#pensée consciente
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amourrencontreseduction · 1 month ago
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Les pensées créatrices et les pensées qui ne créent pas
Comprendre la différence pour une vie épanouie. Dans le développement personnel, nos pensées jouent un rôle fondamental : elles influencent notre perception, nos émotions et, souvent, les événements de notre vie. Cependant, toutes les pensées n’ont pas le même pouvoir. Certaines nous aident à créer la vie que nous souhaitons, tandis que d’autres peuvent stagner ou même nuire à notre bien-être. Ce…
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dandanjean · 7 months ago
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Un cœur conscient
Le cœur et l’esprit peuvent-ils s’harmoniser même si nous n’apprenons pas à composer avec ces deux dimensions de soi ? Nous pouvons avoir l’impression que nos pensées viennent nous dicter ce qui est raisonnable, alors que nos émotions viennent exprimer les besoins que nous ressentons. Mais est-ce vraiment la réalité ? Avons-nous réellement besoin de construire une relation entre deux dimensions…
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46snowfox · 5 months ago
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Diabolik Lovers Chaos Lineage Tokuten [El juego de mesa cotidiano de los vampiros] [Ruki VS Azusa VS Kino]
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Tìtulo original: DIABOLIK LOVERS CHAOS LINEAGE ebten・WonderGOO特典ドラマCD「ヴァンパイア達の日常ボードゲーム編 ─ルキVSアズサVSキノ─ 」
Audio by: @karleksmumskladdkaka
Cv: Sakurai Takahiro, Daisuke Kisho & Maeno Tomoaki
Kino: ¡Y terminado! Aah… ya me estoy aburriendo de este juego… Mejor busco uno nuevo. ¿Hm? ¿Y esto? Je, una aplicación de un juego de mesa, no me interesa mucho, pero es nuevo, mejor lo descargo para probarlo. Listo, descargado, vamos a empezar. *inicia* Oh, que inicio tan interesante. *el juego empieza a absorberlo* ¡¿Eh?! ¡¿Q-qué pasa?! ¡D-de la nada hay viento y está soplando muy fuerte! ¡Mi cuerpo está siendo succionado hacia el celular! ¡No! ¡Aaaaaah…!
*mientras tanto en la casa Mukami*
Ruki: *leyendo* ¿Eres tú Azusa? ¿Qué sucede?
Azusa: *entra* ¿Cómo… supiste… que era yo…?
Ruki: Porque hoy tanto Kou como Yuma salieron, eres el único que está en casa.
Azusa: Oh… ya veo… Escucha Ruki… lamento interrumpir tu lectura…
Ruki: ¿Qué pasa? Eso que tienes en tu mano es… ¿tu celular?
Azusa: Sí… antes Kou me dijo… que intentara descargar juegos… y al buscar hoy… vi que lanzaron un juego nuevo… y pensé en probarlo… pero… no sé cómo abrir la aplicación…
Ruki: Ya veo, por eso viniste a preguntarme.
Azusa: Sí… ya que Kou no está… ¿Sabes cómo iniciarlo?
Ruki: Sí, sé cómo activar una aplicación. Préstame tu celular. *lo toma* Solo hay que descargar el juego de esta pantalla, ¿no?
Azusa: Sí… eso creo…
Ruki: *le instala el juego* Listo, ya se descargó. Ahora solo hay que presionar el botón de inicio.
Azusa: Entiendo… debo presionar esto… ¿no? ¿Así…? *lo presiona y el juego los empieza a succionar* ¿Eeh…? ¡¿Y este viento?! Ngh… ¿E-es parte del juego…? Ngh…
Ruki: ¡No…! ¡Lo dudo…! ¿Q-qué sucede? ¡Es como si el celular nos succionara!
Azusa: ¡Me va… a… tragar…! ¡Aaaaah…!
Ruki: ¡Azusa! ¡Maldición…!
*en el interior del juego*
Kino: …Ngh… Auch… ¿Qué pasó…? Eso fue muy repentino… ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? ¿Y en dónde estoy? Está tan oscuro que solo puedo ver la zona en donde estoy yo… ¿Eh? Hay más gente desmayada… Esos dos son… ¿Ruki y Azusa de los Mukami? ¿Qué hacen aquí? *mueve a Ruki y a Azusa* ¡Oigan, despierten! ¡Vamos, espabilen!
Ruki: …Ngh…
Kino: Que lento eres, ¿ya despertaste? ¿Qué hay del otro?
Ruki: *mueve a Azusa* Oye, Azusa, despierta… Abre tus ojos.
Azusa: …Ngh…  ¿En dónde estamos…? Kino-san también… está aquí…
Ruki: Oye Kino, ¿en dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí?
Kino: Yo tampoco lo sé. Cuando desperté ya estaba aquí.
Azusa: …Hasta hace un momento… estábamos intentando abrir un juego… ¿Qué hacías tú… antes de llegar… a este lugar?
Kino: ¿Yo? Yo iniciaba un juego de aplicación y de la nada el celular me absorbió. Para cuando era consciente ya estaba en esta dimensión desconocida.
Azusa: Ya veo… te pasó lo mismo… que a nosotros… El juego que intentabas iniciar… ¿Era un juego de la vida…?
Kino: ¡Sí. sí! ¡Era uno de esos juegos de ruleta! ¡Un juego de mesa!
Ruki: Ya veo… o sea que esto puede ser obra de ese juego nuevo… Además, hay algo que me ha llamado la atención desde hace un rato… miren eso.
Azusa: ¡…! ¡Es una ruleta gigante…!
Kino: ¡Y miren! ¡Si se fijan bien el suelo tiene cuadrados!
Ruki: A partir de eso podemos deducir que esta dimensión probablemente sea el juego. No sé por qué sucedió todo esto, pero es bastante probable. Como sea, quedémonos quietos hasta saber qué sucede.
Kino: *moviendo la ruleta* ¿Eh? ¿Dijiste algo?
Ruki: ¡¡!! ¡¿Por qué giraste la ruleta?!
Kino: ¿Por qué…? Porque quería.
Ruki: ¡Te acabo de decir que te quedes quieto!
Kino: Ay, ni que fuera la gran cosa. Si te enojas por cada cosa que haga te quedarás calvo.
Ruki: Si eso crees, entonces no hagas nada. ¡No me irrites con tus idioteces!
Azusa: Chicos… no debemos… pelear…
Kino: *sonido de cuenta regresiva* ¿Qué es ese sonido?
Azusa: Parece que algo empezó…
Ruki: No bajen la guardia… escucho que algo se acerca.
*aparece algo*
Kino: ¡¡…!! ¡¿Qué es esa araña gigante?! ¡Es repugnante!
Azusa: ¡Es enorme…!
Ruki: No solo nos lanzaron a una dimensión desconocida, sino que ahora nos ataca una araña gigante… Solo pasan cosas absurdas. Kino, asume la responsabilidad y derrota a esa araña.
Kino: ¡¿Ah?! ¿Por qué? ¡No me des órdenes! ¡Yo no soy tu hermano menor!
Ruki: Esto pasó porque moviste la ruleta…
*discusión de Ruki y Kino de fondo*
Azusa: Chicos… *ve a la araña* Discúlpalos por ignorarte… parece que empezaron a discutir… *ruidos de araña enojada* ¿Qué hago…? ¿Q-qué puedo hacer…? Hmm… Hmm… ¡Oh! *Ruki y Kino se acercan*
Ruki: ¡Te la pasas parloteando, pero estoy seguro de que no te crees capaz de vencer a esa araña!
Kino: ¡¿Ah?! ¡¿Te crees con derecho a burlarte de mí?! *grito de araña* ¡Y tú deja de hacer ruido! *ataca a la araña*
Ruki: Hay que guardar silencio cuando los otros conversan, no tienes ni una pizca de modales. *ataca a la araña y la mata* Al fin guardó silencio.
Azusa: Oh… vencieron a la araña…
Ruki: Sí, sabía que no podríamos estar en paz en esta dimensión, debemos buscar pistas para salir cuanto antes.
Azusa: S-sobre eso… miren esto… En una de las cuadrículas de la ruleta… apareció un mensaje… “Ha aparecido una araña en la casa, si la exterminan tendrán una recompensa”.
Kino: ¿Exterminar una araña? ¿Se referirá a esa araña?
Ruki: Ya veo, en este espacio esos mensajes se vuelven reales.
Kino: Je, que divertido. ¿Entonces estamos en un juego de experiencias?
Azusa: Aquello escrito en la cuadrícula se vuelve real… Pero… no decía que era una araña gigante… y tampoco ha salido un mensaje de “exterminio completado”…
Kino: ¿No será un bug? Las aplicaciones nuevas suelen tener muchas. Y si esta dimensión es una aplicación, pues no sería raro.
Ruki: Ya veo… En todo caso no deberíamos quedarnos mucho tiempo en esta dimensión, debemos salir cuanto antes.
Azusa: Pero… ¿Cómo?
Ruki: Tengo una idea.
Kino: Si lo piensas bien consigues varias soluciones. Si esta dimensión es un juego, entonces solo hay que finalizarlo.
Azusa: En resumen…
Kino: ¡Sí! ¡Solo hay que terminar el juego!
Ruki: Pero en esta dimensión pueden ocurrir situaciones disparatadas. Terminarlo no será sencillo.
Azusa: Ehm… Mientras ustedes discutían encontré algo… vengan hasta acá… *caminan* Por allí, en esa cuadrícula.
Kino: ¿Hm?
Ruki: “Encontrar al conejo dorado les dará suerte, podrán avanzar directamente a la meta” eso dice.
Kino: ¿Entonces el juego acabará si encontramos a ese conejo dorado?
Ruki: Probablemente. Bien hecho Azusa.
Azusa: ¡Sí!
Ruki: Aunque dudo que encontremos tan fácilmente a ese conejo…
Kino: Eh… ¿Eso de allí no es…?
Ruki: Un conejo… dorado…
Kino: ¡…! ¡No se queden atontados! ¡Hay que atraparlo! ¡Andando!
Azusa: S-sí… tienes razón…
Ruki: Kino, dame una mano, cooperaré contigo solo para que podamos escapar.
Kino: ¡Otra vez esa actitud altanera! Bueno, da igual, te ayudaré para que salgamos de aquí, no me estorbes.
Azusa: B-bien… vamos a cooperar.
Ruki: Muy bien, ¡persigamos a ese conejo!
*están corriendo*
Azusa: Aah… ah… listo… lo alcanzamos. Jeje, te ves delicioso… Vamos… no tengas miedo… yo te atraparé… *intenta atrapar al conejo y este escapa, Azusa se cae* Auch…
Kino: ¡Oye! ¡Si te acercas así lo vas a asustar! No puedes atraparlo así.
Azusa: Perdón… ¡Ah! ¡Va hacia Ruki!
Ruki: Muy bien. Oye conejo, ven para acá. Te atraparé con bondad. ¡Ahora salta a mi pecho! *el conejo huye* Que extraño… ¿Por qué no salta hacia mí…?
Kino: ¡¿Y por qué lo haría?! ¡¡Si fuera tan sencillo no sufriríamos tanto intentarlo atraparle!! ¡¡Son un par de inútiles!!
Ruki: ¡Va hacia ti Kino! ¡No malgastes esta oportunidad! ¡Atrápalo!
Kino: ¡¿Ah?! ¡Me sorprende que puedas hablar así tras fallar! Que molesto es… solo por eso lo atraparé… ¡Aaaah! *salta hacia el conejo*
Azusa: ¡Kino-san!
Ruki: ¡Kino! ¡Oye! ¡¿Lo lograste?!
Kino: ¡Lo hice! ¡Lo atrapé! ¡Genial!
Azusa: Menos mal… podremos regresar… lo atrapamos… gracias a que trabajamos juntos…
Ruki: Sí, tienes razón. Cooperar no es algo malo—
Kino: No, no, lo logramos gracias a mí. Ustedes no sirvieron de nada, dejen de decir cursilerías porque sí.
Azusa: Ese conejo… es muy tranquilo… y esponjoso.
Kino: Es verdad. Aww, mírenlo mover su nariz, es adorable.
Azusa: Sí… es una ternura… Oye Ruki… ¿Podemos tener un conejo?
Ruki: No. Al final yo seré quien lo cuide.
Azusa: No te preocupes… prometo que lo cuidaré… así que… por favor Ruki.
Kino: ¿Ustedes siempre son tan relajados? Aunque… un conejo dorado, es poco común, no me molestaría que hubieran mil más como este.
Azusa: Oigan… ¿No escuchan algo…?
*sonidos de saltitos*
Kino: N-no me digan que… ¡¿Por qué un ejército de conejos dorados viene hacia acá?!
Ruki: Kino… tú y tu bocota…
Kino: ¡¿Eh?! ¡¿Es mi culpa?!
Azusa: ¿Este es otro “bug”? Fufu… Hay muchos conejos…
Kino: ¡¿Por qué te alegras?!
Azusa ¡Hay muchos…!
Kino: ¡Agh! ¡M-me ahogo! ¡Aaagh…!
Ruki: ¡Maldición! ¡¿Por qué pasó esto—?! ¡Agh! ¡Aaah…! *se ahoga entre conejos también*
*luego*
Kino: *despierta* ¡Aah! Ah… ah… pensaba que moriría asfixiado… ¿Eh? ¿Estoy en mi cama? ¿Entonces esa corriente de conejos dorados fue un sueño? Vaya… b-bueno, era obvio… ¿Pero por qué soñé con Ruki y Azusa de los Mukami? Para colmo fue un sueño muy realista… Hmm…
*en la casa Mukami*
Azusa y Ruki: *despiertan* ¡…!
Ruki: Aah… ah… ¡¿Y los conejos?! N-no están…
Azusa: …Estamos… en tu habitación…
Ruki: Parece que nos quedamos dormidos…
Azusa: Así parece, pero… Yo… tuve un sueño extraño…
Ruki: ¡Yo igual! Era una pesadilla en donde aparecían conejos dorados y una araña gigante. Era peor que una broma de mal gusto…
Azusa: Igual aquí… Habían conejos dorados… Oh cierto… por algún motivo… creo que también estaba Kino-san…
Ruki: Ya veo, ¿tú también? Vaya coincidencia… Vimos el mismo sueño…
Azusa: Así parece… aunque… fue un sueño raro…
Ruki: Sí, se habrá sentido realista, pero un sueño no es más que eso.
Azusa: Había una araña gigante, ¿no?
Ruki: Sí y era tan descortés que interrumpía las conversaciones de los demás.
Azusa: Sí… pero eso fue porque ustedes la estaban ignorando…
~FIN~
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black-beauty-poetry · 8 months ago
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Lamento el daño que te he causado.
Sé de las repercusiones que ocasionaron mis inmadureces al ser demasiado joven para conocer las responsabilidades afectivas que conlleva el amor.
Jamás pensé que lo que consideraba divertido son en realidad cortes al corazón que forman heridas enormes.
Y estoy muy arrepentido de ello.
Y de los besos que te di sólo para compartirlos con alguien más.
Y de las promesas que te hice sin seriedad, y de las veces que las rompí sin tener en cuenta lo importantes que fueron para ti.
Y de las maneras en que te llamé amor, a sabiendas que en mi corazón había otros nombres tatuados.
Y de cómo te hice creer que lo que me hacías sentir era único cuando nunca le daba estimación al amor.
Y de los motivos por los que les hice derramar lágrimas a esos ojitos dulces que tanto me gustaban mirar, a causa de cosas que no puse interés, pero que eran significativas para ti.
Y de cómo huía por miedo a enamorarme.
Y de lo mucho que mis acciones, errores y decisiones desequilibraron tu estabilidad emocional, provocando que no quisieras saber más del amor, después de nuestra ruptura, por temor a repetir lo mismo.
Empezaste a cerrarte para que nadie destruyera lo que tanto te costó reconstruir. Creías que, si mostrabas tu vulnerabilidad, tu mejor versión, te pisotearían de nuevo, como yo lo hice.
Lo siento.
Y de la confianza que me tuviste y yo simplemente traicioné deleitándome con otros cuerpos.
Y de la fantasía de un final feliz que inventaste y yo esfumé desilusionándote, decepcionando tus expectativas. Ojalá encuentres a esa persona que te haga sentir amada incondicionalmente, que te dé lo que te mereces: paz y felicidad.
Y de los poemas que me escribiste sólo para que cada verso terminara quemándose, al convertirme en otra decepción amorosa.
Y de cómo no te idealizaba en mi futuro, mientras tú ya hacías planes de nuestro hogar.
Y de la depresión que sufriste cuando te diste cuenta de que lo nuestro no fue más que una etapa.
Y de lo que tuviste que ver para abrir los ojos.
Y del hecho de que sólo me fijaba en ti por tu físico, pero nunca me preocupé por tus sentimientos.
Y de las peleas por celos que te armaba, ¿quién era yo para ponerme celoso? ¿Quién era yo para desconfiar de ti cuando me diste todo y no lo valoré?
Y del imbécil que fui comparándote con otras chicas. Créeme, me siento decepcionado de mí mismo.
Y, especialmente, lamento haberte generado esas inseguridades que hacen que no quieras verte al espejo, que te hacen pensar que nunca serás suficiente, que te hacen creer que todo aquel que diga amarte sólo jugará contigo.
Lo cierto es que tu amor es una obra de arte que un idiota como yo no supo apreciar. Me creí artista, y no entendía sobre el arte.
Probablemente ya no quieres saber nada de mí ahora, pero si llegas a leer esto: te deseo lo mejor y espero que hayas encontrado al indicado que se haya enamorado de la bonita persona que eres, porque sentimientos como los tuyos ya no viven o son cazados por los infelices que les gusta jugar cruelmente con los ingenuos, haciéndoles creer que hallaron al amor de su vida.
