Tumgik
#cinco solas
Os Cinco Solas da Reforma Protestante
Introdução. Há quinhentos e seis anos, a Igreja visível estava nas trevas. A Escritura era inacessível para a maioria das pessoas e o Evangelho foi distorcido e transformado em mentira. No entanto, o Deus Soberano escolheu homens, como Martinho Lutero e João Calvino, que revelariam a Verdade. Esta redescoberta da Verdade ocorreu principalmente por meio de uma ênfase concentrada na Escritura – ou…
Tumblr media
View On WordPress
1 note · View note
andromerot · 2 years
Text
caminar por barrios cuasichetos en capital es como lluvia artificial permanente
1 note · View note
deepinsideyourbeing · 2 months
Text
Sub!Enzo headcanons 🖤
Pequeñas aclaraciones: yo ya había terminado tu regalo (el miércoles pasado) justo antes de que empezaras a publicar como festejo antes de tu cumple. Así que antes de empezarlo me había decidido por sub!Enzo como tema para tu regalo (porque vi que hasta ese momento no se había escrito mucho de él) y justo subiste más fics sobre sub!Enzo 🤡 Pero leyendo tus nuevas historias sobre él me alegra ver que coincidimos en muchos aspectos kjsdfkjs.
Advertencias: uso indiscriminado de • con la excusa de no escribir un fic entero. 18+. 
En fin, feliz cumple Lu! Espero que te guste tu regalo (y que la espera haya valido la pena) y que la pases re lindo hoy 🖤
⋆⁺。˚⋆˙‧₊☽ ◯ ☾₊‧˙⋆˚。⁺⋆
• Pequeñas demostraciones de afecto en público que provocan que se sonroje (y que secretamente le encantan): que le agarres de la cintura mientras caminan, que lo agarres/lo abraces por la cintura mientras él rodea tu cuello con sus brazos cuando comparten un beso (no importa si sos más baja, de la misma altura o más alta que él), que le muerdas un cachetito de forma juguetona simplemente porque podés (o como una advertencia implícita para que se comporte), que le agarres la cara con una mano y lo obligues a mirarte cuando querés su atención o que cuando comparten un abrazo o un beso tus manos desciendan por su cuerpo hasta meterse dentro de los bolsillos de su pantalón y que le des un buen apretón.
• No importa en qué posición se vayan a dormir la noche anterior, cinco de cada siete mañanas despertás con Enzo con su cabeza apoyada en tus pechos y con tus brazos envolviéndolo.
• La forma más rápida para que se excite son las caricias suaves en las partes más erógenas de su cuerpo: su espalda, la parte interior de sus brazos y la de sus muslos y su cuello. Rozás esas zonas apenas con las puntas de tus dedos, tus uñas o tus labios y ya lo tenés temblando. 
• Cuando es él el que quiere tomar la iniciativa sabe que no hay forma más efectiva para provocarte que poniéndose uno de sus sweaters holgados, de esos cuyas mangas le cubren casi por completo sus manos, y debajo de este solamente unos boxers. Es consciente de la forma en que ese look te provoca cosas. Y si esto no funciona porque por algún motivo te pintó hacerte la difícil y no querés darle el gusto de ceder tan rápido, sabe que con dejar que sus ojitos te transmitan lo que necesita de vos sin decir una palabra mientras se muerde el labio con desesperación es suficiente para doblegar tu voluntad. 
• Las posiciones favoritas de Enzo son cualquiera que le permita ver tu rostro mientras cogen (con el tiempo pudiste deducir porqué había tantos espejos en su casa) pero si tiene que elegir una sola, seguro elige con vos arriba de él como su posición favorita. 
• Si le preguntás qué tipo de sexo le gusta más (suave, apasionado, brusco, etc.) va a escoger suave e intimo. Sin embargo, hay días en los que realmente necesita que lo uses pura y exclusivamente para tu propia satisfacción, que utilices su cuerpo como si fuera un juguete cuyo único objetivo es el de darte uno o más orgasmos (y también que no seas muy delicada al momento de maniobrar su cuerpo a tu gusto).
• Tiene una debilidad por los apodos cariñosos que le das como “bebé”, “amor”, “ángel”, “muñeco”, entre otros (ya sea cuando están cogiendo o no). 
• Kinks/qué lo calienta: praise kink, dirty talking, hair pulling (enredás las raíces de su pelo entre tus dedos, le das un tirón firme y Enzo se desconfigura por completo), barebacking (posible breeding kink, pero todavía no está listo para esa conversación), breath playing/choking, CNC, oral sex (prefiere más dar que recibir y le encanta cuando te sentás en su cara), sensation play, oral fixation, teasing (hay ocasiones donde le encanta ser un calienta pijas y provocarte sutilmente, y si vos se lo echas en cara él se va a hacer el boludo y te lo va a negar, diciendo que no sabe a qué te referís), marking/biting/scratching.
• Tengo que hacer otro punto dedicado exclusivamente al marking/biting/scratching porque este va para largo. Le encanta que lo marques, ya sea con tus uñas o con tu boca, le fascina verse al espejo al día siguiente antes de tomarse una ducha y ver los diferentes tipos de marcas y tonalidades que dejaste a lo largo de su cuerpo. Eso sí, prefiere que lo marques en lugares que no sean tan visibles. Si bien es capaz de poner una cara neutra gracias a sus habilidades de actor, por dentro se muere de la vergüenza cuando al día siguiente las maquilladoras se tardan más tiempo en la zona de su cuello tratando de tapar las marcas que le dejaste. Sus lugares favoritos para que dejes tus marcas son zonas donde la piel es más sensible, como por ejemplo la de la zona entre sus piernas y sus caderas -bien cerca de su miembro- y la zona donde su cuello se une con su hombro (sabe que va a tener que usar ropa con cuellos un poco más cerrados en comparación a lo que está acostumbrado a usar pero no le importa). También lo acostumbraste casi de manera inconsciente a que una mordida en su hombro o tus uñas arañando con fuerza a lo largo de su espalda se vuelvan el último empujoncito que necesita para alcanzar su orgasmo. En cuanto a marcas sobre tu piel, le gusta dejarte chupones. Dónde te va a poder marcar va a depender de qué tanto se lo permitas, pero si tiene el pase libre para marcar cualquier parte de tu cuerpo, se va a encargar principalmente de decorar todo tu cuello y tus tetas con sus marcas. También va a dejarte unas media lunitas rojas en tus caderas o cintura como producto de sus uñas aferrándose con firmeza a tu cuerpo. 
• No tiene ningún problema con coger (o darte una mano o su lengua) en lugares públicos si ninguno de los dos puede controlar las ganas, pero si tiene la opción de elegir prefiere hacerlo en la intimidad de su hogar.
• Tiene buena estamina, lo cual va de la mano con el hecho de que Enzo es de los que no van a parar hasta estar seguros de que quedaste completamente satisfecha. ¿Terminaron de coger pero te querés volver a correr? Decíle con qué, si con sus dedos, su lengua o que te coja otra vez y lo hace (y si al terminar aún querés más, te da otro orgasmo casi con el mismo entusiasmo con el que te dio el primero). 
• No digo que sea un insaciable, pero casi siempre está dispuesto a tener sexo con vos. Ya sea en la cama antes de que se levanten, o en la ducha antes de empezar con el desayuno o un rapidito cuando vuelve de correr o entrenar si nota que todavía no te fuiste, entre otros ejemplos. Creo que las pocas ocasiones que puede llegar a rechazar tus intentos de iniciar algo sería porque se encuentra muy cansado físicamente luego de estar todo el día haciendo entrevista tras entrevista o participando de una interminable sesión de fotos, o porque pasó todo el día interpretando un papel que le exigió demasiado tanto emocional como mentalmente, por lo que prefiere esperar un tiempo a que termine de salir por completo de dicho personaje y sentirse él mismo otra vez. 
• Este hombre sabe exactamente qué tiene que hacer y cómo debe hacerlo para poder complacerte, pero aún así le encanta que le des ordenes de cómo querés que te complazca: “besáme”, “tocáme”, “sacáte la ropa”, “levantáme y sentáme en la mesada”, “haceme acabar con tus dedos, dale”, “arrodilláte y usá tu boca”, “acostáte, quiero usar tu boca”, “cogéme”, “más fuerte”, “correte adentro”.
• En cuanto a comportamiento y obediencia, Enzo es casi un ejemplo a seguir. Casi. Hay días en que la calentura realmente le puede más que su necesidad de ser un buen chico para vos, la cual en sí es bastante fuerte. 
• Una mañana despierta sólo en su cama, ya que ese mismo día tus obligaciones te obligaron a levantarte más temprano e irte mientras él aprovechaba su día libre para dormir unas horas de más. Cuando rueda en la cama perezosamente para abrazar tu almohada, el olor de tu perfume y otro olorcito mucho más rico invade sus sentidos. Sabe que no debe desobedecer esa regla -la más importante- y aún así, su mano derecha se desliza tentativamente a lo largo de su abdomen hasta encontrarse con la semi erección provocada por provocaron la fricción de las sábanas contra su entrepierna y los recuerdos de la noche anterior.
• Luego de acabar y todavía algo atontado por las endorfinas producto de su orgasmo -y por los restos del sueño-, agarra su celular y se saca una foto. Sabe que si no te lo confiesa ahora, luego el castigo será mil veces peor (aún no está seguro de cómo, pero vos siempre te das cuenta cuando él rompe esta particular regla). Enfoca la cámara para que en la foto salga su torso -desde su cintura hasta su cuello-, el cual está adornado con las gotas blancas de su semen. Va al chat que tiene con vos y sin agregar ningún texto envía la foto. Con el pulso levemente acelerado, observa la pantalla fijamente esperando tu reacción hasta que ve cómo las dos tildes de su foto se vuelven azules. Aquello es lo único que recibe como respuesta. Muerde su labio inferior y vuelve a abrazar tu almohada con fuerza como si estuviera abrazando tu cuerpo, enterrando su rostro en ella para esperar a que vuelvas y le implementes el castigo que él mismo se buscó. 
• La mayoría de las veces sus castigos consisten en él acostado boca arriba en la cama con sus brazos atados a la cabecera de esta bien separados para que no pueda esconder su rostro en ellos.
• Cuál va a ser el castigo va a depender del humor en que te encuentres esa noche. A veces elegís que te mire mientras te tocás, sin que él pueda hacer nada al respecto más que retorcerse debido a la frustración e impotencia que invade su cuerpo, mientras trata de zafarse del agarre que lo tiene atado a la cabecera para poder tocar tu cuerpo. Luego de que te volvés a correr frente a sus ojos, te pide que lo liberes o te ruega que por favor lo toques vos a él. "No bebé, vos ya te corriste hoy sin mi permiso, ¿te acordás? Ahora me toca a mí." Otras veces optás por hacerlo correrse varias veces sin darle tiempo entre orgasmos a que se recupere. Te recostás junto a él sin dejar de acariciar su miembro para hacer que se corre otra vez mientras le susurrás en el oído lo putita que es -entre otros apodos degradantes- por andar tocándose sin tu permiso, provocando que se junte aún más sangre en sus mejillas. Las plegarias que salen de sus labios -rojos de tanto morderlos- para que por favor pares mueren cuando, ante su asombro e incredulidad, vuelve a correrse con un quejido lastimero. Sin poder controlar del todo su respiración rápida y superficial, te mira con sus ojitos brillosos para rogar con voz temblorosa tu perdón por desobedecerte. 
• Si te parece que realmente está arrepentido le das un besito en la frente, empezás a deshacerte de aquello que lo mantiene atado a la cabecera y comenzás con el aftercare. Por otro lado, si la disculpa no te parece lo suficientemente genuina, le sonreís con ternura y volvés a agarrar su miembro para empezar a acariciarlo de arriba a abajo otra vez, provocando que Enzo niegue rápidamente con la cabeza mientras podés observar cómo la desesperación empieza a apoderarse de él una vez más (obviamente sólo vas a parar si lo escuchás decir su palabra de seguridad o si sentís que ya fue suficiente castigo). 
• Si algo tienen en común todos sus castigos es que nunca va a poder predecir qué es lo que le vas a hacer.
