#entonces no sé es si es una palabra así
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lemecdlucas · 1 day ago
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                        🌾 ❛❛ 🧛🏻‍♂️❤️👑Danette miró con curiosidad a Kendall enarcando una ceja.—¿Me voy a divertir? Ok, eso ya sonó preocupante para mi—Replicó bromista apretando la punta de la nariz de Kendall que tenía una expresión traviesa demasiado notable, en verdad quería saber que idea pasaba por su cabeza listilla.—¿Si? ¿Segura? porque no te podrás quejar después, eh—Advirtió aunque probablemente no era justo porque Kendall no sabía que para protegerla no tenía limites pero, bueno suponía que si lo estaba aceptando eso no sería problema. Lo siguiente, si que le hizo soltar una risa divertida.—¿Ah sí? ¿No te metes en problemas, segura?—Enarcó una ceja. —Cierto, tal vez incluso le ganas, no lo había pensado—Analizó como si en verdad lo contemplará.—Bueno, pues es una excelente idea—Bromeó para seguirla molestando.
Danette asintió con un gesto digno.—Muy poco—Afirmó sabiendo que eso estaba lejos de ser cierto. Danette era muy celosa, no le gustaba compartir nada que considerara suyo y menos aún si era afecto. Así que esperara que no fuera un problema entre ella y Kendall. —Podría confirmártelo ella pero, como no quieres hablar con Tahirah, tendrás que creerme a mi—Replicó mirando a Kendall y encogiendo un hombro como si no tuviera otra opción. —En verdad la quiere—Se lo reafirmó para que estuviera segura. En verdad le sorprendía la forma en que Kendall se preocupaba por Nicholette, esperaba que solo fuera así con ella o ¿sería así con todas sus parejas? esperaba que no. Porque aunque pareciera extraño, Danette no sentía celos de Nicholette, sino que se le hacía una relación con Kendall algo tierna y curiosa. Lo siguiente le hizo reír en especial cuando Kendall cayó en la cuenta. Asintió con una expresión divertida.—Mi vampiresa longeva te ha escuchado todo y claro que aprecia el cariño de tu loba—Informó dejando un beso en la punta de nariz.—Seguro que también le gustaron las ideas que me diste a mi—Bromeó con respecto a lo de estar todas juntas. —¿Segura? ¿Todo el tiempo que quiera? ¿Puede ser para siempre?—Danette ya no estaba segura de poderse alejar de ella, no ahora que conocía los verdaderos sentimientos de Kendall hacia ella. —Está bien...ya veremos—Coqueteó delineando su cuello con el índice mientras miraba su sonrojo. —¿Yo te estoy poniéndote nerviosa?—Enarcó una ceja.—Sí eres tú la que me pone nerviosa a mi.
Le gustó como el gesto de Kendall cambio y le gustó ver esa alegría en su expresión. —Es un ritual que hace alguno de los hermanos, recitan un hechizo en árabe antiguo para acceder a tu destino. Entonces pueden ver las conexiones que te unen con otras personas. Y ahí fue donde vieron una luz verde, en forma de mujer castaña, demasiado inteligente, poderosa y adelantada a su edad, que era mi complemento mágico perfecto, mi polaridad unidas por un hilo de magia que no se rompió ni siquiera al dejar de ser bruja.—Explicó las palabras que le habían dicho porque las recordaba con exactitud. —Según los hermanos es algo emocional, además de que por esa conexión puedes tomar energía de mi, aunque no soy bruja mi condición sobrenatural al ser mágica puede darte energía estando juntas, la verdad no lo sé, no lo he comprobado y ni siquiera sé si los ancestros aprobarían eso seguro que son los primeros interesados en que ninguno de sus brujos tenga conexión con una desertora como yo—Replicó poniendo sus ojos en blanco. —¿Creíste que era platónico? Yo también, mira ahora, termino siendo mejor de lo que pensamos—sonrió dejando un beso en sus labios, le gustaba saber que no solo era esa conexión la que tenían juntas sino también una sentimental. —Bien, debes confiar. De cualquier forma podría llevarte con algún hermano para que te explicara mejor. —Ofreció con una sonrisa. Danette soltó una pequeña risa. —¿Haríamos buena pareja?—Bromeó del mismo modo que la contraria.—¿Te parece?—Indago.—Entonces tú deberías conocer a Tahirah ya que yo he aceptado conocer a tu loba—Contra oferto mirando a su bruja.—¿Podrías hacerlo por mi?
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                            🌾 ❛❛🐺💘🌚Lette se rió mirando a Tahirah.—Sí, claro, ya quisiera verte a ti en plan traviesa—Reclamó mirando el gesto de Tah y acercándose para dejarle un beso. Cuidaría de ella, costara lo que le costara, mientras ella estuviera bien ella sería feliz. —Cierto, ahora recuerdo que cualquier estilo de ropa te va bien—Aceptó mirando a Tah, era perfecta, incluso si visitera como indigente se vería espectacular. —Ya lo sabes, listilla—Replicó sintiendo que las mejillas o el rostro o mejor toda ella estallarían de los coqueteos de Tah, pero le encantaban. —A mi me gustaría verla, debe verse intimidante, de por sí se ve gruñona en estado natural, debe de dar miedo enojada—Analizó sin recordar que la vampiresa la podía escuchar. —Aunque definitivamente estoy de acuerdo contigo, no por esa razón quisiera verla en modo letal.—Asintió. Le Lette tuvo un poquito de celos porque esa había sido su tarea desde hace algún tiempo pero entendía que ya no lo era, así que soltó un suspiro.—Supongo que la dejare en sus manos, confiando que cuide bien de ella, aunque yo lo haga discretamente también—Admitió con una sonrisa, no podía dejar que nada le pasara a su amiga, la adoraba con toda su alma. —Ooh, eso hará las cosas más sencillas, no tendré que preocuparme de chicos, solo de chicas. Anotado. De cualquier forma no falta quien se le acerque con otras intenciones, yo cuidaba a Kendall de ese tipo de interacciones, no falta el loco o la loca—Replicó como si estuviera previniendo esas acciones. —¿Contigo son chicas y chicos?—Pregunto con curiosidad. —¿Kendall también se está preocupando por mi?—Sonrió sabiendo que es un hecho—Es que nos queremos mucho, nos entendemos muy bien—Eso era lo que les había hecho funcionar. —Siempre soy una lobita bien portada—Replicó con orgullo. —Desde luego, pon atención, eh—Pidió tomando una bocanada de aire. —Quiero casarme contigo, en el castillo de Neuschwanstein—Soltó como si estuviera pidiendo un Ferrari o un chicle.
Le gustaron muchos los hotcakes, en especial porque se los había preparado Tahirah. —Sí, ya vi que no olvidaste ni siquiera algo tan trivial como eso—Sonrió realmente contenta, cualquiera lo hubiese olvidado porque no importaba pero, no para Tahirah. —Y a chocolate, le faltaron las uvas, a ver—Entonces se acercó a sus labios y le robo un beso—Mmmm, que ricas uvas—Replicó con una sonrisa feliz. Entonces miró a Tah, pensar y ahora que sabía su repuesta era aún más feliz que antes ¿la quería de alguna forma más especial? esperaba que sí, de cualquier forma se conformaba con ello. —Gracias por decirmelo, la verdad esperaba un no—Replicó con sinceridad. —¿Todas?—Se sorprendió y se sonrojo.—Pero, Tah, no son cosas de valor, son cachivaches—Replicó pensando que eran practicamente cosas desechables que le había hecho o regalado a Tah. Su corazón se emocionó cuando miro la pulsera. —¿Aún la usas? ¡Tah! ¿En serio es de tus favoritas? Ni siquiera es una Cartier—Se emocionó y la abrazó sintiendo que era demasiado feliz de que guardara aquella pulsera. Aun recordaba haberle hecho un presente a Gert y lo había tirado "por remodelación" y ahí tenía a Tahirah que como Kendall apreciaban aunque fuera un post it con una notita. Realmente se sintió apreciada y no pudo evitar volver a llorar de felicidad.
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💖🧙✨. —No te puedo decir. Será sorpresa, pero te vas a divertir —le adelantó con una sonrisa escondida. Kendall podía llegar a ser muy traviesa. Así que sería una lista graciosa. ¿Para qué? Nada en específico. Sólo estaba feliz y quería provocar a Danette—. Ah, está bien, me gusta que me protejas —admitía que sería una nueva sensación, no porque no estuviese protegida en sus relaciones anteriores, o con Kiki, pero que la protección proviniera de parte de Danette era distinto, era una prueba de su amor—. Además, no me meto en tantos problemas —expuso, con gesto inocente. La verdad es que sí, solía llegar al peligro incluso sin buscarlo; pero siempre se había salvado, no había porque pensar diferente. Le alegró que Danette no siguiera indagando en sus "antiguas parejas"; y de cualquier forma negó con la cabeza—. No podría estar empatada con una vampiresa milenaria —exclamó—. No una idea, ya basta —negó con la cabeza, acomodando su cabello para ocultar su sonrojo.
—¿Sólo un poco? Es bueno saberlo —exclamó, divertida. Sabía que Danette era mucho más que "un poco celosa", pero no le importaba. Luego pensó en Tahirah, ya que había aparecido en la conversación. Kendall trató de entender a la egipcia. No era la primera vampiresa longeva que conocía. El mundo para este tipo de vampiros era diferente. Pensó en Serik, quien probablemente era la mitad de longevo que Tahirah. Entonces pensó en los originales. Parecían indescriptibles y alineados a la guerra. Así que de algún modo, eran difíciles de entender—. Mmmm —claro que, estaría más convencida de escucharlo de Tahirah, pero dado que no quería hablar con ella, lo volvía un poco complicado—. Bueno, tú la conoces bien, si en verdad la quiere, debería estar con ella. —Kiki y Tahirah podrían hallar la forma de hacerlo funcionar; quizás hasta se complementaban, pues Kiki era muy efusiva y expresiva—. Espero que tu vampiresa longeva aprecie todo el cariño que tiene para darle —le dedicó una sonrisa. Ya que Danette confiaba y conocía a Tahirah, tendría que hacerlo también—. Ja, ja, los vampiros lo hacen todo el tiempo... Espera, ¿Tahirah está escuchando esto? —Se le ocurrió de pronto. ¿Entonces ya habría escuchado su mala broma sobre estar las cuatro juntas? Ok, debía callarse de ahora en adelante—. Me tendrás todo el tiempo que quieras —le sonrió, dejándose llevar, ensoñada—. No yo no dije... Aunque tampoco estaría... Uh —el rojo subió demasiado a su rostro incluso a su cuello—. Oh, basta, me estás poniendo nerviosa —reclamó, escondiéndose en su cuello.
Una vez escuchado el relato y el hecho de que en verdad fuese ella, su gesto cambió por completo. ¡Ella también estaba conectada a Danette! De manera distinta, pero igualmente importante. No podía creerlo. —¿Y cómo fue ese hechizo? ¿Cómo es que me describieron? —Preguntó emocionada. Estaba interesada en la magia que les había unido. Ahora entendía porque ella no se había enterado. Había investigado mucho sobre magia—. Es muy lindo. Aunque, ¿de qué forma podrías darme energía? ¿O es algo emocional? —Indagó, mientras . Ahora quería conocer todo sobre las almas llama, necesitaba saberlo. ¿Podía hablar con alguno de los Hermanos? —Claro que sí, desde siempre, pero creía que era platónico —compartió, sonrojada y con los ojos llenos de lágrimas. No pensó que se trataría de una conexión mágica—. Está bien, puedo confiar en ello. —Ahora mismo le creería cualquier cosa a Danette, porque no importaba, estaban destinadas a estar juntas, ¿no? —¿Qué tal que sí? —Bromeó—. Te encantará —agregó. Danette y Kiki eran muy diferentes, pero si a ambas les gustaba Tahirah tal vez podían tener algo en común.
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👩🏻‍🎤💖🎵. —Sí, creo que tendrás bastante trabajo, lobita —dijo, haciendo un gesto angelical, aunque no pensaba portarse mal. Y en el aspecto de meterse en sitios peligrosos, no a menos que tuviese que hacerlo. Y aún así, tampoco temía. Tahirah era muy hábil y rápida y al parecer, también tenía a una lobita que cubriría sus espaldas—. Soy multifacética —exclamó, moviendo sus hombros—. ¿Por qué lo estarían? Sí, eso mismo me pregunto yo: ¿por qué? ¿serán por mí? —Preguntó, guiñando su ojo, mientras se acercaba a ella para dejar un beso en su mejilla, para acrecentar ese sonrojo que sabía muy bien era por ella—. Oh, lo es, pero esperemos que no tengamos que ver esa faceta de Danette, no por esa razón, al menos —apuntó, sabiendo que su amada era una reina, una líder, por tanto, tenía que mostrar esa faceta suya de ser necesario—. Te prometo que la cuidará bien, de las grandes cosas y de las pequeñas. Proteger a Kendall es su prioridad —le contó, por adelantado. Ni siquiera tendría que escucharlo, porque sabía cuan cierto era que su amada haría lo que fuese por Kendall—. Sólo está interesada en chicas, pero no, tener a Kendall significa mucho para ella, no lo haría —dijo, para que estuviera más tranquila—. Son muy lindas ustedes, tan leales —exclamó, enternecida—. No, porque has sido una lobita bien portada —expuso, divertida—. Ah, ¿ya sabes? —Preguntó, elevando una ceja—. ¿Qué vas a pedirme? —Preguntó, intrigada, porque parecía que se lo estaba guardando desde hace un tiempo.
Una vez que estuvieron hechos los hotcakes, esperó por su resolución, lo que le hizo sonreír. Parecía que en verdad lo disfrutaba. —Me alegra que te gusten. Te dije que lo recordaba —apuntó, mostrándole una sonrisa por su afecto—. Mmm, sabe muy bien, a fresa —coqueteó con ella, engullendo el postre. Con lo siguiente, fue una sorpresa hasta para ella. No había indagado en ello hasta este momento. Pensar en Lette había pasado, pero demostrarlo ya hallarse una explicación emocional iba más allá de Tahirah. Ahora veía el porque—. Es mejor que lo sepas —masculló, así no se sorprendería por sus acciones—. Sí, unas cuantas cosas.. O todo, mejor dicho, eres una hadita con muchas ideas —susurró—. A parte de la corona, esta pulsera es de mis favoritas —subió su manga para mostrar la misma. Una pulsera realizada por la contraria.
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inodorodepapas · 5 months ago
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213/365
Hoy tengo otra pregunta de una palabra que no puedo encontrar en el diccionario.
Una amiga mía le encanta usar la palabra “top”. Aquí está algunos ejemplos del uso:
“... es muy top” “... es ree top” “... que estás con gente muy top”
Ella me dijo que la palabra “top” es su palabra favorita.
Basado en las pistas del contexto, he determinado que la palabra significa algo como interesante/genial/chido/bacano/chévere... básicamente para expresar algo positivo es mi suposición.
Mi pregunta es: ¿es esta palabra muy común (pero coloquial) en los países hispanohablantes? ¿o es una palabra que mi amiga ha inventado?
Si es necesario, ella es de la costa de Colombia. (No sé si es una palabra regional así eso es porque he incluido este detalle).
Gracias de antemano <3 <3 <3
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stuckwthem · 10 months ago
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in the world of boys, he's a gentleman. | enzo v.
summary: después de verte perder el tiempo con otros tipos, tu mejor amigo tiene algunas cosas que confesarte. puro fluff.
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nunca pensaste que ir con vestido en una bici fuera una experiencia tan emocionante, pero ahí estabas, agarrada al cuerpo de enzo e intentando mantener el equilibrio en la parte trasera de su bicicleta mientras reías como una loca. 
para ponerlo en contexto, enzo era tu mejor amigo hacía algún tiempo, desde que habías alquilado una habitación en su piso a dos años, por lo que la convivencia se convirtió inevitablemente en una genuina amistad. de vez en cuando, su mejor amigo y compañero de piso era también su superhéroe. ya fuera leyéndole el pensamiento cuando se moría de hambre y no quería cocinar, o llegando siempre a casa con sus dulces favoritos, o salvándole de emboscadas.
cuando antes llegaron sus mensajes al móvil de enzo, quejándose de una cita que iba de mal en peor con un tipo un poco arrogante, no dudó en levantarse y subirse a su bici para recogerla. la sola idea de imaginarte en una cita con un tipo horrible, y peor aún, un tipo que no era él, le ponía nervioso, así que ahora te encontrabas en esa situación tan improbable pero completamente cómica. no te había dado opción.
"no puedo creer que haya hecho eso", dijiste, estallando en risas, que enzo correspondió negando con la cabeza. "¡imagínate su cara cuando vuelva a la mesa!".
"lo siento mucho por él", responde enzo con ironía y una sonrisa que indica que no, que no se arrepiente de habérsela robado.
"apuesto a que sí", apoyando la cabeza en la espalda de el moreno, respondiste en el mismo tono. su cuerpo está caliente y un poco sudado, pero su aroma es bueno y familiar.
enzo conducía la bici calle abajo, mientras tú te sujetabas rodeando su cintura con los brazos, la brisa nocturna los envolvía. el silencio se hizo un momento antes de que decidieras romperlo.
"enzo, en serio, no tenías que hacer eso. ya iba a estar bien. iba a durar unos minutos más".
se rió, lanzándote una mirada esquinada. "bueno, a juzgar por tu desesperación en los mensajes, diría que 'bien' es una palabra bastante generosa".
bufaste, fingiendo indignación. "lo estaba dramatizando un poco, ve".
"lo sé, lo sé. pero, sinceramente, no podía dejar que mi amiga pasara una noche horrible con un tipo idiota. después de todo, ¿quién más va a aguantar mis estúpidas bromas?"
"oh, ¿para eso estoy yo? ¿una compañera que tolere tus bromas?".
enzo sonrió, divertido. "entre otras cosas, claro. pero en serio, no iba a dejar que te salieras con la tuya una vez más".
puso los ojos en blanco como ofendida, pero no pudo contener una sonrisa.
"¿a dónde quieres ir?" preguntó de repente, dejándote un poco confundida.
"creía que íbamos a casa", te encogiste de hombros.
"¡no puedo dejar que te vayas a casa tan arreglada sin haber tenido una cita decente!". exclama enzo, girando ligeramente la cabeza, lo que te permite ver su expresión indignada.
procesas lo que acaba de decir y sientes que el corazón te da un vuelco. estaba suponiendo cosas o...
"¿así que vamos a tener una cita?", es tu réplica automática, y entonces, tratando de disfrazar, te aclaras la garganta, preocupada por estar leyendo las líneas equivocadas.
quizá, además de compañero de piso, mejor amigo y superhéroe ocasional, enzo era también un pequeño flechazo tuyo. uno que habías intentado olvidar a base de citas terribles que siempre te devolvían a la casilla de salida: enzo. enzo, que te compró tu helado favorito cuando te dieron una patada en el culo cuando os conocisteis, aunque nunca le hablaste directamente de tu sabor favorito. enzo, que siempre te esperaba en casa con una sesión de cine y una manta calentita. enzo, que siempre escuchaba todo lo que decías. enzo, que era tu punto débil.
"si quieres llamarlo así, tendremos una cita, sí", dice, e involuntariamente tus manos se aprietan alrededor de su cintura. 
tras unos minutos pedaleando por las tranquilas calles, te das cuenta de la ruta conocida, la de todos los días. puede que enzo haya cambiado de opinión. realmente estabais de camino a casa y todas tus expectativas se habían venido abajo. hasta que, lentamente, se detiene, y lo siguiente que sabe es que están frente a una pizzería de la esquina. la misma pizzería nueva que había abierto hacía unos días cerca de su casa y de la que no paraba de hablarle a enzo.
"¿pizza?", pregunta como si esperara tu aprobación.”
enzo te tiende la mano para que te bajes de la bicicleta y él te acompaña en seguida. es curioso cómo contrastas, mientras el mayor lleva ropa casual y sencilla, tú vas arreglada con ese estúpido vestido. dentro de tu cabeza, maldices el momento en que aceptaste salir con ese idiota de antes. realmente no se merecía todas tus joyas, pero enzo, uau. realmente parecía estudiar cada parte de ti y admirar cada aspecto. desde la forma más inocente en que algunos hilos sueltos de tu moño desordenado enmarcaban tu cara hasta la forma más indecente en que se fijaba en lo bonitas que te quedaban las piernas con aquel vestido ajustado. 
los dos tuvisteis que sentaros fuera, ya que dentro estaba lleno, y cuando te sentaste en la pequeña mesa de la acera frente a enzo, tu mejor amigo dejó escapar un largo suspiro mientras te miraba fijamente. un suspiro que decía: por fin. 
"pero para serte sincera ahora, no sabes el alivio que supuso verte fuera de aquel restaurante", confesaste, con una risa ligera y sincera.
"¿tan mal estaba el clima?", preguntó el chico con expresión incrédula.
"¡simplemente no había humor! el tipo no paraba de hablar de las lecciones de vida que aprendió cuando su papá dejó de darle dinero durante un mes, o de cómo no debía sentirme especial si me llevaba a su piso después de cenar. y acabábamos de llegar!", exclamaste asombrada a enzo, que de repente parecía serio. demasiado serio. "¡no me ha hecho ni una sola pregunta en 45 minutos!".
"¡qué imbécil!", murmuró el moreno, poniendo los ojos en blanco. la mirada de enzo se apartó de ti por un momento, siguiendo su propia mano mientras jugueteaba con las salsas y arrancaba trozos de servilleta de la mesa. "¿por qué sigues saliendo con tipos así?".
preguntó, sin mirarte aún, y de repente la sangre te hirvió, subiéndote a la cabeza. respiraste hondo, sintiendo que una punzada de decepción te golpeaba el pecho, sin creerte lo que enzo acababa de decir. 
"¿estás insinuando que es culpa mía? soy responsable de que los hombres sean totalmente egoístas y..." cierras los ojos, colocando involuntariamente la mano contra tu propio pecho. indignada.
"¡no! no es eso a lo que me refería, mi vida". enzo levantó la cabeza rápidamente, encontrándose con tu mirada, dolida y traicionada. 
se sintió como un completo idiota, desesperado por la forma en que le mirabas, sin saber muy bien cómo dar marcha atrás. se irguió en su silla, inclinándose sobre la mesa para alcanzar tu mano, listo para defenderse cuando un camarero se detuvo justo a su lado.
"¡buenas noches, parejita! ¿qué les sirvo?", preguntó el hombre, con un tono amable y alegre, en contraste con los ánimos encendidos en la mesa.
te reíste irónicamente de la confusión del camarero, algo habitual cada vez que salías juntos, y te cruzaste de brazos, alejándote de enzo.
"ahm, hola", se rascó la nuca desconcertado, y entonces se dio cuenta de que ni siquiera había mirado el menú. tanteó las hojas, no sabía qué pedir y de repente parecía perdido.
