#volviste a mis pensamientos
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El lobo, cansado de ser el malo del cuento, harto de ser visto como el villano de la historia, se fue a recorrer nuevos senderos, donde nadie lo conociera, donde nadie tuviese prejuicios hacia él, quería ser capaz de comenzar una nueva historia donde él no fuese el odiado, donde nadie fuese odiado.
Después de mucho caminar, después de pasar mucho tiempo en soledad, entonces la encontró a ella, sentada sobre una roca en el camino, con sus manos cubriendo su rostro, su vestido negro, hermoso pero no tan llamativo, su cabello enmarañado, con una belleza nada común, sus zapatos, también negros, algo polvorientos por tanto caminar.
Él le preguntó:
- Hola ¿qué haces acá tan sola?
Y ella, sorprendida, le dijo:
- Estoy acá tratando de alejarme de la maldad de los demás, que sólo ven tu exterior y te juzgan por tu apariencia sin siquiera intentar descubrir ni conocer nada más de ti, alejarme de aquellos seres que dicen ser buenos pero actúan contrariamente a sus palabras, seres llenos de hipocresía y faltos de compasión.
El lobo la miró, sabiendo claramente a qué se refería, se acercó un poco sabiendo que no sería rechazado por lo que es, deseoso de compañía y sintiendo la necesidad de dar compañía.
- ¿Quieres compañía? ¿me permites acompañarte un rato?
Ella, enjugando sus lágrimas y dejando ver sus hermosos ojos, lo miró y le dijo:
- Claro que puedes, para mí sería un placer, sólo te pido que me acompañes, no por lástima, sino por que nace de tu corazón, quiero sentirme amada por lo que soy sin que me señalen ni sigan estereotipos de bondad que terminan siendo crueles y, por ende, mucho más malvados.
- Me quedo porqué quiero, porqué, cómo tú, soy un incomprendido y porque, en mi corazón, siento que podemos derribar barreras y ser felices juntos.
Ella río mientras él se acurrucada a sus pies.
- Eres muy tierno, por lo visto tu apariencia es sólo una coraza, una pétrea coraza, pero en tu interior eres blando y llevas dulzura, eso lo puedo sentir.
Él la miró con una mirada que desprendía amor.
- Entonces me quedaré a tu lado hasta que la luna deje de ser motivo de poemas y las estrellas no se asomen más en el cielo nocturno.
- Siéntate cerca de mí, no a mis pies sino a mi lado, dijo ella mientras acariciaba su cabeza.
- No puedo rechazar tu invitación, aunque quisiera, hay algo en ti que me hechiza, creo que son tus ojos profundos o tu voz que suena a poesía.
Ella se sonrojó, pero él apenas lo notó, ella estaba oculta bajo su capucha y la luna apenas dejaba ver algo de su rostro que en verdad era hermoso, no la hermosura que puedas encontrar en la mayoría, era la hermosura que le daban esos ojos tan expresivos, esa sonrisa tan elocuente, sin nada de maquillaje, ella resplandecía de belleza.
- ¿Sabías que las estrellas más brillantes no son siempre las más cercanas? - preguntó ella - a veces simplemente las más lejanas brillan con tanto fulgor que se dejan ver desde la lejanía.
- Pues así pasa con todo, hay seres que brillan tanto que no pueden ocultar su belleza aunque quieran - lo dijo mientras colocaba su cabeza en su regazo.
- No me conoces por completo, no puedes saber cómo soy.
- Ya conozco lo suficiente de tí como para saber que eres alguien especial.
Ambos miraron al vacío, como buscando las palabras correctas para continuar la conversación pero ya estaban tan conectados que no necesitaron más palabras por un buen rato, ambos se perdieron en sus pensamientos que se entrelazaban.
- Siempre he sido temido - dijo él rompiendo el silencio - mis fauces, mis garras y mi apariencia en general, hacen huir a cualquiera y me hacen ser odiado.
- Algo parecido pasa conmigo, la apariencia es lo que más le importa a la mayoría, parece ser que una mujer siempre debe vestir con tonos pasteles para ser buena.
- Adoro tu apariencia, lo común no es lo mío, y puedo ver que eres una hermosa mujer, no me refiero meramente al exterior.
- Pero insisto, no me conoces por completo, has de conocer mis locuras, mi lado más endiablado y no tan bello.
- Eso no hace falta, somos seres muy parecidos, te conozco porque me conozco, te amo porque me amo, miro a tus ojos y puedo perderme en ellos, tienen un brillo que no he visto jamás, me puedo quedar a vivir en tu sonrisa por siempre.
Desde entonces un nuevo cuento fue escrito, sin estereotipos ni prejuicios, en el cual importa más el interior que el exterior, un verdadero cuento de amor.
Y cuentan que desde entonces, en noches de luna llena, ella se convierte en loba para recorrer el bosque junto a él y amarse por completo, pero en otras noches ella, siendo una bruja, prepara algún brebaje para que él pueda sacarse la piel de lobo y vestirse de hombre, no de un príncipe azul montado sobre un brioso corcel blanco, sino de un plebeyo común, con ojos brillantes como estrellas, con fuertes brazos para poder cargarla a ella hasta su lecho de amor, porque
¿quién dijo que los villanos no saben amar?...
#mi lobo#el lobo#luna#luna llena#joe reyes#Mi Lobito#algun dia#en otro lugar#en otra vida#te encontraré#te extrañe#volviste a mis pensamientos
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#notas#citas#notas tristes#necesito desahogarme#tristeza#notas personales#this is not the end?#pensamientos#no se que pensar#y no se que hacer#no se que hago con mi vida#no se que estoy haciendo#no se que hacer#depresión#eres tu de nuevo?#crei#haberte superado#ya volviste#debería dejarte fluir#o solo#hacer algo?#no lo se#this is depressing#depressing shit#depressiv#me siento triste#dias tristes
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Tiempo - Enzo Vogrincic
+18! SoftDom!Enzo. Age gap, creampie, (posible) dacrifilia, dirty talk, fingering, (breves descripciones de) girly!reader, innocence kink (implícito), sexo oral, sexo sin protección. Uso de español rioplatense (y mucho texto, sorry).
Enzo recuerda la primera vez que te vio.
Llevaba ya un tiempo preguntándose quién había ocupado el departamento que dejó cuando terminó su última relación e intentando a su vez sepultar el pensamiento para no recordar nada que tuviera que ver con aquellos momentos, pero luego comprendió que su curiosidad poco tenía que ver con los fantasmas que creía ver en el edificio al que regresó.
Era la tarde de un aburrido sábado y él deambulaba por el corredor con su cámara en las manos, intentando encontrar el ángulo perfecto para capturar la luz del sol iluminando su puerta. Entre tantos viajes decidió recostarse sobre las cerámicas de su hogar, perdiéndose en la oscuridad y conteniendo la respiración hasta que la imagen que vio a través del lente logró convencerlo.
Tus zapatos arruinaron la fotografía.
Se apartó de la cámara con una expresión de disgusto dibujándose en su rostro y un sonido mitad frustración-mitad enojo dejando sus labios, aunque dichas emociones se esfumaron cuando alzó la vista y encontró tus ojos observándolo desde la puerta. Se reincorporó y permaneció sobre sus rodillas, con una extraña sensación recorriéndolo al mirarte.
-Hola.
-Hola- le sonreíste-. Enzo, ¿no?
-Sí. ¿Vos sos…?
Te presentaste con cierta timidez, confesando que sólo te detuviste porque te asustó ver la puerta abierta y aclarando también que en el tiempo que llevabas allí jamás habías tenido oportunidad de presenciar tal fenómeno. Se declaró culpable con una sonrisa y abandonó su posición.
-Vos vivías ahí, ¿no?- señalaste tu puerta y él asintió-. ¿Y por qué volviste?
Cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gesto de indiferencia.
-Me gusta este lugar. Y tengo muchos recuerdos con mis gatos.
-Menos la lámpara- arqueó una ceja-. Una lámpara con rasguños, ¿la querés…?
-Era mía- apretó los labios-. Pero no, no la quiero, gracias.
-Bueno…- dijiste, alejándote lentamente de su puerta-. Fue un gusto.
Pero él no podía permitir que te fueras.
-¿Te molesta si subo la foto…? Te puedo etiquetar.
Y de pronto no había lugar en el que no se encontraran… Ya fuera en el parque a medio kilómetro de distancia o la vieja tienda de libros en el centro de la ciudad, sus caminos se entrelazaban y siempre emprendían juntos el regreso a casa. En alguna que otra ocasión se detenían a comprar alguna bebida –un simple espresso para Enzo y para vos una bebida con nombre e ingredientes que él no podría pronunciar-, flores o sólo para acariciar gatos del barrio.
Los no-tan-breves intercambios durante las caminatas se convirtieron en charlas interminables que tenían lugar en su cocina o en tu sala de estar. Allí Enzo descubrió por fin el misterio de la playlist que reproducías todos los sábados por las noches, el nombre de las canciones que no lograba encontrar y por qué decidiste no colocar tu apellido en el timbre de la entrada, entre otros detalles con los que completó el puzzle que era para él tu persona.
Recuerda también el día en que pediste su ayuda para decidir cómo decorar la sala para tu cumpleaños, comentándole que organizarías una pequeña reunión con tus amigas e invitándolo a acompañarte luego de preguntar por su agenda. Observó por un largo rato los productos que le señalabas en la pantalla de tu laptop y luego recordó preguntar:
-¿Y cuántos años cumplís?
-Veintidós… ¿De qué te reís?
-Dale- insistió entre risas-. Decime.
-Veintidós, Enzo.
Su sonrisa se esfumó y se desplomó contra los cojines del sofá, notando en ese entonces que sus jeans rozaban tus muslos. No pareciste notar su reacción o decidiste ignorarla, pero poco podía importarle aquello cuando la voz en su cabeza gritaba que había cometido un error. Cuando se despidió besó tu mejilla con cierta reticencia e hizo un esfuerzo para no voltear antes de cerrar su puerta.
Aquella noche lo encontró en vela. Contó ovejas hasta aburrirse, el té caliente que debía ayudar quemó su lengua y ningún programa en la televisión llamaba su atención el tiempo suficiente; releyó conversaciones, fingió tener la intención de borrar todas tus fotos y tu contacto, juró romper las notitas que dejaste cuando regaste sus plantas durante su último viaje. Gritó y maldijo contra la almohada a sabiendas de que no sería capaz de hacer esas cosas.
Pensó en todas las señales que pasó por alto: algunas de tus prendas y los moños en el cabello, los cuales creyó parte de la reciente y creciente aceptación de la feminidad, las bromas y referencias que no comprendiste, parte del contenido que consumías en redes y que habías compartido con él. Sin ir más lejos, había visto la forma en que interactuabas con otros habitantes del edificio o cómo huías descaradamente (cosa que él envidiaba) para evitarlos.
Todas las mañanas al despertar juraba frente al espejo que era el último día, que pondría fin a lo-que-fuera que estaban haciendo con vos y que era la decisión más sensata para protegerte… Pero entonces recibía un mensaje tuyo deseándole un buen día o te veía regando tus plantas, todavía en pijama y un tanto despeinada, y decidía que podía permitirse unas últimas veinticuatro horas disfrutando de tu compañía.
Fue en una de esas tardes que acabaste sobre su regazo mientras él guiaba tus movimientos. Sólo unas capas de tela separaban tu piel de la suya y eso fue probablemente lo único que pudo lograr que se detuviera a tiempo… Bueno, eso y el hecho de que horas atrás le habías enseñado una página donde se apreciaban fotografías tomadas de tu cuenta de Instagram y el artículo que regalaba detalles sobre tu vida.
Con sus manos aún sobre tu cadera, tal vez un poco más por debajo de lo aceptable, Enzo te obligó a detenerte y fingió no notar el hilo de saliva que conectaba sus labios con los tuyos. Tu respiración era agitada, tus párpados parecían pesar con los vestigios del placer que te arrebató y podía ver tus pezones erectos a través del adorable top floreado que llevabas puesto, pero por muy tentadora que fuera la imagen no podía permitir que cometieran una equivocación.
Acomodaste tu cabello, nerviosa.
-¿Hice algo…?
-No- se apresuró a contestar y besó tu mejilla-. Pero no podemos.
Un sonido dejó tu garganta y tus labios fueron incapaces de contenerlo. Cuando te arrojaste sobre el sofá abrazaste tus piernas, ignorando que la posición había desacomodado tu ropa y dejaba al descubierto tu lencería humedecida. Enzo apartó la mirada y tomó un par de respiraciones profundas, su mano acariciando tu tobillo para ofrecerte consuelo.
-¿Por qué?
-Porque sos muy chica para mí.
-¿De verdad importa?- asintió-. Es que pensé… No pensé que podía gustarte.
-Y yo no pensé que eras diez años menor.
-Nueve- corregiste-. ¿Y entonces...? ¿Por qué estábamos…?
-Porque soy un imbécil.
-Y… sí.
-Creo que tendríamos que… no sé, evitar vernos por un tiempo- lo miraste confundida y él señaló tu celular-. Si te ven conmigo van a hacer y decir esas cosas, es así. Perdón.
-Pero acá no nos ven- intentaste razonar con él.
-Los vecinos sí.
Ambos comprendieron en ese momento lo que significaba evitar verse por un tiempo. Tu labio inferior temblaba mientras hacías un esfuerzo para contener el llanto y cuando Enzo se estiró para acariciar tu mejilla apartaste su mano, te pusiste de pie y te dirigiste hacia la entrada.
-Andate- te aclaraste la garganta-. Andate, Enzo.
Abandonó tu hogar sin atreverse a mirarte a los ojos y la mañana siguiente no se acercó para dejarte la copia de sus llaves ni para reclamar la manta que había caído en tu sofá durante su visita el día anterior. Dejó el edificio con prisas, temiendo que ante el mínimo retraso ambos pudieran encontrarse y él se viera obligado a pensar todavía más en todo lo que hizo mal.
Jamás se había sentido tan ansioso en un avión… Por lo menos no en uno real.
Se arrepintió en ese momento y durante una semana sus conocidos parecieron tratarlo como si fuera un frágil adorno de cristal, aunque no lograba comprender si se debía al evidente estado anímico que arrastraba junto con su maleta o al mal genio que dejaba entrever cuando todas las entrevistas y eventos diarios comenzaban a abrumarlo.
En algún momento comenzó a sentir que había cometido un crimen.
Empeoró cuando lo bloqueaste en todas tus redes. Y cuando los periodistas no dejaban de preguntar si estaba soltero, si tenía novia, si podían saber tu nombre; cuando alguien difundió fotografías que habías subido a tus historias luego de que configuraras tu cuenta como privada, cuando notaron que la lámpara en tu sala era la misma que se apreciaba en viejas publicaciones en su feed, cuando señalaron que tu sala era también la misma sala que él posteó en ocasiones.
Se arrepintió entonces, por supuesto que se arrepintió. Y también se arrepiente ahora, aunque no puede precisar si su arrepentimiento es producto de haberte arrastrado al circo mediático que lo rodea o si se debe a la distancia que los separa. Tampoco sabe qué duele más.
El taxi se detiene en la puerta del edificio y al bajarse lo sorprende el característico sonido del cristal haciéndose pedazos bajo sus pies. Se aparta rápidamente y observa la lámpara destrozada en la acera durante unos segundos, sus ojos ardiendo cuando finge que chequea las suelas de sus zapatillas en caso de que el dolor que siente provenga de una herida.
Arrastra su cuerpo hasta entrar en el elevador y presiona el botón. Odiaría quedarse atrapado o sentirse encerrado como sucedió en el avión, pero está demasiado cansado y prefiere evitar el tramo de escaleras. Toma una respiración profunda antes de abandonar las paredes metálicas y se apresura hacia su puerta, sus manos temblando mientras introduce la llave en la cerradura.
Suelta su maleta de inmediato cuando nota las hojas marchitas de las plantas en su sala, el único sobreviviente de su ausencia siendo el cactus que dejaste allí la última vez que lo visitaste. Pasa una mano por su rostro antes de abrir las puertas del balcón, las ventanas de su habitación y por último las de la cocina, las cuales permiten que a sus oídos llegue la música que suena en tu departamento.
Revisa el calendario. Recuerda la foto de tus zapatos. Respira.
El reloj da las nueve cuando alguien toca tu puerta. Estás sola con tus pensamientos hace horas y te parece un tanto extraño ya que tus amigas te habrían enviado un mensaje en caso de haberse olvidado alguna de sus pertenencias, pero de todas formas echás un rápido vistazo a la cocina y la sala en busca de cualquier objeto que reconozcas como ajeno.
Cuando abrís la puerta te encontrás con Enzo esperando del otro lado, un ramo de flores en una mano y un regalo mal envuelto bajo el brazo: permanecés inmóvil a la espera de una explicación lógica a su presencia y él, que no deja de mirarte a los ojos, contiene la respiración preparado para que lo eches. Te hacés a un lado para dejarlo pasar.
-Esos son regalos para mí, ¿no? Porque si no me trajiste un regalo te tenés que ir.
El tono pasivo-agresivo de tu broma lo obliga a tragarse su risa y se planta en medio de tu sala.
-Te tengo que pedir perdón.
-En eso estamos de acuerdo- cruzás tus brazos sobre tu pecho-. ¿Y por qué, exactamente?
-Por todo.
Tomás asiento en el sofá y Enzo ocupa el otro extremo, manteniendo cierta distancia que para ambos resulta abismal. Coloca el ramo de flores sobre la mesita de café y también la caja, luego pasa sus manos por su pantalón una y otra vez, nervioso e inquieto como jamás lo habías visto. Te gustaría poder consolarlo pero aún te sentís herida y tu corazón latiendo en tus oídos no te permite pensar con claridad.
-Sé más específico.
-Primero me gustaría pedirte perdón por lo de tus fotos.
-No es tu culpa- negás-. De verdad, no sos responsable.
-Entonces te quiero pedir perdón por haber sido un pelotudo…- acorta la distancia entre ambos-. Sé que lo que hice estuvo muy mal, tendría que haberme quedado para que pudiéramos hablar bien y no tendría que haberme ido sin despedirme o prometer que íbamos a aclararlo cuando volviera. Seguro estás enojada y tenés todo el derecho del mundo, pero te pido que me dejes explicarte.
Suspirás y hacés un gesto para que te dé un momento. Buscás refugio en la cocina para ocultar tus lágrimas y deshacerte de la horrible sensación de opresión en tu pecho, colocando un par de cupcakes en unos pequeños platos de porcelana pintada que recibiste por la tarde. Estás a punto de voltear para regresar a la sala, pero la presencia de Enzo a tus espaldas es evidente.
-Perdón- susurra, tomando ambos platos para dejarlos sobre el mármol y poder sostener tus manos-. Sé que dije que sos muy chica para mí, pero sólo lo dije porque no me gustaría que en algún momento…
-¿Qué?
-No me gustaría que dejes de ser como sos sólo para encajar conmigo, que te pierdas de esas experiencias que yo ya viví, no me gustaría que la gente nos mire y piense “Ah, sí, ahí van Enzo y la nena”, no…
-No sos como DiCaprio, Enzo- te liberás de su agarre-. ¿De verdad te importa tanto lo que piensen los demás? Porque yo juraría que normalmente no sos así.
-¿Vos leíste todo lo que dijeron sobre nosotros? Tenés que entender.
-¿Entender qué…? ¿Por qué creés que hacíamos algo incorrecto?
-Porque yo ya sé muchas cosas que a vos te faltan aprender.
-Podés enseñarme- apoyás las manos en su pecho y sentís que tiembla bajo tus dedos-. Me dijiste todo lo que no te gustaría, ¿por qué ahora no me decís lo que sí te gusta?
Toma tu mano y besa tus nudillos.
