#tareas.
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˛ ⠀ ⠀⋆ ⠀ ⠀𝗧𝗔𝗦𝗞 01: LEALTAD NO ES UNA CADENA, SINO UN LAZO DE TINTA Y SANGRE. ( @losavntos )
𝗔𝗹𝗱𝗲𝗿𝗶𝗰𝗵 𝗛𝗮𝘀𝘁𝗶𝗻𝗴𝘀 entrevista a 𝙉𝙞𝙖𝙡𝙡 𝘽𝙮𝙧𝙣𝙚.
Había estado tranquilo. Calmado. Relajado. Había andado por ahí como quien no quiere la cosa hasta que los sobres aparecieron sobre las camas. La frase cuidadosamente escrita inscribiéndose en sus retinas con el dolor de una marca hecha con hierro caliente. Traidor. Eso era. Y eso descubriría Alderich Hastings en el momento en que pusiera un pie en la oficina.
Decidió que se aferraría a la estrategia planteada por Malena. Después de todo, ella era mucho más inteligente que él. Cuando llegó al despacho y aquella gélida cordialidad lo recibió, supo que sería más difícil de lo que había planteado en un inicio en su cabeza. Dentro de esta, había ensayado respuestas a posibles preguntas, pero nada lo había preparado para el sentirse a mil kilómetros de distancia del hombre que siempre le había tendido una mano.
Niall lo siguió dentro de la habitación, callado, sin animarse a hacer alguno de sus típicos chistes, aquellos que el hombre siempre recibía con camaradería y solemnes risas. En esos momentos, Alderich le recordaba a su padre. La relación con este nunca había sido mala, pero su progenitor tenía momentos en los que imponía un témpano de distancia entre ambos. Quizás era algo en él que estaba mal. Tal vez era la forma en que se expresaba que lo dejaba fuera de línea. Sea como fuere, el irlandés se vio obligado a tomar asiento, sin decir ninguna palabra. El silencio reinaba. Dejar que Hastings condujera la entrevista podía resultar un arma de doble filo, Niall estaba al tanto de ello, pero tampoco sabía cómo comenzar. ¿Tomar la iniciativa en este caso? No, no podía. Era capaz de pisar el palito, de exponerse sin siquiera darse cuenta, pero al mismo tiempo, ¿no era eso lo que estaría por buscar el fundador del círculo?
—Gracias, Alderich —finalmente habló. Su voz sonó ronca y carraspeó mientras aceptaba el cigarro—. ¿Me permites…? —con esto señaló el encendedor, y fue tan pronto vio el corto gesto de asentimiento por parte del mayor que lo tomó y prendió el cigarrillo, que ahora colgaba de sus labios.
La mano en su hombro pesó. Fue como si una tonelada de rocas cayeran sobre él. Era un gesto tan paternal y a la vez tan ominoso, que Niall no supo qué pensar sino hasta que las palabras empezaron a golpearle el cerebro. Le dio una calada al pitillo, inhalando profundamente el tabaco para relajar su interior. Expulsó el aire por la nariz y estuvo a punto de hablar cuando se vio interrumpido por más verborrea. Fue la mención a su generación la que lo hizo fruncir el ceño. Si había algo que sentía caracterizaba a la suya, era todo lo contrario a los dichos de Hastings. Claro, no iba a contradecirlo, mucho menos bajo esas circunstancias. Así que solo asintió como un perro entrenado, dándole la razón, incluso si este no lo ve.
Continuó fumando. Los nervios lo consumían. El tiempo se espesaba.. ¿Cuánto llevaba ahí? Siente que horas, y cuando miró el reloj en la oficina, vio que ni siquiera habían transcurrido cinco minutos. Profundizó la pitada al cigarro, consumiéndolo casi en un santiamén. Las cenizas cayeron sin cuidado sobre su falda y no le importó. No le importó que su ropa cara se viera mancillada por los restos de cigarrillo. En ese momento sólo podía pensar en lo que estaba ocurriendo, en lo que vendría. Y llegó. El reflector estaba en él y la luz quemaba.
