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La imágen del día!! Ra'ícha!!!!
Lorena Ramírez. La gran corredora Rarámuri.
📸 Fundación Lorena Ramírez AC. (Sigan su página y apoyen a la fundación )

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Henriette-Herz-Platz 3 by Pascal Volk
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LarrainVial endurece su política de defensa judicial a partir de caso Sierra Bella
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Olá! Você poderia fazer por favor icons do k-drama “Lovely Runner” 🛐💛✨
⠀⠀♥︎ ≀ lovely runner (kdrama) icons !!
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Podemos até não nos lembramos mas as memórias ainda ficam presas à alma. E oque o cérebro não lembra o coração sente.
Reflexão de adorável corredora.
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Resenhando doramas
Dorama: Adorável Corredora
Gênero: Comédia romântica
Streaming: Viki
País: Coreia do Sul
Episódios: 16
Nota: ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️❤️
Uma fã, um idol, uma tragédia e uma viagem no tempo promovendo romance e amizades.
Sinopse
Im Sol (Kim Hye Yoon) está arrasada com a morte repentina e trágica da sua estrela favorita, Ryu Sun Jae (Byun Woo Seok), um ex-nadador que se tornou um ídolo do K-pop. Porém, em meio à angústia, ela magicamente volta para 2008 quando Sun Jae ainda tinha apenas 19 anos. Encantada com a chance de ajudá-lo a evitar um final trágico, Sol toma como missão mudar o futuro e tentar conquistar o coração dele. Com a chance de mudar o futuro também ficará claro que cada ação tem uma reação, e os resultados podem ser muito diferentes das expectativas.
Resenha
Esse foi um dorama muito gostoso de acompanhar e que com certeza vou assistir novamente algum dia.
Aguardei ansiosamente às segundas-feiras pelo lançamento dos episódios novos, com muitas teorias e expectativas ♡
A Im Sol nos é apresentada enquanto está internada em um hospital, deprimida por perder os movimentos das pernas e ela recebe uma ligação que posteriormente muda sua vida, lhe dando esperança e ânimo para continuar.
O Sun Jae é um cantor, e o responsável pela ligação, que se torna o ídolo da garota. Anos depois, a notícia da mort& dele abala a garota, e nós intriga, e por meio de um relógio mágico, a Im Sol tem a chance de voltar no tempo e tentar mudar esse acontecimento.
Eu achei interessante como as intenções dela eram puramente pela chance de salvá-lo, e mesmo com a chance de conviver com ele durante esse período, nem se passa na cabeça dela de tentar viver um romance, o que faz ela nem perceber inicialmente que: ELE SE APAIXONOU PRIMEIRO!!
Conforme ela vai tentando mudar as coisas para evitar o suposto s#icídi* no futuro, um monte de coisas mudam, inclusive na própria vida. Mas vai percebendo que existem coisas que ela não consegue evitar sozinha.
Entre idas e vidas entre passado e presente, a Im Sol e o Sun Jae se apaixonam várias vezes, e a gente se apaixona por eles. Temos muitas cenas fofas e o desenvolvimento do relacionamento deles, da amizade ao amor foi lindo.
Os personagens secundários também são muito divertidos, e os mistérios e teorias ao longo do drama nos deixam ansiosos para descobrir tudo.
Depois de tanto correr, e praticamente desistir, as coisas encontram um rumo que permitiu nossa casal apaixonado ficar juntos e nós sermos felizes com a fofura deles.
Outro ponto alto da trama são as músicas maravilhosas!!
Beijocas 💋
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Vc foi resumida à seu peso. E só isso
Vc não é a inteligente, a esperta, a corredora, a artista, a advogada, a médica, a estudante, a chata, a implicante, a filha, a amiga, a rival.....
Vc só é a gorda ou a magra.
#borboletei#ana brasil#ana e mia brasil#borboletando#garotas bonitas não comem#anabr#borboletassemprevoltam#t.a brasil#ana & mia br#t.a br
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Pole position (Formula 1 x lectora)
Donde el nombre de la nueva piloto comenzaba a llamar la atención entre los fanáticos de la F1. Y también de los pilotos de la parrilla actual



Nota: los diálogos en español serán en este formato.
Nota 2: Sé que el acento argentino puede que no sea muy cómodo para leer para algunos, asi que no se preocupen, no va a haber mucho de eso.
Nota 3: soy nueva en este mundillo, asi que me inventé gran parte de la info. Mis disculpas si le ocasiono un infarto a un fan curtido de la F1 xd.
~ Capítulo siguiente ~
Masterlist de capítulos
Masterlist de mi autoría
~ 0 ~
Mujer. Piloto. Relevante. Formula 1
Esas eran 4 cuestiones que no mantenían relación para nada en el ámbito automovilístico. Al menos no en más de dos décadas. Pero la llegada de Tania "Tato" Cabrales cambiar��a eso en menos de un mes.
Porque si la llegada de un argentino a la Formula 1 ya era un suceso increíble, la llegada de un segundo -y además una mujer- iba a poner todo de cabeza.
"Los autos son cosas de nenes ¿No querés una muñeca?"
"Si, dale. Una cocinita y un vestido también ¿No?"
Para un corredor, llegar a Formula 1 era el máximo objetivo.
El "camino a Itaca" era algo que no necesariamente tomarían como relevante. Pero para Tania lo fue todo. Lo era todo.
El viaje es más nutritivo que el destino.
Y más aún cuando nisiquiera tienes un destino fijo.
La joven corredora nació y creció en una familia de clase media, donde nada faltaba más tampoco sobraba. De padre mecánico y madre pastelera, Tania aprendió lo que era el trabajo duro. El aprender de la práctica. De los errores. Pero sobre todo, a siempre trabajar de forma honrada. A ganarse justamente la recompensa de un esfuerzo bien logrado.
Fue así que, tras reparar su primer motor junto a su padre, encontró en la labor una gran satisfacción. Una que Francisco Cabrales no dudó en nutrir.
Si su hija quería arreglar autos, sería la mejor en ello.
