#que nervios y emocion
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Este año escribiré y dibujaré mucho y lo mejor de todo lo voy a publicar este año. Ya dije.....
#esta vez no me dará verguenza decir que quiero ser escritora#se hace lo que se puede#tambien me tendré paciencia como no#que nervios y emocion
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bueno, me voy a poner a ver el documental ese de nina hagen, y a esperar jeje
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... i fucked up.
(one shot)
🗯ADVERTENCIAS/TAGS: enzo vogrincic x reader, smut, porn with plot(?), infidelidad, reader es infiel, fingering, squirting, enzo es el cuerno, moral muyyy cuestionable, sobreestimulación, un poco de size kink (no importa si reader es gorda o flaca, tetona o plana ENZO ES MAS GRANDE), age gap de 10 años (reader 20 enzo 30), sexo sin protección, sexo rudo(?), choking (muy ligero), llanto durante el sexo (de placer), un poco emocional y confuso al final.
eran las siete de la mañana cuando ibas saliendo de tu apartamento compartido con tu novio blas. te dirigías al set de la nueva película en la que estaban trabajando él y otros dos chicos de LSDLN, enzo y francisco, ya que formabas parte del equipo de maquilladores en esta nueva película, al igual que en la anterior. de hecho, fue gracias a aquella que te hiciste pareja del rizado y formaste amistad con la mayoría de los otros actores, volviéndote más cercana con enzo.
fue el mismo blas quien solicitó a los directores y productores de este nuevo proyecto que te contrataran para trabajar como maquilladora, así que tú no podías estar más feliz pues significaba que ibas a estar cerca de él más tiempo... y cerca de enzo también.
a los tres meses de hacerte novia de blas, asististe a una pequeña reunión en casa de juani que organizaron entre todos los chicos, como matías había llevado a su novia al igual que esteban, el de rizos decidió llevarte a ti también. lo que no sabía él es que esa misma noche empezarías a guardar un secreto con enzo.
sentados en los escalones de la entrada de la casa más alejados del ruido, cada uno con una cerveza en la mano, estabas con enzo charlando y riéndote de sus incontables chistes, blas no había querido unirse ya que estaba concentrado jugando con la play4 de juani.
"no no pero ahora decime algo, con sinceridad". dijo el castaño repentinamente, haciendo que la risa que tenías cesara un poco.
"¿qué?" dijiste un poco nerviosa sin dejar de sonreír igualmente.
"¿vos estás satisfecha con blas? ¿él te hace sentir bien?"
tragaste duro sintiendo como tu boca se secaba de los nervios, ¿qué pregunta era esa?
"e-eh, a qué te refieres?"
"digo, no niego que blas sea un buen novio, he visto cómo es contigo, pero a veces lo veo muy infantil, no sé, falto de experiencia," chasqueó la lengua, sentiste como ponía su mano en tu rodilla descubierta y la apretaba.
con cada palabra que salía de la boca de enzo y con cada acción te ponías más nerviosa, aunque realmente no le faltaba mucha razón. a pesar de tener la misma edad que blas, sentías a veces que no andaban en lo mismo...
"te pregunto, ¿él te coge bien?"
te ahogaste con tu saliva.
"perdoname el atrevimiento," se retractó casi instantáneamente mientras sobaba tu espalda, ayudándote en tu ataque de tos. "creo que tomé mucho, no mido lo que digo".
cuando dejaste de toser te quedaste mirando al suelo por un momento, enzo era un hombre atractivo y muy intimidante, no lo ibas a negar, pero no captabas por completo sus intenciones y tampoco querías malinterpretarlo, tal vez te pregunta esas cosas porque te considera su amiga cercana y te tiene confianza, así que decidiste ignorar su mano en tu pierna otra vez y tanteaste el terreno.
"tranquilo, s-solo me agarró por sorpresa" le sonreíste. "nada más lo hemos hecho dos... tres veces, creo" notaste como abrió más los ojos, mirándote asombrado. "y realmente no ha sido la gran cosa" murmuraste con pena.
qué carajos estabas haciendo.
"mhm," enzo asintió y frunció el ceño, mirándote atento mientras pensaba. "¿por qué no es la gran cosa?
suspiraste recordando como han sido las experiencias con blas hasta ahora, sintiendo un poco de frustración. "perdoname el atrevimiento a mi ahora," te sinceraste "dios, que vergüenza, pero..." te acercaste un poco a su oreja, hablando más bajo como si alguien más aparte de él te fuera a escuchar. "no me he venido con él nunca, siempre termina y se duerme".
enzo tomó el último trago de cerveza que le quedaba. "no sé por qué no me sorprende sabés," soltó una pequeña risa y desechó la lata en el tacho de basura que había en una esquina. "como te dije, le falta," dijo mirándote a los ojos y acariciando tu muslo con su pulgar "no sabe todavía cómo satisfacer a una mujer".
"¿y tu qué, si sabes?" preguntaste de repente y te sorprendiste de tus propias palabras.
ya había llegado demasiado lejos la conversación, y no sabías por qué no te detenías. tal vez eran las cervezas en tu organismo, o simplemente era la atracción sexual tan fuerte que sentías por enzo que ya no lo podías ocultar.
"no te voy a afirmar nada, chiquita" acercó su cara a la tuya mientras te acomodaba un mechón de pelo detrás de tu oreja. "deberías comprobarlo tu misma".
cortaste el poco espacio que había entre ustedes y lo besaste con deseo.
rápidamente su lengua se apoderó de tu boca haciéndote soltar un pequeño gemido y poner tu mano en la parte de atrás de su cabeza, tomando su cabello.
te separaste cuando un sentimiento de culpa te llenó el cuerpo.
"e-enzo, espera" pusiste una mano en su pecho, jadeando, mientras mirabas el suelo con pena. "esto es malísimo, sabes?" negaste con la cabeza cerrando los ojos y abriéndolos despues de una pausa. "yo quiero mucho a blas, no entiendo por qué hago esto" dijiste más que nada para ti misma.
el mayor te tomó por la barbilla suavemente, obligándote a mirarlo. "nena, esto no tiene por qué significar nada, si?" acarició el borde de tu mandíbula con sus dedos, mientras observaba tus labios "pero entiendo si no quieres seguir".
tomaste aire y suspiraste temblorosa, tenías un conflicto interno. por un lado no querías hacerle esto a blas, te sentías como una mierda y sabes que si se enteraba se iba a ir todo al carajo, pero por otro... tenías tantas ganas reprimidas y acumuladas, que tus bragas ya estaban empapadas y tu coño pulsaba nada más con un roce en tu pierna y medio minuto de besos. realmente patético, pero nadie podía culparte.
"solo será esta vez, y luego seguimos como siempre, como amigos, y hacemos como que no pasó". volviste a cerrar los ojos intentando prometerte a ti misma algo que sabías sería difícil de cumplir. enzo asintió juntando sus frentes y retomando aquel beso hambriento.
enzo se separó, se levantó y se dirigió a la puerta. "espera aquí un momento".
al entrar vio a todos en un desastre, la música estaba demasiado alta y casi todos estaban borrachos ya, algunos jugando cartas y otros bailando. blas seguía jugando con la consola ahora acompañado de matías.
le dijo que te empezaste a sentir mal y que te llevaría a casa, el rizado dudó un poco pero finalmente terminó agradeciéndole. enzo tomó tus cosas y salió de nuevo.
esa noche tuviste tu primer orgasmo provocado por un hombre.
sobra decir que no fue cosa de una vez.
cuando estabas cerca de tu destino recibiste un mensaje de uno de tus compañeros de trabajo, habían rodado la grabación para otro día por un problema con los productores.
bufaste con fastidio y marcaste el número de blas.
"hola lindo, buenos días" lo saludaste cuando contestó. "oye, no tienes que venir hoy al set, no sé si te avisaron ya pero cambiaron la fecha del rodaje".
"mierda, justo salí de bañarme, eh, bueno" escuchaste su voz frustrada. "me voy a dormir otra vez, ya qué. venís?"
"voy a aprovechar de comprar unas cosas, ya que estoy acá, para no perder el día" dijiste recordando al ver un super en la esquina.
"bueno, está bien, traeme algo" dijo divertido y supiste que estaba sonriendo.
"claro, te quiero" hiciste un sonido de beso. "nos vemos".
colgaste y te encaminaste hacia dicho supermercado, cuando sentiste otra vez la vibración de tu celular en tu bolsillo.
era enzo.
"nena, estás sola?"
en menos de veinte minutos estabas en el auto de enzo dirigiéndote hacia su casa.
hablaron de cosas cotidianas y de la nueva película, tú riendo ocasionalmente de los comentarios del mayor.
era increíble el contraste entre esos momentos tranquilos e inocentes y lo que sucedía cuando estaban en privacidad. apenas cerrada la puerta de la casa enzo ya tenía sus labios sobre ti y sus manos encima de tu cuerpo.
te cargó por los muslos y enrolló tus piernas en sus caderas, los llevó a ambos a su habitación y se sentó en el borde de la cama contigo en su regazo. llevó sus besos hasta tu cuello, donde empezó a lamer y morder suavemente un punto que ya conocía a la perfección, un punto que te hacía poner los ojos en blanco y empezar a frotar tu coño contra su bulto.
enzo ya se había memorizado tu cuerpo.
te sacó el suéter que tenías y desabrochó tu brasier en el proceso, tomó una de tus tetas en su mano y acercó su boca a tu pezón, empezando a lamerlo en círculos y succionarlo con la fuerza necesaria para hacerte gemir y jalar su pelo entre tus dedos.
"me encanta lo sensible que eres, tan preciosa" jadeaste ante el apodo.
en un instante, enzo te había acostado en la cama y ahora él estaba encima de ti, repartiendo besos desde tu pecho hasta tu abdomen, donde sentías su aliento caliente bajar hasta tu vientre.
alzaste la cabeza y sus miradas se encontraron cuando empezó a bajar tu short y tus bragas al mismo tiempo, sin dejar de verte, hasta que los terminó de sacar por completo dejándote descubierta ante él.
abrió tus piernas y al encontrar tu coño brillante y húmedo, no pudo evitar relamerse los labios.
"bebé, intentemos algo" dijo mientras te jalaba por tus piernas hacía él, te apoyaste en tus codos sobre la cama para verlo mejor. "si se te hace mucho solo decime, pero tenés que dejarte llevar igual" asentiste con un poco de nervios. desde hace varios encuentros enzo te había ayudado a experimentar algunas cosas nuevas y todas te habían gustado hasta ahora, así que te preguntabas qué sería esta vez.
subió ligeramente una de tus piernas y envolvió su brazo en tu muslo, mientras que con su otra mano frotaba tus jugos en sus gruesos dedos y en todo tu coño, desde tu entrada hasta tu clítoris, el cual empezó a frotar en circulos con su pulgar haciéndote cerrar los ojos y jadear, echando tu cabeza hacia atrás.
metió despacio dos de sus dedos y los empezó mover dentro ti con un ritmo lento, curvándolos ligeramente hacia arriba sin presionar del todo tu punto más sensible, provocándote, desmoronándote ante él. por ahora no había nada nuevo, solo era enzo sabiendo usar sus dedos como un experto. hasta que aceleró el ritmo y la fuerza de sus movimientos, presionando por completo y únicamente tu punto g, con la palma de su mano rozando tu clítoris repetidamente.
todo se volvió demasiado intenso de repente, tus cejas estaban arqueadas en una expresión de placer, tus labios rojos de tanto morderlos formaban una 'o' de la cual salían gemidos y lloriqueos que iban directamente a la erección de enzo, que estaba roja y adolorida encerrada en su pantalón.
abriste los ojos y se encontraron rápidamente con los del mayor, que te miraban con adoración.
"m-me voy a venir, en-" enzo asintió, alzaste tu cabeza y bastó solo con mirar como su mano cubría completamente tu coño, para que un orgasmo te recorriera desde la cabeza hasta la punta de los pies, haciendote soltar un jadeo seguido de un fuerte gemido, mientras tu espalda se arqueaba y tus piernas intentaban cerrarse involuntariamente.
enzo no cesó el movimiento de su mano, más bien mantuvo el mismo ritmo lo cual hizo que tomaras su muñeca intentando sacar sus dedos por la sobreestimulación.
"solo un poquito más, chiquita" dijo quitando tu mano con delicadeza y acercando su cara a la tuya para tratar de distraerte con un beso.
pronto sentirías como se formaba un nuevo orgasmo en tu vientre, pero esta vez se sentía raro.
tomaste otra vez la muñeca del castaño "e-enzo, creo que me voy a-". te interrumpió una sensación de presión en tu vientre.
un segundo orgasmo más intenso que el anterior, te llevó a sentarte de golpe mientras se formaban lágrimas de placer en tus ojos, tus uñas se clavaron en la piel de la muñeca del mayor con fuerza y lo único que sentías eran los espasmos de tu cuerpo y tu coño alrededor de sus dedos.
cuando te calmaste un poco abriste los ojos, los cuales ni siquiera sabías que tenías cerrados, solo para encontrarte con la cama totalmente empapada al igual que el brazo y la mano del castaño, cuyos dedos seguían dentro de ti, ahora quietos.
te asustaste y te giraste hacia él, haciendo que salga de tu cuello donde estaba repartiendo besitos.
sacó sus dedos con cuidado de tu coño haciendote soltar un quejido, sintiendote vacía de repente, y viste como se metió ambos dedos en la boca, limpiándolos con ella. jadeaste por lo obsceno que se veía.
"qué vergüenza... perdoname". dijiste viendo otra vez el desastre que era la cama.
"nada de eso," respondió recostándote otra vez. "fue demasiado caliente ver como te venías tan duro, te gustó?"
"la verdad sí..." dijiste bajo, "mucho". lo miraste a los ojos y viste como algo se oscureció en ellos.
"decime, tu novio te ha hecho venir así, princesa?" dijo observándote, con la voz más grave y baja de lo normal.
"n-no, nunca". de repente estabas apretando tu coño alrededor de la nada otra vez.
enzo pensaba que esta era una de tus mejores facetas, cuando estabas desnuda en su cama, temblorosa y jadeante, completamente jodida por él, porque sabía que era él y solo él quien te llevaba a ese estado. tú ni siquiera debías hacer nada complicado para ponerlo caliente, le era suficiente ver como reaccionabas a las cosas que le hacía a tu cuerpo, porque tu placer era el suyo.
parecía que con cada encuentro que tenían, más atraído se sentía hacia ti, más hermosa eras en cada ocasión.
tenía tiempo sin sentirse de esa manera.
a todo esto, el mayor seguía completamente vestido, así que tomaste el borde de su camisa y la subiste intentando sacársela.
"¿todavía tenés ganas?" te miró con diversión, incrédulo, quitándose la ropa igualmente.
observaste sus anchos hombros y sus brazos, tan grandes en comparación con los tuyos. enzo como tal, era tan grande al lado tuyo, y tan fuerte. amabas como te podía cargar y mover fácilmente, como sus grandes manos apretaban tu cuerpo mientras empujaba su miembro dentro de ti.
el hecho de que no solo era más grande en físico, sino en edad también, te excitaba más de lo que le podías admitir.
cuando el castaño liberó su polla de la ropa interior que se había vuelto incómoda, sentiste que se te hizo agua la boca. la punta estaba sonrosada, brillante con líquido preseminal, y viste como una gruesa vena sobresalía a lo largo de la base.
"dejame chupartela, por favor", casi suplicaste, levantándote para quedar m��s a su altura y tomando su polla en tu mano, recogiendo la humedad de la punta para empezar a moverla de arriba a bajo más fácil.
"no, no, preciosa" detuvo tu mano. "necesito ya estar dentro de ti".
te empujó suavemente y tu hiciste un puchero en frustración, pero te volviste a acostar, con enzo encima tuyo.
con una mano apoyada al lado de tu cabeza como soporte, alineó su miembro en tu entrada con la otra. no te preocupaste por el condón porque ya habían hablado el tema, ambos estaban sanos y tu estabas con la pastilla.
"nena, mirame". te dijo obligándote a mantener contacto visual, le gustaba ver tus expresiones en todo momento.
un gemido de alivio salió de ambos al sentir como finalmente introducía la punta, pero cerraste los ojos con fuerza cuando siguió empujándose dentro de ti. no importaba que tan mojada estuvieras, el grosor de su miembro casi siempre los obligaba a tomar una pausa.
sentiste como su pelvis chocaba con la tuya y exhalaste fuertemente, el castaño corrió el cabello desordenado que se habia pegado a tu frente, y comenzó a repartir pequeños besos.
"estás bien? querés que me mueva?" murmuró contra tu piel, bajó su mano desocupada hacia donde ambos se unían y empezó a frotar círculos en tu clítoris con sus dedos.
el estímulo hizo que tu coño se apretara alrededor de él, sacándole un jadeo.
asentiste con fervor, moviendo tus caderas en un intento de estar imposiblemente más cerca de su cuerpo. "s-sí enzo, cogeme duro esta vez". tus mejillas se enrojecieron, ya no tenías nada de pena.
"¿ah, sí? ¿querés que te coja fuerte y que te deje sin caminar bien?" el castaño rió al verte asentir con ojos grandes mientras te relamías los labios.
"¿querés llegar a casa y que blas se de cuenta de que no está haciendo su trabajo como debe, ah, chiquita?" masculló y se irguió en su lugar, comenzando sus embestidas controladas pero duras, sus manos apretando con fuerza tus caderas y sosteniendote.
gemidos agudos salían de tu garganta mientras jalabas las sábanas en puñados, sentías como el placer hormigueaba en la punta de todos tus dedos, estabas sensible todavía por los orgasmos anteriores.
tus tetas rebotaban con cada estocada, enzo las tomó en sus manos y las amasó, pellizcando y frotando sin cuidado tus pezones, mientras aceleraba el movimiento de sus caderas. la punta de su polla llegaba a golpear tu cervix haciéndote lloriquear, pero el ligero dolor solo te excitaba más, y enzo sintió como te contraías en su miembro.
"mirá como me apretás, dios" el mayor dijo casi sin aliento. "así querías que te cogiera? hmm? querías que fuera malo contigo, princesa?"
lo miraste directamente a los ojos con una expresión de placer puro. "sí, sí, m-mierda, tan rico- ah,"
agarraste una de sus manos y la dirigiste hacia tu cuello "a-ahorcame enzo, dios" suplicaste prácticamente fuera de ti misma y tus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, extasiada. estabas muy cerca y sabías que querías correrte con sus manos en tu cuello.
sin detener sus duras embestidas, el mayor envolvió su mano y apretó con cuidado los lados de tu cuello, haciéndote girar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, mordiéndote el labio inferior. "qué preciosa sos-" se acercó a tu oreja dándote un beso en la mejilla antes de murmurar muy, muy bajo "no sabés cuánto te amo".
no descifraste qué palabras dijo enzo en tu oído, porque el tercer orgasmo de esa mañana te azotó con más fuerza que los dos previos.
tu vista se nubló y tu boca se abrió sin soltar ningún ruido, agarrabas con fuerza la muñeca de enzo cuya mano seguía en tu cuello, pero que yacía quieta ahora, nada más que acariciando tu piel suavemente.
con un gritito ahogado tu cuerpo pareció ganar consciencia de nuevo, y sentiste como el castaño todavía se empujaba con dificultad dentro de tu agujero, de forma más desordenada y errática por cómo tu coño se contraía repetidamente alrededor de su miembro.
tu mano se posó en su abdomen débilmente, intentando alejarlo de ti por lo incómodo que se estaba volviendo tanto estímulo, hasta que su orgasmo llegó de manera repentina, llevándolo a sacar su polla y venirse sobre tu vientre, gimiendo con el ceño fruncido mientras terminaba de exprimir hasta la última gota de semen sobre ti.
lo único que se escuchaba en la habitación eran sus respiraciones agitadas y ocasionalmente pequeños gemidos tuyos, estabas completamente sensible y podías sentir las corrientes de placer en todo tu cuerpo aún. al recomponerse, enzo bajó delicadamente tus piernas temblorosas de la posiciónen la que estaban, y se levantó a buscar un paño para limpiarte.
al llegar de nuevo a la habitación, el castaño recién pareció notar tus mejillas sonrojadas y húmedas, al igual que tus pestañas, por tus lágrimas.
"bebé, te hice daño?" preguntó preocupado analizando tu cuerpo, temía haberse pasado. "fue demasiado para vos?"
acarició tu rostro suavemente, apartando las lágrimas de tus ojos.
"estuvo más que perfecto, enzo" lo miraste con ojos adormilados y una pequeña sonrisa en tu boca, estabas tan saciada.
tan satisfecha.
la expresión en su cara se suavizó y te devolvió la sonrisa. "deberíamos ducharnos" dijo antes de darte un piquito en los labios.
"estoy taan, tan cansada sabes" te quejaste e hiciste un puchero que enzo también besó.
"no importa chiquita, nos metemos en la bañera y yo te limpio, sí?"
no entendías nunca esto. pasaban de tratarse como amigos normales... a tener sexo así de sucio, para luego tratarse con una intimidad que parecía de pareja.
cuando tu verdadera pareja te estaba esperando en el apartamento que compartían.
¿te sentías culpable? demasiado, todo esto era el resultado de un error, un error que cometiste en una noche de desliz. todo por no haberte comunicado desde el principio con tu novio sobre su situación sexual. tu estabas segura de que lo amabas, simplemente sentías que... el sexo con él era lo terrible.
la peor parte era que tal vez ya no había vuelta atrás. los meses pasaron y perdiste la cuenta de las veces que estuviste con enzo, blas no sospechaba nada pero sabías que era cuestión de tiempo para que se enterase.
sí debías poner un alto a la situación con el mayor, aunque no sabías cómo, ni cuándo exactamente.
por los momentos, solo te dedicarías a disfrutar de los dedos que masajeaban tu cuero cabelludo suavemente en aquel baño.
pensabas que no sería tan difícil dejar el tema con enzo, después de todo, antes de besarse y coger, eran amigos muy cercanos. el único sentimiento que había entre ustedes era ese, amistad.
o al menos eso creías tú.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#oneshot#smut#enzo x reader#enzo vogrincic one shot#enzo vogrincic fluff#lsdln
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La Familia De | Enzo Vogrincic
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Cuando descubres la infidelidad de tu novio, aceptas la invitación de tu amiga para pasar unas semanas en su país con su familia. Allí conoces al atractivo hermano de tu amiga, desencadenando una serie de emociones inesperadas.
Desde hace un año, la cafetería que posees en Ciudad de México ha sido tu refugio, un santuario de aromas de café y conversaciones animadas. Tu vida ha tomado un giro maravilloso desde que abriste las puertas de este lugar acogedor. No solo tienes un negocio próspero, sino que también tienes a tu lado a un novio increíble, cuyos talentos como tatuador le dan un toque de arte y rebeldía a tu vida cotidiana.
Entre el vapor de los expressos y los murmullos de los clientes habituales, siempre hay un momento especial cuando tu amiga uruguaya aparece por la puerta. Ella, con su encanto sudamericano y su energía contagiosa, es como un rayo de sol que ilumina tu día cada vez que la ves. Aunque vive en CDMX por trabajo, nunca pierde la oportunidad de visitarte en la cafetería, trayendo consigo los últimos chismes y anécdotas que hacen que la vida en la ciudad parezca aún más vibrante.
En medio de este bullicio reconfortante, te das cuenta de que no estás sola. Tu negocio florece, tu relación amorosa está en su mejor momento y tus amistades te brindan compañía y alegría. La paz y la belleza se entrelazan en tu día a día, recordándote que la vida puede ser realmente hermosa cuando tienes a las personas adecuadas a tu lado.
Sin embargo, un día decides cerrar temprano la cafetería porque no te sientes bien y tienes un fuerte dolor de cabeza. De camino a tu departamento, te sientes aún peor, como si algo estuviera terriblemente fuera de lugar. Al llegar a casa y subir las escaleras, el sonido de ruidos extraños te hace detener en seco. Escuchas un respiro profundo, quizás gemidos. Sin entender completamente lo que está sucediendo, decides apresurarte hacia tu habitación.
Al abrir la puerta, te encuentras con algo que nunca podrás borrar de tu mente: tu novio, en medio de un encuentro íntimo con otro hombre. Es una escena que nunca esperaste presenciar, y sin poder soportarlo, das media vuelta y sales corriendo, sintiendo cómo tu mundo se desmorona a tu alrededor.
Con lágrimas nublando tu vista y el corazón hecho pedazos, marcas frenéticamente el número de tu amiga en tu teléfono. "¿Dónde estás? ¡Necesito verte! Me siento horrible, mi novio… mi nov–", apenas logras articular entre sollozos.
La voz tranquila de tu amiga al otro lado de la línea te ofrece un atisbo de consuelo en medio de la devastación que te embarga. "Estoy en casa. Vení y me contás tranquila", te dice, y sus palabras se convierten en un faro de esperanza en medio de la oscuridad que te rodea. Con el corazón roto y el alma hecha trizas, te diriges hacia la casa de tu amiga, en busca de consuelo y apoyo en medio de la tormenta emocional que te consume.
Le cuentas a tu amiga todo lo que había sucedido y no puedes evitar llorar. Estás en el sofá junto a tu amiga, y te dice mientras te peina el cabello: "(Y/N), tenés que ser fuerte, yo sé que no es fácil. ¿Te acordás de Mateo? Que se fue con otra mina, pues te entiendo completamente".
Pero entre sollozos, respondes: "¡Pero en mi caso es distinto!", y lloras más fuerte, como un bebé. "Y... ahora... tú te vas para Montevideo, y... ¡yo voy a estar SOLA!", sigues elevando el tono de tu llanto. "Y no quiero verloooo, nooo, no sé cómo enfrentarloooo".
Tu amiga intenta calmar tus nervios: "Pero yo me voy solamente por tres semanas, si querés, venite conmigo, yo te pago los pasajes".
"No quiero ser un peso más", respondes entre lágrimas.
"¡Boluda! ¡Te vienes conmigo, que se joda!", te dice ella, tratando de sacarte de ese estado emocional.
"Okkkkaaaayyyy", aceptás entre sollozos, llorando como un bebé.
—
Llevas ya tres días encerrada en la habitación de tu mejor amiga en Montevideo, con un gatito real al que tratas como un peluche. La familia Vogrincic te han adoptado como una hija más, y su madre se ha convertido en tu proveedora oficial de café y consejos sobre el amor, lo cual agradece tu corazón roto.
En una tarde soleada, tu amiga irrumpe en la habitación como un torbellino, encontrándote en la cama con tu celular, absorta en las fotos de tu ahora ex. "¡Che, bo! Dame ese celular. No quiero verte así", ordena con un tono melodramático. "Tienes que salir de esta cueva. Mami me ha dicho que solo sales para tomar café y luego regresas aquí. ¡Ya basta! Esta noche viene mi hermano desde Nueva York, y vamos a recogerlo al aeropuerto. Tienes que venir conmigo, punto final", declara con autoridad.
Tú respondes: "Ay, déjame aquí con la gatita", y ella te corrige: "¡Esa gatita tiene nombre y es Uma!". Insistes: "Pues déjame con Uma, no quiero ir para allá".
Con un suspiro exasperado, tu amiga agarra tu brazo con determinación. "¡Sos una pelotuda! ¡Vas a venir ahora!", exclama, decidida a sacarte de tu caparazón de autocompasión y llevarte a vivir un poco la vida real, aunque sea a la fuerza.
—
En el auto, el padre de tu amiga está al volante, con la madre como copiloto, mientras tú y tu amiga ocupan los asientos traseros. La atmósfera está cargada de emoción, ya que toda la familia está ansiosa por recoger al tal Enzo. Por lo que has escuchado, es un actor sumamente famoso. Aunque no estás muy familiarizada con su trabajo, tu amiga siempre ha hablado con orgullo sobre él, y su entusiasmo es contagioso.
Antes de dirigirse al aeropuerto, hacen una parada en un mercado para comprar globos, flores y un cartel que dice "¡Llegó el actor de la casa!". A ti no te hacen mucha gracia las flores ni los globos, ya que te recuerdan a tu exnovio.
Al llegar al aeropuerto, tu amiga asigna tareas: "Bo, aguanta los globos; yo llevaré el cartel y mami, tú llevas las flores", dice con entusiasmo. La madre asiente y el padre, con su típico sentido del humor, pregunta: "Y yo, ¿qué llevo?". La madre, con una sonrisa, responde: "La presencia". Todos ríen un poco, preparándose para la llegada del famoso Enzo.
—
Justo cuando estás a punto de bostezar por el cansancio acumulado, de repente tu amiga y toda su familia irrumpen en gritos de emoción, corriendo hacia un hombre sorprendentemente guapo. Su piel canela y su cabello medio largo y desordenado lo hacen destacar en la multitud. Él también parece adormilado, llevando una maleta, hasta que se percata de su familia y se apresura hacia ellos.
La escena es conmovedora mientras se abraza profundamente con tu amiga, luego se dirige hacia su madre y ambos comienzan a llorar juntos. Por lo que tu amiga te había contado, no se habían visto durante años debido a la ocupada agenda del hermano.
Mientras esta emotiva reunión tiene lugar en el aeropuerto, tú te encuentras parada como un pingüino, sosteniendo los globos en tus manos, sin saber muy bien qué hacer en medio de tanta emoción familiar.
—
Ya cuendo van para el auto, tu amiga te introduce al hermano diciendo, “Enzo, esta es (Y/N) mi mejor amiga del alma, y va estar con nosotros por estas semanas” dice mientras ya se van sentando al auto, y Enzo, que al parecer se va a sentar al lado tuyo te dice, “Un placer (Y/N)”
Y así van todos contentos para la casa, para cenar, ya que la madre iba a prepara una pasta.
—
Al llegar a la casa, estás a punto de dirigirte directamente a la habitación para descansar un poco del viaje agotador, pero tu amiga te agarra del brazo con determinación y te dice: "¡Uh uh no! Te quedas con nosotros en la sala. Nada de cueva". Tú asientes, aceptando su decisión, y decides seguir su sugerencia.
Cuando te dispones a sentarte en el sofá de la sala, observas con curiosidad cómo las gatitas, Uma y Ada, salen de una habitación cercana. Enzo, al verlas, no puede contener su emoción y se tira al piso, hablándoles con ternura como si fueran bebés. La verdad es que Enzo se veía increíblemente adorable en ese momento, y no puedes evitar sonreír ante la escena.
Tu amiga te hace una mueca cómica, como si estuviera acostumbrada a este comportamiento de su hermano, y te dice en voz baja: "Es amante de los gatos, así que no te asustes si actúa así". Tú te ríes suavemente, encontrando la situación bastante divertida y encantadora.
Observas cómo Enzo interactúa con las gatitas, y te das cuenta de que tiene un lado dulce y tierno que no esperabas.
—
Después de un rato, Enzo se levanta del suelo con una sonrisa, dirigiéndose especialmente a su madre: "Ma, me voy a dar una ducha. Avísame cuando esté la cena", dice con tono amable. La madre asiente con un simple "ok", ocupada con los preparativos en la cocina.
Una vez que Enzo se retira para darse una ducha, te inclinas hacia tu amiga y le susurras en voz baja para que no te escuchen: "Oye, no me habías dicho lo guapo que es tu hermano". Ella te responde con una mueca divertida y te dice: "Te lo regalo si quieres". En un gesto juguetón, la empujas suavemente y respondes con un "ajá", aceptando el comentario con humor.
Ambas se miran y se ríen, compartiendo un momento cómplice antes de que Enzo regrese de su ducha y continúe con la cena en familia.
—
Después de un rato, mientras estás disfrutando de un vino con tu amiga y ayudando a preparar la mesa, Enzo hace su entrada. Viene con una cámara vintage en la mano, su cabello aún húmedo y desordenado, vistiendo una sudadera cómoda y descalzo. En general, se veía muy relajado y como en su casa; no parecía en absoluto un actor de Hollywood.
Mientras tú te sientas con tu vino en la mesa, Enzo comienza a moverse alrededor de la cocina, capturando momentos con su cámara: la madre preparando la comida, el padre cortando la carne asada, y la hermana charlando contigo. Luego, se dirige hacia las gatitas y llama a tu amiga, "Loca, ven acá, tírame una foto con Uma y Ada". Pero antes de que pueda tomar la foto, la madre interviene: "Enzo, después. Ya vamos a comer". Él asiente en respuesta.
