#El Mío Cid
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soy española y sí que recuerdo haber estudiado Tartesos. en mi caso le dedicamos muy poco tiempo, pero no mucho más a los íberos. y creo que con al andalus el problema no es que se le dedique poco tiempo, sino que se sigue enseñando la idea de la reconquista, que en realidad está completamente anticuada. creo que pasamos bastante tiempo estudiando al andalus, pero desde un punto de vista equivocado
Gracias por la perspectiva! Es interesante porque yo tengo libros editados en España (enciclopedias de los 80-90... mi tía vendía libros) que mencionan a los íberos, a los celtíberos, etc. pero nada de Tartesos. Cuando me enteré (hace muy pero muy poco) de lo importante que fue esa civilización, a tal punto que es mencionada en la Biblia (Tarsis) como un lugar de grandes barcos mercantes y riqueza, realmente quedé sorprendido de que no se habla mucho sobre ella, sobre todo en el mundo hispanohablante, uno pensaría que sería algo más conocido como los egipcios y los griegos.
De todas formas acá en Argentina lo que más damos de España en la secundaria es literatura (el Cantar del Mío Cid, el Quijote) y lengua, sobre todo las diferencias, casi nada de historia antes de que Colón llegue a América (apenas si damos sobre los pueblos originarios, apenas si es que se los mencionan), aunque Al Andalus y la España medieval aparecen en los manuales de escuela, son un párrafo o dos. Depende mucho de la escuela igual.
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Capítulo 10 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Región de Cañón Cosmo: El cielo.
Estábamos en el aire, montados en la avioneta y cada vez faltaba menos para llegar a Cañón Cosmo. Cid seguía pilotando el avión de manera perfecta y al final parecia que habíamos hecho una buena distribución del peso.
— Ugh… Qué va…- Dijo Yuffie.
— ¿Qué?- Preguntó Cid.
— Pensé que en las alturas… no tendría problemargh…- Mencionó Yuffie.
— ¡Cagüen!- Exclamó Cid.- ¡La pota fuera!
— Oye, Cid.- Dijo Barret.- ¿Qué pasa si Shinra nos pilla volando así por libre?
— ¡Ni que el cielo tuviera dueño!- Exclamó Cid.- ¡Que le den por saco a Shinra!
— ¡Así se habla!- Exclamó Barret. No pude evitar reir.- ¡Tú eres de los míos, macho!
— Parece que nos vamos acercando.- Mencionó Red XIII.
— ¡Sip! ¡Toca descender!- Dijo Cid.
El avión empezó a descender y sacó sus ruedas para aterrizar de la mejor manera posible. Nos levantamos todos rápidamente y salimos del avión. Había sido un agradable paseo aéreo.
— Tengo que parar aquí.- Mencionó Cid.- No puedo acercaros más, así que tendréis que seguir a pata.
— ¿Cómo contactamos contigo?- Preguntó Barret.
— Hacedme señales de humo.- Respondió Cid.- Iré cagando leches en cuanto las vea. ¡Venga, nos vemooos!
En ese momento Cid se volvió a poner al volante del avión y despegó dejandonos atrás.
— Seguidme; conozco el camino.- Dijo Red XIII.
Empezamos a seguir a Red XIII. Cañón Cosmo era más desierto, nada parecido a Gongaga de donde veníamos. Se hacía hasta un poco pesado andar por los caminos de arena en dirección al pueblo. Varios monstruos se entrometieron en nuestro camino pero realmente nada que un par de golpes no pudiera solucionar.
— Oye.- Dijo de golpe Cait Sith.- Prrr continuar donde lo dejamos… ¿Decíais que Sephiroth es el enemigo? Si el supuesto héroe está vivito y coleando… ¿Qué es lo que se trae entre patas?
— Su objetivo es proteger el planeta.- Respondí.
— Pero eso está la mar de bien, ¿no?- Mencionó Cait Sith.
— El problema es que le traen sin cuidado los seres humanos.- Agregó Cloud.
— ¡Prrr! Ya lo pillo.- Dijo Cait Sith.- No tiene miaucho sentido un planeta sin gente, ¿no?
— ¿Se os ha olvidado que tenemos más enemigos?- Preguntó Barret.- Y hay uno en concreto que pretende quitarnos de en medio para seguir chupando la sangre al planeta. ¡Shinra!
Poco tiempo después llegamos a un puente donde en el final se podía ver la entrada al pueblo. En ese momento Red XIII se puso super contento y empezó a correr hacia los guardias que protegían la entrada.
— ¡Bueeeenas! ¿Me habéis echado de menos?- Preguntó Red XIII con un tono diferente de voz al que usualmente estabamos acostumbrados.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.- ¡Bienvenido, Nanaki! ¡Qué alegría verte! Se te nota lozano. Vamos, ¡a saludar al maestro Bugenhagen!
Todos mirábamos sin entender absolutamente la escena. Entre la voz, la reacción de Red XIII y "Nanaki", era todo una incógnita.
— Esta gente me ha ayudado bastante.- Dijo Red XIII refiriéndose a nosotros.- Son unos buenazos. Dejadlos entrar.
En ese momento Red XIII echó a correr hacia dentro del pueblo.
— ¿Nos hemos perdido algo?- Preguntó Barret.- ¿Cómo que "Nanaki"?
— Me estaba preguntando lo mismo… ¿y su voz?- Pregunté yo sin entender nada.
— Me parece una monada.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Disculpad un momento.- Nos dijo el guardia sacando un cartel.- Empezaron a caer del cielo esta mañana… Son los que destrozaron los reactores de Midgar…
Nos miraron fijamente, comparando nuestros físicos con las fotos del cartel.
— Pero veo que no tenéis nada que ver.- Mencionó el guardia de golpe. Nos quedamos sin entender nada.- Además que vais con Nanaki, así que sin problema.
El hombre nos enseñó el cartel y no pude evitar reir un poco. Los nombres coincidían pero no las caras, habían puesto otras imágenes de otras personas.
— Uy…- Dijo Yuffie mirando el cartel.
Cait Sith empezó a saltar y se puso las manos en su cadera con una amplia sonrisa.
— Os doy la bienvenida a Cañón Cosmo, la cuna de la astrobiología.- Agregó el guardia.
Cañón Cosmo: Aldea.
Entramos a la aldea y empezamos a andar más que nada buscando dónde habia ido Red XIII.
— No parecíamos nosotros en los carteles de "Se busca" de AVALANCHA.- Dijo Tifa.
— Qué gracioso, ¿no?- Dije yo con media risa en la boca.
— Algo están tramando.- Mencionó Cloud.
— Me da mala espina…- Añadió Aeris.
Empezamos a subir las escaleras de la aldea y en una de las plataformas vimos finalmente a Red XIII, contemplando las vistas. No tardó demasiado en vernos.
— Yo nací y crié en este hermoso valle.-Dijo Red XIII.- Se suponía que mi labor era defenderlo, pero Shinra me capturó. Creo que ya he pagado mi deuda. Va siendo hora de dejaros. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí.
— Te echaremos muchísimo de menos.- Dijo Aeris.
— Calla, calla… Que ya me está costando.- Mencionó Red XIII.- ¡Pero es que tengo que proteger este valle sí o sí!
— Qué bien engañados nos has tenido todo este tiempo, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a él.
— La gente suele subestimar a los canes.- Respondió Red XIII.
— ¡Nanakiiii!- Exclamó de golpe una voz desconocida. Miramos hacia arriba y vimos a un abuelo montado encima de una bola.
— ¡Abuuuu!- Exclamó Red XIII.
Aeris le asintió a Red XIII y él se fue corriendo una vez más.
— Pues vaya.- Dije yo, cruzándome de brazos.- Cuántas vueltas da la vida.
— ¿Así que esto es un adiós?- Preguntó Tifa.
— Podemos venir a verle cuando queramos.- Mencionó Barret.- A todo esto, ¿qué hemos venido a hacer aquí? Yo voy a hacer mis pesquisas como astrobiólogo.
— ¡Materias! ¡Materiaaas!- Exclamó Yuffie.
— Pues yo…- Dijo Cait Sith corriendo hacia unas escaleras y sentandose.- ¡Miaulehop! Voy a reposar, con vuestro prrrmiso.
En ese momento solo quedabamos Cloud, Aeris, Tifa y yo.
— ¡Vamos a explorar!- Dijo Aeris.
Asentimos y empezamos a explorar la aldea. Era una aldea muy rústica, antigua, hecha totalmente de madera pero eso le daba un buen toque y más teniendo en cuenta la zona geográfica en la que nos encontrábamos. Nos metimos en un ascensor y subimos para llegar a una de las zonas más altas de la aldea. Delante de lo que parecía una especie de casa se encontraba Red XIII con el viejo encima de una bola.
— ¡Abu! ¡Aquí están!- Exclamó Red XIII.
— Os agradezco que hayáis cuidado de Nanaki todo este tiempo.- Nos dijo el viejo.- Soy Bugenhagen. Enseño astrobiología aquí en Cañón Cosmo. Bueno, lo poco que sé.
— ¡Anda ya!- Dijo Red XIII.- Pero si eres una enciclopedia con patas.
— Desde luego, más que tú sí que sé, jovencito.- Dijo Bugenhagen mirando a Red XIII.
— ¿"Jovencito"?- Preguntó Red XIII.- ¡Ya tengo cuarenta y ocho años!
— ¿Cóóómo?- Exclamó Tifa. Los cuatro parecíamos muy sorprendidos.
— Veréis, el linaje de Nanaki es muy logevo.- Explicó Bugenhagen.- La edad que tiene ahora mismo equivale a unos quince o dieciséis años humanos.
— ¡Ya soy adulto! Puedo defender el valle y a todos yo solito.- Dijo Red XIII.- No haré como mi padre.
— A todo esto, habrás saludado a la gente del valle, ¿no?- Preguntó Bugenhagen.
— Aún no. Ahora voy.- Después de eso Red XIII se fue.
— Perdonadme. Si os parece bien, puedo mostraros las instalaciones.- Nos dijo Bugenhagen.
Observatorio de Cañón Cosmo.
Aeris y Tifa parecían muy emocionadas. Yo también tenía ganas de saber que nos iba a enseñar y contar el señor Bugenhagen. Le seguimos, entrando en la casa, dándonos cuenta que no es una casa cualquiera sinó un observatorio. Todo era impresionante, estaba repleto de libros y de artilugios que no había visto en la vida.
Me acerqué a una gran maqueta de lo que parecía un planeta, era impresionante.
— Esto es una maqueta del planeta en el cosmos.- Me explicó Bugenhagen.- El polvo que se acumula sobre su faz podría representar a la humanidad.
— Vaya…- Expresé yo.
Subí a la segunda planta y allí se encontraba un holograma de Red XIII. Me acerqué a este a mirarlo fijamente.
— Ese es Nanaki de cachorrito.- Mencionó Bugenhagen.- Ni te imaginas lo traviesillo que era…
— Aw que monada.- Dije yo.
Aeris estaba mirando fijamente una máquina y de golpe se escuchó un sonido grave salir de esta.
— A ver qué pasa…- Dijo Bugenhagen acercándose.
El sonido volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y claro. Aeris se tapó las orejas y Tifa miró fijamente del cacharro de donde provenía.
