esto.
Yui: ¿Antes…?
Yui: (No fue algo que me dijera en este lugar, ¿verdad?)
Yui: Ahora que recuerdo, cuando me cubriste, dijiste mi nombre, ¿no…?
Yui: En aquel momento estaba en estado de shock y pensé que fue mi imaginación.
Subaru: No fue tu imaginación, Yui.
Subaru: …Perdóname por haberte olvidado.
Yui: ¡Subaru-kun…!
Subaru: Parece que el resto no se ha dado cuenta de esta anomalía.
Subaru: Debes de haberte sentido desolada. Lamento haberte dejado sola.
Estaba muy nerviosa. ♟
No te disculpes. ♙
Estaba muy nerviosa:
Yui: Sí… Me comían los nervios al no saber qué pasaría.
Subaru: Me lo imagino. De verdad lo siento…
Yui: Pero ahora que has recobrado tus memorias al fin estoy tranquila.
Yui: Porque ya no tendré que pensar en esta situación yo sola.
Yui: Ya no estaré sola. Eso me basta para relajarme.
Yui: Además, ahora que has recuperado tus recuerdos… finalmente me vuelves a tratar como a tu novia y eso me hace muy feliz.
Subaru: …Yo también me siento satisfecho.
Subaru: Cuando mis recuerdos estaban alterados me sacaba de quicio que el resto fuera tras de ti.
No te disculpes:
Yui: Por favor no te disculpes, Subaru-kun.
Yui: No tengo ni la menor idea de por qué nos está pasando esto.
Yui: Pero sé que no has hecho nada malo, es más, me protegiste.
Subaru: …Pero si no me disculpo no me sentiré satisfecho.
Yui: Típico de ti.
Subaru: Me saca de quicio no haber podido estar a tu lado cuando estabas sufriendo.
Subaru: Estoy enfadado conmigo mismo por permitirme perder mis recuerdos.
Fin de las opciones
Yui: Ya no estaré sola. Eso me basta para relajarme.
Yui: Además, ahora que has recuperado tus recuerdos… finalmente me vuelves a tratar como a tu novia y eso me hace muy feliz.
Subaru: …Yo también me siento en paz.
Subaru: Cuando mis recuerdos estaban alterados me sacaba de quicio que el resto fuera tras de ti.
Subaru: Pero era normal, en algún lugar de mi ser recordaba que no querían que te apartaran de mí.
Subaru: Tú eres mía. ¿Verdad?
Yui: …Sí, así es.
Yui: Fufu… Siento que han pasado siglos desde que me abrazabas.
Yui: Estoy tan feliz que mi corazón no deja de latir.
Subaru: No digas eso… vas a seducirme y no me haré responsable de lo que haga.
Yui: Pues no lo hagas… En este momento quiero estar a tu lado. Estuve mucho tiempo sola.
Subaru: …Sí, tienes razón.
Yui: (Subaru-kun… me está abrazando con tantas fuerzas que siento que no podré respirar.)
Yui: (Es como si intentara compensar la soledad que pasé.)
Yui: (Estoy segura de que se siente arrepentido por pasar tanto tiempo sin recordar nada.)
Yui: (Ese es el amable Subaru-kun al que tanto amo.)
Subaru: Oye Yui.
Yui: ¿…Dime?
Subaru: Déjame succionar tu sangre. Te haré sentir un placer descomunal para compensar el tiempo que te dejé sola.
Subaru: Por eso, ¿puedo?
Yui: …Sí, puedes.
Yui: Yo también quiero que bebas mi sangre. Si lo haces es posible que tus heridas se curen más rápido.
Subaru: Sí, puede ser.
Subaru: Succionaré desde tu cuello. Hueles muy dulce, no podré contenerme… Nn.
Yui: …Aah.
Subaru: Nn… Nn, ngh…
Yui: (Está… succionando mi sangre…)
[Si tocas las flores:
Brazo de Subaru: ¿Tan bien se siente? Entonces sostente firme para no caerte.
Hombro de Yui: Yo también me siento genial. Puedo sentir tu goce y es irresistible.]
Yui: (Está succionando con una suavidad incomparable a la de las veces anteriores…)
Subaru: Aah… Je, ¿qué tal? ¿Cómo se sienten mis colmillos tras tanto tiempo? ¿Se siente bien?
Yui: Sí, se siente bien…
Subaru: Entonces sigue gozándolo. Apenas he empezado. Y tengo que compensarte un montón.
Subaru: Aah, nn… Nn…
Yui: ¡Aah…!
Yui: (Es intenso, pero sé que igualmente es cuidadoso conmigo.)
Yui: (Es como si chupara la soledad y ansiedad que he sentido hasta ahora junto con mi sangre.)
Yui: (¡Subaru-kun, Subaru-kun…!)
Yui: (¡De verdad me alegra que finalmente hayas regresado, Subaru-kun!)
[Capítulo 8]
[Masterpost]
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Mamá
La última vez que te escribí algo en una fecha especial fue de pequeña, me acuerdo que cada año cuando venía el cumpleaños, el día de las madres u otras fechas especiales que me acordaban en el colegio, lo primero que pensaba era en escribirle una carta muy linda a mi mamá, o un dibujo, porque mi cercanía con el arte ha estado palpable desde que tengo memoria, sin embargo deje de hacerlo porque sentía que para las demás personas no eran tan importante, y eso me hizo dejar de realizarlo; es gracioso que las personas me vean amargada o que no demuestro mis sentimientos, pero soy un ser humano particular que le cuesta demostrarlo y al momento de sentarme y escribir dejo todos estos bonitos sentimientos plasmados en cada palabra, en cada tilde, en cada coma… al ser consciente de esto ya grande, con un poco más de madurez, con un poco de autoconocimiento hacia mi ser decidí volver a demostrarte todo mi amor mediante letras el cual espero no sean borradas, y se tomen con la importancia que yo les doy…
Gracias por darme la vida, cuidarme y protegerme como pudiste, los últimos años que me he dado la oportunidad de analizarme he tenido la valentía de contarte pequeñas situaciones que he encontrado como los problemas que tuve de pequeña y me han afectado como ser humano, quiero dejarte claro que no lo hago con intención de herirte ni a ti ni a nadie, cada situación que pase era necesaria para aprender enseñanzas que la misma vida nos coloca, no te culpo de nada, en mi corazón solo hay amor y perdón, por eso quiero brindarte lo mejor de mí, no mis momentos lúgubres, trato de alejarme cuando me siento baja de ánimo, por eso tal vez y no me ves tanto, no estoy presente con frecuencia, porque quiero llegar a tu lado y darte alegría y tranquilidad, no mas problemas … espero entiendas porque soy distante contigo y con todos…
Gracias mamà por estar a mi lado en momentos importantes de mi existencia, hicieron una diferencia gigante, por ello no me derrumbo en mi dia a dia, por ti aprendí a levantarme por muy mal que esté, de ti aprendí que por muy difícil que sea todo se puede, porque tu lograste criarme a pesar de bachas en el camino sean económicos, sea apoyo para criarme, o incluso energías que te faltaban y sin embargo la dabas toda para sacarme adelante, todas esas cosas las note y las noto aunque no te las diga seguido, me da nostalgia plasmar mis pensamientos así sean de amor, por eso no tengo la valentía de decirlas en persona, porque siempre llorare en cada escrito que me salga del corazòn…
Te amo mucho mamà, amo tenerte y abrazarte, amo escucharte y apapacharme en tus brazos, amo sentir tu alma junto con la mìa, por eso por mas oscuro que veas el camino recuerda que hay un rayo de luz a tu lado dispuesto a entregarlo todo por ti, siempre estarè contigo en cada paso, en cada circunstancia, acompañandote sea cerca o a la distancia, mi luz y mi alma están para ti siempre….
Deseo este año tengas un muy feliz cumpleaños, sigue cumpliendo muchos mas, no te rindas, cada bache es una enseñanza, y lo importante es aprender no pensar en que tan malo son las cosas, evolucionar en cada oportunidad, eres un sol que merece ser feliz, te amo, te amo mucho, con todo el amor de mi ser,
Att: Tu niña.
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loco que hermosa que es la universidad pública te podes tardar 7 años en terminar una carrera de 4 con total tranquilidad y es socialmente aceptable. igual te hace querer pegar un tiro pero en Estados Unidos no pueden dejar la carrera 3 veces seguidas piensen eso
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¿Te sientes solo?
¿Alguna vez te preguntas que ves cuando te miras al espejo? Pues, me pregunto que veo ahora, mientras observo mi reflejo.
Estoy mirando mis ojos en el espejo; se ven cansados, por cierto. Desde la ventana de mi pequeño apartamento, observo cómo la luz del sol apenas asoma por el horizonte, lo que me genera una extraña mezcla de nerviosismo y determinación. Mis pensamientos empiezan a vagar por mis recuerdos, llevándome a inicios de 2023, cuando estaba en mi punto más bajo. "Es enero, estoy enfermo y solo", reflexiono, como si pudiera escuchar a esa versión mía de aquel tiempo, mientras mi mirada se pierde en esos recuerdos. "Me siento tan miserable", me digo a mí mismo, "con cada año que pasa, las festividades de fin de año se vuelven peores para mí. Más solitarias, más nostálgicas, más tristes. Esta vez la pasé de hospital en hospital, solo, encerrado con toda mi frustración y soledad."
"Tengo lo que siempre quise: me mudé a un lugar mejor, tengo un trabajo estable, mis calificaciones son buenas… ¿Por qué me siento así? ¿Tan vacío? ¿Sin valor e insignificante? Siento que no soy nada sin alguien a mi lado, porque cuando estoy solo, conmigo mismo, me doy cuenta de mis pensamientos abrumadores y no sé cómo vivir con ellos."
Ahora entiendo que mi felicidad nunca estuvo en un lugar físico, ni en algo material. El sol comienza a iluminar lo suficiente para que mi cuarto se llene de luz gradualmente, aunque solo sea una luz tenue aún. "No entiendo por qué estoy en esta amarga oscuridad, por qué tengo que soportar estar conmigo mismo, atrapado en mis defectos", pensaba en aquel entonces, sin saber que reconocer mi dolor sería el primer paso hacia la sanación.
Pasan unos meses, y mis pensamientos me llevan a una incierta mañana de mayo. "Soy un idiota", pensaba para mí después de recibir gritos de mi jefa en una llamada, temiendo perder mi empleo. "Odio mi vida, nada parece mejorar realmente. Solo empeora una y otra vez. ¿Porqué no puedo quedarme en esas temporadas de tranquilidad y alegría? ¿Por qué siempre me toca levantarme solo en estas situaciones? ¿Por qué siento que puedo brindar mi compañía y apoyo a otros, pero no recibir eso del resto? ¿A quién le cuento esto? ¿A alguien le importará lo suficiente para quedarse en mi vida? Porque parece que todos se van. Tarde o temprano lo hacen ..."
Ahora recuerdo que estar a punto de perder mi empleo me ayudó a abrirme a la posibilidad de cambiar mi actitud hacia muchas cosas y permitirme ser guiado. Decido abrir la ventana de mi cuarto para que entre más luz; parece que será un día soleado. "Tal vez he estado buscando en amigos y cosas superficiales el confort y la seguridad que siempre estuvieron en mí", pensaba, replanteando mi soledad, no como una debilidad, sino como una fortaleza.
Mis pensamientos ahora me remontan a agosto. Curiosamente, estoy frente al espejo en mi trabajo, observando mis ojos. "Vaya, esas ojeras... Necesito descansar más", me decía a mí mismo mientras veía todas las imperfecciones de mi rostro y cuerpo. "¿Por qué de repente siento que en el espejo del trabajo veo más defectos que en el de mi casa?", reflexionaba en ese entonces.
