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#el demonio del espejo
realkiktraducciones · 19 days
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¡Nueva traducción en camino!
Ya tengo los permisos para poder traducir al español "鏡の悪魔" o "El Demonio del Espejo", hecho por tokiiro kaeru
El juego salió en RPG Maker 2000 VALUE!+ en septiembre del 2018. Y ahora, 6 años después, me siento orgulloso de poder anunciar oficialmente la traducción al español.
Link a la web original del juego
¡Muchas gracias!
Estad atentos para nuevas actualizaciones~
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gyusimp · 1 month
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𝐘𝐨𝐮❜𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐞 𝐨𝐧𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞 (Spanish request)
°•Solicitud especial para: @blaubeeren 💜🫂
Ninguna molestia, espero que te haga sentir al menos un poquito mejor, te quiero mucho
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Has estado algo decaída últimamente. Te sientes con ganas de llorar y no te lo has impedido, las lágrimas escapan de tus ojos rodando sobre tus mejillas cuando nadie puede verte y te desahogas hasta dormir, esperando que mañana sea mejor.
Pero otra vez, esa sensación está ahi. No sabes ni siquiera cómo llamarla. Podrá ser ¿tristeza? ¿Soledad? ¿Inseguridad? Hay algo en tu pecho que duele y se siente mal cuando te miras al espejo. Esa horrible sensación de sentirte sola incluso cuando estás rodeada de personas.
Te deshaces de la gente tan fácil, ha pasado un tiempo desde que tuviste un mejor amigo o amiga y ni hablar del amor. Ni siquiera sabías qué se sentía experimentarlo. Suspiraste soltando tu cabello, acabando otro día más antes de irte a la cama y colocarte ropa más cómoda para ir a dormir. El futón en la esquina de tu cuarto te esperaba gustosamente para envolverte en su suavidad y disipar tus penas.
Te habías metido debajo de las suaves sábanas cuando casi involuntariamente tus ojos ardieron, borrando la claridad de tu visión en medio de lágrimas que salían con desesperación. Tu pecho subía y bajaba entre sollozos entrecortados, ahogados con la tela que cubría tu boca intentado callarlos. Cerraste los ojos en busca de consuelo pero una mano sobre tu hombro se encargó de voltearte boca arriba y ver tus mejillas mojadas.
Lo primero que viste en su rostro fueron sus brillantes ojos amarillos dentro del oscuro manto de la noche invadiendo tu cuarto. No te sorprendió su presencia pues seguro había entrado por la ventana como suele hacer siempre, si no que de cierta forma, te había encontrado llorando, frágil y vulnerable. Eso era nuevo.
Tus ojos estaban abiertos, tus pestañas húmedas pegándose entre sí mientras él te observaba con algo de incredulidad dibujada en sus facciones.
—¿Estás llorando? —él sabía que lo estabas, fue más bien una pregunta para sí mismo. Sorprendido de cierta forma porque nunca antes te había visto hacerlo.
No sabías que hacer, habías sido atrapada y por la persona que menos esperabas. Tus mejillas se tiñeron de rosa al no saber qué hacer o cómo reaccionar. Lentamente te sentaste entre las cobijas arreglándote el cabello e inhalaste con fuerza, evitando verlo a los ojos. Él ya no era humano, habían pasado siglos desde eso pero sabía mejor que nadie el pesar del dolor mental. El rechazo, la soledad y las cosas que dolían más que una herida física.
Gyutaro tenía dentro del pecho una inusual necesidad de consolarte, de hacer que dejaras de llorar al igual que lo hace con su hermana. Su mano fue hacia tu cabeza y dió un par de palmadas en ella, tratando de ser cuidadoso pero aún así sintiendo la torpeza de sus movimientos en su tacto pesado. El pequeño gesto llenó tu corazón de mil emociones haciendo inevitablemente que te derrumbaras frente a él.
Su pecho fue tu resguardo, aferrando tus manos a los huesos de su columna en un abrazo desesperado mientras tus lágrimas dejaban trazos cálidos por su piel mientras hacia todo lo posible por sostenerte entre sus brazos, sin saber que decir. Era muy malo con las palabras. Sus ojos miraron vagamente hacia el techo y sus manos acariciaron tu espalda tratando de brindarte confort y refugio. Eras el único ser humano en la Tierra que le importaba.
—Shh...ya. Todo estará bien, ya verás
Su naturaleza demoniaca le quitaba de la mente cualquier palabra de consuelo para dedicarte pero sus brazos no te soltarían hasta que tú lo quisieras, asi él tuviera que estar ahí hasta el amanecer, hasta que llegara el sol y le hiciera escapar antes de poder ser calcinado.
Pasaron algunos minutos desde que te acomodaste en su fuerte agarre, inconscientemente, el demonio de alta estatura se movía despacio de adelante hacia atrás en un suave arrullo a tu cuerpo para brindarte una sensación de seguridad hasta que dejaste de llorar. Tus sollozos pasaron y luego de un rato, su ronca voz en casi un murmullo resonó en su pecho contra tu oreja.
—¿Quieres hablar?
Cerraste los ojos rendida, era tan dulce de su parte hacer esa pregunta. Querías abrazarlo eternamente perl elegiste romper un poco la distancia entre ustedes dos y alejarte solo lo suficiente para mirarlo a los ojos. Tus mejillas brillaban bajo la luz de la luna donde habían estado corriendo todas tus lágrimas.
—Quiero pero...no lo sé. Es difícil
—Entonces no lo hagas —su tono era seco, pero para nada grosero. A diferencia de otras veces.
Sus  dedos largos fueron hacia tu cabello para acomodar uno de tus mechones detrás de tu oreja sin despegar sus ojos de tí, admirando mentalmente toda tu belleza. Ambas manos se quedaron sobre tus hombros, acomodando tu ropa o simplemente para tocar la calidez de tu piel debajo de la tela.
Un suspiro soltó sus labios, entreabriéndolos dejandote ver sus afilados y peligrosos dientes pero las palabras se quedaron ahí, volviendo a cerrar la boca, aparentemente arrepentido de lo que pudo haber dicho, prefiriendo callar y admirarte.
—Sabes que mientras yo este aquí jamás vas a estar sola...
Una frase cliché tal vez pero para tí, fue lo más hermoso que pudiste haber escuchado en este momento. Mucho más viniendo de él. Todo era más importante cuando venía de él.
Su rostro estuvo sobre el tuyo en un instante, demasiado rápido como para poder notarlo, acunando tus mejillas en sus manos cuando decidió dejar un beso lento y casto sobre tu frente, solo para bajar hacia tu naríz y depositar otro ahí, luego uno en tu mejilla derecha y otro en la izquierda, llenando tu rostro de suaves besos sintiendo un leve temblor de nerviosismo en sus labios humedeciéndose en los rastros de tus lágrimas a medio secar dejándote llevar mientras cerrabas los ojos.
—Eso es todo lo que necesito... —tu voz casi un suspiro.
—¿Entonces era afecto lo que querías?
—...a tí. Tú eres todo lo que necesito —sus ojos se abrieron ante tu declaración.
Te observó detenidamente sin moverse, seguías sin abrir los ojos y en su lugar cubriste ambas de sus manos con las tuyas para mantener sus palmas contra tus mejillas y acercarlo a tí, sentirlo que estaba ahí.
Se acercó por instinto, como si todo tu ser fuera su única fuente de vida, sentiste solo por el tacto la cercanía a la que estaba cuando su respiración chocó con la tuya y su frente se dejaba caer sobre la tuya.
—Me alegra que sientas lo mismo...
Los labios de Gyutaro buscaban necesitadamente los tuyos, un deseo inmenso creció por su pecho cuando estuvo sobre ellos, queriendo quedarse para siempre y jamás soltarlos mientras te tomaba con calidez para tratar de llenar toda tu alma de amor asi como tú habías hecho con la suya.
"ᴱᵛᵉʳʸᵗʰⁱⁿᵍ ⁱᵗ'ˢ ʷʳᵒⁿᵍ ᵇᵘᵗ ⁱᵗ'ˢ ᵃˡʳⁱᵍʰᵗ⸴ ʸᵒᵘ'ʳᵉ ᵗʰᵉ ᵒⁿˡʸ ᵍᵒᵒᵈ ᵗʰⁱⁿᵍ ⁱⁿ ᵐʸ ˡⁱᶠᵉ‧"
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°•Song Inspo: You're the only good thing in my life - Cigarettes After Sex (la canción es medio romántica/nostalgicona, no la busques si estás triste plox)
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goldenfurevamp · 21 days
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(Basado en "La Historia de Daniel, el Favorito del Diablo". 5to Capitulo del libro "La Reina de los Condenados" . Crónicas Vampíricas de Anne Rice)
No, no hay tregua. Desde el inicio de todo , con tus ojazos en esa celda y mis botas hechas circulo maniaco, no hubo tregua. No hay tregua para regresar a horas profundas y tampoco para besarte dormido en las madrugadas. Esa adictivo hábito mío de recorrerte a olfato de sabueso amaestrado , recorriendo cada musculo vivo de tu cuerpo, sorprendido por el despertar de tus vellos, respondiendo en estremecimiento a su amo. No hay tregua. Son 4 dias que no te veo. La ciudad clama por mi justicia, tanto o menos como me reclama tu cama con sus llanuras y dunas que se remueven lentamente mientras roncas. Todo en ti merece NO TREGUA. Me has acostumbrado a los espejos y ventanas cerradas, a tus peliculas independientes de los 70s que tengo que interpretar como un arqueólogo que apenas recuerda los mitos y las formas. Grabandome en la memoria los cantantes y nuevos videos de MTV o la afición nueva hacia los Levis clasicos y abrigos de piel. Eres tú, Daniel. Abres el mundo al infierno, dejas que el demonio observe cómo lees el.periodico mientras el jugo de naranja se suspende en tu diestra, y me has acostumbrado tambien a ese intercambio de miradas raro cuando se que me pides que te bese lento lo que sea que se me ocurre con tal de darte de comer de mí. Impaciente mío. Mis ausencias son obligatorias, por ti..todo por ti. Me aprendo con disciplina y memoria magistral a repetir a Becquer y los dialogos de Ernesto de Oscar Wilde. Repaso los guiones de Tarantino y anoto las frases de fuego de esa salsa latina que tanto me has forzado a oir. Tampoco tienes treguas, Daniel. Tus exigencias y peticiones son gruñidos y puños apretados en la pared. Tus iras ...me has acostumbrado a ellas con sus deliciosas sin razones e " Hijos de Perra"que me excitan. Me excitas. Mucho. Desvias mi piedad hacia el mismo abismo, mis noches lejanas las atas a tu muslo derecho , para regresar como un lobo enloquecido a tomar tu carne en el festin del alma que se devora a si misma, a ti, a mi. Esperame. La ausencia es corta y hago lo mejor que pueda con el tiempo. Llevo comida, a Tolstoi en su primera edición y 4 chaquetas de piel nuevas para que me las pierdas, las huelas y las consagres a tu piel que mas tarde he de saborear. Tú tampoco me das tregua, Daniel. Abre la puerta, estoy afuera.
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flan-tasma · 11 months
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HOLA, amo como escribes las escenas nsfw, así que podría pedir un escenario con Wriothesley en donde somos una prosti pero el nos enseña un sexo lleno de amor y cosas fluffly pq se enamoro en vez del sexo sucio y feo¿
JSBDKD NO SE SI SE ENTIENDA, PERO GRACIAS DE ANTEMANO 🫶🫶
💖~ aydios amix, ME ENCANTÓ ESTA IDEA DKGDKHD literal podrían ser el típico "Yo te saco de trabajar, mi reina, ntp" KDHKDH gracias por tus palabras~ me hace feliz que te gusten mis escritos! ✨
Me pasé de verg* y esto terminó siendo muy largo, no sé si le debería hacer parte dos pero realmente quiero hacer algo más bonito con esta idea~ Escuché "All you wanna do" del musical Six mientras escribía esto, me gustó en lo personal
Warning: smut, angst, prostitution, Fem!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
La vida es difícil, está llena de baches y no fluye como el agua de una fuente. Esas eran las palabras que tus padres te repetían todos los días como si fuera un mantra divino. La vida se trataba de trabajar para no morir, hacer lo que fuera necesario para comer un trozo de pan, para asegurar que la niña que criaban no moriría de hambre ni de frío. Trabajaban día y noche, remendaban la ropa y las mantas, los zapatos y los muebles viejos, todo debía cumplir una labor incluso si ya no servía, el reloj era un muerto viviente que tu padre siempre trataba de reparar con algunas herramientas oxidadas y la luz de una vela que casi no tenía cera, pero siempre sonaba a sus horas.
