#puntas abiertas
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curlymangue · 1 year ago
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6 propiedades del aceite de Amla
El aceite de amla, un aceite perfecto para cuidar tu cabello y el cuero cabelludo. Photo by cottonbro studio on Pexels.com El aceite de amla, es un aceite vegetal que se obtiene a partir del fruto del árbol «Phyllanthus Emblica», mejor conocido como amla. Este árbol es originario de la India, donde es muy apreciado por sus propiedades medicinales. Especialmente para el cabello. Como las que te…
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cristinabcn · 2 years ago
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EDITORIAL: CARTA ABIERTA A Don ALVARO URIBE VELEZ, CESAR GAVIRIA TRUJILLO, GERMAN VARGAS LLERAS, Sr. Gral. EDUARDO ZAPATEIRO, EFRAIN CEPEDA, HENRIQUE GOMEZ, MARTIN ALONSO PINZON, Cnel. LUIS VILLAMARIN.
EDITORIAL: OPEN LETTER TO Mr. ALVARO URIBE VELEZ, CESAR GAVIRIA TRUJILLO, GERMAN VARGAS LLERAS, Mr. General EDUARDO ZAPATEIRO, EFRAIN CEPEDA, HENRIQUE GOMEZ, MARTIN ALONSO PINZON, Cnel. LUIS VILLAMARIN. Senén González Vélez Editorialista Apreciados amigos, y muy distinguidos colombianos, compatriotas: Colombia atraviesa uno de sus más peligrosos momentos, afirmación que nos avizora un acelerado…
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deepinsideyourbeing · 2 months ago
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Enzo diciendo “di ahhhh” antes de escupirte en la boca, okay, too much
Kinktober, Día 18: Spit Kink
"No contestar" es una regla que ignorás constantemente.
No importa qué tan comprensivo sea Enzo o cuánto se esfuerce para desescalar las situaciones que provocás, dándote tiempo de reflexionar o prometer enmendar tus errores, no, siempre insistís con tu mal comportamiento hasta que le resulta imposible ignorarlo. Y siempre termina de la misma manera.
-¿Me vas a pedir perdón?- pregunta mirándote fijamente. Tu mirada está cargada de furia, una furia nacida de la facilidad con la que te redujo y de la posición en la que te mantiene sin esfuerzo, pero está lejos de sentirse intimidado-. ¿No...?
La presión de sus dedos sobre tu lengua crece y la fuerza de tus manos en su muñeca, también, pero no es suficiente para forzarlo a liberarte. Él permanece inamovible, sereno, contemplando cómo tu saliva corre por el dorso de su mano, manchando también tu mentón y cayendo sobre tus muslos.
-No aprendés nunca, ¿no?
Cerrás los ojos con fuerza cuando tu garganta se contrae violentamente sobre las puntas de sus dedos. Él intenta disimular la pequeña risa de satisfacción que deja sus labios, como siempre, porque todavía cree ser bueno en fingir que odia castigarte. Perdiste la cuenta de todas las veces que dijo "Esto me duele más que a vos" mientras era portador de una erección.
Esta vez no es la excepción.
Retira sus dedos de tu boca. Estás convencida de que va a limpiarlos en tu mejilla, como suele hacer cuando quiere humillarte, pero en su lugar los lleva directamente hacia tu entrada; no hace comentarios sobre tu excitación goteando sobre la madera oscura de su escritorio, tampoco pregunta una última vez si te arrepentís, sólo llena tu interior con sus tres dedos cubiertos de tu saliva.
El sonido de tu voz rota cuando te quejás hace que su miembro palpite y esto sólo empeora cuando ve tu expresión, tu boca abierta en una mueca de dolor, un hilo de saliva cayendo y brillando con la tenue iluminación de la habitación. Es la primera vez luego de muchas horas en que parecés comprender el lugar que te corresponde y la vulnerabilidad en tu lenguaje corporal lo provoca aún más.
-Duele.
-Perdón, mi amor- susurra antes de inclinarse para besar tu frente. Tus ojos llenos de lágrimas brillan tanto o más que tus labios-. Es tu culpa...
El calor de su otra mano en tu cuello llega junto con el movimiento de sus dedos, que se deslizan entre tus estrechas y cálidas paredes con un ritmo brutal, con el sonido del constante golpe de sus estocadas -el talón de su mano resonando contra tus pliegues, en parte, y estimulando dolorosamente tu clítoris- y tu humedad haciéndote gemir y llorar por la frustración.
Tus manos duelen por la fuerza con la que te sujetás del borde del escritorio y con el correr de los minutos te resulta cada vez más difícil tener un pensamiento coherente. No estás segura del motivo, puede ser la cantidad de tiempo que pasó desde que comenzó el castigo, por la consecuente segregación de hormonas, o como un producto de la asfixia.
Levantás la mirada cuando escuchás tu nombre.
-Abrí- ordena Enzo. Endereza su postura y se inclina sobre tu rostro, observando complacido cuando por fin obedecés una orden-. Sacá la lengua y decí...
Obedecés instantáneamente y él escupe una cantidad obscena de saliva en tu boca. Normalmente es una bendición, pero hay algo en su mirada y en su postura que te hace creer que no estás cerca de librarte de esto.
-No podés tragar- alzás ambas cejas y como respuesta vuelve a escupir. Algunas gotas manchan tu mentón y tu mejilla-. Así vas a aprender a no contestarme.
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verystrxxwberry · 5 months ago
Note
Hola!. Soy muy fan de tu blog, es dificil encontrar contenido de eldarya que aun siga publicando ;).
¿Podrias hacer headcanons de los chicos de eldarya en la primera cita y que tipo de cosas les gustan hacer a estos en esos momentos?. Gracias!
ELDARYA; primera cita
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𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐭: fluff, sfw, primera cita y confession (en algunos casos) ↝ 𝐂𝐫𝐞𝐚𝐭𝐨𝐫'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞: ¡Buenas! Buah, volví por el simple hecho de que echaba de menos escribir acerca de Eldarya, así que cualquier cosa me puedes solicitar algún pedido cuando tenga las reqs abiertas :). No he sabido hacerlo en formato de headcanons así que he hecho un poco hc y un poco scenario, un poquito raro pero nose. ¡Disfruta!
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EZAREL
Un caos.
Ezarel nunca ha tenido una cita con nadie puesto a que no llegó a sentir la necesidad de tenerlas anteriormente a ti. Tuvo aquella relación con Eweleïn, sí… pero no dejó de ser una relación de encuentros puntuales en la cama y nada más allá que una amistad. Por consecuencia, Ezarel nunca pensó en las maneras que podría llevar a alguien de cita.
Fue la mismísima Eweleïn quien le dio la idea de llevarte a una cita más seria para ir directo al tema (declararse), la idea de una cita romántica. La cosa es que Ezarel tampoco sabía cómo declararse, así que siguió las pautas de Eweleïn para planificar la cita… pero decidió que la declaración tendría un gran toque de su esencia. Iba a hacerlo de manera impulsiva, según la cita se daba.
Ya te resultó extraño que Ezarel te invitara a cenar una noche, ya que él siempre bromeaba con que tu tendrías que invitarle a cenar a él. Pero ahí estaba, dispuesto a gastar de más solo por ti.
El día anterior a la ‘cita’ no pudo conciliar el sueño. El pensamiento de tener que abrirse a ti al día siguiente lo mantenía inquieto. Ni siquiera tú sabías que era una cita.
Pero llegó el día y él, por primera vez en mucho tiempo, fue el primero en llegar al lugar acordado para luego ir hacia el restaurante. Raro, ¿no?
En cuanto el silencio incómodo se formó entre vosotros dos, podías sentir como el tiempo avanzaba incluso más lento de lo normal. Estabais esperando a que el camarero os trajera las bebidas y ni siquiera habías escuchado a Ezarel formar una frase bien estructurada que no fuera “un agua” para hacer su pedido. Le mirabas fijamente y veías que tenía la barbilla apoyada sobre su mano, mirando a través de la ventana como si simulara estar pensando. Pero la verdad es que su cabeza no era capaz de formular un pensamiento coherente debido a la adrenalina en su estómago. Podrías apreciar un leve ceño fruncido y un rubor bastante extenso en sus mejillas, incluso la punta de sus afiladas orejas estaban rojas. 
–Ez… –Tu voz irrumpió aquel tenso silencio, cosa que paralizó a Ezarel; aunque tu no dejabas de pensar que te estaba ignorando–. ¡Ezarel! Con un pequeño salto plantó su atención en ti. Sus pupilas estaban bastante dilatadas y parecía un poco sorprendido por la manera en la que alzaste la voz, musitando; – ¿Qué?
–Hombre, por fin hablas. ¿Me vas a decir qué te pasa? Llevamos veinte minutos juntos y ni siquiera me has mirado–. Tu frustración fue delatada por tus palabras, haciendo que Ezarel respondiera con un tembloroso suspiro, como si hubiera estado conteniendo la respiración por mucho tiempo. Apartó su mirada nuevamente, mirando la mesa que os separaba y buscando una respuesta en su nublada mente. Había un gran dilema en su mente, si decirtelo ya o esperarse a cuando estuvierais fuera del restaurante. ¿Sería muy lanzado besarte ya? ¿Tendría que mirarte fijamente?
Tomando una gran bocanada de aire, finalmente decidió actuar. Sin importar que su mano estuviera algo sudada de los nervios, agarró la tuya. Podías notar la calidez de su tacto y un leve temblor en su mano. Inconscientemente formó un agarre firme, aunque no era su intención en lo más mínimo. Conociendo a Ezarel, te sorprendió que iniciara ese contacto tan espontáneo contigo; pero fue algo que aceleró los latidos de tu corazón.
–Perdón, no sabía que había pasado tanto tiempo. A ver… es difícil… –Se murmuró así mismo. Intentaba mentalizarse de que si se sacaba este sentimiento de encima, la ansiedad se le pasaría, aunque la posibilidad de tu rechazo era algo que lo echaba hacia atrás. Sabía que al ser rechazado las cosas serían incómodas entre vosotros. Pero la vida es solo una–. Me encantas. Me pareces absolutamente fascinante y te quiero, te quiero en mi vida y no simplemente como una amistad.
Lo último que te esperabas en tu vida era ver a Ezarel tomando la iniciativa para declararse. Aunque tu corazón fuera tan rápido que lo sentías en tu garganta, no podías evitar pensar lo adorable que era verlo tan nervioso y serio acerca de un tema como este. Una sonrisa apareció en tu cara, en un principio era tímida pero comenzó a extenderse poco a poco hasta que soltaste una abierta y cálida carcajada, causando confusión y vergüenza al pobre elfo.
–¿Has estado tanto tiempo callado pensando en decir eso? –Le hiciste burla sin malicia, provocando que ese rubor se intensificara.
–Vale, no te voy a hablar nunca más…
–¡Es broma! Yo también te quiero, y afortunadamente no como un amigo.
Después de esto le contaste lo sucedido a Nevra y se pasó un par de semanas molestando a Ezarel con su terrible confesión. Y cada vez que se acuerde, también.
Realmente Ezarel se quedó muy satisfecho con su acto. Es genuinamente lo más bonito que ha hecho por alguien jamás. Y sí, él pagó la cena. Aunque iba a marcarse un sinpa.
Cuando era el momento de despedirse de ti, no se contuvo. Acurrucó tus mejillas para poder darte un pequeño beso en la frente. Ya fue cosa tuya si dejarlo en un simple beso en la frente o darle vuestro primer beso :^.
NEVRA
Después de años con rollos de solo una noche, conocerte a ti hizo que se cansara de estar metido en todo ese lío. Mientras mantenía una amistad contigo, también mantuvo contacto con esas chicas a las que solo llevaba a la cama por ciertos temas y luego chao pescao. Pero dejaba de resultar algo placentero contra más cercano se hacía a ti.
Se sentía mal cuando tu aparecías en su cabeza cuando él estaba en mitad del acto, tanto por ti, por él y por la chavala. Esos encuentros cesaron por completo y se enfocó en ti. Tenías algo que hacía que su atracción por otra gente fuera nula. En su cabeza solo estabas tú y no de manera sexual.
Antes de ir a una cita propiamente dicha, ya hubo cierto ligoteo entre vosotros.
Cuando te pidió la cita, no fue sutil con ello; fue directo al tema y te preguntó si te gustaría tener una cita con él, si es que no te molestaba.
