#obra desconocida
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El jardín invisible de Gaudí - MNACTEC
La exposición “El jardín invisible de Gaudí” da a conocer un conjunto arquitectónico desconocido del arquitecto catalán Antoni Gaudí (Reus o Riudoms, 1852 – Barcelona, 1926) dentro de los jardines del antiguo Manicomio de Sant Boi de Llobregat. Banco del conjunto modernista del antiguo Manicomio de Sant Boide Llobregat. Foto: web mnactec.cat Construido entre el 1903 y el 1912, el jardín…
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#antiguo Manicomio de Sant Boi de Llobregat#Antonio Gaudi#Arquitecto#Arquitectura#Cultura#Diseño#España#Exposición#jardin#mnactec#Modernismo#obra desconocida
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Diabolik Lovers Chaos Lineage Tokuten [El juego de mesa cotidiano de los vampiros] [Ruki VS Azusa VS Kino]
Tìtulo original: DIABOLIK LOVERS CHAOS LINEAGE ebten・WonderGOO特典ドラマCD「ヴァンパイア達の日常ボードゲーム編 ─ルキVSアズサVSキノ─ 」
Audio by: @karleksmumskladdkaka
Cv: Sakurai Takahiro, Daisuke Kisho & Maeno Tomoaki
Kino: ¡Y terminado! Aah… ya me estoy aburriendo de este juego… Mejor busco uno nuevo. ¿Hm? ¿Y esto? Je, una aplicación de un juego de mesa, no me interesa mucho, pero es nuevo, mejor lo descargo para probarlo. Listo, descargado, vamos a empezar. *inicia* Oh, que inicio tan interesante. *el juego empieza a absorberlo* ¡¿Eh?! ¡¿Q-qué pasa?! ¡D-de la nada hay viento y está soplando muy fuerte! ¡Mi cuerpo está siendo succionado hacia el celular! ¡No! ¡Aaaaaah…!
*mientras tanto en la casa Mukami*
Ruki: *leyendo* ¿Eres tú Azusa? ¿Qué sucede?
Azusa: *entra* ¿Cómo… supiste… que era yo…?
Ruki: Porque hoy tanto Kou como Yuma salieron, eres el único que está en casa.
Azusa: Oh… ya veo… Escucha Ruki… lamento interrumpir tu lectura…
Ruki: ¿Qué pasa? Eso que tienes en tu mano es… ¿tu celular?
Azusa: Sí… antes Kou me dijo… que intentara descargar juegos… y al buscar hoy… vi que lanzaron un juego nuevo… y pensé en probarlo… pero… no sé cómo abrir la aplicación…
Ruki: Ya veo, por eso viniste a preguntarme.
Azusa: Sí… ya que Kou no está… ¿Sabes cómo iniciarlo?
Ruki: Sí, sé cómo activar una aplicación. Préstame tu celular. *lo toma* Solo hay que descargar el juego de esta pantalla, ¿no?
Azusa: Sí… eso creo…
Ruki: *le instala el juego* Listo, ya se descargó. Ahora solo hay que presionar el botón de inicio.
Azusa: Entiendo… debo presionar esto… ¿no? ¿Así…? *lo presiona y el juego los empieza a succionar* ¿Eeh…? ¡¿Y este viento?! Ngh… ¿E-es parte del juego…? Ngh…
Ruki: ¡No…! ¡Lo dudo…! ¿Q-qué sucede? ¡Es como si el celular nos succionara!
Azusa: ¡Me va… a… tragar…! ¡Aaaaah…!
Ruki: ¡Azusa! ¡Maldición…!
*en el interior del juego*
Kino: …Ngh… Auch… ¿Qué pasó…? Eso fue muy repentino… ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? ¿Y en dónde estoy? Está tan oscuro que solo puedo ver la zona en donde estoy yo… ¿Eh? Hay más gente desmayada… Esos dos son… ¿Ruki y Azusa de los Mukami? ¿Qué hacen aquí? *mueve a Ruki y a Azusa* ¡Oigan, despierten! ¡Vamos, espabilen!
Ruki: …Ngh…
Kino: Que lento eres, ¿ya despertaste? ¿Qué hay del otro?
Ruki: *mueve a Azusa* Oye, Azusa, despierta… Abre tus ojos.
Azusa: …Ngh… ¿En dónde estamos…? Kino-san también… está aquí…
Ruki: Oye Kino, ¿en dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí?
Kino: Yo tampoco lo sé. Cuando desperté ya estaba aquí.
Azusa: …Hasta hace un momento… estábamos intentando abrir un juego… ¿Qué hacías tú… antes de llegar… a este lugar?
Kino: ¿Yo? Yo iniciaba un juego de aplicación y de la nada el celular me absorbió. Para cuando era consciente ya estaba en esta dimensión desconocida.
Azusa: Ya veo… te pasó lo mismo… que a nosotros… El juego que intentabas iniciar… ¿Era un juego de la vida…?
Kino: ¡Sí. sí! ¡Era uno de esos juegos de ruleta! ¡Un juego de mesa!
Ruki: Ya veo… o sea que esto puede ser obra de ese juego nuevo… Además, hay algo que me ha llamado la atención desde hace un rato… miren eso.
Azusa: ¡…! ¡Es una ruleta gigante…!
Kino: ¡Y miren! ¡Si se fijan bien el suelo tiene cuadrados!
Ruki: A partir de eso podemos deducir que esta dimensión probablemente sea el juego. No sé por qué sucedió todo esto, pero es bastante probable. Como sea, quedémonos quietos hasta saber qué sucede.
Kino: *moviendo la ruleta* ¿Eh? ¿Dijiste algo?
Ruki: ¡¡!! ¡¿Por qué giraste la ruleta?!
Kino: ¿Por qué…? Porque quería.
Ruki: ¡Te acabo de decir que te quedes quieto!
Kino: Ay, ni que fuera la gran cosa. Si te enojas por cada cosa que haga te quedarás calvo.
Ruki: Si eso crees, entonces no hagas nada. ¡No me irrites con tus idioteces!
Azusa: Chicos… no debemos… pelear…
Kino: *sonido de cuenta regresiva* ¿Qué es ese sonido?
Azusa: Parece que algo empezó…
Ruki: No bajen la guardia… escucho que algo se acerca.
*aparece algo*
Kino: ¡¡…!! ¡¿Qué es esa araña gigante?! ¡Es repugnante!
Azusa: ¡Es enorme…!
Ruki: No solo nos lanzaron a una dimensión desconocida, sino que ahora nos ataca una araña gigante… Solo pasan cosas absurdas. Kino, asume la responsabilidad y derrota a esa araña.
Kino: ¡¿Ah?! ¿Por qué? ¡No me des órdenes! ¡Yo no soy tu hermano menor!
Ruki: Esto pasó porque moviste la ruleta…
*discusión de Ruki y Kino de fondo*
Azusa: Chicos… *ve a la araña* Discúlpalos por ignorarte… parece que empezaron a discutir… *ruidos de araña enojada* ¿Qué hago…? ¿Q-qué puedo hacer…? Hmm… Hmm… ¡Oh! *Ruki y Kino se acercan*
Ruki: ¡Te la pasas parloteando, pero estoy seguro de que no te crees capaz de vencer a esa araña!
Kino: ¡¿Ah?! ¡¿Te crees con derecho a burlarte de mí?! *grito de araña* ¡Y tú deja de hacer ruido! *ataca a la araña*
Ruki: Hay que guardar silencio cuando los otros conversan, no tienes ni una pizca de modales. *ataca a la araña y la mata* Al fin guardó silencio.
Azusa: Oh… vencieron a la araña…
Ruki: Sí, sabía que no podríamos estar en paz en esta dimensión, debemos buscar pistas para salir cuanto antes.
Azusa: S-sobre eso… miren esto… En una de las cuadrículas de la ruleta… apareció un mensaje… “Ha aparecido una araña en la casa, si la exterminan tendrán una recompensa”.
Kino: ¿Exterminar una araña? ¿Se referirá a esa araña?
Ruki: Ya veo, en este espacio esos mensajes se vuelven reales.
Kino: Je, que divertido. ¿Entonces estamos en un juego de experiencias?
Azusa: Aquello escrito en la cuadrícula se vuelve real… Pero… no decía que era una araña gigante… y tampoco ha salido un mensaje de “exterminio completado”…
Kino: ¿No será un bug? Las aplicaciones nuevas suelen tener muchas. Y si esta dimensión es una aplicación, pues no sería raro.
Ruki: Ya veo… En todo caso no deberíamos quedarnos mucho tiempo en esta dimensión, debemos salir cuanto antes.
Azusa: Pero… ¿Cómo?
Ruki: Tengo una idea.
Kino: Si lo piensas bien consigues varias soluciones. Si esta dimensión es un juego, entonces solo hay que finalizarlo.
Azusa: En resumen…
Kino: ¡Sí! ¡Solo hay que terminar el juego!
Ruki: Pero en esta dimensión pueden ocurrir situaciones disparatadas. Terminarlo no será sencillo.
Azusa: Ehm… Mientras ustedes discutían encontré algo… vengan hasta acá… *caminan* Por allí, en esa cuadrícula.
Kino: ¿Hm?
Ruki: “Encontrar al conejo dorado les dará suerte, podrán avanzar directamente a la meta” eso dice.
Kino: ¿Entonces el juego acabará si encontramos a ese conejo dorado?
Ruki: Probablemente. Bien hecho Azusa.
Azusa: ¡Sí!
Ruki: Aunque dudo que encontremos tan fácilmente a ese conejo…
Kino: Eh… ¿Eso de allí no es…?
Ruki: Un conejo… dorado…
Kino: ¡…! ¡No se queden atontados! ¡Hay que atraparlo! ¡Andando!
Azusa: S-sí… tienes razón…
Ruki: Kino, dame una mano, cooperaré contigo solo para que podamos escapar.
Kino: ¡Otra vez esa actitud altanera! Bueno, da igual, te ayudaré para que salgamos de aquí, no me estorbes.
Azusa: B-bien… vamos a cooperar.
Ruki: Muy bien, ¡persigamos a ese conejo!
*están corriendo*
Azusa: Aah… ah… listo… lo alcanzamos. Jeje, te ves delicioso… Vamos… no tengas miedo… yo te atraparé… *intenta atrapar al conejo y este escapa, Azusa se cae* Auch…
Kino: ¡Oye! ¡Si te acercas así lo vas a asustar! No puedes atraparlo así.
Azusa: Perdón… ¡Ah! ¡Va hacia Ruki!
Ruki: Muy bien. Oye conejo, ven para acá. Te atraparé con bondad. ¡Ahora salta a mi pecho! *el conejo huye* Que extraño… ¿Por qué no salta hacia mí…?
Kino: ¡¿Y por qué lo haría?! ¡¡Si fuera tan sencillo no sufriríamos tanto intentarlo atraparle!! ¡¡Son un par de inútiles!!
Ruki: ¡Va hacia ti Kino! ¡No malgastes esta oportunidad! ¡Atrápalo!
Kino: ¡¿Ah?! ¡Me sorprende que puedas hablar así tras fallar! Que molesto es… solo por eso lo atraparé… ¡Aaaah! *salta hacia el conejo*
Azusa: ¡Kino-san!
Ruki: ¡Kino! ¡Oye! ¡¿Lo lograste?!
Kino: ¡Lo hice! ¡Lo atrapé! ¡Genial!
Azusa: Menos mal… podremos regresar… lo atrapamos… gracias a que trabajamos juntos…
Ruki: Sí, tienes razón. Cooperar no es algo malo—
Kino: No, no, lo logramos gracias a mí. Ustedes no sirvieron de nada, dejen de decir cursilerías porque sí.
