#labrar
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Amar a un hombre es amar su esencia, y sus valores, respetar sus decisiones, admirar su carácter y bendecirlo con el constante abrazo de tu fe. Amar a un hombre es acompañarlo en el dolor y la alegría, ser su confidente y su amiga. Amar a un hombre es comprenderlo sin juzgarlo, es estar para abrazarlo y consolarlo. Es compartir su suerte y su destino, ayudarlo a labrar su camino, y señalarselo con humildad si se ha extraviado. Amar a un hombre es ser incondicional y leal, es agradecer todo lo que es y da, es pedir a diario por su bienestar y seguridad. Amar a un hombre es aceptarlo tal cual es, luz y sombras, heridas y cicatrices, sus historias, su pasado, mientras se vive el presente y se forja un mejor futuro. Amar a un hombre es querer entregarle todo lo que eres y potenciarlo, ayudarlo a cumplir sus sueños y seguir soñando. Amar a un hombre es verlo con los ojos de tu alma porque te los has limpiado y vertirse con sinceridad y pureza de corazón porque primero te has reconocido y te has amado, porque amar a un hombre también es amarte a ti misma pues solo así, llena y consciente de ti, podrás amarlo como el amor verdadero pide lo hagas.
e.v.e.
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La palabra R E S Q U I C I O remite a una leve abertura, pero también a un rastro. El rastro que deja atrás la palabra que, como arado, labra sobre la conciencia y, como surco, deja una hendidura en la superficie, carnosa tal vez, del alma. Labrar con la palabra. Palabradora.
Mar Arza
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Californian Baby
✴️ Pairing: Oscar Piastri x male! reader
✴️ Genre: enemies to lovers
✴️ Summary: Luis, el mejor amigo de Logan, y Oscar tienen una relación difícil que evoluciona a lo largo de los años. Lo que era una enemistad pasional se convierte en un amor imposible.
✴️ Warning: Uso de palabras malsonantes, homofobia, abuso psicológico, etc.
Las mentiras escapan mi boca como el aire que llena mis pulmones, esquivando todo impedimento. No pretendía mentir cuando Vega me preguntó si la quería, quizás fue más fácil porque ante mis ojos no se mostraba ella. Ella no era la que, con ojos de cordero y expresión angelical, me preguntaba si su amor era recíproco. Oscar tenía sus mismos ojos, y fijándose en esa cualidad era mucho más fácil labrar el rostro del australiano sobre el de la hermana de su mejor amigo.
"Te quiero." exclamó, las palabras eclosionando de su pecho como si de un hipo se tratara "Joder, te quiero tanto," Oscar.
Era más fácil decirle a ella que l(o) quería, que pronunciarlo frente a él.
Logan y yo hemos sido mejores amigos desde antes de si quiera entender el concepto de amistad. Vecinos, crecimos puerta con puerta; viajes en familia, fiestas de pijamas, primeras experiencias en los karts, barbacoas... Lo hacíamos todo juntos. Cuando Logan entró en el Karting yo era primero animándole, cuando empecé a patinar Logan era el que me recogía al caer. Cualquier cosa que uno se propusiera el otro le apoyaba o, en caso de ser una mala idea, le hacía entrar en razón.
Logan y su pasión por la fórmula uno le llevó a Europa, donde conoció a Oscar Piastri. Oscar era australiano, un extranjero de su misma calaña, lo que los unió inevitablemente. Logan no tardó en querer unir a sus dos grandes amigos, y el problema no era Oscar en sí, sino que la atención que yo dejé de recibir y fue dedicada a Oscar. Fue un odio infantil, pero le odié con tanta pasión que era repulsivo.
Al crecer, mi perspectiva sobre él cambió, al igual que cambié yo. Oscar es difícil. Nosotros dos lo somos, siempre lo hemos sido. Mentirle no es una posibilidad, antes de si quiera poder intentarlo mis dientes se ciñen contra mi lengua ¡Ni se te ocurra! Había algo extraño en él, y es que cuando le di una oportunidad resultó que Oscar era la otra cara de mi misma moneda. Era reconfortante de la forma que nadie más lo era. Nos entendíamos tan bien que las palabras no hacía falta, y, de repente, éramos uno.
Según la mitología griega, los seres humanos fueron creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas, una cabeza con dos caras. Temiendo su poder, Zeus los dividió en dos seres separados, condenándolos a pasar sus vidas en busca de su otra mitad. Nuestros rostros eran dos caras de un mismo alma, fundidas en desespero tras años en vida separadas por continentes y los mil mares de Poseidón.
