#* ⠀ 🧁 ⠀ ╱ ⠀ plot ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ born of fire. my soul vacant; cleanse me of all this sin ⠀ ❫

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Ji Yohan Sacerdote exorcista Pecado: 𝖲̻̝̟͊͊𝗈̢̢̠̈́̀͝𝖻̺̘̝͛͋̐𝖾̺͚̺̽́͋𝗋͖̟̪͌̈́͒𝖻̢͚̫̒̒̈́𝗂̢̠̿͒͜͠𝖺̝̼͔̔̓ Numero: 𝟣̞͎͐͝͠

Yohan nació en un convento, luego de que las monjas cuidaran a su madre al haberla encontrado desvalida y con demencia en las calles. El parto fue tortuoso y las monjas pensaron que ninguno de los dos iba a lograr salvarse. Tristemente la mujer murió en el parto, mientras que el bebé sollozaba de forma desgarradora, su grito escudándose más potente que la tercera campanada llamando a la iglesia.

Fue adoptado desde pequeño por una familia rica, acomodada y donde no tuvo que pasar hambre como los demás chiquillos del orfanato. Desde entonces tuvo acceso a toda clase de libros y cosas que deseara, nutriendo su gran cerebro puesto que con solo seis años ya sabía leer, escribir y hacer sumas de grandes cantidades. Sus padres celebraban siempre lo inteligente y maravilloso que era, siendo su niño perfecto cuando era presentado en sociedad.

Fue un niño especial que solía tener una “imaginación muy vivaz” puesto que podía ver lo que otros no podían, porque podía hablar con aquello que no existía y siempre mantuvo un aura siniestra cuando se comunicaba con los difuntos abuelos que habitaban en el hogar donde vivía. Gustaba de los libros que hablasen de Dios y el Diablo, de demonios que consumían la carne humana y de ángeles que descendían con espadas de fuego para castigar en nombre de Dios. Gracias a que su familia era sumamente católica, nunca perdió el contacto con el convento ni el orfanato, volviendo a este una vez que abandonó la idea de convertirse en doctor como sus padres adoptivos.

Yohan incursionó en su trayecto para convertirse en un sacerdote, negándose rotundamente a ser como los demás, evitando a toda costa hacer sermones en una capilla y escuchar pecadores en un cubículo. Desde su graduación, ingresó en el programa para convertirse en sacerdote exorcista, encontrando una de sus grandes respuestas entre libros más elaborados y encuentro directos con lo demoniaco: no podía ser poseído.

Es actualmente un exorcista reconocido no solo en Corea, sino en todo el mundo. Siendo llamado a diferentes lugares cuando la posesión requiere de sus habilidades y de sus pequeños trofeos. Actualmente mantiene seis demonios sellados y embotellados, teniendo un pacto de sangre con él que le permite utilizarlos cuando desea para contrarrestar otras criaturas demoniacas más poderosas. Cada uno representa un pecado capital, ya sea por la forma en que los encontró como es que estos se comportan. Gracias al pacto, estos demonios no pueden irse muy lejos de él y si son llamados, aparecerán de inmediato.

Le gusta trabajar solo, no tiene respeto ni cariño genuino por ninguno de sus colegas, encuentra sus dogmas ridículos y evita a toda costa envolverse con ellos, como también seguir las reglas estrictas que deben seguir los sacerdotes. Cree en Dios, o una entidad más poderosa que le da fe y poder para sobrevivir, pero no cree en la iglesia.

Desconoce su origen, no obstante, entre algunos demonios de menor rango y los demonios de alto estatus, se sabe que es hijo del mismo Lucifer, el demonio representativo de la soberbia. Este embarazó a su madre no esperando que el pequeño engendro diese su fruto, ahora volviéndose un problema al no poder ser poseído y quien está mandando a sus mejores soldados de regreso al infierno. No solo sabe que es un problema para los demonios, sino que podría llamar la atención de las alados angelicales.

Suyeong dice que él, es el primer pecado capital y el demonio que falta embotellas, la soberbia. No obstante, Yohan le cree la mitad de todo lo que dice. Suyeong sabe el origen de Yohan, pero no se lo ha dicho explícitamente porque le parece divertido y entretenido ver como todo se desenvuelve y como Lucifer mismo, viene a buscarlo.

