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Memento Amoris (Sebastian Sallow x lectora)


PRÓLOGO
Uno hace lo que sea por la familia.
Y Sebastian haría lo que sea por Anne.
La joven llevaba un tiempo enferma, y su gemelo había hecho todo a su alcance para intentar curarla de ese malestar. Nada funcionaba.
Sebastian era paciente, lo más que podía.
Pero poco a poco comenzaba a desesperarse.
Se metía cada vez más y más en investigaciones cuestionables, en un pozo del que muy pocos magos tenían retorno.
La magia oscura era tentadora.
Y el joven Slytherin empezaba a tantear su terreno.
Entonces ella apareció, iluminando un poco el oscuro camino del joven.
Disculpa ¿Eres Sebastian Sallow?...
¿Para qué quieres tantos higos secos?
Capitulo siguiente
#español#x lectora#sebastian sallow#hogwarts legacy#harry potter#sebastian sallow x reader#sebastian sallow x you
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dun ka na, dun, huy!
(go away, go, hey!)
(source: sb19 - DUNGKA! [music video])
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Que bronca cuando hay un buen ship en una peli o serie pero me veo en la obligación de romperlo porque ✨me gusta uno de los tipos✨
Vi la vieja guardia por Luca Marinelli y tiene pareja ahi
Me toca ser la tercera en discordia por mis delirios ficticios , permiso.
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Sol en la tormenta (Neil Vana x lectora)
Resumen: las circunstancias en las que el repartidor y la misteriosa mujer se conocieron fueron extrañas. Pero aún más extraña fue la manera en que todo se fue dando a partir de ese dia.


Es algo raro este shot, seguro salgan más... Van a salir más. Solo es el primero.
Masterlist de mi autoría
"Uno debe caer en la completa oscuridad para poder vislumbrar la luz"
Neil no podía estar en un punto más bajo de su vida. Comenzaba poco a poco a hundirse en el tenebroso pozo que sus malas decisiones le habían cavado. Y se estaba cansando de luchar. Pero entonces esa luz apareció. Y un ligero arcoiris surcó la lluvia de su vida diaria.
—No deberías dormir en este lugar... en realidad, no deberías estar aquí...—
A Neil casi le da un infarto al escuchar aquella repentina voz, y no tardó en espabilar y apuntar hacia el origen. Se sorprendió al ver que era una mujer.
—Perdón por despertarte de tu siesta, compañero repartidor.—le sonrió apenas—. Pero de verdad, no deberías estar aquí.—
—Solo estoy de paso.—dijo secamente, comenzando a juntar sus cosas ni muy apurado ni muy lento. No quería demostrar sus inquietudes.
—Alguien "de paso" no se pone a dormir al costado del camino. Es zona de saqueadores.—la chica se relajó un poco—. Una zona no aprobada para comercio... ¿Tienes cosas que no deberían comerciarse?—
—Eso no es un asunto que le corresponda, señorita.—
—Ah, no no. No me corresponde. Pero aunque no te parezca, me preocupa.—
—... ¿qué hace usted aquí?—Neil se colgó su carga al hombro—. Sigue siendo una zona... Ilegal.—
—Hago investigaciones.—
—¿Y qué investigas?—la miró de reojo—. Si se puede saber, claro.—
—Tráfico ilegal de mercancía ilegal... cosas ilegales.—hizo un vago gesto de manos—. Como lo que seguro traes en la mochila, si.—
El chico no respondió enseguida, dándole a entender a la mujer que había acertado.
—Gracias por la advertencia, no volveré a dormir en la calle... si me disculpas, tengo que llegar antes de-
La mujer apuntó una pistola en su dirección, cambiando por completo su semblante.
—Lo pediré una última vez por las buenas, compañero... dime qué transporta Bridges por estos caminos.—no respondió—. O me lo dices por las buenas, o tomaré la mochila luego de volarte los sesos... cosa que no quiero hacer ¿Si? Me da repelus la sangre.—
"¿Esta mujer extraña de verdad me está amenazando?...
¿Y cómo sabe que Bridges...?"
—No lo creo, no pareces capaz de matar a nadie.—el chico alzó las manos con cautela.
—Entonces no me conoces una mierda... una última vez, compañero.—le quitó el seguro al arma—. Me muestras qué tienes en la mochila, me das un poco de información y te prometo que todo saldrá bien... ¿Trato?—
Neil se sentía inseguro.
Desde aquel encuentro raro con la mujer y tras haberle mostrado las drogas en su mochila, nada más volvió a pasar.
Ella lo escuchó atentamente. Lo que solía transportar, el cómo aborrecía su trabajo y sus miedos por no poder dejarlo, por la posibilidad de que lo terminen asesinando si se negaba. La mujer no le cuestionó ni reprochó nada, asintiendo de forma pausada y agradeciendo al final. Luego se marchó sin más. Y hasta entonces no hubo consecuencias por ello.
"Siempre hay una salida, compañero... Y yo te brindaré una a ti... ¿no te parece que hoy esta más soleado que ayer?"
—Qué mujer tan rara...—
Neil sonrió apenas por ese vago recuerdo, pero esa gracia le duró poco al ver que su jefe lo llamaba.
Como en todas las otras ocasiones, le encargaron un paquete cuestionable. Otro paquete que obviamente se negó entregar... Otro paquete que tuvo que aceptar si no quería morir.
Salió de aquella oficina a los pasillos generales de la central, y mientras debatía qué pedir en la pequeña máquina expendedora del comedor, sintió como alguien hacía fila detrás de él para pedir algo también.
—Hoy sin duda está mucho más soleado que ayer... es perfecto para tomar un dulce té de manzanilla en el patio ¿no te parece?—
Neil sintió que su cuerpo se tensaba al escuchar aquello. No sabía si voltear o no.
Fue entonces que una delgada mano pasó a su lado, presionando uno de los botones. Una barrita de chocolate cayó sin más. Y fue entonces que la vio.
La mujer traía un bonito vestido celeste cielo, totalmente opuesto al traje oscuro anti mengua de la última vez. Su cabello castaño caía natural por sus hombros, y sus ojos...
Era hermosa, Neil no lo negaría.
—... Tú no deberías estar aquí.—
—Prometí una salida...—le extendió el chocolate, pero Neil no lo tomó—. Y la estoy preparando... ¿Es eso malo?—
—No es seguro para ti... ni para mi.—
—Más seguro que dormir en medio de la nada, si... Acompáñame a ver el hermoso sol que hay afuera, Vana.—
Sabía su apellido, no lo sorprendía en lo absoluto.
El hombre miró de reojo la ventana. Estaba nublado.
—... Esta todo gris ahi fuera.—
—Para eso es el bonito vestido ¿Qué tal? El señor que me lo vendió dijo que era más radiante que el sol de verano.—mordió el chocolate.
—... Eres muy rara, y descuidada... Y no deberías estar aqui.—
La mujer se le acercó rápido, atravesando su espacio personal en un segundo. Neil no se movió.
—Tú no deberías estar aqui... Y por eso necesito que me ayudes a ayudarte... Déjame cumplir mi promesa, Neil.—
El hombre asintió apenas, y fue entonces que la chica sonrió y se aferró a su brazo. Comenzó a caminar hacia la salida, ante la curiosa mirada de los empleados del lugar. Sin dudas la cercanía de ambos hacía que muchos desviaran la mirada. Ver unos "tortolos de paseo" no era muy simpático.
La puerta de salida apareció en su radar, pero antes de atravesarla, ____ arrastró a Neil hacia los baños de mujer. Lo empujó dentro de un cubículo, y tras dejar un cartel de "limpieza en curso, no pasar" en la entrada, se encerró con él.
—No hay micrófonos en los baños, es seguro hablar aqui.—
—¿Qué diablos haces en Bridges, mujer? Te metes a la boca del lobo.—
—Soy ____ Winters, geóloga especializada en el estudio del quiralio y su desarrollo en diferentes tipos de estratos.—Neil frunció apenas el ceño—. Me gustan las piedras, ya... Y Bridges me contrató para trabajar en sus laboratorios... Claro está que soy un maldito topo.—
—... ¿Hiciste eso por mi?—
—Claro que no, es por la misión para derrocar a Bridges... Mira si infiltrarme aquí solo por ti.—a la mujer le causó ternura ver la decepción en su rostro—. Pero sí, eres parte de mi misión... Misión personal... Mis superiores no saben que te sacaré.—
—¿Cómo me sacarás de aquí?... Ellos me rastrearán.—
—... Si te lo digo, no se cumplirá. Solo... Confia en mi.—
____ acomodó un reloj en la mano de Neil, mirándolo apenas se encendió. Notó que el hombre ya la miraba fijamente.
—¿Un regalo?—
Tiene unos ojos cansados... Pero son lindos...