—Si viene Marcos, le das la-
—La tapa que arreglamos la semana pasada, si.—
—Bien bien... Ah, y si viene Marta le-
—Cambio de aceite.—tomó las manos del padre, llenándolas de desengrasante y empujándolo hacia el lavamanos del taller—. Ya sé, pa. Puedo sobrevivir una tarde sin vos... De verdad, lavate esas manos asquerosas y andá a casa. Mamá debe estar esperándote para ir a comer.—
—Bueno... Pero cualquier cosa me llamas, nena.—
—Dale dale, apurate.—La chica le tiró una toalla, sonriendo al ver que al final se secaba las manos en el pantalón—. Deja de hacer eso, que mamá se vuelve loca.—
—Ya me voy entonces... Ya sabés, cualquier cosa me llamas.—el hombre le dio un beso en la cabeza antes de salir del lugar.
El resto de la tarde la joven se la pasó arreglando una que otra cosa pendiente del taller, no había mucho movimiento, al menos hasta que un auto bastante bonito llegó tirado por una grúa.
—Luquita querido.—Tania sonrió al ver al mismo joven que siempre solía traer a los desafortunados autos que se averiaban en la ruta cercana—. ¿Qué trajiste hoy?—
—El trabajo del mes. Esta tipa tiene plata.—el joven miró a la mujer que bajaba de la grúa—. Eso sí, no caza una de español. Asi que si querés me quedo para ayudarte.—la chica negó, sonriéndole a la mujer que acababa de llegar.
—Buenas tardes, señora ¿En qué la puedo ayudar?—Lucas bajó el auto averiado y se despidió al ver que la chica se las arreglaría sola, marchándose enseguida.
—Se sobrecalentó el motor, o al menos eso dice la pantalla del tablero.—Tania levantó el capó, sorprendiéndose al ver el motor—. Arreglar un prototipo extranjero será complicado, supongo.—
La joven volteó a mirarla, entendiendo que por el auto, ese motor y las pintas, Lucas tenía razón.
Era una mujer importante. O al menos una con mucho dinero.
—... ¿Dónde consiguió esta genialidad?—
—Mi empresa lo construyó, en realidad. Yo solo les pedí un motor silencioso y veloz para la familia promedio.—
—Que se sobrecalienten las vielas no era parte del pedido ¿Verdad?—la mujer sonrió, extendiéndole la mano.
—Mary Barra.—
—Tania Cabrales, un gusto.—
Para cuando la noche comenzaba a caer sobre el taller, Tania y la misteriosa mujer ya habían entrado en confianza.
A pesar de que Mary nunca le contó a la joven quién era exactamente, Tania entendía que era importante. No vio relevante preguntar más.
Cuando el auto estuvo reparado y Mary tuvo el visto bueno de volver a la carretera, la luna ya brillaba con gracia en el cielo. Se despidieron, y tras el pago y una generosa propina, Mary prometió volver a saludar en algún momento.
Después de todo, una chica cualquiera, de una provincia cualquiera de Argentina, había reparado en unas horas un prototipo de lo más complejo. Le serviría a futuro.
Mary estaba en el país por posibles inversiones, una fábrica nueva para sudamérica. Lo último que esperaba encontrar era una mecánica brillante. Y mucho menos a una piloto que la hiciera cometer una locura.
*Algunos meses después*
—No me gusta. Es horrible.—
—Es una van familiar. Todas son horribles.—
Tania miraba el boceto para el nuevo vehículo de Chevrolet con total desaprobación. Era muy cuadrada. Aparatosa. Pero su trabajo era la mecánica, para el diseño externo estaban los ingenieros.
Cuando Mary volvió a su taller después de su primer encuentro, fue con un objetivo claro. Quería a la chica en su empresa. La quería como aprendiz de mecánica y por ello le ofreció un trato imposible de rechazar. Se mudaria a Michigan por ello. Dejó a su familia, dejó su hogar, pero sabía que era por una gran oportunidad. Y ahora ahí estaba, en la inmensa central oficial de General Motors trabajando en su marca favorita de vehículos. Chevrolet.
Como aprendiz no hacía cosas muy grandes, acataba órdenes de los mecánicos en jefe. Pero aprendía, y por ello opinaba y ayudaba en las pruebas. Sus aportes eran bien recibidos, sus superiores la apreciaban. Y gracias a eso poco a poco fue subiendo de rango, llegando a ser mecánica suplente en el TC2000 de ese año en Argentina. Volvería a sus tierras con orgullo.
Si había algo que amaba más que armar motores, era escucharlos. El Turismo Carretera era una de las muchas cosas que le alegraban el corazón. Y ahora era parte de ello.
—¿Te diviertes?—Mary entró al taller, sonriendo al ver a la joven casi encima del motor del auto.
—Encontré de dónde viene el soplo... Lo arreglaré antes de la carrera de mañana.—se asomó apenas a verla, subiendo un poco el motor sobre el soporte—. Éste señor puede ganar, lo sé.—
—¿Marcos te lo encargó? No le gusta mucho que los mecánicos toquen su auto.—
—Marcos será el piloto... Pero es mi auto... Yo lo armé.—
—Pero nunca lo manejaste.—Tania dejó de trabajar, mirando distraída los tornillos que acababa de ajustar—. ¿Por qué no damos una vuelta?—
—Soy mecánica, no corredora.—corrió el soporte, ubicando el motor sobre el hueco del auto y comenzando a bajarlo. Debía conectarlo y fijarlo bien.
—No sabes conducir?—
—Lo hago desde que tengo 8... Pero esto es mucho.—
—¿Qué tan diferente es un karting de un Chevrolet Cruze?—
Tania nunca había tenido la necesidad de conducir, tampoco se creía merecedora. Pero si la jefa de jefas le daba la oportunidad...
—... Bueno, pero déjame chequear bien esto.—
Tania subió por primera vez a un auto de carreras.
Y no volvería a bajarse.
#español#formula one#formula 1#formula uno#x lectora#vine por franco colapinto y me quede por leclerc#franco colapinto#charles leclerc#lando norris#max verstappen#oscar piastri
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O inicio da minha vida dupla (Julho-2024)
By; Raquel
Sou a Raquel, tenho 36 anos. Por mais que eu seja recatada e bem comportada, um verdadeiro exemplo de mulher aos olhos da sociedade, sempre tive uma imensa vontade de ser uma prostituta por fora da minha vida normal . Ter homens me pagando para oferecer prazer e fazê-los gozar me deixa completamente maluca de tesão.