"dos pedazos de marguerita, de la opción vegana, por favor", tu dije, enderezándose. "y una coca-cola, con limón, para él".
enzo te mira ansioso mientras el hombre toma su pedido, su pierna colgando bajo la mesa, rozando la tuya sin darse cuenta. el contacto hace que todo tu cuerpo se estremezca, pero sigues sin mirarle. el camarero se retira de la mesa y anuncia que te servirá en breve.
"mira, no digo que sea culpa tuya. en absoluto, chiquita", dice, con voz grave y tono preocupado. te miras las uñas, haciéndote la indiferente. un poco dramática. 
enzo suspira y junta su rodilla a la tuya. entrecierras los ojos, indiferente, mientras él se humedece los labios como si tratara de encontrar las palabras en la punta de la lengua. 
"estoy intentando decirte que te mereces algo mejor que estos tíos. tú lo sabes, yo lo sé." la forma en que conduce lo que dice es lenta y cuidadosa, continúa. "te mereces a alguien que realmente te aprecie, que vea todas las cosas increíbles que yo veo en ti. estos tipos que ves claramente no ven a la increíble persona que tienen delante y pierden por completo la oportunidad de conocer a la mejor persona que podrían tener en la vida."
sus ojos se elevan automáticamente al oír lo que dice, y sus pulmones parecen no realizar su acción rutinaria. su labio tiembla nervioso. se le acumulan las lágrimas en la comisura de los ojos, porque tiene que decirse a sí misma que sólo lo dice porque quiere su bien, porque es lo que diría un mejor amigo. y tienes que luchar con todas esas palabras antes de irte a dormir, tragándote todos tus sentimientos.
"sabes, eres amable, increíblemente inteligente, aunque sigas pensando que puedes ganarme jugando al mortal kombat apretando todos los botones a la vez". enzo continúa, suavizando su sermón, haciéndola reír por lo bajo. "eres divertida, talentosa, real. linda."
sin poder resistirte más, vuelves a encontrarte con la mirada del moreno, que te dedica una pequeña sonrisa al notar que te rindes poco a poco.
"por no hablar de tu paciencia, sobre todo cuando decido cocinar y dejar la cocina como un campo de batalla" 
esta vez no puedes contener la sonrisa que se extiende por tu cara, recordando la última vez que enzo había intentado preparar la comida. realmente, una negación para la cocina. 
"como cocinero, eres un gran actor", murmuras, lo que hace que enzo se ría y aproveche el espacio que le estás dejando.
"y cuando tienes esos estallidos creativos, escribiendo o creando tus propias recetas. es fascinante ver tu mente en acción, y siempre me pregunto cómo alguien puede ser tan... única. cómo iluminas allá donde vas, cómo haces que las cosas parezcan mucho más fáciles cuando estás cerca y...".  
enzo parece estar en medio de un gran descubrimiento. se ríe para sí mismo, sacudiendo la cabeza, como si se arrepintiera de haber dicho todo eso y sus cejas se levantan, casi en un gesto de desesperación.
"ya lo tengo", dices, un poco tímida. tus mejillas se calientan y de repente te sientes como una adolescente.
"de todos modos, supongo que lo que intento decir es que eres una persona apasionante". enzo parece ceder, y su cuerpo se ablanda en la silla. "y cualquiera que no vea eso no merece estar contigo".
su respiración sale como si alguien acabara de darle un puñetazo en el estómago. tus manos corren por la mesa, buscando las suyas, que te agarran los dedos con suavidad. no decís nada durante un largo rato, durante el cual vuelve el camarero y os sirve en completo silencio. 
su confesión da a la atmósfera otro tipo de tensión. antes de que pudiera responder, enzo desvió la mirada, como si intentara escapar de la intensidad de la situación.
"¿sabes qué? olvida lo que he dicho. disfrutemos de la cena y olvidemos que he dicho todo eso. ¿qué soy yo? ¿shakespeare? ¿don juan?", bromeó, tratando de aligerar la situación gesticulando exageradamente. él da un sorbo a su coca-cola, disimulando su desesperación.
"enzo", su nombre en los labios sale como una súplica. todo le golpea a la vez. la conciencia de sus sentimientos, la conciencia de los tuyos. menea la cabeza negativamente y te suelta la mano.
"está bien, no tienes que intentar consolarme y decirme que somos amigos, lo sé. lo he aceptado". enzo se precipita, pasándose las manos por el pelo, nervioso.
"enzo", le dices, más firme ahora. "¿por qué no me lo dijiste antes? ¿por qué no me llevaste a una cita antes?".
parece ahogarse en su propia respiración, con las narinas inflamadas y el pecho subiendo y bajando rápidamente. enzo te mira con una mezcla de sorpresa e incredulidad. sus ojos buscan los tuyos, como si tratara de leer tu expresión y comprender si aquellas palabras eran reales. ¿cómo puede alguien conocerte tan bien y no tener ni puta idea?
"porque yo... no sabía cómo. siempre fue más fácil ser tu amigo. quedarme en la comodidad de no arriesgar demasiado. no sentir el rechazo. llevarte a una cita parecía cruzar alguna línea invisible, y tenía miedo de estropearlo todo". 
escondió la cara entre las manos, riéndose para sus adentros. enzo parecía al punto del colapso, asustado. nunca le habías visto así. te levantaste rápidamente, sentándose en la silla junto a él, tocando tranquilamente sus muñecas.
"qué estúpido eres", afirmas, riendo. él te mira con expresión ofendida y confusa. "¿de verdad no te has dado cuenta en todo este tiempo?".
la cara de tu mejor amigo se llena de algo parecido a expectación y espanto. esperando el golpe fatal en cualquier momento.
"espera, quieres decir que... que tú...", empieza a balbucear, pero tú le interrumpes con una sonrisa.
"sí, enzo. yo también" tu confesión hace que su rostro se ilumine y luego se sonroje. ¿de verdad tenía 30 años? porque le estabas haciendo sentir como un niño.
"nunca pensé...", murmura, y tú completas la frase.
"¿que yo pudiera sentir lo mismo? pues ahora ya lo sabes. era obvio". te ríes, acerc��ndote un poco más a él. "¿cómo podría no enamorarme de ti?".
enzo siente tu susurro en los labios, provocándole escalofríos. su cálido aliento se mezcla con el de él, la incertidumbre se cierne entre ellos, un territorio desconocido por atravesar. la mirada de enzo examina su rostro, buscando cualquier rastro de indecisión, pero no lo encuentra, y entonces sus ojos bajan hasta la boca su boca.
"si me dejases mostrarte todo esto antes", susurra él también, mientras una de sus manos, grande y cálida, se posa en su muslo, bajo la fina tela de su vestido, y la otra descansa detrás del respaldo de su silla.
"todavía estás a tiempo" 
y con su confesión, es como si perdiera el control. sus pupilas, más oscuras y dilatadas ahora, son lo último que ve antes de sentir unos labios suaves contra los suyos. se te corta la respiración de golpe y una descarga recorre tu cuerpo, desconectando todo tu sistema nervioso durante milisegundos. te besa con ansia, como si recompensara todas las demás oportunidades que había perdido. la mano detrás de tu hombro se mueve rápidamente hacia tu nuca y se te escapa un jadeo. su boca tiene un gusto dulce, a cola y limón mezclados con su propio sabor.
enzo apenas puede contenerse, el resto del mundo deja de existir cuando tu lengua pasa por sus labios, como pidiendo permiso, y casi pone los ojos en blanco ante la sensación. dios, cómo había soñado con eso. lo había repetido en su mente un millón de veces y luego se había culpado por aquello. se sacudió los pensamientos cuando sintió los dedos de ella recorriendo su cuero cabelludo, mientras su otra mano le acariciaba suavemente la mejilla. como si un tornado de emociones no estuviera sucediendo en su interior en ese momento. todo lo que había pasado hasta entonces hacía que este momento valiera la pena. 
después de casi cinco minutos, el mundo real parece volver, al igual que la necesidad de oxígeno, inútil, en la percepción de enzo. los sonidos de la calle vuelven a resonar en sus oídos, todo vuelve a tener sentido poco a poco. el mundo deja de girar mientras os miráis con amplias y tontas sonrisas en los rostros. se lleva el dedo a la comisura de los labios de enzo, limpiando con cuidado los restos de carmín. le dan ganas de arruinar el resto que queda en sus labios bien delineados.
"entonces, ¿qué hacemos ahora?", preguntas, todavía un poco sin fuerzas, intentando no reírte. la sensación de besar a tu mejor amigo, algo que se te había pasado por la cabeza un millón de veces antes, parecía lejana. de hecho, era algo mucho mejor de lo que podría haber soñado.
"supongo que podríamos empezar con una primera cita", sugiere enzo, fingiendo cierta despreocupación, sacudiendo los hombros. sus dedos se pasean por su cara, apartando algunos hilos de cabello sobre sus ojos. es tan dulce y tranquilo que quieres atesorar sólo ese momento entre todos los demás.
durante el resto de la noche, comes esa pizza fría como si fuera la mejor que has comido en la vida. el resto de la cena se desarrolla con naturalidad, con ligereza, con besos y suspiros, conversaciones y confesiones, como todo lo que necesitabas. como si todo estuviera por fin en su lugar. una alineación milenaria. era tan fácil estar allí, junto a él, sin necesidad de máscaras ni disfraces, estar frente a él era poder verse de adentro hacia afuera. sin ocultar nada, sin ningún deseo de huir. completamente inmersos el uno en el otro. era como soñar medio despierta.
era lo perfecto, simplemente. había incertezas, guardadas para un futuro lejano, era aterrorizante perder esa conexión que tenían. mas tal vez no fue la manera mas correcta, tal vez fue imprevisto y completamente caótico, pero fue la mejor y última primera cita de su vida.
─━━━━━━⊱✿⊰━━━━━━─
hola! :)
español no es mi primer idioma (que es el portugués), así que ¡perdónenme los errores!
si quieres, hazme asks para fics con el cast de lsdln <3
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
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No te alejes tanto de mí - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo. (Alusión a) Breeding kink, creampie, dirty talk, dry humping, face slapping, fingering, sexo oral, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense (y mucho diálogo otra vez).
El departamento que compartís con Enzo es, sin lugar a dudas, el lugar más tranquilo que conociste en tu vida. La armonía y serenidad son pilares fundamentales en su relación, así como la buena comunicación, y esto se ve reflejado en el espacio que ambos llaman hogar.
Enzo es silencio y calma y durante la madrugada se desliza fuera de la cama sin despertarte, siempre cierra las puertas con delicadeza y sus movimientos a tu alrededor son protectores. Siempre sabe qué decir y qué no, qué hacer y qué no, también sabe cuándo acompañarte y cuándo darte espacio, y vos podés presumir de saber hacer lo mismo por él.
La vida con Enzo es estar en constante sintonía, dos cuerpos y mentes diferentes siempre en la misma órbita.
O eso creías...
Las peleas comenzaron hace semanas, volviéndose cada vez más frecuentes y alejándolos de lo que solían ser. Enzo no parece comprender cuánto te hiere sentir que se distanció y jura que tal cosa no sucedió, pero luego prueba que tus palabras son ciertas cuando un pequeño desacuerdo provoca que se aísle y no deja lugar para una conversación sobre lo ocurrido.
Normalmente es fácil de ignorar cuando se trata de nimiedades como los platos sucios, ropa sin lavar o la cama deshecha, pero con todas esas pequeñas faltas acumuladas fue difícil contenerte cuando remarcó de la peor manera tu falta de cuidado con la maqueta de su actual proyecto.
-Si ordenás un poco entonces no me voy a chocar tus cosas cada vez que entre...- contestaste, arrojando sobre su escritorio un trozo de la maqueta.
-¿Qué tengo que ordenar? Si nunca estoy, el desorden es tuyo.
Fingió no notar tu expresión, una nueva costumbre suya para evitar disculparse o hacerse cargo de algo. El que te culpara del caos no fue la principal causa de tu disgusto, no... Te molestó que reconociera no estar lo suficiente en su propio hogar, recordar que en lugar de pasar unos días a tu lado escogiera marcharse a Bariloche con un amigo y que al regresar pasara horas encerrado.
Abandonaste la pequeña habitación donde organizó su oficina y pronto sus pasos sonaron a tus espaldas junto con su voz que no dejaba de pedir tu ayuda. Cerraste la puerta con fuerza y te sentaste sobre la cama, furiosa, percibiendo cómo la ira crecía y consumía tus entrañas.
Cuando Enzo abrió la puerta te dedicó una mueca de disgusto que pretendía comunicar algo, pero si alguna vez logró hablarte sólo con la mirada eso ahora parecía ser un recuerdo lejano que decidiste ignorar. Permaneciste en la misma posición, tus brazos y piernas cruzados, inconscientemente mostrando rechazo mientras él te observaba.
-Ayudame- arqueaste una ceja-. Vos lo rompiste.
-¿Qué somos? ¿Unos nenes chiquitos…?
-Parece que sí, porque si fueras un adulto responsable te disculparías y me ayudarías.
Soltaste una risa de frustración y apretaste los labios esperando así poder contener la ira y todas las palabras que deseaban escapar de tu boca, pero cuando te señaló con un dedo acusador tus deseos de mantener la calma se evaporaron. Haciendo alarde de su excelente comportamiento comenzó a enumerar las recientes faltas que tuviste con él.
La diplomacia pareció extinguirse cuando lo interrumpiste.
-Andá a cagar.
-¿Cómo…?
-¿Ahora además de ser tremendo fantasma también sos sordo, pelotudo?
-Fijate cómo me hablás porque yo jamás te traté así- señaló-. No sé qué mierda te pasa.
-¿A mí? ¿Vos no sabés lo que me pasa a mí?- gritaste, poniéndote de pie para acercarte a él-. ¿Y no se te ocurrió preguntarme? Porque por ahí tiene que ver con que no me hablás, no me mirás, no me cogés, no me preguntas ni cómo estoy.
-No podés estar así porque no cogimos en unos días.
Tu expresión podría haberse catalogado como un poema o como el relato más aterrador. Retrocediste un par de pasos, confundida y levemente aturdida por su capacidad de desentenderse de tal manera de la situación, esperando ver en su rostro un algo.
Pero sus labios no temblaban como solían hacerlo cuando contenía la risa y sus cejas no se curvaron en ese particular ángulo que adoptaban cuando esperaba ver tu reacción luego de contarte uno de sus pésimos chistes o anécdotas.
-Tomátelas.
-¿Eh?
-¡Tomátelas! No te quiero ver.
-No me podés echar de mi casa.
-Ah…- mordiste tu lengua-. Tenés razón, como es tu casa me voy yo.
Intentaste huir de la habitación pero él fue más rápido y lo impidió tomándote del brazo.
-Yo no dije eso- intentaste zafarte de su agarre pero no lo permitió-. Esta es tu casa, vos vivís acá también.
-Pero parece que vos no- reclamaste-. Soltame, Enzo.
-No, tenemos que hablar.
-¿Ahora querés hablar?
Su expresión pareció volverse más dura y juraste ver una arruga que antes no estaba allí.
-No podemos estar así.
-Yo no puedo estar así. Vos estás perfecto.
-¿Por qué todo es mi culpa?- gritó con voz entrecortada, soltándote de manera brusca-. Vos nunca hacés nada, ¿no? Siempre soy yo el responsable.
-Y sí papito, si…
El diminutivo y tu tono colmaron su paciencia.
-Cerrá el orto- se alejó de tu figura como si estar en tu presencia quemara-. Querías que me vaya, ¿eso querías?
-Sí.
-Perfecto entonces- abrió la puerta-. Porque me voy a ir bien a la mierda para no tener que verte.
Arrancaste tu anillo de compromiso de tu dedo y lo arrojaste a sus espaldas con la esperanza de golpearlo, pero –y luego agradeciste por ello- fue la puerta ya cerrada la que recibió el impacto y Enzo se marchó, completamente ajeno a tus acciones. Ignoraste las lágrimas que rodaron por tus mejillas cuando corriste para recoger la alianza.
Una hora más tarde notaste que olvidó su teléfono y su billetera, también sus llaves y el abrigo que lo habría protegido de las bajas temperaturas o el viento nocturno. Te preguntaste si estaría refugiándose en algún sitio con calefacción y por un breve instante consideraste buscarlo en el estacionamiento del edificio, pero descartaste la idea por puro orgullo.
-La concha de mi madre…- decís entre dientes.
Tus dedos están adheridos por el pegamento y tirar para despegarlos duele. Llevás un largo rato intentando reparar algunas partes de la maqueta y parece ser una tarea imposible: suspirás, te quejás, golpeás tu frente frustrada y ansiosa, pero continuás tu misión de unir los restos para evitar que tus manos vuelvan a jugar con el anillo en tu dedo. La mesa es un completo desastre.
Y Enzo aún no regresa.
Dejás caer tus hombros luego de ver el reloj, sin saber si es peor sentirte derrotada o sentir que te rendís. Reprimís todos esos pensamientos horribles y sin sentido que corren por tu mente y chocan con los muros de tu parte lógica y racional: se fue, está con alguien más, ya no va a volver, tuvo un accidente, lo acorralaron en La Rambla, se perdió caminando por ahí…
Desbloqueás tu teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamadas perdidas y mantenés el suyo cerca sólo por si acaso, decepcionada cuando ambos permanecen en completo silencio. Tu oído escoge centrarse en el tictac del reloj y el sonido del adorno que golpea la puerta del balcón cada vez que el viento sopla. Siempre temés que esos pequeños golpes destrocen el cristal.
Y es que siempre son pequeñas las cosas que desatan el caos: la grieta que apareció mágicamente en tu taza, el pequeño agujero que terminó por deshacer el suéter favorito de Enzo, la alarma que postergaste estando aún dormida y lo hizo perder un vuelo, la comida quemada que intentó solucionar ordenando pizza, el abrazo que no correspondiste cuando regresó de los premios Goya, su falta de entusiasmo ante la usual noche de películas…
Evitás preguntarte qué sucederá porque la respuesta que ronda tu cabeza hace que tu respiración se entrecorte y te asfixia. No querés ser extremista, no sos una persona que se dé por vencida así como así y una pelea –incluso esta pelea, probablemente la peor que recordás haber tenido con Enzo- no te parece motivo para arrojar todo por la borda, pero… Las relaciones son de a dos, ¿no? Y no tenés idea de qué pensará o cuáles son los planes del otro lado.
Maldecís por lo bajo y esta vez es sin saber el motivo.
-No hace falta que lo arregles- dice una voz a tus espaldas-. Los materiales son una cagada.
Una sensación similar al pánico te recorre y volteás a verlo.
-Volviste.
Su rostro se tiñe de dolor y vergüenza por una fracción de segundo.
-¿Cómo no voy a volver?
-Dijiste…
-Ya sé lo que dije- se arrodilla a tu lado y toma tu mano-. No era verdad.
-Estás helado.
-Hace frío. Mucho.
-¿Querés un té?- intentás ponerte de pie y te detiene-. No cociné, pero si querés…
-Quiero que hablemos.
Suspirás.
-Sí, tenemos que hablar.
-¿Qué está pasando? Nosotros no somos así.
Limpiás las lágrimas que nublan tu vista y él se deja caer sobre las cerámicas frías, aún sosteniendo tu mano entre sus dedos y acariciando tus nudillos con su pulgar en un intento de ofrecerte un poco de consuelo. Espera pacientemente mientras te recuperás para poder contestar.
-Los últimos meses fueron muy raros.
-Es mi culpa- lamenta-. No sé cómo manejar… nada, todo, esto que está pasando.
-Y yo no sirvo como apoyo.
-No, no digas eso- toma tu mentón-. Siempre estás para mí, me cuidás y me ayudás en todo... Pero creo que desde hace un tiempo no estoy tan presente como debería y no es recíproco.
-No entiendo por qué- descansás tu rostro sobre tu mano-. Creo que, no sé…, por ahí ahora que anduviste por todos lados ya estás cansado de mí.
-Nunca.
-Pero…
-Jamás me cansaría de vos.
-¿Y por qué hacés de todo menos estar conmigo?
-Tengo miedo de arruinar las cosas- contesta con simpleza-. Tengo miedo de todo lo que está pasando y tengo miedo de arrastrarte conmigo cuando… ¿Y si me olvido de mí?
-Eso es imposible.
-Ya no estoy tan seguro.
-Yo sí- lo obligás a mirarte-. Creo que te conozco lo suficiente para saberlo.
Permanecen en silencio unos momentos y sus ojos jamás dejan los tuyos.
-Perdón- susurra-. Sé que hay mucho de qué hablar, pero…
-Yo también estoy cansada… Vamos a la cama y mañana temprano vemos.
-Lo vamos a solucionar.
-Sé que sí- y dejás salir una risa nerviosa-. Pero hoy no estaba muy segura.
-Me hubiera gustado tener esa discusión antes.
-¿Por qué?
Su mirada oscura es terriblemente sincera, muy Enzo.
-Porque cuando me fui me di cuenta de cuánto te extrañaba.
Cuando tomás su rostro entre tus manos para poder besar su frente él busca tus labios. Te besa lenta y suavemente, pero es incapaz de ocultar la desesperación que guía sus acciones y pronto deja de lado los delicados roces para invadir tu boca con su lengua, robándote la respiración y  aferrándose a tus muslos con sus manos.
-Extrañaba tus besos- decís cuando te regala unos segundos para respirar-. Te extrañaba.
 -Me tenés acá, ahora y para siempre.
Acariciás su cabello y él te observa desde su posición sobre sus rodillas, sus manos aún en tus piernas y sus pulgares dibujando figuras sobre tu pantalón. Te sonríe y la imagen te toma por sorpresa, pero también te sorprende el significado oculto en su expresión y la facilidad con la que puede hacerte saber lo que quiere.
-¿No te duelen las rodillas?- suelta una carcajada y lo ayudás a ponerse de pie-. Dale, vamos.
La distancia desde la cocina hasta la habitación es interminable ahora que ambos desean llegar cuanto antes. Atraviesan el oscuro corredor tomados de la mano y cuando llegan a la habitación Enzo toma asiento en la cama, te posiciona entre sus piernas y abraza tu cintura con fuerza para poder admirarte; deposita besos sobre tu abdomen y entre tus pechos, frustrado por tu ropa interponiéndose entre sus labios y tu piel.
Cuando sus dedos se deslizan debajo de tu camiseta suspirás y arrojás la cabeza hacia atrás, abrumada por la intensidad del contacto y por el rastro de fuego que sus manos dibujan en tu cuerpo. Te ayuda a desvestirte y en cuestión de milisegundos sus labios capturan tu pezón izquierdo, succionando y permitiendo también que sus dientes y lengua jueguen con vos.
Tu creciente desesperación te lleva a abrazarlo en busca de más contacto y cuando sentís sus gemidos contra tu piel tus dedos se dirigen por cuenta propia hacia su cabello. Sus párpados se cierran en contra de su voluntad cuando tus manos hacen arder su cuero cabelludo, sensación que no hace más que empeorar la erección que oculta su pantalón.
