#menos el rubio
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heyclaudiadaro · 1 year ago
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Macarons!
Mi cuarteto de chiquitos: Silver (Special), Hariru (RéBurst), Tokio (Horizon) y Jimin(BTS) Kiaraway (PiPiPi)
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manaosdeuwu · 1 year ago
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no saben la demencia que tuve que fingir hoy cuando mi amiga me mostró al tipo con el que salió a una cita. si me quedaba solo con el relato tenía una imagen bonita pero 😭 dale amiga con lo hermosa que sos como vas a caer tan bajooooo ni yo caigo asiii
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kevotsuka · 6 months ago
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Checking the timeline to see if I can make a marcmarc baby in preg!Bezz au (spoiler: i can't)
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alleispunk · 1 year ago
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Me fr
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turbocao · 1 year ago
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Hisoka ha matado al pibe de peinado de kpoper y brazos musculosos, esto lo sitúa a nivel de enemigo público número 2, tan solo por debajo del padre de Gon, pagará por lo que ha hecho
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idon-twannabeperceived · 1 year ago
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I'm gonna take a wild guess here and say that Tumblr user @astillaz tampoco es muy fan
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If de Paul has a million haters I'm one of them, if de Paul has ten haters I'm one of them, if de Paul has only one hater then that is me, if de Paul has no haters then I'm no longer on this earth. If the world is fan of de Paul then I am against the world.
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sunnyferr · 7 months ago
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Cum! headcanon OP mens
Advertencias: smut!
Personajes: Crocodile , kid , Killer , Law
English/Español
DIVISORES
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English
This guy is literally a semen truck, so get ready to be bathed in this white fluid. Due to his tobacco obsession, his semen is a bit bitter, but it's pretty thick and very white.
He's got big balls loaded with semen, and when he cums, you can see them contract releasing all their load (don't worry, they'll refill in less than 5 minutes).
He likes to cum on your face, then blame you for being a careless slut. He also enjoys cumming inside you and telling you that you're his favorite cum dump. <3
Español
Este hombre es literalmente un camion de semen, asi que preparate para salir bañada de este liquido blanco.
a causa de su obsesión al tabaco, su semen es algo amargó, pero es bastante espeso y muy blanco
tiene unas bolas grandes y cargadas de semen, y cuando se corre, se puede ver como se contraen soltando toda su carga (no te preocupes, en menos de 5 minuto se llenan otra vez)
le gusta correrse en tu cara, y luego echarte la culpa por ser una puta descuidada. Tambien le gusta correrse en tu coño, y decirte que eres su cum dump favorito <3
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English
Get ready to have semen everywhere, because he won't stop cumming until he leaves you soaked in it.
His cum is a bit bitter, but it actually has a pretty pleasant (almost addictive) taste, it's clear and very oily.
He's got big and heavy balls, a bit saggy but nice and round, when he cums, it shoots pretty hard, if you're doing missionary, he'll pull out his cock to try and shoot on your chest.
His favorite place to cum is on your chest, he loves squeezing and fondling them, definitely loves your chest and seeing it covered in his own cum, makes him get hard again like nothing happened.
Español
Prepárate para tener semen por todas partes, porque no dejará de eyacular hasta dejarte empapada en él.
Su semen es un poco amargo, pero en realidad tiene un sabor bastante agradable (casi adictivo), es claro y muy oleoso.
Tiene unos testículos grandes y pesados, un poco caídos pero bonitos y redondos, cuando eyacula, sale con bastante fuerza, si estás en posición misionero, sacará su pene para intentar eyacular en tu pecho.
Su lugar favorito para correrse es en tus tetas, le encanta apretarlos y acariciarlos, definitivamente adora tu pecho y verlo cubierto de su propio semen, hace que se le ponga de nuevo erecto como si nada hubiera pasado.
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English
I don't see him as the type who likes to shoot all his cum on you… but he will definitely make you swallow it.
His semen is a bit salty, but quite thick and sticky. I would even bet it has the consistency of Fettuccine Alfredo sauce.
Killer has medium-sized testicles, somewhat heavy, and with slightly uneven blonde hair. He won't tell you, but he loves it when you massage his balls while giving him a good blowjob.
He loves to see you swallow all his cum, watching you choke on it with glassy eyes. It makes him grab your hair and desperately give you another load.
Español
No lo veo un tipo que le guste tirarte todo su semen encima pero sin duda te hara tragártelo
Su semen es un poco salado, pero bastante espeso y pegajoso, incluso apostaria que tiene consistencia a la salsa Fettuccine Alfredo
killer tiene testículo de tamaño medio, algo pesados, y con un cabello rubio un poco disparejo, el no te lo dira, pero ama que le amases las bolas mientras le das una buena mamada
adora verte tragar todo su semen, ver que te ahogas con el con los ojos cristalinos, hace que te tome del cabello y se desespere para darte otra carga.
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English
I see Law as the type of person who always uses a condom, but secretly wants to fill you with his cum, he's just not sure how to tell you yet.
Law's cum is bitter, probably because he drinks a lot of coffee, it's somewhat transparent and very thick.
He has somewhat small balls, but still manages to produce a good amount of cum, and he cums really hard, almost like a shot.
Like I said, he would love to fill you up with his load, so let him cum inside you, no doubt seeing you overflowing will make him ready for another round in no time.
Español
Veo a law como la clase de persona que usa condon TODO EL TIEMPO, pero secretamente quiere dejarte lleno con su cum, solamente que todavía no esta seguro de decírtelo
el semen de law es amargo, ya que consume grandes cantidades de café, es algo transparentoso y muy viscoso.
tiene unos testículo algo pequeños, pero de todas formas su carga suele ser bastante, y se corre muy fuerte, como si de un disparo se tratara
como dije, el amaría darte llena de su carga, asi que deja que se corra adentro, sin duda verte rebalsado hasta el bordé , lo hará volver al ruedo en poco minutos
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PIDE TU COMICION SIN MIEDO
ASK FOR YOUR COMMISSION WITHOUT FEAR
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
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Delirio de Condenados
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! MeanDom!Mati, SoftDom!Enzo, Sub!Santi & Sub! Reader. Age gap, begging, biting, choking, degradation, face slapping, fingering, penetración doble, (hints of) Possessive!Mati, sexo anal, sexo oral, sexo con/sin protección, (alusión a) subspace. Uso de español rioplatense.
Matías coloca el plato de medialunas frente al rostro de Santiago y juega con sus rulos dorados para molestarlo. No podés precisar si el movimiento que percibís es producto de los dedos de tu novio tirando del cabello del rubio o si este último persigue el contacto físico.
-Dale, agarrá que no estás comiendo nada.
-Matías- decís entre dientes-. Santi, ¿querés otra cosa? Te puedo preparar…
-No- dice rápidamente-. No, está bien, gracias.
Matías hace una mueca a sus espaldas y deja el plato sobre la mesa. Toma asiento junto a Santiago –en su rostro una sonrisa para nada inocente que no se molesta en ocultar- y cuando enciende la televisión comienza a cambiar de canal con rapidez, bebiendo de su taza y fingiendo no notar el nerviosismo de su amigo.
Intentás concentrarte en tu propio desayuno e ignorás las miradas furtivas que te dirige Santiago o la forma en que Matías se aclara la garganta cada cinco minutos, consciente de que el sonido sólo empeora la tensión en el aire. Ignorás también los pasos de Enzo y el ritmo dubitativo de estos cuando llega a la habitación y contempla el panorama que le espera.
-Buen día- dice con voz ronca, sentándose en la silla ubicada junto a la tuya.
Los secretos son un peligro, ¿no? Enzo escondiéndose detrás del árbol, el semen de tu novio escapando de tu interior cuando ambos regresaron al jardín, el intento de ambos hombres por calmarte cuando llorabas desconsolada en las cerámicas frías del baño, con la mente alterada por las endorfinas y la adrenalina y angustiada luego de saber que Santiago los había visto.
Una sucesión de imágenes de la noche previa cruza tu mente y un escalofrío sacude tu cuerpo con fuerza; tus dedos se vuelven débiles y la pequeña taza de porcelana que sostenías cae sobre la mesa, rompiéndose y permitiendo que el líquido caliente en su interior se escape. Tu cerebro tarda en procesar la situación y tu reacción parece desarrollarse casi en cámara lenta.
-La concha de la lora.
-La boca- advierte tu novio cuando se pone de pie, molesto por tu lenguaje-. No lo agarres con la mano, boluda, ¿te querés volver a cortar…?
-Matías- interrumpe Enzo-. Traeme algo para limpiar la mesa, por favor… ¿Vos estás bien?
Intentás ignorar la mirada en los ojos de Matías cuando abandona la habitación y observás los labios del mayor cuando repite esa pregunta que no estás segura de comprender. ¿Habla de la taza, de la noche que compartieron, de Santiago, de Matías corrigiéndote frente a ellos? ¿No preguntó lo mismo hace menos de ocho horas, cuando se quedaron solos unos minutos?
-Estoy bien.
Tus palabras no son convincentes y aunque Enzo sabe que hay algo molestándote, también sabe que no sería correcto cuestionarte o dirigirse a Matías –porque él debería saber cómo y cuándo actuar si sus sospechas son ciertas, ¿no?- para tratar el asunto. Decide centrarse en Santiago, quien jamás le devolvió el saludo y no se atreve a mirarlo, sólo para encontrarlo inmóvil.
-Maleducado- bromea para sacarlo de su trance-. No me dijiste ni hola y ahora no ayudás.
Santiago ríe  y ese simple gesto basta para cortar la tensión. Coloca el resto de tazas y la comida en el extremo opuesto de la mesa, ayudándose de unas servilletas de papel para tomar los trozos de porcelana rota y ofreciéndote –todavía sin hacer contacto visual- un par de las mismas para que puedas contener el líquido que amenaza con caer de la mesa.
Matías regresa y te aleja del desastre.
-Buscate otra taza- señala la puerta como si desconocieras el camino y, para mayor humillación, agrega:- Y no la rompas.
Tu rostro se transforma en cuanto volteás -sólo porque sabés que no puede verte- y te dirigís hacia la cocina en silencio para encontrar allí la cafetera de nuevo encendida y esperándote. Tu taza, esa que Matías te regaló cuando te mudaste con él, está aún sepultada bajo tantas otras en el fregadero: permanecen allí desde la tarde del día anterior y creés recordar cuál utilizó Rafael y cuál peligró en manos de Felipe, así como tantos otros detalles de la velada.
Tomás otra taza que jamás habías visto, completamente negra por fuera y blanca por dentro, y esperás que el café esté listo para servirte más. Mientras oís la conversación que llega desde el comedor y la carcajada estrepitosa de Enzo, provocada por algún chiste que no captaste, el líquido caliente ayuda a revelar la imagen oculta en la taza. ¿Es una foto? ¿Es lo que creés?
Te mordés el labio, molesta por pensar que Matías todavía conserva un objeto relacionado con su ex y también molesta por sentirte celosa por algo tan insignificante. Es sólo una taza, ¿no? Beber de ella no debería generarte tanto conflicto, repetís una y otra vez para convencerte, aunque de todas formas tomás otra del fregadero para llenarla con tu bebida.
Unas gotas queman tu mano y en un movimiento más que calculado dejás caer la taza con la foto al suelo, deshaciéndote de la imagen en ella. No debería tener importancia, ¿no? Quién sabe cuántos años tenía y nadie la habría encontrado de no ser porque no había más opciones secas.
Los pasos de tu novio y de los invitados no tardan en llegar a tus oídos y por un momento planeás fingir que fue otro accidente, pero en cuanto los ojos de Matías encuentran los tuyos tomás un sorbo de café y alzás ambas cejas. Sus ojos van de tu rostro hacia el desastre en las cerámicas y su mandíbula se tensa tanto o más que sus labios apretados.
-Arriba. Ya.
-Todavía no desayuné.
-No te lo voy a decir dos veces.