Cómo decirle que no a este hombre. 
El vampiro esperaba aquella cálida mañana en la zona del cerezo centenario, su cabeza recurriendo a pensamientos donde se planteaba el riesgo de tu ausencia a la cita. Sabía la fama que tenía de mujeriego, y temía que pensaras que hacía esto para jugar contigo. En un principio habría sido probable que hubiera tenido contacto contigo por el mero hecho de tener sexo, pero no era así. Una marca rojiza apareció en sus dedos debido al firme agarre con el que sujetaba una pequeña bolsa de papel, donde miraba fijamente. Cuando llegaste, te hizo gracia ver que estaba tan desconectado de la realidad que ni sus agudos sentidos vampíricos detectaron tu presencia.
–¿Nevra? –Intentaste llamar su atención, e inmediatamente lo conseguiste. Sus ojos recorrieron tu silueta, una sonrisa apareciendo en su rostro al ver que verdaderamente te habías preparado para esa cita junto a él. 
–Ah… te ves increíble… –Murmuró, cogiendo tu mano con delicadeza y guiándola a sus gélidos labios para asentar un pequeño beso–. Gracias por venir.
–¿Por qué no iba a hacerlo? Es un detalle bonito que me invites a una cita –Te sentías feliz de saber que te había escogido a ti sobre otras personas.
–Bueno… cuando veo algo muy bonito, no puedo evitar quererlo todo para mí. Lo mismo con las personas, sobre todo a ti. Te quiero para mi–. Te sorprendió lo directo que fue con sus palabras, y es que Nevra es honesto con estas cosas, no es algo que le dé vergüenza. Se le hacía raro sentir este afecto, pero le gustaba lo genuino, lo inocente y lo sencillo que era. Era natural.
Algo que te encantaba de Nevra era la facilidad que tenía para expresar lo que pensaba, para hacerte reír y generar una atracción hacia su carisma que simplemente complementaba con su belleza natural. El tiempo con él se te pasaba volando, y la conversación surgía con tanta sencillez que cada vez sentías más comodidad. Y lo mismo le ocurría a él. Era una cita tranquila, sentados en aquel pequeño banco de la plaza donde tan solo los pájaros os hacían compañía mientras estos cantaban entre ellos. Sus ojos no se apartaban de ti, toda su atención era hecha para ti y no había nada que pudiera distraerlo en aquel momento. Sentías que alguien te escuchaba con su presencia, y realmente lo hacía ya que estaba muy interesado en ti. La cercanía te permitía oler la colonia tan agradable que Nevra se había echado para la ocasión, y realmente no se cortaba ni un pelo en estar cerca de ti. Mientras estabais sentados en aquel banco, su brazo estaba justo alrededor de tus hombros. Contra más cómodo estaba, más cerca estaba, hasta que tu cabeza descansaba en su hombro. Entonces se formó el silencio.
–Esta es la parte en la que te beso, ¿no?
Durante la cita se muestra atento y juguetón, aunque llegando a hacer preguntas significativas para tener conocimiento de tus gustos románticos. Combina muy bien el tonteo para avergonzarte con preguntas casuales pero profundas.
Por más que sea directo con su atracción hacia ti, tomaría las cosas ‘lentamente’ porque tampoco quiere que sea una decisión apurada para ti. Así que la primera cita llevaría a una secuencia de dos o tres citas hasta que finalmente tomó el pasó de declararse. No puede resistir las ganas de besarte cada vez que te ve (lo quiere muchomuchomucho).
Cuando te acompañó hasta el punto de despedida, no se fue sin antes entregarte la bolsa que había traído a la cita. Se trataba de una pequeña caja que contenía un collar, la cadena dorada sujetando un pequeño rubí en su extremo. Era un collar elegante y bonito a la misma vez.
El día que se declaró a ti te explicó que decidió regalarte aquel collar ya que la joya estaría cerca de tu corazón, que era justo lo que él quería conquistar (y lo logró).
Tal y como se estaba despidiendo preguntó “entonces… ¿para cuándo una próxima cita?”.
VALKYON
Años de amistad junto a Valkyon pasaron hasta llegar a tener una cita. Por más que la atracción fuera física, Valkyon necesita una conexión emocional más profunda para llegar a sentir interés por alguien. Y se le había pasado por la cabeza el preguntarte si te gustaría ser su amigo/a con derechos.
Pero sabía con certeza que una noche contigo no le llenaría física y mentalmente. A ti no te quería por mera satisfacción física.
Un día, mientras él forjaba una de las tantas armas que tenía pendientes, te preguntó si aquella misma noche te apetecía ir con él al bosque. No hay nada más relajante que caminar por el bosque bajo el estrellado cielo nocturno.
Era una costumbre ir a pasear con Valkyon por el bosque y hablar de aquello que os perturbaba, o incluso de los cotilleos del cuartel. Con estas conversaciones habías conseguido quitarte muchos pesos de encima e irte a dormir con calma. Vuestros pasos generaban un agradable sonido entre la tierra y las hojas crujientes bajo los pies, la brisa nocturna siendo tan ligera que acariciaba vuestra piel con una suavidad tranquilizadora. 
–Siento que cuando estoy contigo puedo bajar la guardia completamente. –Valkyon continuó la conversación, resultando en una sonrisa satisfactoria por tu parte–. Eres la primera y única persona que me hace sentir tan… cómodo en mucho tiempo.
–Me halagas. –Tus palabras sonaban agradecidas, cierto orgullo despertó hacia tu propio ser por conseguir que Valkyon pudiera sentirse de dicha forma contigo–. Puedo decir lo mismo, haces que todos los problemas desaparezcan.
–Eres muy fuerte. –Dijo con cierta admiración, su mano aterrizando en tu espalda mientras seguíais caminando, dejando atrás los árboles y vislumbrando la cima, que os dejaba una gran visión al nocturno cielo estrellado–. Espero que nunca dejes de luchar por tus sueños, no desperdicies tus talentos. 
–Gracias. –Susurraste esta vez, mirando hacia el cielo. No había ni rastro de ansiedad en ti, al menos ahora. Y mientras admirabas los pequeños astros brillantes, sentiste un pequeño toque en tu cabeza. No te tocó con sus dedos, sino con sus labios. La calidez de saber que se había tratado de un pequeño beso hizo que la sangre se subiera a tu cabeza de la vergüenza–. ¿Y eso…? ¿Otro halago? –Una pequeña y profunda risa escapó de sus labios ante tu tímida pregunta.
–Si saber que estoy enamorado de ti te halaga también, pues sí, definitivamente te estoy halagando. –Tu sangre se congeló al escuchar esto, mirando hacia él para ver si había algún rastro de ser una broma o estaba siendo honesto. Su cara era neutra, pero sus ojos expresaban sin duda la honestidad de sus palabras.
–¿Me estás diciendo que estás enamorado de mi?
–¿Acaso te sorprende?
Pues sí, era sorprendente ver a alguien como Valkyon tan coladito por alguien. Pero como era difícil percibir sus sentimientos, no te habías dado cuenta hasta el momento. 
Realmente eras la única persona a la cual Valkyon trataba con tanta cercanía, paciencia y afecto. Difícilmente miente, y no tendría motivo alguno para mentir respecto a un tema tan delicado como los sentimientos.
LEIFTAN
Este cielito de criatura es definitivamente quien mejor organiza las citas. Ya llevaba tiempo teniendo la idea de llevarte a una cita, pero quería que fuera una sorpresa para ti. 
Con antelación te preguntó si aquel mismo viernes tenías algo que hacer, puesto a que quería reservar una parte de tu día con él.
Y procuró que aquel día todas las cosas estuvieran preparadas para cuando tu llegaras. Quedó contigo en la entrada del bosque, y te guió de la mano hasta llegar a un extenso lago. Justo al lado de este pudiste admirar lo que parecía ser una manta beige en el suelo, la cual contenía un par de pequeñas y cómodas almohadas y una cesta.
–Esto es increíble, Leiftan. –Expresaste con sorpresa e ilusión, acercándote a la manta para admirar lo bien preparado que estaba. Las almohadas colocadas de manera que el sentarse ahí fuera cómodo. La cesta contenía frutas, algunos dulces y bebidas; era media tarde así que tampoco era una comida muy pesada. Además, había varios lienzos bien colocados junto a pinceles. Como siempre, Leiftan haciendo todo muy bonito.
–¿Te gusta? –Su suave y melódica voz sonó a tus espaldas, mientras miraba por encima de tu hombro al propio picnic que él había preparado. Tomaste asiento al lado izquierdo, mirando la cesta y luego el lago; era un lugar precioso y sereno.
–Me encanta. –Respondiste con simpleza, pero sin esconder tu emoción. Leiftan se sentó al otro lado y miró alrededor al igual que tu.
A medida que comenzaba a pasar el tiempo, hablabais mientras picoteabais de la fruta y algunos dulces que Leiftan preparó en la cesta. Si eres una persona que se divierte creando arte, los lienzos serían utilizados para dibujaros el uno al otro o el propio paisaje. Pero sin duda el paisaje más bonito para él eras tú. Tras hacer un precioso retrato de ti, te lo regaló. 
Tu cabeza llevaba varios minutos descansando en su regazo, recibiendo las caricias de sus dedos por tu cuero cabelludo mientras hablabais de cualquier cosa que se os viniera a la cabeza. El sonido del agua del lago moviéndose hacía la situación más íntima y bonita entre vosotros.
–Leiftan, ¿por qué has decidido hacer este picnic? –Preguntaste tan repentinamente que Leiftan se atragantó en el zumo de naranja que estaba bebiendo. Tenía las mejillas algo rojizas por el rubor que adquirió por timidez.
–Bueno… me apetecía traerte a un pequeño rincón cómodo en el mundo. Sé que necesitabas distraerte de estos días tan estresantes. –Explico de una forma genuinamente adorable. Leiftan era un buen amigo, y siempre procuraba tu bienestar frente al suyo. Pero su nerviosismo no te convencía del todo. Su mano libre seguía jugando con tu pelo, haciendo minúsculas trenzas para relajar la ansiedad creciente en él. 
Ya previno que no sería capaz de declararse en la primera cita, pero viendo que te había gustado la primera cita en aquel formato de picnic, decidió hacerlo de costumbre una vez por semana.
Cada vez te quedaba más claro que realmente estabas yendo a citas con él, hasta que finalmente, un día que se despedía te dio una carta. En aquella carta expresaba honestamente sus sentimientos por ti; proponiendote que él te esperaría enfrente de aquel lago por la noche en caso de que aceptaras sus sentimientos.
El verte llegar allí aquella noche le hizo el hombre más feliz del mundo, acercándose a ti sin miedo alguno para abrazarte y repetir en suaves murmullos “Gracias. Muchas gracias…”
LANCE
Es un hombre simple y práctico, por lo que sus citas serían igual de simples. No esperabas que Lance fuera a pedirte una cita, y más después de pasar algunos días distante frente a ti. Pero no te odiaba, no era capaz de sentir nada negativo hacia ti. Simplemente era extraño para él sentir tanto cuando estaba contigo, por eso se distanció.
El día que ibas a enfrentarte a él, porque ya comenzabas a cansarte del silencio entre vosotros, fue el día que él te pidió la cita. Fue tan de repente, tan de golpe que te dejó sin palabras. Aunque querías decirle que no por haberte ignorado, era una oportunidad que no podías dejar pasar.
Fuisteis al festival del mercado que se realizó una noche en la ciudad de Eldarya. Ver a Lance tan bien vestido aquella noche te hizo perder todo el enfado de días anteriores. Con aquella camisa negra, ajustada adecuadamente a sus músculos, y esos tejanos que sin duda dejaban el apetito despierto a cualquiera… Bof.
Había más puestos de los que acostumbrabas a ver en tus días. Puestos de libros, de joyas, de comida, de pociones, de manualidades… y todo era visualmente satisfactorio. Además el puesto de incienso ayudaba a que el ambiente tuviera un aroma agradable. La cantidad de gente era lo único molesto, pero lo ignorabais. Os parasteis frente al puesto de libros, y comenzaste a observar los libros en venta con cierto interés.
–¿Hay alguno que te llame la atención? –Preguntó Lance, mirando por encima de tu hombro a los libros que estabas mirando. Hiciste una mueca, intentando decidirte por cuál libro comprar.
