#eco-ansiedad
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lima-norte · 5 days ago
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Salud Ambiental y Cambio Climático: Se incendian los Bosques, se incendian las ciudades...
Salud Ambiental y Cambio Climático El cambio climático es uno de los mayores desafíos globales del siglo XXI. No solo está alterando los patrones climáticos, sino que también tiene un impacto directo y significativo en la salud humana. Este fenómeno está generando nuevas condiciones ambientales que afectan la calidad de vida de millones de personas, especialmente en áreas vulnerables. ¿Qué es la…
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poemasbytessarini · 2 years ago
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Batidas
Batiam incessantemente à porta.
A cada início da névoa da madrugada, o estrondo brutal das batidas se repetia.
Sempre que levantava para atender quem quer que fosse que estivesse batendo, ao chegar na violentada porta, o vazio e o silêncio eram os únicos a se ver e ouvir do outro lado.
Após muitas noites, o batido soou como de costume, mas nessa fatídica ocasião, os nervos em sua pele lhe impediram de atender.
O batido ecoou novamente, mas nada de resolver o atender.
Até que o som se abafou e o eco ficou menor.
Percebeu que o batido não vinha de tão longe como acreditava. A porta era a da sua mente.
- Gabriel Tessarini
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martacasamorim · 24 days ago
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Esquisso
A: Não te conheço, nem sei quem és, ao certo. B: Já me tinhas visto antes. A: De ti, tenho apenas uma impressão. Um eco de algo que se perde no ar. És como um delírio - um desses sonhos que se desfazem mal acordamos. Apenas uma imagem vaporosa, sem corpo nem peso, que me escapa quando tento agarrar os seus contornos. B: Hei de nascer e crescer, à medida que me fores escrevendo. Eu espero. A: E eu sinto-te. Num assomo confuso de entusiasmo e ansiedade. B: Entusiasmo? Ansiedade? A: Entusiasmo, porque ainda és uma nuvem dispersa de possibilidades. Ansiedade, porque, ao dar-te forma, é como se te estivesse a matar. Cada palavra uma lâmina que te prende, que te limita. Escrever-te será uma violência. Uma aniquilação. B: Sim. Gostamos tanto de retratos, de fotografias, de molduras. Mas esquecemo-nos de que somos volúveis e passageiros como as imagens de um filme. A: Tu escondes-te nos contornos imprecisos de um esboço. Um rascunho mal definido. Ainda assim, eu sinto-te. B: São os teus olhos de escritora. Habituados à fantasia, ao não dito, ao que está por existir. É neles que eu me vejo viver. É neles que sei o fim que me darás. Os teus olhos são o meu destino, o meu livro. A: Ou será que o que sinto é apenas o meu reflexo? Será que tu não passas de uma secreta autoimagem que guardo de mim mesma? Talvez sejas a minha sombra, a projeção de um desejo em que me vou sonhando a mim própria. B: Como aquele homem que sonhava ser borboleta e, no fim, já não sabia ser era uma borboleta a sonhar ser homem. A: Talvez. Mas isso não importa. O que importa é a bruma em que nos perdemos. Vou saboreando essa névoa, essa incerteza, porque é nela que tu vives. É nela que te liberto. Não te quero compacta, sólida, una. Quero-te no movimento difuso dos pensamentos, numa dança em que cada gesto é ao mesmo tempo criação e fuga. Apetece-me a rebeldia do ambíguo. B: Já me acusaram de ser incoerente. A: Porque tu não cabes nas histórias que nós tanto gostamos de contar. Quando se é capaz de vogar na própria impermanência, sem temer o caos, é impossível ser massacrado pelos nomes ou pelas descrições. B: A incoerência é absurdamente ampla, espaçosa. A: Agora vejo-te. À contraluz, sentada a uma janela que fere a manhã soalheira e morna, que fere o oceano lá fora. B: Adequo-me à cena? A: Não consigo perceber bem os teus traços. És como um espectro trémulo, diáfano. Dissipas-te no fumo do cigarro que fumas, nos raios de sol onde navegam corpúsculos de pó. Dispersas-te na maresia, no tempo que se desfaz. B: E agora? A: Agora? Olha. O fogo rebola no céu. Pum! Bate no horizonte. O mundo enternece-se no lusco-fusco, as colinas do deserto brilham sob a lua, e as ondas continuam a murmurar no seu vaivém noturno. És tudo isso. E nada disso. B: Continuarei à espera. Enquanto te escreves em mim, eu vou vivendo em ti.
@martacasamorim
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intensidade-livre · 3 months ago
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Neste mundo repleto de perigos, A escuridão se aproxima, sussurra ansiedades, Quero te proteger dos medos, dos abismos, Pois dentro de mim reside a mesma tempestade.
A noite traz sombras, desejos não falados, E a ânsia de ter-te é um peso constante, Mas o medo se agita em corações apaixonados, Entre querer e não poder, sou um viajante errante.
Na luta silenciosa contra a própria essência, Busco manter-te a salvo, mesmo na incerteza, Pois cada passo é uma dança com a ausência, E cada instante, um eco da tristeza.
(Jorge A Aquino)
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catarsis96 · 3 months ago
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Tenía planeado escribir varios one-shots para este mes, pero por motivos de salud no pude, asi que solo escribí esto y espero que sea del agrado para quienes lo lean.
Advertencia: escritura con mención de sangre, mordidas de vampiro, no sé si esto encaja en el tema depredador/presa, pero en caso de serlo, lo pongo como advertencia. Esto es solo ficción.
Resúmen: Por mucho que Alucard resistiera ante sus instinto, tarde o temprano debía caer y saciar su sed de sangre.
La verdad no sabías cuánto tiempo llevabas corriendo, pero lo único que sí sabías era que tenías que alejarte lo más que pudieras, escapar del peligro que estaba siguiendo sus pasos.
No llevaba nada consigo, ni un arma ni un mapa, solo el camisón con el que se había ido a la cama, ayudada por la luz de la luna para poder ver en la oscuridad del bosque, el sonido de su corazón acelerado parecía hacerse más y más fuerte con cada segundo que pasaba. Los ojos de los animales nocturnos parecían espectadores ante la pobre alma que rondaba enmedio del bosque, plagado de bestias más feroces que ellos mismos. 
Un búho comenzó a cantar como si tratara de decir algo, la mujer se detuvo justo en el momento que cantó esa ave nocturna, las lágrimas que había estado conteniendo se derramaron, como un río desbordándose, su cuerpo temblaba por el llanto incesante, la adrenalina, el miedo, ansiedad y el sentimiento de sentirse un fracaso comenzaron a atormentar su ser. Fracasaste, eres un fracaso, la voz de su consciente parecía querer atormentarla más, hacerla sentir que todo lo que había hecho para que aquél ser depredador no surgiera del hombre que ama. 
Había hecho todo lo posible, ¡Todo! Pero fue en vano, Alucard, su Alucard había sucumbido ante su herencia vampírica.  
La sed de sangre era tan fuerte, el instinto de ver derramar sangre como si fuera un río, el deseo de beberla cómo si fuera el mejor de los vinos, ese lado oscuro haciendo eco en su cabeza, habían sido más fuertes que él y al final se había vuelto lo que siempre temió y odió ser. 
Recordó aquellos ojos rojos mirándola, esa sonrisa depredadora y ese anhelo oscuro y…
“¡Alucard! ¿Qué sucede?” Había sido despertada tan repentinamente. El cuerpo más grande de él sobre ella, capturando el suyo. Y unos ojos rojos cargados de salvajismo y oscuridad.
Por un momento esos ojos cálidos volvieron a mirarla, había temor en ellos, sus manos fueron hacia su cabeza, Alucard comenzó a darse golpes a sí mismo, como si tratara de detener un dolor de cabeza insoportable para él, tratando de callar aquel lado oscuro dentro de él. 