Cuando pasás a su lado no esquivás su cuerpo y lo golpeás, molesta y sin importarte las miradas que los otros presentes en la habitación te dirigen. Te gustaría fingir que tu enojo es más grande que el temor que sentís y que tu cuerpo no se sacude cuando cerrás la puerta de la habitación.
Ignorás qué explicaciones estarán oyendo los invitados y no estás segura de querer saber, solamente pensás en cómo vas a disfrazar tus gritos cuando tu castigo tenga lugar.
Esperás a Matías de pie junto a la cama con tus manos entrelazas en tu espalda y cuando abre la puerta te sobresaltás más que cuando la cierra de un golpe. Tu mirada permanece fija en el suelo mientras se acerca a tu figura inquieta y tus ojos arden cuando comienza a estudiarte; una única lágrima cae por tu mejilla cuando se agacha para quedar a la altura de tu rostro.
-¿Me vas a decir qué pasó?
-Fue un accidente.
-Ayer, seguro- toma tu mandíbula entre sus dedos-. Y en la mesa fue un descuido, ¿pero esto último…?
-No sé por qué lo hice.
-No sabés…- repite y te suelta de manera brusca, haciéndote retroceder un par de pasos-. ¿Estás segura?
-Sí.
-Cuidadito con mentirme.
-No te…
Te interrumpen sus dedos cerrándose sobre tu garganta y presionando para privarte del oxígeno. Tomás su muñeca y tirás de su brazo para que te libere pero no cede, como era de esperarse, porque espera sacarte la verdad y es así como lo logra cuando es necesario. Mirás la puerta, todavía cerrada y sin rastros de oyentes del otro lado, y sabés que no tenés salida.
-Tenías una foto con…- tosés-. ¿Por qué la tenías?
-No sabía que estaba ahí.
-¿Te pensás que soy boluda?
-¿Y vos te pensás que porque hay gente no voy a hacer nada?- su rostro está a milímetros del tuyo y sus ojos son más oscuros de lo usual-. ¿Te pensás que podés romper todo y que no te voy a hacer nada?
-Ah, entonces te importaba…
-No, pelotuda- con su otra mano golpea tu mejilla-. ¿Qué te pasa?
Sólo cuando lo empujás te deja ir y permite que te recuperes un poco. Espera oír cualquier explicación que tengas para ofrecerle y ruega porque la palabra que le permita comprender tu comportamiento no sea celos, porque eso significaría que es él quien merece un castigo por hacerte sentir insegura.
-Te fuiste a la mierda- reclamás- Me trataste como una pelotuda en frente de…
-Si necesitás usar una palabra de seguridad lo vas a hacer ahora- cruza sus brazos-. Porque ya sabés lo que va a pasar si esto es un berrinche, ¿no?
Tus labios permanecen sellados y cuando Matías deshace la distancia entre ambos el pánico se apodera de tu cuerpo e intentás retroceder, aterrada, pero él es mucho más rápido que vos y te atrapa sujetando tu cabello.
Tira de tu ropa y te esforzás por permanecer quieta, respirando lenta y profundamente mientras sus dedos se adentran en tu ropa interior para acariciarte. Sentís las yemas de sus dedos deslizándose entre tus pliegues húmedos y evitás sus ojos cuando escanean tu rostro.
-Matías, no…
-Yo sabía- te empuja contra la cama-. ¿Cómo era eso que dijiste anoche? ¿Qué no querías que Santiago piense que hiciste algo malo?
Rebusca en los cajones de la cómoda y te preguntás cuál será el objeto que escogerá para tu castigo: pueden ser las cuerdas, con suerte alguna mordaza, tal vez utilice el vibrador que detestás por la intensidad y los patrones que siguen las vibraciones o el pesado cepillo de madera.
Cuando por fin voltea, revelando nada más que el lubricante en su mano, arrugás las sábanas entre tus palmas.
Ocupa el espacio libre en la cama y con un gesto señala su regazo para indicarte que te recuestes. Obedecés inmediatamente, ya que lo último que querés es empeorar las consecuencias de tu mal comportamiento, pero cuando acomodarte sobre sus piernas se te dificulta sus dedos se enredan en tu cabello para facilitarte el trabajo.
-Ya sé que hablamos muy poco de esto- se deshace de tu ropa y acaricia la parte posterior de tus muslos-, así que si tenés miedo podemos hacer otra cosa.
-¿Va a doler?
-Es un castigo.
-No me digas.
Te sacude por el cabello.
-No va a doler más de lo necesario- promete-. ¿Confiás en mí?
-Sí, pero…- volteás a verlo-. Van a escuchar.
Presiona tu rostro contra el colchón y escuchás el sonido del lubricante cuando lo abre.
-Sí- deja caer el producto frío sobre tu piel y temblás cuando cae hasta tus pliegues-. Ese va a ser tu castigo.
Te llevás una mano a la boca cuando sentís sus caricias sobre tu intimidad, mezclando tu excitación con el lubricante y manchando también tus muslos. Convencida de que Matías va a ser compasivo suspirás, entre aliviada y agradecida, cuando traza círculos sobre tu clítoris y posiciona su pulgar sobre tu entrada, pero el alivio y placer duran sólo unos segundos.
Deja atrás tu centro y se dirige hacia tu otra entrada sin vacilación, rodeándola delicadamente y ejerciendo una presión casi inexistente con su pulgar. Suspirás, recordando aquella conversación que tuvieron hace tiempo y en la cual recalcó la importancia de estar relajada en este preciso momento, pero resulta más sencillo decirlo que hacerlo.
Confiás en tu novio, por supuesto que sí, porque sabés que ya conoce tu cuerpo mejor que vos. Sabe cuando detenerse en caso de que seas incapaz de comunicarlo, sabe cu��nto dolor podés soportar y jamás toma el riesgo de cruzar esa línea, es consciente de hasta qué punto puede humillarte, con qué hacerlo, y también sabe cómo cuidarte para evitar que esas hirientes palabras no permanezcan en tu cerebro más de lo necesario.
Su pulgar juega sobre tu pequeño agujero mientras sus dedos medio y anular se deslizan entre tus pliegues, sin otorgarte alivio y mucho menos placer. Intentás mover tu cadera en busca de más contacto y sólo comprendés que es un error cuando su otra mano golpea tu piel con fuerza, haciéndote ahogar un grito en la palma de tu mano.
Continúa con su juego durante largo rato y aumenta la presión sobre tu entrada de manera progresiva, entreteniéndose con tus suspiros y tu cuerpo tembloroso, deleitándose también cuando baja un poco más la mirada y ve tus pliegues brillando más y más. Tus músculos comienzan a relajarse luego de muchos minutos y es entonces que susurra:
-Respirá.
Tomás aire hasta que continuar haciéndolo te es imposible y cuando exhalás la punta de su pulgar logra penetrar en tu interior sin mucha dificultad. La ausencia de dolor te sorprende y volteás a verlo con una pequeña sonrisa de satisfacción, contenta por estar recibiendo tu castigo con tanta facilidad. Cuando Matías imita tu expresión no parece compartir del todo tu entusiasmo y creés que le molesta tu falta de lágrimas.
-No duele- decís sólo para restregar tu victoria en su rostro.
No habla pero aún así su voz resuena en tu cabeza (“Vos no aprendés nunca, ¿no?”) cuando en un arrebato introduce el resto del dígito entre tus músculos, tensos por la incertidumbre que provocó su súbita acción. La sensación es extraña, ligeramente incómoda, pero aún no hay indicio de dolor y de tus labios escapa un gran suspiro de alivio.
Mueve su pulgar con lentitud mientras ambos fingen que su erección no golpea tu costado y cuando un particular sonido resuena en tu garganta en su rostro se dibuja una sonrisa. No es exactamente un gemido y vos no estás segura de sentir placer, pero… ¿Por qué de repente necesitás descansar tu frente en tus brazos y cerrar los ojos? ¿Y qué es eso que está deslizándose más allá de tus pliegues y mojando tu piel? Seguro es sólo el lubricante.
-Así, ¿no?
Tu respuesta es un sí debilitado por las reacciones involuntarias de tu cuerpo, las cuales empeoran cuando Matías decide ocupar tu otra entrada –que resplandece con tu excitación- con sus largos dedos. Tu gemido es escandaloso y sentís tu rostro en llamas por la vergüenza que te genera pensar que Enzo o Santiago, sobre todo Santiago, pudieron haberlo oído.
Mordés tu brazo para evitar que los sonidos de tu boca sean todavía más evidentes que los sonidos de tu cuerpo y a tu novio parece no agradarle del todo: tira de tu cabello hasta que tu espalda se arquea en un ángulo doloroso y se inclina sobre vos lo suficiente para poder ver todas las expresiones que transforman tu rostro. El placer y la vergüenza que encuentra en tus facciones, combinados con el pánico, no hacen más que empeorar su erección.
Sus dedos comienzan a atacarte con mucha menos suavidad que antes, en movimientos rápidos y cortos que te roban la respiración y amenazan con hacerte gritar. Matías te suelta y caés sobre el colchón de manera brusca, quejándote y luego jadeando con fuerza. Te aferrás a las sábanas en un intento de contenerte pero, Dios, ¿cómo podrías cuando todo tu interior quema?
-Es mucho.
-¿Color?- pregunta sin dejar de abusar de tu cuerpo.
-Verde, pero…
-Callate entonces.
Tu lamento se mezcla con un gemido y cuando este último se prolonga como resultado de las acciones de Matías, morder tu brazo vuelve a ser tu única opción para apagar tus gritos… pero es inútil, porque no hay nada que pueda amortiguar todos esos sonidos indecentes que surgen en tu boca y tampoco detener la saliva que corre por tu piel.
Tu respiración agitada es ruidosa y tu cuerpo se mueve en busca de más, ignorando que tu cerebro parece rehusarse a tolerar tanto placer y que tu mente quiere obligarte a batallar con el autor del mismo: en algún lugar de tu ser todavía hay algún pequeño remanente de coherencia y te permite saber que estás hecha un desastre, completamente a merced de Matías, pero tu orgullo aún no te permite admitirlo.
Cuando su pulgar se libera de tu interior la sensación de vacío te hace suspirar y te esforzás por recuperarte mientras podés. Sólo un par de pulsaciones más tarde tu novio decide conducir sus otros dedos, que hasta entonces habían permanecido enterrados en tus paredes imposiblemente húmedas, hacia tu entrada.
Esta vez sí duele y aunque intentás disimular para no darle la satisfacción, tu cuerpo tensándose te delata.
El sonido de la puerta los distrae a ambos.
-¿Quién es?- pregunta Matías.
Es innecesario oír la voz del otro lado para saber de quién se trata y pronto te encontrás sacudiendo la cabeza en negación, volteando para ver a Matías y hacerle saber que estás en contra de que alguien te observe en este catastrófico estado. Su sonrisa de satisfacción, ya sea por tu vulnerabilidad o por la imagen que le regalás, te hace temblar más que la confirmación de tus miedos cuando oís:
-Enzo.
Matías está dándole la espalda a la ventana y es por eso que no encontrás explicación a la luz que ilumina sus ojos, resaltando el color miel en ellos y también la malicia que oculta su mirada cuando mueve los labios –junto con sus dedos- para contestar.
-Pasá.
Evita que abandones tu posición y cuando Enzo abre la puerta ocultás tu rostro entre tus brazos, avergonzada por los sollozos y los espasmos que recorren tu cuerpo cuando tu novio logra que tu entrada ceda para dar más lugar a sus dedos. Pateás el colchón cuando continúa presionando, deteniéndose sólo cuando sus segundas falanges están por desaparecer dentro tuyo.
-¿Qué querés?
-Santiago…- es lo único que contesta el otro.
Ante la mención del rubio dejás tu escondite y centrás tu visión nublada en Enzo. No parece sorprendido en lo absoluto por la escena que lo recibió cuando abrió la puerta, aunque sí se ve afectado, pero es un detalle que ignorás para concentrarte en su palma, la cual mantiene extendida hacia Matías para permitirle apreciar lo-que-sea que brilla en ella.
-Qué pibe- reniega tu novio- Andá, decile.