¿Y esa voz?
La mujer sintió que su rostro ardió por ese tonto pensamiento.
—Es un... reloj mágico atrapa información. Nos toparemos a diario aquí... Y cuando nos veamos, solo haré asi...—estrechó su mano de repente—. Y esa información se pasará a mi reloj.—le mostró su muñeca, donde un reloj colorido decoraba su delicada muñeca.
—... Seré tu topo entonces.—la vio sonreír, y Neil juraba comenzar a amar ese adorable gesto.
—Seremos. Ambos... Asi que ten cuidado, Neil... No te mueras antes de que te saque ¿si?—
A partir de ese día, ____ quedó fija como parte de los laboratorios.
Neil solía cruzarla cada tanto, y la mujer no desaprovechaba la oportunidad para estrechar su mano con cariño. A pesar de no entender del todo cómo funcionaba el reloj, parecía ser una especie de grabadora, rastreador... No le importaba mucho, solo quería ayudar a la mujer para salir de ahí.
—¿Es necesario que sea tan largo?—
—... ¿Te molesta?—
Neil miró incrédulo a la mujer, quien le sonreia con burla aún sosteniendo su mano.
—Bueno, bueno, que quejumbroso.—lo soltó finalmente—. ¿Quieres almorzar conmigo? Tengo una hora libre.—
—Aparentar amistad, si.—
—... Yo no estoy aparentando.—
El hombre se sorprendió por la sinceridad de aquello, pero no tardó en sonreír.
—Bien... ¿Qué quieres comer?—
Ese día el par se relajó bastante, Neil lo hizo en realidad. Para ____, no había nada fingido. Le agradaba Neil, y disfrutaba finalmente que él se abriera más a ella. Era agradable, algo reservado, pero muy gracioso sin buscar serlo.
Comenzaba a agradarle, de otra manera. Y no le costó mucho aceptar que le interesaba Neil, en un aspecto muy diferente al de solo amigos.
De todas formas, la aparición de Lucy desvió bastante la atención de Neil. Y a ____ aquello no le hizo gracia.
Neil disimulaba su sonrisa con algo de dificultad apenas salió de su cita usual con Lucy. Habían charlado bastante en esa simple hora. Pensaba irse sin más, pero entonces vio a ____. Creyó que la mujer se acercaría, asi que se encaminó hacia ella. Pero no.
____ dobló en la esquina y se perdió en las oficinas. Eso extrañó a Neil, pues la mujer no desaprovechaba oportunidad para estrecharle la mano, hablar un poco. Y en esta oportunidad, solo recibió un semblante serio.
Nunca la había visto seria.
Tal vez estaba de malas... Aunque ella nunca estaba de malas.
Intentó no pensar mucho en ello, pues esa noche tendría una cena con Lucy.
Y lo que comenzó como un simple desencuentro con ____, terminó convirtiéndose en una semana sin un mísero intercambio de palabras.
—Te estaba buscando.—
____ salió de su burbuja al escuchar aquella voz.
Llevaba un buen rato revolviendo su té, y solo entonces tomó noción de ello.
Neil se sentó frente a ella, con un humor tan bueno que molestó a la mujer.
—¿Qué querías?—dejó la cucharita a un lado, más no volvió a verlo.
—Nada en especial.—Neil se extrañó por su tosco tono—. Solo... Pensé que querrías recopilar información. Creo que tengo algo bueno.—
Neil apoyó el codo en la mesa, extendiendo la mano hacia ella.
____ no se la estrechó, solo arrimó su reloj al ajeno.
—Listo.—volvió su atención al té—. De todas formas, ya no queda mucho... Terminaremos en estos dias.—
Aquello desvió por completo la preocupación de Neil por la baja atención recibida.
—¿Qué terminaremos?—
—La investigación, Neil... Luego nos iremos de la ciudad—____ lo miró—. ¿No es lo que querías?—
—Si... No. No sé... Tengo cosas importantes aqui.—
—... ¿Tu terapeuta?—aquello hizo que Neil se tensara—. Sí sabes que esta comprometida ¿Verdad? Tendrá un hijo.—
Neil no podía terminar de asimilar aquello.
No podía ser cierto.
—No, ella no-
—Escúchame bien, Neil... Yo prometí darte una salida. Y lo haré... Si tú la tomas o no... Ya no es asunto mio.—se puso de pie, mirándolo aún de forma fria—. Contesta cuando el reloj parpadee... No olvides eso.—señaló apenas su muñeca antes de marcharse del lugar.
Neil no sabía en qué enfocar su cabeza.
¿Lucy tenía un prometido?
¿Un bebé?
¿Debía dejar su hogar?
¿Por qué diablos ____ lo trataba tan frío?
Todos esos conflictos se disiparon al ver a Lucy cruzar hacia las oficinas. Neil quiso reclamarle por respuestas, decisiones.
Pero esa postura firme se deshizo en cuanto entró a la oficina y la mujer lo miró con semblante serio.
Lucy terminó con Neil aquella tarde.
La mujer le planteó la situación incluso antes de que éste le cuestionara algo al respecto. Asi que ahora ahí estaba, volviendo a su departamento con el corazón destruido. Al igual que los últimos días.
Pensaba tirarse en su sofá y beber algo, cuando el reloj en su muñeca comenzó a parpadear. Tenía un pequeño indicador de llamada en él.
✷ Sunny ✷
Neil tocó el panel del reloj, y casi enseguida brotó un pequeño holograma. Se tumbó en el sofá.
—¿____?—
~¿Tan obvio era el nick secreto?~ la voz de la mujer sonó sorprendida.
—No lo sé, solo... me recordó a ti.—
~Que tierno... El tuyo debería ser idiota.~Neil sonrió apenas~. Como sea, ya esta todo acordado. Mañana antes del anochecer, un grupo especial entrará a Bridges... Será peligroso. Así que lo mejor será que al mediodía ya te retires de las instalaciones, no quiero que te maten por error. Oh, y para ese entonces, borraré tu existencia de la base de datos. Empezarás de cero.~
—¿Mañana?... ¿Cómo que entrarán?—
~Irán directo a los laboratorios subterráneos... Y solo dispararán a los que se atraviesen... Aún así, no es seguro.~
—... ¿Y si lastiman a gente inocente? Es muy arriesgado.—
~... Bridges planea adquirir el último BB, según los archivos, es uno especial... No pueden seguir matando niños y mujeres así, Neil. Iremos mañana sin falta.~
—Ella estará ahí... No puedo dejar que le hagan daño. Debo ir por ella.—
~... Llevamos semanas trabajando en esto, Neil... No puedes arriesgar todo por una mujer... Que engañó a su esposo contigo... Y que luego te deja como si nada.~ el chico no respondió~. No mereces eso. Eres un buen hombre... Uno que trafica gente pero...~
—Que buen consuelo.—
~Estás trabajando para ser mejor persona, valoro eso... asi que no seas un idiota y no insistas con gente que no lo merece... ¿Qué diablos? Llamaba para avisar, no para una sesión de terapia... Irónico. Como sea. Antes de las 4, te quiero fuera de ese lugar ¿Capisci?~
La llamada se cortó, dejando a Neil con un extraño sentimiento en el pecho.
Ella lo valoraba...
Al día siguiente, Neil se marchó de la ciudad. No volvió a mirar atrás. Tal y como ____ prometió, sus registros desaparecieron de todos lados.
Bridges había caído, y con el, la existencia de Neil Vana como repartidor.
Algunos días habían pasado desde que Neil se instaló en un antiguo refugio en las montañas. Le costó solo un día ponerlo en óptimas condiciones y uno más en registrarse en la red con un usuario falso.
A la semana ya estaba bien surtido de provisiones, planificando conseguir algún pequeño trabajo para poder valerse.
Aquella tardenoche de día lluvioso, unos ruidos provenientes de la entrada del refugio hicieron que Neil saliera apresurado desde la cocina.
—¿¡Quién anda ahí!? No quiero problemas.—
—... ¿Una sartén? ¿En serio?—____ surgió de las penumbras, trayendo consigo una gran mochila—. ¿Qué cocinabas?—
La mujer pasó de largo, dirigiéndose a la cocina. Neil la siguió confundido.
—¿Qué haces aquí?—
—Visita.—
Neil dejó la sartén en la mesada, mirándola con preocupación.
—Desde aquella llamada... No he vuelto a saber de ti...—
—Envié a alguien para que te ayudara.—
—Y lo hizo pero...—sacudió apenas la cabeza—... ¿Qué haces aquí? Y no me vuelvas a mentir.—
La actitud risueña de la mujer se desvaneció al ver el ceño fruncido del hombre.