Mientras recuerdo eso, la luz del día ya ha llenado mi cuarto, recordándome lo pequeño que es, los problemas del techo y otros defectos que tiene. "Puede que todo lo que veo no sea perfecto, pero al final del día, es todo lo que tengo, y a mí mismo, quien nunca me ha abandonado todos estos años... Con eso me basta para seguir adelante", pensaba, mientras comenzaba a desarrollar más cariño que resentimiento por aquella persona que veo en mi reflejo.
¿Alguna vez te preguntas que ves cuando te miras al espejo? Pues, mírate en el espejo y vete a ti mismo por lo que realmente eres... Mírate, tu mirada y tu rostro, reflexiona y piensa si no has sido valiente, si no has enfrentado y superado desafíos, sufrido o perdido cosas significativas para tí. A pesar de todo, aquí estás al final del día, como un sobreviviente, como tu propio héroe, pues como dijo Hermann Hesse: "Quien no ha sufrido, nunca ha luchado con la vida; nunca se ha probado a sí mismo ni ha tocado su ser más profundo."
Siento como si he estado navegando solo por este mar de problemas, llamado vida, durante un buen tiempo, buscando mi camino de regreso a casa, pero ahora entiendo que mi hogar no es un lugar físico. Es un estado de ser, y la felicidad que busco no es la meta, es el proceso de resolver los problemas que me presente constantemente la vida durante el viaje, ahí está mi satisfacción.
No creo en la magia. La vida es automática, una serie de eventos y decisiones que nos empujan adelante. Pero en este momento, no me importa estar solo. He aprendido a encontrar fuerza en mi soledad, a descubrir quién soy sin la validación de otros. Y mientras miro mi reflejo en el espejo, me doy cuenta de que he encontrado mi paz.
Hoy he hablado mi verdad al viento, mi historia. Y aunque nadie más lo haya escuchado, yo lo he hecho. Y eso es suficiente. Porque en esta soledad, en esta independencia, he encontrado mi libertad.
-R.
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Me he dado cuenta de que la calma me produce miedo, nunca he estado en un estado de tranquilidad, mi vida siempre ha sido un caos, y no quisiera arrastrarte a él.
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Ohma Tokita
— É realmente impressionante como neste barco, em breve, todos os homens irão se matar naquela arena. — tomo o meu drink tranquilamente à beira da piscina.
— Comum, mas é assustador. Graças a Deus tenho uma alma feminina ao meu lado. — Kaede se ajeita sobre a cadeira e coloca seus óculos de sol.
— Eu só vim por causa que… O Yamashita não sabe dizer “não” e na primeira oportunidade que tiver, vai se borrar nas calças.
Nós rimos e trocamos um olhar engraçado.
— Aham, com certeza [Nome], apenas pelo senhor Yamashita.
— O que está insinuando, Kaede?
Eu sabia exatamente onde ela queria chegar, mas não dou o braço a torcer.
— Você sabe. Não é só pelo senhor Yamashita que você veio, tem um motivo a mais.
— Desconheço… — fiz-me de idiota e desviei o olhar, sentindo as bochechas esquentarem.
Era verdade que eu nutria um carinho enorme pelo Kazuo, ele sempre foi como um pai para mim e vê-lo em um estado tão deplorável nos últimos meses mexeu muito com o meu coração, fez com que eu sentisse a constante necessidade de estar próxima dele.
No entanto… Quando seu comportamento mudou da noite para o dia, quando ele me contou que tinha encontrado um novo motivo para viver e tinha recuperado toda a sua vitalidade, eu genuinamente quis saber o motivo.
E maldita — ou bendita — foi a hora em que descobri o “motivo”, ou melhor, o homem responsável por levantar o ânimo do pobre coitado.
Ohma Tokita.
Um homem de passado desconhecido e estranhamente forte, frio e rústico.
Ele será o responsável para representar a Corporação Yamashita quando as partidas Kengan começarem, e confesso que vê-lo lutar contra dois fortes oponentes me deixou muito curiosa sobre a sua pessoa, apesar de ele ser uma pessoa extremamente reservada.
Quando o assisti lutar contra o Lihito, um cara visualmente maior e mais forte do que ele, eu me senti dentro de um filme de ação, ficando emocionada a todo momento, a cada golpe e a cada técnica. Ele literalmente macetou o coitado na maior tranquilidade. Não me recordo muito bem o momento em que comecei a realmente prestar atenção no moreno, mas tenho uma breve noção quando assisti a luta contra o Sekibayashi.
Nunca vi tanta vontade assassina emanar de uma pessoa durante uma luta, ainda mais quando eu tinha certeza da evidente derrota, Ohma derrotou aquele brutamontes com um nocaute inesperado.
E para terminar, houve a briga no navio, uma várzea total e desbalanceada, mas ainda sim, ele foi capaz de sobreviver como se nada tivesse acontecido.
— Aí, [Nome].
— O que é?
— Sabe que precisa disfarçar mais quando eu quase mencionei o nome do Ohma, certo?
— E-eu não sei Kaede, pare de me provocar!
— Eu não provoco, você mesma se entrega, ainda mais quando estamos em reunião e o senhor Yamashita elogia o Ohma. Está estampado na sua testa o quanto você quer estar perto dele. — solta uma risadinha.
— Você precisa ficar do meu lado Kaede!
— Não misturo meu trabalho profissional com relações amorosas, apesar de achá-lo muito atraente.
— Ah, claro, você só tem olhos para o Lihito.
— Não mencione esse nome perto de mim, já não chega-
— Olha só! Não sabia que essa piscina era frequentada por moças tão bonitas quanto vocês.
Falando no diabo…
— O que as senhoritas estão conversando? — o loiro se aproximou com um enorme sorriso.
— Assuntos de mulheres, Lihito. — Kaede pegou uma revista que estava ao seu alcance e cobriu o rosto para evitar contato visual com o lutador.
— Por acaso esses “assuntos” tem a ver comigo? — seu tom de voz se intensificou para tentar seduzi-la.
— Humpf, com certeza não, nós temos outras coisas mais interessantes para conversar.
— Aaahh, não seja tão dura comigo, senhorita Akiyama!
Parei de prestar atenção na conversa dos dois quando percebi a presença de Ohma, logo atrás de Lihito.
As mãos tipicamente enfiadas nos bolsos da calça jeans que costumeiramente usava, os cabelos negros como carvão sempre rebeldes, as mechas escuras sempre caídas sobre o rosto bem definido com algumas escoriações e machucados a se curar.
— Oi… — cumprimentei num tom quase inaudível.
— [Nome]. — ele respondeu o cumprimento no mesmo tom sério de sempre.
— Lihito, por favor... Você deveria voltar ao cassino.
— Eu cansei de perder! Pelo menos, vindo aqui, eu ganho alguma atenção de vocês. Não é, [Nome]?
— Por que você não para de incomodar ela?
O loiro ficou surpreso ao escutar a voz do amigo. Ohma raramente fazia isso, e para quem ele dirigia a palavra?
— Qual é Tokita! Deixa de ser chato. — afastou-se da loira e pegou uma cadeira, sentando ao meu lado.
Não era bem você que eu gostaria que estivesse ao meu lado, mas ok.
— Bom, já que a senhorita Akiyama não me dá nenhum pingo de atenção, eu pelo menos posso me sentar aqui, né [Nome]?
— Ah, aham... Claro.
— Humpf.
Pode ter sido uma impressão só minha, mas escutei Ohma suspirar ao notar que agora eu me encontro acompanhada.
— E então, [Nome]... O que acha de dar uma volta comigo para conhecer o navio?
— Tá um calor danado, eu prefiro curtir o sol daqui.
Eu genuinamente queria ficar ali, deitadinha e curtindo o meu drink.
— Ah vamos! Vai ser legal, eu prometo que você vai gostar. — ele sorriu e colocou o braço sobre os meus ombros.
— Lihito, eu não- olha, eu só quero apreciar a piscina, talvez outra hora. — dei um sorriso simpático, na esperança que ele me entendesse.
— Ninguém quer me fazer companhia, já entendi. — Lihito encostou a cabeça sobre o meu ombro.
— Sai. De. Perto.
Ohma se aproximou de nós e pegou o lutador pelo ombro, o tirando abruptamente de cima de mim.
— Qual que é a tua, Tokita?! — Lihito pareceu ligeiramente irritado.
— Preciso repetir? Sai de perto da [Nome].
— Eu nem fiz nada!
— Você tá incomodando, só sai de perto.
— Ohma, t-tá tudo bem, deixa pra lá. — eu tentei acalmá-lo.
Coloquei a minha bebida sobre a mesinha ali do lado.
— Você não entende nada, não é? — o tom colérico fez com que o meu coração disparasse. — Deixa. A. [Nome]. Em. Paz. — pegou Lihito pelo colarinho da camiseta.
— Já entendi, seu idiota. Se tá tão puto por eu querer dar uma volta com a sua namoradinha-
— Já chega Lihito, precisamos conversar. — Kaede interviu segurando no braço do loiro.
— ... — o moreno continuava a encará-lo mortalmente.
Como na primeira vez em que lutaram.
— Vamos. — novamente a loira o tirou dos próprios pensamentos.
— Isso não vai ficar assim, Tokita! Depois a gente conversa melhor... — fez um sinal de "soco" com os punhos e sorriu.
E eu? Fiquei ali parada esperando que o pior acontecesse, mas ainda bem, Kaede interviu e agora estamos só nós.
Mas espera aí? Eu ouvi direito? “Namoradinha”?
— Tsk, que saco. — o moreno interrompeu os meus pensamentos e saiu andando.
— Ohma, espera!
— … — ele não disse nada, mas parou quando pedi.
— Desculpa pelo Lihito, eu deveria ter sido mais-
— Não peça desculpas, não é sua culpa. É só que… — Tokita virou-se para me encarar, porém não tinha aquela mesma expressão de sempre.
Ele estava… Nervoso? Tenso?
— Eu não quero que ele chegue perto de você de novo, isso me dá muita raiva.
Os punhos por debaixo do bolso da calça se apertaram e tornaram-se evidentes. A cena anterior me deixou tão embasbacada que eu nem tive como continuar aquela conversa.
Tokita percebeu que nada mais sairia da minha boca e saiu do deck da piscina em passos lentos até desaparecer da minha visão.
[...]
Os eventos que sucederam a nossa discussão no deck, não tiveram muita importância. Logo, as partidas Kengan começaram e todos os competidores estavam concentrados em destruir os seus oponentes, e isso incluía Ohma e Lihito. Quase nem falei com os dois na semana.
Na verdade, eu fiquei um pouco aliviada em não ter de dar as caras para encontrar o loiro, não sei bem como reagir depois daquela cena chata, se bem que… É, não deve acontecer mais, depois das fofas ameaças do Ohma.
Eu, Kaede, Kazuo — e vez ou outra o Ohma — assistimos todas as partidas, analisando todos os competidores e chegamos a conclusão: todos aqueles homens eram monstros dotados de uma força imensurável, e ninguém poderia descansar até o término do torneio.
Quando a quarta luta começou, quando Ohma e Inaba se enfrentaram, eu pensei que a vitória estivesse garantida. Doce ilusão a minha. Apesar de pequeno, o Inaba é muito habilidoso e me deixou deveras preocupada. É um choque ver um homem tão forte como Ohma ser jogado pra lá e pra cá como um boneco no meio da arena.
Mas a onda do baixinho logo acabou quando o moreno usou um Empréstimo e o estraçalhou, fazendo-o se arrepender de todos os golpes desferidos.
— O Ohma não aprende, ele não pode ficar usando essas… Essas coisas! — o velho exclamou assim que a luta acabou.
— Se ele continuar assim, não vai chegar até a última partida.
— Oh, vocês dois! Parem de exagero.
Por mais que me doa admitir, eles estão certos.
— Não é exagero [Nome].
— … Eu preciso falar com ele.
— Ele deve estar na enfermaria, tratando os machucados. — Kaede sugeriu.
— Se precisarem de mim, estarei lá. — levantei da minha cadeira e comecei a caminhar até a enfermaria.
— [Nome]. — Kazuo me chamou.