✴️
available in wattpad ! (smoothoper44tor)
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#male reader#formula 1#f1#op81#oscar piastri#oscar piastri x reader#oscar piastri x male reader#enemies to lovers#marcel ruiz#logan sargeant#ls2
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" Las perras como tu, deberían labrar más fuerte "
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Any connotation differences between labrado and tallado?
Yes, some; my personal feeling is that labrar makes me think of a job, and tallar makes me think of art
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labrar [not to be confused with laburar "to work" like trabajar] is used as "to work" with different materials, like forging metal or cutting stone - but especially this is the verb used for "to till/work fields" like farming
tallar is usually used in more artistic settings, primarily it's the word people use for "to sculpt" or to work with stone or wood carvings
labrar to me feels like "to put something into the proper condition by physical force", so if I saw it used with metal it would be like metalworking or metallurgy or pounding a piece of metal in a forge; and again, labrar and arar "to plow" are both used in farming settings
And if I see tallar it feels more artistically motivated like something an artisan or artist might use [it also makes me think of el taller "workshop"]
...Where they're kind of the same is I think you can use them both with wood carvings
EDIT: tallar is also used for "to measure" like marking someone's height; and is related to la talla "size" for some articles of clothing
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El que abraza a una mujer es Adán. La mujer es Eva. Todo sucede por primera vez. He visto una cosa blanca en el cielo. Me dicen que es la luna, pero qué puedo hacer con una palabra y con una mitología. Los árboles me dan un poco de miedo. Son tan hermosos. Los tranquilos animales se acercan para que yo les diga su nombre. Los libros de la biblioteca no tienen letras. Cuando los abro surgen. Al hojear el atlas proyecto la forma de Sumatra. El que prende un fósforo en el oscuro está inventando el fuego. En el espejo hay otro que acecha. El que mira el mar ve a Inglaterra. El que profiere un verso de Liliencron ha entrado en la batalla. He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron a Cartago. He soñado la espada y la balanza. Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída, pero los dos se entregan. Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear el infierno. El que desciende a un río desciende al Ganges. El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio. El que juega con un puñal presagia la muerte de César. El que duerme es todos los hombres. En el desierto vi la joven Esfinge, que acaban de labrar. Nada hay tan antiguo bajo el sol. Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno. El que lee mis palabras está inventándolas.
La Dicha, Jorge Luis Borges
#jorge luis borges#frases#pensamientos#escritos#fragmentos#poesia#literatura#escritores#libros#poemas#literatura universal#poetas latinoamericanos#escritores latinoamericanos#literatura latina
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Evolución de Yao Vs los Dioses
«Me chupan un pie los Dioses»:
«Los mortales necesitan a sus dioses, porque nacen con tal idea adherida y la alimentan por costumbre. Es la inercia de creer en algo más fuerte que ellos mismos, que les alienta, les empuja o incluso les castiga. Nunca he creído que los dioses sean más que meros espectadores, concediéndonos la oportunidad de labrar nuestro propio destino y asumiendo en silencio las culpas de nuestros propios errores cuando les maldecimos. No es que no les importemos, es que no pueden participar de nuestro juego. Las plegarias son meras alabanzas que alimentan un ego que no necesitan. Oraciones vacías que no pueden atender pues, de hacerlo, lapidarían su verdadero propósito en el mundo.»
«Les estoy cogiendo manía, no te voy a mentir»:
«"Separar a los hombres de los dioses". Ésa era tu causa. ¿Sabes? He pensado en ello varias veces a lo largo de este tiempo. En si sería posible, y en cómo. Pero, sobre todo, en por qué. Admito que intenté verlo desde tu prisma, pero no pude. Supongo que los dioses a mí no me molestaban tanto, siempre los relegué al nivel de entes lejanos, casi meras supersticiones que no me interesaban. Pero, después de saber que soy un dragón, ya no sé qué pensar. Los dragones cayeron en el Letargo por culpa de los dioses. Traicionaron al Creador y le arrebataron su poder, desterraron a sus heraldos. Y siento cómo a una parte de mí le quema eso dentro.»