-Me gustás vos, pero no sé si te merezco- cubre de besos tu palma antes de llevarla a su mejilla-. Perdón, chiquita, te juro que voy a encontrar la manera de…
-Podemos seguir donde nos quedamos- sugerís. Tus mejillas arden.
Enzo rodea tu cintura con sus manos y sus pulgares trazan figuras sobre tu ropa.
-¿Estás segura?- asentís.
Ataca tus labios con una delicadeza brutal, su desesperación evidente en los gemidos que dejan su garganta y en la urgencia con la que comienza a frotarse contra tu abdomen; entre besos y roces toma tu muñeca y te arrastra en dirección a tu habitación, deteniéndose sólo al ver su manta en tu cama deshecha. Cuando evitás su mirada toma tu mentón entre sus dedos.
-No te voy a dejar sola nunca más- besa tu frente-. Nunca.
Te ayuda a recostarte en la cama y se posiciona sobre tu cuerpo con cuidado. Comienza a besarte, su mano acariciando tu cintura con movimientos suaves que le permiten estudiar tus reacciones y sus labios delineando tu mandíbula, tu cuello y tus clavículas hasta hacerte estremecer.
Se aleja por un segundo para observar tu expresión y se siente casi orgulloso del efecto que tienen en vos sus besos. Vuelve a acercarse a tu boca y tus brazos rodean su cuello para acortar toda distancia entre sus cuerpos, tus piernas abrazando su cintura para poder sentir la evidencia de su excitación contra tu centro. Comienza a rozarte por sobre la ropa y se deleita al oír tus gemidos, tímidos al principio y desesperados con el pasar de los minutos.
-¿Puedo?- pregunta al deslizar sus dedos entre la cintura de tu pantalón y tu piel. Asentís-. Necesito palabras.
-Sí, sí podés.
-Muy bien- te sonríe y tira de la prenda hasta lograr deshacerse de ella. Observa los tiernos detalles de tu ropa interior pero lo que más llama su atención es la mancha de humedad en el centro. Comienza a deslizar sus dedos sobre la tela y jadeás-. ¿Querés que te toque?
-Sí.
Es adictiva la manera en que reaccionás a sus caricias y se siente casi cruel al preguntar:
-¿Dónde?
Cerrás los ojos, avergonzada, y presiona sobre tu entrada aún cubierta.
-Ahí.
-¿Acá?- repite el movimiento y gemís. Se acerca a tu rostro y besa tus labios-. Perdón, bebé, es que sos muy linda…
El temblor que te recorre hace que se apiade y te despoja de la última prenda que lo separa de tu intimidad. Se arroja sobre el colchón y besa tus muslos con algo similar a la devoción mientras te observa desde su lugar tal como lo hizo la tarde en que se conocieron. Arrastra sus labios sobre tu piel hasta acercarse peligrosamente a tus pliegues y tu entrada brillante.
El primer beso te hace gritar y mientras sus labios te recorren de arriba abajo Enzo aparta la mano que cubre tu boca. Su lengua caliente y experta juega con tu entrada, se introduce en ella y realiza pequeños movimientos hasta sentir que tus dedos se enredan en su cabello para acercarlo aún más, alejarlo y también guiarlo en busca de más placer.
Las yemas de sus dedos recogen tu excitación y frota tus pliegues para lubricarlos. Cuando se detiene brevemente sobre tu clítoris para dibujar círculos estos arrancan un sinfín de sonidos incomprensibles de tus labios y Enzo sonríe complacido contra tu piel ardiente.
Introduce un dedo muy, muy lentamente en tu interior y suspira cuando siente tus paredes contrayéndose hasta prácticamente succionar el dígito en tu interior: gira su muñeca y curva su dedo hasta hallar tu punto dulce, obteniendo un gemido casi pornográfico como recompensa.
Comienza a abusar de tu sensibilidad y no decide si prefiere ver la forma en que te retorcés sobre las sábanas o tus fluidos haciendo brillar tu piel y deslizándose hasta manchar su manta. Intenta obtener algo de fricción, frotándose desesperado contra el colchón y capturando tu clítoris entre sus labios para acallar sus propios gemidos.
Desliza en tu interior otro dedo y te oye quejarte segundo cuando tus paredes oponen resistencia, pero pronto tus gemidos cobran más y más intensidad y movés tu cadera para encontrar sus movimientos. Otro dedo le sigue y cuando sollozás Enzo se pregunta cuántas noches pasaste tocándote en soledad, tus manos incapaces de darte el placer que él logra brindarte en este momento.
Una serie de balbuceos -entre los cuales cree distinguir su nombre- son la única advertencia que ofrecés antes de alcanzar un orgasmo que arquea tu espalda y provoca que arañes las sábanas al intentar aferrarte de algo que te ayude a tolerar el placer. Enzo prolonga tu orgasmo hasta sentir que los espasmos dejan de sacudir tu cuerpo y ver que tu respiración agitada se regula.
Se recuesta a tu lado para poder apreciar tu rostro de cerca y besa tu mejilla.
-Feliz cumpleaños- dice contra tu piel-. ¿Querés más?
-Todo- asentís-. Quiero…
Se deja caer contra la almohada.
-Si lo hacés no voy a aguantar- lamenta-. Pero…
-Sí- te apresurás a decir-. ¿Y puedo intentar más tarde?
Besa la comisura de tus labios y emite un sonido de afirmación.
Se desnuda bajo tu atenta mirada y regresa a su lugar entre tus piernas. Descansa su peso sobre un brazo y acaricia su miembro, jugando con su punta brillante y suspirando sobre tu cuerpo sólo para tentarte más. Juega con tu clítoris, se desliza entre tus pliegues y te hace delirar posándose sobre tu entrada una y otra vez.
-¿Segura?
-Segura- acariciás su mejilla.
Aunque el ardor de la penetración te resulta placentero esto no evita que un par de lágrimas se deslicen por tus mejillas cuando agachás la mirada para ver la escena entre tus piernas. Enzo es grande y las venas que lo recorren parecen gritar pidiendo que tus dedos las acaricien, pero tus manos acaban sobre su pecho desnudo y tus uñas dejan marcas en su piel al sentir que alcanza los lugares más profundos en tu interior.
-Enzo…- temblás y su pulgar comienza a dibujar círculos en tu clítoris para calmarte.
-Ya sé, bebé, ya sé…
-Más, por favor.
Mueve sus caderas con suavidad para no herirte y arroja la cabeza hacia atrás, incapaz de contenerse ante el placer que siente y esforzándose por no perder el control. Abandona tu interior hasta que sólo la punta permanece dentro de tu cuerpo, que suplica contrayéndose deliciosamente, y cuando vuelve a introducirse lo hace de una sola estocada.
-Más, Enzo, más.
Acelera el ritmo y jura que podría morir en esa posición, con tu calidez abrazándolo y tus gritos opacando cualquier sonido que pudiera llegar a sus oídos. Se deja caer sobre sus codos y busca tus labios, embargado por la necesidad de besarte hasta olvidar cualquier pensamiento que no seas vos.
Su mano se desliza bajo tu camiseta hasta llegar a uno de tus pechos, masajeándolo y girando tu pezón entre sus dedos hasta que tus dientes muerden su labio inferior. Rompe el beso para poder observar las expresiones que transforman tu rostro cuando comienza a profundizar sus movimientos, el vaivén de sus caderas permitiendo que su pelvis estimule también tu clítoris.
-Ahí...
-¿Sí, acá te gusta?- la pregunta es casi retórica. Sin esperar confirmación comienza a atacarte con embestidas que te hacen delirar, su punta golpeando tu cérvix y sus movimientos provocando que tu cuerpo se mueva sobre las sábanas de manera casi violenta.
Tus pestañas brillan con las lágrimas que nublan tu visión y Enzo besa el rastro que estas dejan mientras se pregunta si alguna vez alguien logró hacerte llorar de placer, si te aferraste con tanta fuerza al cuerpo de otra persona para no perder la cabeza por la intensidad de las sensaciones… Sabe que no y los músculos de su abdomen se tensan peligrosamente al pensarlo.
Hace una breve pausa para recuperarse y acaricia tu rostro antes de manipular tu cuerpo con facilidad, recostándose contra las almohadas y posicionándote sobre su cuerpo. Puede apreciar en tu rostro tus dudas, por lo que te toma por el cuello para poder acercarte a él y besar tus labios de manera casi voraz.
Colocás tus manos sobre su pecho y comenzás a rozar tus pliegues sobre su miembro húmedo y brillante por los fluidos de ambos, un hilo de saliva cayendo de tus labios cuando bajás la vista para apreciar la imagen entre tus piernas.
Te cuesta creer que lo que sucede es real y que Enzo está con vos en todos los sentidos, más aún cuando humedece su pulgar -como si hacerlo fuera necesario- con la saliva que moja tus labios y lo lleva hacia tu clítoris.
-Enzo, no, me voy a…- intentás advertirle pero tus palabras sólo parecen motivarlo más. Gritás-. Es mucho…
-Hacelo.
Temblás y Enzo te empuja con su cadera hasta que el ángulo le permite volver a penetrarte. La intensidad de los estímulos sacude tu cuerpo y de tu garganta surge un sonido agudo cuando te golpea otro orgasmo que blanquea tu visión y te obliga a arañar su abdomen.
Tus movimientos se apagan gradualmente y las manos de Enzo acarician tu cintura, tu cadera, tus muslos y cualquier centímetro de piel que sus ojos ven. Su miembro palpita en tu interior mientras te recuperás de tu orgasmo, algún que otro espasmo atravesándote y una capa de tus fluidos haciendo brillar tus pliegues, tus muslos y también su abdomen.
La escena es terriblemente obscena y te sentís avergonzada al ver el desastre, pero Enzo no permite que te disculpes y te rodea con sus brazos para aprisionarte contra su pecho. Besa tu cuello y tus paredes se contraen sobre su miembro, tu cuerpo aún sensible rogando por más.
Llenás su hombro de besos y susurrás contra su piel.
-Adentro.
Un gemido resuena en su garganta al oírte y toma impulso con sus pies para volver a asaltar tu interior. Su miembro parece rozar cada fibra de tu ser y la habitación se llena con los sonidos de su piel colisionando con la tuya y tus sollozos cuando decide lamer y morder tu cuello. Mantiene en tu cadera un agarre lo suficientemente fuerte para dejar huellas.
Dejás caer tu frente sobre su hombro, rendida al sentir el cosquilleo entre tus piernas. Enzo tira de tu cabello para obligarte a mirarlo.
-¿Querés que te llene la conchita…?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Tu expresión es patética, pero Enzo cree que es tierna la forma en que tus cejas se curvan y tu boca entreabierta le permite ver tus dientes y tu lengua. Captura tus labios entre los suyos y jura que puede saborear su orgasmo en la forma en que permitís que invada el interior de tu boca.
Sus estocadas son frenéticas y erráticas y sus uñas marcan tu piel. Ahoga un gemido contra tus labios y en medio de la desesperación rompe el beso, mordiendo tu mejilla cuando su liberación mancha tus paredes hasta hacerte lloriquear.
Te abraza con más fuerza mientras las últimas gotas de su semen llenan tu interior y besa las marcas de sus dientes en tu rostro.
-Ahora sos mía.
Gemís en respuesta.
-Y vos sos mío- decís con voz temblorosa-. Para siempre.
-Para siempre, sí- jura, tomando tu mano para besar tus nudillos, tu palma y tus dedos, deteniéndose sobre estos cuando ve tu expresión de dolor-. ¿Qué te pasó acá?
-Estaba limpiando y se rompió tu lámpara. Perdón.
-No me pidas perdón. Nunca- vuelve a besar tu mejilla y te sonríe-. Creo que te va a gustar tu regalo.
-¿Cuál…?
-El que dejamos en la sala.
-Ah, sí- soltás una risa.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y terminamos de celebrar tu cumpleaños juntos?- propone-. Podemos pedir algo para comer y ver una película.
-Quiero quedarme así un ratito- descansás tu mejilla contra su piel caliente-. ¿Enzo…?
-¿Qué pasa, bebé?
-Te quiero.
La fuerza de su abrazo amenaza con dejarte sin respiración.
-Yo también te quiero. Mucho- toma tu mentón entre sus dedos para llamar tu atención-. ¿Puedo ser tu novio…?
Espero hayan disfrutado la lectura ♡
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🪐
¿En qué momento desistí de ti? ¿En qué momento me di por vencida? Realmente no me acuerdo. Ahora que volviste a mi pensamiento, revolviendo profundamente todos los recuerdos, me di cuenta de que quizás no te había olvidado; solo me di un tiempo a mí y a mi corazón, porque necesitábamos ese tiempo lejos de ti.
-Luly
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volviste a aparecer en mis pensamientos, que me hiciste que no dejo de pensarte.
#notas#personal#escritos#palabras#frases#pensamientos#vida#amor#citas#sentimientos#texto#pensar#dejar#relaciones#amistad#volver
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-Despues de varias lunas cumplidas haciendo lo mismo me has preguntado ¿Qué hago cada noche en este claro? Sin embargo sigues viniendo a mí, noche tras noche sin falta.
El platinado soltó un suspiro antes de continuar al no recibir respuesta de la pelinegra.
-Soy un demonio, Miko, no uno cualquiera sino un Inu Daiyokai. Está fuera de mi naturaleza hablar de sentimientos y yo jamás doy explicaciones, sin embargo hoy lo haré por ti así que pon atención. ¿Sabes cuál es la razón por la que dejé a Rin en tu aldea y a Jaken a su cuidado?
-Para que esté segura.- Respondió Kagome afirmando, pero su voz delataba un poco de duda.
-Sabes tan bien como yo que estando a mi lado nada le habría pasado jamás. - Corrigió él y la joven no pudo evitar fruncir levemente el ceño porque esa misma idea ya le había cruzado por la mente, pero jamás la exteorizo. - Sabía que a Rin le dolería al principio acostumbrarse a la vida con los humanos, dejar a Jaken era su garantía de que tarde o temprano regresaría a visitarlos. Yo tomé la decisión de dejarlos en tu aldea porque soy un hombre que aprecia y valora su privacidad, y sin embargo aquella noche llegaste tú a este mismo claro interrumpiendo mi soledad. Llegaste tan rota, llorando inconsolablemente por un desaire más por parte del híbrido, parecía que ya te encontrabas harta de lo que te ofrece, él no se dió cuenta de que como tú no hay otra. - Un intenso sonrojo se apoderó de las mejillas de la sacerdotisa. - Esa misma noche te acercaste a mí y te refugiaste en mi pecho, yo simplemente no tuve la fuerza para retirarte a pesar de que el olor de tu tristeza me abrumaba. -Kagome bajó la mirada avergonzada pero los dedos largos y finos de Sesshomaru le hicieron levantar el rostro cuando fue sostenido por el mentón para que le mirara nuevamente. - Para mi sorpresa la siguiente noche volviste a aparecer, esta vez te veías más repuesta, me sonreiste tímidamente y descubrí que eras experta en las noches frías, porque las vuelves cálidas con tu sola presencia. Día tras día luchaba conmigo mismo intentando no volver más, y sin embargo caía en la tentación de venir sabiendo que tú llegarías en algún momento, hasta que dejé de pelear con el descubrimiento de que mi pensamiento se rehusa a ti pero mi cuerpo te adora. Adora la sensación que me produce tocarte, el que roces accidentalmente mi piel ya es ganar para mí. Y es que tu cabello negro, la figura de cuerpo que decidiste tapar con ese traje de sacerdotisa que no te queda porque esta no eres tú, y tus ojos azules color del cielo son algo que no puedo sacar de mi mente en ningún momento del día... Ahora he respondido a tu pregunta, Kagome.
-Sesshomaru... -La joven analizaba cada palabra dicha por el platinado, su corazón estaba acelerado temiendo entender mal porque en verdad deseaba significar algo más que la ex enamorada de su medio hermano.
-El Kitsune ha despertado y te está buscando.-Dijo él invitándola a retirarse, deseaba estar con ella pero si el pequeño zorro venía a buscarla, todos sabían a dónde iba Kagome cada noche y tan bella rutina podría verse afectada.
Ella había aprendido a descifrar sus peticiones mudas así que entendiendo lo que quería y decidió retirarse.
-Kagome.- Le habló antes de que se pusiera en pie y ella volvió a dirigir la mirada a él. -Te espero mañana, ven e interrumpe mi soledad.
Crédito Anny Sarabia
+++++++
Mil gracias a Anny Sarabia por este bellísimo escrito para está imagen. En verdad es un deleite leer tus escritos, un honor y placer poder tener algo tuyo.
Ojalá nos sigas enamorando con más de tus escritos Sesshome ❤️
#sesshkag#sesshome#sesshoumaru#sesskag#sesshomaru#kagome x sesshomaru#sesshoumaru x kagome#lord sesshoumaru#sesshoumaru fanart#kagome#aome higurashi#aome#inuyasha
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HUGE ME, PLEASE || SUKUNA ; ONE-SHOT
🖇ᘎ warning(s): f!reader, smut, apodos (bebé, cariño, muñeca, princesa...). 🖇ᘎ summary: vas a la casa de tu novio para que te consuele, pero él parece tener otra idea distinta sobre cómo consolar a una persona. 🖇ᘎ words: 1170
➥ english ver. here
꒷‧₊˚💿‧₊˚꒷
Estabas fuera frente a la puerta principal de la casa de tu novio. Tenías dudas sobre si llamar o no, pero el frío calando en tus huesos comenzaba a molestarte, lo que te hizo decidir por fin optar por llamar.
Esperaste varios segundos que se te hicieron eternos, y al ver que nadie venía para abrirte, suspiraste y te diste la vuelta, pero te detuviste de inmediato cuando escuchaste un chirrido.
— ¿Cariño? —preguntó una grave voz detrás tuya.
En cuanto te encontraste con los ojos de Sukuna, no pudiste retener por mucho tiempo más las lágrimas. Este gesto le preocupó, pero su orgullo era demasiado grande para simplemente ir y abrazarte.
— ¿Qué ha pasado?
— ¿Puedo estar contigo? —preguntaste sollozando—. No puedo estar sola ahora mismo en casa.
Sukuna hizo un gesto con su cabeza, permitiéndote entrar. Le agradeciste en voz baja y pasaste. Lo primero que hiciste fue sentarte, no sin antes quitarte los zapatos, y luego soltaste un largo suspiro.
Las lágrimas ya no salían, pero seguías moqueando y sentías que en cualquier momento ibas a parecer un grifo abierto otra vez.
Tu novio se había sentado a tu lado, en silencio. Supuso que querías tu espacio y eso era lo que estaba tratando de hacer.
— Gracias por dejarme entrar —rompiste el silencio tras varios minutos.
— ____, sabes que siempre puedes venir aqu��. Tus bragas siguen en mi armario, por cierto.
— Eres un puto idiota —reíste.
Algunos podrían decir que tu novio era un insensible de mierda, pero él sabía perfectamente que lo único que querías ahora era olvidarte de todo y simplemente reírte hasta que te doliera la barriga.
— Pero eres mi idiota, así que supongo que eso está bien.
Sukuna no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, cosa que te puso nerviosa.
— ¿Quieres tomar alg-?
No pudo terminar la frase cuando sintió un fuerte agarre en su brazo. Te habías aferrado a él como si fuese lo único que te atase a este mundo, apretando fuertemente tus ojos para que no volviera a salir ninguna lágrima.
— ¿____?
— Solo, estemos así, por favor.
— Está bien —resopló.
No le gustaba el contacto físico pero cuando se trataba de ti, siempre intentaba hacer un esfuerzo sabiendo lo mucho que te gustaba expresar tu cariño a base de eso mismo.
Estuvisteis así por varios minutos. Tú seguías con los ojos cerrados y no pretendías abrirlos hasta que Sukuna volvió a hablar.
— Oye ____...
Alzaste tu cabeza solo para notar que por sus mejillas se asomaban un tímido color rojizo, cosa que te extrañó.
Te separaste de inmediato, pensando que habías hecho algo mal.
