#días entre líneas
Explore tagged Tumblr posts
afonicxs · 4 months ago
Text
Tumblr media
Yo formo la realidad Dentro en el centro (en medio). ¿Cuanta realidad me aplasta?
Qué percibo Qué cosa soy Para qué hago
Lo que hago ¿Qué hay ahí? Cuantas veces me quede
Cuando tenía que irme ¿Cuantos pedazos de nosotros Hay regados por la ciudad?
Forma parte del fondo Quédate atrás Observa
Extraña Siente ¿Que vez?
¿Como soy ? ¿Me sientes? ¿Como percibo lo que aparece?
¿Qué tanta realidad Me aplasta? En mi.
Eso (soy).
La incertidumbre Acecha
Todo fluye Todo soy ¿A qué pertenezco?
Formó parte de la realidad en el aire.
Desprendo Me desvanezco.
Aparece fresco Nuevo Limpio
La forma del tiempo De lo que no se puede Ver
Solo percibir Interior.
Formar parte Del tiempo Presente
En el fondo Sobre ya nada. Que no me detiene Más en mi.
Todo soy Todo siento.
Me parezco A lo que veo.
No hay proposición O pre posición De lo que hilo.
Entre el mar De mis sentimientos Siento la inmensidad
La distancia qué veo en los ojos.
¿Me alejo o me acerco? ¿Qué hay que hacer?
Te pregunto.
0 notes
eiri3m-blackw3lls · 1 year ago
Text
En estos días, todo se va acumulando en mi corazón, el desinterés, el desamor, el olvido y el desapego...
— mientras más lejos de todo, mejor.
25 notes · View notes
soberaniasar · 7 months ago
Text
Tumblr media
#separator#clear: both; text-align: center;#El INTA desarrolla un queso que ayuda a reducir el colesterol <p></p><div class= style=><a href#por porción. Es un desarrollo del INTA y de la empresa cordobesa Lácteos Capilla del Señor S. A.#en línea con la tendencia mundial hacia una alimentación más saludable.<p></p><p><br /></p><p>En la actualidad#existe una tendencia mundial hacia una alimentación más saludable por lo que los consumidores demandan cada vez más productos naturales y f#un equipo de especialistas del Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) del INTA desarrolló la tecnología que incorpora los fitoesteroles#compuestos de origen vegetal#ayudan a reducir los niveles de colesterol total y del LDL#conocido como colesterol malo#en el consumidor”.</p><p><br /></p><p>Está demostrado que la ingesta diaria de 2 gramos de fitoesteroles libres#en el marco de una dieta equilibrada y de estilos de vida saludables#contribuyen a una reducción de entre el 7 y el 10 % de los niveles de colesterol. Estas cantidades se logran al consumir dos porciones de 3#los tocoferoles −antioxidantes−#también de origen vegetal#ejercen un efecto protector sobre los demás nutrientes del alimento a la vez que una porción aporta un 30 % de los requerimientos diarios d#en el sentido de que queríamos diferenciarnos del mercado. Creo que estuvo en nuestro ADN hacer productos más saludables#porque consumir un queso ya de por sí es saludable”.</p><p><br /></p><p>Y agregó que “así fue cómo empezamos haciendo la muzzarella light e#que están patentados y que aportan elementos para reducir el colesterol#como fue el Port Salut y la muzarella light con fitoesteroles#que son compuestos de origen vegetal que ayudan a reducir los niveles de colesterol total y del LDL#conocido como colesterol malo en el consumidor#a los que también le sumamos antioxidantes naturales”.</p><p><br /></p><p>Adriana Descalzo −investigadora del INTA y una de las especialist#que es un queso de pasta blanda de alta humedad#consumido habitualmente en distintos momentos del día y en diversas preparaciones culinarias#pudiendo utilizarse en preparaciones frías o calientes”.</p><p><br /></p><p>En la Argentina existen pocos alimentos con fitoesteroles y el#2 porciones de este queso funcional aportan los 2 gramos de fitoesteroles necesarios para ayudar a reducir los niveles de colesterol del or#además#la mitad de la dosis diaria recomendada de vitamina E en su forma activa#el alfa-tocoferol.</p><p><br /></p><p><b>Quesos certificados</b></p><p><br /></p><p>Este queso cuenta con una certificación IRAM de BPM Sel
0 notes
moviestarmartini · 14 days ago
Text
putita. — franco colapinto x lectora.
Tumblr media
sin piedad dejás atrás un séquito de vana idolatría. / sos tan espectacular que no podés ser mía nada más. / (tenés que ser de todos.)
Tumblr media
sinopsis: entre tu compañero de equipo, franco, y tu, hay muchas cosas sin decir.
wc: 4.1k
warnings: nsfw (18+), bratty teammate!reader, celoso & mean dom!franco. como esto es un regalo, les dejo el resto como una sorpresa ;)
A/N: FELIZ NAVIDAD MI GENTE LATINO!!! no crean que me olvidé de ustedes con esa pequeña investigación de mercado que hice hace casi un mes. consideren esto un regalo navideño de mi para ustedes. rompí mi récord personal de palabras escritas (3.7k) hehe pero creo que es pq la canción me dio la oportunidad de ponerle mucho trasfondo. mención especial a @deepinsideyourbeing pq aunque no lo sepa ha sido una súper ayuda e inspiración en esta travesía mía de volver a escribir en español. tqm niñita <3
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
now playing . . . putita por babasonicos
“¿Todo bien?” 
Tu voz consternada sacó a Franco rápidamente del trance accidental en el que se encontraba, ojos fijos en tu posición frente a él en las mesas compartidas de trabajo, cuando se supone que debería estar concentrado en la pantalla explanando gráficas y estadísticas que su mente al parecer faltaba de ganas para comprender. 
Por fin se acababa la montaña rusa que había sido la temporada 2024. Definitivamente las últimas carreras no fueron las mejores fechas para el equipo, pero el optimismo seguía predominando el ambiente desde el día que llegó alguien con un carisma para competir con el tuyo. 
“¿Eh? Si, si; sólo me distraje, tranqui.” Explicó rápidamente, pupilas volviendo al enfoque que debió tener desde un principio. Permanecieron ahí mirando el contraste que hacían las líneas en un potente azul contra su fondo gris— casi negro— y nada le hacía sentido. No cuando ocupabas cada esquina de su mente, e inevitablemente su mirada empezó a trazar cada centímetro de tu rostro como si fuera a olvidarlo todo en cuestión de un par de horas. 
Pero él simplemente no podía evitarlo. 
Espectacular era un adjetivo relativamente acertado para describirte. Para los chicos (y chicas) de categorías inferiores eras como una leyenda urbana. Franco te había visto antes en las ocasiones que la Fórmula Dos tenía sus feature races en la misma pista que la máxima categoría de los deportes de motor. 
Era impresionante la manera en la que todo el mundo volteaba a verte al pasar, como si de una figura mítica que flotaba en vez de caminar a paso firme se trataba. Solo los más valientes y quizás elegidos por el universo— en otras palabras, los que te conocían— tenían la osadía de retornar tu cálido saludo. 
Ya para cuando recibió la noticia de su entrada al equipo, eras un espejismo que habitaba en la parte de atrás de su mente, completamente inalcanzable. Seguía con la misma mentalidad de pertenecer a una categoría inferior, quizás ibas a ignorarlo en el momento de las introducciones de equipo. 
Realmente, nunca olvidará el abrazo que le diste. Cálido, podía oler tu perfume a la perfección, mezclado con el aroma de tus productos para el cabello. 
Aún no se lo creía, ni cuando te veía todos los días. 
Pero la parte lógica de su cabeza le recordaba que todo no podía ser glamoroso. Eras admirada y codiciada por tu belleza, no por tus logros a tu corta edad y en un monoplaza que— y seamos honestos— era tremenda mierda. Un auto volátil como una bestia indomable, que lograbas tranquilizar con magia negra, quizás. El todavía no estaba claro de cómo hacerlo una constante, y prefería teorizar una explicación lógica a lo inexplicable. 
“Muy interesante la data del año, ¿hm?” Ahí estaba de nuevo, tu dulce voz ahora complementada por los remanentes de tu perfume, sacándolo de otro trance frente a la pantalla. 
Lentamente, levantó la vista, encontrándose primero con tu torso antes de escalar por tu cuello para llegar a la sonrisa un poquito burlona; sabías muy bien que estaba distraído. 
“Nos podemos ir.” Indicaste, observando cómo se quitaba los audífonos y los ponía en su lugar antes de log out de la sesión, cerrando todos los documentos antes de. 
Tus ojos seguían cada uno de sus movimientos con cautela, evitando hundirte en tu propia locura sobre la atracción que sentías por él desde el día uno, pero evitabas con fervor dar algún indicio. 
Cómo cambian las cosas. 
“Vení,” El turno de sacar al otro de sus pensamientos fue de Franco, su mano tomando tu muñeca para prácticamente arrástrate fuera del motorhome, cerrando la etapa de un fin de semana tan… tétrico. 
“Quiero dormir catorce horas,” Bostezaste mientras el auto que los llevaría al edificio donde la gran mayoría de pilotos se hospedaban al estar cerca de la fábrica, estirando tus extremidades de una manera intencionalmente inapropiada, tomando todo el espacio en el vehículo para hacerlo. 
Sabías— de manera acertada— que luego de su retiro en Abu Dhabi Franco estaba un poco fuera de serie, y no hay nada que no harías para animar a quien ha sido tu compañero de equipo favorito hasta ahora. 
¿Cierto? 
“Pará,” Su risa rellenó el silencio cómodo que antes ocupaba el espacio, sus manos envolviéndose nuevamente en tus muñecas en un intento de devolverlas a los límites de tu espacio personal. 
Completamente contraproducente, el hombre desconociendo el efecto que tenía la presión que su cuerpo contra el tuyo ejercía, tu risa debilitándose en ciertos momentos quizás podía ser un indicio del ardor suave que se esparcía por tu abdomen. 
“¡Tú primero!” Te quejaste, tirando de tus manos para liberarlas, intentando olvidar lo suave que eran sus dedos contra tu piel. Quizás, si Franco se concentraba, podía sentir tu pulso acelerado contra la fina capa en el reverso de tu muñeca. 
“¡Vos empezaste!” De la manera más infantil y tierna te sacó la lengua, su cara lo suficientemente cerca de la tuya para que pudiera notar la manera en la que lo miraste. 
¿Mirabas a todo el mundo así igual? A todo el que te adulaba, buscando una de tus características sonrisas pícaras, buscando una reacción de ti. ¿Los mirabas con las pupilas dilatadas igual que como lo mirabas a él en ese momento? 
“Bandera blanca; ya.” Reíste, completamente ignorante a la manera en la que él te miró en ese microsegundo, logrando zafarte con éxito de su agarre. 
Al llegar al lugar de su estadía Franco te abrió la puerta del vehículo, esperando pacientemente a que tomaras tu cartera para salir. 
“Ay qué caballeroso,” Tu voz salió como un gratificante arrullo, acercando tu mano para pellizcar sus mejillas, ignorando la cara de traviesa que se cargaba. 
Grave error, concluiste cuando Franco intentó morderte. 
“Hijo de tu puta—“ Ni te dejó completar la oración, cerrando la puerta rápidamente y caminando a paso rápido hacia las puertas deslizantes, corriendo al ver tu expresión de sorpresa. 
Hay veces que simplemente no podías descifrarlo, por más que quisieras. Saltaba con cosas así, coqueto y carismático, buscando sacar cada nota musical que componía la sinfonía de tu risa. Pero otras veces, te miraba embelesado, y tú simplemente no tenías idea por qué. 
Sea lo que sea, igualabas su actitud, sus vibras. ¿Por qué no lo harías, si al final del día, el vibraba tan bonito? 
Tampoco era muy difícil convencerte. 
Todo esto para entender que claramente corriste detrás de él, pidiendo permisos a los pocos residentes que te cruzaste, maldiciendo— porque Franco siempre empujaba tus límites a nuevas alturas que desconocías, de la mejor manera posible. 
Viste como se cerraba la puerta al elevador en tu cara, la suya con esa sonrisa que en cualquier otra situación te haría derretir. Ahora, simplemente querías borrarla de su cara. 
Tus pies te guiaron por las escaleras, efectivamente llegando a uno de los pisos reservados para el equipo, esperándolo frente al ascensor con los brazos cruzados. Su sorpresa por tu rapidez era evidente, y sus pasos hacia ti, cautelosos.  
“Pendejo,” Simplemente le diste un ligero golpe vertical a la parte de atrás de su nuca, su risa haciendo eco en el pasillo desértico. 
“¿Querés agua? Estás rojita,” Ahí estaba ese tono coqueto de nuevo, pero decidiste ignorarlo y dejar de lado el pequeño desacuerdo para asentir, viendo como sus manos exploraban lo desconocido del bolsillo interior de su chaqueta para sacar las llaves antes de quitarse esa prenda. 
El pequeño departamento era parecido al tuyo en cuanto a estructura; una pequeña sala de estar con algunos muebles, el angosto pasillo que dirigía hacía la única habitación, la cocina que parecía que nadie había preparado un solo platillo, y la ventana que guiaba hacia un pequeño balcón. 
Quizás, el tuyo un poco más desorganizado, tu intento de seguir a la moda a pesar del frío podría ser el culpable del tremendo desastre que habías dejado y seguías fielmente ignorando hasta el momento de empacar para el siguiente destino. Podías divisar a la lejanía las tenues luces de otros edificios y casas de familia. Woking era como cualquier otra ciudad no turística de Inglaterra; fría, nublada. Muchas casas pequeñas y un público poco emocionante. 
“Para vos, señorita.” El tour que te estabas dando de su living quedó en el olvido— absteniéndote de tocar lo que sea— tomando la botella de agua mineral antes de beber largos sorbos, Franco tomando asiento en el sillón que pertenecía a la pequeña sala de estar. 
“¿Te puedo hacer una pregunta?” Las palabras escaparon sus labios. Levantaste las cejas, acabando la botella de agua para ponerla en la basura antes de sentarte a su lado. 
“Hasta tres,” Para él, tu sonrisa competía con las luces de la ciudad donde se encontraban, de tanto que deslumbraba. 
“¿Te gusta alguien?” 
La pregunta colgó en el aire por unos escasos segundos, tu expresión curiosa cambiando a una de confusión. Te moviste más cerca, como para descifrar con lo que te cuestionaba. 
“Si, me gusta todo el mundo. Bueno… la mayoría de gente que conozco, si.” Una respuesta digna de una Miss Universo, pero no era nada cercano a lo que te preguntaba. 
“No, no.” Franco sacudió su cabeza de lado a lado, acercándose m��s. Su rodilla chocaba con la tuya. 
“¿Te gusta alguien? Como… más que amigos.” Notó rápidamente como tu expresión cambió a una que no reconocía exactamente bien. No sabría decirle a alguien más que pasaba por tu cabeza, pero era tristemente común; no sabía leerte. 
“¿Por qué preguntas?” Evadiste su pregunta de manera exitosa dejando de lado la botella mitad llena, esforzándote para que la fachada que habías construido con el tiempo se mantuviera de pie frente a lo que considerabas un ataque. ¿Sabía? ¿Franco sabía lo mucho que le gustabas? 
“Parece que estás enamorada de todo el mundo.” Su comportamiento calmado te estaba sacando de serie, te estaba dando ganas de trepar las paredes de la desesperación. Lo que desconocías es la furia que la idea de que esa fuera la realidad le daba a Franco. 
¿Por qué tenías que ser de todos, y menos de él, a su parecer? 
“¿O estás enamorada de la atención?” Su tono te sorprendió, al igual que la agitación que te estaba provocando le sorprendió. Eras la definición de perfección, hasta en momentos exasperantes asumías una calma impresionante. 
“¿Qué pasa si lo estoy?” Observaste la manera en la que sus cejas se levantaron por tu tono; desafiante, grosero. 
La cercanía repentina entre sus cuerpos fue algo que pudo notar, pero no podía dejar de mirarte a los ojos. Era como si hubiera volcado un switch en ti. Una sonrisa un tanto burlona se escondía detrás de tus labios. El aire que flotaba en frente de ustedes se sentía espeso, y por un momento, se quedaron mirándose uno al otro. No pudieron haber pasado más de medio minuto, pero se sintió como una eternidad. 
Era como si Franco por fin había descifrado el código de la caja fuerte donde escondías tu actitud sincera, tu vulnerabilidad donde no eras tan inocente ni agradable de lo que parecías. 
“Te comportás lindo con todo el mundo para que te den atención, por qué te encanta que te miren.” No le importó externar sus hallazgos; sus palabras eran como una pieza que acababa de encajar tanto para ti, como para el. 
Pero no obtuvo ninguna reacción vocal de tu parte, solamente tus ojos fijos en él, siguiendo cada movimiento que ejercitaba.
“¿O estoy en lo equivocado?” Franco retó, buscando una respuesta explícita de tu parte, su mano posicionándose en tu muslo, el círculo deforme que trazaba con su índice dejaba piel de gallina a su paso que la ropa apenas lograba esconder. 
“No, pero si me vas a juzgar, creo que es suficiente por hoy.” Intentaste extender tus piernas, pero sus reflejos fueron lo suficientemente rápidos para tomar tu mano y devolverte a la posición anterior. 
“Yo nunca te juzgaría, preciosa.” Su tono de voz era algo que desconocías. Dulce, callado; íntimo. Tiernamente, acarició tu mejilla con el dorso de su mano antes de que sus dedos aprisionaran tu quijada. 
“Sos una putita; eso no es nada.” Pudiste captar brevemente sus palabras detrás del latido ensordecedor de tu corazón, tu cara todavía no le brindaba una respuesta implícita a lo que necesitaba. 
Por otro lado, ¿tus labios? Una historia completamente diferente. 
Los anexaste a los suyos como si de una necesidad primaria se tratara, tus manos empuñaron la tela del team kit, y te aferrabas con una desesperación que gritaba más, más, más. 
Franco simplemente ya no podía resistirse. 
Desde el momento que entró en realización de que todo lo que pasaba era real, sus manos siguieron el camino para poder reposar más arriba de tus muslos, con suficiente fuerza para casi arrastrarte a sentarte en su regazo. 
Sin embargo, eso no logró suceder, el beso terminó abruptamente. Te dejó persiguiendo sus labios mientras los suyos continuaban su camino a lo largo de tu cuello. El suspiro que salió de tus labios no fue lo suficiente para satisfacer esa sed que tenía por ti. 
Tus manos se enredaban entre los rizos con highlights naturales, tu agarre apretándose el momento en el que sentiste un pequeño ardor particular cerca de tu clavícula. La marca producida por la combinación de sus dientes y sus labios logró su objetivo de sacar un gemido de tus labios. 
Pero no era suficiente. 
Sin recibir órdenes te quitaste el sweater de lana, y rápidamente Franco pudo comprobar que la piel de tu torso era mil veces más suave que la tela que te mantenía calientita… hasta ahora. Ya era su turno, después de infinitas horas de espera. 
“¿Sabés algo?” Su voz era demandante, lo suficiente para sorprenderte justo como hiciste con él hace menos de veinte minutos. “Vos me gustás— no, me encantás. Pero siempre me tratás igual que todo el mundo.” 
No encontrabas la voz para responder, atónita por la manera en la que ni se preocupó en quitarte el bra, simplemente rodando los straps hacia abajo para dejar que el aire acariciara la piel, endureciendo tus pezones casi instantáneamente. 
La forma en la que se lamió los labios simplemente te hizo retorcer, algo similar a la electricidad recorrió tu cuerpo para detenerse entre tus piernas.
La excitación se mezcló con confusión en el momento que no se detuvo a darle atención a tus pechos, si no que siguió el camino con su boca luego de dejarte expuesta. La pausa al encontrarse con tus jeans fue suficiente indicación para que levantaras las caderas, dejando que remueva la pieza con más facilidad. 
“Se me olvidó que eres friolenta.” Su risa fue un tanto sarcástica al encontrarse con un par de medias térmicas, casi arrancándote la pieza y llevándose tu ropa interior húmeda a su paso. 
“Fran…” Ni sabías lo que ibas a decir, pero tu compañero tomó caso omiso a tus palabras, maravillado de la hermosa vista que tenía en frente de él. 
“No sabés lo mucho que siempre he querido hacer esto.” 
Fueron las últimas palabras que soltó antes de ocupar su boca en brindarte placer, su lengua trazando una línea que recogía el exceso de humedad que cubría cada centímetro de tu centro, el murmullo de aceptación chocó con el sonido del aire que tus pulmones exhalaron de repente por la sorpresa. 
El sentimiento era inexplicable, la devoción y expertise con la que movía su lengua para estimular ese punto sensible era inexplicable. La timidez que tuviste por escasos momentos desvaneció, tus gemidos reemplazando el vacío que dejó en la habitación. 
Elogios entre cortaron tus gemidos al momento en el que él encajó su índice más allá de tu entrada, la facilidad debido a la lubricación que ya empapaba su mentón. Muy en contra de su voluntad, Franco tuvo que separarse para tomar aire, pero se tomó la libertad para deslizar otro dedo. 
Movía su mano con cierta lentitud, observando a detalle tus expresiones. Frunciste el ceño a la falta de estimulación, tu labio inferior destacándose en forma de protesta. Era una comunicación no verbal, la forma en la que rodó sus ojos indicó que entendía tu reclamo, aún más cuando empezaste a mover tus caderas para conseguir más fricción. 
Franco sonrió para sí mismo antes de inclinar de nuevo la cabeza y volver con aún más ansias a probarte, los sonidos que producía al chupar suavemente eran obscenos. Cualquier queja o desagrado se desvaneció en el placer que sentías cuando posicionó sus dedos para acariciar ese punto dulce con una textura peculiar que te estaba haciendo retorcer, tus manos nuevamente apretando las hebras onduladas. El movimiento de caderas que mostraste en forma de protesta anteriormente se volvió a producir a causa de la creciente sensación en tu abdomen bajo. 
Tú lo sabías. Franco lo sabía también. 
Tu orgasmo llegó de manera repentina,— aunque no inesperada— haciendo temblar tus muslos que igual apretaban la cabeza de tu compañero de equipo que te devoraba con fervor. 
“Que conchita tan rica,” El halago hizo que tu vista se dirigiera hacia donde provenía la voz, una sonrisa creciendo al momento que notaste la fina capa brillosa que cubría sus labios y mentón; se veía hermoso. 
Casi haces que arrastre sus rodillas en la alfombra de la habitación cuando tiraste de su camiseta para otro beso, tus labios danzando en contra de los suyos con cierta desesperación en cada movimiento. 
“Vamos a la cama,” Franco murmuró entre besos, aunque su petición fue ignorada al momento que le quitaste la pieza, tirándola a otro lado de la habitación antes de resumir la sesión de besos que compartían. No te importaba probarte a ti misma en su lengua; es más, te excitaba aún más. 
“No, aquí y ahora.” Respondiste a su intento de levantarse, luego de regresar a su posición anterior, arrodillado enfrente tuyo. Tus dedos acariciaron delicadamente la cicatriz, como si la piel se volviera a romper. Franco tembló por la caricia, pero sus dientes hundiéndose en tu labio inferior superaron el breve momento de debilidad de su parte. 
