#esa sencilla palabra
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Deberían matar a todas las victimas del amor no correspondido. Deberían borrarnos del mapa justo cuando nos rompen el corazón.
#libros#notas#frases#citas#escritos#amor#dolor#desamor#amor no correspondido#borrar#desaparecer#corazon roto#esa sencilla palabra#cath crowley#mapa
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Rewrite the stars.
duke leopold x fem!courtesan reader
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Summary: Leopold, atrapado entre el deber y el amor, encuentra en una cortesana lo que nunca halló en su mundo de reglas y obligaciones. Aunque saben que su amor es imposible, el destino los une en encuentros furtivos llenos de promesas silenciosas. Pero las decisiones de la vida real acechan, y la resignación será la única forma de mantener intacto el recuerdo de su amor eterno.
Category: Historical Romance, Tragic Love, Forbidden Love, Secret Meetings, Intense Emotional Connection, High-Society Constraints, Yearning and Longing. {TW}: Unrequited Love, Emotional Pain, Societal Expectations, Self-Sacrifice, Longing, Bittersweet Farewell, Class Differences, Heartbreak, Separation, Impossible Choices.
a/n: Me la re volé en este shot, pero bueno espero que les guste, es algo re distinto y es bastante largo así que léanlo con paciencia y prepárense un cafecito. Me gustan mucho las cosas de época pero se me ocurren pocas cosas
You know I want you,
It's not a secret I try to hide,
You know you want me,
So don't keep sayin' our hands are tied.
Las velas ardían con una cálida elegancia en el salón principal, esparciendo un brillo dorado sobre los rostros de la distinguida sociedad que aquella noche se congregaba. Leopold estaba de pie junto a una de las grandes ventanas, apenas prestando atención a las conversaciones monótonas y las risas calculadas que flotaban en el aire. Aunque lo esperaban como heredero de su familia, las frivolidades de tales reuniones le parecían cada vez más vacías, un teatro repetitivo en el que todos conocían su papel.
Fue entonces cuando la vio, a unos pasos de distancia, conversando con su tío. No llevaba los ropajes de las damas aristocráticas, pero en su porte había una gracia natural que eclipsaba a cualquiera en la sala. Sus cabellos, recogidos de forma sencilla, caían como un delicado velo, y su expresión denotaba una inteligencia serena y libre, algo que jamás había visto en su círculo. El modo en que sonreía y sostenía la mirada, sin sombra de temor, le despertó una extraña curiosidad que no supo contener.
Antes de que pudiera detenerse, ya estaba acercándose, con un paso tan decidido como reservado. Cuando sus miradas se cruzaron, sintió que una conexión indescriptible se formaba en ese instante fugaz. Ella inclinó la cabeza levemente, en un gesto de cortesía que parecía casi una burla delicada a las formalidades de la alta sociedad. Él, sin perder la compostura, le extendió la mano en un saludo respetuoso, aunque en su interior algo distinto comenzaba a surgir.
“¿Puedo saber su nombre?” preguntó Leopold, sorprendido de escuchar su propia voz sonando con una suavidad que le era poco habitual.
Ella lo miró a los ojos, sin rastro de sumisión, y respondió, “Soy solo una cortesana, su alteza, traída aquí por su ilustre tío como adorno para la velada. Dudo que mi nombre sea de interés para alguien como usted.”
Sus palabras eran directas, pero había un leve destello en su mirada, como si estuviera midiendo su reacción, retándolo a ver más allá de sus palabras. Leopold, por primera vez, sintió el impulso de responder con sinceridad, de desprenderse de las normas de su clase. Era algo totalmente fuera de lo común, pero, en ese instante, la convencionalidad de su mundo se volvió irrelevante.
La cortesía de aquel primer intercambio fue interrumpida abruptamente cuando el tío de Leopold se aproximó, con el ceño ligeramente fruncido y una mirada que destilaba desaprobación. Su tono era bajo, pero lo suficientemente severo para ser escuchado por ambos.
“Leopold,” comenzó, con esa voz autoritaria que había aprendido a soportar desde niño, “no es momento de entretenerse de esta manera frente a toda la sociedad. Si tienes algún interés en... conocer mejor a esta dama, sería más prudente que lo hicieras en privado.”
Leopold sintió el calor del juicio en las palabras de su tío. A su alrededor, el murmullo de la sala continuaba, pero ahora percibía las miradas furtivas de los presentes, observando desde la distancia, siempre atentos a cualquier señal de debilidad o error en los miembros de su familia. Se enderezó y, sin apartar la vista de ella, apretó apenas los labios en una respuesta muda de determinación.
La cortesana, quien había seguido cada palabra de la reprimenda con una calma sorprendente, no hizo más que inclinar levemente la cabeza, como si entendiera demasiado bien su lugar en aquel escenario. Con una sonrisa irónica que apenas curvaba sus labios, miró brevemente a Leopold y, sin esperar respuesta, comenzó a alejarse en dirección opuesta, deslizándose entre los invitados con una gracia que parecía no necesitar aprobación de nadie.
“Que siga su camino por otro lado,” murmuró el tío de Leopold en tono de orden, observándola de reojo. "Esta es una reunión de respeto, Leopold, no un lugar para distraerse con... compañía inapropiada.”
Leopold, en silencio, dejó que la tensión de las palabras de su tío se desvaneciera. Sin embargo, en su mente, la imagen de aquella mujer —su porte, su mirada desafiante, y esa chispa en su mirada que parecía ignorar las reglas del mundo que ella misma habitaba— continuaba grabada como una llama que se rehusaba a extinguirse.
La velada avanzó hasta convertirse en una sucesión de despedidas y murmullos de invitados cansados, mientras los sirvientes comenzaban a recoger discretamente las copas y los candelabros. Leopold permaneció en la sala principal, pero su atención estaba fija en un rincón discreto donde ella, con un aire aparentemente despreocupado, observaba la escena. No intercambiaron palabras, solo una mirada de acuerdo tácito, como si ambos entendieran que ese instante era todo lo que podían tener frente a los ojos curiosos de la sociedad.
Al terminar la velada, a medianoche, con paso calculado, Leopold se acercó lo suficiente para que, sin que nadie notara, deslizara una pequeña nota en el bolsillo de su abrigo. La sensación de sus dedos rozando la tela fue breve, pero en ella había una carga de promesas y deseos reprimidos. Al alzar la vista, sus miradas se encontraron por última vez esa noche, y ella apenas inclinó la cabeza, sin mostrar la nota pero con la certeza de haber entendido su intención.
Pasaron los meses, y aquel rincón en una librería discreta, un lugar que el mundo parecía haber olvidado, se volvió su refugio compartido. Entre libros antiguos y sombras acogedoras, sus conversaciones fluían como si fueran los únicos en la ciudad. Allí, lejos de las miradas inquisitivas y las expectativas de la nobleza, Leopold era libre de descubrirla en su totalidad: su risa sincera, sus opiniones afiladas, y ese brillo en los ojos cada vez que él le hablaba de sus sueños, sueños que no tenían cabida en su vida de duque.
Cada encuentro era un espacio robado al tiempo, una burbuja donde existían solo ellos dos. Leopold se dio cuenta de que, con ella, todo parecía cobrar sentido. Ella no tenía las pretensiones ni la frialdad de las jóvenes presentadas por su tío; no intentaba deslumbrarlo ni agradarle con palabras vacías. Con ella, cada conversación, cada silencio, se sentía como un susurro de verdad, como algo que él no había encontrado en ningún otro lugar.
A su lado, las obligaciones, los compromisos y los títulos parecían desvanecerse, y él comenzaba a creer que el amor verdadero era una fuerza que podía superar cualquier límite impuesto. En aquellos momentos robados, entre risas y miradas intensas, Leopold supo que ella era más que una amante furtiva: era su igual, su confidente, y sentía que daría cualquier cosa por vivir siempre en su compañía.
Sabía que, en un mundo ideal, la tomaría de la mano y dejaría atrás las cadenas de su linaje para vivir junto a ella. Y aunque jamás se lo había pedido, sentía en cada palabra de ella una entrega incondicional, una devoción sincera que le hacía soñar con esa vida juntos, lejos de todo, donde las miradas de juicio y los deberes de su apellido fueran solo un recuerdo.
Una tarde, entre estanterías polvorientas y en silencio que parecía proteger sus secretos, ella se encontraba rebuscando en la sección de poesía. Era una especie de ritual entre ellos: cada encuentro, alguno de los dos elegía un libro para el otro, algo que representara sus pensamientos o sus sentimientos. Con el tiempo, habían acumulado una pequeña colección de volúmenes que eran, para ambos, testigos silenciosos de su amor.
Esta vez, ella buscaba uno que Leopold pudiera leer al atardecer, cuando el murmullo de la ciudad moría y ellos se entregaban a sus momentos a escondidas. Alzó la mano para alcanzar un libro en un estante alto, uno que llevaba un tiempo deseando mostrarle, pero su mano apenas rozaba la cubierta.
Justo cuando estaba a punto de desistir, Leopold apareció detrás de ella, su presencia tan cercana que casi pudo sentir el roce de su aliento en el cuello. Sin decir una palabra, extendió su brazo y alcanzó el libro con facilidad. La proximidad era tal que podía percibir el calor de su pecho en su espalda, y sintió cómo sus latidos aceleraban, conscientes de la intimidad de aquel gesto.
Con una sonrisa suave, le colocó el libro en las manos y, al inclinarse, su voz resonó en su oído como un murmullo apenas contenido: “Te dije que no tienes que hacer tanto esfuerzo… Estoy aquí, ¿no?”
Ella giró apenas el rostro, lo suficiente para mirarlo desde la cercanía de sus hombros, encontrándose con sus ojos, que reflejaban una ternura que pocas veces mostraba abiertamente. Aquellos segundos parecieron alargarse, suspendidos en una burbuja donde el mundo exterior no podía alcanzarlos. Era una escena típica, sí, pero en ellos, tenía una profundidad que ningún gesto ensayado podría igualar.
Finalmente, ella sostuvo el libro entre sus manos y, sin soltar la mirada, le susurró, “Entonces espero que disfrutes cada palabra. Este... es todo lo que no puedo decirte.”
Leopold observó el título y la portada, tratando de captar los secretos que ella escondía en las páginas de aquel libro, sabiendo que, para ambos, aquellos objetos eran más que palabras: eran cartas que no podían enviar, confesiones sin voz, y un amor que, aún prohibido, crecía con cada encuentro clandestino.
Ella lo observó en silencio por unos segundos, notando cómo su rostro, a pesar de la leve sonrisa, cargaba una expresión de cansancio que no se podía ocultar. Entonces, sin pensar demasiado, llevó su mano hasta su mejilla y lo acarició suavemente, el contacto delicado y lleno de significado.
El gesto hizo que Leopold se detuviera un instante, como si la calidez de su toque pudiera devolverle algo de la tranquilidad que siempre sentía cuando estaba con ella. Sin embargo, el tema que había estado rondando en su mente durante semanas apareció, inevitable, como una sombra que ya no podía ignorar.
“¿Y el matrimonio? ¿Cómo va todo eso?” preguntó ella, su voz baja, casi temerosa de que sus palabras pudieran romper la burbuja que los rodeaba.
La pregunta, aunque directa, no sonaba acusadora. Sabía que él estaba atrapado en una obligación de la que no podía escapar tan fácilmente. Sin embargo, en sus ojos brillaba una mezcla de tristeza y esperanza, como si, por un breve momento, deseara escuchar que él podía liberarse de las cadenas de su futuro impuesto.
El cambio en su expresión fue inmediato. Los ojos de Leopold se oscurecieron ligeramente, y un leve rubor comenzó a extenderse por sus mejillas, algo tan raro en él que no pasó desapercibido. Acomodó el libro entre sus manos, claramente incómodo con la pregunta, y negó con la cabeza con un suspiro.
“No quiero pensar en eso.” Su voz salió más firme de lo que esperaba, pero la mirada que le dedicó tenía una mezcla de melancolía y una angustia apenas contenida. “No... no quiero que esa sea mi vida, no quiero pensar en lo que debo hacer, ni en lo que esperan de mí. No cuando estoy aquí, contigo.”
Sus palabras flotaron en el aire, honestas y llenas de ese dolor que intentaba sofocar bajo el peso de sus responsabilidades. Su corazón latía rápido, sabiendo que, aunque él podía intentar evadir la realidad, en algún punto tendría que enfrentarse a las decisiones que ya estaban trazadas para él.
“Lo que quiero es... estar aquí contigo. Solo contigo, en este momento,” añadió, casi en un susurro, como si temiera que el destino pudiera escucharlo y arrebatarle lo que tenía.
La incomodidad de Leopold se hizo evidente, pero más allá de eso, en su mirada había algo más: una rendición, una aceptación silenciosa de que, por mucho que quisiera escapar de lo que le aguardaba, él deseaba profundamente estar con ella, a su lado, sin las barreras de la nobleza ni las expectativas de un mundo que no comprendía su corazón.
Ella sonrió con suavidad, tratando de comprender la lucha interna de él, aunque sabía que ambos compartían ese temor que flotaba en el aire. Era un miedo silencioso, palpable, que se ocultaba tras sus palabras y gestos. Sabían, en lo más profundo, que todo esto podría acabar de una manera que ninguno de los dos deseaba.
No estaban preparados, ni él ni ella, para enfrentar la verdad de lo que sentían. Pero, a pesar de todo, ahí estaban, rodeados por la incertidumbre de un futuro que no podían controlar.
El corazón de ella latía rápido, no solo por el amor que sentía por él, sino por la necesidad de que ese momento, aunque efímero, permaneciera intacto. Y sin pensarlo más, sus manos se alzaron hasta su cuello, acariciando la suave tela de su chaleco, y de manera casi instintiva, lo atrajo hacia sí. Sus labios, que habían compartido tantas miradas llenas de palabras no dichas, finalmente se encontraron.
El beso fue suave al principio, tierno, como si estuvieran probando el agua antes de sumergirse por completo. Pero pronto, el amor y el deseo compartido entre ellos comenzaron a envolverlos, haciéndolos perderse en la calidez del abrazo. Ella cerró los ojos con fuerza, como si al hacerlo pudiera congelar el momento, impedir que el tiempo continuara su curso. El suave roce de sus labios se transformó en algo más profundo, más urgente, como si ese beso fuera una declaración muda de lo que sentían, un suspiro compartido entre los dos.
Leopold, al principio sorprendido por la intensidad de su gesto, no tardó en corresponder con la misma pasión. Sus manos, que habían quedado suspendidas entre el libro y el aire, encontraron su lugar en su espalda, acercándola aún más. El abrazo fue fuerte, como si quisiera asegurarla en su presencia, como si quisiera que el mundo que los rodeaba se desvaneciera y dejara solo a los dos, atrapados en la burbuja de su amor prohibido.
La suavidad de su piel, el delicado perfume que la rodeaba, todo parecía fundirse en esa sensación de intimidad que compartían. Y mientras sus corazones latían al unísono, ella sabía, de alguna manera, que este beso no solo era un consuelo, sino una promesa: que, aunque el mundo fuera en su contra, ese momento sería solo suyo, y que, por un instante, nada más importaría.
Ambos sabían lo que el futuro les deparaba, pero en ese segundo, nada podría separarlos.
El suave murmullo de la librería, tan acogedora y tranquila, se rompió bruscamente cuando unas voces comenzaron a filtrarse desde el pasillo cercano. Ambos se separaron al instante, sus corazones aún acelerados por la intensidad del beso, y se miraron con pánico, conscientes de que no podían ser descubiertos.
El sonido de pasos acercándose les hizo reaccionar rápidamente. Ella dio un paso atrás, apresurada, tratando de disimular su respiración agitada mientras sus dedos se despejaban de su cuello. Él se quedó paralizado por un momento, observando cómo ella comenzaba a alejarse. No había tiempo para nada más. Con una mirada fugaz, comprendió que debía dejarla ir, que era lo mejor para ella en ese instante.
Sin embargo, no podía permitir que la situación quedara expuesta. En cuanto ella se adelantó un paso más, Leopold, con la prisa de ocultar lo que estaba ocurriendo, comenzó a hacer una ligera preparación para enfrentar la incomodidad que vendría. Sus conocidos, aquellos que siempre eran una extensión de su tío, ya estaban demasiado cerca como para escapar con facilidad.
"Ah, Leopold, ¿aquí estás?" La voz de un hombre, uno de los viejos amigos de su tío, retumbó en el aire, y Leopold rápidamente dio unos pasos hacia el centro de la librería, de forma que los ocultara de la vista.
“Solo mirando unos libros,” respondió Leopold con una sonrisa tensa, intentando controlar el nerviosismo que amenazaba con delatarlo. “Nada más.”