«Los odio, ojalá se terminen de matar entre ellos»:
«Te doy tiempo para asimilarlo, es normal que te sientas abrumada al saber que tus dioses no han sido proveedores de nada más que de un legado del que se han adueñado. Antes de saber que soy era Kaim, los dioses no podían importarme menos. Los veía como figuras distantes, entes que gobernaban inalcanzables y que, de vez en cuando, jugaban a estirar de los hilos para hacer temblar el mundo de los mortales. Muchas veces sin un propósito genuino, sólo por aburrimiento o por crueldad. Pero, por encima de todo, se mantenían ajenos a nosotros y al mundo. Y ahora lo entiendo: ¿cómo van a sentirse involucrados en un mundo que no han creado ellos mismos con sus manos? ¿Cómo van a querer cuidarlo, cuando no han pasado por el esfuerzo de mantenerlo a salvo? No somos sus hijos, sino los hijos de alguien más cuyas almas han robado.
Ahora... He de confesar que los desprecio más cada día. Que juzgo sus acciones y siento el peso de la traición que ejecutaron. ¿Acaso se arrepienten? ¿Sienten el menor remordimiento si quiera? No. Siguen en sus grandes palacios y santuarios, regodeándose de su poder, luchando por tener más. Su ambición no tiene límites, se devoran unos a otros en busca de esa superioridad. Al menos, mientras estén ocupados matándose unos a otros, prestarán aún menos atención a los mortales.»
#Blackbird's Domains#Kaelkoth#Yao-Ch'en#Of dragons and gods#Que vuelva ya el Creador y ponga orden pls#Una buena hostia a tiempo es lo que hace falta
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La cruel masacre de gorriones que ordenó Mao y provocó la muerte por hambre de 36 millones de chinos
El “Gran Salto Adelante” que ordenó Mao Zedong produjo un terrible retroceso en la China comunista a finales de la década del ‘50. Una de las iniciativas fue “La campaña de las cuatro plagas”, que movilizó al pueblo en la matanza de gorriones. La falta de un depredador de insectos, sumada a otras políticas equivocadas, fue la causa de una de las peores hambrunas que recuerda la humanidad
PorHugo Martin
02 Ago, 2023 05:38 a.m. ESP
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Los gorriones -digamos todo-, no son las aves más lindas de la creación. Ni cantan como los jilgueros, ni lucen un plumaje llamativo como los canarios o los cardenales. Pero tampoco son una implacable amenaza contra la humanidad. Eso pensó, en 1958, Mao Zedong, el líder chino, cuando lanzó su “Campaña de las cuatro plagas”. En rigor, los vistió de ideología. “Son enemigos de la revolución”, le dijo a su pueblo antes de enviarlos a una insólita guerra contra estos pequeños pájaros, que compartieron su triste destino con los sí abyectos y dañinos ratas, las moscas y los mosquitos.
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Fue una iniciativa audaz. Inconsulta. Propia de un dictador, que no escucha a los que advierten que el choque es inevitable, pero es todo oídos para quienes lo halagan. En 1958, Mao -a quien antes de se lo conocía como Mao Tsé Tung-, decidió imponer la política que llamó “El Salto Adelante”. Al cabo, lo que produjo fue una vuelta carnero hacia atrás. Luego de apoderarse del gobierno chino en 1949 al vencer a su rival, el lider nacionalista Chiang Kai-shek, el primer lustro de la década del ‘50 encontró a Mao bajo el ala de la Unión Soviética, en especial de Stalin. En esa época colectivizó la tierra, se empeñó en la producción de alimentos, creó comunas y llevó a cabo sangrientas purgas contra sus adversarios políticos, que se refugiaron en Taiwán. A diferencia de la Unión Soviética y su KGB -ubicada en un edificio de solo seis plantas, pero del que se dice es el más alto de esa nación porque “desde allí se ve todo”- , instruyó a cada chino para ser el comisario de sus vecinos. No necesitó Siberia: cada pueblo era un pequeño gulag. Al cabo de unos años, Mao percibió que la industrialización de China iba a la zaga de la Unión Soviética. La producción de acero marcaba el suceso de los países. Y planificó -es una forma de decir- que en 15 años, superaría a Gran Bretaña en ese aspecto.
El primer paso del “Salto Adelante” fue un plan para controlar el agua. Esto llevó a la construcción de numerosas represas que resultaron totalmente inadecuadas. Según el historiador holandés Frank Dikötter en su libro La gran hambruna en la China de Mao, en el año 1960, 235 de las que levantaron no soportaron la presión del agua y estallaron. En un recuento hecho en las regiones de Henan, Banqiao Shimatan hacia 1980, 2976 de los diques construidos entre 1957 y 1959 se habían roto.