— Hm?
— Por favor, tome conta dele.
O sorriso sincero e preocupado do velho me trouxe uma sensação de calma e eu retribuí o sorriso.
— Pode deixar.
Caminhando dentro dos corredores do estádio, demorei alguns minutos para finalmente chegar até a enfermaria.
E como uma coincidência do destino, Lihito estava saindo de lá naquele instante.
— Oh, [Nome]. — nós paramos um de frente para o outro.
— Lihito… Veio ver o Ohma?
— Vim ver como ele estava depois da luta com aquele tampinha.
— E está tudo bem? — não sei bem como desenvolver uma conversa com ele depois da discussão…
— Não se preocupe, nada que um pratão de filé não resolva. — o sorriso sincero do lutador seguido de um “positivo” confortaram o meu coração.
— Isso não é nada complicado.
— [Nome], você veio aqui para vê-lo?
— Sim, eu… Não consigo ficar parada quando o vejo machucado. — decidi ser sincera, mesmo que isso me deixasse envergonhada e como um pimentão.
— O Tokita tá lá dentro, te esperando. Mas antes de você entrar, eu preciso pedir desculpas.
— Desculpas? Ah.
— Eu… Não devia ter sido tão impertinente no deck da piscina, desculpe por isso.
— Fica tranquilo, eu te desculpo. Estamos bem, né?
— Com certeza. Eu gosto muito de você [Nome], e não quero pôr tudo a perder por uma briga besta.
— Tudo bem, vamos esquecer esse assunto.
— Vai lá cuidar dele.
Com um sorriso, nós nos despedimos e meu coração ficou mais leve. O Lihito é um cara bacana, e a nossa amizade não podia se deixar abater por uma coisa besta — e um ciúmes cuja causa ainda não descobri —.
Entrei na enfermaria, todas as macas estavam ocupadas com lutadores ou pessoas ordinárias, os médicos andavam de um lado para o outro com as enfermeiras, atendendo os feridos e prestando serviços aos casos mais graves. Não demorei a encontrar o moreno, que estava de pé, escorado sobre a parede com os olhos fechados e com os braços cruzados.
Ao me aproximar, pude reparar nos hematomas nos seus braços, pernas, por todo o seu corpo… No seu rosto. Meu coração se apertou de novo, por mais que ele fosse um homem forte e cheio de marra, ainda era um ser humano que sofria como qualquer outro.
Pensei que ele nem notaria a minha presença, mas estava redondamente enganada.
— O que você tá fazendo aqui?
— Eu vim ver você, Ohma.
— Hm. — ele continuava com os olhos fechados.
— Vem, deixa eu fazer um-
— Não preciso que cuidem de mim, eu tô bem.
— Não quero saber, você tá com o corpo inteiro machucado, eu não posso te deixar aí, simplesmente existindo. — eu me aproximei um pouco mais e o peguei pelo braço.
— [Nome], eu já-
— Deixa de ser teimoso, Tokita. — elevei um pouco a voz e só assim ele pareceu perceber que eu não estava de brincadeira.
Os olhos escuros por debaixo das pálpebras se revelaram e me encararam, um pouco emburrados, mas pouco me importei.
— Vamos, ninguém pode cuidar de você agora, todas as enfermeiras estão ocupadas.
— Posso esperar… — mais uma vez, relutante.
— Não me faça ter que cuidar de você à força.
— Humpf, como se você conseguisse me obrigar a fazer alguma coisa. Já esqueceu quem é o mais forte aqui?
Lá vem ele com as provocações…
— Você pode ser o mais forte na arena, mas aqui na enfermaria, tem de me obedecer se quiser participar da próxima partida.
— Vou te lembrar quem está em posição de mandar alguma coisa.
Ohma foi rápido. Ele inverteu os nossos papéis, puxando-me pelo braço e me pressionando sobre a parede em que estava escorado. O movimento foi tão rápido que só percebi essa diferença quando as minhas costas bateram contra a parede do lugar.
Ao abrir os olhos, o rosto do moreno estava tão próximo do meu, um sorriso de canto se formou, além da sua respiração quente batendo contra o meu rosto. Não é possível que um homem tenha tanto poder sobre mim mesmo depois de ter sido espancado em uma briga.
— E agora? Vai mesmo me enfrentar?
— Isso não é uma briga, Ohma… Eu só quero cuidar de você, porque eu me importo. — engoli seco, estou mesmo me confessando? Numa hora dessas?!
— Talvez você devesse guardar essa sua preocupação para outra pessoa. — seu sorriso desapareceu e deu lugar a uma expressão carrancuda.
— “Outra pessoa”? Do que- não, não pode ser isso.
— Hm?
— Por acaso está com ciúmes do Lihito?
Toquei na ferida, pois o seu corpo ficou tenso, e apesar disso, nada saiu da sua boca.
— É isso? Você está com ciúmes dele?!
— Eu não tenho ciúmes de ninguém.
— Pois é o que está parecendo.
— Não quero discutir isso com você, eu não tenho ciúmes nenhum de você. — ele fez questão de enfatizar o “você”.
— Tá, já entendi. — eu me dei por vencida, mas depois quero arrancar isso dele. — Posso só cuidar de você então? Como uma pessoa que se importa muito contigo?
— … — suspirou. — Pode.
— Eu prometo que não vai doer, depois de tanta pancada, eu serei cuidadosa.
Ohma não respondeu, afastou-se de mim e permitiu que eu o sentasse em uma das cadeiras livres. Eu vasculhei aquela enfermaria cuidadosamente em busca de algum álcool, alguns algodões e bandagens para pelo menos tratar aqueles machucados abertos, não quero que o campeão da Corporação Yamashita pegue alguma infecção.
— Aqui, voltei. — eu me sentei ao seu lado. — Fique quietinho e não se mexa, isso pode arder um pouco…
— Só faz o que precisa ser feito.
Até os mais durões não conseguem disfarçar a careta de dor quando um pingo de álcool cai sobre uma ferida aberta, mas isso não é fraqueza.
À medida que eu passava o algodão encharcado com álcool sobre as feridas abertas sobre o seu abdômen, tive de segurar o sorriso por estar tão perto dele assim… Eu deveria me sentir culpada por esse sentimento? Eu certamente estou me aproveitando dessa situação delicada para ficar mais próxima do moreno.
Em contrapartida, o que conforta e me deixa fazer com que eu trabalhe direito como enfermeira, é que estou cuidando dele, é por uma boa causa, e eu sei que o Ohma não liga que eu fique por perto.
Mas ainda bem que aquela sessão de vergonha passou, terminei de tratar as suas feridas, chegou a hora de dar uma olhada no rosto…
— Eu preciso que você olhe pra mim… Acho melhor eu pegar uma bolsa de gelo. — levantei-me da cadeira.
Lá vou eu em busca de uma bolsa de gelo para acalmar aquela pele irritada.
— Não.
Abruptamente, sinto uma mão sobre o meu pulso e sou obrigada a olhar para o lado. Ohma me segura firmemente e me olha profundamente com aqueles olhos escuros.
— Ohma, eu-
— Fica. Não preciso da bolsa agora, depois eu resolvo isso com o Kazuo Yamashita.
Fica.
— Promete pra mim então?
— Sim, agora termina o que você começou. — ele deu um leve puxão no meu braço para que eu voltasse a me sentar perto dele.
— Sim senhor. — dei um sorriso involuntário.
Perceber que ele me queria por perto aqueceu o meu coração. Para um cara tão durão e frio, isso com certeza derreteria os mais gélidos dos ice bergs.
— Vou ser mais delicada, não se preocupe. — eu me acomodei de frente para ele e molhei o algodão com um pouco de álcool.
— Você já é.
Decidi ignorar aquele comentário, não sei se estou pronta para iniciar uma conversa tão íntima assim com ele.
Só que não pude deixar de notar o rubor nas suas bochechas, talvez seja por conta da reação ardente do álcool contra a sua pele, talvez seja porque eu esteja olhando fixamente para o seu rosto, concentrada em cuidar das feridas.
— Você viu o Lihito?
— Hm? — eu estava tão concentrada em passar o algodão sobre a sua sobrancelha que não escutei direito.
— O Lihito, você viu ele?
— Sim… A gente se esbarrou na porta da enfermaria. Ele me disse pra cuidar bem de você.
— E o que mais?
Por que essa curiosidade?
— Ele se desculpou comigo, disse que não deveria ter insistido. Confesso que fiquei aliviada, eu não gostaria de ficar brigada com ele por uma coisa besta.
— Humpf, é bom mesmo. Não quero que ele chegue tão perto de você.
Parei de passar o tecido macio sobre a sua pele e o encarei.
— Ohma, pra quê isso?
— Como assim?
— Isso é… Ciúmes?
— Não, eu… Ele quer ficar muito perto de você e eu não quero isso.
— Mas ele é o meu amigo. — falei como se óbvio fosse.
— Sei muito bem quais as intenções dele.
O moreno segura o meu pulso delicadamente e o abaixa, colocando sobre o meu colo.
— Ohma, você é estranho. — dei risada. — Não consegue me dizer com clareza o por quê de estar se sentindo assim?
— … — ele não desvia o olhar nem por um segundo sequer. — Você é muito lenta.
Sem que eu pudesse dar continuidade à nossa discussão, a sua mão que segurava o meu pulso me puxou de maneira brusca, fazendo o meu corpo pender para frente, deixando o meu rosto ainda mais perto do dele…
— O-Ohma, o que foi?! — o rubor se espalhou pela minha cara inteira e eu pressionei os lábios, um contra o outro.
— Eu sei que sou péssimo para me expressar, acho que nesse caso, eu preciso te mostrar.
O estreito espaço entre os nossos rostos desapareceu quando sua boca encostou na minha, dando início a um beijo. A mão forte e calejada passeou sobre o meu braço e foi ao encontro do meu rosto pegando fogo. Apesar da surpresa, não sou besta nem nada, tratei de aproveitar aqueles segundos em que ficamos conectados.
Para buscar algum apoio, coloquei uma das mãos sobre o seu ombro nu e suspirei, não era possível que aquilo estivesse acontecendo, certo? Errado, era real e eu percebi quando Ohma quis aprofundar o beijo, mas não permiti — não de imediato —, pois estávamos dentro de uma enfermaria com diversos feridos ali dentro, o momento pede mais decência.
Eu fui obrigada a nos separar, afastando o seu rosto do meu, segurando e apertando seu ombro forte. Não consegui encará-lo por alguns segundos, então encarei o belo chão daquela enfermaria e o analisei para ver se os faxineiros sabem mesmo varrer um chão.
Cacete, o que estou pensando?!
— É por isso que eu não quero que o Lihito chegue perto de você. Não quero que ele te tenha para ele.
— “Para ele”? Pelo amor de Deus, não sou uma propriedade!
— Você entendeu. — bufou. — Não quero ter que lembrá-lo do quanto eu te quero.
— Agora você decidiu falar, é? — soltei uma risada nervosa. — E ainda decide ser bem direto.
— Eu não tenho o porquê ficar com indiretas, quando é você.
— Estava até agora há pouco quando sentiu ciúmes do Lihito.
— Escuta, para de falar nesse cara, só um pouco.
Tokita me puxou pelo queixo, aproximando os nossos rostos novamente. Deu um sorriso de canto e eu senti mais uma vez a sua respiração quente bater contra o meu nariz.
— Se você não parar de falar nele, eu vou ser obrigado a te calar de outra maneira.
— O-Ohma, a-aqui não. — engoli seco.
— Isso por acaso é uma confissão?
— Talvez… — mordi o lábio inferior. — Mas aqui não é lugar para isso. Estamos na enfermaria! — sussurrei ao ver uma enfermeira passar do nosso lado.
— Você é Ohma Tokita? — a voz suave da moça ecoou nos meus ouvidos e eu imediatamente nos separei.
— É ele, sim. — recuperei a minha postura.
— Vamos, precisamos te examinar.
