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#la guerra no tiene rostro de mujer
algunloco · 2 years
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Svetlana Alexiévich, parte del extracto del diario de La guerra no tiene rostro de mujer [trad. Yulia Dobrovolskaia y Zahara García González].
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saintsr · 3 months
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Esté es él Capítulo 1 en español.
Cómo puse en la otra publicación, quería publicarlo cuándo estuviera completo pero creció mucho, tengo ideas pero necesito conectarlas correctamente y eso me está matando.
Esta es una adaptación del Mito Griego de Hades y Perséfone, así como habrán otros mitos involucrados, y libertad creativa así cómo Disney y otros medios han adaptado la Mitología Griega.
Cualquier duda o comentario siéntase libres de plasmarlos.
Capitulo I
En un bosque llenó de vida se podía ver a cinco figuras cubiertas con capas que tapaban desde sus cabezas hasta el piso, todas ellas llevaban cestas que tenía frutos exquisitos desde manzanas, uvas, plátanos, mangos, duraznos y demás alrededor  de las figuras se podría también ver a una manada de lobos junto con ovejas con lana esponjosa además de unos pollos, gallos, gallinas y pollitos todos conviviendo en paz. Hasta que oyen un alboroto pasos rápido  además de el choque metal contra metal.
“¡Demeteres! Por fin, no hay escapatoria hemos rodeado esté lugar incluso Hermes ni Ares escaparían, sus secretos son nuestros”  llegó un hombre vestido con una armadura y empuñando una espada además de su escudo, a su alrededor muchos más entre hombres y mujeres en igual de condiciones “¡Spreen!  ¡Shaudone! Mi venganza será cumplida” sin más con un gesto todos atacaron a las figuras, por su parte las figuras dejaron las canastas en el suelo y un pequeño gesto cada lobo tomo una corriendo hacia un lugar desconocido.
Las figuras se pusieron espalda con espalda para cuidarse sin más se quitaron las capas revelando sus armaduras empuñaron sus armas y escudos esperando los golpes.
En otro lugar más lúgubre, gracias a la niebla pero si eras uno de los elegidos podías ver  luces guiando el camino además de esmeraldas que reflejaban las luces de las lámparas, más allá había grandes construcciones llenas de vida ya que sus esculturas parecían vivas, no había plantas o animales pero no importaba el constructor las fabricaba y las pintaba intentado replicar lo que había en el mundo de los vivos.
“¡Hey Phil, ¿Qué haces ahora?” Llegó un joven rubio color miel con ojos azules traía un casco con alitas así como unas zapatillas de igual forma estás traían alitas haciendo que se moviera por todos lados “ ¿Qué raro está figura se me hace conocida? ¿Por qué?  ¿Phil, quién es?”
“Tobby, por los Dioses, deja de moverte tanto  me desconcentras” decía un rubio mientras esculpía una figura de un joven se veía con el pelo largo hasta los hombros, con una sonrisa amable al igual que sus ojos pero cómo no tenían color no podía saber si estaba feliz cómo su imagen lo representaba a su alrededor había muchas ovejas pequeñas y él estiraba su mano queriendo acariciar una “ no es nadie, sólo una idea que me llegó a la cabeza”
“sí por eso tienes las orejas rojas” Tubbo se paró a su lado con una sonrisa traviesa
“¿Qué?, No” Phil convocó una alas arriba de sus orejas para que las tapará, así como su sombrero para que las sombras taparan la mitad de su rostro.
“¿Es alguien especial?” Tubbo se acercó a la escultura viéndola con curiosidad.
“No” Philza se dedicó a esculpir más ovejas y uno que otro pollo
“¿Está aquí?” seguía mirando la escultura, ahora de todos los ángulos.
“No ¿Por qué estás aquí?” Lo jalo de su ropa poniéndolo a una distancia prudente.
“Sí, bueno quería ver qué hacías ya que nunca sales o sí te habías atorado en un agujero al intentar atrapar un diamante” se cruzó de brazos mientras veía una lámpara a lo lejos sintiente ofendido.
“Sólo pasó una vez y estoy bien”  limpio con cuidado sus herramientas acomodándolas una a una, y poder limpiar el sudor de su cara  además de beber agua “Sólo he tenido mucho trabajo”
“Sí, puedo verlo” volvió a mirar a la escultura, dando un salto cuándo el sonido de las Moiras usando sus tijeras a gran velocidad hizo eco en  todo el lugar “Oh, tienes razón tienes mucho trabajo”
“Qué raro no hay noticias de una guerra, estás muertes son muy rápidas” los dos se quedaron en silencio por un rato.
“¿Qué es ese sonido?” La tierra retumbaba de forma extraña.
“Tubbo quédate aquí iré a ver”
Así sin más aparecieron unas alas de cuervo juntó con su armadura alzó el vuelo haciendo que la tierra que dividía su Reino con el de los vivos se conectarán, al salir muchos cuervos lo rodearon graznando sin control felices de ver a su padre, esté con una pequeña risa los reconoce ya que sabe que son traviesos pero con un gesto les pide silencio, así en la quietud con sólo el batir de las alas y el viento corriendo cómo sonido lo pudieron oír.
“¡Corre Missa, corre Fido corran que aquí espantan!”
“¡No me pueden hacer nada! ¡Hijos de la Chingada!”
 Philza vio que a la lejanía de dónde se encontraba se acercaba un joven con unos lobos siguiéndolo, posiblemente estaba huyendo de ellos, cómo no era nada importante iba a regresar a su Reino ya que por fin tenía la respuesta hacia las muertes en grupo, hasta que el atardecer cayó definitivamente dando pasó a la oscuridad y así pudo apreciar flechas prendidas en fuego cayendo hacía el joven  como personas yendo tras él.
“¡Detente! Ya no tienes dónde correr”
“No, no pienso morir atrápame sí te crees tan listo”
Por fin pudo reconocer a esa persona no por su voz  ya que era la primera vez que lo oía pero que tonto  esa figura, su cabello y esa ropa era inconfundible, gracias a la oscuridad se camuflo y pudo ver cómo una piedra caía en la cabeza a la Deméter más joven sin pensarlo cayó en picada para alzar al joven en sus brazos ya que había caído desmayado.
Las personas se detuvieron al igual que los lobos cuándo vieron una sombra caer y el suelo abrirse sin más así cómo una masa llena de grumos y graznidos impidiendo qué los siguieran por fin el piso había sido cerrado, los lobos empezaron a olfatear el suelo y arañarlo para llegar a su dueño al no conseguirlo alzaron su cabeza aullando con gran tristeza.
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unafichina · 21 days
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UTE´K´ASLEMAL 
Vivir en plenitud
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Por Nataly Erazo
Hay algo místico en la presencia de Rigoberta Menchú Tum, solo ella es llenadora, y aún así, humilde y mesurada. Para las y los latinoamericanos su figura es icónica, su nombre memorable y su causa la de todos. Por eso, cuando la vi por primera vez (aunque años atrás tuvimos un breve encuentro virtual), sentí que ese era uno de esos días que se atesoran en la memoria para convertirse luego en anécdota y en las primeras letras de un artículo. De este artículo. 
Estaba escuchándola en su país, Guatemala, porque fue allí donde decidió aterrizar una delegación completa de mujeres líderes que querían acompañarla a ella, a su Fundación, y a muchas otras mujeres activistas, en su camino por la defensa de una vida digna y justa. La delegación estaba compuesta por la también ganadora del Nobel de la Paz, Joddy William, un grupo de activistas de diferentes países, otro maravilloso grupo de mujeres filántropas, y las representantes del Nobel Women´s Iniciative y de Just Associates (Jass), ambas organizaciones dedicadas a promover la paz, la justicia, la equidad y la igualdad, especialmente, por y para las mujeres. 
Mientras escribo me cruzan decenas de voces escuchadas, algunas en un inglés de canto africano y otro del Norte de América, también me retumban las palabras dichas en nuestro español latino, y las que escuché sin saber qué decían, pero que sentí en cada fibra, en lengua maya. Y en esa sinfonía de tantas voces de mujeres (y de mujeres que son voz), confirmé con certeza la grandeza del verbo: escuchar. 
Una semana completa, desde las primeras horas de la mañana hasta la caída del sol, escuchando, recibiendo con apertura y entera disposición el mensaje de las mujeres indígenas, garífunas, jóvenes, abuelas, trans, víctimas, líderes, mujeres diversas y plurales que tienen tanto por decir. 
En esta jornada de escucha profunda, empática y generativa, nuestra misión, además del poderoso ejercicio que es la conversación y lo sanador que es exorcizar a través de la palabra en voz alta, era, acompañar la vocería de las ganadoras del Nobel de Paz ante tomadores de decisión, gobiernos locales e internacionales y medios de comunicación, para hacer incidencia y acelerar las transformaciones y demandas que nos compartieron. 
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Lloramos con Virgina Laparra, encarcelada injustamente por denunciar la corrupción,  lloramos también en el altar de las 41  niñas que murieron quemadas por reclamar condiciones dignas, y nos tragamos las lágrimas mientras acompañábamos en audiencia a las víctimas de Manuel Benedicto, acusado del genocidio de pueblos guatemaltecos enteros.
Él, aséptico a los testimonios, de rostro impávido y fuerte, con los brazos cruzados y dejando pasar las narraciones como ruido de fondo.  Ellos y ellas, las víctimas, narrando con su voz cansada los horrores de la guerra. Nosotras testigas de ese momento histórico, reviviendo y recibiendo todo ese dolor.
Esos relatos hacen parte de uno de los tantos episodios de un conflicto armado que se extendió por 36 largos años. Otras historias más reposan en el Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica, “Guatemala:  Nunca Más”, una labor titánica liderada por la iglesia católica para que la “memoria cumpla su papel como instrumento para rescatar la identidad colectiva”. Cuando estaba en los tribunales y los testimonios de sufrimiento inundaban la sala, volvía la memoria a las historias de los míos, de mi pueblo, de Colombia. Hace dos años recibimos también nuestro propio informe de la guerra: “Hay futuro, si hay verdad”, 60 años de violencia resumidos en ese legado. 
Los campesinos guatemaltecos hablaban de sus masacres y detallaban con dolorosa precisión la crueldad desmedida que padecieron; los campesinos colombianos hablaron también en este informe de las violaciones, las atrocidades, la sevicia con la que el conflicto armado se fijó en sus vidas. Al final, el dolor no tiene identidad ni medida, es tan propio y a la vez tan de nadie, y la guerra tan ciega y tan absurda, que aunque estaba a cientos de kilómetros de mi país, me sentía tristemente en casa. 
Pero - por fortuna siempre hay un pero-, también me sentí hogar en el abrazo de las mujeres que conocí en los paisajes de Guatemala, recibí el calor en forma de tamalito de fríjol, pupusa, pulique, en sus preparaciones ancestrales, comunitarias y amorosas. En ese alimento que es medicina. Habité la poesía, porque reconocí la inmensa sabiduría de las mujeres indígenas, guardianas del agua, protectoras de la abuela lago, defensoras de la tierra: la madre tierra  y el territorio cuerpo. 
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Aprendí que todas las causas llevan al mismo destino: a la vida en plenitud (Utz` k´aslemal), que la palabra Guatemala proviene de Quauhtemallan de la lengua náhuatl,  cuyo significado es "lugar de bosques", y  que los árboles eran ellas. 
De esta gran acción colectiva, quedan - además de los aprendizajes-, las tareas y los compromisos por elevar sus voces; seguir instaurando en la agenda pública la necesidad de una gobernanza que ponga en el centro la vida; el seguimiento a los acuerdos de paz para garantizar la reparación y la justicia; el acompañamiento a las mujeres que siguen siendo victimizadas y criminalizadas; y la declaración de que juntas somos un gran bosque.
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Colombia
Comunicadora y storyteller para el cambio social y el buen vivir.
Ha liderado diferentes estrategias de comunicación para el cambio de paradigmas y comportamientos, especialmente para prevenir violencias de género en su país. Una de ellas, llamada “eso es violencia”, ha impactado a 190.999 personas en diferentes regiones de Colombia. 
Actualmente lidera el área de comunicación y movilización de la Fundación Mi Sangre;  hace parte del equipo cocreador de los summits latinoamericanos de bienestar, gestados por The Wellbeing project; e hizo parte del programa Sister to Sister de Nobel Women's Initiative en el 2023.
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xavicuevas · 10 months
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El megalómano y el narcisista según Bertrand Russell
byBloghemia-noviembre 20, 2023
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“El narcisista y el megalómano creen que la felicidad es posible, aunque pueden adoptar medios erróneos para conseguirla; pero el hombre que busca la intoxicación, en la forma que sea, ha renunciado a toda esperanza, exceptuando la del olvido. ”  - Bertrand Russell
  Artículo del filósofo, matemático, y premio Nobel de Literatura, Bertrand Russell. 
Por: Bertrand Russell 
Los animales son felices mientras tengan salud y suficiente comida. Los seres humanos, piensa uno, deberían serlo, pero en el mundo moderno no lo son, al menos en la gran mayoría de los casos. Si es usted desdichado, probablemente estará dispuesto a admitir que en esto su situación no es excepcional. Si es usted feliz, pregúntese cuántos de sus amigos lo son. Y cuando haya pasado revista a sus amigos, aprenda el arte de leer rostros; hágase receptivo a los estados de ánimo de las personas con que se encuentra a lo largo de un día normal. 
Una marca encuentro en cada rostro; marcas de debilidad, marcas de aflicción... 