Un quejido salió de tus labios al sentir el tirar que producía su mano en tu cuero cabelludo, separándolos de beso. “Cuidá tu tono, putita.” Te advirtió, entrecerrando los ojos al ver la sonrisa burlona que produciste. 
“¿Y si no quiero, qué?” Moviste tus pestañitas para continuar con el acto de inocencia, sabiendo que era todo lo contrario a tus acciones y palabras en momentos anteriores. 
“No estaba preguntando.” Soltó el agarre que tenía en tu cabello, parándose rápidamente. Con la separación, tomaste la oportunidad de quitarte el sostén, tomando en cuenta que estaba estorbando en tu torso inferior; era casi una falda. “Cama. Ya.”
Prácticamente te jaló hacia su habitación, dejando atrás la ropa despojada, pero seguiste a paso rápido con una pequeña risita. Los roles se habían invertido, considerando que ahora tenías una nueva fuente de dopamina al hacerlo molestar. 
Sus labios volvieron a conectar con los tuyos por un breve instante antes de que prácticamente te empujara hacia a la cama con cierta brusquedad antes de posicionar su cuerpo sobre el tuyo y volver a besarte con frenesí. 
Sentiste algo contra tu pierna, y en un acto de inocente malicia, doblaste tu rodilla ligeramente. En medio del beso, un quejido escapó de los labios del hombre encima tuyo, sintiendo la piel de tu suave muslo estimular su entrepierna aún cubierta por ese par de cargo pants que casi salían solos. 
“Te gusta provocarme, ¿eh?” Era una pregunta retórica pero aún así asentiste con entusiasmo, su voz entrecortada por la respiración agitada causó que un escalofrío recorriera tu cuerpo. 
Sin otra palabra más, se apartó de la cama y del calor de tu cuerpo para desabrocharse los pantalones, rápidamente quitándolos del paso junto con la ropa térmica y su ropa interior. No pudo evitar ver la forma en la que te lamiste los labios, observando cuidadosamente cada movimiento. 
Franco posicionó su cuerpo entre tus piernas, y sentías ese mismo peso ahora reposando entre el interior de tu muslo mientras besaba tu cuello con lentitud y cuidado. Por un momento, dejaste de lado la desesperación por sentirlo adentro tuyo, y dejaste que te manoseara como si de una pieza de porcelana se trataba, mientras tu mano acariciaba sus sedosos rizos. 
Pero la paz duró poco, tus párpados desplegándose extensivamente para mirarlo fijamente mientras rozaba su punta— ya goteante por la excitación— desde tu entrada hacia tu clítoris, todavía sensible por el trato que le brindó hace unos momentos. 
“Fran…” Tus quejas cayeron en oídos sordos, retorciéndote contra su cuerpo, intentando desesperadamente encontrar ese alivio de tanta necedad reprimida en ti. 
Lo necesitabas, y en ese preciso momento. 
“¿Qué pasa?” La voz de Franco resonó con sarcasmo al ver tu angustia. “¿Querés que te lo meta?” Asentiste, sintiendo el calor subir a tu cara. “Di por favor.” 
Lo miraste como si estuviera loco, pero demostró la seriedad de sus palabras al alinearse contra tu entrada empapada y empujando su glande suavemente para luego volver a estimular tu clítoris. 
Exhalaste como si su petición era lo más complicado que alguien te hubiera pedido nunca antes, tomándote un momento para pensar solo para seguir molestando, antes de responder “Por favor, Franco.” 
“¿Ves que no fue tan difícil?” Besó tu mejilla antes de volver a alinearse con tu entrada, resistiendo la invitación que le brindaba el calor de tu centro de que lo tomaras completo en ese instante. 
Un quejido ruidoso salió de los labios de ambos, casi armonizado, en el momento que su miembro entró por completo. Cerraste los ojos, tu respiración agitada durante el proceso de adaptación a la intrusión dentro tuyo. 
Franco, por otro lado, sentía que se podía morir. 
Estabas tan… apretadita, calentita y mojada para el que se sentía como si estuviera en un sueño. La mujer que tantos hombres codiciaban estaba debajo de él, con sus piernas envueltas en su cintura y besando la cicatriz de su hombro entre exhalaciones superficiales. 
Y si moría, moriría el hombre más feliz del mundo. 
“¿Bien?” Preguntó después de un momento, tomando el corto movimiento de cabeza como confirmación para empezar a mover sus caderas. 
Quién diría que esa chispa malcriada e insolente podía ser apagada de una sola manera. Ahora te tenía a su merced, gimiendo y disfrutando el placer que te brindaba su miembro tocando ese punto dulce una y otra y otra y otra vez. Tus uñas dibujaban patrones rojos en su espalda, hundiéndose más en la piel al momento que se concentraba en llegar lo más profundo posible. 
“Abrí la boca,” Franco demandó entre gemidos, una de sus manos colocadas en tu quijada, pero quizás se vería mejor alrededor de tu cuello— se estaba emocionando demasiado. 
“¿Para qué?” Preguntaste pícaramente, mirándolo con ese intento de inocencia, como si no estuvieras tomando cada centímetro que podía ofrecerte sin ninguna queja. 
“Abrí.” 
“No.” 
“Putita.” La saliva cayó en tu pómulo en vez de tu lengua, donde él la quería en un principio, pero tú terquedad no lo iba a detener. No lo detuvo al momento que colocó tu pierna encima de su hombro, probando tu flexibilidad para poder dibujar círculos sobre ese núcleo sensible. 
La estimulación hizo que tus ojos se cerraran de repente, tu boca formando una O para poder dejar salir los gemidos que salían desde la parte más profunda de tu garganta. 
“Fran… Franco—“ Jadeaste, tratando de recuperar un poco de compostura para la siguiente petición. “¿Puedo…” 
“No.” Su respuesta interrumpió la pregunta, haciéndote fruncir el ceño. Sabía lo que ibas a pedir, por la manera en la que tus cálidas paredes internas estaban apretando su miembro de una manera tan deliciosa. “Si tan solo mi putita se portara bien…” 
Un grito ahogado lleno de angustia rebotó por las paredes antes de que tu labio inferior resaltara, enseñando tu arrepentimiento justo cuando te convenía. “No, Fran, porfa.”
Oírte rogar trajo más satisfacción de lo que esperaba, pero aún así no tenía ninguna intención de doblegarse a tus exigencias. “No.” Insistió, moviendo sus caderas con más velocidad. 
“¡Franco, no puedo!” Lloriqueaste, sintiendo el placer abrumador casi asfixiarte. Era demasiado; el peso de tu cuerpo sobre ti, el estiramiento que sentías en el músculo interior de tu muslo, como llenaba cada curva— cóncava y convexa— dentro de ti a la perfección, y la estimulación que te estaba volviendo loca. 
“Ya.” Apretaste más el entrecejo en confusión a sus palabras. “Venite conmigo; ya.” 
Fue un alivio para ambos, tu cara escondida en la coyuntura de su cuello y su hombro, gimiendo su nombre como si fuera un cántico para los dioses. Solo ahí, y subsecuentemente al ver tu centro goteando el líquido blancuzco mientras intentabas recuperar el aliento, Franco pudo confirmar que por más despampanante que eras, no podías ser de todos. 
Tenías que ser solo de él. 
Tumblr media
taglist : @bernelflo @simple-coruscans @rubiapecosa @bieberismysoulmate @lasurferita @sidneywasfound @theonottsbxtch @coquettekiss @maddieislost @thelvsickgirlxx
141 notes · View notes
olee · 11 months ago
Text
La Familia De | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Cuando descubres la infidelidad de tu novio, aceptas la invitación de tu amiga para pasar unas semanas en su país con su familia. Allí conoces al atractivo hermano de tu amiga, desencadenando una serie de emociones inesperadas.
Desde hace un año, la cafetería que posees en Ciudad de México ha sido tu refugio, un santuario de aromas de café y conversaciones animadas. Tu vida ha tomado un giro maravilloso desde que abriste las puertas de este lugar acogedor. No solo tienes un negocio próspero, sino que también tienes a tu lado a un novio increíble, cuyos talentos como tatuador le dan un toque de arte y rebeldía a tu vida cotidiana.
Entre el vapor de los expressos y los murmullos de los clientes habituales, siempre hay un momento especial cuando tu amiga uruguaya aparece por la puerta. Ella, con su encanto sudamericano y su energía contagiosa, es como un rayo de sol que ilumina tu día cada vez que la ves. Aunque vive en CDMX por trabajo, nunca pierde la oportunidad de visitarte en la cafetería, trayendo consigo los últimos chismes y anécdotas que hacen que la vida en la ciudad parezca aún más vibrante.
En medio de este bullicio reconfortante, te das cuenta de que no estás sola. Tu negocio florece, tu relación amorosa está en su mejor momento y tus amistades te brindan compañía y alegría. La paz y la belleza se entrelazan en tu día a día, recordándote que la vida puede ser realmente hermosa cuando tienes a las personas adecuadas a tu lado.
Sin embargo, un día decides cerrar temprano la cafetería porque no te sientes bien y tienes un fuerte dolor de cabeza. De camino a tu departamento, te sientes aún peor, como si algo estuviera terriblemente fuera de lugar. Al llegar a casa y subir las escaleras, el sonido de ruidos extraños te hace detener en seco. Escuchas un respiro profundo, quizás gemidos. Sin entender completamente lo que está sucediendo, decides apresurarte hacia tu habitación.
Al abrir la puerta, te encuentras con algo que nunca podrás borrar de tu mente: tu novio, en medio de un encuentro íntimo con otro hombre. Es una escena que nunca esperaste presenciar, y sin poder soportarlo, das media vuelta y sales corriendo, sintiendo cómo tu mundo se desmorona a tu alrededor.
Con lágrimas nublando tu vista y el corazón hecho pedazos, marcas frenéticamente el número de tu amiga en tu teléfono. "¿Dónde estás? ¡Necesito verte! Me siento horrible, mi novio… mi nov–", apenas logras articular entre sollozos.
La voz tranquila de tu amiga al otro lado de la línea te ofrece un atisbo de consuelo en medio de la devastación que te embarga. "Estoy en casa. Vení y me contás tranquila", te dice, y sus palabras se convierten en un faro de esperanza en medio de la oscuridad que te rodea. Con el corazón roto y el alma hecha trizas, te diriges hacia la casa de tu amiga, en busca de consuelo y apoyo en medio de la tormenta emocional que te consume.
Le cuentas a tu amiga todo lo que había sucedido y no puedes evitar llorar. Estás en el sofá junto a tu amiga, y te dice mientras te peina el cabello: "(Y/N), tenés que ser fuerte, yo sé que no es fácil. ¿Te acordás de Mateo? Que se fue con otra mina, pues te entiendo completamente".
Pero entre sollozos, respondes: "¡Pero en mi caso es distinto!", y lloras más fuerte, como un bebé. "Y... ahora... tú te vas para Montevideo, y... ¡yo voy a estar SOLA!", sigues elevando el tono de tu llanto. "Y no quiero verloooo, nooo, no sé cómo enfrentarloooo".
Tu amiga intenta calmar tus nervios: "Pero yo me voy solamente por tres semanas, si querés, venite conmigo, yo te pago los pasajes".
"No quiero ser un peso más", respondes entre lágrimas.
"¡Boluda! ¡Te vienes conmigo, que se joda!", te dice ella, tratando de sacarte de ese estado emocional.
"Okkkkaaaayyyy", aceptás entre sollozos, llorando como un bebé.
Llevas ya tres días encerrada en la habitación de tu mejor amiga en Montevideo, con un gatito real al que tratas como un peluche. La familia Vogrincic te han adoptado como una hija más, y su madre se ha convertido en tu proveedora oficial de café y consejos sobre el amor, lo cual agradece tu corazón roto.
En una tarde soleada, tu amiga irrumpe en la habitación como un torbellino, encontrándote en la cama con tu celular, absorta en las fotos de tu ahora ex. "¡Che, bo! Dame ese celular. No quiero verte así", ordena con un tono melodramático. "Tienes que salir de esta cueva. Mami me ha dicho que solo sales para tomar café y luego regresas aquí. ¡Ya basta! Esta noche viene mi hermano desde Nueva York, y vamos a recogerlo al aeropuerto. Tienes que venir conmigo, punto final", declara con autoridad.
Tú respondes: "Ay, déjame aquí con la gatita", y ella te corrige: "¡Esa gatita tiene nombre y es Uma!". Insistes: "Pues déjame con Uma, no quiero ir para allá".
Con un suspiro exasperado, tu amiga agarra tu brazo con determinación. "¡Sos una pelotuda! ¡Vas a venir ahora!", exclama, decidida a sacarte de tu caparazón de autocompasión y llevarte a vivir un poco la vida real, aunque sea a la fuerza.
En el auto, el padre de tu amiga está al volante, con la madre como copiloto, mientras tú y tu amiga ocupan los asientos traseros. La atmósfera está cargada de emoción, ya que toda la familia está ansiosa por recoger al tal Enzo. Por lo que has escuchado, es un actor sumamente famoso. Aunque no estás muy familiarizada con su trabajo, tu amiga siempre ha hablado con orgullo sobre él, y su entusiasmo es contagioso.
Antes de dirigirse al aeropuerto, hacen una parada en un mercado para comprar globos, flores y un cartel que dice "¡Llegó el actor de la casa!". A ti no te hacen mucha gracia las flores ni los globos, ya que te recuerdan a tu exnovio.
Al llegar al aeropuerto, tu amiga asigna tareas: "Bo, aguanta los globos; yo llevaré el cartel y mami, tú llevas las flores", dice con entusiasmo. La madre asiente y el padre, con su típico sentido del humor, pregunta: "Y yo, ¿qué llevo?". La madre, con una sonrisa, responde: "La presencia". Todos ríen un poco, preparándose para la llegada del famoso Enzo.
Justo cuando estás a punto de bostezar por el cansancio acumulado, de repente tu amiga y toda su familia irrumpen en gritos de emoción, corriendo hacia un hombre sorprendentemente guapo. Su piel canela y su cabello medio largo y desordenado lo hacen destacar en la multitud. Él también parece adormilado, llevando una maleta, hasta que se percata de su familia y se apresura hacia ellos.
La escena es conmovedora mientras se abraza profundamente con tu amiga, luego se dirige hacia su madre y ambos comienzan a llorar juntos. Por lo que tu amiga te había contado, no se habían visto durante años debido a la ocupada agenda del hermano.
Mientras esta emotiva reunión tiene lugar en el aeropuerto, tú te encuentras parada como un pingüino, sosteniendo los globos en tus manos, sin saber muy bien qué hacer en medio de tanta emoción familiar.
Ya cuendo van para el auto, tu amiga te introduce al hermano diciendo, “Enzo, esta es (Y/N) mi mejor amiga del alma, y va estar con nosotros por estas semanas” dice mientras ya se van sentando al auto, y Enzo, que al parecer se va a sentar al lado tuyo te dice, “Un placer (Y/N)”
Y así van todos contentos para la casa, para cenar, ya que la madre iba a prepara una pasta.
Al llegar a la casa, estás a punto de dirigirte directamente a la habitación para descansar un poco del viaje agotador, pero tu amiga te agarra del brazo con determinación y te dice: "¡Uh uh no! Te quedas con nosotros en la sala. Nada de cueva". Tú asientes, aceptando su decisión, y decides seguir su sugerencia.
Cuando te dispones a sentarte en el sofá de la sala, observas con curiosidad cómo las gatitas, Uma y Ada, salen de una habitación cercana. Enzo, al verlas, no puede contener su emoción y se tira al piso, hablándoles con ternura como si fueran bebés. La verdad es que Enzo se veía increíblemente adorable en ese momento, y no puedes evitar sonreír ante la escena.
Tu amiga te hace una mueca cómica, como si estuviera acostumbrada a este comportamiento de su hermano, y te dice en voz baja: "Es amante de los gatos, así que no te asustes si actúa así". Tú te ríes suavemente, encontrando la situación bastante divertida y encantadora.
Observas cómo Enzo interactúa con las gatitas, y te das cuenta de que tiene un lado dulce y tierno que no esperabas.
Después de un rato, Enzo se levanta del suelo con una sonrisa, dirigiéndose especialmente a su madre: "Ma, me voy a dar una ducha. Avísame cuando esté la cena", dice con tono amable. La madre asiente con un simple "ok", ocupada con los preparativos en la cocina.
Una vez que Enzo se retira para darse una ducha, te inclinas hacia tu amiga y le susurras en voz baja para que no te escuchen: "Oye, no me habías dicho lo guapo que es tu hermano". Ella te responde con una mueca divertida y te dice: "Te lo regalo si quieres". En un gesto juguetón, la empujas suavemente y respondes con un "ajá", aceptando el comentario con humor.
Ambas se miran y se ríen, compartiendo un momento cómplice antes de que Enzo regrese de su ducha y continúe con la cena en familia.
Después de un rato, mientras estás disfrutando de un vino con tu amiga y ayudando a preparar la mesa, Enzo hace su entrada. Viene con una cámara vintage en la mano, su cabello aún húmedo y desordenado, vistiendo una sudadera cómoda y descalzo. En general, se veía muy relajado y como en su casa; no parecía en absoluto un actor de Hollywood.
Mientras tú te sientas con tu vino en la mesa, Enzo comienza a moverse alrededor de la cocina, capturando momentos con su cámara: la madre preparando la comida, el padre cortando la carne asada, y la hermana charlando contigo. Luego, se dirige hacia las gatitas y llama a tu amiga, "Loca, ven acá, tírame una foto con Uma y Ada". Pero antes de que pueda tomar la foto, la madre interviene: "Enzo, después. Ya vamos a comer". Él asiente en respuesta.
Tú observas todo con asombro, pero al mismo tiempo, te sientes como si estuvieras presenciando algo muy familiar. Enzo se sienta nuevamente junto a ti, y de repente te toma una foto inesperadamente. Tu amiga lo regaña de inmediato, diciendo: "¡Enzo! A (Y/N) no le gusta que le tomen fotos". Con un tono suave, Enzo se disculpa: "Disculpa". Y tú respondes con amabilidad: "No te preocupes".
La atmósfera en la casa es cálida y acogedora, y te sientes cada vez más integrada en esta familia tan especial.
Después de unos 45 minutos en la mesa, todos parecían estar inmersos en sus propias conversaciones, dejándote a ti en un silencio momentáneo. Mientras tomas sorbos de tu vino, escuchas atentamente pero te sorprendes al darte cuenta de que nadie te ha dirigido la palabra en todo ese tiempo. Una sensación de soledad momentánea te envuelve, hasta que de repente, es Enzo quien rompe el silencio.
"Y tú, ¿qué haces?", pregunta Enzo, volviendo su atención hacia ti. Levantas la mirada, encontrando sus ojos, y respondes con sinceridad: "Soy dueña de una cafetería en Ciudad de México". Su expresión se ilumina con genuina admiración: "¡Guau, eso es impresionante!", responde con entusiasmo.
En ese momento, sientes una conexión especial con Enzo, como si sus palabras hubieran creado un puente entre ustedes. A pesar del bullicio de la mesa, te encuentras atrapada en su mirada, sintiendo una chispa de complicidad entre ustedes.
Tumblr media
316 notes · View notes
soft-pxachy · 1 month ago
Text
Tumblr media
⤷ ❝sex hotline❞ — myg (s.m) pt. 2
➤ Pareja: yoongi x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 17.4k
➤ Género: sexo telefónico! smut y obscenidad!
➤ Resumen: La idea de tener tu primer orgasmo hablando con un extraño atractivo a través del teléfono te asusta muchísimo, pero tal vez no sea tan malo como crees, después de todo, Min Yoongi era el mejor en su trabajo.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | sexo telefónico | diferencia de edad (edad legal) | charla sucia | masturbación (ambos) | dom!yoongi sub!lectora | la lectora deja de ser vírgen | elogios y ligera degradación | Yoongi es coqueto y sabe lo que hace y dice | sobreestimulación | semi-exhibicionismo | mucha tensión sexual | muchos besos | sexo oral (r.lectora) | sexo con protección | sexo romántico (solo poquito) | Yoongi tiene un gran pene! | Jungkook hace una pequeña aparición sorpresa. ➤ Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
Tumblr media
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
Tumblr media
Delight no siempre había sido una empresa reconocida y tolerada por mucha gente. La primera vez que lanzaron su sitio web, la gente se sintió intrigada por esa llamada "línea directa de sexo telefonico", y era esperarse que muchos se mostraran escépticos y disgustados por la idea general de su concepto.
Pero no hasta que una persona, alguien que no había sido bendecido con el premio gordo de la vida, decidió intentarlo y solicitar el trabajo. Y eso cambió todo.
A Yoongi simplemente le importaba un carajo que la gente lo señalara por postularse para ser un operador de sexo telefónico. Estaba ganando dinero desde la distancia sin esforzarse tanto como una persona promedio lo haría en un trabajo mediocre, ¿Quién no querría el tipo de trabajo que él tenía?
Y fue entonces cuando apareció el nombre 'Suga' en la plataforma, convirtiéndose en una demanda popular de los clientes por encima de otros empleados.
Y Yoongi lo había disfrutado, demasiado, sabía de antemano que él había sacado a flote una empresa condenada al fracaso y que ahora era quién la mantenía viva, él y su afilada lengua, muchas veces fue glorificado por su trabajo y su jefe nunca dudaba en decir eso frente a los otros empleados, ganádose solo los celos y la envidia de los demás empleados por ser considerado el favorito del jefe.
— Que se jodan.— Yoongi respondía de forma arrogante cada que escuchaba las quejas de sus compañeros de trabajo sobre la supuesta injusticia laboral que sufrían.— Deberían ser mejores en su trabajo.
Había estado viviendo los mejores momentos de su vida sin duda alguna, disfrutando con el hecho de hacer que las personas se retorcieran de placer a kilómetros de distancia de él con unas simples palabras que lograban desatar todas sus fantasias mas oscuras, había disfrutado de esa sensación de poder, atención y halagos que recibía por su buen trabajo, pero bien dicen que lo que fácil llega, fácil se va.
Ahora sentía como si todo lo que había logrado en Delight hubiera sido un solo momento de euforia que ahora se había acabado, porque ya no se sentía igual que cuando comenzó con este trabajo.
Ya no sentía esa sensación de adrenalina correr por sus venas cada que escuchaba el tono de llamaba de su número de trabajo, era como si esa sensación de satisfacción y poder se hubiera reducido a nada, como si la rutina de cada día lo hubiera consumido por completo, ya sin siquiera hacerlo sentir placer con lo que hacía, y odiaba admitirlo, pero se sentía como si solo fuera combustible de fantasía para los clientes que pagaban por escucharlo.
Era su trabajo, sí, pero mentiría si dijera que ahora se sentía como una tarea que debía cumplir.
Había una distancia entre él y los demás que de alguna manera detestaba ahora.
Antes, Yoongi encontraba esa desconexión como un consuelo, creía que podía ir y venir cuando quisiera. Se divertiría con los demás en una proximidad lo suficientemente segura como para perder el tiempo sin temor a contraer sentimientos serios y poder mantener su trabajo. Era un plan sólido, hasta que dejó de serlo.
Todo lo que Yoongi anhelaba ahora era esa chispa entre él y otra persona, tener alguien con quién hablar de cosas banales sobre su día y no solo tener que escucharlos gemir a través del teléfono. Y cuanto más tiempo pensaba en eso, más se daba cuenta de lo solo que estaba.
