#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ suyeong & dohyeon ⠀ ❫

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El  tono  grave  y  oscuro  de  su  risa  no  tarda  en  aparecer  cuando  escucha  que  el  otro  se  niega  rotundamente  en  aceptar  que  el  imbécil  de  su  dueño,  no  es  más  que  un  cobarde.  Suyeong  mueve  el  par  de  ojos  rojos  hasta  el  contrario,  alzando  una  platinada  ceja.  -  —Claro,  como  si  mandar  a  su  “novio”  para  no  ser  capturado  por  el  sacerdote  loco,  no  gritase  “cobarde”  en  todas  sus  letras  —  -seguramente  muchos  demonios  pensaban  de  ellos  como  los  verdaderos  cobardes,  los  más  débiles  de  la  cadena  alimenticia  demoniaca,  pero  Suyeong  sabía  mejor  que  nadie  que  no  era  así.  Pertenecerle  al  sacerdote  era  una  de  las  cosas  más  temibles,  porque  era  un  humano  al  cual  no  se  podía  poseer.  -  —¿Por  qué  no  te  gusta  torturarlos?  Míralos,  son  ratas  inmundas,  que  recibieron  libertad  y  se  volvieron  intolerables…  —  -echa  un  vistazo  a  un  hombre  ebrio,  acosando  a  un  puñado  de  chicas  y  no  entendiendo  la  palabra  no.  Era  el  claro  ejemplo  de  escoria  humana,  todos  teniendo  cierto  nivel  y  para  Suyeong,  era  razón  justa  para  asesinarlos.  No  obstante,  no  mueve  ni  un  musculo  para  salvar  a  las  mujeres  aquellas,  al  contrario,  toma  el  cigarrillo  para  apagarlo  con  su  bota  y  arreglar  la  chaqueta  de  cuero.  -  —Iré  dentro,  tal  vez  haya  mejores  partidos  que  aquí  afuera.  ¿Vienes  o  era  un  maldito  cobarde  también?

No necesitaba ser tan explícito la forma que se expresa, cualquier criatura (incluyendo a los humanos) sabría las intenciones al deambular por esa zona, ojeando cuando alguien entra o sale del lugar hasta encontrar alguien que llame la atención. Pero de todas formas eso y cómo comenta sobre su vida sexual sin problemas y como si lo conociera, colorean de rosa las mejillas de Dohyeon. “Él no—es un cobarde” responde de inmediato, ha sido el único capaz de tocar su cuerpo y tomarlo como se le antojaba en el momento, ni siquiera el mismo sacerdote que lo capturó ha logrado tenerlo en su cama como ha hecho con los demás. “Sí soy un demonio… pero ustedes son distintos.” Para el más alto era normal recibir esa pregunta a diario o algunos simplemente se dirigían a su salvador, cuestionando si acaso el niño recogido hace años era el hijo bastardo de un demonio con un mortal, así podían explicar porqué no tiene los mismos comportamientos que ellos. “No encuentro placer en torturar a los humanos… o hacerlos caer en la locura para devorar sus almas.”

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Suyeong  siempre  creyó  que  solo  los  pobres  sufrían  en  manos  de  los  científicos,  de  aquellos  con  poder  y  riquezas,  pero  frente  a  sus  ojos  estaban  las  pruebas  de  que  cualquiera  que  ellos  consideraran  de  poco  valor  se  volvía  un  blanco  sencillo  de  sus  fechorías.  No  les  importaba  si  eran  hijos  de  la  luz  —como  ese  tal  Minjae—  o  nacidos  de  la  oscuridad  —como  su  amado  amigo  Saem—,  todos  eran  parte  de  un  plan  más  grande,  donde  la  única  luz  en  la  que  creían  era  el  resplandor  artificial  de  sus  tierras.  -  —Es  cruel,  todo  este  plan  es  inhumano…  hemos  sido  sometidos  por  tanto  tiempo…  —  -Morris  cambia  la  fotografía,  hasta  una  donde  puede  apreciar  las  facciones  hermosas  de  aquel  muchacho,  uno  de  los  doce  que  potenciarían  a  Saem  cuando  cante  para  manipular  al  mundo,  según  los  archivos  que  habían  descomprimido  entre  él  y  Dohyeon.  El  pensar  en  su  amigo  de  la  infancia,  convertido  en  el  idol  Karel,  el  ángel  de  metal,  le  hace  apretar  los  puños  y  los  labios,  sintiéndose  impotente.  -  —Necesito  encontrarlos  antes  de  que  sea  demasiado  tarde,  pero  que  puedo  decirle  yo  a  alguien  como  él  para  convencerlo  de  nuestra  causa… 