Se separa de tu pecho luego de morderte con la fuerza suficiente para hacerte gritar y te despoja del resto de ropa que te cubre, asegurándose de no romper ninguna prenda con sus movimientos rápidos y ansiosos. Se arroja sobre las almohadas y te deja sobre su muslo, complacido por ver tus mejillas enrojecidas ante la implicación de la posición.
-Te hace falta una buena cogida, ¿no?
-¿Y de quién es la culpa?
Te toma por el cuello para acercarte a su rostro.
-Fijate bien lo que me decís- pellizca tu pezón y el dolor te hace gemir-. Y lo que hacés.
Comenzás a rozarte sobre su pierna, muy consciente del significado de sus palabras y la amenaza que las adorna, tus manos en su pecho en busca de estabilidad y tus ojos sobre los suyos. Toma tu cadera para guiar tus movimientos, dolorosamente lentos, y no deja espacio alguno entre tu centro y sus jeans que comienzan a mancharse con tus fluidos.
El cosquilleo entre tus piernas y el dolor de sus uñas marcando tu cadera es suficiente para orillarte hacia tu orgasmo en cuestión de minutos. Cerrás los ojos, masajeando tus pechos tal como él suele hacerlo, pero no es suficiente y cuando comprendés que necesitás de sus manos un patético sollozo deja tus labios.
-¿Qué pasa bebé? No podés solita, ¿no?
-Quiero…
-¿Qué querés? Decime y yo te lo doy.
-A vos.
Enzo no puede hacer más que contemplar la imagen frente a sí, tu delicado cuerpo rindiéndose nuevamente bajo sus manos y tus dientes torturando tus labios mientras su mirada te recorre. Hace unos días sólo podía soñar con tenerte de esta manera y complacerte, así que ahora se pregunta cuánto tendrá que contenerse para que el momento no acabe demasiado rápido y cuánto tardarás en suplicarle que se detenga o en caer agotada entre sus brazos.
-Entonces ya sabés lo que tenés que hacer.
En pocos segundos abandonás su regazo y te recostás entre sus piernas, esperando su confirmación para poder tocarlo y prácticamente arrancando la ropa de su cuerpo cuando la obtenés. Ya está duro, muy duro, su punta brilla con las gotas de líquido preseminal que de allí brotan y las venas que recorren su extensión parecen pedir tu atención a gritos.
Comenzás a masturbarlo lentamente e intentás seguir el ritmo con el que movía tu cuerpo sobre el suyo, tu pulgar acaricia su punta y cuando lo separás de esta podés apreciar el hilo traslúcido que brilla con la luz. Te llevás el dedo a la boca y gemís cuando sentís su sabor en tu lengua, calmándote y a la vez haciendo que lo desees todavía más.
Dejás besos húmedos sobre su miembro y sus gemidos sólo empeoran la situación entre tus piernas. Cuando tus labios se cierran sobre la punta sentís su cuerpo tensarse, sus párpados se cierran por un breve instante y sus dedos acarician la comisura de tus labios, que se estiran a más no poder para recibirlo en tu boca.
-Qué linda que sos cuando me la chupás.
Sus palabras te resultan tan humillantes como excitantes y por un segundo considerás deslizar una mano bajo tu cuerpo para calmar tu necesidad. Tu saliva mancha tu piel, tus dedos y corre bañando todo su miembro antes de deslizarse entre sus piernas y caer sobre las sábanas, pero aún así te es difícil tomar más que la mitad.
Tu frustración crece minuto a minuto pero para Enzo, que sabe cuánto te cuesta, la imagen es una bendición… Y también una tortura, por lo que no encuentra más solución que tirar de tu cabello para alejarte de su cuerpo y evitar un muy necesitado orgasmo.
-Ya está, ya está- responde a tus quejas-. Lo hiciste muy bien, pero…
-¿Pero?
-Me toca a mí.
Te arroja sobre el colchón para luego posicionarse sobre tu cuerpo y acorralarte, su intensa mirada de pupilas dilatadas haciéndote sentir como una presa. En su camino hacia tu centro su aliento golpea tu mejilla, tu mandíbula, tu cuello sensible y tus clavículas, pero él sólo piensa en una cosa y cuando separa tus piernas se dedica a apreciar tus pliegues y entrada brillantes.
Te acaricia de manera superficial y cuando te retorcés rodea tu cadera con un brazo para inmovilizarte. Su pulgar presiona sobre tu entrada, que gotea lo suficiente para manchar las sábanas, juega con la piel que la rodea y sólo se dirige hacia tu clítoris después de ver que te contraés desesperadamente en torno a la nada misma. Se muerde los labios, impaciente.
Suspirás cuando sentís su ataque y los círculos que su dígito traza con una lentitud insoportable, deteniéndose de cuando en cuando para acariciar también tus pliegues húmedos y tantear tu entrada con la intención de provocarte todavía más. Gemís su nombre una y otra vez para tentarlo y suplicás por más, pero te ignora y prolonga sus tortuosas acciones otro rato.
Dirige un dedo a tu entrada y lo introduce con delicadeza, siempre atento a la reacción de tu cuerpo: tus paredes no oponen resistencia y el placer cuando curva su dedo para acariciar tu punto dulce se intensifica gracias a su lengua deslizándose sobre tu clítoris. Un gemido casi animal deja tu garganta y ante esto él decide acelerar sus movimientos.
-¿Así te gusta?- pregunta cuando gemís aún más fuerte, como si la respuesta no fuera obvia. Aprovecha tu estado y tu abundante excitación para deslizar otro dedo, haciéndote sisear por el repentino ardor que trae consigo la dilatación-. ¿Qué pasa, no aguantás ni dos dedos?
Cubrís tu rostro ardiente con una mano y evitás hacer comentarios sobre quién es el responsable de tu estado actual; no recordás cuándo fue la última vez que jugó con tu cuerpo y tu forma de tolerar su ausencia fueron tus propios dedos, más delgados y cortos que los suyos e inútiles cuando se trataba de obtener placer.
-Más.
-¿Más...?- y succiona tu clítoris con fuerza para oírte gritar.
Enzo conoce tu cuerpo mejor que nadie y sabe exactamente qué hacer para volverte loca. Los movimientos de su lengua no se detienen y las formas que esta dibuja hacen que tus manos tiren de su cabello, arruguen las sábanas y masajeen tus pechos, aferrándose con desesperación a cualquier objeto que se interponga en su camino.
Sus dedos no dejan de abusar de tu sensibilidad y la combinación de sensaciones, que parece ser muchísimo más intensa gracias a las semanas sin contacto, comienza a ser casi demasiado para tu cuerpo. Te llevás una mano a la boca y cuando tu orgasmo te golpea mordés tus nudillos desmedidamente, ahogando tus gemidos y los gritos que amenazan con irritar tu garganta.
Te lleva unos minutos regular tu respiración y dejar de temblar, minutos que transcurren con sus dedos aún enterrados en las profundidades de tu cuerpo mientras sus labios bañan tu centro y el interior de tus muslos con besos y alguna que otra pequeña marca producto de sus dientes. Bajo tu atenta mirada desliza sus dedos entre sus labios para no desperdiciar los restos de tu esencia.
Abandona la cama para deshacerse del resto de su ropa y cuando regresa vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo para atacar tu boca con un beso hambriento. Tus piernas abrazan su cadera y cuando sentís su miembro caliente golpeándote no podés evitar gemir contra su lengua, tu mano buscándolo para poder masajearlo antes de guiarlo hacia tu entrada. Su punta te quema.
Toma tu rostro y te obliga a mirarlo.
-¿Querés que te la meta?
-Por favor.
Te quejás cuando comienza a penetrarte y aunque tus ojos arden jamás rompés el contacto visual. Enzo te distrae tirando de tu labio inferior con su pulgar y antes de notarlo estás succionando el dígito, con el cual parece imitar los movimientos de su cadera.
-Estás muy apretada.
-Es…- te interrumpís con un grito cuando introduce otro par de centímetros de manera súbita. Su pulgar manchado con tu saliva acaricia tu mejilla para calmarte-. No puedo.
-Sí, sí podés.
Sus labios abrazan los tuyos mientras realiza movimientos suaves y calculados que convierten tus quejas en gemidos y provocan que tus paredes se contraigan sobre su miembro. Suspira cuando por fin logra introducirse por completo en tu interior y besa tu cuello, tu perfume embriagador nublando sus sentidos y tus pequeños gemidos tentándolo a moverse.
Tus manos aferrándose a sus hombros son la única confirmación que necesita: te golpea con fuerza y tu grito es una mezcla de sorpresa y placer por el repentino ataque, el cual repite hasta convertirlo en un ritmo constante que resuena en toda la habitación y llena tus oídos. Sacude tu cuerpo con cada embestida y lo único que podés hacer es aceptar el placer, completamente a su merced.
Luego de una estocada particularmente profunda tus uñas se clavan en su piel y Enzo sólo lo sabe. Descansa su peso sobre sus piernas y sus manos en la parte posterior de tus muslos ejercen presión hasta que tus rodillas rozan tus pechos, el ángulo permitiéndole llegar hasta ese punto para abusar del mismo y convertirte en un completo e incoherente desastre.
Gritás su nombre y las palabras que le dedicás entre tus agudos gemidos son incomprensibles. Tu expresión es indecente y la vista entre tus piernas, donde su cuerpo se une con el tuyo y brilla con tus fluidos, lo es aún más… pero le encanta y no puede evitar jugar con vos, agregando otro estímulo que te hace cerrar los ojos con fuerza y sacudir la cabeza.
-Enzo- advertís-. Por favor.
El gesto es mínimo pero suficiente y en cuestión de segundos tus dedos se cierran sobre sus muñecas. Tu figura se sacude con la fuerza de sus embestidas y por los espasmos de tu orgasmo, el cual arquea tu espalda como si estuvieras presentándote ante él y hace que tus músculos se contraigan, dificultando sus movimientos y haciéndote llorar.
Jamás se detiene.
Lo mirás horrorizada, tu orgasmo prolongándose indefinidamente y haciendo del placer una sensación casi intolerable. Enzo continúa golpeando tu cérvix mientras su pulgar juega con tu clítoris y sus dedos presionan sobre tu abdomen bajo, forzándote a sentir cuán profundo llega su miembro y cómo estimula cada fibra de tu cálido y estrecho interior.
Te lleva al límite, pero antes de permitirte gozar de un segundo clímax se detiene.     
-No, no- protestás-. ¿Por qué? Quería…
Te interrumpe golpeando tu mejilla y cuando abandona tu interior mantenés la boca cerrada. Toma tus caderas y te obliga a voltear, dejándote sobre tu estómago y posicionándose sobre tu cuerpo para aprisionarte contra el colchón.
Rodea tu cuello con su brazo y te penetra con desesperación. En cuestión de segundos su pelvis golpea tus muslos y tus glúteos con la fuerza suficiente para arruinar tu piel, causando también un sinfín de sonidos húmedos y obscenos que acompañan sus gruñidos y tus gemidos.
Buscar refugio contra en el colchón tiene como consecuencia que la fuerza de su asalto vaya en aumento y la única opción que encontrás para ahogar tus gritos es morder las sábanas, húmedas con las lágrimas que corren por tus mejillas. La solución sólo dura unos minutos gracias a que Enzo, que en este momento prefiere no ser el único que oye cuánto gritás por él, endereza su postura y tira de tu cabello para hacerte arquear la espalda.
El nuevo ángulo te permite verlo y por un instante parece buscar tus labios con la intención de besarte, pero en su lugar escupe sobre tus labios entreabiertos y observa cómo tu expresión se transforma con la humillación y excitación. Le encanta tratarte como un juguete y sabe que lo disfrutás tanto como él, sobre todo cuando te toma por sorpresa.
-Sos una putita, ¿no? Mirá como estás- y remarca sus palabras con una estocada que te hace temblar violentamente-. ¿Querés que te llene toda?
Tragás saliva –sin saber cuánta es suya- para contestar pero todo lo que sale de tu boca son patéticos sonidos sin sentido. Sonríe satisfecho y vuelve a escupirte, esta vez asegurándose de manchar aún más tu rostro para ver su saliva deslizándose por tu piel junto con tus lágrimas.
Te libera de manera brusca y tu rostro impacta con el colchón, las sábanas oscureciéndose cuando entran en contacto con los fluidos en tu rostro y arrugándose aún más cuando te aferrás a ellas con una mano acalambrada. Tu otra mano se entrelaza con la suya y lo guiás hacia tu abdomen bajo, ignorando cómo los músculos de su abdomen se tensan con tu acción.
-Ahí- suplicás entre gemidos-. Adentro.
Enzo sólo quiere obedecerte y unos minutos más tarde cumple tus deseos: su semen caliente salpica tu interior y mancha tus paredes de blanco mientras el palpitar de tu miembro te lleva a otro orgasmo, menos intenso pero más duradero. Tus músculos se aferran a él y lo mantienen dentro tuyo hasta que la última gota de su liberación te llena.
Su boca roza tu frente y tu mejilla antes de besar la comisura de tus labios.
-Te amo.
-Te amo.
Intenta peinarte y cuando fracasa se limita a masajear tu cuerpo cabelludo con la yema de sus dedos. Evita alejarse de tu cuerpo, consciente de lo mucho que ambos necesitan la cercanía en un momento como este, y sonríe cuando tus dedos vuelven a entrelazarse con los suyos.
-¿Querés ir al baño?
-No- negás rápidamente y besa tu mejilla para calmarte-. ¿Podemos estar así un rato?
-Obvio.
Admira tu perfil y tus párpados cayendo sobre tus ojos vidriosos.
-¿Sabes qué vamos a hacer mañana?
-¿Qué?
-Nos vamos a levantar bien temprano y vamos a ir a desayunar al lugar de siempre, ¿querés?- propone-. Después podemos ir a pasear un rato al mercado de artesanos… y elegís una taza nueva.
Soltás una risa encantadora y asentís.
El título y la historia están inspirados en esta canción de Spinetta. Tiene muchas interpretaciones pero en mi opinión es una muy buena metáfora sobre el cambio constante que atraviesan las personas y por ende también las relaciones :)
taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @chiquititamia @lastflowrr ♡
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olee · 10 months ago
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Boludo | Enzo Vogrincic
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Para mis hispanas/hispanos: en español completito.
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Mientras caminas por las calles de Tlaquepaque en Guadalajara, decides acudir a una pizzería llamada La Valentina. Es de noche y llevas puesto un vestido negro hecho a mano, te sientes supercómoda y segura de ti misma. El mesero te pregunta si quieres ir a una mesa o al bar, y le dices que prefieres el bar. Al llegar, te sientas y le pides al bartender un Moscow Mule. Lo tomas tranquila y feliz, entablas una conversación con él, y le cuentas que eres de (tu país) con una gran sonrisa.
A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que el bartender está muy ocupado. Miras a tu alrededor y ves a tres chicos guapos, pero hay uno en particular que llama más tu atención. Te das cuenta de que no son mexicanos; tienen un acento argentino. Sin embargo, el chico que estás mirando tiene un acento muy peculiar.
Sigues disfrutando de tu trago, y el chico se acerca a ti, diciendo: "Disculpa, eh... es que mis amigos me retaron a que te hablara, porque te ves hermosa y, en realidad, no sé cómo hablarte. Ah... ¿te apetece un trago en la terraza y una pizza? Veo que no has ingerido ningún alimento", dice con timidez.
Sonríes y le respondes, repitiendo sus palabras: " 'No has ingerido ningún alimento', suena muy formal, ¿no? Es que cuando estás tomando un trago, la comida va al final, like the end," dices, terminando en inglés.
"Bueno... arrancamos con un traguito, supongo que eso es un Moscow Mule, y al final nos mandamos una pizza," dice con un toque coqueto.
"¡Vale! Nos vamos pa' la terraza y charlamos," le dices, esbozando una sonrisa pícara.
Cuando suben las escaleras hacia la terraza de La Valentina, te quedas asombrada al contemplar el paisaje nocturno, con una iglesia colonial antigua como telón de fondo y las coloridas calles de Tlaquepaque. Las luces de la terraza crean un ambiente relajante y romántico, y a tu lado está el chico, y comienzas a admirarlo. Sus ojos tienen un toque de caramelo, pero debido a la oscuridad de la noche, se ven intensamente cafés puya. Su nariz es prominente, al estilo de Adam Driver, y su piel tiene un tono moreno, como café con un toque de leche. Alto y hermoso. Era simplemente perfecto.
Entonces, él te mira y se presenta diciendo: "Che, creo que debería presentarme. Soy Enzo, de Montevideo. Resulta que acabo de laburar en una película, o mejor dicho, soy actor, y..."
Sin embargo, lo interrumpes diciendo sorprendentemente: "¡Oh! Con razón ese acento. Me preguntaba de dónde eras. Anyway, me llamo (tu nombre) y soy de (tu país), pero llevo casi toda una vida viviendo en los Estados Unidos".
"Y... ¿por qué estás aquí?" él dice intrigado.
"Amo viajar, y la verdad es que no soy tan amante de Estados Unidos, así que decidí recorrer América Latina. Pronto me iré a España, ya que tengo amistades en Madrid. Quizás me quede allí y trabaje como maestra de inglés," respondes.
Enzo te mira con interés y te dice: "Me encanta que hagas eso— viajar y conocer el mundo. De verdad que sos muy afortunada. Ojalá te vea en Madrid, ya que laburo bastante por allá."
"Gracias, y tú, eres muy afortunado. Yo pienso que la actuación es un trabajo de talento y valentía," le decís orgullosamente, dejando un toque de coqueteo en tus palabras.
Mientras Enzo y tú están inmersos en una conversación sobre logros y conociéndose, entran los amigos de Enzo, visiblemente tomados. Un chico guapo y argentino le dice a Enzo: "Che, yo pensé que te habías desaparecido con la boluda," mientras otro chico le pregunta a Enzo: "Pero, ¿quién es esta chica, Enzo? Preséntela." Tú te ríes ante sus comentarios disparatados.
Enzo te mira medio avergonzado y suelta: "(Tu nombre), estos son mis amigos del alma y compatriotas, Matías, Agustín y Simón. Son más locos que una cabra en patines, pero los banco a muerte".
"Un placer," decís tímidamente, mientras Matías suelta con su típico humor: "Che, vos sos muy guapa, Enzo, me la cogiste, pero como amigo te la doy." Agustín te dice: "(Tu nombre), te dejamos a vos y a Enzo tranquilo, nosotros nos vamos para una discoteca. Enzo, me mandás un mensaje para saber que vos estás vivo. Y sí, vente chico’, que nos vamos, ciao." Todos se despiden de manera cómica y se encaminan hacia la discoteca.
Tú miras a Enzo riéndote, y él, medio avergonzado, te dice: "Los quiero, pero a veces se pasan." Tú te ríes aún más y le dices que no te preocupes. Después, Enzo te dice: "Vos tenés una sonrisa hermosa," y luego, como disculpándose, agrega: "Es que es verdad."
Después de la risueña conversación, Enzo te mira y sugiere: "¿Qué te parece si caminamos un poco por la calle? Seguro encontramos algo interesante." Asientes con entusiasmo, y juntos se aventuran por las coloridas calles de Tlaquepaque.
Enzo y tú se encuentran con unos mariachis que entonan “Y…” de Javier Solís. Sin dudarlo, Enzo te toma de la mano y te invita a bailar cómicamente en plena calle, siguiendo el ritmo apasionado de la música mexicana. Ríen y se divierten, creando un momento inolvidable mientras los mariachis continúan su serenata. La noche se llena de risas, música y la magia de ese encuentro espontáneo en las coloridas calles de Tlaquepaque.
Mientras caminan, se cruzan con una parada animada de tacos. Enzo sonríe y te propone: "(Tu nombre), ¿qué te parece si paramos acá y nos mandamos unos tacos? Y, obvio, los acompañamos con una Coronita." La idea te parece re buena, y los dos se acomodan en la parada, compartiendo risas y sabores locales.
Son las dos de la mañana y de repente llegan los tres amigos de Enzo, caminando en zigzag debido a la borrachera, y le gritan a los dos: "¡Enzoooo, boludo! ¿Nos vamos?" Enzo te mira y tú le dices: "No te preocupes, ya tienes mi número." Él te dice: "Me escribís cuando llegues a casa, y nos vemos mañana por un café, ¿vale?" Tú le respondes: "Claro, ¿cómo no?" y le das un beso, a lo cual Enzo responde profundamente. Mientras tanto, los chicos están gritando: "¡Enzoooo, ya cásate, cabrón!" La noche termina con risas, besos y la promesa de un encuentro al día siguiente.
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pink-onyx-au · 2 months ago
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Tentative Spanish Translation Script
Traducción provisional al Español
The entire episode script available below for review. If any corrections are recommended, post a comment. Thanks! A continuación puede consultar el guión completo del episodio. Si se recomienda alguna corrección, envíe un comentario. ¡Gracias!
(Updated 9/17/24 edits in bold)
Steven: No. Lo siento. Dónde está... Jasper, no puedo encontrarla. Tiene que estar aquí. Está aquí en alguna parte. ¡Me he estado conteniendo! Tengo que hacer algo al respecto.
Steven: Jasper. Por favor. Quiero hablar.
Jasper: ¿Qué puedo hacer por usted, mi Diamante?
Steven: ¡Por favor! Solo quiero hablar. De igual a igual. Por favor...
Jasper: Para eso, tendrás que ponerte en el suelo. Ahora que estás aquí abajo con el polvo, ¿de qué quieres hablar?
Steven: No puedo dormir. Han pasado muchas cosas desde... mi crisis. Todo el mundo está pendiente de mí a todas horas, pero tengo que disculparme por cómo actué aquel día. Solo intentabas ayudarme e hice lo peor que podía hacer.
Jasper: Ya te lo he dicho antes, ¡no te disculpes!
Steven: ¿Por qué?
Jasper: Quería ver todo el alcance de tu poder y obtuve mi respuesta. Te dejaste llevar. Eso es lo que quería.
Steven: Pero Jasper, yo...
Jasper: ¿Me destrozaste? ¿Por qué te molesta eso?
Steven: ¿Por qué no te molesta?
Jasper: Los soldados son ROMPERdos todo el tiempo, Steven. Para eso estamos hechos. Para ganar y SER reemplazaDOS. Por eso lo único que no entiendo - es por qué me trajiste de vuelta después de conseguir lo que querías.
Steven: «¿Lo que yo quería?» Yo... ¡yo no quería ROMPERTE! Fue un error.
Jasper: En el momento en que a una gema se le permite actuar al máximo es cuando muestra lo que realmente quiere. Es absoluto. De guijarro a Diamante. Puede que digas que no querías ROMPERme, pero por la expresión de tus ojos, algo lo hizo.
Steven: ¡No sé lo que era! Ahora sí, pero...
Jasper: No lo entiendes, así que viniste aquí. Igual que la última vez. ¿Por qué sigues viniendo aquí a buscar respuestas? ¿Es lo único para lo que te sirvo? Tú mismo me has dicho que no quieres saber nada de mí.
