#autor cristiano
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israel-34 · 11 months ago
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Umberto Eco, que tenía 50.000 libros, dijo esto sobre las bibliotecas caseras:
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"Es una tontería pensar que tienes que leer todos los libros que compras, ya que es una tontería criticar a aquellos que compran más libros de lo que nunca podrán leer. Sería como decir que debes usar todos los cubiertos o gafas o destornilladores o taladros que compraste antes de comprar nuevos.
"Hay cosas en la vida que siempre necesitamos tener un montón de suministros, incluso si solo usaremos una pequeña porción. Si, por ejemplo, consideramos los libros como medicina, entendemos que es bueno tener muchos en casa y no unos pocos: cuando quieres sentirte mejor, entonces vas al 'armario de medicina' y eliges un libro. No uno al azar, sino el libro correcto para ese momento. ¡Es por eso que siempre debes tener una opción nutricional!
"Aquellos que compran sólo un libro, lean sólo ese y luego se deshacen de él. Simplemente aplican la mentalidad de consumidor a los libros, es decir, los consideran un producto de consumo, un bien. Los que aman los libros saben que un libro es cualquier cosa menos una mercancía."
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bocadosdefilosofia · 11 months ago
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«Los pensadores cristianos asimilaron a fondo el pensamiento de Platón, el platonismo medio y el neoplatonismo, a pesar de que este último era anticristiano. Sólo pusieron limitaciones cuando chocaban abiertamente contra el concepto de verdad revelada. En este aspecto, los autores cristianos aceptaron la filosofía del momento, y hablaban el mismo lenguaje filosófico que los paganos, lo que favoreció la cristianización de un sector del pensamiento pagano y el trasvase de la filosofía platónica, del platonismo medio y neoplatónico, al cristianismo, que en gran parte ha llegado hasta hoy. En esta filosofía se modeló el dogma cristiano.»
J. M. Blázquez: «Platonismo, neoplatonismo y pensamiento cristiano», en Cristianismo primitivo y religiones mistéricas. Editorial Cátedra, pág. 238. Madrid, 1995.
TGO
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frasescatolicas · 4 months ago
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No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor.
HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI Plaza de San Pedro Domingo 24 de abril de 2005
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adribosch-fan · 6 months ago
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"Tienes una hermosa hija...": la persecución de los cristianos, marzo de 2024
Por Raymond Ibrahim Traducción del texto original: ‘You Have a Beautiful Daughter…’: The Persecution of Christians, March 2024 Traducido por Voz Media El 25 de marzo, el Tribunal Superior de Lahore, en Pakistán, otorgó la custodia de una niña cristiana de 13 años a su secuestrador musulmán. En la foto: El Tribunal Superior de Lahore. (Foto de Arif Ali/AFP vía Getty Images) Rusia : El 22 de…
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notasfilosoficas · 8 months ago
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“El todo es mente; el universo es mental. El todo es el conjunto totalizador. No hay nada fuera del todo”
Hermes Trismegisto
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Es un personaje legendario de la época helenística, es una combinación de los dioses griegos Hermes y Thoth, su nombre significa “Hermes el tres veces grande” y el supuesto autor de los “Hermética”, una serie diversa de textos pseudoepigráficos antiguos y medievales que sientan las bases de varios sistemas filosóficos conocidos como hermetismo.
Hermes Trismegisto es considerado un sabio egipcios con conocimientos de filosofía, alquimia, astrología y magia y algunos pensadores medievales consideraron a Hermes Trismegisto un profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le atribuyen estudios de filosofía, como el Corpus Hermeticum, y de alquimia como el texto árabe Lawh al-zumurrud.
A la literatura de Hermes Trismegisto se le conoce como literatura Hermética, y tratan temas tanto espirituales como terrenales, por ejemplo, la manera de atrapar las almas de los demonios en las estatuas a través de hechizos y hierbas.
Entre los tratados que se le suelen atribuir a este autor griego destacan el “Corpus Hermeticum” y “La tabla esmeralda”, del cual éste último sobre todo, es considerado la base del saber alquímico, cuyo objetivo primordial era llegar a la sustancia primordial (una suerte de arkhé) a través de transmutaciones de la materia, algo similar a lo que buscaba la alquimia, que era llegar a la obtención del oro, a través de materiales como el plomo.
En la obra atribuida a Giovanni di Stefano en la catedral gótica de Siena, se puede apreciar una representación de Hermes Trismegisto con un gorro que pretende evocar al dios griego Hermes, entregando un libro a dos personajes que representan a dos sabios uno de oriente y occidente, en cuyo libro se hace una referencia a Egipto como cuna de la sabiduría, así como la frase “Contemporaneus Moysi”, aludiendo a que es contemporáneo de Moises.
En 1908, el abogado y comerciante estadounidense William Walker Atkinson publicó una obra titulada “El Kybalión”, en el que afirmó sin aportar ninguna evidencia historiográfica, que creía que Hermes Trismegisto podría haber sido contemporáneo del patriarca Abraham.
Las obras de este Hipotético autor, fueron reconocidas como de gran valía por Cicerón, Lactancia y San Agustín entre otros muchos autores medievales y renacentistas (traducidas al latín por Marsilio Ficino en 1471), sin embargo, la crítica filológica iniciada por Casaubon en 1614, ha demostrado que se trata de una serie de distintos escritos debidos a diversos autores de los siglos II y III d.C., probablemente griegos, en los que se mezclan sin rigor las doctrinas filosóficas de elementos astrológicos y astronómicas de caldeos y helenísticos, de la física aristotélica y de la filosofía pitagórico-platónica, que son un ejemplo del sincretismo y eclecticismo de la filosofía salvífica popular griega, propia del período helenístico tardío.
El núcleo del mensaje del hermetismo del cual procedió todo su éxito, se centra en torno al hecho de presentarse como una doctrina de salvación unidas a unas teorías de orden metafísico, teológico, cosmológico y antropológico, basadas en un sistema teológico que estudia la salvación. La salvación que consiste en la liberación definitiva del cuerpo terrenal, consiste en el conocimiento de la gnosis o doctrina hermética, en donde antes de todo, el hombre debe conocerse a si mismo y convencerse de que su naturaleza consiste en su intelecto.
En los Oráculos, predomina el elemento mágico mucho mas que en el Corpus Hermeticum y respecto al origen de esta obra, las fuentes antiguas nos indican que su autor fue un pensador romano de nombre Juliano de Teúrgo, que vivió en la época de Marco Aurelio en el siglo II d.C. Esto se sabe con certeza por que en el siglo III d.C. estos textos ya eran citados por autores cristianos y por filósofos paganos.
Los oráculos no se remiten a la sabiduría egipcia sino a la babilónica y en ellos el culto al sol desempeñan un papel fundamental.
Juliano fue el primer pensador en ser denominado Teúrgo, concepto que difiere radicalmente del teólogo, ya que el teólogo se limita a hablar de los dioses en tanto que el teúrgo los evoca y actúa sobre ellos. La teúrgia entonces, es la sabiduría y el arte de la magia usada con finalidades místico religiosas y está estrechamente ligada con la alquimia. Mientras que la magia vulgar hace uso de los nombres y fórmulas de origen religioso con objetivos profanos, la teúrgia los hace con el objetivo religioso de la liberación del alma del cuerpo y la búsqueda de la unión con lo divino.
Los textos herméticos contienen, de forma muy parecida a otros textos religiosos, una cosmogonía, es decir una interpretación del mundo teológica, y presenta una jerarquía de dioses intermedios o emanaciones entre Dios y el mudo formada por; El Logos o verbo, (quien funge como hijo primogénito del Dios supremo), el Demiurgo (una figura similar a un artesano responsable de dar forma y mantener al universo físico), el Anthorpos (o el hombre incorpóreo que es imagen De Dios), y las almas de los hombres terrenales que es lo que hay en los cuerpos físicos.