—Sin mentiras entonces...—tardó un momento en seguir, buscando la forma de continuar—. Ha ocurrido otro vacío. Uno enorme...—comenzó a sacar algunos ingredientes frescos de la mochila—. Fue en la central de Bridges... No sobrevivió nadie de la ciudad... Nadie excepto Sam Bridges.—lo miró finalmente—. Quería que lo supieras de mi y no del periódico virtual... Lo lamento.—
Neil se dejó caer en la silla, mirando atónito a la mujer. No fue necesario preguntar nada más.
Lucy estaba muerta. Lo sabía con solo mirar a ____. Por más desalmado que sonara, Neil ya no tenía nada que brindarle a Lucy. Ella no lo eligió, decidió seguir adelante. Y el también lo hizo, desde aquella tarde donde rompió su corazón. Ahora solo quedaba un sentimiento de vaga pena.
—... Solo viniste para darme pésimas noticias entonces.—
—Y a traer tomates frescos... ¿Sabías que son frutas?—le mostró el tomate más rojo que Neil había visto en su vida—... Lo lamento, no sirvo para lidiar con momentos de mierda.—se levantó enseguida, aclarando su garganta—. Como sea ¿Te molesta si te ayudo con la cena?—
Neil la miró en silencio.
La mujer lavó y picó con cuidado, arrojando todo en la sartén que momentos antes le sirvió de arma. Solo unos minutos después comprendió que llevaba observándola con extraño interés.
—... ¿Por qué no volviste a buscarme?—____ lo miró fugazmente antes de lanzar pasta a una olla.
—¿Por qué no lo hiciste tú? Todo tengo que hacerlo yo o qué.—
—No sabía si querías que te buscara. Ni si aún te importaba.—
—Puse demasiado en riesgo por ti, Neil Vana... Por supuesto que me importaba.—encendió la cocina, finalmente dedicándole su atención—. Pero siendo sincera, esperaba que tú te animaras a buscarme... Terminé siendo yo quien volvió... otra vez.—
Neil se sintió bien con la confesión.
—¿Quieres preparar la mesa? ¿O yo también tengo que hacer eso?—
—¿Sabes? Creo que prefiero a Sunny, la que no era tan mandona y amargada.—Neil se levantó, comenzando a juntar las tonterias en la mesa para hacer espacio.
—Si prometes no volver a ignorarme por una terapeuta, puede que Sunny regrese.—
—¿Estabas... Celosa de Lucy?—
—Yo no dije eso.—
Neil la miró risueño, notando el leve sonrojo en su rostro.
—Tu rostro te delata.—
—Ya, come y cállate...—
La mujer sirvió unos raviolis en los platos frente a ella, volcando algo de salsa encima.
—Gracias por todo, ____.—Neil la miró con cariño—. No había tenido oportunidad de agradecerte antes pero... De verdad valoro todo lo que hiciste por mi... Aunque aún no comprenda porqué tanto esfuerzo por un triste traficante ilegal.—
—... Te me hiciste tierno aquella vez, cuando te encontré durmiendo.—____ no lo miró, limitándose a comer—. Podría haberte disparado pero... Te veías tan cansado que yo... No pude hacerte daño.—
—... Asi que sigo vivo por tierno.—
—Masomenos, si.—
Neil resopló con gracia, probando finalmente su comida. Estaba delicioso.
—Iba a comer hamburguesas simples... Esto si es una buena cena.—
—Que bueno que vine entonces.—
—Si... Que bueno.—____ lo miró, notando cómo le sonreía con cariño.
Cenaron comentando algunas cosas, soltándose poco a poco, volviendo a esa confianza pasada que tenían en sus almuerzos laborales. Neil se sintió agradecido por poder volver a ver a la mujer de chisporroteante personalidad.
—Lloverá en 30 minutos... Creo que lo mejor será que ya me vaya, no quiero estar atrapada en la mengua... Odio el barro.—____ lo ayudó a juntar la mesa—. ¿Que haces ahora? Si estas libre, puedes ayudarme con-
—Quédate hoy.—Neil se apresuró—... Si quieres y si es posible.—
____ se sorprendió con aquello.
—¿A dormir?—él asintió—... Estos refugios no tienen cuarto de invitados.—
—Ni sofá... Pero no pasa nada.—
—... ¿Quieres que duerma contigo?—
Neil lo debatió un momento.
—¿Es mejor la mengua?—
—¿A confundir cosas? Seguro.—____ dejó las cosas en la barra de la cocina, volviendo su atención al hombre—. Te acabo de decir que se murió tu amante y me planteas esto... Es raro. Y no quiero tener que golpearte.—
—Viva o no... Eso no habría funcionado. Es pasado ya... ¿No puedo solo... Seguir adelante con alguien que sí vale la pena?—
____ recordó lo que ella misma le había dicho en aquella última llamada.
—... Podrías haberme buscado antes.—
—Lo hago ahora.—
—Porque vine primero, no por iniciativa propia.—Neil se acercó a ella, quien retrocedió por inercia hasta toparse con la barra. La arrinconó.
—Suelo pensar en ello, bastante seguido... En el tiempo que pasamos juntos... Y en ese vestido tan bonito que usabas a veces.—
—¿El celeste?—Neil se acercó incluso más, eliminando la distancia entre ambos—. Una vez... Dijiste que me quedaba lindo, si.—
—Lindo sería poder quitártelo.—
—¡Que descarado!—
Neil terminó de eliminar la distancia, acunando el rostro ajeno con la palma de su mano. La restante la apoyó en la barra de la cocina, atrapándola de forma inconsciente.
—¿Te quedarás o no?—
____ sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal.
—Podría quedarme, si.—
Neil sonrió apenas, y sus ojos bajaron a los labios ajenos sin una pizca de disimulo. Fue ____ quien avanzó sin dudar, devorando sus labios con necesidad. Y Neil no tardó en corresponderle, aferrando sus manos a la cintura ajena, subiéndola sin mucho esfuerzo al frio mármol de la barra. Suspiró en medio del beso al sentir como ____ abría más las piernas, permitiéndole mayor cercanía.
Las cosas se habían salido de control en solo segundos, pero ninguno de los dos tenía problemas con ello.
La mañana siguiente, cuando la mengua había parado, Neil abrió los ojos confundido al sentir algo cálido entre sus brazos. No le costó mucho recordar la noche anterior, estrechando a la mujer que dormía a su lado.
—Buenos días...—soltó con voz adormilada, haciendo que Neil sonriera—. Te veías tierno durmiendo... Como aquella vez.—
—¿Me viste dormir?—
—Un poco... Me gusta cómo se ve tu rostro tranquilo.—su mano se deslizó por su mejilla con tal cariño que Neil se sintió derretirse en su tacto—. Aunque tus ojos... Tampoco están tan mal.—
—... Esto tendría que haber pasado mucho antes.—
—Tendrías que haberme buscado antes.—
—Lo hacía... En sueños.—
—... Que cursi sonó eso, por dios.—____ besó la comisura de sus labios—. ¿Te parece bien si desayunamos algo? Tengo que irme antes de las 10.—
—¿Me dejarás?—
—... Puedes venir conmigo. Te dije que necesitaba ayuda con unas cosas.—
—¿Seré tu empleado?—
—¿Eso quieres ser?—
—... Quiero ser muchas otras cosas... De ser posible..—
—¿Ah si? ¿Como qué?—
Las manos de Neil se deslizaron por su espalda, bajando poco a poco. Amó la forma en que la mujer se tensaba bajo su toque.
—¿Te lo muestro?—
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Gente yo...
Yo amo a Neil Vana.
Escribo tantas cosas y no termino ninguna...
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Jefe de mecánicos (Ayrton Senna x lectora)
Continuación de este shot



Masterlist de mi autoría
Ayrton estuvo a primera hora en el taller.
Esa tarde no solo debía trabajar con ____ en el auto, sino también convencer a la mujer de que debía quedarse en su equipo.
No la perdería, y menos frente a Prost.
—Viniste a tiempo.—
—Y con bocadillos.—____ sonrió al ver al hombre acercarse con café y pancitos—. Alain no te trataría así ¿Sabes?—
—Deja de meterlo en todo, él no te anda mencionando a cada rato.—
—No es digno de hacerlo tampoco.—
La mujer negó divertida antes de acercarse al escritorio y darle un sorbo a su café.
—Dejando de lado tu obsesión con tu compañero... Probemos ese auto.—
A partir de ese día, el par siguió trabajando juntos. Pero esta vez mucho más relajados. Abiertos. Y congeniaron perfectamente.
____ había derribado ese muro alzado tiempo atrás, dejándole ver a Ayrton su verdadero ser.
Su humor, sus intereses, incluso ese ataque de creatividad que le daba siempre a media noche...
El piloto no tardó en comprender que adoraba a la mujer.