— Esa llamada…- Dijo Tifa mirándome a mi.
— Son los lamentos del planeta.- Explicó Bugenhagen.- Una triste melodía que últimamente se escucha mucho. Nos llegan desde las profundidades de la tierra, a través de tubos acústicos.
— Se equivoca.- Me crucé de brazos mirando fijamente a Bugenhagen.- No son lamentos del planeta. Son de las Armas que lo protegen.
— Luces con seguridad mientras lo dices.- Me dijo Bugenhagen.
— Es que las hemos visto.- Mencionó Tifa.- En los reactores de Gongaga y de Corel. Son enormes…
— Qué historia más interesante.- Dijo Bugenhagen.- Inhalar mako tiene una ristra de efectos secundarios. Yo no me fiaría de lo que creíste ver allí.
Mi cara en ese segundo cambió y lo miré fijamente. No estábamos mintiendo.
— Pero…- Dijo Tifa.
— Claro que… es evidente que nunca habéis profundizado en la astrobiología.- Mencionó Bugenhagen.- Pero estáis en el lugar adecuado. Seguidme.
Lo seguimos a otra sala del observatorio. Allí Bugenhagen se puso a tocar una máquina.
— Aquí tenéis el planetario.- Dijo Bugenhagen.- Shinra tiene uno mucho más avanzado, pero este es el original que construí yo mismo. Bueno, comencemos.
En ese momento la máquina de enmedio empezó a girar y la plataforma en la que estábamos se elevó llegando a una parte superior toda oscura. De golpe se iluminó, enseñándonos el cosmo con los planetas y su espacio estrellado. Era increíble de ver.
— Qué bonito…- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Aún no has visto nada, joven.- Dijo Bugenhagen.
Los planetas se empezaron a mover alrededor del sol del cosmo. Parecía una especie de proyección pero todo era mecánico.
— Nuestro planeta y el cosmos: formas de vida y misterios.- Dijo Bugenhagen.- La astrobiología se basa en el conocimiento del ciclo de la vida en Gaia. Este planeta, nuestro hogar tan lleno de vida, es la cuna de la humanidad. El ser humano nace y, al cabo de cierto tiempo, muere. Pero ¿qué sucede después de la muerte? El cuerpo se descompone y vuelve al planeta. ¿Y qué ocurre con la conciencia, el alma, el espíritu? Este también vuelve al planeta. Pasa a formar parte de él; fluye como sangre por sus venas. Este fenómeno se conoce como la corriente vital, cuyo caudal acoge nuevas almas y las reparte. La corriente vital, es dicho de otro modo, energía espiritual en perpetuo flujo. Y es indispensable para que continúe la existencia del planeta tal y como lo conocemos. Si dicha energía se agotase…
En ese momento nuestro planeta se destruyó y Aeris lo miró conmocionada. Cloud y Tifa la miraban mientras yo estaba ocupada intentando entender el porqué todo lo que el señor Bugenhagen contaba me sonaba tan extraño. La plataforma bajó y con eso la explicación finalizó.
— Estos son los fundamentos de la astrobiología.- Dijo Bugenhagen.
— Entonces, ¿el uso industrial del mako drena la energía espiritual?- Preguntó Cloud.
— Así es.- Mencionó Bugenhagen.- Una vez extraída y procesada, dicha energía ya no puede cumplir su función original. Se consume como combustible y se pierde para siempre.
— ¿Para siempre…?- Preguntó Tifa.
— No creo que sea para siempre.- Mencioné yo.- ¿No cree que se transforma y vuelve a la corriente vital?
— Hm.- Murmulló Bugenhagen.- ¿Cómo se te ocurren estas teorías?
— Ella… sabe mucho más de lo que puede parecer.- Mencionó Tifa mirándome fijamente. Yo la miré, si sabía cosas pero no sabía exactamente el porqué y parecía que la respuesta había sido encontrada por Tifa en la corriente vital, cuando caímos.
— Interesante…- Dijo Bugenhagen.- ¿Qué tal si participáis las dos en uno de nuestros seminarios?
En ese instante Bugenhagen aplaudió y la puerta se abrió inmediatamente.
— ¿Nos necesita, señor?- Preguntó uno de sus ayudantes.
— Acompañad a las señoritas a la sala de conferencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Seguidnos, por favor.- Dijo el ayudante.
— De acuerdo.- Dijo Tifa.
— ¿Os puedo acompañar?- Preguntó Aeris.
Bugenhagen asintió y nos dio la orden de seguir a sus ayudantes. Ya empezaba a caer la noche en Cañón Cosmo y aunque todo era muy agradable de mirar yo no podia parar de pensar en lo que acababan de explicarnos. ¿Por qué una ciencia llamada "astrobiología" respalda sus explicaciones en la espiritualidad? No podia quitarmelo de la cabeza. No tenia lógica ninguna.
Nos sentaron alrededor de una hoguera, varios poblareños también acudían a la sesión. Un moderador daba paso a la sesión y la gestionaba. Todo el mundo escuchaba las historias de los demás pero yo casi que no escuchaba a nadie. Seguía sucumbida en mis pensamientos.
En vez de ciencia… parece una religión.
— Joven.- Dijo el moderador mirando a Tifa.- Adelante, nos gustaría escuchar tu historia.
— Sí, vale…
En ese momento conecté y miré a Tifa quien me miró antes de empezar. Parecía que buscaba mi aprobación para contarlo y yo asentí. Necesitaba saber que había pasado.
— Yo… bueno… Estuve atrapada en la corriente vital. Aquello irradiaba una belleza indescriptible. Además… no estava sola. Pero la única que parecía atrapada era yo… Tuve suerte, la chica que estaba a mi lado parecía saber exactamente dónde nos encontrábamos y como salir de allí…- Las palabras de Tifa solo hacían que mis ojos se abrieran cada vez más. ¿Hablaba de mi?- Para poder avanzar… tenían que asaltarme mis recuerdos. Lo vimos las dos, esa chica y yo. Me sentí rodeada de ternura y recobré momentos que había olvidado. El regazo del planeta es muy acogedor. Pero… no todo era tan bonito. Ese hogar, el hogar de la chica, no era simplemente su hogar. Alguien más lo custodiaba. Una aura maligna y el planeta junto con la chica luchaban contra ese enemigo. Yo… Nosotros… no podemos vivir sin el planeta. Por eso, tenemos que apoyar al planeta en su lucha contra esta amenaza. Creo que… la clave de esa protección del planeta puede ser aquella chica… pero no sé nada más… Pensé que aquí encontraría respuestas, pero no ha sido así. No me malinterpreten. No estoy criticando la astrobiología ni pretendo asustarles. Es que… Lo siento, no logro explicarme bien…
El moderador empezó a aplaudir y todos los oyentes no tardaron en hacerlo también. Yo también aplaudí, mirándola.
— No te preocupes.- Dijo el moderador.- Siempre nos encontrarás aquí, dispuestos a escucharte. Sigue reflexionando y un día encontrarás en tu interior la respuesta que buscas. De acuerdo. Ya casi es la hora de la confluencia de las almas. Las Candelas nos esperan.
Todos se levantaron y Tifa y Aeris no tardaron demasiado en hacerlo también. Yo sin embargo, no podia moverme. No cabía en mi cabeza algo así, eso que había pasado.
— Tifa.- Dije sin desviar la mirada del suelo.- Esa chica… ¿era yo?
— Sil…- Me dijo Tifa ayudandome a levantarme.- Sí…
— ¿Quién soy en verdad? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?- Un montón de preguntas empezaron a perforar mi cabeza.
— Tu misión…- Me dijo Aeris, con la mirada preocupada.- creo que lo sabremos más adelante.
— Lo descubriremos, Sil.- Mencionó Tifa.- Estoy segura de ello.
Asentí. Las tres juntas pasamos por al lado de Cloud, quien había estado allí escuchando toda la sesión. Lo miré a los ojos por un momento y parecía preocupado pero no me sentía nada bien. Le medio sonreí como pude y nos fuimos hacia la parte de abajo de Cañón Cosmo, para poder empezar con el ritual de Candelas.
Candelas. Ritual de la confluencia de las almas.
Llegamos al ritual. Una fogata enorme estaba en el centro y la gente se reunía a su alrededor. Agradecí a Tifa y a Aeris con la mirada y me senté en el suelo a mirar el fuego. Los demás del grupo se encontraban allí también, todos esperábamos a que empezara.
— Sil.- Escuché la voz de Cloud detrás de mí y me levanté en ese momento para mirarlo.- ¿Estás bien?
— Podría estar mejor.- Dije yo.- Cada dia me entero de cosas más turbias sobre mi y me da miedo saber quien soy en realidad.
— Parece que tienes un papel importante en este viaje… No tienes por que tener miedo.- Me respondió Cloud.
— Lo intento, de verdad.- Mencioné.
En ese momento le sonreí a Cloud. Estar con él me hacía sentir bien, se paraban los problemas. Era todo lo que necesitaba.
Quizás… si siento algo por él.
El ritual no tardó en empezar. Aeris agarró una antorcha y la encendió con la llama de la hoguera así quemando la madera muerta que rodeaba la fogata, creando más fuego. La gente se empezó a acercar un poco más y miraban fijamente a Aeris.
— Soy una Anciana, descendiente de los Cetra, los primeros habitantes del planeta.- Explicó Aeris.- Y soy la última de su linaje. Debido a mis orígenes… pasé mi infancia encerrada, y me han vigilado toda la vida. Me han tratado con miedo o, a veces, como si no existiera. Mi linaje no me ha traído nada bueno. Incluso cuando me lo estoy pasando bien, si pienso en quién soy, me invaden los malos pensamientos. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Aunque sé que nunca podré vivir una vida normal, no paro de desearla… y de desesperar.
Cloud me agarró fuerte la mano mientras Aeris explicaba todo y se soltaba. Yo también se la apreté.
— A pesar de todo, ser quien soy me ha llevado a conocer a personas increíbles.- Dijo Aeris.- Así que todo ha merecido la pena. Hice bien en ser paciente.
Aeris le dio la antorcha a una local y estos se preparaban con unas linternas que iban a lanzar al aire.
— Seguiré dando lo mejor de mí para tenerlas siempre a mi lado…- Mencionó Aeris. Una pequeña lágrima salió de mi.- aunque no pueda tener una vida normal.
Aeris hizo una reverencia y todo el mundo empezó a aplaudir. No me quedé atrás y aplaudí con todas mis fuerzas, sus palabras me habían conmovido muchísimo. Todo el mundo agarró una de las lámparas y las dejaron ir, llenándose el cielo de conos luminosos.
— Woah…- Exclamé mirando a mi alrededor.- Que bonito…
— Ahora… Que crucen el valle.- Dijo una astrobióloga.
Cloud me acercó a él, poniendo su brazo en mi hombro, abrazándome y miramos fijamente las luces, irse por el cielo y así, cerrando un ciclo.
Cuando terminó nos reunimos de nuevo todo el grupo, incluido Red XIII. Nos había llenado el corazón a todos.
— Conque aquí estabas, Nanaki.- Dijo Bugenhagen acercándose a nosotros y mirando a Red XIII.
— ¿Abu?- Preguntó Red XIII.