Jamás digas que estás agradecida conmigo porque nadie merece tener una experiencia como la que te di, pero me alegra saber que ahora lo piensas dos veces antes de lanzarte a la piscina.
Mi karma será vivir con el remordimiento de haber roto preciosos corazones como el tuyo. Ahora que he madurado, soy más consciente de mis actos; y si llego a experimentar lo mismo, lo tendré bien merecido.
Me comprometí a volverme mejor persona para que - si tenemos un reencuentro - notes lo mucho que aprendí de ti.
-Dark prince
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mrsines · 24 days ago
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C’est à moi.
À la demande de @sayresse17 j’espère que ça va le faire 👀
23« Est-ce ma chemise ? »
Lilia X reader
Reader était une jeune orpheline de 25 ans, marquée par des années de vie en famille d'accueil. Elle avait toujours rêvé d'une vie stable, mais chaque nouvelle maison ne faisait qu'accentuer son sentiment d'instabilité. Aujourd'hui, elle avait décidé de fuir ses parents adoptifs, ne supportant plus leur indifférence.
Elle avait trouvé un petit travail dans la boutique de Lilia, Lilia avait tout de suite remarqué la douceur et la détermination de Reader. Avec le temps, un lien s'était tissé entre elles, si bien que Lilia avait proposé à Reader de s'installer dans sa chambre d’amie.
Cela faisait maintenant quelques mois que les deux femmes cohabitaient. Leur quotidien était rythmé par des rires, des discussions autour d'un café, et des soirées passées à lire ensemble. Reader se sentait enfin chez elle, entourée de chaleur et de compréhension. Pourtant, au fil des jours, un sentiment troublant commençait à s'installer en elle. Plus elle passait de temps avec Lilia, plus elle réalisait qu'elle l'aimait d'une manière qu'elle ne pouvait pas contrôler.
Reader se surprenait à la regarder plus longtemps, à apprécier chaque geste, chaque sourire de Lilia. Elle se sentait coupable de ces pensées, consciente que ce lien affectif pouvait être dangereux. "Je ne devrais pas ressentir ça," se répétait-elle en silence, mais son cœur avait déjà pris le dessus sur sa raison. Les moments passés ensemble, les éclats de rire partagés, tout cela la rapprochait d'une affection qu'elle n'avait jamais connue auparavant.
Reader avait enfin terminé de faire le ménage dans la maison, un sentiment de satisfaction l'envahissant. Elle se dirigea vers la salle de bain, impatiente de se plonger dans une bonne douche bien chaude. L'eau chaude coula sur sa peau, apaisant toutes les tensions accumulées de la journée. Elle ferma les yeux, profitant de chaque goutte, laissant la vapeur envelopper la pièce.
Après un moment de pur bonheur, Reader sortit de la baignoire, se sentant rafraîchie et revigorée. Elle s'enroula dans une serviette douce, absorbant l'humidité de sa peau. Une fois sèche, elle se mit à chercher ses vêtements, le cœur léger. Elle commença à enfiler son pantalon, soudain, un frisson de surprise la parcourut
. "Oh non, j'ai oublié de prendre un haut !" s'exclama-t-elle, réalisant qu'elle était restée là, à moitié vêtue, sans rien pour couvrir son buste.
Reader se sentit soudainement prise au dépourvu. Elle ne pouvait pas sortir ainsi, et la panique s'installa un instant. Ses yeux parcoururent la salle de bain, cherchant désespérément une solution. C'est alors qu'elle aperçut une chemise de Lilia accrochée au porte-manteau. "C'est mieux que rien", se dit-elle en l'enfilant rapidement, se sentant un peu plus à l'aise.
Elle attacha rapidement ses cheveux en un chignon désordonné, essayant de donner une impression de calme avant de sortir de la salle de bain. En marchant dans le couloir, elle espérait que personne ne la croiserait. Malheureusement, au moment où elle tournait le coin, Lilia apparut, surprise de la voir ainsi vêtue.
Reader se figea, le cœur battant. La gêne l'envahit, et elle ne savait pas quoi dire. Ses joues prirent une teinte rosée alors qu'elle cherchait des mots, mais rien ne venait. Elle se contenta de sourire timidement, espérant que Lilia ne poserait pas trop de questions sur sa tenue improvisée.
Lilia se tenait dans l'embrasure de la porte, un sourire malicieux sur le visage.
"Est-ce ma chemise ?" demanda-t-elle, un coin de sa bouche se relevant en un sourire espiègle, ses yeux pétillants de curiosité.
Reader, encore un peu gênée par la situation, baissa les yeux sur la chemise ample qui flottait autour d'elle.
"Eh bien, je… je l'ai empruntée sans vraiment demander," commença Reader, sa voix hésitante trahissant son embarras. Elle se gratta la nuque, cherchant les mots justes. "Je n'avais rien d'autre à mettre, et je me suis dit que ça pourrait faire l'affaire le temps que j’aille chercher quelque chose dans mon placard.."
Lilia, cependant, ne semblait pas se soucier de l'explication. Ses yeux parcouraient le corps de Reader avec une admiration inattendue. Elle se rapprocha lentement, ses pas légers sur le sol.
"Tu sais," dit-elle, son regard ancré dans celui de Reader, "je trouve que ça te va vraiment bien."
Reader sentit son cœur s'emballer sous le compliment, ses joues s'empourprant légèrement. "Tu penses vraiment ?" demanda-t-elle, surprise mais flattée.
"Absolument," affirma Lilia, un sourire sincère illuminant son visage. "Garde-la, elle te va bien. Tu devrais porter des chemises comme ça plus souvent."
Reader, touchée par la gentillesse de son amie, ne put s'empêcher de sourire. "Merci, Lilia. Je vais réfléchir à ta suggestion," répondit-elle, se sentant à la fois gênée et heureuse.
Lilia lui fit un clin d'œil complice avant de s'éloigner, laissant Reader avec une nouvelle confiance, réalisant que même les moments les plus embarrassants peuvent se transformer en compliments inattendus.
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histoiresduninstant · 2 months ago
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𝑵𝒆𝒖𝒗𝒊𝒍𝒍𝒆𝒕𝒕𝒆 | Valse
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*↷◌ Info:
||Personnage : Neuvillette ||Origine : Genshin Impact ||Nombre de mots : 2 600 ||Inspiration musicale : Gramophone waltz de Eugen Doga et C'est ça l'amour de Cendrillon ||Synopsis : [T/P] et Neuvillette sont des amis de longue date. Alors qu'un passe ses journées à son bureau, l'autre est une aventurière aguerrie qui ne rêve que de nouveaux paysages et de nouvelles contrées à explorer cachant en leur sein de nombreux contes et histoires. Mais que ce cache-t-il derrière ce visage toujours impassible? 
⁎↣♡↢⁎
     3 mois. 
     3 mois d'attente. 
     3 mois de silence. 
     3 mois était la duration du voyage de sa chère amie, [T/P]. 3 mois durant lesquelles Neuvillette ne pourrait avoir de nouvelle de cette dernière, ni du dérouler de ses péripéties. 3 long mois à exercer sa fonction de juge; L'iudex infaillible de Fontaine. À passer cas après cas, à analyser crime après crime, jour après jour. Il s'agit là de sa fonction et de son rôle au sein de la société fontainoise, alors pourquoi, pourquoi durant ces 3 mois la tâche lui paraissait plus longue et laborieuse, plus lente et ennuyeuse? Ne remplissait-il pas cette fonction depuis bientôt trop longtemps pour qu'un changement de sentiment face à sa position ne soit visible? 
     Pour un être de son envergure, 3 mois ne représentait qu'un bref instant, et pourtant, l'absence de sa chère amie lui était douloureuse. L'enthousiasme que son doux visage arborait lui manquait, ses récit interminables détaillant le moindre instant de ses péripéties lui manquait terriblement. Ce silence qui régnait autour de lui, attabler derrière son large bureau, devenait assourdissant et oppressant. N'entendre que le simple bruit des pages tourner et la plume de son stylo écrire lui rappelait constamment cette solitude qui le suivait à longueur de journée. 
     Voyant la grandissante solitude du juge, son entourage le convia à plusieurs reprise à des après-midi thé où le but étant de le faire sortir de cette macabre solitude qui couvrait son visage et ternissait ses traits. Mais ce dernier rejetait l'invitation prétextant qu'un homme de la justice tel que lui ne pouvait laisser son jugement être influencer par quelconque activité futile. Et cette après-midi encore, Neuvillette avait décider de ce retirer afin de rester seul derrière sa paperasse administrative. 
     Néanmoins, il pouvait peut-être réussir à convaincre son entourage, lui-même était conscient que cette excuse était plutôt un bien nécessaire quant à cacher cette mélancholie et inquiétude qu'il ne cessait de nourrir à l'égard de son amie [T/P], partie bien trop longtemps en voyage. Et  aujourd'hui encore, son esprit ne pouvait se concentrer correctement, divaguant constamment. 
     Assis derrière son bureau, Neuvillette poussa un soupir, voyant très clairement qu'il n'arriverait pas à terminer le dossier sur son bureau. Fermant les yeux, il soupirant de nouveau, se leva et se plaça face à la grande fenêtre derrière son large pupitre. Dehors, le ciel était gris et nuageux, annonçant très certainement une pluie prochaine. Le fait de savoir que le temps se joignait à ses complaintes silencieuses le fit sourire tristement. Le vide qu'installait votre absence le rongeait de l'intérieur. Pour personne auparavant n'avait-il eu de telles pensées ou sentiments, ce qui les rendaient d'autant plus proéminant et de plus en plus difficile à contenir à votre égard, mais il le devait. Son jugement ce devait de rester neutre et impassible face à toute éventualité; la justice n'admettait point les sentiments humains. Et pourtant, il ne pouvait nier cette tendresse qui grandissait en lui envers votre personne. Il pouvait tant bien que mal essayer de se convaincre qu'il n'en était rien, son cœur en avait décidé autrement. 
     Ses yeux violets parcoururent la cité qui se dévoilait sous lui, ombrager par les nuages. Observant le quotidien des fontainois comme il en avait pris l'habitue récemment, un sentiment de mélancholie l'envahit alors, assombrissant ses yeux. Cette tendresse qu'il éprouvait devait-elle rester interdite de tous? Devait-il se taire et garder à tout jamais ce doux penchant pour vous sceller de ses lèvres? Mais, cette option lui paraissait douloureuse, mais le prix d'avouer son doux pêché lui laisserait probablement un goût d'amertume en bouche. Pour rien au monde il voulait se résoudre à s'éloigner de votre tendre personne. 
« Ma chère amie, voyez dans quel état vous me rendez à disparaitre durant 3 mois. Moi qui ne doit être qu'impassible, me voilà à laisser mon cœur dicter mes actes vous concernant. » 
     Il soupira de nouveau, décidemment, votre absence le tracassait plus qu'il ne voulait l'admettre. De sa main gauche, à l'aide de l'élément hydro, il représenta dans le creux de sa main une petite statue de vous, le sourire aux lèvres. Il regarda avec amour et bienveillance cette représentation de vous, avant de ne refermer sa main dans un point, faisant disparaître cette petite illusion de vous. Neuvillette ne savait pas s'il pourrait garder ce fardeau plus longtemps avant qu'il n'en devienne fou. 
« Ma tendre [T/P], à tournoyer dans mes pensées, vous aller me faire perdre l'équilibre. »
     Neuvillette murmura cette dernière parole avant de ce décider à revenir derrière son bureau, se remettant au travail. 
     Alors qu'il approchait de la fin de son dossier, il put entendre les pas décisifs d'une personne se dirigeant vers son bureau. Cela l'ennuyait légèrement, lui qui avait spécifier au garde qui se trouvait de l'autre côté de la porte de ne laisser entrer personne, à part en cas d'extrême urgence. De ce fait, il espérait ne pas être déranger. Seulement, un léger vacarme se fit entendre de l'autre côté de la porte et les voix montèrent en puissance. Depuis son pupitre, Neuvillette ne pouvait que distinguer des bribe de conversation ça et là sans trop comprendre la raison de ce qui semblait être une dispute. L'irritation monta tranquillement lorsque soudain, la porte s'ouvrit brusquement avant de ne se refermer dans un même vacarme sonore. Levant les yeux afin de savoir de qui il s'agissait, son cœur se serra automatiquement à la vue de sa tendre amie [T/P]. Il aurait voulu se lever afin de pouvoir vous serrer dans ses bras, mais le simple fait d'enfin revoir ce visage au trait si familier le rassura tout autan, faisant disparaître cette inquiétude qui le rongeait depuis trop longtemps. 
PDV [T/P]:
« Quelle tête de mule celui-là! Plus têtu serait difficile à trouver, franchement! AH, Neuvillette, mon cher ami, comme vous m'avez manquer durant ce voyage! Mais ne vous inquiété pas, cette petite aventure est riche en rebondissement, vous ne serez pas déçu!  »
- Je suis ravi d'apprendre que votre voyage c'est bien passé ma chère amie.  »
Neuvillette répondit tout en gardant les yeux rivés sur ses dossiers, ne m'adressant que de très bref regards ça et là. 
- Et vous toujours impassible à ce que je vois. Mon cher ami, à quand aurons-nous droit à un sourire de votre part? C'est à croire si les rumeur ne disent pas juste à votre sujet mon ami. dis-je en m'appuyant contre son bureau, lui tournant le dos. 
- Et que disent les rumeurs à mon sujets? 
- Aaaaahhh, soupirais-je, si vous saviez le nombre de petits ragots que l'on raconte sur votre personne afin d'animer nos petits après-midi thé, vous n'en reviendriez pas. Les gens se demandent même parfois si vous êtes bien un humain tant vos émotions sont indéchiffrables! Même moi qui vous connaît depuis maintenant assez longtemps, j'ai toujours un certain mal à vous cerner mon ami. Mais, je dois admettre que cela fait partie de votre charme. 
- Hmmm, et bien soit, si ces divers récits amusent les gens, alors il en est ainsi. répondit-il, le nez toujours plongé dans ses documents. 
- N'y a-t-il donc rien qui ne puisse ébranler cette impassible et stoïque façade qu'est la votre, monsieur Neuvillette? »
     En posant cette question, le ton de ma voix se fit plus doux et curieux, presque taquin. Me retournant pour maintenant lui faire face, je remarquai qu'il fit une pause, d'un bref instant, certes, mais assez visible pour casser la fluidité de ses mouvements. Cette question l'avait-elle déstabilisé? Et ce pourquoi? 
     De son côté, le cœur de Neuvillette se serra, ne connaissant que trop  bien la réponse à cette question. Toutefois, il préféra rester interdit, de peur qu'émettre une réponse ne révèle son amour interdit. 
     Face à lui, son regard toujours plongé dans ses écrits, je pris un instant pour observer son visage. Ses cheveux blancs parsemés de teintes bleu, ce visage composée de traits fins, et pourtant, prononcés, arborant une certaine austérité. Cette peau blanche comme de la porcelaine, ses yeux couleur améthyste qui vous dévisageait aux moindre regard. Je pourrais m'y noyer si je m'aventurais à y plonger mon regard trop longtemps. Et puis, il y avait cette bouche. Ah, le nombre de fois où mon esprit s'était égarer à imaginer la baiser tendrement! Hélas, je ne pouvais souhaiter une telle chose, un soupir s'échappant de ma bouche face à cette triste réalité qu'est la mienne. Aurais-je un jour le droit de lui avouer mon doux amour?
     Ne voulant continuer à ruminer ces pensées noires, je décidais qu'il s'agissait du bon moment pour me changer les idées. Je m'éloignais du bureau afin d'aller chercher dans mon sac un objet que j'avais trouver lors de mon voyage. Je sortis la pochette d'un vieux vinyle dont le titre avait complètement disparu, ne donnant aucun indication sur le contenu de ce dernier. 
« Neuvillette, regardez donc ce que j'ai trouvé lors de mon voyage: un vieux vinyle! Voudriez-vous bien en découvrir son contenu avec moi? » 
     Alors que je sortais le vinyle afin de le placer sur la platine du gramophone, je lançais quelques regards en direction de mon ami qui, à mon désarroi, n'avait pas bouger d'un poil ni énoncer une quelconque réponse. Plaçant la pointe sur le bord du vinyle, la mélodie commença alors à raisonner à travers toute la pièce. L'air y était doux et calme, comme un secret que l'on vous murmure à l'oreille à l'abris des regards. D'un pas léger, je me dirigeais vers Neuvillette, m'imprégnant du rythme de la valse que jouait le gramophone. Puis, me plaçant à son côté, je fis une révérence, lui présentant ma main droite, plongeant mes yeux dans les siens. 
« Me ferriez-vous le plaisir de m'accorder cette danse, Monsieur Neuvillette? » 
     Je pus voir le bout de ses oreilles se teinter très légèrement d'un rose pâle avant d'acquiescer à ma requête, se levant avant de ne prendre ma main dans la sienne. Puis, d'un geste vif et remplis de délicatesse, il nous rapprocha à l'aide de son autre main, la posant ainsi délicatement dans mon dos. J'eus le souffle coupé l'espace d'un bref instant face à cette prise de risque soudaine, non pas que cela puisse me déplaire. Ensuite, c'est les corps collés l'un contre l'autre que Neuvillette se mit à mener la valse, suivant le rythme lent de la musique. 
     Pendant ce moment d'intimité, mon cœur battait la chamade contre ma poitrine, et mes joues arboraient probablement désormais une teinte rosée. Nous ne nous quittions pas du regards, oubliant complètement l'environnement qui se trouvait autour de nous. Seule la musique et le mouvement de nos corps était important, tout le reste pouvait bien disparaître. 