Si, le agradaba antes. Pero ahora que ella se abrió a él, mostrándole su personalidad graciosa y su verdadera pasión por los autos, Ayrton entendía que le encantaba. Mucho. Y eso lo estaba volviendo loco.
Se había enamorado.
____ sospechaba de algo, pero no quería malinterpretar nada. Y la verdad era que tampoco estaba muy segura de querer tocar ese tema. Le agradaba Senna, bastante. Pero antiguas inseguridades salían a flote y le impedían siquiera analizar la posibilidad de volver a enamorarse. La última vez no había salido muy bien.
—Creo que ya quedó.—
Un Ayrton algo engrasado retrocedió del escritorio, admirando pensativo aquel motor. Sonrió en cuanto ____ le extendió un pañuelo para limpiarse.
—¿Ajustaste la tapa?—
—Si, jefa. Me lo preguntaste 3 veces ya.—
—Mejor prevenir que chocar... Como sea, guardemos esto y probemos una vez más... Mañana son las prácticas libres y debemos tener todo listo.—____ lo miró, notando que tenía grasa hasta en la cara. Lo limpió con su pañuelo propio sin pensarlo demasiado—. Es un circuito de curvas muy cerradas... Debes tener extremo cuidado con el freno ¿Si?—
—Siempre lo tengo...—Ayrton la miró con cierta fascinación, disfrutando la atencion recibida.
____ tardó unos segundos en notar la peculiar forma en que Ayrton la miraba, finalmente apartándose.
—Cuento con eso entonces... Deberíamos irnos. Mañana debes madrugar.—
—... ¿Quieres cenar conmigo?—aquello tomó desprevenida a la mujer, quien no tardó en sonreír.
—Tal vez otro día, Senna. Mi madre me espera para comer.—
—Puedo acompañarlas, no tengo problema.—
La mujer rió antes de lanzarle el pañuelo a la cara.
—Si ganas, prometo invitarte a cenar el famoso pastel de carne de mamá... De momento ve a dormir, no debes desvelarte. Descansa ¿Si? mañana.—
—Ganaremos, querrás decir.—
____ le sonrió una última vez antes de asentir y salir del lugar.
Las prácticas habían sido buenas.
Tanto Alain como Ayrton habían tenido buenos tiempos, asi que se esperaban buenos resultados en la clasificación.
Con lo que el equipo no contaba, era con la múltiple colisión a minutos de terminar.
____ miraba más que preocupada el trompo que Senna acababa de dar, y a pesar de que sintió un alivio al ver que volvía a arrancar, un leve sacudón en la parte trasera la dejó intranquila.
____ solo era jefa de mecánicos, su lugar era la reparación del auto. Pero aún asi tuvo la necesidad de reclamarle al ingeniero de carrera de Ayrton que lo llamara a box.
Según el ingeniero podía continuar, pero ella no cedería. Quería asegurar la seguridad de Ayrton, y le gritaría a quien sea con tal de traerlo de vuelta. No hizo falta. Ayrton lo pidió.
El piloto no tenía miedo por el extraño reaccionar del auto, según su confiada cabeza podría controlarlo. Pero últimamente había muchos accidentes en las carreras. No quería ser uno más.
Y la imagen de la mujer angustiada se le vino a la mente. Y fue por eso que pidió box.
~Solo quedan unos minutos de clasificación. Si frenas no mejoras tu vuelta. Es una leve avería, Puedes continuar.~
—Ante la duda, frena... es la ley primera. Solo solucionen eso y recuperaré lugares enseguida.—Senna se encaminó a los pits sin oportunidad de que se lo negaran de nuevo.
Creía que con un simple cambio de ruedas bastaría. Que volvería a salir pronto.
Pero no lo pudo hacer.
El problema técnico era muy grave para solucionarlo en el momento.
Saldría último en la carrera del premio.
Ayrton se disculpó con todos apenas bajó del auto, llegando a la mujer al final del box.
—Lo siento, les daré mucho trabajo hoy. Pero ayudaré en lo que pueda, lo prometo.—
—Si frenaste...—
—Hago caso a veces, si.—
La mujer no dijo nada más, solo lo abrazó con fuerzas. Ayrton se derritió entre sus brazos.
—Lo vamos a arreglar y subirás al podio...—
—... ¿Recibiré otro abrazo si lo hago?—le correspondió el gesto.
—Todos los que quieras...—
Ayrton Senna fue el gran ganador del domingo.
Mientras el piloto se cubría de gloria y champagne en el podio, ____ tomaba notas de los resultados técnicos del auto. Prefería felicitar al hombre en privado, rodeado de sus compañeros mecánicos. Las cámaras nunca fueron lo suyo.
Asi que ahi estaba, domingo por la noche chequeando el estado general del alerón trasero.
—Sabía que estarías aqui.—
A la mujer le dio un buen susto aquella repentina voz, pero se relajó al ver a Ayrton entrar al lugar.
—Le diste algo fuerte al piano de la curva 3, se sacudió todo esto... Solo quería revisarlo.—
—Faltan dos semanas para el próximo premio, ¿no puedes descansar?—
—No cuando se trata de tu seguridad, Senna.—
Ayrton se acercó a la mujer, quien finalmente se levantaba del suelo.
—¿Te preocupo?—
—Me preocupas, si.—lo miró con una leve sonrisa—. Felicitaciones, por cierto. Diría que me sorprendió pero no... Eres el mejor piloto de la parrilla actual. Y tienes a la mejor mecánica actual asi que...—
La sonrisa de la mujer no hizo más que crecer, y Ayrton terminó de caer.
Sus labios atraparon los ajenos con rapidez, mientras sus brazos se aferraban a su espalda enseguida.
—No tienes idea de lo mucho que me encantas...—soltó contras sus labios, volviendo a besarla enseguida.
—Ayrton...—
—¿Debería frenar? No tengo dudas para hacerlo.—
____ sintió un cosquilleo en el estómago con aquello.
En esta ocasión fue ella quien lo besó con necesidad, deslizando sus manos por el rizado cabello de Ayrton. Eso solo encendió más al hombre, quien fue retrocediendo hasta chocarse con aquel escritorio donde tantas noches se habían desvelado. Y en esta ocasión, por motivos ajenos a un motor.
#español#x lectora#formula 1#formula uno#formula one#formula x reader#formula 1 x lectora#ayrton senna x reader#ayrton senna x lectora#ayrton senna#formula 1 x reader#formula1#formula one imagine
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Epocas diferentes (Alfredo "Tano" Favalli x lectora)
Resumen: continuación de este shot.


Un poquito subido de tono. Un cachito nomas. Que Fava no me da vibes a pajero.
Masterlist de mi autoría
—Mira lo que encontré.—
El par de sobrevivientes llevaba toda la tarde revisando aquel edificio en busca de provisiones. Ropa de abrigo y mantas eran su objetivo, pero se daban la libertad de juntar chucherías para sus proyectos de electrónica.
Algunas semanas habían pasado desde que el Tano aceptó los apabullantes sentimientos de la joven, y desde entonces se sentía completo. Querido.
Muchas veces chocaban por la diferencia de edad, por puntos de vista muy variados. Pero no tardaban en hablarlo. Estaban bien. Al menos hasta esa tarde, cuando el Tano vio lo que la mujer le mostraba.
—... ¿Qué hacés con eso?—sintió una repentina ola de calor invadirlo al ver que la joven traía consigo una caja de preservativos—. Dejalo donde estaba.—
—¿Por qué?—no respondió—. Nunca querés hablar del tema...—
—Porque no corresponde, nena.—acomodó unas mantas en una valija, cerrándola con dificultad—. Una cosa es tener esta... Relación que tenemos y otra es cruzar ese limite.—
—¿Qué límite?... Decí que no te gusto y listo.—
—No es eso, ____.—soltó algo cansado—. Pero vos... Y yo no... No va a funcionar eso.—
—... Vos sos el que dice que lo viejo funciona.—
—Siempre tan graciosa... Dejalo ahí, nena.—
____ lo miró decepcionada, sin poder entender del todo porque esa terquedad de su parte.
—Quiero estar con vos, Tano... En todo sentido ¿Vos no?—
El hombre sintió burbujitas en el pecho.
—Dijiste que nunca habías estado con nadie antes... Que soy lo más cercano a un novio que tuviste en tu vida... No quiero que te decepciones con un viejo.—
—... ¿Querés que me acueste con otra persona entonces?—
—No no, yo no dije eso.—
—Eso me das a entender.—____ estaba a la defensiva, pero se relajó al ver que se estaba pasando—... ¿Sabes qué? Dejalo ahí. Volvamos a casa que va a oscurecer en un rato.—
La chica tomó la valija recién cerrada y se colgó su mochila personal al hombro, saliendo enseguida del departamento. Favalli tuvo que apurarse en juntar sus cosas y seguirla.