La vida era difícil, se trataba de trabajar para conseguir gas y poder hervir agua para hacer sopa, se trataba de bañarse en agua helada en la mañana y trabajar todo el día para caer rendido en un triste colchón en el piso. Eso aprendiste de tus padres desde joven y entendiste, aquella noche fría en que un mazo oxidado abrió el cráneo de tu padre por la frustración, que sus palabras eran muy sabias. Entendiste, el día en que tu madre falleció por enfermedad y sin disponibilidad de medicamentos, que la vida era tan fría como el agua con el que te lavaste la cara en la mañana, tan dura como el piso en el que dormiste por varias noches, entendiste que tenías que salir de ahí de alguna manera.
Aprendiste muchas cosas en tu vida, que si lavas tu cara antes de salir a vender periódicos tendrías unas monedas de más, que si preferías usar una blusa sin mangas tendrías más atención y eso te podría ayudar a comer más que una hogaza de pan duro. Entendiste que siendo atractiva te podrías salvar cuando un hombre te llevó para trabajar en algo más "adecuado".
Pura mierda. Un edificio con luces extravagantes y cortinas traslúcidas, una prisión lujosa donde has sido reclusa desde la adolescencia. No podías quejarte, se supone, tenías una cama suave y comida, un techo que no permitiría que la lluvia ni el sol te enferme, tenías una habitación y un baño decente por primera vez en tu vida y la ropa que vestías, si bien era incómoda, entallada y lujosa, era ropa y se agradecía. Para alguien que no tenía nada de eso, era una bendición que pagaste con un trabajo sucio.
Bailaste, cantaste, aprendiste a conversar y a sonreír aún si estabas incómoda, aprendiste a no quitar las manos que te hacían temblar de miedo, aprendiste a no chillar de dolor ni de miedo cuando te usaban como si fueras un vulgar agujero o una muñeca bonita para mancillar.
Lloraste al final de cada encuentro, no disfrutaste ninguno, siendo todo jalones y mordidas de demonios que arrancaban tu piel, los ojos de los monstruos que dormían bajo tu cama queriendo llevarte al infierno te veían como un trozo de carne lujosa, preparados para rostizarte con especias asquerosas y comerte, y tirar tus huesos contra el plato para que alguien más limpiara el comedor donde pecaron.
Un nuevo día, una ducha con agua helada y tu cabello enmarañado en el espejo, tu cuerpo dañado ya no era lo que solía ser cuando te preparabas para vender periódicos en las oscuras calles, sino una figura más madura y cuidada, el ejercicio y la alimentación que regulaban para mantenerte como un sujeto atractivo combinaba con los moretones espantosos en tus piernas y en tu cuello. Los odiabas, y te apresurabas a cubrir tu cuerpo con una toalla para seguir llorando una mañana más.
La vida era triste, fría y solitaria. Te trataría como una pieza en un tablero, sin importancia, destinada a ser abusada y manchada por otros. Hasta que te salvaron.
Wriothesley, que sonríe cada vez que lo llamas. Wriothesley, cuyos ojos se suavizan cuando te ve. Wriothesley, que no temió en usar su fortuna para mantenerte. Wriothesley, que te salvó de esa prisión pintada de lujoso pecado, depresión y miseria.
El hombre que llegó al lugar donde trabajabas y se quedó hechizado con tu figura, que casi detuvo una misión para verte un poco más, sentir tu mirada en él mientras bailabas con un traje tan soez. Viendo a través de tus ojos seductores y tu sonrisa caprichosa lo poco que quedaba de una mujer feliz, que buscaba aferrarse a la sugestión como último aspecto verdadero de una personalidad destrozada por las luces rojas y música persuasiva.
Esa noche lo supo, debía sacarte de ese lugar cuánto antes.
El perfume femenino se sentía como humo en tus pulmones, pero era el adecuado para ti, el labial rojo en tus labios y las sombras cuidadosamente difuminadas en tus párpados para que luzcan más bellos eran como se esperaban de alguien como tu, que vestía con poca ropa y joyas asquerosas contra tu piel. Una mujer, un bello trozo de carne que alguien más engulliría hoy.
La puerta se abrió para el caballero de oscuros cabellos, el guardia lo había guiado hacia la recámara de oscuridad tenebrosa. Entr��, recibió sus felicitaciones del asqueroso hombre que te miró con una sonrisa repugnante y que después cerró la puerta nuevamente, dejándote indefensa frente a un lobo hambriento. Sonreíste, volviendo a tomar un poco de la seguridad que se supone que tenías como la diva de este maldito lugar.
"Buenas noches, monsieur..." Un tono bajo, como un susurro, bonito y encantador, mezclado con la caricia que diste a tus piernas cruzadas. Sabías quién era el hombre, y precisamente por eso –y porque de lo contrario te castigarían si lo trataban mal– no te permitirse ser nada más que una encantadora bolsa para su semen. Agradecías en silencio que no fuera un viejo otra vez, estabas harta de los vejestorios orgullosos que se hacían llamar hombres entrando por las puertas.
Fue preocupante en un inicio, el caballero no te quitó la mirada de encima pero no se dedicó aa comerte con la mirada, sus ojos no reflejaban sus ganas de arrancarte la lencería de un vibrante color rojo, sino que se mostraba molesto mientras paseaba la vista por el conjunto que tenías puesto. Temblaste, no acostumbrada a cuando te volvió a mirar a los ojos y sonrió compasivo.
"El color no te queda." Habló de lo más calmado, dando algunos pasos hasta atraer la silla que estaba a un lado y dejándote lejos, respetando tu espacio personal cuando se sentó y volvió a mirarte. "Este lugar es muy... pequeño, no parece una buena habitación para ti." Sus ojos analíticos pasearon por toda la habitación, el papel de la pared y la madera del piso, sin cuadros ni carteles de nada, solo una cama, un escritorio y un baño. "¿Vives aquí o me equivoco?"
"Si estamos hoy aquí es porque ha considerado que era el mejor servicio que puede tener, monsieur Wriothesley." Si un hombre deseaba sacar a relucir todos sus fetiches, incluidos los más raros y repugnantes, tendría que usar juguetes especiales que tenían en habitaciones especiales, y claro que un servicio más completo e ilimitado requería una mayor cantidad de mora en los bolsillos del gran señor que te mantenía. Ese no era el plan de Wriothesley, no estaba buscando diversión, no completamente. Wriothesley sonrió y entendió a lo que te referías, suspiró y siguió viendo a todos lados menos a ti en silencio, uno que te estaba atormentando. "¿Se ha estado sintiendo a gusto últimamente, monsieur?"
Preguntaste de manera en la que pretendías estar tranquila, no querías obligarlo a hacer nada y era mejor si era así, pero no entendías la necesidad de pagar por estar una noche con una prostituta y perder tiempo viendo una decoración mundana. Parecía que Wriothesley estaba de acuerdo con tus pensamientos, e incluso parecía que estaba a punto de decir algo pero se quedó aliado mirándote una vez más, otra vez con molestia. "¿Te gusta mucho ese conjunto?"
Es asqueroso, repulsivo, asfixiante y desabrido, querías decirlo pero sabías que no le importaría, reír un poco te ayudaría a sacar el aire que se mantenía incómodo dentro de tus pulmones. "¿No es de su gusto?" Wriothesley sonrió mirándote a los ojos, su mirada iluminada por el sucio rojo de la habitación se notaba cálida a pesar del ardor de todos los colores chillones de la sala.
"Preferiría algo negro en ti, ¿Es de tu gusto?" Wriothesley se levantó por fin de su silla, acercándose a ti con pasos tranquilos y tomando tu mentón para inspeccionar bien tu rostro, soltando ruidos de satisfacción mientras analizaba tus labios y tus mejillas. "Si me lo permitieras podría llenar tu vida de otros colores que no sean este. Violeta, rosa, blanco o negro, si me lo pidieras todo sería tuyo." Su toque era delicado, tanto que te hipnotizó y por un momento olvidaste todo, hechizada por sus palabras. Tal vez eran mentira pero entre cada palabra que caía de su lengua s tus oídos te calentaba el corazón. "No estarías obligada a vestir de esta manera, no te pediría que hagas esto tampoco. Serías una reina a mi lado, mi reina."
"Lo que usted quiere es una esposa trofeo, monsieur." Wriothesley soltó una risa mientras te dejaba caer en la cama, una mano debajo de tu cabeza para que no te lastimarse, otra mano en el colchón para no dejar caer todo su peso sobre ti.
"No, lo que yo quiero eres tú." Te besó, pero a diferencia de besos anteriores que has experimentado no hubo lengua que incomode tu boca, no hubo dientes que choquen con tus labios, solo besos tranquilos y deliciosos, lentos y sensuales que te hacían perseguir sus labios por más. Tus manos lo sostuvieron por sus hombros para que no se aleje, queriendo sentir más del cariñoso acto que te quitaba el aliento con cada caricia en tus labios. "¿Puedo...?"
¿Qué clase de tonterías estaba diciendo este hombre? Que compra a una prostituta y le pide permiso para hacer lo que quería hacer cuando pagó. Aturdida por la frustración, solo asentiste y dejaste que te quitara la ropa, él aún tenía el ceño fruncido y era delicado en sus acciones, quitando tu blusa transparente y revelando tus senos, dándoles una caricia y un beso lento antes de quitar tus medias por el elástico, deslizándolas por tus piernas con cuidado y sosteniendo tus piernas a los lados de su cadera. Cuando quisiste moverte para tomar la botella de lubricante de la mesa al lado de la cama, la mano de Wriothesley te detuvo y besó tu mano.
"Tranquila, yo me encargo de esto." El hombre seguía vestido, lo que te mantenía indefensa ante él, sin contar que sus manos empezaron a delinear tu figura, tus brazos, tu cintura, se estaba esforzando para memorizar tu forma bajo sus manos ásperas y con cicatrices. Sus dedos tomaron tus pezones y jugaron con tus botones con sus pulgares, dando vueltas a sus circunferencias y apretando ligeramente la carne delicada, arrancándote suspiros.
"Si algo no te gusta podemos detenernos." Te miró con cariño, ahora sin molestia en tus ojos, mientras estiraba la tela de tu braga. Asentiste nuevamente, ahora con un murmullo suspirado, y pareció que el ego de Wriothesley creció en ese momento. Te quitó la molesta tela revelando tu intimidad desvergonzada, por extraño que parezca te sentiste demaciado expuesta ante él, pero todo se fue al diablo cuando una de las manos de Wriothesley pasó de tu seno a tus pliegues y pasó delicadamente por tu raja hasta tu clítoris, masajeando los botones de carne con ambas manos en dos zonas distintas que te hicieron soltar un jadeo más alto. Su boca bajó desde tu mejilla hasta tu vientre, dejando tus piernas cómodamente en sus hombros, repartiendo besos como una cascada hasta tu intimidad dónde empezó a lamer y a arremolinar su lengua en ti.
Arañaste la sábana y arrugaste los dedos de los pies, jadeaste por la humedad nueva que estabas descubriendo con su lengua y sus labios besando tu intimidad con hambre, bebiendo todo el líquido que caía por su barbilla y que te enredaba el estómago en una sensación tan exquisita que no pudiste ignorar. Gruñiste el nombre de Wriothesley, lo abrazaste con tus muslos y él fue dichoso de sentir tu miel fluir como un río por su paladar, no se molestó en mojar la sábana de bajo de ti, nada importaba ahora.
"No te puedo pedir que seas mía ahora, pero por favor dame la oportunidad." Amó cada parte de ti, como respirabas con dificultad, tus piernas temblando y deseando más, adoró cuando lo miraste a través de tus pestañas húmedas por tus lágrimas y sonreíste. Ibas a caer, si tenía que ser una ilusión rezabas que fuera eterna, que nunca te rompa el corazón con una verdad amarga si todos los días tendrías algo como esto. Tal vez es amor, pensaste, así se debe sentir estar enamorado, una inmensa felicidad y tranquilidad.
Había pedido permiso y se lo concediste, lo dejaste introducir su polla dura entre tus pliegues, ambos jadearon al sentirse completos, Wriothesley premió tu tranquilidad con más besos dulces y se tomó su tiempo para hacerte el amor entre suspiros y anhelos.
Mientras sus bolas casi entraban profundamente en ti a un ritmo lento pero rudo, los gruñidos del hombre besaban la piel expuesta de tu hombro y mordía delicadamente. Trataba de no hacerte daño mientras te sostenía la cintura con delicadeza, haciendo rodar tu clítoris en sus dedos y meciéndote contra su falo. Wriothesley besó tu clavícula a través de las manchas que dejaban sus labios, chupaba tu piel salada y mojada mientras susurraba frases inentendibles por la dicha de unirse a ti.
La vida no debía ser difícil, no debe estar llena de baches, fluye como el agua de una fuente. Tus noches no deberían pasar entre lágrimas y maldiciones, no deberían tratarte como una pieza en un tablero, sin importancia, destinada a ser abusada y manchada por otros. Estabas destinada a ser amada y mimada, a los ojos de Wriothesley, estabas destinada a vivir una vida honrada y feliz, sonreír todos los días de tu vida y cada noche dejarlo hacerte el amor de manera lenta, empalarte en su polla mientras soltaba más susurros de amor y adoración a ti.
