#literatura yidis
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Nada como presentar a un amigo las alegrías de:
a) El archivo histórico de periódicos de la Biblioteca Nacional de Israel
¡Es una de las colecciones más extensas de documentos en idiomas judíos que he encontrado, con literalmente millones de páginas de periódicos y revistas judíos, no solo en yidis y hebreo, sino también en ladino, español, francés, judeo-árabe, polaco, lituano, húngaro, y la lista sigue! Si has visto las portadas muy bonitas de las revistas de arte Milgroim y Rimonim, deberías saber que están disponibles en línea de forma gratuita:
Milgroim
Rimonim
¿Estás aprendiendo ladino? Aquí tienes diez años de un periódico mensual para inmigrantes de habla ladino en Estados Unidos a principios del siglo XX:
La America
¡Y aquí tienes un periódico yidis de La Habana de la década de 1920!
Oyfgang
¡Hay mucho, mucho más para descubrir!
b) El Centro de Libros Yidis
Y sus ¡ONCE MIL LIBROS YIDIS gratuitos para leer en cualquier parte sin necesidad de registrarse!
¿Te sientes abrumado? Aquí están los mil libros más esenciales:
1000 Libros Yidis Esenciales
¿Aún te parece mucho? Aquí tienes una lista más manejable de audiolibros leídos por hablantes nativos:
Audiolibros en Yidis
¿Estás aprendiendo yidis? Aquí tienes algunos libros para lectores principiantes y libros para niños:
Libros Infantiles Yidis
¡Disfruta!
nothing like introducing a friend to the sheer joys of
a) https://www.nli.org.il/en/newspapers/?startyear=1783&endyear=1981
the national library of Israel historic newspaper archive!!!! - this is one of the widest ranging collections of Jewish language documents I’ve ever found and includes quite literally millions of pages of Jewish papers and magazines not only in Yiddish and hebrew but also ladino, Spanish, French, judeo-Arabic, polish, Lithuanian, Hungarian, the list goes ever on…. If you’ve seen the very very pretty covers to the milgroyim and rimonim art journals then you should know they are available online for free:
https://www.nli.org.il/en/newspapers/rmn? https://www.nli.org.il/en/newspapers/rmn? Learning ladino? Here’s a ten years of a monthly paper for ladino speaking immigrants to the early twentieth century U.S.:
https://www.nli.org.il/en/newspapers/laa? Here’s a Yiddish paper from 1920’s Havana!:
There’s so so much here! b) Yiddish book center! And their ELEVEN THOUSAND YIDDISH BOOKS which are free to read anywhere without an account! https://www.yiddishbookcenter.org/search?f%5B0%5D=collection%3AYiddish%20Book%20Center%27s%20Spielberg%20Digital%20Yiddish%20Library
Overwhelmed? Here’s the top 1000:
still overwhelmed? Here’s a more manageable list of audiobooks read off by native speakers:
Learning Yiddish? Here are some readers and children’s books:
Enjoy!
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#UnDíaComoHoy: 14 de julio en la historia
El 14 de julio es el 195.º día del año. Quedan 170 días para finalizar el año. Veamos algunos sucesos importantes que ocurrieron un día como hoy 14 de julio.
-1223: en Francia, Luis VIII asume como rey luego de la muerte de su padre, Felipe II.
-1520: en México, el conquistador español Hernán Cortés y sus hombres derrotan a los aztecas en la Batalla de Otumba.
-1789: una multitud de franceses sitia la Bastilla, una imponente fortaleza y prisión medieval, símbolo de la tiranía monárquica. Los guardias realistas abren fuego contra la muchedumbre, pero se rinden poco después. A partir de ese momento, el rey francés Luis XVI pierde progresivamente el poder frente a los ideales revolucionarios. A pesar de haber heredado enormes deudas de su antecesor, Luis XVI continuó sosteniendo gastos extravagantes, como la ayuda a las colonias americanas en las batallas por su independencia de Gran Bretaña. A finales de la década de 1780, el gobierno de Francia se encontraba al borde del desastre económico. Para empeorar las cosas, malas cosechas en 1788 provocaron una hambruna. El precio del pan se elevó tan alto que, en su punto máximo, el trabajador promedio debía gastar 88 por ciento de su salario en pan. El desempleo también era un grave problema que la población atribuía a la nueva reducción de los derechos de aduana entre Francia y Gran Bretaña. Después de un invierno frío, se produjeron violentos disturbios en las panaderías, graneros y otras instalaciones de almacenamiento de alimentos de todo el país. En medio de la crisis, la destitución por parte de Luis XVI del ministro de finanzas, Jacques Necker, único ministro no-noble, desencadenó una revolución.