“Corre, ¡Corre! No podré soportar más, no quiero hacerte daño, amor. ¡Corre y no pares!”
Ella siguió su advertencia, corrió incluso cuando lo vio seguirla, corrió incluso cuando lo escuchó llamarla con aquellos sobrenombres cariñosos que solía decirle, pero ya no se escuchaban con amor, parecían estar cargados de algo más, como si se tratara de un deseo oscuro.
El búho volvió a cantar con insistencia, como si de una advertencia se tratara y el temor te atrapó. El ave dió un último canto hasta que tomó vuelo y la dejó sola. El bosque pareció volverse más silencioso, con el corazón volviéndose más pesado, trató de escuchar algo más. Los animales del denso bosque habían sido inteligentes al decidir marcharse de ahí, sabían que algo malo sucedería.
El sonido de pisadas más fuertes, ramas rompiéndose y el  gruñido de un lobo la hizo soltar sus lágrimas para retomar su carrera. Su correr era desesperado, saltando por algunas ramas, algunas veces lanzándolas a la bestia blanca que la seguía, con la esperanza de que él quedara  atrás y le diera más tiempo a ella para alejarse. Pero la fuerza se iba de ella y supo que estaba perdida.
Aquél lobo saltó y mordió a la mujer, presa de su miedo.
“¡No, no!” Había perdido, lo supo cuando sintió el peso de su captor encima, lo supo incluso cuando sintió como sangraba por la mordida infligida.
“Pobre cosita linda.” Cuando Alucard volvió a su forma normal, la volteó para que ella la mirara a los ojos, quería que ella, su preciosa presa viera su nuevo ser. El frío viento meció sus largos cabellos dorados dándole un aura más etéreo y poderoso.
Lo tenías sentado sobre ti, sabías que no podrías contra él, incluso si aún persistía el instinto de supervivencia.
“¿Te duele?” Alucard la tocó en su lugar herido, haciendo presión.
“¡Augh! ¡Déjame, suéltame, me duele!” La mujer gritó, Alucard lo había hecho con intención de verla gritar de dolor. 
“No te estaría doliendo si te hubieras rendido antes. Mira cómo estás ahora.” 
“¿Por qué haces esto? Tu no eres mi Alucard, él no se complacería con mi dolor.” A pesar de sentir miedo, lo confrontaste con la poca valentía que te quedaba.
“Por supuesto que soy el mismo.” Una sonrisa burlona adornó su rostro. 
Aquél dhampir se inclinó aún más dejándote sin escapatoria, su respiración comenzó a acariciar tu cuello, oliendo ese dulce elixir que viajaba por tu sistema. Sus colmillos comenzaron a rozar su piel, haciéndote saber lo que haría ahora.
“Déjame mostrarte que soy el mismo.” Lamiendo una línea comenzó a besarte hasta que lo inevitable sucedió.
Un grito agonizante salió de ti, cuando sentiste hundir sus colmillos, la sensación de piel rota y el extraño dolor te hicieron llorar. El dolor era diferente, nunca lo habías llegado a sentir. Poco a poco tus ojos comenzaron a cerrarse, dejándote en los brazos de ese nuevo Alucard.
A él no le importaba que cayeras en un sueño profundo, siguió alimentando su sed de sangre, hasta saciarse.  Alucard le dedicó una mirada con una decisión. La mantendría con vida, su pequeña cosita linda se volvería su fuente de alimento y pasión. 
Y a lo lejos, el búho cantó siendo testigo de la escena que protagonizaba aquel Dhampir y su pobre víctima.
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shactividades · 1 month ago
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CAPÍTULO 08: UNA VIDA POR UNA VIDA
Ambientación: 17 al 30 de Noviembre.
Clima: Nublado/Tormentas eléctricas.
Vestimenta: Pañuelo blanco obligatorio.
Despiertas en el mismo lugar. La luz gris entra por la cortina, el reloj marca 6:32. Te levantas, sin sorpresa, como siempre. La misma rutina, los mismos movimientos automáticos. Te miras en el espejo. La misma cara, la misma expresión vacía.
La ducha te toca la piel, pero no te despierta. Sales y el día comienza, otra vez. Desayunas. Nada cambia. Todo se repite. Te arrastras al área de entrenamiento. Regresas al comedor.
No hay escape. El bucle sigue. Y otra vez, todo empieza de nuevo.
[...]
El tiempo dentro del refugio sigue siendo un eco, extraño y repetitivo. Los días se alargan, pero no avanzan. Todo parece transcurrir a la misma velocidad: las horas pasan sin que nada cambie, sin que nada se resuelva. Los heridos ya se han recuperado lo suficiente para participar en entrenamientos más intensos, pero las excursiones al exterior siguen suspendidas. El aire en el refugio se vuelve cada vez más pesado, cargado de una creciente ansiedad que nadie se atreve a nombrar. Los suministros empiezan a escasear lentamente, y la sensación de estar atrapados, inmóviles, se hace cada vez más palpable.
La rutina se ha vuelto insoportable. No hay descanso, no hay tiempo para detenerse a pensar. Los entrenamientos, las oraciones, las reparaciones de las defensas… todo parece un ciclo interminable. Sin embargo hay una actividad nueva que ha dominado los últimos días: la preparación de un banquete. No es un banquete cualquiera, sino uno que se siente como un ritual. Los ingredientes, escasos, se eligen con esmero, y cada preparación parece estar envuelta en un aire ceremonial. Los miembros del refugio trabajan juntos, pero el silencio pesa más que nunca. La atmósfera tiene algo solemne, como si cada gesto estuviera cargado de un simbolismo que muchos no logran entender del todo.
Mientras tanto, las tensiones internas crecen. Los murmullos se hacen más frecuentes, las miradas se cruzan más rápido, los pasos se aceleran. El refugio ya no es un lugar de paz, sino de agitación contenida. Y lo que todos sienten, aunque nadie lo diga en voz alta, es que algo se está acercando. El futuro es incierto y, por primera vez en mucho tiempo, la gente comienza a cuestionar qué les espera, no solo fuera de esas paredes, sino dentro de ellas.
En medio de este ambiente tenso, estalla una pelea. Dos hombres, visiblemente agotados por el confinamiento y la incertidumbre, se enfrentan en el comedor. Las palabras suben de tono, los empujones se hacen más violentos. La discusión, que comienza como un desacuerdo menor, rápidamente escala a algo mucho más grande, a una manifestación de la frustración general. Los demás observan en silencio, algunos con una leve incomodidad, otros con una evidente indiferencia. La violencia de la escena no es algo nuevo, pero esta vez es diferente.
Dos de los vigilantes, sin mediar palabra, se acercan rápidamente. Con una fuerza implacable, levantan a los hombres por el cuello y, casi sin esfuerzo, los echan al exterior. La puerta se cierra con un golpe seco, y el sonido del impacto parece resonar en los corazones de todos. Los hombres, ahora exiliados, no tienen tiempo para protestar. Sabían lo que estaba en juego. No solo desafiaron a la Madre Serena, sino también la autoridad de todo lo que representaba el refugio.
El silencio cae sobre el comedor, y la tensión se puede cortar con un cuchillo. Los ojos de los presentes se desvían al suelo, a las paredes, a cualquier lugar donde no se vean obligados a enfrentar lo que acaba de suceder. Nadie dice nada, pero todos lo saben: si no sigues las reglas, si te enfrentas a lo que la Madre Serena ha dispuesto, el exilio es la única opción. Y todos temen ese destino.
Al día siguiente, la Madre Serena se presenta ante todos, con su presencia serena y su voz firme. Se ha hablado de su fuerza, de su capacidad para tomar decisiones difíciles, pero nadie esperaba lo que diría ahora. Ella observa a la gente reunida, su mirada recorre cada rostro, asegurándose de que cada uno escuche lo que tiene que decir.