Eu me levantei e o ajudei a fazer o mesmo.
— Essa conversa está longe de acabar, [Nome]. — sussurrou ao pé do meu ouvido antes de sumir para dentro da enfermaria.
[...]
Essa conversa está longe de acabar, [Nome].
Aquelas palavras reverberam dentro da minha cabeça por muito tempo depois da nossa última conversa. Eu me segurei e não contei a ninguém sobre o que aconteceu na enfermaria, para preservar ambas as nossas intimidades. Por mais que eu conheça Kaede e sei que posso confiar nela, prefiro eu mesma pensar sobre o que aconteceu e tentar decifrar os meus próprios sentimentos.
O primeiro dia das partidas Kengan chegou ao fim e todos retornaram aos seus devidos dormitórios, e com a Corporação Yamashita não foi diferente. Após a janta, os competidores restantes e seus devidos chefes se dividiram entre descansar e explorar o lugar.
Não encontrei mais com Ohma depois da nossa conversa na enfermaria, e jantei no meu quarto, presumindo que ele já tivesse se recolhido junto ao velho. Kaede precisou sair para resolver algumas cagadas do Lihito no cassino — no fim das contas, ela realmente se importa com o loiro —.
Quando o relógio bateu dez horas, decidi que estava na hora de tomar um banho e me recolher. O chuveiro do dormitório era surpreendentemente aconchegante e quentinho, o que me fez querer ficar horas ali, mas a conta sairia cara depois, e não quero prejudicar o Kazuo.
Não quero ter que lembrá-lo do quanto eu te quero.
Merda, não posso nem fechar os olhos e apreciar o meu banho em paz que a figura daquele ser me vem à minha mente.
Eu vou ser obrigado a te calar de outra maneira.
O que exatamente ele quer dizer com essas palavras? Ohma é um homem de poucas palavras e uma péssima maneira de se expressar, e eu sou uma pessoa que precisa de respostas rápidas
— “Indiretas”, até parece Ohma Tokita. — dei uma risada baixa ao desligar o chuveiro.
Saí do banho e me enrolei na toalha, o cabelo encharcado caía sobre a minha face ruborizada ao me olhar no espelho. Os últimos pingos daquele chuveiro me fizeram indagar e… Era inevitável não sentir a falta dele, ainda mais estando sozinha no próprio dormitório e depois de uma troca intensa de olhares.
— Preciso me recompor, preciso reagir.
Balancei a cabeça e saí do banheiro, pegando o primeiro pijama que estava à vista sobre a mala, nem me dei ao trabalho de colocar roupas íntimas para dormir.
Afinal, quem é a doida que dorme de sutiã? Tá pedindo pra sofrer.
Olhei no relógio, dez e trinta e oito da noite. O ponteiro fazia o típico barulho de tic tac, deixando os pensamentos menos inóspitos dentro da minha cabeça. Liguei a televisão e os melhores momentos das partidas de hoje estavam passando, e eu até prestei atenção por alguns longos minutos, até o moreno aparecer na tela, fazendo seu contra-ataque. A imagem do Tokita me prende tanto a atenção, é inevitável não sorrir e pensar no quão escura era a minha vida antes de conhecê-lo por meio do Kazuo.
Não quero soar emocionada, nem precoce, mas só a presença dele me deixa distraída da realidade, como uma válvula de escape, e o que me deixa tranquila — pelo menos agora — é que tenho a chance de descobrir que ele sente o mesmo, não que esteja evidente, acontece que ninguém faz o que ele fez hoje mais cedo de graça, para machucar.
Pelo menos, esse não é o seu tipo de pessoa.
— O quê?
Uma batida na porta me despertou dos pensamentos e eu pisquei algumas vezes.
— Voltamos após os comerciais com mais momentos marcantes das partidas Kengan! Não percam! — o anúncio do apresentador me ajudou a despertar do transe e eu saltei da cama.
— Quem é? Kaede? — chamei ajeitando o pijama e caminhando até a porta.
— [Nome], sou eu.
A voz grossa e gélida denunciou a figura que estava atrás da porta, Ohma Tokita.
Minha mão pousou sobre a maçaneta e eu suspirei de maneira profunda antes de responder, abrindo a porta ao mesmo tempo.
— Ohma, o que foi?
Ao abrir a porta, deparei-me com a sua figura vestida com a sua típica camiseta preta e branca, vestindo uma calça de moletom cinza. O rosto coberto com algumas bandagens e esparadrapos, o cabelo levemente bagunçado e o olhar predominantemente desinteressado podiam diferenciá-lo de qualquer um.
— Cadê a Kaede Akiyama?
— Ela saiu… Foi resolver uns assuntos com o Lihito no cassino, de novo. Aconteceu alguma coisa com o Kazuo?!
Só o que me faltava aquele velho ter saído pro bar e bebido até não se aguentar.
— Não tem nada a ver com ele, eu vim ver você.
— Eu? — escorei-me sobre o batente da porta.
— Já se esqueceu? — o desinteresse sumiu da sua face, dando lugar a um sorriso e olhos fechados.
— Não achei que viesse tão tarde da noite.
— Você não apareceu para jantar com os outros, não tive outra chance.
— E agora parece ser a hora certa? Quase onze horas da noite?
— Quando se trata de você, não consigo esperar muito. — cruzou os braços. — Nós vamos conversar ou eu vou ficar plantado aqui?
— Ah, e-entra então.
Dei espaço para que ele passasse e antes de trancar a porta, certifiquei-me de que não havia ninguém nos corredores. Por sorte, aparentemente, estávamos seguros.
Ao me virar para dar continuidade à nossa conversa, o moreno deitou sobre a cama onde Kaede dormia. Confusa, arqueei uma sobrancelha e me sentei sobre a minha cama.
— Por que vai ficar aí?
— Vai por mim, é melhor assim. — com os braços apoiando a cabeça e encarando o teto, a naturalidade na sua voz me causou ainda mais estranheza.
Não é como se tivéssemos trocado um beijo caloroso há poucas horas atrás.
— Qual a diferença?
— Nenhuma.
— Então senta aqui, do meu lado?
— Você me quer tão perto assim? — riu baixinho e rouco.
— Sem joguinhos Tokita, vamos conversar direito. Não é para isso que você veio?
— Eu vim para afirmar uma coisa, e deixar claro de uma vez por todas o que sinto.
— Já sei! Você pensa que eu sou muito mais forte e quer me desafiar pra cair na porrada.
— Quê?! — ele me encarou com uma expressão engraçada. — Você é bem idiota às vezes, quando quer.
— Só para descontrair, não é como se fôssemos estranhos.
— Eu… Eu quero ficar mais próximo de você. Quero te ter por perto. — começou.
— Nós já somos próximos Ohma, precisa se esforçar mais em transmitir o que sente. — vou tentar ajudá-lo… Para um homem frio igual ele, deve ser complicado mesmo.
Vamos ter um pouco de paciência e empatia, certo?
— Eu quero mais, ou melhor… Eu preciso de você por perto. — o moreno sentou-se sobre a cama e apoiou as mãos no edredom.
— Se eu disser que preciso de você por perto, mais perto, você vem? — bati a mão mais uma vez sobre a cama.
— … Sim.
Ele se levantou e caminhou lentamente até mim, mas eu não o encarei até que ele se sentasse ao meu lado. Só então tive a coragem de me ajeitar e virar de frente para ele.
— Agora sim, bem melhor. — dei-lhe um sorriso.
— Não sei explicar o que aconteceu, ou quando aconteceu, mas eu preciso que fique perto de mim.
— Calma, não precisa jogar esse peso de uma vez.
Era difícil de acreditar, mas o nervosismo começara a aparecer e emanar daquele homem, preciso tomar cuidado e acalmá-lo.
— Eu me sinto estranho quando tô perto de você, a vida inteira eu sempre busquei ser o mais forte, ter adrenalina correndo no meu corpo, mas ninguém me preparou pra isso… Quer dizer, consegui um conselho de alguém.
Já posso até imaginar: Kazuo Yamashita.
— A questão é, eu te quero por perto.
Ohma pegou a minha mão e a colocou sobre o peito coberto pelo tecido fino da camiseta.
— Posso falar?
— Uhum.
— Eu quero estar perto de você também… Sabe, você é forte, sempre parece saber o próximo golpe durante uma luta, então… Na verdade, deixa eu mostrar como eu me sinto?
O moreno assentiu e eu tomei a liberdade de fechar o pequeno espaço entre nós rapidamente.
Minha mão que estava sobre o seu peito subiu até o seu rosto, passei os dedos sobre os machucados recém-feitos e apreciou o meu toque. Eu o beijei novamente, dessa vez aproveitando a oportunidade de estarmos sozinhos naquele quarto, de maneira mais intensa, permitindo que os nossos desejos fossem externados.
Quebrando o beijo, Ohma tomou as rédeas da situação e me pegou no colo, fazendo com que eu me sentasse sobre as suas pernas, e para um maior conforto da minha parte, entrelacei as pernas ao redor da sua cintura. Demos continuação ao beijo — que pareceu ainda mais intenso — enquanto eu brincava com algumas mechas bagunçadas do seu cabelo escuro.
— Tem certeza de que vai ficar sozinha? — perguntou ao nos separar, a cabeça encostada no meu pescoço.
— Quando se trata daquele lá, aposto que fica até amanhã.
Uma risada rouca escapou e logo suas mãos voltaram ao trabalho, percorrendo toda a extensão das minhas costas.
— Então vamos fazer o mesmo… Ficar até amanhã, sem descansar.
Na manhã seguinte.
Às vezes nós fazemos as coisas sem pensar, e eu confesso ser uma pessoa que pratica muito isso, mas hoje não. Hoje foi diferente. Eu tenho certeza de que não me arrependo de nada que aconteceu na noite passada.
Kaede realmente não voltou por estar resolvendo os problemas do Lihito, então Ohma ficou até o raiar do sol junto comigo. No fim, acho que nós dois somos meio ruins para nos expressar, nesse sentido, restando a melhor forma ser demonstrada fisicamente.
Os raios de sol ultrapassaram as cortinas do quarto e incomodaram os meus olhos, fazendo com que eu fosse obrigada a abri-los e me remexer na cama. Tateei o colchão na esperança de esbarrar com alguma coisa, mas não apalpei nada, não havia ninguém ali. Com esse susto, abri os olhos definitivamente e encarei o vazio ao meu lado.
Um aperto no peito veio, olhei ao redor, em todos os cantos do quarto, e nenhum sinal do Ohma.
— Merda… Ele já foi embora? — engoli seco e me cobri com o lençol. — Ele não-
De repente, escutei a tranca do banheiro, presumi que fosse apenas um estalo.
Mas não.
A porta se abriu em seguida, revelando o moreno com uma baita cara de sono, os cabelos severamente bagunçados e apenas uma toalha cobrindo da cintura para baixo…
— Ohma! — exclamei.
— Ah, finalmente está acordada. — fechou a porta do banheiro.
— Eu pensei que já tivesse saído… — não pude deixar de não esconder o quão desapontada eu ficaria se ele realmente tivesse saído do quarto sem ao menos ter me dito “bom dia”.
— Desculpe, eu… — coçou a nuca, parecendo envergonhado. — Eu não quis te acordar, você estava dormindo tão bem.
— Pode me acordar quando for assim. — sorri.
— A água já tá quente, se quiser tomar um banho… — virou de costas. — Eu preciso voltar, encontrar o Kazuo Yamashita.
— Não pode ficar mais um pouquinho? — pedi com o tom mais meigo possível.
— E você quer que eu fique? Pra quê?
— T-toma um banho comigo…
— …
O olhar surpreso do moreno não me espantou. Por mais valente que fosse dentro da arena ou comprando briga na esquina, Ohma fica tímido quando alguém lhe propõe algo tão íntimo.
— E-eu acho que não. — o moreno começou a caçar as roupas do chão e a vesti-las ali mesmo.
— Aahh, vamos! Vai ser tão relaxante!