Na verdade o cenário da pornografia ao meu ver é algo além de lucrativo pois também valoriza o ego. Uma coisa é você sair com alguém em busca de sexo e outra coisa é você querer pagar alguém para oferecer sexo para você. Um misto de dominação e comércio, e sempre achei esse tipo de coisa muito empolgante.
Nunca precisei cogitar a possibilidade de pagar por alguém, sempre tive qualquer homem ao meu dispor. Sou de uma família rica em Minas Gerais, frequentei os melhores colégios, meu ciclo social é composto de empresários, políticos e membros da elite das famílias tradicionais. Hoje com os meus 36 anos de idade, posso me considerar muito bem vivida no cenário pessoal, sexual e também em minha lista de contatos. Para mim que sempre tive tudo com muita facilidade, ter algo tão inusitado gera desafio em minha vida, me trás adrenalina e me tira do tempo ocioso ao qual vivo boa parte do meu tempo.
Em minha cidade existe na parte comercial de bares noturnos, várias meninas que ficam fazendo ponto de forma discreta nestes espaços. Elas são maravilhosas, estão sempre impecáveis e bem vestidas. Resolvi ir até um deles para bater um papo com algumas delas para que eu possa realizar esse fetiche de ser garota de programa por um dia.
Mesmo que eu não fosse mais tão jovem, possuo um porte invejável, me alimento de forma saudável, sou corredora e tenho vários procedimentos estéticos. Sou um baita mulherão. Dediquei toda minha vida aos estudos, morei fora do país, sempre trabalhei muito, abri mão de construir uma família em nome da minha carreira. Sou uma mulher realizada mas me sinto frustrada por ter vivido apenas questões técnicas na vida, sem me aventurar como qualquer outra mulher inconsequente faria no auge da sua juventude. Me falta esse ar rebelde e libertador.
Sentei na mesa que ficava ao lado dos músicos, observei a movimentação do bar, o fluxo de quem possivelmente pudesse estar ali buscando por sexo ou não, até que uma moça maravilhosa entrou e se sentou na mesa que ficava ao lado da minha.
Ela estava sozinha, provavelmente estava esperando por alguém e eu torcia para que ela fosse uma acompanhante de luxo e eu pudesse tirar as minhas dúvidas, podendo talvez me aventurar neste caminho.
Levantei da mesa de onde eu estava e perguntei a moça se poderia sentar com ela, avisei que seria breve para não atrapalhar o seu “encontro”. Ela se identificou como Manoela, na verdade ela era uma acompanhante de luxo, me contou sua rotina, como foi sua transição e todos os desafios da profissão. Ela era belíssima, alta, negra, dos cabelos mais lindos que já vi, um Black Power dourado que a deixava parecendo uma atriz de Hollywood. Seus olhos eram cor de mel, suas unhas em tom perolado davam um ar luxuoso ao traje de seda fina que embelezava seu corpo, seus lábios pareciam uma fotografia de alguma clínica de estética, eu nunca havia me deparado com uma beleza como a dela.
Manoela me contou que não quis retirar o membro masculino pois eles eram um atrativo no meio da prostituição, que muitos homens optam por encontros com ela justamente por ela ser uma mulher trans. Eu estava me sentindo atraída por aquela mulher, que na ocasião estava ali por diversão, não era seu horário comercial. Passei a noite toda batendo papo e bebendo com ela enquanto ela me explicava detalhe por detalhe como aconteciam os programas. Passei o meu número para ela e me coloquei à disposição para o serviço sexual.
Eu sabia que dali em diante minha vida mudaria por completo. Não conseguia imaginar qual seria o valor do meu programa, apesar dos valores que ela já havia me dito serem possíveis eu não sabia o que escolher, mas taxar o preço é que seria o diferencial para sustentar a minha fantasia. Tudo precisaria acontecer de uma forma discreta, minha família jamais poderia ter alguma noção de algo parecido envolvendo o meu nome.
Combinamos tudo de uma forma muito sigilosa, confiei a Manoela o meu contato de whatsapp para que ela pudesse me indicar para um possível cliente.
No outro dia eu resolvi visitar o shopping para comprar vários modelos novos de lingerie, segundo a minha nova amiga, isso faria diferença no meu cartão postal, estar vestindo uma bela lingerie iria destacar o meu potencial feminino. Comprei várias cores e já estava em frente ao espelho me preparando para essa nova experiência. Eu estava realmente cheia de tesão e ardendo de desejo por dentro pensando em como iria ser essa nova experiência de dar por dinheiro e por isso estava me masturbando a dias enquanto pensava na infinidade de possibilidade do que poderia acontecer.
Uma semana após o meu encontro com Manoela, recebi uma mensagem de um homem a respeito da minha disponibilidade para um encontro. Seria esse o meu primeiro programa. Eu estava com medo do risco e animada com o novo desafio. Só de imaginar aquela cena toda acontecendo eu chegava a melar a minha calcinha. Isso de fato era algo que eu já queria há um tempo. Ter 36 anos ainda deixava o desafio ainda mais gostoso, afinal geralmente os homens gostam de meninas mais jovens e não de uma “coroa” na mesma idade que eu.
Conversei durante uma hora com o cliente, combinamos o dia, local e horário. Eu estava tremendo só de imaginar como seria a minha primeira vez, realmente o sentimento que passava pela minha mente é como se eu fosse perder a minha virgindade naquele encontro. Ele era um empresário que estava de passagem na cidade e queria uma Cia para um jantar de negócios.
Na banheira da minha suite preparei o banho mais caprichado de todos os tempos, joguei pétalas de rosas, tomei meu espumante preferido, peguei meu vibrador e me masturbei para entrar no clima e me sentir mais solta, eu estava queimando de prazer.
Me aprontei de forma provocante, vesti um vestidinho longo preto, prendi o meu cabelo deixando um fio solto de cada lado, passei um batom em tom de vinho e coloquei algumas jóias delicadas, eu estava realmente maravilhosa para aquela situação toda que iria rolar.
Chegando ao local combinado fui recepcionada da melhor forma, minhas mãos estavam suando frio, minhas pernas tremiam e a insegurança era minha única certeza naquele momento. Encontrei com o cliente, ele era um homem muito rico, em torno dos seus 60 anos.