—La llegada de los sobrevivientes no es una casualidad —dice, su voz calmada pero autoritaria—. Es un mensaje claro de Dios. Nos ha mostrado el camino. Nos está diciendo que debemos salir al exterior. Es hora de enfrentarnos a lo que la ciudad oculta, a lo que el mundo nos pide que enfrentemos.
Un murmullo recorre la sala, y las miradas comienzan a cruzarse. Algunos se sienten incómodos con lo que está diciendo, otros claramente no están de acuerdo. La idea de salir al exterior, de enfrentarse a lo que queda de la ciudad, es aterradora. Los peligros son desconocidos, el riesgo es enorme. Y, por supuesto, el temor a lo que pueda suceder en el camino pesa sobre todos.
—Dios nos ha enviado una señal —continúa, su voz volviéndose aún más solemne—. Estos sobrevivientes, encontrados cerca del refugio, son prueba de que Él nos protegerá. No podemos seguir esperando dentro de estas paredes. Si no salimos ahora, si no buscamos lo que necesitamos para sobrevivir, no resistiremos el invierno.
Un hombre se atreve a levantar la voz, su tono cargado de frustración y miedo.
—¿Pero qué pasa si estamos condenados a salir? —su pregunta queda flotando en el aire, desafiante.
La Madre Serena lo mira fijamente, y en su rostro no hay ni ira ni miedo, solo una calma profunda que parece desterrar cualquier duda.
—La fe no siempre es fácil, hijo —dice con suavidad, pero con una autoridad inquebrantable—. Dios nos está guiando. La elección es clara: si nos rendimos a nuestros miedos, estamos condenados. No podemos vivir con miedo a lo desconocido.
Una pausa pesada cae sobre la sala. Nadie responde, pero el silencio está cargado de significados no dichos. Los ojos de todos se cruzan, y saben lo que esto significa. Si se niegan, si se resisten, serán exiliados. La decisión está tomada, pero el peso de ella aplasta a todos los presentes.
El refugio, que una vez fue su hogar y su protección, ahora se siente como una prisión. Y el banquete que han estado preparando, con tanto esmero, parece más un sacrificio que una celebración. Cada plato, cada movimiento, parece estar marcado por una ritualidad que deja entrever que no solo es un acto de gracias, sino una ofrenda ante lo que vendrá.
La decisión ya está tomada. La Madre Serena ha hablado. Y aunque algunos se resisten, saben que no tienen otra opción. Saldrán al exterior. Y lo harán bajo la protección divina que ella ha prometido. Pero, a medida que el silencio se extiende, una duda colectiva se cierne sobre ellos: ¿será esta una oportunidad de salvación o el último paso hacia la perdición?
Archivos anexos: Nuevos organización grupos y líderes, locaciones exteriores, cronología.
Tipo de desarrollo: Starters públicos y sentence starters.
Duración: 12 días, 18-29 de Diciembre.
TLDR; Ha pasado una semana desde que llegaron al refugio y por órdenes de Samuels tuvieron que permanecer encerrados después de haber perdido a varios miembros en una excursión el 9 de Noviembre. La paz en el refugio ya no es la misma. Los personajes están agitados e inconformes con el ambiente, los suministros escasean y todo ha empeorado al ser obligados a participar en un banquete ceremonial iniciado por Madre Serena. Mientras los personajes se acostumbran al cambio de ritmo en el refugio, un grupo de sobrevivientes aparece y se integra a La Nueva Era, siendo rostros conocidos para algunos de los presentes. Esta actividad es de sobrevivencia, unidad y dar gracias por la vida.
Cada usuario es libre de elegir qué tipo de starter publicar. Puede usar sentence starters, starter público o combinarlos. También puede darles una cronología que abarque todos los días de duración on-rol.
Cada pareja debe abrir un privado donde salgan al exterior a buscar suministros. En Discord se llevará a cabo una lanzada de dados para saber qué lugar deben recorrer y el resultado del a recolección. Les damos la oportunidad de hacer este privado + un starter aparte.
El código de vestimenta es libre pero deben usar un pañuelo blanco. Se les dio la oportunidad de entrar a las tiendas para conseguir mudas de ropa limpia. Los invitamos a subir sus ediciones al blog y etiquetarlos con el nombre de sus personajes.
¡Bienvenidos al inicio del fin! Esperamos la actividad sea del agrado de todos. Cualquier duda pueden consultarla directamente en el main de forma anónima o con cuenta.
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hellprowls · 3 months ago
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Espiral
En un mundo donde las palabras pueden cortar más que un cuchillo, la falta de empatía se siente como un eco desgarrador en el silencio de quienes sufren.
Cada comentario insensible se clava en el alma, alimentando el dolor que ya habita en el corazón, y el sufrimiento mental se convierte en una sombra constante.
La ansiedad se transforma en un compañero silencioso, susurrando dudas y miedos en los momentos más oscuros.
A menudo, aquellos que luchan en su interior se encuentran rodeados de voces que no comprenden su lucha, palabras vacías que en lugar de consolar, agravan la herida.
La soledad se apodera del ser, creando un abismo donde el dolor se siente infinitamente más profundo. Los días se tornan pesados, y la esperanza se diluye entre la niebla de la incomprensión.
Así, el corazón se endurece, atrapado en una espiral de tristeza que parece no tener fin. En esta lucha silenciosa, un simple gesto de empatía podría haber marcado la diferencia, pero a menudo se queda en el aire, dejando solo un vacío abrumador.
- Antinomia (22)
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alquimistaliteraria · 3 months ago
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Borré tu chat, eliminé las fotos
y retiré de mi vida todo recuerdo que me llevara a ti.
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-Carta abierta-
En mi intento de huir de ti, entendí que debía hacer todo lo posible para evitar auto-lesionarme. No quería seguir alimentando una herida que ya era lo suficientemente profunda y dolorosa por sí misma.
Los recuerdos de lo que compartimos son suficientes como para llenar mi mente, y aunque me esforzaba por mantenerme ocupada, la verdad era que había momentos en los que la noche se convertía en mi mayor enemigo. En esas horas oscuras, cuando la ansiedad y la nostalgia se apoderaban de mí, el simple sonido de una canción o el eco de ciertas fechas volvían a conectar mis pensamientos contigo. La vida, a veces, parecía un juego cruel; a donde miraba, había algo que me recordaba a ti.
Al principio, fue atroz y desgarrador. Cada recuerdo me sumía más en la tristeza, y parecía que nunca podría escaparme de ese tormento. Sin embargo, con el tiempo, las cosas comenzaron a cambiar. Cuando menos lo esperaba, el olvido se instaló de forma inesperada. Fue un proceso gradual, pero ese momento liberador llegó; empecé a superar lo que había vivido contigo.
Comencé a recordarte de otra forma, no como una carga, sino como parte de mi historia. Hubo una ocasión en la que sonreí sin quererlo, y en ese instante comprendí que ya había pasado el tormento. Tu recuerdo se había transformado en uno más en mi archivo mental, un destello de lo que una vez fue, pero sin el poder de hacerme conectar con emociones dolorosas. Puede que los ecos aún resuenen de vez en cuando, pero ya no tienen la fuerza de antes.
Me he dado cuenta de que el tiempo tiene esa maravillosa capacidad de transformar el dolor en lecciones. He empezado a valorizarlas, a comprender que cada etapa de nuestra relación me enseñó algo valioso sobre mí misma, sobre la vida y el amor. Tu recuerdo es solo una parte de un capítulo cerrado, y estoy lista para abrir otros libros con nuevas historias por contar.
Hoy celebro mi crecimiento y la capacidad de amarme a mí misma. Reconozco que el proceso de deshacerme de lo que me hacía daño fue valiente, y me siento empoderada al tener el control de mis emociones y mis recuerdos. Estoy dispuesta a avanzar, a redescubrirme sin ti y a ofrecerme la oportunidad de experimentar la vida de nuevo.
