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Entrevista a Francisco Gutiérrez, jefe de Psicología Básica del CUCS. Primera parte

Aparece esta entrevista en la red social YouTube, hecha a Francisco Gutiérrez, jefe de Psicología Básica en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara. Un video de 10 minutos con 57 segundos de duración, en que se pone de manifiesto un nivel intelectual deplorable de este profesional de la salud mental (lo mismo sucede con la entrevistadora, pero ese es otro asunto).
La obesidad muy grave de este señor parece un indicador de una salud mental terrible, pues hasta donde yo sé, la obesidad es autoagresión. A todas luces, Francisco Gutiérrez vive un proceso de autodestrucción ya muy avanzado, parece haberse condenado a muerte a sí mismo.
Su precariedad intelectual se manifiesta claramente en los primeros minutos de la entrevista, en que la entrevistadora le pregunta cómo se inició en la psicología. Francisco Gutiérrez responde: “bueno, originalmente, yo fui ‘terapista’ físico…” La palabra que debió usar es “terapeuta”, pues la palabra “terapista” no existe en el idioma español, el señor Gutiérrez debe haberla tomado del idioma inglés, therapist.
¿Qué se puede esperar de una persona como esa, como Francisco Gutiérrez? Parece razonable suponer que en el mejor de los casos, su labor resulta inútil; en el peor de los casos, un individuo como ese puede hacer mucho daño. Podría suceder esto —que su actividad fuera inútil o incluso dañina— por su incapacidad para cumplir sus funciones, cuyo origen sería, por supuesto, su pésima salud tanto física como mental. Todavía peor que eso, podría hacer daño a personas en situación de vulnerabilidad (pacientes, usuarios de servicios de salud mental) motivado por su problemática personal, el deseo de violentar a alguien, sin importar de quién se trate.
Esto sucede mucho entre todo tipo de personal médico, más frecuentemente entre quienes prestan servicios de salud mental, psicólogos (una ocupación en la que predomina el género femenino) y psiquiatras.
Entrevistadora:
… que lo hemos tenido aquí con charlas, tenemos temas específicos, referentes a la psicología, suicidio y otros temas. Pero hoy queremos hablar de usted, de su trayectoria y cómo comienza… eh… ¿por qué decide estudiar la carrera de psicología?
Francisco Gutiérrez:
Bueno, originalmente yo fui “terapista” físico, técnico en terapia física, pero era una carrera que se tenía que estudiar en la ciudad de México. Eh, tengo cinco hermanos contadores y un psicólogo…
#francisco gutiérrez#cucs#centro universitario de ciencias de la salud#universidad de guadalajara#psicología básica
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Rasgos de Carácter, Erich Fromm. Libro de Teorías de la Personalidad, de Duane Schultz

Fromm propuso que los rasgos de carácter constituyen la base de todos los comportamientos y son fuerzas poderosas mediante las cuales una persona se relaciona o se orienta a sí misma ante el mundo. Fromm describe los rasgos en términos separados, pero es cuidadoso al hacer notar que la personalidad o el carácter de un individuo es una amalgama de algunos o de todos estos rasgos, aunque generalmente uno juega el papel dominante.
Los rasgos son divididos en tipos no-productivos y productivos. Rasgos no-productivos incluyen las orientaciones receptivas, explotadoras, acumuladoras y aquellas que se orientan a la comercialización.
Individuos con orientaciones receptivas esperan obtener cualquier cosa que deseen—trátese de amor, conocimiento o placer —de una fuente exterior; trátese de otra persona, una autoridad, o un sistema. Son receptores en sus relaciones con otros, necesitando ser amados más que amantes y tomando más que creando ideas o conocimiento.
Obviamente, este tipo de personas son altamente dependientes de otras y verdaderamente se sienten paralizadas cuando son dejadas consigo mismas; sienten una profunda incapacidad para hacer nada sin ayuda proveniente del exterior. Existe una similitud entre esta orientación y el tipo oral incorporativa de Freud, la orientación receptiva también encuentra alivio en comer y beber. El tipo de sociedad que promueve este rasgo es aquel en que es practicada la explotación de un grupo de personas por otro.
En la orientación explotadora, la persona también se dirige a otras para obtener lo que desea. Sin embargo, en lugar de esperar recibir de otras, estas personas toman, ya sea por la fuerza o mediante la astucia. Verdaderamente, si algo les es dado, lo consideran carente de todo valor. Desean solamente lo que pertenece a otros y es valorado por esas personas: cónyuges, ideas, posesiones, etc. Lo que ha sido robado o arrebatado tiene un valor mucho mayor que lo que es dado a cambio de nada. Este rasgo es similar al tipo oral agresivo de Freud y puede ser observado en barones ladrones, líderes fascistas, o personas dominantes en cualquier entorno.
Como su nombre lo indica, en la orientación acumuladora la persona deriva su seguridad de la cantidad que puede acumular y ahorrar. Este comportamiento miserable es aplicado no solamente a dinero y posesiones materiales, sino también a emociones y pensamientos. En un sentido, ese tipo de personas levantan muros a su alrededor y se sientan sobre ellos, rodeados de todo lo que han acumulado, protegiéndose de allanamiento y dejando ir tan poco como sea posible. Existe un paralelismo obvio entre esto y aquello a lo que Freud llama tipo anal retentivo.
Dice Fromm que este tipo de orientación fue particularmente común en los siglos XVIII y XIX en esos países que contaban con economías de clase media estable caracterizadas por la ética puritana de frugalidad, conservacionismo y prácticas sobrias de negocios.
La orientación mercantil es un fenómeno del siglo XX característico de las sociedades capitalistas, particularmente en los Estados Unidos. En una cultura de mercado basada en bienes de consumo, argumentaba Freud, el éxito o el fracaso de las personas depende de lo bien que se venden a sí mismas. El conjunto de valores es el mismo para personalidades que para bienes de consumo; verdaderamente, la personalidad del individuo se convierte en un bien de consumo que debe ofrecerse en venta. Así, no se trata tanto de las cualidades, habilidades, conocimiento o integridad con que cuenta la persona, sino de la imagen que el “paquete” proyecta.
Tal orientación no puede producir ningún sentimiento de seguridad, porque el individuo no cuenta con ningún recurso para entablar una relación genuina con otras personas. Es un hecho que, si el juego es practicado durante un tiempo suficiente, desaparece una relación o una conciencia real del individuo consigo / ante sí mismo. El papel empaquetado que el individuo es obligado a ejecutar obscurece completamente sus cualidades y características genuinas, no solamente ante otros, sino ante sí mismo. Como resultado, tales personas se encuentran a sí mismas en un estado de enajenamiento total, sin un núcleo o centro personal y sin ninguna relación real con quienes se encuentran a su alrededor.
El quinto tipo de carácter de Fromm, la orientación productiva, es el ideal y representa el objetivo de mayor valor en el desarrollo humano. Al incluir todos los aspectos de la experiencia humana, este concepto da por sentada nuestra habilidad para usar todas nuestras capacidades y alcanzar o desarrollar todas nuestras potencialidades. Fromm no define productividad como sinónimo de creatividad en un sentido exclusivamente artístico. La orientación productiva es una actitud que puede ser lograda por todo ser humano. Tiene como su objetivo más importante, no la adquisición de bienes materiales, sino el desarrollo del individuo mismo.
Fromm cree que esta orientación es la condición ideal para la humanidad, aunque todavía no ha sido alcanzada por ninguna sociedad en el mundo. En realidad, Fromm siente que no ha sido alcanzada todavía por nadie. Lo más que podemos lograr —al menos dentro de nuestra estructura social actual— es una combinación de las orientaciones productivas y no productivas. La influencia de la orientación productiva puede transformar las orientaciones no productivas. Por ejemplo, guiada por la productividad, la agresividad del tipo explotador puede convertirse en iniciativa; la miseria del tipo acumulador puede convertirse en economía estable y así. Solamente mediante el cambio social, la orientación productiva puede hacerse dominante en cualquier cultura.
En años más recientes, Fromm introdujo un par de nuevas orientaciones: necrófila y biófila. El tipo de carácter necrófilo se siente atraído por la muerte— por cadáveres, deterioro, heces y suciedad. Tal persona parece cargarse de energía al hablar de la muerte, de funerales o de enfermedades. Esta persona vive en el pasado, es seducida por el poder y la fuerza y es atraída por la oscuridad y por la noche.
La orientación opuesta, el tipo biófilo, ama la vida. Él o ella lucha contra la muerte, la oscuridad y el deterioro. Esta actitud es congruente con la orientación productiva; tal persona se ocupa del crecimiento y desarrollo de sí misma y de otras personas.
Igual que con otras orientaciones, las formas puras de cualquiera de estos rasgos es poco común. La mayoría de las personalidades representan una combinación de las dos, con una orientación siendo la dominante.