–Creo que me voy a decantar por fantasía. –Musitaste con una pequeña sonrisa, como si fueras un niño pequeño haciendo una travesura. Lance soltó una pequeña risa, asintiendo con la cabeza y sacando su monedero.
–Lo que tu quieras. ¿No quieres alguno más?
–Es mucho dinero, Lance. No voy a dejar que gastes tanto por mi. –Miraste hacia arriba para encontrarte aquellos azulados iris enfocados en ti. Alzó ambos los hombros con indiferencia.
–Creo que te lo debo. –La manera tan casual de hablar te hizo rodar los ojos. Pero tardaste en darte cuenta de que él ya estaba entregando las monedas al vendedor y recibiendo una bolsa con aquellos libros que él mismo vio que te interesaban. Estaba un poco loco. Para seguir vuestra ruta por el mercado, agarró tu mano y te guió entre la gente por tal de no perderte. Cuando estabais más lejos de la multitud, mirasteis los puestos de comida. Lance era demasiado generoso, invitándote a literalmente todo.
–Lance, Lance… creo que te estás pasando un poco. –Suspiraste, tomando asiento sobre una roca que descansaba en el suelo. Lance te miró confundido, negando con la cabeza.
–¿Eso por qué?
–¿Qué se supone que me debes? ¿El tiempo que has estado ignorándome? –Alzaste una ceja para poner en duda sus intenciones, cosa que sorprendió un poco a Lance–. Me gustaría saber por qué hiciste eso.
–Por qué… el porqué es… algo que aún no sé. –Murmuró, claramente nervioso acerca de esa pregunta–. Actué mal, ignora eso. Tonterías mías, probablemente.
–No. Si te pasa algo conmigo, prefiero que me lo digas en vez de quedarme con la sensación de que te has enfadado conmigo. –Dijiste en cierto tono defensivo. Lance se temía esto, y más en la primera cita que él quería tener contigo. Vaya cliché.
–No estoy enfadado. Lo único de lo que te puedo culpar es de que hayas robado mi corazón, pero sé que no es tu culpa. –Se cruzó de brazos, mirándote fijamente para ver si captabas lo que intentaba decir.
Y tanto que lo captaste. Lance vio que te quedabas en silencio, nuevamente sin palabras ante su confesión. Ni siquiera él esperaba que fuera a confesarse tan pronto, pero lo vio necesario si quería una segunda cita contigo. 
En silencio te levantaste y le diste un abrazo. A pesar de que los sentimientos fueran mutuos, Lance no quería apresurar nada para ninguno de los dos; ambos necesitabais tiempo para poder asentar vuestra relación.
Pero de las citas a las que ibas con él siempre conseguías algún detalle de su parte. Y nada de culpabilidades, él se siente bien dándote regalos; más cuando puede ver lo feliz que te hacen.
Es todo un caballero. Paciente, servicial y respetuoso con tus preferencias.
MATHIEU
Para él las mejores citas son aquellas dinámicas. En el mundo humano él hubiera propuesto ir a hacer cosas que den adrenalina, una tarde de videojuegos, una mañana de escalada…
Pero tuvo que adaptar dichos deseos en Eldarya, y quería llevarte a una cita en bote a través de un gran río. Su manera de llamar tu atención era mediante hacer cosas únicas que creará grandes recuerdos entre vosotros; ya no solo por el hecho de que era junto a ti, si no porque mediante esas experiencias tendríais un montón de bromas internas que nadie más podría entender.
–¡No te muevas tanto! –Gritaste, escuchando como respuesta una fuerte carcajada mientras el bote se tambaleaba por culpa de Mathieu, quien había decidido hacer tonterías (como siempre) por tal de ver tu molestia. Sentías tus pies mojados ya que el agua entraba por culpa del tambaleo, cosa que te hizo gritar por la desagradable frialdad que emanaba.
–¡Venga, déjate llevar! –Eso es lo que siempre decía antes de que algo saliera mal… Y salió mal. El bote se estaba tambaleando tanto que en cuestión de segundos este se volcó y el frío agua que antes empapaba tus pies, finalmente te empapó por completo. Mathieu se encargó de empujarte a la superficie, y tosiste ante la cantidad de agua que sin querer habías tragado. Estabais completamente empapados, y veías a Mathieu reírse a carcajadas sin cesar–. ¡Dios mío, ha sido increíble!
–Increíble el resfriado que vamos a pillar… –Tus palabras le hicieron seguir riendo, aunque intentaba calmarse. Abrió sus ojos y secó algunas pequeñas lágrimas de la risa, mirándote mientras flotabais en el agua.
–Bueno, algo que no olvidaremos, sin duda. –Dijo más tranquilo, pero aún divertido por la situación. Tenía la cara colorada de tanto reír, hecho que te sacó una sonrisa. Su mano peinó un poco tu cabello, el cual estaba ciertamente desordenado al haberse mojado–. Hasta así te ves genial, es increíble.
–Venga ya, Math… Me ves con muy buenos ojos. –Miraste a tu alrededor y luego al bote, el cual estaba completamente girado–. Vamos a tener que girar esto si queremos volver a tierra…
–Si tu lo dices… yo creo que podríamos nadar. –Sugirió en un tono juguetón, comenzando a nadar lentamente de espaldas. Era incitador seguir su inmadurez, pero te querías resistir.
–¡Math! No podemos dejar el bote aquí. –Aunque querías mantener un tono serio, su expresión tan feliz y relajada era contagiosa.
–Déjate de broncas. Ya volverá solo. –De repente sentiste una mano agarrando tu muñeca y atrayéndote con facilidad hacia él, sujetándote en sus brazos mientras nadaba hacia atrás. Estabas prácticamente descansando sobre su torso mientras te guiaba hacia el exterior, aunque sería un largo camino…– Admite que te lo estás pasando bien.
–Tienes suerte de que sí. –Confesaste, dejando que tu cabeza se apoyara sobre su pecho, mientras sentías el agua pasar con cada movimiento.
–Pero mira que eres adorable. –El brazo que sujetaba tu cintura te agarró con un poco más de firmeza, mirando a su alrededor antes que a ti. Sus ojos observaron cada pequeño detalle de tu cara, y sentías que realmente no era una mirada que normalmente los amigos se darían entre ellos, puesto a que los segundos con los que analizó tus labios no fueron cortos. No pudiste evitar hacer lo mismo–. Me dan ganas de besarte y todo.
Ya era tu decisión si en la primera cita habría el primer beso, pero sin duda no sería la última cita. Mathieu tenía claro que estas experiencias contigo eran las mejores, y tenía muchas ganas de pasar tiempo contigo.
No fue muy reservado con sus sentimientos, pues los habló sin ni siquiera pensarlo bien. Tampoco se arrepintió de haberlos soltado con naturalidad.
✰; recuerda rebloggear y dar like para apoyar mi contenido. ¡Espero que te haya gustado!
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danielac1world · 5 months ago
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(H) Arte,
Hartazgo,
cansancio de tu noboca
hablando del silencio que hacen las estrellas en los puntos restantes del cielo.
Cansancio de mis ojos
mirando tus ojos,
de las palabras a destiempo
que dicen crear puentes,
para salvarme;
cansancio de pisar puentes,
que se hunden.
Es 23 de julio,
me arranco la piel con los dientes,
la soledad hace más el odio que el amor,
y entonces,
incamos nuestros labios mutantes,
en los órganos latientes del otro;
mientras fabrico el aire
con la punta de la lengua,
siento,
entra en el paladar,
el sabor a sangre de la primavera.
Cansancio,
en la primera noche despierta,
abro estos ojos,
no puedo estar mirándote mirarme,
frente al espejo...
Y de pie frente a mi cuerpo sangrante,
frente a tu figura de cambio,
frente a tus manos abiertas
y tus palmas hipócritas,
sonriendo a una lejanía que llega,
me dices
"amor"
amor abierto,
pienso,
amor azul,
amor de insulto,
faltante bandera del amor,
"amor mío"
y amor nuestro,
que hemos estado tanto tiempo
esperando la noche,
que en tu estómago las estrellas,
comiencen a asomarse.
-danielac1world ~Desazón de intérprete~
18 notes · View notes
satorugojowidow · 7 months ago
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Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar , resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron. Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Fragmento de la Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977. Vale la pena leerla por lo escalofriante de su actualidad. El neoliberalismo, liberalismo o anarcoliberalismo o como sea quiera llamarse este horror, siempre se impuso por la fuerza, siempre produjo dolor.
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phieral · 6 months ago
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﹙ 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂: 𝑁𝐸𝐹𝐸𝑅𝐴 𝐷𝐸 𝑁𝐼𝐿𝐸 ﹚𝄒ㅤ ㅤⓘㅤ 🪽
Diario de Nefera de Nile [W9115] lanzada en 2012. Hasta abajo podrás encontrar la versión gráfica.
TAGS: Diario, Nefera de Nile, Cleo de Nile, Monster High.
CR: Mattel.
La traducción fue hecha por mí, NO ES OFICIAL. ♱⎯⎯ 𝑀𝐴𝑆𝑇𝐸𝑅𝐼𝐿𝑆𝑇𝑆 𝑀𝐻: 𝐺𝐸𝑁𝐸𝑅𝐴𝐿 | 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂𝑆 | 𝐶𝑂́𝑀𝐼𝐶𝑆
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30 de Julio Mi padre me citó hoy con otra agencia, pero lamentablemente no pude asistir. Anoche debí haber comido algo que no me sentó bien porque esta mañana me sent�� mareada y creí detectar el principio de una sombra de imperfección. Inmediatamente hice que los sirvientes prepararan un tratamiento de spa de emergencia y temí moverme para que mi cutis no se alterara por el cambio de humedad que se produciría si salía del penthouse. Todo el incidente fue muy traumático y lo fue aún más tras enterarme de que una monstruo con mucha menos belleza y talento había sido elegida por la agencia para su nueva campaña. Padre me llamó y se enfadó mucho conmigo, incluso después de que le explicara los terribles detalles de mi situación. Me ha amenazado con venir él mismo y escoltarme personalmente a la próxima cita si no, en sus palabras, "Deja de vaciar las arcas reales sin tener que mostrar nada a cambio". Puede que nunca me recupere de semejante golpe a mi delicada psique. El único remedio para esta situación, por supuesto, es hacer una fiesta.
12 de Agosto Todo está listo para la fiesta de mañana por la noche. Todos los agentes y modelos han recibido su invitación y han confirmado su asistencia. El mejor diseñador de interiores de la ciudad está dando los últimos retoques a la decoración, el servicio de catering y el DJ vendrán por la mañana y compré el piso de abajo para evitar posibles problemas con los vecinos. Solamente yo tengo la capacidad de ser la anfitriona más majestuosa y elegante desde... desde siempre. Soy incomparable a cualquiera que haya habido antes de mí y así lo seguiré siendo. Yo soy la reina.
13 de Agosto Debió haber sido mi noche. Recuperé la inversión de mi padre. Se suponía que todo iba a ser sobre mí. ¡MÍ! Todo empezó como debía. La decoración, la comida y la música lo envolvían todo y yo era el centro de todo. Yo brillaba como el Sol y todos los monstruos querían estar en mi órbita. Excepto, excepto un grupo de modelos monstruos que estaban sentadas en mi sofá alrededor de algún tipo de libro. No sé porqué las había invitado a la fiesta y no recordaba que hubieran entrado, pero allí estaban. Las había conocido cuando me mudé por primera vez a la ciudad. Supongo que me fijé en ellas en ese entonces porque actuaban igual que el grupo de perdedoras con las que se arrastra mi hermana en Monster High. Llegaron a Milán por pura casualidad y, a pesar de que les ofrecí venir a vivir conmigo al penthouse, insistieron en compartir un piso que todas pudieran pagar. Entonces decidí ofrecerles el beneficio de mi sabiduría y liderazgo. Pero lo rechazaron. No, querían que simplemente fuera y "pasara el rato" con ellas. Cómo no. Ahora estaban sentadas en mi sofá hojeando... MI FEARBOOK... y se reían... de mí. Debía ser de mí. ¿De qué mas podría ser? Entonces toda la habitación empezó a dar vueltas y parecía que todo el mundo me señalaba y se reía de mí... Supongo que me desmayé porque cuando me desperté todo estaba en silencio y podía oír el sonido de... de alguien limpiando. Salí a tientas de mi habitación y allí estaban esas mismas modelos ayudando a los criados a limpiar después de la fiesta. Todos los demás monstruos habían desaparecido. Todo se había echado a perder por su culpa. Quería gritar, pero eso habría sido muy... corriente. En lugar de eso, les pedí en voz baja que se marcharan y les dije que los criados terminarían el trabajo. No se opusieron, simplemente se fueron, pero antes de que la puerta se cerrara, la última en salir, una licántropa con el pelo demasiado rubio y las puntas abiertas se detuvo y dijo: "Yo también fui capitana de mi equipo de Desanimadoras, a todas nos pareció gracioso que tuviéramos eso en común." ¿Común? Yo nunca he sido común.