Azusa: Ese conejo… es muy tranquilo… y esponjoso.
Kino: Es verdad. Aww, mírenlo mover su nariz, es adorable.
Azusa: Sí… es una ternura… Oye Ruki… ¿Podemos tener un conejo?
Ruki: No. Al final yo seré quien lo cuide.
Azusa: No te preocupes… prometo que lo cuidaré… así que… por favor Ruki.
Kino: ¿Ustedes siempre son tan relajados? Aunque… un conejo dorado, es poco común, no me molestaría que hubieran mil más como este.
Azusa: Oigan… ¿No escuchan algo…?
*sonidos de saltitos*
Kino: N-no me digan que… ¡¿Por qué un ejército de conejos dorados viene hacia acá?!
Ruki: Kino… tú y tu bocota…
Kino: ¡¿Eh?! ¡¿Es mi culpa?!
Azusa: ¿Este es otro “bug”? Fufu… Hay muchos conejos…
Kino: ¡¿Por qué te alegras?!
Azusa ¡Hay muchos…!
Kino: ¡Agh! ¡M-me ahogo! ¡Aaagh…!
Ruki: ¡Maldición! ¡¿Por qué pasó esto—?! ¡Agh! ¡Aaah…! *se ahoga entre conejos también*
*luego*
Kino: *despierta* ¡Aah! Ah… ah… pensaba que moriría asfixiado… ¿Eh? ¿Estoy en mi cama? ¿Entonces esa corriente de conejos dorados fue un sueño? Vaya… b-bueno, era obvio… ¿Pero por qué soñé con Ruki y Azusa de los Mukami? Para colmo fue un sueño muy realista… Hmm…
*en la casa Mukami*
Azusa y Ruki: *despiertan* ¡…!
Ruki: Aah… ah… ¡¿Y los conejos?! N-no están…
Azusa: …Estamos… en tu habitación…
Ruki: Parece que nos quedamos dormidos…
Azusa: Así parece, pero… Yo… tuve un sueño extraño…
Ruki: ¡Yo igual! Era una pesadilla en donde aparecían conejos dorados y una araña gigante. Era peor que una broma de mal gusto…
Azusa: Igual aquí… Habían conejos dorados… Oh cierto… por algún motivo… creo que también estaba Kino-san…
Ruki: Ya veo, ¿tú también? Vaya coincidencia… Vimos el mismo sueño…
Azusa: Así parece… aunque… fue un sueño raro…
Ruki: Sí, se habrá sentido realista, pero un sueño no es más que eso.
Azusa: Había una araña gigante, ¿no?
Ruki: Sí y era tan descortés que interrumpía las conversaciones de los demás.
Azusa: Sí… pero eso fue porque ustedes la estaban ignorando…
~FIN~
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Por si quieres saber más, escuché esta canción mientras lo escribía.
Una pequeña obscenidad para rascar la picazón que me ha dejado este relato sobre John Price x Cali x Me (Gigi). Si quieres conocer a una de las mejores escritoras de COD puedes encontrarla como @the-californicationist y aunque ella no lo sepa, probablemente tengamos una relación a distancia.
Como siempre, mis obras son +18. Si no te gusta algo, por favor no lo leas.
Johnny estaba, para decir palabras menores, celoso de lo afortunado que era su Capitán. El mismo Capitán que se había deslizado de su asiento, con Cali apretada contra su cadera, en busca del pajarito que les había dado la nota. Y aunque el resto del 141 intentó ignorarlo, o cómo había dicho la mujer de cabello negro cuando la invitaron a sentarse en su mesa: “hacerse los locos”, porque era difícil evitar el elefante en la habitación. Sin embargo, la más joven que les comentó le decían Gigi, parecía esa cosita dulce que cualquier hombre quisiera tener en sus fauces.
Ghost, al menos, podía sentirse aliviado de que Price se había llevado toda la atención. La amargura de sus celos mermaba al mismo ritmo en que Cali parecía derretirse, conversando animadamente, al igual que John pareció más relajado cuando la rubia le daba miradas de aprobación ante los avances de la desconocida.
Y no, Johnny después se enteraría, para disgusto de Price, que no tuvieron sexo con ella esa misma noche, ni siquiera dos semanas posteriores a ese encuentro. Les había tomado varias citas para comunicar claramente sus intenciones, límites y necesidades; Gigi estaba temerosa, esa servilleta la había enviado bajo los efectos de dos sangrías y quizás un gesto demasiado atrevido luego de admirar durante toda la noche a la pareja que se había refugiado en el lugar más cálido del bar.
Pero todo esa travesía había llevado a ese momento, una lujosa noche de viernes donde Cali había preparado pasta con su cremosa salsa alfredo, tarta como postre; y John sacó un delicioso vino para acompañar. La casa se había limpiado y acomodado, en la habitación principal se cambiaron las sabanas, se recogió el desorden de ropa sin planchar e incluso se encendieron velas aromáticas para que una débil fragancia a vainilla y coco impregnara la atmósfera.
Las negociaciones se habían elaborado. Y antes de darle la bienvenida a una persona a su cama, le habían abierto las puertas de su corazón, compartiendo su amor con la dulce joven que los había cautivado hasta cada célula de su cuerpo.
Tan arrollador y caótico como su espíritu. Se habían enamorado de sus sueños, luchas y aspiraciones.
Y ella, una migrante que había cruzado la frontera para construir una vida mejor, sin intención de encontrar el amor, los conoció a ambos, quienes la salvarían.
“¿Crees que me veo linda?” Cali se movía nerviosamente entre la sala de estar y la cocina, acomodando el escote de su llamativo vestido rojo que hacía resaltar el color de su piel, así como el lápiz labial que había aprendido, volvía loco a John.
Él la miró de vuelta, enrollando las mangas de su camisa blanca, revisando si las chuletas de su barba habían quedado bien recortadas. “Amor, estoy segura de que podrías recibirla vistiendo solo una tanga o una bata de abuelita y saltaría sobre ti”
“Oh, es que no me sentía tan nerviosa desde que cogimos por primera vez” señaló la rubia, aplicando otra capa de gloss para que sus labios luzcan mucho más provocativos.
“Sí, en la manera en cómo te arrodillaste por mí disimuló bastante esos nervios” bromeó John, agarrándola por la cintura y besándola hasta que escucharon el timbre.
__________
Lo que parecía ser una balada en español camuflaba la cacofonía de jadeos, gemidos y sonidos que rebotaban en las paredes de la habitación donde Cali, Gigi y Price yacían acostados como protagonistas de un cuadro renacentista. Las luces de hada brillando sobre la cama derramando sombras sobre los cuerpos que se fundían en el amor, cautivados, embrujados por la neblina de la lujuria que elevaba la temperatura sobre las sábanas con aroma a rosas y vainilla.
Cali acariciaba los pechos de Gigi, pellizcando los pezones y dejando besos en su boca que gemía de placer ante las ministraciones de John que devoraba su coño, presagiando el dulce ardor de la quemadura de barba con la que despertaría en la mañana. Gigi sujetaba con fuerza el cabello del capitán que observaba como sus dos chicas se divertían, riéndose cuando Cali se burlaba juguetonamente de la mujer más joven que habían descubierto era una princesa de almohada.
“¿Quieres que papi folle este coño, hmm, dulce?” susurró la rubia, compartiendo la misma sonrisa lobuna de John que empujaba los dedos índices y anular en su agujero de goteo.
“Por favor, los necesito a ambos, necesito…” su línea de pensamiento se vio interrumpida por la cadena de gemidos sin aliento que liberaba de su pecho y revoloteaba sus ojos del más asfixiante placer.
“Tenemos una cosita muy codiciosa aquí, amor” dijo John, embistiendo su coño con sus gruesos dedos mientras levantaba su rostro, el resbaladizo untado por toda la boca, su barba y cuello. Cali lo empujó contra sus labios, dándole un beso con lengua y dientes para probar el picante sabor a excitación de Gigi que seguía poniéndose más mojada al ver a los objetos de su deseo compartir esa intimidad con ella.
_____
John estaba extasiado, luego de haberle sacado un orgasmo a la mujer de cabello negro que yacía encima de Cali besándola y frotando su clítoris, mientras él follaba a la mujer de caderas más anchas, complaciéndola luego de que ambos decidieran entrenar a Gigi para que se volviera un desastre húmedo y desordenado, una gatita dispuesta a complacerlos a los dos.
Su miembro estaba duro y cubierto por el resbaladizo de ambas, embistiendo con vehemencia hasta que su espalda se arqueaba a causa de la excitación. Los ojos brillantes, viciosos, los labios enrojecidos y el los colores de los lápices labiales esparcidos por su cuello, abdomen, y la base de sus bolas peludas, incluso se había transferido a los pechos de ambas mujeres que sonreían al ver la obra de arte que habían pintado.
“¿Estás cerca, eh? Te ves tan deliciosa, cuando los vi no podía dejar de pensar lo bonita que serías con su polla enterrada en tu coño” las palabras más sucias se deslizaban de Gigi, que besaba y acariciaba la unión entre los dos mayores que gemían sin control.
Cuánto se alegraba de que ella hubiese rechazado a MacTavish.
#call of duty#john price#captain john price#fanfiction#cod fanfic#cod#griss x cali#te amo cali#x oc#cod smut
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¿HISTORIA DEBE SER REESCRITA? #PlanetaAzul Los arqueólogos sospechan desde hace tiempo que algunas de las "cabezas" de la Isla de Pascua tenían un cuerpo enterrado. Al mismo tiempo, las "cabezas gigantes", de varios metros de altura, se consideraban una excepción. De hecho, si estas cabezas tuvieran un cuerpo subyacente, tendrían que ser auténticos gigantes de piedra, de al menos 20 metros de altura, para cumplir con las proporciones. Excavaciones recientes han demostrado que las "cabezas de gigantes" de la Isla de Pascua son en realidad "gigantes de piedra" enterrados cuyas cabezas emergieron de la tierra. ¿Cómo es que estatuas que pesaban varias toneladas terminaron a casi 20 metros de profundidad? Si lo hicieron a propósito ¿cómo lograron hacerlo sin romperlos? La Isla de Pascua es poco más que una pequeña isla. ¿De dónde sacaron la mano de obra para enterrar decenas y decenas de "gigantes de piedra" en medio del Océano? Preguntas sin respuesta. Los egipcios pudieron hacer cosas similares, pero tenían a su disposición la mano de obra de un imperio. ¿Qué fuerza laboral tenían a su disposición los isleños de la pequeña Isla de Pascua? Lo mismo ocurrió en Nan Madol. Un pueblo misterioso construyó una metrópoli en una pequeña isla en medio del Océano. Por supuesto, es posible hacer eso. Pero siempre que tengas la mano de obra de un imperio. Pero ¿qué mano de obra había disponible en una isla totalmente aislada en medio del Océano Pacífico?Lo mismo ocurrió en la frontera entre Turquía y Siria.Todo un complejo megalítico quedó completamente enterrado, nadie sabe por quién, nadie sabe por qué. Este sitio ha sido llamado "Göbekli Tepe", que significa "la colina del vientre". Pero debajo de esa colina se esconde uno de los misterios más profundos de la humanidad. Estudios recientes con georadares han revelado que hay decenas de sitios similares a Göbekli Tepe "enterrados" a muchos metros de profundidad. ¿Fue una civilización desconocida para nosotros que luego desaparecio
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Passionately.
Aquí dejo un mini-fic inspirado en este cómic, que escribí por un prompt en otro grupo; gracias @chio-chan2artbox por tu contribución al fandom 💖 y espero les guste uwu
🦔 🌸 🦔 🌸 🦔 ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪ 🦔 🌸 🦔 🌸 🦔
Nunca te sentiste especialmente atraído a otras personas. Claro, podías perfectamente identificar a la gente objetivamente atractiva a tu alrededor, tú mismo lo eras.