Saímos e fomos para o hotel que ele estava hospedado. Suas mãos firmes foram logo arrancando a minha roupa, sua pegada avassaladora foi me dominando pouco a pouco. A posição que eu mais gosto é de 4, ele me invadia com muita força, cuspia na minha buceta e metia gostoso. Ninguém diria que aquele homem tinha 60 anos, seu pau perfeito comeu meu cu como nenhum outro homem mais novo havia comida antes.
Ele me pediu para fazer oral, dei aquela mamada babada com muito capricho que lambuzou seu pau da cabeça as bolas. Ele montou em cima de mim e esfregou a cabeça do cacete no meu clitores até eu gozar gostoso de prazer.
Manoela havia me dito que tesão não é sentido em todos os programas, mas que alguns homens nos fazem ficar com as pernas bambas. Este homem era um exemplar deste. Ele gozou depois de uma hora transando, jogou seu leite todo pelos meus peitos.
No outro dia logo pela manhã ele pediu ao seu motorista para me deixar no meu apartamento. Não posso negar que adorei a sensação de ser comida por dinheiro e no dia seguinte já liguei para Manoela dizendo que ela poderia passar meu contato novamente para qualquer outro cliente possível, pois eu queria viver mais daquilo.
Enviado ao Te Contos por Raquel
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Sobre os Primordiais - Ponto e Tálassa, os Mares.
Dando continuidade a nossa série de posts sobre os protogenoi, os Deuses Primordiais, desta vez focando em duas deidades interessantíssimas que encarnam aspectos poderosos da existência: Tálassa e Ponto, os Mares.
Descritos pelo ilustre Hesíodo como as Potências mais antigas dos oceanos, Ponto e Tálassa são os genitores de todas as criaturas do mar, principalmente os peixes. Juntos eles personificam o próprio elemento líquido e a vastidão oceânica, misturados eternamente. Ambos Deuses são descritos como pais dos daimones chamados de telquines, descritos como divindades com cabeça de cão e corpo de foca responsáveis pela invenção da metalurgia e pela forja da temível foice de Cronos, o Rei dos Titãs. Zeus, nas narrativas escoliásticas e do romano Ovídio, os teria punido por seu uso maligno de mágica e jogado-os ao Tártaro.
Nos mosaicos greco-romanos Tálassa é representada como uma mulher maternal vestida em algas, com chifres que imitam as pinças de um crustáceo e portando um remo na mão, já Ponto é representado como o rosto de um homem maduro e barbado emergindo da água, com pinças de crustáceo como chifres e cabelos nas cores do mar.
Ponto em si é descrito como o pai, junto a Gaia, a Mãe-Terra, de diversos Deuses do mar: Nereu, o Velho dos Mares, oráculo marítimo e Deus dos peixes; Taumante, Deus das maravilhas do mar; Fórcis e Ceto, Deuses dos horrores marítimos, monstros das profundezas e baleias e Euríbia, Deusa do poder de dominar os mares.
Os nomes deles em si são variações da palavra mar em grego antigo. De modo interessante, Tálassa é descrita pelos órficos em seu hino como mãe de Afrodite, deidade nascida da união das partes retalhadas da genitália de Urano, o Deus-Céu, atiradas ao mar.
E embora ao menos um destes protogenoi contem com um hino, os relatos de culto de ambos são escassos nas fontes mais confiáveis, aparecendo mais em representações poéticas como a antiquíssima Teogonia ou o tardio Dionisíacas, do escrito grego Nono. Suas funções e aspecto também são curiosamente replicadas pelos titãs Oceano e Tétis, descritos como pais dos rios da terra, dos seres marítimos e de diversas divindades, as oceânides.
Mesmo assim, há fragmentos de preces e descrições de Pausânias que apontam para a presença de Tálassa em templos dedicados a Poseidon. Nos escritos da Haliêutica, um guia de cinco livros sobre a arte da pesca em escrita símile ao estilo de Homero, o escritor greco-romano Opiano descreve uma prece para os Deuses do mar (Daimones Thalassoi), incluindo Tálassa entre eles.
Por fim, findamos mais um post sobre os Deuses Primordiais que compõem nosso mundo e espiritualidade politeísta. Paz a vós!
Hino Órfico a Tálassa, tradução de Rafael Brunhara.
"A ninfa do Oceano eu chamo, Tétis de olhos glaucos, soberana de escuro véu, corredora ondeante, com brisas de doce sopro pulsando pela terra, quebrando em praias e abrolhos as suas vastas ondas, na calmaria de moventes tenros turbilhões, (5) exultante de navios, umente nutriz de feras, mãe da Cípris, sim; e mãe das Nuvens trevosas, e das fontes florescentes em que fluem as Ninfas; Ouve-me, Deusa multi-insigne; prouvera ajudes, benfazeja, enviando bons ventos aos navios de reto curso, ó venturosa. (10)"
Trecho da Haliêutica de Opiano, tradução livre.
"Sê misericordioso comigo, tu que és rei no trato do mar [Poseidon], filho governante de Cronos (Cronos), Cinturão da terra, e sê misericordiosa tu mesma, ó Thalassa (Mar), e vós, deuses que no mar ressoante tendes a vossa morada (Daimones Thalassai); e concede-me contar sobre os teus rebanhos e tribos criadas no mar."
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"En 1967 cruce la meta yo sola...
hoy la vuelvo a cruzar con 22mil mujeres más".
En aquella época se creía que las mujeres no podían correr esas distancias.
Si ya deporsi era raro ver correr a alguien solo "por recreación" ahora imaginen ver correr a una mujer en un momento de la historia en donde el hombre y la mujer no podían salirse del rol que jugaban.
La historia de Kathrine es sumamente inspiradora y quisimos recordarla hoy.
#Díainternacionaldelamujer.
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22. IKK BB Berliner Firmenlauf by Pascal Volk
#Europe#Germany#Berlin#Berlin Mitte#Tiergarten#Straße des 17. Juni#22. IKK BB Berliner Firmenlauf#Langstreckenlauf#Long-distance running#Carrera de larga distancia#Straßenlauf#Road running#Correr por carretera#Laufsport#Runner#Läufer#corredora#recta final#Zielgerade#home straight#People#Menschen#Leute#Street Photography#Spring#Frühling#Primavera#Canon EOS R3#Canon RF 70-200mm F2.8L IS USM#70mm
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Hazaña rarámuri: Corrieron 550 km y lograron podio en The Speed Project en Las Vegas
Seis atletas rarámuris subieron al podio en la carrera “The Speed Project” en donde recorrieron 550 kilómetros en relevo, durante tres días, desde Los Ángeles, California, hasta Las Vegas, Nevada. Las corredoras culminaron en la tercera posición este 31 de marzo.