El Dios primigenio no actúa ni es creador, sino que la creación corre a cargo del logos y del demiurgo de inspiración platónica. Estos dos Dioses actúan sobre la oscuridad y las tinieblas dejando paso al Dios Luz y construyen un mundo ordenado. Gracias a ellos se configuran y ponen en movimiento siete esferas celestiales que a su vez producen a los seres vivos.
Por su parte, el anthorpos quiere imitar a los dioses creadores y crear él también algo, está envidioso de sus hermanos mayores, sin embargo, el anthorpos espiritual cae a la tierra, a lo físico y lo corpóreo, naciendo así el hombre terreno con su doble naturaleza espiritual y corporal.
Fuentes: Wikipedia, ucm.es, encyclopaedia.herdereditorial.com, anaminecan.com
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jgmail · 9 months ago
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La Francmasonería, el esoterismo y el secretismo
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Por Stéphane François
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Si bien la cuestión de los vínculos existentes, o supuestamente existentes, entre esoterismo y masonería es fascinante desde el punto de vista intelectual, también es un camino sembrado de muchos escollos. El investigador que desee estudiar seriamente este campo debe navegar entre un amasijo de textos de los cuales sólo una muy pequeña minoría son científicos. Por el contrario, la gran mayoría de obras las obras que tratan este tema son pseudocientíficas y están repletas de especulaciones esotéricas y ocultistas masónicas o no. Sólo unos pocos autores, a menudo ellos también masones, han escrito algunas obras de carácter científico y, sobre todo, crítico: entre ellos podemos contar a Roger Dachez, Pierre Mollier, John Hamill Éric Ward, etc., que pertenecen a lo que podríamos denominar “Escuela Auténtica”. Por otra parte, la masonería ha estado asociada al esoterismo casi desde sus orígenes. Esta proximidad, que no tiene nada de natural como veremos, ha calado muy profundamente en la mentalidad de las personas. Por ejemplo, cuando se busca en las librerías literatura relacionada con la Francmasonería (ya sean independientes o formen parte de una todo) se vincula sistemáticamente sus libros con el esoterismo y la espiritualidad más que con la filosofía o a las ciencias humanas... Nos encontramos, por lo tanto, ante el problema de como definir la Francmasonería. Existe otro aspecto a tener en cuenta: el funcionamiento rizomático de la masonería. Un mito lleva a otro mito que, a su vez, está en contacto con otro y así sucesivamente. Esto complica el estudio de la masonería, en particular su relación con el esoterismo. Así, por un lado, Roger Dachez ha desmontado la mitología en torno al nacimiento de la masonería y, por el otro, un historiador riguroso como Antoine Faivre, especialista en el esoterismo, ha demostrado la presencia de este mito en los altos grados masónicos desde la primera mitad del siglo XVIII...
Además, esta investigación se ha visto obstaculizada por el hecho de que ciertos masones esotéricos, propensos a la reflexión historiográfica, han hecho todo lo posible por establecer la idea de una relación lógica y natural entre la masonería y el esoterismo. Por último, algunos masones se han dedicado al sincretismo mítico-religioso desde el siglo XVIII... Nuestra principal preocupación es que el contenido léxico de la palabra “esoterismo” es bastante débil. Así que merece la pena echar un vistazo rápido a tal concepto. Brevemente, podemos decir que el esoterismo puede definirse como una forma de pensamiento que:
funciona como un término comodín;
un discurso deliberadamente “críptico”;
un discurso metafísico;
un discurso gnóstico....
A pesar de todo lo anterior, se ha podido establecer una criteriología definida, siendo la de Antoine Faivre la más famosa de todas. Faivre definió seis características fundamentales del esoterismo de las cuales las cuatro primeras son intrínsecas, lo que significa que su presencia simultánea es suficiente para decir que estamos frente a una forma de esoterismo. Estas características son:
La teoría de las correspondencias;
La idea de que la naturaleza es un ser vivo;
La importancia atribuida a la mediación de seres sobrenaturales;
La teoría y la experiencia de la transmutación;
“La práctica de la concordancia”;
Y, por último, la idea de la transmisión ininterrumpida del conocimiento esotérico a lo largo de los siglos.
El esoterismo es una forma sincrética de pensamiento religioso que se originó al interior del cristianismo y cuyos más importantes representantes fueron todos cristianos hasta finales del siglo XVIII. Podemos considerarla como una respuesta en contra del creciente desencantamiento del mundo de esa época, pues a partir del siglo XIX se afirmó como la única forma de conocimiento que permitía un acceso a la dimensión espiritual y al hombre absoluto, además de la perfección divina, mediante la investigación de las conexiones entre el hombre, la naturaleza y lo divino. El esoterismo pretendía reunificar la sociedad destruida por la Revolución. Sus promotores destacaban la importancia de la luz interior o la gnosis como una experiencia de revelación que, en la mayoría de los casos, conducía al encuentro con el verdadero yo y con la fuente del ser, es decir, Dios. El ocultista y esoterista francés René Guénon, él también un masón, se encuentra en el origen de cierto contenido esotérico al interior de la masonería. Según él, “la verdadera iniciación reside esencialmente en la ortodoxia masónica; y esta ortodoxia consiste sobre todo en seguir fielmente la Tradición...”. Guénon siempre defendió la relación existente entre la masonería especulativa moderna y la masonería operativa medieval mucho más antigua, haciendo de esta continuidad institucional la condición de la legitimidad tradicional y de la regularidad iniciática de la masonería. La visión de Guénon de la masonería era fundamentalmente antihistórica y anticientífica, asociándola a la existencia y persistencia de ciertas “sociedades secretas”. Sin embargo, no existe ninguna “sociedad secreta” o “sociedad iniciática” capaz de mantenerse indefinidamente en el tiempo. Lo mismo ocurre con la persistencia de una supuesta “Tradición primordial”. Este deseo de filiación inmemorial es más bien una cuestión de autolegitimación propia de los círculos proto-ocultistas o proto-esotéricos.
Podemos decir que se trata de un aspecto paradójico en el seno del esoterismo francmasónico: algunos académicos no masones insisten en este aspecto, mientras que los historiadores masones como Dachez y Hamill lo deconstruyen. Incluso el ocultista Eliphas Lévi, la principal figura del ocultismo del siglo XIX, cuestionó el contenido esotérico/ocultista de la masonería. Lévi se refería a la masonería como una “sociedad casi pública que pretendía tener sus misterios”. La cuestión del secreto también es importante, pues se encuentra en el corazón del esoterismo y algunos observadores insisten en que el aspecto oculto y el misterio que encierra tales términos. No obstante, tenemos que evitar asociar “esoterismo”, “secreto” e “iniciación”: los textos esotéricos no son realmente secretos... El esoterismo no es una doctrina para iniciados, sino una forma de pensamiento accesible a todos en su singularidad y que se explica mediante la historia del pensamiento occidental. El pensamiento esotérico debe verse como una fuente de conocimiento diferente o alternativo. Una de sus ambigüedades reside en la importancia del secreto de los rituales y la práctica del juramento, que se imponen en la vida masónica, frente a las prácticas de las reuniones públicas o semipúblicas, lo cual tiende a situarla en el mundo de las sociedades de pensamiento y que en un principio favoreció su crecimiento, en particular bajo la Ilustración. Además, existe una confusión entre los conceptos de “ritual” e “iniciación”, por una parte, y del “esoterismo”, por otra. Para algunos, el rito es necesariamente sagrado. El problema es que los ritos son excesivamente plásticos. Hay ritos que no tienen ningún contenido “esotérico”, como los ritos de paso, que son ciertamente iniciáticos, pero que validan un cambio de estatus social. La finalidad de los ritos es vincular el presente con el pasado, el individuo con la comunidad. Es el caso de los ritos masónicos desde sus orígenes, que buscan inscribirse en una filiación simbólica.