Aprendiste que el consenso general sobre tu apariencia se inclinaba a la belleza hegemónica, por lo que no era raro cuando otros halagaban tu aspecto, desde los chismes de los agentes más jóvenes que se deslumbraban con la fantasía casi infantil y glorificada de tu persona, hasta aquellos que tenían más años en el rubro y eran mucho más aventados a la hora de proponerte un acercamiento más íntimo.
Y sin embargo; ninguna de esas cosas podría importante menos.
Estar en el paraguas de la asexualidad te hace inmune a esas cosas, supones. Y aún que eso podría dar pie a la incomodidad inicial que te da la objetivización hacia tu persona, aprendiste a ignorarlo y con el tiempo a que ni siquiera lo registraras.
No eras normal... Eso era un hecho, pero estaba bien, no era algo que necesitaras. No para ser un buen agente, mucho menos para ser el tío de los niños que te esperan en casa.
No importaba cuanto Linda insistiera en que sería bueno para ti hacer uso de lo que tienes para conseguirte una pareja, rechazaste la idea apenas la planteaba en la mesa.
Lawrence se reía y Candace sólo rodaba los ojos en blanco, siempre alegando a tu lado aburrido para descartar cualquier posibilidad de una cita real.
No te molesta, de hecho, lo encuentras divertido.
Así que te ríes, porque descartas el sincero pensamiento de que alguna vez desearas ser visto por alguien.
Pero... Como si fuese una burla del destino, conoces a un científico loco lo suficientemente extravagante para que te haga alzar una ceja. Heinz no era la clase de hombre que podría pasar desapercibido entre la multitud; ya sea por su voz, la forma de moverse o la necesidad de una grandeza que en el fondo sentías no era necesaria.
No cuando tenía esa habilidad especial para adueñarse del escenario y los reflectores a donde quiera que vaya, desde la elegancia con la que su bata de laboratorio se movía al ritmo de su andar, la pasión con la que explicaba el plan de ese día, el brillo juguetón y lleno de ambición que le hacía rejuvenecer mil años ante una esperanza que nunca flaqueaba.
Heinz es hermoso.
Tan hermoso que te cortaba el aliento al estar en su presencia, agradeciendo de manera infinita que el entrenamiento de la agencia te preparara para nunca perder la compostura. Incluso cuando sentías emociones tan fuertes desde la primera vez que lo viste detrás del buzón.
“Amor a primera vista” le dicen.
Y te encuentras ardiendo en la intimidad de tu habitación, teniendo sueños que nunca pensaste tener. Imaginando esos ojos mirándote como quien mira a una obra de arte. Los ojos que antes sentías que te cosificaban los añorabas en él. Te preguntaste como se sentiría si él te miraba como los demás.
Y tu estómago se hundió en una emoción desconocida de sólo pensarlo.
Porque si era Heinz... Si era Heinz quien te miraba de esa manera, entonces nada más importaría.
Y lucharías porque eso nunca se detuviera.
Hasta que lo notas, una mirada furtiva cuando notas que los botones de tu camisa se han deshilado y tienes media prenda abierta. Chasqueaste la lengua, tendrías que encontrar la manera de justificar esto y no porque no puedas repararlo (aprendiste a coser bastante bien, aún que no por las razones correctas) Pero será complicado llegar así a casa.
Así que estas a punto de marcharte después de la despedida y maldición habitual, cuando notas los ojos de alguien sobre ti.
Sus ojos se encuentran.
Sus mejillas están sonrojadas.
Él te mira.
Tú lo haces de vuelta.
Sonríes.
Y lo vez entrar en pánico cuando se da cuenta de la situación. Te acercas, mientras sientes el cuerpo hundirse en una llama que arde y quema todo a su alrededor, las “mariposas” que alguna vez escuchaste a alguien mencionar llegaron como ecos a tu memoria y lo que antes pensabas que era una sensación infantil e idealizada te golpea con la fuerza de un puño de titanio, para siempre recordarte que antes de ser un agente, un hermano, un tío, un amigo... Un némesis.
Eras humano.
Y siempre puedes equivocarte.
Sonríes, porque precioso y hermoso Heinz, apenas puede articular una palabra, está nervioso y ansioso, lo vez balbucear algunos murmullos; disculpas, excusas, mentiras, cosas que sabes que no siente y que tiene miedo.
Tú también lo tienes.
Pero no te detienes... No cuando tu cuerpo te grita que acortes la distancia, tus pies cosquillean y la sensación de dolor ansioso que invaden tus manos cuando decides tomarlo de las mejillas.
—Perry...
No Perry el Ornitorrinco.
No Agente P.
Perry.
Tu nombre suena celestial en sus labios, esos que te llaman y son la tentación perfecta para perderse en ellos, aprietas ligeramente tu pulgar sobre su labio inferior, gozando del tacto y pequeño jadeo que sale cuando intenta respirar después de paralizarse por unos segundos.
Es hermoso, divino y precioso.
Repites en tu cabeza como un mantra mientras tus mejillas duelen después de sonreír por tanto tiempo.
Heinz recupera el aliento, finalmente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y lo que pareció una eternidad perdidos en los ojos del otro, se fue en el segundo exacto en que Heinz apartó la mano que sostenía su barbilla, acercando la palma en sus labios te da un beso en el centro.
Cálido y dulce, avivando la llama que te exige más de él.
De su presencia, su cariño y amor.
Decides dejar de arder en solitario y con un movimiento rápido estás sujetando su muñeca, acercándolo más a tu cuerpo mientras lo aprisionas con la mano libre sobre su cintura. Aprietas lo suficientemente fuerte para saber que vas a dejar una marca ahí y no te importa, mucho menos parece a él importarle, no cuando están a centímetros de los labios del otro.
No pierdes el tiempo, te adueñas de sus labios apenas cerraste los ojos.
“Cómo si hubiese fuegos artificiales”
Resonó en ti con mayor fuerza, tarareando al sentir como sus cuerpos parecían encajar cómo un rompecabezas perfecto. Manos en sus caderas, una pierna entre las suyas, él abrazando tu cuello, sus pechos unidos y el glorioso sonido de sus jadeos en tu boca, está inclinándose ligeramente para atraparte y le dejas, porque no hay ninguna trampa en la que desees estar con tanta fuerza como en sus brazos.
Creíste que había una parte de ti completamente muerta que nunca resurgiría.
Pero Heinz estaba aquí para demostrarte que nunca debes dar nada por sentado.
Te derrites.
Y él se derrite contigo.
Dejando que tu cuerpo se emborrache de la pasión que nació para quemar el bosque entero, sin control, sin restricciones.
Y entonces... El mundo dejó de existir.
🦔 🌸 🦔 🌸 🦔 ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪ 🦔 🌸 🦔 🌸 🦔
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Porque si el elemento iconográfico es el elemento de lo nombrable (leer un sentido para nombrar la imagen), el del detalle, en este caso, haría referencia más bien, como hemos visto, a un deseo «que no osa decir su nombre»; porque tal es su estructuración fetichista, su sublime indecisión. No hay icono, a fin de cuentas, sino huella, fenómeno-indicio.
—Georges Didi-Huberman, La pintura encarnada seguido de «La obra maestra desconocida» de Honoré de Balzac. Traducción de Manuel Arranz.
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Virgen de los Lirios, Alphonse Mucha, 1905
Información General
Técnica: temple
Soporte o material: lienzo
Dimensiones: 247cm x 182cm .
Obra del gran maestro Alphonse Mucha (Ivaneice, 1860 - Praga, 1939). Fue un pintor, ilustrador y artista gráfico checo que vivió en París durante el período Art Nouveau.
Aunque es una de las obras menos conocidas de este artista, no deja de sorprender el nivel de técnica que lleva.
En 1902, Mucha fue comisionado para decorar una iglesia en Jerusalén dedicada a la Virgen María. La obra es uno de los murales que sería puesto en la iglesia. El proyecto se canceló más adelante por razones desconocidas, así que todo el remanente del encargo terminó en la colección Mucha Trust.
De caracter religioso, representa a María, virgen purísima según palabras de su autor. El fondo está sembrado de lirios que dejan una representación muy clara de lo que el artista quería expresar en la obra.
La santa madre, con aspecto casi infantil, posa vestida de telas muy pesadas cubriendo su pecho y mirando hacia abajo, donde hay una niña vestida con ropa tradicional de la cultura eslava. Ella, con una expresión ligeramente triste, inclina la cabeza hacia la izquierda, lo que nos dirige la mirada hacia la Virgen.
Ambas parecen estar conectadas entre sí por una de las telas del vestido de María. Se cree que la niña representa la vida profana cargada de belleza en el sufrimiento y la felicidad, María entonces al fondo, casi como si flotara, vigilándola desde un punto muy alto. Un encuentro del mundo real y el mundo ideal.
La imagen transmite a quien la ve una sensación serenidad y nostalgia. La virgen, con su expresión tranquila y los colores que lleva, dan la sensación de proteger al observador y la niña, quien tiene una expresión ligeramente triste.
Para dar este efecto, Mucha da uso a su característica paleta con colores poco saturados en una paleta complementaria doble que combina tonalidades azules y verdosas con amarillas y rojizas.
#featured#lunas de alma#analisis del arte#alphonse mucha#art nouveau#arte moderno#modern art#art history#historia del arte
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Regreso de la vendimia"(f. desconocida) es una obra orientalista, Pierre Oliver Joseph Coomans (1816-1889).
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Creo que no encajó en ninguna parte, creo que a veces la vida que he tenido no me pertenece y tampoco es mía que los amigos las relaciones que he tenido a lo largo de esta misma mesón completamente desconocidas que mientras más pasa el tiempo me siento que no pertenezco y mientras más solo me quedo ese sentimiento crece pero a su vez me deja de importar y no es que esta vida que creo que es mía si no es la constante aceptación que requiere de los demás como para poder sentirme conforme conmigo mismo la trata de ser un poco gracioso una falsa obra de narcisista que a veces no me gusta siento que no encajo y me da miedo que nunca pueda encajar por completo que siempre me pueda faltar algo y por mucho que trato de explicar tal vez no se entiende o por mucho que trato de explicar mis palabras no son lo suficientes como para poder expresar todo lo que siento pero más sin embargo doy lo mejor de mí y aunque lo dé todo siento que aún falta un poco más
#escritos#emociones#notas#citas#llorar#lagrimas#palabras#pensamientos#solo#frases#soledad#encajar#sentimientos#cosas que escribo#solo escribo
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Los Siete Maridos de Evelyn Hugo - Taylor Jenkins Reid
Sinópsis.
Evelyn Hugo, el ícono de Hollywood que se ha recluido en su edad madura, decide al fin contar la verdad sobre su vida llena de glamour y de escándalos. Pero cuando elige para ello a Monique Grant, una periodista desconocida, nadie se sorprende más que la misma Monique. ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora?
Mi opinión.
Después de haberme cruzado con este libro en múltiples plataformas y posponer su lectura más de una vez, bastó aquel día de octubre en el cual ingresé a una muy concurrida librería de la gran ciudad de Buenos Aires y me topé con esta maravillosa obra frente a frente después de tanto tiempo. Por lo que que decidí darle una oportunidad, así como la que Evelyn le dio a Monique para que escriba su historia de vida, o más bien, su historia de amor. Porque permítanme adelantarme a todo lo que tengo para decir, para aclarar que detrás de el engañoso y atrapante título, se esconde una de las historias de amor más maravillosas y trágicas que he leído.