25 de Agosto Sigo en Milán, pero ya están listas las maletas y estoy preparada para irme. Tendría que haberme ido ayer, pero los criados que padre envió a hacer el equipaje de mi penthouse eran más perezosos que los que envió a desempaquetarme a mí cuando me mudé. Son sólo 10 habitaciones, por el amor de Ra, y sólo estuve aquí un año. De hecho, intentaron utilizar la excusa de que el ascensor no funcionaba y que cargar con todo por 15 tramos de escaleras ralentizaba el proceso. Uno de ellos incluso tuvo la osadía de levantar los ojos del suelo mientras me hablaba. ¡Qué insolencia! Le habría castigado, pero padre me ha prohibido disciplinar a los criados. Un día, sin embargo, seré reina y yo no olvido.
26 de Agosto Antes de marcharme esta noche hice que mi chófer me llevara por el pequeño y horrible mausoleo donde ese grupo de modelos se agolpaban como zombis hasta que pudieran ser "descubiertas". Tenía algo especial que quería dejarles como regalo de despedida y, aunque normalmente lo habría considerado trabajo de los criados, quería asegurarme de que, en este caso, estuviera bien hecho. Mientras subía las escaleras les oía murmurar, de la forma más mezquina, sobre alguna modelo fracasada que todas conocían. Pensé que sus comentarios eran bastante reveladores, sobre todo porque la probabilidad de que alguna de ellas pisara alguna vez una pasarela era ridícula. Llamé a la puerta y esperé... Oí a una ghoul reírse adentro y decir: "Sí, pero lo que le faltaba de generosidad lo compensa con crueldad". "Y no olvides la inseguridad", añadió otra en zombi. Seguían riendo cuando una gárgola española cuyo nombre había olvidado pero cuya miserable complexión me resultaba completamente familiar abrió por fin la puerta. El mausoleo enmudeció como una tumba y todas se quedaron boquiabiertas. Nunca pasa de moda ver el efecto que causo en los monstruos inferiores. Finalmente, la gárgola recobró sus sentidos lo suficiente como para reconocerme. "Hola Nefera, pensábamos que te habías ido ayer". "La realeza no se rige por los horarios", respondí. "Me voy esta noche, pero antes de irme quería entregarte estas invitaciones. Son para el restaurante que dijeron sería el primer lugar donde les gustaría cenar después de conseguir su primera gran oportunidad. Es de lo más exclusivo, ya lo saben, y hay una mesa con sus nombres reservada para ustedes esta misma noche. Dejé un automóvil a su servicio abajo y el primer plato estará en la mesa dentro de dos horas. Así tendrán tiempo de arreglarse para que se vean presentables". Intentaron darme las gracias, pero su gratitud está tan por debajo de mi conocimiento así como mi belleza está por encima de su vulgaridad. "Todo está arreglado", dije mientras caminaba hacia el vehículo que me esperaba. Más tarde, mientras el avión de mi padre despegaba y las luces de Milán desaparecían bajo las nubes, pensé en el postre y las risas que debían de estar disfrutando y me pregunté en cómo es que aquella patética pandilla de fracasadas iba a conseguir el dinero para pagar la cuenta que iba a llegar a su mesa en tan solo unas horas.
31 de Agosto Tras varias paradas y algunas compras por el camino, por fin volábamos a casa. No había luna y el cielo estaba despejado. El piloto de papá anunció que esta noche iba a haber lluvia de meteoritos. Azula salió de su escondite para posarse en mi mano y mirar por la ventanilla justo a tiempo para ver cómo empezaban a caer las estrellas. Yo estaba bastante aburrida con todo el espectáculo hasta que me fijé en un pequeño grupo que parecía caer justo a la misma velocidad. Hasta que un meteorito mucho más grande y rápido salió de la nada y se estrelló contra el pequeño grupo, lanzándolo en espiral hacia la oscuridad. Ah, sí, estoy de camino a casa, hermanita, y tú y tu pequeña vida feliz ni siquiera me ven llegar.
SOBRE MÍ Nombre: Nefera de Nile Edad: Soy infinita, obviamente... pero para quienes llevan la cuenta de esas cosas, soy tres años mayor que mi hermana pequeña Cleo. Padres Monstruos: La Momia. Estilo matador: Prefiero la moda y los accesorios que acentúan mi belleza eterna, como el azul del Nilo eterno o el oro que no se deslustra con el tiempo. Igual que yo. Monstruosa Imperfección: ¿Imperfección yo? ¿Quién dijo que tengo una imperfección? Quiero nombres y un espejo, ¡rápido! Mascota: Azura es mi escarabajo mascota, Scarabeus Sacer, para ser exactos, es todo un sol. Actividad Favorita: Asegurarme de que mi hermana conoce su lugar en la línea de sucesión real. Atrás de mí. Espantoso Fastidio: Si alguien o algo me molesta, hago algo al respecto. Inmediatamente. Clase favorita: Era Dragonología. Tengo un don con los reptiles. Clase Menos Favorita: Solía ser Lenguas Muertas. ¿Para qué aprender algo que mis criados pueden hacer por mí? Color Favorito: Azul del Nilo. Comida Favorita: Caviar de almas y trufas blancas. Mejores amigos: Reino sola.
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ㅤ 𔘓 ﹙ 𝔓HI⎯⎯ 𝐸𝑅𝐴𝐿 ﹚ 🪦 ̸̷ׅ ׄ ㅤ “𝑚𝑒𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖” 26 de junio de 2024
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myparadisemyblog · 7 months ago
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Por más de un momento me planteé el que una de nuestras reglas fuera “sin besos” a menos que fueran necesarios , con “necesarios” me refería a que fueran imprescindibles para su excitación; en parte me alegro de no haberlo dicho aunque algo me hace saber que de todos modos hubiéramos respetado esa regla por poquísimo tiempo. ¿Pero sabes la magia que se encierra en un par de bocas comiéndose? Es como si bebiera de m�� al mismo tiempo que yo bebo de él.
Si pudiera definirnos con una sola palabra sin dudarlo diría -Pasión- . Eso que le da sentido a mi vida, eso por lo que hago todo lo que hago , eso que me muero por sentir hasta cierto punto de una manera adictiva y que quiero que las demás personas sientan por mí al tocarme , al verme pero sobre todo al conocerme. No, él no me conoce, me ocupo juiciosamente de que la mayor parte de nuestra comunicación sea sin palabras.
Solo hemos tenido encuentras fortuitos , de no más de veinte minutos , el último ha sido en un baño , ya sabes que no soy nada fan de coger en baños después de estar acostumbrada a ambientes bastante más dignos, pero las ganas son las ganas… más con lo que ya sabemos que somos capaces de comunicar y sentir en esos veinte minutos.
Lo acordamos por nuestro chat supersecreto por telegram , ya lo adivinaste? ¿Que de quién nos ocultamos? De todo el mundo en realidad, no queremos generar chismes además de que el hacer esto a escondidas indudablemente le aporta mucha emoción a nuestras interacciones, en definitiva no sería lo mismo si, por ejemplo, él me hubiera invitado a salir un día para conocernos y bla, bla bla…esto fue algo que vino más del instinto de apareamiento que tenemos los animales humanos y no humanos.
Yo llegué primero a encerrarme en el sitio acordado, era ideal! Jajaja tenía seguro; después le dije que tocara tres veces para que yo abriera y así lo hizo , cuando abrí la puerta ambos nos sonreímos con picardía, me da la sensación de no poder creer lo que estábamos haciendo. No pasó demasiado antes de que comenzaramos a comernos con los labios efusivamente , sin despegarnos ni un segundo , hemos descubierto que somos capaces de sacar diminutas chispas al besarnos , son lamidas de esas que das durante la adolescencia al tener tu primer beso francés , cuando estas descubriendo que es posible meterle toda la lengua a otra persona en la boca , nuestros dientes chocan un momento , producto de las ganas ansiosas de sentirle absolutamente todo al otro. Siento su legua pasar por mi labio superior, el inferior, mi lengua , mis encias, mis comisuras , sin dejar un milímetro sin recorrer, mientras le froto la entrepierna , el me levanta la blusa , sube mi bra por encima de mis pechos, que parece estorbarle por lo que suelta los broches, yo le ayudo quitándome el pantalón , quedamos semidesnudos , como es lògico y usual de cada baño hay un espejo , me volteo apar mirarlo a través del mismo y le pregunto si le gustan los espejos, asiente y sin perder tiempo me hace inclinarme sobre el lavamanos
Se acerca a mi oído cada que va a hablarme.
-Ya estas mojadisima- me dice. Siento como me da dos golpecitos sobre las nalgas con su verga, me empujo hacia él sin pensarlo.
-Ibas a dejar que te la metiera así?- me dice deteniéndome
-Ah… no- respondo y me rio avergonzada por perder el control de ese modo; pego mi espalda a la pared.
-Chupamela.- me pide
Asiento y en un segundo después ya estoy a sus pies con la boca abierta. Me gusta su cuerpo , es grande , me saca como 30 cm , su cuerpo se nota trabajado y me gusta su piel , un tono más arriba que el mío , tostado sexy diría yo.
Me lo meto en la boca, la punta primero y al segundo siguiente todo , esta vez me cuesta tragarlo , es como si hubiera crecido respecto a la vez anterior, la semana pasada, empieza a embestir contra mi garganta haciéndome producir mucha saliva con la le brindo un espectáculo al sacarla. Me levanto y vuelvo de nuevo a ponerme frente al espejo , esta vez saca un preservativo y se lo pone antes de penetrarme , inevitablemente emito dos grititos apagados que intento contener. Se acerca de nuevo a mi oìdo.
-No hagas ruido , o ya no te voy a coger-
Me disculpo y asiento respirando profundo para no gritar.
Las primeras dos embestidas duelen , después yo misma me empujo contra su cuerpo y empiezo a mover la cadera hacia los lados.
-voltéate- me dice. -Voy a intentar cargarte-
Reanudamos el contacto oral , levanto una pierna sobre el lavabo , esta posición le deja ver mi vagina ligeramente abierta , lo veo excitarse , agarrar su verga para dirigirla hacia mi interior , asombrosamente nuestros tamaños se han adaptado a la perfección.
Hace el intento por cargarme , con un poco de dificultad al principio, lo conseguimos, ahora mi cuerpo está encajado al suyo, mis piernas abrazan su torso y mis brazos su espalda pasando por su cuello, nuestros movimientos coordinados ; mantenemos contacto visual , todo el tiempo, me gusta su cara , me gusta en modo en que me mira , en que desea , me gusta como inhala y exhala agitado y con profundidad y sobretodo me gusta esa exhalación final que marca el momento en el que alcanza el punto máximo de placer.
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date-prisa-estamos-leyendo · 11 months ago
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Roja escribió demasiadas cosas y demasiado apresuradamente. La pluma tenía corazón y su punta era una herida abierta en una vena.
Así se pierde la guerra del tiempo, Amal El-Mohtar y Max Gladstone.
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rosy030 · 14 days ago
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"I don´t wanna be alone" (Capítulo 2)
— ¿Estarás bien?
— Si, gracias Luis, te debo una.
— Igual si ocupas algo nos llamas.
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Karin se despedía de un joven alto de cabello en puntas que respondía al nombre de Luis, el hermano menor de Selene y novio de Ariadna, un farmacobiólogo que trabajaba para distintas clínicas mientras juntaba dinero para abrir su propio laboratorio. Luis había hecho el favor de llevar a Karin hasta su departamento tras haber sido atendida en la clínica y era clara la situación, estaba atravesando depresión a raíz de su ruptura amorosa y parecía que no había sido en buenos términos para haberle afectado de una forma tan drástica. No comer bien, no hidratarse bien, no dormir bien, el estrés y emociones acumuladas, fue un caldo del cultivo para el desastre.