Lo raro no acabó, el cariño no acabó. Cuando ambos estaban saciados por el nuevo tipo de placer que habían encontrado en el otro, no se separaron, él no se vistió y se fue luego de recordarte que fuiste la más hermosa de todas. Wriothesley se preocupó por ti, te ayudó a limpiarte y se quedó a tu lado en la cama, el silencio fue agonizante al inicio pues no sabías qué hacer hasta que empezaste a dormir en su pecho, arrullada por el respirar del hombre y sus brazos que te mantenía caliente. Lloraste una vez más, en silencio, por la felicidad que creías que sería pasajera.
Desde esa noche, todas las mañanas te alegras de despertar perezosamente en los brazos del duque que no te quiere soltar, pasas tus días a su lado vistiendo de los colores del arcoiris pero no el color del infierno, con un anillo con una piedra oscura en tu dedo. Un establecimiento clausurado, una oportunidad junto a Wriothesley y al final tu libertad estaba frente a ti. La libertad que había buscado tu padre, la que había buscado tu madre y la que no pudo encontrar tu yo más joven, ahora resplandecía frente a ti en la figura mortal de un hombre.
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English:
Life is difficult, it is full of potholes and it does not flow like water from a fountain. Those were the words your parents repeated to you every day as if it were a divine mantra. Life was about working to not die, doing whatever it took to eat a piece of bread, to ensure that the girl they were raising would not die of hunger or cold. They worked day and night, mending clothes and blankets, shoes and old furniture, everything had to do its job even if it was no longer useful, the clock was a living dead that your father always tried to repair with some rusty tools and the light of a candle that had almost no wax, but always rang on time.
Life was difficult, it was about working to get gas and be able to boil water to make soup, it was about bathing in ice water in the morning and working all day to fall exhausted on a sad mattress on the floor. You learned that from your parents from a young age and you understood, that cold night when a rusty mallet opened your father's skull out of frustration, that his words were very wise. You understood, the day your mother died due to illness and without the availability of medicine, that life was as cold as the water with which you washed your face in the morning, as hard as the floor on which you slept for several nights, you understood that you had to get out of there somehow.
You learned many things in your life, that if you washed your face before going out to sell newspapers you would have a few extra coins, that if you preferred to wear a sleeveless blouse you would have more attention and that could help you eat more than a loaf of stale bread. You understood that by being attractive you could save yourself when a man took you to work in something more "suitable."
Pure shit. A building with extravagant lights and translucent curtains, a luxurious prison where you have been an inmate since you were a teenager. You couldn't complain, you were supposed to, you had a soft bed and food, a roof that wouldn't let the rain or sun make you sick, you had a decent room and bathroom for the first time in your life, and the clothes you wore, even though they were uncomfortable, fitted and luxurious, it was clothing and it was appreciated. For someone who didn't have any of that, it was a blessing that you paid for with a dirty job.
You danced, you sang, you learned to talk and smile even if you were uncomfortable, you learned not to remove the hands that made you tremble with fear, you learned not to scream in pain or fear when they used you as if you were a vulgar hole or a pretty doll to taint.
You cried at the end of each encounter, you did not enjoy any of them, it was all pulls and bites of demons that ripped off your skin, the eyes of the monsters that slept under your bed wanting to take you to hell saw you as a piece of luxurious meat, ready to roast you with disgusting spices and eat you, and throw your bones against the plate so that someone else could clean the dining room where they sinned.
A new day, a shower with ice water and your hair tangled in the mirror, your damaged body was no longer what it used to be when you were preparing to sell newspapers on the dark streets, but a more mature and well-kept figure, exercise and the diet they regulated to keep you attractive combined with the hideous bruises on your legs and neck. You hated them, and you rushed to cover your body with a towel to continue crying one more morning.
Life was sad, cold and lonely. Life would treat you like a piece on a board, unimportant, destined to be abused and stained by others. Until he saved you.
Wriothesley, who smiles every time you call him. Wriothesley, whose eyes soften when he sees you. Wriothesley, who was not afraid to use his fortune to support you. Wriothesley, who saved you from that painted prison of luxurious sin, depression and misery.
The man who came to the place where you worked and was enchanted by your figure, who almost stopped a mission to see you a little more, to feel your gaze on him while you danced in such a vulgar outfit. Seeing through your seductive eyes and your capricious smile what little was left of a happy woman, who sought to cling to suggestion as the last true aspect of a personality destroyed by red lights and persuasive music.
That night he knew, he had to get you out of that place as soon as possible.
The feminine perfume felt like smoke in your lungs, but it was the right one for you, the red lipstick on your lips and the shadows carefully blended on your eyelids to make them look more beautiful were as expected from someone like you, who dressed scantily. Disgusting clothes and jewelry against your skin. A woman, a beautiful piece of meat that someone else would gobble up today.
The door opened for the dark-haired gentleman, the guard had guided him into the chamber of gloomy darkness. He walked in, received his congratulations from the disgusting man who looked at you with a disgusting smile and then closed the disgusting door again, leaving you defenseless against a hungry wolf. You smiled, regaining some of the confidence you were supposed to have as the diva of this damn place.
"Good night, monsieur..." A low tone, like a whisper, pretty and charming, mixed with the caress you gave to your crossed legs. You knew who the man is, and precisely for that reason –and because otherwise you would be punished if you treated him badly– you were not allowed to be anything more than a charming bag for his semen. You were silently grateful that he wasn't an old man again, you were sick of proud geezers who called themselves men walking through the doors.
It was worrying at first, the gentleman did not take his eyes off you but he did not dedicate himself to staring at you, his eyes did not reflect his desire to tear off your vibrant red lingerie, but rather he seemed annoyed as he looked around. for the outfit you were wearing. You shivered, not used to when he looked back into your eyes and smiled sympathetically.
"The color doesn't suit you." He spoke as calmly as possible, taking a few steps until he attracted the chair that was on one side and leaving you far away, respecting your personal space when he sat down and looked at you again. "This place is very... small, it doesn't seem like a good room for you." His analytical eyes roamed the entire room, the wallpaper and the wood of the floor, no pictures or posters of anything, just a bed, a desk and a bathroom. "Do you live here or am I wrong?"
"If we are here today it is because you considered it to be the best service you could have, Monsieur Wriothesley." If a man wanted to bring out all his fetishes, including the strangest and most disgusting ones, he would have to use special toys that were kept in special rooms, and of course a more complete and unlimited service required a greater amount of mora in the pockets of the great lord that kept you. That wasn't Wriothesley's plan, he wasn't looking for fun, not entirely. Wriothesley smiled and understood what you meant, he sighed and continued looking everywhere except at you in silence, one that was tormenting you. "Has he been feeling at ease lately, monsieur?"
You asked in a way that meant you were calm, you didn't want to force him to do anything and it was better if that was the case, but you didn't understand the need to pay to spend a night with a prostitute and waste time looking at mundane decorations. It seemed like Wriothesley agreed with your thoughts, and it even seemed like he was about to say something but he just stood there looking at you once again, again with annoyance. "Do you really like that outfit?"
It's disgusting, repulsive, suffocating and tasteless, you wanted to say it but you knew he wouldn't care, laughing a little would help you get out the air that remained uncomfortable inside your lungs. "Isn't that to your taste?" Wriothesley smiled looking into your eyes, his gaze illuminated by the dirty red of the room felt warm despite the heat of all the bright colors in the room.
"I would prefer something black on you, is that to your taste?" Wriothesley finally got up from his chair, approaching you with calm steps and taking your chin to inspect your face well, letting out satisfied noises as he analyzed your lips and cheeks. "If you allowed me, I could fill your life with colors other than this one. Violet, pink, white or black, if you asked me, everything would be yours." His touch was delicate, so much so that he hypnotized you and for a moment you forgot everything, enchanted by his words. Maybe they were a lie but between every word that fell from his tongue your ears warmed your heart. "You wouldn't be forced to dress this way, I wouldn't ask you to do this either. You would be a queen by my side, my queen."
"What you want is a trophy wife, monsieur." Wriothesley let out a laugh as he dropped you onto the bed, one hand under your head so you wouldn't hurt yourself, another hand on the mattress so he wouldn't let his full weight fall on top of you.
"No, what I want is you." He kissed you, but unlike previous kisses you've experienced there was no tongue to bother your mouth, no teeth to collide with your lips, just calm and delicious kisses, slow and sensual that made you chase his lips for more. Your hands held him by his shoulders to keep him from moving away, wanting to feel more of the affectionate act that took your breath away with each caress on your lips. "Can I...?"
What kind of nonsense was this man talking? That he buys a prostitute and asks her permission to do what he wanted to do when he paid. Dazed with frustration, you just nodded and let him remove your clothes, he was still frowning and delicate in his actions, removing your sheer blouse and revealing your breasts, giving them a caress and a slow kiss before removing your stockings by the elastic, sliding them down your legs carefully and holding your legs to the sides of his hips. When you wanted to move to grab the bottle of lube from the table next to the bed, Wriothesley's hand stopped you and kissed your hand.
"Don't worry, I'll take care of this." The man was still dressed, which kept you defenseless before him, not to mention that his hands began to outline your figure, your arms, your waist, he was trying hard to memorize your shape under his rough and scarred hands. His fingers cupped your nipples and played with your buttons with his thumbs, circling their girths and lightly squeezing the delicate flesh, drawing sighs from you.
"If you don't like something we can stop." He looked at you lovingly, now with no discomfort in your eyes, as he stretched the fabric of your panties. You nodded again, now with a sighed murmur, and it seemed like Wriothesley's ego grew in that moment. He removed the annoying fabric revealing your shameless intimacy, strangely enough you felt too exposed to him, but everything went to hell when one of Wriothesley's hands moved from your breast to your folds and delicately passed along your slit to your clit, massaging the flesh buttons with both hands in two different areas that made you gasp louder. His mouth went down from your cheek to your belly, leaving your legs comfortably on his shoulders, spreading kisses like a waterfall to your intimacy where he began to lick and swirl his tongue in you.
You scratched the sheet and wrinkled your toes, you gasped at the new moisture that you were discovering with his tongue and his lips kissing your intimacy hungrily, drinking all the liquid that fell down his chin and that entangled your stomach in a sensation so exquisite that you couldn't ignore. You growled Wriothesley's name, you hugged him with your thighs and he was happy to feel your honey flow like a river through his palate, he didn't bother to wet the sheet under you, nothing mattered now.
"I can't ask you to be mine now, but please give me the chance." He loved every part of you, how you were breathing hard, your legs shaking and wanting more, he loved when you looked at him through your eyelashes wet with your tears and smiled. You were going to fall, if it had to be an illusion you prayed that it would be eternal, that it would never break your heart with a bitter truth if every day you would have something like this. Maybe it's love, you thought, this is what being in love must feel like, immense happiness and tranquility.
He had asked for permission and you granted it, you let him insert his hard cock between your folds, you both gasped as you felt complete, Wriothesley rewarded your tranquility with more sweet kisses and took his time making love to you between sighs and longings.
As his balls nearly entered you deep at a slow but rough pace, the man's grunts kissed the exposed skin of your shoulder and bit gently. He tried not to hurt you as he gently held your waist, rolling your clit on his fingers and rocking you against his phallus. Wriothesley kissed your collarbone through the stains left by his lips, he sucked on your salty and wet skin while he whispered incomprehensible phrases for the joy of joining you.
Life should not be difficult, it should not be full of potholes, it flows like water from a fountain. Your nights should not be spent in tears and curses, you should not be treated like a piece on a board, unimportant, destined to be abused and stained by others. You were destined to be loved and pampered, in Wriothesley's eyes, you were destined to live an honest and happy life, smile every day of your life and every night let him make love to you slowly, impale you on his cock while he let out more whispers of love and adoration of you.
The strangeness didn't end, the affection didn't end. When you were both satiated by the new kind of pleasure you had found in each other, you didn't separate, he didn't get dressed and left after reminding you that you were the most beautiful of all girls in that night. Wriothesley worried about you, he helped you clean yourself and stayed next to you in bed, the silence was agonizing at first because you didn't know what to do until you began to sleep on his chest, lulled by the man's breathing and his arms that held you. kept you warm. You cried once again, silently, for the happiness that you thought would be temporary.
Since that night, every morning you are happy to wake up lazily in the arms of the duke who does not want to let you go, you spend your days at his side wearing the colors of the rainbow but not the color of hell, with a ring with a dark stone in your finger. A closed establishment, an opportunity with Wriothesley and in the end your freedom was in front of you. The freedom that your father had sought, that your mother had sought, and that your younger self could not find, now shone before you in the mortal form of a man.
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El sol de hoy fue un nuevo día que cesó.
Sin embargo, no hice nada diferente a lo que acostumbro hacer.
Otra vez, intenté buscarme..., y otra vez, me perdí más.
Intenté mirarme al espejo, a través de las ventanas de mis ojos..., y no me hallé.
Intenté volver a ser yo, traté de esbozar la misma sonrisa que mi familia y mis amigos extrañan, traté de sentirme orgulloso de mi cuerpo, aceptar mis defectos...,
pero fallé nuevamente.