• El aftercare por lo general consiste en la misma rutina a la que ya estás más que familiarizada, la cual aplicás al terminar una escena o un castigo. O si al final de dichas actividades notás que Enzo tiene una herida no tan superficial o que siente una molestia en algún músculo que no habías previsto antes de empezar, entonces empleás un poco más de tu cuidado. Cremas suavizantes para cualquier tipo de quemaduras que hayan provocado el material de lo que hayas elegido para atar alguna parte de su cuerpo y te cerciorás que los rasguños que dejaste en sus brazos, hombros y espalda sean solamente superficiales. Si siente molestia en algún músculo, le indicas que se siente o que se acueste en la cama y masajeás dicha zona hasta que notás que la tensión en sus músculos se desvanece y su cuerpo se relaja por completo. Si la escena fue muy intensa para él y todavía se siente demasiado sensible (o directamente entró en el subspace) preparás un baño para los dos y te concentrás en lavar su pelo y enjabonar su cuerpo hasta dejarlo impecable, mientras le murmuras cumplido tras cumplido, asegurándole de lo bien que se portó y cuánto lo amás. Una vez que ya está completamente limpio y seco, lo guiás a la cama y enredás tus brazos alrededor de su cuerpo -siempre vigilándolo bien de cerca- hasta que sentís que finalmente su respiración se vuelve más lenta y profunda. 
• Uno de tus placeres culposos -o no realmente tan culposo si te lo ponés a pensar mejor- es ordenarle a Enzo que se frote contra vos hasta que se corra. Hay algo en la forma en que está dispuesto a humillarse ante vos con tal de hacer lo que sea necesario para poder correrse que nunca falla en elevar tu pulso u obligarte a cruzar tus piernas en busca de un poco de alivio. 
• Te sentás en el borde de la cama o del sillón mientras él se arrodilla frente tuyo, mordiéndose el labio ansiosamente esperando tu siguiente órden. 
• “¿Te querés correr?” le preguntás con un tono que borda en lo casual, como si no fueran evidentes la notable -y seguramente dolorosa- erección dentro de su ropa interior y la desesperación que brilla en sus ojos oscuros. Sonreís cuanto asiente rápidamente con la cabeza. “Frotáte contra mí hasta acabar.” 
• En cualquier otra ocasión probablemente te hubiera hecho un puchero como protesta o te hubiera suplicado que le ofrezcas otras opciones menos bochornosas para conseguir su clímax. Pero cuando deseás complacer este capricho personal tuyo, te asegurás de tomarte tu tiempo para llevarlo a un estado de excitación sin retorno en el cual su único objetivo es correrse, sin importar si para conseguirlo debe perder su dignidad frente a vos y rebajarse a comportarse como un animal en celo. 
• Sin pensarlo dos veces, se sube a tu regazo y acomoda uno de tus muslos entre sus piernas. Apoya sus manos en tus hombros -la única parte de tu cuerpo que sabe que tiene permitido tocarte- y no pierde el tiempo en hacer movimientos tímidos o fingir vergüenza para empezar a frotarse contra tu muslo con desesperación. Suspira de alivio el segundo que su entrepierna hace contacto con vos. Percibís a la perfección el contorno de su miembro firme contra tu músculo y sentís cómo el calor que proviene de esa zona te empieza a afectar. 
• “Mirá lo que sos.” murmurás maravillada mirando hacia arriba para poder hacer contacto visual con él. Notás que sus mejillas se enrojecen aún más, casi dándole un aspecto febril, y sabés esto no es causado exclusivamente por el esfuerzo físico que está haciendo. 
• “Amor, tocáme, p-por favor.” te ruega entre jadeos luego de varios minutos de haber comenzado, apoyando su frente delicadamente contra la tuya. Vos te relamés los labios con hambre, incapaz de poder apartar tu vista de la visión frente a vos. Te preguntás fugazmente si siempre tuviste este lado sádico del cual nunca fuiste consciente y llegás a la conclusión de que no, sólo Enzo es el único responsable que logra que este lado tuyo surja. 
• “No.” 
• Aprieta los labios con fuerza para evitar que un lloriqueo de frustración escape de sus labios, pero cuando ve tu mirada de advertencia automáticamente deja que su boca se abra y un sonido que podría considerarse un gemido obsceno mezclado con un sollozo resuena en la habitación. El agarre en tus hombros se vuelve más firme, volviéndose casi doloroso. 
• Sus embestidas empiezan a disminuir la velocidad para volverse más fuertes contra tu cuerpo, indicio de que se está acercando a su orgasmo e inconscientemente está tratando de alargar lo más que pueda la placentera sensación. Totalmente ido, sus párpados se cierran y deja caer su cabeza ligeramente hacia atrás, sus labios apenas entreabiertos.
• “¿Vas a acabar, lindo?” le preguntás y asiente como puede con la cabeza. Agarrás la suave superficie bajo tu cuerpo y apretás con fuerza, tus uñas arañando la tela en un intento de controlarte. “Miráme cuando te corrés.” le ordenás. Vuelve a conectar su mirada con la tuya y sus embestidas retoman el mismo ritmo acelerado de antes. Son sólo segundos los que le toma a Enzo para correrse con un gruñido que termina convirtiéndose en un gemido roto, mientras su cuerpo empieza a sacudirse con violencia. Sabés que está haciendo un esfuerzo inhumano para no volver a dejar caer su cabeza hacia atrás o cerrar los ojos.
• Cuando el movimiento de sus caderas se vuelve cada vez más lento hasta detenerse por completo, permanece inmóvil sobre tu regazo. Tu vista baja a su entrepierna, donde te encontrás con la evidencia de su clímax oscureciendo la tela de sus boxers. No le das tiempo a que recupere el aliento. Agarrás su rostro con una mano, lo besás con fuerza -casi con violencia- y no dudás en meter tu lengua en su boca, haciéndolo lloriquear contra tus labios. Le mordés el labio inferior y tirás ligeramente.
• “Sos hermoso, ¿sabías?” le decis una vez que lo soltás, tus palabras apenas son audibles debido a la falta de aliento por culpa del beso. “Te amo.” Enzo, súbitamente tímido, te abraza y oculta su rostro en tu cuello, grabando esas mismas palabras en tu piel mientras vos le acariciás el pelo con movimientos suaves. 
• En cuanto a juguetes yo creo que Enzo es de mente abierta y está dispuesto a probar todo aunque sea una vez para decidir si le gusta o no (aunque en la mayoría de los casos le va a gustar más el hecho de que seas vos la que esté usando el juguete con él que el juguete en sí).
• Creo que un no por parte de Enzo podría ser el heavy degrading kink. Si lo usás en él un poco durante sus castigos no tiene problema (al fin y al cabo sabe que es parte del castigo y muy dentro suyo sabe que no creés en las palabras hirientes que le estás diciendo en ese momento), pero si lo llegás a usar fuera del contexto de un castigo creo que tus palabras podrían llegar realmente a lastimarlo emocionalmente (soft boy, please do not harm). Lo mismo aplica pero con vos. No puede referirse a vos con nombres degradantes, simplemente no le nace. Por algún motivo no lo imagino muy emocionado con el roleplay, y los tríos tampoco son una opción (no piensa compartirte con nadie, ni siquiera por una sola ocasión).
• Las vendas y todo aquello que amortigüe los sonidos provenientes de Enzo son un rotundo no por tu parte. Querés ser capaz de poder escuchar cada sonido que se escapa de sus labios, y también poder presenciar cómo su mirada se vuelve cada vez más desenfocada debido al placer. En el caso de que se encuentren en una situación donde ser silenciosos es más una obligación que una opción, pero Enzo es incapaz de contener los sonidos obscenos que salen de sus labios, siempre podés meter tus dedos en su boca para silenciarlo. 
• A estas alturas me parece que ya quedó más que claro, pero Enzo es ruidoso cuando coge y es algo que frecuentemente lo hace (o lo hacía) sentir inseguro de sí mismo. 
• Cuando ustedes comenzaron a compartir momentos cada vez más íntimos a medida que su relación progresaba, notaste cómo Enzo se mordía los labios o los apretaba con el objetivo de no hacer ningún ruido, con la excepción de algún gruñido que producía de vez en cuando. No te gustó para nada notar ese pequeño detalle ya que amabas su voz grave y estabas ansiosa por poder escuchar qué tipo de sonidos indecentes podía llegar a hacer. 
• Te preguntaste si esto se debía a causa de una mala experiencia previa con alguna de sus ex parejas o simplemente era producto de una timidez por su parte que desconocías.
• “Te quiero escuchar, Enzo.” le dejaste bien en claro un día mientras usabas tu boca para llevarlo al borde del orgasmo, pausando tus movimientos por completo cuando sentías que estaba a nada de correrse, solamente para volver a empezar. “Si veo que te volvés a morder los labios para no hacer ningún ruido, me voy a ir de la habitación y te voy a dejar con la pija al palo.” tu tono de voz era demasiado casual en comparación con la amenaza que le estabas dando. “Y pobre de vos si me llego a dar cuenta de que te tocaste sin mi permiso.”
• En ese momento no pudiste adivinar qué fue lo que hizo que temblara bajo tus manos, si fueron tus crudas palabras o el hecho de que habías vuelto a envolver su miembro con tu boca y a retomar el mismo ritmo que habías estado usando durante los últimos veinte minutos.
• El primer gemido que escuchaste salir de su boca fue directo a tu entrepierna, empeorando la molestia que se había hecho presente en esa zona desde que comenzaste a degustarlo. Emitiste un sonido de apreciación al escucharlo. Las vibraciones alrededor de su miembro hicieron que otro gemido, un poco más alto que el primero, resonara en toda la habitación. 
• No te tomó más de unos pocos minutos hacer que se corriera, tu nombre saliendo de sus labios en forma de un prolongado gemido. Observabas como trataba de calmar su agitada respiración que escapaba por su boca entreabierta y sus ojos parcialmente cerrados estaban clavados en el techo. Gateaste hasta que sus rostros se encontraran a la misma altura. Sus cansados ojitos marrones te miraron con reverencia. 
• “No vuelvas a callar nunca más esos sonidos hermosos que hacés, ¿me escuchaste?” le susurraste contra sus labios, para luego darle un ligero beso cuando lo viste asentir con la cabeza. 
• Te tomó un buen tiempo pero eventualmente lograste domesticarlo a tu gusto, consiguiendo que se olvidara de aquellas inseguridades que tanto lo atormentaban. Si hay días en que aquellos pensamientos negativos vuelven a querer plantarse en su cabeza, tus reacciones fisiológicas provocadas por sus gemidos y lloriqueos de placer siempre le van a servir de recordatorio de que realmente te fascina lo ruidoso que es. 
• Debido a las exigencias de su ocupación laboral, hay ocasiones donde Enzo se ve obligado a viajar a otras partes del mundo por un período de tiempo considerable. Si bien hablan casi todos los días en los que se encuentran separados, hay noches en las cuales Enzo te llama -siempre teniendo en cuenta la diferencia horaria para no llamarte en un momento inoportuno para vos- desesperado por escuchar tu voz (prefiere llamarte por encima del sexting). 
• Cuando está realmente desesperado, no hace falta que diga muchas palabras para que seas capaz de detectar el ligero temblor en su voz cuando te pregunta cómo estás o te cuenta sobre su día. 
• Ese tipo de llamadas -o videollamadas en caso de que la diferencia horaria entre ustedes no sea mucha y ambos tengan la posibilidad de compartir la noche juntos- son de esperarse cuando Enzo viaja porque no importa dónde se encuentre, las mismas reglas todavía aplican (sobre todo la que le prohíbe tocarse sin tu permiso).
• En algunas llamadas empezás dándole órdenes simples. De qué prenda se tiene que deshacer, cómo posicionarse en la cama del hotel donde se está hospedando, qué parte de su cuerpo tiene que acariciarse mientra él se imagina que son tus dedos y tus manos las que lo están tocando y no las suyas, el ritmo de sus caricias (primero con toques suaves y lentos porque sabés que eso lo frustra y sólo retrasa lo que realmente necesita). 
• “Por favor amor, ¿me puedo tocar?” “Mmm, no, todavía no.” “Pero-” “Enzo.”
• Si notás que la necesidad en su voz es realmente verdadera, simplemente permitís que sea él el que hable, dejando que te cuente cuánto desearía que estuvieras en su cama junto a él y detallándote todo lo que le gustaría hacerte. 