...decía Blake. Aunque de tipos muy diferentes, encontrará usted infelicidad por todas partes. Supongamos que está usted en Nueva York, la más típicamente moderna de las grandes ciudades. Párese en una calle muy transitada en horas de trabajo, o en una carretera importante un fin de semana; vacíe la mente de su propio ego y deje que las personalidades de los desconocidos que le rodean tomen posesión de usted, una tras otra. Descubrirá que cada una de estas dos multitudes diferentes tiene sus propios problemas. En la multitud de horas de trabajo verá usted ansiedad, exceso de concentración, dispepsia, falta de interés por todo lo que no sea la lucha cotidiana, incapacidad de divertirse, falta de consideración hacia el prójimo. En la carretera en fin de semana, verá hombres y mujeres, todos bien acomodados y algunos muy ricos, dedicados a la búsqueda de placer. Esta búsqueda la efectúan todos a velocidad uniforme, la del coche más lento de la procesión; los coches no dejan ver la carretera, y tampoco el paisaje, ya que mirar a los lados podría provocar un accidente; todos los ocupantes de todos los coches están absortos en el deseo de adelantar a otros coches, pero no pueden hacerlo debido a la aglomeración; si sus mentes se desvían de esta preocupación, como les sucede de vez en cuando a los que no van conduciendo, un indescriptible aburrimiento se apodera de ellos e imprime en sus rostros una marca de trivial descontento. De tarde en tarde, pasa un coche cargado de personas de color cuyos ocupantes dan auténticas muestras de estar pasándoselo bien, pero provocan indignación por su comportamiento excéntrico y acaban cayendo en manos de la policía debido a un accidente: pasárselo bien en días de fiesta es ilegal. 
O, por ejemplo, observe a las personas que asisten a una fiesta. Todos llegan decididos a alegrarse, con el mismo tipo de férrea resolución con que uno decide no armar un alboroto en el dentista. Se supone que la bebida y el besuqueo son las puertas de entrada a la alegría, así que todos se emborrachan a toda prisa y procuran no darse cuenta de lo mucho que les disgustan sus acompañantes. Tras haber bebido lo suficiente, los hombres empiezan a llorar y a lamentarse de lo indignos que son, en el sentido moral, de la devoción de sus madres. Lo único que el alcohol hace por ellos es liberar el sentimiento de culpa, que la razón mantiene reprimido en momentos de más cordura. 
Las causas de estos diversos tipos de infelicidad se encuentran en parte en el sistema social y en parte en la psicología individual (que, por supuesto, es en gran medida consecuencia del sistema social). Ya he escrito en ocasiones anteriores sobre los cambios que habría que hacer en el sistema social para favorecer la felicidad. Pero no es mi intención hablar en este libro sobre la abolición de la guerra, de la explotación económica o de la educación en la crueldad y el miedo. Descubrir un sistema para evitar la guerra es una necesidad vital para nuestra civilización; pero ningún sistema tiene posibilidades de funcionar mientras los hombres sean tan desdichados que el exterminio mutuo les parezca menos terrible que afrontar continuamente la luz del día. Evitar la perpetuación de la pobreza es necesario para que los beneficios de la producción industrial favorezcan en alguna medida a los más necesitados; pero ¿de qué serviría hacer rico a todo el mundo, si los ricos también son desgraciados? La educación en la crueldad y el miedo es mala, pero los que son esclavos de estas pasiones no pueden dar otro tipo de educación. Estas consideraciones nos llevan al problema del individuo: ¿qué puede hacer un hombre o una mujer, aquí y ahora, en medio de nuestra nostálgica sociedad, para alcanzar la felicidad? Al discutir este problema, limitaré mi atención a personas que no están sometidas a ninguna causa externa de sufrimiento extremo. Daré por supuesto que se cuenta con ingresos suficientes para asegurarse alojamiento y comida, y de salud suficiente para hacer posibles las actividades corporales normales. No tendré en cuenta las grandes catástrofes, como la pérdida de todos los hijos o la vergüenza pública. Son cuestiones de las que merece la pena hablar, y son cosas importantes, pero pertenecen a un nivel diferente del de las cosas que pretendo decir. Mi intención es sugerir una cura para la infelicidad cotidiana normal que padecen casi todas las personas en los países civilizados, y que resulta aún más insoportable porque, no teniendo una causa externa obvia, parece ineludible. Creo que esta infelicidad se debe en muy gran medida a conceptos del mundo erróneos, a éticas erróneas, a hábitos de vida erróneos, que conducen a la destrucción de ese entusiasmo natural, ese apetito de cosas posibles del que depende toda felicidad, tanto la de las personas como la de los animales. Se trata de cuestiones que están dentro de las posibilidades del individuo, y me propongo sugerir ciertos cambios mediante los cuales, con un grado normal de buena suerte, se puede alcanzar esta felicidad. 
Puede que la mejor introducción a la filosofía por la que quiero abogar sean unas pocas palabras autobiográficas. Yo no nací feliz. De niño, mi himno favorito era «Harto del mundo y agobiado por el peso de mis pecados». A los cinco años se me ocurrió pensar que, si vivía hasta los setenta, hasta entonces solo había soportado una catorceava parte de mi vida, y los largos años de aburrimiento que aún tenía por delante me parecieron casi insoportables. En la adolescencia, odiaba la vida y estaba continuamente al borde del suicidio, aunque me salvó el deseo de aprender más matemáticas. Ahora, por el contrario, disfruto de la vida; casi podría decir que cada año que pasa la disfruto más. En parte, esto se debe a que he descubierto cuáles eran las cosas que más deseaba y, poco a poco, he ido adquiriendo muchas de esas cosas. En parte se debe a que he logrado prescindir de ciertos objetos de deseo —como la adquisición de conocimientos indudables sobre esto o lo otro— que son absolutamente inalcanzables. Pero principalmente se debe a que me preocupo menos por mí mismo. Como otros que han tenido una educación puritana, yo tenía la costumbre de meditar sobre mis pecados, mis fallos y mis defectos. Me consideraba a mí mismo —y seguro que con razón— un ser miserable. Poco a poco aprendí a ser indiferente a mí mismo y a mis deficiencias; aprendí a centrar la atención, cada vez más, en objetos externos: el estado del mundo, diversas ramas del conocimiento, individuos por los que sentía afecto. Es cierto que los intereses externos acarrean siempre sus propias posibilidades de dolor: el mundo puede entrar en guerra, ciertos conocimientos pueden ser difíciles de adquirir, los amigos pueden morir. Pero los dolores de este tipo no destruyen la cualidad esencial de la vida, como hacen los que nacen del disgusto por uno mismo. Y todo interés externo inspira alguna actividad que, mientras el interés se mantenga vivo, es un preventivo completo del ennui. En cambio, el interés por uno mismo no conduce a ninguna actividad de tipo progresivo. Puede impulsar a escribir un diario, a acudir a un psicoanalista, o tal vez a hacerse monje. Pero el monje no será feliz hasta que la rutina del monasterio le haga olvidar su propia alma. La felicidad que él atribuye a la religión podría haberla conseguido haciéndose barrendero, siempre que se viera obligado a serlo para toda la vida. La disciplina externa es el único camino a la felicidad para aquellos desdichados cuya absorción en sí mismos es tan profunda que no se puede curar de ningún otro modo. 
Hay varias clases de absorción en uno mismo. Tres de las más comunes son la del pecador, la del narcisista y la del megalómano. 
Cuando digo «el pecador» no me refiero al hombre que comete pecados: los pecados los cometemos todos o no los comete nadie, dependiendo de cómo definamos la palabra; me refiero al hombre que está absorto en la conciencia del pecado. Este hombre está constantemente incurriendo en su propia desaprobación, que, si es religioso, interpreta como desaprobación de Dios. Tiene una imagen de sí mismo como él cree que debería ser, que está en constante conflicto con su conocimiento de cómo es. Si en su pensamiento consciente ha descartado hace mucho tiempo las máximas que le enseñó su madre de pequeño, su sentimiento de culpa puede haber quedado profundamente enterrado en el subconsciente y emerger tan solo cuando está dormido o borracho. No obstante, con eso puede bastar para quitarle el gusto a todo. En el fondo, sigue acatando todas las prohibiciones que le enseñaron en la infancia. Decir palabrotas está mal, beber está mal, ser astuto en los negocios está mal y, sobre todo, el sexo está mal. Por supuesto, no se abstiene de ninguno de esos placeres, pero para él están todos envenenados por la sensación de que le degradan. El único placer que desea con toda su alma es que su madre le dé su aprobación con una caricia, como recuerda haber experimentado en su infancia. Como este placer ya no está a su alcance, siente que nada importa: puesto que debe pecar, decide pecar a fondo. Cuando se enamora, busca cariño maternal, pero no puede aceptarlo porque, debido a la imagen que tiene de su madre, no siente respeto por ninguna mujer con la que tenga relaciones sexuales. Entonces, sintiéndose decepcionado, se vuelve cruel, se arrepiente de su crueldad y empieza de nuevo el terrible ciclo de pecado imaginario y remordimiento real. Esta es la psicología de muchísimos réprobos aparentemente empedernidos. Lo que les hace descarriarse es su devoción a un objeto inalcanzable (la madre o un sustituto de la madre) junto con la inculcación, en los primeros años, de un código ético ridículo. Para estas víctimas de la «virtud» maternal, el primer paso hacia la felicidad consiste en liberarse de la tiranía de las creencias y amores de la infancia. 
El narcisismo es, en cierto modo, lo contrario del sentimiento habitual de culpa; consiste en el hábito de admirarse uno mismo y desear ser admirado. Hasta cierto punto, por supuesto, es una cosa normal y no tiene nada de malo. Solo en exceso se convierte en un grave mal. En muchas mujeres, sobre todo mujeres ricas de la alta sociedad, la capacidad de sentir amor está completamente atrofiada, y ha sido sustituida por un fortísimo deseo de que todos los hombres las amen. Cuando una mujer de este tipo está segura de que un hombre la ama, deja de interesarse por él. Lo mismo ocurre, aunque con menos frecuencia, con los hombres; el ejemplo clásico es el protagonista de Las amistades peligrosas. Cuando la vanidad se lleva a estas alturas, no se siente auténtico interés por ninguna otra persona y, por tanto, el amor no puede ofrecer ninguna satisfacción verdadera. Otros intereses fracasan de manera aún más desastrosa. Un narcisista, por ejemplo, inspirado por los elogios dedicados a los grandes pintores, puede estudiar bellas artes; pero como para él pintar no es más que un medio para alcanzar un fin, la técnica nunca le llega a interesar y es incapaz de ver ningún tema si no es en relación con su propia persona. El resultado es el fracaso y la decepción, el ridículo en lugar de la esperada adulación. Lo mismo se aplica a esas novelistas en cuyas novelas siempre aparecen ellas mismas idealizadas como heroínas. Todo éxito verdadero en el trabajo depende del interés auténtico por el material relacionado con el trabajo. La tragedia de muchos políticos de éxito es que el narcisismo va sustituyendo poco a poco al interés por la comunidad y las medidas que defendía. El hombre que solo está interesado en sí mismo no es admirable, y no se siente admirado. En consecuencia, el hombre cuyo único interés en el mundo es que el mundo le admire tiene pocas posibilidades de alcanzar su objetivo. Pero aun si lo consigue, no será completamente feliz, porque el instinto humano nunca es totalmente egocéntrico, y el narcisista se está limitando artificialmente tanto como el hombre dominado por el sentimiento de pecado. El hombre primitivo podía estar orgulloso de ser un buen cazador, pero también disfrutaba con la actividad de la caza. La vanidad, cuando sobrepasa cierto punto, mata el placer que ofrece toda actividad por sí misma, y conduce inevitablemente a la indiferencia y el hastío. A menudo, la causa es la timidez, y la cura es el desarrollo de la propia dignidad. Pero esto solo se puede conseguir mediante una actividad llevada con éxito e inspirada por intereses objetivos. 
El megalómano se diferencia del narcisista en que desea ser poderoso antes que encantador, y prefiere ser temido a ser amado. A este tipo pertenecen muchos lunáticos y la mayoría de los grandes hombres de la historia. El afán de poder, como la vanidad, es un elemento importante de la condición humana normal, y hay que aceptarlo como tal; solo se convierte en deplorable cuando es excesivo o va unido a un sentido de la realidad insuficiente. Cuando esto ocurre, el hombre se vuelve desdichado o estúpido, o ambas cosas. El lunático que se cree rey puede ser feliz en cierto sentido, pero ninguna persona cuerda envidiaría esta clase de felicidad. Alejandro Magno pertenecía al mismo tipo psicológico que el lunático, pero poseía el talento necesario para hacer realidad el sueño del lunático. Sin embargo, no pudo hacer realidad su propio sueño, que se iba haciendo más grande a medida que crecían sus logros. Cuando quedó claro que era el mayor conquistador que había conocido la historia, decidió que era un dios. ¿Fue un hombre feliz? Sus borracheras, sus ataques de furia, su indiferencia hacia las mujeres y sus pretensiones de divinidad dan a entender que no lo fue. No existe ninguna satisfacción definitiva en el cultivo de un único elemento de la naturaleza humana a expensas de todos los demás, ni en considerar el mundo entero como pura materia prima para la magnificencia del propio ego. Por lo general, el megalómano, tanto si está loco como si pasa por cuerdo, es el resultado de alguna humillación excesiva. Napoleón lo pasó mal en la escuela porque se sentía inferior a sus compañeros, que eran ricos aristócratas, mientras que él era un chico pobre con beca. Cuando permitió el regreso de los emigres tuvo la satisfacción de ver a sus antiguos compañeros de escuela inclinándose ante él. ¡Qué felicidad! Sin embargo, esto le hizo desear obtener una satisfacción similar a expensas del zar, y acabó llevándole a Santa Elena. Dado que ningún hombre puede ser omnipotente, una vida enteramente dominada por el ansia de poder tiene que toparse tarde o temprano con obstáculos imposibles de superar. La única manera de impedir que este conocimiento se imponga en la conciencia es mediante algún tipo de demencia, aunque si un hombre es lo bastante poderoso puede encarcelar o ejecutar a los que se lo hagan notar. Así pues, la represión política y la represión en el sentido psicoanalítico van de la mano. Y siempre que existe una represión psicológica muy acentuada, no hay felicidad auténtica. El poder, mantenido dentro de límites adecuados, puede contribuir mucho a la felicidad, pero como único objetivo en la vida conduce al desastre, interior si no exterior. 