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Suyeong  observa  la  acción  de  salvar  a  un  puñado  de  desconocidas  de  una  escoria  humana,  pero  se  abstiene  de  decir  o  mencionar  cualquier  cosa  al  respecto,  solo  dedicándole  un  sutil  resoplido.  Dohyeon  se  creía  en  capacidades  de  juzgar  lo  bueno  de  lo  malo,  así  que  evidentemente  algo  de  egoísta  y  narcisista  estaba  incrustado  en  lo  profundo  de  su  alma.  Se  jactaba  de  que  no  era  como  los  otros  demonios,  pero,  ¿quién  se  creía  para  juzgar  a  aquel  hombre  como  bueno  o  malo?  Cuando  ingresan  al  recinto,  Suyeong  se  siente  en  su  ambiente  natural,  bajo  las  luces  de  neón  sus  ojos  se  tornan  del  color  natural,  siendo  un  ambarino  fuerte  e  inclusive  sus  colmillos  crecen  solo  un  poco,  su  aura  como  demonio  comienza  a  hacer  aparición  y  los  ojos  de  los  humanos  se  posan  sobre  él.  -  —Me  fascinan,  son  los  lugares  más  podridos  de  la  tierra  y  donde  más  fácilmente  podemos  conseguir  una  presa  —  -el  más  bajo  echa  un  vistazo  por  sobre  su  hombro,  observando  al  otro  demonio  desencajar  en  un  ambiente  que  no  sentaba  bien  con  sus  facciones  y  manierismos  casi  angelicales.  Vuelve  a  resoplar,  tomando  una  de  las  muñecas  del  contrario  para  tironear  un  poco  y  hacer  que  comience  a  caminar  más  a  la  par  de  él,  con  dirección  a  la  barra  de  bebidas  donde  lo  obliga  a  sentarse  en  uno  de  los  taburetes.  -  —Dos  tequilas  —  -ordena,  esperando  la  bebida  para  tomarla  la  que  le  corresponde  y  hacerle  un  gesto  con  la  cabeza  de  que  tome  la  otra.  -  —Dijiste  que  no  eres  un  cobarde,  demuéstramelo.

Por más ganas que tuviese de defender a quién le brindó un hogar las palabras no salen de sus labios, frustrando al joven demonio al sentirse inútil, porque una parte de él cree que fue un acto injusto el ser entregado en bandeja y así, distraer al humano. Dohyeon se siente mal al pensar de esa manera, recordándose que debía confiar en las promesas de su amado. “No todos los mortales son iguales, algunos hacen cosas buenas por los demás…” Él mismo ha salvado unos cuantos mientras cazaba, usualmente a manos de otros humanos que no tenían buenas intenciones o de sí mismos. Sin embargo no puede negar que hay criaturas que solo traen problemas, causándole una extraña sensación de querer juzgarlos y ver qué tan arrepentidos estaban de sus acciones. El más alto dirige la mirada a las muchachas cercanas, incapaz de quedarse de brazos cruzados, moviendo la cabeza y provocando que el culpable cayese al suelo, así podían huir. “Te acompañaré, pero no soy un cobarde.” Se defiende, la vergüenza continúa decorando sus facciones y sus pasos siguen al otro demonio. Un solo pie en el interior le bastó para llevar sus manos a los oídos, el aroma de alcohol y todo tipo de sustancias llenan sus pulmones y frunce el ceño del desagrado. “Ugh… ¿Te gustan mucho los sitios así de ruidosos?” observa el lugar rápidamente, parece que su presencia no ha llamado la atención o bien, los humanos están concentrados en sus asuntos de bailar o besuquearse que no les importa quién entra o sale.