—Pará, no te enojes.—se puso a su par, mirando alrededor en busca de amenazas.
—No me enojé, te dije que lo dejemos ahí y volvamos a casa.—soltó sin voltear a verlo.
—Estás enojada. Y dejame decirte que es una pavada que te enojes por eso.—No le respondió—. ¿Vas a estar asi todo el viaje?—Otra vez silencio—. No seas inmadura.—
—Soy una "nena" según vos. Claro... el señor maduro cree que soy una boluda por esperar de mi pareja algo que él espera que consiga de otra persona.—
—Ya te dije que no es así...—
—Me voy a acostar con Tony entonces, le llevo un par de años pero no creo que tenga problemas con eso. Total, la diferencia de edad sigue siendo nada comparado con vos.—
—Ya te estás pasando, ____.—
La chica no dijo nada más.
Todo el viaje hasta el auto fue en completo silencio, incluso al llegar al auto y rehacer el camino al refugio, no volvió a pronunciar palabra a menos que fuera estrictamente necesario. Pero Alfredo no iba a darle el gusto, estaba siendo inmadura. Y la conocía, se le pasaría ese berriche enseguida. O eso creía.
—No, no voy a hacer las guardias con él, le pedí a Pecas que me acompañe hoy.—
Juan se extrañó con aquello pero no dijo nada. El par solía hacer las guardias de los martes, pero ____ cambió de planes a último momento. No le dio mucha importancia.
—Bueno, perfecto entonces. Me lo llevo yo entonces al Tano. Fíjense si Micky se siente mejor, sáquenlo un rato también.—
—Si, señor.—
Juan sonrió al ver que la chica hacía un gesto militar antes de alejarse y reunirse con la otra joven a unos metros. Se encaminaron al edificio principal
—¿A dónde se va? Ya tenemos que ir al puesto de control.—el Tano apareció en el lugar, mirando extrañado como su compañera se alejaba.
—Te cambió por la otra piba, hoy me acompañás a mi ¿Te parece?—Alfredo asintió no muy convencido.
El par de hombres comenzó a caminar hacia el sur, teniendo como objetivo la puerta extrema del predio.
—Es idea mia o se enojó con vos.—Juan llamó la atención del Tano—. Porque boludo no soy, vos y la piba tienen algo más ¿No?—lo miró divertido—. Claudio te va a matar cuando sepa.—
—Ya lo sabe creo, hace rato...—
Alfredo dudó si consultarle a Juan sus inquietudes.
Eran amigos de toda la vida, se conocían mejor que nadie. Pero el Tano no sabía si era correcto ventilar sus dramas emocionales con la chica.
—¿Y por qué se enojó?—
—... Ella quiere... Hacer eso ¿Sabes de qué te hablo?—
El rostro confundido de Juan no tardó en transformarse. Sus cejas se alzaron en signo de sorpresa, y eso solo hizo que el Tano se hundiera en un pozo de vergüenza.
—Ah, problema complicado ¿No funciona el aparato?—
—Callate, pelotudo.—Juan rió con ganas—. No es nada de eso, solo que me parece inadecuado.—
—¿Por qué? ¿Porque sos un viejo choto y ella una pendeja? Menor de edad no es, y es muy consciente de lo que hace.—
Llegaron a la puerta, reemplazando a los antiguos guardias.
Después de acomodarse junto al fuego, el par de amigos se dedicó a charlar sobre ese asunto. Las inseguridades del Tano y los reclamos de la mujer.
El sol comenzaba a surgir cuando el hombre se decidió en cuanto a lo que quería hacer.
—Pedi que me acompañara Pablo, no vos.—
____ miró inexpresiva al Tano, quien le alcanzó una mochila.
—Dale, querida. Deja eso y vamos. No hay que perder luz del sol.—
La chica no discutió, y ambos subieron al auto para emprender viaje hacia la ciudad.
Ninguno decía nada, y Tano no sabía cómo sacarle charla.
—... Tony fue con Inga a ese local de electrodomésticos en la avenida y me consiguieron una bata para el replicador.—habló finalmente la mujer—. Quería dejarlo en el edificio amarillo para ampliar el alcance de la radio.—
—¿Eso trajiste en la mochila?—asintió—. Pero necesitamos cable para...—vio que la mujer le mostraba un rollo rojizo desde el interior de la mochila.
—Estas hablando con una experta, Favalli. Por favor.—el hombre sonrió, sintiendo que el ambiente se sentía más relajado.
Al llegar al edificio, la mujer no tardó en dirigirse a la azotea. Y mientras acomodaba todos los cables, Favalli revisaba los departamentos. Cuando ____ finalmente bajó, el Tano ya había revisado el último piso.
—Funciona de 10, un golazo. Estuve hablando con el general en el refugio y se escucha clarísima la transmisión.—____ se acercó emocionada a Favalli, quien finalmente se sentaba en un sofá—. Vamos a poder ir más lejos ahora, sin miedo de quedar incomunicados... ¿Querés terminar de revisar acá o ya volvemos?—
El Tano no respondió, solo palmeó el espacio a su lado, invitándola a acompañarlo. ____ se acercó enseguida.
—Perdoname, querida.—
—Perdoname vos, Fava... Estuve infumable esta semana ¿No?—
—Y un poco... Pero me gusta esa intensidad tuya.—la chica sonrió—. Estaba pensando que... Podíamos intentar...—
La mujer no llegó a cuestionarle a qué se refería, lo había entendido.
—No quiero que te sientas presionado, olvidate de eso.—
—No es nada de eso, no no. Quiero que pase...—La chica se sorprendió con la repentina sinceridad, riendo con ganas.
—Sonaste re adolescente acomplejado.—
El hombre frunció el ceño ofendido, haciendo que la joven se enamorara más de ese rostro gruñón. No tardó en besarlo con cariño.
El beso fue lento en un inicio, pero entonces las manos del Tano se posaron en su cintura. Y ____ supo que podía dar el siguiente paso.
—Mucho no vamos a poder hacer igual...—se subió sobre su falda, sintiendo como se tensaba por el movimiento—. Me hiciste dejar los preservativos allá...—
—Yo volví a buscarlos en la semana... Los tengo en la mochila.—____ lo miró sorprendida con aquello, notando como se ponía completamente rojo—. ¿Qué?—
—Si lo pensaste todo.—
—Y si, nena. Mira si además de decepcionarte por un viejo además tenemos un accidente de esos...—
—¿Cómo que decepción? Si yo estoy re emocionada con esto.—
____ atrapó su rostro, presionando sus mejillas con cariño. Le dio un besito fugaz.
—¿Es mucho pedirte que me toques? Mira que no muerdo, eh.—
Las manos del Tano se apoyaron en sus caderas, subiendo poco a poco hasta colarse bajo su remera. Sintió como la chica suspiraba bajo su tacto, subiendo hasta sentir el borde de su ropa interior. La miró enseguida, buscando la aprobación. Y ____ lo besó de nuevo como respuesta.
Todo aquello no era nuevo para Favalli, más no era usual. No estaba acostumbrado, había pasado mucho tiempo. Así que estaban en casi igualdad de situaciones. Estaba nervioso, si. Pero esa necesidad primitiva de calor lo hacía perder poco a poco el pudor.
Todos esos pensamientos se disiparon en cuanto la mujer se movió sobre su falda, generando cierta fricción que lo hizo suspirar.
—¿Será que nos podemos quedar hasta mañana acá?—soltó la mujer mientras bajaba las manos por el pecho del hombre.
—Lo que vos quieras.—la vio sonreír.
—A vos te quiero entonces...—
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Vengo muy enamorada de jugar al Resident Evil 8 y me encuentro con que no hay historias decentes de mi hombre Chris...
Cómo puede ser que no haya algo extenso sobre ese hombre musculoso, macizo y todo... Machote ahre.
Tengo que hacer todo yo we.
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Podria haber sido mas decepcionante... Yo quería mi papaya.



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me watching erik get his spine ripped out of his body when i had just whispered to my friends i want to bear his children

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Que maravilla 28 años después. Es una película buenísima.
Puede que los últimos 5 minutos sean raros, pero deja camino abierto a la teorización de posibilidades.
Amé a Spike, amé a Erik y el doc es genial.
Esperemos que la secuela sea decente
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Epocas diferentes (Alfredo "Tano" Favalli x lectora)
Resumen: La persona correcta en el lugar y momento más incorrectamente mierda posible. Eso resumía a la perfección el cómo Favalli conoció a la hija de su antigüo compañero.



No hay nadaaaa de El Eternauta, dios. Que frustrante.
Necesito fanfics 🥺.
¿Daddy issues? Si.