-1816: muere Francisco De Miranda, político, militar, diplomático, escritor, humanista, prócer e ideólogo venezolano.
-1862: nace Gustav Klimt, pintor austríaco. Fue uno de los exponentes más grandes de la secesión vienesa, un movimiento artístico que posteriormente se conocería como modernismo.
-1903: nace Irving Stone, escritor estadounidense. Conocido por sus obras biográficas de Miguel Ángel.
-1904: Isaac Bashevis Singer, escritor polaco, premio Nobel de Literatura en 1978. Fue un escritor judío. Ganó el Premio Nóbel de Literatura en el año 1978. Entre sus obras destacaron: Satán en Goray (1935) La familia Moskat (1950) El Mago de Dublín (1957) Sombras sobre el Hudson (1957-58). Este libro tiene la particularidad de haber sido traducido directamente del yidis (idioma hablado por comunidades judías del centro de Europa) al español sin pasar por el inglés. El Esclavo (1962) Plaza & Janes, En el Tribunal de mi Padre (1966) La Casa de Jampol (1967). El certificado (1967), Los Herederos (1969), Un Día Placentero: Relatos de un Niño que se Crió en Varsovia (1973) El Penitente (1973), Shosha (1978) y Amor y Exilio (1984).
-1918: nace Ingmar Bergman, director, escritor y cineasta sueco. También trabajó en el mundo de la televisión, la radio y el teatro.
-1933: el Partido Nazi de Alemania estableció su infame Ley para la Prevención de Progenie con Enfermedades Hereditarias, la primera ley nefasta en el establecimiento de un sistema que permitía el exterminio de millones de personas por el estado. La ley fue la creación de tres figuras importantes en el movimiento de “higiene racial”: los eugenistas y genetistas Ernst Rüdin y Arthur Gütt, y el abogado Falk Ruttke. Fueron nombrados por el partido Nazi para redactar una ley que permitiera a la sociedad deshacerse de ciudadanos “problemáticos”. El partido opinaba que los enfermos mentales socavaban a toda la sociedad y eran un estorbo para la aspiración de Alemania a ser fuerte, saludable y pura. La conclusión diabólica de esta política, la llamada Solución Final, fue el establecimiento de los campos de la muerte en la Europa controlada por los nazis, en donde se asesinaron a millones de ciudadanos “no deseados” bajo el programa T4. Los judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, junto con los enfermos mentales, fueron reunidos de forma sistemática y enviados a la muerte, y se consideraban no merecedores de vivir, según un régimen convencido de su superioridad racial.
-1954: muere Jacinto Benavente, escritor y dramaturgo español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1922 y autor de “Los intereses creados” y “El nido ajeno” entre otras.
-1960: nace Jane Lynch, actriz estadounidense. Conocida por participar en producciones como Glee, Wreck-It-Ralph, The 40-Year-Old Virgin, A Mighty Wind, entre muchas otras.
-1966: nace Matthew Fox, actor estadounidense. Es conocido por participar en proyectos como Party of Five, Lost, World War Z, Bone Tomahawk, entre otras.
-1992: en Gatlinburg (Tennessee) se incendia el Museo de Ripley.
-1995: en el año de 1987 el Instituto Fraunhofer se propuso desarrollar un método para transmitir audio en un formato digital comprimido. Idearon un algoritmo (codec) capaz de comprimir el sonido sin una pérdida de calidad apreciable. En 1992, el Motion Picture Experts Group (MPEG) aprobó la tecnología y nació el MP3 (MPEG1 Audio Layer 3 – 3er nivel de compresión del MPEG1). Aunque se patentó el formato en 1986, no fue sino hasta el 14 de julio de 1995, cuando MPEG dio a conocer formalmente el formato MP3. La verdadera revolución llegó con el crecimiento espectacular de Internet: cualquiera podía descargar una canción a su PC ignorando esa cosa que se conoce como copyright. Este formato desencadenó una revolución comercial en la que las casas discográficas lucharon por obtener los derechos de autor.
-1999: en Londres se firma un acuerdo entre Argentina y Reino Unido que permite el acceso de argentinos a las islas Malvinas.