Tú observas todo con asombro, pero al mismo tiempo, te sientes como si estuvieras presenciando algo muy familiar. Enzo se sienta nuevamente junto a ti, y de repente te toma una foto inesperadamente. Tu amiga lo regaña de inmediato, diciendo: "¡Enzo! A (Y/N) no le gusta que le tomen fotos". Con un tono suave, Enzo se disculpa: "Disculpa". Y tú respondes con amabilidad: "No te preocupes".
La atmósfera en la casa es cálida y acogedora, y te sientes cada vez más integrada en esta familia tan especial.
—
Después de unos 45 minutos en la mesa, todos parecían estar inmersos en sus propias conversaciones, dejándote a ti en un silencio momentáneo. Mientras tomas sorbos de tu vino, escuchas atentamente pero te sorprendes al darte cuenta de que nadie te ha dirigido la palabra en todo ese tiempo. Una sensación de soledad momentánea te envuelve, hasta que de repente, es Enzo quien rompe el silencio.
"Y tú, ¿qué haces?", pregunta Enzo, volviendo su atención hacia ti. Levantas la mirada, encontrando sus ojos, y respondes con sinceridad: "Soy dueña de una cafetería en Ciudad de México". Su expresión se ilumina con genuina admiración: "¡Guau, eso es impresionante!", responde con entusiasmo.
En ese momento, sientes una conexión especial con Enzo, como si sus palabras hubieran creado un puente entre ustedes. A pesar del bullicio de la mesa, te encuentras atrapada en su mirada, sintiendo una chispa de complicidad entre ustedes.
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CAPITULO 54 - AMOR EN EL AIRE 🔥Ⓜ️
<<Punto de vista de Liam>>
En este punto, sentía que los nervios me estaban consumiendo. Normalmente, tengo un buen autocontrol, pero por primera vez estaba luchando con ello. Con mi mano temblorosa, saqué una caja de terciopelo roja del bolsillo. Me arrodillé frente a Riley, y ella comenzó a llorar de manera descontrolada, colocando sus manos sobre su boca.
|| He esperado toda mi vida por ti. Siempre he querido casarme por amor, no por una alianza o algún tipo de ganancia política. Cuando me convertí en el Príncipe Heredero... || Hice una pausa, tratando de controlar mis emociones. || Sabía que sería difícil casarme por amor. Pensé que tendría que casarme por deber, por la corona y el país. Pero llegaste tú... || Sonreí y abrí la caja, mostrando el hermoso anillo que había traído. Tomé su mano izquierda entre las mías mientras ambos temblábamos. || Y no tuve duda alguna de que podría tenerlo todo contigo. Riley Marie Brown, reina de mi corazón, he anhelado decir estas palabras durante mucho, mucho tiempo... ¿Quieres casarte conmigo? || Riley se quedó sin palabras, sus ojos llenos de lágrimas y emoción. Asintió vigorosamente con la cabeza, incapaz de hablar al principio || ¿Eso es un sí? || Pregunté con un toque de nerviosismo, pero ella se rio y lanzó un gran suspiro.
|| ¡Sí! ¡Un millón de veces sí! || Gritó con júbilo, lanzándose hacia mí y abrazándome con fuerza, su risa y sollozos entrelazados en un torbellino de emociones. || Me casaré contigo... Seré tu esposa. || Yo sonreí y rápidamente deslicé el anillo de diamantes talla princesa de seis quilates en su dedo || Oh, Dios mío, ¡es tan hermoso, Liam! || Exclamó, admirando el anillo con ojos llenos de asombro y amor. Y nuevamente comenzó a llorar al mirar su dedo. Me reí entre dientes mientras la levantaba del suelo, atrayéndola hacia mi pecho y besando la parte superior de su cabeza.
|| Este era el diamante del anillo de compromiso de mi madre. Lo puse en una nueva configuración para ti. ||
|| Me encanta, Liam || susurró. || No puedo esperar para ser tu esposa. ||
|| Será la primera boda real desde que mi padre se casó con mi madre hace tantos años. || La miré fijamente a los ojos, su expresión era completamente ilegible salvo por su sonrisa, más brillante que nunca. Mi corazón se hinchó de emoción y la volví a levantar en mis brazos, haciéndola girar en el aire. || ¡SOY EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO! || Grité con fuerza, mientras ella reía de emoción.
|| ¿En serio? ¡No lo creo! || bromeó Riley. La acerqué rápidamente para besarla profundamente, pero también de manera tierna y apasionada. Sostenía su cuerpo apretado contra el mío mientras ella envolvía sus brazos alrededor de mi cuello, hundiéndose en mi abrazo. Después de lo que parecía una eternidad feliz, nos detuvimos para respirar. La deslicé hasta el suelo, pero aún envuelta en mis brazos, su frente apoyada contra la mía || Liam, te amo tanto. ||
|| Y yo a ti, Riley, te amo demasiado. ||
|| Pensé que el anillo de tu mamá lo tenía Madeleine. ||
|| Jamás podría habérselo dado, ella recibió otro… El anillo de mi madre estaba destinado solamente para la mujer que amo, y esa eres tú. || Tomé su rostro entre mis manos, mirándola fijamente. || Cuando pienso en todo lo que nos llevó a este momento, no puedo evitar estar asombrado por ti. No hay nadie a quien prefiera tener a mi lado ||
|| Eso es bueno, porque ciertamente no pienso dejarte nunca... Y no puedo esperar a ver qué tipo de vida podemos construir juntos, Liam. Me llena de emoción poder compartir mi vida contigo. ||
|| No tengo ninguna duda de que no solo eres la elección correcta para mí, sino también para ser la Reina de Cordonia. Serás la mejor Reina y duquesa que Cordonia haya tenido. || Al decir esto, ella me miró confundida.
|| ¿Duquesa? ||
|| Así es, mi amor. Uno de los beneficios de ser Reina es que, al llegar a Cordonia, serás nombrada duquesa. Hay algunos ducados no reclamados, y se te legará uno como parte de convertirte en mi reina. Eso es solo uno de los muchos beneficios que vendrán. Creo que los disfrutarás. || Le dije con una inmensa felicidad.
|| ¿Y uno de esos beneficios es casarme contigo? || Me dijo con una amplia risa, haciendo que yo riera igual.
|| Bueno, ese es uno de los principales. || Respondí mientras ella se acercaba más a mí, tomando mi rostro entre sus manos y acariciándolo suavemente. Me dio un tierno beso en los labios.
|| Liam, casarme contigo es el único beneficio que me importa. || Me dijo, y aún no puedo creer la maravillosa mujer que he encontrado. Muchas, como Madeleine, buscan la posición y el renombre. Pero a Riley no le importa nada de eso. La miré asombrado y sorprendido.
|| Pensé que estarías complacida también con la perspectiva de tener tu propia casa y tierras... Pero ciertamente no me quejaré si me prefieres a mí. Los arreglos aún están en progreso, pero no te imaginas lo ansioso que estoy por mostrarte tu nuevo ducado. Tengo el ducado perfecto para ti. || Le dije, pero de repente, la idea de sus sentimientos hacia Drake volvió a mi mente. ¿Qué pasa si Riley no solo lo ama como amigo sino como algo más? ¿Estoy dispuesto a compartir?
|| Liam, ¿qué pasa? || me preguntó, su voz llena de confusión y preocupación.
|| Riley... || Suspiré, sintiendo cómo la inseguridad y el miedo me consumían. || No puedo evitar sentirme aterrado por lo que sientes por Drake. Quiero que seas feliz, eso es lo más importante para mí, pero cuando Drake se entere de que nos vamos a casar, se va a sentir miserable. Existe... bueno, tú sabes que tenemos el acuerdo Cordoniano, en el que yo podría ayudarlos a los dos. Aunque me duele profundamente, estoy dispuesto a dejar que Drake y tú tengan los momentos que necesiten. || Mis palabras salieron con un nudo en la garganta. Riley me miró, sus ojos llenos de admiración y sorpresa, dio un paso atrás, observándome con atención.
|| Liam, ¿por qué me estás sugiriendo esto? || Dijo, frunciendo el ceño mientras yo me pasaba la mano por el cabello, tratando de encontrar el valor para continuar.
|| Riley, tu felicidad es lo más importante para mí. Como he dicho muchas veces, Drake es como mi hermano. Siempre me ha apoyado y respaldado. Sé que dije que no me gustaría compartirte, pero quizás hacerlo sea una manera de apoyar a Drake de la misma forma en que él lo ha sido conmigo. Pero... || Mi voz se quebró un poco. || No puedo soportar la idea de que te alejes de mí, incluso por un momento. Aun así, estoy dispuesto a hacerlo porque quiero darte todo lo que necesitas, incluso si eso significa compartirte. || Bajé la mirada rápidamente, sin poder creer lo que acababa de proponer.
|| Liam, mírame... || dijo Riley con lágrimas en los ojos, tomando mis manos con fuerza. Lentamente levanté el rostro para encontrarme con sus ojos.
|| Cuando te dije que sí a tu propuesta, no fue solo de labios para afuera. Quiero ser tu esposa, tu Reina, tu pareja, tu amante. Quiero ser tuya por completo. || Su mirada se suavizó y acarició mi mejilla. || Lamento tanto haberte herido así… No era mi intención. Me ilusioné, me enamoré y me confundí con Drake y… || Cerró los ojos con fuerza, como tomando ánimo. || Y sí, estuve con él. Pero fue un error. Me dejé llevar por mis sentimientos y emociones. Pero como te dije, el amor que siento por él no es el mismo que siento por ti. Ahora te pertenezco solo a ti, Liam. No quiero a otro, soy tuya completa y totalmente a partir de este momento. ||
|| ¿Lo dices en serio? || La miré con nostalgia mientras mi voz temblaba de emoción.
|| Lo digo en serio, mi amor… Soy solo tuya. || Me sonrió y se inclinó, trazando sus labios sobre mi cuello, mandíbula y hasta llegar a mi boca. Nuestro beso fue suave al principio, pero luego se volvió más firme. Riley de repente empujó su cuerpo contra el mío mientras yo pasaba mis brazos alrededor de su cintura. Mis labios y lengua se mezclaron con los suyos.
|| Eres mía, || susurré, || ¡toda y solamente mía por siempre! ||
|| Así es, hasta que la muerte nos separe, mi Liam… mi Rey, || me dijo suavemente. Apoyé mi frente contra la suya mientras la miraba con ternura.
|| Mi Riley… mi Reina, || suspiré, recordando que tenía una última parada en mente. Aclaré mi garganta. || Cierto, tengo un último plan para la aventura de esta noche... claro, si eso es lo que mi futura Reina desea. ||
|| Usted manda… mi Rey. || Me dijo y tomé su mano y comenzamos a caminar de regreso al helicóptero.
|| Tendremos un hermoso paseo para ver Nueva York en su esplendor desde los cielos y luego una cena privada en la suite presidencial del hotel. ¿Qué dices? Deseo seguir disfrutando de esta hermosa velada juntos antes de anunciar al mundo nuestras noticias. ||
|| No hay nada más que me encantaría hacer. ||
Al subir al helicóptero, las luces de la ciudad empezaron a brillar como estrellas en un cielo despejado. El piloto despegó suavemente, y pronto estábamos volando sobre el imponente horizonte de Manhattan. La vista era impresionante: rascacielos iluminados, puentes resplandecientes y el río Hudson reflejando el brillo de la ciudad.
|| ¿Cuál es tu parte favorita en Nueva York? || De repente pregunté.
|| Mmmm tendría que decir que conocerte... || Dijo y me reí mientras que ella me miraba levantando una ceja || Es en serio, no te rías… cuando vivía aquí, pensé que no podía haber nada más emocionante que la vida en la gran ciudad, pero luego conocí a un guapo extraño en un bar y la palabra aventura adquirió un significado completamente nuevo… Liam, eres el regalo más grande que esta ciudad me dio ||
|| Mi amor, tú eres el mayor regalo que me ha dado la vida... || Le dije y Riley me apretó la mano, sus ojos brillando con emoción y amor || Quería que esta noche fuera inolvidable, una celebración de nuestro amor en el corazón de una de las ciudades más emblemáticas del mundo ||
|| Es perfecto, Liam. Todo esto es perfecto. Esta ciudad siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones ¿Verdad? ||
|| Así es… Siempre tendrá un lugar || Le dije con certeza.
Al aterrizar en el helipuerto, una limusina nos esperaba para llevarnos de regreso al hotel. Llegamos al The Langham, donde la suite presidencial estaba preparada para una cena privada. La habitación estaba decorada con velas y flores, creando un ambiente íntimo y romántico.
|| Después de ti mi Reina, todo esto es para ti, || le dije, tomando su mano mientras nos sentábamos. || Porque quiero que cada momento contigo sea tan especial como tú lo eres para mí. ||
Riley me miró, sus ojos llenos de amor y gratitud.
|| No puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo, Liam. Eres mi todo. ||
**
<<Punto de vista de Riley>>
Disfrutamos de una cena exquisita en la que el tiempo pareció detenerse para nosotros. Fue una noche en la que nos sentimos completamente libres, como si no hubiera nada que nos atara. Estábamos solo él y yo, sin preocupaciones, sin miedos. Después de la comida, nos entregamos a una balada romántica que parecía haber sido escrita para nosotros. Nuestros cuerpos se movían al ritmo de la música, pero lo que realmente se podía sentir era el latido sincronizado de nuestros corazones, palpitando de alegría y amor.
Liam me miró con una profundidad que me conmovió. Su sonrisa era una promesa de amor eterno, y lentamente me incliné hacia él, nuestros labios encontrándose en un beso que se volvía cada vez más ardiente. Sus brazos me envolvieron con fuerza, como si quisiera fundirse conmigo en un solo ser. Cada toque, cada caricia, estaba cargado de una pasión que habíamos estado esperando tanto tiempo.
Nos separamos un poco, nuestras frentes aún unidas, y su voz vibraba con una felicidad incontrolable.
|| Estoy tan feliz de poder besarte con libertad, sin miedos. Si quiero hacerlo en público, ahora lo haré sin restricciones, || me dijo con una mirada que era a la vez ardiente y tierna.
|| Yo también soy feliz, pero… ¿Qué te parece si hacemos esto? || Le susurré mientras lo empujaba suavemente hacia la cama. Lo presioné contra ella, mi cuerpo sobre el suyo, y me incliné para capturar sus labios en un beso ferviente. Era un momento cargado de electricidad, nuestros labios se encontraban en una danza apasionada. Liam se apartó un poco, su mirada llena de deseo y devoción.
|| Riley, nunca te he deseado más que en este momento. || me dijo con voz profunda y cargada de emoción, mientras tomaba mi rostro entre sus manos. Nuestros ojos se encontraron, intensos y llenos de un deseo palpable. Me acerqué lentamente, mis labios buscando los suyos, y al contacto, sentí una oleada de emoción recorrer mi cuerpo. Sus labios eran cálidos y suaves, y su lengua trazó un camino en mi labio inferior que envió escalofríos por toda mi columna. Coloqué una mano sobre su pecho para encontrar estabilidad mientras el deseo se apoderaba de mí.
En un movimiento rápido y decidido, me encontré debajo de él.
|| Te deseo Liam, con todo mi ser || susurré, mi voz temblando de emoción y anhelo.
|| Tus deseos son órdenes para mi || respondió, su voz cargada de una promesa ardiente. Usó una mano para apoyarse contra la cama, mientras la otra trazaba líneas de fuego desde mi mandíbula hasta mi cuello y pecho. Su beso era voraz y urgente, como si intentara apoderarse de cada parte de mí. Comencé a desabotonar su camisa, mis dedos temblando ligeramente mientras me incliné para besar su oído y cuello. Un gemido se escapó de sus labios, resonando en mi oído y avivando aún más el deseo entre nosotros.
Poco a poco, nos fuimos despojando de nuestras ropas, cada prenda caída era un paso más hacia la intimidad completa. Nos quedamos desnudos, el calor de nuestros cuerpos fusionándose en un abrazo que nos envolvía por completo.
Coloqué mis manos en sus caderas, guiándolo mientras se hundía en mí. Cada movimiento suyo estaba lleno de una intensidad eléctrica que me recorría, desde la punta de mis pies hasta la cabeza. Sentí un hormigueo incontrolable que me envolvía, y los gemidos de placer se escapaban de mis labios, intensificados por los suyos. Mi cuerpo se arqueaba, moviéndose en perfecta sincronía con el de Liam, y en ese momento, nos fusionamos en una unidad completa.
Tras un tiempo, nos hallamos envueltos en una intimidad serena. Yacía entrelazada en los brazos de Liam, sintiendo una paz profunda que llenaba cada rincón de mi ser. La tranquilidad de la noche envolvía la habitación, y el calor de nuestros cuerpos juntos era el único consuelo que necesitábamos. Cada respiración se volvía un susurro compartido, cada latido un eco de nuestra conexión.
|| Me alegro de que estés conmigo esta noche, || respondí con una sonrisa sincera, acariciando su pecho.
Nos miramos a los ojos, compartiendo un tierno beso que reflejaba nuestra profunda satisfacción. Lentamente, el sueño comenzó a arrullarnos. Liam me atrajo aún más hacia él, envolviéndome en su abrazo con un afecto protectora. Sus brazos se ajustaron alrededor de mí como un refugio, y yo me acurruqué contra su pecho, sintiendo el ritmo calmado de su respiración.
Con el suave y constante latido de su corazón como mi guía, nos dejamos llevar por la serenidad de la noche. La calidez de su cuerpo era mi alivio, y el silencio compartido era un manto de calma que nos envolvía. En esta noche de unión y tranquilidad, nos sumimos en un sueño profundo y reparador, sabiendo que, finalmente, éramos solo nosotros.
**
A la mañana siguiente, me desperté con la suave sensación de la mano de Liam envolviendo la mía. Al abrir los ojos, vi su mirada llena de amor mientras contemplaba el anillo en mi dedo. Sus ojos se encontraron con los míos, rebosantes de ternura.
|| Buenos días, mi amor. || Su voz era un susurro lleno de ternura.
|| Buenos días, guapo, || respondí con una sonrisa radiante, mi corazón rebosante de felicidad mientras admiraba el anillo. No podía creer que, tras todo lo que habíamos pasado, estábamos finalmente comprometidos.
|| ¿Estás feliz? || Liam me preguntó, su sonrisa mostrando un destello de esperanza y amor.
|| Más de lo que podrías imaginar, || le contesté, inclinándome para besarlo con suavidad. Sentí la profundidad de mis sentimientos en cada toque de nuestros labios.
|| ¿Lista para regresar a casa? Tenemos que hacer un gran comunicado de prensa. ||
|| Muy lista… ¿Podemos avisarles a nuestros amigos después? || pregunté, sintiendo que este momento era solo nuestro.
|| En realidad, no quiero apresurarme. Quiero disfrutar de este instante contigo ahora mismo. Quiero desayunar contigo, ducharme contigo… Luego, cuando estemos en el jet y estemos por llegar, podemos reunirnos con ellos y compartir nuestra noticia. ¿Te parece? || Liam me besó tiernamente en la frente, su mirada llena de amor y promesas.
|| Claro que sí, es perfecto. || Asentí con una sonrisa emocionada, abrazándolo con fuerza. Sentí que cada segundo a su lado era un regalo, un sueño hecho realidad.
Algunas horas después, estábamos de regreso a Cordonia en el jet real. Maxwell y Hana me bombardearon con preguntas sobre la noche anterior, pero les dije que tendría que esperar hasta que llegáramos a casa para compartir detalles.
En medio del vuelo, el mensaje de Drake volvió a mi mente con fuerza. ¡Oh, no! Con toda la emoción de la noche, había olvidado por completo que había escrito para vernos. Decidí acercarme a él.
|| Hey, Drake, || le dije mientras me sentaba a su lado.
|| ¡Oh! Hola, Brown… ¿Todo bien? || me preguntó, con curiosidad en su voz.
|| Sí, todo bien. Quería disculparme por no contestar tu mensaje de ayer. La verdad es que tuve un montón de cosas que hacer y, sinceramente, me olvidé de hacerlo || Le dije, sintiendo el peso de mi descuido.
|| No te preocupes, lo entiendo… || respondió, tratando de ocultar su decepción. || Al ver que no tuve respuesta, supuse que no irías. ||
|| Lo siento tanto. ¿Era algo urgente? ¿Te gustaría hablarlo ahora? || le pregunté, ansiosa por resolverlo.
|| Mmmm… || me miró con una mezcla de curiosidad y duda, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas. || Se podría decir que no es tan urgente… Pero podríamos hablarlo cuando lleguemos a Cordonia, si te parece. ||
|| Perfecto, suena bien. Hablamos allá entonces. || Le sonreí y le apreté la mano antes de regresar a mi asiento. Hana estaba acurrucada cerca de Maxwell y Liam estaba en la sala de conferencias. Aproveché para descansar en una de las camas, dejando que el cansancio de la noche anterior se desvaneciera mientras me preparaba para lo que nos esperaba en Cordonia.
**
Un tierno beso en la frente me despertó suavemente, sacándome de un sueño profundo. Al abrir los ojos, me envolvió una sensación de tranquilidad, aunque aún sentía el ligero cansancio de tantas horas de sueño. Confundida, me pregunté por qué Liam me despertaba con un gesto tan dulce.
|| Amor… Tuvimos un pequeño desvío, pero estaremos en casa muy pronto || me dijo Liam con suavidad. A medida que sus palabras penetraban en mi mente, me di cuenta de que había estado dormida sin darme cuenta, inmersa en un sueño reparador.
|| ¿Desvío? || pregunté, algo confundida. || ¿Por qué un desvío? ||
|| No te preocupes, no es nada grave. Solo quería avisarte que te espero en la sala de conferencias. He solicitado a todos que se reúnan allí antes de llegar para tener un pequeño desayuno juntos. ||
Asentí con la cabeza, agradecida por su preocupación. Liam me dio un dulce beso en la frente antes de dejarme. Me levanté para ir al baño, deseando refrescarme para el desayuno que nos esperaba. Miré mi reloj: eran alrededor de las seis y media de la mañana en Cordonia. Con emoción y anticipación, me dirigí a la sala de conferencias, donde todos ya estaban reunidos, charlando animadamente y con miradas expectantes. Les sonreí con entusiasmo al entrar.
|| Chicos, ¡realmente me alegra tanto verlos a todos aquí! Nueva York fue una montaña rusa de emociones, pero anhelo dejar atrás los hoteles y regresar a mi hogar en Cordonia. Y, por supuesto, estoy deseando ver a mi Chance. Lo he extrañado mucho… || Miré a Maxwell con cierta preocupación. || Por cierto, Max, ¿cómo está Chance? ¿A quién se lo encargaste? || Maxwell me miró con una expresión de tristeza y algo de inquietud, lo que hizo que mi corazón diera un vuelco. || ¿Maxwell? || pregunté, sintiendo una creciente preocupación.
|| Este, mi Flor… ¿Recuerdas que te comenté que tenía malas noticias que decirte? Bueno, resulta que cuando viajé a buscar a Tariq, encargué a Chance con el personal y se lo llevaron a Cordonia. Pero a él no le agradó en absoluto y… el pequeño se escapó. Aún lo siguen buscando || Maxwell me miró con tristeza, y mi angustia se reflejó en el silencio que siguió a sus palabras.
|| ¿¡QUÉ!? || exclamé, horrorizada y llena de angustia. || ¿Maxwell, por qué no me lo dijiste antes? ||
Maxwell se acercó y me abrazó por el costado, arrodillándose cerca de mi asiento.
|| No quería alarmarte más de lo necesario… Solo iba a preocuparte aún más, como lo estoy haciendo ahora. Están haciendo todo lo posible por encontrarlo, te lo prometo, mi Flor || Sus palabras me conmovieron, pero el dolor por la pérdida de Chance seguía pesando en mi pecho || Por favor no te enojes conmigo ||
Me sentí triste, pero comprendí que no tenía sentido enojarme. A pesar de todo, había superado peores situaciones.
|| Está bien, Max, tranquilo. Solo espero que aparezca pronto. Debe estar muy asustado. || dije, tratando de mantener la calma.
|| Lo sé, pero es bueno estar en casa de nuevo. Él volverá a nosotros, ya verás || añadió Max, con un atisbo de esperanza en su voz. Mi mirada bajó, reflexionando sobre cómo había dejado pasar tanto tiempo. Quizás fue mi culpa que se perdiera. De repente, sentí una mano cálida tomando la mía.
|| Tranquila, amor. También me aseguré de que lo buscaran por todos lados || me dijo Liam con ternura. En ese momento, el grupo guardó silencio. Miré a Liam con una sonrisa agradecida. De reojo, noté el leve cambio en la expresión de Drake, que reveló incomodidad y celos, aunque trató de ocultarlo. Se aclaró la garganta para romper el momento tenso.
|| Este... Liam, ¿dijiste que había algún problema de seguridad con el último tramo de nuestro vuelo? || Pregunto y Liam, con una mirada protectora hacia mí, asintió levemente, pero su mano aún mantenía un agarre cálido sobre la mía.
|| Hubo un pequeño desvío, pero no es nada de qué preocuparse. Cuando la guardia real tiene inquietudes, es mejor escucharlas. Prometo que pronto estaremos en Cordonia || dijo Liam con una sonrisa entusiasta mientras comenzábamos a disfrutar del desayuno. La atmósfera estaba cargada de alegría, y mientras conversábamos y comíamos, Liam se levantó lentamente. Sus ojos brillaban con emoción y nerviosismo mientras me miraba y lanzaba miradas furtivas a nuestros amigos, buscando el momento adecuado para revelar nuestra noticia. || ¿Lista? || me susurró con una sonrisa radiante.
|| ¡Sí, lista! || Le respondí, con el corazón latiendo con fuerza de anticipación. Liam sonrió y aclaró su garganta, un gesto que indicaba que estaba a punto de hacer anunciar las noticias.
|| Amigos, por favor, presten atención un momento || dijo Liam, capturando la atención de todos en la sala. || Antes de que lleguemos a Cordonia, Riley y yo tenemos una noticia que queremos compartir con ustedes ||
|| ¿Qué será? || preguntó Drake, con una mezcla de curiosidad y ligera incomodidad.
|| Como todos saben, mi compromiso anterior fue cancelado || anunció Liam, dirigiendo una mirada seria a Drake, quien se sorprendió. Luego, su expresión se transformó en una sonrisa radiante. || Anoche le pedí a Riley que se casara conmigo, y para mi alegría, aceptó. ¡Estamos comprometidos! || Liam mostró el anillo en mi dedo, y nuestros ojos se encontraron llenos de amor. La sala estalló en aplausos, pero noté la incomodidad en la expresión de Drake, quien dejó su comida y mostró una mezcla de incertidumbre y celos. Liam, captando la tensión, me rodeó con su brazo en un gesto protector, marcando claramente que este compromiso era solo nuestro. || Riley y yo estamos emocionados por este nuevo capítulo || dijo Liam con determinación. || Queríamos compartirlo con ustedes porque son muy importantes para nosotros. ||
|| ¡Riley, esto es maravilloso! || exclamó Hana, levantándose de su asiento para abrazarme con entusiasmo. Su alegría era contagiosa, y me envolvió en un cálido abrazo que me hizo sonreír de oreja a oreja.
|| No puedo creerlo, aunque sospechaba algo… ¡Pero necesito saberlo todo! ¿Dónde estaban? ¿Qué dijo Liam? ¿Qué dijiste tú? || preguntó Maxwell, lleno de emoción, mientras tomaba mi mano para admirar el anillo con una sonrisa radiante.
|| Las felicitaciones vienen primero; las preguntas pueden esperar hasta más tarde || intervino Drake, con un tono que trataba de sonar natural mientras evaluaba sus palabras. || Estoy… feliz por ustedes. Felicitaciones. ||
|| Gracias, amigo || respondió Liam, dándole una palmada en la espalda. Aunque Drake le devolvió una sonrisa levemente forzada, sus ojos mostraban un destello de dolor que intentaba esconder. Luego, se volvió hacia mí con una mirada que no podía disimular completamente su desilusión.
|| Gracias || dije con sinceridad, dirigiéndome a todo el grupo. Noté que Drake evitaba mirarme directamente; sabía que la noticia le había afectado más de lo que había anticipado.
|| Muy bien, estoy seguro de que todos tienen preguntas... || comenzó Liam, pero fue interrumpido de inmediato por Maxwell, que no podía contener su entusiasmo.
|| ¡No tienes idea! || exclamó Maxwell, casi saltando de su asiento. || Dime, ¿dónde fue la propuesta? ¿Qué fue lo que... ||
Justo en ese momento, el piloto anunció que íbamos a comenzar el descenso, y todos debían regresar a sus asientos. La emoción de Maxwell se desvaneció momentáneamente, pero su ansiedad por conocer los detalles de la propuesta era palpable.
|| Qué pena, pero parece que tendremos que posponer las preguntas para después... || dijo Liam, envolviéndome en un cálido abrazo. || Hemos llegado a nuestro hogar. ||
La calidez y amor en su voz eran evidentes. Finalmente, estábamos de vuelta en nuestra amada Cordonia. La sensación de estar en casa, con Liam a mi lado, llenaba el aire mientras el jet descendía suavemente.
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¿Como seria el Woodsman cuando llegue a la adultez?
¿Siquiera estara vivo para cuando este en esa edad?
En el AU Hunter realmente no envejece
El tiempo pasa de forma ambigua en lo desconocido y dependiendo del habitante, puede percibir el paso del tiempo de distintas maneras, por ejemplo: Para el Leñador pasaron 2 semanas, para Wirt pasaron 2 años
El tiempo si existe en lo desconocido, solo que en caso de quienes vienen de afuera de este no envejecen, pues son almas pérdidas, no habitantes. Pueden mostrar otros signos del paso del tiempo, como el crecimiento del cabello, de uñas y pelo canoso pero no crecer ni arrugarse en lo absoluto, por lo menos no por el paso del tiempo. Para Wirt se sintieron como varios años, y sufrió cambios físicos, pero no ha podido crecer ni física, ni mental, ni emocionalmente siendo lo que sería dentro de la adolescencia, aparte de que la propia Bestia también influye en que no madure a pesar de su percepción del tiempo
Pero Wirt si puede envejecer, solo que correspondiendo al paso del tiempo de su hogar, que en su caso solo pasó un año, entonces ahora si sería un año mayor que antes, pero estando en lo desconocido es como si él envejeciera muy MUY lento
En el canon del AU Wirt nunca llegará a la madurez dentro de lo desconocido. Sin embargo, tu propuesta me gustó mucho, así que decidí dibujarlo de todos modos
¿Que pasaría si la percepción del tiempo de Wirt fuese correcta? ¿Si también envejeciera?
Así más o menos se vería Hunter si realmente hubiera estado como 30 o 50 años atrapado en lo desconocido, es como debería verse ahora en la actualidad del AU. Su pelo creció y tiene mechones canosos. Se volvió muy alto, solo que está jorobado. Ahora tiene mucha masa muscular que antes, lo que lo hace más fuerte y da la impresión de que es más grande todavía. Su ropa se encogió así que se la cambio por algunas de sus víctimas, menos su capa, solo le empezó a cocerle más ropa pará que pudiera taparlo más (Está hecho a propósito de que parezca piel pero es tela no más) tiene un hacha nueva por qué la otra estaba muy vieja ya y no servía más. Y lo más importante, aún cree que Greg sigue en la linterna
En cuanto a personalidad es casi igual, solo que menos dramático, es mucho más de perturbar en silencio o con pocas palabras, siendo raro
Claro, el no lástima niños, los asusta a propósito. En cuanto de adolescentes para arriba, pues ahí SI considera perseguirlos con el hacha si les cae mal o bien
La diferencia con el Hunter Wirt adolescente es que este es mucho más amargado y apagado emocionalmente que el desastre de nervios que es Wirt adolescente, pues tiene más presente el hecho de que nunca podrá regresar a casa por qué ya es un adulto yendo para viejo, es muy tarde para el, y a este punto no ha tenido de otra que aceptar quien es el ahora
Su relación con la bestia ya no es muy padre e hijo, Wirt lo siente más como un igual, un compañero, que un jefe. Claro, sigue sus órdenes, pero se deja tomar cierta picardía entre colegas
Ahora, su relación con Sara... Por el bien de nuestra salud mental y emocional voy a pensar que también pasaron como 30 años en su casa y que todos crecieron a la par de el. Sara pudo seguir con su vida y seguir siendo genial como siempre, consiguió un buen trabajo que le gusta y tiene muy buenos amigos, sin embargo desde la desaparición de Wirt la vida amorosa es algo que Sara ha estado evadiendo durante todos estos años
Incluso con la terapia, ella no puede evitar sentir que Wirt sigue afuera en algún lado. Para ella es muy tonto, pero cuando ese chico desapareció el se llevó su corazón con el, y ahora ella está esperando a volver a verlo para poder recuperarlo.
