#nunca lo he dicho pero me voy a arriesgar
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A dónde pertenezco?
La verdad no se a donde pertenezco, no siento cabeza, no se donde estar, si con mis padres o con mi ex, con éste último ó en su casa mejor dicho me siento con una paz hermosa porque nadie me critica, estoy con mis gatas, con mi perro, la casa es iluminada, hay tanta luz que nada es triste, y me pregunto por que me fui? Por qué fui tan idiota que decidí irme? Si ahora pretendeo volver, aunque con mis padres volvi a sentir la seguridad que tenía cuando era niña, que idiotez, no puedo seguir pensando eso.
Necesito ser autosuficiente, pero es que nunca lo fui realmente, nunca he estado solo en realidad, siempre han estado mis padres y una pareja conmigo, nunca sola, y ahora siento que si no estoy con mis padres, y si no tengo pareja, estoy desprotegida y eso me da paranoia por eso acudo a terapia, es horrible sentirse así. Y para colmo la fobia a salir, la fobia al cambio, la fobia a las cosas nuevas, la fobia a hacer algo yo sola, no sé si de los que pasan por aquí se sienten igual ó pasan por algo parecido, es terrible la verdad sentir de esta manera, no poder sentar cabeza y no sentirse segura en un lugar, como cuando yo estaba casada me sentía segura en ese aspecto y de estúpida me salí de mi capullo sin saber lo que me esperaba acá afuera, cuando debí de pensar que por mi situación mental no estaba actuando coherentemente, pero por lo mismo me fui, estúpida decisión.
Ahora sueño con regresar y creo que me voy a arriesgar....
By Yu
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Estimada chica del D. C, ¿Qué puedo decirte? Este país está cada vez más hundido y siento dolor de patria, cuando vives todo tan de cerca es imposible hacerlo pasar desapercibido. Cierres de vías, inconvenientes de orden público, protestas, vandalismo, muertes, robos, quemas. Esa escena de humo grisiento suscitando hacia arriba sobre la brisa, la multitud escapando de nuestra misma fuerza pública, que no nos cuida sino que nos vigila.
Vine aquí a desahogarme contigo je je. Cambiando de tema. ¿Cómo vas con mi búsqueda?, ¿O ya lo intentaste demasiado y mejor pensaste en desistir? Tal vez pueda darte alguna pista. Bueno, antes te dije que lo que habías recitado para mí tenía más de 15 notas, ahora te digo que tiene más de 35 jajsja, yyy menos de 5 comentarios. ¿Eso es una buena pista, no crees?
Tu voz es tan diferente...sentí que me transportaste a otro lugar, o a tu mente misma interpretando los escritos, no me imagino como sonaría mi nombre dicho por ti. Tengo unas ganas de conocerte increíbles, sin embargo, esto del anonimato se me hace interesante, así puedes saber quien soy sin saber quien soy. ¿Tú que dices, chica del D.C?
Tenemos algo pendiente,¿Lo recuerdas? Ese será mi próximo ask.
Cuidate mucho, por favor. Come verduras :3 acuéstate temprano, lee, y piensa en mi jabdj
Saludos.
Querido chico del café con azúcar, puedes decirme que estás bien. que tienes esperanza. que dentro del caos sabes que hay buenas noticias. porque caos no es lo mismo que destrucción. el caos es desordenar el orden, en busca de uno mejor. (linda rima, eh? Ksndksns)
y aunque es muy buena pista, las opciones que había elegido las últimas veces quedan completamente descartadas. he intentado buscarte (con ésta última información) ya un par de veces, pero sigo sin encontrarte:( tendrás que darme más tiempo chico de café con azúcar, porque me encuentro en blanco.
el anonimato siempre me ha parecido una condición fascinante; existes pero no tienes nombre, ni cara (soy una excepción peculiar porque conoces mi voz). eres lo que dices, tu realidad se moldea a tus palabras. y si eso no es algún tipo de magia entonces no sé qué lo sea.
te diré que tuve unas semanas de mucho estrés en las que la cagué de muchas maneras, pero al final sobreviví y aquí estoy. amo las verduras, leí una historia diaria y claramente pens�� en ti. espero estés bien y sigas endulzando tu café
¡Cuídate!
#nunca lo he dicho pero me voy a arriesgar#un perrito llora cada que le echas azúcar al café#pero cómo eres tú te perdono skdnksnwkdms#por cierto#dormí re mal#pero ya me recuperaré#tranqui#vos?? cómo descansaste??#estaré esperando tu poema uwu#reci-tare#reci tare#recitare#ask#ey...#sigues ahí??
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Quiero hoy desahogar cosas que nunca vas a leer.
Han pasado días en los que he pensado muchas cosas de lo que pasó entre nosotros, y no encuentro respuestas a muchas cosas aún. Quiero empezar hablando de lo que me agobia en estos días, probablemente no lo entiendas pues tu falta de empatía por los demás te bloquea sentir algo. Lloro, lloro a diario por algo que jamás paso, siento que me pesa el alma y el cuerpo, hay un vacío inmenso en medio de mi pecho que me dificulta respirar. No, no es algo mental, duele físicamente, camino en desespero alrededor de mi cuarto, me encierro y bajo las cobijas vuelvo a llorar.
Encontré cosas que te escribí hace un tiempo, cosas que florecieron de un momento presuroso de felicidad y otras cosas que escribí en dichos ataques de ansiedad que me absorbían el alma y la tranquilidad que me invadían. No tienes idea lo que es vivir con esto, vivir así, aunque te lo haya dicho tu falta de empatía jamás te permitió ver la vida como yo la veo.
Soñé con despertar a diario a tu lado, con hacerte el hombre más feliz del mundo, soñé con hacerte olvidar, con hacerte cambiar tu perspectiva con respecto a todo, pero como alguna vez escribí “al parecer, sigo sin ser suficiente”. Es duro ver como me he dado cuenta de que he mejorado como persona y sigue sin ser suficiente para nadie. Dejé mi egoísmo a un lado y me di la oportunidad de abrir mi corazón a alguien que me dio confianza suficiente para hacerlo, porque insististe y estuviste en momentos horribles de mi vida, porque demostraste cariño que en algún punto consideré real y evolutivo. ¿Por qué evolutivo? Porque creo que habíamos llegado a ese acuerdo de “ver que pasa”. Traté de hacerte feliz, de corregir errores que se que aun tengo, de hacerte ver cuanto te amé… pero insisto, sigo sin ser suficiente para nadie.
Siempre pensé en lo que tu querías, puse siempre en prioridad tus deseos en absolutamente todo, te tuve paciencia… pero dime ¿pensaste tú en mí? ¿pensaste en mis deseos y lo que yo quería a tu lado? ¿te diste alguna vez la oportunidad de dejar evolucionar lo que supuestamente sentías? ¿Por qué nunca me diste la oportunidad?... yo no pretendo obligarte a nada, por eso me alejo, porque sé que al menos estando encerrada y sola nada te va a molestar y no voy a ser una carga para ti ni para nadie. Se lo mucho que odias sentir algo, nunca supe por qué, supuse que tenías miedo a causa de cosas pasadas, allí te comprendí, yo había sido igual, a veces en momentos de rabia, pensé en inmadurez, pero aun así te entendí en todo sentido.
Hoy solo me queda recordar la primera vez que te vi y lo feliz que me hiciste en cada segundo de todo lo que vivimos, en cada risa que me sacaste aun sabiendo lo complicada que siempre fui, en todo lo que te molesté por muchas cosas y lo mucho que me enseñaste. Amaba mucho que me hicieras sentir linda, valiosa y única, tú me subiste el ánimo muchísimas veces y no sabes lo agradecida que estoy contigo por ayudarme un poco a verme diferente y valorarme.
Así, también quise que, en algún punto, te sintieras orgulloso de mi, que pensaras que valía la pena arriesgar todo por estar junto a mí… pero no fue así y no es enteramente tu culpa. Quise entender tus sentimientos y varias veces te pedí que me expresaras algo, pero me fue imposible descifrarte, yo hice todo lo contrario y abrí mi corazón por completo y arriesgue todo por ti, porque me enamore de ti y fuiste el artífice de ello, me diste todo el pie para ello, pero eso fue mí culpa, por creer que yo era importante y que realmente había llegado a tu vida para cambiar tu perspectiva sobre el amor.
Perdóname por no haber sido suficiente a nivel emocional, se que aun me falta madurar mucho y sé que te decepcione ahí. Me esforcé por hacerte verme como tu novia cuando no lo quisiste nunca mientras que yo si te vi así, perdóname por ser tan egoísta. Perdóname por no saberte expresar cariño de la manera que tu esperabas, a veces siento que los detalles son la mejor manera de expresar eso que siento. Perdóname por no ser suficientemente inteligente para poder hablar contigo de cosas que te interesan. Perdóname tanto por no dejarte estar ni ser tu en tu paz y tranquilidad, aun me cuesta vivir en paz conmigo y solo quería hacer parte de tu paz y felicidad.
Perdóname por sentir tanto, pero es que no sabia como contenerme, no sabía qué hacer cuando te escuchaba hablar o cuando me escribías bonito, tampoco sabía qué hacer cuando me besabas, todo eso me hizo subirme en la nube en la que me encuentro en este momento, me encantaba escucharte hablar de todo lo que sabes, admire demasiado tu inteligencia. Perdóname en serio, por no haber sido suficiente.
Se que esto no lo leerás porque no quieres cargar con todo lo que me agobia ahora, también perdóname por eso, pero necesitaba sacar esto desde la ansiedad que me mata desde hace un mes. Quisiera que en algún punto me dieses la oportunidad de que me veas diferente, se muy bien que no te voy a decepcionar, también quisiera que me hablaras desde lo mas profundo de tus sentimientos y que me dijeras que también sientes algo de esta magnitud por mí.
Pero ya esto se queda acá. Aun vive en mi una esperanza de que algo lindo entre tu y yo surja y pueda darte la felicidad que tanto te he prometido en mis sueños. Por ahora solo me queda volver a sanar todo esto y seguir.
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Black Wolves Saga Last Hope Memory 115: Responsabilidad [Ruta lobos]
La protagonista invita a Arles a pasar a su habitación y entablan una conversación.
Arles
Fiona: ¿...Arles? ¿Qué sucede? ¿Por qué viniste a esta hora?
Quien estaba de pie tras la puerta era Arles.
Desde que me recuperé han disminuido las ocasiones en las que viene a visitarme de esta forma.
Fiona: (¿Acaso habrá pasado algo?)
Arles: ...Hay algo que necesito hablar contigo.
Fiona: ...Entendido. Entra.
Invité a Arles a que entrara a la habitación y le recomendé el sofá, pero Arles no se sentó.
Al observarlo perdí mi oportunidad de sentarme, por lo que empezamos a conversar mientras nos encontrábamos parados.
Fiona: ¿Qué sucedió? No imaginé que volverías a venir a hablarme de esta forma.
Arles: ...Decidí llevarte a nuestra próxima batalla.
Fiona: ¿A mí...?
Lo repetí sin querer. Así de disparatadas sonaban las palabras de Arles.
No tengo idea de por qué quiere llevarme a la batalla.
Fiona: (Solo seré un estorbo...)
Fiona: ¿Qué significa esto? Si me llevas no seré de ayuda a la hora de pelear.
Arles: Lo sé. Soy quién más está consciente de que no sirves para pelear.
Fiona: ...Es verdad.
Después de todo, él fue quien me capturó a pesar de que intenté oponer resistencia.
Fiona: ¿Entonces por qué?
Arles: Quiero mostrarle a los caballeros tu existencia y atraer a Mejojo para que salga de la capital.
Fiona: ¡...!
Fiona: (...Ya veo. No quiere que pelee, sino que sea un señuelo.)
Fiona: ...
Arles: ...
Se formó un silencio entre Arles y yo.
Arles fue quién rompió aquel longevo silencio.
Arles: ¿...No vas a regañarme?
Fiona: ...Fufu. ¿Quieres que te regañe?
Arles: ...
Arles no respondió.
Que me lleve a la batalla significa que estaré más expuesta al peligro que nunca.
Si los caballeros llegan a pensar que estoy aliada con los lobos, entonces es probable que me ataquen.
Incluso si ese no es el caso, podría terminar atrapada en medio del fuego cruzado y morir.
Fiona: (Y... también está el tema de mi salud.)
Incluso si me he recuperado, es probable que sufra una recaída al esforzarme demasiado.
La fiebre de hace unos días fue algo psicológico...
Soy una lobeira congénitamente débil. No puedo saber qué será lo que provocará mi muerte.
Fiona: ...No voy a regañarte.
Arles: ¿...Por qué?
Fiona: ...Existe algo que quieres proteger, es por eso que estás peleando.
Sus compañeros, su familia.
Como líder de los lobos hace todo lo que está en su poder por mantener viva a su manada.
Y si el único método que ha encontrado para efectuar ese deber es usarme de señuelo... Entonces no lo juzgaré.
Fiona: ¿...Vas a matarme?
Arles: ...No. Necesito que sirvas como rehén hasta el final.
Fiona: ¿Entonces vas a protegerme?
Arles: ...Sí. En el campo de batalla asumiré la responsabilidad y te protegeré
Arles: Lo juro.
Fiona: ...Ya veo.
Fiona: (Arles va a protegerme...)
Es una sensación extraña.
El hombre frente a mí es aquel que ha decidido usarme como señuelo, pero aun así.
Pero cuando dijo "te protegeré" me sentí muy aliviada.
Fiona: ...Incluso si me niego y opongo resistencia, aun así me usarás de señuelo, ¿verdad?
Arles: ...Sí.
Fiona: ¿No... pensaste en que podría suicidarme?
Arles: ¿Suicidarte?
Fiona: ¿No pensaste en la posibilidad de que eligiera suicidarme antes de tener que obedecerte?
Arles: ...No pensé en eso. Aunque pensé que podrías intentar huir.
Fiona: ¿Que yo... huyera?
Arles: Sí. Pensé que tú...
Arles: Pensé que si en verdad te desagradaba la idea, entonces huirías, incluso si eso significaba arriesgar tu vida.
Fiona: ...Fufu. Es verdad, era probable.
Es debido a las múltiples advertencias que me han dado que sé que intentar escapar de este castillo es un acto suicida.
Sin embargo... es cierto que en vez de oponerme a los deseos de Arles suicidándome.
Es más propio de mi persona intentar escapar creyendo que existe la esperanza de que pueda salvarme.
Fiona: Si pensabas eso, ¿entonces por qué me contaste tu plan? Si no sabía nada, entonces no habría podido oponer resistencia.
Pudo haber guardado silencio y haberme llevado sin preguntarme mi opinión.
A pesar de que pudo haber tomado ese camino, él eligió decírmelo.
Arles: ¿...Por qué será?
Fiona: ...
Las palabras y la mirada de Arles chocan contra mí.
¿Por qué me mirará de esa forma?
Es una mirada tierna y compasiva.
Arles: ...Puede que quisiera que entendieras.
Arles: Es posible que quisiera que entendieras qué es lo que quiero proteger y qué elecciones he realizado para lograrlo.
Fiona: ...Eres una persona cruel.
Arles: ...Me imagino que sí.
"Es por esta razón que tienes que sacrificarte", me dijo eso a pesar de que nadie estaría de acuerdo en convertirse en un peón desechable.
Fiona: (Pero aun así... me alegra que Arles me lo haya dicho.)
No sé por qué me siento así.
Y parecía que el mismo Arles se encontraba preocupado por no poder comprender sus propios sentimientos.
Anterior: [113 Estrategia]
Siguiente: [116 El rey de los lobos]
[Masterpost]
#black wolves saga#black wolves saga last hope#memory 115#fiona galland#Arles V. Felnoir#traducción al español#mi traducción
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6x09: “LA VERDAD, PARTE 1”.
{CIUDAD CENTRAL – ENERO, 2021} La vida de Caitlin desde la activación de su gen metahumano había cambiado drásticamente su estilo de vida. Al principio creyó que podría lidiar con las circunstancias porque si algo había de especial en ella era su positividad incluso en los momentos más oscuros y parecía que iba todo encaminado hacia ese lugar ya que, a pesar de la personalidad opuesta de Killer Frost, habían llegado a un consenso en casi todos los aspectos de su vida, Caitlin no tendría que cambiar demasiado sus costumbres y Killer Frost estaba dispuesta a no tomar el control del cuerpo tan seguido y por sobre todo porque había llamado la atención de la policía y en especial de Barry Allen cuando salía a “cometer travesuras” o es lo que Cait intentaba pensar para no estresarse demasiado ante los actos ilícitos que cometía. Por mucho que intentara entender a qué se debía todo eso, era un tema intocable entre ambas. Como un día normal, la morena se daba su ducha matutina antes de ir a trabajar. Su mente estaba perdida en la junta que había tenido con Barry y en cómo aquella salida por un café seguía pendiente. Analizaba si de una vez por todas hacer esa llamada o si sería mejor esperar que el se comunicara, pero ansiaba poder tener una charla con él para distraerse de los últimos acontecimientos en su vida: Killer Frost luchaba por apoderarse de su cuerpo, lo que había quebrado la comunicación amable entre ambas. No sabía si su compañera se había agitado por sus pensamientos, pero tenía la sensación de que le transmitía la misma vibra que ella tuvo cuando ella estaba descansando en la mente de Killer Frost cuando se encontró con The Flash. Su mente iba perdiendo poder y de pronto la ducha cálida se había convertido en un témpano de hielo tan sólo con una simple respiración por su parte. Sintió pánico cuando las paredes se congelaron y luchó durante bastante tiempo por volver a recuperar el control de su cuerpo, mucho más que en ocasiones anteriores. Sabía que estaba perdida, en cualquier momento quedaría encerrada dentro de su propio cuerpo y Killer Frost sería tan fuerte, que no la volvería dejar a vivir una vida normal. No tuvo real conocimiento de cuanto tardó en salir de la ducha, vestirse y arreglarse apropiadamente para salir. El pánico seguía recorriendo cada célula de su cuerpo y si bien siempre se consideraba alguien sensata y que solía pensar con la cabeza fría ante cualquier situación de estrés, la situación la superaba pues nada que había construido había sido suficiente como para mantenerla aislada. ¿Y si volvía a atentar contra la ciudad? Y si era peor, ¿Qué sucedería si Barry la atrapaba y la encerraban de por vida? ¿Cómo explicaría ella su desaparición? Sin realmente analizarlo, se encontró frente a la misma puerta que había visitado semanas antes. Era su única salida, aunque eso conllevara a que no la mirara nuevamente de la misma manera, pero ahora no sólo su seguridad estaba en peligro, si no la de toda la ciudad. Golpeó y tragó saliva, deseando con todas sus ganas, que el resultado de ese encuentro fuera el mejor posible.
Barry se había pasado los últimos días atendiendo más casos de metahumanos, algunos no tan peligrosos que otros, unos cuantos tan solo tenían miedo de su nueva habilidad y siendo The Flash les ayudaba a controlarse, a aprender de aquel don que les había sido otorgado de una o de otra forma pero sobre todo a no tener miedo, es así que siendo un super héroe estaba formando algunos lazos de amistad con metahumanos pero siempre había un caso que no dejaba la mente del castaño y aquello era sin duda una forma de distraerse constantemente de sus actividades, más que nada para buscar una forma de poder llegar a Killer Frost, una forma en donde no debía de ser capturada, hacerle ver que había otro camino diferente al que estaba siguiendo. Se encontraba nuevamente frente a su pizarrón apuntando nuevos hechos descubiertos, intentando conectar todo cuando escuchó que tocaban la puerta, caminó a una velocidad normal para las personas hasta abrir la puerta, su sorpresa fue mayor al ver que se trataba de Caitlin, Tendría algún resultado con respecto a los documentos que le había proporcionado o venía por otra razón? Habían quedado para verse, tomar un café y conocerse un poco mejor pero no quería verse desesperado al llamarla al día siguiente, además pensaba que ella tendría mucho trabajo.