     Alors que je savourais cette valse, les traits de Neuvillette s'assombrirent, cachant une peine inconnu. Un sentiment désagréable s'empara alors de moi, une inquiétude, ou peut-être la sensation d'avoir compris, d'avoir enfin eu la réponse que je redoutais le plus. Mes émotions se chamboulèrent dans ma tête, et mon cœur se serra. Malgré cette proximité, j'avais l'impression qu'un gouffre se formait entre nous, une plaie ouverte qui ne se refermerait jamais. Mes pas se firent alors plus hésitants, douteux, ne sachant comment finir cette valse qui plus tôt, avait un goût sucré. 
     Alors que la valse touchait à sa fin, je me retrouvais appuyé dos à son bureau, la respiration légèrement saccadée. Le visage de Neuvillette, à peine à quelques centimètres du mien, je pouvais sentir sa respiration lente et chaude sur mon visage. Le silence avait repris sa place dans la pièce, ajoutant une certaine lourdeur à l'atmosphère qui nos entourait. 
« Pourquoi cette mélancolie sur votre visage, Monsieur Neuvillette? dis-je dans un souffle. Le simple fait de murmurer ces quelques mots me plongeait dans une tristesse profonde, connaissant déjà le dénouement de cet amour interdit. 
- Car je porte un lourd secret. Un secret qui me ronge de l'intérieur tel une gangrène qu'il faut arracher. Hélas, je n'ai pas la force de le faire moi-même, ayant peur des conséquences de cet acte. » 
     Sa voix était plus douce que d'habitude, à peine plus haute qu'un murmure. Elle paraissait assurée, et pourtant, elle était tremblotante et fébrile, remplis d'émotions poignante, lui qui d'ordinaire avait un timbre neutre. Cette humanité nouvelle dans sa voix me fit chavirer tel un bateau pris dans une tempête en haute mer. Je restais muette, ne pouvant émettre aucune parole de peur que ma tristesse ne se fasse entende. Était-ce la fin? La rupture d'une relation qui n'avait même pas eu la chance de fleurir au grand jour? Non, ce n'était pas possible, pas maintenant, pas après avoir partager un moment d'intimité tel que celui-là. 
     Sans m'en rendre compte, le vinyle avait déjà silencieusement entamé la prochaine piste qui avait été graver dessus. Un rythme lent et suave enveloppa alors doucement la pièce, la réchauffant par la même occasion. Pourquoi un tel changement d'ambiance, c'est comme si l'air autour de nous se soumettait aux complaintes de Neuvillette. En effet, se dernier me regardait avec plus de tendresse et de pudeur que jamais, les joues rosées, comme un enfant embarrasser de dévoiler son petit secret. 
« Ma chère amie [T/P], pardonnez mon jugement hâtif, mais mon cœur ne serait en décider autrement. »
     À peine avait-il fini de prononcer cette phrase qu'il prit délicatement mon visage dans ses mains avant de ne poser ses lèvres contre les miennes dans un baiser rempli d'amour et de tendresse. Mes yeux se fermèrent automatiquement au contact, et je sentis une explosion d'émotion dans mon cœur, frémissant de bonheur. Les joues chaudes et le cœur battant, j'enlaçais Neuvillette de tout mon être. Le temps semblait s'être arrêté, et en cet instant, rien ne comptait plus que de sentir nos cœurs vibrer l'un contre l'autre et nos lèvres danser l'une contre l'autre. Puis, après de longues minutes, nous nous séparâmes à contre cœur, la respiration encore chaude et légèrement haletante de ce baiser passionnel. 
« Alors c'est ça, l'amour»
     Il murmura ces quelques mots qui lui étaient encore nouveaux, une excitation nouvelle brillait maintenant dans ses yeux violets. Il esquissa un léger sourire, ses yeux ne quittant jamais les miens. L'émotion nouvelle d'enfin pouvoir vivre cet amour me fit monter les larmes aux yeux, ne pouvant les retenir plus longtemps. Face à ce spectacle, nous ne pûmes nous empêcher de rire avec légèreté de la situation, soulager d'avoir enlever un poids de nos cœurs amoureux. 
« Je vous aime [T/P]. Voudriez-vous bien rester à mes côté encore quelques temps?
- J'avais peur que jamais vous ne me le demandiez. Moi aussi je vous aime Neuvillette. » 
𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓒'𝓮𝓼𝓽 𝓬̧𝓪 𝓵'𝓐𝓶𝓸𝓾𝓻
𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓛𝓮 𝓰𝓻𝓪𝓷𝓭 𝓐𝓶𝓸𝓾𝓻!
𝓛'𝓐𝓶𝓸𝓾𝓻 𝓺𝓾𝓲 𝓯𝓪𝓲𝓽 𝓬𝓱𝓪𝓷𝓽𝓮𝓻 𝓵𝓪 𝓿𝓲𝓮. 𝓛𝓪̀ 𝓭𝓪𝓷𝓼 𝓽𝓮𝓼 𝓫𝓻𝓪𝓼, 𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓙𝓮 𝓼𝓪𝓲𝓼 𝓭𝓮́𝓳𝓪̀... 𝓠𝓾𝓮 𝓶𝓸𝓷 𝓫𝓸𝓷𝓱𝓮𝓾𝓻 𝓮𝓼𝓽 𝓲𝓷𝓯𝓲𝓷𝓲!
𝓜𝓸𝓷 𝓬𝓸𝓮𝓾𝓻 𝓼'𝓪𝓯𝓯𝓸𝓵𝓮, 𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶...
𝓔𝓽 𝓳𝓮 𝓶'𝓮𝓷𝓿𝓸𝓵𝓮.
𝓙𝓮 𝓭𝓪𝓷𝓼𝓮 𝓼𝓸𝓾𝓼 𝓾𝓷𝓮 𝓹𝓵𝓾𝓲𝓮 𝓭'𝓮̨𝓽𝓸𝓲𝓵𝓮. 𝓣𝓾 𝓮𝓼 𝓬𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓳'𝓪𝓽𝓽𝓮𝓷𝓭𝓪𝓲𝓼, 𝓣𝓾 𝓮𝓼 𝓶𝓸𝓷 𝓻𝓮̂𝓿𝓮 𝓯𝓸𝓾!
𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓗𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶 𝓱𝓾𝓶... 𝓒'𝓮𝓼𝓽 𝓬̧𝓪, 𝓵'𝓐𝓶𝓸𝓾𝓻!
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monicalins · 2 months ago
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Hola, querido poeta! ¿108.3 es este el número de la pizzería?Quería decirte algunas cosas... Primero respóndeme: ¿a dónde vas cuando tienes miedo? Del ocio, de la soledad, del tiempo, de lo obvio, de lo indiscutible? ¿Cuál es la próxima parada? Por aquí sigo la rutina, después del largo viaje, tomo el café de siempre, leo algunas páginas más y vivo lo que durante años pensé que era inalcanzable. Siempre estoy buscando algo más que hacer. Durante los protocolos cotidianos te veo en la plataforma, finalmente entendí la canción. En los auriculares soundgarden se refleja a mí con un poco más de madurez. Los veinte y poco años son los más locos. Aprovecho y registro memoria concreta, es anestésico. Algunas tardes al sur de una de las 33, escucho experiencia, no hay tantos filtros, por ahí el aliento de vida está más desnudo de sí mismo. ¿Puedes sentir el silencio del caos? Pausa para descansar, me detuve en un amor sereno, capaz de detener mi inquietud, algunos fantasmas tuyos aparecían en las madrugadas advirtiendo que yo era un monstruo. Mis agitaciones eran como olas violentas y vivir lo común me acobarda. Y la cobardía mantiene la conciencia. Sabes bien. Consciente del libro de goldstein en concreto en el recorrido que hago todos los días, señalo la próxima estación, bailo al son de ese antiguo vals y sigo...
(Trechos de um livro inacabado)
Autora: H. Frank
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deepinsideyourbeing · 5 months ago
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holii, reactivé mi tumblr para leer fics y me encontré con tu cuenta. ya me leí todo lo que publicaste jajaj. escribís muy bien hermana, te felicito <3
es mucho pedir un drabble de enzo pintándote la espalda con acuarelas? (medio rari el pedido pero lo bien que debe pintar y dibujar ese hombre dios)
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Fluff ♡
Es una silenciosa noche de primavera y el viento nocturno hace danzar las cortinas del balcón, regalándote unos segundos del cielo despejado y cubierto de estrellas titilantes. Estás segura de que una constelación se esconde en esa pequeña porción de firmamento que podés divisar desde tu hogar, pero no lográs distinguir su forma y te desconcentra una voz:  
-¿Puedo?- pregunta tu novio.
-¿Qué?- volteás para verlo desde tu lugar en la alfombra y él esconde lo que lleva entre manos detrás de su espalda-. ¿Qué es eso?
Te sonríe de una manera que pretende ser misteriosa y tu curiosidad se dispara cuando percibís en sus ojos oscuros ese brillo de diversión y creatividad, combinado con un algo más para lo cual jamás encontraste un nombre exacto.
-Una cosa.
Hacés una mueca de resignación e intentás reprimir una sonrisa. Él suelta una carcajada.
-Bueno.
-¿Qué estabas leyendo?- cerrás el libro para enseñarle la portada-. ¿Y qué tal?
-Ya me distraje.
Recorre tu espalda de manera delicada con sus manos y una vez que llega a las tiras de tu vestido las desliza por tus hombros para descubrir tu cuerpo. Finge no observar tus pechos cuando arqueás tu torso para permitirle desvestirte y también pretende que su respiración no cambia con cada centímetro de piel que bendice su visión.
Los sonidos que llegan a tus oídos te resultan familiares y creyendo saber hacia dónde se dirige la situación te dejás caer por completo sobre la alfombra, recostando tu mejilla sobre tus brazos y mirando de reojo los movimientos cuidadosos de Enzo, que juega con el orden de sus pinceles siempre impecables y algunos viejos retazos de tela que utilizará para limpiarse las manos.
-No te vas a dormir, ¿no?
-No sé- contestás con una pequeña risa-. ¿Qué vas a pintar?
-No sé.
Es mentira, por supuesto, siempre tiene en mente alguna que otra idea que se rehúsa a abandonar su ser y tiene que encontrar la manera de plasmarla con cualquier medio artístico; ignora el sonido de incredulidad que surge en tu garganta mientras selecciona colores y masajea tu piel cariñosamente con su mano derecha.
Cerrás los ojos cuando toma la paleta y pronto sentís sobre tu piel el movimiento de las cerdas del pincel, increíblemente suaves para ser sintéticas y decorándote con la precisión sobrenatural que nace en su muñeca, como si fueras el lienzo más frágil y valioso en todo el planeta Tierra.
-Leé para mí, dale.
Tus labios se curvan involuntariamente y volvés a abrir tu libro, aclarándote la garganta.
-¿Qué tal está el agua?- comenzás, retomando desde donde te quedaste.
-Cálida. Perfecta. Azul- completa Enzo en voz baja, sorprendiéndote.
Cuando volteás a verlo su expresión de extrema concentración te deja perpleja.
-Pensé que la que estaba leyendo era yo- fingís molestia y él emite un sonido de afirmación, absorto en su tarea y -creés- seguramente ignorando que su respuesta llegó mucho antes que la del personaje-. Te comiste unos párrafos.
-¿De qué?
-Enzo- insistís-. Ya lo leíste, ¿no?
-No.
-¿Yo te lo leí?- frunce el ceño cuando una de sus pinceladas no le gusta y niega.
Ignorás el extraño intercambio y estudiás la distancia entre ambos para comprender cómo pudo leer desde su lugar las pequeñas letras impresas. Sus movimientos no se detienen y continuás con la lectura, repitiendo esa misma respuesta que él recitó y dejando atrás varias páginas, ignorando las cosquillas que los pinceles provocan cuando se deslizan hacia tus costados.
No estás segura de cuánto tiempo transcurre desde que comenzó con su pintura hasta que la da por terminada, sólo sos consciente de lo relajante que resultan sus acciones cuando llena tu piel con los diferentes pigmentos y de lo mucho que te entristece pensar en tener que deshacerte de su creación en algún momento.
-Acá, mirá- dice cuando regresa de la habitación con la cámara.
-¿No es más fácil el espejo?
-Sí- admite-, pero la foto es eterna.
Querés sonreír para la fotografía, sin importarte que tu rostro no sea el objetivo principal de la misma, pero te es imposible cuando tu mente procesa el color de las manchas de pintura en sus manos y el del agua en el vaso de cristal. Tu mueca de confusión lo hace reír y presiona el botón.
Observás tu reflejo en el espejo del baño: incontables pétalos azules de las flores con que te decoró recorren tu espalda, algunas hojas y tallos imperceptibles entre ellas.
-¿De qué hablabas antes?- pregunta-. Cuando dijiste…
-De vos.
Fluff para inaugurar el evento sólo porque sí 😌 Espero que hayan disfrutado la lectura y en el transcurso del día les voy a estar dejando el otro drabble y el oneshot ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @recaltiente @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr
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selidren · 2 months ago
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Eté 1926 - Champs-les-Sims
4/10
J'ai pensé que ce serait dur les premiers jours. J'ai été naïve : ça a été très déstabilisant. Au lendemain, j'étais comme hors de mon corps, cela m'a un peu rappelé la façon dont Tante Rose endort ses patients (elle est chirurgien et elle adore parler de son métier). J'étais hors de moi, mais consciente, comme si j'étais une autre personne, et que ce problème n'était pas vraiment le mien. Comme si c'était arrivé à quelqu'un d'autre et que j'étais désolée pour lui. Cet état étrange a duré un bon moment. Oncle Adelphe a été très inquiet, mais il m'a dit que c'était le choc, que certains gars revenus de la guerre avaient un peu le même regard, et que ça finissait toujours par passer. Puis, il s'est passé une chose vraiment étrange.
Un jour où nous étions lui et moi dans le bureau à faire la comptabilité, quelques jours avant le mariage d'Anne, j'ai réalise quelque chose de grave. Et je l'ai réalisé à voix haute. Once Adelphe en a fait tomber les registres de l'étagère sous le saisissement. Puis je suis allée voir ma Grand-Mère, car il n'y avait qu'elle qui pouvait régler ce nouveau problème.
Transcription :
Arsinoé « Grand-Mère ? Je peux vous parler un instant ? »
Eugénie « Cela peut-il attendre, jeune fille ? Le livre de ta sœur est passionnant et j’aimerais au moins conclure ce chapitre. »
Arsinoé « C’est que… c’est vraiment urgent. »
Eugénie « Une urgence d’une nature précise ? »
Arsinoé « On peut dire ça. Je pense que je n’exagère pas en disant qu’il s’agit de l’avenir de la famille. »
Eugénie « Bon, fort bien ma petite. Qu’est-ce qui peut être si grave ? Tu n’as pas l’air si heurtée que cela. »
Arsinoé « Je ne sais pas vraiment pourquoi Grand-Mère, mais depuis ce matin, je me sens comme loin de mon corps. C’est toujours grave, mais c’est comme si je le ressentais moins. »
Eugénie « C’est étrange ce que tu me décris là ! Enfin bon, tu n’es pas la fille de ton père pour rien. Allons ne soit pas timide, qu’est-ce qui te préoccupe ? »
Arsinoé « C’est que… je ne sais pas comment le dire ! Vous allez vous fâcher ! »
Eugénie « Seigneur, puisque tu viens me voir c’est que tu le sais n’est-ce pas ? Et tu es venue quand même, je devine donc que c’est aussi grave que capital. Allez, crache-donc le morceau. »
Arsinoé « Il y a… ce garçon. »
Eugénie « Tu fréquentes un garçon. Je n’étais pas au courant, c’est déjà très agaçant pour moi. »
Arsinoé « Vous n’auriez pas approuvé Grand-Mère. C’était un garçon du commun, comme vous dites. »
Eugénie « Et bien voyons… Quelle malédiction pèse donc sur ma descendance pour que nous soyons tous des sots à même de se marier avec le premier laborieux venu ou la première souillon dont on croise le regard ? Je note cependant que tu utilises le passé. Tu ne le vois plus ? »
Arsinoé « Non Grand-Mère. Je ne veux plus le voir, et Oncle Adelphe y veille. »
Eugénie « Dieu merci ! Ce garçon est de loin le membre de cette famille qui a toujours le mieux veillé à nos intérêts. Et qui a fait le plus raisonnable des mariages ! »
Arsinoé « Il a épouse sa cousine ! »
Eugénie « Oui, c’est bien ce que je dis. »
Eugénie « Peu importe. Si tu ne vois plus ce garçon, le problème est réglé n’est-ce pas ? »
Arsinoé « Pas vraiment Grand-Mère. Il va épouser Cousine Anne. »
Eugénie « Adelphe est bien trop laxiste avec ses enfants, mais il ne s’agit pas de tes affaires si tu ne veux plus de lui. Alors dis moi une bonne fois pour toutes, où est le problème ? »
Arsinoé « ... »
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mayhemlovesenvy · 24 days ago
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Día de muertos (fanfic)
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(English version here)
(Ao3 with both languages)
(Wattpad en español)
Hacer un escrito, como siempre, no fue planeado, pero no tenía ideas de dibujos para el día 6 de la week y quería escribir sobre Freddie chikito. Así que holaaaa un fic 👋 cortito. 800 palabras por ahí
Ah bueno sí tw es muy específico de mi AU pero qué cosa no lo es conmigo . I'm cringe but I'm free
Bajo el corte o también en los links de arriba:
La brisa acariciaba su piel, las hojas cayendo decoraban la tierra, el sol caía temprano; para Freddie, era como cerrar los ojos y encontrarse con la noche.