Está claro que las causas psicológicas de la infelicidad son muchas y variadas. Pero todas tienen algo en común. La típica persona infeliz es aquella que, habiéndose visto privada de joven de alguna satisfacción normal, ha llegado a valorar este único tipo de satisfacción más que cualquier otro, y por tanto ha encauzado su vida en una única dirección, dando excesiva importancia a los logros y ninguna a las actividades relacionadas con ellos. Existe, no obstante, una complicación adicional, muy frecuente en estos tiempos. Un hombre puede sentirse tan completamente frustrado que no busca ningún tipo de satisfacción, solo distracción y olvido. Se convierte entonces en un devoto del «placer». Es decir, pretende hacer soportable la vida volviéndose menos vivo. La embriaguez, por ejemplo, es un suicidio temporal; la felicidad que aporta es puramente negativa, un cese momentáneo de la infelicidad. El narcisista y el megalómano creen que la felicidad es posible, aunque pueden adoptar medios erróneos para conseguirla; pero el hombre que busca la intoxicación, en la forma que sea, ha renunciado a toda esperanza, exceptuando la del olvido. En este caso, lo primero que hay que hacer es convencerle de que la felicidad es deseable. Las personas que son desdichadas, como las que duermen mal, siempre se enorgullecen de ello. Puede que su orgullo sea como el del zorro que perdió la cola; en tal caso, la manera de curarlas es enseñarles la manera de hacer crecer una nueva cola. En mi opinión, muy pocas personas eligen deliberadamente la infelicidad si ven alguna manera de ser felices. No niego que existan personas así, pero no son bastante numerosas como para tener importancia. Por tanto, doy por supuesto que el lector preferiría ser feliz a ser desgraciado. No sé si podré ayudarle a hacer realidad su deseo; pero desde luego, por intentarlo no se pierde nada.
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gloriousbouquetlove · 8 months
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Far Cry Cradle
Después de los acontecimientos de la guerra iniciada por el Reino de Lucis, solo aquellos humanos que ayudaron a vencer a los búhos plateados se les permitió quedarse en el Reino de las Espinas.
Pero después de 400 años finalmente se ha firmado un tratado de paz entre Reino de las Espinas. y los países vecinos. Un momento realmente importante que marco a hadas y humanos por igual.
Y fue un momento realmente estresante que sufrió la familia Draconia, en especial para Levan, actual rey y ministro de paz del reino. El pobre se quedó por varias semanas encerrado en su oficina firmando papeles y enviando cartas a todos los reinos vecinos. Su esposa e hijo tuvieron que sacarlo arrastrando a la fuerza para que se tomara un descanso.
También fue difícil para Lilia, después de todo era la mano derecha de la reina Meleanor Draconia, y tenia que estar a su lado en todo momento. Y tuvo que soportar los ataques de ira de su reina cuando un reino vecino ponía condiciones un tanto inoportunas.
Pero al fin todos se podían tomar un merecido descanso.
Lilia se dirigía a su hogar, una pequeña cabaña alejada de la capital, que hace ya varios años construyo junto a su pareja. El ya deseaba llegar, poder al fin recostarse en su cama y quedarse dormido abrazado con su amada esposa y su querido…
“¡BUA, BUA!”
Aquel llanto se escuchaba afuera de la cabaña, un llanto que conocía muy bien y que extrañaba mucho, con todo el asunto del tratado Lilia muy apenas tenía tiempo para pasar con su familia. Pero ahora va a arreglar eso.
Sin perder más tiempo el hada voló hacia la ventana de la habitación que compartía con su amada y pudo visualizar a su esposa y a su pequeño hijo.
Leia se encontraba al lado de la cuna, meciendo con preocupación al bebé de un lado a otro.
“¿Qué pasa Silver, tienes hambre?... No, ¿talvez sea tu pañal?… Tampoco, ¿perdiste tu manta?... No, aquí esta, mi dulce Silver ¿qué necesitas?”
“Quizás una canción de cuna ayudaría”
Tanto la mujer y él bebe se sorprendieron al oír esa voz familiar.
“Lilia regresaste”
“Hola mi amor, veo que tienes algunos problemas para dormir a nuestro pequeño”
“Si, ha estado así estos días y no sé por…”
“Baba…Baba”
El pequeño estiro sus manitas hacia su padre mientras una linda sonrisita se formaba en su rostro.
“Oh que lindo, al parecer está muy feliz de verte”
“Khee hee, ya lo veo”
Lilia se acerco a Leia y extendió sus brazos, ella entendió lo que quería, y con cuidado coloco a Silver en los brazos de su padre.
Él bebé estaba muy feliz, balbuciendo palabras incoherentes mientras jugaba con el largo cabello de su progenitor.
Pero ya era muy tarde, así que sin más el hada empezó a cantar:
En tu cálida cuna,
Alégrate de la luz
De las estrellas
Incluso ahora
Mi mirada
Encontraras y
Estaremos juntos
Si despiertas de
Un sueño temible
Duerme,
Duerme ya,
Mi amor
Por favor,
En tus sueños
Que camines
Hacia la luz
Que te guía
Cuando la canción llego a su fin, el pequeño ya hacia dormido, con cuidado de no despertar al bebé, Lilia lo coloco en su cuna.
Una calidez lleno el corazón al hada al ver como su hijo dormía, se veía tan lindo y frágil, pero cada día el pequeño crecía más y el sabía que en el futuro se convertiría en alguien fuerte e independiente que protegerá a sus seres queridos.
La sensación de ser abrazado por detrás lo saco de sus pensamientos, su amada apoyaba su cabeza en su hombro y observo también como dormía su bebé.
“El realmente te extraño”
“Yo también lo extrañe, los extrañe a ambos”
El hada se dio la vuelta y miro a la humana a los ojos.
“Te amo bestia”
No importa cuentas veces ella escuchara esas palabras, siempre hacían que su corazón salte de alegría.
“Yo también te amo Lilia”
Sin decir otra palabra, Leia sello sus labios con los de Lilia, y ambos se fundieron en el beso.
Lilia al fin estaba en casa.
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kalikeha · 1 year
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Capitalismo - Ana Pérez Cañamáres
El hombre seboso y trajeado se cuela en nuestra cama cada noche, después de follarse al universo viene a susurrarnos nanas. Su obsesión por nosotros no descansa nunca, en nuestros sueños nos persigue, con su disfraz de perro, de vendedor, de cura de espiga de trigo, de pistola en el bolsillo su disfraz de muerte, su disfraz de vida.
Sé que tú le gustas con ojeras yo le pongo cachondo cuando estoy cansada me quiere flaca aunque me tienta con chucherías y a ti elegante aunque te duelan los huesos.
me empuja a emborracharme pero no por diversión sino para olvidar que mis horas de ocio se cierran siempre con balance negativo cuando estamos a punto de enfermar por agotamiento nos premia con unas vacaciones y nos tiende los billetes como el cazador lanza un hueso al galgo que ahorcará mañana
me instiga a desear cosas que no necesito aunque él nunca tiene para mí un regalo
dice que mis enemigos son aquellos que quieren lo mismo que yo porque no hay bastante nunca hay bastante para todos
y nos cobra por lo que no es de nadie por el agua de lluvia por el sol y la arena por los claros del bosque y los manantiales
secuestra a mi amor durante 10 horas cada día y cada día me lo devuelve más viejo con sus brazos lascivos abraza a mi hija y yo grito ¡huye! -he visto los primeros signos de rendición en su rostro inocente- pero no sé mostrarle la puerta de salida
y más que mi felicidad, lo que a él le preocupa es atisbar en mi cara un rastro de consuelo que me permita llegar hasta la próxima tregua cada día me pone café en los labios para que aguante, y luego una pastilla que me aplaque los nervios para que duerma mientras él sigue haciendo conmigo lo que le viene en gana
(a veces se tumba sobre mí y yo con los ojos abiertos miro al techo, y si se da cuenta me dice que ya va siendo hora de pintarlo)
envenena la comida con que me alimenta me prohíbe fumar mientras engorda mi ansiedad y me quita los chupetes que podrían consolarme
provoca mi llanto y después me obliga a maquillar las señales de la tristeza
si me pongo rebelde, ríe paternalista cuenta que él también pasó por esa época y mi rebeldía la rebaja a moda que luce en camisetas los sábados por la mañana cuando sale a comprar los cruasanes y el periódico
él me da detalle de cada asesinato, de todas las guerras de las violaciones y los golpes de estado
pero tanta información me deja sorda y ya no escucho los crujidos ni los llantos en voz baja las señales del desmoronamiento
y él calla que cada muerto, cada herido las mujeres violadas y los que sufren torturas todos recibieron su visita antes de convertirse en lo que son ahora
se zafa de las culpas con promesas pero yo sé que una palabra suya bastará para condenarnos
y si desaparece es para espiar a salvo y oculto en los bares, en los hoteles, en los baños, en las celdas
tengo que darle las gracias porque ¡tú eres una mujer moderna!, grita animoso de las que habla inglés, trabaja en casa y en la oficina va al gimnasio y aparenta menos edad de la que dice el dni tienes nociones de pedagogía aunque apenas veas a tus hijos
y además fuiste bendecida con una vocación para que puedas sentirte mejor que otras (y yo callo que yo no quiero ser artista si eso va a convertirme en diferente porque ya me siento lo bastante sola y no quiero competir en más carreras)
si muestro debilidad, susurra, todos querrán aprovecharse (como si él dejara algo para los otros) mejor será que despliegue arrogancia (con todos menos con él)
de todo me habla pero no de quién recogerá los restos del naufragio ni en qué lugar nos reuniremos los náufragos para organizarnos para hacer un fuego, compartir la comida y quitarnos el frío
aunque antes hay que hacer acopio de fuerzas para no abandonarse cada uno en su rincón
Un día, no sé cuándo, yo le voy a cobrar sus cadáveres, las humillaciones el secuestro de la inocencia el expolio de los sueños
yo le voy a cobrar, no sé cuándo
y la primera puñalada que le voy a meter va a ser por las caricias que no nos dimos por los polvos que no echamos tú y yo cada vez que se cuela en nuestra cama y nos dice que mañana, mañana, mañana mañana el despertador sonará a las 6.30
y veinte minutos más de sueño nos harán mejores soldados a su servicio
Te lo juro, mi amor. Una puñalada por cada polvo que nos robó y luego ya el resto, por los presos, por los indigentes por los que dejan atrás casa y familia por el dolor que no merecemos sufrir ni ver por los campos arrasados por los animales que se hacinan por los niños que trabajan por los ojos que se cierran por el cansancio y la muerte por el tiempo que no volverá por la vida que nos robaron por la vida mi amor, por la vida.
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fanwritting · 2 years
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HARE || Golden Kamuy x Huntress!Reader
Obra sin fines de lucro, solo para aliviar estrés.
(18+) La siguiente obra contiene escenas de violencia y material sexual.
Golden Kamuy, ni Dead by Daylight es de mi pertenencia, cualquier atribución a su respectivo creador.
(Se que nadie va hacer caso, pero ya advertí 🫡)
Faltas de Horrografia, bienvenidas sean.
No se seguirá el curso cronológico del manga por que…me da flojera 🫶🏻
Capitulo 2
Después del jaleo del incendio del almacén. Ana acompañó al Teniente a una importante reunión con un traficante de armas.
Sinceramente, la idea en sí del plan del Teniente Tsurumi le parecía una flojera, demasiado complicado. Pero no era su trabajo opinar. Ella misma sentía que las intenciones del hombre iban más allá de simple impotencia hacia su propio gobierno.
Pero las palabras de Tsurumi resonaban en su mente cada vez que miraba hacia atrás.
«—No tienes que preocuparte por nada, concéntrate en tener una buena vida. Mientras hagas lo que diga, seré tus ojos hasta donde tú lo desees.»
Ahora iba de camino al océano, Tsurumi solía vestirla con ropas elegantes. Así que el dueño de la casona de arenques le recibió cálidamente.
Cuando la personas le preguntaban por su máscara, Tsurumi se inventaba un historia tan convincente como su persona. Incluso le había inventado un personaje para cuando no estuviera en una misión.
A los ojos de los demás no era Ana. Era Oyuki Tsurumi, la hija de adoptiva de Tokushirou Tsurumi. Una muchachita víctima de la guerra, bien portada y gentil que cautivaba a cualquiera.
Cómo Oyuki, Ana se presentaba como una hija muda, pero talentosa. Y lo demostraba mientras tocaba con agilidad en el piano de la sala común de la mansión de un viejo dueño de un negocio de arenques.
—¡Su hija es bastante habilidosa, Sr. Tsurumi!
Aplaudía el anciano, bastante impresionado.
—Mi hija lo pidió por capricho, pero nadie puedo tocar esa cosa, estoy seguro que el piano debe estar feliz de al fin ser útil.
Tsurumi comienza el show.
—Hubo una vez en la que mi familia tuvo riqueza a su nombre, logré aprender un par de trucos y le enseñé a mi hija, un verdadero reto—Ana le saca la lengua a espaldas del viejo—. Obviamente todo tiene sus altibajos en esta vida y todo fue momentáneo. Estoy seguro que usted me entiende.
Y Ana se pierde, no hallándole más interés a su conversación. Su mirada se pierde en la ventana, la costa llamándola con su balanceó.
El olor a sal lograba escabullirse en su nariz.