Gracias por lo que fui en tu vida y por lo que has significado en mi camino. Cierro este capítulo con gratitud, y espero continuar mi viaje hacia nuevas experiencias, nuevas conexiones y, quizás, un amor renovado.
Con un corazón sano y en paz,
Yls.
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sonhosblog · 2 months ago
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A madrugada se arrastou como um sussurro triste, e eu permaneci acordada, perdida em pensamentos que dançavam como sombras na penumbra do meu quarto. A luz da lua se escondeu lentamente, dando lugar a um novo dia que se anunciava através da janela. Eu observava, com os olhos pesados, o céu se tingir de nuances de laranja e rosa, como se o sol quisesse me abraçar, mas eu não conseguia sentir seu calor.
A paisagem se desenhava à minha frente, o horizonte se estendia em um véu de neblina, e as árvores, ainda adormecidas, pareciam escutar minha agonia silenciosa. As folhas balançavam suavemente, mas em mim havia um turbilhão. O canto dos pássaros, que normalmente me traria alegria, soava como um lamento, um eco da minha própria inquietação.
Sentia o cansaço em cada fibra do meu ser, um peso que se acumulava nos ombros, como se as horas sem sono tivessem se transformado em correntes invisíveis. Meu corpo, exausto, ansiava pelo descanso, mas minha mente continuava a girar em círculos, presa em um labirinto de preocupações e ansiedades que não me deixavam em paz. A sensação de vazio se misturava ao pesar, como se eu estivesse carregando o peso do mundo, e a luz que surgia lá fora apenas ressaltava a escuridão que habitava dentro de mim.
O sol, finalmente, rompeu o horizonte, espalhando sua luz dourada, mas mesmo assim, eu não conseguia me libertar da tristeza que me envolvia. A beleza do amanhecer parecia distante, como se eu estivesse observando de outro mundo. Enquanto o dia começava, eu me perguntava se um novo raio de esperança poderia também se infiltrar em meu coração cansado, ou se tudo continuaria a ser uma eterna madrugada, envolta em solidão e ansiedade.
(Texto autoral).
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khadelrp · 11 days ago
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𝖢𝖠𝖯𝖨́𝖳𝖴𝖫𝖮 𝟤 ── 𝐀 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐀𝐂̧𝐀̃𝐎.
A cidade de Khadel parecia respirar ansiedade. Os comentários ecoavam pelos becos estreitos e pela praça, cheia de pessoas, enquanto a velha lenda ganhava vida em conversas sussurradas. Centenas de olhos buscavam respostas nas sombras, acreditando que o amor, outrora banido por um encantamento, pudesse finalmente florescer novamente. Cem anos de silêncios forçados e corações apagados convergiam para este momento: o renascimento de um sentimento perdido. Mas como encontrar as almas que carregavam a chave para quebrar a maldição? Quem, entre eles, teria a coragem de encarar o eco de suas vidas passadas?
Naquela noite fria de uma quarta-feira qualquer, enquanto uma neblina incomum envolvia a cidade como um véu esquecido, algo estava prestes a mudar.
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Neslihan caminhava pelas ruas cobertas pela névoa, o peso de um dia de trabalho estampado nos ombros, quando um som peculiar cortou o silêncio. Um choro fraco, agudo, que a fez parar. Não era apenas dor, mas um apelo — quase humano. “Nesi, me ajuda”, parecia dizer, com uma voz estranhamente familiar. Olhou ao redor, mas a cidade estava deserta, e a névoa espessa tornava impossível enxergar além de alguns metros. Ainda assim, conseguiu ver um filhote de cachorro correr para dentro da floresta. Seu coração disparou, e, impulsionada por um instinto incontrolável, seguiu o som.
Ao mesmo tempo, do outro lado da praça, Graziella deixava o salão, admirando as unhas recém-feitas, quando ouviu uma risada que a congelou. Ela conhecia aquela risada. Seu coração deu um salto ao avistar Romeo, seu filho, parado sozinho sob a luz pálida de um poste. “Quem te deixou aqui, meu amor?”, perguntou, mas ele apenas sorriu e gritou: “Vem, mamãe!” Antes que pudesse detê-lo, o menino desapareceu na floresta. Desesperada, ela correu atrás dele, chamando-o.
Já no The Loft, Christopher guardava seu violão após mais uma noite vazia, suas melodias ecoando apenas para as paredes do lugar. Cabisbaixo, prestes a sair, seus passos foram interrompidos por um piano tocando ao longe. A melodia era estranha, mas profundamente comovente, como se puxasse cada fibra de sua alma. Sem pensar, ele seguiu o som, mesmo que o levasse para dentro da floresta envolta em mistério.
Aaron caminhava apressado em direção ao The Loft para mais um turno, mas parou ao sentir o cheiro inconfundível de bolo de chocolate. Não era qualquer bolo; era o de sua mãe, com a pitada de canela que sempre o fazia voltar à infância. O aroma o envolveu como um abraço caloroso, e, sem perceber, ele se desviou do caminho. O cheiro vinha da floresta. Quem estaria cozinhando ali? Não fazia sentido, mas algo em seu peito insistia que ele precisava seguir.
A filha do pastor foi a última a sair da igreja após a missa e foi surpreendida pela densa neblina, algo difícil de acontecer em Khadel naquela época do ano, tão quente e florida. Uma amiga do coral surgiu de repente, ofegante, pedindo ajuda para uma menina machucada. Sem hesitar, Pasqualina se deixou guiar, mas a mulher logo se afastou, desaparecendo na bruma. “Espere!”, ela gritou, o coração acelerado, correndo atrás da silhueta que se distanciava.
Maxine, sempre envolta em mistério, saía da Casa Comune em silêncio, mas a quietude do lado de fora a preocupou. Nenhum olhar curioso, nenhum murmúrio — exceto o sussurro que a paralisou. Uma voz que ela não ouvia há alguns anos, mas que sabia ser impossível ser ela. “Mãe?” A palavra escapou como um sopro. A voz sussurrava seu nome, atraindo-a para dentro da neblina. Sem saber o que a esperava, ela seguiu, o coração descompassado.
Olivia saía do La Bottega com sua bolsinha de frutas frescas, mas hesitou ao se deparar com a inesperada neblina que tomava a cidade. Tudo estava quieto, vazio demais. De repente, uma melodia familiar rompeu o silêncio: Tale as Old as Time, de A Bela e a Fera, cantada em italiano pela doce voz de Alicia, sua irmã falecida. O coração de Olivia disparou. Alicia sempre cantava essa música quando ela tinha medo, trazendo conforto com seu filme favorito de infância. “Vem cantar comigo, Liv”, ouviu a voz sussurrar. Com os olhos marejados, Olivia seguiu o som, os passos guiados por uma mistura de saudade e fascínio, desaparecendo na escuridão da floresta.
Domenico, saía da academia da Casa Comune, sem surpreender ninguém por estar lá até tarde, carregando um caderno abarrotado de anotações. Mas um vento súbito arrancou as páginas de suas mãos, espalhando-as como folhas ao vento. Desesperado, ele correu atrás delas, o orgulho aliviado pela ausência de testemunhas. As folhas voavam em direção à floresta, como se brincassem com ele, aguardando que se aproximasse antes de voarem mais fundo na neblina.
Camilo, ao estacionar diante do Il Giardino, mal teve tempo de desligar o carro antes de ser tomado por uma visão impossível. A mulher parada à sua frente, que ele não via desde os seis anos, sorriu e fez um gesto silencioso com a mão. “Mãe?”, ele murmurou, o peito apertado. Sem pensar, seguiu-a para além da luz dos postes, perdido na penumbra.