¿En dónde se habrá escondido el chico que no le tenía miedo a la oscuridad, que no temía mirar bajo la cama, sin importar si un monstruo se asomaba, que emanaba luz a través de su alegría contagiosa, que al mal tiempo le ponía buena cara, y amaba vivir y disfrutaba de las cosas de la vida?
Y aquel chico pudo haber sido señalado por los desperfectos de su cuerpo, por las marcas de pubertad en su rostro, por la palidez de su piel, por su cohibida actitud, y lo pésimo que se le daba socializar, y su ingenua perspectiva del amor.
Pero, por lo menos, ese chico se sentía en paz consigo mismo, tenía hecha las paces con sus demonios.
Supongo que por eso lo extraño.
Me extraño.
-Dark prince
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izzakry · 3 months
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⚘ 𝐓𝐄𝐑𝐑𝐀𝐙𝐀 ︧ izzak encuentra a jintao dormitando en la terraza ︡
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@jintaov ∕ en ocasiones psiquis conducía a áreas adicionales de modo arbitrario. enclaustrando las voces compasivas de subconsciente, invitándolo a caminar en círculo. todavía no recibía respuestas, siquiera la pretensión de que pudo leerlos. era indiscutible que estaba enfurecido, revolcándolo en inquietantes sentimientos que pudieron salirse de control. reloj de muñeca marcó las tres de la madrugada; los pasillos de la residencia fueron de absoluto silencio, recorriéndolos cabizbajo. afortunadamente culminó otras de las revisiones con su viejo maestro en el tiempo acordado, dirigiéndose específicamente a la terraza por aire fresco. por dos días no había dormido, rompiendo nuevamente récord personal. pero desde que abandonaron francia, las cosas resultaron patas arribas. incluso no reconocía su reflejo en el espejo, preguntándose qué demonios pensaba. ¿para eso se inscribió? ¿una rebelión sin sustancia? ridículo, no quiso escuchar más del tópico, sobando antebrazos desnudos a causa del viento frío. mala idea no cubrirse lo suficiente, doblando de talones para regresar hasta que visión periférica recaía en silueta al fondo. por impulso se frotó hinchados párpados, abriéndolos y cerrándolos en busca de claridad. a la distancia pudo articular el nombre de figura aparentemente dormida, acudiendo a este con el menor ruido posible. era tardísimo, ¿por qué no iba a su habitación aún? muchas interrogantes pasaron como flashes detrás de mirada, arrodillándose para adecuada revisión. naturalmente sus carmines fueron tirados por adorable imagen, posando diestra en rodilla contraria.  ‘  hey, jintao. no puedes dormir aquí.  ‘  musitó, cuidadoso de asustarlo o incomodarlo, aunque como actuó los últimos días, apostaría que lo ignoraba a propósito.  ‘  ¿estás bien? ¿por qué viniste aquí tan tarde?  ‘ 
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belencha77 · 2 months
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CAPITULO 1 - REGRESO A CASA
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>>8 PM Cordonia, baño del aeropuerto, tiempo actual<<
La esperada noche del Baile de Coronación quedó atrás, porque ahora me encuentro lejos de allí. De pie frente al espejo en un baño del aeropuerto, apoyada en el lavabo, me esfuerzo por retornar a la realidad.
La pregunta que martillea mi mente es: ¿Qué ocurrió exactamente? Desde que los guardias me tomaron del brazo y me alejaron de Liam y mis amigos, esta incógnita no ha dejado de rondarme.
¿Es posible que Liam haya elegido a otra mujer creyendo que lo engañé? ¿Acaso todas sus palabras fueron falsas? ¿Me utilizó sin más?
¡Dios mío! Me siento como si estuviera atrapada en un profundo abismo. Es como si estuviera inmersa en una pesadilla de la que desearía despertar. Todo sucedió tan rápido. Hace apenas unas horas, me encontraba lista para precipitarme en los brazos de Liam, esperando escuchar su anuncio sobre nuestro futuro matrimonio. Pero, ¿ahora? Ahora me veo pronunciando estas palabras desgarradoras.
Al mirarme en el espejo, todo lo que encuentro son ojos cargados de tristeza y dolor. Son ojos que reflejan las huellas de lágrimas derramadas y manchas de sangre ¿Por qué duele tanto? ¿Por qué me sucede esto a mí? Intento cerrar los ojos en un intento de aliviar el dolor, pero de inmediato, recuerdos de los bellos momentos vividos aquí, junto a Liam, inundan mi mente. ¡Maldición! ¿Por qué no puedo simplemente olvidarlo? ¿Por qué es lo único en lo que puedo pensar ahora?
Francamente, me importa muy poco lo que el mundo entero piense de mí. Conozco la verdad; no he hecho nada malo. Pero ¿por qué Liam creyó esa mentira? Me gustaría entender por qué no me permitió explicarle. Quiero comprender por qué la eligió a ella, a Madeleine, en lugar de a mí.
Siento un profundo vacío interior. Después de todas nuestras conversaciones y planes, después del íntimo momento que compartimos horas antes, después de todo lo que soporté, ahora me encuentro sola.
Todas las promesas que Liam me hizo sobre nuestro futuro juntos se desvanecieron en el instante en que optó por otra persona, cuando escogió a Madeleine. En un abrir y cerrar de ojos, mis sueños se desmoronaron. ¿Por qué demonios accedí a venir a Cordonia? ¿Por qué me dejé llevar como una romántica desesperada, enamorándome tan rápidamente de Liam? ¿Por qué creí en cada una de sus palabras? ¿Acaso me mintió? ¿Por qué no hizo nada cuando fui humillada por completo en el Baile de la Coronación, frente a todos? Optó por quedarse al margen y no intervenir. ¿Acaso Liam no era la persona que creía que era? De repente, siento un golpeteo en la puerta del baño.
|| Señorita Brown, ¿está bien? || Dijo Robert, uno de los guardias que me escoltaron hasta aquí. Siempre ha sido amable conmigo y, al mirarlo, puedo percibir su confianza en mí y su convicción de que se ha cometido un grave error. Parece que no se sentía cómodo siguiendo las órdenes de Sebastián para sacarme del palacio. Pero, ¿podía negarse? || Lady Riley, ¿necesita ayuda? || Vuelve a preguntarme. ¿Estoy bien? ¿Cómo podría estarlo cuando el amor de mi vida, a quien le entregué mi corazón por completo, anunció frente a todos que su futura esposa sería la presuntuosa de la corte? Mientras que yo... Yo soy solo la vergüenza del palacio, la despreciada. Y para empeorar mi noche, el maldito pasado, aquel que siempre quise dejar atrás, vuelve a aparecer en mi camino. Reúno fuerzas de donde no las tengo para responder. Aclaro mi garganta y logro articular una respuesta.
|| Si, Robert... estoy bien, solo dame un momento || Le respondo mientras vuelvo a mirarme en el espejo para limpiar mis ojos de las lágrimas derramadas. Rápidamente lavo mi rostro y, una vez que me siento libre de todo el maquillaje, me hago una trenza lateral y aplico un poco de bálsamo labial en mis labios ahora secos. Al abrir la puerta, la realidad me golpea. Estoy a minutos de dirigirme hacia la puerta desde donde tomaré mi vuelo de regreso a "casa". Lentamente camino hacia uno de los asientos en la sala de espera. Nuevamente, la ansiedad amenaza con apoderarse de mí. Rápidamente desvío la mirada hacia abajo, ocupándome en mis uñas, tratando de contener las lágrimas en medio de este lugar, que, aunque no sea muy grande, me hace sentir como una hormiga pisoteada por un zapato ¿Por qué alguien creyó que no era suficiente para Liam, que tuvo que inventar este maldito cuento para separarme de él? Una vez más, estoy sola. Primero perdí a mi abuela, luego a mis padres y ahora, ¿estoy perdiendo a la nueva familia que había encontrado? Tengo que regresar a Nueva York, comenzar de nuevo y tratar de dejar que el pasado no me atormente. De repente, escucho la voz del intercomunicador del aeropuerto: "Llamando a los pasajeros para el embarque de clase económica del vuelo PB205 con destino a la ciudad de Nueva York".
Mi corazón da un vuelco, me muerdo el labio y aprieto las manos para contener las lágrimas. Me pongo de pie y observo a los guardias, quienes me miran con expresión compasiva, aunque solo pueden asentir con la cabeza, cumpliendo órdenes.
Giro la cabeza hacia el gran ventanal y contemplo las luces que rodean la ciudad. A lo lejos, vislumbro el maravilloso palacio. "Adiós, Cordonia", susurro para mí misma, cuando de repente una azafata bastante joven abre la puerta que conduce al avión.
|| Señorita Brown, permítame acompañarla al avión. Tenemos un asiento especial || me dice con una sonrisa cálida y amable. Le devuelvo la sonrisa y me acerco lentamente al gran ventanal para contemplar por última vez la ciudad. Beso la punta de mis dedos y los sostengo en la ventana, mirando hacia la hermosa tierra que me veo obligada a dejar atrás. Cuelgo mi bolso sobre mi hombro mientras sostengo mi tarjeta de embarque en la mano. Regreso la mirada hacia los dos guardias, quienes se acercan para despedirse, observándome con tristeza.
|| Fue un placer conocerla, Lady Riley || me dice uno de ellos.
|| Lamento que deba irse || agrega el otro. Los miro con lágrimas en los ojos, pero trato de controlar mis emociones.
|| Gracias por todo chicos, fue un— || comienzo a decir, pero de repente escucho gritos furiosos provenientes de la puerta cerrada del salón.
|| ¡Espera, no te vayas! ¡RILEY! ||
De repente, la puerta se abrió de golpe y al levantar la mirada, veo a Maxwell y Bertrand corriendo hacia mí. La asistente de vuelo se alejó mientras que ambos guardias se asustaron enormemente, pero rápidamente uno de ellos se movió interponiéndose entre mí y los hermanos Beaumont.
|| Duque Bertrand ¡Lo siento mucho, pero ustedes no pueden estar aquí! Lady Riley debe abordar ese avión, son órdenes de— || exclamó uno de los guardias tratando de evitar que los hermanos se acercaran a mí, pero Bertrand lo interrumpió.
|| Ni se te ocurra detenerme || dijo Bertrand, mirando intensamente al guardia, luego puso una nota en su mano || Tengan || agregó. Ambos guardias leyeron la nota que Bertrand les había dado mientras se miraban y sonreían entre sí || Muy bien, ahora creo que es hora de que se vayan. Ya no son indispensables. Tenemos asuntos que tratar con Lady Riley || declaró Bertrand. Los dos guardias me sonrieron con alivio, mientras yo me preguntaba qué diría la nota.
|| Por supuesto, su excelencia || dijo uno de los guardias mientras que el otro se despedía.
|| Una buena noche, Lady Riley || añadió el otro guardia, haciendo una pequeña reverencia antes de alejarse. Maxwell corrió hacia mí y me abrazó.
|| ¡Mi Flor! Estaba tan preocupado por ti || exclamó Maxwell mientras yo, con los ojos llenos de lágrimas, correspondía su abrazo. Cuánto me hacía falta.
|| ¡Maxwell! || le digo abrazándolo con fuerza. Luego, al separarme, los miro con atención || ¿Qué están haciendo aquí? || pregunto con miedo, aunque una sensación de esperanza me ayuda a recuperar la compostura. Ambos me miran con emoción en los ojos. Maxwell toma mi rostro entre sus manos y delicadamente limpia mis lágrimas.
|| Vinimos a buscarte. ¿Qué más crees que vendríamos a hacer? ¿Regañarte? ¿Juzgarte? Yo sé que nada de lo que vimos es real… Vinimos a ayudarte, bueno, al menos tratar de hacerlo. Quiero decir, no en el sentido de que tengamos respuestas, pero estamos aquí para ti. ¡Todavía creemos en ti! || explica Maxwell. Luego, toma mis manos entre las suyas, y no puedo evitar relajarme por primera vez desde todo esto, después de tantas horas de angustia. Siento paz. Pero de repente, percibo que Bertrand está a una distancia respetable.
|| ¿Ambos? || pregunto mirando a Bertrand || Bertrand, ¿crees en mí? || Pero noto que apenas puede mantener el contacto visual conmigo. Luego levanta su rostro y con miedo exclama:
|| Riley… Es… ¿Es cierto? ¿Tuviste una aventura con Tariq? ||
|| ¡Cielos, Bertrand! ¿En serio? ¡Por supuesto que no es verdad! Esto no es culpa de Riley || interviene Maxwell antes de que pueda defenderme, y no puedo evitar ponerme un poco agitada. Obviamente, esto no es verdad. No tuve ninguna aventura con Tariq. ¿Pero qué pruebas tengo? Mi único error fue ilusionarme con Drake, empezando a tener sentimientos por él que no debían florecer, pero rápidamente los enterré.