Masterlist de mi autoría
Parte 2
Era viernes por la tarde -según un viejo calendario de la oficina del capitán- cuando la última excursión del dia llego a Campo de Mayo. Traían sobrevivientes, y eso llamaba la atención de la gente que, en medio de tanta desolación, tenía la esperanza de volver a ver una cara conocida.
Y esa cara conocida fue la de Claudio Flores.
Para Juan Salvo fue una gran alegría ver a su viejo compañero de pelotón llegar en una de las camionetas. Se veia herido, pero nada grave
Se acercaron enseguida, y entre abrazos y sonrisas de alegría se contaron mutuamente lo sucedido en esos días.
—Vivimos en zona norte, hace años... Pero justo se le ocurrió a la nena venir a la loma del orto a retirar un paquete.—Claudio miró a su hija, quien le sonrió con gracia—. Por ahorrarse unos mangos del envío, le hicimos la segunda y vinimos con ella... Quién sabe cómo habríamos terminado de habernos quedado en Pilar.—
—¿Y qué pediste?—Juan miró a la chica, quien sonrió con inocencia.
La chica revisó su mochila, mostrándole a Juan un viejo aparato que dedujo que era una radio.
—Salió demasiado cara como para también tener que pagar 14 lucas el envío...—explicó la chica—. No me arrepiento... nos salvó la vida.—
—Favalli se volvería loco con esta cosa...—
—¿Está acá?—Claudio lo miró emocionado.
—¿Es una PRC-25?—
El Tano llevaba un buen rato renegando con la vieja radio en el taller, cuando aquella voz emocionada llamó su atención.
—... 77, en realidad. Pero tenés buen ojo.—la chica le sonrió—. ¿Llegaste hoy? No recuerdo tu cara de antes.—
—____ Flores.—le extendió la mano—. Mi papá te conoce, vino conmigo... sos el Tano ¿No?—
El rostro del hombre se iluminó, y ____ rió bajito al sentir como estrechaba su mano eufórico.
—Es un placer entonces, querida ¿Dónde está Claudio?—
—En la enfermeria. Pero tranqui, no es nada grave. Se cortó el brazo intentando mover unos autos en el puente... Una cocida y queda de 10. Si querés después te acompaño a verlo.—lo vio sonreír—. ¿Estabas intentando arreglar la radio?—
—Si, pero me temo que los cablerios estan tostados. Vamos a tener que conseguir nuevos.—
—... Capaz esto te sirva... Pero porfa no lo rompas.—
La mujer le mostró la radio, y además de emocionarse por tal reliquia, el Tano supo que era justo lo que necesitaba de repuesto.
—... ¿Me querés ayudar con esto?—la vio sonreír.
El par se puso manos a la obra, desarmando y rearmando pedazos de la radio mayor.
No lograron hacerla andar a la primera, tampoco a la segunda. Mucho menos a la tercera. Pero lejos de frustrarse, parecían estar disfrutando la sesión de reparación.
—¿Sabes qué estaba pensando?—____ miraba aburrida como las luces de la radio volvían a apagarse—. Si puenteamos algunas baterías de los autos por ahí arranca.—El hombre la miró—. Son del año del pedo, las terminales están gastadas... necesitamos mucha pila.—
—Los militares no nos van a dar sus baterias, son valiosas.—
—Acá cerca hay un pueblo chiquito, vamos y traemos baterías de los autos que encontremos.—se levantó—. Los militares trajeron los autos viejos que andaban, no le dieron pelota a los más nuevos... El sistema eléctrico moderno se chamusca, si... Pero las baterías todavía sirven si las recargamos y acondicionamos.—
El hombre sonrió emocionado, asintiendo enseguida.
—¿Sabes qué, nena? Sos brillante.—____ sonrió, y Favalli se sintió bien con eso—. Me alegra saber que tengo una compañera con quien compartir mis pasatiempos. Acá nadie sabe nada...—
—¿Somos compañeros entonces?—Se encogió de hombros risueño, haciendo que ____ muriera un poco de ternura.
Era como un niño.
Uno feliz por encontrar alguien con quien hablar de sus raros pasatiempos.
Los días fueron pasando, y la amistad del par rapidamente escaló.
Trabajaban en cada proyecto que los militares les planteaban, no tanto por la encomienda en si, sino porque disfrutaban compartir esos ratos de mutua compañía.
Ambos sentían una conexión especial, peculiar...
Pero fingían que no estaba ahí. No debía estar ahí. Favalli era quien más pensaba en ello.
Comenzó a decir cosas raras, cosas que ____ no entendía en un principio. Pero que poco a poco comenzaban a tener sentido.
—No no, el final es una mierda.—
—¿Que decís, maleducado?—
Favalli rió entre dientes, viendo como la chica terminaba de empalmar unos cables.
—¿Sabes qué? Es una lástima que no nos conocimos antes.. Creo que nos hubiésemos llevado muy bien.—
____ levantó la mirada de su trabajo, notando la mirada conflictiva del hombre.
—Pero nos conocimos ahora, genio... Y congeniamos bien.—lo vio hacer un mojin extraño con aquello.
—No... No es eso a lo que me refería, querida.—
Querida...
Era cierto que la gente mayor tenía una forma diferente de hablar. Más correcta y prolija que los jóvenes. Y Favalli era el ejemplo claro de eso.
Era elegante, correcto. Pero si tenía que mandarlos a todos a la mierda, no dudaba en hacerlo. Eso si, con una finura que hacía reír a la joven.
—¿Y a qué te referís entonces... Querido?—Lo miró divertida, y pudo notar por su cambio de postura que la pregunta le cambió el estado de ánimo.
—Vos sos muy joven, ____... Y yo ya soy viejo.—bajó la mirada a los plásticos en la mesa, comenzando a rearmar el aparato—. A eso me refiero... podría ser tu papá.—
A la chica no le costó mucho entender a qué se refería.
Aquel hombre, generacional a su progenitor, estaba dejando ver un leve interés en ella.
Y ____ no podía estar más encantada con eso.
—Si nos "conocíamos antes", yo sería todavía más pibita y vos seguirías siendo viejo... Y si, podrías ser mi papá... Pero no lo sos.—Favalli la miró—. Y no sé vos... pero yo agradezco haber encontrado a otro loquito de la electrónica antigua.—
Aquello sorprendió al Tano, pero no tardó en sonreír.
No dijeron mucho más al respecto aquella noche, siguieron trabajando en los comunicadores sin más.
El día de finalmente enviar el mensaje a los sobrevivientes había llegado.
Todo estaba saliendo muy bien, hasta que empezó a salir horrible.
La aparición de toda la gente "controlada" después de completar la misión dejó en claro que solo había sido una trampa. Los habían estado vigilando, los dejaron actuar... Y se dieron cuenta muy tarde.
Cuando los disparos comenzaron a resonar en el lugar, ____ solo pudo reaccionar en cuanto el Tano la tomó del brazo y la arrastró escaleras abajo.
—¡Reacciona, ____! ¡Corre!—
La chica finalmente se comenzó a mover por cuenta propia, buscando mientras tanto algún lugar para esconderse.
—Acá, Fava... Veni.—
Tomando la iniciativa, ____ desvió su curso, adentrándose en un viejo departamento de la cuadra.
Entraron en la primera puerta que encontraron, recostándose contra la misma y rogando que no los hayan seguido.
Los minutos pasaban, y los tiroteos cada vez se sentían más lejanos.
—Ya se fueron...—____ se arrimó por la ventana, viendo que se veía movimiento a unas manzanas—. Llamalo a Juan, Fava. Preguntale por dónde anda... Fava...—
El hombre estaba aún contra la puerta, completamente ido. Se mantenía inmovil, y apenas reaccionó cuando ____ se sentó a su lado. Tomó la mano que se mantenía nerviosa contra el suelo, estrechándola con cariño.
—Los mataron a todos...—
—A todos no. Estamos acá, y Juan también corrió... Muchos corrieron, Tano.—____ tomó su radio, encendiéndola enseguida—. Vamos a ver cómo anda Juan. Aunque lo mejor es esperar.—
Por suerte pudieron contactarse con unos cuantos hombres, todavía escondidos por toda la ciudad. Esperarían al amanecer, agrupándose en una plaza cercana.
—Todo se fue a la mierda enseguida...—
El Tano se había sentado en un sofá, recibiendo un vasito de café ofrecido por la chica.
Al acordar reunirse en la madrugada, debían hacer tiempo. Asi que ____ aprovechó y preparó algo caliente para tomar. Siempre llevaba su termito de agua caliente a las misiones, y esta vez les vino perfecto.
—Y... Si, bastante. Pero bueno, ya vamos a ver qué hacemos.—____ se sentó a su lado—. De momento vamos a descansar un poco...—
Mientras el hombre bebía su café, notó cómo la mujer se sobaba el brazo de forma vaga.