Sorry for my non-spanish speakers
#otgw#the hunter au#woodsman wirt#over the garden wall#bad end friends#au#the hunter#otgw au#otgw wirt#otgw sara#like dude is a nasty man of the forest#and Sara is like “I WAITED LIKE 50 YEARS FOR YOU SHUT THE FUCK UP”#imagine her niece thinking headconing Sara as aroace only to find out she has just been obssesed with the same boy for like 50 years#and she is straight-#dang it
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Será que mi corazón está descompuesto? Será que mi mente se fue a otro tiempo? No le encuentro motivos para no amarla, desearla, pensarla hasta que se desgaste. Por qué mi corazón no palpita retumbando en mi oídos cuando la veo pasar? Por qué mis sentidos no se vuelven locos cuando la escucho hablar? Por qué no siento nervios ante la anticipación de verla? Será que mi alma se rompió y mis emociones se apagaron? No encuentro motivos, no le doy explicación a no amarla.
Ella es sol en tiempo de frío, es el silencio en el ruido insoportable y es el café en su punto perfecto. Ella me ama, lo ha hecho con todo el corazón, a pesar de las circunstancias, del tiempo o de mi estupidez. Ella se ha quedado cuando otras se han ido, me sonríe desde lejos y con los ojos llenos de ilusión. Ella es de esas mujeres a la que echas fuego y florecen.
Quiero amarla, desearla, y pensarla. Todas las noches le imploro a Dios que suceda, que le diga a mi tonto corazón que se despierte, que empieze a funcionar pero no pasa, a pesar de las circunstancias, del tiempo y su forma de abrazarme.
No la puedo amar y cada día me consume.
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métodos de estudio, princess
la revisión inmediata
consiste justo después de terminar una clase, incluso con el cansancio acumulado, hacer una especie de resumen, esquema, mapa de todo lo que haz aprendido en esa clase. Si olvidaste por completo lo que enseñaron vuelve a revisar tus apuntes pero todo de golpe, de inicio a fin. Y vuelves a escribir todo sin mirar los apuntes.
la revisión previa
cada vez que tengas una clase llega 5 o 10 minutos antes para realizar una revisión activa de lo tratado en la clase anterior, sin mirar tus apuntes. Escribes todo de forma esquemática todo lo que te acuerdes. Si olvidaste todo haz lo mismo, repasa de principio a fin, cierras tus apuntes y continuas.
chat GPT y la inteligencia artificial
puedes tomar todo tu temario-apuntes-copiar y pegar en chat GPT decirle que te formule 30 preguntas sobre el tema y tú las respondes, luego que te proporcione si tu respuesta es la correcta o no. Así estarás practicando como si estuvieras en un examen, preparándote.
preguntas en clases
que te de absolutamente igual si ves unas miradas juzgonas, porque gracias a esas preguntas podrías obtener las mejores notas de la clase. Las ventajas de hacer preguntas en clases son tres:
primera consideración: preparar una buena pregunta para eso tienes que hacer una revisión de la materia.
segunda consideración: recibir la respuesta del profesor para mejores notas, puede ayudarte a entender, comprender mejor el temario.
tercera consideración: anclaje emocional cuando te acuerdas de la respuesta por haber preguntado en clase. Cuando mas fuerte es la emoción a una experiencia, más la vas a recordar.
flashcards
consiste en una cartulina que por delante tiene la pregunta y por detrás la respuesta. Es simple de hacer, solo necesitas una cartulina recortar en cuadrados y empezar a poner las preguntas y las respuestas, sencillo, ¿verdad?
test prácticos
hablo en sumergirte verdaderamente en las condiciones de un examen, vístete para hacer un examen, prepara tu botella de agua para pasarte HORAS haciendo ese examen, desactiva todo tipo de notificaciones, dile a tus padres que estarás en tu habitación y eviten interrumpirte, es decir: simula las condiciones de un examen ¿por qué hacerlo? porque al pasar por la misma situación a la de un examen no tendrás tantos nervios para confrontar el examen el día que llegue.
También hay otro aspecto positivo y es el de la hyper-correción y es que a medida que nosotros corregimos nuestras propias respuestas recordamos muchísimo mas los errores que cometimos.
parar y recitar
la forma mas correcta es: leer todo el temario, cerrar el libro, recitarlo todo o anotarlo. Si te olvidas de algo hasta el final, vuelves a abrir el libro, volver a leer todo el temario, cerrar y volver a recitar, así sucesivamente. Esa es la forma correcta de recitar.
explicar
no recites tal cual lo vez en el texto, simplemente explica con tus propias palabras hasta que sea entendible para un niño. También puedes:
juntarte con una compañera de estudio y explicarse el temario la una a la otra.
puedes crear una pagina de Instagram completamente privada en la que tú publiques post explicando lo que has aprendido en clases o lo que estás estudiando
empezar un journal, diario personal en el que expliques lo que has aprendido el día del hoy o lo que estás estudiando
también puedes abrir un canal de YouTube y explicar lo que aprendes, si te incomoda que la gente lo vea simplemente lo pones en oculto y nadie los verá.
créditos :
todo esto son apuntes del video de Adriá Sola pastor "Cómo aplicar el Active Recall? La mejor técnica de estudio, según la ciencia" está en YouTube🎀✨
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La heredera del Infierno
Avisos: Durante estos meses estuve terminando el cuatrimestre y gracias a dios ya pude aprobar las materias que me quedaban. Ahora voy a escribir mayoritariamente el fanfic.
El capítulo transita la misión que Liu Kang les da a Kenshi, Johnny y Kung Lao, pero desde la perspectiva de Mariano. También, durante estos acontecimientos ocurren varios días desde su llegada y regreso a la Tierra.
La canción que canta Mariano es Spaceman de Electric Callboy. El CBC (Ciclo Básico Común) es un curso de ingreso obligatorio que se hace en la Universidad de Buenos Aires para poder comenzar a estudiar allí. Por último, la tortilla santiagueña es un tipo de pan que se hace a la plancha y está hecho con grasa y harina.
La misión
Daniela continuó reuniéndose con Shang Tsung las semanas siguientes a su primer encuentro. Ella siempre llevó algún postre para pasar la noche con él y hablaban de muchas cosas. Se besaban cerca de un árbol que estaba en los límites del bosque hasta que llegaba el momento de volver a la Academia Wu Shi. Se prometían verse en cuanto pudieran.
En cada reunión, ambos se abrieron más y más en sus vidas pasadas. Shang Tsung le contó su vida en las calles, cómo con el pasar del tiempo logró ser un médico ambulante atendiendo a los necesitados y luego, ayudar a la familia imperial. Por el lado de Daniela, se abrió sobre su estancia en el orfanato, su huida y algunas anécdotas en la crianza con el Viejo Mario.
Daniela le escribió cartas a Adelina y esperaba con ansias sus respuestas. La extrañaba mucho y quería planear una salida con ella en cuanto volviera de Arctika. Quizás, podría contarle las reuniones en secreto que tenía con Shang Tsung, probablemente hasta presentarlo a sus amigos. Esa idea invadía su mente en algunas noches.
Por otro lado, veía a Mariano seguir con su idea de hacer una torre de radio. Todas las noches lo escuchaba con la música apenas perceptible al pasar por la puerta unido a los chisporroteos y sus maldiciones. A veces, le dejaba algunas tortas fritas u otras facturas en la puerta y al día siguiente, no quedaban ni una sola migaja.
Cuando terminaban los arduos entrenamientos, todos se sentaban a las afueras de las habitaciones y pasaban la tarde charlando hasta que las campanadas de la cena sonaran. Muchas veces, Mariano o Daniela hacían mates y los compartían con el resto de luchadores.
La muchacha se le dificultaba el equilibrio en los entrenamientos, pero lentamente los mejoraba. También, el grupo practicaba con los postes de madera golpeándolos hasta que los puños de todos sonaban como uno y le ayudaban a Daniela acallar las expectativas de una nueva carta o reunión con Shang Tsung.
Una noche, cuando iba a reunirse con el hechicero, Daniela casi fue descubierta por uno de los monjes. Se ocultó detrás de los árboles del bosque conteniendo el aliento y rezando para que no la atraparan a altas horas. Para su alivio, los pasos del monje se alejaban y Daniela escuchó cerrarse las puertas de la academia cerrarse. Se hundió entre las profundidades del bosque chocando con ramas y pisando hojas secas.
Llegó a la colina donde siempre lo esperaba llevando una tortilla santiagueña para compartir. Se sentó en una roca con una sonrisa soñadora y admiró el cielo estrellado. El viento sopló levemente besando su rostro y sus nervios lograron calmarse.
De repente, un destello blanco familiar reveló poco a poco la figura de Shang Tsung. Daniela no supo si estaba sonriendo más de lo que podía, se abalanzó hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas transfiriendo todas sus emociones.
–Buenas noches, Daniela.
–Hola, Shang Tsung.
Se miraron momentáneamente, el hechicero enredó una de sus manos en su cabello acercándola y la otra, se ubicó en su cintura. La besó con pasión sorprendiéndola y aceptó con alegría el gesto. Sus brazos se cruzaron detrás del cuello de Shang Tsung e intensificó más el momemnto. Daniela no quiso separarse ni un solo milímetro de él, lo extrañó demasiado en esas semanas separados.
Los labios de Shang Tsung seguían sabiendo algo exquisito, pero desconocido para Daniela. Sin darse cuenta, la mano que estaba enredada en su cabello bajó hacia su cintura y la acercó más. El aire comenzó a faltarle y se separó, pero Shang Tsung no quiso apartarse. Se miraron por unos minutos sonriendo y olvidándose de todo lo que los rodeaba.
Se sentaron en el pasto, Daniela le ofreció un poco de la tortilla santiagueña que había hecho y empezaron a comerla de a pedacitos disfrutando la compañía del otro. El sonido de los grillos y las titilantes luces de las luciérnagas aquí y allá los acompañaron en la noche. A veces, se miraban y se tomaron las manos apreciando el tacto del otro. Daniela recostó su cabeza en el hombro cálido de Shang Tsung y observó el cielo estrellado.
–Te extrañé, Daniela.
–Yo también –la mano del hechicero acunó el rostro de la muchacha–. Me gusta hablar con vos.
–El sentimiento es mutuo.
–Contame de tu día.
–Fue ajetreado –soltó Shang Tsung en un suspiro–. Fueron más que nada huesos rotos de niños juguetones y algunas heridas del ejército imperial. Después, me refugié en mi laboratorio para mejorar mis pociones.
–¿Descubriste algo nuevo?
–No, por ahora –contestó el hechicero con una sonrisa tranquila–. Es un proceso lento, pero traerá sus frutos ¿cómo fue en el tuyo?
–Entrenamiento de equilibrio. Siento que algún día me voy a romper algo –soltó la joven mirando a la nada y el brujo rio–. De enserio, no sé cómo lograr el equilibrio. Me caigo y el pelotudo de Mariano no para de reírse como una foca con asma.
–Es una comparación bastante peculiar –dijo el hechicero–. Burda, diría yo.
–Encima, para empeorar más las cosas, cada vez que lo intento hago posiciones raras antes de caer al piso.
Shang Tsung vpolvió a reir y la rodeó con el brazo estrechándola aún más de su cuerpo. Daniela disfrutó el momento y sintió que las mariposas revoloteaban en su estómago. El hechicero acarició suavemente la piel expuesta de su brazo y una electricidad la recorrió por todo el cuerpo.
La luna fue subiendo más y más con el pasar de las horas, mientras que la pareja continuaba hablando hasta que el sueño inundó a Daniela. Se levantaron del frio pasto y se aproximaron a los límites del bosque. Daniela despidió al hechicero con un beso apasionado y le tomó las caderas sin intenciones de apartarla, pero el momento tristemente tuvo que parar.
Shang Tsung se esfumó en un resplandor blanco y Daniela se sumergió en el bosque hasta llegar a las puertas de la academia. Pasó entre los caminos de piedra repletos de hojas anaranjadas y diferentes flores coloridas hasta llegar al recinto de estudiantes iluminados por faroles chinos antiguos. Entró con cuidado a sus aposentos y se preparó para dormir.
El niño rubio caminaba por las calles mugrosas del barrio Lugano. Había llegado a lo que parecía una pequeña casa con un portón de chapa que daba a un galpón. No encontraba un lugar donde pasar la noche y sin darse cuenta sus pies lo llevaron a esa humilde casa.
El frío lo estaba haciendo temblar como una hoja. Fue uno de los inviernos más crudos que su corta vida había presenciado y no tenía intenciones de volver a su antiguo hogar para pasar la noche. Miraba hacia la ventana, que desprendía una luz anaranjada y el niño rubio se acercaba más al portón de chapa. Al costado, había una puerta desprendiendo un calor reconfortante y sin dudarlo, se sentó.
Se daba calor en los brazos sobre la gastada campera y el vaho salía de su boca divirtiéndolo e imaginando formas extrañas por momentos. Sin darse cuenta que soltaba una risotada, se tapó la boca y deseaba que el dueño de la casa no lo haya escuchado.
Unos pasos fuertes se acercaban y la puerta se abría revelando a un anciano con bigote en una bata antigua y una linterna en mano. Movía la linterna buscándolo y cuando la luz iluminaba el rostro del pequeño, su mente quedó paralizada. El anciano lo miraba con curiosidad y parecía que detrás suyo tenía algo metálico y pesado.
–Por poco creí que era una laucha, pendejo –exclamaba el anciano bajando la linterna del rostro del niño–. Casi hacés que te meta un tiro, salamin.
El apodo había hecho que el niño soltara una sonrisa, pero luego se maldecía por haber hecho eso. El anciano lo seguía observando y preguntó:
–¿Por qué no estás en tu casa, nene?
–Soy Mariano.
–Bueno, Mariano, ¿qué hacés afuera con este frío de mierda?
No se atrevía a responder ni una sola pregunta y guardaba silencio.
–Entra a mi casa, antes de que te agarre gripe –decía el anciano dándole la espalda y el pequeño se dio cuenta de que cargaba con un rifle de francotirador–. No quiero mañana hacerme cargo de un nene muerto por frío.
Mariano dudaba de si aceptar la oferta, pero la casa acogedora y maravillosamente cálida, sus pies lo llevaban con el anciano.
–Soy Mario ¿querés algo de comer?
Mariano Baldor se enfocó en el pequeño prototipo de radio que tenía frente. A veces, soltaban chispazos haciendo que maldijera de todas las formas posibles acompañado con la fuerte música que reproducía su celular. Otro chispazo surgió de entre los cables haciendo que Mariano soltara más improperios.
–¿No deberías salir un rato, Mariano? –la voz de Daniela se escuchó detrás de la espalda del muchacho–. Pobre Kung Lao, lo estás dejando electrocutado.
–En realidad, siento que quedaré sordo –espetó el granjero sosteniendo los claves–. La música de Mariano está haciendo que me piten los oídos.
–Hice tortilla santiagueña.
–Oh, que bien –dijo Mariano dejando todo lo que hacía y fue con Daniela sin antes apagar la música.
El sol estaba posicionándose para el atardecer, mientras los campeones de la Tierra se sentaron alrededor del recinto para pasar un momento de calidad. Daniela preparó los mates y los compartió con la tortilla. Mariano comió con emoción y se permitió pensar en cómo organizar la torre de radio. Los cables quizás no eran los indicados o cambiar su ubicación, también buscar más materiales para construirla.
Entre risa y risa, las campanadas de la cena llegaron y fue entre los primeros en llegar al comedor. Cuando se trataba de comida, era el más hambriento de los tres, seguido de Daniela y Adelina. Se sentó con gusto en la basta mesa y esperó ansioso la comida. Al recibir el cuenco de comida, lo devoró tan rápido como la luz y, como siempre, excepto Daniela, lo miraron sorprendidos por su velocidad en comer.
Pidió otro plato y un monje shaolin se lo concedió. Mariano devoró el contenido del cuenco tan rápido en cuanto estuvo en sus manos y soltó un eructo generando que Daniela le diera un golpe detrás de la cabeza.
–¡Puerco!
Kung Lao y Johnny imitaron la acción, el rostro de Daniela mostró más asco y los hombres soltaron risas, mientras que Kenshi y Raiden negaban con la cabeza. Poco a poco, el resto de monjes y maestros terminaron sus platos y anunciaron la hora de dormir.
Mariano y el resto se pusieron de pie y dejaron el basto salón para ir al recinto de estudiantes. Los faroles comenzaron a iluminar los caminos de piedra con verdín y hojas anaranjadas desperdigadas y los monjes marcharon a sus aposentos.
Mariano entró con alivio a su cuarto, tras la ducha que se había dado, y caminó entre las migajas de comida, metales y cables tirados de un lado al otro. Encendió varias velas y continuó construyendo la torre de radio con una música baja hasta que la cera de las velas estaba derretida y los párpados le pesaban. Dejó todo y se sumergió en el cómodo futón aceptando con gusto los brazos del sueño.
Al día siguiente, el gong sonó y Mariano maldijo mentalmente con todas sus almas el puto sonido. Detestaba levantarse temprano, más los fines de semana, pero debía admitir que pudo despertarse a un horario decente y hacía tiempo que tenía una rutina de sueño desordenada. Se levantó con quejas del futón y caminó bostezando hacia la puerta.
Escuchó el sonido de otra puerta abrirse y Daniela apareció al lado suyo con un pijama de "Attack on Titan". Tras lavarse la cara, se vistió con el uniforme anaranjado de la Academia Wu Shi y cargó con su equipo de mate hacia el gran salón. Lo preparó entre el barullo de los maestros y monjes y sorbió el agua caliente de la bombilla. Luego, compartió con el resto de sus compañeros hasta que el gong anunció el inicio de los entrenamientos.
Durante el resto de la mañana, Mariano y los demás entrenaron sus técnicas de combate y aprendían el uso de armas antiguas enloqueciendo al muchacho por las tantas posturas que había. Cuando llegó la hora del almuerzo, Mariano cayó al suelo, como tantas veces previas, y dijo:
–Dejame en el frío suelo, Daniela. Es reconfortante y cómodo.
–Vamos. Levantate.
La mano de su amiga estuvo frente a sus ojos y la aceptó. Tras terminar el almuerzo, los entrenamientos siguieron con meditación y lo más odiado por Daniela, equilibrio. Clases que para Mariano le resultaban lo más cercano a ver estupideces del celular, por las caídas de su amiga. El equilibrio era mayormente su fuerte junto a Kenshi estuvieron bastante bien posicionados en los postes más altos. Le entretuvo mirar un punto fijo y pensar en cualquier cosa que su mente le proporcionara.
El hilo de sus divagaciones se esfumó con el grito de Daniela y el sonido sorde de su cuerpo chocando con el suelo. Estaba en posición fetal sosteniendo su pierna izquierda y Raiden se acercó a verla. Mariano bajó lo más rápido que pudo del poste y le preguntó:
–¿Qué te pasó, Dani?
–¡Mi pierna, pajero! ¡La puta que lo parió! –gritó la muchacha sin soltar la extremidad–. ¡Duele mucho!
–Lo sé, Dani…
–¡NO LO SAB��S!
–Daniela, necesitamos ver tu pierna para que se lo podamos explicar a los médicos –dijo Raiden calmadamente.
La muchacha con lágrimas en los ojos, retiró con cuidado las manos de su pierna y quedaron perplejos por lo que veían. En la parte de la fractura estaba rojo y morado y el hueso sobresalía queriendo ser visto por todos. El rostro de Daniela quedó horrorizado y con la boca abierta en una gran o soltando quejidos bajos.
–En el espectáculo siempre pasa –soltó Johnny con una leve sonrisa–. Te dolerá, pero después te acostumbras.
–Vamos con los médicos –dijo Kenshi y entre todos quisieron cargarla.
–¡No me toquen! –soltó la chica temblando.
En lo que llevaban juntos habían tenido heridas desde la infancia, pero nunca el nivel de huesos rotos. Esperaron a que Daniela procesara lo ocurrido y su respiración lograra estabilizarse.
–Dale cárgame, Mariano –dijo, pero alzó el dedo índice–. Pero no me toquen la pierna… Ni se les ocurra tocarla, porque si no los mato. Lo juro.
El rubio pasó un brazo de la joven sobre su hombro y Raiden lo imitó, mientras que Kenshi, Kung Lao y Johnny quedaron detrás siguiéndoles el paso. Daniela siguió soltando pequeños quejidos y Mariano intentaba hacerla reír sin éxito. Cuando estuvieron cerca de la enfermería, gritaron para que la ayudaran. Un par de monjes acudieron velozmente cargando a Daniela y la colocaron en una camilla.
Cuando quisieron avanzar, les negaron la entrada y les informarían cuando visitarla, pero por ahora debían atenderla. Desilusionado, Mariano se fue con el resto de sus compañeros a sus entrenamientos hasta que el atardecer dio sus últimos rayos de sol para dejar pasar a la noche estrellada. Al terminar la última clase, Mariano cayó nuevamente al suelo sintiendo su frialdad como una anestesia a sus músculos cansados.
Con la ayuda de Kenshi para ponerse de pie, fue hacia la enfermería para ver el estado de Daniela, pero los doctores le negaron la entrada y le confirmarían cuando podría verla. Volvió al recinto de estudiantes a continuar con la torre de radio.
La pequeña caja cuadrada ya estaba casi lista, tenía espacios donde se podía ver los cables sueltos. Solo le faltaba una forma de poder unir los últimos enchufes para el micrófono e instalar correctamente la pequeña antena en los techos del recinto. Se perdió en la música que había puesto y entonó algunas letras de las canciones que escuchaba.
–My name is Tekkno, I am travelling space/I got a rocket on my back fueled with big bang bass –gritó Mariano fuertemente sin remordimientos–. I am Tekkno, my religion is rave/And I bring it to the outerworld, so let me hear you say…
–¡Mariano! Es hora de cenar –llamó Kenshi–. Es la tercera vez que te llamo. Baja el volumen a la música
–Nunca.
Se puso de pie y fue con el resto del grupo. Antes de que pudiera sentarse en la mesa, Raiden le dio un golpe en la cabeza haciendo que su cabellera rubio bloqueara su visión e iba maldecirlo cuando se percató del por qué de su regañada. En la gran mesa, había entrado Liu Kang y los presentes se inclinaron ante él recibiéndolo con halagos y agradecimientos.
La cena para Mariano fue basta, pero se preocupó por el estado de Daniela e incluso de Adelina. Nunca habían estado separados tanto tiempo, le resultó extraño. Mientras divagó entre plato y plato, una parte de su mente pensaba en los siguientes pasos para la torre de radio y la otra, en cómo todo había cambiado en tan poco tiempo.
Sin darse cuenta, terminó con el quinto plato que le habían dado y los presentes se inclinaron ante la deidad para luego retirarse del comedor. Mariano y los demás caminaron lentamente hacia su recinto entre los caminos apedreados e iluminados con faroles.
Al entrar a su habitación, buscó su pijama y fue a bañarse. El agua caliente le relejó los músculos y la mente del ajetreado día. Se preguntó por qué la venida de Liu Kang, seguramente para ver cómo se encontraban las cosas en la Academia Wu Shi o si Adelina había finalizado su entrenamiento en Arctika.
Volvió a su habitación y soltó un suspiro al acostarse en el futón. Una alegría lo invadió al envolverse entre sábanas y colchas y deseó no salir de la cama nunca más. Sus párpados se cerraron esperando con dicha que el sueño le trajera más comodidades.
–Cuentenos más, Viejo Mario –exclamaba Daniela en su cama–. ¿Qué pasó luego con usted y sus amigos?
–Volamos hasta llegar a tierra. Cuando me bajé, unas nauseas me dieron… Tuve que alejarme de mis compañeros para vaciar el estómago –reía el anciano–. Ese primer vuelo fue tan malo, pero me hizo sentir tan vivo que inmediatamente fui a inscribirme en las Fuerzas Aéreas.
–¿Tiene otra historia, Viejo Mario? –preguntaba Adelina.
–Para otro momento. Ahora vayan a dormir.
Apagaba las luces y Mariano podía escuchar los ronquidos de Adelina antes de que el sueño lo consumiera y lo recibía con dicha.
Un ruido despertaba Mariano, vio que la puerta estaba entreabierta y revelaba una luz en la cocina. Mariano se levantaba silenciosamente tratando de que Adelina y Daniela no despertaran, caminaba hacia la cocina frotándose los ojos y bostezando y veía a el Viejo Mario colocando la pava en la hornalla. La mesa estaba repleta de galletitas y pan a medio cortar y el anciano preparaba el mate en el silencio de la noche.
Mariano notaba las pequeñas aspiraciones calladas del anciano, también sus moqueos. Se acercaba a él y lo sigueía observando en silencio. El Viejo Mario se enfocaba en el la pava en el fuego, luego tomaba una galletita y se la comía.
–¿Qué pasa, Viejo Mario?
–Nada, Mariano. Anda a dormir, es tarde.
–¿Seguro?
El anciano asentía sentándose en la mesa y Mariano lo imitaba. El Viejo Mario se limpiaba las lágrimas y empezaba a comer galletitas con tranquilidad. El niño lo observaba un rato más y se acercaba a él.
–Pesadillas, Mariano. Son solo eso.
–¿Son horribles?
–No valen la pena contarlas.
–Pero sería bueno que las cuente a alguien –dijo Mariano–. Para que no se las guarde y le hagan mal.
–No quiero que las escuches –contrarrestó el anciano–. Son cosas que debo afrontar solo.
–Pero necesita hablarlo con alguien…
–Anda a dormir, Mariano.
El niño sabía que era por la Guerra de Malvinas. Había muchas noches previas que lo escuchaba levantarse y el anciano se quedaba despierto para evitar conciliar el sueño por los horrores que vivió. Cuando Mariano era más niño, aceptaba sin discusión lo que le ordenaba el Viejo Mario, pero con el pasar del tiempo empezó a preguntar teniendo siempre las mismas respuestas.
Se quedaba con el veterano dándole compañía hasta que el sueño le era imposible de disimular. Mariano se levantaba, abrazaba al anciano y lo estrechaba con fuerza.
–Los extraño mucho. Los perdí a todos.
–Lo sé, Viejo Mario.
Se quedaba abrazando por mucho tiempo al anciano que no podía recordar cómo lo habían llevado a la cama. Pero le alegraba poder estar ayudando, aunque sea un poco al Viejo Mario.
A la mañana siguiente, Mariano, Kenshi, Kung Lao y Johnny fueron llamados por Liu Kang. Le fue extraño para el muchacho que el dios los necesitara para algo. Un maestro los guio hasta un recinto apartado de la academia y se marchó para notificar a la deidad.
–¿Para qué nos habrá llamado Lord Liu Kang? ¿Por qué no solicitó la presencia de Raiden? –preguntó Kenshi.
–Para felicitarnos por como avanzamos los entrenamientos –respondió Johnny orgullosamente.
–Sería la visita más boluda del universo –argumentó Mariano–. Un gasto de tiempo al pedo.
–Lord Liu Kang no nos llamaría solo por eso –espetó Kung Lao–. Debe ser por algo importante.
–Quizás sí, quizás no.
El maestro que los había llevado les permitió pasar y llegaron a un área despejada repleta de árboles y columnas chinas con faroles. Le transmitió tranquilidad a Mariano y se ajustó mejor la cola de caballo.
El dios apareció observando con sus ojos blancuzcos al cuarteto. Su silencio le ocasionó una incomodidad a Mariano que le recordaba sus tiempos en el colegio.
Cuando el maestro miraba a los alumnos para ver quién respondía la pregunta del cuestionario. Momentos de tensión para el joven Mariano de ese entonces, porque había hecho la mitad de las tareas y buscaba la siguiente forma de molestar a Adelina y Daniela.
–Gracias por aceptarme un poco de su tiempo.
–No hay de que –soltó Mariano y los tres guerreros lo miraron–. ¿Qué? Es educación.
–Les encomiendo una misión en el Mundo Exterior –dijo el dios seriamente–. Les daré más detalles en cuanto se preparen. Partirán cuanto antes.
Los cuatros campeones se inclinaron en silencio y fueron a vestirse. Los pantalones holgados negros le quedaban bastante cómodos a Mariano junto con la remera manga corta blanca con la camisa negra china, pero el calzado le fue molesto. Salió a buscar sus botas militares, recogió su mochila, metralletas y el rifle antiguo que el Viejo Mario le había regalado.
Al reunirse con Kenshi, Johnny y Kung Lao, un maestro le notificó que Daniela estaba despierta y que podía visitarla antes de partir al Mundo Exterior. Mariano llegó a la enfermería con la cara roja, por su loca carrera, y vio la pierna de la muchacha elevada con la cicatriz roja y cocida. Sonrió al verlo y se acomodó mejor en la cama.
–¿Cómo anda esa pierna rota? –cuestionó Mariano con una vaga sonrisa.
–Duele como la mierda.
–Me lo imagino.
–¿Por qué tan bien vestido? –preguntó Daniela–. ¿Adónde vas?
–Al Mundo Exterior.
El rostro de Daniela mostró sorpresa y Mariano detectó algo más en sus ojos cafés… Una expectativa perdida. Desde la partida de Adelina, algunos días, mostraba nervios y miradas a la nada pensando en algo o alguien y preguntó:
–¿Qué van hacer?
–Liu Kang nos dio una misión.
–Raro.
–Nos va a dar más detalles en cuanto nos vayamos.
–¿Viniste a darme un saludo, entonces? –preguntó Daniela con una sonrisa melancólica.
–No, vine a buscar mis armas y mis botas, porque el calzado chino me mató los pies.
–Oh… –dijo la muchacha observando lo que llevada detrás de su espalda–. Estás llevando el rifle del Viejo Mario.
–Es el arma de repuesto.
–Te acordaste de él ¿verdad?
–Sí –La afirmación le salió inmediatamente y sin titubear. Mariano quiso demasiado al anciano en vida–. Me va a servir y de paso, le doy mayor uso.
–Está bien.
–Quería avisarte que agarré tus silenciadores.
Daniela le revoleó una almohada furiosa.
–¡¿Cuántas veces te dijimos con Adelina que no entres sin preguntar?! –el muchacho rio por el arrebato–. Comprate tus propios silenciadores, puta que te parió.
–Porque me olvido, por eso.
–Después, no vengas pidiendo que alguno de los muchachos y te salve de la patada en el ojete que te vamos a dar –espetó la pelirroja indignada.
–No quiero repetir el incidente.
–Entonces pregunta antes, boludo.
El silencio se hizo presente, Mariano la abrazó fuertemente riendo y la chica aceptó el gesto.
–Volvemos en un rato. Mejorate de la pierna.
–No hagan nada estúpido.
Se hicieron una última mirada de aliento y, antes de partir al portal, Mariano fue a la cocina a tomar todo lo que encontraba.
El sol estaba saliendo, algunos faroles seguían encendidos y moviéndose con el leve viento que se había levantado. Las hojas de los árboles se balancearon levemente y crujían por las pisadas de Mariano.
Kung Lao llevaba su sombrero con cuchillas y tanto Kenshi como Johnny portaban katanas. Liu Kang le entregó al ex mafioso un retrato, que pudo visibilizar Mariano. Era de un hombre de cabello largo hasta los hombros y rasgos bien definidos. Poseía una mirada misteriosa e inteligente como si analizara su entorno por más que fuera un retrato bien hecho.
–¿Qué hay que hacer con él? –preguntó Mariano.
–Debemos buscarlo en el Mundo Exterior y traerlo para interrogarlo –explicó Kenshi.
–Sí –afirmó el dios firmemente–. Si sucedió lo que temo, él es una grave amenaza para los reinos.