El mar…pescado…tenía hambre. Una pequeña baba se resbaló de sus labios, imaginándose un pescado bien frito cubierto de especias y limón.
Iría con Tsukishima a que le diera algo de comer.
Se levanta del pequeño banquillo, y se pierde en los pasillos dispuesta a buscar al hombre nariz aplastada.
Pero un olor se escabulle en su nariz, un olor familiar.
El olor de la sangre, la tierra y el sudor.
Ah, ya lo encontró.
Pensó deteniendo la hoja del cuchillo con sus manos a escasos centímetros de su rostro. Inmutable ante la presencia del asesino.
Mira detrás de él a dos soldados caídos. Y luego observa la herida en su costado. Con una mano sostiene sus ropas, y las mueve lo suficiente para ver su pecho.
No sobrevivirá.
—тату.
Henmi Kazuo se pone pálido ante la fuerza de Ana. Jamás habiendo presenciado como una mujer detenía un cuchillo de esa magnitud con su propias manos.
No chillaba, no lloraba, no peleaba.
No era bella.
Pone una cara de profundo disgusto.
—Haa…realmente eres horrenda.
Parecía que le entendió, pues Ana lo levanta sobre su cabeza y lo lanza hacia el soldado Inmortal.
[…]
Ana es cargada como un saco de papas por el Teniente Tsurumi hasta la costa de piedras, la sienta en la canoa junto a otros soldados. Comenzando a perseguir al grupo del inmortal.
—¡Rema, Ana! ¡Rema!
La de la máscara de liebre, hace una seña de que paren. Los soldados sueltan los remos confundidos. Ana se arremanga las mangas del kimono, toma los remos y con una velocidad monstruosa comienza a remar.
Asirpa no lo creía. El bote se movía con la velocidad de 10 hombres. Casi rozándole la nuca.
La niña ainu chasquea la lengua. Apuntando con el arpón a la orca.
—¡Nos arrastrará! ¡Sosténganse!
El arpón se incrusta en la piel de la orca, que comienza a nadar en dirección contraria.
Ana sigue remando hasta que el Teniente le hace una seña de que era suficiente.
—Detente Ana —dice—. ¿Con que trabaja con los ainus, eh? Si quiere colocarse en la cima de la cadena alimenticia tendrá que volverse en un ser repugnante, ¿no lo crees Ana?
La mujer se limita en dejar llevar sus brazos por la corriente. Medio cuerpo suyo rozando el mar.
—Я голоден…—murmura agotada, sintiendo las manos de los soldado evitar que meta la cabeza al mar.
Extra:
—La mujer que acompañaba al Teniente…no es normal.
Comenta Asirpa después de un rato. Su estómago lleno de carne de orca.
Sugimoto se queda callado.
—Tu también lo notaste ¿no? Pensé que me volvería loco al volverla a ver. Ella fue mi carcelera cuando me capturaron.
—Según lo que he escuchado, es la hija adoptiva del Teniente. Se hablaba mucho de ella en Abashiri. Oyuki Tsurumi, la Liebre Invernal.
—¿Liebre? —inquiere Asirpa.
—Por la máscara que lleva, los soldados solían comentar que jamás se la quitaba. Nadie sabe cómo es su rostro, pero las familias militares están obsesionadas con ella. A pesar de no poder hablar.
»Dicen que Tsurumi la recogió de un manicomio, y fue tanto su encanto que la adoptó como suya.
—En Otaru la llamaron Ana, y te aseguro que no es muda, hablo en un idioma foráneo.
—Dicen que Tsurumi la recogió de un manicomio, y fue tanto su encanto que la adoptó como suya.
Sugimoto suelta una risa sin gracia—. Debió estar tan encantado con su fuerza que lo hizo mentirle a todos, yo vi con mis propios ojos cuando lanzó a dos hombres que le doblaban la altura como si fueran papas. A mi me alzó y zarandeó de aquí para allá—dijo Sugimoto—. No es alguien con quien quisiera encontrarme en una pelea.
—Alguien así no puede ser humano. La máscara la hace ver cómo un cadáver manejado como marioneta, como si ya estuviera muerta.
Sugimoto frunce el ceño.
—No se si es alguien de fiar o no. A pesar de la paliza que me dio, sano mis heridas y me protegió de esos gemelos. Pero pase lo que pase, si llegas a enfréntarla, dale las pieles.
El grupo se queda callado, la imagen de la muchacha presente en sus mentes, preguntándose quién era en realidad.
Mientras tanto, Ana saboreaba felizmente una brocheta de calamar frita que el dueño de la mansión le había regalado. El plan de Tsurumi había fallado estrepitosamente en conseguir fondos para armas. Pero al menos Ana había sido recompensada con una caja de finas joyas por haber tocado para él y su familia.
—Estos te quedan bien—comentaba el Teniente, midiendo unos pendientes de jade decorados en oro. Claramente decepcionado por la negación del dueño de los arenques.
Un soldado se les acerca, asiendo una reverencia hacia Ana antes de continuar.
—Primer Teniente Tsurumi, señor. Traigo noticias de Otaru.
»El soldado Ogata Hyakunosuke se ha esfumado del hospital.
Ana entreabre los labios, su expresión por fin mostrando una emoción nueva.
Preocupación.
Traducción por Google:
тату—Tatuaje
Я голоден…—Tengo hambre...
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chefherrera · 2 years
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EL ACONTECIMIENTO. Antes de anunciarse como la ganadora del Nobel 2022, nunca había oido hablar de Annie Ernaux. Y no es la primera vez; cada año sale la persona premiada y de inmediato googleo para enterarme quienes son y qué hicieron. Gabriel Guerra posteó en Twitter la foto de esta novela, que recién había terminado de leer, y la recomendó mucho. No esperé y la mandé pedir a Amazon. Es una lectura autobiográfica centrada en un hecho particular en la vida de la escritora. La lectura es fluída y está bien estructurada. No tanto el tema, sino la manera de narrar es lo que capta mi atención. La crudeza de  ciertas escenas intercaladas con una introspección clara y honesta generan una arquitectura mental bien definida y que tiene la capacidad de arrebatarte y de abstraerte. Antes quiero comentar el método que sigo siempre que leo un libro: conforme voy leyendo, subrayo las partes que me hacen algo. Anoto las páginas con los textos o fragmentos selectos en la hoja en blanco que casi siempre hay al final de los libros y cuando he terminado de leer reviso los apuntes y los paso a un archivo. Entonces establezco un diálogo con mis lecturas y eso para mí es divertido y provechoso. Es parte de mi vida cotidiana, de mi estilo de vida. Esto lo digo porque así queda claro que lo que hago aquí no es ni un resúmen ni un análisis del (o los) textos. Bueno, sigamos. Algunas partes que me han gustado:
"Asistía a clases de literatura y sociología, iba al comedor universitario y tomaba cafés al mediodía y por la noche en la Faluche, el bar reservado para los estudiantes, pero ya no vivía en el mismo mundo. A un lado estaban las otras chicas, con sus vientres vacíos, y al otro me encontraba yo"
Para los que no lo sepan, "el acontecimiento" refiere a un aborto:
"Nos encontramos las dos en la habitación. Yo sentada en la cama con el feto entre las piernas. No sabemos qué hacer. Le digo a O. que hay que cortar el cordón. Toma unas tijeras, no sabemos por qué lugar hay que cortar, pero lo hace. Miramos al feto. Tiene un cuerpo minúsculo y una gran cabeza. Bajo los párpados transparentes, los ojos parecen dos manchas azules. Parece una muñeca india. Le miramos el sexo. Nos parece ver el comienzo de un pene. Así que he sido capaz de fabricar esto. O. se sienta en el taburete. Llora. Lloramos en silencio. Es una escena que no tiene nombre en la que la vida y la muerte se dan la mano. Es una escena de sacrificio"
"Rregresé a Ruan. Era un mes de febrero frío y soleado. No tenía la impresión de haber vuelto al mismo mundo. Los rostros de los transeúntes, los coches, las bandejas sobre las mesas del comedor universitario, todo lo que veía me parecía rebosante de significados. Pero, debido a ese mismo exceso, no podía captar ninguno de ellos".
"Caminaba por las calles con el secreto de la noche del 20 al 21 de enero en mi cuerpo, como si de algo sagrado se tratara. No sabía si había estado en el límite del horror o de la belleza".
Me da la impresión de que esta mujer anda como alienada, tanto de sí misma, de su fisiología, como de la cultura y sociedad a la que pertenece. A ratos pareciera como si transitara por un espacio liminal donde se mezclan la realidad con la pesadilla en un vórtice de significados y contradicciones, y que termina en un auténtico evento catártico. Al final del libro, me queda una sensación, una sospecha, de que la autora intenta justificar, o más bien, de soslayar el "acontecimiento" otorgándole un estátus de utilidad:
"Me he quitado de encima la única culpabilidad que he sentido en mi vida a propósito de este acontecimiento: el haberlo vivido y no haber hecho nada con él... porque por encima de todas las razones sociales y psicológicas que pueda encontrar a lo que viví, hay una de la cual estoy totalmente segura: esas cosas me ocurrieron para que diera cuenta de ellas.
El mismo título alude a una percepción meramente pasajera, se reduce a un hecho cargado de horror y crudeza fisícas pero que intenta eludir lo psicológico y las secuelas que pueda tener. Siento que lo ha racionalizado y su tono es el de una víctima que debe dar testimonio de su vivencia. ¿Habrá un elemento de culpa en todo esto? No lo sé. Se ha sublimado en algo abstracto, se comprime en una narrativa de donde ya no puede escapar nunca y que se ha intecambiado por su recuerdo. Es decir: la autora ha extirpado el recuerdo y sus consecuencias en un sitio externo, y ha logrado, efectivamente, abortar el acontecimiento mismo.
En suma: como dije, el tema no es de mi interés inmediato, más no así la manera de tratarlo. Se puede hacer literartura de lo que sea, en este caso, de un hecho real. Y la autora lo ha hecho muy bien, porque refleja tanto el aspecto psicológico por el cual atraviesa como su relación con la sociedad, la cultura y la moral de su tiempo y, más importante, queda claro que tales conflictos y puntos de vista aún continúan, de una manera u otra.
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daliloversworld · 2 years
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Dos almas gemelas conversan, abrazadas, en un paradisiaco planeta de la galaxia de Andrómeda mientras observan las estrellas. De vez en cuando dirigen su mirada hacia la Vía Láctea, la galaxia vecina en la que se encuentra el famoso y singular planeta llamado "Tierra".
—Me han propuesto ir... —le dice ella a él con una mezcla de preocupación y entusiasmo.
—Sabía que tarde o temprano solicitarían tu ayuda... Tu vibración, sabiduría y dotes sanadoras serían muy bien recibidas en ese planeta.
—Así es... Me siento muy honrada por la llamada del consejo local terrestre. Como bien sabes, es una oportunidad única que se les presenta a muy pocas almas a lo largo del Universo... No puedo fallarles. Y tampoco puedo desperdiciar la ocasión de experimentar en primera persona el cambio de conciencia de la Tierra, aunque ello suponga determinados sacrificios. Siento que debo ir y encarnar. Ayudar... Colaborar... Aportar lo que sé y lo que hay en mi interior...
A medida que pronuncia estas palabras, una lágrima de emoción se desliza lentamente por el rostro de ella. Su compañero la escucha orgulloso y embelesado: no hay palabras en ningún lugar del Cosmos para expresar la admiración y el amor que en ese instante surgen de su corazón. Sin embargo, tampoco puede evitar una honda sensación de tristeza ante la posibilidad de una inminente separación de su amada...
—Lo sé... —le dice ella adivinando sus pensamientos—. Es lo primero que he pensado cuando el portavoz del consejo me ha sugerido abandonar Andrómeda y pasar una larga temporada como humana... Tendré que olvidarte y nacer en un mundo de contrastes, dual, sin apenas conciencia de mi lugar de origen. Me han advertido que la experiencia puede resultar muy dolorosa. Prácticamente insoportable. Las emociones y sentimientos humanos distan mucho de los nuestros. Allí hay sufrimiento, desamor, guerra, miedo... Nada que ver con la paz y el amor que reinan en nuestro planeta.
—Ni que decir tiene que yo estaré a tu lado. Solicitaré el permiso como guía espiritual y te acompañaré desde el mismo momento en que nazcas. Haré lo posible por que tus días en la Tierra sean felices y llevaderos...
Ella sonríe con ternura y suspira, al tiempo que toma la mano de él y la estrecha con fuerza.
—Que te conviertas en mi guía conlleva determinadas obligaciones y compromisos que has de estar dispuesto a cumplir... Entre ellos, respetar el plan de vida que elabore y no excederte a la hora de pretender ayudarme, manteniendo siempre una actitud de comprensión y aceptación ante todo lo que pueda ocurrirme. Conforme avance dicho plan de vida, es muy posible que tenga que pasar por momentos de absoluta tristeza, desolación e infelicidad. Recuerda que voy a ser humana y que, como humana, estaré sujeta a todo tipo de adversidades e infortunios. Por lo tanto, tendrás que habituarte a verme sufrir de vez en cuando; a observarme rota por el dolor (tanto físico como emocional); a aceptar las injusticias que a buen seguro habré de soportar por causa de mi condición de mujer (recuerda que en la Tierra todavía impera la superioridad del sexo masculino)... Y, sobre todo, tendrás que familiarizarte con una situación que ni yo misma soy capaz de asimilar con mi entendimiento actual: me "enamoraré" de algunos hombres terrestres y creeré haber descubierto el amor verdadero, olvidando por completo tu recuerdo, tu cariño y la eterna luz de tus ojos... Es inevitable: las reglas físicas de la Tierra exigen que cada ser humano se sienta atraído por otras personas (generalmente del sexo opuesto) para fomentar la procreación y supervivencia de la especie. Yo no seré una excepción... Si te decides a ser mi guía, tendrás que afrontar este tipo de situaciones y mantener una posición de absoluta ecuanimidad. Al igual que yo, no podrás echarte atrás: tendrás que presenciar mis dificultades, mis fracasos y mis relaciones "amorosas" cada día de mi vida, además de resultarte casi imposible mantener cualquier tipo de comunicación consciente conmigo. Tan solo podrás arroparme con tu amor y contemplar mi encarnación desde una perspectiva elevada, sin juicios, dejando que experimente lo que deba experimentar y apoyándome de manera incondicional con tu energía. Solo podrás intervenir directamente (y sin que yo me dé cuenta) si mi vida está en peligro y todavía no ha llegado mi hora...
