#recuerdos de una tarde
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cartas-al-amor-j · 1 year ago
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Hoy decidí romper con la monotonía de mi mediocre vida, y te recordé, recordé todo lo bello que vivimos, recordé el porque llegué amarte con una intensidad descomunal, y sin querer las lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla, te recordé con una sonrisa porque sinceramente fuiste mi alegría...
-Baphomet jpl
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besovieolentoenelpavimento · 6 months ago
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motsimages · 5 months ago
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Our first computer was a second hand PC that had had a previous owner who was an Arab. We know because it had Arabic letters glued on top of the Latin letters, a virus got it and it started to type in Latin letters but following the Arabic alphabet on it. It had two very simple games. The second computer was also second hand and lived in the living room. Us kids could use it for one hour a day. When I was 13 or so, a classmate recorded a casette of the first album of one of the groups that was everywhere at the time (Estopa) and gave it to me. A gift military parents brought from the UN peace missions in Bosnia was pirated CDs, a year or two before you could easily buy them in Spain at any African illegal immigrant selling pirated CDs and DVDs in the street (top manta). My first cellphone was also second hand and it was the trendy Alcatel One Touch Easy, bigger than the very cool and newer Nokias. It didn't recognise emoticons that worked on Nokia because the format that showed SMS was different. Because SMS were paying and we were all poor (prepaid phones), we would send missing calls (toques) to each other. One ring and hang up. We all waited to see if it was a real call (unless it was you mom,it never was). We used it for everything, including when we got bored to let our friends know we were bored. Seeing missed calls of friends in your phone was the coolest. Spending the summer evenings calling and receiving calls with no other contact was the best. Me and my friends went to the local Youth Club for a free 1 hour of internet that we used to go on chatrooms and see if we could flirt with somebody. I downloaded videoclips from YouTube to learn the choreography. I downloaded songs on eMule and sometimes the name was misleading and I discovered new groups like that. It was pirating but it was so common that nobody thought it was actually pirating.
When I was a kid I would take the last page of all my mom's sketchbooks and draw a screen on one side and a "keyboard" on the other, then prop it open and pretend we were both doing computer work. Laptops had become mainstream only 5 years earlier, so it was still thinner and lighter than real laptops, and my mom mostly worked on a Windows 95 with a monitor bigger than I was and a computer heavier than I was. I used to think YouTube was boring because it was just a couple hundred home videos filmed by strangers. I got my first camera when I was 12 and it held 10 pictures, or 1 full minute of video, without a memory card. On my first phone, which was a flip phone, it cost $1 minimum every time I sent a text, and you had to press numbers a specific number of times to make a letter. I brought my Walkman to school to listen to Lord of the Rings on cassette tapes. Nobody was allowed to use the phone when my Dad was working in the office. Yes, we had the dial-up noise. I got an AM/FM radio for my birthday one year. Another year, I got a whole box of CDs to listen to music. I wrote my first fan fiction on a Windows 98 that came with free Minesweeper and Solitaire. I was born before El Chupacabra. And now these things are gone. Wild
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translucent-serendipity · 1 year ago
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@pivno tagged me for my lock screen, last song, last picture taken, and picture saved (un altre cop🫣🌼)
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Pa la @vaniinh que le gustan estas cositas🩵
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jaquemuses · 9 months ago
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puedes hacer el mismo concepto de matías con la mariguana con enzo porfi? ame ese fic es increíble!!!!!
❋ ࣪ ⊹ lavender haze 𓂂˚ ﹒
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pairing. enzo vogrincic x female reader.
synopsis. hacia un mes que no veias a Enzo sin embargo encuentran tiempo para volver a verse y compartir tiempo juntos, y un porro también
cw. marihuana, fluff, cuddling, actor!enzo, relacion a distancia
an. blurb muy simple con una idea reciclada pero al fin y al cabo una request !!
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Suspiraste con satisfacción mientras te acurrucabas más contra el pecho de Enzo, disfrutando de su calor en la fresca tarde de otoño. Estabas vestida con un atuendo acogedor pero casual: un top negro de mangas largas con un escote bajo, combinado con pantalones de jogging gris suave y Uggs rosados. Alrededor de tu cuello colgaba un delicado collar de plata con su inicial, un regalo de su primer aniversario juntos. Su brazo se encontraba envuelto de manera protectora alrededor de tus hombros mientras tus dedos trazaban patrones sin sentido en su pecho a través de su hoodie negro.
El sol se estaba poniendo sobre las montañas dejando detras un espectacular resplandor naranja. Ambos estaban felices, simplemente disfrutando de la compañía del otro después de tanto tiempo separados.
"Como extrañaba esto", susurraste contra su cuello, inhalando el familiar aroma amaderado de su colonia. Había pasado más de un mes desde su última cita adecuada debido a las grabaciones de Enzo en España. Las videollamadas simplemente no eran lo mismo que sentir el constante latido de su corazón bajo tu palma, pero ahora que -por fin- tenia un par de dias libres, no los iban a desaprovechar. Los labios de Enzo presionaron un tierno beso en tu frente, demorándose más de lo habitual.
"yo también extrañaba esto" dijo contra tu frente, sus ojos se llenaron de amor cuando alzaste la mirada, sentiste tu mejilla ser acariciada por sus asperas manos suavemente y presionaste un beso en su palma.
"Me alegra que hayas podido venir, ahora vamos a poder ponernos al día correctamente", dijo con una sonrisa.
"Bueno, creo que alguien prometió algo para ayudar con eso de ponerse al día..." Enzo resopló, buscando en su bolsillo para sacar una bolsita de plástico familiar y papeles para armar.
"Como mi señora diga", bromeó, dándote un rápido beso en los labios antes de sentarse para preparar.
El sol se estaba hundiendo por debajo del horizonte ahora, proyectando todo en un resplandor rosado que resaltaba sus fuertes facciones mientras trabajaba. Te tomaste un momento para admirar lo lejos que habían llegado: hace poco más de un año, este hombre perfecto era un rostro que observabas desde lejos, nunca imaginando el dulce vínculo que formarían. Tu sonrisa se amplió con la alegría del recuerdo, distrayendo a Enzo hasta que tocó la punta de tu nariz con su dedo juguetonamente.
"Deja de mirarme como una acosadora nena!" Exclamo alargando la 'A' "Ayúdame acá mejor, ¿dale?", dijo rodando los ojos con cariño, mientras te ponías a ayudar a moler los brotes verdes y meterlos en un papel.
Una vez que el porro estuvo preparado a la perfección, Enzo miró al cielo oscureciéndose y dijo suavemente: "Hagamoslo rapido porque estas horas que se vienen son muy frías." Fue entonces cuando te diste cuenta de que la brisa nocturna había aumentado, penetrando cualquier piel expuesta y haciéndote temblar ligeramente, ahora entendias a lo que se referia Enzo cuando te decia que hacia un frio que te calaba los huesos, no podias ni imaginarte lo que debian pasar ellos grabando en la montaña.
Tu novio observó tu reacción y chasqueó la lengua. "Amor, ¿por qué no me dijiste que tenías frío? Ponete esto...” dijo antes de quitarse su bufanda del cuello. "Esto debería aliviarte un poco, yo lo uso cuando filmamos."
Te derretiste ante su consideración y dejaste que él te colocara suavemente la bufanda al rededor de tu cuello y tu cabeza, envolviendo tus sentidos en su cálido algodón y aroma amaderado. "Amor, ¿estás seguro? Ahora vas a tener frío vos..."
Él desestimó tu preocupación, pasando un brazo alrededor de tu cintura para atraerte firmemente hacia su lado una vez más. "No gorda, con todos estos meses ya me volvi inmune al frio" dijo bromeando "Además, te queda más lindo a vos de todas formas." Te reíste y te acurrucaste en su pecho, jugueteando con la suave bufanda.
Enzo prendió el encendedor con un movimiento experto y observaste cómo la llama prendía el papel de liar hasta que brilló débilmente de un color morado. Él tomo una larga calada y retuvo el humo en sus pulmones por un momento antes de exhalar una nube billante hacia el cielo oscurecido. Vos hiciste lo mismo, sintiendo cómo la tensión en tus hombros se desvanecia instantáneamente mientras una agradable neblina se asentaba sobre tus pensamientos.
Te acurrucaste más profundamente en el abrazo de tu novio, absorbiendo el resplandor del atardecer y las notas terrosas del pasto alto en tu lengua. El aire frío ya no te molestaba ya que estabas envuelta en la calidez constante de Enzo, por dentro y por fuera. Finalmente, después de un mes separados, te sentiste completamente relajada por primera vez en semanas.
Él parecía sentirlo también; su pulgar retomo sus caricias a lo largo de tu brazo mientras suspiros relajados se escapaban contra tu cabello. Ninguno dijo una palabra, estaban demasiado absortos en la presencia y comodidad de la compañía del otro después de la larga separación. Esta era la calma y la cercanía que ansiabas, todas sus necesidades eran ahora saciadas entre los brazos del otro bajo la luz rosada del anochecer.
El porro ya había desaparecido cuando el crepúsculo se estableció completamente en tonos índigo. Adormecida y confundida por el humo, inclinaste la barbilla con un suave murmullo, encontrando a Enzo ya mirándote con afecto en sus ojitos entrecerrados. Sus labios rozaron los tuyos tiernamente, dulces y lentos como meterse en una cama acogedora después de estar parada todo el día.
Este era tu hogar: su abrazo, su cuidado, su amor.
Te derretiste aún más con cada segundo que pasaba, el corazón a punto de estallar como si fuera la primer cita mientras sus brazos te sostenían más firmemente cuidandote de la noche helada.
Ninguna cantidad de distancia o tiempo separados podría disminuir la perfección de momentos como estos, en donde su amor te nutría para florecer una vez más.
Nada en el mundo se sentía tan relajante o correcto como acurrucarse entre los fuertes brazos de Enzo.
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dreaming-star20 · 7 months ago
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Aniversario
Una soleada tarde de primavera, una leve brisa entraba por las ventanas abiertas del apartamento de Michael. El hombre yacía boca arriba sobre su cama destendida, con nada más que un suspensorio puesto. El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor, resultado de su rutina de ejercicio matinal y el calor de la tarde. La luz de la habitación hacía los músculos de Michael resaltar aún más.
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La habitación estaba bastante ordenada, a excepción de un poco de ropa sucia desperdigada por el suelo. El aroma masculino de Michael era perceptible en toda la habitación. Era el resultado de la mezcla de colonia, desodorante y sudor. A la mayoría le hubiera parecido un olor demasiado intenso, a algunos incluso repugnante, pero a Ernesto le encantaba ese olor. Lo único que Ernesto amaba más que el olor de Michael, era usar el cuerpo de Michael.
En la habitación contigua al cuarto, Ernesto se daba un baño refrescante. Por más que amara utilizar a Michael, el calor del ambiente hacía sofocante estar dentro de él por mucho tiempo. Para poder regular su temperatura, Ernesto tenía que salir un par de veces al día del interior de su anfitrión para darse un respiro. El agua tibia resbalaba por su rostro redondo y de barba desaliñada, hasta llegar a su abdomen globoso, y luego a sus piernas regordetas. La luz del sol que entraba al baño hacía relucir la pálida piel de Ernesto, haciéndole ver algo fantasmal.