–¿Algo más? –cuestionó Kenshi enrollando el retrato.
–Shang Tsung es un maestro del engaño –argumentó Liu Kang con calma–. No crean ni una palabra de lo que dice.
–Ah, está bien –soltó Mariano.
–Me recuera a mi primer representante –agregó Johnny.
–Es una misión compleja. Preferiría ir con Raiden que con este –la voz de seria de Kenshi se hizo presente enfatizando en el actor.
–¡Oye! –los ojos de Johnny mostraron ira–. “Este” hará el trabajo.
–Seguro y yo soy Luffy –exclamó Mariano en una risotada.
–Esta misión requiere discreción –el tono del dios hizo que la pequeña riña se apagara–. Falto a mi palabra de enviarlos al Mundo Exterior sin que la emperatriz Sindel lo sepa. Tras el torneo, Raiden ya es una cara conocida allí. Enviarlo solo aumentará la probabilidad de que los descubran.
Liu Kang buscó de entre sus bolsillos y sacó lo que parecía una brújula bastante peculiar. Les explicó que era un talismán para llevarlos hacia el hechicero. Mariano detectó que los ojos blancos de Liu Kang reflejaban severidad y determinación.
Tras desearles una buena suerte para su búsqueda, el portal de fuego surgió y el cuarteto pasó sin titubear. El vuelco del estómago se hizo presente en Mariano y sin darse cuenta, cayó en una zona desértica. Se levantó maldiciendo por el peso de su mochila y las armas y vio que Kenshi ya estaba ubicándose en la dirección que guiaba el talismán. Johnny y Kung Lao fueron los últimos en ponerse de pie.
–Es por aquí –dijo el ex mafioso.
Mariano caminó detrás de él acomodándose la cola de caballo recibiendo el calor abrasador del sol. La caminata hizo que el rubio se cansara del silencio y cantó una melodía medieval de aventura. Cuando se hizo repetitiva, comenzó a cantar canciones de Rata Blanca y Megadeth. Algunas veces, Johnny lo acompañó en los estribillos que recordaban, para que luego Mariano siguiera por su cuenta.
Poco a poco, el sol se fue ocultando dando paso a la noche y el estómago de Mariano empezó a rugirle por el hambre junto con el de sus compañeros. Sacó unos aperitivos para calmar el apetito y el de los otros. Comió tranquilamente la manzana verde sintiendo su sabor ácido en su boca y al terminarla, la tiró lejos.
La caminata continuó en el calor de la noche y Mariano compartió linternas para iluminar el desierto. Kenshi siguió liderando al grupo y soportando la pregunta repetitiva de Johnny sobre cuánto faltaba para encontrar a Shang Tsung y Mariano tuvo que acumular muchísima fuerza de voluntad para no amordazarlo. Al poco tiempo, el actor volvió a preguntar:
–Agh ¿Ya llegamos?
–¿De nuevo? ¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? –repreguntó Kenshi enojado.
–¿Qué puedo decir? Estas botas no se hicieron para caminar.
–Qué pedazo de pelotudo –exclamó Mariano–. ¿Por qué no te pusiste otras?
–Si ese es el máximo dolor que sientes hoy, tienes suerte –soltó Kung Lao sonriente.
–Ya tengo suerte –dijo Johnny con sorna–. Llevo a Sento a la espalda.
–Será mía, Cage –afirmó Kenshi.
–¿Tienes tres millones? Es tuya.
–Y dale con eso –soltó Mariano cansado por sus disputas por la espada.
Presenció diversos insultos y hasta peleas entre ambos por el arma. A veces, en las cenas guardaban el silencio o hacían comentarios pasivo-agresivos constantemente y Mariano estrellaba su frente sobre la mesa cada vez que las disputas surgían. Daniela los frenaba siempre y el rubio se unía en ocasiones.
–Sabes que no los tengo –continuó Kenshi con desdén.
–Seguro tus amigos yakuza los conseguirían –soltó Johnny burlonamente–. Ah, es cierto, que los abandonaste.
Cuando no estaba el actor, Kenshi se abría un poco de su pasado oscuro y Mariano escuchaba junto a los demás. A veces, todos le daban algún pequeño consejo en esas charlas y los ojos marrón claro de Kenshi reflejaban agradecimiento. Mariano supo que Johnny estaba tocando una fibra sensible y se guardó la contestación que iba hacerle. Detectó cómo Kenshi sostenía con fuerza la linterna y su postura se volvió más rígida.
–Si algo aprendí de Hollywood, es a no quemar las naves –continuó–. Nunca sabes quién te puede ayudar.
En ese instante, Kenshi se detuvo y se volteó con brusquedad. Mariano vio furia en sus ojos marrones y tenía una mueca de disgusto en el rostro.
–Los yakuza son sanguijuelas que absorben la sangre de quienes son débiles –Kenshi se aproximó abruptamente iluminando la cara del actor con ira en los ojos–. Crecí viviendo así y nunca entendí por qué, para ganar, otros debían sufrir –confesó enojado–. Me salí y necesito que mi clan lo haga. No podemos seguir participando en sus crímenes.
De repente, el talismán comenzó a hacer ruidos extraños y Kenshi retomó la atención al camino de arenas y rocas dándole la espalda a los tres. Johnny se quedó de pie en silencio viendo pasar a Kung Lao con una mirada de disgusto y detrás, Mariano.
–Te lo buscaste, aguántate –dijo el rubio enojado.
El actor soltó un suspiro exagerado y los cuatro siguieron con la tortuosa caminata nocturna. Las piernas de Mariano le pesaron como plomo y se sintió tentado de hacer la misma pregunta de Johnny, pero se abstuvo. No soportó más el paisaje vacío, las linternas iluminaban arena, rocas y huesos desperdigados.
Los cuatro llegaron a un cañón que dejaba cerca un acantilado. Mariano se sintió un poco feliz por el cambio de paisaje e incluso pensó que allí, seguramente, estaría Shang Tsung. Las rocas del cañón mostraban sus relieves y poca vegetación seca. El muchacho avanzó detrás de Kenshi con la esperanza de ser el primero en ver que el talismán cambiara de dirección. Al mismo tiempo, escucharon lo que parecía gritos y espadas, se miraron entre ellos y avanzaron con cuidado hacia el acantilado.
Al llegar, vieron casas de barro entre las rocas mostrando iluminación en las ventanas. Mariano pudo visualizar algunas escaleras improvisadas entre los techos de las casas para poder conectarlas, pero lo que más lo sorprendió fue lo que ocurría cerca de la entrada de la colonia.
Soldados estaban conteniendo a los habitantes con lanzas. Estos, soltaban gruñidos y rugidos como animales salvajes. La mayoría eran calvos, con heridas y dientes puntiagudos como alfileres. Mariano miró a sus compañeros, Johnny sacó su celular para grabar lo que ocurría abajo y preguntó:
–¿Qué dice tu precioso?
–Que Shang Tsung está entre esas… cosas –respondió Kenshi.
–Son las provincias del Norte, solo que más desérticas –soltó Mariano abruptamente.
–Ah, mis fans enloquecerán disfrazándose de ellos en la Cage-Con.
Por el celular de Johnny, Mariano, Kenshi y Kung Lao vieron que unos soldados tomaban a uno de los habitantes y lo llevaban cerca de la persona que buscaban… Shang Tsung. Tenía en sus manos una gran jeringa.
–Ese es Shang Tsung –exclamó Kung Lao.
–Entremos cuando haya terminado –dijo Johnny emocionado–. En “Puños de Acero” hicimos eso de…
–No haremos estrategias con tus películas, Cage –negó Kenshi severamente.
–Yo no quiero que Johnny me humille –dijo Mariano–. Me basta y sobra que me humillo borracho y sin estarlo.
Los soldados obligaron a que el habitante se pusiera de rodillas a espaldas del hechicero y pudo hacerle inyección. Inmediatamente, mató a los soldados y se enfrentó a Shang Tsung. Seguido de eso, el resto de la colonia comenzaba a luchar con los otros soldados.
–Pensándolo mejor, la escena está bien sin nosotros –dijo Johnny bostezando–. Dejemos que la terminen.
–Debemos salvar a Shang Tsung. Liu Kang lo necesita con vida –dijo Kenshi.
–Menos mal que tengo ambas balas –soltó Mariano alegre–. Las de goma les va a doler como la concha de la lora.
Las cuatro bajaron del acantilado deslizándose entre las piedras y corrieron hacia la colonia. El habitante desplegó sus cuchillas y, al aproximarse lo suficiente, Kenshi retuvo al habitante para alejarlo de Shang Tsung. El extraño comenzó a forcejear dándoles patadas a Kung Lao y Johnny, mientras Mariano trataba de atrapar al hechicero. Se alejó de la riña e instantáneamente, su apariencia cambió al de un miembro de la colonia para perderse entre el polvo.
–¡¿Cómo hizo eso?! –preguntó Kung Lao abriendo los ojos como platos.
–Ni la más puta idea –susurró Mariano.
Volteó la cabeza para ver cómo estaba Kenshi. El habitante se había soltado del agarre preparándose para pelear, mientras que Mariano, Kung Lao y Johnny vieron al resto de la colonia acercarse lentamente. El rubio sostuvo sus armas, pero se percató que los superaban en número y los masacrarían en un abrir y cerrar de ojos. Los rodearon un pequeño círculo que se achicaba con cada miembro de la colonia que aparecía.
Escuchó el choque de los puños y metales entre Kenshi y el habitante del Mundo Exterior. Mariano volteó la cabeza y vio al habitante caer al suelo. El ex mafioso enfundó su katana, se puso en postura firme y dijo:
–Por favor, déjame explicarte.
–Tu nos metiste en esto –dijo Johnny–. ¿Qué te parece si nos sacas?
–Que la explicación sea rápida. Lo único que te pido, Kenshi –dijo Mariano. Los gruñidos y rugidos de los habitantes se hicieron más fuertes.
–Sé cómo se ve esto, pero no trabajamos para Shang Tsung –aclaró. Mariano, Kung Lao y Johnny se voltearon hacia él y al habitante.
Mariano le sorprendió más su aspecto de cerca que visto de lejos. El habitante era calvo con algunas heridas abiertas y con formación de costras. Sus dientes mostraban filo como agujas y sus brazos exhibían algunas escamas. Las manos del habitante relucían uñas filosas y las cuchillas retraídas en los antebrazos. Sus ropas estaban sucias por el polvo y la tierra.
–Si no –dijo el habitante con agresividad–. ¿Por qué salvarlo?
–Porque Liu Kang, el protector de la Tierra, quiere interrogarlo –respondió el ex mafioso–. Cree que Shang Tsung puede ser una amenaza para nuestros reinos.
–Soy Kenshi Takahashi. Soy… –el japonés extendió su mano, pero el habitante se alejó.
–Nuestra raza no estrecha las manos.
–Perdón. No quise ofenderte.
–¿Acaso no sabes lo que somos? –preguntó el habitante.
Los cuatro negaron con la cabeza como respuesta.
–Somos víctimas de tarkat –explicó–. No te contagiamos con facilidad, pero no puedes arriesgarte a exponerte más.
Inmediatamente, Johnny se pasó las manos por el traje, Mariano sacó una botella de alcohol y se bañó las manos completamente. El penetrante olor invadió la nariz del rubio y se sintió un poco más seguro de no contagiarse.
–Te desfigura y luego te debilita –continuó–. Con el tiempo, nos convertirá en monstruos sedientos de sangre. Solo la muerte nos liberará.
–Lo lamentamos mucho –dijo Mariano y los ojos del habitante reflejaron apenas amabilidad.
–Entonces ¿no siempre fuiste así? –preguntó Kung Lao.
–Solía ser un comerciante rico, pero cuando me enfermé, me desterraron –respondió el habitante–. Ahora dirijo esta colonia. Soy Baraka.
–¿Qué pretende hacer Shang Tsung con tu médula ósea, Baraka? –preguntó Kenshi.
–No lo sé. Pero viene aquí todos los meses a extraerla –contestó Baraka.
–Libéranos y lo capturaremos –ofreció Kenshi–. Y descubriremos por qué ha estado viniendo aquí. Lo prometo.
Baraka miró a sus compañeros decisivamente y luego puso sus ojos en el cuarteto.
–Dejen que se vayan –ordenó.
–Gracias. No te decepcionaremos.
Kenshi y el resto miraron lo que quedaba del talismán. Su cristal estaba roto y su luz roja se marchó.
–Mierda –maldijo–. Nos guiaba hacia Shang Tsung. Ahora no podemos hallarlo.
–Qué cagada –dijo Mariano.
–Su laboratorio está cerca –soltó Baraka–. Te llevaré.
En ese instante, Mariano quiso morir. Amaba las caminatas, pero su amor tenía un límite. Baraka habló en su idioma natal con los miembros de la colonia y no paraban de observar con ojos curiosos al cuarteto. Mariano mantuvo su distancia de cualquier infectado teniendo el alcohol cerca.
Los ojos de Baraka observaron a los hombres y con un gesto de cabeza, lo siguieron. Las botas de combate comenzaron a generarle calor y las plantas de los pies le dolieron como nunca antes. De su mochila tomó un poco de agua y compartió con el resto de sus compañeros.
Durante su caminata, estudió a Baraka y lo que había dicho antes. Le resultó extraño que no se haya visto ningún infectado en la capital, Sun Do. Podrían haber sido contagiados y transmitirla a la Tierra sin enterarse absolutamente nada. Notó una mirada de aflicción e ira en Baraka, por más que esté demacrada por las heridas del tarkat. Mariano se compadeció del habitante del Mundo Exterior.
Las arenas siguieron alrededor con rocas desperdigadas y huesos de animales desconocidos. Para la alegría del rubio, lentamente, se desvanecieron reemplazadas por los colores verdes. Los árboles camuflaron la vista de la luna y estrellas y las plantas chocaron contra Mariano. Cuanto más se sumergían, más hojas se metieron en su boca sintiendo su sabor asqueroso. El calor del desierto cambió por la humedad del bosque haciendo que el cuerpo del muchacho sudara como si no hubiera un mañana.
–Descansemos aquí –dijo Kenshi–. Durmamos por unas horas y luego continuemos.
–Me parece lo más adecuado –dijo Baraka manteniendo distancia del grupo.
Mariano junto a Kung Lao y Johnny buscaron ramas secas y armaron una pequeña fogata. Las llamas comenzaron a dar calor y desesperó más al muchacho. Detestaba con todas sus fuerzas ese clima y nunca logró entender como a sus amigas les gustaba. Sacó de su mochila bocados matando el hambre y también el de sus amigos. Tomó otra manzana verde y su sabor ácido y reconfortante inundó su boca apagando los rugidos de su estómago. Tuvo que tener un gran autocontrol de no devorarse lo que había en la mochila.
–¿Querés algo de comer, Baraka? –preguntó Mariano–. Para que no te quedes con hambre.
–Agradezco tu amabilidad, habitante de la Tierra.
Mariano buscó entre las profundidades de su mochila y le dio carne seca. Baraka la aceptó con gusto y volvió a su sitio alejado de los demás. Mariano continuó comiendo la manzana y notó el silencio entre sus amigos, sobre todo de Johnny y Kenshi.
Decidieron turnarse la vigilancia y Kung Lao fue el primero en ofrecerse. Mariano se acomodó en un árbol y cargó una ametralladora en sus manos pegada a su pecho. Los ojos del muchacho se cerraron y su cabeza se apoyó en el duro tronco.
Despertó con los leves golpes en el hombro de Kenshi y se levantó bostezando. Continuaron la caminata con el sueño agobiándolo y la visión borrosa. Se frotó los ojos sintiendo los párpados pesados como plomo e intentó despejarse el sueño con pellizcos en los brazos.
Baraka estuvo detrás del cuarteto y a veces, Mariano le preguntaba si quería algo para comer, pero se negó en todas las ocasiones. Poco a poco, escuchó el ruido del agua y sus pisadas se hundían en el barro. Soltó un bostezo exagerado y observó el cielo que mostraba sus primeros indicios del amanecer. El color amarillo, rosa y anaranjado se hicieron presentes acompañados del sol, pero este era tapado por la densidad de los árboles.
Se detuvieron a unos metros de la salida del bosque esperando a Baraka. Un río se hallaba frente a ellos y del otro extremo una rueda hidráulica unida a una pequeña torre. La única conexión que había era un puente de madera y detrás, varias casas y algunas no terminadas.
–¿Y sabes qué esperamos? –preguntó Johnny.
–No –respondió Baraka–. Nunca estuve adentro.
–Quédate aquí –dijo Kenshi–. Entraremos.
–Gracias por la ayuda –dijo Mariano con una sonrisa.
Los cuatro fueron hacia el puente y la madera crujió con cada paso que daban. Las aguas chocaban contra los postes, pero mostraron ser lo suficientemente resistentes. A Mariano le sorprendió la poca vigilancia que había en el sitio, pero tampoco le disgustó.
Llegaron a una gran puerta de madera bloqueada y la abrieron sigilosamente con el sombrero de cuchillas de Kung Lao. Soltó una risa orgullosa y entraron. Lo primero que vieron fue escaleras espiraladas y tapices antiguos. Kenshi siguió liderando la marcha y Mariano contuvo sus ganas de soltar respiraciones fuertes con cada escalón que pisaba. Detestó las escaleras, cada vez que creía que habían llegado, otro tramo aparecía y Mariano quería llorar. Cada uno de estos tramos estaba decorado con diferentes trajes de combates, armas antiguas, muebles sofisticados, jarrones delicados, retratos de extraños y más tapices antiguos.
Milagrosamente a sus plegarias, Kenshi abrió la última puerta y escucharon la voz de un hombre. Se agacharon con cuidado y pisaron el suelo como si fuera vidrio. Alzaron la cabeza del barandal de piedra viendo lo que ocurría.
En una silla, estaba recostada la princesa Mileena, a su lado había una Umbgadi. Del otro lado, la observaban un brujo de trajes violetas y a la persona que buscaban, Shang Tsung sosteniendo una inyección. Tenía una sonrisa orgullosa en la cara y Mariano tuvo la inexplicable necesidad de sacársela a tiros.
Shang Tsung hablaba con la soldado y el brujo. Por lo poco que escucharon, parecía que querían inyectarle un suero que contenía la médula de Baraka.
–Va infectar a Mileena con el tarkat –soltó Kung Lao.
–Tiene mucha soberbia –dijo Mariano–. Y ego. Es un golpista.
–Y dos de los jefes de Sindel están con él –siguió Johnny seriamente–. No me extraña que Liu Kang se preocupe por este sujeto.
–Debemos detenerlo –afirmó Kenshi.
–¿Salvar a una doncella angustiada? Dalo por hecho –afirmó Johnny con júbilo.
–Odio a los fascistas –dijo Mariano–. Que se cague.
Los cuatro salieron de su escondite y Mariano alzó sus ametralladoras. La Umbgadi y los hechiceros se sorprendieron
–¡Aléjate de ella! –gruñó Kenshi.
–¡Maldita! –dijo Johnny.
–¡¿Perdón?! –exclamó Kung Lao indignado.
–Ya sabes, la película –explicó Johnny– con la niña y la alienígena gigante ¡Ripley!
Tanto Kenshi como Kung Lao se quedaron confundidos por los dichos del actor.
–¿No? –preguntó sorprendido–. ¿En serio?
–¡Dale, Kenshi! –soltó Mariano bajando las armas–. Me lo puedo tragar de Kung Lao, porque vive en el campo, pero de vos no. Mira que yo vivo en un país con quinientos problemas, pero sé de Alien.
–¿Habitantes de la Tierra? –preguntó el brujo de trajes violetas–. ¿Cómo nos encontraron?
–Ya vieron demasiado –afirmó la Umbgadi furiosamente.
Arremetió rápidamente hacia los cuatro y Kung Lao y Johnny la bloquearon, mientras que Mariano y Kenshi fueron hacia Shang Tsung. El ex mafioso le dio una patada giratoria ocasionando que la inyección y su contenido se perdieran.
–Necesito tiempo –dijo Shang Tsung al brujo de ropas violetas–. Consíguemelo.
–Tiempo las pelotas –contestó Mariano–. Vos no vas a hacer ni un golpe de Estado.
Mariano alzó sus ametralladoras y Shang Tsung se posicionó para la pelea. Se abalanzó contra el muchacho y disparó sin dudar, pero el hechicero esquivó las balas y en un forcejeo arduo le quitó las ametralladoras. Mariano tomó el rifle antiguo de sus espaldas e intentó atacarlo con la culata, pero Shang Tsung volvió a evitar el golpe.
Creó una llamarada de sus manos dirigiéndola a Mariano y se aproximó para darle un puñetazo. Pero en la parte superior de su puño se desplegaron tres cuchillas afiladas como garras y Mariano se alejó del rango de golpe con la camisa negra rota. Antes de que pudiera bloquearlo, le asestó un golpe directo a la cara seguido de una patada. El rubio notó el dolor en su estómago y mejilla y se reincorporó tambaleante.
Mariano arremetió con un golpe directo usando sus puños y Shang Tsung no pudo desviarlo. Ante esa desprevención, el rubio volvió a usar el rifle antiguo para golpearlo con la culata y la dura madera chocó con el rostro del hechicero. Mariano sonrió victorioso, pero Shang Tsung se incorporó y lo miró con odio. Antes de que pudiera reaccionar, lo empujó con una oleada de llamaradas y Mariano sintió el vidrio de las ventanas en su espalda.
Soltó un quejido y cayó al suelo viendo el techo borroso y escuchando un pitido en sus oídos. Su mente no había reaccionado cuando vio a Kung Lao y a Johnny llamándolo y este le tendió la mano. La cabeza le dio vueltas al ponerse de pie y agradeció en un susurro la ayuda. Quitó de su mente las incomodidades y fue con sus amigos.
–Aléjate de la mesa –gruñó Kenshi alzando su katana hacia el hechicero.
–Es la segunda vez me molestas –espetó entre dientes–. Los habitantes de la Tierra tienen costumbres malsanas.
–Ya lo oíste –dijo Johnny con un dedo acusador–. No la vas a infectar con el tarkat.
–Intento protegerla, no infectarla –argumentó Shang Tsung.
–Nos enteramos de que mientes. Disculpa nuestro escepticismo –contestó Kenshi y les dio la espalda–. Cúbranlo.
Mariano alzó sus ametralladoras, mientras que Johnny y Kung Lao se posicionaron en postura defensiva. Los ojos del hechicero irradiaron ira y lo que además creyó el rubio, secretos. La voz tranquilizadora de Kenshi se hizo presente junto a los susurros de la princesa e inmediatamente, escucharon gritos. El muchacho apretó con fuerza sus ametralladoras y Kung Lao habló:
–¡¿Qué le hiciste, brujo?!
–¡Fue tu culpa, tonto! –espetó Shang Tsung–. Déjame ayudarla antes de que sea tarde.
Los gritos angustiosos de la princesa Mileena se volvieron más fuertes transformándose en rugidos de un animal. Mariano miró sorprendido la escena, la boca de la princesa ya no era normal, sino que estaba cubierta con dientes filosos desplegando una fina lengua como de una víbora. Se soltó de sus ataduras como si fueran plástico y miró a Kenshi salvajemente.
–¿Ahora me creen, habitantes de la Tierra? –cuestionó el hechicero.
–¿Qué hacemos? –repreguntó Kenshi, la princesa acercarse más y más a él como si fuera un depredador.
–Manténganla ocupada –respondió Shang Tsung y se dio la vuelta mirando su mesa de trabajo–. Necesito tiempo para hacer más suero.
–¡Johnny! ¡Mariano! –llamó Kenshi–. ¿Me ayudan?
–Ahí vamos –respondió el rubio.
–¿Tenemos un guion? –preguntó el actor–. ¿O solo estamos improvisando?
–Hagan lo que hagan, no podemos herirla.
–¿A ella? –cuestionó el actor–. Más bien ella a nosotros.
–Nos va a matar –dijo Mariano.
La princesa saltó como un puma y rasguñó a Johnny, pero su traje impidió que sufriera heridas profundas o peor… el contagio. Luego, arremetió contra Mariano y la esquivó de puro milagro cayendo de espaldas. Escuchó unas palabras sin sentido y la espada resonando en los oídos de Mariano y se levantó rápidamente para ayudar a Johnny. En cuanto lo encontró y ayudó a levantarse, el ex mafioso logró contener a la princesa Mileena.
–¡Johnny! ¡Kung Lao! ¡Mariano! –llamó–. ¡Ayuden a sujetarla!
Johnny y Kung Lao sostuvieron ambos brazos de la princesa, mientras Mariano la retenía por la espalda. A pesar de la fuerza de los tres, el rubio creyó que la superaba de manera olímpica por todo el forcejeo y gruñidos que hacía.
–¡Es ahora o nunca, Shang Tsung! –dijo Kenshi.
–¡Agiliza el trámite, hijo de puta! –gritó Mariano.
Inmediatamente, la princesa Mileena le dio un fuerte cabezazo enviándolo hacia atrás, recuperó el equilibrio y fue a ayudar a Johnny porque la joven iba a matarlo. Antes de poder hacer algo, Kenshi la tomó por detrás alejándola. La mente de Mariano no pudo procesar lo que había ocurrido después. Solo sintió las salpicaduras de sangre y los gritos aterrorizantes de...
–¡KENSHI! –gritaron Johnny y Mariano al mismo tiempo.
La princesa le había clavado un par de cuchillas en los ojos. Rápidamente, Mariano se sacó la mochila de los hombros y buscó los primeros auxilios. Los ojos de Kenshi estaban cubiertos de sangre y mancharon la remera blanca de Mariano. Los quejidos del ex mafioso invadieron el lugar e intentó calmarlo, mientras pasaba gaza con desinfectante alrededor de los ojos. Fue un milagro que siguiera con vida.
Se enfocó tanto en su tarea, que no escuchó los gritos de la hermana de la princesa, Kitana y al verla, tenía detrás a la guardia imperial y al General Shao. Kung Lao y Johnny los miraron con firmeza y Mariano siguió tratando las heridas de Kenshi, mientras escuchaba las mentiras de Shang Tsung. Una historia trazada en base por culpar al cuarteto de querer revelar la enfermedad de la princesa Mileena y generar un escándalo para la familia imperial.
–¡Mentiroso de mierda! –gritó Mariano enojado–. ¡Es un golpista!
–¡¿Qué?! –soltó Johnny indignado y Mariano alzó la vista–. ¡Eso es totalmente falso! Princesa, nosotros…
Inmediatamente, Johnny fue golpeado por un shokkan y Kung Lao se preparó para combatirlo, pero fue noqueado. Mariano se puso de pie lo más rápido posible y se posicionó para pelear, pero un fuerte dolor invadió su nuca, soltó un grito y cayó al suelo en un sonido sordo.
Un Mariano de diecisiete años llevaba su mejor traje de egreso. Un chaleco y pantalones elegantes de color azul marino, una remera de Goku y un par de zapatillas recién compradas. El cabello rubio le llegaba a los hombros haciéndole recordar a Ozzy Osbourne. Estaba sentado cerca del escenario junto a sus compañeros.
La directora estaba dirigiendo sus últimas palabras a los alumnos y luego de que todos aplaudieran, llamaba a cada estudiante para darle el diploma. Cuando había llegado el turno de Mariano, miraba hacia los diferentes padres hasta ver al Viejo Mario con su uniforme militar y a Adelina y Daniela en vestidos de verano. Sonrió al verlos y seguía manteniendo esa sonrisa cuando se sacaba la foto.
Tras terminar el acto, fue hacia el anciano y lo abrazó con todas sus fuerzas. El fotógrafo los llamaba para la foto, los cuatro sonrieron y Mariano dijo:
–Gracias por todo, Viejo Mario.
El anciano no podía contener sus lágrimas y los abrazó como si fueran sus hijos. Salieron del colegio y fueron a comer en un restaurante cercano pidiendo toda la comida que pudieran ver en el menú. En la noche, el Viejo Mario y Mariano había hecho un asado lo suficientemente abundante para que sobrase toda la semana.
Pasado un año, el anciano se encontraba débil por la edad y en su cama, miró a Mariano, Adelina y Daniela. Su mirada reflejaba tristeza, por lo poco que el rubio aprendió del CBC en la facultad. Las muchachas habían ido a prepararle algo caliente para beber, mientras que Mariano acompañaba al Viejo Mario.
–Dejame contarte una historia, Mariano –había dicho el anciano.
–Descansa, sino te va a hacer mal –espetaba Mariano.
–No me importa –argumentaba el Viejo Mario con orgullo en su débil voz–. Es sobre mi rifle.
Mariano lo miraba expectante sintiéndose nuevamente como un niño.
–Cuando estaba en Malvinas –decía seriamente–. Me hice amigo de un chico, Victor y nos juntábamos a descansar después de la colimba. Hicimos muchas cosas alguna broma pequeña, escondernos de los altos mandos cuando bebíamos. También, me contaba de querer ver a su novia, a sus hermanas y nos hicimos la idea de viajar siendo mochileros por todo el país. Pero le tocó ir a la parte terrestre y yo me quedé en las fuerzas aéreas.
Mariano se quedó en silencio mirándolo seriamente. Pocas veces, fue serio en su vida.
–Pero entre mis luchas –continuó el anciano con tristeza–. Victor falleció en combate a pocos días de que la guerra terminara. Nadie lo ayudó –las lágrimas del anciano se hicieron presentes–. Cuando fui a ver a su familia, no quisieron el rifle y me lo dejaron a mí –Mariano sintió las lágrimas derramarse por sus mejillas–. No querían ver nada de guerra y yo lo conservé como parte de su memoria… De la buena amistad que tuvimos –el Viejo Mario tomó el rifle de guerra entre sus débiles manos–. Por eso, te lo doy. Cuidalo como una extensión de Victor y de mí. Como también cuidas como tus hermanas a Adelina y Daniela.
Mariano quiso contestarle que no podía aceptar tal objeto patrio, pero sacó el pensamiento intrusivo y sostuvo el arma con firmeza. Vio la sonrisa triste del anciano y escucharon a Adelina y Daniela cargando un matecocido con galletitas.
Mariano recuperó la conciencia sintiendo un dolor espantoso en la nuca y escuchando golpeteos de algo metálico y quejidos. Abrió con todas sus fuerzas los ojos y su nariz fue invadida por el olor a carne descompuesta, químicos y eses.
–Llevas horas con eso –dijo Kenshi con voz queda.
Recordó todo lo que había pasado antes de llegar aquí. La misión de Liu Kang, el enfrentamiento con Shang Tsung, la sangre y las heridas de Kenshi. Inmediatamente, intentó levantarse e ir hacia él.
–Si pudieras ver, sabrías por qué –espetó Baraka.
–Kenshi –dijo Mariano acercándose a él–. ¿Estás bien?
–Mis ojos me duelen.
Mariano los examinó, estaban rojos y si no se apresuraban podrían acabar infectados. Observó por los alrededores algún rastro de su mochila, pero solo vio horrores. Lo que parecía un habitante del Mundo Exterior desgarrado de pies a cabeza y, aun así, continuaba vivo gimiendo y moviendo sus extremidades deformes. Otras celdas habían infectados por el tarkat y en el pasillo abundaba en carne estirada como masa de juguetes. Tanques de laboratorio repletos de líquido de un verdoso amarillo se ubicaban aquí y allá y dentro había cuerpos flotando entre las burbujas.
–Eso no va a pasar o sí. Sigue hablando. Así me distraigo. Cuéntame sobre tu vida antes de enfermarte –dijo Kenshi dirigiéndose a Baraka.
–Me estaba yendo bien comerciando artículos por la costa de Fartakh. Mi familia estaba cómoda y feliz –Baraka soltó un suspiro desalentador–. Luego llegó el tarkat. Terminó con la vida de mi esposa y después con la de mis hijos. Pero tuvo la crueldad de perdonarme la mía, por ahora. Creo que disfruta de consumirme el cuerpo de a poco.
–¿Y tú, Mariano? –preguntó Kenshi–. ¿Qué hacías además de ser piloto?
–No voy hablar de eso. Tus ojos están mal y necesito mi puta mochila. Ahí tenía todo y no quiero comprar otra.
–Por favor, Mariano –pidió el ex mafioso–. ¿Y por qué no quieres comprar otra?
–Porque es la cuarta mochila que me compro este año.