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Introducción al libro Profit Over People, Noam Chomsky, neoliberalismo. Cuarta parte

Incluso en las democracias deterioradas existentes, la comunidad corporativa trabaja incesantemente para que asuntos importantes como el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI) jamás sean debatidos públicamente. Y la comunidad de negocios gasta una fortuna financiando un aparato de relaciones públicas para convencer a los estadounidenses de que este es el mejor de todos los mundos. El tiempo para preocuparse por la posibilidad de cambio social para bien, de acuerdo con esta lógica, se dará cuando la comunidad corporativa abandone las relaciones públicas y deje de comprar las elecciones, permita la existencia de medios de comunicación representativos, y establezca una democracia participativa genuinamente igualitaria porque ha dejado de temer a las mayorías. Pero no hay razón para creer que eso sucederá.

El mensaje más contundente del neoliberalismo es que no hay alternativa al status quo, y que la humanidad ha alcanzado su nivel más alto. Chomsky señala que ha habido otros periodos designados como el “fin de la historia” en el pasado. En las décadas de los años 1920s y 1950s, por ejemplo, las élites de los Estados Unidos declararon que el sistema funcionaba y que una calma entre las masas reflejaba una satisfacción con el estatus quo muy difundida. Sucesos posteriores cercanos en el tiempo pusieron de manifiesto la estulticia de esas creencias. Sospecho que tan pronto registren las fuerzas democráticas algunas victorias tangibles, la sangre regresará a sus venas, y el discurso sobre la imposibilidad de que las cosas cambien para bien seguirá la misma trayectoria que todas las fantasías de las élites del pasado, que profetizaban que su dominio duraría un milenio.
La idea de que no existe una alternativa superior al status quo es más descabellada en la actualidad de lo que jamás fue, en esta era en que existen tecnologías asombrosas que mejoran la condición humana. Es cierto que sigue sin clarificarse el modo como puede establecerse un orden post-capitalista viable, libre y humano, y la noción lleva consigo un rasgo utópico. Pero cada progreso en la historia, desde terminar con la esclavitud y establecer una democracia, hasta poner fin al colonialismo formal, tuvo que derrotar la idea de que era imposible de lograr porque nunca antes se había conseguido. Y como Chomsky se apresura a señalar, el activismo político organizado es responsable del grado de democracia que hoy tenemos, respecto a sufragio universal adulto, derechos de la mujer, uniones de comercio, derechos civiles, las libertades con que contamos. Aún si la noción de una sociedad post-capitalista parece imposible de lograr, sabemos que la actividad política humana puede hacer al mundo en que vivimos considerablemente más humano. Y mientras llegamos a ese punto, tal vez seamos capaces de pensar en términos de construir una economía política basada en principios de cooperación, igualdad, autogobierno y libertad individual.
Hasta entonces, la lucha por el cambio social no es un asunto hipotético. El orden neoliberal actual ha generado enormes crisis políticas y económicas desde Asia hasta Europa oriental y América Latina. La calidad de vida en naciones desarrolladas de Europa, Japón, y América del Norte es frágil y las sociedades se encuentran sumidas en una turbulencia considerable. Se prevé intensa agitación durante los próximos años y décadas. Existe considerable duda sobre el resultado de tal agitación, y escasa razón para pensar que conducirá automáticamente a una resolución democrática y humana. Eso será determinado por el modo como nosotros, la población, nos organicemos, respondamos, y procedamos. Como dice Chomsky, si nos conducimos como si no hubiera posibilidad de que las cosas cambien para bien, garantizamos que las cosas no cambien para bien. La elección es nuestra, la elección es tuya.
Robert W. McChesney
Madison, Wisconsin
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Introducción al libro Profit Over People, Noam Chomsky, neoliberalismo. Tercera parte

En la década de los años 1990s, todas estas ramificaciones de la obra política de Chomsky —desde anti-imperialismo y análisis crítico de los medios hasta escritos sobre democracia y el movimiento laboral— se han conjuntado, culminando en obra como este libro sobre democracia y la amenaza neoliberal. Chomsky ha hecho mucho para reactivar la comprensión de los requerimientos sociales para la democracia, recurriendo a los antiguos griegos, así como a los pensadores más destacados de las revoluciones democráticas de los siglos diecisiete y dieciocho. Como él afirma claramente, es imposible proponer una democracia participativa y al mismo tiempo proclamar la supremacía del capitalismo, o cualquier otra sociedad dividida en clases. Al evaluar las verdaderas luchas históricas por la democracia, Chomsky revela también cómo el neoliberalismo es difícilmente algo nuevo, sino en realidad una versión actual de la batalla de la minoría acaudalada para delimitar los derechos políticos de las mayorías.
Chomsky podría ser también el crítico líder de la mitología del “libre” mercado natural, ese himno optimista que es introducido en nuestras mentes sobre lo competitiva, racional, eficiente y justa que es la economía. Como señala Chomsky, los mercados casi nunca son competitivos. La mayor parte de la economía es controlada por corporaciones gigantescas que ejercen un control tremendo sobre los mercados, y en consecuencia, enfrentan una competencia mínima del tipo descrito en libros de texto de economía y en los discursos de los políticos. Más aún, las corporaciones son organizaciones totalitarias, que operan en líneas no democráticas. Que nuestra economía esté centrada alrededor de tales instituciones compromete severamente nuestra capacidad para contar con una sociedad democrática.
La mitología del libre mercado también sugiere que los gobiernos son instituciones ineficientes cuyas capacidades deben limitarse para evitar que afecten el “laissez-faire” (dejar hacer, dejar pasar) del mercado. De hecho, como señala Chomsky con énfasis, los gobiernos son de importancia fundamental en el moderno sistema capitalista. Otorgan generosamente subsidios a las corporaciones y trabajan para difundir los intereses corporativos en numerosos frentes. Las mismas corporaciones que se regocijan de la ideología neoliberal, son de hecho, frecuentemente hipócritas: desean y esperan que los gobiernos les otorguen recursos monetarios provenientes del pago de impuestos de los contribuyentes, y protejan sus mercados de la competencia, pero desean asegurar que los gobiernos no les cobren impuestos ni trabajen para apoyar intereses no comerciales, especialmente benéficos para las clases desposeídas y trabajadoras. Los gobiernos son de mayor tamaño que nunca en la historia, pero bajo el neoliberalismo, el fingimiento de ocuparse de intereses no corporativos es mucho menor.

Y en ninguna parte es más evidente la importancia de los gobiernos y las políticas que producen que en la economía global de mercado. Lo que es presentado por ideólogos pro-negocios como la expansión natural de los mercados libres a través de las fronteras es, de hecho, exactamente lo opuesto. La globalización es el resultado de gobiernos poderosos, especialmente el de los Estados Unidos, para introducir por la fuerza pactos y otros acuerdos, en las gargantas de los pueblos del mundo para facilitar que las corporaciones y los grupos acaudalados dominen las economías de naciones alrededor del mundo sin obligaciones para las poblaciones de esas naciones. En ningún lugar es esto más evidente que en la creación de la Organización Mundial de Comercio en la temprana década de los años 1990s, y ahora, en las deliberaciones secretas a favor del Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI).
De hecho, es la falta de capacidad para entablar análisis y debates honestos sobre neoliberalismo lo que constituye uno de sus rasgos más representativos. La crítica de Chomsky del orden neoliberal se encuentra en efecto fuera del alcance para el análisis de tendencia mayoritaria, a pesar de su potencia empírica y debido a su compromiso con los valores democráticos. Aquí, el análisis de Chomsky del sistema doctrinal en las democracias capitalistas resulta útil. Los medios informativos corporativos, la industria de las relaciones públicas, los ideólogos académicos, y la cultura intelectual engrandecen el efecto de proporcionar “las ilusiones necesarias” para que esta situación desagradable parezca racional, benévola y necesaria, si no necesariamente deseable. Como Chomsky se apresura a señalar, no es esta una conspiración formal de intereses poderosos: no hace falta que lo sea. Mediante una variedad de mecanismos institucionales, se envían señales a intelectuales, expertos y periodistas, presionándolos para que consideren al status quo el mejor de los mundos posibles, y eviten desafiar las ideas de quienes se benefician de ese status quo. El trabajo de Chomsky es una petición directa a los activistas democráticos para rehacer nuestro sistema de medios de comunicación para que pueda abrirse a perspectivas anti-corporativas, anti-neoliberales, y a los cuestionamientos. Es también un desafío a todos los intelectuales, o al menos a aquellos que expresan el compromiso con la democracia, a mirarse detenidamente en un espejo y preguntarse a quiénes pertenecen los intereses y valores por los que ellos hacen su trabajo.
La descripción de Chomsky de la posesión neoliberal/corporativa de nuestra economía, política, ejercicio del periodismo, y la cultura es tan poderosa y abrumadora que en algunos lectores podría producir un sentimiento de resignación. En nuestros tiempos políticos de desmoralización, algunos podrían ir un paso más allá y llegar a la conclusión de que estamos atrapados en este sistema regresivo porque, muy a nuestro pesar, la humanidad simplemente no es capaz de crear un orden social más igualitario y democrático.
De hecho, la mayor contribución de Chomsky podría ser su insistencia en las inclinaciones fundamentales democráticas de los pueblos del mundo, y el potencial implícito revolucionario en esos impulsos. La mejor evidencia de esta posibilidad es la magnitud de los esfuerzos que realizan las fuerzas democráticas para impedir que exista una democracia política genuina. Los gobernantes del mundo entienden implícitamente que el suyo es un sistema establecido para satisfacer las necesidades de los pocos, no de los muchos, y que por lo tanto, no puede permitirse que las mayorías cuestionen y alteren el dominio corporativo.
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Introducción al libro Profit Over People, Noam Chomsky, sobre neoliberalismo. Segunda parte

