#o al menos en la mañana
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Me siento como las we
#ya pero si te golpean la puerta y vos no respondís ni salis ni nada...#si estai con la puerta cerrá#uno asume que estai durmiendo o que no quieres na#por qué se enoja si quisimos avisarle pero nunca respondió lpm#la sunni más encima va al baño y le queda el poto con caca SJKDJ#es un caos lavarla... y luego secarla#casi me cogotea#además de todo me estoy desangrando#siento un aburrimiento FUERTE#de esos que desesperan porque obvio que quieres hacer algo pero todo te parece aburrido entonces te pudres en la aburrición#etcetcetc#menos mal ya hay que dormir pero igual ojalá soñar con algo bonito que me distraiga de la realidad#mañana se trabaja en la casa#vamos k se puedee eeeeeee#eee
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feria feria feria feria feria
#mencione ferias y ahora me re entusiasme quiero comprar boludeces <- no tiene un mango#espero q haya cosas piolas para comprar al menos mañana#necesito salir de la casa necesito hacer otra cosa q no sea la tesis o cosas de la zine o tarea o aaaaaa en cualquier momento trepo paredes#haunted.txt
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#que pesada es la gente#tanto un bando como otro#discutir por la cara y ponerse a la defensiva da pereza#esque da pereza de ver#los de la UPC son mejores#ea ya lo he dicho#siempre con malos rollos y tonterías#al final uno se siente hasta incómodo#por eso dije el otro día que discutir con profes pues no#y más cuando gran parte de la nota depende de ellos 😂#tampoco les lames el culo y se lo dejas húmedo pero pfff paso#se discute con la gente a la que quieres !!!!! el resto son tonterías :)#y me giro y los del sector sud meandose de la risa#😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂#a mi hay momentos que me cuesta contener la risa#😗#a veces miras a alguien y dices ‘macho como os aguantan en casa? o como os aguanta vuestra pareja?’ 👀#los tranquilos de clase ya empezamos a hablar y a poner los ojos en blanco 😀#ya hablé con una profe por estas tensiones y al final me dijo de ir a hablar con el profe afectado pero es en plan que ni me va ni me viene#teniendo todo 10 si sale algún 8 me da igual#tengo mejores cosas que hacer#hay que aprender a decir las cosas cuando toca y cuando no pues a callar#menos dramas y más felicidad#en 10 años ni os acordareis de estos profes#si esque da igual 😂#menos mal que en lo de qa y otros sitios hay gente de mi edad y mismo nivel de madurez#ahí lo dejo#porque vamos 😂😂😂😂#no me preparare nada para mañana#0 interés la vdd y más con los dramas que se saca la gente de la manga
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¡hola! antes que nada escribes muy bien, y fui fan de tu trabajo pasado, sigue así🫶
queria pedir algo de rough angry sex con enzo🫣después de una discusión!!
holii, aparezco gente, gracias por tus comentarios bonitos anon🫶 espero esto les guste 😪
kiss and make up☆
(one shot)
ADVERTENCIAS/TAGS🗯: enzo vogrincic x reader, smut, rough sex, fingering, kinda mean enzo(?), hair pulling, cum swallowing
todo empezó por una mandarina.
o bueno, eso creyó enzo al principio.
desde que despertaron ambos en la mañana, el mayor pudo notar que tus ánimos no eran los mejores. apenas dándole los buenos días te dirigiste a la cocina para hacer el desayuno; sin ni siquiera un beso, o un abrazo, ni el típico rato que pasaban enrollados uno con el otro entre las sábanas disfrutando del calor corporal... pasaste de él.
trató de no hacerse mucha mente y unos minutos después bajó a la cocina donde te encontró de espaldas, frente a un sartén del cual se desprendía el olor de unos panqueques. se acercó hacia ti con pasos un tanto ruidosos para que no te asustaras cuando sintieras sus brazos rodear tu cuerpo, y apoyó su mentón en tu hombro cariñosamente, observando desde arriba los alimentos que preparabas.
"te comiste mi mandarina, enzo" espetaste con fastidio, saliendo de su abrazo y moviéndote hacia el tacho de basura para desechar unas cáscaras.
"¿cómo?" respondió con el ceño ligeramente fruncido, sintiendo genuina confusión.
"anoche, anoche cuando llegaste te comiste la mandarina que dejé en la heladera" te giraste hacia él enfrentándolo. "ya yo estaba dormida" murmuraste y devolviste tu atención al sartén caliente.
el castaño pareció recordar su travesura. "aah, sí, sí. sí me la comí, pero no creí que te molestaría, chiquita" dijo con un tono suave y se volvió a acercar a tu cuerpo "perdoname, no es tan grave, sabés que puedo salir a comprar más-".
giraste los ojos, más enfadada que antes. "déjalo, ya, no hace falta" serviste en los platos de cada uno los panqueques y le tendiste el suyo a enzo "toma, provecho".
consumieron sus desayunos en silencio, evitabas la mirada del castaño a toda costa con tus ojos fijos en el plato. confundido y pensativo, enzo quiso preguntarte si realmente era una simple mandarina lo que había causado tanta molestia en ti, cuando fue interrumpido por el sonido de una de sus alarmas recordándole que se le estaba haciendo tarde para llegar al trabajo, que era una nueva película en la que llevaba dos meses participando.
se disculpó contigo y te dio un beso en la frente antes de lavar su plato y subir a la habitación a prepararse, dejándote con la mirada perdida en la mesa y terminando tu desayuno sola.
en algún tiempo libre del día te llamaría y trataría de arreglar las cosas, pensó, no podían quedar mal por un pequeño error de él y una simple fruta. sí, definitivamente eso haría.
si tan solo hubieras contestado sus llamadas.
llegó el mediodía cuando sentiste la primera vibración de tu celular, y en vez sentir felicidad al ver el nombre de "mi vida ♡" en la pantalla, solo sentiste tu pecho llenarse con un incómodo sentimiento de enojo. lo mismo fue con la segunda, con la cuarta, y la séptima llamada, tanto así que llegó a un punto donde tuviste que silenciar por completo el aparato.
no estabas segura de por qué actuabas así, te sentías como una nena malcriada hasta cierto punto, pero supusiste que era por los días que llevabas acumulando tus sentimientos reales.
obviamente tu malestar no era por una mandarina, eso solo fue un gatillo para que se disparara tu estado de ánimo reprimido. la realidad era que te sentías descuidada por enzo.
desde que empezó con su nuevo papel pudiste notar como cada vez pasaban menos tiempo juntos; habían menos oportunidades para salir, para las actividades que solían hacer antes, para tener sexo. apenas teniendo un corto momento en las mañanas para poder sentir el calor y el cuerpo del otro antes de que el mayor se despidiera, no era suficiente. te hacía mucha falta y sentías también que no tenías siquiera el tiempo para poder expresarle cómo te sentías.
al principio era tristeza pura lo que te llenaba pero con los días se transformó en rabia. porque enzo parecía no darse cuenta y parecía que no se sentía afectado.
cayó la noche y estabas saliendo de la ducha cuando escuchaste la puerta de la habitación abrirse.
"¿amor?" escuchaste la voz preocupada del castaño "nena, qué pasó? te llamé mil veces y no me contestaste ninguna, me tenías mal" se acercó rapidamente a ti cuando te vio salir del baño envuelta en una toalla. "de verdad necesitaba hablar con vos, pero sabés como es todo, no podía regresarme a la casa" tomó tus manos entre las suyas, mirándote preocupado.
"disculpame, me quedé dormida" respondiste tosca. te soltaste de su agarre y fuiste al ropero a buscar tu pijama.
"pero por qué no me devolviste las llamadas?" siguió tu andar con su mirada y chasqueó la lengua. "mirá, no sé si realmente estés así por la estupidez de la mandarina, te dije que podía comprarte más, pero si no es eso necesito que me digas ya qué carajos tenés".
notaste como progresivamente su tono de voz dejaba de ser suave y comprensivo para volverse más alto. "desde que despertaste me tratas diferente, ni siquiera un beso nos dimos. todavía en la cocina me girás los ojos y me sacás de encima así sin más, y en todo el desayuno me ignoraste, te buscaba la mirada y nada" negó con la cabeza.
"entonces aparte de eso te llamo porque realmente me preocupa estar bien con vos, porque sos mi mujer y te amo, y qué recibo? el jodido buzón" se pasó una mano por el cabello, con estrés. "no soy adivino, necesitamos comunicarnos, entendelo".
"te preocupa estar bien conmigo?" esta vez fue tu turno de responder, alterada. "te preocupa tantísimo que en estos dos meses te has distanciado un montón y hasta ahora sigues sin darte cuenta?" estabas casi gritando, finalmente le estabas contando la verdad, aunque en una circunstancia que se pudo haber evitado. "andate al carajo" te giraste hacia el ropero de nuevo buscando la ropa, esperando de espaldas a él con la piel erizada una respuesta filosa de su parte.
"entonces era eso," rió con amargura "te costaba demasiado decirlo desde antes? sabés lo importante que es decirnos este tipo de mierdas, dios" con cada oración se iba acercando más a ti. ajena a ello seguiste buscando entre las gavetas.
continuó "parece que sí, porque tuviste que esperar y llegar a este punto, para que yo llegara cansado del rodaje y en vez de ser recibido con un abrazo al menos, soy recibido con este berriche". te diste la vuelta rápidamente hacia él para protestar cuando lo encontraste muy cerca de tu cuerpo, con sus ojos clavados en ti.
teniéndolo tan cerca pudiste observar con detalle su expresión. iracundo, con el cabello desordenado, el ceño fruncido, los ojos llenos de agotamiento y una mandíbula apretada, tensa.
realmente esta era una parte de enzo que no conocías, porque sus discusiones solían ser tan tontas y reducidas que ninguno de los dos acababa enojado propiamente. claro, hasta ahora.
algo que no esperabas en lo absoluto era que tal cosa empezara a causar una humedad entre tus piernas...
tal vez ya te estabas volviendo loca por la falta de sexo.
negaste con la cabeza tratando de deshacer tus pensamientos. "es esto solo un berrinche para ti, enzo?" soltaste con rabia. "dime, crees que no me afecta estar jodidamente sola acá en la casa? nada más que esperando como imbécil a que llegues tarde por la noche y ni siquiera podamos hablar un rato, porque llegas durmiendo. y ni hablar de los días libres donde nada más lees y lees guiones".
caminaste pasando de él y dijiste a lo ultimo "hace cuánto tiempo que no cogemos?" el tono de tu voz ya había bajado, casi en derrota.
al ver que enzo se quedó de espaldas a ti sin responder, suspiraste y te quitaste la toalla que envolvía tu figura, para empezar a vestirte.
con la mirada fija en el suelo, a punto de deslizar por tus piernas las bragas que escogiste, sentiste como enzo se abalanzó sobre ti haciendo chocar tu espalda contra la pared que había detrás de ambos, con su boca empezando un camino de mordidas y chupetones nada suaves en tu cuello, hacia tus hombros y clavículas.
gemiste agarrando sus brazos, sintiendo sus manos recorrer desesperadamente tu desnudo cuerpo y bajar hacia tu culo, el cual amasó con fuerza acercándote lo más posible hacia él. en un movimiento involuntario abriste las piernas, lo cual aprovechó el mayor para introducir una suya en el espacio entre ellas y poder rozar su muslo contra tu coño.
jadeaste al sentir la fricción de la tela contra tu clítoris y empezaste a mover tus caderas con la intención de estimularte más, cosa que no lograste por el fuerte agarre que tenía enzo en estas. en cambio, sentiste como este empujó su pierna ásperamente contra ti, restregándola de atrás hacia delante y mojando la tela con tus jugos en el proceso.
"entonces lo que querés es que te coja, no?" musitó contra tu oreja, soltando una pequeña risa sin gracia al escuchar tus agudos gemidos.
desviaste tus ojos hacia algún punto de la habitacion, evitando su pregunta.
detuvo los movimientos de su pierna mirando con sorpresa el desastre que estabas haciendo en su pantalón "mirá como estás de mojadita... acaso te calienta que discutamos? mhm? decime".
tomó con fuerza tu mandíbula obligándote a mirarlo. "te calienta que me enoje con vos".
no querías admitirlo aunque en el fondo sabías que era cierto. era algo que nunca habías sentido hasta ahora. "puede ser" dijiste sin aliento "igual, n-no puedes culparme, si estoy así es porque me has descuidado".
"ah, en serio?" dijo bajando su mano hasta tu coño e introduciendo dos dedos de golpe, haciéndote soltar un grito ahogado. "no sabía que por unos cuantos días sin sexo te volverías tan sucia, sos terrible".
esto no era nada parecido a las otras veces que tenían relaciones. esta vez eran acciones bruscas y descuidadas, movimientos en los que podías sentir el enojo de enzo y tal vez la misma desesperación que tu llevabas sintiendo hace semanas. todo muy distinto a las caricias delicadas y palabras de amor a las que estabas acostumbrada
y te estaba encantando.
enzo comenzó a mover sus dedos rápidamente dentro de ti, abriéndolos y cerrándolos en forma de tijeras ocasionalmente para poder estirarte, con su otra mano todavía sosteniendo tu cara con firmeza. sus bocas se rozaban sin llegar a besarse como tanto anhelabas, cada vez que intentabas acercarte al mayor este se separaba burlándose de ti y causando que formaras un puchero.
"aw, qué pasa amor, ahora querés que te bese?" dijo el contrario con falsa inocencia. "no fuiste vos la que me estuvo rechazando toda la mañana?"
sintió como te apretabas alrededor de sus dedos, intentando callar tus gemidos, y empezó a dar movimientos circulares en tu clítoris con su pulgar sabiendo que así no podrías contenerte. "estás cerca chiquita?"
"s-sí en, no pares, por favor-" los jadeos y gemidos comenzaban a salir de tu boca cada vez más fuertes.
curvó sus dedos golpeando con fuerza tu punto más dulce, y cuándo sintió tu cuerpo entero tensándose a punto de derrumbarse ante el orgasmo, los sacó por completo dejándote vacía, lloriqueando con tu coño pulsando alrededor de la nada.
"no, no, enzo, p-por qué?" tus piernas flaquearon por el orgasmo perdido pero el fuerte agarre del castaño en tu cuerpo te mantuvo firme.
"perdoname chiquita, pero quiero que nada más te corras conmigo adentro". llevó sus dígitos mojados de ti hacia tus labios y sentiste tus propios fluidos en ellos. "si tanto querías que te cogiera..."
"chupalos" dijo en referencia a sus dedos y abriste tu boca obedientemente succionandolos con vigor, saboreándote a ti misma, hasta que los dejaste limpios.
enzo te encaminó hacia el tocador que estaba al otro lado de la habitación, tus caderas chocando con la madera de este al llegar. te giró bruscamente dejándote ver en el gran espejo el reflejo de la imagen tan caliente de ese momento.
un enzo totalmente vestido, ocupado desabrochándose el cinturón, detrás de tu figura desnuda y llena de las marcas que dejó previamente en ella con su boca y sus manos. tus mejillas rojas al igual que tu boca de tanto morderla.
sentiste como enzo separaba tus piernas con su pie desde atrás y finalmente deslizaba su miembro entre tus labios, esparciendo tu humedad en él.
"metemela ya, en" arqueaste tu espalda alzando tu culo hacia él, persiguiendo su polla "te lo ruego-"
"que impaciente saliste," susurró en tu oreja, y sin más demora metió de una estocada su miembro en tu agujero arrancándote un gemido lastimero. "tan desesperada por tener una pija dentro".
al instante comenzó sus embestidas duras y rápidas, jalando con su mano un puñado de tu cabello y con la otra agarrando fuertemente tu cadera, tan fuerte que estabas segura de que aparecerían marcas.
solo te quedaba gemir y lloriquear al sentir como golpeaba fuertemente tu punto dulce con la punta de su miembro. en parte sentías alivio de por fin tener su polla dentro de ti, y por otra parte un hormigueo nuevo de excitación te crecía en todo el cuerpo por la manera ruda en la que te cogía. apoyaste tus manos en la mesa del tocador como soporte y observaste en el espejo la escena que ambos hacían.
enzo se deleitaba mirando como su miembro desaparecía en tu coño con cada estocada, sus ojos fijos en la forma en la que rebotaba tu culo. jaló con más fuerza tu cabello haciendo que echaras tu cabeza hacia atrás y tu cuello quedase expuesto a su boca, con la cual empezó a succionar y moder tu piel nuevamente causando que tus ojos se pusieran en blanco.
"e-enzo, besame" drogada de placer suplicaste al mayor quien, sin reducir la rudeza de sus embestidas, soltó tu cabello y envolvió sus brazos en tu torso, pegando tu espalda a su pecho.
recostaste tu cabeza en su hombro cuando sentiste su mano tomar tu mentón y girar tu cara hacia la suya, juntando al fin sus bocas en un hambriento y desordenado beso donde sus lenguas se enredaban.
gemiste en la boca de enzo quien gruñía con desespero al sentirte apretar su miembro, por lo que rompió el beso y habló "ya te vas a venir, chiquita? sí?" sus caderas no dejaban de chocar contra las tuyas, lo miraste con lágrimas de placer formándose en tus ojos y asentiste. "venite, preciosa, venite sobre mí".
a pesar de tus intentos de mantener contacto visual, inevitablemente tus ojos se cerraron al sentir un orgasmo azotarte con fuerza. te estabas viniendo sin siquiera haberte tocado a ti misma. espasmos recorrían tu cuerpo y tus piernas se volvían débiles con temblores, mientras que tus paredes se contraían una y otra vez en la polla del mayor haciéndolo gemir por lo bajo.
la velocidad de sus movimientos se redujo, pero no la profundidad, penetrándote así a través de tu clímax y sintiendo el suyo cerca.
cuando el conocido hormigueo se hizo presente en su vientre, salió del calor de tu coño y te giró dejándote frente a él. te arrodillaste aún temblorosa entendiendo el mensaje.
"abrí la boquita, amor" jadeaba mientras masturbaba su miembro frente a ti, moviendo su mano con rapidez.
obedeciste y abriste la boca, acercándola a la punta donde con tu lengua trazaste pequeños círculos llevando al castaño al límite. sentiste las calientes tiras de semen caer en tu boca, la cual cerraste tragando entero ante la mirada oscurecida de enzo.
la abriste de nuevo y sacaste tu lengua ante él, mostrándole que no dejaste nada. te ayudó a levantarte del suelo y empezó a besarte con desespero envolviendo tu cintura con sus fuertes brazos.