Mientras tanto, ella, disimulando lo más que podía, comenzó a caminar hacia una de las estanterías más alejadas, como si nada hubiera ocurrido. Su corazón aún latía con fuerza, pero tenía que actuar con calma. No podía ser vista, no podía ser descubierta.
Unos segundos después, las voces comenzaron a hacerse más claras, y ella escuchó el nombre de Leopold mencionado entre las risas de los conocidos. “Debe de estar revisando sus lecturas. Un hombre tan serio como él nunca se pierde una oportunidad de mejorar su biblioteca," comentó uno de los hombres con una risa jovial.
Ella, con una pizca de dolor en el pecho, se forzó a sonreír, dándose la vuelta hacia las estanterías. Los ojos de Leopold la siguieron, pero el peso de la situación los mantenía a distancia. Sabía que debía separarse, que cualquier paso en falso podría ser el que los trajera de vuelta a la dura realidad.
Leopold, consciente de la presión que tenía encima, intentó mantener una conversación superficial con los hombres, el rostro sereno, aunque su mente estaba con ella, con sus manos que aún temblaban por el contacto perdido. No era la primera vez que sentía ese vacío al separarse de ella, pero cada vez, el dolor de la separación se volvía más fuerte.
Por fin, después de unos momentos tensos, los hombres comenzaron a moverse hacia otras partes de la librería. Leopold no perdió el tiempo: miró rápidamente hacia el lugar donde ella estaba, apenas un susurro de su figura entre las estanterías. Su corazón seguía latiendo con fuerza, pero sabía que, por ahora, no podía hacer nada más. El peligro de ser descubiertos había pasado, pero el miedo a lo que vendría era aún más grande.
Con un último vistazo hacia ella, Leopold se giró hacia su grupo, actuando con naturalidad, pero sin dejar de sentir esa desconcertante sensación de que lo que más deseaba no podía ser suyo. Y ella... ella, por su parte, continuaba con su fachada, como si ese momento nunca hubiera existido. Pero en su corazón, la presión de un amor no permitido seguía ardiendo, casi abrasadora, como si cada latido fuera un recordatorio de lo que nunca podrían ser.
Habían pasado unas semanas desde aquel beso, aquella promesa no pronunciada, pero presente en cada pensamiento de ambos. El temor seguía pesando sobre ellos, como una sombra inquebrantable. Pero Leopold sabía que debía hacer algo, que algo debía cambiar si quería que su amor pudiera prosperar. Estaba decidido a revelarle su plan, pero no de cualquier manera. Quería sorprenderla, mostrarle que estaba dispuesto a todo, aunque esa noche lo llevaría a un lugar que sabía que no podía entender, pero que era parte del sacrificio que ambos debían hacer.
Esa noche, el aire fresco acariciaba su rostro mientras se acercaba a un local algo apartado en una zona más oscura de la ciudad. Sabía lo que pasaba ahí, lo había escuchado antes, pero jamás imaginó que sería él quien estaría entre el público, observando a la mujer que le robó el alma, envuelta en un entorno tan diferente al que él acostumbraba.
Leopold estaba nervioso. Sabía que lo que ella hacía no era bien visto, pero comprendía que, para ella, ese era el único medio de subsistencia. No era justo, pero era la única forma que había encontrado de sobrevivir. Y aunque no le gustaba, tenía que aceptarlo, aunque le doliera ver cómo se entregaba a otros mientras él estaba allí, observando, deseando estar a su lado.
Entró al local con la mirada fija en el escenario. Los rostros de los demás hombres en la multitud eran ajenos a él, pero su mente estaba completamente centrada en ella. La vio aparecer en el escenario con la gracia de siempre, su cuerpo deslizándose con una elegancia que lo dejaba sin aliento, pero el corazón de Leopold se apretó. No podía dejar de pensar en lo que representaba para ella estar allí, el precio que tenía que pagar para mantenerse a flote.
Se quedó entre el público, oculto entre las sombras, observándola bailar. Cada movimiento que hacía parecía llenar la habitación de una energía que la hacía destacar, pero Leopold no podía dejar de pensar en lo que realmente importaba: ¿cómo podía sacarla de ese mundo? ¿Cómo podía convencerla de que había una salida?
La miró, absorto, pero su mirada se cruzó con la de ella por un momento. Ella lo vio entre la multitud y sus ojos se encontraron, una chispa de sorpresa y algo más brillando en su mirada. En ese instante, Leopold pudo leerlo todo. Sabía que, a pesar de lo que estaba haciendo, ella sentía lo mismo, pero esa realidad también los mantenía atrapados en ese juego peligroso.
La música continuó, pero Leopold no podía apartar la mirada de ella. El dolor en su pecho aumentaba, y más aún cuando comenzó a pensar en lo que tenía que hacer. En ese mismo instante, en medio del bullicio de la sala, se dio cuenta de que el plan que llevaba en su mente durante semanas tenía que llevarse a cabo esa noche. No podía esperar más. Necesitaba ser valiente, y no solo en su amor, sino también en sus decisiones.
Cuando la danza terminó y las luces de la sala se apagaron momentáneamente, él se acercó a ella en cuanto tuvo oportunidad. La sorpresa en su rostro al verlo allí, entre el público, no se podía ocultar.
“Leopold…” susurró, con una mezcla de asombro y preocupación, pero sin poder disimular la calidez en su voz. “¿Qué haces aquí?”
Él, con su respiración aún acelerada, la miró a los ojos, tratando de encontrar las palabras correctas. Sabía que el momento estaba llegando, que la revelación de su plan cambiaría todo entre ellos. “He estado pensando en nosotros, en cómo podemos tener lo que queremos sin que el mundo nos lo arrebate… He planeado algo, algo grande. Pero quiero que tú también lo quieras.”
Su voz estaba llena de decisión, pero también de ese mismo temor que siempre había marcado su relación. Era un plan lleno de incertidumbres, de sacrificios. “Esta vida que tienes aquí, este trabajo, lo sabes tan bien como yo, no es lo que quieres. No es lo que mereces… Yo quiero darte más. Quiero que salgas de aquí. Quiero que estemos juntos.”
El peso de sus palabras colapsó el aire entre ellos. Ella, aún parada en el escenario, apenas podía creer lo que escuchaba. Sabía que algo estaba cambiando, pero nunca imaginó que él se atrevería a decirle algo así, y mucho menos en un lugar tan público.
Pero había algo en su mirada, en la forma en que él la miraba, que la hizo sentir que, tal vez, todo podría ser posible. Aunque sabía que su vida estaba marcada por un destino distinto, el hecho de que él la estuviera mirando de esa manera le hacía pensar que tal vez, solo tal vez, había una salida.
Leopold, al ver la confusión en su rostro, dio un paso más cerca, determinando que esa noche no habría más miedo. “Te amo. No quiero que vivas así. Permíteme cambiarlo todo para ti, para nosotros.”
El resto del ruido del local parecía desvanecerse mientras ella procesaba sus palabras. La posibilidad de un futuro juntos, aunque imposible, parecía tan real en ese momento que le costaba creerlo. Sin embargo, había algo en sus ojos, una verdad simple y honesta que no podía ignorar.
Ella lo miró, sus ojos llenos de esa mezcla de amor y dolor que solo él lograba provocarle. Sabía que sus palabras eran sinceras, que su deseo de cambiarlo todo por ella no era un simple arrebato, sino una decisión profunda. Pero, aún así, la realidad se interponía como una barrera que ninguno de los dos podía ignorar.
Con suavidad, se acercó más a él y alzó una mano hasta su rostro, sus dedos rozando su mejilla con una ternura infinita. "Leopold," murmuró, su voz cargada de emoción y fragilidad. "No sabes cuánto significas para mí. Te amo... te amo más de lo que he amado a nadie." Su mirada temblaba, pero la sinceridad en sus ojos lo atravesaba. "Y sé que tú también sientes lo mismo. Pero es complicado. Lo que tú eres, lo que representas… y lo que yo soy… no podemos huir de eso."
Él la tomó de la mano, sujeta a su rostro como si temiera que, al soltarla, ella se desvaneciera. "No me importa nada de eso. No me importa lo que piensen los demás, ni las obligaciones, ni las expectativas. Yo quiero una vida contigo," insistió, con la urgencia y la intensidad de alguien que ya no puede contenerse. "Sabes que no necesito nada más."
Ella suspiró, sabiendo que, aunque sus palabras encendían en ella la misma esperanza, ambos sabían la verdad que les ataba. "Y yo quiero una vida contigo," dijo, su voz volviéndose apenas un susurro. "Pero no puedo dejar que dejes todo… que arriesgues tu nombre, tu posición. Por más que te quiera y desee lo mismo que tú, sé que no se puede. Lo sabes, Leopold."
Las palabras cayeron entre ellos, pesadas y definitivas. Ella intentaba sostener una sonrisa mientras le acariciaba el rostro, queriendo que ese gesto calmara su propio dolor tanto como el de él. "No quiero que sufras, ni que un día mires atrás y te arrepientas. Este amor es hermoso, tan puro como fugaz. Debemos protegerlo, no mancharlo con sueños imposibles."
Leopold apretó la mandíbula, la frustración y la tristeza reflejándose en cada línea de su rostro. "Pero, ¿y si esta es nuestra única oportunidad? Si no lo intentamos, nunca sabremos qué podría haber sido. No puedo simplemente aceptarlo, como si fuera solo un sueño… tú eres mi realidad."
Ella cerró los ojos un momento, dejando que las lágrimas se acumularan detrás de sus párpados antes de abrirlos de nuevo. "Lo sé," susurró. "Pero a veces, incluso el amor no basta. Esto es más grande que nosotros."
Leopold sintió cómo el peso de sus palabras lo aplastaba, la tristeza dejando una herida abierta en su pecho. Sabía que ella tenía razón, que ese mundo al que pertenecían los juzgaría sin piedad. Pero no podía concebir una vida sin ella, sin su risa, sin esa complicidad que no había encontrado en nadie más.
Aún sosteniendo su mano, la miró una última vez, con una mezcla de desolación y amor eterno. "Entonces… déjame amarte hasta que el mundo nos lo permita," dijo finalmente, la voz rota. "Déjame robar cada segundo que podamos tener."
Ella asintió, sus lágrimas finalmente cayendo. "Sí, mientras podamos," dijo, envolviendo sus brazos alrededor de él, abrazándolo con la desesperación de alguien que sabe que está perdiendo algo irremplazable.
Ambos se quedaron así, envueltos en un abrazo silencioso, conscientes de que el tiempo estaba en su contra, pero decididos a desafiarlo una última vez, aunque fuera imposible.
Las semanas pasaron en un constante juego de encuentros furtivos y palabras susurradas al oído. Cada noche que podían verse era un tesoro escondido, un momento robado que ambos atesoraban como si fuera el último. La tensión entre ellos se hacía más palpable, un hilo invisible que los unía en cada mirada y en cada toque, consciente de que el final era inevitable, pero sin saber cuándo llegaría.
Una noche de otoño, mientras el frío empezaba a apoderarse de la ciudad, Leopold recibió una carta. Era de su tío, una nota corta, simple, pero con un mensaje claro: debía anunciar su compromiso en la próxima cena familiar, y cualquier retraso ya no era una opción.
Leopold sintió el peso de esas palabras caer sobre él como una sentencia. Su vida entera se había construido en torno a las expectativas de su familia, de su apellido, y sabía que su única rebelión había sido ella, ese amor prohibido que le daba vida y sentido. Con el corazón destrozado, decidió que debía verla, aunque fuera por última vez.
Al anochecer, acudió al lugar donde sabían que podían estar a solas, a salvo de miradas. Al verla, sintió cómo el dolor se mezclaba con una dicha inmensa. Ella estaba ahí, con esa serenidad que lo desconcertaba, mirándolo como si ya supiera lo que iba a decirle.
"Leopold," susurró ella antes de que él pudiera hablar, su voz apenas un hilo de aire, pero llena de ternura. "Ya lo sé."
Él bajó la mirada, incapaz de enfrentarse a la tristeza en sus ojos. "No quería que fuera así. No quería que terminara…" Su voz se quebró, y se acercó a ella, tomando sus manos como si fueran un ancla en medio de una tormenta.
Ella asintió, sus dedos acariciando los de él con delicadeza. "Lo sé. Pero también sabíamos que este momento llegaría." Su voz era suave, resignada, pero había una calidez en sus palabras, como si estuviera dispuesta a consolarlo en vez de romperse.
Él la miró, su pecho llenándose de una desesperación contenida. "Dime que podríamos intentarlo. Dime que…"
Ella negó con la cabeza, una sonrisa triste asomando en sus labios. "No podemos, mi amor. No sin pagar un precio que ambos sabemos que no sería justo. No puedo cargar sabiendo que dejarías todo por mi, no tengo nada, no quiero vivir con esa culpa. Esta es mi vida, y la acepto, no puedes dejarlo."
Él apretó las manos de ella con fuerza, deseando absorber cada segundo que le quedaba. "Te amo," murmuró, su voz rota por la desesperanza. "Te amo como nunca podré amar a nadie."
Ella esbozó una sonrisa llena de ternura y tristeza. "Y yo a ti, Leopold. Siempre serás mi único amor verdadero." Se inclinó hacia él, sus labios rozando los suyos en un beso lento, profundo, lleno de esa melancolía que se mezcla con la pasión.
Después, lo miró a los ojos, sus manos soltándose poco a poco, como si ya se estuviera despidiendo. "Adiós, mi querido amor. Que seas muy feliz, te amo."
Él la observó alejarse, cada paso que daba arrancándole una parte del alma. Era consciente de que, aunque la vida seguiría, algo en él quedaría roto para siempre. Supo, en ese instante, que aunque cumpliría con su destino, ella sería siempre su amor perdido, el recuerdo de una vida que solo pudo existir en sus sueños.
Esa noche, al retirarse en silencio, comprendió que había conocido el amor, el verdadero y eterno, y que lo llevaría en su corazón hasta el último de sus días. Aunque fuera un amor imposible, era el suyo, y eso era suficiente.
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Reseña: Cómo vender una casa embrujada
Puntuación: 3/5 ★★★☆☆
Ficha técnica
Título del libro: Cómo vender una casa embrujada.
Autor: Grady Hendrix.
Editorial: Minotauro.
Edición: Primera edición.
Número de páginas: 430.
Género literario: Narrativo.
Subgénero: Novela de terror.
Resumen (sin destripe)
Después de la muerte de sus padres, Louise vuelve a Charleston para despedirse de ellos y arreglar los asuntos pendientes relacionados a la casa en donde ella y su hermano Mark habían crecido. Sin embargo, la mala relación con su hermano y el intento de reformar la casa para poder venderla no serán los únicos problemas que Louise atraviese para dejar todo listo y poder regresar a San Francisco con su hija; los recuerdos, los problemas familiares, los secretos y la exorbitante cantidad de títeres y muñecos que su madre coleccionaba se convertirán en un reto de vida o muerte que deberá enfrentar para conseguir regresar a la tranquilidad de su vida.
Valoración literaria
Gracias al lenguaje descriptivo utilizado por Hendrix podrás imaginar a detalle lo que ocurre en cada escena, así como el terror, confusión y dolor que los personajes experimentan a lo largo de la historia. De la misma manera, su estilo de lenguaje informal te permitirá relajarte un poco de la tensión, pues los diálogos tan naturales y espontáneos de los personajes te harán soltar una que otra risa, muy necesaria si me lo preguntas. Ahora bien, la simpatía por los personajes, además de ser causada por su buen desarrollo, se debe al estilo indirecto que el autor emplea, ya que al ser la voz narrativa quien cuenta la historia aún cuando el personaje principal se trate de Louise, permite que los demás personajes cuenten su versión y se expresen emocionalmente.
En lo que respecta a su narrativa, ��sta es sencilla de comprender pues como mencioné arriba el lenguaje es informal, centrándose en aspectos del día a día, situaciones casuales (o bueno, no tan casuales ya que dudo mucho que enfrentarte a circunstancias de vida o muerte en casas embrujadas sea algo común) y palabras sencillas y cotidianas que las describen. Además, y como elogio hacia el autor, los cambios de escena que hace o el cambio de narración entre un recuerdo y el presente son bastante ingeniosos. Realmente no sientes el cambio, la lectura fluye de manera natural y sin que te des cuenta.