El sistema neoliberal, por lo tanto, tiene un subproducto importante y necesario — una ciudadanía apolítica caracterizada por apatía y escepticismo. Si la democracia electoral afecta en pequeña medida a la vida social, resulta irracional dedicarle mucha atención; en los Estados Unidos, el caldo de cultivo de la democracia neoliberal, la participación electoral en las elecciones al congreso de 1998 registró un nivel —cuestionable— extremadamente bajo, con una participación de tan solo un tercio de los votantes acudiendo a las urnas. Aunque ocasionalmente genera preocupación en partidos establecidos como el Partido Demócrata en Estados Unidos, que tiende a atraer los votos de los desposeídos, una baja participación electoral tiende a contar con buena aceptación y es promovida por los poderes de facto como algo muy positivo, pues quienes se abstienen son encontrados (no sorprendentemente) entre las clases bajas y las clases trabajadoras. Políticas que podrían incrementar rápidamente el interés y la tasa de participación de los votantes son obstaculizadas antes de llegar a la esfera pública. En los Estados Unidos, por ejemplo, los dos partidos principales dominados por el sistema corporativo y la comunidad de negocios, han rehusado reformar leyes que hacen virtualmente imposible crear nuevos partidos políticos (que podrían atraer a intereses no comerciales) y permitir que sean efectivos. Aunque hay una marcada y frecuentemente observada insatisfacción con los miembros de los partidos Republicano y Demócrata, la política electoral es un área donde las nociones de competición y libre elección tienen poco significado. En ciertos aspectos, el calibre del debate y decisión en las elecciones neoliberales tiende a asemejarse más con el del estado comunista de un solo partido, que al de una democracia genuina.
Pero esto apenas refleja las implicaciones perniciosas del neoliberalismo para una cultura política centrada en el civismo. Por una parte, la desigualdad social generada por las políticas neoliberales socava cualquier esfuerzo encaminado a conseguir la igualdad necesaria para lograr que una democracia convincente. Las grandes corporaciones cuentan con recursos para influir en los medios y abrumar el proceso político, lo cual hacen acordemente. En la política electoral estadounidense, por poner un ejemplo, una cuarta parte del uno por ciento de los ciudadanos más acaudalados hacen el 80 por ciento de las contribuciones y las corporaciones rebasan el presupuesto por un margen de diez a uno. Bajo el neoliberalismo esto tiene sentido, pues las elecciones reflejan principios del mercado, en que las contribuciones son equivalentes a inversiones. Como resultado, se refuerza la irrelevancia de las políticas electorales para la mayoría de las personas y se asegura el mantenimiento de un dominio corporativo indisputado.

Por otra parte, para ser efectiva, una democracia requiere que los habitantes sientan conexión con otros ciudadanos, y que esta conexión se manifieste a sí misma mediante una variedad de organizaciones e instituciones no comerciales. Una cultura política vibrante necesita grupos comunitarios, bibliotecas, escuelas públicas, organizaciones vecinales, cooperativas, sitios de reunión públicos, asociaciones voluntarias y uniones de comercio para proporcionar a los ciudadanos maneras de reunirse, comunicarse e interactuar con sus semejantes. La democracia neoliberal, con su noción de mercado über alles (por encima de todas las cosas) tira a matar a este sector. En lugar de ciudadanos, produce consumidores. En lugar de comunidades, produce centros comerciales. El resultado neto es una sociedad fragmentada de individuos desvinculados que se sienten desmoralizados y socialmente impotentes.
En resumen, el neoliberalismo es el enemigo más inmediato y más representativo de la participación democrática genuina, no solamente en los Estados Unidos, sino en todo el planeta, y seguirá siéndolo durante el futuro previsible.

Resulta conveniente que Noam Chomsky sea la figura intelectual líder en el mundo actual en la batalla por la democracia y contra el neoliberalismo. En la década de los años 1960s, Chomsky fue un crítico prominente en Estados Unidos de la Guerra de Vietnam, y, de manera más amplia, se convirtió tal vez en el analista más incisivo de la manera como la política exterior estadounidense socava la democracia, aplasta los derechos humanos, y promueve los intereses de las minorías acaudaladas. En la década de los años 1970s, Chomsky, junto con su coautor Edward S. Herman, iniciaron una investigación sobre el modo como los medios informativos de los Estados Unidos sirven a los intereses de las élites y socavan la capacidad de la ciudadanía para gobernar sus vidas en un estilo democrático. Su libro de 1988, Manufacturing Consent, sigue siendo el punto de partida para cualquier investigación seria sobre el desempeño de los medios informativos.

A lo largo de todos estos años, Chomsky, que podría ser caracterizado como un anarquista, o tal vez de forma más exacta, un socialista libertario, fue un oponente vocal, de principios, y consistente y crítico de los estados y partidos políticos comunistas y leninistas. Chomsky educó a numerosas personas, incluyéndome a mí, en lo referente a que la democracia es una piedra angular no negociable de cualquier sociedad post-capitalista en la que valga la pena vivir o luchar. Al mismo tiempo, ha demostrado lo absurdo que resulta convertir en sinónimos los términos capitalismo y democracia, o pensar que las sociedades capitalistas, incluso en las mejores circunstancias, permitirán alguna vez el acceso a la información o la posibilidad de tomar decisiones más allá de las posibilidades más estrechas y controladas. Dudo que algún autor, excepto tal vez por George Orwell, se haya asemejado a Chomsky al exhibir de forma sistemática la hipocresía de los gobernantes e ideólogos tanto en sociedades comunistas como capitalistas al afirmar que la suya era la única forma de verdadera democracia disponible para la humanidad.
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Introducción al libro Profit Over People, de Noam Chomsky, sobre neoliberalismo. Primera parte