Los ruidosos gemidos al otro lado de la línea lo hicieron formar una mueca y alejar considerablemente el teléfono de su oído, eran tan ensordecedores, mucho más exagerados que si estuviera viendo una película porno, y esa simple situación estaba agotando su paciencia poco a poco. Podía haber sido lo que él quería antes, la distancia, la capacidad de mantenerse inalcanzable, pero ahora se está convirtiendo en algo molesto.
— Relájate bebé, no querrás que tus vecinos te escuchen ¿verdad? — Habló por lo bajo en una sutil amenaza cubierta en una voz ronca, agradeciendo internamente que los lamentos de su clienta al otro lado del teléfono se detuvieran casi por completo.
Y lo siguiente que vinieron fueron los mismos halagos de siempre, agradeciendo haberle hecho pasar un buen momento y rogando su atención de nuevo para la próxima llamada, pero todo lo que pudo hacer fue forzar una amplia sonrisa y encogerse de hombros ante sus palabras justo antes de que toda su máscara se desmoronara cuando terminó la primera llamada de la noche.
Su teléfono se deslizó por la mesa en el centro de la sala cuando lo lanzó sin cuidado, elevando ambas de sus manos para frotar su rostro y suspirar con frustración como lo había hecho en los últimos días, su mirada se desvió hacia su entrepierna y bufó aún más molesto. ¡Ni siquiera habia tenido una jodida erección!
Era realmente divertido como las cosas habían cambiado en un mes, hacer la misma rutina agotadora cada vez le costaba más, después de dos años de estar trabajando para Delight estaba considerando seriamente renunciar al trabajo en el que ya no podía volver a encontrar el mismo placer que sentía antes. Y sabía muy bien que el que estuviera considerando esa idea tenía mucho que ver con una persona, específicamente con T/n.
Supo que estaba completamente jodido desde el primer momento en que se dio cuenta que no podía dejar de pensar en ella, en la forma tan inusual en que llamó a su línea de trabajo,y en cómo se escuchaba tan avergonzada después de que lo supo, había sido lindo, demasiado para hacerlo sonreír después de mucho tiempo de no hacerlo.
Pero lo que simplemente no podía olvidar era su suave y dócil voz con la que lo llamaba y el título que había utilizado para él, era como si aún pudiera escuchar su respiración agitada a través del teléfono, sus gemidos, el simple hecho de recordar que él había sido el primer hombre en hacerla sentir bien, y en lo dulce que se escuchó cuando la hizo tener su primer orgasmo.
Sabia que eso simplemente había alimentado por demás su ego, pero habia algo más y él no podia comprenderlo del todo, T/n tenía algo mas que lo hacía quererla sólo para él, lejos de la forma tan adorable en que ella le había preguntado si podian conocerse en persona, lo entusiasmada que se escuchaba con la simple idea lo seguía atormentando por las noches, sintiéndose como un idiota por la forma tan cobarde que huyó de ella y de algo que él tambien quería.
Y ahora aquí estaba, mirando con desdén el sobre grueso y blanco con su paga mensual por su trabajo y con la mente llena con el recuerdo de T/n, sabía que estaba en las mismas circunstancias, porque sí, joder, la quería, la deseaba y necesitaba, pero sabía que había arruinado todo y que tendría que vivir con eso desde la última vez que habló con ella hace un mes.
Volvió a gruñir frustrado mientras se ponía de pie del sofá donde estaba para servirse un poco de Whisky y ponerse de buen humor para sus próximos clientes, sabiendo que incluso el mínimo requería un cierto grado de esfuerzo y él ya se sentía más agotado que otros días.
Pero su línea se reabriría de nuevo en diez minutos y debía cumpir con su trabajo mientras se preguntaba cuáles podrían ser los interés de su próximo cliente, qué podría hacer para complacerlo y qué podría decirle, estando seguro que al final tendría que conformarse con una paja mal hecha que intentara llenar el vacío dentro de él.
Tumblr media
T/n se arrepentía de muchas cosas en su vida.
Cómo no haber organizado una grandiosa fiesta de cumpleaños número dieciocho para celebrar su legalidad, cómo no socializar lo suficiente como para tener un gran círculo de amigos que la sacaran de vez en cuando de su encierro en su departamento. y de cómo había tirado el trozo de papel con el número de teléfono de Yoongi hace unas semanas.
Mentiría si dijera que no había estado tan avergonzada después de todo lo que había pasado con él, podía sentir un nivel de humillación que no creía que un ser humano pudiera sentir. Pero ella lo sentía.
Qué estúpido de su parte habia sido pedirle que se concieran en persona. ¿Para qué? ¿Para que la pudiera follar? ¿Estaba tan caliente que permitió que sus sucios deseos tomaran control sobre ella?
Sí, bueno, había sido una completa tonta con sus palabras, pero lo que aún le seguía dando vueltas a su cabeza fue lo que Yoongi dijo justo antes de terminar la llamada.
"Lo pensaré."
¿No era esa una buena forma de decir "no"?
Pero aún así, no había forma de que volviera a hablar con él y pedirle una explicación o aunque sea disculparse por dejarse ver como una urgida. Su teléfono no habia guardado su contacto y queriendo olvidar todo lo que habia pasado, simplemente tiró la tarjeta a la basura.
No sabía si culparse a sí misma por querer escuchar su voz una vez más, por querer revivir los sentimientos que tenía cada vez que Yoongi le hablaba con esa voz tan sensual, incluso si era simplemente para poder disculparse, T/n anhelaba ser cautivada una vez más con su voz.
Se encogió de hombros mientras desconectaba su computadora de su escritorio para pasarse a su cama sin darle muchas vueltas al asunto.
— Soy una perra desesperada, pero está bien.— Habló sarcásticamente mientras abría el navegador, respirando profundo para tomar algo de valor.— Todo lo que tengo que hacer ahora es disculparme. Eso es todo.
Se sentía incluso más nerviosa que esta tarde cuando decidió que debia ponerle fin a todo esto que tuvo con Yoongi y tratar de buscar la empresa en la que trabajaba para disculparse y poder dormir en paz por las noches, sus manos sudaban mientras escribía en el buscador "línea directa de sexo", inmediatamente apareció un sitio llamado Delight como el enlace superior y cuando le dio clic al texto resaltado en azul se sorprendió aún más.
— Dios…— Resopló de forma temblorosa preguntándose cómo era que a las 7 p.m de un domingo se encontraba desplazándose por este sitio web.
En la página principal podía ver una línea directa etiquetada como "perfiles de operador" y cuando dio clic alrededor de 10 perfiles de operadores se desplegaron ante sus ojos, cada uno en orden de acuerdo al puntaje de estrellas que recibían de los clientes, y el primer perfil era el de Suga con una calificación de 5 estrellas y con cientos de opiniones de diferentes clientes; hombres y mujeres por igual.
Le fue imposible no sonrojarse viendo una que otra de las opiniones donde halagaban sus servicios, sorprendiéndose con lo abiertos que eran los usuarios de la página, pero de igual no podía negarlo, Yoongi era realmente bueno en su trabajo, lo había comprobado por sí misma aunque no hubiera sido una clienta como tal, y sintió su corazón latir con fuerza en su pecho mientras marcaba en su teléfono cada número que estaba en la plataforma, sin saber si estaba mental y físicamente preparada para lo que estaba a punto de hacer.
Tumblr media
Yoongi ya iba por su segunda copa de Whisky de la noche, y agradecía internamente que fuera demasiado tolerante con el alcohol para decidir seguir trabajando con los clientes que tenía en espera en lugar de mandar todo a la mierda e irse a dormir.
Suspiró pesadamente mientras le daba un último vistazo a la gran vista de la ventana hacia la ciudad nocturna debajo de él, viendo el bullicio de los vehiculos y de la gente vivir sus vidas en paz antes de volverse hacia su sofa y tomar asiento, ya estaba sin camisa y solo vestia un par de pantalones negros, las luces de la sala era tenues y la musica sonaba de fondo, lo que ayudó a construir una buena atmosfera como lo hacia cada noche.
El tono de llamada volvió a resonar en toda la habitación y dejó el vaso de cristal en la mesita frente a él mientras respiraba hondo, como si su cerebro encendiera un interruptor su actitud arrogante y sensual regresó a su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos mientras levantaba el teléfono para contestar.
— Buenas noches cariño.— Respondió por lo bajo, haciendo todo lo posible por entrar en personaje, y no pudo evitar fruncir el ceño cuando el otro lado de la línea se quedó en silencio.— ¿Hola? ¿Puedes oírme claramente, querida?
Y aún así, el silencio seguía predominando.
Yoongi no estaba sorprendido por eso, e involuntariamente sonrió al recordar que así fue como conoció a T/n, se rió por lo bajo de eso y cuando estaba a punto de hablar, lo siguiente que escuchó lo tomó por sorpresa antes de que pudiera pronunciar alguna palabra.
— ¿Yoongi?
Y con eso se quedó boquiabierto cuando se dio cuenta de que el cliente sabía su verdadero nombre, entró en pánico, sin saber si alguien se había entrometido en su privacidad o si era un acosador espeluznante.
Ahora, fue su turno de quedarse sin palabras.
— Yoongi... soy T/n.
Y Yoongi sintió una puñalada clavarsele en el pecho. Había estado intentando olvidar lo que pasó entre ustedes dos durante las últimas semanas, sin poder dejar de pensar en ella, y ahora de repente todos esos recuerdos le volvieron a inundar la mente.
Ya había cometido el error de huir de ella cuando le preguntó si podían verse, pero con lo siguiente que dijo fue como si estuviera actuando solo por impulso y con la sorpresa del momento.
— ¿T/n? — Balbuceó de a poco, aun sin poder creer que estaba hablando de nuevo con ella.— T/n, ya te dije...
— ¡Escucha! — T/n respondió de inmediato, sin darle oportunidad de que volviera a alejarse.— Sé que probablemente este no sea el momento adecuado, pero quiero pedirte perdón por...
— Sí, T/n, ahora no es el momento.— Yoongi la cortó de repente, inclinando la cabeza hacia atrás y desplomándose sobre el sofá.— Estoy tratando de trabajar.
Y tan pronto como dijo eso ni siquiera pudo luchar contra el impulso de querer golpearse el rostro, ¿de verdad había dicho eso? Después de estarse quejando de su trabajo durante semanas, ¿lo había vuelto a poner primero antes que ella?
Con eso solo volvió a corroborar que era un idiota, y se sintió así aún más cuando escuchó a T/n murmurar un pequeño y debil “lo siento” a traves del telefono, era como si pudiera imaginarla encogida en su cama y con un puchero en los labios por sus palabras disculpandose por haberlo molestado, cuando él era el que debia disculparse con ella por todo lo que habia pasado.
— Esta bien bebé, lo entiendo…— Comenzó a hablar despacio mientras se pasaba una mano por su cabello negro.— Y yo también lo siento, lo último que dije la otra vez fue un movimiento idiota, solo estaba pensando en mi trabajo.
Y con eso T/n se permitiò escucharlo atentamente, asintiendo a sus palabras como si él pudiera verla, sonriendo al escuchar ese bonito apodo brotar de sus labios y sintiendo como su voz tan calmada y serena viajaba por su cuerpo como si fuera una manta cubriendola y haciéndola entrar en calor, sin poder evitar admitir que había extrañado demasiado esa sensación.
— Pero, dijiste que pensarías sobre eso…— T/n murmuró poco después sintiendo como el entusiasmo volvía a ella y atreviéndose a mencionar eso de nuevo con la pequeña esperanza de que él también lo quisiera tanto como ella.
Y aparentemente estaba en lo correcto, porque una sonrisa felina se dibujó en los labios de Yoongi al escucharla, y decidió llevar la llamada por una ruta diferente, viendo si podía usar esto a su favor para hacerlos pasar un buen rato ahora que se daba cuenta de cuánto había extrañado hablar con ella y queriendo aprovechar esta llamada al máximo.
— ¿Cuánto tiempo has estado pensando en mí, bebé? — Preguntó con su voz volviéndose grave y ronca, ensanchando su sonrisa al escuchar un leve suspiro al otro lado de la línea.— ¿No me digas que ya has dejado de pensar en lo que puedo hacerte?
Y ante eso T/n tuvo que morder su labio para intentar reprimir los pequeños gemidos que amenazaban con salir de su boca, siempre iba a estar sorprendida del increíble poder que tenía su voz en ella, de cómo se derretía ante sus palabras y de cómo su respiración se aceleraba con solo escucharlo.
Yoongi era como ese néctar de placer al que siempre quieres regresar para poder disfrutar un poco más, y por supuesto que no negaría sus preguntas, todas las noches después de sus calientes encuentros por medio del teléfono se encontraba sobre su cama y con la mano entre sus piernas intentando volver a sentir lo que sintió con él hablándole al oído, pero como era de esperarse, ninguna de esas veces lo logro, y eso solo la hacía desearlo aún más.
Yoongi solo sonrió aún más al no recibir una respuesta de ella, solo disfrutando con el sonido de su acelerada respiración, casi pudiendo imaginar que era lo que T/n debía estar sintiendo en este preciso momento
— A decir verdad, T/n, yo no podía dejar de pensar en ti. Si tan solo supieras lo horrible que me sentí cortándote así.— Yoongi volvió a hablar, usando esa voz tan sensual y sabiendo perfectamente el efecto que tenía sobre ella solo para ver hasta dónde podía llegar.
— Supongo que ambos somos culpables de algo, ¿eh? — T/n respondió de igual forma, todavía tratando de acostumbrarse a escucharlo después de tanto tiempo.— Pero eso es todo lo que tengo que decir. Yo... puedo dejarte con tu trabajo ahora, supongo que tienes toda una fila esperando por ti.— Agregó con calma y su voz se desvaneció al final de su oración.
Y esa fue la señal que Yoongi esperaba, una bombilla apareció en la parte superior de su cabeza, con una idea nadando en su mente sobre lo que podía hacer con ella, no podía dejar que esta llamada se desperdiciara, sin saber si esta podría ser la ultima vez que hablaría con ella y que escucharía su dulce voz.
— ¿Crees que voy a dejarte ir así? — Yoongi murmuró roncamente después de escuchar sus palabras y solo para agregar en medio de un gemido ahogado.— ¿Sin hacerte pasar un buen rato? ¿Qué dices, bebé?
Era como si con con cada palabra Yoongi le estuviera hablando como si fuera la primera vez, y T/n pudo sentir como los latidos de su corazón se volvieron más rápidos y acelerados, estaba volviendo a usar esa voz que tanto adoraba en secreto y simplemente dejó que su mente se sometiera a sus deseos y que sus fantasías hicieran lo que quisieran con su cuerpo.
— Aw, sé que quieres, T/n. No seas tímida, sé que ha pasado un tiempo desde que escuchaste mi voz. ¿No quieres que te hable sucio? — Yoongi volvió a provocarla, pero era como si los efectos estuvieran actuando de forma contraproducente en él porque todo su cuerpo se calentó en un santiamén cuando la escucho soltar un rápido y silencioso gemido por lo bajo, haciéndolo sonreír de forma arrogante y sentir como toda la adrenalina volvía a apoderarse de él.— ¿Mhm? ¿Ese pequeño gemido es un sí? ¿Quieres que te hable sucio y te ayude a correrte, bebé?
T/n suspiró temblorosamente mientras se acomodaba mejor sobre la cama, apoyando su cabeza en las almohadas solo para cerrar sus ojos por un breve momento, estaba aquí, ésto estaba ocurriendo de nuevo, y no había un solo nervio en su cuerpo que quisiera detenerse, así que se obligó a cerrar sus piernas juntas por la necesidad de sentir un poco de fricción ahí abajo con lo siguiente que dijo.
— Sí, por favor.
Yoongi chasqueó su lengua al otro lado de la línea al mismo tiempo que inclinaba su cabeza hacia un lado en señal de molestia.— Niña mala. ¿Ya has olvidado cómo llamarme?
— No, lo siento señor.— T/n se corrigió de inmediato, sin poder evitar arrastrar su pijama hasta sus rodillas para poder acariciar la parte interna de sus muslos de a poco, sintiendo su piel caliente y ansiosa.
— Joder, me encanta que me llames asi.— Yoongi soltó un gemido de satisfacción después de escucharla, dejando caer su cabeza hacia atrás sobre el respaldo del sofá y sintiendo como toda la sangre de su cuerpo se concentraba en su entrepierna.— Siempre tan obediente y educada conmigo, creo que necesitas saber cómo tu dulce voz hace que mi polla se ponga dura por ti.— Y con eso volvió a escuchar otro gemido manso brotar de sus labios, instandolo a continuar hablando con una sonrisa arrogante.— Me imagino lo desesperada que debes de estar por sentir mi polla follando tu pequeño y apretado coño, porque eso es lo que quieres ¿verdad?
— Sí, señor…— T/n suspiró esas dos palabras mientras su mano subía por sus piernas, llegando al lugar deseado solo dejar que sus dedos se deslizaran lentamente por encima de su núcleo vestido, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo cuando escuchó un gemido gutural brotar de él seguido de un profundo suspiro.
¿Él tambien se estaba tocando? Joder, si estaba en lo correcto T/n pudo jurar que sintió como si una oleada de calor la hubiera golpeado de repente, todo su cuerpo se sentia extremadamente caliente y necesitado y le fue imposible no enredar sus dedos en el borde de su blusa para quitarsela, arrepintiendose casi de inmediato cuando escucho a Yoongi chistar molesto.
— ¿Ya te estás desvistiendo sin que yo te lo haya dicho? — Yoongi se burló con un tinte de advertencia en su voz que rápidamente fue remplazado por una neblina de deseo al imaginar todo su cuerpo desnudo, con sus senos al aire libre y sus bragas empapadas mientras lo esperabas tendida en su cama, y fue esa misma imagen mental la que lo hizo comenzar a palmearse su pene medio duro por encima de sus pantalones.— ¿Puedes hacerme un favor y jugar con tus tetas, bebé?
Yoongi pidio en medio de un suspiro tembloroso que hizo que T/n obedeciera de inmediato a su orden, poniendo su teléfono en altavoz para elevar sus manos hacia su pecho, jadeando con fuerza cuando deslizó la punta de sus dedos alrededor de sus duros pezones, amasando cada uno de sus senos con la presión perfecta haciéndola arquear su espalda; prácticamente retorciéndose sobre su cama y apretando sus muslos juntos, sintiendo como el calor en su entrepierna aumentara incontrolablemente, obligándose a morderse el labio inferior para tratar de ocultar sus vergonzosos gemidos y fallando olimpicamnete en el intento.
— ¿Alguna vez te tocaste pensando en mi, bebé? — Yoongi pregunto después de unos segundos queriendo saber si ella había pasado por lo mismo que él; disfrutando en silencio de su respiración laboriosa y sus suaves gemidos, jugando consigo mismo debajo de sus pantalones, con sus largos dedos frotando fácilmente toda la circunferencia de su pene erecto aún atrapado en su boxer.
— Lo intenté…— T/n susurro a medias, con su mente volviendo a esos momentos en los que Yoongi la hacía sentir increíblemente húmeda con solo su voz cuando hablaba con él, aun cuestionandose como era posible que un hombre detrás de un teléfono tuviera tanto efecto en ella.— Lo intenté, pero no era tan bueno…
— ¿En realidad? ¿Prefieres que yo te ayude?— Yoongi sonrió ante tus palabras y ante el bonito gemido que se escuchó al otro lado, haciéndolo sacar su pene de su confinamiento y viendo su erección salir disparada hacia arriba y golpear su abdomen ligeramente, sin poder evitar morderse el labio ante la vista, hacia tanto tiempo que no tenía una buena erección y ahora T/n lo había logrado tan fácilmente.
— Joder, sí…— T/n respondió con su voz temblorosa y mientras arrastraba su mano por toda su entrada, jugando con sus pliegues humedos por encima de la tela; ejerciendo un poco de presión sobre su clítoris solo para que sus caderas se sacudieran con placer y haciendola respirar con dificultad.— Mhm ¿puedo tocarme, señor?
Y Yoongi gruño a través de su labio inferior mordido, con sus cejas fruncidas y con sus dedos moviéndose con más fuerza sobre su dura longitud, eras una chica tan buena para él, y lo ponía duro como una piedra concebir que una chica tan linda como tú pudiera someterse fácilmente a una de sus charlas sucias, solo haciéndolo esparcir el líquido preseminal que brotaba de la punta de su pene por todo lo largo, imaginando que era tu humedad la que lo cubría.
— Ow bebé…— Yoongi bromeó con arrogancia y solo escuchandola quejarse por lo bajo de sus burlas.— ¿Quieres tocarte ahí abajo con mi ayuda?
— Sí, sí…— T/n respondió rápidamente, casi jadeando mientras las puntas de sus dedos se movían entre sus pliegues, chillando por lo bajo sin tener una fricción real donde más lo necesitaba.— Por favor, señor. Por favor…
— ¿Y qué te hace pensar que te mereces mi ayuda, hm? — Yoongi preguntó con su voz áspera, deteniendo los movimientos en su pene y escuchando el susurro confundido brotar de sus labios.
— P-pero…— T/n balbuceó sin entender sus palabras, sintiendo una serie de fuertes escalofríos recorrer su cuerpo una vez más.
— Puedo dejarte aquí, ahora mismo, terminar esta maldita llamada como si hablar contigo nunca hubiera pasado.— Yoongi habló con desdén riendo por lo bajo de la forma en que la escuchó removerse sobre la cama y dejar escapar otro gemido lastimero ante sus palabras.— Eres como una pequeña gatita, siempre lloriqueando en lugar de decir lo que diablos quiere.
¿Cómo se habia vuelto tan degradante de repente?
La mente de T/n estaba haciendo todo lo posible para pensar en una respuesta a su pregunta anterior, y, afortunadamente, Yoongi espero paciente.
— He sido buena, señor…— Respondió poco después, no queriendo hacerlo esperar demasiado y que se molestara por eso antes de sobresaltarse sobre la cama al escucharlo reír burlonamente.
— ¿Buena? Claro, has sido una buena niña.— Yoongi reaccionó arrogante ante su respuesta soltando el agarre en su miembro y viéndolo rebotar levemente sobre su vientre.— Me he encontrado con muchas de ellas en el pasado, cariño. Todas estaban llenas de palabras, pero no podían soportar ser jodidamente obedientes. ¿Cómo puedes ser diferente, eh? ¿Cómo puedo saber que no me estás mintiendo?
T/n quería golpear una pared por la forma en que se estaba burlando de ella, y su espalda se arqueó sin darse cuenta, reprimiendo un grito de frustración al escucharlo reír sutilmente ante su reacción.
— Sabes, escucharte toda ansiosa y necesitada, escuchar las sábanas debajo de ti moverse mientras tu cuerpo se retuerce es música para mis oídos, será mejor que no te toques, T/n. ¿Quieres ser una buena niña? Entonces espera mis instrucciones, ¿entendido?
— Sí, señor.— T/n respondió en un santiamén a sus palabras, alejando sus manos por completo de entre sus piernas.
Oh, Yoongi nunca se cansaria de escuchar la forma en que decias esas dos palabras.
— Más fuerte.— Demandó endureciendo el tono de su voz.
Otro jadeo tembloroso dejó los labios de T/n al escucharlo, sabía muy bien que Yoongi estaba en su estado más dominante y eso solo la hacía querer darle todo lo que pidiera, y le encantaba, jodidamente que le encantaba.
