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n368_w1150 by Biodiversity Heritage Library Via Flickr: Rocky mountain flowers New York city,the H.W. Wilson company,1914. biodiversitylibrary.org/page/22785140
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Disponible para descarga gratuita en caciquecomics.blogspot.com
SOMBRAS: es un cómic independiente de superhéroes en blanco y negro, relatado de una manera distinta, con reconocibles elementos clásicos de los cómics de la década del 90 pero hecha hoy, tanto en el estilo gráfico como en la narrativa, pero sin la censura acostumbrada en los grandes sellos. SOMBRAS cuenta la historia de cuatro entidades energéticas atemporales que desde el principio de los tiempos han habitado nuestro planeta en distintos cuerpos, con distintas vidas, los YANKAI. Estos seres en la actualidad son PIEL DE LOBO, nuestro protagonista principal, puede generar y controlar el fuego. Toda la historia gira en torno a su presente y pasado, es una amalgama entre indio, vikingo, heavy metal, motoquero, héroe estereotípico de película de acción de los 80s, vaquero, animal, etc. , DARKLIGHT (telépata y telequinético), KIO (asimilación molecular), y SHOCKPULSE (emanación constante de energía). Estos cuatro super seres y sus asociados, los demás miembros de la Hermandad Viento Salvaje, miembros externos, colaboradores y muchas otras yerbas, emplean sus habilidades en tareas super heróicas en la búsqueda de justica... o lo que ellos entiendan por justicia, dependiendo de la situación. Es una historia violenta, sangrienta, y no apta para menores, cargada de acción y vocabulario grosero, con pintas de humor y bastante erotismo. Superhéroes, violencia, sexo, puteadas, mala leche. Un comic muy al estilo "extreme". Alma heavy metal.
La historia del buen Piel de Lobo va a ser larga, puede que a veces me demore en producirla, pero no abandonen, síganla porque yo voy a seguir siempre. En el sitio oficial de Cacique Comics hay muchísimo material extra para ver y conocer mucho más de este maravilloso universo.
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CANCIÓN DEL TIEMPO VIEJO
A Yorgos Seferis
Pasan los años, cambian los tiempos, bajan turbias las aguas del mundo; mas yo salgo al balcón de los sueños a verte sobre el barro encorvado bordar golondrinas y pecios.
Mares amargos, solar escaso, por las nubes tenemos el agua, desnudez al ciprés lo entapuja, muda quema cenizas la yerba, nunca acaba la caza del sol.
Y llegaste y cavaste un venero para antiguo náufrago del ponto, que se perdió, mas queda memoria: en Amorgós lucia caracola y en Santorín guijarro salobre.
Del rocío que sacude el helecho prendí una lágrima de granada para poder en este baremo deletrear fatigas del alma, de la fábula al primer lucero.
Y como ya está aquí el Viernes Santo y todavía demora Pascua, quiero verte por Creta y por Mani con la compaña allá sempiterna del lobo, el ��guila y la cerasta.
Mas si ves encubierto en tu frente lucir con sorda trepidación el bólido de antaño, levanta, que la alfaguara aquélla resurta que en tus peñas aguarda paciente.
Pasan los años, cambian los tiempos, bajan turbias las aguas del mundo; mas yo salgo al balcón de los sueños a verte sobre el barro encorvado bordar golondrinas y pecios.
Nicos Gatsos
di-versión©ochoislas
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ΤΡΑΓΟΥΔΙ ΤΟΥ ΠΑΛΙΟΥ ΚΑΙΡΟΥ
Για τον Γιώργο Σεφέρη
Αλλάζουν οι καιροί περνάν τα χρόνια του κόσμου το ποτάμι είναι θολό μα εγώ θα βγω στου ονείρου τα μπαλκόνια για να σε ιδώ σκυμμένο στον πηλό καράβια να κεντάς και χελιδόνια.
Το πέλαγο πικρό κι η γη μας λίγη και το νερό στα σύννεφα ακριβό το κυπαρίσσι η γύμνια το τυλίγει το χόρτο καίει τη στάχτη του βουβό κι ατέλειωτο του ήλιου το κυνήγι.
Κι ήρθες εσύ και σκάλισες μια κρήνη για τον παλιό του πόντου ναυαγό που χάθηκε μα η μνήμη του έχει μείνει κοχύλι λαμπερό στην Αμοργό και βότσαλο αρμυρό στη Σαντορίνη.
Κι απ’ τη δροσιά που σάλεψε στη φτέρη πήρα κι εγώ το δάκρυ μιας ροδιάς για να μπορώ σε τούτο το δεφτέρι καημούς να συλλαβίζω της καρδιάς με του παραμυθιού το πρώτο αστέρι.
Μα τώρα που η Μεγάλη φτάνει Τρίτη κι Ανάσταση θ’ αργήσει να φανεί θέλω να πας στη Μάνη και στην Κρήτη με συντροφιά σου εκεί παντοτινή το λύκο τον αητό και τον αστρίτη.
Κι άμα θα ιδείς κρυφά στο μέτωπό σου να λάμπει μ’ απαλή μαρμαρυγή τ’ αλλοτινό πε��τάστερο σηκώσου να ζωντανέψεις πάλι μια πηγή που καρτερεί στο βράχο το δικό σου.
Αλλάζουν οι καιροί περνάν τα χρόνια του κόσμου το ποτάμι είναι θολό μα εγώ θα βγω στου ονείρου τα μπαλκόνια για να σε ιδώ σκυμμένο στον πηλό καράβια να κεντάς και χελιδόνια.
Νίκος Γκάτσος
#Nicos Gatsos#literatura neogriega#surrealismo#canción#cambios#sueño#fuente#astro#Seferis#di-versiones©ochoislas#Νίκος Γκάτσος
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No importa el camino para atravesar el bosque del maleficio donde habitan brujas, fantasmas y duendes malignos, no importa el trayecto al bosque del olvido dónde las penas se transmiten con el aire, no importa lo duro de la ruta hacia el bosque del misterio donde habitas, siempre que me lleve nuevamente al paraíso, siempre que me devuelva a la senda que te trajo a mis brazos princesa de mí cariño, porque desde ahí, provisto de mí armadura de acero templado, espada a la espalda, flechas y arco, junto con mis cicatrices y con el tiempo necesario, cargado de andanzas, de pieles de lobos y colmillos de dragones llegaré nuevamente a tus brazos...el sur, ¿dónde está el sur?..no importa, yo iré hacia el norte atravesando las montañas de lo desconocido, en esos caminos que aparecen en los viejos mapas y llegaré, llegaré a esa cabaña donde habitan los suspiros que quedaron pendientes desde la última noche en que saliste sin despedirte...de pérdidas y encuentros pretende ser el mapa que guía mi pasado y desempolva mí futuro, sosteniéndome, entretanto, en este presente incierto sin ti, es de paso, un repaso a mis otros yo, que cayeron cuando saliste de madrugada y se levantaron cuando pronunciaste mí nombre con tus labios que, al encontrar los míos, buscaron mis recuerdos de esas noches entre rosas rojas y suspiros en el lecho de nuestro amor que fué templo, que se perdieron sin tú presencia...por eso princesa de mí vida, toma mi mano y caminemos de nuevo en él bosque donde el tiempo se detuvo en cada sendero, dónde se piensa de día y se vive en la eternidad, deja que la lluvia nos moje nuevamente, y que la humedad y el viento nos arrope y nos solape; caminemos despacio entre yerbas y flores sin prisa, caminemos ahora y sin detenernos, que se escuchen tus pisadas con ecos renovados, que me salpiquen de ti junto con tus besos entre charcos, con la felicidad que corre entre la violencia del arroyo que baja de la montaña del dragón, que se refugia de esta lluvia, que olvida que el agua es la vida esta vida que quiero a tu lado eternamente...por eso, sigamos caminando entre los caminos de la vida dejemos que los demás corran cuando quieran, que nosotros paso a paso llegamos a nuestro destino que es nuestra hora, dejémos llevar, dejémonos dejando... que contigo no necesito nada que contigo nunca hay prisa, que a tú lado todo son sonrisas, que tengo todo junto a ti...que aún las tempestades son brisas...
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La tormenta mental de Luis Ortega. Películas, piñas y noches de Farmacity. La sensibilidad temeraria de un artista existencial. Por Enrique Symns.
Rolling Stone - Octubre 2008
Hace unos días hablando después de muchos años con Fito Paez, le comenté que había conocido a Luis Ortega y que su presencia me resultaba impactante. “Sí, Enrique –me respondió-, es tremendo. La matriz del mundo ya no hace tipos de esa madera.”
Cuando vio Caja negra, la primera película de Luis, Leonardo Favio (a quien considero el director de cine más talentoso de todos los tiempos en estas latitudes) le escribió una carta intensa y desbordante. Una de las frases más asombrosas de ese texto fue: “Tenés que tener cuidado, porque tu sensibilidad es temeraria”.
Debo confesar que nunca vi Monobloc, la que vino después. Hace poco, a raíz de esta nota, no sin cierta pereza, le pedí que me enviara una copia de Caja negra. En cuanto la vi, lo llamé:
-Luis, es impresionante. Después de ver Caja negra mi instinto me dice que no debo ver Monobloc.
-Sí, por favor, no la veas nunca –me respondió-. Esperá la próxima. Esa va a ser como Caja negra.
Caja negra tiene algunas escenas tan extraordinarias, ciertos climas mágicos que constituyen la esencia del cine. Hay películas impecables como El padrino, pero carecen de este tipo de escenas que menciono. Rebuscando en mi memoria (y sabiendo que dejo afuera decenas de otros films de esa especie), recordé inmediatamente El enigma de Kaspar Hauser, de Herzog, y también Querelle, de Fassbinder. En realidad, todos los films de Fassbinder son alucinatorios. También comparte ese poder la filmografía de John Cassavetes. Y La zona, de Tarkovsky; y No matarás, de Kieslowski. Y, más que nadie, David Lynch, con la que es sin duda la mejor película de todos los tiempos: Imperio. En Caja negra se perciben chispazos conmovedores de ese cine.
Cuando conocí a Luis, no le presté atención. En el Bar Británico, me encontré casualmente con Julieta Ortega. Quedé fascinado con ella. Su poderosa hembritud, ciertos extraños reflejos feroces y misteriosos en su mirada y, luego, nuestras vacilantes pero sinceras charlas. Después de su embarazo, casi dejamos de vernos.
Pero esa noche, de aquellos viejos tiempos, ella me invitó a cenar a una cantina. Y allí estaban sus hermanos y su pareja, Iván Noble. Ninguno de ellos me llamó la atención, y mucho menos un tipo delgadito abrazado a una niña y en compañía del genial Fernando Noy. Es más, me pareció otro boludo más abrazado a su nenita.
Hasta que un día, en una entrevista telefónica que le hizo Gillespi en Falso impostor, por Rock & Pop, Luis pidió hablar conmigo y alcanzó a escupirme: “Yo sé que vos nunca me vas a dar bola, debés pensar que soy un boludo. Pero sos un tipo que necesito conocer. Y capaz que vos también me necesitás”. De inmediato, acepté el cariñoso reto.
Nos encontramos de inmediato en el salón de fumadores de La Perla y, cuando la noche nos arrolló, bien tarde, salí mareado, como aplastado por un alud. En su pasión por abordarme no me dejó respirar ni hablar, me largó una andanada de historias personales que me quemaron como la lava de un volcán.
Al realizar esta entrevista, comprobé alborozado que este muchacho había realizado el mismo viaje extraviado y riesgoso por esos escabrosos parajes que yo había atravesado en esta dolorosa expedición por la existencia. Por las mismas soledades, por la misma caótica infancia, por los mismos libros, películas y drogas. Este hombre me hace acordar el nombre de mi raza. Amigos. Ese es el nombre de mi país y de mi raza en extinción. Esta entrevista narra las vicisitudes de su viaje.
En la niñez, ¿cuándo empezaste a notar la diferencia con los demás niños, la diferencia que te otorgaba el hecho de ser un Ortega?