—Es un gusto volver a verte, pasa, por favor—Le abrió la puerta de inmediato haciéndose a un lado para cederle el paso. —¿A qué debo tu visita?—. La respiración de la morena estaba notoriamente agitada debido a la ansiedad y el miedo. No se había percatado hasta que sus ojos se encontraron con Barry que llevaba una carpeta con todo su historial médico: anotaciones, experimentos e incluso algunas conversaciones hechas con Killer Frost con temas importantes y discusiones que no llegaban a ninguna parte en búsqueda de entender a su otra mitad que luchaba por permanecer en la superficie, además de toda la historia clínica, incluyendo información en la que mencionaba su gen dormido desde niña.
Estaba abrazada a ese pedazo de papel como una niña pequeña, pero intentó soltarse para finalmente generar una palabra a aquel chico de ojos amables, el que, incluso allí, le causaba confianza.
—Muchas gracias—fue lo primero que se le ocurrió decir y de inmediato ingresó, dio un par de pasos y giró sobre sus talones para encontrárselo. Quería quitar el parche antes de que se arrepintiera o peor, Killer Frost hiciese de las suyas, la sentía muy agitada y no era para menos, tener un aliado como Barry podía significar inclusive su extinción, aunque no era la verdadera intención de Caitlin.
— Yo… necesito confiar en ti, Barry. Estoy desesperada y por más que lo pienso, creo que eres la única persona que podría ayudarme, aunque es un riesgo muy grande el que estoy tomando,— lo observó a los ojos con casi súplica y extendió su carpeta casi arrugada con un poco de recelo, pero allí estaba, entregando su secreto más grande. —Necesito que lo leas, al menos la primera hoja en la que hice un resumen de mi condición...—agregó soltando un suspiro. Podía ver que ella estaba alterada, ¿Acaso había pasado algo con el estudio o era algo totalmente personal? La verdad no sabía, pero la forma en que actuaba y como hablaba le estaba poniendo algo ansioso y nervioso pero se controlaba ante la mujer.
— Si, claro, lo voy a leer pero me estas asustando un poco — .Se mordió el labio inferior, acto que solía hacer cuando sentía que iba a recibir malas noticias. Por un momento se quedó en completo silencio después de leer las hojas que ella le había dado, poniendo atención especial en la primera, así como ella le había dicho, su expresión se fue endureciendo conforme avanzaba en la lectura ya que todo lo que decía era demasiada información, era como un balde de agua fría por todo su cuerpo, porque poco a poco estaba entendiendo por completo la situación de ella, al menos lo que estaba documentado. Al acabar de leer los documentos no sabia que decir, frente a el estaba la mismisima Killer Frost, es decir, al menos una parte de ella. Decidió no decir algo en un principio sino que lo primero que sea es dar un par de pasos al frente para quedar cerca de ella y abrazarla con fuerza queriendo expresarle que no debía de preocuparse, que la apoyaba.
— ¿En qué puedo ayudarte? Si has decidido decirme esto debe de ser porque necesitas ayuda o porque la situación es más grande y espero poder ayudarte en algo — .
Su corazón comenzó a latir rápidamente y recién cuando vio su expresión en el rostro, se dio cuenta de que estaba arriesgándolo todo. Su libertad. Su secreto. ¿Qué sucedía si Barry decidía esposarla y sencillamente bajarla a la oficina del teniente un piso más abajo para presentar cargos? Tenía todo el derecho, Killer Frost había atacado más de una oportunidad y si bien no había hecho daño a personas, si a la ciudad al destruir propiedad privada.
Pensó en un plan B en caso de que ese fuese su camino: arriesgar que Killer Frost apareciera y las sacara de ese lío, aunque eso conllevara que no le devolviera el control del cuerpo. Si, era todo lo que podía hacer. Su silencio la hizo dudar y abrió los ojos sin poder decirle una palabra mientras retrocedía un paso, nerviosa. Tenía claro que sabía quién era ella para ese entonces y no lo escuchaba decir nada, ni siquiera una palabra de enojo por su silencio. Finalmente sus ojos se encontraron y vio comprensión en ellos, lo que la hizo soltar un suspiro y se dejó abrazar, haciendo ella lo mismo.
Respiró por primera vez y dejó que la calma que le transmitía se le contagiara. Allí estaba, junto a una persona que acababa de conocer pero en la que confiaba más que en cualquier otra persona. —Killer Frost está muy agitada últimamente, no está… no está conforme con que no la deje tener el control como antes, ya sabes, no confío en que pueda hacer algo contra la ciudad y… temo que The Flash la atrape unos días de estos…— susurró, dando un paso hacia atrás para permitir ver su rostro mientras hablaban, pero mantuvo una mano sobre su hombro, necesitaba tenerlo allí. —No he podido construir algún instrumento o prototipo para poder estar normal. De vez en cuando aparece, específicamente en mis sueños y debo luchar para que no me gane, Barry. Se está haciendo más fuerte y temo nunca más regresar a lo que soy y solo quedé una metahumana enojada suelta. No sabría como ayudarla, protegerla. —bajó la mirada y pudo sentir que la desesperación había llegado al límite.
— Quizás lo mejor es que me lleves a la prisión metahumana y sencillamente dejarme allí.
— Estoy seguro que The Flash no quiere atraparla, colabora con nosotros y nos ayuda a atrapar a los criminales, pero también a hacer que los metas tomen un camino distinto — .No estaba seguro de contarle su secreto, hasta el momento había estado trabajando a solas para no exponer a ninguno de sus conocidos, es verdad que ella le había confesado algo tan grande como que su otra personalidad era Killer Frost pero él no podía ser tan descuidado, al menos no por el momento pero si en un futuro.
— Mi deber es atrapar a Killer Frost pero no creo que sea la mejor opción, no creo que eso te ayude — .Ahora la pregunta era ¿Cómo podría ayudarle? Killer Frost podría salirse de control en cualquier momento. Negó con movimiento de cabeza al escucharle. — No, no es justo encerrarlas pero creo saber de alguien que puede ayudar a Killer Frost pero tendrías que comunicarte con ella —. No sabia como funcionaba aquello de la comunicación, si de alguna forma podía hacerlo sin tener que ceder su cuerpo por completo. — Tal vez yo no sea el más indicado para hablar pero creo pensar que The Flash podría hablar con ella, saber lo que le ocurre, lo que necesita y podría decirnos para ayudarle — .Se muerde el labio inferior. — Pero no se, es muy peligroso por que tal vez ella aproveche y no desee regresarte el control. — Caitlin permaneció muy cerca de su cuerpo y no quiso alejarse más después de ese abrazo. De alguna manera, Barry lograba tranquilizarla incluso sin el menor de los esfuerzos. Su idea la hizo inclinar la cabeza levemente, movimiento que realizaba cada vez que intentaba analizar alguna cosa. No le sorprendía que Barry fuera tan listo, es más, siempre lo consideró así, pero su idea le parecía brillante. ¿Cómo es que no se le había ocurrido a ella? Killer Frost parecía tener una debilidad frente a él, por más que lo negara en múltiples ocasiones con ella. Muchas situaciones pasaron por su cabeza, en especial relacionadas con que Frost tomara el control por completo. ¿Pero tenía algun otro camino? —Creo que… deberíamos arriesgarnos, ¿no crees? No tengo muchas más opciones en estos momentos y si eso ocurriera, si Killer Frost no me permite regresar, al menos estarías tú y The Flash para hacerse cargo, ya sea para hacerla entender o para encerrarla en el peor de los casos. —Suspiró y bajó la cabeza. Pensar en desaparecer le dolía más en el hecho de que no podría seguir descubriendo sus sentimientos hacia el chico que tenía en frente, pero sabía que era un sacrificio por el bien común. No podía ser tan egoísta. —¿Puedes contactarte con él?— preguntó con respecto a The Flash. —Yo me las arreglaré para bajar la guardia y dejar que Frosty aparezca, no será difícil tomando en cuenta de que me siento más débil para contenerla. The Flash solamente la encerraría si hace daño a los demás, no dudo de su capacidad de hacerlo pero creo que ella no desea hacer daño a las personas y tal vez él pueda ir por ese punto. Asintió ante la pregunta de ella, debía de pensar muy bien lo que le diría a Killer Frost para poder llegar a ella y hacerle ver que no podía apoderarse del cuerpo de Caitlin, tal vez eso sería lo más difícil porque no sabía la razón de la metahumana para hacer que Caitlin sea poderosa, debía de existir algo detrás de todo eso.
— ¿Tienes algún lugar en donde se pueda contener a Killer Frost si es necesario? Aqui sería peligroso, los policías podrían salir heridos pero ellos solamente hacen su labor.
No quería ver a sus amigos lastimados por una batalla que no eran capaces de afrontar, un lugar baldío o algún lugar en donde salir para Flash sería una ventaja y claro que si aquello sucedía no pensaba en tenerla permanentemente en ese lugar, buscaría la forma de ayudar a ambas, debe de existir un equilibrio pero aún no lograba visualizarlo.
— Podemos hacerlo hoy en la noche, tengo que contactarlo.
Caitlin estuvo de acuerdo con su teoría. Si bien The Flash solía encerrar a aquellos metahumanos que causaban problemas reales a la ciudad, también era bien sabido que tenía buen corazón. No solo era un héroe que los atrapaba, también era compasivo y buscaba el bienestar de ambas partes. Si parecía como alguien que querría ayudarla, mucho más cuando las intenciones de su mitad nunca habían llegado a circunstancias de las que no se podía regresar. Pensó en aquel lugar que ella había estado recreando en sus instalaciones en caso de que su situación con Killer Frost empeorara. Había seguido los patrones de la cárcel para metahumanos de aquella ciudad y era la última opción esperable para ella. Allí, los poderes de cualquier metahumano serían desactivados y la puerta transparente le parecía adecuada para una charla entre ella y The Flash. Quizás no podría volver a salir de allí pero era un riesgo que estaba dispuesta a tomar. Mucho más cuando ya Barry sabía toda la verdad.—En mis instalaciones tengo una celda prototipo que llevo tiempo trabajando. Podría encerrarme allí para que puedan hablar. Sería riesgoso en el sentido de que no pueda retornar a usar mi cuerpo, pero nos daría la seguridad a todos de que no vaya a suceder nada que podamos lamentar.—dijo, decidida. —Tú contáctate con él y yo me encargo del lugar de reunión. Es hora de que todos conversemos.
No queria pensar en la posibilidad de que ella no pueda volver pero al parecer ahora todo dependía de lo bien que podía llegar a llevar aquella conversación con Killer Frost o más bien, que aquella metahumana le tuviera la suficiente confianza para que decidiera bajar sus defensas y confesar lo que sucedía, no estaba seguro si aquello fuera posible, muchos confiaban en que siempre encontraba las palabras correctas pero la verdad es que ahora tenia miedo de no hacerlo.
— Bien, hagámoslo dentro de un par de horas, yo me encargaré de llevarlo a la dirección que me des y tan solo… tan solo no dejes que ella te deje en aquel espacio oscuro…solo lucha — .No estaba seguro de que decir en este momento para darle fuerzas, le estaba pidiendo mucho y él no se arriesgaba mucho. Se mordió levemente el labio inferior. — Por favor cuídate, debo de encontrar a The Flash — .Se apresuró a agarrar su chaqueta fingiendo que iba a salir en busca del superhéroe, lo que haría es buscar algún plan B ante lo que ya había planeado con la chica, uno nunca sabe que es lo que puede pasar. — Te veré en unas horas, lo prometo —- Quería hacerle ver que confiaba que ella iba a regresar. Lo escuchó y observó moverse de aquí para allá sin ser capaz de responderle enseguida. En su mente solo estaba la idea de confesar sus sentimientos o, al menos, lo que creía sentir. No tenía demasiado tiempo para poder escuchar a su corazón o su mente porque el tiempo les jugaba en contra y tan sólo podía imaginar que quizás el tiempo para Barry y ella quizás se había acabado y no estaba conforme con lo poco que había sido.—Espero que así sea— respondió ella con el corazón latiendo a mil por hora. Admiraba el positivismo de él y aunque ella siempre había sido así, no quería hacerse ilusiones del todo. Para no alargar más ese tortuoso momento, se acercó y tomó de su mano momentáneamente buscando que le transmitiera un poco de fuerza o simplemente fue una excusa para hacerlo y asintió justo antes de alejarse para salir por la puerta. Tenía mucho por hacer.
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Last goodbye.
Una de las tantas cosas que le caracterizaban era precisamente eso, sus decisiones siempre eran certeras y drásticas. Nunca, o casi nunca, cambiaba de opinión. No había vuelta atrás. Y no, para eso tampoco daría un paso hacia atrás. Aquel día sería egoísta también, pero egoísta con los demás. El argentino no se merecía ni la mitad de las cosas que le rodeaban, y eso lo había tenido claro siempre. Sus acciones tenían consecuencias, siempre las tenían. Conocer a Eiva había tenido daños colaterales. Fue consciente la primera vez que la vio en Berlín, y la primera vez que tuvo que arriesgar su vida para salvar la de ella. Su ímpetu por alejarse le había llevado a mantenerse incluso más unido. La suiza se había convertido en un blanco fácil y en su talón de aquiles, El único incapaz de admitirlo aún era él.
No era la primera vez que ponía su vida en peligro, aunque fuese indirectamente. El problema era que se había vuelto complicado de llevar; para él por supuesto. Y aunque parecía que estaba huyendo aquel día sólo la quitaba del centro de la diana. El argentino había tomado la determinación de volver a un mundo que le consumía a pasos agigantados y no, aquella vez no arrastraría a nadie consigo. Ni siquiera a Dalarna. Cruzar la puerta de aquel hospital le quitó medio kilo de oxígeno. Ni siquiera después de haber meditado su discurso durante días estaba preparado para enfrentarse a aquel momento. Pero sus pies igualmente le condujeron hasta aquella habitación. Entrar y verla dormida fue como recibir un golpe de aire fresco. La cantidad de medicación que llevaba encima tardaría horas en despertarla. Y para entonces él ya estaría metido en un avión con dirección a la otra punta del mundo. ¿Era cobarde? Sí. Pero también se conocía lo suficiente como para saber que de estar despierta marcharse sería un asunto más complicado. Aunque llevase meses guardando distancias era consciente de que muchas veces sólo necesitaba un movimiento de sus manos para comprobar que no siempre había tenido los pies sobre la tierra. El contacto físico no era lo suyo pero tampoco podía negar que echaba de menos Berlín y verla tocar el piano en un bar de mala muerte con el ceño fruncido y cabreada porque no había tenido los huevos de montarle unos muebles.
Carraspeó y puesto que tenía las manos ocupadas dejó todo lo que traía sobre una mesa libre. Emma no debía estar lejos, seguramente había salido a desayunar así que no tenía mucho tiempo. Caminó por la habitación, en dirección a las ventanas y levantó los stores con cuidado, evitando que la luz incidiese precisamente en el rostro de la joven; no quería despertarla. Después se paseó por alrededor de la camilla y se paró justo a su lado, por la derecha. Retiró los mechones de pelo que caían por su rostro y se inclinó lo suficiente como para posar sus labios sobre la frente de la muchacha. El beso se alargó unos segundos, los que necesitó para reunir el valor de separarse y sujetar una de sus manos. Sí, también era consciente de que se arrepentiría el resto de su vida por coger y soltar esa mano en cuestión de segundos; y para siempre.
Sacudió la cabeza y reposó la mano ajena sobre el colchón. No gastó demasiado tiempo en observarla así, en silencio. Tenía los minutos contados. Poco tardó en estar de vuelta a la mesa, esa dónde había dejado un ramo de rosas blancas, con una nota en la que sólo ponía un escueto “Feliz cumpleaños, Haba.” Justo al lado había una copia de Impulso, firmada por todos los integrantes del grupo. Algo que la suiza ya tenía en su poder, pero esa copia era diferente. Diferente porque nada más abrir la estructura que envolvía el interior, dejando atrás la portada de dicho disco, se podía apreciar una foto de ambos juntos y una guía con una serie de canciones. Era una recopilación de todas aquellas canciones que Andrew había escrito por o para ella. « Nada. » « Electricidad. » « Casi Humanos. » « Superhéroe. » « Mía. » « Capítulos. » « Primera vez. » « Valeria. »
Sobre la superficie también había reposado la funda de la guitarra. Esa en la que guardaba a Astrid. Y de la que no se había separado, al menos hasta aquel día. No veía mejor persona a la que cederle un instrumento que consideraba demasiado valioso. Dicha guitarra llevaba la firma de Astrid grabada, la de Andy también y él se había encargado de incluir un espacio para que Eiva fuese la siguiente en firmar. Antes de marcharse sacó un trozo de papel que había doblado decenas de veces. Reposarlo sobre la mesa fue complicado de la hostia, nunca le había escrito a nadie, ni siquiera a Astrid. Y ahí le dejaba, una despedida escrita de su puño y letra. Porque si no se marchaba dejando huella para qué iba a marcharse. Revolvió su pelo y resopló, alcanzar la puerta para cruzar al exterior fue más fácil en comparación a todo lo que había hecho en el interior de aquella habitación. No miró atrás, era de los que nunca volvían la cabeza cuando se marchaban porque no estaba dispuesto a que algo o más bien, ella, le retuviese.
“Es posible que me odies el resto de tu vida por ésto, y es totalmente comprensible. Yo también lo haría. Te diría que tengo una buena excusa para marcharme, pero lo cierto es que no la tengo. Ya me conoces, Eiva. Soy de los que llegan, arrasan con todo y se marchan cuando ya no hay nada más por arrasar. Me voy. Pero no me voy a medias. No me mudo a otro sitio y te contesto los mensajes y las llamadas. No me mudo y muevo medio mundo para sacarte del pozo en el que te he metido. Me voy. De verdad. Sin un teléfono en la mano con tu número guardado. Voy a mentirte, y a decirte que estoy de retiro espiritual en algún lugar del mundo, incomunicado y hallando mi paz interior a través de la meditación. Suena gilipollas, pero tú piensa que es la verdad. Será lo mejor. No voy a prometerte que volveré dentro un mes, o de dos, o de tres. De hecho, ni siquiera voy a prometerte que nos volvamos a ver. El tiempo me ha demostrado que somos ese tipo de personas que se encuentran en el momento menos oportuno. Porque no Haba, no era nuestro momento. Ojalá hubiésemos sido capaces de atraparnos al mismo tiempo. Ojalá yo hubiese ido más despacio y tú más deprisa. Ojalá hubiese sido capaz de haberte dejado marchar nada más conocerte. Y no ahora, casi tres años después. Hubiese sido menos complicado.
Voy a ser directo, y a dejarme de chorradas. Eres una mujer increíble. Fuerte. Con un gran talento. Así que explótalo tanto como puedas. Nunca dejaré escucharte, ni de buscar Roma antes de irme a dormir. Porque como dijiste una vez, todos los caminos me llevan a ti. Así que libérate, sé quien siempre has querido ser; esa que no necesita de nada ni de nadie para salir a flote. Sigue bailando y demostrándome que soy un imbécil por no llevarte conmigo ésta vez.
PD: Me he encargado de subir “Nada” a todas las plataformas digitales. Incluido el videoclip que grabamos. Somos número uno en gran parte de latinoamérica y somos tendencia aquí en España. Ojalá sea lo primero que escuches nada más despertarte. Te quiero, Haba.”
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Pelea de Nachos: Escena eliminada de los Héroes del Olimpo
Traducción de la escena eliminada de los Héroes del Olimpo publicado por Rick Riordan. Podéis leer el post original en inglés aquí.