"perdoname por descuidarte, mi vida" rompió aquel beso juntando sus frentes, y habló con el tono de voz calmado que usaba siempre, ya relajado. "tenías razón, no me estaba dando cuenta de lo mucho que me hacías falta".
"no, perdoname tu a mí. sí debí decírtelo antes" susurraste acariciando su mejilla suavemente con tu mano.
"crees que me pasé?" el castaño recordó de repente la rudeza de su actuar hace unos momentos, escaneando tu cuerpo y observando todas las marcas que dejó en él.
"definitivamente no," no pudiste evitar soltar una pequeña risa ante su preocupación. "de hecho, creo que deberíamos discutir más seguido, no lo sé" bromeaste y reíste más al verlo lanzarte una mirada reprochadora.
"definitivamente, te volviste una sucia" dijo enzo sin poder ocultar la sonrisa divertida que se formó en su rostro.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic one shot#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#enzo x reader#oneshot#enzo vogrincic fluff
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literally in love with the idea of juani & reader just making out on set of lsdln before he’s about to get his hair & makeup done >3<
café y caramelo | juani caruso
summary: un pequeño vistazo a la rutina con juani en las mañanas de set, o mejor dicho, la razón por la que siempre llegan atrasados. 1.4k
fue muy rápido, una hora estabas caminando tranquilamente por los camerinos en dirección al trabajo y a la siguiente te metían en una habitación, sin avisar, sin sospechar, y de repente te encontrabas contra la puerta y unos ojos azules profundos muy familiares se clavaban en los tuyos, con un brillo travieso en la mirada.
"¡ai juani!", exclamaste, llevándote la mano al pecho, sintiendo cómo el corazón se te aceleraba contra las costillas. la sensación del susto reverberaba en los latidos de tu corazón, que oías resonar en tus oídos. "¡no puedes seguir asustándome así!".
fingiendo una falsa frustración, una mueca permanecía en su rostro mientras la sonrisa de juani no hacía más que aumentar. el chico, tratando de esquivar su ceño fruncido, rodeó sus caderas con los brazos, abrazándola fuertemente contra la puerta y le dio un tierno beso, luego apartó la cara para poder mirarla. estaba prácticamente vestido con su disfraz, aún tenía que maquillarse y peluquearse, y sabía que ya había pasado la hora de que estuviera allí.
"estás preciosa con esa cara de enojada", juan tenía una amplia y tonta sonrisa en la cara, que se reflejaba en su expresión boba y apasionada mientras te miraba. era una visión a la que ya estabas acostumbrada y que siempre te llenaba el pecho de una sensación cálida y deliciosa.
"te odio" lo intentó, pero no pudo contener la risa, así que tuvo que morderse el labio. tus manos se dirigieron hacia el pecho del actor en un intento sin esfuerzo de alejarte de él.
juani, aprovechando su guardia baja, no perdió el tiempo y llevó sus labios a su cuello, debilitando todo su cuerpo, como una maldita táctica, para luego dirigirse a su barbilla y finalmente, a sus labios. no satisfecho, continuó plantando tiernos besos por todo el resto de su cara, provocando auténticas risas en usted. para él, era como escuchar una melodía suave y agradable, que siempre hacía mucho más ligeras las agotadoras y largas jornadas de grabación.
tenerte cerca durante las grabaciones fue una bendición absoluta para juani. os conocisteis en el set, os hicisteis íntimos en la primera semana y desde entonces no os habéis separado. de hecho, le fue muy difícil mantenerse alejado contigo como asistente de maquillaje.
"¿todavía me odias?", preguntó el hombre de pelo ondulado con tono divertido y un brillo en los ojos, tomándose un respiro por un momento tras una sesión apreciando tu rostro.
"un poco menos, un muy poco menos", dejaste caer tu rostro a un lado y deslizaste tus manos por los hombros del chico, que tomó tus palabras como un desafío.
los ojos de juani se abrieron de par en par, indignado, y te puso la mano en el pecho, haciéndose el ofendido. nunca deja de hacerte reír, y con tu forma de actuar con él es como si no tuvieras control sobre ninguno de los músculos de su cara que esbozan una sonrisa.
"yo sé cómo resolver esto", dice, con expresión decidida y las cejas levantadas. tú le imitas, alzándole las cejas y, naturalmente, vuestras caras se acercan cada vez más hasta que vuestras frentes se presionan.
"¿sabes?", le preguntas mientras tu nariz roza suavemente la suya, provocativamente. tu voz sale más como un susurro debido a la cercanía, soplada sobre los labios de juan, que ahora te sujeta la cintura un poco más fuerte, hundiendo sus dedos en el espacio de piel que hay entre tu camiseta y tus pantalones.
un pequeño escalofrío te recorre la espalda al contacto de sus dedos fríos sobre tu piel, y no te cuesta demasiado ablandarte entre los brazos de tu novio, sobre todo cuando sus labios, cálidos y suaves, chocan con los tuyos tan lenta y suavemente que jadeas. los besos eran siempre suaves y dulces, besarle era como saciar una sed infinita en tu interior que te hacía anhelar más cada vez.
"vas a tardar" murmuras entre besos, un poco sin aliento y mareada "vamos a tardar".
sueltas una risita mientras intentas ser racional, pero el chico se limita a rodar los ojos, haciendo un gesto de que no le importa.
"sólo cinco minutos más", dice socarronamente, atrapando tus labios de nuevo, pero sin ninguna prisa. cinco minutos podrían haberse convertido fácilmente en diez, pero ambos eran demasiado ajenos al tiempo.
los dedos de juani se deslizaron dentro de tu camisa y acariciaron suavemente la base de tu espalda, añadiendo algo más al beso que te hizo querer derretirte contra su cuerpo. apenas te diste cuenta de que estabas de puntillas hasta que te tiró al brazo del sofá, sentándote entre sus piernas. sus manos encontraron tu cara, sujetándola suavemente, ayudando a intensificar el beso. las yemas de sus dedos ejercen poca presión sobre sus mejillas, pero mantienen su cara lo suficientemente cerca como para que él pueda ordenar hábilmente el movimiento de sus labios.
el desliza su lengua bajo la tuya y pequeñas centellas recorren tu cuerpo como chispas, suficientes para hacerte suspirar entre beso y beso. juani sabe a café y caramelo, y disfrutas explorando cada rincón de su boca mientras sus lenguas bailan en armonía. es fácil perderse en esa sensación, en la calidez de sus labios y la suavidad de su mano sujetando tu cara, y con los ojos cerrados, pareces bucear en busca de más.
tus manos recorren los brazos de juani hasta llegar a sus rizos, y el chico se estremece bajo tu tacto cuando siente tus dedos recorrer su cuero cabelludo. respira hondo por un momento, sintiéndose embriagado por su aroma y la sensación de sus labios suaves y adictivos. ese no sería el único beso del día, por supuesto, juani volvería a besarte a escondidas entre cortes de grabación, cuando vengas a retocarle el maquillaje, o después de comer, mientras los chicos se distraen viendo algún partido en la tele, y seguro que te besaría un millón de veces más en el hotel, pero aun así, teme perderte ni un segundo en esa rutina.
el ruido fuera, en el pasillo, empieza a acercarse cada vez más, reconoces la risa de pipe y la voz de enzo, y sabes que te estás quedando cada vez más atrás, ya que se dirigen a maquillarse. esto te ayuda a recuperar la cordura, y empujas ligeramente a juani, tan resistente como él a deshacerse el uno del otro. él también sabe lo mucho que te gustaría pasar el día así, pero el trabajo llama.
con besos lentos, te suelta la cara, como si le costara soltarte. es como intentar salir de la cama en una mañana fría cuando estás bajo las cubiertas calentitas. tortuoso.
luego, en un último besito, te atrapa el labio inferior con el diente y te lo muerde suavemente, sólo para burlarse de ti, anticipándose a la sonrisa coja que tendrás poco después. en respuesta, tu mano le da una palmada en el trasero al chico, que gruñe y se aparta completamente de ti.
"¿cómo tratas a tu novio? que te ha traído café". juani devuelve ese tono de falsa ofensa, retrocediendo hasta la estantería y cogiendo el vaso caliente para entregártela.
todas las mañanas se empeña en recogerte el café de la cafetería que te gusta, porque juani sabe cuánto odias el café amargo y fuerte que tienen en el set. con una sonrisa de agradecimiento, coges el café y le das un sorbo, sintiendo cómo el sabor a canela se extiende por tu lengua y calienta todo tu cuerpo.
"sabes que no puedes usar eso como excusa, ¿no?", le dices, mirándole por debajo de las pestañas mientras bebes otro sorbo.
"¿qué?", pregunta juani, como si no lo supiera. saltas del brazo del sofá al mismo tiempo que él abre la puerta del camerino y se asegura de que no hay nadie en el pasillo.
"que llegas tarde por qué fue buscar café, esa mentira se está quedando un poco vieja", bromeas de pie en el umbral de la puerta, entre él y el pasillo.
el de los ojos azules sonríe, baja la cabeza y la sacude negativamente. "bueno, no soy un mentiroso total, ¿eh? al menos miento mejor que tú".
camináis por el pasillo, mientras juani se ajusta el cuello de su traje, tú intentas alisar la arruga de su ropa. se os escapa una risa cómplice mientras os miráis furtivamente, es difícil resistir el impulso de arrastrarle de nuevo a ese camerino, o de no cogerle de la mano mientras camináis, pero vuestras manos chocan entre sí dos o tres veces. podrías acostumbrarte, eso seguro. todas esas mañanas de momentos robados y besos con sabor a café.
"oye", te llama juani, justo cuando estás a punto de entrar en la sala de maquillaje. te roba otro besito rápido y luego desliza el pulgar por la comisura de tu labio, limpiando los restos de espuma del capuchino. " nos vemos luego, ¿eh?"
espero que lo hayan gostado! feliz san valentin atrasado, mis amores <3
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¿Eres feliz?
La vida muchas veces se trata de retos, pero los retos individuales en muchas ocasiones son los más difíciles de superar.
La adrenalina no siempre nos motiva, el dolor nos quita toda la emoción de querer intentarlo y la alegría se gasta llegado un punto.
¿Qué nos quedaría entonces?
¿Echarnos? Tal vez, pero… ¿Qué ganaríamos realmente?
No, la vida no se trata de retos, se trata muchas veces de oportunidades.
Las oportunidades que nos damos personalmente de ser cada día mejores.
No vivas para complacer a mamá por más que quiera lo mejor para ti, ni a papá, aunque quiera que seas fuerte siempre y tú eres alguien sensible.
Ser sensible está bien, no saber a qué dedicarse en el futuro cercano está bien, querer manejar todo a tu propio ritmo sin queja de terceros está bien.
Lo realmente importante es vivir, y permitirse hacerlo de la mejor manera.
Date la oportunidad de poder decir mañana que hoy fuiste feliz, con lo poco o mucho que tuviste o hiciste.
Entonces para tu futuro escoge lo que realmente te haga feliz, ve en busca de aquello que realmente te motiva y date la oportunidad de poder decir con confianza que te permitiste ser feliz con todo lo que esto significa.
Seguir tus sueños, estudiar la carrera que querías, abrazar a las personas importantes para ti, recordarte cada día frente al espejo cuanto te amas, haber comprado aquel dibujo que te transmitía paz.
Date la oportunidad de que cada día de tu vida valga la pena, porque de eso se trata.
Los retos siempre vendrán, es parte de la vida, nada se consigue sin esfuerzo, ¿pero las oportunidades, esas que te das a ti mismo?
No, esas no vienen a menos que tú decidas darle paso.
Y te digo algo: Nunca te cierres a darte a ti mismo la oportunidad de ser feliz, lo que sea que esto signifique para ti.
Sé feliz.
… Y buscar ayuda para lograrlo tampoco no está mal.
Little Moon
#verso abstracto#escritos#frases#little moon#pub 8#junio2024#mensajes#citas#notas#textos#pensamientos#eres feliz#felicidad#amor propio#comprension#oportunidades#retos#vida#cosas de la vida
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O DONDE ENZO JAMAS TIENE FAMA Y TIENE DEUDAS HASTA EL CUELLO Y UN ESALOJO ENCIMA ENTONCES HACE UNA PELI PORNO Y DESPUES SE POSTULA COMO ESCORT
+18!
La primera vez que escuchaste un audio erótico recogiste todas tus cosas en cuestión de segundos y abandonaste la biblioteca en la que te encontrabas, tus extremidades temblando y tus mejillas ardiendo de vergüenza. No estabas segura de cómo se te ocurrió reemplazar los audiolibros y podcasts que escuchabas mientras estudiabas por... bueno, esa clase de audios.
Mentirte era inútil porque sabías que la voz que escuchaste te encantó y fue así como te aventuraste en las redes sociales del autor del infame audio, encontrando allí el link de OnlyFans en el cual, además de audios, subía también sus videos y fotografías. Cerraste la página, horrorizada con tan sólo pensar en pagar por algo así, pero...
Luego de unas semanas y un par de audios personalizados ya no había retorno. Desarrollaste adoración por el uruguayo cuya voz oías siempre antes de dormir y por las mañanas cuando despertabas, sus transmisiones en vivo de los días domingo se convirtieron para vos en una especie de misa y pronto comenzaste a sentirte entre obsesionada y enamorada de él.
En una de tantas transmisiones fue cuando Enzo -que no solía utilizar tanto su nombre, acostumbrado a su apodo artístico- reveló que el motivo por el cual escogió crear contenido para adultos fue sólo económico. También mencionó lo difícil que era dedicarse exclusivamente al teatro, el cual era su pasión pero había abandonado, y recordó entre risas el video que lo arrojó al estrellato.
Dicho video fue filmado con un celular y una cámara con una resolución no muy buena, había dicho él, pero la calidad de la imagen fue lo último en lo que te fijaste cuando encontraste el material y presionaste el botón de reproducir. Alguna ex novia con el rostro difuminado lo acompañaba, seguro, pero el foco estaba puesto en él y en su cuerpo, ligeramente diferente a la actualidad.
Tus sentimientos por Enzo, independientemente de cuáles fueran y qué nombre tuvieran, te llevaron a pagar la suscripción más cara de su página sin importarte el precio: esta incluía acceso temprano a audios, videos, fotos, contenido personalizado y, lo que más te emocionaba, la posibilidad de chatear y más, mucho más, con él.
La notificación hace sonar tu computadora por aproximadamente medio segundo antes de que contestes la videollamada. Enzo te sonríe del otro lado de la pantalla y acomoda su cabello de manera descuidada, más por costumbre que para peinarse, dejando correr los segundos mientras intenta descifrar tu mood de esta noche.
-Te noto un poco cansada, ¿puede ser?
-Tuve examen.
-¿Y cómo te fue?- tira de las mangas de su suéter-. ¿Como para una recompensa o un castigo?
Sus palabras hacen arder tus mejillas y te dejan sin palabras por unos pocos segundos. Son segundos en los que él, que disfruta verte tan afectada y aún tan tímida como el primer día, comienza a acariciarse por sobre su ropa interior, lo único que lleva además del suéter oversize.
-Creo que las dos, no sé, estaba muy nerviosa.
-Recompensa entonces- decide-. Y cuando te den la nota vemos qué más...
Te mordés los labios cuando se inclina en la silla y te permite ver su ropa interior manchada, además de su evidente bulto y una franja de su abdomen. No se molesta en ocultar el profundo suspiro que escapa de sus labios cuando presiona su miembro a través de la tela y tampoco su sonrisa cuando escucha tu respiración agitándose.
-Enzo...
Su mandíbula se tensa y cierra los ojos para contenerse, regalándote una imagen prácticamente celestial sin ser consciente de ello. Enzo no puede admitir que tiene preferencia por algunas de sus clientes y mucho menos decirte que sos su favorita desde hace tiempo, pero la forma en que decís su nombre amenaza con hacerlo revelar sus secretos.
Cuando ve tu mano dirigiéndose a tu centro te llama la atención.
-No te toques todavía- ordena-. Primero mostrame esas tetitas tan lindas que tenés.
Tu gemido es involuntario y patético. Obedecés rápidamente y levantás tu suéter, enseñándole brevemente el sostén que llevás y luego arrancándolo de tu cuerpo para cumplir con lo que te pidió: tus pezones están erectos, por el frío o por la excitación, así que sólo basta el roce de tus dedos para hacerte temblar.
-¿Sabés cuántas veces me toqué pensando en tus tetas?- negás dejando ver tu desesperación y él aprovecha para deslizar una mano bajo su ropa interior, tirando hasta liberar su erección y permitiéndote ver su punta brillante que gotea-. Si te tuviera acá conmigo te las dejaría llenas de marcas.
-Me gustaría...
-¿Estar acá o que te marque toda?- comienza a masajear su miembro y cuando arroja la cabeza hacia atrás su cabello cae libremente. Cruzás tus piernas en un intento de obtener alguna mínima fricción para aliviar la necesidad que provoca que tu centro esté cada vez más húmedo y más caliente.
-Las dos.
Te regala una sonrisa adornada con lujuria.
-Tocate y mostrame, dale.
Buscás una posición que le permita verte mejor y guiás tu mano hacia el interior de tu pantalón. Cuando acariciás tus pliegues sentís tu excitación empapando tus dedos y los retirás para enseñarlos a la cámara, logrando con ese simple acto que Enzo se muerda los labios y que sus párpados caigan por el peso del placer en su cuerpo.
-Las ganas que tengo de probarte- dice en un susurro apenas audible-. Algún día te voy a ir a buscar, ¿sabés? Y te voy a coger hasta que me pidas por favor que pare...
Voy a confesar que investigué mucho sobre escorts masculinos y los testimonios eran tan variados e inverosímiles que dije "Mmm, rari", así que le di una vuelta de tuerca a la trama. Espero que igualmente lo disfruten :)
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⤷ ❝oh, god❞ — ksj (s.m)
➤ Pareja: jin!sacerdote x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.9k
➤ Género: sexo en una iglesia! smut y obscenidad!
➤ Resumen: Tu imperturbable devoción a la iglesia nunca había sido algo que realmente te importara, y sabias que no debías estar haciendo esto, sabias que estaba mal, pero no podías hacer nada desde el momento en que el Padre Seokjin entró en tu mente, haciéndote fantasear con él todas las noches, arrastrándote a un estado en el que sabias que estabas condenada, por suerte, el Padre Seokjin estaba dispuesto a perdonar todos tus pecados.