También hay que volver sobre un concepto a menudo cercano, pero distinto, del esoterismo: el ocultismo. La confusión es frecuente, ya que ambos son neologismos que aparecieron al mismo tiempo. Existe una clara distinción entre lo que puede definirse como el aspecto teórico por un lado (esoterismo) y el aspecto práctico por el otro (ocultismo). Al igual que el esoterismo, el ocultismo remite a la idea de secreto, conocimiento reservado, “iniciación”, etc. Además, el ocultismo hace referencia a una serie de prácticas sociológicas (la creación de “sociedades secretas” y su inclusión en una filiación continua) y mágicas que llevan al contacto con entidades sobrenaturales, sin hablar de los ritos de iniciación. Estas ideas derivan de la philosophia occulta desarrollada por Cornelius Agrippa durante el Renacimiento. En este contexto, el término se utiliza para designar un conjunto de investigaciones y prácticas relacionadas con “ciencias” como la astrología, la magia, la alquimia y la Cábala. La edad de oro del ocultismo, o su apogeo, fue la segunda mitad del siglo XIX, donde alcanzó un alto grado de cientificismo, con figuras como Éliphas Lévi (Alphonse-Louis Constant) y luego Papus (Gérard Encausse), Joséphin Péladan, Helena Petrovna Blavatsky y otros. Los ocultistas estaban convencidos de que ciertas verdades espirituales debían permanecer ocultas dentro de los santuarios. Estos santuarios eran la masonería y las “sociedades secretas”, muy de moda a finales del siglo XIX y principios del XX.
Por lo tanto, ¿es la masonería esotérica y, en caso afirmativo, lo es por naturaleza o por accidente? El argumento esgrimido por algunos de la persistencia del esoterismo u ocultismo en el seno de las estructuras masónicas no resiste la crítica científica: los partidarios de la masonería ocultista o esotérica no han hecho más que retomar elementos dispersos del ocultismo/esoterismo/cultos religiosos antiguos (palabras, fórmulas, objetos, ritos, etc.) a los que han dado un nuevo significado según sus preconceptos y deseos con la intención de darse o dotarse de cierta legitimidad. En los últimos veinte años investigadores británicos como Eric Ward han abandonado la idea de que existe un vínculo directo entre la masonería operativa medieval y la masonería especulativa. La teoría más convincente sobre los orígenes de la masonería parece ser la del préstamo. Las primeras logias eran teístas: los ateos eran “declarados personae non gratae”. Los “padres” de la masonería moderna, como James Anderson y Jean-Théophile Désaguliers, eran protestantes. Aunque los autores de las Constituciones abogaban por la tolerancia religiosa, también afirmaban que el masón “nunca sería un estúpido ateo o un libertino irreligioso”. De hecho, las logias antirreligiosas no aparecieron hasta el tercer tercio del siglo XIX. Desde su nacimiento oficial hasta finales del siglo XIX la masonería fue teísta y abierta a toda clase de desarrollos místicos que hoy pueden considerarse como esoterismo. La aparición de contenidos esotéricos en el seno de la masonería, ligada a una visión a-histórica de sus orígenes, puede fecharse en los primeros años del siglo XVIII, beneficiándose del interés sincrético de sus miembros por los mitos templarios y egipcios, pero también por la mística cristiana. Esta evolución se manifiesta en la invención de altos grados de contenido místico los cuales aparecieron por primera vez hacia 1742. Los primeros intentos de una masonería más católica aparecieron en los primeros años del siglo XVIII. Este siglo fue testigo de una oleada de experimentación mística. El esoterismo y la masonería se entrelazaron rápidamente. Sin embargo, aunque las primeras logias tenían a veces un aspecto ocultista, no dejaban de ser ante todo una actividad mundana y social... La puesta en escena tenía como principal objetivo satisfacer la curiosidad o halagar el ego de los hermanos adinerados.
Dicho esto, es así como aparecieron los primeros ritos esotéricos. Uno de los ejemplos más representativos fue la aparición en el siglo XVIII de los grados “rosacruces” basados en la mística cristiana, como el Caballero de la Orden Rosacruz, el Caballero de Oriente y Occidente, etc. Algunos de estos grados cayeron rápidamente en desuso, como fue el caso del Gran Maestro de la Rosacruz del Águila Negra. El principal inventor de la masonería ocultista del siglo XVIII fue Martinès de Pasqually, quien fue bastante activo en varias logias. Sin embargo, Pasqually decidió crear su propia organización mística, l’Ordre des Élus Coëns, que se injertó dentro de la masonería. Su contenido teórico estaba influido por la cábala hebrea y el misticismo cristiano: su objetivo era volver al estado adánico anterior al pecado original. Para alcanzar este objetivo se requerían prácticas a la vez higiénicas (ayunos, ejercicios respiratorios), morales (estricta fidelidad conyugal) y mágicas (teúrgia). Tras la muerte de Pasqually, sus tesis fueron difundidas por dos de sus discípulos: Louis-Claude de Saint-Martin y Jean-Baptiste Willermoz, que modificaron las prácticas del martinismo, como la conversación con la “voz interior”, la introspección y la espiritualidad (Saint-Martin). Willermoz, por su parte, fusionó el martinismo con los ritos masónicos templarios alemanes, en particular la Estricta Observancia Templaria. Willermoz también es el responsable del mito del origen egipcio de la masonería. Otro personaje que podríamos mencionar que está detrás del mito de la masonería egipcia seria Joseph Balsamo, el famoso Conde de Cagliostro, cuya historia es extremadamente compleja: Cagliostro era un masón que frecuentaba los círculos antes mencionados y que creó el Rito Egipcio de la Alta Masonería hacia 1784. Y podríamos multiplicar los ejemplos.
El siglo XIX vio proliferar las estructuras mágicas y ocultistas al igual que las logias paramasónicas de carácter ocultista, así como los intentos de fusión o reunión de los ritos de Menfis y Mizraim. Algunas logias, cada vez más marginales debido a la secularización progresiva de la sociedad, se volvieron paradójicamente cada vez más ocultistas. El movimiento más conocido es el de Menfis-Mizraim, que también hace referencia a una herencia templaria reinventada. Es imposible detallar la historia de estos movimientos masónicos marginales, ya que está salpicada de exclusiones, escisiones, disidencias, cismas, etc., así como de conflictos personales. Paralelamente al auge de la masonería esotérica, algunas logias persistieron en la lógica inicial de las logias anglosajonas, negándose a aceptar tales evoluciones esotéricas. Los masones racionalistas de Burdeos, por ejemplo, se opusieron a la difusión de estas tesis a partir de 1764. Este tipo de masonería se secularizó y politizó cada vez más, sobre todo, en el caso de Francia, hasta volverse de izquierda durante el siglo XIX. No fue sino hasta la promulgación de una serie de bulas de Pío IX (1849, 1854, 1863, 1865) que la convivencia entre las diferentes tendencias de la masonería, es decir, laica y espiritista, se rompió, especialmente cuando los aristócratas y los católicos se fueron y únicamente quedaron los pequeños burgueses comprometidos con políticas anticlericales. El número de miembros del Gran Oriente de Francia se duplica entre 1862 y 1871. El cambio sociológico hizo que sus ritos esotéricos, como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y la referencia al “Gran Arquitecto del Universo” sólo permanecieran vivos, in extremis, hasta 1865. Los ritos caballerescos solo duraron hasta la Convención de 1875. Es a partir de aquí que las referencias cristianas fueron sustituidas por una vaga alusión al deísmo. En 1877 se suprimió el artículo I de sus estatutos, el cual afirmaba la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.