Debido a esta facilidad y fluidez en la narrativa la historia es enganchante. Desde la primera página te atrapa la curiosidad por saber qué pasó con los padres de Louise, lo que se va a encontrar en su viaje a Charlestone, y por supuesto, quedas atrapado por llegar a la parte en la que aparece la casa embrujada. He de decir que la forma en la que Hendrix te va llevando es bastante creativa, pues cualquier cosa que te imagines con sólo leer el título muy poco tiene que ver con lo que te encontrarás a lo largo de las páginas. Ni qué decir una vez termines de leer el libro. Los giros argumentales vaya que te toman por sorpresa, y estoy segura de que así como yo en más de una ocasión te encontrarás leyendo con la boca abierta sin poder creer lo que acabas de leer. Especialmente el final; con decirte que aún continúo impresionada por ese gran giro que Hendrix usó.
Opinión personal
Como he comentado en otras reseñas, el género terror es uno de mis favoritos, por lo que este libro lo he disfrutado bastante. Desde las primeras páginas quedé interesada por continuar la historia y conocer más sobre la vida de Louise. Aunque en esencia, la historia no sólo se centra en ella sino en la relación con su hermano y los problemas familiares que los acompañan, además por su puesto, de la casa embrujada con la que deben lidiar y lograr vender. Pese a que la narrativa me gustó mucho, hubo cierto personaje con frases muy infantiles que me parecieron absurdas y pesadas de leer. Eso fue algo que me complicó un poco la fluidez de lectura, así como minimizó lo aterrador que pudo haber sido la experiencia de la historia. Sin embargo, toda esa pesadez que sentía al leer los diálogos de dicho personaje y su aparente sinsentido tuvo todo el sentido del mundo una vez llegué a los capítulos finales. La experiencia cambió totalmente y se convirtió en un “¡Aaaaaaah, por eso hablaba así!”. Después de todo, ese fastidio que sentí a lo largo de la novela se transformó en un mar de lágrimas y un apachurro en mi corazón. Ahora sólo puedo decir: ¡Qué maravilloso final! ¡Vaya giro!
Por otra parte, y con el objetivo de hacer un bonito contraste con el desahogo de arriba, he de decir que admiro mucho el estilo de escritura del autor, pues siendo una historia con tantos giros en ningún momento pierde sentido o llega a presentar incoherencia alguna. Sin embargo, entre tantas “tías” en la familia me perdí un poco en el desenlace de la historia, pues no eran personajes que salieran o se mencionaran con frecuencia, y ya no sabía la relación familiar que tenían entre sí ni con los personajes principales. Por lo que si a ti también se te va un poquito la cosa en esto, te recomiendo que pongas atención o anotes el árbol genealógico para no perderte como yo.
"El trabajo con títeres y con máscaras es básicamente lo mismo y cuesta explicar lo que es llevar una máscara a alguien que no se la ha puesto nunca, pero, en cuanto lo haces, dejas de ser tú para siempre. Con los títeres pasa lo mismo. Te enfundas uno y te cambia la postura, se te altera la voz y percibes lo que quiere, lo que le asusta, sabes lo que necesita. No llevas tú el títere; el títere te lleva a ti" (p. 241).
En conclusión, Hendrix ha hecho un trabajo maravilloso con Cómo vender una casa embrujada. Los personajes están muy bien construidos, y a lo largo de la novela se empeña en mostrarte sus personalidades y descripciones físicas. Todo fluye armónicamente. Es notable, además, el valor e importancia que le da a los lazos familiares, así como la facilidad de resolución a los problemas cuando tienes el apoyo de tu familia; y todo esto a través de una muy bien formada atmósfera de terror. Con todo lo anterior, y tomando muy en cuenta las risas y lágrimas que experimenté a lo largo de la historia, puedo concluir que he disfrutado mucho del libro, a pesar de que la mayor parte me la llevé ��odiando” los diálogos infantiles del personaje que te mencioné, pero al final, incluso esto terminó teniendo todo el sentido y cambiando mi perspectiva por completo. Así pues, he de decir que para mí fue una historia que sí o sí debes terminar de leer para que decidas si es un buen libro o no. Y bueno, tal vez la valoración no llegó a las 5 o 4 estrellas, pero esto fue porque no logró sumar los puntos necesarios en mi rúbrica de valoración. Así que te invito a leer el libro para que experimentes por ti mismo todos estos puntos que te he mencionado en la reseña. Estoy segura que disfrutarás la historia, y tal vez, así como a mí, cambie totalmente tu forma de ver a los títeres y muñecos.
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Chongyun x Reader who is not affectionate out of fear
💖~ I'm so regretful to say this and I'm embarrassed, but someone had made a request about this and it looks like I deleted it by an accident.
Warning: angst, Fem!Reader | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
Spanish:
Los abrazos que no dejaban respirar a Xingqiu fueron una parte esencial en su relación. Siempre estabas ahí para llenar de afecto al muchacho, sosteniendo su brazo y siempre estando pegada a su costado con pegamento y sonriendo. Chongyun mentiría si dijera que no sentía celos. Pero era un problema al inicio de su amistad cuando expresadas todo ese amor con él, el amor en forma de abrazos que lo harían derretir en su lugar y casi salir corriendo de tu lado, el amor que habías aprendido que él no quería recibir.
Xingqiu te explicó la situación de su amigo, no estaba acostumbrado a la cercanía de ese tipo, junto con su condición de nacimiento, el hecho de tenerte a su lado sosteniéndole del brazo (y sus sentimientos) no lo deja estar bien. Te lastimó un poco, pero supiste entender que tampoco era su culpa, no era porque a Chongyun no le caías bien, sino porque eras demasiado pegajosa y eso era un problema que él no merecía tener.
Cuando ustedes dos empezaron a salir, él esperaba que hicieras lo mismo. Casi podía soñar despierto con caminar tomando tu mano o sentirte abrazándolo con fuerza mientras soltaba una risa que demostrara que estabas feliz con él. Pero nunca te acercaste lo suficiente. Si tocaba tu mano, era por algún roce equivocado. Su camiseta podía llegar a rozar tu blusa y la primera vez que lo besaste, te alejaste tan rápido que temió haberte quemado con sus labios fríos. A pesar de eso, tú misma parecías feliz al estar con él. Le recordabas tu amor de otras formas que no eran la cercanía ni el contacto, pero aun así le costaron algunas noches sin dormir en las que pensaba si era realmente capaz de hacerte sentir segura de esa manera. Preguntarte sería más fácil que comerse la cabeza pensando si en algún momento hizo algo mal, pero realmente no había una forma sencilla de tomar el valor de hacerlo.
Entonces se le ocurrió la idea de tomar la iniciativa. Durante esa tarde quiso tomar tu mano y entrelazar tus dedos con los suyos, caminar tranquilamente hasta el restaurante Wanmin y así abrirse paso a un terreno más cariñoso en su relación. Pero todo se cayó al mar cuando alejaste tu mano y diste un paso para poner distancia, casi tan lejos como uno de tus brazos. El rostro desconcertado de Chongyun casi te hizo estremecer, pues lucía más como un gatito que habías abandonado en una noche lluviosa en vez de tu novio tranquilo. Chongyun no volvió a tomar tu mano, apretó su puño contra su costado y se disculpó.
"No digas eso, no eres molesto." Trataste de arreglar su rostro dolido, casi querías abrazarlo contra tu pecho y asegurarle que no era más que una maravilla para ti. "Solo no creo que sea seguro si hacemos esto."
"Está bien si no quieres, pero..." El hámster que corría en su cabeza estaba trabajando al cien para intentar comunicar la situación mientras inconscientemente seguía mordiendo su lengua para callarse. "¿No quieres tomar mi mano?... ¿Aunque sea un minuto?"
"¿Eso no te molestaría?" Tu pregunta, tan precavida e ingenua, casi lo hace saltar y gruñir con negación. Nunca deseó parecer alguien que no quisiera afecto, mucho menos el tuyo, ni alguien a quien debías tratar de lejos. El exorcista solo quería amor, tu amor para ser específicos.
"No eres molesta." Repitió tus palabras mientras rozaba tus dedos una vez más, sin querer que te sintieras obligada a algo. En su mente rezó mil veces por segundo para no ser rechazado. "En realidad me gustaría hacer esto más seguido."
Sentiste que tu corazón corrió directamente contra la mano de Chongyun, dejándose sostener con tanta gentileza entre sus dedos, palpitando contra el chico que amabas. Sentías que los muros de hielo que se habían creado, que tú habías formado para cuidar de alguna manera a Chongyun, no hacían más que mantenerlo congelado en un páramo en el que ambos seguían buscando el calor ajeno. El rostro avergonzado suyo, cuando por fin apretaste su mano, como acariciaste sus nudillos con las yemas de tus dedos, logró sacarle un suspiro de alivio al ver que no era apartado.
Por fin podía sostenerte a su lado, tomando su codo y entrelazando sus manos mientras volvía a sonreír y te preguntaba qué querías comer cuando llegasen al restaurante Wanmin.
English:
The hugs that didn't let Xingqiu breathe were an essential part of the relationship of Xingqiu and you. You were always there to shower the boy with affection, holding his arm and always sticking to his side with glue and smiling. Chongyun would be lying if he said he didn't feel jealous. But it was a problem at the beginning of your friendship when you expressed all that love with him, the love in the form of hugs that would make him melt in place and almost run away from you, the love that you had learned he didn't want to receive.
Xingqiu explained to you the situation of his friend, he was not used to the closeness, along with his birth condition, the fact of having you by his side holding his arm (and his feelings) does not let him be well. It hurt you a little, but you were able to understand that it wasn't his fault either, it wasn't because Chongyun didn't like you, but because you were too clingy and that was a problem he didn't deserve to have.
When you two first started dating, he expected you to do the same. He could almost daydream about walking holding your hand or feeling you holding him tightly while letting out a laugh that showed you were happy with him. But you never got close enough. If he touched your hand, it was because of some wrong touch. His shirt could rub against your blouse and the first time you kissed him, you pulled away so quickly that he feared he had burned you with his cold lips. Despite that, you seemed happy being with him. You reminded him of your love in ways other than closeness or touch, but it still cost him some sleepless nights when he thought about whether he was really capable of making you feel safe like that. Asking you would be easier than racking his brain wondering if he ever did something wrong, but there really wasn't an easy way to get the courage to do it.
Then he came up with the idea of taking the initiative. During that afternoon he wanted to take your hand and intertwine your fingers with his, walk calmly to the Wanmin restaurant and thus make his way to a more affectionate terrain in your relationship. But everything fell into the sea when you moved your hand away and took a step to put distance, almost as far as one of your arms. Chongyun's bewildered face almost made you shudder, as he looked more like a kitten you had abandoned on a rainy night rather than your calm boyfriend. Chongyun didn't take your hand again, he pressed his fist against his side and apologized.
"Don't say that, you're not annoying." You tried to fix his pained face, you almost wanted to hug him to your chest and assure him that he was nothing but a wonder to him. "I just don't think it's safe if we do this."
"It's okay if you don't want to, but..." The running hamster in his head was working overtime to try and communicate the situation, while he unconsciously kept biting his tongue to shut himself up. "Don't you want to hold my hand?... Even if it's just for a minute?"
"Wouldn't that bother you?" Your question, so cautious and naive, almost made him jump and growl in denial. He never wanted to seem like someone who didn't want affection, much less yours, nor someone you should treat from afar. The exorcist only wanted love, your love to be specific.
"You're not annoying." He repeated your words as he brushed your fingers once more, not wanting you to feel obligated to anything. In his mind, he prayed a thousand times a second not to be rejected. "Actually, I'd like to do this more often."
You felt your heart race directly against Chongyun's hand, letting yourself be held so gently between his fingers, throbbing against the boy you loved. You felt that the ice walls that had been created, that you had formed to somehow protect Chongyun, did nothing more than keep him frozen in a wasteland in which both of you continued to seek the warmth of others. The embarrassed face of his, when you finally squeezed his hand, as you caressed his knuckles with the tips of your fingers, managed to make him breathe a sigh of relief when he saw that he was not separated from him.
He was finally able to hold you next to him, taking his elbow and clasping his hands as he smiled again and asked you what you wanted to eat when you got to the Wanmin restaurant.
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.08 | Dados personalizados
Los dados de Foroactivo, los usamos, los odiamos por la mala suerte que tenemos con el RNG, pero también odiamos su estilo ¿verdad?... ¿VERDAD? Bueno, hace un tiempo @mrd-design hizo un tutorial para editar su estilo. Este daba un código bastante largo, pero muy completo para editarlo... Pero en su momento, me pareció complicado y en su lugar, en mi foro yo había "ideado" otra manera.
No se si llamar a esto algo "bien hecho", es solo un truco que se me ocurrió en aquella época y que a mi me dio resultado, porque pude poner el estilo de los dados como yo quería. Hoy lo revisaba, y tras hacerle algunas "correcciones", se los comparto por si les sirve.
El código es simple. Es solo un código para reemplazar palabras. Lo que hice fue buscar palabras clave dentro del lanzamiento de los dados, como "el miembro X ha lanzado bla bla bla..." y ejecuté un "replaceall" para que, en lugar de anunciar esa frase, ponga un div. Así fui buscando más palabras que me ayudasen a cerrar esos divs, y finalmente creé un a tablilla sencilla para el lanzamiento de los dados.
Lo primero que vas a hacer es tomar los posts, para no cambiar, romper o alterar nada de los demás posts o de la estructura del foro. Lo que tienen que hacer es ir a los templates, ahí buscar viewtopic_body y en este template, buscan la siguiente línea:
Si todavía no editaste el template, esa línea es la 188, pero sabemos que ya le metiste mano hasta el cansancio, así que te tocará buscarla. Ahora ¿ves que resalta "lotus"? Bueno, "lotus" es solo un class que creé para poder usarlo como identificador para el script que vamos a usar para los dados... que es este:
https://pastebin.com/yj7vdk6A (182)
Y ahora vas a ir a Módulos » Gestión de los códigos Javascript. Y ahí vas a crear uno nuevo, lo vas a poner para que se muestre en los temas y vas a pegar el código de arriba.
Si todo salió bien, tu próximo lanzamiento de dados debería haberse modificado y ahora se tendría que ver de la siguiente manera:
Como ves, la tirada de dados ahora crea divs, esos divs no estarán en el post, pero se pueden editar dándoles estilo desde el CSS de tu foro. Es solo un truco sencillo, pero si a alguien le sirve, lo comparto con gusto.
Dicho esto, tal vez a alguien le resulte un código muy precario o torpe, pero hasta ahora, desde que lo empecé a usar, no me rompió nada en el foro y me ha dado resultados. Los leo si tienen alguna duda, saludos!
No tengo donde poner créditos en este código, pero agradecería que si lo usas, pongas el link a mi tumblr en cualquier rinconcito de créditos o agradecimientos que tengas en tu foro.
Por último, no es obligatorio, no es necesario si no quieren. Pero si gustan, tengo un ko-fi para recibir una propina de aquellos que quieran y puedan. Aunque como digo, no es condición de nada. Todos reciben de mi parte el mismo trato <3
@elalmacen-rp
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♡ @nnaranjadulce el manto oscuro sobre el cielo les acompaña en su camino de regreso hasta el departamento. la pequeña reunión improvisada (que terminó escalando a un tipo de fiesta) con los compañeros de su trabajo ha durado más de lo que imaginó al comentárselo a lukas esa misma tarde, cuando los cambios de planes fueron puestos sobre la mesa y, lo que debía ser un día para disfrutar solo entre los dos, no lo fue. otro más sumado a la lista. ‘ hey, ’ su voz es suave y cariñosa al hablar, rompiendo un silencio que no le agrada. diestra se estira para tomar de muñeca contraria y sostenerlo mientras caminan. siente que no lo ha tocado en horas y... más o menos ha sido así. yendo y viniendo entre tantas conversaciones con otres, apenas tuvo unos minutos para estar con el sueco y compartir palabras. mucho menos para un toque o un beso. ‘ ¿estás bien? ¿tienes hambre? podemos comprar algo para llevar y cenar viendo una película. ’ propone, mirándolo de reojo. la idea le suena tranquila y sencilla, algo que el cansancio sobre sus hombros agradecería.
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Hola, mi amorcito bello. 🤍
Ya es dos de diciembre y eso quiere decir que es el día dedicado a mi hombre, a quién roba todos mis suspiros y me cautiva cada vez que lo observo y encuentro constelaciones en su mirada.
Mi estrellita más brillante en mi firmamento.
¿Te ha pasado alguna vez que conoces a alguien y de inmediato sientes que ese alguien se volverá un figura importante en la historia de tu vida? Hay oportunidades en las que, desde el primer cruce de palabras, uno tiene la certeza de que esa persona terminará ocupando un considerable espacio en aquella cajita de sentimientos que nosotros llamamos corazón.