Evelyn, es la cara y representación de todas aquellas estrellas de cine con las que uno anhela ser cuando es pequeño. Personas que se las idolatra, que muestran una vida llena de aventuras extravagantes, vida de lujos y mucho dinero, siendo reconocidos por todos, amados pero que en cuestión de segundos pueden pasar a ser el foco de una cantidad infinita de titulares y artículos para ser criticados. Y allí es donde encaja perfectamente esta historia, que nos cuenta lo que hay detrás de todo aquello que uno cree anhelar, que todos esos lujos esconden precios muy altos a pagar.
La protagonista de esta historia es una estrella de cine que se logra hacer un lugar a nivel mundial, su rostro, cuerpo y cabellera reconocibles a kilómetros, algo característico de la misma, que ha tenido apariciones en una variedad infinita de películas pero también en numerosos matrimonios y fracasos a nivel sentimental. Evelyn, a sus 80 años, ya retirada de toda esa vida caótica, decide dar una entrevista exclusiva con el fin de subastar varios de los vestidos más emblemáticos de su guardarropa, pero para sorpresa de varios, éste es un trabajo que solamente una persona en específico podrá lograr y es ni más ni menos que Monique, una joven periodista que recién esta abriendo su camino, inexperta, con la misma incertidumbre que tenía Evelyn en sus comienzos, pero eso no es lo que la hace especial para este trabajo sino que la decisión de que sea ella quien escriba esta historia, es mucho más profunda de lo que parece ser.
Al leer el libro, uno cae en la cuenta de todas aquellas mujeres que en condiciones completamente desfavorables, se han abierto su camino al estrellato dando todo lo que tienen a su alcance e incluso más. Y es ahí donde yo me pregunto y me encantaría preguntarle a cada una de ellas, ¿A valido la pena darlo todo para ocupar ese lugar?.
Capítulo tras capítulo, me fui poniendo en los zapatos de Evelyn gracias al ameno y entretenido relato de Monique. Leí sobre cada una de sus relaciones, las decisiones a las que tuvo que enfrentarse y el camino que ella decidió tomar en cada una de ellas, resultando en un montón de errores y aciertos. Y me volví adicta, a la forma que Taylor Jenkins Reid utilizó para expresarse en esta obra, porque es atrapante y no te suelta y deseas con todas tus fuerzas que no llegues nunca a aquella última hoja del libro porque ya ves venir el vacío que vas a sentir al terminar.
Y la gran pregunta, para no extenderme demasiado y no cometer el error de decir cosas de más, arruinándoles la hermosa experiencia lectora que les espera al adentrarse en éste libro. Siete maridos, siete oportunidades de abrirse al amor, de compartir la vida, de darles tiempo, ese valioso tiempo que no se podrá recuperar de nuevo. Siete personas que llegaron a su vida para cambiarlo absolutamente todo y que le abrieron diferentes puertas en su vida de estrellato, pero ¿Cuál fue el amor de la vida de Evelyn Hugo?. Pregunta que se te siembra en la cabeza al leer la primera hoja y que te acecha hasta casi el final del libro. Pregunta que nos adentra en una de las historias más bellas y angustiantes. Pasar del malestar y el agrio sabor en la boca por el fracaso y la impotencia detrás de una historia por la que vale arriesgarlo todo, antes de que sea demasiado tarde. Gracias a ello nos complacemos con dos de los mejores personajes del libro, Harry Cameron y Celia St. James, trascendentales e inolvidables que nunca podría encontrar suficientes adjetivos que describieran a la perfección a este par.
Cuando comencé a leer esta novela no tenia ni un 1% de certeza sobre lo que estaba a punto de leer, creo que fue uno de los mayores 'plot twist' que viví en mi vida. La disfruté de principio a fin y actualmente me persigue la necesidad imperiosa de encontrar aquella pócima que me permita olvidarme de todo, para poder vivir esta experiencia de cero una vez más. Sin dudas Los Siete Maridos de Evelyn Hugo es un libro que quedará incrustado en mi memoria y que creo que si algún día, así como yo, de forma inesperada, o incluso totalmente planeada, se cruzan con ésta maravillosa obra, no duden ni un segundo y sumérjanse, que se van a ahogar de la forma más linda que existe, en una hermosa obra literaria.
"... pasé la mitad de mi tiempo amándola y la otra mitad escondiendo lo mucho que la amaba.”
Sofi.
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Oasis regresan, también Mozart, pero no se ha cacareado tanto. Pues hay que decirlo, porque Wolgang Amadeus (Salzburgo 1756 - Viena 1791) es uno de los grandes eternos de la música. Hoy se estrena la pieza inédita “Ganz kleine Nachtmusik KV648”, que se estima que data de mediados o finales de la década de 1760. Se compone de siete movimientos en miniatura para un trío de cuerdas, en torno a 12 minutos de música. Se cree que Mozart compuso la pieza cuando era sólo un adolescente.
Los investigadores que están trabajando en la compilación de la edición más reciente del catálogo Köchel, el archivo definitivo de las obras musicales de Mozart, encontraron el manuscrito de la pieza hasta ahora desconocida en una de las bibliotecas municipales de Leipzig.
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Capítulo 1 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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— Sil, Cloud. Os estoy esperando.
En un mundo paralelo (Zack POV)
— Informamos en directo desde la autopista de Midgar. Como verán, el panorama es desolador: edificios reducidos a escombro, la carretera al borde del derrumbe… Se observan columnas de humo serpenteando hacia el cielo desde el sector en llamas. En los últimos días, la ciudad de Midgar ha sufrido una serie de tragedias sin precedentes. Dos atentados contra sendos reactores seguidos de la caída de la plataforma del sector 7 y, ahora, un tornado que ha arrasado la autopista causando graves estragos en su recorrido del sector 0 al 2.- Un reportero explicaba en las noticias.- La alcaldía, junto a la compañía Shinra, ha declarado que el tornado es obra de la organización anti-Shinra AVALANCHA que lo ha provocado mediante un arma terrorista desconocida. La investigación debe aún esclarecer la posible implicación de Wutai, nación actualmente en tregua con Shinra.
El noticiario terminó. Midgar había quedado muy afectada, los edificios están completamente destruidos en varios sectores, incluido el edificio principal. La gente estaba reunida, mirando fijamente la televisión. Por suerte había podido llegar a Midgar pero con la mayor de las culpas. Llevaba a cargo a Cloud, quien aún no había despertado de la intoxicación por mako.
— El ejército de Shinra está investigando el colapso de la autopista. Dos sospechosos en paradero desconocido. Un Ex-Soldado que porta un mandoble y una chica pelirroja. Parecen haber huido. ¡Eh ahí! ¿Están realizando labores de rescate?
— ¿Una chica pelirroja?- Me pregunté.- ¿Hablan de Sil?
La cámara enfocó como a varios de AVALANCHA se los llevaban.
— Hemos recuperado los cuerpos de los sospechosos.- Decía un centinela.- Volvemos al helicóptero.
De golpe enfocaron a Aeris, también la habían capturado. Sentí una rabia en mi interior. Tenía que ir por ella.
— ¡Eh! ¿Qué haces?- Decía el centinela al pillar al reportero grabando.
— ¡El helicóptero ha despegado!- Dijo el reportero.- Parece dirigirse al sector 5.
— Tú, ya vale de tocar los cojones.- El centinela partió la cámara haciendo que se apagara la transmisión.
Miré inmediatamente a mi alrededor. Lo importante aquí era dejar a Cloud mientras iba a rescatar a Aeris. Una chica que se encontraba allí mirando el noticiario y yo cruzamos miradas así que decidí rápidamente ir hacia ella.
— Perdona.- Le dije dándole a Cloud a la chica.- Enseguida vuelvo. ¡Dejo contigo a mi amigo! Sufre envenenamiento por mako. Vigílamelo.
Me eché a correr sin mirar atrás. Escuché la voz de la chica de lejos quien me decía algo pero no me giré. No podía llegar tarde. Me dirigí rápidamente hacia donde iban los helicópteros, siguiéndolos.
— ¡Aeris!- Una rabia salía de mi pecho.
En ese momento uno de los helicópteros empezó a descontrolarse y a descender estallándose en el otro sector. Me dirigí hacia allí y al llegar otros helicópteros habían aterrizado para asistir al helicóptero caído y recuperar a parte de los de AVALANCHA.
— Cuidado nos podrían atacar aún.- Dijo uno de los centinelas.
— ¡Despejado!- Dijo otro de ellos.
— Bien. Traedla.
Ni me lo pensé y me acerqué a ellos sacando mi espada. Iba a por todas, tenía que rescatarla.
— ¡Soltadla!- Exclamé
— ¡Mira!- Exclamó un centinela.- ¡Lleva una espada mortal!
— ¡AVALANCHA!- Dijo otro de los centinelas.
Empecé a luchar contra ellos y a eliminarlos rápidamente de mi camino. Aunque cuando pensaba que ya estaría varios centinelas salieron de otro helicóptero.
— ¡Hacen falta refuerzos de inmediato!- Dijeron desde el helicóptero.
— Esto pinta mal…- Mencioné mirando a Aeris.
— ¡Soldado de AVALANCHA! ¡Baja el arma y ríndete!- Exclamó un centinela.
Vi un gran escombro en el suelo así que rápidamente fui hacia este y lo agarré como pude y giré en mi mismo tirando el escombro hacia el helicóptero.
— ¡Callaos!- Exclamé.
El helicóptero estalló y los tres centinelas que había en tierra me apuntaron aunque no por mucho tiempo, me deshice de ellos lo más rápido posible y corrí rápidamente hacia Aeris. La incorporé a mi, comprobé si respiraba y cuando vi que si la agarré en brazos. En ese momento eché el ojo en el helicóptero y allí dentro yacía una especie de perro que parecía muerto o inconsciente. Por la situación parecía que había sido él quien había atacado a los pilotos desde dentro para estampar el helicóptero.
— Gracias…- Le agradecí aunque no me escuchara.
En ese momento escuché más helicópteros en mi dirección. Era hora de irse. Decidí esconderme detrás de unos tubos y pasaron rápidamente varios centinelas corriendo cerca nuestro, buscándonos.
— ¿Dónde está la Anciana?- Exclamaba uno de los centinelas.- Se va a armar gorda como no la recuperemos… ¡No os quedéis pasmados! ¡Buscadla!
Tenía a Aeris apoyada en mi pierna. En ese preciso momento empezó a llover.
— ¿Qué es todo esto?- Me pregunté.- ¿Qué está pasando? Aeris… He vuelto, ¿me oyes?
Le puse una mano en la mejilla y pase mi dedo suavemente por ella intentando quitarle la suciedad de esta. En ese momento una materia blanca salió de ella, cayendo al suelo. Parecía muerta. No pude evitar llorar. Tenia el corazón roto.
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Mundo original (Sil POV)
Kalm
— Bueno…- Dijo Barret mirando a Cloud.- Ya va siendo hora de que nos expliques de qué conoces a Sephiroth. A ti no te lo pregunto Sil porqué me das a entender que no te acuerdas.
Negué con mi cabeza y puse mis ojos en Cloud para escuchar lo que tenía que decir.
— Tifa, voy a contárselo todo.- Dijo Cloud.
— Vale, por mí bien.- Respondió Tifa.
— Fue hace cinco años, cuando yo tenía dieciséis.- Explicó Cloud.- Los de Soldado ya no teníamos mucho que hacer. Solo nos daban misiones del montón. Pero un día, me asignaron una junto al héroe Sephiroth. Yo estaba muy emocionado. Llovía mucho pero no podía parar quieto. No sabía qué tipo de misión me habían dado pero quería una emocionante, no la típica misioncilla del montón que le dan a los Turcos. Pocos minutos después me enteraría de que la misión era en Nibelheim, donde me críe. Cuando nos enfrentamos a unos monstruos de carretera cuando íbamos hacia allí me di cuenta de que Sephiroth estaba a otro nivel.