¡Espero que todos estéis seguros y bien! Estaba recientemente paseando por los archivos y me he encontrado este pequeño fragmento que escribí en 2014, un poco después de que saliese La Sangre del Olimpo. Había bromeado con mis fans sobre que tal vez hacía el último libro entero de únicamente a los semidioses sentado comiendo nachos por quinientas páginas. También era muy consciente de que tal vez los fans lloraría cuando leyesen La Sangre del Olimpo (por muchas razones) pero especialmente porque volví a los puntos de vista de los tres semidioses que empezaron la serie: Jason, Piper, Leo. “¿Pero no Peeeeeeeercy? ¿No Annabeth? ¿Queeee?” Sí, sí. Fue intencional. Fue prácticamente el punto, que Percy y Annabeth diesen un paso atrás del foco y dejaran que los otros héroes hicieran su parte. Dar un paso atrás es normalmente tan difícil como darlo hacia delante.
De todas formas, escribí esta pequeña escena donde los siete semidioses están juntos de nuevo después de que se termine la guerra con Gaia, y ellos están de hecho sentados comiendo nachos, hablando sobre cómo se sienten sobre el problema que he mencionado antes. Nunca terminé esa escena, y no puedo prometeros de que encaja en el “canon” de la historia que viene después, pero pensé que tal vez lo disfrutaríais, especialmente en estos estresantes días donde hay que quedarse en casa.
Sed buenos los unos con los otros. Estad bien. ¡Algún día podremos estar sentados juntos alrededor de una mesa comiendo nachos!
Nachos después de la guerra
-Prepárate -Dijo Leo-. Estos bebés son peligrosos.
Colocó los nachos en mitad de la mesa. El plato estaba lleno hasta arriba con chips de tortilla tostadas, queso fundido y lonchas de jalapeño.
Los seis semidioses se inclinaron para estudiar su nueva misión.
-¿Por qué son peligrosos? -Preguntó Frank-. ¿Explotan o algo?
Hazel arrugó la frente.
-Leo, por favor dime que no has usado sangre de Gorgon para darle sabor.
-Nah, estos son nachos legales. Pero los jalapeños vienen del jardín de la cabaña de Deméter. Crecen de manera natural, como, súper calientes. Lo mejor que he tomado.
Piper sacó un nacho de la pila.
-¿Vegetarianos?
-Sí, Reina de la Belleza. Me rompe el corazón utilizar frijoles no rellenos de manteca, pero por ti, estoy dispuesto. Ahora, el verdadero reto...
Leo sacó un jarro de verde salsa de chili.
-El Gran Octavo Fuel Valdez. Puede causar severas quemaduras.
-Tráelo -Percy se frotó las manos-. Me encanta lo picante.
Annabeth le golpeó con el codo.
-Después de beber por el Phlegethon, ¿puedes seguir diciendo eso?
-Bueno, yo voy a ello -Dijo Jason-. Antes de que se ponga frío.
-Oh, eso no pasará -La mano de Leo estalló en llamas. Derritió la parte de arriba de la montaña de nachos-. Ahí tienes. Tostado en la mesa.
Los semidioses empezaron a poner nachos fuera de la pila y pasando alrededor del Gran Octavo Fuel Valdez.
Era una tarde agradable en el comedor pavilion. La mayoría de los campistas estaban fuera haciendo actividades de verano; clases de tiro con arco, la pared de escalada, paseando con canoas por el lago. En los establos, Arion estaba devorando una pila de pepitas de oro, recuperándose después del viaje desde el Campamento Júpiter con Hazel y Frank.
-¿Es raro que extrañe el Argo II? -Se cuestionó Jason.
-Nah -Percy dejó caer un trozo de jalapeño en su boca-. Tuvimos buenos momentos en ese barco. Cuando no estábamos a punto de morir, ahí.
-Eso era básicamente siempre. -Dijo Annabeth.
Piper suspiró, mirando alrededor de Long Island Sound.
-Sí. Buenos tiempos.
Hazel lazó un diamante a Leo. Este chocó contra su camiseta.
-Sigo sin creerme que nos dejases pensar que estabas muerto.
-Vale, primero de todo -Dijo Leo-. Yo estaba muerto. Segundo, volví tan rápido como pude. Ogigia está como... muy lejos. Solo estoy agradecido de que no estuviese a siglos de distancia. Y tercero, he hecho nachos. Es la mejor ofrenda de paz que pude pensar.
-¿Seguro que no puedes quedarte? -Preguntó Jason-. Quiero decir, tio, todo el mundo aquí te necesita.
-Lo aprecio -Dijo Leo-. Pero Calipso quiere ver mundo. Y yo quiero mostrárselo.
Percy se aclaró la garganta, como si el jalapeño hubiese ido por el lado equivocado.
-Entonces... ¿dónde está?
-Festus se la llevó a Manhattan esta tarrde. Supuse que sería más sencillo, me daría más tiempo con vosotros chicos. Además, ella quiere ver la ciudad.
Frank quitó el queso de su nacho. Siempre era así odiaba ser intolerante a la lactosa.
-¿Y dónde iréis después? ¿Vendréis a visitar el Campamento Júpiter? Sé que a Reyna le gustaría verte.
Leo se rió.
-La última vez que estuve ahí volé su Foro, pero gracias. Tal vez uno de estos días. No lo sé. No tenemos ningún plan. Y me gusta de esa manera.
Percy se dio cuenta de la cara soñadora y feliz de Leo, como si acabase de tener un buen sueño, acurrucado en mantas calientes en una cama agradable. Estaba feliz por Valdez, pero también un poco triste.
-Me siento muy inútil -Dijo Percy-. Quiero decir...el final de las batallas con los gigantes y Gaia. ¿Alguien más siente como que no estuve ahí?
���Ese es todo el punto, sesos de alga. -Annabeth sorbió de su limonada.
-¿Que fuese inútil?
-No, tu defecto fatídico... mi madre te avisó de ello. Kymopoleia te avisó. Llevas escuchándolo durante años. Por salvar a un amigo, condenarías al mundo. No puedes dar un paso atrás si un amigo está en peligro.
-Sí. Pero...
-Tio -Dijo Leo-. Sé que fue rápido, pero tuve que hacer ese truco. Conseguir que Gaia saliese de la tierra, volarla, arriesgar mi vida. Si te hubiese dicho sobre ello...
Percy suspiró.
- Vale. Habría tratado de pararte. O ayudarte. O algo.
- Y eso era lo que Gaia hubiese querido, tenernos cruzando alambres, entorpeciendonos los unos a los otros -Leo sacó otro chip de tortilla de la pila-. Tu gran reto fue dar un paso atrás, no ser el héroe. Dejarme hacer lo que tenía que hacer.
-No muy heroico. -Murmuró Percy.
-Que era de lo que se trataba. -Afirmó Piper.
-Es mi problema también -Dijo Annabeth-. Mi defecto es el orgullo. Llevo aprendiendo de él desde que el Argo II salió. Pienso que puedo resolver cualquier problema. Pero no puedo. Necesité la ayuda de Piper. Necesité aceptar que otras personas tenían que actuar, tomar el riesgo, resolver el problema cuando yo no podía. Percy... compartimos el problema.
-Como en el maldito Tártaro, por ejemplo. -Dijo él.
-Sí. Pero al final, todo fue Jason, Piper y Leo. Justo como empezó. Y es como debe terminar. Con nosotros dando un paso atrás, dejando que deba ser como sea... ese fue nuestro mayor reto.
-Solo digo que fue un poco decepcionante.
Hazel sonrió.
-Algún día, cuando ellos escriban esta historia, te aseguro que los lectores dirán lo mismo. Los grandes Percy Jackson y Annabeth Chase... su último gran reto fue no ser los que resolvieran el problema. Pero vuestro problema es dejarlo marchar. Tal vez cuando la gente lea vuestra historia... ellos verán el problema también. Siempre hay un momento donde tienes que dejarlo marchar.
Percy tuvo que sonreír.
-Hazel, has recorrido un largo camino desde ese día en el túnel de Caldecott. Mírate ahora, centurión, hechicera, y sobre todo golpeadora de traseros.
Hzel rodó sus ojos.
-Bueno, sigues siendo el semidiós que más miedo da y más poderoso que conozco, Jackson. Solo digo que... es por eso por lo que es difícil no ser el centro de atención en la batalla. Pero ha tenido que ser de esa manera. Eso no significa que no habrá otros retos en el futuro.
-Oh, por favor -Se quejó Percy-. ¿Puedo terminar el instituto primero? Necesito un poco de descanso.
-Y algo de tiempo con tu novia. -Añadió Annabeth.
-Y eso.
-Hey -Dijo Frank-, ¿Has visto a tu madre? Recuerdo que cuando estuvimos en Alaska estuviste tratando de llamarla.
-Sí, lo hice -Dijo Percy-. Ella... bueno, sabía que estaba bien. Le mandé algunas cartas por medio de los espíritus del viento, después un mensaje Iris al final de la batalla. Pero cuando llegué a casa, hombre, creí que me había roto las costillas cuando me abrazó tan fuerte. Está llevándolo bien, de todas formas. Quiero decir, mi madre es una mujer dura. Ha terminado su primera novela.
-Bien -Dijo Jason-. Uh... la novela no es sobre ti, ¿verdad?
Percy arrugó la frente.
-No me lo quiere decir. Eso me ha preocupado un poco. Y esa pequeña sonrisa que le dio a mi padrastro Paul... No lo sé. Como dije ella quiere que sea una sorpresa.
-Uh-oh -Dijo Piper-. Bueno, si consigue ser publicada y que sea un bestseller, te puedo dar unos consejos sobre como lidiar con padres famosos. No es todo divertido y juegos.
#percy jackson#anabeth chase#Nico di Angelo#jason grace#Piper McLean#Hazel Levesque#frank zhang#Will solace#Leo Valdez#Caleo#camphalfblood#percabeth#jasper#frazel#rick riordan#the trials of apollo#traduccion
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 61. Ven conmigo
Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 61. Ven conmigo
Terry guio a Abra de regreso a la camilla de su madre, escabulléndose discretamente y cuidando que nadie conocido las viera. Terry fue la primera en asomarse al otro lado de la cortina, y para su fortuna no había nadie además de su madre. Su padre no quería que nadie más se acercara a ella luego de lo ocurrido, y tenía motivos válidos para quererlo. Terry solía siempre acatar sin excepción las instrucciones de sus padres, pero en esa única ocasión se vería forzada a saltar su autoridad. Era algo más que necesario, quizás la única oportunidad que podrían tener de recuperar a su madre, y no podía dejarla pasar. Así tuviera no sólo que desobedecer, sino también arriesgar su propia seguridad. Si había algo que lamentaba era tener además que arriesgar la de Abra, esta chica que apenas acababa de conocer pero que desde el primer instante le había dejado tan buena impresión. Entendió de inmediato porque su madre la estaba buscando; se notaba de inmediato que era una resplandeciente única.
—Bien, papá y el tío Will no están —señaló con optimismo, e hizo que ambas pasaran. Justo después cerró la cortina detrás de ellas para que nadie más las viera—. Hagámoslo. ¿Qué debo hacer?
Abra miró pensativa a la Sra. Wheeler; no preocupada o asustada, sólo pensativa. Estaba justo igual a cómo estaba cuando llegaron, como si ese exabrupto que había ocurrido unos minutos antes no hubiera ocurrido nunca. Su tío Dan le había dicho que debía aceptar la posibilidad de que quizás no quedara nada más de ella ahí. Abra se había rehusado a aceptar tal posibilidad, pero eso era antes de conocer quién había estado detrás del ataque en un inicio. Ahora que lo sabía, ¿qué pensaba de esa posibilidad? ¿Podría realmente ya no haber nada que se pudiera salvar?
Como fuera, no deseaba implantarle esa idea a Terry, no todavía. Quizás ella misma terminara dándose cuenta si hacía ese único intento que tanto deseaba. Eso, o quizás ambas terminarían siendo compañeras de camilla de la Sra. Wheeler.
«Dios, protégenos», se sorprendió a sí misma pensado. Nunca se había considerado una persona muy religiosa, pese a todas las cosas que había visto y vivido. Pero ciertamente la idea de tener un poco de ayuda superior en este caso en particular, le resultaba muy atractiva.
—Primero, toma su mano —le indicó a Terry, señalando la misma mano que su padre había estado tomando durante todos esos días. Terry se apresuró para sentarse en la silla de su padre, y así poder estrechar la mano derecha de Eleven. Abra la siguió, aunque más cautelosa—. El contacto es importante. Yo colocaré mi mano sobre tu hombro, como lo hizo mi tío. ¿De acuerdo? —Terry asintió, y entonces Abra hizo justo lo que había anunciado.
»Ahora, intentaremos entrar en su mente. El interior de cada una es diferente; créeme, he estado en varias. Imagínate lo que podría ser en el caso de tu madre el lugar en el que se sentiría segura, o en el que iría a refugiarse si tuviera algún problema. E intenta llevarnos hasta ahí.
“Y ten cuidado.” Añadió como advertencia final en forma de un pequeño mensaje mental.
Terry asintió.
“Tú también…”
La joven castaña estrechó un poco más fuerte la mano de su madre, y entonces intentó concentrarse en ese sitio seguro que Abra le había comentado. ¿Cuál podría ser?, ¿cuál sería el sitio seguro de su madre?
¿Su casa, quizás? Más específicamente su estudio; pasaba bastante tiempo ahí. Esa fue la primera opción que se le vino a la mente, pero tuvo que descartarlo casi de inmediato. Ahí era donde la habían atacado y le habían hecho todo este daño. Era probable que no le gustaría estar ahí en esos momentos.
¿Qué otro lugar había? Pensó intensamente queriendo recordar alguno. Tardó casi un minuto entero, pero entonces una idea le iluminó la cabeza.
“Lo tengo, hay un lugar.” Pensó triunfante, y Abra pudo oírla con bastante claridad.
Terry se inclinó hacia el frente, contemplando el rostro dormido de su madre por unos segundos, y luego cerró los ojos lentamente, comenzando a imaginarse aquel sitio en el que estaba pensando. Había estado ahí sólo unas pocas ocasiones, pero lo recordaba bien. Intentó acordarse de su aspecto, de su olor, y la de sensación que la envolvía al estar ahí. Intentó realmente estar en ese sitio, pero no sola sino con su madre; con la gran Eleven…
“Mama… ¿me escuchas…? Mamá… Voy por ti… Por favor, ábreme la puerta… Déjame entrar, mamá…”
Los sonidos que la rodeaban fueron desapareciendo poco a poco, hasta convertirse en un silencio tan absoluto que casi le lastimaba los oídos. Sus ojos se apretaron con más fuerza, sintió como su mente se doblaba y desprendía de su cuerpo, y entonces sus ojos se abrieron de nuevo abruptamente.
— — — —
Lo había logrado, había entrado.
Sin embargo, el sitio en el que se encontraba no era el que estaba buscando.
Terry miró confundida a su alrededor. Aquel lugar era una habitación cuadrada y pequeña, de paredes blancas y un gran espejo (seguramente de doble cara) justo delante de ella, en dónde podía ver el reflejo del cuarto, más no el suyo. En el centro, justo delante de ella, había una mesa con una silla. Justo encima de la mesa, había una lata de Coca-Cola, machucada como si alguien la hubiera aplastado con su mano. A su izquierda había una puerta cerrada, y parecía ser la única salida de aquel sitio.
—¿Qué lugar es éste? —Escuchó que la voz de Abra le preguntaba a sus espaldas. Ella también había ido con ella, justo como lo esperaba; al menos eso había salido bien. Fue consciente en ese momento de que aún sentía su mano en el hombro, pero Abra la retiró en ese momento y comenzó a caminar alrededor, revisando las paredes y el suelo. Ella tampoco se reflejaba en el espejo de enfrente.
—No lo sé… —Respondió Terry con duda—. No es el lugar en el que estaba pensando. No sé cómo llegamos aquí.
—Al menos no es el espacio negro. Eso es un progreso.
Terry se aproximó a la mesa y se inclinó a ver la lata aplastada. ¿Todo eso se encontraba en la mente de su madre? Si era así, ¿qué significaba esa lata exactamente? Notó entonces algo más en la superficie lisa de la mesa: una pequeña mancha roca ovalada. Terry se acercó más a ésta, y notó que era una huella… de sangre, quizás de un dedo.
—¿Es algún tipo de sala de interrogación? —Preguntó Abra curiosa. Estaba delante del espejo, tocándolo con sus dedos.
—Es un laboratorio —susurró Terry despacio, incorporándose de nuevo—. Aquí fue donde mi madre creció.
—¿Creció? —Repitió Abra, virándose de nuevo hacia ella—. ¿A qué te refieres?
Terry no respondió. Sólo sabía las historias que su madre y su padre le habían contado cuando ya tuvo la edad suficiente para saberlas (que no había sido de hecho demasiado atrás). Pero tuvo el presentimiento de que en efecto ese era el sitio al que se referían esas historias; el antiguo Laboratorio Nacional de la Compañía de Luz y Energía, abandonado a las afueras. Los chicos locales solían retarse a entrar, y se decía que estaba maldito; pocos sabían que tan real era eso último, de cierta forma.
Sin decir nada, Terry comenzó a caminar hacia la puerta.
—Espera, debemos movernos con cuidado —indicó Abra, pero Terry continuó.
—Mamá no está aquí —señaló teniendo ya su mano en el pomo de la puerta—. Debe de haber otro lugar al que podamos…
Sus palabras fueron interrumpidas en el momento justo en el que abrió aquella puerta, y la mirada de ambas se encontró con el pasillo del otro lado. Las paredes, el suelo y el techo eran tan blancos como en esa habitación. O al menos daban la impresión de en alguna ocasión haberlo sido, pues todo estaba cubierto con unas extrañas enredaderas negras, que más que plantas tenían apariencia de ser carne viviente, y que roían las paredes como ácido. Todo estaba iluminado por una extraña luz azulada, y el aire estaba cubierto con una neblina ligera, y particular blanquizcas que flotaban como motas de polvo movidas por el viento. El silencio que brotaba de aquel espacio por sí sólo era igualmente atemorizante, casi tanto como lo que podían ver.
Ambas se quedaron de pie en la puerta, contemplando aquello en silencio.
—¿Qué es esto? —Susurró Abra un tanto pasmada. Inconscientemente dio un paso al frente, pero ahora fue Terry quien la detuvo, tomándola la tomó con cuidado de su brazo.
—Esto es el interior de la mente de mi madre, ¿cierto? —Murmuró Terry con preocupación, mirando a lo lejos el pasillo que parecía no tener fin.
—Yo supongo que sí —respondió Abra un poco más calmada que ella—. No es como que un sitio así pudiera existir en el mundo real.
Abra rio un poco intentando aligerar un poco el ambiente… pero Terry no rio en lo absoluto, y sus dedos se apretaron un poco más al brazo de Abra, antes de aparentemente comenzar a relajarse poco a poco hasta soltarla por completo.
—Tienes razón, debemos avanzar con cuidado —masculló despacio la menor de los Wheeler, comenzando entonces ella misma a avanzar por aquel oscuro espacio, vigilando por donde pisaba.
Abra la siguió en silencio, un poco inquieta por cómo su actual guía estaba reaccionando. En cuanto salió por completo de aquel cuarto, la puerta se cerró con fuerza detrás de ella, haciéndola saltar un poco. Se volteó a verla, sintiéndose tentada a intentar abrirla, pero supuso que sería inútil. Esa no sería su salida.
