vit4lass · 2 years ago
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cuando sale de compartimiento de equipo, es con bolsa de dormir abajo del brazo, el ánimo por respirar la atmósfera dentro de esas paredes es nulo, en balanza pesa mucho más que cree límites morales totalmente rotos antes que cualquier cosa. prefiere perdón por prejuiciosa antes que confiar ciegamente cuando hay violencia y sangre de por medio. “ah, perdón, no te había visto” justo está cerrando la puerta detrás de ella, sus labios apretados en una recta línea. “sólo vine por una bolsa de dormir...” no sabe por qué se está explicando, y tampoco sabe el motivo de cierta incomodidad burbujeando al tener en frente a líder de caótico y revuelto grupo, quizá porque son varios. @buzzcd​ 
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diegovmiranda · 1 month ago
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"Las disquerías no son lo mío", by Diego Miranda: story published in the book "Me cago en las disquerías" in September of 2021. - "Hola, mi nombre es Diego y soy un adicto".
Dicen los expertos que el primer paso es admitir que tenés una adicción y que no tenés ningún tipo de control sobre ella. El problema conmigo es que todos los pasos que vinieron después siempre tuvieron el mismo objetivo: enroscarme más en ese mundo.
Si apurás a cualquier coleccionista la respuesta más común al "por qué" del asunto suele ser más o menos así: que la experiencia del vinilo no se puede comparar a un servicio de streaming, que uno tiende a apreciar más la obra, que el arte de tapa, que el sonido... Pero lo cierto es que uno colecciona discos, básicamente, para sufrir. Por el masoquismo de abocarse a una tarea imposible. El coleccionista sufre cuando se entera tarde de ediciones limitadas, sufre mientras revisa el wishlist de Discogs y ve los precios en euros, sufre cuando escucha un disco y se da cuenta de que es una prensada espantosa. Yo sufro de manera particular cuando voy a disquerías.
Bueno, quizás sufrir no sea la palabra que mejor lo describa, pero comprar discos en disquerías casi siempre tuvo un sabor agridulce.
No le encuentro la gracia a comprar discos en disquerías. La culpa de esto quizás la tenga mi viejo, que una vez en el Parque Rivadavia me dijo algo que me quedó grabado a fuego: "Con plata cualquiera compra". Me lo dijo, medio en broma y medio en serio, cuando tenía 14 años y le pedí 5 pesos para comprar un disco que me sabía de memoria de tanto escucharlo en casa: "No todo va mejor" de Jorge Schussheim.
Salir de una disquería con discos abajo del brazo me genera la misma sensación que debe tener un cazador que se compra una hamburguesa en McDonalds: saciás el hambre, sí, pero perdés la posibilidad de comerte un lomo de ciervo con salsa de arándanos por el mismo precio. Hay algo que nos une a la mayoría de los que estamos metidos en esto: siempre vas a querer más discos de los que tenés. Ergo, casi siempre vas a necesitar más guita que la que tenés para comprar esos discos.
Así es como aprendí ciertos yeites del vicio, como tomar notas de vinilos que no compraría jamás, pero que sé que son valiosos - one man's trash is another's man treasure. Donde la mayoría deja pasar un disco de Ricky Martin en una batea de 2 dólares, yo lo levanto sabiendo que se vendió a 120 dólares en Discogs. Llenar el caché de mi cabeza con tantos GB de este tipo de información hizo que no quedara lugar para otras cosas inverosímiles como nombres de compañeros de trabajo o fechas de cumpleaños de familiares, pero esa es otra historia.
El asunto del canje no pasa solamente por los discos. Todos tenemos nuestras adicciones, y pueden ser de lo más diversas. Así como un adicto al crack roba y vende cobre para sostener su adicción, uno comienza a explorar alternativas para conseguir vinilos. Una vez llevé en la valija muñequitos de Star Wars para canjearle a un coleccionista fanático de la saga. Otra vez, un pedal de bajo. Durante meses también busqué una buena flauta
traversa para canjear por un incunable. Y a esta altura ya no descarto llevar prácticamente nada, siempre y cuando no ocupe demasiado espacio y sea legal llevarlo. A esta altura, también, ya ni hace falta darle explicaciones a Michelle mientras armo las valijas.
Diría que Michelle es mi esposa, pero es bastante más que eso. Nacida en Chicago, me la crucé de casualidad en Buenos Aires cuando ya había puesto manos a la obra para irme a vivir a España, allá por el 2006. Los planes cambiaron, y a mis 23 jóvenes años cambié el pasaje, el pasaporte, el idioma y me vine a vivir con ella a Los Angeles. When you know, you know. Michelle en esta historia también es una enabler, por supuesto. Sé de varios coleccionistas que meten discos o equipos a escondidas a sus casas para evitar pelearse con sus parejas. Ella está parada en la vereda de enfrente; me quiere así piantao.
El haberme instalado en el norte me da una gran ventaja a la hora de intentar conseguir incunables pampeanos: siempre tengo cosas interesantes para canjear. Es por esto que el primer lugar que reviso cuando voy a cualquier disquería es, indefectiblemente, la sección de saldos. Cada vez que voy de visita a Buenos Aires los carry-on SIEMPRE pesan más que las valijas que se despachan a la bodega del avión. Creo que el día que una azafata se de cuenta al querer ayudarme a levantar una, lejos de multarme, me va a cagar a trompadas. ¡Y con razón!
Una vez, volando por LAN, nos tocó hacer escala en Santiago de Chile. Antes de subir al avión una de las azafatas avisó que "aleatoriamente" debían enviar carry-ons a la bodega por falta de espacio. Al final resultó que la cuestión aleatoria era por portación de pasaporte: si eras argentino, te tocaba. Michelle fue a encarar a uno de los comisarios de abordo, y con razón - mientras encintaban nuestras pequeñas valijas por atrás pasaban pasajeros con enormes bártulos, más que un abordaje parecía un sketch de Benny Hill. Ahí fue cuando soltó la frase que fue detonante de la avalancha: "I can't fucking believe this!" Vi en cámara lenta como una de las azafatas se dio vuelta y le disparó un "What did you just called me?". Todos mis intentos de hacerle entender a esta muchacha de que la palabra fuck es una de las más maravillosamente versátiles del idioma inglés; que puede ser usada como verbo, sustantivo o adjetivo y que no la estaban puteando fueron en vano, nos dieron nuestras valijas y nos prohibieron subir al avión. Mientras la manga se cerraba lentamente con nosotros aún adentro un tipo nos informó que estábamos en la temida no-fly list, que es donde ponen a los terroristas. Después de firmar varios documentos prometiendo que no íbamos a hacer volar el avión en pedazos ni nada parecido, y después de diez horas (!) de espera, abordamos el siguiente vuelo. Quizás por nuestras caras de zombies esta vez nadie nos dijo nada sobre los carry-on.
A esta altura es una obviedad mencionarlo, pero uno va acomodando su vida según el vicio, y el mío desde siempre fue la música. Lo de empezar a comprar discos de vinilo fue circunstancial, nomás. En los lejanos tiempos del dial-up, bajar discografías completas en cuestión de segundos era ciencia ficción y había que arreglárselas de otra manera. Un CD nuevo estaba 20 pesos, y con eso en Parque Rivadavia comprabas una pila de discos. Así es como empecé a ir religiosamente; casi siempre con resaca y casi siempre con amigos a los que inicié en el vicio. La tarde del domingo se extendía en el departamento de mi viejo, donde nos abocábamos a limpiar, embolsar y escuchar los discos mientras tomábamos mate.
Si sos mi amigo muy probablemente compramos discos codo a codo en alguna disquería o feria. Muy probablemente saqué uno en particular del cajón, te pregunté si lo tenías y cuando me dijiste que no te obligué a comprarlo. Porque es así: amigos son los que te hacen escuchar música nueva.
Cuando cursás el secundario en un colegio religioso y tenés aires de adolescente rebelde es bastante fácil hacer amistades - te terminás juntando con los que desencajan. Con un grupo de amigos solíamos ratearnos de educación física para subirnos al 17 e ir desde Wilde hasta la galería 5ta Avenida, en Microcentro. Por ese entonces había solamente dos disquerías: Abraxas y Duck-ö-Homo. La primera, atendida por un tipo con la cara de orto más fulminante que jamás vi detrás de un mostrador, quizás por el fastidio de tener que lidiar semanalmente con los mismos tres pibes que gastaban poca plata. La segunda era la tienda de Nekro, que por ese entonces comandaba la banda de "hardcore gay antifascista" Fun People.
Era un grupo que íbamos a ver seguido y nos gustaba mucho, pero mentiría si dijera que visitábamos frecuentemente la disquería solo por eso. La verdadera razón es porque estábamos perdidamente enamorados de la novia de Nekro, que atendía el local.
Nunca supe cómo se llamaba. Pelirroja de ojos claros, su onda para vestir contrastaba con la insipidez de nuestros uniformes escolares. Flotaba sin tocar el piso entre un mar de fanzines y discos de vinilo. Tenía un minicomponente noventoso de los que tienen la bandeja en la parte de arriba, siempre con música sonando fuerte. Por supuesto, era la novia que los tres queríamos tener, pero todo se movía en un plano netamente onírico. ¡Hasta llegamos a escribirle canciones! A la distancia, ella muy probablemente sabía lo que pasaba y hasta le generaba ternura ver a estos púberes embobados al punto de tener vergüenza de dirigirle la palabra.
Hay dos disquerías en actividad que aún visito cuando estoy en Buenos Aires, una de discos nuevos y una de usados. Las dos están cerca del Obelisco, y las dos están dentro de una galería (¡por supuesto!). La primera es Musicono. El dueño se ganó un lugar en el ambiente vinílico con una estrategia simple pero efectiva: a costas de recortar su ganancia, vende más barato que cualquier otro disquero. Es un lugar peligroso para visitar si tenés un presupuesto escueto porque trae discos a pedido de afuera, y eso hace temblar cualquier economía. Ono es el de rulos, suele estar acompañado por un pelado que responde al nombre de Carlos que es cascarrabias como el sólo pero más bueno que Lassie dopado.
La disquería de usados es Rockabilly. Está del otro lado de la 9 de Julio, en la galería Taurus (le cambiaron el nombre a "Galería del Óptico", pero me rehúso a llamarla de esa manera), en el primer subsuelo. Y también, la visito principalmente porque tiene buenos precios, pero también porque su dueño, Chiche, es una enciclopedia viviente y tiene buen gusto para curar las bateas.
Del otro lado de la misma moneda hay disquerías que no volveré a pisar nunca. No daré el nombre de este personaje por no mandarlo al frente tan evidentemente, pero sé que
varios de ustedes sabrán exactamente de quién hablo.
El tipo en cuestión es uruguayo y se dedica a esto hace más de tres décadas. Si entrás a su disquería dos cosas probablemente te llamen la atención. La primera, es que los discos usados están sellados en una bolsa de nylon. O sea, no hay manera de saber en qué estado está la placa sin llevarla al mostrador. ¿Tanto cuesta poner una etiqueta que diga cuán castigado está ese vinilo? Vaya uno a saber. La segunda es la manera en la que están marcados los precios, porque es en números romanos. Y esto no es porque el tipo sea fanático de la Roma del año 800 antes de Cristo, no. Lo hace para subirle el precio a todos los discos más rápido. Una tablita pegada en la batea te traduce que, por ejemplo, XV no quiere decir "quince pesos", sino 4000. La paradoja es que lo escuché quejándose de que todo sube de precio, pero es el que vende más caro. Por lejos.
A los 14 años, caminando por Avenida Corrientes veo un 7'' acomodado sobre una de sus vitrinas y me freno de inmediato. Era "That Thing You Do!" de la banda ficticia The Wonders. Así fue como entr�� por primera vez a la disquería, con el firme propósito de comprarlo. El diálogo fue más o menos así.
- Hola, ¿a cuánto tiene el simple de la vidriera?
-Ah... ¿éste? Pasa que no sé si quiero venderlo. Quizás me gustaría canjearlo por algo del mismo valor. Colecciono música de los 60s. ¿Qué tipo de música escuchan tus padres?
- (dubitativo) De todo un poco. A mi viejo le gusta el jazz, mi vieja es fanática de Litto Nebbia...