➤ Advertencias: 20+ | Lenguaje vulgar y explícito | uso de temas religiosos | tensión sexual | sexo en una iglesia | uso inapropiado del confesionario | blasfemia y jurar en nombre de dios | referencias religiosas | voyerismo | charla sucia | masturbación | frottage | sexo oral (r. ambos) | comer semen | algo de culpa religiosa | sexo sin protección | Jin es un sacerdote y tiene un gran pene! ➤ Si crees que el contenido de este oneshot te ofenderá a ti o a tus creencias, por favor, NO LEAS. ➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
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Era otro domingo de congregación como cualquier otro, T/n estaba sentada en una esquina del banco de la iglesia lo más cerca posible del atril que se elevaba imponente frente a todos, con los brazos cruzados y completamente desinteresada en lo que pasaba a su alrededor, toda su atención estaba cien por ciento enfocada en el Padre Seokjin.
Siempre se negaba a participar mientras el Padre Seokjin dirigía la congregación a través de oraciones y anuncios. Su suave voz reverberaba a través de toda la habitación, cautivando a los asistentes del domingo por la mañana con sus palabras de adoración, predicando sobre la divinidad del amor y de Dios.
Se podía ver fácilmente cuánto había tocado los corazones de los creyentes con sus palabras y actos bondadosos con solo mirar alrededor de la iglesia.
Sus ojos seguían cada movimiento del Padre Seokjin, suspirando cada vez que mostraba una sonrisa encantadora, riéndose cuando hacía una o dos bromas ligeras. Si no supiera nada mejor, pensaría y estaría completamente segura de que las personas que iban a la iglesia estaban allí solo para ver al Padre Seokjin. Prácticamente había hecho que todo el pueblo se enamorara de él. El sacerdote encantador y de buen corazón que era un símbolo de la devoción del pueblo y era una luz cálida y brillante para aquellos que buscaban su providencia.
El Padre Seokjin hablaba y todos escuchaban. Bueno, todos menos T/n.
Sus sermones parecían entrarle por un oído y salir por el otro, y en su lugar, optaba por soñar despierta. Sus ojos nunca deambulaban por el interior de la iglesia, siempre estaban enfocados en la mirada suave y persistente del padre Seokjin. Y esto no había pasado desapercibido para él, por supuesto.
T/n era la chica que asistía a sus misas todos los domingos pero que solo estaba allí; sentada entre la multitud, el mismo asiento todas las mañanas, interactuando con la menor cantidad de personas posible, siempre la primera en entrar y la última en salir. Y había llamado su atención por completo, cada vez más intrigado por ella y por la forma en que parecía querer arrancarle la sotana con los ojos, deseando poder saber que pasaba por su cabecita para ser tan persistente y dispuesta en cualquier cosa que tuviera que ver con la Iglesia, y ahora era él quien estaba completamente cautivado por ella,
La comunión era la parte favorita de la misa para T/n. Eso significaba que era casi la hora de irse y formó un pequeño puchero dándose cuenta de que ahora tendría que esperar hasta la próxima semana para volver a ver al Padre Seokjin, pero aun así se puso de pie y caminó hacia la fila para recibir la hostia, y mientras esperaba, no pudo evitar mirar el hermoso arte pintado en el techo de la iglesia y las estatuas de santos que la rodeaban a cada paso que seguía avanzando hasta que finalmente estuvo frente a frente con el Padre Seokjin.
Él le sonrió cálidamente y con ternura en sus ojos mientras la veía hincarse frente a él sobre el reclinatorio, esperando pacientemente a que ella lo mirara y sonriendo aún más al ver el destello de timidez que brilló en su rostro mientras parpadeaba a través de sus pestañas cuando finalmente elevó su mirada hacia él. Su imponente estatura fácilmente hacía sentir a T/n como si estuviera mirando a Dios mismo.
— El cuerpo de Cristo.— Anunció con su voz suave y amable mientras le ofrecía la hostia.
Los labios de T/n se cerraron alrededor del pan sin dejar de mirarlo a los ojos, sus labios rozaron de forma cálida y suave contra los dedos del Padre quien inclinó la cabeza levemente hacia un lado con diversión y una pequeña sonrisita tiró de la comisura de sus labios hacia arriba, había sido una acción pequeña e imperceptible que debió haber sido la primera bandera roja de que el Padre Seokjin no era en absoluto quien parecía ser, y tal vez T/n había sido demasiado ingenua por no darse cuenta.
— Amén.— T/n respondió por lo bajo mirándolo con pura adoración en sus ojos, odiando profundamente tener que alejarse de su presencia.
Pero simplemente obedeció cuando el clérigo hizo un pequeño asentimiento para que se levantara y regresara a su asiento, el Padre Seokjin aun podía sentir la sensación de sus suaves labios en la punta de sus dedos mientras le daba un rápido vistazo desde lejos, y tenía que admitir que sintió como si lo hubiera besado un ángel.
Y el pensamiento de T/n no abandonó su mente durante el resto de la misa, estando completamente seguro que tal vez ella era una especie de tentación divina puesta deliberadamente frente a él como si se tratara de una prueba de Dios o como si fuera un desafío en su camino. Una cosita curiosa e inocente que el Padre Seokjin amaría ver caer y derrumbarse frente a él solo para poder reclamarla como suya.
Para él, T/n era como un pequeño cordero tembloroso, completamente ajena al lobo que la acechaba. Quizás hoy era el momento perfecto para atacar. Tal vez la presa ya estaba lista para ser capturada.
"Todavía no." El Padre Seokjin pensó para sí mismo.
Había decidido que se tomaría su tiempo, continuaría observándola desde lejos como siempre lo había hecho y planear cuidadosamente su siguiente paso antes de finalmente morder la manzana del pecado que era esa jovencita de ojos de muñeca y labios rosados que atormentaban sus noches más solitarias y más pecaminosas.
Él jugaría con su desinterés en la iglesia justo como ella lo hacía con sus pensamientos lujuriosos, después de todo, tenía que haber una razón que la estaban atrayendo a la iglesia, a él, y para ser alguien supuestamente irreverente, T/n estaba mostrando una gran devoción hacia cualquier cosa que estuviera planeando, pero el Padre Seokjin lo solucionaría, solo era cuestión de…
—¿Padre? —T/n lo llamó suavemente y su voz interrumpió sus pensamientos por completo.
—Vaya, ¿Todavía estás aquí, paloma mía? — El Padre preguntó, mirando alrededor de la iglesia, notando que ahora estaba vacía y solo eran ellos dos quienes seguían ahí.
—Quería hacerle una pregunta, padre. —T/n pidió en voz baja, mientras se distanciaba levemente de él.
El Padre Seokjin le hizo un gesto para que se sentara en uno de los bancos a su lado y T/n lo hizo evitando su mirada, mordiéndose el labio inferior cuando el silencio se hizo presente entre los dos, sin saber cómo empezar exactamente.
— Bueno, por supuesto que puedes hacerme preguntas.— El Padre Seokjin aseguró dando un par de pasos cuidadosos hacia ella.— Ven, siéntate y cuéntame qué es lo que te preocupa.
—Temo que me estén corrompiendo, Padre…—T/n comenzó a hablar por lo bajo y de a poco, cuidando cada una de las palabras que le decía.— Me está comiendo por dentro, es como si se estuviera extendiendo como el fuego del infierno dentro de mi.
—Está bien.— La voz del Padre era tranquila y firme, transmitiendole un poco de seguridad con sus palabras.— Estás a salvo conmigo, puedes confiar en mí.
Y con eso el corazón del Padre Seokjin se llenó de preocupación.
—¿Corrompiendo? Oh, mi dulce paloma. ¿Es por eso que has estado tan distante recientemente? ¿Te has estado guardando todo esto para ti sola? —preguntó con voz suave acortando de a poco la distancia que los separaba sin llegar a ser muy invasivo, mucho menos cuando la vio ponerse rígida y asentir levemente con su cabeza.— Paloma mía, esta es una carga que no tienes que llevar sola. Estoy aquí para ti. No hay razón para que sientas que tienes que distanciarte cuando te sientas preocupada.
—Lo siento, padre. —T/n respondió por lo bajo, agachando su cabeza sintiéndose avergonzada.
—No hay necesidad de disculparse. —murmuró en medio de una sonrisa y elevando una de sus manos para frotar suavemente el dorso de la de T/n, viéndola suspirar y relajarse de a poco en su toque y se aclaró la garganta.— Entonces, cuéntame más sobre ésta... corrupción.
—Me condenaría, Padre… —T/n respondió con voz pequeña mordiendo su labio y sintiendo como su rostro comenzaba a arder de vergüenza.
— ¿Qué clase de sacerdote sería yo para condenar tal pureza? —Habló y su voz la tranquilizó más de lo que alguna vez hubiera pensado, era como miel para sus oídos.
El Padre Seokjin se levantó de su asiento y lentamente se dirigió hasta quedar de pie frente a ella, viéndola clavar sus ojos en el suelo, incapaz de siquiera mirarlo y él no podía entender del todo su actitud.
Había un silencio de muerte. La tensión en la iglesia de repente se hizo notar entre los dos y el Padre Seokjin se movió para pararse más cerca de ella y su sombra cayó sobre T/n como si fuera una manta con cada uno de sus pecados y, sin embargo, comenzó a sentirse más caliente que el calor del sol de ésta mañana.
—¿Has perdido el contacto con tu fe? —El Padre Seokjin habló con la voz más baja y suave que alguna vez hubiera escuchado.
T/n jugaba con sus manos en su regazo, retorciéndose bajo su profunda mirada y no respondió, estaba demasiado aturdida por la pregunta que le hizo para saber cómo responder correctamente.
—Dime, paloma. —El Padre volvió a hablar, usando dos de sus dedos para inclinar su barbilla hacia arriba y hacer que por una buena vez que lo mirara. —¿Buscas una nueva religión?
—¡N-no! No he perdido mi fe…—T/n habló finalmente en medio de un sollozo, sintiendo como todo su cuerpo comenzaba a temblar bajo su toque y su mirada. —Ésta corrupción es…diferente.
—¿Diferente? —El Padre preguntó aún más confundido, inclinándose sobre ella para mirarla a los ojos.— ¿Cómo?
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo como su mirada la hacía sentir increíblemente pequeña frente a él.— Tengo estos deseos. Impulsos pecaminosos que vienen a mí tarde en la noche. Padre, quiero deshacerme de ellos.
Y con eso el Padre Seokjin pareció comprenderlo todo, pero trató de guardar las apariencias lo mejor que pudo, pero fue incapaz de luchar contra la sonrisa divertida que se formó en su rostro justo antes de relamerse los labios.— ¿Impulsos pecaminosos? ¿Deseos? Querida, no estás hablando de lo que creo que es... ¿verdad?
—Es vergonzoso, Padre, lo sé… —T/n murmuró por lo bajo mordiéndose el labio con fuerza y sintiendo como pequeñas lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
— Shhh, no hay necesidad de avergonzarse. —El Padre Seokjin susurró de forma tranquilizadora al mismo tiempo que elevaban sus manos para acunar su rostro con cuidado; limpiando de a poco sus lágrimas.
Era como si su simple toque enviará olas de electricidad por todo su cuerpo, y T/n hizo todo lo posible para concentrarse en los tiernos ojos del Padre Seokjin mientras volvía a hablar.
—Las necesidades carnales son humanas, querida. Está en nuestra naturaleza querer ceder a esa tentación. —explicó suavemente, como si estuviera hablando con una niña pequeña mientras T/n se derretía por completo en su toque, mirándolo con ojos de cachorrito y presionando su mejilla más contra su palma. —Cuéntame más de cómo te consume esta corrupción.
—No podría, Padre… —T/n habló negando con su cabeza en medio de hipos y una que otra lágrima que aún goteaba de sus ojos antes de darle un rápido vistazo a todas las estatuas y pinturas de santos a su alrededor.— No aquí…
—Entiendo, ¿Quieres ir al confesionario? —preguntó tranquilamente colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja justo antes de verla asentir con ilusión haciendo sonreír.— Está bien, vamos.
Y tan pronto como dijo el Padre Seokjin entrelazó su mano con la de ella guiandola por el pasillo que daba directo hacia el confesionario y que se escondía en una de las esquinas del gran salón de la Iglesia, lo suficientemente aislado del lugar para que nadie pudiera escuchar ninguna de las confesiones que los creyentes hicieran y se respetará el secreto de confesión del Padre Seokjin.
Era una especide de armario de dos espacios, hecho de la misma caoba lacada de los bancos y de tamaño solo un poco mas grande que para una persona en cada uno de ellos, una cortina de color rojo vino a lo largo de cada puerta que ayudaban a proteger la identidad de cada penitente, y tan pronto como llegaron el Padre Seokjin abrió la puerta del lado derecho, haciendole un leve movimiento para que entrara y ella lo hizo murmurando un pequeño ‘gracias’.
T/n sabía que no debería estar haciendo esto, sabía que estaba mal, incluso el mero pensamiento de confesar todos sus pensamientos pecaminosos eran suficiente para destrozar su conciencia, pero su conciencia ya estaba arruinada desde el primer momento en que hundió su mano entre sus piernas teniendo en su mente al Padre Seokjin, y sabía que eso era la mayor condena para sí misma.
Así que se obligó a quedarse quieta en el banco de madera en el que estaba sentada, tratando de asegurar sus crecientes nervios, podía escuchar los latidos de su corazón en ese pequeño espacio, al menos estaba oculta por la tenue oscuridad de la cabina, pero de alguna manera se sentía desnuda y expuesta, como si la oscuridad fuera aún más reveladora, y sabía que sus pensamientos no estaban a salvo en este silencio y oscuridad sobresalientes.
El sonido de la puerta de la otra cabina se escuchó tres veces más fuerte cuando el Padre Seokjin entrò, T/n notó su silueta oscura moverse del otro lado, sus zapatos resonaron en el piso de madera con cada paso que dio y el asiento crujió cuando se sentó, sus manos se movian nerviosamente en su regazo cuando la voz profunda del Padre se escuchó a su derecha.
—No te pongas nerviosa, paloma. Tómate tu tiempo para encontrar tus palabras. —El Padre Seokjin murmuró suavemente, intentando transmitirle toda la confianza que necesitará.
El corazón de T/n se estremeció en su pecho y se obligó a inhalar y exhalar pausadamente. Podía hacer esto. Sus labios se abrieron y las palabras cayeron familiarmente, como un hábito perpetuo.
—Bendígame Padre, porque he pecado. Esta es mi primera confesión. —comenzó a hablar apretando sus manos en puño en el borde de su falda, pensando que la verdad debería mantenerse bajo llave como lo había estado haciendo los últimos días, esa verdad con la que no debería haber jugado en primer lugar.
—Independientemente de que estés aquí solo para decir tu verdad o para desahogar su mente, estoy aquí para escuchar, paloma.— El Padre aseguró y el sonido de su voz retumbó bajo y cálida a través de la rejilla que los separaba.
Ya estaba aquí, ya no había vuelta atrás ahora.
—He tenido pensamientos impropios sobre éste… hombre, que está fuera de mi alcance. Sé que no debería tener pensamientos tan traicioneros sobre él. Pero no puedo parar. —T/n comenzó a hablar sintiendo como su voz salía temblorosa, manteniendo sus ojos enfocados en las tenues sombras de las estatuas que se reflejaban dentro de la cabina.— Yo… apenas puedo mirarlo, apenas puedo soportar estar cerca de él, porque lo deseo tanto y eso me vuelve codiciosa, ese es uno de los siete pecados capitales, ¿no? ¿Codicia? Eso es lo que soy, Padre. Lo quiero y quiero todo de él. Quiero su tiempo y sus pensamientos, y no quiero compartirlo con nadie.
Y tan pronto como su confesión salió de sus labios un silencio abrumador los inundó a ambos, un largo y agonizante silencio mientras esperaba la respuesta del Padre Seokjin quien parecía estar encontrando las palabras correctas que decir, imposible de ocultar la bruma de celos y posesividad que comenzó a crecer en su pecho después de escuchar a su pequeña paloma hablar de esa forma de otro hombre.
Detestaba el simple pensamiento de T/n tocandose pensando en otra persona y le ardía en sus entrañas, él quería ser el único hombre que estuviera en su mente, el único que la hiciera sentir bien, el único que la viera doblegarse y caer de rodillas pidiendo mas placer, quería que fuera suya, y de nadie más.
—¿Él está casado? —preguntó poco después, recordando sus palabras y con su voz más dura y áspera de lo que imagino, pero era algo que simplemente no pudo evitar.
—No, no lo está. Es... mucho peor. —T/n respondió pensando cual de las dos opciones era peor, ¿Fantasear con un hombre casado o con un hombre que comprometía su vida a Dios?
—Solo eres humano, y el humano comete errores. Ningún error es imperdonable cuando te arrepientes de tus pecados.— El Padre Seokjin instruyó con prudencia, y casi sonó como si esas palabras se las estuviera diciendo a sí mismo.
T/n negó con su cabeza ante eso, como si el hombre al otro lado pudiera verla, eso no era lo que queria escuchar de él, queria que le dijera que estaba mal, algo que le diera un incentivo para acabar con esta tortura.
—Lo hace sonar tan inocente Padre, y no es así…—hablo casi burlándose sin humor de sus palabras.
—¿Por qué no lo es? —El Padre preguntó y su tono de voz cambió por completo, enviàndole un escalofrío que recorrió el cuerpo de T/n, sonaba diferente ahora, ya no se escuchaba reservado ni distante, sonaba cálido y curioso, y la animó a seguir hablando.— Dime más.
Oh, Dios.
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo de repente como si su garganta estuviera llena de ceniza. —Lo quiero de manera inocente, a veces. Quiero arrodillarme frente a él y adorarlo hasta que no pueda más, quiero ser buena para él y que me halague por eso. —habló con calma, dejando que su mirada se deslizara hacia el suelo, donde la luz de las velas iluminaba sus piernas. —Pero también lo quiero de otras maneras.
Podía sentir cómo sus palabras se le clavaban en la garganta una tras otra. Estaba segura que la vaga forma de su deseo era suficiente para que el Padre Seokjin supiera que estaba hablando de él, pero parecía como si el sacerdote no tuviera intenciones de detenerla, era como si la estuviera provocando con su voz, y la tensión se podía palpar en el aire, espesa, a pesar de la rejilla que los dividía y el Padre tarareó levemente.