—Alderich, yo… No creo estar desperdiciando la oportunidad, sino todo lo contrario. Por eso estoy aquí, porque sé que vas a ayudarme. Sé que me vas a escuchar y me vas a creer —emprendió con tanta calma como pudo. Sin embargo, el movimiento frenético de su rodilla delataba la ansiedad que lo carcomía por dentro—. Vera Quinn estaba loca, vamos, que eso lo sabemos todos —una risotada casi sin gracia brotó de sus labios—. Me citó… Nunca entendí por qué. Tal vez porque fui amigo de Alfred. Ella quería saber más de él, no sé, no se me ocurrió preguntarle las razones, pero me dio a entender que era para escribir sobre su vida o algo por el estilo.
Eso pareció llamar la atención del hombre, que se volvió a él y lo miró de una forma tan acusatoria que Niall no pudo hacer más que tragar en seco. O tal vez no fue acusatoria, tal vez fue una simple mirada que él, con la culpa corroyendo sus entrañas, interpretó como una. “Prosigue” dijo Hastings, con esa solemnidad característica, y el ojiazul asintió de inmediato, de forma automática, como si fuese un soldado raso y el hombre uno de sus generales.
—Todo empezó como una charla normal, pero poco a poco fue mutando a otra cosa… Quinn quería que yo hablara mal de Alfred —continuó con convicción—. Me hacía preguntas tramposas, buscaba acorralarme a partir del hecho de que decidí alejarme de él. Eso lo hice porque ya no coincidíamos, el vínculo se había desgastado y no había ningún remanente de amistad. Nos habíamos vuelto extraños. Cosas que a veces pasan entre las personas —expresó. Claro que era mentira, claro que se había alejado por todas las mierdas que Buchanan había hecho y continuaba haciendo en su momento, pero eso no podía mencionarlo—. Le dije que Alfred era buen tipo, que tenía sus defectos, como todos nosotros, porque era humano, pero que no escondía ningún secreto ni era condenable por sus errores, y pareció no gustarle. Siguió con su ponzoña; estaba empecinada en que mencionara algo. No sé bien qué, pero la notaba errática —el cigarrillo se terminó por consumir solo y cuando lo notó, dejó la colilla en el cenicero más cercano, sobre el escritorio. Se limpió las manos entre sí, pensando qué más podía agregar a su falsa confesión—. Ah… Ella… Bueno… En un momento… Dios, qué vergüenza porque perteneció a nuestra institución —si bien estaba fingiendo, el nerviosismo que lo poseyó era genuino. Rascó su sien con la uña de su pulgar en un gesto que evidenciaba intranquilidad—. Pero… Flirteó conmigo. Se me insinuó de una manera poco apropiada. Supongo que, bueno, quiso aprovecharse de mí y de que mi reputación me precede un poco —carraspeó—. No estoy orgulloso de ello, porque casi cedo, pero nada sucedió. Lo juro por el Círculo y todo lo que este me ha dado. Soy un poco imbécil a veces, sin embargo la frené y le dije que no iba a conseguir nada con ello. Eso pareció ponerla de peor humor —chasqueó la lengua y reposó la mano sobre la rodilla que todavía temblaba en un gesto que intentaba calmar su desasosiego—. Después me echó a los gritos, diciéndome que no le servía para nada lo dicho —concluyó, encogiendo un hombro.
Su historia pareció cautivar a Alderich, quien seguía paseándose por la oficina a gusto y piacere, con su cigarro y sus zapatos caros que a cada paso retumbaban en la cabeza del irlandés. Desconocía cuánto tiempo pasó hasta que finalmente volvió a oír la voz del profesor. “Está bien, Byrne. Supongo que eso era todo lo que necesitaba escuchar.”
—¿Quieres que me retire? —preguntó a medio pararse y señalando la puerta. Un asentimiento fue lo que recibió como respuesta—. Pues muchas gracias por el tiempo, Alderich. Siempre es un placer verte.
“Gracias a ti por la información. Saluda a tus padres por mí. Nos estaremos viendo pronto” y el hombre le extendió la mano en señal de cordial saludo.
—Así lo haré, Alderich. De nuevo, muchas gracias —Niall estrechó la mano extendida en su dirección con su mejor sonrisa decorando su semblante y asintiendo—. Nos vemos pronto.