Ernesto cerró la regadera y secó rápidamente su piel con la toalla de Michael. Michael estaba comenzando a despertar. Estaba desorientado, su memoria era muy nubosa. Lo último que recordaba era estar en una fiesta y tomar un par de cervezas, pero ahora estaba en su apartamento. Aunque, a decir verdad, de no ser por los muebles que reconocía a la perfección, no habría sabido en donde estaba. Todo el lugar estaba organizado de una manera diferente. Desde su closet, que ahora estaba empotrado al muro, hasta su cama, que antes estaba junto a la pared. Pero ahora estaba justo en el centro de la habitación, debajo de una extraña estructura de metal que seguramente serviría para sostener algo.
Aun tratando de entender el cambio en la habitación, Michael notó un cambio aún más importante. Recordaba perfectamente haberse afeitado el día anterior. A las chicas siempre les gustaba más su rostro limpio y cuerpo liso. Pero de alguna manera, todo su cuerpo se había cubierto de vello de la noche a la mañana. Había pelo por todos lados, incluso en sus axilas y entrepierna. Siempre había odiado tener un cuerpo tan peludo. Ahora tendría que salir a comprar crema para afeitar y varios rastrillos para poder eliminar todo el desastre que había sobre su piel.
Michael comenzó a frotar su cuerpo, notando aún más cambios. Su cuerpo parecía un poco más grande de lo que recordaba. Sus pectorales se habían vuelto más voluminosos. Sus piernas se notaban un poco más gruesas. Las venas de sus brazos eran más visibles de lo que recordaba. Era el avance de meses de ejercicio, pero de alguna manera lo había logrado de un día para otro. Como cereza del pastel, Michael vio dos enormes tatuajes, cada uno en un brazo diferente. El nunca marcaría su piel de manera permanente. Por alguna razón, los tatuajes no se veían recién hechos, por el contrario, cualquiera diría que les hacía falta un retoque.
Michael se bajaba de la cama cuando escuchó el ruido de la puerta del baño al abrirse. “Seguramente mi nena de ayer sigue aquí. Ya que no recuerdo nada de anoche, creo que una ronda matutina no estaría mal”, pensó Michael, emocionándose un poco. Su pene había comenzado a llenarse de sangre. El hombre abrió sus ojos como dos platos cuando del baño no salió una chica joven y sexy, sino una bola de grasa desnuda, bajita y muy blanca, parada despreocupadamente frente a él.
"Veo que estás despierto”, Dijo Ernesto en voz alta. “Bueno, disfrútalo. No volverá a ocurrir en mucho tiempo". Antes de que Michael pudiera reaccionar, Ernesto se lanzó contra él y lo tacleo, haciéndolo caer de nuevo a la cama. Michael trató de luchar, pero aún en su condición física, Ernesto era mucho más fuerte y ágil. Ernesto se levantó y tomó las piernas de Michael con sus manos. En un solo movimiento, el cuerpo musculoso de Michael quedó boca abajo. Las redondas y peludas nalgas de Michael estaban apuntando al techo, totalmente expuestas ante el pervertido hombre detrás de él.
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“Esta pelea ha hecho que me emocione”, Dijo Ernesto mientras acariciaba su creciente miembro con una mano. Ernesto jaló a Michael al borde de la cama y se lanzó sobre su ancha espalda, usando su barriga para aprisionarlo contra el colchón. Aún contra tanto músculo, Ernesto no tuvo problemas para someter a Michael gracias a su peso. Ernesto alineó su pene ya erecto con el ano sudoroso de Michael, e inmediatamente comenzó a presionar hacia adentro. El agujero de Michael solo había sido utilizado por Ernesto, aún si el primero no lo sabía. Para Ernesto fue muy fácil abrirse paso por la estrecha entrada, introduciendo todo su miembro de un solo golpe.
Un gemido de dolor y placer se escapó de los labios de Michael. Ernesto movió sus caderas de adelante hacía atrás. Su pene por debajo del promedio casi se sale del ano de Michael en más de una ocasión. Michael se sentía asfixiado por el peso de Ernesto sobre él. Ernesto lograba tocar el punto G de Michael en algunos momentos, y de vez en cuando un leve gemido salía de los labios de Michael. Antes de que Michael siquiera se diera cuenta, las piernas de Ernesto ya se habían fusionado con las suyas. Solo las tonificadas y peludas piernas de Michael quedaron apoyadas en el piso a un lado de la cama.
Ernesto siguió empujando su cadera, y de un momento a otro, su pelvis se perdió en la de Michael. Ahora la cadera que se movía era la de Michael, y el placer que sentía se había incrementado exponencialmente. Su verga, hasta ahora flácida, había comenzado a levantarse dentro del suspensorio, y liberaba hilos de líquido preseminal en la tela. Michael ya no controlaba la mitad inferior de su cuerpo, pero podía sentir cada movimiento que esta hacía bajo el mando de Ernesto. En lo más profundo de su mente, una débil y familiar voz comenzó a resonar, le decía que este era su papel en el mundo, y que no le quedaba más que disfrutarlo.
El roce de las suaves sábanas de la cama estimulaba a Ernesto y Michael por igual. Ernesto bufó como toro al sentir la potencia del poderoso miembro que ahora controlaba. El pene de Michael era lindo, a Ernesto le gustaba verlo desde afuera, pero le encantaba poder sentir placer con él. A la vez que los bufidos de Ernesto se hacían más intensos, los gemidos de Michael también aumentaban en volumen y frecuencia. La cabeza de Michael era un desastre. Los instintos más básicos de su mente le decían que debía liberarse y correr. Al mismo tiempo la voz se hacía más y más intensa. La voz le repetía a Michael una y otra vez que debía dejarse llevar por el placer, que era su deber entregarse totalmente al desconocido.
Con un solo movimiento, Ernesto fusionó su gran vientre con el firme torso de Michael. La gran barriga de Ernesto se hundió dentro de Michael como si nunca hubiese existido. Ernesto empujó un poco más y logró dejarse caer completamente sobre los anchos hombros de Michael, y al hacerlo, también logró controlar sus brazos y sus manos en un solo movimiento. Ernesto usó los grandes y fuertes brazos de Michael para levantarse de la cama. Ahora el cuerpo de Michael tenía dos cabezas, por un lado estaba su cabeza original, y del otro estaba la del ladrón de cuerpos. Michael podía ver y sentir cómo su cuerpo se movía bajo la voluntad de Ernesto.
Ernesto caminó usando sus nuevas piernas gruesas para dirigirse hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto. Se paró frente a él y admiró su adquisición. Sin duda Michael había sido la mejor opción de todas las que tenía disponibles. Casi todas las partes del viril cuerpo de Michael estaban bajo el control de Ernesto, quien comenzó a flexionar sus brazos y a apretar sus pectorales peludos, enmarcando aún más la masa magra que ahora poseía.
La cabeza de Michael estaba inmóvil, pero con los ojos bien clavados en su reflejo. De vez en cuando, un gemido de placer salía de su garganta. En el interior, la conciencia de Michael no podía concentrarse en otra cosa que no fuera la voz. Era su propia voz hablándole en el interior. Decía que estaba siendo un buen contenedor para el amo. Decía que su deber era servir a su maestro sin importar qué. Decía que su cuerpo ahora era única y exclusivamente propiedad de su maestro. Michael ya no luchó más. Solo podía pensar en complacer a su raptor.
"Gracias por darme este gran cuerpo. Hoy es un día especial, así que te dejaré estar consciente. Así podrás ver cómo me hago cargo de él jeje", las bocas de Ernesto y Michael dijeron al unísono. Ernesto bajó las manos de Michael por todo su cuerpo. Una vez en sus caderas, tomó el elástico del suspensorio y lo dejó caer hasta sus tobillos. Con toda su gloria masculina al descubierto, Ernesto comenzó a masturbar su verga, que estaba tan firme como un mástil. Ambas cabezas comienzan a gemir y bufar a la vez. La mente de Michael aún era semi independiente, pero el resto de su cuerpo ya había sucumbido al control del ladrón.
“Hora del gran final", dicen Ernesto y Michael a la vez. Aún frente al espejo, Ernesto continuó masturbándose, usando su verga robada. El sudor salía de cada poro de la piel de Michael, y escurría por todas partes, funcionando como lubricante. Después de un par de frotamientos más, Ernesto pudo sentir que estaba a punto de correrse, y antes de soltar su carga, empujó su cabeza contra la de Michael, tomando el control total al mismo tiempo que dejaba su leche caliente y espesa por todo el espejo. Ernesto se dejó caer de rodillas y usó la lengua de Michael para limpiar hasta la última gota de semen del espejo. "Delicioso", dijo en voz alta para sí mismo.
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El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor. Ernesto se levantó del piso, tomó la toalla que había usado para secarse previamente y se quitó el exceso de sudor de la piel. Rápidamente se vistió con un conjunto que tenía preseleccionado. Este era el comienzo de un gran día, un día de celebración. Después de todo, justo hace un año, Ernesto había dejado su trabajo como conserje y había robado el cuerpo y la vida del adinerado Michael, el DILF del edificio en el que trabajaba. Casi nadie notó la ausencia del conserje latino del edificio, y a los pocos días contrataron uno nuevo. Ernesto ya no tenía que preocuparse nunca por el dinero o tener un trabajo que involucrara esfuerzo físico. Sin duda, robar el cuerpo y vida de Michael fue la mejor idea que pudo haber tenido.
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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Tiempo - Enzo Vogrincic
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+18! SoftDom!Enzo. Age gap, creampie, (posible) dacrifilia, dirty talk, fingering, (breves descripciones de) girly!reader, innocence kink (implícito), sexo oral, sexo sin protección. Uso de español rioplatense (y mucho texto, sorry).
Enzo recuerda la primera vez que te vio.
Llevaba ya un tiempo preguntándose quién había ocupado el departamento que dejó cuando terminó su última relación e intentando a su vez sepultar el pensamiento para no recordar nada que tuviera que ver con aquellos momentos, pero luego comprendió que su curiosidad poco tenía que ver con los fantasmas que creía ver en el edificio al que regresó.
Era la tarde de un aburrido sábado y él deambulaba por el corredor con su cámara en las manos, intentando encontrar el ángulo perfecto para capturar la luz del sol iluminando su puerta. Entre tantos viajes decidió recostarse sobre las cerámicas de su hogar, perdiéndose en la oscuridad y conteniendo la respiración hasta que la imagen que vio a través del lente logró convencerlo.
Tus zapatos arruinaron la fotografía.
Se apartó de la cámara con una expresión de disgusto dibujándose en su rostro y un sonido mitad frustración-mitad enojo dejando sus labios, aunque dichas emociones se esfumaron cuando alzó la vista y encontró tus ojos observándolo desde la puerta. Se reincorporó y permaneció sobre sus rodillas, con una extraña sensación recorriéndolo al mirarte.
-Hola.
-Hola- le sonreíste-. Enzo, ¿no?
-Sí. ¿Vos sos…?
Te presentaste con cierta timidez, confesando que sólo te detuviste porque te asustó ver la puerta abierta y aclarando también que en el tiempo que llevabas allí jamás habías tenido oportunidad de presenciar tal fenómeno. Se declaró culpable con una sonrisa y abandonó su posición.
-Vos vivías ahí, ¿no?- señalaste tu puerta y él asintió-. ¿Y por qué volviste?
Cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gesto de indiferencia.