El neoliberalismo es el modelo económico político definitorio de nuestra era; se refiere a las políticas y procesos mediante los cuales se permite que un grupo relativamente pequeño de intereses privados controlen tanto como sea posible de la vida social para maximizar su lucro particular. Asociado inicialmente con Reagan y Thatcher, durante las últimas dos décadas el neoliberalismo ha sido la tendencia económica política dominante en el mundo, adoptada por partidos políticos de centro y gran parte de la izquierda tradicional, así como por la derecha. Estos partidos y las políticas que adoptan representan los intereses inmediatos de inversionistas extremadamente acaudalados y menos de mil corporaciones de gran tamaño.
Excepto por algunos académicos y miembros de la comunidad empresarial, el término neoliberalismo es en su mayor parte desconocido por el público en general, especialmente en los Estados Unidos. Ahí, por el contrario, las iniciativas neoliberales son definidas como políticas de libre mercado que promueven la iniciativa privada y la elección del consumidor, premian la responsabilidad personal y la iniciativa empresarial, y socavan el peso del gobierno incompetente, burocrático y parasitario, que jamás hace nada bien, incluso si su intención es buena, lo cual rara vez es el caso. Una generación de relaciones públicas financiadas por grandes corporaciones ha conferido a estos términos e ideas un aura casi sagrada. Como resultado, sus afirmaciones rara vez requieren ser defendidas, y son utilizadas para racionalizar cualquier cosa, desde disminuir impuestos a grupos acaudalados y eliminar regulaciones ambientales hasta desmantelar la educación pública y los programas de asistencia social. De hecho, cualquier actividad que pudiera interferir con la dominación de la sociedad por parte de las corporaciones se vuelve automáticamente sospechosa porque interferiría con la mecánica del libre mercado, que es presentada como el único distribuidor de bienes y servicios racional, justo y democrático. En su forma más elocuente, quienes proponen el neoliberalismo hacen parecer que brindan enormes beneficios a los desposeídos, al ambiente y a todos los involucrados, al adoptar políticas que favorecen a las minorías acaudaladas.
Las consecuencias económicas de estas políticas han sido las mismas en todas partes, y exactamente lo que cabría esperar: un incremento masivo en desigualdad social y económica, un marcado incremento en privación severa para las naciones y las poblaciones más pobres del mundo, una economía global inestable y una bonanza sin precedentes para los grupos más acaudalados. Confrontados con estos hechos, los defensores del orden neoliberal afirman que los beneficios de los niveles de vida favorables inevitablemente serán distribuidos entre las masas de la población— ¡siempre y cuando se permita que las políticas neoliberales que exacerbaron estos problemas permanezcan sin cambio!
Al final, los neoliberales no pueden y no hacen ningún intento por presentar una defensa empírica ante la realidad que ellos provocan. Al contrario, ellos ofrecen —no, exigen— una fe dogmática en la infalibilidad del mercado no regulado, que tiene su origen en teorías del siglo XIX que tienen poca conexión con el mundo real. El as bajo la manga de los defensores del neoliberalismo, sin embargo, es que no hay alternativa. Las sociedades comunistas, las democracias sociales, e incluso modestos estados de bienestar social, como los Estados Unidos, han fracasado, afirman los neoliberales, y sus ciudadanos han aceptado el neoliberalismo como la única posibilidad viable. Puede ser imperfecto, pero es el único sistema económico posible.
En etapas más tempranas del siglo XX, algunos críticos llamaron al fascismo “capitalismo sin miramientos,” lo cual pretendía expresar que el fascismo era capitalismo puro sin derechos y organizaciones democráticas. De hecho, sabemos que el fascismo es algo mucho más complejo que eso. El neoliberalismo, por otra parte, es verdaderamente “capitalismo sin miramientos.” Representa una era en la cual las fuerzas empresariales son mayores y más agresivas, y enfrentan menos oposición organizada que nunca antes. En este clima político intentan codificar su poder político en cada frente posible, y como resultado, logran que desafiar a las corporaciones resulte cada vez más difícil —y prácticamente imposible— que existan en lo absoluto, fuerzas democráticas no orientadas a la comercialización.

Es precisamente en la opresión de fuerzas no comercializadoras que vemos cómo opera el neoliberalismo, no solo como un sistema económico, sino también como un sistema cultural. Aquí, las diferencias con el fascismo, con su desprecio por la democracia formal y movimientos sociales altamente movilizados basados en racismo y nacionalismo, son impactantes. El neoliberalismo funciona mejor cuando existe una democracia electoral formal, pero se desvía la atención de la población, apartándola de la información, acceso, y foros públicos necesarios para una participación significativa en la toma de decisiones. Como lo expresa el gurú neoliberal Milton Friedman en su libro Capitalism and Freedom (Capitalismo y libertad), debido a que el lucro es la esencia de la democracia, cualquier gobierno que ponga en marcha políticas antimercado está siendo antidemocrático, sin importar cuánto apoyo popular pueda tener. Por lo tanto, lo mejor es restringir el papel de los gobiernos a proteger la propiedad privada y a la implementación de contratos, limitando el debate político a asuntos menores. (Los asuntos reales de producción y distribución de recursos y organización social deben ser determinados por las fuerzas del mercado).

Pertrechados con esta comprensión perversa del significado de democracia, neoliberales como Friedman no muestran escrúpulos ante el derrocamiento militar del gobierno de Allende, elegido democráticamente, en 1973, porque Allende estaba interfiriendo con el control corporativo de la sociedad chilena. Después de 15 años de una dictadura salvaje y brutal —siempre en representación del democrático libre mercado— la democracia formal fue reestablecida en 1989 con una constitución que hace mucho más difícil, si no imposible, para la ciudadanía, desafiar la dominación corporativa-militar de la sociedad chilena. Eso es democracia neoliberal en esencia: debate trivial sobre asuntos menores que básicamente persiguen las mismas políticas pro-corporativas, independientemente de las diferencias formales y debates de campaña. La democracia es permisible siempre y cuando el control de los negocios esté fuera del alcance de la deliberación o cambio popular; es decir, siempre y cuando no sea democracia.
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Narcissistic pathologies in working environments, and neoliberalism
Narcissistic pathologies are part of the most destructive features of human beings. Megalomaniac David (AVEX Electronics of M), my “friend” and boss in that first employment in my entire life, would want me dead because I was not —intellectually— a subatomic particle when being compared to him, a giant the size of Mount Everest.
Demigod Alvaro (Solectron, later Flextronics, then Flex) would not want around an employee who was not illiterate (as most employees are, regardless of their schooling). He would feel threatened in the presence of an intelligent, well-educated coworker.
What these two narcissus did to me caused very big problem to me. I lived alone, in poverty —which involved hunger, for my father was a malignant narcissist, a psychopath and he had tortured me since my early childhood— for many years. I suffered from a very bad mental disorder (BPD), I didn’t even know it, in spite of having been attended by psychiatrists since I was 26 years old. Those physicians suffered from very bad narcissistic pathologies too, they were real damaging.
In recent times, I have read about history, capitalism, industrial revolution, and how the world works. I have read and translated material from a book on neoliberalism (Profit Over People, by Noam Chomsky). This had made possible for me to learn and understand this kind of phenomena, maquiladora and the like.
Big corporations (mainly from USA), have sent production work abroad, to underdeveloped or undeveloped countries because employees there are paid a tenth of the wages paid in the United States and other developed countries. People who were production workers in USA and other first world countries lost their jobs and are facing at present a catastrophe.
Maquiladoras do not pay taxes. Profit is huge, workers are ruthlessly exploited.
Men like Megalomaniac David and Demigod Alvaro are well paid to make possible that ultra-wealthy foreign corporations owners use people as servitude —even modern slaves.
I have suffered because I have been forced to face all kind of undeserved adversity (which could even have killed me). I have worked hard to educate myself, most of that hard work (which I have done for decades) seems to have been useless.
However, those difficult experiences (I also worked for 10 months in another electronics maquiladora, from December 2004 to September 2005 in Sanmina SCI, also in the “Silicon Valley” in my third world country) have had a positive effect in me.
I have always been able to feel empathy and solidarity with people who are victims of any kind of injustice. This capacity has increased after experiencing myself such very bad working conditions. In my early 60s, I adopt a humanistic stand in life.

There are people who support injustice if it is favorable to them. People like Megalomaniac David and Demigod Alvaro choose misery as their stand in life. I could not ever respect that. It is not me who deserves to be considered despicable.
End of the affair
#maquiladora electrónica#silicon valley#neoliberalismo#david iturbe gutiérrez#álvaro garcía#avex electronics de méxico#solectron#flextronics#flex
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Trying to work for a decent wage, which I deserved
Almost six years after that experience with Megalomaniac David, in December 2003 (being 39) I entered another maquiladora, now as an unskilled worker, making about 45 US dollars a week.
I had planned to enter Solectron as an unskilled worker, not mentioning that I had a superior education (although incomplete). After two months, I informed the Human Resources department that I was bilingual and could speak, write and read in English, I could translate from English into Spanish.
That was interpreted as a skill not too different from being able to cook some fashionable food. A few days later (in March 2004, I was almost 40) I was called and offered to translate work procedures from a Canadian client company from English into Spanish. I expected to be offered a position better than unskilled worker (which was a nightmare). To my disappointment, I was offered that work, translate work procedures from English into Spanish, paid as unskilled worker’s labor overtime.
In spite of feeling disappointed, I accepted to do the work. I hoped to be perceived as someone who could be useful, due to my good academic training and command of a foreign language I could be trained for multiple functions, much better than those of an unskilled worker. Also being paid more, of course.
A man younger than me, Alvaro, who hold a production superintendent position, treated me with contempt, as if I was a despicable individual. I worked translating those work procedures using a PC located in production floor, not connected to the world wide web, being treated like scum.