Al fin, su mano y la de Hastings se separaron y el irlandés pudo abandonar la habitación con el corazón galopante de éxtasis. Una vez fuera, limpió los restos de ceniza de su pantalón, que habían dejado sus huellas. Pero hay marcas que son imposibles de borrar, y Niall lo sabía muy bien.
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@requiemhqsact
002: LOS INMORTALES NO SUEÑAN
PERSONAJE: VINCENT HOLLOWAY.
EN LAS VEGAS, NEVADA, ESTADOS UNIDOS. AÑO 2025
le apuesta al siete porque tiene una corazonada. siempre se trata de corazonadas y está es muy intensa. cuando gana, hace un puño con la mano y mueve el brazo hacia dentro, como diciendo ¡sí, sigamos!
no habla con los demás holloway ni va a los angeles incluso siendo california el estadio lindero a aquel donde ahora hace tintinear los dados. no lo preocupa ni un poco porque finge o porque en serio lo siente. tampoco le interesa haber roto con su novia.
la suite en el hotel casino está en el veinteavo piso y la vista alcanza a las afueras de la ciudad, se ve el desierto. el desierto lo hipnotiza.
el letrero de las vegas es más pequeño que en las películas, aunque ese es el caso con todo.
juega a todo y lleva la cuenta en una libreta manchada de vino. siempre la trae consigo.
alguna vez fue un niño jugando con su perro en un enorme patio. también fue el heredero de una dinastía, tantos ojos en él. ahora es solo esto: besar su anillo con labios mojados de whisky, pidiendo suerte antes de jugar a la ruleta.
EN SU DORMITORIO EN LA ACADEMIA, PRIMER AÑO DE ESTUDIOS
piensa en su madre... su madre llevándolo a los platós de grabación como han hecho los holloway desde los años veinte, a las fiestas en bel air, los dos sobre un auto atascados en rodeo drive...
no recuerda por qué negaba a su familia. debían ser tonterías. no tiene ganas de llorar, pero siente un gran peso caer sobre su estómago.
por más que lo intenta, tampoco recuerda su día final en la tierra.
todo lo demás sigue presente en su memoria. saber quién fue resulta esclarecedor, pero también amargo. ahora muerto, todo parece un desperdicio, un despilfarro de vida, obviando el dinero.
vincent se pregunta si es una sensación lo suficientemente amarga como para desear el olvidar quién fue, por siempre.
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@requiemhqsact
TAREA 002: LOS INMORTALES NO SUEÑAN.
PERSONAJE: KEITH ALLEN.
recuerda, recuerda, y hace el esfuerzo consciente de hacerlo. recostado en su dormitorio inmortal, keith allen cierra los ojos y casi parece trascender el colchón, las nubes, la galaxia entera acaso su cuerpo pudiese derramarse por el suelo, acaso de esa forma fuese a entrar entre los resquicios de la puerta que lleva al mundo de los vivos, ahí donde qusiera estar. como no tiene papel ni lápiz, debe enumerar con el corazón:
manhattan, sus luces.
nunca fue un buen hijo. tenía hermanos, aunque no recuerda cuántos ni si él era el menor o el mayor. también tenía una madre y un padre. al padre lo recuerda, súbitamente aparece en su mente el rostro ajeno, acompañado de un sonido de látigo y del blandir de una oz.
recuerda actos vergonzosos: las drogas, wall street; mendigar amistades; pasar un cumpleaños en soledad porque nadie fue a su fiesta de cumpleaños. no recuerda qué edad tenía, pero recuerda eso.
recuerda haber sido hijo y haber tenido hermanos y padre, recuerda los lujos de su familia... recuerda una mansión para los fines de semana en los hamptons, recuerda helicópteros, recuerda un apellido de pesos pesados, pero no es capaz de recordar quiénes eran ellos ni tampoco el apellido.
recuerda shanghái. mumbai, nepal. a vishnu.
recuerda el sueño de tener un hijo... ¿lo tuvo?
recuerda que le leyeron las palmas de la mano alguna vez, en greenwich village. no recuerda qué le dijeron, pero cree que era puro infortunio.
recuerda soñar con dios. pedirle cosas a dios, hablar ¿solo? creyendo hablar con dios, preguntarse por él, pensar en él drogado y sobrio.
recuerda leer mucho y haber deseado el talento de contar historias y no tenerlo...
lo que le recuerda a sherezade de las mil y una noches, lo que le recuerda a una mujer. no la olvida, pero la memoria vuelve.
goa, india... ¡era su luna de miel, la recuerda! recuerda mirar obsesivamente su propio anillo de casado. recuerda la tormenta y ver el cuerpo de su mujer caer al agua junto al suyo.