— Lo siento, ¿me he pasado?
— No idiota, es solo que has estado demasiado tiempo frotando tus pechos en mi brazo —soltó Sukuna sin pelos en la lengua, haciendo que ahora tú también estuvieras avergonzada y entendieras qué estaba pasando.
— Dios mío, lo siento mucho —volviste a disculparte sin poder verle a la cara.
Te levantaste, dispuesta a irte y dejar de sentirte una molestia, pero Sukuna te agarró del brazo y preguntó:
— ¿A dónde vas? No pretendes que me encargue yo de esto, ¿no?
Tenías la cabeza cabizbaja. No podías entender cómo tu novio con una simple frase podía ponerte de extremadamente triste, a extremadamente nerviosa.
Frotabas tus muslos de tan solo pensar en la situación; tal vez una cogida era lo que necesitabas para alejar todos esos pensamientos.
Sukuna pudo notar lo inquieta que te habías puesto, cosa que le dio luz verde para continuar.
A él se le daba fatal hacer de psicólogo, pero cuando se trataba de tu cuerpo, él era todo un experto.
Se levantó y se puso detrás tuya. Podías sentir su lenta respiración chocar contra tu cuello, calentándolo. Con una mano jugueteaba con alguno de tus mechones mal peinados mientras que con la otra, acariciaba suavemente tu cadera.
— ____... —volvió a susurrar.
Se podía notar lo desesperado que estaba por arrancarte la ropa ahí mismo, pero no quería ser tan brusco.
Te diste la vuelta y lo miraste a los ojos. No supiste por qué, pero eso fue suficiente para hacer que volvieras a llorar. Sukuna estaba por preguntarte, pero no le dejaste siquiera abrir la boca cuando posaste tus labios contra los suyos.
Sorprendido pero no disgustado, correspondió tu beso, olvidando por completo de la pregunta. Tú seguías llorando, era todo muy extraño, pero necesitabas que te animase de la mejor forma que sabía.
Dejaste caer a Sukuna en el sofá, rompiendo el beso, mientras tú te quedaste ahí parada, observando el notable bulto que se marcaba en sus pantalones.
— ¿Qué pasa? —preguntó extrañado—. ¿Por qué paras? —inquirió, sujetándote de la muñeca.
— ¿Te parezco atractiva? Es decir, ¿sientes que mi cuerpo está bien?
Tu novio te miró incrédulo ante tal pregunta.
— ____, si te soy honesto, lo único que quiero ahora mismo es que te sientes encima mío y que me dejes follarte por horas. Y todo por ese cuerpo tuyo. ¿De verdad piensas que me das asco?
Te quedaste sin palabras ante esa respuesta. No pensaste que él iba a ser, bueno, así de honesto, pero ahora estabas más nerviosa. Querías creerle, pero algo te decía que no, y necesitabas que ese algo se callara la boca lo más pronto posible.
Sukuna te guió suavemente hasta sus piernas. Apoyaste tu cabeza sobre su pecho porque te era imposible verle a los ojos.
— Muévete —te pidió.
Pero no le hiciste caso.
— ____ por favor, siento que voy a explotar si no te mueves ahora.
— ¿Y no te vas a quitar la ropa?
No contestó, se limitó a agarrarte de tus caderas y a hacer el trabajo por ti. Soltaste un leve quejido en cuanto sentiste sus frías manos tocando tu piel, un quejido que Sukuna disfrutó. Él necesitaba escuchar muchos más.
Siguió moviendo tus caderas mientras que lo único que podías hacer tú era seguir con la cabeza apoyada, sintiendo cómo tu coño palpitaba. No creías que podías aguantar así mucho más tiempo, pero parecía ser que Sukuna disfrutaba ver cómo te retorcías y pedías en silencio que hiciera mucho más.
Él quería escucharte decirlo, decir que lo necesitabas. Normalmente a este punto ya te hubiera obligado discretamente, pero estaba teniendo paciencia puesto que tú seguías mal. Si no fuera por eso, ahora mismo él ya habría hecho que tuvieras por lo menos un orgasmo.
— Sukuna... —susurraste entre jadeos.
— ¿Hmm? —fue lo único que respondió mientras jugueteaba con tus pezones.
— ¿Puedes?
— ¿Él qué?
— Abrazarme. ¿Puedes hacerlo? —pediste soltando un débil gemido.
Tu coño estaba lo suficientemente mojado como para no prescindir de un lubricante. Necesitabas que Sukuna te hiciese gemir y venirte hasta que no pudieras pensar en otra cosa que no sea su pene entrando y saliendo de ti bruscamente.
— ¿Seguro que solo quieres que te abrace? —preguntó esta vez acariciándote la espalda y jugueteando con el cierre de tu sujetador.
— Sí...
— Eres toda una mentirosa, pero de acuerdo princesa. Pero luego te tendrás que hacer cargo del desastre que has hecho aquí abajo —sonrió envolviéndote en sus cálidos brazos.
꒷‧₊˚💿‧₊˚꒷
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Me has enseñado bien.
De la calidez de un buenos días, de la pasión y el entusiasmo por contarte una anécdota o de enviarte una foto de lo más profundo de mi simpatía, tú decidiste echar un iceberg, del más gigantesco y frío del que dispusiste para enfriar todo.
Si no fuera suficiente, cubriste con barro todo aquello para llenarme de tus ideas, de tus pensamientos y de tus vivencias, como si decidieras arbitrariamente que eran más importantes que las mías.
Fingías con un ´´Cuéntame todo, tanto lo malo, como lo bueno, que te escucharé´´ para luego dejar la puerta abierta y esperar pacientemente que este ratón cayera en la trampa. Encerrada así me dejaste, para volver al ruedo e iniciar tu incansable monologo que, arbitrariamente, decidiste que sería más interesante que el mío.
Culpa mía fue. Te di demasiado cuando migajas cubrían mis palmas y dedos. Es que eras mas interesante, quizá. Más adulto, más maduro, mas experimentado. El alfa de esta conversación, tan intermitente, fantasmal, como tantas veces, fría y seca.
Dicen por ahí que me amas, pero, ¿Así es? Porque de ser cierto, es el más horrible y penoso de los sentimientos.
Eres tan frío que me volviste igual de fría. Me convertí en ti.
Y no, no me siento orgullosa. Porque no soy así, pero me has enseñado bien, demasiado bien.
#sentimientos#frases#letras#amor propio#pensamientos#notas del corazón#textos#amor#positivity#reflexiones#reflexionar#frases de reflexion#desamor#tristeza#escritos#notas#mis pensamientos
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De alguna manera
De alguna manera te las arreglaste para entra a mi vida cuando yo no quería a nadie y solo era yo, pero llegaste destruyendo todo a tu pasó como si nada te adueñaste de mis pensamientos, sentimientos y corazón, pero así como llegaste te fuiste dejándome destrozada y sin mi corazón, te lo llevaste solo para hacerle mucho más daño, después volviste y me hiciste sentir que no valía nada, que era una Zorra y una Grilla.
Así que hoy después de tanto tiempo que no hablamos después de lo que me hiciste ¿Crees que voy a perdonarte y volver contigo? Claro que no, no volveré a caer en ese círculo vicioso, te hablo Sí, pero eso no quiere decir que volveré contigo.
Gracias, pero solo podemos ser amigos, siéntete afortunado, después de lo que me hiciste aún te considero un amigo, pero solo eso nada más.
#amor#Kendrigata#corazón roto#nostalgia#notas tristes#notas de dolor#notas de vida#escritos#frases#vida#textos#ex amor#ex boyfriend
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HOLIIIIII Me da tremenda vergüenza pedir esto, so, momento anónimo (—🌻) Podría pedir algo que sea sobre juani? Estoy urgente de oneshots o cosas parecidas con él y no encuentro casi nada help En el que contenga un poco de angustia, ya que cuando juani muestra a su pareja en un stream hay una pequeña cantidad de gente que termina acosando a la lectora solo por andar con juani Espero que no sea una molestia, ¡y suerte con tus exámenes! —🌻
-¡Y bueno chicos, eso es todo! Un beso, chaaooo – Juani le tiró besos al móvil que le enfocaba desde el pequeño trípode de mesa. Después de eso dijo adiós con la mano y cortó la emisión de twitch.
Tú estabas tirada en el sofá intentando leer un libro, pero francamente no te concentrabas y tenías que pasar por el mismo párrafo varias veces para conseguir enterarte de algo.
Juani entró en la habitación frotándose los ojos, tanto rato delante de la pantalla y del foco de luz que usaba para iluminarse le terminaba cansando la vista.
-¿qué fue, neni, qué hacés? – se tumbó a tu lado acurrucándose y acariciándote el vientre por encima de la ropa.
-Nada, aquí esperando a que terminases…
Juani te mira con sus grandes ojos azules apoyando su cabeza llena de rizos en tu pecho.
-¿Me estabas esperando?
-Y sí, Juani, quería decirte hace un buen rato si querías que pidiésemos delivery porque tenemos la heladera vacía, pero se nos pasó ya la hora y todos los restaurantes están cerrados – habías intentado sonar menos enfadada de lo que realmente estabas, pero el hambre que sentías no hacía si no agriarte más el carácter. En realidad, no le estabas culpando por hacer el stream, ni por demorarse; en el fondo estabas molesta por algo que no querías decirle, pero que ya llevabas demasiado tiempo guardándote para ti misma.
-Él frunció el ceño con preocupación más que con enfado.
-¿Y no podías haberme preguntado antes de que eso pasase?
-¡Estabas en tu stream! - contestaste molesta olvidando que Juani no podía leerte la mente y no sabía por qué tus pensamientos estaban escalando hacia un lugar de enfado que no estaba siendo del todo racional.
-No sería la primera vez que apareces en un stream mío – se incorporó apoyándose en sus brazos para mirarte mejor a la cara – ¿se puede saber porqué estás tan enfadada, amor? Si el hambre es el problema estoy seguro de que te puedo preparar al menos un buen bowl de cereales o una tortilla…
La forma en la que Juani estaba intentando resolver la situación y pensando en soluciones te ablandó el corazón, era una de las cosas por las que te habías enamorado de él. Ahora te sentías culpable por haber saltado así y sobre todo por no haber sido sincera con él desde que te comenzaste a sentir mal.
-No es eso… - bajaste la mirada avergonzada.
-Pues decime que es, por que no quiero que estés mal, gorda… - al ver que estabas bajando el tono y te estabas relajando tomó tu mano entre las suyas y la besó.
-Es que la última vez que aparecí por tu stream no sabes la de gente que me escribió diciéndome de todo por Instagram…hasta encontraron mi Facebook, y eso que no está ni mi nombre real… y, no quiero que además te molesten conmigo, dicen que no soy tan guapa como para estar contigo y…
-¿Que qué? – en la mirada de Juani había fuego – no me puedo creer que te hayan dicho semejante pelotudez, ¿¡pero quién se creen que son?!
-Dale, Juani, pero es lo normal cuando alguien es público y yo se que no debería tomármelo así – antes de que pudieras continuar hablando tu novio te interrumpió.
-¡Que no, nena, que no! Vos sos lo más importante para mí, y si me quieren a mí te tienen que querer a ti – nunca habías visto a Juani tan furioso. Tenía que reconocer que ese impulso protector te estaba derritiendo por dentro – La próxima vez que haga stream vos te vas a sentar en mis piernas si te da la real gana, ¿ta? Además, me jode que te lo hayas callado para no hacerme sentir mal, que te conozco… - se lamentó.
Tú le acariciaste la cara y le volviste a recostar sobre tu pecho para que ahora fuera él el que se tranquilizase. Pasando los dedos por sus rizos suaves no pudiste reprimir una sonrisa. La validación que no sabías que necesitabas te había quitado un peso de los hombros y ahora te sentías aliviada.
-Además, vos sos lo más bonito del mundo, ¿de qué están hablando? – murmuró aún contrariado.
-Está bien, amor…- seguiste dándole caricias.
Él sonrió y te dio un beso breve antes de levantarse de un salto.
-¿Querés también una fruta con tus cereales?
Bueno anon, espero que te haya gustado aunque sea un poquito solo, no estoy acostumbrada a escribir nada que no acabe en smut 🤣🤣. Y siento haber tardado tantísimo en responder, pero quería hacerlo cuando terminase los exámenes. Un abrazo!
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No había señales de que esto me podía suceder, o si? Tal vez si, pero me negaba a qué ya te habías metido bien dentro de mi, de mi corazón, mi alma, hasta el tuétano de mis huesos...
Te volviste mi amor, mi compinche, mi niño, mi todo... El hombre por el cual todos los días despierto con unas ganas enormes de vivir y también de verte y estar a tu lado.
Eres como el aire; esencial para que respirar pueda, y en cada latido vibras, en cada suspiro te evoco, en cada pensamiento te quiero, en cada sonrisa te amo...
Leregi Renga
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Shhh, es un secreto
Pareja: Neteyam x Reader
ADVERTENCIA: obscenidad | temas incómodos | sangre | violencia | escritura oscura | manipulación emocional.
Capitulo nueve:
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
Capitulo nueve
" DESPIERTA "
La regla que Toruk Makto impuso fue quedarse en el laboratorio. Eso hasta que todo en la aldea llegará a calmarse, lo cual ya dudabas que eso sucediera en algún momento. Te volviste solitaria, callada y tan poco brillante que Neteyam comenzaba a desesperarse ante la vista de cómo decidías morir lentamente frente a él y su presencia no podía hacer nada a eso.
Neteyam observaba como poco a poco te volvías en nada más que un simple cuerpo viviente. No comías, no sonreías y ni siquiera lo mirabas. Sí, tu mirada podía estar en su dirección, pero realmente no lo mirabas. Buscabas a alguien que simplemente no era él y aquello dolía tanto. A cada segundo que pasaba su corazón comenzaba a destrozarse conforme más pasaba cerca tuyo.
Sus ojos amarillos te miraron, forzó una sonrisa suave mientras que su mano tomó con cariño la tuya, dio un ligero apretón provocando que tus ojos lo miraran, aunque tu mente estuviera en cualquier otro lugar que no fuera él.
---- ¿Qué tal si comemos un poco, mmm? ---- no hiciste nada, no dijiste nada, solo lo observaste provocando un nudo en su garganta. Neteyam asintió, tomando el pequeño plato comenzando a meter cucharadas de lo que era avena a tu boca ----. ¿Es bueno, no es así?
Tú solo abrías y tragabas, un movimiento en automático que habías estado haciendo cuando él te alimentaba. Como si esto ya fuera tan normal que tú cuerpo lo estaba tomando como una rutina.
---- Está bien, cariño. Estoy aquí ---- murmuró alimentándote ---- sigo aquí, (T/N).
Y tú te encontrabas en tu hogar. El olor al bosque inundaba tus sentidos y el sonido de los cánticos de Pandora te dejaba en la eterna calma. El bosque era tan hermoso, te arrullaba cómo el viento podía mover las hojas de los árboles, adorabas cómo las plantas bajo tus pies te abrazaban con amor.
Caminaste con cuidado mirando al suelo mientras una suave sonrisa adornaba tu rostro. Comenzaste a danzar con cuidado, meciendo tu vestido de un lado a otro mientras tu cabello giraba con tu cuerpo, una risa detuvo tus acciones.
Tus ojos miraron aquel verde profundo el cuál te miraba divertido ante tus acciones. Devolviste la sonrisa, volviendo a girar en tu propio eje.
----¿Qué haces?
---- Bailo, skxáwng.
El rodó los ojos.
---- Tú ni siquiera sabes caminar ---- dejó su arco de lado, levantándose del suelo para avanzar hacia ti ---- pareces un bebé dando sus primeros pasos.
---- Bueno, en mi mundo así bailamos. ---- Observaste el rodar los ojos ante la mención de algo humano.
---- Son bastantes tontos entonces. Todos y cada uno de ustedes.
Una mueca de molestia apareció en tu rostro, a punto de replicar de no ser porque su mano tomó tu mentón obligándote a mirarlo, su frente simuló juntarse con la tuya porque la mascarilla que te brindaba oxígeno le impedía el contacto, sus ojos verdes miraban fijamente tus ojos provocando que tú corazón se acelerara.
Su mirada se volvió tan profunda que creíste que él estaba leyendo todos y cada uno de tus pensamientos.
----Ska'anekx... ---- murmuraste mirando sus labios, anhelante.
Su ceño se frunció mostrando molestia por algo que realmente no entendías. Cerró sus ojos con fuerza, maldiciendo en su lengua, una que no sabías por qué, pero entendías perfectamente. Se alejó comenzando a caminar de vuelta a la aldea moviendo su cola de un lado a otro demostrando que estaba molesto.
Te quedaste quieta recordando cómo por un momento sus ojos habían mirado tus labios, sonriendo con un poco de esperanza ante sus acciones.
Tus pensamientos se vieron interrumpidos por una suave voz, llamando tu nombre desde la lejanía del bosque. Miraste extrañada hacia las profundidades de Pandora, un suave llanto susurró en tu oído con a��oranza.
----¡Humana, andando!
Tus pies se movieron rápidamente alejando tu atención del bosque, llegando justo detrás del Na'vi. Tomaste con cuidado su capa para asegurarle que seguías ahí.
Que siempre estarías ahí.
Neteyam dejó salir un suspiro cansado al ver cómo simplemente cerrabas tus ojos para descansar en la cama del pequeño cuarto. Sus ojos cansados fueron tallados por el dorso de su mano pensando en que tal vez y solo tal vez pronto estarías de nuevo en sus brazos. Decidió recostarse un momento a tu lado, abrazando tu pequeño cuerpo contra él, intentando recordar el calor de tu cuerpo contra el suyo.
Neteyam se lamentó un poco ante tu lejania, apretando tu cuerpo entre sus brazos dejando que las lágrimas salieran de sus ojos mientras te llamaba suplicante, rogándote a qué lo miraras, a que volvieras a su lado. No ocurrió esa noche, ni siquiera las anteriores vio un poco de esperanza. Pero esperaba, esparaba en que pronto volverías a él.
Neteyam abrió sus ojos cuando sintió cómo te movías entre sus brazos. Tus ojos vacíos ahora lo miraban inexpresivos enviando una punzada a su pecho, él tomó tu mano intentando brindarse fuerza cuando te acercaste cada vez más. Dejando un pequeño beso en sus labios, uno casto e inocente, uno hueco porque realmente seguías en tu cabeza.
---- Está bien, cariño ----. Cerraste tus ojos apretando su mano ---- Está bien ---- murmuró más para si mismo que para ti.
A veces Ska'anekx hacía esto.
Adentrarse en tu carpa en medio de la noche para simplemente abrazarte y dormir. Levantándose temprano al día siguiente para salir de ahí y fingir que no había pasado nada. Aunque esta vez te permitiste ser valiente, porque habías visto señales de este Na'vi con respecto a lo que pensaba de ti y definitivamente ya no dejarías pasar ninguna oportunidad.
Te giraste lentamente notando cómo sus ojos verdes estaban abiertos demirando fijamente cada una de tus acciones, tu cabeza se recostó en tu brazo y con tranquilidad parpadeaste lentamente, sin apartar ni un segundo la mirada del Na'vi.
----¿Qué haces despierta?
----¿Qué haces en mi carpa?
Mostró sus dientes un poco, amenazándote al llamar tuyo algo que definitivamente no te pertenecía.
----No te atrevas a tanto, humana.
Sonreíste divertida ante su actitud estoica, tus manos querían moverse y tocarlo por completo, esos ojos verdes estaban enterrandose en lo más profundo de tu corazón que dejaban huellas en toda tu mente.
----¿Qué tanto miras? ---- cuestionó molesto ante tu insistente mirada.
---- Hermoso... ---- su mano tomó tu rostro un poco brusco causando que saltaras en tu sitio.