— O-outra hora [Nome].
— Humpf, chato.
Ele pareceu não ligar para o meu comentário e terminou de se arrumar antes de sair.
— Eu disse que vamos, mas em outra hora. Vocês mulheres são ansiosas demais. — deu risada. — Por acaso tem medo que eu fuja de você?
Ao se aproximar — uma distância razoável —, ele segurou o meu queixo com o polegar e o ergueu levemente, encarando profundamente os meus olhos.
— Não é isso… — engoli seco.
— Então o que é? Deixe de ser tão ansiosa e espere pela próxima vez.
O espaço entre nós se esvaiu com um beijo, e por mais que nós dois quiséssemos, não poderíamos aprofundar.
— Eu te encontro antes da partida? — perguntei ao me separar, acariciando seu rosto.
— Sim.
— Então, até daqui a pouco.
— Vou estar te esperando, pra que você torça por mim. — sorriu.
— Sempre faço isso, Ohma.
— É bom mesmo, pois se eu descobrir que não… Você sofrerá punições da próxima vez.
Tão provocante, até mesmo na hora de se despedir.
Mal posso esperar para a próxima vez.
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Yandere merman (triton) x Reader [parte uno]
Advertencias: Leve obsesion, un poco de angustia , mencion de asesinato (no al personaje principal) y derramamiento de sangre, no apto para un publico menor a 16 años, leer bajo su responsabilidad
Parte dos
Eres una sirena que vive en un arrecife de coral, te has asentado en una cueva espaciosa y cómoda, y aunque no eras la única que vivía por este arrecife había sirenas de todo tipo como las sirenas pez payaso, camarón, pez león, pez escorpión, entre otros, vives en tranquilidad.
Desde que llegaste a la etapa adulta has estado sola y aunque en el pasado no te afectaba mucho, puesto que era muy buena cazando peces o atrapando crustáceos por lo cual no te faltaba comida, pero ahora sentada en una piedra observando el arrecife de coral y viendo a otras sirenas y sus parejas sientes una pequeña opresión en tu pecho, aunque tratas de distraerte con otras cosas cuando te vienen esos pensamientos estos vuelven a ti.
Para no pensar en eso decides ir al bosque de algas a buscar algunas nuevas que sean cómodas y suaves para tu nido, mientras estabas en el bosque de algas viste a lo lejos un cardumen de peces deliciosos asi que no lo pensaste dos veces y te abalanzaste al cardumen y a pesar delo rápidos que estos eran lograste atrapar algunos, estabas feliz y orgullosa por tu caza, comiste unos cuanto y te llevaste el resto a tu cueva junto a tus algas, mientras nadabas de regreso con tu botín apareció ante ti Kai una sirena tiburón blanco, se quedó quieto viéndote, algo extrañada por eso también te le quedaste viendo directamente, mientras ambos se veían Kai nado hacia ti y te dio un pez algo pequeño, eso te sorprendió pero decidiste aceptarlo, kai al ver que aceptaste se voltio y se fue nadando, no le diste importancia y nadaste con dirección a tu cueva , acomodaste tus nuevas algas en tu nido haciéndolo más grande y cómodo para asi después recostarte en ella , volviste a tener hambre así que agarraste algunos peces que habías cazado, mientras comías viste el pez que te había dado Kai le diste un mordisco y aunque no estaba tan rico como los que habías cazado algo te hizo disfrutar de cada bocado, tenías una sensación cálida en tu pecho, después de comer te volviste a acomodar en tu nido y te dormiste profundamente pensando en que el pez fue cosa de una sola vez.
Kai no se detuvo ahí, en los días siguientes cada que kai te encontraba te daba peces pequeños y se iba mientras que otras veces se quedaba a tu lado y cazaba contigo otras solo te acompañaba al bosque de algas y solo te veía recogerlas, con el pasar del tiempo te encariñaste de su compañía y esperabas su llegada, al principio pensaste que era un simple apego o costumbre pero conforme paso el tiempo no pudiste negarlo te habías enamorado de él.
Comenzaste a cazar con mucho más energía y te sentías motivada a buscar las mejores presas para dárselas a él las cuales aceptaba y aunque no veías ninguna reacción en su rostro estabas feliz con que las aceptara, conforme ibas entregándole diversos peces notaste como el dejaba de dártelos preferiste no darle importancia y solo enfocarte en buscar comida deliciosa junto a algunas algas suaves y cómodas para el nido de Kai.
Después de una búsqueda algo larga estuviste satisfecha con lo que conseguiste nadaste en dirección al arrecife, nadabas con tranquilidad cuando notaste algo por el rabillo del ojo, enfocaste la mirada y te diste cuenta que era la cola de Kai, decidiste ir tras de el para sorprenderlo con lo que le conseguiste para él y aunque por un momento lo perdiste de vista lo lograste encontrar por debajo de un arco de roca, te ibas a acercar pero frenaste tu nado al verlo entregar un gran pez junto a unos cangrejos rojos a una sirena eso te sorprendió, el entregar comida a otra sirena era una muestra de querer iniciar “algo” a sea una amistad o una relación con ella, no ibas a malinterpretar lo que veías asi que preferías negar lo que estabas presenciando asi que sacudiste la cabeza en negación e ibas a irte de ahí hasta que te detuvo algo que Kai dijo, hablo de querer iniciar un cortejo con esa sirena, sentiste una opresión en tu pecho sentías como lagrimas brotaban de tus ojos alzaste la mirada para ver qué es lo que hacían pero en eso tu mirada se conectó con la de la otra sirena ella te observaba con una mirada llena de orgullo y con una sonrisa en su rostro volvió su mirada hacia Kai y le pregunto acerca de ti de que relación tenía el contigo, ella dijo que no quería meterse con una pareja ya preestablecida y no planeaba aceptar hasta saber qué tipo de relación tenia contigo, Kai no se hizo de esperar y le conto que no eres nada para él, que solo estaba a tu lado para aprender más acerca de tácticas de caza o de recolección de algas, le hablo de como quería ser la mejor pareja para ella, harta de seguir escuchando y con el corazón roto nadaste fuera de ahí y con algas y crustáceos en tus manos te alejaste nadando con dirección a tu cueva.
Han pasado las semanas y kai no te ha visto de nuevo, usualmente le traías algo de comida o algas suaves y cómodas para su nido las cuales el aceptaba más por conveniencia que por cariño hacia ti
Desde que no estas a su lado y no te ve sus días se han vuelto extraños, y aunque ahora se distraía cortejando a Cora una sirena de pez ángel, sus pensamientos volvían a ti, admite que se había acercado a ti por conveniencia para poder mejorar y cortejar a Cora pero ahora que ya no estas te sea con él, se dio cuenta que se enamoró de ti , de tus habilidades al cazar, de lo ingeniosas que eras al capturar crustáceos, de lo reluciente que se ven tus escamas de tu cola al nadar.
Se pregunta si sus crías contigo se parecerán a ti, está decidido a ganarse tu amor y cortejarte.
Kai nado decidido en dirección a tu cueva en el camino capturo unos peces deliciosos para ti sin darse cuenta que atrapo una barracuda algo considerado grosero al inicio de un cortejo para sirenas de presa como tú.
Kai llego a la entrada de tu cueva y justo te vio entrando a tu cueva, nado a gran velocidad hacia ti, se puso delante tuyo para que lo vieras y observaras todo lo que había traído y vieras lo buena pareja que seria y lo capas que es de proveerte a ti y sus futuras crías contigo.
Al verlo reaccionaste gruñéndole, eso lo sorprendió esperaba que te emocionaras por volverlo a ver y te alegrabas por lo que te trajo, lo ignoraste y lo rodeaste para entrar a tu cueva pero él se volvió a interponer en tu camino y te extendió lo que te trajo para que lo aceptaras, te estaba comenzando a molestar, verlo hacia que aun te doliera el pecho, ibas a agarrar lo que te trajo pero cuando te fijaste bien viste que había una barracuda eso sí que te molesto, no te importo tu reacción y con tu cola le brindaste una cachetada o provocando que tirara lo que trajo, le chillaste enojada y entraste en tu cueva.
Kai estaba en shock, estaba enojado como te atreviste a golpearlo, no ves que intenta que te fijes en él, estaba a punto de ir tras de ti y gruñirte cuando noto algo raro entre los peces que te trajo se acercó y con una mano la agarro, era una barracuda, eso lo alerto ahora entendía tu reacción se dio un golpe a la cabeza, como fue estúpido al no darse cuenta de semejante cosa, no volvería a cometer ese error, se llevó los peces consigo barracuda incluida y nado alejándose de tu hogar.
Han pasado días desde ese “incidente”, Kai no ha parado de tratar de acercarse a ti pero cada vez que nada en tu dirección te alejas rápidamente, Kai se la ha pasado buscando crustáceos y peces deliciosos para darte pero cada vez que te los quiere entregar simplemente optas por ignorarlo y entras en tu cueva. Eso lo ha comenzado a fastidiar y hace que este de un humor terrible sumado al hecho de que ahora tiene a Cora detrás de él aun después de que cancelara su cortejo hacia ella para poder cortejarte a ti como es debido.
Cora estaba enojada, como era posible que ella una hermosa sirena fuera dejada a un lado como si fuera un simple fitoplancton por a su parecer alguien tan simple como tú, asi que ella más por orgullo y despecho comenzó a seguir a Kai tratando de que se fije otra vez en ella.
Kai se encontraba muy enojado y no estaba de buen humor como para seguir soportando a Cora asi que para des estresarse y hacer algo productivo se puso a buscar una concha rosa el mejor regalo de cortejo que una sirena puede dar a otra para demostrar sus intenciones de querer que sea su pareja; mientras buscaba entre la arena y rocas Cora volvió a aparecer y trato de llamar su atención con un baile de cortejo a lo cual simplemente dio la espalda y siguió buscando , después de unas horas buscando lo había conseguido logro encontrar una concha rosa.
Kai estaba extasiado ahora si tomarías sus esfuerzos en serio y lo aceptarías como una pareja, se estaba imaginando una vida a tu lado cuando sintió como la concha se le era arrebatada de sus manos, rápidamente alzo su mirada y vio como Cora la tenía en sus manos, en ese momento Kai ya no pudo resistir más y sintió como algo dentro suyo se rompió.
Kai nadaba con tranquilidad hacia el arrecife de coral mientras terminaba de limpiar la sangre que aún quedaba en la concha rosa; el comenzó a buscarte por todo el arrecife cuando por el rabillo del ojo vio como nadabas rumbo al bosque de algas, el emocionado nado tras de ti, se mantuvo sigiloso mientras te seguía y observaba, se encontraba hipnotizad con tus movientes al recoger las algas, eso le llamo la atención y dirigió su mirada hacia las escamas de tu cola, se sobresaltó al ver que estas habían cambiado a un color más claro y suave, eso solo podía significar que la temporada de apareamiento estaba cerca, y ahí entendió porque razón estabas buscando algas nuevas para tu nido. Para él no había mejor momento como este para entregarte la concha rosa y una vez que lo aceptaras ambos podrían pasar juntos esta temporada y asi formar una familia, tú y sus lindas futuras crías.
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Todos los derechos reservados, prohibida su redistribuían o venta con fines comerciales, prohibida cualquier forma de plagio.
By: Shugar_Mama
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Lin Kuei (MK1) y Hanzo Hasashi y Kuai Liang (MK11) x lectora que sufre una posesión demoniaca (Evil Dead Rise).
Es la primera vez que escribo headcanons ténganme compasión.😅😊 Contexto: Sos guardiana de muchos objetos de valor peligroso y por accidente (ósea mera estupidez) lees el Libro de los Muertos y caes bajo una posesión sumamente fuerte. Tu pareja intenta ayudarte a que recuperes la conciencia, pero en el trayecto vas sufriendo físicamente, también esta pareja descubre el porqué de tu situación.