El silencio y las dudas se apoderan de ella, que siente en su interior la tristeza infinita de su compañero ante semejante exposición. Este, no obstante, consigue sobreponerse a la melancolía y reúne el valor suficiente para realizar la siguiente pregunta:
—¿Existe alguna otra alternativa?
—¿Otra alternativa?...
—Sabes bien a qué me refiero... Solo tú puedes leer mi mente aunque trate de ocultar mis pensamientos.
—Sí, claro que existe... pero el amor que nos une me impide planteártela abiertamente. Nunca, jamás, permitiría que lo hicieras. Es una labor mía, y por nada del mundo consentiré que te expongas a los mismos sufrimientos y penalidades que habré de atravesar yo.
—Por favor, dime: ¿qué te ha dicho el consejo? ¿Habéis hablado de mí?
—Lo que me haya dicho el consejo es secundario...
En esta ocasión es él quien lee los pensamientos de ella, que comienza a llorar confusa y desconsolada, sin otra opción que exponer toda la verdad.
—El consejo terrestre me daría permiso para encarnar en la misma época que tú..., ¿cierto?
—Sí... —balbucea ella entre sollozos—. Como almas gemelas, se nos permite descender juntos y apoyarnos energéticamente en la distancia, existiendo siempre la posibilidad del reencuentro, el posterior reconocimiento y la misión conjunta. Sin embargo, tu encarnación no es necesaria: se requiere únicamente un alma de mis cualidades para ayudar a elevar el nivel de conciencia de la Tierra.
—Entonces está decidido: encarnaré contigo y nos reencontraremos físicamente. No te dejaré sola, aunque tenga que olvidar y enfrentarme a la ignorancia y el dolor.
—¡No sabes lo que dices! No es tan fácil ni tan romántico como parece: una vez allí, seremos como dos ciegos que caminan a tientas. Nuestras energías se sostendrán mutuamente mientras nuestros cuerpos físicos estén separados, pero el anhelo del reencuentro puede resultar especialmente frustrante y devastador: a nivel inconsciente intuiremos que hay alguien ahí fuera, a quien conocemos de otras existencias, que nos complementa y nos ama de un modo incomprensible para nuestra mente, pero no sabremos dónde se encuentra ni qué hacer para localizarlo. En esa búsqueda incesante, que puede llegar a ser enfermiza, es posible que tropecemos con otras personas y que creamos ver en ellas al ser que tanto anhelamos, quedando decepcionados una y otra vez y levantando muros a nuestro alrededor que nos protejan del dolor inherente a cada relación "amorosa".
—Entiendo... No suena muy alentador... Pero debe de haber alguna forma de allanar el camino y facilitar el reencuentro, ¿no es así?
—Efectivamente: la hay. Y es relativamente sencilla, pero muy complicada de llevar a cabo si nos perdemos en las ilusiones terrestres y en la frustración del fracaso sentimental. Escúchame bien e interioriza en tu alma lo que estoy a punto de decirte: para que se produzca el reencuentro en la Tierra, hemos de liberarnos, precisamente, de la necesidad del reencuentro, ¿entiendes? Primero tenemos que haber hecho las paces con nosotros mismos, aceptándonos tal como somos y hallando en nuestro interior la luz y el amor que tanto deseamos. Asimismo, hemos de dejar atrás las relaciones que hayamos podido mantener y agradecer su enseñanza, liberándonos de cualquier tipo de apego, rencor o resentimiento. Esto también es válido para enamoramientos no correspondidos y etapas de soledad y confusión, muy frecuentes en el plano terrestre. Sean cuales sean los antecedentes afectivos de nuestra existencia en tercera dimensión, para iniciar plenamente una nueva etapa debemos dar por finalizadas las anteriores y dejarlas en el lugar que les corresponde. Solo así estaremos en disposición de reconocernos e interesarnos el uno por el otro cuando llegue el momento del reencuentro físico.
—¿Quiere esto decir que existe la posibilidad de que no nos reconozcamos?... —pregunta él con cierto desasosiego.
—Así es... Y si te soy sincera, no puedo imaginarme reencontrándome contigo y pasando de largo, es algo que no puedo llegar a entender y que me causa una sensación de soledad desmesurada. Sería como encontrar un diamante en lo alto de una montaña y dejarlo caer al vacío... Ya ves: incluso aquí, en nuestra dimensión de luz y paz, comienzo a sentir el miedo y la desolación terrestre... Por ello no quiero que vengas conmigo: aparte de tener que enfrentarte a los mismos retos y desafíos que yo, podrías perderte en las ilusiones emocionales de tercera dimensión y acabar en la infelicidad más absoluta. Nuestros guías nos ayudarían en lo posible, pero finalmente somos nosotros los que tendríamos que aproximarnos conscientemente y observarnos sin juicios, reproches o expectativas, aceptando completamente nuestras respectivas sombras y permitiendo a nuestros corazones entrelazarse y amarse sin trabas, con total libertad...
Él queda pensativo y la abraza fuertemente contra su pecho, consciente de las dificultades que entraña embarcarse en la misma misión que su compañera. Ambos, sin necesidad de continuar la conversación, saben que encarnarán juntos y que se reencontrarán en algún momento y lugar del planeta Tierra, en esa galaxia espiral que ahora mismo brilla ante sus ojos. Cuando llegue ese momento, las miradas se cruzarán y las emociones se desbordarán, atrayéndose el uno al otro de un modo sorprendente e inexplicable. El resto de la historia es un misterio, pero los dos correrán el riesgo y confiarán en el amor que une sus almas.
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formerleopard · 2 months
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Lección dolorosa en relación con una terapeuta, Primera parte
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Hace mucho tiempo busqué a Celia Bucay en la red y encontré una cuenta en la Instagram (parte de Meta), cerrada. En el avatar aparece el rostro bellísimo (perfecto) de una mujer muy joven, una leyenda que reza “valora lo que tienes, supera lo que te duele y lucha por lo que quieres”. En otros momentos aparece como avatar una imagen en que esa joven se toma una selfie de cuerpo entero, y su anatomía es muy delgada.
El rostro de Cecilia Bocanegra Mendiola es muy diferente. Si bien no carece de belleza, es mucho más amplio porque el sobrepeso u obesidad que padece lo ha abotagado; la anatomía es la de una mujer que lleva consigo decenas de kilogramos de exceso, lo cual no solamente la deforma, sino que causa alteraciones severas al funcionamiento de todo su organismo, acelera el reloj biológico (envejecimiento prematuro) y puede provocar diabetes, enfermedad cardiaca, cáncer, insuficiencia renal, etc.
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El sobrepeso / obesidad se debe, por supuesto, a malos hábitos, un régimen alimentario inadecuado que se compone de alimentos y bebidas no nutritivos, tóxicos, repletos de calorías vacías; y muy probablemente Cecilia Bocanegra Mendiola come compulsivamente, lo cual sería un síntoma de patología mental y a la vez una forma de autoagresión.
Si Cecilia Bocanegra Mendiola sabe algo sobre psicoanálisis (independientemente de que no cuente con una especialidad en esa disciplina) habrá comprendido que el origen de esos hábitos insanos —destructivos— es un conflicto interior por estarse fallando miserablemente a sí misma. Las diferencias abismales entre la imagen que proyecta y lo que quisiera proyectar –en esa cuenta en Instagram y Threads, en que aparece como Celia Bucay– reflejan una patología avanzada, una seria afectación a su salud mental.
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En una de nuestras llamadas, a finales del año 2023, al tocar el tema de nuestros posibles orígenes étnicos, ella exclamó ¡yo soy de raza blanca! Eso parece querer expresar esa aspiración suya, integrarse a grupos de personas pudientes, para quienes se ha acuñado un término coloquial que suena brillante, Whitexicans. Se trata de ciudadanos de esta nación orgullosos de su país pero no de posibles orígenes mestizos, mucho menos indígenas. Recuerdan a los criollos antes de la guerra de independencia, descendientes de peninsulares pero nacidos en la Nueva España, muy superiores a los mestizos e indígenas, a quienes la madre patria —España— confería privilegios de casta. Agustín de Iturbide es un personaje de la historia a quienes los grupos conservadores consideran un héroe (por su participación en la guerra de independencia) si bien al principio combatió a los insurgentes pero la promulgación de la Constitución de Cádiz lo despojó de sus privilegios y ello le hizo cambiar de bando. Una vez ganada la guerra, Agustín de Iturbide pretendió convertirse en el primer emperador de la región recién independizada, que dejaría de ser una colonia para convertirse en una monarquía. Eso aplauden los grupos acaudalados en esta nación y a eso rinden culto, a la injusticia, a que la mayor parte de una población viva privada de lo necesario mientras una minoría vive en una opulencia obscena y a eso aspira esta psicóloga, lo cual es incongruente con su religión (las enseñanzas del hijo de Dios) y sus correligionarios.
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hala2021 · 2 months
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El inicio de la tercera guerra mundial, parte 40 (esto es solo una historia inventada y una continuación del cuento «Las flores»)
Después de tomar el té me fui a dormir. A la mañana uno de mis custodios me dijo que habían tomado a un nuevo guardia, porque otro se había retirado. Y me dijeron que me lo querían presentar. Sonó el portero y mis custodios atendieron. Me dijeron que se trataba de los familiares del conductor de taxi, desaparecido. Y como yo era famosa, sabían cómo ubicarme. Los hice pasar, siempre custodiada por mi policía privada. Al llegar al comedor, se sentaron una señora y el marido. Les serví un café. 
—Venimos aquí por Tito, nuestro hijo desaparecido. Nosotros leímos el cuento suyo y habla de nuestro hijo, aunque no dice su nombre. Y usted cuenta que nuestro hijo era un reptil —me dijo la mujer.
—¡Ay, señora! Pero mis cuentos son un poco interactivos. Son historias inventadas. ¿O piensa que su hijo era un reptil? Ja, ja, ja —le contesté, riéndome a carcajadas. 
—Si es verdad, yo también quiero ver la iguana —dijo el esposo, casi amenazante.
Así que accedí a sus peticiones y otra vez le pedí a uno de mis custodios que desenterrara al animal. Y buscamos un pequeño cajón de madera para guardarlo, por si otros venían a verlo. Al cavar la fosa, le pedí a la señora que no se impresionara, porque la iguana era muy grande. Además, le aclaré que la parte del relato en donde mataban al hijo era pura ficción. 
—Nosotros —le dije—, salimos del taxi y nos fuimos. Y no supimos qué pasó después con el taxista. 
La cuestión es que yo le mentía para complacerla. Al sacar la iguana hacia afuera, la madre se tapó la boca con la mano y se asustó. El marido comentó que nunca había visto a una iguana tan grande. Por eso, yo le dije que la habían traído de Indonesia. Por lo que recordaba, dentro de una jaula. Después, colocamos la iguana en un cajón y volvimos a enterrarla. Los padres se fueron satisfechos, pero preocupados por su hijo. Los acompañaron hasta la puerta y yo me quedé conversando con uno de mis guardias en el comedor.
—¿Estos infelices nunca supieron que su hijo era un reptiliano? —le pregunté al custodio.
—¡Señora, por favor! ¡No escriba eso en el cuento, porque van a venir los primos, los abuelos, y después vamos a tener que otra vez cavar la tumba de esa bestia!
—No lo llames así. Ellos no tienen la culpa de los experimentos que hacen en las catacumbas. El peor laboratorio se encuentra en el área 51 de Estados Unidos —le dije.
—¿Cómo Dios permite eso, señorita?
—Para Dios toda vida es importante. ¿Sabías que para Dios tiene tanto valor un perro, una montaña o un árbol tanto como vos? —le pregunté. 
—La gente cree en esas fantasías, señora.
En ese instante entró mi nuevo guardia, de apellido Kim. Al verlo, tan joven y con rostro de coreano, me sorprendí. Le comenté que sería un problema, porque mi esposo era muy celoso. Ya enfermo de los celos. Kim se rió, no tendría ni veinticinco años. Después lo acompañaron hasta su casita, en donde todos dormían. Y yo me encontraba mirando mis videos en mi Tik Tok, cuando empezó a enloquecer, se prendía y se apagaba el dispositivo. 
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mmbreceda · 3 months
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Ay Cassadra. − Minerva Breceda.
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A Cassandra Jimenez la han encerrado en un manicomio, suena crudo, sus papás igual lo creen y por ello en reuniones cuentan que la han ingresado en una institución para el cuidado donde pueda descansar su mente. Una vacación toda pagada. Seis de sus hermanas aún en casa, algunas casadas, se han visto perturbadas por el pensamiento de que ella no volverá. 
Hace poco el sol escondido le susurro mientras la luna roncaba medio despierta, ella deambulando en los pasillos interminables con tan solo sus pisadas acompañándola estaba obligada a responderle, siguió sus órdenes hasta el jardín y ensuciándose las uñas encontró su bendita maldición: Hojas blancas encerradas en dos perfectos retratos de una virgen desnuda, ojeando este cuaderno un destello la cegó, cayeron estrellas moribundas hacia sus manos, obligada a sostener  cada hijo que del rostro del sol bajó para convertirse en nada, vida agonizante que en su cuerpo no tardó a imitar.  