Es aquí cuando nos encontramos frente a neo-ritos que han reciclado antiguas tradiciones cuyo sentido se había perdido hacía mucho tiempo y cuando se crearon otras nuevas. Estas dos dinámicas representan una relectura del pasado. Sin embargo, los esoteristas han utilizado estos ritos y simbolismos institucionales para crear una masonería ocultista o esotérica que combinaba diferentes mitos, como el de los Templarios y las referencias a Hiram. Fue a partir de esta época que comenzaron a aparecer los altos grados caballerescos que apelaban al ego de la nobleza europea, muy presente en la profesión de las armas, y a las fantasías de una parte de la burguesía que aspiraba a unirse a ellos. Fue esto lo que contribuyó al éxito de las logias masónicas en toda Europa. Este interés se refleja también en las Constituciones de Anderson que, no hay que olvidar, fueron encargadas por los dignatarios de la Gran Logia. Desde entonces se ha producido un giro gradual hacia los templarios y después hacia el ocultismo. Algunos masones hicieron una lectura mística del mundo imaginario de la caballería. Estos mundos imaginarios se fusionaron durante el siglo XVIII y dieron lugar a un mito aglutinador, es decir, que otros mitos se añadieron al mito inicial, enriqueciéndolo: de la caballería pasamos a los templarios, luego a los conocimientos templarios supuestamente esotéricos, después a los conocimientos esotéricos y así sucesivamente. Fue también en esta época cuando vemos la aparición de “Cartas” supuestamente inmemoriales que no eran más que burdas falsificaciones.
El significado del término “esotérico” es muy específico en la masonería británica: el término inglés “esoteric” no se refiere a un conocimiento oculto, sino simplemente al secreto. No hay nada esotérico en la masonería anglosajona. Los rituales ingleses definen la masonería como un sistema particular de moral enseñado bajo el velo de alegorías y símbolos, nada más. El gran especialista inglés en la materia, John Hamill, no se anda con rodeos y divide la masonería en dos escuelas: una “científica” o “auténtica” y otra “inauténtica” que se divide en varios subgéneros (“esotérica”, “mística” o “romántica”). Desde el momento en que consideramos que la masonería nació a finales del siglo XVII en círculos cultural y sociológicamente ajenos a las logias operativas, podemos decir que la masonería no tiene nada de secreto, salvo en uno mismo y en el ennoblecimiento de la humanidad, ni transmite nada esotérico u ocultista, salvo los valores humanistas y fraternales de la Ilustración de la que surgió.... Reconocer esto no es en absoluto despectivo. Para darnos cuenta de ello basta con observar el importante papel caritativo desempeñado por la masonería anglosajona y recordar el rol que jugo la masonería republicana y protestante en la elaboración de las leyes laicistas.
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abr · 9 months ago
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Nei primi secoli del cristianesimo vi fu una diatriba a volte accesa sulla necessità o meno di studiare gli autori greci e romani (si pensi a san Girolamo o a sant’Agostino), durante il Medioevo e soprattutto nei monasteri prevalse una mentalità sostanzialmente aperta.
Bonifacio, apostolo della Germania, compose un’Arte della grammatica nella cui prefazione sosteneva che lo studio dei classici è indispensabile alla formazione religiosa. Ancora, Gerberto, divenuto poi papa col nome di Silvestro II (999-1003), che come direttore della scuola cattedrale di Reims riteneva «impossibile per i suoi allievi elevarsi all’arte oratoria senza conoscere le tecniche di elocuzione che si possono imparare soltanto leggendo i poeti». Insomma, da Gregorio Magno fino ad Alcuino, emblema del Rinascimento carolingio, fu tutto un susseguirsi di lodi verso la cultura classica.
Altro che secoli bui (...). Come l’eccezionale esperienza del Vivarium, il monastero fondato da Cassiodoro, che nel VI secolo «fornì le basi per una compiuta sintesi tra saperi pagani e sapienza cristiana». O il meno noto monastero di Eugippio, abate a Castellum Lucullanum vicino a Napoli, che già alla fine del V secolo consolidò la pratica di copiare e conservare i manoscritti antichi. Per arrivare a Rabano Mauro, che guidò l’abbazia benedettina di Fulda in Germania, autore di uno studio sull’arte del linguaggio e difensore della grammatica, e a (...) Alcuino, al quale si devono due trattati sulla retorica e sulla dialettica, ritenuti fondamentali per lo studio, ma anche per l’evangelizzazione.
Poi si spazia dall’elogio da parte di Agostino dell’aritmetica e dei numeri in quanto voluti da Dio come fondamento dell’ordine dell’universo alla passione di Boezio e di Gerberto per la geometria, per finire con l’astronomia di cui si è già riferito e con la musica, la «scienza del misurare ritmicamente secondo arte» ancora per sant’Agostino, autore di un trattato apposito, il De musica. Boezio poi la riteneva «connessa non solo con la speculazione, ma con la moralità». Un lungo percorso approdato nell’XI secolo a Guido d’Arezzo e alla sua codificazione delle note musicali.
via https://www.avvenire.it/agora/pagine/la-cultura-monastica-luce-del-medioevo
Come in tutte le rivoluzioni del pensiero, anche il cristianesimo rischiò nella sua infanzia l'implosione suicida causa massimalismo fondamentalista, cancellatore di tutta l'eredità del passato nel nome di una nuova ripartenza.
Mentre ad es. islam, blm, wokismo e ambientalismo ci cascano come pere e ne sono fatalmente vittime, il pensiero cristiano dopo qualche iniziale tentennamento - iconoclastia etc. - si salva da se sin dai primi tempi, lasciando tutti i freni fondamentalisti auto imposti alla ortodossia orientale e celebrando Dio per mezzo della CURIOSITA' DEL SAPERE, originando quindi dal suo interno e ponendo le premesse per tutto il successivo progresso positivo del mondo, dal capitalismo al liberalismo alla scienza.
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sefaradweb · 1 month ago
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Judíos, conversos y el judeoespañol
🇪🇸 El artículo de Juan Antonio Frago analiza la historia del judeoespañol, desde sus orígenes en la península ibérica hasta la unificación lingüística que experimentaron los judíos expulsados en 1492. También se examina el papel de los conversos, tanto aquellos de última hora como las generaciones posteriores de cristianos nuevos, quienes a través de sus declaraciones ante la Inquisición proporcionaron información sobre su realidad cultural e idiomática. Se estudia una comunidad judía de Aragón como ejemplo del peso que las comunidades rurales tuvieron en la diáspora. El autor concluye que el judeoespañol ya existía antes de la firma del Edicto de Expulsión de 1492, en aspectos fundamentales relacionados con la diversidad lingüística de España en el siglo XV.
🇺🇸 Juan Antonio Frago's article explores the history of Judeo-Spanish, from its origins in the Iberian Peninsula to the linguistic unification experienced by the Jews expelled in 1492. It also examines the role of conversos, including late converts and later generations of new Christians, who provided insights into their cultural and linguistic realities through their Inquisition testimonies. The study focuses on a Jewish community in Aragón, highlighting the influence of rural communities in the diaspora. The author concludes that Judeo-Spanish existed before the signing of the Edict of Expulsion in 1492, in key aspects related to Spain's linguistic diversity in the 15th century.
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jvrpvz · 9 days ago
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Diálogo de un cura patriota y su hermana realista
- Querida hermana, noto en ti preocupación.
- No te asombres hermano. Bien sabes que siempre he sido realista y que seré realista toda mi vida y nadie moverá mi opinión.
- Hermana, querida, creí que durante estos tres años en que no nos hemos visto habrías abandonado esas preocupaciones y pensases de un modo más ilustrado
- Querido Paulino, no se pronuncia en mi presencia aquella palabra. Lo que tú llamas ilustración es doctrina de pseudo filósofos que pretenden corromper a los hombres inspirándoles sentimientos impíos. Por eso creo que los patriotas son herejes, verdaderos impíos y bien excomulgados que están ¿Otra copita de mistela?
- Gracias, hermana. Te acepto otro tazón de chocolate y un trutro de pollo
- Me alegra ver que conservas tu apetito.