|| Silencio, Maxwell, quiero escuchar esto de ella || exclama Bertrand, clavando su mirada en mí, esperando mi respuesta, mientras Maxwell aprieta mi mano para asegurarme de que está aquí para mí.
|| Bertrand, nada de eso es verdad… Jamás haría algo así. Pero no tengo pruebas para demostrarlo… || Respondo con tristeza, mirándolo directamente a los ojos. Sin embargo, ahora esos ojos muestran alivio al escucharme.
|| Entonces, todo fue una trampa. Esa nota tenía razón… A estas consecuencias se refería. ¿Quién fue capaz de manchar tu nombre y el nombre de mi casa? || Exclama Bertrand con indignación. No puedo contener mis emociones y rompo en llanto nuevamente. Maxwell se acerca y me abraza con fuerza.
|| Mi flor, tranquila. Vinimos hasta aquí para llevarte de regreso a casa || dice Maxwell mientras me quita el bolso del hombro. Lo miro un poco aturdida y emocionada a la vez. El pensar en volver me llena de alegría, pero también de miedo || Juntos vamos a luchar contra esto. Nadie se atreve a manchar el nombre de la Casa Beaumont || continúa Maxwell. Con estas palabras, mi emoción de repente se convierte en paranoia y un pavor desgarrador. ¿Qué pruebas tengo? ¿Cómo saber siquiera por dónde empezar? Además, Liam eligió a su prometida de manera pública, toda Cordonia está enterada de eso y no creo que pueda hacer algo al respecto, incluso si resolviéramos todo este lío. ¿Y si él me odia y cree en toda esta farsa? ¿Si no me quiere de regreso? La imagen era terriblemente incriminatoria y vergonzosa.
|| ¿Pero chicos... ¿Cuál es el punto? Liam eligió a Madeleine ¿Para qué regresar? Ya todo se acabó || expreso.
|| Riley, nada está dicho aún. Si bien es cierto que Liam eligió a Madeleine, eso aún no está escrito en piedra. Existe la posibilidad de que estés con él, ya que hay una disposición constitucional que establece que el rey puede cambiar su elección en casos específicos por el bien de la nación. No se ha invocado en cientos de años, pero hay precedencia. Sin embargo, para aplicarlo debemos limpiar tu nombre. Fuerzas nefastas están conspirando contra ti, por lo que es primordial resolver este plan en tu contra de inmediato || explica Bertrand.
|| No lo sé, Bertrand… No estoy segura, siento miedo de volver a salir lastimada. ¿Y si Liam me odia? ¿O no quiere saber de mí? || exclamo con angustia y tristeza || Toda Cordonia debe odiarme… Incluso el mundo… Estas noticias ya llegaron a América || añado con desesperación.
|| Mi Flor, lo que crea la gente no importa. Debemos resolver esto para limpiar tu nombre. Además, no creo que Liam crea en esta mentira. Estoy seguro de ello… Pero, si así fuera, ¿no te parece justo encontrar a los culpables? || exclama Maxwell, frotando suavemente mi brazo.
|| Y… ¿Ustedes me ayudarían a encontrar al culpable? ¿Harían eso por mí? || pregunto nuevamente con temor y miedo. Bertrand me mira con mucha ternura y, sin pensarlo dos veces, se acerca y me envuelve en un abrazo.
|| Nada de esto es culpa tuya, Riley. Si alguien tiene la culpa, es la corte por reaccionar como lo hizo y más aún los verdaderos culpables detrás de esto || dice Bertrand. Luego se separa de mí, poniendo su rostro serio y frunciendo el ceño || La Casa Beaumont te apoya inequívocamente y lo haremos hasta el final ||
Por otro lado, Maxwell me jala hacia él, envolviéndome en otro abrazo y plantando un beso en mi frente.
|| Hasta el final, siempre juntos, mi Flor… Además, me siento muy optimista de que prevaleceremos, aunque tenemos mucho trabajo por delante || dice Maxwell.
|| ¿A qué te refieres? || pregunto y los miro con curiosidad. Ambos se miran para luego verme con un poco de recelo.
|| Sé que esta parte no te gustará, pero tendremos que prepararte para la gira de compromiso... || me dice Maxwell, mirándome fijamente. ¡Maldición! Tiene razón, la gira de compromiso comenzará dentro de un par de meses.
|| Lastimosamente, esto es lo único desafortunado del asunto de limpiar tu nombre. Y para averiguar qué sucedió, tenemos que estar presentes en la corte real... || dice Bertrand. Sus palabras hacen que mi corazón se detenga por segundos. No estoy segura de cómo sentirme al respecto. ¿Volver al lugar donde me humillaron públicamente? Aunque con todas mis fuerzas quiero luchar por esto, pero… ¿El hecho de verlos juntos? No sé qué tan duro sea. Amo a Liam, pero no quiero verlo con otra mujer. De pronto, Maxwell ve mi rostro caído y toma mis manos tratando de animarme.
|| No te preocupes, mi Flor, ¡estaremos siempre contigo! Solo debes ignorar todo este asunto de que Liam y Madeleine están juntos || me dice sonriendo, mientras que yo le sonrío a medias || Pero ¿qué dices? Viajemos por el mundo, limpiemos tu nombre y, sobre todo, tratemos de salvar a Liam de las garras de Madeleine ||
Paso la mano por mi cabello y miro hacia el avión, luego hacia el palacio. Mi corazón anhela estar junto a Liam, pero si me voy ahora, lo perderé para siempre. Pero ¿Y si no logro encontrar a los culpables de todo esto? Terminaré perdiéndolo igual. ¡Cielos! ¿Qué hago? De pronto, nuevamente escucho al intercomunicador del aeropuerto:
|| Última llamada a los pasajeros para el embarque del vuelo PB205 con destino a la ciudad de Nueva York || Y con esto la asistente de vuelo mientras se acerca hacia mí.
|| Señorita Brown, ¿abordará el avión? Solo falta usted por subir || pregunta. Sus palabras hacen que mi corazón dé un salto. Tengo que estar lista para luchar contra esto y contra las personas detrás de este gran lío. De repente, miro a Maxwell y Bertrand, quienes me observan con ansiedad. Al verlos, me doy cuenta de que no estoy sola, que tengo gente que se preocupa por mí. Pero ¿qué me espera en esa gira? ¿Vale la pena todo este sacrificio?
|| No lo sé... ¿Y si mejor regreso a Nueva York, reconstruyo mi vida sin todos estos juegos y mentiras...? Yo-- || intento expresar, pero antes de poder terminar mis palabras, Maxwell toma ligeramente mi mano y me la aprieta, interrumpiéndome.
|| Riley, sé que no quieres volver a Nueva York. Puede que tal vez te estemos pidiendo demasiado, pero… || Y antes de que Max termine sus palabras, Bertrand rápidamente lo interrumpe.
|| Pero Cordonia te necesita, la Casa Beaumont te necesita… Y no nos olvidemos de Liam || Liam, al pensar en él, siento que tengo la posibilidad de reconstruir mis sueños.
|| Además, no sería divertido si todo terminara aquí ¿Verdad, mi flor? Debemos luchar hasta el final || comenta Maxwell, mirándome con ojos de cachorrito || Te aseguro que vamos a arreglar todo este embrollo, ya lo verás ||
|| Riley, los verdaderos culpables deben recibir su justo castigo ¿No crees? No pueden salirse con la suya || dice Bertrand.
|| Tienen razón || respondo con certeza || Además, debo hablar con Liam. Tengo muchas preguntas ||
|| Espléndido, entonces… ¿Vamos? Tenemos que volver a casa y ponernos a trabajar || dice Bertrand, lleno de alegría. Luego, mira a la asistente de vuelo || Mil disculpas, señorita por la demora, pero dígale al piloto que Lady Brown no subirá a su avión || exclama con una sonrisa, y los tres salimos en dirección a casa.
**
Momentos después nos encontrábamos en la carretera camino a Ramsford. De pronto, miro a Maxwell, quien me devuelve la mirada con una sonrisa, y rápidamente tomo su mano.
|| Por momentos pensé que se habían rendido conmigo. Después de lo que pasó, no pensé que volvería a tener noticias de ustedes || exclamo, pero aparto la mirada de sus ojos para no llorar. Siento que Maxwell me pasa el brazo por los hombros, luego toma mi barbilla para que lo mire, y con su característica sonrisa, siento que calienta mi alma.
|| Como te dije hace horas atrás, jamás te lanzaría fuera de mi vida así porque sí. Además, nunca podría olvidarme de ti, eres mi amiga y mi hermana. Es por eso que fuimos a buscarte tan pronto como pudimos... Solo que la seguridad del palacio nos llevó a una sala de estar separada. Parecía arriesgado intentarlo, pero... Bertrand realmente les dio uno de sus típicos discursos || explica Maxwell riendo.
|| Me hubiera gustado ver eso… || digo sonriendo y con lágrimas en el rostro.
|| Como hubiera querido grabarlo. Fue uno de sus mejores discursos. Imagínatelo diciendo '¿Cómo se atreven?' y también la frase 'La Casa Beaumont les ordena que nos suelten' || exclama Maxwell, tratando de imitar a su hermano. Bertrand rápidamente aclara su garganta, ajustándose las solapas de su chaqueta y con una sonrisa satisfecha, me mira y exclama:
|| Uno no trata al duque de Ramsford con nada menos que respeto ||
|| Santo cielo, ¿alguien sobrevivió al azote de tu lengua? || le pregunto sonriendo con calma después de tanta angustia.
|| Ninguno pudo, mi querida, ni podrá... || me responde sonriendo, y todos dejamos escapar una pequeña risa, la primera después de todo este calvario. Bertrand pone su mano sobre la mía, enviando un sentimiento cálido y hogareño a mi corazón || No te preocupes por nada, estaremos contigo en cada paso, Riley. Pero como te dijo Maxwell, tenemos mucho trabajo por delante hasta que comience la fiesta de compromiso. La misma que se dará a cabo en la propiedad de Madeleine. No tenemos que perder ni un solo momento. Estos dos meses pasarán volando ||
Solo suspiro y asiento con la cabeza, mientras Bertrand aprieta mi mano. Le sonrío de vuelta y él la suelta. Con esto, dirijo mi vista hacia la ventana tratando de disipar mis pensamientos ¿Mi primera aparición ante la corte será justo en el territorio de Madeleine? ¡Maldición!
**
|| Hogar dulce hogar || exclamo a viva voz al llegar a la propiedad de Ramsford. Miro mi reloj y noto que son alrededor de las once, pero sinceramente siento como si hubiera estado una eternidad lejos de Cordonia. Una vez en mi habitación, la admiro con atención y puedo sentir nuevamente su cálida familiaridad. Desde que llegué, Cordonia se ha sentido más como mi hogar de lo que nunca lo había sentido en Nueva York. Cuando el personal dejó mis cosas, rápidamente me puse a acomodarlas. Casi al terminar, decido revisar mi teléfono y observo llamadas perdidas tanto de mi mamá como de Michell. Pero justo cuando iba a llamar a mi amiga, escucho un ligero golpe en mi puerta. Me levanto y al abrirla, encuentro a Bertrand parado allí || Hola, Bertrand... || Le digo sonriendo. Él me sonríe de vuelta y rápidamente le doy paso para que pueda entrar a la habitación. Una vez dentro, se sienta en el taburete frente a mi cama mientras me mira con atención.
|| Riley, quería hablar contigo un poco sobre lo que sucederá estos meses… Debido al complot gestionado en tu contra, la prensa está teniendo un hermoso banquete con tu nombre || explica.
|| Eso es… ¡Maravilloso!... Honestamente muy motivador, Bertrand || respondo con sarcasmo, pero a la vez con tristeza y preocupación. Siento un gran hoyo en mi estómago que comienza a formarse. Bertrand nota mi preocupación.
|| Tranquila, Riley… Voy a descubrir la mejor manera de hacer girar este circo de los medios a tu favor. Lo único que tendrás que asegurarte es que tu comportamiento futuro sea impecable... || intenta tranquilizarme.
|| ¿Qué quieres decir con mi comportamiento? || pregunto curiosa.
|| Quiero decir que, de ahora en adelante, no habrá errores en tu educación. Te voy a enseñar todo lo que puedas sobre el comportamiento cortesano antes de que comience la gira. Y en esta ocasión, estarás preparada para cualquier cosa. No quiero que nadie hable de ti ni tenga algo malo que decir en tu contra || concluye.
|| Gracias, Bertrand… || Le respondo, y no puedo negar que esto llena mi corazón. Bertrand me sonríe, se levanta de su asiento y palmea ligeramente mi hombro.
|| Muy bien, ahora que ya te he dicho lo que necesitaba, te dejo para que descanses. Nos esperan dos meses llenos de mucho aprendizaje, Riley. Buenas noches… ||
|| Gracias de nuevo, Bertrand. Que descanses también || le dije, y rápidamente me dirigí hacia mi cama para recostarme. Necesitaba descanso, olvidarme de todo lo que sucedió. Pero de repente, una llamada entró a mi celular.