— Hay algo malo en mi. Ale, mi hermana mayor me dice que ella igual es incapaz de sentir mariposas dentro, cada hombre le genera aburrimiento, está atemorizada del compromiso. De nuevo no me ha entendido ni un poco se ha hecho la sorda desde un inicio. 
Hablaba hacia la habitación pálida sobre un sillón inclinado, cada que llegaba a ponerse cómoda una brisa falsa le rozaba la frente el recordatorio de que el hombre que frente a ella estaba luciendo un traje y calzado extranjero, él, su psicólogo hacía menos que mirarla a los ojos. 
—  Quizás ambas no estén tan alejadas; toda mujer busca rebelión del hombre como parte de su libertad, la diferencia es tu perspectiva, ya has escrito mucho de las atrocidades del hombre. Es miedo lo que tienes. 
— Por supuesto que tengo miedo, todos lo tenemos, miedo a la muerte, a uno mismo, a otros, al pasado, el futuro,  del humano sin importar su sexo, es una guerra que todos pasan por alto, está ahí pero nadie lo va a ver así sean una mujer degollada con su hijo fuera del vientre en plena vereda todos evitan pisarla pero siguen caminando, por el miedo que le tienen a quien no tuvo humanidad para hacerle algo así. Usted igual no me ha entendido nada. 
El cuaderno de Cassandra escribe por su cuenta,  lleno de palabras le contaba a ella sobre un mundo construido en cimientos de cobre, manos percudidas sostenían la tierra condenadas a permanecer debajo.  Amor significaba violencia cuya existencia se llenaba del sentido en tener a un segundo, qué importaba si poco 
sabían del otro o si el odio nacia de ambos,  esos cimientos jamás caerían cuando pertenecían al otro, cuando se hizo el humano propietario de terceros se habían vuelto simple carne de deseo egoísta.  Amor con anillos, papeles firmados que cuando estos sean una burda unión simbólica se haya ido la vida más queden ambos respirando, cada quien se quede con una parte de los bienes esperando que por lo menos ese amargo recuerdo le deje una buena casa. Se ha dicho antes que era una mujer abnegada entregada a los estándares libertarios modernos, sin embargo, en su contra siempre estuvo y por ello amaba, desde el confinamiento cruzaba la creencia del amor como indispensable, se aferraba perdida otra vez en el techo del quirófano en la cita de las seis con la mordaza encima de la lengua, la placa de metal ajustada en la cabeza mientras preparaban la máquina. El vocablo humano era incapaz de tranquilizarla aquel cielo falso lo pintaba de un campo verde, ella usando un vestido de lino hecho en colores vivos esos provenientes de la tierra y el paladar, lo que le arrebataba la incertidumbre era lo que de ella había nacido se acomodaba en sus manos calcinadas un niño con la mirada de su único abuelo. “El amor es el remedio que nos mantiene en ambos pies.” se escribía inmovil tinta y papel. Mientras el mundo tenía un temblor solitario, cimientos fogosos que le caían quebrando todos sus huesos, un pequeño roce mortal, pocas palabras podían formarse apenas supo que pudo haberle ido mejor.  Bastan unos días para regresar a una rutina notándose recuperada bailaba saltando, girando, casi alcanzaba a tocar el foco de su habitación.  El cuaderno le ha dicho que se quedara callada, andaba merodeando un hombre infeliz con ella se llevaría las hojas pero que bailara incluso si los pies le dolían.  
Se preguntaba recostada discutiendo en voz alta durante un confesionario disfrazado de consulta a veces medio despierta recordaba carecer de santidad, lo que leía reflejaba de otros en ella el sentir que le ardía, ¿Por qué sus hermanas se habían casado?, ¿Por qué cuando ellas sin anticipaciones y deseos tuvieron de su vientre un regalo?, aun si de ellas nacían mismas dificultades, las facciones finas, los ojos grandes, era Cassandra atrapada en una torre. Dejada de confianza esperaba que quien la tratara tuviera soluciones. 
—  Usted no sabe lo que es amar, es una mentirosa. 
El último veredicto  dicho mientras la miraba con esos ojos muertos y vacíos. 
 A la hora de dormir Cassandra tomó mariposas a puños, algunas pasaron incómodas de la garganta hasta el estómago empujandolas las alas selladas quedaron sin salida.  El cielo estaba vacío tanto su padre el sol y su madre la luna, dios, ninguno alguna vez le respondió, nada más su eco replicándose en sí mismo formando una voz, pintando las grietas donde después colapso. Unida con las sábanas blancas el verde de sus ojos dejó de asomarse escondidos por hileras arrancadas de pestañas. Un libro teñido en blanco. 
Alguna vez vagando en las palabras donde la mente es el edén, bajo los sufrimientos y felicidades estará Cassandra meciéndose con la brisa tenue que le mueven los cabellos al recién nacido bajo su seno. 
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bookishnerdlove · 6 months
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SNCRM - 95
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◈Episodio 95. 2. El secreto de la protagonista soltera y el Gran Duque del Norte (12)   "Hola, señorita."   El hombre que llamó a la puerta era un caballero tan alto como Paolo, con una sonrisa alegre y amable.   Como ya llevábamos 8 días juntos, ya me había familiarizado con los rostros de los principales miembros de la caballería con los que viajaba.   Los que estaban actualmente conmigo eran miembros de la 3.ª División del Grupo de Trabajo Especial. El hombre frente a mí era el comandante de la 3.ª División.   "Hola, Sir Zetar."   Sir Zetar, de quien se decía que tenía una hija de tres años, a veces me miraba como si yo realmente tuviera tres años, o más bien, alguien que ni siquiera tenía la fuerza de un niño de tres años.   “¿No tiene hambre?”   Podía sentir el aire fresco a través de la ventana abierta.   Quizás no sea porque el invierno haya llegado tan rápido, sino porque la ciudad que abraza el invierno estaba tan cerca.   "No tengo hambre. Aún no he terminado el almuerzo."   “Oh, Joel, el cocinero, se entristecerá al escuchar esto. Dice que usted come menos que su hija de siete años, señorita.   "... Esto es normal en la capital."   Todos los norteños, independientemente del género, eran más altos que el promedio, como Paolo. Dijeron que es porque comían mucho desde pequeños.   "No es que la comida no sea deliciosa, así que espero que Sir Joel no se sienta decepcionado por mi culpa."   “No hay que preocuparse. Es el típico norteño que no se rinde.”   Si no como todo que me da hoy, lo intentará nuevamente mañana agregando otro ingrediente. Me reí un poco por eso.   “El Capitán se ha adelantado a nosotros y está mirando la ciudad. Puede que sea demasiado por hoy, pero mañana probablemente usted podrá dormir cómodamente después de que lleguemos, señorita.”   "Ah, gracias por darme la noticia."   Entonces, ¿eso significa que el Gran Duque nos ha adelantado a un día de distancia mientras tanto? Eso es algo asombroso.   Mientras lo admiraba interiormente, Sir Zetar habló de nuevo.   “Solo tiene 8 días como máximo, pero todos estamos agradecidos de que usted haya soportado este difícil viaje.”   "¿Por qué me agradece a mi?"   "Escuché que usted tiene un cuerpo tan frágil que sus huesos se rompen incluso si uno choca contra usted."   Paolo, te voy a arrancar la maldita cabeza. Sonreí torpemente.   “Aun así, el camino hacia el norte es un viaje difícil para todas las damas y mujeres nobles de la capital.”   “Si llegué bien, ¿ese sería mi mérito? Es gracias a los miembros del grupo de trabajo especial que me acompañaron y cuidaron bien hasta este momento. Y el mayor beneficio es que el Gran Duque me cuidó.”   Alabé al grupo de trabajo especial y, por supuesto, incluí elogios del Gran Duque, a quien ellos son leales y aprecian.   Sir Zetar sonrió amablemente y luego con un poco de picardía.   “Bueno, no hemos tenido mucho tiempo para juzgar, pero nosotros, la 3.ª División, decidimos ponernos de su lado, señorita.”   "¿Eh?"   Justo después de que Sir Zetar dijera esas palabras, se escucharon los poderosos gritos de los caballeros, concordando. ¿Qué quiere decir esto?   “Cuando el Capitán procedió con el matrimonio arreglado, la reacción de las fuerzas especiales del Gran Ducado, la Guardia y otros vasallos fue en contra. Además, las atrocidades cometidas por la casa Leicesterpool continuaron... Todos estaban medio enojados porque las conversaciones sobre el matrimonio se estaban desmoronando, y medio emocionados, pidiendo una guerra territorial para destruir la casa Leicesterpool, la cual no les gustaba.”   Soplaba un viento no muy fuerte.   El rostro de Sir Zetar, mientras recitaba en voz baja el pasado no tan lejano, se emocionó y luego frunció el ceño.   “Pero de la nada, un día el Capitán le propuso matrimonio a usted, señorita.”   Bueno, la gente debe preguntarse si la casa de Leicesterpool se iba a extinguir porque no les gustaba el matrimonio arreglado, pero en ese momento yo me presenté.   Supongo que es por eso que todos me miraban de esa manera cuando me vieron en la Mansión Este o cuando fui a la Mansión del Gran Duque.   … ¿Es esto también una advertencia de que la misión no será f��cil?   Creo que Giselle tomó el camino más fácil. Suspiré.   "Tenga cuidado, hay algunas personas excesivamente leales en el territorio que sospechan que usted puede haber usado brujería con el Gran Duque, mi señorita."   Mi suspiro se hizo más profundo. Fruncí ligeramente el ceño al recibir la mirada comprensiva de Sir Zetar.   “¿Por qué me dices esto, Sir Zetar?”   "Ah, ¿no dijimos nosotros, la 3.ª División, que estaríamos de su lado?"   "¿Por qué?"   Sir Zetar miró a su alrededor por un momento y luego sonrió amablemente.   “Hay muchos padres en 3.ª División.”   “¿Cómo se relaciona eso con esto?”   "No fue intencional, pero había muchos miembros que también tenían hermanos menores, por lo que todos imbuyeron el espíritu de cuidar a sus hijos hacia usted, mi señorita."   "Bueno, eso es demasiada amabilidad..."   Soy una mujer adulta cuerda, ustedes.   "Si ese es el caso, ¿es eso lo que todos piensan cuando ven a una joven como yo?"   Por alguna razón, parecían demasiado satisfechos cada vez que me comía todo el plato de comida.   Sin embargo, la amabilidad de Sir Zetar no fue del todo bien difundida.   Puede que haya sido medio en broma, pero en cualquier caso, supo responder en consecuencia.   “No es así. Si meneamos la cola ante cualquiera, ¿podemos llamarnos los únicos perros del Gran Duque?”   El símbolo de estas fuerzas especiales era el perro salvaje. En su pecho estaba bordado un patrón similar pero diferente al de un lobo.   “Nuestra 3.ª División se siente especialmente feroz porque tenemos familias que proteger. ¿No dicen que los animales con cachorros son más sensibles y tienen mejores sentidos?”   “…”   “Me gustó el sentimiento que tuve de usted, mi señorita. Oh, por supuesto, ver un tipo de persona que nunca hubiera imaginado que existía en mi vida también influyó, ¿verdad?”   Dijo Sir Zetar, acariciando su barbilla.   “Pero probablemente hay personas en el territorio que son tan leales que están ansiosas porque no pueden demostrar su lealtad. Me atrevo a darle este consejo porque incluso si te sientes mal por esas cosas, simplemente ignóralas.”   Los habitantes del norte son generalmente honestos, generosos y tienen fuertes vínculos entre ellos.   Debido al entorno y al estar rodeado de monstruos y bestias demoníacas, la lealtad a su líder ha sido tradicionalmente fuerte, y la lealtad al Gran Duque, que es más fuerte que nadie, es especialmente altísima.   La información sobre el Norte que había proporcionado Rize ya se estaba utilizando de forma útil para evaluar la situación.   "Gracias. Cualquiera que sea tu intención, nunca olvidaré el favor o la gracia que recibí."   “Oh, eso no es nada. Eso es un hecho para nosotros, los norteños.”   Un viento ligeramente más frío soplaba por la ventana. Mi cuerpo de repente tembló.   Aunque estoy envuelta así, todavía siento el frío.   "¡Oh! Señorita, ¿tiene frío? Lo siento."   "No..."   “Oh Dios, esta ha sido una larga conversación. Rápidamente diré el mensaje. El Capitán tiene previsto reunirse con nosotros por la noche y hoy pasaremos por una sección algo peligrosa.”   Asentí. Ya me habían dicho que cuando me fuera, pasaría por una zona donde aparecían monstruos.   "Sí. Gracias por decírmelo, Sir Zetar."   “Ah, entonces me iré. Si hablo con usted por demasiado tiempo, el Capitán me regañará.”   "¿Qué?"   “No le importará si se revela el contenido, pero no le diga que hablamos durante más de cinco minutos. ¡Por favor, señorita!”   Con una pequeña risa, el caballo que había estado siguiendo el carruaje cayó ligeramente hacia atrás.   Cuando las últimas palabras de Sir Zetar resonaron, la risa bulliciosa de los caballeros se mezcló con ellas.   'Esa persona también es bastante alegre. Es igual que Paolo.’   Por cierto, el Gran Duque era realmente genial.   ¿Cómo podría galopar una distancia de un día entero por delante, luego retroceder y regresar aquí por la noche?   Si tuviéramos que resumir lo que dijo Sir Zetar, significaría que aunque hay muchas más lágrimas, el resto de sus habilidades son las mismas que las del Gran Duque en la novela original.   El Norte es un lugar donde se adoran las artes marciales y las espadas.   Tenía muchas lágrimas, pero sus habilidades eran tan grandes que no sólo pudo alcanzar la cima en esta nada sino también provocar la apasionada lealtad de sus subordinados.   ‘Afortunadamente, el nivel de favorabilidad sólo aumentó durante los últimos ocho días.’   Afortunadamente, su nivel de manía no aumentó. Sin embargo, todavía no hay información sobre el síntoma llamado “manía”.   No había nada sobre esto en la recopilación de información que me dio Rize.   Sólo había historias de personas que mataban monstruos y bestias mágicas con gran habilidad.   Bueno, sería bueno si su favorabilidad continuara aumentando en el futuro...   * * *   Ya era bastante tarde en la noche cuando el Gran Duque regresó de su visita a la ciudad.   Tan pronto como regresó, el Gran Duque vino a verme, muy sorprendido.   "Bueno, ¿aún no cenaste?"   "¿Qué? Oh, no lo he hecho."   Mientras me sentaba frente a él, parado afuera de la puerta del carruaje, asentí sin pensar. Aunque él no estaba sin aliento, sentí una sensación de urgencia por parte del Gran Duque.   “¿Por qué no comiste? ¿Sientes dolor en alguna parte?”   "¿Qué? No es eso, yo..."   “¿No te gustó la comida? ¿O alguien te molestó hasta el punto de que tuviste que saltarte una comida?”   Espera, espera. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar este Gran Duque? Simplemente perdí el momento adecuado para hablar, pero él ya estaba creando teorías locas.   “Si te resulta difícil, está bien no responder. Primero que nada, torturaré al responsable de tus comidas y luego lo descubriré…”   "¿Qué? ¿Eh? ¡No! ¡No, espera!"   Anterior                  Tabla   Read the full article
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recvordshqs · 7 months
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* EXTRA, EXTRA! desde westbound mag nos complace informar que no solo hay estrellas en el firmamento sino detrás de él, MACARENA BAUER ha hecho una aparición de último momento en las oficinas de westbound tras el fallecimiento del rey midas de la música ¿cuál será su próximo movimiento? descuida, que maureen y sus secuaces le seguirán muy de cerca.