Helena deixava o estúdio de teatro da Casa Comune quando um assobio suave cortou a noite: Lavender's Blue Dilly Dilly. Seu coração se aqueceu e apertou ao mesmo tempo, a doce lembrança da canção de ninar preenchendo o ar. “Quem está aí?”, chamou, mas ninguém respondeu. Ainda assim, com um sorriso trêmulo, ela seguiu o som, incapaz de resistir, os passos leves e delicados como se dançasse para um destino desconhecido.
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Quando chegaram à cachoeira, algo os atingiu como um choque de realidade. Todos os sons, imagens e cheiros que os levaram até ali haviam desaparecido como fumaça. Não haviam mais os sons que os tinham atraído — a risada de Romeo, o choro do cachorrinho, o assobio de Lavender’s Blue, o cheiro do bolo de chocolate com canela — tudo se esvaiu sem explicação. A névoa os envolvia, mas de uma maneira diferente agora, sem o calor do sonho que os tinha guiado até ali. O desespero de Domenico por suas folhas, o eco da canção de Alicia para Olivia, a mãe de Camilo que o abandonou, a mãe adotiva de Maxine que faleceu, a música que atraiu o nosso romântico, a amiga da igreja da filha do pastor, nada mais parecia existir. O que restava era apenas o som monótono da cachoeira, sua queda pesada e constante, misturado ao canto dos grilos, como se o mundo inteiro tivesse desacelerado, deixando-os ali, sozinhos e perplexos, sem mais respostas.
Confusos, olharam ao redor, tentando entender como haviam chegado ali, como haviam seguido as ilusões sem sequer perceber o caminho, sem questionar o quanto aquilo parecia estranho. Mas lá estavam eles. Todos chegaram ao seu destino, essa era a sensação, mesmo que ainda não entendessem o motivo. Cada um estava preso à lembrança do que os guiara: a música familiar, o cheiro, o som das vozes que chamavam, mas agora, naquele lugar isolado e quase sombrio, tudo parecia irreal, como se nada fizesse sentido. Eles se olharam, só então notando a presença dos outros ali, mas não tiveram tempo de dizer ou perguntar nada.
O som da Cascata Jack, que até então era um rugido constante e imponente, desapareceu por completo. Os dez khadelianos, parados diante da majestosa queda d'água, trocaram olhares incertos. O barulho, que antes preenchia cada canto do vale, foi lentamente sendo substituído por um silêncio denso e carregado, como se o mundo ao redor tivesse se calado para sempre. Era angustiante. De repente, a cascata se abriu, revelando uma fenda estreita e irregular nas pedras. De dentro da abertura, uma luz suave e mística pulsava, parecendo chamá-los com uma urgência silenciosa.
— Vocês sentiram isso? — murmurou Maxine, enquanto dava um passo hesitante para frente.
O grupo avançou com cautela, seus passos abafados pela terra úmida. Ao atravessarem a fenda, depararam-se com uma caverna oculta, onde uma parede de pedra coberta de musgo dominava o espaço. A luz emanava delicadamente das fissuras entre os blocos, iluminando símbolos entalhados na rocha — runas antigas, figuras complexas e marcas que pareciam ecoar algo profundamente familiar.
Aaron, o mais pragmático entre eles, aproximou-se da parede com o cenho franzido. Seus olhos examinavam as marcas, mas não encontrava explicações lógicas. Quando sua mão tocou a superfície fria, algo profundo e desconhecido se despertou. Uma onda de calor percorreu seu corpo, e ele recuou rapidamente, respirando com dificuldade.
— É como se a pedra estivesse viva. — observou Neslihan, depois de ter o mesmo instinto de tocar uma das runas e sentir o calor subir pelo braço e se espalhar pelo corpo.
Todos seguiram o impulso, colocando as mãos em diferentes partes da parede marcada, como se algo chamasse por eles, algo além de sua compreensão. Subitamente, o ambiente ao redor deles parecia se alterar. O ar ficou denso, as marcas na parede ganharam cores brilhantes, como pedras preciosas reluzindo dentro da gruta que pareciam ter despertado algo. Uma voz suave começou a ecoar pelas paredes da caverna, tão clara que parecia vir de dentro da própria terra.
— As peças voltaram ao tabuleiro… Mas o jogo mal começou. Vocês são o eco de um passado que não perdoa. A verdade está em seus corações e nesta terra marcada por sangue e dor.
— Quem está aí? — exigiu Camilo, os punhos cerrados.
A voz ecoou novamente, desta vez com um tom grave e enigmático, como se estivesse tecendo palavras de um destino inevitável.
— A profecia é real. Vocês são a reencarnação dos apaixonados, os que não puderam viver o amor que foi interrompido há cem anos. Agora, vocês têm a chance de reescrever o que foi perdido. Eu lhes darei um ano para descobrir quem foram em suas vidas passadas, para reconhecer suas almas gêmeas e, por fim, viver o que antes lhes foi negado. O tempo é um aliado traiçoeiro. Se 365 dias não forem suficientes, estarão fadados a mais cem anos de desamor, até receberem uma nova chance.
A voz se tornou mais suave, como se fosse um sussurro levado pelo vento.
— O que vocês buscam nem sempre será revelado com facilidade. Usem o espelho com sabedoria, pois ele guarda a chave para o que está escondido. Mas cuidado! O preço dele é alto. O espelho só mostrará a verdade, se fizerem as escolhas certas. Boa sorte, meus amantes reencarnados! Espero que no fim dessa jornada não sejam mais almas solitárias.
O silêncio se fez novamente, mas a tensão no ar era palpável, como se as palavras da voz ainda pairassem sobre eles, desafiando-os a desvendar os mistérios que estavam prestes a se desenrolar. O brilho das runas foi apagando lentamente, deixando a caverna iluminada apenas pela fenda que antes abrira para eles.
O grupo ficou parado, trocando olhares confusos, sem saber o que dizer, a mente cheia de perguntas não respondidas. O som da caverna parecia ter desaparecido, deixando-os em um silêncio opressor. Mas, de repente, o chão sob seus pés começou a tremer, fraco no início, mas crescendo em intensidade, como se a caverna estivesse reagindo à sua presença. O tremor parecia uma advertência, uma força invisível os empurrando para fora.
A tremedeira se intensificou, fazendo as pedras se deslocarem e o ar vibrar com uma pressão crescente. Em pânico, eles começaram a correr em direção à fenda, e, quando finalmente conseguiram sair, seus corações batiam fortes e descompassados, o corpo ofegante pela pressa. Eles se afastaram rapidamente da entrada da caverna, o corpo ainda em alerta, e viraram-se para ver a fenda começar a se fechar. A água da cachoeira, que antes havia cessado, voltou a cair com seu som pesado, e os grilos recomeçaram seu cricrilar, como se nada tivesse acontecido.
O lugar agora estava iluminado pela lua cheia, mas, ao contrário da sensação de mistério e escuridão que os envolvia quando chegaram ali, o ambiente parecia menos ameaçador, mais calmo, como se o pesadelo tivesse se dissipado. Eles ficaram ali, molhados e dentro da água, se encarando, sem saber o que fazer, as palavras faltando.
Finalmente, Domenico rompeu o silêncio:
— Alguém viu algum espelho?
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OOC.
É, agora eles finalmente tiveram a revelação, mas o que isso significa? Bem, vocês vão me responder na primeira task!
A task poderá ter quantos parágrafos quiserem. Pode ser curtinha. Valerá 20 pontos, mas deve estar postada até o dia 19 de janeiro. Passado essa data, a task ainda pode ser postada, mas não valerá ponto algum.
Não se esqueçam de marcar o blog @khdpontos para receber a pontuação da task.
Você pode reescrever o que está aqui sob a visão do seu personagem, ou pular para a parte final.