— En Nibelheim es donde construyeron el primer reactor de mako.- Dijo Barret poniendo su mano en su mentón.- ¿No?
— Sí.- Dijo Tifa algo afectada.- Hace cinco años, en septiembre… La gente empezó a decir que algo raro le pasaba al reactor. Se avistaron monstruos cerca de la aldea, algo inédito hasta entonces. Así comenzó todo.
— Los habitantes formaron su propio cuerno de vigilancia.- Explicó Cloud.- Pero no fue suficiente, y pidieron ayuda a Shinra. Y Shinra nos envió a nosotros. Al llegar Sephiroth me empezó a hablar de manera raspada de su familia. Dijo que su madre se llamaba Jénova.
— ¡Espera un momento!- Exclamó Barret de golpe.- ¿No se llamaba Jénova aquel monstruo del edificio de Shinra?
— Sí.- Dijo Cloud.- Ya llegaré a esa parte de la historia. Aunque Sephiroth me había empezado a contar sobre su familia cortó rápido la conversación. Nos adentramos un poco más en la aldea y el alcalde vino a recibirnos, feliz de que habían enviado al mismísimo Sephiroth. Sephiroth me dio tiempo libre hasta que anocheciera así que visité parte de la aldea donde crecí de nuevo. Me encontré con el maestro Zangan, experto en artes marciales. Me preguntó si conocía a Tifa y yo le dije que si. Parecía que estaba muy orgulloso de ella ya que dijo explícitamente que Tifa se iba a convertir en un fenómeno aunque no me salió otra cosa que responderle con un "Anda ya".
— ¿¡Cómo que "anda ya"!?- Exclamó Tifa.
— Cloud no sabes ver el talento.- Dijo Aeris.
— Este chico siendo igual de agradable toda la vida.- Dije yo riéndome un poco.
— ¡Eh oye! ¿De que vais? ¡Fue hace cinco años!.- Dijo Cloud intentando excusarse.- En ese momento decidí subir la torre de agua que hay en Nibelheim.
— ¿Subiste a la torre de agua?- Preguntó Tifa con un poco de nostalgia en sus palabras.
— Hacía dos años que no pisaba Nibelheim.- Explicó Cloud.- Me entró la nostalgia.
— Ya…- Respondió Tifa desviando un poco la mirada.
— Me senté un rato pero rápidamente me levanté.- Cloud seguía explicando.- Decidí ir a tu casa Tifa.
— ¿En serio?- Preguntó Tifa.
— Pensé que estarías allí.- Respondió Cloud.- Aunque estaba vacía me pasee por todas las habitaciones.
— ¿Entraste en mi habitación?- Preguntó Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Y no pude evitar mirar todo, incluido el armario.
— Cloud, ¿en serio?- Tifa estaba alucinando.
— Sé que no debía, pero…
— ¡Que guarro!- Exclamamos Tifa, Aeris y yo a la vez.
Cloud se aclaró rápidamente la garganta.
— No tardé en salir de casa de Tifa al ver que no se encontraba allí y me dirigí a mi casa. Aunque no es demasiado importante para la historia.
— Yo quiero saber.- Dije yo con una sonrisa.
— ¡Y yo!- Agregó Aeris.
— Cuéntanoslo, anda.- Dijo Tifa.
— Qué remedio…- Dijo Cloud.- Mi padre murió cuando yo era niño, así que mi madre vivía sola. Hacía casi dos años que no la veía. Y aquella vez fue la última. Entré a mi casa, mi madre parecía feliz de verme. Me veía mayor y más formado. Fue también la primera vez que me veía con ropa de Soldado. Decidí tumbarme en mi cama y mi madre me iba hablando de lo orgullosa que estaba de mi. Me decía cosas como que estaba hecho todo un hombre y que estaba segura de que las chicas se me rifaban aunque no era para tanto. Me empezó a hablar incluso del tipo de chica que quería para mi, mi pareja ideal, alguien amable, que se asegurase de que no hiciera locuras. Alguien mayor que yo y responsable y que me pusiera firme si hiciera alguna tontería.
No pude evitar reír un poco al escuchar todo eso. Cloud dirigió la mirada a mi poniéndose un poco rojo y volvió a aclararse la garganta.
— Bueno, vamos a dejar el tema.
— No me digas que Tifa y tú erais vecinos.- Puntualizó Barret.
— Sí.- Dijo Tifa.- Pero no nos visitábamos casi.
— Es complicado de explicar.- Dijo Cloud.
— ¡Seguro la liaste, Cloud!- Exclamó Barret.
— Bueno sigo. En aquel momento no me di cuenta.- Mencionó Cloud.- Ahora que lo pienso, Sephiroth había estado actuando de forma extraña desde que llegamos a la aldea. Pillé a Sephiroth mirando el paisaje desde el hotel, no entendía bien qué hacía pero me confesó que sentía que ya lo conocía. Me cambió el tema rápidamente diciéndome que iríamos al reactor al día siguiente a primera hora y que no trasnochara demasiado. Aquella noche no pegué ojo. Estaba tan nervioso, y a la vez tan contento…
— Yo igual.- Dijo Tifa en ese momento.
— ¿Y eso?- Preguntó Aeris.
— Por pensar en Tifa.- Dijo Cloud.
En ese momento Tifa lo miró fijamente algo sorprendida pero parecía contenta. Yo no pude evitar mirar la situación empezando a entender muchísimas cosas.
— Salí corriendo del hotel en cuanto me levanté y tuvimos que esperar un rato a que el guía llegará. No fue demasiado tiempo hasta que Tifa apareció. Se presentó delante de Sephiroth como nuestra guía. Yo me acerqué a ella, contento de verla. Si que es verdad que era la mejor guía del pueblo. Cuando íbamos a empezar a ir hacia el reactor nos paró un fotógrafo que insistió en hacernos una foto. Aunque Sephiroth no quería le convencimos y nos hicieron la foto a los tres juntos.
— ¿Qué buen rollo había no?- Preguntó Barret..
— Sí, al principio sí…- Dijo Tifa.
— El reactor está de camino a la cima del monte Nibel.- Explicó Cloud.- Había echado de menos el aire fresco de montaña… Los monstruos habían estado vagando cerca de la aldea así que con permiso de Sephiroth me dio la misión de encargarme de estos. Como más nos acercábamos al reactor veíamos como el mako salía por todas partes. Casi que parecía cuál era el problema. En un punto decidí avanzar para deshacerme de los monstruos del camino. Una vez despejado volví con los demás, justo antes de llegar al reactor. Se puso a llover. Teníamos que cruzar el gran puente colgante que había en el monte dirección el reactor y tuvimos tan mala suerte que un rayo cayó mientras estábamos pasando. En esa el puente se rompió. Rápidamente me agarré a la cuerda y comprobé el estado de Tifa quien también colgaba. Sephiroth de golpe se soltó yendo hacia el rio y vi como Tifa se empezaba a resbalar hasta que cayó. No dudé en soltarme e ir hacia ella pero Sephiroth se me adelantó, rescatándola. A mi me dio tiempo a rescatar a uno de los dos centinelas que nos acompañaba pero cuando Sephiroth intentó pillar al otro ya era demasiado tarde. Se fue río abajo. Cuando nos pusimos a salvo Sephiroth fue a ver si lo encontraba pero no hubo suerte. En ese momento nuestro objetivo era llegar al reactor por muchos problemas que estuviéramos teniendo así que Sephiroth le pidió por favor a Tifa que nos guiará desde allí aunque ella no sabía llegar desde allí. Aún así, Tifa siguió con nosotros porqué era peligroso que regresara sola. Seguimos avanzando, esta vez luchando codo con codo y llegamos a una cueva con un manantial de mako gigante. Era precioso, brillaba por todos lados.
— Las materias de hecho surgen de condensaciones de mako en su material más bruto.- Añadí yo.- La transformación a materias hace que la misma materia encierre el saber de los Ancianos. Es un saber especial, domina el planeta y se une a él para aflorar la magia. Bueno, eso son leyendas en verdad, pero quien sabe.
— Sephiroth me contó algo parecido a lo que dices en ese momento.- Dijo Cloud.- Antes de seguir avanzando Sephiroth nos paró y de uno de los agujeros de donde se escapaba mako salió un bicho enorme. El centinela se encargó de llevar a Tifa a un sitio seguro y Sephiroth y yo luchamos espada con espada para derribarlo, hasta me halagó más de una vez.
— A ver, a ver.- Dijo Barret.- Para el carro. Yo sigo dándole vueltas a lo mismo. Por lo que contáis. Sephiroth era un tío majo, muy de fiar.
— Sí, así solía ser.- Explicó Cloud.
— ¡Pero se supone que es el enemigo del planeta! ¡El malo de la película!- Exclamó Barret.- Contadme algo que me haga odiarlo. Algo que me hierva la sangre.
— Como quieras.- Dijo Cloud.- Llegamos al reactor de mako y nos adentramos Sephiroth y yo a este, estaba prohibido que civiles entraran así que Tifa no pudo acompañarnos. Empezamos a hablar de como Shinra mantenía demasiadas cosas en secreto, aunque Sephiroth no es que dijera demasiado al respecto. Aunque la mayoría de reactores competían a desarrollo urbanístico el de Nibel estaba administrado por ciencia y desarrollo. No podía evitar tener un mal presentimiento. Llegamos a la parte final del reactor, donde teníamos que mirar y antes de entrar Sephiroth me paró y me indicó que me callara. Los dos miramos la puerta y entramos viendo un montón de cápsulas de incubación de monstruos y varias estaban rotas. Varios especímenes secretos saltaron hacia nosotros, en ese momento no sabía que eran. Sephiroth se encargó de ellos y me contó que todo era obra de Hojo. Miré la situación y le pregunté a Sephiroth que era todo eso, no entendía absolutamente nada. En ese momento lo miré y él empezó a subir las escaleras hacia una puerta que ponía Jénova. Se quedó en la puerta y puso una mano en esta, mirando fijamente el nombre. De las invocadoras empezó a fugarse aún más mako y Sephiroth me dijo que todas las anomalías eran culpa de eso. Me encargó ir a cerrar una válvula que se encontraba en la parte exterior de la sala en la que estábamos. Fui rápidamente hacia allí y la cerré, noté algo extraño ya en el ambiente. Al volver a la sala vi a Sephiroth cortando todos los cables y tubos que estaban conectados a las incubadoras. Me dijo que lo que teníamos delante era una planta de cultivo de materias y que Hojo había encerrado animales cuyos cuerpos se cristalizaban a la par que el mako para convertirlos en nuevos tipos de monstruos. En ese momento añadió que Hojo no se había contentado con solo usar animales y me invitó a mirar dentro de una de las incubadoras. Al mirar vi un espécimen secreto, con forma humana. Sephiroth lo partió y lo pude ver aún más claramente. En ese momento se volvió loco, diciendo que quizás él había nacido de un tanque así, que era un monstruo, un ser especial. Él se preguntaba si era humano, parecía muy confundido. Después de aquello, volvimos a la aldea. Sephiroth se encerró en su habitación.
— Aquella noche.- Dijo Tifa.- Se iba a celebrar una cena con los de Soldado. El alcalde estaba muy emocionado. Fue a quejarse a mi padre cuando se canceló.
— Olvidaos de lo del alcalde.- Dijo Barret.- ¿Qué pasó con Sephiroth después de aquello?
— Sephiroth ya no se encontraba en la habitación así que decidí ir a buscarlo.- Dijo Cloud.- Me encontré con el alcalde en el lobby del hotel y él me dijo que había ido a la mansión Shinra.