–¡¿La cuarta?! –exclamó Kenshi sorprendido–. ¿Qué hiciste para perder las otras tres?
–Me las robaron.
–¿Cómo? –cuestionó Baraka
–La primera me quedé dormido en el colectivo y aprovecharon para manoteármela –respondió Mariano alzando el dedo índice–. Por eso, tuve que batallar para hacerme el DNI. La segunda caí en una marcha y cuando quise salir me la robaron. La tercera fue cuando me noqueé en la avioneta por hacer volteretas y dejé las puertas abiertas –soltó una risa–. Lo bueno es que guardé mi billetera y el DNI en el bolsillo.
–¿Y antes de ser piloto? –preguntó Kenshi.
–Quería ser psicólogo –respondió el rubio–. Pasé el puto CBC y apenas un año de la facultad. Me fui porque no lo aguanté. Mucha presión y desastres.
–¿Por qué?
–Primero, el CBC es una mierda –contestó Mariano–. Segundo, no me alegraba el primer año y detestaban a mis compañeros.
–¿Qué hicieron?
–Todo el puto rato entrando a mis salones de clase creyéndose el centro del mundo –siguió el rubio–. Las ganas de mandarlos a cagar eran monumentales. Además de las marchas y las votaciones, fue una pesadilla. No sé cómo Daniela pudo soportar eso y conseguir el título.
–¿Fue la única en graduarse?
–Mas o menos. Adelina pagó muchos cursos de dibujo de terciarios y le dio títulos –respondió Mariano mirando al ex mafioso–. También, hizo la carrera para ser arqueóloga e incluso haciendo investigaciones pagadas. Yo solo hice cursos rápidos de primeros auxilios.
–Son bastante unidos.
–El Viejo Mario nos crio juntos.
–Son raros ustedes tres –dijo Kenshi.
–Vivo en el mejor país del mundo –afirmó Mariano–. Es divertido vivir en Argentina.
–¿Cómo que divertido? –cuestionó Baraka.
–No nos tomamos en serio ni nuestras propias desgracias –respondió–. Ni las de los otros. Podemos ver que el país se va al carajo, pero nos vamos a reír de la estupidez que dijo un político y burlarnos hasta el cansancio. Nuestra mejor anestesia a todo son los memes.
–¿De enserio? –preguntó Kenshi.
–Sí, cuando era niño recuerdo que nos burlamos de un jugador francés –respondió Mariano–. Y después de todos los franceses. Valió la pena –la risa lo invadió–. El país puede arder y seguramente nos vamos a burlar de cómo ardemos. Nos reímos de nuestras propias provincias, pero incluso nuestras risas tienen un límite y podemos enojarnos. Aunque eso desencadena que nos burlemos de los que se enojan.
–Debe ser una locura.
–Somos un manicomio, pero eso lo hace divertido –dijo Mariano riendo.
De pronto, escuchó los quejidos de Johnny y Kung Lao y los observó.
–Agh. Qué resaca –exclamó el actor y se acercó al ex mafioso–. ¡Kenshi! ¡Maldición! ¿El dolor es muy fuerte?
–Terrible.
–Me salvaste. No lo olvidaré.
–Pero puede que te arrepientas –dijo Baraka.
–¿Qué…?
De repente, otro grito famélico se oyó por los calabozos y no le inspiró confianza a Mariano.
–¿Qué rayos? –preguntó Johnny–. ¿En qué momento pasamos a un terror de supervivencia?
–Este es el verdadero laboratorio de Shang Tsung –respondió Baraka.
–Estamos debajo del lugar de antes –agregó Kenshi–. Era una fachada falsa.
–Me recuerda una película de bajo presupuesto que vi hace mucho: “Los Fosos de Carne” –dijo Johnny–. Vaya porquería.
–Es un psiquiátrico abandonado –afirmó Mariano.
Unas puertas se abrieron y el rubio escuchó pisadas entre los gritos agónicos y quejidos de los infectados.
–¿Quién es? –preguntó Johnny.
–Nuestro carcelero –respondió Baraka.
Vio a un hombre encapuchado y con la mitad de la cara cubierta por una máscara verde. Sus ropajes eran entre ese color y negros y llevaba sandalias. Mariano pudo ver que un brazo tenía tatuajes y llegaban hacia un lado de su rostro cubierto. De una mesa repleta de sangre, tomó un pedazo de carne y se la tiró a unos infectados que la comieron en un santiamén. El extraño se dio la vuelta y caminó lentamente hacia la celda del grupo y preguntó:
–¿Cómo está?
–Le arrancaron los ojos –dijo Johnny con desdén–. Adivina.
El carcelero se mantuvo callado y extendió la mano hacia una mesa que tenía al lado. Sostuvo un recipiente, se lo dio a Johnny y dijo:
–Eso aliviará el dolor.
–Es una vileza ser parte de esto –argumentó Baraka.
–Eres prisionero de Shang Tsung… –explicó el carcelero– y yo soy su esclavo. Tiene a mi familia. Los matará si no le obedezco.
Johnny sacó una venda roja de su cinturón y velozmente le pasó el ungüento, se lo ató a Kenshi y soltó un suspiro de alivio. Mariano luego revisaría las heridas al pasar unos minutos, por ahora solo quedaría esperar e ingeniar una estrategia para escapar de los laboratorios.
–¿Por qué te eligió? –preguntó Baraka al carcelero.
–Para descubrir cómo cambio de forma.
–¿Qué carajo? –soltó Mariano.
–¿Lo aprendió de ti? –preguntó Kung Lao–. Lo vimos hacerlo. Fue irreal.
–¿Cómo funciona? –cuestionó Johnny–. ¿Adoptas la forma que quieres sin más?
–Solo puedo cambiar entre esta forma y mi estado natural.
Inmediatamente, el carcelero dejó su aspecto humano y pasó al de un reptil. Parecía una lagartija humana repleta de escamas y uñas como garras. Mostró de su boca dientes como agujas filosas y Johnny soltó una exclamación.
–Eres de Zaterra –afirmó Baraka–. ¿Tu raza puede cambiar de forma?
–Nadie puede, excepto yo.
En ese instante, un resplandor blancuzco con arenas tomó la forma de Shang Tsung e inmediatamente el carcelero recobró su forma humana. Sus ojos fueron invadidos por el pánico y el miedo. El hechicero mostró una sonrisa maliciosa y orgullosa y Mariano le invadió nuevamente la necesidad de sacársela a golpes.
–¿Están listos? –preguntó maliciosamente–. Llegó la hora.
–¿Para qué, brujo? –cuestionó Baraka.
–Experimentos de replicación –respondió Shang Tsung orgullosamente ocultando una mano detrás de su espalda–. Comenzaremos por la vivisección. Usaré las partes que extraiga de tu cuerpo para nuevas creaciones. El proceso es letal, claro.
–Seguí participando –dijo Mariano entre risas falsas.
–Liu Kang no te dejará salirte con la tuya –soltó Johnny con furia y Shang Tsung rio maliciosamente.
–Solo si llega a enterarse de lo que ocurrió –dijo el brujo orgullosamente–. Una vez que termine, no quedarán rastros de ustedes. Volveré pronto a ver los avances. Ahora debo ocuparme de otros asuntos.
En ese instante, Shang Tsung desapareció con una sonrisa maliciosa y misteriosa. El carcelero se dio la vuelta y Baraka intentó razonar en vano con el carcelero. El carcelero caminó hacia una celda repleta de infectados, pero no parecían enfermos sino copias deformes y macabras.
Tiró cadenas oxidadas y las rejas de metal subieron chirriando lentamente. Los rugidos y gruñidos de los clones se hicieron más fuertes y las celdas se abrieron. Se acercaban velozmente hacia ellos y el grupo se posicionó para pelear. Baraka desplegó sus cuchillas y Johhny fue el primero en atacar usando los barrotes como columpios. Se balanceó y cayó frente a un infectado dándole un puñetazo a la cara.
Mariano se quedó cerca de Kenshi repeliendo con patadas a los clones. Entre el alboroto, encontró un fierro y golpeó a cada atacante que se aproximaba, pero alguien lo tomó por la espalda y forcejeó.
–¡Soltame, forro! –gritó Mariano furiosamente.
Vio que Kenshi cayó en la misma situación y peleaba por soltarse de los clones. Fueron tirados como perros a jaulas oxidadas y sangre seca y Mariano golpeó con todas sus fuerzas. Vio a Kung Lao y Baraka luchando contra los clones y rápidamente el granjero tomó de una mesa su sombrero decapitando a los enemigos que aparecían.
Entre los golpes hacia la jaula, Mariano se percató que Johnny acabó en la misma situación y que a la vez las jaulas comenzaron a soltar chispas y electricidad. Desesperado, Mariano siguió golpeando los barrotes y se detuvo inmediatamente al notar pasos más pesados.
Una celda se abrió revelando un clon obeso superando el tamaño de todos, cuchillas más gigantes a las de Baraka, cara deforme y repleta de heridas. Mariano siguió forcejeando con la jaula, mientras escuchaba el choque de los filos una y otra vez, al mismo tiempo, de los puños de Kung Lao y su sombrero. Baraka terminó de pelear con el clon y corrió hacia las jaulas donde estaban encerrados. Con una fuerza titánica, quebró los barrotes de los tres y cuando liberó a Kenshi, Johnny y Kung Lao lo sostuvieron antes de que cayera al suelo. Mariano estuvo adelante para buscar una salida, pero el carcelero dijo:
–¡Estoy acabado! ¡Shang Tsung torturará a mi familia para castigarme! ¡Pagarás por su sufrimiento!
Todos se voltearon, Baraka y Kung Lao se encargaron de él, mientras Johnny y Mariano cuidaban de Kenshi. El rubio con cuidado elevó la venda y se dio cuenta que el ungüento se había acabado. Necesitaba con urgencia los primeros auxilios.
Baraka y Kung Lao siguieron combatiendo con el carcelero transformado en su aspecto reptil. El sombrero del granjero y las cuchillas del enfermo lograron hacer un gran ataque hacia el enemigo y este solo retrocedía más y más. Escupió ácido en varias ocasiones, pero el dúo logró esquivarlo y contraatacaron más fuerte hasta que el carcelero cayó al suelo.
–Nos marchamos –afirmó Baraka.
Mariano pudo ver el terror en los ojos verdes del carcelero y se quitó la máscara revelando completamente su rostro exhibiendo el resto de su tatuaje.
–Entonces, mátame –dijo desesperado–. Si muero, tal vez deje en paz a mi familia.
–No –negó Baraka firmemente sorprendiendo a Mariano–. No te mataré.
–Es misericordia, no homicidio. Aunque, por lo que hice, no la merezco.
–Protegías a tu familia –contrarrestó Baraka–. Yo habría hecho lo mismo.
Los ojos del carcelero se suavizaron y se puso de pie. De pronto, el resplandor blancuzco reveló a Shang Tsung y el rostro del carcelero fueron invadidos nuevamente por el terror. El hechicero observó consumido por la ira sus creaciones derrotadas y mutiladas.
–¿Qué pasó aquí? –cuestionó.
Mariano alarmado buscó sus armas y mochila y los encontró en una mesa junto a la katana, Sento. Tanto él como Johnny tomaron sus pertenencias, les sacó el seguro y las sostuvo sosteniéndolas firmemente.
–Syzoth, ¡idiota! –exclamó Shang Tsung señalando con el índice–. ¡Permitiste que arruinaran todo!
–Nos vamos, brujo –dijo Baraka.
–Y te llevaremos con nosotros –continuó Johnny–. Liu Kang quisiera hablar contigo.
–No me pueden atrapar tan fácilmente –gruñó Shang Tsung.
Soltó un conjuro soltando un vapor verde y Mariano instintivamente disparó, pero las balas solo atravesaron los ladrillos sucios.
–Sí, esto me da mala espina –soltó Johnny.
–No veo un carajo –espetó Mariano–. Fallé.
–Me despido de todos ustedes –dijo Shang Tsung sonriendo con orgullo–. Alégrate, Syzoth. Voy a reunirte con tu familia.
–¿Están muertos? –recriminó colérico–. ¿Los mataste?
–Hace varias lunas. Odio los cabos sueltos.
Mariano volvió a disparar a lo que parecía la silueta de Shang Tsung entre el humo verde y Syzoth se abalanzó contra él. Pero desapareció entre las arenas y el resplandor blanco. El rubio tosió sintiendo su garganta apretada y la desesperación por el aire lo invadió. El maldito lanzó veneno.
–Tenemos que salir de aquí –dijo Johnny.
Syzoth corrió hacia la puerta y la golpeó varias veces. Las respiraciones pesadas y las toses se volvieron más frecuentes. El cerebro de Mariano dio vueltas, los mareos se volvieron náuseas y su garganta se apretaba cada vez más y más. Los puños de Syzoth no pudieron contra la fuerte puerta de madera. Mariano intentó apuntar, pero las ametralladoras, el rifle del Viejo Mario y la mochila le parecieron plomo y concreto.
–¿Qué sucede? –preguntó Kenshi.
–La puerta se debe de haber cerrado cuando se liberó el gas –respondió Syzoth.
–Hazte un lado –dijo Baraka guardando sus cuchillas.
Mariano, con la vista borrosa, vio como el infectado golpeaba la puerta un golpe, dos y tres hasta romperse como si fuera cristal. El veneno fue disipándose y el rubio sintió cómo sus pulmones recibían oxígeno limpio. Avanzó junto a los demás, con Baraka a la delantera y detrás de él Syzoth.
–Síganme –dijo el zaterrano–. Por aquí.
Mariano estuvo cerca Johnny y Kung Lao, que sostenían a Kenshi. El rubio cargó con mejor fuerza las armas y caminó unos pasos delante de ellos.
–Déjenme –dijo Kenshi entre jadeos–. Solos los retrasaré.
–Ni en pedo te dejamos –argumentó Mariano seriamente, pero notó su voz atrofiada–. Todos vinimos, todos nos vamos.
–¿Qué? –exclamó Johnny incrédulo–. Si Shang Tsung te encuentra, te mata.
–¡Mírame, Cage! Sólo estorbo. No arriesguen sus vidas por la mía.
–Oye. No te vas a rendir –dijo el actor–. Los Taira te necesitan ¿recuerdas? Volveremos a casa y veremos cómo ayudarte ¿Entendido?
Syzoth los guio entre pasillos de ladrillo repletos de suciedad, cadenas colgantes y celdas sin prisioneros con los barrotes hechos añicos y torcidos. El olor a carne podrida y eses continuó agobiando su nariz y deseó que el laberintico camino llegara a su fin. Los faroles destrozados iluminaron apenas y Mariano se preparó para cualquier ataque sorpresa de entre los calabozos o pasillos con menos luminosidad.
Poco a poco, el aire se convirtió en puro dejando la podredumbre y Mariano vio la luz del sol al final de los bastos pasillos. La salida del laboratorio de Shang Tsung quedó apartada del pueblo. El pasto le llegó hasta las rodillas y una dicha indescriptible lo invadió al sentir el calor en el cuerpo. Pasaron por una bajada chocando contra las ramas de algunos arbustos verdes. Los árboles pequeños se volvieron gigantes con troncos del grosor del cuerpo de Mariano y las ramas empezaron a medir metros teniendo miles de hojas.
–Si nos demoramos, nos capturarán –dijo Syzoth.
–Necesitamos ayuda para llevar a Kenshi al portal en Sun Do –afirmó Kung Lao.
–Tengo los primeros auxilios, pero no sé si pueden durar mucho –informó Mariano–. Necesita un mejor tratamiento.
–Solo puedo llevarlos hasta la puerta de la ciudad –afirmó Baraka–. Los tarkatanos tenemos prohibido entrar.
–Los acompañaré el resto del camino –ofreció Syzoth–. Es lo menos que puedo hacer para compensarlos.
Los árboles cubrieron toda la vista del grupo, rocas se desperdigaron aquí y allá invadidas por el musgo y un arroyo recorría una parte del paisaje. Las flores de colores irreales decoraron la tierra desplegando aromas desconocidos para Mariano, recordándole los aromatizantes y perfumes para las casas. El sol se posicionó en su más alto punto generando un calor desquiciante, pero gracias a las vastas hojas y ramas, la sombra hizo que no fuera un infierno.
En un momento, Mariano pidió detener la caminata y atendió las heridas de Kenshi. Con cuidado, le subió la venda roja y sacó las pocas gasas que tenía. Los ojos de Kenshi seguían rojos y Mariano les pasó delicadamente las gasas repletas de desinfectante. El ex mafioso hizo una mueca de disgusto por el ardor, pero no emitió ni un sonido. Johnny se quedó cerca de ellos y ayudó en todo lo que podía a Mariano. Una vez terminado su corto tratamiento, continuaron caminando por el gran bosque.
Lentamente los troncos de los árboles cambiaron drásticamente a rostros emitiendo llamas verdes claras. A veces movían sus bocas en palabras silenciosas y en otras ocasiones se escucharon el sonido de aves y animales del alrededor correteando por los árboles.
–Vaya, esto me recuerda a Planeta malvado –soltó Johnny–. Había un bosque en el segundo acto…
–¿La batalla de la mantícora? –preguntó Kenshi.
–¡Sí! –respondió Johnny emocionado–. Fue muy difícil de filmar, pero el resultado fue épico.
–Me imagino con detalles.
–Ni vi esa película –dijo Mariano mirando el alrededor–. Lo que sí vi con las chicas fue puro terror y anime.
–¿De enserio? –preguntó Johnny–. ¿Cuáles?
–La saga de Alien es una –respondió Mariano sonriente–. Algunas de Jason, Freddy e Evil Dead, pero lo que más asustaba a Daniela eran las de metraje encontrado.
–¿Cuál es ese género? –preguntó Kenshi.
–Son las que se hacen con cámara en mano y con bajo costo –respondió Johnny.
–Sip, La bruja de Blair es una y Gonjiam –dijo Mariano entre risas–. Daniela estuvo gritando como una niña chillona. Juro que ese día pensé que me quedé sordo.
–¿Qué otras películas vieron? –preguntó el actor–. ¿Las mías debieron cautivarles?
–Las miraba para hacer la siesta –respondió Mariano–. Prefiero mirar One Piece o Jojo. Incluso Daniela me apoyó en mirar un anime que tus películas y Adelina quería ver una película clásica.
–Eso duele, Mariano –dijo el actor en tono dramático.
–Mejor las verdades crueles que las mentiras –dijo el rubio sonriente.
–Esto es el Bosque Viviente –afirmó el enfermo.
–¿Hay algún bosque que no esté vivo, Baraka? –preguntó Kung Lao.
–Ningún otro tiene árboles que albergan las almas de los muertos.
–Espera un segundito –pidió Johnny confundido–. ¿Hablas de fantasmas?
–Buenos, no malignos –calmó Baraka–. Una deidad lo creó, tiempo atrás haciendo un trato con el emperador Jerrod y la emperatriz Sindel.
Mariano recordó lo que le había dicho Adelina después de entrevistar a la emperatriz. La diosa era Hela y lo que memorizaba era que tenía una guardia personal.
–¿Ustedes conocen a alguien aquí? –preguntó el actor.
–Algunos parientes lejanos –respondió Baraka.
–No encontrarás zaterranos –espetó Syzoth.
–¿Por qué no? –preguntó Kenshi.
–A los de sangre caliente no les agradamos –contestó Syzoth con severidad–. Así que mantenemos la distancia y vivimos bajo tierra en la provincia de Zikandur.
–Entonces ¿cómo conociste a Shang Tsung? –preguntó Kung Lao.
–Mi capacidad de adoptar una forma humana hizo que mi gente me viera como un bicho raro –contestó Syzoth–. Me intimidaban y escapé. Hambriento y sin dinero, me uní a una feria ambulante. Resultó que había muchas personas dispuestas a pagar bien por ver mi “don”. En aquel entonces, Shang Tsung era un vendedor ambulante. Nuestros caminos se cruzaron y vio mis habilidades. Cuando empezó a aprender brujería de verdad, quiso estudiarme. Y como me negué, capturó a mi familia.
–Vaya –soltó Johnny–. Una oferta que no se puede rechazar.
–Es peligroso… –advirtió Syzoth– y tiene planes. El General Shao, Rain y él están conspirando.
–¿Para hacer qué? –preguntó Kenshi.
–No lo sé con certeza, pues apenas oí fragmentos –respondió Syzoth.
–Es posible que quiera hacer un golpe de Estado –pensó Mariano en voz alta–. Si no ¿por qué aferrarse a la familia real con mentiras?
De repente, se escucharon rugidos salvajes y todos se detuvieron. Baraka desplegó sus cuchillas y Syzoth se transformó en su estado natural. Los rugidos siguieron oyéndose por el bosque y los habitantes del Mundo Exterior salieron a la carrera a una velocidad imposible para el cuarteto. Los rugidos continuaron e inmediatamente se detuvieron.
Mariano y Kung Lao estuvieron delante y preparados para cualquier ataque sorpresa, mientras que Johnny se quedó con Kenshi caminando velozmente. Cada poco tiempo, Mariano volteaba la cabeza para ver cómo estaban y Johnny alzaba el pulgar positivamente.
Caminaron lo más rápido que podían y con cada paso escucharon los rugidos de Syzoth, las filosas cuchillas de Baraka y una voz femenina. Las ramas chocaron contra ellos y Mariano preparó los cartuchos de las armas. Al llegar, la batalla de los habitantes del Mundo Exterior y encontraron a una mujer muy peculiar.
Sus ojos eran negros como la tinta igual a su cabello atado en una cola de caballo. Sus prendas eran blancas, la parte superior tenían mangas cortas estilo capa y parte del contorno parecían alas de ángel. En sus manos portaba una espada filosa y alrededor de sus ojos tenía tatuajes de líneas diagonales.
Mariano miró impactado los cuerpos de los alrededores. Eran monstruos con orejas puntiagudas y colmillos gigantescos. Sus rostros no parecían del todo humanos, pero tampoco eran infectados por el tarkat. Mariano y el resto pasaron al costado de una cabeza decapitada hasta estar cerca de Baraka y Syzoth.
–¿Qué es eso? –preguntó Kenshi mirando alrededor y olfateando.
–Mejor viví en la ignorancia –dijo Mariano.
–Solo sigue nadando –respondió Johnny–. Y… ¿quién es nuestra femme fatale?
–Soy Ashrah, demonio del Infierno.
–¿Demonio? –preguntó Johnny–. Te ves humana, o casi ¿Y qué es el Infierno?
–Los monjes lo explicaron –respondió Kenshi–. ¿Te dormiste en todas las clases?
Johnny hizo una mueca de enojo y contestó:
–Parece que sí en esa.
–El Infierno es la encarnación del tormento –informó Kung Lao.
–No me digas –dijo Johnny sarcásticamente.
–Parezco casi humana porque purgué la mayor parte de la maldad de mi alma –explicó Ashrah–. Cuando termine, habrán desaparecido los últimos vestigios de mi forma demoniaca.
–¿Por qué te perseguían esos demonios? –preguntó Kung Lao.
–Los envió Quan Chi, mi ex maestro –respondió –. Yo era parte de la Hermandad de la Sombra. Su intención era y es dominar los reinos. Me aparté de él cuando me di cuenta de que no podía ayudarlo a corromperlos.
–Y ahora quiere matarme –finalizó Syzoth.
–Exacto –afirmó–. Seguí a Quan Chi desde el Infierno hasta aquí. Está construyendo dispositivos que roban almas a gran escala. Primero los esta está probando con los muertos que residen en el bosque.
–¿Por qué robar almas, Ashrah? –preguntó Baraka.
–Quiere usar su poder ¿Para qué? No lo sé –respondió–. Pero sí sé que su intención es contribuir a los planes de otro brujo, Shang Tsung.
–¿Se conocen? –cuestionó Mariano boquiabierto–. ¿Cómo?
–Maldita sea –maldijo Johnny–. Está en todos lados.
–¿Seguro que Quan Chi está aquí? –preguntó Kenshi.
–Mi kris lo percibe. Está cerca.
–No, no –dijo Johnny firmemente a el ex mafioso–. Irás a casa.
–Tenemos trabajo que hacer –espetó Kenshi–. Quan Chi nos puede llevar hasta Shang Tsung.
–Liu Kang tiene razón –dijo Baraka–. Shang Tsung es un peligro al que debemos enfrentar. Les ayudaré.
–Yo igual –se unió Syzoth.
–Los votos a favor mandan –dijo Johnny en un suspiro–. Moción aprobada. Ashrah, guíanos.
La demonio alzó su kris y guio el camino entre la abundante vegetación. Siguieron caminando por unos minutos y todos estaban al pendiente. En un momento, la espada comenzó a reaccionar en la hoja en un destello blancuzco.
–Quan Chi se aproxima –dijo Ashrah–. Las emanaciones de su maldad se intensifican.
–Esa es un arma poderosa –comentó Baraka.
–Y eso me sirve mucho –agregó–. A medida que destruyo el mal que encuentra, me purifico cada vez más.
–He ido a terapia y estoy a favor de la autoayuda –dijo Johnny–. Pero ¿desde cuándo un demonio quiere tener menos maldad?
–Pasé una eternidad condenada en el Infierno –respondió Ashrah–. Había asumido que no existía ninguna otra cosa. Pero luego conocí la Tierra y el Mundo Exterior. Vi que había una mejor manera de vivir. Pero, para tener algo así, debía limpiar mi alma. Mis hermanas demonios se enfurecieron cuando cambié de parecer. Kia y Jataaka fueron las primeras en perseguirme.
–¿Quan Chi también es un demonio? –preguntó Syzoth.
–En realidad, es el del Mundo Exterior –contestó Ashrah–. Pero dominó la magia negra necesaria para viajar sin restricciones hasta mi reino.
–¿Alguna idea sobre cómo se alió con Shang Tsung? –cuestionó Johnny mirando con asco al zaterrano tras comerse un insecto.
–Comparten una benefactora –respondió Ashrah–. Ella sacó a ambos seres de la oscuridad y les enseño lo que saben. No la conozco, pero no hay duda de que es una hechicera incomparable. Quizás más poderosa que la gobernante que hubo en el Infierno.
La curiosidad de Mariano despertó recordando la investigación de Adelina con la interacción que acaban de tener. Quizás podría ayudarle sacando un poco de información para ella. Si salían del Mundo Exterior podría escribírselo en las cartas.
–¿Cómo que una gobernante? –preguntó Mariano.
–Fue una diosa que estableció un orden.
–¿Qué le pasó?
–Una revuelta fue lo que la hizo caer –contestó Ashrah–. A pesar de eso, muy pocos demonios le siguen siendo leales y esperan su regreso. También, muchas almas de guerreros caídos aguardan su retorno.
–¿No murió? –preguntó Kenshi.
–Algunos demonios dicen que sí –contestó Ashrah mirando la vegetación–. Otros rumorean que quedó en un sueño sin fin. Su poder fue bastante imponente y logró ser una líder bastante temida y respetada.
–Debió ser una diosa con mucho carácter –agregó Kung Lao.
En ese instante, la kris de Ashrah volvió a emitir sonidos y su luz más brillante y dijo:
–Quan Chi está cerca.
Llegaron a un conjunto de arbustos y árboles lo suficientemente bastos para ocultarlos a todos. Mariano visualizó a cinco personas frente a una gran maquinaria extraña y terrorífica. Tenía rostros esqueléticos y un par de columnas espiraladas del color cobre hacia el cielo emitiendo un resplandor verde.
Cada uno del grupo era más peculiar que el anterior. Una chica pelirroja con alas como gárgolas llevaba en sus manos una especie de rubí al igual que un hombre con vendajes en los brazos y heridas por todo el pecho. El brujo las colocó en un orificio como si fuera una boda con colmillos y empezó a conjurar en un idioma extraño.
–Vaya, la trama se complicó –soltó Johnny.
–¿Qué mierda es eso? –preguntó Mariano sorprendido.
–La tierra corre grave peligro –dijo Ashrah–. Un solo ladrón de almas basta para matar a cientos de miles. Si despliega muchos…
–Morirán millones –terminó Baraka con firmeza.
Ashrah alzó su espada. Sus ojos negros como la brea destilaron furia y dijo:
–Yo me encargaré de Quan Chi. Ustedes cuatro, contengan a los demás.
Todos avanzaron, pero Mariano se percató que Johnny y Kenshi se quedaron atrás por unos minutos. Mariano volteó la cabeza y vio que ambos intercambiaban las katanas. Junto a los demás, salieron a la carga de los secuaces de Quan Chi alertando a la pelirroja con alas. El brujo detuvo su encantamiento y dijo:
–Una vez más, evitaste que te capturaran, Ashrah. Y parece que tienes aliados.
–Te enfrentaremos en grupo, brujo –espetó–. ¡No robarás ni un alma!
Se prepararon para arremeter y la chica con alas de gárgolas se abalanzó hacia Ashrah. Mientras, Mariano junto a Johnny se enfrentaron a un hombre de color calvo de vestimenta negra y naranja. El hombre le dio una patada en la cara al actor y el rubio quiso golpearlo con las ametralladoras, pero lo esquivó y le respondió con un puñetazo.
Johnny volvió a contraatacar con un combo de golpes que fueron casi todos bloqueados, Mariano se reincorporó con una patada en las costillas al hombre calvo. Se desestabilizó, el rubio aprovechó para intentar darle un golpe con la culata del rifle viejo y luego, Johnny le dio un puñetazo a la cara. El hombre calvo se reincorporó, atacó a Mariano con una patada voladora y un golpe directo al pecho. Su espalda chocó contra los árboles y se levantó rápidamente con mareos y la vista borrosa.
Golpeó al hombre calvo con la culata del rifle y luego, Johnny le asestó un combo de golpes que no pudo esquivar. El contrincante quedó tambaleante, ambos aprovecharon y le dieron una patada haciendo que cayera entre uno de los arbustos.
En ese instante, Quan Chi terminó su encantamiento y el resplandor verde se desplegó con ferocidad a los cielos…pero, desencadenó algo mucho peor. El grito de una mujer se escuchó por todo el bosque seguido de aullidos y chillidos de lobos. Mariano se tapó los oídos tratando de bloquearlos, aunque sus manos fueron inútiles. Como si la mujer quisiera que todos sufrieran como ella lo está haciendo. Creyó que perdería la conciencia y luego comenzó a escuchar en su mente palabras de la voz femenina.
” ¡Ladrones! ¡Ladrón! ¡Los maldigo! ¡Mi creación! ¡Ladrón!”
El bosque perdió su vida. Los troncos con rostros humanos mostraron su dolor y el destello de sus ojos se esfumaban. Las almas de un color verde oscuro se dirigían hacia el ladrón de almas girando a su alrededor y perderse dentro de su resplandor macabro. Los árboles perdieron sus hojas y el pasto se volvió seco y quebradizo. Poco a poco, sus oídos comenzaron a soportar los gritos femeninos y los aullidos.
–Dios mío. Es un… –dijo Johnny mirando al cielo–. Tornado de almas.
–Megadeth… –agregó Mariano imitando su acción.
Los rostros de los troncos se transformaron lentamente en cráneos y Quan Chi volvió a conjurar un hechizo sobre el ladrón de almas. Del resplandor verde de la maquinaria surgió una figura casi humana. Estaba encapuchado, su piel grisácea mostraba sus venas y sus ojos eran completamente verdes haciendo que su mirada fuera amenazante. Pareció que la presencia de este ente fue mucho peor, porque los gritos se volvieron más fuertes e imposibles de contener y una vez más comenzó a hablar en la mente de Mariano:
” ¡Mi balance! ¡Ladrón!”
–¿Qué tipo de magia oscura es esa? –preguntó Ashrah en vos alta.
–Somos Ermac. Un conjunto de almas unidas por la magia de Quan Chi. Vivimos para obedecer sus órdenes.
–Mátalos –ordenó el brujo señalando con el dedo.
Ermac salió del tornado de almas y disparó un halo verde hacia los compañeros de Mariano. Pero no pareció mostrar un ápice de dolor y lo alejó con su magia oscura. Mariano sintió el dolor al chocar contra un árbol y su vista se volvió borrosa.