Mientras la chica se desvestía para quedar en ropa interior, escuchaba los mensajes de audio de Ariadna donde le decía que estaba para escucharla, que contaba con su amiga, agradecía eso pero no sabía por donde empezar. No era nada fácil, como decirle a su amiga y a sus jefas que la vida que soñó a futuro con April ya no sucedería, que todo ese amor que presumía que había entre ambas se esfumó, ya que ella había decidido irse.
— Soy patética —Pensó Karin de si misma al dejarse caer en la cama, escuchando el sonido del minisplit tratando de arrullarla.
April, pensar en su nombre le causaba coraje y ganas, muchas ganas de llorar, no podía odiarla pero tampoco podía olvidar todo lo que fue para ella, era a quien consideró el amor de su vida, su primera relación con una chica. Desde la secundaria estuvieron juntas, como vecinas, como amigas y luego de que fracasaron con chicos, se dieron una oportunidad como pareja por cambiar de aires, no era como si descubrieran sus preferencias con eso, ambas habían platicado varias veces ser muy abiertas en lo que podía pasarles sentimentalmente. Nadie le dijo que lo bonito que tuvo podía ser destruido en segundos por una separación tan agría.
Ella se había quedado con muchas experiencias únicas de su vida feliz, fue la primera en saber el secreto de su nombre, ya que realmente iba a ser Karina pero por un error de dedo en el registro civil quedó como Karin, al final a sus padres les gustó y decidieron dejárselo, un detalle que para April era gracioso y cada vez que le reclamaba algo le decía Karina para luego echarse a reírse las dos.
Aunque no negaba que le gustaba presumir en sus redes que salía con una chica que parecía modelo de revista, siendo era una rubia curvilínea de preciosos ojos azules, lo maravilloso de estar a su lado era lo divertido que era compartir el tiempo con ella, sus ocurrencias, sus planes de viaje, sus citas, todo era espontaneo y con una sensación de frescura a su lado y de pronto, ya no había más.
No entendía el por qué de su decisión, si solo pensaba en sí misma o se le olvidó pensar en ella también, cualquiera de las dos ideas iban para lo mismo, April lo decidió así y nunca lo explicó, solamente le dijo que lo suyo había acabado y tras un abrazo y con sus maletas listas se fue del departamento que rentaron juntas. ¿Para que la siguió hasta Portland si a los meses se iban a separar? ¿Para que le hizo rentar un departamento de dos personas si la iba a abandonar? Todas esas preguntas de nada servían, porque así como fue decisión de April el irse, fueron decisiones suyas las que la llevaron a estar en ese cuarto, en ese rincón en soledad.
Los golpes en la puerta la hicieron despertar, al ver el reloj de su pared se dio cuenta que se quedó dormida por casi cinco horas, el toque en la puerta le causaba más molestias en su cabeza así que tomó una camisa del equipo de soccer LA y caminó hacia la puerta para observar por la mirilla viendo que se trataba de Ariadna, quien ya vestía con sus clásicas ropas de fuera de servicio.
— Hola —Contestó Karin al abrir la puerta lentamente para dejarla pasar mientras rascaba su cabeza.
— Me tenías preocupada, te marqué y no contestabas.
— Estaba bien dormida, pasa.
— ¿Te sientes mejor? —Preguntó la chica que lucía completamente distinta, pues ahora vestía de jeans, playera y el cabello lo tenía recogido.
— Si, aunque me duele un buen la cabeza.
— Selene y Bea dijeron que si seguías mal te lleváramos al doctor de nuevo.
— Se dan muchas molestias conmigo — Sonrió Karin al recordar que sus jefas se portaban como si fuesen su familia.
— Así es la familia de Luis, todos son muy preocupones.
— Hasta eso ya le agarraste a tu novio.
Karin trataba de mostrarse fuerte, pero era evidente que se esforzaba a disimular que estaba bien. Ariadna trató de acercarse a su amiga, no obstante la joven dio unos pasos atrás, con eso entendió que necesitaba distancia.
— No estoy bromeando Karin, estamos preocupadas por ti —Contestó Ariadna mientras su amiga se recostaba en la cama —. No sabía que April y tú.
— No se lo conté a nadie.
— Imagino que no quieres hablar de eso.
— ¿Qué puedo decir? Siempre le dijeron que no sabían por qué salía conmigo, chance y pensó que podía conseguirse a alguien mejor, jaja ¿O no? Yo de aquí de pendeja preocupándome y seguro ella ya anda dándose la buena vida.
— ¡Karin! No digas eso, es muy feo que pienses mal de ti misma —Habló la chica de cabello teñido al ver que su compañera le daba la espalda en la cama para tratar de no llorar al reírse.
— ¿Y qué quieres que piense? Solo rompió conmigo y se fue, no me dijo nada y no me dio oportunidad de decirle algo, si había algo que debía cambiar para que no me dejara.
Ariadna no supo que decirle a su amiga para animarla, solo atinó a acariciar su espalda mientras veía como se aferraba a una almohada como si fuese su único escudo ante su tristeza. La chica de pecas sabía que Karin estaba bien enamorada de April, desde que se conocieron al trabajar en el consultorio se hicieron amigas y el tema que ella no dejaba de hablar era lo bien que la pasaba con su novia y lo feliz que era. Fue gracias a Karin que tuvo confianza de aceptarle una cita a Luis, el hermano de una de sus jefas, pues en palabras de su amiga, si podía salir con una chica que lucía como modelo de revista por qué ella no podía darse la oportunidad de salir con un chico tan agradable y lindo como Luis. Estimaba mucho a esa chica delgaducha y verla tan decaída cuando antes era de lo más animada le dolía bastante.
— ¿No quieres salir a distraerte un rato?
— La verdad, solo quiero que se me quite el dolor de cabeza y seguir durmiendo.
— Casi se me olvidaba, te traje una caja de Tylenol —Dijo Ariadna sacando las pastillas de una bolsa de compras —. Te traje también unos sueros extra y unas velas aromáticas, Luis dice que sirven para relajarte.
— Eres mi salvadora.
— ¿Segura que estarás bien?
— Con esto estaré bien, te lo juro —Sonrió Karin para hacer que su amiga se sintiera más tranquila.
— Bueno, porque si lo necesitas ya sabes.
— En serio, gracias por todo, estaré bien.
Karin trató de mostrarse lo más normal posible para que su amiga se fuera con más tranquilidad, pero en cuanto se retiró y alcanzó a escuchar sus pasos por las escaleras, se dejó caer sobre la cama otra vez. Tras tomarse un par de pastillas y un suero sabor a lima-limón, la joven se acurrucó entre su cobertor y almohadas hasta que quedó dormida de nuevo pensando en que durmiendo era la mejor forma de sentir mejor así como de no estar pensando en que April ya no estaba a su lado. Para cuando volvió a despertar eran las seis de la tarde, había dormido casi todo el día y por la cantidad de mensajes en su celular debió haber dejado preocupados a todos más de lo que había pensado, así que se dedicó a responder a las chicas en el grupo de trabajo con calma, asegurándose de no dejar notar que sinceramente no estaba bien.
— “Si necesitas más días lo entenderemos, yo puedo sacar el trabajo de ambas” —Escribió Ariadna acompañado de un sticker de un oso abrazando un OK?.
— Mañana me presento, solo necesitaba dormir, me siento mejor.
— “Para la próxima tennos confianza de decirnos como te sientes, somos tus jefas pero también te vemos como una amiga.”
— “¿Segura que no quieres que llame a tu mamá?” —Preguntó Selene en el chat del trabajo mientras Karin solo hacia una mueca al leer ese mensaje.
— No, ni se les ocurra, les juro que estoy bien.
— “Okay, te creeremos, pero trata de descansar más, cena algo ligero y duerme temprano.”
— Si mamá ganso —Contestó Karin al comentario de Selene viendo como las demás ponían JAJA.
— “Descansa, nos vemos mañana.”
— “Cuídate Karin.”
— “Cualquier cosa nos llamas.”
La delgaducha dejó su celular y bostezó al sentir de nuevo sueño, decidió comer un poco de cereal antes de dormir y distraerse un poco con la música lofy que tanto le gustaba, pero como si fuese un mal chiste del destino, tenía puesto el disco de “SMITHEREENS” de Goji, y en cuanto escuchó la primera canción no pudo evitar volver a llorar y caer sobre su cama. Era irónico que la música que estaba lista para ser reproducida fuese un disco conceptual que trataba sobre una ruptura amorosa y como tratar de superarla, peor para Karin, pues era su disco favorito y nunca pensó sentirse tan identificada en las canciones como en esa ocasión. Maldecía tener esos gustos.
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relatosdecarlos2 · 6 months ago
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Voces en la habitación 3
Llegamos a la habitación, Ana se tumbó en la cama con las piernas abiertas, te acercaste a mí y me dijiste al oído:
- Quiero que te pongas a 4 patas y le comas el coño a Ana.
Esas palabras me provocaron una terrible erección, y sin pensarlo accedí, subí a la cama, y a 4 patas me acerqué a la entrepierna de Ana, iba acercando mi boca poco a poco, pero tú estabas impaciente, y con tu mano llevaste mi cabeza a su entrepierna, por lo que hundí mi lengua en el coño de Ana, que al sentirme de repente no pudo evitar gemir.
Ese gemido hizo que empezara a mover mi lengua, y saborear su coño, que volvía a estar mojado de la excitación. Mi lengua recorría sus labios, hacía círculos alrededor de su clítoris, yo no sabía qué hacías tú, y la verdad es que no me preocupaba, estaba disfrutando con lo que hacía. Ana se iba estremeciendo a medida que su humedad aumentaba, veía como se agarraba los pechos y se los estrujaba mientras mi lengua seguía jugando con su coño mojado.
Sentí como te subías a la cama detrás de mí, y mientras seguía comiéndole el coño a Ana, acercaste tu boca a mi culo y hundiste tu lengua en él, lo que me hizo lanzar un gemido ahogado en la entrepierna de Ana. Mientras yo saboreaba los jugos que Ana me ofrecía, tú abrías mi culo y hundías tu lengua más y más, hasta que de repente te detuviste.
- Vas a sentir algo frío en tu culo, pero no quiero que mires. Sigue comiéndole el coño a Ana, que lo está disfrutando mucho.
Ana agarró mi cabeza y se aseguró que no la levantara de su entrepierna, a la vez que sentí lo que me habías avisado, un líquido frío entre mis glúteos, que untabas con tu dedo, un dedo que te apresuraste a meter en mi culo y a moverlo haciendo círculos para dilatármelo.
El imaginar lo que me esperaba me hizo excitarme más, hasta el punto de endurecer al máximo mi polla. Ya te imaginaba con el arnés puesto, y no me equivocaba, tras haber jugado con mi culo metiendo dos dedos, pude sentir la punta de tu polla en la entrada de mi culo, y empezaste a introducirla poco a poco.
Mientras tu hundías tu polla en mí, Ana estalló en un orgasmo producido por mi juego con la lengua, inundando mi boca con sus deliciosos jugos, a la vez que tú llegabas hasta el fondo de mi culo con tu polla.
Empezaste a moverte, entrando y saliendo de mi culo, lo que empezaba a provocarme placer. Entre tanto, Ana se incorporó y me dijo que quería saborear su coño en mi boca, así que la besé, compartiendo los deliciosos jugos suyos que aún me quedaban, lo que me excitó mucho a la vez que tú seguías embistiendo mi culo con tu polla.
Ana se separó de mí y se dirigió hacia ti, al mirar hacia atrás os vi besaros, y tras susurraros algo que no llegué a oír, sacaste tu polla de mi culo, me pediste que me pusiera boca arriba, te quitaste el arnés y ayudaste a Ana a ponérselo.
- Ahora Ana te va a follar el culo mientras tú y yo hacemos un 69, hasta que te corras en mi boca.
Escucharte decir eso me excitó muchísimo, abrí mis piernas y Ana se puso delante de mí de rodillas, con las piernas abiertas, y me penetró el culo sin pensárselo. Tú colocaste tu coño, que estaba muy mojado, encima de mi boca, y llevaste tu boca a mi polla, metiéndotela entera de una sola vez.