Está a punto de marcharse para comunicar quién-sabe-qué al cordobés, pero se detiene antes de cerrar la puerta.
-¿Y acá cómo estamos?- pregunta, deslizándose dentro de la habitación y acercándose a la cama. Se arrodilla para quedar cerca de tu rostro y toma tu brazo cuando nota las marcas de tus dientes, acariciándolas con su pulgar para calmar la irritación-. Mirá cómo te marcaste.
-No fue mi culpa, no…- te interrumpen tus propios gemidos-. Enzo, no fue…
-¿Por qué rompiste la taza? ¿Y si te lastimabas otra vez?
-Tenía una foto…- otro gemido y la brutalidad de los dedos de Matías entorpecen tus palabras-. Por favor, Enzo.
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-¿Me besás?
Antes de que tenga oportunidad de tocarte Matías te aleja de él, arrojándote sobre tu espalda contra las almohadas y posicionándose entre tus piernas: sus labios se adhieren a tu piel y sus dedos regresan a su lugar para continuar preparando tu entrada. Se deslizan en tu interior, ignorando la resistencia de tus músculos y haciéndote gritar.
Tus lágrimas caen libremente mientras Matías curva sus dígitos y muerde tus muslos sin piedad. Ante tu desesperación Enzo decide recostarse a tu lado y te entretiene rozando tu labio inferior con su pulgar, tirando suavemente hasta que permitís que lo introduzca en tu boca y lo deslice sobre tu lengua. Notás un sabor particular y lo mirás, entre confundida y curiosa.
-De Santi- explica.
Tu gemido oscila entre la excitación y la sorpresa. Succionás con entusiasmo y tu lengua acaricia descaradamente su yema poder probar mejor la esencia del otro, pero esto molesta a Matías y vuelve a morderte con más fuerza que antes, sin limitarse a un solo lugar para hundir sus dientes: tus muslos tiemblan por el dolor y cuando se contraen son tus pliegues los que se transforman en el blanco de sus mordidas.
-Duele.
-No pasa nada- intenta convencerte Enzo. Te ofrece su palma aún manchada por la excitación de Santiago y no hace comentarios cuando tus manos aprisionan su muñeca o cuando tu lengua humedece aún más su piel-. ¿Qué decís? ¿Querés que él también suba?
-Sí, sí, sí.
Otra mordida, otra falange y otro grito.
Los contornos de tu mente se desdibujan más y más y tu sensibilidad en aumento, combinación de todas tus terminaciones nerviosas encendiéndose gracias a tu novio, te lleva a buscar consuelo en el mayor: sostiene tu mano con firmeza y besa tu frente para contrarrestar el agresivo ataque de Matías.
Tu piel sufre con otra mordida y cuando te quejás notás en el rostro de Enzo una mueca de hartazgo, breve pero lo suficiente obvia para que aún en tu alterado estado te preguntes: “¿Es por vos?” y “¿Le molesta que grites?”. Tus ojos se llenan de lágrimas y no estás muy segura de cuál es el motivo que hace que acompañes tu renaciente llanto con un puchero en tus labios.
Cerrás los ojos con fuerza cuando Enzo toma tu rostro y te sorprenden sus labios rozando los tuyos con algo muy similar al cariño antes de besarte, las palabras que susurra para calmarte y el calor de su piel cuando descansa su frente sobre la tuya. Acomoda tu cabello despeinado y acaricia tus mejillas ardientes con sus nudillos una y otra vez para distraerte del dolor.
-Tranquila- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Ya va a terminar, ¿sí?
La risa del otro presente en la habitación llama la atención de ambos y voltean a verlo. Como si no fueran suficientes la burla y la mirada en sus ojos para dejar en claro lo que Matías quiere comunicarles, se asegura de acentuar sus intenciones mordiendo peligrosamente cerca de tu clítoris.
Negás y el miedo en tus ojos es la única motivación que le hace falta para arrojarse sobre tu punto más sensible, sin dejar de mover sus dedos con rapidez. El sonido que deja tu garganta es indescriptible.
Entrás en pánico cuando las manos que te ofrecían contención abandonan tu cuerpo y llorás con fuerza cuando Enzo se aleja de vos, pero tu inquietud no tarda en disiparse una vez que entendés el motivo por el cual se dirige hacia Matias. Lo aleja de tu centro tirando de su cabello, acerca su rostro al suyo y tu novio, sin palabras, lo mira a los ojos con una actitud desafiante.
-¿No te cansás de ser tan forro, pendejo?- pregunta Enzo.
-¿No te dije que traigas a Santiago?
La insolencia de Matías es retribuida con un golpe en la mejilla que resuena por toda la habitación y hace arder tu piel por pura simpatía. Te llevás una mano a la boca y mordés tus uñas, confundida y también ansiosa por la escena desarrollándose frente a vos.
-¿Y yo no te dije que seas más delicado, pelotudito? Mirá como la tenés.
-Para que aprenda.
Otro golpe, esta vez más fuerte. Matías masajea su mejilla adolorida.
-Vos tenés que aprender- asegura Enzo-. Voy a ir a buscar a Santiago y cuando vuelva no te quiero ver haciéndola llorar, ¿está?
-Seh, andá.
-Contestame bien- ordena tomándolo del cuello-. ¿Estamos?
-Sí, Enzo.
La puerta se cierra a espaldas del mayor y soltás una risa nerviosa que se desvanece en el aire cuando Matías fija sus ojos en tu rostro, sus cejas arqueadas mientras espera otra reacción de tu parte y sus dientes capturando el interior de sus mejillas como señal de ira reprimida. Temblás y estás a punto de disculparte, ofrecer alguna explicación, pero sus movimientos no lo permiten.
Intentás escapar pero es más rápido que vos y sus dedos capturan tus tobillos: te arrastra sobre el colchón y aprisiona tu cuerpo con el propio, dirigiendo sus dedos nuevamente hacia tu entrada para continuar con su trabajo. Tus gritos no son producto del dolor pero sí del sorpresivo y abrumador placer que logra cegar el resto de tus sentidos por unos instantes.
Matías muerde con fuerza tu hombro y esta vez tu grito es agudo, propio de una presa.
-Duele.
-Callate- ordena-. Esto no es nada comparado con lo que te voy a hacer cuando estemos solos otra vez.
-No es mi culpa que...
-¿No? ¿Y de quién es?- pregunta mientras deja caer más y más lubricante. Contenés la respiración cuando sentís tres dedos entrar en tu cuerpo y tus párpados se cierran con fuerza por el ardor-. Ya vas a ver cuando se vayan.
Lo mirás por un segundo y sabés muy en lo profundo de tu ser que tu siguiente acción sólo va a empeorar la situación. Los invitados se marcharán y tendrás que enfrentarte a uno, dos o tres mil castigos para compensar la humillación que vivió tu novio a manos del uruguayo, pero hasta entonces tenés un protector y no hay motivo para desaprovecharlo.
-¡Enzo!
Es una tormenta de emociones la que cruza los ojos de Matías.
-Qué puta que sos- se posiciona sobre tu cuerpo y escupe entre tus glúteos sólo para humillarte. La lubricación extra le permite alcanzar más profundidad en tu interior y ahogás un grito contra las sábanas arrugadas-. Dale, llamalo ahora.
Todo lo que lográs es balbucear un hilo de palabras rotas e inconexas que sólo interrumpís cuando la puerta vuelve a abrirse. Enzo arrastra a Santiago dentro de la habitación y el rubio, con las mejillas rojas y una mancha de humedad en los pantalones, no suelta su mano en ningún momento. Gemís por todo y por nada a la vez y ocultás tu rostro, pero Matías tira de tu cabello para evitar que te escondas.
-Andá- ordena Enzo antes de conducir a Santiago hacia la cama y hacer un gesto en tu dirección. Luego toma a Matías por la ropa y sin dar importancia a sus protestas agrega:- Vení vos, serví para algo.
Contemplás, en extremo aturdida, la nula dificultad con que maneja su cuerpo y lo deja sobre sus rodillas mientras se deshace de su cinturón para arrojarlo no muy lejos. Matías permanece en el suelo, para sorpresa de todos, y cuando Enzo toma su mentón entre sus dedos lo mira fijamente y sin hacer ningún comentario.
Buscás apoyo en Santiago y sujetás con fuerza su mano mientras tu novio acepta que el otro guíe su erección a sus labios, golpeándolos y delinéandolos con su punta goteante y desesperada por atención hasta hacerlos brillar bajo las luces de la habitación. Matías no parece sorprenderse por las acciones de Enzo y tampoco muestra duda alguna cuando lo recibe en su boca, ambos aún sosteniéndose la mirada.
Santiago tira de tu brazo para llamar tu atención y, cuando por fin apartás la mirada del espectáculo protagonizado por los otros dos hombres, te encontrás con su sonrisa casi pícara y sus ojos resplandecientes. Acariciás su mejilla y él imita tu acción, explorándote de manera tímida y temerosa.
Te ayuda a recostarte sobre las almohadas y aún sin mediar palabra se arroja sobre el colchón para situarse entre tus piernas, separándolas de manera delicada y tomando una muy profunda respiración cuando divisa  tu intimidad brillante. Te mira provocativamente y cuando su lengua entra en contacto con tu clítoris gemís, permitiéndole ver una de las muchas expresiones que también presenció desde su escondite durante la madrugada.
Tus dedos se pierden entre sus rulos dorados y sin ser consciente de ello comenzás a tirar de su cabello para obtener más contacto con su boca, que pronto cubre por completo tu centro: sus gemidos desesperados, que son una mezcla entre placer y el dolor provocado por tus manos, estimulan aún más tus nervios y en pocos minutos ya estás jadeando.
Santiago se ve y también es un ángel, estás segura desde que lo conociste, pero lo confirmás luego de sentir que uno de sus dedos recorriéndote suavemente para luego deslizarse por tu entrada húmeda. Estudia tus reacciones y cuando tus labios se separan para dar paso a un suspiro sonríe contra tus pliegues, feliz de poder complacerte con tanta facilidad.
En algún lugar de la habitación la boca de tu novio está aún ocupada y sólo lo recordás cuando  una voz grave resuena entre las cuatro paredes. Matías parece perdido en su tarea, con su saliva corriendo por su mentón y sus pestañas brillando con lágrimas que sólo pueden ser resultado de la humillación que siente o del ardor que los dedos del mayor generan en su cuero cabelludo.
-¿Por qué vos no te portás así con tu novia?- pregunta Enzo-. ¿Por qué siempre la hacés llorar?
Mueve sus caderas sin consideración, golpeando repetidamente con la punta de su miembro la garganta de Matías, ignorando cuando este araña sus muslos para rogarle que se detenga y su piel enrojeciéndose por la falta de oxigeno. Jamás habías visto a tu novio tan indefenso y vulnerable, pero mentirías si dijeras que no te excita verlo doblegarse ante Enzo.
Regresás tu atención al cordobés entre tus piernas y él te premia con otro de sus dedos. Su lengua dibuja figuras rápidas en tu clítoris y sus yemas acarician tu interior con movimientos circulares, rozando una y otra vez el punto que te hace arquear la espalda y sacudir la cabeza por lo intolerable del placer, magnificado por la espera y la tortura previa.
-¿Mati…?
-Sí- contesta Enzo en su lugar-, podés.
Esperar otro segundo o buscar en el rostro de tu novio más confirmación te resulta imposible. No estás segura de cuál es la última imagen que te empuja hacia tu orgasmo: los ojos azules de Santiago y su devoción hacia tu cuerpo evidente en sus embestidas contra el colchón o Enzo apartando los cabellos del rostro de Matías y las lágrimas de sus ojos mientras aún está utilizando su boca despiadadamente.
Tu visión se nubla por el placer y Santiago, en un intento de prolongar tu orgasmo, te inmoviliza rodeando tu pierna con un brazo: sus movimientos no fallan ni por un segundo y sólo se da el lujo de bajar el ritmo una vez que tus uñas arañan sus hombros en señal de advertencia. Está tentado a continuar y Dios, adoraría hacerlo sólo para verte luchar contra el placer, pero conoce a la perfección lo desesperante que es la sobre estimulación y no quiere someterte a algo así.