Steven: ¡No! No. No es eso. Eres... simplemente lo más alejado de lo que conozco de mi mundo. Y actúas como si eso fuera normal para ti. Así que cuando nada en mi mundo tiene sentido, simplemente tiene sentido venir aquí.
Jasper: Bueno, al menos estamos de acuerdo en una cosa.
Steven: ¿Qué quieres decir?
Jasper: Mi mundo ya no tiene sentido para mí tampoco. Nada de lo que ha hecho mi Diamante tiene ya sentido para mí. ¿Comenzar una colonia sólo para preservarla? ¿Empezar una guerra para perderla? ¿Morir para renacer como tú? Me crearon para ganar una guerra de gemas por un diamante con un poder tan destructivo que los demás Diamantes dudaron en darle una colonia en primer lugar. Un diamante TAN PODEROSO QUE UNA PALABRA SUYA PODI’A ROMPER A TODOS. Lo más cerca que estuviste de tener sentido para mí fue el día en que finalmente te soltaste. Entonces, como todo lo demás, tu colonia, tu corte, tu estatus, tu forma, me echaste a un lado y pasaste a lo siguiente. Me dijiste que «buscara algo mejor que hacer con mi vida», cuando toda mi vida ha sido luchar por ti, mi Diamante.
Steven: Jasper, lo siento.
Jasper: Estrellas, ¡cállate con eso! ¡Hiciste lo que quisiste cada segundo que has estado fuera de la tierra! ¡Incluso esta forma humana! ¡Incluso estando aquí ahora mismo! ¡Hasta que no lo entiendas, esta conversación va a ser una pérdida de tiempo para los dos!
Steven: Es que... he hecho algo horrible, y no puedo dormir porque se repite una y otra vez, y cada vez que lo veo, me muero de miedo porque odio lo bien que me siento.
Jasper: ¡Vamos! Si vas a empezar esto, lo haremos aquí fuera. No quiero que destruyan mi guarida. Escucha atentamente, Steven. ¿Es esto lo que quieres?
Steven: No.
Jasper: Entonces céntrate en lo que quieres.
Steven: No quiero hacerte daño
Jasper: ¡Entonces cálmate!
Steven: Lo siento. ¿Cómo es que estás de acuerdo con lo que te hice?
Jasper: En serio, Steven, no sé por qué no estás. Yo no doy un puñetazo sin intención de golpear algo. Y mucho menos arrepentirme después del hecho. Vas a tener que vivir con la idea de que no nos vamos a entender. Pero quiero hacerlo. Eso es lo que quiero.
Jasper: ¿Y cómo pretendes conseguirlo? ¿Viniendo aquí y suplicando respuestas que no tengo?
Steven: Tal vez haya una manera, pero, yo-yo tengo una manera. De que ambos podamos obtener respuestas. Si quieres respuestas. También.
Jasper: Continúa.
Steven: Tal vez si sentimos lo que es ser el otro
Jasper: ¿Qué estás insinuando?
Steven: ¡Ah, estoy insinuando! Que podríamos fusionarnos, si tú quisieras hacerlo. También. ¿Tal vez?
Jasper: Esa ha sido la petición de fusión más patética que he oído nunca. No voy a fusionarme con alguien que lloriquea como un guijarro mal cocido. Así que, si eso es lo que de verdad quieres, ¡demuéstrame que tienes agallas para aceptarlo!
Steven: Bien, Jasper. Entonces, como tu Diamante: Fusionate conmigo.
Jasper: ¡Mucho mejor!
Jasper: Debería haber sabido que estabas lleno de tierra.
Steven: No sé qué ha pasado. Normalmente se me da bien hacer esto.
Jasper: ¡Huiste!
Steven: No yo, creo que algo separó.
Jasper: ¡Pues no he sido yo! Así que, ¡fuera lo que fuera, VINO DE TI!
Steven: Todo va a ir bien. Haremos esto juntos la próxima vez.
Steven: Tengo una idea pero, necesito algo de tiempo para prepararme. Volveré mañana al anochecer. Así tendremos toda la noche.
Jasper: Estás bromeando. ¿Hiciste un pedido de diamantes y ahora me dejas atrás otra vez? ¿En serio?
Steven: Lo sé. Lo siento. Una última vez, luego me aseguraré de que esto funcione. Te lo prometo.
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la-cafeina-de-tus-ojos · 8 months ago
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Sabes,
hay un trozo de mi vida
que no encaja
sin tu risa.
Hasta egoísta
me estoy volviendo ya,
pues al pensar
que ríes sin yo estar,
el trozo,
todavía es más difícil
de encajar.
Pero mi trozo y yo,
queremos que rías
y rías sin parar.
Porque el alma,
guarda el botiquín
de la vida
al lado de la risa
y muy cerca
del soñar.
Por eso te pido
que te rías al vivir,
para que ella
la vida,
se alargue
por verte sonreír.
Yo también lo haré,
pero no con la risa
sino con los sueños,
que para mí
llamarlos
es tan fácil
como soñar contigo
sin tenerme que dormir.
Si, recuerda siempre,
que así es como
se ha de cumplir
el paso del tiempo.
¡Riendo y soñando!
Así que hoy,
deja que sean
tus deseos
los que te soplen
los años.
Y cuanto más larga
la vida sea,
más tiempo habrá
de engañar al destino
con la casualidad
de encontrarte.
Aunque he de confesar,
que me dueles mucho,
cuando al destino
para que te encuentre,
no consigo engañar.
Si, ¡no sabes cuanto!
Ya incluso dueles,
si el destino
lo hace sin engaños
y la vida de su mano
se me acerca paseando.
Pues la alegría de verte,
ya no compensa
el daño de un adiós
que contigo cerca
siempre está rondando.
Creo que es por eso,
que ahora,
al asomar el día,
tan bien me sabe
el café sin compañía.
Porque sé,
que cuando escribo con el,
el dolor se disuelve
para endulzar tu poesía.
Si, se deshace lentamente,
junto a la tinta
que dibuja las palabras
que te buscan.
Y perece
que te encuentren,
porque Juraría,
que puedo oír tu voz
hablando con mis manos.
Si, tú,
como me gusta
esa palabra tan corta,
¡tú!
Ella, lo guarda todo
en tan sólo dos letras.
Y tú, si tú,
has de saber,
que te siento
en cada una de ellas.
Encadenadas unas a otras,
me recuerdan a tus dedos
entrelazados con los míos.
Por eso
no dejo de escribir
ni un solo día,
para que así tus manos,
no se suelten de las mías.
Y busco la rima del verso
como quién llama
el sonido de un beso.
Entonces,
hay un susurro tuyo
que viaja por mi cuerpo.
A veces,
se queda en el estómago,
aleteando recuerdos.
Otras en cambio,
trepa más arriba.
Si, ahí,
donde todo empezó.
Y no,
no se detiene,
todavía sube más alto,
un poco más.
En ese laberinto
donde reinas
desde la distancia,
el silencio de tu boca
se adueña del caos.
Desde ahí,
siento tu voz callada
besándome los labios
en cada verso.
Y escribir,
se vuelve tan fácil,
que sé,
que no he podido ser yo.
Diréis que soy un loco.
Que tal cosa
no puede ser verdad.
Pero todos tenemos sueños
que sin saber como,
nos cuentan en la noche,
lo que a la mañana
no se puede probar.
Y aún así,
no lo dudéis,
que aunque nadie
sus sueños
a la mañana pueda enseñar,
no hay duda, no,
no la hay,
de qué todos sabemos soñar.
Si, la vida
es un misterio
que se resuelve sintiendo.
Y vaya si te siento.
Tanto lo hago,
que la vida, de ti,
ya no me guarda
ningún secreto.
Te veo con todos ellos
al descubierto.
Si, completamente desnuda.
Que es mucho mejor todavía,
que verte desvestida.
Aunque claro está,
que entre la desnudez
del alma
y el desvestido
de tu cuerpo,
bien cabe una duda.
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theshadowsofyourhead · 2 years ago
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No era una pregunta difícil, lo que ofrecía era agradable y en esta situación no tenía nada que perder.
“Hey, Anteojos.” Grita Ethan mientras entra a la biblioteca. “¿Qué opinas? Tú y yo en una partida de Ajedrez, ¿Aceptas?” Dice mientras se acercaba. Era raro, la última vez que había visto a Ethan estaba molesto conmigo, ahora parecía actuar como si no hubiera pasado algo. Él estaba solo, siempre está acompañado de sus “hermanos”, algo no estaba bien. “Aahmm… ¿Hola?" respondí confundido. “Vamos O'Malley, solo responde.” Dice Ethan mientras se sienta en frente de mí. “Escucha, Ethan, no tengo tiempo para esto, lamento lo de la última vez, no pensé que te afectaría tanto, pero ahora no tengo tiempo para tus juegos tontos, podemos hablar en otro momento y-” “Oh ¿Qué pasa amigo?, vamos, solo un juego.” Dice confiado y optimista. “¿Que ganas haciendo esto? ¿Es algún tipo de venganza o broma?” Pregunté. “Este el trato, nerd” Responde poniéndose serio. “Si yo gano, tendrás que entregarme algo preciado de ti.” “¿Algo preciado de mí?, ¿Y si yo gano?” un breve e incómodo silencio. “¡Lo tengo! Si ganas, seré todo tuyo por el resto del mes O’Malley, estaré a tú merced, sin restricciones o excusas, como te gusta". “En serio Ethan, yo-" respondo sonrojándome. “No lo niegues O'Malley, sé que te mueres por tener estos nenes, sólo para ti”. Dice Ethan mientras Flexiona ambos brazos.
Necesitaba pensar, es difícil confiar en alguien como Ethan, no era el tipo de persona que jugará limpio pero por otro lado, es un juego de ajedrez, dudo que alguien como el haya tocado un tablero en su vida, agregando que la sala estaba completamente vacía, no había nadie que pudiera ayudarlo. “Está bien, acepto tu trató”. respondo sin emoción alguna. “WUU, Genial amigo!” Dice Ethan con entusiasmo.
“Entonces, supongo que sabes las reglas del juego, ¿Cierto?". Pregunto intentando hacer conversación alguna. “Pff, Claro que no, no aprendería esa mierda aunque mi vida dependiera de eso”. Responde con tono bromista. “Como digas grandote, tu partida”.
Comencé a colocar el tablero, el lugar estaba completamente vacío y el inmenso silencio era abrumador. A una pequeña parte de mi le aterraba la sola presencia de Ethan, aunque él era demasiado indefenso, mientras ponía el tablero él estaba eructando y masajeando sus brazos, el mayor esfuerzo que hacía era evitar que su saliva saliera de su boca.
“Bien, todo listo”. “Ah, por fin, ya era hora". Dijo Ethan mientras bostezaba. “Yo tengo las fichas blancas, inicio yo”. Cuando iba a tomar la ficha, Ethan interrumpe. “Bien, solo necesito hacer algo” dice Ethan mientras levanta los brazos. “¿Q-que estás haciendo?” preguntó mientras se quita la camisa. Sabía que el haría algo así, tratando de llamar la atención de la única manera que él conoce. “Ya sabes, hace demasiado calor aquí”. De inmediato mi rostro se sonroja al ver los músculos tonificados de Ethan, esto era ridículo, sabía que algo planeaba. Al intentar apartar mi vista, mis ojos quedan atrapados por el collar que colgaba de su cuello, “Dios, Ethan esto esss-“ intente hablar, pero mi boca se quedó sin palabras. Pronto quede inmóvil, no podía hacer nada.
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“Oh, veo que te gusta está joyita, si es lindo, lo sé… Después de que me hayas dejado plantado fui a devolver el regalo a la tienda, pero el señor me ofreció un cambio y me entregó está belleza, dijo que este tendría mejores resultados, interesado lo acepte, y me dio instrucciones de cómo usarlo, y aquí estamos…”. Estaba aterrado, no podía hacer nada, solo estaba gritando internamente. Solía tener esta reacción con Ethan cuándo se acercaba con su olor penetrante hacía que todo mi sistema colapsara, me volvía tonto y pequeño, pero esto, esto era diferente. Mi vista estaba pegada al torso de Ethan, mientras él explicaba, solo podía veía como el collar daba vueltas y como sus perfectos pectorales rebotaban de arriba hacia abajo. “Bien, eso es todo, puedes empezar…” dijo Ethan con una sonrisa de orgullo en su cara. “Vamos amigo, acaso esos enormes brazos tuyos pueden moverse, ¿Cierto?”. Sus palabras rebotaron directo a mi cabeza, pronto sentí espasmos en ellos, sentí como mi camiseta se apretaba alrededor de mis brazos, pude escuchar como rasgaba y crujía, se movían de lugar mientras crecían, no podía verlos, estaba aterrado, el dolor era insoportable. “Oh vamos amigo! Solo mueve una ficha” y sin pensarlo, mi enorme mano tomo una ficha delantera. “Bien, no sé qué te pasa, pensé que eras un experto en este juego” dice Ethan en tono burlesco. “bien, mmm supongo que moveré esta, jaja, esto es divertido, tu turno!” seguía sin ser tener el control de mi cuerpo, seguía sin poder quitar la vista del torso de Ethan y cada vez su almizclé se volvía más abrumador. “Vamos O'Malley solo mueve esa dicha enfrente de la mía, si me dejas comerla, te ayudare entrenar ese perfecto torso tuyo, para que vaya juego con esos grandes brazos” la silla se agitó, la camiseta se volvió aún más incómoda y explotó, mi espalda se expandió, creciendo en músculo, mis pectorales se inflaron, rebotando en el proceso.
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Mi abdomen plano explotó, sentía como con cada respiración crecían, tome la ficha y la puse en posición, para que Ethan la tomará. “Genial! Gracias hermano! Es toda mía” dice Ethan mientras mueve su ficha. “Es tu turno” dice Ethan. “Dios hermano, eres demasiado lento, toma una ficha, que sea conveniente para mí”. Era espantoso, intentaba pensar que me estaba pasando conmigo o como podía salir de este trance. “Supongo que es mi turno, pero ahora no sé qué hacer, ayúdame un poco, dime con esa voz de Alpha sexy cuál debería mover…” mi garganta se comienza a cerrar, puedo sentir como me quedo sin aire poco a poco, intento toser pero era inútil, algo se acumulaba en mi boca y… ��m-mueve esa, podrás tomar mi ficha” Dije asustado con una voz que no reconocía. “Gracias Hermano, eres demasiado generoso”.
Así fue todo el juego, Ethan solo me ordenaba que hacer, y sin consentimiento alguno, obedecía, era inútil resistirse a sus palabras. “Bien, ahora tengo a tu caballo” dice Ethan. “Gracias por dármelo te recompensaré, te ayudaré a entrenar esas piernas grandes” mi pantalón se volvió incómodo, apretando mi entrepierna, mis piernas comenzaron a expandirse, comenzaron a llenarse de músculos y poder. “vaya aquí hace demasiado calor, como está el clima allá arriba grandote…?” mis huesos comenzaron a crujir y arder, abriéndose paso entre mis nervios y músculo, el dolor era insoportable, quería gritar, mi cabeza se movió hacia arriba, pero mi vista seguía fija, mientras crecían mis pies tocaron la mochila de Ethan. “Hey! cuidado amigo, esos enormes pies pueden ser estorbosos…” mis zapatos explotaron, mis dedos crecieron y mi planta del pie se expandió rompiendo mis calcetines en el proceso. “Y aquí estamos, parece que el juego está por terminar y, creo que ambos sabemos quién es el perdedor. No puedo explicar cómo me siento en este momento, creo que al final tuviste la razón, tú y yo nunca estuvimos al mismo nivel, pero de alguna manera que nunca sabré, hiciste que sintiera cosas por ti, tal vez fue la manera en la que no me temías o no eras sumiso ante mí, aunque como todos, te congelabas frente a mí, aprovechaste todo eso y me tuviste de muñeco sexual por más de un año, mientras tú te divertías, yo estaba cayendo enamorado por ti, pensaba que estábamos en la misma página, pero fui tan iluso que te invite a una cita, luego me dejaste esperando por horas, me rompí, por primera vez en mi vida no obtuve lo que quería, y Dios, no sabes cuando odio perder.” dice Ethan mientras se levanta. “Ahora quiero que sepas que se siente perder algo, algo que pensaste que siempre tendrías…” y con un movimiento de manos, toma a la reina. Mierda, estaba acabado en todos los sentidos, no podía explicarme a mí mismo como alguien tan tonto como Ethan había planeado algo así. Estaba pensando en cómo salir de aquí, antes de que mi propia arrogancia y ego me acabarán. “Ahora debes estar gritando internamente, pidiendo disculpas, pero ¡Ya es demasiado tarde!” Con un simple movimiento de dedos él me había acabado, la personalidad egocéntrica que me había creado para protegerme, me trajo a mi fin. Una lágrima de lamento salió de mí, no estaba seguro de que pasaría ahora, mentalmente estaba acabado pero estaba listo para cualquier cosa.
“/Risas”. Uuh?, no había pasado nada aún. “Wow, ¿Creíste en serio que simplemente acabaría tan rápido contigo y me iría?” Con un movimiento quito el collar de su cuello para colocarlo en la mesa, por un momento tuve la esperanza de liberarme de esto, que Ethan se había apiadado de mi alma me dejaría escapar, pero mi vista siguió fija en el collar. “Tan indefenso O’malley, si tan solo tú… Pero ya es demasiado tarde supongo” dijo mientras caminaba hacia mí, parado al lado mío, levanto los restos de lo que solían ser unos jeans para revelar mi polla , que junto con el crecimiento de mis piernas creció unas pulgadas más, con un simple apretón hizo que gimiera de placer, el primer sonido que hice sin que me pidiera. “Demonios, no recordaba que eras tan sensible” Dice mientras acerca su mirada a mi cara. “ nunca había visto tan cerca tu cara, pero ahora que tengo la oportunidad puedo mencionar como amo tu rostro, esas cejas gruesas, esa mandíbula fuerte junto con esos labios tan jugosos, pero creo que lo que más amo de ti es esa miraba, tus ojos verdes tan profundo que hacen que cualquiera suspire tan solo con verlos, es tan bello Jack, ahora entiendo todo lo que siento por ti.” Mientras Ethan seguía masajeando mi polla, mi realidad había cambiado, el rostro que alguna vez mire en el espejo había cambiado, mi nombre, el que alguna vez Ethan gimió había sido borrado, ahora solo era Jack. El collar había perdido su atracción, lo que hacía que me mantuviera bajo su poder ahora había desaparecido, antes de que pudiera reaccionar o decir algo comencé a gemir desesperadamente, en un momento todo mi cuerpo era solo placer, tan sensible. Mientras Ethan seguía masajeando mi entrepierna, con su otra mano tomo mi cabeza para tenerlo cara a cara. “Escúchame bien, en cuando llegues al orgasmo ya no serás más O’malley, serás solo Jack, cualquier rastro de tu antigua vida se enterrará en tu mente, ya no tendrás el control de tu mente, solo sabrás que tiene un dueño, ahora tu vida estará 100% dedicada a mí, todo lo eras antes se enterrará en tu mente, ahora solo serás el deportista más cachondo y tonto del mundo, pero eso no importará, todo que necesitas saber es como complacerte y adorarme.” Mierda, esto era todo, con mi última fuerza mental estaba evitando correrme, mientras seguía el masturbándome, los cambios se solidificaban en mí, mi cabello se oscureció, mi piel tomo un ligero bronceado, mis músculos tuvieron pequeños espasmos adaptándose a su nuevo cuerpo. “Como última orden hacía O’malley, no desaparecerás, quedará en el fondo de tu mente sin poder retomar el control de tu vida, simplemente verás a Jack manejar lo que alguna vez fue tuyo”. “Maldito hijo de pe- AAAAAAAAAAH~” En ese momento experimente el mejor y ultimo orgasmo de mi vida.
“UUghh… que demonios pasó?”
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“Ya sabes, no pudiste resistir y tuvimos que hacerlo en la biblioteca “ “Demonios, ve todo ese semen en tu mano, genial haha” “Hahaha, guarda silencio y límpialo.” sin pensarlo los veces, Jack tomo la mano de Ethan y paso su lengua por encima de ella, limpiando cada rastro de semen. “Demonios, que mierda paso con esta ropa” dijo Jack cuando terminó. “Ugh, demasiadas preguntas, simplemente usa esto, lleva toda la semana en mi mochila pero, no hay problema alguno.” Ethan saco un par de calzoncillos sucios de su mochila, al entregárselos a Jack el no dudo en olfatearlas antes de usarlos. “Mierda, ya amaneció, tenemos que salir de aquí” Dijo Ethan mientras caminaba hacia la salida, se detuvo un momento para mirar hacia atrás y ver su cometido, sonrió y soltó una pequeña sonrisa. Jack se puso de pie dejando caer pedazos de tela de lo que alguna vez fue mi ropa, se vistió con aquella ropa sucia sin cuestionar cuanta orina y semen había en ellos. En ese momento Jack estaba tan sensible que el rose de sus enormes manos con sus pezones lo hacían gemir y ponerse duro de nuevo. Si quería seguir viviendo en el placer tenía que resistir, al final del día solo importa lo que Ethan le hacía sentir.
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comeback jaja
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largativa55 · 2 months ago
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Muéstrame
La historia original pertenece a @logansargeantsbabymom
Carlos Sainz x Fem!Reader.
Advertencias: Maldiciones, obscenidades, calentamiento de pene, sobreestimulación, sexo oral, sexo oral, esposas.
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La música en el club suena tan fuerte que no puedes escuchar tus propios pensamientos. Mis caderas se balanceaban al ritmo de la música mientras sentía un brazo alrededor de mi cintura. Al darme vuelta, vi al hombre con el que me había estado entreteniendo toda la noche, Carlos.
"Finalmente, estaba empezando a pensar que me dejaste plantada", me reí entre dientes mientras tomaba con gratitud la bebida alcohólica que me trajo. "Gracias Carlos", sonreí mientras tomaba un sorbo de la bebida.
—¿Y dejarte aquí sola con estos pervertidos? —Carlos se rió entre dientes antes de colocar su mano, que alguna vez estuvo preocupada, en mis caderas—. No me atraparías muerta dejándote aquí sola —la única mano libre que tenía se estiró para rodear su cuello, acercándolo más a mí.
El contacto visual que mantuvimos decía que todo lo que los demás necesitaban saber era: “Puedo verlo en tus ojos, quieres pasar un buen rato”, dijo Carlos lo suficientemente alto por encima de la música para que yo lo escuchara, pero nadie más, inclinándose más cerca de mí, sus labios casi tocando los míos. “Quieres poner tu cuerpo sobre el mío. Está bien, pero no cambies de opinión, no cambies de opinión”.
La distancia entre nosotros es tan peligrosamente pequeña que puedo oler el alcohol en su aliento y me está intoxicando de la mejor manera posible. Puedo ver la mirada de Carlos pasar de mis ojos a mis labios. "Tus ojos dicen por favor, pero tus labios se preocupan por preguntar".