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˛ ⠀ ⠀⋆ ⠀ ⠀𝗧𝗔𝗦𝗞 01: LA LEALTAD Y EL AMOR AMBAS COMPARTEN UN DESTINO TRÁGICO. ( @losavntos )
𝗩𝗲𝗿𝗮 𝗤𝘂𝗶𝗻𝗻 entrevista a 𝙋𝙖𝙨𝙞𝙛𝙖𝙚 𝙁𝙤𝙬𝙡𝙚𝙧.
Sabe que no debería estar allí, pero Vera Quinn siempre fue amable con ella y la tomó bajo su ala, como su aprendiz y asistente, por lo que Pasífae siente que algo le debe. Pero verla a Vera es como ver sus peores pesadillas vueltas realidad. El desastre de papeles, la desorganización, el estado en el que la ex-profesora se encuentra y el abrazo que le da la espantan. Sin embargo, ahí está y no va a irse hasta saber qué es lo que tanto necesita de ella. El espacio que se atrevió a ocupar en el sofá la incomoda. Todo la incomoda. Si tiene que ser sincera consigo misma, no quiere estar ahí, pero su obstinación es más grande y tiene que descubrir de qué va toda la situación.
Una tenue sonrisa le decora el rostro cuando Vera llega con los dos vasos de agua y toma el suyo para darle un comedido sorbo. Traga despacio, como si estuviera midiendo con desconfianza el contenido bebido. Se limpia las comisuras con delicadeza, con gracia perfeccionada en Pomona.
—Claro que no, Vera —replica negando con la cabeza. Su tono es afable y contrasta mucho con el sentimiento de terror que la invade al ver los ojos de su antigua mentora. Lo próximo que le dice pica su curiosidad, pero sabe que no va a decirle. Una investigación periodística en curso era una que mantenía su confidencialidad, y ni siquiera a ella le confiaría algo tan grande como lo que se trae entre manos. Por lo que solo asiente. Pasífae está paralizada. Algo en la mirada de Vera le dice que no está bien. Que está trastornada, y desconoce si se trata de una cuestión arrastrada desde siempre o que se detonó con lo que fuese que se había topado en su investigación.
Abre y cierra la boca ante el tono acusatorio. Se tarda en pensar en qué decir. En el estado en que se encontraba la morena, tenía el presentimiento de que cualquier cosa que saliera de su boca podría llegar a ser tergiversada o utilizada en su contra, de alguna forma. Así que decidió que mentiría. Le mentiría a quien había confiado en ella para trabajar a su lado.
—¿Cómo puedo yo… ayudarte a detenerlo, Vera? No tengo ningún tipo de poder —es lo que responde, ignorando deliberadamente la acusación previa. Tenía que saber cómo manejarse, por dónde ir. Está tanteando un terreno peligroso.
“La información es poder, Pasífae, creí haberte enseñado eso” es un ataque viperino. La mirada de Quinn está desenfocada, como si estuviera pensando en otra cosa. Pasífae carraspea y baja la mirada; el ceño fruncido un indicador de que el veneno había entrado con facilidad. “Necesito que me digas dónde y con quién estuviste el día de la muerte de Alfred y Otis” repite con lentitud. “¿Acaso no me oíste la primera vez?”
—Sí, pero… —se detiene. No sabe muy bien con qué objetar. Se remueve en el sofá, visiblemente molesta. Se toca las puntas del cabello recientemente cortado.
“¿Pero qué? — Por favor, háblame, Fae. Necesito tu ayuda. Hay que detener todo esto. No puede seguir sucediendo. Dime dónde y con quién estuviste ese día” es una petición desesperada, de una mujer que ha perdido sus cabales, lo sabe, y está a punto de ser indulgente con una historia inventada.