Recobró la conciencia escuchando gritos de batalla. El rubio se levantó a trompicones y pudo ver a Kenshi atacando a Ermac, pero lo lanzó atrás con su magia. Mariano intentó ayudarlo, mientras recargaba sus ametralladoras escondido en un tronco tirado y Ermac le disparó con su halo verde. Una vez recargado, vació todos sus cargadores en la creación de Quan Chi, pero lo lanzó por los aires.
Mariano se levantó y Kenshi atacó usando su katana contra Ermac. Intentó darle estocadas y esquivó con agilidad cada ataque como si pudiera ver al enemigo. En un momento, Kenshi logró encestarle su katana y Ermac gritó. Sus ojos y boca emitieron un aura celeste y Ermac expulsó al ex mafioso, pero se sostuvo con su espada evitando un impacto. Los gritos de la mujer se debilitaron, pero su agonía todavía no.
Mariano quedó boquiabierto cuando vio a la katana de Kenshi moverse sola. Evadió cada ataque de Ermac de la forma más natural posible y al terminar, retornó a la mano de su portador. Se unió a Ashrah a pelear contra Ermac, Mariano tomó el rifle y corrió a ayudarlos. Si no pudo usar las balas, usaría la culata y los puños.
–La pelea no terminó –dijo Ashrah–. Derrotaré a todos los secuaces de Quan Chi.
–Nosotros somos muchos –dijo Ermac con fiereza–. Tú eres una. Te destruiremos.
Ashrah y Kenshi atacaron con estocadas, pero esquivó los esquivó y Mariano aprovechó para darle un golpe con la culata del rifle. Al mismo tiempo, el demonio usó su espada para emitir un halo blanco haciendo que Ermac retrocediera y Kenshi le propició una patada directo al rostro. Mariano quiso darle un puñetazo, pero Ermac usó su poder generando una presión indescriptible y lo alejó. Luego, lo hizo levitar por los aires y lo tiró más lejos haciendo que Mariano soltara un quejido.
Al levantarse, vio a Ashrah moverse tan rápido como la luz haciendo un corte limpio al pecho de Ermac y como contraataque generó la hizo levitar. Al mismo tiempo, Mariano corrió lo más rápido que pudo e hizo una patada voladora. El enemigo volvió arremeter, pero la katana de Kenshi se movió en el aire cortando cada intento de ataque. Ashrah aprovechó para darle un golpe final con una estocada con un resplandor blanco y Ermac cayó al suelo.
–La resistencia nunca es inútil –proclamó victoriosa.
–Nosotros somos muchos. Tú eres una. Te destruiremos –repitió Ermac como una radio vieja y se arrastró por el suelo.
–¿Qué le sucede? –preguntó Kenshi.
–El combate debe haber debilitado la magia que mantiene sus almas unidas.
–¡Sindel! –exclamó Ermac–. ¡Te encontraré!
El aura celeste volvió a salir de su boca y ojos y cayó al suelo. Se miraron confundidos y Kenshi preguntó:
–¿Qué fue eso?
–Vigílenlo –ordenó Ashrah–. Yo apagaré el ladrón de almas.
Mientras ambos se encargaban de Quan Chi, Ashrah con la espada en mano, intentó sacar la gema carmesí de la maquinaria, pero al hacerlo fue expulsada por una explosión. Las almas salieron del resplandor verde perdiéndose en el cielo… excepto una. Voló hasta Quan Chi tirado en el suelo y lo tomó por la cara. El brujo intentó evitar el fuerte agarre, fue en vano y Mariano pudo escuchar al alma decir:
–Nuestra diosa y señora sufre por tu culpa. Te haré sentir su dolor.
La piel aceitunada de Quan Chi pasó a ser blanca como la nieve en cuestión de segundos. Sus gritos se escucharon por todo el bosque, volvió a desmayarse con un ruido sordo y el alma se evaporó. En ese instante, Mariano se percató de que los gritos de la mujer y aullidos de lobos pararon. Sus oídos pitaron fuertemente y no pudo percatarse de que Ashrah caminaba desenvainando su espada.
–Ya que eso no te mató, yo lo haré –dijo alzando su kris.
–¡Para! –gritó Mariano–. No hay que matarlo.
–¡No, Ashrah! –exclamó Kenshi.
–Es muy peligroso para dejarlo vivir.
–Liu Kang debe interrogarlo. Él conoce los planes de Shang Tsung –explicó el ex mafioso.
Ashrah bajó su espada soltando un suspiro de derrota y con resentimiento en su voz aceptó. Los demás se pudieron reincorporar con lentitud y se acercaron hacia ellos.
–Bueno, está claro que pagué muy poco por ella –soltó Johnny refiriéndose a la katana, Sento–. ¿Sabías lo que podía hacer?
–En la leyenda no se menciona poderes místicos –respondió Kenshi–. Las almas de mis ancestros viven en su interior. Intentan guiarme.
–Bueno, solo no olvides quién te la dio, Takahashi –dijo Johnny orgulloso.
–Nunca, Cage. Ahora, llevémoslo a la Tierra –habló el ex mafioso enfatizando en el brujo.
–Sé que para ti este es tu lugar, Baraka… –empezó el actor–. Pero Syzoth, Ashrah; ustedes pueden venir si quieren. Seguro Liu Kang los recibirá.
–Nunca tuve un hogar –dijo la mujer con una sonrisa esperanzadora–. Eso sería maravilloso.
–Lamento cagar el momento emotivo –dijo Mariano–. Tratenme de esquizofrénico, aunque creo que todos lo escuchamos había una mujer sufriendo cuando Quan Chi activó el ladrón de almas. Literalmente, un alma dejó así al forro este porque supuestamente la lastimó. Segundo, tenemos que agilizar el trámite porque va venir el ejército y nos van a matar.
–Fue muy terrorífico lo que pasó –dijo Kung Lao–. Todavía puedo escuchar sus gritos y lo que decía.
–Lo veremos en cuanto lleguemos a la Tierra –dijo Ashrah con seriedad–. Tenemos que cargar a Quan Chi.
Johnny y Kung Lao cargaron al brujo por los hombros y continuaron caminando hacia la capital, Sun do. Pasaron por lo que quedaba del Bosque Viviente repleto de los árboles con rostro transformados en calaveras y otras plantas invadidas por llamas verdes. El pasto crujió con cada paso que daban y Mariano sintió el vacío del ambiente.
Alejado de los horrores del bosque, el grupo llegó a un pequeño río y se sentaron a descansar. Mariano se refrescó un poco y lo despejó de la loca carrera. El reflejo del agua mostró su rostro cuadrado con moretones por los combates, se enjuagó la cara y pasó el agua fresca por la nuca. Hizo una mueca al tocar la herida cicatrizada del golpe que le hicieron en el laboratorio de Shang Tsung. Luego, se remojó parte de la cabeza y el cabello y un alivio lo recorrió al disfrutar el agua fresca recorriendo su piel sudorosa.
Invitó a comer a Ashrah, Syzoth y Baraka, pero el único que se negó fue el zaterrano. Repartió lo último que tenía de comida y empezó a comer la carne seca soñando despierto en las comidas que ansiaba probar nuevamente y saciar su infinito apetito. Después, revisó las heridas de Kenshi con los últimos suministros que le quedaban. La inflamación en los ojos había disminuido considerablemente, pero seguía estando y cualquier indicio de infección desapareció gracias al ungüento de Syzoth y los primeros auxilios.
Durante el descanso, todos escucharon a Quan Chi removerse y quejarse en sueños. Mariano mantuvo cerca el rifle del Viejo Mario para golpearlo en caso de que despertara. Ashrah destiló su mirada de odio hacia el brujo inconsciente y volvía a comer en silencio sumida en sus misteriosos pensamientos.
El día dio paso a la noche y llegaron a la entrada de la capital del Mundo Exterior. Todos se despidieron de Baraka y le agradecieron con mucho su ayuda en batalla. Lo vieron marcharse entre los arbustos y árboles hasta no escuchar sus pisadas y choques con las ramas.
El grupo logró infiltrarse entre los guardias hasta llegar al mercado. Syzoth se había ido a los techos a ver cuánto faltaba para el portal y si había vigilancia. Mientras, Mariano y Johnny lograron robar un poco de ropa y máscaras para camuflarse entre la basta multitud. El rubio encontró un poncho lo suficientemente grande para esconder su mochila y armas sin problemas.
Johnny y Kung Lao intentaban ponerle los atuendos a Quan Chi, mientras Mariano vigiló el callejón oscuro y mugroso en el que estaban. Los ciudadanos pasaron y se apelotonaron en las grandes calles. Los puestos de comida desprendieron sus exquisitos de carne desconocida y de las masas fritas. Los músicos tocaron sus instrumentos y algunos habitantes del Mundo Exterior se agruparon a bailar y otros, lanzaron fuegos artificiales soltando risas al ver el cielo iluminado. Mariano se escondió cuando pasaron guardias del General Shao y notó que las calles estaban repletas de ellos.
–Buenas noches, Príncipe de la Oscuridad –dijo Johnny a Quan Chi inconsciente y miró a sus compañeros–. Perfecto. Encajarán a la perfección.
–¿No podías robar un sombrero más práctico? –preguntó Ashrah y Mariano contuvo una risa.
–Pareces un mariachi –dijo el rubio.
–¿Qué? Te oculta la cara –espetó Johnny–. Y, a decir, verdad te queda bien.
Ashrah sonrió por el comentario y Kenshi dijo:
–Todavía me quedan mis dudas. Llevarlo llama la atención, y no queremos eso.
–Además, para cagarla aún más hay bocha de guardias –agregó Mariano señalando con el pulgar a la salida del callejón–. Cada cuadra hay como dos y creo que son del General Shao.
–Miren allá afuera. Me recuerda a los carnavales –espetó Johnny–. La gente pensará que la fiesta estuvo buena.
En ese instante, Syzoth bajó de los tejados y el actor preguntó:
–¿Qué pasa?
–Vayan hacia el escenario, luego a la derecha y hasta el portal. Pero hay soldados y oficiales por todas partes.
–¿Seguro que es suficiente? Si alguien nos ve estamos muertos –dijo Kung Lao.
–Por eso mismo crearé una distracción –espetó el zaterrano.
–También te buscan a ti, Syzoth –agregó Kenshi.
–Si no ve me ven no podrán atraparme.
Inmediatamente, desapareció de la vista de todos y dejó a Mariano boquiabierto.
–Maldición –soltó Johnny–. No me contaste que eres como el depredador.
Mariano oyó levemente las pisadas de Syzoth perderse en la multitud y los demás salieron con lentitud del callejón mugriento. Los ciudadanos de Sun Do fueron de un lado al otro con risas alegres y bailaban al compás de la música. Mariano se quedó atrás de Johnny y Kung Lao que cargaban a Quan Chi, mientras que Kenshi y Ashrah iban a la delantera.
En un momento, caminaron más lento y Mariano vislumbró a un par de guardias imperiales. El pánico lo inundó, pero el sonido de una explosión y los gritos de la multitud hizo que su corazón no explotara. Volteó para ver un fuego en los techos de las casas hecho por los faroles. El grupo apresuró el paso entre la gente que se apelotonaba y corría despavorida.
Mariano no tenía balas para pelear con los soldados y solamente preparó el rifle del Viejo Mario. Entre la carrera, se percató de que Kenshi no estaba y le invadió la preocupación, pero quedó opacado con las pisadas fuertes y al girar la cabeza, el General Shao y sus soldados estaban encima de ellos.
–Están detrás nuestro –dijo Mariano y Johnny y Kung Lao se detuvieron.
El brujo pareció recomponerse de su sueño y se soltó de ellos. Se tambaleó y Johnny y Kung Lao le dieron una pequeña paliza por turno. Antes de que Quan Chi cayera al suelo, Mariano le pegó con la culata del rifle y se arrastró por el suelo hasta perderse en la multitud. El General Shao no le dio importancia y se prepararon para pelear.
–Si fuera una de mis películas, nos salvaría un personaje cómico e intrépido –dijo Johnny.
–Prefiero a Adelina o a Daniela, muchas gracias –espetó Mariano.
A lo lejos, Mariano le pareció escuchar una risa y cuando giró la cabeza, vio a Kenshi y Syzoth bajar por una soga.
–Si hoy morimos será juntos –dijo el zaterrano.
–No sé si cómico, pero intrépido, seguro –soltó Johnny.
Inmediatamente pateó al shokkan que tenía enfrente y Mariano golpeó con la culata del rifle a un soldado dejándolo noqueado. Se abalanzó a otro y bloqueó el ataque con su espada. Mariano retrocedió a la embestida y aprovechó para darle al soldado un puñetazo en la cara seguido de una patada en la espalda. Sonriente, lo golpeó en la nuca con la culata y rápidamente, esquivó la estocada de un enemigo cercano. Mariano lo empujó con todas sus fuerzas haciendo que chocara contra un puesto de comida. Cuando todos los soldados cayeron, la multitud dejó pasar a los refuerzos liderados por un centauro y Syzoth gritó:
–Debemos irnos ¡Ahora!
El grupo corrió entre los habitantes del Mundo Exterior con el soldado centauro pisándole los talones. Algunos transeúntes les dejaron el paso libre y Mariano se alivió al ver el portal. Junto al resto, corrieron hasta pasar por este y el vuelvo en el estómago alivió a Mariano. Los oleajes violetas se volvieron naranjas y llegaron a la reconfortante Academia Wu Shi.
El aire fresco del lugar reconfortó al rubio, junto al sonido de los pájaros. Las respiraciones agitadas quedaron opacadas y Mariano se posicionó con los demás viendo si del portal salía un enemigo. Milagrosamente, el portal se cerró y el corazón de Mariano se tranquilizó más. Cayó al suelo de madera y soltó una risotada alegre. Sus ojos miraron por arriba el calzado del dios Liu Kang y algunos monjes.
–Hola, Liu Kang ¿todo bien?
–Johnny, Kenshi, Kung Lao, Mariano. Volvieron a salvo –el dios miró a cada uno del grupo y sus ojos blancuzcos se posaron en el ex mafioso–. ¡Por los Dioses Antiguos!
–Tuvimos un encontronazo con los demonios internos de la princesa Mileena –aclaró Johnny.
–Me quitó la vista. Pero Sento, a su manera, me la devolvió.
–Me alegra que Sento y tú se unieran –dijo Liu Kang con una sonrisa triste–. Aunque tenía la esperanza de que esta vez los medios fueran distintos.
¿Esta vez? ¿De qué hablaba el dios? La curiosidad de Mariano despertó rápidamente y lo miró como pudo desde donde estaba.
–¿Esta vez? –cuestionó el ex mafioso.
–Perdón, Kenshi. Me confundí. Ve, los monjes atenderán tus heridas.
Mariano vio como el ex mafioso se marchaba del lugar y dejó de oír sus pasos. Kung Lao decidió acompañarlo dejando a Syzoth, Ashrah, Mariano y Johnny con el dios.
–Encontramos a Shang Tsung, pero se nos escapó –explicó el actor–. Entiendo por qué te preocupa. Está hasta el cuello en cosas muy serias.
–Sospechamos que quizás quiera hacer un golpe de Estado… –agregó Mariano.
–Descansen y coman. Luego hablaremos.
–¿Me pueden traer un martini también? –preguntó Johnny–. Batido, no mezclado.
–Yo quiero un choripán y empanadas de jamón y queso fritas, por favor.
El rostro del dios mostró una pequeña sonrisa. Luego, miró a Syzoth y Ashrah y el actor soltó un suspiro.
–Perdón –dijo–. Estos son los nuevos jugadores de la Tierra. No habríamos logrado volver sin ellos.
–Son buena gente y pelean bien –dijo Mariano alzando el brazo con el pulgar arriba.
El dios se acercó al par y los llamó por sus nombres. Eso hizo que Mariano levantara la cabeza y abriera más los ojos de la curiosidad y sorpresa.
–¿Nos conoces? –cuestionó Syzoth.
–Como protector de la Tierra, sé muchas cosas.
–¿También conoces a mi exmaestro Quan Chi? –preguntó Ashrah–. Conspira junto con Shang Tsung,
–¿Una nueva alianza letal? –repreguntó el dios–. Vengan, todos. Díganme todo lo que saben.
Mariano vio desde el suelo a Ashrah y Syzoth marcharse con el dios y se quedó con Johnny.
–Vaya. Adiós al martini –dijo.
–Y a mi choripán y empanadas –agregó Mariano–. Che, ¿me ayudas a levantarme?
Johnny le extendió la mano y el rubio la aceptó con gusto. Siguieron a los tres y le contaron al dios todo lo que había pasado en el Mundo Exterior. Sobre todo, los gritos y aullidos en el Bosque Viviente. La mirada del dios era seria y sin exponer ni una emoción. Tras contarle cada pedacito de la información, el dios les dio permiso para irse a sus aposentos.
Antes de marcharse, Mariano le preguntó por el estado de Daniela. La amenaza de Shang Tsung opacó sus preocupaciones por su amiga. Deseó que su pierna haya mejorado e incluso, pudiera caminar con normalidad. El dios solo le otorgó con una sonrisa tranquila y le dijo:
–Creo que ella está cerca de los jardines. Se alegrará de tu regreso.
Mariano se retiró dejando a Ashrah y Syzoth a manos del dios. Corrió desesperadamente hacia los jardines y no la vio por ningún lado, fue hacia la enfermería, el recinto de estudiantes y luego, a las cercanías de los entrenamientos. Sonrió al ver a Daniela con muletas tratando de caminar y alzar la cabeza su rostro mostró sorpresa. Mariano corrió y la abrazó con fuerza. Le besó la mejilla y Daniela lo imitó entre risas.
–¿Cuándo volvieron? –preguntó sonriente.
–¿Cuándo pudiste caminar? –repreguntó Mariano alegre.
–Primero contéstame a mí.
–Más o menos –dijo Mariano mirando la herida de su pierna cicatrizada–. No pudimos atrapar al hechicero, pero conseguimos algo de información de él. Ahora vos.
–Los monjes hicieron algo mágico y puedo caminar un poco. Me enteré de lo que le pasó a Kenshi –dijo Daniela con tristeza.
–Sí, fue un duro golpe, pero lo importante es que estamos acá. También, tenemos nuevos compañeros.
–Uh, que bien –soltó Daniela con un brillo en sus ojos cafés–. Los quiero conocer ¿cómo son?
–Una es un demonio del Infierno y el otro es medio un furro, pero simpático. Y quiero comer tengo mucha hambre.
Daniela sonrió y fue con Mariano para ver a Ashrah y Syzoth y luego saquear lo que pudiera de las cocinas hasta llenar su estómago.
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Estoy segura que quiero estar contigo, porque ya no recuerdo qué es estar sin ti; las personas buscamos toda la vida unos ojos que nos miren de la forma en que tú lo haces conmigo, y sólo logro pensar que tu mirada es suficiente por el resto de mis días. Sé que no somos más que una crisálida y telares de emociones, nervios y sentimientos que nos absorben constantemente, pedir más de lo que somos ahora es risible, pero a veces es necesario completar la metamorfosis para poder llegar a ser algo, y yo, mi amor, quiero todo contigo. Lo que siento por ti me satura completamente, vive y palpita dentro mío como un destello que jamás se apaga, que no dimite. Es nuestra alma y nuestra compañía, nuestra presencia, nuestra ausencia, que entiende a silencios, lo que entre tú y yo se trate, lo que en nosotros vive. Tú, amor mío, solamente tú, eres mi hogar, provocas en mí paz y sanas cada parte de mi niña interior. Sólo tu presencia provoca que quiera contar historias hasta que mi voz demande reposo, mi alma se ilumina cada vez que se encuentra contigo, y para mí esto que siento es suficiente. Suficiente para saber que quiero estar contigo hasta que la vida lo disponga, hasta que nuestros caminos procedan a la eternidad.
A lo largo de la vida, tenemos un amor con el que conectamos tanto que dejamos un pedazo de nuestra alma en él, por favor, quédate en mi vida. Acompáñame en mi crecimiento personal, que quiero acompañarte en el tuyo.
JPGM
Note: aquí me permito ser la mujer más cursi del mundo sin tapujo, abriendo mi ser, mi alma, desnudándome justo donde más duele; el corazón.
#amar#querer#extrañar#dolor#decepción#autoestima#odiar#rwby#lastima#novio#llegar#adorar#carta#carta da parati
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OK BYLERLOVERS ME GUSTARÍA ANTES QUE NADA ACLARARLES QUE ESTO QUE LEERAN A CONTINUACION FUE UNA IDEA QUE SALIÓ DE MI MENTE, DEBIDO A MI INSOMNIO (no tiene nada de relación con el fic byler que estoy haciendo) DE TODAS MANERAS ESPERO DE CORAZÓN QUE LES GUSTE 🙈
............
Advertencia: ⚠️
Abstenerse a las emociones que puede traer ésta lectura 🤫🤐😳😲🙈🙊🕳️👀
.......
QUE CONSTE QUE YO LES ADVERTÍ 😌🤫
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El gallito ciego:
La sala de estar de Mike estaba llena de risas y energía, con las luces tenues creando una atmósfera perfecta para una noche de juegos.
Un olor a palomitas recién hechas flotaba en el aire mientras el grupo de amigos se acomodaba, ansiosos por comenzar. Max, siempre la más audaz, sugirió un juego que había escuchado en la escuela:
Max: “¿Qué tal un gallito ciego?”, planteó con una sonrisa traviesa.
Will: ¿Gallito ciego?”, preguntó Will, su voz llena de curiosidad.
No era un juego que hubiera escuchado antes. La idea de jugar algo nuevo lo emocionaba, pero al mismo tiempo, una pequeña inquietud se acomodaba en su pecho.
Dustin, con su energía característica, explicó:
Dustin: Es simple. Uno de nosotros se venda los ojos y tiene que encontrar a los demás. Si te toca a alguien, le debes un beso. ¡Es una locura!
Will sintió el rubor ascender por sus mejillas. La idea de ser besado en un juego de este tipo le parecía aterradora y emocionante a la vez.
Will: Y cómo funciona eso exactamente?”, preguntó, intentando ocultar su nerviosismo.
Lucas intervino
Lucas: Es fácil, solo necesitas confianza. Además, es divertido. Mike, tú puedes comenzar
Mike se vendó los ojos con una sonrisa desafiante. Mike: Está bien, voy a contar hasta treinta. ¡Escondanse!
Los demás se dispersaron rápidamente, riendo y susurrando, buscando refugio en los rincones más oscuros de la sala.
Will se quedó atrás, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Decidió esconderse detrás del sofá, en una esquina donde la luz no llegaba. Cerró los ojos un momento, tratando de calmar su corazón, que latía con fuerza.
Mike: ¡Listos o no, aquí voy!”, anunció Mike, y el sonido de sus pasos resonó por la sala.
Will se acomodó, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a fluir. La oscuridad era abrumadora, y cada ruido parecía amplificarse en la quietud de la noche.
Con el tiempo, Mike se movió por la sala, buscando con cautela. Al final, escuchó una risa suave y, guiado por ella, se acercó rápidamente. Se movía con confianza, como un cazador en busca de su presa.
Mike: ¡Oigan tengo a alguien!”, exclamó al tocar una figura en la penumbra.
Will, sintiendo el toque en su brazo, se tensó de inmediato. No era solo un roce casual; había algo electrizante en la forma en que Mike lo había encontrado.
Mike: ¿Quién eres?, preguntó Mike, su voz un susurro intrigante.
Sin embargo, Will no respondió.
No podía. No quería revelar su identidad en ese momento.
Mike, aún con los ojos vendados, dejó que sus manos exploraran el brazo de Will, acariciando suavemente su piel. La ternura de ese gesto hizo que el corazón de Will latiera con más fuerza.
Mike: ¿Estás ahí?
Will: Sí”, murmuró Will, pero no se atrevió a dejar que su voz fuera demasiado clara.
Mike, aún ciego en su búsqueda, lo examinó más de cerca, sus dedos recorriendo el brazo de Will con una curiosidad y un deseo que hicieron que Will se sonrojara aún más.
La cercanía de Mike lo hacía sentir vulnerable, pero también emocionado. ¿Quién hubiera pensado que un simple juego podría llevar a algo así?
Con un impulso de valentía, Will se acercó un poco más, dejando que su rostro se acercara al de Mike, sintiendo el calor que emanaba de él.
Fue entonces cuando se atrevió a darle un beso suave, un roce de labios que encendió chispas en el aire.
Era un contacto ligero, pero la electricidad fue instantánea. Mike, sorprendido, se quedó quieto por un momento.
Mike: Wow… - susurró Mike, sintiendo el cosquilleo del beso recorrerlo.
La suavidad de aquel primer contacto era embriagadora, pero también había una promesa de algo más.
Will, sintiendo la energía del momento, se atrevió a profundizar el beso, dejando que su boca se moviera con más intensidad.Ambos se sumergieron en la experiencia, olvidándose de que estaban rodeados de amigos.
Will se sentía liberado, dejando que sus deseos se desbordaran mientras los labios de Mike se movían con pasión contra los suyos. La oscuridad a su alrededor se desvanecía, y el mundo exterior se convertía en ruido blanco. Todo lo que importaba era ese beso, esa conexión inesperada que había surgido entre ellos.
Mike sintió cómo la adrenalina lo invadía mientras las manos de Will se deslizaban por su espalda, atrayéndolo hacia él. La cercanía les permitió sentir el calor del cuerpo del otro, y Mike, atrapado en ese momento, se dejó llevar.
Los besos se hicieron más intensos, cada roce era un destello de fuego, cada susurro era una promesa de más.
Mike: Déjame verte - pidió Mike entre besos, su voz cargada de deseo.
Pero Will, aunque estaba perdido en el momento, sabía que debía mantener el misterio. No quería que Mike descubriera quién era.
Will: No puedo, es parte del juego. -contestó, aunque su corazón anhelaba revelarse. En ese instante, se acercó aún más, fusionando sus labios con los de Mike en un beso más fogoso.
El deseo era palpable, y la necesidad de más crecía entre ellos. Mike, sintiéndose más atrevido, comenzó a explorar el rostro del otro, sus dedos acariciando suavemente la mandíbula de Will. La intimidad crecía, y la pasión se disparaba.
Pero justo cuando el beso alcanzaba su clímax, Will se apartó de golpe, dejando a Mike boquiabierto y con una mezcla de sorpresa y deseo en su rostro.
Mike: ¿Quién fue? - murmuró Mike, con la voz entrecortada. Su corazón latía con fuerza, y la confusión se apoderaba de él.
Will, aún riendo en secreto, se deslizó hacia atrás, ocultándose entre las sombras.
Will: Es un secreto. -dijo, antes de alejarse, dejando a Mike en un estado de asombro absoluto.
La magia del momento había terminado, pero la chispa de lo que había sucedido quedó grabada en su memoria para siempre.
Mike se quedó allí, tocándose los labios, intentando comprender lo que había pasado. La calidez del beso, la conexión, el misterio de la identidad de su “capturado” lo llenaban de preguntas.
Mientras el resto de sus amigos regresaban, ajenos a la revelación que había tenido lugar, Mike sintió que el juego había cambiado para siempre.
“¿Quién fue que me besó?”, se preguntó, mientras las risas de sus amigos llenaban el aire, sin saber que esa noche, su vida había tomado un giro inesperado.
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AHORA SI YA ME FUI ✈️💁🙋🧑🦽🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃💃🕺
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ADVERTENCIA ⚠️: Exceso de texto. Parte I.
Hablemos de salud mental.
Quise evitar el tener que escribir para poder expresar como me siento porque me explayo demasiado y casi que escribo un libro, quise hablar sobre los trastornos y el tipo de depresión que tengo, pero después de incontrolables videos que nunca llegué a terminar porque me trababa mucho al hablar, me iba por las ramas o no me convencía como me veía en ninguno, opte por lo que mejor me sale: escribir, aunque no pueda evitar hacerlo extenso.
El objetivo de esto es que entiendan y puedan conocerme mejor los problemas de salud mental con los que vivo hace años, algunos incluso desde mi infancia, y poder informar o concientizar sobre cómo ayudar, apoyar o aconsejar a una persona que este pasando por alguna situación igual o parecida.
Voy a poner imágenes con los síntomas, características y riesgos de cada Trastorno, de la depresión mayor y lo qué es ser una persona PAS. Seguramente queden arriba del todo el texto.
Marque con puntos verdes y subraye algunas características y síntomas con los que me siento más identificada.
No hace falta cumplir con todos los síntomas o características de las listas, cada persona percibe el mundo que los rodea a su manera por lo cual las percepciones de cada uno suelen variar o ser diferentes a la de los demás.
Lo que sabe la mayoría es que soy depresiva y tengo ansiedad, pero es mucho más complejo, la realidad es que tengo Trastorno de ansiedad generalizada y social, depresión mayor y principio de agorafobia.
A lo que le sumo tener como característica ser una persona altamente sensible (pas).
Ahora, para darle un poco más de contexto a todo esto y entender cómo llegué a este punto en mi vida dónde las emociones me desbordan y no tengo el control de mis emociones o pensamientos tuve que auto analizarme y buscar ayuda psicológica e información para poder identificar y darle un nombre a lo que me venía perturbando desde mi infancia. Lo primero que pude identificar de esa época son las conductas de una persona con trastorno de ansiedad generalizada, de chica me preocupa y sobre pensaba mucho situaciones que transcurrían en mi entorno, me ponía muy nerviosa y era demasiado tímida cuando tenia que socializar. Cosa que fue empeorando a medida que fui creciendo.
Al no haber, hace 20 años, concientización ni información al alcance de la mano como hoy en día, era imposible que uno pudiera identificar por lo que estaba pasando, sobre todo porque nadie hablaba tampoco de esos temas. Por esto mismo y por crecer en una familia donde la ayuda psicológica era vista como un "curro donde ibas a gastar plata para hablar de tus problemas con un desconocido", nunca tuve la ayuda que necesitaba para poder gestionar mis emociones de una forma correcta.
Durante mi adolescencia aparecieron muchas inseguridades y los pensamientos excesivos empeoraron provocando mucho caos dentro mío y Sentimientos de insuficiencia o de no pertenece a ningún lado, me sentía alineada entre mis amistades. Aparecieron los excesos por tomar medicamentos, que no necesitaba y mayor cantidad de la que se debería, para cuando sentía que no podía lidiar con un pesar y quería apagar mi sistema, o cuando no podía dormir.
Me costaba conocer gente nueva, dar el primer paso para socializar, sentía envidia de mis amigas por tener esa facilidad de entablar relaciones sin problemas y de conocer o salir con otras personas sin que les ganen sus inseguridades, el solo hecho de pensar en tener una "cita" y todo lo que implica tener una, (o lo que según mi mente creía), se me hacia un nudo en el estómago, me llenaba de nervios y sentía la vergüenza a flor de piel, por lo que siempre evite ese tipo de situaciones o vínculos que llevaran a algo más que una amistad, porque no me sentía preparada ni sabia como actuar en esa situación. Durante los primeros años de mi adolescencia me mostraba un poco hostil ante el mundo, me daba miedo el rechazó y la humillación que esto podría llegar a causar. Las pocas veces que llegué a tener un intento de vinculación se arruinaban por no saber comunicarme y creer al punto de convencerme de que nadie iba a entender lo que me pasaba, ponía excusas para evitar salidas, (o aceptaba pero terminaba cancelando a ultimo momento), al punto que la otra persona terminaba perdiendo el Interés.
Y el estar transitando por la adolescencia y todo lo que conlleva esa etapa de la vida dónde las emociones y hormonas están en punto de ebullición, y los cambios físicos, emociones y mentales empiezan a florecer y a hacerse más notables, las amistades empiezan a tener otro peso, al igual que la opinión de los demás y la nuestra sobre nosotros mismos. Me sentía hecha un caos, mi sentido de pertenecía estaba confundido, desorientado, alienado, no sabía cómo encajar ante tantos cambios, en especial cuando mis gustos empezaron a diferenciarse demasiado, al punto de no encajar con los gustos personales de mis amistades como del resto de las personas que me solían rodear en el día a día. Por suerte la mayoría de mis inseguridades estaban solo en mi cabeza, ya que nunca me hicieron "bullying" ni mi amigas que tenía de la infancia me dejaron de lado por mis gustos ya sea en la música, o en mi forma de vestir. Las personas que alguna vez tuvieron un problema con eso, ya no forman parte de mi vida y tuve el valor en su momento de cortar la relación con ellas cuando tuve que hacerlo.