Pero, por el contrario, hay ocasiones en las que gente llega a tu vida y tú ni por un segundo te paras a reflexionar en lo mucho que pueden significar para ti en el futuro.
Contigo me ocurrió una mezcla de ambas. Desde que nos conocimos entre las estrellas, como me dijiste una vez, tuve esa sensación de que serías una constante en mi vida, pero nunca imaginé que sería de esta manera. Nunca imaginé que terminaríamos pasando la gran mayoría de nuestras noches en los brazos del otro, disfrutando del calor que emanan nuestros cuerpos, uniendo nuestras bocas en tiernos y afectuosos besos, y endulzándonos los oídos con palabras que emergen de lo más profundo de nuestro ser.
¿A veces piensas en cómo serían las cosas si no nos hubiésemos conocido? ¿Piensas en qué estaríamos haciendo?
Has traído tanta claridad y dicha a mi vida este último tiempo que, sinceramente, no quiero ni imaginar en cómo serían mis días sin tu presencia [aunque estas últimas dos semanas me he hecho una idea de cómo sería estar sin ti y la verdad no me gusta para nada], sin esa sonrisa con la que iluminas todo, sin esa voz tan dulce y sin esas manos que me transmiten tanta serenidad con cada caricia.
Mi gatito.
Eres maravilloso. Estoy infinitamente agradecida con el universo por haber puesto en mi camino a una persona tan increíble como tú.
¡Cómo me gustaría que todos tuviesen la oportunidad de conocerte y la fortuna de tenerte en sus vidas!
Lamentablemente, algunos no supieron aprovechar esa suerte y perdieron a una persona espectacular. Pero, en lo que a mí respecta, créeme cuando te digo que me dedicaré a cuidar tu corazoncito y cada una de las heridas que hay en el. Créeme cuando te digo que lo daría todo por mantener en ti esa sonrisa tan bonita que me llena hasta el alma, por mantenerte a salvo, por cuidarte siempre y nunca soltar tu mano. Porque eso es lo que mereces.
Mi ojitos de luna.
Te mereces todo lo bueno de este mundo. Mereces que te amen. Mereces que las cosas sean sencillas para ti. Mereces días pacíficos. Mereces que tu vida se llene de luz y de buenas energías. Mereces que te escuchen y te traten con suavidad, que cuiden tu corazón.
Mi niño.
Es tu primer cumpleaños conmigo y quiero recordarte que te quiero muchísimo, que con cada día que transcurre y que pasamos juntitos, ese cariño va creciendo más y más. Espero, espero, espero que este no sea el primer y último cumpleaños que pasemos juntos porque quiero estar contigo y verte crecer, ver como vas avanzando con cada cosa que te propongas. Sé que te irá bien.
You can do more than you think. You are more than you think.
Feliz cumpleaños, mi amor.
Y AHORA, después de tanta cursilería, se vienen los regalitos.
En primer lugar, algo que nunca debe faltar en un cumpleaños; la torta.
Por supuesto elegí una tortita de Snoopy y de tu color favorito.
[No me vengas con que es una torta muy aniñada, ok. Eres mi niño y es tu día especial y mereces algo lindo].
En segundo lugar, te dejo este peluchito y esta taza también de Snoopy [y también de color azul] porque sé lo mucho que te gusta.
Tercero, te dejo la playlist que armé con canciones que me hacen pensar en ti. ♡
[Con el tiempo iré agregando más].
Y POR ÚLTIMO te presento a este bebito no tan bebito. Ya tiene sus años, pero como siempre dicen, tenemos que adoptar a los viejitos también. No tiene nombre así que te encargo la tarea de ponerle uno.
[Le puse gorrito porque su nuevo padre está celebrado su cumpleaños y, obviamente, él tenía que ser parte].
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Esto no tiene nada que ver con lo anterior PERO encontré esta imagen y pensé "somos nosotros viendo la cordillera de los andes".
͏♡
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LA VIDA FAMILIAR DE JAVI (Javier Peña x Lectora/Reader)
English description below!
Pareja: Javier Peña x Lectora femenina (f!reader) No uso de y/n
Resumen: La vida junto a Javi tiene sus altas y sus bajas. Amas cada momento que compartes con él, aunque al salir a trabajar cada mañana, te preguntas si será la última vez que lo verás con vida.
Advertencias: Angustia. Menciones de violencia típica de la serie. Descripciones de heridas, sangre y suturas. Descripciones de maternidad, amamantar y cuidado de bebés.
# de palabras: 2967
N/A: Hola! Este es la primera historia que publico en Tumblr. Es sencilla, pero pronto traeré más contenido. Sé que la comunidad hispanohablante es pequeña en esta plataforma, pero espero encontrar apoyo! Jajaja Una disculpa si tiene errores, no está revisado aún🥺 lo actualizaré una vez que haga proofreading!
English isn’t my first language, although I’m a linguistic and translator student hahaha so I’m going to post my stories in English too, when I get more confident!
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En tan solo cuatro semanas, mi vida había experimentado el cambio más maravilloso. Mi mundo se había transformado en pañales, amamantar, conjuntos diminutos de ropa y ese dulce olor a bebé que me brindaba calma en las interminables noches sin dormir. Dar a luz a mi primer hijo me había enseñado un tipo de amor tan intenso y único, diferente a cualquier otro que hubiera experimentado. Mi pequeño bebé, mi niño y el amor de mi vida: Javier Samuel Peña. O simplemente Sam, para evitar confusiones con su padre.
El embarazo no había sido algo planeado... Bueno, al menos no exactamente de la manera en que sucedió. Javi y yo nos casamos en el consulado americano un lunes por la mañana. No hubo una gran fiesta con nuestros seres queridos, ni un hermoso vestido blanco ni docenas de flores decorando los pasillos de una iglesia. Simplemente, Javi avisó en su trabajo que no iría ese día, los Murphy fueron nuestros testigos e invitados únicos, y nuestra luna de miel duró una noche en nuestro departamento.
La boda se aceleró debido a la preocupación de Javier de que, si algo le pasaba en el trabajo, yo no quedara desamparada y tuviera los mismos derechos que su padre para acceder a beneficios legales y su seguro de vida. Aunque me rompía el corazón que Javi pensara de esa manera tan fría acerca de su propia vida, yo era la novia más feliz. Javier y yo nos amábamos y teníamos una relación estable, llena de amor y respeto. No había otra persona en el mundo con la que quisiera estar en una oficina gubernamental, mirándonos a los ojos y jurándonos amor eterno.
Nuestro plan original era regresar a Texas, al rancho de su padre, después de derrotar al cartel de Medellín. Allí planearíamos rápidamente la boda en la iglesia y la fiesta. Luego vendrían los hijos. Todo debería haber sucedido cuando estuviéramos seguros, en paz y establecidos. Sin embargo, apenas tres meses después de nuestra boda improvisada, las náuseas matutinas comenzaron a aparecer y fue cuando Javi insistió en llevarme al hospital después de que casi me desmayara mientras hacíamos las compras en el supermercado, que nos enteramos de que seríamos padres. Atribuimos el incidente a un preservativo roto del que no nos dimos cuenta en el momento. La primera semana fue complicada, ambos estábamos estresados y en shock por la noticia. Una mañana, discutimos por algo tan insignificante que ni siquiera recuerdo qué era, y Javi se marchó al trabajo sin despedirse. Yo me quedé llorando en casa, preocupada por todo lo que implicaba tener un bebé y muy sensible debido a las hormonas en mi sistema. Sin embargo, esa noche Javi regresó a casa con un hermoso ramo de flores y un bote de mi helado favorito.
—Todo estará bien, preciosa —me prometió entre besos, después de que hubiéramos asumido nuestra nueva vida y aceptado que las cosas no siempre salen como las planeamos.
—Tengo miedo, Javi —mi confesión abarcaba muchos aspectos: la maternidad, los riesgos del trabajo de Javi, el dinero, vivir bajo un techo que ni siquiera era nuestro, lejos de nuestras tierras natales, los cambios que sufriría mi cuerpo...
Pero en el momento en que Javi me miró a los ojos, pude olvidarme por un instante de todo lo negativo y centrarme en la bendición que era este bebé. Y, Dios, deseaba con todas mis fuerzas que nuestro pequeño o pequeña tuviera sus cálidos ojos.
Y así fue. Sam llegó al mundo con un fuerte llanto, con los mismos grandes ojos café oscuro de su padre, que curioseaban el mundo y buscaban consuelo en nosotros. No podía dejar de mirarlo, maravillada por la capacidad de mi cuerpo para crear un ser humano que fuera una copia exacta del hombre que amaba. Javi era un padre siempre presente, que asumía su rol al cien por ciento. Cambiaba pañales, lo bañábamos juntos, se encargaba de cuidarlo para que yo pudiera dormir y mientras yo lo amamantaba, él se ocupaba de algunas tareas domésticas.
Por supuesto, no todos los días eran perfectos, sobre todo porque pasaba la mayor parte del día sola en casa mientras Javier, mi esposo, arriesgaba su vida en las calles de Colombia, luchando por hacer de este mundo un lugar mejor para nosotros. Últimamente no podía evitar llorar cada vez que lo veía salir por la puerta por la mañana, preguntándome si sería la última vez que lo vería, que sentiría sus labios sobre los míos y le daría un beso en la frente a nuestro hijo. Nunca dejaba que me viera llorar, así que esperaba a que su camioneta saliera de la cochera antes de permitirme soltar una lágrima. Javi ya tenía suficiente preocupándose por nosotros al vivir con nuestro recién nacido en un país sumido en la inseguridad y con el estrés diario de las interminables horas esperando lograr un avance en el caso de Escobar.
Cuándo Sam nació, me permití encerrarme en una burbuja en la que sólo éramos nosotros tres. A Javier se le concedieron dos semanas de licencia de paternidad, por lo que pasamos quince días encerrados en casa, acurrucados en la cama, descubriendo el mundo de los bebés y comenzando nuestra pequeña familia de tres.
Sin embargo, Javier, un hombre acostumbrado a la adrenalina y tan comprometido con su profesión, regresó pronto a trabajar y fue ahí cuando la realidad me golpeó. Él podría despertar un día, cambiarle el pañal a Sam, desayunar conmigo e irse a trabajar, y esa sería la última vez que lo vería con vida.
Era difícil para mi estar en el silencio de la casa, ver a nuestro bebé dormir o tratar de comer algo, cuándo vivía con la paranoica idea de que un día Steve tocaría a la puerta para darme la peor noticia. No podía imaginar una vida sin Javier Peña, una vida sin que mi hijo tuviera a su padre para aconsejarlo y jugar con él.
Hoy era uno de esos días en los que sentía un gran peso en el pecho. Me sentía muy sensible, lloraba con lágrimas silenciosas mientras miraba a Sam comer de mi pecho. Apenas había comido un par de bocados, mirando el reloj esperando la hora en la que Javi cruzara la puerta.
Cuando empezaba a oscurecer y la lluvia caía intensamente, el sonido de los relámpagos a lo lejos logró calmar mi mente. Decidí ir a la habitación y acostarme junto a Sam, con la esperanza de lograr conciliar un breve momento de sueño al mismo tiempo que el lo hacía.
•••
—Shit...
Escuché a Javi sisear después de que el estruendoso sonido de un vaso de vidrio estrellandose en el suelo me despertó abruptamente. Con el corazón acelerado por el susto, miré a Sam para comprobar que no se hubiera despertado. Mi pequeño se quejó un poco, pero lo calmé con una suave canción y se quedó dormido nuevamente. Lo acomodé en su cuna junto a la cama y salí a recibir a Javi.
El reloj de la cocina marcaba la una de la madrugada. Lo que significaba que yo había dormido cinco horas, y Javi había llegado tres horas más tarde de lo habitual. Bueno, no es como si él llegando tarde fuera algo raro. Se suponía que su hora de salida de la oficina era a las 10 de la noche, pero si se presentaba la oportunidad de una redada de emergencia o el papeleo de un reporte se volvía tedioso, Javier podía llegar a casa incluso hasta la mañana siguiente, sólo para bañarse, apenas dormir una hora o dos y regresar nuevamente a la DEA.
—¿Javi? — le llamé cuándo lo vi de espaldas y fue entonces cuándo me percaté que algo no andaba bien...
Javi intentaba doblarse sobre si mismo para recoger los pedazos de vidrio esparcidos por el suelo, pero con cada movimiento su rostro se contorcionaba en muecas de dolor mientras se sujetaba un costado de su torso. Un golpe de angustia me pegó en el estómago, impulsándome por instinto hacía él para socorrerlo.
Javi intentó alejarme de los vidrios para evitar que me cortara, pero nada podía evitar que lo alcanzara.
—¿Que te pasó? — inquirí al tiempo que trataba de hacerlo quitarse la mano del costado, pero me lo estaba poniendo difícil — ¿Que pasó? — repetí.
—Nada, amor, don't you worry — me aseguró, pero su tono de voz cansado y con un toque adolorido me decía todo lo contrario.
—Javier, por favor quita la mano — pedí en un tono más serio y después de escucharlo gruñir con inconformidad, me dejó mirar bajo su camisa.
Llevaba una venda amarrada en la cintura y en un punto de su costado las gasas habían adquirido el tono escarlata de la sangre. El peso de mi propia alma cayó en mi estómago, impactada por la imagen. Mis ojos ardían con lágrimas que se negaban a caer, pero un jadeo de sorpresa escapó de mis labios. Mis manos temblaban mientras intentaba procesar lo que estaba viendo y buscaba encontrar la voz para preguntarle de la manera más calmada posible qué había sucedido. Sin embargo, no lograba articular palabras y las lágrimas finalmente comenzaron a rodar por mis mejillas.
En ese momento, Javier tomó mis manos con la delicadeza y firmeza que solo él sabe transmitir.
—Hey, no pasa nada. Estoy bien — me aseguró, pero las voces angustiadas en mi cabeza no dejaban de murmurar: "Tenías razón al preocuparte por él, este trabajo acabará con su vida", mientras que otra voz me decía: "Deja de llorar, tiene suficiente estrés en el trabajo como para llegar a casa con su esposa hormonal". Pero, simplemente, no podía contenerme.
—Amor, vamos a la habitación — susurró en tono suave, tratando de transmitir calma y minimizar la situación. Pero sus movimientos lentos y cuidados revelaban el dolor que le causaba su herida. No pudo ocultar la mueca de dolor al sentarse en la cama, dejando en claro cuánto le dolía cada movimiento.
Mi corazón se encogió al verlo así. Le pedí que se quitara la camisa para poder cambiarle las vendas. Mis emociones se mezclaban: preocupación, miedo y una sensación abrumadora de querer protegerlo de todo y de todos. Quería meterlo a él y a Sam en una cajita a prueba de todo lo malo en este mundo y conservarlos ahí para siempre. Pero sabía que eso era imposible.
Me dirigí al baño y tomé la caja de primeros auxilios, buscando todo lo necesario para tratar su herida.
Al regresar a la habitación, lo encontré sin camisa, sentado en la cama, con su mirada fija en nuestro bebé, que dormía plácidamente. La escena contrastaba la ternura del sueño de Sammy con la realidad del dolor físico y el estrés que Javi estaba soportando. Podía verlo en sus ojos: esa inocencia perdida tras años de trabajar en un rubro lleno de violencia, sangre y armas. El peso de querer cambiar el mundo para que sea mejor y tener que enfrentarte a los demonios que lo acechan cara a cara.
—Es tan pequeñito — murmuró Javi con una sonrisa tierna en su rostro, mientras extendía su brazo con cuidado hacia la cuna. Sus dedos acariciaron suavemente la mejilla de su hijo, como si quisiera grabar ese momento en su memoria para siempre. La imagen me hizo sentir una oleada de ternura y amor indescriptibles — Es el sueño hecho realidad: nuestro bebé, que lleva parte de ti y parte de mí. Es idéntico a ti...
Si estuviéramos en cualquier otro momento, donde Javier no estuviera herido y sangrando, habría compartido con él lo maravilloso que era ver a Sam, un ser tan pequeño y perfecto, que parecía ser una réplica exacta de su padre. Le habría asegurado que amaba cada rasgo que heredaba de él y que estaría dispuesta a tener mil hijos más, solo para ver esos mismos ojos, ese mismo cabello y esa misma sonrisa que tanta paz me transmite. Pero en ese instante, cuando noté un destello de dolor en su rostro, mi corazón se contrajo con preocupación.