Tengo muchas ganas de besarlo. No sé si es por su mirada, por las palabras que salen de su boca, por lo carnosos que se ven sus labios o por el alcohol que tengo en el organismo.
“No hay necesidad de luchar contra ello cuando sabes que se siente bien. Dices que eres una mujer que sabe lo que le gusta”. La mano que tenía apoyada en mi cadera se movió hacia mi nuca y me acercó más a él, pero solo para besarme la comisura de la boca. Luego comenzó a dejar algunos besos en mi mandíbula antes de susurrarme al oído: “Entonces, muéstrame”.
—Vamos, nena, sé que puedes con ello. No me des la espalda todavía —no podía pensar, Carlos acababa de sacarme mi segundo orgasmo esa noche y mis muslos no habían dejado de temblar desde el primero—. Mi nena, ni siquiera te he probado todavía, acabo de hacerte correr dos veces con mis dedos.
No pensé que fuera posible sacudirme tanto con solo tener dos orgasmos de las manos de alguien, pero Carlos siempre se propuso demostrarme que estaba equivocado.
"Te ves tan bonita ahora mismo, te ves bien para mí así de estirada. Necesito probarla", una mezcla de palabras incoherentes y gemidos se derrama de mis labios mientras sé que Carlos no se detendrá hasta que me saque al menos dos orgasmos más solo con su lengua.
La forma en que Carlos dejaba besos por mi cuello hasta el centro de mi cuerpo era celestial. No tuve tiempo de prepararme mientras lo observaba descender entre mis piernas antes de sentir que su boca atacaba mi clítoris. Un jadeo se escapa de mis labios cuando me sacudo hacia adelante y mis muslos se cierran instintivamente alrededor de su cabeza.
En lugar de abrirme las piernas, Carlos usó ambos brazos y los envolvió alrededor de mis piernas que lo estaban atrapando para asegurarse de que no pudiera detenerse, no es que quisiera hacerlo, antes de comenzar a comerme.
Pasó su lengua por mi raja con largos pasos antes de succionar mi clítoris, estoy bastante segura de que unas cuantas veces sentí su lengua entrar en mí, lo que hizo que mis manos encontraran su lugar en su cabello, empujándolo más abajo, lo que le hizo soltar un profundo gemido, que fue todo lo que hizo falta antes de que mis muslos, que ya lo estaban atrapando, se apretaran mientras mi tercer orgasmo se apoderaba de mi cuerpo.
Carlos lamió mis jugos antes de soltarme las piernas, mirándome con ojos oscuros y llenos de lujuria y un mentón brillante mientras se arrastraba hacia mí y me daba un beso casto en los labios, permitiéndome saborearme a mí misma en él. Sin interrumpir el beso, Carlos comienza a quitarse los pantalones deportivos y los calzoncillos.
—Carlos, por favor, no puedo hacer más ahora mismo —murmuro, rompiendo el beso.
"Shh, está bien. Yo me encargaré de ti. Necesito que te sientes en mi polla, ¿de acuerdo? ¿Puedes hacer eso por mí o realmente quieres parar?" Justo cuando pensé que no podía enamorarme más de Carlos, él saca esta carta.
Presiono mis labios contra los suyos en un beso de pura adoración. “Mmhmm, necesito tu polla Carlos, por favor”.
"Esa es mi buena niña, ven aquí", sus manos callosas encontraron su lugar en mis caderas mientras me tira hacia su regazo, dándole a su polla algunas caricias antes de alinearse con mi entrada permitiéndome hundirme en él.
Carlos es bastante grande, así que tiene paciencia conmigo mientras lo llevo centímetro a centímetro hasta que toca fondo por completo y me permite adaptarme a su tamaño. Justo cuando me sentí lo suficientemente cómoda para empezar a rebotar y levanté las caderas, una de las manos de Carlos que todavía descansaba sobre mis caderas se tensó y me tiró hacia abajo.
—No, nena, te sentarás aquí y hablaremos —sus manos ahora dibujan círculos imaginarios en mis caderas—. ¿Cómo ha ido tu día, linda? Una pequeña sonrisa aparece en su rostro. Bastardo , sabía lo que estaba haciendo y lo estaba disfrutando.
Un gemido escapó de mis labios mientras mi centro ansiaba fricción. En un patético intento de hacer que Carlos se rindiera y me follara, apreté su polla y sonreí para mis adentros mientras escucho un gemido gutural bajo de él.
—Por favor, Carlos, necesito moverme. Necesito sentir que te mueves dentro de mí, necesito e-esto. Por favor, por favor.- Nunca he rogado por nada en mi vida como le estoy rogando a Carlos que mueva su polla dentro de mí. ¿Quién podría culparme? Puedo sentir cada cresta y vena de su polla, comencé a apretarlo tan fuerte que juro que sentí que la sangre seguía fluyendo por sus venas cuando dejé de apretar. Estaba tan absorta en saborear la sensación de su polla enterrada profundamente dentro de mí que ni siquiera noté que Carlos me estaba hablando, al menos hasta que sentí una mano firme en mi mandíbula y otra que me golpeó suavemente la mejilla unas cuantas veces.
—Oh, ¿mi bebé se ha vuelto tonta conmigo? Te estoy haciendo una pregunta, pero apuesto a que lo único en lo que estás pensando es en cómo mi polla está enterrada tan profundamente dentro de ti que si me corriera ahora mismo, te garantizaría que te metería un bebé.- No pude soportarlo más, en contra de mi mejor juicio comencé a mecer mis caderas. Algo en la forma en que Carlos me hablaba como si no tuviera neuronas me hizo algo y estaba decidida a hacer que no solo él se corriera, sino que yo también me corriera por cuarta vez esta noche.
La cabeza de Carlos cayó hacia atrás en pura felicidad mientras las manos que estaban plantadas en mis caderas comenzaron a ayudarme a moverme, no duró mucho ya que Carlos volvió a sus sentidos rápidamente deteniendo mis movimientos. "Ahora, no te dije que podías moverte, ¿verdad?" Silencio . "Te hice una pregunta, cariño. Contéstame o acortaré esta noche". Las palabras escaparon de mi boca, quería responder. Realmente quería, pero no podía formar palabras y eso molestó a Carlos.
—Bueno, tenía planeada una noche divertida para nosotros, pero como no puedes seguir instrucciones simples —Carlos me levantó de sus caderas, dejando escapar un pequeño siseo por la repentina pérdida de contacto—. Creo que mis planes contigo se han desperdiciado —todas las palabras que se me escaparon hace un segundo ahora vuelven a fluir a mí.
—No, por favor, Carlos. Lo siento, seré buena. Te obedeceré. Necesito tu polla, necesito que me hagas correrme otra vez. —Me di cuenta de que mis palabras lo estaban afectando, pero no lo suficiente como para que me perdonara.
—No, no lo creo. Te he dado muchas oportunidades y creo que es apropiado que me mires mientras me doy placer y te dejo tirada. —Mis muslos se tensan al pensar en Carlos haciéndome mirar mientras se toca y eso no pasó desapercibido para él—. Oh, pero te gustaría, ¿verdad? No te habría tomado por una zorra sucia, pero no me quejo.
La amenaza de tocarse mientras observaba incapaz de hacer nada ya no era una amenaza cuando vi a Carlos levantarse de su cama y caminar hacia la mesa de noche, sacando dos pares de esposas negras y esponjosas y dirigiéndose hacia mí mientras abría las esposas.
—Siéntate contra la cabecera —me ordenó, y dejé escapar un chorro de humedad entre mis muslos. Obedecí sabiendo que no debería presionarlo más a menos que quisiera que esta noche terminara de verdad.
Mientras me pongo contra la cabecera, miro intensamente a Carlos mientras agarra mi muñeca y la esposa a la cama antes de subirse a la cama y casi sentarse a horcajadas sobre mí mientras esposa mi otra mano a la cama. Su polla estaba colgando frente a mi cara, así que también en contra de mi mejor criterio le doy un lametón antes de darle un beso. Una vez que las esposas hicieron clic, Carlos agarró mi cara.
“¿Me estás desobedeciendo mientras te estoy castigando? Realmente no quieres que te cuide esta noche. No, no, creo que quieres que te castigue toda la noche hasta la mañana”. Su voz era baja y seductora.
Tiré mi muñeca contra la cabecera de la cama tratando de agarrar su rostro y atraerlo hacia mí para besarlo, pero fue en vano. Observé a Carlos sentarse frente a mí mientras comenzaba a acariciar su pene y a limpiar el líquido preseminal de su cabeza usándolo como lubricante. Marca un ritmo lento mientras mueve sus muñecas, no se está tocando por placer en este momento. No, se está tocando porque sabe que quiero hacerlo pero no puedo debido a este castigo.
Me mordí el labio inferior mientras observaba el ritmo insoportablemente lento de Carlos. No sé por qué me molesta, ya que no es a mí a quien está complaciendo. Pero puede que sea eso, es tan perfecto que no debería tener que ser complacido a un ritmo tan lento, merece ser adorado, tener a alguien a quien pueda usar cuando quiera.
Carlos parecía haber tomado nota de mis pensamientos: “Te está afectando, ¿verdad? ¿Viéndome tocarme tan lentamente, sabiendo que harías lo contrario?”. Un asentimiento fue todo lo que pude hacer. “Necesito tus palabras si quieres que tu castigo termine pronto”.
—Sí, sí, me está matando, Carlos. Quiero tocarte, chuparte, quiero tu semen, lo quiero todo. Quiero todo lo que estés dispuesto a darme. —Es patético, en serio. ¿Por qué es él el único hombre que tiene este efecto en mí? Soy una mujer, por el amor de Dios, debería ser independiente y no perder el tiempo con un hombre, pero algo en Carlos me hizo tirar a la basura todo sentido de feminidad.
Si este hombre me dijera que dejara mi trabajo y me quedara en casa como en los años 50, con mucho gusto dejaría mi trabajo ahora mismo.
"Esa es mi buena chica sucia", mientras Carlos me elogiaba por usar mis palabras, aceleró sus embestidas. Me di cuenta por la forma en que su rostro se contorsionó que estaba cerca. "Cariño, me voy a correr. ¿Dónde lo quieres?" El ritmo de sus embestidas me dijo que no duraría mucho.
“En mi boca necesito saborearte”
Eso fue todo lo que hizo falta antes de que Carlos se pusiera de rodillas y empujara su polla hasta mi garganta, moviendo su polla dentro y fuera de mi garganta. Mientras Carlos seguía follándome la garganta, estaba lo suficientemente cerca como para que apenas pudiera tocarlo, pero lo hice de todos modos. Sus caderas se tambalearon y con un último empujón estaba empujando su polla tan profundamente en mi garganta mientras se corría que mi cabeza se deslizaba hacia un lado de la cabecera, pero me dio más espacio para agarrar sus caderas y empujarlo más profundamente dentro de mi garganta.
Con los muslos temblorosos, Carlos se apartó y se sentó sobre mis muslos mientras me observaba mientras yo tragaba todo su semen como dije que haría. En el momento en que Carlos se sentó, su pene semiflácido rozó suavemente mi clítoris, una ola de euforia me invadió y me corrí. Sin embargo, esta vez fue diferente, me corrí como si hubiera sido la primera vez en mi vida y todo el semen cayó sobre Carlos
"Oh, nena, te espera una larga noche", dijo Carlos mientras lamía todo lo que podía de nuestros estómagos antes de quitarnos las esposas. "Prepárate para no caminar por un tiempo".
Aquí les dejo en enlace de la historia original por si quieren ir a leerla.
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46snowfox · 5 months ago
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Subaru Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 5
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[Capítulo 4]
Lugar: Mansión Violet, cocina
Yui: ¿Ya terminamos de lavar los platos?
Azusa: Parece que sí… Ahora solo falta… secarlos…
Laito: Podemos hacer eso después, ¿no? Uff, al fin acabamos.
Kou: Tengo la sensación de que hoy trabajamos más que de costumbre.
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Kou: Por cierto Eva, no era necesario que nos ayudaras a lavar los platos.
Yui: No te preocupes, hoy me divertí mucho, así que quería ayudarlos.
Yui: Gracias por tomarse las molestias de prepararme una fiesta de bienvenida.
Azusa: De nada…
Yui: Ah, cierto. La flor que decoraba mi servilleta me pareció un detalle precioso.
Azusa: Oh, eso… Subaru fue quien la trajo…
Yui: ¿Eh? ¡¿Fue Subaru-kun?!
Laito: Así es, me sorprendí porque de la nada dijo “usen esto para decorar”.
Kou: Fue inesperado. No es común que Subaru-kun vaya a buscar flores para animar a alguien.
Yui: Ya veo…
Yui: (¿Fue a buscar flores para mí? Si fue así, entonces me hace muy feliz…)
Azusa: No dijo nada al respecto… pero estoy seguro… de que se preocupa por Eva…
Yui: Entiendo. Gracias por decírmelo.
Yui: Luego le agradeceré a Subaru-kun.
Yui: (Es posible que Subaru-kun se preocupe por mí incluso más de lo que yo creía.)
Yui: (…Y con solo pensar en eso me siento extremadamente feliz.)
Yui: (Aunque actualmente Subaru-kun se ha vuelto muy aterrador y frío.)
Yui: (Tomando en cuenta que sigue actuando así, tal vez lo mejor sea no asumir nada por ahora.)
Yui: (No tengo que pensar únicamente en el antiguo Subaru-kun, debo ver fijamente al actual y afrontarlo…)
Kou: ¿…Eva? ¿Eva~?
Yui: Ah, lo siento. ¿Qué sucede?
Kou: Ah, que cruel eres. ¿No me estabas escuchando?
Yui: Estaba distraída. Lo siento.
Laito: Bueno, no importa.
Laito: Pues, continuando con lo que decíamos, como te preparamos una fiesta de bienvenida podemos asumir que nos darás una recompensa, ¿no?
Yui: ¿Eh…?
Kou: En la vida hay que dar y recibir, ¿o no? Sería ingenuo pensar que puedes agradecer con simples palabras.
Yui: Kou-kun, Laito-kun…
Kou: Te dimos de comer un montón de comida deliciosa, ahora es tú turno de satisfacernos.
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Laito: Nfu, después de consumir tantos nutrientes estoy seguro de que el sabor de tu sangre mejoró.
Laito: Carla dijo que tu sangre era asquerosa.
Laito: Pero imagino que debe haber mejorado un poco… Incluso huele bien.
Yui: No me digan que la razón por la que me hicieron una fiesta de bienvenida fue…
Kou: Ya te dijimos, es dar y recibor.
Laito: Así es. Te divertiste, ¿no?
Yui: (No lo hicieron para celebrar mi llegada, fue para que pudieran beber una sangre deliciosa…)
Yui: (Dijeron que era porque me necesitaban al ser Eva, pero siempre imaginé que tenían segundas intenciones.)
Yui: (Pero incluso ahora que lo han dicho no dejo de sorprenderme.)
Laito: ¿Estás preparada?
Kou: ¡Gracias por la comida!
Yui: No...
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Azusa: No lo hagan… Carla dijo que podíamos succionar su sangre, pero…
Azusa: Pienso que no deberían ser tan bruscos… Eva está asustada…
Kou: ¿Eh? ¿Vas a interponerte?
Laito: Pero es que sin importar lo que hagamos ella va a negarse, es inevitable.
Yui: (¿Laito-kun y Kou-kun se distrajeron al escuchar a Azusa-kun…?)
Yui: (Puedo aprovechar de escapar. ¿Pero a dónde voy?)
Azusa: Eva, creo que estarás a salvo junto a Subaru…
Azusa: Carla lo acaba de llamar, así que puede que esté en su habitación…
Yui: O-ok. ¡Gracias Azusa-kun!
Lugar: Mansión Violet, pasillo
Yui: (¡Subaru-kun…! ¡Debo darme prisa e ir a donde está Subaru-kun…!)
Subaru: …
Yui: ¡Ah! Allí está. ¡Subaru-kun! ¡Por favor ayúdame…!
Subaru: ¿…Qué quieres? Deja de gritar.
Yui: …Aah… Lo siento, sé que es repentino…
Yui: Verás, mientras ordenaba Laito-kun y Kou-kun intentaron succionar mi sangre…
Yui: Y pensé que podrías ayudarme…
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Subaru: ¡¿Qué?! Ese par… Como sea, vamos a mi habitación.
Yui: G-gracias.
Lugar: Mansión Violet, habitación de Subaru
Subaru: Rayos, por eso te lo advertí. Es muy tarde para darte cuenta de que esos dos van tras de ti.
Subaru: Y aun así te pusiste toda feliz solo porque dijeron que iban a hacerte una fiesta de bienvenida.
Subaru: Ellos solo quieren usarte, no bajes tanto la guardia.
Yui: …Sí, creo que tienes razón.
Yui: Creía que me estaban celebrando porque soy Eva.
Yui: Pero aun así me hizo feliz que me organizaran una fiesta de bienvenida. Sentía que me habían aceptado entre ustedes…
Subaru: …
Yui: …Mi servilleta estaba decorada una bella flor, ¿no?
Yui: Al verla sentí que me estaban tratando con hospitalidad.
Subaru: ¿Ah sí?
Yui: Me dijeron que tú fuiste quien la trajo.
Yui Me hizo muy feliz pensar en que la fuiste a buscar para mí. Gracias.
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Subaru: Tampoco necesitas agradecerme.
Yui: ¿Pero sabes? No quiero que vuelvan a engañarme, así que hay algo que quiero preguntarte.
Yui: Esa flor, no me la diste para que bajara la guardia, ¿o sí?
Subaru: ¿Ah? ¿Por qué haría eso?
Yui: Es que pensé que era raro que te tomaras esas molestias por el bien de alguien más.
Yui: Si no es molestia, ¿podrías decirme por qué lo hiciste?
Subaru: …
Yui: (¿Lo hizo solo porque quería beber mi sangre? Si ese fue el motivo, entonces me deprimiría bastante…)
Yui: (O tal vez estoy presente en algún recoveco de su memoria.)
Subaru: Pues, verás… ¡No fue por eso!
Yui: ¿Subaru-kun…?
Subaru: Yo no usaría un truco tan sucio para succionar tu sangre.
Subaru: No tengo intenciones de engañarte. Aunque es probable que no me creas.
Te creo♙
Quiero creerte♟
Te creo:
Yui: Te equivocas. Sí te creo.
Subaru: ¿No eres demasiado comprensiva? Duda, aunque sea un poco.
Yui: …Es que no pareces estar mintiendo.
Yui: Estuviste de mal humor todo el día porque no aprobabas esa fiesta de bienvenida, ¿no?
Yui: Porque sabías que los demás intentaban nutrirme con tal de succionar mi sangre.
Subaru: …No lo sabía.
Yui: (Esa reacción, estoy segura de que lo sabía…)
Quiero creerte:
Yui: Quiero creerte.
Subaru: “Quiero creerte”. Eso significa que dudas de mí.
Yui: ¡No! No me refiero a eso…
Yui: Es que cuando me paro a pensarlo solo recuerdo que estuviste de mal humor todo el tiempo…
Yui: ¿Pero acaso estabas enojado durante la fiesta porque sabías que todos intentaban mejorar el sabor de mi sangre?
Subaru: …Te tardaste en notarlo.
Yui: (Esa reacción, parece que realmente fue por eso…)
Fin de las opciones
Yui: …Gracias Subaru-kun.
Subaru: No hice nada que debas agradecer.
Yui: Me sorprendí al saber con qué intenciones me hicieron esa fiesta de bienvenida…
Yui: Pero la flor que me diste no tenía segundas intenciones, me la regalaste porque estabas preocupado por mí.
Subaru: …Tsk.
Subaru: ¿No te estás alegrando demasiado por un detalle minúsculo?
Yui: ¿Tú crees? Pero es que me hizo realmente feliz.
Subaru: …Yo también succioné tu sangre a la fuerza hace poco.
Subaru: Y… me arrepiento.
Yui: Subaru-kun…
Subaru: Aquella vez estaba molesto tras ver a Carla succionar tu sangre.
Subaru: Y no solo Carla. Al ver que los otros iban tras de ti, que te tocaban.
Subaru: No sé por qué, pero me sacaba de quicio.
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Subaru: Siempre ha sido así. No sé por qué, pero me molesta ver que alguien más te toque.
Yui: Subaru-kun, eso…
Subaru: Sé que es una molestia para ti…
Yui: …No lo es.
Yui: Porque eso prueba lo mucho que te preocupas por mí.
Yui: (Se supone que ha olvidado que es mi novio, ¿acaso sus sentimientos por mí siguen existiendo en alguna parte de su corazón?)
Yui: (De ser así, me hace muy feliz.)
Subaru: ¿Por qué estás tan feliz?
Subaru: ¡Es por eso que te digo que bajas demasiado la guardia!
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Yui: ¡S-Subaru-kun…!
Subaru: ¿Sabes…? Debes ser más precavida. No dejes que los hombres se la pasen tocándote.
[Si tocas las flores:
Cabeza de Yui: Tsk… ¿Por qué no dejo de enojarme? No entiendo, deberías darme igual… Entonces, ¿por qué…? Hombro de Subaru: ¿Qué tal? No puedes moverte luego de que te derribé… Podría succionar tu sangre hasta que te desmayes.]
Subaru: Tú… eres una humana y también, una mujer. Si te atrapan como lo hice ahora no podrás huir fácilmente.
Yui: Ah…
Yui: (¡El aliento de Subaru-kun rebota en mi nuca…!)
Subaru: Si quisiera podría succionar fácilmente tu sangre.
Subaru: Oye, ¿no te asusta?
Yui: …No, no me asusta.
Subaru: ¿Ah? ¿Qué… estás diciendo…?
Yui: Si eres tú, entonces no me asusta.
Subaru: ¿Qué…?
Subaru: ¡Oye! ¡¿Acaso no entenderás a menos que te clave mis colmillos?!
Yui: Pero es que no me asustas, lo digo en serio.
Subaru: …Entonces te daré una lección. Aprende con tu cuerpo lo aterrador que puedo ser… Aah, nn.
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Yui: Aah…
Yui: (¡Los colmillos de Subaru-kun se incrustan en mi cuello…! Está succionando mi sangre…)
Subaru: …Nn… Nn.
Yui: (…Pero como pensé, no me asusta.)
Yui: (Estaba asustada cuando llegué a este lugar.)
Yui: (Pero incluso si Subaru-kun intenta succionar mi sangre con brusquedad.)
Yui: (En realidad puedo sentir su preocupación y sé que está siendo suave conmigo.)
Subaru: …Nnn… Nn… Aah. ¿Qué tal? ¿Aprendiste la lección?
Yui: Sí, entendí que no me das ni un poco de miedo…
Yui: (En vez de asustarme, él solo consigue aliviarme…)
Yui: (Lo sabía, yo de verdad amo a Subaru-kun…)
Yui: ¿Sabes? Parece que no me molesta darte mi sangre.
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Subaru: Tsk… ¿Qué estás diciendo? Eres realmente tonta.
Subaru: Solo te estás dejando llevar porque sientes placer cuando succiono tu sangre.