- ¡Ahí está! Mira, te propongo algo. Revisa entre los discos de tu madre, si encuentras uno con cinco tipos sentados sobre un muro y abajo dice "Los gatos salvajes", te lo canjeo por ese.
Yo no sabía mucho sobre discos, pero sí sabía que el que me estaba pidiendo era imposible de encontrar. Me pregunté a cuántos pibes de mi edad les habrá tratado de hacer la misma agachada, y pisé la vereda con una mezcla de incredulidad y bronca por no haberlo mandado a la puta madre que lo parió.
Porque es así: las disquerías no son ni serán nunca lo mío. Salvo que vaya con amigos, claro, o esté perdidamente enamorado de la chica que atiende.
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hala2021 · 9 months ago
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La cría, parte 15 (esto es solo una historia inventada y una continuación del cuento «Las flores»)
Tomé el teléfono y lo llamé al psiquiatra, lo tenía en la mensajería de los contactos.
—Hola, Ramiro, soy yo, Hala.
—Hola, Hala. Te veo poco en las sesiones grupales de la Multiamigos, ¿qué pasa?
—Otra vez me atormentan las pesadillas. Son siempre las mismas. Me pierdo en la estación de trenes o en el ómnibus de larga distancia y nunca llego a destino. ¿Eso es locura, no?
—¡Ay, Hala! ¿Aparecieron las presencias?
—No, yo no veo nada, gracias a Dios, solo sueño. Y escribo mis sueños en cuentos. Todos hablan de Dios.
—Me llama la atención esos sueños que tenés. Me gustaría que los escucháramos con nuestros colegas en la Multiamigos. ¿Te animás, Hala?
—Bueno, doctor. Nos vemos...
—Chau, Hala. Este martes te veo por Zoom en la Multiamigos.
Y cortó el teléfono. Yo me quedé pensando: «si este hombre supiera que Dios me habla, seguro de que me medicaría con esas drogas espantosas. Si estoy trastornada, todo ese mundo que inventa mi cabeza no existe. ¡Vamos, Hala, el mundo no es tan feo para que quieras escapar. Recuerda que si te volvés loca te agarran estos, los de la Multiamigos».
Todavía recuerdo cuando Dios me habló de la otra. Yo le pregunté si mi otra parte piensa diferente de mí, pero Dios me dijo que soy yo. ¡Cómo puede ser! Según Él, llegamos a un acuerdo, de que él haría nacer a mi esposo, pero yo no lo veía. Entonces le dije a Dios: «habíamos quedado en que él nacería y yo no lo veo». Y se lo dije enojada. Y Dios me lo mostró, era apenas un niño. «¡Pero está chiquito!», le dije. Y Dios me contestó: «Pero va a crecer». A lo cual yo le repliqué: «él va a crecer, pero yo también. No sé si te das cuenta. Cuando él crezca, ya voy a ser una vieja». Y hoy parezco la abuela. Claro, él nació muchos años después que yo. Y tengo la edad de la abuela. ¡Ay, Dios! Todo se me complica. Y el psiquiatra debe tener ganas de pichicatearme. 
Por otro lado, necesitaba pensar en algún personaje para mis cuentos, alguno siniestro, porque mis fanes me lo pedían. Así que me dije a mí misma: «quieren algo siniestro, pues voy a ir a mi edificio y vivir la realidad. Y escribiré el cuento». Y fui hasta el departamento, que lo dejaba cerrado. Mis custodios me esperaban en la calle. Me senté en la escalera de la puerta de mi vivienda y llegaron los vecinos. Entonces, les pedí bajar a las ciudades subterráneas, para conocer. Y me llevaron a la sala de bombas, y bajé por el montacargas, con dos vecinos. Y vi un pasillo largo, repleto de jaulas. Las jaulas encerraban personas. Ellos me dijeron que algunos estaban reservados para experimentos humanos; me enseñaban el ala del sector más moderado. Les pedí que no me mostraran la parte de los niños. Todo lo custodiaba la policía federal. Sin embargo, mis custodios eran privados. La policía privada no pertenecía a las logias secretas, sin embargo, estaban obligados a informarle a la policía federal todas sus acciones. Después de caminar como una cuadra, llegamos a una sala en donde había monitores. Y yo me sorprendí de ver en las pantallas mi pieza y el edificio. «¡Ay, Dios!», pensé. No podía ser que me vieran desnuda, cuando salgo del baño. También, se veía la escalera y el corredor del primer piso y de la plata baja. Salimos de ahí y me encontré con el albañil que me había arreglado el techo, más precisamente la membrana. 
—Hola, flaca —me dijo.
—Lo está buscando su esposa. Mi abogado me dijo que está desaparecido.
—Decile a mi mujer que estoy bien. Me agarraron estos locos. Ahora les hago mantenimiento a los túneles. Hay pérdidas de agua aquí.
—No puedo decir nada de estos lugares. ¡Usted está loco! Hasta la policía custodia este sitio —le dije, aterrada—. ¡Por dónde se metió que llegó hasta acá!
—Había una puerta secreta. Yo te dije, flaca, que ese edificio era raro, los niveles de los techos no coincidían —me dijo. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Se ve que extrañaba a su mujer. Después me dijeron que el tiempo se terminaba y que debía irme. Me quedé con esa imagen, la del albañil y sus ojos llorosos. Llevaba un mameluco verde. La policía me custodió, junto con los vecinos. Yo no podía decir nada, porque sentía miedo de que me enjaularan. Sin embargo, ya tenía algo siniestro para contar a mis fanes. Volví a subir por el montacargas y me fui del edificio. Los vecinos me saludaron:
—Chau, mamá.
Y yo pensé: «si estos fueran mis hijos, me tiro por un acantilado. Espero que nunca tenga un hijo illuminati».
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arrebato-de-caliope · 1 year ago
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¿Quién diría que un simple mensaje podría hacer despertar tanto recuerdo? Era octubre del 2013 en la hermosa San Miguel de Tucumán. En ese momento estaba contento de haber terminado mi angustia pasajera, había presentado mi primera ponencia de Historia. Esa ponencia explicaba brevemente el que iba a ser mi tema de tesis, la investigación que seguramente me tomaría 5 años de mi vida. Quería sacarme la tensión, disfrutar de la vida, y decidí acercarme a una mesa en particular de aquel local de hamburguesas en el que estaba con mi amigo Rafael. Mi objetivo era aquella hermosa chica, ella era una hermosa rubia de labios gruesos. Tenía unos ojos pequeños que dejaban ver una mirada triste, tenía la tez blanca y lucía un hermoso flequillo. Estaba decidida a no prestarme atención, y lo sabía.
- Hola - le dije, sabía muy bien las palabras que debía decir- disculpa que te moleste, pero hace 20 minutos que te vi y tenía que decirte que tenés la nariz más linda que vi.
Decir que esa risa fue la magia de los rocanroles sería una frase robada que no te haría justicia. Siempre recordaré su nombre. "Paulita" me preguntó de donde era y de a poco la comence a conocer. Iba a ser una futura arquitecta. Le pedí consejos de que hacer allí y me dijo que tenía 3 días libres. Qué ella pensaba ir a Tafi del valle y, de la nada, surgió las más hermosas palabras "¿Queres venir conmigo?". La invitación era una locura pero accedí. El viaje en aquél sendero sinuoso por la montaña me dio vértigo ¿cómo no iba a darlo? Pero a su lado era imposible no cruzarlo. Había pocas cosas que me hicieran sentirme tan seguro. Al charlar con ella fue que conocí a alguien de familia peronista, que tenía unos valores que lucharía por ellos hasta el último de sus alientos. Una aventurera. Ella le gustaba mi voz, le gustó cuando tarareé sin querer " Spaghetti del rock". Recuerdo con cariño ese deseo de ella "¿Me cantas algo por favor?". Tuve que hacerme el fuerte para resistir un poco, no debía aceptar de inmediato. Le canté suave al oído la primera canción que recordé:
Yo la vi, sin querer, buscaba alguna mujer.
Que fuera el viento, fuera el viento en mi sien.
Y la vi ¿qué iba a hacer? Una hermosa lucifer.
Robó mi tiempo, mi pensamiento y mi fe.
Hacía mucho que había dejado a mi segunda novia y todavía dolía volver a creer. Paulita me abrazaba como no abrazaba nadie, con un calor y ternura que hacía tanto no sentía. Me acompañó por una ciudad anclada en el siglo XVII, y en un modesto hotel fuimos a parar. El audio que recibí este fin de semana del 2023 me trajo recuerdos de 10 años atrás. Diez años después el tiempo vuelve a empezar. De ti aprendí que amaba que me lamieran el oído. De nuestra locura de tres días aprendí que capaz el destino al fin era mi amigo. Nunca encontré a alguien que se te compare. Ni en belleza, ni en locura, ni en lo feliz que me hiciste. Fue muy triste saber que lo nuestro iba a durar solo esos tres días. Ni ella iba a dejar su vida ni yo la mía. Ambos continuamos aunque nos hablábamos cada tanto. Amagábamos a volver a vernos. Yo amenazaba de irme allí, tú conque este verano si venías a Buenos Aires. Capaz el agua no cruza dos veces el mismo río o capaz el cause no era el mismo. Hoy volví a escuchar ese audio con esa tonada que me enloqueció la primera vez. Recordé cuando lloraste dormida en mi pecho. Recuerdo el primer porro que fumé en mi vida y fue a tu lado. Te agradezco este recuerdo que me hizo saber que nada está perdido.
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boymc25 · 1 year ago
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Hace tiempo estuve con un hombre muy particular, la vez que lo ví fue muy diferente a las experiencias previas y a las posteriores también, estube con varios después de él, pero ninguno me hizo sentir como la vez que nos vimos, fueron emociones mezcladas, me asusté un poco y no quise verlo más.
Pasaron varios meses y no puedo soportar las ganas de volver a sentirme así. Me decidí a escribirle y el siguiente diálogo fue lo que surgió:
- Hola, cómo estás?, hace tiempo que no nos vemos y me gustaría volver a verte, cuando estés libre escribime.
(varias horas después)
+ Hola, ,bien, vos?, hasta que volviste a aparecer!, mañana este fin de semana estoy libre, me interesaría verte, si querés venir avísame.
- puedo el sábado en la noche, quedamos en vernos el sábado?
+ si, impecable, te aviso de ante mano que tu comportamiento va a ser castigado, me imagino que estuviste con algún otro, en cuanto entres en mi casa tu cuerpo es de mi propiedad, voy a tener que volver a apropiarme de el y está vez no voy a ser tan compasivo como la primera vez.
No respondí a su mensaje, llegó el sábado y las ganas de verlo iban aumentando, me bañe, me apronte y fui hasta si casa.
Toque la puerta:
+ Hola, viniste, pasá!
(cruce la puerta y la cerré sin decir nada)
+ sácate toda la ropa y déjala allí (arriba de un estante)
+ ahora colócate contra la pared (obedecí sabiendo lo que iba a pasar, me ató las manos detrás.
Me agarró de la cara con violencia y la escupió diciéndome que le daba asco lo arrastrado, me dió un golpe en el estómago y me tiró al suelo, me pateó el estómago, piso mi cabeza y mis genitales, grité de dolor mientras le pedía perdón.
+ Esto es lo que te mereces! (Saco su miembro y comenzó a orinar me desde la cara hasta los pies).
Notó que mi pene se ponía erecto, tomó mis huevos y los apretó muy fuerte.
+El único que va a sentir placer voy a ser yo, voy a usar tu cuerpo para causarte dolor!
- soy todo tuyo papi, haceme lo que quieras.
+ No tenes que decírmelo putito de mierda!
El piso estaba frío y el olor a orina era muy fuerte, me puso boca abajo, agarró mi cabeza por el pelo y la apoyo sobre el suelo, la orina mojaba la mitad de mi rostro.
+ Abrí la boca! Puto de mierda, abrí la puta boca!
Abrí la boca y la orina fría entraba en mi boca, mientras resfregaba mi cara contra la orina se reía, parecía que lo disfrutaba.
+ Ahora me das más asco, putita arrastrada y meada!
Me levanto y me puso de rodillas, me beso y volvió a escupir mi cara, mientras me sostenía del cuello, pateó mis genitales, me le lastimo pero si me dolió luego los piso, insultandome hasta la humillación.