Mientras hacíamos el 69 Ana no paraba de follarme el culo como tú habías dicho. Con mis manos agarraba fuertemente tus nalgas mientras saboreaba tu coño empapado. No podía evitar gemir del placer que sentía a la vez que tu boca mamaba mi polla y Ana me follaba el culo. Apreté tus nalgas fuertemente con mis manos, lo que te indicó que estaba a punto de correrme. Escuché a Ana gritarme:
- ¡¡¡Córrete en su boca!!!
Al escucharla exploté, me corrí sin poder aguantarme, notando cómo tu boca se llenaba de mi semen, y que hacías lo imposible por contenerlo. Dejaste escapar un poco mientras yo seguía corriéndome sin parar a la vez que gemía de placer. Cuando terminé de correrme te incorporaste, escuché hablar a Ana.
- Sí, ¡¡¡bésame con tu boca llena de su leche!!!
Os fundisteis en un beso compartiendo lo que entre las dos sacasteis de mí, dejando que se escurriera de vuestros labios mientras vuestras lenguas se entrelazaban. Yo me quedé contemplando tal espectáculo, exhausto por lo que acababa de ocurrir.
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cincodosdosuno · 1 month ago
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El encuentro es en el gimnasio principal, donde se dictan invariablemente clases de patín, de fútbol, de vóley, de básquet, de gimnasia artística y donde suelen disputarse a veces algunos partidos con público en las gradas. Es el que se ve desde el salón de arriba en el que Andrea da sus clases de localizada y aeróbica. Pisos de madera, techos altos, algunas columnas, mucho calor. Es al mediodía de un sábado, a las 13 hs según el flyer que el departamento de socios nos hizo llegar. Entre otras especificaciones se les solicitaba a quienes fueran a asistir que llevaran una prenda de color rosa. El evento duraría toda la tarde con la promesa de charlas, sorteos, disertaciones y clases abiertas. A propósito de esta jornada, y para que todos los que quisieran pudieran asistir, el resto de las clases quedaban suspendidas por ese día.
Mis sábados a la tarde últimamente son de ir al club. Me queda lejos, trasmano, siempre ando a las corridas sin necesidad, puteo para conseguir lugar para estacionar, voy sola, no conozco a nadie, a mis amigas no les interesa. Pero la paso bien, me hace bien, me gusta estar ahí los sábados, sea a la mañana o a la tarde. Me anoto a dos o tres clases, intento ir aunque sea a una, busco llegar lo suficientemente tarde o temprano como para tener que hacer tiempo y aprovechar para vagar por el club, mirar de lejos algún partido de paddle o de fútbol mientras tomo sol, llevarme un libro y tirarme en algún rectángulo de pasto a no leerlo, observar a la gente, sacar conclusiones, recorrer las instalaciones, sentir que soy del lugar.
Ese sábado de octubre de clases suspendidas quise ir igual aunque nada de lo que decía el flyer me interpelara, porque era sábado y los sábados yo voy al club. Procuré llegar unos minutos más tarde del horario establecido: es algo que siempre hago naturalmente pero esta vez busqué imprimirle un sentido que lo justificara. La diferencia de temperatura entre el cemento inundado del sol del mediodía del playón y el salón oscuro y de techos altos era notable, pero no era algo que me importara demasiado. Hacía calor en todos lados, solo que afuera un poco más. En una punta del salón había una especie de escenario bastante rudimentario con un micrófono de pie. Detrás, colgados de la pared, algunos globos y carteles. Al costado, debajo, había una mesa con algunos folletos y otras cosas. Dispuestas frente al escenario en varias hileras había acomodadas unas sillas de plástico que nadie se animaba a ocupar hasta que alguien lo pidiera amablemente para dar comienzo a la actividad. Había bastante gente cuando entré, por lo menos más de una. No estaba segura de cuántas personas asistirían, pero noté que la gente no había ido sola. La mayoría estaba en grupos de dos o tres: amigas, compañeras, madres e hijas, mamis del cole, cuñadas, vecinas. Todas mujeres +30. Si bien encajaba con el target del evento (soy mujer y tengo más de 30) no estaba segura de que yo tuviera algo que hacer ahí. Me sentía como Edward Norton en el club de la pelea yendo a grupos de autoayuda esperando dar con alguno que fuera hecho para él. Me mantuve alejada del tumulto cerca de la puerta mirando el celular hasta que alguien dijo por micrófono que podíamos tomar asiento. Esperé que la mayoría se ubicara e identifiqué un lugar vacío con varias sillas más alrededor sin ocupar para sentarme. Todo el tiempo que duró la jornada me encontré a mí misma tratando de ponerle una cara conocida al cáncer de mama, o al cáncer en general, para poder conectar. En algunos momentos esa cara conocida fue la mía.
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deepinsideyourbeing · 8 months ago
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holii, vi que estabas abierta a escribir sobre Felipe y se me ocurrió esto 🤭, pensás que Pipe tendría un size kink? es que es re alto y solo me lo puedo imaginar aprovechando lo grande que es para intimidar a su pareja 🫠 Amo tus escritos y pense que vos desarrollarías esta idea de la mejor manera💗
+18! Roommate!Pipe <3
Felipe parece hacer lo imposible para complicarte la vida: colocar tus pertenencias en sitios que no lográs alcanzar, colmar el tendedero con las camisetas del equipo de fútbol que le gusta, el constante manspreading al sentarse en el pequeño sofá de la sala, pasearse en ropa interior permitiendo así ver sus muslos musculosos y el contorno de su miembro (que incluso flácido, es más que prometedor).
También tiene la horrible costumbre de ser dulce en extremo y demostrar su cariño a través del contacto físico, sus grandes manos siempre acariciando tu cuerpo de manera inocente y sus dedos tocando tu cabello en momentos inesperados. Intentás controlar la forma en que te hacen sentir su personalidad y el contacto de su cuerpo con el suyo, pero es complicado...
No, no es complicado, es imposible decidís cuando lo ves entrar en la pequeña cocina que comparten. Lo ignorás y continuás con la tarea de alcanzar tu taza favorita porque, como suele suceder cada vez que él se encarga de guardar la vajilla, Felipe volvió a colocarla en el estante más alto.
-¿Qué hacés?- pregunta con fingida inocencia-. ¿Por qué no usás una silla?
-¿Por qué no me la pasás vos, que sos el que la dejó ahí?
Estás a punto de voltear, de mal humor y harta de la situación, pero te detiene su mano rodeando tu cintura y el calor de su cuerpo contra tu espalda. Cuando te acorrala contra la encimera y estira su brazo para tomar tu taza sentís su bulto chocando contra tu espalda.
Un gemido escapa de tus labios y apretás los párpados con fuerza, tan avergonzada como para desear que la tierra te trague. Felipe no dice nada pero oís la manera en que traga saliva antes de alejarse.
Te mantenés en silencio, petrificada hasta que desliza la taza sobre el mármol... volviendo a rozarse contra tu espalda. Un escalofrío te recorre y él toma tu cadera entre sus manos, acortando cualquier distancia y suspirando cuando vuelve a sentirte.
-No te gusta dónde dejo tus cosas pero te gusta usar mi ropa- reprocha, aunque a juzgar por su voz dirías que le divierte-. Las camperas, la remera del mundial, el bóxer que me desapareció...
Te obliga a voltear y observás casi en trance la forma en que su mano se desliza lentamente entre su piel y su ropa interior, bajando la prenda para descubrir su miembro. La palabra grande no es suficiente para describirlo y son tentadoras la vena que recorre su extensión y también su punta ya húmeda, que parece pedir tu atención a gritos.
Con la respiración entrecortada tomás entre ambas manos su miembro, tan grande como para que tus dedos no se toquen al rodearlo, y él arroja la cabeza hacia atrás cuando comenzás a masturbarlo.
-No va a entrar- lamentás.
Se atreve a besar la comisura de tus labios y el gesto resulta tan natural como la sonrisa que tira de sus labios.
-Yo voy a hacer que entre...
No estoy para nada convencida de este drabble, siento que no le hice justicia al dulce de Pipe, pero igualmente espero que lo disfruten mucho ♡
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selpide · 1 year ago
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Cuervo de Navidad (A Christmas K-row)
una persona desconocida me dejó esta carta bajo el árbol
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no me había dado cuenta hasta leerla, pero es verdad. no hago pausas al inaugurar exposiciones. puedes encadenar más rápido cada pensamiento con el siguiente si te saltas los signos de puntuación. y cuando escribo siempre me siento —siempre me he sentido— así: como si tuviera que correr. como si el tiempo se me estuviera gastando. como si las palabras fueran a olvidárseme, una por una, todas las del diccionario y también todas las que nos hemos inventado, si no las cazo al vuelo y las ordeno y las comparto antes de
(¿de qué?)
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mi cerebro funciona más rápido que mis dedos, mi boca o mis ojos. ve cosas brillantes por todas partes: es un cuervo, tengo un cuervo enjaulado dentro de las costillas — trepa por la columna — ha anidado en mi cráneo. y nada pesa más en el corazón que un pájaro que no puede volar. mi cerebro ve cosas brillantes y vislumbra el mundo entero con claridad cuando lo iluminan y quiere dejar constancia de ello para que el camino esté un poco menos oscuro para los que vienen detrás, pero vive sincopado entre las disonancias de un mundo que toca en otra escala. ¿es pretencioso hablar así? ¿suena a alguien que se cree especial, a alguien que quiere llamar la atención, a alguien que lo está intentando demasiado? ¿o suena bonito, suena inspirador, suena a alivio, suena a comprensión? suena distinto dependiendo de quién lo lea. a qué hora del día. después de qué conversación. antes de qué comida. suene a lo que suene, así es como sueno yo. estoy aprendiendo a dejar de sentirme culpable por ser. para conseguirlo, una tiene que valorar su propio criterio — una tiene que permitirse definirse desde el propio cuervo. así que ahora lo afirmo: mi cerebro es especial. a veces es una bendición y a veces preferiría dormir cien años seguidos, porque las noches en las que no me manda sueños son el único instante de calma que tengo en esta vida. el único momento en el que puedo dejar de escucharlo.
el campo parece enorme entonces.
el cuervo ve tanto oro y tantos diamantes que es imposible hacer interpretación simultánea de su tesoro. por eso tiene miedo: porque cuando va por la décima joya, mis manos todavía están buscando la forma de traducir el engranaje que conecta las dos primeras. y él sigue agitando las alas entre mis huesos, sigue viendo, sigue viendo, sigue viendo, y hay un máximo de ideas que una puede agarrar con dos manos abiertas antes de que empiecen a resbalarse. como la arena de un reloj. como el agua sobre la piel. se escapan, se mezclan, se pierden — y el cuervo ruge, el cuervo tiembla, el cuervo pierde.
el cuervo no soporta perder.
algo le dice que perder es morir. está bien !!! es instinto de supervivencia. gracias a él he podido volar. yo, que no tengo alas, que soy la jaula. he llegado a la otra punta del mundo. sigo despierta cuando la única que queda mirando es la luna. y la miro.
y la miro.
pero también está mal. porque no hay nada que perder. ¿qué sería lo peor que podría pasar si un día pierdo el hilo a mitad de transcripción? ¿cuáles serían las consecuencias de romper una canción preciosa, de esquivar el diálogo más bonito que jamás vayan a tener dos personajes, de llegar tarde con la cámara a la fotografía que habría parado el scroll al otro lado de miles de pantallas durante más de cuatro segundos y un like?
nada.
el cuervo grazna porque tiene visión de túnel, pero no pasa nada. para bien y para mal, la verdad es esta, la que nos han dicho mil veces, la que dependiendo de la hora y la conversación y la comida es bendición o anhelo por dormir: no importa. a nadie ni a nada.
el mundo no se va a acabar porque no encuentres las palabras adecuadas. tampoco se va a arreglar el día que sí que te salgan. habrá gente por el camino a la que les sirvan tanto las malas como las buenas. mira esto. mira: la peor y la mejor reseña de Al otro lado del puente. cinco días de diferencia. mismas palabras sobre el papel. parece que hablen de dos libros distintos.