— Sí, señor.— Expresó una vez más, más fuerte que la anterior.
Yoongi no solo estaba cautivado con ella y con su afán de querer complacerlo, sino que se sentía diferente cuando hablaba con ella a comparación de otros clientes y no podía negar que sentía un cariño especial, era como si estuviera hablando con alguien personal para él, y no solo con un extraño, todo era mas intimo con ella.
— Muy bien…— Murmuró poco después, mientras que con uno de sus dedos trazaba la longitud palpitante de su miembro; provocándose desde la base hasta la punta, impaciente por escuchar sus encantadores gemidos, pero aún así se las arregló para seguir hablando.— Sabes, T/n, quiero saber más sobre ti.
— ¿Oh? ¿A qué te refieres? — T/n preguntó un tanto confundida, casi sintiendo como su excitación inicial se iba esfumando de su cuerpo.
— Tienes que decirme lo que te gusta, cariño. Lo que te excita, las fantasías que tienes almacenadas en esa sucia cabecita tuya.— Yoongi habló con una voz tan baja, tan profunda y tan sensual que T/n ni siquiera pudo evitar sentir como una descarga de adrenalina corría por sus venas y como el familiar cosquilleo se acentuaba entre sus piernas una vez más.
Inmediatamente su rostro se sonrojo y su respiración se agitó al darse cuenta de lo que estaba pidiendo, esta era la primera vez que un hombre le preguntaba cuales eran sus deseos y, si era completamente sincera, T/n tenia las fantasías más oscuras y sucias para alguien que nunca antes habia tenido sexo.
— No puedo ayudarte si no me lo dices, bebé. Vamos, dime lo que te gusta y tal vez…— Yoongi volvió a hablar justo antes de hacer una pausa y morderse el labio inferior ante lo que siguiente que dijo.— Tal vez podemos hacer que cobren vida.
Y T/n pudo jurar que casi jadeó al escucharlo, sus cejas se arrugaron dándose cuenta de lo excitada que estaba de nuevo y sus caderas se agitaron sobre la cama necesitando un poco de fricción en su clítoris, la forma en que Yoongi hablaba solo alimentaba aún más su deseo de él, y sabía que si no podía tenerlo pronto se volvería loca.
— ¿Cobren vida? — T/n preguntó retóricamente mientras pasaba la punta de su lengua por sus labios, sonriendo con complicidad queriendo escucharlo decir lo que tanto necesitaba.— ¿Qué está insinuando, señor?
Yoongi podía sentirla sonriendo al otro lado de la línea mientras decía esas palabras, haciéndolo sonreír de la misma forma; contento con la repentina confianza en su tono de voz generalmente manso que tanto adoraba.
— Niña, estoy insinuando que vengas para que finalmente pueda hacer que mi lengua pruebe tu dulce coño.
Y con eso T/n ni siquiera pudo evitar jadear con fuerza, sintiendo como si con esas palabras hubiera activado un botón de deseo duplicado dentro de ella, y haciendo que Yoongi sonriera aún más al escucharla.
Completamente seguro de que él quiso decir cada palabra que dijo.
Él la necesitaba, y ya le importa un carajo todo lo demás.
Tumblr media
T/n no podía hacer que sus pies se quedaran quietos mientras rebotaban constantemente bajo el escritorio, sus ojos miraban el reloj sobre la pizarra cada minuto como si pudiera hacer que el tiempo avanzara mas rapido. Quedaban diez minutos antes de que terminara su última clase, irónicamente con la profesora Kim, y con eso ya habría terminado con sus clases del día de hoy, y eso significaba que finalmente conocería a Yoongi.
Nunca pensó que terminaría así, una chica universitaria virgen que anhelaba a un hombre que nunca antes había visto, pero Yoongi lo había logrado, había logrado que se enamorara completamente de él con solo su voz.
T/n no dejaba de pensar en qué aspecto tendría Yoongi, si su voz era tan profunda y erótica en la vida real o solo lo era a través del teléfono, pero en lo que más podía pensar era en cómo se sentirían sus manos en sobre ella, apretándola contra su cuerpo mientras se encargaba de murmurar todas esas palabras lascivas contra su oído, haciéndola temblar con cada sílaba que pronunciara como tantas veces había soñado. Esa simple idea hacía que su cabeza diera mil vueltas, solo haciéndola sentir cada vez más ansiosa y desesperada.
— Oye, no hagas eso.— Una voz al otro lado de ella la hizo salir de su torrente de pensamientos sucios sobre Yoongi, y cuando se giró hacia la izquierda para mirar al dueño de esa voz se encontró con un chico de cabello largo y negro, mirandola con ojos de gacela con sumo cuidado antes de volver a hablar.— ¿Estas bien?
— Si, lo siento.— T/n musitó por lo bajo deteniendo el movimiento de su pierna y encogiéndose en su asiento con vergüenza como si el hombre al lado de ella supiera cada uno de sus pensamientos.— No quise molestarte.
— No, no, no es nada. He leído en alguna parte que mover la pierna continuamente es un signo de ansiedad... o algo así.— El chico sonrió mostrando sus dientes antes de resoplar nerviosamente.— Soy Jungkook.
Esto era tan aleatorio. T/n había estado sentada al lado de este chico durante toda la clase sin haber cruzado ni una sola palabra y ahora se estaba presentando a ella.
— Soy T/n, un gusto conocerte.— Respondió cortésmente al mismo tiempo que la campana de final de clases se escuchaba por toda la escuela, regresando los nervios a su cuerpo y haciéndola ponerse de pie para recoger todas su cosas y salir lo más pronto posible, evitando más interacciones con Jungkook.
— Oye…
Su voz la detuvo de nuevo justo cuando estaba a punto de bajar las escaleras hacía la salida de la escuela, y cuando T/n se dio la vuelta hacía él casi estuvo a punto de suspirar por lo increíblemente guapo que era viéndolo pasar una mano por su cabello espeso; peinandolo hacia atrás antes de hablar.
— ¿Tal vez podríamos conocernos algún día?
Yoongi.
Tenía que ver a Yoongi.
—Uhm bueno…— T/n murmuró evitando el contacto visual con él, recordando que Yoongi la estaba esperando fuera de la escuela.— Lo pensaré, Jungkook.
Y antes de que pudiera decir algo mas T/n prácticamente salió corriendo hacia la puerta, frunciendo lo labios al darse cuenta de que acababa de rechazar a un hombre como Jungkook, pero ahora en todo lo que podía pensar era en Yoongi.
Tumblr media
Yoongi le había enviado un mensaje de texto para que se encontraran en la biblioteca justo afuera de su universidad, y ahí estaba, sentando en uno de los bancos fuera del lugar con las piernas cruzadas mientras jugueteaba con su teléfono.
Al igual que T/n, él también se preguntaba cómo se vería ella, y sin embargo, él estaba seguro que sería tan hermosa como lo era su voz, y tenía ese pensamiento mientras escaneaba la multitud de estudiantes que salía de la universidad, tratando de adivinar quién eras en esa masa de personas.
Le envío otro mensaje con un simple "Te llamare”, y en cuestión de segundos, su corazón comenzó a acelerarse mientras caminaba hacia la biblioteca marcando su numero para llamarla, sabría instantáneamente dónde estaría T/n tan pronto como se llevara el teléfono a la oreja, y efectivamente así fue.
— Estoy justo aquí, bebé.— Yoongi habló a través del teléfono centrando su atención y su mirada en T/n quien juró que sintió una ola de mariposas revoloteando en su estómago al escuchar su voz resonando a través de su cuerpo.
Se dirigió de a poco hacia donde estaba sentado, viéndolo todavía con su teléfono contra su oreja y con sus ojos enfocados en ella sin dejar de mirarla con una sonrisa arrogante en todo su rostro, y T/n estaba rezando porque no se diera cuenta de la forma tan vergonzosa que su cuerpo estaba temblando de los nervios.
¿Realmente era él?
Dio unos cuantos pasos más hacia adelante hasta que estuvo prácticamente a medio metro de él, su mirada estaba clavada en ella y parecía que todo lo que la rodeaba la hacía aminorar la marcha.
— Yoongi…— T/n susurró por lo bajo, y él escuchó el suave sonido a través del teléfono.
— Mhm sí, ese soy yo.— Yoongi afirmó formando una sonrisa sin apartar los ojos de ella antes de levantarse bruscamente del asiento.— Acércate.— Demandó con el teléfono todavía presionado a su oreja, y T/n hizo lo que dijo, cerrando la brecha entre ustedes dos lentamente.— Más cerca.
Y mientras la veia acercarse mas a él Yoongi ni siquiera pudo evitar escanear su cuerpo de arriba hacía abajo con sus ojos, observando atentamente la forma en que sus curvas resaltaban bajo su ropa, era solo un poco más pequeña que él, sus ojos de muñeca dejaban de mirarlo con asombro y los de Yoongi se perdieron por completo en sus labios que se veían tan suaves, de repente sintió el deseo abrasador de poder besarlos para poder comprobar su teoría y las palmas de sus manos comenzaron a picar con la necesidad imperiosa de poder tocarla.
— Hermosa.— Yoongi susurró poco después, con su voz ahogada y lo suficientemente alto como para que T/n lo escuchara, haciéndolo ensanchar su sonrisa cuando noto como apartaba su mirada avergonzada de él.
La llamada terminó cuando estuvo finalmente frente a Yoongi y cuando él le extendió su mano para que la tomara, todo era diferente esta vez, esto estaba sucediendo en la vida real y T/n ya no estaba en la comodidad de su habitación hablando con él, Yoongi estaba con ella, físicamente presente, a punto de recibir su toque, como tantas veces había imaginado.
— No me dejes con la mano estirada, bebé.— Yoongi habló divertido y con su voz ronca, ensanchando su sonrisa hacia ella.
Oh, Dios. Su voz sonaba mucho mejor que por teléfono, tenía esa misma profundidad, ese tono que siempre hacía que su cuerpo temblara y se agitara de lujuria, y T/n se obligó a sacudir todo tu nerviosismo antes de tomar su mano y estrecharla con la suya.
Podría haber mentido, pero T/n estaba completamente segura que sintió una descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo tan pronto como su mano tocó la de él, y se quedó procesando esa sensación mientras Yoongi la acercaba más hacia él, casi demasiado para poder notar la forma en que su mirada estaba pegada a sus labios, lamiendo lo suyos a cambio, y de alguna manera, era como si los dos se estuvieran tomando su tiempo para sumergirse en la presencia del otro entre las personas que seguían caminando a su alrededor.
— ¿Está bien si envuelvo mis brazos alrededor de ti? — Yoongi ronroneó examinando su rostro en busca de una respuesta, desechando su creciente ego al notar que sus mejillas se ponían más rojas a cada segundo.— ¿Hm? — Instó mientras con su pulgar acariciaba sus nudillos con calidez y, con cada roce, T/n sentía su corazón latir más rápido a cada segundo.
T/n no respondió, más bien tomó su mano y la guío hacia su cintura, como si estuviera pidiendo en silencio que la tocara, y él gustoso lo hizo, envolviendo su mano alrededor de su cintura.— Puedes abrazarme, Yoongi.
Y sin dudarlo Yoongi usó ambas manos para acercarla por completo a él, presionando su cuerpo contra su pecho y eliminando por completo cualquier distancia entre los dos casi con urgencia.
— No sabes cuánto te he imaginado diciendo mi nombre, joder.— Murmuró con su voz baja, mirándola con avidez al mismo tiempo que frotaba sus pulgares en su cintura enviandole pequeñas descargas de placer por su cuerpo.— Eres tan jodidamente impresionante, bebé.
T/n prácticamente tuvo que reprimir un gemido que amenazaba salir de sus labios al escucharlo, sabia que no podia hacerlo en publico, pero era casi imposible no querer derretirse a sus pequeñas atenciones.
— Eres más de lo que esperaba…— Yoongi volvió a hablar mientras apoyaba su frente en la tuya, ajeno al hecho de que ambos están en público, mostrando afecto como si fueran un pareja, la estaba mirando profundamente a los ojos como si se conocieran desde hace mucho tiempo sin detener sus caricias en su piel.
¿Por qué lo haría después de todo cuando se moría por ponerle un dedo encima desde que la conoció?
— Eres un chica jodidamente hermosa.— Arrulló con su voz ronca al mismo tiempo que una de sus manos viajaba hacia arriba para sujetarla por su nuca con dureza, casi a punto de besarla de una buena vez.
— Aquí no, por favor…— T/n sollozó por lo bajo, abrumada con su imponente presencia y apartando su mirada de la de él; completamente sonrojada con sus palabras.
— Esa es la voz que me gusta escuchar.— Yoongi habló en medio de una sonrisa arrogante.— No puedo esperar a escuchar más de eso pronto.— Agregó separándose de a poco de ella para tomar una de sus manos y besarla suavemente bajo la mirada sorprendida de T/n.
Aún no podía comprender que esto realmente estaba sucediendo. Nada de esto hubiera ocurrido si T/n no hubiera recogido la nota de su profesora ese día con el número de teléfono de Yoongi. En cierto modo, sentía que le debía mucho a la profesora Kim, una parte de ti estaba contenta de que fueras tú quien experimentara el toque de Yoongi y muchas más cosas y no ella.
— Hay un bar a un par de cuadras de aquí. ¿Qué dices? — Yoongi habló mientras abría la puerta del pasajero de su auto para que pudiera entrar, pero antes de que pudiera tomar asiento frunció los labios hacia él.
— No estoy vestida para eso…— T/n murmuró por lo bajo, queriendo esconderse de su intensa mirada.
— T/n…— Yoongi chasqueó la lengua, sonando un poco decepcionado.— Eso no es un problema, lo sabes.— Agregó al mismo tiempo que con sus dedos aplicaba la cantidad correcta de presión en su barbilla para elevar su cabeza hacia el.
T/n lo miro con ojos grandes sin saberlo, y eso solo hizo que la mente de Yoongi funcionara con varios pensamientos. Pensamientos que no correspondían en este momento y se mordió el labio inferior por un momento antes de regresar a la realidad.
— No tienes que disfrazarte. Solo tienes que verte bien para mí, y en este momento…— Murmuró bajando el tono de su voz, inclinándose sobre su cuerpo para estar más cerca de ella, tanto que sus rostros casi se tocaban.— Te ves jodidamente deliciosa, especialmente con esta falda corta tuya. ¿Está permitido usar un material tan corto en la escuela?
— Está bien, está bien.— T/n exclamó suspirando mientras sentía como todo su rostro se calentaba una vez más antes de subirse de inmediato a su auto sin pensarlo dos veces y haciendo reír a Yoongi.
Era la primera vez que lo escuchaba reír así, casi aireado y con hipo, lo que le pareció realmente adorable; ese era un contraste total de la personalidad habitual que había visto en él, y creo una nota mental para poder hacerlo reír más a menudo.
Tumblr media
Era como si Yoongi encajara perfectamente en el bar como si fuera allí cada vez que podía. Su atuendo era completamente negro y se ajustaba perfectamente a su cuerpo bien formado, y complementaba el aura tenue y sensual del bar.
T/n era todo lo contrario, y era ridículo: la imagen de ustedes dos caminando dentro del edificio y lo diferente que se veía a su lado, pero tan pronto como pensó en eso también lo olvidó cuando sintió la mano de Yoongi en su espalda baja, guiandola con firmeza por el bar cuando entraron y cuando fueron recibidos con música r&b retumbando por todo el lugar, T/n prácticamente tuvo que morder el interior de sus mejillas al sentir como sus dedos rozaban su piel expuesta de su cintura, imaginándose como se sentirian si subieran un poco más, y rápidamente salió de su burbuja de fantasías cuando volvió a hablar.
— ¿Tomas? — Yoongi preguntó tirando hacia atrás el taburete para que pudiera sentarse sin apartar su mirada de ella.
— Algunas veces.— T/n respondió tomando asiento y tirando de su falda hacia abajo cuando subió un poco más por sus piernas, y formó una mueca arrepintiéndose por habérsela puesto hoy, pero cuando elevó su mirada volvió a atrapar a Yoongi observando cada uno de sus movimientos con atención.— Deja de mirarme de esa forma.
— ¿O si no qué, hm? — Yoongi farfulló con arrogancia en su voz y sonriendo al verla suspirar, joder, acababan de entrar al bar y él ya le estaban dando ganas de correr a su casa. 
Antes de que T/n pudiera decir algo más el bartender se acercó a ustedes dos con un brillo particular en sus ojos, e instantáneamente fijó su atención en ella, la comisura de su boca se levantó en una sonrisa sugerente mientras se apoyaba sobre el mostrador donde estaban, y casi por inercia los ojos de T/n se desviaron a sus brazos, viendo la forma en que las curvas de sus bíceps se marcaban aún más gracias a su camisa de vestir blanca y apretada. 
Y por supuesto que Yoongi lo notó, pero opto por no decir nada.
— ¿Qué puedo conseguir para ti…
— Dos latas de cerveza.— Yoongi respondió antes de que pudiera decir algo más y haciendo que el bartender lo mirara solo para poner su mano derecha sobre tu rodilla expuesta.— Para mi niña y para mí.
Dios.
T/n apretó sus labios mientras agachaba su mirada hacia abajo, completamente sonrojada por la forma en que se refirió hacia ella, y solo pudo ver de reojo como el bartender enderezaba su postura mientras tosía incómodamente.
— Entendido, en un momento traeré su pedido.
Y tan pronto como se fue volviendo a dejarlos solos Yoongi acerco su taburete al de T/n, sus rodillas quedaron rozando las de ella mientras T/n seguia mirando hacia abajo.
— Mírame.— Yoongi ordenó poco después tomándola por su mentón para obligarla a mirarlo  cuando se encontró con su rostro su mirada se poso de inmediato en sus labio entreabiertos,, casi a punto de mandar todo a la mierda y besarla ahí mismo.— ¿Nerviosa, bebé? — Preguntó con voz ronca mientras frotaba con su pulgar la suave piel de su mejilla sintiendo de inmediato como el calor se acumulaba en su palma.— No tienes porque estarlo, estamos aquí para divertirnos ¿no es así?
Y cuando finalmente T/n lo miró a los ojos a pesar de su nerviosismo entendió rápidamente que a Yoongi le gustaba tener un contacto visual con ella, seguramente disfrutando mientras la veía esforzarse para mantener su intensa mirada, porque realmente era así, a Yoongi le gustaba ver cómo su respiración se agitaba cada que estaba cerca y se excitaba terriblemente al verla tan perdida en sus iris oscuros.
— Eso es, buena chica.— Yoongi murmuró por lo bajo al mismo tiempo que deslizaba su pulgar hacia sus labios, acariciando sensualmente su labio inferior, haciéndolo sonreír al verla suspirar de forma temblorosa ante sus caricias.— Eres mi buena chica. De nadie más.
— Yoongi…- T/n hablo a medias, sin saber exactamente si fue un susurro o un gemido ahogado.— N-no…
— ¿No qué? — Yoongi demandó saber con aire de suficiencia.— ¿No quieres que te toque en público?
Y T/n simplemente pudo responder con un pequeño asentimiento, ¿pero le importó a Yoongi? Por supuesto que no, porque colocó su mano disponible sobre su pierna; arrastrandola por su piel desnuda de una forma tan lenta, pulgada a pulgada, las puntas de sus dedos rozaban su piel suavemente haciendo que todo su cuerpo se estremeciera y se removiera sobre el asiento al sentir el frío metálico de sus anillos, y Yoongi volvió a maravillarse con lo receptivo que era su cuerpo a él, solo invitándolo a avanzar.
— Odio decírtelo, bebé, pero me gusta verte temblar cuando te toco.— Yoongi farfulló antes de que la mano que estaba sosteniendo su mejilla se moviera hacia atrás para sostenerla por la parte posterior de su cuello.
Los ojos de T/n se abrieron de repente cuando lo sintió tomar un puñado de su cabello y tirar de su cabeza hacía atras lo suficiente para que su cuello quedara expuesto a él, sin poder lograr ocultar el pequeño gemido que amenzaba con salir de sus labios, y en cambio soltó un sonido lascivo reprimido, solo haciendo que los oídos de Yoongi se animaran en cuando lo escuchó.
Él empujó de su taburete para que estuviera más cerca, y lo logró, su rostro quedó peligrosamente a centímetros de la curva del cuello de T/n quién tembló al sentir su caliente respiración abanicando su piel tan sensible, la repentina proximidad y el ambiente sensual del bar estaban nublando la mente de Yoongi, quería tocarla por completo, quería tener sus manos por todo su cuerpo después de tanto tiempo de bromas, arrepintiéndose internamente de haberla llevado a un bar en lugar de conducir directamente a su casa y poder tenerla para él solo.
Su mano comenzó a jugar con el dobladillo de su falda, casi de forma burlona al principio, y solo haciendo que T/n dejara escapar una respiración temblorosa al sentirlo y rápidamente se apresuró a sostener su muñeca, sin aplicar ninguna presión, pero sí lo suficiente para recordarle su presencia, y al sentirlo los labios de Yoongi se curvaron en una sonrisa, acercándose más a ella para burlarse un poco más de su estado con lo siguiente que dijo.
— ¿Qué pasaría si te meto un dedo en el coño, aquí mismo, ahora mismo? — Ronroreó con esa voz rasposa que T/n tanto amaba contra su oído, los bordes de sus labios eran como fantasmas alrededor de su oreja e inconscientemente su interior se apretó alrededor de la nada, teniendo que morderse la lengua para ocultar un gemido vergonzoso ante sus palabras.
T/n tuvo la tentación de cerrar los ojos para poder perderse en sus sucias fantasías, pero su cerebro le recordó que la gente en el bar podría estar mirando, e inmediatamente su mirada escaneó el lugar en busca de posibles ojos al acecho, pero casi todos estaban borrachos o se ocupaban de sus propios asuntos como si hubieran visto cosas peores.
— Mira mi mano, T/n.— Yoongi ordenó refiriéndose a la mano que descansaba sobre su muslo, y su mirada rápidamente se posó en ella, suspirando de forma agitada al ver lo jodidamente sexy y grande que era, las venas se resaltaban sobre su piel y los anillos solo la hacían temblar y desear poder sentirlos un poco más arriba.
Mierda. T/n podía sentir el cosquilleo aumentando cada vez más entre sus piernas, podía sentir a la perfección la incómoda humedad manchando su ropa interior, solo haciéndola removerse en el asiento cuando sintió a Yoongi meter su mano debajo de su falda, la tela cubrió sus dedos casi por completo y con eso ni siquiera pudo evitar no sacudir sus caderas más hacia su mano levemente; rogando silenciosamente que subiera más, y por supuesto que Yoongi se dio cuenta, permitiéndose sonreír arrogante cuando sus ojos se volvieron a encontrar.
— Sé que quieres sentir mis dedos dentro de ti…— Yoongi susurró con su voz ronca sin dejar de frotar sus dedos en el interior de sus muslos, burlándose de ella cuando la escucho gemir suavemente mientras lo miraba con ojos necesitados.— Sé que quieres que te toque mientras estamos rodeados de toda esta gente.
T/n podía jurar que se estaba poniendo más y más húmeda mientras él seguia hablandole de esa forma en publico, donde existía la posibilidad de que la gente escuchara todo, y ahogó una maldición cuando su dedo índice apenas y rozó su clítoris por encima de la tela de sus bragas, mierda, esto era mucho mejor que estar hablando con él por teléfono.