Toda su vida se sentía como un otoño en ese sentido.
Parpadeos que lo movían de lugar, yendo a dormir en la seguridad de su cuarto para despertar en la cocina, manos en harina, guiado por su madre para no hacer un desastre.
Y mientras espera que la comida se cocine sale afuera, recolectando las hojas más naranjas que podía encontrar, para ir a ponerlas en el altar que su mamá estaba decorando.
Combina con el resto de las cosas ahí, pensaba Freddie, y no pensó en pedir permiso para tocar.
Hacía su mejor intento de decoración, tan centrado en eso que no vió cuando su papá se sentó a su lado.
ㅡ Está bonito ㅡ Dijo el adulto, apoyando su cabeza en la de su hijo.
ㅡ Eres muy talentoso.
Freddie no contestó, pero miró al pelinegro y le regaló una de las hojitas.
ㅡ Tú también te mereces muchos regalos.
Él se rió suavemente, tomando el pequeño obsequio.
ㅡ Gracias, vida.
Freddie sonrió, se sentía bonito que su regalo fuera aceptado.
Realmente, luego de aceptar que ese hombre se iba a quedar, todo se sentía bonito. Podían hablar, tocar la guitarra, cantar, reír, llorar. Podía hacerle dibujos y él no los iba a romper-
Empezar a dibujarlo junto a su madre no fue una decisión consciente. Solo pasó.
Uno de sus dibujos estaba ahí. Entre la comida y las flores.
Él, mamá y...
ㅡ Ese es tu papá ㅡ Suspiró David, tomando la foto.
ㅡ Tu papá biológico, te acuerdas de él, Freddie?
Asintió, sintiendo el peso del retrato sobre sus manos-
Era una foto de él sentado con una guitarra, sonriendo tanto que los hoyuelos se marcaban.
ㅡ Muy buen hombre. ¡Y mírate! Eres un pequeño él, qué honor, que tu hijo sea tan talentoso a tan corta edad y lleve tu rostro. ㅡ David tomó la carita de Freddie y la aplastó suavemente, sus cachetitos tapando sus ojos, los lunares de su cara un reflejo de los de su padre. Le daba cosquillas a Freddie, haciéndolo sonrojarse y reír.
ㅡ Vive en tus hoyuelitos.
Miraba la foto y no lo reconocía.
Más su voz retumbaba en sus oídos.
Más era... incorrecto. No tenía que acompañar a una foto estática, tenía que estar hilada a un hombre vivo de carne y hueso. No a un... fantasma.
No a un retrato, un dibujo y una urna.
Pero su voz invadía su cerebro- su tacto inundaba sus sentidos.
Y luego el miedo, y el llanto de su madre, y el ladrar de los perros-
Freddie parpadeó.
Lágrimas caían contra el cristal que protegía la foto.
Y la arrancan de sus manos. Y ya no tiene nada de él.
ㅡ Lo siento, no quise hacer que lloraras... ㅡ Consuela el reemplazo, limpiando sus lágrimas cristal con la manga de su campera.
ㅡ Sé que lo extrañas mucho.
Se aferra al hombre, descansando su cabecita en su cálido pecho. Mira de vuelta la colección de fotos y regalos, ya no queriendo ver más a su papá, pasando de largo a la larga hilera de familiares que no tuvo la oportunidad de conocer. Entre tantas caritas morenas se topa con un pelirrojo, con la cara del hombre que lo tiene en brazos, vistiendo lentes de sol y el pelo largo.
Está muy alto para agarrarla, pero David nota el intento y la baja para él.
Analiza al extraño, pasando sus manitas por su rostro y cabello, está cruzado de brazos y sonríe. Se veía joven, igual que su cuidador ahora.
ㅡ Es mi hermano ㅡ Explica él.
ㅡ Mayor que yo, era ciego, y tampoco escuchaba bien. Siempre pensé que su vida era una miseria.
Freddie lo observaba a él ahora, veía en su entrecejo ese temblar que David pensaba que ocultaba tan bien.
ㅡ Pero él era mi vida y yo la suya.
Y suspiró largamente y se apoyó por sus manos llevando su cabeza hacia atrás, como hacía en la playa después de hacerle jugar por un buen rato y necesitaba descansar.
ㅡ Y para no escuchar, era el único que me entendía, y para no mirar, fue el único que realmente me vió. Y fue así por mucho tiempo.
Freddie le devolvió la foto, preguntas atascadas en su garganta, incapaces de salir por culpa del nudo que si desataba, saldrían más lágrimas.
Abrazó a su papá, y le dejó reposar su cabeza sobre la suya, y le dejó llorar también.
ㅡ Espero poder ser la mitad de importante para ti...
Y entre las frases atrapadas dentro suyo estaba "ya lo eres".
Le dio un último vistazo al altar, notando los zapatitos de bebé.
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sh0esuke · 6 months ago
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" Nothing On Me "
𝗠𝗲𝘁 𝗲𝗻 𝘀𝗰𝗲̀𝗻𝗲 : Jason Todd / Arkham Knight
𝗥𝗲́𝘀𝘂𝗺𝗲́ : Une vie passée cachée de tous n'en était pas vraiment une. Plus que consciente, elle acceptait ce train de vie sans même un regard en direction de son existence passée. Tant qu'il était là, elle pouvait bien tout mettre en l'air, peu lui importait. Car après tout, sa vie c'était lui. Qu'elle s'en aille loin de tous, qu'elle abandonne ses études, qu'elle fuie sa famille, tout ça n'eut aucun impact sur elle, pas même alors qu'il lui était revenu d'entre les morts. De nouveau, sa vie ne tournait plus que autour de son existence même, son premier et dernier amour. C'était ainsi le destin qu'elle avait choisi.
𝗔𝘃𝗲𝗿𝘁𝗶𝘀𝘀𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁 : aucun.
ENG : PLEASE DO NOT STEAL MY WORKS. If you want to translate it, ask me first then we can talk about it. If you want to find me on Wattpad, my account is in my bio, this is the ONLY ONE i have. FR : MERCI DE NE PAS VOLER MES OS. Si vous avez envie de les traduire, merci de me demander la permission avant. Si vous voulez me retrouver sur Wattpad, j'ai un lien dans ma bio, c'est mon SEUL compte.
𝙽𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝚖𝚘𝚝𝚜 : 𝟑,𝟖𝟐𝟏.
Song : Nothing On Me - Kai
Commentaires, likes et reblogues super appréciés. Tout type de soutien l'est, merci beaucoup !! <33
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Passant ma main sous le pommeau de douche, je frissonnai. L'eau était glacée.
La salle de bain était répugnante, du sol au plafond. Une odeur d'humidité flottait dans l'air, mélangée à celle d'herbes trempées, c'était pourquoi j'insistais toujours pour laisser la petite fenêtre entre la douche et le lavabo ouverte. Elle permettait d'aérer, elle apportait une certaine pointe de fraîcheur à la pièce. Elle n'effaçait pas les traces de crasse au sol, ni ne faisait disparaître les champignons qui avaient commencé à pousser sous l'évier, tout était dans le même état, rien n'avait bougé depuis ce matin. L'odeur était d'ailleurs toujours présente. Parfois je me demandais pourquoi je laissais cette fichue fenêtre ouverte ⸺celle-ci pourtant à côté d'une gare agitée. Cependant, lorsque j'oubliais de le faire et que je devais faire face à une odeur de renfermée chaude et intoxicante, je savais me montrer reconnaissante. Depuis le temps, j'avais retenu la leçon.
Malgré la condition sanitaire de la pièce, je laissais choir mes vêtements à même le sol. Ma brassière, mon boxeur et une vielle paire de socquettes blanches qui étaient à présent plus noires qu'autre chose. Tout traînait près du panier à linge qui débordait de vêtements malodorants.
Pendant que l'eau de la douche se réchauffait ⸺ce qui durait depuis déjà plus de cinq minutes⸺ je me lavais le visage. Je terminai de malaxer ma peau, évitant de faire tomber ma brosse à dents qui reposait sur le rebord du lavabo. Je venais à peine de me finir de me nettoyer la bouche, je n'avais pas pensé à la ranger immédiatement. Je n'avais aucune idée de quelle heure il était, je savais juste que nous étions bien loin de minuit, et que j'aurais dû être couchée depuis longtemps. Alors que je m'observai dans la glace brisée face à moi, cela m'importa peu.
J'essuyai mon visage d'une serviette à peu près propre et descendis jusqu'à ma nuque. Je tapotai la surface. Mes gestes furent très délicats.
Nue dans ma minuscule salle de bain, je chouchoutai mes traits autant que je le pouvais, de mes produits restants et avec les minutes de plus que j'avais à cause de la condition de ma douche.
Même après tous ces mois écoulés, je ne m'étais toujours pas faite à cette vie. Cet appartement miteux ne me revenait pas, ni le quartier violent dans lequel j'habitais. J'étais chanceuse lorsque le bruit des trains passants près de mon immeuble me réveillaient, parfois c'étaient des hurlements, le pleur de femmes battues, ou même des coups de feu.
Mais j'étais heureuse.
J'étais épanouie autant que je pouvais l'être dans une telle situation. C'était déjà ça, à mes yeux. C'était un sacrifice, il coûtait cher, mais je ne regrettais absolument rien.
Reposant ma serviette sur le petit crochet fixé au mur, j'ignorais la manière dont celui-ci se lit à trembloter pour faire volte-face. Je me chargeai rapidement de ma chevelure, parce que j'étais bien trop fatiguée pour les nettoyer ce soir, puis j'entrai dans la douche. J'aurais bien voulu refermer la porte coulissante derrière moi, cependant la porte en question était portée disparue. De l'eau éclaboussait le carrelage; c'était le cadet de mes soucis. J'étais bien trop occupée à passer mes doigts sur mon corps, partant de mes clavicules jusqu'à mes coudes. J'étais désormais trempée. De la tête aux pieds, des gouttes d'eau roulaient le long de mon  épiderme, chaudes et empestant la rouille. Autrefois, j'aurais questionné la qualité de l'eau, je serais sortie en vitesse de là, sanglotant et beuglant à l'assassin, néanmoins, ça n'était pas le cas. La moi actuelle s'en fichait éperdument.
J'étais heureuse d'être là.
Mes mains glissaient jusqu'à entrer en contact avec mes hanches, elles tombaient dans le bas de mon dos jusqu'à effleurer mon derrière. Je tâtai de ma chair, la tête renversée en arrière, le regard rivé sur le plafond doré de moisissures. Je n'étais même pas sûre de cligner des yeux. C'était délicieux. Cette chaleur s'emparant de moi, cette fumée brûlante qui envahissait la pièce et ce silence. J'en oubliai tout. Je me souvins de tout.
Mes pensées se bousculèrent, mon cœur s'emballa.
Et tandis que je remontai mes mains en direction de ma gorge, mes paupières se fermèrent. Je précipitai mes doigts entre les racines de mes cheveux, trempant mes poils et tâtant de la chaleur de mon cuir chevelu. Le flot d'eau provenant du pommeau de douche continuait à me tremper, telle une cascade, j'étais son socle, de l'eau me coulait entre les jambes, sur la pointe de mes seins, jusqu'à mes coudes, mes chevilles et orteils. Même mon dos ne put y échapper. De la tête au pied, j'étais noyée, enfouie sous ce tsunami de chaleur, il m'en brûlait la peau, il me marquait au fer rouge.
Ce ne fut que quelques minutes plus tard que je me décidais à bouger, le temps de reprendre possession de mon corps. Je me saisis d'un gel douche à la senteur fruitée, et fis usage de mes ongles et paumes afin de récurer ma chair jusqu'au sang.
Je snobai les picotements qui survinrent un peu partout sur mon corps, me mettant en garde.
J'ignorai le creux dans mon estomac me prévenant que je me situais sur une pente dangereuse.
À nouveau, j'oubliais tout.
À nouveau, je me souvenais de tout.
C'était une addition divisé, un oxymore qui me brûlait les neurones, un feu glacé qui me rendait malade. J'en avais les larmes aux yeux. Et je frottais. Mais je frottais. Je me nettoyais jusqu'à ne sentir que mes mains me toucher, j'ignorais le souvenir de ces mains violentes entre mes jambes, j'ignorais cette sensation d'être pincée et explorée un peu partout. J'ignorais ce sentiment d'humiliation, cette impression d'être réduite à l'état de proie.
Une simple brebis face au Prédateur.
Ce ne fut qu'étant pleinement satisfaite que j'acceptais de descendre en direction de mon ventre. Jugeant mes bras suffisamment purifiés, je les abandonnais à leur triste sort.
Frôlant la surface de mon nombril du bout de mes doigts, je sursautai. Une étrange réaction survint. Je levai le menton vers le pommeau et, les sourcils froncés, me mordis la lèvre inférieure. Je laissai mes bras retomber le long de mon corps. Un soupir fébrile s'échappa d'entre mes lèvres pendant que mon cœur s'emballait. Ses battements se firent plus désordonnés.
Et alors que je tentai de retrouver mon calme, une énorme secousse suivit d'un bruit assourdissant me prirent par surprise.
Je tournai la tête et vis une silhouette se dessiner devant l'entrée de la douche, quelque peu assombrie par l'absence de lumière ⸺il n'y avait qu'une vieille lampe torche sur l'évier pour faire le travail. Celle du plafond avait rendu l'âme deux mois plus tôt. Il avait laissé la porte grande ouverte, donnant sur le salon d'une obscurité angoissante, presque surnaturelle.
Une de ses mains se fraya un chemin sur la vitre de la cabine, il s'y tint.
« Je t'ai cherchée partout. »
Un sourire se dessina sur mes lèvres.
« Je suis là. »
Je me reculai de la source d'eau, ouvris mes bras et le laissai s'approcher. Jason passa ses bras autour de ma taille. Sans attendre, il me pressa contre lui, enfonçant son visage dans le creux de ma nuque.
« Il est quelle heure ? » demandai-je.
« Deux heure. »
« Mhh, tu rentres tard, ce soir. Qu'est-ce que tu faisais ? »
Il ne répondit pas.
« Jason ? »
« On s'en fiche, je suis rentré c'est le principal. »
Sa manière d'éviter ma question me contraria légèrement. J'aurais voulu en savoir plus, j'aurais voulu l'épauler, malheureusement, je n'étais plus l'oreille contre laquelle il pouvait se confier. Depuis qu'il était revenu d'entre les morts ⸺quelques mois auparavant, il était devenu méconnaissable. Jason me cachait tant de choses, j'étais d'ailleurs l'une d'entre-elles. Enfermée à double tours dans ce vieil appartement miteux, je n'étais pas mieux que le reste de ses secrets.
« Mhh, tu as raison. Bon retour à la maison, mon amour. »
Mes bras étaient passés autour de sa nuque, je les dépliai avec pour objectif de caresser ses joues. Tout en pressant la pulpe de mon pouce contre sa cicatrice, je plongeai mon regard dans le sien. Jason sursauta au contact. Il ne me repoussa cependant pas. Il conservait ses bras autour de ma taille trempée, lui toujours habillé.
Sa peau était chaude, de lui émanait une odeur métallique. Il n'était vêtu que d'un simple t-shirt vert foncé et d'un pantalon noir suivit de chaussettes. Rien ne me parut suspicieux et j'étais si comblée à l'idée de le retrouver que rien d'autre n'attira mon attention. Jason me serra contre lui. Il plaqua mes seins nus à son torse, mon bassin contre le sien et fit se toucher nos fronts. Je glissai mes doigts dans sa chevelure, soupirant un peu. Puis, je murmurai gentiment :
« Tu veux te doucher avec moi ? »
Jason hocha la tête.
Je reculai donc à l'intérieur de la douche et l'emportai avec moi. Immédiatement, nos lèvres se rencontrèrent. La cascade d'eau retomba du sommet de ma tête jusqu'à mes pieds pendant que je m'accrochais à lui si désespérément que j'en avais fermé mes paupières. Jason avait fait de même. Je le sentis se débarrasser de ses vêtements en même temps, il avait commencé par en bas, déposant de léger baisers sur mes lèvres lorsque ses mouvements nous forçâmes à nous séparer. Puis il s'était dépêché de faire pareil avec son t-shirt pour venir se presser entièrement contre ma silhouette.
Jason m'enferma dans une étreinte ardente, si chaude que la température brûlante de l'eau qui nous tombait dessus en aurait presque eu honte. La sensation de ses bras autour de moi, de nos torses se frottant l'un contre l'autre, nos lèvres se rencontrant sans une once de répit... C'était divin. À l'instar d'un festin royal dont les saveurs faisaient exploser mon cœur dans une symphonie de pulsations.
Je le sentais partout autour de moi.
Jason et moi ne faisions qu'un, nous étions à présent le socle de cette cascade humide, rongés par cette même eau, bougeant au même rythme et notre épiderme fusionnant de part cette chaleur qui nous faisait petit à petit fondre. J'en avais des vertiges. Mes poumons se fidèrent de dioxygène à la vitesse de l'éclair, je m'accrochais à lui, me cramponnais à sa chair et goûtais ses lèvres humides. Jason répondait à ma vivacité avec passion, il s'agrippait à la chair de mes hanches, frottait son corps nu au mien dans des mouvements erratiques. Ça n'avait rien de pressé ni de sexuel, c'était sensuel et séducteur. L'effort que nous faisions à nous embrasser ne signifiait pas notre empressement quant à ne faire qu'un, c'était plutôt sous l'emprise d'un fort sentiment de soulagement que nous agissions. J'étais heureuse de le retrouver, c'était de même pour lui.
Jason remonta une main en direction de ma nuque, il s'en saisit et rapprocha nos visages. Il contrôlait le tempo et l'intensité de notre baiser.