- Sin embargo. tu actitud casi me lo ha hecho perder
- Comprendo tu ofuscación hermano, pero decidme: ¿no es acaso una injusticia aquella con la que los americanos pretenden sustraerse de la obediencia al rey, siendo así que los monarcas de España legítimamente gobiernan a América, pues la conquistaron a sus expensas y con sus armas? Negar aquesto me huele a cahuín
- ¿Cahuín, dices, hermana mí? ¿y no lo es también invadir como hicieron los godos sin que nadie lo llamase y entrasen en tierras ajenas? ¿No es nuestro derecho responder a tal injusticia? ¡Eso equivale a aceptar que Juan arme a sus criados y ataque y entre en la casa de Pedro y le robe todo! A mí, esto me huele más a malón que a cahuín.
- ¿más mistela?
- No gracias. Solo un pichintún.
- ¡Qué fácil es, hermano, desfigurar las cosas! Tú no ignoras que el romano pontífice Alejandro VI cedió a los Reyes de España estos dominios, con tal que en ellos se propagasen la verdadera religión
- Hermanita, hermanita, primo el autor de nuestra religión no vino a plantarla con la espada como lo hizo Mahoma sino con su divina palabra. Sus discípulos no pueden hacer lo contrario, y ya que de papas hablamos, recuerda que Pablo III decretó, después de Alejandro, que se procurase propagar la fe pero sin tomar las propiedades de los indios. Tienes que entender, hermana mía, que la potestad del papa es espiritual y que se extiende solo a los cristianos, sean estos católicos o herejes, pero de ningún modo a los infieles ¿cómo podría el papá tener potestad material sobre quienes ni siquiera tiene potestad espiritual?
- Bien te defiendes, ah, pero el tanto de discurrir te habrá abierto el apetito. Tengo un arrollado esta mañana
- Gracias hermana, pero más que nada lo que tengo es sed. Cuando entré hace un rato vi a unos huainas abrir una chuica de chicha ¿podría probar un poquito?
- Ciertamente
-  Siento que mis palabras no te han convencido
- No te equivocas, y es que pienso que aún en el caso que se pudiese poner en duda su legitimidad última, siempre queda el juramento sagrado y solemne que nos liga al rey
- Dices “nos liga al rey”, y así fuera, si no fuese, como se dice, sagrado y solemne. Primo, no es sagrado porque está fundado una injusticia. Secundo, no es solemne porque carece de las formalidades necesarias. Para ser sagrado ha menester 3 calidades, 3 eh: verdad, necesidad y justicia. No, para.. para mí que questo juramento es sacrílego y nefando porque compromete el sagrado y terrible nombre de Dios para cubrir una inequidad. Ah, sí p’u, sí, sí, sí, no, no, no, no, no no es sagrado y ni siquiera solemne. Veamos, veamos, quiénes prestan juramento, cómo y quiénes: prestan juramento juran los Cabildo a nombre de todo el pueblo. Y ¿desde cuándo que el pueblo le ha dado al Cabildo tal poder? El pueblo calla, pero en compromisos onerosos el silencio no expresa voluntad. Y, ciertamente, el abdicamiento de la libertad por esta y las futuras generaciones es oneroso. No. Porque hay error sustancial por falta de conocimiento e ilustración, ese compromiso es nulo, completamente nulo. No, Si p’u.
- Sabe que, desde hace rato, que pienso que un café con once, acompañado con una rosca y unos calzones rotos nos vendría bien, y te lo digo porque yo creo que tus ideas son justas y debemos celebrarlas debidamente
- Hermanita, querida, en este caso particular el que calla otorga.
 - Sin embargo, por tu vida, dime qué opina las excomuniones a patriotas que nuestra Santa madre la iglesia ha pronunciado recientemente
- Para que sea válida una excomunión, el excomulgado debe estar ligado al delito que se le imputa, por acto de hecho y de convicción. Quien combate a los Reyes de España, cumple una acción legítima, justa y necesaria; y no un delito. Si.. si dejamos establecido que esta es nuestra queridísima patria, Cicerón nos apoya cuando nos dice que en el cielo hay un lugar para los que mueren por la patria, y Tácito lo corrobora y, y Santo Tomás sostiene que no sólo se es mártir de la fe sino de las obras, porque en nuestra religión las obras es casi tan importante como la fe misma, y eso es lo que nos diferencia de los mahometanos y los herejes para quienes solo se es mártir de la fe. Y alguien que muere por una buena obra es tan mártir como el que muere por su fe. Y el papa León IV agrega que quienes mueren por la patria tienen asegurada la gloria y quien de esta manera obra, no hace sino seguir su obligación impuesta por derecho divino y natural
- Me has convencido, y ahora que lo pienso bien, tiemblo pensando que al negarme a defender nuestra querida patria he podido ofender al eterno y, así, arriesgar el castigo eterno. Ay… Pero el tiempo pasa y ya casi hora de cenar.
- eso, eso, eso me recuerda una historia que me gustaría contarte
-  Dios sabe lo mucho que me gustan esas historias que con tanta gracia sabes decir, a tanto me hacen recordar a mi infortunado padre.
-  Dice la historia qué había una vez un huaso harto ladino…..
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magneticovitalblog · 9 months ago
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Día de Andalucía (España) el 28 de febrero
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Andalucía, tierra de luz y de arte, de olivos y naranjos, de historia y de cultura. Andalucía, cuna de poetas y de cantaores, de toreros y de pintores, de genios y de luchadores. Andalucía, donde el sol brilla más fuerte, donde el mar besa la arena, donde el viento trae la sal. Andalucía, donde el alma se desborda, donde el corazón se ensancha, donde el sueño se hace realidad.
Hoy es tu día, Andalucía, y yo te canto con orgullo y con cariño. Hoy es tu día, Andalucía, y yo te digo que eres bella y que eres mía.
Andalucía, tierra de contrastes y de encantos, de montañas y de valles, de ríos y de lagos. Andalucía, fuente de sabores y de aromas, de vinos y de aceites, de tapas y de gazpachos. Andalucía, escenario de leyendas y de mitos, de moros y de cristianos, de gitanos y de flamencos. Andalucía, ejemplo de tolerancia y de mestizaje, de convivencia y de diálogo, de libertad y de coraje.
Hoy es tu día, Andalucía, y yo te admiro con respeto y con admiración. Hoy es tu día, Andalucía, y yo te siento como parte de mi corazón.
Autor :@magneticovitalblog
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tempodadisperati · 11 months ago
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Gesù Cristo figlio unico?
Puoi dimostrarlo con la Bibbia? 
Certo! 
Matteo 13,55:
Non è egli forse il figlio del carpentiere? Sua madre non si chiama Maria e i suoi fratelli Giacomo, Giuseppe, Simone e Giuda?
Marco 6,3:
Non è costui il carpentiere, il figlio di Maria, il fratello di Giacomo, di Ioses, di Giuda e di Simone? E le sue sorelle non stanno qui da noi?
Nella Bibbia fratello è utilizzato in senso ben più ampio rispetto ai fratelli couterini o germani (Genesi 4,1-2; Matteo 4,21), e può essere riferito anche ai cugini (1Cronache 23,21-22), a zio e nipote (confronta Genesi 13,8 con Genesi 11,27), ai concittadini (Genesi 19,6-7), ai membri di una tribù (1Cronache 15,4-10), ai connazionali (Esodo 2,11; Deuteronomio 18,15; Atti 3,17), agli sposi (Tobia 7,12), ai bisognosi (Matteo 25,40), ai discepoli di Gesù (Giovanni 20,17-18) e a tutti coloro che fanno la volontà di Dio (Matteo 12,49-50).
La madre di Giacomo e di Ioses (forma ellenistica di Giuseppe) si chiama Maria
Matteo 27,55-56:
C’erano anche là molte donne che stavano a osservare da lontano; esse avevano seguito Gesù dalla Galilea per servirlo. Tra costoro Maria di Màgdala, MARIA MADRE DI GIACOMO E DI GIUSEPPE, e la madre dei figli di Zebedèo.