Avanzaron cuidadosas por el pasillo sin hablar entre ellas. Abra sentía un poco de aquel frío que la había prácticamente paralizado la vez pasada, pero ya no era tan intenso. ¿Sería acaso que en ese lugar estaban lejos de la fuente de aquella incomodidad?, ¿o quizás hora que ya sabía qué (o quién) lo causaba había perdido cierto poder en ella? No lo sabía, pero pedía en silencio que no volviera a ponerse como antes y terminara causando más mal que bien en ese sitio.
Pasaron varios minutos caminando, o quizás sólo un par de segundos, sin ver algún cambio. Todo aquello no era más que un largo pasillo oscuro, cubierto de esas enredaderas y esa neblina. Respirar se volvía un poco difícil, pero aún posible de momento. El pasillo se sentía realmente largo y no parecía verse el fin a lo lejos. Quizás estaban andando en la dirección incorrecta, o quizás no existía como tal una dirección correcta.
Y de repente, algo cambió. Entre todo el silencio que las envolvía, se escuchó un golpe pesado, como algo cayendo fuertemente al piso y haciendo que éste se estremeciera. Ambas se detuvieron y se miraron la una a la otra. Y antes de que pudieran preguntarse qué había sido aquello, al golpe le siguió un fuerte rugido que resonaba a lo lejos, pero que aun así las hizo estremecerse. Se voltearon lentamente en la dirección en la que venían, notando como una gran masa oscura al fondo comenzaba a abrirse paso, y a volverse cada vez más grande y más cercana. Oyeron más de esos golpes, que ambas identificaron casi de inmediato… como pasos.
No ocuparon más antes de comenzar a salir corriendo con rapidez hacia el frente, sólo cuidando de no tropezar con las condenadas vainas en el suelo. Ambas corrieron, Terry unos cuantos pasos más delante, pues Abra de alguna forma esperaba que ella supiera a donde dirigirse. Abra miró hacia atrás por encima de su hombro, y notó como entre aquella oscuridad una figura casi humanoide se abría paso, y era justo esa cosa la que provocaba aquellos pasos, y ahora rugidos mucho más claros. Abra no supo ver qué era, pero era bastante grande, y parecía estarlas alcanzando.
La joven Stone se detuvo y en lugar de seguir corriendo intentó abrir la puerta que tenía a su derecha, pero ésta no cedió por lo que siguió con la que estaba enfrente.
—¡¿Qué haces?! —Le gritó Terry, unos pasos más adelante al notar que ya no la seguía.
—Si seguimos corriendo no llegaremos a ningún lado —se explicó Abra mientras continuaba forcejeando con la puerta, sin ningún resultado. La criatura oscura seguía aproximándose—. Una de estas puertas tiene que llevarnos a algún lugar.
Terry comprendía lo que decía, pero su atención estaba más puesta en la criatura que se aproximaba con tanta velocidad y directo hacia ellas. Y mientras más cerca se veía, más se materializaba ante ella la descripción que tenía en su cabeza de aquel monstruo… Un ser pálido y enorme, de dos pies, como un enorme hombre, pero en lugar de cabeza lo que tenía era una gran boca abierta, como una grotesca flor de carne y colmillos. Era esa cosa, era real… o, ¿no lo era?
—Esto no es real, ¿cierto? —Susurró Terry despacio, casi como una súplica.
—¡Tan real como quieres que sea! —Le gritó Abra un tanto desesperada, mientras estaba intentando ya con su cuarta puerta, sintiéndose más nerviosa cada vez que veía a aquella cosa acercándose—. ¡Terry!, ¡ayúdame! —Terry se quedó quieta en su sitio sin quitar sus ojos de la criatura que ya estaba bastante cerca—. ¡Terry!
Abra se le acercó, tomándola fuertemente de sus hombros y jalándola hacia la quinta de las puertas. Luego, al joven de New Hampshire comenzó en su desesperación a patear la puerta, en un intento de derribarla. Sólo entonces Terry pareció reaccionar.
—¡Espera! —Le dijo la joven de Indiana apresurada, y ella misma intentó abrirla. Para sorpresa de Abra (aunque no tanta), la puerta sí se abrió en cuanto ella lo intentó. Ninguna se quedó el suficiente tiempo a pensar demasiado en ello, pues de inmediato la atravesaron y cerraron con fuerza detrás de sí.
En cuanto estuvieron en aquel nuevo espacio y la puerta estuvo cerrada, los golpes y los rugidos cesaron abruptamente, volviendo al silencio, aunque éste era un poco más tranquilizador.
—¿Qué era esa cosa? —cuestionó Abra por mero reflejo, sin realmente esperar una respuesta. Sin embargo, sí la obtuvo.
—El Demogorgon —susurró Terry, pensativa.
—¿El qué?
—Una vieja historia de terror. ¿Crees que pueda hacernos daño?
—Yo no me arriesgaría para averiguarlo…
Ambas se viraron hacia la habitación en la que se habían introducido, y se sorprendieron al ver que el escenario había cambiado bastante en comparación con el anterior. Y no fue sólo que ya no había de esas enredaderas oscuras, ni estaban siendo sofocadas por aquella neblina. Sino que ya no parecía una habitación que perteneciera al mismo laboratorio en el que se encontraban hace unos momentos. Aquello parecía más bien ser un rincón de una casa, como una sala de estar, o más bien un sótano o ático aclimatado para tal propósito. Había una mesa cuadrada casi enfrente de la puerta por la que habían entrado, con algunas cajas de juegos y libros sobre ésta. Más adelante había un sillón, con una mesa de centro al frente, y una lámpara a un costado. Y casi en la esquina contraria de donde se encontraban, podía notarse una escalera que iba hacia arriba, por lo que parecía en efecto tratarse del sótano de una casa.
Terry fue la primera en avanzar, cautelosa, inspeccionando cada objeto y mueble, cada dibujo y poster de la pared, como si fuera la visitante de la exhibición de algún museo.
—Creo que es el viejo sótano de mis abuelos —susurró despacio—. Pero se ve un poco diferente…
—¿Éste es el sitio seguro en el que estabas pensando?
—No, tampoco es éste. Aunque creo que cuando eran jóvenes mis padres y sus amigos pasaban mucho tiempo aquí…
Ambas escucharon un ruido repentino que las puso en alerta, pero casi de inmediato repararon en que no se trataba de ningún otro rugido, sino de un sonido similar a interferencia. Terry se viró hacia un lado y notó que no muy lejos de la mesa, pegada contra la pared, había lo que le parecía una extraña tienda de acampar improvisada con sábanas, edredones y algunos cojines. Parecía similar a los fuertes de almohadas que ella misma recordaba haber hecho de niña. El sonido venía justo de ahí dentro, entre los tendidos en el suelo.
Terry se aproximó para ver mejor, y notó que sobre los edredones reposaba un aparato que no reconoció al inicio. Parecía un viejo teléfono cuadrado, pero más grande y con una larga antena. El sonido provenía de él.
—Creo que es un viejo radio de dos bandas —murmuró Abra de pronto, inclinándose un poco a su lado para ver mejor.
—¿Un qué? —Cuestionó Terry un tanto confundida, virándose a verla.
—Un radio, walkie-talkies, como los que usan los policías. Momo… es decir, mi abuela, usó unos cuando yo era más pequeña para explicarme cómo funcionaba la comunicación a distancia, aunque no eran tan viejos. ¿Era de tu madre, quizás?
—No lo sé… Quizás de mi padre. A mi hermano y a él siempre les han gustado este tipo de cosas.
Aproximó su mano al radio, con tanta cautela como si temiera que le quemara. No lo hizo. Lo tomó, lo aproximó a su rostro y lo examinó.
Terry…
Aquella voz surgió débilmente de la radio en la mano de la joven castaña entre toda la interferencia que se escuchaba, tomando por sorpresa a cada una.
—¡Mamá! —Exclamó Terry con fuerza, acercando más la radio a su boca—. ¿Mamá? ¿Eres tú? ¿Me escuchas?
Abra por un momento quiso decirle que tenía que presionar el botón lateral para hablar, pero pensó que dado el lugar y situación en la que se encontraban, quizás eso no importara. Del otro lado no hubo ningún tipo de respuesta por unos instantes, hasta que volvieron a escuchar de nuevo y de la misma forma que antes:
Terry… No… no…
Y luego silencio, completo silencio; incluso la interferencia había desaparecido, como si la radio se hubiera quedado abruptamente sin baterías.
—¡Mamá! —Exclamó con más fuerza la joven Wheeler, llena de desesperación—. Era ella, ¿cierto? Era ella —se giró entonces hacia Abra en busca de su confirmación pero ésta en realidad no tenía como responder pues en verdad no tenía idea.
Los rugidos de la criatura que las perseguía se oyeron justo del otro lado de la puerta por la que habían entrado, provocando que ambas se giraran al mismo tiempo hacia ella. La puerta entonces comenzó a agitarse, amenazando con ser derribada en cualquier momento. Las había encontrado; ya fuera porque los gritos de Terry lo alertaron, o quizás porque simplemente era algo inevitable.
—Tenemos que salir de aquí, ¡vamos! —Señaló Abra fervientemente, y rápidamente tomó a Terry de su mano y la jaló hacia las escaleras. Las dos jovencitas subieron apresuradamente cada peldaño, mientras oían de fondo como su puerta de entrada era golpeada, y posteriormente se desprendía de la pared y era derribada al suelo. Un segundo después, para su suerte, ambas estaban atravesando a salvo la puerta al final de las escaleras.
En el mundo real, seguramente esa puerta las hubiera llevado a la casa de los abuelos de Terry. En su lugar, en cuando ambas pusieron un pie al otro lado del marco, fue como pisar la nada, y sus cuerpos cayeron al frente como si hubieran dado un paso en falso en la cornisa de un edificio. Por suerte no era un edificio tan alto, pues menos de un metro después ambas cayeron sordamente a tierra firme.
El suelo era en efecto tierra, húmeda y fría con algunos rastros de nieve en ella. Abra sintió como se golpeaba el mentón y se raspaba un poco las manos al interponerlas en la caída. Sus rodillas igualmente pasaban por un destino similar. Se dijo a sí misma que aquello no era dolor real y que tenía que reponerse lo antes posible. Se giró sobre sí y se sentó en el suelo, esperando ver alguna puerta flotando en el aire que pudiera cerrar, pero no vio nada. Lo único que miró fue un largo y oscuro bosque, alumbrado apenas por la luz de las estrellas y la luna. Igualmente había algo de nieve hasta donde lograba ver, pero extrañamente no sentía frío; no más del que sentía cuando empezaron su pequeño recorrido por ese País de las Maravillas.
—Párate, vamos —le indicó apresuradamente a Terry, tomándola para ayudarla a pararse. Notó entonces que la joven castaña miraba fijamente al frente con sus ojos bien abiertos. Abra se viró en dicha dirección, esperando verse con la misma criatura que las perseguía, o quizás algo peor. En su lugar, notó más adelante una vieja y pequeña estructura de madera, alumbrada con algunas luces exteriores—. ¿Ahora a dónde caímos?
Terry dio unos pasos al frente sin quitar sus ojos de la casa de madera.
—Es aquí —musitó de pronto, y entonces comenzó a andar un poco más deprisa—. Es la cabaña del abuelo Hopper; es el sitio seguro en el que pensé. ¡Es aquí!
Y entones aceleró el paso.
—Terry, espera —masculló Abra, pero la joven se había adelantado bastante—. Maldición…
Abra se talló un poco sus rodillas para limpiarlas de lodo y comenzó a seguirla, cojeando un poco.
¿El lugar seguro de la Sra. Wheeler era una vieja cabaña en el bosque?, a Abra aquello le pareció difícil de creer. Sin embargo, Terry sabía lo especial que era ese sitio para su madre. Había vivido unos años ahí con el alguacil Jim Hopper, su padre adoptivo. De hecho, aquella cabaña aún existía en el mundo real; el abuelo Hopper se la había heredado a su madre. Terry recordaba que de niña la había llevado un par de veces a esa parte del bosque y le había contado de cuando vivía ahí, y lo diferente que era todo (ella incluida) en aquel entonces. Su madre siempre mencionaba que quería repararle todos sus desperfectos que se le habían presentado con el pasar del tiempo, remodelarla un poco, y quizás retirarse ahí cuando fuera más vieja. Terry no creía que lo fuera hacer; no lo de irse a vivir a esa cabaña, sino más bien retirase. Conociendo lo ocupada que siempre estaba con su Fundación, y lo mucho que amaba su trabajo, estaba segura que lo seguiría haciendo hasta que muriera… y ese último pensamiento le causó una muy profunda e incómoda sensación de desagrado.
Terry subió apresurada las escaleras frontales y se paró firme en el pórtico delante de la puerta. Abra la alcanzó unos momentos después.
—Oye —le llamó Abra al pie de las escaleras, notándosele algo agotada. De hecho, ella misma se sorprendió de sentirse así—. Si no está aquí, debemos de comenzar a considerar nuestra huida, antes de que esa cosa nos alcance enserio…
Terry la miró unos instantes sin responderle nada. De seguro no estaba nada contenta con esa advertencia, casi amenaza. Sin embargo, su silencio indicaba que también no tenía como repudiarla o negarla.
La joven respiró hondo y acercó su mano al pomo de la puerta, girándolo y abriendo la puerta hacia adentro. El interior de la cabaña estaba iluminado con luz anaranjada. Pese a su apariencia externa descuidada, el interior de hecho se veía bastante agradable a ojos de ambas muchachas. En cuanto la puerta se abrió, ambas captaron otra vez ruido de estática, aunque era diferente a la que habían escuchado en la radio.
Ingresaron lentamente, una delante de la otra. Un poco delante de la puerta, había un sillón un poco viejo de tapiz rojo manchado. Lo que Abra primero notó fue que más adelante, en la pared contraria y delante del sillón, y debajo de una pequeña ventana y la cabeza de un venado colgada, había lo que parecía ser un viejo televisor cuadrado cuya pantalla brillaba de blanco y negro, mostrando sólo estática y emitiendo sonido blanco; aquello era el sonido que habían escuchado al entrar. Sin embargo, lo que Terry notó fue que por encima del respaldo del sillón, sobresalía una cabeza pequeña, como de un niño, con cabello apenas brotando de ella. Era una persona sentada en el sillón, que miraba fijamente hacia el televisor encendido aunque éste sólo tuviera estática.
Terry comenzó a rodear el sillón lentamente, mientras Abra se encargaba de cerrar la puerta. La joven Wheeler se aproximó con paso cauteloso hacia un costado del sillón, y luego al frente para poder ver mejor a aquella persona. Ahogó un pequeño gritito de sorpresa, y su respiración se cortó unos segundos.
—¡Mamá!, ¡¿eres tú?! —Exclamó con fuerza sin poder contenerse.
Abra se apresuró a ponerse a lado de su acompañante y también poder contemplar a la persona misteriosa. Su reacción fue menos efusiva que la de Terry, pero ciertamente le sorprendió un poco. Era una niña de once o doce años, aunque con el cabello rapado había sido un tanto difícil de determinar de lejos. Pero lo que delataba su identidad era su rostro, prácticamente una copia del rostro de Terry, sólo que unos años más joven. Aquella niña vestía lo que parecía ser una bata blanca de hospital con puntos negros, y nada más; incluso sus pies estaban descalzos y cubiertos de lodo. Miraba con sus ojos totalmente abiertos hacia el televisor sin siquiera pestañar. Y su nariz le sangraba… bastante. Sus labios y mentón estaban casi completamente rojos, e incluso la samgre había llegado a manchar la bata.
—¡Mamá!, ¡te encontramos! —Exclamó Terry con emoción y sin reparo se acercó hacia ella, poniéndose de cuclillas a su lado. La niña, sin embargo, no reaccionó en lo absoluto—. ¿Mamá? ¿Me escuchas? —Terry acercó entonces una mano hacia ella, colocándola sobre su brazo, pero la retiró casi de inmediato con un gesto de dolor—. Está fría… casi congelada…
«Fría», repitió Abra en su mente. Aquello no le sorprendió. No sabía qué significaba exactamente esa personificación de la Sra. Wheeler, pero no creía que su apariencia y estado fueran buena señal.
No hubo mucho tiempo para pensar en aquello, pues en aquel momento las luces de la casa comenzaron parpadear en un ritmo constante, casi provocado. A aquello le siguieron los mismos sonidos de pasos pesados provenientes del frente de la casa. Y claro, lo siguiente fue un rugido. Aquello sí que logró crear una reacción en la joven Jean, pues de pronto saltó del sillón, cayó al suelo y se arrastró por él hasta una esquina de la sala, haciéndose ovillo totalmente llena de terror. Terry la miró atónita sin poder reaccionar.
—Esa cosa estará aquí en cualquier momento —advirtió Abra y comenzó a mirar alrededor. La primera puerta adicional que vio fue una a lado de la cocina, que por la distribución muy posiblemente llevaba a un cuarto, pero esperaba que funcionara igual que la puerta del sótano y las llevara a algún otro lado—. Tráela y salgamos de aquí, rápido.
Abra se lanzó hacia la puerta, mientras Terry se aproximaba a la versión joven de su madre para intentar obligarla a pararse, aunque la sintiera tan fría que casi la quemara. Los pasos de la criatura ya se oían en los escalones. Abra se apresuró a la puerta, la abrió de par y par, y se dispuso a dar un paso al frente… pero se detuvo.
Alguien le estorbaba el paso, alguien parado a menos de un metro de la puerta, con sus manos en los bolsillos de su pantalón negro de vestir, y la miró fijamente con sus profundos y penetrantes ojos azules. Esos ojos… Abra no tuvo que ver el resto de su rostro; esos ojos fueron suficientes para congelarla en su sitio. Una sonrisa astuta se dibujó en los labios de aquel individuo mientras la miraba, y aquello terminó por desarmarla.
—Hola, Abra —le saludó el apuesto muchacho, con el mismo tono de voz algo seductor, pero a la vez amenazante, que ella bien recordaba—. Vaya sorpresa…
Abra sólo pudo reaccionar hasta que la aterradora figura de Damien Thorn dio un paso hacia al frente, penetrando de esa forma en el espacio de la cabaña. Sin embargo, dicha reacción por parte de la muchacha fue retroceder torpemente en un intento de alejarse de él, hasta tropezar con un sillón reclinable justo detrás de ella, haciéndola perder el equilibrio y caer sobre el tapete que cubría el suelo de la sala. Se alejó aún más por el suelo, hasta que su espalda se pegó contra el costado del sillón más grande, y hasta ahí llegó. Aquel individuo sonrió divertido, como si le produjera gracia verla ahí en el suelo casi temblando de miedo, y eso a ella la hizo rabiar intensamente.
—¡Tú! —escuchó como pronunciaba la voz de Terry con su respectiva dosis de rabia. Abra no podía verla desde su posición, pero sí escuchó sus pasos retumbar en el suelo mientras se le aproximaba al chico recién aparecido—. ¡Maldito bastardo!, ¡tú le hiciste esto a mi mamá…!
Damien apenas y la miró un instante de reojo, antes de que el mismo sillón reclinable con el que Abra se había tropezado se deslizara sólo por el suelo y chocara contra la menor de los Wheeler, haciéndola caer sobre éste. Intentó levantarse rápidamente, pero en cuanto se acomodó para sentarse y luego pararse, dos fuertes manos la sujetaron con fuerza de los brazos y la jalaron contra el sillón, obligándola a quedarse ahí. Terry miró asustada y notó que esos fuertes brazos masculinos surgían del sillón, como si fueran extensiones de éste. Más se materializaron de la misma forma, tomándola de los tobillos, sus muslos, muñecas y cuello, dejándola totalmente inmovilizada.
—Tú no te metas, ¿quieres? —Comentó Damien con tono de amenaza—. Esto es una conversación privada.
—¿Eres real? —Cuestionó Abra con su voz casi quebrándose. Damien la miró de nuevo desde arriba, y le sonrió.