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Pero Mao creía, e insistía, que la voluntad humana podía sortear cualquier obstáculo. Eso llevó a un caos total. Para producir más acero, los chinos llegaron a construir altos hornos en los patios de sus casas, donde fundían desde ollas y cucharas hasta herramientas para labrar la tierra. La cuota que debían entregar era muy alta. Millones dejaron los campos y se arracimaron en las ciudades. Por supuesto, el producto de esas improvisadas acerías era de bajísima calidad, y las maquinarias construidas se rompían a poco de funcionar. Como consecuencia, la agricultura fue dejada de lado a gran escala y aunque durante el primer año no se sintió, la producción de granos mermó en forma alarmante. Para empeorar la situación, como los comisionados de las comunas enviaban cifras falsas e infladas de producción de granos al poder central, lo que les quedaba a los campesinos luego de enviar sus cosechas era insuficiente para alimentarse. Claro: todavía faltaba tiempo para que eso hiciera eclosión.
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Entonces, a Mao se le ocurrió una idea descabellada. Inició la llamada Campaña de las cuatro plagas. Tres de ellas como consecuencias de la necesidad de mejorar la salud de los chinos, expuestos a la malaria, la fiebre tifoidea y la peste. Para ello, debían exterminar a las moscas, las ratas y los mosquitos. La cuarta plaga, los gorriones, no tenía que ver con eso. Mao pensó que la culpa de la falta de alimentos era que alguna criatura se comía los granos, o sus semillas. Para eso se rodeó de obsecuentes que hicieron un cálculo delirante: un gorrión comía alrededor de cuatro kilos y medio de granos anuales. Y, si mataban a un millón, lograrían el ahorro suficiente de grano para 60 mil personas.
Como un general arengando a su ejército ante un temible enemigo, Mao le dijo a su pueblo: “los gorriones son una de las peores plagas, son enemigos de la revolución, se comen nuestras cosechas, mátenlos. Ningún guerrero se retirará hasta erradicarlos, tenemos que perseverar con la tenacidad del revolucionario”. Se hizo una profusa campaña publicitaria, que mostraba a los cuatro jinetes del apocalipsis chinos atravesados por una espada. Por supuesto, para que toda una nación adscribiera a tamañas aberraciones, se impuso una política de terror. Cualquiera que alzara una voz discordante era torturado o, directamente, eliminado.
Entonces comenzó una masacre de aves sin precedentes. En un solo momento, millones de chinos se hicieron un puño y salieron a exterminar gorriones. Destrozaban sus nidos, rompían sus huevos, les disparaban, los cazaban con gomeras. En un sólo día, en Nanking, se gastaron 300 mil kilogramos de pólvora y no precisamente en chimangos. Se usó veneno, que de paso exterminó otras aves y animales que no habían sido puestos bajo la picota del gobierno. No pocas personas murieron o fueron heridas al caerse de árboles o techos, o ser alcanzados por alguna bala. Pero el método más efectivo y más barato resultó salir a hacer ruido. Para ayudar a semejante batifondo se construyeron alrededor de 80 mil espantapájaros y unas 100 mil banderas rojas. Golpeando tachos o sartenes, o gritando como poseídos, los chinos espantaban a las aves. Y como volar requiere un gran esfuerzo, los gorriones no podían descansar y caían desplomados desde el aire, y por miles. Hubo situaciones grotescas, como el sitio a la embajada de Polonia en Pekín, porque se negaron a que la gente entrara a los jardines para matar a las pobres aves que se habían refugiado allí. Rodearon la sede diplomática haciendo sonar tambores hasta que en dos días, los polacos se vieron sacando a paladas los cadáveres de los gorriones.
La lucha contra moscas, mosquitos y ratas fue un fracaso. Pero contra los gorriones, un lamentable éxito. Según cuenta Dikötter, el gobierno lanzó una estadística absurda sobre el resultado de la guerra, donde daban cuenta del exterminio de 48.695,49 kilos de moscas, 940.486 ratas, 1213,05 kilos de moscas y 1.367.440 gorriones. Las pequeñas aves llegaron casi hasta la extinción.