Marco 15,40-41:
C’erano anche alcune donne, che stavano ad osservare da lontano, tra le quali Maria di Màgdala, MARIA MADRE DI GIACOMO IL MINORE E DI IOSES, e Salome, che lo seguivano e servivano quando era ancora in Galilea, e molte altre che erano salite con lui a Gerusalemme.
La madre di Giacomo e di Ioses è talvolta chiamata l’altra Maria per distinguerla dalla madre di Gesù e dalla Maddalena
Matteo 27,61:
Erano lì, davanti al sepolcro, Maria di Màgdala e L’ALTRA MARIA.
Matteo 28,1:
Passato il sabato, all’alba del primo giorno della settimana, Maria di Màgdala e L’ALTRA MARIA andarono a visitare il sepolcro.
Marco 16,1:
Passato il sabato, Maria di Màgdala, MARIA DI GIACOMO e Salome comprarono oli aromatici per andare a imbalsamare Gesù.
Luca 24,9-10:
E, tornate dal sepolcro, annunziarono tutto questo agli Undici e a tutti gli altri. Erano Maria di Màgdala, Giovanna e MARIA DI GIACOMO. Anche le altre che erano insieme lo raccontarono agli apostoli.
Questa Maria, madre di Giacomo e di Ioses, è la moglie di Clèopa
Matteo 27,55-56:
C’erano anche là molte donne che stavano a osservare da lontano; esse avevano seguito Gesù dalla Galilea per servirlo. Tra costoro Maria di Màgdala, MARIA MADRE DI GIACOMO E DI GIUSEPPE, e la madre dei figli di Zebedèo.
Marco 15,40-41:
C’erano anche alcune donne, che stavano ad osservare da lontano, tra le quali Maria di Màgdala, MARIA MADRE DI GIACOMO IL MINORE E DI IOSES, e Salome, che lo seguivano e servivano quando era ancora in Galilea, e molte altre che erano salite con lui a Gerusalemme.
Giovanni 19,25:
Stavano presso la croce di Gesù sua madre e la sorella di sua madre, MARIA DI CLÈOPA, e Maria di Màgdala.
Maria di Clèopa è la cognata della madre di Gesù, e per questo è menzionata come sorella di lei. Infatti, secondo quanto afferma lo scrittore giudeo cristiano Egesippo (110-180), menzionato da Eusebio (Storia Ecclesiastica III, 11.32), Clèopa è il fratello di Giuseppe, lo sposo della madre di Gesù. Egesippo avrà ottenuto queste informazioni da qualche discendente di Clèopa. Perciò Giacomo il minore e Ioses sono cugini di Gesù. Giacomo il minore va identificato con l’apostolo Giacomo di Alfeo (Matteo 10,3; Marco 3,18; Luca 6,15; Atti 1,13), il fratello del Signore (Galati 1,19), primo vescovo di Gerusalemme (menzionato anche come una delle colonne della Chiesa [Galati 2,9]). Perciò Alfeo di Giacomo (da non confondere con Alfeo padre di Levi [Marco 2,14]) e Clèopa sono la medesima persona. Secondo Egesippo (Storia Ecclesiastica III, 11), anche Simone è figlio di Clèopa. Quanto a Giuda, autore della omonima lettera, si presenta come fratello di Giacomo (Giuda 1). Probabilmente si tratta dell’apostolo Taddeo, detto anche Giuda di Giacomo (confronta Matteo 10,3 con Luca 6,16 e Atti 1,13). Perciò Giacomo, Ioses, Simone e Giuda, menzionati nei vangeli come fratelli di Gesù, sono suoi cugini.
di Giuseppe Monno 
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kpwx · 5 months ago
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«Los ensayos», de Michel de Montaigne
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A simple vista, Los ensayos pueden dar la impresión de ser una lectura agotadora o incluso difícil; yo mismo lo pensaba, pero ahora que los leí puedo decir que estaba equivocado: la variedad de extensión (que van desde las tres páginas hasta las setenta o más) y de temas (entre el centenar de ensayos se encuentran algunos como “Los mentirosos”, “El miedo”, “El dormir”, “Los pulgares” o “Los carruajes”) la vuelve una obra fácil de leer. No hay pasajes oscuros ni se tratan temas especialmente difíciles, por lo que apenas se requiere algún conocimiento filosófico previo. Tampoco hay —un poco para mi sorpresa— una atención especial a la religión, algo que podría esperarse de un abnegado católico del siglo XVI. No es solo que no se dedique a tratar cuestiones religiosas puntualmente, es que hasta está ausente en los pasajes que abundantísimamente cita. «No cuento mis préstamos; los peso», escribe, pero entre esos préstamos no llegarán ni a un 5 % los que vienen de la Biblia, de doctores de la Iglesia o de filósofos cristianos; el resto, la práctica totalidad viene de autores griegos y romanos (sobre todo estos últimos). Pero independientemente de que sea un autor interesante y accesible, lo que hace a Montaigne tan especial es la cercanía que provoca. En cualquier ensayo sobre él puede verse cómo lo tratan con afecto, lo que no ocurre con todos los escritores. Y eso es porque se muestra tal cual es: no esconde sus carencias ni sus defectos; por el contrario, los exhibe con gusto:
Por mi parte también veo, mejor que nadie, que esto no son más que desvaríos de alguien que, de las ciencias, solo ha probado la primera corteza en su infancia y solo ha retenido una imagen general e informe: un poco de cada cosa y nada del todo, a la francesa. Porque, en suma, sé que existen la medicina, la jurisprudencia, las cuatro partes de la matemática, y sé burdamente cuál es su objetivo. Y tal vez sé también la pretensión de las ciencias en general de ser útiles a nuestra vida. Pero, penetrar más allá, haberme roído las uñas en el estudio de Aristóteles, monarca de la doctrina moderna, o haberme obstinado tras alguna ciencia, nunca lo he hecho; ni sabría describir siquiera las líneas básicas de arte alguno. Y no hay niño de los cursos medios que no pueda decirse más docto que yo, que ni siquiera estoy capacitado para examinarlo de su primera lección. Y si me fuerzan a hacerlo, me veo obligado, con no poca inepcia, a plantear alguna materia de alcance general, con la que examino su juicio natural, lección que les resulta tan desconocida a ellos como a mí la suya.
Si Nietzsche (quien admiraba profundamente a Montaigne, por cierto) titulaba algunos capítulos de Ecce Homo, “Por qué yo soy tan sabio”, “Por qué yo soy tan inteligente” y “Por qué escribo libros tan buenos”, Montaigne hubiese podido titularlos “Por qué yo soy tan ignorante”, “Por qué yo soy tan estúpido” y “Por qué escribo libros tan malos”:
Mis concepciones y mi juicio solo avanzan a tientas, vacilantes, tropezando y dando traspiés; y cuando he llegado lo más lejos de lo que soy capaz, no estoy en absoluto satisfecho. Sigo viendo tierra más allá, pero con una visión turbia y nublada, que no puedo aclarar. Y, pretendiendo hablar indistintamente de todo aquello que se ofrece a mi fantasía, y sin emplear más que mis medios propios y naturales, me sucede a menudo que encuentro por azar en los buenos autores esos mismos asuntos que he intentado tratar, como acaba de ocurrirme en Plutarco ahora mismo con su discurso sobre la fuerza de la imaginación. Entonces, al reconocerme en comparación con ellos tan débil y miserable, tan torpe y adormilado, me compadezco a mí mismo o me desprecio. Pese a todo, me complace que mis opiniones tengan el honor de coincidir a menudo con las suyas; y que al menos los siga de lejos, asintiendo. También, que tengo algo que no todo el mundo tiene: sé la extrema diferencia que hay entre ellos y yo. Y, no obstante, dejo correr mis invenciones tan endebles y bajas como las he producido, sin embozar ni remendar los defectos que esta comparación me ha descubierto.