Me levanto como pudo y tiró mi ropa en el charco de orina, le grite que no y me golpeó muy fuerte en el estómago.
+ Te dije que no iba a ser tan piadoso!
Me dejó caer casi sin respiración, cuando pude recuperar el aliento, le pedí que me soltara, que me quería ir.
+ Ya te arrepentiste puto de mierda?, de acá no te vas a ir hasta que te salga sangre del culo! Te voy a hacer sufrir!
Me llevo a su cuarto, la cama estaba cubierta y me tiró sobre ella, seguía bañado en orina y con las manos atadas, me saco el boxer que estaba empapado y coloco una especie de palo que deparaba mis piernas. Lubrico mi culito muy superficialmente, y ató sobre mi boca un trapo que apretó muy fuerte, mientras introducía sus dedos, lubrico su miembro, era gigante.
Sin mucho tacto introdujo la cabeza de su pene y luego deslizó lo que faltaba hasta que no habia más que meter, me dolió xq me abrió de una sola vez, pero fue soportable, dejó caer su peso sobre mi.
+ Que asco me da el olor a meado que tenés! Pegó es lo que te mereces!, esto es lo más gentil que voy a ser, afloja el culo porque te lo aflojó a la fuerza!.
Creí que el dolor desaparecía cuando sentí que se retiraba y lo volvía a meter a toda velocidad, sentí un calambre y un dolor impresionante, intenté gritar y sacarlo pero me tenía sometido, sujetaba mi cadera y su pelvis se movía detrás de mis glúteos con tanta violencia que el dolor me aflojó el cuerpo, sentí como su miembro desgarraba mi carne, del placer al completo dolor, afloje mi cuerpo, él golpeaba mi cara mi espalda, hasta que tomo mi cabeza por el pelo con una de sus manos y mordió mi cuello, sentí que sus dientes penetraron mi piel de lo fuerte que me mordió, si me movía o me quejaba apretaba la mordida, por lo que quede quiero y en silencio, totalmente sumiso, sentí una especie de violación brutal.
Rogaba que terminara, mientras sentía como su cuerpo estaba dentro del mío, me causaba dolor por todas partes, sentí que con sus rodillas separaba mis piernas, soltó mi cuello pero su cincho mi cabeza para atrás como si fuera un muñeco de trapo, completamente atado, sentí que no podía respirar, me retorcía y el ejercicio fuerza, mi cuerpo tenía una forma que causaba dolor al extremo, me orine del miedo en su cama, el continuo penetrandome hasta acabar dentro de mi y al oído me dijo:
+ te llene de le he putito! Eso era lo que querías?
Mi cara era de olor y sufrimiento, me soltó y quede tirado en la cama llorando, me dió vuelta y comenzó a masturbarme, le dije que no quería y solo me miró, lo deje hasta que me hizo acabar lo limpio y lo escupió en mi boca.
+ tragalo!
Lo trague y se fue,volvió y me trajo mi ropa que estaba empapada en orina, estaba helada, me la puse y me fui de esa casa, nunca más volví ni pienso volver.
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tinynebula · 4 years ago
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hola luki! hace un tiempito te pedí ayuda para elegir una computadora para la carrera (dis de imagen y sonido). al final compré una dell que estaba buena y voy a seguir pagando toda la vida lol. en fin, perdón por molestarte otra vez, pero, tenés alguna fuente más o menos confiable para bajar los programas? en los cosos de fadu recomiendan los truchitos de ascendente, pero confío más en vos qué en mis compañeres jsjs. y como la máquina es nueva no le quiero bajar cualquier cosa viste
jaja es entendible. mirá, me imagino que con dell tenés windows, no? antes de bajarte nada te recomiendo que te instales un buen antivirus, el avast creo que es el mejor de los gratuitos. con eso quedate tranqui. tengo un link que me giraron por discord con los programas de adobe para 2020, te lo dejo acá por si te sirve, sino el el grupo de FADU suelen linkear cada tanto los programas con tutoriales de instalación. igualmente, no te rompas la cabeza tratando de conseguir la última versión de los programas, yo tengo versión 2019 y funciona todo bárbaro. de hecho si son un poquín más viejos los programas es más confiable, porque más gente de confianza los crackeó y subió. 
si tenés ganas de hablarme x privado para recomendaciones de la carrera y eso sentite con toda la libertad del mundo!! siempre estoy dispuesta a darle una mano a la gente de dis <3
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renovateyourself · 4 years ago
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Hola, hermano/a con depresión, y tal vez también con ansiedad.
No la estás pasando bien. Escuchás que la gente dice, directa o indirectamente que sos alguien malagradecido por sentirte así, siendo que "tenés todo". Y sabés que no es así. Porque tenés un vacío en el pecho, y lidiás con eso todos los días, aunque algunos prácticamente no lo notan ya que estás sonriente todo el tiempo.
Pero al llegar a tu casa, o departamento, o donde sea que puedas intentar dormir, te encerrás y llorás. Y muchas veces sin saber por qué. O te sucede al despertar, o antes de dormir.
Tal vez también tengas esos fuertes latidos en el pecho, esa maldita taquicardia. Respirás profundo e intentás tranquilizarte. Solo/a, como siempre lo hiciste. Porque ¿para qué molestar a alguien más con tus problemas?
Puede que te hayan dicho que sos insensible, o apático/a. Pero sentís todo. Sentís cada burla disfrazada de broma, cada injusticia, cada rechazo, cada indiferencia.
Puede que la gente que más querés te haya decepcionado terriblemente, peor aún porque, mientras sentías que te derrumbabas por dentro, te dijeron que no es para tanto. Te clavaron ese puñal en el pecho, y sigue doliendo luego de días, meses o años. Pero hermano/a...
No estás solo/a.
Somos muchísimos los que pasamos por este dolor, diariamente. No es fácil salir: siempre está ese riesgo de volver a caer al pozo. La clave es no darse por vencido.
No intentes alejar a la gente que más te quiere y que más querés por sentirte así. Importa y mucho lo que te pasa. No te sientas culpable.
Puede que estés leyendo esto con lágrimas, igual que yo, mientras lo redacto. Y está bien.
Llorá todo lo que puedas, desahogate. No reprimas tu dolor.
Y por sobre todo, aunque te hayas equivocado alejando a quienes se preocupan por vos... Perdonate. Y querete. Abrazate. Vas a salir de ese pozo tarde o temprano. No dejes de remarla. Y pedí ayuda. No te olvides de respirar.
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letusmeetagain · 4 years ago
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Hola Ruri! Espero estes bien. Quería saber si tienes teorias sobre lo que puede pasar en el ultimo capitulo de AOT? Especialmente con EM. En general veo mucha negatividad, la mayoria espera un final tragico, donde casi todos mueren... Pero despues de haber leido el capitulo yo me siento 100% positiva? Siempre creí que EM iba a ser canon (de alguna u otra forma), leia las teorias de varios en el fandom incluyendo las tuyas, tenia bastante espectativas para el 138 con EM. Pero lo que hizo Isayama sobrepasó TODO lo que creía jajsjs (siempre pense que veriamos una confesion, pero un beso y un universo alterno?). Tengo fe en que Eren no morirá y que va a vivir con Mikasa en algun lugar como en el UA, los titanes se revertirán, Armin se va a encargar de llevar la paz al mundo y shalalala. Sé que sueno demasiado optimista siendo que la mayoría piensa distinto (creo que los mas positivos son los EM shippers), pero me es imposible ver un final triste despues de los cap 137, 138 y en general como ha ido hilando la historia Isayama. Disculpa lo largo! Espero que estes disfrutando que finalmente EM sea canon 🥺
Hola!!!!
Estoy bien 😊 gracias! Espero que andes muy bien también!
Qué lindo recibir un ask en español! Me va a dar algo 😂��
Bueno, a ver... No te preocupes creo que todos piensan distinto... Yo pienso distinto de un rato a otro. Pero no noté que a nadie siendo negativo salvo por la línea final del capítulo. Sí a los dudebros y a los EHs, pero era de esperarse. Algunos Eren stans hardcore también. En contraposición tenés al delulu gang (seguro sabrás que así se llaman a sí mismos) que piensan que terminará todo en un happy ending.
Sobre el final, creo que lo único que podemos hacer es ver los lineamientos generales de la historia y atenernos a eso.
Tenemos el lema "cruel pero hermoso". El final mínimo tiene que ser bittersweet. Trágico trágico no, definitivamente. 100% happy, tampoco sería muy acorde a la serie quizás. Isayama, además, nunca fue de borrar las consecuencias de los actos de sus personajes sino más bien de hacerlos aceptar con dignidad aquello que hicieron siguiendo su voluntad y naturaleza. Descarto un poco cualquier idea de Isayama con un au donde nada malo pasa o Time loops corrigiendo la historia para que nunca pasen. Siento que va en contra del mensaje que apela más a la realidad y por ejemplo, a lo que hizo Mikasa con su "algo" (como dice en Lost Girls) que experimentó.
Después estoy pensando que sí o sí se va a tener que compensar toda la miseria. No se salvó ni falbi en este capítulo y ya es mucho. Absolutamente nadie es feliz, teniendo en cuenta la imagen general de las cosas. Es más, me sorprende que todos ya habían hecho las paces y zaz! Todos titanes. Fue muy despiadado.
Aún así, entiendo y es muy Isayama. Es igual que en el capítulo 131 que fue HORRIBLE y al final de la nada Aruannie. Es deliberado por supuesto. Isayama se maneja con contrastes bruscos de crueldad y belleza. Es una elección estética y de convicción por así decirlo.
Me siento un poco descalibrada con las predicciones en este capítulo porque esperaba poco para algunas cosas como el romance y poco para la crueldad. No esperaba que Jean, Connie y Falbi fueran sacrificados. Me sorprende que Levi se haya salvado y no me lo creo casi.
En cuando a EM... Apenas lo vi, chillé. Le mandé audios gritando como estúpida a dos amigas (una shipper y la otra no... Pobre de esta última que habrá pensado que soy una payasa terrible). A primera vista fue hermoso. Pero fue un cimbronazo. Demasiada información, demasiado contenido y me tuve que sentar a digerirlo por partes. Todavía tengo que releerlo para ver las peleas y los destrozos pero también estoy esperando la versión oficial por la traducción.
Ni por asomo esperé un beso. Esperaba su equivalente que es el tema de la bufanda, Eren dándosela nuevamente o algo así. Le pedí a todos los dioses y santos que habrá tenido la humanidad que por favor Mikasa no tuviera contacto con la cabeza decapitada de Eren porque tengo un trauma personal con la historia bíblica de Salomé y Juan Bautista, más un manga de Clamp que... Es muy crudo y no lo supero aún. Pero bueno...
El "algo" que experimentó Mikasa fue por un lado lindo, por el otro... Fue una reafirmación de que las cosas tampoco hubieran funcionado si ella daba otra respuesta. Como todos los au, esto implica que en la realidad a la que pertenece Mikasa, ella no expresó sus sentimientos en el momento justo y no se puede cambiar... Por lo menos es la idea que tengo del tipo de timeline que construye Isayama.
Toda esta escena la entiendo como una especie de mensaje que le armó Eren (o Ymir) en un acto de compasión para explicarle la verdad, que él no la odia y que le desea la libertad de todo sufrimiento alguno. Él, como es tonto, le pide que lo olvide para ser feliz... Cuando ella piensa que el mundo es hermoso justamente por su existencia.
En sí, sabía que esto iba a pasar entonces no me tomó por sorpresa. Que ella duela la que lo matara...... Sí pero a la vez no. Me acuerdo que el año pasado le planteé a momtaku que podría ser un mercy killing, después leí el manga que inspiró a Isayama y me llevó a pensar que ella no tendría que hacerlo.. pero Isa fue por el lado got a su modo. En todas mis consideraciones, si pensaba que ella lo mataría, siempre sostuve que iba a ser sin odio, porque eso no contribuiría al mensaje de la historia. Así fue.
Ymir mirándolos también era algo que esperaba. Me alegra la idea de que quizás Ymir este complotando todo para ayudar a que Eren comprenda el valor de su vida y su verdad.