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cutiepansstuff · 5 months
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¿Dónde está mi bebé?
Un momento paternal entre Missa y Tallulah.
Wilbur solo ha sido mencionado por fines de la trama, no estoy a favor de sus acciones.
Missa se encontraba junto con Tallulah y Chayanne en un campo de flores, de lejos podía verse al híbrido cuervo viéndolos con una sonrisa, hace tiempo no tenían un día como ese, apacible, en familia, desde la adopción legal de la niña con cabellos oscuros y los sucesos con cierto demonio. Ahora están bien, son una familia, completa y feliz, nada puede cambiar eso, ninguno de los dos adultos dejará que alguien arruine su rincón de felicidad.
– Papá Missa, te tengo un regalo.- llega emocionada la niña con sus manitas detrás de la espalda, llamando la atención del híbrido esqueleto.
– ¿En serio? ¿Y qué es?- pregunta volteando a ver a la niña con una sonrisa.
– Tienes que cerrar los ojos.- indica moviendo su pequeño cuerpo sobre sus talones emocionada.
– Está bien, cierro los ojos, y no haré trampa.- acepta con una pequeña sonrisa cerrando sus ojos al mismo tiempo que los cubre con sus manos.
La híbrida se acerca a su padre asegurándose que el mexicano no se encuentre viendo, para poder levantar sus manos y colocarle una corona de flores amarillas y moradas encima de su cabeza, la acción provocó que el mayor abriera sus ojos viéndose en el espejo que Sunny le regaló a Tallulah por su cumpleaños.
– Oh por dios Llulah, es hermoso.- halaga el trabajo de la dragón viendo la hermosa corona en su cabeza.
– ¿Te gustó papá?- pregunta moviendo su cosa emocionada.
– Me encanta, mi linda princesa guerrera.- sostiene el pequeño cuerpo de la niña abrazándolo con fuerza, llenando sus mejillas de cortos besos, ocasionando risas divertidas de su hija.
– Papá basta, me haces cosquillas.- la niña intenta alejarse de los cariños de su padre entre risas.
– Mi linda Tallulah, no sabes lo feliz que tú y tu hermano me han hecho.- confiesa sentando a la niña en si regazo, acariciando sus rizados cabellos oscuros.
– Te amo mucho papá.- dice la menor acomodándose en el pecho del adulto, ambos cierran sus ojos escuchando los pasos de los rubios acercándose hacia ellos.
– Missa, wake up Missa.- la voz del rubio se hace escuchar en su mente, cuando el pelinegro abre sus ojos se encuentra en su casa, acostado en su cama.
– ¿Philza? ¿Cuándo regresamos a casa?- pregunta mientras se sienta en la cama, desorientado al estar en el campo de flores hace pocos segundos atrás.
– What do you mean? We always be in home.- contesta confundido el cuervo sentándose frente suyo en la cama, junto con Chayanne
– Pero estábamos en el campo de flores, con Tallulah, ¿Dónde está Tallulah?- pregunta volteando a los lados notando la ausencia de la niña dragón.
– Tallulah?
– Papá, ¿Quién es Tallulah?- las palabras del niño confundieron aún más al esqueleto.
– ¿De qué hablas Chayanne? ¿Acaso te peleaste con ella de nuevo?- intenta comprender la situación y las miradas preocupadas y confundidas de su familia.
– Papá, no conozco a ninguna niña llamada Tallulah.- explica el niño ladeando su cabeza confundido hacia su otro padre, quien le acaricia el cabello tratando de tranquilizarlo.
– Chay esto no es divertido, estoy hablando de tu hermana, Tallulah.- Missa comienza a alterarse ante la situación, no entiende que está pasando, no entiende por qué pareciera que no conocen a la niña que adoptaron.
– Missa, Chayanne doesn't have a sister named Tallulah.- toma la mano de su esposo tratando de tranquilizarlo al notar como comienza a hiperventilar.
– ¡Si la tiene! Phil tu adoptaste a Tallulah, ella era hija de Wilbur y decidimos adoptarla después que la abandonará, hemos sido sus padres casi un año, ¡¿Dónde está mi hija Philza?!- el mexicano toma desesperado los hombros del rubio comenzando a soltar lágrimas.
– Missa, Wilbur had a child with Quackity named Tilín, not Tallulah, and she died early, maybe you dream with her.- toma las manos del menor con una sonrisa comprensiva mientras limpia las cálidas lágrimas de sus mejillas.
– ¿La soñé? Pero, fue casi un año, yo, yo en serio siento que ella existió... Mi linda princesa guerrera.- no puede evitar saltar a los brazos de Philza en busca de consuelo, mientras Chayanne se acerca a su lado, podían sentir la tristeza y desesperación del mexicano, ahora lo único que deben hacer es apoyarlo y darle el amor que merece.
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zhuulove · 11 months
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Este es el perdón que más me cuesta exteriorizar porque me avergüenza haber tenido que llegar hasta aquí para poder hacerla.
Perdón por dejarte sola con tus demonios, por no haberte sabido escuchar cuando lo necesitabas, por priorizar a otros antes que a ti.
Perdona por hacerte desprecios y culparte hasta de lo que no merecias, por dejarte caer tantas veces y verte hiriendote más, a veces tengo miedo de que no regreses y decidas quedarte ahí.
Perdón por no querer buscar soluciones y hacerte divagar entre las mil maneras que tienes para escapar, por decirte tantas veces que estabas rota y que no existirá nadie que ame hasta lo que odias de ti, por hacerte creer que llorar estaba mal, por no dejarte disfrutar, por perderte entre la gente, por hacerte creer que no necesitas conocer el amor, que no necesitas a nadie que te haga sentir lo bonito que puede ser dejarse querer de la manera más sana.
Perdón por no haberte protegido de quien busco saciar su ego, por huir y esconderme, por no creer en ti tantas veces, por clavarte puñales y dejar sangrar las heridas, volver a abrirlas y seguir en ese circulo vicioso.
Perdón y esta disculpa te la digo a ti pequeña, a esos ojos tristes que me miran desde el otro lado del espejo.
By Zhu.
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donggatto · 1 year
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Distorsión
Tras una lucha interna, ella comenzó su viaje hacia la curación, un viaje tan intrincado como el patrón de una mariposa recién nacida. Con el tiempo, sus pasos la llevaron a la puerta de un terapeuta, un guía comprensivo que se convirtió en su faro a través de las tormentas emocionales que la habían asolado durante tanto tiempo. En las sesiones iniciales, sus palabras eran cautelosas, como hojas secas que apenas se atreven a caer del árbol, temerosas de lo desconocido.
El terapeuta, con paciencia de artesano, desenrolló los hilos enredados de su historia, hilos que se habían convertido en una maraña de tristeza y autodestrucción. A medida que tejía sus palabras, le tendía puentes de empatía y comprensión, guiándola con delicadeza a través de la telaraña de pensamientos oscuros que la habían aprisionado durante tanto tiempo.
Los espejos que antes le devolvían una imagen distorsionada de sí misma se convirtieron en ventanas a través de las cuales podía vislumbrar su verdadera esencia. A medida que avanzaban las sesiones, las lágrimas que alguna vez habían sido su único consuelo se transformaron en palabras liberadoras, como gotas de lluvia que lavan la tierra sedienta. Cada sesión fue una oportunidad de renacimiento, un capítulo nuevo en su viaje hacia la recuperación.
El proceso terapéutico no fue un camino recto y sin obstáculos. Hubo momentos de duda, como piedras en el sendero, que la hicieron tambalear. Hubo días en los que las sombras de sus demonios internos amenazaban con oscurecer la luz que había comenzado a brillar en su interior. Pero el terapeuta estaba allí, como un ancla en la tormenta, recordándole que era fuerte y capaz de superar los desafíos que se interponían en su camino.
Con el tiempo, sus conversaciones se convirtieron en herramientas poderosas. Aprendió a identificar los patrones de pensamiento destructivos y a desafiarlos con nuevas perspectivas. Descubrió que su voz tenía el poder de desafiar las voces críticas que la habían perseguido durante años. Las técnicas de relajación y mindfulness se convirtieron en aliados en su lucha contra la ansiedad y el estrés.
Cada pequeño avance fue celebrado como un hito en su viaje. A medida que ganaba confianza, comenzó a explorar una relación más saludable con la comida y con su propio cuerpo. Aprendió a escuchar las señales de hambre y saciedad, a nutrirse en lugar de castigarse. Cada bocado se convirtió en un acto de autocuidado, un paso hacia la sanación.
El tiempo pasó como un río que fluye con determinación, y poco a poco, su relación con la comida y con su cuerpo se transformó. Las recaídas, como olas que se estrellan en la orilla, ya no la arrastraban tan fácilmente. Había aprendido a nadar en aguas turbias y a encontrar su camino de regreso a la superficie.
Hoy, ella se encuentra en un lugar de empoderamiento y esperanza. Su viaje desde las garras de la bulimia y la anorexia hasta la rehabilitación es un testimonio de su fuerza interior y del poder de la terapia. Como una mariposa que emerge de su crisálida, ha encontrado la libertad en su propio ser, lista para desplegar sus alas y volar hacia un futuro brillante y saludable.
—Mario Latabán
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la-semillera · 11 months
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Desde que empezó a anochecer, se había hecho colocar en su silla de ruedas, de espaldas al balcón abierto de la sala. Así quedaba frente al espejo que Madre había hecho colgar inclinado, de forma que quien se mirara en él, o cualquier cosa que se reflejara, parecía que iba a volcarse sobre uno mismo. Todo era entonces, como le gustaba decir a Madre, «un paso más allá de lo que parecía». Cuando él preguntaba por qué el espejo no estaba del todo contra la pared, como los cuadros, repetía ella: «Un paso más allá», con el aire misterioso de alguien que está y no está. Desde su muerte la sentía mucho más cerca que cuando vivía y se deslizaba por la casa sin ruido, siempre en zapatillas, misteriosa, como portadora de secretos y encomiendas guardadas entre algodones de silencio. Y estaba sintiendo más que recordando estas cosas cuando en el ángulo derecho del espejo surgió el resplandor anaranjado, ensanchándose en el cielo.
Ana Maria Matute, Demonios Familiares
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danielac1world · 1 year
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Dios, el mundo es tan pequeño... y sabes que no creo en ti, solo me encuentro aquí, hablándole a un espejo, a un encuentro, a un adiós, a un hasta luego; me encuentro aquí hablándole a la nada, como si fuera un amante que por vez primera, da un beso acelerado a mi pequeña alma; me encuentro aquí, como un niño ya crecido, hablándole dulcemente a las manos de su abuelo que jamás lo volverán a sostener.
Y es que dios, el mundo es tan incierto... que ya no sé qué hacer conmigo, tiemblo como una hoja , caigo como una piedra, me derramo sobre el sofá como una lágrima de sangre, y no paro de dar al mundo; dar a la amiga en apuros, dar al amante perdido, dar al amor que no fue, dar al hermano de alma, dar al hermano de carne, amar a la madre, llorar lo perdido, invocar al sol, alucinar frente a la luna, ladrar demonios, exorcizar alegría, dar mi vista a los pájaros... y para mí tan solo la ilusión del llanto de ser humano, y poder sufrir.
Y me importa una mierda la mentalidad del ateo, la responsabilidad del religioso, pero me da tanta envidia... porque yo estoy justo en el medio y el mundo se quiebra justo ahi, para recitarme al oído por las noches que de tanto creer, ya no hay nada para dar, y la poesía es tan caníbal, la filosofía es tan vivaz, que soy yo, solo una llama en la punta de un fósforo, que tu propia inexistencia puede borrar.
Y es que Dios, creí en ti, y llegué a la conclusión de que no estás ahí, te negué, pero tampoco morías ahí, entonces,¿ qué hago?, ¿ invocar una planta?, ¿ colgarme una piedra en el cuello?, acercarme una orilla, gritarle al cielo, caer de loco, caer de muerto, gritar que no existes, gritar lo contrario, discutir a la ciencia, discutir al cura más cercano, responderle a mi abuela, cuando entra en llanto y te invoca sin querer queriendo, preguntarle a mi madre, reír con mis hermanos, mirar a las palomas, prever el caos; ¿ qué hago si tú existes?, morir en vano, ¿ qué hago si eres tan nada como pienso?, caer agotado.
Y veces quisiera no tener la cordura de la razón, y a veces pensar tener la razon es en vano, así que dios le llamaré al viento de la cornisa a mi lado, llévame, acompáñame, es igual, cuando la última rosa caiga, yo comenzaré a armar mis rosarios de cristal.
-danielac1world ~ Margaritas contra la pared ~
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Aziraphale está sufriendo.
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One shot: Aziraphale x Crowley.
Idioma: español.
Tags: angst, fluff, comfort, romance, asexual relationship/characters.
Aziraphale está sufriendo.
Estuvo ignorando las llamadas de Crowley desde temprano.