Quería que siguiera hablando.
—Pienso en él cuando no debería, Padre. Trato de no pensar en él de esa manera, pero es tan difícil no hacerlo, siento que sabe cómo es mi alma, y me asusta, pero también me hace quererlo más… —T/n continuó hablando sintiendo como toda la sangre de su cuerpo circulaba con más rapidez, acentuándose en su rostro y entre sus piernas como ocurría todas las noches desde que conoció al Padre Seokjin.
—¿Cuándo piensas en él? —El Padre preguntó con voz áspera, y ese mismo sonido era todo lo que T/n podía escuchar, todo lo demás se había desvanecido en la oscuridad del lugar.
—Lo hago cuando los pensamientos me mantienen despierta por la noche. Cuando está oscuro y estoy sola. Me marean y me dan calor…—respondió con dificultad, sintiendo como las palabras quedaban atoradas en su garganta y como sus mejillas ardían de vergüenza ante lo siguiente que dijo. —Pienso en él cuando me toco, Padre.
Y en ese preciso momento T/n deseaba profundamente que el suelo se abriera y la tragara por completo, pero aún así no podía dejar de hablar, no ahora que parte del secreto que la atormentaba estaba a la vista, necesitaba compartirlo todo, no pensaba seguir cargando con esa culpa sola, y no le importaban las consecuencias que vendrían con eso.
—Trato de no hacerlo, sé que está mal, pero no puedo, trato de pensar en alguien sin rostro, pero no puedo sacar su rostro de mi cabeza. Su voz. Trato de pensar en alguien menos en él, pero no puedo detenerme.
Su respiración era rápida y agitada, sentía como si acabara de subir corriendo tres tramos de escaleras. Las palmas de sus manos estaban pegajosas por el sudor y como pudo las limpió en la tela de su falda sintiendo su cuerpo arder en calor, y por una fracción de segundo, se le ocurrió correr, salir corriendo de ahí al aire frío de la noche, el hecho que el Padre Seokjin no hubiera dicho ni una sola palabra acerca de su confesión la hacía sentir mucho más nerviosa, completamente segura de que él la reprendería por tener ese tipo de pensamientos, que le diría que estaba condenada al infierno por ese pecado, pero lo siguiente que escuchó la dejó congelada en su lugar.
—Hazlo.
Esa palabra del Padre Seokjin sonó como un trueno dentro de la iglesia.
—¿Qué? —preguntó incrédula, sin entender exactamente lo que dijo.
—Muéstrame. —El Padre Seokjin corrigió rápidamente antes de que se escuchara un sonido resbaladizo, como si se hubiera humedecido los labios con su lengua.— Muéstrame tu pecado.
Y ante eso lo único que T/n pudo hacer fue jadear por lo bajo, esperaba internamente la broma, la risa, que él estuviera bromeando, pero eso nunca llegó. Y en cambio, sólo hubo silencio. Por primera vez miró hacia un lado, buscando alguna señal del Padre Seokjin pero todo lo que vio a través de la rejilla fue el contorno aproximado de su perfil.
Antes de que T/n pudiera reaccionar, vergonzosamente, su cuerpo lo hizo primero, reaccionando por completo a su voz, su piel se calentó más que el mismo sol, sus pezones se irguieron debajo de su blusa y el familiar cosquilleo se acentuó entre sus piernas como si se hubiera tratado de una orden del Padre Seokjin.
Apenas y pudo murmurar un pequeño asentimiento antes de hacer exactamente lo que le había dicho, T/n podía escuchar el latido de su corazón retumbando en sus oídos y el ritmo incierto de su respiración mientras separaba de a poco sus piernas para deslizar su mano entre sus muslos.
Su estomago se contrajo abrupatmente cuando sus dedos hicieron contacto con su centro vestido y su respiración se cortó aún más al sentir la pequeña macha de humedad en sus bragas, joder, había estado sufriendo tanto por esto que ni se habia dado cuenta, pero era algo obvio, el Pade Seokjin siempre había tenido un efecto especial en ella, y lo corroboró cuando presionó ligeramente sobre su clítoris, mordiéndose el labio inferior para evitar gemir demasiado pronto y sujetandose con fuerza del borde el asiento con su mano disponible.
La culpa y la excitación se retorcían dentro de su cuerpo, una con la otra, luchando por ver cual tendría el control, sus dedos se movían tan lentamente, torturándose a sí misma y con su respiración agitándose cada vez más con cada débil movimiento sobre su clítoris, estaba demasiado metida en sus propias sensaciones que apenas y fue consciente de la misma respiración agitada del Padre Seokjin, y cuando se dio cuenta de eso T/n no pudo evitar preguntarse qué estaba haciendo en su lado de la cabina, se preguntaba dónde estaban sus manos, tal vez agarrando sus rodillas o apretando con fuerza la tela de sus pantalones, o tal vez en otra parte; subiendo por sus muslos hasta…
—Oh, Seokjin… —T/n gimió por lo bajo antes de taparse la boca con su mano libre para sofocar otro gemido, aunque fue demasiado tarde para que el Padre Seokjin lo escuchara a la perfección.
—¿Es eso lo que haces? —El Padre preguntó con su voz baja y ronca, enviándole un escalofrío de deseo al rojo vivo a T/n por su columna vertebral, casi pudiendo escuchar su sonrisita al otro lado con lo siguiente que dijo. —¿Cuando te tocas dices mi nombre, paloma?
—Padre, por favor yo no… -T/n balbuceó ahogando un nuevo gemido ante otro movimiento de sus dedos, incapaz de poder mentirle ahora.
—No mientas paloma, la forma en que dijiste mi nombre, suena tan familiar. Como si hubieras hecho esto antes. —El Padre agregó con soberbia, había una oscuridad en su voz que T/n nunca había escuchado en él.
—Oh, Dios… —Un nuevo jadeo se derritió en sus labios sin poder ocultarlo, sus caderas se movieron hacia enfrente y contra su palma, buscando desesperadamente un poco más de fricción para su clítoris necesitado, la culpa se estaba comiendo sus entrañas, pero no podía detenerse.— Padre, por favor, siento que empiezan a corromperme de nuevo…
Y con eso los ojos del Padre Seokjin se iluminaron en puro deseo, agradeciendo que ella no pudiera verlo.— ¿Ahora mismo?
—Sí, los pensamientos están volviendo, Padre… —T/n asintió con la cabeza con furia, como si él pudiera verla moviendo sus dedos con más fuerza sobre su centro ahora empapado con su humedad, mojándole los dedos vergonzosamente.
Inesperadamente se escuchó un tintineo metálico al otro lado de la cabina y a T/n se le cortó el aliento al darse cuenta. Su cinturón, el Padre Seokjin se estaba desabrochando el cinturón, mierda, mierda. Cerró los ojos con fuerza intentando alejarse de eso, pero aún podía escuchar el roce de su cinturón cuando el cuero se movió contra sus trabillas y simplemente no pudo evitar imaginarse la forma en que se veía su mano sobre el bulto de sus pantalones.
—Dime de quien se tratan, paloma. —El Padre pidió en medio de un suspiro pesado y T/n juró que su cuerpo tembló sobre el asiento al escucharlo.
—Se tratan de ti Padre, siempre has sido tu… —Admitió entrecortado presionando con más fuerza sobre su clítoris, lo necesitaba, demasiado, era casi carnal la necesidad que tenía por él.
Una especie de calor perverso le atravesó el pecho al Padre Seokjin, casi como un sentimiento de orgullo al escuchar a su pequeña paloma admitiendo que él era el que la hacía pecar, que él era el protagonista de sus fantasías como ella lo era de las suyas, era perfecto y eso le hizo apretar con más fuerza el eje de su miembro duro por encima de la tela de su boxer, casi gruñendo al imaginarse que era T/n la que estaba entre sus rodillas dándole la misma atención con su propia mano.
—¿Yo? —Él se rió entre dientes mientras la seguía escuchando sollozar y gemir por lo bajo, casi deseando poder estar con ella para ver como aliviaba el calor de su cuerpo.— No eres tan pura como yo pensaba, ¿verdad paloma?
—Por favor, Padre…— T/n gimoteó una vez más, presionando sus muslos juntos y moviendo sus caderas con fuerza contra su mano.— Por favor, ayúdame a deshacerme de estos deseos…
Y con eso el Padre Seokjin ensanchó su sonrisa, ¿Quién era él para negarle a su linda palomita que la librara de sus deseos carnales? Después de todo, ese era su deber como sacerdote, ¿no es así? Limpiar a los pecadores de sus pecados, y qué mejor manera que hacer lo mismo con ella, limpiar esos pensamientos pecaminosos de su linda cabecita y devolverle la pureza.
Hubo un silencio después de su ruego hacia el Padre que rápidamente fue cortado por un ruido repentino, demasiado rápido para que T/n lo procesara antes de parpadear ante la luz que inundó la pequeña cabina, y cuando pudo ver con claridad el Padre Seokjin estaba de pie frente a ella, su barbilla está inclinada hacia un lado, el cinturón de su pantalón colgaba pesado hacia ambos lados, la cremallera estaba abierta y una mancha oscura y húmeda decoraba el contorno de su dura erección haciéndola jadear sin ser capaz de cerrar sus piernas ante la imagen cuando el Padre Seokjin rápidamente apretó con sus manos su pantalón, levantando la tela para poder arrodillarse frente a ella.
—Padre…— T/n susurró por lo bajo, sin poder recordar ninguna palabra excepto su título mientras lo veía hundirse entre sus piernas para tomarla por el cuello con una de sus manos, su palma ancha se envolvió alrededor de su garganta antes de inclinarse hacia ella y perseguir su boca ansioso con la de él.
Sus rosados labios se estrellaron con firmeza contra los de ella, y T/n sintió como si estuviera en la puerta del cielo y jadeó contra su boca al darse cuenta de que el Padre Seokjin besaba como un hombre hambriento.
Su cuerpo cayó en un flujo intenso con sus labios unidos a los del otro, sus manos se ajustaron a sus anchos hombros y los arañó por encima de su camisa negra, desesperada por más. Toda la mente de T/n se nubló con la sensación de él, con su aroma, con su sabor, con cada presión de sus labios sobre los de ella y sintiendo como acariciaba su cuello suavemente, rozando sus dedos sobre su pulso antes de presionar con la fuerza suficiente para hacerla jadear sobre su boca y él aprovechó la oportunidad para meter su lengua en la de ella, y rápidamente sus lenguas se enredaron en una danza ardiente, sin necesidad de música, solo el ritmo recién descubierto de sus lenguas, dientes y labios.
—Seokjin… —la voz de T/n tembló mientras respiraba su nombre en una oración entrecortada contra su boca apenas separándose de él.
—Sí, cariño, estoy aquí. —El Padre respondió de la misma forma antes de volver a presionar otro beso voraz en sus labios, ajustando sus manos en su cintura para acercarla lo más posible a su cuerpo, y T/n dejó escapar un suspiro de alivio ante su entusiasmo por continuar.
—Lo siento, sé que no debería… no debería quererte así, pero…— T/n se lamentó de la misma forma ajustando sus manos en su cuello blanco y clerical, el recordatorio de que esto estaba mal, pero no pudo hacerle mucho caso a sus culpables pensamientos cuando sintió al Padre Seokjin tomar sus piernas con sus manos para ajustarlas en su cintura firmemente.
—Está bien, paloma. —Arrulló con su voz ronca volviendo a atrapar sus labios en otro beso, mordisqueando su labio inferior y escuchándola gemir desde lo más profundo de su pecho antes de tomar su mano y guiarla hacia abajo hasta dejarla sobre su entrepierna.— Sigue adelante, cariño. Sigue tocandote para mi.
Y con eso ultimo T/n ahogó otro gemido contra sus labios, volviendo a frotar sus dedos una y otra vez sobre su botón de placer, amando la fricción que se producía entre sus torsos presionados el uno con el otro y de sus respiraciones agitadas coreando el pequeño y santo espacio en el que estaban.
—Pensé que me dirias que debía dejar de pecar…— T/n se las arregló para murmurar aquello descansando su frente contra la de él, sonriendo tontamente al escucharlo reír contra sus mejillas.
—No creo que un pecador pueda decirle a otro que se detenga.— El Padre afirmó con sorna en su voz, presionando la parte inferior de su cuerpo para que estuviera al ras con la de él, situándose mejor entre sus piernas y viéndola jadear cuando su pelvis se hundió contra su entrepierna.
No había mucho espacio en la pequeña cabina, pero eso solo los acercó aún más mientras T/n le rodeaba el cuello con los brazos con fuerza; podía sentir su erección hurgando sobre su núcleo vestido, y no había nada más que quisiera que arrancar la tela que se interponía entre sus cuerpos.
El beso acalorado se estaba convirtiendo en algo más. El Padre trazó sus cálidos besos con la boca abierta por el arco de su cuello, hasta la base de tu garganta antes de darle un suave mordisco, sus labios rosados se cerraron alrededor del área, succionando y chupando su piel suavemente, haciendo que T/n exhalara un gemido estrangulado, el volumen se elevó un poco por encima de los sonidos de sus respiraciones agitadas pero tampoco les importó demasiado. Rápidamente las manos de T/n abandonaron su cuello y aflojaron los primeros botones de su blusa, invitando a la boca atenta y pecadora del Padre Seokjin a bajar un poco más, y él por supuesto que estaba más que ansioso por responder a su deseo.
Su cabeza bajó por tu cuello, tomándose el tiempo para besar minuciosamente tu piel caliente, acariciando su rostro entre tus pechos y un escalofrío recorrió el cuerpo de T/n al sentir la punta de su nariz rozar la curvatura de uno de sus senos antes de que su lengua caliente saliera para lamer su pezón endurecido a través de la delgada tela de su blusa, haciéndola gemir con fuerza y taparse la boca desesperadamente para evitar hacer más ruido.
—Dios se tomó su tiempo cuando te hizo para mi, paloma.— El Padre Seokjin murmuró sobre su pecho continuando con el implacable ataque de su lengua sobre su pezón, desviando su vista hacia arriba y hacia su rostro solo para verla con la cabeza hacia atrás contra la pared de madera y con sus labios entreabiertos, y se apresuró a elevar su otra mano para masajear su seno descuidado.
T/n sentia que podia morir feliz justo ahora, siendo torturada con sus bonitos labios y su caliente lengua una y otra vez, podía sentir como la tela de su blusa estaba empapada con su saliva por la forma en que se adhería a su piel, haciéndola jadear ante la deliciosa fricción en su sensible brote y removerse en el asiento y que sus caderas se frotaran contra su dura erección.
Y antes de pasar al otro lado, el Padre Seokjin le dio otra perversa succión a su pezón riendo por lo bajo de cómo su cuerpo se sacudió debajo de él y su voz salió ahogada en medio del beso de transición a su otro seno.
—Eres celestial, más de lo que podría haber imaginado.— Afirmó cuando su dedo encontró el tramo húmedo de tela, jugando con su sensible pezón una y otra vez, casi volviéndola loca y haciendo que ajustara sus movimientos con su cadera, prácticamente frotando su centro húmedo contra su dura erección atrapada en sus pantalones; haciéndolo ahogar un gruñido contra su seno ante la fricción.
Sus cuerpos seguían completamente vestidos, nunca antes habían estado tan excitados como ahora que su sucia fantasía se estaba haciendo realidad, la espalda de T/n se arqueó más hacia su boca, buscando su calor, rogando por mas, tenia miedo que esto fuera solo un sueño, uno más entre muchos que había tenido con el Padre Seokjin.
Sabía que ya había probado la fruta prohibida y, como un adicta, solo podía rogar por más. Sus indecentes oraciones de más se convirtieron en susurros en el momento en que escapaban de sus labios hinchados de tanto morderlos, y ni siquiera pudo mantener el volumen bajo cuando lo sintió morder con fuerza su pezón al mismo tiempo que sus manos deslizaron sus bragas por sus piernas en un rápido movimiento; el escozor de su mordida y el aire frío golpeando la piel sensible de su entrada convirtieron sus silenciosos gemidos en un grito agudo que reverberó desde el espacio confinado del confesionario hacia la extensión silenciosa y resonante de la iglesia.
Ni siquiera pudo reaccionar cuando el Padre Seokjin tomó sus piernas para colocarlas sobre sus hombros, arrodillándose por completo frente a ella y haciéndola estremecerse aún más al sentir su aliento caliente y agitado abanicar su sensible entrada.
—Eres como un ángel puesto delante de mi.— El Padre Seokjin volvió a hablar entrecortado, viéndola desde abajo morderse el labio para evitar gemir cuando deslizó uno de sus dedos entre sus pliegues resbaladizos, recogiendo su humedad solo para llevárselo a la boca y chuparlo ruidosamente; ronroneando gustoso al probar su sabor.
La vista que T/n tenia era algo completamente digno de contemplar, era algo que pensaba que nunca pasaría, pero ahora aquí estaba; viendo los ojos oscuros y cargados de placer del Padre Seokjin mientras se relamía sus labios enrojecidos por todos los besos que se habían dado, terminando de degustar los restos de su sabor justo antes de formar una sonrisita maliciosa y susurrar acaloradamente sobre su centro.
—Sabes a cielo, paloma, déjame adorarte…
Y tan pronto como dijo eso su cabeza se hundió por completo entre sus piernas y la vista de él desapareció detrás de tus párpados cuando los cerraste ante el primer contacto de sus labios sobre tu clítoris hinchado y necesitado.
Empezó despacio, perezosamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, la mano de T/n se movió para tomar un puño de su cabello; tirando de los suaves mechones ansiosa y desesperada cuando su lengua caliente salió para lamer y chupar entre sus pliegues una y otra vez, le gustaba demasiado esto, la sensación de que el Padre Seokjin la devoraba, succionando su pequeño clítoris cada vez más fuerte que le fue imposible no enredar sus dedos entre su cabello para guiarlo hacia arriba y abajo mientras elevaba sus caderas para encontrar su lengua, y él se dejó hacer, no había nada que hubiera deseado más que probar su sabor justo como ahora lo estaba haciendo, podía sentir que su pequeña paloma estaba punto de romperse, el agudo gemido que soltó y el temblor de sus piernas se lo hizo saber, y justo cuando estaba listo para tomar todo de su dulce orgasmo su voz lo regresó a la realidad.