Tema muerte: para mí está muerto. Ojo! No sé si va a ser permanente. Siempre supe que Eren tendría que atravesar/enfrentar la idea de la muerte. Siendo que es una parte de la vida y su nacimiento siempre fue un tópico, la muerte tenía que ser desarrollada también. Además, es un tema que apela a todos los seres humanos. Lo veo a Isayama y su trabajo filosófico (más aún después del 137) y no creo que se resista a tocar el tema del miedo a ser olvidado... porque Eren le pide eso a Mikasa pero significa mucho más que eso... Primero, significado que quiere borrar su existencia de la memoria de la persona que más lo ama en el mundo... Aquella para la cual su existencia es lo más preciado del mundo. Segundo, él personalmente y aunque no lo diga, le debe doler el espíritu pedirle eso, saber que le hace daño o que su recuerdo podría ser amargo para ella. La memoria es aquello que hace inmortal a lo mortal. Es aquello que supera el dolor y la inexorabilidad de la muerte. Él se está negando eso y eligiendo desvanecerse del mundo. Alguien como Eren que está hambriento de reconocimiento, validación y amor.... Bueno. Le debe doler bastante.
Disimuladamente quiero que Isayama haga pasar por eso a Eren. Quiero ese mensaje de dignidad y orgullo. No obstante, hay algunas huellas que apuntan a que de alguna manera Eren va a superar la muerte. Itterasshai tiene esa idea de retornar, de regreso y volver a verse. Si Mikasa le dijo eso, es porque ella cree en algo más fuerte que la muerte. Y más allá del angst, sería lindo que sus voluntades se sobrepusieran incluso a algo tan "tenebroso" como el fin de la existencia. Apunta a un amor más poderoso que uno terrenal. Uno que supera la calamidad y el tiempo.
Igual he visto que esta idea no cae tan bien. Todos quieren un final con Eren y Mikasa juntos en ese mundo. Yo me pregunto las circunstancias de un final así. Para que eso pase, Eren debe o huir, cosa que me parece que va en contra de ese au que vimos, o todo se debe revertir a cero, y como dije antes, no lo veo a Isayama haciendo eso. Que Mikasa o Ymir creen un mundo alterno para los dos podría ser algo posible. Creo que es la única forma en que lo veo como happy ending. De todas maneras, tómalo con pinzas 😂 puedo perfectamente estar equivocada. Pero en conclusión, no van a estar separados (para siempre).
Perdón por la longitud de la respuesta!
Gracias por la pregunta!
🌸
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rookieforlife · 4 years ago
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Hola, no sabía que conociste a Christen, en serio?? No lo puedo creer!! Cómo es ella? Es alta? Se le nota mucho sus ojos gris/verde? Jajajaja perdón que te pregunte tanto! Pero como sos Argentina ( creo no? )yo también soy Argentina y quiero conocerla tambien 😭Es como casi imposible creerlo! Cuando la viste a christen con tobin, ya sabía que había algo entre ellas? Pudiste ver qué había algo entre ellas? O no quisiste ver mucho? Tenés que contar! Perdón soy la misma persona que pregunta mucho
Perdón que te mandé muchas preguntas antes pero es para despejarme de todo lo malo que está pasando en Argentina! ☹️ Yo soy de Argentina y me encanta mi país lo adoro. Pero todo lo que está sucediendo aca, me pone muy triste. Estoy viendo cómo poder irme. Y entró acá porque dos re buena onda y me olvidó un rato por lo que estamos pasando. Gracias por tomarte el tiempo de contestar. Muchas gracias! Y esperemos que podamos salir de esto!
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Hola!! me podés mandar todos los mensajes que quieras! jaja, a veces no estoy acá conectada pero cuando los veo los respondo, más si son de Argentina y fans de Christen! aguante 🤜🏽🤛🏽 mandá los que quieras!
Christen es irreal, es muy hermosa. Es alta comparada conmigo porque yo mido 1.60 jajaja, y creo que es un poquitito más alta que Tobin. Se le notan los ojos verdes, es tan linda 😩 y no recuerdo mucho de la vez que hablamos porque de verdad estaba muy en shock, pero me acuerdo que me preguntó de donde era, le debo haber hablando en un spanglish divino que se dio cuenta enseguida jaja, después le pedí si me firmaba la camiseta y sacarle una foto a ella sola (odio las selfies jaja) con la cámara instantánea que tengo, y me pidió que me ponga con ella 😩🥺🌈💗 y nada después me dijo que estaba contenta de conocerme, me agradeció que esté ahí y se fue y yo morí de amor, eso es lo poco que recuerdo. Justo había ido el papá y la mejor amiga y estaban sentados al lado mío. 
Cuando la vi la primera vez... yo había ido a Portland para ver esos torneos de pre-temporada que hacen. Me estaba quedando en un hotel donde el desayuno era un asco así que me fui a un café a una cuadra... era un lugar super chico. Me senté tranqui con el café y a los 10 minutos entra, miro a la puerta y estaba ahí y cuando hice contacto visual casi se me cae todo porque era la primera vez que la veía, era el último lugar donde esperaba encontrarla y porque GAY jaja. Después a los dos minutos entra Tobin y ahí fue como NAAA (internamente) pidieron algo y se sentaron EN FREN TE MÍ O, así que bajé la cabeza y seguí tomando mi cafecito jajajajaj, pero obvio cuando miraba para el lado estaban las dos pegadas hablándose al oído y además hablando y hablando y hablando porque Christen cuando empieza no para más y es super expresiva, habla con todo el cuerpo, las manos... y Tobin se reía todo el tiempo. Sí, se notaba que estaban juntas. Después entró Sonnett, las saludó y se sentó al lado mío. 
Al otro día, otra vez me fui a comprar un café, esta vez a otro lugar y arranqué a caminar cerca del estadio para hacer tiempo. Mientras cruzaba la calle, me estacionó un auto en frente de forma muy brusca, miro a ver quién era el idiota y era Tobin jaja y al lado quién estaba? Christen jajajaja se ve que la estaba llevando a alguna practica de las Red Stars. Pero fue muy gracioso e igual la quería matar, maneja muy mal, creo que de estas historias de Tobin hay miles. Pero bueno... esa semana en Portland fue muy loca jaja.
En fin, mandame mensajes cuando quieras. Y tratá de estar tranqui con lo que pasa, la verdad la situación en todos lados es muy complicada, lamentablemente no es solo acá, aunque viviendo en Argentina y escuchando lo que pasa económicamente te tira muy abajo pero hay que entender también que veníamos de unos años complicados y con la pandemia es imposible crecer, veremos qué pasa el año que viene. Yo de verdad trato de distraerme con lo que puedo porque a mis amigxs tampoco los puedo ver. Mucho fútbol, y hacer cosas que me gustan, trato de buscar cosas y otros días que tampoco me exijo mucho, solo pasar el tiempo. Esto si no tenés la obligación de trabajar... yo trabajo en un teatro así que por ahora estoy en casa, pero si tenés alguna obligación cada vez que salgas cuidate mucho. Y tranqui que seguro salimos, hay que tener paciencia, mucha.
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heukix · 5 years ago
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CAOS - MAGALÍ TAJES
COSAS I.  —Mariana, ¿vos me estás dejando? —Sí.  La vida. Esa cosa revoltosa que te deja de cara un martes a las siete de la tarde. Uno se espera los problemas, claro que se los espera. Yo siempre estoy esperando los grandes: una bala perdida en Navidad, que me echen del laburo por la crisis económica, la muerte de mi abuela Inés, que ya tiene ochenta y cuatro años. ¡Pero no, qué se va a morir la vieja! Es inmortal. Saludó al último dinosaurio vivo. Y la crisis económica… ¡Argentina, viejo! ¿Qué existe fuera de la crisis en nuestra economía? ¿Para qué me van a echar si me pagan monedas y la mitad en negro? De la bala perdida en Navidad nadie está a salvo, pero ¿por qué se va a perder justo en mi cabeza? ¡Miedos! ¡Miedos grandes y estúpidos! La realidad demuestra que la mitad de nuestros problemas son imaginarios. Los verdaderos ni se asoman por nuestros pensamientos. Aparecen y te dan vuelta la existencia un martes a las siete de la tarde.  —Pero, ¿por qué? No entiendo. ¿No íbamos a comprar una casa juntos?  —Sí, Javier. Íbamos.  —¿Y qué pasó? ¿Conociste a otra persona? —No, no conocí a nadie. No se trata de nadie. Se trata de nosotros. —Te cogiste a Matías, el boludo de contabilidad, ¿no?  —No, Javier. No me cogí a nadie.  —¿Y entonces? No… no entiendo. Estás trayendo tus cosas acá hace meses, empezamos a vivir juntos, teníamos un proyecto.  —Bueno, Javier, ya no lo tenemos más. Así se tiran cuatro años de relación a la basura. Teníamos un pasado y un presente, pero ahora solo tenemos cinco palabras nuevas: No-existís-en-mi-futuro. Mariana estaba decidida a borrarme de su vida, como si yo fuera una palabra mal escrita en su cuaderno recién estrenado. Y yo, desconociéndome, rompí en un llanto histérico.  —No me dejes, mi amor, por favor, no me dejes.  —En un impulso la tomé del brazo.  —Javi, pará.  —Hago lo que sea.  —Javier.  —Mariana me fulminó con la mirada. La solté. —¿Es porque estoy gordo? Mariana hizo un silencio. —No estás gordo. ¿Qué decís?  —No vamos más a comer los domingos a lo de mi vieja. Pensé que se iban a empezar a llevar mejor, pero si no se llevan bien, no pasa nada. No tienen por qué. Y nos podemos ir un fin de semana a Córdoba. ¿No querías conocer Córdoba vos? Sí, podemos hacer eso. La casa puede esperar. ¿Para qué nos vamos a comprar una casa? No, no tiene sentido. Podemos seguir viviendo acá, juntos. A Europa nos podemos ir, sí, eso. ¡A Europa! Como soñaste desde chiquita. Mariana se levantó de la silla, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua.  —¿Querés?  —No, no quiero agua. Quiero que me expliques qué mierda te pasa. —Me está esperando un taxi abajo.  —Mariana se tomó el vaso de agua de un tirón.  —¿Qué? ¿Te vas así? Pará, hablemos. —Ya hablamos dos horas.  —Pero… ¿no te gustó la idea de viajar a Europa?  —Me llevo un bolso con mi ropa. Sus palabras me laceraron como una navaja. —¿Cuándo te armaste un bolso?  —Antes de que llegaras. Salí temprano de la oficina. Mariana nunca tomaba decisiones en el momento, las tejía como a una telaraña. Si había salido temprano de la oficina, es porque ya había planeado hacía tiempo salir temprano de la oficina.  —¿Cuándo decidiste esto?  —En mi cumpleaños.  —Tu cumpleaños fue hace dos meses.  —Me voy, Javier. Me llevo mi copia de llaves. Voy a venir cuando estés trabajando para llevarme las cosas que me quedan acá.  —Pará, loca, ¡pará! ¿No sos feliz conmigo?  —…  —¿No me amás más?  —No, Javi. No te amo más.  Y se fue.  