----No me gusta que hables en lengua humana ----. Su frente se pegó a la tuya o eso intentó. habías aprendido que está acción significaba que ellos querían que te grabaras estás palabras pues eran un sincero llamado de su corazón ---- Te he dicho que está prohibida.
---- Hermoso. Significa hermoso en Na'vi ---- aclaraste rápidamente, sus ojos se abrieron ligeramente ante la sorpresa.
La mano en tu cintura había titubeado en su agarre y con una sonrisa volviste a arriesgarte, sacando la máscara suavemente para dejar un suave beso en sus labios.
Un suspiro tembloroso salió de entre el beso. Haciéndote sonreír cuando volviste a recostar tu cabeza colocando tu máscara con rapidez. Sus ojos verdes miraban fijamente a los tuyos como si quisieran saber qué es lo que pensabas, lo viste cerrar sus ojos con fuerza dejando salir un suspiro cansado.
----Skxáwng... ---- murmuró con una pequeña sonrisa ---- Duerme, ya es tarde.
Estabas a punto de replicar de no ser por ese llanto. Ese llanto que siempre estaba en el bosque, rogando que volvieras con él. Miraste fijamente hacia allá sintiendo una curiosidad inmensa por la voz que te llamaba. Tus ojos fueron cubiertos por la mano de Ska'anekx, algo que hacía cuando quería que solo te centraras en él. Sonreíste encantada, dejándote arrastrar por el sueño en sus brazos.
Ignorando esa linda voz de nuevo.
Jake no podía seguir con esto. Observaba a su hijo mayor destruirse poco a poco por ti.
Neteyam no volvió a la aldea en ningún momento, sus hermanos no lo habían visto en una semana porque él estaba contigo y Neytiri comenzaba a impacientarse por qué su hijo no había ido a verlos en ningún momento. Los Na'vi preguntaban dónde se encontraba el futuro Olo'eyktan, porqué Neteyam no estaba en casa y si se encontraba bien. Jake respondía que él estaba en una misión importante, una que era necesaria para que Neteyam creciera cómo persona. Jake ahora pensaba que esto solo lo estaba destruyendo poco a poco.
Cuando Jakesully iba a verlo lo único que observaba era a un Neteyam destrozado hablándole a una muñeca de trapo, eras simplemente un cuerpo. Como si tu mente se hubiera ido hace tiempo y solo quedarán los restos de ti.
Jake pensó que ese golpe tal vez te traería de vuelta a la realidad y se sintió culpable cuando simplemente habías dejado de existir.
No lo diría en voz alta, pero te había tomado cariño. Eras como su pequeña Tuk, su yo pasado, tan asombrado y maravillado con Pandora, tan solitario y abandonado por todos. Verte responder ansiosa a su toque o sus palabras simplemente lo hacía sonreír, sus hijos hace tiempo habían crecido y ahora no demostraban esa devoción tan ferviente cómo tú y a veces extrañaba a sus pequeños.
Tú le recordabas a todos y cada uno de ellos.
Se acercó a su hijo, quién dormitaba a tu lado sin soltar tu mano ni un segundo. Jake se agachó a su altura, acarició su cabello con suavidad logrando que Neteyam despertara ante el tacto.
----¿Cómo estás hijo? ---- preguntó suavemente.
Neteyam lo miró con ojos cansados, mordiendo sus labios cuando sintió su garganta cerrarse. Él negó, apretando con más fuerza tu mano.
---- Ella no se ha movido nada. Ha seguido así por semanas, ya no sé que más hacer, papá... Ella simplemente no está.
Jake asintió limpiando cada lágrima que manchaba las mejillas de su hijo. Miró en tu dirección, dormías.
Solo hacías eso cuando Jake estaba.
Tomó fuerza recordando las palabras de Neytiri, su hijo se estaba perdiendo por alguien que no estaba dispuesta a luchar.
Y eso era tan injusto, para él y para ti.
Por qué no podía pedirle a Neteyam que se siguiera destruyendo por ti y tampoco podía obligarte a superar todo lo que habías pasado en cuestión de segundos.
Jake tomó fuerza.
---- Neteyam... A veces dejar ir también es una muestra de amor.
Su hijo lo miró aterrado, negando una y otra vez intentando alejarse de él.
---- No, no, no. Dijiste que me apoyarías ---- recriminó inquieto ---- ¡Dijiste que estarías de mi lado cualquiera fuera la decisión que tomara!
Jake intentó detener la resistencia de su hijo, el cuál se intentaba alejar con toda la fuerza que tenía de su agarre.
----¡Neteyam, te estás matando! ---- gritó su padre desesperado ---- ¡Estás destruyendote junto con ella! ¡No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados al ver cómo pierdes tu vida poco a poco!
Neteyam lo miró con ojos llorosos.
---- Antes no era nadie... ---- murmuró Neteyam ---- siempre fui el hijo mayor, el futuro Olo'eyktan, el sucesor de Toruk Makto. Nunca Neteyam, y con ella supe quien era realmente ---- Neteyam sollozó, temblando ansioso ---- no me pidas que me aleje de ella, por favor... P-por favor, ella me enseñó a vivir. No me pidas que renuncie a eso.
Jake acercó a su pequeño, abrazándolo con fuerza intentando sacar todos estos pensamientos de su cabeza. Si Jake pudiera tomaría todo el dolor de sus hijos, los protegería de todo mundo para no verlos llorar. Pero aquí estaba, consolando a su hijo mayor el cuál había sido atrapado por ti.
Jake no dijo nada, rompiendo su promesa de llevar a su hijo a casa esa noche. No podía, simplemente no toleraba verlo llorar cuando se trataba de ti y él siempre terminaba rompiéndose cuando hacían mención de alejarlo de tu lado.
Estuvieron así un par de minutos hasta que un pequeño quejido interrumpió su momento.
Neteyam se alejó de su padre, tomando tus manos al ver tu primera reacción en mucho tiempo. Te habías levantado de golpe mirando en todas direcciones aterrada, cuando Neteyam tomó tu rostro pronto intentaste alejarlo de ti, golpeando y arañando su rostro mientras llorabas.
----¡(T/N)! ¡(T/N), soy yo. Tranquila bebé! ---- suplicó Neteyam tomando con fuerza tus manos evitando que volvieras a golpearlo ---- ¡Estoy aquí!
---- ¡Mentiroso! ¡Mentiroso, traidor! ---- gritaste con rabia, las lágrimas no dejaban de desbordarse ----- ¡Me engañaste! ¡Dijiste que me amabas! ¡Mentiroso!
---- ¿De qué hablas? S-sigo aquí nunca me fui de tu lado... ---- murmuró dolido, entonces Neteyam lo observó. La vista perdida en la nada. Seguías sin verlo y realmente estas palabras crueles no iban dirigidas a él sino a aquel Na'vi al cuál tu corazón pertenecía.
Neteyam apretó sus labios, guardando silencio ante tu desahogo. Sintió las manos de sus padre en sus hombros, brindándole un apoyo que realmente necesita.
----¡Te odio! ¡T-te odio! ¡Odio cada parte de ti...! ----- un sollozó abandonó tus labios, tus manos comenzaron a temblar y pronto ocultaste tu rostro en el pecho de Ska'anekx ---- Odio amarte tanto... Odio saber que te perdonaré todo... Mátame, por favor, m-mátame... Te lo ruego, Yawne...
Te dejaste caer al suelo del bosque, dejándote consolar por el toque de Eywa.
Tu corazón se había roto en miles de pedazos en poco tiempo.
El sonido de victoria de los guerreros llamó tu atención haciendo que salgas de la carpa, observando como todos ellos bajaban de sus ikran con grandes sonrisas. Te acercaste curiosa, los niños jalándote hacia allá para que también observarás el show. Una hermosa Na'vi se colocó al lado de Ska'anekx, en su manos estaba el cadáver de un humano. Tu estómago se revolvió al ver cómo ella levantaba el cuerpo inerte con un cántico, siendo seguida por todos los del clan.
Entonces el Olo'eyktan habló. Con su imponente voz, causando estragos en tu corazón
---- ¡Está misión fue un total éxito! ---- él levantó el cadáver orgulloso ---- ¡El clan Tormakticaya volvió con victoria en esta guerra! ¡Los humanos no son rivales para nosotros!
Todos siguieron el festejo. Tú tomaste con fuerza las pequeñas manos de los niños, el hijo de Ska'anekx tomaba tu mano con fuerza mirando atento a su padre.
---- ¡Sempu! ---- apuntó el niño de cuatro años, tú sonreíste asintiendo agachándote a su altura para rozar la mascara en su cuello causando risitas del pequeño Na'vi.
---- Así es, sempu... ¿Tu papá es impresionante verdad? ---- exclamaste mirándolo.
---- ¡Esta no será nuestra última victoria, estaremos preparándonos para el siguiente ataque! ---- vitoreó la Na'vi con adrenalina ---- ¡El Olo'eyktan, mi esposo, nos llevará a la victoria!
Todo se detuvo ante esa última frase. Tus ojos miraron hacia Ska'anekx, quién estaba siendo besado por aquella Na'vi con anhelo. Tu respiración comenzaba a agitarse conforme la escena se calaba en tus recuerdos. Cuando los ojos de Ska'anekx se encontraron con los tuyos sabías que debías salir lo más rápido posible de ahí.
Con el pequeño en tus brazos corriste a su carpa dejándolo en el suelo con brazos temblorosos.
Claro que un Olo'eyktan no podría ser padre soltero. Entonces porque él... Porqué él prometió que serían ustedes dos por la eternidad.
----¿Nana...? ---- preguntó el niño comenzando a hacer pucheros al ver tu estado de pánico.
---- Ey, Ey mi pequeño ikran... E-está bien yo... Yo debo irme, ¿Si? ---- besaste su frente o eso intentaste acariciando sus pequeñas trenzas con una sonrisa triste ---- quédate aquí, porfavor... S-sempu vendrá en cualquier momento.
----¿Nana? ---- te alejaste de él, comenzando a sollozar cuando sus pequeñas manos intentaban aferrarse a ti ---- ¡Nana! ¡N-nana!
Corriste escuchando como el llanto desgarrador del niño se hacía cada vez más lejano.
Entonces obligaste a tus piernas a correr lo más rápido que pudiste, tus pies se movieron por el bosque de Pandora a toda velocidad, sintiendo cómo tu corazón se destrozaba poco a poco mientras la palabra "esposo" se repetía en tu cabeza. Te habías entregado por completo a él, habías renunciado a lo poco que te había quedado y él simplemente te había apuñalado por la espalda.
Sollozaste sintiendo cómo tus pulmones perdían cada vez más aire. La máscara de oxígeno comenzaba a sentirse pesada contra tu cara y aquello te estaba matando, estabas segura de que estabas muriendo. Estabas segura de que querías hacerlo, querías simplemente desaparecer de este mundo y volverte en la nada.
Tu cuerpo fue golpeado contra el suelo, rodando duramente para detenerte sintiendo un gran peso encima tuyo.
Tus ojos miraron aquellos verdes profundos sintiendo como volvías a quebrarte.
---- ¡DÉJAME IR! ---- Gritaste pataleando contra su agarre.
----¿¡Qué crees que haces!? ---- gritó histérico ---- ¿¡A dónde pensabas ir!?
---- ¡Lo más lejos posible de ti, mentiroso!---- Sollozaste sintiendo como tus manos comenzaban a temblar ---- M-me engañaste... Dijiste que no había nadie más, que solo seríamos tu y yo... Mentiroso.
Ska'anekx miró a otro lado apretando los labios. Su cola se movía desesperada.
---- Soy el Olo'eyktan, mi deber como líder es ver por el bien de mi clan.
----¡Y una mierda! ---- gritaste provocando que sus ojos te miraran ---- ¡Tu clan no te importo cuando decidiste acostarte conmigo!, ¡Nada te importo cuando me hiciste tu pareja ante Eywa! ¡Me usaste!
Su mano tomó tu mentón con fuerza obligándote a mirarlo, él intentó que su frente se pegara con la tuya siendo bloqueado por tu máscara de oxígeno.
---- Te veo...
Negaste sintiendo como las mejillas caían de tus ojos, tu corazón se sintió cálido y estabas segura de que caerías.
---- No me hagas esto... Por favor, no me hagas más daño.
----Mi corazón es tuyo humana.
Entonces el recuerdo de aquella Na'vi besándolo caló en tu mente, su bebé el cuál habías cuidado mientras ella estaba fuera de casa. Él diciendo que eras la única.
----Te odio... ---- murmuraste dolida, pegaste con más fuerza tu frente con la de él ---- te odio desde lo más profundo de mi corazón, Ska'anekx.
Sus ojos que mostraron dolor por un momento te miraron con rabia, el Olo'eyktan del clan Tormakticaya se enderezó encima tuyo haciéndote ver qué era mucho más grande y fuerte que tú.
---- No me importa, estás sola ---- escupió con rabia ---- tu única opción es quedarte conmigo, el bosque te matara.
---- Prefiero morir a estar un segundo más mirando tus ojos ---- la rabia en tus ojos lo hizo titubear ---- mi corazón ya no es tuyo por más que lo desee, no me entregaré a ti más. Estás muerto para mí.
Sus ojos te miraron fijamente. El Na'vi mostró sus colmillos amenzantes.
----Entonces te obligaré a darmelo ---- pataleaste nuevamente sintiendo como apretaba tus muñecas con más fuerza ---- te forzaré a amarme aunque tenga que romperte cada hueso para que te quedes a mi lado.
Una mueca de dolor apareció en tu rostro cuando sentiste que el agarre en tus muñecas estaba siendo demasiado.
----¡Duele, detenente! ---- giraste el rostro cuando intentó besarte ---- ¡Regresa con tu esposa y tu hijo! ¡Ellos son tuyos, no yo!.
Tu muñeca se rompió en su agarre haciéndote gritar de dolor.
---- Pero no son lo que quiero... Eywa te trajo a mi, ella quiere que seas mía ---- olió tu cuello, comenzando a encajar sus dientes en tu hombro ---- Yo quiero que seas solo mía y así será.
Por favor... Por favor, cariño estoy aquí. Vuelve a mi, por favor.
Sollozaste cuando la suave voz del bosque te llamaba. Era tan confortante y cálida, tan hermosa y aún así decidiste quedarte... Por qué amabas tanto a Ska'anekx que estabas dispuesta a romperte en miles de pedazos.
Gritaste de dolor cuando te forzó a aparearse.
Porque él te amaba tanto que dolía.
---- Neytiri, por favor.
----No.
---- Ella está muriendo.
---- Ese no es nuestro problema, maJake ---- Neytiri lo miró con sus orejas pegadas al cráneo demostrando su disgusto ----. Ella no merece nuestra ayuda, su gente ha dañado todo lo que conoces, todo lo que amamos.
---- Ella no es igual.
La vista de ambos se dirigió a la entrada de la carpa. Los adultos miraron a el Na'vi que los miraba colérico, Lo'ak estaba ahí defendiendo a tu persona de estos Na'vi que se negaban a aceptarte, aquellos que se negaban a conocerte.
---- Lo'ak ---- Neytiri se acercó a él, regañando a su hijo por defender a una humana ----. No puedes defender a alguien que no es igual a ti. Te estaba usando para escapar.
---- No es así ----. Él los miró dudoso --- tal vez en un principio así sería, pero ella se convirtió en mi amiga---- su mirada cambió a una determinada, el rencor en sus palabras calaron en la mente de Jake y Neytiri ---- ¡Y me brindo más apoyo y comprensión de la que ustedes lo hicieron!
---- Mi niño, claro que te apoyamos e intentamos darte todo el amor que tenemos ---- consoló su madre, limpiando las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos ---- pero está niña es peligrosa, no sabemos nada de ella, puede que su raza la esté buscando y estén dispuesto a atacar cualquiera que le haya hecho daño.
Y Lo'ak estaba totalmente dispuesto a objetar, de no ser por un llanto que invadió la carpa. Al girarse, su hermano Neteyam los miraba con ojos suplicantes y tu pequeño cuerpo en sus brazos.
---- Por favor... Por favor ---- Jake se acercó rápidamente a Neteyam quién se veía cansado. Tu nariz sangraba y tu cuerpo tenía temblores ligeros ---- Ayúdenme... Mamá, por favor no dejes que muera.
----¡(T/N)! ---- Lo'ak te tomó en brazos, limpiando la sangre de tu nariz desesperado mientras las lágrimas comenzaban a caer de sus ojos ---- ¡E-ella está helada!
Neteyam mordió su labio temblando mirando a su padre.
---- Comenzó a temblar tanto, no sabía que hacer... S-su nariz comenzó a sangrar de la nada... ¡Por favor, por favor, ya no puedo más! ---- suplicó Neteyam arrodillándose frente a su madre. aferrandose a su manos las cuales temblaban ante la imagen destrozada de su hijo. ---- mamá por favor deja que la Tsahik la vea... Ya no puedo verla más así, me está matando.
Neytiri cerró sus ojos con fuerza, conociendo esa mirada que Neteyam tenía. Esa mirada que alguna vez tuvo cuando sintió que perdía a su Jake.
Asintió, levantando a su hijo obligando a Lo'ak que te llevara a Mo'at.
Neteyam se sentó cerca, observando como su abuela hacia cánticos y tocaba ciertos puntos en tu cuerpo. Su hermano tomaba con fuerza su mano dejando que se recargara en su hombros mientras que ambos miraban como poco a poco dejabas de temblar. Neteyam se enderezó expectante, Mo'at soltó un suspiro mirando como Jake hacia brincar su pierna ansioso.
---- Está estable. El sangrado fue por la desnutrición y deshidratación---- murmuró ella ---- En lo mental... está encerrada en su mente como protección. Sacarla de ahí podría ser riesgoso, Eywa no puede hacer mucho. Todo depende de ella.
----¿Depender de ella? ---- preguntó Neteyam intranquilo.
Mo'at asintió.
----Depende de si ella prefiere superar o vivir en el pasado.
Neteyam asintió, acercándose a ti para tomar tu mano. Sus labios besaron el dorso de esta suavemente y pronto el Na'vi comenzó a acariciar tu rostro.
----Vuelve a mí, querida... ---- susurró suavemente ---- sigo aquí esperando por ti.
Jake desvío la mirada a su esposa, la cuál miraba a su hijo con unos ojos llenos de tristeza. Su cola se movía inquieta ante tu presencia, sin embargo, dejó que su hijo buscará consuelo en tu persona.
Neytiri te toleraba, solo por Neteyam.
Cuando abriste los ojos hiciste una mueca ante el dolor de todo tu cuerpo. Tus muñecas hinchadas y sangrantes ardían por el esfuerzo de huir de aquel lugar. Tus ojos miraron rápidamente a Ska'anekx, el cuál te miraba desde la entrada con una mirada perdida.
---- ¿Porqué tienes que ser tan difícil?
Guardaste silencio, conociendo que realmente no quería una respuesta. Simplemente hablaba con la nada mientras te observaba.
----Te entregué toda mi alma, me entregué a ti. Y tú simplemente quieres alejarte de mi... ---- murmuró con rencor.
Cuando lo viste moverse tu cuerpo tembló ante el miedo. Tus muñecas ardieron y aquello provocó que un quejido abandonará tus labios, pronto mordiste tus labios, esperando que aquel sonido no haya despertado ese lado errático que de pronto llegaba de la nada. El Na'vi ya estaba encima tuyo y a pesar de sentir a tu cuerpo temblar debido a su presencia no dejaste de mirar sus verdosos ojos.
---- Sigues mirándome así... Desafiante ---- su mano cubrió tus ojos y un pequeño beso fue dejado en tus labios cubiertos por la mascarilla sintiendo como tu estómago se revolvió ante el asco ---- te veo...
Murmuró por segunda vez en el día.
La rabia se aglomeró en tu pecho como una tormenta furiosa. Apretaste la mandíbula, sabiendo que esta noche habían anunciado como Maikte esperaba un bebé.
---- Te odio.