Eso me pasó casi de grande. Cuando yo era muy niño, a los 2 o 3 años, toda mi familia dejó el país y nos fuimos a vivir a Estados Unidos. En Miami fui al colegio, pero nunca entré en la sociedad, nunca me incluí en eso que llaman modo de vida americano. Más que en el colegio, me eduqué con las películas que pasaban tres o cuatro veces por día, en un canal que se llamaba Showtime. Viví en Miami hasta los 10 años. Lo primero que me acuerdo es que mi viejo me llevaba a pescar. Mi papá no era Palito Ortega, y eso fue perfecto. Yo no lo viví a él como lo vivieron mis hermanos mayores. Los más grandes lo conocieron como un ídolo. Me llevaba al mar, donde pescábamos langostas, con hilo, con tanza; después nos compramos un adminículo especial para pescar langostas. Nos cagábamos de risa. Pero “simpático” no es una palabra que defina a mi padre. No es simpático. Es alguien que te enseña desde la ausencia, no necesita estar a tu lado para enseñarte, fue alguien que siempre estuvo muy presente en mí. Creo que nunca se sentó y me dijo “esto es así o esto no es así”. Fue un hombre que me permitió descubrir el mundo.
¿No había cariño, caricias?
No con él. El tacto fue de mi madre. Mi madre me enseñó siempre desde la presencia. Es una enseñanza muy de raíz, muy básica. Mi madre me hizo un dependiente de ella, un pincheto del amor. Esa adicción al amor maternal te caga la felicidad, porque cuando deja de estar, el mono [la abstinencia] es muy doloroso. Las mamás deben querer menos. Cuando fuiste así de querido, la primera piña que te dan hace nacer el odio. Si de chiquito tenés más contactos con la realidad, si te comés palizas, resultan un entrenamiento que te prepara para el mundo.
¿Y los amigos en aquella época?
Nunca tuve amigos. Mis hermanos no eran mis amigos. Un poquito con Emanuel, pero duró muy poco, porque la diferencia de edad te distancia. Estuve en Miami hasta los 10 años, en la más hermética soledad. Después nos mudamos a Tucumán. Y recién ahí empecé a vincularme con otros.
Ahí sí, ya eras el hijo de un hombre notable, nada menos que el hijo del gobernador.
En Tucumán no necesitás ser el hijo del gobernador para hacer lo que te venga en gana. Ahí todo el mundo hace lo que quiere. Yo no sabía que los tucumanos eran tan picantes y me enteré después de un tiempo, porque yo llegué con 10 años, el pelo largo y rubio. Al principio, no me comí palizas. Todos me miraban como a una maricona demasiado atrevida. Pero cuando vi cómo se pegaban hasta matarse, empecé a tener un poco más de cuidado.
Los tucumanos se pelean todo el tiempo, se patean la cabeza y lo hacen desde muy chicos. Me subí rapidísimo al tren tucumano. Empecé a correr en motocross y no había categoría para mi edad, así que corría con los más grandes y sufría accidentes brutales para el cuerpo. Me caían motos encima, tuve accidentes fuertes. Tucumán, para un chico, es como vivir en una película de Fellini. Nosotros vivíamos al pie del cerro y pasaba de todo. Subía el viejo Batata, yo le compraba vino para que él me mostrara su huevo herniado; era enorme, grande como un zapallo. O venía la vieja Nati, que hacía monólogos en la calle y nosotros salíamos a escucharla. No te cansabas nunca de eso. Para mí, vivir en el Jardín de la República fue maravilloso.
Después, ya casi de adolescente, iba a jugar al poker. Las casas de juego de poker y ruleta estaban por toda la ciudad. Eran chocitas puestas al lado de la avenida Mate de Luna, que es una avenida que cruza todo el centro y después cambia el nombre. Yo vivía en Yerba Buena y había una o dos casitas por cuadra con los vidrios polarizados. Entrabas y había un aroma delicioso que para mí era perfume del paraíso. Después me di cuenta que era un desodorante de ambiente bien berreta marca Huevo. Entrabas y venían las ficheras, con sus polleras bien cortitas, metían la llave en la máquina y te cargaban 10, 15 o 20 mangos para jugar al poker. Cuando acertás, la máquina aúlla como un lobo, y cuanto más doblás y más ganás, más fuerte es el grito de lobo de la máquina. Yo iba por ese aullido, por el color de las bombachitas de las ficheras, por el aroma a paraíso y por la maravillosa ausencia de tiempo que tenía ese lugar.
La ausencia de tiempo… qué maravilla. Es como vivir en la eternidad. El pintor Jorge Pirozzi me dijo una frase que me salva la vida aún hoy: “Hay que sentarse frente a las puertas de la eternidad, a perder el tiempo”.
¡Maravillosa! Nos pasábamos días ahí adentro. Los pibes les robaban la plata a sus padres para ir. Yo también les robaba a los míos para ir a jugar. Los pibes se jugaban la plata del colegio al poker. Eran lugares calentitos, te servían un fernet con coca y a veces nos metían en cana porque teníamos que ser mayores para poder jugar. Pero los dueños de todo eso, los hermanos Ale, era la familia más pesada de Tucumán. Manejaban la hinchada de San Martín y el negocio de los remises y también las casas de poker. Así que los Ale nos sacaban y nos llevaban de vuelta porque el negocio del poker funcionaba más con los pibes y no tanto con los más grandes.
¿Te hiciste peleador en Tucumán?
No me gusta la violencia, pero igual soy peleador, a pesar de que no me gusta. En realidad, donde más peleas tuve fue en Estados Unidos. Porque es una sociedad cagona. Yo veía la película de Coppola Los marginados, una maravillosa película. Para mí, que era un chico de 10 años, la contracultura en Estados Unidos era llevar la navaja. Fue la primera identificación con algo terrenal. Estaba más cerca de las navajas que de las mujeres en aquel entonces. Actualmente, a veces reacciono instantáneamente ante cualquier provocación. Casi siempre he perdido las peleas, salvo en Estados Unidos, que son cagones. Viste esos tipos que entran en los colegios con metras y matan a todos. Bueno, fue por culpa de chicos como yo, que los cagaban a trompadas todos los días.
¿Cuándo empezás a acercarte a las mujeres? En mis tiempos, adolecer era no coger jamás.
Para mí fue igual. Me gustaban las chicas, pero era muy complicado, era acabar en los pantalones. Mucha franela, pero no la poníamos. Ahora las chicas están más sueltas. Me relacioné primero con prostitutas. Yo las amaba con toda mi alma y les decía “te amo”. En Tucumán cogíamos por siete o diez pesos. Y yo tenía acceso a muchos siete o diez pesos por día. Así que cogía todos los días. El burdel todavía existe. Es el Hotel Crillón. Las chicas estaban todas sentaditas mirando la tele, elegías una y te la llevabas. No existía usar forro. Y nunca me pesqué nada. A los 14 años, me agarró un ataque de pánico y le pedí a un amigo que me acompañara a hacerme un test. No tenía nada. Ni siquiera una infección. Y yo había estado con docenas de prostitutas. Nunca reparé en la roña, en la higiene ni en ningún límite que hoy día tienen todos con las prostitutas. Para mí, esos encuentros eran el amor. Ellas eran como novias para mí.
¿A qué edad llegás a Buenos Aires? Imagino que fue muy chocante.
A los 15. Yo no quería venir. No quería saber nada. Pero en cuanto entré en la ciudad, fue igual que cuando llegué a Tucumán. Me dije: ¡Esto es lo que necesito! En Estados Unidos, para mí el mundo había sido virtual, una película. En Tucumán el cine fue por la calle y las historias reales de la gente. Mientras que en Miami tenía la sensación de que si hacías un gesto poderoso todos los edificios y la gente se iban a esfumar, en Tucumán me encarné en mi cuerpo y apareció el miedo. En Buenos Aires descubrí las drogas, la gran ciudad y el cine. Ana María Picchio empezó a llevarme al cine y al teatro. Hasta ese momento, para mí no existía eso de ir al cine. Pero en Buenos Aires la soledad empezó a adquirir mucha importancia en mi vida. Así que me fumaba un porro y me iba solo al cine. Las drogas también fueron muy importantes. En esa época tomaba de todo: anfetaminas, cocaína, free base con bicarbonato. Pero la droga que más me impactó fue el LSD. Más que ir a la escuela o todas las demás influencias culturales, lo que más me formó como persona fue el LSD. Para mí el LSD era la presencia de Dios en la Tierra. Eso de consumirlos en el campo está bien. Pero yo los tomé muchas veces en la ciudad y era lo mismo. El efecto estaba más allá de dónde y cómo. Yo lo he tomado en mi casa, o para ir a comer con mis viejos y hasta para charlar con el psicólogo o ir a la escuela. Tomé cartones y también gotas, empapábamos los caramelos Mogul con ácido y los íbamos comiendo. Tomé ácido tres o cuatro años e intensamente. No dormía durante días y me quedaba solo. Al amanecer, veía salir el sol y al portero que barría la calle y la manguera que largaba el agua y daba gracias por estar vivo. No fue artificial lo que viví, porque eso que pasó quedó en mí hasta hoy. La primera piña fuerte me la di cuando los ácidos empezaron a pegarme mal. Fue el terror. Un shock de miedo. Nunca más tomé ni volvería a hacerlo.
¿Cómo conseguiste heroína en esos años?
Nunca me inyecté. Tomaba uno y uno. Un saque por la nariz y otra dosis la fumaba. No sabía picarme. Había leído Yonqui y todo lo demás de Burroughs. Sabía mucho de la heroína porque Burroughs te la explica muy bien. Tenía un amigo marinero que murió hace poco. Tenía 80 años y era dealer de toda la vida. Él vendía merca, nada más. Pero yo lo jodía siempre para que me consiguiera opio. Hasta que un día me dijo: “Lo que yo puedo conseguirte es heroína”. Durante unos meses la consumí casi a diario. Para mí la heroína no fue reveladora como el LSD. Es cierto que te lleva al nirvana, pero no te revela nada. Yo en ese momento estaba en pareja y los dos la tomábamos. Eso que llaman amor es muy parecido a la heroína: te saca el dolor y por lo tanto es como el amor. No tuve ningún mono cuando la dejé. Dicen que vomitás solamente la primera vez. Yo vomité siempre. Era muy incómodo. Era una gran pérdida de tiempo, no hacés nada. Nunca la añoré.
Y los libros… ¿cómo llegan los libros a tu vida?
Lo primero que leí fue un libro que me regaló mi hermano Sebastián y me influyó mucho, aunque no por los motivos que él tuvo para regalármelo. Era la biografía del Che Guevara escrita por Jon Lee Anderson. Pero en los libros entro de lleno con Dostoievski. El primer libro extraordinario que leí es Crimen y Castigo. Creo que es un libro sobre la moral. Es un libro que te introduce profundamente en el tormento. Si me decís que me acuerde de algo, no te puedo contar ninguna escena, y sin embargo fue un impacto tremendo. Los siguientes libros muy poderosos fueron Las enseñanzas de don Juan de Carlos Castaneda, El innombrable de Samuel Beckett y A sangre fría de Truman Capote. Fernando Pessoa me dio vuelta el mundo para siempre. Su Libro del desasosiego es uno de los textos más extraordinarios jamás escritos. Y Antonin Artaud, que fue una bomba que detonó: “¿Esto es lo que estabas buscando? –me dijo Artaud–, pues aquí lo tienes”. Él me mostró la espiritualidad denigrada en los síntomas corporales. El espíritu retorciéndose en el aparato digestivo y el respiratorio.
Tengo entendido que estudiaste filosofía.
No anduve bien en el sistema escolar. Terminé en un colegio que era un Centro Educacional de la Mujer y el Hombre, y que me permitía no hacer nada y me dejaba concurrir en el estado de conciencia que me apeteciera. Al mismo tiempo, me permitía hacer la facultad, Filosofía y Letras en la UBA. Con la filosofía no pasó nada. Pero hubo algunos libros fundamentales, como Más allá del bien y del mal o Así habló Zaratustra de Federico Nietzsche. Hubo un libro de Sartre sobre Baudelaire que también me impactó. Y, por supuesto, Cioran, que es devastador.