— Debo hablar contigo de una cosa. Venid vosotros también.- Mencionó Bugenhagen antes de emprender marcha. Empezamos a seguirlo.- ¿Qué tal la confluencia de las almas? Es curioso, pero cada vez vienen más personas solo para verla. Suelen describirla como algo bellísimo, conmovedor, grandioso, emocionante… Nueve de cada diez usan palabras por el estilo. Me parece precioso que el ritual sea capaz de conmover los corazones de tanta gente. Sin embargo, luego nadie se atreve a dar el paso de estudiar astrobiología… Perros, gatos, pájaros, peces, flores…Todo el mundo sabe que son seres sintientes. Cuando nace un bebé, cuando brota una flor… sentimos cómo emerge la vida. Ocurre lo mismo con el planeta. Disculpadme, no hay quien me pare cuando empiezo a hablar. Los viejos siempre con nuestras batallitas.
Puerta del sello.
Nadie respondió, nadie dijo nada. Simplemente le seguíamos hasta que llegamos a una extraña puerta, enorme.
— De acuerdo, podemos proceder.- Dijo Bugenhagen.
— Pero esta puerta…- Mencionó Red XIII.
— La sellé para que nadie pudiese entrar.- Explicó Bugenhagen.- Aunque ha llegado el momento de demostrar tu valía.
— ¿Eh?- Preguntó Red XIII.
— Debes superar una prueba si quieres convertirte en guerrero y defender este valle.- Mencionó Bugenhagen.- ¿Te ves preparado?
— Sí.- Respondió Red XIII.
— Necesitaré vuestra ayuda para la prueba.- Dijo Bugenhagen mirándonos a todos.- Requiere adentrarse en un lugar harto peligroso. Avisadme cuando estéis listos.
— Lo estamos.- Dijo Cloud.
— Adelante, pues.-Bugenhagen abrió la puerta viéndose la entrada a una gran cueva.- Hay que adentrarse en las profundidades de esta cueva.
Cueva de los Gi: Senda del retorno.
Empezamos a bajar las escaleras que conducían a la cueva e incluso tuvimos que subirnos a un ascensor para bajar más.
— ¿Os ha contado Nanaki algo sobre sus padres?- Preguntó Bugenhagen.
— Qué va.- Respondió Cloud.
— Eran los guerreros encargados de proteger el valle.- Explicó Red XIII.- Cuando nos invadieron, mi madre no dudó en lanzarse contra el enemigo. Murió defendiéndonos. En cambio mi padre fue un cobarde… Huyó con el rabo entre las patas.
— Pobre Seto.- Dijo Bugenhagen.- Nunca le perdonarás, ¿verdad?
— Jamás.- Exclamó Red XIII.
Sala del engaño.
— A partir de aquí, solo puede continuar el participante, acompañado de un testigo.- Mencionó Bugenhagen.
— ¿Quién?- Preguntó Red XIII.
— Voy yo.- Dijo Cloud.
— No eres el más indicado para este cometido.- Dijo Bugenhagen mirando a Cloud.- A ver…-Bugenhagen nos hizo una repasada a todos con sus ojos pero se pararon en Barret.- Debes acompañarle tú.
— ¿Yo?- Exclamó Barret.
— Venga ya…- Expresó Red XIII.
— Yo también te quiero, ¿eh?- Exclamó Barret.
— Preparaos bien.- Dijo Bugenhagen.
— Vale…- Respondió Red XIII.
Bugenhagen, Red XIII y Barret se fueron cueva abajo y los demás del grupo nos quedamos al lado del ascensor por órdenes de los ayudantes de Bugenhagen. Me apoyé en la pared y cerré mis ojos. Estaba cansada de todo lo que llevaba viviendo estos días y necesitaba un segundo de pausa.
Pasado un rato los ayudantes de Bugenhagen nos hicieron una señal para que fuéramos con ellos y nos bajaron hasta incluso más abajo en ascensor. Salimos de este y nos indicaron de subir una pequeña cuesta. Allí se encontraba Red XIII junto con Barret y Bugenhagen. Parecía que lo habían logrado. El camino estaba lleno de antorchas que iluminaban y al final de este una estatua de un perro, parecido a Red XIII, custodiaba el pico más alto de la cueva.
— Es el guerrero que luchó él solo para defender el valle.- Dijo Bugenhagen.- Sigue protegiéndonos desde aquí.
— Abu, ¿no será…?- Dijo Red XIII.- ¿Seto? Mi… ¿padre?
— Aunque las flechas envenenadas lo convirtieron en piedra, su coraje salió indemne.- Explicó Bugenhagen.
— Y mamá… ¿Mi madre lo sabía?- Preguntó Red XIII.
— Así es.- Dijo Bugenhagen.- Fueron ellos dos quienes me pidieron sellar la cueva.
— ¿Por qué…?- Preguntó Red XIII.- ¿¡Por qué no me he enterado hasta ahora!?
— Porque te habrías adentrado en este lugar tú solo sin pensarlo dos veces.- Explicó Bugenhagen.- Lo que más ansiaban proteger tus padres… no era otra cosa que a ti, Nanaki.
— ¿Por qué era pequeño y debilucho?- Preguntó Red XIII.
— Hasta los cachorritos pequeños y debiluchos pueden convertirse en espléndidos guerreros.- Mencionó Bugenhagen.- Por eso te he traído aquí, Nanaki. Tu viaje debe continuar.
— ¡Yo soy el guerrero del valle!- Exclamó Red XIII.- Y debo defenderlo como hizo papá…
— Escúchame, Nanki.- Saltó Bugenhagen.- Hice oídos sordos a las historias que contaron tus amigos. Me sonaban a las palabrerías que se cuentan en los seminarios. Teniendo ocasión de ver y oír cosas nuevas, pasé de largo como si fueran pamplinas.
Todos observábamos serios la situación y escuchábamos con atención las palabras de Bugenhagen.
— Soy consciente de que he desdeñado grandes saberes por no querer poner a prueba mis creencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Abu…- Dijo Red XIII.
— La juventud no debería sentirse anclada a un solo lugar.- Añadió Bugenhagen.- ¡Vamos, Nanaki! No dejes que este valle te vea envejecer. Mi vista y mis oídos ya no son lo que eran. ¡Así que explora mundo por este anciano! Cuidad de él, ¿de acuerdo?
— Por supuesto.- Respondió Cloud.
— ¡No has pasado la prueba!- Exclamó de golpe Bugenhagen mirando a Red XIII.- Vuelve cuando hayas entrenado más. Seguro que puedes, ¿a que sí?
— No lo dudes.- Respondió Red XIII. En ese momento él echó a correr y se situó en una parte alta de la cueva, mirando la estatua de su padre.- Después de todo, soy Nanaki de Cañón Cosmo. ¡Hijo de Seto el guerrero! ¡Auuuu!
De la estatua de Seto lágrimas salían de su ojo petrificado y Red XIII miraba fijamente la situación, aullando. Barret se puso sus gafas, también le había conmovido. Pero no tardamos demasiado en descolocarnos de la situación al ver un aura roja salir del suelo y dar vueltas en un punto. De golpe, una especie de monstruo con apariencia cadavérica se apareció delante nuestro.
— Hijo del guerrero…- Dijo el monstruo.- Mi nombre es Gi Nattak. Hete aquí, Seto, audaz guerrero… Pues a tu clan le confiamos una vez más nuestras plegarias. Te agradecemos tamaña compasión.
Gi Nattak miró directamente a Aeris y ella se asustó un poco.
— Guerrero Nanaki y… dama de los Cetra. Acompañadme.- Mencionó Gi Nattak.
En ese momento desapareció por donde teníamos que seguir, señalizandonos el camino.
— ¡Abu!- Exclamó Red XIII.
— Esto se pone interesante.- Dijo Bugenhagen.
— Te acompañamos por 2000, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a Red XIII con una sonrisa.
Me reí un poco por el comentario de Barret y miré un momento a Cloud quien parecía mirar con miedo hacia adelante. Me giré, viendo su punto y allí estaba: Sephiroth. Nos sonrió a los dos para luego marchar, hacia donde teníamos que ir.
— No, esta es gratis. Vamos.- Dijo Cloud.
Empezamos a avanzar rápidamente por el camino marcado. Cloud parecía muy decidido y eso era porque Sephiroth había aparecido delante de nuestras narices una vez más.
Golfo de exilio.
— ¿Alguien me explica de qué va todo esto?- Preguntó Yuffie.- Es que no sé que hago aquí, la verdad, si mi misión es reunir materias y luchar por Wutai.
— Prrr, deja de maullar.- Dijo Cait Sith.- ¿Y cómo es que no tienes los bigotes como escarpias?
— ¿Qué te pasa?- Exclamó Yuffie.- Si el Gi ese es muy educado.
— Esos son los peores. No bajes la guardia ni un segundo.- Dijo Barret.
Había un lago enorme de lo que parecía ser mako y un pequeño puerto con una barca. Allí se encontraba Gi Nattak, que nos esperaba montado en ella.
— Os mostraré dónde vivimos.- Dijo Gi Nattak.- Subid.
— ¿Qué nos das por subir? ¿Tenéis materias para regalar?- Exclamó Yuffie.
— Da la casualidad de que nosotros también vamos en pos de cierta materia.- Mencionó Gi Nattak.
Yuffie super convencida después de esas palabras se montó contenta en la barca.
— ¡Venga, para dentro!- Exclamó Yuffie.
Todos bajamos a la barca como pudimos y nos sentamos, apañándonos. Gi Nattak empezó a navegar por el mako. Todo esto me daba una extraña sensación en el cuerpo. ¿Dónde nos estábamos metiendo?
— Ya tengo náuseas…- Dijo Yuffie.
— Balancéate al compás de la barca.- Dijo Red XIII.
— Qué fácil decirlo, ¿eh?- Mencionó Yuffie.
— Si te has subido a la barca encantada…- Dijo Tifa mirando a Yuffie.
— Me ha podido el ansia de materias.- Expresó Yuffie.
— Silencio.- Dijo Gi Nattak.- El planeta nos escucha.
— ¿Y eso es malo?- Preguntó Barret.
— Lo será si llega a oídos del planeta. Y llegará, por vía de la joven Cetra.- Explicó Gi Nattak.
— ¿Tanto miedo le tienes?- Pregunté sin pudor.
— Su pueblo no destaca por su espíritu misericordioso.- Respondió Gi Nattak.
— Yo solo soy su descendiente.- Dijo Aeris levantando la mano.
— Quizá solo hayas heredado su sangre.- Mencionó Gi Nattak mirando fijamente a Aeris.- Has olvidado su historia.
— ¿Eso crees?- Preguntó Aeris.
— El sino de los Cetra es el sufrimiento.- Dijo Gi Nattak.- Cuanto menos sepas, más tiempo disfrutarás de tu vida.
En un mundo paralelo (Zack POV)
Me encontraba junto con Biggs en la casa abandonada de la barriada del sector 5. Llegamos y Biggs me empezó a contar su historia, lo que le había pasado.
— Entonces… sentí como si estuviera sangrando por todos los poros.- Explicó Biggs.- El cuerpo no me respondía… Estaba seguro de que iba a palmarla. Pero aquí estoy. Sentí como si se levantara un viento muy fuerte… y me arrancara el alma del cuerpo… Cuando desperté, estaba en una cama del orfanato. Nadie sabe quién me encontró y me llevó allí.