Subaru: …Por eso, deja de decir esas cosas.
Yui: Te equivocas, no es solo por eso…
Subaru: …Uuh…
Yui: ¿…Eh? ¿Qué sucede Subaru-kun?
Subaru: Ah, no… No es nada.
Yui: ¿Seguro? Estás sosteniendo tu cabeza… Y te ves enfermo. No te esfuerces demasiado, Subaru-kun.
Subaru: …
Yui: (Lo abracé sin pensar y me asusté de que pudiera rechazarme…)
Yui: (Pero parece que no le molesta. Incluso se está dejando consentir y enterró su rostro en mi pecho.)
Monólogo:
“Subaru-kun me confió su cuerpo.
Se siente como si confiara en mí y eso me hizo feliz.
Puede que solo sea por este momento, pero pareciera que hemos vuelto a ser la pareja de siempre.
Espero que cuando Subaru-kun recupere sus memorias podamos volver a tener la misma relación de antes—.
Abracé a Subaru-kun mientras rezaba por aquel deseo.”
[Capítulo 6]
[Masterpost]
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rubywolffxxx · 28 days ago
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Final A (Bjorn x Lectora)
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Masterlist de mi autoría
Primer final del shot Demasiado tarde.
Nota: +18.
Sinopsis: después de semanas de haber sido rechazado y botado, Bjorn mantuvo la distancia. Se había decidido a hacer bien las cosas, ganaría de nuevo el cariño que no supo apreciar en un primer momento.
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Era jueves por la tarde-noche, y había comenzado a refrescar cuando Navarro llegó a su hogar. Bjorn la recibió en la sala, ya con la cena a medio hacer.
—Estaba por salir a buscarte, no avisaste que saldrias.—Bjorn revolvía aquella salsa vagamente.
—Rain y ____ estaban intentando arreglar el temblor de Andy, y yo me quedé de colada para tomar café. Por cierto, me acordé de ti y te traje esto.—Bjorn volteó a mirar lo que su hermana dejó en la mesa antes de sentarse en el sofá. Era un frasquito con algo de café molido.
—... Hubieses traído uno ya hecho por ella.—siguió revolviendo la comida—. ____ lo prepara rico...—
Navarro lo miró preocupada, pues ya era demasiado el tiempo que su hermano llevaba desganado por todo aquello. Creía que se olvidaría rápido del asunto, que no tardaría en encontrarse a otra chica para pasar el rato. Pero no. Bjorn quería a ____.
—... ¿Tanto la extrañas?—el chico no respondió—. Deberías... Intentar hablar con ella.—
—Ya lo hice ¿Recuerdas? Y me mandó al diablo.—apagó la cocina, mirando a su hermana algo ansioso—. Ya no la veo en el trabajo, y-y en el comedor me ignora. Cambió sus horarios para que no nos crucemos, pero la veo a veces en la oficina y ni así voltea a mirarme. Pero si lo hiciera ¿Qué cara pongo? Parezco imbécil.—
—... Algo me dice que venías aguantando esa frustración hace rato ¿No?—
Bjorn se tumbó junto a su hermana en el sofá, recostando la cabeza en su hombro.
—De verdad... Quiero volver a verla.—
—Pues inténtalo.—Bjorn suspiró con pesadez—... Yo puedo preguntarle sobre ti, si tal vez sigue muy enojada o solo un poco.—
—¿Harías eso por mi?—
—Solo eso, más no. Ya te dije que no quiero que se enoje conmigo.—Bjorn acarició su cabeza, dejando un beso en su coronilla
—Te adoro, pelona.—
—Ay, ya. Termina de cocinar eso. Iré por la bebida.—
La tarde siguiente, ____ y Rain seguían trabajando con Andy. Y ese momento fue el que Navarro eligió para preguntar sobre Bjorn. Tuvo una idea que catalogó como "brillante".
—Oye, ____.—la chica la miró—. ¿Haces algo el viernes? Tenía pensado hacer una pijamada con Rain y Kay.—
—No. No hago nada y suena divertido... ¿Quieren venir todas a casa después del trabajo?—
—Oh, pensaba hacerlo en casa... ¿Aún estás enojada con Bjorn? Puedo decirle que se largue al diablo.—
—Oh, no es eso... Es solo que pensé que podríamos hacerlo aquí. Ya sabes, es más espacioso.—
—O sea que no te molesta Bjorn.—____ la miró enseguida.
—... Él te pidió que me preguntaras ¿No?—se levantó de la mesa, pero Navarro no tardó en aferrarse a su brazo.
—Sé que estás enojada con él, y tienes una razón más que válida.—Navarro se apresuró a excusarse—. Pero es deprimente para mi verlo de esa forma... Por favor, al menos dile "hola" cada tanto. Es como esa hadita de las pelis viejas que vimos la otra vez... Se muere sin atención.—
____ imaginó a Bjorn como la pequeña Campanita, recordando cómo lo ignoraba las pocas veces que se cruzaban por la colonia. Y no pudo evitar sonreír.
—Bien, Nav. Prometo no ignorarlo... No tanto.—
—Gracias... ¿Lo invitamos a cenar?—
Bjorn apenas había llegado de las minas hace unos minutos cuando Navarro apareció en la puerta de su departamento. La habría regañado por no haber descongelado el pollo para la cena, pero entonces notó a la chica a espaldas de su hermana, y las palabras se atoraron en su garganta.
—____... Hola... Yo... Hola.—sonrió embobado—. Hola...—
—Hola, Bjorn.—curvó apenas sus labios por un segundo antes de tornarse neutral de nuevo.
—¿Ya te duchaste?—Navarro entró sin más al lugar, tomando su juego de cartas de un cajón y lanzándolo sobre la mesa junto a una chaqueta—. Cenaremos en lo de ____. Así que alístate.—
Navarro desapareció de la sala, dejando al par en la entrada. Bjorn no sabía qué hacer. No esperaba nada de aquello.
—¿Cena?—
—Asi es.—
—... ¿Estoy invitado?—
—Si te duchaste, si.—
—Si lo hice...—miró a la mujer que se sentaba finalmente en la pequeña mesita del lugar.
—Es jueves, te tocaba transporte ¿No?—____ tomó las cartas—. Siempre terminabas lleno de ollin.—
—Si, eh... Es cierto.—se removió en el lugar—. Veo que lo recuerdas.—
—¿Cómo no hacerlo? Era una pesadilla hacer que te bañaras.—lo miró de forma fugaz—. Veo que ya no eres un vago mugroso de ollin.—
—... Bañadito me veo más bonito ¿No?—la chica sonrió sin mirarlo, recordando que solía decirle aquello tras la complicada misión de hacer que se duchara.
Navarro no tardó en aparecer con algunas mantas y los tres volvieron a la casa de ____. No sin antes pasar por Tyler en el camino.
Ya era algo tarde cuando el grupo de jóvenes finalmente terminó de cenar. Y tras acomodarse por toda la sala, ____ preparó el proyector para ver una película. Kay y Navarro eran las únicas atentas a la pelicula de hadas animadas, mientras que Rain y Tyler intentaban enseñarle a Andy cómo jugar al póker. Por su parte, ____ terminaba de lavar los platos.
—¿Necesitas ayuda?—Bjorn se acercó nervioso, parándose junto a ella frente al lavamanos.
—No no, ve con los demás. Termino con esto y veremos el postre.—____ enjuagó unos vasos, acomodándolos en el escurridor—. Tengo algo de fruta en la alacena... O té de manzanilla.—
—... ¿Puedo pedir un café?—Bjorn la vio sonreír, y esta vez fue una sonrisa más sincera que la de horas antes.
—Claro, Bjorn. Lo que quieras.—
Quiero que vuelvas a quererme. Pensó para sus adentros.
—¿Pudiste arreglar lo de la calefacción?—desvió su atención al respiradero sobre sus cabezas—. No se escucha nada.—
—Eso es porque aún no funciona.—siguió acomodando trastes en el escurridor—. Tal parece que se rompió el filtro de carbono por absorber demasiado polvillo externo. Tengo que cambiarlo pero no consigo un repuesto.—
—¿Hablas de esa cosita cuadrada con un papel duro encastrado como tapa?—la chica asintió—. Tengo de esos en casa, reparamos algunos la semana pasada en las oficinas y me traje los que sobraron.—
—¿Robas insumos de la empresa?—
—Los tomo prestados sin intención de devolverlos.—sonrió algo más relajado, notando que ____ lo hacía también—. Si quieres podemos echarle un vistazo ahora. Hará frío en la noche, y si vamos a dormir en la sala nos vendría bien la calefacción.—
—Es tarde, Bjorn. Y tu casa queda lejos.—
—Iré yo, no te preocupes.—sonaba más emocionado, pues veía esa pequeña acción como un buen inicio para su misión de "recomponer la relación"—. Puedo ir en tu bicicleta, aún la tienes ¿No?—
—No pienso dejar que uses mi bici, la última vez pisaste un pozo enorme y la destruiste. Me costó horrores encontrar refacciones...—____ miró hacia la sala, con intenciones de pedirle a Tyler que lo acompañara. Pero el chico estaba tan distraído con Rain que le pareció desafortunado molestarlo—... Yo manejo.—
—No puedes ir sola.—
—¿No vendrás conmigo?—
—¡Por supuesto, si!—enseguida se emocionó, haciendo que ____ riera bajito.
—¡Nav, pon la tetera! Volveremos enseguida.—
Durante todo el viaje hasta la casa, ni ____ ni Bjorn hablaron.
La mujer siguió reacia a la idea de que el chico manejara su bicicleta, asi que fue ella quien lo hizo. Bjorn iba sentado detrás, aferrándose con cierta torpeza a la cintura de ____. Si fuera por él, rodearía su cintura con necesidad, intentando sentirla lo más cerca posible. Pero sabía que eso sería un movimiento estúpido de su parte. Debía comportarse, no ser un idiota. Asi que simplemente se limitó a posar sus manos apenas en su cintura, lo justo y necesario para no caerse. Podría haberse sujetado de las manijas a ambos lados del asiento, pero tampoco era tan tonto. Aprovecharía aunque sea un poquito la situación.
Al llegar, Bjorn bajó primero. Y mientras ____ acomodaba la bicicleta junto a la entrada, el chico entraba a la casa apresurado, intentando hacer memoria de dónde había dejado las refacciones.
—No puede ser ¿Ordenaste tu cuarto?—la chica entró detrás de Bjorn al pequeño lugar, sonriendo con cierta burla al ver que estaba decente.
—Intento mejorar de a poco... Tener el cuarto ordenado es un buen inicio ¿No crees?—Bjorn dijo aquello sin mucho interés, y no notó que la chica se sorprendió un poco.
Mientras Bjorn hurgaba en unos casilleros de su armario, ____ miraba vagamente el lugar. La verdad era que no había ido mucho a la casa de Bjorn antes. Solían reunirse en casa de ella, asi que el cuarto de Bjorn no era algo que veía seguido. Fue por eso que se sorprendió al ver que, en el respaldar de la cama, habían algunos de sus broches para el cabello. Tomó uno, el lila de mariposa, mirándolo con sorpresa.
—Aqui, bingo.—Bjorn alzó el filtro emocionado, volteando hacia ____. Solo entonces notó lo que la chica estaba haciendo—. Oh, eso... Tú me lo diste aquella vez ¿Recuerdas?—
—Dije que sería un recuerdo de nuestra primera cita... ¿Por qué lo conservaste? Creí que te pareció una cursileria.—
—Sé que me vivía quejando de tu mania de acumular chucherias para el cabello, pero los broches y moños... Siempre te quedaron bonitos.—rascó su nariz apenado—. Yo conservé todos los que dejabas olvidados aquí... Y los que me regalabas con cada cita.—
—No pensé que te importaba.—
—Lo hacía, lo hace... tardé en entenderlo.—carraspeó apenas—. Cómo sea, ya tengo las refacciones. Volvamos a tu casa y lo arreglaremos en-
Las manos de ____ no tardaron en atrapar el rostro de Bjorn, uniendo sus labios en un desesperado beso. Bjorn enseguida se fundió en ese gesto. Pero cuando sus piernas se apresuraron en moverse y arrinconar a la chica contra la puerta de su cuarto, tuvo un destello de lucidez. ____ se extrañó al ver que la rechazaba con gentileza, alejándola enseguida.
—¿Qué sucede?—sintió como Bjorn presionaba apenas sus muñecas, bajando la mirada—. ¿No quieres?—
—No quiero... Que pienses que solo quiero esto de ti.—sacudió apenas la cabeza antes de alejarse del todo y tomar el filtro del suelo—. Solo... Volvamos a tu casa.—
—Si no quieres esto ¿Qué quieres?—
—Todo, ____.—la miró finalmente—. Quiero todo de ti, no solo compartir una cama por un rato. Todo lo que puedas darme, lo que pueda tomar... Quiero hacer las cosas bien... ¿Volvemos ya? El beso no fue buena idea... Déjame ir al baño antes de irnos.—
____ tomó sus mejillas nuevamente, esta vez más relajada. Bjorn tomó sus muñecas, más no la separó. Solo se limitó a tocarlas, recordando lo mucho que adoraba sentir la suavidad de su piel.
—Yo te di todo... Y tú no lo quisiste.—
—Sabes que soy un idiota lento, tardé en entender que lo quería.—la chica miró fugazmente sus labios, y Bjorn se removió ansioso—. De verdad, necesito ir al baño.—
—Eres un idiota.—____ lo besó, y esta vez Bjorn no la apartó.
La abstinencia del cuerpo ajeno hicieron que las caricias fueran desesperadas, agresivas. Querían en solo unos segundos saciar esa distancia que habían tenido en esas semanas. Querían sentirse, recordarse. Y lo lograron enseguida.
Las manos de Bjorn recorrían la cintura de la mujer con necesidad, subiendo en un segundo su camiseta y lanzándola a algún lado del cuarto.
—Ah, mis buenas amigas...—Acunó el par de pechos entre sus manos—. A ustedes las extrañé mucho... Si...—
____ lo empujó apenas, indicándole que se sentara en la cama. No tardó en sentarse sobre sus piernas, aferrándose a su cabello al sentir como Bjorn besaba y lamía sus pechos, repartiendo besitos cada tanto mientras los mordisqueaba apenas. La mujer gimió con aquello, y buscando generar fricción, hizo un leve vaivén contra la entrepierna de Bjorn.
—De verdad, ____...—gimió contra su cuello al sentir las manos de la mujer deslizarse por sus laterales, levantando su camiseta y sacándola por encima—. Quiero volver a tenerte así... Todos los días.—sus manos se aferraron a las mejillas ajenas, mirándola con fascinación.
—¿Y si te digo que no?—la chica sonrió al ver la desesperación en su rostro.
—Bueno... Ya no me alcanzará con ir al baño un momento.—____ rió, volviendo a besarlo.
—Una oportunidad.—apoyó su frente en la de Bjorn, sonriendo al sentir que el chico buscaba estar aún más cerca—. Solo una más...—
—Es más que suficiente.—Bjorn volvió a besarla, esta vez tumbándola en la cama—. No te arrepentirás, seré el mejor novio de todo el maldito Jackson.—comenzó a bajar por su cuello, dejando un camino de besos hasta sus pechos—. Espero que no te arrepientas porque no podrás volver a sacarme de tu lado.—subió hasta su rostro, sonriendo en cuanto la mujer lo besó.
—Tú no seas el que se arrepienta.—Bjorn tensó la mandíbula al sentir la mano de la mujer deslizarse por su pecho, descendiendo poco a poco hasta el borde de su pantalón—. Porque yo también quiero todo de ti, Bjorn...—
El pantalón del joven no tardó en terminar en el suelo junto al de ____, y los besos volvieron a quitarles el aliento.
Las piernas de la mujer se abrieron al sentir que Bjorn se aferraba a sus muslos y la acercaba aún más a él, y enseguida rodearon su cintura. Bjorn se inclinó sobre la mujer sin aplastarla, besándola una vez más antes de tomar su miembro y alinearlo con la entrada de ____.
—¿Qué estás esperando, Bjorn?—el chico sonrió apenas.
—A que lo pidas, cariño.—comenzó a penetrarla lentamente, sintiendo como la calidez de la mujer lo rodeaba. Se sentía tan maravilloso como lo recordaba, y ver como el rostro de ____ transmitía lo bien que se sentía... Bjorn no tardó en emocionarse. Aceleró las embestidas, hundiendo el rostro en el cuello de la mujer. La respiración húmeda y caliente de Bjorn sobre su piel hacía que ____ se perdiera aún más, aferrándose con desesperación a la espalda de Bjorn. De seguro dejaría marcas en su piel.
—Bjorn...—____ presionó sus piernas alrededor de su cintura aún más, y sus manos subieron una vez más a su cabello.
—Lo sé, cariño...—mordisqueó su cuello, dejando una rojiza marca que se quedaría ahí por días—. Suéltalo todo para mi ¿Si?—dejó un besito sobre la reciente marca. Y eso fue suficiente para que ____ alcanzara el climax. Las paredes de la mujer se contrajeron sobre el miembro de Bjorn, quien no tardó en acompañarla también, llenándola de su semen por completo. Se desplomó a su lado enseguida, saliendo de su interior. Se aferró a su cintura, dejando un último beso en su mandíbula.
—¿Crees que nos ausentamos mucho tiempo?—____ sonrió al sentir que Bjorn hundía el rostro en su cuello, mordisqueando más su piel—. Deja de hacer eso.—
—Es una marca, para que los otros mineros sepan que tienes novio.—sonrió de solo pensarlo—. ¿Me das una marca de territorio a mi también? Asi presumo que tengo una novia.—
—¿Tienes una?—Bjorn se separó enseguida, mirandola con una fingida molestia.
—Tengo, sí. Una muy linda. La más linda.—se subió sobre ella, haciéndola reír. Repartió besos por todo su rostro, dejando uno más extenso sobre sus labios.
____ tomó sus mejillas al romper el beso, mirándolo divertida antes de besar su cuello. Le hizo un pequeño chupón, pues la idea de morderlo no le pareció muy divertida.
—Listo, eres mío ahora.—Bjorn sonrió enseguida, volviendo a besarla.
—Mierda... Me puse duro de nuevo.—sus manos volvieron a acariciar el cuerpo ajeno con urgencia—. ¿Nos quedamos aquí? Ya no necesitamos arreglar la calefacción.—
—¿Dónde están? Ya pasó mucho tiempo.—Kay miraba preocupada a su hermano, quien se frustraba por tercera vez al ser derrotado por Andy en las cartas.
—Algo me dice que ya no volverán.—Navarro miró a Rain, quien sonreía con cierta complicidad—. No te preocupes, estarán bien... parece que Bjorn hizo bien las cosas al final.—
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nadiuu · 4 months ago
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I needed to draw this scene from a fic I'm writing because it keeps replaying in my head and won't let me move forward with the story. They're adorable, and I CAN’TTTT
To give you some context: It's been a few months since Mello arrived at Wammy's House. The trauma he carries with him keeps him awake at night. He still doesn't speak English well. Despite everything, he has managed to position himself as number 1 to succeed L (Near hasn't arrived yet), and at times he still behaves like a sweet and happy child.
Matt is completely confused. He's starting to question his sexuality before even reaching puberty. The only thing he's certain of is that Mello is ✨beautiful✨
An excerpt (in Spanish, sorry ;w;) below the cut:
—¿Se reían de tu pelo? —Mello parecía verdaderamente sorprendido. Él sólo asintió lentamente, algo avergonzado—. ¿Por qué?
—No lo sé. Los abusones no dan explicaciones. Es bastante normal que se burlen de los pelirrojos. Súmale mi nombre, el hecho de que sea zurdo… Soy rarito.
—No lo eres.
Una de aquellas manos traviesas, las mismas que minutos atrás querían golpearlo entre risas, jugando, se alzó entonces del suelo con delicadeza y fue a posarse sobre su cabello. Mello no era muy dado a compartir gestos tiernos, por eso le sorprendió tanto a Matt; de nuevo lo dejó perplejo, conteniendo el aliento, inmóvil.
Le estaba acariciando el pelo.
—Tu pelo es bonito —musitó Mello, absorto en la acción—. Yo nunca visto un color así.
El vuelco que sintió Matt en su interior fue indescriptible. En la boca de su estómago se agitaban un millón de nervios que le secaron los labios y lo hicieron aferrarse al pantalón del pijama en un intento por disimular el temblor de manos.
Si Dios existía, que le perdonara por sentir lo que sentía con aquel niño.
—A mí me gusta —siguió diciendo Mello, y después dirigió la mano hacia su cara y lo tomó de la mejilla para acariciarle con el pulgar—. Tienes pjegice.
—Pecas —dedujo Matt.
—Hm, eso, pecas. Eres bonito.
—Guapo —lo corrigió, hecho un amasijo de nervios.
Los niños eran guapos, no bonitos.
Los niños no se decían esas cosas entre sí.
—Se reían de ti porque no tenían tu pelo pelirrojo ni tus picas.
—Pecas.
Por fin lo soltó.
—Eso, pecas. —La sonrisa que Mello le dedicó fue la más cálida que le había visto hasta el momento—. Te tenían envidia. Mi madre decía que si alguien se reía de mí era porque me tenía envidia. Porque no tenía mi pelo bonito ni mis ojos bonitos.
Que un niño utilizara tanto la palabra “bonito” era peculiar. Que tuviera un gesto tan cariñoso con otro niño también lo era. Era poco “masculino”. No era lo que se esperaba de ellos. Las acciones y el aspecto de Mello no se correspondían con su género, y a Matt le inquietaba verse arrastrado por él de aquella forma.
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sheepindevildom · 5 months ago
Text
¿A quien amas?
Personajes: Beelzebub, Lucifer y Solomon x F!MC
Advertencias: Smut, doble penetración, oral, sobreestimulacion, mordidas, negación del orgasmo.
Resumen: ¿Que es amor? Cuando una persona comparte los mismos sentimientos que tú, pero que pasa si más de una persona te ama, te vuelves el deseo profundo de ese alguien y tu corazón no es capaz de escoger.
Notas: (...) se usa como referencia para añadir al lector. Y demasiado largo.
Pedido hecho por @bl00dylust (perdón el retraso)
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El camino hacia la escuela en su mayoría lo hacía acompañada de uno de los hermanos, en este caso Beel era quien iba a su lado, a menudo llevaba bocadillos consigo, pero hoy se veía bastante pensativo, algo inusual en él.
—Beel, ¿estás bien? —al escuchar su nombre giró su mirada hacia ti.
—Mmm —trataste de averiguar en su mirada que era lo que le tenía tan pensativo, pero nada, no había nada que pudiera indicar algo. —Si, (...), estoy bien, no tienes que preocuparte de nada—. Claramente si tenía algo, pero no creía que fuera algo malo.
—Esta bien, si tú dices que lo estás, entonces está todo bien.