No-te-amo. No-existís-en-mi-futuro. Mi-futuro-sí-existe-pero-no-escon-vos. La vida. Esa cosa revoltosa que te deja de cara un martes a las siete de la tarde. No sé cuántas horas me quedé mirando la pared, esperando que ella volviera. Cuando Mariana cruzó la puerta, el tiempo se desfiguró. Ella se fue… y todo… se… volvió… más… len… to. Hizo que todos los días fueran el mismo día. Todos… los… días… el… mismo. No-te-amo. Yo tampoco me amo ahora, Mariana. ¿Me puedo querer sin que me quieras? ¿El amor es algo que viene de afuera o de adentro? Seguí yendo a trabajar, seguí yendo a los partidos de fútbol de los miércoles, seguí llamando a mi vieja todos los días a las ocho de la noche, seguí comiendo como un orangután. Seguí, porque de eso se trata siempre, de seguir. Al mundo no le importa cómo te sentís, le importa que cumplas-tus-obligaciones. Todos… los… días… el… mismo. Empezaste a venir por tus cosas cuando yo no estaba. Lo primero que te llevaste fueron los CD. El de Spinetta era mío… pero no te llamé para reclamártelo. ¿Cómo se le pide un CD a una mujer sin decirle “volvé, te necesito”? Yo no sé. Por eso, elegí no pedirte. Después, fueron las sábanas (¿por qué las necesitabas tan urgente?). El velador de tu lado de la cama (lo odiaba, hiciste bien). Te llevaste los cuadros, las macetas del balcón, tus libros, el espejo del cuarto, lo que te quedaba de ropa y cuatro años de relación. Moría de ganas de verte. Pero, ¿para qué te iba a buscar? Amar a alguien también es no seguir lastimándolo cuando ya no lo podés hacer feliz. Y yo no te hacía feliz, y vos ya-no-me-amabas. El tiempo… empezó a ir… unpocomásrápido. Dejé de comer como un orangután y adelgacé cinco kilos, me puse de novio con Laura Torres (tenías razón, me tenía ganas y no me había dado por aludido), me recibí de abogado, rescindí el contrato del departamento que compartimos dos míseros meses en Congreso, la abuela Inés resultó ser mortal y me dejó tras su partida, con ochenta y cinco años recién cumplidos, una suma de dinero lo suficientemente importante para comprarme mi propio lugar. Y entonces, en medio de la mudanza a mi nueva vida, la vi. Hecha un bollo, llena de pelusas, abajo del sillón, tu remera favorita. Te la había comprado yo en un recital de los Redondos apenas nos pusimos de novios y la tuviste puesta hasta que se suicidó de uso social para pasar a un mejor destino: ser pijama. Tu remepijama favorito. La agarré, y le sacudí la suciedad del tiempo. La cara del Indio Solari me miró con el ceño fruncido, como prohibiéndome tirarlo al tacho de basura. Tragué saliva y me acerqué al teléfono. Hacía más de diez meses que no escuchaba tu voz. Pero todavía me sabía tu número de memoria. —Hola.  Carraspeé. Me temblaban las manos. ¿Corto?  —¿Hola? Apreté la remera con fuerza. —Hola, Mariana. Te habla Javier. ¿Tenés un minuto?  II. ¿Cuál es la verdadera desgracia? ¿Amar o no amar? Freud decía: Si se ama, se sufre. Si no se ama, se enferma. ¿Y entonces qué hacemos, Sigmund querido? La importante cuestión, la duda que convierte todas las certezas en fantasmas: ¿siempre hay uno que ama más que el otro? ¿El amor se puede medir en cantidades? La importante cuestión, la duda que convierte todas las certezas en fantasmas: si soy la que siente que ama más, ¿soy la que pierde o la que gana? ¿El amor se puede medir en resultados? Javier. Cuatro años de Javier y sus “más adelante lo hablamos, lo vemos, lo hacemos, mi amor”. Vivir atrapada en la rutina de las decisiones lentas. Se posponen las alarmas, no la vida, Javier. A la vida hay que llegar temprano. Sentirme nada, prescindible, invisible. ¿Cómo resucitar una relación que no se muere, pero tampoco busca respirar? Y sí, logré que vivamos juntos, logré que nos vayamos de vacaciones una semana a Brasil, logré que planeáramos comprar una casa. Pero ¿cuánto insistí? El amor no se mendiga.  “Los tipos son más dormidos, Mariana, si fuera por ellos, ni se mueven del sillón. Hay que apurarlos. ¿Vos creés que tu papá se quería casar conmigo al año de novios? No, nena, lo apuré. Y acá estamos, cincuenta y tres años de matrimonio felices”. Yo le conozco la cara a mi papá. Y si esa que tiene es su cara feliz… prefiero no conocerle otra.  El amor, me repito frente al espejo todas las mañanas, no se mendiga. Algo terminó de romperse dentro mío en mi cumpleaños. Estábamos con Javier, acostados en la cama, eran las diez de la noche y había esperado su saludo todo el día. Pensé que se estaba haciendo el tonto, que tenía una sorpresa inmensa. Qué idiota. Diez y media. Once. Once y media. Esperé incluso que un minuto antes de las doce saltara de la cama y me dijera: “¡Ah! ¡Te la creíste! ¡Feliz cumpleaños, mi amor!”. Pero siempre me faltó fe para ser testigo de un milagro.  Se acordó dos días después. Me llevó a casa unas disculpas, un “se me pasó porque estoy cargadísimo de laburo” y un ramo de rosas.  —Javi… soy alérgica a las flores. —Uh, pensé que eso te pasaba en primavera nada más. ¿Las tiro? Me quiero separar. Empezó a crecer esa sensación adentro. Me quiero separar de Javier. Empecé a llegar tarde a casa, necesitaba aprender a no extrañarlo. Empecé a hablar demasiado con Matías, el chico gay de contabilidad. Le pedía consejos, y Matías me daba la atención que Javier no podía o no quería darme. Eso me fue enojando más. Empecé a salir sin él, a comer sin él, a pensar en mí. Lo único que registró fue que no estábamos teniendo tanto sexo. Le dije que últimamente había estado muy cansada. Omití: de vos. No insistió.  Lloré.  Lloré en el baño del trabajo y en la cocina del departamento. Lloré en el subte, lloré cuando él no estaba, lloré mientras él dormía, lloré en sueños. Lloré hasta que me quedé sin lágrimas. Y un poco más también. Matías me dijo un lunes: “Lo tenés que dejar, Marian. Pero no de verdad, asustalo. No reacciona, lo vamos a hacer reaccionar. Hacé una cosa: un día de estos, llegás temprano a tu casa, te armás un bolsito con alguna ropa, lo esperás y le decís que no querés saber más nada con él. No le explicás nada, solamente le decís que no lo querés ver más, y que vas a ir por tus cosas cuando él no esté. No importa lo que te diga, no lo escuchás. Lastimalo, lastimalo un poco. Que sufra, que sienta que te va a perder. Y después, cuando ya esté bien apichonado, te pedís un taxi y te vas. ¿Sabés cómo se va a quedar? ¡Muerto! ¡En tres días lo tenés rogándote que vuelvas con él!”. Pero no rogó. Ni siquiera llamó para saber si era definitivo. Dejé pasar una semana y empecé a llevarme las cosas del departamento. Primero, los CD. Agarré los míos y me robé Pelusón of Milk, su favorito de Spinetta. Javier no se daba cuenta de casi nada, pero lo de Spinetta no lo iba a poder ignorar. Matías me hubiera matado de saberlo, pero necesitaba con todo mi corazón que Javier me llamara. Escuché “Seguir viviendo sin tu amor” hasta que lo rayé. Furiosa, volví al departamento del diablo y me llevé las sábanas. “Que piense que estoy cogiendo con alguien, imbécil de mierda”.  El teléfono siguió sin sonar. Me llevé el velador, los cuadros, las macetas del balcón, mis libros, el espejo del cuarto y lo que me quedaba de ropa, sin que Javier me dirigiera la palabra. A los quince días, en lo de mis viejos, el silencio decidió lo que yo no había podido. Rendida, desarmé el bolso y cuatro años de relación. El amor no se mendiga. III.  —Hola. Javier carraspeó. Le temblaban las manos. —¿Hola?  Javier apretó la remera con fuerza.  —Hola, Mariana. Te habla Javier. ¿Tenés un minuto?  —¿Javier? Ah, querido, ¿cómo estás? Habla Mercedes. Ahora te paso con Mariana.  Javier se sintió como un estúpido. Nunca había tenido la sutileza de diferenciar la voz de Mariana y la de su madre.  —Hola. —Hola, ¿Mariana?  —Sí. —Habla Javier.  —Ya sé. Mariana temblaba con el teléfono en el oído, mientras su madre le hacía muecas extrañas, maldiciendo al ex novio de su hija. —Te llamo porque… ehh… te quedó una remera acá, ¿sabés? —¿Una remera?  —Sí. La del Indio. Tu pijama.  —Ah… mirá. Pensé que la había perdido en el viaje a Brasil. —No, está acá. Mariana pensó “¿Me está llamando después de un año por una puta remera?”, pero dijo:  —Bueno. ¿Me la podés alcanzar al laburo? —Mariana no quería su pijama, quería verlo . —¿Seguís trabajando en Maipú?  —Javier frunció el ceño. Había pasado varias veces por la puerta de la oficina de Mariana, esperando cruzarla, sin éxito.  —Sí. Me enteré que vos no estás laburando más en el estudio, te recibiste.  —Sí. —Y te cogés a Laura Torres.  Javier tosió. La madre de Mariana abrió los ojos como una lechuza. “La boca, nena”, le susurró. —Perdón. Fue un chiste desubicado. ¿Me podés llevar la remera al laburo, entonces?  —Sí… sí. Mañana te la llevo.  —Mañana es domingo, Javier. —El lunes. —Dale. Chau. Gracias. —Chau, Maria… Mariana colgó antes de escuchar su nombre.  IV.  Se volvieron a ver las caras un lunes cualquiera. Corría el año 1994 y en el mundo no habían pasado demasiadas cosas. El último concierto de Nirvana, el suicidio de Cobain, el nacimiento de los primeros celulares en Colombia, la reinauguración de la Capilla Sixtina en el Vaticano. Quizás el mundo se había mantenido bastante en paz durante el año para desatar la guerra en Buenos Aires, ese lunes, en la calle Maipú. Por el contrario de lo que se imagina, no hubo gritos, no hubo reclamos, no hubo discusión. Tampoco hubo besos. Apenas un tímido abrazo. Javier y Mariana se declararon la guerra en silencio. Fue una guerra muda, pero letal. Juraron, sin palabras, con todo el corazón, no volver a quererse. Mariana no le dijo que lo había esperado. Javier no le dijo que la había buscado. Conversaron de cosas superfluas. Javier le devolvió la remera a Mariana. Mariana le devolvió el disco (rayado) de Spinetta a Javier. Se sonrieron como dos extraños que se chocan en la calle, y uno dice “perdón” y el segundo dice “no, perdoname vos, no te vi” y desaparecen, y desde ese momento no significan más que ese empujón en el día del otro. No se dejaron llorar. Mariana deseó acariciarle el pelo a Javier. Javier ansió preguntarle a ella si se había vuelto a enamorar. Sus ganas quedaron en intenciones. Eso suelen ser las despedidas, tibias decisiones, mar de incertidumbres, verdades confundidas. Se querían tanto que no querían quererse más. Con la misma diplomacia que se termina una guerra, se dieron por terminados. Vulnerados y rendidos, se murmuraron adiós. Mariana, sin entender bien por qué, no volvió a escuchar a los Redondos. Javier, sin recordar bien por qué, los martes regresa a casa cuando Laura ya está dormida. A veces, se piensan. Y… el… tiempo… se vuelve… un poco… más… len… to. A veces, se sueñan. Yeltiemposevuelveunpocomásrápido. Llevan las heridas invisibles de las cosas que no se dijeron. Y en silencio, sangran.