El equipo de relevos rarámuri fue integrado por: Yulisa Fuentes (25 años), Isidora Rodríguez (46), Lucía Nava (27), Argelia Orpinel (40), Rosa Ángela Parra (29) y Verónica Palma (34).
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2. conhece a luz?
tw: tiro e menção a religião, quero dizer desde já que minha intenção jamais vai ser ofender a ninguém, é tudo para a narrativa.
espero que gostem, perdoem os possíveis erros e boa leitura ♡
Jeno nunca foi bom com trabalho em equipe. Sempre trabalhou muito melhor sozinho, desde seus anos no ensino fundamental da escola, até em sua carreira como policial. Ter como responsabilidade apenas as suas próprias ações e sua integridade física faziam as coisas fluírem com mais facilidade, realizava suas missões mais rápido e sempre com excelência. Se alistou no exército muito cedo, batalhou em nome do país antes de decidir que preferia, definitivamente, servir em casos mais específicos e aí entrar na polícia da cidade. Em um cenário ideal o Lee sonhava com o dia em que o coronel reconheceria aquilo, que ele não precisava de outra pessoa quando era tão melhor sem companhia. Jeno não tinha um bom histórico com parceiros, quase todos eles desistiam da missão na metade caso fossem designados a trabalhar com o rapaz. Com exceção de Jaemin, o tenente Na foi o primeiro a aprender como lidar com todo o individualismo acerca dele. Precisou, sim, de bons meses até que passassem um único dia sem discutirem sobre as m��nimas situações e entrassem em consenso pela primeira vez, mas os tempos ruins não resistiram a amizade que os dois criaram. Então, além de serem a melhor dupla do batalhão, viraram, também, melhores amigos.
E diferentemente do Lee, você era uma líder nata. Desde a época em que se formou, sempre fora acionada para liderar operações em grupo, poucas delas as que não foram totalmente bem sucedidas. Tinha uma óbvia facilidade em tomar controle das situações e em designar funções, também não tendo problemas em seguir ordens quando necessário. Começou o seu treinamento quando ganhou uma bolsa para se alistar na marinha e logo foi transferida para as forças armadas e então, indo atuar no batalhão local. Tinha uma bagagem profissional que te permitia, de fato, experimentar todas as posições que se eram possíveis ocupar.
O problema inicial de operar juntamente do tenente Lee era justamente o fato de serem incompatíveis. Você tinha mesmo tendência a ceder e ouvir opiniões alheias, mas isso valia principalmente quando o outro lado se propõe a ouvi-lá também. O que obviamente não era o atual caso. Jeno era a teimosia em pessoa, é irredutível e não abre mão das suas próprias ideias com facilidade. E perceber tudo isso em primeira mão estava te enlouquecendo.
— Não ache que eu concordei com isso porquê é a melhor opção — o Lee aponta o indicador na sua direção — Só porque é a mais fácil.
— Idiota da sua parte admitir isso — você responde desviando do dedo dele e continuando a andar.
Duas noites de rodovia depois, vocês conseguiram finalmente entrar na cidade de Jung-gu. Era tudo um mar de quietude e prédios abandonados, todas as coisas possíveis estavam reviradas e não havia uma só alma viva além de vocês caminhando pelas redondezas.
E assim que chegaram entraram imediatamente no embate de como iriam até a igreja, a pé ou de carro. Você ficou bons minutos argumentando sobre como deixar o carro em um lugar estratégico e irem andando até lá era, definitivamente, mais prático do que dirigirem para todo canto que forem. Jeno, claro discordava.
— Quero só ver se a gente precisar sair correndo — ele diz — Torça para que isso não seja necessário.
— Não sei você, mas eu corro bem — se gaba e então para de andar, puxa o pé direito e estica a perna para cima, colocando o pé acima da cabeça — Antes de me alistar eu fui corredora por dez anos, não sei se sabe.
Jeno revira os olhos e te dá as costas.
— Você é muito exibida, Borboleta, isso sim — acusa — Se quando voltarmos esse carro não estiver mais lá eu nem sei o que sou capaz de fazer com você.
— Primeiro que pra pegarem o carro precisariam da chave, que está comigo — volta a acompanhá-lo — Segundo, quem exatamente vai tentar pegar o carro?
Jeno dá de ombros.
— Acha mesmo que não tem mais ninguém aqui?
— Não me surpreenderia, pelo menos pelas ruas — você olha ao redor, vendo os prédios e fachadas das lojas ou fechadas, ou destruídas — Mesmo que, a essa altura do campeonato, duvido que todo mundo ainda respeite a lei marcial.
— Eu não respeitaria — o Lee fala e você o mira com uma sobrancelha arqueada — Pelo amor de Deus, fazem dez meses desde que tudo desandou e nenhuma providência foi tomada. Nada que desse o mínimo de esperança para as pessoas, é de se esperar que comecem a buscar por sobrevivência.
— É, mas viemos para cá justamente por ser umas das cidades mais atrasadas do país na contaminação, enquanto o restante do país está doente há dez meses aqui tudo começou a se perder faz apenas cinco — aponta — Justamente esse mínimo de esperança que está dizendo. Ainda deve ter pessoas por aí que resistiram ao vírus.
— Ingênuo da sua parte pensar assim — desdenha e então olha para você — Mesmo que a proliferação não tenha sido tão rápida quanto as cidades maiores, o pânico já estava instalado. Qualquer sinal de infecção abre brecha pro desespero e pra inconsequência.
Sabe que ele não está de um todo errado, presenciou pessoalmente como o pânico e o medo podem ser, por vezes, mais prejudiciais do que o próprio vírus. Juntamente com a desinformação, isso tudo era o pacote completo de como fazer um apocalipse progredir para o fim do mundo.
Não demorou muito mais para que vissem a cruz alta acompanhada de toda a grandiosidade que acompanha o exterior das igrejas católicas. O lugar obviamente se destacava no meio dos outros imóveis por perto e estava quase intacto, com exceção de alguns vidros quebrados. Os portões estavam fechados e nenhum som saía para o lado de fora, tudo aparentemente silencioso.