— A mí me pasó algo parecido.- Expliqué yo.- Tenía medio ejército rodeándome… Era de coña. Me dolía todo. Y sentí soplar esa corriente que dices. Cuando, de repente, me di cuenta de que seguía en pie, casi no podía creerlo.
— No cabe en la cabeza, ¿eh?- Dijo Biggs.- Sobrevivimos de chiripa, solo para ver el fin del mundo. Y lo peor de todo… es que me haya tocado sobrevivir justo a mí.
— ¿Qué quieres decir?- Le pregunté.
— No paro de darle vueltas.- Me contestó él.- De todos los que éramos, ¿por qué tuve que ser yo el único que se librara? Si los demás siguieran conmigo, ¿qué esperarían de mí?
— No pienses esas cosas.- Respondí.
— Ven conmigo.- Me dijo Biggs dirigiéndose a la puerta.- Te cuento en el camino.
Agarré mi espada y me la puse en la espalda. Salí de la casa junto con Biggs y empezamos a andar por la barriada.
— ¿Qué tal está Cloud?- Me preguntó Biggs.
— El envenenamiento por mako es mal asunto.- Respondí.- No creo que se recupere de hoy para mañana. Pero yo haré lo que pueda por ayudarle.
— Vaya. Cuando se recupere, seguro que lo cuenta como si hubiera sido un catarro.- Dijo Biggs.- Haciéndose el duro, como si esto no fuera nada del otro jueves.
— ¿Esa es la impresión que tienes de él?- Le pregunté confundido.
— Se comporta como si necesitara demostrar su valía a los demás.- Me respondió.- Y eso que con nosotros no tiene por qué. Sabemos de sobra que es un máquina. Además, se complementaba muy bien con Sil, los dos eran buenísimos en lo suyo.
— Espera… ¿Sil?- Exclamé.- ¿Conoces a Sil?
— ¿Eh? Sí.- Me dijo él.- Se unió a AVALANCHA no mucho antes de que me pasara lo que te he contado. No olvidaré las lágrimas que derramó encima mío cuando estaba apunto de morirme. Me gustaría verla y decirle que sigo vivo, para que se quede tranquila.
— ¿En serio?- No podía creer sus palabras.
— ¿Tú también la conoces?- Me preguntó Biggs.
— Sí…- Expresé.- No sabrás nada de su paradero entonces, ¿no?
— Ni idea… Lo único que se me ocurre es que Shinra la haya atrapado.- Respondió Biggs.
— Dijeron en las noticias que no…- Suspiré, estaba muy preocupado por ella.
Llegamos a un sitio con un tablón de anuncios. Biggs se paró enfrente de inmediato.
— Lee esto.- Me dijo Biggs señalándome uno de los carteles.
— A ver…- Dije yo acercándome.- "La destrucción del sector 7 fue obra de Shinra. No podemos permitir que se laven las manos de tanta sangre. ¡Uníos a AVALANCHA! ¡Hagamos que se enteren de que Midgar ni olvida ni perdona! Nos reuniremos en el descampado". Qué locura.
— ¿Verdad?- Mencionó Biggs.
— Se están tendiendo una trampa ellos mismos.- Dije yo.- Así juntitos será más fácil arrestarlos a todos.
— No creo que se molesten en arrestarlos.- Dijo Biggs.- Llegarán, les dispararán a todos, y problema solucionado.
— Pues mejor me lo pones.- Respondí.
— Pero AVALANCHA.- Agregó Biggs.- necesita gente que esté dispuesta a hacer locuras.
— ¡Eh!- Exclamé al ver que Biggs se iba.- No estarás pensando en ir a esto. ¡Venga, hombre!
Fui hacia Biggs, decidí que lo iba a acompañar y que iba a acudir a la reunión. Solo para no dejarlo solo.
— ¿Tú alguna vez te has planteado qué quieres hacer con tu vida o qué sentido tiene?- Me preguntó Biggs.
— Sí, supongo. Claro que sí, lo pienso a menudo.- Respondí.
— No se te nota.- Mencionó Biggs.
— Es que desde que empecé a trabajar para Shinra, me ha pasado de todo. Ni te imaginas.- Dije.
— Yo no paro de planteármelo desde que desperté en el orfanato. No quiero malgastar ni un solo día.- Me comentó Biggs.
— Oye, Biggs…- Dije.- ¿Hay alguien que se dedique a ser mercenario por aquí?
— Pues Cloud, claro está. ¿Seguro que sois amigos?- Me preguntó Biggs.
— ¿Desde cuándo os conocéis?- Le pregunté. No me cuadraba nada.
— Desde el día anterior a la misión, así que…- Mencionó Biggs.- Y el día de la misión conocí a Sil. ¿Cuánto hace de eso? No sé… He perdido un poco la noción del tiempo.
— Yo también.- Respondí.- ¿Por qué será…?
— Ni idea.- Dijo Biggs.- ¿Sabes que?
— ¿Qué?- Pregunté.
— Más que mandar, prefiero ser la mano derecha de otro. Va más conmigo.- Me dijo Biggs.
— ¿Sí?- Ya casi que no sabía como responder.
— Se me da mejor plantear cómo hacer algo que decidir si hay que hacerlo.- Explicó Biggs.
— No hay nada malo en eso.- Añadí.
— Pero entonces, ¿por qué me han dejado solo a mí? Siempre vuelvo a lo mismo.- Expresó Biggs.
— Seguro que alguien necesita tu apoyo.- Dije.
— ¿Y quién crees que es?- Preguntó Biggs.
— ¿Quienquiera que levantara aquel vendaval?- Respondí, algo inseguro de la respuesta.
— ¿Quién sería capaz de algo así?- Preguntó Biggs.
— ¿Cómo voy a saberlo?- Pregunté de nuevo.
Antes de que nos diéramos cuenta, entre la conversación, llegamos al descampado donde se iba a hacer la reunión de AVALANCHA. Como imaginé, no habia nadie.
— No hay nadie.- Mencioné.
— Ni un alma.- Dijo Biggs.
— Por suerte, los de Shinra tampoco…- Añadí. En ese momento escuchamos un ruido.- ¿¡Quién anda ahí!?
En ese instante una chica de pelo negro salió de detras de unas cajas. Era la chica a la cual le había dado a Cloud cuando fui a rescatar a Aeris.
— ¿Has venido a alistarte?- Pregunté, sorprendido.
— ¡Ja!- Exclamó la chica dirigiéndose a la salida del descampado.- ¡Ya solo me faltaba eso! Solo he venido a ver qué clase de pringaos hacían caso a los carteles. Pero me habeis aguado la diversión. Bueno, me voy.
En ese momento la chica se fue.
— Está claro que liderar una organización no es lo mío.- Dijo Biggs.- No sobreviví por ningún motivo especial. El destino no me ha elegido. Perdona que te haya traído para nada.
Biggs estaba por irse, cabizbajo. Lo vi destrozado después de ese suceso y no pude evitar recordar a Elmyra y a la pequeña Marlene. Todo el mundo estaba tan triste.
— ¡Biggs!- Exclamé.- ¿No hay nada que podamos hacer? ¿Quién dice que se vaya a acabar el mundo? ¿¡Y no te parece muy raro que la gente lo haya aceptado así porque sí!? ¡Yo no estoy dispuesto a rendirme! Tenemos que dar con algo. La cuestión es qué, claro… Ahora no se me ocurre nada, pero, podría ser un sueño, o un deseo.. ¡Algo a lo que merezca la pena aferrarse muy muy fuerte!
— ¿Dos muys?- Me preguntó Biggs.
— ¡Sí, o incluso tres!- Respondí.
— Eres buena gente.- Me dijo Biggs.- Intentaré pensar en algo. Bueno, me voy. Cuando pueda pasaré a ver cómo está Cloud.
— ¡Va!- Exclamé.- ¡Piensa lo que te he dicho!
Biggs me dijo adiós con la mano y yo me quedé pensativo por un momento. No sabia hasta que punto lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Pero no tenia mucho más a lo que recurrir.
Ah, Sil, dónde te has metido cuando más te necesito.
Volví rápidamente a casa de Aeris y allí en el comedor se encontraban Elmyra y Marlene.
— ¡He vuelto!- Dije al llegar.
— Bienvenido a casa.- Me dijo Elmyra.
— Bienvenido.- Me dijo Marlene.
— He visto a Biggs, ¿sabes?- Mencioné con una gran sonrisa.
— ¿En serio?- Preguntó Marlene yendo hacia mi.
— Va a venir a visitarnos cuando pueda.- Le dije.
— ¡Bieeen!- Exclamó Marlene.- ¿Y te ha contado algo de mi papá y de Tifa? ¿O de Sil?
— No, perdona…- Respondí.- No ha salido la conversación.
— Jolines…- Dijo Marlene sacándome la lengua.
— Zack.- Dijo Elmyra.- ¿puedes subir a la habitación de Aeris?
— Claro.- Respondí.
— Seguro que los ves pronto, cielo.- Mencionó Elmyra.- Al final, todos acabamos en el mismo sitio.
— ¿Cuándo es pronto?- Preguntó Marlene.
— Más pronto de lo que crees.- Le respondió Elmyra.
Subí a la habitación donde Aeris y Cloud yacían dormidos, aún sin despertar. Me acerqué a Aeris un poco y la miré.
— He vuelto.- Dije.- Aeris, tú levantaste ese vendaval, ¿verdad? ¿Me oyes..?
Le agarré la mano suavemente y cerré mis ojos.
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Mundo original (Sil POV)
Aldea de los Gi.
Poco tiempo después de estar subidos en la barca llegamos a lo que parecía una aldea, todo esto daba un poco de mal rollo y estaba con la tensión por las nubes. Parecíamos todos un poco igual, algo nos olía raro. Bajamos del barco y Yuffie caminaba como si estuviera borrachisima.
— Aguanta, Yuffie…- Se dijo Yuffie a si misma.
— ¡Ah!- Exclamó Tifa al mirar hacia atrás.
Gi Nattak se retiraba con la barca, dejándonos sin rumbo hacia atrás.
— Bienvenidos a la aldea de los Gi.- Dijo Gi Nattak, desapareciendo.
— Uf, esto… me da muy mala espina.- Dije encogiéndome.
Yuffie salió pitando hacia arriba de la montaña, se notaba la emoción que se traia respecto a lo de la materia. En una situación normal, yo también estaria saltando de alegría pero todo me tiraba hacia atrás. Subimos la montaña, siguiendo a Yuffie y de golpe escuchamos la voz de un Gi.
— Bienvenidos, hijos del planeta.- Nos dijo la voz. Solo se podía escuchar.
— ¿Quién ha dicho eso?- Preguntó Barret.
— Las almas de los Gi permanecen aquí aún tras perecer nuestros cuerpos.- Dijo Gi Nattak apareciendo delante nuestro.- Somos seres del más allá, rechazados por el planeta.
— Tiene que ser muy duro…- Dijo Barret.