-2003: muere Compay Segundo, cantante y guitarrista cubano.
-2006: se realiza el primer matrimonio homosexual en Venezuela, en la Embajada Británica, entre un venezolano y un inglés.
-2008: en la ciudad de Nueva York, tiene lugar la preiere de ‘Batman The Dark Knight’. La esperada película “Batman, El caballero de la noche” llegó a los cines de diversos países de Latinoamérica entre el 14 y el 18 de julio de 2008, 6 meses después de la muerte de Heath Ledger, uno de los actores principales. Es la segunda película de la serie inspirada en este oscuro superhéroe de DC Comics dirigida por Christopher Nolan. La primera, “Batman inicia”, se estrenó en el año 2005, y en 2012 llegó la tercera parte: “Batman – El caballero de la noche asciende”. “Batman – El caballero de la noche” tuvo una extraordinaria repercusión, recaudó unos 158 millones de dólares en su fin de semana de estreno (más que cualquier otra película en la historia). El director junto con su hermano, Jonathan Nolan estuvieron a cargo del guion, y la música fue realizada por Hans Zimmer y James Newton Howard. La película, protagonizada por Christian Bale, estaba en post producción cuando Heath Ledger, quien realizó un asombroso trabajo en su interpretación del Guasón, fue hallado muerto en su departamento de Nueva York. Diversos rumores circularon acerca de su fallecimiento, ocurrido el 22 de enero de 2008. Finalmente se concluyó que una sobredosis accidental de medicinas recetadas fue la causa de muerte del talentoso actor de 28 años de edad.
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Entrevista a Bevjamín Balthaser, profesor asociado de literatura multiétnica de la Universidad de Indiana en South BendLa historia olvidada de la izquierda judía antisionista
Por Sarah Lazare
Fuentes:
inthesetimes.com
El sionismo moderno tiene sus raíces en el colonialismo. Este fue el motivo de la oposición de la izquierda judía al sionismo en las décadas de 1930 y 1940, basándose en que es una forma de nacionalismo de derechas e imperialismo que choca frontalmente con el internacionalismo obrero.
La iniciativa del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de anexionar por la fuerza hasta el 30 % de la Cisjordania ocupada revela la violencia inherente a la imposición de un Estado étnico judío a la población indígena palestina. Aunque el plan de momento se ha aplazado, la organización B’Tselem, defensora de los derechos humanos, informa de que en preparación de la anexión Israel ya intensificó las demoliciones de casas palestinas en Cisjordania en el mes de junio, destruyendo una treintena en ese mes, cifra que no incluye otros derribos en Jerusalén Oriental.
El robo y la destrucción de hogares y comunidades palestinas, no obstante, no son más que un elemento de un proyecto colonial más amplio, y más antiguo. Como escribe la sindicalista palestina Sandra Tamari, “la población palestina ha sido forzada a soportar la política israelí de expulsión y apropiación de tierras durante más de 70 años”. Hoy, esta realidad se ha convertido en un sistema explícito de apartheid: la gente palestina en Israel constituye una ciudadanía de segunda clase, ahora que Israel codifica oficialmente que la autodeterminación solo vale para la población judía. La población palestina de Cisjordania y Gaza está sometida a ocupación militar, sitio, bloqueo y ley marcial, un sistema de dominación violento amparado por el apoyo político y financiero de EE UU.
La opinión antisionista afirma que esta realidad brutal no es tan solo obra de un gobierno de derechas o de la incapacidad de promover efectivamente una solución de dos Estados. Es más bien fruto del mismo proyecto del sionismo moderno, creado en un contexto colonial y basado fundamentalmente en la limpieza étnica y la dominación violenta de la población palestina. Entre quienes se autocalifican de antisionistas hay personas judías de todo el mundo, que desmienten abiertamente la afirmación de que el Estado de Israel representa la voluntad, o los intereses, del pueblo judío.
Sarah Lazare ha hablado con Benjamin Balthaser, profesor asociado de literatura multiétnica de la Universidad de Indiana en South Bend. Su artículo reciente, When Anti-Zionism Was Jewish: Jewish Racial Subjectivity and the Anti-Imperialist Literary Left from the Great Depression to the Cold War, examina la historia borrada del antisionismo de la izquierda obrera judía en las décadas de 1930 y 1940. Balthaser es autor de un libro de poemas que tratan de la antigua izquierda judía, titulado Dedication, y de una monografía académica sobre el modernismo antimperialista. Está escribiendo un libro sobre marxistas judíos, el pensamiento socialista y el antisionismo en el siglo XX.