Ses lèvres se moulaient parfaitement à la forme des miennes, notre salive ne faisait qu'un, gênée à répétition par l'averse qui nous tombait dessus. Le goût métallisé provenant du pommeau de douche me fit grimacer, cependant les caresser qu'exerçait Jason sur ma nuque suffirent à me distraire. J'en venais à gémir contre lui.
Je poussais une petite plainte dans sa bouche, il répondit dans un grognement grave.
C'en était presque animal, primitif, la manière avec laquelle j'étais pressée contre lui, comme si sans lui je risquais de manquer d'air. C'était bien plus que ça en soi. Son étreinte était bien plus que deux simples mains qui me pressaient contre lui, c'était notre fusion; corps et âme, c'était une connexion qui allait au delà des mots, qui transcendait toutes les réflexions que j'avais pu avoir jusqu'à présent.
J'aurais pu mourir ainsi, les poumons écrasés par ma cage thoracique, la respiration saccadée et la gorge ravagée par des brûlures enflammées. Tout ça pour rester auprès de lui. Pour toujours et à jamais.
Toutefois, il fallut que Jason se recule.
Ses paumes de mains se posèrent sur mes épaules, il embrassa doucement mon front, puis l'arête de mon nez, et imposa quelques centimètres entre nous afin que nos regards puissent se croiser. Je papillonnai des yeux. Il nous fit sortir du dessous du pommeau, en direction de la sortie de la douche et arrangea ma chevelure avec une minutie attendrissante. Elle me fit fondre sur place, les pupilles pétillantes et le bas ventre en compote.
« Tu es encore plus belle que dans mes souvenirs. » il murmura.
« Jason... »
J'avais l'impression que mon cœur allait exploser.
« Merci d'être venue avec moi, merci de m'avoir suivi jusqu'ici. »
Jason embrassa le coin de ma bouche, puis ma mâchoire, puis ma tempe et il finit avec le milieu de mes sourcils. Il me dora de baisers, la prise de ses mains sur mon visage plus ferme que jamais.
« Je t'ai promis mondes et merveilles et j'y arriverai. » insista-t-il. « Tu mérites pas moins que ça, mon cœur. »
« Tant que tu me reviens. »
Je le pris par surprise en interceptant ses lèvres, je l'embrassai à mon tour.
« C'est tout ce que je veux. Toi. Toi et juste toi. Seulement toi. »
« Je t'aime. »
Une armée de papillons s'en allèrent chatouiller mon bas ventre. Je frémissai contre lui, incapable de réprimer le rictus qui prenait place sur mes lèvres.
« Moi aussi. »
Je l'embrassai.
« Je t'aime. Je t'aime. »
Tout était inhabituel depuis qu'il m'était revenu. J'avais appris son décès et m'étais immédiatement enfermée dans une dépression qui me fit frôler la mort du bout des doigts plus de fois que j'aurais aimé l'admettre. Malgré l'aide de ses frères, et de ses amis, il m'avait été impossible de tourner la page. Passer à autre chose après avoir aimé Jason Todd n'était pas une mince affaire. J'avais refusé tout type d'aide. Je m'étais enfermée dans ma chambre pendant des semaines entières et j'avais vécu avec pour simple compagnie le souvenir de son sourire et son odeur corporelle enduite sur ses vêtements. Lorsqu'il m'était revenu, j'avais cru devenir folle. Il était resté flou, je ne connaissais que les grandes lignes, la seule dont je me souvenais était sa proposition. Tout quitter le temps que les choses s'arrangent ou le quitter et définitivement tourner la page.
Alors oui, tout était inhabituel. De ce vieil appartement qu'il avait trouvé dans un des quartiers les plus miteux de Gotham, jusqu'à notre routine. Jason disparaissait presque tous les jours à faire je ne savais quoi. Parfois, il ramenait des tonnes de liasses d'argent qu'il cachait dans l'un des murs de notre cuisine, d'autre, il me revenait tout égratigné et m'empêchait de le questionner. Ce Jason était différent de celui que j'avais autrefois connu.
Celui que j'avais face à moi était plus sérieux, il avait perdu son éclat d'antan. Lorsque nous nous retrouvions, dans ces moments là, cette différence me dépaysait.
Cependant, une chose me restait familière : l'amour que je lui portais.
Lorsqu'il me caressait, m'embrassait, lorsqu'il me susurrait des mots doux au creux de l'oreille ou même lorsque nous ne faisions qu'un, il réveillait cette flamme de passion au sein de mon cœur, cette même flamme qui s'était embrasée la première fois que nos regards s'étaient croisés. Elle n'avait jamais disparu. Malgré tout Jason ne cessait de la raviver. À chaque toucher, parole, coup d'œil, il me faisait davantage l'aimer.
Je m'en fichais de ce qu'il me cachait.
Je me fichais de la provenance de tout cet argent.
Je me fichais de sa rancœur à l'égard de son père.
Je me fichais de tout tant qu'il me revenait vivant. Ma plus grande peur était de le perdre à nouveau, alors je refusais de le faire fuir avec toutes mes questions. J'avais juste besoin de savoir qu'il m'aimait et que jamais il ne me quitterait. Pour l'instant, Jason s'en sortait à merveille. Malgré le côté redondant de mon quotidien et mes conditions de vie inquiétantes, la pensée que je n'avais besoin que de lui pour être heureuse s'était rapidement certifiée.
Le sol à mes pieds aurait bien pu s'écrouler, il me suffisait d'entendre le son de sa voix et de sentir sa peau sur la mienne pour savoir que tout irait bien. Car tant qu'il était là, j'étais saine. J'étais complète. J'étais comblée.
Ma bouche trouva la cicatrice sur sa joue. Jason tourna la tête sur le côté, alors je le chassai et déposai un baiser sur sa mâchoire. Nous ne tardâmes pas à nous laver, l'eau de la douche ayant suffisamment coulé comme ça. Nous sortîmes de la salle de bain une dizaine de minutes plus tard. Vêtue d'un bas de jogging à lui et d'un simple soutien-gorge, je le suivis, main dans la main, jusqu'à notre lit ⸺un simple clic-clac dans le salon. Jason s'assit dessus et me guida sur ses cuisses, je pris place sans mal, ma poitrine collée à ses clavicules et mes bras passés autour de ses épaules.
L'appartement était minuscule, il n'y avait que deux pièces, un salon ⸺plus un petite cuisine, et une salle de bain. Dans un des murs était incrustée une armoire dans laquelle le peu de vêtements que nous avions étaient rangés. La qualité de l'endroit laissait à désirer, les murs, le sol et le plafonds manquaient d'isolation, les secousses provenant de la gare à côté handicapaient notre quotidien malgré les mois que nous avions déjà passé ici, nous n'avions jamais pu nous y habituer. Le frigo contenait mal nos restes de nourriture, il n'y avait pas de four et le micro-onde m'avait lâché la semaine dernière lorsque j'avais cherché à réchauffer mon bol de soupe. Sans parler du bazar qui traînait un peu partout dont nous étions responsables; entre bouts journaux, miettes de gâteaux, vêtements et sous-vêtements, objets parfois indescriptibles, CDs, cassettes, fils d'électroniques.
Nous vivions dans un chaos pur, avec au centre, juste lui et moi. Nous deux.
Je le sentais, toujours aussi proche de moi. Je le regardais dans le blanc des yeux, le corps chaud et un stupide sourire dessiné sur mes lèvres. Jason avait abandonné ses mains sur mes hanches, il jouait du bout de ses doigts avec l'élastique de mon ⸺son⸺ jogging. De cette manière, je me sentais invincible. Pas dans le sens où je me sentais forte, capable de tout surmonter, non. Je n'avais pas l'étoffe d'une héroïne. Malgré tout, je me sentais bel et bien invincible, je le devais à Jason. À ses côtés j'avais l'impression de ne rien risquer. J'étais certaine qu'il resterait à mes côtés, qu'il me protégerait : d'autrui, de mes souvenirs et traumatismes, de n'importe quoi. Tout ce qui aurait pu me blesser d'une quelconque manière.
J'aurais tout donné pour rester ainsi.
« T'as mangé ? » il me demanda.
« J'avais pas faim. »
Jason releva un sourcil.
« Tu m'as attendu, c'est ça ? Je t'ai déjà dit de pas le faire. » pesta-t-il dans un soupir. « Je t'avais laissé un peu d'argent sur le comptoir, t'y as même pas touché. »
« Je sais.. Mais m'en veux pas, j'étais persuadée que tu rentrerais tôt. »
« Je t'ai manqué ? »
« Quelle question... »
Il me pinça les hanches.
« Réponds, je sais que c'est vrai. »
« Eh ! »
Je plissai les yeux à la vue de son rictus taquin.
« Bien sûr que tu m'as manqué. Je t'ai attendu du matin jusqu'au soir. » marmonnai-je en roulant des yeux. « Tu mérites même pas que je te réponde. »
« Tu m'as manqué aussi, mon cœur. »
Je gloussai et me rapprochai de lui. Jason en profita pour lâcher mes hanches et plutôt les entourer de ses bras. Il me pressa contre lui, de nos bassins jusqu'à nos ventres et ma poitrine contre son torse. L'étreinte fut splendide, si romantique et passionnée. J'en eu des frissons. Le bout de nos nez se frôlèrent, finalement, nos fronts entrèrent en contact. Doucement, je vis ses yeux se fermer. Jason expira ensuite un doux soupir.
« Tu vas dormir ? » je l'interrogeai et passai mes doigts dans sa chevelure.
« Ouais, je suis crevé. » il répondit.
Son emprise sur mon corps me forçait à le suivre lorsqu'il me fit pivoter sur le côté et entrer en contact avec le matelas du clic-clac. Jason nous fit juste après reculer. Nous arrivâmes au niveau de nos oreillers respectifs, et il s'allongea sur moi, sans jamais lâcher mon estomac. De sa bouche, s'échappait un soupir d'aise. Sa tête se frotta à ma poitrine, il y trouva grand réconfort, sans ouvrir les yeux ne serait-ce qu'une fois. Je l'accueillais à bras ouverts. La vue de son expression détendue me sut suffisante. Ses traits étaient relâchés et les rayons lunaires provenant de la fenêtre juste à côté l'éclairait si joliment. J'en avais des papillons dans le ventre, le cœur qui pétillait. Il était magnifique, il m'était impossible de me lasser dès que mes yeux se posaient sur lui. J'étais irrésistiblement attirée par lui, charmée, envoûtée. Il m'était impossible de détourner le regard.
Jason déposa de doux baisers sur mon décolleté, il embrassa ma peau, me pressa contre lui. La manière dont il s'accrochait à moi était autant désespérée que passionnée. Je faisais de même en retour. Mes doigts se noyèrent dans sa chevelure corbeau, je l'agrippai et abaissai ma tête de manière à coller ma joue au sommet de son crâne.
C'était d'une perfection inconcevable.
Plus rien ne vint polluer mon esprit, je ne me souvenais plus de rien, n'omettais plus rien en retour. Tout ce qui comptait en cet instant se trouvait en mon sein, au creux de mon cœur. C'était lui, Jason Todd. Rien d'autre.
Je le vis s'assoupir, l'eus accompagné à l'aide de tendres caresses. Sa respiration s'était calmée, la force avec laquelle il m'eut précédemment maintenue en place disparue simultanément. Une demie heure s'écoula. Ne trouvant toujours pas le sommeil, j'étais malgré tout restée là, à ses côtés, attendrie par l'expression adorable sur son visage et tout autant intriguée par la cicatrice en forme de J incrustée dans sa joue. Je l'avais frôlé de mon pouce, j'avais ensuite embrassé sa tempe.
J'avais pris soin de lui aussi longtemps que possible. Morphée ne tarda pas à me voler, lorsque ma garde s'était baissée et que la fatigue avait commencé à me cueillir. Il m'accueillit à son tour et m'emporta dans le même monde de douceur dans lequel Jason avait déjà trouvé réconfort. Je l'y rejoignis avec hâte.
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uneessencesensible · 2 months ago
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N°1939 – Mardi 1er novembre 2022
Il y a beaucoup de positif aujourd’hui.
Le fait d’avoir su parler à la thérapeute. Le fait de cette lettre qui m’a fait du bien.
Ceci étant dit…
Je culpabilise, pour le coup, car il y a peu de choses qui ne vont pas.
Des infimes détails qui ne sont pas perpétuels.
Ils pourraient être mieux, c’est certain. Tout pourrait être mieux.
Mais, je dois accepter que, certaines choses, sont hors de mon contrôle. Que certaines choses ne peuvent être changer pour x ou y raisons.
Je vais réussir à penser autrement.
Á force de mettre en lumière ce genre d’instants, de trouver des solutions afin de casser « ma » façon de penser.
Il sait que c’est plus fort que moi. Il me soutient à sa façon, je le sais bien.
Il sait que je travaille dur pour que cela se reproduise le moins possible.
Aujourd’hui, je ressens l’après coup de ses derniers évènements.
Je dois raisonner mon inconscient à faire le contraire de ce qu’il veut. Il veut m’amener là où je ne veux pas aller. Où je ne devrais pas aller, car ce n’est qu’illusion et mensonge.
J’y arriverai. 
Car il y a beaucoup de positif dans de nombreux domaines.
Il n’y a qu’à regarder aujourd’hui.
Dis comme ça, je pourrais faire croire que tout va mal, mais c’est loin d’être le cas.
Mon esprit détourne les éléments à sa façon et ça ne simplifie pas la réalité.
C’est inconsciemment que je le fais, mais avec du recul, je m’aperçois que c’est moins fait par mécanisme.
Avec du recul, je remarque que je remets les choses dans le conscient afin de mettre en lumière mes sombres pensées.
La durée et la fréquence ont baissées, mais ce n’est encore ça. Il y a encore du travail.
C’est pour cette raison que je vois quelqu’un.
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alicedusstuff · 1 year ago
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Pensée nocturne_version française
Wukong n'a jamais écouté les conseils de Macaque. Chaque philosophie sombre était contrée par une pensée heureuse. Chaque avertissement était balayé d'un revers de la main, effacée d'un baiser, soufflée d'un câlin, ou épousseté de l'idée d'un idéal incertain. En soit, tout ce que le Macaque pouvait dire qui n’allait pas dans le sens du légendaire roi singe était ignoré de la plus belle des manières. Et ce n’est que maintenant, dans le creux de son lit, au milieu de la nuit, coincé dans les bras de la cruelle personne qui l’avait tant de fois rejeté et désiré à la fois, que l’esprit de Macaque lui fit un rappel bruyant de sa condition. 
"Wukong ne m'écoute pas…" réalisa Macaque. 
Et l'idée même que cette réalité se répète à nouveau dans le futur dans lequel il se trouvait le paralysait. Était-il sain de reprendre sa relation avec Wukong ? Non. Ça ne l'était certainement pas. Macaque savait plus que trop bien ce que l'un et l'autre voyaient en eux. Le singe de pierre voyait en Macaque, le compagnon fidèle et aimant qu'il regrettait avoir assassiné. Et le singe de l'ombre voyait en Wukong le doux bonheur brûlant qui l'avait forcé à tout nier pour se laisser consumer jusqu'à la tombe. 
C'était clair que si Macaque et Wukong s'étaient une fois  aimés sincèrement à leur premier "je t'aime"; ils n'aimaient tous deux chez l'autre,  aujourd'hui,  que le souvenir fané qu'ils représentaient. 
Aucun d'eux ne se connaissait plus. Leur mouvements restaient en synchronisation; mais ils n'étaient plus harmonisés de la même façon qu'avant. La différence entre ces deux faits était aussi fine et confuse que la différence entre amour et adoration. 
"Wukong ne m'aime pas." Réalise Macaque pour la seconde fois, tandis que son  souffle s'accélère. 
Le singe à la fourrure de jais se retourna dans son lit, et se blottit dans les bras de son compagnon. Depuis la destruction de la maison de Wukong sur la montagne de fleurs et de fruits, le singe de pierre était en cohabitation avec Macaque. La situation les avait rapprochés, et ils avaient alors décidé de reprendre leur relation, depuis longtemps brisée. Mais maintenant, Macaque doutait. Il aurait dû dormir. S'il s'était endormis,  il n'aurait pas pensé autant. Pourquoi diable ne dormait-il pas ? 
Macaque ferma fortement les yeux. Ses muscles se tendirent sous l’effort, comme si tout son corps essayait de le forcer à dormir. Malgré tout, le geste ne fait que rendre Macaque encore plus conscient de ses pensées parasites. Il ne devrait pas penser. Il ne devrait vraiment pas laisser son esprit lui jouer des tours. Mais il n’y pouvait plus rien. Chaque tentative mise en œuvre pour faire disparaître les pensées sombres était conclue par une vague encore plus forte de pensées obscures. 
Dieux! N'allaient-elles pas se taire !?
-Macaque. 
Le cœur de Macaque loupa un battement et ses oreilles s’agitèrent une seconde. Macaque tentait de regarder autour de lui. Il leva les yeux vers Wukong pour voir si ce dernier dormait réellement. 
Avait-il imaginé la voix du sage ? 
Le souffle de Macaque s’arrêta, uniquement pour écouter la respiration de Wukong, s’assurer de si ce dernier était bien celui qui avait ouvert la bouche, ou s’il avait juste entendu une voix. 
Cela lui arrivait souvent à l’époque. Les ombres lui sussuraient toujours un aperçu du futur, ou du passé de temps à autre. Et c’était si réel que Macaque avait du mal à les différencier de la réalité. Mais ces derniers siècles, il avait été seul quand ces manifestations vocales lui étaient arrivées. 