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i see, con que ellos son tus favs 👀 y qué opinas sobre tu compañero sacerdote? 😋

-  —¿Yeonho?  Es  un  buen  exorcista,  diferente  a  mí,  pero  bueno  al  final  de  cuentas  —  -Yohan  no  tenía  muchos  amigos,  mucho  menos  en  el  rubro  donde  trabajaba  porque  evidentemente  su  constante  cuestionamiento  sobre  la  entidad  divina  a  la  cual  servía  y  si  realmente  una  tan  bueno,  era  mal  vista  como  blasfemia  por  sus  pares.  Pero  Yeonho  no  era  así,  al  contrario.  -  —Es  atractivo,  no  puedo  negarlo  tampoco.  Sé  que  hacemos  actividades  extraoficiales  que  son  un  supuesto  pecado,  pero  cuando  dos  almas  luchan  contra  el  mal  juntas,  es  imposible  que  no  sea  el  destino  y  el  universo  juntándolos.  Él  es  diferente  a  mi…  es  realmente  bueno,  me  hace  bien.   

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The day of wrath, that day Will break up the world into ash As testified by David and the Sybil The day of wrath, the day of wrath, that day

La lluvia caía incesante por la ciudad, las calles libres de cualquier persona que decidiera caminar, solo uno que otro oficinista que volvía de su trabajo o algún cordero de Dios descarriado en momentos de oscuridad. Yohan sabe a donde va, con pasos firmes y que lucían apresurados, pero eran certeros porque conocía el paradero de la ultima victima de exorcismo que había tenido en su cuidado, un cuidado que al parecer no había sido perfecto por el notable desenlace al cual se iba acercando en cada uno de sus pasos. Yohan duda en los últimos, entre más cerca se encontraba de la pequeña parroquia propia de una avenida residencial, la cual, entre sus vitrales de colores con vírgenes y santos pintados, retumbaba el estruendoso sonido de un órgano viejo y que requería cierta afinación.

Se siente pesado en cada movimiento de sus piernas, el agua caía por sus facciones suaves y angulares, enmascaradas en un sentimiento de neutralidad que honestamente no estaba sintiendo en ese momento. En su cabeza corrían mil ideas y ninguna era buena, ninguna le daba un desenlace diferente al cual se enfrentaba. Él mismo se decía aquello al espejo, nunca confíes en un demonio más de la cuenta, nunca confíes en ti mismo con arrogancia porque las consecuencias de ello se servían como plato en la mesa y no había otra opción que aceptarlas tal cual eran.

Aprieta los puños a sus costados, el cabello caía sobre su frente y pasa saliva. Yohan alza la diestra para tocar el crucifijo alrededor de su cuello, besando el mismo mientras procedía a persignarse. - —In nómine Patris et Fílii et Spíritus Sancti… — -su andar se vuelve certero conforme las teclas del órgano resuenan más fuerte sobre sus oídos, los veladores en las paredes y alrededor del altar le dan la bienvenida, al igual que la espalda del demonio a quien había venido a buscar luego del exorcismo en el cual fallaron, no, él falló. Su vista no se mantiene mucho tiempo sobre Suyeong frente al órgano, no cuando sus ojos se posan sobre el cuerpo inerte y frío de su ultimo trabajo, un pequeño de seis años que había luchado contra el demonio en su interior por largas y tortuosas semanas, sus ojos vidriosos abiertos observando el Jesucristo pintado en la pared, su pecho desgarrado y Yohan sabía a ciencia cierta, que en ese hueco faltaba el corazón. El corazón se hunde en su estómago, sus pensamientos perdiendo la claridad y lo decisivo, su forma arrogante de ser perdiéndose sutilmente. «Eres débil, estas dudando» la voz de ultratumba del demonio le saca de cavilación, haciendo que apriete los labios y su corazón vuelva a funcionar, tragándose la bilis y el enojo, cualquier emoción humana y llena de ira sumiéndose en la tranquilidad que le brindaba a veces su fe. Dios no había podido detener lo que sucedió en su altar, pero Yohan si que podría hacerlo.