-Me gusta este lugar. Y tengo muchos recuerdos con mis gatos.
-Menos la lámpara- arqueó una ceja-. Una lámpara con rasguños, ¿la querés…?
-Era mía- apretó los labios-. Pero no, no la quiero, gracias.
-Bueno…- dijiste, alejándote lentamente de su puerta-. Fue un gusto.
Pero él no podía permitir que te fueras.
-¿Te molesta si subo la foto…? Te puedo etiquetar.
Y de pronto no había lugar en el que no se encontraran… Ya fuera en el parque a medio kilómetro de distancia o la vieja tienda de libros en el centro de la ciudad, sus caminos se entrelazaban y siempre emprendían juntos el regreso a casa. En alguna que otra ocasión se detenían a comprar alguna bebida –un simple espresso para Enzo y para vos una bebida con nombre e ingredientes que él no podría pronunciar-, flores o sólo para acariciar gatos del barrio.
Los no-tan-breves intercambios durante las caminatas se convirtieron en charlas interminables que tenían lugar en su cocina o en tu sala de estar. Allí Enzo descubrió por fin el misterio de la playlist que reproducías todos los sábados por las noches, el nombre de las canciones que no lograba encontrar y por qué decidiste no colocar tu apellido en el timbre de la entrada, entre otros detalles con los que completó el puzzle que era para él tu persona.
Recuerda también el día en que pediste su ayuda para decidir cómo decorar la sala para tu cumpleaños, comentándole que organizarías una pequeña reunión con tus amigas e invitándolo a acompañarte luego de preguntar por su agenda. Observó por un largo rato los productos que le señalabas en la pantalla de tu laptop y luego recordó preguntar:
-¿Y cuántos años cumplís?
-Veintidós… ¿De qué te reís?
-Dale- insistió entre risas-. Decime.
-Veintidós, Enzo.             
Su sonrisa se esfumó y se desplomó contra los cojines del sofá, notando en ese entonces que sus jeans rozaban tus muslos. No pareciste notar su reacción o decidiste ignorarla, pero poco podía importarle aquello cuando la voz en su cabeza gritaba que había cometido un error. Cuando se despidió besó tu mejilla con cierta reticencia e hizo un esfuerzo para no voltear antes de cerrar su puerta.
Aquella noche lo encontró en vela. Contó ovejas hasta aburrirse, el té caliente que debía ayudar quemó su lengua y ningún programa en la televisión llamaba su atención el tiempo suficiente; releyó conversaciones, fingió tener la intención de borrar todas tus fotos y tu contacto, juró romper las notitas que dejaste cuando regaste sus plantas durante su último viaje. Gritó y maldijo contra la almohada a sabiendas de que no sería capaz de hacer esas cosas.
Pensó en todas las señales que pasó por alto: algunas de tus prendas y los moños en el cabello, los cuales creyó parte de la reciente y creciente aceptación de la feminidad, las bromas y referencias que no comprendiste, parte del contenido que consumías en redes y que habías compartido con él. Sin ir más lejos, había visto la forma en que interactuabas con otros habitantes del edificio o cómo huías descaradamente (cosa que él envidiaba) para evitarlos.
Todas las mañanas al despertar juraba frente al espejo que era el último día, que pondría fin a lo-que-fuera que estaban haciendo con vos y que era la decisión más sensata para protegerte… Pero entonces recibía un mensaje tuyo deseándole un buen día o te veía regando tus plantas, todavía en pijama y un tanto despeinada, y decidía que podía permitirse unas últimas veinticuatro horas disfrutando de tu compañía.
Fue en una de esas tardes que acabaste sobre su regazo mientras él guiaba tus movimientos. Sólo unas capas de tela separaban tu piel de la suya y eso fue probablemente lo único que pudo lograr que se detuviera a tiempo… Bueno, eso y el hecho de que horas atrás le habías enseñado una página donde se apreciaban fotografías tomadas de tu cuenta de Instagram y el artículo que regalaba detalles sobre tu vida.
Con sus manos aún sobre tu cadera, tal vez un poco más por debajo de lo aceptable, Enzo te obligó a detenerte y fingió no notar el hilo de saliva que conectaba sus labios con los tuyos. Tu respiración era agitada, tus párpados parecían pesar con los vestigios del placer que te arrebató y podía ver tus pezones erectos a través del adorable top floreado que llevabas puesto, pero por muy tentadora que fuera la imagen no podía permitir que cometieran una equivocación.
Acomodaste tu cabello, nerviosa.
-¿Hice algo…?
-No- se apresuró a contestar y besó tu mejilla-. Pero no podemos.
Un sonido dejó tu garganta y tus labios fueron incapaces de contenerlo. Cuando te arrojaste sobre el sofá abrazaste tus piernas, ignorando que la posición había desacomodado tu ropa y dejaba al descubierto tu lencería humedecida. Enzo apartó la mirada y tomó un par de respiraciones profundas, su mano acariciando tu tobillo para ofrecerte consuelo.
-¿Por qué?
-Porque sos muy chica para mí.
-¿De verdad importa?- asintió-. Es que pensé… No pensé que podía gustarte.
-Y yo no pensé que eras diez años menor.
-Nueve- corregiste-. ¿Y entonces...? ¿Por qué estábamos…?
-Porque soy un imbécil.
-Y… sí.
-Creo que tendríamos que… no sé, evitar vernos por un tiempo- lo miraste confundida y él señaló tu celular-. Si te ven conmigo van a hacer y decir esas cosas, es así. Perdón.
-Pero acá no nos ven- intentaste razonar con él.
-Los vecinos sí.
Ambos comprendieron en ese momento lo que significaba evitar verse por un tiempo. Tu labio inferior temblaba mientras hacías un esfuerzo para contener el llanto y cuando Enzo se estiró para acariciar tu mejilla apartaste su mano, te pusiste de pie y te dirigiste hacia la entrada.
-Andate- te aclaraste la garganta-. Andate, Enzo.
Abandonó tu hogar sin atreverse a mirarte a los ojos y la mañana siguiente no se acercó para dejarte la copia de sus llaves ni para reclamar la manta que había caído en tu sofá durante su visita el día anterior. Dejó el edificio con prisas, temiendo que ante el mínimo retraso ambos pudieran encontrarse y él se viera obligado a pensar todavía más en todo lo que hizo mal.
Jamás se había sentido tan ansioso en un avión… Por lo menos no en uno real.
Se arrepintió en ese momento y durante una semana sus conocidos parecieron tratarlo como si fuera un frágil adorno de cristal, aunque no lograba comprender si se debía al evidente estado anímico que arrastraba junto con su maleta o al mal genio que dejaba entrever cuando todas las entrevistas y eventos diarios comenzaban a abrumarlo.
En algún momento comenzó a sentir que había cometido un crimen.
Empeoró cuando lo bloqueaste en todas tus redes. Y cuando los periodistas no dejaban de preguntar si estaba soltero, si tenía novia, si podían saber tu nombre; cuando alguien difundió fotografías que hab��as subido a tus historias luego de que configuraras tu cuenta como privada, cuando notaron que la lámpara en tu sala era la misma que se apreciaba en viejas publicaciones en su feed, cuando señalaron que tu sala era también la misma sala que él posteó en ocasiones.
Se arrepintió entonces, por supuesto que se arrepintió. Y también se arrepiente ahora, aunque no puede precisar si su arrepentimiento es producto de haberte arrastrado al circo mediático que lo rodea o si se debe a la distancia que los separa. Tampoco sabe qué duele más.
El taxi se detiene en la puerta del edificio y al bajarse lo sorprende el característico sonido del cristal haciéndose pedazos bajo sus pies. Se aparta rápidamente y observa la lámpara destrozada en la acera durante unos segundos, sus ojos ardiendo cuando finge que chequea las suelas de sus zapatillas en caso de que el dolor que siente provenga de una herida.
Arrastra su cuerpo hasta entrar en el elevador y presiona el botón. Odiaría quedarse atrapado o sentirse encerrado como sucedió en el avión, pero está demasiado cansado y prefiere evitar el tramo de escaleras. Toma una respiración profunda antes de abandonar las paredes metálicas y se apresura hacia su puerta, sus manos temblando mientras introduce la llave en la cerradura.
Suelta su maleta de inmediato cuando nota las hojas marchitas de las plantas en su sala, el único sobreviviente de su ausencia siendo el cactus que dejaste allí la última vez que lo visitaste. Pasa una mano por su rostro antes de abrir las puertas del balcón, las ventanas de su habitación y por último las de la cocina, las cuales permiten que a sus oídos llegue la música que suena en tu departamento.
Revisa el calendario. Recuerda la foto de tus zapatos. Respira.
El reloj da las nueve cuando alguien toca tu puerta. Estás sola con tus pensamientos hace horas y te parece un tanto extraño ya que tus amigas te habrían enviado un mensaje en caso de haberse olvidado alguna de sus pertenencias, pero de todas formas echás un rápido vistazo a la cocina y la sala en busca de cualquier objeto que reconozcas como ajeno.
Cuando abrís la puerta te encontrás con Enzo esperando del otro lado, un ramo de flores en una mano y un regalo mal envuelto bajo el brazo: permanecés inmóvil a la espera de una explicación lógica a su presencia y él, que no deja de mirarte a los ojos, contiene la respiración preparado para que lo eches. Te hacés a un lado para dejarlo pasar.
-Esos son regalos para mí, ¿no? Porque si no me trajiste un regalo te tenés que ir.
El tono pasivo-agresivo de tu broma lo obliga a tragarse su risa y se planta en medio de tu sala.
-Te tengo que pedir perdón.
-En eso estamos de acuerdo- cruzás tus brazos sobre tu pecho-. ¿Y por qué, exactamente?
-Por todo.
Tomás asiento en el sofá y Enzo ocupa el otro extremo, manteniendo cierta distancia que para ambos resulta abismal. Coloca el ramo de flores sobre la mesita de café y también la caja, luego pasa sus manos por su pantalón una y otra vez, nervioso e inquieto como jamás lo habías visto. Te gustaría poder consolarlo pero aún te sentís herida y tu corazón latiendo en tus oídos no te permite pensar con claridad.
-Sé más específico.
 -Primero me gustaría pedirte perdón por lo de tus fotos.
-No es tu culpa- negás-. De verdad, no sos responsable.
-Entonces te quiero pedir perdón por haber sido un pelotudo…- acorta la distancia entre ambos-. Sé que lo que hice estuvo muy mal, tendría que haberme quedado para que pudiéramos hablar bien y no tendría que haberme ido sin despedirme o prometer que íbamos a aclararlo cuando volviera. Seguro estás enojada y tenés todo el derecho del mundo, pero te pido que me dejes explicarte.
Suspirás y hacés un gesto para que te dé un momento. Buscás refugio en la cocina para ocultar tus lágrimas y deshacerte de la horrible sensación de opresión en tu pecho, colocando un par de cupcakes en unos pequeños platos de porcelana pintada que recibiste por la tarde. Estás a punto de voltear para regresar a la sala, pero la presencia de Enzo a tus espaldas es evidente.
-Perdón- susurra, tomando ambos platos para dejarlos sobre el mármol y poder sostener tus manos-. Sé que dije que sos muy chica para mí, pero sólo lo dije porque no me gustaría que en algún momento…
-¿Qué?