— Estas estatuas nos acogen al llegar nuestro ocaso.- Mencionó Gi Nattak- Os ruego escuchéis sus voces. Largo tiempo ha que sus palabras se las lleve el viento…
Gi Nattak volvió a desaparecer. Sentía que mientras hablaba me miraba a mi fijamente, me sentía tan intimidada.
— Así que los Gi no pueden volver al planeta…- Dijo Aeris.
— No pueden unirse a la corriente vital���- Mencioné cruzando mis brazos.
— Entonces, ¿eso es que no se mueren nunca? ¿Viven eternamente?- Preguntó Yuffie.
— He visto sardinas asadas con más salero que estos pobres.- Mencionó Cait Sith.- Vagar como almas en pena prrr el limbo es miaucho peor que la muerte.
— ¿Y tú qué sabrás, si nunca te has muerto?- Preguntó Yuffie vacilandole.- Ahora que lo pienso, ¿estás vivo?
— Yo también tengo una patita en el limbo, miau.- Dijo Cait Sith.
— Los Gi vagamos en pos de una materia.- Dijo la voz de un Gi.
— ¡Anda, como yo!- Exclamó Yuffie.
Seguimos avanzando un poco más y se nos pusieron en medio varios espectros Gi que nos empezaron a atacar. Rápidamente carrileamos contra ellos, algo sorprendidos por el ataque.
— Para nosotros, no existen ni la vida ni la muerte.- Dijo un espectro.- Solo existe la eternidad. Los Gi anhelamos nuestra materia.
Los destrozamos y seguimos subiendo, esta vez con más cuidado al paso.
— Expulsados del regazo del planeta, anhelamos una panacea que nos brinde sosiego.- Dijo una voz de un Gi.
— ¿Y hay una materia para eso?- Preguntó Yuffie.
— Una materia que brinda el alivio.- Explicó el Gi.
Poco a poco llegábamos al final de donde nos estaban dirigiendo.
— Los Cetra nos abandonaron.- Dijo un Gi.- Los Cetra nos traicionaron. Los Gi anhelamos la salvación.
— Pero… ¿qué dicen estos?- Pregunté, no entendía nada.
— Llegará una materia de poder supremo que alivie nuestros males…- Dijo otro Gi.
— ¿¡La materia suprema!?- Exclamó Yuffie.- ¿Y dónde está?
— Al final de nuestra ardua búsqueda…- Dijo el Gi.- El alivio absoluto… El vacío. Ansiamos retornar a la nada.
— ¿Cómo va a ser eso un alivio?- Preguntó Yuffie.
— Nuestros corazones anhelan la materia inmaculada…- Mencionó una vez más el Gi.
Finalmente llegamos a lo que parecía ser el final, todos andábamos lentamente.
— Se me está poniendo mal cuerpo…- Dijo Barret.
— No eres el único.- Expresé.
— Este sitio no es lo que se dice acogedor.- Agregó Barret.
— Los Gi creen que el vacío trae la salvación.- Dijo Cait Sith.- Quieren borrarse del planeta… prrr tanto, ¿borrar el prrrpio planeta?
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie.
— Sí.- Dijo Red XIII.
— Creo que una materia tan peligrosa debería vigilarla una chica prudente como yo.- Mencionó Yuffie con una sonrisilla.
— Casi miaujor no meter los bigotes en este tema.- Añadió Cait Sith.
— Ya es un poco tarde para eso.- Dijo Cloud mirando a un punto fijamente. Cuando los demás miramos allí estaba Gi Nattak, mirándonos.
— ¿Qué querrán de nosotros…?- Preguntó Red XIII.
— La desesperación de los Gi tiñó de negro la materia inmaculada.- Dijo un Gi.
Un dolor intenso golpeo mi cabeza en ese momento y me apoyé donde pude. Mis ojos no sabían dónde mirar.
— ¿Esto va de una materia negra?- Preguntó Barret.
Delante mío volvió a aparecer Sephiroth, con una gran sonrisa. No aguantaba más el dolor.
— Uno de los grandes momentos se acerca.- Me dijo.
No tardó en desaparecer y Aeris se acercó a mí para comprobar que estuviera bien. Le asentí y le medio sonreí, intentando recomponerme.
— Están obsesionados con esa materia.- Dijo Cloud.- No vamos a hacer lo que ellos quieren. Pero hay que seguirles la corriente, para que crean que sí.
— El planeta que nos vio crecer se debilitó con el paso del tiempo.- Dijo Gi Nattak.- Pareció, y lo absorbió el vuestro. El cielo se desmoronó; la tierra se agrietó; los mares se secaron; hasta el tiempo perdió su sentido… Los pocos Gi que sobrevivimos al cataclismo nos instalamos en vuestro planeta. Pero Gaia nos rechaza, como a extraños… incluso tras nuestra muerte. Nos niega el descanso eterno en su seno; no nos arrastra a su corriente vital. Se contenta con aislarnos aquí, desterrados. Condenados a una vida que no es vida, que no tiene fin, sufriendo por toda la eternidad… Lo único que queremos es liberarnos de este tormento.
Finalmente tuvimos a Gi Nattak en frente nuestro, quien abrió sus ojos y nos miró fijamente, juzgandonos.
— Obtuvimos una materia nacida del seno del planeta y encerramos en ella nuestro deseo.- Dijo Gi Nattak.- Al cabo de largo tiempo… la materia atendió a nuestros ruegos, y se tornó en un orbe capaz de aliviar nuestro sufrimiento. Llegado al fin el anhelado día, a punto de cumplirse nuestro deseo… los abominables Cetra invadieron nuestro hogar y nos arrebataron el orbe. Era nuestro tesoro, aquel orbe azabache… Lo llamamos la materia negra. Os ruego que la halléis y nos la devolváis. Ese es nuestro mayor deseo, que os confío en nuestro nombre. Si una hija de los Cetra prestara su ayuda a esta causa, podría descansar también nuestro odio a ellos.
— ¿Sabéis dónde puede estar?- Pregunté.
— Hemos oído que se ocultó en un templo de los Cetra.- Me respondió Gi Nattak.
— Un templo de los Ancianos…- Dijo Cait Sith.
— ¿Te suena?- Preguntó Barret.
— Estoooo… Creo que sí.- Exclamó Cait Sith.
— Vástago del vacío, ¿podemos confiar en ti?- Preguntó Gi Nattak.
— ¡Holitas!- Dijo Cait Sith.- ¿Qué tal si te leo la patita? A ver ese prrrvenir felinástico…
Barret agarró a Cait Sith por el pescuezo y se lo llevó.
— Si dice que sabe algo, será verdad.- Dijo Cloud.- Podéis confiar en él.
— Nuestros enemigos nos acechan.- Mencionó Gi Nattak.- Hijos del planeta, valerosos guerreros… ¡por favor, recuperad la materia negra!
Cueva de Gi (A la mañana siguiente)
De golpe todo se volvió blanco por un humo extraño y cuando volvimos a abrir los ojos nos encontrábamos delante de la estatua del padre de Red XIII.
— ¿Eh?- Preguntó Aeris.- ¿Hemos vuelto?
— Vaya…- Expresé, mirando a mi alrededor.- Así que la materia negra, eh…
— Vamos a salir de aquí.- Dijo Cloud.
— ¡A la orden!- Exclamó Yuffie.
— Espero que me estés viendo, papá.- Dijo Red XIII, mirando a la estatua antes de marchar.
Cuando empezábamos a irnos de allí uno de los ayudantes de Bugenhagen nos paró.
— Bienvenidos de vuelta.- Nos dijo.- El maestro Bugenhagen les aguarda. Síganme.
Empezamos a seguirlo, él conocía el camino más rápido hacia la superficie, es decir, el ascensor.
— Se han tragado el numerito.- Dijo Yuffie feliz.- Se piensan que vamos a entregar esa materia a un montón de fantasmas.
— Han dicho que les traería el "alivio"...- Mencionó Barret.- pero a mí eso me suena a que es una materia con un poder espantoso. No podemos devolvérsela ni en broma.
— Tenemos que encontrarla antes que él.- Dijo Cloud.
— ¿Que quién?- Preguntó Tifa.
— Sephiroth.- Respondí.- Ha estado con nosotros, habrá escuchado la conversación.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris.
— Sí.- Mencionó Cloud.
— Vosotros tenéis un sexto sentido para intuir a Sephiroth. Si decis que estaba, os creo.- Exclamó Barret.
— Entonces, ¿Sephiroth también quiere la materia negra?- Preguntó Yuffie.
— Sí.- Dijo Cloud.- Esa es la conclusión más obvia.
— ¡Qué mal! No podemos permitírselo. ¡La materia negra tiene que ser para mí!- Exclamó Yuffie.
— Oye, Cait… ¿Qué sabes tú del Templo de los Cetra?- Preguntó Aeris.
— Uy… pues… es que…- Dijo Cait Sith, algo nervioso.- Miaucha idea no tengo. Bueno, más o menos…
— ¿Ein?- Preguntó Yuffie.
— Algo leí en unos papeles de la emprrrsa. ¡A ver si averiguamos más en un terminal de Shinra!- Dijo Cait Sith.
— ¿También hay terminales en Cañón Cosmo?- Preguntó Cloud.
— Creo que sí.- Respondió Cait Sith.- Miaujor será prrrguntarle a Bugen.
Finalmente salimos a la superficie. La luz solar nos cegaba mientras regresabamos por fin a donde perteneciamos.
— ¡Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos! Menos mal.- Dijo Bugenhagen al vernos, estaba esperándonos afuera.
— No tenías que haberte preocupado, abu.- Dijo Red XIII.- ¡Soy el hijo del gran guerrero Seto!
— Bugen.- Dijo Cait Sith.- En alguna parrrte de este valle tendría que haber un terminal de Shinra. ¿Te imprrrta decirnos dónde?
— Ah, ¿un terminal, dices?- Preguntó Bugenhagen.- Sí que había uno, sí, pero.. Tenía tanto interés por sus componentes… que lo desmonté para darle mejor uso. Como generador para el cañón, nos ha venido de lujo.
— ¡Nooo!- Exclamó Cait Sith.
— ¿Y sabes dónde hay un templo de los Cetra?- Preguntó Red XIII.
— ¿Cómo que un templo?- Preguntó Bugenhagen.- Los Cetra no tenían más religión que el planeta. No creo que construyeran templos.
— Vaya…- Dijo Aeris.
— Aunque quizá exista un refugio que los humanos denominaran así.- Mencionó Bugenhagen.- Hay una leyenda escrita en numerosas fuentes que habla de una guarida Cetra oculta en algún lugar.
— ¡Cuánto sabes, abu!- Exclamó Red XIII.
— Por desgracia, su ubicación no está clara.- Explicó Bugenhagen.- Recordad que los Cetra vivieron a la sombra del infortunio. Aun suponiendo que hallarais su refugio, estará muy bien defendido. Tened muchísimo cuidado. Lo que allí observéis, escuchéis y toquéis es un tesoro que no se halla en ningún libro. Volved de una pieza y contádmelo todo.
— ¡Maestro!- Exclamó de golpe un guardia que venía en nuestra dirección.
— ¿A qué viene tanto revuelo?- Preguntó Bugenhagen.
— Han vuelto los hombres de las túnicas negras. ¿Qué hacemos?- Dijo el guardia. Cloud de golpe se sobresaltó.