Mas o que obrigatoriamente precisa conter na task: a reação do seu personagem após saírem da gruta. Ele ficou em silêncio e foi embora confuso? Falou com alguém? Cogitou a possibilidade de ser real? Ficou impactado ou achou tudo uma grande bobeira? Criou teorias da conspiração sobre ser pegadinha, ou acredita que pode quebrar a maldição? Conversou com os outros sobre o que deveriam fazer, pensando em estratégias ou zombou de quem sugeriu fazer alguma coisa? Decidiu ajudar ou vai querer prejudicar aqueles que querem tentar quebrar a maldição? Enfim, a parte principal da task é essa, me contar o que ele sentiu durante a revelação e depois como reagiu.
Não é preciso ter interações sobre isso, mas é permitido.
As interações já é andamento podem continuar como flashback.
Essa é a parte 1 do plot, a parte 2 será postada amanhã, na quinta-feira, às 18h e será uma interação em duplas / casais.
Qualquer outra dúvida, a ask e o chat estarão abertos!
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Para vocês visualizarem um pouco melhor como seria, mais ou menos, a caverna e os símbolos coloridos (feito com IA, então relevem qualquer bizarrice):
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cosmicbolognesa · 14 days ago
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(Version en español)
''No estɑ́s solo, Dɑe-Ho''
|| Después de mucho hype, me decidí a escribir esta pequeña narativa sobre lo último que vimos de Dae-Ho y el resto del equipo. ¡MI NIÑO NO MERECE TANTO ODIO POR PARTE DEL FANDOM! Y realmente necesito una interacción de él con Hyun-ju , así que espero disfruten leyendo tanto como yo escribiendo. ||
•Squid games 𝗞𝗮𝗻𝗴 𝗗𝗮𝗲-𝗛𝗼 ↳ 𝗢𝘂𝘁𝗰𝗮𝗻𝗼𝗻​ •Squid games
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El eco de los constantes disparos aún resonaba en los pasillos del complejo mientras Dae-ho corría hacia el Dormitorio, con la respiración agitada y el corazón desbocado. Sus zapatos resonaban con un ritmo irregular, reflejo de su creciente ansiedad. La adrenalina que lo había impulsado a ofrecerse voluntariamente para buscar municiones ahora se convertía en un nudo opresivo en su pecho. Cada sombra parecía alargarse y deformarse, como si el lugar mismo conspirara para atraparlo. Las escaleras parecían moverse de lugar, los tonos pastel brillaban con intensidad y las manchas de sangre en su ropa se sentían horriblemente pesadas.
Al llegar al Dormitorio, el aire estaba cargado de un silencio denso, quebrado solo por el sonido de su jadeo. Dae-ho no prestó atención a ninguno de los jugadores que esperaban ahí, amontonados en las esquinas, entre cadáveres y literas medio deshechas. Comenzó a buscar entre los cadáveres de los guardias caídos, sus manos temblando mientras revisaba los cinturones y bolsillos en busca de las preciadas balas, tanteando los cargadores antes de comenzar a juntarlos en la sudadera, como una especie de bolso. Intentó bloquear su mente, concentrarse en la tarea, pero la visión de los cuerpos inertes, de los ojos abiertos y vacíos de sus compañeros caídos antes del motín, lo arrastró de vuelta a un recuerdo que había intentado enterrar por años.
Era joven, apenas un recluta en los marines, cuando ocurrió el incidente. Una operación de rutina que salió terriblemente mal. Recordó el caos, los gritos, y el sonido seco de disparos cercanos. En aquel entonces, ni siquiera había aprendido lo básico sobre armas, era un novato y blanco fácil para las bromas de sus compañeros. La imagen de aquel marine, un recluta de su misma edad y con quien apenas había intercambiado palabras, cayendo bajo una lluvia de balas, regresó con una claridad espantosa. Se había congelado entonces, incapaz de moverse mientras el horror lo envolvía, y ahora, años después, ese mismo terror volvía a atraparlo.
''Por favor, por favor no'' balbuceó, mientras uno de los cargadores escapaba de sus manos. Se arrodilló junto a un guardia, intentando sacar un cargador de su cinturón, pero sus dedos se negaban a cooperar. Estaban entumecidos, como si el peso del pasado los hubiera paralizado. No era capaz siquiera de oír lo que Yong-sik decía. Otros se habían acercado para ayudarle a reunir los cargadores, pero él parecía moverse, aunque de forma errática, más por piloto automático.
''Tú eres débil, siempre lo has sido''. La voz de su padre resonó en su mente, acompañada de recuerdos de sus reprimendas constantes. De pequeño, había sido el blanco de su desdén, ridiculizado por su interés en los juegos y habilidades que compartía con sus hermanas. ''Necesitas endurecerte. Los hombres no lloran, no tiemblan. Eres un varón, no otra hija''. Pero aquí estaba, temblando como una hoja, atrapado entre el peso de su historia y el terror del presente. Dae-Ho se movió rumbo a las puertas, abrazando con demasiada fuerza la tela que envolvía las municiones, y su radio en el pants emitiendo las voces desesperadas de sus compañeros, a la espera de su ayuda.
''Tengo que ir, tengo que llegar'' se repetía una y otra vez en su mente. Sin embargo, no había dado muchos pasos cuando los disparos sonaron más fuerte y constantes. Sus ojos recorrieron las paredes rosas y se detuvieron en las abundantes manchas carmesí, los cuerpos en el suelo, el olor a pólvora… ''¡DAE-HO!'' tronó su radio ''¡¿DÓNDE ESTÁS?! TE NECESITAMOS, DAE-HO. ¡NECESITAMOS MÁS MUNICIONES!'' El muchacho cogió la radio y la observó fijamente. Quería correr y ayudar, probar que era tan útil como los otros compañeros, pero su cuerpo no respondía. El terror lo había paralizado y, en vez de avanzar, sus pies retrocedieron lentamente, dejando caer la radio.
(…)
Las luces del Dormitorio parecieron intensificarse cuando Hyun-ju llegó, su figura manchada de sangre y la frente sudosa, el pelo oscuro alborotado y sus ojos buscando alguna señal de su compañero. El tiempo apremiaba, y ella necesitaba los cargadores para resistir un poco más allá afuera. ¿Había caído? ¿Lo habían atrapado, quizá? Era una de sus preocupaciones, y por eso ella misma había ido a buscarlo. No podían permitirse más bajas en su lado, ni quedarse sin balas. Fue Yong-sik quien la guió hacia una de las literas, donde encontró al más joven. Geum-ja y Jun-hee también estaban cerca de la cama, ambas intentando comprender qué estaba sucediendo, y en qué estado estaban los compañeros que habían empezado la revuelta. Los demás, aquellos que en su mayor parte habían votado en su momento por el círculo para continuar los juegos, se encontraban en el extremo del lugar, susurrando y completamente perdidos.
“¡Dae-ho!”, repitió Hyun-ju con firmeza, su voz como un ancla en medio del caos. Pero él no reaccionó, hundido en una espiral de miedo y culpa. Ella se acercó rápidamente y preguntó qué había ocurrido. ''¿Los cargadores? ¿Los has encontrado?'' urgió ella, mirando a su alrededor. ''Dae-Ho, necesitamos darnos prisa!''
''Lo siento, lo siento…no pude…perdóname, Hyun-ju'' repetía Dae-Ho, una y otra vez. Ella se movió para recoger las municiones y, cuando el chico se encogió sobre sí mismo y jadeó con miedo al verla extender la mano, Hyun-ju lo comprendió. Como ex-sargento en las fuerzas especiales, había visto a hombres derrumbarse bajo la presión, pero también había aprendido a ayudarlos en la contención.
Consciente de que cualquier movimiento brusco podría agravar su estado, Hyun-ju se agachó frente a él, sus ojos analizando rápidamente la situación. “Dae-ho, mírame”, ordenó con suavidad, pero con la autoridad propia de todos sus años al servicio de su país. Cuando él no respondió, extendió una mano con cuidado, asegurándose de que él pudiera ver el gesto antes de tocarlo. Al sentir el contacto en su brazo, Dae-ho se encogió violentamente, como si esperara un golpe otra vez.