• “Necesito tenerte acá conmigo,” te murmura con su voz grave quebrándose ligeramente. “Extraño tu sabor, n-necesito volver a tener mi cara enterrada entre tus piernas y no salir de ahí hasta que deje tus piernas temblando de t-tanto correrte.” escuchás el inconfundible y obsceno sonido de su mano deslizándose fácilmente por su miembro gracias al líquido preseminal, provocando que el hormigueo entre tus piernas empiece a ser realmente molesto. “¿S-Sabés lo que duele estar todo el día con la pija parada y no p-poder tocarme?” te reclama con un hilo de voz. 
• Si estuvieran en cualquier otra situación te encargarías de ponerlo en su lugar por el tonito con el que te está hablando, pero dadas las circunstancias en las que ambos se encuentran, se lo dejás pasar. Por ahora.
• “La cogida que te voy a dar cuando vuelvas, bebé.” le prometés, prácticamente imaginándote todo lo que le vas a hacer el segundo que lo tengas nuevamente a tu lado (sumado al castigo que le vas a dar si insiste con esta actitud desubicada). Te mordés el labio cuando un gemido ronco suena directo en tu oído. 
• Si en ese momento te encontrás disponible te unís a él desde tu propia cama. Pero si no es el mejor momento para vos, te asegurás de que la llamada de Enzo no haya sido en vano. Al fin y al cabo, esta es su recompensa por haber sido un buen chico para vos al haberte llamado para pedir tu permiso en vez de haberse tocado sin decirte nada. 
• Cuando se corre y los efectos del orgasmo terminan por desaparecer, lo golpea la familiar ola de emociones que suele abrumarlo cuando se encuentra lejos de vos por mucho tiempo. 
• “Te extraño.” te confiesa con su voz ahora más bajita y carente de la necesidad y deseo con la que te había estado hablando hace tan sólo unos minutos. Te lo podés imaginar abrazando su almohada en busca de consuelo, y esta imagen hace que tu corazón se encoja un poco. 
• “Ya sé amor, yo también te extraño. Mucho.” le asegurás. “Ya quedan pocos días para que vuelvas.” le recordás con la esperanza de que tus palabras lo puedan sacar de aquel estado melancólico. Darías cualquier cosa para poder estar junto a él acariciando su pelo con movimientos lentos hasta que se quede dormido en tus brazos. No podés evitar que las comisuras de tu boca se eleven cuando escuchás solamente un leve sonido de afirmación como respuesta. “Estás cansado, lindo. Andá a dormir.” 
• “Bueno,” sabés que debe estar realmente agotado cuando no te pide que sigan hablando unos minutitos más. “Mañana hablamos.” te promete, el sueño haciendo que arrastre un poco sus palabras. “Te amo mucho.”
40 notes · View notes
yuzuyom · 1 month
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Hola que tal. Soy la loquis del Au! Universitario jjk.
Con el Gojin.
Tengo una obsesión con hacer como historietas de estos dos, es lo único que hago al chile.
El caso.esto no lleva un orden bais
?así debía usarse? No che.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~••~
—¡Satoru!
Lo primero que pasó por su cabeza al oír su nombre a lo lejos fue "demasiada confianza". Una mueca quizo aparecer en su rostro ante la idea de tener que soportar contacto fisico no deseado.
Satoru aprendió a lo largo de su vida que ser uno de los mejores significaba renunciar a su espacio y privacidad. Siendo propiedad del pueblo para su libre admiración y sus comentarios juiciosos.
Entonces, cuando la amiga de Shoko se detuvo frente a él preguntando por la muchacha no hizo nada más que sonreír y contestar.
Claro que se imagino que ella se quedaría a su lado, también comenzó a idear respuestas para desviar las preguntas que invadirán su privacidad e incluso formas de esquivar los coqueteos.
Era una forma de lidiar con su belleza. (Humildemente)
Sin embargo, lo que fue un tanto desconcertante fue que la persona que se sentó a su lado guardara silencio y simplemente mirara su celular con suma atención. No debió haberle sorprendido, la había visto apenas unas pocas veces y ella siempre se mantenía callada a cualquier lugar que iba con Shoko, Satoru estaba seguro que sola la vio hablar con su amiga en voz baja.
Otra cosa que el jugador del equipo de la universidad debía admitir era que odiaba el silencio. No le gustaba estar quieto y aunque tampoco le agradaba las conversaciones entrometidas, tampoco le agradaba del todo el silencio incómodo. Busco cualquier cosa para hablar que no fuera de su familia, el equipo o su pequeña carrera de modelaje.
Hasta que un sonido que el reconocía llegó a sus oídos. Sus ojos azules miraron de reojo la pantalla del celular de la muchacha y cuando notó un árbol cuadrado no dudó en acercarse y preguntar interesado.
—¿Que juegas?
Una mueca avergonzada apareció en el rostro de Naoki mientras ocultaba su celular en su pecho.
—Minecraft — murmuró.
Satoru sonrió de forma genuina, comenzando a sacar su celular sin dudar ni un segundo.
— Yo también lo tengo.
Ella guardó silencio, ambos mirándose fijamente mientras esperaban algo del otro.
— que bien.
Satoru la miró con una mueca de indignación, eso le había dado por completo en su ego.
— Pásame tu nombre de usuario para mandarte una invitación — soltó ignorando por completo si ella quería jugar con él o no.
Ya había creado el mundo y no estarían en silencio por más de media hora.
—¿Eh? — soltó ella confusa, como si apenas estuviera procesando la interacción — Pero, o sea qué. Vale, si, nombre de usuario.
....
Cuando Suguru se encontró con Shoko saliendo de él edificio supo que probablemente Satoru había estado solo con la amiga de ella y que probablemente está noche mientras jugarán oiría quejas y quejas de como ella no lo dejaba de tocar y coquetearle.
No dudó en hacérselo saber a su amiga, la cuál lo miró sin expresión. Soltando que estaba más preocupada por aquella chica.
— ¿Se agobia al socializar?
—Y más con una persona tan enérgica como Satoru — exclamó la castaña comenzando a sacar un cigarrillo — Además ustedes dos son bastante burlescos.
—eso no es verdad.
—Por algo no le agradan a Utahime.
—Utahime es sensible — seguru lanzo un suspiro, tomando el cigarrillo que le ofrecía la chica — De todos modos, sabes que es bastante molesto.
—Lo sé, ella no es así. Les aseguro que no se las hubiera presentado si fuera distinta.
—¡PERO, PORQUÉ TE VAS!
—Nonono, quinientas, Satoru — le contesto la muchacha con una sonrisa — ¡Quinientas arañas!
Ambos se quedaron quietos mirando con sorpresa como un alterado Satoru reclamaba el abandono cuál niño berrinchudo. Y como una risueña Naoki reía ante los gritos del hombre a su lado.
— ¡Cinco arañas! ¡Cinco arañas detrás mío y me abandonas!
Ella volvió a carcajear.
—¡Te dije que todavía no debíamos meternos a la cueva!
— ¡Tenia una espada de diamante!
Suguru y Shoko se miraron sonriendo mientras avanzaban.
— Nos preocupamos demasiado — señaló Shoko tranquila.
Suguru asintió.
— A veces se me olvida que la estupidez de Satoru se pega.
(Conocidos)
.......
¡Tachaaaaaan!
Una de las pequeñas interacciones de estos dos. Ni se hablaban estos tontos.
Los bestos frendos se preocupan por sus besties, lo que no saben es que los dos forman una neurona.
27 notes · View notes
marrziy · 8 months
Text
Billy Loomis & Stu Macher x Male Reader
"Pertença e obedeça"
Tumblr media Tumblr media
• Filme: Pânico (1996)
• Gênero: dark
• Sinopse: eles te querem de corpo e alma, e você se entrega, aceitando aquela dinâmica pouco favorável. Paixão e burrice são palavras próximas, e nessa história, o leitor vacila entre elas ao se perder em um labirinto de carícias por apego e cortes por ciúme.
• Avisos: violência, insinuações sexuais e relacionamento tóxico (tudo em nível elevado, então se liguem!)
• Palavras: 1.3k
1° pessoa - presente
Tumblr media Tumblr media
As coisas não acontecem do nada; tudo vem de um processo movido à porquês.
Mas a lógica disso só existe quando é de você para si mesmo. Ao ser aplicada de você para outro alguém, aí sim as coisas surgem do absoluto nada e além.
Afinal, você não sabe o que se passa na cabeça do próximo, não o conhece ao ponto de saber exatamente qual trauma, influência ou gosto o levou a tomar determinada atitude ou escolha, então para você, tudo o que ele faz ou deixa de fazer vem do nada.
Tirando os psicólogos da rodinha, isso meio que se aplica a todo mundo.
Eu poderia dizer exatamente o momento em que a merda começou a feder na sola do sapato.
Foi uma frase curta, mas de magnitude gigantesca.
"Nunca mais conversa com ele."
Certamente, na perspectiva de Billy, houve um trajeto de uma vida até essa fala, mas para mim, que a ouvi em um sábado à tarde, durante um passeio descontraído em um parque, não houve nenhum antecedente, simplesmente surgiu e eu tive que lidar.
Mas eu não lidei, eu não soube lidar e continuo não sabendo.
Eu congelei, foi tão abrupto que me tirou a fala. Meu olhar substituiu o trabalho da boca e, se pudesse ser traduzido, estaria perguntando a Billy se ele era maluco.
E ele é.
Fui descobrir isso quando interpretei a fala dele como hipérbole e não a levei a sério. Era um exagero grande demais para ser verdade...
— Desculpa! — eu disse essa palavra tantas vezes nos últimos cinco minutos que ela perdeu o sentido. — Eu prometo não fazer de novo! Já disse que vou cortar contato, que vou obedecer, então chega disso, por favor! — tentar revidar é inútil, cansa e faz doer mais, então me limito a implorar. Talvez minha lamúria desperte empatia...
Esse sou eu tentando me enganar. Me ver chorar só deixa os filhos da puta mais excitados.
— Para de se contorcer, vai acabar se machucando! — Billy repreende, terminando de traçar o "y" do próprio nome na minha barriga. Ele dá uma pausa após finalizar, afastando a lâmina ensanguentada.
— Você tá me machucando!
— Porque você merece, porra! — Billy, deitado na cama com o torço entre as minhas pernas, apoia o peitoral no meu colo e põe a língua para fora, mantendo minha camiseta erguida com uma das mãos enquanto lambe os cortes que ele infligiu à minha carne. — Eu te dei todos os avisos, mas mesmo assim, você preferiu ignorar e continuar de papinho com o fracassado do Randy... — a voz alterada dele não deixa dúvidas quanto à raiva que infla no peito. Mas a pupila está dilatada... — Cê teve sorte. O plano original era rasgar o seu cu com uma faca e depois te foder. — o olhar vultoso não abandona o meu, e condiz com o jeito que Billy me deixa lambuzado e com a forma que ele esfrega o quadril no colchão.
— Billy tá certo, gatinho. — sinto a respiração de Stu na minha nuca. Pendendo a cabeça para trás, me deparo com seu rosto sorridente. — Você meio que pediu por isso. Agora, aguente as consequências como um bom menino. — o Macher mantém meus pulsos presos, me impedindo de usar as mãos para afastá-los.
Eu bati propositalmente minhas costas contra o peitoral de Stu, o fazendo colidir na cabeceira da cama. — Você sempre está do meu lado... Por que essa agora?
Eu sei que doeu quando o ouço resmungar e descontar com um aperto bruto nos meus pulsos. — Foi mal, cadelinha, mas Billy me prometeu algo irrecusável caso eu o ajudasse a te castigar.
Billy ri contra meu estômago e morde minha pele ferida, me arrancando um gemido desgostoso.
Eu me odeio por estar intrigado e minimamente animado em um momento onde eu deveria me sentir apenas revoltado. — Que merda ele te prometeu? — o embargo na minha voz desaparece à medida que as lágrimas escorridas secam nas minhas bochechas.
Talvez isso significasse estar doente de amor.
Foi tão desesperador e doloroso sentir a faca separando a pele que agora só consigo aproveitar o alívio.
A raiva e a tristeza de ter uma cicatriz com o nome de uma pessoa no meu corpo... isso eu sinto depois.
— A bundinha. Você sabe como é raro o Billy liberar o rabo? Eu faria coisas piores por isso. — Stu tenta selar meus lábios, mas eu viro o rosto para o lado oposto.