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mauriseg2 · 5 years ago
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Hola buenos días, como estas? espero que andes bien, perdón pero no puedo estar esperando algo que no se da te pedí perdón disculpas y no hay caso, lo siento pero mejor que re hagas tu vida como querés, y se como es eso.. yo no te molesto, interare no buscarte, no llamarte, ni un mensaje, me va a costar? si, mucho, pq sos lo que mas amo en esta vida, sos mi personas favorita la que me hace feliz y la que me mantiene a pie , no se que va a ser de mi que haré no lo sé pero vos se feliz y a por ello que tanto querés, te acompañaré de lejos, como siempre te dije "recordá que si todo el mundo te da la espalda ahí estaré yo, jamás lo haré.." y no es que ahora lo haga sino que ahora es mejor irme no ser un peso, una carga no ser más nadie en la vida de nadie, te falle como amigo, como novio y compañero, será que tenés o tuviste razón cuando me dijiste que te sirvo para esto que no soy nada, ni sirvo para una relación, lo siento mucho pero mejor me despido, no será con un beso ni abrazos pero es así, me duele muchísimo pq sentí que tenía una misión un propósito por así decirlo, que era ser y hacerte feliz pero como dije falle y lamentablemente arruine todo. Dios quiera que te acuerdes de todo lo lindo que vivimos sean pocas o muchas cosas pero recordá eso, me llevo todo de vos no solo lo bueno y malo, todo.. tus risa, besos, gestos, tu voz a la hora de cantar, tus movimientos, olores, comida, entre tantas cosas pero lo que voy a tener siempre en mi corazón son aquellas veces que dormí abrazado entre tus brazos dónde me sentí seguro y bien.. Me quedaré con los momentos que agarramos ambas mochilas, valija o tan solo una billetera y nos íbamos a cualquier lado.. Gracias por todo, por hacerme ver y creer que el amor realmente existía, lo tuve y quizás mi intensidad tiro todo al vacío y ahí fui a parar yo. Volviendo a quedar absolutamente solo, no te culpo, me culpo a mi mismo. Lo siento, solo espero que te cuides y seas feliz como quieras, con quién quieras, dónde sea .. pero se felíz. Gracias por todo.. Adiós! ☹️😓😞
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purpurafrecuenciaa · 5 years ago
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Hasta siempre Mi Nave
Un día con Martina nos dimos follow en twitter Nos seguimos por Frusciante y porque hasta ese momento era la única persona que conocía (todavía virtualmente) que también usara last.fm. Dentro de su perfil me encontré con un mini universo desconocido de música hasta que un día no aguanté y le pedí con vergüenza que me recomiende algunas bandas, algo así como una transmisión de conocimientos. Necesitaba cambiar de aires, entre horas y horas de My Chemical Romance y John ya me había provocado varios cortocircuitos emo darks lml 666. Entonces un día Martina me hizo una listita de bandas rosarinas para escuchar. Y otro día me dijo “tenés que escuchar a Mi Nave”. Y le hice caso porque me llamó la atención el nombre. Hasta ese día solamente existían los discos Brillante y Estela, y menos mal, porque si hubieran habido más los hubiera recontra desgastado igual que a esos dos; poco a poco se instalaron en mi vida cotidiana y encima hola acá la intensa que una vez que se engancha con algo lo escucha hasta para dormir. Un día salió Tristeza y todo fue una sensación extraña. Parecía que se habían metido en mi mente y con pinzas me habían sacado meticulosamente cada pensamiento para hacerlos canciones. Con Martina nos abrazamos en el galpón cuando lo presentaron porque 1) lo tocaron en orden y entero y 2) los truenos también habían sacado Bronce. Un día (y varios más) después de eso la tristeza me invadió por ráfagas que parecían no acabar nunca, y el disco que lo que menos le encontraba era tristeza era lo que más me ayudaba a sobrellevarla. Un día a la semana de conocerlo le dije a Fabrizio “tenés que escuchar a Mi Nave” Escuchá Tristeza, escuchá Trinchera, Escuchá la parte de adorno con oro las heridas así de lejos se verán Sentí a ver si sentís lo mismo que yo Un día después de insistirle mucho pero mucho, Giulia me manda un mensaje diciendo que estaba escuchando Mi Nave y que empezaba a gustarle <3 Un día Mi Nave tocó en el Macro, bah una de varias, y ahí apareció Camila uniéndose al grupo que a esta altura ya se sentía una reunión de autoayuda. Un día, años después, nos volvemos a abrazar con Martina, con Fabri, con Giulia, con Cami y con un montón de personas más, pero esta vez el abrazo tiene un poco de verdadera tristeza porque Mi Nave anuncia que se separa. Llegó el divorcio, la división de bienes que nadie quiere atravesar, aunque cualquier mili me diga que hay que #soltar, no es tan fácil. Con mezclas de alegría y nostalgia Con desconcierto de no saber qué va a pasar Con la sorpresa de escuchar dos días seguidos Trinchera. Cómo, ¿no era que no la tocaban nunca más? ¿Y hoy la hacen de nuevo? Mi mente se confunde y no confía en esa afirmación que ni ellos cumplieron con apenas veinticuatro horas de diferencia. Entonces no puedo creer que sea la última vez que la escucho en vivo. Me niego a soltar ese pedacito de esperanza de que en unos meses, o años vuelvan a subir a un escenario y empiecen a tocar esos acordes otra vez. Ojala pudiera atrincherarme yo en la puerta de ese lugar horrible que eligieron para despedirse lleno de columnas y paredes desgastadas que no dejan ver nada y humo y cervezas caras y no dejarlos salir, aunque hayan hecho dos bises a pedido de su gente. Al menos nos quedan sus discos para seguir gastándolos por mucho tiempo. Feliz viaje Mi Nave <3
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lonelydumbandfuckedup · 5 years ago
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Carta a E.
Perdón, fui fría y desconsiderada; tenía miedo porque no entendía lo que sentía, los sentimientos no se me dan bien. Perdón por rechazar tu amabilidad y tus intentos de ser simpático conmigo, si fueron avances lamento mucho no haberme dado cuenta, de haber estado consciente de que querías acercarte a mí lo hubiese aceptado con gusto; si esto no fue así, también me disculpo por el malentendido. Perdón por no dejar de pensar en vos, para mí también es muy molesto, no dejo de pensar si estarás bien, si serás feliz, ojalá que sí. Constantemente pienso en escribirte y decirte todo esto directamente, pero también siento que es mejor dejarte en paz, no quiero molestarte. Seguramente no tenés tiempo en tu vida para malgastar conmigo y mi inseguridad, todo lo que quiero es saber que estás bien y que nunca te preguntaste por mí, así puedo dejarme de joder. Cada vez que me apuro en ver tus historias de Instagram me da vergüenza pensar que probablemente te moleste ver mi perfil entre los primeros todo el tiempo, quizás sea demasiado intrusiva mi actitud, pero también me siento agradecida y sonrío cuando vos lo hacés aunque sólo sea porque no tenés nada más que hacer en ese momento.
Es horrible lo que siento, porque nunca lo había sentido y hace más de 4 años que lo estoy guardando, lo sufro mucho pero no es por tu culpa, soy yo la que no puede seguir con su vida; yo elegí callar y me tengo que aguantar las consecuencias. También es muy extraño, no sé exactamente qué es lo que tenés pero no lo he encontrado en nadie más, ni antes ni después de vos, eso es tan frustrante porque si fuera que soy incapaz de sentir nada por nadie no me preocuparía tanto como esto. Creo que es tu presencia, después de 4 años imagino que podría ser eso porque es lo que más extraño; el simple hecho de ser con vos en el mismo espacio, aunque haya 100 personas más y buscarte sólo con la mirada desde un rincón, y encontrar tu pelo oscuro y despeinado y tu voz que reverbera en carcajadas rasgadas por el cigarro entre la multitud, ansiando ese instante incómodo en que se cruzan las miradas y ambos bajamos la cabeza para acto seguido volver a nuestros mundos. Extraño esa estúpida actitud adolescente e irreverente con la que te aparecías detrás mío para gritar "¡Hola!" y asustarme, para sostenerme de los hombros y volver a repetirme ese hola, ahora más suave y dulce, entre risas. Nada va a sacarme de la cabeza esa vez en clase, yo estaba sentada en un extremo de la mesa y vos en el otro, había dos amigos tuyos de por medio, salieron los tres a comprar café y cuando volvieron te sentaste justo a mí lado e incluso arrimaste un poco la silla para estar más cerca, en lo aburrido de la clase empezaste una minúscula conversación conmigo cuando -no recuerdo por qué- te acercaste a mi oído; tu voz ronca, suave y profunda pronunciando mi nombre en un susurro que hizo que se me saltara el corazón. También recuerdo cómo te borré la sonrisa cuando te pedí que dejaras de hacer chistes sobre lo mala que era la clase, yo me estaba riendo mucho y no quería que nos llamara la atención por interrumpir, vos no te lo tomaste muy bien porque quizás fui muy cortante y no me di cuenta, también te pido perdón por eso.
Soy tan insegura y antes lo era más incluso, estabas en una relación abierta con quien en estos años se convirtió en una gran amiga mía pero en ese momento no tenía tanta confianza. Los veía desde lejos, como quien ve una sit-com romántica, eran tan graciosos juntos, casi me moría por estar en el lugar de ella pero también la simple idea de meterme en medio me hacía sentir incómoda y todavía me siento así; casi 4 años han pasado de eso y ella está con alguien con quien es muy feliz desde hace más de un año, es de mente tan abierta que estoy más que segura de que no le molestaría si le digo lo que siento por vos, pero no tengo el estómago para eso. Después de que cortaron te vi ir y venir con otras tantas conocidas, te escuché fuerte y claro cuando frente mío le dijiste a tu amigo "No sabés cómo Julia me vuela la cabeza, le voy a decir cuando nos juntemos para este trabajo" y sentí que otra vez se me aplastaba el corazón como cuando me enteré de que mi amiga y vos estaban juntos desde hacía casi un mes. Y cuando cortaron fuiste con otra y otra más, perfectamente ante mis ojos te vi vagar por la facultad insinuándotele a tantas conocidas, como tentándome y probablemente no era tu intención, pero yo lo sentí así. En silencio, hice todo lo posible por guardar esto, pensaba "que falta de respeto hacia ella sería si me acerco a él, hace relativamente poco que mi amiga y él cortaron y la respeto mucho más de lo que quiero estar cerca de él". Una vez intenté iniciar una conversación con vos para al menos estar en buenos términos como compañeros de cursada, me puse nerviosa y no sabía qué decir para no ofenderte y terminé parecido una imbécil, soy tan estúpida.
Nunca vas a leer esto pero igualmente quiero escribirte, quiero que sepas que nunca sentí la necesidad de acercarme a conocer a una persona tanto como con vos; odio el contacto físico, pero cuando pienso en vos creo que no me molestaría abrazarte, pegar mi oído a tu pecho sentir el latido de tu corazón y saber que sos real y estás a mi lado, aunque sea sólo por un segundo. Sé que probablemente no sientas absolutamente nada por mí o que incluso te parezca desagradable, fría, poco atractiva y menos interesante, que soy patética; quizás me odies y ni siquiera lo sé. No querría nunca que por pena intentes nada conmigo, prefiero el rechazo a tener que molestarte y hacerte sentir culpable por mí, especialmente porque soy yo quien está mal acá. No es un deseo o un capricho, tengo la necesidad de que me hables de vos y saber quién es realmente la persona a quien le deseo toda la felicidad del mundo así yo no esté incluida; quiero que me cuentes de tu vida, de tus sueños y tus miedos, quiero que me digas cómo te sentís y saber que estás bien.
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cronicasterrestres · 6 years ago
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La vez en la que hablé sobre una balanza en un casamiento
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Regresamos a la academia en absoluto silencio. Desde que había empezado las clases para aprender a conducir, el silencio había sido la excepción: quizás en algún semáforo, en el que el instructor aprovechaba para mirar su celular, o tal vez en uno de esos tiempos que las personas a veces se toman antes de decir algo absolutamente trivial. Sea como sea, siempre teníamos algo para decir –sobre todo él, que disponía de un variado abanico de anécdotas y chistes malos–. Sin embargo, acababa de perder la mitad del examen y la poca distancia que nos separaba en la parte delantera del auto no estaba para bollos: “Al menos salvaste la pista, que es lo más bravo”, se limitó a decir mientras dejábamos atrás la zona de la prueba.
Dejé mi expediente sobre el escritorio y le pedí a la administrativa que volviera a anotarme para el examen y que me marcara dos clases más. Me colgué la mochila al hombro y me fui, un poco frustrado, un poco enojado y un poco triste. Llegué a la parada del ómnibus y esperé por cualquiera de las dos líneas que me servían para ir al trabajo. Saqué el celular, abrí Whatsapp y vi que tenía un mismo mensaje que se repetía en al menos cuatro chats: “¿Y? ¿cómo te fue?”. Pero, para mi sorpresa, había otro distinto a todos y que nada tenía que ver con la prueba de conducir.
“¡Hola, nene! ¿Todo bien? ¡Espero que sí! Te queremos pedir, si tenés ganas, que digas unas palabras después de la ceremonia”, empezaba diciendo el mensaje de mi primo. De repente, dejé de pensar en la frustración y la tristeza por el examen, y sonreí. “Nuestra idea es que en el casamiento hable solo una persona, además de la jueza, y nos gustaría que esa persona seas vos. Nuestra idea era algo sobre las parejas, no algo específicamente sobre nosotros ni personal. No sé, pensalo tranquilo y avisanos. Gracias, de antemano”.