Creo que, a diferencia de Cioran, Nietzsche llega a esos mismos parajes desoladores, pero con una exaltación briosa y hasta entusiasta.
Alejandro Urdapilleta es un gran amigo mío, lo amo con toda mi alma. Leí una entrevista que le hicieron y él dijo una frase que es casi como leer a Cioran: “A mí, estar vivo o estar muerto me da igual”. Yo sé que lo dijo de verdad, porque lo conozco. Yo todavía le encuentro encanto y hasta romanticismo a este tremendo error de existir. Pero Urdapilleta no. Lo que él dijo no tiene que ver con esa taradez que te endilgan “es un pesimista, un depresivo”. No, eso es poesía, constatación, saber que la vida no está dividida por la muerte. Yo puedo ser un tremendo pesimista feliz. Lo que pasa es que cualquier cosa que se diga y que no intente advertir algún progreso en la vida es considerada depresiva. No existe ese progreso.
¿Y Bukowski?
La gilada cree que la poesía es solamente escribir en verso y Bukowski te cuenta una escena de la vida que es pura poesía. Bukowski dice que el amor se da cuando, en un embotellamiento, el tipo que maneja el auto de al lado te dice: “Pasá vos”.
¿Hubo directores de cine que te hayan producido el mismo efecto que esos poetas y narradores?
Tarkovski lo consigue. Sobre todo en Stalker [La zona]. Y John Cassavetes; su cine es lo más visceral, un tipo que está contando una historia desde el fondo de su alma. Imperio de David Lynch, un film excepcional. Me marcó mucho Fassbinder y también me hizo daño un libro que leí de él, porque me identifiqué profundamente con eso que afirma sobre la existencia. Para él, la vida no existía. Sólo existía el trabajo y la merca que usaba para filmar. Pero Querelle y Un año de trece lunas me volaron la cabeza. Sam Peckinpah es un grande: La pandilla salvaje es una magistral clase de cine. Andrzej Zulawski es el que más recomiendo. Su película más famosa es La mujer poseída con Isabelle Adjani. Pero hay que ver Diabel, La tercera parte de la noche, Lo importante es amar.
¿No te impactó La celebración (Thomas Vinterberg, 1998)?
Mucho. Sobre todo me impactó el hecho de que se puede hacer una muy buena película con nada, y gracias a ese descubrimiento filmé Caja negra. Actores y una cámara. Lo que me decepciona es que hay en el film una intención intelectual que supera el peso de los hechos que se filman. Es poco fresca esa intencionalidad. Es un burgués que odia la burguesía, no es que no me identifique con esa realidad, pero no debe notarse en el film.
¿Te interesaron los géneros menores? No sé, Pulp Fiction, por ejemplo.
Me daba un poco de rechazo el hecho de que pudieran meterse con la violencia con tanto desparpajo. De todos modos, Tarantino es brillante. Esa película me partió la cabeza. Pero yo no me identifico con eso. Por ahí es una cosa de sudaca resentido, pero creo que no, porque a diferencia de Tarantino, Cassavetes le está poniendo el cuerpo a su obra. Estos tipos como Tarantino me dan la sensación de que saben escribir muy bien un film, pero no hay alma.
¿Creés que en Argentina alguien haya superado el cine de Leonardo Favio?
No. Crónica de un niño solo es una obra maestra. Después de Caja negra, Favio me escribió una carta. Yo quedé congelado cuando la leí. Te hablo de cartas, no de mails. Su carta fue tan impactante que me hizo llorar.
Y el rock & roll, que siempre estuvo entre nosotros, ¿te dio su shock?
A los 15 años, el rock & roll fue lo que me orientó para saber hacia dónde me quería dirigir. Más que cualquier otro rocker, el más grande fue Lou Reed: su manera de escenificar las canciones, de mostrar a cada persona con su propia forma y su propia manera de hablar y su sentir. Fue como si Lou me susurrara: “Oye, Luis, es en esta dirección. Cuidate, este camino es hermoso pero también peligroso”.
Me dije: “Yo quiero ser puto y drogadicto”.
También fue Burroughs, porque los conocí juntos. Cuando tenés 17 años y conocés la obra de esos tipos, los amás. Son tipos que son vos y vos podés ser ellos. El hachazo del rock fue Lou Reed y sigue siéndolo. Para colmo, se casó con Laurie Anderson, una de las mujeres que más amo en el mundo. La pude conocer en Toronto, y es mágica. En esa época yo escuchaba música todo el tiempo. Ahora ya no.
Cuando llegué de Tucumán, iba a ver a Las Pelotas. Después Spinetta. Para mí fue más novedoso Pescado Rabioso que Sumo. Spinetta me ha salvado la vida, por eso uno ama a esos tipos que te acompañan desde la ausencia.
Son tipos que dijeron lo que hubieras dicho vos pero en forma perfecta.
¡Eso! Amo de esa manera a Kerouac. Él está conmigo. Como están Macedonio Fernández y Jacobo Fijman. Todos esos hombres los llevo conmigo. Qué extraña es la vida. A Yukio Mishima lo conocí en la casa de Walter Quiroz. Él tenía un libro de color rosa tirado en el piso. Se lo veía a Mishima atado con una soga. Le agradeceré toda la vida a Walter que haya dejado tirado ese libro en el piso. Eso fue hace quince años y ahora ese mismo texto de Mishima será la próxima película que voy a filmar: Verano maldito.
También estás grabando un disco en los estudios de Fito Páez. ¿Cómo llegaste a la música?
No sé tocar ningún instrumento. Pero hace unos dos años, un amigo mío paró en mi casa y me enseñó unos acordes. Después mi viejo me enseñó otros acordes y, en cuanto empecé, fui voraz. Hice muchas canciones seguidas. Me estaba queriendo escapar de la desesperación de no filmar. Cuando pasa el tiempo, te enloquecés… uno espera y espera para filmar, conseguir la plata. Es una espera muy angustiosa.
¿Y de dónde te vienen las canciones si no sabés un carajo de música?
Es un misterio para mí. No sé. Por ejemplo, estoy en la calle diciendo “all the medication, hallucination every day in my head”. Después de un tiempo descubrí el Re, que es el verdadero sonido, y lo empecé a tocar tanto que me empezaron a salir palabras. Redescubrí la felicidad que había olvidado. La música te permite ausentarte del mundo de una manera muy sana. Puedo hacer una película entera en una canción y no necesito de nadie.
¿Y cómo aparece Fito con esa propuesta de grabar?
No nos veíamos desde hacía muchos años y le mostré las canciones. Al toque me dijo: “Vos grabás”. Me llamó el asistente de él y me dio las fechas para grabar en el estudio. Seleccioné diez canciones y los músicos con los que estoy grabando son de primera línea. Le pasé las músicas al pianista Leandro Chiappe, un amigo mío de hace muchos años, y él me indicó el camino para que me comunicara con los músicos con imágenes. Yo tengo telepatía con el Chapa. Al final, el concepto del disco y el probable nombre es Farmacity Nights, que es de la canción final del disco, que se llama “All the Medication”, que se pregunta cómo era todo antes de la educación, antes de la medicación, antes de la formación de la percepción, antes de que las cosas tuvieran nombre. El disco lo grabó Mario Breuer. La guitarra la toca Gringui Herrera. El bajo, Sato Valiente; y la batería, el Zurdo Alaguibe. Fueron cinco días tan intensos, sobre todo los primeros tres, que me parecieron como una vida entera pasada ahí. El sonido del disco es de la concha de su madre. Yo canto y toco guitarra rítmica, pero como tocan ellos es alucinante. La mayor recompensa: la alegría de todos los que participaron. Todos teníamos 8 años. Volveré al cine, es mi pasión, pero la dicha que me suministró la música es inolvidable. La música fue como un porro alucinante que calma la desesperación de la espera. No hay mayor dolor que esperar. Y eso es el cine para mí, una tremenda espera.
Luis Ortega apareció en la escena argentina en tiempos del réquiem menemista, vuelto de Miami y con una película –Caja negra, filmada entre rateadas de la escuelita de cine– que lo convirtió rápidamente en el más díscolo y existencialista del clan tucumano. Después de ese experimento desarrolló, a fuego lento, una segunda obra (Monobloc, de la que hoy reniega) y en estos días preproduce dos largometrajes: Verano maldito, basado en un cuento de Yukio Mishima (con su hermana Julieta como protagonista), y Los elegidos, con Alejandro Urdapilleta. Pero este año fue inaugural para él en un par de sentidos. Por un lado, compuso algunas canciones, armó una banda y grabó un disco titulado Farmacity Nights. Y por el otro, concretó su debut como director de televisión bajo las órdenes de su hermano Sebastián, quien lo convenció de que formara parte de la etapa inicial de Los exitosos Pells, la nueva tira de Telefe protagonizada por Carla Peterson y Mike Amigorena. Luis dirigió el piloto y después grabó los exteriores de los primeros capítulos durante un mes de trabajo bestial. “Al principio lo hice sólo porque necesitaba la plata -confiesa Orteguita-. Pero me llevé una gran sorpresa. Terminó siendo una práctica laboral impresionante. Grabábamos diez escenas por día. Venía el productor y me decía: « ¡Pizza, pizza! Esto es pizza».” Si bien la experiencia fue aleccionadora para él, no cree que haya podido dejar su marca autoral. “La línea estaba muy bajada. Sebastián tiene muy claro el relato en su cabeza, el tipo de humor que quiere. Es la mirada desde adentro de un tipo de la televisión, pero al mismo tiempo es un fumón que se hace a un costado y delira con el mundo que conoce. Creo que es muy valioso que salga por Telefe; como tira, además, asume bastantes riesgos”. Después de eso, Sebastián le propuso dirigir un unitario sobre un paseador de perros. “Me encanta la idea -dice Luis-. Tengo muchos perros, pero tampoco estoy seguro de que Sebastián y yo tengamos la misma idea de cómo realizar eso. Él ya tuvo éxitos y se le haría difícil bajar de ahí. Y quizá yo no sea garantía de un éxito”.