Me acerqué a él, posicionándome entre sus piernas, y comencé a deshacer las vendas que abrazaban su torso. Cuando llegué a la herida, Javi siseo de dolor al sentir como la sangre seca se despegaba de la gasa y estiraba la zona afectada. Aunque no era una herida grave, su apariencia era inquietante. Eran apenas cuatro puntos de sutura, pero la carne estaba inflamada y enrojecida, evidenciando la irritación y sensibilidad en la zona. Olía a sangre y antisépticos. Cada movimiento de Javi parecía provocarle una punzada de dolor, lo cual quedaba reflejado en su rostro a través de una expresión tensa y un ligero fruncimiento en las cejas.
Con un algodón humedecido con antiséptico, comencé a limpiar la zona de alrededor. Cada movimiento era suave y ligero, pero pude notar la mandíbula tensa de Javi cada vez que presionaba la zona.
—¿Vas a decirme qué pasó? — era pregunta, pero debido a mi voz tensa y baja, sonaba más como una orden.
Javier estuvo callado un par de minutos, cuándo por fin habló:
—Murphy y yo fui a checar una casa de seguridad — comenzó, mientras yo buscaba en el botiquín algo que pudiera reducirle la inflamación de su piel lastimada —. Nos separamos y fue ahí cuándo detecte a uno de los perros de Escobar. Fui tras él y el hijo de pe… — se tentó a decir, sin embargo le hice una indicación con la cabeza hacía Sam — Y el tipo me sorprendió de la nada con una navaja. Apenas la esquivé, pudo haber sido peor.
—¿Eso se supone que debería tranquilizarme? — respondí con una risa carente de gracia, los ojos aún ardiéndome con lágrimas que no quería soltar — ¿Te llevaron a una clínica? — inquirí y él asintió — ¿Y porqué no me llamaste, Javier? — le reclamé con la voz cargada de emociones que apenas podía contener.
—No quería asustarte — se excusó.
—Soy tu esposa, Javier Peña. Cualquier cosa que te pase debería saberla. Que tal que… — me detengo en seco, incapaz de concluir la oración. El mero hecho de pensarlo hace que se me revuelva el estómago — Si algo te pasara, Javi, yo… no sé que haría. Seguro me volvería loca.
Finalmente me quiebro. Las lágrimas salen sin que pueda detenerlas. Días de aguantarme decirle como me siento salen a través de mis ojos y me siento la peor por poner más carga sobre sus hombros. Claramente Javier no quiere morir en su trabajo, no quiere dejarnos solos a ninguno de los dos. Es obvio que cada día sale de casa sabiendo que podría ser la última vez que nos ve. Soy consciente que él mejor que nadie sabe que vive en una ruleta rusa diaria y yo no aporto nada poniéndome a llorar por un miedo evidente.
—Cariño, ven aquí — sus manos tomaron las mías y me levantaron para sentarme en su pierna con delicadeza.
—Te vas a lastimar… — protesté, pero me calló con un tierno shhh.
—No pasa nada — aseguró —. No voy a irme a ningún lado, mi vida. Mira, pásame mi billetera — pidió, ya que él no podía estirarse demasiado. La alcancé y mientras se la entregaba, me volvió a colocar en su pierna. Yo hacía el esfuerzo por no recargar todo mi peso en él. De su billetera sacó una pequeña foto, tomada hacía apenas tres semanas. Éramos nosotros tres: yo estaba en la cama del hospital, con mi cabeza en el hombro de Javi, quién sentado a mi lado llevaba a un pequeñísimo Sam dormido en sus brazos — Cada vez que salgo a la calle, tu y Sam son mi trébol de la buena suerte.
—Vaya suerte que te damos — respondí, un poco a juego. Y ambos soltamos una risita, aunque yo seguía en lágrimas.
—Una cosa es suerte y otra cosa es que yo sea imbécil — bromeó y otra risa me abordó.
Mi mano acarició su mejilla, acción que pareció relajar a Javi completamente, como si el dolor hubiera desaparecido con mi toque. Cerró sus ojos, recargando su cabeza en mi mano, para después besar el dorso. Me incliné para depositar un beso casto en sus labios mullidos y suaves.
—Yo sé que haces todo lo posible por volver a casa a diario, amor. Perdóname por ponerme a llorar, las hormonas últimamente me tienen demasiado sensible.
—No tienes nada por que disculparte — aseguró, depositando otro beso en mis labios, después en mi nariz, mi mejilla y finalmente nuevamente en los labios.
Nuestra pequeña sesión de besos tiernos terminó en el momento en que Sam comenzó a quejarse. Ambos conocíamos a la perfección aquel tipo de llanto y sabíamos que significaba.
—Te llaman, mami — dijo Javi, dándome un beso más en la mejilla antes de dejarme ir.
—Ya, bebé, está bien — murmuré a mi hijo mientras lo sacaba de su cuna y me acomodaba con él en la cama para darle pecho. Sam se acomodó rápidamente y comenzó a comer.
Los ojos de Javi se iluminaron con ternura y orgullo ante la imagen de su esposa alimentando a su hijo. Para él éramos su inspiración y su motivación. Después de años, por fin tiene un lugar al que puede llamar hogar y llegar cada vez que vuelve del trabajo.
Javi se pone de pie para besar la cabeza de Sam, después mi frente y se dirige al baño para tomar una ducha. Al regresar, Sam ya se ha quedado dormido nuevamente, por lo que le ayudo a mi esposo a secarse y ponerse una venda nueva sobre la herida y acomodarse en la cama.
Él se queda dormido antes que yo. Aprovecho los minutos para admirar su rostro sereno y hermoso, todo mío. El dolor de la preocupación constante por él aun me pesa en el pecho, pero trato de calmarme y volver a dormir. Mañana será otro día.
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CAPITULO 29 - ENFRENTANDO SOMBRAS
Estoy sentada en mi suite en el tren, sosteniendo la perla que Liam me dio, mientras miro hacia la pared. Han pasado tantas cosas en los últimos días que apenas he podido procesar mis pensamientos. Ni siquiera pude disfrutar de mi almuerzo; sinceramente, no logro encontrar la paz. Hay tantas cosas rondando en mi mente, y siento que cada vez el tiempo se acorta y me aleja de Liam. Sin darme cuenta, me aferro a la perla y la sostengo cerca de mi corazón, tratando de sentir la presencia de Liam conmigo.
Lo extraño. Ayer no pude verlo ni un solo momento, y hoy tampoco he tenido suerte. Sonrío tontamente al recordar los pequeños momentos que hemos creado juntos. Ojalá no tuviéramos que mantener nuestra relación en secreto, y que no tuviéramos que escondernos para vernos. Desde el principio, supe que esto iba a ser difícil, pero he llegado tan lejos que sé que debo seguir, aunque sea duro.
Sin embargo, hay algo más que me perturba: ¿qué pasa con los sentimientos que están naciendo por Drake? Me estoy enamorando de él, y siento la necesidad de buscarlo y estar a su lado. Su compañía me hace bien, y esta confusión no es justa para ninguno de los dos.
Pero basta, Riley. Necesitas concentrarte en lo que sucederá hoy. Por fin me enfrentaré a Sebastián en la fiesta, y cualquiera que sea su respuesta, me ayudará a llegar al fondo de todo esto. Paso a paso, podré descubrir quién inició todo este drama.
De repente, hay un ligero toque en mi puerta. Miro mi reloj y noto que son casi las cuatro de la tarde. Debe ser Maxwell, que para variar se ha tardado más de lo debido. Me acerco para abrir la puerta y encuentro a una chica, más o menos de mi misma edad, sencilla pero muy bonita. Tiene el cabello castaño, ojos cafés y una mirada muy dulce. Su rostro luce una gran sonrisa que me resulta familiar.
|| Buenas tardes, Lady Riley. Mi nombre es Sara Potter, soy hija de Anita. Ella me ha enviado para ayudarla ||
|| Hola, Sara || le respondo, frunciendo un poco el ceño. Claro, ahora recuerdo de dónde he visto esa sonrisa || Mucho gusto en conocerte, pero... ¿pasó algo con Anita? ¿Está bien? ||
|| Sí, ella está bien en estos momentos || me dice, sonriendo || pero, desafortunadamente, tuvo un pequeño accidente doméstico y se rompió la mano. Es por eso que no la verá por algún tiempo ||
|| ¡Oh, cielos! Qué pena. Espero que se recupere pronto. Por favor, dale un fuerte abrazo de mi parte || le digo con sinceridad.
|| Muchas gracias, Lady Riley. Seguro que lo haré, es usted muy amable. Dígame, ¿tiene algo en mente en lo que pueda ayudarla? || me pregunta.
|| Sara, por favor, dime Riley y trátame de tú. No hay necesidad de ser tan cortés... Tal parece que tenemos la misma edad || me río || Y honestamente, siento que tú y yo nos vamos a llevar muy bien ||
Mis palabras realmente la sorprendieron al inicio, así que tímidamente me sonrió.
|| De acuerdo, Riley || responde con una sonrisa más relajada || Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites || Asentí, sintiéndome más a gusto con su presencia. Aunque la situación con Anita era desafortunada, me alegraba tener a Sara aquí. Había algo en su actitud y energía que me hacía sentir que podríamos formar un buen equipo en estos días complicados. De repente, me mira con curiosidad y bastante atención || Por cierto, eres muy amable y, para ser sincera, eres muy diferente al resto de nobles ||
|| Es que no soy como el resto de nobles… Afortunadamente, no nací en ese tipo de cuna || le respondo, sonriéndole ampliamente || Ahora bien, estoy en tus manos. Hoy es un día muy importante para mí. Haz magia en mí, como tu mamá. Estoy segura de que deben tener el mismo don ||
Ella me sonríe con timidez y comienza a trabajar en mi cabello y maquillaje. Comenzamos a conversar de muchas cosas normales. Ella habla tanto como yo; es una chica sencilla, humilde y muy inteligente. En ciertos aspectos, hasta es parecida a mí. Momentos después, Sara había terminado.
|| Listo, Riley. Estás lista || me dice Sara, y cuando me giro hacia el espejo, me veo exactamente como deseaba.
|| Sara, me encanta… Eres mi nueva Hada Madrina || ella solo sonríe || pero no se lo digas a Anita || digo, y ambas nos reímos.
|| No se lo diré, pero cabe indicar que no hay necesidad de esforzarse tanto, Riley. Eres muy hermosa || me dice Sara, sonriendo tímidamente.
|| Muchas gracias, Sara. Eres demasiado amable conmigo || dije, levantándome de mi asiento. Decidí que era hora de vestirme || ¿Quieres ayudarme a vestir? ||
Sara asintió con entusiasmo, pero antes de que pudiéramos comenzar a buscar entre los vestidos, alguien llamó a la puerta con urgencia. Al abrirla, vi a Maxwell empujando a Drake hacia adentro.
|| ¡MI FLOR! ¡Ahí estás! || exclamó Maxwell, casi sin aliento. Traté de decidir si debía alarmarme, pero con Maxwell, siempre es bueno estar preparada para cualquier cosa.
|| Buenas tardes a ustedes también, caballeros || dije, abriendo más la puerta para permitirles entrar en mi habitación. Drake estaba detrás de Maxwell, quien lo empujaba suavemente hacia adelante.
|| Mi Flor, créeme, lo que voy a enseñarte será muy bueno || exclamó Maxwell, jalando a Drake más adentro de la habitación y poniéndolo frente a mí. Hizo un gesto hacia su ropa || ¡Ta-da! ¡Mira mi obra maestra! ||
Maxwell se acomodó al costado de Drake, quien se paraba torpemente en el centro de la habitación, con una evidente incomodidad. Lo miré de arriba a abajo y noté su atuendo: pantalones de vestir azul oscuro y una chaqueta a juego, combinada con una camisa verde esmeralda que resaltaba sus ojos cafés. Drake, claramente incómodo, evitaba mi mirada, pero alzó la cabeza tímidamente cuando nuestros ojos se encontraron. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, y yo no pude evitar devolverle una.
|| Wow, Drake, te ves… te ves muy bien || dije, tratando de no parecer demasiado atrevida. Sus ojos me miraron fijamente, y pude sentir mis mejillas arder. Delante de mí, tenía a un hombre increíblemente apuesto y bien vestido.
|| Bastante genial, ¿no, mi Flor? || dijo Maxwell, levantándose y acercándose a Drake para alisarle las arrugas de los hombros || Amigo, te dije que los cumplidos llegarían ||
Drake sonrió tímidamente y desvió la mirada hacia el suelo antes de volver a mirarme. Luego levantó rápidamente las manos, como diciendo basta, pero yo seguía sin dejar de admirarlo. Realmente estaba muy apuesto vestido así, incluso su colonia era diferente.
|| Sí, sí. Gracias por el traje, Maxwell || respondió de mala gana || Solo espero que esta noche vaya tan bien como espero ||
Maxwell, lleno de emoción, lo envolvió en un abrazo, casi derribándolo.
|| ¡Será la mejor noche, amigo! Además, tengo solo lo mejor para ti || Drake no le respondió, y el rostro de Maxwell cayó por un momento, sin duda recordando lo que pasó anoche || Seguimos siendo amigos, ¿verdad? || preguntó Maxwell con preocupación.
|| Por favor, Maxwell, no presiones || gruñó Drake, alejándose de él. De repente, ambos se dieron cuenta de la presencia de Sara. Drake posó sus ojos en ella, y su mirada cambió. Sara se quedó impactada por lo apuesto que era Drake, y no pude evitar notar que Drake también se sintió atraído por ella. Sentí un pequeño pinchazo de celos, pero rápidamente lo deseché, sin querer confirmarlo ni para mí misma.
|| Eeeeh… Chicos, les presento a Sara Potter. Ella es la hija de Anita. Va a ayudarme de ahora en adelante, hasta que Anita se recupere ||
|| Cierto que Anita tuvo un accidente y olvidé avisarte, mi Flor… Me dijo que mandaría a su hija en vez de ella… ¡Bienvenida, Sara! Espero que seas igual o mejor estilista que Anita. Mi cabello necesita un nuevo corte || Sara sonrió a Maxwell y luego miró a Drake, quien se mantuvo en silencio, observándola con interés. Luego volvió a mirar a Maxwell.
|| Será un placer, Lord Maxwell... || respondió con amabilidad. Al notar que Drake apenas la miraba, le hice un gesto para que reaccionara. Él me miró y pareció notar mi señal.
|| Oh... sí, bienvenida. Un gusto || dijo Drake, asintiendo con la cabeza, pero evitando su mirada. Sara sonrió tímidamente, sus mejillas encendiéndose como tomates. Aunque Drake intentaba fingir desinterés, lo conocía lo suficiente como para detectar que algo había sentido por ella quedando impresionado. Volviéndome hacia Sara, le agradecí sinceramente:
|| Aprecio mucho tu ayuda, Sara. Estoy segura de que harás un trabajo increíble... Pero creo que me quedaré con los chicos. ¿Nos vemos luego? || dije con una sonrisa.
|| Fue un placer, Riley... Con permiso || respondió Sara, sonriendo, haciendo una pequeña reverencia y saliendo rápidamente de mi habitación. Observé cómo Drake la miraba mientras se alejaba y luego bajó la mirada, mostrando un ligero nerviosismo. ¡Mierda! ¿Por qué no puedo evitar estos ridículos celos? ¿Es normal? Sacudí la cabeza y decidí no prestarles atención.
|| Entonces chicos, ¿cuál es el plan para esta noche? ¿Deslumbrar y distraer a todos con el nuevo traje de Drake? || pregunté en tono burlón para distraerme del momento, riendo entre dientes mientras buscaba en mi armario algo que ponerme. Con todos los vestidos que he adquirido durante este viaje, no encontraba el apropiado.
|| Ja, ja, muy graciosa, Brown... || contestó Drake con fastidio. || Pues no, Maxwell creará una distracción para nosotros mientras nos enfrentamos a Sebastián. ||
|| Así es, mi Flor, sabes que 'Distracción' es mi segundo nombre || añadió Maxwell, colándose detrás de mí y haciéndome cosquillas en los costados. Ambos soltamos una carcajada y él retrocedió, claramente amenazado por mis manos. Drake se movió entre nosotros y nos apartó.
|| Ya basta de tantos juegos... || exclamó molesto, mirándome fijamente. || Qué opinas, Brown, suena bien el plan, ¿no crees? ||
|| Seguro que sí… ¡Suena bastante bien! || le respondí. Maxwell saltó y se dirigió hacia la puerta.
|| Entonces, ¿estamos listos para irnos? ||
|| Espera, espera un segundo || Drake lo detuvo en la puerta. || Si yo tengo que vestirme bien, ¿no debería Brown ponerse algo elegante o brillante también? ||
|| Drake tiene razón… || Miré a Maxwell alzando una ceja. || ¿Acaso no viste que lo que tengo puesto no es adecuado para la ocasión? Justamente estaba a punto de cambiarme cuando ustedes dos aparecieron. || Maxwell me miró de pies a cabeza, dándose cuenta de que en verdad no estaba vestida para la ocasión.