— Coronel mandou que a gente viesse aqui porque tem um porão de desabrigados nos fundos e pode ser que alguém ainda esteja vivo — você diz e Jeno assente — Então precisamos ser cuidadosos na hora de entrar. Eu abro a porta e vejo se está tudo limpo para seguirmos, você vem logo depois para me dar cobertura enquanto eu desço na frente.
— Não me diga o que fazer — ele responde com uma cara de poucos amigos te fazendo revirar os olhos. Vocês estão um em cada lado dos portões da igreja, encostados nas extremidades prontos para abrir assim que fosse necessário — Melhor que eu entre depois que você abrir, se precisarmos arrombar vai fazer muito barulho.
— Ok — concorda e olha para o taco que ele está segurando — Está com o revólver que eu te dei? Sem ofensas ao seu taco.
Ele bufa.
— Sim, estou — Jeno olha para a metralhadora que você tem em mãos e franze o cenho — E qual a necessidade de trazer uma arma tão grande? Não precisa de tudo isso.
Você dá de ombros e sorri de canto, convencida. Respirando fundo, se preparam e ele acena em sua direção, indicando que está pronto. Você, então, se esquiva um pouco para trás e dá um chute certeiro no portão da igreja, fazendo assim com que ele se abra imediatamente. Jeno logo se coloca para dentro, averiguando como está a situação, e alguns segundos depois acena com a mão para que você entre também, e assim o faz.
Quando estão do lado de dentro não há muito para se observar, o que os surpreende, já que esperavam serem recebidos pelo menos por alguma praga. Os bancos estão intactos, enfileirados, inteiros. A igreja ainda tem o mesmo aspecto que deveria ter antes dos infectados e uma única faixa de luz entrava por um dos buracos de vidro quebrado. Se separando de Jeno, você indica que ele vá pela outra extremidade enquanto examinam a área com cuidado, estranhando que tudo estivesse tão quieto. Tão normal.
Do outro lado, Jeno percebe antes. Abaixo do altar, ajoelhado e com o corpo curvado para frente, um homem com uma batina de padre está murmurando o que parece ser uma oração, mas não tem como ter certeza porque não consegue ouvir com clareza. Arregalando os olhos na sua direção e apontando com a cabeça Jeno te mostra e você vê. Para de andar no mesmo instante, abruptamente.
Ambos tinham consciência de que precisavam estudar o que dizer para não assustá-lo, até porque não tinham como saber se ele era uma ameaça ou não – mesmo vocês estivessem armados e em maioria. Mas, aparentemente, a comunicação não-verbal entre você e Jeno falhou, já que ele se aproximou do indivíduo e encostou a ponta do taco na cabeça dele.
— Mãos onde eu possa ver ou vou estourar a sua cabeça — diz ele com a grave e autoritária.
Você imediatamente se irrita com a postura que o rapaz assume e se aproxima do lugar em que eles estão, olhando na direção de Jeno com uma expressão indignada. "Esse imbecil..."
Entende, porém, que uma vez que o Lee se imponha, não pode recuar e precisa manter sua imagem tão intimidadora quanto. Por isso, mesmo que contragosto – já que essa é uma abordagem que você definitivamente não usaria nessa situação –, aponta sua metralhadora na direção do padre também. Ação essa que surpreende Jeno, que te olha de cima a baixo com uma das sobrancelhas arqueada.
— Não ouviu o que ele disse? — usa o seu tom mais firme para falar mas o homem continua da mesma forma, murmurando o que pareciam ser várias palavras desconexas. Seu tenente parceiro percebe que está ficando impaciente quando empurra a bochecha com a ponta da língua e, de repente, destrava a arma, assustando aquele que estava ajoelhado — Mostre a porra das mãos e levanta daí. Devagar.
Mais eficaz dessa vez, ele coloca as mãos tremendo atrás da cabeça e aos poucos se ergue do chão, se virando devagar para vocês e possibilitando que vissem seu rosto. O homem, que deveria ter por volta de seus quarenta anos, tinha uma expressão cansada no rosto e parecia levemente assustado quanto se colocou de pé.
— Não façam nada comigo — diz com a voz sussurrada — Isso não o agrada, de forma alguma.
Você franze o cenho e olha para Jeno, que por sua vez está com o maxilar cerrado.
— Não agrada a quem? — o Lee pergunta, ríspido.
O homem assente diversas vezes com a cabeça e olha para você.
— Tenho comida aqui, se quiserem — esbugalha os olhos na sua direção, te causando uma careta — Vocês vieram me salvar? São os prometidos?
Nota, alí, que o homem deve ser um lunático religioso que está assustado, provavelmente não tem mais noção das coisas ao seu redor. Não duvida que estivesse trancado na igreja desde que tudo começou, seria uma forma completamente válida de sobrevivência. O rosto do homem está pálido enquanto os olhos correm por todos os cantos, agora evitando você e Jeno. Percebendo isso, você faz sinal para que o Lee continue do jeito que está.
— Está sozinho? — pergunta ainda com a arma apontada para ele, os olhos cerrados — A quanto tempo está aqui?
— Nunca abandonei a minha igreja, Ele nunca me perdoaria — e então ele levanta a cabeça e olha para o teto. Você franze o cenho, Jeno também o achando muito esquisito — Precisam me ajudar a sair daqui.
O tenente Lee respira fundo e segura seu taco com apenas umas das mãos, apontando para os portões.
— Foi infectado? — pergunta ao homem que nega, Jeno se aproxima ainda mais — Como eu vou saber se posso confiar em você?
— Não quero morder vocês. Não sinto fome, nem sinto calor — responde parecendo muito aflito e se ajoelha outra vez, de repente — Tudo que eu peço a vocês é que poupem a minha vida. Sejam misericordiosos e Deus os levará a graça eterna.
— Que papo torto do caralho... — você resmunga e abaixa sua arma, se afastando dos dois. Anda em círculos com as mãos na cabeça, pensando no que fazer. Jeno pigarreia para chamar sua atenção, que se vira para ele — O que a gente vai fazer com esse cara?
— O que você acha? Temos que levar ele junto, até a academia pelo menos — responde como se fosse óbvio — Lá vão saber o que fazer com ele.