Cuando las últimas lágrimas que inundaban tus ojos caen, humedeciendo tus mejillas y todo lo que encuentran en su camino, te permitís respirar lentamente para calmar tus pulsaciones. Te llevás una mano al pecho y por unos instantes jurás que en lugar de sentir tus latidos los oís, pero se trata del sonido rítmico producido por otro cuerpo.
Otros, mejor dicho.
Matías golpea las piernas de su amigo hasta que este se detiene para permitirle respirar y cuando lo libera ambos permanecen conectado por varios hilos de saliva. En un gesto casi dramático, ante el cual el otro pone los ojos en blanco, tu novio se deja caer y se lleva ambas manos al cuello mientras tose y respira de manera agitada.
Preocupada y también menos coherente de lo que te gustaría admitir saltás de la cama para auxiliar a Matías. Tus piernas carecen de la fuerza necesaria y cuando caes a su lado él te atrapa entre sus brazos, permitiendo (y disfrutando, aunque no va a decirlo en voz alta) que tus manos recorran su rostro para asegurarte de que se encuentra bien.
-No pasa nada- intenta calmarte e ignorar el sonido de las prendas ajenas cayendo sobre el suelo-. Andá a la cama, dale.
-Pero…
-Estoy bien, de verdad.
Creerle es difícil porque su respiración todavía suena rápida y superficial, pero cuando Enzo te toma por los brazos y te lleva de nuevo hacia la cama no tenés más opción que permanecer allí. Regresa por Matías y su trato más es delicado cuando lo ayuda a ponerse de pie, sosteniéndolo por la cintura e ignorando todos los fluidos en su ropa cuando la retira para descubrir su cuerpo.
Una extraña sensación de celos te ataca cuando observás que se toma el atrevimiento de tocar a tu novio, llenando su cuello de besos húmedos y masajeando su miembro con una lentitud que hace temblar sus rodillas. Matías se muerde los labios para contener algún que otro suspiro, aferrándose a los hombros del más alto para no desmoronarse y permitiéndole continuar su recorrido hasta que este último decide que es suficiente.
El hormigueo entre tus piernas se reaviva con la escena y también tu excitación manchando tus muslos. Las manos de Santiago se aventuran nuevamente sobre tu figura, acariciando tus pechos sobre tu camiseta mientras frota su bulto contra tu espalda baja y sus dientes rozan tu oreja, sacándote un gemido que llama la atención de tu novio.
Cuando se separan Matías sonríe, estúpido por la situación, y se dirige hacia la mesita de luz para buscar algo. Es un momento que Enzo decide aprovechar mimándote, besando tus labios hasta que ambos se quedan sin oxígeno, acariciando tus mejillas y peinando tu cabello como si intentara así recomponer tu apariencia desaliñada. Luego juega con los rulos de Santiago y le regala, sumados  a unos besos en la mejilla, varios cumplidos sobre su buen comportamiento.
Te acomoda sobre su regazo y su erección más que húmeda roza tu centro, sensible por tu interminable necesidad y por la estimulación que recibió hasta hace algunos minutos: gemís y él sonríe, luciendo calmado e inamovible como siempre, mientras una de sus manos acaricia tu cadera y la otra el bulto de Santiago, que comienza a gemir con la primera caricia.
El colchón se hunde con el peso de Matías, que se posiciona a tus espaldas y besa tu hombro mientras le arroja –entre divertido y un poco molesto por tener que compartirte otra vez- los preservativos a los otros dos.
-Acordate- dice contra tu piel:- si tenés que parar, paramos.
-Y vos acordate también- tocás el envoltorio sobre su palma-. Soy tuya y de nadie más.
Su erección palpitante te golpea y es la única orden que necesitás para dejarte caer sobre Enzo. Buscás apoyo en su pecho mientras él sostiene tu cintura y guía su miembro hacia tu centro, su punta jugando con tu clitorís y deslizándose repetidamente entre tus pliegues antes de hallar su lugar definitivo en tu entrada. Su tamaño te hace gemir y arañar su piel.
Santiago se acerca a tu rostro, tocando la comisura de tus labios y dejando un rastro tráslucido de líquido preseminal en tu mejilla, y estás a punto de recibirlo en tu boca cuando la mano del mayor los detiene a ambos.
-No querés que te muerda, ¿no? Aguantá un poco.
Santiago suelta una risa tan encantadora como su expresión y pronto Enzo también comienza a reírse. Por su parte Matías, que está aislado de los otros dos pero siempre en contacto con vos, intenta contenerse al ver la forma en que tu entrada trasera se contrae sobre la nada misma con cada nuevo centímetro de Enzo que tu interior acepta. No comprende cómo puede encantarle tanto verte de esta manera con su amigo, pero…
-Respirá.
Masajea tu cadera con una mano mientras con la otra conduce su erección desnuda hacia tu entrada. Sentís su glande ardiendo contra tu piel y te esforzás por dejar de lado el terror y los nervios que desestabilizan tu cuerpo y tu respiración, pero el arduo trabajo deja de ser necesario cuando los primeros centímetros son muy bien recibidos y te relajás.
Luego de unos segundos la figura temblando bajo la tuya llama tu atención y abrís los ojos: Enzo se muerde el labio con fuerza, tiene los párpados cerrados y su expresión cuando arroja la cabeza hacia atrás parece ser ocasionada por un dolor inexplicable. Estás a punto de gritarle a Matías para que se detenga pero te interrumpe un gemido gutural y grave, claramente de placer.
Un par de centímetros más y en tu cuerpo también se desata un tremor incontrolable. Matías es cuidadoso y los movimientos de su cadera son lentos, prácticamente imperceptibles, pero eso no evita que te estremezcas violentamente cuando la mezcla de placer y dolor comienza a superarte. Tus dedos comienzan a jugar con tu clítoris para aliviar tu desesperación.
Matías jadea a tus espaldas y arranca el mismo sonido de tu boca cuando arroja más lubricante sobre su miembro, permitiendo con sus embestidas que el producto se deslice por tu entrada y hacia las profundidades de tu cuerpo. Tus labios se separan para dar paso a una infinidad de sonidos y también al hilo de saliva que cae por tu mentón hasta llegar al pecho de Enzo.
Santiago, que hasta entonces esperaba pacientemente y recibía las ocasionales caricias del Enzo como una bendición, emite un sonido de protesta para llamar la atención de quien sea que esté dispuesto a escucharlo. Lo mirás sin dejar de gemir y resulta ser un error, ya que toma tu mentón y penetra tu última entrada disponible.
Un río de lágrimas corre por tu piel y la esencia de Santiago por tu boca, sus ojos se mantienen firmes sobre los tuyos y no comprendes el origen de la sonrisa que adorna sus labios. ¿Disfruta verte en esta posición, con tu cuerpo a merced de todos ellos y tu consciencia resquebrajándose? ¿Es un tierno intento de calmarte, pretende transmitirte un poco de su usual serenidad? No podés saberlo.
Es una locura. Todo esto es una completa locura, todos están locos, pero eso no detiene a ninguno de tus acompañantes. Tampoco a vos.
Santiago utiliza tu boca, deleitándose cuando tus gemidos vibran en torno a su extensión y sosteniéndote por la mejilla para mantenerte firme en tu lugar; Matías continúa empujándose hacia tus profundidades, llenándote hasta que jurás no poder tomar más, y volviendo loco a Enzo en el proceso, cuyas uñas dibujan formas en tu cadera.
Para cuando tu novio se detiene, regalándote un momento para permitirte acostumbrarte a la sensación, ya es tarde: no podés controlar los gemidos que mueren en tu boca y estos provocan que te ahogues con el miembro de Santiago, tu garganta contrayéndose sobre él hasta que lo llevás imposiblemente cerca de su orgasmo.
Tus músculos se contraen con tu clímax, arrancando maldiciones de todo tipo de los labios ajenos y especialmente de los de Matías, para quien tu entrada hasta ahora desconocida e imposiblemente apretada resultaba ya demasiado. Intenta darte el tiempo y la quietud que necesitás para disfrutar de tu inesperado orgasmo, de verdad lo intenta, pero su cuerpo lo traiciona.
El primero en ordenarle detenerse es Enzo, abrumado por el placer que siente cada vez que Matías se desliza en tu interior, y cuando te separás de Santiago también se suman tus gritos, mezclados con gemidos rotos y sollozos desesperados. Matías los ignora se y ríe, disfrutando utilizar tu cuerpo y también de poder vengarse de ambos.
Tus brazos pierden la fuerza y te derrumbás: el nuevo ángulo, muy lejos de traer alivio para tu cuerpo o para tu mente cada vez más nublada, provoca que ambos te penetren con mayor profundidad y rocen todos los puntos necesarios para hacerte delirar.
Gritás con los movimientos de Enzo, que siguen un ritmo opuesto a los de Matías, y llorás sobre su pecho mientras él besa tu frente. Sus palabras pueden ser tranquilizadoras o alentadoras, no lo sabés ya que jamás llegan a tus oídos y todo lo que percibís es tu llanto descontrolado junto con los quejidos de Santiago.
Cuando estirás tu brazo para consolarlo cierra la boca, satisfecho, pero es un silencio efímero. Lo masturbás con movimientos rítmicos y girás tu muñeca de vez en cuando, no tenés dudas de que le brindás el placer que merece, pero lo que en realidad logra hacerlo suspirar y gemir es la mano de Enzo ubicada entre sus piernas, más específicamente su dedo medio deslizándose dentro y fuera de su entrada.
Te girás para poder observar a Matías y la visión que encontrás te deslumbra: está luchando para no dejar caer sus párpados, pesados por el placer que lo ahoga, porque no quiere perderse ni un segundo del show que estás protagonizando. No sos consciente de cómo se ven tus pequeños agujeros, brillantes y en extremo dilatados, tampoco de cómo se ven en esta posición los ángulos y las curvas de tu cuerpo, así que sólo te dedicás a tomar lo que te ofrecen.
No cree que haya una palabra para describir cuánto ama poder verte de esta manera, completamente ida y presa del placer, la coherencia abandonando tu mirada y tu cuerpo entregándose más y más a la condena que te fue impuesta.
Sin dejar de mirarte lleva su pulgar a sus labios y lo humedece con su lengua para luego acercarlo a tu entrada en un gesto amenazante.
-Sos una putita, ¿no?
Tu respuesta es un gemido, patético y desesperado, propio del porno.
-Decilo.
-No…
Ejerce presión con su pulgar y gritás, aterrada; sabés que da igual si tu cuerpo no resiste más, Matías va a encontrar la forma de hacer que eso que él desea suceda de todas formas.
-Decilo- te sorprende la voz de Enzo y su respiración golpeando tu piel-. Decí que sos una putita.
Escondés tu rostro en su pecho, empapado con tu saliva y tus lágrimas, y cumplís con lo que te piden. Tu voz es apenas audible y estás segura de que Matías -tan sádico como siempre- te ordenará que lo repitas, pero en su lugar hace otra pregunta que acentúa con una fuerte embestida:
-¿De quién sos?
-Tuya.
-¿Sí?- y golpea tus entrañas.
-Sí, tuya y de nadie más- asentís-. Por favor, amor, por favor.
-¿Qué querés?
-Llename toda.
No se molesta en ocultar el efecto que tienen en él tus palabras y tampoco oculta el sonido animal que brota de su pecho cuando se derrama en tu interior. Su miembro palpita con fuerza y su semen caliente que te marca, reclamando el último lugar intacto de tu cuerpo, te arroja hacia otro desgarrador orgasmo que llena tus ojos de cristales. Cubrís tu boca con tus manos, creyendo que servirá de algo, pero todos te oyen caer de ese precipicio.
Los espasmos de tu cuerpo son incontrolables, crueles e intensos, tan agresivos que provocan también el orgasmo de Enzo. Busca tus labios desesperado, los movimientos de sus caderas empujándote dificultándole el besarte, y cuando logra llegar a tu boca te muerde hasta que ambos saborean en sus lenguas tu sangre.