“No te haré daño”, dijo Hyun-ju, su tono bajo y calmado. “No quiero lastimarte. Respira conmigo”. Ella inhaló profundamente y exhaló lentamente, modelando un ritmo estable para que él lo siguiera. “Inhala, dos, tres, cuatro. Exhala, dos, tres, cuatro”. Repitió el ciclo una y otra vez, hasta que los jadeos de él comenzaron a sincronizarse con su respiración.
Dae-ho alzó finalmente la mirada, sus ojos empañados de lágrimas. “No sirvo para esto… Nunca he servido. Están todos muertos ¿verdad? Por mi culpa han muerto…seguro todos murieron. Jung-bae contaba conmigo'' las palabras salían a borbotones de su boca, mezcladas con pequeños jadeos que amenazaban con desencadenar el ataque de nuevo
Hyun-ju lo miró fijamente. “El miedo no te hace débil. Estás aquí, enfrentándote a todo esto. Pero necesitas centrarte ahora. Si no puedes hacerlo por tí, hazlo por los demás. Ellos te necesitan, siguen ahí afuera, luchando'' la mujer le apretó suavemente el hombro, un gesto rápido ''Yo te necesito. Tenemos que ir, Dae-Ho. Nos necesitan ahora”
Poco a poco, las palabras de Hyun-ju lo alcanzaron. Dae-ho asintió, con movimientos pequeños pero decididos. Su labio inferior temblaba, al igual que sus manos, pero consiguió levantarse. Juntos, comenzaron a recoger las municiones, esta vez con Hyun-ju guiando cada movimiento, ofreciéndole apoyo y dirección en cada paso. Lamentablemente, en aquel momento entraron soldados con las máscaras y atuendos rosa, disparando al techo y ordenando que se tirasen al piso. La poca estabilidad que el muchacho había ganado se quebró, y Hyun-ju comenzó a recargar su arma, decidida a enfrentarlos sola entonces. Un tirón en el brazo le hizo volverse de golpe. Era Geum-ja.
''No, no lo hagas'' le susurró con urgencia ''Por favor, no mueras así. Nosotros también te necesitamos''. A Hyun-ju le parecía doloroso e inhumano el rendirse junto a los otros, abandonando a su suerte al pequeño equipo que seguía resistiendo allá afuera. No era correcto, no estaba bien. ¡Ellos habían confiado en ella para regresar! Su mente iba a toda velocidad, calculando probabilidades, estrategias para contraatacar…y entonces, Geum-ja agregó ''ese niño te necesita'' señalando con la cabeza a Dae-Ho, boca abajo en el suelo y tratando de ahogar un sollozo con la mano, balbuceando más disculpas y nombres. ''Ella también'' dijo la anciana, mirando a Jun-hee . ''quédate con nosotros, Hyun-ju'' pidió una vez más, mientras se dejaba caer al suelo, junto a su hijo. Los soldados continuaban gritando órdenes y, con el corazón roto y la culpa devorándola, Hyun-ju finalmente puso bajo la litera la tela con cargadores y el rifle, antes de imitarles y tenderse en el piso, cerca de Dae-Ho. Una vez ahí, movió la diestra para alcanzar una de sus manos y entrelazarlas, sintiendo los violentos temblores del más joven. Ella puso algo más de fuerza y le sostuvo firme, como un silencioso recordatorio para hacerle saber, con un rápido apretón, que todos estaban juntos en aquel infierno.
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no puedo dormir,pienso nervioso
en el espacio de mi memoria,el dolor, un rincón secreto donde escucho a lo lejos el eco de tu voz, donde pense que habia un esqueje del frío y del calor
la ansiedad es agua turbia y fría en mi pecho, un aleteo de miedo, mis ojos al verte,faro que brilla
en esta oscuridad madrugal,quiero verte tomar.
mas que nada mi cora se dilata, preparada para enfrentar el vendaval de las palabras en mi interior hay un rio que no sabe encauzar
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perseveranteytestaruda · 4 months ago
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Sana sana corazón
Permitite amar. Pero principalmente, amate a vos. Creeme que la cura a ese corazoncito roto que tenés no es enjaular todo ese amor que habita en vos para no dejarlo salir nunca más. Si sabes que morís de ganas por liberarlo y volcarlo en aquellas personas merecedoras del mismo, que te inunden de ese sentimiento tan puro y verdadero, recíprocamente..
Así que, yo sé que tenés miedo, y que sentís que estás a un corazón roto de morir. Pero te prometo que allá afuera, al otro lado de toda esa nube de miedos, inseguridades, y malas experiencias amorosas...está tu príncipe o princesa, el amor de tu vida, o como quieras llamarle. Al otro lado del miedo está aquello que tanto querés.
Arriesga, tené miedo, pero arriesga. ¿Vas a perder? Eso depende de cómo lo mires. Cuando arriesgamos, generalmente, nos rompen el corazón, por eso pensamos que perdemos. Pero si nos detenemos a pensarlo, ¿Realmente perdemos? ¿O ganamos? A pesar de pasarme noches y noches llorando por desamor, me gusta verlo desde la siguiente perspectiva: yo gané. Gané "aprendizajes", traumas podemos decirles si querés. Gané heridas, miedos, noches de desvelo, hasta incluso, para los casos más heavys, logré perder los kilitos de más y desarrollé malos hábitos como fumar. Pero, ¿Sabés que más gané? Todo lo que mencioné anteriormente, me dio la fuerza y la capacidad de amarme, valorarme, hacerme respetar, darme mi lugar, poner límites y mantenerlos con firmeza....porque son aquellos momentos, en los que nos abandonamos por amar a alguien más que a nosotros mismos, que en un abrir y cerrar de ojos tocamos fondo, y es ahí, en medio del ataque de ansiedad y las lágrimas, donde nos damos cuenta que estamos solos en el mundo, porque quien rompe no paga. Sabemos que quien nos destruye no nos arregla. Es ahí en el fondo del pozo oscuro donde te encontrás solo en la oscuridad con el eco de tus tormentos y te enfrentas a la decisión de espero a que alguien me socorra o me salvo sola. Te prometo que cuando optas por la última opción, resurgís como tu mejor versión. Te volvés imparable, fuerte, impotente..y creeme que eso nadie te lo va a quitar. Ese es tu brillo; lo pueden apagar, pero jamás quitar. Te prometo que ese brillo, si lo portas, tarde o temprano se vuelve a encender una vez que sanas. Así que, si se gana cuando se arriesga, tal vez algunas buenas y otras pésimas. Pero ganas, te lo juro que ganas.
Me dejaron tantas veces con el amor en las manos... pero todo ese amor vino de mí, siempre fue mío. Y yo tengo esa capacidad de amar con intensidad.. verdadera y sanamente. Así que no te preocupes si te paso lo mismo, vas a volver a amar, porque ese amor viene de vos. Una vez que sanes, y sueltes lo que ya no sirve para permitir que nuevas historias entren a tu vida, vas a volver a amar como solo vos sabes hacerlo. Es una promesa.
No vas a morir de amor. Vas a morir si no te permitís vivir una vida llena de amor.
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clonazepao · 7 months ago
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Ecos de Versos Não Lidos
Escrevi muitos versos e livros que você nunca lerá... Um pássaro solitário canta sua dor, e Minha mão busca um céu sem nome, desenhando memórias que o tempo não apaga. Sua imagem insiste em permanecer, enquanto me distraio com coisas sem importância. Como posso ouvir o que meu coração clama? Nenhuma represa segura as lágrimas que caem. Posso viajar o mundo todo, mas nunca encontrarei alguém como você. Acordando de um sonho dissipado como fumaça... Minha mão treme, o lápis rola pelo chão. A ansiedade e a saudade queimam meu coração. Mas espero que você esteja bem, em cada nova estação.