Le souffle de Wukong était régulier, et lourd. Sa peau était chaude. Et bien que Macaque adorait se coller à cette fourrure qui sentait le soleil; il était, là maintenant, bien trop concentré à s’assurer du fait que Wukong dormait bel et bien. 
-Wukong ? 
Murmurra Macaque, incertain, malgré le fait évident que son compagnon n’avait pas pipé mot. La respiration de Wukong changea de rythme, comme si ce dernier s'était réveillé à l’appel de Macaque. Mais non. Il dormait toujours. Macaque le savait. Le singe de l’ombre sourit, satisfait, et mis à l’aise dans les bras de Wukong; s’agitant comme un petit oiseau qui essayait de s'ébrouer pour retirer la pluie de ses plumes. Puis, quand il fut enfin bien installé, il ferma les yeux encore, essayant de remplacer ses inquiétudes par le battement de cœur de l’homme qu’il aimait. 
-Je t’aime Mac…
Macaque se tendit et leva des yeux surpris vers Wukong dont le rythme reprit un ton plus agité, laissant échapper au sage quelques ronflements. C’était une phrase dite de façon incompréhensible. Les paroles d’une personne endormie. Peut-être même que ce n’était rien de plus que les mots échappés tout droit des rêves de Wukong, mais Macaque les avait entendus de façon bien trop claire. 
Wukong avait dit qu’il aimait Macaque. Il avait dit Mac! Pas Liu Er. Wukong n’avait pas utilisé l’ancien nom de Macaque. Il avait…Wukong a…il aimait…il…!
Le cœur de Macaque battait trop vite dans sa poitrine. Il cognait si fort que le singe de l’ombre eut peur que le son réveille Wukong. Oh par pitié, faites que Wukong ne se réveillerait pas. 
Si il le faisait, il verrait certainement le visage rouge de Macaque, et le sourire qu’il était incapable de faire disparaitre. Les yeux du singe à la fourrure de jais montreraient certainement tout l’amour qu’il portait à Wukong? et Macaque n’était pas prêt à ce que Wukong voit cette expression de lui. Ce serait tellement honteux. Il se sentirait si déshonoré, si Wukong découvrait à quel point des mots aussi simples avaient excité le singe à ses côtés. 
C’était stupide de penser ainsi. Mais le Macaque serait prêt à tuer Wukong, plutôt que de lui avouer combien une simple phrase avait été efficace. Suffisamment pour lui permettre d’effacer ses doutes, et lui permettre de dormir à nouveau.  Dieu! Macaque détestait tellement Wukong! Ce crétin était beaucoup trop adorable pour le bien du singe de l’ombre. 
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46snowfox · 8 months ago
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Reiji Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 2
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[Capítulo 1]
Lugar: Mansión Scarlet, habitación disponible
Yui: Nn… nn…
Yui: (¿Ya es hora de despertar…? ¿Cuánto tempo habré dormido?)
Yui: Aah… Parece que no dormí muy bien. La cabeza todavía me da vueltas…
Yui: (Incluso tras despertar sigo en esta habitación… Lo sabía, no fue un sueño.)
Yui: (Esta no es la mansión Sakamaki. Ni siquiera estamos en Kaminashi. ¿En dónde estamos?)
Yui: (Además, los recuerdos de todos han sido alterados. Han olvidado quienes son en realidad—)
Yui: (Están peleando junto a hermanos falsos en la batalla por convertirse en el rey supremo.)
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Yui: La fría mirada de Reiji-san… es similar a la que tenía cuando nos conocimos.
Yui: No, no puedo seguir deprimida. Conseguí recuperar mis recuerdos.
Yui: ¡Así que debe haber alguna forma de que Reiji-san y los demás también los recuperen…!
Lugar: Mansión Scarlet, pasillo
Yui: (¡En vez de encerrarme en mi habitación debo salir y explicarles a todos esta extraña situación…!)
Yui: (Aunque… cuando se lo dije ayer a Reiji-san, él no me hizo caso.)
Yui: (¿Qué debo hacer para que entiendan…?)
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Reiji: …Está bien que te sumerjas en tus pensamientos, pero hazme el favor de no volver a romper algo.
Yui: ¡¿Kya?! ¿Qué haces aquí Reiji-san?
Reiji: Yo estaba aquí primero. Tú fuiste quien se aproximó hasta aquí con un aura deprimente.
Yui: (Uuh… Estaba tan centrada en mis pensamientos que no me di cuenta.)
Yui: (Pero, ¿qué estará haciendo en el pasillo?)
Yui: Ah, ¿un murciélago? ¿Es tu familiar, Reiji-san?
Reiji: Sí, buena deducción. Le pedí que investigara los alrededores de las casas enemigas.
Yui: Ya veo.
Yui: (…Es probable que también le haya encargado a un familiar que me vigile siempre…)
Yui: (No, no lo haría, ¿o sí?)
Reiji: Parece que ni los Orange ni los Violet han empezado a moverse.
Yui: Ehm, ¿y qué pasaría si empezaran a moverse?
Reiji: ¿Por qué hablas como si no fuera asunto tuyo? En tal caso empezaría en la que nos mataríamos entre nosotros para obtenerte.
Yui: ¡¿Matarse… entre ustedes?!
Reiji: Actualmente estás en nuestra casa. Nuestros enemigos te desean para obtener la información que los convertirá en rey supremo.
Reiji: La presencia que reina por sobre todos— Podrías decir que nuestra misión es convertirnos en el rey supremo.
Reiji: Formar parte de una batalla sanguinaria con tal de alcanzar ese fin no es nada.
Yui: No puedo creerlo…
Yui: (Pero es verdad… lo vi en la iglesia, todos tomaron sus armas y pelearon entre ellos.)
Yui: (¡A este paso empezarán a matarse entre sí…!)
Yui: (Tanto Reiji-san como el resto de los Sakamaki…)
Reiji: ¿Qué ocurre? ¿Ahora que eres consciente de que todos van tras de ti te has asustado?
Reiji: No tienes nada que temer. Yo jamás le daría a mis enemigos ninguna oportunidad para atacar.
Yui: Ya… ya veo…
Yui: (Te equivocas… Reiji-san. Yo no estoy preocupada por mí.)
Yui: (Sino de ustedes…)
Reiji: Muy bien, ya recibí mi informe, así que volveré a mi habitación.
Reiji: ¿…Qué sucede? Parece que sigues en las nubes.
Yui: ¡No! E-estoy bien.
Reiji: …Ya veo. Procura no causarme problemas. Nos vemos.
Yui: Su misión es convertirse en el rey supremo… Eso no es más que una memoria inventada.
Yui: (Al igual que cuando me hicieron creer que era la Eva legendaria—)
Yui: (Es probable que a todos les hayan implantado la idea de que deben convertirse en el rey supremo.)
Yui: Tengo que conseguir que recuperen sus verdaderas memorias. O de lo contrario la batalla empezará…
Yui: (No puedo quedarme quieta. ¡Necesito a alguien de esta mansión que me escuche…!)
Yui: (Me encantaría que Reiji-san me hiciera caso, pero en su estado actual lo veo difícil. ¿Quién más podría ser…?)
Yui: (Omitiendo a Reiji-san, quienes están en esta casa son Shu-san, Yuma-kun y… Kino-kun.)
Yui: ¿Kino-kun…? Ahora que lo pienso, es el único al que no conocía. ¿Será conocido de alguien más…
???: …Uh.
Yui: ¡Kya! ¡Pisé algo!
???: ¿…Cómo que “algo” …? ¿Me pisas y me llamas así?
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Yui: ¡¿Shu-san?! ¡L-lo siento mucho!
Yui: ¡No pensé que estaría durmiendo aquí…!
Shu: En dónde duerma es asunto mío.
Yui: T-tienes razón.  Pero si duermes en el pasillo corres el riesgo de ser pisado, sería mejor que durmieras en tu habitación…
Shu: ¿Por qué debo recibir órdenes tuyas?
Yui: (Uuh… Está de muy mal humor.)
Shu: ¿Y? ¿Cuánto tiempo más vas a estar allí parada? Estorbas, así no puedo dormir.
Yui: ¡Lo siento, me iré ahora mismo!
Yui: (Ah, espera, si no puedo hablarlo con Reiji-san, entonces podría intentarlo con Shu-san.)
Yui: Disculpa, ¿podrías escucharme un momento?
Shu: ¿Sobre qué…?
Yui: Es probable que no lo recuerdes, pero tú eres el hijo mayor de la familia Sakamaki.
Yui: Actualmente los recuerdos de todos ustedes han sido alterados… y debido a eso han olvidado quienes son en realidad.
Yui: De momento estoy pensando en cómo conseguir que todos recuperen sus verdaderas memorias.
Shu: …Primero me pisas y luego empiezas a hablar de cosas sin sentido.
Yui: (L-lo sabía, no me creyó…)
Yui: ¿No recuerda nada? ¡Puede ser lo que sea, la mansión Sakamaki o sus hermanos!
Shu: ¿Por qué estás tan exaltada…? Oh, ahora que recuerdo, Reiji lo mencionó.
Yui: ¿Eh…?
Shu: Dijo que tuviéramos cuidado con Eva porque intentará que le prestemos atención diciendo cosas raras.
Yui: ¡…! ¡Esa no es mi intención…!
Shu: ¿Ahora me molestas a mí porque Reiji no te hace caso?
Shu: Aunque supongo que puedo usarte para matar el tiempo.
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Yui: ¡Kya! ¡¿Qué vas a hacer?!
Shu: Quieres que te presten atención, ¿no? Voy a succionar un montón de tu sangre, así que quédate quieta.
Yui: ¡Por favor detente…! No lo hacía por querer atención…
Yui: (No consigo quitármelo de encima. Esto no era lo que yo quería…)
Shu: Interrumpiste mi sueño y me hiciste escuchar una historia sin pies ni cabeza.
Shu: Así que, ¿no crees que merezco beber tu sangre como compensación?
Yui: Lo que dije tiene sentido. Es solo que ustedes no recuerdan nada…
Yui: ¡No sé por qué, per es un hecho de que las memorias de todos han sido alteradas!
Shu: Cállate. ¿Crees que tienes derecho a negarte? Mejor esfuérzate por aguantar.
Yui: ¡N-no…!
Yui: (¡Sálvame Reiji-san…!)
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Reiji: ¿Qué están haciendo?
Yui: (Reiji-san…)
Shu: …Reiji.
Reiji: Eva es la llave para convertirse en rey supremo. ¿Te parece bien que la tengas tú?
Reiji: Yo soy el mayor de esta casa, yo soy adecuado para ese puesto. A ti no te queda.
Shu: Aah… que pereza…
Shu: No tengo interés por convertirme en el rey supremo. Haz lo que quieras. Nos vemos.
Yui: Ah, Shu-san…
Yui: (Desistió de la idea de beber mi sangre, pero al final no me escuchó…)
Reiji: Ese hombre, no puedo bajar mi guardia con él… ¿Acaso planeaba robar a Eva para que él pueda gobernar?
Reiji: No, dudo que ese perezoso tenga tales aspiraciones… Ahora debo centrarme en otra cosa.
Yui: ¿Eh?
Reiji: Planeabas ofrecer tu sangre con tal de ganarte el favor de Shu. Que deplorable…
Reiji: ¿Cómo conseguiste motivar a ese hombre? Es aterrador.
Yui: ¿Qué…? Es un malentendido. ¡Yo no intentaba conseguir nada de él!
Reiji: Basta de excusas. No perdonaré que eligieras a ese hombre en lugar de a mí.
Reiji: Parece que tendré que volver a enseñarte quién es tu propietario—
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Yui: ¡Duele…! ¡Es un malentendido! Solo estaba hablando con Shu-san…
Reiji: Cierra la boca. No acepto ni que pronuncies el nombre de ese hombre.
Yui: (¿…Está enojado? ¿Por qué le molesta tanto…?)
Reiji: Yo soy más habilidoso y tengo mejor posición, entonces… ¿Por qué eliges a ese hombre?
Reiji: ¿Qué es lo que me falta? Comparado a ese hombre, ¿qué es lo que carezco? ¡Habla!
Yui: No podría compararlos…
Yui: (Espera, esta… esta ira le pertenece al verdadero Reiji-san.)
Yui: (Es el sentimiento de inferioridad que Reiji-san posee al haber vivido siendo comprado con su hermano mayor, Shu-san…)
Yui: (Lo sabía, ¡en algún lado de su interior todavía conserva sus recuerdos!)
Reiji: Guardar silencio no te salvará. Nn… nn…
Yui: ¡…No…!
Yui: (Es más agresivo que ayer… Sus colmillos se clavan profundamente en mí…)
Reiji: Tu rostro se retuerce de dolor. Este es tu castigo por mirar lascivamente a otro hombre.
Reiji: Legendaria Eva. Yo soy la opción adecuada para ti. ¿Me equivoco? Responde.
Yui: Yo no soy la legendaria Eva…
Reiji: ¡No repliques…! Nn… Nn…
Yui: Ah… ¡Reiji-san…! ¡Te lo ruego…! Escúchame.
Yui: Se supone que en esta familia… ¡Eres el mayor! ¡¿Verdad?!
Reiji: Sí, ya te lo he dicho varias veces. Soy el hijo mayor de mi familia.
Yui: ¿Entonces por qué…? ¿Por qué estás tan celoso de Shu-san…?
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Reiji: ¿Ah…? ¿Celoso? ¿De ese hombre…?
Reiji: Qué ridiculez… ¿Por qué debería estar celoso?
Yui: Dices eso, sin embargo, Reiji-san… inconscientemente te comparas con Shu-san.
Yui:  Por eso te molesta que estuviera con Shu-san. ¿Me equivoco…?
Reiji: Pues…
Yui: Puede que no lo recuerdes… pero en algún lugar de tu ser lo sabes.
Yui: Reiji-san en realidad… eres el hermano menor de Shu-san y eso siempre… te ha atormentado.
Reiji: Yo… ¿Soy su hermano menor?
Reiji: …Ugh…
Yui: (¿Reiji-san…?)
Podría escapar♟
Preocuparte por Reiji♙
Podría escapar:
Yui: (Dejó de sostenerme con tanta fuerza. Podría escapar ahora…)
Yui: (Pero Reiji-san parece estar en mal estado, no puedo abandonarlo.)
Reiji: Aah… parece que ya ha parado…
Preocuparte por Reiji.
Yui: ¡¿Reiji-san…?! ¿Estás bien…?
Reiji: …No es nada. Ya pasó.
Fin de las opciones
Yui: ¿Te sientes mal…?
Reiji: No, no es la gran cosa. Supongo que tu sangre me afectó.
Yui: (¿Mi sangre? Hasta ahora nunca le había provocado algo así…)
Reiji: Parece que me alteré…
Reiji: Si dices que no intentabas ganarte el favor de ese hombre, entonces te creeré, por ahora.
Reiji: Sin embargo, si esta situación se repite quiero que sepas que te aguardará un duro castigo.
Yui: Ah… ¡Espera Reiji-san! Por favor escúchame…
Yui: (Ese pudo haber sido un desencadenante para que recuperara sus recuerdos…)
Reiji: ¿Quieres que te escuche? Oh, ¿sobre eso de que estaba celoso de aquel hombre?
Reiji: Abstente de hablar de semejante tontería. Si no quieres disgustarme, entonces guarda silencio.
Yui: No puede ser…
Yui: (Y yo que pensé que iba a recordar todo…)
Yui: (Pero no tengo dudas de que la ira de antes era aquella que se encuentra fuertemente arraigada en Reiji-san.)
Yui: (Sus recuerdos no han sido eliminados. Solo están dormidos.)
Yui: (Necesito averiguar cómo despertarlos—)
[Capítulo 3]
[Masterpost]
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heautontimorumenxs · 3 months ago
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Septiembre amarillo
Como no planeo todavía hacer un post en mis redes donde me siga gente conocida, prefiero hacerlo acá. En parte porque justamente no me siguen amigos ni familiares, y en parte también porque es acá donde pasé las peores noches, los peores días, donde mi adolescencia se hundía y todas las etiquetas que seguía me hacían entender que había más personas sufriendo lo mismo.
La depresión me fue diagnosticada a los 19 después de un intento de suicidio, pero siguiendo el hilo de las conductas por las cuales me diagnosticaron, pude remontarme a los 11 años. Si el alta me la dieron a los 21, quiere decir que fue una década completa bajo la depresión. En el medio pasé un par de cosas que, antes de que pasaran, pensé que no iba a poder sobrevivirlas. Y acá estoy.
Serían incontables las veces que me hice daño, de hecho en el fondo de este blog se esconden posts que escrib�� en algunas de mis peores noches. Jamás le vi la salida a nada. Fueron años enteros, una adolescencia completa y parte de otras etapas completamente arruinadas por la depresión, las ganas de lastimarme y de no estar más acá.
Pero pude. Hoy no digo que no sufra, que no pelee. Sigo teniendo que ser consciente de acciones que me dañan o que potencialmente lo podrían hacer y tratar de cambiarlas. Pasé por cinco psicólogas y una psiquiatra, no me internaron porque mi familia no lo quiso y directamente me atendí de forma ambulatoria. Incluso en plena etapa de atención con la psiquiatra seguía pasándola mal, pero de fiesta. Mezclaba alcohol con ansiolíticos que le robaba a mi abuela y tenía actitudes bastante riesgosas que hoy en día miro y digo "menos mal que zafé de que me pase algo en todas".
Hoy sé que no puedo quedarme todo el día en cama, que el pijama tengo que cambiármelo y ponerme ropa aunque sea de entrecasa, que no puedo dormirme a las 5 y despertarme a las 16 hs; que tengo que generarme una rutina sana en la cual no me deje ganar por las ganas de no hacer nada. Porque cuando no hago nada es cuando me ataca toda esa oscuridad. Hoy en día cada herramienta que me dieron mis psicólogas ya fue puesta a prueba, y uso las que a mí mejor me sirven.