Como toda acción humana tiene consecuencias, los chinos pagaron muy caro el desatino de su líder. El equilibrio natural siempre es más sabio. Mao se dio cuenta demasiado tarde. Hacia 1960 ordenó que se terminara con la sentencia a muerte para el gorrión y en su lugar puso a las chinches como la presa a cazar. Lo que sucedió es que algunos valientes le advirtieron al líder que los gorriones no sólo comían grano, sino que principalmente se alimentaban de insectos. Y sin ese depredador natural, se multiplicaron sin control las langostas y saltamontes, por ejemplo, que formaron las verdaderas plagas que aniquilaron los cultivos. Al desatino humano se sumó una feroz sequía -a causa, entre otros factores, del desastre de las represas- que asoló al país en 1960. La combinación de ambos flagelos fue trágica: comenzó un período que, como reza el título del libro de Dittökker, se llamó “La gran hambruna”.
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Dice el investigador holandés: “El principal desastre tenía lugar antes de las cosechas, porque nubes de langostas oscurecían el cielo, cubrían los campos bajo un agitado manto y devoraban los cultivos. En verano de 1961 aprovecharon la sequía en Hubei e infestaron 13.000 hectáreas sólo en la región de Xiaogan. Devastaron más de 50.000 hectáreas en la región de Jingzhou. Un 15% del arroz producido en la provincia fue víctima de los voraces insectos. La devastación no tenía límites: en la región de Yichang se perdió más de la mitad del algodón. En otoño de 1960, un 60% de los campos en torno a Nanjing —uno de los lugares donde la campaña contra los gorriones había sido especialmente feroz— padecieron las devastaciones provocadas por los insectos y hubo que hacer frente a una grave escasez de verduras. Toda suerte de especies dañinas medraban: en la provincia de Zhejiang, los pirálidos (Nota: una especie de mariposa), los saltamontes, los gusanos rosados de los algodoneros y las arañas rojas, entre otras plagas, destruyeron entre 500.000 y 750.000 toneladas de cereales —aproximadamente el 10% de la cosecha— en 1960. No podían tomarse medidas preventivas por falta de insecticida: los productos químicos se habían malgastado en el asalto contra la naturaleza de 1958-1959, y en 1960 la escasez de todo tipo de productos afectó también a los insecticidas, precisamente cuando éstos eran más necesarios”.
Lo peor, el hambre, llegó como un vendaval inesperado. Y a continuación, el horror más primario. Zhou Xun, un investigador chino, recopiló en su libro La gran hambruna en China 121 documentos de aquellos años, donde se describen métodos de supervivencia de los campesinos, y se menciona que comían cortezas de árboles, pasto, tierra y carbón. También menciona a la venta de niños y a la prostitución a cambio de alimentos. Pero, dice, el canibalismo fue la más extrema de las tácticas de supervivencia. Y menciona que en el municipio de Gansu, en marzo de 1961, se registraron 41 casos.
El resultado más riguroso de la hambruna lo calculó un periodista chino Jisheng Yang, quien afirmó que los muertos fueron 36 millones y que entre otras consecuencias, 40 millones de chinos no nacieron en los cuatro años que van entre 1958 y 1962. Entre los espantos que describe Yang está el siguiente: “En la pequeña ciudad de Linxia, 588 personas ingirieron 335 cadáveres; en Hongtai, 170 personas comieron 125, cinco de ellos asesinados con este fin. Hubo casos en que unos padres devoraron a sus hijos, maridos a sus mujeres, hermanos a sus hermanas...”. Pero además, Yang plantea con estupor que en los almacenes controlados por el Partido Comunista aún “quedaban reservas de 6.545.000 toneladas de cereales” que no fueron repartidos entre la gente. Esto dio pie a diferentes análisis sobre el rol de Mao: hacer oídos sordos a las muertes por hambre con tal de no interrumpir la entrega de granos a la Unión Soviética para pagar deudas.
El escritor chino Mo Yan, Premio Nobel de Literatura 2012, fue uno de los niños que soportó aquellos años donde el hambre laceraba los cuerpos. En el prefacio de su libro Shifu, haría cualquier cosa para divertirte, se describe a sí mismo: “Cuando éramos pequeños éramos puros sacos de huesos: unos palillos con tripas grandes y redondas, y la piel tan tersa que era casi transparente; prácticamente podías ver al otro lado nuestros intestinos enrollados y retorcidos. Nuestros cuellos eran tan largos y delgados que era un milagro que pudieran soportar el peso de nuestras cabezas”. Y continúa: “Lo que nos carcomía por dentro era lo más sencillo del mundo: todo en lo que pensábamos siempre era en comida y en cómo conseguirla”.