Asume no tener conocimientos profundos de filosofía, no ser un buen lector (comparado con los estándares actuales sería el que más, por supuesto), ser flojo y tener una pésima memoria; y ni siquiera saca pecho por su excelente latín —que fue su lengua materna, pues no conoció otro idioma hasta los seis años—, del que admite haber perdido la capacidad de hablarlo. De sus aptitudes físicas y técnicas tampoco tiene mejor opinión:
He carecido de destreza y prontitud; y, sin embargo, soy hijo de un padre pronto y dotado de una vivacidad que retuvo hasta la extrema vejez. Apenas encontró a nadie de su condición que le igualara en ningún ejercicio corporal; como yo apenas he encontrado a nadie que no me supere, salvo en la carrera —en la cual era de los medianos—. De música, ni en cuanto a la voz, que tengo muy inepta, ni en cuanto a los instrumentos, jamás me han podido enseñar nada. En la danza, en la pelota, en la lucha, no he podido adquirir sino una destreza muy ligera y común; para nadar, esgrimir, hacer acrobacias y saltar, de todo punto nula. Las manos, las tengo tan torpes que ni siquiera soy capaz de escribir para mí mismo, de suerte que prefiero rehacer lo que he emborronado a tomarme el trabajo de descifrarlo; y no leo mucho mejor. Caigo en la cuenta de que me hago pesado a los que me escuchan. Por lo demás, buen letrado. No sé cerrar correctamente una carta, ni he sabido nunca cortar una pluma, ni trinchar como se debe en la mesa, ni equipar un caballo con el arnés, ni llevar un pájaro en el puño, ni soltarlo, ni hablar a los perros, ni a los pájaros, ni a los caballos.
Tampoco tiene problema en dar a conocer su ignorancia en cuestiones cotidianas, de las que aquí da varios ejemplos:
Nací y me crie en el campo y en medio de la labranza; llevo los negocios y la administración doméstica desde que mis antecesores en la propiedad de los bienes que poseo me cedieron el sitio. Ahora bien, no sé contar ni con fichas ni por medio de la pluma; la mayor parte de nuestras monedas, las desconozco; e ignoro la diferencia entre un grano y otro, en la tierra como en el granero, salvo que sea demasiado evidente, y casi la que hay entre las coles y las lechugas de mi huerto. No entiendo siquiera los nombres de los útiles básicos de la casa, ni los más burdos principios de la agricultura, que los niños saben. Y, puesto que debo consumar mi vergüenza, no hace un mes que me sorprendieron ignorante de que la levadura sirve para hacer el pan, y de qué es fermentar el vino.
Y ya para terminar este muestrario de defectos, tampoco se reconoce virtuoso:
Mi debilidad en modo alguno altera las opiniones que debo tener sobre la fuerza y el vigor de aquellos que lo merecen. Sunt qui nihil laudent, nisi quod se imitari posse confidunt [Algunos solo alaban lo que confían en poder imitar]. Arrastrándome por el lodo del suelo, no dejo de reparar, hasta en las nubes, en la altura inimitable de algunas almas heroicas. Es mucho para mí poseer un juicio recto si las acciones no pueden serlo, y mantener por lo menos esa pieza maestra exenta de corrupción. Algo es algo, tener la voluntad buena cuando las piernas me flaquean. El siglo en el que vivimos es tan torpe, al menos en nuestra latitud, que falta, no digo la práctica, sino incluso la imaginación de la virtud; y parece que no se trate sino de jerga de colegio.
Y habiéndose mostrado así ¿cómo podría ser capaz de ponerse ejemplo de nada?, ¿cómo podría dar cátedra como si fuese un sabio? Pues obviamente no lo hace. No impone su verdad, porque sabe que es deleble y provisoria; no es tajante ni está convencido fanáticamente de nada, lo que le permite estar abierto a otras opiniones. «Uno trata de no definirse porque sabe que al ratito ya no es uno», como le escuché decir a un cantante chileno; y eso precisamente evita Montaigne:
Aparte de esta variedad y división infinita, debida a la turbación que nuestro juicio nos causa a nosotros mismos, y a la incertidumbre que cada uno siente en su interior, es fácil ver que su posición es muy poco segura. ¿Con qué variedad no juzgamos las cosas?, ¿cuántas veces cambiamos nuestras fantasías? Lo que sostengo y creo hoy, lo sostengo y creo con plena convicción; todos mis instrumentos y todas mis fuerzas empuñan esta opinión, y me la avalan en todo lo que pueden. No podría abrazar ni mantener verdad alguna de manera más cierta. Estoy por entero en ella, estoy de verdad en ella. Pero ¿no me ha sucedido, no una vez sino cien, sino mil, y todos los días, que he abrazado cualquier otra cosa con los mismos instrumentos, en las mismas condiciones, que después he juzgado falsa? Al menos hay que hacerse sabio a costa de uno mismo. Si me he visto a menudo traicionado con este motivo, si mi piedra de toque suele resultar falsa, y mi balanza desequilibrada e injusta, ¿qué seguridad puedo tener en esta ocasión más que en las otras? ¿No es una necedad dejarme engañar tantas veces por un guía? Aun así, por más que la fortuna nos cambie quinientas veces de sitio, por más que no haga otra cosa que vaciar y volver a llenar incesantemente nuestra creencia, como un vaso, con nuevas y nuevas opiniones, siempre la actual y última es la cierta y la infalible. Por ella es preciso abandonar bienes, honor, vida y salud, y todo.
Montaigne es la pura tolerancia, lo que no era del todo común en su época; por ejemplo, en los años en que se quemaba a Miguel Servet en la hoguera por hereje, él escribía esto:
No caigo en el error común de juzgar al otro según lo que yo soy. Me resulta fácil creer de él cosas diferentes a mí. No porque yo me sienta apegado a una forma, obligo al mundo a someterse a ella, como hacen todos; y creo y concibo mil maneras de vida contrarias. Y, al revés que a la mayoría, me cuesta menos admitir la diferencia que la semejanza entre nosotros. Libero al otro a su antojo de tener mis condiciones y principios, y le considero simplemente en sí mismo, sin relación, y lo visto según su propio modelo. Aun no siendo casto, no dejo de reconocer sinceramente la continencia de los fulienses y de los capuchinos, ni de percibir bien el aire de su modo de vida. Me pongo muy bien en su lugar con la imaginación. Y los estimo y honro tanto más cuanto son diferentes de mí. Deseo singularmente que nos juzguen a cada uno por sí mismo, y que no me deduzcan de los ejemplos comunes.
No buscó en los Ensayos más que examinarse de la mejor manera que fue capaz, que es a lo más que puede aspirar cada uno:
Así pues, no garantizo ninguna certeza, salvo dar a conocer hasta dónde llega en este momento lo que conozco. Que no se preste atención a las materias, sino a la forma que les doy. Que se vea, en lo que tomo prestado, si he sabido elegir con qué dar valor o auxiliar propiamente a la invención, que procede siempre de mí. En efecto, hago decir a los demás, no como guías sino como séquito, lo que yo no puedo decir con tanta perfección, ya sea porque mi lenguaje es débil, ya sea porque lo es mi juicio.
Pero teniendo cuidado en dejarse embelesar por las propias cualidades:
Si alguien se embriaga al conocerse, porque mira por debajo suyo, que alce la mirada hacia los siglos pasados. Bajará la cabeza cuando descubra tantos miles de espíritus que lo echan por tierra. Si cae en alguna lisonjera presunción por su valentía, que recuerde las vidas de Escipión, de Epaminondas, de tantos ejércitos, de tantos pueblos, que lo dejan atrás a tanta distancia. Ninguna cualidad particular enorgullecerá a quien tenga al mismo tiempo en cuenta otras tantas características imperfectas y débiles que están en él, y, al cabo, la nihilidad de la condición humana. Sócrates, por ser el único que de veras entendió el precepto de su dios de conocerse a sí mismo, y por haberse llegado a despreciar, merced a este estudio, fue considerado el único hombre digno de ser llamado sabio. Quien se conozca así, que no tema darse a conocer por su propia boca.