El menor sonríe tanto para Suyeong como para el dulce minino que se acerca, acariciando su cabeza y orejitas antes de compartir la información que logró robar desde algunos hospitales de Ciudad Luminosa y de paso, infectar parte de sus sistemas para arruinar algunos planes. “Ryu Minjae, veintitrés años, habita en el sector sur de la Ciudad 9.” Comienza a decir, haciendo zoom a fotografías de una mujer descansando en una camilla y algunos doctores colocando cables a su alrededor y la mirada cansada. Dohyeon siente un escalofrío ante la idea que ella pasó más dolor de lo normal. “Nació allá arriba, su madre murió después que naciera y le colocaron el dispositivo por petición de su familia como venganza, tuvo una relación con alguien considerado inferior y no quería saber nada del bebé.” Una historia que no le parecía extraña, recuerda que cuando estuvo en la escuela sus maestros repetían el discurso de ser superior solo por nacer bajo la radiante luz. “Su padre alcanzó a escapar antes que pudieran hacerle algo más y han sobrevivido durante años por su profesión, vende prótesis robadas.” Toma una pausa para dirigir sus orbes hacia el otro, atento a su reacción.

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Aquello  le  toma  un  poco  de  sorpresa,  avergonzándolo  ligeramente,  algo  poco  común  pero  que  pintaba  ahora  sus  mejillas  de  un  suave  rosa.  -  —Ah,  ¿de  verdad?  Espero  solo  sean  cosas  buenas  —  -se  ríe,  rascando  una  de  sus  mejillas.  -  —Tal  vez  un  día,  si  quieres  y  sus  padres  quieren,  pueda  ayudarte  con  una  clase…

"Compré 30... tengo pensado regalar algunos a los niños del coro, les he hablado de ti, hyung."

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Suyeong  se  encontraba  en  el  pequeño  espacio  que  servía  como  lugar  de  recreación  —un  sofá  y  un  microondas  donde  calentaban  café  y  ramen  instantáneo—  en  el  estudio  que  rentaban  para  grabar,  su  guitarra  en  mano  y  un  auricular  conectado  a  su  ipad  donde  estaba  escuchando  la  base  que  Seungwon  grabó  para  él  en  batería,  junto  con  la  pista  del  bajo  que  al  parecer  Yohan  había  grabado  también.  Solo  faltaba  completarla  con  Minjae  con  el  piano  y  su  parte  con  la  guitarra,  dejando  como  siempre  lo  mejor  para  el  final,  la  voz.  Suyeong  era  un  perfeccionista  y  se  notaba  en  como  había  evitado  el  re-debut  de  Sugar  Ru$h  hasta  conseguir  que  todos  estuvieran  en  sintonía  y  pudiesen  hacer  magia.  Por  ende,  la  voz  para  él  era  lo  más  importante,  lo  que  le  daría  la  vida  a  las  canciones  que  él  hacía  y  mezclaba  con  todos  los  instrumentos.  Sus  dedos  se  mueven  por  la  guitarra,  pensando  si  la  segunda  parte  de  la  balada  podría  llevar  una  segunda  voz  haciendo  dueto  con  Dohyeon.  Anota  todo  en  una  libreta,  alzando  la  cabeza  cuando  detecta  un  par  de  ojos  conocidos  buscándolo,  el  productor  dedicándole  una  sonrisa  y  asintiendo.  -  —Para  ti  siempre,  ángel  —  -no  podía  evitar  llamarlo  de  esa  forma,  inclusive  cuando  se  prometió  no  arruinar  la  banda  una  segunda  ocasión  enamorándose  de  la  persona  equivocada.  Palmea  el  sofá  al  costado  de  él,  deteniendo  las  pitas  y  quitándose  el  auricular.  -  —¿Qué  tienes  ahí  escondido?  Enséñame  tu  magia.   