-No me gustaría que dejes de ser como sos sólo para encajar conmigo, que te pierdas de esas experiencias que yo ya viví, no me gustaría que la gente nos mire y piense “Ah, sí, ahí van Enzo y la nena”, no…
-No sos como DiCaprio, Enzo- te liberás de su agarre-. ¿De verdad te importa tanto lo que piensen los demás? Porque yo juraría que normalmente no sos así.
-¿Vos leíste todo lo que dijeron sobre nosotros? Tenés que entender.
-¿Entender qué…? ¿Por qué creés que hacíamos algo incorrecto?
-Porque yo ya sé muchas cosas que a vos te faltan aprender.
-Podés enseñarme- apoyás las manos en su pecho y sentís que tiembla bajo tus dedos-. Me dijiste todo lo que no te gustaría, ¿por qué ahora no me decís lo que sí te gusta?
Toma tu mano y besa tus nudillos.
-Me gustás vos, pero no sé si te merezco- cubre de besos tu palma antes de llevarla a su mejilla-. Perdón, chiquita, te juro que voy a encontrar la manera de…
-Podemos seguir donde nos quedamos- sugerís. Tus mejillas arden.
Enzo rodea tu cintura con sus manos y sus pulgares trazan figuras sobre tu ropa.
-¿Estás segura?- asentís.
Ataca tus labios con una delicadeza brutal, su desesperación evidente en los gemidos que dejan su garganta y en la urgencia con la que comienza a frotarse contra tu abdomen; entre besos y roces toma tu muñeca y te arrastra en dirección a tu habitación, deteniéndose sólo al ver su manta en tu cama deshecha. Cuando evitás su mirada toma tu mentón entre sus dedos.
-No te voy a dejar sola nunca más- besa tu frente-. Nunca.
Te ayuda a recostarte en la cama y se posiciona sobre tu cuerpo con cuidado. Comienza a besarte, su mano acariciando tu cintura con movimientos suaves que le permiten estudiar tus reacciones y sus labios delineando tu mandíbula, tu cuello y tus clavículas hasta hacerte estremecer.
Se aleja por un segundo para observar tu expresión y se siente casi orgulloso del efecto que tienen en vos sus besos. Vuelve a acercarse a tu boca y tus brazos rodean su cuello para acortar toda distancia entre sus cuerpos, tus piernas abrazando su cintura para poder sentir la evidencia de su excitación contra tu centro. Comienza a rozarte por sobre la ropa y se deleita al oír tus gemidos, tímidos al principio y desesperados con el pasar de los minutos.
-¿Puedo?- pregunta al deslizar sus dedos entre la cintura de tu pantalón y tu piel. Asentís-.  Necesito palabras.
-Sí, sí podés.
-Muy bien- te sonríe y tira de la prenda hasta lograr deshacerse de ella. Observa los tiernos detalles de tu ropa interior pero lo que más llama su atención es la mancha de humedad en el centro. Comienza a deslizar sus dedos sobre la tela y jadeás-. ¿Querés que te toque?
-Sí.
Es adictiva la manera en que reaccionás a sus caricias y se siente casi cruel al preguntar:
-¿Dónde?
Cerrás los ojos, avergonzada, y presiona sobre tu entrada aún cubierta.
-Ahí.
-¿Acá?- repite el movimiento y gemís. Se acerca a tu rostro y besa tus labios-. Perdón, bebé, es que sos muy linda…
El temblor que te recorre hace que se apiade y te despoja de la última prenda que lo separa de tu intimidad. Se arroja sobre el colchón y besa tus muslos con algo similar a la devoción mientras te observa desde su lugar tal como lo hizo la tarde en que se conocieron. Arrastra sus labios sobre tu piel hasta acercarse peligrosamente a tus pliegues y tu entrada brillante.
El primer beso te hace gritar y mientras sus labios te recorren de arriba abajo Enzo aparta la mano que cubre tu boca. Su lengua caliente y experta juega con tu entrada, se introduce en ella y realiza pequeños movimientos hasta sentir que tus dedos se enredan en su cabello para acercarlo aún más, alejarlo y también guiarlo en busca de más placer.
Las yemas de sus dedos recogen tu excitación y frota tus pliegues para lubricarlos. Cuando se detiene brevemente sobre tu clítoris para dibujar círculos estos arrancan un sinfín de sonidos incomprensibles de tus labios y Enzo sonríe complacido contra tu piel ardiente.
Introduce un dedo muy, muy lentamente en tu interior y suspira cuando siente tus paredes contrayéndose hasta prácticamente succionar el dígito en tu interior: gira su muñeca y curva su dedo hasta hallar tu punto dulce, obteniendo un gemido casi pornográfico como recompensa.
Comienza a abusar de tu sensibilidad y no decide si prefiere ver la forma en que te retorcés sobre las sábanas o tus fluidos haciendo brillar tu piel y deslizándose hasta manchar su manta. Intenta obtener algo de fricción, frotándose desesperado contra el colchón y capturando tu clítoris entre sus labios para acallar sus propios gemidos.
Desliza en tu interior otro dedo y te oye quejarte segundo cuando tus paredes oponen resistencia, pero pronto tus gemidos cobran más y más intensidad y movés tu cadera para encontrar sus movimientos. Otro dedo le sigue y cuando sollozás Enzo se pregunta cuántas noches pasaste tocándote en soledad, tus manos incapaces de darte el placer que él logra brindarte en este momento.
Una serie de balbuceos -entre los cuales cree distinguir su nombre- son la única advertencia que ofrecés antes de alcanzar un orgasmo que arquea tu espalda y provoca que arañes las sábanas al intentar aferrarte de algo que te ayude a tolerar el placer. Enzo prolonga tu orgasmo hasta sentir que los espasmos dejan de sacudir tu cuerpo y ver que tu respiración agitada se regula.
Se recuesta a tu lado para poder apreciar tu rostro de cerca y besa tu mejilla.
-Feliz cumpleaños- dice contra tu piel-. ¿Querés más?
 -Todo- asentís-. Quiero…
Se deja caer contra la almohada.
-Si lo hacés no voy a aguantar- lamenta-. Pero…
-Sí- te apresurás a decir-. ¿Y puedo intentar más tarde?
Besa la comisura de tus labios y emite un sonido de afirmación.
Se desnuda bajo tu atenta mirada y regresa a su lugar entre tus piernas. Descansa su peso sobre un brazo y acaricia su miembro, jugando con su punta brillante y suspirando sobre tu cuerpo sólo para tentarte más. Juega con tu clítoris, se desliza entre tus pliegues y te hace delirar posándose sobre tu entrada una y otra vez.
-¿Segura?
-Segura- acariciás su mejilla.
Aunque el ardor de la penetración te resulta placentero esto no evita que un par de lágrimas se deslicen por tus mejillas cuando agachás la mirada para ver la escena entre tus piernas. Enzo es grande y las venas que lo recorren parecen gritar pidiendo que tus dedos las acaricien, pero tus manos acaban sobre su pecho desnudo y tus uñas dejan marcas en su piel al sentir que alcanza los lugares más profundos en tu interior.
-Enzo…- temblás y su pulgar comienza a dibujar círculos en tu clítoris para calmarte.
-Ya sé, bebé, ya sé…
-Más, por favor.
Mueve sus caderas con suavidad para no herirte y arroja la cabeza hacia atrás, incapaz de contenerse ante el placer que siente y esforzándose por no perder el control. Abandona tu interior hasta que sólo la punta permanece dentro de tu cuerpo, que suplica contrayéndose deliciosamente, y cuando vuelve a introducirse lo hace de una sola estocada.
-Más, Enzo, más.
Acelera el ritmo y jura que podría morir en esa posición, con tu calidez abrazándolo y tus gritos opacando cualquier sonido que pudiera llegar a sus oídos. Se deja caer sobre sus codos y busca tus labios, embargado por la necesidad de besarte hasta olvidar cualquier pensamiento que no seas vos.
Su mano se desliza bajo tu camiseta hasta llegar a uno de tus pechos, masajeándolo y girando tu pezón entre sus dedos hasta que tus dientes muerden su labio inferior. Rompe el beso para poder observar las expresiones que transforman tu rostro cuando comienza a profundizar sus movimientos, el vaivén de sus caderas permitiendo que su pelvis estimule también tu clítoris.
-Ahí...
-¿Sí, acá te gusta?- la pregunta es casi retórica. Sin esperar confirmación comienza a atacarte con embestidas que te hacen delirar, su punta golpeando tu cérvix y sus movimientos provocando que tu cuerpo se mueva sobre las sábanas de manera casi violenta.
Tus pestañas brillan con las lágrimas que nublan tu visión y Enzo besa el rastro que estas dejan mientras se pregunta si alguna vez alguien logró hacerte llorar de placer, si te aferraste con tanta fuerza al cuerpo de otra persona para no perder la cabeza por la intensidad de las sensaciones… Sabe que no y los músculos de su abdomen se tensan peligrosamente al pensarlo.
Hace una breve pausa para recuperarse y acaricia tu rostro antes de manipular tu cuerpo con facilidad, recostándose contra las almohadas y posicionándote sobre su cuerpo. Puede apreciar en tu rostro tus dudas, por lo que te toma por el cuello para poder acercarte a él y besar tus labios de manera casi voraz.
Colocás tus manos sobre su pecho y comenzás a rozar tus pliegues sobre su miembro húmedo y brillante por los fluidos de ambos, un hilo de saliva cayendo de tus labios cuando bajás la vista para apreciar la imagen entre tus piernas.
Te cuesta creer que lo que sucede es real y que Enzo está con vos en todos los sentidos, más aún cuando humedece su pulgar -como si hacerlo fuera necesario- con la saliva que moja tus labios y lo lleva hacia tu clítoris.
-Enzo, no, me voy a…- intentás advertirle pero tus palabras sólo parecen motivarlo más. Gritás-. Es mucho…
-Hacelo.
Temblás y Enzo te empuja con su cadera hasta que el ángulo le permite volver a penetrarte. La intensidad de los estímulos sacude tu cuerpo y de tu garganta surge un sonido agudo cuando te golpea otro orgasmo que blanquea tu visión y te obliga a arañar su abdomen.
Tus movimientos se apagan gradualmente y las manos de Enzo acarician tu cintura, tu cadera, tus muslos y cualquier centímetro de piel que sus ojos ven. Su miembro palpita en tu interior mientras te recuperás de tu orgasmo, algún que otro espasmo atravesándote y una capa de tus fluidos haciendo brillar tus pliegues, tus muslos y también su abdomen.
La escena es terriblemente obscena y te sentís avergonzada al ver el desastre, pero Enzo no permite que te disculpes y te rodea con sus brazos para aprisionarte contra su pecho. Besa tu cuello y tus paredes se contraen sobre su miembro, tu cuerpo aún sensible rogando por más.
Llenás su hombro de besos y susurrás contra su piel.
-Adentro.
Un gemido resuena en su garganta al oírte y toma impulso con sus pies para volver a asaltar tu interior. Su miembro parece rozar cada fibra de tu ser y la habitación se llena con los sonidos de su piel colisionando con la tuya y tus sollozos cuando decide lamer y morder tu cuello. Mantiene en tu cadera un agarre lo suficientemente fuerte para dejar huellas.
Dejás caer tu frente sobre su hombro, rendida al sentir el cosquilleo entre tus piernas. Enzo tira de tu cabello para obligarte a mirarlo.