— ¿Te gustaría eso, bebé? — Yoongi volvió a preguntar, sabiendo ya la respuesta.
Volvió a sonreír de forma arrogante cuando la vio asentir frenéticamente incapaz de articular alguna palabra justo antes de hundir su mano por completo entre sus piernas para presionar sus dedos directamente en su clítoris, haciendo que T/n diera un pequeño brinquito en su lugar y soltara un gemido ahogado ante el impacto del placer que viajó por sus nervios, haciéndolo reír mientras se alejaba por completo de ella; dejándola completamente sonrojada, caliente y sin aliento.
— Oh, mira…— Habló agarrando las dos latas de cerveza frente a ustedes dos antes de agregar con falsa inocencia en su voz.— Ese pobre mesero debió haber visto todo mientras no estábamos prestando atención, ¿no lo crees?
Él abrió una lata para ella, mientras T/n solo podía mirarlo boquiabierta, apenas procesando lo que acababa de pasar, ¿Realmente la estaba dejando así como si nada hubiera pasado?
Pero al contrario de sus pensamientos, Yoongi también estaba teniendo dificultades para controlar su creciente erección debajo de sus jeans, sintiendo como se presionaba más y más contra la tela casi de forma dolorosa, pero disimulando bien mientras se aclaraba la garganta.
— Salud, bebé.— Habló divertido chocando su lata con la de ella; haciendo un 'tintineo' silencioso antes de que su mirada volviera a oscurecerse cuando volvió a mirarla.— Cierra esa boca tuya, T/n. Antes de que le ponga algo que la llene.
Y con eso último T/n no pudo evitar volver a sonrojarse, e hizo todo lo posible por tratar de olvidarse de los que acababa de ocurrir mientras Yoongi comenzaba a tener una conversación normal con ella, pero era difícil tan difícil hacerlo cuando aun podía sentir sus manos sobre ella, y por supuesto que Yoong estaba disfrutando de esto, estaba disfrutando de su tiempo con ella, finalmente solo estaba inmerso en todo lo que tuviera que ver con T/n, sus ojos nunca se apartaban de los de ella y no podía evitar sonreír cada que la veía agachar su mirada avergonzada cuando decía algo lascivo.
A cada segundo que pasaba mas le gustaba estar con ella, le gustaba ver como sus ojos se iluminaban con ese brillo de inocencia cada vez que lo miraba y era como si quisiera que este momento no acabara, pero habia algo que lo regresaba de golpe a la realidad, la unica regla que Delight tenia para cada empleado seguia grabada en su mente, podia sentir como su cuerpo se tensaba cada vez que su consciencia pensaba en esa regla que justo ahora estaba rompiendo, y no sabia como decirle que lo que estaban haciendo en este momento estaba prohibido en su trabajo.
Pero de cierta forma, deseaba que alguien de su trabajo lo viera en este preciso momento, de ser posible su mismo jefe, joder, deseaba que lo despidieran ahora mismo para volver a tener una vida normal, no era un secreto que Yoongi no había tenido una relación seria en mucho tiempo, había tenido una que otra aventura de una sola noche, pero no románticas, eso no era lo suyo, pero ahora que estaba con ella era como si quisiera estar con ella de todas las formas posibles, la deseaba, la quería y la necesitaba y aún no podía entender porque, lo unico que sabía era que nunca había anhelado algo tanto como ahora, como a T/n
— ¿Alguna vez, eh, has hecho esto con alguien más? — T/n preguntó por lo bajo mirándolo de reojo y rompiendo un poco su burbuja de pensamientos.
— ¿A qué te refieres? — Yoongi cuestionó de igual forma, inclinando su cabeza hacia un lado con una sonrisa astuta en su rostro.
— No importa…
— ¿Estás preguntando si alguna vez he salido con alguien? Cariño, si querías saber mi número de citas podrías haberme preguntado…
— ¡No! ¡No es así! Bueno, quiero decir, sí, pero no quería preguntar directamente…— T/n respondió rápidamente sin saber donde esconderse de la vergüenza que sentía por sus palabras.
Y Yoongi simplemente sonrió mientras dejaba escapar una risa ronca antes de elevar su mano para pellizcar su mejilla enrojecida por el alcohol de forma divertida.
— Está bien. ¿Quieres saber si puedo hacer las cosas que te prometí por teléfono, eh? — Habló regresando a su sonrisa arrogante que había tenido todo este tiempo.— No te preocupes, T/n. No soy una estafa.
Y con eso T/n solo pudo morder su labio inferior inconscientemente, sabía que la estaba molestando con sus palabras, pero su mente solo podía actuar por sí sola, imaginando como se sentiria estar debajo de él con su calor cubriendola por completo y su cuerpo presionandose contra ella, sujetándola contra la cama y haciéndola gemir su nombre.
— Pero sinceramente…— Yoongi volvió a hablar, con seriedad ahora, y T/n se preguntó cómo era posible que pudiera pasar de su tono burlón a uno tan serio en un abrir y cerrar de ojos.— No tengo muchas relaciones en estos días, solo me enfoco en el trabajo.
— Oh, ¿entonces no tienes sexo? — T/n preguntó como si nada levantando sus cejas hacia él.
Y Yoongi se contuvo increíblemente de soltar un comentario sarcástico. No quería ir allí todavía.
— ¿Es asunto tuyo, querida? — Respondió con un tono bajo, como si fuera una pequeña advertencia hacia ella.
Y T/n se encogió en su asiento no del todo satisfecha con su respuesta, sabía que no estaba en lugar para saber eso, después de todo, ese era su trabajo, excitar a la gente y llevarlos al orgasmo, y tal vez ella solo había sido afortunada.
— Oye, creo que ese tipo te conoce.— Yoongi habló de repente casi con fastidio mientras miraba un área detrás de ella.
— ¿Qué? ¿Qué chico? — T/n preguntó frunciendo su entrecejo antes de darse la vuelta en su asiento, mirando hacia todos lados, mirando más allá de toda la gente bebiendo y charlando tratando de encontrar una cara familiar hasta que con un movimiento su atención se centró en el mismo chico de hace horas, mirándola con sus ojos abiertos cuando se dio cuenta que lo había notado.
— ¿Quién es ese? — Yoongi preguntó con el mismo tono de voz mientras se removía en su asiento.
— Un chico que conocí en clase antes. Dios, espero que no me esté acosando... oh, aquí viene, ¡Oye, Jungkook! — T/n respondió rápidamente y sorprendiendose cuando lo vio caminar hacia los dos.
— ¡T/n! Me sorprendió verte aquí.— Jungkook habló con una sonrisa en su rostro antes de inclinar su lata de cerveza en dirección a Yoongi.— Con un buen compañero, por lo que veo.
— Así es, ella tiene buen gusto, ¿no lo crees? — Yoongi respondió descaradamente formando una mueca de disgusto antes de tomar otro sorbo de su cerveza, y T/n se apresuró a golpear suavemente su rodilla mientras fingía una risa.
— Espero que no me estés siguiendo, Jungkook.— T/n habló lo más alegre y amigable posible.
— ¡Oh, no, no! Todo es solo una coincidencia. Lo siento si te hice sentir incómoda…
— Bueno, a mi sí me hiciste sentir incómodo mirándola durante demasiado tiempo, Jungkook.— Yoongi volvió a hablar con dureza mientras se ponía de pie antes de tomar la mano T/n y hacerla levantarse también mientras Jungkook observaba todo con una mirada atónita en su rostro.— Nos vamos.
Todo pasó demasiado rápido cuando Yoongi comenzó a caminar por el bar directo hacia la salida que T/n apenas y tuvo tiempo de mirar sobre su hombro y murmurar un pequeño “Lo siento” a Jungkook.
— ¡Yoongi! — T/n habló en medio de un chillido mientras salían del bar, el aire frío de la noche golpeó su cuerpo y la hizo temblar detrás de él.— Eso fue muy grosero…
— Oh, no dirías lo mismo si hubieras visto la forma en que te miraba.— Yoongi se burló sin gracia de sus palabras mientras llegaban a su auto
— ¿De qué hablas? No conozco mucho a Jungkook pero no creo que él…— T/n habló confundida antes de sobresaltarse cuando Yoongi se giró hacia ella de repente; acorralandola contra su auto y cubriendo su cuerpo por completo con el suyo.
— No quiero que ningún otro hombre te mire de la misma forma que yo.
Y con eso T/n ni siquiera tuvo tiempo de procesar sus palabras, porque tan pronto como Yoongi las dijo su cuerpo se presionó con el de ella, juntando sus torsos y estrellando sus labios en un beso teñido de desesperación pura.
Pasionales, fluidos, húmedos, ansiosos.
Esos eran los labios de Min Yoongi mientras se movían sobre los de ella.
T/n no supo descifrar si fue ella, o Yoongi, o ambos los que suspiraron aliviados contra los labios ajenos, pero lo hicieron, y era entendible, después de tantas bromas y de tanto tiempo era de esperarse que reaccionaran así, sus manos se apoyaron en sus anchos hombros y las de él se ajustaron en su cintura, pasándolas por su espalda baja para lograr apretar su cuerpo mas con el suyo haciéndola jadear contra su boca y sentir que sus piernas temblaban, casi amenazando con hacerla caer de rodillas ahí mismo de no ser porque Yoongi la apoyó contra su auto mientras su lengua ávida acariciaba su labio inferior en pequeños toques, y cuando T/n entreabrió sus labios Yoongi se apresuró a insertar su lengua en la de ella, haciéndolo gemir roncamente y a ella jadear completamente abrumada, sus grandes manos estaban por todo su cuerpo, acariciando cada porción de piel a su disposición y queriendo abarcar todo de ella en menor tiempo posible; apretó su cintura, acarició sus mejillas, sus brazos, clavó sus dedos en sus muslos y enganchó una mano en el interior de su rodilla, elevando su pierna y haciendo que rodeara su cintura con ella.
El chasquido casi obseno de sus lenguas la hicieron temblar entre sus manos y no supo descrifrar si fue por una rafaga de viento o porque estaba increíblemente excitada a este punto, ahí en medio del estacionamiento los dos eran un lío de manos, saliva, lenguas y respiraciones densas.
Una de las manos de Yoongi se había ajustado a su cuello para no dejarle escapatoria, cuando él sabia muy bien que no iba a huir, las de T/n se trasladaron a la parte trasera de su cabeza donde enredó sus dedos en su cabello negro y rebelde; apretándose más contra él y escuchando un quejido gutural salir de sus labios antes de sentirlo envolver un brazo en su cintura para apretar su pelvis contra la de ella sin desantender sus húmedos besos, y en esta oportunidad, ambos soltaron un quejido al unisono sobre la boca del otro antes de tomarla por sus mejillas y separarse de ella, tirando un poco de su labio inferior en el proceso.
— Dios…— T/n jadeó entrecortado apenas separándose levemente de él, sintiéndose un tanto aturdida por la falta de aire y ahí Yoongi abrió sus ojos mientras suspiraba pesadamente cuando tuvo una vista exclusiva de sus pupilas dilatadas, sus mejillas rojas y de sus labios hinchados y resbaladizos con su saliva.
La mano de Yoongi se elevó para tomarla por el mentón con firmeza y sonreír de lado, inclinándose sobre ella para rozar sus labios de los cuales salían exhalación tras exhalación caliente.
— No, soy Min Yoongi.— Decretó de forma engreída apoyándose sobre la puerta de su auto con la otra mano, buscando presionarse mas contra ella como si eso fuera posible.
T/n negó con su cabeza sin evitar sonreír ante sus palabras dándose cuenta de lo bien que encajaban sus cuerpos juntos y del abrumador calor que la inundaba por completo.— Eres un presumido.
— Tengo cosas para presumir, así que puedo hacerlo bebé…— Yoongi explicó con altanería acompañando sus palabras con un certero empuje de caderas contra ella, presionando su erección en su vientre bajo y haciendo que su espalda chocara contra la puerta; arrancándole un quejido ahogado que emergió de sus labios.
Sin pensarlo mucho los labios de Yoongi volvieron a unirse a los de ella, sabiendo muy bien que tarde o temprano siempre volvería a caer en ellos, eran como una de las peores drogas, de esas que solo te bastaba probarlas una sola vez para querer más y más, y se encargó de devorar su boca con la suya, sus labios se abrieron para darle paso una vez más a que deslizara su lengua y que pudiera explorarla como tanto ansiaba, las manos de T/n se sostuvieron de sus hombros y el rodeó su cintura con su brazo, pegándose a ella por inercia.
La necesitaba tanto, necesitaba descargar todo lo que había contenido por días, necesitaba perderse en ella como había imaginado una y otra vez, en sus sueños, e incluso despierto.
El corazón de T/n latía con desenfreno en su pecho y la temperatura en su cuerpo se elevó con facilidad, pero simplemente no podía luchar contra la forma en que su cuerpo respondía a cada uno de los toques de Yoongi, en cómo sus lenguas se entrelazaban con afán la una con la otra, e internamente agradecía el hecho de que no hubiera gente donde estaban, y se lo hizo saber cuando movió sus caderas hacia él; restregandose suavemente contra su pelvis y contra la dura erección que podía sentir a través de sus ropas, solo ganándose que Yoongi gruñera sobre sus labios mientras apretaba el agarre en su cintura, arrepintiéndose casi al instante de su acto cuando lo sintió deslizar sus labios hambrientos por su mejilla y su mentón, hasta llegar a la curvatura de su cuello donde comenzó a besar y lamer su piel cuanto quiso.
— Yoongi…— T/n musitó con un hilo de voz, sus manos se engancharon en su cabello, disfrutando por completo de la calidez de su aliento y la humedad de su boca, mordiéndose el labio cuando lo sintió encontrar ese punto dulce detrás de su oreja que ni siquiera sabía que tenía, dejando rastros húmedos de besos hacia abajo, para luego volver a subir y dispersarlos por toda su piel, y era plenamente consciente de la forma de la humedad en sus bragas aumentando cada vez más.— ¿Vamos a tu casa o a la mía?
Y por supuesto, Yoongi ignoró su pregunta por completo, cada nervio de su cuerpo estaba monopolizado con un apetito sexual que nunca antes había sentido y que solo era potenciado por la forma en que T/n se escuchaba a sus oídos, tan sensual y dulce al mismo tiempo, y toda su mente se quedó en blanco con lo siguiente que escuchó.
— Señor, por favor… te necesito tanto.— T/n lloriqueo por lo bajo mientras empujaba sus caderas hacia él un poco más fuerte esta vez, haciéndolo consciente de la necesidad latente entre sus piernas, buscando de nueva cuenta sus labios para depositar cortos y repetitivos besos sobre ellos, sintiendo sus mejillas arder aún más al ser consciente de la forma en que lo había llamado.
No sabía si era buena o mala señal que Yoongi se hubiera quedado estático ante sus palabras, pero tampoco podía pensar mucho en eso, no cuando su todo su cuerpo estaba ardiendo en calor, y cuando hizo un nuevo intento por mover sus caderas hacia él una de sus manos se apretó en su cintura, manteniendo su cuerpo quieto cuando sus ojos se encontraron con los de él y ni siquiera pudo evitar no temblar en su lugar cuando notó su mirada oscura antes de sentir como la tomaba por el mentón con fuerza.
— Sube al maldito auto. Ahora.— Ordenó con su voz ronca y con su mandíbula tensa, su pecho subía y bajaba en respiraciones tranquilas, como si estuviera haciendo un inútil intento de controlarse sin dejar de mirarla y solo aumentando la excitación en ella, quería estar tranquilo, pero el bulto en su entrepierna revelaba que no lo estaba y menos pudo ocultarlo cuando la vio relamer sus labios y sonreírle con descaro antes de asentir levemente; como si fuera una niña que acababa de conseguir lo que quería.
Bueno, tal vez debería quitarle esa actitud.
Tumblr media
El viaje a la casa de Yoongi estuvo lleno de tensión y T/n simplemente no podía entender cómo era que se había contenido de lanzarsele encima para besar su cuello, pero decidió no hacerlo porque era un peligro para la seguridad, además de que él había tomado alcohol, pero Yoongi le había dicho que tenía una alta tolerancia y que la cerveza no le afectaba en absoluto, aún desconfiaba un poco. 
Y además, todo era mejor cuando había un poco de tensión.
Cuando llegaron a su departamento T/n quedó sorprendida con lo monocromático que era todo, pero lo estuvo aún más cuando se dio cuenta que cada rincón del lugar estaba lleno con el aroma de Yoongi, esa colonia que la había hecho suspirar más de una vez en lo que iba de la noche y que ahora se colaba por su nariz como si se tratara de un afrodisiaco, solo alimentando más su deseo por él, y ahora que estaba en su casa esa sensación se había duplicado diez veces más.  
— No t-tienes…— T/n balbuceó de a poco, queriendo abofetearse por tartamudear cuando lo miró recargado sobre el marco de la puerta; inspeccionando su cuerpo de arriba abajo, y fue suficiente para que su mente se quedara en blanco.
Yoongi dio unos pasos más cerca de ella, llegando hasta donde estaba para quitar su bolso de su hombro y dejarlo car al suelo con un ruido sordo.— ¿Mhm? ¿Estabas diciendo?
Su voz se había vuelto mucho más profunda, más relajada, y era un tono que la hacía querer derretirse frente a él, obligándola a tomar una respiración profunda antes de hablar. 
— ¿No tienes trabajo o algo así? — T/n preguntó por lo bajo, pensando que tal vez su línea estaba abierta y tenía clientes esperándolo. 
 Las manos de Yoongi serpentearon por sus brazos con calma hasta llegar a sus caderas, colando una de sus manos debajo de su blusa, lo suficiente para tener contacto directo con su cintura donde frotó su piel en lentas caricias; enviándole pequeñas ondas de calor por todo su cuerpo y haciéndolo sonreír cuando la vio suspirar suavemente y relajarse de a poco, su otra mano jugó con un mechón suelto de su cabello antes de curvarlo detrás de su oreja y responder con su voz una octava más abajo de lo usual.
— No. Estoy trabajando contigo esta noche.
Y tan pronto como dijo eso, guiado por el frenesí del momento, sus labios volvieron a chocar contra los de ella una y otra vez, su mano mantenía el agarre en su mentón y Yoongi se encargó de devorar su boca como si se tratara de un hombre hambriento de ella y anhelante de su sabor, y T/n apenas y podía seguir su ritmo tan demandante sobre sus labios, dejándose caer sobre una pared detrás de ella que, para empezar, ni siquiera sabía que estaba ahí, pero a la que que Yoongi pareció guiarla desde el principio sin que se diera cuenta. 
Una especie de ronroneo se derritió a través de su boca al sentir su luengua jugando con la de ella y todo el deseo aumentó de sobremanera cuando sus lenguas chocaron entre sí, casi dejandola sin aliento y derritiéndose por completo al escuchar los gruñidos de Yoongi contra su boca, había soñado tanto con esto, había reprimido todo lo que sentía, y ahora todo finalmente estaba cobrando vida y sólo queria hacer todo lo que alguna vez le había prometido por telefono. 
En un arrebato Yoongi guió su agarre a su nuca para mantenerla quieta, y T/n olvidándose de cualquier rastro de pudor enredó una de sus piernas en su cintura sosteniéndose con la otra una vez más, un nuevo gemido ahogado escapó de sus labios cuando Yoongi movió su pelvis contra ella, frotándose en un toque apenas perceptible pero a la vez notorio que le hizo saber de la dureza que estaba encerrada en sus pantalones, sus lenguas se enredaban con afán y todo el cuerpo de T/n tembló cuando sintió a Yoongi tomar su lengua entre sus labios, succionandola con suavidad una y otra vez, haciéndola gemir suavemente y aferrarse a él con más fuerza, moviendo sus caderas de igual forma, frotándose el uno con el otro y sólo aumentando el calor en sus cuerpos casi de forma alarmante. 
Y cuando Yoongi soltó su lengua con lentitud ignoró el hilo de saliva que colgaba entre sus bocas, solo enfocándose en la belleza y el placer en todo su rostro en su máxima expresión. 
— Estás segura, ¿verdad? — Yoongi preguntó poco después, con su voz ronca y su respiración agitada sin dejar de mirar sus labios hinchados y rojizos mientras se encargaba de acariciar su pierna suavemente en movimientos ascendentes y descendentes. 
T/n lo miró con sus ojos muy abiertos mientras respirando por la boca y con la esperanza de que le hiciera saber de su necesidad de manera no verbal cuando movió sus caderas sutilmente hacia él, en una clara invitación. 
Pero Yoongi no quería eso, él quería escuchar sus palabras, quería escucharla pedir por él, y se dio cuenta de eso un poco más tarde. 
— Sí, señor…— Respondió en un murmullo entrecortado mientras deslizaba sus manos por su pecho que bajaba y subía en densas respiraciones hasta llegar a su desordenado cabello, acercándose a él para darle un delicado beso, apenas perceptible antes de continuar.— Lo quiero tanto…
Y con eso Yoongi se permitió sonreír ladinamente, hundiendo su rostro en la curva de su cuello y haciéndose espacio para sumergir sus labios en su piel y comenzar a salpicar besos húmedos por toda la zona, ensanchando su sonrisa cuando la escuchó jadear y estirar su cuello para darle más espacio.
— No te preocupes, seré amable…— Yoongi masculló contra su piel, frotando su la punta de su nariz contra su oreja, vertiendo su aliento agitado y caliente sobre ella antes de subir y encontrarse con sus ojos y pupilas dilatadas una vez más, y sonreír con lo siguiente que dijo.— Por ahora…
Lo único que T/n pudo atinar a hacer fue soltar un quejido cuando sintió a Yoongi agacharse lo suficiente para tomarla por su trasero con seguridad y alzar su cuerpo en el aire de un salto, haciéndola soltar una risita vergonzosa a la vez que envolvía sus piernas en su cintura y sujetarse de sus hombros antes de que despegara su cuerpo de la pared para comenzar a caminar hacia su habitación, y a pesar de saber el destino, se dejó envolver por sus labios suaves y dulces una vez más.
Las manos de Yoongi subieron por su espalda baja, y despegando momentáneamente sus bocas que seguían devorándose como si no hubiera un mañana, depositó su cuerpo con suavidad sobre el colchón de su cama, todo lo estaba haciendo con suma delicadeza, y T/n no sabia si era para disfrutar más el momento o para alargarlo. Las dos opciones le parecían perfectas.
El cuerpo de T/n se hundió en las sabanas y junto sus piernas frotandolas pausadamente la una con la otra, formando una pequeña sonrisa cuando vio a Yoongi deshacerse de la chamarra de cuero y cuando pensó que también se quitara su camisa, su mano grande y caliente separó sus piernas para hacerse su debido espacio entre ellas, hincando sus rodillas en la cama y acarició sus piernas desnudas con calma antes de subir al borde de su blusa, el cual tomó para tirar hacia arriba y T/n le ayudó estirando sus brazos para quitarse la prenda por completo.
La mirada de Yoongi oscureció aún mas cuando le dio un repaso a todo su cuerpo y ni siquiera pudo luchar contra el destello de timidez que la atravesó, e intentó cerrar sus piernas para cubrirse aunque sea un poco, pero antes de que pudiera hacerlo Yoongi la sujeto por su cuello, elevando su cabeza hacia él para volver a besarla.