—Con Theodore Ryu, luego con Albertina Solanas —miente con facilidad—. Con Theo salimos a pasear por Dover por la tarde y luego… Con Alber pasamos tiempo en su habitación porque ella no estaba pasando por un buen momento —se inventó en el instante. No quería manchar a ninguno de sus amigos, y tampoco quería mancillarse ella misma.
Pasífae no tenía los medios para cuidar su espalda. Pomona había llegado mediante tanto esfuerzo, lo mismo que su ingreso al Círculo. Había dado todo y más de sí. Sudor, sangre y lágrimas habían sido volcados en sus intentos de alcanzar la grandeza. No iba a dejar que Vera Quinn arruinara todo por lo que había trabajado. La humillación y el fracaso no eran opción. Mentir era la única herramienta, junto a medias verdades, para zafarse del agarre que la ex profesora tenía en ella. La pena que le causaba la mujer comenzaba a consumirla, mas se dijo a sí misma que tenía que ser fuerte. No podía doblegarse. No tenía que rendirse a los pies de alguien que era persona non-grata. No podía perder.
“Eso no me sirve, Pasífae. Tú lo sabes” la morena se puso de pie, borrando toda la distancia que había entre ambas. La tomó de las manos con fuerza, tanta fuerza que empezaba a doler. Los ojos desenfocados, idos. Una mirada que ya había visto en otras ocasiones, en su padre. De repente se vio en su casa, siendo una niña que se convencía que saldría el agujero en el que estaba viviendo.
—Me estás lastimando, Vera —masculla entre dientes. La mujer parece no oírle. O tal vez no quiere hacerlo, porque ejerce mayor presión—. No sé qué más quieres que te diga. No tengo más recuerdos de esa noche.
Pronto el contacto es roto y la periodista se aparta para buscar algo. Revuelve papeles, los deja en un sitio, los vuelve a poner en donde los había sacado. Pasífae puede ver mejor las demás fotos que no son las de Amelia, Otis y la de Roman Buchanan marcada con un círculo rojo. Les prestó atención al entrar, pero parecieron esfumarse de su mente en cuanto Vera puso la grabadora entre ellas. Ahora reconoce nítidamente a Sylvie Hastings, a Alderich, a Ophelia, a Savar. Su ceño se frunce. También ve a Melodía Buchanan, foto que Quinn aparta mientras sigue buscando por más. Saca otras cuatro fotografías y las toma junto a la de Melodía. Se devuelve hacia donde Pasífae está.
“Dime qué sabes de las Señoritas de Artemisa” le demanda con desenfreno mientras acomodaba las imágenes en el centro de la mesa. Las coloca de forma que las cuatro muchachas rodeen a Melodía Buchanan.
La mirada de Pasífae está genuinamente plagada de confusión. Vera sabía que ella no había sido lo suficientemente agraciada para formar parte del grupo. El resquemor del pasado resurgió, pero como forma de decepción. Pasífae estaba decepcionada de sí misma. Era dura, severa consigo misma. ¿Cómo no había logrado captar la atención de la matriarca de los Buchanan? Tragó en seco y negó con la cabeza.
“Dime qué sabes” repite impaciente.
—Que son un grupo selecto de chicas amparadas por Melodía Buchanan. Que tienen sus propias reglas y códigos. Que hacen un pacto propio. Que las elegidas son Sereia Tennant, Ellen Myers, Svetlana Kostornaia y María Magdalena Almaguer.
“Eso ya lo sé, Pasífae. Ya lo sé. Necesito más. Dame más. ¿Las viste la noche de la muerte de Alfred y Otis?”
—No. Ya te dije que estuve con Albertina en su habitación —repite. La mirada de Vera le quema. Siente la decepción ajena. Es una decepción mórbida. Una decepción que hace que Pasífae baje la mirada, sintiéndose pequeña. Llevaba tiempo sin sentirse de ese modo. No desde Pomona. No desde que abandonó su casa—. No sé qué quieres que te diga. Más que eso no sé.
“Tienes que tener algún dato más” frenética, Vera insiste.
—Solo que ellas encontraron a Amelia —dice en voz baja—. Nada más.