— Ficar de babá pra você já é uma merda, pra você e pra esse maluco é demais pra mim — aperta os olhos e a ponte do nariz entre os dedos, logo ouve Jeno indignado.
— Você é intragável — nega com a cabeça e volta a olhar para o padre — E você vai vir com a gente.
Com as mãos juntas em frente ao corpo e os olhos fechados, ele assente alguma vezes e começa a sussurrar o que agora você reconhece ser uma oração em latim, mas não entende uma só palavra do que ele diz.
— Temos que ir até o porão — diz ao outro tenente por cima da voz sussurrada — Ver se tem mais alguém aqui.
— Vai, eu fico de olho nele.
Então, de maneira tão repentina como antes, o padre para de orar e te olha. A forma em que ele está posicionado, de joelhos e exatamente sob o único feixe de luz que entra na igreja, faz parecer que os olhos dele brilham ao olhar para você, quase como se ele te adorasse. Viu muita coisa em todos os seus anos de vida, muita coisa nos meses de apocalipse, mas nunca presenciou nada daquele tipo. Em outras circunstâncias, isso seria assunto das cervejas de fim de semana no bar.
— Você quer conhecer a luz? — ele te pergunta — Na bíblia diz que " Aos justos nasce luz nas trevas; ele é piedoso, misericordioso e justo. E a luz resplandece nas trevas, e as trevas não a compreenderam. " Você quer conhecer a luz?
— É cada um que me aparece — dá as costas aos dois e vai em direção aos fundos igreja.
Apesar de não se considerar muito religiosa, frequentou a igreja católica durante alguns anos, muito por influência da sua família. Mas tudo o que sabia sobre as estruturas da igreja era o que via da parte externa, então não saberia dizer se o lugar que estava entrando era algo comum ou era uma particularidade daquela em específico. Quanto mais andava e mais adentrava, menos a luz chegava aos fundos e aos poucos a escuridão ia te engolindo. Em certo ponto já não conseguia mais ouvir Jeno e o padre, parecia estar em um grande vazio. Apertou a arma entre seus dedos e a posicionou apenas por precaução, já que não conseguiria enxergar o seu suposto alvo. Com o coração acelerado e as mãos suadas, você sente uma superfície lisa aparecer na sua frente, corre as mãos sobre ela com cuidado e um pouco mais abaixo tem uma maçaneta. Assume, então, que achou uma porta e essa que deveria finalmente dar no porão. Sentindo sua respiração pesada, você gira a maçaneta e abre a porta.
— Ele vai vir me salvar — murmura o padre, o corpo balançando de trás para a frente — Vai me levar para a luz.
Jeno franze o cenho. Conheceu pessoas de todos os tipos ao decorrer da vida e nenhuma delas o fez questionar tanto o conceito de sanidade quanto aquele homem.
— Que luz é essa que você tanto fala? — decidiu perguntar e o viu começar a rir.
— A luz — um sorriso aberto surge em seus lábios, as mãos se levantando para o céu — Nós estamos na luz! Somos iluminados!
— Eu, hein... — deu dois passos para trás — Se nós já somos iluminados, por que "Ele" — fez aspas com os dedos — Vai te levar para a luz de novo?
O padre desvia os olhos do teto e os direciona ao tenente.
— Ele vai me levar para a luz eterna. Quero brilhar para o todo e eterno sempre — e então como se algo o estivesse chamando, ele se vira na direção do lugar em que você entrou — Não quero entrar na escuridão.
— É mole? — ri soprado.
— Eles estão na escuridão. Deus não vai os perdoar — diz e arregala os olhos lentamente, ainda focado no mesmo ponto — E ela acabou de entrar na escuridão.
O sorriso de Jeno some no mesmo instante e dá lugar à uma expressão confusa, beirando a incomodada. Mira, então, o mesmo lugar que o outro olha fixamente. Ecoando por todas as paredes e as fazendo vibrar, eles ouvem um disparo e pulam de susto.
— Puta merda — murmura o Lee, inquieto. Não sabe se vai atrás de você, mesmo que tivesse certeza de que sabe se cuidar sozinha, ou se continua vigiando o padre. E o padre, por sua vez, age mais rápido quando aproveita da distração de Jeno e se levanta, saindo correndo em direção aos portões da igreja.
— Luz! Luz! Luz! — grita enquanto sai e desaparece nas ruas.
Jeno até pensa em seguí-lo, mas desiste da ideia assim que ouve o segundo disparo. E o terceiro, e o quarto, e o quinto. Então tudo se silencia outra vez. O rapaz corre até onde você está e segura firme o taco de basebol, atento a qualquer coisa que aparecesse. E aparece de fato, ele precisa ser ágil para acertar de forma certeira a cabeça da praga que corre desesperada em sua direção, a arremessando "sem vida" para longe. Jeno olha para o corpo sentindo sua respiração acelerada.
Você aparece logo atrás, ressurgindo da tal escuridão. Parece cansada enquanto segura a arma com uma das mãos, o cabelo desgrenhado e indo até ele em passos arrastados. Quando já estão frente a frente e o outro consegue ver os respingos de sangue no seu rosto, você bate com a mão desocupada no ombro dele e diz entre dentes:
— Lunático filho da puta.
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Algo na forma em que os acontecimentos do dia se seguiram te faziam sentir que estava prestes a explodir. Mesmo agora, meia hora de carro depois, seu pé ainda batia freneticamente no estofado do banco do carona enquanto ouvia Jeno falar, ainda se sentindo ansiosa como se algo fosse acontecer a qualquer momento e você estivesse despreparada.
— E então ele disse que você também tava na escuridão — o Lee conta — E sabe, eu entendi na hora o que isso significava.
— Seguindo a lógica do que ele tava falando... — você dá uma risada — Lógica. Isso não é uma palavra que se encaixa exatamente nesse contexto, né.
— O que você achou no porão, afinal?
Assim que abriu a porta e foi engolida pela escuridão de vez, demorou alguns segundos até que algo acontecesse. Não conseguia enxergar nada lá dentro, mas seus ouvidos eram treinados e sensíveis o suficiente para identificarem os grunhidos tão familiares e os sons de dentes se chocando, e logo percebeu que estava cercada. Infelizmente, o escuro tende a ser o melhor aliado das pragas que ganham confiança quando os vivos não conseguem ver o que está bem diante dos olhos. Através da pouca iluminação que entrava pela porta aberta, seu coração parecia ter parado de bater por uma fração de segundo quando reconheceu seis silhuetas se contorcendo, preenchendo a sala. É ágil em atirar na direção da primeira praga que te nota e corre até onde você está, o barulho ecoando por todo o lugar e chamando a atenção dos próximos infectados.