Plasmar ideas en papel era una tarea sencilla para él, un amante de la música desde que tiene memoria y ni siquiera cuando tuvo su ‘época oscura’ ha dejado de expresar lo que siente, llenado decenas de libretas que aún descansan en su habitación. A veces las relee como una forma de seguir adelante, de recordar amistades o amores que dejaron una marca en él, a su yo de pequeño que le pedía a gritos que no se rinda con su sueño aunque todo el mundo esté en su contra. Dohyeon sabe tocar algunos instrumentos de pequeño, cuando fue a pedir clases particulares a sus padres y estos accedieron creyendo que solo era un gusto temporal y cuando crezca, enfocaría su vida en heredar el negocio familiar. También está aprendiendo piano por su carrera aunque no se compara en lo absoluto al talento innato de Minjae, pero escribir y producir son cosas distintas, por lo que busca ayuda en el mayor para dar vida a una nueva canción que escribió noches atrás. “¿Estás libre, hyung?” se asoma con timidez por el pequeño espacio entre la puerta y el marco de la misma, sujetando entre sus brazos y cerca del pecho el cuaderno donde las letras dan vida a sentimientos que, por ahora, es incapaz de expresar.

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NO,  quien  tiene  el  novio  hermoso  y  perfecto,  es  él  ♡

Exacto, quién no sentiría celos de su hermoso y perfecto novio ♡

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El  más  bajo  resopla  cuando  el  otro  se  avergüenza,  ligeros  tintes  de  color  en  su  piel  y  las  claras  facciones  indicaban  que  eso  sentía.  -  —Eres  increíble  —  -pero  no  lo  decía  de  buena  forma,  sino  porque  no  parecía  uno  de  ellos  en  absoluto.  Sabe  que  el  sacerdote  detectaba  algo  diferente  en  ese  demonio,  ellos  por  igual,  pero  nadie  conseguía  realmente  entender  la  naturaleza  de  sus  acciones  menos  agresivas  y  menos  pecaminosas.  Vuelve  a  resoplar,  el  humo  del  cigarro  escapa  por  la  nariz  mientras  sigue  escaneando  el  panorama.  -  —Voy  a  meterme  en  problemas,  pero  no  con  un  engendro  como  tanto  te  disgusta.  Tendré  sexo  con  alguno  de  todos  estos,  o  varios  si  se  me  da  la  ocasión,  luego  comeré  sus  almas  —  -le  gusta  provocarlo  con  ideas  “desagradables”,  como  si  enterrara  sus  garras  en  el  centro  del  pecho  y  apretase  su  corazón  con  saña  y  deseos  de  producir  dolor.  -  —¿Siquiera  el  cobarde  de  tu  “novio”  te  ha  cogido  bien,  Dohyeonie?  ¿O  realmente  no  eres  ni  una  pizca  de  demonio?