Es raro cuando después de mucho me dan crisis algo más fuertes de lo normal, pero con el tiempo estoy aprendiendo a sobrellevarlas. Y trato de no frustrarme, porque la frustración es quizá uno de los peores enemigos en el camino de mejorar la salud mental. Un tropezón no es caída, es un aprendizaje, y bien que aprendí estos años.
No es un texto para generar notas ni nada, es un texto para que el que lo quiera leer sepa que hay salida. Es larga, cuesta, hay días peores y hay días mejores. Y estar atento a las señales de qué acciones o momentos te hacen sentir peor. Lo importante es intentar, buscar lo que a uno más le sirva para salir. Alejarse de gente que no suma, hacer algo bonito, algo que distraiga. Y hablar. Hablar ayuda. No cura pero ayuda muchísimo.
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mrsines · 16 days ago
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Destinée Ensorcelée
Chapitre 5 : Un poison mortel
⚝──⭒─⭑─⭒──⚝
Le soleil se levait doucement à l'horizon, projetant des rayons dorés qui dansaient sur la surface de la terre. Les premiers éclats de lumière filtraient à travers les rideaux, créant un jeu de lumière délicat dans la pièce. Lucillia, enveloppée dans une douce chaleur, respirait profondément, se laissant envahir par un parfum floral enivrant qui flottait dans l'air. C'était un mélange subtil de jasmin et de roses, qui évoquait des souvenirs de jardins en fleurs.
Elle se sentait si bien, comme si le monde autour d'elle était en parfaite harmonie.En ouvrant lentement les yeux, Lucillia réalisa qu'elle était blottie contre Lilia. La sensation de sa chaleur contre elle était réconfortante, et elle pouvait sentir le rythme apaisant de sa respiration.
Les cheveux de Lilia, légèrement ébouriffés, caressaient le visage de Lucillia, ajoutant une touche de tendresse à ce moment déjà intime.
Lucillia se sentait bien, mais une légère gêne s'installait en elle, rendant la situation un peu délicate. Elle était consciente de l'intimité de leur position, ce qui la rendait à la fois heureuse et nerveuse. Le doux parfum des fleurs flottait toujours dans l'air, mais maintenant, il était mélangé à une tension subtile, presque palpable.
Lilia commença à se réveiller doucement, ses yeux encore embrumés de sommeil. Lorsqu'elle posa son regard sur Lucillia, leurs yeux se rencontrèrent, et un sourire timide se dessina sur son visage. Ce moment partagé était chargé d'émotions, à la fois joyeux et un peu gênant. Lucillia pouvait voir la lueur de bonheur dans les yeux de Lilia, mais aussi une légère hésitation, comme si elles comprenaient toutes deux la complexité de leur situation.
Avec délicatesse, Lilia glissa une mèche de cheveux derrière l'oreille de Lucillia, un geste tendre qui trahissait une affection profonde. Ses doigts effleurèrent la peau de Lucillia, provoquant un frisson agréable. Lilia, avec une voix douce, lui demanda si ça allait mieux. Cette simple question résonna dans l'air, créant un pont entre leurs émotions. Lucillia, touchée par cette attention, sentit son cœur s'accélérer, alors qu'elle cherchait les mots pour exprimer ce mélange de sentiments qui l'envahissait.
Les deux femmes s'assirent , leurs corps se détendant lentement après une nuit de sommeil troublé. Lucillia, les yeux brillants d'une lueur d'inquiétude, regarda Lilia avant de commencer à partager son étrange rêve.
« Tu sais, j'ai fait un rêve vraiment bizarre cette nuit, » commença Lucillia, sa voix tremblante trahissant une légère nervosité. « J'étais allongée sur un lit de camp, attachée, et il y avait un homme qui… qui m'électrocutait pour essayer de prendre mes pouvoirs..C'est très étrange. Je ne comprends pas pourquoi je rêverais de ça, parce que je n'ai aucun pouvoir. Je suis juste… moi. » 
Lilia se tenait là, le cœur battant, submergée par une vague d'émotion. Ses yeux se posèrent sur le collier de Lucillia, un bijou délicat qui brillait doucement sous la lumière ambiante. Les pierres, aux teintes noir, captaient la lumière avec une grâce presque hypnotique. 
Avec une lenteur mesurée, Lilia tendit la main, ses doigts effleurant le collier. Lorsqu'elle le prit entre ses mains, un frisson parcourut son corps. La texture du métal froid contrastait avec la chaleur de la peau de Lucillia. En soulevant le collier, ses doigts touchèrent légèrement la peau délicate de la jeune femme. Ce contact, bien que léger, provoqua un léger frisson chez Lucillia, qui se raidit un instant, comme si une onde de chaleur l'avait traversée.
Lilia observa attentivement chaque détail du collier, ses pensées se perdant dans la beauté de l'objet. Elle pouvait sentir la présence de Lucillia à ses côtés, une aura de tendresse et de vulnérabilité enveloppant l'espace. Dans ce moment suspendu, le monde extérieur semblait s'effacer, laissant place à une intimité palpable.
Lucillia, quant à elle, restait immobile, ses yeux rivés sur le collier, mais aussi sur Lilia. L'atmosphère était chargée d'un mélange de tendresse et de compréhension silencieuse. Lilia, absorbée par ce moment, ressentait un lien profond avec son amie, un lien qui transcendait les mots et les gestes. Ce simple instant, marqué par la douceur d'un contact, devenait une mémoire gravée dans leurs cœurs, un symbole de leur amitié et de leur soutien mutuel.
« Je pense que ce collier vient de quelque chose de bien plus puissant que nous, » commença Lilia, sa voix tremblante d'émotion. « Je crois qu'il bloque tes pouvoirs et te protège. »
Lucillia, les sourcils froncés, observa son amie avec une expression de doute. « Mais Lilia, je ne veux pas être limitée. Si ce collier m'empêche d'utiliser mes capacités, je dois l'enlever. »
Lilia secoua la tête, sa détermination se renforçant. « Non, Lucillia. Ce n'est pas une bonne idée. Tu ne sais pas ce qui pourrait arriver si tu le retires. Ce collier est là pour une raison. »
Lucillia, hésitante, porta une main à son cou, caressant le collier avec ses doigts. « Mais je me sens emprisonnée. Je veux être libre de mes choix, de mes pouvoirs. »
Lilia  posant une main réconfortante sur l'épaule de Lucillia. « Je comprends, vraiment. Mais pense à ce que ce collier a fait pour toi jusqu'à présent. Il t'a protégée des dangers que tu ne peux même pas imaginer. »
Les yeux de Lucillia s'illuminèrent d'une lueur d'inquiétude. « Et si je ne peux plus jamais retrouver mes pouvoirs ? »
« Peut-être qu'il y a un équilibre à trouver, » répondit Lilia, sa voix douce mais ferme. « Pour l'instant, tu dois le garder. Nous devons explorer cela ensemble, trouver une solution après la route. »
Lucillia baissa les yeux, son esprit tourbillonnant de pensées contradictoires. Elle savait que Lilia avait raison, mais le désir de liberté la tiraillait. « D'accord... »
Lilia sourit, soulagée. « C'est tout ce que je te demande. Nous ferons cela ensemble, je te le promets. »
Dans ce moment partagé, une compréhension profonde se formait entre elles, un lien renforcé par la confiance et le soutien mutuel.
☆○o。  。o○☆
Agatha marchait aux côtés des autres sorcières, son cœur lourd alors qu’elles se dirigeaient vers la prochaine épreuve. Les feuilles craquaient sous leurs pieds, et le vent frais portait avec lui l'odeur des pins. Pourtant, son esprit était ailleurs, focalisé sur une seule personne : Ivana.
Chaque pas qu'Agatha faisait semblait plus lourd à cause de l'absence de contact entre elles. Depuis leur dispute, un silence pesant s'était installé, et elle ne pouvait s'empêcher de jeter des coups d'œil furtifs vers Ivana. Cette dernière marchait un peu en avant, le regard fixé droit devant elle, comme si elle était déterminée à ignorer tout ce qui l'entourait.
Agatha se remémorait leur dernière conversation, les mots durs échangés, et la douleur qui avait suivi. Elle se sentait coupable, mais aussi triste. C'était comme si un mur invisible les séparait, et chaque instant sans dialogue ne faisait qu'aggraver la situation. Elle se demanda si Ivana ressentait la même chose, si elle aussi éprouvait ce vide entre elles.
Les autres sorcières discutaient entre elles, leurs voix s'élevant dans l'air frais, mais Agatha ne pouvait prêter attention à rien d'autre qu'à Ivana. Elle se demanda si elle devrait faire le premier pas, mais la peur de la rejeter à nouveau la paralysait.
Agatha inspira profondément, décidant qu’elle ne pouvait plus rester silencieuse. Elle se rapprocha d’Ivana, son cœur battant la chamade, prête à briser le silence qui les isolait. 
« Ivana, attends... » commença-t-elle, mais les mots restèrent coincés dans sa gorge, hésitants et fragiles.
Ivana se retourna lentement, ses yeux sombres se posant sur Agatha, une lueur d'interrogation dans son regard. Le vent jouait avec ses cheveux, les faisant danser autour de son visage. Elle plissa légèrement les yeux, comme si elle essayait de percer le mystère qui entourait le silence d'Agatha.
« Qu'est-ce qu'il y a ? » demanda Ivana, sa voix à la fois douce et tranchante, comme une lame cachée sous un sourire.
Agatha, le cœur battant, sentit la tension palpable entre elles. Elle hésita un instant, puis prit une grande inspiration. « Est-ce que tu comptes ne pas me parler encore longtemps ? » Sa voix tremblait légèrement, mais elle s'efforça de paraître résolue.
Ivana la fixa, son expression se durcissant. Un silence lourd s'installa, chargé d'émotions non dites. Finalement, elle répondit, la voix froide comme la glace : « Je l'ai fait pendant 19 ans, ça t'a pas gêné. »
« Je suis désolée, » dit finalement Agatha , sa voix tremblante mais sincère. « Je ne voulais pas que ça soit comme ça entre nous. »
Ivana tourna à nouveau son regard vers Agatha, une lueur d'espoir commençant à percer la façade de son visage. «Mmh »
Leurs regards se croisèrent, et dans ce moment fragile, elles savaient qu'elles avaient une chance de reconstruire ce qui avait été brisé.
☆○o。  。o○☆
Nouveau jours, nouvelle épreuve, celle de Jen. Le coven entra dans la maison, qui était assez simple, presque BCBG, tout comme les tenues des sorcières. Les murs étaient pastel  créant une atmosphère à la fois mystérieuse et familière.
Lucillia se tenait devant un miroir, le visage marqué par l'inquiétude. Elle scrutait son reflet, ses traits tirés et ses cheveux .
« Je suis horrible ! » s'exclama-t-elle, une note de désespoir dans sa voix.
Ivana, qui se tenait un peu plus loin, leva les yeux vers elle. Elle s'approcha, un sourire réconfortant sur les lèvres.
« Tu as tort, Lucillia. Tu es magnifique comme ça, » lui répondit-elle avec assurance.
Lucillia tourna la tête, surprise par la déclaration d'Ivana. « Vraiment ? » demanda-t-elle, l'incrédulité teintant sa voix.
« Oui, vraiment ! » insista Ivana. 
Les mots d'Ivana semblaient apaiser Lucillia, et un léger sourire commença à se dessiner sur ses lèvres. Elle se redressa, prenant une profonde inspiration, prête à affronter l'épreuve qui les attendait.
Les mots d'Ivana semblaient apaiser Lucillia, et un léger sourire commença à se dessiner sur ses lèvres. Elle se redressa, prenant une profonde inspiration, prête à affronter l'épreuve qui les attendait.
Lilia se tenait à l'écart, son regard fixé sur la scène qui se déroulait devant elle. Les deux jeunes femmes, Ivana et Lucillia, semblaient enveloppées dans une bulle de complicité, leurs rires légers flottant dans l'air comme des notes de musique. Lilia, cependant, ne pouvait pas se laisser emporter par cette atmosphère joyeuse.
Chaque geste de Lucillia, chaque sourire qu'elle offrait à Ivana, était comme une aiguille qui piquait le cœur de Lilia. Elle observait la façon dont la lumière jouait sur les cheveux de Lucillia, les mettant en valeur, accentuant sa beauté naturelle. Ses traits délicats, sa peau éclatante, tout chez elle semblait rayonner une grâce que Lilia ne pouvait s'empêcher de jalouser.
Lilia se tenait droite, les bras croisés. Une vague de frustration l'envahissait à chaque compliment silencieux qu'elle percevait dans le regard admiratif d'Ivana. Elle détestait cette scène, détestait l'idée que quelqu'un d'autre puisse voir Lucillia comme elle-même l'avait toujours vue.
Son cœur battait plus vite, une colère sourde montant en elle, mêlée à une profonde tristesse. Lilia détourna finalement le regard, incapable de supporter plus longtemps cette vision. Elle s'éloigna lentement, la jalousie et la douleur la suivant comme une ombre persistante.
Jen se tenait au milieu de la pièce, une expression de confusion sur son visage. Ses yeux scrutaient chaque recoin, mais il n'y avait aucun indice, aucune réponse à ses questions. Elle se sentait perdue, comme si elle naviguait dans un brouillard épais.« Qu'est-ce que je suis censée faire ? » murmura-t-elle pour elle-même, la frustration palpable dans sa voix.
Ivana, quant à elle, avait un regard curieux. Elle observait les murs ornés de motifs étranges, mais son attention fut soudain captée par une magnifique plante qui trônait dans un coin. Ses feuilles brillantes et ses fleurs colorées semblaient presque magiques.
« Regarde comme c'est beau ! » s'exclama-t-elle, émerveillée, en se penchant vers la plante pour l'examiner de plus près.
Jen, réalisant ce qui allait se passer, cria avec une inquiétude croissante : « Non, n'y touche pas ! »
Mais c'était déjà trop tard. Ivana avait posé ses doigts délicats sur les pétales éclatants, un sourire d'innocence sur le visage. Un silence lourd s'installa dans la pièce, et Jen sentit son cœur s'emballer. Elle s'approcha rapidement, son regard fixé sur la plante, craignant les conséquences de ce geste imprudent.
« Qu'est-ce que tu fais ?C'est dangereux ! » s'écria-t-elle, la voix pleine de panique.
Jen se pinça les lèvres, son esprit tourbillonnant d'angoisse. Elle savait qu'elles auraient dû faire preuve de prudence, mais maintenant, il était trop tard pour revenir en arrière.
Ivana était à genoux sur le sol, son visage blême trahissant la douleur qui la rongeait. Ses veines, habituellement d'une couleur saine, commençaient à virer au noir, comme si le poison se répandait à travers son corps. Elle haletait, essayant de reprendre son souffle, mais chaque inspiration semblait plus difficile que la précédente.
Agatha, qui observait la scène avec une terreur grandissante, s'approcha d'Ivana à grands pas. Elle tendit les bras juste à temps pour la rattraper alors qu'elle manquait de tomber.
« Ivana ! Qu'est-ce qui se passe ? » demanda-t-elle, sa voix tremblante d'inquiétude.
Jen, les yeux écarquillés, était paralysée par la peur. Elle balbutia, réalisant l'ampleur de ce qui venait d'arriver. « C'est la plante ! Elle est dangereuse, c'est un poison mortel ! »
Ivana, les lèvres bleues, commença à tousser, un son rauque qui résonnait dans l'air lourd. Agatha, inquiète, la serra contre elle, essayant de lui apporter un peu de réconfort.
« Reste avec moi, Ivana, s'il te plaît ! » murmura-t-elle, les larmes aux yeux.
« Je... je ne me sens pas bien, » réussit à dire Ivana entre deux toux, sa voix à peine audible.
Ivana, affaiblie, ferma les yeux un instant, espérant que tout cela n'était qu'un cauchemar. Mais la douleur était bien réelle, et elle savait qu'elle devait se battre.
Agatha observa Ivana fermer les yeux, une vague d'inquiétude l'envahit. Elle ne pouvait pas croire qu'Ivana était en train de sombrer dans l'inconscience. Avec une rapidité désespérée, elle la prit dans ses bras, la serrant contre elle comme si elle pouvait ainsi lui transmettre un peu de force.
« Ivana, s'il te plaît, reste avec moi ! Ouvre les yeux ! » supplia Agatha, sa voix tremblante d'émotion.
Elle sentait des larmes chaudes couler sur ses joues alors qu'elle pressait son front contre celui d'Ivana, espérant que ce contact pourrait la ramener à elle.C'était la première fois que les gens autour d'elles voyaient Agatha montrer une telle vulnérabilité. D'ordinaire si forte et imperturbable, elle était maintenant submergée par la peur et l'angoisse. Ses pleurs résonnaient dans l'air, une mélodie désespérée qui contrastait avec le silence pesant du moment.
« Jen, aide-la, je t'en supplie ! » dit-elle en se tournant vers son amie, ses yeux pleins de larmes.
Alice, bien que paralysée par l'angoisse, se ressaisit. « Je vais chercher de l'eau, quelque chose pour la faire réagir ! » dit-elle, sa voix déterminée malgré la peur qui l'habitait.
Elle se mit à courir, laissant Agatha seule avec Ivana, qui semblait de plus en plus loin.Agatha continua à murmurer des mots d'encouragement à Ivana, la tenant fermement dans ses bras.