— La mansión Shinra es el edificio más grande que hay en la aldea. La construyeron antes que el reactor.- Explicó Tifa.- Según se decía, Shinra la usaba como laboratorio cuando aún era una empresa pequeña. El alquiler del terreno bastaba para cubrir las necesidades de la aldea.
— Seguí a la policía vecinal hasta la mansión Shinra y en la puerta me pidieron ir a ver si Sephiroth se encontraba bien.- Prosiguió Cloud.- Me recorrí la mansión entera, pero no encontré a Sephiroth. Vi un ascensor y decidí meterme.
— Había un sótano, ¿verdad?- Dijo Tifa.
— Sí, aunque yo no me había enterado hasta entonces.- Mencionó Cloud.- Y al llegar allí, me encontré a Sephiroth en lo que parecía una especie de biblioteca. Parecía que había estado leyendo varios de los libros de la zona buscando información sobre él. Empezó a mencionar fechas: 7 de julio de 1977 "se confirma que jénova es una Anciana". 13 de septiembre de 1977 "aprobado el Proyecto Jénova". Volvió a repetirlo y yo me armé de valor para preguntarle que estaba haciendo. Él me pidió que lo dejara solo y desde aquello, Sephiroth se encerró en el sótano. Indagando sin descanso, como si estuviera poseído… Yo desde la habitación del hotel empecé a atar cabos. Jénova, el nombre de la habitación del reactor, el nombre de la madre de Sephiroth, los Ancianos… pero no conseguía entender nada así que decidí volver a la mansión y hablar con Sephiroth. Al llegar allí estaba Sephiroth, leyendo. Me dijo que había encontrado unos documentos de sumo interés y empezó a leerme. "En el rostro de aquel espécimen, hallado en un meteorito de hace 2000 años, se esbozaba una hermosa sonrisa. Concluí que se trataba de una Anciana, una mujer de la ancestral civilización que antaño pobló nuestro planeta. La bauticé con el nombre de Jénova." Me explicó que así comenzó el Proyecto Jénova, cuyo fin era devolver a la vida a los Ancianos y que en dicha meta, le crearon a él. Un tal Gast, el encargado del proyecto, fue quien le creó. En ese momento estampó el libro contra la pared y aun así yo tuve el valor para preguntarle a qué se refería con lo de "que le creó". Pero nunca me respondió. Simplemente dijo que se tenía que reunir con su madre. Empezó a andar, dirigiéndose hacia afuera, y le intenté parar agarrándole la mano. En ese momento el mal reaccionó tirándome contra la pared con una fuerza inimaginable. Él se fue y yo perdí el conocimiento. Si hubiera tardado menos en recobrar consciencia… quizá podría haber defendido la aldea.
Tifa bajó la cabeza de golpe y Aeris y yo la miramos, preocupadas.
— O quizá no.- Dijo Cloud.- Al salir de la mansión vi todo el bosque en llamas y al llegar al pueblo me lo encontré ardiendo. Una madera ardiendo me cayó encima y me hizo daño en la pierna pero no por eso dejé de andar. Lo primero que quería ver era si mi madre estaba bien. Mientras avanzaba la torre de agua se me cayó encima, ardiendo. Por suerte pude esquivarla y dirigirme hacia mi casa, que estaba en llamas también. Me temía lo peor. Cuando abrí la puerta una explosión de fuego salió de dentro de casa, ya era demasiado tarde… Un miembro de la policía vecinal vino rápidamente hacia mi y me intentó ayudar pero cuando le quise mirar Sephiroth había atravesado su espada contra él, matándolo al instante. Sephiroth desvió el camino en vez de ir hacia mí y yo me arrastré por el suelo intentando seguirle. Vi como seguía matando gente, delante de mis ojos y yo herido, no pude hacer nada. En ese instante, Sephiroth se cargó al alcalde y yo me intenté poner delante suyo y intenté llamarle la atención. Él se giró mirándome con una pequeña sonrisa y luego prosiguió su camino hacia el reactor. Seguí a Sephiroth hacia el reactor.
— A mi padre y a mí iban a evacuarnos.- Añadió Tifa.- Pero mi padre se empeñó en que podía razonar con Sephiroth, y… lo mató. Decidí con la poca fuerza que me quedaba ir hacia Sephiroth, agarrando su espada que se encontraba al lado de mi padre muerto y arrastras me acerqué a él quien miraba la puerta de Jénova fijamente. Rápidamente me lancé a él e intente atacarle pero fue en vano. Él me arrebató su espada, levantándome en el aire. En un golpe rápido él giró la espada y me atacó, haciéndome un corte profundo debajo del pecho. Caí escaleras hacia abajo.
— Me acerqué a Tifa lo más rápido que pude.- Prosiguió Cloud.- Y la agarré en brazos, pensando que estaba muriendo. La dejé más apartada de la zona y me levanté. Quería matar a Sephiroth. Fui corriendo hacia la habitación de Jénova, dónde Sephiroth acababa de entrar. Empezó a hablarle a una cosa llena de cables, estaba loco. En ese momento arrancó un maniquí para dejar ver a la verdadera Jénova. No pude evitar estar callado y le grité, preguntándole el porqué, porqué había hecho eso. Había matado a mi madre, yo pensaba que había matado a Tifa también y a toda mi aldea. Él me dijo que era "el elegido". No pude evitar confiar en él antes pero ya no era el Sephiroth que había conocido. Solo recuerdo hasta ese punto. Nada más.
¿Estás segura que fue así, Sil?
La voz de Sephiroth resonó en mi cabeza y me empezó a doler mucho, reventándome por dentro. Aeris me agarró la mano y me miró a los ojos.
— ¿Estás bien, Sil?
En ese momento dejó de doler así que simplemente asentí y le sonreí para que no se preocupara.
— ¡Venga yaaaa!- Exclamó Barret.
— "El héroe Sephiroth, desaparecido durante una misión"- Mencionó Aeris.- Lo vi con mi madre en las noticias. Unos días más tarde, anunciaron que había muerto en combate. Así lo recuerdo.
— Shinra se inventa las noticias.- Dijo Barret.- Dicen lo que quieren. El problema es que la gente les cree.
— Esto…- Dijo Aeris levantando la mano.- Yo también lo creí.
— A… A ver…- Dijo Barret.- De entrada, tú piensa que todo lo que haga Shinra es malo.
— Pasara lo que pasara hace cinco años.- Dijo Cloud.- Nosotros hemos luchado contra él en Midgar.
— Sephiroth está vivo.- Dije yo respirando profundamente.
— Quizá "vivo" no; pero estar, está.- Añadió Aeris.
— ¿Por qué habrá aparecido ahora…?- Se preguntó Tifa.- ¿Qué habrá estado haciendo estos cinco años…?
En ese momento Cloud y yo reaccionamos de la misma manera. Un dolor intenso nos golpeó la cabeza otra vez por unos segundos y rápidamente recuperamos compostura.
— Sephiroth está continuando lo que empezó entonces.- Dijo Cloud.- Quiere recuperar el planeta junto a Jénova y dominarlo.
— ¿Después de cinco años?- Exclamó Tifa.- Perdona que insista, pero es que no me cuadra…
— Lo de Jénova tampoco tiene ni pies ni cabeza.- Dijo Barret.
— ¿Podemos parar…?- Dije yo, con las dos manos en mi cabeza. Me encontraba bastante mal de la conversación, la cabeza me daba vueltas.- No me está sentando nada bien esta conversación…
Todos me miraron fijamente, la atención se centró en mi. En ese momento Aeris estiró los brazos como si tuviera sueño o se quisiera estirar.
— Perdón.- Dijo Aeris.- No estoy acostumbrada a viajar. Tengo la espalda cargadísima.
— Déjame ver.- Dijo Tifa acercándose a ella y apretándole la espalda.
Aeris soltó un pequeño grito de dolor.
— Vaya.- Dijo Tifa.- Creo que te puedo ayudar. ¿Nos vamos a la habitación?
— Entonces sí.- Dijo Barret.- Dejémoslo aquí por hoy. Total, no vamos a sacar nada en claro ahora.
Todos asentimos y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Minutos antes de tener una de las peores conversaciones mentalmente hablando que había tenido nunca, el grupo había distribuido las habitaciones del hostal y de casualidad me tocó descansar junto con Cloud. No podia evitar sentirme algo nerviosa ante la situación aunque no entendía muy bien el porqué. Nos habíamos besado, varias veces de hecho, pero no lo sé, no sabia exactamente lo que sentía o si llegaba a sentir algo. La confusión en todos los aspectos de mi vida se había convertido en un sin parar pero empezaba a entender que a menos caso le hiciera mejor para seguir hacia adelante.
Cloud y yo nos dirigimos hacia la habitación y esta se componía de dos camas individuales, una pequeña mesa y unos candelabros preciosos que alumbraban con una delicada luz cálida cada uno de los rincones. Cuando ya me disponía a ir hacia una de las camas individuales Cloud se tumbó en ella, justo a la que yo me estaba dirigiendo. En ese momento, y tal como había decidido minutos antes y sin apenas pensar me dirigí a la misma cama que él y me tumbé junto a él, pegándome a su cálido pecho. No tardé demasiado en notar una mano rodear mi cintura y mi corazón se disparó.
— ¿Crees que podrás dormir?- Me preguntó Cloud de golpe, alertando mis sentidos.
Asentí, fue lo único que mi cabeza pudo procesar en ese momento y inmediatamente cerré los ojos durmiéndome. Pero aun así el sueño no duró mucho, mis ojos se abrieron de par en par al notar que algo faltaba o más bien alguien: Cloud. No pude evitar ponerme de pie y me rasqué los ojos intentando poner a punto mis pensamientos pero todo seguía borroso. Quizás era la cálida luz de la habitación que no me dejaba pensar o la falta de aire fresco así que decidí salir de allí para conseguir despejarme y volver lo más pronto posible para seguir con el tan deseado sueño.
Al salir de la habitación vi por la puerta en dirección al tejado-terraza del hostal que seguía siendo de noche. Como mucho habría dormido como máximo una hora. Salí hacia la terraza pero tan solo al dar un paso hacia afuera escuché la voz de Tifa. Me quedé paralizada y me puse detrás de un muro para poder mirar de refilón. Allí estaba ella, con Cloud, hablando. En ese preciso momento me invadió la curiosidad.
¿Qué estarán hablando tan tarde aquí, solos?
— ¿Midgar está hacía allí?- Preguntó Tifa.- Oye…
— Yo también tengo una pregunta para ti.- Dijo Cloud de golpe, cortando a Tifa.
— Tú primero.- Dijo Tifa.
— Aquel día hace cinco años, te vi en el reactor. Estabas sangrando muchísimo… Creí que era tarde.- Mencionó Cloud.
— Ya…- En ese momento Tifa puso una cara de preocupación.- Un momento… ¿Es que no te fías de mí? ¿Crees que tu amiga murió y yo la he suplantado?
Cloud no respondió, daba a entender la respuesta.
— Me parece increíble que puedas dudar así de mí. Mira esto.- Tifa se levantó un poco el top.- Es la cicatriz de aquel día. El maestro Zangan me rescató del reactor. Me cogió en brazos y me llevó río abajo, jugándose la vida. Me confió a un cirujano que me operó en plena noche. Después, me quedé al cuidado de las enfermeras. Estoy aquí hoy gracias a todos ellos. ¿Y qué hay de ti, Cloud? ¿Dónde estuviste tras marcharte de la aldea? ¿Qué has hecho estos cinco años?
— Mi trabajo es confidencial.- Respondió Cloud.