—Jin, porfavor, necesito sentirte dentro de mi…— T/n rogó tan dulcemente a sus oídos que al Padre le fue imposible no obedecer sus plegarias.
Le dio unas últimas lamidas en su entrada y clítoris antes incorporarse y colocarse de nuevo entre sus piernas sintiendo como las manos de T/n volaban hacia los botones de su cuello y camisa, comenzándolos a soltar desesperadamente y él hizo lo mismo con su pantalón, apretando su mandíbula con fuerza ante la dolorosa fricción de la tela de su boxer cuando finalmente liberó su miembro; viéndolo salir disparado hacia arriba completamente duro e hinchado, tuvo que reprimir una risita al verla relamerse los labios ante la vista y se apresuró a separar aún más sus piernas, siseando cuando apoyó su miembro contra su entrada para comenzar a deslizar la punta de su pene entre sus pliegues, cubriéndola con su humedad y haciéndole saber cuán grande era y cuán profundo estaría dentro de ella.
El Padre se inclinó sobre su cuerpo, volviendo a tomarla por su cuello para encontrar sus labios una vez más, jugando con su lengua y mordisqueando su labio inferior para amortiguar su gemido cuando comenzó a empujar de a poco la punta de su pene a través de su entrada, chistando suavemente al sentir su cuerpo estremecerse mientras su interior se apretaba imponente alrededor de su duro eje.
—Es… demasiado grande…— T/n jadeó luchando por asimilarlo, y le resultó difícil formar esas palabras en su estado sin aliento sintiendo su miembro empujarse contra cada parte de ella, hambriento de más, alentando a su interior a aceptarlo más profundamente, y el Padre Seokjin gimió en tu boca, con una voz ronca y áspera.
—Puedes tomarlo, paloma…— El padre siseó ajustando sus manos en tu cintura con fuerza, ayudándote a aceptar su tamaño mientras seguía empujándose dentro, hundiéndose cada vez mas hasta la base de su pene, gruñendo cuando terminó de empujar los últimos centímetros de su longitud dentro de ella.— Joder, te sientes increíble…
Aquel gruñido poco después de tocar fondo hizo que a T/n se le cortara la respiración, la quemadura dentro de ella hizo que su cabeza se confundiera de felicidad mientras luchaba por ajustarse a su tamaño, y aunque el Padre Seokjin estuviera un tanto abrumado con la estrechez que lo rodeaba, fue lo que lo animó a comenzar a marcar un ritmo lento y constante dentro y fuera de ella, hundiendo su rostro en su cuello, volviendo a salpicar toda su piel con besos húmedos y calientes.
T/n se sentía en el cielo con cada una de sus embestidas profundas y duras, sus sueños y pensamientos pecaminosos nunca lograrían compararse a la realidad de estar siendo follada por el Padre Seokjin, todo se sentía mil veces mejor, su polla la llenaba de una forma tan deliciosa y los gemidos que goteaban como miel de sus labios la dejaban delirando por más, sus uñas se deslizaban y dejaban marcas rojizas por su pecho y hombros, el sudor que caía por sus sienes hasta su cuello lo hacían ver incluso más tentador y la hinchazón de sus labios la hacían querer volver a besarlo.
A tientas extendió una mano para sostenerse de algo, cualquier cosa, y cuando su mano agarró el crucifijo que colgaba de su cuello, tiró con fuerza de él como si fuera una correa, acercando al Padre hacia ella viéndolo lanzarle una sonrisita siniestra justo antes de besarlo con fuerza, gimiendo contra sus labios cuando sus embestidas se volvieron brutales y profundas, su pelvis chocaba contra sus caderas de una forma tan deliciosa, los sonidos húmedos y lascivos de su polla hundiéndose una y otra vez en su coño llenaban sus oídos y la dejaban delirando sintiendo como el nudo apretado de su orgasmo amenazaba con romperse en cualquier momento.
—Oh Dios, Jin estoy tan cerca…— T/n lloriqueó contra él sintiendo su aliento caliente y rápido contra la piel de su cuello, haciéndola sentir cada vez mas humeda.— Voy a correrme… —advirtió con su respiración atascada en la garganta y con los latidos de su corazón martillando en su pecho con fuerza.
—Hazlo, paloma…— El Padre gimió sin aliento acariciando su mejilla caliente y luego la comisura de su labio, deleitándose con su simple belleza en su punto máximo de placer justo antes de volver a atrapar su pecho entre sus dientes, sintiéndola removerse y arquear su espalda aún más contra su boca mientras seguía chupando y mordisqueando con fuerza su endurecido pezón una y otra vez.
En algún punto de la desastrosa mente de T/n esperaba que eso dejara marcas en su piel, entonces, podrían servirle como un recordatorio de a quién le pertenecía, la pelvis del Padre se acercó a su centro cada vez más errático y desesperado, todo su cuerpo rebota sobre su pene, el ardor en sus piernas mezclado con la fuerza de sus embestidas la estaba empujando a un punto sin retorno, al borde del límite, y fue justo ahí cuando lo sintió arrastrar una mano por su cuerpo sudoroso hasta llegar al centro de sus piernas para comenzar a frotar su botón de placer con su pulgar una y otra vez antes de ordenar entre dientes.
—Correte para mí, paloma.
Y eso fue suficiente para que su orgasmo la atravesara como si se tratara de un resplandor celestial, todo su cuerpo tembló en sus brazos sintiendo como los espasmos de placer la hacían sentirse finalmente llena y satisfecha, su interior se apretó con fuerza alrededor de su miembro, aprisionándolo dentro de ella y cubriéndolo con su orgasmo, haciéndolo murmurar su nombre una y otra vez, como si se tratara de una oración divina.
Ni siquiera pudo evitar lloriquear por lo bajo cuando el Padre Seokjin besó suavemente su frente, sus mejillas y luego sus labios para salir de a poco de su interior, toda ella se sintió de nuevo vacía y buscó la mirada del Padre cuando se puso de pie frente a ella, sus ojos recorrieron su torso desnudo y cubierto de un sudor reluciente, siguiendo hasta su miembro aun duro y pesado que la hizo suspirar, y cuando lo escuchó hablar todo su cuerpo recibió una corriente eléctrica.
—Ven aqui, paloma.— Ordenó con su voz ronca y profunda al mismo tiempo que su mano bombeaba de a poco su pene, y su mirada se oscureció aún más al ver lo rápido que T/n se arrodillo frente a él, como si hubiera querido esto desde un principio.
Sus ojitos brillantes lo saludaron desde abajo, mirándolo con total adoracion cuando enredó sus dedos en su cabello alborotado para guiar su boca hacia su pelvis, gruñendo por lo bajo cuando la calidez de su boca y lengua envolvieron la punta de su pene; primero dándole una pequeña lamida, sonriendo cuando lo vio suspirar temblorosamente antes de tomar una porción completa en su boca sin dejar de mirarlo a los ojos.
El Padre Seokjin echó su cabeza hacia atrás y sus labios se abrieron en gesto de puro placer mientras seguía sintiendo como los labios de su paloma tomaban todo de él cómo una buena niña, su respiración se cortó cuando la sintió elevar una de sus manos para envolverla en su grosor y comenzar a masajear las partes que no alcanzaba con su boca, y cuando abrió sus ojos mirando hacia abajo, la imagen fue lo mas caliente que alguna vez se llegó a imaginar, el agarre en su cabello se apretó con fuerza y su respiración se agitó sintiendo que estaba a punto de perderse, y su teoría fue cierta, porque cuando sintió a T/n lamer y chupar su uretra fue que se derramó en su boca con un audible gruñido.
Le tomó unos segundos recuperarse de todo lo que acababa de pasar, sintiendo su pecho agitado y tratando de regular su respiración acelerada, y cuando finalmente miro hacia abajo ni siquiera pudo luchar contra la sonrisa de orgullo que se formó en su rostro, viendo sus ojitos brillantes y como unas gotas de su semen escurrían de la comisura de su labio, haciéndolo elevar su pulgar para reunirlas y volver a introducirlo en su boca, riendo entre dientes al sentir como su lengua lamía su pulgar degustando las últimas gotas hasta dejarlo limpio.
—Creo que tus pecados han sido perdonados.— Dijo suavemente despues de unos segundos, el olor a sexo se mezclaba con el incienso que se filtraba desde el santuario y sonrió al notar su mirada confundida.
—Pero Padre, si mis pecados han sido perdonados, ¿Por qué sigo pensando en ti? —T/n preguntó volviendo a su actitud inocente y volviendo a usar su título después de todo lo que había pasado, viéndolo reír por lo bajo mientras se inclinaba para estar a su nivel, sus mejillas fueron aplastadas con una de sus manos antes de recibir un febril beso en sus labios.
—Bueno, quizás ahora yo soy el pecado con el que deberás cargar, paloma.
N/A: Buenoo hace calor, no? Si asi lo sientes será mejor que sigas al siguiente oneshot de este pequeño maratón pupi! Espero que este gustando mucho estas historias titis, las estaré leyendo y díganme cual está siendo su favorita. ♡ next
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He dibujado a mis tortugas favoritas, mañana o al rato las publicaré individualmente pero tengan en cuenta que esto es una practica de tortugas, la verdad es la primera vez que las dibujo a todas...menos Don....rafa está rarito though pero ya sabía que me iba a salir rarito
#tmnt 2012#tmnt fanart#2012 donnie#2012 donatello#donnie tmnt#fanart#raphael#2012 raph#2012 mikey#2012 leo#mikey tmnt#raph tmnt#tmnt leonardo#tmnt leo fanart#tmnt leo 2012#tmnt 2k12
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Winter Falls.
Hugh Jackman x Fem!reader.
Summary: Hugh y ella son amigos desde hace un año, con una tensión subyacente entre ellos. Una salida juntos transforma su relación, llevándolos a explorar nuevos sentimientos.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, First Date, 2000s Nostalgia, Fluff and Tension {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics}.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⏱︎
El reloj en la pared marcaba las 7:20 am. Con el cabello medio seco y la camisa mal abotonada, el café en la encimera quedó olvidado. La promesa de salir temprano se desvanecía rápidamente. Tenía un plan: un atuendo decente, un desayuno tranquilo, pero el cansancio acumulado se burlaba de cualquier intento de organización.
Un suspiro salió mientras el número de Hugh aparecía en la pantalla del teléfono. Seguramente él ya estaba listo, probablemente en camino al trabajo, con esa actitud despreocupada que siempre resultaba irritante, aunque, de algún modo, también reconfortante. Pedirle un favor no era lo ideal, pero llegar tarde y enfrentar las miradas de reprobación de los compañeros tampoco era una opción. Con un leve tamborileo de dedos en la encimera, se marcó su número.
La llamada sonó un par de veces antes de que su voz resonara al otro lado de la línea, relajada y casi burlona.
—Vaya, ¿madrugando, princesa? —dijo, y se podía imaginar esa sonrisa que siempre usaba para molestar.
Se rodaron los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó. Su actitud siempre tenía el poder de aliviar un poco la tensión de las mañanas.
—¿Podrías pasarme a buscar? Estoy… un poco retrasada.
Hubo una pausa. En esos breves segundos, la duda surgió. Pero Hugh nunca dejaba colgado a nadie.
—Cinco minutos y estoy allí. —Su tono cambió, y luego añadió—: Ah, y trata de no causarme problemas tan temprano.
Un suspiro escapó, una mezcla de alivio y exasperación. El último sorbo de café se apresuró mientras se recogía el bolso. Era evidente que él haría algún comentario sobre el aspecto apresurado, pero eso ya formaba parte de su dinámica. Hugh tenía la habilidad de convertir cualquier situación en algo menos grave de lo que parecía.
Apenas termin�� de poner los zapatos cuando el sonido del auto estacionándose afuera resonó. Al mirar por la ventana, allí estaba él, con gafas de sol y una expresión divertida, esperándola. Con un último respiro hondo, salió, lista para lidiar con los inevitables comentarios que vendrían en el camino.
Apurada, subí al auto y cerré la puerta con un golpe. El motor no rugió como esperaba. Miré a Hugh, que se había quedado mirando al frente con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a llegar tarde? —pregunté, tratando de contener la frustración mientras lanzaba un vistazo al reloj.
Sin embargo, en lugar de arrancar, se volvió hacia mí. La distancia entre nosotros se redujo cuando se acercó, y el corazón comenzó a latir un poco más rápido. Sin decir una palabra, tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por mi cuerpo, asegurándolo en su lugar. Su cercanía era electrizante; podía sentir el calor que emanaba de él, y un pequeño nudo se formó en el estómago.
—Ah, ya veo. ¿Te puse nerviosa, linda? —dijo con esa voz burlona, un destello de diversión en sus ojos.
El comentario lo acompañó una sonrisa que me hizo desear poder esconderme. No sabía si quería reírme o simplemente querer que el momento se detuviera. La cercanía de Hugh siempre había tenido un efecto extraño, una mezcla de nerviosismo y emoción que nunca había experimentado con nadie más. Intenté ignorar el sonrojo que comenzaba a extenderse por mis mejillas.
—Claro que no —respondí, tratando de sonar segura, aunque la voz casi me falló. —Solo… solo apúrate y arranca.
Él se echó a reír mientras finalmente giraba la llave en el encendido, y el motor vibró a la vida. Con una última mirada hacia mí, puso el auto en marcha. El trayecto hacia el trabajo había comenzado, pero la tensión en el aire se sentía más palpable que nunca.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, robé una mirada de reojo a Hugh. Su expresión estaba concentrada en la carretera, pero había algo en su forma de manejar que me hizo pensar, aunque rápidamente traté de alejar esa idea. Era un buen amigo, y pensar en él de esa manera no era lo que debía hacer. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía, en su confianza al volante, que lo hacía parecer... bien, por así decirlo.
—¿Tienes en mente lo que vamos a hacer hoy? —preguntó Hugh, rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—Sí, solo lo básico —respondí, tratando de mantener la voz casual. —No creo que sea un día tan complicado.
Él sonrió, esa sonrisa que siempre tenía para hacerme sentir a gusto.
—Eso espero. Aunque tengo un par de ideas que podrían hacer el día un poco más divertido —dijo, levantando las cejas de forma juguetona.
No pude evitar sonreír. Esa era la parte de Hugh que siempre me hacía sentir cómoda, incluso cuando había una ligera tensión en el aire. Era como si supiera exactamente cómo hacer que el día se sintiera menos pesado.
—Bueno, solo asegúrate de que no sean ideas descabelladas. El jefe no se tomaría eso muy bien —le advertí, un tono de broma en mi voz.
Él se echó a reír, y el sonido resonó en el auto, llenando el espacio con una energía amistosa.
—Prometo que no te meteré en problemas... por ahora —dijo, guiñando un ojo mientras el semáforo cambiaba a verde.
La normalidad de la conversación me tranquilizó, aunque sabía que había algo más debajo de la superficie. Era como si la tensión que solíamos ignorar comenzara a hacerse más presente en cada pequeño intercambio. Pero por ahora, me contentaba con disfrutar de su compañía.
Al llegar a la oficina, Hugh aparcó el auto frente al edificio, y la rutina del día a día nos recibió con los brazos abiertos. Salí del vehículo y estiré los brazos, tratando de despejar la mente antes de entrar.
—¿Listos para otro emocionante día en la sala de guionistas? —bromeó Hugh, con una sonrisa amplia.
—Oh, sí, totalmente —respondí con un tono sarcástico. —No hay nada más emocionante que discutir si un personaje debe llevar sombrero o no.
Ambos reímos mientras caminábamos hacia la entrada. La oficina, decorada con afiches de películas y papeles esparcidos por todos lados, siempre había tenido un aire caótico, pero también creativo. Al abrir la puerta, el bullicio habitual de colegas hablando y riendo nos dio la bienvenida.
Tomé un respiro profundo antes de entrar y sentí cómo la energía del lugar me animaba.
—Primero café, luego guiones —declaró Hugh, llevándome hacia la máquina de café. —No podemos empezar el día sin nuestro combustible.
—No me obligues a recordar cómo sobrevivir sin mi dosis matutina de cafeína —dije, mientras me servía una taza. El aroma a café recién hecho me envolvió, y por un momento, todo parecía más fácil.
Mientras esperábamos, intercambiamos comentarios sobre las tramas que estábamos desarrollando y algunas anécdotas divertidas del fin de semana. Todo parecía fluir con naturalidad, sin que ninguna de las conversaciones tocara la ligera tensión que existía entre nosotros.
Finalmente, después de un rato, nos dirigimos a la sala de guionistas. Mientras nos acomodábamos en nuestras sillas, Hugh se giró hacia mí con una mirada intrigante.
—Oye, a las 8 pm te voy a pasar a buscar. Ponte linda. —dijo, su tono ligero, pero las palabras parecían cargadas de un significado que no podía ignorar.
Me quedé un momento en silencio, sorprendida. La normalidad del día se desvaneció por un instante, y todo lo que quedaba era esa invitación inesperada que llenaba el espacio entre nosotros. La idea de salir con él, de verlo vomo mi compañero de trabajo en un contexto diferente, hizo que mi corazón se acelerara, esta vez parecía algo totalmente diferente.
—¿A las 8? —repetí, tratando de sonar despreocupada, pero sabía que mi voz había traicionado mi sorpresa.
—Sí, no tienes excusas. —Hugh sonrió de una manera que me hizo cuestionar si realmente lo decía en serio o solo estaba bromeando.
Mientras continuábamos con nuestra jornada laboral, no pude evitar pensar en lo que eso significaba. La tensión que habíamos estado ignorando de repente estaba a la vista, y yo solo podía esperar que la noche revelara lo que realmente había entre nosotros.
Al llegar a casa, la familiaridad del lugar me envolvió, pero mi mente seguía atrapada en la conversación de esa mañana. Me dejé caer en el sofá y saqué el teléfono, buscando el contacto de mi mejor amiga. Después de un par de tonos, su voz familiar resonó al otro lado.
—¡Hola! ¿Cómo va todo? —preguntó ella, con ese tono entusiasta que siempre me hacía sentir mejor.
—Hola, tengo que contarte algo —dije, sintiendo que la emoción comenzaba a brotar. — Hugh... me invitó a salir esta noche.
—¿Qué? ¡Eso es genial! Ya era hora igual. —exclamó, y su entusiasmo fue contagioso.
—Sí, pero... no sé, estoy tratando de convencerme de que solo es una salida entre amigos —respondí, tratando de mantener la calma mientras me pasaba una mano por el cabello. —Llevamos trabajando juntos durante un año, y siempre ha sido amistad, pero esta salida, es diferente, ¿sabes?