—En este sitio eso es relativo, ¿no crees? —ironizó alzando sus brazos hacia el espacio que los rodeaba—. Pero si te refieres a si soy yo o algún tipo de recuerdo en la cabeza de esta mujer, es lo primero definitivamente.
—¿Cómo es posible que llegaras hasta aquí? —soltó de pronto la joven de New Hampshire, casi sin proponérselo realmente.
—Tú me llamaste, ¿lo olvidas? —Le respondió con simpleza, haciendo que la respiración de Abra se cortara un poco—. Sólo seguí las migas de pan que me dejaste…
En ese momento, los tres escucharon como la puerta principal de la cabaña era derribada abruptamente de un fuerte golpe, como si hubiera sido envestida por un toro. Los ojos de todos se giraron en esa dirección y se posaron en aquella casi indescriptible criatura, que se irguió potente en el marco. Su cabeza se abrió como una flor floreciendo, soltando un intenso rugido por esa boca inhumana.
—Santo Dios —exclamó Abra, atónita al ver a lo que Terry había llamado Demogorgon, un nombre que ciertamente le quedaba bien.
—Él no tiene nada que ver con esto, querida —señaló irónico Damien, dando un par de pasos para ponerse delante de Abra, casi como si intentara cubrirla de aquel ser pálido. El Demogorgon se aproximó velozmente hacia él, y por un momento pareció que lo embestiría. Sin embargo, justo a último momento, se detuvo delante de él, con su boca a sólo unos centímetros del rostro del muchacho, y ahí se quedó. De pie, respirando, o haciendo al menos un sonido muy similar a respiración, cerca de él. Abra miró esto desde el suelo con asombro. Damien, por su parte, sólo sonrió con normalidad. —¿Así es como me ve, señora? —Cuestionó con burla, virándose justo hacia la pequeña niña rapada que tiritaba de miedo en la esquina—. ¿O es acaso un viejo miedo?
La niña no respondió, pero en su lugar aprovechó ese momento en que la criatura se había detenido para ponerse de pie y correr con todas fuerzas hacia la puerta por la cual Damien había entrado. Ésta al parecer de un parpadeo a otro daba ahora a un largo pasillo blanco, similar al del laboratorio pero sin las lianas negras y mucho más iluminado.
—¡No!, ¡mamá! —Le gritó Terry, pero la niña no escuchó y siguió corriendo hasta atravesar la puerta. La criatura se alertó en cuanto pasó cerca de él, volteando todo su cuerpo en su dirección.
—Es toda tuya —le indicó Damien, agitando una mano en el aire con indiferencia ante aquella situación. El monstruo de seguro no necesitaba su permiso, pero de todas formas en ese momento se lanzó hacia la puerta abierta, corriendo detrás de su verdadera presa.
—¡No!, ¡mamá! —Volvió a gritar Terry, pero ahora con todas sus fuerzas mientras intentaba inútilmente de zafarse del agarre que la detenía. En cuando la criatura atravesó el umbral, la puerta se cerró abruptamente detrás de él, y ya no se escuchó sonido alguno de ninguno de los dos seres que habían pasado por ella—. ¡Mamá!
Terry comenzó a soltar fuertes sollozos; no de tristeza ni de dolor, sino de una profunda y casi dolorosa frustración. Abra sintió aquello calándole hondo. Intentó reponerse a su impresión inicial, y comenzó a alzarse lentamente, apoyándose en el sillón.
—¿Por qué haces esto? —Soltó de golpe, intentando mantener la firmeza lo mejor posible—. ¿Es a mí a quién quieres? ¡Pues aquí estoy! ¡Pero deja en paz a esta familia!
Damien se viró hacia ella con una expresión un tanto confundida, que bien podría ser algo sobreactuada.
—Y dicen que yo soy egocéntrico —respondió entonces, casi a punto de soltarse riendo—. Esto no tiene nada que ver contigo, querida. Yo no me metí con esta “familia” —señaló en ese momento con tu mano hacia la cautiva Terry—, ellos se metieron conmigo primero. Y los que lo hacen, tienen que pagar de una y otra forma.
—¿Eso me incluye a mí?
—¿Enserio crees que si hubiera querido hacerte algo por lo de aquel día no te hubiera encontrado y alcanzado en cualquier momento?
Comenzó entonces a caminar hacia ella, cortando la pequeña distancia que había entre ellos.
—¡No te acerques…! —Le advirtió Abra, señalándolo con una mano—. Te lo advierto…
Pero él no le obedeció. Y, lo que fue peor, ella tampoco hizo nada para detenerlo. Siguió avanzando hasta que ambos quedaron frente a frente, de una forma que claramente invadía de sobra su espacio personal. Y, aun así, ella no retrocedió o hizo intento de alejarlo en esos momentos. Sólo se quedó quieta en su sitio, mirándolo fijamente como si no fuera capaz de apartar su atención de sus profundos ojos azules.
—Siempre supe dónde estabas, Abra Stone de Anniston, New Hampshire —declaró con elocuencia, y escucharlo decir su nombre y su ciudad hizo que le recorriera un intenso escalofrío que casi la derribó de nuevo—. He tenido unos meses muy ocupados, y con el tiempo aprendí muchas nuevas habilidades que me hubieran permitido, con tan sólo desearlo, estar ahí contigo. ¿Quieres saber por qué nunca lo hice? —Inclinó en ese momento su cuerpo hacia el frente, acercando aún más sus rostros. Abra se hizo hacia atrás, teniendo que apoyarse en el sillón a sus espaldas para no caer—. Porque no tengo nada contra ti en realidad. De hecho, te estoy agradecido. Tú fuiste quien me abrió los ojos; fuiste mi motivación, se podría decir. Todo lo que he hecho desde entonces, ha sido gracias a ti. Es por eso que te dejé en paz, esperando a ver si acaso en algún momento tú venías sola a mí. Suponía que te había asustado lo que viste al otro lado del velo, pero que tarde o temprano sentirías tanta fascinación por ello que tú sola me buscarías para terminar lo que empezamos en ese vehículo.
—¡Por supuesto que no! —respondió Abra rápidamente, recuperando su compostura y forzándose a colocar sus manos sobre su pecho para empujarlo lejos de ella. Le hubiera gustado empujarlo miles de metros lejos, pero sólo lo hizo retroceder un par de pasos—. ¿Fascinación? ¡Lo único que siento al recordar eso es absoluto asco!
Damien rio un poco, y luego se paró derecho y se arregló un poco su atuendo. Abra notó entonces que usaba el mismo traje negro y camisa azul sin corbata del día que se conocieron. ¿Coincidencia?, ¿o así era como se había querido presentar ante ella?, ¿o… así era como ella misma lo recordaba y por eso lo veía así?
—No es cierto —señaló el chico, moviendo un dedo con un gesto de burla. Comenzó entonces a caminar, y Abra pensó que se le aproximaría de nuevo, pero en su lugar le sacó la vuelta y avanzó hacia Terry—. Pero no importa, porque en lugar de eso volviste a mí para ponerte en mi camino, igual que estos sujetos. —Caminó hasta colocarse justo detrás del sillón con brazos, apoyando sus manos en el respaldo. Abra sintió que esa posición, y la forma en la que la miraba, querían darle a entender que tenía completo control de todo eso, y que la propia Terry era su rehén—. Estoy un poco decepcionado por eso. Pero, tratándose de ti, te daré otra oportunidad de elegir el lado correcto en esto.
—¿Qué dices?
—Te diré tus opciones —continuó el muchacho de cabellos negros, mientras con una mano acariciaba, casi amenazadoramente, el respaldo del sillón reclinable—. Opción uno, regresa a tu aburrida casita en New Hampshire y no vuelvas nunca a mostrar tu linda cara delante de mí, y estaremos de nuevo en paz. Opción dos, si te quedas con estos perdedores, hormigas intentando detener la pata del elefante, te aplastaré junto con ellos. A ti, a tus padres, a tu querido tío Dan, y a quien sea…
Su voz había sido acompañada de cierto grado de ira en sus últimas palabras, que hicieron notar de inmediato que no estaba bromeando con su amenaza. Sin embargo, se calmó rápidamente, volviendo de nuevo a la misma actitud relajada y soberbia de antes.
—O la opción tres: ven conmigo.
—¿Qué? —Exclamó Abra, totalmente confundida, e incluso con una pequeña sensación en el estómago de querer reírse.
Damien prosiguió con su declaración.
—Sé lo poderosa que eres, y te quiero conmigo, de mi lado. Dentro de poco las cosas se prenderán y se pondrán divertidas. A niveles bíblicos, podría decirse; yo me encargaré de eso. Y tú puedes estar en el asiento de primera fila, conmigo. Porque, como dije, todo esto es gracias a ti…
Abra lo contempló unos momentos en un frío silencio, pero luego esa risa que había contenido anteriormente no pudo seguir guardándose y en ese momento surgió abruptamente y con fuerza. Damien pareció un tanto desconcertado, y eso a ella le encantó.
—Cielo santo —Murmuró Abra una vez que apagó las risas—. ¿Qué te crees?, ¿un villano de cómic con ese discurso tan estereotipado? Por favor…
—¿Crees que estoy bromeando? —Respondió Damien, considerablemente más serio que antes.
—Creo que eres un niño mimado y egocéntrico al que le gusta jugar al chico malo y que la gente le tema. Pero he visto a otros como tú antes, y, ¿adivina qué? —Avanzó entonces hasta ponerse a unos cuantos metros de Terry y de él, encarándolo con firmeza—. Yo no te tengo miedo… Sólo me das risa.
Sonaba muy segura de sí misma, muy sincera y con el sartén por el mango. Pero la realidad era que si estuviera en su cuerpo físico en esos momentos, posiblemente sus piernas le estarían temblando incontrolablemente. Por supuesto que le tenía miedo. Por algo había tenido tantos deseos de salir corriendo de ese lugar en cuanto se dio cuenta de que él estaba involucrado, y por eso tenía sus reservas de volver a intentar eso. Lo que había visto al otro lado del velo, como él lo había descrito, no sólo la afectó: realmente la aterró.
Sin embargo, había una fuerza mucho más fuerte en su interior que la movía y obligaba a pararse con firmeza delante de él, e incluso provocarlo de esa forma. Y esa fuerza era su ira, esa que tanto le preocupaba e incluso temía un poco, pero que en esos momentos era lo único a lo que podía sostenerse. Sentía ira ante como ese pelmazo la hacía sentir, como su sola presencia y sus palabras la hacían sucumbir, y de concebirse tan débil y miedosa. Su ira era lo único que tenía para poder defenderse de todo eso… y le gustaba hacerlo.
Damien la contempló en silencio por un rato, antes de volver a sonreír de esa forma tan presuntuosa y molesta.
—Oh, Abra —comentó con sátira—. Crees que sabes lo que realmente soy por lo que viste aquel día. Pero la verdad es que no has visto nada aún…
De pronto, extendió su mano derecha hacia el frente, colocándola por completo contra el costado de la cara de Terry, presionando sus dedos con algo de fuerza contra su piel. La jovencita en la silla soltó un pequeño alarido de dolor. Abra, por su lado, se estremeció al verlo tocándola de esa forma.
—No, espera… ¡No le hagas nada! —Le gritó como una advertencia vacía.
—Ven acá y detenme, entonces —Le respondió el chico forma burlona, mientras recorría su mano por el rostro de su aparente rehén—. ¿O tus piernas no se pueden mover de tanta… risa?
Los puños de Abra se apretaron, sus dientes se presionaron fuertemente entre ellos, y su mirada casi en llamas se clavó en aquel monstruo. Y, sin embargo, no dio ni siquiera un paso al frente. Estaba realmente congelada.
«Muévete… ¡¿qué haces?! ¡Muévete!» Se decía a sí misma con insistencia, pero nada pasaba. «Usa tus malditos poderes, ¡haz algo maldita cobarde!» Comenzó en ese momento a sentir como resbalaban lágrimas de frustración por sus mejillas, sin saber de momento si aquello quizás estaba ocurriendo de verdad en el mundo físico.
Damien volvió a sonreír, satisfecho por su reacción. Centró entonces su atención en Terry, agachándose un poco por un costado para poder susurrar cerca de su oído.
—Le prometí a tu madre que te haría una visita a ti también, ¿recuerdas? Te iba a dar de alimento a un par de perros rebeldes que tengo, como un jugoso pedazo de carne. Pero supongo que uno no se puede poner quisquilloso con las oportunidades que le da la vida.
Las manos que aprisionaban a Terry comenzaron a apretarla de golpe con más fuerza, incluyendo las que le rodeaban el cuello. La joven soltó un gemido de dolor, pero apenas fue audible pues de pronto comenzó a sentir como era asfixiada sin remedio.
—¡No! —Exclamó Abra y sólo entonces fue capaz de moverse hacia adelante, pero fue detenida por un par de manos, similares a las del sillón, que brotaron como flores del tapete y la tomaron de los tobillos, haciéndola tropezar y caer de narices al frente, casi a los pies de la rehén.
Una vez en el suelo, más manos surgieron y la sujetaron de todas sus extremidades para inmovilizarla, y no logró zafarse por más que forcejó. Sólo fue capaz de ver desde el suelo como el cuerpo de Terry se estremecía por el dolor y la falta de aire, y como él admiraba divertido la expresión de dolor y miedo en su rostro
—¡Maldito bastardo! —Le gritó Abra iracunda y desesperada—. ¡Te mataré!, ¡¿me oíste?! ¡Te encontraré y te mataré con mis propias manos!, ¡hijo de puta!
Damien sólo la miró de reojo unos momentos, con bastante poco interés en sus amenazas, y luego centró de nuevo su atención en Terry y en como la vida se escapaba poco a poco de su cuerpo.
FIN DEL CAPÍTULO 61
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Cuando todo se termina.. cuando todo acaba mal...
Cuando en realidad nunca hubo un final, porque no hubo tampoco un comienzo. Fue todo una idea de mi mente. Porque pensé que era mutuo, que lo que sentimos esa noche nos pasó a los dos, la conexión de los cuerpos y mucho más de las almas, que nunca me había sucedido. Sentir la correspondencia del uno con el otro. Esas ganas arrolladoras de querer cuidarte el corazon y de transitar con vos todas tus miserias. De estar, de ser al lado tuyo. Lo que sentí al besarte, y ver que se ocultaba alguien más dulce detrás de ese famoso pibe que no era bien visto. Conmigo fuiste dulce, dado, sentí que fuiste vos.
No voy por la vida conectando con cada persona que conozco, esa es una suerte que no todos tienen. Conectar es sentir esa afinidad que no se puede poner con palabras, es una unión que sentís que es mágica. Y con vos conecté, y si conecté es porque vos tambien conectaste. Y me lo dijiste. Y lo sentí esa noche.
Pero el problema, no tan problema, fue tu relación. Que pesó más, que conectarte conmigo. Tu relación que segun vos y tus allegados es toxica, en la que muchas veces te lleva a buen puerto y otras te hace replantearte muchas cosas. Pero la seguis eligiendo, porque yo tambien se lo que es estar en la zona de confort y tener miedo de dar un paso para cumplir con nuestra felicidad. El miedo a lo desconocido, al intentar y que nos salga mal. Pero casualmente si no arriesgamos no sabemos. Pero vos no quisiste arriesgar.
Y asi fue que sin mucha expicación y de un modo muy violento, de momento a otro, me dijiste chau y me cortaste el rostro. Y yo ahí, desbordada sin entender y pensando que pronto ibas a reflexionar, recordar esa noche y volver a mi. Pero no fue así. Pasaron los meses y no apareciste. Aparecí yo. Porque necesitaba que me vieras, y que allí, en el momento de estar frente a frente te arrepientas por dejarme ir. Y un poco pasó eso, me hablaste y sentí que había ganado. Pero no, fue una conversación que quedo en la nada, solo volviendonos a decir las ganas que teniamos de volver a encontrarnos en esa cama.
Unos meses mas tarde volvi a aparecer, necesitaba que me vieras denuevo. Y yo verte a vos. Imaginarte y pensarte todos los días era una tortura y necesitaba que tengamos algun tipo de contacto. Aunque siempre supe que seguias de novio, subiendo fotos, y cada vez mas comprometido. Pero yo queria que nos vieramos, y ver si en una de esas.. reflexionabas y volvias a mi. Pero no.... ay ay no aprendo mas...
Y asi fue que paso un año hasta volver a vernos, en el medio te mudaste con tu novia, viajaste con ella y afianzaste la relación. Y en todo ese año sin vernos la cara, yo pensandote mucho, vos no lo sé...dias en los que me levantaba decidida a olvidarte y dias en lo que me moria de ganas de mandarte un mensaje. Pero nunca lo hice, porque sentía que iba a molestar.
Hasta que este año me decidi y fui a buscarte, a encontrarte en el lugar donde todo empezo, y en el que tantos momentos viví. Y te ví, y me viste. Y nos miramos a los ojos y se terminó el mundo para los dos. Nada mas importaba que nuestra conversacion. Aprovechando cada segundo para mirarte a los ojos, la boca, y decirte solo con la mirada que te pensé todo este tiempo. Que no hubo un dia que no desee que vengas a buscarme. Porque yo ya fui a buscarte muchas veces. No me contuve y luego te escribi. Fue una conversacion a corazon abierto por parte de los dos. Muy intensa, muy profunda. No me esperaba tanto, en la que me dijiste cosas que probablemente me cueste mucho quitarmelas de la cabeza. Como vos me dijiste, yo también pensaba que había algo mas que atracción física, y vos también me despertabas cosas. Entonces me tentaste tanto tanto que te invite a tomar algo. Todo este tiempo pense tanto en lo que paso y en lo que me fuiste generando (o me generé yo sola) que por lo menos moría por ir a tomar un café. Ya el sexo era un segundo plano. Solo queria tenerte enfrente y poder charlar, saber de vos, y vos de mi.
Y la respuesta fue mas un sí que un no. Me dijiste que te ibas a fijar cuando podías, que ibas a tener presente mi invitación. Entonces ahí, me volvio a latir el corazon muy fuerte, y empece a imaginarnos tomando algo, y despues quizás haciendonos unos mimos. La conversación termino ahi. Y yo estaba satisfecha, te habia dicho lo que me pasaba, lo que sentía, lo que quería y tambien lo que no quería, que era seguir asi, pateando un deseo que venimos arrastrando hace tanto tiempo, y todo lo que quedo pendiente.
Y comencé a esperar tu mensaje.. una semana, otra y otra.. pensaba en tus posibles respuestas, en lo ideal un SI, que nos vieramos, arreglaramos hora y fecha. Otros momentos empecé a pensar en un posible NO, con una explicacion de trasfondo diciendome que no querias hacerle esto a tu novia. Algo. Y a medida que iba a pasando el tiempo y yo pensando que me dirias, es que pasó un mes y nunca me hablaste. Ni por si ni por no. Y pasó otro mes, y otro y otro... y así van 4 meses de la ultima vez que hablamos. En la que me dijiste que ibas a fijarte cuando podiamos tomar algo. Me plantaste, me cortaste el rostro con tu silencio. Tu silencio hablo por si solo. No quisiste, no queres, y no vas a querer. No me vas a hablar nunca mas. Seguis de novio y por lo que se y vi, cada vez mejor. Nunca voy a entender si era tan correspondido l nuestro como vos lo sentiste tambien porque te negas a vos mismo lo que te pasa conmigo. Por que seguis apostando a una relacion en la cual no estas enamorado de tu novia. Porque estar enamorado de alguien es no pensar en nadie mas, y a vos no te pasa eso. Porque segun vos, pensaste tambien en mi.