En sus obras, las referencias a hechos reales son frecuentes. Por ejemplo, en su libro Rana habla sobre la costumbre de comer carbón, que adoptó, según narra, en 1961:“Chen Bi tomó otro trozo y empezó a comer más rápido. Entonces le pasó a Wang Dan un pedazo muy grande. Nos tocaba a nosotros probar. Después de verlos a ellos, ya habíamos aprendido a comer carbón, así que lo rompimos y mordisqueamos un poquito para averiguar su sabor. No estaba mal, aunque era un poco áspero. Chen Bin nos señaló un trozo de carbón que tenía una parte amarillenta y brillante, parecía ámbar, y al mismo tiempo nos invitó a probarlo con generosidad”.
El propio Dikötter enumera, en esta terrible secuencia, que un campesino de Shandong llamado Wu Jingxi, vendió a su hijo de nueve años por el precio de 5 yuanes para comprar un plato de arroz y dos kilos de maníes.
Según cuenta Zhou Xun, Mao recibió un informe en octubre de 1960 sobre el llamado “Incidente de Xinyang”, donde las muertes por hambre y la violencia que derivó de ésta representaron el 14% de la población y alcanzaron a más de un millón de personas. Su respuesta, según el autor, fue culpar del fracaso del Salto hacia adelante a los funcionarios de menor jerarquía, acusándolos de “enemigos de clase”. El desastre fue de tal magnitud que el líder de Corea del Norte Kim Il Sung, abuelo del actual dictador Kim Jong-Un, iba a copiar el modelo de Mao, pero dio marcha atrás con la iniciativa al ver los resultados.
Para paliar en parte los desastres causados, China le compró a la Unión Soviética, en el mayor de los sigilos, unos 200 mil gorriones. Desde el año 2001, el ave es una especie protegida en el gigante asiático.
A pesar del desastre que causó, Mao Zedong continuó siendo la figura más poderosa de China. En la historiografía oficial, ese período es nombrado apenas como “tres malos años”. Apartado de las decisiones en la economía del país por Deng Xiaoping, Liu Shaoqi y Zhou Enlai, retuvo un puesto clave, el de presidente del Partido Comunista. Desde esa posición, en 1966, lanzó la Revolución Cultural, que dinamitó las incipientes aperturas comerciales de sus adversarios políticos y envió a prisión y a la muerte a numerosos opositores hasta su muerte en 1976. Recién en la década del ‘90 se comenzaron a abrir los archivos del período que siguió al Gran Salto Adelante. Y el horror, a cuentagotas, comenzó a surgir.
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¿Qué si el tamaño importa?
¿Por qué tendría que decir que no? ¿Para no ofender a los pitos chicos y a los acomplejados?,claro que importa, sí te dieran a elegir entre una residencia a una casa de interés social, ¿dudarías? Un escultor elegiría la piedra más grande para trabajar, un campesino estaría más contento con más hectáreas que labrar y que cosechar, un niño elegiría la paleta más grande y yo prefiero las camas king size y un amplio vestidor; en fin cómo ya dije, para mí el tamaño importa, por eso elijo una charla con alguien con gran cerebro, por eso me rodeo de personas que tienen un corazón que no les cabe en el pecho, unas manos grandes me resultan tan seductoras, me gustan los criterios amplios, los torsos anchos y me matan los "enormes" detalles, pero como todo hay sus excepciones, aborrezco los descomunales egos y he perdido amigos y personas especiales por su chingado y abultado orgullo.
Y hablando del miembro entre las piernas de los varones, del instrumento que gratamente nos ofrecen siempre, agradezco un tamaño considerable pero, ¿por qué quedarnos ahí? En la intimidad, en el sexo en los placeres amatorios todo cuenta y todo suma; hay seguridades arrebatadoras, hay caricias que lo pueden todo, hay lenguas educadas y desquiciantes, hay ritmos, hay rendimientos, hay texturas, sabores, miradas, pieles candentes, palabras, gemidos, nalgadas, posiciones , besos que derriten, besos que desarman, besos que te roban el aliento; juegos, roles, complicidades, gustos, manías, imaginaciones, perversidades, lujurias, un vasto catálogo y si alguien no tiene un buen repertorio ojalá que tenga un buen tamaño para por lo menos yo saber que hacer con él.
Así como un músico sabe que hacer con su instrumento, cómo un artista sabe que hacer con sus dones, así como un escritor sabe que hacer con sus letras, un amante debe saber que hacer con su cuerpo y con todas y cada una sus herramientas de las que echar mano.
No estoy para enseñar, estoy para disfrutar y compartir, y sí, soy exigente y demandante porque sé brindarme.
Cómo dije el tamaño importa y estás son mis razones.