Ha hablado con Lazare sobre los orígenes coloniales del sionismo moderno y las disputas de la izquierda judía con el mismo sobre la base de que constituye una forma de nacionalismo de derechas, opuesto frontalmente al internacionalismo proletario, y una forma de imperialismo. Balthaser sostiene que esta tradición política desmiente la afirmación de que el sionismo refleja la voluntad del pueblo judío y ofrece orientaciones para el momento actual. “Para las personas judías en EE UU que tratan de reflexionar sobre su relación no solo con Palestina, sino también sobre su propio lugar en el mundo como minoría etno-cultural diaspórica perseguida, hemos de decidir en qué lado nos situamos y con qué fuerzas globales queremos alinearnos”, dice. “Si no queremos estar del lado de los ejecutores de la extrema derecha, del colonialismo y del racismo, existe una fuente cultural judía en la que podemos inspirarnos, una fuente política de la que nutrirnos.”
Sarah Lazare: ¿Puedes explicar por favor cuál es la ideología del sionismo? ¿Quién la desarrolló y cuándo?
Benjamin Balthaser: Es preciso aclarar un par de cosas. En primer lugar, hay una larga historia judía anterior a la ideología del sionismo que mira hacia Jerusalén, al antiguo reino de Judea, como lugar de nostalgia cultural, religiosa y, podemos decir, mesiánica. Si conoces la liturgia judía, hay referencias que se remontan a miles de años atrás al país de Sión, a Jerusalén, al viejo reino que destruyeron los romanos.
A lo largo de la historia judía ha habido intentos desastrosos de volver al territorio de Palestina, siendo el más conocido el de Sabbatai Zevi en el siglo XVII. Sin embargo, en gran parte de la historia judía, por Israel se ha entendido una especie de nostalgia cultural y mesiánica, aunque no ha habido ningún deseo de desplazarse físicamente allí, salvo por parte de pequeñas comunidades religiosas de Jerusalén y, por supuesto, de la escasa población judía que seguía viviendo en Palestina bajo el imperio otomano y que representaba alrededor del 5 % de la población total.
El sionismo contemporáneo, en especial el sionismo político, se nutre de este vasto reservorio de nostalgia cultural y de los textos religiosos para autolegitimarse, y este es el origen de la confusión. El sionismo moderno surgió a finales del siglo XIX como movimiento nacionalista europeo. Y creo que esta es la manera de entenderlo. Fue uno de esos numerosos movimientos nacionalistas europeos de minorías oprimidas que trataban de construir, a partir de las diversas culturas de Europa Occidental y Oriental, Estados nacionales étnicamente homogéneos. Existían muchos nacionalismos judíos a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, entre los que el sionismo no era sino uno más.
Existía la Unión General de Trabajadores Judíos, llamada Bund, que era un movimiento socialista de izquierdas que adquirió notoriedad a comienzos del siglo XX y que articuló un nacionalismo desterritorializado en Europa Oriental. Consideraba que su lugar era Europa Oriental, que su tierra era Europa Oriental, y su lengua era el yidis. Querían luchar por la libertad en Europa, donde vivían. Y a su juicio su lucha por la liberación apuntaba contra los gobiernos capitalistas opresores europeos. Si el holocausto no hubiera acabado con la Bund y otros movimientos socialistas judíos en Europa Oriental, tal vez hoy estaríamos hablando del nacionalismo judío en un contexto muy diferente.
Desde luego, hubo experimentos soviéticos, siendo probablemente el más conocido el de Birobiyán, y también uno muy breve en Ucrania, en que se crearon zonas autónomas judías dentro de los territorios en que había población judía, o en otras partes de la Unión Soviética, basadas en la idea de doykait, el aquí diaspórico, y en la lengua y cultura yidis.
El sionismo era uno de estos movimientos nacionalistas culturales. Lo que lo distinguió fue que se injertó en el colonialismo británico, una relación que se hizo explícita con la Declaración Balfour en 1917, y que trató efectivamente de crear un país a partir de una colonia británica –el Mandato de Palestina– y de utilizar el colonialismo británico para establecerse en Oriente Medio. La Declaración Balfour fue esencialmente una manera de utilizar el imperio británico para sus propios fines. En cierto modo, podemos decir que el sionismo es una mezcla tóxica de nacionalismo europeo e imperialismo británico injertada en un reservorio cultural de tropos y mitologías que provienen de la liturgia y la cultura judías.