Pero no me queda mas que hacerle caso a tu silencio. Tu silencio fue un No, y dolio mucho y sigue doliendo. No te importo quedar mal conmigo, no te importo lastimarme, ilusionarme, seguirme el juego. Priorizaste a tu novia, que esta muy bien, a fin de cuentas es la que te banca todos los dias. Pero no habia necesidad del boludeo, de seguirmela para alimentar tu ego. Porque ahora yo estoy lastimada, desganada, desilucionada. Pero eso es un problema mio ahora, yo deberé trabajar para ver por que me siento así, porque definitivamente no lo merezco.
Y aca me encuentro, comenzando el duelo de dejarte atras, del sabor amargo. De lo que pudo haber sido pero no fue. Y a fin de cuentas también hay que agradecer a la vida cuando NO es, por que lo nuestro, definitivamente, no es ni será. Porque el tiempo para el amor y los buenos momentos era ahora, y no dentro de 10 años cuando vos estes disponible para mi.
Aunque me muera de ganas de que me vengas a buscar, algo se rompio. Creo que nunca voy a poder entender que no te importo quedar mal conmigo, cuando supuestamente me encuentro en tus pensamientos.
Despues de esto no puedo volver a buscarte mas, no tiene sentido. El amor no se mendiga, la atencion tampoco. A lo largo de mi corta vida he aprendido que si tenes ganas de hacer algo lo haces. No importa cual dificil sea, por que hay veces que el cuerpo y el alma lo piden a gritos. Siempre quise que quieras verme, tenerme, sentirme, besarme, hacerme tuya. Dejarte llevar y volver a sentir lo que sentimos esa noche en tu cuarto.
A veces me pregunto si me arme una tremenda historia en la cabeza sobre lo que paso entre nosotros. Muchas veces siento que si, sin embargo otras tantas me acuerdo de cada cosa que me dijiste que encendio una luz de esperanza en mi mente. Y ahi es donde no me cierran las cuentas. En donde pienso ¿como hace para contenerse? ¿no le importa saber de mi vida? ¿no tiene ganas de verme? y la respuesta se resume a tu silencio, a un rotundo no.
Ahora mi deseo es mas claro que antes, rendirme.
Dejarte ir, enrealidad.. dejar ir el ideal que tenia de vos porque vos nunca quisiste estar al lado mio y probablemente no quieras.
Supongo que estas enamorado y apostas a tu relacion, se los ve bien, radiantes. Solo te pido que intentes ser mas consciente de lo que te pasa por dentro, que no archives, no postergues tus sentimientos con otra persona. Porque sabe, que no es normal estar con alguien y pensar en otra persona, no lo es. Por mas que sean pensamientos, cuando uno esta enamorado de verdad no cabe espacio para nadie mas. Y si el dia de mañana conoces a otra mujer y te pase algo parecido a lo que me paso ami con vos puedas exteriorizarlo y luchar por ello.
Por mi parte no voy a buscarte mas, ya no tiene sentido. Y seria rebajarme a la peor mendigación. Yo ya entendí, ojala seas feliz. Yo también necesito ser feliz.
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Noviembre 4 de 2018
“Cómo voy a creer / dijo el fulano que la utopía ya no existe si vos / mengana dulce osada / eterna si vos / sos mi utopía.”
Mon Amour
No se como escribir una carta, usualmente solo escribo textos sueltos sin ningún orden, sentido, incluso sin destinatario, solo escribo para dejar por medio de un grupo de letras organizadas en sintagmas y frases lo que siento en un momento determinado, y es que como sabes mi memoria no es de fiar, y menos cuando existe como ahora un sentimiento o unas palabras que deben ser dichas y no solo dejadas en la memoria para una próxima ocasión; y es que precisamente por no confiar en mi memoria te he dicho cosas que significan mucho, en momentos donde lo he sentido a pesar de que parezca muy apresurado tener sentimientos tan fuertes hacia ti, pero hice un compromiso contigo de decirte toda la verdad siempre, buena o mala, y aunque a veces tengo miedo de lo que siento o que puede sobrepasar los limites que la sociedad presupone para una relación que lleva tan poco tiempo, he preferido mandar todos los presupuestos a la mierda, los de la sociedad, los de mi familia, y hasta los míos que fueron los mas difíciles de romper para poderme dejar ser contigo sin limites ni mas miedos, he dejado de desgastarme midiendo los riesgos de lo que puede llegar a pasar, y he preferido concentrarme en pensar en lo chimba que han sido las cosas contigo… y en las posibilidades infinitas de nuevas experiencias juntos que tenemos ahora.
No puedo negarte que la distancia que ahora nos separa ha sido un tema de esos que a veces no me dejan dormir, en conversaciones donde me duermo hablándome de ti, y como ya lo hablamos en una ocasión tiene sus cosas buenas a pesar de no poder estar contigo tanto como quisiera, sin embargo la cantidad de sensaciones que me generas cuando te voy a ver es una mezcla entre ansiedad, nervios, y otras cosas que aun no logro entender; a veces pienso que esta distancia solo alimenta día a día mis ganas de verte y sentirte aquí entre mis brazos acurrucada en mi pecho, igual que la emoción de saber que vienes a verme y como un niño pequeño me despierto muy temprano por la ansiedad del momento en el que llegues, son todas cosas que estoy experimentando por primera vez con alguien y quiero que sepas eso.
He dejado que me conozcas, que puedas ver esas partes de mi que no me gusta mostrarle a nadie, ahora sabes que no soy tan fuerte como parezco, y que en el fondo sigo siendo una persona muy frágil con cantidad de miedos e inseguridades, y que por eso trato de mantener siempre una distancia de las cosas que se que pueden dañarme; tengo miedo de esto también, de que pase algo que destruya lo que hasta ahora hemos estado construyendo y nos deje una herida que sea muy difícil curar, en parte es por eso por lo que durante años me negué a involucrarme emocionalmente con alguien, primero por el daño que se soy capaz de hacer cuando quiero, y al mismo tiempo por que sabia que entregarme a alguien así abre la puerta a que me puedan causar un daño que nunca he sentido; sin embargo lo que siento por ti ha sido mas fuerte que esos miedos y ese instinto de protegerme de lo que me puede dañar, asumo cualquier riesgo que implique el estar contigo, por vos vale arriesgar hasta la vida misma.
No quiero aburrirte con mas palabras que ya han sido dichas en muchas ocasiones, solo quiero que sepas que por ti han vuelto a mi las ganas de escribir, me has hecho revivir cosas que había guardado en un cajón bajo llave muy muy en el fondo de mi ser, te agradezco por eso y aprovecho este medio para reafirmar lo que en persona me cuesta un poco, y no espero presionarte de ninguna manera con esto pues en este punto no hago nada esperando una retribución igual, simplemente hago lo que siento que debo hacer o decir; debes saber que no había sentido nunca muchas de las cosas que siento por vos y en este momento solo quiero que sigan creciendo lo que sentimos sin pensar cual será el limite para ello, todo esto para darte la razón,si, es verdad, Te amo.
Siempre tuyo.
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A merced de la justicia
Día 14
Por la noche
Me gusta Ravenna, es un pueblo muy amigable y tranquilo. Ojalá pudiéramos quedarnos más tiempo, aunque es verdad que tampoco hay mucho más que ver que no hayamos visitado hoy.
Como cenamos pronto, aprovechamos las indicaciones de la buena tabernera para visitar unos viejos columpios y la playa junto a la rivera. A mí me dio un poco de cosa subirme por si se rompían, pero Cris se lo pasó palomita. Casi se cae de unas ruedas que estaban algo oxidadas, se quedó ahí colgada boca abajo y fue muy gracioso, no lo voy a negar.
Después fuimos a la playa y a pesar de que llevaba todo el día haciendo sol, ¡el agua estaba helada! Más o menos como en casa, así que sigo sin entender cómo funcionan las cosas en el sur. En lo que Cris charlaba con un pato y le tiraba migas de pan, estuve fijándome en el atardecer. Estaba tan bonito y normal como siempre. ¿Lo habrá conseguido solucionar Serissa ella sola? No sé, espero que sí y que pueda verla de todos modos.
Cuando se puso el sol, pasamos a preguntar por el ferry que lleva a Flavia Renata. Al final iremos a pie junto al resto de la caravana, ya que es algo caro para todos, pero nunca está de más preguntar. Y como Cris tenía muchas ganas de jugar a las cartas y la gente de la taberna nos invitó a unirnos a su partida a las puertas del local, estuvimos jugando unas manos. Al final perdimos por arriesgar demasiado, pero se estaba bien al fresco. Me gusta este sitio, es muy tranquilo y la gente es amable y risueña.
Así que ahora toca ir a dormir. Se me hace raro no escuchar el ajetreo de pasos y sillas sobre nuestras cabezas. Los únicos sonidos que alcanzan la habitación es el canto de los grillos y el leve fluir del río. Son buenos compañeros para pasar la noche.
Día 15
Por la mañana
¡Ya hemos salido de viaje! Pero antes de salir ya han pasado cosas interesantes, así que voy a aprovechar que tengo un rato para escribir.
Una de las cosas que nos dijo ayer la tabernera fue que tienen tostadas de desayuno, y a mí me encaaaaantan las tostadas. Bueno, casi cualquier cosa que implique desayunar, pero no es el caso. Pues las tostadas que hemos tomado estaban riquísimas. Con lo buena cocinera que es y yo asustándola al bajar haciendo un pelín de ruido con la armadura. ¡Pero es que voy más cómoda así!
Pero no se queda ahí el desayuno, porque a Cris se le ocurrió intentar comunicarnos de nuevo con la piedra... con un chiste. A mí no me convencía del todo, pero nos ha servido para ver que la cosa va en serio. Nos han contestado "Este canal es solo para comunicación de La Misión. No lo uséis para tonterías, hermanos." Puede que nos estemos metiendo en un buen lío, pero... ¿Y si tienen que ver con el ocaso? ¿Irá con mayúsculas "La Misión" o soy yo inventándome asociaciones? Ya me ha picado la curiosidad. Además, que no parece que quienes nos hablan sean gente de fiar... Necesito saber quién está detrás de esta piedra y qué trama.
Por la tarde
Hoy no he encontrado ninguna flor nueva, pero las que hay junto a la rivera son igual de bonitas. Este camino es más apacible que el que nos ha traído a Ravenna, y mucho más aún que el de El Páramo. Ojalá sigamos yendo a mejor.
Cris lleva un rato riéndose sin parar, creo que es por algo que le he dicho a Emett. Tan solo quería preguntarle qué hace un mago como él en un viaje como éste, siendo tan poderoso y anda vendiendo pociones, y al parecer eso da para reírse durante... ¿media hora? No sé, pero si le ha hecho gracia pues es un éxito, que reírse es bueno. ^-^
Ahora hemos aparcado a un lado del camino y toca hacer guardia. El ocaso sigue siendo normal, no he notado nada raro.
Día 16
Por la mañana
¡Menudo susto me he llevado esta noche! Estaba tan tranquila haciendo guardia, vigilando atentamente el camino y la luna. Y recordando lo bonita que se veía su luz cayendo sobre Serissa, sobre su cabello color nogal aquella noche de verano, cuando fuimos al Mirador de los Antiguos. El paisaje ya lo conocía de memoria, cada detalle, cada susurro del viento. Pero con ella allí, el arroyo fluía distinto y el ocaso coloreaba el mar en la lejanía con más delicadeza de lo normal.
Y así estaba yo, tan tranquila en mi guardia, cuando de repente, ¡zas! Aparece un guardia a mi lado sin previo aviso, llamándome despistada. ¿No se supone que está para facilitar las guardias? Que no vaya asustando a quienes perdemos horas de sueño por escudriñar las sombras del camino...
En lo que llevamos hoy de viaje hemos podido ver mucha más gente en los caminos. Se nota que vamos acercándonos a una ciudad más grande.
A mediodía
Cris es un caso aparte, ésto tengo que escribirlo.
Estábamos comiendo cuando de repente levanto la mirada y veo a dos Emetts delante de mí, uno más bajito que el otro. Resulta que Cris se había disfrazado de él y la verdad, lo clavaba. ¡Tenía la misma cara enfurruñada y ojeras! ¡Pues no va y aprovecha para hacer una ilusión de otra Clamp! Yo que tan solo estaba comiéndome mis gachas, ay.
Ah, y Cris le regaló a Emett una corona de flores y creo que hasta le ha gustado. No ha dicho nada, pero se le ha notado en la cara y en que, cuando se ha vuelto a su carro, no se la ha quitado. Qué bonita es Cris.
Por la noche
Hoy me toca la segunda guardia, y aunque Cris me ha asegurado que el ocaso ha ido bien, también ha hablado de vampiros, así que muy tranquila no me quedo…
Otro que estaba despierto esta noche es Emett. Vi luz en su carro, así que me acerqué a cotillear. Tardó un rato en darse cuenta de que estaba allí, se le veía concentrado. Estaba inmerso en un libro que estaba fatal escrito o en un idioma que no conozco. También tenía dibujos de hojas (de sus pociones, supongo) y cuentas bastante densas que me dieron dolor de cabeza solo de mirarlas.
Día 17
Por la mañana
Acabamos de mandar otro mensaje por la piedra mágica fingiendo que pedíamos más datos sobre la misión, a ver si los engañábamos, y nos han contestado que sigamos como hasta ahora. No es mucho, pero significa que tienen algo en marcha.
Por la tarde
¡Hoy ha sido mi día de suerte! No he visto flores nuevas, pero sí una planta con unas hojas preciosas, de color rojo y bordeadas en tonos verdes, como aserrada. Así que me he guardado unas pocas para mi cuaderno, van a quedar preciosas. Eso sí, he tenido que lavarme las manos después porque Cris se ha puesto a chincharme (de eso me he dado cuenta después) diciendo que lo mismo tenían veneno. Casi me voy al río de los nervios, qué caso de chica…
Lo que sí me hay llamado la atención es que el sol ha tardado un poco más de lo normal en ponerse. Me temo que mis esperanzas de que ya estuviera resuelto han sido en vano, pero ey, al menos sigo teniendo otra razón más para encontrar a Serissa.
Precisamente sobre el ocaso es de lo que hemos estado hablando con Emett. Me da la sensación de que le ha llamado la atención, pero nos ha dicho que no se ha fijado, que suele estar demasiado inmerso en sus libros, lo cual es bastante obvio. Pero no sé, me suena raro. También le hemos mencionado de nuevo la piedra mágica, sobre la cual solo nos ha dicho que tengamos cuidado. No me gusta el cariz que está tomando ésto.
Por la noche
¿Pero qué me pasa en las guardias? Me nos mal que esta vez no ha venido ningún guardia a mirarme mal, pero es que estoy de un distraído. Es que como el ocaso hoy ha sido extraño, me he acordado de Serissa (sí, otra vez) y uf… ¿Las noches en el sur se están haciendo cada vez más calurosas o es cosa mía? Me he tenido que aflojar la armadura un poco y todo. No sé, no debería escribir sobre estas cosas, que luego como Cris me encuentre el diario, creo que me moriría de vergüenza al instante.
Pero no puedo negar que la noche sería mucho más entretenida si estuviera Serissa aquí. Bueno, y si yo no fuera una cobarde, que menuda ironía. Una paladín cobarde. ¡Pero es que es más fácil luchar contra monstruos que hablar de ciertas cosas!
Día 18
Al mediodía
No me puedo creer lo que nos acaba de pasar… Aún sigo intentando procesarlo e intentando entender ¡¡POR QUÉ EMETT NO HA DICHO QUE SU CARRO ERA SUYO, SINO QUE LO HA DICHO CRIS Y AHORA SE LA HAN LLEVADO DETENIDA!!
…
Vale, sigo escribiendo. Que antes me he empezado a poner nerviosa y necesitaba rezar un rato. Intentaré ser lo más clara posible, porque cualquier detalle puede ser clave para poder sacar a Cris de esta y enterarme si Emett solo es un cobarde (de los de verdad, no como yo) o si trama algo más.
Esta mañana, Cris iba conduciendo el carro de Emett, que supuestamente había pasado mala noche y quería intentar dormir unas horas. Ya, seguro… En lo que llegamos a las puertas de Flavia Renata, nos encontramos con que había bastante caravana. Al parecer, los guardias estaban haciendo un registro de entrada, ya que la noche anterior había aparecido un hombre muerto en los caminos. Y yo pensando que el mayor problema iba a ser que preguntaran por mi apellido… Al pobre infeliz, borracho como una cuba, le habían sacado el corazón. En ese momento pensé que qué monstruo sería capaz de tal atrocidad. Bueno, pues ya tengo mus sospechas.
Mientras revisaban nuestros carros, un guardia salió del nuestro con cara de haber visto un fantasma. Nos preguntó quién era el propietario, y como nadie decía nada, Cris dijo que era suyo (¡¿Cris?!). Fue ahí cuando la detuvieron y nos llevaron escoltados hasta el centro de la ciudad, ya que encontraron un corazón HUMANO en el carro DE EMETT. Habría disfrutado de la visita de no ser por la situación y de que no paraba de darle vueltas a los rastreros y traidores comentarios de Emett. ¿Cómo ha sido capaz de dejar cargar a Cris con algo que han hallado en su carro? ¡Incluso dijo “no me esperaba esto de ti” delante de los guardias!
Me da rabia no haber sabido reaccionar antes, pero al menos pude enterarme de algo en el trayecto. Uno de los guardias me miró raro cuando lancé el hechizo, pero conseguí meterme en la mente de Emett durante unos instantes.
Fue muy extraño, casi diría que incómodo. No lo había intentado antes con alguien que pudiera ser hostil, pero no salió mal. Nada más entrar, se me vino encima una ola de preocupación, que solo con mirarlo un poco ya podía notarse. En lo que seguí merodeando por sus pensamientos, me llegó uno bastante claro, en el que se preguntaba qué sabíamos nosotras. En lo que me planteaba si podía deberse a la misión que mencionaba la piedra o al ocaso, algo me lanzó (figuradamente, que si no, habría sido muy cantoso) fuera de all��. No pude ver más. No sé si se ha dado cuenta, y no puedo quitármelo de la cabeza.
Al llegar al edificio de los juzgados y de la guardia, Cris se tuvo que quedar en la prisión, pero a Emett y a mí nos ofrecieron subir a unas dependencias en lo que durara el caso. Me ha costado mucho dejar a Cris ahí sola, espero que esté bien…
Ahora estoy en un cuarto, estrecho, pero mucho mejor de lo que esperaba para ser sospechosos de un asesinato. Voy a intentar enterarme de más cosas sobre esto, y puede que vaya a hacerle una visita a Emett. Cuida de nosotras, Syl.
Por la noche
No he conseguido enterarme de más sobre el caso, solo que mañana tendremos una vista para plantear el caso. En lo que volvía de preguntar, he visto que no había guardias en el pasillo, así que he pasado a hacerle una visita a Emett.
Al principio se hacía el sordo, así que he entrado de todos modos. Una intenta ser educada, pero no me lo ponen fácil… No me dijo mucho aparte de que lo dejara en paz y no nos metiéramos donde no nos llamaban. Que si Cris se había hecho responsable de su carro, no era su problema. Imposible hablar con él, así que me volví a mi cuarto. Espero que no se le ocurra hacer nada raro por la noche, no me da confianza tenerlo de vecino.
Al menos la ciudad es bonita, las vistas desde mi ventana son agradecidas. Se puede ver el mar y la luna reflejándose en su superficie. Lo echaba de menos. Ojalá estuviera Cris aquí para verlo, no se merece estar ahí encerrada.
Rezaré y me iré a dormir.
…
Mentira, no me ha ido a dormir aún. Es que acabo de oír a Emett hablar “solo” en la habitación y no me da ni pizca de confianza. Creo que tiene una piedra mágica como la nuestra. Hace nada ha dicho “estoy comprometido, necesito instrucciones", pero no he conseguido oír la respuesta. Pienso usar nuestra piedra por la mañana para hacer lo mismo, a ver si me entero de algo nuevo. Mejor ir un paso por delante de él.