No se detiene hasta que tus paredes reclaman la última gota de su liberación ardiente… y luego se da el lujo de continuar abusando de tu entrada con movimientos lentos que sólo se extinguen cuando sus respiraciones se estabilizan.
-Nos olvidamos de un detallito, ¿no?- dice Matías, ya recuperado de su orgasmo, con un tono despiadado. Se posiciona detrás de Santiago, que no deja de tocarse con movimientos frenéticos y desacertados, y aparta su mano de un golpe para encargarse del rubio-. Te gustó ver a mi novia, ¿no? Te gustó que te la chupe y que te toque.
Santiago arroja la cabeza contra el hombro de Matías. Sus mejillas están rojas y muerde sus labios con fuerza, pero lo que más te impresiona es ver cómo entierra sus dedos en la carne de sus muslos para no desfallecer por el súbito placer que los movimientos expertos de tu novio le hacen sentir.
Estás rodeada por el cálido y reconfortante abrazo del uruguayo, tus músculos protestan y tu mente todavía le pertenece a alguien más, pero eso no impide que estires un brazo y dirijas tus dedos cuidadosamente hacia la entrada del rubio. Su gemido de sorpresa y sus ojos azules mirándote con una intensidad sofocante son tu recompensa.
Su entrada cálida no opone resistencia alguna y sospechás que la lubricación que encontrás allí son tus propios fluidos. Deslizás un único dígito en su interior para no abrumarlo o herirlo, sin saber hasta dónde llegó Enzo, y su reacción es inmediata. Tiembla entre los brazos de Matías antes de llevar sus dedos hacia su cabello.
Una mano bronceada toma tu muñeca y gira tu brazo.
-Así- explica Enzo-. Ahora con la punta del dedo hacé…
Santiago grita, incapaz de tolerar el placer que vos y tu novio provocan con sus manos, y en un parpadeo los hilos de semen que brotan de su punta caen sobre tu rostro y tu cabello. Continuás moviendo tu dedo contra su próstata hasta que se queja por la sobre estimulación y tus dedos lo abandonan junto con las manos de Matías.
-La próxima lo tenemos que tratar mejor, ¿no?- sugiere tu novio, plantando besos húmedos en el hombro del rubio y deslizando sus dedos por sus rulos despeinados. La carcajada de Enzo resuena entre las cuatro paredes y se lleva una mano al rostro-. No te rías, boludo, es verdad…
Abandonás tu lugar sobre el mayor y te sentás en el colchón, desorientada, con una expresión que hace sonar las alarmas en el cerebro de Matías. Toma asiento a tu lado y acaricia tus muslos con fuerza, estudiando tus reacciones.
-¿Qué pasa?- sigue tus movimientos cuando bajás la mirada, observando los fluidos que caen desde tus entradas y oscurecen las sábanas-. No pasa nada, ¿sí? Ahora nos bañamos y después limpiamos todo.
-Sí.
Matías le dirige una mirada a sus amigos, haciéndoles saber que necesita unos minutos sólo con vos, por lo que ambos abandonan la cama rápidamente y toman la ropa que arrojaron por ahí muchos minutos atrás. Santiago besa tu mejilla cariñosamente antes de dirigirse hacia la puerta.
Enzo intenta no entrometerse, sabe que no le corresponde, pero aún así no puede evitar tomar tu mentón y buscar tu mirada. Te sonríe y cuando le devolvés el gesto besa tu frente, susurrando:
-Lo hiciste bien.
Ambos abandonan la habitación y una vez en el pasillo el mayor arrastra a Santiago en dirección al baño, ignorando sus protestas y explicándole que tiene que asegurarse de que también se encuentra bien.
-Estás bien, ¿no?- pregunta Matías.
-Sí, tonto.
-Y Enzo tiene razón, ¿sabés?- besa tus labios-. Lo hiciste bien, muy bien.
-¿De verdad?
-De verdad.
Jugás con sus dedos y sonreís.
-No fue un castigo.
-No- te sonríe con dulzura-. Para castigarte voy a esperar a que no haya nadie que pueda ayudarte.
Me hace inmensamente feliz haber concluido la historia de esta forma y... nada, no sé qué decirles, vayan todas a la iglesia el domingo porque seguramente después de leer esta película porno lo necesitan más que nunca. Muchísimas gracias por leer este capítulo y también los otros si es que vienen siguiendo toda la historia, soy extremadamente feliz sabiendo que pude entretenerlas un ratito 🫶🏻❤️
Mención honorífica a @recaltiente porque sin ella no habría encontrado la hermosa foto de los chicos para la portada y además soportó leerme con mis millones de ideas para la historia y todos mis desvaríos. Te adoro infinitamente nena.
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr. Si alguien quiere que la agregue a la lista me avisa ♡
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diamantar · 6 months ago
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UNIÓN INDIRECTA
→ Lucerys Velaryon x fem!Targaryen!OC | Alicent Hightower x Rhaenyra Targaryen.
✦ Sinopsis: La vida no deseó que estuvieran juntas, pero sus hijos eran capaces de unirlas en formas más allá de la simple compresión.
✦ Advertencias: Incesto / Matrimonio arreglado / Nacimiento / Fluff.
✦ Palabras: 738
✦ Pedido: @dlwlrmas-world
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Alicent jadeó ansiosa y sostuvo con más ímpetu la mano de su hija, quien concentraba toda fuerza existente en pujar. Lanzó la cabeza hacia atrás y gruñó apretando los dientes, la Hightower temiendo que los rompiera mientras las venas del cuello saltaban y sudor caía desde la linea del cabello.
—¡Solo un poco más, Princesa! —exclamó la partera en jefe.
La joven soltó el aire contenido y miró el techo sin un pensamiento coherente, el dolor de una nueva contracción transformándole el rostro y preparándola para repetir el proceso.
—¡Viene, viene, viene! —avisó una ayudante arreglando un gran paño.
—¡Ahí…!
El agudo alarido del bebé penetró profundo en los oídos y sonrisas se formaron, palabras escurridizas rebotando en las paredes mientras las sirvientas se movían de un lado a otro.
—Lo lograste —suspiró Alicent extremadamente aliviada, con la mano libre yendo a quitarle el cabello del rostro.
—Por los Siete —jadeó exhausta, instintivamente acomodando los brazos y recibiendo a la pequeña criatura.
—Es un varón, mi Reina —festejaron las comadronas.
—¿Sano? —preguntaron madre e hija.
—Absolutamente. Respira y no presenta deformidades.
La joven miró al niño y sonrió rozando con cuidado una de las rojizas mejillas, enseguida saltando en el lugar gracias a las desgarradoras puntadas.
—Llamen a mi esposo —ordenó a una de las sirvientas.
La Hightower se puso recta y aguardó manteniendo modales, el Velaryon cruzando las puertas en menos de un parpadeo. Admiró la caótica escena y la sangre en las sabanas, pálido y tenso perdiendo el apuro y dando pasos inseguros al interior de la habitación.
—¿Cómo estás? —indagó, nervioso echando vistazos al pequeño bulto mientras se aseguraba de que ella no estuviera en peligro.
—Agotada y adolorida —reconoció relajando el cuello contra las almohadas—. Acercate, saluda a tu primogénito.
Lucerys cumplió y se inclinó a ver al bebé de rubios cabellos, con labios entreabiertos analizando cada detalle como si fuera irreal que aquello también lo creó él.
—Tan pequeño... —murmuró fascinado, la fijación siendo tal que ignoró la presencia de su madre.
Alicent tensó los hombros y conectó miradas con Rhaenyra, la cual asintió en reconocimiento antes de pasar.
—Felicitaciones —habló sincera colocándose al lado del muchacho.
—Gracias —dijo sonriente sintiendo un gran entumecimiento en las caderas—. ¿Quieres ver a tu nieto?
La oferta le recordó que finalmente era abuela y por unos segundos quedó petrificada, al momento mirando al pequeño tan desconcertada como Lucerys. Alicent ocultó la gracia que le provocaba verlos tan asombrados y se sumió en sus pensamientos, años atrás jamás imaginando estar en una situación como aquella.
Cuando el arreglo del matrimonio fue propuesto ciertamente se había manifestado en contra, pero no podía negar que el trato era beneficioso al los Velaryon ser una casa histórica llena de poder y dinero. Además, por más que prefirió hacer ojos ciegos, no podía negar los sentimientos de amor entre su hija y Lucerys. Empezó a temer las consecuencias de interponerse en el romance, por lo que, luego de mucha consideración, aceptó y aseguró la línea Hightower en Marcaderiva.
La noticia contentó a Viserys y rápido preparó la boda, los jóvenes uniéndose en alegría y poniéndose a trabajar en traer descendencia apenas tuvieron oportunidad. Tomó algunos meses, pero el embarazo pasó increíblemente rápido y ahora estaban ante la prueba irrefutable de la unión de las figuras femeninas más importantes del reino. Alicent jamás esperó que su relación con Rhaenyra llegara a nuevo puerto después del gran distanciamiento, pero aquel momento parecía sacado de un sueño.
La reina inspiró profundo y junto las manos al frente, con cariño admirando la escena hasta que sintió los claros ojos Targaryen posados en ella. Levantó la vista y conectó con la princesa, el sentimiento en aquellos irises hablando más de lo que alguna vez podría salir de sus labios. El corazón inmediatamente se aceleró y sintió los pómulos amenazar con tomar color, por un momento perdiendo noción del alrededor y confiando que estaban solas en los aposentos. De pronto el llanto del bebé cortó el aire y Rhaenyra miró al niño, allí golpeándola la concepción de que habían creado vida a través de sus hijos.
La descabellada idea empalideció a Alicent, pero la sonrisa y aura maternal de su antigua compañera solo la llevó a fantasear irracionalmente. Generar existencia entre dos mujeres era imposible, pero, ante los jóvenes nuevos padres, de alguna manera podía confirmar que lo habían logrado.
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calabazafantasma · 5 months ago
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Hola amantes del terror y del dibujo!🎃☕
Nuevo dibujo de mi nuevo AU de hazbin hotel el cual decidí llamarlo ✨GOD's✨ o dioses en español por ahora solo voy a mostrar a azrael y adam pero mientras más pase voy a ir mostrando más personajes.
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Bueno como lo hice con azrael la muerte, aquí les muestro el diseño definitivo que le di a adam!!! El don ver-gotas si señor! Espero y les guste el diseño que le di (aunque no cambia mucho del original)
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Esta es mi versión de adam y vaya que me quedo bien quise hacer tres versiones de adam qué cada uno representara una faceta diferente de su vida osea un lapso de tiempo distinto.
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El primer adam cuando estaba en el Edén, cuando fue creado mi versión de adam era igualito a lilith al ser ambos creados desde el polvo de la tierra, ellos eran parecidos y no solo en apariencia si no también en mentalidades y condiciones tenían muy pocas diferencias los dos de vaina los ojos y la complexión de su cuerpo.
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El segundo adam es cuando fue expulsado del Edén y paro en la tierra, para este punto adam se había cortado su cabello rubio y este al ser cortado se volvió de un color marrón al ya no ser puro más o menos le paso lo mismo que lo de Rapunzel solo que con otra intención (lo siento por la pera censurona es que no puedo mostrar mucho)
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Y bueno el último adam es el actual el que todos conocemos y amamos, este es el que llego al cielo y se volvió en el líder de los exterminadores.
Bueno esto es todo espero que les haya gustado mucho mi versión de adam y bueno nada esto a sido todo y recuerden tomen cafecito 🎃☕
Literalmente nunca había dibujado y coloreado unas patas así... Son bellishimas
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rubywolffxxx · 2 months ago
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Molesto (Tom Taylor)
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Masterlist de mi autoría
Sinopsis: Todo lo contrario a su personaje, Tom era la persona más divertida y molesta que podía existir. Aunque su semblante serio disimulaba sus intenciones burlonas, su boca no tardaba en decir tonterías. Y a pesar de que en un inicio era divertido, Tom encontró en molestarte un gran placer. Y eso solo te sacaba de quicio.