SL: Uno de los fundamentos del sionismo moderno es que es una ideología que representa la voluntad de todo el pueblo judío. Sin embargo, en tu artículo dices que la crítica al sionismo era moneda bastante corriente entre la izquierda judía en las décadas de 1930 y 1940, y que esta historia en gran parte ha sido borrada. ¿Puedes explicar cuáles fueron esas críticas y quién las formulaba?
BB: Lo gracioso de EE UU, y yo diría que esto es cierto con respecto a la mayor parte de Europa, es que antes del final de la segunda guerra mundial, e incluso durante un tiempo después, la mayoría de la gente judía hablaba mal del sionismo. Y no importa si eras comunista o seguidora del judaísmo reformista, el sionismo no era popular. Había muchísimas razones por las que la población judía de EE UU no comulgaba con el sionismo antes de la década de 1940.
Está la crítica liberal al sionismo, siendo la más conocida la que articuló Elmer Berger y el Consejo del Judaísmo de EE UU. La preocupación de esta gente era que el sionismo representaría sobre todo una especie de doble lealtad, que haría que la gente judía sintiera que no era genuinamente estadounidense y que frustraría sus aspiraciones de asimilación dentro de la cultura dominante de EE UU. Elmer Berger también avanzó la idea de que el judaísmo no es una cultura ni un pueblo, sino simplemente una religión, y que por tanto sus creyentes no tienen nada en común aparte de la fe religiosa. Yo diría que esta es una idea asimilacionista propia de las décadas de 1920 y 1930, y que trata de asemejarse a la noción protestante de la comunidad de fe.
En cuanto a la izquierda judía –la izquierda comunista, socialista, trotskista y marxista–, su crítica del sionismo se basó en dos aspectos: una crítica del nacionalismo y una crítica del colonialismo. Veían en el sionismo un nacionalismo de derechas y, en este sentido, burgués, similar a otras formas de nacionalismo: un intento de alinear a la clase obrera con los intereses de la burguesía. Hubo en la época un conocido varapalo contra Vladimir Jabotinsky en New Masses, en 1935, en que el crítico marxista Robert Gessner tilda a Jabotinsky de pequeño Hitler del Mar Rojo. Gessner llama nazis a los sionistas y la izquierda en general vio el nacionalismo judío como una formación de derechas que trataba de crear una cultura militarista unificada que alineaba los interés de la clase obrera judía con los de la burguesía judía.
Esta es una vertiente de la crítica al sionismo. La otra vertiente, que creo que es más contemporánea de la izquierda de hoy, es que el sionismo es una forma de imperialismo. Si lees los panfletos y revistas y discursos que se daban en la izquierda judía en las décadas de 1930 y 1940, verías que equiparaban el sionismo al imperialismo británico. También eran muy conscientes del hecho de que Oriente Medio estaba colonizado, primero por los otomanos y después por los británicos. Consideraban que la lucha de liberación palestina formaba parte del movimiento antiimperialista global.
Por supuesto, las y los comunistas judíos no se veían como ciudadanos de un Estado nacional, sino como parte del proletariado mundial: parte de la clase obrera mundial, parte de la revolución mundial. Así que pensar que su tierra era esa estrecha franja de terreno junto al Mediterráneo –sin hablar ya de su afinidad cultural con Jerusalén– no tenía nada que ver con su mentalidad. Cuando se puso en marcha el holocausto, a comienzos de la década de 1940, y la gente judía comenzó a huir de Europa por cualquier medio a su alcance, algunos miembros del Partido Comunista defendieron que se les permitiera ir a Palestina, cosa que es natural si huyes de la aniquilación y Palestina es el único lugar al que puedes acudir.
Sin embargo, esto no significa que puedes establecer allí un Estado nacional. Tienes que arreglártelas de la mejor manera posible con la gente que vive allí. Existía un partido comunista palestino que abogaba por la colaboración entre judíos y palestinos para echar a los británicos y crear un Estado binacional, que por muchas razones, incluida la naturaleza segregada del asentamiento judío, resultó más difícil en la práctica que en la teoría.