¡bienvenide a recvordshqs, BARB! te agradecemos muchísimo el interés puesto en el proyecto, te recordamos que cuentas con veinticuatro horas para enviar la cuenta de tu personaje, de necesitar más tiempo no dudes en enviar un mensajito a la administración.
# fuera de personaje.
seudónimo: barb.
zona horaria y/o país: gmt-3.
triggers: incesto, non-con, pedofilia.
¿nos das permiso de que tu personaje participe de manera activa en las intervenciones y capítulos?: ¡sí!
¿eres mayor de veintiuno?: sí, estoy viejita.
# ficha de identificación.
nombre y stage name: macarena bauer.
faceclaim: azul guaita.
edad, fecha y lugar de nacimiento: 13 / 06 , veintiún años. buenos aires, argentina.
psique: quizá la mayor frase con la que se le conoce en su entorno es que le faltan algunos jugadores. es poco astuta y aún menos hábil, producto de una crianza donde no le faltó absolutamente nada. es, en su mejor definición, totalmente inútil. antes de llegar a estados unidos no sabía hacer ni las cosas más básicas y ahora está todavía a medio camino de aprenderlas. tiene buenas intenciones, eso sí, aunque cada tanto sale a la vista lo superficial y problemática que puede llegar a ser. tiene una lengua filosa y poco filtro. se mete en problemas como consecuencia de sus propios actos, aunque eso nunca lo va a admitir.
físico: es una persona con un sentido de la moda bastante básico, le gusta seguir todas las tendencias aunque por lo general no sepa mucho al respecto. ella compra, compra y compra. le gustan las prendas coloridas, el maquillaje pigmentado y el cabello bien peinado. es muy difícil agarrarla en un día donde no tenga el rostro maquillado o el pelo perfectamente arreglado, aunque en más de una ocasión ciertas fotos se han colado que ella amigablemente ( y con un incentivo de por medio ) ha pedido que se den de baja, incapaz de arruinar la figura de chica perfecta que intenta vender.
puntos clave:  001 : viene de una familia acomodada, pero no por menor mérito de su padre, hijo de humildes padres alemanes que se exiliaron durante la primera guerra para evitar que su único descendiente fuese forzado a la milicia. llegaron cuando su progenitor era muy chico, razón por la que no tuvo ningún problema para aprender el idioma. años más tarde, se conoció con la mujer que sería su esposa y formaron juntos el laboratorio farmacéutico más importante del país. tuvieron a sus dos hijos, mariano y macarena, en un plazo de un par de años. 002 : ninguna sorpresa fue para los bauer que sus hijos, que gozaban de una vida de lujos cuya fortuna solo crecía con los años, tuvieran valores muy distintos a los propios. desechaban sus pertenencias apenas gastadas y despilfarraban el dinero como si fuese nada, incluso en los momentos más críticos en el país. mariano marcaba el actuar de macarena, que seguía ciegamente sus actitudes sin cuestionarse nada. aunque sus padres intentaron enderezarlos, resultó inútil. macarena terminó el colegio un año después de su hermano y ambos sabían bien lo que querían hacer: nada. 003 : pero sus padres tenían otros planes. mandaron a macarena a vivir a estados unidos con una de sus tías maternas, que la recibió con los brazos abiertos y de a pocos se arrepintió. macarena no se esforzaba por trabajar, por hacerse un nombre, por crecer. ella vivía el día a día como si nada le fuese a faltar nunca. por consejo de su tía, entonces, sus padres le redujeron notoriamente la ayuda monetaria que le enviaban a estados unidos. si bien siguieron proveyendo para sus necesidades básicas, macarena poco a poco comenzó a entender que era hora de hacerse adulta, incluso si era a la fuerza. salió a buscar trabajo y, por supuesto, no lo encontró de inmediato. 004 : era demasiado inútil para cualquier cosa, incluso las más básicas. pasó por cientos de pequeños restaurantes, bares, supermercados… pero todo terminaba en lo mismo: un despido, o incluso una renuncia por parte propia. tras ocho meses llenos de decepciones, macarena se vio obligada a pedirle ayuda a su padre que, con contactos en todo el globo, logró situarla como asistente del asistente del área artística de los videoclips de westbound records. un puesto, por supuesto, inventando para ella, donde subió un escalón y se mantiene hasta el día de hoy—solo dios sabe por qué.
# archivo en westbound records.
posición en westbound: asistente de arte en videoclips.
relación con don: macarena no tenía tanta relación con don como sí su padre. sabe que en su momento compartieron cenas en uno que otro viaje del argentino a estados unidos, viajes en los que macarena misma estuvo presente mas no se acuerda, quizá por muy chica o quizá por poco interés. cuando llegó a westbound se sintió lo suficientemente protegida por su apellido como para visitarlo cada tanto, recordarle hija de quién era para no perder su puesto.
reacción a su fallecimiento: removido.
opinión de westbound: no tiene queja alguna, quizá porque no se relaciona tanto con el resto como quisiera, siempre buscando la oportunidad para posar junto algún artista si es que viene alguien de la televisión. sabe que es pasada un poco por encima a causa de su rol, pero últimamente ha aprendido a manejar la ausencia de protagonismo—o eso cree. ignora que no es la más querida entre sus colegas, que muchos de ellos hablan de ella a sus espaldas, porque prefiere vivir en una realidad distinta, aquella en la que todos son sus amigos.
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scriptus-by-aleja · 7 months
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Míticas
Si de ponerle rostro a la guerra se tratara, muchos la imaginaríamos monstruosa, gris, sin piedad. Imaginaríamos su lado oscuro y quedaría ahí, en una aparición, un mal recuerdo, una página que se quiere borrar.
Pero la guerra, no solo deja consigo dolor y miedo. Deja sobrevivientes, deja testigos, deja la memoria.
Por años nos han contado el conflicto colombiano desde sus causantes, pero poco desde el clamor de las víctimas.
Mujeres Míticas es el manifiesto de 17 mujeres a las que el monstruo de la guerra, las convirtió en seres sobrenaturales, extraordinarios, fantásticos, en mujeres míticas; y no porque ya no lo fueran, siempre lo han sido, sino porque en su trasegar, estas mujeres han sido memoria, resistencia, esperanza, vida.
La guerra también nos la han contado desde el lado masculino y así como la escritora Svetlana Aleksiévich en su libro “La guerra no tiene rostro de mujer” que relata y retrata las historias de las mujeres que combatieron en la segunda guerra mundial y que fueron invisibilizadas por mucho tiempo; así también, Camila con Mujeres Míticas le da rostro y voz a esas mujeres que vivieron el horror de la guerra y que se levantaron y transformaron a partir de ella, en medio del conflicto armado más atroz de nuestro país.
Qué mejor manera que hacerle honor a sus historias a partir de los mitos y leyendas que han pasado de generación en generación en nuestra historia colombiana. Relatos ancestrales que nos llevan a las raíces y que nos muestran la memoria de la que estamos hechos.
Esa memoria que debemos abrazar, que debemos sentir y conocer. Esa memoria que ha construido el país que somos, esa memoria que busca el reconocimiento, la no repetición, la resiliencia y la paz.
Gracias a todas ellas y gracias a Camila por darles voz, por ser también mítica como ellas, por contarnos sus historias de lucha, perdón y sanación.
Mujeres inquebrantables, valientes, de paz. Mujeres Míticas.
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lilietherly · 10 months
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[Fanfic! Gentlebeard]
Spoilers S2.
Arreglando el final.
Izzi vive.
Izzy es increíble.
Izzy es hermoso.
¡Izzy no merecía morir!
Izzy es un unicornio inmortal.
Solo una escena.
La autora esta dolida y puede y va a usar palabras altisonantes 🔞.
¡Odio con todas mis fuerzas el terrible final de OFMD S2! 😭 Esta todo lleno de incongruencias, el argumento es una caca y no se respeta la física del resto del programa; también es horriblemente OoC y... 💔 y... 💔 Tengo como cien quejas al respecto. Sé que no cambiará nada, pero DEBÍA escribir algo para arreglar esa mierda. Porque el canon es un pendejo y llegó la hora de ignorarlo. ¡Es que tenían 1000 formas para que eso no sucediera! E Izzy estaría vivo y el imbécil todo idiota de Ed pudo haber arreglado mejor las cosas con su estúpida y sensual esposa. Mira, cariño, AMO a Ed y a Stede, pero ellos fueron una basura que no avanzaron realmente en la serie, ¡¿y al final, Izzy tiene que ser el que lo condone todo a cambio de su vida?! ¡Váyanse mucho a la chingada! 😡 Esta fue solo la primera idea que se me ocurrió para no modificar tanto el resto de incongruencias, pero juro por mi corazón roto que voy a reescribir desde la primera gran estupidez: ¡¿Me estas diciendo que la mujer que derrocaría en cualquier momento a Sherlock Holmes no descubrió que había algo raro en esos relojes?! 🖕🖕🖕 ¡La tuya en vinagre, DJ! ¡¡No, no voy a calmarme!! 👿👿👿
* * *
—Entonces, ese es el plan. Vivimos para pelear otro día. —La tripulación y el resto de quienes lo escuchaban tenían en sus rostros diferentes niveles de desconfianza. Especialmente Edward que, suspirando, respondió al fin:
—O es una misión completamente suicida. —A excepción de Stede, todos asintieron—. Además, ¿crees que voy a dejar que hagas eso? Morirás en cuanto ellos tengan la menor sospecha.
—Sí, y eso es suicida.
—Suena a que moriremos.
—¿Qué?, ¡no! Iré al frente contigo y con Izzy, Jim será nuestra sombra y el resto estará justo detrás. Oh, pero aún tendrán que ponerse los uniformes, ya saben, en caso de que algún soldado solitario los vea. Y será más simple escapar de los grupos, así que... Aunque igualmente Izzy y tú tendrán que volver a sus ropas antes del último pelotón.
—¿Y en qué parte de tu plan esta él? —cuestionó Auntie con rabia contenida en su voz; cada mirada apuntó al desmayado Rick.
—Oh, sí…, no lo está, solo pensé que lo estaría… Supongo que ahora puedes tomarlo como un obsequio de mi parte —dijo Stede, sonriendo nerviosamente y sin tener la menor intención de averiguar lo que ella le haría.
No obstante, apenas tuvo que esperar para saberlo, ella tomó la pistola más cercana y disparó sin ninguna pausa al hombrecillo. Los sesos salpicaron y provocaron ellos, por encima del asesinato, las quejas y los gemidos de asco. Auntie dejó caer el arma, girándose de regreso hacia Stede, cierta relajación imperceptible se advertía en su ceño fruncido.
—No me gusta tu plan —acusó.
—¿Eso significa…?
—¡Vamos por esos hijos de puta! —gritó Zheng, evocando gritos de guerra.
Sonriente, Stede comenzó a buscar entre los soldados a quien pareciera tener el uniforme más bonito; puede que no estuviera ni en el tiempo ni con el humor correcto para elegir, sin embargo, ¿quién le pediría al sol dejar de brillar? De cualquier modo, no le tomó demasiado y, al cabo, enfundado en azul brillante, portando el respectivo sombrero, se giró hacia Edward. Aún había gente vistiéndose y amoldado la ropa según sus estándares, ya que en este caso solo importaba la apariencia vista de lejos, evitaría pedirle a Black Pete, por ejemplo, que no cortara las mangas de su nuevo atuendo.
—¿Y bien? Tiene un poco de vuelo a pesar de que es muy rígido, y no tan… suave —murmuró Stede. Edward se le acercó despacio, llevando las grandes manos a su cintura.