Día 19
Por la mañana
Cómo se nota que ya no estamos en un pueblo, porque las mañanas aquí empiezan con abstante ajetreo y barullo. Tengo que bajar a la vista del juicio, pero antes, descubrimiento mañanero: he hablado con la piedra de nuevo. He repetido las mismas palabras que Emett, y la respuesta ha sido “purifícate cuanto antes. Ánimo, hermano”. No me suena nada bien, no pienso quitarle ojo de encima.
A mediodía
La vista no ha sido muy concluyente; tenemos el juicio esta tarde. Emett sigue mintiendo como un cobarde, aunque no sé qué me esperaba de él a estas alturas.
El capitán a cargo de la vista se llamaba, William Illirion, de rasgos élficos y seguramente unos treintaypocos años a la espalda, al menos en apariencia. Con los elfos nunca se sabe. Iba muy formal, con su pelo azul rapado de un lado. En cuanto pude, me senté junto a Cris. ¡Cuánto me alegro de ver que está bien! Hemos tenido suerte con esta ciudad, a pesar de todo.
No toda la vista ha sido en vano, al menos nos hemos enterado de quién era la víctima. El pobre infeliz era un ciudadano que estaba, cito textualmente “en la noche de autos embriagado en el camino en el río”. Ni idea qué es eso de los autos, pero creo que más o menos me enteré. Espero que no sea al que vimos durmiendo en un apeadero...
Al volver a la habitación tuve que ponerme a meditar, porque fue… intenso. Emmet no paraba de mentir una y otra vez, ahora diciendo que perdió el carro en la batalla contra los grifos y Cris le dejó el suyo. ¡Sucio mentiroso! ¡Nunca hemos tenido un carro! ¿¿Viniendo del Páramo?? Es una coartada terrible, pero parece que le funciona por ahora. Ya veremos esta tarde.
Eso sí, al salir de la sala lo vi llevándose la mano al bolsillo al salir. Estoy segura de que lleva la piedra encima, lo cual pienso usar en su contra en el juicio. No pienso dejar que se vaya de rositas y que Cris pague por unos pecados que no son los suyos.
Por la tarde, en el juicio
Estamos en un receso del juicio. Este no es en el mismo edificio, sino en uno mucho más señorial. A la entrada estaba guardada por las columnas más altas que he visto en mi vida.. Por dentro es circular, con una cúpula acristalada y una mesa semicircular. En ella hay sentadas más personas de las que creía que sabrían de nuestro caso, todos arreglados y con túnicas. El del centro es el juez, un enano de barba trenzada y mirada penetrante. Parece como si lo supiera todo.
Nosotros, en cambio, estamos en una mesa más pequeña, en el centro de todo el espectáculo. Demasiadas miradas. Cris parece estar mucho más animada de lo que pensaba, esta chica tiene una reserva de alegría inagotable. Si hasta se ha hecho amiga de su abogado, Barlovento, ¡y de uno de los guardias! Que le han prestado un libro para que pasara el rato. Y qué libro… ¿Amor de colmillos, me ha dicho que se llamaba? No para de decir que necesita comprarlo en cuanto solucionemos esto, que está muy interesante. Sí, es ese tipo de libros. No, no voy ha hablar de ello. Pero si le sirve para estar más contenta, no seré yo quien le diga que no lo lea.
Respecto al juicio, por ahora Emett sigue con la misma lengua afilada que siempre, pero creo que se va a quedar sin engaños muy pronto. ¿Qué quiere seguir manteniendo que el carro no es suyo y cargar a Cris con el asesinato? Suerte convenciendo a Valeria, Maruja y Emilio de eso. Los hemos llamado a declarar.
De esta ya no se escapa. Solo espero que no le dé por hacer ninguna tontería. No tengo mi espada conmigo, y siendo él un mago, no sé si sería capaz de hacerle frente solo a base de conjuros. Confío en que no se necesario.
…
Gracias a la sinceridad de nuestros amigos, parece que las cosas van a acabar bien para Cris. Hemos conseguido que el cuaderno de magia de Emett salga a la luz y lo han revisado. Resulta que había una receta para un veneno que requería un corazón humano... Menos mal que lo vimos. Emett cada vez está más nerv
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Kira era la que me mantenía.
Mi abuelita me la regaló, ¿entienden lo importante que es eso para mi? Y el amor que le tuve?
Estuvimos luchando mucho por que permanecieras aqui, conmigo, un poquito más tiempo. Ultimamente todo me sale mal, últimamente ya no puedo más. Y pasó esto. Haberle dicho al veterinario “hagalo” me costó una hora. Pero no podía mantenerte en este mundo sufriendo, no podía permitir que sufrieras más tu, “la probabilidad es muy baja, casi nula, pero si lo haces, va sufrir muchísimo” no podía, entienden? Quizás soy mala persona por no arriesgar esa nula probabilidad, pero el veterinario me dijo que no la forzara a resistir. Tengo el corazón partido, Hace unos días le pedí al mundo que me diera una lección por todo lo malo que he hecho, pero era a mi. ¿Que tenía que ver ella? ¿Que culpa tenia Kira? Se trataba de hacérmelo a mi, aunque siendo sincera, que mejor manera de dest el año, la vida.
Siento que ya no puedo, últimamente lloro todo el día, cada que alguien me pregunta “cómo estás?” Lloro, cada que alguien me dice ”no es tu culpa” lloro, lloro internamente todo el tiempo. Empecé a sangrar, Jona me dijo que es porque mi tristeza ya está llegando a otro punto.
A pesar de todo, para todos sigo bien, como si nada. Pero ya no puedo, de verdad, ya no puedo.
Y aunque ya no pueda, y aunque nunca había sentido tanto miedo como estos días, lo voy a seguir intentenado, aunque ya no me queden esperanzas, lo voy a seguir intentando. Pero por favor, si un día decido qué fue suficiente, no piensen que no luché.
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¿Crush?
Vengo a contar la historia de mi crush, aunque nadie me lee y aunque a nadie le importa.
Yo voy a unas clases de música, donde conocí a éste chico. Resulta que él llevaba más tiempo tocando el violín de lo que yo llevaba, por lo tanto era mucho mejor. Pero la cosa aquí es que cuando lo conocí el no me hablaba, ni yo a él. Le hablaba bien a todos menos a mi. Siempre sentí que creía ser superior a mi y que le molestaban mis fallos que llegaba a tener. Comenzamos a hablar en el momento en el que yo mejoré, ya que al haber avanzado el maestro decidió sentarme en el atril junto a él. Nos dijo que éramos sus mejores alumnos, éramos el primer atril. Yo noté su cara de desagrado cuando me senté con él. Debo mencionar que en éste momento a mí ni siquiera me interesaba éste chico, podría estar muy lindo pero yo odio con todo el alma a las personas que se creen lo mejor. También debo mencionar que para éste momento, mi madre me insistía que le hablara, ya que ella se llevó muy bien con la madre del chico y ambas pensaban que era buena idea hablarnos ya que ambos éramos un poco introvertidos y no llegábamos a tener mucha amistad con el resto.
Recuerdo bien que hubo una clase de verano en la que casi nadie fue, y los pocos que fueron llegaron demasiado tarde. Al parecer para el resto era más importante estar en la piscina pública que el ensayo general. Pero adivinen quiénes iban a clases diario y a tiempo; yo y él.
Nos sentamos en nuestro atril, y el maestro se tomó unos minutos para ir al baño, los cuales me parecieron horas al lado de éste tipo pesado. Busqué en mi estuche mi afinador, pero recordé que lo había dejado en mi habitación antes de ir a clase. Me sentí idiota, en ése momento no sabía afinar mi violín de oído, y me costaría mucho trabajo pedirle a él su afinador.
Me llené de valor y le pedí el desgraciado afinador; él hizo una mueca algo sorprendido, ya que en la semana entera que llevábamos sentándonos juntos, ninguno de los dos nos habíamos hablado.
Me lo prestó, se me cayó, se rió, me reí.
Me dijo su nombre y yo le dije el mío, lo cual era algo bobo ya que ambos lo sabíamos pero de igual manera no nos habíamos presentado.
Realmente no recuerdo bien de qué seguimos hablando, fueron cosas típicas como nuestro cumpleaños y cuánto tiempo llevábamos tocando. Resultó ser que él cumplía 4 días después de mí. Llegó el maestro y comenzó el ensayo.
Salimos del lugar juntos, y su madre dijo "Oh mira! Ya se hablan!" Weird.
Así fue como nos comenzamos a hablar; el resto de las clases fueron paulatinamente más divertidas conforme nos hablamos más seguido, él había comenzado a ser muy lindo conmigo, me abría la puerta del salón, acomodaba mi silla, me ayudaba a guardar las cosas. Consideraba eso tierno. Sus pláticas eran muy graciosas, cada cosa que salía de su boca era con el propósito de hacerme reír. Nos llevamos mejor en el momento en el que descubrimos que ambos comíamos como muertos de hambre. Pude decir mis tonterías como nunca antes, me sentía cómoda haciéndolo. Quiero aclarar que yo nunca pretendía hablar con él durante los ensayos, pero él nunca podía mantener su boca cerrada así que recibimos un millón de regaños por las carcajadas que soltabamos.
Por esta razón, muchos comenzaron a molestarnos diciendo que éramos novios y que él estaba enamorado de mí. Parecía molestarle, pero a mí no me importaba mientras me siguiera divirtiendo con mi amigo. Se hizo muy importante para mí en muy poco tiempo.
Una vez le pregunté si al principio le caía mal, y me contestó que él creía que a mí me caía mal él y que me sentía superior. Le dije que yo pensé lo mismo y no saben cuánta risa nos dió.
Nunca quise contarle mis problemas o cosas así, pero cuando llegaba a estar algo deprimida él lo notaba al instante y hacía todo lo posible para que no estuviera así. Lo valoraba muchísimo, y si lograba su propósito.
Me dijo muchas veces que le gustaba ver mis ojos, que eran muy lindos. Se cuestionaba el porqué no tenía novio, ya que según él, era muy linda.
Nunca fui de creerme cuando me decían estas cosas, y lo de los ojos ya me habían dicho demasiadas veces. Yo no considero que el tener ojos verdes sea algo muy especial. Pero de la manera en la que él lo decía, se sentía especial.
Nunca me gustó alguien, de verdad. Nunca me interesé en los chicos. Llegué a pensar que era asexual, pues veía al resto de mis amigas enamorarse muy rápido, me preguntaba si así era el amor, si era fácil caer enamorado. Yo nunca me he sentido atraída por caras bonitas y cuerpos esbeltos. Siempre me tocó ver con mis compañeros de clase que la mayoría eran unos hijos de perra.
Pero con éste chico se sentía diferente. Yo sabía que él era lindo, pero no sentía que eso realmente era lo que lo hacía diferente al resto de los demás.
Se lo platiqué a mis 3 mejores amigas, las más confiables que me conocen desde que tenía 9 años. Y todas me dijeron que tenía un crush. No era tonta, si sabía que era eso, sólo que no me imaginaba a mi enamorada de alguien. Ya me había acostumbrado a no sentir nada.
Pero ahora era diferente. Ahora me gustaba él.
El resto de los días fueron iguales; él haciéndome reír, siendo caballeroso conmigo y yo sintiendo más cariño por él. Incluso una vez que no tenía como regresar a casa, él le pidió a su madre que me llevaran a casa.
Reírme con él se había hecho costumbre, también abrazarlo y los frecuentes regaños hacia nosotros.
¿Les digo que me gustaba más de él? Que era igual de amable con todos, a todos les ayudaba cuando tenían problemas al practicar y les daba consejos a los principiantes para que mejoraran. No le molestaba quedarse explicándole a un niño pequeño las escalas. Para mí eso era lo más tierno del mundo.
Pero un día llegó a decirme que esa sería su última semana.
Yo no entendía.
Pero me explicó que ya no iría más a clases.
Había sido aceptado en una mejor escuela. Una mejor escuela a la que su madre prefería que fuera.
Fingí que no era la gran cosa, que de igual manera nos seguiríamos viendo en la escuela normal. Pero sabía que no sería así. Ya se habían terminado las risas eternas de todas las tardes, las miradas cómplices y las escapadas para comer sin que el maestro se diera cuenta.
El viernes llegó, tocamos su tema favorito: la danza árabe de el cascanueces. Yo hice que fuera su favorito, pues a mí me encantaba y a él le parecía aburrido. Resultó ser que él era el mejor de todos interpretándolo. La clase terminó, guardamos nuestras cosas y salimos del lugar. Su madre me dijo "Te va a extrañar mucho". Noté que le incomodó, pero luego ella se subió al auto a esperarlo. Bromeé con él y le dije que se largara, pero cuando dejamos de jugar, lo abracé muy fuerte, y él también a mi. Me atreví a darle un muy pequeño beso en la mejilla que se me hizo que se me acabaría el mundo en ése milisegundo y le di un palmada en la espalda para que se subiera a su auto.
Yo de verdad sentía que le gustaba, lo sospechaba demasiado pero no me quería arriesgar.
Mucho tiempo después varias personas me dijeron que él les había dicho que yo le gustaba.
En la escuela no nos veríamos ya que yo estaba consciente de que él tenía sus amigos y yo los míos.
Y así fue, los primeros 2 meses nos seguimos saludando, ignorando que nos molestaran. Pero después parecía que a él le comenzaba a importar eso. Comenzó a ignorarme delante de las personas y a saludarme sólo cuando estábamos el y yo solos.
Llegó a burlarse de mí y de mis amigas mientras pasábamos por donde él y sus amigos se juntan normalmente. Nosotras siempre hemos sido consideradas las raras y eso no me hacía sentir mal hasta que llegué a pensar que él también lo hacía
Eso me hace sentir que le avergüenza tenerme como amiga.
Ahora ni siquiera hace eso, sólo me sonríe muy despistadamente cuando nos vemos por los pasillos.
Sé que se está volviendo una mierda, pero si soy sincera lo extraño.
Extraño su versión real, la versión del tipo adorable que se ríe descontroladamente hasta el punto de ponerse rojo.
No me gusta sólo encontrarnos de vez en cuando en la escuela y sólo sonreír.
No debería hacerlo pero lo extraño.
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José Manuel Corral;“El fichaje de Rivaldo tuvo una connotación especial para mí”
Jose Manuel Corral ha pasado por todas las categorías del Depor. Como monitor de los Juveniles (ascendiendo a la categoría de Honor) después al Fabril, subiendo a casi todos los jugadores del Juvenil y ascendiendo a 2ª B con un equipo muy nuevo. Después de dos primaveras en el Fabril y con la presentación de J.B.Toshack pasó a ser 2º monitor, e hizo que algunos jugadores del filial subieran al primer equipo. Tras la marcha de Toshack, llegó Carlos Alberto Silva y cuando fue cesado, se hizo cargo del equipo, en ese momento en descenso, sin sobrevenir intervenido ese año en la confección de la plantilla. Tampoco se tuvo en cuenta que había un Mundial. Muchos jugadores se iban a arriesgar con sus respectivas selecciones y el equipo se veía mermado (a veces se decía lo de ‘Fran y diez más’) teniendo que echar mano de cinco o seis jugadores del Fabril. Incluso en un partido en Valladolid, jugaron siete canteranos de los nueve que llevó concentrados. A pesar de todos estos inconvenientes el equipo se fuera de, quedando en una posición media de la tabla cerca de la UEFA. El año subsiguiente llegaba otro monitor, Irureta, y Corral continuó sin ninguna representación concreta. Al subsiguiente se fue con Toshack Madrid y después por la Real Sociedad. De su marcha prefiere “no hablar más”.
¿Cómo vives estos días? Pues en casa confinado, lo que más me preocupa son las personas, que podamos suceder este mal sueño lo mas pronto posible y con el pequeño daño. Veo mucho fútbol a pesar de que no hay ligas, partidos antiguos, que siempre hay cuestiones para analizar. El fútbol me apasiona y me ayuda a suceder las horas.
Claro que te tienes que callar muchas cosas, ¿y quién no?
Mucho ha cambiado el Depor desde tu época… Mucho, desde que entré en el Depor mi función ha sido de monitor y podríamos asegurar que secretario técnico, ya que el club carecía de esa figura. Esto me propició algunos enfados con el monitor John B.Toshack, ya que él me quería constantemente a su flanco. Como suceso diré que en algún partido, estando en el banquillo, a pocos minutos del final, me iba corriendo para tomar un avión para ver a algún componente o equipo… cotilla ¿verdad?. En aquel momento lo pasaba mal ya que estas y otras situaciones similares provocaban malestar con el primer monitor, que no entendía que su segundo tuviera que realizar estas funciones. Era una situación muy comprometida para mí que me encontraba entre el presidente y Toshack. incluso me he quedado sin recreo casi todos los primaveras en este club por planificar y ver jugadores… De todos modos me siento muy satisfecho de todos los fichajes en los que participé de forma muy decisiva, estando en el club : Bebeto, Rivaldo, Flavio Martins, Naybet, y ya fuera del club asimismo se me preguntó por tres delanteros. El gastado bueno lo di para Tristán. En esa misma reunión se me preguntó por si se traspasaba a Flavio al Madrid o se esperaba a revalorizarlo más. Yo fui muy convincente “traspásalo” y así se hizo. Todo esto y otros traspasos propiciaron al club mucho efectivo.
¿Cuál fue el fichaje que más te satisfizo? Todos, porque han cedido al club mucho rendimiento, tanto en lo deportivo como en lo financiero, pero el de Rivaldo tiene una connotación especial que voy a intentar resumir. Unos días antiguamente de matar la muérdago se me envía a Brasil para ver a un componente, Amaral. Yo estaba en Sao Paulo pero me desplazaba a cualquier ciudad donde se celebrasen partidos y así los veía en directo. Los que no podía través de videos. Un día veo a un componente detención, desgarbado, con un pequeño vello que fuego poderosamente mi atención. Eso que los partidos que realizó no fueron especialmente brillantes, pero le vi unas condiciones excelentes: técnica, física, potencia, rematador, buen pasador, habilidoso, buen disparo… En definitiva, muy completo. Aunque había jugadores con más nombre me decanté sin ninguna duda por el. Hablé con el ‘presi’ (Lendoiro) y se desplazó con un directivo.
Todas las categorías inferiores deben arriesgar con la misma idea de grupo
Tenían muchas dudas porque habían gastado arriesgar a Rivaldo en un partido. Al salir a A Coruña, seguí presionando al ‘presi’ para que lo fichara y me dijo “no lo ha querido el Barça ni el Parma”. “¿Tienen que ser mejores los técnicos del Barça y Parma que los del Depor?”, le dije al ‘presi’. “No me interesa que digan los técnicos del Barça y del Parmaa, estoy completamente seguro de que es el jugador que nos interesa”. Me hizo caso y a la semana estaba fichado. Después se demostró quién tenía razón, pagando el Barça por Rivaldo ocho meses posteriormente 4.000 millones de pesetas y creo que costó 1.000 millones. También diré que en los casi dos meses que Rivaldo tardó en adaptarse al club tuve que escuchar de todo. Se me criticó muchísimo. Incluso Toshack tuvo muchas dudas. Después me reconoció que tuve razón.