En cualquier caso, la izquierda judía entendía críticamente, en las décadas de 1930 y 1940, que la única manera en que el sionismo sería capaz de establecerse en Palestina pasaba por un proyecto colonial y por la expulsión del territorio de la población palestina indígena. En un discurso pronunciado en el Hipódromo de Manhattan, Earl Browder, presidente del Partido Comunista de EE UU, declaró que solo era posible establecer un Estado judío previa expulsión de un cuarto de millón de personas palestinas, cifra que el público consideró entonces sumamente escandalosa, pero que en realidad resultó ser una trágica subestimación.
SL: En tu reciente artículo escribes que “tal vez la narrativa sobre el sionismo que más ha incidido, incluso en círculos académicos y literarios que reconocen su condición marginal antes de la guerra, es que el holocausto cambió la opinión judía y le convenció de su necesidad”. Señalas varias lagunas importantes en esta narrativa. ¿Puedes explicar cuáles son?
BB: Yo matizaría esto un poco para decir que estoy hablando realmente de la izquierda comunista y marxista en este contexto. Me crié en una familia de izquierda en la que la opinión estaba completamente dividida con respecto al sionismo, aunque cundió la idea de que el holocausto cambió la opinión general y todo el mundo entró en vereda tan pronto como se conocieron los detalles del holocausto, tanto sionistas como antisionistas. Es innegable que sin el holocausto probablemente no existiría Israel, aunque solo fuera por el hecho de que hubo una afluencia masiva de gentes refugiadas judías después de la guerra que de lo contrario se habrían quedado en Europa. Sin esta afluencia de personas que libraron la guerra de 1948 y después poblaron Israel es dudoso que pudiera haberse establecido un Estado de Israel independiente.
Sin embargo, una cosa que me sorprendió muchísimo cuando estudié la prensa judía de izquierdas de la década de 1940 –publicaciones del Partido Socialista de los Trabajadores, trotskista, del Partido Comunista y escritos de Hannah Arendt– es que incluso después de conocerse en general la amplitud del holocausto, su posición oficial siguiera siendo antisionista. Puede que reclamaran que se permitiera a los judíos retornar a los países de los que habían sido expulsados o en que se habían producido las masacres, con plenos derechos y plena ciudadanía, instalarse en EE UU o incluso emigrar a Palestina si no tenían otro lugar a donde ir (como sucedía a menudo). Pero seguían estando totalmente en contra de la partición y el establecimiento de un Estado exclusivamente judío.
Lo que es importante comprender con respecto a ese periodo es que el sionismo era una opción política, no solo de las potencias imperiales occidentales, sino también de la dirección judía. Podrían haber luchado más enérgicamente por la inmigración judía a EE UU, pero en realidad muchos líderes sionistas se opusieron a ella. Hubo toda una serie de historias relatadas en la prensa comunista judía sobre cómo personajes sionistas colaboraron con los británicos y estadounidenses para forzar a familias judías a trasladarse al Mandato de Palestina cuando ellas habrían preferido ir a EE UU o Inglaterra. Hay una famosa cita de Ernest Bevin, el ministro de Exteriores británico, que dijo que la única razón de que EE UU enviara a gente judía a Palestina estribaba en que “no quieren demasiada gente más en Nueva York”. Y los sionistas estaban de acuerdo.
Esto puede parecer una historia antigua, pero es importante porque desmiente la idea común que se tiene de la formación de Israel. “Sí, tal vez pudo haber paz entre judíos y palestinos, pero el holocausto lo hizo del todo imposible.” Yo diría que este debate posterior a 1945 demuestra que hubo todo un largo periodo en que existían otras posibilidades y que podría haberse abierto un futuro distinto.
Curiosamente, tal vez, la Unión Soviética hizo más que cualquier otra fuerza singular por cambiar los planteamientos de la izquierda marxista judía a finales de la década de 1940 con respecto a Israel. Andrei Gromyko, embajador de la Unión Soviética ante las Naciones Unidas, declaró en la ONU en 1947 que apoyaba la partición después de señalar que Occidente no había hecho nada por detener el holocausto; de pronto, este giro de 180 grados. Todas aquellas publicaciones de la izquierda judía que estaban denunciando el sionismo asumieron, literalmente de un día para otro, la partición y la formación del Estado nacional de Israel.