Bi Han:
Este ninja se da cuenta al toque que ese libro no trae nada bueno ni tampoco ninguno de los artefactos que estas protegiendo, pero el libro que te encomienda Liu Kang lo ve cien veces peor.
No solamente por la parte de que Liu Kang te pide que lo cuides sino porque ese libro ve que tiene maldad pura. Intentas convencerlo para que se quede tranquilo y no se esté estresando innecesariamente.
Por eso prefiere acompañarte y vigilar qué artimañas tendrá ese libro.
Al dar inicio tu investigación con el objeto, te pinchas por accidente con uno de tus instrumentos de investigación y al caer las gotas de sangre, el libro se abre. Tanto a ti como a Bi han no le gusta la sensación que da ese objeto maldito y aun así sigues estudiándolo. Pasando hoja tras hoja, llegas a una escrita y lees en voz alta. Grave error.
El fuego de la chimenea se apaga sin más, las ventanas se cierran abruptamente y una ventisca te arroja al techo. Bi han es expulsado fuera de la habitación y gritas su nombre. Una mano invisible agarra tu cuello y lo aprieta, ya no puedes emitir un sonido. Otro par de manos agarra un brazo, una pierna y te la tuercen.
Caes al suelo como una bolsa de papas, cuando cobras la consciencia intentas arrastrarte hacia la salida, pero una vez más la mano invisible te agarra la pierna rota y antes de que puedas gritar el nombre de Bi Han la otra mano te cubre la boca nuevamente. El demonio hace que tus huesos ardan como si las llamas del Infierno estuvieran en tu cuerpo, tus gritos son silenciados y las lágrimas salen de tus ojos como cascadas. El demonio provoca tus convulsiones. Suplicabas que tu agonía acabara pronto, pero esas suplicas quedaron vacías.
Ese dolor siguió y siguió, el demonio tomó posesión de tu cuerpo y te levantas con tranquilidad. Abres la puerta y pasas al lado de Bi Han sin inmutarte en que estaba ahí. De a poco, Bi Han cobra el conocimiento y ve la puerta de la habitación abierta. Cuando se levanta, te ve a espaldas de él, intenta levantarse y quiere corroborar si te encuentras bien. Solamente sueltas incoherencias.
“Eres el peor Gran Maestro que he conocido, Bi Han, y pensar que hay otras personas que pueden llegar a liderar un clan mejor que tú.” “No puedes amarte a ti mismo y pretendes amar a esta zorra, eres un crédulo.” “Nunca harás que los Lin Kuei lleguen a la grandeza siendo un cobarde.”
Te das la vuelta y una sonrisa espeluznante adorna tu rostro, al mismo tiempo tus manos comienzan a rasguñarte y la sangre cae al piso, pero no se ve tu reflejo sino del demonio. En ese instante tiemblas, cobras la conciencia, Bi Han ve en tu rostro el horror y solamente puedes decir: “Ayúdame, Bi Han”.
Después de tu arrebato de conocimiento, te desmayas y Bi Han se aproxima a ti inmediatamente. Te revisa para ver tu estado, todo tu cuerpo está ardiendo en fiebre y comienzas a convulsionar. Sin pensar, Bi Han usa su poder para que tu fiebre baje, pero eso fue un error, porque repentinamente tu cuerpo se vuelve un tempano de hielo y tus convulsiones siguen sin parar. Hasta que en un momento te detienes.
Bi Han revisa tus signos vitales y al no hallar pulso, la impotencia lo invade y la furia hacia Liu Kang se acrecienta. No esperó que repentinamente abras los ojos y sueltes un grito tan abrumador que deja confundido al Gran Maestro. Los hermanos de Bi Han llegan al pasillo en el que se encontraban, confundidos por el grito que habían escuchado y cuando los ves ruges y los atacas.
Intentan sacarte de encima y al hacerlo, Bi Han te contiene con sus poderes y a pesar de eso sigues insultándolo sin parar, pero eran oídos sordos para él. Lo único que tenía en la cabeza era confrontar a Liu Kang por su ineptitud, la furia lo estaba consumiendo y a la vez la angustia, estabas sufriendo y no sabía que te pasaría si esto llegara más lejos.
Termina de encerrarte y sin inmutarse llama a Liu Kang de una manera colérica. Sus hermanos tienen que hacer la tarea de dios de evitar que Bi Han se abalance al dios del fuego y lo mate a golpes, pero no quita que le grite por su error y quiera instantáneamente respuestas de por qué te encomendó examinar el objeto maldito. Sus hermanos tratan que mantenga la cordura antes de que haga algo tonto y mas o menos logra calmarse.
Liu Kang intenta aclarar las dudas sobre el Libro de los Muertos, que era un objeto perdido y leyenda del Infierno, que si llegaba a manos equivocadas desataría muchos males al ser leído y que seguramente debía existir su contraparte. Eso llegó a los oídos de Bi Han e inmediatamente quiere salir a buscarlo, pero antes de eso Liu Kang lo detiene para poder decirle que puede que sea una posibilidad, ya que no se sabe bien qué le había ocurrido a ese libro.
Bi Han ya está enojado, porque fue este dios quien te dejó en el estado en el que te encuentras, pero a regañadientes acepta que Liu Kang le muestre las posibles ubicaciones. Antes de marcharse le pide a Kuai Liang y Tomas que te protejan y vigilen. Además, les pide que a toda costa te contengan y eviten matarte, ya que todavía estabas entre los vivos.
Se va al culo del mundo y no le importa dónde está ese maldito libro, lo bueno es que lo encuentra. Fue un viaje exhaustivo, pero tuvo su recompensa y vuelve Artika lo más rápido que puede. Lo que no esperaba era que te hayas liberado y estuvieras haciendo caos en todo el templo. Te abalanzaste sobre Kuai Liang, Tomas y Liu Kang intentaban a toda costa de sacarte encima de él.
Bi Han recita el hechizo indicado por Liu Kang, el demonio con un grito estruendoso abandona tu cuerpo y es desterrado hacia las profundidades del Infierno. Vuelves a tu estado normal y te desmayas por todo lo que te había pasado. Bi Han te carga y te lleva rápidamente con los médicos del Lin Kuei, no quiere que Liu Kang se meta contigo otra vez.
“Bi Han lo lamento… no debí leer el libro. Tuve que ser más lista”
“No es tu culpa. Liu Kang es el responsable de esto”
“No le heches la culpa al señor Liu Kang, Bi Han. No tenía que leer ese libro”
No quiere discutir contigo y deja que descanses en paz, te acompaña en todo lo que puede de sus horas, porque tiene que arreglar el caos que existe. Te observa dormir y se siente en paz, ya que nada pasó a peor y no deja que Liu Kang te visite.
De ahora en adelante, no quiere que examines las cosas que te de Liu Kang ya que no toleraría repetir este incidente, no puede perderte. Eres su felicidad y necesita que lo acompañes. Intentas convencer a Bi Han de que fue solo un accidente, pero se niega a que sigas estudiando estos artefactos a toda costa, pero después de mucha charla accederá a regañadientes.
Desde ese instante, él es el primero en examinar lo que vas a estudiar y después te deja hacer tu trabajo. Cuando Liu Kang te entrega un artefacto lo mira mal y quieres tratar de apaciguar esos momentos, pero es algo inutil. No quiere que te pase algo horrible y haría lo que este en su poder e incluso cosas peores para que estuvieras a salvo.
Kuai Liang:
Kuai Liang conoce tu rama de trabajo y se preocupa bastante que te haga daño. No quiere que los artefactos oscuros te consuman por completo y pierdas tu humanidad, desde que vio cómo Shang Tsung y a Quan Chi con su magia oscura y sus extractores de almas lo asusta la idea de perderte por lo que trabajas.
Por esas razones, a veces le cuentas lo que estas estudiando, ya que se muestra poco receptivo e intenta siempre que puede estar a los alrededores para procurarte, por si las dudas. Pero esta vez no le comentas que habías encontrado el Libro de los Muertos, porque ya tenías otros libros oscuros que no te habían lastimado ni maldecido. Estabas muy confiada con ese libro y eso sería un gran problema.
Al examinarlo parte por parte notas que la cubierta está hecha de piel humana y que tiene una cerradura de dientes de una criatura desconocida. Intentas buscar en ese objeto si hay una especie de cerradura para poder usar tus instrumentos y forzar a abrirse. Acaba en decepción y no sabes cómo entrar al contenido del libro, así que comienzas a usar la fuerza con el libro.
Al principio usaste tus instrumentos para intentar cortar los dientes, pero fue en vano y entonces usaste tus manos. En tu forcejeo te cortas y las gotas de sangre caen sobre la tapa del libro. Sentiste un escalofrío cuendo las hojas se movían por si solas y llegaban a la indicada.
El aura de la habitación cambió abruptamente, las ventanas se cerraron y lo que quedaba de luz se esfumó… solamente quedó una. Soltaste respiraciones agitadas y mirabas asustada a cualquier parte. La puerta se abrió de repente, sentiste que algo se acercaba y te rasguñó la espalda, pero no pudiste gritar.
Una mano invisible te cubría la boca, otras te tocaban, no parabas de soltar lágrimas y forcejear. Una de tus herramientas se elevó y te dañó una parte del brazo, mientras intentabas emitir un ruido. Las otras manos invisibles dejaron de tocarte, pero te rasguñaban sin cesar hasta que pararon. Luego te revolearon hacia una pared y después hacia el otro extremo. No podías gritar, la mano invisible seguía contra tu boca, solo gemías y llorabas.
Cuando pensaste que el demonio paró de divertirse contigo, intentas huir y gritando el nombre de Kuai Liang, pero fue inutil. Las puertas estaban cerradas y al parecer el demonio hechizó la habitación. Sientes golpes, más rasguños, tus huesos duelen y caes al suelo. Empiezas a contorsionarte, notas que algunos de tus huesos se rompen y sigues pidiendo ayuda en vano. El demonio ya tomó tu cuerpo.
Sales caminando cómo si nada, pero tu mirada estaba desconectada…ida. Rengueabas y dejabas un rastro de sangre por donde caminabas hasta llegar a la sala de armas. Kuai Liang se asusta al ver todo el rastro del líquido carmesí, verte de espaldas a él y mirando las armas lo preocupa más. Las gotas de sangre estaban haciendo charcos y solamente agarraste un pequeño cuchillo y dijiste cosas hirientes a tu amante.
“Sabes, Kuai Liang, me imagino constantemente qué habría pasado si tu hermano te hubiera arrancado el ojo y apuñalado sin parar”. “Sinceramente quise saber lo que sientes al ver que te sacan la cabeza con mis propias manos” Te estabas cortando la mano con ese cuchillo. “Deberias morir como tu hipócrita e inútil padre… y le haré el favor a tu patético hermano”.
Las palabras le dolieron bastante a Kuai Liang y creía que lo estabas traicionando hasta que te diste la vuelta y sonreías de forma macabra.
De repente temblaste, el cuchillo cayó con un estrepitoso ruido y esa sonrisa se fue. Kuai Liang vio que estabas asustada lo vio por tus acciones, tus ojos y gestos, pero solamente pudiste soltar unas palabras: “Esta aquí… quiere mi cuerpo”.
Gritaste de forma repentina y caíste al suelo, arrastrándote hacia tu amante. Este se alejó al ver que avanzabas y tus huesos crujían, hasta que te detienes y solo dices: “El libro…”. Sueltas un grito atronador que hace Kuai Liang se quede desorientado.
Atacas sin dudar, ruges y rasguñas a Kuai Liang. Tu amante logra sacarte de encima suyo y con el kunai te ata. Forcejeas y no paras de herirlo con tus palabras. Kuai Liang no entiende muy bien a lo que te refieres con “el libro”, pero aun así busca en todos lados ese libro mientras estás atada y encerrada.
Después de llamar a Liu Kang, tu amante sigue buscando el libro que dijiste. Esta vez entra a la habitación donde resguardas todos los artefactos macabros y ve con horror el desorden.