I approached Alvaro and told him I had entered Solectron as an unskilled worker (a degrading job) hoping to obtain a decent position after a reasonable time lapse. He told me that there would not be anything for me ever. He considered me inferior, unable to do anything that required minimal intellectual capacity. He would not be able to offer me anything but a position of unskilled worker, which I already had.
I resigned the first Monday in July, having spent six months in that company of our “Silicon Valley”. I had done the best I could, which was useless, once more.
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My work experience in the electronics maquiladora
I must begin telling how I learnt a foreign language, English.
I finished the first stage of my education (six years) at 12. I didn’t speak a single word of English. My mother tongue is Spanish. In the second stage of education (three years) I was taught English, less than three hours a week.
Being 15, I began the next stage of my education —three years (previous to college)— being taught English five hours a week, one hour Monday to Friday during the first two of three years. At the end of those two years, my level in this foreign language was basic.
I began college education (a major in engineering) and I used a method to learn English bought by my mother about six years before (1977) which consisted of books and vinyl records (33 rpm). I began to study, memorizing the dialogue at the beginning of every one of 50 lessons, which I studied in about a year.

About five years later, at the beginning of 1988 (I was nearly 24 years old) I began to read unabridged books and all kind of written material (magazines and journals), finding every unknown word in a bilingual (English-Spanish) dictionary. Later, I began to use non-bilingual dictionaries. Longman Contemporary English for British English and Merriam Webster for American English. I spent many hours every day teaching myself through reading.
My life was very difficult. It had been that way from the very beginning. I was born neurodivergent (Asperger symptoms as extreme clumsiness of movements), I cannot see with my left eye (peripheral vision, 35 percent unable to focus). I suffered from ADHD (never diagnosed), talented with everything that involved reading and writing, but I couldn’t learn simple arithmetic. I learnt how to add and multiply, but I was not able to learn how to subtract and divide. In spite of that I choose a major in engineering because I would not want to live like a coward, choosing not to confront those serious difficulties, choosing not to strengthen myself.
I failed in college, trying to become an engineer. I didn’t inform my parents about that and in my early 20s, I spent during many years, days and nights in my bedroom, teaching myself mathematics and physics to overcome my very serious academic deficiencies, while I learnt English, mainly through reading. I was successful teaching myself, but in spite of that, when I went back to college (being nearly 30), I failed again.
Being 31, my life was a perpetual nightmare, often a living hell. I wanted to die.
In November 1997, a friend who I met in college 14 years before, hired me for the first job of my life, being 33 years old. It was an electronics maquiladora in the “Silicon Valley” in the state where I had been living for 15 years. In spite of having failed in college (not being able to complete my engineering major), I had a very good academic training. Besides that, (and very importantly) I could speak and read English, and translate from English into Spanish. Supposedly, my coworkers were able to do that too, but in fact, they (as most of my countrymen) could hardly write in Spanish.
My country has one of the worst education systems in the entire world. An average citizen’s vocabulary is about 300 words. Extreme intellectual deficiency. Besides that, many people (even having an engineering major or anything like that) cannot handle simple arithmetic without a calculator.
To my surprise, I did extremely well. I was considered a very good employee by coworkers (although many of them hated me, feeling jealousy or envy). Because of that, my good —brilliant— performance, I lost that job. After two and a half months (from mid November 1997 to January 1998) I quit because my friend boss attacked me (verbally, using very offensive words) with homicidal wrath. He had hired me not wanting to help me. His motivation was to prove himself and me, and anyone around, that intellectually he was far superior to me.
He was not.
David was extremely weak, physically, due to very bad genetics. His ratio of muscle mass to adipose tissue was real poor, and because this was his constitution (he was born that way), not much could be done.
In contrast, I had been a sportsman for about 16 years. I was fit and strong, having been a runner for about 10 years, and a bicyclist for five or six years. I was an amateur, but had the looks of a high performance sportsman. David hated me because of that.
After he insulted me being my boss, I quit the first Monday of February 1998. My life fell to an abyss.
Megalomaniac David’s very bad pathology made of him an extremely weak individual, not only physically, but mentally too. Vitally powerless, and a coward he was. He hid in illusion, imagining that he would become a very important person (CEO of a big corporation) and eventually, he would appear in history books.
What he did to me could have killed me. He knew that, but couldn’t possibly have avoided it. He was considered normal, but his pathology was far worse than mine (BPD).
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Una adversidad grave que dominó mi existencia, la lucha continúa
Hoy lunes desperté antes de las 7 a.m., decidí salir con mi mascota, mi perrita Clara, a un área de un parque muy cercano a mi vivienda. Había dormido bien durante la noche, durante el fin de semana había realizado labores que había proyectado desde hacía años (literalmente, años), pero como sucede tanto conmigo —por mi patología tan grave, que ha hecho de mí una persona tan disfuncional— las había dejado para después durante esos periodos de tiempo tan prolongados.
Ayer domingo limpié la cocina. Para ello moví muchos objetos situados en el área que ocupa el fregadero (en estado lamentable) e incluso la mesa de madera que usamos mi madre y yo para consumir nuestros alimentos. Hay una plaga de cucarachas y moscas muy pequeñas, que dificulta hacer cualquier cosa; cuento con poco dinero y resulta difícil comprar insecticida para controlar esos bichos. Su presencia dispara mi alta vulnerabilidad a cualquier elemento generador de estrés.
Siguen brotando en mi mente decenas de recuerdos de vivencias negativas protagonizadas por individuos que en diferentes épocas de mi vida, manifestaron su pobreza (incluso miseria) asumiendo actitudes de agresividad y violencia (de manera cobarde, la mayor parte de las veces), porque características mías, positivas, deseables, como mi persona —anatomía de un deportista y fisonomía de un hombre de origen étnico caucásico, además de un cociente intelectual alto— despertaron en ellos envidia y por ello exhibieron sin el menor pudor, su debilidad mental, su impotencia vital y su cobardía; triada que constituye un campo fértil para el cultivo de un narcisismo grave. Lo lamentable del asunto es la afectación para otras personas a quienes estos lisiados de espíritu violentan de muy diversas maneras. En casos graves, esos narcisos arruinan o incluso aniquilan a personas vulnerables que por diferentes razones no pueden alejarse de ellos. Muchas de esas personas, víctimas potenciales, no son siquiera capaces de identificar la destructividad de estos seres miserables e incluso habiendo sido seducidos por ellos, llegan a adorarlos, los colocan en un pedestal y cuando los identifican como lo que son —manipuladores, perversos sádicos despiadados— ya es demasiado tarde.
Así como no necesitamos divinidades —un poder superior, dioses— tampoco necesitamos demonios, ángeles caídos, avernos ni nada que tenga que ver con ese tipo de fantasías o mitologías. La destructividad humana cubre el rango completo desde la mayor virtud hasta la depravación extrema.
A mí la vida me jugó rudo. Mi padre era un psicópata, mis familias paterna y materna presentaban una descomposición que se convirtió en un caldo de cultivo para la desintegración mental y física de sus integrantes. Hace falta señalar aquí que este tipo de entornos familiares no son nada raros, la inmensa mayoría de las familias son muy disfuncionales y para muchísimas personas, el lugar más inhóspito del mundo se encuentra donde está su familia.
Volviendo al modo como han transcurrido estos últimos días, debo mencionar que hace 10 días mi madre viajó a un destino de playa donde vive una hermana que es cuatro años menor que yo (cumplió años el pasado domingo 13 de julio) y su ausencia facilita realizar esas labores tan importantes, pues siento que hay un paralelismo entre la suciedad que se ha acumulado en mi vivienda el resentimiento que llevo en mi psiquis, algo que se ha convertido en un carga muy pesada y el agotamiento que produce resulta doloroso y da lugar a una furia difícil de manejar. El gasto de energía (dilapidación) podría ser el origen (por lo menos en parte) del agotamiento que me aqueja.