Tienes que entender que para un montón de comunistas e incluso socialistas judías, la Unión Soviética era la tierra prometida, no el sionismo. Ese era el lugar en que, según la propaganda, se había erradicado el antisemisitmo. El imperio ruso fue el lugar más antisemita a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, antes del ascenso del nazismo. Muchos miembros del Partido Comunista Judío venían de Europa Oriental, o al menos sus familias, y conservaban una memoria muy vívida de Rusia como crisol del antisemitismo. Para ellos, la revolución rusa fue una ruptura histórica, una oportunidad para empezar de nuevo. Y, por supuesto, esto fue después de la segunda guerra mundial, cuando la Unión Soviética acababa de derrotar a los nazis.
El hecho de que la Unión Soviética abrazara el sionismo fue un verdadero choque para el mundo judío de izquierdas. La Unión Soviética cambió de política más o menos una década después, declarándose abiertamente antisionista en los años sesenta. Sin embargo, durante aquel breve periodo crucial, la Unión Soviética defendió firmemente la partición, y esto parece que fue lo que hizo que cambiara realmente la izquierda judía. Sin aquella legitimación, pienso que todos empezamos a ver a la izquierda judía realmente existente retornar en buena medida a las posiciones que había sostenido originalmente, a saber, que el sionismo es un nacionalismo de derechas y que también es racista y colonialista. Vemos cómo la izquierda judía recupera sus primeros principios.
SL: Con esto podemos pasara algunas preguntas que quería hacerte sobre la relevancia de la historia del antisionismo para la situación actual. Para mucha gente, el plan israelí de anexionarse una parte enorme del territorio palestino en Cisjordania, por mucho que se haya aplazado, pone de manifiesto la violencia del proyecto sionista de establecer la dominación judía sobre la población palestina. Y vemos a algunos destacados sionistas liberales, como Peter Beinart, proclamar públicamente que la solución de los dos Estados está muerta y que la mejor vía es un Estado único basado en la igualdad de derechos. ¿Crees que es un buen momento para conectar con la historia del antisionismo judío? ¿Ves algún indicio o posibilidad de un cambio de posición de la gente?
BB: De alguna manera, la carta de Beinart llega 70 años tarde. Pero no por ello deja de ser un cambio cultural muy importante, en la medida en que él forma parte del establishment judío liberal. También diría que nos hallamos en un momento histórico diferente. En los años treinta y cuarenta podíamos hablar realmente de una especie de sentido revolucionario universal y una izquierda judía efectiva que militaba en organizaciones como el Partido Comunista, el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) y el Partido Socialista. Esto se vio de nuevo en los años sesenta.
La organización Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS), que también contaba con un sector judío significativo, apoyaba formalmente el antisionismo en la década de 1960, junto con el SWP, y entabló alianzas con el Comité de Coordinación Estudiantil No Violento, que también adoptó oficialmente una posición antisionista a finales de la década de 1960. Cabía pensar entonces en un marco revolucionario global en el que la liberación de Palestina era una parte articulada y cabía pensar en el Frente Popular de Liberación de Palestina y la Organización por la Liberación de Palestina como parte del tejido de los movimientos revolucionarios mundiales.
Hoy nos hallamos en un espacio mucho más fragmentado. Al mismo tiempo, sin embargo, estamos viendo el renacer, o tal vez la continuidad, de los movimientos palestinos por los derechos civiles, y cómo la sociedad civil palestina hace un llamamiento a favor de la descolonización, siempre partiendo de sus propias tradiciones de liberación, pero también observando modelos de la lucha por la libertad en Sudáfrica.
La gente judía contemporánea que es progresista y se considera de izquierdas, de pronto se percata de que realmente ya no existe ningún centro político, ya no existe una posición sionista liberal. El centro ha desaparecido. Y nos enfrentamos a esta dificilísima disyuntiva: o bien te sitúas del lado de la liberación, o bien te alineas con la derecha israelí, que tiene intenciones aniquiladoras y genocidas, que siempre han existido, pero que ahora se ponen de manifiesto aibertamente. Así que pienso que personas como Beinart despiertan y dicen, “no quiero estar del lado de los ejecutores”. La historia de la antigua izquierda judía de los años sesenta nos muestra que esto no es nuevo.