—¿Te duele?—____ dejó de tocarse el brazo, negando con una sonrisa.
—Cuando entramos me llevé puesto el pilar de la entrada. Me duele un poquito el hombro y acá...—señaló el antebrazo.
—Dejame ver.—ella negó—. Dale, nena. Mira si te rompiste algo.—
—Bueh, tampoco tanto... Pero bueno, de paso me pongo esta crema que me robé del baño.—
El Tano negó apenas al ver la sonrisa maliciosa de la chica al mostrar aquel pote de crema cara tan conocida.
Con algo de dificultad debido al dolor, ____ se quitó el abrigo. Aquella pesada campera cayó a un lado, al igual que un suéter fino.
—... ¿Qué haces?—el Tano apartó apenas la mirada al ver que la chica comenzaba a levantar su camiseta.
—Y me la saco, es manga larga. No me voy a poder poner la crema para los dolores... Si te da vergüenza voy al baño y lo hago sola.—
—¿Verguenza de qué? Dale que te ayudo.—
—Vergüenza de ver mi figura fina de mujer~ Rió de forma tonta.
En cuanto la mujer deslizó la prenda por su abdomen y la sacó por arriba, dejó en exposición su cuerpo casi desnudo. Traia un top deportivo simple, y a pesar de que el Tano se arrepintió un segundo de la situación que acababa de crear, lo disimuló y se enfocó en el moretón que comenzaba a formarse en el antebrazo de la mujer.
—¿Tan fuerte le diste al pilar para que te quede así?—
—Se me cruzó...—
El Tano esparció aquella crema en su mano, comenzando a cubrir el hematoma con cuidado de no causar dolor.
—Te voy a hacer masajes ¿Si? Va a ayudar a la circulación.—
____ no respondió, se mantuvo ahi, mirándolo fijo. Favalli se veía concentrado en su tarea, haciendo un gran esfuerzo por no demostrar el nerviosismo de sentir la piel desnuda de la mujer en sus manos. Sus dedos recorrían algo temblorosos el antebrazo, y cuando la crema se consumó por completo, la miró.
—¿Mejor? ¿Ya no duele?—
Ese par de ojos la miraban con sincera preocupación, esperando una respuesta. Pero Favalli no recibió una exactamente.
El repentino toque de los labios ajenos sobre los suyos lo tomaron por sorpresa, por lo que se alejó por reflejo. Ella volvió a besarlo, siendo nuevamente rechazada.
—No... No, ____. Esto está mal.—la tomó de los hombros, alejándola apenas.
—¿Por qué?—
—Vos sabes porqué.—
____ lo miró por unos segundos interminables, intentando organizar sus ideas.
Para la joven no era la gran cosa el asunto de la edad, pero entendía que para el Tano era un gran freno. Era una gran diferencia numérica, una que le impedía aceptar que podían estar juntos.
—A mi no me importa eso, Fava...—volvió a mirar sus labios de forma fugaz, y el hombre murió con eso—. Y a vos tampoco debería importarte.—
—Pero yo-
—El mundo se está yendo a la mierda.—lo interrumpió—. No sabemos cuánto más vamos a estar vivos... ¿Y a vos te preocupa mi edad? Dale, no seas boludo.—
Las manos de la chica subieron a sus mejillas, brindándole suaves caricias a su cansado rostro.
Favalli se derretía bajo su toque.
—... Tu papá me mataría si se enterara de que permití esto.—
—Él no tiene porqué saberlo... ¿O si?—____ acercó su rostro al ajeno—. Solo estamos vos y yo acá...—
Cuando los labios de la chica volvieron a trapar los ajenos, esta vez no fue apartada.
—Pa...—
—¿Qué pasó?—
—¿Vos... Qué me dirías si te digo que me gusta alguien de acá, del refugio? Pero además... es alguien mucho mayor que yo.—
Padre e hija Flores hacian guardia junto a una fogata, y aquella pregunta fue como un puñetazo al estómago para el padre.
—... ¿Quién?—
—No, no te voy a decir. Porque te conozco y vas a hacer un lio.—
—¿Y para qué me decís entonces?—la chica sonrió apenas—. No no no, no te puede gustar un tipo grande... No te puede gustar nadie y punto. Vos sos mi bebé todavía. Sos chica.—
—Dale pa, no seas exagerado.—
El padre estaba por volver a protestar, cuando la radio de la chica emitio ruidos de interferencia.
~¿Me escucha, cóndor dos?~
—Yo soy cóndor uno.—
~Negativo. Yo arreglé las radios, eso me da derecho de ser el uno.~
—Pero yo te conseguí las baterias. Osino no andaba nada.—
Claudio miraba algo sorprendido la sonrisa con la que su hija hablaba por radio. Sabía que se trataba de Favalli.
#español#x lectora#el tano#alfredo favalli#tano favalli#el eternauta fanfic#el eternauta#fanfics en español che
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Encontrarte justo acá (Pablo x lectora)
Resumen: ¿Alguien va a leer esto? Nadie seguramente. No encontré nada de Pablo y yo venia a cortar con eso che.
Nota: Seguro suba uno de Favalli... Es como nuestro Pedro Pascal criado a mate.
Nota 2: obvio los diálogos van a tener dialecto argento.
Masterlist de mi autoría
Las cosas no habían salido tan bien.
Después de confirmar que el mensaje había sido enviado, los grupos debían reagruparse en el tren. Pero ninguno había llegado a la hora acordada.
Y el grupo de Pablo era uno de esos.
Eran pasadas las doce de la noche cuando un soldado del grupo restante apareció de repente en la casa que se ocultaban. Y le disparó a todos.
Pablo reaccionó apenas, saliendo a la calle y corriendo lo más rápido que pudo. O al menos asi fue hasta que una ráfaga de disparos resonó a su espalda, dándole un susto tremendo.
Se hizo bolita detrás de un contenedor de basura, mirando aterrado su hombro ensangrentado. Al final sí lo habían alcanzado. Su mano temblorosa rozaba la herida, sin estar seguro de querer tocar o no el lugar.
Estaba tan concentrado en eso que casi le dio un infarto cuando una mano desconocida atrapó su muñeca. Intentó gritar.
—Shhh, shhh. Tranquilo. No grites o nos van a encontrar.—
La mano, que al final pertenecía a una chica, cubrió con firmeza la boca de Pablo, quien dejó de gritar al ver el rostro desesperado frente al suyo.
—Escuchame, nene. Tenemos que salir de acá, necesito que me sigas en silencio y NO dispares. O vamos a tener a todos esos locos encima... ¿Entendiste?—Pablo asintió bajo su agarre—. Bien... Vamos.—
La mano soltó su boca, bajando enseguida en busca de la mano ajena. Pablo dio un respingo al sentir el fuerte agarre de la mujer. No se quejó.
La desconocida lo arrastró por las calles, deteniéndose al percibir peligro y continuar abriéndose paso en cuanto estaba segura. Asi llegaron hasta un viejo departamento imperceptible, alejado del centro.
Corrió un carrito de supermercado lleno de basura que bloqueaba la entrada, indicándole a Pablo que entrara. Entró detrás de él, cerrando la puerta con llave y luego cruzando un viejo escritorio del recibidor para bloquear la puerta.
—Listo... Acá no nos van a encontrar.—volteó a mirar al chico—. Eu... ¿Estás bien?—lo vio negar apenas—. Vení... subamos.—
La chica cruzó el recibidor, subiendo por las escaleras al final del cuarto. Llegaron al tercer piso, donde también abrió uno de los departamentos con una llave. Lo dejó pasar.
—Sentate en el sillón, asi revisamos eso que tenes en el hombro.—
Pablo obedeció, sin muchas ganas de discutirle nada.
—De puro ojete no te reventó el hombro, tuviste suerte.—
—¿"Suerte"?—El chico espabiló un poco al sentir un ardor en la piel—. Esos hijos de puta le hicieron algo a mis amigos, se mataron entre ellos... No tengo una mierda de suerte.—
—Ah, ya viste eso... Entonces sí tuviste suerte.—la mujer le pidió que se sacara el abrigo, quedándose solo con una remera—. Mira, si queres un consejo... No te aferres a nadie. Cualquiera puede tener la cabeza lavada.—
—¿Y vos? ¿No estás con ellos tampoco?—
—Si fuera así, no estaríamos acá ¿No te parece, genio?—
Pablo la miró limpiar su herida con cuidado, cubriéndola con unas gacitas y cinta de papel.
—... ¿Quién sos?... ¿Qué hacías ahí que me encontraste?—
—Soy ____... Y la verdad ni yo sé qué hacía ahí...—le acomodó la manga de la remera—. Andaba buscando unas cosas en el mercado cuando escuché el tiroteo... ponete la campera.—Pablo obedeció—. Generalmente no me meto en bardo ajeno... Bah, nunca me meto en realidad... Pero no sé, se me dió por acercarme... y justo te vi ahi, mariconeando.—
—No estaba llorando ¿Qué decís?—la vio sonreír antes de levantarse.