— Você matou a última, a que saiu correndo — termina de explicar e se espreguiça. — Isso tudo acabou sendo inútil.
Jeno concorda com a cabeça.
— Acho que vai servir de esquenta. Duvido que isso seja a pior coisa que vamos ter que lidar.
Confirmando o que já tinham ciência antes, passariam a maior parte da operação dentro daquele camburão em movimento. Acabaram de deixar o primeiro destino de vocês e ainda enfrentariam longos dias e noites mais longas ainda, realmente. Só pensar naquilo fazia sua cabeça doer.
— Preciso recarregar minha arma e logo mais vamos precisar abastecer.
— E logo mais você quem vai dirigir — Jeno avisa. Você arquea uma sobrancelha diante da convicção com que ele diz.
— Pensei que duraria mais quando se prontificou a ser o motorista da operação — provocou com um tom de escárnio — Você é muito mandão. Não sei porque acha que eu faria alguma coisas que você "manda" — faz aspas com os dedos — só porque tá me mandando fazer.
— Eu dirigi por quase quarenta e oito horas, caso não se lembre, Borboleta — responde — O mínimo que pode fazer é dirigir também, por um diazinho que seja.
— Você fala como se eu não tivesse feito nada — aperta os olhos enquanto o olha, que te ouve sem se dar ao trabalho de reagir a qualquer coisa que diga — Fui cercada por pragas que estavam seis vezes em vantagem. Matei quase todas e saí viva. Você nem conseguiu segurar aquele doido.
Jeno abre a boca, ofendido.
— O que exatamente faríamos com ele? Carregá-lo por aí como símbolo da nossa parceria e companheirismo? — ele pergunta de forma retórica — Ía ser só mais um fardo pra carregar.
— Não me estranha que tenha durado tanto tempo no exército se é assim que trata as pessoas — você murmura, desviando o olhar para a janela e olhando para o lado de fora que passava como um borrão.
— Você não sabe nada do meu tempo no exército, Borboleta.
Percebe como tom de voz dele muda, saindo do habitual que usava sempre para te irritar e brigar com você para um mais profundo e, definitivamente, menos aberto a retaliações. Acabam sustentendo um silêncio depois que Jeno encerra o assunto, ele na função de dirigir e você recarregando a munição das armas que trouxe. De repente, ouvem o walkie-talkie chiando no porta-luvas.
"Coronel na linha, aguardando contato, câmbio."
Se entreolhando você pega o aparelho e aperta o pequeno botão na lateral para falar também.
— Estamos ouvindo, coronel — é o que responde.
"Estou checando vocês pelo rastreamento, tenentes. Acabaram de deixar a igreja, correto?" Murmura em concordância e o ouve continuar falando. "Como seguiu a operação?"
— Ninguém lá, apenas infectados — Jeno diz — Tomamos controle da situação e saímos de lá.
— Eu tomei controle da situação — intervém e o Lee revira os olhos.
O coronel pigarreia do outro lado da linha. "Presumo que estejam a caminho da creche de Sunvylle. Assim que chegarem façam uma varredura também, não tivemos registros de crianças lá. Vivas, infectadas ou mortas. Mas antes de irem, vou pedir para irem a outro lugar primeiro."
Seus olhos imediatamente se fecham e sua respiração se engata na garganta, não sabia se queria continuar ouvindo o que o coronel tinha a dizer, muito menos se acataria o tal pedido.
"O Hospital Católico Universitário de Daegu."
E agora a respiração que antes prendia se liberta, alta e carregada. Jeno, não reagindo menos que você, bufa e passa as mãos pelo rosto, ambos nada contentes com o que tinham acabado de ouvir.
— Em Nam-gu? — ele pergunta, exasperando quando o outro confirma — Isso é loucura.
"Vocês não precisam procurar não-infectados no hospital, tenentes. Tudo que precisam pegar é o prontuário de Kwon Eunha e levarem até a academia."
Seu cenho se franze em confusão.
— Coronel, com todo respeito, não acha que deveria ter mandado uma equipe para fazer isso? — começa a falar, a indignação surgindo gradativamente — Porque, sinceramente, tudo que está nos mandando fazer seria infinitamente melhor realizado se feito por mais pessoas. Não que eu duvide da minha capacidade, mas mandar que apenas duas pessoas atravessem o país atrás de algo que você faz tanta cerimônia para explicar do que se trata, faz parecer que nos trata como fôssemos descartáveis.
"Não é disso que se trata, tenente." Ele tenta, mas você o interrompe.
— Mesmo? Então do que se trata? — ri soprado — Fica inventando motivos para nossa viagem ser mais longa, inserindo obstáculos desnecessários. Igual fez com o tenente Na quando mandou que ele deixasse a esposa grávida sozinha e fosse até a zona de quarentena só porque precisava dele. Quer que a gente vá até a creche, porque? Disse agora mesmo que sequer temos registros de alguém que ainda esteja lá. E agora nos mandando mudar a rota para pegar uma droga de prontuário. E quem diabos é Kwon Eunha?
Jeno te assiste esbravejar de olhos arregalados, sem se intrometer. Não que tivesse problemas em enfrentar o coronel, muito pelo contrário, tinha mesmo fama de ser indelicado e inconsequente, a única coisa que o mantém no batalhão sendo sua excelência no trabalho que executa. Porém, o surpreende que você exponha toda a sua insatisfação de maneira tão direta. Precisa esconder sua, positiva e inesperada, surpresa enquanto te ouve quase gritar para o walkie-talkie.
Uma pause divide suas palavras da resposta do coronel. Você respirando fundo e se recuperando, o coronel decidindo que ignoraria a maior parte das coisas que você disse e focando no que sabia que seria o suficiente para convencê-los do que havia pedido.
"Kwon Eunha é quem pode dar um fim a tudo isso." diz, sua voz começando a falhar pelas interferências do aparelho "De onde tiraremos a amostra da possível cura para o apocalipse."
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