Hoy tenía planeado un almuerzo junto a él a las doce del mediodía. Miró su muñeca, chequeando una vez más el reloj que la decoraba, marcaba las once menos cuarto, se estaba quedando sin tiempo, y lo único que hacía era recorrer toda la tienda a una velocidad preocupante, nervioso. Toqueteando libros y documentos, leyendo unas cuantas palabras por encima, títulos, índices, lo que sea que mantenga sus ojos ocupados, pues ciertamente no estaba concentrado, su mente estaba en otro lado. Trataba de pensar en una excusa para no presentarse, para no verlo. Pero Aziraphale jamás supo cómo mentir, y tampoco le gustaba mucho hacerlo. Aunque igualmente si lo hacía Crowley lo notaba.
Recientemente ocurrió un hecho que lo invadió por completo de esta preocupación que carcomía sus nervios poco a poco. La noche anterior, tuvo una pesadilla.
Soñó que se levantaba de la cama, temprano como siempre, y se dirigía al baño para comenzar su día, ocupando la rutina humana manual de la cual se había encariñado tanto. Porque la verdad es que podría estar listo con tan solo chasquear los dedos y realizar un minúsculo milagro, pero no, Aziraphale amaba tomarse el tiempo de cuidarse a sí mismo. Y algo que amaba más que nada durante este rito era liberar sus alas por unos instantes, en la privacidad de su tocador, y admirar su reflejo, recordando un poco su naturaleza, lo que es, fue y espera ser por siempre: Un ángel.
Era un sueño normal, nada por lo cual alterarse, hasta que algo distrajo la atención de Aziraphale, provocando que su visión se desviara a otra cosa; el teléfono sonaba en una esquina del tocador. Estaba recibiendo una llamada y por un milagroso presentimiento supo que se trataba de Crowley. Inconscientemente sonrió embobado y suspiró, cuando estuvo por tomar el auricular del objeto, el ruido cesó. Lo llevó a su oído y al escuchar la típica tonada de la línea inactiva volvió a colocar el auricular en su lugar. Hizo una mueca de decepción, quizá se equivocó, pensó. Luego llevó nuevamente sus ojos al reflejo frente suyo y su corazón frenó repentinamente cuando notó algo que heló por completo su sangre.
Una de sus alas tenía una mancha negra, tan negra como el petróleo, incluso mucho más... Era tan oscura que ni siquiera reflejaba la luz, al contrario, la consumía por completo, porque de eso se trataba, de su luz siendo contaminada y consumida.
Su rostro se llenó de terror y su garganta se contrajo.
Al instante, despertó.
El sueño fue tan realista que se estaba mezclando con su percepción de, justamente, la realidad. Las manchas que vio en sus alas allí mismo estaban también ocupando su mente ahora. Esta mañana, decidió romper su rutina diaria, y realizó un milagro para prepararse, estuvo evitando los espejos y cada superficie reflectiva. Tenía miedo, no quería verse, no quería saber la verdad.
O más bien, no quería aceptar la verdad...
Porque Aziraphale sabía perfectamente cuál era ésta.
Se rindió ante la búsqueda de una excusa y decidió echarse en su sofá favorito, junto a su escritorio. Se acurrucó sentado de manera informal, cosa que jamás creyó haría. Envolvió su cuerpo en una manta de piel ligera que había por allí y cerró los ojos, esperando que todo su dolor desapareciera.
Entonces pensó, su dolor, es por la verdad, si la verdad le causaba tal dolor...
¿Cuál era su dolor?
Si Aziraphale reconocía la verdad, ¿Cuál era?
¿Por qué soñó que sus alas se llenaban de oscuridad?
¿A qué le tenía miedo?
A caer. ¿A caer?
Pero... ¿Por qué caería?
Si ciertamente no hizo nada malo, solamente había recibido una llamada de...
Oh.
Era eso.
Su mayor temor actual era ser expulsado del reino de los cielos por el simple hecho de amar.
Su corazón estaba lleno de culpa por amar a...
— ¡Ángel!
— ¿Crowley...?
El atrevido demonio entró repentinamente por las puertas de la tienda, haciendo escándalo, como si fuese totalmente bienvenido, bueno... Lo cierto es que lo era, de algún modo.
Caminó hasta dónde oyó que provenía la voz del ángel, mientras parloteaba unas cuantas cosas que Aziraphale no había terminado de escuchar.
— ¿Dónde rayos estás? Te recuerdo que tuve que arruinar la carrera de un abogado para conseguir esa reserva, exactamente a la hora que tú querías. —Crowley buscó por los alrededores de la biblioteca, porque Aziraphale no respondió, sin embargo estaba seguro de que lo escuchó llamando su nombre al principio, pero no lograba ubicarlo por ningún lado... Quizás era porque no esperaba verlo envuelto en una manta con el aspecto más lamentablemente que jamás haya tenido—.
¿Ángel? —preguntó, el tono gruñón de su voz con el que había llegado cambió automáticamente a uno cargado de dulzura, confusión y... Lástima.
Aziraphale movió un poco la manta, tratando de esconderse más en ella, no miró a Crowley a los ojos en ningún momento, se mantenía observando un punto fijo en el desorden de libros que hizo por la mañana.
— ¿Qué sucede? —Crowley supo inmediatamente que algo andaba mal, pero de igual forma preguntó.
— Lo siento. —El ángel desvío la mirada, posando sus ojos en los ajenos por un segundo para soltar esa disculpa, Crowley notó la tristeza cargada en esos preciosos luceros celestes que tanto adoraba, los tenía cristalinos, al borde del llanto. Esto terminó por desgarrar completamente el alma del demonio. Apretó sus puños, y la furia empezó a tomar lugar en su cabeza.
— Si Gabriel hizo algo para herirte juro que lo mat...
— ¡No! —Interrumpió Aziraphale—. Esto no tiene que ver con él... Crowley, por favor, no hagas nada.
Esa respuesta quizás relajó un poco al demonio. Pero no era suficiente. Se acercó hasta el sofá y se arrodilló frente a él, mirando al ángel desde abajo.
— Durante estos seis mil años que llevamos juntos jamás te he visto así, Aziraphale... —Crowley se quitó los lentes y buscó la mirada del ángel con la suya, Aziraphale no quería mirarlo, pero una vez que sus ojos encontraron los del demonio, quedó completamente hipnotizado, eran tan lindos como recordaba, los había extrañado. Para los demás quizá eran un símbolo de suciedad, algo horrible digno de despreciar, pero para Aziraphale eran la cosa más hermosa que ha conocido, desde que se encontró con ellos en el Edén y no pudo disimular ni un poco lo mucho que le encantaron—. ¿Qué te sucede? No voy a dejar este lugar hasta obtener una respuesta que me satisfaga.
El ángel suspiró y volvió a llenar sus pulmones de aire con una inhalada profunda. Evitando desbordar en llanto. Se sentía abrumado pero la presencia de Crowley verdaderamente lo calmaba, y su corazón se llenaba de confianza.
— ¿Puedes hacerme... Un favor? —Se atrevió a preguntar, un poco dudoso aún, temiendo por la respuesta de Crowley.
— Por supuesto que sí. ¿De qué se trata?
Aziraphale se relajó un poco al obtener un sí a cambio, entonces se deshizo de la manta y se puso de pie, caminó un poco hasta llegar al centro de la tienda, pues necesitaba espacio para lo que estaba por hacer. Crowley aún seguía en el mismo lugar del comienzo, lo siguió con la mirada, confundido, esperando ver de qué se trataba todo esto.
Entonces Aziraphale le dio la espalda a Crowley, no sin antes ladear la cabeza un segundo para confirmar que el demonio efectivamente le estaba prestando atención, y luego mirar hacia el frente. Se llenó de valor y se desabrochó la ropa, deslizó el saco, junto con la camisa y todo lo demás sobre sus hombros y brazos, dejando desnuda la mitad posterior de su dorso. Crowley abrió los ojos con una gran sorpresa y se puso de pie rápidamente, tropezando en el intento. Entonces Aziraphale finalmente libera sus alas de par en par, ocupando gran parte del espacio de la tienda debido a su inmensidad. Crowley queda prácticamente boquiabierto, jamás le dejará de sorprender la belleza divina que posee Aziraphale.
— ¿Puedes revisarlas? —preguntó el ángel, al notar que el otro no soltó ninguna palabra aún.
Crowley salió de su trance y se acercó a paso tranquilo, no entendiendo por qué Aziraphale le había pedido tal cosa, sin embargo dispuesto a cumplirla, se movió automáticamente, como si quien controlase su cuerpo fuese algo más y no él mismo.
— Claro...
Se posó detrás suyo, y antes de hacer cualquier movimiento se tomó un tiempo para mirar de cerca. Aziraphale plegaba sus alas, totalmente descubiertas, sólo para él.
El tragaluz que estaba puesto en el techo, justo sobre él, dejaba entrar unos cuantos rayos de sol que envolvían cada pluma, y a su vez se mezclaban con la luz natural del ángel, realzando ese blanco tan precioso y puro.
Crowley jamás tuvo la oportunidad de presenciar al ángel de esta forma. Jamás había visto la raíz de sus alas creciendo de su espalda desnuda, es más, ni siquiera había visto su espalda desnuda. Se dió cuenta de que Azira tiene un millar de lunares, su corazón dió un vuelco, y el nerviosismo se dio lugar en su cabeza.
— ¿Puedo... tocar? —Se atrevió a consultar, sin tener en cuenta que quizás Aziraphale buscaba que solo observe y no toque.
— Por supuesto.
El demonio no pudo evitar emocionarse un poco, la curiosidad que mantuvo durante seis mil años por saber cuál es el tacto de las alas de Aziraphale estaba finalmente a punto de ser saciada. Acercó su antebrazo derecho y con muchísima delicadeza palmó, acarició despacio, procurando que sus dedos se deslicen entre cada pluma con suavidad.
La piel del ángel se erizó, jamás pensó que las manos de Crowley tuvieran un roce tan gentil, tan dulce. A medida que el pelirrojo exploraba sus extremidades emplumadas, la angustia que invadió su corazón toda la mañana fue desvaneciendose poco a poco, reemplazando el sentimiento por un calor agradable en su pecho, por paz, seguridad.
Tanta era la calma que sentía, que cerró sus ojos, y permitió que Crowley lo tocara más. Olvidándose por completo del objetivo inicial.
— ¿Qué es lo que estoy buscando exactamente, ángel? —Crowley notó que los hombros del otro se habían relajado, entonces procuró no elevar su tono de voz, habló casi susurrando. Ambos habían convertido la situación en un momento extremadamente íntimo sin darse cuenta.
— Dime qué es lo que ves.
— ¿Qué...?
— ¿Qué es lo que ves?
Crowley frenó un segundo para pensar en su respuesta, no sabía qué es lo qué Aziraphale quería oír, ni por qué estaba haciendo esto, así que solamente respondió con total y honesta sinceridad.
— Veo...
— ¿Sí...?
— Una preciosidad divina.
— ¿Crowley?
— Una hermosura cargada de gracia y delicadeza, algo que sólo tú eres capaz de poseer, ángel.
— Eso... No es lo que... —Aziraphale se puso nervioso y contrajo sus alas en respuesta, su rostro enrojeció y su lengua se enredó con torpeza.
— ¿Qué sucede?
— Sólo... Dime si notas algo raro en ellas.
— ¿Algo raro? ¿Cómo qué? —Crowley empezó a impacientarse, las respuestas y preguntas del otro no hacían más que confundirlo.
— Algo como… una mancha.
— ¿Mancha? —Se alejó unos pasos y observó el panorama entero nuevamente. No había nada de lo que el ángel estaba mencionando—. Las únicas manchas que veo son tus peculiares lunares, que por cierto te sientan muy bien.
Aziraphale ignoró el último comentario, cerró sus alas y volteó a mirarlo mientras se acomodaba la ropa de forma rápida y desprolija.
— ¿Entonces no hay ninguna impureza? —preguntó ansioso.
— No. Se ven totalmente puras para mí. ¿A qué viene todo esto?
— ¡Oh! Gracias al cielo...
— Aziraphale....
— Lo siento mucho, seguramente esto fue demasiado raro e incómodo para tí, es sólo que... Yo. Bueno, tuve, es decir, tengo... Un...
— ¿Un?
— Problema...
— No tienes por qué esconder nada, sabes que puedo leerte por completo de pies a cabeza, sé que no estás bien.
El ángel suspiró profundamente una última vez, Crowley tenía razón, no podía fingir con él, no sabiendo que lo conoce como si fuesen uno sólo.
— Anoche tuve un sueño, más bien una pesadilla. Era una situación totalmente normal, no parecía ser algo malo. Yo estaba comenzando mí día, frente al espejo de mí tocador, con mis alas extendidas. Entonces recibo una llamada, eras tú, pero cuando volteé a responder, el auricular del teléfono no tenía tono, entonces asumí que te habías equivocado, así que devolví mí vista al espejo pero cuando eso sucede yo noto que una de mis alas tenía una... mancha negra.