-Emily Su-
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Estos días me ha hecho pensar y repensar una y otra vez. Quizás se debe a que me crié en el campo, a qué pase la mitad de mi vida haciendo labores sencillas; como labrar la tierra, corretear gallinas, sentarme con una tasa de café en las tardes pláticar con mi el aire. así que me siento extraña en el mundo frente a todo.. Como una pintura de sol bajo el agua. Que son las relaciones actualmente, que las sostiene..? La interacción en redes sociales frente a una multitud sin mirarse por un momento a los ojos, sin preguntarse como estás, solo público.
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Enséñame esa noche que tendrá una senda que labrar, que no me cubra con su manto, que no me despedace al recordar que no pude remendar tu dolor de Viernes Santo.
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Capítulo 7: La batalla final
La emboscada fue brutal, un súbito y letal ataque que dejó a varios de nuestros compañeros caídos. Yo misma fui capturada una vez más, convertida en prisionera en un giro amargo del destino. Aquella rebelión que habíamos luchado por mantener, parecía llegar a su fin en ese instante.
La guerra contra Camazotz, el implacable enemigo que había estado persiguiendo nuestra causa, parecía haberse inclinado en su favor. Sentía que había fallado de manera devastadora a mi gente y a nuestra lucha. La opresión y la derrota pesaban sobre mí, dejándome una sensación abrumadora de impotencia.
Mientras nos llevaban encadenados y resignados a un futuro incierto, un inesperado giro del destino cambió el rumbo de la tragedia. Un estruendo resonó en el aire y una sombra oscura se cernió sobre nosotros. Un águila gigante descendió con una fuerza impresionante, sus enormes alas agitando la arena y generando una tormenta que oscureció el panorama. Los guardias de Camazotz quedaron desorientados y derribados por esta inesperada interferencia.
Caí al suelo, herida y agotada, creyendo que mi destino estaba sellado. Pero mi desesperación se transformó en asombro cuando esa majestuosa águila reveló su verdadera forma, mi abuelo. Sus ojos reflejaban una determinación feroz mientras me miraba. En medio de la confusión, logré emitir un grito ahogado:
—¡Corran!
La distracción provocada por la transformación de mi abuelo permitió que la mayoría de los prisioneros escaparan, aunque yo no tuve la misma suerte. Camazotz, a pesar de su sorpresa, se regocijaba de tenerme aún en su poder, como si mi captura fuera el último clavo en el ataúd de la rebelión.
—¡Despierta, Nikté! Aún no es el momento de unirte a nosotros en el Micltan. Abraza tu destino, no luches contra él —sus palabras resonaron en mi mente, mezclando advertencia con un extraño eco de comprensión.
Reuniendo las últimas reservas de fuerza, logré ponerme de pie, mi determinación anulando el dolor y el agotamiento que me aquejaban. Camazotz y yo nos enfrentamos, sus ojos desprendían una confianza perturbadora. Era como si estuviera desafiándome a aceptar la realidad que él había trazado.
En ese momento, los testigos presenciaron un enfrentamiento épico, el bien y el mal colisionando en una lucha feroz. Aunque mi victoria parecía improbable, mi determinación y valentía se alzaron sobre la oscuridad. Finalmente, la balanza se inclinó a favor del bien, y mi victoria resonó como un himno de esperanza en medio de la desesperación.
Después de días de penumbra y desesperanza, la luz encontró su camino. La gente, animada por la visión de que el bien podía prevalecer, me eligió como nueva líder del continente. Aunque el título era un honor, no había espacio para la celebración. Era el momento de trabajar incansablemente, de reconstruir y sanar, de labrar un futuro mejor.
Así se inició una nueva era, una época de alegría, equidad e igualdad que el mundo anhelaba. Los cimientos de un futuro prometedor se cimentaron, y con cada paso hacia adelante, la leyenda que había sido profetizada comenzó a tomar forma: Nikté-ha, la mujer jaguar, quien había enfrentado la oscuridad y emergido como la encarnación viviente de la esperanza y el cambio.
#a veces escribo#cosas que escribo#escribiendo en soledad#escribir#escrituras#solo escribo#cuentos#literatura#lo que escribo
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Es de noche.
No hay otros.
Con el verso debo labrar
mi insípido universo.
Jorge Luis Borges
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LENORE TAWNEY & PUREZA CANELO
Niñez ayer
Empecé en el campo
a construir dos barcas.