“Eres una puta decepción, Pasífae. ¡Eres una inútil! ¡Una inservible! ¿¡Cómo es que no tienes más información para dar?!” la exaltación en la voz femenina asusta a Pasífae, que siempre tiende a no dejarse espantar. Nunca había visto a Vera Quinn de aquella manera y contrastaba tanto con el abrazo que le había dado al recibirla que su cabeza no podía procesar lo que estaba ocurriendo.
—Lamento no poder darte lo que quieres —se puso de pie para mirarla a la cara, frente a frente—. Pero Vera… No estás bien. Creo que necesitas ayuda. Yo… puedo hablar con Maude y de seguro estará dispuesta a ayudarte a pesar de todo.
“No necesito ayuda. Necesito información, Pasífae. ¿Qué parte no entiendes? Ese lugar es la boca del infierno” vuelve a pronunciar aquello con lo que abrió la conversación. “Si no me vas a dar nada, mejor vete. Porque no quiero ver tu cara si es así como vas a pagar lo que he hecho por ti” tomarla bajo su ala, se refiere.
Pasífae frunce los labios. No le gusta sentirse como está sintiéndose en ese momento. No le gusta decepcionar a quienes tanto le debe, pero no tenía más para decir. No conocía el interior de las Señoritas de Artemisa. No sabía más de lo que había oído por ahí. Había un dato que estaba guardándose, mas decirlo era traicionar al Círculo, y no estaba dispuesta a dejarse amedrentar. Por más que doliera, por más que las lágrimas se calcificaran en su interior, mantendría la boca cerrada.
—Adiós, Vera. Espero que consigas la ayuda que necesitas.
Aquella fue la última vez que Pasífae Fowler vio con vida a Vera Quinn.
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tengo sueño
#cotl animation#cotl lamb#colt#cult of the lamb#narinder x lamb#cotl narinder#hice esto en vez de tarea#myart
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lo que el tragic toxic divorced yuri le hace a un madafaka
#scissor seven#redtooth#red tooth#chairman jiang#huilian jiang#dibujè esto todo el día en lugar de hacer tarea auxilio#ni siquiera me gustó tanto al final encima#my art
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#lmk fanart#lmk mayor#lmk macaque#digital art#shadowpuppet#lego monkie kid#estoy cansada#mucha tarea#a
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Yupiiii
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Le estábamos armando el árbol genealógico a mí hermana para una tarea y resulta que no tenemos ni una foto de mí bisabuelo Francisco porque el chabon era un GATO!!!, tenía como 3 familias y se enteraron una de la existencia de la otra en SU FUNERAL, no son todos putas son uno más puta que la otra ahre
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learning Mediterranean languages is just a constant cycle of
looking at Spanish like huh can’t figure out the romance root of this word
word: is hispanicization (often via Mozarabic or Valencian) of andalusi Arabic
looking at modern Arabic and Hebrew forms like huh can’t figure out the Semitic root of this word
word: is semiticization of Vulgar Latin and/or koine Greek
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(❤️ x ♦️)
Jealousy
It's literally a job, I couldn't do it differently 💔
#seven deadly sins#nanatsu no taizai#nnt#los siete pecados capitales#fanart#escanor#estarossa#my art#escanorxestarossa#es literalmente mi tarea 🤯
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Day 1 of Vargastober: Edgar
Let's imagine that this is still October 1 and that I am not late with this challenge.
PERDONAME SUNNY, TI AMO @disposal-blueeee
Scriabin is showing somewhere in that drawing so credits to zarla for her lil demon!: @zarla-s
#scriabin#vargas#edgar vargas#vargastober2023#vargastober#También t pido perdon pq entre comisiones y tareas no dibujé a Nny#así que imaginemos que el día 2 no existió y vayamos directo al Scri awebo
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My friend let me thinking ☠️
Doodle xd?
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#akechi touma#saiki kusuo#saikechi#tdlosk#mob psycho 100#doodle#Debo concentrarme en mi tarea de matemática pero en vez de hacer eso estoy aquí
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♤~EN ESTA Y EN LA PRÓXIMA VIDA~♤ (Pt. 2)
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Listo, ahora a demorarme 5 meses más en la siguiente parte 🤠👍
#cuphead#babtqftim#bendystraw#bendy#dibujo#cendy#boris#aventura#lgtb#comedia#romance#las tareas me matan
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Este niño se merece un 10:
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