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quiero explicar algo sobre esto. algo más complejo. tiene que ver con cómo todo lo que hacemos tiene un efecto en otros y en nosotros mismos. con cómo es imposible predecirlo. con cómo, por mucho que intentemos virar el timón en una u otra dirección, por mucho que creamos que tenemos el control, el viento es azaroso y el viento es caprichoso y el viento tiene antojos — el viento es el que manda. para bien y para mal. bendición y sueño eterno. no dejes de remar, pero no te ahogues. que quede algo de ti para disfrutar los rayos del sol cuando pase la tormenta y las olas vuelvan a conjugarse con acariciar. hay algo más aquí, más ideas, más verdades, el cuervo está perdiendo el aire de tanto pedir que lo desenrede, que lo traduzca, que lo componga.
no lo voy a hacer.
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es 25 de diciembre y llevo todo el día sola. no, eso es mentira: he tenido dos encuentros. he hablado con las dos señoras del bunsik que hay al lado de mi casa. no me queda comida en la nevera. el cuervo dijo que podíamos permitirnos un poké bowl. fui a buscarlo, fui de propio, caminé entre la nieve de esta navidad de película y el restaurante estaba cerrado. así que arrastré los pies de vuelta a casa y decidí, según mi criterio, que el rabokki iba a ganar al estómago vacío.
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cuando llegué el portal de mi edificio (con mucho cuidado, porque está congelado — a la ida me he caído al suelo — nadie lo ha visto — me he caído de una forma tan ridícula que me ha dado un poco de pena que nadie lo haya podido disfrutar — solo lo sabrán el moratón de mi rodilla y vosotros — comentadme algo morado en la última foto que he subido — será nuestro secreto) salían dos vecinos, un chico y una chica extranjeros, como yo, a los que no había visto nunca antes. casi nunca veo a nadie aquí. no sé por qué. pero hoy sí. les he aguantado la puerta, me han dado las gracias, y ya de últimas me he acordado.
oh also!! merry christmas!!!
se les ha iluminado la cara. qué tontería, ¿no? ha sido importante, por lo que sea. no tenemos ascensor, así que he tenido que subir las escaleras llorando. la navidad nunca ha sido algo que yo celebre o espere o necesite. la navidad estaba ahí, y me dejaba con una nostalgia decepcionante en el pecho, y un año más volvía a atropellarme el paso del tiempo. pero ahora que estoy tan lejos, la óptica del catalejo invierte la luz. ahora todo lo echo de menos. ahora todo es importante y es mío y no lo tengo. ahora estoy triste por pasar sola un 25 de diciembre por primera vez en la vida. el cuervo busca patrones que le den un sentido, intenta hacer de este hecho aislado una señal, me pide que me fije y me dé cuenta y saque conclusiones con las que cambiar el plan de ataque.
yo no estoy atacando nada, amor mío.
yo solo quiero dormir abrazada a algo.
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ahora estoy aquí, escribiéndoos a vosotros, a ti, seas quien seas. he estado pensando en quién soy yo. es lo único que hago, además de trabajar. buscar en voces ajenas sonidos en los que reconocerme. es bonito. es útil. es una herramienta. tiene que parar. yves escribe un blog que me inspira, su amiga sube fotos geniales a instagram, yo quiero volver a ser esa persona, así que aquí estoy.
por ellas en vez de por mí.
este 25 de diciembre voy a decidir que no estoy sola.
porque estoy escribiéndoos a vosotros.
porque no hago esto por ellas — porque todavía no soy capaz de hacerlo por mí — pero mírame, toda dueña de mi destino, teniendo el valor de proclamar que lo hago por nosotras.
el cuervo no cuenta en mis plurales.
(feliz navidad. a ver si la próxima vez consigo escribir algo que me guste. gracias por las cartas, por la compañía y por encontrar consuelo en mi voz — incluso en los días en los que el pájaro y yo nos levantamos con la misma opinión. cuidaos mucho. comeos ese trozo de turrón que ibais a dejar en el plato. agarraos fuerte a los que os quieren cuando llegue el momento de los abrazos de despedida. tened fe. gracias otra vez. gracias. gracias.
yo prometo que voy a cuidarme también.)
<3
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cronicasdelholoceno · 2 months ago
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Leí el El amante, de Marguerite Duras, y tengo cosas que decir.
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Por varias razones, he leído con mucho interés y atención El amante de Marguerite Duras. Hacía tiempo que quería acercarme a esta autora y la casualidad quiso que me topara con un ejemplar de esta novela en una librería de segunda mano abierta en un festivo. Al pagar, el librero me preguntó si había encontrado lo que iba buscando. También por varias razones, le contesté, muy convencida, que sí.
Premio Goncourt en 1984 –el galardón literario de más prestigio en Francia, y cuya recompensa económica es ni más ni menos que 10 euros–, El amante retrata la relación sexoafectiva entre una joven de 15 años y el hijo de un comerciante chino de 26 en la Indochina francesa de los años 30. Subrayo lo de sexoafectiva (hay de lo primero y de lo segundo), porque en muchas sinopsis se habla incorrectamente de una historia de amor.
Lo primero que hay que decir de El amante es que es, en principio, una obra autobiográfica: la autora plasma ahí una historia basada en una experiencia vital propia. Trasladar a ella consideraciones que puedan hacerse a obras con premisas remotamente parecidas (pienso en Lolita) está fuera de lugar: Duras es consciente cuando escribe de lo problemática que es esa relación —no solo por la edad sino, sobre todo y en su contexto, por la cuestión racial— pero elige contarla igualmente desde una madurez que desconocemos si es proyectada o si estuvo ahí todo el tiempo. En cualquier caso, esos conflictos y su (desigual) impacto en los protagonistas son parte de la novela, en la que el erotismo es un medio de expresión de muchas y distintas obsesiones. La relación es sofocante, arrolladora y lacerante para ambos. Por qué empieza y por qué sigue es algo que se desarrolla en márgenes de la intuición que solo es posible iluminar con el lenguaje. Eso es lo que Duras hace extraordinariamente bien y es por lo que recomendaría esta obra a alguien que sepa que va a leer una novela sobre una pasión, en el sentido estricto del término, atravesada por el trauma, la pobreza y la pulsión de autodescubrimiento que suele ser punta de lanza en las inteligencias precoces.
Me he rasgado las vestiduras cuando he leído en algún análisis que se trata de la historia de amor de dos personas que se aman por encima de las convenciones sociales, una idea que imagino que ha apuntalado la versión cinematográfica dirigida por Jean-Jacques Anaud (donde, por cierto, creo que aumentaron en un par de años la edad de la protagonista por razones evidentes). Dejando a un lado la cuestión del consentimiento y los debates sobre las relaciones asimétricas, lo cierto es que no es verdad: El amante es una historia sobre el deseo, el afecto, el sexo y los puentes que cruzan todos esos conceptos y sus relaciones con el de poder. La forma en la que la protagonista media con su deseo me ha recordado a cómo se maneja ese tema en El cuento de la criada, de Margaret Atwood. La diferencia entre una mujer oprimida y una mujer que manipula a su favor las estructuras clave de esa opresión no es tanta como predican algunos, pero sí es sensible y, de nuevo, la diferencia en ser capaz de expresarla bien o no es lo que determina el éxito literario de una historia como El amante. La forma narrativa de la novela, más bien episódica, lo favorece. Hay algunos pasajes en primera persona; otros, en tercera. No hay desarrollo lineal, ni se echa en falta. Nunca dejarán de sorprenderme los autores que se apartan sin complejos de la forma tradicional de hacer las cosas y saben, con una seguridad palpable en el texto, que les va a salir bien.
El otro gran tema de El amante es el del trauma familiar. Las relaciones de familia son seguramente más difíciles que las amorosas (gracias por la lección, León Tolstoi) y esta novela ofrece una buena explicación de por qué: primero, porque lo que ocurre en la infancia no tiene una cura fácil (gracias por la lección, Sigmund Freud); segundo, porque incluso si se cura la cicatriz que deja es, hasta cierto punto, indistinguible del carácter de uno mismo. La protagonista es quien es por el extrañamiento, el abuso, el miedo y la miseria que vive en casa y que la persigue más allá de ella, también cuando regresa a Francia. Eso explica, tal vez, su búsqueda de parcelas de libertad, incluso a costa de caer en otras contradicciones. Creo que la locura de la madre de Duras y su relación, más bien tortuosa, está presente en varias de sus obras. Me gustó particularmente este pasaje, con el que me despido por hoy.
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nameless-creature · 3 months ago
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Amigas
"¿Te acuerdas de aquél chico de la biblioteca?" Constanza le dijo a su amiga Mariana, con una sonrisa pícara en la cara. Estaban sentadas en la cafetería local, el aroma del café recién colado llenando el aire y la charla amistosa de la gente alrededor de ellas formando un fondo agradable. Mariana asintió, tomando un sorbo de su bebida helada.
"¿Sí? El que te miraba fijamente cada vez que te veía leer esos libros de cuentos?" Mariana arqueó las cejas, intrigada por la dirección que tomaba la conversación.
Constanza asintió, sus ojos brillando al recordar el incidente. "Pues resulta que la semana pasada, me metí en la ducha y no pude evitar pensar en sus ojos. Esos ojos… tan intensos." Ella detalló la escena con gesto sensual, haciéndose ladear el cabello con un dedo, "Aquél chico me ponía tan caliente que no pude resistir la tentación de… tocarme." Sus mejillas se enrojecieron levemente al confesar su secreto.
Mariana la miró fijamente, sorprendida y al borde de la incredulidad. "¿De verdad? Cuéntame todo."
Constanza, sonriendo, continuó con su relato. "Cada gota de aquél caldo que caía de la ducha me recordaba sus labios… suavecitos, humedecidos. Comencé a acariciarme despacio, imaginando que era su boca la que me besaba allí, en mis pechos turgentes." Sus manos describían círculos alrededor de sus pechos, sin tocarlos directamente, haciéndolos subir y bajar levemente con la respiración agitada. "Apretaba mis pezones, tan duros y sensibles, al pensar en sus manos… en su aliento caliente en mi piel."
Mariana, con la boca entreabierta, se sentía un poquito incómoda, pues la conversación se iba tornando cada vez más explícita. Sin embargo, la curiosidad la atrapaba, y no pudo evitar escuchar cada una de las delirantes fantasias que su amiga le contaba.
Constanza, sin darse por aludida, continuó con su relato, cada detalle más vivo que el anterior. "Con la punta de mi dedo, empecé a dibujar círculos en mi clítoris, lento, lento, tal y como si estuvieran sus labios. Cada toque era un susurro en mi oreja, cada caricia, una promesa de placer." Sus ojos se cerraban parcialmente, la emoción del recuerdo la embriagaba.
Mariana tragó saliva, sus mejillas ardiendo. No podía creer lo que escuchaba, su amiga era usualmente tan reservada. "¿Y… qué pasó a continuación?" balbuceó, incapaz de apartar la mirada.
"Ah, Mariana, fue tan delicioso." Constanza abrió lentamente sus ojos, la pupila dilatada. "Intensifiqué el movimiento, fingí que era su lengua la que me lamía, la que me acariciaba sin parar. Yo gemía, mi respiración se hacía jadeante, el sonido del vapor del grifo era mi acompañante." Ella se detuvo, tomando un respiro profundo, "Por un instante, sentí que mi mente se desvanecía, que la realidad se fundía con mi fantasía."
Su amiga la observó, la boca aun semi-abierta, la mirada fija en la taza de café que ahora parecía no interesarle. "¿Y… qué sentiste?" Mariana balbuceó, a la defensiva por la inminente ola de detalles.
"Fue… indescriptible." Constanza suspiró, permitiéndose la libertad de ser sincera. "Mi dedo se movía cada vez más veloz, mis piernas temblaron con cada caricia que me daba. Yo me aferraba a la barra de la ducha, mi respiración se agitaba en el vapor. Sentí mi clítoris hinchado, reclamando por más, por su boca, por su dedo… por todo lo que el deseo me hacía imaginar." Sus mejillas ardían ahora de un rojo intenso, y la tensión sexual que emanaba de su ser era palpable en el aire.
Mariana, cada vez más intrigada por la confesión, no pudo evitar que su mente se llenara de imágenes explícitas. "¿Y… lo lograste?" Sus ojos se llenaron de una curiosidad que se volvía cada vez más morbosa.
"Sí, lo logré." Constanza sonrió, con los labios ligeramente húmedos, su aliento acelerado. "Cuando sentí que el clímax se acercaba, apreté mis piernas, mi dedo se movía a un ritmo frenético. Grité su nombre, imaginando que era el que me hacía sentir eso, el que me hacía estallar en un millar de sensaciones." Sus ojos se volvieron a cerrar, disfrutando del recuerdo de aquel orgasmo solitario en la ducha.