Maxwell, demasiado emocionado, volvió a entrar en la habitación.
|| Sí, es verdad, mi Flor... No es por nada, pero tú con todo te ves bien || dijo mientras me abrazaba.
|| No trates de arreglarlo, Maxwell || le reclamé mientras él levantaba las manos en señal de rendición.
|| OK, ok… ¡Entonces llegué justo a tiempo para encontrarte algo ideal! || dijo Maxwell contento, mientras yo me dejaba caer derrotada en la cama.
|| Max, ya busqué en mi armario casi todo el día, pero no hay nada que parezca funcionar para esta noche || suspiré con desánimo || Nada que sienta apropiado. ||
|| Déjamelo a mí. Yo encontraré el correcto || exclamó Maxwell, comenzando a mirar a través de los estantes de ropa. De pronto miro a Drake, quien está sentado en uno de los sillones de la habitación, un poco nervioso. No sé si será por lo que ha pasado entre nosotros, pero me encanta cuando Drake abre su corazón y me muestra ese lado que nadie más ha visto. Las charlas que tenemos a veces son lo mejor de mi día. La manera en que me mira cuando hablo con los demás, o cuando estamos solos, es diferente. Los besos que me ha robado revelan los grandes sentimientos que tiene por mí, y no soy ciega a eso. Me preocupo profundamente por él y creo que siempre lo he hecho. Como le dije hace tiempo, él está dentro de mi corazón. He aprendido mucho sobre su pasado y lo he visto crecer como persona durante el tiempo que lo conozco. Estoy realmente agradecida de tenerlo en mi vida y espero que él sienta lo mismo. Sin embargo, mi corazón está en discordia. No quiero hacerle daño ni a él ni a Liam. A pesar de que Liam y Drake son dos mundos diferentes, ambos me vuelven loca. Esta confusión me agobia, y sé que tengo que resolver mis sentimientos antes de que se vuelvan insostenibles. Respiro profundamente, tratando de ordenar mis pensamientos, cuando de repente Maxwell, con un grito, me saca de mis pensamientos.
|| Oh, este es uno bueno, muy bueno creo yo || sacó un hermoso vestido negro corto. Elegante, pero muy pequeño para ser sincera, y rápidamente me lo entregó.
|| ¡Maxwell! || exclamó Drake abriendo los ojos grandemente y casi cayéndose al verlo || ¿No te parece que es un poco... revelador? ||
|| La despedida de soltero será en un bar clandestino pero elegante, así que… ¡Por favor, Drake! ¡Nuestra Riley puede lograrlo! || Maxwell me empuja hacia el baño || Anda, pruébatelo, mi Flor. Sé que es el indicado… Además, ¿la idea no es hacer que Liam pierda la cabeza? || exclama Maxwell, mientras Drake solo alza los hombros y me mira.
Rápidamente entro al baño para probarme el vestido. Una vez puesto, veo el punto de Drake: el escote en "V" profundo termina justo donde comienza mi ombligo, con un material negro transparente que insinúa mi escote y el contorno de mis pechos. El vestido es lo suficientemente corto que queda más de cinco dedos por encima de mi rodilla, y se ajusta perfectamente a mi figura, acentuando cada curva. Las finas tiras en los hombros y la espalda descubierta le dan un toque adicional de sensualidad.
Me lo ajusto frente al espejo, admirando cómo el vestido envuelve mi cuerpo de manera elegante pero atrevida. Llena de confianza, salgo del baño sintiéndome sexy y perfecta. Realmente me veo muy bien.
|| Entonces… ¿Qué piensan los chicos de mí? || pregunto sonriendo y dando una pequeña vuelta delante de ellos. Maxwell aplaude y se acerca, haciéndome girar de nuevo.
|| ¡Wooooow! || exclaman los dos al unísono.
|| Riley, ¡te ves perfecta, guapísima, hermosísima! No hay palabras para describirte… Liam se volverá loco || dice Maxwell emocionado, mientras Drake parece no poder levantar la mandíbula del suelo, dejando escapar pequeños sonidos.
|| Ehhh... este, sí, realmente... Wow || dice Drake, por primera vez sin palabras. Así que lo tomaré como un cumplido.
|| Tomaré tus tartamudeos y halagos como un sello de aprobación. ¡Vamos, caballeros, estamos listos! || Agarro ambos brazos con fuerza y los llevo energéticamente fuera de mi habitación. Estoy segura de que esta será una noche que no olvidaré. Drake aclara su garganta y me sigue el paso.
|| Sí, será mejor que salgamos de aquí || responde Drake sin mirarme.
**
Después de un corto paseo, la limusina llega a la entrada de un club exclusivo en París. La entrada está flanqueada por altos muros y un portón de hierro forjado, decorado con intrincados detalles dorados. A medida que nos acercamos, notamos un guardia de seguridad que se aproxima a la ventanilla. Drake se inclina hacia adelante y se prepara para la inspección.
|| Muy bien, aquí es donde viene la inspección del guardia. Actúen tranquilos y calmados || dice Drake, asintiendo hacia mí. Respiro profundamente y aliso las arrugas de mi vestido, tratando de mantenerme serena. Maxwell, por otro lado, se muestra completamente relajado, con los pies en el mini bar y los brazos extendidos sobre el respaldo de los asientos.
|| Yo nunca dejo de estar calmado || responde Maxwell, mientras Drake niega con la cabeza y baja la ventanilla para entregar la invitación. El guardia, con un uniforme impecable y una expresión seria, se inclina y comienza a inspeccionar la limusina, mirándome con sospecha. Me siento un poco nerviosa y no puedo evitar moverme en mi asiento.
|| ¿Y la señorita? || pregunta el guardia, con un tono inquisitivo. Pienso rápidamente en una excusa para que me dejen entrar. Me acerco a Drake y tomo su mano, entrelazando nuestros dedos. Mirando fijamente al guardia, digo:
|| Vine con él porque no puedo dejarlo solo en un bar sin saber cuáles son sus intenciones || digo, depositando un beso en la mejilla de Drake. Él abre los ojos y me mira sorprendido, sin decir una palabra mientras se sonroja. Lo codeo para que reaccione || ¿No es así, cariño? || Drake asiente rápidamente, sorprendido por mi repentino gesto de afecto.
|| Sí, así es... cariño || responde Drake, balbuceando nervioso. El guardia nos observa un momento más antes de devolvernos la invitación y permitirnos el paso. La gran puerta se abre lentamente, revelando un camino iluminado por luces tenues que conducen al interior del club. Drake se acerca a mi oído y me susurra: || La próxima vez avísame si vas a hacer algo así… Casi me matas ||
|| ¿Sabes? Te ves lindo cuando te sonrojas ||
|| ¿Yo...? Yo no me sonrojo… Estas... || Él se vuelve a sonrojar y luego niega con la cabeza || ¿Te he dicho que no juegas limpio? || dice, mientras yo le guiño un ojo y me alejo de él, regresando a mi asiento.
|| Buen trabajo, equipo… Excelente excusa, mi flor || exclama Maxwell, abrazándome con entusiasmo.
Me relajo en su abrazo, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza. No puedo evitar alegrarme por el hecho de que logramos entrar.
|| Me alegro de que haya funcionado || digo aliviada, apoyando la cabeza en su hombro y suspirando.
Cierro los ojos por un minuto, tratando de calmarme, porque sé que estamos a minutos de enfrentar a Sebastián.
**
De repente, siento que la limusina se detiene y veo a Maxwell acercarse a la puerta del auto.
|| Muy bien, chicos, entraré yo primero. Haré una demostración de puntualidad a la moda. Nadie sospechará si Drake llega tarde ||
|| Sí, sí. No te pierdas en la mesa de bocadillos || dice Drake, despidiéndolo rápidamente.
|| Jamás. Soy un profesional || responde Maxwell con una sonrisa.
|| Debo confesarte que estoy bastante preocupado || dice Drake, dejando escapar una media risa mientras se acomoda el cabello hacia atrás. Maxwell, sin poder evitar lanzar un chiste, imita el ruido de un walkie-talkie.
|| Agente Breakdance, rompiendo el perímetro || guiña un ojo y, cuando el chofer le abre la puerta, sale sigilosamente de la limusina.Las peculiaridades de Maxwell siempre logran mantener el ánimo. No puedo imaginar cómo sería sin él.
|| Este tipo... || Drake sacude la cabeza mientras deja escapar sus palabras, aunque no puede evitar sonreír.
|| Hey, Drake... ¿Tú y Maxwell arreglaron las cosas? || pregunto, intentando obtener alguna información. Ayer fue un día complicado y preferí no ahondar en el tema.
|| Más o menos || responde, mirando inmediatamente por la ventana para evitar el contacto visual.
|| ¿Más o menos? ¿Y eso qué significa? || insisto. Drake suele abrirse conmigo; es fácil hablar con él. Necesito saber más. Sé que es una persona reservada, reacia a mostrar sus sentimientos, pero quiero asegurarme de que está bien.
|| Es que, Brown, él sabía dónde estaba Savannah. Sabía lo preocupado que estaba por ella, pero, aun así, no dijo nada || exclama, frustrado y sin mirarme || Me duele pensar en cómo todos los días, él sabía... y aun así me lo ocultó... y todavía actuaba como si fuéramos amigos ||
Entiendo su punto, aunque también sé que no era el secreto de Maxwell para contar. Es admirable que haya tenido que guardarlo durante tanto tiempo.
|| Drake, toma en cuenta que él la estaba ayudando y pensó que tenía que mantener su secreto. No porque él quiso sino porque Savannah se lo pidió. No sé cómo era tu relación con Savannah, pero puedo ver que ella sintió miedo de decírtelo. Tal vez quiso evitar algún problema futuro contigo o con la corte. Estoy segura de que hubieras golpeado a Bertrand o hecho algo peor. No puedes negar que eres “un poco” impulsivo y explosivo || le digo sinceramente, logrando que me mirara de nuevo.
|| Ok, tienes razón... || responde, su rostro cayendo || Y como dices, Savannah fue quien se lo pidió. Él solo hizo lo que ella pidió. De todos modos, lo superaré || se mueve un poco en su asiento, aclarándose la garganta || Olvidemos lo que pasó, ya que tenemos cosas más importantes que hacer || Drake se acerca a la puerta de la limusina y toca la ventanilla || Entremos, Brown || el chofer nos abre la puerta. Drake sale y me tiende la mano. Al alzar la vista, nuestras miradas se cruzan y él me sonríe || ¿Estás lista? ||
Al salir de la limusina, nos encontramos frente a la entrada del exclusivo Club Raspoutine. La fachada del club está decorada con elegantes detalles Art Deco, y un guardia vestido impecablemente de negro vigila la entrada. Unas gruesas cortinas rojas se pueden ver detrás de la puerta principal, sugiriendo el lujo que hay dentro. Las luces tenues de la entrada crean un ambiente misterioso y sofisticado. El primer aroma que nos envuelve es una mezcla embriagadora de perfume caro y la ligera fragancia del champán que seguramente fluye en abundancia dentro. El murmullo de las conversaciones elegantes y la suave música de jazz se filtra a través de las paredes, prometiendo una noche de glamour y exclusividad.
Drake me mira con una mezcla de nerviosismo y emoción. Me ajusto el vestido y aspiro profundamente, preparándome para lo que está por venir. El guardia nos abre la puerta y, al cruzar el umbral, somos recibidos por un ambiente cálido y acogedor. Las luces doradas se reflejan en los espejos antiguos, y la decoración opulenta hace que cada rincón del club parezca sacado de una película de la era dorada de Hollywood.
De repente, algunos hombres cerca de nosotros clavan su mirada en mí, observándome como un león mira a su presa.
|| Con ese vestido, es un poco difícil no llamar la atención de todos || exclama, mirándolos con rabia.
|| Puede que sí, con tal que no piensen que soy yo el espectáculo || respondo en tono de burla.
|| Más les vale que no... || exclama, pero luego se da cuenta de lo que acaba de decir || Quiero decir, espero que no digan nada ya que no debemos llamar mucho la atención... A eso me refiero || Él se pone nervioso y pasa la mano por la parte posterior de su cuello y gira para mirar a otro lado.
|| Claro, tienes razón... Por cierto || decido cambiar rápidamente el tema para distraerlo || Esto debe ser el paraíso para ti, ¿no, Drake? Todo lo que siempre quisiste ||
|| Bueno, no todo, pero estamos marcando muchas casillas || responde, esbozando una media sonrisa mientras mira a su alrededor.
|| Lamento apartarte de todo esto || le digo || Pero cabe recalcar que tú te ofreciste a ayudarme ||
|| Claro que sí, y me mantengo en mi decisión. No quiero que te enfrentes a él sola, Brown || responde con sinceridad, dibujando una sonrisa en su rostro.
|| Gracias, Drake || le digo, sintiéndome realmente agradecida.
|| Mira, ¿por qué no tomamos un par de vasos de whisky? Así calmaremos un poco los nervios, ¿qué opinas? || me dice Drake, señalando hacia el bar.
|| Excelente, creo que sería justo || respondo con una sonrisa. Aunque no puedo negarlo, la ansiedad va en aumento al pensar en lo que debo hacer. Al llegar, Drake pide al camarero dos vasos de whisky. Cuando se lo entregan, al pasármelo, me sonríe. Chocamos nuestros vasos y ambos lo tomamos de un solo sorbo. ¡Cielos! El whisky desciende por mi garganta con una calidez reconfortante, dejando un rastro de fuego suave. El sabor ahumado y robusto inunda mis sentidos, calmando algunos de los nervios acumulados dentro de mí. Es como un abrazo líquido que me relaja de inmediato. Drake inhala, echando la cabeza hacia atrás en agradecimiento.
|| Creo que este whisky es más viejo que yo, ¡y probablemente cuesta más que todo lo que tengo! ¿Qué piensas? Por lo visto te gustó, ya que te lo bebiste de un sorbo || me dice con una risa entre dientes.
|| ¡Está delicioso, Drake! Es exactamente lo que necesitaba para calmar mis nervios ||
|| Me alegra que eso calme tus nervios, Brown. No hay nada mejor que un buen whisky para eso. Así que, disfrútalo. Un whisky como este viene una vez en la vida || exclama sonriendo. Mientras sigue bebiendo, echo un vistazo a la habitación y veo a Maxwell comiendo bocadillos con otros nobles, perdido en una conversación. Cuando Drake nota dónde estoy mirando, su expresión se endurece al ver a Maxwell || Ahí está ese payaso perdiendo el tiempo. Iré a recordarle al agente Breakdance que tiene un trabajo que hacer || dice, dándome un ligero apretón en el brazo. Pero cuando me suelta, veo sus puños cerrados y la ira irradiando de él. Lo tomo del brazo antes de que se vaya, obligándolo a mirarme.
|| Drake, solo está siendo Maxwell. No te enojes con él, por favor || le digo. Él asiente, comprendiendo mis palabras, y da media vuelta, cruzando la habitación para hablar con Maxwell. Rápidamente me muevo hacia un rincón oscuro para evitar llamar la atención. Si lo hubiera dejado ir tan enojado como estaba, hubiera habido una gran pelea, y eso es lo último que necesitamos.
De repente, una voz familiar me saca de las sombras. Su tono cálido y ronco hace que mi piel se erice y mi corazón se acelere.
@tessa-liam, @kingliam2019, @choicesficwriterscreations
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Me gusta mucho sentarme bajo los árboles. La brisa se enreda en mi boca, un sabor a lluvia y tierra rueda entre mi piel. Las cosas se vuelven sencillas al rastro del viento por la ramas, el crujir y suspiro. late fuerte mi alma entre los dedos. Persigo el aire y las palabras, me sigue el aire y plumas. Cómo rueda del sol un fruto. Mi alma habla de esa forma en la que canta un vuelo, de la que se ancla un clavel.
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| Pequeño Vigilante.
. . . .‿‿‿๑❀๑‿‿‿ . . . .
Cellbit tenía apoyada su mandíbula en una de sus manos mientras observaba su mansión en construcción. En su mente la estaba visualizando ya terminada, pero por supuesto no era sencillo extraer lo que imaginaba a la realidad.
Todo era prueba y error.
Era oscuro por la noche, el mejor momento para ponerse a construir sin la presencia de sus queridos vecinos que pudieran interrumpir su trabajo. No era molesto cuando venían, pero precisaba terminar su casa para relajarse y disfrutar con su hijo Richas el mundo que tenía por delante, ese nuevo comienzo que le habían otorgado.