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—... ¿Vieron el jugo que guardaba en la nevera? No lo encuentro.—____ miró la mesa del centro del comedor donde Tom y Harry almorzaban, pero su mirada no tardó en clavarse en Tom—... Te lo tomaste tú, hijo de puta.—
—Ah... Una dama no debería hablar así. Y menos con acusaciones tan descaradas.—
—Era el último juguito de mango y naranja, Taylor... Si tú te lo tomaste...—vio la pequeña sonrisa que comenzaba a nacer en su rostro.
—No tenía tu nombre...—la mujer frunció el ceño.
—Vamos, amigo. Dime que no lo tomaste.—Harry lo miró cansado—. Treinta veces al día nos dice que no tomemos esa cosa. No seas idiota.—
—Bueno, puede que tenga una botella extra de tu jugo en mi remolque... ¿Qué harás para que te lo dé?—
____ no era de las personas que tuviesen mucha paciencia, y su temperamento no era el mejor. Las personas como Tom eran la pesadilla de las personas como ____. El problema no era el jugo, el problema era la necesidad constante de molestarla. Y ella se había cansado.
—... Le pediré a Ewan que me lleve al mercado más cercano.—caminó hacia la entrada del comedor.
—Esta a una hora de aquí, querida.—
—Prefiero eso a rogarte a ti por un maldito jugo, idiota...—
La chica dejó el lugar, y entonces Harry miró a Tom con cierta incredulidad.
—... Si sabes que solo lograste que te odie más ¿No?—Tom sonrió.
—Su cara se pone toda roja ¿Te diste cuenta?—
—Roja se pondrá la tuya cuando te dé un puñetazo por idiota. Si quieres llamar su atención, esta no es la manera.—
—No quiero llamar su atención, me gusta molestarla y ya... Bromeamos con eso.—
—Tú bromeas, ella solo se enoja.—Harry abrió su tuppercito de ensalada—. Pero bueno, es divertido ver cómo tú solo arruinas cada mínima chance que tienes con ella.—
Tom sintió un pinchecito de preocupación.
Era divertido molestarla, sí. Pero también adoraba cada mínimo detallito que iba descubriendo de ella.
Como sus mejillas se enrojecían, y ese rubor iba a sus orejas.
Como esa ternura y amor de personita lo insultaba con tal facilidad era adorable.
Como lo miraba desde abajo por la cabeza que le llevaba de altura, y como no se acomplejaba para nada porr esa diferencia...
Le daban ganas de rodear su cintura y alzarla...
Besarla con necesidad.
—... ¿Ya es muy tarde para darle el jugo?—
—No era necesario tanto, Ewan...—
—Prefiero que tomes eso y dejes de consumir tanta Coca-Cola, cariño.—El chico bajó del maletero de su auto un pack de 10 botellas de jugo, y ____ lo siguió más que feliz por detrás.
Ewan solo le llevaba 4 años a la mujer, pero la había adoptado como a su hermana menor.
No había chance de que otro actor del set manejara tanto por jugos...
—¡____!—Un Tom se acercó emocionado a la chica, trayendo aquella botella que tanto le había mezquinado—. Te traje el jugo, sin nada a cambio. De nada.—se lo alcanzó, pero ella lo miró a ceja alzada.
—Métete tu botella por donde no te llega el sol, querido. Ewan me compró muchos. Vete al diablo.—
Tom miró con cierta decepción como ____ se aferró al brazo del rubio que cargaba aquella caja llena de botellas.
Bueno, tal vez Harry tenía razón...
El resto de la semana de grabaciones, ____ ignoró a Tom. Los papeles se habían invertido, y la chica entendió el gustito de Tom por ser tan molesto.
—¿Vas a seguir con eso?—
—...—
—Vamos, querida. Habla conmigo.—
—...—
—Esto es muy infantil de tu parte.—
—... ¿Qué tal las grabaciones hoy?—
En cuanto ____ levantó la mirada, Tom se ilusionó, pero sintió el golpe directo al ver que le hablaba a Ewan. Acababa de entrar en la sala.
—Muy bien, corazón ¿Ya almorzaste?—
—Te estaba esperando. Yo invito las pizzas.—le sonrió.
Ah... Tom estaba molesto.
—¿Quieres acompañarnos, Tom?—Ewan llamó su atención.
—Te invitaré a ti, no a... Otros.—____ no volteó a mirarlo—. Yo no almuerzo con idiotas.—
Ewan no tardó en notar la rara situación. Tanteó con cuidado las razones.
—¿Pelearon?—los miró a ambos, ninguno dijo nada—. Seré intermediario si quieren, suena divertido.—
—Es un imbécil.—____ lo señaló enseguida—. Un imbécil molesto y... Y no me agrada, me ha cansado.—
—Lo siento ¿Si? Me excedi... Pero solo estaba bromeando, no te aguantas nada.—
—¿Te aguantarás un puñetazo?—
—No seas violenta, corazón.—Ewan le indicó que se calmara—. Se esta disculpando.—
—Si eso es una disculpa, es una mierda. No la quiero.—
Tom la miró, ya algo preocupado por lo lejos que había llegado con sus tonterías.
—... Te invito a comer una pizza en la noche. Empecemos de cero... Será mi disculpa.—
____ sintió, por primera vez desde que lo conocía, que Tom estaba siendo sincero. Bajó la guardia.
—... Ven a almorzar ahora con nosotros, será mi disculpa... Aunque no haya hecho nada malo.—
—Si, bueno... Pero que no esté Ewan. Es nuestra disculpa mutua. Cita de reinicio, él no puede estar.—
—No es una cita.—
—Si, lo es.—
—... Ewan vamos a almorzar.—
—¡Bien bien, voy con ustedes!—
—No, ya no quiero.—
Ewan miró como Tom miraba desde arriba a la mujer que le cortaba el paso, insistiendo en que no iría con ellos. La miraba con tal fascinación que no tardó en comprender el origen de todo aquel asunto.
Tom era molesto.
____ se enojaba fácil.
Y ya se veía venir las mil y un vueltas que tendrían que dar para que finalmente algo serio surja de eso.
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Yo también quiero un pololo que me saque una cabeza de altura y-y me agarre la cara y me dé docenas de besos todos melosos 🥺✨
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pricesugarwife · 11 months ago
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Derritiendo los glaciares de su corazón | Simon Riley x Reader
¡Mi segundo escrito aquí! Estoy intentando descubrir como funciona la plataforma, sigo estando nerviosa y pronto tendré que hacer una publicación fijada con mis pequeños retazos.
Simon "Ghost" Riley x Reader
Please, listen "Say yes to Heaven" of Lana del Rey mientras lee esto para una mejor experiencia.
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Los créditos se mostraban en la pantalla mientras quitabas la manta acolchada que te cubría, hacía unos minutos que la película había finalizado y como un gato perezoso, te estiraste en la cómoda cama en la que reposaba tu cuerpo, aun tratando de espabilar después del dulce sueño y las caricias compartidas por el hombre rubio del que no había rastro en la habitación.. Hacía frío, no era para menos el invierno los había arropado con una espesa capa de nieve y escarcha visible desde la ventana, donde se vislumbra el paisaje blanquecino pero ciertamente inspirador para una artista como tú. 
Aunque, nunca fuiste buena pintando o esculpiendo en arcilla, tus dedos se hallaban demasiado ocupados trazando formas en el cristal de este, tarareando de manera vaga la melodía de fondo, disfrutando de la brisa congelada que refresca tus mejillas sonrojadas; porque los recuerdos de la noche anterior transitaban por tu conciencia, los besos apasionados, las mordidas traviesas, palabras sugerentes y el delicioso vaivén de caderas que impuso Simon cuando descubrió los espacios más íntimos de tu cuerpo, trazando cual cartógrafo la geografía en antiguos pergaminos, proclamándose noble conquistador de las tierras vírgenes entre tus piernas.
Cada suspiro robado en la boca de Simon se repetía en bucle en tu imaginación, dejándote embriagar por el terroso aroma a almizcle, avellanas y madera, había algo en la entereza de su ser que te hacía sentir en casa. Quizás tanto tiempo en soledad, viviendo en la monotonía de los días con las mismas palabras vacías y la rutina hueca te había hecho sentir extranjera en tu propio cuerpo, en tu propia vida, hasta que conociste al hombre de ojos cafés tormentosos. 
Era una ocasión especial, llevabas un vestido fluido por insistencia de tu madre que te había convencido de salir al último festival organizado en la ciudad y lucir bonita para “pescar un buen hombre, porque el tiempo pasaba y no te hacías más joven”, sin embargo, la amargura en tu paladar al pensar en el amor y tus anteriores experiencias (aunque escasas, muy decepcionantes y terribles) se vieron empañadas en cuanto observaste a semejante semental que se encontraba sentado en un rincón oscuro del bar en el que estabas con tu hermana. 
Ella, como era de costumbre, no se callaba y continuaba parloteando sobre el militar con el que estaba saliendo desde hacía semanas. Pero espabilaste en cuanto saliste de la ensoñación, dándote cuenta que su parloteo se había detenido hacía segundos y se levantaba repentinamente de la silla, corriendo como el huracán que era hacia la figura voluminosa de un hombre que llamó “John” con un tono tan enfermizamente dulce que en otro momento te hubiese provocado arcadas. 
Al final conociste al misterioso hombre del que estaba enamorada tu hermana y también conociste a Simon Riley, a pesar de que al inicio se presentó con su indicativo “Ghost” con un tono seco y plano, anticipándote que no participaría mucho en la conversación. Sin embargo, al final de la noche lograste estar más cerca de ese cautivador espécimen que solía hacer bromas de papá, bebía cortos tragos de bourbon y te robaba el corazón con cada palabra que salía decorada por ese acento de Manchester. 
Regresando al presente, te sentías flotando en una danza encantadora y delicada como las de antaño, donde el caballero sujetaba a una distancia prudencial tu anatomía al compás de la orquesta que entonaba el ritmo de la pieza. Como un violinista que conoce las cuerdas de su instrumento, el rubio había aprendido a tocar en los sitios indicados para conseguir ese dulce sonido de tus labios pintados de bermellón. 
Aquel suceso permanece escrito en las páginas de tu memoria, garabateando corazones junto a sus nombres y anhelando esas varoniles manos sobre ti una vez más, generando una adicción a sus incandescentes sentimientos desmedidos, desprovistos de cualquier enajenación. Giraste sobre tus pies, dando vueltas como una ninfa de rostro soñador, la delgada camisa blanca de Simon cubría tu desnudez sin inmutarse por la baja temperatura hasta que percibiste esa fragancia casi afrodisíaca.
—Pensé que no querrías salir de la cama —murmuró el de orbes azules, sonaba divertido y maravillado por tu delicado semblante, aún cuando había pervertido tu mente con su excitación desenfrenada y te había devastado en su cama hacía unas cuantas horas. 
—Está nevando y es precioso, quería ver la nieve caer —señalaste, sentándote sobre tus tobillos en el esponjoso colchón invitándole a que se acercara hacia donde estabas.
—Quizás, sigue sin ser más precioso que tú.
Antes de que pudieras contestar, te sujetó por la cintura y te subió a su regazo, reposando tu cuerpo en sus gruesos muslos, acariciando tramos de piel que iba revelando al subir la poca tela que lo separaba de tu cálido centro. 
—Anhelo llenarte de los halagos que mereces... quiero devolverte esa alegría que provocas en mí —confesó, peinando los mechones sueltos que enmarcan tu rostro. Los mismos dedos que te habían llevado a las estrellas delineaban con delicadeza tus mejillas, hasta que el dedo pulgar reposó encima de tus labios, fascinado admirando la forma de tu arco de cupido. 
—Creo que alguien ha estado leyendo a Jane Austen —dijiste más para ti misma, sin percatarse que Simon empezaba a desabrochar los pocos botones que cubrían tu modestia. 