—No es agradable, pero tú lo haces decente, cariño. —Stede sonrió, acariciándole los hombros y el nacimiento del largo cabello en la nuca. Se preguntó cuánto romance podría tener hasta que los demás terminaran de vestirse, él simplemente no se veía capaz de alejarse de los labios de su Edward por demasiado tiempo—. ¿Recuerdas ese lindo atuendo rosado? Era uno de mis favoritos, parecías un atardecer o una fruta madura, lista para ser devorada. —Stede se derritió contra el pecho de su amado. Sonriente y dispuesto a tomar el beso que prometían los hermosos ojos de Edward, algo en la esquina de su visión lo detuvo.
—Izzy, por favor, ni siquiera estás haciendo el esfuerzo, ponte una camisa.
—Voy a seguirte en tu misión suicida, ese es mi esfuerzo. —Stede decidió guardar silencio cuando una oleada de ‘sí’ y ‘es verdad’ le sobrevino, inundando el bar. Su querido Edward le mimó la espalda para tranquilizarlo—. ¿Alguna queja? —Las risas y el apoyo del equipo volvieron a resonar. Izzy le sonrió, descarado.
—Bien —se rindió Stede—, de igual manera será más fácil quitártelo… No, no quise decirlo así. —Mas la aclaración sobraba considerando que los presentes ya vociferaban sobre cómo Stede planeaba asaltar a Izzy. El Caballero Pirata se limitó a resoplar y fingir que las burlas no le afectaban—. Oh, sí, muy maduros. —Miró a su dulce Edward, y reconociendo que su traviesa sonrisa no era para tranquilizarlo sino para burlarse de él, no intentó buscarlo como refugio. Aun así, aceptó su beso.
Al terminar, Stede tomó un par de sogas y largos pedazos de tela antes de salir, liderando el camino junto a su infame Edward, Izzy y Jim; justo detrás, Jackie la Española y Zheng, a quien le había costado un poco convencer a Auntie de que mantenerse al rezago, si bien fuera por algunos segundos, valdría la pena al final. En caso de que ninguno de ellos muriera, por supuesto.
La primera brigada inglesa con la que se toparon constaba de apenas diez oficiales, nada que la propia sanguinaria y enfurecida Zheng no hubiera podido terminar con sus propias manos, de cualquier modo, para mantener las fuerzas —mismas que Stede pensaba infinitas, dado el sentimiento de venganza— casi todos se unieron para segarlos. Stede tomó uno de los fusiles que ninguno de ellos ocuparía jamás.
En su camino, se enfrentaron también con pequeños grupos de tres o cinco soldados, de los cuales, ninguno tuvo la oportunidad de ver al menos los rostros de sus asesinos. La espesura de la floresta les sirvió para enmudecer los gritos y ocultar los cuerpos; la naturaleza, indiferente a bandos y banderas, a pensamientos y filosofías humanas, servía ahora al favor de su empresa. A sabiendas de que ningún bando sería favorecido, nunca se detuvieron, no podían detenerse.
Así, alcanzaron finalmente el último asentamiento inglés. La suma de soldados estaba en su contra, sus posiciones a leguas se anunciaban igualmente desalentadoras, sin embargo, he ahí lo que significaría su rendición; ellos eran predecibles. Nunca se alejaban del camino de sus rondas y, si bien atendían los sonidos o movimientos que no captaban como los propios de su bando, terminaban catalogándolo con facilidad de fauna inconveniente.
Stede no necesitó repetir las posiciones y, confiando ciegamente en que ninguno de ellos se permitiría ver antes de la redada que esperaba no resultara tan sanguinolenta, los observó desperdigarse entre las ramas de nítido verde; Jim se alejó un par de pasos y se perdió entre los arbustos con una rapidez envidiable. Detrás del milenario árbol, Stede aguardó a que su Edward e Izzy se quitaran las prendas que cubrían sus cueros. Su querido Edward le sonrió, el brillo especial en sus ojos canela le anunciaba la clase de pensamientos que le surcaban por la mente; pronto, Stede lo comprendió, devolviéndole la sonrisa.
—No habrá más de eso si siguen ahí parados —gruñó Izzy, maldiciendo en voz baja, obligándolos a corregir el camino. Resoplando, aún Stede lo aceptó. Desenredó las cuerdas que cargaba y esperó a que Izzy se diera la vuelta, con los brazos en la espalda. Lo ató de una manera que pareciera firme y tal vez dolorosa, pero que el feroz hombre no tuviera ningún problema para desatarse—. ¿Te diviertes, Bonnet?
—¿Desde cuándo eres gracioso? Porque no estoy seguro de si eso me gusta. —Stede mentía, naturalmente, ¿de qué se trataba esa veta humorística?, él quería averiguarlo. Existían todavía asuntos acerca de los cuales discutir con Izzy, explorarlos a fondo y sanar lo que debían sanar de la manera correcta, y además, eso; la mera posibilidad de que había algo por descubrir, Stede ansiaba verlo—. Solo dime si es demasiado, ¿de acuerdo?
—Esta bien, capitán. —Al oír el tono que pretendía ser sarcástico, Stede casi sonrió.
—Listo, entonces. Ed, tu turno, cariño. —Aprovechando cada oportunidad para acariciar la piel de sus brazos y enredar ‘por accidente’ sus dedos, Stede terminó rápidamente de atarle las muñecas. De inmediato, extrajo las largas tiras de tela, levantando una de ellas a la altura de esa hermosa boca—. Lo siento mucho, Ed. Abre —pidió. Tuvo el mayor de los cuidados al hacer el nudo, tratando de no llevarse consigo ninguno de los cabellos salpimentados. Luego de hacer lo propio con Izzy, tomó los extremos caídos de las sogas en su diestra, y el largo fusil en su mano izquierda. Suspiró—. ¿Estamos listos? —Asintiendo, los hombres de cuero negro avanzaron.
Conforme se acercaban al regimiento y las voces se hacían nítidas, Stede trataba de encontrar su voz, el tono malvado que apenas tuvo la oportunidad de practicar. Carraspeó un par de veces para asegurarse de reducir su natural aterciopelado. Su corazón, latiéndole fuerte contra el pecho, de poco ayudaba en su misión, especialmente a limitar cualquier pensamiento intrusivo que le hiciera imaginar lo que pasaría si algo salía mal. Antes de toparse con el primer enemigo, su precioso Edward se giró para entregarle un poco de su estabilidad a través de sus confiados ojos. Stede le sonrió.
Previo a cruzar la última barrera de plantas, Stede dirigió la punta del fusil a la espalda de su amante. Frunció el ceño y gritó:
—¡Oigan, muchachos, miren a quienes atrapé intentando escapar!
La noticia atravesó al pelotón en un minuto, cada soldado acudió a ver el espectáculo con el que uno de los suyos rompía la fastidiosa monotonía. Stede los tuvo de espaldas a sus amigos más rápido de lo previsto, e igual de inesperado resultó la cantidad de ellos. Algunos hombres le preguntaban cómo logró tal hazaña, otros iban directo al punto, pidiéndole la oportunidad de golpear al famoso Barbanegra. Por su parte, los ‘capturados’ no tenían ningún problema en amenazarlos con gruñidos salvajes y silenciosas amenazas de muerte. En conjunto, creando el sonido y llamando la suficiente atención para que ninguno de los soldados advirtiera el peligro que los asechaba.
Eso, hasta que las dudas y el sentido común se sobrepuso a la emoción.
—¿Cómo dices que los capturaste?
—¿No se ven ellos demasiado intactos?
—Estos salvajes siempre van armados, ¿cómo es que incluso tú vienes impecable?
Sin embargo, ah, ya era muy tarde.
Para cuando la última pregunta se formuló y las primeras espadas y fusiles comenzaron a ser desenvainados, la sonrisa perversa de Stede no tuvo el menor reparo en hacerse presente. Una detonación se oyó claramente a la espalda de los ingleses, y en el tiempo en que uno de ellos caía y el resto admiraba la estela de cadáveres a sus pies, Jim terminó con tres de ellos. El largo del arma le permitió a Stede no fallar el tiro al soldado que dispararía antes que nadie. Frente a él, su habilidoso Edward y el implacable Izzy dejaron caer las cuerdas como si de seda se tratara; extrajeron sus cuchillos y degollaron al tiempo a cuatro hombres.
Haber reunido a ese punto a los uniformados limitaba las armas que podían desenvainar sin necesitar alejarse unos de otros para evitar lastimarse, haciéndoles perder valiosos segundos. Segundos que significaban la vida o la muerte. Segundos que el corazón partido y el amor devoto de una auténtica reina pirata no les iba a conceder; que una inteligente y tenaz Jackie no desperdiciaría; que toda una tripulación de aguerridos piratas con una misión, evitarían, por sus vidas, desaprovechar.
El viento no alcanzaba para llevarse el polvo ni el aroma de la sangre o la pólvora. Los gritos insondables, el llamado a la guerra y el clamor de la venganza competían por levantarse sobre el choque del metal, de las pieles al ser atravesadas y la estampida de voluntades que dispuestas estaban a sobrevivir; a salir victoriosas.
Stede admiró la manera en que su grupo se cubría las espaldas, luchando codo a codo como un verdadero equipo, buscando arremeter y proteger a los suyos. En comparación, los ingleses se limitaban a atacar, embravecidos, sin rumbo, buscando siempre el punto débil de quienes tuvieran enfrente y dudando de quién les atacaría por detrás, casi aceptando que nadie estaría ahí para defenderlos. Ese un hecho que se efectuó casi inevitablemente.
Con el último soldado abatido, se tomaron acaso un minuto para asegurarse de que ninguna herida mortal los derribaría en su camino a la playa. Las heridas, por fortuna, resultaron ser menores. La sangre esparcida en sus ropas no les pertenecía y los quejidos de alientos erráticos provenían de un cansancio que amenazaba derribarlos. Se miraron, en cambio, para dar la confirmación de que podían avanzar, tan salvos y tan sanos como se encontraban.
Corrieron hacia la fila de árboles que los separaba de la selva y se arrastraron doloridos, casi en cuclillas, hacia la pequeña cima que podría ocultar a su revés otro pelotón. Cada tanto, Stede miraba atrás, escrutando la yerba y rogando no encontrar una horda de ingleses que, ya hubieran descubierto la cruenta escena en el bar de Jackie la Española o ya la masacre en el claro, de alguna forma lograron también saber el rumbo que tomaron, y ahora, totalmente embravecidos, les perseguían.
Mientras Zheng divisaba por encima del bordo de tierra y césped, el aliento y el pulso de Stede resonaban contra sus oídos. Observó a su tripulación y al resto de sus compañeros, asegurándose nuevamente que no perdería a nadie por alguna estúpida herida que alguien intentara esconder; no es que ninguno se quedara haciendo nada en una situación así, de igual manera, Stede no se relajaría. En su estado, se sobresaltó y apenas logró contener un grito al sentir que una mano áspera y cálida rodeaba la suya.
Su adorado Edward le dedicó una mueca parecida a una sonrisa, Stede hizo el intento de imitarlo, y supuso que logró un gesto similar. Eso le bastó, sin embargo. Dándole el ánimo suficiente para que, una vez la reina pirata les advirtiera del camino despejado, asiéndose a la fuerza que su amado le entregaba y evitando soltarse de él, sorteara la cima y hallara el camino hacia abajo.
Una vez descendieron la pendiente, el gran grupo se dividió en tres. Los más rápidos corrieron a los botes, empujándolos hacia las olas y los de mejor puntería se adelantaron a los que mantuvieron el paso de Izzy, quien no se detuvo de maldecirlos por el obvio error que cometían al no dejarlo atrás. Como una jodida tripulación, ninguno de ellos pensó en hacer caso a tal locura.
Archie, que tomó de Oluwande sus pistolas, los avistó primero, disparando y eliminando a dos del grupo de cinco ingleses que los perseguían. Auntie culminó al cuarto y Jim al quinto, quedándose finalmente sin cuchillos. Ya no hacían falta, para su suerte, todos llegaron a los botes.
Con la premura que exigía una situación así, tan pronto el grupo de Izzy alcanzó el bote, Stede le dio al hombre una disculpa silenciosa, luego le rodeó las costillas y lo levantó, llevándoselo consigo al subir. Hubo algunas quejas vulgares por parte de Izzy, no obstante, fue también muy claro el fiero sonrojo que le manchó rápidamente las mejillas, la frente y la nariz. Lamentablemente, nadie tuvo tiempo de burlarse como se debía de la situación.
La horda que Stede temía se hizo presente ahí en donde no hace mucho su equipo estaba. Docenas de rabiosas bestias azules y doradas corrían desde el bosque a la playa, gritando y agitando sus armas, disparando a quienes ya se encontraban camino a la libertad. Stede no recordaba que un bote pudiera ser remado a tal velocidad, ni que tan pronto, aun con esa distancia, hubieran alcanzado el Revenge.
Al subir a la nave, Stede tardó menos en aceptar las amenazas de Izzy para que le dejara subir al barco por su propio maldito pie. Stede subió detrás de él y, finalmente, su amado Edward. Ya a salvo, Frenchie e Izzy comenzaron a dictar las órdenes apresuradas para largarse de ahí; marcaron sus voces no un final, sino un inicio.
Stede se abrazó a Edward con su fuerza menguante, sin creer aún la hazaña de la que habían sobrevivido. Edward le acarició tiernamente en la piel herida, suspirando en su oído, le repartía a su vez cálidos besos. Sabían apenas lo que harían de ahora en adelante, sin embargo, seguro que tenían ya la ocasión de platicarlo mejor y hacerlo realidad.
—Te amo —susurró Edward.
—Te amo.
Una nueva aventura comenzaba.
* * *
¡¡¡Tampoco voy a disculparme!!! ¡Chúpame la 🍆 inexistente, DJ!...
Pero a ti, mi amorcito corazón 🥺, muchas gracias por leer esto, te adoro y te mando muchos besitos en la frente 💖💖💖
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