Dieron inicio a una nueva sesión de besos desesperados por parte de ambos, dejando que sus lenguas volvieran a unirse una vez más, todo su cuerpo ancho y fornido se presionó contra el de ella y T/n dejó que un gemido saliera de su boca mientras sus manos se pasaban por su cabello para demostrarle cuan a gusto estaba, y Yoongi soltó una especie de ronroneo mientras chupaba su labio inferior, dejándolo ir con un chasquido húmedo antes de que una de sus manos se deslizara por su torso, acariciando con calma la piel que tenía a su disposición, sintiendo el cuerpo de T/n temblar y agitarse debajo de él cuando frotó su pulgar contra uno de sus pezones endurecido, aún por encima de su sostén y solo logrando que soltara un débil gimoteo.
— Quiero besarte entera.— Yoongi murmuró con su voz ronca sobre su boca y T/n supo que hablaba realmente en serio cuando sus labios bajaron por su mentón hasta llegar a su cuello para besarlo todas las veces que quiso; marcando un camino de saliva desde la curva hasta sus clavículas repitiendo esa operación una y otra vez mientras el agarre en sus senos se apretaba suavemente, tarareando de gusto mientras masajeaba uno por uno; dándoles la misma atención a ambos y un pequeño gemido salió de los labios de T/n cuando lo sintió atrapar el lóbulo de su oreja para succionarlo con ansia haciéndolo sonreír ladinamente cuando se separó un poco de ella; notando su cuello marcado y mojado por él, y la simple vista lo hizo trasladar sus manos hacia su espalda y soltar el broche de su sostén en un rápido movimiento encontrándose con sus ojos.— Quiero saber cuan dulce sabes.
Y con eso último T/n ni siquiera tuvo tiempo para reprochar porque en un santiamén los bonitos labios de Yoongi se envolvieron alrededor de uno de sus senos, tomando un gran bocado de su piel y comenzando a repartir besos húmedos en toda la zona, su lengua se movía con maestría y jugaba con su pezón tan lenta y dolorosamente que solo hizo que T/n soltara un fuerte gemido al sentirlo, su caliente respiración erizaba su piel y sus manos viajaron a su espeso cabello para tirar de las hebras sin mucha fuerza antes de arquear su espalda hacía su boca, y él gustoso aceptó el ofrecimiento, gruñendo guturalmente sobre su piel antes de elevar sus manos hacia sus senos; acunando ambos con sus palmas y apretandolos suavemente justo antes de su lengua saliera para lamer sus pezones uno por uno, intercalando entre ellos mientras la miraba con su vista nublada por sus dulces expresiones de placer.
— Yoongi…— T/n maullo sin aliento sintiendo sus besos seguir bajando por su vientre, cubriendo cada porción de piel a su alcance y todo su cuerpo se tensó cuando sin darse cuenta sus manos se encontraron con el inicio de su falda tirando de ella hacia abajo por sus piernas, dejándola demasiado embelesada con sus dedos tocando sus muslos para darse cuenta que se había llevado consigo sus bragas, sino que fue hasta que sintió un repentino escalofrío recorrer su cuerpo y su centro húmedo que se dio cuenta que estaba desnuda frente a él.
Cuando quiso hacer amague por cubrirse solo atino a lloriquear por lo bajo cuando Yoongi se alejó de su cuerpo rápidamente, enderezando su espalda y clavando sus rodillas en la cama para quitarse la camisa por su cabeza y los ojos de T/n se perdieron en su piel blanquecina, en las líneas de sus músculos; desde sus bíceps hasta sus pectorales que subían y bajaban en respiraciones acompasadas, todo su cabello caía sobre su rostro y cuando se lo echó hacia atrás, casi tuvo que obligarse a sí misma a no jadear ante la simple imagen, y por supuesto que su mirada no pasó desapercibida por Yoongi, quien formó una sonrisita arrogante mientras sus manos viajaban hacia el botón de su pantalón, desabrochándolo con calma mientras sus ojos seguían cada uno de sus movimientos.
— ¿Estás esperando una invitación? — Yoongi farfulló bajandose de un solo tiron sus pantalones hasta la mitad de sus muslos, quedando sólo en unos boxer color negro que enmarcaban a la perfección el contorno de su dura y tensa erección atrapada en ellos, su mirada subió a su rostro y sonrió con malicia cuando notó su mirada confundida.
Su cuerpo volvió a inclinarse sobre el de ella, la boca de T/n fue sellada una vez más con sus labios, chocandolos de manera repentina en un demandante y posesivo beso, tomando el mando y ladeando su cabeza con vehemencia, succionando su labio inferior y solo ganándose un adorable quejido cuando se alejó de ella dándole un sutil tironcito.
— Tócate, cariño.— Yoongi murmuró sin dejar de mirarla con ojos oscuros, como si se tratara de una fiera; a punto de devorarla por completo.— Tócate como lo hacías cada que vez que escuchabas mi voz. Quiero verte.
Y ante eso T/n ni siquiera pudo luchar contra la bruma de vergüenza que sintió con sus palabras, y cuando elevó su mirada hacia él todo su cuerpo tembló cuando se encontró con sus ojos nublados en lujuria mirándola con atención y que solo la hicieron obedecer sus palabras, su mano se movió precaria por sus muslos hasta llegar a su entrepierna y un suspiro agitado salió de sus labios cuando sus dedos entraron en contacto con su clítoris, tocándose con cuidado y comenzando a estimularse con suavidad recordando todo lo que alguna vez llegaron a hablar por teléfono y solo haciéndola gemir y mover sus dedos más rápido sobre su botón de placer, cerrando los ojos con fuerza un tanto por el placer que sentía recorrer cada rincón de su cuerpo y otro poco para intentar esconderse de su intensa mirada.
— No sabes cuantas veces te imagine así…— Yoongi susurró con voz ronca contra su oído viendo su cuerpo temblar y mover su mano más fuerte sobre su entrepierna haciéndolo sonreír antes de acariciar su mejilla con su mano, viéndola jadear ante otro movimiento y aprovechó eso para meter dos de sus dedos dentro de su boca, sus pestañas se desplegaron hacia él y una sonrisa se formó en su rostro cuando sintió su lengua comenzar a chuparlos una y otra vez.— Te ves tan jodidamente bonita tocándote, bebé.
Y tan pronto como dijo aquello sus dedos dejaron su boca en un chasquido húmedo y obsceno, deslizandolos por su cuerpo y marcando un camino de humedad hasta que llegó al centro de sus piernas, quitando su mano en un rápido movimiento para reemplazarla con la suya propia, y en un abrir y cerrar de ojos, sus dedos se presionaron con fuerza contra su clítoris y el destello de placer la hizo soltar un fuerte gemido; frunciendo sus manos en las sábanas y tirando de ellas mientras sus caderas se movían hacia sus dedos.
— Shh, shh, déjame cuidarte…— Yoongi arrulló apretando su mandíbula al mismo tiempo que movía sus dedos en círculos suaves sobre su pequeño clítoris, escuchándola gemir en cada movimiento, y aún más cuando presionó suavemente la punta de su dedo contra su entrada un par de veces antes de volver a subir lentamente y frotar su punto de placer, sonriendo al verla dejar caer su cabeza sobre la almohada en puro placer junto a un adorable gemido que coreó toda su habitación, haciéndolo sonreír antes de deslizarse por su cuerpo hasta que su respiración abanicó su entrada y que su boca se envolvió alrededor de su clítoris reemplazando sus dedos y haciéndola gemir con fuerza.
Todos los sentidos de T/n estaban al mil, apenas recuperandose de sentir sus dedos en ella cuando de un momento ya tenía su boca entre sus piernas, su cabello negro le cubria ligeramente sus ojos y su lengua se deslizaba entre sus pliegues húmedos de arriba a abajo una y otra vez antes de chupar y succionar su clítoris como un hombre hambriento, sujetando sus piernas con fuerza y gruñendo una maldición contra su piel mientras su sabor llenaba todos sus sentidos sólo haciéndolo tomar todo lo que pudiera de ella, llenando el espacio con sonidos húmedos y lascivos, ahí descubrió que Yoongi no solo sabía usar su boca para hablar sucio, sino que tambien era muy bueno oralmente e imaginó que él estaba orgulloso de lo que su lengua podía hacer, en todas las formas posibles.
Podía sentir el nudo en su vientre apretándose cada vez más; anunciando su pronto orgasmo, los gruñidos de Yoongi contra su entrada sensible solo enviaban ondas de placer por cada nervio empujándola más y más al borde del éxtasis, su nombre comenzó a brotar de sus labios en jadeos entrecortados como si se tratara de un mantra, pero Yoongi no la escuchó, él ignoró por completo la forma en que sus manos tiraban de su cabello y el sonido de su respiración laboriosa, solo se concentró en sus caderas moviéndose contra su boca, haciendo que su lengua jugara con clítoris haciéndola sentir un placer tan abrumador, que cuando sus piernas temblaron a cada lado de su cabeza y cuando orgasmo la inundó de repente solo pudo cerrar los ojos con fuerza y lloriquear por el placer al rojo vivo en cada parte de su cuerpo mientras se removía contra el firme agarre de Yoongi, sintiéndolo lamerla sin querer desperdiciar ni una sola gota de su orgasmo.
— Maldición, hubiera hecho esto mucho antes de saber que sabias tan delicioso.— Yoongi murmuró en una sonrisita y relamiéndose los labios, todavía degustando su sabor en su lengua mientras volvía a subir por su cuerpo, encontrándose con sus ojos entrecerrados y su respiración acelerada.— Oh bebé, ¿Estás cansada? ¿Quieres parar…?
— No, no…— T/n se apresuró a responder apenas saliendo de su bruma de placer, sintiendo todo su cuerpo arder aún más que al principio.— Te necesito…
— ¿Me necesitas? — preguntó con voz ronca, acunando su mejilla con una de sus manos y acariciando suavemente su piel.
— Si, por favor Yoongi, fóllame…— T/n pidió por lo bajo, apoyándose en su toque y mirándolo con ojos necesitados, notando como su rostro se deformaba en una mueca que no supo descifrar del todo.
— Podría lastimarte…— Yoongi murmuró más bajo esta vez, temiendo que realmente pudiera hacer eso.
— Entonces hazme daño, no me importa, solo…— T/n volvió a pedir por él antes de hacer una pausa y elevar su mano para frotarla suavemente contra el bulto en su boxer, sintiendo la longitud y dureza de su miembro palpitar en su mano, elevando su vista hacia el y verlo morderse el labio ante sus movimientos; dándole la última pizca de seguridad.— Por favor…
Y Yoongi simplemente no pudo evitar sonreír al escucharla, suspirando pesadamente al sentirla trasladar sus caricias hacia la punta de su pene e hizo todo lo posible por no mandar todo a la mierda y castigarla ahí mismo por su pequeño y astuto movimiento sobre él, estaba demasiado excitado para que fuera real, eso era cierto, así que verla pedir por él, con ese tono de voz tan dócil que siempre le había encantado solo hacia que su deseo por ella aumentara, casi al punto de ser doloroso y cuando volvió a mirarla algo oscuro comenzó a nadar en sus ojos.
— Hazlo mejor.— Yoongi habló poco después, trasladando su mano hacia abajo para envolver sus dedos alrededor de su cuello con la cantidad perfecta de presión, viéndola parpadear hacia él y respirar agitadamente.— Muéstrame lo buena chica que eres y súplica apropiadamente.
— Señor, por favor fóllame…— T/n respondió en un pequeño jadeo sumiso y necesitado cuando la mano de Yoongi aplicó más presión en su cuello, haciéndola agitarse y mover sus caderas hacia él en una muda invitación, completamente desesperada por sentirlo.— Por favor, lo necesito tanto…
Y antes de que pudiera decir algo más, lo labios de Yoongi volvieron a estamparse con los de ella, esta vez con una voracidad duplicada, T/n reprimió un gemido cuando la lengua contraria no espero ni un segundo en salir en busca de la suya, acariciando con la punta todo lo que estaba a su paso y arrancándole cada uno de sus suspiros en busca de aire, sus grandes manos recorrieron todo su cuerpo con dureza; como si quisiera memorizar cada curva de él, sintiendo su piel estremecerse con anticipación y haciéndola soltar un gemido ahogado cuando sintió la punta de su pene deslizarse entre los pliegues de su entrada y rozar suavemente su clítoris sin saber muy bien en qué momento se había desnudado, pero tampoco pudo pensar demasiado en eso cuando su pelvis comenzó a moverse contra ella, creando una deliciosa fricción entre sus intimidades, sintiéndolo tan grande y pesado presionando contra ella haciéndola acompañar sus movimientos con sus caderas, solo para escucharlo gruñir contra su boca mientras volvía a besarla un par de veces más antes de separarse escuchandola jadear de disgusto.
Yoongi podía sentir sus ojos seguirlo cuando alcanzó el cajón de la mesa de noche, del cual tomó un condón con rapidez, obligándose a respirar para intentar controlarse cuando regresó su vista de nuevo hacia ella, pero era prácticamente imposible hacerlo con la imagen de su cuerpo desnudo y su cabello alborotado que le gritaban que la tomara a como diera lugar, sus constantes jadeos no eran de mucha ayuda tampoco, pero tenía que mantener la cabeza en calma, por ella.
Sus manos se engancharon en el interior de sus rodillas, tirando de su cuerpo hacia él sobre las sábanas, sonriendo al escucharla reír levemente, y se apresuró a rasgar un costado de la envoltura y sacar el condón para deslizarlo por lo largo de su erección, y T/n ni siquiera pudo evitar no relamerse los labios ante la imagen; haciéndola estirar su mano para rodear la base de su miembro duro a lo alto, haciéndolo gruñir guturalmente cuando movió su mano de arriba a abajo, los músculos de Yoongi se endurecieron ante la estimulación y a T/n no pudo gustarle más la imagen de él, le gustaba ver su cabello enloquecido, le gustaba ver sus abdominales marcados por la excitación, le gustaba ver el sudor correr por sus sienes, sus labios hinchados y rojos, le gustaba escuchar su voz ronca y ver su miembro duro por ella.
Su revelación se vio interrumpida cuando de un movimiento, Yoongi se acomodó mejor entre sus piernas, haciendo que soltara el agarre en su erección palpitante, sus manos tomaron sus muñecas y con firmeza a cada lado de su cabeza y sus ojos se conectaron, transmitiendole todo el júbilo y el deseo que parecía sentir y un jadeo tembloroso la abandonó cuando sintió la punta de su pene rozar su abertura; solicitando su debida entrada con cuidado.
La expectativa se acumuló en su estómago cuando Yoongi se acercó a su rostro, tocando su nariz con la de ella suavemente antes de besar el puente de la misma, y T/n no podía entender cómo podía sentirse tanta dulzura y deseo al mismo tiempo, pero Yoongi parecía hacerlo posible con su beso esquimal y su longitud apretándose contra ella al mismo tiempo.
No supo en qué momento soltó sus muñecas pero se dio cuenta cuando comenzó a hundirse dentro de ella con lentitud, las manos de T/n salieron disparadas a su espalda y reprimió un gemido de dolor al sentirlo, todo su cuerpo estaba temblando y trató de concentrarse en los ojos de Yoongi quién estaba estático y que la miraban con atención, como si estuviera estudiando su rostro, se veía preocupado y parecía estar sufriendo en el fondo por controlarse, y otro quejido salió de sus labios al sentirlo volver a presionarse mientras ella luchaba por tomar su circunferencia.
— Ah, Yoongi, d-duele…— T/n lloriqueo por lo bajo, tensando su cuerpo y tirando de las sabanas con fuerza, Yoongi era más grande de lo que esperaba, y la punta de su pene ni siquiera estaba del todo adentro.
— Shh, lo sé, cariño. Pero tienes que ser una buena chica y relajarte para mí o de lo contrario nos detendremos aqui.—Yoongi susurró apretando su mandíbula de la misma forma antes de morder su labio inferior y empujarse un poco más, deslizándose paulatinamente, centímetro a centímetro hasta llenarla por completo y T/n volvió a cerrar sus ojos gimiendo con fuerza; sintiendo como Yoongi volvía a quedarse inmovil, dejando que se amoldara a su longitud ahora más caliente que nunca.
Sus labios fueron rápidos en amortiguar otro nuevo gemido quejumbroso de T/n, tomando su boca con la suya en una nueva oportunidad, una de sus manos se movió hacia su mentón donde acarició suavemente su labio inferior con su pulgar que cuando la vio jadear ante un sutil movimiento dentro de ella; metió su dedo en su boca, haciéndolo suspirar cuando sintió su lengua envolverse alrededor de su dedo y cubrirlo con su saliva.
— Eres muy hermosa, T/n. Muy hermosa..— Yoongi arrulló suavemente y ella abrió sus ojos ante sus palabras, encontrándose con su mandíbula marcada y sus labios entreabiertos; mirándolo sin dejar de chupar su dedo y dejando escapar un gemido amortiguado cuando movió sus caderas hacia él, en un muda invitación a que continuara, el dolor estaba siendo reemplazado por un peculiar ardor y cuando sintió que Yoongi estaba a punto de retirarse por completo de repente volvió a hundirse dentro de ella hasta tocar fondo.
Repitió esa acción una y otra vez, moviéndose dentro de ella con toda la calma del mundo, no entrecortado, sino que se deslizaba con una exquisita facilidad y T/n se dejó relajar debajo de él; intentando acompañar sus movimientos con sus caderas sintiendo como todo el placer comenzaba a consumir todos sus sentidos.
— ¿Se siente bien así? — Yoongi preguntó con su voz ahogada aún conteniendose y comenzando a marcar un ritmo lento y superficial, apretando su mandíbula y luchando por mantener el control.
— Mhm-hu… sigue Yoongi, sigue…— T/n gimió dulcemente esas palabras, rodeando su cintura con sus piernas aferrándose con fuerza a él, todo su cuerpo se agitó cuando sintió a Yoongi deslizarse hacia afuera y antes de salirse por completo la penetró en una firme estocada que la hizo retorcerse debajo de su cuerpo.— Oh, Dios…
— No, soy Min Yoongi.— Repitió socarron esas mismas palabras que había dicho antes ajustando sus manos en su cintura para darle estabilidad a sus nuevas penetraciones que se volvían mas firmes y acompasadas; empujando su cuerpo una y otra vez sobre la cama.
— Deja de decir eso, creo que se te esta subiendo a la cabeza.— T/n quiso amonestarlo pero lo terminó diciendo en medio de una sonrisa delicada que rápidamente se deformó en una mueca de placer al recibir otra rotunda embestida haciéndola arquear su espalda hacia él.
— Eres la única con la que me siento especial, T/n.— Yoongi murmuró acercándose nuevamente hacia su rostro, sosteniendo su mirada y T/n se sintió más que capaz de devolvérsela, los dos estaban igual de sumergidos en lo que sea que fuera esto, sabiendo muy bien que él también se había vuelto la única persona con la cual podía sentirse especial.
Un nuevo gemido brotó de los labios de ambos ante otra profunda penetración, los movimientos de Yoongi eran exactos y precisos, iban tomando cada segundo un ápice más de velocidad y T/n no podía hacer más que gimotear con cada nueva embestida que tocaba aquel punto especial dentro de ella, y es que todo era tan nuevo, tanto placer que no podía sostenerlo ella sola por mucho tiempo mas, todo el juego previo la había consumido, sus manos ansiosas subieron por su pecho hasta llegar a su cabello y jaló de él intentando llegar a sus labios y el mayor se dejó hacer, tomando una vez más el control del beso, mordiendo chupando su labio inferior, sus jadeos combinados con los de él junto a sus repetitivas penetraciones dentro y fuera parecían ser un impedimento para mantener sus labios unidos, pero no les importó.
T/n se sentía drogada, flotando en una nube de placer donde ni siquiera el sudor acumulandose su frente ni el calor abrumador que los envolvía se comparaban al placer latente que sentía en cada parte de su cuerpo, Yoongi se sentía tan bien dentro de ella, su pene la llenaba tan bien y tocaba todos los puntos correctos que solo la hacían gemir entre cada embestida, sus pieles ardían con cada bombeo constante mientras él seguía con sus duras embestidas que sacudían su cuerpo y que hacían que la cabecera de la cama chocara contra la pared una y otra vez, sintió a Yoongi apartar los mechones húmedos de su cabello fuera de su rostro antes de que su boca caliente volviera a devorarla con besos húmedos, comiéndose sus gemidos sin dejar de deslizarse dentro de ella cada vez más fuerte y salvaje, y es que él no estaba mejor que ella.
Estaba cerca, el inminente orgasmo estaba tocando la puerta, pidiendo salir cuando el cosquilleo y las vibraciones de su cuerpo hacían que sus estocadas se volvieran inestables y torpes, no podían culparlo, Yoongi simplemente no podía apartar la mirada de ella, de su cuerpo desnudo y cubierto de sudor debajo de él, de su rostro sonrojado, sus cejas fruncidas y sus labios entreabiertos dando bocanadas de aire entre cada beso hambriento y desesperado que le daba, podía sentir su interior apretándose imponente a su alrededor, podía sentir su cuerpo temblar con cada golpe de su pelvis dentro de ella. Habían estado sedientos durante semanas el uno por el otro, y sabía que se merecía esto y mucho más.
— Yoongi, estoy a punto de…— T/n lloriqueo cerrando sus ojos y apoyando su frente contra su hombro, abrazando su espalda y buscando un punto de apoyo sintiendo como el placer se volvió demasiado para su cuerpo.
— Si, bebé. Yo también. Córrete para mí, vamos…— Yoongi murmuró contra su oreja, dejando un rápido beso mientras aumentaba la velocidad de sus movimientos para alcanzar su placer también.
Y esa luz verde de su voz ronca y ansiosa fue suficiente para empujarla por completo a su orgasmo en medio de un fuerte y agudo gemido; sus piernas temblaron y su interior se apretó con fuerza contra su pene, jadeando ante la sensación tan deliciosa y placentera que llenó sus ojos de lágrimas mientras se aferraba a él con fuerza. A Yoongi solo le basbastaron otras tres penetraciones duras y profundas para derramarse dentro de ella; soltando una maldición entre dientes contra su cuello y un gemido aireado antes de dejarse caer sobre ella llenando el espacio solo con sus respiraciones densas y aceleradas mezclándose entre sí.
Con sus palpitaciones al mil y completamente jadeantes Yoongi trazó un camino de pequeños besos desde el hombro de T/n hacía arriba; pasando por su cuello, mejillas, hasta llegar a su boca, la punta de su lengua delineo sus labios para después soltar una sonrisa que se confundía con dulzura y travesura.
— Buena niña.— Farfulló divertido ensanchando su sonrisa al verla apartar su mirada de él completamente avergonzada, sin perder detalle de lo hermosa que lucía, incluso luego de su orgasmo, toda desalineada, jadeante y sonrojada, se veía preciosa a su ojos, y fue ese mismo descubrimiento el que lo hizo volver a buscar sus labios, más lento y suave esta vez solo para permitirse degustar su sabor una vez más.
El pequeño instante de paz fue abruptamente interrumpido con el sonido repentino y alarmante de un teléfono que se escuchó en la habitación; asustandola y haciéndola separarse de sus labios solo para ver a Yoongi apretar su mandíbula y murmurar una maldición mientras se separaba de ella haciéndola apretar sus labios ante su ausencia, y seguir sus movimientos mientras se recostaba a su lado para quitarse el condón.