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cartasparaviolet · 1 year ago
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Só restavam os ecos dos batimentos cardíacos após a queda daquela muralha em meio a uma selva de concretos inabitável que eu mesma ergui para autopreservação. Eu ainda sentia medo do que o futuro me reservava quando vislumbrei no horizonte uma vista bem diferente daquela paisagem sem vida conhecida de antigamente. A insegurança não me dominava como antes, eu a acolhi em meio aos cacos como criança carente que quer atenção e cuidados. A ansiedade não deixava-me dormir, podia sentir sua presença ao lado e em determinado momento parei de confronta-la e entreguei-me. Curiosamente, a vi levantar-se e ir embora ao amanhecer, respirava aliviada, pois finalmente fizemos as pazes. Tudo desaparecia dia após dia como sussurros e nas paredes daquele ambiente não havia mais memórias de dores estampadas em cada canto. Pintei-as e decorei com novos quadros e tons para que a felicidade fizesse morada nessa nova aurora. Ouvia-me a distância como ruídos a chamar-me de volta. “Reinvente-se.”
@cartasparaviolet
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shactividades · 2 months ago
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FIN DEL CAPÍTULO 6: CAMINO A LA TRAICIÓN
A pesar de los esfuerzos incansables por avanzar hacia Greenville, el bosque no ofrece la seguridad que esperaban. La oscuridad se cierne rápidamente sobre ellos, y la noche, fría e interminable, se convierte en una amenaza. La desaparición de Georgia, quien fue vista por última vez al borde de un sendero cerca de la zona prohibida antes de que desapareciera sin dejar rastro, mantiene a todos en vilo. Aiden, con la responsabilidad en sus hombros, organiza un grupo de búsqueda. Recorren los senderos sin descanso, pero cada rincón parece igual al anterior, y el eco de sus voces resuena en el vacío del bosque sin respuesta. La ansiedad crece entre ellos, pero nada más se sabe de Georgia.
Mientras tanto, la noticia de tres encuentros casi simultáneos entre sobrevivientes y una criatura escalofriante se esparce con rapidez en la zona segura. Nadie sabe a ciencia cierta qué forma tiene, pero los relatos coinciden en un punto: el terror que sienten al encontrarse con algo ajeno, algo que no pertenece al mundo que conocen. La criatura parece moverse como un espectro, y nadie se atreve a describirla con claridad. Los sobrevivientes no tardan en hablar entre ellos, en susurros temerosos, con la certeza de que el peligro es mucho más real de lo que imaginaban.
Y mientras las conversaciones sobre esa misteriosa criatura no dejan de llenar el aire, una nueva amenaza se presenta. En varios senderos del bosque, se encuentran mochilas abandonadas, desparramadas por el suelo. Las mochilas pertenecen a un grupo de residentes que estaban justo en los alrededores minutos antes de desaparecer, sin explicación alguna. Nadie los vio irse. No hubo gritos, ni señales de lucha. Solo el vacío, las mochilas abandonadas y la creciente sensación de que algo está al acecho. La noticia se extiende rápidamente: un grupo entero ha desaparecido sin dejar rastro. El miedo se intensifica, los susurros sobre la criatura se entrelazan con teorías sobre lo que realmente está sucediendo.
La sensación de vulnerabilidad se hace palpable, y las decisiones se vuelven urgentes. El grupo se reúne para discutir qué hacer. A pesar del pánico, algunos sienten la necesidad de seguir adelante. Aiden, con su usual determinación, aboga por continuar el camino hacia Greenville. Insiste en que no pueden permitir que más personas se pierdan en el bosque. La misión es clara: deben seguir adelante, salvar a los que aún permanecen en los grupos, y llevarlos a un lugar más seguro, a cualquier costo. Es la única opción. La vida de los que quedan depende de la acción.
Pero no todos están de acuerdo. Zohan, otro miembro clave del grupo, se opone vehementemente. La tensión aumenta entre los dos. Zohan cree que avanzar sin un plan más claro es suicida. Argumenta que el bosque está lleno de peligros desconocidos y que no deberían arriesgarse a más desapariciones sin asegurarse de que el camino esté libre de amenazas. La discusión se intensifica, las voces suben de tono, y el ambiente se llena de incertidumbre.
Finalmente, en medio de la disputa, Aiden toma una decisión abrupta. Sin decir una palabra más, se da la vuelta y se aleja del grupo. Nadie lo sigue. El líder, aquel que había guiado con firmeza, desaparece en la oscuridad del bosque, como si se tragara la tierra.
[...]
A medida que llegan más cerca de la entrada de Greenville, las dudas comienzan a apoderarse de ellos. La falta de vehículos en la carretera es un mal presagio, pero es solo el principio. Cuando cruzan el umbral de la ciudad, la escena se vuelve aún más desconcertante. La zona está completamente silenciosa. Ningún sonido de motores, ninguna bocina lejana, nada de los ruidos urbanos que alguna vez definieron el pulso de la ciudad. Solo el piar de las aves, dispersas entre las estructuras vacías, rompe la quietud.
Las calles, normalmente concurridas y bulliciosas, están desiertas. No hay comerciantes, no hay niños jugando, ni grupos de gente caminando por las aceras. La tienda de comestibles está cerrada, pero la luz que se filtra a través de los ventanales es opaca, como si el tiempo se hubiera detenido. La sensación de que algo está muy mal crece con cada paso que dan. Los edificios se alzan imponentes, pero vacíos, con ventanas rotas o cubiertas por cortinas descoloridas.
El grupo se detiene en la esquina de una calle principal. A lo lejos, las estructuras de apartamentos se alzan como mausoleos urbanos, grises y mudos. Nada se mueve, ni siquiera el viento. La ciudad está muerta, pero no de una manera que sugiera abandono inmediato. La calma es espeluznante, como si alguien, o algo, hubiera decidido silenciar la ciudad por completo.
A medida que se adentran más en las calles, el ambiente se torna más opresivo. Los edificios parecen más grandes y distantes, como si las sombras los alargaran, como si todo lo que alguna vez vivió aquí hubiera sido consumido por una quietud aterradora. La luz del atardecer apenas ilumina las calles, creando una atmósfera sombría, casi desolada.
—Esto no es normal —murmura Zohan, su voz apenas audible, como si temiera romper el silencio.
La sensación de peligro crece con cada paso que dan. Algo no encaja. Nadie habla demasiado, pero todos sienten lo mismo: que la ciudad está vacía, sí, pero también parece esperarlos. Una presión invisible en el aire los oprime, y cada rincón parece esconder algo que no pueden ver.
La desolación no es solo un reflejo del abandono. Es como si las calles, los edificios, las aceras, estuvieran esperando algo. Algo que aún no ha llegado, pero que lo hará.
Greenville los recibe con su silencio, y al entrar en la ciudad, la incertidumbre se hace aún más profunda. Algo ha sucedido aquí, y ellos lo saben. La ciudad que tanto habían deseado encontrar, se presenta ante ellos como un vacío, esperando ser llenado con sus temores.
El encuentro de los sobrevivientes con los infectados se comunicó al resto de los personajes durante la noche, aunque no huno más avistamientos de infectados durante el resto del viaje.
Los personajes afectados por las hemorragias nasales no fueron descubiertos aún por los líderes. Está en ellos tomar la decisión de comunicarlo al resto o no.
Las mochilas de los desaparecidos corresponden a Noelle, Aeri, Inho, Wade, Arien, Minju, Benz, Isaac, Daniela y Jaemin. Consideramos que por el tiempo en el RP y las relaciones que formaron, es importante agregarlos a la lista de desaparecidos durante el viaje.
La actividad de búsqueda de Georgia no fue exitosa. Georgia también se agrega a la lista de desaparecidos junto a Aiden.
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