— Oh, ya veo. —Crowley se encogió de hombros, ahora comprendía mejor la situación y todo el tema con las alas, pero a pesar de ello no pudo evitar notar el hecho de que esto tenía que ver con él—. ¿Por qué piensas que tendrías una impureza? ¿Hiciste algo malo últimamente?
— ¡Por supuesto que no! —Contestó inmediatamente—. O eso creo...
— ¿Crees? ¿A qué te refieres, ángel?
Y ahora, Aziraphale no quería contestar. Porque la causa de su dolor, de la verdad que se estaba replanteando esta mañana, está justamente frente suyo.
— Creo que no debí hacer todo esto. Exponerme de esta forma ante tí, está muy mal, tú eres un... —Pausó, su voz comenzaba a quebrarse.
— ¿Qué es lo qué soy?
— Un demonio...
— Lo soy. Y tú eres un ángel. ¿Entonces?
— ¿Entonces? ¡Crowley, míranos! No deberíamos intimar de esta forma, todos estos años, todos estos siglos, jamás debimos siquiera haberlo pensado.
Crowley no se inmutó, escuchó al ángel atentamente, incluso si le estaba doliendo todo lo que salía de su boca, no lo detuvo.
— ¿Qué tiene de malo?
— ¡Todo! ¡Entiende que existe la posibilidad de una condena! —Inmediatamente se arrepintió de permitir que su lengua sea más veloz que su corazón.
— Ya veo. Entonces piensas que estar conmigo es digno de condena.
— No, no... Espera, Crowley, no es eso lo que quise...
— Está bien, Aziraphale. Sé que estás asustado, tienes un temor razonable al exilio, lo sé, porque yo estuve ahí, ¿Recuerdas? Fui un ángel una vez. Pero tengo un presentimiento de que esto va más allá del exilio. —Se acercó al otro tratando de calmarlo, y tomó sus manos, entrelazó sus dedos con los del ser puro y lo miró fijamente a los ojos—. ¿De qué tienes miedo exactamente?
— De amarte.
Eso era todo lo que Crowley necesitaba oír, una respuesta exacta, la verdad.
Esbozó una sonrisa cargada de gentileza, eliminó todo el espacio que había entre ellos dos y lo envolvió con sus brazos. Un agarre fuerte pero dulce, como si le estuviera recalcando al ángel que él estuvo, está y estará allí para él siempre, que no está sólo, y que si lo exilian y todos los ángeles del cielo lo aborrecen, él aún seguiría a su lado, y que si todos los demonios lo rechazan por su naturaleza gentil y sus virtudes, él seguiría ahí, y que si todos los humanos lo despreciaban por la misma causa, él permanecerá allí.
— Aziraphale, tu amor jamás traerá condena. Y no lo digo porque seas un ángel. Porque independientemente de eso, el tipo de amor que tú das, es pureza plena, es genuino y liberta, me enmudece, a mí, un demonio. Me agita, me atrapa y me libera, me envuelve. No estás haciendo nada malo, amar no es un pecado, mí ángel.
Aziraphale rompió en llanto y se refugió en los brazos de Crowley, nunca se había sentido tan seguro, desde el momento de su creación, ni en los cielos, ni en la tierra y debajo de la tierra, como se siente en los brazos de su amado.
— No quiero esconderlo más. —Susurró el ángel. Mientras su llanto cesaba. Crowley depositó un dulce beso en su frente.
— No tienes por qué hacerlo. ¿Qué dices si te limpias esa cara tan preciosa que tienes y vamos a esa pastelería en francia que tanto adoras? —Sugirió Crowley, ya que el primer plan que tenían para hoy no era más factible, la hora había pasado.
— Pero ese lugar también trabaja únicamente con reservas. —Se separó un poco para mirar a los ojos del otro, el corazón del demonio dió un vuelco total al presenciar la ternura del rostro enrojecido y mojado por las lágrimas del mismísimo Principado, Aziraphale.
— Oh, supongo que algún político importante... ¡Muy malvado! Perderá su puesto el día de hoy también.
El ángel soltó una risita risueña, se apartó por completo del demonio, guardó sus preciosas alas, cosa que entristeció un poco a Crowley, y con un pequeño milagro se preparó para salir.
— ¡Vamos! —Exclamó, extendiendo su mano para guiar a Crowley a la entrada de la librería. Sin embargo se dio cuenta de que estar tomando su mano era demasiado agradable como para quebrantar el agarre. Así que se mantuvieron así, unidos, durante todo el trayecto, hasta el final.
Aziraphale ya no sufre más.
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dansfull · 4 months
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cierro los ojos y te imagino. con tus pantalones gastados y tu remera de siempre. te imagino, agarrando tu billetera, tu gorra y el celular. miras el celular unas veces antes de salir y mandas un mensaje "ya estoy yendo". te miras en el espejo y salis. caminas con tu paso despreocupado por las calles oscuras, bajo la luz de la luna. como un lobo, un demonio, tus pasos calculados y despreocupados, sabiendo que nadie puede hacerte daño. me encanta verte desde donde estoy, como si fuera una pelicula. vos no sabes que yo te estoy viendo, mientras doblas rapido en una esquina y cruzas sin mirar la calle. sacas el celular, seguro para ver si la chica con la que te juntas te contestó. claramente está donde le dijiste que te esperara hace media hora. pero como siempre, vos llegas tarde. me gustaría decirte que vuelvas a tu casa y que pienses en mi, en nosotros, pero es inutil, yo no existo en este plano, solamente percibo agonicamente todo lo que estas viviendo sin poder evitarlo.
te veo cruzando un par de calles más, llegando a una avenida por la que solemos caminar nosotros de la mano. ¿estarás pensando en mi? ¿te acordarás que hace una semana estabas ahi conmigo escuchando música? claramente no... tu mirada sigue fija en el celular mientras caminas con una mano en los bolsillos. tu pulso está acelerado porque vas a ver a esta chica que te gusta mucho. ya casi llegas, te quedan dos cuadras.
cuando estas llegando la ves y yo también la veo mientras ella te mira. te sonríe y se saludan con un beso en el cachete, los primeros momentos de incomodidad cuando ves a alguien que no veías hace ya un tiempo, alguien con quien compartiste cama y amor y besos pero que sabes que no va a poder darte estabilidad. y se me parte el corazon al ver como la miras, sin parpadear, te brillan los ojos. ella esta muy linda, como a vos te gustan, pelo oscuro, flequillo y ojos delineados. tiene un choker medio old fashion en el cuello. le señalas unas calles como para ir caminando. seguramente la llevas a tu departamento. de una, ah, no, pero primero pasan a comprar un amargo obrero con soda. para tomar juntos mientras disfrutan la soledad de los cuerpos.
te veo mientras le haces chistes y la imagen de ustedes dos se achica y se agranda, se desdibuja y me siento tan ínfima en un mundo plagado de dolor y de abandono. aferrada a vos cuando ni siquiera pensas en mi, cuando te importo en el presente unicamente cuando estas conmigo y cuando no estamos juntos dejo de existir. cuando nada te llena porque el vacio es tan grande que te consume todos los dias. me hace muy mal pensar en quién fue el que te dañó o la que te dañó tanto como para que vos ahora no puedas proyectar nada estable.
compran el amargo obrero y agarran una de esas calles que a mi me encantan, llenas de casas antiguas, carísimas, con árboles que susurran con el viento en la oscuridad de la noche de junio. ella tiene frio y le pasas el brazo por los hombros, como haces conmigo. la acompañas dulcemente por las calles, es como si los guiara un viento celestial, un aura amorosa en la que yo no puedo ingresar ni tampoco puedo interrumpir. me gustaria interrumpir ese momento con todo mi ser. pienso en que tendrías que estar conmigo, pero entiendo si te aburriste de mi, te saturo verme tan seguido o quizas no te gusta que las cosas se vuelvan monotonas. yo amo que las cosas se vuelvan monotonas, me hace sentir ilusoriamente que algo puede ser eterno, creo que es lo que anhelamos todos los seres humanos en el fondo. menos vos. porque no tenes Dios. no tenés paz.
interrumpe mis pensamientos la risa de ella, mientras sacude la cabeza y vos la agarras y la apoyas contra una pared y le das un beso, así de la nada. veo tu postura fisica, veo a ella tan cómoda y se me parte el corazon. me gustaria dejar de seguirlos pero no puedo. voy con ustedes al departamento. y mientras toman alcohol, escuchan musica y se besan compartiendo efimeramente sus subjetividades, yo me pierdo mirando por la ventana del departamento. miro el parque que tiene y lo lindo que me parecio siempre que el edificio tuviera un parque propio. tambien escucho el susurro de los arboles e intento no prestar atencion a las cosas que le decis a ella, a todas esas cosas que tambien me decis a mi arrebatado de pasion, mientras los sonidos de ambos se vuelven una melodía animal en la que yo no formo parte y nunca voy a formar parte. y quizas todo sería distinto si hubiera aceptado hacer un trio con vos, quizas no estariamos asi de separados y disociados.
ella se va al otro dia. con el maquillaje corrido y despeinada sale del edificio mientras vos te volves a acostar en la cama y miras tu celular. empezas a mandarme mensajes por instagram, reels, videos, audios. me llenas de mensajes. y no sabes que yo sigo aca con vos, que yo nunca me fui y que probablemente conteste los mensajes a la noche cuando se me haya pasado el dolor de saber todo lo que sé, el dolor de sentirme tan poco importante en tu vida. y que no importa lo que haga o no haga, el lugar que me das siempre va a ser el mismo. vuelvo a mirar hacia la ventana, la luz otoñal entra sin reparo. quiero irme con ella, para poder pensar con claridad. quiero alejarme de vos para poder ser yo de nuevo. quiero tiempo para mi.
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x-midnightrain · 11 months
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Tal vez era muy tonto para verlo. O lo veía y prefería hacerse el tonto.
Hasta hacía poco un año Barrett creía que su relación era perfecta. Que él era un buen novio... que eran felices. Y aunque por mucho tiempo trató de mantener esa idea dentro de su mente, de convencerse de que así era, lo cierto es que ahora los atisbos de su amor iban desvaneciéndose entre sus dedos. Que no se mal interprete, no es que su amor por Kanya fuera menos que al inicio de su relación... pero si había cambiado. ¿Cómo? Barrett no podía definirlo o expresarlo con palabras, sino con una sensación de estarse ahogando. De correr contra el reloj; como si quisiera detener el agua del mar con las manos.
¿Por qué perseguir sus sueños resultaba tan egoísta de su parte? Frente al espejo veía un hombre con una única ambición pero, ¿en qué momento sus intereses se habían alejado tanto de la felicidad junto a su pareja? Él quería ser bueno, darle lo que merecía, hacerla sentir merecida también. Que alguien esperaba por ella.
Pero el tiempo era su enemigo y, su mente, el peor de todos sus demonios... pues se sumergía tanto en sus propios ideales y pensamientos que, sin darse cuenta, el mundo a su alrededor desaparecía y, con ello, Kanya también.
Sin embargo esa noche era una de esas pocas en que la claridad lo invadía y terminaba manejando hasta la casa de la chica, esperando que la sinceridad de la noche fuera suficiente para ambos. Y así, pasadas las doce, Barrett se encontraba parado a su puerta. Tal vez lo iba a correr, o tal vez ni siquiera le abriría la puerta, pero necesitaba hablar con ella. O al menos decir sus pensamientos en voz alta por una vez después de tanto tiempo.
 — Tenemos que hablar.  — Pidió desde el otro lado de la puerta, luego de tocar el timbre y la madera de la puerta con sus nudillos. Dos toques seguidos, una pausa y un tercero. Sabría que era él, no había forma de que no lo supiera.  — Abre, Kany... por favor.  —
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@singularytii
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0-mania · 8 months
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¿Quien eres?
Cada mañana al levantarme, te veo y no comprendo que haces en mi casa. No se tu nombre, no se ni como suena tu voz, pero siempre te veo. Tienes unos ojos tan tristes, una expresión tan solitaria. No entiendo por qué estas triste, no se cual sea la causa, por más que te pregunte no tengo una respuesta. Me acostumbre a verte cada mañana, cada tarde, cada noche o cada vez que cruzaba por el espejo. Tengo curiosidad ¿Eres un fantasma? ¿Un demonio? , solamente te veo en el espejo, pero me extraña no poder ver mi reflejo, solo tu apareces en el. El cabello despeinado, ojeras, ojos vacíos como sin vida, piel pálida, ropa holgada y desarreglada.
Sigo pensando, cada vez que te veo y aunque te hable no respondes solo mueves los labios. Los demás no te ven en el espejo, creo que eres parte de mi cabeza. Aunque cada que te veo comienzo a notar el parecido que tienes a mi, pero no puedes ser yo. Jamás dejaría que mi cabello este tan despeinado, jamás uso ropa holgada, siempre me arreglo, maquilo y en mi rostro hay una sonrisa... No puedes ser yo la del espejo, esa no soy yo. Ahora dime, por favor dime.. ¿Quien eres?
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