-¿Querés que te llene la conchita…?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Tu expresión es patética, pero Enzo cree que es tierna la forma en que tus cejas se curvan y tu boca entreabierta le permite ver tus dientes y tu lengua. Captura tus labios entre los suyos y jura que puede saborear su orgasmo en la forma en que permitís que invada el interior de tu boca.
Sus estocadas son frenéticas y erráticas y sus uñas marcan tu piel. Ahoga un gemido contra tus labios y en medio de la desesperación rompe el beso, mordiendo tu mejilla cuando su liberación mancha tus paredes hasta hacerte lloriquear.
Te abraza con más fuerza mientras las últimas gotas de su semen llenan tu interior y besa las marcas de sus dientes en tu rostro.
-Ahora sos mía.
Gemís en respuesta.
-Y vos sos mío- decís con voz temblorosa-. Para siempre.
-Para siempre, sí- jura, tomando tu mano para besar tus nudillos, tu palma y tus dedos, deteniéndose sobre estos cuando ve tu expresión de dolor-. ¿Qué te pasó acá?
-Estaba limpiando y se rompió tu lámpara. Perdón.
-No me pidas perdón. Nunca- vuelve a besar tu mejilla y te sonríe-. Creo que te va a gustar tu regalo.
-¿Cuál…?
-El que dejamos en la sala.
-Ah, sí- soltás una risa.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y terminamos de celebrar tu cumpleaños juntos?- propone-. Podemos pedir algo para comer y ver una película.
-Quiero quedarme así un ratito- descansás tu mejilla contra su piel caliente-. ¿Enzo…?
-¿Qué pasa, bebé?
-Te quiero.
La fuerza de su abrazo amenaza con dejarte sin respiración.
-Yo también te quiero. Mucho- toma tu mentón entre sus dedos para llamar tu atención-. ¿Puedo ser tu novio…?
Espero hayan disfrutado la lectura ♡
}taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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cartas-al-amor-j · 1 year ago
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Tus recuerdos van y vienen, entran a mi memoria cada que siento el deseo de olvidarte, intento volver a encadenarte al rincón más oscuro de mi mente, pero eres lo mejor que tuve y tal vez jamás lo vuelva a tener.
-Jenn
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hurzzuzzrodea · 1 month ago
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Ya no me puedo encender
como un foquito de navidad lo se desde mi sombra
pero un día fui todo un cielo lleno de navidad
ahora la navidad está afuera en alguna galaxia distantisima
desde aquí es un punto allá afuera
nada me conmueve como la navidad
de niño le recuerdo en la lumbre de mi casa llena de ella
por eso le escribo a la navidad ahora como un loco
loco le pinto a esa estrella diminuta te digo que es un punto
es parecida a un ruido que oí
ahora desde mi sombra casi no oigo pero te oí quedito que viniste sin zapatos no hiciste ruido
o te oí o me avisa el viento que luego me visita como a una hoja seca
nada es parecido hoy a la navidad
ni siquiera se porque está melancolía le nombra casi sin afán pero mientras also los hombros te digo de como es mi casi memoria
aquí todo es casi noche o casi tarde o casi yo
nada está completo
en partes se divide la calle cada pedazo de tarde le quiero acomodar y a ti que viniste intento escribirte algo que me hace sonreír poquito aunque falte que venga
ya te dije que es un punto pero le pienso como en lo alto de ese árbol azul inmenso llamado universo que se burla de mí tan pequeño como un todo
trato de ser congruente ante lo era
Y pensaba bonito de hasta la lluvia
ella también llueve lejos le oigo luego caer como un eco grande en sueños y ahora que le nombró me parece casi verla adelante de cada ojo
no sé si escribir o tocarle o limpiarle para que el polvo de estas palabras quede bonito si pues
está retórica de algún sueño intenta decirte mucho apenas
estaba silencita como cuando la noche se espera a que la tarde se balla
en veces digo en pequeño las cosas
y en veces les digo del tamaño de inviernos reunidos
.
.
.
Diario de un sueño
Agosto de 2024
patas de gato 🐾🐾🐾🐾🐾
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soyelmorse · 4 months ago
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Hola! 8 minutos tarde pero les prometí el capitulo 7 y aquí está! 😘, antes de darles el capitulo, aclararé que en el siguiente capítulo abra escenas subidas de tono (+18) Entre Pomni y Ragatha.
Sin mas que decir, la imagen no es mía, la saqué de pinterest, el autor de la imagen creo que está en la misma imagen con la marca de Agua y Disfruten el Capítulo.
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Kinger: Y ahora que hacemos?
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*Kinger termino de atacar a Gummigoo*
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Caine: No podemos dejarlo ir así de simple, oh, espera está es la oportunidad perfecta, en cuanto despierte le haremos varias preguntas para saber si está cuerdo
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Kinger: De acuerdo, que hacemos mientras tanto?
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Caine: uno de nosotros debe quedarse para hacerle las preguntas, así que me quedaré yo, ve y unete al resto y trata de hacer plática para que no noten la ausencia de este lagarto humano
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Kinger: Creo que es mejor que vayas tu, yo me quedaré, eres mucho más carismático que yo y sabrás que decir, apenas el despierte te llamaré de acuerdo?
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Caine: De acuerdo
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*Caine se despidió de Kinger y salió de área del cuarto de control, se dirigió a donde se encontraban los Chad y Max y empezó a darles la bienvenida y llevarlos a recorrer el lugar*
*Mientras tanto, Zooble y Gangle estaban revisando las marionetas de la Princesa Lu y ella conversaba con Pomni y Ragatha*
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Ragatha: Y como fue que lograste crearlas a tus súbditos?
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*Ragatha Le pregunté mientras se dirigían al centró del circo para comer unos helados*
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Princesa lu: Fue extraño la verdad, recuerdo que una noche estaba descansando en la cama pensando en como dormir, cuando derrepente me pareció ver algo asi como nieve, cuaso sali no vi nada de eso, pero el suelo estaba cubierto por cenizas, creo que siempre habia estado asi pero no me habia dado cuenta.
Después, agarre las cenizas y empecé a moldearlas, pensé en lo que quería y poco a poco sin darme cuenta había creado algo, no recuerdo exactamente en este momento que era Pero recuerdo que después de eso empecé a construir el castillo
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Pomni: Y porque no intentaste crear una salida?
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Princesa Lu: hm... Salida? Creo que hace tiempo intenté hacerlo. Recurso que lo anoté en mi diario pero este se perdió, un sujeto extraño me lo robo y-
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*Mientras hablaban, Observaron como Jax sacaba varios helados y se colocaba algo en los ojos y oidos para no ver o escuchar algo*
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Ragatha: Ignóralo el siempre es así
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Princesa Lu: De acuerdo, como te decía, un sujeto extraño robo mi diario, creo que algún momento lo conocí o algo así Pero todo eso lo anoté allí
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*Pomni busco varios helados y luego regreso con las chicas*
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Pomni: y realmente no Recuerda algo?
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Ragatha: a qué te refieres Pomni?
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Pomni: No lo se, ver una puerta, un portal, algo que no pareciera normal
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Princesa Lu: oh! El valle vacío, eso definitivamente no era normal
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Ragatha: Valle vacío?
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*Mientras que las chicas hablaban, Jax se quitó uno de sus bloqueadores de sonido y escucho disimuladamente*
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Princesa Lu: un día, envié a mis súbditos a explorar y uno de ellos me contó hacer a del valle vacío, era un lugar donde los árboles que nos rodean se terminaba y que todo era tan plano y blanco que no podías diferenciar el cuello y la tierra.
Tal vez en ese lugar misterioso este lo que buscas
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Ragatha: Jaja...
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*Ragatha rio nerviosamente*
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Ragatha: No lo creo, más bien parece algo como...
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Pomni: el límite del mapa...
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Princesa Lu: Límite del mapa?
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Pomni: No es nada
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Princesa Lu: Bien, gracias por el helado, iré a ver a sus compañeras ya mis súbditos ok?
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Pomni: Ok
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Ragatha: Gracias por charlar con nosotros!
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*Pomni y Ragatha despidieron a la princesa Lu cuando está no las escuchaba hablaron*
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Ragatha: tu que opinas Pomni De ese tal valle vacío?
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Pomni: tenemos que verlo primero, Pero más o menos tengo una idea
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Ragatha: De que se trata?
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Pomni: Si es cierto que es algo así como el límite del mapa, Nosotros debemos estar en alguna parte de este, así que necesitamos ver cómo se cierra este límite
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Ragatha: claro, entiendo, si estamos en un círculo, al llegar al límite, podemos volver en una sola linea recta y mas temprano que tarde llegaremos al centro, dónde probablemente haya una pista
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Pomni: Si, supongo que tendremos que esperar y-
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Ragatha: Esperar?
*Ragatha interrumpió a Pomni y llamo la atención de Caine, quien le estaba enseñando la entrada al salon de pinball a Chad y Máx*
Caine!
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Caine: Si!?
*Saludé a las chicas*
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Ragatha: Pomni y yo saldremos un rato ok!?
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Caine: De acuerdo! Pero no sé olviden llevar sus bubbles, el las ayudara a regresar por si se pierden!
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Ragatha: De acuerdo!!
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*Ragatha dejo de gritar y miro a pomni emocionada*
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Ragatha: andando Pomni! Tenemos que encontrar esa pista cuánto antes!
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*Ragatha se llevó a Pomni de la mano y rápidamente se prepararon para salir*
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Jax: ... Je, ilusas...
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*Jax se quito la venda que tenía en los ojos y fue a agarrar otro helado, sin embargo a lo lejos ví que algo se cayo y se dio cuenta de que era ese sujeto extraño*
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Jax: Que rayos está haciéndo?
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*Jax se dió cuenta de que este había descubierto la habitación secreta que el había hecho, rápidamente dejo a su bubble en la mesa sin activarlo y se dirigo disimuladamente hacia la habitación que el había ocultado*
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Jax: Que crees que haces idiota!
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*Jax confronto a Fudge*
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Fudge: Nos volveremos a ver Jax!
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Jax: Que? No te conozco, y más te vale salir de aquí, este lugar es privado
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Fudge: De seguro que si, pero no te preocupes, no le revelaré a nadie tu pequeño secreto, apuesto que nadie sabe que tú eres quien tiene la llave para salir de aquí, o me equivoco?...
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*Fudge saco la llave que Jax estaba ocultado*
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Jax: Como sabes lo de la llave?
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*Me pare en frente de el listo para pelear*
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Fudge: Porque yo estuve allí, y te Vi cuando escavaste el lugar donde todos nosotros aparecemos, también lo hice una vez te hiciste, pero solo encontré una puerta en el suelo la cual no pude abrir, y sospecho que está llave es para eso...
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Jax: je, lo lamento amigo, pero nadie me quitará mi diversión...
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Fudge: Lo suponía, Por eso vine preparado...
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*Cuando Jax dió un paso más, jalo un hilo y 2 columnas pesadas cayeron sobre Jax*
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Continuará :D
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myillicitaffair · 10 months ago
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Strawberries & cigarettes | Esteban Kukuriczka
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Sumario: llamar a tu ex en la mitad de la noche jamás podrá ser buena idea, a menos de que se trate de él, claro.
Advertencias: sexo explícito (+18), masturbación, dirty talking, degradación, cigarrillos y engaños.