Nunca desvió sus profundos ojos marrones de tus reacciones, motivado por como mordiste tu labio inferior al observar los músculos cincelados y esos pectorales esculpidos por Miguel Ángel. Lo hacía con el objetivo de empujar tu deleite en ese armonioso espectáculo íntimo, develando la parte más sensual que poseía como individuo masculino. 
En cuanto te apoyó en la cama, posicionándose sobre ti, apreciaste en silencio como iba enseñándote el sendero feliz cubierto por una delgada capa de vello y jadeaste en silencio, sintiendo el agradable calor de tu humedad cuando Simon se quitó el jogger gris que llevaba y sus torneadas piernas tocaron el colchón para subir hacia donde tus brazos lo llamaban. En cuanto estuvo más cerca, sentiste la dureza de su miembro contra la parte interna de tus muslos, mordiéndote el labio y moviendo las caderas para que pudiera sentir lo lista que estabas para recibirle. 
Simon hizo descender sus dedos hacia tu centro resbaladizo, cubriendo sus dedos con la humedad acumulada en medio de tus muslos y llevándolos a su boca para probarlo mientras te miraba atentamente, provocando un gemido desesperado de tu parte. Para ese instante, el frío no era un inconveniente, puesto que apretaste los muslos al sentir como esa humedad crecía y descendía cálida, acción que no pasó desapercibida—. ¿Exaltada, mi dulce princesa?
—¿Qué crees? —dijiste, recostando tu fisionomía en la suavidad de las sábanas de tu amante. Querías repetir esa pecaminosa danza que se prolongó en la madrugada.
—¿No fue suficiente con lo de anoche? —cuestionó, una de sus cejas gruesas arqueadas y sus labios tirando de una sonrisa que prometía los placeres carnales.
Pero no te cohibiste como antes, la sumisión que habías mantenido se dispersó cuando lo besaste con todo el fuego que residía en tu pecho, presionando tus senos desnudos contra su pecho torneado y duro. Porque más allá de un derroche pasional y efímero, sus almas se conectaban en un plano espiritual que escribía con pluma dorada la leyenda de un amor inconmensurable, que por fin sería netamente feliz y perpetuo.
—Quiero que me hagas tuya, Simon.
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sakurakoneko28 · 9 months ago
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Solo quería sacar este concepto que tengo, no sé si lo desarrolle mejor para subirlo a Ao3 pero almenos lo dejo aquí 😗💙
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Do I wanna know?
¿Cuántos más secretos podía guardar su corazón?
Los recuerdos de la sensación calida y suave de sus labios evocaban un intenso sonrojo junto con la aceleración de su pulso, no importaba cuántos días habían transcurrido desde aquel suceso, esa nueva mezcla de reacciones se mantenían tan intensas como la primera vez.
Y sin embargo su tormento no se limitaba a eso, incluso en sus sueños aquellas ideas "incorrectas" lo perseguían volviéndolo incapaz de ver a los ojos a su pareja cuando este despertaba, no entendía que demonios le sucedía, no veía sentido a qué algo tan fugaz como un par de besos hubiesen desestabilizado todo su ser.
No obstante así fue.
—¿Te sientes bien Phil? luces inquieto— preguntó Missa que se encontraba sentado en las escaleras de entrada vigilando a los niños que jugaban en el agua.
—Ah... si, todo en orden— forzó una sonrisa sin despegar su atención de sus hijos.
No sonaba convincente, al menos no para Missa que ya podía leer las expresiones de su familia como un libro abierto. Desde la prisión percibía algo extraño pero no quiso presionar a su pareja para que hablara, sin embargo cada día era más difícil de ignorar su extraño comportamiento, habían acordado ser sinceros como parte de su nuevo inicio como familia y pensar que Phil le ocultaba algo no lo dejaba tranquilo.
Sin imaginar lo que provocaría tiró de su manga y lo atrajo más cerca suyo, habiendo sido tomado por sorpresa el rubio no pudo oponer ningún tipo de resistencia y terminó quedando sentado con casi nada de distancia entre ambos, todo el acto no debió durar más de un par de segundos pero la mente atolondrada de Philza sintió que todo pasó en cámara lenta.
Una parte de él quería apartarse pero su cuerpo, casi como si de un embrujo de tratase, permaneció inmóvil expectante ante lo que pretendía el híbrido de esqueleto. Ese día había decidido salir sin su habitual máscara lo que dejaba apreciar mejor sus ojos amatista al igual que sus facciones, no era usual que se dejara ver y momentos como esos los atesoraba, hasta donde sabía en la isla nadie más que él y los niños lo habían visto sin la máscara.
—Sabes que puedes decirme lo que sea que pase ¿verdad?— colocó su mano sobre la de Philza, no era inusual ese tipo de gestos pero en ese momento lejos de calmarlo aceleró su pulso.
—S-si...— articuló con dificultad.
—No me importa si el chamuco ese quiere volver a molestarte, esta vez yo pelearé junto con Chayanne y Tallulah para protegerte, te doy mi palabra...
Nuevamente la caótica mente del cuervo empezó a hacer de las suyas, mientras Missa seguía hablando de como se encargaría de defenderle y como encontrarían la manera de revertir el daño a sus alas Philza se había desconectado de dicho monólogo estando totalmente encantado por cada rasgo que destacaba del rostro descubierto. No es que antes no lo hubiera apreciado solo que está vez había algo diferente aunque no sabía exactamente qué.
Aún con todo lo que habían experimentado desde su arribo a la isla ya bastantes meses atrás el esqueleto conservaba su brillo en la mirada y no había cicatrices que hubiesen marcado su bonita cara, claro, no es que por eso fuese a dejar de lucir bien pero le daba alivio que no tuviera un recuerdo permanente de los infiernos que habían pasado.
Sus ojos brillaron diferente el día que lo besé...
Ese pensamiento intrusivo le cortó la respiración por unos segundos, no, no, simplemente no, no era momento para pensar tales cosas.
Si lo repitiera ahora mismo ¿volverían a brillar así?
Lentamente su mirada pasó de los ojos amatista a los labios que, ajenos a todo, seguían hablando y se sintió débil ante el deseo creciente que estaba carcomiendole, era como si de esperar más tiempo fuera a desfallecer.
Solo uno más, déjame tomar un poco más de ti...
La barrera que él mismo había impuesto ahora lo ahogaba en una cruel ironía, en este punto estaba seguro que solo se aferraba a lo de platónico solo por obstinado.
—...P-Phil...— la voz de un nervioso Missa cortó sus pensamientos trayéndole de vuelta a la realidad.
Parpadeó confundido hasta que fue consciente de la situación en la que se encontraba, había cortado la reducida distancia entre ambos y acercado su rostro peligrosamente hacia el híbrido sintiendo su respiración nerviosa.
Estuvo cerca, jodidamente tan cerca de arruinar todo.
Sin dar tiempo a mediar palabra se apartó poniéndose de pie y corriendo dentro de la casa dejando a su compañero confundido mientras el se maldecía internamente al llegar a la realización de que aparte de desear volver a besarlo también se había vuelto plenamente consciente de sus verdaderos sentimientos.
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howlingday · 6 months ago
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Abrazos! AU
Emerald y Neo se encontraban actualmente revisando el cuarto del equipo jnpr, hoy era sábado así que si bien Iván a tardar más en despertarse lo menos que iban a hacer era quedarse encerrados, había esperado minuciosamente a que todos los integrantes salieran hasta casi las 10 am pero finalmente estába vació, meterse antes de que cierren la puerta había sido fácil (lo menos que querían era forzar la puerta y que se notará), pero hasta el momento no había ninguna información relacionada con las doncellas, y la supuesta maestra ladrona se aburrió y se quedó leyendo lo que aparentaba ser el diario de uno de los integrantes
Emerald: Acaso planeas seguir perdiendo el tiempo, o sólo eres tan incompetente como román
Neo: (Se mostró molesta y cerró el diario y agarró lo qué parecía una cuchilla secreta de su talón)
Emerald: ( No se vio intimidada pero si algo sorprendida, juraría que le quitaron su arma pero claro era una asesina a suelta era lógico qué esté más armada, habría que vigilarla más) Claro cual es tu plan tratar de lastimarme y creer que cinder no tomara represalia contigo o tu amigo
Neo: (Paró en seco y pareció recapisatar y suspiro resignada)
Emerald: Bien, ahora en verdad busca y deja revisar éso, sólo parece tener recetas extrañas de drogas o lo que sea que sea ésa cantidad de hierba
De pronto paró escuchando lo que parecía el sonido de la puerta abriéndose, pensando rápido activó su semblante aparentando ser la propia pyrrha nikos. La puerta se abrió revelando a un rubio que reconoció. Jaune arc el líder doofus de la propia pyrrha nikos, lo había investigado creyendo que al ser el líder de la propia pyrrha nikos sería de tomar en cuenta pero todo apuntaba a que era un fraude y una decepción, aún no entendía por qué el termino como líder
Jaune: ¿Pyrrha? Te estuve buscándote por todos lados y tu también nora
Emerald se dio la vuelta mirando como neo adoptó la forma de la segunda integrante femenino del equipo jnpr
Emerald (P): O estába prestandoles unos apuntes de clases a... nora si
Neo (No): (Asiente)
Jaune: ¿Me están ocultando algo? ¿Nora estás muy callada?
Neo (No): (Neo algo nerviosa apunta a su cuello y se lo frota)
Emerald (P): Oh! Eh le duele un poco la garganta hace un rato
Jaune: No lo se, la vi hablando hace rato y saliste muy rápido a resguardarla. Espera creo que ya se lo que pasa
Emerald (Pensando): Mierda, es más perspicaz de lo que aparenta (miro a neo y asintió aparentemente teniendo las mismas intenciónes)
Jaune: Si... Están enojadas conmigo
Emerald (P): Tu.... Espera ¿que?
Jaune: Ya se, primero empeze haciendo masejes sólo para ustedes y luego vino el equipo rwby y luego tubo que haber una pausa por la cantidad y todo eso, pero quiero que sepan que ustedes son únicas somos más que un equipo y sin importar con cuántas personas atienda ustedes tienen un lugar especial en mi corazón
Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo
Emerald (P): Nos-nos atrapaste no queríamos decir nada para no hacer problemas
Jaune: No no, yo lo siente, aún que me alegra hacer a todos felices, soy su lider y su felicidad esta ante todo, así que, que les parece si hago una exención y les hago un doble mimo
Emerald (P): Seguro....
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Absolutamente todos sabemos cómo terminará esto
Pd: Hola howlingday agradezco que te tomes la libertad de traducir mis post pero noté que el último de abrazos está algo incompleto le falta la parte dónde ruby y pyrrha hablan antes de yang y compañía
Hugs! AU Emerald and Neo were currently checking the jnpr team's room. Today was Saturday, so although Ivan was going to take longer to wake up, the least they were going to do was stay locked in. He had waited carefully for all the members to come out until almost 10 am. but finally it was empty, getting in before they closed the door had been easy (the least they wanted was to force the door and it would be noticed), but so far there was no information related to the maids, and the supposed master thief got bored and he stayed reading what appeared to be the diary of one of the members
Emerald: Are you planning to continue wasting your time, or are you just as incompetent as Roman? Neo: (She looked upset and closed the diary and grabbed what looked like a secret blade from her heel) Emerald: (She didn't look intimidated but she was somewhat surprised, I could swear that they took her weapon but of course she was a murderer on the loose, it was logical that she would be more armed, we would have to watch her more) Of course what is your plan to try to hurt me and believe that Cinder won't retaliate against you or your friend? Neo: (She stopped short and seemed to reconsider and sigh resignedly) Emerald: Okay, now actually look it up and check that out, it just seems to have strange prescriptions for drugs or whatever that amount of weed is. Suddenly he stopped listening to what seemed like the sound of the door opening, thinking quickly he activated his face, appearing to be Pyrrha Nikos herself. The door opened revealing a blonde he recognized. Jaune arc, the Doofus leader of Pyrrha Nikos herself, had investigated him, believing that being the leader of Pyrrha Nikos herself would be taken into account, but everything pointed to him being a fraud and a disappointment. He still did not understand why he termed him leader.Jaune: Pyrrha? I was looking for you everywhere and you too Nora Emerald turned around watching as Neo took the form of the second female member of the JNPR team. Emerald (P): Or I was lending some class notes to... Nora yeah. Neo (N): (Nods) Jaune: Are you hiding something from me? Nora, why are you very quiet? Neo (N): (Neo, somewhat nervous, points to her neck and rubs it) Emerald (P): Oh! Hey, your throat hurt a little a little while ago. Jaune: I don't know, I saw her talking a while ago and you went out very quickly to protect her. Wait, I think I know what's happening. Emerald (Thinking): Shit, he's more insightful than he looks (She looked at neo and nodded, apparently having the same intentions) Jaune: Yes... They're mad at me. Emerald (P): You.... Wait what? Jaune: I know, first I started doing massages just for you and then team RWBY came and then there had to be a pause because of the quantity and all that, but I want you to know that you are unique, we are more than a team and no matter how many people pay attention you have a special place in my heart. Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo. Emerald (P): We-you caught us! we didn't want to say anything so as not to cause problems. Jaune: No, no, I'm sorry, even though I'm happy to make everyone happy, I'm your leader and your happiness comes first and foremost, so what do you think if I make an exemption and give you a double pampering? Emerald (P): Sure... ----------
We absolutely all know how this will end. PS: Hello howlingday, I appreciate that you take the liberty of translating my posts but I noticed that the last one about hugs is somewhat incomplete, it is missing the part where ruby ​​and pyrrha talk before yang and company.