En el año 2009, mi hermano mayor de los 4 hermanos que éramos, falleció a los 31 años de edad cuando yo tenía 11 y estaba en sexto grado de primaria, si bien su muerte me afectó ya que nunca había pasado por la perdida de un familiar tan cercano, no hizo tanta repercusión hasta 7 años después.
Durante el último año de secundaria ( en el 20|6) el cuerpo de mi hermano fue exhumado, evento que me afectó más de lo que esperaba o hubiese imaginado. Fue una situación traumática donde hubo muy poco tacto y empatía por parte del empleado del cementerio en la forma en que realizo la exhumación. En ese momento no hablé con nadie lo que había visto ese día, lo que sentí y como me derrumbe. Esa situación se sumo al miedo que tenía por el futuro, ya que se suponía que el próximo año iba a ingresar a la universidad, (situación para la que no me sentía lista), me preocupaba y aterraba el tener que empezar de cero, el tener que relacionarme con gente nueva, el cambio enorme de un entorno a otro donde estas solo por tu cuenta, una de las características que tengo de la ansiedad generalizada es el no poder concentrarme y que se me ponga la mente en blanco si tengo que rendir algún examen peor aún si es un examen o exposición oral, me cuesta mucho retener información, yo ya estaba pensando en todas esas desventajas que tenia y me sentía incapaz de poder rendir alguna materia bien, sin contar que iba a tener que empezar a viajar sola hasta capital y no a una zona muy transitada o linda para esperar el colectivo.
Ese año fue una montaña rusa de emociones tanto buenas como malas pero todas muy intensas y sin saber cómo sobrellevar ninguna.
Por falta de papeles no pude ingresar a la universidad que quería, estuve un año, ( el 2017), sin hacer ningún tipo de actividad, sentí que me había autosaboteado, sentía que inconscientemente por no estar lista para esa nueva parte de mi vida no me informe lo suficiente en buscar todos los papeles y requisitos que se necesitaban para realizar la inscripción. Empecé a tener síntomas depresivos. Todavía podía salir al mundo y socializar, pero a medida que pasaba el tiempo me iba estancando cada vez más, los días que no salía no me levantaba de la cama más que para ir al baño y comer, ( a veces era tan fuerte la necesidad de estar acostada que me aguantaba por horas las ganas de hacer pis, o comía acostada). Sino estaba con auriculares escuchando música maratoneaba temporadas de series enteras y hasta dejaba de la lado mi higiene personal pasando varios días sin bañarme.
Hubo una ocasión la cual derivó mi primer consulta con una médica clínica, la cual volví a recurrir en el futuro. La situación en cuestión fue una salida con una amiga, en un momento de la noche tuve una migraña tan fuerte que tuve que salir de la pista en la que nos encontrábamos para poder tomar aire, en el camino a la salida, teniendo que bajar escaleras, se me nubla por completo la vista, no sé cómo hice para lograr salir sin caer rodando o tropezar en el camino, después de esta situación saque el turno para la consulta médica, otra situación similar me paso, previa a dicha consulta, en casa de una amiga, organizo un almuerzo para festejar que había ingresado al instituto, otras amistades que se encontraban también comentaban sobre sus ingresos a la facultad o actividades que empezaron al finalizar el secundario. A pesar de estar feliz y orgullosa de sus logros no lo podía demostrar, estaba hundida en mis pensamientos pesimistas sobre mi misma sintiéndome un fracaso por no estar haciendo algo puntual de mi vida como ellas lo estaban haciendo, a pesar de mis intentos para mantener la calma y disfrutar con mis amistades el día, de repente me encontré encerrada en el baño intentando contener las lagrimas que caían una tras otra como si pesaran como piedras, y yo sin poder contenerlas, una vez que logre calmarme salí del baño y fingí total demencia como si nada de eso hubiera pasado, la realidad era, que aunque hubiera querido no podía sincerar mis emociones con ellas ni con nadie, no sabia cómo enfrentarlo, ni superarlo y mucho menos hablarlo. Llega el día del turno, luego de unas cuantas preguntas y haberle comentado lo que me había sucedido me mandó una serie de estudios para descartar algún problema físico, pero aseguraba que podía llegar a estar teniendo estrés y ataques de ansiedad, los estudios médicos salieron sin anomalías, no había problemas físicos de ningún tipo.
A fines de esa año, por un problema familiar por el que estaba pasando comencé a ir a terapia, pero a pesar de esos episodios de ansiedad que había tenido, nunca tratamos eso en sí, en ese tiempo o me salía hablar ni con la psicóloga, una persona que se capacito para hablar de estos temas, solo me salía hablar de mi día a día, aunque también tener estas sesiones de terapia ayudaron a no estar todo el tiempo encerrada, tenía una razón para levantarme y me ayudo a optar por otras opciones de estudio, ya que no seguía teniendo interés en la carrera que había optado cuando estaba en secundaria.
Al otro año, ( el 2018), me anoto en un instituto de Monte Grande para estudiar la carrera de BIE, y al ser una carera con mucha carga horaria y con un único turno, (vespertino). se interponía con mi hora de terapia, por lo tuve que dejar ya que, además, mi psicóloga tenía mucha demanda y no tenía otro horario disponible para ofrecerme.
Tal vez si hubiera seguido teniendo ese espacio para hablar y descargarme las cosas hoy en día serían diferentes.
La cursada era de lunes a sábado; lunes, martes y jueves de 17:30hs a 21:30hs; miércoles de 15:30hs a 20:30hs, viernes de 14:30hs y sábados de 08:00am a 19:00hs. pasaron casi 7 años y todavía recuerdo las materias que tenía cada día.
Me sobre exigí a mi misma para cursar las 15 materias de lunes a sábados por haber estado un año estancada. El miedo por no rendir bien los exámenes porque mi cabeza no podía retener la información apareció otra vez y está vez tenía motivos. Tuve la suerte de tener compañeras que me ayudaron y apoyaron para poder rendir tanto parciales como finales y gracias a ellas termine con 8 finales aprobados de 15, (después me quedaron 6 materias por rendir las cuales serían mi detonante para dejar la carrera al año siguiente y una materia por recursar) sino no hubiera sabido qué hacer, seguramente hubiera recursado más de una materia o habría dejado la carrera ese mismo año. A estas exigencias se le sumo el compararme con otras compañeras, las cuales además de estudiar tenían trabajos o familias de las que hacerse cargo, y yo que no tenía esas responsabilidades debería, según mi cabeza, poder, tener todo mi enfoque en eso, y no tuve en cuenta que mi entorno no era el mismo que el de ellas, que lo que a mi me afectaba y me trababa en poder cumplir con la misma eficacia lo que requerían las materias, a ellas no les afectaba como a mi. Seguramente cada una tenía sus conflictos, problemas familiares etc. Pero eso no les impedía el poder estudiar y tener la concentración y retención de lo que están estudiando, como me estaba pasando en ese momento a mi, (ya que había muchos conflictos y discusiones en mi casa) lo que me llevo a no presentarme a varios parciales de diferentes materias.
Por otro lado, estaba empezando mi primer noviazgo (con una persona de la cual era amiga hacía varios años), y sin ninguna experiencia previa a relaciones, lo que llevo a tener muchas complicaciones futuras además de que esta persona también estaba batallando sus guerras y eso también hizo que hubiera mucho desentendimiento entre los dos.
Empieza el segundo año, ( 2019), meses antes del comienzo de la cursada la cual arrancaba en abril, empecé a preocuparme por esas 6 materias que me quedaron pendientes, si ya me habían costado las cursadas del año anterior cómo iba a hacer con todas las materias nuevas más estas 6 que me quedaron y encima se me agrego otro año porque la materia que recurso es correlativa? Mi mente estaba a mil, era pleno enero y no quería volver a colapsar como el año anterior, donde me enferme de estrés en el segundo cuatrimestre cuando empezaron a dar los segundos parciales, de los cuales dependía aprobar la cursada y rendir los finales o recursar la materia. Los síntomas fueron: dolor abdominal muy fuerte y vómitos, no podía retener ni siquiera un vaso de agua.
La médica clínica, quien también era psiquiatra, la cual había acudido anteriormente, me aconsejo no anotarme ese año a nuevas materias, que me concentrará en la materia que recursaba y en ir rindiendo de apoco las materias que me quedaban, también me había recetado Alplax para bajar la ansiedad que estaba teniendo. ¿Hice caso a las órdenes que me dio mi médica la cual por voluntad propia fui a pedirle ayuda? Pues claro que no, me anoté en 6 materias, las cuales cursaba viernes y sábados, porque en mi mente pensaba en no cursar los fines de semana el próximo año que se me había sumado, más la materia que recursaba los días lunes. Dure dos meses, empecé a faltar, poniendo cada vez más escusas para no ir al punto que ya no pude seguir más y me desbordaba en llanto cuando me hacían preguntas simples como si tenía alguna tarea para hacer, ya que evadía o ponía excusas para no hacerlas, lo mismo si preguntaban si iba a ir a cursar. Tampoco tome la medicación, pues dependía económicamente de mi mamá por lo que no tenía el dinero para comprarlo por mi cuenta y su opinión tenía mucho peso en mi, obviamente no estaba de acuerdo con que tomara ansiolíticos.
Durante la cuarentena, (2020), retome la cursada, pero las clases online no me ayudaban, ya me costaba concentrarme en el aula del instituto con el profesor en frente, imaginen mi concentración con todas las distracciones que hay dentro la casa de uno mismo. Por más que tuviera las ganas de retomar la carrera los altibajos de las cursadas online pudieron más, dejé la carrera, otra vez, pero sin intenciones de retomarla en algún futuro ni rendir ninguna materia pendiente.
Ese año, (2019),mi ansiedad empeoró al punto de no poder contenerme en la calle y tener cada vez más ataques de ansiedad. Si bien ya consumía mariguana, cannabis, porro como quieran decirle, nunca tuve una dependencia o necesidad de fumar por mi cuenta sin estar en alguna juntada con amigos que fumaran, podía estar meses enteros sin consumir nada y no sentía esa necesidad de querer fumar. Con la ansiedad más fuerte que nunca y con estos ataques que me agarraban incluso en la calle, empecé a consumir cada vez más seguido porro y en mayor cantidad, era lo único que me calmaba la mente y el cuerpo, ya que se me tencionaban todos los músculos y tendones al punto de dolerme todo como si estuviera con 4o° de fiebre.
En ese punto sentía que lo que me estaba pasando no era algo normal, necesitaba y quería la ayuda de un profesional, no solo por cómo me sentía sino también para poder comunicarme y expresar que era lo que me estaba pasando a las personas que me rodeaban y eran mi vinculo en ese momento. Lamentablemente, siempre pudo más la opinión de las personas que me rodean y con las que comparto un vinculo como con mi mamá o mi pareja, antes que a mis propios pensamientos o decisiones, y en ese tiempo la ayuda que yo creía necesaria para poder descubrir qué era lo que me estaba pasando o qué me llevo a estar en este estado, para ellos era tomar la "salida" más fácil: estar empastillada al punto de volverte dependiente de la medicación mientras los psicólogos y los psiquiatras te sacan guita en menos de una hora de sesión. Así que seguí con mi vida, lo cual se me fue haciendo cada vez más difícil, ya que mi entorno no ayudaba y solo empeoraba lo que venía transitando.
ADVERTENCIA ⚠️: Exceso de texto. Parte II.
Hablemos de salud mental.
Durante la cuarentena, ( 2020), empecé a tener síntomas de depresión otra vez pero eran cada vez más intensos porque a esto se le sumaba la ansiedad generalizada que ya venía teniendo y la nueva convivencia con mi pareja y mi familia. Con esta convivencia parecieron nuevos conflictos y peleas los cuales no supe como enfrentar ni sobrellevar, eso provocó otro desequilibrio interno en mi. Al estar en estado de ansiedad constante y estrés, para este punto era despertarme y tener un porro o la pipa lista para fumar y estar bajo los efectos de un estupefaciente durante todo el día.
Durante la cuarentena empecé a consumir nbome y si teníamos suerte Lsd más seguido, (casi todos los fines de semana a veces entre semana también), de lo que hacía antes, lo que hizo que muchas emociones que tenía guardadas salieron a la luz, mi percepción del mundo y lo que me rodeaba se hizo más grande, lo que por un lado me hizo entender y conocer más sobre mi misma también me dio una conciencia sobre la realidad que nos rodea lo que me provoco un exceso de realidad al punto de querer aislarme de todo ya que no podía lidiar con tanta información, sobre todo eso si no estaba en mi poder realizar un cambio.
A raíz del encierro y de perder la costumbre de estar en lugares públicos y con mucha gente empecé a tener síntomas de ansiedad social cuando salía con amistades o iba de compras. Esto también empeoró ya que no tenía una contención ni la ayuda para poder lidiar con estás situaciones, y así empecé a tener también agorafobia. No podía salir de mi habitación por días, pedirme que vaya a hacer alguna compra o siquiera salir al patio de mi propia casa provocaban estados de llanto y nerviosismo, al punto de suplicar que no me obligarán a salir. Las veces que salía, en la mayoría de las veces, nunca estaba relajada, mi mente siempre estaba a mil por hora, no podia estar presente del todo sea el lugar que sea y muchas veces cancelaba salidas que yo misma organizaba. Sentía vergüenza de que me vieran en ese estado, que se dieran cuenta y quisieran indagar porque no iba a poder responder y seguramente me invadiría un llanto incontrolable.
En 2021 los conflictos siguieron apareciendo, el ambiente de mi casa era cada vez más tóxico, mi estabilidad emocional era nula, estaba al borde del colapso siempre.
Una amiga, que también paso y entiende lo que es estar en un pozo de ansiedad y depresión, me ayudó a entrar a su trabajo para poder cambiar mi rutina un poco y tener también algún ingreso extra de dinero, ya que la economía en mi casa no era la mejor. Al principio no estaba segura, pasaron unas semanas y empecé a sentir que me estaba hundiendo otra vez, quise escapara de esta sensación aceptando la oferta laboral, decisión de la cual me arrepentiría luego. El trabajo consistía en venta de ropa para bebés y niños, además de los contactos que me daban en el lugar tenía que conseguir los míos propios para poder tener un mayor margen de ventas, ya que no todos iban a realizar compras o demostrar interés por el producto y mis ganancias dependían de eso. Tenía que crear páginas en las redes para promocionar los productos, enviar a los contactos y posibles compradores nuevos los catálogos, preparar los pedidos realizados, empaquetarlos y dejarlos listos para su envío por correo. Para este punto, me estaba costando horrores mantener el contacto con mis amistades, incluso con mi familia, tardaba en contestar los mensajes al punto de pasar semanas o meses sin hacerlo. Estar en trabajo donde el responder mensaje seguido y mantener una conversación constante con diversas personas desconocidas a las que tenía que convencer para realizar una compra me generaba mucho estrés, además que la empresa no tenía mucho tiempo de antigüedad por lo que no tenía mucha organización, los catálogos no salían a tiempo, no había mucha variedad de diseños para ofrecer y eso hacia que se dificultara obtener o mantener la atención de los compradores. En el mes, aproximadamente, que estuve realice menos de 5 ventas, no entre en la mejor época de ventas vale aclarar, pero aún así se me dificultaba demasiado llegar siquiera estar un paso atrás de mis otros compañeros vendedores. Empecé a ir cada vez menos, (en esa época la ansiedad me causaba muchos vómitos, era despertarme y correr al baño o si pasaba por algún momento de mucho estrés también mi cuerpo reaccionaba de esa forma, dejándome muy debilitada y avergonzada como para salir al mundo), iba si tenía que preparar algún paquete de alguna venta realizada hasta que tome valor y renuncie. Este trabajo, también me peso porque no quería dejar mal parada en el mi amiga, por la cual entre yo ahí, sentía mucha culpa los días que faltaba porque sentía que la persona que quedaba mal era ella, por meter a alguien con poca responsabilidad, y a pesar de que ella podría haberme entendido mejor si me sinceraba del todo, no me salía hacerlo, si bien le decía que estaba pasando por un mal momento emocional y se me estaba dificultando salir de mi casa, nunca entre en más detalles. Después de esta experiencia mi inseguridad y miedo por no poder cumplir con la expectativa laboral, de cualquier trabajo, aumentaron haciendo que mi búsqueda laboral quede estancada hasta el día de hoy.
Lo que siguió del año y gran parte del que venía los pensamientos suicidas empeoraron, con cada discusión o situación que me derrumbara emocionalmente lo primero que se me venía a la mente era la cantidad de pastillas que había en la casa para tomar. La violencia física hacia mi misma también aumento al punto de volverse, en situaciones, incontenibles. Para este punto, empecé a ver cada vez menos a mis amistades y familia, podía estar meses sin estar en contacto con alguien, no iba al cumpleaños de nadie, ni pensaba en festejar el mío.
A fines del 2022 empecé otra vez con sesiones de terapia, lo que me derivó a terapia psiquiátrica, gracias a esas pocas sesiones que tuve , pude identificar y darle nombre a todos estos síntomas y características con los que vivía y vivo hasta el momento. (si bien tenía una idea de lo que me podría estar pasando, ya que buscaba información por internet y veía youtubers que hablaban o pasaban por estas cosas, no quería auto diagnosticarme por encontrar similitudes). Estuve bajo tratamiento psicológico durante 6 meses y con tratamiento psiquiátrico durante 3, me recetaron sertralina y Clonazepam. Antes de empezar el tratamiento con la medicación, me puse a buscar información sobre si causaba algún efecto adverso el consumir mariguana y tomar este tipo de psicofármacos, me daba miedo tener algún desequilibrio químico en el cerebro el cual me provocara algún trastorno pero de los que ya tenía. Y no, no es recomendable mezclar esas sustancias porque si pueden generar un efecto adverso, aumentando el riesgo de tener "Manía" lo que puede llevar a un trastorno bipolar o esquizofrenia. En este punto mi psicóloga, al contarle la cantidad de veces que fumo por día y lo que provoca en mi el no fumar, me diagnostica "acostumbramiento a la mariguana" una forma más elegante de decir que sos un adicto. Para este punto de mi vida había dejado de consumir drogas alucinógenas por miedo a tener algún efecto negativo el cual no pueda manejar o tener retorno, ya que tu mente esta en estado vulnerable y al estar yo emocionalmente vulnerable sentía que si llegaba a consumir no lo iba a disfrutar como solía hacerlo, más allá de haber abierto muchas puertas internas y dejarme un exceso de realidad, disfrutaba estar bajo los efectos de un alucinógeno, era el momento donde más serotonina sentía mi cuerpo y no lo quería arruinar teniendo un "mal viaje" por mis emociones desbordadas, cosa que comprobé no haciendo caso a mis instintos y desde el primer momento que empezó a hacer efecto la droga no paraban de brotar lagrimas de mis ojos estando bajo ese estado durante toda la noche y hasta que me fui a dormir. Paso mucho tiempo hasta que me volví a sentir con la estabilidad de volver a consumir algún alucinógeno, decidí probar hongos, una opción más "natural", ( va entre comillas porque se cosechan en un tapper y las esporas las compras por internet, más natural seria si fuera cosechada directamente de la señora tierra), por suerte no tuve ningún momento donde me sintiera incomoda o vulnerable, disfrute cada momento y películas que vi, las cuales fueron "The rocky horror picture show" y "Spiderman in to the spiderverse", películas que ame la primera vez que las vi y que los hongos le iban a dar un toque más de magia si los vías bajo sus efectos, y así fue.
Esa fue la ultima vez que consumí alucinógenos.
Retomando a la medicación, al mes y medio de comenzar a tomarla empieza a hacer efecto, y para que la medicación pueda lograr ese efecto esperado hay que consumirla respetando los horarios y con comidas de por medio lo que significaba hacer un cambio rotundo al estilo de vida que venía teniendo hasta ahora, (estilo de vida el cual no era muy sano), dormía y me despertaba tarde, salteaba comidas y ni hablemos de desayunar. Las primeras semanas cumplía con los horarios y las comidas para poder cumplir con lo que se me requería para que hicieran efecto, a veces comía más tarde de lo que debería por salir a hacer algún tramite que tuviera que hacer entre la mañana y el medio día. Una vez que empezó a hacer efecto la medicación me encontré con una nueva situación con la que iba a tener que lidiar y aprender a vivir con ello. Al estar acostumbrada a vivir durante tantos años con las emociones en nivel de intensidad más elevado que el resto, y que tenían el control de todo mi ser, no supe como manejar o enfrentar este equilibrio que normalmente debería de tener si fuera una persona neurotípica. La sertralina pertenece a una clase de antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina. Su acción consiste en aumentar la cantidad de serotonina, una sustancia natural del cerebro que ayuda a mantener el equilibrio mental. Lo que en mi provoco que los pensamientos excesivos, preocupaciones y sentimientos de angustian se apagaran o se moderaran de acuerdo a la situación.
Caí en una realidad que no había tenido en cuenta, por más que tomara la medicación y sintiera un cambio en mi no significaba que las personas que me rodeaban también lo fueran a hacer, yo era la que estaba bajo tratamiento no ellos, y me sentía un poco perdida ante este nuevo panorama. Sentí que no valía la pena seguir con la medicación si lo que me rodeaba y afectaba seguía igual y por más que estuviera más tranquila las discusiones y problemas familiares seguían apareciendo. Otra cosa que me caracteriza es el hecho de no tener constancia, me cuesta mantener el ritmo de algo y con el tiempo lo termino dejando, (este, fue también uno de los miedos que tuve al empezar con la medicación), empecé a faltar a sesiones de terapia, las cuales decidí dejar de ir también por un tema económico ya que la persona que las pagaba por más que tuviera buenas intenciones no tenía un salario el cual pudiera seguir manteniendo mis sesiones, las de ella y gastos de su hogar. Agradecí los meses que pude ir, ya que pude descargarme y aprender mucho más de lo que presentía que tenía, pude ver otro panorama sobre las relaciones que me rodeaban e identificar patrones tóxicos en las personas, los cuales que yo normalizaba por haber crecido en un ambiente con estas conductas y patrones teniendo un impacto negativo en mi y que a su vez sin darme cuenta termine repitiendo. De a poco me fui salteando la medicación, hasta que deje de tomar la sertralina por completo, esto provoco que tuviera síntomas de abstinencia como náusea, sudoración, depresión, cambios de humor, ánimo frenético o anormalmente excitado, irritabilidad, ansiedad, confusión, mareos, dolor de cabeza, cansancio, y volvieron los problemas de sueño. Las pastillas que me quedaron de clonazepan las fui tomando los días en los que me ganaban mis emociones provocando crisis de todo tipo al punto de querer adormecer mi mente y cuerpo con lo que sea, fumar ya no tenía ese efecto en mi, así que tomaba una dosis entera, (bajo tratamiento las fragmentaba, tomaba media pastilla a la mañana y la otra mitad en la noche), o más para dormir sin que mi mente ni mi cuerpo tenso me molestaran. Cuando me quede sin dosis, y ya no pude adormecer esas emociones, durante los momentos de crisis solo pensaba en morir, llegue al punto de hablarle a mi propio cuerpo para que mi corazón dejara de latir, mientras me golpeaba con puños el pecho como si eso fuera servir de algo, no lo hacia pero siempre preferí sentir dolor físico antes que todas estas emociones que no podía controlar y no era la primera vez que recurría esto para tolerar ese tipo de dolor.
Hoy en día, si bien tengo mucha más contención que antes, estoy bajo sin ningún tipo de tratamiento. Busque otras alternativas más espirituales, como ir a la iglesia (evangélica), pero la verdad que me lleno más de dudas existenciales y confusión así quw decidí no ir más y mantener mi relación con Díos al margen de cualquier tipo de religión.
Me gustaría, algún día, volver a tomar medicación para estabilizar mis emociones e ir a terapia para estabilizar mi vida en general, tener otro rumbo que no siga siendo la autodestrucción.
Las preocupaciones constantes están presentes todo el tiempo, sigo sin poder comunicarme bien, tengo dolores constantes de cuerpo, duermo mucho y aún así siempre me siento cansada, salir me agota mucho mental y físicamente, evito salir lo más que puedo porque estar entre mucha gente o tener que tomar algún transporte publico me pone muy nerviosa y siento el estomago tenso todo el día, me irrito/molesto/enojo con mucha facilidad por lo que evito también el contacto con las personas que me rodean quedándome encerrada en mi habitación durante días sin siquiera salir al patio. Mi sensibilidad esta muy a flor de piel, evito ver o escuchar cosas, (como películas o canciones particulares), que produzcan tristeza o yo sienta que puedan llegar a afectarme de alguna manera que no voy a poder manejar y que puedan quedar en mi organismo más tiempo del que deberían. No veo ni leo noticias de ningún tipo, trato de mantenerme al margen porque soy propensa a tener exceso de realidad lo que aumenta mis pensamientos suicidas, ya que a veces no puedo manejar, entender o tolerar como actúa o piensa el resto de la humanidad y me triguerea existir en un mundo así.
igualmente extraño a mis amistades, me gustaría que no pasara tanto tiempo sin que las vea, intento mantener una comunicación con ellas pero mi mente siempre vuela a otro lugar y se escapa de esa responsabilidad. A su vez no me siento una buena compañía, siento que mi vida esta estancada al punto de no tener nada nuevo o bueno para contar.
Sentí la necesidad de contar todo esto, porque a pesar de que hoy en día se hable más de la salud mental y las emociones, no hay tanto entendimiento en sí sobre el tema, como que la gente tiene una idea más generalizada de lo que es tener ansiedad o depresión o idealizan que las personas que pasan por estos trastornos actúan o sienten de igual manera y no es así, depende mucho del ambiente social y cultural que nos rodea, de la crianza y el ambiente familiar donde crecimos y de cómo somos nosotros como personas, todos vemos y percibimos el mundo de manera diferentes, por lo que los síntomas de estos trastornos pueden variar o aparecer de maneras o por motivos diferentes. En mi caso, mi situación fue emporando porque no recibí la ayuda que necesitaba en el momento adecuado, mi mamá siempre fue muy pesimista y no hacía los mejores comentarios sobre ir a un psicólogo y ni hablar de un psiquiatra, cosa que afecto a mi seguridad para poder acudir a uno cuando lo necesitaba sin tener que requerir su consentimiento. O si hace 20 años hubiese habido la información y concientización que hay hoy en día, y los medios para acudir a la misma, seguramente mi situación también hubiese sido otra.
¿A qué voy con esto? No generalicen los problemas emocionales ni de salud mentad de nadie, a menos que sepan cada detalle de su vida y sepan cada emoción por la que están pasando, no opinen ni hagan comentarios haciendo comparaciones con otro tipo de problemáticas que pueda estar pasando X gente. Se que muchas veces es con buena intención y creen que de esta forma la otra persona pueda llegar a tener un click mental y cambiar su estado de animo pero la realidad es que la mayoría del tiempo solo empeoran la situación y nos hacen sentir como si no hiciéramos el más mínimo esfuerzo, cuando levantarse de la cama y mantenerse levantado durante el día es uno de los más grandes esfuerzos que podemos llegar a hacer, la frase "ponele ganas" no aporta en nada, solo nos recuerda las ganas inexistentes que tenemos, entiendan que una persona que esta pasando por lo mismo o algo parecido de todo lo que relate y me falto escribir las ganas no existen, solo tenemos días menos malos los cuales nos permiten salir de nuestra rutina destructiva, como por ejemplo: no comer, estar todo el día acostado durante varios días o semanas, no bañarse y ni hablemos de salir o viajar.
Espero que con todo esto que les conté, expresé y compartí tengan un poco más de conciencia y puedan informarse, entender y empatizar si conocen a alguien o están pasando por alguna o todas las cosas que yo.
Gracias por leer.
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Entre un montón de libros, encuentras sin quererlo el cuaderno de Namra, originalmente creado para plasmar sus experiencias dentro del campo laboral y de los estudios. Ahora, acoge disertaciones de los pensamientos que no dice, en su mayoría protagonizados por Jasper Yang.
HABILIDAD: persuasión (1/3)
ESPECIFICACIONES: una entrada de su diario
Bitácora del 11 de junio, 2024
De nuevo, he experimentado la forma en la que el tiempo se detiene en su compañía. ¿Cómo es posible que alguien pueda acallar las voces y demonios que gritan desde los adentros? No es la primera vez que me cuestiono cómo es que puede existir alguien así en el plano terrenal. Antes de que siquiera pueda percatarme, ya tengo los ojos puestos en él. ¿Me culpo? En absoluto. Me encanta la forma en la que me sonríe y cómo se sube los anteojos cada vez que precisa un instante de pensamiento. En su ausencia, su imagen sigue habitando en mí; hoy, durante las clases, mi mente vagaba entre escenas que él mismo inspira sin si quiera saberlo. No sólo recuerdos, sino también sueños y fantasías que surgen sin permiso para moldear una única verdad: Jasper Yang ha derribado todas mis defensas.
Nunca pensé que en este punto de mi vida tendría la oportunidad de sentir este torrente de emociones, el corazón me tirita en su presencia y los nervios me carcomen por completo. Mariposas, sí, ahora es que entiendo todo lo que significan. ¿Debería avergonzarme? A mi edad, sintiéndome como una ridícula adolescente. Y es que, es como si una fuerza superior y violenta tomase las riendas de mí sin permiso alguno; Jasper, la cura y causa, ¿será consciente? Unos días atrás quise preguntárselo, pero carecí de valor.
Quiero permanecer a su lado y ver cómo se enfrenta a lo que se aflige, ver cómo avanza hacia la felicidad que anhelo para él y, en especial, poseer las herramientas que pueda dársela. Si por mí fuera, le obsequiaría el mundo entero. ¿No son emociones complicadas? Es mi primera vez, siento que voy a ciegas por el terreno que más anhelo cuidar. Me da miedo dañarle sin querer, que falle por completo en expresar mis sentimientos y Jasper continúe inconsciente de cuánto le quiero. ¿Pasará como en casa? La simple idea de acabar como mis padres me frena, ¿y si me vuelvo en lo que más odio? No, a él no puedo fallarle.
Cuando le miro a los ojos, me encuentro suplicándole por un pedazo de su corazón. El mío ya lo tiene, ya se lo entregué en bandeja de plata como una inconsciente. No me arrepiento, no puedo hacerlo. Me da miedo, ¿a él también? No, ¿sabrá que el vértigo pierde impacto cada vez que lo tengo cerca?
Está sonando Slow Dance de Damdamgugu, ¿cómo me he convertido en su melodía?
Jasper,
¿Puedo permanecer contigo?
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El escritor sin palabras
En la quietud opresiva de la noche, el alma del escritor yace atrapada en las fauces de un abismo sin fondo, como un solitario faro en medio de la tormenta, buscando desesperadamente destellos de inspiración en el vasto océano de la oscuridad. Las palabras, que solían danzar como luciérnagas en el jardín de su mente, ahora están confinadas en jaulas de dolor y silencio, como aves heridas que ya no pueden alzar el vuelo. El síndrome del túnel carpiano, ese verdugo sin piedad, ha extendido sus garras crueles y aprisionado sus manos en grilletes de sufrimiento.
Las metáforas que antes fluían con la gracia de un río salvaje han sido acalladas, como un coro de ángeles que se desvanecen en la oscuridad. Sus dedos, una vez hábiles navegantes en el océano de la creatividad, ahora son meros espectadores impotentes de su propia agonía. Cada movimiento es un recordatorio lacerante de la fragilidad humana, una sinfonía discordante de huesos y nervios que claman por un alivio que nunca llega.
El teclado, una vez su aliado confiable en la búsqueda de la expresión, es ahora un instrumento de tortura que le niega el acceso al mundo que anhela explorar. Cada pulsación es como una puñalada en el corazón, un eco sordo de la frustración que retumba en su mente. El sufrimiento se ha convertido en una constante, como un compañero siniestro que nunca se retira.
En la tela de su mente, las historias siguen tejiéndose en sueños inalcanzables, mientras sus manos yacen inmóviles, como mariposas atrapadas en telarañas invisibles. Cada frase no escrita es un lamento silente, un clamor desgarrador que resuena en las profundidades de su ser. La ironía se enreda en sus pensamientos, como espinas que se clavan en su piel sensible, recordándole la crueldad de un destino que le ha arrebatado su herramienta más preciada.