Sus ojos verdosos se llenaron de ira y cuando levantó tu vestido furioso no evitaste gritar que se detuviera.
No lo hizo. Nunca lo hacía.
Pronto notaste como tu estómago comenzaba a hincharse y eso te hizo entrar en pánico total. Los Na'vi sabían lo que su Olo'eyktan hacía en la carpa de la prisionera, habían oído los gritos, olían el aroma y sabías que todos estarían del lado de la guerrera Na'vi, de su reina Maikte.
Las comidas que antes eran dadas con cuidado ahora eran directamente lanzadas, algunos Na'vi se paraban cerca solo para insultarte por arruinar su clan. Otros incluso llegaban y golpeaban un poco y Ska'anekx no había ido a verte en semanas como una especie de castigo. Te estabas volviendo loca sin nadie con quién hablar, solo llevándote insultos y maltratos por parte de todo el clan.
A pesar de suplicar por piedad ninguno se detuvo. Eran mucho más grandes que tú, fuertes y ninguno era delicado o se contenía en sus golpes. Siempre terminabas escupiendo sangre o simplemente gritando del dolor, ni siquiera enviaban a un médico para curar tus costillas rotas.
Y ahí fue cuando sucedió. Después de una golpiza sentiste el dolor entre tus piernas, tu vientre estaba enviando punzadas a todo tu cuerpo debido al dolor que se presentaba, la sangre salía a borbotones y aquello te hizo gritar aterrada, tu garganta se destrozaba poco a poco siendo ignorada por los Na'vi.
La nula atención por parte de ellos te hizo desmayarte del dolor y solo despertaste cuando sentiste tu cuerpo ser movido con brusquedad. Ska'anekx tomaba tu rostro en sus manos pidiéndote que te quedarás con él, tu cabeza daba tantas vueltas que no intentaste hacer nada para alejarte de él. En cambio pateaste cuando sentiste unos dedos largos entre tus piernas, intentando tocarte sin tu consentimiento.
Escuchaste a Ska'anekx sisear a la persona que te tocaba cuando comenzaste a llorar atemorizada.
----Señor, debo hacer un chequeo general para saber la causa del sangrado. Si ella no me lo permite no podremos curarla.
----Hey, hey pequeña ---- intentó tranquilizar tus llantos obligándote a mirarlo ---- sé que duele, sé que no quieres que te toque... Pero, para que deje de doler debemos revisar, ¿Lo entiendes?
Negaste llorando, intentando apartar las manos de Tsahik de tus piernas. Él arrulló con una caricia suave en tus orejas, sus ojos verdosos perforaban tu alma intentando brindarte calma.
---- Si ella intenta algo contra ti, le arrancaré la garganta de una mordida, ¿Está bien? ---- sonaba más una advertencia que un intento de consuelo.
Tomaste grandes bocanadas de aire, asintiendo mientras cerrabas tus ojos. Ska'anekx dio la señal para que el Na'vi hiciera su trabajo.
Un grito de dolor se presentó en toda la carpa cuando sus dedos urgaron en tu interior. Sentías cómo sus uñas rasguñaban tu interior y cómo esta acción ardía como el infierno. Tu vientre ligeramente hinchado se sentía como si fuera a reventar en cualquier momento y aquellos dedos que presionaban ligeramente tu vientre no estaban ayudando, el dolor estaba causando que el llanto se escapara sin reparo alguno.
Cuando el Tsahik dejó tu cuerpo su mirada se levantó hacia Ska'anekx, podías ver cómo aquellos ojos demostraban tanta perturbación a lo que acaba de descubrir que el temor invadió cada parte de tu mente. Finalmente, con voz temblorosa murmuró.
---- Un aborto.
Temblaste ante sus palabras, aferrándote a Ska'anekx con terror pensando en cómo algo así de grotesco pudo haberse estado formando en tu estómago.
Tus ojos miraron al Tsahik, en sus ojos podías notar la más pura perturbación causandote náuseas debido al pánico.
El Tsahik te miró, sus ojos perplejos ante la idea de que estuvieras cargando con un bebé Na'vi.
Todos conocían lo que el Olo'eyktan hacía en la carpa de la prisionera.
---- ¿Un aborto...? ---- murmuró el líder ---- ¿Porqué?
Lo miraste atemorizada ante el tono de su voz, profunda como si estuviera reteniendo el gruñido.
----¿D-disculpe?
Ahora no dudó en mostrar su colmillos, el profundo gruñido de su pecho te hizo temblar.
----Cuál fue la maldita causa ---- sus ojos verdosos lo miraron con rabia podías notar como su cola comenzaba a moverse errática en su espalda y el maquillaje negro de sus ojos solo hacía que sus iris verdes se vean más brillantes ---- ¡Dime la maldita causa!
Tú te encogiste en tu lugar, quejándote cuando sus manos comenzaron a apretar demasiado las tuyas.
---- La humana presenta signos de violencia. Su vientre está inflamado y hay una clara desnutrición. El bebé pudo a ver perdido la vida debido a muchos factores.
---- Quién fue ---- está vez sus ojos verdosos te miraban a ti ---- Dime quién fue el atrevido que asesinó a nuestro bebé.
Te sentiste enferma cuando tu corazón se sintió cálido debido a sus palabras. Sabías que estabas mal cuando se sintió bien que esté Na'vi te brindará un poco de apoyo, pero quién se atrevería a juzgarte, habías sido tan maltratada por todos aquí.... Que te dejaste atrapar por el Olo'eyktan sádico, el único que te brindó un poco de apoyo. Sin embargo, te negaste a hablar y hacer que personas murieran por tu causa. Tus labios repetían que no sabías, que no conocías sus nombres, no tenías una forma de identificar a nadie.
Ska'anekx te cargó en sus brazos, llevándote fuera de la carpa para comenzar a hacer sonidos de llamada. Los Na'vi comenzaron a salir de sus carpas acercándose al círculo central moviéndose curiosos ante tu presencia en los brazos del Olo'eyktan. Cuando te bajó sentiste tus piernas temblar aferrándote a su brazo, Maikte te miró fijamente enviando escalofríos por toda tu espina dorsal, podías ver cómo sus orejas se pegaron a su cráneo y observaste como sus manos cubrían su estómago ante tu presencia, como si fueras un peligro para su bebé.
---- Los Na'vi que golpearon a la prisionera den un paso al frente.
Los susurros se presentaron y tú te sentiste pequeñita ante la mirada de los enormes seres azules.
-----¡Salgan ahora mismo! ---- exigió colérico. Su voz intimidante resonó por todo el bosque haciendo que su clan saltara en su lugar atemorizados por el enojo de su líder.
Un Na'vi dio un paso adelante.
Observaste aterrada como el Olo'eyktan levantaba su arco y dejaba que una flecha atravesara el pecho del Na'vi que se atrevió a confesar. Todos gritaron con sorpresa, agachándose cuando el líder había alzado una flecha contra su propio clan.
----¿¡Qué crees que haces!? ---- Maikte rápidamente salió de entre la multitud, subiendo a la gran roca del líder ---- ¡Actúa como un líder, mira lo que haces!
Ska'anekx la miró con sus ojos llenos de ira.
---- Han atacado a algo que es mío ---- sus ojos miraron a todo su pueblo ---- ¡Han asesinado a una de mis crías!
----¿Qué...? ---- murmuró Maikte incrédula sus ojos amarillos te miraron, la sangre de tu vestido la hizo volverse loca ----. ¡Es todo por la humana!
Cuando ella intentó atacarte te aferraste con fuerza al brazo de Ska'anekx intentando ocultarte detrás de el. Tus ojos se abrieron aterrados cuando tu ojos se centraron en Maikte siendo empujada por Ska'anekx lo cual causó que ella cayera al suelo de golpe, los Na'vi hicieron ruidos de terror, completamente asustados por la actitud de su líder. Maikte fue ayudada por otras Na'vi, entrando en pánico cuando un dolor se presentó en su vientre. Cerraste los ojos con fuerza, pensando que este tipo de caídas eran graves cuando estabas embarazada.
Ska'anekx lo ignoró dejándote atónita
¿Cómo podría ignorar a su esposa y su pequeño bebé?
Tus ojos se abrieron aterrados cuando su mano sostuvo tu cintura con fuerza, acercándote a él para que todo el clan lo viera.
---- Quién quiera que ataque a la humana, será atravesado por mi flecha -----. Ska'anekx levantó su arco orgulloso, con una furia extraña ---- Eywa nos ha unido y haré todo lo que sea posible por mantenerla a mi lado, aunque tenga que atravesar cientos de cabezas.
Tu respiración se aceleró en pánico. Todos los del clan Tormakticaya miraban aterrorizados en lo que el Olo'eyktan se había convertido. Había sido hechizado por la humana y maldijo a todos y cada uno de ellos.
Tus ojos miraron al bosque, entendiendo que la oportunidad de libertad se iba de tus manos lentamente. Ska'anekx estaba tan obsesionado contigo que sería capaz de matar a toda su gente, tu presencia lo había vuelto un desquiciado sádico, un maldito demente que quemaría a su propio clan por su egoísmo.
Eywa te había entregado a las manos del diablo.
Neteyam cuidó de ti ahora en la seguridad de su hogar, su madre había aceptado que volvieras a tu carpa de prisionero, pero por tu estado está fue puesta en el suelo para que no tengas que escalar la ramada. el Na'vi te alimentaba con puré de frutas y te daba a beber agua directo de su boca, empujando con su lengua el agua para forzarte a beber, Porque ya te habías vuelto inútil incluso para comer y beber agua.
Neteyam miró a la entrada de la carpa, dónde un Lo'ak entraba con una pequeña sonrisa y aquellas ojeras debajo de sus ojos que poco a poco se remarcaban más.
----Hola hermano ----. Neteyam saludó con un asentimiento ----Hola, (T/N).
Tú solo dirigiste tus ojos a su hermano sin darle ninguna expresión.
----¿Sucede algo, Lo'ak? ---- preguntó Neteyam.
El menor negó, sentándose a tu lado atrayendo el cuenco que tenía cientos de piedritas.
----Vengo a cubrir, puedes dormir un rato yo le haré sus trenzas ---- Neteyam estaba a punto de objetar de no ser interrumpido por un gran bostezo ----. Vamos hermano, estás cansado. Si quieres dormir aquí un momento yo te despierto si ocurre algo.
El mayor te miró inseguro, asintiendo mientras dejaba salir un suspiro para acostarse justo a tu lado. Su cola se enredó en tu muslo, permitiendole saber que estabas ahí entre sueños.
Lo'ak soltó un suspiro al ver a su cansado hermano, quién al cerrar los ojos cayó completamente dormido.
Sus ojos amarillos te miraron suavemente. Tomando un pequeño mechón de tu cabello para comenzar a trenzarlo cuidadoso.
----(T/N)... ¿Sigues aquí, conmigo? ---- Susurró Lo'ak haciendo que tu rostro girará en su dirección ----. Te extraño mucho, Skxáwng...
Lo'ak sintió como sus ojos se volvían llorosos cuando tus ojos nublados lo miraban.
----Te estoy esperando, te lo prometo ----. Quitó una de sus piedras de su cabello, comenzando a ponerla en tu trenza ----. Dijiste que siempre estarías apoyándome y sé que no te gusta mentir. Así que estoy esperando, ¿Lo entiendes?
Su mano tomó tu pequeña mano, levantando su meñique para entrelazarlo con cuidado con el tuyo.
----Ahora yo voy a cuidar de ti, te lo prometo.
Lo'ak por primera vez se permitió disfrutar del silencio. Su naturaleza era inquieta, desde niño le gustaba explorar, saltar y estar de abajo a arriba. Así era Lo'ak, como unas olas tempestuosas que podrías disfrutar.
Él siempre te describió como el mar en la calma, esas pequeñas olitas que llegaban a la orilla o como una hoja que cae con suavidad de la copa de los árboles.
Así que cuando Lo'ak estaba a tu lado se permitía relajarse, estar quieto por un momento y apreciar lo que pasaba a todo su alrededor.
El Na'vi dejó tu cabello en paz cuando vio que ya llevaba casi la mitad de tu cabello hecho trenza. Sonrió acariciando tu rostro, el cuál no puso alguna resistencia, pero tampoco le brindó esas hermosas sonrisas que siempre le dabas cuando él tocaba.
Decidió entretenerse haciendo unas pulseras, una pulsera para ustedes dos y demostrar que aún seguía ahí y convencerse de que tú seguías ahí. Cuando Neteyam se despertó apenas habían pasado cuatro horas. El mayor talló sus ojos mientras bostezaba, sentándose para mirarlo con ojos cansados.
----¿Qué haces? ---- preguntó soñoliento.
----Una pulsera para ella ---- Lo'ak lo miró con pena ----. Te ves horrible. Deberías dormir más.
Lo'ak vió a su hermano negar.
---- No puedo dormir.
----Entonces ve a comer, te estás poniendo flaco ---- bromeó un poco, esperando hacer reír a su hermano mayor.
Lo vio sonreír un poco y eso lo tomó como una victoria.
----Como con ella, tranquilo hermano----. Neteyam colocó su mano en su hombro, intentando confortarlo ----. Te aseguro que si me estoy alimentando e intento dormir todo lo que puedo ----. Su hermano lo miró de arriba a abajo haciendo que sus cola comenzará a moverse incómoda ---- ¿Y tú? ¿Cómo lo llevas?
Lo'ak soltó una risita divertida, tomando tu mano para comenzar a colocar la pulsera terminada.
----Madre y Tuk me alimentan a la fuerza tranquilo. Y Kiri me obliga a dormir con ella.
Neteyam soltó una risita, ambos comenzaron a sentir el ambiente tan relajado, que por un momento se sintió como si todo fuera normal. Cómo si tu ausencia no estuviera pasando y tú realmente estuvieras ahí pasando el rato con ellos.
Lo'ak soltó un suspiro dejando un beso en tu frente para comenzar a levantarse.
----Debo irme, padre me dijo algo de ayudarlo para distraerme --- mencionó mirando a Neteyam ----. Tal vez después venga contigo diciendo lo mismo.
Neteyam asintió, tomando tu mano para comenzar a jugar con la pulsera que Lo'ak había hecho.
----Bien, nos vemos Lo'ak.
---- Adiós hermano ---- sus ojos te miraron suaves ----. Volveré mañana, pequeña.
Neteyam vio a su hermano salir lentamente, sus ojos amarillos miraron tus ojos perdidos en la nada. Neteyam apretó tu mano, besando el dorso ganando que tú rostro se gire hacia él. Se estaba aferrando a la fe que su hermano tenía, se veía tan seguro a que tú regresarás con ellos que Neteyam se estaba sosteniendo a eso.
La siguiente visita fue de Tuk. La niña se asomó curiosa con una pequeña canasta llena de florecitas de distintos colores. Neteyam le sonrió a su hermana sonriendo, asintiendo para que pasara sin miedo.
----Vengo a hacer coronas de flores con (T/N).
----Está bien, ven.
La niña se sentó a tu lado, comenzando a sacar enredaderas y flores comenzando a juntarlas. Neteyam decidió imitarla aprendiendo de su hermana menor cómo hacer coronas de flores ganándose varios regaños por parte de la niña.
----Mira yo pondré flores moradas por qué a ella le queda bonito ese color ---- los enormes ojos de la Na'vi te miraron ----. ¿No es así, (T/N)?
Tú solo ladeaste la cabeza.
---- ¿Y yo que color debería hacerla, Tuk?
----Tal vez puedas combinar los colores de ustedes dos.
La cola de Neteyam se movió emocionada ante la idea.
---- Terminé, voy a ponerte tu corona, (T/N).
La niña tomó la corona de flores colocándola en tu cabeza con suavidad intentando acomodar las trenzas que Lo'ak había hecho en tu cabeza. Cuando terminó, Tuk tomó tu rostro entre sus manos sonriendo en grande al ver cómo tus ojos la miraban fijamente.
----Waaa, te ves tan hermosa.
Entonces una gran sonrisa apareció en tu rostro provocando en la niña emoción.
----¡Neteyam, está sonriendo!
El Na'vi te miró rápidamente, sus ojos amarillos lagrimearon cuando por primera vez en mucho tiempo sonreías o tenías una expresión en la cara.
----Si, ella está sonriendo Tuk ----. Repitió con una sonrisa cuando tus manos comenzaron a acariciar las trenzas de su pequeña hermana.
----Significa que ella está bien, ¿verdad, Neteyam?---- preguntó Tuk mirándolo con emoción.
Neteyam te miró, notando cómo a pesar de tener una sonrisa en tu rostro tus ojos seguían perdidos y sin brillo. El Na'vi miró a su hermana menor, sonriéndole suavemente mientras que su mano se posaba en su hombro.
----No del todo Tuk, ella... Ella sigue en otro lado, pero significa que ya está avanzando ---- aseguró Neteyam, ganándose un asentimiento de parte de su hermana.
----Ya quiero que vuelva, ella juega mucho conmigo y mis amigos.
La niña se quedó sentada a tu lado, haciendo más coronas de flores y jugando con tus dedos mientras intentaba hacerte cosquillas. Neteyam lo miró todo, apreciando las sonrisas que Tuk podía obtener de tu parte.
Neteyam podría decir que su hora favorita del día era cuando jugabas en Tuk.
Cuando llegó la noche su madre fue por él, para que regresara a la carpa familiar y durmiera con toda su familia. Él se negó, porque definitivamente esta noche quería pasarla a tu lado, tal vez hoy obtendría una sonrisa de tu parte.
A veces él podía dormir contigo y aunque su madre hiciera muecas de disgusto lo dejaba hacerlo. Él toda la noche se dedicaría a acariciar tu cabello y sus labios susurraban palabras dulces para que regresaras a salvo con él. Se dedicaba a hacer promesas, sus promesas juraban que tú ya no sufririas más y que ambos superarían esto de alguna forma.
De esa forma Neteyam podría dormir tranquilo toda la noche, podía arrullarse sintiendo tu respiración tranquila contra su pecho, asegurándose de que tú persona seguía ahí con él.
----Neteyam. Neteyam despierta.
Sus ojos se comenzaron a abrir lentamente, levantándose de golpe cuando sus manos ya no te sintieron cerca. Miró a todos lados aterrado, pensando que te habían arrebatado de sus brazos mientras dormía.
----¡(T/N)!
----¡Hey, hey Neteyam!
Su rostro fue tomado con fuerza encontrándose con los ojos amarillos de su padre.
----Tranquilo muchacho, ella está aquí.
Neteyam miró detrás de su padre. Tu estabas parada mirándolos a ambos sin moverte de tu lugar.
Neteyam se levantó rápidamente acercándose a ti y tomando tu mano, sintiendo como su corazón poco a poco se tranquilizaba con tu tacto. Pudo ver la mirada de Jake, aquellos ojos llenos de pena por su hijo enviaron un punzada al corazón de Neteyam.
Porque sabía que estaba jodido, pero no quería saber cuan en el fondo estaba.
----¿Sucede algo, señor?---- preguntó el Na'vi tomando tu mano con fuerza.
Jake negó.
----Vamos a pasear, ambos lo necesitan.
Neteyam asintió yendo detrás de su padre sin soltar tu mano, no la soltó en ningún momento por el camino en la aldea. Era tan claro y pacífico que Neteyam no entendía porqué simplemente su corazon no sentía la paz que debería invadir su sistema. Sus ojos amarillos te miraron, observabas solo hacia al frente cuando antes tus ojos siempre vagaban por todo el bosque. Pensando que era lo más mágico que podrías ver, ahora estabas más centrada en la nada o eso es lo que pensaba Neteyam hasta que un pequeño Na'vi chocó contra tu muslo.
Tus pies se detuvieron y aquello hizo que Neteyam parara de caminar. Observó como mirabas al pequeño Na'vi y notó como tus ojos se llenaban de lágrimas, no fue un llanto desgarrador. No, fue suave y tranquilo.