—Claro, hay tensión entre ustedes. He notado cómo se miran en la oficina —dijo, y no pude evitar sonreír. —Así que, ¿qué piensas hacer?
—No lo sé. Por un lado, quiero ir porque ma hace sentir algo, pero también tengo miedo de que sea solo una cena entre amigos y que me haya confudido, agh—confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.
—¿Y si no es solo eso? —me preguntó. —Tal vez él también siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, nadie invita a su compañera de trabajo un viernes a las 8 pm, amor.
Su comentario resonó en mi mente, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. La idea de que Hugh pudiera tener sentimientos más profundos era tentadora, pero también aterradora. ¿Y si las cosas se volvían incómodas? ¿Y si la salida no iba como esperaba?
—No sé, tal vez debería jugarlo de manera segura —dije finalmente, tratando de convencerme. —Solo disfrutar de la cena y ver a dónde lleva la conversación.
—Eso suena a un buen plan —respondió mi amiga. —Pero recuerda, si hay algo más, no tengas miedo de explorar eso. La vida es demasiado corta para dejar pasar oportunidades.
Terminé la llamada con una mezcla de emoción y nerviosismo. La cena con Hugh podría ser solo una salida entre amigos, pero había un trasfondo de posibilidades que no podía ignorar.
Mientras el sol se ponía, me apresuré a prepararme. No quería verme como si hubiera salido de una revista, pero tampoco quería parecer descuidada. Opté por un vestido azul que resaltaba mis curvas de manera sutil, algo que me hacía sentir cómoda y segura. Me eché un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de que me veía bien, y eso me ayudó a calmar un poco los nervios.
Justo cuando estaba terminando, el teléfono fijo sonó. Sabía que era Hugh. Contesté rápidamente, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción.
—¿Hola? —dije, intentando sonar tranquila.
—Hey, ¿lista para la noche? —su voz sonaba juguetona.
—Casi, estoy bajando ahora —le respondí, mirando el reloj.
—Perfecto. Nos vemos en un minuto —dijo, su tono despreocupado y familiar me hizo sonreír.
Colgué y respiré hondo. La idea de salir con Hugh ya no era solo una salida entre amigos; había una tensión palpable entre nosotros que no podía ignorar. Con una última revisión al espejo, me dirigí hacia la puerta, para bajar.
Cuando lo hice, la brisa fresca de la noche me recibió como un abrazo suave. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que Hugh no estaba en su auto habitual, sino que se encontraba de pie en la entrada, con una sonrisa en el rostro que iluminaba la penumbra. Llevaba una camisa de botones que acentuaba su figura y unos jeans que parecían un poco más cuidados de lo habitual.
—Hola —saludé, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Hola. Te ves hermosa—dijo, su mirada recorriéndome de manera sutil, pero sincera, lo que me hizo sonrojar un poco. Su tono era tan despreocupado, como si fuera lo más natural del mundo decirlo.
—Gracias, tú también... estás un poco más arreglado de lo normal —respondí, intentando mantener la conversación ligera y no dejar que mi nerviosismo se notara.
Él sonrió con complicidad y me hizo un gesto con la mano para que lo acompañara. Empezamos a caminar, el sonido de nuestros pasos resonando suavemente en la acera. Hugh caminaba con las manos en los bolsillos de sus jeans, su postura relajada, como si no hubiera nada más importante que el momento que compartíamos. La calle estaba tranquila, iluminada por las luces cálidas de las farolas, y el aire fresco hacía que el momento se sintiera especial.
—¿A dónde vamos? —pregunté, curiosa por lo que había planeado.
—Eso déjamelo a mí. No te preocupes, no te voy a defraudar —dijo con confianza, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
Caminamos un rato en silencio, pero la tensión entre nosotros era palpable. A veces, nuestras miradas se encontraban y rápidamente desvíaba la vista, sintiendo un ligero cosquilleo en el estómago. Era como si el mundo se hubiera desvanecido, y solo existiéramos él y yo, en este momento.
De repente, Hugh rompió el silencio. —¿Sabías que desde que empezamos a trabajar juntos, he estado esperando una ocasión así? —dijo, girando ligeramente la cabeza para mirarme, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué es eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesada, aunque mi corazón latía más rápido.
—Porque, sinceramente, me gusta pasar tiempo contigo —respondió, su tono sincero y relajado. Su declaración me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír mientras un calor agradable me envolvía.
Seguimos caminando, y mientras él hablaba, la tensión que había estado acumulándose entre nosotros se sentía como una burbuja lista para estallar. Era un juego sutil de palabras y miradas, pero ambos sabíamos que algo más profundo se estaba formando entre risas y complicidad.
Después de unos minutos de caminar y charlar, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo iluminada con luces brillantes y música suave que llenaba el aire. La vista era mágica; el hielo relucía bajo las luces, y la risa de la gente patinando creaba un ambiente animado y festivo.
—¿Patinaje sobre hielo? —pregunté, con los ojos iluminados de emoción y sorpresa.
—¿Te gusta? —me miró, sus ojos brillando con diversión.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve la oportunidad —admití, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
—Perfecto, entonces hoy es el día —dijo, con una sonrisa amplia, y se acercó a la entrada para comprar las entradas. Mientras esperaba, no podía evitar notar cómo la emoción brillaba en su rostro.
Entramos a la pista, y él se aseguró de que me pusiera los patines correctamente. Mientras me ayudaba, sus manos rozaban suavemente mis brazos, y cada contacto provocaba un escalofrío agradable.
—Listo, ahora solo tienes que seguirme —dijo, tomando mi mano de forma despreocupada mientras caminábamos hacia el hielo.
Al dar mis primeros pasos sobre el hielo, perdí el equilibrio y me tambaleé un poco. Hugh se rió suavemente y me sostuvo antes de que pudiera caer.
—Vas a tener que hacer más ejercicio para eso —bromeó, guiándome con firmeza mientras me enseñaba a deslizarme.
La música de fondo mezclada con las risas y gritos de los demás patinadores creaba un ambiente de alegría que era contagioso. Mientras patinábamos, la cercanía de su mano en la mía me hizo sentir más segura, y poco a poco, empecé a disfrutar del momento.
—Mira, no está tan mal, ¿ves? —dijo, deslizándose con facilidad y gracia por el hielo, mientras yo trataba de imitarlo.
—Sí, claro, porque tú eres un experto —respondí, riendo mientras me esforzaba por mantener el equilibrio.
Él se detuvo frente a mí, mirándome con una sonrisa traviesa. —Dame la mano, vamos a intentarlo juntos —dijo, y, sin pensarlo, extendí la mano hacia él.
Juntos, comenzamos a deslizarnos, y la risa llenó el aire mientras tratábamos de mantenernos en pie. La tensión entre nosotros se sentía cada vez más cómoda, cada momento se cargaba de una complicidad que parecía florecer a medida que avanzábamos.
—Este es un buen comienzo para una cita, ¿no crees? —dijo Hugh, mirándome de reojo mientras patinábamos.
—¿Una cita? —repetí, sorprendida pero divertida.
—Solo estoy diciendo que podríamos hacer esto más a menudo —respondió, y en ese instante su mirada se detuvo en mí, el ambiente se volvió más íntimo.
Mientras patinábamos, me sentía cada vez más segura, pero justo cuando comenzaba a disfrutar plenamente, perdí el equilibrio y empecé a tambalearme hacia un lado. El hielo se volvió traicionero bajo mis pies, y antes de que pudiera reaccionar, me vi girando sin control, preparándome para caer.
De repente, sentí una mano firme en mi cintura. —Te tengo —dijo Hugh, con una sonrisa que mezclaba diversión y tranquilidad mientras me estabilizaba.
—Gracias, me salvaste de hacer el ridículo —reí suavemente, sintiendo la cercanía entre nosotros.
Él sonrió, esa calidez que siempre me hacía bajar la guardia iluminaba su rostro. —No te preocupes, es mi trabajo asegurarme que no caigas... y si caes, que sea por mí —añadió, guiñándome un ojo con un toque de nerviosismo que me hizo sonreír aún más.
Antes de que pudiera responder, un niño pasó a nuestro lado rozando sin querer a Hugh, lo que hizo que ambos perdiéramos la poca estabilidad que habíamos recuperado. Nos desplomamos torpemente en el frío y húmedo hielo.
—Parece que el primero en caer no fui yo —comenté, soltando una risa leve por la situación.
Hugh rió también, y luego su mirada se fijó en mí, notando algo en mi mejilla. Con un gesto suave, se acercó y quitó una pizca de nieve que se había quedado pegada. —Tienes un poco de nieve aquí —dijo, pero en su mirada había algo más que diversión.
El momento se volvió extraño, como si el tiempo se detuviera entre nosotros. Mis mejillas ardían con su cercanía y el toque de sus dedos. Ambos nos incorporamos después, algo nerviosos, ignorando la tensión que parecía envolvernos.
—Bueno, ¿quieres seguir patinando? —preguntó él, su sonrisa todavía en su rostro.
—En realidad, prefiero que no. Tengo un plan perfecto para continuar la noche —le respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. —¿Qué te parece si dejamos el hielo por ahora y hacemos algo diferente?
Hugh levantó una ceja, claramente intrigado. —¿Y cuál es ese plan? Me tienes con curiosidad —dijo, con esa sonrisa juguetona que conocía tan bien.
—Déjame sorprenderte —dije, tirando suavemente de su mano hacia la salida de la pista. —Confía en mí.
Nos reímos mientras salíamos del hielo y nos dirigimos a la entrada para quitarnos los patines y devolver lo que habíamos rentado. Lo que fuera que ocurriera después, sabía que la noche estaba lejos de terminar.
Mientras caminábamos de regreso, el aire frío de la noche contrastaba con el calor que aún sentía después de patinar. Hugh y yo avanzábamos en silencio, pero no era incómodo, al contrario, había algo en esa calma que me hacía disfrutar cada paso. Nuestras manos iban balanceándose a los lados, rozándose de vez en cuando, como si algo nos empujara a tomarnos de las manos, pero ninguno se atrevía a dar ese paso.
Cada pequeño roce me hacía consciente de su presencia de una forma que normalmente no permitía. Era como si el simple contacto de nuestras manos fuera suficiente para hacer que mi pulso se acelerara un poco más. No podía evitar preguntarme si él sentía lo mismo, si cada vez que nuestras manos se tocaban, ese pequeño cosquilleo también lo recorría a él.
Miré de reojo, observando su perfil mientras caminábamos. Hugh tenía las manos ligeramente abiertas, como si estuviera a punto de tomar la iniciativa, pero algo lo detenía, o tal vez estaba esperando a que yo lo hiciera. El pensamiento de entrelazar mis dedos con los suyos era tentador, pero, al mismo tiempo, intimidante.
—¿Te cansaste de patinar? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una sonrisa cómplice.
—No tanto como pensé, la verdad, fue divertido, me gustó mucho—respondí con una ligera risa, tratando de ignorar el hecho de que nuestras manos volvían a rozarse por un segundo más largo. Sentía que el simple hecho de no apartarla lo decía todo.
Seguimos caminando sin prisa, y el silencio volvió a instalarse entre nosotros, aunque esa energía entre ambos seguía ahí, suspendida en el aire frío de la noche. ¿Acaso él también estaba pensando en dar ese paso? O tal vez simplemente esperaba a ver si yo lo hacía primero.
Finalmente, me armé de valor, o al menos lo intenté. Mi mano dejó de balancearse tanto, acercándose más a la suya, pero en el último segundo, justo cuando estuve a punto de hacerlo, sentí cómo su mano se retiraba un poco, ajustándose el abrigo.
Me reí internamente, aliviada y frustrada a partes iguales. Claramente, no era tan fácil como parecía.
Después de un rato caminando en silencio, la ciudad nocturna empezaba a adquirir un ambiente más acogedor bajo las luces tenues de las calles. Las manos de ambos aún rozaban de vez en cuando, pero ahora, en lugar de centrarse en eso, se me vino a la mente un pequeño lugar no muy lejos de allí, uno que solía visitar cuando era niña, que era perfecto para la ocasion.
—¿Conoces el mejor chocolate de aqui, que está a unas cuadras? —pregunté, rompiendo la calma mientras nos acercábamos a la esquina.
Hugh me miró con curiosidad y negó con la cabeza.
—No, no creo haber estado por aquí muchas veces y nunca tome chocolate —admitió, levantando una ceja. —¿Por qué?
—Es uno de esos lugares que guardan historias —dije, sintiendo una pequeña sonrisa asomarse en mis labios. —Solía ir allí de pequeña con mi familia, especialmente en noches frías como esta. Sirven el mejor chocolate caliente de la ciudad, o al menos eso pensaba cuando era niña.
Él sonrió ante mi entusiasmo, asintiendo lentamente. —Entonces, ¿me estás invitando a tu lugar secreto? —preguntó, en tono juguetón.
—Bueno, no tan secreto, pero sí muy especial para mí, no puedo creer que no hayas probado el chocolate —respondí, sin poder evitar notar lo cálido que se sentía hablar de algo tan personal.
— y yo no puedo creer que no hayas patinado antes.— me contratacó sonando dulce pero sarcástico a la vez lo cual me hizo soltar una risa suave. —pero suena perfecto, confío en ti —dijo, mientras ajustaba el ritmo de sus pasos para seguirme.
Caminamos juntos hasta la cafetería, una pequeña joya escondida entre edificios más modernos, con luces amarillentas que hacían que se viera como un refugio acogedor en medio de la noche fría. Al entrar, el cálido aroma a cacao y pasteles recién horneados nos envolvió de inmediato. Todo en ese lugar se sentía exactamente igual que cuando era pequeña, desde las mesas de madera gastadas hasta la campanilla que sonaba al abrir la puerta.
Nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, y sin pensarlo dos veces, pedí el clásico chocolate caliente. Hugh me siguió el juego, observando con una mezcla de curiosidad y diversión mientras me perdía en mis recuerdos.
—Así que este es tu refugio —comentó Hugh, mientras la mesera dejaba frente a nosotros dos tazas humeantes y llenas de crema batida en la parte superior. —Tiene ese aire nostálgico.
—Sí, no ha cambiado mucho desde la última vez que vine —admití, sintiendo cómo una parte de mí volvía a ese tiempo de niñez en el que todo parecía más simple.
Tomé un sorbo, el sabor cálido y dulce inundó mis sentidos, haciéndome cerrar los ojos por un segundo. Cuando los abrí, Hugh estaba mirándome con una sonrisa suave.
—¿Qué? —le pregunté, sintiendo que el rubor subía ligeramente por mis mejillas.
—Nada, solo... te ves bien cuando estás feliz —respondió con una sinceridad inesperada, y aunque su tono tenía esa actitud despreocupada, había algo más profundo detrás de sus palabras.
El momento se quedó suspendido, y aunque el chocolate caliente estaba ahí para distraerme, no pude evitar sentir cómo esa tensión entre nosotros, la que había estado presente durante meses, se hacía un poco más evidente.
Mientras tomaba otro sorbo de mi chocolate, observé de reojo cómo Hugh se llevaba la taza a los labios. Fue un segundo después, cuando la taza ya estaba en la mesa, que noté algo que me hizo sonreír.
—¿Qué pasa? —preguntó él, levantando una ceja al ver mi expresión.
—Nada, es solo que... —No pude evitar soltar una pequeña risa, inclinándome hacia él mientras le señalaba la parte superior de su labio. —Tienes un poco de crema... justo aquí —dije, haciendo un gesto alrededor de mi propio labio para que lo entendiera.
Hugh frunció el ceño, confuso al principio, y luego, al darse cuenta de lo que había pasado, se pasó la mano rápidamente por la boca.
—¿Ya? —preguntó, pero todavía quedaba un rastro blanco en su labio superior.
Negué con la cabeza, riéndome un poco más. —No, todavía no —dije, alargando la mano para señalarle el punto exacto.
Él me miró, mitad avergonzado y mitad divertido, antes de intentarlo de nuevo. —¿Y ahora?
Suspiré, divertida. —A ver... no, no, déjame —dije finalmente, acercándome y, con una leve sonrisa, pasé mi pulgar suavemente por la zona afectada, limpiando los restos de crema batida. La cercanía entre nosotros me hizo sentir un ligero cosquilleo en el estómago, pero me obligué a mantener la calma.
—Gracias, supongo que ahora sí me salvaste a mí del ridículo —bromeó él, con una sonrisa encantadora que me desarmó un poco.
—Es lo justo, ¿no? —respondí, recuperando mi mano con una risa suave.
El ambiente volvió a relajarse después de ese momento, pero la tensión no desaparecía del todo. Seguía ahí, flotando en el aire, en esos pequeños momentos en que nuestras miradas se cruzaban, en la forma en que nuestras conversaciones parecían deslizarse entre lo cómodo y lo cargado de significado.
Después de terminar nuestros chocolates y dejar algunas monedas sobre la mesa, nos levantamos y salimos de la cafetería. El aire nocturno estaba fresco, pero no incómodamente frío. Mientras caminábamos, nuestras manos continuaban balanceándose levemente a los lados, rozándose de vez en cuando, pero ninguno hacía el primer movimiento para entrelazarlas.
Conversamos sobre cosas triviales, historias del trabajo, alguna que otra broma, y de repente me di cuenta de que habíamos tomado un rumbo conocido. Levanté la vista y me sorprendí al ver que estábamos justo frente a mi edificio.
—Bueno... —dije, deteniéndome en la entrada de mi casa. —Parece que llegamos.
Hugh se detuvo también, levantando una ceja al ver dónde estábamos. —Vaya, el tiempo pasó rápido —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y acercándose un paso más, pero sin invadir mi espacio personal. —No me di cuenta de que estábamos caminando hacia acá.
Solté una risa suave. —Sí, yo tampoco...
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos bajo las luces de la calle. Sentía que había algo más que ninguno de los dos estaba diciendo, algo que flotaba en el aire entre nosotros, pero también algo que no queríamos apresurar.
—Bueno, entonces... —Hugh rompió el silencio, pero sus palabras parecían colgar en el aire sin una dirección clara.
—Sí, bueno... —me mordí el labio, sintiendo ese nerviosismo que solía ocultar tan bien a su alrededor, pero que ahora me parecía imposible de ignorar.
Nos quedamos así, de pie, casi riendo por lo incómodo y emocionante que se sentía el momento, como si ambos supiéramos que esa noche había sido diferente, pero ninguno supiera cómo terminarla.