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RVDO. PADRE DR. JORGE GANDUR
“SU TESORO”
Anoche en una espléndida y amena mesa de parientes y amigos, uno de ellos recordó con enorme emoción sentir en su enfermedad la presencia inefable del inolvidable Curita. Todos en la placentera reunión no dudaron que el Predestinado estuvo al lado de nuestro amigo como enorme intercesor entre el cielo y la tierra. Hoy necesito recordar y rendir en estos últimos días de un año aciago que se va , a quien fuera un altísimo ejemplo para la sociedad tucumana. Modelo de cultura, de capacidad intelectual, de nobles inclinaciones, de adhesión consciente y lucida a la Santísima Trinidad y a las enseñanzas de sus mayores y sobre todo, paradigma de una tremenda capacidad de volcarse en obras de bien hacia cuantos los rodeaban en todo el ámbito de Tucumán. Ahora se encuentra sin duda en contemplación beatifica con Dios y todo su trono celestial. Pero lo más importante y trascendente de sus obras fue el volcarse con total desprendimiento hacia los demás. Primero como miembro privilegiado de la Iglesia – Sacerdote –, estuvo siempre en la “urgencia” de realizar tareas de bien en favor de quienes lo necesitaron. Su vida fue una dedicación permanente al prójimo como nos enseña el primer y más grande mandamiento y su infatigable “obrar”. Desde su partida con su presencia mística, no dejó de hacer obras que se convirtieron en comedores de todas las formas y características posibles. Cada vez que tenía el honor de acompañarlo descubría una nueva iglesia o la remodelación de un templo, la construcción de alguna obra, siempre al servicio del prójimo. Sus palabras y escritos eran de una profunda reflexión teológica amenizados con su conocimiento de los problemas sociales de su Tucumán querido y de su Yerba Buena, especial. Su sentido común y del humor se reflejaba en cada reunión privada o de catequesis y en sus inolvidables enseñanzas en el seminario mayor en la formación de sacerdotes. Es que es común que se acuda a la caridad de la gente que nos rodea, solicitando una monedita, lo que sobra, lo que no duele, las migajas, lo superfluo. El padre Gandur para sus obras no pedía eso. Pedía todo lo más que cada cual pudiera, acorde a sus posibilidades y medios. Pedía de una manera que era imposible negarle. Nuestro párroco perpetuo, conseguía que muchos contribuyeran por su ejemplo personal, porque él era capaz de poner a disposición del prójimo lo que a él mismo le costara un sacrificado renunciamiento. Pero su “tesoro” fue la construcción del Templo de Adoración Eucarística Perpetua con el fin de estimular su establecimiento en todas las parroquias posibles. ¿Por qué? Nos decía, sencillamente, porque la Eucaristía debe ser, el centro de la vida parroquial y de la vida personal de cada cristiano. Decía constantemente que “ser cristiano significa ser de Cristo, pertenecer a Cristo”. Y Cristo está vivo y nos espera permanentemente en el sacramento de la Eucaristía. Contaba que en algunas Parroquias se acostumbra a exponer el Santísimo los jueves, llamados jueves eucarísticos. Manifestaba que esto es lo menos que se puede pedir. Él nos impulsaba permanentemente a que en todos los santuarios haya capillas de adoración eucarística, al menos, durante el día. Que se debe aspirar, a que en todas las ermitas del mundo haya una capilla de adoración perpetua, día y noche, a Jesús sacramentado. Expresaba que Las bendiciones que se recibirían, serían innumerables, muchas más de las que podamos imaginar. De hecho, en muchos lugares, los párrocos que tienen capillas de adoración eucarística perpetua, ya han manifestado que han disminuido de modo admirable los crímenes, suicidios, abortos, casas de juego y otros males. El poder de Jesús eucarístico es más fuerte que el de todos los demonios y el de todos los ejércitos del mundo. Donde está expuesto frecuentemente Jesús Eucaristía, se alejan los diablos, brujos y gente de mal vivir. No se cansaba de pregonar que ¡Ojalá que cada cristiano esté enamorado de Jesús Eucaristía y se comprometa, al menos, una hora a la semana como mínimo para hacer su turno de adoración! Ayer estuvo presente en la Cena con nosotros y Hoy está presente, espiritualmente, en cada necesitado, y en las manos de todo sacerdote, dispuesto a seguir la clara senda que con su bondad y humildad marcara a todo Tucumán.
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Tucuman #Argentina
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‘Mazurca para dos muertos’: la rueda de la memoria
Camilo José Cela publicó Mazurca para dos muertos después de casi diez años de silencio. Tras escribir Oficio de tinieblas 5, el autor se retiró a su estudio a tomar notas, muchas notas que terminó volcando en una novela polifónica y compleja, y que completa la trilogía sobre la guerra civil que inició con La colmena y que siguió con San Camilo 1936. Se lo contó a Maruja Torres en una entrevista en El País en 1983. De Mazurca para dos muertos –no del proceso de escritura– quiso decir poco o nada. “A mi juicio, de la literatura se habla mucho, demasiado”, expuso. “No hay más mensaje que el que toda obra humana lleva implícito y que depende de que tú, como receptor, lo entiendas o no lo entiendas”. Y si usted no lo entiende, le dijo una vez a un lector, ya lo entenderán sus nietos. Los clásicos pueden permitirse saltarse una generación.
Mazurca para dos muertos es una obra extraña para su tiempo. Posmoderna en su forma, sus voces aran las tierras de la memoria sin aparentemente más finalidad que la de dar testigo de la miseria y la belleza de la España pobre y rural de principios de siglo. La vida pasa, como los carros de bueyes, las tardes, y la lluvia. Pasa en el burdel de la Parrocha, pasa mientras el ciego Gaudencio se niega a tocar una canción (”Esa mazurca es medio amarga y no puede andarse jugando con ella”), pasa antes de que relinche un caballo y después de que un niño nazca muerto. Monótono e implacable, la lluvia (el oravallo gallego) es la metáfora del paso del tiempo. Y lo es no como condición de la historia, sino de la memoria:
“Orvalla despacio y sin parar desde hace más de nueve meses sobre la yerba del campo, y los cristales de mi ventana, orvalla pero no hace frío, quiere decir mucho frío; si supiera tocar el violín me pasaría las tardes tocando, pero no sé; si supiera tocar la amónica me pasará las tardes tocando la armónica, pero no sé. Lo que yo sé tocar es la gaita, no es propio tocar la gaita dentro de las casas. Como no sé tocar ni el violín ni la armónica, y como la gaita no debe soplarse bajo techo, me paso las tardes en la cama haciendo las porquerías con Benicia (...)”
Un yo –que es en realidad un nosotros, en tanto que expresión de la consciencia colectiva– introduce al lector en un ecosistema de personajes y familias gallegas cuyas historias se entremezclan, dando lugar a una compleja red en la que se sustentan los dos grandes temas de la novela: la memoria y la venganza, por ese orden. Y es necesario señalar el orden –quizás, la relación– entre ambos conceptos, pues solo es vengado el muerto que se recuerda. Que se recuerda porque no era solo un él, sino también un nosotros.
“–Por aquí pasaron cantando los muertos por cuyas venas corría mi misma sangre, eran como yo, a lo mejor eran yo mismo y no lo sé, cuando se les vertió la sangre sobre la tierra, cuando se les derramó la sangre, los lobos escaparon aullando y llorando, hay hombres que no debieran haber nacido (...)”
Al inicio, Mazurca para dos muertos puede parecer solo esto: una novela del nosotros gallego, un mosaico de las vidas, tradiciones y normas que rigen la vida de una comunidad sumida en el hastío, unas veces, y en la bendita hermosura de la sencillez, en otras. Este es, sin embargo, solo el planteamiento de la novela. Lejos de ser vacuo o de revelarse como un mero divertimento para el autor –no sería la primera vez que la novela coral es en realidad una novela parcheada–, ese planteamiento permite a Cela articular de forma coherente y honda el argumento de Mazurca para dos muertos. En pocas ocasiones consigue ser oportuna la articulación tardía del argumento de una novela. En esta, lo es.
Cela prepara al lector. Le enseña, por repetición, quién es quién, quién es qué, desde cuándo y por qué motivo. Como la lluvia y las ruedas del carro, los mismos episodios son narrados una vez tras otra, a veces de la misma forma, a veces con diferencias (¿acaso no sucede también así cuando se recuerda? ¿acaso se recuerda siempre del mismo modo?). Los surcos labrados por la memoria también se borran. Hay que volver a pasar, repetir, hendir de nuevo el arado en la tierra. El hábil manejo de los tiempos verbales y las voces narrativas en Mazurca para dos muertos lleva constantemente al lector a preguntarse si lo que lee es lo recordado o lo vivido. Pero tal es la destreza de Cela como narrador que esa pregunta nace más del asombro, por la fluidez con que se pasa de la tercera persona a la primera, y del presente al pasado, que de la necesidad de obtener siquiera una respuesta. Porque la memoria (o la consciencia) también es eso: un constante devenir entre tiempos, voces, imágenes, errores, contradicciones y certezas. Ya lo advierte la cita de Poe que encabeza la obra:
“... our thoughts they were palsied and sere, our memories were treacherous and sere”
“...nuestros pensamientos eran enfermizos y marchitos, nuestros recuerdos eran traicioneros y marchitos”
Ulalume (1847)
Ley y guerra
Que el lector conozca ese ecosistema –recordado o vivido– deviene la condición necesaria para que, en la novela, el elemento que lo transgrede tenga entidad suficiente como para convertirse en su argumento. Como en todo sistema con vocación de permanecer, la trangresión de la norma lleva aparejada una sanción. Basta advertir aquí que esa transgresión es el asesinato dos hombres, por quienes el ciego Gaudencio tocará esa mazurca “medio amarga” en el día de su muerte, y en el día de su venganza. Esos asesinatos, a traición y a sangre fría, se producen en la antesala de la Guerra Civil española.
Que la venganza de dos asesinatos devenga una necesidad inexcusable para una sociedad sumida en la guerra es sin duda un planteamiento interesante. No es que no todos los muertos no sean iguales, sino que, más bien, no todas las muertes son iguales. Tampoco los asesinos. Las muertes de la guerra son harina de otro costal. La guerra es la guerra; y es caos, desorden, locura, sinrazones, pero no necesariamente maldad.
“La señorita Ramona cerró las contras.
–Todo esto es muy raro, yo no entiendo nada de lo que pasa, a lo mejor somo muchos los españoles que no entendemos nada de lo que pasa, ¿para qué tanta sangre? (...) Puede que sea noble la guerra con los extranjeros si se meten en casa, los franceses en el siglo pasado, por ejemplo, no sé, no soy hombre, las mujeres siempre pensamos diferente, puede que sea noble pelear por el territorio con los extranjeros, ¡pero por un pensamiento que a lo mejor es mentira y entre españoles! Esto es cosa de locos.
–Sí, yo creo lo mismo, pero no lo digo, tampoco lo digas tú”
(...)
–Es peor el Boletín Oficial que la misma guerra, no se puede decir pero es una verdad como un templo, ni lo dude, el Boletín Oficial es el arma de los meapilas, ésos van a ser los grandes victoriosos, los vencedores para cincuenta años o más (...)”
El enfoque es distinto cuando el ejecutor tiene nombre y apellidos y cuando se conoce quién es, dónde vive, por qué mata, cuando se conoce que concurren en él, en palabras del narrador, “las nueve señales del hijoputa”, a saber: el pelo ralo; la frente buida; la cara pálida; la barba por parroquias; las manos blandas, húmedas y frías, “como babosas”; el mirar huido; la voz de flauta; el “pijo fláccido y doméstico”, y la avaricia.
En esas circunstancias, el asesinato trastoca el ecosistema. Ya no ocurre fuera del alcance de sus normas, como sucede con las muertes del frente, sino en el ámbito donde aquellas rigen. La venganza es entonces plausible, y necesaria.
“–Al muerto que mató a mi difunto lo desenterré yo misma con mis manos y con un sacho de hierro bendito para que no se le pegara la peste, me ayudó mi hija Benicia y nadie más, sé bien que Dios sabrá perdonarme el que le robara un muerto, todos los muertos son de Dios, ya lo sé, pero ese era un muerto especial, ése era aún más mío que de Dios (...)
–A nuestros hombres no se les puede tocar, Ádega, ya ves en qué acaban quienes quieren saltarse la ley del monte.
Rauco el de la taberna le explica la guardia civil Faustro Belinchón González que Gaudencio no tocó la mazurca Ma petite Marianne más que dos veces, el día de San Joaquín de 1936 y el de San Andrés de 1939 (...)”
El peso de de esa ley es como el peso del tiempo: tarda en llegar, pero cuando llega, aplasta. Tras la guerra, celebra una reunión el clan de los asesinados por Fabián Minguela –ese muerto que Ádega no llega a nombrar, y al que después de desenterrar echa a los cerdos que luego se habrá de comer, ella y el resto–. La decisión de vengar no la toma nadie: ya está tomada.
“El silencio es roto por tío Evelio Xabarín.
–Tú dirás, Camilo.
Don Camilo, sin hablar ni palabra y con la cara muy seria, también mira para el suelo. La decisión, aunque esperada, estremece un poco el espinazo de cada cual.
–¿Y a quién mandas?
Don Camilo, siempre en silencio, mira para Tanis Perello, y éste se levanta, se destoca y se santigua”.
Sucesos y anécdotas
Cela señaló, sin entrar en muchos detalles, que un suceso similar al que se relata en Mazurca para dos muertos ocurrió en el seno de su familia. Pero si bien es cierto que es este suceso es el que inspira, y cierto modo vertebra, Mazurca para dos muertos, no puede decirse que sea lo que constituye el gran grueso de la obra. Ese espacio lo ocupan las pequeñas anécdotas de ese clan gallego que se extiende, mediante sus distintas ramas, a lo largo y a lo ancho del territorio.