Una para el viento
otra para mí
nací desnuda
para pasar de barca a barca:
surcos allí donde dormía
surcos aquí donde ya no duermo,
surcos que prolongan la existencia
de mis brazos.
Bajo el sol
mi cuerpo al atardecer
con futuros poemas cubriendo
un canto especial de mariposa.
Reñía y saltaba
como los peces
y tenía un rincón para escribirme a solasde niña a niña.Y me perdía ya
por donde voy ahora
sin saber que era el viento contra mi ave
o la barca a punto
de convertirse en viento.
Entonces
no tenía entraña mi palabra,
era un espléndido cautiverio
de sol y hechizo y palabras
sin despertar del todo el misterio de un pozo
que llevaba entre enredaderas.
Mi primer poema
lo dediqué al junco,
a la veleta en el horizonte,
a mis perros que ya corrían para alcanzarme
y morder de mi gaviota.
Mis sueños confundían los rincones de la casa
o eran las esquinas puntos bellos
para nacer
o labrar un verso a la sombra.
Recorría eras,
y un pantano de color gris
cuando empezó mi amistad
con la gaviota
o palabra mía
que picoteaba mi frente.
Mi amor había caído en paz
como la prolongación del sueño
y veía a la hormiga
y ya podía pensar «lleva luto»
o me entristecía la higuera
abiertos sus frutos a cualquier insecto.
Sus frutos que aún no eran mis senos
olían a prisa
de crecer y entristecerme.
Ya entonces tenía poemas,
poemas ocultos
como los de tantos niños
que se esconden de sí
y escriben su llanto
en la primera mirada a su sexo.
Pero tenía estos y otros poemas,
llevaba un pozo de enredaderas
y el cautiverio de la palabra.
Hasta que un día dormí
con mis brazos
definitivamente abiertos
para decir mis cosas
en el poema que llevaba
a flor de esta boca caliente.
_ Pureza Canelo
_ Lenore Tawney, Waters Above the Firmament (1976)
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“Desenmascarando el Éxito: La Revolución de la Autenticidad en el Mundo Profesional”
En un mundo donde la apariencia suele opacar la esencia, ser auténtico se convierte en un faro de luz en la sociedad y el ámbito profesional. En este ballet social donde las máscaras son la norma, abrazar nuestra verdadera naturaleza se erige como un acto revolucionario que no solo nos revela tal como somos, sino que también impulsa un rendimiento laboral inigualable. Ser fiel a uno mismo, permitir que nuestros pensamientos y sentimientos fluyan sin restricciones, se revela como un poderoso catalizador de un desempeño superior. En un universo donde la conformidad es moneda corriente, la valentía de pensar y expresar libremente se convierte en un distintivo de éxito. Aquellos que eligen despojarse del maquillaje social, apostando por la espontaneidad y la honestidad, despiertan el respeto y suelen labrar caminos más duraderos. La valentía, compañera inseparable de la autenticidad, se erige como una fuerza propulsora detrás de las personalidades exitosas. De acuerdo con un estudio de Harvard, los inconformistas y audaces, aquellos que desafían el status quo y expresan sin miedo sus ideas en el entorno laboral, emergen como líderes destacados. La valentía de ser uno mismo no solo construye carreras sólidas, sino que también enciende la llama del liderazgo, trazando un sendero para otros seguir. En el tapiz de la autenticidad, se despliega el empoderamiento, una fuerza magnética que transforma entrevistas de trabajo en oportunidades triunfales, que guía nuestros pasos cuando decidimos emprender, y que teje la trama de nuestra marca personal. Ser auténtico no solo aporta equilibrio y bienestar a nuestra vida, sino que también se convierte en la moneda de confianza que rige los equipos exitosos. Empoderados por nuestra esencia, navegamos por las aguas inciertas del mundo profesional con una confianza que resuena en cada proyecto que emprendemos. Añadiendo a estos pilares, la autenticidad…
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Sus labios guardan silencio mientras un remolino de recuerdos acallados llegan a su mente. Su padre nunca trató de inculcarle algo por encima de sus deseos, la amaba demasiado y solo la dejó crecer y fue una fortuna que creciera de una buena manera según él y la sociedad, ser buena y noble, soñadora, estudiar aunque no fuera la mejor en nada, tener sueños y querer rendir tributo a su apellido y a Laetoria, pensar en conocer un caballero apuesto e inteligente, enamorarse de él hasta las raíces y casarse, tener una familia y labrar un futuro juntos.
Vykka Zagaar en Velo fúnebre.
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