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Hello, hello! And I apologize for incomplete translation. For some reason, [tumblr] wouldn't let me post the full thing. I'm loving the story, though.
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follame-apolo · 6 months ago
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Sigues teniendo el mismo aspecto del muchacho del que me enamoré tiempo atrás, cabello rubio y ojos de almendra, sonrisilla de diablo, hoyuelos de pura inocencia.
Eres semejante a la imagen del recuerdo, pero no niego que eres otra persona, o que el paso del tiempo simplemente te cambió.
Vuelvo a pasar las noches observando las constelaciones que se esconden en tu mirada mi joven amor, pero no puedo negar el hecho de que ya no son las mismas, pues con cada noche que pasa parezco percatarme de que las estrellas que condecoran tus ojos están siendo robadas por unas manos que desconozco, pero que quizás para ti no sean tan desconocidas.
Apenas brillan como lo solían hacer en el antaño, o por lo menos, como la primera noche en que te conocí, y descubrí que posees un cielo nocturno más hermoso del que nos rodeaba en aquel momento.
¿Qué le pasó a la constelación de Orión, tu favorita? ¿Dónde quedó Sagitta, la flecha que te guía en el manto celeste? ¿Qué sucedió con las estrellas menores en donde se resguardaban las musas que te inspiraban?
¿Desde cuándo están lloviendo las estrellas fugaces adentro de tu mirada? Los cráteres de tu iris están cubierto de una fina capa de polvo, gases y plasma, recreando el engaño de un viejo brillo.
Eres tan similar al joven del que me enamoré, pero tristemente, ya solamente tenéis de semejante el aspecto y el nombre, pero ya mas allá de eso, sois totalmente distintos.
Y ni siquiera sé si realmente te llamas igual a él, pues parece que a veces cuando pronuncian tu nombre no sueles responder, como si no fuesen a ti al que llamasen.
Supongo que a ellos les suceden lo mismo que a mi; que ambos perseguimos sólo el fantasma de nuestros recuerdos. El mismo joven que encandiló nuestros corazones y amarró nuestras almas a la suya.
Tan sólo que quizás no aceptamos que ese joven ya no existe, y nosotros forzando a un muchacho diferente a que sea lo que ya fue y no quiere volver a ser.
Queremos vestirlo con la misma ropa que llevó una vez, da igual si se le quedó ya demasiado pequeña, adornarlo con los mismos abalorios que llevaba en su día sin importar si ya se oxidaron con el tiempo, colocarle el mismo collar a la fuerza omitiendo el hecho de que quizás lo asfixia.
Pobre de nuestro amor y de nuestro marchito corazón, pero más pobre de él, que se volvió el hereje al que tachamos por no querer ser el mismo santo al que rezamos con absoluta devoción.
Pobre de él, que va a estar condenado de por vida por un amor que no le pertenece, ni quiere.
Pobre de él, que lo crucificamos por nuestro amor, y si llegase a revivir, lo mandaríamos para la hoguera como hicimos con sus antepasados.
Pobre de él, que por más que quiera ser libre, parece que nunca va a poder escaparse de entre nuestros barrotes que le aprisionan.
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headless-angel-writes · 28 days ago
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Summary:
Cada mañana, Baz va al Oxxo cerca de Ciudad Universitaria en busca de café, pero se encuentra con algo más: la indiferencia de Simón, el empleado de turno.
Un Oxxo AU
Los personajes pertenecen a Rainbow Rowell
Carry On Countdown 2024: Universo Alterno
Words: 848
Ao3: https://archiveofourown.org/works/60898660
@carryon-countdown​
Nota: Algunas palabras y referencias en esta historia son de uso común en México. Si no estás familiarizado con ellas, te invito a consultar el glosario al final de la historia para más contexto.
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Como cada mañana, Baz entró al Oxxo cercano a Ciudad Universitaria con su termo favorito en la mano. Las bebidas eran más baratas cuando uno llevaba su propio termo. Y eso también ayudaba con el ambiente, claro. El Smog con el que Ciudad de México amanecía recordaba lo necesario de cuidar el ambiente, incluso con pequeñas acciones.
―Buenos días, Ebb.―Saludó a la mujer detrás del mostrador, ya acostumbrado a la rutina.
―Buenos dias, cariño,
Baz caminó hacia la máquina de café. Ebb, que debía tener unos cuarenta años y con un cabello rubio algo descuidado, era la única trabajadora de esas tiendas con una sonrisa en el rostro y amabilidad para los clientes. Muy diferente de…
―¡Ay! Otra vez él, y justo cuando acababa de limpiar la cafetera.―dijo con una voz de fastidio y un leve acento marcado.
―Buenos días a ti también, Simón.
Simón de las Nieves. El otro empleado de ese turno. No lo miró, pero pudo imaginarlo: con ese cabello color cobre y rizado, los ojos más azules del mundo, una expresión de perpetuo hastío y ese uniforme rojo que no debería verse tan bien en ningún ser humano pero en Simon lo hacían parecer un maldito modelo.
Las tiendas Oxxo siempre tenían un olor particular que no sabía cómo describir exactamente. Un poco como un refrigerador mezclado con café y dulces. Justo él café era lo que él venía a buscar. El sabor no era su preferido, pero al menos la cafeína le ayudaba a mantenerse despierto durante sus clases. También a no pensar en esos ojos azules que siempre reflejaban desprecio para él.
No podía entender, ¿Por qué Simón lo trataba así cada vez ? Era cierto que su sueldo no era suficiente como para invitarlo a ser amable, pero no justificaba que tuviera tanto coraje hacia Baz.
Terminó de servirse un rico café de olla, al que agregó bastante azúcar, y se encaminó a la caja. Los ojos de Baz se fijaron en diversos carteles con promociones, pero ninguna era llamativa para él. Suspiro, sabía que era momento de su batalla diaria contra el sistema. O, mejor dicho, contra Simón.
Ebb no estaba por ningún lado, y él se preguntó si ella se fue al baño o a las bodegas. Apenas estaba colocando el termo sobre el mostrador cuando Simón, mirando su celular y masticando chicle, pronunció las tres palabras de cada día.
—No hay sistema, güerito—dijo.
Baz levantó una ceja. El tono amargo en la voz del otro no pasó desapercibido.
—¿De nuevo? Vaya, que novedad.
El sistema de cobro de Oxxo. Oh sí, ese pequeño bastardo que parecía huir cuando uno tenía más prisa. Simón levantó la mirada por fin. Sus ojos azules brillan con algo entre desprecio y aburrimiento.
—¿Y qué quieres que haga? —preguntó, encogiéndose de hombros. —Es lo que me dicen que diga. Si no te gusta, no vengas. Puedes comprar en Starbucks o algo similar.
—Debería, los baristas allí al menos tienen decencia básica.
Él bufa, y Baz recuerda al gato naranja, un callejero, que a veces duerme afuera del Oxxo. Una vez vio a Simón hacerle un pequeño uniforme identico al suyo y darle un sobre de Whiskas… No se podia explicar como alguien podia ser tan noble y cretino a la vez.
—Claro, si pagar cincuenta varos por un americano te parece decente.
—Tal vez cobren más, pero al menos me sonríen.—respondió con desdén
Simón suelta una risa sarcástica y se acomoda los rizos de cobre. Al hacerlo, su camisa se levantó un poco, revelando la piel de su abdomen. Nadie debería verse tan malditamente guapo usando una prenda de tela barata. Baz apartó la mirada, no era correcto mirar así a la persona que te está atendiendo. Maldición ¿Por qué tenía que ser tan guapo?
—No tengo obligación de sonreírte, wey. si te molesta, ni modo.
Cuando Baz estaba apunto de mostrar que crecer en México le había enseñado un florido lenguaje, Ebb salió desde una puerta cercana a las cajas. Les sonrió tan animada como si estuviera viendo alguna telenovela.
—Ya, ya, ustedes dos parecen matrimonio peleando —bromeó. —Simón, deja de molestar al muchacho. Y tú, cariño, no le sigas el juego.
Con esa llamada de atención, Simón pareció transformarse. Presionó un par de teclas en la computadora dinosaurio, le ofreció una recarga telefónica, le pidió a Baz su tarjeta de puntos para registrar su compra, y al fin le cobró.
—Ten un buen día y disfruta de tu café con sabor a calcetín.—dijo con tono venenoso.
—Gracias, supongo.
Baz y Simon se dedicaron una última mirada intensa antes de que el primero tomara su termo y le dedicara una mirada a Ebb antes de salir del Oxxo. Aun podia sentir los ojos de Simón clavados en su nuca mientras cruzaba la puerta. Junto a la entrada, el gato naranja estaba dormido con su pequeña panza subiendo y bajando. Baz se inclinó y le acarició la cabeza, recibiendo un ronroneo como recompensa.
Al menos el gato parecia tolerar su precencia mucho mejor de lo que lo hacía Simón.
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¡Hola!
Este es mi segundo One-Shot para este año. Ya que el prompt del dia era Universo Alterno, decidí que hacer un AU con Simon siendo un cajero del Oxxo podia ser divertido. Además, pienso hacerle una segunda parte.
¡Muchas gracias por leer!
Ciao!
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Glosario:
Oxxo: Cadena de tiendas de conveniencia muy popular en México, abierta las 24 horas del día. Es conocida por vender todo tipo de producctos, también puedes pagar servicios y realizar depóstos y tiene sucursales en casi todas las ciudades del país. Es muy comun que los empleados sean algo groseros y es un meme que usan la expresion de "No hay sistema" cuando tienen flojera. Aparecen mágicamente y suceden cosas raras en ellos
UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México. Es una de las universidades más importantes y reconocidas en América Latina.
Ciudad Universitaria (CU): El campus principal de la UNAM, una gran área en el sur de la Ciudad de México. Es famoso tanto por su arquitectura como por ser un centro cultural y educativo clave en el país.
Güerito (o güero): Término coloquial mexicano que se usa para referirse a alguien de piel clara o rubia. Es muy comun que los tenderos la usen con sus clientes, independientemente del tono de piel.
Varo: Slang mexicano que significa "dinero". Se usa de manera informal
Wey: Una palabra coloquial que se usa comúnmente entre amigos en México. Equivale a "dude" o "bro" en inglés, pero también puede tener un tono despectivo dependiendo del contexto.
Café de olla: Una bebida tradicional mexicana hecha con café, canela, piloncillo (azúcar no refinada), y a veces clavo. Se prepara en una olla de barro, lo que le da un sabor especial y característico.
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