Continuaban su camino en silencio, no era incómodo, pero había algo que se podía sentir entre ellos, Beel de vez en cuando desviaba sus ojos hacia ella, en como caminaba, en los movimientos de sus manos, las veces que sus labios se entre abrían ligeramente al suspirar e incluso en como sus piernas se tocaban ligeramente, Beel lo veía todo, como si ella fuera una presa.
Para (...) situaciones así no eran extrañas, pero siempre le daban un pequeña sensación de algo, quizás algo intuitivo, como esas veces en la que sentía que alguno de los hermanos la miraba, o cuando la evitaban porque ellos mismo sabían que no podrían controlarse, Beel estaba extraño, pero no entendía de qué manera, aunque podía sentir que no era algo malo.
—Bueno, creo que ya llegamos, ¿que clase tienes ahorita? —preguntaste mientras colocabas tu mochila al frente para buscar algo dentro de ella. Beel siguió cada movimiento tuyo con su mirada, tus manos eran tan pequeñas en comparación a las de él, y sus muñecas parecían tan frágiles.
—¿Beel? —te escuchó repetir su nombre, y con eso pareció volver a sus sentidos.
—Historia demonologica —respondió con pocos ánimos, sin duda era su clase menos favorita. Le sonreíste al ver cómo su expresión había cambiado, parecía ser el de siempre.
—Tranquilo, si necesitas ayuda, puedes pedírmelo —le respondiste con una sonrisa que él te regresó, sí, Beel lo sabía, eras demasiado buena, como acto involuntario se agachó hasta tu altura y depositó un beso en tu mejilla, no te sorprendió tanto, pero quizás con la delicadeza con la que lo hizo, si. Lo miraste un poco avergonzada, y de inmediato apartaste tu mirada.
—Bueno, hay que apresurarnos, nos vemos después de clases —dijiste, y sin esperar a que te respondiera de vuelta, corriste hasta tu salón. Beel solo se quedó ahí de pie sonriendo.
Pero a lo lejos, alguien había presenciado todo lo ocurrido.
•••
La clase había parecido durar demasiado, o eso habías sentido, pues te la pasaste pensativa sobre lo ocurrido, aquellos actos de los hermanos eran normales, bastante normales para ti, el poco respeto hacia tu espacio personal era normal, e incluso te habías rendido en decirles que te dejaran respirar un poco cuando llegaban a ti, exceptuando de algunos hermanos.
—¿Estás bien? —como un dejá vu escuchas la misma pregunta que le habías hecho a Beel, pero está vez viniendo de Solomon hacia ti.
—Si, si, estoy bien, solo estaba algo distraída —te excusas, pero él sabe que no es así, él a diferencia de ti, si podía decir que era bastante intuitivo.
—Sabes que puedes pedirme ayuda en lo que sea —toca la coronilla de tu cabeza y como acto seguido lleva su mano hasta tu barbilla—. Puedes contar conmigo —tan cerca, tan ligeramente cerca de tus labios pronuncia esas palabras, nuevamente sientes el mismo nerviosismo que sentiste como con Beel.
—Si, lo sé —dices apresuradamente y terminas de meter todo en tu mochila—. Debo ir a mi siguiente clase, nos vemos.
No esperas a que Solomon te responda, y sales del aula, el joven mago se queda mirando, la sensación que provocas en él lo volvía loco, tanto que no podía controlarse.
Cuando sales del salón avanzas algunos metros antes de dar vuelta en una esquina y chocar contra alguien, aunque por fortuna te sostiene antes de que pudieras caer o algo parecido.
—(...) debes tener más cuidado cuando caminas —uh oh, es la voz de Lucifer, parecía que el día había conspirado para ponerla en situaciones donde se sintiera tan avergonzada.
—Si, lo siento, es solo que he estado algo distraída —te excusas, levantas la mirada hasta él y puedes ver cómo enmarca una ceja mientras te sonríe. Cuando quieres retroceder te das cuenta que aún no te había soltado.
—¿Y que te ha hecho estar tan distraída? —pregunta a la vez que la presión de su brazo con tu cintura aumenta ligeramente— ¿Acaso tiene que ver con algo que te pasó está mañana?
Esas últimas palabras hicieron que tú corazón se volcara con una extraña sensación, ¿acaso él le estuvo viendo? ¿Y por qué? ¿Fue mera casualidad o fue por otra razón?
—No, no... —respondes nerviosa y como puedes, lo apartas de ti sin ser tan brusca, no eres capaz de levantar la mirada, pero tratas de alguna manera, darle una explicación—. Son por las clases, parece que se están volviendo algo difíciles, así que es eso —esperas a que diga algo, teniendo la pequeña esperanza de que te crea.
—Entiendo —sus ojos te miran fijamente, esperando que levantes la mirada, pero no lo haces—. Si necesitas ayuda en algo, llámame, vendré hasta ti —menciona, y con eso dicho, se retira, dejándote sola en el pasillo.
Nuevamente esa sensación, ese nerviosismo, la manera en que tu pecho sobresaltaba ante la cercanía de otro, aún cuando estuviste conviviendo con los demás, lo que sentías cuando ellos se acercaban a ti era extraño, Beel, Solomon y Lucifer, los tres te hacían sentir tan nerviosa.
Sientes que tu mundo se hace un poco pequeño ante ese pensamiento, y no puedes evitar preguntarte, ¿Y si ellos llegan a sentir lo mismo? Aunque igual te preguntabas si eso es posible, era bastante ambicioso de tu parte creer que ellos tres pudieran amarte, pero de ser así, ¿a quien amas? ¿A quien de los tres podría amar?
No lo sabías, y a su vez, temías saberlo.
•••
Después de ese día, los demás se habían vuelto similares, cada vez que te encontrabas con alguno de ellos podías sentirte nervioso incluso avergonzada, y querías evitarlo lo más posible, las veces que ibas a tu habitación y no querías salir solo por el hecho de toparte con Beel o Lucifer, al menos respirabas un poco de Solomon, pero aún así, el pensamiento seguía ahí, al igual que las sutiles señales.
Cuando Beel se acercaba a ti, la manera en que olía tu cuello, o las pequeñas mordidas que dejaba en ti. Cuando te encontrabas con Lucifer, su aura pareciera volverse un poco más intimidante, se volvía más atento a ti e incluso se acercaba más físicamente, y Solomon, al estar junto en la mayoría de clases, era tener su pierna jugueteando con la tuya, juntar sus manos o tener su mirada sobre ti, esas señales de que ellos querían tener algo contigo.
No podías más, necesitabas saber, no querías crear falsas ilusiones y quedar más avergonzada, pero al menos al preguntar, podrías quitarte un peso de encima, una decisión quizás demasiado valiente y directa de tu parte.
Y quería de alguna forma afrontar eso, ya que los demás hermanos parecían darse cuenta que algo le pasaba.
"Debemos hablar, nos vemos en la oficina de Lucifer"
Un mensaje breve y conciso, le das enviar y le llega a cada destinatario. Sales antes de la clase con la excusa de que te habían llamado desde antes, y esperas un poco, no deseas toparte con Beel o Solomon durante el trayecto.
Cuando crees que paso el tiempo justo, llegas directo a la oficina, al momento en que te escuchan llegar sus miradas van directo hasta a ti, Lucifer está sentado detrás de su escritorio, Beel está sentado sobre el sofá que está en la oficina y Solomon está de pie recostado sobre la pared.
—(...), al fin llegas —la voz de Lucifer es suave, pero autoritaria—. Dime, ¿de que querías hablar?
Tu valentía se desmorona, te sientes nerviosa e incluso acalorada por la situación, sientes que las palabras están atoradas en tu garganta, te tomas unos segundos y respiras profundamente, das varios pasos y estando en medio de ellos, sin pensarlo mucho, preguntas.
—¿Alguno de ustedes siente algo por mi?
Los miras, ellos te regresan la mirada, después se miran entre ellos y de ahí escuchas, ligeras risas, lo sabías, era demasiado tonto preguntar y bastante arrogante de tu parte.
—Fue algo que también me pregunté —el primero en responder es Solomon, lo miras inquieta—. No soy tonto, de vez en cuando veía como se comportaban a tu alrededor.
—Lo mismo digo —le sigue Lucifer—, en más de una ocasión llegué a verlos juntos, la verdad, no me importaba que estuviera Beel de por medio, pero a quien no aceptaba era a él —señala a Solomon quien le regresa una sonrisa, entonces piensas que esa vez que Lucifer te pregunto aquello era porque te había visto junto a Beel.
—Aunque nunca llegué a verlo, podía olerlo, las veces que estuvieron cerca de ti y como habías reaccionado —dice Beel, ves que se levanta y se acerca hasta ti—. Justo como ahora —se acerca y huele tu cuello. Te quedas quieta.
Y tiene razón, cada vez que él se había acercado a olfatear tu cuello, siempre había sido después de tener un encuentro con cualquiera de los otros dos.
—Asi que podríamos decir que si, que quizás los tres estemos interesados en ti, pero ¿que hay de ti (...)? —Solomon te mira, no sabes que responder, el hecho de que tuvieras a Beel cerca de ti, tampoco te ayudaba a pensar bien y sin duda, tu cuerpo pareciera que estuviera calentándose por estar con ellos tres en un mismo lugar.
—Yo... No sé...
—¿No sabes o no quieres decirnos? —Lucifer se levanta de su lugar y rodea la mesa, cruzando los brazos sobre su pecho.
—¿O es que no puedes pensar con claridad? —Solomon parece que se burla de ti con esa sonrisa.
Y Beel sin decir nada rodea su brazo sobre tu cintura, pegando su cuerpo al tuyo, aspirando con fuerza tu olor.
Tragas saliva, te sientes más nerviosa, no puedes pensar con claridad, remojas tus labios una y otra vez intentando decir algo, pero nada sale, y entonces recuerdas, que alguien alguna vez lo menciono, que no solo el corazón es capaz de sentir, sino que tú cuerpo también, lo que sientas con ello, podría darte las respuestas.
—Yo... —un gemido suave sale de tus labios, Beel parece desesperado, su lengua roza en la curvatura de tu cuello—. Beel... espera un momen- Ah...
Te sostienes del brazo sobre tu cintura, evitando que tus piernas caigan.
—No te preocupes (...) —Solomon se acerca, escucha a Beel gruñir ligeramente pero aún así continua probando tu cuello, mordisqueando ligeramente—. Te ayudaremos a aclarar tus pensamientos —su voz se vuelve un poco oscura.
Escuchas el timbre dando por finalizadas las clases del día, y sabes que te quedarás sola, sola con ellos, y que quizás, terminaste ahí porque así lo querías o porque tal vez ellos lo querían así. Sea cual sea la respuesta, ya no había vuelta atrás.
Las manos de Solomon van hasta los botones de tu chaqueta, quitando uno tras otro mientras las manos de Beel comienzan a acariciar tu vientre por encima de la ropa, y Lucifer solo te mira, la vergüenza que sientes sobre ti misma al sentirte tan expuesta provoca algo sobre tu feminidad.
Escuchas como la chaqueta cae al suelo, y ahora son las manos de Beel que ayudan a quitar tu camisa, yendo primero por los botones de arriba, dejando ver tu sostén, sus labios aún se pasean en la curvatura de tu cuello, mordiendo y lamiendo, tu mano llega a su hombro, empuja do más cerca de ti, dándole más permiso para que deje sobre tu cuello toda marca que quiera, tu respiración se agita y puedes sentir como su mano llega hasta tu seno, lo toma ligeramente y aprieta, su otra mano sigue quitando los demás botones restantes.
Aunque tú atención está en Beel aún puedes sentir las manos de Solomon dirigiéndose hasta tus pies, retirando tus zapatos, de ahí sus manos comienzan a deslizarse hacia arriba sobre tus piernas, rozando con sus dedos sobre tu coño encima de la ropa, tomando con su otra mano tu rostro para besar tus labios, su aliento es cálido y mentolado, sientes como se desliza tu prenda inferior, quedando solo en ropa interior, complemente expuesta.
Escuchas la hebilla del cinturón de Beel, y puedes sentir su miembro duro detrás de ti, sus manos siguen jugueteando con tus senos, tomándolos por completo y apretando, torciendo tus pezones y jalando, eres un desastre sensible y caliente, gimes sin parar entre ambos, y aún así, tus ojos van hasta Lucifer, quien no se movió de su lugar, pero en cambio ves como sus ojos están fijos en ti, en tu cuerpo, en el calor que emana tu cuerpo.
—Ah... Beel... —gimes al sentir el miembro de él detrás de tu trasero.
Miras como Solomon se agacha hasta la altura de tu coño, sientes como sus dedos se deslizan en tu prenda ahora húmeda por tus propios fluidos y das un grito cuando sientes su lengua por encima de tu ropa interior.
—¡Solomon!
Él se ríe y continua con su hazaña, una de tus piernas termina sobre su hombro, puedes sentir como hace a un lado la prenda para que su lengua pueda explorar dentro de ti, tu mano va involuntariamente hasta su cabeza atrayendolo mas hacia ti, su lengua pasa entre los labios de tu coño, besando esa parte de ti, presionando más y más ese botón tan sensible en ti. Las manos de Beel no dejan de recorrer tus pechos y como su miembro se presiona detrás de ti, una de tus manos va hasta su miembro y comienzas a moverla de arriba a abajo, lo escuchas gemir cerca de tu oído, tu otra mano no deja de empujar la cabeza de Solomon sobre tu coño.
—No pa- Ah.... no pares (...) —la voz de Beel es tan necesitada y tú no haces más que obedecer, no dejas de mover tu mano dándole placer mientras él no para de apretar y acariciar tus senos. Tu otra mano se enrosca en el cabello de Solomon cuando te sientes tan cerca de llegar a tu primer orgasmo.
—No tienes idea de lo buena que sabes (...) —dice desde abajo sin dejar de lamer tu coño y llevar dos dedos suyos dentro de ti, lo sientes moverse por dentro, entrando y saliendo con lentitud y curvandose en tu interior.
Tus gemidos se vuelven más altos, ya no te sientes capaz de sostenerte por ti misma, solo sigues disfrutando de la manera en que ambos te llevan al placer, tanto que parece que olvidas que Lucifer sigue ahí, esperando pacientemente su momento, quien desde hace rato había desabrochado su pantalón y sacado su miembro, el placer que le provoca verte siendo tomada por Beelzebub y Solomon fue algo que no esperaba sentir, pero ver cómo tú cuerpo se dejaba llevar por ellos dos lo volvía loco. Su mano subía y bajaba, al mismo ritmo en que tú movías tu mano sobre el miembro de Beel y por cada vez que gemias al sentir la lengua de Solomon deslizarse sobre tu coño.
—Si... más... más... —cada vez mas cerca, te desesperas, presionas con más fuerza la cabeza de Solomon contra tu coño, escuchas como la voz de Beel aumenta, él también está cerca de llegar, así que tu mano no deja de moverse de arriba abajo hasta que por fin lo sientes y al mismo tiempo tú también, los labios de Solomon besan tu coño, tomando todo de ti y tú sientes todo el líquido de Beel caer sobre tu mano, con tus dedos tomas lo que puedes y lo llevas hasta tus labios.
—Beel —de nuevo la voz de Lucifer llama a su hermano, y está vez tú le miras, te sorprendes al ver qué las cosas de su escritorio no están, estabas tan concentrada en tu placer que no viste cuando todo fue quitado—. Traela hasta aquí, ya se preparó lo suficiente para recibir un poco más.
Obedeciendo a su hermano te lleva hasta arriba del escritorio, colocando tu cuerpo boca arriba y ahora puedes ver a los tres, tan deseosos de ti, Beel a tu derecha, Solomon a tu izquierda y Lucifer a tus pies.
—Es hora de divertirnos en serio (...) —susurra jalando tu pierna, llevando tu cuerpo más cerca de él, tu coño más cerca de su miembro—. Así podrás saber a quien de nosotros amas.
Dice para dar como terminada la conversación, y sientes como la punta de su pene entra poco a poco a tu coño palpitante, sigue ese mismo recorrido lento hasta entrar por completo en ti, enterrandose por completo, tu espalda se arquea contra la mesa, la mano de Solomon toma tu mano izquierda y la dirige hasta su miembro y en cambio Beel toma tu cabeza para acercarla más al borde de la mesa.
El ritmo de Lucifer comienza a aumentar, golpeando contra tu coño necesitado, tu mano se mueve sin dejar de masturbar el miembro de Solomon, y la punta del pene de Beel descansa en tu boca, tratando de acostumbrarte al grosor, no puedes evitar gemir y que tus movimientos sean erráticos, el placer que te provoca el golpeteo en tu coño no te deja controlarte o tener una mínima de estabilidad.
—Estas tan caliente aquí dentro (...)
Las manos de Lucifer sostienen tu cadera con fuerza, sin dejar de golpearte contra ti, yendo tan profundo y a un ritmo considerado, incluso puedes sentir como la mesa se mueve ligeramente, tus ojos se cierran con cada golpe que pega en el punto correcto dentro de ti, sientes como tus pechos se mueven de arriba a abajo, Beel que tenía su miembro en tu boca toma tu cabeza y empieza a empujar lentamente, sientes unas leves arcadas, pero resistes, tu mano parece apretar un poco más el miembro de Solomon y no la dejas de mover de arriba a abajo.
Beel sostiene bastante bien tu cabeza mientras folla tu garganta, golpeando su miembro dentro de tu boca, un grosor que te hace abrir demasiado tus labios para que pueda entrar bien en ti, recibiendo bastante bien cada golpeteo, un ritmo que poco a poco va aumentando como el que recibe tu coño, la pelvis de Lucifer no deja de pegar contra la tuya, sus gemidos y gruñidos que lanza lleno de satisfacción, de todas las veces que llegó a pensar en volverte suya este fue una que jamás se le cruzó por su cabeza, ver cómo tomas bastante bien su miembro en tu coño y como comes la de su hermano mientras te ocupas de masturbar a Solomon que no hace más que morder sus labios al sentir tus manos subir y bajar.
Lucifer toma tu pierna izquierda y la coloca sobre su hombro, acostando tu cuerpo de lado para entrar más profundo en ti, Solomon se mueve mas cerca de la mesa y ahora tu boca tiene la posición perfecta para tomar la velocidad y brutalidad de Beel al golpear su miembro dentro de tu garganta. La mesa cruje y se mueve con cada golpe, tus gemidos ahogados y tus ojos llorosos, el dolor y el placer que provoca estar en esa posición, con ellos en tal forma. Chocas contra la pelvis de Beel, tu mano agarrotada que no para de masturbar el miembro de Solomon, sintiendo las primeras gotas de su orgasmo, el hechicero se ríe, disfrutando del espectáculo sucio en que te estabas convirtiendo.
Unas estocadas más golpean contra tu garganta mientras tu cuerpo se mueve contra las caderas de Lucifer, la gran mano de Beel se posiciona detrás de tu cabeza y te sostienen pegada contra su pelvis, dejando dentro de tu garganta su miembro, sintiendo como su semen te ahoga, tratas de empujarlo un poco para que te deje respirar pero él no te deja y no tienes más opción que empezar a tragar todo con dificultad, un sabor amargo y espeso. Cuando por fin sientes tus labios libres y como duele tu garganta, no eres capaz de cerrar tus labios y solo dejas escapar los gemidos que provoca las estocadas de Lucifer contra tu coño, estás cerca de llegar, cierras tus ojos esperando tu orgasmo y gimes cuando Lucifer sale de ti.
—¿Que...? —estas perpleja, incluso podrías decir desilusionada— Luci- ¡AH!
Lucifer hace un gesto para que guardes silencio, golpeando con su pene sobre tu coño.
—Beel, ven aquí —llama a su hermano, Lucifer te carga, tu espalda está contra su pecho, puedes ver cómo Beel se acomoda sobre la mesa, posiciona cada pierna a los lados de la mesa y su miembro esta erecto, un grosor gordo que incluso te hace pensar aún como fue que entró en tu boca.
Solomon que mira todo, se encuentra indignado, él es quien más espera poder follar tu coño. —Si, claro, déjenme al final —resopla con molestia, aunque su voz suena algo juguetona.
Lucifer que parece burlarse de él se ríe, pero no sé dejará convencer con sus palabras, te lleva hasta el cuerpo de su hermano y ahora es Beel quien te sostiene y empuja su miembro dentro de tu coño que al contrario de su hermano entra de golpe en ti, un grito ahogado sale de tu garganta y sin esperar a que te acostumbres comienza a mover sus caderas, empujando de arriba a abajo, te sostienes con el pecho de Beel, rebotando una y otra vez tu trasero contra su pelvis, y de nuevo sintiendo cerca del orgasmo, Lucifer detiene a su hermano.
—Es hora de ver cómo tomas a ambos, (...) —Lucifer te empuja contra el pecho de su hermano, colocando una mano sobre tu espalda, sientes como la punta de su miembro se coloca en tu otro orificio.
—Espera Lucifer, espe- ah... no... —tratas de detenerlo pero él continúa con su empuje, entrando poco a poco, tus uñas se encajan en la piel de Beel quien gruñe, suspiras fuertemente cuando por fin sientes que entró por completo.
—Ahora vamos a movernos lento —susurra Lucifer inclinado sobre ti, y ambos hermanos empiezan sus movimientos.
Solomon celoso de como ambos te tienen solo para ellos, atrae tu cabeza, si tomaste a Beel, claramente podias tomar la de él. Coloca su miembro dentro de tu boca y golpea con un ritmo muy diferente al de ambos hermanos, es tosco y brusco, también quiere poseerte, llenarte de él, llevarte hasta el borde de la locura, aunque cree que ahora estás ahí en ese punto. El ritmo de los hermanos empieza a aumentar, tus lloriqueos se hacen más fuertes, puedes sentir como ambos hermanos se esfuerzan por no salir de ti y solo seguir golpeando en tus orificios.
—Vamos, (...), mira lo bien que nos tomas a los tres —Solomon te sonríe, estás hecha un desastre, los tres tan sudorosos y excitados.
—Este lugar se siente mucho mejor —Lucifer no deja de golpear en tu trasero, inclinándose sobre ti mordiendo tu espalda y hombros, dejando marcas rojas y profundas.
Esta vez sin contenerse ninguno de los tres golpean en ti, con fuerza y brutalidad, te sostienes del borde de la mesa mientras recibes el miembro de Solomon en tu boca, golpeando dentro de ti una y otra vez, puedes sentir como sostiene tu cabello con fuerza, y las arcadas que suenan de tu garganta al recibir cada golpe de parte de Solomon. Ninguno de los tres paran con sus miembros entrando y saliendo de tus agujeros, te sientes adolorida y cansada, las fuerzas de tus brazos van decayendo, el ambiente en la oficina se ha vuelto más caliente, sus cuerpos rebotando uno contra otro, el sudor que se desliza entre sus pieles, los gemidos que cada uno de ellos deja escapar de sus labios, sus gruñidos y la fuerza con la que sostienen tu cuerpo y rostro, puedes sentir que estás cerca de tu orgasmo y ellos al mismo tiempo están cerca de llegar por la manera en que golpean con más brutalidad.