— No lo dudo.- Dijo Tifa suspirando, parecía decepcionada.- Perdona. Me vuelvo a mi habitación.
Se me puso la piel de gallina al escuchar las palabras de Tifa y salí corriendo hacia la habitación que me correspondía del hostal. Me senté en la cama y miré fijamente a la luz. Sabia perfectamente que lo que acababa de hacer era meterme en la privacidad de Cloud y de Tifa y que no debía haber escuchado a escondidas. Pero empiezo a entender más cosas, cosas que parecían secretas o muy confidenciales entre ellos dos. No mucho más tarde Cloud entró a la habitación y me vio sentada en la cama.
— ¿No has podido dormir al final…?- Me preguntó Cloud.
— No… Lo siento.- Respondí.
Cloud me hizo un gesto para que me estirara en la cama y después de que yo lo hiciera él se estiró conmigo, mirándome a los ojos.
— Sabes.- Dije.- La conversación que hemos tenido antes… todos... De alguna manera me ha distorsionado… Empezaba cada vez a tener más dolor de cabeza, es todo tan extraño.
— Yo he abierto los ojos.- Me dijo Cloud, me estaba haciendo caricias suaves en el pelo.- Hacía tiempo que no lo recordaba con tanto detalle. Al final, te das cuenta de cosas… Suerte que te tengo a ti. Eres la única que parece entenderme...
Cloud me acercó aún más a él y me besó. Le abracé. El corazón me empezó a ir muy deprisa, sentía que se me iba a salir del pecho. No iba a rechazar su contacto, sus besos, cuando quizás era lo que más necesitaba mi cuerpo en ese momento. Cuando se terminó el beso, seguimos con otro. Notaba una gran tensión entre los dos. Una fuerza algo fuera de lo normal incluso sobrenatural pero eso no nos detuvo a ninguno de los dos para dejarnos llevar.
Apagamos la luz y dejamos una pequeña luz de mesita de noche encendida. Nos seguíamos besando, el ambiente poco a poco cambiaba. Notaba el deseo en como Cloud me besaba, cada vez dejaba menos tiempo entre besos y lo hacía con más necesidad. Me iba a volver loca, la temperatura de la habitación subía. No habíamos nunca llegado a estar en una situación así, era la primera vez que quedábamos solos en una habitación desde que nuestra relación empezó a ser de algo más que amigos, pero sin especificar.
Sil, no sobrepienses más... Centrate en él, es lo que tu mente desea.
Cloud me miró a los ojos fijamente, su respiración y su mirada pedían más, mucho más. Yo le miré de la misma manera. Su esencia, su olor, sus ojos, todo me llamaban, me atraía. No dijimos nada más, nuestros ojos nos delataban. Los dos sabíamos que queríamos.
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Nos acomodamos en la cama como pudimos y nos tapamos. Había sido nuestra primera vez juntos. Una primera vez llena de placer y lujuria. Una primera vez para repetir.
Cloud me miró a los ojos y me dio un suave beso en los labios antes de cerrar los ojos.
— Sil… Descansa bien. Te lo mereces.
— Y tú, Cloud. Buenas noches.
— Buenas noches.
Nos quedamos abrazados y nos dormimos inmediatamente. Parecía que habíamos terminado agotados pero eso era una buena señal, todo esto solo podía ir a mejor.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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«Los ensayos», de Michel de Montaigne
A simple vista, Los ensayos pueden dar la impresión de ser una lectura agotadora o incluso difícil; yo mismo lo pensaba, pero ahora que los leí puedo decir que estaba equivocado: la variedad de extensión (que van desde las tres páginas hasta las setenta o más) y de temas (entre el centenar de ensayos se encuentran algunos como “Los mentirosos”, “El miedo”, “El dormir”, “Los pulgares” o “Los carruajes”) la vuelve una obra fácil de leer. No hay pasajes oscuros ni se tratan temas especialmente difíciles, por lo que apenas se requiere algún conocimiento filosófico previo. Tampoco hay —un poco para mi sorpresa— una atención especial a la religión, algo que podría esperarse de un abnegado católico del siglo XVI. No es solo que no se dedique a tratar cuestiones religiosas puntualmente, es que hasta está ausente en los pasajes que abundantísimamente cita. «No cuento mis préstamos; los peso», escribe, pero entre esos préstamos no llegarán ni a un 5 % los que vienen de la Biblia, de doctores de la Iglesia o de filósofos cristianos; el resto, la práctica totalidad viene de autores griegos y romanos (sobre todo estos últimos). Pero independientemente de que sea un autor interesante y accesible, lo que hace a Montaigne tan especial es la cercanía que provoca. En cualquier ensayo sobre él puede verse cómo lo tratan con afecto, lo que no ocurre con todos los escritores. Y eso es porque se muestra tal cual es: no esconde sus carencias ni sus defectos; por el contrario, los exhibe con gusto:
Por mi parte también veo, mejor que nadie, que esto no son más que desvaríos de alguien que, de las ciencias, solo ha probado la primera corteza en su infancia y solo ha retenido una imagen general e informe: un poco de cada cosa y nada del todo, a la francesa. Porque, en suma, sé que existen la medicina, la jurisprudencia, las cuatro partes de la matemática, y sé burdamente cuál es su objetivo. Y tal vez sé también la pretensión de las ciencias en general de ser útiles a nuestra vida. Pero, penetrar más allá, haberme roído las uñas en el estudio de Aristóteles, monarca de la doctrina moderna, o haberme obstinado tras alguna ciencia, nunca lo he hecho; ni sabría describir siquiera las líneas básicas de arte alguno. Y no hay niño de los cursos medios que no pueda decirse más docto que yo, que ni siquiera estoy capacitado para examinarlo de su primera lección. Y si me fuerzan a hacerlo, me veo obligado, con no poca inepcia, a plantear alguna materia de alcance general, con la que examino su juicio natural, lección que les resulta tan desconocida a ellos como a mí la suya.
Si Nietzsche (quien admiraba profundamente a Montaigne, por cierto) titulaba algunos capítulos de Ecce Homo, “Por qué yo soy tan sabio”, “Por qué yo soy tan inteligente” y “Por qué escribo libros tan buenos”, Montaigne hubiese podido titularlos “Por qué yo soy tan ignorante”, “Por qué yo soy tan estúpido” y “Por qué escribo libros tan malos”:
Mis concepciones y mi juicio solo avanzan a tientas, vacilantes, tropezando y dando traspiés; y cuando he llegado lo más lejos de lo que soy capaz, no estoy en absoluto satisfecho. Sigo viendo tierra más allá, pero con una visión turbia y nublada, que no puedo aclarar. Y, pretendiendo hablar indistintamente de todo aquello que se ofrece a mi fantasía, y sin emplear más que mis medios propios y naturales, me sucede a menudo que encuentro por azar en los buenos autores esos mismos asuntos que he intentado tratar, como acaba de ocurrirme en Plutarco ahora mismo con su discurso sobre la fuerza de la imaginación. Entonces, al reconocerme en comparación con ellos tan débil y miserable, tan torpe y adormilado, me compadezco a mí mismo o me desprecio. Pese a todo, me complace que mis opiniones tengan el honor de coincidir a menudo con las suyas; y que al menos los siga de lejos, asintiendo. También, que tengo algo que no todo el mundo tiene: sé la extrema diferencia que hay entre ellos y yo. Y, no obstante, dejo correr mis invenciones tan endebles y bajas como las he producido, sin embozar ni remendar los defectos que esta comparación me ha descubierto.
Asume no tener conocimientos profundos de filosofía, no ser un buen lector (comparado con los estándares actuales sería el que más, por supuesto), ser flojo y tener una pésima memoria; y ni siquiera saca pecho por su excelente latín —que fue su lengua materna, pues no conoció otro idioma hasta los seis años—, del que admite haber perdido la capacidad de hablarlo. De sus aptitudes físicas y técnicas tampoco tiene mejor opinión:
He carecido de destreza y prontitud; y, sin embargo, soy hijo de un padre pronto y dotado de una vivacidad que retuvo hasta la extrema vejez. Apenas encontró a nadie de su condición que le igualara en ningún ejercicio corporal; como yo apenas he encontrado a nadie que no me supere, salvo en la carrera —en la cual era de los medianos—. De música, ni en cuanto a la voz, que tengo muy inepta, ni en cuanto a los instrumentos, jamás me han podido enseñar nada. En la danza, en la pelota, en la lucha, no he podido adquirir sino una destreza muy ligera y común; para nadar, esgrimir, hacer acrobacias y saltar, de todo punto nula. Las manos, las tengo tan torpes que ni siquiera soy capaz de escribir para mí mismo, de suerte que prefiero rehacer lo que he emborronado a tomarme el trabajo de descifrarlo; y no leo mucho mejor. Caigo en la cuenta de que me hago pesado a los que me escuchan. Por lo demás, buen letrado. No sé cerrar correctamente una carta, ni he sabido nunca cortar una pluma, ni trinchar como se debe en la mesa, ni equipar un caballo con el arnés, ni llevar un pájaro en el puño, ni soltarlo, ni hablar a los perros, ni a los pájaros, ni a los caballos.
Tampoco tiene problema en dar a conocer su ignorancia en cuestiones cotidianas, de las que aquí da varios ejemplos:
Nací y me crie en el campo y en medio de la labranza; llevo los negocios y la administración doméstica desde que mis antecesores en la propiedad de los bienes que poseo me cedieron el sitio. Ahora bien, no sé contar ni con fichas ni por medio de la pluma; la mayor parte de nuestras monedas, las desconozco; e ignoro la diferencia entre un grano y otro, en la tierra como en el granero, salvo que sea demasiado evidente, y casi la que hay entre las coles y las lechugas de mi huerto. No entiendo siquiera los nombres de los útiles básicos de la casa, ni los más burdos principios de la agricultura, que los niños saben. Y, puesto que debo consumar mi vergüenza, no hace un mes que me sorprendieron ignorante de que la levadura sirve para hacer el pan, y de qué es fermentar el vino.
Y ya para terminar este muestrario de defectos, tampoco se reconoce virtuoso:
Mi debilidad en modo alguno altera las opiniones que debo tener sobre la fuerza y el vigor de aquellos que lo merecen. Sunt qui nihil laudent, nisi quod se imitari posse confidunt [Algunos solo alaban lo que confían en poder imitar]. Arrastrándome por el lodo del suelo, no dejo de reparar, hasta en las nubes, en la altura inimitable de algunas almas heroicas. Es mucho para mí poseer un juicio recto si las acciones no pueden serlo, y mantener por lo menos esa pieza maestra exenta de corrupción. Algo es algo, tener la voluntad buena cuando las piernas me flaquean. El siglo en el que vivimos es tan torpe, al menos en nuestra latitud, que falta, no digo la práctica, sino incluso la imaginación de la virtud; y parece que no se trate sino de jerga de colegio.