Levanté la mirada y vi que venía el ómnibus. Alguien se acercó al cordón para pararlo, así que, antes de subir, me apuré a responder: “¡Siiií, qué linda propuesta!”.
Avancé hasta el fondo y me acomodé como pude entre tanta gente: bajé la mochila al piso, agarré la campera con el brazo izquierdo y saqué el celular del bolsillo. Cuando miré otra vez la pantalla, mi primo había vuelto a escribir: “¡Qué bueno! Nuestra idea es que puedas disfrutar de hacerlo, no que te pese o te resulte incómodo”. Le dije que entendía perfecto, y le agradecí por pensar en mí para algo tan importante. Regresé el celular al bolsillo derecho del vaquero, me agarré del pasamano y me quedé mirando sin mirar a través de la ventanilla, con el corazón acelerado, una sonrisa nerviosa en los labios y un “¿qué carajo voy a decir?” en la cabeza.
No sería la primera vez que hablaba frente a un grupo de gente. Ya lo había hecho ante muchas más personas que las que habría en el casamiento –cerca de 100, según recordaba me había dicho mi primo–. Y mi formación académica incluía estar preparado para cualquier tipo de oratoria –en teoría, claro–. Sin embargo, esto era distinto a todo. No solo implicaba hablar sobre sentimientos frente a mi familia –aunque ponerse nervioso por eso me resultase demasiado adolescente– sino que también incluía abrir mi corazón y exponer mis ideas sobre el amor, los vínculos y todo lo que tuviese que ver con eso –cosa que también me pareció tonta: ¿cómo iba a ponerme nervioso por tener que hablar sobre el amor si tantas veces había escrito sobre eso y hasta había ganado un concurso por un cuento tan meloso y amoroso que a veces todavía creía que el jurado seguía empalagado–. Ahí quizás estaba el asunto: una cosa es escribir, otra cosa diferente es escribir para decir en voz alta, para poner en mi propia voz lo que siento y pienso.
¿Qué tenía yo para decir sobre el amor o las parejas que no supiesen los demás –al menos, que no supiesen los que estarían en la ceremonia–? Nada, poco o tal vez mucho. No lo sabía con certeza.
Tenía dos semanas por delante, y eso era bueno, pero también extremadamente malo. Bueno porque tenía tiempo para pensar. Y malo porque, conociéndome, sabía que no podría hacerlo hasta último momento, como solía pasarme con los trabajos de facultad o las cartas que les hacía a mis amigos por sus cumpleaños. Ese era mi problema: podían pasar meses entre que me surgía la idea para un cuento y finalmente la escribía. Hacía un par de semanas, por ejemplo, había logrado escribir un cuento cuya idea original la venía pensando desde hacía año y medio –y el texto no superó las seis carillas–.
Pensé, mucho, y varias veces a lo largo del día me daba cuenta de que ese era el error: pensar sobre el amor. Sabía que lo mejor que podía hacer era sentarme frente a la computadora y empezar a escribir sin pensar una sola palabra, pero no lo conseguía. Probé con un cuaderno, con una nota del celular y hasta con encerrarme en el cuarto y empezar a decir en voz alta las ideas que me fueran surgiendo.
Cuando faltaba menos de una semana para el viernes del casamiento, y todas las hojas que me rodeaban seguían en blanco, decidí acudir a ideas sobre el amor que ya hubiese escrito antes. Revisé el archivo de la computadora, donde estaba el 90 % de lo que había escrito desde el 2008 a la actualidad: separé algunos textos, pero nada me convenció del todo. Luego, fui a ese 10 % restante que se repartía entre distintos cuadernos y libretas de todos los tamaños y colores. Leí algunas cosas que me dieron ideas, pero nada me despertaba esas ganas incontrolables de ir corriendo al teclado y no parar de escribir hasta no llenar hojas y hojas.
Esa noche me acosté, igual de frustrado que cuando acababa de perder la prueba de conducir, y me quedé mirando el techo. Otra vez, cometiendo el error de pensar sobre algo en lo que no se puede pensar: el amor. Cerré los ojos e intenté leerme a mí mismo para entender lo que estaba sintiendo. Y me sentí triste, extremadamente triste. Extrañaba a mi madre, muchísimo. Y me dolía mucho el imaginar que no estaría presente en un momento tan importante para la familia como el casamiento del primo que todos creíamos jamás habría de casarse. Me sentí triste, por su ausencia y por lo silenciosa que solía estar la casa desde que se había ido.
Estiré la mano hasta la mesita de luz, agarré el celular, abrí una nota en blanco y escribí todo lo que sentía en ese momento. Sin pensar. Solo escribir.
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A la mañana siguiente, cuando ya estaba en el trabajo, mi padre me mandó un audio de Whatsapp en el que me preguntaba cómo estaba y me contaba que había estado leyendo uno de los tantos cuadernos que había escrito mi madre a lo largo de su vida. Se tomó un par de segundos para intentar replicarme de memoria un párrafo que había leído y que le había quedado especialmente en el corazón. Y fue ese audio, cuando faltaban solo tres días para el casamiento, el que me dio la clave para escribir todo lo que quería decir sobre el amor.
En cerca de media hora terminé de escribir –sin corregir, claro–. Cerré el archivo, me serví otro vaso de agua y volví a abrir el documento –un ritual que siempre hacía cuando acababa de terminar un texto–. Comencé a leer en voz alta todo lo que estaba en la pantalla, y así estuve largo rato en la soledad de mi cuarto y el silencio de la casa. La tarde caía afuera como también caían mis dedos sobre las teclas para reescribir, borrar y poner más y más espacios entre párrafo y párrafo.
Miré hacia mi derecha y vi sobre la cama el saco y la moña que planeaba usar el viernes. Pensé en que tenía que planchar la camisa, el pantalón y, tal vez, el vestido que mi novia había dejado en mi placard. También pensé en lustrar los zapatos y en aprovechar para esa noche ya recortarme la barba y ganar tiempo para poder dormir siesta el viernes de tarde. Pero me sentí tan bien y realizado por haber podido escribir lo que tanto venía deseando desde hacía días que decidí tomarme un rato para disfrutar la sensación. Salí al balcón y respiré las últimas luces que dejaba el sol en el cielo de otoño.
El viernes empezó como empiezan todos los viernes: con pereza, pero con la ansiedad de que al fin se termina la semana. En cuanto abrí los ojos, la frustración de los días anteriores, y que se había vuelto euforia la tarde anterior, se transformó en un remolino de nervios y ansiedad. Fui a trabajar sin ir, con la mente en todo lo que iba a decir a la noche y preocupado por descifrar cómo anudar la moña que tanto me había empeñado en usar, pero no así en aprender cómo tenía que hacer para dejarla inmóvil en la base de mi cuello.
Después de la siesta y de una merienda cortita y al pie, comenzó la batalla: por un largo rato, el discurso sobre el amor quedó en segundo plano y toda mi atención se centró en la bendita moña floreada.
–Ya está, no te toques más que ahí quedó bien –dijo mi novia mirándome desde el reflejo del espejo. –Está torcida, ¿si la ajustamos un poco más? –insistí, igual de fastidiado que ella.
Llegamos al salón, con la moña derecha –al menos, eso me hicieron creer– y con el discurso en el bolsillo interno del saco. Los novios ya estaban por llegar –entrarían juntos porque así lo habían decidido– y la jueza ya se había instalado en el atrio que habían armado en el jardín. “La jueza te va a llamar en un momento de la ceremonia”, me había dicho mi primo el día anterior. Sin embargo, no imaginaba que ese momento sería apenas después de que entraran los novios.
–Y ahora, Sebastián va a compartir con nosotros unas palabras dedicadas a los novios.
El estómago me dio vueltas y el corazón pareció salirse de su lugar. Mi novia me apretó fuerte la mano y me soltó enseguida: tuve miedo de quedarme inmóvil, pero sentí las miradas de mi padre, de mi hermana, de mi madrina y de todos mis primos, y lejos de ponerme más nervioso, me sentí lleno de confianza y de seguridad, y avancé por el sendero de entre las dos filas de sillas hasta pararme al lado del atrio, de la jueza y de los novios.
Con la voz entrecortada por los nervios y la emoción, comencé un poco a hablar y otro poco a leer.
Cuando M. y G. me pidieron que me parara acá, en su casamiento, y hablara sobre las parejas, pensé: ¿qué puedo decir yo sobre las parejas o sobre el amor que no puedan saber o sentir los demás? La respuesta puede ser nada, quizás un poco o tal vez mucho. Sin embargo, enseguida quise salir de mí mismo y mirar para el costado o para arriba, y ahí vi a mis padres, al amor que supieron mantener vivo durante más de treinta años, un amor que no se cortó ni se cortará aunque ella ya no esté con nosotros.
Mi madre hablaba mucho, le gustaba contar lo que sentía y confesarse con quienes la escuchaban con el corazón abierto. Pero también, de vez en cuando, escribía. Le escribía a su padre, a quien, al igual que yo a ella, perdió siendo muy joven. Le escribía a Dios. Y también escribía como una forma de charlar consigo misma. Hoy por hoy, por suerte, tenemos muchos de sus cuadernos para volver a leerla y escucharla.
Mirando uno de esos cuadernos, vi que allá por noviembre de 2001, cuando la crisis económica ya rondaba Uruguay, mi madre estaba en un verdadero caos de incertidumbre: tenía dos hijos adolescentes, y a eso no hay más nada que agregarle, y otro que empezaba la escuela. Y un marido compañero, pero que también compartía su misma preocupación: la estabilidad laboral.
En ese contexto, un día, entre asamblea y asamblea del sindicato de su trabajo, se tomó un rato para escribir. Y entre las tantas cosas que escribió, me gustaría rescatar una.
“Mi familia es la riqueza más grande que tengo, todo lo que yo les pueda dar materialmente jamás va a valer lo que ellos me dan en amor, cariño y orgullo. Los amo a los cuatro con toda mi alma y eso me parece poco: quisiera tener un corazón más grande para quererlos más”.
Después de leer eso, pensé en que ese era el amor del que quería hablar hoy, acá, y el que quiero para G. y M.
Un amor compañero, que haga de la palabra juntos una manera de vivir y no solo un parche para cuando algo se pone difícil. Un amor sincero y honesto, que diga en la cara lo que piensa, lo que siente, y que no tenga miedo de agachar la cabeza o de reconocer un error.
Un amor con raíces firmes, que no se vaya a la primera de cambios y que tenga el coraje de pelear por lo que está convencido: esa persona que está ahí enfrente me quiere, me hace bien, me cuida y me acompaña día a día, pero también me va a dar dolores de cabeza cuando no estemos de acuerdo, también va a querer ir al cine cuando yo no tenga ganas de moverme del sillón, y también va a llegar cansada de trabajar y no va a tener ganas de hablar.
Creo que de eso se trata el amor, y muchas otras cosas de la vida, de hacer eso que tanto me enseñó mi madre: poner siempre todo en los dos platitos de la balanza, y ver qué lado pesa más, aunque sea un ejercicio que haya que hacer todos los días. Si el amor todavía está vivo, si todavía vale la vida y alguna pena, si todavía merece nuestro tiempo, habrá sin dudas un lado de la balanza que pesará mucho más que el otro.
Pero el amor no es tan sencillo. Sí es fácil enamorarse, salir a bailar, tomarse unas cervezas, ir a caminar por la rambla, mirar juntos una serie y hasta puede ser fácil ir a los eventos familiares del otro. El amor va más allá de eso. El amor se construye, todos los días; incluso, el amor se construye cuando entendemos que el otro está demasiado abatido como para levantarse, y lo único que necesita es un abrazo en silencio.
Por esa razón, a G. y a M. les deseo un amor que siempre tenga la fuerza necesaria como para acordarse de la balanza y poner todo en los platitos, lo bueno, y lo malo. Que discutan, sí, porque uno demora mucho en vestirse o porque el otro siempre está apurado, y que también sepan seguir siendo genuinos, fieles a sí mismos y distintos entre sí.
Pero que siempre, al final del día, se puedan mirar a los ojos y sentir con certeza que se vuelven a elegir porque así lo quieren, que se vuelven a elegir porque quiere elegirse entre todas las personas del mundo, y que se vuelven a elegir porque sienten cómo en su corazón, más allá de todo, hay un lado de la balanza que sigue pesando más que el otro.