“La gente cree que los Guixindes y los Moranes somos los mismos pero no es así, la gente se confunde con esto de los parentescos, todos venimos de Adán y Eva (tía Emilita dice que las de Ponferrada, no, que las de Ponferrada descienden del mono y gracias), no todos los Guixindes son Moranes, pero sí todos los Moranoes somos Guixindes, la cosa no está muy clara, pero, ¡qué vamos a hacerle! (...)”
Lo sórdido y lo decrépito se mezclan con lo bello y lo genuino en una sarta de historias de todos y de nadie en las que Cela, de forma recurrente pero no desmedida, hace alarde de esa habilidad de escandalizar por la que fue (y quiso ser) conocido. Curas fogosos, mujeres zoofílicas, hombres tullidos, hombres cornudos, ladillas, un anciano cuyo pasatiempo es provocarse el vómito y tocar el jazz band. Cela orilla como ninguno el triángulo del asco, el tabú y el humor. A menudo los vehicula a través del sexo, que devuelve y ubica en lo más primitivo de las relaciones humanas. El resultado es una narración original, en la que el escándalo viene compensado por el canto a la naturaleza, al folklore y a las costumbres gallegas. Mazurca para dos muertos es tremendamente escabrosa, pero también es delicadamente poética.
Sería un error no ver en esas anécdotas, en ese plano de lo singular, una expresión de lo universal. Las voces de Mazurca para dos muertos no recuerdan porque sí. Recuerdan para dejar testimonio, para recordar y para que se recuerde. “España es un hermoso país”, le dice Raimundo a la señorita Ramona, “que salió mal”. Acierta Cela en poner el foco de esa hermosura y de ese mal –queja, por otra parte, recurrente en la tradición literaria española anterior– en el anecdotario. Entre las páginas de Mazurca para dos muertos, casi parece uno escuchar las palabras que Miguel de Unamuno escribió a Ángel Ganivet en una carta: “Hemos atendido más a los sucesos históricos que pasan y se pierden, que a los hechos subhistóricos que permanecen y van estratificándose en profundas capas”. Cela aprendió la lección y atendió a la intrahistoria: el resultado es bello, oportuno e infeliz.
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Els desposseïts: la utopia de voler canviar l’altre
Frankenstein, 200 años después
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Lista de deseos que jamás cumpliré:
1. Viajar a todas partes del mundo
2. Tomar café en un bar de Italia y hablar con una desconocida.
3. Tener sexo en un lago de estados unidos, de esos hermosos y calurosos.
4. Ir a un concierto de Coldplay.
5. Conocer la tumba de Kurt Cobain.
6. Tener una casa frente al lago.
7. Tener un lamborgini.
8. Tener una gran colección de guitarras, que guinden como cuadros en mis casas.
9. Tener muchas casas.
10. Tener sexo con una prostituta italiana.
11. Entrar a una olla de metálica.
12. Probar las metanfetaminas.
13. Fumar yerba morada, con un sacerdote.
14. Visitar a una amiga en Italia y terminar teniendo sexo.
15. Tener una manada de lobos siberianos como mascotas.
16. Usar rolex.
17. Escribir un libro.
18. Vender yerba.
19. Tomar cerveza con Axl Rose
20. Que mi amigo no me interrumpa cuando escribo.
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Galería de horror (1967)
Antología de cinco cuentos de terror de muy baja calidad, acerca de zombies, vampiros, hombres lobo y otras yerbas.
1) THE WITCHES CLOCK: Los Farrells adquieren una vieja mansión en Salem, y el Dr. Finchley (Vic McGee), médico del pueblo les advierte acerca de la tradición maléfica del lugar, especialmente con respecto a un viejo reloj que está guardado en el ático. Poco después el viejo Tristram Halbin (John Carradine) hace una visita a la familia.
2) KING OF THE VAMPIRES: Brenner (Ron Doyle), inspector de Scotland Yard está tras los pasos de un asesino que se hace llamar "el Rey de los Vampiros".
3) MONSTER RAID: Un hombre regresa de la muerte como zombie y se propone liquidar a su esposa y nuevo marido, responsables de su fallecimiento.
4) SPARK OF LIFE: El Dr. Mendell (Lon Chaney Jr.) se obsesiona con los experimentos de un viejo médico, Erich Von Frankenstein, y dos de sus discípulos que tratan de reanimar un cadáver.
5) COUNT ALUCARD: El Conde "Alucard" compra la mansión de Carfax Abbey al agente de bienes raíces Harker en esta versión lejana de la historia de Bram Stoker.
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Desborde
He ido a hartos conciertos masivos en mi vida. El tipo de persona que soy y que fui se correspondía con el tipo de persona que va mucho a conciertos y que llora y siente que en ver “en vivo” a sus ídolos es equivalente a haber tocado el cielo y el fondo del corazón. Yo quería fervientemente sentir todo eso, poder decir que fue el mejor día de mi vida, ser la que gritaba y lloraba en la reja de la cancha. Siempre llegaba allí (casi siempre con mi prima, mi bella hermana) pero no lloraba de felicidad. Cantaba y me empujaban y luchábamos por quedarnos ahí. No sentía nada distinto ni mejor a otras cosas, prefería, la verdad, estar escuchando música en mi casa.
Siempre sentí que era mi problema, desde el primer concierto al que fui, en el Bicentenario de la Florida cuando tenía quince o dieciséis años. Pensaba que tenía una patológica incapacidad de estar presente ante la presencia (a veces aún me pasa, a veces bastante, pero lidio bien con ello), cuando a la vez sabía que he sido siempre una persona muy intensa. No sabía que ambas cosas podían coexistir.
Tuve y he tenido siempre esa necesidad de fervor y de desborde. Con el tiempo me fui escuchando más y obligándome menos, particularmente no obligándome a disfrutar todo eso que yo pensaba que era lo que todos y todas teníamos que disfrutar. En su lugar puse (o más bien, reconocí) varias cosas, más chiquititas. Más portátiles, más accesibles, cosas gratis y de todos los días.
He estado toda la vida irremediablemente ligada a la literatura (más que a la filosofía, más que a la historia, más que a la antropología. Aunque, finalmente, la literatura es todo eso y tanto más), desde que aprendí a leer (que increíble suena decirlo así hoy). Me ha pasado a veces que he tenido que seguir de largo en la micro o en el metro por no querer perder ese leve toque profundo que me está produciendo un libro. El verano antepasado, yendo a la casa de mi tía, iba leyendo “Carnet de Baile” de Bolaño. Me bajé de la micro y fue tan intenso ese sentimiento que tuve que sentarme donde fuera (era, afortunadamente, frente a la playa) a 1. Terminar de leerlo, me quedaba muy poco y 2. Creérmelo. Digerir esas breves enumeraciones. Llorar de emoción. Ese día andando la cuadra desde el paradero hasta la casa de mi tía escribí, mientras caminaba (no podía aguantarme más), que la literatura hacía renacer mi espíritu muerto, aún cuando yo pensaba que estaba completamente acabado. De vuelta en la micro iba media curá (mi tía creó mi fanatismo por el whisky) y escribí harto también. De todo ese desborde.
He disfrutado siempre lo solitario (debe ser porque leer es un oficio solitario) que hoy distingo mucho de ser una persona sola. Creo que lo solitario es conocerse bien de cerca, disfrutar con una misma, sacarse a pasear, caminar caleta, observar bastante, ser amable, saber qué me gusta mirar en la ciudad (y en la no-ciudad). Es también, por otro lado, saber compartir esa individualidad con otros y otras seres, humanos y no humanos, inanimados e inertes también, anaeróbicos, aeróbicos, metafísicos o materiales, inentendibles, inexistentes, increíbles. Aprender también, aunque fuese doloroso en algún momento, que hay cosas inconmensurables para otros/as, aunque no por eso no puedan coexistir. Solo lo hacen.
Lemebel enuncia: yo no tengo amigos, tengo amores, y agrega que la amistad es una construcción masculina. Estoy enamorada, enamoradísima, de todas esas personas que constituyen mis días y mi ser. Amo este amor que nunca se ausenta, que puede no hacerse presente físicamente durante bastante tiempo pero que nunca deja de estar ahí (nunca, nunca, nunca). Amo este amor que entiende y respeta, que a veces duele y si duele se conversa, y si se conversa a veces se arregla, a veces no se arregla (siempre se arregla) o a veces demora, a veces se transforma pero no importa: está ahí, siempre está ahí. He comprendido que no somos pares sino múltiples, y quienes me rodean lo son también. Arman un puzle, arman mi mundo, me dan vida, todos los días de ella. Dice Diamela Eltit, haciendo referencia a Marx: “El amor es el opio de las mujeres (me refiero al amor tal cual lo promueven los sistemas culturales). Pienso que es precisamente esa red la que mantiene vigente una forma no demasiado sutil de cautiverio”
Hay otras cosas que me traen al presente. Hay otras cosas que me desbordan y tocan mi ser profundo, también hay lugares y encuentros y quehaceres que me permiten volcar todo eso que es difícil (y bello) manejar.
Me encanta la fotografía. Me encanta carretear con gente selecta, o tomar desayuno, o ir a la biblioteca, o pasear, o dormir con ellos y ellas. Me encanta conversar larga y profundamente, me gusta hablar difícil, hace poco me dijeron “¿te das cuenta de que hablas súper académicamente?” y respondí inmediatamente que sí. Así me gusta. Nombrar lo que tengo y lo que siento por el nombre que considero más apropiado me quita el peso de acarrearlo sin poder sacarlo de mí (no se puede vivir así de apasionada todo el tiempo, tristemente). En todo caso, me gusta también la soltura del lenguaje. Andar entre el deslenguamiento y la RAE. En la última obra en donde actúa mi amiguito Seba, de ma compañía a la que pertenece (Teatro Olvido) “Palomas”, Marcela dice en un momento que le encantaría tener las palabras para descifrar lo que ella escucha en el mar, que en gran medida es la traducción de lo que su papá muerto le comunica.
Que bella, que bella es la palabra.
Las películas también me hacen presente, el teatro también. Me dejan con mucho dando vueltas. Después de las películas y obras suelo escribir o caminar horas a la casa, por el bello centro nocturno de Santiago. Me gusta muchísimo el cine chileno, que hace poco supe que deviene del realismo italiano. Me gusta porque en él me veo. Veo mis días, que me gustan silenciosos, veo ventanas –hartas ventanas-, veo luces metropolitanas, veo lluvia e invierno y horas mágicas (por eso amo tanto El Club), veo la hermosura de lo cotidiano: la tetera sonando, las calles de mi ciudad, los perros vagos, los almacenes, los supermercados. Veo que los días simplemente pasan, y a veces en esos días que pasan no sucede mucho aunque, la verdad, está sucediendo todo. Es tan hermoso cuando en Roma abren el portón para que salga el auto y Cleo sostiene al perro para que no se vaya corriendo. Esa escena, tan cotidiana, tan de perro que no sacan a pasear nunca, me pareció maravillosa. De una genialidad increíble.
Cuando salí de Tarde para morir joven estaba pasando por algo que hace tiempo no me pasaba o que, más bien, llevaba tiempo y lo estaba reprimiendo porque quería para mí una vida estable, de oficina, de 8 a 18hrs, de sueldo mensual seguro, de tesis importante y racional, de datos duros y estadísticas. Mi espíritu estaba medio muerto, medio desesperado. En ese momento me estaba obligando a hacer cosas que no me gustaban, aunque en verdad no las estaba haciendo y era importante que las hiciera. Ese día andaba sin bici. Suelo salir con un cuaderno por si me dan ganas de escribir, pero andaba apenas una hojita pequeña y en ella, en la micro, escribí que quería dejar de traicionarme. Fue similar a lo que me pasó cuando leí Carnet de Baile. Escribí que lo que siempre he amado es el arte, que me produce tantas cosas bellas, que hace que de mí emerjan tantas palabras, tantos nombres, tanto sentido. Le pedía perdón a mi mamá, no sé muy bien por qué, si ella aceptaría cualquier cosa que yo haga. Le pedía perdón por estar viendo películas y haciendo cosas que me gustan pero que no tienen ningún sentido, en vez de estar trabajando en mi tesis. Le preguntaba qué hacer, no sé por qué, si para mí nunca ha sido una consultora (pero tkm mami). Llegué muy confundida ese día a la casa, tenía miedo. Nunca he querido aceptar que el arte es mi camino porque sé que es un inestable camino. Que no hay oficinas y hay bastante incertidumbre. Abrimos unas cervezas -infaltables en mi refri- y le conté a mis amigas (natipauli) y les leí (yo nunca le leo a nadie) lo que había escrito. Les dije que tenía miedo. Decidí ese día ser fiel a mí misma. Soy más feliz desde eso (antes también lo era, pero la crisis, la crisis, la catarsis).