Neteyam estaba apunto de consolarte y volver a encerrarte en la carpa para protegerte del mundo de no ser por qué su padre lo detuvo.
Él negó, apuntando hacia ti.
Neteyam miró como te agachabas a la altura del bebé, abrazándolo con suavidad para acariciar su cabello.
Ella debe decidir si superar o quedarse en el pasado.
Por primera vez, Neteyam solo observó y no intervino sintiéndose ansioso con cada lágrima que dejabas salir.
Cuando miraste tu vientre hinchado lo odiaste con toda tu alma. Las arcadas invadían a cada momento que observabas las dimensiones de tu estómago con nada más que rabia, no lo querías. Habías sido forzada a quedar embarazada por Ska'anekx ante la perdida del primer bebé. Estaba tan obsesionado con obtener un bebé tuyo que siempre estaba encima de ti. No cuestionaba, ni preguntaba. Simplemente acababa dentro para obtener a su bebé. Destrozó cada parte tuya en donde sea que pudiera sin importarle quién pudiera verlo.
Te habías negado, siempre estabas peleando para que te dejara ir lo que ocasionaba que él aumentara la brutalidad conforme más lucharas. Tus piernas terminaban rasguñadas, tu espalda y pecho siempre terminaba sangrando debido a sus mordidas. Tu cuello siempre tenía una marca morada alrededor de él debido a su mano ahorcandote.
Terminabas patética. El dolor de coxis te hacía cojear a cada segundo y jamás llegaba a irse por completo porque él siempre volviera por más. Luego estarías llorando pidiendo que volviera, porque después de usar tu cuerpo a su conveniencia te dejaba ahí tirada en medio de la nada, esperando a que tú sola volvieras a casa. Llorabas de regreso avergonzada porque él se llevaría tu ropa para que tú tuvieras que caminar por el clan desnuda y sucia, demostrándole a todos los Na'vi a quién pertenecías.
Habían aprendido por las malas que lo mejor para todos era simplemente ignorar que existías. Si te intentaban alejar eran castigados, si te encerraban eran castigados, si te tocaban eran lastimados, si te hablaban había más heridas, si te miraban eran castigados.
El Olo'eyktan solo te quería para si mismo y para nadie más.
Cada que llegabas a la carpa principal Maikte salía rápidamente intentando evitar cualquier contacto contigo, te empujaba con el hombro ya resignada a tu presencia en lo que se suponía era su hogar. No te toleraba, te odiaba después de haber perdido su segundo bebé y que Ska'anekx solo se centrara en ti. Aunque no fuera tu culpa, para ella eras ese demonio que solo vino a arruinar todo su clan.
Llorarías ante la vida solitaria en el clan tormakticaya, buscando el cariño de Ska'anekx debido al bajón depresivo que de pronto tenías por el estado frágil que dejaba a tu mente después de cada relación sexual forzada. El líder te ignoraría, castigándote por haberte resistido a su muestra de amor, después de verte casi suplicar porque no te ignorara él acariciaba tu cabello y se acurrucaría contigo.
Te estaba moldeando y odiabas todo esto, pero se sentía tan bien cuando alguien le daba algo de calma a tu corazón.
Eso no significa qué amarías al bebé que comenzaba a formarse en tu estómago.
Ska'anekx siempre se mostraba alegre. besaba tu vientre y presumía que pronto nacería su hijo.
Aquello te hizo volverte demente, a cada paso que dabas podías oír a todos susurrando del adefesio en tu vientre y lo odiabas, odiabas que está cosa de tu agresor se formara dentro tuyo y no pudieras hacer nada para evitarlo porque estabas a su merced, sin ningún apoyo que te permitiera mantenerte firme.
Entonces cuando Ska'anekx te dijo que solo estabas viva por su bebé en medio de una pelea te hizo explotar. Te hizo sentir una cosa sin valor, algo que simplemente vivía por algo que no estabas manejando. Te hizo ver que él podía mantenerte donde quisiera y eso te volvió histérica.
Tu mano no dudó en formar un puño, comenzado a golpear tu estómago con fuerza, con tanta fuerza que tus piernas comenzaban a temblar.
El Na'vi hizo de todo para evitar esto, sin embargo, estabas fuera de control, mordiste, pataleaste y tomaste cualquier cosa para golpearte. Eso hasta que sentiste el dolor en el vientre y la sangre comenzaba a escurrir de entre tus piernas.
Podías oírlo llorar, sollozando patéticamente mientras el Tsahik le daba la noticia de que su bebé estaba muerto. Descansaste una semana, una semana sin que nadie te molestara.
Una semana donde comenzaste a extrañar a Ska'anekx.
Cuando volviste a casa él siempre te estaba mirando de lejos, observó como caminabas adolorida debido a la perdida del bebé que ya estaba demasiado cerca a nacer.
Ska'anekx te rogó por días para que le hablaras, pidiéndote perdón por haberte hecho hacer tales cosas, casi podías haberlos visto de rodillas con tal de que tú volvieras a hablarle. Entonces en una de sus escenas donde te pedía que volvieran a ser como antes tú le siseaste, sus manos se habían atrevido a tocar tu vientre y eso te hizo entrar en pánico. Sin embargo, también eso hizo que el Na'vi entrara en histeria.
Casi mueres ese día.
Rompió tus costillas causando que llegarás a vomitar sangre, sus dientes mordieron tus manos y piernas varias veces dejándote sangrar en exceso para marcarte nuevamente como suya. Jaló tu cabello tan fuerte que arrancó mechones haciendo que tu cabeza ardiera. Cuando ya sentías que estabas al borde de la muerte te llevó con el Tsahik.
Nuevamente estuviste un mes en camilla y el que te cuidó fue Ska'anekx. Él te dio alimento y bebida, aquello hizo que tu corazón se abriera a él. Te hizo desear que Ska'anekx fuera así por el resto de tu vida, que te mimara y flotara alrededor tuyo.
Ska'anekx te contó todo lo que hacía, las cazerías que te dedicaba y como su pequeño hijo ya te extrañaba.
Cuando decidió intentar tener otro hijo ya no te negaste. Dejaste que besara y acariciara tu cuerpo, aceptando tener un bebé suyo porque lo amabas y Eywa así lo había querido.
La voz del bosque se alejaba cada vez más de tus oídos.
Tus ojos observaron suave al bebé en tus brazos. Tus ojos miraban curiosa como el pequeño se aferraba a tu mano soltando suaves soniditos de queja. Sus cuatro dedos se aferraban con fuerza amamantandose de tu pecho hambriento.
Tu mano acarició su piel azul un poco más clara, su colita se movía de aquí a allá feliz debido al alimento.
No era tan grande como una cria de Na'vi normal. Sin embargo, era grande demasiado grande para ti.
---- Míralo... Es hermoso, pequeña.
Tus ojos miraron a Ska'anekx, quién miraba maravillado a la pequeña criatura en tus manos.
---- Es tan pequeñito como tú... ---- susurró maravillado ---- su frente se pegó a la tuya con amor y mirándote a los ojos murmuró suavemente ---- te veo.
Parpadeaste lentamente sonriendo ante sus palabras. Tu cuerpo aún temblaba debido a su cercanía pero ahora tú corazón se sentía cálido cada que él era así de amoroso Y ahora había un bebé. El tercer intento había salido bien. Tekit era pequeño y lindo, no parecía un adefecio así que te aferraste a él con tu alma.
Habías tomado al pequeño como una nueva razón para vivir. Debías cuidar de este niño con toda tu alma y fuerza. A pesar de ser un niño normal Tekit se enfermaba constantemente, siempre estaban yendo con el Tsahik para que aliviara las enfermedades del niño. Ska'anekx se había vuelto amable y cariñoso, era un padre acogedor que amaba a sus dos hijos por igual aunque ahora le dijera al primer niño que tú eras su Sa'nu y debió llamarte como tal.
Eso no te molestó.
Lo que te molestó fue el agujero en tu pecho que se estaba formando conforme pasaban los días.
Ska'anekx siempre estaba acariciando tu rostro y lo adorabas, si, hasta que la necesidad de que su mano golpeara tu mejilla aparecía. Era una necesidad que llegaba de la nada, te hacía querer que doliera cuando la inseguridad sobre un amor falso aparecía, temías a qué Ska'anekx haya dejado de amarte. A veces soltabas pequeños comentarios para provocarlo, ganándote una mirada extrañada de su parte, una mirada que te hacía sentir sucia por lo que sentías.
A veces cuando la necesidad era demasiada y estabas cargando a tu hijo le siseabas, yendo a un rincón de la carpa para que él no mirara a su hijo o siquiera lo tocará.
Lo veías apretar sus puños mientras sus ojos te miraban fijamente y aquello hacía que la expectativa se formara en tu estómago apagándose decepcionada cuando lo veías simplemente suspirar y darse la vuelta. Eso también te estaba volviendo loca, sin saber cuándo finalmente explotaría y volvería a golpearte y forzarte con un segundo bebé.
Entonces en la noche lo harías tu misma.
En mitad de la noche saltabas a su regazo para masturbarlo, el Na'vi rápidamente despertaba siempre atontado y aún así aceptando tu toque mientras dejaba que palabras sucias salieran de su boca. Cuando te enterraste en él, Ska'anekx se levantó preocupado al ver cómo tú entrepierna comenzaba a sangrar. Su mano había intentado detenerte al ver cómo tus ojos comenzaban a lagrimear debido al dolor.
----Espera... P-pequeña estás sangrando, ngh~.
No te detuviste, en cambio te aferraste a sus hombros y fuiste más dura y rápida.
----¡B-basta, Yawne en verdad estás sangrando! Ahhh~
Ska'anekx detuvo el movimiento de tus caderas con dureza, limpiando tus lágrimas preguntando que diablos te ocurría.
---- ¿Qué? ---- preguntaste mordaz.
---- ¿Qué haces? ---- sus ojos verdes intentaron leer tus pensamientos atraves de tus ojos ---- te estás lastimando.
---- Que importa ---- tu respuesta logró hacer que su rostro expresará sorpresa ----. Antes lo hacías así, duro. Siempre dolía, ¿Porqué paraste?
Ska'anekx tomó tus hombros, incrédulo ante tus palabras.
---- Era un idiota, (T/N) ----. Su mano acarició con suavidad tu rostro con una pequeña sonrisa ----. Ya no quiero lastimarte no me lo perdonaría.
Una mueca de disgusto se formó en tu rostro
---- Entonces ya no me amas.
----¿Qué...? ---- sus ojos te miraron confundidos ---- ¿Cómo es-
----Tu amor debe doler, sino ya no me agradas ---- aclaraste observando como su mandíbula se apretaba, eso hizo que la expectativa creciera ---- Yo no me quedé por esto, Ska'anekx.
----¿A qué mierda viene todo esto? ----- soltó él, su ceño comenzando a fruncirse debido a la rabia que comenzaba a invadirlo a cada segundo.
Tus ojos brillaron deseosos, una sonrisa temblorosa apareció en tu rostro cuando sus manos comenzaban a apretar demasiado fuerte el agarre de tu cintura.
---- Necesito que me muestres cuánto me odias, Ska'anekx ----. Pediste con una pequeña sonrisa, tus manos comenzaron a rodear su cuello ----. Necesito tanto que me lastimes que comienzo a desesperar, por favor... Te lo ruego Ska'anekx.
Sus verdosos ojos te miraron perturbado. Mirando de un ojo a otro buscando alguna pizca de diversión, encontradose nada más que pura sinceridad.
Por primera vez viste al Na'vi alejarse de ti de golpe, como si quemaras su piel por completo. Notaste como sus ojos verdes te miraron atemorizados saliendo de la carpa ante tu mirada inexpresiva.
Simplemente te quedaste quieta observando como se alejaba de ti.
Lo odiaste tanto por dejarte varada cuando simplemente pudo haberte dado su duro amor.
No lo hizo. Nunca más volvió a hacerlo, porque ahora debía hacer que su hijo creciera en un ambiente feliz y sano, entonces simplemente te forzarías a sangrar en la cama, haciéndolo rudo y feo. Una experiencia grotesca para cualquiera que lo viera y aún así lo deseabas. Cada que Ska'anekx llegaba en la noche a descansar saltabas a él para sentir esa pizca de miedo a la que te había acostumbrado por meses. La que te quito sin aviso después de haber tenido un bebé.
El Na'vi le tomó el gusto a esa forma.
Se sentía culpable pero a la noche siguiente volvería por más.
Eso hizo al cuarto bebé.
Lo cual desapareció por completo los malos tratos en la cama, ahora era suave y lindo. Lo hacía tan piadoso y con tanto amor que comenzaba a causarte náuseas porque ese no era el Ska'anekx que conocías. Dos meses fue lo único que tú cerebro traumatizado soportó, cuando te lanzaste encima de Ska'anekx intentando que te tomara con toda su fuerza para simplemente ser apartada suavemente te destruyó, hizo creer a tu corazón herido que había perdido todo el interés que alguna vez tuvo por ti.
Sus ojos ni siquiera mostraron un poco de molestia por tu actitud y eso te molestó.
Te comenzabas a sentir tan sucia, pensabas que su interés se había ido por completo y que volverías a estar sola como antes, donde él desaparecía por semanas y todos los demás decidían ignorarte. Cada que lo pensabas la desesperación invadía cada rincón de tu cuerpo. Sentías como el mundo se te cerraba mientras tu mente formaba cientos de imágenes sobre Ska'anekx dejando de amarte.
Intentaste huir, pero al poco tiempo eras atrapada por el Na'vi y por más sorprendente que fuera lo único que hizo fue besar tu frente y decirte que era peligroso que rondaras por ahí estando embarazada y que tú pequeño hijo no debía ser abandonado.
Te enfureció.
Lo golpeaste y aruñaste, intentando, forzando a que sucumbiera a su ira y finalmente obtuvieras lo que deseabas. Nunca vino, solo un poco rastro de ira en sus ojos, que pronto desapareció para arrullarte entre sus brazos y acariciar tu vientre con amor. Odiaste tanto cómo esa acción te relajó, como trajo paz a tu mente en cuestión de segundos y simplemente te dejaste derretir en sus brazos. La gran llama de necesidad que sentía tu corazón a ser maltratado se volvió pequeña, esperando... Esperando a volver a perder el control.
Y lo lograste.
Un Na'vi, solo bastó un Na'vi macho para que Ska'anekx volviera a ser el de antes. Para que volviera a ser aquel ser que tanto anhelabas.
Cuando tus manos acariciaron el vientre del Na'vi y él acarició tus hombros se sintió como una explosión. Todos tus sentidos se agudizaron en segundos y el contacto contra tu piel comenzaba a quemar. Sus colmillos contra tu piel se sentían como una droga y pronto el pánico comenzó a filtrarse por cada poro de tu piel. La paranoia había hecho que tus sentidos se agudizaran, entonces esa ramita que se quebró a lejos de ustedes la escuchaste. Esa maldición en Na'vi la oíste y los pasos de alguien corriendo en su dirección te hicieron sonreír satisfecha, por esa misma razón no te sorprendiste cuando golpeaste el duro suelo de Pandora.
Tus ojos se abrieron horrorizados cuando el sonido de algo viscoso siendo golpeado contra el suelo te obligaron a ponerte alerta. Tu cuerpo comenzó a temblar al ver cómo el Olo'eyktan tenía su rostro lleno de sangre, sus manos golpeaban contra el suelo la cabeza del Na'vi tan fuerte que podías oír su cráneo trozarse a cada golpe. Cubriste tu boca horrorizada, sintiendo como las náuseas se arremolinaban por tu estómago y estás decidían subir por tu garganta para finalmente vomitar.
Miraste nuevamente porque tu cuerpo te gritaba que corrieras y huyeras por tu vida. Podías ver cómo los hombros del Olo'eyktan subían y bajaban pesadamente mientras que sus manos sangrantes temblaban debido a la ira, cuando tus ojos volvieron a su rostro temblaste porque notaste como él ya te estaba mirando. Esos ojos verdes se instalaron en lo más profundo de tu alma recordando porqué habías sido tan obediente los primeros días. Tu rostro mostró todo el miedo que Ska'anekx te causaba, el verlo levantarse hizo que desearas gritar. Con la intención de huir comenzaste a empujar con tus pies hacia atrás intentando alejarte lo más posible de este asesino. Lo escuchaste sisear provocando que tu cuerpo temblara en su sitio quedándose quieto ante la clara advertencia. Cuando ya estaba a pocos centímetros tuyo su mano asquerosamente llena de sangre tomó tu cuello con fuerza, cortándote la respiración en cuestión de segundos.
Su frente se pegó a la mascarilla con fuerza, sus ojos verdes brillantes debido a la ira no se despegaron ni un segundo de los tuyos. Su cuerpo ya estaba encima del tuyo aprisionandote con su enorme musculatura.
----En este momento podría partirte el cuello tan fácil que no volverías a respirar... ---- soltó en ira.
Abriste la boca, temblando ante su fuerte agarre sintiendo como todos tus sentidos estaban sobreestimulando tu cerebro.
----L-lo asesinaste... Mataste a ese Na'vi ---- murmuraste con tu voz entrecortada debido a la falta de aire.
Su cola se movió furiosa ante la mención de aquel traidor.
---- Cualquiera que toque a la pareja del Olo'eyktan no merece nada más que la muerte. La Na'vi que traicione al Olo'eyktan no merece nada más que la muerte.
Tus ojos comenzaban a soltar lágrimas, tus labios ya estaban morados debido al agarre en tu cuello y a pesar de patalear él no te soltaba. Las vista comenzaba a volverse negra cuando el te soltó de golpe, diste grandes bocanadas de aire desesperada. Tu máscara hacía todo lo posible para brindarte el oxigeno que necesitabas. Tus ojos volvieron a mirarlo aterrada, mientras tu mano se encargaba de masajear tu cuello adolorido observando cómo él solo te miraba desde arriba, como si no valieras absolutamente nada.
----Y-yo no soy una Na'vi...
Una mueca de asco apareció en su rostro manchado de sangre.
----No, eres una humana. Una asquerosa e insignificante humana ---- sus manos tomaron tu cara, manchando la máscara de oxígeno de la sangre del otro Na'vi ---- Una humana que me pertenece y de la cuál puedo desechar en cualquier momento que lo desee.
Tu cuerpo tembló cuando miraste su mano tomar con fuerza tu muñeca, comenzaste a llorar anticipando su acción. Un alarido de dolor abandonó tu garganta cuando tu muñeca tronó en su mano. Mordiste tu labio, haciéndolo sangrar cuando tomó tu otra muñeca, quebrándola en cuestión de segundos.
Observaste cómo desataba su taparrabos lentamente para seguidamente romper el vestido que te cubría por completo. Sus manos te forzaron a abrirte de manera dolorosa y sin preparación alguna comenzó a embestirte duro y sin compasión.
Lloraste y gritaste, suplicando que parara sintiendo como tu interior ardía y dolía debido a su brusquedad. Su mano estaba encima de tus costillas y con un ligero empujón hacia abajo logró quebrar una. Lloraste siendo presa del dolor y pánico. Podías ver sus ojos verdes que solo te miraban retorcer, ninguna palabra salía de su boca y de alguna forma eso era mucho más doloroso que sus palabras crueles. Tomaste una bocanada de aire cuando sus manos azules acariciaron tu vientre con suavidad.
Una suavidad que se sintió asquerosa cuando tu cuerpo estaba lleno de pánico.
Entonces sucedió.
Tu útero comenzó a doler como si algo se desprendiera a la fuerza, sentiste cómo comenzaste a sangrar excesivamente y supiste que algo andaba mal con el bebé que crecía dentro tuyo.
Tu respiración se aceleró debido al pánico, tus manos trataban de esconder tu pequeña pansita de él, querías proteger al pequeño que se formaba en tu vientre porque a pesar de esto sentías que seguías amando al Olo'eyktan que te estaba maltratando. Ska'anekx se detuvo, sabiendo que algo estaba mal con su cría.