- —Exorcizamos a todo espíritu impuro, a todo poder satánico, a toda incursión del adversario infernal. A toda legión, congragación y secta diabólica… — -la risa del demonio es estruendosa cuando las llamas del exorcismo comienzan a tocarlo, cuando le obligan a separarse del instrumento y caminar en su dirección. Yohan no flaquea cuando avanza por el pasillo principal de la iglesia, sus palabras certeras, su exorcismo perfecto. Si Suyeong creía que podía salirse con la suya siempre, que no lo exorcizaría y lo mandaría al infierno, estaba equivocado. - —Así pues, demonio maldito, al igual que cualquier legión diabólica, te exijo. Cesar de engañar a las criaturas humanas, dándoles el veneno de la perdición eterna — -el circulo rodea al demonio quien ha dejado de reírse, su fachada rompiéndose en el fuego propio de un campo santo y las palabras certeras de un exorcista que ha dejado de jugar y está actuando. Suyeong alza sus ojos, negros como la noche y pupilas rojas como la sangre que corría de sus diabólicas fauces, Yohan no cede y empuja sus poderes alzando la diestra, el demonio cayendo de rodillas.

- —Vete, Satanás, maestro e inventor de todo engaño, enemigo de la salvación de la humanidad. Sé humilde bajo la Mano Poderosa de Dios, tiembla y huye - —puede escuchar los alaridos del demonio en un idioma que desconoce, como la piel de su cascaron humano se quema. Yohan camina los pasos que le separan de Suyeong, de aquel animal envenado por el odio y el rencor en ese momento y aunque sigue peleando con garras y dientes, su poder evitando que el sacerdote toque su frente y lo unja con el aceite bendito, el humano tiene la carta más alta en ese juego. - —De las asechanzas del demonio, libranos, Señor — -Yohan siente quemar la piel cercana al demonio, pero eso no lo detiene. Su mano se posa sobre su frente, logrando la dominación en el proceso y el agonizante gemido de dolor por parte de uno de sus demonios bajo su control. Si hubiese controlado a Suyeong, el pequeño estaría vivo. Si hubiese sido más fuerte, hubiese conseguido otro trabajo perfecto.

- —Para que tu Iglesia esté segura para servirte libremente, te pedimos, óyenos — -ruega a la divinidad católica a la cual se ha entregado, pidiendo misericordia del mismo, paz y tranquilidad para seguir obrando en su nombre. - —Para que destruyas a los enemigos de tu sagrada Iglesia, te pedimos, óyenos — -el demonio no merecía morir todavía, había muchas cosas para las cuales aun le servía, Suyeong no merecía ganarle en su propio juego. Si pensaba que molestándolo y presionando su débil corazón cuando perdía un humano en batalla iba a conseguir derrocarlo, estaba equivocado. El exorcista saca el frasco ambarino antes de terminar el cantico, consiguiendo resellar a Suyeong en el mismo.

El aroma a azufre se dispersa, el sudor sobre su frente se camufla junto con el agua que seguía corriendo por su frente gracias a la lluvia que al parecer se había apaciguado afuera. Yohan cae de rodillas en el pasillo principal de la iglesia, quemaduras pequeñas arden sobre sus dedos y el nefasto aroma de la sangre inocente, llega a su nariz. Su voz tiembla en el ultimo soneto del exorcismo, mordiéndose la mejilla interna hasta sentir el sabor metálico del liquido vital. - —Benedictus Deus. Gloria Patri. Amen.

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psps padre yohan, cuál de todos los demonios es tu favorito? 🥰

-  —¿Favorito?  —  -resopla  una  pequeña  risa,  burlesca  y  llena  de  sorna  como  acostumbra  hablar  consiguiendo  que  todo  el  mundo  lo  vea  como  un  crecido.  -  —La  primera  regla  cuando  tratas  con  demonios,  es  no  darles  más  confianzas  de  las  que  sabes  puedes  controlar  y  mucho  menos,  tener  un  favorito  —  -la  mente  se  suele  nublar,  haciendo  y  cometiendo  estupideces  para  proteger  a  esos  entes  claramente,  sin  corazón.  Ha  escuchado  de  humanos  enamorados  de  demonios,  nunca  de  demonios  enamorados  de  humanos,  haciéndolos  susceptibles  a  la  manipulación  y  a  caer  en  desgracia.  -  —Pero  si  debo  elegir  a  los  que  menos  problemas  me  dan  y  son  más  sencillos  de  tratar,  serían  Mei  y  Noah.  A  veces  olvido  que  son  demonios  y  los  siento  más  como  compañeros  de  moral  gris.