Me gusta el deporte también, no tanto por el deporte en sí mismo sino porque me hacen dueña de mí misma, de mi cuerpo y de mis caminos: me posibilitan el viaje, la resistencia y la seguridad. Me gusta nadar y me gusta el kickboxing, me gusta mucho andar en bicicleta, estoy muy enamorada de mi bicicleta. No me gusta el proceso de subir un cerro pero me gusta estar en la cima. Curiosamente, me gustaría aprender a escalar. Me gusta mucho el mar y los ríos (y los miro tan distinto desde Heidegger), me gusta también la ciudad, los autos me gustan pero solo cuando voy caminando y los miro desde la vereda y es de noche y en ese momento me gusta sacarme los lentes, porque veo las luces borrosas y es como. Es como si estuviera grabando una película y, como directora, ordenara un desenfoque. Mirar desde la costa así es como mirar cerros con escarcha dorada. Bueno, recapitulando: caminando de noche me gustan los autos. En el resto de transportes, no me gustan (y me gusta también ir de copiloto escuchando música. De noche igual).
Me gustan las cosas tranquilas y la lucidez pero, a la vez, me gusta mucho el carrete y sin él, me muero. Me gusta la yerba y el copete, me gusta el escándalo, reír fuerte, no sentir vergüenza, utilizar mi cuerpo políticamente. Me gustan las faldas cortas y me gusta andar en bicicleta con falda corta. Me fascina la ropa y me gusta la ropa muy ancha. Me gustan los aros grandes y los anillos, los piercing, me gustan los calcetines. Me cargan demasiado los sostenes, los odio, mucho. Soy doble, soy múltiple, como el lobo estepario, como Herman Hesse, como Lacan.
Me carga la caña, pero la acepto. Me encanta no tener caña moral: me he despojado de esas negatividades. Me encanta que me digan “TE ACORDAI QUE ANOCHE <inserte momento ridículo aquí>??”. Me gusta ir a la disco pero no siempre, me gusta Blondie y Soda pero me gustan más los carretes en casa bailables, cuando alguien apaga las luces y sube el volumen de la música y caemos todos presos del baile, el ambiente se torna como en clímax pero sin cosas horrorosas ni gente muerta. Me gustan las tocatas pequeñas, me gusta la música chilena, me gusta tanto, tanto la cerveza y las papas fritas.
No entiendo bien esta necesidad que siento a veces de compartir lo que escribo o lo que dibujo o lo que fotografío, aunque lo comparto bastante poco. Casi nunca, de hecho, considerando que escribo todas las semanas, que tengo muchas fotos y que, si bien dibujo ya muy poco, lo hice con constancia durante muchos años (y por supuesto siempre he querido retomarlo), más bien desde que tengo memoria (gua) y tengo un basto archivo. Para explicarlo me daré una licencia terrible, barsa, pero a la vez muy honesta. Mejor no, me arrepentí.
Soy bastante hedonista, la verdad, lo he reconocido en el último tiempo y eso me ha quitado sufrimiento, a la vez que me ha hecho entender que mantener los pies sobre la tierra es a veces difícil, pero es una tarea que debo superar, porque de algo tengo que vivir, porque no todo es placer. Aunque a veces creo que no es ese mi problema ahora mismo. Me gusta trabajar, me gusta mi disciplina (mía, la he hecho mía en estos seis años. Hallo que es bastante ya para mis 23 años), me gusta la investigación y leer cosas difíciles (y también fáciles: qué extraña distinción, la verdad). Es verdad que paso, a veces por largos períodos, por momentos de insensibilidad terribles. Es verdad que a veces me muero y me muero bastante, aunque haber reconocido todas estas cosas hace que esos momentos sean cada vez más lejanos y más breves. Hacen también que tenga herramientas. Hace un tiempo que pienso que la vida es muy bella, incluso cuando estoy triste amo todo: solo creo que hay que forjar las herramientas para poder disfrutarla. La fortaleza para dar cara todos los días.
El año pasado conocí a algunas personas que consideraban que ser demasiado intenso era malo, ser demasiado sensible era un defecto. Pienso que pasar la vida y los días sin intensidad no tiene ningún sentido. Absolutamente ninguno. Y si el mundo está como está es precisamente porque nos han convencido (el capital y la teoría política moderna) de que la racionalidad es lo único que vale. Las pasiones, son solo desviaciones que hay que extirpar.
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Blessing a person
To do a blessing of a person, begin by looking into the eyes of the person for a moment to 'greet' them, fan the smoke first at their heart and then up to the right side (your left) of the person's head, moving around clockwise (sun-wise), gently washing them with the smoke. Continue brushing smoke down over their left shoulder and the length of their arm and back up again to the shoulder. Wash the smoke down the left side of the torso, left leg and foot. Now smudge the right foot, up the left leg, torso and down the length of the right arm and back up to the shoulder. Now turn the person around, turning to their right (sun-wise again) and repeat these movements as you smudge and bless the person's back. For objects, bless them moving sun-wise around them also. Smudging in the Seven Directions Smudging CollectionFacing East - I welcome the energy of the beginning way, the rising sun at the beginning of the day and the light of illumination. Welcome Eagle, flying nearest the heavens, with the clearest of vision. I welcome the energies and spirits of the East. HO! Facing South - I welcome the energy of service to all my relatives, the heat of the noonday sun and the spirit of action in the world. Welcome Coyote spirit. I welcome the energies and spirits of the South. HO! Facing West - I welcome the energy of looking within to find the gifts of healing. Welcome Bear spirit going deep within to seek the gift of renewal. I welcome the energies and spirits of the West. HO! Facing North - I welcome the energy of wisdom and blessing and the Grandmothers and Grandfathers who teach me. Welcome Buffalo and the spirit of giveaway, teach me to be generous and honor all that I receive. I welcome the energies and spirits of the North. HO! Looking up - I welcome the energy and spirit of Above. Father Sky, Star people, and Cloud people. Welcome all that is masculine, grandfathers, fathers, brothers, uncles and sons. And that masculine energy that also exists within the feminine. I welcome the energies and spirits of Father Sky. HO! Looking down (touching the ground) - I welcome the energy of Mother Earth, the feminine principle, the energy and spirit of Below. I welcome the energy and the spirit of our grandmothers, our mothers, sisters, aunties and daughters. And that feminine energy that exists within the Masculine. I welcome the energies and spirits of Mother Earth. HO! Looking within (holding your hands over your heart) - I welcome the energy of Within, the principle of being connected, the energy and spirit of Within. I welcome the gifts of balance, oneness, and the connection with all things, for all things are one and all things are related. HO! Smudging and Blessing Herbs Sage Sage Smudge StickThe use of sage is for healing. The smoke is used to bless, cleanse and heal the person or object being smudged. Sage is used to 'wash off' the outside world when one enters ceremony or other sacred space. Objects are likewise washed off with sage medicine smoke to rid them of unwanted influences.The plants that are called sage can come from very different families of plants. True sages are in the genus of Salvia; this includes Salvia Officinalis (garden sage) and Salvia Apiana (White Sage), also called California White Sage and Sacred Sage. Many of the herbs called sage come from a completely different family of plants, the Asteracea family. This family brings us the genus of Artemisia from which come New Mexico Sage (Artemisia tridentada), and the sage from the Dakotas (Artemisia ludoviciana), also called Grey sage, Prairie sage, Dakota sage, Lakota Sage and mistakenly sometimes called White sage. All of these sages (Salvia and Artemisia) are used for healing and cleansing. More can be learned from the book Sacred Sage, How It Heals. Cedar Sage Smudge StickCedar is a medicine of protection. Cedar trees are very old, wise and powerful spirits. Cedar is often used to cleanse a home or apartment when first moving in, inviting unwanted spirits to leave and protecting a person, place or object from unwanted influences. Cedar is used as a name for a number of different genuses of trees and shrubs. The primary ones are Cedrus, Thuja, Libdocedrus and Juniperus. The Junipers are not truly Cedars (scientifically) but are used as such by many people. Keep in mind that these scientific names have little meaning to the people using them as medicine in traditional ways. Sweetgrass Also called Seneca grass, holy grass and vanilla grass. This very special herb's sweet vanilla-like scent is the breath of the Earth mother, bringing the blessing of Mother Earth's love. Sweetgrass is burned to remind us of essence of the feminine and that the earth provides us with everything we need. Sweetgrass can also be be unbraided or trimmed with a scissors into small pieces and sprinkled on hot Charcoal Tablets. Allow the sacred smoke that follows to wash over the subject of the blessing. The sacredness of the sweetgrass herb then sustains the smudging process. Use a smudging feather if you need to douse the flame or promote more smoke. Lavender This native of Europe is often used for invitation of the spirits. The name may be derived from the Latin lavare (to wash) or livendula (meaning bluish). In ancient times lavender was an important herb used in mummification. There is a legend that the clothing of baby Jesus was laid upon a lavender bush and acquired the fragrance. Some Christians still regard the scent of lavender as a safeguard against evil. Burning Lavender is best done on Charcoal Tablets. CopalCopal This is tree sap from Mexico that is similar to Frankincense. When burned it has a crisp, clean, sharp scent that is almost citrus-like. Copal is sacred to the native peoples of Mexico, as it is a gift 'pleasing to the gods.' Because copal is the blood of trees, it is offered to honor the enormous gift given to us by all of the tree people of our planet. Burning Copal is best done on Charcoal Tablets. Frankincense At one time both Frankincense and Myrrh were considered to be more valuable than gold. Used to embalm the bodies of the Egyptian Pharaohs, this tree resin is considered to cleanse and protect the soul. Frankincense became important to most every major religion in the world and is still used in Muslim, Jewish and Catholic rituals. Frankincense is said to ease depression and promote clairvoyance. Burning Frankincense is best done on Charcoal Tablets. Myrrh This tree resin is said to help one maintain a state of enlightenment. It also connects one to the spirit of youth and clears the path of debris that stands in the way of one's truth. Burning Myrrh is best done on Charcoal Tablets. Smudging FeatherSmudging Feather It is traditional to use a bird's feather to brush the smoke over the person or object being blessed. It is important to use the underside of the feather to wash the smoke over the object of blessing. It is the underside of the bird and its wings that face the Mother Earth as it flies and it is this surface of the feather that offers the blessing medicine of the bird. Blessing Collection If you are eager to begin using these wonderful smudging materials but don't know where to start, consider our Premium Blessing Collection. This gift box contains both kinds of smudge sticks (White sage and New Mexico sage), one braid of Sweetgrass, one ounce each of Frankincense, Myrrh and Copal resins, a roll of 10 charcoal tablets and an abalone shell with smudging feather. Other Important Herbs Uva Ursi Leaf - KinnikinnikMullein An herb that has been used in smoking blends for the sacred pipe, also used as a tea for lung inflammation. Mullein is also called Yerba del lobo, velvet plant and miner's candlestick. Red Willow Bark This is another traditional ingredient for smoking in the pipe. It is not really a willow, but a dogwood. Sioux people call this bark Chanshasha. Osha Root This is one of the roots called Bear Root. This plant grows mainly in the Rocky mountains and is used to invite the bear spirit medicine. Osha is an important medicine for people from northern Mexico to Canada, often used for infections. Uva Ursi Called Kinnikinnik by many people, this is another plant used in pipe smoking mixtures. Uva ursi is commonly used as tea for bladder infections. The material you have just read is ©2010 by the Taos Herb Company. If you wish to make a copy for your personal use in using Sacred & Blessing Herbs, you may do so. Any other copy, duplication or use of this material will be in violation of the copyright. Please be respectful. Thank you.