Toda lucha de liberación surgirá de la propia gente oprimida, de manera que el movimiento de liberación palestino fijará sus términos de lucha. Pero para las personas judías en EE UU que tratan de reflexionar sobre su relación no solo con Palestina, sino también sobre su propio lugar en el mundo como minoría etno-cultural diaspórica perseguida, hemos de decidir en qué lado nos situamos y con qué fuerzas globales queremos alinearnos. Si no queremos estar del lado de los ejecutores de la extrema derecha, del colonialismo y del racismo, existe una fuente cultural judía en la que podemos inspirarnos, una fuente política de la que nutrirnos. Esta historia de la izquierda judía antisionista demuestra que un papel histórico importante en la diáspora lo ha desempeñado la solidaridad con otros pueblos oprimidos.
Esta es la fuente que más fuerza nos ha dado históricamente. Así que contemplo aquello y no digo que “vamos a reproducir el Partido Comunista de los años treinta y cuarenta”, sino que “produciremos algo nuevo, pero el pasado puede ser una fuente cultural que podemos aprovechar hoy”.
SL: ¿Quién es responsable o qué ha sido la causa de que esta historia de la izquierda judía antisionista haya sido borrada?
BB: Yo no echaría la culpa únicamente a la Unión Soviética o al sionismo, porque también hemos de pensar en la guerra fría y en cómo esta destruyó a la vieja izquierda judía, la condenó a la clandestinidad y aplastó sus organizaciones. De modo que pienso que hemos de entender cómo el giro a favor del sionismo se vio como algo que normalizaría a los judíos en una era de posguerra. Con la ejecución de los Rosenberg, el temor rojo de finales de los años cuarenta y la década de 1950 y la práctica prohibición del Partido Comunista de EE UU, que en los años treinta y cuarenta era medio judío, para gran parte del establishment judío la alineación con el imperialismo estadounidense era una manera que tenían los judíos de normalizar su presencia en EE UU. Y por suerte, este periodo, hasta cierto punto, ya es historia.
Podemos ver la vacuidad y aridez de alinearnos con el proyecto imperial estadounidense, junto con personas como Bari Weiss y Jared Kushner. ¿Por qué alguien como Bari Weiss, quien se autocalifica de centro-izquierda, iba a alinearse con las fuerzas más reaccionarias de la escena estadounidense? Es una maldita matriz de asimilación y blanquitud que resultó de la suburbanización de los años cincuenta durante la guerra fría. Israel formó parte de este negocio endiablado. Sí, podéis llegar a ser verdaderos estadounidenses: podéis acudir a buenas universidades de EE UU, podéis ir a vivir a las zonas residenciales del extrarradio, formar parte de la buena sociedad de este país, siempre que nos hagáis este pequeño favor de apoyar al imperio estadounidense.
Esperemos que con la aparición de nuevas organizaciones de base en EE UU, entre personas judías y no judías que cuestionan el papel de EE UU en el apoyo al sionismo, este cálculo empiece a desbaratarse. Con el ascenso de Jewish Voice for Peace, IfNotNow, Democratic Socialists of America y el movimiento Black Lives Matter, que adoptan todos una firme postura en contra del apoyo de EE UU al sionismo, en la comunidad judía la opinión ha empezado a moverse en una dirección distinta, particularmente por parte de la generación más joven. La batalla no ha terminado, ni mucho menos, pero me siento un poquito optimista de cara al futuro.
Traducción: viento sur
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La Biblioteca Nacional de Israel (NLI) y Google están colaborando para digitalizar y poner en línea una colección de 120,000 libros, haciendo accesibles globalmente por primera vez muchos textos que abarcan diversos idiomas y culturas. Aproximadamente el 45% de estos libros están en hebreo y otros idiomas relacionados, como el yidis y el ladino, mientras que el resto incluye obras en latín, inglés, alemán, francés, árabe y ruso. El proceso de digitalización, que se espera demore dos años, implica el transporte seguro de libros desde Jerusalén a un centro de digitalización en Alemania. Esta iniciativa es parte de Google Books y busca preservar y compartir el patrimonio cultural y literario de la Biblioteca Nacional de Israel con el mundo.
120,000 libros de la colección de la Biblioteca Nacional de Israel estarán en línea gratis
120,000 libros de la colección de la Biblioteca Nacional de Israel estarán en línea gratis
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La Biblioteca Nacional de Israel (NLI) y Google han anunciado que 120,000 libros de la colección NLI estarán en línea por primera vez, como parte de una colaboración histórica.
Los libros incluyen todos los libros sin derechos de autor de la NLI que aún no se han digitalizado. Alrededor del 45% de ellos están en hebreo y otros idiomas de letras hebreas, como el yiddish y el ladino,…
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