Esos estados anímicos me inmovilizan y durante cerca de cuatro años —a partir de que fui despojado de un empleo, lo cual representó una injusticia enorme, una constante en mi historia de vida— no he hecho casi nada; nada que no sea ejercitarme compulsivamente, expresar por escrito y oralmente el dolor y el sufrimiento psíquico que me aquejan, y pasar demasiado tiempo en la red (internet), la mayor parte del tiempo perdiendo el tiempo de una manera miserable.
Con 1.78 m de estatura, mi peso corporal ha descendido a unos 62 o 63 kg. No me preocupa mucho porque sé que eso se debe a que mi metabolismo se ha acelerado por la actividad física que comencé a incrementar hace cuatro años, durante el año 2021, antes de ser despojado de ese empleo en una empresa farmacéutica en la que trabajé durante seis años y tres meses. Experiencia terrible, Productos Maver.
Mi ingesta calórica es muy alta. Hoy bebí una taza de café sin azúcar y sin ningún edulcorante (no consumo sacarosa ni nada parecido), acompañada de pan que yo mismo preparé (hot cakes, con harina de trigo, huevo, leche, mantequilla, un poco de sal y polvo de hornear, sin azúcar) seguida de un tazón de avena hervida en agua con plátano (banano) y pasitas, sin leche ni azúcar.
Más tarde comeré una mezcla de arroz y frijol con mucha cebolla y ajo crudos. Combino estos alimentos, el arroz y el frijol, porque un cereal y una leguminosa forman el equivalente a proteína de origen animal, pero sin el peligro de dañar al hígado y a los riñones. Acompañaré ese plato exquisito con un par de huevos con trocitos de papa (patata) previamente hervida y tortillas; otro cereal, maíz.
Cuando llegue la hora de la cena, comeré sopa de pasta aguada, con mucha zanahoria poco cocida y carne, a lo que también agregaré mucha cebolla y ajo crudo.
Mis características anatómicas son poco comunes en un hombre de mi edad, en mi temprana séptima década (cumplí 61 años de edad en abril pasado), resultado de haber comenzado a convertirme en un deportista hace 45 años (año 1980, con 16 años de edad), y haberme interesado en la buena nutrición, el consumo de alimentos y bebidas sanos y nutritivos, evitando alimentos y bebidas carentes de nutrientes y de alta toxicidad; algo de lo más representativo del neoliberalismo terriblemente destructivo, genocida de hecho.
He observado en muchos individuos, sobre todo en edad madura o en la vejez (así sea temprana), un deterioro que se manifiesta no solamente en su deformidad anatómica, abundante tejido adiposo, sino en su rostro y cuello, hinchados, abotagados, inflamados. Muchos de ellos amplifican el deterioro dejándose pelos (bigote y/o barba) siguiendo la moda grotesca —algo que no es nuevo, siempre han predominado los débiles mentales, que viven como si no contaran con una voluntad propia, capacidad para decidir lo que hacen, optando por hacer lo que hacen los demás, petimetres y similares.
Ese malestar que me aqueja, que frecuentemente me abruma, puede ser disminuido drásticamente al enfocarme en aquello positivo que hay en mi existencia. Mi salud orgánica parecería formidable. Mis órganos internos funcionan mejor que los de muchos hombres que no tienen la mitad de mi edad; esa funcionalidad se proyecta en mi aspecto físico y mi nivel intelectual – cultural es poco común porque desde mi infancia me interesé mucho en el conocimiento y la cultura, me fascinaron los libros e incluso aprendí una lengua extranjera (el inglés, cuyo aprendizaje sigue en curso, por supuesto) principalmente como autodidacta.
Me propongo seguir con mis proyectos, apartar de mi mente esa realidad tan terrible (una vida plagada de violencia) y enfocarme en mis logros. Superar mi grave patología, liberarme de ese peso descomunal que representa el resentimiento que llevo a cuestas, hará posible que continúe desarrollando mis potencialidades y ello me llevará a vivir en plenitud.
Lo mejor está por venir
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Suprimir el síntoma más problemático de la grave neurosis que me aqueja, la obsesión
Brotan en mi mente, en todo momento y en todo lugar, esté haciendo lo que esté haciendo, decenas de recuerdos de diferentes épocas de mi historia de vida. Se trata de experiencias negativas, violencia, agresión sin provocación, perpetrada por individuos que manifestaban su impotencia vital, su debilidad mental y su cobardía.
El más frecuente de esos antagonistas es mi padre, el que más daño me hizo, si bien, como buen narcisista maligno, psicópata, invitó a muchos individuos a participar en esa violencia, manipulándolos activar en ellos su propia pobreza personal, su miseria, su calidad de lisiados de espíritu.
Ese ser de características que parecerían demoniacas manifestaba furia contra mí de intensidad homicida, simplemente porque yo existía, porque parpadeaba, porque respiraba, porque la expresión de mi rostro no era de su agrado, por guardar silencio en lugar de decir algo, por no ser capaz de hacer lo imposible, por no amar al verdugo que vivía torturándome y en lugar de ello, manifestar mi inconformidad, rechazar sus argumentos al acusarme de ser el origen de todos sus problemas, al mostrar resentimiento ante sus actos en lugar de agradecer su firme intención de destruirme e incluso atreverme a juzgarlo.
Su ocupación de tiempo completo era deformar mi discurso, hacer que cada idea que yo expresaba era el disparate, el absurdo, la sandez más grande que nadie dijo en toda la historia. Esa técnica perversa se conoce hoy con el término coloquial luz de gas.
Ese ente era una amalgama de tendencias predominantemente necrófilas, carácter incestuoso, narcisismo maligno, carácter sádico, y para completarla, una homosexualidad latente, lo cual no debería parecer sorprendente, pues quien padece una patología narcisista grave vive lleno de sí mismo, se enamora de lo que cree ser y ser seducido por una figura masculina conlleva inevitablemente homosexualidad.
Al evitar enfrentar su realidad, evaluarse a sí mismo de una manera objetiva e identificar sus debilidades, su pobreza e incluso su miseria, optando por refugiarse en la fantasía (como buen cobarde), un narcisista potencializa su destructividad y en su mente crece sin medida un sufrimiento psíquico que resulta insoportable. El narciso intenta anestesiar ese dolor, frecuentemente mediante abuso de sustancias, drogas legales (alcohol, tabaco) o prohibidas; otra posibilidad es buscar mecanismos de evasión como el trabajo obsesivo o cualquier actividad realizada en exceso.
Todo ello lleva a la destrucción de la salud física y mental, a la autoinmolación.
En contraste, ese hijo que desde su temprana infancia fue objeto de la violencia (potencialmente letal) perpetrada por el narcisista maligno, enfrentó esa adversidad muy severa haciendo gala de una fortaleza poco común, cuyo origen eran fuertes tendencias biófilas. Echando mano de una energía vital que parecería formidable, el hijo inadaptado comenzó a esforzarse desde su infancia para convertir sus debilidades en fortalezas.
El hijo designado como la persona más despreciable que jamás existió, optó por evitar el consumo de alimentos y bebidas carentes de nutrientes y de muy alta toxicidad. Alcanzó un nivel intelectual poco común, habiéndose dado a la tarea de educarse a sí mismo, estudiando como autodidacta. Hallándose en la séptima década de su vida (con 61 años de edad), su anatomía es delgada, razonablemente fuerte, presenta una proporción óptima de masa muscular/tejido adiposo, potente capacidad cardiopulmonar, etc. La imagen que proyecta es poco común incluso en hombres que nacieron muchos años (décadas) después de él.
Ese vástago al que el narcisista maligno, el padre psicópata, intentó aniquilar, ha ganado la confrontación, la lucha a muerte.
El ser demoniaco, padre necrófilo, narcisista e incestuoso, se ha llevado en su estela de destrucción a los mayores enemigos de su hijo inadaptado.
Ese hombre, el hijo del psicópata demoniaco, cobra conciencia de que no debe seguir dilapidando energía psíquica, recordando en todo momento y en todo lugar a un monstruo que no pudo evitar aniquilarse a sí mismo. Ya no existe.
Lo mismo debe suceder con todos esos eunucos mentales que manifestaron su impotencia vital —incluso extrema, miseria— al agredir de diferentes formas (siempre cobardes) a un hombre cuyas características positivas (cualidades, virtudes) les hacían sentirse gusanos insignificantes. Él no despojó a nadie de nada.
Obsesión, lastre muy pesado. Puede ser eliminado.
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Madrugada de viernes, cobro conciencia de que estoy viviendo a la deriva
Desperté en la madrugada (poco después de la media noche). Me quedé en la cama unos minutos, cobrando conciencia de que he estado viviendo a la deriva, padeciendo los efectos de un burn out físico (fisiológico) porque desde hace cuatro años (unos meses antes de ser despojado de mi empleo en una empresa farmacéutica) incrementé mis esfuerzos físicos (deportivos), se aceleró mucho mi metabolismo, perdí mucho peso y desde entonces, se han presentado síntomas un tanto problemáticos (mareos frecuentes, malestar generalizado bastante severo, fatiga crónica, etc.,), algo que en realidad no me preocupa mucho, porque siento que el daño no es grave y voy a recuperarme.