— ¿Son conocidos vuestros?- Mencionó Bugenhagen mirándonos.
— ¿Dónde están ahora?- Preguntó Cloud.
— Ah… En la entrada al valle.- Explicó el guardia.
— Vamos, Cloud.- Dijo Red XIII.
— Sí.- Respondió él.
Fuimos rápidamente a la entrada del valle, de la manera más rápida posible para encontrarnos un hombre de la túnica en el suelo y el guardia intentaba levantarlo.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.
— ¿Está bien este hombre?- Preguntó Red XIII.
— Sí, solo está un poco débil.- Dijo el guardia.- Últimamente, se ven muchos así. Hay quien dice que es envenenamiento por mako, pero sus síntomas..
— Nibel… heim…- Dijo de repente el hombre de la túnica.- Nibel… heim…
Cloud y Tifa se miraron muy sorprendidos por las palabras de aquel hombre.
— ¿Nibelheim no es…?- Preguntó Barret.
— Donde crecimos Tifa y yo.- Dijo Cloud.
— ¡Nibelheim!- Exclamó Cait Sith.- ¡Me apuesto el rabito a que allí encontraremos un terminal!
— No sé si seguirá…- Mencionó Tifa algo preocupada.
— Pero Cloud… Antes dijiste que se podía confiar en estos bigotes, ¿nooo?- Mencionó Cait Sith con una gran sonrisa.- ¿O era mentira cochina? Bueno, te voy a demiaustrar que tenías razón.
— Pero es que…- Dijo Cloud, dudoso.
— No tenemos nada que perder.- Dije yo cruzando mis brazos.
— Habrá que comprobarlo, entonces.- Añadió Tifa.
— Entonces… ¿vais a Nibelheim?- Preguntó el guardia.- Siento deciros que a pie es imposible llegar desde aquí.
— Pues habrá que ir…- Dijo Barret.
— ¡Cid!- Exclamé yo.- ¡Volvamos al aeródromo!
— ¡Toca hacer señales!- Exclamó Aeris.
— ¡Venga, tirando!- Dijo Cait Sith.
Salimos de Cañón Cosmo y nos dirigimos lo más rápido que podían nuestras piernas al aeródromo de Cañón Cosmo, donde habiamos aterrizado anteriormente. Allí Cloud se puso a hacer una fogata y por tanto Cid no tardó en aparecer con su avión. Bajo de este y se acercó a nosotros con una sonrisa.
— ¡Muchas gracias por volar con Aerolíneas Potrillo!- Nos dijo Cid con una sonrisa.
— Cid, prrr favor, ¿nos puedes acercar a Nibelheim?- Preguntó Cait Sith.
— A Nibelheim, ¿eh?- Mencionó Cid.- Va, venga, por qué no. ¡Con el Potrillo, la distancia no es problema!
Pagamos el costo del billete y nos subimos al avión de Cid una vez más, usando la misma combinación para mantener correctamente el peso. Al sentarme en la silla, cerré los ojos. Estaba un poco cansada, no habíamos dormido y la misión avanzaba. Eso no me iba a parar pero tenía que aprovechar el viaje para descansar un poco.
La materia negra…
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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My annotated version of el Poema del Mío Cid is a fucking russian roulette because someone looks that I'm reading it and opens a random page and next to a verse there is the same possibility that it says "analysis of the epic poetic hero" or "minaya and the cid had sex in alcocer (it was very hot)"
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La maldita métrica
Y sentado en la sala de espera, miré por atrevimiento unos 20 grados a mi derecha, donde por desgracia encontrase los Alejandrinos, codeando a Homero, mientras el Mío Cid se tapaba la mueca burlesca que garabateaba en su jeta. Los miré con desdén y hasta recuerdo que el Mío Cid dejó de reírse por esta muestra de indiferencia hacia sus poderes.
Pero, tú lector, ¿te cuento un secreto? en realidad componen una melodía increíblemente dulce para mis oídos y sus perfectas sílabas y sinalefas suelen atormentarme después de una breve y rápida hojeada a sus castillos e imponentes arquitecturas, algunas greco-rromanas clásicas, otras con un estilo barroco más pulido y atómicamente perfecto, que ni Joseph Thomson ni tampoco Epicuro podrían concebir.
Allí, al lado de las catedrales, me encuentro yo, un simple monigote con un lápiz mordido entre su mano izquierda, y un cigarro de tabaco con un olor vivo cuya caída es retenida por los dedos de mi mano derecha, escribiendo, azonzado por la nicotina y fascinado por mi vecino.
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En mi "molesta" opinión.-
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, rompe las relaciones de manera temporal que el Ayuntamiento de Barcelona tenía con el Estado de Israel y todas sus instituciones, incluido el hermanamiento con la ciudad de Tel Aviv.
Israel es una nación con una población formada por judíos, árabes (musulmanes o no), cristianos y alguna que otra minoría. No se tiene noticia que ninguno de sus gobiernos haya derribado la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa en la llamada Explanada de las Mezquitas en Jerusalem. Por otra parte y curiosamente la alcaldesa Colau no se cuestiona romper relaciones (así fuera temporalmente) con las teocracias musulmanas en donde no se permite, mediante persecución, cárcel y vaya usted a saber que otras cosas, cualquier manifestación religiosa que no sea el Islam. Países en donde se brutaliza y oprime a la mujer simplemente por ser mujer y se ahorca a homosexuales mediante grúas en plazas públicas.
Colau lo hizo a través de un decreto municipal (tan asamblearia ella y los suyos) hurtando al consistorio barcelonés la posibilidad de debatir y votar esa resolución y comprobar si su propuesta lograba una mayoría y salía adelante o no. Probablemente lo números no le cuadraron y había que imponer su criterio de cualquier forma.
Una de las batallas que es necesario librar es la importancia de mantener vivo lo particular en un mundo en el que simplifica y generaliza comenzando por algo tan personal como la memoria. La memoria que es algo tan personal la imponen ahora en España por ley.
El viejo Profesor Javaloyes propone a Ada Colau y su séquito de paniaguados para que se les otorgue el Premio Nobel del Resentimiento. Hago mías las palabras que se recogen en el Cantar del mío Cid y que éste le dice al rey castellano":
"Tú me destierras por uno y yo me destierro por cuatro"
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(vía EL CANTAR DEL MÍO CID, ¿EL ESPÍRITU DE ESPAÑA?)
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EL CANTAR DEL MÍO CID, ¿EL ESPÍRITU DE ESPAÑA?
Tal vez no todo lo que te han contado es verdad...
¿Es el Cid el espíritu de España como pronunció Franco durante su discurso el 24 de julio de 1955 durante la inauguración del monumento al Cid Campeador en Burgos? ¿Es su espíritu el vertebrador de la España medieval a pesar de la “torpeza” de todos los reyes cristianos peninsulares con los que le tocó lidiar? Tal vez no lo es, tal vez no lo fuera, tal vez nunca quiso serlo; pero, si un artista…
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<Cantar del Mío Cid>
My Cid Rodrigo Díaz you will hear what he said to him: Eat, count, of this bread; drink, count, of this wine, / for if you do what I say, you will no longer be a captive.
<El Lazarillo de Tormes> by Lázaro de Tormes
[The blind man] washed the breaks he had made with the pieces of the jar with wine, and, smiling, said: / –What do you think of Lazarus? What made you sick heals you and gives you health – and other gifts that were not to my taste.
<La Galatea> by Cervantes
Who is that powerful one who is known and famous from the East to the West ? Sometimes strong and brave, Other times weak and fearful; He removes and restores health, Shows and covers virtue in many, more than once, He is stronger in old age Than in joyful youth. [...] without weapons he defeats the armed one and it is inevitable that he defeats him and the one who has treated him the most, showing shame, is the most shameless. and it is a thing of wonder That, in the field and in the town, A captain of such a test, Any man dares Even if he loses in the fight.
<warning by Juan Ruiz>
«You can smell the fire, which is a very bad smell,
your mouth smells very bad, there is nothing that is worth it,
it burns the assaduras, the leg burns;
If you want to love, owner, the wine does not bother you.
«The drunken monkeys grow old, they
do not walk in their color, they dry out and turn gray,
they do many vile things, everyone hates them;
They miss God a lot and they fail the world.
«When wine is stronger than brains,
the drunks are gnawed like pigs and rooks;
therefore come deaths, strife and shuffles;
Much wine is good in vats and jars.
«Wine is very good in its very nature,
it has many benefits if taken in moderation;
He who drinks too much of it, take away his sanity,
all the evil in the world becomes all madness.
<Tragicomedy of Calisto and Melibea>
“Settle down, my children, there is plenty of room for everyone, thank God. They gave us so much of paradise when we go there. Put yourselves in order, each one has his own place; I, who am alone, will fit this jug and cup, which is no more my life than what I speak of.
After I got older, I don't know a better job at the table than pouring, because whoever tries honey always gets stuck with it. Well, at night, in winter, there is no such bed heater. With two jugs of these that I drink, when I want to go to bed, I don't feel cold all night. I cover all my clothes with this when Christmas comes; This warms my blood; This sustains me continuously in a being; This makes me always happy; This keeps me cool; I see plenty of this at home, that I will never fear the bad year, that a crust of mousy bread is enough for three days. This removes sadness from the heart more than gold or coral; This gives effort to the young man and strength to the old man; puts color to the colorless; courage to the coward; to the lazy diligence; comforts the brains; takes the cold out of the stomach; removes the stench of longing; it makes the cold powerful; makes one suffer the toils of farming; He makes the tired reapers sweat all bad water; heals the redness and the molars; sustains without stink in the sea, which water does not do.
I would tell you more properties about it that you all have hair. So I don't know who doesn't enjoy mentioning it. It has only one blemish, that what is good is worth a lot and what is bad is harmful. So, what heals the liver, makes the stock market sick. But even with my fatigue I look for the best for the little I drink, only a dozen times at each meal. "They won't let me go from there unless I'm invited like now."
<Don Quixote>Cervantes
Wine is mentioned up to 43 times in Don Quixote (1615), the most universal work of our literature. There are few characters more enthusiastic about wine in all of universal literature than the famous squire Sancho Panza, whom Miguel de Cervantes profiled not only as a great fan of wine but also as the possessor of a complete gift in the knowledge of it. “Won't it be good, Mr. Squire, if I have such a great and natural instinct when it comes to knowing wines that, when I try to smell any of them, I guess the country, the lineage, the flavor, and the hardness and twists it has to take.” , with all the circumstances that affect the wine”, Sancho comes to consider.
Another example, when Don Quixote charges against the windmills while Sancho walked "very slowly on his donkey, and from time to time he raised his boot with such pleasure that the most gifted still life artist in Malaga could envy him."
<coplero Alonso de Toro>
In Villalar and Pedrosa,
Bozales and San Román,
wine is no longer worth anything,
they give it almost for nothing;
Well, in Toro, where you were born,
I found, in the buns of the milestone,
a blessed red wine,
which in your life you dress like this.
In the city of Zamora,
on Valvorraz Street,
Blessed Our Lady,
there are so many taverns!
In Casaseca de Chanas
and Casaseca de Campián,
they give us so much wine
that we sing more than frogs.