Erro rude.
— Você quer jogar duro? Tudo bem, vamos ver o quão durão você realmente é. — Stu não poupa força na mandíbula ao morder meu pescoço. Como um cão arrependido, eu alinho nossas faces e, choramingando, aceito seu beijo. — Porra... foi mais fácil do que eu pensei. — ele murmura com nossas bocas unidas.
Billy para de me lamber quando não há mais sangue escorrendo. — E não pense que você não estará junto. Enquanto Stu estiver me fodendo, eu vou estar metendo em você. — a mão dele pousa nas minhas coxas, arranhando ao ponto de deixar vergões. — Afinal, somos um trio...
É aqui onde eu duvido dos meus sentimentos.
Eu sei o quão errado é, sinto na pele a dor de perceber que a porra da vida não é um morango... ou é, porque essa fruta é azeda pra caralho.
A questão é que, após o pior, depois de refletir e repensar minhas decisões, cogitar um milhão de vezes me impor e dar fim a essa relação, eles me tratam bem, e novamente, eu não sei lidar.
É tão bom durante o tempo em que tudo são flores, quando sinto as pétalas e não os espinhos.
Eu os amo quando não são monstros.
Mas é exatamente isso que eles são.
— Você parece bem calminho agora. Fiquei com medo de ir longe demais com a faca, sua respiração tava muito pesada e o seu abdômen contraia bastante. Mas então... tá preparado? Falta escrever o nome do Stu ainda.
Monstros.
Calafrios serpenteiam pelo meu corpo no instante em que vejo Billy com a faca na mão. — Por favor, não faz isso! Ainda tá ardendo... Essa merda dói pra cacete! — passo a me contorcer, em outra tentativa inútil de escapar desse inferno, mas Stu me acorrenta, com mais afinco dessa vez.
O filho da puta quer o próprio nome me rasgando.
— Relaxa, nem vai ser o primeiro nome completo, só o apelido, três letrinhas. — Billy tenta amenizar a situação absurda.
Absurda só para mim.
— Qual foi, cara? Não quer uma cicatriz com meu nome? — Stu abocanha a minha orelha.
Cachorro!
— E-eu faço qualquer coisa! Só... só para com isso! — a cada palavra, eu aumento o tom, em sincronia com a aproximação da faca.
Billy levanta a sobrancelha, me encarando com um sorriso, no mínimo, suspeito. — Qualquer coisa, é? — ele pausa o punho fechado no cabo quando a lâmina toca minha barriga, pressionando o suficiente para ser desconfortável, por estar próxima da região machucada. — Então me beija. Se você fizer isso, eu paro.
Billy ergue o torço e eu me curvo em sua direção. Começa lento, mas logo ele está com a língua dentro da minha boca. Meu estado entorpecido me impede de tomar iniciativa, estou apenas à disposição.
Exatamente como eles querem.
Billy se afasta quando o ar faz falta, unido a mim por um fio transparente de saliva.
— Pronto, a-agora me deixa ir!
O Loomis ri. — Você é burro ou ingênuo? Independente de qual for, apenas continue sendo, é divertido pra caralho. — ele aperta minhas bochechas, molda meus lábios em um biquinho e me dá um selinho. — Viu? Posso roubar um beijo de você quando eu quiser, então por que eu pararia por isso?
— Anda logo, Billy! — Stu se manifesta. — Faz ele chorar de novo! Ele fica tão fofo chorando... Porra, meu pau tá duraço!
Sei lá...
Talvez eu mate meus namorados algum dia desses.
Tumblr media
57 notes · View notes
predicoperonopractico · 3 months
Text
Hoy ya son cinco meses desde que terminamos, y van a ser dos meses desde que dejamos de hablar. No sabes cómo duele el saber todo el daño que te hice y saber que merezco todo el dolor que siento por tu huida de mi, porque eso hiciste, escapaste de mi.
Y quien iba a querer quedarse con este desastre, porque eso es lo que soy, un desastre mental y emocional que no puede mantener nada porque se autosabotea a sí misma con cada acción que realiza.
Me duele saber que todo lo que espere para poder cumplir nuestros sueños lo tiré a la basura por algo sin significado para mí, pero que causó un gran dolor en ti, y que ahora todo eso lo vas a hacer con tu nueva novia, que por cierto es bastante bonita y espero no sea el desastre que fui yo.
A veces tengo rabia de que con ella si y conmigo no, pero basta con acordarme de lo que hice y esa rabia se transforma en dolor y tristeza que se derraman por mis mejillas.
Sé que es lo mejor para ambos, pero no puedo sacar de mi mente que estás con alguien más, que dejaste de amarme y que no signifique nada para ti, tu último trato conmigo me demostró que ese amor tan grande que decías sentir por mí había tenido su final y todo fue porque no pude comunicar lo que realmente sentía.
Me dio miedo perderte por mi actuar, pero tampoco deje de actuar de esa forma, como dije, soy un desastre mental, ni siquiera yo misma sé porque hice todo esto.
Me fié del amor incondicional que decías tener por mi, pensando en que ibas a perdonar ese error, así como yo perdone los tuyos, pero no fue así, solo me sacaste de tu vida como si fuese una chaqueta vieja que deshechas y continuaste tu camino con alguien más.
Me imagino que debes estar bien para estar dándole amor a alguien más mientras en estos cinco meses yo lo único que he hecho es llorar y pensarte a diario, no he parado de hacerlo y no creo que acabe pronto mi martirio, lo merezco.
Pero tampoco me olvido de que tú no eres un santo, y que cada uno paga sus pesares de alguna u otra forma, ninguno de los dos somos malas personas, solo actuamos acorde a las herramientas que tenemos y a lo que realmente somos.
Yo estoy tratando de sanar, tomé terapia y aunque sigo hablando con chicos, ninguno me llama la atención, no siento nada, y no sentiré nada por un largo tiempo.
Te extraño y aún siento amor por ti, y sigue siendo tan real, tan grande que jamás interrumpiría la paz que te dio el alejarte de mí. Jamás molestaría a tu nueva novia y jamás te diría estas cosas por más que quisiera hacerlo, porque al final me ha costado tanto soltarte porque no pudiste darme esa despedida que necesitaba para poder avanzar, me dejaste con todo en la mesa y solo te fuiste.
Quizás si hubieras sido claro, quizás si hubieras al menos sido sincero y directo conmigo al momento de preguntarte si había alguien más, el dolor sería menor, pero no quisiste darme ni una sola migaja de empatía. Entiendo tu enojo conmigo, pero por todo lo que hice por ti no merecía la incertidumbre, el desprecio y la humillación.
Solo espero que en algún momento tengas ese vínculo con tu hijo, por el cual yo luché que tuvieras, luché desde la sombra porque jamás quise entrometerme ya que no era mi tema, espero hayas encontrado un buen trabajo, espero que puedas surgir y tapar esas bocas que tanto mal hablaron de ti, espero que seas exitoso. De verdad te deseo el bien, pero una parte chiquita de mi, desea lo contrario porque mi egoísmo tiene rabia de haberte acompañado en el proceso de crecer por seis años y no haber podido ver eso en lo que yo siempre supe que ibas a convertirte, espero que la persona que tengas al lado te potencie lo suficiente para darte ese ánimo y apoyo que siempre te hizo falta, y que yo intenté darte todo el tiempo que estuvimos juntos. Espero que de verdad hayas superado el error que cometí hacia ti, me imagino que así fue para que ya estés con alguien más.
Yo seguiré aquí, tratando de superar el hecho de que jamás volveré a ver tu cara, ni sentir tu olor, jamás volveré a tomar tu mano, ni siquiera puedo escribirte, por eso lo hago aquí, para sacar mis pensamientos escritos mientras veo borroso por mis lágrimas que lo único que desean es poder volver aunque sea una noche dormir a tu lado y enterrarme en tu pecho mientras nos abrazamos, eso no volverá a ocurrir.
Constanza A. 🌻
24 notes · View notes
mermazing-art · 5 months
Text
Los nombres de los Cinco Furiosos
Tras la película de Kung Fu Panda 4 me dio por pensar como sería las primeras conversaciones de Zhen con los Cinco Furiosos. Me la imaginé nerviosa por causar una buena impresión pero encajando bastante bien con la dinámica del grupo dada a su actitud pícara y disfrutando junto a ellos de sus aventuras estableciéndose una relación de confianza. Lo que me llevo a un pensamiento ''¿ Ella al querer conocerles más les preguntaría cuales son sus auténticos nombres?'' .
Esta teoría lleva años rulando en el fandom pues se dice que sus nombres en realidad se refieren a sus estilos de lucha o a su especie ( así como al Maestro Buey, Cocodrilo o Rhino) pues los que conservan dentro de esta disciplina su nombre propio son aquellos que tienen un rol superior como Oogway, Shifu o Po y los que no tienen un titulo como Zhen o Tai Lung.
Bien, pues decidí que les buscaría un nombre adecuado para cada uno, que encajase con su físico o su personalidad, fáciles de recordar y que fuesen distinguibles entre ellos ¡let's go!
Mantis: Xun Yu ( veloz jade )
Tumblr media
Con Mantis tuve claro que no quería buscar nada que tuviese que ver con su tamaño pero si quería destacar sus habilidades más potentes como su velocidad. De ahí surge su primer nombre, Xun . Su segundo nombre, Yu (Jade), es por su color verde aunque este puede significar también ''insecto'' dependiendo del kanji con el que se escriba. Mi idea es que Mantis se autodenomine como ''el rayo verde'' haciendo referencia a su nombre real.
Grulla: Zimo ( tinta refinada )
Tumblr media
En un comienzo quise que su nombre estuviese relacionado con el cielo o el aire dada a su especie aviar o a sus técnicas pero me hizo pensar que una de las cosas que más me llama la atención de este personaje es su interés por la caligrafía china. Por ello, me decante por nombrarle Zimo (tinta o escritura) para reflejar su amada afición en su nombre.
Mono: Wong Sang ( morera amarilla )
Tumblr media
Para Mono investigue sobre su actor de doblaje, el mismísimo Jackie Chan, cuyo nombre de nacimiento es Chan Kong-Sang. Quise tomarlo como referencia cambiando el nombre de Kong pues es el nombre del hermano de mono por Wong (amarillo) relacionándolo al color de su pelaje. Quería hacer una referencia a su faceta cómica pero me no encontré ningún nombre adecuado a las pautas que había asignado.
Víbora: Jia Ling ( bello cascabel )
Tumblr media
Al igual que con mono, investigue sobre su actriz de doblaje, Lucy Liu, cuyo nombre completo es Lucy Alexis Liu Yu Ling. Quería reflejar su personalidad encantadora y dulce por lo que tome de referencia el nombre de Ling (tintineo) por el siseo que esta produce al ser una serpiente además de por su actitud alegre. Pero su primer nombre sería Jia para enfatizar la belleza de este personaje.
Tigresa: Xia ( amanecer )
Tumblr media
Para ella pensé en profundizar más sobre su historia y su desarrollo como personaje para así darle el nombre adecuado. Esta es su historia:
Cuando Tigresa vivía en el orfanato recibió el nombre de Xian por parte de los demás niños ya que este significa "aquella que vive en reclusión" perpetuando su desprecio y miedo hacia a ella. Cuando Shifu finalmente decidió adoptarla, tras haber escuchado muchas veces ese nombre casi siempre acompañado de la palabra "monstruo", le pregunto que nombre nuevo deseaba para ella. Esta aceptaba simplemente el de Tigresa pues no creía que pudiese merecerse un nombre. Shifu reflexionó y decidió ponerle el nombre de Xia. Tigresa al principio le disgusto esta idea pues sonoramente era parecido al anterior pero Shifu le explico su elección. Ambos nombres aunque parecidos no poseían mismo significado pues ahora ella ya no estará más en la oscuridad recluida y sola sino que tenia la oportunidad de una nueva vida, un camino marcado por la luz desprendía de ella, un nuevo amanecer.
Tumblr media Tumblr media
Así que sí, Zhen preguntaría sus nombres a los cinco furiosos dándose la situación de que Po se entere en ese mismo instante. Todos excepto Tigresa responderían a esta pregunta ya que para ella sigue siendo un tema muy personal relacionado con su pasado y con Shifu y aún no se siente cómoda como para compartirlo con todos ¿puede que sí pueda con cierto panda?