Camina por todo el caos y en tu mesa está el libro que le mencionaste. Al pasar las hojas entiende lo que te ocurrió, pero no sabe cómo el libro llegó a tu poder y ya inmediatamente le echa la culpa a Bi Han.
Al llegar Liu Kang, Kuai Liang lo recibe mostrándole tu estado de posesión demoniaca y el libro que estabas examinando. El dios llega a la conclusión de que es el Libro de los Muertos y que según la leyenda del Infierno debe existir su contraparte.
Sin dudar ni esperar, Kuai Liang se marcha de los territorios del clan Shirai Ryu para buscar ese libro. Después de ir al culo del mundo logra encontrarlo y regresa inmediatamente al clan.
Lo que no esperaba era que te hayas liberado e intentas atacar a Liu Kang y Tomas, pero ambos logran contenerte y rápidamente recita el hechizo. Cuando termina de conjurar el hechizo caes al piso, abatida por la fuerza que tomó tu cuerpo. Kuai Liang te carga al estilo princesa, escucha tus lloriqueos y disculpas.
“Kuai… nunca te traicionaría…yo…debí avisarte”. “Perdóname… lo que dije no era cierto”
“Está bien amor, no fue tu culpa. Vas a estar bien”
Le comentas lo que viste al estar poseída, que el libro lo llamó y que era una criatura sumamente caótica. Se alimentaba del miedo y el caos que generaba, que había que correr cuando era invocado. Viste los horrores que ese demonio había hecho y lo que planeaba hacer con el resto del clan y los que querias. Kuai Liang solamente puede consolarte y dejar que llores por lo sucedido.
Te lleva con los médicos del clan y te acompaña hasta que te mejores. No se va a ir de tu lado y él mismo quema el Libro de los Muertos para evitar otro incidente. Además, va a estar a tu lado de ahora en adelante cada vez que estudies un artefacto oscuro.
Tomas Vrbada:
Este libro lo encuentras a los alrededores de la fortaleza. Recuerdas que perteneció a Shang Tsung y Quan Chi, por eso, lo guardas para estudiarlo y mantenerlo seguro.
Por otra parte, Tomas está al tanto de tu línea de trabajo y sinceramente aprecia bastante que tengas valor para analizar los objetos malditos. Para él, muchas de esas cosas le dan escalofríos y no deberían ser usadas para un fin tanto noble como malicioso. Por esas razones deja que sigas con tu trabajo y prefiere no saber mucho, solamente lo que vas a estudiarlo y ya está. No necesita saber su contenido.
Volviendo al tema estas acostumbrada a tratar con cosas peligrosas, pero este te causó mucha curiosidad por como estaba diseñado (cubierta de piel humana tostada y cerradura de dientes).
Lograste abrirlo cuando por accidente te cortaste con los dientes que tenia por cerradura, sentiste una sensación extraña al ver como las páginas se movían por si solas hasta llegar a la indicada.
Empezaste a leer en voz alta una invocación a un demonio y ese fue un terrible error. Todo el lugar en el que estabas se volvió aterrador y sentiste como una presencia extraña se abalanzó hacia ti. Para tomar tu cuerpo, fue horrible, te poseyó una mano y te hizo que te lastimaras (golpeándote contra la mesa, usando los instrumentos que tenías para dañarte físicamente). Como final a la toma de tu cuerpo, empieza a hacer que te retuerzas de dolor hasta que tus huesos duelan y sientas que se te tuercen.
Por todo este alboroto y los gritos del nombre de tu amado para que te ayudara. Tomas, asustado, va más rápido que la luz a la habitación (se pone en posición de combate) en la que te encontras y al ver tu estado inconsciente, llama a su hermano inmediatamente. Te revisa y se espanta al ver tus heridas autoinfligidas y moretones, pero lo que más le aterra era tu nivel de fiebre.
Cuando Kuai Liang llega, ve a su hermano menor en estado de pánico y el desastre de la habitación se queda confundido. Se pone en posición de combate creyendo que fue un ataque enemigo.
Tomas le pide a grito desesperado que llame a los médicos y le bajen la fiebre a su amada, porque de enserio estas ardiendo en fiebre, pero cuando estos apenas ponen un paño helado en tu frente… los resultados no son muy alentadores. Tu temperatura empieza a bajar a niveles muy aterradores. Ahí entra Kuai liang para ayudarte, pero es en vano.
Tomas está mas que nervioso y apunto de tener tres ataques al corazón. No sabe qué es lo que te esta ocurriendo, ni por qué tienes las heridas que tienes. En su mente cree que alguien te embrujó para dañar al clan o que los Lin Kuei te envenenaron con una enfermedad extraña.
De repente, abriste los ojos, comienzas a contorsionarte los huesos y a soltar quejidos. Tomas y su hermano se alejan rápidamente de ti. Intentas acercarte mientras sigues contorsionándote y los crujidos de los huesos lo escuchan los propios hermanos.
En todo tu dolor cobras la conciencia y dices lo siguiente: “Tomas, perdóname… ayúdame… el libro…Liu Kang”. Tu estado consciente vuelve a irse de vacaciones, porque el demonio vuelve a tomar posesión de tu cuerpo, hace que te subas al techo y emitas un grito sumamente aterrador (cualquier semejanza con la película Evil Dead Rise es mera coincidencia). Los hermanos están aturdidos ante ese poder.
Tomas, queda confundido con lo que le dijiste, pero no puede pensar porque comienzas a atacarlo, pero su hermano intenta alejarte y sigues arremetiendo contra ellos con los instrumentos de la mesa. De milagro logran contenerte y Tomas permanece a tu lado todo el tiempo en el que estas encadenada. A pesar de decir cosas sumamente crueles:” Tu debiste morir con tu familia”. “Eres un maldito parásito”. ”Kuai Liang miente al considerarte tu hermano, lo hace por lástima”.
Tomas se queda tu lado. Te cuenta el por qué le gustas tanto, los momentos compartidos que le gustaron (tu primer beso con él, su primera cita y narrarte las historias que te gustan). Está chiquito hay que cuidarlo.
Llaman a Liu Kang para pedirle ayuda sobre tu estado y este viendo cómo te encuentras intenta buscar el libro con el que el quilombo inició. Descubre que posiblemente tengas una manera de volver a ser tu y es buscando el libro contrario. Tomas no pierde tiempo y va a buscarlo por cielo, mar y tierra hasta encontrarlo… para no hacer cuento largo lo encuentra.
Al regresar, él no sabe cómo lograste librarte, pero estas arrasando a diestra y siniestra con quien encuentras y Liu Kang intenta con todo su poder contenerte de tu posesión satánica. Tomas recita el hechizo para exorcizar al demonio que llevas dentro, termina el conjuro e instantáneamente ve cómo tu estado de locura desaparece y te desmayas por todo lo sucedido.
Tomas corre hacia donde te hayas y te carga estilo princesa para ver si sigues entre los vivos. Hasta este punto el pobre chico suelta todas sus lágrimas porque tiene miedo de que la luz de su vida se haya ido al otro lado, pero recobras un poco la conciencia y cuando lo ves lloras.
“Tomas… lo recuerdo todo, lo lamento mucho…te herí y casi mato a todos, perdóname. No tuve control sobre mí”.
Este ninja dulce dice con lágrimas: ”Vas a estar bien mi amor. Te vas a recuperar, quédate tranquila”.
Para dar final feliz, el libro satánico queda a manos de Liu Kang y de la Tierra para contenerlo. Por otro lado, te llevan con los médicos para que te curen y a partir de ahí Tomas siempre va a estar a tu lado cuando examines artilugios macabros. No quiere que vuelvas a sufrir una posesión donde casi te pierde, realmente te ama y enloquecería como nunca si algo malo te sucede. Perdió a su familia y no quiere que la historia se repita.
Hanzo Hasashi:
Viste que este libro antes estuvo en posesión de Quan Chi y por eso lo tienes en tu poder antes de que alguien más lo haga. La idea de dejarlo a tu merced fue idea del brujo, así podía herir una vez más al guerrero Shirai Ryu y ver que podía matarte el propio Hanzo para liberarte de tu dolor.
Hanzo ve que en ese libro hay maldad pura y quiere estar a tu lado cuando lo examines. Obviamente aceptas su compañía porque bueno es un pan de dios.
Comienzas a estudiarlo y Hanzo percibe que esa cosa tiene algún truco sucio. Se preocupa cuando te pinchas el dedo con los dientes que protegen el libro y aún más al abrirse de forma repentina. Una fuerza invisible te empuja hacia la pared, Hanzo es revoleado y cae más lejos de ti.
Las velas comienzan a apagarse, Hanzo cobra la concienca, pero ya no te ve donde te arrojó el demonio. Sino elevada, peleando al aire, sacudiéndote para bajar y chillando el nombre de tu amante para que te ayude. Sientes que tus extremidades son atadas con unas cuerdas que no ves, comienzan a tirar de ti, gritas y pides ayuda: “Hanzo…duele mucho…ayúdame…perdón “. Tu agonía termina cuando sientes que llegan a su fin los retorcijones como una marioneta enredada y el demonio toma posesión de tu cuerpo.
El pobre Hanzo mira con horror cuando caes al suelo como una muñeca rota, corre rápidamente cuando tus convulsiones se detienes sin más. Te revisa los signos vitales y se da cuenta que no los tienes la pena y el pánico lo invade, pero esta estupefacto al ver que abres los ojos repentinamente y sueltas un rugido.
Empiezas a atacarlo sin parar y lo insultas por todo su pasado: “Mata a tu amante y rebánala en pedazos como lo hiciste con el primer Sub Zero, solo así dejara de sufrir”. ”Debes estar muerto y acompañar a tu esposa e hijo, no estar tras las faldas de esta ramera”. Cobras la conciencia y te alejas de tu amante de forma repentina, arrodillada y llorando: “Hanzo aléjate de mí… el clan está en peligro… va a matarlos a todos…”
El demonio vuelve a tomar el control y sueltas un grito desgarrador, en ese instante, el kunai y la cadena de Hanzo te atan y sigues queriendo atacarlo inconscientemente. Se promete curarte de la posesión y torturar al demonio en las profundidades del Infierno.
Él mismo lleva tu cuerpo al Infierno y no ve tu figura. Te ve inconsciente, magullada y atada detrás del demonio. Este está frente a Hanzo y poseyendo sus mejores armas para contraatacar con el ninja.
Hanzo se prepara y lucha contra al demonio, obviamente al salir vencedor tortura a la criatura. Le pregunta quien fue el que dejó el hechizo activado. Tras varias negaciones confiesa que fue Quan Chi quien lo liberó, que hizo todo para hacer que Hanzo sufriera y que la pena lo matara para poder controlarlo.
Tras matar al demonio de una forma muy cruel, ve que tu estado se va recuperando y te lleva devuelta a la Tierra. Se alegra al ver que vuelves a despertar completamente y solamente lloras.
“Perdóname Hanzo… debí ser más fuerte y evitar que me poseyera…yo…”
“Está bien sakura, vas a estar bien. Todo terminó” Te besa en la frente, las mejillas y los labios (cosita linda).
Hanzo te envía con los doctores para que te curen y mientras de paso, él va hacerle una visita a Quan Chi. Esa visita acaba en que el brujo muere a manos de Hanzo y una paz interior invade al guerrero. De ahora en adelante siempre va a estar ayudando a examinar los artefactos que encuentres. Te considera su mundo y la pena lo mataría al ver que perdió algo valioso por segunda vez.
Kuai Liang:
Encuentras el libro cerca de los territorios Lin Kuei y te lo llevas para examinarlo. Debido a que por su aspecto parece algo para ser resguardado y que nadie debe toquetear.
Cuando estudias el libro, sentiste la punzada de los dientes y te espanta cuando el libro se abre. Más te aterra al ver las páginas moverse por sí solas hasta llegar a la indicada. Sientes como el lugar se vuelve más lúgubre.