Y habiéndose mostrado así ¿cómo podría ser capaz de ponerse ejemplo de nada?, ¿cómo podría dar cátedra como si fuese un sabio? Pues obviamente no lo hace. No impone su verdad, porque sabe que es deleble y provisoria; no es tajante ni está convencido fanáticamente de nada, lo que le permite estar abierto a otras opiniones. «Uno trata de no definirse porque sabe que al ratito ya no es uno», como le escuché decir a un cantante chileno; y eso precisamente evita Montaigne:
Aparte de esta variedad y división infinita, debida a la turbación que nuestro juicio nos causa a nosotros mismos, y a la incertidumbre que cada uno siente en su interior, es fácil ver que su posición es muy poco segura. ¿Con qué variedad no juzgamos las cosas?, ¿cuántas veces cambiamos nuestras fantasías? Lo que sostengo y creo hoy, lo sostengo y creo con plena convicción; todos mis instrumentos y todas mis fuerzas empuñan esta opinión, y me la avalan en todo lo que pueden. No podría abrazar ni mantener verdad alguna de manera más cierta. Estoy por entero en ella, estoy de verdad en ella. Pero ¿no me ha sucedido, no una vez sino cien, sino mil, y todos los días, que he abrazado cualquier otra cosa con los mismos instrumentos, en las mismas condiciones, que después he juzgado falsa? Al menos hay que hacerse sabio a costa de uno mismo. Si me he visto a menudo traicionado con este motivo, si mi piedra de toque suele resultar falsa, y mi balanza desequilibrada e injusta, ¿qué seguridad puedo tener en esta ocasión más que en las otras? ¿No es una necedad dejarme engañar tantas veces por un guía? Aun así, por más que la fortuna nos cambie quinientas veces de sitio, por más que no haga otra cosa que vaciar y volver a llenar incesantemente nuestra creencia, como un vaso, con nuevas y nuevas opiniones, siempre la actual y última es la cierta y la infalible. Por ella es preciso abandonar bienes, honor, vida y salud, y todo.
Montaigne es la pura tolerancia, lo que no era del todo común en su época; por ejemplo, en los años en que se quemaba a Miguel Servet en la hoguera por hereje, él escribía esto:
No caigo en el error común de juzgar al otro según lo que yo soy. Me resulta fácil creer de él cosas diferentes a mí. No porque yo me sienta apegado a una forma, obligo al mundo a someterse a ella, como hacen todos; y creo y concibo mil maneras de vida contrarias. Y, al revés que a la mayoría, me cuesta menos admitir la diferencia que la semejanza entre nosotros. Libero al otro a su antojo de tener mis condiciones y principios, y le considero simplemente en sí mismo, sin relación, y lo visto según su propio modelo. Aun no siendo casto, no dejo de reconocer sinceramente la continencia de los fulienses y de los capuchinos, ni de percibir bien el aire de su modo de vida. Me pongo muy bien en su lugar con la imaginación. Y los estimo y honro tanto más cuanto son diferentes de mí. Deseo singularmente que nos juzguen a cada uno por sí mismo, y que no me deduzcan de los ejemplos comunes.
No buscó en los Ensayos más que examinarse de la mejor manera que fue capaz, que es a lo más que puede aspirar cada uno:
Así pues, no garantizo ninguna certeza, salvo dar a conocer hasta dónde llega en este momento lo que conozco. Que no se preste atención a las materias, sino a la forma que les doy. Que se vea, en lo que tomo prestado, si he sabido elegir con qué dar valor o auxiliar propiamente a la invención, que procede siempre de mí. En efecto, hago decir a los demás, no como guías sino como séquito, lo que yo no puedo decir con tanta perfección, ya sea porque mi lenguaje es débil, ya sea porque lo es mi juicio.
Pero teniendo cuidado en dejarse embelesar por las propias cualidades:
Si alguien se embriaga al conocerse, porque mira por debajo suyo, que alce la mirada hacia los siglos pasados. Bajará la cabeza cuando descubra tantos miles de espíritus que lo echan por tierra. Si cae en alguna lisonjera presunción por su valentía, que recuerde las vidas de Escipión, de Epaminondas, de tantos ejércitos, de tantos pueblos, que lo dejan atrás a tanta distancia. Ninguna cualidad particular enorgullecerá a quien tenga al mismo tiempo en cuenta otras tantas características imperfectas y débiles que están en él, y, al cabo, la nihilidad de la condición humana. Sócrates, por ser el único que de veras entendió el precepto de su dios de conocerse a sí mismo, y por haberse llegado a despreciar, merced a este estudio, fue considerado el único hombre digno de ser llamado sabio. Quien se conozca así, que no tema darse a conocer por su propia boca.
Se puede coincidir poco con lo que pensaba o creer que se equivocaba en todo, pero es difícil que no despierte simpatía o hasta afecto. Se pintó desnudo (o casi, porque como cualquier mortal, no pudo deshacerse por completo de la vanidad), algo que ni hoy ni antes ha sido común de ver, y eso es de valorar. Como escribió Juan Rivano en un pasaje que ya he citado en alguna ocasión: «No es más que el simple y pobre hombre que es uno mismo». Luego de acompañarlo a través de mil seiscientas páginas escritas a lo largo de veinte años, ¿cómo no terminar sintiéndolo un amigo?
La cantidad de pasajes que podrían citarse sobre el amor, la amistad, la muerte u otros temas importantes son muchísimos, pero vale la pena ir descubriéndolos cada uno. También habría que destacar el uso que hace de las fuentes griegas y romanas. Cualquier interesado en la Antigüedad clásica podrá encontrar en los Ensayos una verdadera enciclopedia de historias y citas de interés.
Aunque se suele considerar que los mejores están en el libro III, la mayoría de los ensayos que más me gustaron se encuentran en el I y en el II. Mis favoritos fueron los siguientes: “La pedantería”, “Filosofar es aprender a morir”, “Que nuestra suerte debe juzgarse solo tras la muerte”, “Cómo el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos cuando le faltan los verdaderos”, “La tristeza”. “La amistad”, “Cómo lloramos y reímos por lo mismo”, “La soledad”, “Costumbre de la isla de Ceos”, “Los libros”, “La gloria”, “La semejanza de los hijos con los padres”. No tienen desperdicio, de verdad.
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Guy Cambier (1923-2008) | Pintor de género Francés.
Guy Cambier nació en Uccle-lez-Bruxelles en 1923. Fue un pintor de pintura de género, escenas, figuras, retratos y pinturas de bodegones. A la edad de nueve años, perdió el uso de sus piernas debido a un trágico accidente. Fue autodidacta y estudió las técnicas y obras de los artistas que emuló, Corot y Watteau. Cambier comenzó a exhibir en 1942, primero en Bélgica y luego en Francia en la Costa Azul, en los Estados Unidos y en París en el Salon des Peintres Temoins de leur Temps. En 1957 recibió el premio parisino "Le Prix de la Jeune Peintre". Se mudó al sur de Francia en 1950 y residió en Grasse, donde pasó la mayor parte del resto de su vida. Cambier se convirtió en uno de los retratistas favoritos de varias celebridades y pintó a dignatarios como la princesa Grace de Mónaco, Winston Churchill, Ingrid Bergman y Edward G Robinson. Sus pinturas fueron adquiridas por el gobierno francés. La fecha exacta de su muerte es desconocida. -------------------- Guy Cambier 1923-2008 | French genre painter Guy Cambier was born in Uccle-lez-Bruxelles in 1923. He was a painter of Genre painting, scenes, figures, portraits and still life paintings. At the age of nine years old, he lost the use of his legs caused by a tragic accident. He was self taught and studied the techniques and works of those artists he emulated, Corot and Watteau. Cambier started to exhibit in 1942, first in Belgium and afterwards in France at the Cote d’Azur as well as in the United States and in Paris at the Salon des Peintres Temoins de leur Temps. In 1957, he received the Parisian award, “Le Prix de la Jeune Peintre”. He moved to the South of France in 1950 and resided in Grasse, where he spent most of the rest of his life. Cambier became a favorite portrait artist of several celebrities and painted such dignitaries as Princess Grace of Monaco, Winston Churchill, Ingrid Bergman and Edward G Robinson. His paintings were acquired by the French government. The exact date of his death is unknown.
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EL ENIGMA DEL MANUSCRITO VOYNICH
En las profundidades de la historia, envuelto en el misterio, se encuentra el Manuscrito Voynich, una obra que desafía el entendimiento humano desde hace siglos. Descubierto en 1912 por el comerciante de libros antiguos Wilfrid Voynich, este intrigante documento ha cautivado a lingüistas, historiadores, criptógrafos y entusiastas de los misterios por igual.
Lo primero que llama la atención al abrir el Manuscrito Voynich es su lenguaje incomprensible. Compuesto por caracteres únicos, no se asemeja a ninguna lengua conocida, lo que ha llevado a numerosos intentos de descifrado. A pesar de los esfuerzos de los mejores criptógrafos, incluyendo aquellos que rompieron códigos en las guerras mundiales, el texto permanece como un código indescifrable.
Acompañando al texto, las ilustraciones del manuscrito añaden a su aura de misterio. Estas páginas están adornadas con dibujos de plantas desconocidas, símbolos astrológicos, figuras femeninas bañándose en estructuras extrañas y diagramas complejos. Algunos sugieren que estas imágenes podrían indicar conocimientos de botánica, astronomía, y quizás alquimia, pero su verdadero propósito sigue siendo un enigma.
A lo largo de los años, han surgido innumerables teorías sobre el origen y el contenido del manuscrito. Algunos lo consideran un tratado médico, otros un compendio de conocimientos alquímicos, e incluso hay quienes lo ven como un fraude elaborado. Sin embargo, su autenticidad ha sido respaldada por análisis de datación por radiocarbono, situando su creación en el siglo XV.
El Manuscrito Voynich no solo es un rompecabezas lingüístico; representa un desafío a nuestra comprensión de la historia y el conocimiento humano. Su existencia plantea preguntas sobre otras posibles obras perdidas en la historia, y sobre la posibilidad de civilizaciones o culturas cuyos conocimientos se han desvanecido en el tiempo.
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Retrato de una dama ("La Bella") de Tiziano Vecellio (Pieve di Cadore 1488/90 - Venecia 1576)
Descripción; Fecha: 1536-1538 Museo: Palacio Pitti Recopilación: Galería Palatina Colocación: Salón de Venus Técnica: Pintura al óleo sobre lienzo Dimensiones: 89x75,5 cm Inventario: 1912 n. 18
El retrato femenino, conocido con el elegante sobrenombre de "La Bella", es una de las pinturas más famosas de la madurez artística de Tiziano, que afirmó su reputación como retratista supremo y fundador de la pintura veneciana. Se representa a una joven en vista de tres cuartos luciendo un vestido rico y muy entallado, confeccionado en una tela de damasco azul con finos bordados dorados, las mangas cortadas en terciopelo color amaranto de donde emergen los volantes blancos de la camisa, y en la parte inferior En la mano derecha un abrigo de piel usado con elegancia casual. Con igual desdén, el rostro cataliza la atención del espectador, siguiendo precisos cánones de belleza renacentista, como lo revelan la frente alta, las pestañas finas, la mirada vivaz de los ojos negros, las mejillas blancas salpicadas de rojo, los pechos floridos de color lunar, y su cabello color miel peinado en una ordenada maraña de trenzas. La búsqueda de la identidad de la mujer retratada, ha sido siempre la cuestión principal en la que se han centrado los estudios histórico-artísticos, que han propuesto reconocerla como la esposa del cliente, la modelo favorita del pintor o una cortesana desconocida. Parte del debate se resolvió mediante una carta de 1535 del duque de Urbino, Francesco Maria della Rovere, quien compró la obra en Venecia hacia 1536-38. Escribiendo a Tiziano para solicitar su envío, el Duque menciona el cuadro nombrándolo "ese retrato de aquella mujer que tiene el vestido azul", sin atribuir ninguna identidad concreta a la dama, disipando así la duda de que pudiera haber sido una persona conocida por a él. Se refuerza así la idea de que el cuadro debe entenderse como una imagen destinada a encarnar el ideal de belleza femenina, tema muy querido en las cortes del Renacimiento. El cuadro fue trasladado a Florencia en 1631 junto con todo el legado de Vittoria della Rovere, y aquí obtuvo el nombre que aún hoy se le atribuye, después de que un guía de finales del siglo XVIII reconociera a la mujer representada en el cuadro como "favorita" del pintor, o su "Bella", en la época sinónimo de mujer amada.
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, fotografía de mi autoría.
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