Tomé el libro Profit Over People, de Noam Chomsky (tema: neoliberalismo) y decidí continuar transcribiendo el capítulo 3, titulado The Passion for Free Markets, para traducirlo al español –como ejercicio de traducción y como estudio de un tema importantísimo– y mientras hacía eso, me percaté de lo potente que puede ser la palabra escrita.

Leer a Noam Chomsky, Eduardo Galeano y Erich Fromm ha elevado mi capacidad para sentir empatía y solidaridad por todo aquel que es víctima de la injusticia y la desigualdad, ha hecho posible que supere tendencias o inclinaciones racistas y en cambio asuma una actitud humanista. A mi manera de ver, esa es la mayor riqueza a que puede aspirar un ser humano.

He recordado vivencias dolorosas de épocas de mi vida ya un tanto lejanas, como ese periodo en la maquiladora electrónica. Estuve en AVEX entre mediados de noviembre de 1997 y enero de 1998 (es decir, apenas dos meses y medio), desempeñándome como “técnico de seguridad e higiene industrial” (ganaba el equivalente a 1000 dólares mensuales); estuve en Solectron entre diciembre de 2003 y junio de 2004, como operador (eufemismo de la palabra obrero), trabajando turnos de 12 horas, tres días en semana corta (36 horas) y cuatro días en semana larga (48 horas) por unos 45 dólares por semana; estuve en Sanmina SCI entre diciembre de 2004 y septiembre de 2005 (fui despedido por negarme a tolerar agresiones frecuentes de guardias de seguridad) donde trabajaba seis días por semana, entre las 22:30 h de un día y las 6:30 h del día siguiente y por ser turno nocturno se me pagaban seis horas extra por semana, mi ingreso semanal era de unos 72.7 dólares.
El trabajo era denigrante para alguien que, pese a no haber concluido una licenciatura en ingeniería, contaba con una formación académica muy sólida, además de dominar una lengua extranjera (inglés), ser capaz de hablar, leer, escribir y traducir. Además, presentaba todo tipo de características deseables como asistencia y puntualidad, desempeño, profesionalismo y responsabilidad, etc.

Ahora que he leído sobre neoliberalismo (en el libro de Chomsky antes mencionado) e historia en el libro Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, combinando esos aprendizajes con la crítica de Erich Fromm (socialista, estudioso de la obra de Carlos Marx) llamándole al sistema imperante en Occidente “capitalismo de monopolio”, puedo percibir la complejidad de las fuerzas destructivas que han dominado a gran parte del mundo, cuyo origen es en su mayor parte la ambición —a la que Baruch Spinoza llamó “insania”.

He llegado a la conclusión de que la mayor calidad de vida se deriva de vivir en la simplicidad. Al escribir estas palabras pienso en Henry David Thoreau y su libro Walden, la vida en los bosques, que debo volver a leer, y estudiar.
Debo disciplinarme, pasar muchas horas escribiendo, transcribiendo textos valiosos y traduciendo. De ahí se derivará el desarrollo de mis potencialidades —creo que cuento con un talento para la escritura, la composición literaria. También debo trabajar, volver a llevar una vida productiva, lograr la independencia económica y existencial —otro de los aprendizajes derivados de leer la obra Erich Fromm, mi gran maestro.

Mi peso corporal anda debajo de 65 kg, que con 1.78 m de estatura parece bajo, pero no me preocupo por eso, porque según la teoría, mi IMC (19.9) se encuentra dentro de lo que se considera saludable. Mi ingesta calórica es altísima, he modificado el entrenamiento en bicicleta, he incrementado en pequeña medida el entrenamiento de fuerza (planchas y ejercicios con mancuernas) y continúo caminando cotidianamente con mi mascota, mi linda perrita Clara, que llegó a mi vida el primer día de abril de 2017 (hace ya ocho años), con cuatro meses de edad.
Creo que he conseguido sanar, he superado la grave neurosis que me aquejaba (a la que muchos no habrían sobrevivido, un trastorno límite de la personalidad, resultado de haber vivido siendo torturado por un padre psicópata con participación de muchas otras personas).
Con 61 años y dos meses de edad, mi potencia vital se ha incrementado, cobro conciencia de que nunca fui mentalmente débil, he enfrentado adversidad severa durante no menos de cinco décadas, fui capaz de evitar el abuso de sustancias y al sobrevivir a ataques de violencia perpetrados por narcisistas malignos.
Ha llegado el momento de dejar el pasado donde pertenece, en el pasado. He triunfado. Si esto suena a pedantería, no me preocuparé ni me disculparé por ello.
Agradezco a quien haga el favor de leer mi prosa
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Overcome shortcomings, turn weaknesses into strengths
I also was extremely clumsy. I had serious trouble with all kind of body movement, I tripped with my own feet.
Being nine or ten years old, the only son with three sisters who wouldn’t want to play with “men” —there were no other boys in the neighborhood— I jumped rope alone. I liked that and it became a frequent work out, which after a while became a daily ritual. It helped a lot.

Being 16 years old, I watched Olympic Games in TV. It inspired me and I decided to become a high performance athlete. Four or eight years later I would become an Olympic champion in middle distance running, like Steve Ovett or Sebastian Coe. A few years later I realized that such a goal was unreal, absolutely impossible. I didn’t care much. I ran about five miles each morning, seven days a week. For about 10 years I trained. I was not successful when it came to competing, but as I said later, I didn’t care. Training and healthy habits (nutrition and everything related to hygiene) bring about a very good physical health, which helped a lot with my not so good mental health.

My father had been exerting psychic torture since I was a toddler, because of that I had developed a very bad neurosis —Borderline Personality Disorder— which could have destroyed or at least ruined my life. By making use of a good psychological defense mechanism, I was able to overcome the very serious education shortcomings, I taught myself mathematics (arithmetic, geometry, algebra, analytic geometry, calculus and physics) as I had overcome my physical shortcomings (extreme clumsiness, trip with my own feet) through rope jumping and pedestrian race.
I learnt a foreign tongue in school, beginning when I was 12 years old. Just a few hours a week. In the next stage of my education (previous to entering university) during the first two of three years, I had a one hour English class from Monday to Friday. A few years after that, I continued using a method published by The Readers Digest, Escuche, Lea y Hable Inglés (Listen, Read and Speak English). Fifty lessons contained in books and 33 rpm records (which I studied in a year), memorizing the dialogue at the beginning of each lesson.

A few years later, during my early 20s, I began to read all kind of printed materials (journals, magazines and unabridged books) in English, looking for every unknown word in a bilingual (English-Spanish) dictionary in the beginning; eventually I used a couple of non-bilingual dictionary. Longman Contemporary (British) English and Merriam Webster (American) English.
I became an English-Spanish translator, self-taught.

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Looking back, the story of my life. Is it a good idea?
Several hours have passed. Is it a good idea to do this, is it a good idea to write about these experiences which hurt me so much 20 or 21 years ago?
I couldn’t say.
A fact is that I have paid too much attention to characters of different periods of my life —from early childhood to present, I am 61 years old. Come to my mind all the time memories of bad experiences. My father (a malignant narcissist, a psychopath) is the main character, with my mother (who lived as if she suffered from a psychotic disorder, maybe schizophrenia). Other characters are my three sisters, uncles and aunts, my maternal grandparents, teachers, classmates, playmates, neighbors, other relatives, etc.
I am the kind of person who shows uncommon characteristics, desirable qualities, which make mentally or physically weak people feel threatened or intimidated. Because of that, people assume undesirable attitudes, like hostility which they manifest through different behaviors. Violence originated in jealousy and envy have been present in my life from the very beginning.
The curious thing is that I consider myself an ordinary man, although less ordinary than many men. This could seem a contradiction, I am aware of that.
Being a fraternal twin (my sister was born five minutes after me), my health was a bit more vulnerable than that people arrive to life on their own, alone. I cannot see much with my left eye. Thirty-five percent peripheral vision, unable to focus. I am also neurodivergent, I suffered from the beginning from ADHD, never diagnosed, which made learning of numbers and mathematics very difficult, although I was brilliant in everything that involved writing and reading. My parents didn’t take notice. During my childhood they blamed me for everything which was wrong in their lives, not much time later, they blamed me for everything which was wrong in the world.
I began basic education being six years old. One month and a half or two months after that, I could read, while my classmates had not learnt a fifth of the alphabet. I learnt to write very soon, too. I misbehaved often and a lot of time I seemed to be somewhere else, maybe a thousand miles away.
The country where I was born and have lived my entire life has one of the worst educational systems in the world. During my basic, middle and upper-middle education I didn’t learn much, but I passed from one grade to the next, as most of my classmates. Being 19, I entered university. I had not learnt even basic arithmetic. I could add and multiply, but I couldn’t subtract nor divide. A catastrophe resulted unavoidable.
My father had been treating as if I was the worst criminal who ever lived. My mother didn’t realize that her husband behaved as if he was possessed, or even worse, she joined his violence.
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Write in a foreign language, again
I must write in English again. I used to do that years ago, suddenly I quit, I don’t know why.