In Corrales and Perdigón,
and in Fuen del Carnero,
even if the poor man carries a hide,
he will fill it without delay;
In Venialbo and at Fuente
Cantalapiedra and Cantalpino,
the people are very happy
because they drank a lot of wine.
Villarino and La Ribera
and the town of Fermosel,
a lot of wine, in a great way,
and softer than honey.
<'Anna Karenina'> by Leo Tolstoy
Kitty, observes Anna Karenina's first meeting with the man who would later become her lover. Tolstoy relates what the Russian princess Kitty saw at that meeting: He could see that Anna was intoxicated with the wine of ecstasy that she inspired. She knew that feeling, she knew its signs, and she saw them all in Anna—she saw the trembling, bright light in her eyes, the smile of happiness and excitement that involuntarily forms her lips, and the unmistakable elegance, security, and softness of her movements— .
<'Paris was a Party'> by Ernest Hemingway
The novel includes several memoirs by the author of the time he spent in Paris with other well-known American writers who lived there, where they met in cafes and bars to chat. At that time in Europe we considered wine something as normal and healthy as food, as well as a drink capable of bringing you happiness, well-being and pleasure. Drinking wine was not snobbery or a sign of sophistication or culture; It was something as natural as feeding and, for me, as necessary as that. It wouldn't have occurred to me to sit down to eat something without drinking, be it wine, cider or beer. I loved all wines, except sweet wines or those that were very heavy.
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Una reverencia en moto al gran Cid Campeador
Marcelo Hidalgo Sola descubre el valor histórico de la estatua ecuestre del Cid Campeador. Ubicada en el barrio de Caballito, también lo está en el centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires. Un monumento que invita a lanzar vítores a uno de los héroes más aclamados de la Edad Media europea.
La figura del Cid Campeador montado en su caballo Babieca es alta y sublime. Sus doce metros de alto le dan una impronta gloriosa. El Cid levanta su espada al cielo como campeando las nubes, listo para emprender una nueva batalla. Sin embargo, sólo alienta a los autos y colectivos a batallar en una de las zonas más álgidas de la ciudad.
El monumento al Cid Campeador, está ubicado en la intersección de las Avenidas San Martín, Ángel Gallardo, Díaz Vélez, Honorio Pueyrredón y Gaona. Un cruce clave en el devenir del tránsito y de miles y miles de personas cada día. Un verdadero mar de colectivos, autos, motos, taxis y personas que no dan tregua a este campo de batalla urbano.
Sin embargo, a Rodrigo Díaz de Vivar, el hidalgo y guerrero castellano del siglo XI, el concierto del tráfico no lo abruma. Su porte resplandece, y su nombre acompaña la marea como un verdadero valiente. Es decir, como “Cid” que en dialecto árabe significa ‘señor’ y como ‘campeador’ que significa ‘experto en batallas’.
Si observamos más de cerca la escultura, podemos contemplar en detalle a su fiel compañero de hazañas, el caballo Babieca. Su porte se alza en un relincho al cielo y descubre su impronta grandilocuente. Mientras levanta una de sus patas delanteras en pos de la victoria, El Cid hace lo mismo con su brazo derecho. En él sostiene la espada ganada en el campo de batalla al rey de Marruecos, conocida con el nombre de Tizón- explica Marcelo Hidalgo Sola-.Una espada con nombre propio, la misma que hoy, se guarda en un vitral en el Museo de Burgos, España, y que es Patrimonio cultural del país.
Tizón o Tizona, también es exaltada en una de las obras claves de la literatura universal “El cantar del Mío Cid”. Un libro cuyos poemas celebran a quien con su espada y coraje protegió a miles de habitantes de la ciudad de Vivar y sus alrededores.
La escultura del Cid Campeador fue realizada enteramente en bronce y apostada sobre un basamento de mármol. Su autora fue Anna Hyatt Huntington (1876–1973), una artista estadounidense que la realizó como un encargo de la Spanish Society of America. Su obra escultórica del Cid, junto con otra de sus creaciones, una escultura conocida como “Juana de Arco” ubicada en la ciudad de Nueva York, han hecho historia. Ambas, son trascendentes por ser las más grandes esculturas, en lo relativo a las dimensiones, que han sido realizadas por una mujer en la historia del arte.
La obra original del Cid Campeador (1927) fue erigida frente a la sede de la Hispanic Society, de Nueva York. Luego, en 1928 fueron erigidas copias en Sevilla, España, y en San Diego y San Francisco. Por último, otra copia fue enviada a Buenos Aires para inaugurarse en 1935, en el centro de la capital porteña.
El Cid, un valiente de la Edad Media.
Rodrigo Díaz, nació en la ciudad de Vivar en Burgos, España. Se desconoce el año de su nacimiento, pero se hizo inmortal como líder militar.Por su pericia en estrategias de combate, como por su liderazgo, supo defender y ganar extensos territorios. En sus funciones como oficial del ejército, se sabe que dominó al frente de su propio batallón de combate. Un importante grupo de hombres que pelearon mayormente en la zona del Levante , en la península Ibérica. Allí, en esos territorios que están más próximos al mar mediterráneo. En una serie de batallas conquistó Valencia y allí logró formar un se��orío independiente respecto de rey alguno. Su poder sobre estas tierras, duró desde el 17 de junio de 1094 hasta su muerte en el año 1099. Su esposa Doña Jimena Díaz, lo heredó y mantuvo allí su residencia hasta 1102. Pero, los musulmanes una vez caído el gran guerrero, arremetieron en una certera reconquista. La capitulación del ejército que fuera guiado por el Cid, llevó a los musulmanes a recuperar el antiguo dominio que tenían de estas tierras por muy largo tiempo.
El origen familiar del Cid es discutido en varias teorías pero es cierto que fue abuelo del rey García Ramírez, primogénito de su hija Cristina. La leyenda popular lo colocó como héroe sublime de Castilla. Y también, como valiente cruzado de la Reconquista española. Pero, un dato poco conocido lo enmarca en un matiz más humano. Este perfil lo ubica como un guerrero bravío que a lo largo de su vida se puso a las órdenes de diferentes caudillos.Ya fueran tanto cristianos como musulmanes, luchando realmente como su propio amo y por su propio beneficio. Una imagen que lo ubica más como un simple mercedario llevado por la codicia de tierras y poder. Un hidalgo o soldado profesional, que prestara sus servicios a cambio de una paga cuantiosa, sin importar de qué lado de la historia se ubicase la batalla.
Sin embargo, sus hazañas en los campos de combate lo señalan del lado de los grandes libertadores españoles. Por ello la literatura y la historia lo han exaltado y aún exaltan, recordando que para las grandes gestas, el espíritu valiente es lo que más importa legar a las próximas generaciones.
Originally published at on https://viajeenmoto.com.ar January 09, 2023.
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El Cantar de Mío Cid
Lectura
Los tres fragmentos del «Cantar de Mío Cid» empieza con el destierro de Ruy Díaz de Vivar seguido por su entrada al Burgos en el que no fue recibido de buena manera por los burgaleses, salvo una niña.
El épico continúa con el triunfo de Ruy en Valencia ante los musulmanes, en lo que recuperó su honra–esto es el tema central del épico. Consiguientemente, Ruy ascendió en la en su estado social como noble–el tema secundario del épico.
Pero, desafortunadamente, en la vuelta de sus hijas ambas desde Valencia, sus propios maridos (los infantes de Carrión) las maltrataron y las dejaron por muertas en el robledo de Corpes.
Autor y época
Se ven en el texto tres rasgos de la literatura medieval. Primero, tiene un carácter histórico, como se trata de la vida de Ruy Díaz quién es el héroe en la historia. Segundo, da una intención propagandística, específicamente la propaganda para los valores del cristianismo y el militarismo. Por último, él utiliza unas formas fijas como «él que en buena hora nació» y «en buena hora ceñisteis espada».
Texto y obra
Los fragmentos expresan los temas y los personajes conocidos qué están en la totalidad del épico. El Cantar de Mío Cid no puede ser el mismo épico sin el héroe Ruy Díaz y sin los acontecimientos en los fragmentos tal como su destierro desde Vivar, su triunfa en Valencia, y lo que sucedió a sus hijas.
Género literario y forma
El épico utiliza la figura retórica del hipérbaton y se muestra en los líneas siguientes: «Burgueses y burguesas por las ventanas son.» «Por muertas las dejaron, que no por vivas» Está escrita con un estilo narrativo con una rima asonante que da a la obra el sonido musical especialmente si se recita.
Conclusión
Opino que los fragmentos fueron capaces de presentar muy bien el tema del Cantar de Mío Cid. No soy apasionada por su rasgo propagandístico para una religión y la autoridad en general, no obstante, entiendo que como una obra de la literatura, este texto sirve bien para reflejar los ideales en la época y en el contexto en el que se hizo.
Es más, me afectó mucho lo que sucedió con las hijas de Ruy Díaz. Me parecen los personajes más inocentes en la historia y no merecieron la crueldad que hicieron a ellas.
Me relaciono con el tema de la recuperación de un fracaso. Es decir, muchas veces en mi vida, me he encontrado cara a cara con él. Y de un modo u otro, he podido superarlo por mis acciones y mejorar como una persona.
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Llevo toda la noche tirando de este hilo y observando referencias. Además, estoy leyendo "El cantar del mío Cid" y, oye, vaya relación con los cantares de gesta.
Necesito hacer una tesis doctoral de esto. Por favor, que alguien me beque que ya tengo una y sé cómo va (?
Es quee veo investigando y escribiendo un artículo académico sos
Vaya fascinación tengo con el wb de "Berserk" a cada tomo soy más fan de cómo enfoca la cultura y la tradición occidental como la pasa por el filtro de la pesadilla para dejarla tan cruel y cruda como es su historia.
Estoy dando volteretas
#se puede sacar a la chique de la literatura pero no la literatura de le chique#nunca se supera un doctorado#el vicio de la investigación#necesidad de investigar generando tesis de 600 páginas
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Así se convirtió El Cid en un emblema de la izquierda: el «matamoros» contra los musulmanes de Franco
César Cervera
La leyenda más popular sobre Rodrigo Díaz de Vivar cuenta que, incluso habiendo fallecido, sus partidarios se las arreglaron para subir el cadáver del héroe a un caballo férreamente agarrado y hacer que luchara y ganara contra los musulmanes en una última batalla póstuma. Esta historia es falsa, se la inventó en el siglo XIII un monje para atraer peregrinos al monasterio de San Pedro de Cardeña, pero da buena cuenta de la longeva vida que ha tenido El Cid siglos después de su muerte.
Son muchas las ideologías y movimientos que han reivindicado como suyo a este personaje medieval, cuyo legado logró traspasar las fronteras españolas y ocupa hoy un lugar destacado en el imaginario colectivo. El Cid Campeador se convirtió a lo largo del siglo XX, Guerra Civil mediante, en el símbolo conservador por excelencia. Don Pelayo, la batalla de Covadonga y otros emblemas medievales fueron elevados por la propaganda del Bando Nacional como remotos antecedentes de la «cruzada» que el «caudillo» cristiano decía encabezar durante la guerra. Franco sería representado incluso a la manera del «Cid Francisco Franco el Justo (...) Cid Francisco Franco, el Bueno», como así lo plasmó Eduardo Marquina en sus «Romances de la laureada».