Solomon gime con fuerza, el líquido caliente golpea sobre tus garganta, te sostienes contra él dejando que tragues hasta la última gota mientras aún eres golpeada por Beel y Lucifer quienes aún no llegan a su orgasmo.
—Espero que después de esto me dejen probar allí —les reclama a ambos.
Lucifer sigue golpeando, viendo como tus agujeros reciben bastante bien dos pollas al mismo tiempo, sin duda es una buena vista, sus estocadas parecen cada vez más violentas y erráticas, el primero que parece en llegar es Beel, quien sostiene tus caderas para que pueda golpear más profundo y de ahí le sigue Lucifer, quien levanta tu cuerpo para llegar más adentro, ambos continúan golpeando hasta que te escuchan lanzar un grito y ellos gimen, tus fluidos se mezclan con los de Beel y sientes tu trasero caliente, te sostienes contra Lucifer, quien toma tus senos y los acaricia, él aún se siente con energía para otra ronda, Beel quien espera hasta que la última gota de él salga y se quede en ti para poder apartarse y le deja su lugar a Solomon quien sin duda estaba muy ansioso de probar tu coño, no le importa ver cómo tu cuerpo está agotado o que pareces perdida en el éxtasis, y se mete directamente a tu coño, sin esperar nada comienza a golpear, subiendo y bajando su cadera mientras que Lucifer aún tiene su miembro en ti, pero sin moverse, mantiene tu espalda sobre su pecho, retorciendo tus pezones, incitando a su hermano a que venga y los muerda, y es lo que hace, tentando a la vista, muerde ligeramente cada pezón mientras sientes tu coño ardiendo por cada golpe de parte de Solomon, ya no eres capaz de escuchar tu propia voz entre los gemidos o al menos tus propios pensamientos, tu cuerpo arde y duele, las manos de Beel bajan a tu clítoris, acariciando mientras recibes el miembro de Solomon una y otra vez golpeando en tu interior, la sobreestimulación te vuelve loca, dejándote mal con cada golpe.
—Solo un poco más (...) —dice Solomon.
Continua golpeando en tu interior, los dedos de tus pies se encogen, sientes como tú cuerpo se contrae, el ritmo rápido, la manera en que tu cuerpo fue tratado, el dolor palpitante y placentero, Solomon no paraba de moverse, sus uñas estaban enterradas en la carne de tu cadera, moviéndose de arriba a abajo chocando contra tu coño, tan húmedo y fácil de deslizar, tan excitado que te sentías cerca del final.
Tus pezones dolían, notas las marcas que Beel dejó en cada mordida, tu coño no para de doler, continuas recibiendo golpe tras golpe, el dolor te hace gemir, sientes que no puedes más, Solomon continua aumentando la fuerza de sus estocadas, el chapoteo de los fluidos que se mezclaron antes, tu cuerpo no para de subir y bajar, parece que poco a poco vas perdiendo tus sentidos y cuando sientes que eso pasa la boca de Beel hace su trabajo en traerte de vuelta, mordiendo con fuerza tu piel, jalando tus pezones y succionando con fuerza, un golpe, dos, tres más, los fluidos comienzan a deslizarse entre tus piernas, nuevamente, un golpe, dos más, un grito sale de tu garganta y Solomon se eleva para quedar frente a tus pechos y los acaricia mientras se mueve lentamente para salir de ti.
Lucifer que nunca salió de tu trasero ahora lo haces y sientes la diferencia, como si una parte de ti fuese quitada, tu cuerpo se siente solo, el hecho de que hace un momento estuviste siendo ocupada por los tres, que no pararon de golpear cada agujero en ti, ahora se sentía extraño, los necesitabas de vuelta a ti.
—Tranquila, pareces que estás muy necesitada —Solomon continua golpeando lentamente, parece divertirse con tu imagen toda sucia y maltratada.
—Pero ahora necesitamos una respuesta —ahora Lucifer se burla de ti—. Pero no te preocupes (...), si ahorita no eres capaz de responder podemos intentarlo nuevamente, para que decidas.
Tu cuerpo tiembla, las marcas en tu piel son rojas y visibles, sin duda quedarán por bastante tiempo, por fin, Solomon sale de ti. Beel te carga y te lleva al sofá de la oficina, brevemente podías verlos entre lo que tú conciencia iba y venía.
—Aun me falta disfrutar más de ti, así que no creo tener problema en volver a intentarlo —te dice Beel.
Lo que había sucedido ese día esperaban volver a repetirlo, esperaban de nuevo probar tu cuerpo, llevarte al límite, no permitirte opinar en nada y solo usarte, llenar cada agujero de ti con sus semen, marcarte como suya y solo de ellos.
Si, volverían a repetir hasta que estés bien y que pudieras responder, ¿a quien amas?
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Esto fue demasiado largo, muy largo que ni sé cuántas palabras tiene, pero lo ame, y yo feliz de escribir esto.
Después de tres años, volví, la vida no le trato bien en esos años y me perdí en un terrible bloqueo que hasta ahora trato de salir y que espero que este os haya superado una parte.
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stuckwthem · 9 months ago
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literally in love with the idea of juani & reader just making out on set of lsdln before he’s about to get his hair & makeup done >3<
café y caramelo | juani caruso
summary: un pequeño vistazo a la rutina con juani en las mañanas de set, o mejor dicho, la razón por la que siempre llegan atrasados. 1.4k
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fue muy rápido, una hora estabas caminando tranquilamente por los camerinos en dirección al trabajo y a la siguiente te metían en una habitación, sin avisar, sin sospechar, y de repente te encontrabas contra la puerta y unos ojos azules profundos muy familiares se clavaban en los tuyos, con un brillo travieso en la mirada.
"¡ai juani!", exclamaste, llevándote la mano al pecho, sintiendo cómo el corazón se te aceleraba contra las costillas. la sensación del susto reverberaba en los latidos de tu corazón, que oías resonar en tus oídos. "¡no puedes seguir asustándome así!".
fingiendo una falsa frustración, una mueca permanecía en su rostro mientras la sonrisa de juani no hacía más que aumentar. el chico, tratando de esquivar su ceño fruncido, rodeó sus caderas con los brazos, abrazándola fuertemente contra la puerta y le dio un tierno beso, luego apartó la cara para poder mirarla. estaba prácticamente vestido con su disfraz, aún tenía que maquillarse y peluquearse, y sabía que ya había pasado la hora de que estuviera allí.
"estás preciosa con esa cara de enojada", juan tenía una amplia y tonta sonrisa en la cara, que se reflejaba en su expresión boba y apasionada mientras te miraba. era una visión a la que ya estabas acostumbrada y que siempre te llenaba el pecho de una sensación cálida y deliciosa.
"te odio" lo intentó, pero no pudo contener la risa, así que tuvo que morderse el labio. tus manos se dirigieron hacia el pecho del actor en un intento sin esfuerzo de alejarte de él. 
juani, aprovechando su guardia baja, no perdió el tiempo y llevó sus labios a su cuello, debilitando todo su cuerpo, como una maldita táctica, para luego dirigirse a su barbilla y finalmente, a sus labios. no satisfecho, continuó plantando tiernos besos por todo el resto de su cara, provocando auténticas risas en usted. para él, era como escuchar una melodía suave y agradable, que siempre hacía mucho más ligeras las agotadoras y largas jornadas de grabación.
tenerte cerca durante las grabaciones fue una bendición absoluta para juani. os conocisteis en el set, os hicisteis íntimos en la primera semana y desde entonces no os habéis separado. de hecho, le fue muy difícil mantenerse alejado contigo como asistente de maquillaje.
"¿todavía me odias?", preguntó el hombre de pelo ondulado con tono divertido y un brillo en los ojos, tomándose un respiro por un momento tras una sesión apreciando tu rostro.
"un poco menos, un muy poco menos", dejaste caer tu rostro a un lado y deslizaste tus manos por los hombros del chico, que tomó tus palabras como un desafío. 
los ojos de juani se abrieron de par en par, indignado, y te puso la mano en el pecho, haciéndose el ofendido. nunca deja de hacerte reír, y con tu forma de actuar con él es como si no tuvieras control sobre ninguno de los músculos de su cara que esbozan una sonrisa.
"yo sé cómo resolver esto", dice, con expresión decidida y las cejas levantadas. tú le imitas, alzándole las cejas y, naturalmente, vuestras caras se acercan cada vez más hasta que vuestras frentes se presionan.
"¿sabes?", le preguntas mientras tu nariz roza suavemente la suya, provocativamente. tu voz sale más como un susurro debido a la cercanía, soplada sobre los labios de juan, que ahora te sujeta la cintura un poco más fuerte, hundiendo sus dedos en el espacio de piel que hay entre tu camiseta y tus pantalones.
un pequeño escalofrío te recorre la espalda al contacto de sus dedos fríos sobre tu piel, y no te cuesta demasiado ablandarte entre los brazos de tu novio, sobre todo cuando sus labios, cálidos y suaves, chocan con los tuyos tan lenta y suavemente que jadeas. los besos eran siempre suaves y dulces, besarle era como saciar una sed infinita en tu interior que te hacía anhelar más cada vez. 
"vas a tardar" murmuras entre besos, un poco sin aliento y mareada "vamos a tardar".
sueltas una risita mientras intentas ser racional, pero el chico se limita a rodar los ojos, haciendo un gesto de que no le importa.
"sólo cinco minutos más", dice socarronamente, atrapando tus labios de nuevo, pero sin ninguna prisa. cinco minutos podrían haberse convertido fácilmente en diez, pero ambos eran demasiado ajenos al tiempo.
los dedos de juani se deslizaron dentro de tu camisa y acariciaron suavemente la base de tu espalda, añadiendo algo más al beso que te hizo querer derretirte contra su cuerpo. apenas te diste cuenta de que estabas de puntillas hasta que te tiró al brazo del sofá, sentándote entre sus piernas. sus manos encontraron tu cara, sujetándola suavemente, ayudando a intensificar el beso. las yemas de sus dedos ejercen poca presión sobre sus mejillas, pero mantienen su cara lo suficientemente cerca como para que él pueda ordenar hábilmente el movimiento de sus labios.
el desliza su lengua bajo la tuya y pequeñas centellas recorren tu cuerpo como chispas, suficientes para hacerte suspirar entre beso y beso. juani sabe a café y caramelo, y disfrutas explorando cada rincón de su boca mientras sus lenguas bailan en armonía. es fácil perderse en esa sensación, en la calidez de sus labios y la suavidad de su mano sujetando tu cara, y con los ojos cerrados, pareces bucear en busca de más.
tus manos recorren los brazos de juani hasta llegar a sus rizos, y el chico se estremece bajo tu tacto cuando siente tus dedos recorrer su cuero cabelludo. respira hondo por un momento, sintiéndose embriagado por su aroma y la sensación de sus labios suaves y adictivos. ese no sería el único beso del día, por supuesto, juani volvería a besarte a escondidas entre cortes de grabación, cuando vengas a retocarle el maquillaje, o después de comer, mientras los chicos se distraen viendo algún partido en la tele, y seguro que te besaría un millón de veces más en el hotel, pero aun así, teme perderte ni un segundo en esa rutina.
el ruido fuera, en el pasillo, empieza a acercarse cada vez más, reconoces la risa de pipe y la voz de enzo, y sabes que te estás quedando cada vez más atrás, ya que se dirigen a maquillarse. esto te ayuda a recuperar la cordura, y empujas ligeramente a juani, tan resistente como él a deshacerse el uno del otro. él también sabe lo mucho que te gustaría pasar el día así, pero el trabajo llama.
con besos lentos, te suelta la cara, como si le costara soltarte. es como intentar salir de la cama en una mañana fría cuando estás bajo las cubiertas calentitas. tortuoso.
luego, en un último besito, te atrapa el labio inferior con el diente y te lo muerde suavemente, sólo para burlarse de ti, anticipándose a la sonrisa coja que tendrás poco después. en respuesta, tu mano le da una palmada en el trasero al chico, que gruñe y se aparta completamente de ti.
"¿cómo tratas a tu novio? que te ha traído café". juani devuelve ese tono de falsa ofensa, retrocediendo hasta la estantería y cogiendo el vaso caliente para entregártela. 
todas las mañanas se empeña en recogerte el café de la cafetería que te gusta, porque juani sabe cuánto odias el café amargo y fuerte que tienen en el set. con una sonrisa de agradecimiento, coges el café y le das un sorbo, sintiendo cómo el sabor a canela se extiende por tu lengua y calienta todo tu cuerpo.
"sabes que no puedes usar eso como excusa, ¿no?", le dices, mirándole por debajo de las pestañas mientras bebes otro sorbo. 
"¿qué?", pregunta juani, como si no lo supiera. saltas del brazo del sofá al mismo tiempo que él abre la puerta del camerino y se asegura de que no hay nadie en el pasillo.
"que llegas tarde por qué fue buscar café, esa mentira se está quedando un poco vieja", bromeas de pie en el umbral de la puerta, entre él y el pasillo. 
el de los ojos azules sonríe, baja la cabeza y la sacude negativamente. "bueno, no soy un mentiroso total, ¿eh? al menos miento mejor que tú".
camináis por el pasillo, mientras juani se ajusta el cuello de su traje, tú intentas alisar la arruga de su ropa. se os escapa una risa cómplice mientras os miráis furtivamente, es difícil resistir el impulso de arrastrarle de nuevo a ese camerino, o de no cogerle de la mano mientras camináis, pero vuestras manos chocan entre sí dos o tres veces. podrías acostumbrarte, eso seguro. todas esas mañanas de momentos robados y besos con sabor a café.
"oye", te llama juani, justo cuando estás a punto de entrar en la sala de maquillaje. te roba otro besito rápido y luego desliza el pulgar por la comisura de tu labio, limpiando los restos de espuma del capuchino. " nos vemos luego, ¿eh?"
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espero que lo hayan gostado! feliz san valentin atrasado, mis amores <3
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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Enzo en el cumple de su novia, porfi. Hoy es mi cumple y no me gustan mucho las fiestas. Me gusta pasar un día tranqui, en mi casa, comiendo algo rico, sexo jajaja.
Así que sería algo sobre pasar mi cumple con Enzo, solos y tranquilos.
♡♡♡
Feliz cumpleañitos bella! Espero que hayas tenido un día maravilloso y qué honor poder darte un mini regalito con este drabble 😭❤️
+18!
Enzo organizaría tu cumpleaños con semanas de anticipación pero no porque eso involucre a más personas o dejar la comodidad de tu hogar para salir a algún sitio. Primero se encarga de la decoración y consigue lo necesario para hacer una noche de películas viendo tus films preferidos: luces iluminando cada rincón, velas sobre la mesa, si es una saga específica entonces adornos sobre la misma, tus snacks preferidos y una cena casera que prepara mientras vos lo observás (porque "La cumpleañera no tiene permitido hacer nada hoy"), pequeños detalles que hacen que todo sea más acogedor.
Te despierta llevándote el desayuno a la cama, en una bandeja además de flores coloca tu bebida favorita recién preparada y los dulces que más disfrutás acompañados de un pequeño pastel con el diseño que le enseñaste tiempo atrás. Te llena de besos mientras te canta una y otra vez, en momentos random va a volver a decir "¡Feliz cumpleaños!" y besarte nuevamente.
Durante el día va a mimarte con pequeños presentes y muestras de afecto, pero cuando cae la noche decide darte otro tipo de mimos. Comienza con besos delicados e inocentes que evolucionan hasta que sus dientes muerden tus labios, besa tu cuello y tus hombros, y su boca explora cada parte de tu cuerpo hasta llegar donde más lo necesitás...
No hace falta decir que vas a perder la cuenta de cuántos orgasmos te regala (ya sea con sus dedos, su lengua, su miembro) y él va a continuar incluso cuando supliques y le digas que no podés más. Seguramente haga caso omiso a tus quejas y diga algo como "Una vez más, ¿sí? Yo sé que vos podés..." (no se va a detener a menos que oiga una palabra de seguridad) ♡
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xlemonciel · 1 year ago
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❝ My pace ❞
Habían pasado un par de semanas desde el celo de Hyunjin y Felix había estado pensando en ello mucho, demasiado. No en la parte sexual, bueno, en eso también, era inevitable teniendo en cuenta que era incapaz de sentarse recto durante un tiempo y que había habido muchas bromas a su alrededor por su forma de moverse en los ensayos. Pero más bien habían sido otros los pensamientos que estaban ocupando su mente. No había querido alarmar a nadie, mucho menos a Hyunjin pero necesitaba un coche y lo más seguro había sido pedirle a Bangchan que le llevara, porque no se fiaba de alquilar un taxi y que no acabara aquello en cualquier tablón de noticias. El líder había accedido sin pensarlo aunque estaba preocupado, Felix le dijo que se trataba de una revisión rutinaria.
Sin embargo al salir de la clínica su cara estaba completamente pálida y Bangchan no podía creer más esa mentira. — ¿Qué ha pasado? No te ves bien ¿Te ha dado una mala noticia? — Felix aún estaba procesando todo lo que había ocurrido en la consulta, o más bien, toda la información que se le había sido otorgada de golpe. — Si... No, no sé ... — dijo vagamente, lo que hizo que Bangchan se preocupara mucho más — Lixie, sabes que puedes contarme cualquier cosa — el tono suave, casi paternal del mayor le hizo mirarle y su barrera prácticamente se cayó a pedazos. — Creo que... Es posible que Hyunjin y yo nos hayamos emparejado sin querer... — susurró de forma tímida, hubo un par de minutos de silencio tenso en el coche, en el que sólo se escuchaba los sonidos de fuera en la calle, y la voz de Bangchan cuando analizó esas palabras finalmente rompió el silencio. — ¡¿Sin querer?! ¿Cómo te emparejas de alguien sin querer?  Oh, no, Lix ¿Dejaste que te mordiera en su celo? — Felix se puso completamente rojo — ¡Por supuesto que no! — por el contrario la cara de Bangchan se volvió completamente pálida — ¡¿TE MORDIÓ SIN TU CONSENTIMIENTO?! — le miró como si se hubiera vuelto completamente loco, era Hyunjin de quien estaban hablando, el suave y romántico Hyunjin, quien incluso en pleno celo, cegado por sus necesidades biológicas, había hecho todo lo posible porque Felix se sintiera cómodo. — ¡NO! — respondió sonando casi indignado, pero entonces vio el rostro de pura confusión de Bangchan y suspiró, empezando a explicarle todo lo que el médico le había estado contando sobre los posibles motivos de que su propio celo fuera un desastre irregular y... Las almas gemelas.
Hubo de nuevo unos instantes de silencio antes de que Bangchan casi se golpeara la frente contra el volante. — Oh, no, fuck, fuck, fuck... — Felix se mordió el labio inferior al escuchar al mayor maldecir en su idioma natal y no supo exactamente por qué esa reacción dio pie a que su ansiedad volviera a dispararse, así es como iba a tomárselo Hyunjin seguramente, como una auténtica cagada, pensar aquello hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas. Al notar el cambio brusco en el olor de Felix, Bangchan se volteó alarmado — Ey, no, no, no llores, Lixie, no pasa nada. Todo va a estar bien, no es lo que probablemente teníais planeado pero no importa, seguro que estará bien cuando se lo digas...  — dijo estirando las manos para tomar el rostro del menor y limpiarle las lágrimas, Felix le dejó hacer, bañándose en el olor a chocolate del otro alfa para intentar calmarse, aunque era difícil. Sin embargo ante su última frase ahogó un sollozo, negando — No... No voy a decírselo. — dijo entre pequeños hipidos, lo que hizo a Bangchan fruncir el ceño — ¿Qué? Felix, es algo muy gordo, tienes que decírselo... — Felix volvió a negar de forma terca — No, va a asustarse, yo me he asustado, es obvio que no es algo que sea bueno, no ahora y... No sé si... — murmura, si que habían dejado caer la posibilidad y Hyunjin había parecido triste de no poder hacerlo, pero era diferente a tener la opción en un futuro a que les hubieran quitado de las manos el poder tomarla, obviamente ninguno pensaba que podría suceder bajo esas circunstancias. Bangchan suspiró pesadamente — Felix, no he conocido a nadie más enamorado de lo que Hyunjin está de ti, te adora por completo, no va a dejarte por algo así. — el omega sintió de nuevo las lágrimas caer — No lo sabes. — dijo acusatoriamente. — No, puede que no pero ¿Qué es mejor? ¿Ocultarselo? ¿Hasta cuándo? ¿Y si la cosa sale mal y acabáis separandoos y él se empareja con otra persona al no saberlo? ¡Felix, es peligroso, podrías morir si el vínculo se rompe de mala manera! — Aquel escenario solo hizo que se disparara de nuevo su ansiedad, sentía que se ahogaba entre sollozos y Bangchan se dio cuenta de que no había sido bueno decirle eso, así que casi entró en pánico también porque no estaba tan acostumbrado como Hyunjin a tratar con un omega en ese estado. Solamente se dejó guiar por su instinto y rodeó a Felix con los brazos firmeza, tirando de él para que quedara la cabeza ajena contra su cuello, murmurando palabras de consuelo contra su cabello hasta que el menor se calmó lo suficiente para poder respirar de nuevo. Aún así ambos se quedaron en el aparcamiento, dentro del coche hasta que Felix se hubo calmado por completo y Bangchan también, no insistió en el tema, de hecho trató al menor con pies de plomo, ofreciéndole ir a comprar algo rico de comer para hacer que se sintiera mejor. El viaje de vuelta a casa fue silencioso, Felix estaba drenado, mental y fisicamente y aunque el batido que Bangchan le consiguió estaba rico, ni siquiera pudo acabárselo del todo, agradeciendo al mayor infinitamente por lo que había hecho por él antes de ir a retirarse a su propio dormitorio, su olor dejando claro que no quería a nadie cerca al pasar por el salón de camino a encerrarse en su cuarto y empezar a trabajar por primera vez en semanas en un nido nuevo allí.
Bangchan por su parte seguía preocupado cuando entró al otro dormitorio viendo a Changbin y Han jugando a un videojuego en el salón y Hyunjin sentado con ellos en el sofá. La atención de Han fue al líder al momento, sonriendo — ¡Hey, volviste! ¿Dónde estabas? Seungmin te estaba buscando — Bangchan se quitó el abrigo con calma — He llevado a Felix al médico. — dijo, su mirada yendo directamente a Hyunjin de forma bastante obvia, no, no estaba de acuerdo con la decisión de Felix de no contarle a Hyunjin qué estaba pasando, pero no era él quien debía decírselo, aunque eso no iba a impedirle de poner a Hyunjin en el camino correcto para averiguarlo y además tras lo ocurrido era obvio que el omega necesitaba al bailarín cerca de él. — ¿Por qué... Ha vuelto a comer más arándanos de los que le caben en el cuerpo y se ha asustado al ver que cagaba de otro color? — dijo Han con una ceja arqueada aunque bajo ese tono de broma se escondía verdadera preocupación. —No, no ha sido eso. — replicó a Bangchan, tajante esperando que Hyunjin dijera algo.
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