Hugh rompió el silencio, mirándome directamente a los ojos con una leve sonrisa en los labios. —La verdad, la pasé muy bien esta noche... —Su tono era más bajo, casi susurrante. Entonces, agregó—: Y, por cierto... te ves muy linda esta noche.
Sentí cómo mi corazón dio un pequeño salto, y no pude evitar sonreír ante el comentario. Era esa manera suya, siempre lanzando algo sutil pero directo, dejándome en ese limbo de no saber si bromeaba o si hablaba en serio.
—¿Ah, sí? —respondí, levantando una ceja, intentando mantener la calma mientras me mordía ligeramente el labio. —Entonces, ¿al final sí era una cita?
Hugh soltó una risa suave y se acercó un poco más, aunque manteniendo las manos en sus bolsillos. —¿Qué crees tú? —preguntó, su mirada fija en la mía, dejando la pregunta flotando entre nosotros. La forma en que lo dijo, con esa mezcla de desafío y diversión, me hizo sentir un leve escalofrío.
—No sé Hugh... —respondí, juguetona, ladeando un poco la cabeza y encogiéndome de hombros. — Pues pensaba que no, como no lo habias dicho...
Hugh mantuvo su mirada en la mía, y su sonrisa se tornó más suave, casi cómplice. Dio un pequeño paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca como para que nuestras manos se rozaran. —Pues si... —dijo en voz baja, con esa seguridad suya—. Era una cita.
Su respuesta me tomó por sorpresa, y sentí mi respiración volverse un poco más pesada al notar lo cerca que estaba. Nuestras manos seguían rozándose sutilmente, como si la energía entre nosotros nos empujara a cruzar esa línea.
Sentí cómo el calor se extendía por mis mejillas. La sinceridad en su voz, el toque sutil de nuestras manos, todo contribuía a un momento cargado de algo más que palabras.
Hugh no dejó que el momento se desvaneciera. Lentamente, deslizó su mano hasta tomar la mía con firmeza, entrelazando nuestros dedos. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco. Sin decir nada más, me acercó un poco más hacia él, hasta que el espacio entre nosotros se desvaneció casi por completo.
—Te ves hermosa —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que cada palabra calara profundo.
Mis ojos no se apartaron de los suyos, y aunque mi mente me gritaba que debía decir algo, hacer algo, simplemente me quedé ahí, sintiendo su mano cálida sobre la mía y cómo el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. Las luces de la calle, el sonido distante del tráfico, todo desapareció en ese instante.
Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración, y mis propios pensamientos empezaron a volverse un caos. Pero en ese caos había algo cierto: no quería que ese momento terminara.
Hugh sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de inclinarse lentamente hacia mí. Apenas me dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus labios rozaron los míos en un suave y sutil beso. No fue intenso ni apremiante, fue delicado, como si estuviera explorando la idea de lo que podría ser. Mi corazón se aceleró, y aunque el beso duró apenas un suspiro, dejó una sensación cálida que se expandió en mi pecho.
Cuando se apartó solo lo suficiente para mirarme de nuevo, una sonrisa juguetona apareció en sus labios. —No quería que esta cita terminara sin algo memorable, ¿no crees?
Mi respiración se entrecortó un poco, todavía sintiendo el cosquilleo de sus labios sobre los míos, y antes de poder decir nada, él añadió con una mirada traviesa: —Aunque, si lo prefieres, podríamos hacer esto más seguido. Solo dime cuándo.
Me quedé un segundo en silencio, tratando de procesar sus palabras y lo que acababa de pasar. Todavía sentía el calor en mis labios, y aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora, intenté mantener la compostura.
—¿Y si te digo que no necesito pensarlo? —le respondí, con una pequeña sonrisa, tratando de igualar su tono juguetón. Sentí que el rubor en mis mejillas se hacia mas intenso, pero no me importaba. Estaba cómoda en la cercanía entre nosotros.
Hugh soltó una risa baja, complacido con mi respuesta. Se tomó un momento para mirarme de nuevo antes de finalmente dar un paso atrás. —Entonces, lo tomaremos como un sí.
Con una última sonrisa, se giró hacia la calle. —Nos vemos mañana —dijo, mientras retrocedía unos pasos más, sus manos en los bolsillos de su abrigo. —Descansa bien, linda.
Y con eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la dirección opuesta, dejándome ahí, aún procesando la suavidad del beso, el calor de su cercanía, y la promesa tácita de que esto no era solo un encuentro casual.
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26 de febrero, 2024.
Pocas veces creí encontrar una paz ciertamente tranquila, pues había conocido algunas que a pesar de llevar su nombre estaban en medio de una guerra, pocas veces creí que poder tocar a lo que todos llaman felicidad o pocas creí conocer lo que todos llamaban amor.
Y no siempre lo llamo amor, aunque lleva todas las letras de su nombre.
Ocho letras que retratan el universo observable, mi universo.
Amor, quiero decirte que todos los días encuentro en ti mi tranquilidad, mi paz y mi refugio, ¿cómo podría alguien imaginarse que dos brazos serían el escudo perfecto para el mal de amores o para las guerras interminables?
Después de un tormento de días interminables, parece que culminaron en derroche de amor pues nos sentíamos tan invencibles que podíamos darnos ese lujo. No quiero decir que esto será interminable pues sería hacerte mía, pero mi vida, no quiero que le pertenezcas a alguien más, no quiero que alguien más caiga en tus brazos rendido o a qué a alguien más le dediques tus buenos días, ni si quiera los malos. Yo quiero ser de ti y formar parte de todo ello, pues me gusta así, me gusta cuando me tomas, cuando nadie puede acercarse a mi sabiendo que te pertenezco, quiero que seamos de ambos por decisión, que caigas en cuenta que tus mañanas no están completas pues parece ser que te falta alguien de cabello desordenado y ropa extraña que escucha música extraña de esa que no te gusta, quiero que me elijas por amor, por decisión y que me guarde en tu bolsillo del pantalón, en esos que tienen muchos, tu decides en cuál. Pues mi vida, yo ya te llevo en mi corazón.
Quiero decorar la casa de arriba abajo pero contigo, que tengamos esa pequeña discusión por decidir que color le va mejor, por cuál será el día de películas o cuál el de comer fuera de la casa, quiero compartir contigo hasta aquellos años que no compartí; hablarte tanto de mi qué pareciera que me conoces desde mi infancia sí alguien más te preguntara por mi.
Quizá te preguntes por qué digo todo esto o para qué o con qué sentido, espero y te des cuenta que es una declaración, que soy tuyo.
Los domingos de algún cigarrillo o los lunes llenos de café, quiero que me ames tanto como los rayos del sol y su alcance al otro lado del sistema solar y no me tomes a mal, no quiero que me ames y sentirme adorado, quiero que me ames tanto que tú te sientas completa por haber encontrado esa paz.
Mi vida, confía en mi y comparte un poco de tu corazón, dame uno de tus mil días y regálame mil más cuando estos se terminen.
Me has regalado mil días de felicidad y ojalá regalarte un rayo de luz, sabemos que te puedes merecer el universo entero y espero comenzar regalandote eso.
Cruzo los dedos por esperar que te sientas igual.
Quizá sea un escrito con menos frases de amor o con más metáforas que palabras directas.
Lo que quiero decir es que, ojalá podamos compartir una vida juntos y sí no, estoy muy feliz y lleno de amor por haberte encontrado y haber compartido todo lo que pudimos haber hecho, hoy y mañana, ayer y pasado.
Te quiere mucho, te besa mucho.
D.
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Besos Robados (Parte 1) - Matías Recalt x Reader x Enzo Vogrincic
Pairing: Matías Recalt y Enzo Vogrincic
Advertencias: La parte de antes del sexo.
Notas: ¿Parte dos? Comenta!
Hacia unos días atrás, después de los Goyas, que se quedaron un par de compañeros a seguir festejando la cantidad de premios recibidos. Fueron a un after y siguieron con los tragos y la musica, en el reservado se oía mucho más floja, con la oportunidad de poder charlar aún con la música puesta.
Al ser veinteañeros, la mayoría, decidisteis jugar a la botella, como cuando eran adolescentes. Algunos prefirieron bailar o seguir tomando tragos, pero una minoría quiso jugar. Generalmente ya ibais un poco bebidos por lo que la sensación de lo prohibido vibraba en el aire. Por suerte no eras la única chica, sino que algunos habían traído a sus parejas.
La primer pareja que quiso jugar fue la de Matías y Malena. Tú los habías visto besándose por los rincones y riendo de bromas suyas y habías tenido curiosidad. No era un secreto que Matías era un chico guapo, y que según el beso en el set que os disteis, él como Canessa y tú como Laurita, besaba de lujo. Verlos tan pegados, disfrutando el uno del otro te hizo suspirar y pensar como sería si tu fueras su novia. Si te besara y te tocara de esa manera.
Tu vida amorosa era complicada, no podías tener a Matías por quien empezabas a sentir algo y también disfrutabas de tiempo a solas con Enzo. Había empezado tras el rodaje de la película, tú estabas soltera y para él estabas super buena y eras una compañía encantadora, y viceversa. Besaba como si siempre hubiera sabido besar. Era una sensación tan sobre-acogedora que no podías evitar terminar en la cama la mayoría de veces. Y no te quejabas de ello. Pero no era nada serio, simplemente erais amigos con derecho a roce.
La segunda pareja en ofrecerse fuisteis vosotros. También se unieron varios chicos y chicas más, solteras o con pareja. La botella empezó a rodar con la tirada de Malena, quién le toco con un chico al que no conocías. Seguidamente de silbidos y gritos, era tu turno. Así como giraba parecía que fueras a besarte con Blas, pero no fue así. La botella se paró entre Enzo y Matías. Malena te dijo que volvieras a tirar que eso no contaba. Lo volviste a hacer con un resultado totalmente idéntico. Agustín dijo que eligieras quién más te gustaba, guiñándote un ojo. Para él era fácil, solo miraba con su novia al lado.
Besaste a Enzo, casi por costumbre, pero no sin sentir la pasión y la lengua cariñosa de él. El beso era suave y dulce. Había tomado un trago con sirope y podías lamerlo en el interior de su boca. Un escalofrío te subió por la espalda. Quisiste agarrarlo y nunca soltarle. Pero eso era lo que te provocaba el alcohol, una facilidad para calentarte con cualquier roce. O simplemente era Enzo, que era lo más probable.
Matías bebió de su copa un poco enfurruñado. Al parecer, no era un secreto que el joven había puesto el ojo sobre ti, un secreto a voces incluso, menos para ti. Tú solo sabías de su relación abierta pero no querías inmiscuirte, por lo que decidiste besar a Enzo, por mucho que os hubieras besado previamente. Aún así, Matías sintió un deseo extraño: los dos increíblemente atractivos besándoos como si no hubiera un mañana de la forma más pasional que hubiera. Puede que quisiera algo de eso. Suspiró y miró a sus novia, ¿le importaría si sucediera algo así? Probablemente no.
Por como avanzaba la noche, sabías que ibas a irte a la habitación de hotel de Enzo. No os dejabais de mirar y no podías resistirte a sus encantos de caballero. Te susurraba al oído y te estremecías, te daba de beber de su trago, te besaba en el cuello cuando alguien le tocaba besarse con otra persona. La fiesta no tardó en terminar y con las limusinas os fuisteis todos al hotel reservado.
Nota: ¿Qué pasara? ¿Enzo y tú pasareis la noche juntos? ¿Se unirá Matías? Eso lo veremos en la parte dos, si es que os interesa. Comentad o dad me gusta y me lo haréis saber.
#lsdln#lsdln cast#la sociedad de la nieve#society of the snow#matias recalt x you#matias recalt x reader#matias recalt#enzo vogrincic x you#enzo vogrincic one shot#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic
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Otra mañana cómo cualquiera, pero hoy es especialmente melancólica para Bonnie.
Después de la batalla de bandas y de la secundaria, no se volvieron a ver hasta que el pelimorado se atrevió a tocar la puerta del contrario encontrándose con el padre del correspondiente que creyó que lo echaría al recordar su extraña relación con su hijo, aún que el señor solo lo vio de reojo.
P.B.- Maric- chico.... vienes a por su ropa?
Bonnie: Am no señor, vengo a ver a Bon a caso no esta? o salio?
P.B: Él ya no vive en mi casa hace días
Bonnie: No sabe dónde está?
P.B: A caso eres estúpido? te dije que no sé no me interesa
Dijo en un tono de irritable molestia, mientras se daba la vuelta el padre lo detuvo
P.B: Espera, tú no eres el niño marica que acosaba a mi hijo.
Empezó a abrir la puerta y a salir del marco de ella con la intención de ir en dirección del pelimorado amenazantemente.
Bonnie: Señor yo no acosaba a su hijo
P.B: Pero si eres un gay, con razón no sabes dónde está.
Hablaba mientas ponía una mueca de superioridad. No lo pondría en su lugar cómo antes lo habría echo pero por la incógnita lo dejo pasar.
Bonnie: Un gusto volverlo a ver señor Smitch.
Él ya estaba cerrando la puerta pero logra ver que la casa estaba desordenada cómo de costumbre, el señor Smitch no había cambiado tanto desde la ultima vez, sigue igual de amenazante solo que con menos cabello.
Esa vez fue la ultima que intente volver a entablar conexión con Bon, desapareció y hablarle a sus amigas es difícil, solo me ponían excusas o enredaban más el paradero de Bon, no saben o no querian decirme. Con el tiempo deje de insistir y de mandar mensajes que se volvió inútil por falta de respuesta, un "en visto" hubiera bastado para continuar pero yá fué.
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HOLAA para lo de las canciones con los chicos del cast: gold rush de taylor swift con enzo 😭😭 siento q es muy accurate.
gold rush | enzo vogrincic
summary: tu lucha contra sus sentimientos de celos y la creciente atención hacia su amigo, temiendo perderlo en medio de la fama y las chicas. friends to not yet lovers. 3k.
tw: inseguridad, angst, consumo de alcohol
cuando enzo se hizo famoso, no fue una gran sorpresa. siempre había sido talentoso, determinado y esforzado en todo lo que se proponía. además, cumplía todos los requisitos para convertirse en la nueva estrella de la pantalla: guapo, culto, carismático y gracioso.
así que cuando volvió al teatro, estrenando otra obra brillante, era de esperar que se abarrotasen todas las secciones. y se llenaron, con gente y más gente, todos tras otro pedacito de enzo. mujeres, hombres, jóvenes y mayores, todos estaban deseando por más.
para enzo no había cambiado gran cosa, aparte del leve acoso, seguía sintiéndose igual, actuando igual, teniendo los mismos mejores amigos y tomando el café en la misma cafetería sencilla, pero ahora era reconocido en la calle y tenía más seguidores de los que podía registrar en instagram. eso era diferente, sin duda, tener la atención de todo el mundo después de tanto tiempo rogándola. pero a pesar de eso, era reconfortante pensar que por fin lo había conseguido.
a ti te parecía asfixiante. era extraño ver cómo el chico con el que habías pasado los últimos años se convertía en una estrella de la noche a la mañana. para muchos era enzo vogrincic, un actor en una película nominada al oscar. para ti, sólo era enzo, tu mejor amigo. y tu antiguo amor. así que aunque admirabas la creciente fama de tu amigo, las cosas podían ser un poco confusas a veces. la fama atraía todo lo bueno que podías desearle como actor, pero también traía todo lo que te asustaba a muerte: chicas.
todas guapas, con magníficas sonrisas, actitud y presencia magnética, podían tener fácilmente una oportunidad con enzo. fácilmente cualquiera menos tú. eso era lo que pensabas.
era difícil reprimir tus celos, un sentimiento idiota que intentabas ignorar a toda costa. controlar tus propios sentimientos era una tarea ardua y agotadora. no te gustaba cómo se te calentaba la cara cuando él estaba cerca, ni cómo te sentías cuando alguna chica se acercaba demasiado. y te sentías fatal por eso. estabas siendo infantil y celosa, pero tú estabas allí primero, ¿no?
no era una carrera, pero pensabas que ya te habías asegurado el primer puesto. eras el confidente de enzo, su compañera en casi todo momento y la persona más cercana a él. aun así, era como correr por el oro. y no te gustaba nada tener que competir.
cuando enzo te invitó a la fiesta posterior al estreno de su nueva obra, pensaste en declinar la invitación. por supuesto, verías toda la sesión, te volverías a enamorar durante hora y media, felicitarías a tu mejor amigo y volverías a casa, acompañada de una botella de vino y penas que ahogar. pero el actor no aceptó un no por respuesta, de hecho, enzo estaba aún más confuso, ya que en las últimas semanas parecías muy distante. no respondías a sus mensajes, no contestabas a sus llamadas. por un momento se culpó a sí mismo, pensando que tal vez te estaba dejando de lado con su apretada agenda, pero en realidad, tú sólo estabas actuando como una cobarde.
sabías que era cobardía. contigo mismo, con enzo. estabas siendo una idiota. pero no tenías la valentía de abrirte y contarle tus sentimientos, especialmente con todos los focos girando ahora en su dirección. así que empezó a alejarse, pensando que no le afectaría con sus celos repentinos o sus sentimientos contradictorios. sus palabras sonarían superfluas al lado de toda la atención que él estaba recibiendo ahora. ni siquiera le importaría, otra razón más que se dijo a sí misma para sabotearse. probablemente arruinaría nuestra amistad. ¿y si piensa que intento aprovecharme? pensamientos que pasaban por tu cabeza por la noche.
"¡enzo, este es tu momento, tu obra acaba de estrenarse y tu película va estupendamente!", le dijiste a tu mejor amigo, con un tono de resignación poco convincente. "¡tendrás gente a tu lado toda la noche!".
estabas en el camerino después de la obra, mientras enzo se cambiaba la ropa de su personaje. la habitación olía a perfume fresco, a madera vieja y a una pizca del sudor del chico. con los brazos cruzados, mirabas fijamente el tabique donde enzo se cambiaba, sentada en el viejo sofá.
cuando salió de detrás de la barrera de madera, enzo te miró como si estuvieras bromeando, con los ojos muy abiertos, las cejas levantadas, y luego sacudió la cabeza, abrochándose los últimos botones de su camiseta negra.