— ¿No vas a contestar? — Preguntó por lo bajo removiendose sobre la cama
— No, no voy a contestar.— Yoongi respondió
— Pero, ¿y si es importante, o de tu trabajo…?— T/n volvió a insistir antes de que fuera interrumpida por su voz.
— Me importa una mierda si es del trabajo, no voy a contestar.— Yoongi espeto molesto girandose hacia ella; viendola sobresaltarse y mirarlo sorprendida ahogó un gruñido y se apresuró a subir de nuevo a la cama a su lado.— Escucha, T/n, yo… actúe como un idiota la vez que preguntaste si podíamos conocernos porque no quería perder mi trabajo, tengo esta regla donde no puedo tener ninguna relación con algun cliente y…
— Esa es una regla estupida.— T/n lo interrumpió con esas palabras, haciéndolo reír levemente.
— Sé que lo es, y yo pensé que quería eso, pero cuando no podía dejar de pensar en ti supe que lo que realmente quería era estar contigo, quiero estar contigo, no me importa que me despidan…
— Pero… es tu trabajo, no dejaré que te despidan por mi…
— No me importa, me di cuenta de que tú vales mas que ese trabajo y ese jodido dinero.— Yoongi volvió a asegurar con voz firme y sin dudar mientras acunaba su rostro con sus manos, casi perdiendose en sus ojos.— Quiero que empecemos de nuevo, que nos conozcamos, que vayamos a citas y hagamos todas esas cosas cursis y que no se quede solo como una llamada accidental de sexo telefónico entre nosotros.— agregó sin dejar de mirarla notando su sonrisa avergonzada ante el recuerdo haciéndolo sonreír también.— Estoy hablando enserio, quiero estar contigo T/n.
Y eso una vez mas demostro cuando podían afectarle sus palabras, solo que esta vez no eran vulgares ni lascivas, eran suaves y sinceras, y solo le revelaron algo que ella también sentía, quería estar con él, con nadie más.
— Me habías dicho que no eras romántico…— T/n habló con calma; mirándolo con ilusión y solo ganándose una sonrisa ladina de Yoongi sintiéndolo ajustar sus manos en su cintura para mimar su piel con calma.
— Cariño, te di un beso esquimal mientras estaba duro, por supuesto que puedo ser romantico.— Yoongi farfulló divertido sonriendo genuinamente cuando escuchó a T/n reír ante sus palabras, haciéndolo arrastrar sus manos por su cuerpo hasta llegar a su rostro para poder besarla una vez más.
Se volvió a adueñar de sus labios con puro fervor, ronroneando de gusto al sentirla enredar sus dedos en su cabello mientras se aferraba a él; invitándolo a besarla con más entusiasmo cuando el molesto sonido del teléfono volvió a escucharse, pero tampoco les importó mucho que digamos.
*Unas semanas después*
— Bebé…— La voz de Yoongi se escuchó desde el otro lado de la cocina, haciéndola dejar de hacer lo que sea que estuviera haciendo con lo siguiente que dijo.— ¡Tenemos nuestro primer suscriptor!
T/n r��pidamente corrió hacia donde Yoongi estaba sentado en el taburete para mirar por encima de su hombro, con su cabello aún goteando y la toalla apenas envuelta alrededor de su cuerpo.
Después de que Yoongi dejó su trabajo y que decidieron mudarse juntos, ustedes dos habían encontrado una manera de ganar dinero juntos y divertirse mientras lo hacían, así que lo vio abrir la aplicación de OnlyFans en su teléfono y leer el nombre de la primera persona que amablemente se suscribió a su cuenta compartida.
— Jeon... Jungkook.
Ese nombre sonaba familiar.
— Wow, me pregunto cómo se topó con nuestra cuenta.— Yoongi reflexionó mientras la tomaba por sus brazos para acercarla a él y darle un pequeño beso.
T/n apenas y respondió, quedándose inmóvil en puro desconcierto, probablemente luciendo tan ridícula con la boca abierta y con el cuerpo cubierto de gotas de agua. ¿Podría ser él?
— ¿Qué estás pensando, bebé? — Yoongi preguntó mirándola con cuidado
— Nada, nada…— T/n respondió negando con su cabeza y arrojando ese pensamiento al fondo de su mente.— Supongo que será mejor que hagamos más contenido ahora, ¿no lo crees?
Y Yoongi simplemente sonrió ante eso, dejando su teléfono en el mostrador para poder envolver sus brazos en su cintura y abrazarla, sin importarle mucho que su camisa se estuviera humedeciendo con su cabello.— ¿Estás emocionada?
— ¿Por trabajar contigo? — T/n preguntó girándose hacia él y sonriendo de la misma forma antes de inclinarse y volver a besarlo.— Por supuesto, bebé.
————————————————————————
N/A: ¿Alguien más aparte de mi necesitaba que estos dos se comieran de una buena vez? Lo siento pero yo ya no podía con la tensión que se tenían
Espero que hayan disfrutado mucho de esta pequeña historia y que les haya gustado igual o más que la primera vez que la leyeron
Gracias por todo su apoyo titis ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny @wtffktt7 @minmin-cat @18fernanda @ariggukie @Katherine Murillo @lizxz @onixbae02 @piligt @youtis @tessacereza @aavacaf @holiwui032
72 notes · View notes
hurzzuzzrodea · 3 months ago
Text
Antes de la tragedia de que te fuiste
tenía el corazón en el centro de mi poquito de un lado de toda mi ternura
se me callo de su lugar luego lo e sentido en la garganta cuando te llamo en ese mal sueño
luego está en mi estómago vacío
de tan tarde y sin comer yo creo que el sabe dónde está la comida y en la panza vacía se queda horas
ya no se donde lo encuentro luego
en veces que me acuerdo de cada olvidó se me cae en piecitos de agua que me bajan por la cara
pobre e tardado en juntarlo días y días
le digo que venga conmigo o me quedaré frío
e visto a las gentes quedarse sin el
y ya no hacen ruido
le tocó con dos manos donde supongo que está y le digo canta para mí esa canción tuya de tres letras
y lo hace es como un artesano de la piedra cincelando el día de mi muerte
de noche se acuesta entre mis palabras
lo puedo ver entre cada línea esconderse sin decir te quieros porque no hay nadie
se aburre la prosa y bosteza en el poema siguiente
entonces cierra la noche si único párpado azul
y amanece sin remedio
y canta el corazón otra vez y otra
ahora quien sabe dónde anda yo creo
que está por un oído o en el tic tac
ahora escribo escribo escribo
.
.
.
Péndulo sin sueño
Octubre de 2024
Patas de gato
Tumblr media
81 notes · View notes
natalygrhol · 3 months ago
Text
oxímoron
Preguntó que era un oxímoron, y un estruendoso silencio ivandio el lugar...
De más está decir que sabía la respuesta, y que en un momento tímidamente intenté decirlo...
Al igual, intenté responder a la pregunta de quien hacía arte, pero otra vez enmudecí...
Quizas fue porque los escritores no sabemos de largas charlas, sabemos de escribir, de expresar entre líneas aveces fáciles, otras complejas el arte de la expresión escrita, en el sudor de la tinta.
Un oxímoron, es nada más ni nada menos, que la retórica del silencio más ruidoso que cualquier alma pudiese escuchar ese día, en ese lugar.
Natalia grhol
Tumblr media
89 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 9 months ago
Text
Una condena agradable - Matías Recalt
Tumblr media Tumblr media
Cap I. Cap II. Cap III. +18! Dom!Matías celoso y posesivo. Begging, creampie, degradation, exhibicionismo, fingering, grinding, nipple play, posible spit kink, sexo oral (male recibe), sexo sin protección, slapping, voyeurismo, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Matías adora a sus compañeros de rodaje, de eso no hay duda... Adora el vínculo que se formó entre los integrantes del grupo durante los largos meses que pasaron en hoteles y en el set, la pasión que comparten por el trabajo que realizaron y el apoyo mutuo. Por esos motivos y más fue que decidió organizar una cena.
No fue un trabajo sencillo: cuando una mitad del grupo podía la otra se veía imposibilitada, el clima arruinaba las posibilidades de reunirse, surgía un evento al que debían asistir o alguien cancelaba y los demás también lo hacían, hasta que llegó el día en que –para sorpresa de todos- el plan se concretó gracias a Enzo.
Con un simple mensaje en el grupo de WhatsApp en el que dejaba saber que iba a estar en la ciudad y proponía hacer algo, el asunto se solucionó en menos de veinticuatro horas. Matías agradeció internamente al uruguayo por la acción, luego por la sugerencia de trasladar la cena al jardín para tener más espacio, y más tarde por ser él quien se encargara principalmente de hacer los arreglos allí.
¿Pero ahora…? Ahora se arrepiente de todo.
No recuerda en qué momento dejó su lugar a tu lado ni por qué, sólo sabe que cuando regresó alguien más había ocupado su silla y vos estabas inmersa en una conversación con Enzo. Puede que estén hablando de música, películas, libros o lo que sea que el mayor te haya enseñado en la pantalla de su celular que te hizo reír a carcajadas, pero a Matías no le importa eso. Sólo puede pensar en cuánto desea acercarse y rodearte con sus brazos o sentarte sobre su regazo y poner sus manos en tus muslos descubiertos.
Las voces de Esteban y Francisco lo regresan a la realidad con una pregunta que no logra procesar, por lo que responde con balbuceos mientras se pone de pie trastabillando. Se acerca lentamente, cada paso permitiéndole apreciar más y más cómo las luces con las que decoraron el jardín resaltan el color de tus ojos y hacen que tu cabello brille, y también ve la forma en que Enzo se inclina para hablarte al oído.
Pero siendo tan receptiva, siempre percibís la cercanía de tu novio y rápidamente volteás a verlo con una sonrisa, ignorando la acción de Enzo y lo que tuviera para decir. Matías te devuelve la sonrisa, una sensación de satisfacción instalándose en su abdomen bajo, y toma tu mano cuando extendés tu brazo hacia él a modo de bienvenida.
-¿De qué estaban hablando?- pregunta, tan simpático como siempre, antes de darte un beso en la mejilla. Su mano se desliza por tu hombro y tu cuello como si se tratara de un masaje.
-Enzo me estaba mostrando unas fotos de sus gatos, ¿querés ver?
Matías no quiere ver, en este momento poco le importa cualquier cosa que no seas vos, pero asiente enérgicamente para mantener la fachada y finge interés cuando ve las fotografías. Enzo explica el contexto y el anillo en su dedo brilla bajo las luces cuando el movimiento de sus manos acompaña sus palabras, las cuales Matías no registra en lo absoluto.
Alzás la mirada cuando sus manos se entrelazan inocentemente sobre tu pecho.
-¿Me acompañás…?- señala el interior de la casa-. Quiero buscar el número de una heladería.
No te da tiempo a responder y mucho menos comentarle que pueden pedir helado desde cualquier aplicación de delivery disponible, su mano en tu espalda te obliga a ponerte de pie y seguirlo. No te preguntás por qué no busca el número que tanto necesita en la cocina o por qué no se detiene junto al teléfono de línea, tampoco el motivo por el cual te arrastra escaleras arriba.
Sabés la razón desde que sentiste la forma en que te miraba.
Te dirige hacia la habitación más cercana y cierra la puerta a sus espaldas con tranquilidad: la expresión en su rostro no delata sus pensamientos (plagados en su totalidad con la imagen de su amigo acercándose descaradamente a tu figura) y sus hombros relajados te hacen dudar por un breve instante, pero su silencio es inquietante y tus labios tiemblan con una sonrisa nerviosa.
-¿La estás pasando bien?- se acerca lenta y sigilosamente, como si se tratara de un depredador, obligándote a retroceder hasta que tu espalda toca la pared junto a la ventana. Comienza a jugar con una de las tiras de tu vestido-. Te vi muy entretenida con Enzo
-Estábamos hablando de los Oscar.
-¿Viste qué lindo que estaba con ese traje?
Te mordés el labio para contener la risa… pero el daño ya está hecho y es sólo cuestión de unos segundos para ver los efectos: su palma impacta con fuerza sobre uno de tus pechos e inmediatamente comienza a pellizcar tus pezones, aún más sensibles de lo usual debido a la tela que roza tu piel. Desliza las tiras de tu vestido por tus hombros y la prenda cae hasta tu cintura, revelando las marcas que sus dientes y sus labios dejaron por la mañana.
-¿Ahora te quedás callada?- te pellizca nuevamente y esta vez no intentás reprimir el gemido que te provoca-. Contestá.
-¿Y si nos escuchan?
La sombra de una sonrisa maliciosa cruza su rostro, pero sólo comprendés lo que significa cuando sus manos ejercen presión sobre tus hombros para dejarte de rodillas. Te obliga a mirarlo a los ojos tirando de tu cabello con fuerza y la posición se torna dolorosa luego de transcurridos unos minutos, pero adora verte a sus pies y recordarte cuál es tu lugar.
El sonido de su ropa es distante y sus movimientos rápidos apenas te permiten asimilar lo que ocurre antes de sentir que su miembro golpea tu mejilla. Debería avergonzarte la forma en que tus labios se separan instintivamente, tu lengua asomándose con la esperanza de probarlo cuanto antes, pero en lo único que pensás es lo mucho que te excita ver a Matías así de celoso.
Mantiene el contacto visual mientras acerca su miembro a tu boca y delinea tus labios para humedecerlos con su excitación antes de deslizarse sobre tu lengua, el sabor más que familiar haciéndote suspirar. Tus labios se cierran sobre la punta y emite un siseo cuando comenzás a succionar, sus párpados luchando para no cerrarse cuando el calor de tu boca lo envuelve y el placer lo invade.
Los dedos en tu cabello te obligan a separarte de él, pero no te da tiempo a protestar porque el deseo lo lleva a adentrarse nuevamente en tu boca en menos de un segundo. Repite el mismo movimiento una y otra vez, hundiéndose más y más hasta golpear tu garganta con cada embestida y hacer que tus ojos se llenen de lágrimas. Parpadeás para disipar las lágrimas y tu máscara de pestañas comienza a correrse, pero él no piensa detenerse hasta arruinar todo tu maquillaje.
Sus movimientos se tornan desesperados y abusa de tu boca sin consideración, casi olvidando o eligiendo ignorar que necesitás oxígeno, pero su oído siempre está atento a los matices en los sonidos indecentes que provoca su accionar... Y también al efecto que este tiene en tu ser, nublando tus ojos con una bruma familiar y dilatando tus pupilas casi al máximo.
Una de sus manos cubre tu nuca para evitar que te golpees mientras la otra tira de tu cabello para mantenerte estática en tu lugar, una contradicción que señalarías si tu mente permitiera que fueras consciente de ello.
Matías se deleita con la imagen de tu labial difuminado y los restos que este dejó en su piel, la saliva que corre por las comisuras de tus labios y tu mentón ahora también goteando hasta manchar tus muslos y deslizarse entre ellos. Tus manos se acercan a tu centro y decide darte un respiro al notar la forma en que tus dedos se contraen debido a la necesidad de tocarte, pero no te deja ir sin antes golpear tus labios y tu mejilla con su miembro goteante.
Te ayuda a ponerte de pie y te conduce sutilmente hacia la ventana, empujándote con delicadeza hasta que las cortinas se deslizan sólo lo necesario para que tu espalda entre en contacto con el cristal frío. El contraste al sentir la calidez de sus manos sobre tu cuerpo te hace suspirar, sobre todo cuando sus dedos se deslizan bajo tu vestido y te rozan a través del algodón humedecido.
-¿Y si nos vienen a buscar?- preguntás en un susurro, como si los invitados ocupando el jardín pudieran oírte-. ¿Y si nos ven?
Sus labios se curvan en una sonrisa y podrías jurar que sus ojos se oscurecen por completo... Eso es precisamente lo que él quiere, lo comprendés una vez que sus dedos hacen a un lado tu ropa interior y se introducen en tu interior sin previo aviso, pero sin dificultad alguna gracias al estado en el cual te dejó luego de utilizar tu boca.
-Qué putita que sos- besa tu mejilla con suavidad-. Cómo te gusta chupármela.
No lo negás, por supuesto que no, porque es la verdad. Matías sabe cuánto disfrutás tenerlo en tu boca y adora torturarte recordándotelo cada vez que tiene la oportunidad, que es casi a diario; pero también adora sentir la forma en que tus líquidos brotan de tu interior y mojan sus dedos. Curva los dígitos rozando tus paredes y gemís con fuerza, tu rostro contrayéndose en una mueca de placer que hace palpitar su miembro. Comienza a aumentar el ritmo progresivamente y es recompensado con tus jadeos, tus súplicas y promesas.
Se detiene en seco al verte tomar aire y retira sus dedos de manera abrupta, el brillo en ellos evidente cuando serpentean con lentitud sobre la extensión de su casi dolorosa erección. Levanta la falda de tu vestido hasta descubrir por completo tu centro, así como la parte posterior de tus muslos y tus glúteos, y desliza su punta sobre tu ropa interior, la mezcla de tus fluidos y el líquido preseminal humedeciendo la tela hasta volverla prácticamente traslúcida.
Tirás de la prenda arruinada para descubrir tu intimidad y lloriqueás cuando su glande acaricia tu clítoris, deslizándose luego entre tus pliegues y cayendo en un vaivén que amenaza con hacerte perder la cordura.  Observás casi en trance cómo su miembro ardiente desaparece entre tus piernas una y otra vez, resplandeciendo cuando la luz lo golpea.
 -Mati…
-¿Qué?- sus ojos encuentran los tuyos-. ¿Qué querés?
-A vos, por favor- arquea una ceja-. Por favor, por favor, te necesito.
Te acaricia una última vez antes de sujetarte por los hombros y obligarte a voltear, una de sus manos presionando tu rostro contra la ventana mientras la otra tira de tu cadera hasta posicionarte a su antojo, en un ángulo que le permite apreciar la forma en que tu ropa interior se adhiere a tu piel. La idea de romperla es tentadora, pero se limita a hacerla a un lado.
Observa la forma en que tus ojos analizan el exterior, confiando en que vas a detenerlo si sentís que la situación te supera, y se oye suspirar contento cuando siente la forma en que tu cuerpo se relaja por completo.
Dirige su miembro hacia tu entrada brillante y acaricia tus pliegues, pero el evidente rastro de tu humedad en tus muslos lo distrae y sólo se recupera cuando movés tu cadera para incitarlo a continuar. Comienza a introducirse en tu interior, tan cálido y apretado como siempre, y tus gemidos se tiñen con desesperación ante la sensación de plenitud que te otorga.
-Más, Mati, por favor.
No hay forma de que se niegue.
Sus movimientos son lentos pero expertos y el sonido que produce la colisión entre su cuerpo y el tuyo es suficiente para hacer que tus rodillas tiemblen, las fuerzas abandonándote debido al placer que te consume cada vez que sentís su miembro alcanzar el punto más profundo de tu ser. Sus gruñidos y suspiros hacen que te contraigas a su alrededor, arrancando más sonidos similares de sus labios.
Sentís su respiración sobre tu cuello, sus labios entreabiertos dejando besos en tus hombros y en tu espalda, las palabras que susurra contra tu piel pero que no lográs comprender debido a otros sonidos. Sus dedos abandonan su lugar en tu cabello para masajear uno de tus pechos con fuerza y luego atacan tus pezones, ya erectos y sensibles debido al roce constante con la ventana.
Tus piernas amenazan con cerrarse cuando sus dientes capturan la piel sensible entre tu hombro y tu cuello, la sensación del dolor dejándote al borde del orgasmo. Te libera y su lengua se desliza sobre la zona afectada con intención de aliviar la irritación, pero el resultado es tu respiración agitándose y tus jadeos inquietos.
Una de sus manos danza cerca de tu centro y por un segundo creés que está a punto de tocarte, pero te sorprende el sentir que vuelve a arrugar tu vestido entre sus dedos para luego obligarte a sostenerlo. Rezás porque ninguno de sus amigos decida apartarse de la mesa, rogás que nadie se acerque al árbol y observe las ramas que ocultan la ventana, porque de lo contrario verían el completo desastre en el que te transformó Matías.
Dejás salir un gemido más que sonoro cuando sentís su mano acariciando tu abdomen bajo, el sonido repitiéndose y escalando en volumen cuando sus dedos se contraen y sus uñas rozan tu piel. Dirigís una mirada a tus pechos y a las marcas rojizas que los adornan en señal de pertenencia.
Un destello de luz llama tu atención y te alejás del cristal para estudiar el jardín, pero tu visión nublándose y el vidrio empañado por tus suspiros te impiden ver con claridad. Los movimientos de Matías no cesan y una embestida particularmente profunda hace que cierres los ojos al gemir, las lágrimas deslizándose por tus mejillas y humedeciendo tus labios entreabiertos. Cuando repite el movimiento soltás un grito, desbordada por el fuego que parece recorrer tus venas.
Sus dedos se deslizan sobre tu piel expuesta hasta llegar a tu clítoris, la humedad recubriendo la zona y dificultando un poco sus movimientos por un breve instante. Dibuja círculos con precisión, pero cuando ejerce todavía más presión pronunciás un hilo de palabras incomprensibles y sabe que tu orgasmo está a unos pocos segundos de distancia, sólo tiene que…
-¡Matías!- decís entre dientes, tu cuerpo rígido-. Enzo… nos está viendo.
La acción pasa desapercibida debido a que tus ojos están fijos en la silueta que se oculta a la sombra del árbol, pero Matías arroja la cabeza hacia atrás presa del éxtasis. Aumenta el ritmo de su mano, los movimientos de su cadera son brutales y su miembro está causando estragos en tu interior, que se evidencian cuando tus piernas flaquean al tiempo en que apretás tu vestido entre tus dedos.
Está mal. Está muy mal, pero…
Con la concentración suficiente, podés distinguir la forma en que Enzo mueve su mano de arriba abajo sobre su entrepierna. El anillo en su dedo brilla de vez en cuando, un débil hilo de luz delatando su presencia de la forma más descarada, pero lo que verdaderamente te provoca es la forma en que sus ojos se iluminan cuando da una calada al cigarrillo que sostiene.
-Sos mía, ¿entendiste? De nadie más- tu novio acentúa sus palabras con estocadas profundas que te roban el aire-. ¿Entendiste…?
Asentís, repitiendo tuya un sinfín de veces, sorprendida por el peso de las lágrimas formándose una vez que tu orgasmo te golpea. Intentás mantener los ojos abiertos, pero el placer te vence y cuando decidís dejarte ir Matías te sostiene entre sus brazos para evitar que te desmorones.
La cortina regresa a su lugar, pero tu atención está puesta en tu novio y el calor de su cuerpo envolviendo el tuyo, el cual está enteramente a su disposición. Tus gemidos no disminuyen y tu orgasmo se prolonga hasta que comenzás a quejarte debido a la sensibilidad, tu respiración agitada dificultando la articulación de palabras.
Con una última estocada, Matías llena tu interior con su semen. Se recupera mientras reparte uno que otro beso en tu cabello y toma tu mentón entre sus dedos para obligarte a voltear y besarte.
-Mía- susurra contra tus labios, su voz aún entrecortada y cargada de sexo.