¿Cambiarías muchas cosas en el Depor contemporáneo? Si, creo que hay muchas cosas que cambiar. Estuve de componente en el Barça de los 16 a los 23 primaveras. Tuve grandes entrenadores. Buckingham, Michels. El primero me hizo entrenar con el primer equipo con 16 primaveras. Fue el que asimismo hizo iniciarse a Cruyff con el Ajax. Esto me marcó como monitor, y mi amistad con Cruyff y Rexach, me permitió aceptar a entrenamientos del primer equipo y a todas las categorías, incluso reuniéndome con ellos. Mi criterio futbolístico es que todas las categorías inferiores deben arriesgar con la misma idea de grupo para que cuando lleguen al primer equipo conozcan los automatismos adquiridos Evidentemente el fútbol evoluciona y tenemos que ilustrarse constantemente, nuevas metodologías a nivel técnico-táctico-tecnológico, pero la esencia del grupo debe permanecer. Jugar proporcionadamente al fútbol no está reñido con obtener buenos resultados, aunque hay momentos en que hay que priorizar el resultado al buen grupo como ejemplo: la situación que en este momento tiene el Depor ya que los resultados son vitales… Nunca he dejado de estar en el fútbol, ya que me paso seis meses en Barcelona todos los primaveras y asisto a entrenamientos de todas las categorías para progresar.
Me he quedado sin recreo casi todos los primaveras en este club por ver jugadores
¿Te callas muchas cosas? Sí, por supuesto, y quien no? (risas) pero en una entrevista no se puede comprimir todo, necesitaría escribir un compendio. Algún día lo haré.
¿Crees que la querencia sabe todo lo que has hecho en el Depor? No, porque nunca lo he dicho y siquiera lo han dicho los que tenían que decirlo
¿Por qué cuentas algunas ahora? (Risas) porque me lo estás preguntando y antiguamente no me lo habían preguntado.
Hace tiempo, en una conversación privada, me hablaste de Rodrigo. Aún estaba en Brasil. Ah, ¿Te acuerdas ? Es verdad. Fíjate que un año antiguamente de que lo fichara el Madrid te comenté que vi un componente de 17 primaveras en dos partidos unos 15 minutos y que era diferente, lo fui siguiendo y al año subsiguiente lo fichó el Madrid por 40 millones.
Menudo ‘olfato’, ¿no? Sí, tengo esa diplomacia. Es intuitivo, no sabría explicarlo.
UNO POR UNO “Si puedes fichar a Bebeto ahora, hazlo”, le dijo a Lendoiro
¿Qué recuerdas del fichaje de Bebeto? Estaba de monitor de juveniles, me fuego el ‘presi’ por la tenebrosidad, sobre las merienda y media, y me dice que me desplace al club, que quiere musitar conmigo. Yo le dije que me lo dijera por teléfono pero insistió en gusano. Me preguntó por Bebeto, si lo conocía, “por supuesto”, le dije. Además hacía 15 días que lo había gastado arriesgar con la selección de Brasil, ya recuperado de una menoscabo moribundo. Le dije al ‘presi’ las cualidades de Bebeto y me preguntó si lo ficharía. Mi respuesta fue convincente. “Si puedes firmarlo ahora, hazlo, no esperes a mañana”. Y no quiero contar más.
¿De Flavio Conceiçao? Muy pintoresco del ‘presi’. Me fuego a las tantas de la tenebrosidad y me dice que el Madrid quería fichar a Flavio pero nosotros teníamos un pacto verbal con el Palmeiras desde el fichaje de Rivaldo. Nosotros lo queríamos el año subsiguiente. Si lo queríamos nosotros teníamos que satisfacer un millón de dólares más. Le pregunté cuál era el montante de la operación y me dijo 850 millones de pesetas. “Fíchalo”. Hicimos la operación en invierno para que no se lo llevara el Madrid. Después se traspaso al Madrid por 4.000 millones.
¿Martins? También estaba de segundo monitor de Toshack. Me desplacé a Francia para ver al Paris Sant Germain, que nos tocaba en la Recopa, y en el equipo contrario el Auxerre ,jugaba Martins. Me llamó mucho la atención. Al regresar se lo comenté a Toshack y me dijo que se lo recordase más delante. En su equipo jugaba de media punta y nosotros necesitábamos un interior derecha, pero yo sabía que se adaptaría al puesto. Hablé con el ‘presi’ y se fichó
¿Y Naybet? Toshack ya lo había gastado en Francia, yo fui a verlo a Portugal la final de Copa. Su equipo fue un desastre. Se marcaba al hombre y estaba siempre fuera de su posición, pero sus cualidades: rápido, proporcionadamente de inicio, contundencia, sabía cuando tenía que despejar, cortar o recuperar el balón y quedarse con él, salir jugando… No tuve ninguna duda.
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José Manuel Corral;“El fichaje de Rivaldo tuvo una connotación especial para mí”
Jose Manuel Corral ha pasado por todas las categorías del Depor. Como monitor de los Juveniles (ascendiendo a la categoría de Honor) después al Fabril, subiendo a casi todos los jugadores del Juvenil y ascendiendo a 2ª B con un equipo muy nuevo. Después de dos primaveras en el Fabril y con la presentación de J.B.Toshack pasó a ser 2º monitor, e hizo que algunos jugadores del filial subieran al primer equipo. Tras la marcha de Toshack, llegó Carlos Alberto Silva y cuando fue cesado, se hizo cargo del equipo, en ese momento en descenso, sin sobrevenir intervenido ese año en la confección de la plantilla. Tampoco se tuvo en cuenta que había un Mundial. Muchos jugadores se iban a arriesgar con sus respectivas selecciones y el equipo se veía mermado (a veces se decía lo de ‘Fran y diez más’) teniendo que echar mano de cinco o seis jugadores del Fabril. Incluso en un partido en Valladolid, jugaron siete canteranos de los nueve que llevó concentrados. A pesar de todos estos inconvenientes el equipo se fuera de, quedando en una posición media de la tabla cerca de la UEFA. El año subsiguiente llegaba otro monitor, Irureta, y Corral continuó sin ninguna representación concreta. Al subsiguiente se fue con Toshack Madrid y después por la Real Sociedad. De su marcha prefiere “no hablar más”.
¿Cómo vives estos días? Pues en casa confinado, lo que más me preocupa son las personas, que podamos suceder este mal sueño lo mas pronto posible y con el pequeño daño. Veo mucho fútbol a pesar de que no hay ligas, partidos antiguos, que siempre hay cuestiones para analizar. El fútbol me apasiona y me ayuda a suceder las horas.
Claro que te tienes que callar muchas cosas, ¿y quién no?
Mucho ha cambiado el Depor desde tu época… Mucho, desde que entré en el Depor mi función ha sido de monitor y podríamos asegurar que secretario técnico, ya que el club carecía de esa figura. Esto me propició algunos enfados con el monitor John B.Toshack, ya que él me quería constantemente a su flanco. Como suceso diré que en algún partido, estando en el banquillo, a pocos minutos del final, me iba corriendo para tomar un avión para ver a algún componente o equipo… cotilla ¿verdad?. En aquel momento lo pasaba mal ya que estas y otras situaciones similares provocaban malestar con el primer monitor, que no entendía que su segundo tuviera que realizar estas funciones. Era una situación muy comprometida para mí que me encontraba entre el presidente y Toshack. incluso me he quedado sin recreo casi todos los primaveras en este club por planificar y ver jugadores… De todos modos me siento muy satisfecho de todos los fichajes en los que participé de forma muy decisiva, estando en el club : Bebeto, Rivaldo, Flavio Martins, Naybet, y ya fuera del club asimismo se me preguntó por tres delanteros. El gastado bueno lo di para Tristán. En esa misma reunión se me preguntó por si se traspasaba a Flavio al Madrid o se esperaba a revalorizarlo más. Yo fui muy convincente “traspásalo” y así se hizo. Todo esto y otros traspasos propiciaron al club mucho efectivo.
¿Cuál fue el fichaje que más te satisfizo? Todos, porque han cedido al club mucho rendimiento, tanto en lo deportivo como en lo financiero, pero el de Rivaldo tiene una connotación especial que voy a intentar resumir. Unos días antiguamente de matar la muérdago se me envía a Brasil para ver a un componente, Amaral. Yo estaba en Sao Paulo pero me desplazaba a cualquier ciudad donde se celebrasen partidos y así los veía en directo. Los que no podía través de videos. Un día veo a un componente detención, desgarbado, con un pequeño vello que fuego poderosamente mi atención. Eso que los partidos que realizó no fueron especialmente brillantes, pero le vi unas condiciones excelentes: técnica, física, potencia, rematador, buen pasador, habilidoso, buen disparo… En definitiva, muy completo. Aunque había jugadores con más nombre me decanté sin ninguna duda por el. Hablé con el ‘presi’ (Lendoiro) y se desplazó con un directivo.
Todas las categorías inferiores deben arriesgar con la misma idea de grupo
Tenían muchas dudas porque habían gastado arriesgar a Rivaldo en un partido. Al salir a A Coruña, seguí presionando al ‘presi’ para que lo fichara y me dijo “no lo ha querido el Barça ni el Parma”. “¿Tienen que ser mejores los técnicos del Barça y Parma que los del Depor?”, le dije al ‘presi’. “No me interesa que digan los técnicos del Barça y del Parmaa, estoy completamente seguro de que es el jugador que nos interesa”. Me hizo caso y a la semana estaba fichado. Después se demostró quién tenía razón, pagando el Barça por Rivaldo ocho meses posteriormente 4.000 millones de pesetas y creo que costó 1.000 millones. También diré que en los casi dos meses que Rivaldo tardó en adaptarse al club tuve que escuchar de todo. Se me criticó muchísimo. Incluso Toshack tuvo muchas dudas. Después me reconoció que tuve razón.
¿Cambiarías muchas cosas en el Depor contemporáneo? Si, creo que hay muchas cosas que cambiar. Estuve de componente en el Barça de los 16 a los 23 primaveras. Tuve grandes entrenadores. Buckingham, Michels. El primero me hizo entrenar con el primer equipo con 16 primaveras. Fue el que asimismo hizo iniciarse a Cruyff con el Ajax. Esto me marcó como monitor, y mi amistad con Cruyff y Rexach, me permitió aceptar a entrenamientos del primer equipo y a todas las categorías, incluso reuniéndome con ellos. Mi criterio futbolístico es que todas las categorías inferiores deben arriesgar con la misma idea de grupo para que cuando lleguen al primer equipo conozcan los automatismos adquiridos Evidentemente el fútbol evoluciona y tenemos que ilustrarse constantemente, nuevas metodologías a nivel técnico-táctico-tecnológico, pero la esencia del grupo debe permanecer. Jugar proporcionadamente al fútbol no está reñido con obtener buenos resultados, aunque hay momentos en que hay que priorizar el resultado al buen grupo como ejemplo: la situación que en este momento tiene el Depor ya que los resultados son vitales… Nunca he dejado de estar en el fútbol, ya que me paso seis meses en Barcelona todos los primaveras y asisto a entrenamientos de todas las categorías para progresar.
Me he quedado sin recreo casi todos los primaveras en este club por ver jugadores
¿Te callas muchas cosas? Sí, por supuesto, y quien no? (risas) pero en una entrevista no se puede comprimir todo, necesitaría escribir un compendio. Algún día lo haré.
¿Crees que la querencia sabe todo lo que has hecho en el Depor? No, porque nunca lo he dicho y siquiera lo han dicho los que tenían que decirlo
¿Por qué cuentas algunas ahora? (Risas) porque me lo estás preguntando y antiguamente no me lo habían preguntado.
Hace tiempo, en una conversación privada, me hablaste de Rodrigo. Aún estaba en Brasil. Ah, ¿Te acuerdas ? Es verdad. Fíjate que un año antiguamente de que lo fichara el Madrid te comenté que vi un componente de 17 primaveras en dos partidos unos 15 minutos y que era diferente, lo fui siguiendo y al año subsiguiente lo fichó el Madrid por 40 millones.
Menudo ‘olfato’, ¿no? Sí, tengo esa diplomacia. Es intuitivo, no sabría explicarlo.
UNO POR UNO “Si puedes fichar a Bebeto ahora, hazlo”, le dijo a Lendoiro
¿Qué recuerdas del fichaje de Bebeto? Estaba de monitor de juveniles, me fuego el ‘presi’ por la tenebrosidad, sobre las merienda y media, y me dice que me desplace al club, que quiere musitar conmigo. Yo le dije que me lo dijera por teléfono pero insistió en gusano. Me preguntó por Bebeto, si lo conocía, “por supuesto”, le dije. Además hacía 15 días que lo había gastado arriesgar con la selección de Brasil, ya recuperado de una menoscabo moribundo. Le dije al ‘presi’ las cualidades de Bebeto y me preguntó si lo ficharía. Mi respuesta fue convincente. “Si puedes firmarlo ahora, hazlo, no esperes a mañana”. Y no quiero contar más.
¿De Flavio Conceiçao? Muy pintoresco del ‘presi’. Me fuego a las tantas de la tenebrosidad y me dice que el Madrid quería fichar a Flavio pero nosotros teníamos un pacto verbal con el Palmeiras desde el fichaje de Rivaldo. Nosotros lo queríamos el año subsiguiente. Si lo queríamos nosotros teníamos que satisfacer un millón de dólares más. Le pregunté cuál era el montante de la operación y me dijo 850 millones de pesetas. “Fíchalo”. Hicimos la operación en invierno para que no se lo llevara el Madrid. Después se traspaso al Madrid por 4.000 millones.
¿Martins? También estaba de segundo monitor de Toshack. Me desplacé a Francia para ver al Paris Sant Germain, que nos tocaba en la Recopa, y en el equipo contrario el Auxerre ,jugaba Martins. Me llamó mucho la atención. Al regresar se lo comenté a Toshack y me dijo que se lo recordase más delante. En su equipo jugaba de media punta y nosotros necesitábamos un interior derecha, pero yo sabía que se adaptaría al puesto. Hablé con el ‘presi’ y se fichó
¿Y Naybet? Toshack ya lo había gastado en Francia, yo fui a verlo a Portugal la final de Copa. Su equipo fue un desastre. Se marcaba al hombre y estaba siempre fuera de su posición, pero sus cualidades: rápido, proporcionadamente de inicio, contundencia, sabía cuando tenía que despejar, cortar o recuperar el balón y quedarse con él, salir jugando… No tuve ninguna duda.
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Fragmento, Capítulo 22, Río Escarlata / Muffliat0
Draco se sentó junto a ella y tomó un par de cables, la observó de reojo, ni siquiera le había mirado.
—Siento lo de ayer –musitó.
—Siempre te lo he dicho ¿Qué tengo que perdonar si simplemente dices lo que piensas? –Se encogió de hombros.
—Te amo, Ginevra –repitió –y no me importa cuántas veces me calles, sólo quiero que sepas que lo que siento por ti es real.
—Ya lo has dicho, ya lo sé –se puso de pie –ya puedes dejar de decirlo.
—No, es que, quiero entenderte, quiero saber por qué te resistes a estar conmigo ¿Qué es lo que realmente quieres? –La encaró.
—Quiero terminar con esta guerra, ya lo dije, no me importa nada más.
— ¿En serio quieres que crea esa absurda respuesta? –Se burló –quiero que seas honesta, escuché lo que tú y Kristin hablaron ¿Por qué sigues empujándome lejos? ¿En serio quieres que deje de insistir?
—Sí –contestó firme –eso es lo que quiero, quiero alejarte de mí, y no me importa cuántas veces tú me insistas, siempre será la misma respuesta, no te quiero cerca.
— ¿Por qué? –Su voz fue un susurro.
—Porque no tengo nada más que ofrecerte que mi amistad –observó a otro lado y suspiró, para volver a verlo –por eso te quiero lejos, hasta que entiendas que no soy, y jamás seré la persona que crees que soy, y prefiero no darte falsas esperanzas.
— ¿Y qué creo que eres? –La observó ofendido.
—Soy una mujer totalmente diferente a la estúpida y tonta Ginevra de la que tú te enamoraste, puedo defenderme por mí misma, no necesito de un hombre para ello, no soy sumisa, me gusta defender las cosas en las que creo, y sí, han sido tantos años fingiendo ser una chica torpe que necesita que todo mundo la auxilie, no soy esa muñeca fría y frágil a la que tú buscas proteger, no lo soy, y no lo seré.
—Yo nunca he hablado sobre que eres débil, eres torpe, sí, y no –tensó la mandíbula –jamás he dicho que necesites a un hombre que te proteja –dio un paso decidido hasta ella –simplemente que quiero protegerte, no dudo de tus capacidades, pero si hay algo que mi instinto siempre me grita es eso, protegerte sin importarme nada más, te amo a ti –dijo por último –puedes volverte invisible y aun así, susurrarme al oído y seguiré amándote ¿sabes por qué? Porque te amo a ti, amo lo que eres, no como luces, podrías ser completamente diferente físicamente y aun así te amaría, Ginevra –se agachó un poco más hasta que el aliento a menta de Ginevra se mezcló con el de él.
— ¿Por qué te acostaste con Astoria entonces? ¿Es igual a mí emocionalmente? –Se burló.
—Le dijo a Bill que no despertarías, que tu cerebro había dejado de mandar todas las señales, que jamás despertarías, pero Granger me había dicho que te recuperarías pronto.
— ¿Y le creíste a Hermione después de todo? –Ironizó negando.
—Gracias a ella sigues vivía –soltó enfadado –le quité un maldito tubo que tenía en su bata, se lo llevé a Granger y me dijo que era lo que te mantenía inerte en esa cama, no que tu cerebro fuese mal, fue ella, quien fue y te ayudó a mejorar.
—Bonita excusa –aplaudió sin ganas –sólo sabes hacer eso.
—Sí, igual que tú, siempre buscas tontas excusas para que estemos separados ¿no lo has notado aún? –hizo una mueca de enfado.
—Soy la única realista de los dos, eso es diferente –se encogió de hombros –Draco –lo observó atenta –es que… ¿qué es lo que quieres que diga? ¿Qué te amo? Bien, lo hago, te amo, es fuerte e intenso lo que siento por ti, podría soportar todo por ti, pero… ¿qué caso tendría? Estamos en una guerra, hay cosas que por mucho que te ame… no quiero arriesgar, no soportaría tenerte para perderte y es algo que no quiero hacerte pasar.
—Eso es peor ¿no lo crees? Perder a alguien que pudiste tener pero por cobardía no pudiste.
—Ves –sonrió, como si de alguna forma, le hubiese dado la razón –no tengo nada que ofrecerte, eres diferente a mí, puedes encontrar a una mujer que te ame, que se case contigo, que te ofrezca miles de cosas, que sea dispuesta a todo, a formar una familia que yo no formare y que tú quieres.
—Bien –aceptó –puedo hacer eso, puedo conseguir a una mujer para que ella me ame ¿y qué voy a ofrecerle yo si no puedo amarle también con la misma intensidad? Si cada que la vea venga a mi mente este momento, en que no pude convencerte de ser mía, de estar conmigo, y tuve que ir y buscar a alguien que me ame como quisiera que tú me amaras.
—Nadie va a amarte como yo –contestó.
—Bien, porque no quiero que nadie me ame más que tú –admitió –de la misma forma que nadie va a amarte como yo ¿sabes por qué? Porque la persona que no quiera hijos contigo, mi amor, simplemente jamás te amaría.
—Draco –suplicó.
—Te propongo algo –se volvió a acercar a ella –estemos juntos tú y yo, hasta que la guerra termine, hasta que alguno de los dos muera, hasta que encontremos a alguien dispuesto a amarnos con lo poco que ofrecemos, estemos juntos hasta eso, hasta que alguna de esas cosas ocurran primero –la sujetó de las mejillas –acepta mi propuesta, Ginny –suplicó.
Lo observó un instante antes de dejar que sus labios hablaran, se pegaron a los de él con tanto entusiasmo, demostrándole una vez más lo perfectos que eran el uno con el otro, sin importar todo lo que hiciera, dijera, ellos estaban destinados a ser, eran dos cuerpos divididos que de alguna forma, al besarse, se volvían un todo.
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