36 notes · View notes
i-am-not-a-super-hero · 5 months
Text
New month, new My Candy Love chapter! So, here's what I chose in episode 3 (as always, spanish bc that's my server!!)
+positive -negative /neutral
Devon: …
(Miro la mesa, un tanto incómoda con tanta atención.) +Amanda +Elenda
(A modo de agradecimiento, inclino humildemente la cabeza.) +Thomas +Brune +Elenda
(Sonrío y me uno a los aplausos.) +Devon +Roy +Elenda
Devon: Puedes ir con uno de nosotros; para acabar lo que queda nos basta con cinco…
Amanda, ¿quieres venir conmigo? /
Roy, ¿te apetece dar una vuelta por el centro comercial? /
La verdad es que si vinieras conmigo, me parecería más justo utilizar esta tarjeta… /
¿Quieres dar una vuelta, Thomas? /
CONJUNTO CON FALDA LILA (Amanda, Thomas): 50 PAS  / CONJUNTO CON JERSEY AMARILLO (Devon, Roy, Jason): 50 PAS
Amanda: Con los vasitos y todo… Es mono, ¿no?
(DULCE) ¡Es verdad que es una preciosidad! +Amanda
(ENÉRGICA) Es mono, ¡pero cuesta un ojo de la cara! /Amanda
(REBELDE) ¡Tiene gracias, no habría pensado que fuera de tu gusto! -Amanda
Amanda: ¿Y tú? ¿Hay algo que te guste?
¿Crees que me quedaría bien ese short? /
Me gusta ese vestidito de ahí. Sencillo, elegante…
¡No me quedaría mal ese peto! /
Roy: Todo tiene buena pinta.
(ENÉRGICA) ¡Y además, tú puedes permitírtelo! /Roy
(REBELDE) Tiene gracia. Pensaba que los grandes deportistas prestaban mucha atención a su alimentación… -Roy
(DULCE) Sí, siempre es un dilema… +Roy
???: ¡Eh! ¡Mire por dónde va!
(ENÉRGICA) ¿¡Y usted?! ¿¡No puede ser más educado!?
(DULCE) Perdone, tenía la cabeza en otra parte… /
(REBELDE) ¡Mira tú por dónde vas!
Roy: Bueno, lo principal está a salvo, entonces.
(REBELDE) Gracias, pero lo habría solucionado yo sola. /
(DULCE) Gracias. Es muy práctico ir acompañada de un hombretón como tú.
(ENÉRGICA) ¡Hacemos un buen equipo! /
Devon: …
(REBELDE) Yo diría que… ¿las tiendas de ropa infantil? -Devon
(ENÉRGICA) Yo diría que… ninguna. Es la primera vez que pones los pies aquí. +Devon
(DULCE) La tienda de juegos, o la de DVDs… /
Devon: En general, quiero decir. Supongo que aún no has tenido tiempo de explorar el centro comercial a fondo…
¡Me gustan mucho las tiendas de decoración! /
Las librerías. No hay tienda que me guste más. /
Cualquier tienda de ropa. Me encantan.
Thomas: Cuando tenemos hambre, podríamos dejarnos llevar por el instinto y comprar todo lo que nos apetece.
Nunca he prestado atención a eso… Apuesto a que es una leyenda urbana.
Desde luego. Siempre voy a hacer la compra después de haber comido. /
Pero eso es lo divertido. /
Thomas: No tanto, no.
(DULCE) Tiene sentido lo que dices. Tal vez lo pruebe. +Thomas
(REBELDE) Yo no podría hacerlo así. Me sentiría demasiado limitada. /
(ENÉRGICA) Pero, ¿no te apetece alguna sorpresa? -Thomas
Thomas: Las mismas personas que igual dejan a los perros lamerles la mano…
No me molesta en absoluto. Toma. /
Creo que formo parte de esas personas…
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
Las cosas de picar. Mejor no ir cargando con las cosas pesadas hasta el final. /
Las bebidas. Así, tendremos las cosas pesadas en el fondo de la cesta. / JASON
La comida. Así, elegiremos el resto en función de eso. /
Jason: ¡Vaya! ¿¡Y qué voy a hacer esta noche…!?
Seguro que aburrir a este pobre señor hasta las tantas.
Usted, señor, si quiere puede venir. / IMAGEN JASON
No tengo ninguna gana de saberlo. /
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
(Pizzas, canapés y tartas saladas para compartir.) /
(Decidimos elegir distintos platos directamente en un catering.) /
(Todo un surtido de cosas para picar y hacer un aperitivo que sirva de cena.) /
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
El aperitivo a modo de cena es un acierto seguro. /
Platos para compartir: es lo ideal para un ambiente relajado. /
Vamos a comprar platos preparados: así estaremos seguros de comer bien. /
Archibald: …
No debo llegar tarde. /
No me seguirás hasta allí, ¿verdad?
Oh, por cierto… ¿quieres venir? / ROPA TAKI
Brune: …
La verdad es que me apetece mucho hacer la fiesta en mi casa. / DEVON, ROY, ELENDA van a la fiesta, los demás NO
¡Vayamos al parque! / AMANDA, THOMAS, BRUNE van a la fiesta, los demás NO
FIESTA EN CASA
Elenda: …
¿Y tú…? Bueno, quiero decir… Háblame un poco de ti… /
¿Y tú? Parece que te llevas muy bien con Brune… /
¿Qué piensas de Roy? /
¿Y tú? ¿Te entiendes bien con Devon? /
¿Y tú? ¿Qué piensas de Thomas?
¿Tú te llevas bien con Amanda?
Devon: …
(DULCE) Quizá podría convertirme en periodista de investigación… /
(ENÉRGICA) Creo que empezaría por ir a vengarme de mi ex. /
(REBELDE) Está claro: iría a robar un banco. /
Elenda: No, no, es una broma. No quiero saber nada más.
(ENÉRGICA) Yo no estoy en contra de algún detalle más… +Roy -Devon
(DULCE) (Me guardo mi opinión para mí.) /
(REBELDE) Yo tampoco. Creo que no me interesa saber nada más… +Devon -Roy
Devon: …
(Espero que sea para Roy…) /
(Me pregunto qué me reserva esta carta…) / ELIGE ENTRE LOS 2 ALEATORIAMENTE
(Me gustaría que la carta fuera para Devon…) /
Roy: …
(Al fin y al cabo, así es el juego… Roy es atractivo… ¡allá voy!) / IMAGEN ROY
Hace unos minutos, hablabas de un comodín…
¡”Besar” puede ser en la mejilla! /
Devon: …
(Sonrío a Devon de oreja a oreja, encantada.) / IMAGEN DEVON
¿No es… un poco inapropiado…?
Hace unos minutos, hablabas de un comodín…
FIESTA EN EL PARQUE
Brune: ¿Has elegido el parque para no ofender a Amanda?
(REBELDE) En realidad, no lo he hecho por eso… +Brune
(DULCE) Sí, he pensado que sería lo mejor.
(ENÉRGICA) Me ha parecido bien lo de buscar un terreno neutral. -Brune
Amanda: …
Creo que me dejaré tentar por tus tapas, Brune… /
¡A ver esa ensalada! Quiero dejar sitio para la tarta. /
¡Formo parte del noventa por ciento de la gente a la que le gustan las miniquiches! /
Confieso que las tostas con espárragos me intrigan…
Brune: Digamos que a mí, a medias… ¿Y tú, Ysaline?
A mí tampoco me apasiona. /
¡A mí también me encanta!
Yo como tú, Brune. /
Thomas: …
Entonces Thomas, ¿tienes una moto? / THOMAS
¿No será ya la hora del postre? / AMANDA
Thomas: ¿Has ido en moto alguna vez?
Nunca me ha interesado mucho.
No he tenido ocasión, ¡pero te diré que siento curiosidad por probar! / IMAGEN THOMAS
No… Me da un poco de miedo.
Amanda: …
¿Qué? ¿No es lo suficientemente glamuroso para ti? / IMAGEN AMANDA
¡Venga, ven! ¡Sola no es divertido! /
Yo voy… Si no vienes conmigo, será aún más ridículo. /
Amanda: Los buenos tiempos. Cuando todo era más sencillo…
¿Ahora es complicado? /
Es verdad que cuando éramos niños todo parecía más sencillo. /
A mí me llevaba mi madre al parque. /
19 notes · View notes
luxury-poison · 2 months
Text
Tumblr media Tumblr media
✦ Uso libre. ✦ No retirar créditos, ni usar como base para otro código. ✦ Código para Firma con nombre y frase, no exagerar en ambos. ✦ Medidas 500x277. ✦ La imagen se acomoda sola, en este ejemplo esta con un gif pero puede ser estática. ✦ Tiene cinco variables:
–letra: Color frase grande.
–letra2: Color frase pequeña.
–colorfondo: Color para el fondo con el que la imagen se va a mezclar.
–trasp: color fondo de la frase pequeña semitransparente.
–fondo: imagen de fondo.
✦ Personaje: Trevor Belmont – Castlevania. ✦ Cualquier duda, pregunta, sugerencia estoy a un ask de distancia. ✦ Disponible para crear todas sus ideas y volverás realidad.
[Code]
@elalmacen-rp
XOX Luxury Poison
19 notes · View notes
kamas-corner · 3 months
Text
Tumblr media
Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza te dejo junto al mundo derrotando imposibles segura sin seguro te dejo frente al mar descifrándote sola sin mi pregunta a ciegas sin mi respuesta rota te dejo sin mis dudas pobres y malheridas sin mis inmadureces sin mi veteranía pero tampoco creas a pie juntillas todo no creas nunca creas este falso abandono estaré donde menos lo esperes por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos estaré en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra estaré repartido en cuatro o cinco pibes de esos que vos mirás y enseguida te siguen y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos y mirándote.
Mario Benedetti / Chau número tres
12 notes · View notes
O que são os 5 Solas da Reforma?