----¿Qué hiciste? ---- preguntó en una aterradora calma.
Tragaste pesado, mirando como sus ojos se oscurecían.
----M-mi bebé... ---- murmuraste entre lágrimas.
El Na'vi entró en furia, golpeó tu cara con su puño, comenzando a morder todo tu cuerpo con fuerza mientras sus embestidas se volvían brutales, con cada empujón que sus caderas daban sentías como tu interior se desgarraba, gritaste tanto que tu garganta se quedó sin voz y cuando el terminó te dejó ansiosa y temblorosa, deseando que ya no quisiera más y te dejará ver cómo estaba tu bebé.
Sus labios se acercaron a tu oreja y con un susurró advirtió.
----La próxima que hagas que mi bebé muera, voy a arrancarte la cara de un mordisco.
Entonces se fue.
En medio del bosque aquella suave voz volvía a llamarte. Pidiendo a que vayas con ella y sinceramente está vez la ignoraste yendo directo hacia la aldea, primero debías ver cómo estaba tu bebé.
Tu pequeño niño de tres años fue tu fuerza después de la perdida. Ahora te encargabas de siempre estarlo abrazando, cuidando y protegiendo de cualquier peligro.
Él recibía a su padre con emoción.
Tú te quedabas en cama mirando de lejos mientras cubrías tu nuevamente vientre abultado. Ska'anekx se acercaría y saludaría al bebé, no a ti. Besaría tu estómago con dulzura y susurraria lindas palabras a su bebé quien se movía en su estómago debido a la conocida voz del Na'vi.
Más no te hablaría, no te miraría. Eras un simple extensión de su bebé.
Ahora sí eras algo solitario, nada más que la compañía de tu pequeño Na'vi de tres años te brindaba un poco de calma.
Maikte y Ska'anekx habían vuelto a ser los mismos. Eran más cercanos, una pareja que se apoyaba mutuamente mientras tú eras cruelmente ignorada por Ska'anekx.
Te estaba volviendo loca, una ansiosa que necesitaba la atención de algo. Comenzaste a tener pesadillas donde el Na'vi te asesinaba después de dar a luz a su esperado hijo.
Entonces un día el se fue de caza a despejarse. Maikte quedó a cargo mientras el Olo'eyktan se iba y tú sabías que algo iba a pasar cuando la Na'vi te miró fijamente. Aquello te hizo abarazar a tu pequeño con fuerza, llevándolo a la cama para dormir un momento con él. Solo fue un pequeño descanso.
Un descanso que pronto se volvió una pesadilla.
Los canticos de afuera te habían despertado, era de noche y la llama de una gran fogata alumbraba fuera de la carpa. Volteaste a ver a tu hijo, el cuál ya no estaba en la cama. Negaste en estado de pánico, te levantaste buscando cada rincón de la carpa, al no encontrarlo decidiste salir.
Tu estómago se revolvió ante la escena. La respiración comenzó a acelerarse mientras que el terror subía por cada fibra de tu cuerpo. Maikte levantaba victoriosa con su boca llena de sangre un pequeño corazón, el pequeño cuerpo de tu hijo era tomado con su otra mano. Los Na'vi que estaban alrededor de la fogata festejaron, cada rincón de la aldea se llenó de victoria y tú gritaste con horror.
La necesidad de correr hacia tu pequeño bebé y tomarlo en tus brazos se apoderó de tu cuerpo, pero no te moviste. No moviste ni un solo músculo cuando Maikte te miró. Su boca mordió el pequeño corazón y con una gran voz firme gritó.
----¡Muerte al demonio!
Los Na'vi la siguieron, mirándote con sed de sangre y entonces la voz de tu cabeza gritó con todas tus fuerzas.
CORRE
No dudaste en adentrarte al bosque corriendo entre la maleza y fauna de Pandora. Escuchabas cómo los sonidos de caza eran lanzados por el clan en tu búsqueda, sus risas se instalaban en cada rincón de tu mente. Tu cuerpo estaba lleno de adrenalina y tus respiraciones comenzaban a ser uniformes, tu cabeza solo repetía "corre, corre, corre" una y otra vez.
El sonido de un flecha hizo a tu cuerpo reaccionar en automático. La esquivaste sin dudar, tomándola del gran árbol en el que quedó clavada.
"Cualquier cosa es un arma para la defensa"
Seguiste corriendo sin mirar atrás deteniéndote de golpe cuando un gran barranco se presentó frente a ti, tus sentidos entraron en pánico. No tenías escapatoria, estabas muerta. Ellos habían asesinado a tu bebé y harían lo mismo contigo.
Solo se controlaban por qué Ska'anekx estaba ahí.
El grito de victoria de un Na'vi detrás tuyo te hizo girarte. Tus ojos lo miraron aterrada observando como él sacaba una pequeña daga. Lo observaste relamer sus labios mientras su cola se movía con diversion, para ellos no era más que un simple juego de cazería. Obligaste a tus manos a levantarse, protegiendo tu cara a cualquier ataque de este alien de tres metros. Podías sentir como la flecha en tu mano era tomada con fuerza mientras que en tu mente rogabas recordar defenderte.
Le rogaste a Eywa que te diera fuerza para enfrentarte a un Na'vi.
Cuando el cazador se lanzó hacia a ti ,esquivaste, alejándote de su enorme pie cuando intentó patearte. Eras pequeña, en fuerza no le ganarías, él era ágil y tú estabas embarazada y sin experiencia.
No dudaste en usar sus puntos débiles.
Porque para ti está pelea era o ser tramposa o morir. Nunca tendrías la ventaja en Pandora.
Tomaste su cola con fuerza clavándole la flecha. El Na'vi siseó lanzando un ataque, sentiste como la navaja dañó tu vientre y eso casi te hace desconcentrarte.
"Usa la ira para pelear"
Tal vez fue la adrenalina, tal vez la necesidad increíble de mantenerte con vida lo que te dio la fuerza para poder saltar encima de él y poder tomar su trenza y darle un gran mordisco, arrancandola de manera salvaje, pero te sentiste bien. Fue como un escupitajo a todo lo que intentó matarte en este mundo, fue un "me volveré salvaje con tal de vivir en esta tierra".
El Na'vi gritó lanzándote lejos de él. Caíste por el barranco y lo único que le rogaste a Eywa era que te mantuviera a salvo a ti y a tu bebé. Mientras caías observaste a Maikte mirarte con esos ojos rabiosos, ella no se daría por vencida hasta encontrarte y matarte con sus propias manos. Tus manos cubrieron tu máscara por qué no sabías si soportaría el impacto. Cuando tú cuerpo sintió el agua helada abrazándolo comenzó a ser arrastrado con fuerza a quién sabe dónde. Podías oír los gritos de los Na'vi en la lejanía. El que te ahogaras no era un problema por la máscara, sin embargo, ella no podía evitar que tu cuerpo fuera golpeado por piedras y troncos. Tus manos jamás dejaron de aferrarse a tu vientre intentando proteger a tu bebé, aunque podías sentir el ardor de la herida.
Perdiste la conciencia cuando tu cabeza se golpeó contra una piedra.
Eywa tuvo misericordia salvandote de nuevo porque cuando abriste los ojos estabas en la orilla de lo que parecía el río. En cuanto pudiste te levantaste y seguiste corriendo. Corriste lo más lejos posible, ignorando las heridas en tu cuerpo, huiste de todo cuánto podías descansando una hora para seguir corriendo. El alimento y la falta de agua estaba comenzando a pasar factura, no sabías cuando se iba a acabar el oxígeno de tu máscara y eso te estaba haciendo entrar en pánico.
Cuando ya no podías más te dejaste caer al suelo. Te arrastraste dificultosa hacia la base de un árbol, acunándote entre las raíces para cerrar tus ojos mientras te hacías bolita intentando protegerte del frío.
---- Por favor... Por favor, Eywa ---- comenzaste a llorar soltando sollozos empañando el vidrio de la máscara ---- protege a mi bebé, por favor... Salva a mi bebé madre Eywa, E-es lo único que pido, porfavor... Por favor déjalo vivir.
Suplicaste como una niña pequeña, sintiendo como poco a poco tu cuerpo perdía fuerza y como el respirar cada vez era más complicado.
---- Salva a mi bebé... M-mi bebé... P-porfavor.
Todo se estaba volviendo tranquilo, era como si una gran paz te invadiera por completo, sintiendo como el suelo bajo tu cuerpo te abrazaba con tanto amor que te sentías tan cálida, recordando los reconfortantes brazos de una madre.
Con tu último soplo de vida pudiste murmurar.
----No quiero morir.
Nuevamente aquella voz del bosque susurró que volvieras a él.
Abriste los ojos de golpe sintiendo como el oxígeno era pesado, respiraste una y otra vez siendo inútil puesto que el aire no servía. Quitaste tu máscara desesperada tomando grandes bocanadas de aire cuando el oxígeno volvió a tus pulmones brindando a tu mente la calma que necesitabas sin entender porqué estabas respirando el aire de Pandora. Cuando levantaste la mirada te encontraste con tres Na'vi, uno de ellos te miraba preocupado mientras que los otros dos te apuntaban con sus arcos.
Miraste aterrada a todos ellos pensando que te habían encontrado, que te regresarían al infierno en el que estuviste viviendo. Hasta que lograste mirar esa pizca de duda y sorpresa en sus miradas. Eso te hizo saber que no te conocían, no sabían nada de ti.
Lograste oír cómo una suave voz le habló al Na'vi más grande y tú corazón se aceleró cuando identificaste está voz. Era la voz del bosque, esa que te había rogado qué fueras a él. Tu rostro se giró para mirarlo observando un rostro borroso, un Na'vi sin rostro que hablaba con los otros que tampoco tenían rostro. Te levantaste del suelo presa del pánico, acercándote al muchacho intentando recordar ese rostro. Su voz hizo eco en tu cabeza y finalmente lograste notar sus ojos amarillos.
----Neteyam... ---- murmuraste intentando tocar su rostro.
Todo se volvió negro de golpe llevando a tu mente a la penumbra a un lugar desconocido y frío donde todo era negro y solo estabas tú flotando a la espera de algo nuevo. Cuando tus ojos volvieron a abrirse estabas de nuevo en el bosque, con una mascarilla mientras la fauna a tu alrededor te llenaba de asombro. El flote de lo que tú llamabas medusa captó toda tu atención. Así que realmente no notaste al Na'vi frente a ti, no hasta que su grave voz llamó tu atención, unos ojos verdes te atraparon mientras eras amenazada con un arco.
Neteyam y Jake observaron cómo abrazaste al niño con cuidado. Besando su frente y arrullándolo, el pequeño Na'vi se dejó entre risitas devolviendo el abrazo gustoso causando que el corazón de Neteyam se sintiera cálido ante la escena. Eso hasta que tu llanto comenzó a ser incontrolable ahí es cuando decidieron llevarte de regreso a casa para que durmieras un rato más.
Neteyam estaba seguro de que tenías una pesadilla pues no dejabas de moverte, llorar y quejarte entre sueños. Neteyam tomaba tu mano con fuerza mientras que su otra mano acariciaba tus cabellos con suavidad, su boca susurraba palabras dulces para que te calmaras, solo que nada funcionaba. Hubo un punto donde iba a llamar a su abuela para que tú pudieras descansar al fin de no ser porque abriste los ojos y lo miraste un breve segundo causando que el corazón del Na'vi saltara ansioso, esperando expectante algo distinto.
Ese día susurraste su nombre y aquello lo hizo totalmente feliz, llamó a su abuela esperando que eso significara algo. Ella lo describió como un pequeño momento de lucidez. Que ya estabas tomando una decisión de a dónde ibas a ir y Neteyam se ilusionó pensando que estabas eligiendo a su persona, hasta que comenzaste a soltar palabras al azar y aquel nombre se volvió habitual cuando alguien te trataba con cariño.
"Ska'anekx" susurrabas cuando Neteyam tomaba tu mano, cuando te daba duchas, cuando te alimentaba, en todo momento y eso lo estaba destrozando letamente.
El avance que estaba teniendo se fue por la borda en cuestión de segundos.
Él suspiró cuando su nombre volvió a salir de tu boca. Lo llamabas cuando Neteyam acarició tu cabello.
----Cariño, en verdad me estás destruyendo ---- murmuró, analizando cómo tus ojos apagados lo miraban ---- vuelve a mí, mírame a mí. Yo estoy aquí, no él.
Su padre entró a la carpa interrumpiendo sus murmullos. Neteyam dejó de trenzar tu cabello para mirar a su padre con ojos cansados. Jake le sonrió suave, mirándote con sus ojos melancólicos.
----¿Qué tal si dan un paseo por el bosque? ---- aconsejó él ----. Estoy seguro de que será bueno para ambos.
Neteyam te miró, observó como tú mirada estaba en Jake sin expresar absolutamente nada y aquello causó una punzada a su pecho. Él asintió pesadamente porque en verdad necesitaba un poco de aire fresco, estaba a punto de renunciar a que tú volvieras y necesitaba que su cerebro se despejara un poco.
---- Si, creo que sería bueno.
Neteyam tomó tu mano, tus pies se movieron lentos levantando tu pequeño cuerpo del suelo para comenzar a dar pequeños pasos detrás del Na'vi. El joven te llevó al bosque dando pequeñas miradas hacia atrás notando como tus ojos miraban a la nada siguiendo sus pasos. Él soltó un suspiro cuando tus ojos lo miraron sin realmente estar ahí.
----Ven, sentemonos aquí.
El Na'vi te sentó con cuidado, comenzando a jugar con una plantita que arrancó pensando en qué es lo que haría, cómo hará para superarte si te calaste tanto en sus pensamientos que ahora simplemente no podía solo olvidarte. Sus ojos amarillos te miraron, tus ojos miraban fijamente las hojas de los árboles, mirabas a todos lados analizando cada parte del bosque de Pandora que lo hizo sonreír. A veces podía fingir que realmente eras tú y que todo entre ustedes era normal. Que tú seguías a su lado pasando simplemente el tiempo con él.
Pero no.
Tu corazón simplemente no le pertenecía a él, sino a aquel Na'vi que te dio hijos y al cuál sufriste cuando perdiste.
Le pertenecía a Ska'anekx.
A ese Na'vi del cual no sabía nada, simplemente que tú le pertenecías por completo hasta el punto de encerrarte en tu mente con tal de solo verlo, olvidándote de todos los que te rodean por qué al parecer sin Ska'anekx no podías seguir adelante.
Neteyam sintió como sus ojos se ponían llorosos ante el pensamiento de tú y Ska'anekx teniendo una familia con una felicidad inexplicable mientras él observaba a lo lejos, deseando ser aquel Na'vi que te brindaba toda la felicidad y amor que tus corazón podían brindar.
Neteyam sonrió melancólico cuando tus ojos siguieron el recorrido de un atokirina.
----Una medusa... ---- murmuraste con ojos brillantes.
Neteyam sonrió divertido.
----Es una atokirina, cariño. No una medusa.
Entonces tus ojos lo miraron fijamente comenzando a soltar lágrimas, Neteyam sintió como su pecho se apretaba ante eso y no dudó en llevarte a su pecho. Intentando consolar lo que fuera que estuvieras viendo en lo más profundo de tu mente.
Tú te quedaste quieta, mirando al Na'vi de ojos verdes frente a ti pensando cuántas veces habías pasado por esto, cuántas veces tu cerebro te tendría que torturar con este fatídico encuentro. Él dijo algo que no escuchaste muy bien cuando aquella pequeña medusa volvió a pasar frente a ustedes haciendo que tus ojos se centraran solo en ella pensando en que era muy bonita y que sino fuera por ella tal vez no estarías viva.
----Una medusa...
----Es una atokirina, cariño. No una medusa.
Miraste asustada a tu lado, un Na'vi sonriente te miraba con melancolía. Tus ojos miraron alrededor buscando al Na'vi de ojos verdes, el cuál simplemente había desaparecido. Volviste a mirar aquel Na'vi de rostro borroso.
----¿Quién eres?
---- Tú sabes quién soy.
Negaste comenzando a relajar tu cuerpo cuando notaste que su cola se movía relajada, de un lado a otro mientras "te miraba" puesto que solo podías ver un manchón borroso donde se encontraba su cara.
---- ¿Vas a hacerme daño? ---- cuestionaste con tranquilidad.
El Na'vi soltó una risa tomando tu mano con cuidado para llevarla a su rostro, dejando un sauve beso en él.
----Yo nunca te lastimaría, (T/N).
Por alguna razón lo sentiste sincero y eso te hizo relajarte con su toque. Parpadeaste lentamente tomando una de sus trenzas con tu mano, frunciendo tu ceño al pensar que estás se veían conocidas.
---- ¿Nos conocemos? ---- el Na'vi asintió.
Tú lo miraste fijamente intentando darle un rostro a ese manchón azul que estaba en su cara. Ladeaste tu cabeza pensando en el tono suave de su voz, era firme pero cariñosa cada que hablaba contigo. Abriste tus ojos con asombro al recordar aquella dulce voz que siempre te llamaba cuando llorabas en tus recuerdos. A cada que llorabas cuando estabas con Ska'anekx.
----Eres la voz del bosque.
El soltó una risa divertida, aferrándose a tu mano.
---- Ese no es mi nombre ----. Murmuró con suavidad ---- debes decir mi nombre, cariño.
Comenzaste a forzar a tu mente a recordar, a intentar saber quién era este Na'vi que tanta paz te estaba dando. Al Na'vi que había hecho desaparecer el segundo recuerdo que tenías con Ska'anekx.
Dejaste de pensar cuando notaste como tus ojos ya estaban soltando lágrimas al recordar un tacto suave y dulces palabras de amor. Tu mente te hizo recordar la suavidad y protección que el Na'vi te brindaba, ese sentimiento que tanto habías deseado en algún punto de tu secuestro. Recordabas como este muchacho había atravesado cada una de tus defensas, cómo te había apoyado en tus momentos más frágiles y que en lugar de golpearte al soltar el nombre de alguien más, simplemente te abrazó y te mencionó una y otra vez que él estaba ahí y que seguiría a tu lado sin importar nada.
Sus ojos amarillos invadieron tus recuerdos, la mirada suave que te enviaba cada que pasaban tiempo juntos calmó tu corazón. Un suspiro tembloroso abandonó tu boca cuando el rostro de Neteyam dejó de ser una mancha en tus recuerdos, su rostro se volvió claro en tus memorias y sus momentos juntos se volvieron nítidos.
Tu corazón comenzó a acelerarse conforme volvían todos tus momentos con él.
---- Neteyam.
El Na'vi sonrió, tomándote en sus brazos para consolarte. Las lágrimas se volvían incontrolables y tus manos se aferraban al cálido cuerpo del Na'vi, el cuál sollozaba en tu oído repitiendo una y otra vez que estaba ahí.
Te separaste ligeramente de él, acariciando su rostro entre lágrimas. No te habías dado cuenta cuánto extrañabas tenerlo tan cerca de ti.
----Neteyam... ---- murmuraste con una sonrisa entre lágrimas.
Sus ojos amarillos miraron con anhelo los tuyos moviéndose rápidamente por todo tu rostro, podías sentir sus mano temblorosas acariciando con cuidado tu cara aún incrédulo ante la idea de que volvieras en si. Las lágrimas salían de sus ojos sin control alguno, el na'vi se acercó a ti de manera desesperada.
----¿(T/N)? Por favor... Por favor ---- rogó mirando tus ojos suplicante.
Tomaste su rostro en tus manos mientras una sonrisa suave aparecía en tus labios intentando brindarle calma y a pesar de que lo intentaste simplemente no podías dejar de llorar. Tu frente se juntó con la suya suavemente y sin dejar de mirar sus ojos amarillos murmuraste sincera.
----- Te veo, Neteyam.