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Suyeong Pecado: Avaricia Numero: 2 Color: Amarillo/dorado/naranja Frasco: here

Es un demonio que ataca mientras duermen y devora los sueños de las personas, especialmente de los niños, sumiéndolos en una pesadilla constante, cansando el cuerpo de día y consumiendo sus mentes y al final sus almas, dejando solo el cascaron vacío de un cuerpo inerte.

Fue una vez, un asesino serial que atacaba de noche y entre las sombras, asesinando a sus presas siempre ingresando por la ventana. Murió de viejo, nunca siendo apresado por sus crímenes.

Suyeong accedió a ser el primer demonio “domado” de Yohan, cuando el sacerdote en sus primeros años le pidió que dejase de atormentar a un niño a quien había poseído y consumía día con día. Yohan le prometió almas suculentas o acceso a las mismas si lo acompañaba en sus viajes. Suyeong hace aquello por avaricia, queriendo comer más y mejor.

Suyeong es un demonio que tiene ciertas libertades al ser menos volátil y más accesible a Yohan, pero está atado al sacerdote por un pacto de sangre, así que no puede ir muy lejos, pero siempre que lo hace es para crear caos o comerse almas inocentes de niños pequeños.

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psps yohancito, qué se siente tener a unos hermosos demonios a tu merced(?) 😋

Yohan  suelta  una  risa  aireada  alrededor  del  borde  de  su  taza  de  café,  el  crucifijo  alrededor  de  su  cuello  tintinea  contra  los  otros  collares  de  plata  para  protegerse  de  diferentes  entidades,  volviendo  a  su  trabajo  de  teclear  el  informe  para  la  iglesia  que  le  permitía  tener  permisos  como  exorcista  y  financiaban  sus  aventuras.  -  —Por  decirlo  de  forma  suave,  es  algo  exquisito  —  -su  interés  en  ellos  no  era  simplemente  por  la  gran  curiosidad  que  siempre  tuvo  sobre  aquello  que  no  se  puede  explicar  y  lo  que  tiene  fuerzas  superiores,  sino  por  la  naturaleza  diabólica  de  sus  pasados  y  por  el  poder  que  sentía  al  lograr  dominar  una  entidad  superior  a  él,  no  solo  por  tenerlos  en  frascos  especiales,  sino  en  la  cama.  -  —No  sé  si  alguna  vez  has  tenido  un  acercamiento  directo  con  la  biblia  católica,  pero  habla  sobre  la  belleza  descomunal  del  arcángel  que  fue  echado  de  su  propio  hogar  por  recriminarle  a  su  Padre  que  no  se  le  amase  con  la  misma  intensidad  que  las  pequeñas  y  mundanas  criaturas  que  somos  los  humanos…  —  -comenta,  sus  dedos  trabajando  arduamente  sobre  las  teclas  de  su  laptop,  los  frascos  reposados  sobre  el  estante  a  sus  espaldas  resplandecen  al  ritmo  del  palpitar  de  su  corazón.  -  —Así  que  no  es  para  menos  que  todos  estos  malhechores  e  inhumanas  criaturas  sean  de  una  belleza  sublime.  Poder  dominar  seis  de  ellos,  habla  más  de  mi  capacidad  superior.  Dios  me  dio  un  don,  como  al  mismo  Lucifer,  pero  a  diferencia  de  él,  no  me  ha  castigado  por  mis  pecados. 