Sus ojos se deslizan por los estantes llenos de libros, testigos mudos de las historias que una vez compartió con el mundo. Ahora, esos mismos libros parecen burlarse de su impotencia, como monumentos a una época pasada de gloria y creatividad. Las lágrimas, compañeras constantes, son la tinta que ya no puede verter sobre el papel, la tinta que representa la desesperación y la impotencia en su forma más cruda.
El tiempo se desliza como arena entre sus dedos inútiles, una agonía interminable de minutos y horas que parecen eludirlo. Cada segundo perdido es un puñal que se hunde más profundamente en su corazón, un recordatorio constante de la fugacidad de la vida y la fragilidad de los sueños. Las paredes de su estudio parecen cerrarse a su alrededor, como un sarcófago que aprisiona su espíritu atormentado.
En la penumbra de la noche, el escritor se convierte en un fantasma de lo que una vez fue. Sus suspiros son versos sin rima, sus ojos cansados reflejan un abismo de dolor que trasciende las palabras. Cada intento de escribir es un acto de desesperación, como gritar en un vacío sin eco. La tragedia de su existencia se cierne sobre él como una nube negra e implacable, empañando cualquier destello de esperanza que se atreva a surgir.
Y así, el escritor lucha en la soledad de su encierro, una lucha que parece destinada a la derrota. Sus manos pueden estar atrapadas en el tormento, pero su espíritu sigue siendo un río turbulento de emociones y pensamientos reprimidos. Aunque la tinta no fluya sobre el papel, su historia se convierte en una elegía conmovedora, una sinfonía de tristeza que resuena en los rincones más oscuros de la tragedia humana.
Don Ggatto
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CAPITULO 49 - MAS ALLA DE LAS MENTIRAS
|| ¿Riley? ¿Sigues ahí? || preguntó, su voz cargada de preocupación. Me encontré balbuceando, incapaz de articular una respuesta clara.
|| Sí, lo siento... es solo que no esperaba tu llamada || le dije, tratando de calmar el temblor en mi voz || Después de todo lo que me dijo Ethan… ||
|| Lo imaginaba || respondió con un tono cargado de pesar || Lamento mucho su reacción. Pero dime, ¿sigues en Boston? ¿Podríamos encontrarnos hoy? ¿Te vendría bien a las cinco de la tarde en la cafetería Render Coffee? ||
|| Sí, todavía estoy aquí. No conozco el lugar, pero puedo encontrarlo. Estaré allí a las cinco. Dime, ¿cómo te reconoceré? || pregunté, mi mente llena de incertidumbre.
|| Llevaré puesto un saco azul || dijo y haciendo una pausa que reveló su nerviosismo añadió || También llevaré una rosa blanca en la mano. ¿Te parece bien? ||
Su detalle me pareció increíblemente tierno, y sentí un nudo en el estómago al imaginar el momento en que finalmente lo conocería.
|| Perfecto, nos vemos a las cinco || respondí, tratando de mantener la calma, aunque mi voz temblaba. Colgué, sintiendo cómo los nervios se apoderaban de mí.
Me encontraba abrumada. Mi ansiedad había aumentado desde que supe de la existencia de mi padre. Enfrentar lo desconocido es difícil, pero conocer a alguien tan importante para mí lo era aún más. La mezcla de emociones me dejaba sin aliento y no podía evitar preguntarme cómo sería este encuentro.
**
Cuando el reloj marcó las cinco de la tarde, mis nervios estaban a flor de piel. Cada minuto se alargaba, haciendo que la espera se volviera casi insoportable. Drake, a mi lado, estaba calmado, pero podía sentir la tensión en su postura y en su mirada. Mientras avanzábamos hacia la cafetería Render Coffee, mis manos temblaban ligeramente y una maraña de mariposas revoloteaba en mi estómago.
El timbre de la puerta sonó suavemente al abrirse y una corriente de aire fresco me recibió. Mi corazón dio un salto al buscar a la persona que había estado esperando, centrada en el saco azul y la rosa blanca prometidos. Me detuve en la entrada, respirando profundamente para calmar los nervios. Aunque el aroma del café y los pasteles llenaba el aire, mi mente solo estaba en encontrar a mi padre. Cada rostro que veía reflejaba mi mezcla de esperanza y ansiedad.
Sentí el leve apretón en mi hombro cuando Drake me dio un toque de aliento. Mi corazón latía con fuerza mientras me adentraba en el café con pasos vacilantes. Mi ansiedad aumentaba con cada rostro que cruzaba, y me preguntaba cómo reaccionaría al verme. Finalmente, en una esquina del café, lo vi.
|| Brown, ahí está el hombre. Yo me voy a sentar cerca para vigilarte. Tú puedes, te deseo suerte || dijo Drake con calma y una sonrisa reconfortante.
|| Gracias Drake || respondí, dándole un tierno beso en la mejilla. Sentí que mi corazón daba un vuelco al reconocer las señales que me habían dado. Me acerqué lentamente, cada paso parecía una eternidad, mientras la emoción y los nervios se acumulaban en mi pecho. Drake se quedó cerca, vigilante y atento, brindándome el apoyo que necesitaba.
Cuando finalmente estuve a una distancia suficiente, me detuve y lo miré. La cafetería parecía desvanecerse a mi alrededor mientras me preparaba para enfrentar este momento tan esperado. Con una mezcla de ansiedad y esperanza, me preparé para dar el primer paso hacia el encuentro que había anhelado durante tanto tiempo.
|| Hola... ¿Eres Sam? || pregunté, con la voz temblando de nervios. Miré a mi padre mientras se levantaba, admirando mi rostro con una expresión de asombro y emoción. Su mirada se detuvo en mis ojos, como si estuviera intentando encontrar algo en ellos.
|| ¡¿Riley?! || exclamó, su voz cargada de sorpresa || Vaya, eres aún más hermosa de lo que me imaginé… Toma asiento, por favor || Me entregó la rosa blanca que había mencionado antes, y yo la recibí con una sonrisa agradecida. Me senté, sintiendo una mezcla de nervios y expectación.
|| Eres muy amable || respondí, mientras lo observaba con asombro. Era un hombre mayor, apuesto, con ojos verdes que eran idénticos a los míos y una sonrisa cálida. Su cabello y su barba estaban canosos, pero bien cuidados y recortados. Noté que compartíamos la misma forma de nariz y barbilla || Gracias por querer reunirte conmigo || le dije con timidez, jugando con mis dedos para distraerme y evitar parecer demasiado obvia. Mientras lo observaba con detenimiento, intentaba absorber cada detalle de su rostro, buscando similitudes y conexiones.
|| Tengo que admitirte que cuando Ethan me habló de ti y dijo que estabas en Boston y que querías hablar conmigo... || Comenzó, su voz temblando ligeramente || Debo confesar que me sentí bastante encantado. No sé si lo esperabas, pero esa es la verdad || Dijo y mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras. Me había preocupado tanto que no quisiera tener nada que ver conmigo.
|| Yo por mi lado estaba tan preocupada de que no quisieras tener nada que ver conmigo || le dije, mi voz temblando || Lo digo porque Ethan no parecía tan feliz de conocerme || Él asintió, su expresión revelando la complejidad de sus emociones.
|| Ethan estaba molesto, pero no contigo, sino conmigo. No es fácil descubrir que tu padre te ha mentido durante años || dijo, buscando mi mirada con esperanza || Pero aquí estamos. Estoy aquí para conocerte, escucharte y, si me lo permites, intentar enmendar el pasado || Hizo una pausa, su mirada llena de arrepentimiento || Riley, no sé cómo expresar lo que siento ahora mismo || Su voz temblaba y su emoción era genuina || Llevo mucho tiempo esperando este momento, y verte aquí es increíble. Me alegra que hayas aceptado reunirte conmigo || Su mirada reflejaba arrepentimiento y esperanza. Sam vaciló, se inclinó sobre la mesa y tomó mi mano || Santo cielo, Riley. He querido conocerte durante años, pero tu madre... || Se detuvo, bajó la cabeza y se mordió el labio, suspirando antes de retirar la mano, frotándose la boca como lo hizo Ethan.
|| Cuando yo era niña, mi mamá siempre me dijo que tú nunca me quisiste. Pero hace poco, ella me contó la verdad. Me explicó todo lo que pasó entre ustedes. Es por eso que decidí buscarte || dije en voz baja, sintiendo el peso de las palabras. Ambos permanecimos en silencio, con la tensión palpable en el aire, mientras la realidad de nuestro encuentro se asentaba entre nosotros.
|| Lamentablemente, herí mucho a tu madre y lo sé bien. Intenté entender su dolor. Hace unos años, le pregunté por ti porque quería verlas a las dos, pero me negó tu paradero y dijo que no me necesitaban. Incluso me dijo que tú no querías saber de mí. Todo fue tan complicado, Riley, que se me salió de las manos... Lo que pasó entre Alice y yo fue especial, pero por todas las mentiras y por fingir ser alguien que no era, todo salió mal. No me enorgullece || Sam dijo esto con vergüenza, y sin pensarlo, volví a tomar su mano.
|| Lo sé. Pero me encantaría escuchar tu versión. Estaría muy agradecida || le respondí con sinceridad.
|| Con gusto lo haré || asintió Sam, suspirando con fuerza || A los veinte años, dejé embarazada a mi novia, la madre de Ethan. Nos casamos jóvenes y, debido a la falta de dinero, abandoné mis estudios de medicina y trabajé en reparación de sistemas eléctricos y, cuando tuve la oportunidad, opté por esta carrera y me gradué como ingeniero. En una fiesta en Nueva York, conocí a Alice. Yo tenía treinta años y ella dieciocho. Era la mujer más hermosa, extrovertida y llena de vida que había conocido. Me flechó de inmediato, así que decidí no decirle la verdad; le mentí sobre mi edad y le dije que aún estudiaba medicina. En ese momento, estaba enfrentando serios problemas con mi esposa, pues estábamos en proceso de divorcio. Por eso, preferí no contarle que estaba casado ||
|| Pero le mentiste en muchas cosas. Lo de la edad, creo que es lo de menos. Lo que más lastimó a mi mamá fue saber que estabas casado y que tenías un hijo || le dije, notando cómo Sam bajaba la mirada hacia la mesa.
|| Sí, le mentí a tu madre, a mi esposa y a Ethan. Fingí ser un universitario soltero y feliz para revivir una juventud perdida, y tu madre me hizo sentir joven de nuevo || dijo Sam, mirándome a los ojos y tomando mis manos || Cuando tu madre quedó embarazada, quería asumir mi responsabilidad, pero temía perder a Ethan y no sabía cómo enfrentar el divorcio y la pérdida de mi hijo. No quería que tu mamá se enterara de esa forma, pero fue consecuencia de mis errores. Siento profundamente que hayas crecido sin mí y me arrepiento de todas las mentiras, pero nunca me arrepentiré de ti ||
|| Escuchar eso significa mucho para mí || le respondí, tratando de suavizar la tensión
|| A veces me pregunto cómo habría sido mi vida si hubieras estado aquí. Aunque no podemos cambiar el pasado, me alegra saber que tienes ese sentimiento por mí. Estoy dispuesta a intentar construir algo nuevo, si tú también lo estás. No podemos borrar el dolor, pero quizás podamos empezar a sanar y conocernos ahora ||
|| Riley, no puedo cambiar el pasado, pero quiero hacer todo lo posible para enmendarlo. Sé que no será fácil reconstruir nuestra relación, pero estoy aquí para lo que necesites. Mi deseo de conocerte y estar contigo es sincero. Avancemos juntos, paso a paso, y veamos a dónde nos lleva || dijo Sam con sinceridad, sonriendo y mirándome con atención || Desde que tu madre me dejó, nunca volví a amar así. Pensaba en ella a menudo. Dime, ¿cómo está Alice? ¿Sigue siendo esa mujer bella y alegre? ||
|| Errr... || dudé antes de responder || No creo que siga siendo como la describes y recuerdas. Honestamente, nunca conocí a la mujer alegre y llena de aventura que mencionas. Ella se convirtió en algo muy diferente. Se hundió en vicios, tuvo múltiples novios y enfrentó muchas dificultades. Supongo que, debido a todas esas mentiras, no permitió que nadie más la amara, ni siquiera a mí, y eso nos distanció por completo. La situación llegó al punto en que me vi obligada a escapar de casa cuando tenía 15 años porque su nuevo esposo quiso abusar de mí… así que preferí huir de ella, bueno de ellos || Respondí y él me miró con preocupación.
|| ¿Y te hizo algo? || Pregunto ansioso.
|| No, afortunadamente no lo logró. Una familia me acogió, pero terminé perdiéndolos también. Recientemente volví a ver a mi madre porque ella está muy enferma || dije con tristeza. Sam llevó su mano a la cara y luego tomó la mía con ternura.
|| Siento tanto escuchar eso. No sabía que tu vida había sido tan difícil || dijo con dolor en la mirada || Dime, hija, ¿qué tan enferma está tu madre? ¿Es algo grave? ||
|| Sí, es bastante grave. Mi madre tiene cáncer terminal. Los médicos han confirmado que el cáncer se ha diseminado a varios órganos vitales y no hay muchas opciones de tratamiento. Ella está recibiendo cuidados paliativos. Esto significa que su tratamiento se centra en hacerla sentir lo más cómoda posible en lugar de tratar de curarla. Lamentablemente, la prognosis es muy triste; no le queda mucho tiempo || respondí, notando cómo la tristeza se reflejaba en los ojos de Sam.
|| ¿Y en qué lugar está ella? ¿Puedo saberlo? ||
|| Está en el Memorial Sloan, en Nueva York. Es un centro especializado en el cuidado de pacientes con enfermedades terminales. Allí le proporcionan el apoyo necesario para que pueda enfrentar esta etapa con dignidad y el menor sufrimiento posible. Sus médicos y enfermeras están haciendo todo lo que pueden para asegurar su bienestar hasta el final || le expliqué, sintiendo un nudo en la garganta.
|| Entiendo || dijo Sam, con una expresión que se iluminó de repente || Pero, Riley, a pesar de todo lo que la vida te ha traído, veo que te has manejado increíblemente bien por ti misma. Eres una mujer muy hermosa, y he oído que eres una dama en una corte real. Casi te conviertes en Reina || Lo miré sorprendida al darme cuenta de que me conocía al menos por las noticias que se transmitían desde Cordonia || Sí, sabía de ti, pero nunca pensé que la joven americana que llegó al corazón de Cordonia y que aparecía en la televisión y en las revistas fuera mi hija. ¡Estoy tan malditamente orgulloso de ti! || dijo, y yo sonreí y me encogí de hombros.
|| Sí, pero encima de mí cayó una gran mentira que hizo que el rey eligiera a otra || respondí con tristeza.
|| Oh, eso no importa || dijo, agitando una mano en el aire || Sé que todo lo que dicen por ahí es mentira. Al mirarte a los ojos puedo asegurarlo. Y estoy seguro de que encontrarás la manera de demostrarlo || Luego, miró hacia Drake, quien estaba en una esquina, tomando un café y fingiendo que miraba su celular || Aunque ese tipo que está allí parece estar bastante enamorado de ti || comentó. Lo miré de reojo y Drake me regresó la mirada. Asintió con la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa mientras levantaba su taza. Yo también le devolví una sonrisa, pero llena de nostalgia.
|| Sí, creo que así es || respondí, mirando a mi padre con una tristeza contenida.
|| Todavía sientes algo por el rey, ¿no es así? || preguntó Sam, arqueando una ceja. Solo suspiré en respuesta.
|| Sí, lo amo. Hay una posibilidad de romper el compromiso y estar juntos, pero para lograrlo tendría que encontrar a la persona con quien me tomaron esas fotos comprometedoras y que haga una declaración pública. Si no lo logro, estar con Liam debilitaría la posición de la monarquía. La percepción pública y la estabilidad política del reino serían vulnerables, ya que no podría probar que la historia de las fotos es falsa. Para proteger el bien del país y la estabilidad de la monarquía, Liam debería casarse con su actual prometida || dije, frunciendo el ceño || Adicionalmente, he desarrollado sentimientos por Drake. Él ha estado a mi lado en todo momento, apoyándome cuando Liam no pudo. Sin embargo, no quiero que Drake sienta que es un comodín que uso cuando el otro no me sirve. Además, creo que mi amor por él es más una amistad profunda. Le pedí que intentara olvidarme, y aunque parece estar haciéndolo, eso me molesta. Aun así, parece que él sigue teniendo sentimientos por mí || negué con la cabeza y sonreí a medias || Realmente, mi vida se ha vuelto bastante complicada, ¿no crees? ||
|| ¡Vaya, suena bastante complicado! Pero espero que puedas seguir lo que tu corazón siente y, al final, estar con la persona que realmente se lo haya ganado y, sobre todo, te haga feliz. Puede que ahora todo parezca confuso, pero en el momento menos esperado, te darás cuenta de quién es tu verdadero amor. Solo ten paciencia. Y recuerda, Riley, a veces, el verdadero amor no es solo lo que te hace feliz, sino también lo que te desafía a ser una mejor versión de ti misma. No tengas miedo de elegir lo que te hace crecer. Además, no olvides que el amor verdadero también se trata de sacrificio y comprensión. Escucha a tu corazón, pero también a tu intuición. A veces, lo que más anhelamos no es lo que más necesitamos. La persona adecuada será la que te apoye, te entienda y te acepte completamente, con todas tus fortalezas y debilidades ||
|| Gracias || Le dije y me quedé pensando en sus palabras. Su consejo resonó profundamente en mi corazón, dejándome reflexionando sobre lo que realmente significaba el amor verdadero y qué camino debería tomar en mi vida.
**
Hablamos un poco más, poniéndonos al día tras años perdidos. De repente, miró su reloj y se levantó.
|| Aunque no quiera irme, será mejor hacerlo... Estoy seguro de que tienes un vuelo || dijo, inclinándose para besar mi frente con ternura. || Tienes mi número y yo el tuyo. Hablaremos pronto || añadió, con tristeza y resignación.
|| Ya somos dos || respondí con una sonrisa suave, ocultando la melancolía.
|| Me encantó conocerte, Riley. Eres increíble y me siento afortunado de ser tu padre. Hasta pronto || dijo, abrazándome con fuerza. || Igualmente, me dio gusto conocerte || le respondí, mientras nos despedíamos. Apretó mi mano con calidez y lo vi alejarse, sintiendo una mezcla de esperanza y tristeza.
Luego miré a Drake, pero mi mente estaba en Liam.
**
Al regresar al hotel en Nueva York, me dirigí hacia el ascensor, lista para descansar tras el emotivo encuentro con mi padre. Justo cuando iba a entrar, noté que Drake se quedó en la entrada del vestíbulo, sin moverse.
|| ¡Hey! ¿No vas a tu habitación? || le pregunté, confundida.
|| Para nada, Brown. Sinceramente, no tengo sueño. Por lo tanto, voy a una sala de billares que hay cerca || respondió Drake.
|| ¿Y qué? ¿No pensabas llevarme? || pregunté, curiosa. Drake vaciló por un momento, evaluando si debía invitarme o no.
|| No creí que quisieras ir… es decir, pensé que estarías demasiado cansada || dijo, pero al notar mi mirada inquisitiva y los brazos cruzados, añadió || Ok, ok, soy un maleducado… Voy a empezar de nuevo. ¿Brown, deseas acompañarme al billar? ||
|| Eso está mejor || respondí con una sonrisa, más animada || Seguro, Drake, me encantaría ||
Drake puso los ojos en blanco, sonriendo con una mezcla de resignación y diversión.
|| Muy bien... Eres un caso, Brown. Pero ten cuidado, no seré fácil contigo ||
Salimos del hotel y tomamos un taxi hacia el billar que estaba a pocas calles de distancia. Mientras avanzábamos por las iluminadas calles de Nueva York, la conversación fluía naturalmente, y la ciudad nocturna ofrecía un espectáculo de luces a través de la ventana.
Al llegar al Ámsterdam Billiards Club, un conocido lugar del barrio por su ambiente relajado y excelente oferta de billar, nos recibió una atmósfera cálida y acogedora. La entrada discreta daba paso a un interior con toques vintage y mesas de billar bien cuidadas, bajo una iluminación suave que invitaba a relajarse.
Reservamos una mesa cerca de la barra y pedimos unos tragos y picaditas para comenzar la noche. Mientras esperábamos, Drake se acercó a la mesa de billar, preparando el juego con destreza mientras yo disfrutaba del ambiente. Los sonidos del lugar —el chasquido de las bolas y las risas— creaban una atmósfera animada y vibrante.
Finalmente, Drake me hizo un gesto para que me acercara a la mesa. La luz suave sobre el tapete verde resaltaba el brillo de las bolas, prometiendo una partida entretenida. Me uní a él, sintiendo una mezcla de emoción y alivio.
|| ¿Qué te animó a venir? || pregunté, curiosa.
|| No tenía ganas de dormir y, sinceramente, no he podido hacerlo últimamente || respondió Drake.
|| ¿Qué te ha mantenido despierto? || inquirí, notando melancolía en su mirada. Drake sacudió la cabeza y sonrió, tratando de ocultar sus sentimientos.
|| No vine aquí para hablar de mis problemas con el sueño. Vine para enseñarte a jugar al billar || dijo con determinación.
|| ¿Intrépidas palabras, señor Walker? || comenté mientras él alineaba las bolas en el triángulo. Tomé mi taco de billar mientras él hacía lo mismo.
|| ¿Lista para las reglas? || preguntó.
|| Depende de las reglas || respondí.
|| Después de romper las bolas, cada uno tiene un tiro por ronda para meter una bola en un orificio. Cada bola cuenta como un punto. Ganará quien gane dos de tres rondas || explicó Drake.
|| Creo que puedo manejar eso || le dije con confianza.
|| Perfecto, entonces empieza tú... rompe || dijo Drake. Me coloqué frente al triángulo de bolas, golpeé con fuerza y las bolas se esparcieron. Drake estudió la mesa y, con precisión, metió una bola en un agujero || Excelente, ahí tienes... mi primer punto || anunció satisfecho.
|| No está mal... ¿Dónde aprendiste a jugar así? || pregunté.
|| De mi mamá. Ella nos enseñó a Savannah y a mí todos los trucos || respondió con una sonrisa nostálgica.
|| Qué bien, pero esas lecciones no te prepararon para enfrentarme || reté.
|| ¿Eso crees? Veamos qué tienes, Brown || dijo Drake, dándome espacio para mi tiro. Alineé mi tiro y metí dos bolas en un agujero || ¡Wow! ¡Qué bien! || exclamó impresionado.
|| ¿Obtengo un punto de bonificación por ganarme un cumplido? || le pregunté con una sonrisa.
|| No, pero ese tiro te da dos puntos || respondió él, sonriendo.
**
Después de varias rondas y unos cuantos tragos, nos encontrábamos en la etapa final del juego. Drake se inclinaba sobre su taco, con los ojos entrecerrados mientras examinaba la mesa y planeaba su próximo tiro. Se preparó para lanzar, pero yo decidí hacer algo para distraerlo y darle una ventaja a mi favor.
|| ¿Sabías que cuando te concentras, te sale una pequeña arruga en el medio de la frente? ¡Te queda linda! || exclamé con una sonrisa inocente.
|| ¡¿QUÉ?!... || respondió Drake, y su tiro se desvió completamente. La bola blanca rodó erráticamente por la mesa sin golpear ninguna de las otras || ¡Maldición!... Eso... eso fue un obsequio para ti, Brown || dijo, frustrado.
|| ¿En serio? ¿Estás siendo generoso conmigo? Pensé que no ibas a ser fácil || Repliqué con una sonrisa burlona.
|| Quizás me estoy sintiendo caritativo || contestó Drake, intentando mantener la compostura.
|| Mmmm, mira, ahí está esa arruga otra vez || dije sonriendo mientras tocaba ligeramente la arruga en su frente. Drake apartó mi dedo y se frotó la frente, evitando el contacto visual.
|| Dale, es tu turno || me dijo, visiblemente molesto.
Me preparé para mi tiro, alineé la bola blanca y, con precisión, envié una pelota a uno de los orificios de las esquinas.
|| ¡Punto! Mira, qué fácil || dije alardeando mientras celebraba mi victoria.
|| No está mal. Quiero decir, no fue nada lujoso, pero tampoco estuvo mal || dijo Drake.
|| Drake, no estoy jugando por estilo, estoy jugando para ganar. Veamos cómo manejas el último tiro || respondí con determinación.
|| Desafío aceptado || contestó él, alineando lentamente su tiro. Sin embargo, no voy a dejar que gane fácilmente. Gracias al efecto del licor, comienzo a desabrocharme la chaqueta, quedándome solo con mi top sin mangas. Drake levanta la vista de su disparo y sus ojos se agrandan al ver mi pecho, haciendo que pierda la concentración y su tiro se desvíe || Brown... ¿Qué... qué demonios estás haciendo? || pregunta, claramente alarmado.
|| ¿Qué parece que estoy haciendo, Drake? Tengo calor || le respondo con una sonrisa traviesa. Drake traga saliva, sin poder apartar la vista de mi torso, y no parece estar mirando exactamente mis ojos || Vamos, Drake, el tiempo corre... Concédele atención a la mesa || le digo, instándolo a concentrarse mientras me divierto con su distracción.
Niega con la cabeza y se inclina sobre la mesa, intentando alinear su tiro, pero sus ojos siguen vagando hacia mí. Desesperado, busca con el taco y la bola blanca rueda hasta detenerse sin que ninguna otra bola entre en la tronera.
|| ¡Maldición! || exclama, frustrado.
|| Drake, se supone que debes concentrarte en las bolas, no en lo que tienes delante || le digo con tono burlón, mientras estudio su expresión nostálgica. Su mirada denota una mezcla de frustración y anhelo, lo que me hace disfrutar aún más del juego.
|| Eres graciosa, pero supongo que me distraje un poco... Último disparo, Brown || dijo Drake con una sonrisa. Estudio la mesa, preparándome para mi tiro, cuando veo a Drake comenzar a desabrocharse la camisa. Mi mirada se fija en él mientras descarta la camisa sobre una silla, se deja caer al suelo y empieza a hacer lagartijas.
|| ¿Uh, Drake? ¿Qué estás haciendo? || pregunto, nerviosa. Recuerdo la última vez que hizo esto y no podía dejar de mirarlo.
|| Nada, no me hagas caso. Solo estoy aprovechando el tiempo para hacer mi rutina nocturna || responde él, mientras se quita la camisa.
|| Sin camisa, ¿eh? || le pregunto.
|| Así es. Estoy tomando prestada una página de tu libro de jugadas || me dice, guiñándome un ojo. Alzo una ceja, dándome cuenta de que está tratando de igualar mi juego. Me vuelvo hacia la mesa de billar, pero no puedo evitar observarlo por el rabillo del ojo. Drake comienza a hacer lagartijas con una sola mano.
“No te distraigas, Riley,” me repito a mí misma. A pesar de la fabulosa distracción, me concentro en el juego. Alineo mi tiro y logro meter una bola más en otro orificio.
|| ¡Woooohooo! || grito emocionada mientras salto || Ninguna cantidad de flexiones sin camisa puede desviar mi concentración ||
Drake se levanta, sacudiéndose las manos y los jeans.
|| Maldita sea, buena concentración || dice él, reconociendo mi habilidad para mantenerme enfocada a pesar de sus intentos de distraerme.
|| Supongo que el juego ha terminado. Lo que significa... || digo mientras me acerco lentamente a él || ¡¡Que gané!! ||
|| Suerte de principiante || dijo Drake, mientras comenzaba a colocarse de nuevo la camisa.
|| ¿Estás diciendo que una principiante te acaba de ganar? || le respondí con una sonrisa amplia, disfrutando del momento.
|| No dije eso... Bueno, ok, ok... "Felicitaciones" || admitió él, cruzándose de brazos con una expresión entre resignada y divertida.
Terminamos de comer nuestras picaditas y de beber nuestros tragos. La noche en el Ámsterdam Billiards Club había sido animada y llena de risas, y la competencia amistosa había sido justo lo que necesitábamos.
|| Bueno, gracias por el juego, Brown. Me divertí mucho. Pero creo que ya es hora de regresar || dijo Drake mientras nos dirigíamos hacia la salida del club. Caminamos juntos por las calles de Nueva York, disfrutando de la brisa fresca de la noche. Las luces de la ciudad parpadeaban a nuestro alrededor. A medida que nos acercábamos al hotel, noté que Drake parecía algo pensativo, con una sonrisa suave en el rostro, como si estuviera inmerso en sus pensamientos || La verdad es que me alegra mucho haber pasado esta noche contigo || dijo, mirando al suelo antes de levantar la vista hacia mí. Sus ojos reflejaban una mezcla de gratitud y algo más, algo que no podía precisar pero que se sentía palpable en el aire.
|| Yo también me alegro, Drake || le respondí con sinceridad || Gracias por hacer que la noche fuera tan especial || Cuando llegamos al vestíbulo del hotel, me detuve y me volví hacia él. Sin pensarlo mucho, le di un suave beso en la mejilla. La sorpresa en su rostro fue evidente, y un brillo de felicidad y asombro iluminó sus ojos. Parecía estar en las nubes, y aunque no dijo nada, su sonrisa decía más de lo que las palabras podrían expresar. || Y será mejor que cuides tu espalda. Si jugamos de nuevo, no seré fácil contigo || le advertí, repitiendo las mismas palabras que él me había dicho a mí.
|| Ya lo veremos, señorita || me respondió, sonriendo con un dejo de desafío y diversión.
Nos despedimos con un último abrazo y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones. El vestíbulo del hotel se llenó de un silencio apacible, mientras el eco de nuestros pasos se desvanecía.
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Mi respiración se corta, se vuelve débil. Mi corazón palpita más rápido, mis manos sudan, quiero permanecer en esta realidad, pero a veces la tristeza y el dolor me quieren hacer desistir. Me digo a mí misma -Quédate aquí, quédate aquí, no te vayas - comienzo a sentir como mi cuerpo se marea, se sale de la órbita y me desvanezco, trato de regresar, trato de no desmayarme -Quédate- «Disociación» vaya nombre. He sufrido disociaciones, después de la ruptura. Un mes pasó en 8 días, olvidé qué hacía solo vivía. Ahora pasa lo mismo, pero salgo de la realidad, pierdo el sentido y me desmayo.
Si pudiera sacar toda mi soledad y mi tristeza por medio de mi boca, sin duda la vomitaría toda, pero así no funciona. Creí que las historias de ataques de ansiedad eran extrañas, pero desde que comencé a sentirme afectada por la ansiedad en mi última relación por sus mentiras, engaños, terceras personas, todo lo demás ha venido como putazos tras putazos, jamás había terminado tan dañada. Nunca creí que todo el daño emocional que aguanté me dejaría tan mal, yo solo quería enseñarle que una mujer que de verdad lo ama con defectos existía.
¿Porqué hasta ahora? ¿Porqué de nuevo? Realmente estoy segura que tengo un daño cerebral, me cerebro se partió, está fragmentado, me dí cuenta cuando después de la ruptura tardé 8 días en entrar en sí... Me fuí de este mundo, y dos meses después apenas comencé a recolectar los daños. Mi mente colapsó, tuvo un shock un trauma... Mi mente ha estado sobreviviendo desde entonces, todo aquello que me recuerde a él me hace temblar, me hace sentir mal, dolor, frío, nervios, no puedo ni siquiera ver el logotipo de Instagram... Si veo una foto de él en miniatura me basta para durar dos semanas en depresión, con ganas de morir, con ansiedad corrompiendo mis pensamientos sin fin. Por eso trato de no ver nada, de no exponerme a encontrarme lo en internet, es por eso que cuando pienso en él imagino que tengo un arma y le disparo a la cabeza.
Sé que suena estúpido, pero siento como la ansiedad me carcomiera por tan malos recuerdos, me siento morir... Me sigue matando una y otra vez con su recuerdo, ¿Cómo puedo seguir muriendo si ya estoy muerta? ¿Cómo puedo seguir viviendo? Mi cerebro colapsa cada día más y mis esfuerzos van decayendo pero no debo doblegarme aún que, lo único que quisiera es dormir para siempre...
Ya no preocuparme de nada, ya no sentir dolor, ya no generar preocupaciones... Sentir morirte cada día es peor que realmente morir.
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