Créditos: el fic está basado en la canción de troye sivan y las fotos utilizadas para el collage las saqué de pinterest.
Nota del autor: este mi primer request, gracias por pedirlo, amoor xx
2k words
La ciudad se alza orgullosa frente a mis ojos, los edificios brillando en todo su esplendor. Un limitado arsenal de vehículos se pasea por las calles; desplegada en una silla de mimbre, me pregunto su destino.
¿A dónde se dirigen a las 2 de la mañana?
La bulliciosa metrópoli parece tomarse un respiro a estas horas de la madrugada, logrando, por consiguiente, relajar a los escasos espectadores de su tranquilidad.
Jugueteo con el cigarrillo entre mis dedos, notándolo desperdigarse gracias a la brisa otoñal. Es un mal hábito, lo sé, pero es de los pocos resabios de su presencia que aún conservo, una de las pocas garantías que aseveran su paso por mi vida.
Lo introduzco en mi boca, inhalando el humo profundamente para luego exhalarlo. Degusto sus notas amargas en mis papilas gustativas, como casi saboreando sus labios…
Esteban y yo habíamos terminado en buenos términos; él vivía en capital y yo demasiado lejos, ahí fue cuando descubrimos que la relación a distancia simplemente no funcionaba para nosotros.
Después su carrera como actor despegó, yo senté cabeza con un viejo novio de la infancia- inofensivo, predecible- y en nuestras vidas ya no cabía lugar para el otro. Incluso ahora, cohabitando en la misma ciudad, nuestros rumbos se habían desviado del otro.
Tecleo los números de su teléfono de memoria, grabados a fuego en mi retina.
Soy perfectamente consciente de las horribles consecuencias que mis acciones podrían conllevar, pero nada de eso cobra importancia cuando la línea se interrumpe con su contestación, su voz dormida aguardando al otro lado de la llamada.
“¿Hola?”- Vocifera, ronco y un tanto desorientado.
Mi pulso se desestabiliza al escucharlo hablar luego de tanto tiempo, recordando de golpe los matices en su tono. Me lo imagino tumbado en su recámara, durmiendo en posición fetal, como siempre, la almohada abrazada entre su fuerte contextura.
“¿Tebi, te desperté?”- Mi respuesta se oye torpe ante el nerviosismo. ¡Es la madrugada, claro que lo desperté!
“Nena, ¿sos vos?”- Pregunta, esta vez un tanto más despierto y despabilado.
Aquel viejo apodo se desliza por sus labios sin siquiera notarlo, sin causarle ningún esfuerzo. Sin embargo, a mi me destruye, me obliga a rebobinar el tiempo y fundirme en los agridulces recuerdos.
“¡Si! Perdón que te llame tan tarde”- Me disculpo atropelladamente, de pasada nada más- “Yo se que no hablamos hace meses.”
Me arrepiento de mis palabras en el segundo en el que las formulo, mis miedos se solidifican ante mis ojos; el temor a parecer necesitada, débil, obsesiva incluso.
Más allá de ello, se que fue la decisión correcta. Es en noches como estas, solitarias y sin una estrella parpadeando en el cielo, en que más extraño su luz, la que jamás fallaba en brindar sin pretensiones.
Un par de lagrimas fugaces atentan mis mejillas, derrumbando por completo el sereno revestimiento que tanto me esforcé en construir.
“¿Estás bien? ¿Qué pasó?”- Cuestiona, todo en su actitud delatando una reciente preocupación. Puedo oír el rechinar de las bases de su cama, evidenciando su brusca reacción, la fricción contra las sábanas al enderezar su espalda.
“Si si, pero ¿Podes pasarte por casa?”- Propongo, más temblorosa de lo que me gustaría.
Agradezco el soporte que el asiento me proporciona, tal vez sin este, mis piernas hubiesen cedido ante la ansiedad.
Espero paciente al otro lado de la convocatoria, siendo testigo de su respiración acompasada, como sopesando mis palabras.
“Estoy allá en 15 minutos, máximo.”- Confirma, irguiéndose para emprender camino.
“Esteban”- Llamo su atención, provocando que sus extremidades se aquieten- “Muchas gracias…”
Una sonrisa brota de su expresión, dándole lugar a una leve risa, que escucho desde la quietud de mi balcón. Sin notarlo, mis comisuras imitan su gesto.
“No hay de qué, chiquita, ¡esperame que ya llego!”- Asegura, dando por concluida la comunicación.
Un poco más distendida, permanezco quieta en mi lugar, moviendo mis anestesiados dedos solo para fumar pausadamente.
Una pequeña expectativa comienza a burbujear en mi interior; con la simple idea de volver a estar en su presencia, mi corazón descontrolado golpetea mi caja torácica, como tratando de huir de sus confinamientos.
¿Cuánto tiempo habré permanecido así? Genuinamente, no lo sé, pero lo suficiente para que él arribe.
Mis ensoñaciones se ven interrumpidas por el timbre resonando en mi departamento, generando temblores en toda la superficie.
Salto de mi butaca impacientemente, avanzando con agilidad hasta el recibidor. Del otro lado de la puerta, lo descubro enfrentándome, jugueteando con las llaves entre sus dedos. Sus orbes se pasean por mi persona presurosamente, por lo que autorizo a los propios a hacer lo mismo.
A pesar de nuestro breve tiempo separados, él permaneció prácticamente intocado; su postura relajada, sus cabellos alocados y desparramados en todas direcciones… “tal vez dejó crecerse la barba”, filosofo al chequearlo.
Sin más premeditaciones, me arrojo a sus brazos entreabiertos, los cuales me reciben gustosamente. Escondo mi nariz en su cuello, inhalando aquella familiar fragancia, perdiéndome en su calor corporal engulléndome por completo. Se toma la libertad de posar su pera contra la corona de mi cabeza.
Contra mis propios deseos, me despego de su torso, alejándome levemente para guiarlo adentro. Estiro mi mano, aguardando que la tome para adentrarnos en el living.
Una vez allí, esquivo la pequeña mesa ratona para dirigirlo hacia el sillón, donde se sienta sin mediar palabra.
Allí, parada en la sala de estar, mis pensamientos giran en su torno, envalentonándose con cada segundo que transcurre. Por un impulso indescifrable, me apropincuo a su espacio personal, rompiendo dicha barrera.
Acomodo mis piernas de modo que las suyas queden entre medio, para luego sentarme sobre sus templados muslos, regodeándome en la sensación de su contacto físico. Mi boca busca la suya en un movimiento desesperado, moviendo mis labios contra los suyos con una inesperada urgencia.
Me inunda la decepción al sentirlo separar nuestros rostros. La confusión tiñe su semblante, mientras investiga la escena que se le presenta.
“¿Y tu novio?”- Consulta, penetrándome con el fulgor de su mirada.
Abrazo su nuca entre mis brazos, atrayéndolo nuevamente hacia mí. Una mano se desliza hasta juguetear con el cuello de su remera, señalizando mi deseo de arrancársela.
“No está en casa”- Ronroneo en su oído, serpenteando mis manos por sus hombros con delicadeza- “No pienses en él, amor, concéntrate en mí.”
Comienzo a despilfarrar besos por su cuello, succionando su sensible piel hasta dejar marcas, clavándole los dientes juguetonamente para luego chupar el escozor. Saboreo su colonia en mi lengua y me encuentro adicta a su sabor amaderado, incapaz de separarme. Una necesidad primal se cuece en mi interior al presenciar su tez brillante con mi saliva.
“Esto está mal, nena”- Gime profundamente, echando su cabeza hacia atrás y concediéndome más acceso.
Me cuelo entre nuestras siluetas, acariciando su agitado abdomen, el cual se estremece ante mi toque. Batallo con el botón de su pantalón hasta desabrocharlo, sin parafernalias desciendo el cierre y descanso mi palma en su entrepierna.
“Decime que queres parar y yo lo hago”- Respiro, sobre la ardiente piel de sus hombros. Aún estática sobre su ropa interior.
“Sabes que no te voy a pedir que pares”- Murmura pesadamente, levantando sus caderas hasta rozarse con mis dedos. Evacua un sollozo de alivio.
Como cobrando vida, deslizo mis yemas por su longitud, generando una creciente erección. Masturbo su miembro sobre el calzoncillo a un ritmo agonizantemente lento.
“Entonces no te niegues, Tebi”- Respondo, inmiscuyéndome en la tela para palparlo piel a piel y acelerar mis atenciones.
Sus gemidos llenan el aire, complaciéndome de sobre manera y excitándome más de lo que creía posible. Buscando desesperadamente calmar el ardor, me froto contra la tela del pantalón, escasas barreras separándolo de mi centro.
Sus músculos se tensan bajo mi coño, devolviéndome placer al golpear mi clítoris al unísono de mis caricias en su polla. Mis labios se entreabren ante la fricción, escurriendo murmullos de regocijo por mis cuerdas vocales.
“Al final, que puta que resultaste”- Se burla cínicamente, enjaulando mi cintura en su agarre para presionarme más contra él.
Subo el volumen de mis quejidos ante la nueva intensidad de sus acciones, la degradación dejándome sin raciocinio. Mi torso completamente presionado contra el suyo, mis manos aún tocándolo deprisa.
Utilizando su fuerza, me recuesta en el sillón y se despega de mí, sentándose en el otro costado de este.
“Quiero que me muestres como te estuviste tocando, pensando en mí, mientras tu noviecito dormía a tu lado”- Demanda, su vista fija en mi mientras comienza a palparse.
“Mi amor, por favor”- Ruego, un tanto agobiada ante las llamaradas quemando mi vientre bajo.
Observo sus movimientos con atención, como sus yemas rozan su glande perezosamente, excitándose aún más. Una gota de sudor descendiendo por su cuello ante el esfuerzo físico, escondiéndose bajo su camiseta de algodón.
Bajo mis shorts aun observando la imagen frente a mí, aventándolos al suelo junto con mi blusa. Recubierta únicamente por mi ropa interior, asciendo hasta mi busto, pellizcando mis pezones hasta formar duros picos entre mis dedos. Sus penetrantes orbes persiguen cada uno de mis movimientos, sintonizando los suyos para que ambos nos movamos al mismo ritmo.
“Tu noviecito no te sabe satisfacer, por eso tuviste que llamarme, ¿o no?”- Se mofa al presenciar la impaciencia que me consume, como me apresuro a infiltrarme por mis bragas para sobar mi punto mas sensible con urgencia.
“Nadie me coge como vos, Tebi…”- Susurro, extraviada ante el renovado éxtasis.
Fantaseo con su toque entre mis labios, desparramando mi humedad, saboreándola desenfadadamente, con los ojos cerrados y la lengua paseándose por sus propios dígitos.
Sin embargo, debo conformarme con la mediocridad de la autovalidez, hasta que decida tomar piedad de mis intentos en vano de remplazar sus atenciones.
“No doy más, necesito que te corras conmigo, mi amor”- Pide al sentir su orgasmo aproximarse, ahora follando su propio puño con premura.
Al ver su estado de frenesí descontrolado, decido avivar mis caricias a mis zonas intimas, introduciendo mis dedos en mi apretado agujero hasta notar que mi estomago empieza a tensarse.
El ambiente transluce nuestros inminentes apogeos con los suspiros que desangran nuestras gargantas, el sucio sonido de humedad encontrada por extremidades y suplicas al aire, con un destinatario en concreto.