Os 5 Solas da Reforma (“sola” significa “somente”) são cinco princípios fundamentais para a doutrina da salvação que muitos ramos do protestantismo, incluindo os ramos luteranos e reformado, ainda ensinam hoje. Sola Scriptura: ou Somente a Escritura, afirma que a Bíblia é a mais alta fonte de autoridade na vida de um cristão, o tribunal final de apelação (embora não a única autoridade: a própria…
Tumblr media
View On WordPress
1 note · View note
Tumblr media
Tracklist:
El Último Vals • Inmortal • Jueves • Más • Cumplir un Año Menos • Europa VII • La Visita • Sola • Palabras Para Paula • Flores En La Orilla • Un Cuento Sobre El Agua • La Primera Versión
Spotify ♪ YouTube
7 notes · View notes
Text
Se cuenta que Marilyn le dijo a Einstein, con una franqueza encantadora: “tú y yo podríamos tener un hijo: Saldría con mi belleza y tu inteligencia”. A lo que el padre de la relatividad y de la bomba atómica respondió: “A lo mejor sale con mi belleza y con tu inteligencia”. Aún no se sabía (las pruebas se hicieron más tarde), que el coeficiente intelectual de Marilyn Monroe era de 165, cinco puntos por encima del “mayor genio de todos los tiempos”. Marilyn Monroe (Norma Jeane Baker, 1926-1962) era una gran lectora. Tenía en su casa una biblioteca con cerca de mil libros. Se pasaba muchas horas leyendo obras de literatura, poesía, teatro, filosofía, ya que su espíritu, además de muchísimas ganas de vivir, tenía insaciable curiosidad y hambre de conocimiento. Algunas de las maravillosas citas de esta gran mujer son: 1. Una de las mejores cosas que me han pasado es que soy mujer. Esa es la manera que todas las mujeres debieran de sentirse. 2. La gente comenzó a decir que era lesbiana. Sonreí. No hay sexo incorrecto si hay amor en él. 3. Los perros no muerden. Sólo los seres humanos. 4. No me siento como la primavera. Me siento como un otoño caliente de color rojo. 5. Ríe cuando estés triste. Llorar es demasiado fácil. 6. Quiero envejecer sin estiramientos faciales. Quiero tener el valor de ser fiel a la cara que he hecho. 7. Nadie dijo que yo era bonita cuando era niña. A todos los niños se les debería decir que son guapos, aunque no lo sean. 8. Un símbolo sexual se convierte en una cosa. Odio ser una cosa. 9. Ser un símbolo sexual es una carga pesada de llevar, sobretodo cuando una está cansada, herida y desconcertada. 10. Es mejor estar sola que infeliz con alguien. 11. La imperfección es belleza, la locura es genialidad. Es mejor hacer el ridículo que ser aburrido. 12. Las decepciones te hacen abrir los ojos y cerrar el corazón. 13. Soy una chica pequeña en un mundo grande tratando de encontrar a alguien a quien amar. 14. El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza. 15. Nunca he dejado a nadie en quien haya creído. 16. Nunca he engañado a nadie. A veces he dejado que los hombres se engañen a sí mismos. 17. Si hubiera seguido todas las reglas, nunca habría llegado a ninguna parte. 18. Es más fácil amar a un hombre que vivir con él. 19. Mantén la cabeza arriba, la barbilla alta, mantén tu sonrisa, porque la vida es una cosa hermosa y hay mucho por lo cual sonreír
Tumblr media
9 notes · View notes
yungbeefz · 2 months
Text
Tumblr media
Dos semanas, entonces, desde el encuentro en las escaleras. Si bien se presenció como un alud, lo cierto es que no se cambiaron rutinas ni tampoco se vivieron las dos semanas en armonía con Alabaster. Eso, sin embargo, lo intuía, pues nada realmente puede hacer la estadía acá más amena. Por suerte, a Covarrubias le quedan cinco días más nada más, a Cléo le quedan horas. Le mandó mensaje sin demasiadas intenciones, como si realmente se tratara de una buena acción, la de llevarla al aeropuerto, que comete porque él tiene un auto estacionado siempre en la zona designada de la universidad, cuando en realidad es una cuestión egoísta: tiene ganas de besarla de vuelta. Ronda el pensamiento por la cabeza cuando Vekemans aparece en la vista periférica, Dani apoyado en el capó del auto grisáceo, y si bien aparenta ser una cosa cualquiera, cuando se aleja del coche y extiende los brazos para ofrecer llevarle el equipaje al baúl del Audi, no está seguro si lo que le enceguece es el camino que ejerce la luz del sol hasta el piso del estacionamiento o si acaso es la forma en la que Cléo camina hacia el auto, porque se le ocurre que camina hacia el auto y no hacia él. —Trataré de manejar rápido. —Dice, acaso alejarse del terreno de Alabaster no fuera suficiente para sacársela encima o acaso Dani no hubiese llegado a Estados Unidos en primer lugar por manejar demasiado rápido. Le sonríe, entonces, esbozo que no fuerza pero que tampoco sale soberbio. Ese tipo de sonrisa es la más propia, la que empuña desde que llegó a entrar a la cantera del Real Madrid a los seis años. Luego, el camino hacia la puerta del co-piloto, que le abre, y es sosteniendo el marco de esa puerta entre los dedos tatuados que Daniel Covarrubias hijo piensa en qué decir. Nada bueno se le ocurre, por lo que espera a cerrar la puerta para rodear el auto por delante y meterse en el asiento de conductor. Si hablar resulta incómodo, se puede poner alguna playlist. Con la música se entienden bien, se le ocurre, a Dani la música lo mueve bastante, aunque es cierto que nunca la siente lo suficiente.
Si se pusiera a pensarlo, cosa que evita a toda costa, se le ocurriría que estas últimas dos semanas se han vivido como un sueño febril, ahí cuando la temperatura se eleva tanto que comienzan las alucinaciones visuales, las auditivas, la vida como entre sueños. La madrugada con Cléo fue añoranza, de verdad le gustó mucho, Dani no durmió mucho pero de a ratos se despertaba y ella seguía ahí, los ojos cerrados, el pecho inflándose y desinflándose por la respiración profunda del dormitar, y al madrileño se le llenaba el estómago de ansias y de desesperación, de absoluto terror porque qué iba a pasar cuando ella terminara por despertar y cuando él también lo hiciera. Nada en especial, Vekemans estuvo tan callada como estaría cualquiera en un momento tan ilógico y Covarrubias se fue a duchar y cuando se despidieron salió a la cancha a entrenar un rato. Consiguió concentrarse más o menos, le mandó un mensaje a las horas preguntándole si quería salir a bailar al siguiente fin de semana, como para hacer más amena la última semana, también como para repetir, quizá no tan íntimo, pero al menos bailando con ganas. Dani no cree que existan todas esas cosas de las que habla la televisión y las canciones románticas: al sexo nunca lo llamaría hacer el amor y al aceleramiento del corazón ahora que la está mirando no le pondría nombre tampoco porque es un cobarde, pero también porque le parece que son tonterías. Sin embargo, está desconfigurado desde la vez en su dormitorio, se siente acongojado de que tenga que terminar y que haya sido una vez sola. Cree que va a sostener esa vez sola en la cabeza durante tiempo formidable.
Entretiene ahora las manos en el volante, apretándolo a lo mejor un poco fuerte antes de girar la llave y encender el motor, y le parece que este auto es diminuto. La puede ver con el rabillo del ojo y también puede notar las piernas sobre el asiento, llegando al calzado bajo la zona de la guantera, y más arriba la espalda reclinada en el asiento de cuero... —No sé si me voy a poder concentrar. —Le confiesa sin inseguridad, casi como si fuera a ser algo para hacerla reír. Lo dice con ligereza pero también las palabras están dotadas de cierta verdad. En el fondo también quisiera decir otra cosa, algo que va más allá de la colisión de la carne y lo que sucede adentro cuando se está en tal acción, pero no se le ocurre tampoco de qué forma formularlo, porque el silencio de Cléo durante la mañana siguiente lo puso nervioso, y porque tampoco quiere dramatizar nada él que nunca ha tenido una novia y que salía con chicas que sí tenían pareja o que nunca querrían ser pareja de Dani porque saben bien que es mejor estar sola a que lo acompañe un tipo como Covarrubias que puede ser dulce, sincero, que puede conmover, pero que nunca se va a prometer ni entregar a nada que no sea lo que, en la realidad de las cosas, es: relación más larga e intensa ha sido con un club de fútbol, algo frío e inerte, y en realidad está seguro que es lo que mejor le sale. Ni siquiera los goles, eso no es lo suyo. No es lo que esperan o no es lo que se ve pero tampoco es algo tan distinto. A Dione le dijo eso: no soy lo que parezco, y a lo mejor era todo cierto porque es mucho más débil que hojas empapadas por corrientes de agua pútrida. — ¿Quieres que ponga música? @extrvagancias
19 notes · View notes
yuzuyom · 1 month
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Hola que tal. Soy la loquis del Au! Universitario jjk.
Con el Gojin.
Tengo una obsesión con hacer como historietas de estos dos, es lo único que hago al chile.
El caso.esto no lleva un orden bais
?así debía usarse? No che.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~••~
—¡Satoru!
Lo primero que pasó por su cabeza al oír su nombre a lo lejos fue "demasiada confianza". Una mueca quizo aparecer en su rostro ante la idea de tener que soportar contacto fisico no deseado.
Satoru aprendió a lo largo de su vida que ser uno de los mejores significaba renunciar a su espacio y privacidad. Siendo propiedad del pueblo para su libre admiración y sus comentarios juiciosos.
Entonces, cuando la amiga de Shoko se detuvo frente a él preguntando por la muchacha no hizo nada más que sonreír y contestar.
Claro que se imagino que ella se quedaría a su lado, también comenzó a idear respuestas para desviar las preguntas que invadirán su privacidad e incluso formas de esquivar los coqueteos.
Era una forma de lidiar con su belleza. (Humildemente)
Sin embargo, lo que fue un tanto desconcertante fue que la persona que se sentó a su lado guardara silencio y simplemente mirara su celular con suma atención. No debió haberle sorprendido, la había visto apenas unas pocas veces y ella siempre se mantenía callada a cualquier lugar que iba con Shoko, Satoru estaba seguro que sola la vio hablar con su amiga en voz baja.
Otra cosa que el jugador del equipo de la universidad debía admitir era que odiaba el silencio. No le gustaba estar quieto y aunque tampoco le agradaba las conversaciones entrometidas, tampoco le agradaba del todo el silencio incómodo. Busco cualquier cosa para hablar que no fuera de su familia, el equipo o su pequeña carrera de modelaje.
Hasta que un sonido que el reconocía llegó a sus oídos. Sus ojos azules miraron de reojo la pantalla del celular de la muchacha y cuando notó un árbol cuadrado no dudó en acercarse y preguntar interesado.
—¿Que juegas?
Una mueca avergonzada apareció en el rostro de Naoki mientras ocultaba su celular en su pecho.
—Minecraft — murmuró.
Satoru sonrió de forma genuina, comenzando a sacar su celular sin dudar ni un segundo.
— Yo también lo tengo.
Ella guardó silencio, ambos mirándose fijamente mientras esperaban algo del otro.
— que bien.
Satoru la miró con una mueca de indignación, eso le había dado por completo en su ego.
— Pásame tu nombre de usuario para mandarte una invitación — soltó ignorando por completo si ella quería jugar con él o no.
Ya había creado el mundo y no estarían en silencio por más de media hora.
—¿Eh? — soltó ella confusa, como si apenas estuviera procesando la interacción — Pero, o sea qué. Vale, si, nombre de usuario.
....
Cuando Suguru se encontró con Shoko saliendo de él edificio supo que probablemente Satoru había estado solo con la amiga de ella y que probablemente está noche mientras jugarán oiría quejas y quejas de como ella no lo dejaba de tocar y coquetearle.
No dudó en hacérselo saber a su amiga, la cuál lo miró sin expresión. Soltando que estaba más preocupada por aquella chica.
— ¿Se agobia al socializar?
—Y más con una persona tan enérgica como Satoru — exclamó la castaña comenzando a sacar un cigarrillo — Además ustedes dos son bastante burlescos.
—eso no es verdad.
—Por algo no le agradan a Utahime.
—Utahime es sensible — seguru lanzo un suspiro, tomando el cigarrillo que le ofrecía la chica — De todos modos, sabes que es bastante molesto.
—Lo sé, ella no es así. Les aseguro que no se las hubiera presentado si fuera distinta.
—¡PERO, PORQUÉ TE VAS!
—Nonono, quinientas, Satoru — le contesto la muchacha con una sonrisa — ¡Quinientas arañas!
Ambos se quedaron quietos mirando con sorpresa como un alterado Satoru reclamaba el abandono cuál niño berrinchudo. Y como una risueña Naoki reía ante los gritos del hombre a su lado.
— ¡Cinco arañas! ¡Cinco arañas detrás mío y me abandonas!
Ella volvió a carcajear.
—¡Te dije que todavía no debíamos meternos a la cueva!
— ¡Tenia una espada de diamante!
Suguru y Shoko se miraron sonriendo mientras avanzaban.
— Nos preocupamos demasiado — señaló Shoko tranquila.
Suguru asintió.
— A veces se me olvida que la estupidez de Satoru se pega.
(Conocidos)
.......
¡Tachaaaaaan!
Una de las pequeñas interacciones de estos dos. Ni se hablaban estos tontos.
Los bestos frendos se preocupan por sus besties, lo que no saben es que los dos forman una neurona.
24 notes · View notes
la-semillera · 3 months
Text
Herta Müller: Cada palabra sabe algo sobre el círculo vicioso. Discurso al recibir el premio Nobel de literatura, 2009
Tumblr media
¿TIENES UN PAÑUELO? me preguntaba mi madre cada mañana en la puerta de casa, antes de que yo saliera a la calle. Yo no tenía el pañuelo, y como no lo tenía, regresaba a la habitación y sacaba un pañuelo. No tenía el pañuelo cada mañana, porque cada mañana aguardaba la pregunta. El pañuelo era la prueba de que mi madre me protegía por la mañana. A otras horas del día, más tarde o en otras circunstancias, quedaba a merced de mí misma. La pregunta ¿TIENES UN PAÑUELO? era una ternura indirecta. Una directa hubiera sido penosa, algo que no existía entre los campesinos. El amor se disfrazaba de pregunta. Sólo así podía decirse a secas, en tono de orden, como las maniobras del trabajo. El hecho de que la voz fuera áspera realzaba incluso la ternura. Cada mañana estaba yo una vez sin pañuelo en la puerta, y una segunda vez con pañuelo. Sólo después salía a la calle, como si con el pañuelo también estuviera mi madre.