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Disponible para descarga gratuita en caciquecomics.blogspot.com
SOMBRAS: es un cómic independiente de superhéroes en blanco y negro, relatado de una manera distinta, con reconocibles elementos clásicos de los cómics de la década del 90 pero hecha hoy, tanto en el estilo gráfico como en la narrativa, pero sin la censura acostumbrada en los grandes sellos. SOMBRAS cuenta la historia de cuatro entidades energéticas atemporales que desde el principio de los tiempos han habitado nuestro planeta en distintos cuerpos, con distintas vidas, los YANKAI. Estos seres en la actualidad son PIEL DE LOBO, nuestro protagonista principal, puede generar y controlar el fuego. Toda la historia gira en torno a su presente y pasado, es una amalgama entre indio, vikingo, heavy metal, motoquero, héroe estereotípico de película de acción de los 80s, vaquero, animal, etc. , DARKLIGHT (telépata y telequinético), KIO (asimilación molecular), y SHOCKPULSE (emanación constante de energía). Estos cuatro super seres y sus asociados, los demás miembros de la Hermandad Viento Salvaje, miembros externos, colaboradores y muchas otras yerbas, emplean sus habilidades en tareas super heróicas en la búsqueda de justica... o lo que ellos entiendan por justicia, dependiendo de la situación. Es una historia violenta, sangrienta, y no apta para menores, cargada de acción y vocabulario grosero, con pintas de humor y bastante erotismo. Superhéroes, violencia, sexo, puteadas, mala leche. Un comic muy al estilo "extreme". Alma heavy metal.
La historia del buen Piel de Lobo va a ser larga, puede que a veces me demore en producirla, pero no abandonen, síganla porque yo voy a seguir siempre. En el sitio oficial de Cacique Comics hay muchísimo material extra para ver y conocer mucho más de este maravilloso universo.
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El Paraíso, el Espacio Exterior
El Paraíso, el Espacio Exterior, un viaje en lancha por el Río de la Plata, una charla confusa con un perro, 3 pibes caminando por el medio de la calle. El olor de una panadería, de un porro y de después de coger en verano. Una buena mesa en una pizzería. Un vaso de cerveza, un chico en cuero. Un pibe con cara de drogado en el subte. Un ventilador de esos de pie que me tira aire a mí, a vos, a él, a vos, a mí de nuevo y así toda la tarde.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un camino entre árboles re altos, las siete de la mañana, una pila de libros, varios pibes jugando a la pelota en un descampado y otros destrozados por la droga y por el amor, especialmente por el amor.
El Paraíso, el Espacio Exterior, una foto de un lugar abierto, el ruido que hacen las estrellas y el que no nos dejan hacer.
Gente del otro lado del alambrado. Los diferentes tipos de drogas que usamos para estar bien, el sol dándote de lleno en la parte de arriba de la cabeza.
El olor de una pileta techada, la luz en el vestuario de chicos, los chicos.
Un buen nadador, un chico del interior andando en motito de delivery. Un montoncito de yerba usada tirada atrás de un campo de deportes. Un pibe con buzo de Tigre andando en bici por la plaza de Lobos. Un campo de deportes a las cinco de la tarde.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico re lindo bailando re bien. La luz de una estrella, la de muchas, un pibe extasiado mirándote de cerca a los ojos y otro con cara de extasiado buscando perdido a su grupo de amigos.
El Paraíso, El Espacio Exterior, un buzo de los Minessota Timberwolves. El primer día de vacaciones de cuando tenías diecisiete y se te marcaban los abdominales re bien. El montoncito de mochilas en la playa, un pibe dándole la mano a otro.
El Paraíso, el Espacio Exterior, el olor de fumar porro los sábados a la tarde. Una casa con las ventanas abiertas, las cerámicas frías de la cocina, una pileta en la parte de atrás.
El Paraíso, el Espacio Exterior, el viento del Río de la Plata en la rambla de Montevideo, un pibe rubio de ojos negros haciendo juego consigo mismo y la camiseta de Peñarol.
El olor del barro seco entre los tapones del botín, el pantaloncito de fútbol manchado con pasto, una droga nueva re rica que viene en gotero.
El Paraíso, el Espacio Exterior, la sensación de empezar a estar muy drogado en una super fiesta, una foto del campo a las cinco de la tarde, un amigo pasándote el brazo por atrás de la cintura para empezar a saltar juntos.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico en la cancha de Quilmes moviendo una bandera de palo de Argentinos.
Un jugador de fútbol bailándole cumbia al banderín del córner, un puente re largo de cruzar.
Gente saltando porque su equipo va ganando, un policía más chico que vos revisándote los bolsillos.
Quince micros parados al costado de la ruta a cincuenta kilómetros de entrar a Córdoba, unos vagos que estuvieron tomando Fernet todo el viaje jodiendo a unas vacas para matar el tiempo, un policía cordobés yéndolos a buscar. Una foto desde el cielo, la hinchada visitante cantando mucho más fuerte que la local.
El Paraíso, el Espacio Exterior, la única forma de entrar a un lugar.
Un pueblo de pocos habitantes, un camión heladera llevando lácteos al almacén, los yogures, el chico que los descarga, un billete de dos pesos volando en el medio de cualquier lado.
El Paraíso, el Espacio Exterior, la terraza de un edificio, la parte más alta.
Una buena manera de empezar a bailar. El primer momento que te das cuenta que te pegó, saber que tenés más éxtasis en el bolsillo del pantalón.
Una charla graciosa con un amigo, dos pibes hablando con los anteojos puestos, siete amigos bailando exactamente igual por un ratito, 3 pibes caminando por el medio de la calle.
El Paraíso, el Espacio Exterior, una escalera que no termina nunca más, un amigo jugando al ajedrez contra la máquina, un pibito que no entiende lo que está pasando.
La droga de los buenos, la de los mejores, la de los increíbles.
Una foto satelital de altísima resolución, un chico haciéndote una pregunta interesante.
Un abrazo re sincero. Muchos recuerdos juntos que te hacen cosquillas en las piernas.
El Paraíso, el Espacio Exterior, las cosas que nadie entiende.
Un chico con los ojos cerrados, unas zapatillas para saltar mejor.
Un perro de la misma raza que el chico que te gusta, un amigo hablándote del campo a las cinco de la tarde y en el momento en que iba a escribir que tomaba mate tomo mate.
Un sueño re lindo, un momento agradable para estar en.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico imitando el ruido del viento con la boca, una esquina mal iluminada. Dos pibes con capucha fumando porro. Un poema que empieza y termina como vos querés.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico que te lo jura por dios, una canción que viene con un sonidito increíble.
El Paraíso, el Espacio Exterior, saber que está todo bien. Un chico con un tatuaje de Michael Jordan, una pastilla que te pone como superhéroe.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un pibe bailando re bien con las mejores zapatillas, un tema que te da ganas de vivir y otro, que viene después, que te da ganas de vivir más arriba.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un festejo de gol igual a un súper pico de pastilla, los mejores chicos para estar enamorado de.
Un poema re fácil de escribir, un chico re lindo de ver sin remera, un arquero que achica bien en el mano a mano.
El Paraíso, el Espacio Exterior, la sonrisa de éxtasis más linda de la fiesta, mucha gente levantando las manos al mismo tiempo.
Estar bien, estar re bien. El árbol más alto del pueblo, un tema que te hace despegar.
El Paraíso, el Espacio Exterior, una carrera de acá a la esquina, una cosa que se me acaba de ocurrir, un poeta con la mirada puesta en.
Media pastilla de éxtasis en el bolsillo de la campera que más te gusta. El Paraíso, el Espacio Exterior.
– Mariano Blatt
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Ella era una mujer tan digna de admirar, que podría ser considerada arte, en todos los reinos y los bosques se hablaba de su hermosa presencia, yo había escuchado de ella en todos los sitios donde andaba cuando siguiendo la huella de algún hechicero me encontraba, sin embargo, ella era mucho mejor que cualquier obra maestra, así lo habían comentado la mayoría de caballeros guerreros y cazadores, y alguno que otro plebeyo, porque a diferencia del arte, ella seguía siendo totalmente hermosa incluso cuando se rompía, lo que sucedía raramente, ella se había forjado cómo el acero más templado en el reino de sus padres, había sido capaz de cazar lobos y dragones, lo que la volvía una hermosa princesa guerrera, por eso ella no necesitaba que alguien más llegara con un pincel y quisiera añadirle colores a su vida, ella ya era obra maestra viviente, de hermosa piel blanca hirsuta por el sol y las heladas dentro de su "Bosque de la Noche", la pureza de su alma se notaba en su mirada brillante que salía de sus adorables ojos color café profundo; lo que ella necesitaba era que la apreciaran no solamente por su gran belleza, sino exactamente por lo que era y representaba, y no por lo que otros querían que fuera...y llegaron los recuerdos de esas noches cuando de pequeño mí madre, en frente de la fogata me decía con voz pausada y entonada: Un día conocerás una mujer que hará cuestionarte todo lo que creías conocer, ella sacará una pasión en ti que no sabías que tenías, y te hará sentir tan vivo cómo nunca antes lo sentiste; yo le seguía escuchando con dudas, y mí madre continuaba: ella no esconderá su cara cuando le veas despeinada y sin maquillaje, porque sabe que al natural te parecerá la mujer más bella de todos los bosques, campos y reinos, en algunos momentos su cariño te asfixiará, porque ella será una hermosa princesa guerrera cazadora de lobos y dragones, pero no debes huir, a ella le enseñaron que siempre debe entregar todo su corazón y amar sin medidas, a veces su locura te asustará, pero no debes pretender cambiarla, ella es feliz tal y cómo es, y continuaba: tampoco debes romperla, ella siempre te dará lo mejor de sí misma, te protegerá con su espada y su escudo en todos los sitios cuando anden juntos así que cuando encuentres a una mujer que no quiere ser perfecta, pero es perfecta para ti, por lo que más quieras, asegúrate de amarla con todo tu corazón todo el tiempo que el universo te lo permita, deja tu bosque sí es necesario, pero cuídala cómo si fuera tu propia vida, ella tiene el potencial para convertirse en el amor de tú vida, valórala más de lo que puedas, todo lo que puedas porque si no lo haces, te aseguro que lo lamentarás por el resto de tu vida...un día conocerás a la mujer princesa guerrera cazadora de lobos y dragones que será perfecta para ti, y tú tienes el potencial para ser mucho más que un cazador que le rompa el corazón...y apareciste en mí vida, te ví bajando por los caminos de la "Montaña de la Vida" envuelta en tu armadura más negra que las noches frías sin estrellas, a pesar de las piedras, los abrojos y las malas yerbas, caminabas con la parsimoniosidad de una dama princesa, no sabía quién eras, pero mí sufrido corazón roto, latió con más fuerza que nunca, al voltear a verte volví a nacer, quedé de la mente helado, y por poco pierdo pié, sonreías al verme y quedé fascinado... había llegado la princesa guerrera cazadora que mí madre me había dicho, mí corazón latiendo con fuerza lo confirmó, habías llegado, habías llegado a mí "Bosque del Misterio" mí más grande amor, había llegado, había llegado la "Princesa guerrera de la Luna"...
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Las claves de josep ramon batlle
Ramon Batlle – el viaje empieza
Cuando cruces el puente, te encaras a una decisión: dirígete al norte cara la cueva de Matoya o bien al este a Pravoca. La gruta de Matoya es opcional en este punto, mas el desvío es buena fuente de experiencia y puedes agredir su casa por dos pociones y un antídoto. Si decides visitar a Matoya, entonces regresa a Cornelia para curarte, puesto que los Ogros que custodian su gruta son duros.