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Después de los abrazos, las lágrimas, los aplausos y el emotivo final de la ceremonia, todos fuimos a acomodarnos en las mesas que teníamos asignadas. 
Me saqué el saco, lo colgué en el respaldo de la silla y me senté. Miré a mi alrededor y observé los rostros de todos, emocionados y sonrientes. A mi derecha estaba mi novia, más allá mi hermana y su novio, y a mi izquierda estaban mi padre y los padres del mejor amigo de mi primo. Miré hacia el frente y me encontré con una silla vacía. Me quedé mirándola unos segundos y después volví a mirarlos a todos para ver si alguien notaba lo mismo que yo, y descubrí a mi hermana, mirándome con lágrimas en los ojos.
Volví a mirar la misma silla vacía. La miré, sin poder dejar de verla. La miré, y supe que aunque ella no estuviese, estaba.
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lolaalvaradorp · 2 years ago
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ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕀𝕏: 𝔼𝕝 𝕞𝕖𝕟𝕤𝕒𝕛𝕖.
Buenos Aires, 2014.
Carolina se encontraba perdida en sus pensamientos, recordando ese beso apasionado con Damián y que no estaba para nada arrepentida. Era la primera vez que le había sido infiel a su marido, pero se sentía tan viva que no podía sentirse culpable. Lola la interrumpió, entrando a la habitación sin golpear.
- Ma, ¿Tenés plata? - Le pregunto viendo como su madre se estaba maquillando, y no pudo evitar sonreír. Su madre era una mujer preciosa, y siempre se lo recordaba.
- ¿Podes alguna vez en tu vida golpear la puerta? Te lo pedí antes - Le dijo molesta y nerviosa la pelirroja.
- Que linda que estás - Le dijo su hija ignorando su pedido y mostrándole una gran sonrisa.
- ¿Podes golpear la puerta? De verdad te lo pido, un poco de intimidad - La mujer tartamudeaba de los nervios. - Sino tendré que poner llave.
- No, papá nunca quiso poner llave - Le contesto Lola mirando a su madre.
- Bueno, no tengo problema con los traumas de tu padre. - Ante la cara de duda de su hija, Carolina continuo- Nada, el abuelo lo encerraba pero antes no había pedagogía, nada.
Lola sacudió la cabeza como restándole importancia y prosiguió con su pedido.
- Bueno, necesito plata para comprar unas fotocopias - Dijo Lola hasta que su atención se desvió a los labios de su madre - ¿Ese es mí brillito de labios? ¿Desde cuándo te pintas así? Ay mamá, ¿A dónde vas? - Le insistió su hija mientras le sonreía con complicidad pero Carolina no hacía más que ponerse nerviosa. Había reservado una habitación con Damián y eso la ponía muy tensa.
- Nada Loli, voy a clase de tango... Tengo que entrenar.
- Bueno, voy con vos - Lola se mostró entusiasmada de poder ver a gente bailar tango.
- No, porque es para avanzados y no voy de turista... Otro día te prometo vamos juntas - Le dijo tomando su mano a lo que Lola resignada se dio vuelta para ir al comedor. - Fíjate si hay plata en la billetera, sino hay que pedirle a papá.
Lola fue a la cartera de su madre buscando en su billetera cuando el celular de Carolina se desbloqueo, dejando ver una selfie de Damián en la pesquera. La adolescente al verlo todo de blanco, soltó una carcajada pues le parecía gracioso.
- ¿Que hace Damián así disfrazado?
- No sé, no tengo la menor idea - le dijo la madre sacándole el celular y quitando la foto.
- ¿Y por qué te mando la foto? - Preguntó la adolescente entre risas.
- No me la mandó a mí, la habrá mandado al grupo de WhatsApp.
- ¿Que grupo? Si papá no tiene - Dijo Lola extrañada, ella conocía todo lo de su padre ya que eran muy compañeros.
- No se, lo habrá mandado Raquel. No tengo tiempo, vamos a la parada ¿Si? - La mujer estaba histérica y cada paso que daba parecia más peligroso.
- Bueno, déjame llamarlo que no tengo crédito - Le dijo con una sonrisa tomando el celular de su madre pero ella se lo volvió a quitar.
- Lo llamamos desde la parada y basta de agarrarme el teléfono.
- Bueno... ¿Vos decís que Raquel mando esa foto para que piensen que su marido también trabaja? - Preguntó entre risas Lola pero como si hubieran hablando mal de ella, Carolina la miró con desaprobación.
- No me gusta que hables así.
- Ay mamá ¿Que dije? Estás muy nerviosa, te vas a una milonga no a un campeonato - Dijo la chica molesta poniéndose su bolso en el hombro y saliendo con su madre.
Luego de tomarse el colectivo, Lola bajo en la casa de los Kaplan para ir en busca de su padre. Al tocar el timbre, la que la recibió fue Mía. Ambas se miraron con tensión.
- Hola. Vine a ver a mí papá, se quedó sin teléfono.
- No está - Contesto Mia fríamente y luego recapacito.- pero dijo que volvía en un rato. ¿Querés esperarlo? Pasa.
- Gracias - Dijo Lola mientras pasaba por su lado. - Mia...yo no dije nada ¿Eh? No le conté nada a nadie.
- No dijiste nada porque no pasó nada - Mia la miró con desafío mientras Lola miraba hacia el costado ya que Raquel aparecía.
- Hola Lolita - la saludo la mujer con su simpatía de siempre y beso su mejilla. Al ver el momento incómodo que se había formado, acarició el brazo de ambas adolescentes. - ¿Todo bien? ¿Viniste sola?
- Si, voy a esperar a mí papá - Le dijo Lola con una sonrisa, volviendo a ver a Mia que evitaba la mirada de ambas. No lograba involucrarse ni acercarse a nadie. Ella era todo lo contrario a Lola.
Raquel en seguida las invitó a tomar algo a la cocina, pero solamente la castaña aceptó ya que Mia corrió a su habitación.
#ElAmorSecretoEntreLosAmantes
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vilaceraptor · 4 years ago
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Hacia mucho que no escribía y este es el momento ideal. Razón por la cual escribo: Yi, pero el verdadero motivo en realidad: yo. Durante todo este mes y una semana que estuve postrado por el accidente que tuve no dejé de tener sentimientos encontrados con ella. Decidí dejarla de seguir en las redes sociales para que me deje de molestar el hecho de que ella estaba haciendo su vida sin mi, porque egoista de mierda y de mal perdedor es hacer eso. El sentimiento de bronca era inmenso y no parecía pasar, pero ella seguía estando en mi cabeza bien o mal. Y desde el día del accidente que quise llamarla para que me cuide, pero fui demasiado orgulloso y quería hacer valer mi decisión de haber cortado. Para navidad lo único que pedía era un mensaje suyo y para año nuevo, pedí por ella, pero no era suficiente, mi cabeza todo el tiempo pensaba en ella una y otra vez de modo que se puso insostenible. Decidí tomarme el atrevimiento de escribirle hoy 15 de enero porque sería nuestro 3er aniversario y me saqué de encima toda la mierda que me carcomía el bocho:
"Hola Yi, espero que estés bien. Se que es raro que te escriba después de todo este tiempo pero no me lo aguanto más, voy a ir al grano. No dejo de pensar en vos, te extraño y daría mí vida por un abrazo tuyo. Odio de verdad que mí cabeza ahora no coincida con mí corazón porque te corté y se supone que cada uno iba a seguir con su vida, pero me arrepiento y mucho. Mí intensión no es ponerme en víctima ni dar lástima, pero pasé por tantas cosas chotas este último mes que me hizo ponerme a ver la vida desde otra perspectiva, porque tuve un accidente heavy con el longboard y no te das una idea por el infierno que tuve que pasar y estoy pasando, y lo único que pedí en año nuevo y en navidad era poder volver a verte, abrazarte, llorar y decirte cuánto te amo y arrepentido estoy de haberme comportado como un imbécil. Honestamente tomé la decisión de eliminarte de las redes porque me molestó que empezaste a hacer tu vida y te volví a ver radiante como cuando te conocí y me molestó no poder disfrutarte así. Perdoname, fue de cagón y no me la banqué. Se que te volví loca el último tiempo, que si que no, pero en ese momento de verdad me sentía mal, y necesitaba estar solo y descansar mentalmente de todas las cosas negativas que tuvimos. Durante mucho tiempo dejé de tratarte como merecías, porque vos siempre te pusiste la 10 conmigo y fuiste divina. A mí no me salía devolverte lo mismo, me deterioró mucho el haber peleado mucho y como te he confesado, llegué a obligarme a hacer cosas para devolverte un poco de todo lo que vos hacías por mi.ñ y estuvo muy mal. Siento que algo cambio en mí voy a partir de toda esta vivencia que me está tocando pasar y hoy te juro que siento que de verdad tengo ganas de darte el puesto que te mereces y amarte como vos siempre lo hiciste, a pesar de haberte lastimado mucho.
Hoy se cumplen 3 años desde que nos conocimos y no dejo de respirar en mí cabeza todas esas buenas vibras de las cuales nos salpicamos en esos días en nuestro point en verde mundo y los campings y no puedo parar de pensar en vos y en lo arrepentido que estoy de haber tomado la decisión de dejarte ir. En estos días me puse a escuchar audios y leer nuestros últimos chats y me doy vergüenza ajena a como te respondía, la que escribia eras vos, simplemente me pedías reciprocidad y yo te minimizaba. Las disculpas a esta altura no creo que alcancen, pero te las pido de nuevo. Se que nuestra relación estuvo lleno de cosas feas, pero me sigue pesando más en la balanza las cosas buenas. Lo vengo masticando esto desde ya hace un par de semanas, porque no puedo pensar en otra cosa que en vos en este momento y me pareció el único dia para tomarme el atrevimiento de escribirte, mambo Tate cuando salía en Halloween.
Es una mierda escuchar Skegss sin vos, fue re vacío ver el final de Vikingos sin vos, ver el programa de Andy, ya ni tengo ganas de ver gran misterio, extraño ir de campamento y un sin fin de cosas que eran de los dos, de nuestro mundo.
Me da a papelonero escribirte este choclo porque debes estar re bien sin mí y ya re habrás hecho tu vida, pero escribo esto desde el corazón y para alivianar mí corazón porque mí cabeza no deja de pensar en vos. Me quiero hacer cargo de mis cagadas y me arriesgo a cualquier respuesta mandándote esto, pero necesitaba escribirte. Me respondas lo que me respondas (o si no querés hacerlo), tenés que saber que sos la persona más hermosa, valiosa, y buena novia que jamás tuve. Nada me haría más feliz en este momento que puedas creerme y sentir mis palabras. "
Y al minuto me contestó y me ofreció de hablar y la llamé... no me importó que esten durmiendo mis viejos cerca como lo hubiese hecho antes, simplemente no me interesó y lo único en lo que pensaba era en hablar con ella y escuchar su voz.
Apenas la escuché, la voz se me quebró y simplemente me descargué... absolutamente todo y su respuesta fue que ella ya estaba re haciendo su vida bien y que era muy apresurado tener que devolverme una respuesta a todo ésto, pero tampoco cerró ninguna puerta. Dios, quisiera que esto que estoy sintiendo ahora por ella sea asi para siempre, simplemente daría mi pierna para volver a recuperarla, pero tiempo al tiempo... espero que por ser honesto esta vez y que realmente sienta viva esa chispa durante todo este tiempo hasta que pueda volver a mar del plata para poder darle ese abrazo que tanto necesito que solamente lo tiene ella. No me importa absolutamente nada en este momento, ni el que dirán el dia de mañana o lo que sea... lo único que se es que me cayó fuerte la ficha de todo y me gustaría volver a intentarlo, pero esta vez bien... renovado, sin enojo, sin cansancio, ojalá pueda sanar todo el mal que hice porque Yi es de oro y perderla para siempre sería muy duro. Lo bueno es que ya me siento mas relajado mentalmente, ahora no se... que sea lo que tenga que ser, natural, fluido y sincero. Preparate para cualquier cosa que se pueda llegar a venir Christian. Aprovechá esta oportunidad para ser sincero con vos mismo y recuperá a la mujer de tu vida.
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