Se puede coincidir poco con lo que pensaba o creer que se equivocaba en todo, pero es difícil que no despierte simpatía o hasta afecto. Se pintó desnudo (o casi, porque como cualquier mortal, no pudo deshacerse por completo de la vanidad), algo que ni hoy ni antes ha sido común de ver, y eso es de valorar. Como escribió Juan Rivano en un pasaje que ya he citado en alguna ocasión: «No es más que el simple y pobre hombre que es uno mismo». Luego de acompañarlo a través de mil seiscientas páginas escritas a lo largo de veinte años, ¿cómo no terminar sintiéndolo un amigo?
La cantidad de pasajes que podrían citarse sobre el amor, la amistad, la muerte u otros temas importantes son muchísimos, pero vale la pena ir descubriéndolos cada uno. También habría que destacar el uso que hace de las fuentes griegas y romanas. Cualquier interesado en la Antigüedad clásica podrá encontrar en los Ensayos una verdadera enciclopedia de historias y citas de interés.
Aunque se suele considerar que los mejores están en el libro III, la mayoría de los ensayos que más me gustaron se encuentran en el I y en el II. Mis favoritos fueron los siguientes: “La pedantería”, “Filosofar es aprender a morir”, “Que nuestra suerte debe juzgarse solo tras la muerte”, “Cómo el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos cuando le faltan los verdaderos”, “La tristeza”. “La amistad”, “Cómo lloramos y reímos por lo mismo”, “La soledad”, “Costumbre de la isla de Ceos”, “Los libros”, “La gloria”, “La semejanza de los hijos con los padres”. No tienen desperdicio, de verdad.
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bocadosdefilosofia · 6 months ago
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«Contempla ahora la hermosura de un cuerpo ya formado: son los números ocupando su lugar. Fíjate en la hermosura de un cuerpo que se mueve: son los números obrando en el tiempo. Llégate al arte, de donde éstos proceden, y pregunta allí por el tiempo y lugar, y no encontrarás ni tiempo ni espacio, sino que allí, en el arte, no hay más que número, cuya región no es la de los espacios, ni su edad la de los días, y, sin embargo, los que desean ser artistas y se atienen a las reglas del arte que van a aprender, mueven su cuerpo en el tiempo y en el espacio, y, en cambio, su espíritu se mueve sólo en el tiempo, pues únicamente andando el tiempo llegan a ser perfectos.»
San Agustín: «Del libre albedrío», en Obras de San Agustín, III. Obras filosóficas. Biblioteca de Autores Cristianos, pág. 304. Madrid, 1963.
TGO
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frasescatolicas · 4 months ago
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El hombre encuentra espacio en Dios; el ser humano ha sido introducido por Cristo en la vida misma de Dios.
HOMILÍA DEL PAPA BENEDICTO XVI Basílica de San Juan de Letrán Sábado 7 de mayo de 2005
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adribosch-fan · 8 months ago
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El régimen cubano persiguió un millar de manifestaciones religiosas durante 2023
El 68% de los cubanos consultados conoce a alguien que profesa una religión y que ha sido acosado Marcos Ondarra En Cuba se produjeron en 2023 al menos 936 actuaciones contra el ejercicio de las libertades religiosas, según datos que ha expuesto este miércoles el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), justo cuando el régimen ha prohibido la realización de procesiones de Semana Santa en…
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notasfilosoficas · 1 year ago
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“Tratar de conocer a Dios es una tendencia natural de nuestra inteligencia. No hay que esquivarla; al contrario, debemos cultivar un impulso tan precioso”
Dionisio Areopagita
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Fue un discípulo de San Pablo de Tarso, nacido en el siglo I y que llegó a ser obispo de Atenas.
Nació en el seno de una noble familia pagana, estudió filosofía y astronomía en Atenas, luego se fue a Egipto para terminar sus estudios de matemáticas. Debe su apodo a que vivía en el Areópago, un barrio de Atenas.
Fue convertido al cristianismo por la predicación de San Pablo (Paulo de Tarso) cuando pasó a Atenas en su segundo viaje misionero.
Con el nombre de Pseudo-Dionisio fue conocido como un autor de inspiración neoplatónica y cristiana a finales del siglo V y cuyos textos fueron atribuidos a Dionisio el Areopagita. 
Debido a que los escritos fueron atribuidos a un discípulo de San Pablo, adquirieron una gran relevancia en la teología y la filosofía medieval, especialmente a partir de la gran influencia que tuvo sobre Escoto Eríugena.
Se dice que la obra de Pseudo-Dionisio son en buena parte imitación de los escritos del filósofo neoplatónico Proclo, quien a su vez había plagiado las ideas de Ammonio. 
Algunos estudios realizados en la actualidad, coinciden en que Dionisio fue educado junto a los filósofos Proclo y Damascio en la Academia Platónica, que escribió en Siria e inclusive algunos tratan de identificarlo cn el pensamiento esotérico o mistérico cultivado en la antigüedad, encontrando en sus escritos vestigios de los oráculos caldeos.
Sus escritos aparecen por primera vez citados en el año 532 y aunque entonces se pensó que eran apócrifos posteriormente fueron adjudicados a la autoría de Dionisio.
Pseudo-Dionisio se dice, sustituyó los nombres de los conceptos metafísicos del filósofo neoplatónico, con las nociones teológicas del cristianismo. En especial la procesión de las tres hipóstasis neoplatónicas, aparece en estos escritos como una manifestación de la Santísima Trinidad, y no obstante a pesar de su inspiración neoplatónica las evidentes discrepancias con respecto a la ortodoxia cristianas tendieron a ser difuminadas.
Con estilo original y vigoroso, escribió entre 480 y 530 una serie de tratados que la Edad Media veneró casi como textos sagrados y occidente conoció una primera versión del Corpus Dionysiacum en el 758 cuando el papa Paulo I, envió al monarca Pipino “el breve” una carta anunciando el envío de toda la colección de obras de Dionisio.
El conjunto de la producción de Pseudo Dionisio Areopagita comprende dos grupos de obras: el integrado por “De la jerarquía celeste y De la jerarquía eclesiástica”, en donde se estudia la clase de criaturas dignas de recibir la revelación divina, y el que contiene “De los nombres divinos y de la teología mística”.
La influencia de Pseudo Dionisio, llegó a influir en autores tales como Dante Alighieri en la ordenación angélica del Paraíso de su obra “Divina Comedia”,.
Al convertirse Dionisio al cristianismo por la predicación elocuente de Pablo, el areopagita se ganó poderosos enemigos entre la élite pagana que gobernaba la ciudad.
El areópago era el Tribunal Supremo de Atenas, donde se decidían las leyes y normas generales de conducta de las personas. Este derecho, solo le pertenecía a los ciudadanos nacidos en la ciudad, con posesiones, cultura y prestigio de la comunidad, en donde Dionisio era uno de estos areopagitas.
Poco después, Dionisio fue consagrado por el mismo apóstol como Obispo de Atenas conforme a los relatos de Dionisio de Corinto citado éste por Eusebio de Cesarea.
En Atenas, sus opositores políticos consiguieron su sentencia de muerte por fuego, pero se salvó viajando para reunirse con el Papa en Roma. Muriendo posteriormente en el año 95 d.C. víctima de la persecución de los cristianos.
Fuentes: Wikipedia, encyclopaedia.herdereditorial.com, repositorio.uc.cl/000674362.pdf Carlos Hallet, Revista española de derecho canónico.
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