Mariana, la escuchaba, sus ojos incapaces de abandonar a su amiga. La escena que Constanza le describía era demasiado vívida, demasiado real. Sentía una excitación que no podía negar, su corazón latía con cada gesto que su amiga hacía al contar su aventura. "¿Y ahora qué?" Susurró, la curiosidad desbordando por cada poro de su piel.
"Ahora…" Constanza abrió los ojos, la sonrisa volviendo a su rostro, "Ahora quiero que tú y yo lo hagamos." Ella dijo, su tono suave y cauteloso, "No te asustes, Mariana. Solo quiero que experimentes lo que siento, que sepas lo que es ser deseada."
Mariana se sorprendió, su taza de café temblando ligeramente en la mano. "¿Pero… Constanza? No estoy segura…" Ella balbuceó, sus ojos amplios, reflejando la incomodidad y la excitación que se apoderaba de ella.
"Shh…" Constanza le puso su dedo en los labios, "No digas nada. Solo siéntelo." Su amiga la miraba con incredulidad, "Te prometo que será increíble. Te haré sentir cosas que jamás has sentido." Su tono se volvió persuasivo, suavizando la tensión en el ambiente.
Mariana, a regañadientes, permitió que Constanza la tomara de la mano. Su corazón latía con un ritmo frenético en su pecho, cada latido resonando en sus oídos. "¿En serio?" Preguntó, la duda luchando contra la excitación que se apoderaba de ella.
"Sí, en serio." Constanza respondió, su sonrisa segura y sus ojos llenos de un fuego que Mariana no le había visto anteriormente. "Ven, te lo mostraré." Sin dejar de agarrar la mano de Mariana, Constanza se levantó de la mesa, arrastrando a su amiga detrás de ella.
El corazón de Mariana se aceleró aún más a medida que caminaron por la calle, la brisa de la noche envolviendo sus rostros. El ambiente se volvía cada vez más tenso, y a la vez excitante. "¿Dónde vamos?" Preguntó, su voz temblorosa.
"A un sitio seguro." Constanza la guiaba con seguridad, su sonrisa seductora iluminando la oscuridad. "No te preocupes, será una experiencia que no olvidaremos."
Llegaron a un apartamento a las afueras de la cuidad, el silencio acompasado solo por el sonido de sus pasos y los jadeos que la excitación les arrancaba. Al entrar, el olor a velas perfumadas y a incienso los envolvió. El living era acogedor, la luz tenue y las sábanas del sofá aparentemente recientemente cambiadas.
Constanza la guió suavemente a la habitación, cerrando la puerta detrás de ellas. La habitación se envolvió en la penumbra, la iluminando solo la luz de una vela que se mecía con la brisa que entraba por la ventana. "¿Estás segura?" Preguntó Mariana, su respiración agitada resonando en la habitación.
"Sí, estoy segura." Constanza le sonrió, acercando su cara a la de su amiga. "¿Por qué no te dejas llevar?" Sus ojos se fijaron en los labios de Mariana, que se volvían cada vez más carnosos con la anticipación. Sin darle opción de responder, Constanza la besó, suavemente al principio, para que Mariana se acostumbrara al sabor, la textura.
Mariana, al sentir la suavidad de la boca de su amiga, se entregó al beso, sus dudas desvaneciéndose lentamente. El calor se propagó por su ser, y la sensación de sus lenguas enredadas fue la gota que colmó el vaso de la pasión. Sus manos se deslizaron por el cuello de Mariana, acariciando la piel suave, sus dedos jugando con la idea de desabrocharle la blusa.
Con un jadeo, Constanza rompió el beso, su respiración agitada. "¿Te gustó?" Le susurró al oído a su amiga, que asintió, sus mejillas ahora sonrosadas. "Bueno, pues ahora es mi turno de descubrir cada rincón de ti."
Su amiga se sentó tímidamente en el borde de la cama, sus manos cruzadas en su regazo. Constanza se acercó a ella lentamente, de rodillas en el suelo, y le tomó la cara con ambas manos, haciéndola ver en sus ojos la seguridad que sentía. "Tranquila, te haré sentir increíble."
Con delicadeza, Constanza empezó a desabotonar la blusa de Mariana, su respiración se volvió pesada al sentir la suave piel que se iba descubriendo. Mariana cerró los ojos, permitiéndose dejarse guiar por las manos expertas de su amiga. Con cada botón que se abría, la tensión en el ambiente se hacía palpable.
Cuando la blusa cayó al suelo, Constanza no pudo evitar exhalar un suspiro. Los pechos de Mariana, turgentes y rosados, se alzaron ante sus ojos, ofreciéndose a la exploración. Sin perder la calma, Constanza se acercó a un pezón, lamiendo primero el aire que lo rodeaba, haciéndolo endurecer aun más. El sonido del clic del cierre del sujetador se oyó claro en la habitación, y Mariana soltó un gemido sutil.
Las manos de Constanza acariciaron la piel de Mariana, bajando por su vientre plano, deteniéndose en la cintura de su pantalón. Con un gesto suave, lo desabotonó y lo bajó, exponiendo la ropa interior de encaje húmeda que se ajustaba a su sexo. "Tienes que quitarte la ropa." Le susurró al oído a Mariana, que se levantó y se desvistió lentamente, la excitación bailando en cada uno de sus movimientos.
Cuando Mariana se despojó de la ropa, se sentó en la cama, sus piernas temblorosas. Constanza, que ya se había desnudado, se acercó a la cama, su piel brillando con la luz tenue de la vela. Sus senos se mecían levemente con cada paso, y su nulo vello púbico era un espejo de la excitación que sentía. "Ahora, acércate a mi." Dijo con un tono de mando sutil.
Mariana se acercó, y Constanza se acostó en la cama, abriendo sus piernas. La imagen de su amiga, desnuda y vulnerable, la llenó de deseo. "Ahora, tócame." Constanza le dijo, guiando la mano de Mariana a su clítoris.
Mariana, tímida al principio, se animó al sentir la humedad que emanaba de la vagina de Constanza. Comenzó a mover sus dedos de la forma en que Constanza le contó que lo hacía ella sola, descubriendo el placer que le daba a su amiga. El gemido de Constanza la motivó, y su propia excitación se desbordó.
"Más… dale más…" Susurró Constanza, arqueando su espalda en la cama, "Justo ahí, eso es…" Mariana siguió el ritmo, cada toque hacía que Constanza se retorciera de placer. La habitación se llenó del sonido de la respiración agitada y los jadeos de las dos amigas.
Constanza tomó la cara de Mariana con ambas manos y la besó apasionadamente, sus lenguas luchando por el dominio, sus dientes jugando con los labios de la otra. La sensación de sus pechos desnudos pegados el uno al otro fue electrizante. Sus manos se enredaron en el cabello, tiraban suavemente, la pasión consumiéndoles.
Desde abajo, Mariana pudo sentir el calor húmedo que emanaba del sexo de Constanza, que se movía en sincronía con su propia respiración jadeante. El deseo la dominaba por completo, haciéndola olvidar la timidez. Sus manos se deslizaron por la piel de su amiga, explorando cada centímetro de su anatomía.
Mientras Mariana acariciaba su clítoris, Constanza le susurró: "Ahora, mete un dedo, ve despacio." Mariana obedeció, introduciendo un dedo con cuidado, sorprendida por la suavidad y la calidez del interior. El grito de placer de Constanza la animó a profundizar, a moverse en círculos, a sentir cada contracción de su interior.
"Ahh, Mariana, se siente tan bien." Constanza apretaba la almohada, sus piernas temblando alrededor de la cintura de su amiga. El sonido húmedo de la penetración resonó en la habitación, envolviéndolas en un ambiente sensual que les hacía sentir deseadas y deseantes.
Mariana, ahora con más confianza, movía su dedo lentamente, explorando, aprendiendo cada reacción de Constanza. Cada gesto, cada sonido que emitía era una lección de placer. Ella no podía creer que estuvieran haciéndolo, que estuvieran allí, en la cama, desnudas y a merced del deseo que ambas sentían.
"Ahora, toca mi interior." Constanza le susurró al oído, sus ojos cerrados en éxtasis. Mariana, con un hilo de duda, introdujo su dedo en la vagina de su amiga, la sensación de la humedad y el calor la tomó por sorpresa. Constanza jadeó, apretó la pierna de Mariana, su respiración se volvió jadeante. "Así, asii, ahí, ahí." Guio a Mariana, que se adaptaba a la sensual danza que su amiga le pedía.
Mariana sentía la pared interior de Constanza, la humedecía con la saliva de su boca, el movimiento se volvía cada vez más natural. La tensión en la habitación se hacía insoportable, cada gemido de Constanza era una chispa que encendía el fuego en su propio vientre. "¿Te gusta?" Preguntó, anhelando la respuesta.
"Sí, me encanta." Constanza abrió los ojos, su mirada nublada por el placer. "Ahora, toma mi dedo y ponlo en tu boca." Mariana obedeció, chupando el dedo que su amiga le ofrecía, saboreando la dulzura de su propia excitación. "¿Sabes a que sabe?" Constanza sonrió, sus dientes brillando con la luz de la vela. "Ahora, dame tu dedo."
Con la punta del dedo de Mariana aun húmedo de la humedad de su propio deseo, Constanza se lo metió en la boca, lamiéndolo lentamente, suavemente. El calor, la humedad, era demasiado para Mariana, que no pudo evitar sentir su clítoris palpitar en respuesta. "Ahora, vuelve a tocar mi interior." Le dijo Constanza, su tono suave, suave, suave.
Mariana, emocionada, volvió a introducir su dedo en la vagina de su amiga, el movimiento ahora fluido y natural. El sonido de la carne contra carne se entrelazo con los jadeos que ambas emitían. "Así, asii, mas… mas." Constanza apretaba sus muslos alrededor del brazo de Mariana, su rostro un espejo del placer que se acercaba.
La respiración de Constanza se volvió jadeante, cada aliento que daba era un ciclo de fuego que consumía la habitación. Mariana, embriagada por la excitación, aceleró el ritmo, sus dedos empapados en la humedad de la pasión. "Estoy… estoy a… a…" Constanza no podía terminar la frase, su lenguaje corporal lo decía todo.
Su cara se crispó, la boca abierta en un grito que no pudo escapar, sus ojos se cruzaron, y sus manos se aferraron a la sábana con tanta intensidad que sus uñas se hundieron en la tela. Mariana notó el cambio en la tensión de los músculos de la pierna de Constanza, que apretaba su brazo. Ella sabía que su amiga se encontraba en el umbral del orgasmo.
Con la punta de su dedo, Mariana tocó el clítoris de Constanza una última vez, con la intención de empujarla al abismo del placer. Y sucedió. Un grito que se desgarraba en la quietud de la noche llenó la habitación. Constanza se estremeció, sus piernas se tensaron, y un flujo caliente recorrió su interior, empapando la cama. Mariana se detuvo, contemplando la escena con ojos asombrados, la adrenalina bombeando en sus venas.
Ambas amigas se miraron, la respiración agitada, sus caras reflejando la satisfacción recién experimentada. La tensión se disipó lentamente, dando paso a la complicidad. Constanza sonrió, su rostro aún enrojecido, y acarició la cara de Mariana. "Gracias, amiga mía. Eso fue… wow."
Mariana sonrojada, no supo que responder, solo pudo sonreír tímidamente y asentir. "Fue… increíble." Sus ojos se cruzaron con los de Constanza, y en su mente empezaron a surgir imágenes de la noche que acaban de pasar. La excitación aun latía en su interior, y la idea de que pudieran repetir la experiencia la llenó de un calor que se expandía por todo su ser.
Con la calma que empezaba a reinar en la habitación, Constanza se acercó a Mariana, que aun se encontraba sentada en la cama, y la abrazó suavemente. "Te lo dije, no es para nada malo." Le susurró, "Ahora ya sabes lo que es sentir el deseo, la pasión… la verdadera intimidad."
Mariana, aun aturdida por la experiencia, asintió lentamente, apretando a su amiga contra su pecho. "Gracias, Constanza." Balbuceó, "No me lo imaginaba." La sensación de sus pechos desnudos pegados el uno al otro era reconfortante, la unía a Constanza en un lazo que jamás hubieran pensado que existiría.
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