Sin embargo, desde hace unas cuantas noches atrás, sentía la presencia de alguien acechándolo. Sus sentidos se fueron agudizando mucho más por el tiempo que pasó en el Purgatorio, por lo tanto, no pasó por alto que lo estaban vigilando.
Pero lo ignoraba, ¿por qué? Por la sencilla razón de que no le resultaba una amenaza. Su vigilante se trataba de un pequeño niño de rizos castaños, lentes enormes para su cara, un conjunto enterizo de rayas rojas y blancas tan llamativos como para fallar en esconderse. De la mano tenía una oreja de conejo blanco que en ese momento arrastraba, lo cual le sorprendía porque cuidaba a ese conejo con su vida.
Se trataba de Pepito. El hijo de su esposo Roier.
Hijo de Roier…
Era tan… agridulce pensar en Roier nuevamente como un papá con un hijo propio, aunque ya era padre de Richarlyson, entendía que la situación no era lo mismo.
Aún no conversaba apropiadamente con él sobre ese tema en particular, ¿qué sentía al tener nuevamente la responsabilidad de cuidar un hijo propio?
¿Estaría feliz? ¿Tendría sentimientos conflictivos? ¿Estaría cómodo con este nuevo cambio otra vez?
Por lo que había observado de él en sus varios encuentros, lo veía tan… Feliz.
Sin embargo, en su corazón persistía una sensación rara, cómo si no fuera correcto algo.
Aunque era consciente que tener una conversación de sentimientos con Roier significaba tarea complicada, ahora le parecía más difícil que nunca.
Pero empujaba todas esas voces que le susurraban al oído que algo andaba mal hasta el fondo de su mente. Ignoraba completamente ese hecho y preferiría vivir engañado que todo se encontraba bien, lo necesitaba después de tanto tiempo alejado y luchando en una isla del infierno.
Regresando al presente, por el rabillo del ojo notó al pequeño niño que fallaba en esconderse, estaba en una esquina de la casa, asomando levemente un poco su rostro, no percibiendo que la mitad del conejo arrastrado delataba su posición.
Casi sonrió ante esa imagen, pero la contuvo porque el niño lo estaba observando.
Se dio media vuelta, dándole la espalda y caminó hasta la orilla donde tenía ese cauce que rodeaba el pequeño cerro donde ubicó su hogar.
Pepito, Pepito…
Al ser hijo de Roier, eso significaba que él era su… ¿Papá?
Arrugó el entrecejo al pensar en esa palabra, y a su audición llegaron los pequeños pasos de Pepito siguiéndolo.
Si era sincero consigo mismo, sentía miedo, no sabía si era correcto llamarlo su hijo después de aquella vez cuando tuvieron una reunión milagrosa con Bobby.
Su lado racional le decía que no había nada de malo, al estar casado con Roier, por ley era considerado su hijo. Pero por otro lado, todavía no habían convivido demasiado como para crear lazos de esa manera.
Le sorprendió y enterneció qué Pepito ya lo llamara de su Apa nada más conocerse. Por lo visto, Roier no dudó en dejarle claro que también era su papá.
¿Pero por qué le resultaba tan difícil llamarlo hijo en voz alta?
—Pepito… —lo llamó, terminó girándose para encararlo, el pequeño niño abrazó su conejo y lo miró sorprendido de ser atrapado.
Casi se rió porque pudo leer sus pensamientos en su rostro.
¿Cómo supo que estaba detrás de él?
Era lo que probablemente estaba pensando Pepito.
—¿Cómo supiste que era yo? —preguntó Pepito, ladeando la cabeza tiernamente.
Cellbit quiso agarrarse el corazón porque ese niño era endemoniadamente lindo e ingenuo.
¿Cómo se atrevía a estar cerca de un ser tan puro?
Agradecía enormemente que Richas estuviera atento a él porque tendría la tranquilidad de que nadie se metería con él al ser protegido por su hermano mayor.
—El conejo te delató —respondió, agachándose a su altura.
Pepito frunció el ceño y levantó al conejo para mirarlo con enojo, tenía esa mirada acusatoria.
Cellbit esta vez sonrió tenuemente, reprimiendo las ganas de abrazarlo y besar sus mejillas.
—Pepito, ¿por qué te escondes? ¿Me temes? —Hizo las preguntas que rondaban en su cabeza desde que descubrió a Pepito espiarlo varias veces.
Pepito agrandó los ojos y lo observó casi con pánico, negó muchas veces con la cabeza, se acercó unos pasos y puso su mano en su antebrazo, como queriendo afirmar que para nada le temía.
—¿Entonces? —instó a que le diera una respuesta al ver que continuaba sin decir nada, sólo lo miraba como si esperara que le leyera la mente.
—Pepito te quiere mucho —respondió en voz baja y tímida, bajó la cabeza un tanto avergonzado.
Cellbit alzó las cejas y ladeó la cabeza, su corazón se llenó de un sentimiento cálido y una comisura de su boca se levantó.
—¿Te escondes porque me quieres mucho?
Aún así, quería oír de verdad esa respuesta.
—Es que… —Lo vio morder su labio inferior y su mirada se desvió a las flores que había alrededor—. Tengo mucha curiosidad sobre ti. —Sintió que la pequeña mano que lo sujetaba apretaba su antebrazo, como si temiera que se alejara—. Pero no quiero incomodarte, ni invadir el espacio tuyo y el de Nito.
Cellbit parpadeó varias veces y suspiró levemente.
—Pepito, eres bienvenido en venir. No debes esconderte.
Pepito por fin levantó la cabeza para encararlo y frunció el ceño con confusión.
—No soy tu hijo —pronunció sin malicia, pero que aún así fue una daga para su corazón escucharlo.
—¿Cómo no? Me llamas apa —replicó con voz suave.
Pepito negó con la cabeza como si Cellbit no entendiera, alejó la mano y Cellbit se sintió mal al verlo tomar una pequeña distancia.
—Eres mi apa, pero no soy tú hijo, tú… no me llamas de filho como Nito —murmuró, abrazando con fuerza ese conejo blanco—. Por eso yo… temo estar molestando si vengo sin apa Roier. No quiero ser una molestia para ti, Apa Cellbit.
Cellbit sintió cómo su corazón se partía en miles de pedazos por esa percepción que tenía Pepito sobre ellos. Y sabía que era culpa suya, desde el principio notó que Pepito quería acercarse a él, pero de algún modo andaba con cuidado a su alrededor por temor a lo que Cellbit podría decir, e inconscientemente el investigador también actuaba de esa forma.
Cellbit no dudó y atrajo en un abrazo a Pepito, acarició su cabello y cerró los ojos.
—No, Pepito, lo siento, ¿sí? —susurró—, eres mi hijo también, mi filho —resaltó esa palabra para que no tuviera ninguna duda.
Pepito al oír esto, dejó caer el conejo y abrazó con mucha fuerza el torso de su padre, sintiéndose protegido en sus brazos.
—No debes esconderte más, ¿sí? Nunca serás una molestia para mí —aclaró cualquier pensamiento dudoso que tuviera.
Pepito asintió y apretó sus manitas en la camiseta de su Apa.
Cellbit ya no le importaba si su relación con Pepito de padre a hijo debía construirse lentamente, eso era mejor dejárselo a los adultos, para los niños, blanco era blanco y negro era negro.
Si Pepito lo consideraba su Apa, entonces él lo consideraría su filho, ni más ni menos.
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-Duérmete. Lo verás con otros ojos por la mañana.
-Sin ánimo de ofender, el amor no correspondido es una mierda por la mañana o por la noche. Diría que por la mañana posiblemente sea peor, porque te queda todo el día por delante.
#libros#notas#frases#citas#escritos#desamor#dolor#amor#amor no correspondido#esa sencilla palabra#cath crowley#mañana
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Buenos días, hoy amanezco con una sensación extraña pero placentera. una noche de charla de futuro, una prueba superada, que nos pone más cerca de la relación que ambos soñamos.
Hablamos de los sentimientos las sensaciones surgidos durante los cuatro años de relación último amante fijo, y porfin me atreví a llamarle novio, esa palabra tam sencilla me hizo un paso más en las incomprendidas vivencias del cuckold.
Vivencias que nos ayudan a poner en claro nuestros roles, vivencias que nos hacen ver quiénes somos. Hablamos de cómo me hacía sentir feliz el dejarme llevar y solo pensar en mi novio y en mí. En mi regreso a casa y encontrarme un esposo amoroso, tranquilo y muy servicial.
Haciendo todo lo que un buen cornudo debe hacer, desde llevarme hasta la casa de mi novio, hasta limpiarme a mí regreso. Esta noche es un vivo ejemplo del estilo de vida que queremos tener en este estilo de vida.
Creo que para poder llegar a la sexualidad en su máxima expresión se deben dejar atrás los miedos y auto limitaciones. una buena hotwife debe disfrutar de que su novio disfrute y su cornudo debe dejarla disfrutar sin que luego tenga remordimientos.
Si no dejas atrás tus miedos, tus auto limitaciones y enseñanzas de mujer, incrustadas a fuego en nuestros genes durante siglos, no conseguirás disfrutar de esta vida no hacer que tu Cornudo sea feliz.
Anoche cuando hablaba con mi amor me dijo que "Un cornudo entediende que cuando una mujer se liber, jamás será la misma persona que conoció", si duda sabe que lo amas cuando estás con tu novio y entiende que tú atención se centre en el.
Para mi no hay cosa más sexy que ver a mi marido poner la mesa y servir la cena, mientras estoy en brazos de mi novio. les pregunto ¿un cornudo debería comer en la misma mesa con el par de novios?
Si, pero dispuesto a atender a los novios. el cornudo debe cumplir, aceptar con agrado la entrega, convicción y el rol que ahora en su matrimonio representa, su deber es trabajar por la felicidad de su esposa y su novio .
La relación ideal es aquella donde el cornudo está dispuesto a hacer felices a los novios. un esfuerzo que le será recompensado con amor incondicional ya que sin él no habría nada.
El cornudo es el protagonista de este tipo de vida aunque no lo parezca tiene todo el peso de su matrimonio y de la relación de novios de su mujer y su amante sobre sus hombros.
Por supuesto la responsabilidad es compartida por la pareja cuckold, pero para mi el cornudo es quién más responsabilidad tiene, de su actitud y servicio depende una exitosa velada. Además es un hombre que tiene gran entrega y eso no lo tiene cualquiera.
Mi Cornudo sabe que a mi amante es al único que le permito tomarme cuantas veces quiera, así esté cansada o dolorida, siempre habrá un sí para mí novio y por supuesto un trabajo de limpieza parai cornudo.
Cuando esté al 100% tendremos que acondicionar nuestras vidas para recibir un tercero y darle un lugar privilegiado en nuestro matrimonio.yo, con el compromiso de amar a dos personas y mi esposo con el compromiso de aceptarlo con verdadera "compersión".
Creo en el amor, por eso sería ilógico cerrarle las puertas. además, se puede amar de muchas formas, el amor por mi esposo es un amor diferente al que senti por un mi novio, este último era más pasional.
Sin duda quién más poder tiene en este tipo de relaciones es mi amado esposo y cornudo, de su comprensión, su desempeño, su paciencia y trabajo, depende mi felicidad y unos cuernos exitosos. Es un hombre con muchas virtudes y una entrega total.
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Inducción hipnótica (En español)
Normalmente solía gustar de intentar hipnotizar a personas tanto de habla hispana, como anglosajona, no obstante, considero que, dadas las limitaciones lingüísticas que pose, es conveniente apuntar solamente a las personas de habla hispana. He aquí una inducción hipnótica sencilla. Se advierte a partir de este punto que esta inducción es algo fuerte, conllevando las ideas de obediencia y esclavitud (en el ámbito hipnótico), por lo que se recomienda a todo aquel que no busque esas experiencias, que se abstenga de la lectura de este texto. Ya dadas las advertencias necesarias, es momento de comenzar ¿Están listos? Esto es para ti, así que presta atención y a partir de que comiences la lectura, no pares hasta concluirla. Lee con atención, imaginando cada palabra, pensando en cada una de ellas y a donde te están orientando. Sigue cada palabra, cada oración y fluye con ellas.
Acomodate tu silla, o acuestate en la cama, haz lo que necesites para ponerte comoda. Empezaremos ahora.
Ponte comoda y relajada. No importa si estas sentada, de pie o acostada, lo que te haga sentir mas comoda. Mientras sigues leyendo esto, puedes empezar a sentirte mas y mas relajada.
Puede que incluso ya estes relajada. Una sensacion de hormigueo, o de comodidad.
Solo sigue leyendo mis palabras y mientras lo haces, puedes darte cuenta de lo fácil que es relajarte. Cada palabra parece tan relajante de leer, y puedes darte cuenta que entre mas lees, mas relajada y cómoda te sientes.
Puedes sentir como tus preocupaciones y tu estres se desvanecen mientras lees mis palabras.
Puede ser tan relajante dejar que esas preocupaciones se vayan. No necesitas pensar en nada estresante, es mucho mas facil recostarte y relajarte.
Continua leyendo mis palabras, déjalas que te lleven mas y mas profundo, mas y mas cerca del trance.
Bien.
Respiras profundo y relajado. No necesitas hacer ningun esfuerzo, esta profunda relajacion se siente tan natural. Puede ser tan buena como tu facilmente te relajes mas con cada palabra que lees y gradualmente caes mas profundo, cerca del trance.
Puedes sentir como vas mas profundo, y mas profundo. Puede que sientas ese trance acercarse mas.
Puedes sentir como disfrutas desaparecer, cayendo profundamente en trance. Lindo, suave, relajante.
Entre mas lees, mas desapareces. No hay necesidad de pensar, es mas facil relajarte e ir mas profundo.
Mas profundo.
Un poco mas profundo... y puedes sentirte tan relajada. Tan maravillosa.
Te sientes tan y tan relajada, puede que empieces a sentirte complaciente, mas abierta a la sugestion. Puedes sentirte mas y mas relajada.
Puedes ir mas profundo y sentirte tan relajada...tan bien...esto es tan natural, solo deja que todo tu cuerpo se relaje y tu mente desaparezca. Solo queda esta suave y comoda relajacion. Aun mas profundo. Es tan facil relajarte. Tan facil sentirte comoda, complaciente y relajada.
Complaciente, puede que incluso obediente, pero tan relajada mientras vas mas y mas profundo, mas profundo.
Tan relajante...
Ahora voy a contar del 5 al 1. Puedes relajarte mas y mas mientras cuento, con cada numero que pasa te sientes mas comoda, mas agradable, mas complaciente... mas obediente y relajada...
Mientras te pones mas comoda, y mas relajda, con cada numero que pasa, es mas facil obedecer mis palabras. Leyendo y obedeciendo estas palabras es tan facil para ti, solo relajandote y continuando sintiendote tan maravillosa.
Mas y mas profundo... Y empezare a contar ahora...
5
Mas y mas relajada...relajada y obediente...
4
Sientes como desapareces en este profundo estado de trance. Un comodo y relajante trance...
3
Tan profundo, tan relajada y comoda, y obediente...
2
Casi llegas...tan cerca del completo y relajante trance...
1
Estas totalmente en trance.
Puedes continuar sintiendote maravillosamente relajada mientras caes mas y mas profundo en trance. Te das cuenta que mientras lees, es mas facil caer mas profundo, y entre mas profundo caes, mas relajante se vuelve leer.
Y entre mas profundo y relajada estes, es mucho mas facil obedecer para ti. Obedecer y relajarte...
Tan abierta a la sugestion, y tan comoda, tan profundo y sintiendote maravillosa...
Profundo, y relajada, y abierta a la sugestion. Puedes sentir lo facil que es ser obediente, y lo maravilloso que es obedecer.
Mientras caes mas y mas profundo, puedes sentir lo relajante que es obedecer.
Obedecer es facil. Simplemente haces lo que te dicen sin resistencia. Te das cuenta de lo facil que es obedecer.
Resistirse, es un poco mas dificil. Requiere concentracion y esfuerzo. Es mucho mas facil relajarte y obedecer cualquier sugestion u orden que te den. No hay nada mas relajante que simplemente hacer lo que te dicen sin pensar en ello.
Mucho mas facil obedecer.
De hecho, desde ahora, descubres que es mucho mas facil obedecer.
Cada vez que veas la palabra "Podrias" usada por mi y solo por mi sentiras una compulsion por hacer lo que te digo, y se sentira tan bien obedecer la orden asi como es mucho mas facil obedecer cualquier orden o sugestion que te de.
Escuchar, leer o decir..."Podrías" darte cuenta de lo fácil que es obedecer.
"Podrías" sentirte tan relajada y abierta a la sugestión, solo pensando en lo bien que te sientes...abierta y relajada, y obediente.