Ramon Batlle – La cueva de Matoya
Las escobas parlantes
Si bien semeja tal y como si las escobas estuviesen hablando de broma, en realidad está tratando de decirte de qué forma acceder al mapa del mundo. Tras charlar con uno de ellos, presione +Botón BBotón de selección a fin de que aparezca el mapa. Aunque solo muestra el mundo en la V. O bien. de NES, brinda información específica para lugares que ya ha visitado en versiones siguientes.
Cuando Sara está a salvo, una mujer en Cornelia confía en los Guerreros de la Luz lo bastante como para contarles sobre Matoya, una hechicera que vive en una cueva al norte. Una vez que cruce el puente cara el continente al norte de Cornelia, hallará algunos contrincantes nuevos y más peligrosos, particularmente los Ogros. Una vez que tu conjunto alcance el nivel 6, vas a ser lo suficientemente fuerte para defenderse de estos monstruos. Hasta ese momento no se aleje demasiado de Cornelia. Del otro lado del puente, va a llegar a una región de montañas que se divide en dos caminos: norte y este. Si vas cara el norte durante los ríos, hallarás una gruta en el borde de la península.
Haga una parada en la gruta de Matoya para recoger 2 pociones ( A y B ) y el Antídoto ( C ) de los cofres. Luego, hable con una escoba y descifre su mensaje enigmático (ver a la derecha). Si hablas con el infeliz Matoya, te percatarás de que le birlaron su Lente de cristal y ahora no puede ver realmente bien. Naturalmente, ella va a estar muy agradecida si puede hallarla y devolvérsela.
Ramon Batlle – Pravoka
Ramon Batlle – Pueblo de Pravoka
El viajero en Cornelia le contó sobre su casa en Pravoka, donde los piratas merodean y las personas se esconden en sus casas. El camino a Pravoka es largo, conque trae un montón de pociones. Si llegas con poca fuerza, quédate en la posada ya antes de charlar con Bikke y su pandilla de piratas en la esquina noroeste de la ciudad; te vas a ver forzado a una batalla en el momento en que les hables. Desde la entrada de la urbe, ande de manera directa cara el norte para localizar la posada.
Golpea los lugares habituales de la ciudad para prosperar tus armas, armaduras y magia. La magia es cara en Pravoka, con lo que elige de manera sabia qué hechizos adquirir primero. Invis es el hechizo de magia blanca de nivel 2 más útil. Empléalo para acrecentar la Evasión de un miembro del conjunto a lo largo de la batalla. También vale la pena recuperar el silencio, ya que es efectivo contra los jefes de lanzamiento de hechizos más adelante en el juego. Desde la tienda de magia negra de nivel 2, adquiere Blizzard. Es un buen ataque elemental contra oponentes enclenques al hielo.
Ramon Batlle – Tiendas Pravoka
Posada: 50 gil Santuario: 80 gil.
L2 Magia Blanca : cuatrocientos (doscientos cincuenta) Gil. L2 Magia Negra : cuatrocientos (250) Gil.
Blindna, Silencio, NulShock, Invis Blizzard, Dark, Temper, Slow
Las armas Armadura Artículos Artículos (DoS / AE)
Martillo: diez (8) Gil. Armadura de cuero: cincuenta (40) Gil. Poción: sesenta (40) Gil. Poción: 40 Gil.
Espada ancha: 550 (cuatrocientos cincuenta) Gil Cadena de correo: 80 (sesenta y cinco) Gil Antídoto: setenta y cinco (50) Gil. Antídoto: 50 gil.
Hacha de batalla: 550 (450) Gil Placa de acero: ochocientos (seiscientos cuarenta) Gil Saco de dormir: 75 (50) Gil Gotas para los ojos: 50 Gil
Cimitarra: doscientos (160) gil. Guantes de cuero: sesenta (cincuenta) Gil Tienda: 250 (ciento veinticinco) Gil Eter: ciento cincuenta Gil
Escudo de cuero: quince (12) Gil Fénix Down: quinientos Gil
Ramon Batlle – Piratas
En Pravoka, debes enfrentarte a un ejército de piratas para restaurar la paz. A su capitán Bikke no le agradará localizar a 4 guerreros blindados y experimentados en su territorio, y él tendrá a su tripulación en ti. 9 piratas pululan para agredir. Los piratas no son realmente fuertes, singularmente en comparación con los contrincantes que se encuentran fuera de la ciudad, mas con nueve de ellos, un miembro del grupo podría perder HP de manera rápida si los piratas se agrupan en él. Cada pirata puede soportar solo unos diez HP de daño, por lo que todo tu grupo debería poder derrotarlos en combate cuerpo a cuerpo. Descanse el sueño para inutilizar a un buen número de ellos y luego retírelos uno por uno.
En el momento en que hayas liberado a Pravoka de los piratas, hallarás que Bikke todavía está en la ciudad. Habla con él, él aceptará la derrota y va a ofrecer su nave como penitencia por josep ramon batlle su maldad. Los pobladores resurgirán, sintiendo que una vez más es seguro pasear por las calles. También tienen mucho que decir sobre el Príncipe elfo y las yerbas especiales que puede hacer Matoya, y también sobre la ciudad de Melmond.
Ramon Batlle – Navegando
El barco lo va a estar aguardando en el puerto a las afueras de la ciudad. Cuando estés listo, sube a la nave para zarpar. Recorre las aguas abiertas para orientarte y utiliza los hechizos del Trueno en los contrincantes que encuentres en el mar. Si tuviste inconvenientes para abonar hechizos mágicos de nivel 2, navega y lucha contra los monstruos marinos hasta el momento en que tengas suficiente dinero. Regrese a Cornelia para un muelle simple y una posada barata, entonces diríjase cara el sur cara Elfheim .
Ramon Batlle – Península de poder (opcional)
Cerca de este tiempo, puedes sentir que tus esfuerzos por obtener a Gil avanzan de manera lenta, dados los oponentes que están libres para luchar en el área que rodea a Pravoka. Hay un medio alternativo y efectivo para obtener a Gil rápidamente en la zona conocida por los jugadores como la "Península de poder". No obstante, esta área es exageradamente peligrosa y no debe procurarse antes de que su grupo alcance aproximadamente el nivel 10.
Para hallarlo, diríjase al este de Pravoka (a pie) hasta que vea un puerto, luego al norte, pase el puerto hasta llegar a un callejón sin salida. Los cuatro cuadrados superiores de la punta de la península contienen contrincantes muy poderosos: los lobos de invierno, las colinas de Gigas, los trolls, los necrotauros y los Wyverns. Debes tener mucho cuidado pues todos estos contrincantes pueden golpear fuerte, con frecuencia demasiado duro para tu nivel actual.
Ramon Batlle - monstruos
Enemigo Defensa Ataque
FFI contrincante Winter Lobos de invierno Asegúrate de lanzar NulIce de antemano o sucumbirás velozmente a su ataque de Tormenta de hielo Son susceptibles al fuego y al fuego2.
FFI contrincante Trolls Sería prudente lanzar Invis y Blink cuanto antes. Fuego y fuego2 asimismo marchan bien en ellos.
FFI oponente Necrotaurs Como siempre, lanza Invis y Blink a lo largo de algunas rondas, al paso que un usuario de Magia Negra lanza los hechizos más perjudiciales disponibles. Son enclenques contra Fire y Fire2, así como los hechizos Día.
FFI enemigo Hill Grupos de cerro gigas Emplea Invis y Blink una y otra vez en un solo personaje. La única forma de derrotar a Hill Gigas es eliminar su HP. Dan mucha experiencia y Gil, pero son muy difíciles de derrotar en niveles bajos.
FF oponente Wyverns También existe la posibilidad de que te halles con un grupo de estos, pero es poco probable. Son parcialmente débiles, conque deberías poder matarlos.
Si consigues ganar estas batallas, normalmente obtendrás entre quinientos-900 de experiencia y 2000-3000 Gil. Los hechizos vendidos en Elfheim pueden ayudarte sustancialmente en la batalla acá. Si continúas regresando aquí hasta el momento en que alcances el nivel quince, la mayoría de los enemigos van a ser más fáciles de matar. Al comienzo, es una buenísima idea volver y salvar después de cada batalla exitosa, mas conforme subas de nivel vas a poder sobrevivir a múltiples batallas seguidas.
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“La Virgen Voló a los Valles”
En este Tafí del Valle eterno, perenne, inmemorial, el que todavía mantiene viva sus tradiciones milenarias con el canto de sus aguas, el claro sol que ilumina sus cumbres y el apretado aspapuyo que cubre sus vestigios ancestrales, florece una nueva devoción.Nuestra Señora de la eucaristía. El cielo radiante de la quebrada ilumina las sombras aterciopeladas de los contornos del cerro. Ya casi es mediodía y los rayos del sol caen en picada sobre centenares de siluetas que se esfuerzan en llegar. En plena primavera el valle se encuentra cubierto de nieve ensalzando su imprevisible agitación misteriosa y milenaria. Comienza la lenta subida desde la capilla de San Andrés, en la zona de “Las Carreras”, hacia la cima de La Mesadita. El ascenso por el cerro pelao, sembrado de piedras…de pircas y de cactus en flor se hace imperceptible. Se siente vivo en el aire y en cada roca el canto del viento…Cada paso es un arrojo que se recompensa con el ramalazo fresco de la montaña…Adelante van los violinistas y bombistos anunciado con su música alegre el paso de la Virgen…Sube la virgencita entre los pajonales, enlazados por aybales e iros, en un enigmático silencio. Un mensaje de paz y unión se encumbra sigiloso para los pueblos de la región, bajo el signo de la Cruz…Se siente el indestructible murmullo de aquellos Quilmes y Diaguitas cuya estirpe ha encontrado en sus devotos nuevas venas para seguir manteniéndose en el tiempo…En su ascenso por la cuesta, el atuendo de la Virgen de la Eucaristía se mezcla con los distintos matices de verde de las montañas que la rodean... En sus brazos la Reina de los cielos, junto con el Niño Jesús, sostiene un racimo de uvas. Aunque el sol se esforzaba por entibiar la mañana los charcos seguían congelados.La marcha continuaba lentamente, despreocupada…risueña al compás de bombos, violines y guitarra. Todo el entorno coronado por montañas blancas, y la luz del sol, en medio de esa inmensidad silenciosa, encendía aún más la figura esplendorosa. La Imagen de la Virgen se deslizaba por el camino de la fe rodeado por cuatro banderas. La argentina…la papal…la de macha y la de los pueblos originarios. A cada paso los lugareños la honraban ataviados con sus mejores trajes a la Novia que subía a su altar. La figura de nuestra Señora engalanada con vivos colores.La que antes del año 2003 nadie conocía…llegaba a la piedra escogida. Arribaba a su apacheta. El altar de piedra y jarilla se elevaba apuntando al cielo para honrar a la Madre de todos los tiempos. La madre tierra y la Pachamama, suministró la señal para que el tiempo pasado estallara sobre el presente…como el polen de las flores, añadiendo al rustico tabernáculo…la imagen más perfecta de la libertad y liberación de la humanidad. El cosmos en su inmensidad reveló como una gran premonición la manifestación del entonces párroco de la ciudad de Yerba Buena…Tucumán. El Reverendo Padre Dr. Jorge Gandur…Él había visto en una visión a la señora con las uvas en sus manos que simbolizan el fruto de la vid, el vino, que es la sangre de Cristo, y el Niño en los brazos de María, entre los obsequios de casamientos olvidados en una devota tucumana…precursora de la nueva devoción. Hoy se convirtió en un nuevo regalo. Un gran legado para toda la comunidad que abrazaron la devoción y la propagaron por todos los valles. El paisaje aceitunado de la quebrada, tan verduzco como el manto de la Señora de la Eucaristía se convirtió en una colosal Iglesia a cielo abierto, en donde sin duda se cavaran los cimientos de lo que será la gruta circular con techo de paja como lo pidió María, respetando el diseño de los pueblos de la región. Al atardecer…el silencio volvió a adueñarse de La Mesadita. Pero la montaña no se quedó sola.Una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Eucaristía le hace compañía desde ese día y para toda la eternidad. Feliz Año 2020.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
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