Acerca su temblorosa complexión a la mía, atisbando mi muñeca moverse al compás de los bombeos en su longitud y arrimándose a mis piernas abiertas. Ante un sollozo particularmente estridente de su parte, despierto de mi ensimismamiento y lo acerco a partir de sus caderas en erráticos movimientos.
“Encima de mí, por favor, ¡correte encima de mí!”- Imploro, aturdida por las oleadas de placer poseyéndome por completo.
Suelta un grave gruñido seguido de improperios al momento de llegar a la culminación de la satisfacción, depositando cuerdas infinitas de semen blanco sobre mi meciente pecho. Su excitación comienza a chorrear por mi vientre, agrupándose en mi ombligo para continuar su descenso pausado.
Con tal candencia rodeando los actos desplegados, logro abandonarme al pasmo de la conclusión con un arrollador orgasmo; mi coño apretando mis propios dedos, deseando que se aniden allí, mi cuerpo gozando violentos espasmos, mi visión jamás partiendo de las farolas apuntadas en mi dirección.
“Muy bien, chiquita, siempre tan obediente para mi”- Me alaga, estirando sus yemas para recoger unas resbalantes gotas de semen y empotrarlas en mi boca entreabierta, indicándome tácitamente mis propias acciones.
Mi lengua recorre cada uno de sus surcos y recovecos, aspirando casi instantáneamente su salada carga, como si de un codiciado elixir se tratase.
“Ahora vas a dejar que te coja hasta que no puedas ni caminar, hasta que te olvides incluso de su nombre ¿si bebita?”- Propone sin remover sus dígitos de mi cavidad, sus crudas palabras contrastando con la suavidad de sus manos en mí.
Asiento frenéticamente, ahuecando mis mejillas para lograr tomarlo aún más profundo, notando un estremecimiento recorrer mi medula espinal ante la anticipación de una larga noche de pasión.
Aclarar que cumplió con sus promesas al pie de la letra sería, francamente, caer en un vago eufemismo…
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tormentadepensamientos · 1 year ago
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Tú siempre vas a leerme, independientemente de dónde te encuentres. Me leerás en cada mirada que te devuelva el reflejo de mi recuerdo; cuando alguna canción te encuentre absorta y en silencio y te recuerde que hay sombras en el alma que ningún sol podrá disipar. Vas a leerme a escondidas y en calma, saboreando cada palabra y cada frase como si se hubiesen convertido en el cáliz de una nostalgia con sabor a posibilidades muertas. Vas a disfrutarme sin admitirlo, porque todos tenemos gustos culposos. A mí me gusta escribirte sintiéndote lejana y a ti pensarme, aunque no puedas tenerme. Y así pasarán los meses y los años, vendrán otros hogares y otros futuros, y nunca saldrá de tu boca una confesión con mi nombre, pues te conozco más de lo permitido como para saber que en ti soy una huella imborrable. Lo sé porque he roto todos tus límites, incluso los del tiempo, porque aunque a veces me abandones de manera indefinida, al final siempre vuelves para recordarte que soy como esos libros que se abren camino en tu interior y se quedan ahí hasta amoldarlo a su propia esencia, conviviendo con tus anhelos inconfesables, ocupando un espacio al que tarde o temprano acudes de manera inevitable para confirmar de ese modo que nuestros caminos siempre van a cruzarse, aunque ahora estemos más separados que nunca.
El Peso del Vacío (2023), Heber Snc Nur
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la-cafeina-de-tus-ojos · 10 months ago
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Me gustan las tardes
de domingos
con sabor a familia.
Me gusta la cama
recién vestida
con ropa limpia.
Me gusta el olor
de la mañana
que asoma fresca
por la ventana.
Me gusta el color rojizo
del cielo justo antes
de la puesta del sol.
Me gustan los últimos
cinco minutos
de una larga jornada
de trabajo.
Me gusta el cansancio
que descansa relajado
después del ejercicio.
Me gusta el vapor
en el espejo
después de una ducha.
Me gusta el día
antes de un viaje,
y el viaje
antes del destino.
Sí, me gustan las esperan
que anticipan la felicidad.
Me gusta también
el calor de un día de invierno
al abrir la puerta de casa.
Me gusta ver llover
con un recuerdo sin paraguas.
Me gusta el olor a café,
si, como me gusta.
Me gustan los dulces
recién horneados.
Me gusta la cara
de un niño sorprendido.
Me gustan las noches
de verano frente al mar.
Me gusta la luz
de una vela al cenar.
Me gusta saber
lo que no se puede explicar.
Me gusta, y mucho,
sentir lo que los demás
te cuentan sin hablar.
Me gusta hablar
en voz baja
cuando hay silencio.
Me gusta, si,
como me gusta,
cuando las palabras
tocan el alma.
Me gusta el instante
antes de que venza
el sueño.
Y más aún,
me gusta un sueño,
cuando vence al instante.
Son tantas las cosas
que me gustan.
Y aun así,
de todo lo que me gusta,
lo que más me gusta,
eres tú.
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versuasiva · 2 months ago
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velorio del amor de mi vida, papá (discurso)
lima, jueves 1 de abril del 2021.
buenas tardes con todos,
hace dos días tuve, el día más desgarrador y doloroso de mi vida a mis cortos veintitrés años, realmente no quería hablar. como saben me caracterizo por nunca dejar de hacer esto mismo, pero...hoy siento que se me agotaron las palabras. siendo sincera, sigo procesando, todo. hace unos días tenía a mi padre escribiéndome palabras de aliento, aunque el que las necesitara fuera él y hoy estoy hablando junto a su ataúd. mi papá es el amor de mi vida y no es un secreto. soy lo que el formó y así, ustedes a lo largo de mí existencia, han sido testigos de los detalles que nos dábamos públicamente, demostrándonos amor. desde videos en youtube, sorpresas musicales, hasta mi primera tesis “mi papá es el mejor del mundo” en su último día del padre. realmente fue una tesis tan seria como la universitaria que tengo que hacer. una tesis que me hizo pensar en lo realmente grandioso padre que es. una tesis que fue expuesta por mí, en la casa de mis abuelos y ustedes de testigo. a lo largo de nuestra vida hemos recibido comentarios como: “me encantaría tener un padre como el tuyo” “tu papá es el mejor” “que cariñosa y buena hija tienes” y así, eso nos retroalimentaba, reafirmándonos en el amor que manteníamos.
mi padre fue sostén, regla, refugio y medicina, para mí. no es un secreto que soy algo complicada pero increíblemente, existía una criptonita en este mundo y esa era él. papá fue padre, madre, amigo, psicólogo, maestro musical, entrenador y un gran desafío para mí. ¿cómo estar a la altura de un gran padre? simplemente, seguía mis objetivos y los iba cumpliendo, eso era su mejor recompensa, según sus palabras. mi papá fue buen hermano, músico, hijo y maestro. como cualquier persona, cometió errores, que luego, con acciones, hicieron que se disiparan en mí, cualquier repercusión de esta. mi padre me enseñó, muchas veces a la fuerza –jajaja- que la familia y el momento familiar, no se reemplaza por nada. aún recuerdo cuando tenía doce y trece, todos los domingos tenía clases obligatorias de música, primero la guitarra, luego el bajo, ukelele, batería y así. un profesor exigente diría yo. me enseñó que la rutina, estructura y disciplina, son el pilar, para cumplir mis sueños, ya que soy una gran soñadora, que vuela mucho y no sabe aterrizar muchas veces.
papá me enseñó la palabra confianza y aunque muchas veces terminé en una ducha helada por confiar mucho y sobrepasarme con mis arranques de ira, eran lecciones que felizmente, aprendí. papá fue un rockero increíblemente cariñoso y gracioso, un rockero que siempre será mí estrella favorita y que le ruego al destino, me topé con alguien con la pizca de talento y amor, que él tenía. papá no quería ser papá, pero cuando me vio por primera vez, supo que seríamos él y yo contra el mundo. y si, ahora tengo muchas referencias de películas en mí mente, sin embargo, el preferiría que mencione nuestras playlists infinitas o tal vez, alguna memoria divertida, como: cuando tenía diecisiete y tomé alcohol por primera vez, unos sorbos, llegué a casa, me olió y dijo: a bueno te gusta tomar, ok. ve a dormir. y dije “uf me salvé”. volvió con un balde de agua con detergente y me lo tiró, diciéndome “estás sucia”, me reí, se fue y dije “bueno ya, dormiré con mi hermana” pasaron unos minutos y volvió, con sólo agua, me lo tiró y dijo “para que te enjuagues” y me quitó mí recién comprado iphone 4. no volví a beber hasta mis veinte años. jajajaj. y así, mi papá sabía que los golpes nunca funcionarían en mí, ni mucho menos los insultos. mi padre se instruía todas las noches, en libros, meditaciones, consejos y dios (algo que me enteré hace muy poco). algo que recordé ayer , mientras hablaba con mi hermana, es el pacto que hicimos, como jugando, que hoy, es una realidad y aunque suene extraño, espero que siga hasta la eternidad, hace unos años, mi padre y yo, vimos una película sobre “que hay después de la muerte” seguidamente, me preguntó: valerie ¿cómo te comunicarías conmigo, si no te puedo ver (muerte)? y yo respondí riéndome: a través de la luz, obvio, para asustarte, jajaja y que sepas que estoy ahí y si estoy de buen humor, haría como luces de discoteca jajajaj, y pregunte: “¿y tú?” y el sonriendo me dijo: “que es lo que más nos une? la música, pues. imagínate que vas a una cita y coloco una música de tu infancia o una de nosotros jajaja, como vas a viajar por el mundo, imagínate en australia, españa o estados unidos en algún centro comercial, con amigos nuevos o tu familia y que suene una canción de mí banda, una nuestra o la que te dediqué” yo repliqué: “ay papá, ya no comiences, que si me imagino sin ti, voy a empezar a llorar” recordar eso, ayer, mientras lo sentía a mí lado, sentada en el piso, de fondo nuestras músicas, fue simplemente consolador y espero que ese pacto siga hasta volver a reencontrarnos.
recuerdo a mí papá, faltando al trabajo para no dejarme sola en los días de las madres del colegio y en el día del padre, siendo el cabecilla para organizar todo. recuerdo a papá dándome un abrazo cuando mis lágrimas de niña preguntaban por mamá. recuerdo a papá, tratándome de enseñar a perdonar, algo que aún tengo pendiente. pero sobre todo recuerdo a papá en sus últimos años, siendo mejor amigo de mamá, como dándome una gran lección de amor, perdón y esperanza. alimentó estos últimos años, junto con mamá, mí idealización de amor, familia y complicidad. papá y mamá juntos por primera vez en mí vida consciente, fue lo mejor que me pudo regalar, escuchar por primera vez “la comida está lista” “vamos a comer en familia” “mamá a cocinado”. nunca entenderé el propósito de dios, ni mucho menos lo juzgaré, sin embargo, hoy, me rindo ante él, porque se ha llevado absolutamente toda mi vida. muchas veces, tomé decisiones que no debía, muchas veces probablemente lo decepcioné, pero me quedo siempre con lo último que me dijo y a lo largo de mi vida, me repetía: “te amo valerita, eres mí orgullo más grande, mi primer amor”. gracias a la vida y sus perfectas historias, no me quedo con nada que decirle, porque se lo dije todo en vida y se lo demostré, pero si me quedo con todo el amor y mi futuro por delante, que se va cumpliendo como el deseaba, de sus frutos, mi accionar y su amor. después de hoy, no soy más una niña que hace rabietas para conseguir lo que quiere, hoy me convierto en lo que él me enseñó: una mujer, con estabilidad emocional, independiente que cumple sus sueños, o al menos, voy a luchar y tratar de ser mí mejor versión, aunque eternamente tenga un luto. pero por favor, no lloren, aunque es inevitable, recuerden que diría mí padre: “no me gusta verlos llorar”. mi papá luchó hasta el final, está con una sonrisa, siendo parte de nosotros ahora mismo, porque, él me enseñó alguna vez, esto: “nuestro amor es como el aire, no se ve, pero se siente”. y ya para terminar, quiero agradecer a todo aquél, que está aquí, a pesar de las circunstancias, hoy no voy a cantar a su lado como de costumbre y realmente no sé qué pase mañana, pero... nunca lo olviden por favor, nunca olviden que existió en la tierra, un ser maravilloso, un padre excepcional y alguien que siempre estará con nosotros, mientras su recuerdo persista. te amo hasta la eternidad papá, sé que estás acá, porque te siento y en cada música conversamos. te amo hasta volvernos a reencontrarnos, allá, en el muy, muy, lejano. gracias.