"¿y qué tiene eso que ver con el hecho de que quiera a mi mejor amiga conmigo en una noche importante?", preguntó, como si lo que estabas diciendo fuera una tontería, y luego se detuvo frente al espejo, limpiándose el maquillaje.
te pusiste a su lado y cogiste uno de sus pañuelos, limpiándote suavemente el maquillaje blanco del cuello, incapaz de mirarle mientras enzo te observaba en el reflejo. mordiéndote el interior de la mejilla, te sorprendiste a ti misma con un torbellino creciendo en tu pecho.
"no quiero estorbarte" tu confesión salió en un susurro, a lo que enzo respondió con una risa suave y despectiva. "en serio, me quedaría ahí como una idiota, ¡ni siquiera me echarás de menos!".
enzo te sujetó la muñeca con calma, mientras tú te concentrabas demasiado en limpiarlo, pero hacía tiempo que el maquillaje había desaparecido. se giró para mirarte, con los ojos fijos en toda tu expresión ceñuda, que llevaba una insistente preocupación en el pliegue de las cejas, que le pareció adorable.
"deja de decir tonterías, sabes que te necesito siempre a mi lado. ¿o qué sería de mí?", declaró el moreno, con una voz tan firme y dulce como la sonrisa que se deslizaba por sus labios cuando le miraba.
y así era imposible rebatirlo, simplemente era demasiado difícil resistirse a él y al sentimiento que la consumía por dentro, que la traía a este momento, en el salón de un piso grande y desconocido, lleno de actores y gente importante, críticos de teatro y alguna que otra gente insignificante. reconoció algunas caras, amigos comunes, compañeros de trabajo y, por supuesto, fans y admiradores de enzo. el ambiente es un zumbido de carcajadas, conversaciones animadas y copas que se alzan en señal de celebración. la gente aplaudió cuando enzo entró en el piso, llevando su mano, que pronto soltaron para que pudiera saludar a los demás. me parece justo. pensó, aunque el hormigueo entre los dedos causado por la ausencia de enzo empezaba a molestarle.
él irradiaba confianza, saludando con la cabeza a quienes le saludaban y respondiendo a cada cumplido con una modesta sonrisa.
intentaste mantener una expresión neutra y comprensiva, apreciando el esfuerzo de enzo por incluirte en su nuevo mundo. sin embargo, la sensación en el fondo de tu mente persistía. todo el mundo quería saber cómo era tocarlo, cómo era amarlo, y usted no tenía ningún privilegio en ser experta en esto. poco a poco, cuando el actor entabló conversaciones, usted se dispersó en un minuto, fue a por una copa de vino y pronto se vio fuera de lugar, enzo cada vez más rodeado en un pequeño círculo alejado de usted, y una hermosa chica riendo a su lado, intentando llamar su atención.
a la cuarta copa, después de observarle desde lejos, estabas algo intoxicada por el alcohol y decidida. le daría espacio, tanta distancia como necesitara, para que pudiera disfrutar de su noche sin obstáculos. sobre todo, no quería ser su sombra ni sentir que le molestaba, aunque enzo no diera señales de aquello.
el enorme balcón del enorme piso, ocupado apenas por unos pocos fumadores, tenía una escalera de incendios en la esquina y a través de ella descubriste la terraza, vacía y tranquila, con una vista increíble de las luces de la ciudad. te pareció una buena forma de alejarte de todo, un escondite perfecto para ti y todas esas sensaciones.
mientras te alejabas por la terraza, enzo notó tu ausencia. alguien acababa de soltar un chiste estúpido y él se giró para intercambiar una mirada cómplice, dispuesto a ver tu sonrisa en su rostro, pero todo lo que obtuvo fueron rasgos desconocidos y sintió una inmediata incomodidad. enzo puso fin a la conversación bruscamente, disculpándose con los demás invitados, y empezó a buscarte entre el montón de gente en que se había convertido el salón. cruzó el piso, saludando rápidamente a quien se cruzaba en su camino, la preocupación en su rostro se hacía cada vez más visible al no haber rastro de ti.
¿te habías ido sin despedirte? ¿por qué estabas tan... diferente? enzo podía dejar que cambiaran muchas cosas, no todo lo que podía controlar, pero cambiar lo que existía entre ustedes no podía tolerarlo, y eso lo aterrorizaba. incluso después de todo, tú eras la persona que él quería a su lado. como amiga, como algo más. como cualquier cosa que te mantuviera cerca. a tus brazos corría cuando el mundo parecía tragárselo, cuando todo le abrumaba, cuando tenía noticias felices o tristes, cuando tenía planes o necesitaba un momento de paz escuchando tu voz. la vida de enzo, a pesar de todo, giraba en torno a tu órbita. podía sentir que te le escapabas de las manos, y no podía permitir que eso ocurriera.
sus ojos vislumbraron entonces la puerta abierta del balcón y la atravesó, encontrándose con la misma escalera por la que habíais subido minutos antes. se conocían lo suficiente como para que enzo estuviera seguro de que iba en la dirección correcta cuando subió a la terraza. la brisa helada le golpeó en cuanto subió el último escalón, y sintió que se le formaba un nudo en el estómago.
la vista panorámica de la ciudad se fue revelando a medida que avanzaba por la terraza, pero lo que captó su atención fue usted, de pie en el borde de la misma, mirando al horizonte con expresión pensativa, con un vaso vacío en las manos. al actor le dio un vuelco el corazón, respiró hondo y se rascó la garganta.
"¿estás bien?" la voz de enzo cortó el silencio como una suave melodía, sobreponiéndose a la música apagada del piso justo debajo de sus pies, sorprendiéndole mientras contemplaba la ciudad desde arriba, absorbida por sus pensamientos. era una voz profunda y cálida, con una nota de preocupación delicadamente entretejida.
no esperabas que llegara tan rápido. te giras hacia él e intentas sonreír, pero el gesto no llega a tus ojos.
"estoy bien, enzo. sólo necesitaba un poco de aire fresco". intentaste sonar despreocupada, pero había una notable tensión en el ambiente.
realmente te sentías sofocada, un poco acalorada, atascada por el vino y la ansiedad.
el actor asintió, sus ojos buscaban los suyos, en busca de respuestas que usted no estaba dispuesta a dar. se acercó a ti lentamente, metiendo las manos en los bolsillos, dando un paso cada vez, como si temiera que cualquier movimiento brusco pudiera alterar el delicado equilibrio entre vosotros.
enzo no sabía cómo empezar a desentrañar las preguntas de su cabeza, y tú no sabías cómo retener las palabras dentro de tu mente cargada y ebria.
"las cosas están un poco raras", dijisteis los dos a la vez, generando un ligero estado de shock con la revelación al unísono. estabais en la mente del otro todo el tiempo.
intercambiasteis miradas divertidas, repentinamente tímidas, y enzo se rió, balanceando el cuerpo, sin saber muy bien cómo acercarse.
"empiezo a pensar que tenemos que repasar nuestras habilidades telepáticas", bromea él, tratando de aliviar la tensión del ambiente.
su sonrisa era genuina, pero sus ojos seguían buscando algo más en los tuyos. la brisa nocturna jugaba con el pelo de enzo mientras se acercaba, creando una atmósfera de vulnerabilidad compartida.
dejas escapar una suave carcajada, disfrutando del ligero toque de humor. sin embargo, esa extraña electricidad entre vosotros no desapareció del todo. enzo parecía querer entender lo que estaba pasando, mientras que tú luchabas por expresar sentimientos confusos bajo la influencia de más vino del que deberías tener en tu organismo.
"sí, podría ser una buena idea invertir en un curso de comunicación mental", respondiste, tratando de mantener un tono ligero, pero esa expresión algo desesperada seguía delatando lo que ocurría en tu interior.
enzo asintió, de pie a tu lado en el borde de la terraza, ambos contemplando la ciudad iluminada ante vosotros. había algo mágico en la noche, pero también algo incierto en la forma en que os mirabais.
"entonces, ¿qué está pasando?" enzo finalmente rompió el silencio una vez más, sus ojos te miraban con una intensidad que hizo que tu corazón se acelerase. sus orbes marrones invitan a sumergirse en ellos. estabas atrapada, sin ningún lugar al que huir. su mirada te recorrió como si fueras transparente, incapaz de ocultar nada a su atención.
dudaste un momento, mordiéndote el labio inferior antes de encontrar el valor para hablar. "es que... me he sentido un poco perdida. con todo lo que ha estado pasando, los cambios, tú haciéndote famoso, y yo... no sé dónde encajo". apartaste la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. "no sé si podré soportarlo, en".
una sensación punzante pareció atravesar el pecho del chico, que sinceramente se esperaba muchas cosas, pero no esto. no su mirada huyendo de él a cada momento y la forma en que su cuerpo parecía repudiar la manera en que se apartaba inconscientemente. enzo perdió el aliento ante el golpe, y tardó unos segundos en procesar tu honestidad directa.
"¿no puedes lidiar... conmigo?", preguntó, con la voz baja, dolida. tu había bebido demasiado, se notaba. enzo no sabía si se sentía ofendido o preocupado. sus manos se tensaron en los bolsillos del pantalón, ansiosas por encontrar las suyas. de tocarte, de romper esa barrera.
"i... no sé si podré soportar la idea de perderte" la afirmación le salió, cortándole la garganta. dios, qué tonta y ridícula se sentía. toda una fiesta para él allí abajo y él perdiendo el tiempo con su drama.
la mirada de enzo pasó gradualmente del perplejidad a la comprensión, y a algo más profundo, más vulnerable. la noche que había parecido tan prometedora se teñía ahora de una nube de incertidumbre.
"¿perder...?" enzo repitió la palabra, como si tratara de comprender plenamente el significado que encerraba. sus ojos oscuros se clavaron en los tuyos, una mezcla de confusión y de inquietud pintada en su expresión.
tragas saliva, incapaz de responder inmediatamente. las emociones bullían en tu interior, y era difícil discernir qué era miedo, celos o simplemente inseguridad.
"sí, perder". bajaste la cabeza, tus dedos rodeando el borde de la taza en una huida nerviosa. riéndote para ti misma, cerraste los ojos, sintiendo el ligero mareo y la falta de control en la forma en que tu mente maquinaba las siguientes palabras, transformada por el alcohol. "y tambien estan los celos, esta cosa amarga que me esta carcomiendo. de adentro hacia afuera, parece volverme loca cada maldita vez que una chica se acerca... y nunca he sido posesiva, pero es tan difícil cuando se trata de ti, enzo. es como competir por el oro".
durante un rato no pasa nada. enzo permanece en silencio, inmóvil, observándola con expresión seria y atónita. la oye resoplar y, de repente, sus ojos se enrojecen, ardiendo por contener las lágrimas.
" ¿tienes celos?" pregunta finalmente enzo tras una pausa que parece durar una eternidad, como si no pudiera creer lo que acaba de salir de su boca. su voz es baja y tranquila, como si intentara no asustar a una criatura frágil. su mirada permaneció fija en ti, tratando de comprender cada giro de la situación.
asentiste como una niña pequeña contrariada, sintiendo que se te quitaba un peso de encima al compartir algo que habías estado ocultando durante tanto tiempo. "sí, y lo odio. sé que es irracional e infantil, pero es más fuerte que yo".
una sonrisa crece en los labios de enzo, como si la situación le divirtiera. levantas la mirada, sintiéndote traicionada, cuando él empieza a reír. tu mano busca el pecho del actor, dándole un torpe puñetazo y el moreno asiente, sin importarle la repentina agresión.
te atrae en un espontáneo abrazo, colocando su barbilla sobre tu cabeza cuando no te resistes a aceptar su tacto, a pesar de sentirte insultada. toda la tensión se disipó de enzo cuando se dio cuenta de todo lo que estaba pasando. y de lo inconsciente que eras de sus sentimientos. pero eso no lo revelaría ahora, no cuando parpadeabas lentamente y visiblemente alterada por el vino. enzo quería que lo supieras, que lo recordaras.
enzo te abrazó un poco más fuerte, en un intento de transmitir consuelo. su pecho descendía y ascendía con calma, ayudando a que sus propios latidos se calmaran.
"no necesitas ponerte celosa, y definitivamente no necesitas competir por nada, especialmente no por mí", susurró, sus ojos oscuros fijos en algún punto de la terraza mientras su mano acariciaba tu espalda. "siempre has sido la persona más importante para mí, desde el principio. nada de eso cambia por un poco de fama y atención. y menos por chicas que no eres tú".
las palabras de enzo eran suaves, y la sinceridad en ellas era innegable. quería que supieras que, a pesar de todos los cambios, seguías siendo la constante de su vida. y la única para la que tenía ojos. pero tú no lo asimilaste enseguida, sino que retrocediste un poco y lo miraste con ojos pesados y labios apretados, recelosa.
enzo notó, con una mezcla de ternura y diversión, una sombra roja que denunciaba el contacto con la copa de vino en la comisura de tus labios. un destello de encanto apareció en su mirada, y un suspiro involuntario escapó de los labios del actor.
"venga, vamos", te llamó, extendiendo la mano entre los dos. su mirada se detuvo en tus dedos abiertos y, tras evaluarlos unos segundos, los entrelazó con los suyos.
"¿adónde?", tartamudeaste, frunciendo el ceño. la sensación de su cálida mano contra la tuya era reconfortante y segura.
"fuera. necesito una noche a solas con mi chica, por los viejos tiempos" enzo se encogió de hombros, sin dudar en tirar de ti a través de la terraza para marcharse.
te detuviste bruscamente, confusa e incapaz de entender por qué estaba dispuesto a dejar todo aquello atrás tan fácilmente.
"pero... enzo, la fiesta y tus amigos..." insististe, y enzo asintió.
"tengo prioridades esta noche, asuntos más importantes que tratar hoy que perder el tiempo con aduladores. todos ellos sólo sobre ti"
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what must it be like to grow up that beautiful, mr. vogrincic?
hola!!! dios, como me quede obsesionada a esta ask. simplesmente, es la cancion que traduce los sentimientos de todas nosotras!!! muuuuy accurate muchas gracias!!!
espero haber conseguido transmitir la vibra de la canción 😭
#enzo vogrincic#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic angst#sociedade de la nieve
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Agua, vida, sana todo mal, varias noches de mal dormir. Duermo de dos o tres de la mañana y hasta las siete. Pero quiero volver a hablarte hoy. Yo no entiendo nada de este dolor, solo quiero tranquilidad, la que tenía a tu lado, pero…
Procura ser menos brutal y necio. Yo te debo el lavarme de estos defectos. Yo te debo y me debes tranquilidad por cuanto he recibido de ti.
Veo una flor, y recuerdo una de esas flores que tú me has dado. Y súbitamente, veo el cielo, recuerdo millones de cielos sobre la cabeza más querida en el mundo. Y pienso “este mismo cielo toca la cabeza de mi querido”, y yo mando a ti un beso, un toque tierno y pasionado por los nubes que pasan, que tal vez van a verte pronto. Y tengo celos de esas nubes que pueden verte más pronto que yo. Y el viento, viento que te abraza, y yo ruego al viento “abraza a él por mí”, que te de ese abrazo, tierno, y apasionado, que solía darte. Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, pueden abrazarte y besarte por mí.
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Holi! ✨
Te gustaría escribir una fic de enzo soft sobre la mañana después de que lectora tenga su primera vez con el y ella tenga que caminar despacito porque la re cogio mal y el se preocupe porque siente que fue muy duro con ella y sea todo super tierno 😭?
(ya se que no es muy alto ni nada por el estilo pero mido 1.50 y soy bastante flaquita and I know that man would wreck me)
No se si por el tipo de request se note pero soy la del ask de gentle sex
+18!
El aroma del café te despierta por la mañana y se entremezcla con el aroma de las sábanas que te rodean, impregnadas con el perfume de Enzo y un algo más que provoca que entierres tu rostro en la almohada.
-Buenos días...
Enzo trae consigo una bandeja y también una sonrisa que, aunque borda la timidez, parece sugerir cierta complicidad e intimidad. Coloca la bandeja sobre el colchón y se estira para darte un beso, por accidente descansando su peso sobre la mano que colocó en tu cadera y haciéndote protestar.
Levanta el dobladillo de la camiseta que te prestó para dormir y frunce el ceño cuando encuentra las huellas de sus dedos en tu piel. Bajás la mirada para comprender el por qué de su mueca y no podés evitar recordar la forma en que guió tus movimientos sobre su cuerpo.
-Perdón, bebé, no...
-No pasa nada.
Pero sí pasa, porque cuando te sentás el roce de tu intimidad con el colchón arranca un quejido de tus labios. Intentás disimular y buscar una mejor posición, pero el interior y la parte posterior de tus muslos también duelen, igual que lo hace tu abdomen bajo.
-Voy al baño rápido y...
Te interrumpe la fatiga de tus músculos cuando intentás ponerte de pie. Enzo se sentiría orgulloso por la forma en que tus piernas tiemblan, pero de momento lo único que siente es culpa por ver cómo batallás con los efectos de la noche que compartieron.
-Te ayudo.
Ir al baño es otro problema, porque allí descubrís que tu entrada está aún demasiado sensible y el agua es más que suficiente para provocar un dolor que también hace presencia en la zona de tu clítoris. Casi te avergüenza un poco pensar en lo excitante que es encontrarte en tal estado luego de tu primera vez con Enzo.
-¿Todo bien?- pregunta cuando salís.
-Sí...- hacés una mueca al sentarte.
Enzo se arrodilla junto a la cama y sus manos separan tus muslos para examinarte. Tus mejillas arden pero no comprendés si es vergüenza o excitación, mucho menos luego de que decide rozar tus pliegues enrojecidos.
-Mirá cómo estás...
Apretás los párpados con fuerza.
Por mucho que disfrute pensar en arruinarte todavía más (es difícil olvidar la forma en que llorabas de placer bajo su cuerpo o ignorar el ardor de los rasguños que tus uñas dibujaron en su espalda), Enzo deja de lado esos pensamientos para cuidarte el resto del día y permitir que tu cuerpo se recupere adecuadamente.
Masajea tus músculos y también tus pies, te ayuda a tomar un baño e incluso te ordena quedarte recostada mientras él se encarga de preparar la cena, que luego cortará y te ofrecerá como último acto de devoción antes de tomar tu cuerpo nuevamente.
"La re cogió mal" es ahora mi nueva frase favorita luego de "Me desperté puta". Amo la forma en que se expresan y amo los pedidos que hacen 😭❤️
#letters to enzo#deep in thought#deep answers#enzo vogrincic#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast
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