Y veinte años más tarde estaba hacía tiempo sola en la ciudad, como traductora en una fábrica de maquinarias. A las cinco de la mañana me levantaba, y a las seis y media empezaba el trabajo. Por la mañana resonaba el himno sobre el patio de la fábrica a través del altavoz, durante la pausa del mediodía se escuchaban los coros de los obreros. Pero los obreros, que estaban comiendo, tenían ojos vacíos como hojalata, manos embadurnadas de aceite, y su comida estaba envuelta en papel de periódico. Antes de comerse un trocito de tocino, le quitaban la tinta del periódico rascándola con el cuchillo. Dos años transcurrieron al trote de la cotidianidad  cada día igual al otro.
Al tercer año se acabó la igualdad de los días. En el transcurso de una semana entró tres veces en mi oficina, a primera hora de la mañana, un hombre gigantesco, de huesos sólidos, con ojos azules centelleantes, un coloso del Servicio Secreto.
La primera vez me insultó de pie y se marchó.
La segunda vez se quitó el impermeable, lo colgó en una percha del armario y se sentó. Aquella mañana yo había traído de casa unos tulipanes y los estaba acomodando en el florero. El tipo me observaba y alabó mi inusual conocimiento del ser humano. Su voz era resbaladiza. Sentí un gran desasosiego. Impugné su elogio y le aseguré que sabía algo de tulipanes, pero nada del ser humano. Entonces me dijo en tono malicioso que él me conocía mejor que yo a los tulipanes. Luego se colgó del brazo el impermeable y se marchó.
La tercera vez se sentó y yo permanecí de pie, porque había dejado su cartera sobre mi silla. No me atreví a ponerla en el suelo. Me insultó tratándome de necia redomada, holgazana, putilla, tan corrompida como una perra vagabunda. Empujó los tulipanes hasta casi el borde de la mesa, en cuyo centro puso una hoja de papel vacía y un lápiz. Rugió: escribe. De pie, empecé a escribir lo que me iba dictando. Mi nombre con fecha de nacimiento y dirección. Y después que yo, independientemente de la proximidad o del parentesco, no le diría a nadie que…, y entonces llegó la horrible palabra: colaborez, iba a colaborar. Esta palabra ya no la escribí. Puse el lápiz a un lado y me dirigí a la ventana, por la que miré hacia la polvorienta calle. No estaba asfaltada, baches y casas gibosas. Y esa calleja ruinosa se llamaba, encima, Strada Gloriei: calle de la gloria. En la calle de la gloria había un gato trepado en la morera desnuda. Era el gato de la fábrica y tenía una oreja desgarrada. Encima de él brillaba el sol matinal como un tambor amarillo. Dije: N-am caracterul. No tengo este carácter. Se lo dije a la calle, fuera. La palabra CARÁCTER puso histérico al hombre del Servicio Secreto. Rompió la hoja y tiró los trozos al suelo. Pero probablemente se le ocurrió que tendría que presentarle a su jefe la prueba de que había intentado incorporarme a su red de espionaje, porque se agachó, recogió todos los trozos en una mano y los metió en su cartera. Luego lanzó un profundo suspiro y, en medio de su derrota, arrojó hacia la pared el florero con los tulipanes, que se estrelló y crujió como si hubiera dientes en el aire. Con la cartera bajo el brazo dijo en voz queda: esto lo pagarás muy caro. Te ahogaremos en el río. Como hablando conmigo misma dije: Si firmo eso ya no podré vivir conmigo y tendría que hacerlo yo. Mejor háganlo ustedes. Y al instante la puerta de la oficina ya estaba abierta y él se había marchado. Y fuera, en la Strada Gloriei, el gato de la fábrica había saltado del árbol al tejado de la casa. Una de las ramas se mecía como un trampolín.
Al día siguiente comenzó el tira y afloja. Yo debía desaparecer de la fábrica. Cada mañana a las seis y media tendría que presentarme ante el director, con el que cada mañana estaban el jefe del sindicato y el secretario el Partido. Y así como en otros tiempos me preguntaba mi madre: ¿tienes un pañuelo? ahora me preguntaba cada mañana el director: ¿Has encontrado otro trabajo? Y yo le respondía cada vez lo mismo: No estoy buscando ninguno. Estoy a gusto aquí en la fábrica, quisiera quedarme hasta la jubilación.
Una mañana llegué al trabajo y mis voluminosos diccionarios estaban en el suelo del pasillo, junto a la puerta de mi oficina. La abrí, y había un ingeniero sentado a mi escritorio. Me dijo:aquí se llama a la puerta antes de entrar. Ahora estoy aquí yo, y tú ya no tienes nada que hacer en este despacho. A casa no podía irme, porque habrían tenido un pretexto para despedirme por faltar sin permiso. Ahora no tenía oficina, y con mayor razón tenía que ir cada día normalmente al trabajo, por ningún motivo debía ausentarme.
Una amiga, a la que cada día se lo contaba todo en el camino de vuelta a casa por la Strada Gloriei, me dejó compartir al principio una esquina de su escritorio. Pero una mañana se plantó ante la puerta de la oficina y me dijo: No me autorizan a dejarte entrar. Todos dicen que eres una soplona. Las trabas y vejaciones se enviaban hacia abajo, los rumores empezaron a propagarse entre los colegas. Eso era lo peor. Contra los ataques uno puede defenderse, contra la calumnia es impotente. Yo contaba cada día con todo, incluso con la muerte. Pero con esa perfidia no sabía qué hacer. Ningún cálculo la volvía soportable. La calumnia nos atiborra de mugre, y nos asfixiamos porque no podemos defendernos. En opinión de mis colegas yo era exactamente aquello a lo que me había negado. Si los hubiera espiado y delatado, habrían confiado en mí sin sospechar nada. En el fondo, me castigaban porque yo los protegía.
Como ahora con mayor razón no podía ausentarme, pero no tenía despacho y a mi amiga no le permitían dejarme entrar en el suyo, me instalé, indecisa, en la caja de la escalera, una escalera que recorrí varias veces de arriba abajo – de pronto volví a ser la hija de mi madre, porque TENÍA UN PAÑUELO. Lo extendí en un escalón entre el primer y el segundo piso, lo alisé para que estuviera como es debido y me senté encima. Me puse en las rodillas mis gruesos diccionarios y empecé a traducir descripciones de máquinas hidráulicas. Yo era un chiste malo sobre la escalera, y mi despacho, un pañuelo. En las pausas del mediodía, mi amiga se sentaba en la escalera junto a mí. Comíamos juntas como antes en su oficina y, más antes aún, en la mía. Por el altavoz del patio, como siempre, los coros de los obreros entonaban cantos sobre la felicidad del pueblo. Mi amiga comía y lloraba por mí. Yo no. Debía mantenerme firme y dura. Largo tiempo. Unas cuantas semanas eternas, hasta que me despidieron.
En la época en que yo era un chiste malo sobre la escalera, consulté el diccionario para averiguar la importancia de la palabra ESCALERA. El primer escalón de la escalera se llama PELDAÑO DE ARRANQUE, el último escalón, PELDAÑO DEL DESCANSILLO. Los escalones horizontales que uno pisa encajan lateralmente en las MEJILLAS DE LA ESCALERA, y los espacios libres entre los distintos peldaños se llaman incluso OJOS DE LA ESCALERA. Por las piezas de las máquinas hidráulicas, embadurnadas de aceite, ya conocía las bellas palabras COLA DE GOLONDRINA y CUELLO DE CISNE, para ajustar un tornillo se utilizaba una MADRE DE TORNILLO, e igualmente me dejaron asombrada los poéticos nombres de las partes de una escalera, la belleza del lenguaje técnico: MEJILLAS DE LA ESCALERA, OJOS DE LA ESCALERA – es decir, la escalera tenía un rostro, ya fuese de madera, piedra, cemento o hierro – y los hombres reproducen su propia cara en las cosas más voluminosas del mundo, dan al material muerto los nombres de su propia carne, lo personifican en partes del cuerpo. Y el arduo trabajo sólo les resulta soportable a los especialistas gracias a esa ternura oculta. Cada trabajo, en cada profesión, se rige por el mismo principio de la pregunta de mi madre sobre el pañuelo.
Cuando yo era niña, en casa había un cajón destinado a los pañuelos. En él se alineaban tres pilas en dos hileras, una detrás de la otra:
A la izquierda, los pañuelos de hombre, para el padre y el abuelo.
A la derecha, los pañuelos de mujer, para la madre y la abuela.
En el centro, los pañuelos de niño, para mí.
Aquel cajón era nuestro retrato de familia en formato de pañuelo. Los pañuelos de hombre eran los más grandes, tenían un borde oscuro de color marrón, gris o burdeos. Los pañuelos de mujer eran más pequeños, con borde azul celeste, rojo o verde. Los pañuelos de niño eran los más pequeños, sin borde, pero en el cuadrado blanco había flores o animales pintados. Entre los tres tipos de pañuelos había los que se usaban los días laborables, en la hilera anterior, y los que se usaban los domingos, en la hilera posterior. Los domingos, el pañuelo debía hacer juego con el color de la ropa, aunque no se viera.
Ningún otro objeto en la casa, ni siquiera nosotros mismos, nos resultaba tan importante como el pañuelo. Podía utilizarse para una infinidad de cosas: resfriados, cuando la nariz sangraba o había alguna herida en la mano, el codo o la rodilla, cuando uno lloraba o lo mordía para reprimir el llanto. Un pañuelo frío y húmedo en la frente aliviaba el dolor de cabeza. Con cuatro nudos en las esquinas servía para protegerse del sol o de la lluvia. Cuando uno quería acordarse de algo, hacía un nudo en el pañuelo como artificio mnemotécnico. Para cargar bolsas pesadas se envolvía en él la mano. Si ondeaba era una señal de despedida cuando el tren salía de la estación. Y como tren se dice en rumano TREN, y en el dialecto del Banato lágrima (Träne) se dice trän, en mi cabeza el chirrido de los trenes sobre los rieles equivalía siempre al llanto. En la aldea, cuando alguien moría se le ataba enseguida un pañuelo en torno a la barbilla para que la boca permaneciera cerrada cuando pasaba la rigidez cadavérica. Cuando en la ciudad alguien se desplomaba al borde del camino, siempre había un transeúnte que con su pañuelo cubría la cara del muerto, y así el pañuelo pasaba a ser su primer reposo mortuorio.
A última hora de la tarde, los días calurosos del verano, los padres enviaban a sus hijos al cementerio para que regasen las flores. Nos juntábamos dos o tres e íbamos de una tumba a la otra, regando rápidamente. Luego nos sentábamos, muy pegados unos a otros, en las escaleras de la capilla y observábamos cómo de algunas tumbas subían nubecillas de vapor blanco. Volaban un ratito en el aire negro y desaparecían. Para nosotros eran las almas de los muertos: Figuras zoomórficas, gafas, frasquitos y tazas, guantes y medias. Y de vez en cuando un pañuelo blanco con el borde negro de la noche.
Más tarde, conversando con Oskar Pastior para escribir sobre su deportación a un campo de trabajos forzados soviético, me contó que una anciana madre rusa le regaló una vez un pañuelo blanco de batista. Tal vez tengáis suerte tú y mi hijo, y podáis regresar pronto a casa, dijo la rusa. Su hijo tenía la misma edad que Oskar Pastior y estaba tan lejos de casa como él, en la dirección opuesta, dijo, en un batallón de castigo. Oskar Pastior había llamado a su puerta como un mendigo medio muerto de hambre, quería cambiarle un trozo de carbón por un poquito de comida. Ella lo hizo entrar en la casa y le dio un plato de sopa. Y cuando la nariz de Oskar empezó a gotear en el plato, le dio el pañuelo blanco de batista, que nadie había usado todavía. Con un borde calado de bastoncillos y rosetas impecablemente bordados con hilos de seda, el pañuelo era una belleza que abrazó e hirió al mendigo. Un híbrido; por un lado un consuelo de batista; por el otro, una cinta métrica con bastoncillos de seda, las rayitas blancas en la escala de su desamparo. El mismo Oskar Pastior era un híbrido para esa mujer: un mendigo extraño en la casa y un hijo perdido en el mundo. En esas dos personas lo había hecho feliz y le había exigido demasiado el gesto de una mujer que para él también era dos personas: una rusa extraña y una madre preocupada con la pregunta: ¿TIENES UN PAÑUELO?