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me a costado tres años, escribir este texto, algo que me debía, le debía a él y a todo aquel que me lee desde hace un tiempo, siguiendo mi historia. traté de recopilar todas las grabaciones y memorias de ese día para ser lo más fiel posible a la versión original. sólo espero que si me están leyendo entiendan que este texto, se lleva parte de mí, de mi historia, de la gran relación con mi padre y por fin, luego de tres años, muchos poemas, narraciones y escritos, le puedo decir adiós de la manera más digna, al momento más doloroso de mi vida. quiero añadir, que a la actualidad, mí padre siguió cumpliendo su promesa, se comunica cada cierto tiempo y sobre todo en fechas especiales, cuando estuve en portugal, valencia, madrid y francia. lugares sumamente extraños algunas a solas y la mayoría con personas que ya conocían la promesa y de repente, mi padre, en el momento más aleatorio, hizo demostración de nuestro amor y conexión que sólo dios, él y yo conocemos, gracias a eso, las personas que me acompañaron en esos maravillosos y conmovedores momentos, entendieron, lo incompleta que quedé luego de su pérdida. pero que gracias a él mismo y dios, tengo los dones hermosos de seguir comunicándome a través de la música y la escritura. así que, sin más, gracias por leer.
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deepinsideyourbeing · 26 days ago
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Mmmm quien sera, no?
Deaf!Enzo x reader smut donde Enzo se frusta al no ser capaz de escuchar a la lectora gemir y ella sin avisarle le pones sus manos en su garganta y el queda fascinado porque nunca se le ocurrió semejante idea
Kinktober, Día 28: Choking
Cuando conociste a tu novio lo primero que te llamó la atención fue su lenguaje corporal y sus expresiones faciales. Lo segundo, por supuesto, fue su voz y el hecho de que no la utilizaba porque se comunica casi exclusivamente mediante lengua de señas.
En unas pocas ocasiones intentó utilizar su discapacidad para rechazarte, argumentando (luego de derramar una que otra lágrima cuando tuvieron una conversación completa en lengua de señas) que no podrías sentirte plena a su lado, pero dejó de negarse la oportunidad de tenerte cuando entendió lo comprometida que estabas con comprenderlo.
Cuando llegaste a conocerlo descubriste que es fanático de las sonatas para contrabajo y que le encantan las tormentas eléctricas, ya que son frecuencias e intensidades que sí puede oír, aunque estas últimas pueden estar acompañadas de cambios en la presión atmosférica que invocan ese irritante y esporádico sonido que lo atormenta desde los siete años.
Es en esos momentos que te permite ver cuánto lo irrita su condición... Y en momentos como este también, cuando sus embestidas rápidas y profundas te cortan la respiración y te hacen gritar, pero él sólo puede ver las expresiones de placer que transforman tu rostro y te hacen morderte el labio.
Finge refugiarse en tu cuello, pero en realidad sólo busca estar más cerca de tu boca, porque tiene la esperanza de captar alguna frecuencia aguda con su oído derecho (el mejor, según múltiples estudios y especialistas). Tus uñas dibujando en su espalda y tus piernas abrazando su cintura logran distraerlo parcialmente de su objetivo, pero unos minutos más tarde se da por vencido y cesa sus movimientos.
Lo observás, entre preocupada y sorprendida, cuando se deja caer sobre el colchón. "¿Qué?" preguntás, pero en lugar de contestar cubre su rostro con su brazo y niega, dejando salir un interminable suspiro de frustración. Tomás su mentón entre tus dedos para llamar su atención y te mira con ojos vidriosos.
Con un gesto de furia señala su oreja. No es difícil descifrar qué intenta decirte.
Permanecen en silencio por unos segundos. Recordás la primera vez que escuchaste su risa, esa carcajada que se puede reconocer a kilómetros, también la primera vez que dijo tu nombre con esa voz grave y ronca por la falta de costumbre -veintitrés veces desde que se conocen, veintiún veces desde que son novios-, por no mencionar el desgarrador gemido de la primera vez que tuvieron sexo.
Enzo no puede compartir esos recuerdos, ya lo sabías, pero jamás pensaste en ese detalle desde esta perspectiva. Probablemente no recuerda cómo era su voz, porque la última vez que se oyó a sí mismo tenía siete años, y tampoco puede compartir esa sensación que te regala cuando oís tu nombre en sus labios: se siente especial, más valioso, como un tesoro.
Luego de reincorporarte te sentás sobre su regazo, tomás su muñeca y bajo su mirada curiosa llevás su mano hacia tu cuello. El calor de su palma contrasta con el frío de sus anillos, pero no te importa el escalofrío que provoca e incluso lo disfrutás, ya que podés ver sus ojos oscureciéndose nuevamente por la sombra del deseo.
Guiás su miembro nuevamente hacia tu entrada y cuando te dejás caer sentís la manera en que sus dedos se contraen. Enzo jadea cuando la calidez y humedad de tus paredes lo rodean por completo, pero no se deja llevar por el placer, mantiene los ojos abiertos para poder apreciar cómo se ve su mano en tu cuello.
En cuanto percibe las vibraciones de tus gemidos su abdomen se tensa. Sonreís -una sonrisa que sólo puede catalogarse como obscena- y él quiere halagarte por ser tan increíble, tan inteligente, tan ingeniosa, pero para hacerlo necesitaría de ambas manos y no está dispuesto a dejar de sentirte. No puede.
Movés tu cadera lentamente y gemís con fuerza por la sensación que provoca con su tamaño. Disfrutás sentirlo en los lugares más profundos de tu cuerpo, el placer que se vuelve más extremo con cada minuto que pasa, la manera en que el roce con su pelvis estimula tu clítoris y amenaza con desbordarte, pero...
Disfrutás más verlo arrojar la cabeza hacia atrás, con su cabello cayendo en todas direcciones sobre la almohada, mientras su mano -decorada con las venas que tanto te gusta sentir bajo las yemas de tus dedos- permanece en tu cuello y sus dedos presionan en los lados.
Es nuevo y peligroso, sí, pero lo desconocido y sus implicaciones dejan de importarte cuando Enzo, luego de sentir tus gemidos prolongándose y convirtiéndose en gritos, comienza a mover sus caderas para embestirte. El sonido del impacto entre su cuerpo y el tuyo es adictivo.
Perdés el equilibrio por la fuerza de sus estocadas pero te sujetás de su muñeca: podés sentir su pulso descontrolado bajo tus dedos y en ese preciso instante en el que comprendés cómo él percibe tu placer, te perdés en el orgasmo. En un principio intentás no gritar, pero la incoherencia propia del clímax y la falta de oxígeno no son suficientes para olvidar que él necesita ruido.
Cuando Enzo llena tu interior, manchando con su semen tus paredes sensibles y aún pulsantes, el sonido de sus respiraciones se sincroniza y resuena entre las paredes de la habitación. Por un instante lamentás que tampoco pueda oír esto, pero su mano en tu pecho te hace olvidar ese absurdo pensamiento, porque recordás que sí puede saber cómo se siente.
-Te amo- dice con voz quebradiza.
Sonreís. "Te amo" contestás con una seña.
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senig-fandom · 2 months ago
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Hala señoríata, espero que este bien
Es que me da pena preguntar y tambien mucha risa lo del ombligo, ya hace días, me recordó una duda que tengo hace tiempo... si no recuerdo mal centro cuando "emergio/nacio" lo hiso con sus alas blanca no?
Pero mi duda es otra, es de Guatemala, si no estoy mal son pocos países los que tienen alas no sé si nacieron o si emergieron verdad con estas
Es que si Guatemala literalmente fue parido, nació ¿Con las alas? O eran una cosa diminuta, le fueron creciendo con el tiempo?. En general con los countrys que pues nacieron o emergieron con alas o algo así
(Literalmente los de América no tienen madre🤣 [no da risa pero a mi si])
Gracias que tenga buen día
jejeje hola buenas tardes aquí VwV
Estoy algo cansada =w= por unos dibujos y un comic que quiero sacar pronto, pero en lo que cabe estoy bien. gracias por preguntar.
Explicación del asunto de las alas.
Centro si nació con sus alas blancas, estas eran pequeñas por lo cual iban creciendo con el tiempo.
Pero Guatemala, no tiene ese problema, sus alas son algo así como el regalo de Quetzalcoatl, las alas tanto de Maya como de Guatemala son un regalo a la civilización que le dedica alabanzas.
Por lo cual Guatemala nació sin alas, pero con el pasar del tiempo y las enseñanzas de Maya, Guatemala logro emerger sus alas el cual es un regalo de un dios al igual que su relación con el viento, el sol y el cosmos.
Otro dato es que los Mexicas, ocultaban sus alas haciendo un pacto con un dios que les otorgaba poderes y dones, Mexica con el dios de la guerra; Huitzilopochtli, mientras que Azteca con la diosa de los muertos Mictecacíhuatl.
Centro al aun no hacer pacto con ningún dios, no podía ocultar sus alas y fue un problema para el en la antigüedad, mas mientras crecían sus alas mas problema era para el ocultarlo.
Dato extra: Centro se le pensaba poner como dios de pacto a Tezcatlipoca, aunque nunca paso el pacto, el dios le otorgo un don a Centro, el cual es el de encontrar a las personas que el desee encontrar. ( antes solo era para su familia y sus ciudadanos, pero el don creció y ahora puede decidir saber donde encontrar a ciertas personas)
Dato extra 2: El salvador, Honduras, Nicaragua y Costa rica, son en realidad aves que fueron convertidos en representantes por el mismo Guatemala. (cambio en la historia) A excepción de Belice que tiene mas dóndes de Europa y de Panamá porque el pertenecía a Sudamérica y es mas un don del rayo por Colombia y Venezuela.
jajajaja, bueno la madre madre biológica no, pero Olmeca hizo de madre de todo un continente XD, sin contar a Guatemala y a Usa y Canadá.
(y si en algún dibujo sale Centro sin las alas, es que este dato fue echo el año pasado XD pero no e podido profundizar en ella sorry V.V)
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