—Trompita de elefante tenías, ibas a llorar en cualquier momento... Pero esta bien, qué sé yo. En esta situación de mierda, llorar no es motivo de burla.—
—Pero lo estás haciendo ahora.—
—Perdón, no lo hago más... ¿Cómo te llamabas vos?—
Unas cuantas horas pasaron desde que el tiroteo lejano dejó de escucharse, por lo que ____ invitó a Pablo a acompañarla a la azotea.
En ese breve tiempo juntos, ninguno dijo mucho. Se limitaron a comer un poco, esperando que las cosas se calmaran afuera. Y la verdad era que tampoco tenían muchas ganas de hablar.
—En la mañana no se ven tanto esos locos, asi que es seguro salir.—le dio paso para que se adelantara en la escalera—. Te voy a mostrar algo.—
Cuando salieron al exterior, Pablo no pudo evitar mirar hacia la enorme cancha de fútbol a unas cuadras. Aún estaba oscuro por la hora del día, pero se veía con claridad cómo resplandecía.
—¿Eso qué es?—
—La cancha de River.—el chico la miró cansado, notando que le sonreía con gracia—. Pero si hablás de la luz, ni idea. Brilla asi todas las noches... Pero me da miedo ir a ver.—
Un silencio algo raro los rodeó, y mientras ____ revisaba algunos lugares con binoculares, Pablo hizo catarsis.
—Mis compañeros... Creo que murieron todos. Y no sé dónde están mis amigos.—secó algunas lágrimas con frustración, odiando quedar como un llorón frente a la chica—. Todo esto es una mierda... Es al pedo intentar hacer algo útil. Nos vamos a morir todos.—
La chica dejó los binoculares a un lado, acercándose enseguida a él. Se sentó a su lado.
—Si, Pablo... Es una mierda. Pero es lo que nos queda, hay que seguir adelante... Porque yo no pienso morir.—el chico no dijo nada—. ¿Hay algún lugar al que quieras volver?—cambió la dirección de la charla—. Si querés... Yo te acompaño.—
—... ¿Por qué te preocupa tanto? No me conocés.—
—Sí te conozco. Te llamás Pablo, estás solo y asustado, como yo... Es suficiente para intentar darte una mano.—resopló con cierta gracia—. Aclaro que voy a intentar, tampoco esperes mucho de mi, que no soy Rambo.—
—... Rambo no sé si le gana a esas cosas... Por ahí el de Terminator.—____ lo miró sorprendida al ver que se tomaba aquello con cierta gracia.
—No no, el que nos salvaría de esto sería John Wick. Además está fachero.—volvió a tomar los binoculares—. ¿Y vos qué? ¿Los tuyos no saben pelear Taekwondo o algo asi?—
—Eso es coreano, y yo soy chino... medio racista tu comentario.—
—¿Racista yo? Para nada. Si justo ando por acá porque venía del barrio chino. Amo los bazares de ahi.—
—Dale, seguí hundiéndote en tu pozo.—
La chica rió por primera vez de forma espontánea. Pablo se sintió extrañamente bien.
—Dejate de joder, por como hablás sos de acá. Además no conozco otro chino que se llame... Pablo. Es un nombre argentino re común.—
—Mis papás tenían un supermercado.—
—... ¿Un chino?—Pablo rió apenas—. Ya fue, dejemos los chistes para después... ¿De verdad no tenés un lugar al que ir?—
—¿Ya me estás echando?—
____ frunció apenas el ceño al ver que a unos edificios de distancia se podían ver personas en una azotea.
—Yo vivo en zona norte, Pablo... Hace días que estoy cruzando la ciudad de a poquito para no ser atrapada. Si puedo ayudarte antes de irme de acá, lo quiero hacer.—
—Vení conmigo, en campo de Mayo están recibiendo gente.—la siguió al ver que quería bajar nuevamente—. Porque seamos sinceros, en zona norte las cosas no van a estar mejores, ____.—
—Eso lo tengo claro, sé que no hay nada... Mi familia se había ido de pesca esa tarde.—tragó pesado al decirlo en voz alta—. Pero vos lo dijiste, esto se está yendo a la mierda. Y si voy a morir, quiero que sea en mi casa.—bajaron por la escalera—. Además, eso de campo de Mayo tampoco va a durar mucho.—
—¿Por qué decis eso?—
—Porque fue una trampa, tonto ¿No te diste cuenta?—
La mujer entró al departamento, apagando las luces portátiles de la mesita de la sala y dejándolas en un rincón.
—Si tu grupo se cagó a tiros entre ellos, es muy probable que hayan estado poseídos o lo que mierda que fuere eso desde antes... ¿Por qué los locos de la ciudad no los emboscaron apenas llegaron? Los dejaron pasar, mandar el mensaje... Y después los limpiaron.—lo miró—. Dale, Pablito. Conecta dos neuronas.—
—... ¿Vos decís que nos van a atacar?—
—No quiero ser yeta peeero...—La chica tomó su mochila de un rincón, comenzando a meterle algunas provisiones—. Ya te dije, si querés, vení conmigo. O te acompaño a donde quieras... Pero no me voy a quedar en ese lugar.—
Pablo la vio alistarse en silencio, preparando todo para irse del lugar.
—... Pero no te voy a ver nunca más si te vas.—
—¿Eso te quitaría el sueño?—
—Y si... Vos me salvaste.—la chica lo miró, sonriendo enseguida.
—Más lindo~
Se colgó la mochila al hombro.
—Hagamos esto, Pablin... Te acompaño a campo de Mayo, informamos de lo que pasó acá y ahí ves si querés quedarte o si querés venir conmigo.—se paró frente a él—. ¿Te parece?—
La chica le extendió la mano, y Pablo la estrechó sin dudar, ni siquiera había asimilado lo que le dijo. Solo quería tocar su mano.
—Esta calentita...—
Aquel repentino comentario hizo que ____ se riera con ganas, y no tardó en abrazarlo. Solo fue unos segundos, y por un impulso generado por lo inesperado de aquello. Pero fue suficiente para que Pablo se avergonzara.
—Que bobi, eh... Toma.—le alcanzó una bolsa con comida—. Hay que aprovechar el sol, a pie solo vamos a cubrir medio camino.—
—Si...—
Al salir del departamento, el sol de la mañana ya se mostraba a medio cielo.
____ se adelantó, parándose en medio de la calle. Exhaló lentamente, sonriendo al sentir el calorcito del sol.
—¿Querés que pasemos por el tren de tus amigos antes? Está lindo para caminar un rato.—le sonrió.
—¿No va a ser mejor que nos apuremos?—
—¿Qué? ¿Tan rápido me querés descartar?—comenzó a alejarse, y Pablo no tardó en seguirla.
El resto de la mañana, el par se dedicó a cruzar la ciudad.
Compartiendo anécdotas, caramelos y una botella chica de Coca-Cola, llegaron hasta el tren. No había nadie, pero Pablo ya se lo imaginaba. Lejos de decepcionarse, Pablo pidió seguir caminando.
—Entonces querés volver a tu ciudad y ¿Qué? ¿Morirte sola?—
—¿Y vos qué? ¿Querés ir a campo de Mayo a encerrarte con los milicos el resto de tu vida?—____ se llevó un caramelo a la boca—. Porque por lo visto eso de salir a cumplir órdenes no se les dio muy bien.—
Pablo hurgó en la bolsa, sacando unos cuantos caramelos.
—... Tampoco quiero ir con vos y ser una carga.—
—No lo serías.—respondió enseguida.
El chico no respondió.
Puede que en ese momento no estuviera muy seguro, pero en cuanto llegaron a campo de Mayo todo se aclaró para Pablo.
Algunos de sus amigos estaban de vuelta, a salvo, y lejos de querer quedarse, pidió permiso para irse con la chica.
Los militares no estuvieron muy de acuerdo, pero terminaron cediendo y entregándoles comunicadores para estar en contacto.
—¿De qué te reís?—
—De nada... Te comiste todos mis caramelos.—
Pablo miró a la chica que caminaba a su lado, mirándolo divertida.
—Podemos parar y entrar a algun supermercado para agarrar algunos.—
—¿A un super chino?—el chico se detuvo, dándose vuelta y haciendo de cuenta que se marcharía. ____ no tardó en colgarse de sus hombros, riendo contra su piel—. Solo te jodia~... Me pone muy feliz saber que venís conmigo.—
Ah, Pablo se sintió en las nubes con todo aquello.
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Terminé de ver el Eternauta...
Me veo en la obligación de escribir algunos fanfics que seguramente nadie lea xdxd
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