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Yohan  mantiene  sus  dedos  ocupados  sobre  las  teclas  de  su  laptop,  redactando  un  informe  acerca  de  su  nuevo  trabajo  y  como  este  estaba  avanzando.  Cada  iglesia  necesitaba  un  exorcista  entrenado,  perfectamente  capaz  de  manejar  las  situaciones  que  se  vivían  en  una  habitación  cerrada,  con  familiares  estresados  y  con  una  persona  claramente  poseída.  Yohan  había  hecho  todos  los  análisis  clínicos  y  mentales  en  su  paciente,  descartando  cualquier  indicio  de  enfermedad  mental,  informando  a  sus  superiores  que  comenzaría  con  el  rito  del  exorcismo.  No  obstante,  no  fue  hasta  anoche  que  tuvo  su  primer  gran  acercamiento  con  la  entidad  que  poseía  a  la  pobre  muchacha,  sufriendo  no  solo  sus  trofeos  daños  por  la  fuerza  de  este  demonio,  sino  él  mismo  quien  con  ligero  dolor  punzante  ahora  tecleaba  con  la  diestra  vendada  y  algunas  cortaduras  en  lo  bonito  de  sus  facciones.  Yohan  levanta  los  ojos,  ajustando  las  gafas  sobre  el  puente,  cuando  detecta  la  presencia  del  otro  sacerdote.  Los  dos  estaban  en  otra  misión  cuando  tropezaron  con  aquel  exorcismo  improvisado,  y  aunque  Yohan  juraba  que  no  necesitaba  de  su  ayuda,  era  un  alivio  sentir  otra  presencia  humana  cerca  -  —Es  tarde,  ¿qué  haces  despierto?  —  -cuestiona,  el  dije  en  su  collar  que  colgaba  del  cuello  que  representaba  la  envidia,  quemaba  ligeramente  contra  su  piel  y  el  sacerdote  más  alto  maldice  despacio.  Seungwon,  ni  siquiera  herido  y  descansando  como  todos  los  demás  demonios,  podía  dejar  de  ponerse  posesivo  y  receloso  con  cualquiera.  -  —Mañana  tenemos  otro  día  pesado,  deberías  dormir. 

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¿Solo  porque  se  comió  un  niño  ya  no  es  parte  de  los  favoritos?  la  vida  es  injusta.

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Excuse  fucking  me,  ¿desde  cuando  es  eso  cierto? 

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Yohan  se  ríe  sardónico,  tomando  el  crucifijo  en  su  cuello  y  persignándose  antes  de  besar  la  cruz.  -  —Te  encanta  mi  atención,  me  sorprende  que  seas  tan  obstinado  como  para  pedirla  como  los  demás  —  -Noah  y  Mei  no  tenían  ningún  tipo  de  tapujo  en  ello,  Suyeong  cuando  deseaba  algo  de  él  lo  decía  y  Seungwon  siempre  era  su  dolor  de  cabeza.  -  —Sería  un  desperdicio  si  me  lastimas,  mi  cara  no  es  algo  barata. 

El demonio ruega los ojos, sabe mejor que nadie que ese humano cree tener la razón siempre. Seungwon cruza los brazos, apoyándose en la pared, esperando una orden para salir a cazar seres inferiores y divertirse un rato. "Me gustas más cuando estás callado, mirándome con hambre, tienes una cara preciosa, ¿Lo sabes? Me muero por hacerla pedazos algún día."

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Lo  hará,  pero  no  porque  él  se  lo  dice,  sino  porque  realmente  quiere  hacerlo.  Buenas  noches  hyunggie,  que  duerma  calientitooo,  pero  nunca  tan  calientito  como  va  a  dormir  él. 

Porqué no se va cenar a Yeonho y lo deja en paz, no está de humor para sus tonterías.

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Y  podría  tratarlo  mucho  mejor  si  quisiera  ♡

Claro que es feliz... ha sido la persona que mejor lo ha tratado desde que llegó.

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Sus  manos  cubren  automáticamente  la  forma  de  una  estrecha  cintura,  percibiendo  el  característico  aroma  de  azufre  y  algún  tipo  de  incienso  en  los  demonios.  -  —No,  de  hecho,  me  gusta  que  sean  tan  honestos.  Es  la  única  vez  en  que  sé  que  dicen  toda  la  verdad. 

"Me fascina, ¿Acaso tiene algo de malo, padre?" una coqueta risa escapa de sus rojos labios cuando toca su cabello, llevando las manos hacia el pecho del otro, evitando tocar el crucifijo.

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-  —¿Por  qué  reniegas,  mi  amor,  si  sabes  que  han  sido  ruidosos  por  varios  siglos  ya?  —  -comenta,  riéndose  despacio  mientras  seguía  jugando  con  su  cabello,  aquella  cabeza  recostada  sobre  su  regazo. 

Ah... que es todo ese escándalo en la Tierra, si no se callan tendrá que bajar.

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Hola,  su  nombre  es  “algo  malo  va  a  suceder”  ♡

Porqué tiene la sensación que algo malo va a suceder.