« Ne me laisse pas, Ivana. Tu es forte, tu peux te battre. Je suis là, je ne te quitterai pas. »
Les larmes coulaient librement sur ses joues, mais elle savait qu'elle devait rester près d'elle, espérant que son amour et sa détermination pourraient faire une différence.Lilia, intriguée par le tumulte, s'approcha lentement de la scène, ses yeux scrutant le visage d'Agatha, puis ceux d'Ivana. Elle croisa les bras, un air de défi sur le visage, et déclara d'une voix ferme : 
« Elle est jeune, elle est forte, Agatha. »
Agatha, déjà à bout de nerfs, leva les yeux vers Lilia, sa frustration débordante. « Oh, toi, la ferme ! » rétorqua-t-elle, sa voix pleine de colère et de désespoir.
Elle ne voulait pas entendre des paroles de réconfort qui lui semblaient creuses à cet instant.Lucillia, qui avait observé la scène avec attention, intervint pour défendre Lilia.
« Agatha, ce n'est pas de sa faute. Ne t'en prends pas à elle, » dit-elle d'un ton apaisant, essayant de calmer la tension qui montait entre les filles.
Elle savait que chacun vivait cette situation à sa manière, et que la colère d'Agatha était en grande partie due à la peur de perdre Ivana.Jen, en retrait, observait le tout avec une intensité croissante. Elle comprit alors que cette épreuve était la sienne, celle de la route qu'elle devait emprunter. Elle devait sauver Ivana, peu importe les tensions qui l'entouraient. L'angoisse se mêlait à la détermination dans son regard, et elle se mit en mouvement, prête à agir.
« C'est ça mon épreuve. Je dois la sauver, » murmura-t-elle, plus pour elle-même que pour les autres, alors qu'elle se dirigeait vers Ivana, déterminée à ne pas laisser son amie sombrer dans l'obscurité.
Agatha, le regard intense, se tourna vers Jen, ses yeux scrutant son visage marqué par l'angoisse. « Qu'est-ce que tu as besoin, Jen ? » demanda-t-elle, sa voix trahissant une impatience croissante.
Jen, les mains tremblantes, balaya la pièce du regard. « Je... je ne sais pas, » répondit-elle, la voix hésitante. 
En réalité, elle était prise de panique, son esprit embrouillé par la peur. Les mots semblaient se dérober à elle, et elle avait du mal à réfléchir clairement.Soudain, Alice fit son apparition, portant une bouteille d'eau. Elle s'approcha d'eux, le visage déterminé. Agatha, la voyant, leva les yeux au ciel et lança, sarcastique : 
« Tu crois que c'est en lui donnant de l'eau que ça va la sauver ? Non mais je rêve ! Vous êtes des bonnes à rien ! »
Sa voix était pleine de mépris, et elle se tourna vers Jen, attendant une réaction. La tension dans l'air était palpable, et Jen se sentit encore plus acculée par les mots d'Agatha. Elle voulait crier, mais les mots restèrent coincés dans sa gorge.
Alice, blessée par le commentaire d'Agatha, répliqua avec fermeté : « Ce n'est pas le moment de se disputer ! On doit l'aider, peu importe comment. »
Agatha, les poings serrés, ne voulait pas entendre cela. « Aider ?! Avec de l'eau ?! » s'exclama-t-elle, sa frustration atteignant son paroxysme.
Jen, prise entre les deux, tenta de calmer la situation. « Écoutez, je… je vais réfléchir. Donnez-moi juste un moment, » murmura-t-elle, le cœur battant, espérant qu'elle pourrait trouver une solution avant qu'il ne soit trop tard.
Agatha était au bord de la rupture, ses larmes coulant sur ses joues, laissant des traces brillantes sur sa peau. « Un moment ? On n’a pas un moment ! » s’écria-t-elle, sa voix tremblante trahissant la panique qui l’envahissait. 
Ses mains, tremblantes, se glissèrent dans les cheveux d’Ivana, qu’elle serra contre elle avec une force désespérée, comme pour la protéger de l'inéluctable. « Je ne te lâcherai pas, » murmura-t-elle, son souffle chaud mêlé à celui d’Ivana, cherchant à lui transmettre un peu de réconfort.
Ivana, affaiblie, avait les veines qui prenaient une teinte noire inquiétante, comme si une ombre s’étendait sur elle. Ses yeux, normalement pétillants, étaient maintenant voilés de douleur. Elle commença à parler en Sokovien, une langue ancienne et mélodieuse, mais ses mots résonnaient comme des cris de détresse. Agatha sentit son cœur se serrer à chaque syllabe, incapable de comprendre le sens, mais consciente que le temps pressait.
Lucillia, avec une démarche assurée, s'approcha de Jen. Elle se mit devant elle, ses yeux brillants d'une détermination inébranlable. 
« Écoute, Jen, » dit-elle, sa voix calme mais puissante, « tu es une très bonne guérisseuse. Tu dois avoir confiance en toi. » Ses mots étaient comme une bouffée d'air frais dans cette atmosphère lourde de tension.
Les paroles de Lucillia résonnèrent dans l'esprit de Jen, lui insufflant une nouvelle énergie. Elle savait qu'elle avait le pouvoir de changer les choses, mais la pression était écrasante. 
« Je vais essayer, » répondit-elle, sa voix plus forte, déterminée à ne pas laisser tomber ses amies. 
Ivana était piégé entre deux monde, les images de son passé l'entouraient, vibrant avec une intensité presque palpable. Elle voyait sa mère, rayonnante et pleine de vie, dans un jardin fleuri, les couleurs éclatantes des fleurs contrastant avec la grisaille de son présent. Les rires d’enfants résonnaient autour d’elle, un écho lointain de joies perdues, tandis que le doux parfum des roses semblait flotter dans l'air, l'enveloppant comme une étreinte chaleureuse.
Cependant, un voile sombre commençait à se tisser autour de ces souvenirs. Ivana se rappelait le moment tragique où sa mère avait pris une décision dévastatrice, une action qui avait effacé tout ce qu'elle connaissait. Les couleurs vibrantes du jardin se ternissaient, se transformant en ombres menaçantes. Elle pouvait presque sentir la douleur de cette perte, la façon dont son monde avait été arraché, laissant un vide béant dans son cœur.
La route devant elle était à la fois un chemin vers l'avenir et une barrière entre ces deux mondes. Ivana se tenait là, suspendue entre la réalité et le souvenir, son esprit tourbillonnant entre la lumière de son enfance et l'obscurité de la décision de sa mère. Les sons du monde réel se mêlaient à ceux de son passé, créant une cacophonie de souvenirs et de regrets qui l'emplissait d'une mélancolie profonde.
Jen se tenait au centre de la pièce, une lueur d'excitation dans ses yeux. Elle balaya la pièce du regard, prenant un instant pour s'assurer que toutes les sorcières l'écoutaient attentivement. Sa voix s'éleva, claire et autoritaire, alors qu'elle commençait à énumérer les ingrédients nécessaires pour la potion.
Les autres sorcières, se dispersèrent rapidement. Le bruit des pas pressés sur le vieux plancher en bois résonnait, créant une mélodie de détermination et d'excitation. Chacune d'elles s'affairait à rassembler les ingrédients, fouillant dans les étagères poussiéreuses et fouillant dans des sacs remplis de trésors magiques.
Jen se tenait devant Ivana, le flacon de potion scintillant dans ses mains. L'air était chargé de tension, chaque seconde semblait s'étirer alors qu'elle s'approchait lentement. Elle pouvait sentir le regard inquiet d'Agatha sur elle, pesant sur ses épaules comme une lourde cape.
"Allez, Ivana, ouvre la bouche," murmura Jen, sa voix tremblante d'appréhension. Ivana, les yeux mi-clos, obéit, sa confiance placée entièrement en Jen. 
Avec précaution, Jen versa la potion dans la bouche d'Ivana, espérant que ce mélange qu'elle avait concocté avec tant de soin fonctionnerait.Mais après quelques instants, rien ne se passa. Le silence pesant fut brisé par la voix d'Agatha, qui s'approcha d'Ivana, posant doucement sa main sur sa joue. 
"Tu es sûre que tu n'as rien oublié?" demanda-t-elle, son inquiétude palpable. "Ça ne fonctionne pas!!!"
Alice, qui observait la scène avec une intensité croissante, remarqua alors un changement. "Regardez!" s'exclama-t-elle, pointant du doigt. "Les veines d'Ivana... elles redeviendront normales!"
Agatha, entendant les mots d'Alice, se tourna vers elle, son visage se radoucissant alors qu'elle réalisait que l'espoir était peut-être encore là. La tension dans la pièce commença à se dissiper, laissant place à une lueur d'espoir.
La porte de sortie s'ouvrit lentement, révélant un monde extérieur baigné par la lumière douce du crépuscule. Jen, le visage illuminé par un mélange de soulagement et d’excitation, se tourna vers ses amies. 
"Ça a fonctionné!" s'écria-t-elle, sa voix vibrant d'émotion. "Mais Ivana a besoin de repos."
Agatha, encore préoccupée, regarda Ivana, qui était toujours pâle mais dont les traits commençaient à retrouver un peu de couleur. Elle savait qu'il fallait agir rapidement. À ce moment-là, Lilia et Alice s'approchèrent, leurs visages marqués par la détermination.
"On va l'aider," déclara Lilia d'une voix ferme, se penchant pour prendre l'autre bras d'Ivana. 
Alice, de l'autre côté, fit de même, et ensemble, elles soulevèrent doucement Ivana, veillant à ce qu'elle ne soit pas trop secouée.
Agatha, bien que soulagée, était encore anxieuse. "Faites attention," murmura-t-elle, ses yeux scrutant le visage d'Ivana. "Elle a besoin de douceur."
Les trois filles avancèrent prudemment, leurs pas résonnant dans le couloir vide. La lumière s'estompait derrière elles, et l'air frais de l'extérieur semblait promettre un nouveau départ. Alors qu'elles atteignaient la sortie, Jen se tenait prête à ouvrir la porte, un sourire d'encouragement sur les lèvres.
"On y est presque," dit-elle, sa voix pleine d'espoir. "Respire, Ivana, tu es en sécurité maintenant."
Avec un dernier effort, elles poussèrent la porte et entrèrent dans la foret, laissant derrière elles l'angoisse, prêtes à affronter le chemin de la guérison ensemble.
☆○o。  。o○☆
Les sorcières à l'exception  d'Ivana et Agatha étaient réunies autour du feu crépitant, leurs visages illuminés par la lueur dansante des flammes. Leurs voix se mêlaient aux craquements du bois, créant une ambiance à la fois chaleureuse et un peu inquiétante.
Lilia, assise en retrait, observait le feu avec une intensité qui trahissait ses pensées. Ses yeux brillaient d'une lueur étrange, comme si elle était perdue dans un autre monde. Lucillia, attentive à chaque détail, remarquait le changement de comportement de Lilia. Elle se demandait ce qui pouvait bien troubler son amie, se posant mille questions sur ce qui se passait dans son esprit.
Le vent soufflait doucement, apportant avec lui des murmures de la forêt environnante, tandis que les autres sorcières échangeaient des rires et des chuchotements, ignorant l'inquiétude qui rongeait Lucillia. Elle se sentait tiraillée entre son désir de comprendre et la nécessité de respecter le silence de Lilia.
Lucillia s'approcha lentement de Lilia, s'asseyant à ses côtés sur le tronc d'arbre usé qui leur servait de banc. Les flammes du feu projetaient des ombres dansantes sur leurs visages, accentuant l'atmosphère mystérieuse de la nuit.
« Lilia, qu'est-ce qui ne va pas ? » demanda Lucillia d'une voix douce, mais avec une pointe d'inquiétude.
Elle scrutait le visage de son amie, cherchant des indices sur ce qui pouvait la troubler.Lilia détourna le regard, fixant les flammes avec une intensité presque hypnotique.
« Tout va bien, Lucillia, » répondit-elle d'une voix calme, mais son ton manquait de conviction.
Lucillia plissa les yeux, ne convaincue par la réponse de Lilia. « Si je ne te connaissais pas mieux, je dirais que tu es jalouse, » lança-t-elle, un sourire taquin sur les lèvres, mais son regard trahissait une réelle préoccupation.
Lilia laissa échapper un sourire timide aux paroles de Lucillia, un éclat de complicité illuminant son visage. Elle savait au fond d'elle qu'elle ressentait de la jalousie, mais l'admettre à voix haute lui semblait insurmontable. C'était un sentiment qu'elle n'était pas prête à confronter, même si elle réalisait qu'elle n'avait aucune raison d'être ainsi.
Elle tourna alors son regard vers Lucillia, ses yeux brillants d'une lueur malicieuse.
« Jalousie n'est pas un mot que je connais, » déclara-t-elle avec une fausse assurance, feignant l'ignorance tout en essayant de cacher son trouble.
Lucillia, amusée par cette réponse, leva un sourcil. « Vraiment ? Alors, quel mot utiliserais-tu pour décrire ce que tu ressens ? » demanda-t-elle, un sourire en coin sur les lèvres, consciente que Lilia jouait un jeu délicat.
Sans répondre, Lilia s'approcha et embrassa délicatement la joue de Lucillia, une caresse furtive qui parlait plus que des mots. Ce geste, bien que simple, était chargé d'affection et de complicité. Lucillia, surprise, laissa échapper un petit rire, touchée par cette marque d'amitié.
« Tu sais, parfois, il vaut mieux être honnête avec soi-même, » murmura Lucillia, son regard se perdant dans les flammes dansantes, comme si elle cherchait à y lire des vérités cachées.
Lilia, replongeant son regard sur le feu, acquiesça lentement. « Oui, tu as raison. Mais pour l'instant, je préfère garder mes secrets, » répondit-elle avec un soupçon de mystère dans la voix, le crépitement du feu remplissant l'air d'une ambiance chaleureuse et intime.
☆○o。  。o○☆
Agatha se tenait là, silencieuse et pensive, à côté d'Ivana, qui dormait paisiblement. Agatha observait chaque mouvement de sa respiration, chaque battement de paupières, mais au fond de son cœur, une immense culpabilité l'étouffait. Elle se sentait responsable de ce qui était arrivé à Ivana, une douleur sourde qui la rongeait de l'intérieur.
Les pensées tourbillonnaient dans son esprit, l'angoisse de ses choix pesant lourdement sur ses épaules. Elle se remémorait les événements qui avaient conduit à cette situation, se demandant sans cesse si elle aurait pu agir différemment. Chaque minute qui passait renforçait son sentiment de regret.
Soudain, Ivana ouvrit les yeux, ses pupilles s'ajustant lentement à l'obscurité . Agatha, prise de court par cette soudaine prise de conscience, s'approcha immédiatement d'un pas, comme si un instinct irrésistible l'y poussait. Elle posa doucement sa main sur la joue d'Ivana, une caresse délicate et réconfortante, cherchant à transmettre tout le soutien qu'elle ne savait pas comment exprimer avec des mots.
« Ivana, » murmura-t-elle, sa voix à peine audible, tremblante d'émotion.
Elle voulait lui dire combien elle était désolée, combien elle souhaitait pouvoir effacer la douleur qu'elle avait causée. Mais les mots restaient bloqués dans sa gorge, et elle se contenta de la regarder, espérant que son regard trahisse l'intensité de ses sentiments.
Ivana, encore un peu désorientée, tourna la tête vers Agatha, un léger sourire se dessinant sur ses lèvres.
« Qu'est-ce qui c'est passée ? » demanda-t-elle d'une voix douce, mais Agatha pouvait lire l'inquiétude dans ses yeux.
Agatha se tenait près d'Ivana, son cœur battant la chamade alors qu'elle se préparait à raconter l'histoire du poison qui avait bouleversé leur vie. Elle passa doucement une main dans les cheveux d'Ivana, ses doigts glissant avec tendresse à travers les mèches soyeuses. Ivana, en fermant les yeux, laissa échapper un soupir de contentement, savourant ce geste réconfortant. C'était un moment de douceur au milieu de la tempête. Agatha viens alors rappelais a Ivana ce qui c'était passée.
Mais voilà Agatha etait remplis de culpabilités alors elle murmura des excuses, presque inaudibles, « Je suis tellement désolée, Ivana. »
Ivana ouvrit les yeux, fixant Agatha avec une intensité qui la fit frissonner. « Écoute, » dit-elle fermement, « rien de tout cela n'est de ta faute. » Elle prit la main d'Agatha et la serra doucement, comme pour lui transmettre sa force. «Vraiment »
Agatha sentit une vague de soulagement l'envahir, le poids de sa culpabilité allégé par les mots d'Ivana. Elle savait que le chemin vers la rédemption serait long, mais avec Ivana à ses côtés, elle se sentait prête à affronter les conséquences de ses actes.
Agatha s'approcha lentement d'Ivana, son cœur battant à tout rompre. Elle passa délicatement sa main sur le visage d'Ivana, ses doigts effleurant sa peau douce comme une plume.
« Je suis ravie que tu ailles bien, » ajouta Agatha, sa voix douce et pleine d'émotion.
« Attention, » taquina Ivana en plissant les yeux, « je vais croire que tu commences à t'inquiéter pour moi. » Son ton était léger, mais un éclat de malice brillait dans son regard.
Agatha, feignant l'indifférence, sourit en retour. « Ce n'est pas mon genre, » répondit-elle avec un petit rire, bien que la vérité soit tout autre.
 Au fond, elle s'inquiétait réellement pour Ivana, mais elle ne pouvait pas se résoudre à l'admettre.Leurs regards se croisèrent à nouveau, et dans ce silence complice, elles comprirent toutes deux que leur lien était plus fort que jamais.
‿︵‿︵ʚɞ『FIN』ʚɞ‿︵‿︵
Merci à tous d'avoir pris le temps de lire ce chapitre. Si vous avez des idée pour le prochain je prend !
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