Cada vez que escuches o leas "Podrías" sentirte exactamente como te sientes ahora.
Es realmente tan facil. Tan facil como relajarte y ser mas abierta a la sugestion.
Y cada ves que leas este texto. "Podrías" darte cuenta que es cada vez mas fácil responder a el, y "Podrías" sentirte mucho mas relajada, obediente, y abierta a la sugestión.
"Podrías" seguir mis palabras tan naturalmente como lo haces ahora, dentro y fuera del trance. "Podrías" darte cuenta de lo normal que es seguir mis palabras en cualquier momento.
"Podrías" darte cuenta que mis palabras son la verdad. "Podrías" darte cuenta que mis palabras son la misma realidad. "Podrías" darte cuenta que mis palabras son la ley.
"Podrías" ser incapaz de desobedecer la ley de mis palabras. "Podrías" dejar de querer desobedecer la ley de mis palabras. "Podrías" obedecer mis palabras tanto fuera como dentro del trance.
Finalmente, cuando despiertes de este trance "Podrías" mandarme un mensaje diciendo "Podría recibir mas ordenes Amo". Y "Podrías" sentirte tan bien mandándome ese mensaje.
Ahora cuando despiertes. Saldrás del trance sintiéndote tan maravillosa y descansada, sintiendo como todo lo que has leído antes se funde con tu ser, con tus pensamientos, con tu personalidad y tus memorias, volviéndose parte de ellas como si siempre hubiera formado parte de ti, pues así ha sido, aun que no lo supieras conscientemente antes, pero ahora lo sabes, y eso te hace aun mas feliz y llena de energía, pues ahora te conoces un poco mas, y te encanta lo que has descubierto, deseando sentir tal experiencia nuevamente. Voy a contar hasta 5, y mientras cuento. Puedes recobrar la consciencia, y salir del trance.
Con cada numero que pasa, te sientes mas y mas alerta, consciente de tu alrededor, mientras sales del trance.
Empezare a contar, ahora.
1
Empiezas a despertar, encontrando tu camino de vuelta.
2
Mas y mas despierta, es tan fácil despertar.
3
Sintiéndote bien descansada y maravillosa mientras estas mas y mas consciente de tu alrededor
4
Casi llegas. Casi totalmente despierta mientras sales del trance.
5
"Podrías" estar totalmente despierta y fuera del trance. Espero que lo hayas disfrutado...
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Dos imágenes y quinientas dos palabras
Días de pocas fotos. Y de un exceso relativo de trabajo alimenticio. Aunque la última instantánea buena la saqué el 4 de octubre, en Arturo Soria, en el transcurso de una jornada de interpretación que tuvo lugar en una clínica de esa regia avenida madrileña. Digo «avenida» por lo amplia y espaciosa que es, y lo arbolada que está; oficialmente, es una calle. Muchas veces he descendido por ella en bicicleta, a toda velocidad en algunos de sus tramos; y hace muchos años recuerdo comprar en un VIPS de esa misma vía, situado a la altura del extremo oriental de la calle López de Hoyos —y que hoy ya no existe—, un fabuloso libro de «mesa de café» con fotos de Madrid y Barcelona en los años 50, de Català-Roca, un fotógrafo que no me canso nunca de admirar.
La instantánea que saqué el 4 de octubre en Arturo Soria, con el iPhone, es de un colosal eucalipto que se yergue en la esquina del cruce con Gómez Hemans, que pude capturar en todo su monumental esplendor a eso de las seis de la tarde, con el sol, ya en declive a poniente, anegando de otoñal oro fundido el ambiente. Pasaba en ese momento junto al gigantesco árbol una chica joven, caminando con suave y lento paso, y la frondosa montaña verde del glorioso eucalipto destaca junto a ella, que por lo humilde de su figura le da justamente su escala de grandeza a la muda torre vegetal que monta imponente guardia en su solitaria esquina. Es cierto que alrededor del eucalipto hay otros árboles —pinos y cipreses—, pero el carácter foráneo del titán lo hace parecer aislado, confiriéndole a pesar de su envergadura un aire de entrañable vulnerabilidad, como de bello monstruo extraviado en latitudes extranjeras.
Subí la foto a mi flickr, en internet, el mismo día que la tomé; y ahora mismo estoy contemplando la imagen, mientras escribo, y recreándome en su hermosa salpicadura de luz, impregnada de intensas tonalidades de verde sobre el delicioso azul vespertino del cielo, en la pantalla de mi ordenador.
Es bonito sacar fotos. Siempre me gustó hacerlo; hoy es posible, y sumamente fácil, con los teléfonos móviles y las mil y una cámaras digitales, asequibles a cualquier bolsillo y eficaces entre las más torpes manos. Pero en mi adolescencia y primera juventud —hablo de finales de la década de 1970, y de los años ochenta— la cosa era infinitamente más complicada y costosa. Yo suelo decir que acabé convirtiéndome en escritor porque era la opción que más sencilla y económica me resultaba, y tal vez la que menos dependía de intervenciones ajenas: podías hacértelo todo tú mismo, y solo necesitabas un lápiz y una hoja de papel.
De todos modos, me hubiera gustado ser fotógrafo, como me hubiera gustado ser pintor, y violonchelista, y médico, y naturalista, ¡y no sé cuántas cosas más! ¡Nos harían falta tantas vidas! Está uno siempre listo para volver a empezar.
ROGER WOLFE · 10-12 de octubre de 2024
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✰Lilia Vanrouge - SSR Platinum Jacket - Traducción al Español
La carta se obtiene al conseguir la carta de cumpleaños de Lilia en su respectivo banner, y para desbloquear su historia personal se debe subir el nivel de la carta (Lv40) y el nivel de episodio de la misma (Episodio 3).
───🦇───
NO RESUBIR esta traducción
───🦇───
¡Feliz 100 Aniversario!
Land of Dawning - Museo Nacional de Arte
Lilia: Es profundamente conmovedor ver cuadros que se pintaron hace cientos de años siendo exhibidos de la misma manera que en aquel entonces.
Lilia: Ah, ese de ahí no es un cuadro que representa a los subordinados de la Hada de las Espinas, verdad?
???: Los subordinados de la Hada de las Espinas eh? ...Me pregunto si serán realmente fuertes.
Lilia: ¿Epel tambien viste este cuadro? ¿Te interesa?
Epel: Ah, si! tienen un aspecto un poco extraño... lo que quiero decir, parecen ser tipos amigables!
Lilia: Hm, tienen una apariencia adorable a mis ojos, y sin embargo, siempre llevan un arma para poder responder rapidamente a las órdenes de la hada de las espinas.
Lilia: Aunque bueno, eso no quiere decir que fuesen guerreros leales y valientes en toda la palabra...
Epel: Ya veo, aunque es diferente de lo que parece... si me preguntas, aún asi se ven geniales, quizás?
Lilia: Claro, claro. La grandeza de la Hada de las Espínas tambien está en la capacidad y habilidad que tiene al comandar a tales hombres bajo su mando.
Epel: ¿No es porque juraron lealtad a la hada de las espinas que la obedecen obedientemente?
Lilia: Mira de cerca esta pintura. Hay muchas personas únicas, ¿verad?
Lilia: Es bastante difícil organizar a tanta gente. Basta con mirar a nuestros estudiantes para entenderlo, verdad~?
Lilia: Todos son tan egoístas que se quieren salir con la suya. Sólo unos pocos están dispuestos a conformarse o a seguir órdenes.
Epel: Ahh... ahora entiendo un poco lo que Lilia-san intenta decirme, tal vez?
Epel: Me pregunto cómo se las arregló la Hada de las Espinas para mantener a raya a sus hombres.
Lilia: Fufufu~ si eres estudiante de NRC lo entenderías facilmente~.
Lilia: Que sepan quien está en la posición más alta! es la forma más sencilla de que lo entiendan.
Epel: Seguramente...la Hada de las Espinas era tan fuerte que sus subordinados no tuvieron opción más que seguirla.
Lilia: Mmm, pese a eso, la verdadera lealtad no puede ganarse únicamente mediante el uso de la fuerza.
Lilia: Lo más importante al liderar un grupo es una relación de confianza con tus subordinados.
Lilia: La confianza no se pude construir de la noche a la mañana. Es posible que la Hada de las Espinas tambien haya tenido problemas con ese punto.
Epel: "Contruir una confianza"... ¿Me pregunto, qué métodos usaría si fuera Lilia-san?
Lilia: Eso sería, comiendo del mismo plato!
Lilia: De hecho, en el pasado preparé y serví comidas caseras a los chicos de Diasomnia.
Lilia: Todos estaban demasiado conmovidos que se quedaron mudos! Supongo que simplemente no pudieron decir nada por la emoción que sintieron.
Lilia: Cuando probaron la comida sus reacciones variaron desde tumbarse en la mesa hasta cubrirse la cara con las manos y llorar.
Epel: Guau, la cocina de Lilia-san debe ser realmente sorprendente!
Lilia: Desde entonces, para profundizar la amistad entre los estudiantes del dormitorio, fui preparando platillos mios para compartirlo junto a ellos...
Lilia: Todos coinciden en que no quieren molestarme al prepararles la comida. Ahh~ todos ellos son unos niños tan modestos~
Lilia: Se trata de un cuadro que representa al compañero de un hechicero del desierto. Sus plumas rojas y azules son muy brillantes a la vista.
Epel: Es... un poco inusual que tu compañero sea un loro.
Lilia: Mm... Pero se dice que este loro podía imitar perfectamente las voces y los patrones de habla de las personas.
Lilia: Esa habilidad por sí sola habría sido de utilidad para el hechicero del desierto.
Lilia: Haa~, estoy realmente celoso de ello, yo tambien quisiese tener una habilidad especial como esa.
Epel: ¿Hay alguna situación en la que quisieses cambiar tu voz?
Lilia: Hay muchas de esas. La mejor manera de usarlo es...
Lilia: Transmisión de identidad virtual!
Epel: Transmisión de identidad virtual... Qué es eso?
Lilia: Cómo no sabes? En pocas palabras, tienes un avatar que como tu alter ego en internet...
Lilia: Existe la cultura de distribuir reportajes de comida y video juegos a través de avatares.
Lilia: Yo no lo conocía hasta que me lo recomendó un amigo con el que suelo jugar juegos en línea.
Lilia: Pensé que sería divertido ser otra persona en un avatar y divertirme con los espectadores.
Lilia: No sería interesante que un chico guapo como yo pretendiera ser un hombre grande y musculoso y lo transmitiera en un video? Seguro que existiría una brecha notable, apoco no?
Epel: Si se tratase de un avatar virtual... entonces ¿puedo volverme un chico musculoso también?
Lilia: Vaya, ¿tú tambien estas interesado, Epel? Entonces, intentemos convertirnos juntos en un Vtuber musculoso!
Epel: ¡Que buena idea! Oh, entonces lo que decías hace un rato ¿quieres cambiar tu voz para sonar como otra persona?
Lilia: Así es~ Normalmente para cambiar la voz hay que utilizar una función llamada Voice Changer.
Lilia: Y esto se vuelve complicado... Parece que no hay fin para los equipos y otras cosas en las que hay que involucrarse.
Lilia: Estoy pensando en preguntarle a mi amigo de juegos en línea que parece saber mucho sobre esto, pero como estoy atrapado completando misiones tiendo a olvidarlo, jeje.
Lilia: Me gustaría ser muy popular y que me tiraran mucho dinero en siete colores diferentes.
Epel: Aunque no logro comprenderlo del todo... pero, ¡Poder ser quien quieras ser suena realmente increíble!
Lilia: ¿No es así~? Sin embargo, tengo muy buena voz... por lo que podría ser un desperdicio usar un Voice Changer.
Lilia: Si quiero aprovechar al máximo mi hermosa voz, ¿debería hacer de mi avatar un ikemen...?
Lilia: Pero entonces, eso no supondría ninguna diferencia para mí yo de la vida real. Eh~ eso es un problema~
Lilia: Ah! ¿Es posible transmitir mi rostro y ganar más popularidad rapidamente?
Lilia: En ese caso, no habría necesidad del Voice Changer ni de un imitador de voz. Podría ser un comienzo rápido.
Epel: Eh!? ¿Qué pasó con lo de intentar ser Vtubers Musculosos?
Lilia: Oh! es cierto! Que facil olvido las cosas, eh~
Lilia: ¿Será posible jugar con 2 avatares diferentes? Kufufu, vuelvo a sentir el espíritu del desafío.
Lilia: Esta anciana es... una versión transformada de una bella reina. ¿Representa una anécdota sobre entregarle una manzana a una princesa?
Lilia: Respecto a esta imagen... ¿Epel debería saber más al ser parte del dormitorio de Pomefiore...?
Epel: En las tierras de Pyroxene, habia una historis famosa sobre una hermosa reina que se transformó en una anciana para ocultar su verdadera identidad.
Epel: Creo que Vil-san dijo que habia otras interpretaciones...
Epel: Cómo el por qué la reina decidió transformarse en esa anciana?
Epel: Si fuera sólo para ocultar su verdadera identidad, creo que hubiera sido mejor si se viera musculosa y genial...
Lilia: Estoy seguro de que no quería que la princesa desconfiara de ella. Si tienes un físico robusto, tiendes a sentirte un poco intimidante...
Lilia: Aunque es hermosa, es díficil acercarse a ella. Entonces, ¿tal vez pensó que una pobre anciana sería mas accesible?
Epel: Mm? nunca pensé que "Siendo demasiado hermosa no es posible acercarme más a ella..."
Lilia: Bueno, ese puede ser tu caso. De todos modos, las ideas humanas son problemáticas e interesantes.
Lilia: A decir verdad, hubo un tiempo en el que yo también estuve un poco alejado de los demás...
Lilia: Cuando visitaba mercados, en mis viajes, recibía muchos elogios de personas que me decían "Eres un chico muy lindo"
Lilia: Esa fue la primera vez que fui consciente de ello. De que "Soy alguien muy bonitoo!!"...ah.
Lilia: A partir de entonces hice uso de mi encanto natural~!
Lilia: A menudo recibes viajes gratis en carruajes, te dan descuentos en varias cosas cada que vas de compras...etc, Epel debes haberlo vivido, verdad?
Epel: Por supuesto que no! Si es verdad que en ocasiones me dieron algunos dulces como pago extra al hacer recados...
Lilia: Sabes que puedes recibir varios beneficios sin hacer nada...! Hm~, todavía tienes mucho que aprender y prácticar~
Lilia: Pero sabes? yo soy bastante bueno en eso. Incluso después de ingresar a NRC...
Lilia: Mis compañeros me reservaron un asiento en la cafetería y me ayudaron a cargar mi equipaje pesadoo...
Lilia: Ya todos me trataban re bien desde el primer día~☆.
Epel: No será qué... estás intentando burlarte de mi!?? Se siente como si te estuvieras burlando de mi y eso es algo que nunca perdonaré!
Lilia: Kufufu~ Por eso digo que te falta entrenamiento. No hay nada mejor que usar las herramientas que tengas a mano~
Lilia: Pero eso quedó en el pasado. Mientras pasaba mis días en la escuela, algunas personas, a mi alrededor, probablemente notaron mi habilidad.
Lilia: Asi que tuve que silenciarlos~☆. Logré callar a aquellos estudiantes, que quisieron meterse en mi camino, con mi habilidad~☆
Lilia: Para cuando cambiaron las estaciones, la forma en que me trataba la gente a mi alrededor, cambió por completo.
Lilia: Hoy en día me conocen como el señor "Lilia-san confiable". Estaba planeando ocupar el rol de un lindo hermano menor (kawaii otouto)~.
Epel: Eso significa que quienes te rodeaban te reconocieron por tu habilidad. ¡Lilia-san es muy genial!
Lilia: Fufu~ soy un gran admirador de la ternura, pero no me importa que me reconozcan por ser alguien genial~
Epel: Definitivamente es mejor verse genial! Me alegra oír hablar de tus sueños~
Epel: Oh, vaya, se me hizo tarde. Creo que es hora de que vaya a ver las otras salas de exposición.
*Epel se va*
Lilia: Mm, entonces.. Ahora que Epel se fue, estaré por mi cuenta a partir de aquí...eh?
Lilia: Esto es... una pintura de cuando las hadas le dieron sus bendiciónes a la princesa? Jaja. Esta es la única imagen que me hace reír no importa cuántas veces los vea.
Lilia: En vez de un regalo para brindar felicidad, lo que debe recibir el bebé es la fuerza para superar la maldición. Y además de eso...
Lilia: Dar de regalo una belleza sin igual junto a una dulce voz. En serio, nunca dejan de sorprenderme con esas ridiculeces...
Fin.
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