Desde que me enteré de esta historia también yo tengo una pregunta: ¿Es ¿TIENES UN PAÑUELO? válida en todas partes y se halla extendida sobre medio mundo en el brillo de la nieve entre la congelación y el deshielo? ¿Cruza todas las fronteras pasando entre montañas y estepas hasta adentrarse en un gigantesco imperio sembrado de campos de trabajos forzados? ¿No hay manera de dar muerte a la pregunta ¿TIENES UN PAÑUELO? ni siquiera con la hoz y el martillo, ni siquiera en el estalinismo de la reeducación a través de tantos campos de trabajos forzados?
Aunque hace décadas que hablo rumano, en la conversación con Oskar Pastior me percaté por primera vez de que en rumano pañuelo se dice BATISTA, de nuevo la sensual lengua rumana, que simplemente lanza con apremio sus palabras hasta el corazón de las cosas. El material no da ningún rodeo, se designa como pañuelo listo, como BATISTA. Como si cada pañuelo fuera de batista en todo tiempo y lugar.
Oskar Pastior guardó en la maleta el pañuelo como reliquia de una doble madre con un doble hijo. Luego se lo llevó a casa tras cinco largos años en el campo de trabajos forzados. ¿Por qué? – su pañuelo blanco de batista era esperanza y miedo, y cuando uno renuncia a la esperanza y al miedo, muere.
Después de la conversación sobre el pañuelo blanco me pasé media noche pegándole a Oskar Pastior un collage sobre un papel blanco:
Aquí bailan puntos dice Bea entras en un vaso de leche de tallo largo ropa interior blanca tina de zinc gris verde contra reembolso se corresponden casi todos los materiales mira aquí yo soy el viaje en tren y la cereza en la jabonera nunca hables con hombres extraños ni acerca de la Central
Cuando a la semana siguiente fui a su casa a regalarle el collage, me dijo: encima debes pegar: “PARA OSKAR”. Yo le dije: Lo que te doy, te pertenece, y tú lo sabes. Él dijo: debes pegarlo encima, tal vez el papel no lo sepa. Me lo llevé de nuevo a casa y encima pegué: para Oskar. Y se lo volví a regalar la semana siguiente, como si hubiera regresado la primera vez de la puerta sin pañuelo y ahora estuviera por segunda vez en la puerta con pañuelo.
Con un pañuelo termina también otra historia:
El hijo de mis abuelos se llamaba Matz. En los años treinta lo enviaron a Timişoara a estudiar finanzas para que se hiciera cargo del negocio de cereales y de la tienda de ultramarinos de la familia. En la Escuela enseñaban maestros del Reich alemán, auténticos nazis. Al concluir sus estudios Matz quizás había recibido, de paso, una capacitación en finanzas, pero sobre todo recibió una formación de nazi – un lavado de cerebro planificado. Cuando salió de la escuela, Matz era un nazi fervoroso, un convertido. Ladraba consignas antisemitas, era inalcanzable como un débil mental. Mi abuelo lo reprendió repetidas veces, diciéndole que debía toda su fortuna sólo a los créditos de hombres de negocios judíos amigos suyos. Y al ver que esto no servía de nada, lo abofeteó varias veces. Pero a su hijo le habían trastornado el juicio. Jugaba a ser el ideólogo de la aldea, vejaba a los muchachos de su edad que se negaban a ir al frente. En el ejército rumano ocupaba un puesto de oficinista. Pero de la teoría quiso pasar a la práctica. Se presentó voluntario en las SS, quería ir al frente. Unos meses después regresó a casa para casarse.
Tras haber sido testigo de los crímenes en el frente, aprovechó una fórmula mágica válida para escaparse unos días de la guerra. Esa fórmula mágica era: permiso por boda.
Mi abuela tenía dos fotos de su hijo Matz en el fondo de un cajón, una foto de la boda y una foto de la muerte. En la foto de la boda se ve una novia vestida de blanco, una mano más alta que él, esbelta y seria, una virgen de yeso. Sobre su cabeza hay una corona de cera como hojas nevadas. Junto a ella está Matz con su uniforme nazi. En vez de ser un novio, es un soldado. Un soldado de la boda y su propio último soldado de la patria. Apenas volvió al frente, llegó la foto de la muerte. Y en ella un último soldado destrozado por una mina. La foto de la muerte es del tamaño de una mano, un campo negro, en el centro un paño blanco con un montoncito gris de restos humanos. Sobre el fondo negro, el paño blanco parece tan pequeño como un pañuelo de niño cuyo cuadrado blanco tiene pintado en el centro un dibujo extraño. Para mi abuela esa foto también tenía su híbrido. En el pañuelo blanco había un nazi muerto, en su memoria, un hijo vivo. Mi abuela dejó esa doble foto todos aquellos años en su devocionario. Rezaba cada día. Probablemente sus oraciones también tenían doble fondo. Probablemente seguían el hiato entre el hijo querido y el nazi obcecado y pedían también al Señor Dios que hiciera el espagat de amar a ese hijo y perdonar al nazi.
Mi abuelo había sido soldado en la Primera Guerra Mundial. Sabía de qué estaba hablando cuando decía a menudo y en tono amargo, refiriéndose a su hijo Matz: Sí, cuando ondean al viento las banderas, el juicio se pierde en las trompetas. Esta advertencia también era aplicable a la siguiente dictadura, en la que me tocó vivir a mí misma. A diario se veía cómo el juicio de los pequeños y grandes oportunistas se perdía en las trompetas. Yo decidí no tocar la trompeta.
Pero de niña tuve que aprender a tocar el acordeón contra mi voluntad. Pues en la casa se había quedado el acordeón rojo de Matz, el soldado muerto. Las correas del acordeón eran demasiado largas para mí, y para que no se resbalaran por mis hombros, el maestro de acordeón me las ataba a la espalda con un pañuelo.
Se puede decir que precisamente los objetos más pequeños, ya sean trompetas, acordeones o pañuelos, terminan atando las cosas más dispares en la vida; que los objetos giran y, en sus desviaciones, tienen algo que obedece a las repeticiones, al círculo vicioso. Uno puede creerlo, mas no decirlo. Pero lo que no puede decirse, puede escribirse. Porque la escritura es un quehacer mudo, un trabajo que va de la cabeza a la mano. De la boca se prescinde. En la dictadura yo hablaba mucho, sobre todo porque había decidido no tocar la trompeta. La mayoría de las veces, hablar tenía consecuencias intolerables. Pero la escritura empezó en el silencio, en aquella escalera de la fábrica donde tuve que sopesar y decidir conmigo misma más cosas de las que podían decirse. El acontecer ya no podía articularse en palabras. A lo sumo los añadidos externos, mas no su dimensión. Esta yo sólo podía deletrearla en mi cabeza, en silencio, en el círculo vicioso de las palabras al escribir. Reaccionaba ante el miedo a la muerte con hambre de vida. Era un hambre de palabras. Sólo el torbellino de las palabras podía captar mi estado y deletreaba lo que no podía decirse con la boca. Yo iba detrás de lo vivido en el círculo vicioso de las palabras, hasta que aparecía algo que no había conocido antes. Paralelamente a la realidad entraba en acción la pantomima de las palabras, que no respeta dimensiones reales, reduce las cosas principales y aumenta las secundarias. El círculo vicioso de las palabras confiere de buenas a primeras una especie de lógica maldita a lo vivido. La pantomima es furiosa y permanece atemorizada y tan adicta como hastiada. El tema dictadura surge ahí espontáneamente, porque la naturalidad ya nunca regresa cuando a uno se la han robado casi por completo. El tema está implícito ahí, pero las palabras se apoderan de mí y llevan al tema adonde quieren. Ya nada es cierto y todo es verdad.
Como chiste malo sobre la escalera estaba yo tan sola como en aquella época, en que de niña, cuidaba vacas en el valle del río. Comía hojas y flores para formar parte de ellas, porque ellas sabían cómo se vive y yo no. Me dirigía a ellas dándoles un nombre. El nombre cardo lechoso debía ser realmente la planta espinosa con leche en los tallos. Pero la planta no escuchaba el nombre cardo lechoso. Entonces yo lo intentaba con nombres inventados: COSTILLA ESPINOSA, CUELLO DE AGUJA, en los que no figuraban ni cardo ni lechoso. En el engaño de todos los nombres falsos ante la planta verdadera se abría el agujero hacia el vacío. La situación ridícula de hablar a solas en voz alta conmigo y no con la planta. Pero la situación ridícula me hacía bien. Yo cuidaba vacas y el sonido de las palabras me protegía. Sentía:
Cada palabra en el rostro sabe algo del círculo vicioso y no lo dice
El sonido de las palabras sabe que debe engañar, porque los objetos engañan con su material, y los sentimientos, con sus gestos. En el punto de intersección del engaño de los materiales y de los gestos se instala el sonido de las palabras con su verdad inventada. Al escribir no puede hablarse de confianza, sino más bien de la honestidad del engaño.
Por entonces, en la fábrica, cuando yo era un chiste malo sobre la escalera, y el pañuelo, mi oficina, también encontré en el diccionario la hermosa palabra INTERÉS ESCALONADO, que designa las tasas de interés de un préstamo que van subiendo por tramos. Las tasas de interés son para uno gastos y para otro, ingresos. Al escribir acaban siendo ambas cosas, cuanto más voy ahondando en el texto. Cuanto más me expolia lo escrito, tanto más muestra a lo vivido lo que no había en el vivir. Sólo las palabras lo descubren, porque antes no lo conocían. Allí donde sorprenden a lo vivido es donde mejor lo reflejan. Se vuelven tan apremiantes que lo vivido debe aferrarse a ellas para no deshacerse.
Me parece que los objetos no conocen su material, que los gestos no conocen sus sentimientos y las palabras tampoco conocen la boca que las enuncia. Pero para asegurarnos nuestra propia existencia necesitamos los objetos, los gestos y las palabras. Cuanto más palabras nos es permitido usar, tanto más libres somos. Cuando se nos prohíbe la boca, intentamos afirmarnos con gestos e incluso con objetos. Son más difíciles de interpretar y permanecen un tiempo libres de sospecha. Y así pueden ayudarnos a convertir la humillación en una dignidad que permanece libre de sospecha por un tiempo.
Poco antes de mi emigración de Rumania, el policía de la aldea vino un día muy de mañana a llevarse a mi madre. Ella estaba ya en la puerta cuando se le ocurrió la pregunta: ¿TIENES UN PAÑUELO? Y no lo tenía. Aunque el policía se mostró impaciente, ella volvió a entrar en la casa y sacó un pañuelo. En la comisaría el policía estalló en gritos e improperios. Los conocimientos de rumano de mi madre no bastaban para que comprendiera los rugidos del policía, que luego se marchó del despacho y cerró la puerta con llave desde fuera. Mi madre se pasó el día entero encerrada allí. Las primeras horas sentada a la mesa, llorando. Después empezó a ir de un lado para otro y a limpiar el polvo de los muebles con el pañuelo empapado en lágrimas. Por último cogió el cubo de agua del rincón y la toalla que colgaba de un clavo en la pared y fregó el piso. Me quedé aterrada cuando me lo contó. ¿Cómo has podido fregarle el despacho a ese individuo?, le pregunté. Y ella me respondió, sin ningún reparo: quería hacer algo para matar el tiempo. Y el despacho estaba tan mugriento. Hice bien en llevarme uno de los pañuelos de hombre, grandes.
Sólo entonces comprendí que con esa humillación adicional, pero voluntaria, se había proporcionado dignidad en aquel arresto. En un collage busqué palabras para formularlo:
Yo pensaba en la rosa vigorosa en el corazón en el alma inservible como un colador pero el propietario preguntó: ¿quién se acaba imponiendo? yo dije: salvar el pellejo él gritó: el pellejo es sólo una mancha de la batista ofendida sin juicio.
Me gustaría poder decir una frase para todos aquellos que, en las dictaduras, todos los días, hasta hoy, son despojados de su dignidad, aunque sea una frase con la palabra pañuelo, aunque sea la pregunta: ¿TENÉIS UN PAÑUELO?
Puede ser que, desde siempre, la pregunta por el pañuelo no se refiera en absoluto al pañuelo, sino a la extrema soledad del ser humano.
Retrato de Herta, 1972
9 notes · View notes