El Na'vi sonrió aún con sus ojos llenos de lágrimas.
---- Volviste a mi ---- exclamó acariciando tu rostro con alegría ----. Haz vuelto a mi, mi amor.
Asentiste con una sonrisa.
---- He vuelto, Yawne.
Neteyam besó tus labios, los beso con tanto anhelo que sentiste tu corazón derretirse. Sus manos se aferraban a tu rostro con el miedo de que volvieras a irte de su lado.
----Te extrañé, pensé que nunca volverías --- se sinceró cuando se alejaron del beso, sus manos acariciaban tus mejillas mientras su llanto seguía ---- pensé que te había perdido para siempre. Sentía que moría.
Negaste, pegando su frente nuevamente a la de él.
----No me iré, jamás volveré a irme, Neteyam. Te elijo a ti por sobretodo de las cosas, perdón por tardar tanto.
Ahora él fue quien negó.
---- Está bien, tranquila.
Ahora eran solo ustedes dos.
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Cansado de esperar
El camarero está tardando demasiado.
Te llevo observando varios minutos, mirando el menú, respondiendo mensajes en el teléfono, tomando fotos, y aunque mi mirada no denota más que cansancio y tristeza no te das cuenta. Estás frente a mí, pero no estás conmigo.
Intento encontrar las palabras para iniciar una conversación, pero no recuerdo que es lo que nos mantenía unidos. No logro decir nada relevante, y tampoco te esfuerzas en mantener la conversación.
Hay un silencio muy largo, algunas quejas de la vida cotidiana. Pero nada más.
Nada...
De pronto los recuerdos del pasado llegan a mí. La emoción al encontrarnos después de tanto tiempo. Las horas de conversaciones, los secretos y las risas. Tú te emocionabas al verme y hablábamos por horas, tú compartías tu tiempo conmigo y disfrutábamos cada encuentro.
El contraste entre el pasado y el presente me duele.
¿A dónde se fueron esos momentos? ¿A dónde te fuiste y por qué no has vuelto? Estoy esperando que regreses pero estás aquí, frente a mí en la misma mesa.
Suspiro pero tampoco lo notas. Menos mal porque mis ojos se han humedecido.
Cuando te fuiste, supe que cumplir tu sueño era importante y que lo lograrías, así que esperé pacientemente tu regreso.
Pero nunca volviste.
Tienes el mismo rostro de la persona que esperé por años, pero no eres tú. Cuando me miras tus ojos ya no brillan, ni sonríes, y tampoco han vuelto las alegrías a nuestro lado, ni la felicidad que me brindaba tu compañía.
Pero seguí esperando a que volvieras, a que en algún momento pudiéramos volver a disfrutar de nuestras presencias como en los viejos tiempos, pero cada reunión llegaba a casa con esa pequeña decepción en el pecho porque nada era igual.
Hasta que el pecho comenzó a pesar de tantas pequeñas decepciones.
Intento detener la secuencia de pensamientos que me dicen que ya no soy relevante en tu vida, que has cambiado, pero viajan más rápido de lo que puedo controlar. Trato de ser justo y de entender que no es personal, que las personas cambian...
No sé si es de melancolía, tristeza o decepción, pero suspiro más lento y más pesado está vez.
Por primera vez entiendo lo que pasa. Simplemente ya no eres la misma persona.
Y yo sigo esperando a que regrese la persona que se fue. Espero a alguien que ya no existe, a alguien que ya murió, que ya no va a volver.
Y mi corazón se quiebra en ese instante.
Porque a quien esperé con tanta ilusión jamás volverá y yo ya me cansé de esperar.
Se me ha esfumado el hambre, el ánimo y la ilusión.
¿Por qué lloras? Tu mano se posa sobre la mía y despierto de mis pensamientos. Es la primera vez en la noche que me miras a los ojos, pero ya es demasiado tarde.
Suspiro por última vez y dejo mi parte de la cuenta sobre la mesa.
Me cansé de esperar…
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En la consulta
Estábamos esperando, hasta que por fin llegó la doctora, una morena jovencita bastante atractiva. Nos saludó con una agradable sonrisa, se dirigió a ti y te pidió que te desnudaras de cintura para arriba, incluido el sujetador, y te colocaras en la camilla.
Primero te auscultó, te dio un escalofrío al notar el fonendoscopio sobre la piel. La doctora sonriendo se disculpó, lo frotó contra su bata para calentarlo, y siguió con la exploración. Después de terminar con la parte delantera, se colocó detrás tuya y te auscultó la espalda.
Cuando terminó se puso el fonendo al cuello y te exploró con sus manos. Te tocó los hombros, bajó a los brazos, después te levantó el brazo derecho y bajó su mano hacia tu cintura. Desde mi asiento pude ver cómo respiraste profundamente a la vez que se te erizaba la piel, ella se dio cuenta, me miró sonriendo y se cambió al otro brazo.
Al repetir la exploración de tu costado y abdomen, volviste a respirar profundamente y se te escuchó resoplar, ella te preguntó si te ocurría algo y le respondiste tímidamente que no, solamente que no te esperabas ese movimiento. La doctora siguió explorándote, y cuando puso sus manos en tu pecho, ahogaste un suspiro a la vez que tu pezón se ponía duro.
La doctora me miró mordiéndose el labio, a mi mente vinieron pensamientos que me hicieron tener una erección que no pude ocultar, ella me sonrío, te habló susurrándote al oído, pusiste cara entre pensativa e incrédula, y con voz temblorosa le dijiste:
- Vale.
Atónito contemplé cómo la doctora, que seguía situada detrás tuya, empezó a acariciarte los pechos, y tu llevabas tus manos a las suyas para acompañarla en sus caricias. Yo no podía creer lo que estaba viendo, mi erección se hacía cada vez más patente, giraste la cabeza buscando la boca de ella y os besasteis.
Tus manos guiaron las suyas hasta tu pantalón, ella lo desabrochó y metió una mano para acariciar tu entrepierna, lo que te hizo suspirar, pero esta vez sin intentar ocultarlo. La doctora sacó su mano, dio la vuelta a la camilla a la vez que tú te bajabas y te ponías de espaldas a mí, y lentamente empezó a bajarte los pantalones, dejando al descubierto tu trasero y tu bonito tanga.
Te diste la vuelta, besaste a la doctora y le quitaste la bata, a continuación, le quitaste la camiseta dejando ver su torso con el bonito sujetador de encaje que llevaba. Llevaste tus manos a su cintura y le bajaste la cremallera de la falda, y seguidamente se la quitaste. Llevaba un bonito tanga a juego con el sujetador, volvisteis a besaros, me mirasteis y me dijiste:
- Necesito que me ayudes a quitarle el sujetador.
Como un resorte me levanté y me dirigí hacia vosotras, te besé, te acercaste a mi oído y susurrándome me dijiste que la besara. Sin pensarlo mi boca buscó la de ella, que respondió a mi beso, su lengua buscó la mía, y nos besamos.
Mientras me besaba, mis manos buscaron el enganche de su sujetador, lo desabroché y lentamente se lo quité. Sus pechos quedaron al descubierto, estaban firmes, y sus pezones duros. Sin pensarlo, dirigiste tu boca a su pecho, y lo besaste, vi cómo lo lamías y succionabas el pezón. A continuación la besaste, y ella dirigió mi cara hacia su otro pecho, y repetí lo que te había visto hacerle.
Mientras os besabais, me agaché y os quité suavemente el tanga, después me levanté y os acaricié el trasero a las dos con mis manos. Os detuvisteis, me mirasteis y entre las dos me quitasteis la ropa. Tú me quitaste la camisa y aprovechaste para chuparme los pezones, y la doctora desabrochó mi pantalón y me desprendió de él.
Te agachaste junto a la doctora, ella te pidió que me quitarás tú el bóxer y saborear primera mi polla. Accediste, me los empezaste a bajar, y en cuanto mi polla quedó a la vista, la doctora se la metió en la boca de golpe, la recorrió entera con sus labios y su lengua, dejándomela bien mojada.
Se la sacó de la boca y la giró hacia ti para que tú me la chuparas también. Lo hiciste, y mientras la recorrías por fuera ella acercó su boca y la chupó a la vez que tu. Vuestras lenguas recorrían mi polla desde la base hasta la punta, hasta que vuestras bocas se encontraron y os volvisteis a besar.
Os pusisteis de pie, te fuiste a la camilla y te tumbaste con las piernas abiertas, la doctora se acercó a ti y te besó mientras con una mano acariciaba tu coño. Tu respiración se tornó agitada, y entre suspiros le pediste que te lo comiera. Ella acercó su boca a tu entrepierna y empezó a lamer tu mojado coño.
Con tus dedos señalaste mi polla y me indicaste que te la acercara a la boca. Me acerqué a ti y empezaste chupármela con ganas, mientras yo veía cómo la doctora metía su lengua en tu coño, lo que te hacía gemir de placer mientras chupabas mi polla. De repente paraste, y sin parar de gemir me dijiste:
- Ella necesita tu lengua.
Eso me encendió, me fui hacia ella y me coloqué detrás, mientras me agachaba, ella separó sus piernas para facilitarme el trabajo, su coño estaba mojado, y desprendía un olor excitante. Me apresuré a meter mi lengua, y ella respondió corriéndose en mi boca. Seguí lamiendo su coño mientras saboreaba los jugos que me brindaba, con mis manos separé sus glúteos, e introduje mi lengua en su culo, lo que la hizo ahogar un fuerte grito de placer.
Le pediste cambiarte con ella, se tumbó en la camilla, tu te dirigiste a su entrepierna y yo me acerqué para que chupara mi polla, me excité mucho al verte lamer y chupar ese coño mientras ella metía y sacaba mi polla erecta de su boca. Te incorporaste, me miraste y me dijiste:
- Ahora quiero que te la folles.
La doctora se bajó de la camilla, apoyó en ella los brazos y subió una rodilla, dejando su coño listo para lo que venía a continuación. Te agachaste y le diste las últimas lamidas, acerqué mi polla y la chupaste, y con tu mano la dirigiste hacia la entrada, y lentamente la penetré hasta el fondo.
Diste la vuelta a la camilla y la besaste mientras yo hacía mi movimiento de vaivén. Aceleraba poco a poco el ritmo, aumentando la fuerza de mis embestidas, mientras la doctora ahogaba sus gritos a la par que te besaba y acariciaba tus pechos. Empezó a gemir cada vez más, hasta que se vino en medio de un orgasmo, y de su coño emanaba el flujo fruto del placer.
Te avisé de que yo estaba a punto, te viniste a nuestro lado y las dos os agachasteis, empezasteis a chupar y masturbar mi polla, que estaba a punto de explotar. Me la dirigiste hacia la boca de la doctora, para que me corriera sobre ella, me masturbabas cada vez más rápido, hasta que exploté y me corrí en su boca y su cara.
Cuando terminé, ella se giró hacia ti y os besasteis, saboreando hasta la última gota de mi semen. Nos vestimos, la doctora te dijo que estabas bien y que te esperaba en 6 meses para la siguiente revisión.
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Rudy x Reader.
❥ Dance .・。.・゜✭
No entendías. Simplemente no entendías que había salido mal. Estabas ahí, apuntando tu arma al imbécil y de pronto estabas en el suelo y tu cabeza daba vueltas alrededor. Si no hubiera sido porque Rudy entró rompiendo la puerta te hubieran metido una bala directo en el cráneo.
Entonces los gritos de Alejandro llenaron tu mente y mientras tratabas de procesar todo escuchabas como él y Rudy discutían por culpa del maldito estrés y porque habían perdido a tres Vaqueros en la persecución de Valeria. Alejandro estaba emputado. Pero tú también. Porque te había dejado sola para ir a perseguir a la mujer solo y dárselas de héroe.
—¡A dónde chingados crees que vas! — lo escuchaste gritarte mientras empujabas la puerta del gimnasio del cuartel para irte a tu habitación.
—Alejandro ya, déjala en paz.
Rudy, tu Rudy. Siempre abogaba por ti cuando tu rebeldía pasaba los limites. Pero esta vez no había sido por tu culpa, había sido culpa de la impertinencia de Alejandro. Ya le habías gritado lo suficiente y no querías seguir viéndolo no gritándole. Sabiendo que solo era producto de la ira que sentías por la impotencia. Y tú dulce Rudy, te había enseñado muy bien a aprender a controlar tus impulsos de ira con el tiempo. Y tenías que admitir que te dio gusto la semi sonrisa que te dio justo antes de que desaparecieras por la puerta hacia el pasillo. Porque sabías que estaba orgulloso del control de tu temperamento.
Nadie pensaría que él siendo alguien tan dócil y lleno de temple, escondía un animal salvaje detrás de esa sonrisa y te daba mucho gusto, ser la única al que él podía llamar, mi amor.
La única otra cosa que te podía calmar era bailar. Cosa que nunca se pudo convertir en tu trabajo, porque conociste el ejercito y te enamoraste de todo lo que eso conllevaba, considerando de manera feliz tener tu propio tiempo para bailar de vez en cuándo.
Y el ballet. Era la segunda cosa que siempre lograba calmarte. Así que a penas llegaste a tu habitación te quitaste los zapatos, cogiste tus zapatillas de ballet, te amarraste el pelo en una ligera coleta y abrirse el cajón de tu roja para sacar la pequeña falda de ballet rosa de seda que Rudy te había regalado el año pasado para navidad.
Tomaste tu teléfono y pusiste una canción, Mitski - first love/late spring.
Comenzaste a moverse despacio en el espacio que hacías al empujar tu cama contra la pared y tus movimientos se volvieron cada vez mas rudos y emocionales a medida que la canción bamboleaba con el ritmo. No era precisamente una canción de ballet como tal pero podías interpretarla a través de tus emociones mientras tratabas de apartar esos pensamientos llenos de rabia.
No pasó mucho hasta que viste que tu puerta se abrió pero no te detuviste. Sonreíste y seguiste bailando con tus brazos y pies, una obra de arte que el consideraba tener el privilegio de tener solo para él. Te rodeó despacio, con las manos en la espalda no perdiéndose ni uno de tus movimientos y de pronto, mientras estirabas una de tus piernas hacia arriba sentiste sus manos en tus caderas y su cuerpo en tu espalda.
Su respiración suave en tu nuca mientras bajabas la pierna y dejabas caer tu cabeza en si pecho, ondulando tu cuerpo en un movimiento giratorio. Tus manos sobre su pecho mientras bajabas y girabas y lo rodeabas. Sus ojos te seguían con adoración, te alejaste y volviste envolviéndote con sus brazos. Sus labios tocaron la piel sensible debajo de tu oreja y su mano se plasmo a lo ancho de tu vientre haciéndote perder el hilo de los movimientos.
—Ya pasó mi amor — susurró son sus labios moviéndose a lo largo de tu cuello — ¿Quieres hablar de ello?
—No — dijiste en un hilo de voz dejando caer tu cabeza en su pecho, dándole libre acceso a tu piel — todavía no me relajo del todo.
—Oh mi vida yo puedo arreglar eso — sus labios se movieron hacia arriba y sosteniendo tus caderas te giró con suavidad para que lo miraras a los ojos — te ves tan linda cuando bailas.
Suspiraste dejando caer tu frente contra sus labios mientras él te envolvía con sus brazos.
—Fue mi culpa — dijiste en un susurro — culpé a Ale pero yo fui la tonta que titubeó porque vio al niño. Por eso él tuvo que ir solo a perseguir a Valeria.
—No fue culpa de nadie de aquí ¿De acuerdo? — besó reiteradas veces tu rostro — estas cosas pasan, vamos a arreglarlo ¿Si? Los dos estaban muy cabreados y la cagaron gritándose cosas sin sentido.
—Pensé que Valeria iba a matar al niño Rudy — susurraste finalmente dejando salir la razón de todo tu comportamiento — me aterré. Perdí la cordura. Y me bloqueé.
—Mi amor — él tomó tu rostro entre sus manos y te hizo mirarlo, secando tus lágrimas con sus pulgares — el niño está bien, Alejandro lo sacó de ahí y está con su mamá ahora.
—Lo sé, Ale me dijo mientras me gritaba — hiciste un puchero — soy una idiota.
—No lo eres.
—Lo dices porque me amas.
—Te amo, y no lo digo por eso. Eres hermosa mi amor, fuerte e inteligente y humana. Es de humanos errar y tener sentimientos, no somos putas maquinas — te hizo sonreír revoloteando los ojos y luego te miró a los labios mientras las tuyas bajaron el cierre de su chaqueta militar — y eres mía. Y siempre te voy a proteger.
—Eres tan dulce Rodolfo.
Tus labios rosaron los suyos y él gruñó vibrando en lo más profundo de su garganta.
—¿Y quieres que sea dulce ahora mi amor? — su mano derecha trazó toda tu espina dorsal haciéndote gemir.
—No — deslizaste tu lengua por sus labios y llevaste tus manos a su cinturón — quítame la rabia como solo tú lo sabes hacer.
—Con mucho gusto mi princesa — te besó el cuello con un suave mordisco, tan tierno que no esperaste que te gira bruscamente contra la cómoda, empujando tu espalda hacía abajo presionando sus caderas contra tu trasero — agárrate fuerte.
No alcanzaste a hablar cuándo te bajó los pantalones y la ropa interior de un tirón. Te reíste por lo bajo y te llenó de golpe.
—Rodolfo...
Tus gemidos se escucharon hasta el comedor y los de Rudy, que decir.
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Me preguntó cómo sería verte de nuevo? Que sentiría al estar contigo una vez más... Me besarías tal vez?
Y quizá yo te abrace fuerte como solía hacerlo, te miraría a los ojos y tal vez sentiría esa ternura de tu mirar de nuevo, tal vez sentiría tú cariño no lo sé...
Te extraño tanto y tú dices que me extrañas también! Pero dime amor si me extrañas que te detiene de estar conmigo de nuevo? Si me amas estarás conmigo sin importar nada más, porque sabes que conmigo lo tienes todo, porque si volviste a buscarme es por una razón!!
Sabes que soy tuya y tú eres mío... Tú y yo estamos destinados a ser, trate tantas veces de olvidarme de ti y dejarte atrás, pero nunca pude hacerlo y es que todos los caminos me llevan a tí.
Y tú volviste a mi... Regresaste a poner todo de cabeza, después de casi dos años volviste y dices que me amas y que quieres que estemos juntos. Entonces dime amor cuando estarás aquí conmigo? Si en serio te mueres de ganas por verme y estar conmigo como dijiste.
Sabes dónde encontrarme sabes todo sobre mi... Sabes bien que no deje de amarte a pesar del tiempo y la distancia a pesar de todo lo que paso.
No te vuelvas fugaz... Tan solo quiero que está vez sea diferente!! Es todo o nada amor.
Me preguntó si tú y yo somos almas gemelas si el destino te puso en mi camino de nuevo. Y si vuelves amor no lo pienses tanto porque tal vez luego sea demasiado tarde.
Tal vez yo me vaya muy lejos de aquí y quién sabe nunca volverás a verme...
En mis noches de soledad y nostalgia siempre vuelves a mis pensamientos y hay tantas cosas que tengo tan presentes en mi mente sobre nosotros dos.
Recuerdo tú mirada, tú sonrisa, tú voz... Tus caricias tus besos, tus manos entrelazadas con las mías y tú haciéndome el amor. Y lo hacíamos con tanta pasión y deseo que nos teníamos tú y yo.
Quiero ser inolvidable en tus recuerdos y en tu corazón, seré un tatuaje que llevarás en tu piel para siempre. Seré única para ti amor... Haz que nuestro amor sea eterno.
Tú y yo juntos para siempre porque te amo con todo mi corazón tú siempre serás mío y yo seré tuya porque nos pertenecemos el uno al otro. Jw27.
Y el destino volverá a juntarnos de nuevo... Está vez seré tuya para siempre amor.
_Esallaum.📝🥀✨
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