I must write about that experience in Maquiladora, electronics. My first job at AVEX Electronics from M, where I worked less than three months. Because a narcissistic “friend”, boss, harassed me. I quit. He was a megalomaniac, suffered from mental weakness and vital powerlessness. His name was David.
Years later, I tried again. I entered a company as an unskilled worker. I worked there during seven months. I translated documents from a customer telephone corporation from English into Spanish, being paid as unskilled worker overtime. Everything was in vain. I quit the first Monday of July 2004, being 40 years old.

I found another narcissistic employee who wouldn’t want me around. His name was Alvaro in Solectron, which later was bought by Flextronics, which later became Flex.
Narcissistic employees can hurt coworkers (subordinates) badly. Nobody cares. Maquiladora is neoliberalism at its highest. The only goal is limitless profit, nothing else matter. Mexican narcissistic employees hurt their countrymen born victims of inequality and social injustice (severe or extreme poverty) by collaborating with foreign tycoons in making of them servitude, modern slavery.

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Contemplar la parte positiva de la existencia, escribir para sanar
Para poder manejar ese malestar tan severo que me aqueja, debo centrar mi atención en la parte positiva de mi existencia. A mis 61 años, proyecto una imagen muy poco común. Mi índice de masa corporal (IMC) es 20.5, con 1.78 m de estatura y 65 kg de peso. Ese peso corporal podría ser un tanto inadecuado (bajo); si lo fuera, no me preocuparé, sé que pronto se resolverá.
Habiendo nacido sin visión en un ojo (el izquierdo, 35 por ciento de visión periférica, sin poder enfocar), neurodivergente (padeciendo un TDAH nunca diagnosticado que dio lugar a muy severos problemas de aprendizaje) y ciertos síntomas del síndrome Asperger, con una madre que no cumplió con su función y un padre psicópata, comencé a enfrentar mi adversidad desde una edad muy temprana, durante mi infancia.
En mi adolescencia comencé a convertirme en un deportista, algo que combinado con un interés en buenos hábitos (régimen alimentario, integrado por alimentos y bebidas sanos y nutritivos), evitar el abuso de alcohol etílico y el consumo de tabaco, etc., me proporcionó un buen desarrollo físico, una salud orgánica que parecería formidable e hizo contribuciones importantes a mi salud mental, seriamente dañada por la adversidad anteriormente mencionada.
Aprendí a leer y escribir muy rápidamente (mucho antes que el resto de mis compañeros) al iniciar la educación básica (primaria) y entre lo poco que puedo agradecer a mis padres, en mi hogar hubo libros. De manera natural, se manifestó en mí un interés en la cultura y el conocimiento y durante mi infancia leí clásicos de la literatura de Mark Twain, Julio Verne, Jonathan Swift, Walter Scott, etc., y así continué durante mi adolescencia y las posteriores etapas de mi vida. Incluso así avancé en el aprendizaje de una lengua extranjera, el inglés; me convertí en traductor inglés – español, principalmente como autodidacta.
Mi nivel intelectual / cultural es poco común, si bien, reconozco que presento lagunas en historia y filosofía. Ahora que estoy muy cerca de la sanación, siento que superar mi grave patología (neurosis) traerá a mi existencia una paz que me permitirá elevar mis capacidades de aprendizaje y mi creatividad.
Durante los últimos años, he releído la obra de Erich Fromm (al que yo llamo “mi gran maestro”), he leído sobre neoliberalismo, en específico un libro de Noam Chomsky (Profit Over People), que en combinación con una obra maestra de un escritor uruguayo ya fallecido, Eduardo Galeano —Las venas abiertas de América Latina— me ha ayudado a comprender la realidad del mundo, a aumentar mi capacidad para sentir empatía y solidaridad por quienes sufren y son víctimas de la injusticia y la desigualdad, a superar una proclividad a ser racista, etc.
Soy ateo, pero mi postura es humanista.
Si se da la sanación, haré lo posible por difundir ideas de grandes personajes de la historia. No quiero que esto suene a grandilocuencia, pero tampoco debo preocuparme por ello.
Sé que pronto seré capaz de superar la soledad y el aislamiento que me aquejan. Encontraré en mi senda de vida a personas con intereses afines a los míos, evitaré “adaptarme”, término que generalmente no es otra cosa que un mal uso de esa palabra —adaptación— que se usa como “auto deformación”, “automutilación”.
¿Es el hombre lobo o cordero? Ese es el título del capítulo 2 del libro El corazón del hombre, de Erich Fromm.
Sé que no soy un lobo, tampoco un cordero. He llevado dentro de mí esos impulsos necrófilos cuyo origen es el sufrimiento provocado por la violencia de la que he sido objeto. Llevo también esos impulsos biófilos, inherentes al ser humano, que bien podrían explicar esa inclinación a vivir con hábitos sanos (régimen alimentario y actividad física, deportiva anteriormente mencionados), así como sentir empatía, solidaridad por quienes sufren, superar esa inclinación racista y disfrutar de la naturaleza.
Nunca es tarde, lo mejor está por venir.
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Una crisis, intenso sufrimiento psíquico, pero también una oportunidad - segunda parte
Algo que me motiva es presenciar la ruina, la destrucción de personas que me hicieron daño. Sé que eso no está bien y en buena medida, es parte de lo que me tiene atrapado, incapaz de superar la grave patología que me aqueja, resultado de haber sido objeto de tortura psicológica que comenzó en mi temprana infancia (perpetrada por mi padre) y terminó cuando yo contaba con 43 años y siete meses de edad (cuando murió ese narcisista maligno, mi padre psicópata).
Se me ocurre que debo escribir sobre esas experiencias, haber sido violentado por individuos que padecían patologías narcisistas graves; también por otras personas que me detestaban (o incluso me odiaban) porque yo presentaba características deseables, consideradas positivas, de las que ellos carecían: entiéndase, sintieron una envidia que no fueron capaces de identificar, mucho menos de reprimir o canalizar como energía positiva y en lugar de ello, me agredieron de diferentes maneras, manifestando debilidad mental, impotencia vital y cobardía.
Escribiré sobre mi historia de vida, procuraré hacerlo sin usar adjetivos, términos ofensivos. Intentaré narrar mis vivencias como si redactara un informe, presentando lo que sucedió mediante una descripción objetiva.
Llevo conmigo furia contra personajes antes mencionados. Mi padre psicópata; el megalómano que me dio mi primer empleo y antes de tres meses me despojó de él (en esa empresa de la maquiladora electrónica, algo que pudo haberme costado la vida, él lo sabía perfectamente bien); el narcisista maligno que me acosó en esa farmacéutica podrida —con la persona que lo había convertido en un intocable, una mujer que había secuestrado a la empresa e incluso por órdenes de ella se cometían delitos—, a personal de recursos humanos que participó en la vileza, a los dueños de la empresa, etc.
También me hicieron mucho daño tres médicos psiquiatras, personal médico del sector de salud pública (psicólogos, profesión en la que predomina el género femenino) y otros psiquiatras, etc.
Sé bien que no es necesario vengarme de nadie. Quien opta por hacer daño a otros, opta por potencializar sus impulsos necrófilos (que existen con lo opuesto, los impulsos biófilos). Al hacer tal cosa, potencializa su destructividad y entre más avanza por esa senda, más difícil es corregir el camino y apartarse de un peligro que acabará en su inmolación.
Quisiera señalar (por si hiciera falta) el significado de esas dos palabras usadas en el párrafo anterior. Biofilia significa amor a la vida; necrofilia significa amor a la muerte. Términos acuñados por Erich Fromm, mi gran maestro. Uno de los padres del psicoanálisis, originario de Frankfurt, Alemania. Uno de muchos buenos judíos.
Narrar mi historia será un mecanismo de defensa positivo (psicología), sublimación. De ahí, podría surgir la inspiración para escribir relatos ficticios (inspirados en hechos reales) y así desarrollar mis talentos como escritor, sean estos cuales sean.
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