-Tuya- jurás, sintiendo cómo abandona tu interior y acomoda tu ropa rápidamente.
Le dirigís una mirada suplicante al sentir la forma en que su liberación comienza a escaparse y humedecer tu ropa interior, pero su única respuesta son una sonrisa y un beso en tu frente.
Pequeñas aclaraciones:
1) El título y parte de la trama están fuertemente inspirados en Persiana Americana de Soda Stereo, pero la versión de los 11 Episodios Sinfónicos que fue el álbum que escuché mientras escribía. Lo recomiendo para acompañar la lectura en caso de que vuelvan a leer esto ♡
2) Si creen estar viendo esta publicación por segunda vez... no se equivocan, es porque nuevamente tuve un desencuentro con Tumblr 😭
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia ♡
197 notes · View notes
fragmentosadolescentes · 2 months ago
Text
No lo obligues a nada, no lo presiones para que te otorgue un lugar en su vida, no le pidas que sea detallista, no le recuerdes como era antes de ser tu pareja.
No le mendigues caricias ni besos, o que te tome la mano, no hagas que te dé explicaciones cuando algo te tiene inconforme, no le exijas que conteste tus mensajes con el mismo amor que tú, no le pidas ni cinco minutos más de su tiempo, no le pidas que te de la misma atención que tu le das.
No le insinúes cuánto deseas que te sorprenda con un detalle, no le muestres que te duele su falta de atención.
No le digas como quisieras que te trate, que te entristece cuando deja de hablarte, cuando es indiferente o desaparece, cuando no te contesta el teléfono, cuando no es caballeroso, cuando no acepta sus errores, no le digas que estás celosa, no le pidas ser parte de sus prioridades, no le pidas que te lleve con su familia, no le pidas estar en su círculo social, no le pidas jamás que te dé tu lugar, no le pidas un abrazo, y menos le hagas saber que te hace falta y que lo extrañas demasiado, no le digas cuánto deseas estar con él, no le pidas tardes, noches, fines de semana ni días especiales, no importa si es cumpleaños, boda o año nuevo.
No te mueras por escucharlo decirte: Te quiero o te extraño.
Sabes por qué ???
- Porque quién te quiere sinceramente no necesitara que le digas nada, ni que le pidas alguna cosa, ni que le recuerdes las fechas especiales, ni que te dé la importancia que mereces, es más, ni siquiera los buenos días.
El hombre correcto, el hombre que es para ti, tu compañero en la línea de tu tiempo y de tu vida, el elegido entre el universo, el que sea exclusivo para ti, el que el destino te deparó desde tiempo indefinido, hará todo eso y más por verte y hacerte feliz si en verdad siente por ti algo real, único y genuino... nunca, pero nunca jamás, hará que te humilles y pises tu dignidad esperando un:
-Como estas?
-Te extraño
-Te quiero
-He pensado mucho en ti
- Puedo verte ???
-Como te fue en tu día?
-Ya comiste?
Pura maldad ❄️
71 notes · View notes
largativa55 · 4 months ago
Text
La conejita de Sainz
Carlos "Chilli" Sainz
cw: obscenidad/pwp, lectora-esposa, apodos, lectora borracha, fetiche paternal, fetiche de tamaño, diferencia de edad (24/36), misionero, charla sucia, apodos.
La historia original pertenece a @bunnys-kisses
Tumblr media
El licor corría suavemente por tu cuerpo mientras caminabas por el borde de la piscina. Te reías mientras tratabas de mantener el equilibrio.
" Conejita", escuchaste la voz de Carlos mientras te alejabas de la piscina y te apoyabas contra su pecho.
Te aferraste a la parte delantera de su camisa blanca y te reíste. Miraste hacia arriba y sonreíste, "Chilli". Intentaste ponerte de puntillas para besarlo, olvidando la realidad de que estabas en medio de una fiesta en la piscina.
Alguien había tomado demasiadas sangrías y estaba borracho y un poco tonto junto a la piscina. Carlos casi lo encontró adorable, si no estuviera tan cerca de la piscina. No quería que su pequeña conejita se golpeara la cabeza.
Él ahuecó la parte de atrás de tu cabeza por un momento y presionó tu cara contra su pecho. Gemiste un poco en su camisa mientras la oleada de borrachera corría hacia tu cabeza. Pobre conejita.
"¿Qué estás haciendo, conejita ?" preguntó mientras te alejaba de la piscina y te acercaba a las sillas del patio. Te bajó y se agachó a tu lado.
"Quería nadar", cantaste y pateaste un poco los pies, lo que solo te hizo reír a carcajadas. Eras dolorosamente adorable.
Estabas vestida para la ocasión, con un bikini estampado de color amarillo pastel y azul oscuro que mostraba felizmente tus curvas a los asistentes a la fiesta. Podrías llamar la atención de cualquier hombre, pero luego tendrían que lidiar con la mirada asesina del piloto madrileño.
Carlos tomó tus manos y te miró, "no creo que sea la mejor idea ahora mismo". Frotó tus nudillos por un momento mientras miraba tus manos, "no te pares demasiado cerca del borde, conejita . podrías lastimarte".
Lo miraste y te reíste, "Carlos, ¡te preocupas demasiado!" y uniste tus dedos con los de él juguetonamente, "Estoy tan bien como la lluvia".
Carlos te miró, claramente no estabas "bien como la lluvia", estabas más borracho que un marinero y todavía tenías más en tu taza. Afortunadamente, lo dejó en una mesa auxiliar cercana antes de que terminaras todo el tiempo. Besó tus manos amorosamente y dijo: "¿Qué tal si entramos un rato?" Su tono era tierno.
"pero la fiesta."- dije con un puchero.
Carlos se inclinó para besarte en los labios. "Sé que eres el alma de la fiesta". Se inclinó un poco más hacia tu oído y dijo: "Pero papá quiere que no tengas resaca. ¿Te gusta mi persona ?"
Hiciste pucheros por un momento antes de asentir con la cabeza y dejar que Carlos te ayudara a levantarte de la silla. Él se mantuvo cerca de ti mientras te llevaba adentro. Afortunadamente, la mayoría estaban afuera, disfrutando del sol del verano italiano.
Pero la pobre Conejita de Carlos había tomado demasiado licor y demasiado sol. Le preocupaba que te quemaras con el sol mientras te llevaba a través de la casa de verano hasta el dormitorio en el que ibas a dormir durante la semana.
Carlos te detuvo al pie de la cama antes de desatar los cordones de tu bikini y dejarlo caer de tu cuerpo, fue fácil nada los mantenía sujetos a tu cuerpo.
Pobre niña, las líneas de bronceado iban a ser interesantes en unos días. Puso sus manos sobre tus caderas desnudas y te miró a los ojos. Se arrugaron cuando sonrió. "Buena niña". Frotó círculos en tus caderas con sus pulgares. "Sé que querías festejar más, pero papá tiene que cuidarte".
Hiciste pucheros, "Ni siquiera estoy tan borracha. ¡Puedo probarlo!" cantaste patéticamente. Hoy eras su pequeña princesa borracha.
—¿Y cómo lo harías, mi pequeña conejita ? —preguntó mientras te miraba. Se detuvo sobre ti como una sombra alta, era más alto que tú.
"¡Podría chuparte la polla!" le sonreíste.
Él te miró y sonrió, "Creo que te he malcriado, ¿no?" preguntó mientras sostenía tu barbilla para que siguieras mirándolo. Se rió entre dientes, "Te malcrié muchísimo, ¿crees que puedes obtener lo que quieras si me chupas la polla?" Sacudió la cabeza.
No podía creer que había dejado que su pequeña se volviera tan malcriada, pensando que ella podría salirse con la suya si tan solo lo hacía correrse. Te dejó en la cama y se puso encima de ti. Su cinturón fue lo primero que se quitó.
Rápidamente ajustó el cinturón alrededor de tus muñecas, asegurándose de que su pequeño ángel se quedara quieto. Con tus muñecas atadas, miró tu cuerpo desnudo. Sus manos recorrieron tus costados, lo que te hizo retorcerte.
"Por eso no quería que usaras ese bikini", dijo sacudiendo la cabeza y con los ojos clavados en tu figura, "todos se quedarían mirándote. Eres la mujer más hermosa que jamás habían visto". Se acurrucó más cerca de ti y te besó la cara con tanto cariño, "no quería que mi pequeña esposa saliera lastimada. Habías bebido demasiado, Tienes que escuchar a papá o podrías lastimarte".
Su ternura te hizo retorcerte, podías sentir la pegajosidad entre tus muslos crecer por sus palabras suaves pero fuertes. Él no estaba arrojando a su princesa sobre su regazo y abofeteando sus mejillas hasta que se amorataran. Él solo pensó que simplemente no lo sabías mejor, que no estabas acostumbrada a que las cosas estuvieran en tanta abundancia.
Eras la esposa de Carlos, más pequeña, más débil, más inocente, dolorosamente más joven. Carlos sintió una sensación de protección sobre ti cuando capturó tus labios en los suyos y sus dedos encontraron su camino hacia su cabello. Gemiste en el beso y pudiste sentir tu calor irradiando tu cuerpo.
Cuando él se apartó, tomaste su camisa blanca y comenzaste a desabrochar los pequeños botones. Te estabas impacientando y, como la mocosa que eras, dejaste caer tus manos sobre la cama y gemiste: "¡Papi!"
Él se rió entre dientes y se inclinó hacia atrás para sacarse la camisa del cuerpo. Una vez que se la quitó, junto con la camiseta blanca, tus manos recorrieron su torso desnudo.
Tu núcleo palpitaba mientras gemías: "Papi, vamos. ¡He sido buena!"
Él te sonrió y dejó que las prendas cayeran de la cama en un montón en el suelo. Su pequeña diosa del sol, su pequeña conejita... no había suficientes palabras en ninguno de los idiomas que se hablaban que describieran con precisión lo que sentía por ti.
Se quitó los pantalones sin tu ayuda y tu mirada se detuvo en el bulto de sus calzoncillos. Su polla estaba dolorosamente dura, lo que significaba que sentirías su longitud en lo profundo de tu coño.
Él era una ducha, seguro. Sin cortar y pesado. Incluso después de todo este tiempo de tener sexo con él, todavía era un ajuste apretado. Una vez dijo que era como tratar de caber en un lugar de estacionamiento estrecho . Cuando hiciste una mueca por su broma, él simplemente te tiró las rodillas a las orejas y te hizo ver estrellas.
"¿Te gusta lo que ves, conejita ?" preguntó con curiosidad, agarró tus manos atadas y te hizo tocar su polla a través de su ropa interior. Su impresionante tamaño todavía te hizo tragar saliva mientras lo sentías.
No te hizo ninguna gracia admitirlo, pero en otra ocasión, cuando estabas borracho en una fiesta en la piscina, charlaste alegremente con Charles o Lando (no te acordabas) de que Carlos tenía la "salchicha española más rica" ​​y luego te echaste a reír antes de irte tambaleándote a buscar a tu marido. Todo lo que sabías era que ambos conductores no pudieron mirar a su amigo a los ojos durante unos dos meses después. Saberlo todo era demasiado para ellos.
Asentiste, "Sí, papi. Creo que se ha vuelto más grande".
Él se rió entre dientes mientras bajaba su ropa interior debajo de su polla, esta se balanceó y tú tragaste saliva al verla. Te dijo mientras estiraba la mano para acariciar tu suave mejilla, "es solo para satisfacer tu apetito insaciable, conejita ".
Hiciste pucheros, el zumbido en tu cabeza era fuerte mientras decías, "¡No soy tan codicioso!"
Te dirigió una mirada severa mientras decía: " Conejita, no mientas. Ya sabes lo que les pasa a los mentirosos". Te dijo enarcando las cejas y observando tu movimiento incómodo. Podía notar que te estabas poniendo caliente por todas partes.
"Lo siento, papi."
Se quitó la ropa interior y la dejó en el suelo con el resto de su ropa. Se sentía como si el resto del mundo se hubiera apagado, ni siquiera podía concentrarse en los sonidos de la fiesta afuera. La música y las conversaciones llegaban a través de las ventanas abiertas, pero estaba tan embelesado por tu belleza desnuda debajo de él.
Sus manos rozaron tus costados mientras te veía reír. Te retorciste un poco, qué niña tan cosquillosa. Él se inclinó para besarte, estaba arrodillado entre tus piernas y sus manos estaban toqueteando tus pechos.
El beso fue descuidado y desordenado, te hizo sentir caliente por todas partes. Tener a tu apuesto esposo demorándose sobre ti, su lengua dentro de tu boca. Su polla estaba completamente firme, ansiosa por hundirse en ti. Se frotó contra ti, su dura polla presionada contra tu estómago.
El empujón hizo que tu corazón se acelerara antes de que él se alejara y miraras fijamente esos hermosos ojos. Te moviste un poco, el placer y el alcohol hicieron que tus pensamientos fueran turbios. Parecías estar impulsada por el único propósito de alcanzar el orgasmo.
Él te agarró por los muslos y los levantó, mantuviste la posición mientras él colocaba una almohada extra debajo de tus caderas para hacer palanca. Se lamió los labios al verte.
"Hermosa, pequeña conejita ", se rió, " cariño". Su tono estaba vidrioso con afecto mientras se colocaba completamente entre tus piernas y frotaba su polla contra los labios de tu vagina.
Gimoteaste y trataste de cubrirte la cara con tus manos atadas, pero Carlos no quiso saber nada de eso. Se tumbó de nuevo en la cama y se inclinó sobre ti. Con su polla dura en la otra mano, "No te escondas de mí", dijo, su voz teñida de más lujuria, "Quiero ver la cara de mi hermosa esposa cuando la estoy follando". Sus palabras fueron sucias, "Quiero que recuerdes esta cara para cuando no esté y te sientas tan necesitada. Pequeña necesitada".
Tu corazón latía con fuerza mientras él frotaba su polla contra tu coño, casi deslizándose dentro. Te retorciste un poco con anticipación, pero Carlos te mantuvo abajo.
—No, no —dijo—. Quédate quieto.
"Pero papii", hiciste puchero.
Él negó con la cabeza, "compórtate". Dejó un dolor en ti que pronto fue llenado por su polla entrando suavemente en ti. Él te observó hacer una mueca y esperó un momento para que te adaptaras porque él se hundió por completo.
Su mente se quedó en blanco por un momento antes de salir de ella para continuar empujando toda su longitud dentro de ti. Tenía tus piernas envueltas alrededor de su cintura. Amaba la sensación de tu suave piel contra la suya. Te veías divina, nerviosa y borracha, pero anhelándolo.
un dolor carnal, de esos que te dejaban la cabeza dando vueltas. el placer te dejaba ahogado mientras tus gemidos eran dulces ruidos para sus oídos. su encantadora esposa. ¿Cómo tuvo tanta suerte?
Te mantuvo inmovilizada contra la cama con sus manos en tu muñeca y comenzó a empujar. Usó su agarre en ti como palanca. Su polla estaba cómoda en tu apretado coño, un ajuste apropiado. Empujó dentro y fuera de ti y te dejó sin aliento. Escuchó tus gemidos aéreos mientras empujaba su polla dentro de ti.
Eras tan dolorosamente dulce. Su pequeña y tonta conejita , la pequeña cosa que lo tenía alrededor de tus dedos. Te miraba con amor, dándote besos abrasadores. Sus caderas chocaban contra ti mientras arqueabas la espalda fuera de la cama. No tenías la fuerza para soltarte de su agarre.
Incluso a su edad, él todavía era capaz de inmovilizarte y follarte sin parar. Hacerte ver estrellas cuando el placer te invadía. Algunos gemidos quedaron atrapados en tu garganta, lo que lo incitó a follarte duro.
El marco de hierro de la cama chocaba contra la pared blanca del dormitorio. La luz de la tarde entraba por las ventanas. Eras un espectáculo digno de contemplar en el resplandor del día. Su pobre ángel, estabas un poco quemado por el sol.
pero estaba bien, papá se encargaría de eso, tal como cuidaba de ti en todo lo demás. Sus besos eran delicados en tus mejillas y clavículas, a diferencia del ritmo en el que te estaba cogiendo.
Fue opresivo y fuerte, hizo que se te hiciera un nudo en el estómago mientras sentías los latidos de tu corazón en tus oídos. Él te abrazó y te hizo rebotar sobre su polla.
Tus retorcimientos solo alimentaron el fuego en sus entrañas mientras empujaba su polla dentro de ti hasta la raíz. Se aseguró de que recordaras firmemente la sensación de él dentro de ti. Tus expresiones, desde el poco dolor hasta el inmenso placer, solo hicieron que el hombre mayor se sintiera más excitado por ti.
Sus palabras eran sucias mientras se frotaba contra ti, "¿Te gusta cuando te cojo? ¿Cuando se siente tan bien? Te gusta cuando te tengo inmovilizada en la cama y te cojo como a un animal. Hay gente afuera que quiere verte y hablar contigo, pero en cambio estás demasiado ocupada tomando la polla de tu marido como la buena chica que eres". Te besó en la entrepierna, estaban húmedos y te pusieron caliente por todas partes, "hermosa, niña". Ronroneó, "Sabes exactamente cómo hacerme sentir bien. No es tu culpa que te emborraches tanto, solo te dieron vaso tras vaso. Pequeña tontería", se rió entre dientes mientras dejaba un lindo chupetón en tu cuello.
Estabas en las nubes, dejando que tu marido te follara. Sentías el placer en tus entrañas cuanto más fuerte embestía. Estabas perdida en un mar de lujuria mientras sentías que tus paredes se aferraban a su polla. Dos mitades de un agujero perfecto.
Jadeaste salvajemente y trataste de aferrarte a él, pero él te tenía por las muñecas. Estabas atrapada debajo de él, con las piernas alrededor de su cintura mientras él empujaba dentro de ti.
Su ritmo comenzó a tambalearse y sentiste el calor acumularse en tus entrañas. Gemiste y te retorciste tanto como pudiste. Y antes de que te dieras cuenta, sentiste la oleada del clímax consumirte por completo. Tus ruidos se cortaron cuando quedaron atrapados en tu garganta y tu cabeza palpitaba por la emoción.
" Conejita ", ronroneó.
"ahmh papii", respondiste, sintiendo la lengua pesada en tu boca.
Él empujó más dentro de ti, doblando tu espalda para perforarte con su polla. Podías saborear el líquido preseminal en el fondo de tu garganta. Te cogió sin demasiado abandono hasta que sintió la intensa experiencia del orgasmo.
Él entró en ti y tú lo aceptaste como la buena esposa que eras. Gimoteaste su nombre mientras él disminuía la velocidad. Su pobre chica ya estaba sobreestimulada. Él quería una segunda ronda, pero tú estabas drogada. Tu cabello era un desastre, parcialmente quemado por el sol con el alcohol todavía en tu sistema.
"Pobrecita, conejita ", te susurró mientras sostenía su polla dentro de ti por un momento.
Luego se retiró y frotó su polla ablandada contra tu coño para una última sensación de tu sexo. Estabas feliz, exhausta debajo de él.
—¿Mi conejita ya terminó por hoy? —preguntó mientras palmeaba tus pechos, sintiendo la masa entre sus dedos.
Asentiste lentamente: "Sí, papi".
—Bueno, descansa ahora, Conejita . Voy a ver cómo están nuestros invitados. Si te sientes mejor, puedes unirte a nosotros nuevamente. Pero no más alcohol, no es bueno para una chica como tú. —Besó la parte superior de tu cabeza antes de salir de la cama para buscar su ropa.
Permaneciste acurrucada desnuda con la manta sobre tu cabeza, miraste desde la manta y tuviste una buena vista del trasero de tu marido mientras se inclinaba para recoger sus calzoncillos. Te reíste para ti misma antes de seguir vigilándolo.
Aquí les dejo la historia original por si gustan leerla.
77 notes · View notes
afonicxs · 2 years ago
Text
Tumblr media
"Huir hacia los espacios indefinidos de las formas futuras. Lo posible es lo que tiende a la existencia. Lo que se puede imaginar sucede y pasa a formar parte de la realidad."
Ricardo Piglia. (1992). La ciudad ausente.
#compartiendolaescena
#cultoalruido
0 notes
eiri3m-blackw3lls · 1 year ago
Text
Entonces... Solo volvio a aparecer para comprobar si aún me latía el corazón con su voz, para comprobar si aun se me aceleraban las emociones al verla, para descomponer mi mundo recién arreglado...
— como la odio.
27 notes · View notes
dias-amargos · 7 months ago
Text
La Última Gota.
Desde hace meses que no tengo ganas de bañarme todos los días como antes, no tengo los objetivos claros, no tengo metas. Antes al menos tenía las ganas de vivir y seguir avanzando, pero ahora siento que no me queda nada en el mundo. No siento que pueda hacer algo por mí, no puedo decir que haría algo por los demás, y no porque no pueda hacer algo por mi, sino porque genuinamente nunca quise hacer algo por los demás, ya que siento que es como si me huieran criado para ayudar a los demás sin recibir algo a cambio. Mi papá es de las personas que te dice que perdones a los demás, no importa lo que te hayan hecho, o lo que haya pasado. Mi mamá, sin e,brago, es todo lo contrario, no perdona fácil, es como si no quisiera. Pero algo que tienen encomún en este aspeecto ambos, es que me dirían qu pidiera perdón, ya sea por educación, porque es lo cirrecto o por hipocresía, eso es algo que nme pedirían los dos. Sé que estoy hablando entre líneas, y que no estoy diciendo de forma clara a lo que quiero llegar, y tal vez ese es el objetivo, no ser claro con lo que quiero. Solo sé una cosa, extraño a mi gato, y no sabría que hacer sin él, estaría al borde de algo peor, porque es él uno de esos pocos seres por los que sigo acá, por los que sigo respirando, él y mi hermano, si algo les pasa a ellos, estaría cada vez más al borde de la locura, cada vez más al borde de pensar en hacer algo mejor o más útil con mi vida.
Indeleble.
72 notes · View notes
yoestuveaquiunavezfrases21 · 9 months ago
Text
Escribo para no olvidarme de ti, para tener a donde regresar y recordarte cuando sienta que sucede, escribo para tapar las fugas de mi memoria. Escribo de ti y de mí, todos los días plasmo lo que no puedo gritar a los 4 vientos, revelando entre líneas todo lo que hicimos y deshicimos a escondidas, todo lo que rompimos y estrujamos; escribo de los te amo entre susurros al final del orgasmo, de los besos con los labios mojados, de las escapadas los fines de semana, de las noches desnudos y sudados en la cama de un hotel cualquiera. Escribo por mí y por ti, y por esas personas que al leerme se identifican, es inevitable que no recuerden a ese amor anónimo, a ese amor prohibido que le entregan su cuerpo y su alma, y su boca, y su piel escondidos entre la gran ciudad donde poco a poco se entregan en su totalidad. Escribo aquí casi casi descubriendo tu identidad, solo me falta poner tu nombre porque tu cuerpo lo he descrito entre las frases de mis escritos sucios, bella, hermosa, con lunares y galaxias adornando toda la superficie de tu piel. Escribo por ti, por mí, por los amantes a escondidas, por los que juntos que no pueden estar, por los que su único delito es... No haber llegado a tiempo.
Tumblr media
105 notes · View notes
olee · 11 months ago
Text
Fina | Enzo Vogrincic
Tumblr media
*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu estómago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
Tumblr media
366 notes · View notes