Mientras tanto Kuai Liang te busca para discutir unos asuntos del Lin Kuei y demás problemas. Algunos discípulos le dicen que te encuentras en la habitación donde resguardas los artefactos oscuros y él se va dirigiendo allí para darte también compañía.
Empiezas a leer la hoja del libro en voz alta, el aura del lugar se vuelve más aterradora y al mismo tiempo ves que Kuai Liang entra al cuarto. Tras el error que cometiste, el aura del lugar cambia rotundamente, ves como Kuai Liang es arrojado hacia la pared y una fuerza desconocida se cierne sobre ti de manera brusca.
El demonio toma tu cuerpo y comienzan las cosas espantosas. Te tortura, hace que te lastimes con tus propias manos y sientes como el demonio casi te ahorca hasta morir. El demonio hace que te levantes y este de espaldas a tu amado.
Mientras tanto, Kuai Liang intenta volver a cobrar el conocimiento y te ve. Al aproximarse, te pregunta si te encuentras bien, pero solamente dices incoherencias: “Sabes anciano, siempre me he preguntado cómo serían sacarte las entrañas y comerte los ojos en plena noche”. “Siempre imaginé que me seguirías por querer tratar de tener una pizca de amor en tu patética vida de guerrero deplorable”. “Un anciano que sigue perdido en los recuerdos de su hermano y amigo muertos y no hizo nada para tratar de ayudarlos”. Kuai Liang se siente herido por lo que dices, pero al escuchar tu voz sabe que algo no anda bien.
Te das la vuelta y muestras una sonrisa macabra, comienzas a temblar y tu sonrisa dubita hasta convertirse en una cara de espanto y dices en tono asustado: “Quiere mi cuerpo”. Se acerca rápidamente a ti para ayudarte, pero retrocede cuando comienzas a retorcerte, convulsionar y contorsionarte de forma espantosa. Intentas acercarte a él, emitiendo exhalaciones abruptas y dices: “Kuai… lo lamento… ayúdame”.
Tu arrebato de conocimiento fue interrumpido cuando el demonio hace que tu cuerpo sufra sin cesar y tome el control nuevamente. Te subes al techo y emites un grito sumamente aturdidor, que Kuai Liang no puede esquivar. Te abalanzas hacia tu amado y empiezas a atacarlo con rasguños, de forma inmediata, los guerreros Lin Kuei entran a la habitación en la que se encuentran ustedes dos. Sueltas un rugido animal, te lanzas sobre ellos, solo dejas sangre y heridos a tu paso. Kuai Liang te contiene con sus poderes.
Pero es en vano porque empiezas a decir cosas crueles sobre él: “La muerte de este cuerpo te consumirá hasta el final”. “Sufrirás el mismo destino que tu hermano”. “Nunca seras un Gran Maestro formidable”. Kuai Liang está confuso y un poco herido al escuchar lo que dices, pero al mirarte a los ojos, se da cuenta que no eres tú. Te promete en silencio que buscará la forma de curar tu estado y quiere encontrar respuestas a lo sucedido.
Mientras te ve forcejeando con los témpanos de hielo, visualiza el libro y hojea apenas las páginas de este. Viéndolas comprende inmediatamente qué fue lo que te ocurrió. Se pone en contacto con Hanzo y Raiden para ver qué hacer para salvarte de tu posesión satánica.
Tanto Raiden como Hanzo saben de donde proviene ese libro, pero creyeron que era una simple leyenda del Infierno y que nunca fueron reales, asi que seguramente la otra parte de la leyenda de que existe un libro para combatir este demonio es real. No hay discusión, Kuai Liang va con Hanzo hasta el culo del mundo para encontrarlo, enfrentándose a todo tipo de peligros y trampas mortales y lo encuentran.
Cuando llega al templo Lin Kuei, ve caos en su hogar, ve pocos cuerpos y la mayoría de sus aprendices construyendo un fuerte para evitar que los ataques.
Empieza a recitar el conjuro para exorcizar el demonio hasta que este deja de luchar en tu cuerpo y logra salir. Al caer seminconsciente al suelo, Kuai Liang te sostiene y te mece como una niña. Sueltas lágrimas y pides disculpas.
“Lo lamento mucho Kuai Liang… tendría que haberte llamado antes…debí ser más inteligente. Lo que dije no era enserio, nunca…”. No paras de pedir perdón por tu error y sollozar y tu amado solamente intenta consolarte como puede de estos horribles acontecimientos. Hasta te da besitos (denle una medalla de oro).
A partir de ahora, Kuai Liang siempre va a ser tu segunda conciencia para que evites leer boludeces satánicas. Te procura muchísimo mientras examinas un nuevo artilugio oscuro con cautela. Sos una bella luz y no quiere ver aquello que lo hace cálido desaparezca por algo peligroso.
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U N D E R W O R L D・ D A Y 2
No tenebroso labirinto do Submundo, onde o tempo se arrastava em uma eternidade desprovida de luz, um frio premonitório subitamente percorreu a espinha de Aurora, enviando arrepios por todo seu corpo. A sensação súbita foi o primeiro indício de que algo se aproximava. Sem hesitar, sua mão instintivamente alcançou a adaga presa à cintura, a arma que, desde seu doloroso pouso, permanecia firme em sua forma e não havia retornado ao estado de pingente. Estando em um território tão desconhecido quanto ameaçador, sabia que baixar a guarda, mesmo por um instante, seria arriscar-se demais. Seus olhos, atentos e vigilantes, varreram o ambiente em busca de qualquer sinal de movimento. Avistou apenas o grupo de campistas a alguns metros de distância, mantendo-os sempre dentro de seu campo de visão.
Não muito tempo depois, suas narinas foram invadidas por um cheiro pungente, semelhante ao enxofre, que trouxe uma expressão de confusão ao seu rosto por sua estranha familiaridade. Havia se acostumado ao odor incômodo depois de perceber que encontrara uma companhia silenciosa e compreensiva enquanto vagava pelo território da floresta em busca de contemplação e fuga. Já fazia tanto tempo desde a última vez que o encontrara. Na verdade, desde o momento em que todo o acampamento se uniu para caçar o cão infernal que fora responsabilizado pela morte de um semideus. Embora fosse inevitável sentir certa apreensão, Aurora sempre teve uma convicção profunda de que aquela culpa não pertencia à criatura que a visitava sempre que ela precisava, quase como se houvesse uma ligação inexplicável que os conectasse no silêncio. Os olhos da criatura podiam arder como brasas, mas nunca pareciam ameaçadores para ela. Apesar de sua aparência aterradora, sempre foi mais um aliado do que uma ameaça, um guardião silencioso que ela muitas vezes acariciava e alimentava em segredo. Talvez ele já tivesse percebido, antes mesmo que ela própria se desse conta, que havia encontrado uma nova companhia para preencher seus momentos de solidão, por fim decidindo manter-se afastado.
De repente, no meio daquele vazio interminável, um som rasgou a taciturnidade: um rosnado gutural que fez Aurora colocar-se de pé com um salto, tomada por uma mistura de exaltação e alerta. Seus olhos se arregalaram enquanto tentava identificar a origem do som, até que uma sombra se destacou entre as rochas, movendo-se com a agilidade de uma criatura habituada à escuridão. As batidas do seu coração se aceleraram, não por medo, mas por uma esperança crescente. Da penumbra, então, emergiu um imponente cão infernal, com olhos vermelhos que brilhavam intensamente na escuridão. Aquele não era um monstro qualquer, e ela o reconheceu de imediato. Era o mesmo cão infernal que, nas horas de tranquilidade no acampamento, costumava patrulhar as bordas do campo ao seu lado. Aquele a quem havia carinhosamente apelidado de Blizzard.
Parando diante dela, o animal cravou o olhar intenso no seu, possibilitando um instante de conexão em meio ao caos que enfrentava. Não sabia se era o motivo da visita, mas sentia a esperança de retornar ao acampamento crescer dentro de si, iluminando seu semblante com um sorriso contido. Como era bom reencontrar o velho amigo! Sua presença, apesar de imponente, era estranhamente reconfortante. Foi então que Aurora percebeu algo preso nas mandíbulas do animal. Apertando os olhos para enxergar melhor, identificou uma mochila velha e surrada, mas ainda intacta. Com movimentos majestosos, o cão depositou a mochila aos seus pés, mantendo os olhos brilhantes fixos em sua figura, como se soubesse exatamente o que estava fazendo e firmando uma promessa de lealdade. Aquilo era tão inacreditável que um riso baixo, de pura admiração, escapou de seus lábios. Tremendo de alívio e surpresa, ela se ajoelhou para recolher a oferenda com imenso cuidado, como se estivesse recebendo um presente precioso. E era.
Sem perder tempo após cumprir sua missão, o cão infernal trotou de volta para o lugar de onde havia surgido, lançando apenas um último olhar rápido em sua direção antes de ser engolido novamente pelas sombras, desaparecendo de sua visão como uma névoa que se dissipa no ar. O coração de Aurora ainda batia acelerado com a emoção de revê-lo, mas ela sabia que não havia tempo a perder. Com a ansiedade crescendo, apressou-se em abrir o zíper da mochila, usando o queixo e a mão saudável para realizar o movimento preciso. Ao abrir, encontrou alguns mantimentos industrializados. Um sorriso impressionado curvou seus lábios enquanto balançava a cabeça em descrença. Era óbvio que o cão a havia encontrado com ajuda! Dirigindo o olhar para o ponto onde o avistara pela última vez, sussurrou com a esperança de que pudesse ouvi-la. ── Obrigada. ── A palavra simples carregava uma genuína e profunda gratidão. Embora ainda fosse um mistério a identidade de quem enviara a criatura até ela, sabendo que o cão não agiria daquela forma por instinto próprio, depositava sua confiança nele. Com isso em mente, voltou-se para os demais campistas, erguendo os mantimentos no ar com um discreto sorriso ainda nos lábios. ── Parece que agora temos o que comer. ── Anunciou, esperando que aquele pequeno gesto fosse suficiente para levantar um pouco os ânimos exauridos de todos, que ansiavam pela liberdade daquele lugar sombrio.
#❄ ─ pinned under. ﹙ development ﹚#plot: submundo#muito bom poder desenvolver o blizzard! obrigada central pelo mimo <3
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Dices que eres una tormenta, pero cuando te recuestas a mi lado no eres más que refugio y tranquilidad.
Dices que estás llena de tristeza, pero siempre que te pregunto cómo te encuentras me sonríes y despreocupas el problema.
No lo hagas. Te demostraré cada día que conmigo estás a salvo.
No hay nada de malo en bajar las defensas por un rato.
Dices que no perteneces a ninguna parte del mundo, que a medida que pasan los minutos te sientes cada vez más sola y vacía, y que lo mejor por hacer es desaparecer.
Déjame decirte que yo tampoco soy perfecto, también tengo abismos que crean surcos en mi alma, pero mientras habites bajo mis techos haré todo lo posible por convertirme en un hogar donde siempre puedas ser bienvenida y conozcas la calidez de ser comprendida y puedas desnudar tu corazón sin temores.
Seremos dos estrellas apagadas destinadas a encontrarse para brillar.
Dices que tu alma ha estado dormida en una noche oscura por mucho tiempo, pero desde ahora eso cambiará.
Seré la luna que alumbre tus noches y el calor que le falte a tus mañanas.
Seré quien te ayude a ver si vale la pena darle una segunda oportunidad a la vida.
-Dark prince
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Confession #16
Cuando dormía a su lado, extrañamente las pesadillas desaparecían.
Solo él podía darme tranquilidad y borrarme el dolor que había estado cargando durante años.
Me salvó para después él mismo empujarme desde aquel barranco.
Me llamó "su chica" para después llenarme de heridas que nunca cicatrizan.
Coldissweet
#coldissweet#notas#frases#citas#escritos#caostalgia#textos#pensamientos#amor#desamor#escritos de una mente en insomnio#Cafeína para el papel 🥀#agosto 2023
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