Esta apropiación que hicieron las fuerzas conservadoras, sin embargo, solo fue el último episodio de un largo conflicto de propaganda, donde las fuerzas de izquierdas también se batieron por su memoria y tuvieron al caballero castellano como su gran símbolo durante décadas.
Sobra decir que ni entonces ni ahora El Cid ha sido patrimonio exclusivo de la derecha o de la izquierda, pues simplemente se trata de un personaje histórico con una forma de mirar el mundo propia de su época, ni marxista ni franquista… «Estamos hablando de un personaje de su tiempo, ni más ni menos, que ha sido juzgado y valorado desde el presentismo, que es la peor manera de mirar al pasado», recuerda el escritor Antonio Pérez Henares, que comprende la atracción que cualquiera, más allá de su ideología, puede sentir hacia una figura universal muy «reivindicable por todos»: «Es un personaje al que se le atribuye enfrentarse a los poderosos, ser libre y tener valores reconocibles hoy y siempre, como la lealtad o la cercanía».
La lucha por capitalizar su legado empezó en su propio tiempo. «El Cantar del Mío Cid ya cuando salió era un elemento grandísimo de propaganda, que surgió cuando Castilla estaba acosada por León. Los juglares empezaron a cantar aquella historia de un gran capitán de la frontera castellana, junto a Alvar Fáñez, que estaba defendiendo el reino cristiano de los musulmanes, aliados con los leoneses. Los malos de esta obra maestra de la literatura son, sin duda, los leoneses, los infantes de Carrión, los cobardes de León, que se quedan detrás mientras los castellanos luchan contra todos», señala el escritor Antonio Pérez Henares, autor de las novelas «La tierra de Alvar Fáñez» (Almuzara, 2014) y «El rey pequeño» (Ediciones B, 2016) y un gran conocedor del periodo.
Un símbolo progresista
Las reivindicaciones políticas se adaptaron al paso de los siglos. En su libro «España imaginada: Historia de la invención de una nación» (Galaxia Gutenberg), el historiador Tomás Pérez Vejo desgrana cómo la España decimonónica construyó un relato concreto sobre la historia de la nación eligiendo unos episodios por encima de otros. La historia de El Cid no podía faltar en «esta gran novela nacional».
Las diferentes fuerzas políticas intentaron destacar, a través de la pintura y la literatura, aquellas partes y características de la historia de España que mejor encajaban en su percepción de lo que debía ser el país. Si bien las fuerzas conservadoras pusieron énfasis en el carácter católico de la nación, las fuerzas progresistas lo hicieron en la vocación democrática que ya desde tiempos medievales, defendían, se intuía en la península. Las dos formas de ver España, no obstante, convivieron en armonía hasta el Desastre del 98 y la Guerra Civil, que supusieron puntos de inflexiones irreversibles para el país.
Hasta esas fechas fatídicas, los progresistas situaron sus mitos fundacionales en episodios muy idealizados como la rebelión de los comuneros, que bajo su prisma supuso la pérdida de las libertades medievales de Castilla, o las Cortes de los reinos de Castilla, Aragón o León. La historia de Rodrigo Díaz de Vivar, un hombre de orígenes relativamente humildes enfrentado con un rey injusto y abriéndose camino más por sus méritos que por sus títulos, también encajó en esa idea que los liberales progresistas quisieron resaltar sobre lo que representaba a España.
Emilio Castelar, historiador y presidente de la Primera República, llegó a afirmar en un discurso en las Cortes que era el símbolo de las virtudes españolas y «personificación de nuestra nacionalidad, pues en él puso el pueblo todos sus pensamientos, siendo de esta suerte, tipo de nuestra raza y sol de nuestra gloria». Su dimensión supuestamente progresista y la fascinación de los decimonónicos por lo legendario rompieron durante este siglo en una prolífica presencia del personaje en novelas, obras de teatro, pinturas y artículos de prensa.
La Edad Media era para el pensamiento decimonónico un momento fundacional para los pueblos y una exhibición de sus rasgos. Que en Castilla, gran protagonista de esta literatura, hubiera existido alguien como El Cid demostraba que, en los orígenes de la nación española, también había personajes antiabsolutistas, enemigos de las arbitrariedades de los reyes y defensores de sus libertades. Lo cual iba como anillo al dedo en ese contexto de luchas por delimitar dónde acababa y dónde empezaba el poder real y el poder legislativo en el siglo XIX.
Los hijos republicanos de El Cid
Por su espíritu democrático y antiseñorial, Rodrigo Díaz de Vivar se ganó su hueco de honor en el himno republicano por excelencia, el de Riego, que dice así en su primera estrofa escrita por Evaristo San Miguel:
«Serenos, alegres, valientes y osados, cantemos, soldados, el himno a la lid. De nuestros acentos el orbe se admire y en nosotros mire los hijos del Cid».
Durante la Segunda República y la Guerra Civil, El Cid Campeador siguió siendo un héroe reivindicado por la izquierda como ejemplo de una figura supuestamente hostil a las monarquías. Antonio Machado afirmó en un discurso del Congreso Internacional de Escritores por la República, celebrado en Valencia en 1937:
«Alguien ha señalado, con certero tino, que el Poema del Cid es la lucha entre una democracia naciente y una aristocracia declinante. Yo diría, mejor, entre la hombría castellana y el señoritismo leonés de aquella centuria. No faltará quien piense que las sombras de los yernos del Cid acompañan hoy a los ejércitos facciosos y les aconsejan hazañas tan lamentables como aquella del robledo de Corpes. No afirmaré yo tanto, porque no me gusta denigrar al adversario. Pero creo, con toda el alma, que la sombra de Rodrigo acompaña a nuestros heroicos milicianos y que en el Juicio de Dios que hoy, como entonces, tiene lugar a orillas del Tajo, triunfarán otra vez los mejores. O habrá que faltarle al respeto a la misma divinidad».
Las fuerzas republicanas intentaron movilizar en su provecho los mitos fundacionales decimonónicos. Se presentó la contienda como una nueva Guerra de Independencia, la defensa de Madrid como la de Numancia, los dinamiteros asturianos se denominaron herederos de Don Pelayo (una popular coplilla suya decía «¡Qué falta de otro Pelayo, Capitán de la Santina, ahora que van en las hondas cartuchos de dinamita! ¡Mineros de Covadonga!») y El Cid, por supuesto, se puso como ejemplo del espíritu republicano que todo español lleva dentro…
«Las referencias a Don Pelayo y al Cid están constantemente en las coplas, los carteles y toda la propaganda republicanas de los primeros años de la guerra. No hay que olvidar el temor contra los musulmanes que servían con Franco; había un terror absoluto en las filas republicanas», explica Antonio Pérez Henares.
La propaganda del Frente Popular explotó la imagen del caballero castellano como azote de los musulmanes, «el matamoros», para recordar que Franco había abierto las puertas de España a tropas venidas de África. Las unidades de regulares que vinieron con Franco estaban compuestas por marroquíes procedentes del Protectorado y, con más de 50.000 hombres, suponían una fuerza reseñable. El futuro dictador tuvo a estas unidades como una de las más valiosas durante la contienda, e ignoró la cartelería republicana, abiertamente islamófoba, que invocaba a El Cid para vencer a las huestes invasoras.
La incongruencia
Para subsanar la incongruencia manifiesta que representaba que una causa que se presentaba como católica, europea y tradicional se apoyara en tropas africanas de otra religión, la propaganda del Bando Nacional tuvo que buscar un discurso alternativa y eficaz. También ellos querían ser El Cid y no los invasores... El escritor Federico García Sanchiz encontró una fórmula para definir a estas tropas como «La milicia mudéjar» y recordar que hasta El Cid había liderado a musulmanes en nombre de una causa mayor:
«Mahometanos y cristianos se aliaron en diversas ocasiones, y en alguna, nada menos que bajo el caudillaje del Cid (...) si el Hijo del Trueno combatía a los árabes, a los bereberes y a los mestizos de entrabas castas, o sea a los moros, era porque ellos representaban la herejía, vinculada en la actualidad a los marxistas».
El régimen franquista haría suyo al personaje y hasta Franco lo usó en sus discursos como sinónimo de españolidad, junto a otros héroes clásicos como los defensores de Numancia, Viriato o Don Pelayo. Durante la inauguración del Monumento al Cid Campeador en Burgos, en 1955, diría el propio Franco:
«El Cid es el espíritu de España. Suele ser en la estrechez y no en la opulencia cuando surgen estas grandes figuras. Las riquezas envilecen y desnaturalizan, lo mismo a los hombres que a los pueblos. Ya lo vislumbraba nuestro genial escritor y glorioso manco en su historia inmortal, en la pugna ideológica del Caballero Andante y del escudero Sancho. Lanzada una nación por la pendiente del egoísmo y la comodidad, forzosamente tenía que caer en el envilecimiento».
Fuente: ABC
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You know, sometimes I remember that the poet said that El Cid and Doña Ximena said goodbye to each other ‘the way a fingernail is torn apart from the flesh’. At that point they had been married for long enough to have two teenage daughters. I mean. That’s THE romantic shit right there.
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A mi no puede decirme ningún señor cómo interpretar el poema de Mío Cid.
Si yo quiero que Minaya tenga una sonrisilla de sabihondo cuando vuelve de la batalla con la espada chorreando de sangre y diciendo "ahora si que quiero mi botín", pues así es como va.
Si yo quiero que cuando va al monasterio Elvira y Sol salgan a recibirle como cabritillas alocadas pues es así.
Si yo quiero que el Cid le dé de vez en cuando un capotillo a Bermúdez por tener la mecha corta pues tengo razón y punto!!
Y si yo digo que el concepto "poycule ximena-rodrigo-alvar" es galaxy brain pues me quedo tan ancha.
Y ya está!
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Art by Torras y Armengol (1832 - 1878) Created in 1876
There is this ancient Spanish legend, about the Daughters of Cid which dates from and appears in the Poem del Mío Cid.
This poem is based on a true story, it tells of the deeds of the Castilian hero Rodrigo Díaz de Vivar known as El Cid and takes place during the eleventh century, an era of conflicts in the Iberian Peninsula between the Kingdom of Castile and various Taifa principalities of Al-Andalus. It is considered a national epic of Spain. The work survives in a medieval manuscript which is now in the Spanish National Library. The story begins with the exile of El Cid, whose enemies had unjustly accused him of stealing money from the king, Alfonso VI of Castile and León, leading to his exile. To regain his honor, he participated in the battles against the Moorish armies and conquered Valencia. By these heroic acts he regained the confidence of the king and his honor was restored. The king personally marries El Cid’s daughters to the infantes (princes) of Carrión. However, when the princes are humiliated by El Cid’s men for their cowardice, the infantes swear revenge. They beat their new wives and leave them for dead. When El Cid learns of this he pleads to the king for justice. The infantes are forced to return El Cid’s dowry and are defeated in a duel, stripping them of all honor. El Cid’s two daughters then remarry to the principes (crown princes) of Navarre and Aragon. Through the marriages of his daughters, El Cid began the unification of Spain. Then there are also some who claim this whole story did not happen, like I found on this (Spanish) blog.
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