El demonio se avergüenza cuando el otro habla, comprendiendo que sí parece que perseguía sus pasos cuando no es, por lejos, su objetivo ese día. “No estaba siguiéndote… simplemente te encontré.” aclara de inmediato aun cuando la voz pierde fuerza, esa que demuestra cuando está dispuesto a proteger a los más pequeños, sin importar si eso conlleva a una pelea entre ambos y un recordatorio por parte del sacerdote que Suyeong es libre de hacer lo que le plazca. Echa un vistazo a la gente cerca, examinando a los humanos y sus ropas, algunos lucían claramente ebrios y apenas podían caminar, otros tenían los orbes desorbitados como clara señal que algo consumieron. “Al menos me alegra saber que no te meterás en problemas hoy…” y por ende, él también podía estar tranquilo y descansar en su frasco.

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Suyeong  deja  salir  el  humo  del  cigarrillo  entre  sus  labios,  su  espalda  descansa  en  contra  de  la  pared  de  ladrillo  muy  cercana  a  un  bar  de  mala  muerte  en  medio  de  la  ciudad,  observando  el  menú  entrar  y  salir,  queriendo  elegir  algo  para  pasar  el  rato.  No  obstante,  es  la  esencia  de  un  ente  complejo  lo  que  le  hace  girar  el  par  de  ojos  hasta  su  persona,  Dohyeon  no  huele  como  los  demonios  convencionales,  pero  puede  distinguirlo  gracias  al  sutil  aroma  de  tabaco  y  pergamino,  de  tinta  e  incienso  del  Padre.  -  —Es  la  calle,  no  un  área  cerrada.  Pero  es  un  bar,  no  una  guardería,  no  tienes  que  seguirme  como  un  perro…  —  -no  podía  evitar  sentirse  a  la  defensiva,  cuando  el  otro  no  dejaba  de  arruinar  cada  uno  de  sus  intentos  de  desayuno  saludable.  

Incómodo es la palabra perfecta para definir su encuentros con Suyeong, alguien con quién prefería platicar lo menos posible pero, debido a su capacidad de sentir cuando otros están en peligro, termina metiéndose en sus asuntos cuando el otro busca almas de inocentes niños para devorar más veces de las que podía contar. Aunque ahora el escenario es distinto, Dohyeon decidió salir del recipiente un rato y caminar por el lugar, los demás había salido hacer sus... cosas demoniacas y Yohan posiblemente está investigando un nuevo caso. Lo que no esperaba era cruzar miradas con la misma entidad que le pone los pelos de punta. "Lo siento, no sabía que estabas por aquí..."

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En  la  oscuridad  de  la  sala,  su  brazo  izquierdo  que  es  una  prótesis  adornada  con  tatuajes  de  diferentes  formas  y  la  enigmática  serpiente  que  brillaba  en  un  color  verde  cada  que  dosificaba  su  medicación  para  el  oído,  es  lo  que  lo  delata.  -  —He  venido  a  ver  si  tienes  noticias  nuevas…  —  -comenta,  sentándose  en  una  mullida  silla  al  frente  del  otro  hacker,  Morris  subiendo  al  escritorio  esperando  que  Dohyeon  pase  la  base  de  datos  y  puedan  visualizarla  en  grande.  El  gato  proyecta  el  expediente,  Suyeong  observando  a  la  hermosa  criatura  que  se  pintaba  en  una  pantalla  holográfica  de  colores  verdosos  y  azulinos.  -  —¿Qué  sabes  de  él?

"¿Vienes por más información?" no le fue difícil entrar a las cámaras de seguridad de la zona, esa mañana despertó con la sensación que tendría una agradable visita y no estaba seguro si era la policía de aquella ciudad que le arrebató todo o la persona con quien está trabajando. Afortunadamente fue la segunda opción, alegrándose de no tener que manchar sus manos de sangre. "La buena noticia es que tengo la ubicación de un Apostol, la mala es que su distrito está sumido en la violencia y será complicado acercarnos."

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Dependerá  de  cuantos  pins  vaya  a  ponerle  a  su  mochila  y  su  ropa,  si  son  menos  de  cinco  lastimará  su  corazón

Entonces, ¿La idea del merchandising de hyung es buena o mala? He's very confundido(?)