#coro de la asociación de amigos del teatro de la maestranza
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El Femás del Mesías
[El Collegium 1704 clausurará el Femás en el Maestranza la mañana del Domingo de Ramos. / D. S.]
La 41 edición del Festival de Música Antigua de Sevilla ofrecerá 21 espectáculos diferentes entre el 1 y el 24 de marzo en dos sedes principales: el Espacio Turina y la iglesia de San Luis
Como todos los años, tarde y por tanto mal, se ha presentado la programación del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS) que en su cuadragésima primera edición sigue sin contar con una mínima estructura organizativa propia (así que de dotarlo de más presupuesto o de pensar en crear en torno a él una Fundación o una figura jurídica singular que lo proteja de los vaivenes políticos ni hablamos), lo que lastra de forma incomprensible el desarrollo de uno de los certámenes culturales más antiguos de la ciudad y de los que mejor representan su idiosincrasia en el terreno de las artes, ya que aquí se creó el primer departamento de música antigua en un conservatorio español, aquí florecen algunos de los conjuntos de música antigua más importantes del país y aquí ha arraigado una asociación de amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla con un millar de miembros. Como oír llover.
El Femás de 2024 repite la experiencia del pasado año: su clausura en el Teatro de la Maestranza en la mañana del Domingo de Ramos (24 de marzo). Si en 2023 fue con la Pasión según San Mateo de Bach, este año será con El Mesías de Haendel, una obra que, por una costumbre importada de Estados Unidos, suele interpretarse vinculado a la Navidad, pero que en su origen británico se ofrecía en torno a la Semana Santa y la Pascua. La interpretación correrá a cargo del Collegium 1704 de Václav Luks, el gran conjunto barroco checo, que había pasado ya por la muestra. Por ello, posiblemente el mayor impacto del Festival tenga lugar unos días antes (el martes 12 de marzo), también en el Maestranza, cuando el coro y la orquesta musicAeterna debuten en la ciudad de la mano de su fundador y director Teodor Currentzis para ofrecer un gran programa mozartiano que arranca con el Concierto para piano nº24 en do menor y tendrá como plato fuerte el Requiem. Formado principalmente en Rusia –como su conjunto– el griego Currentzis se ha hecho célebre y prestigioso en todo el mundo por sus audaces planteamientos musicales.
[Teodor Currentzis al frente de musicAeterna / ALEXANDRA MURAVYEVA]
El Festival arrancará el 1 de marzo en el Espacio Turina con un intenso programa de madrigales monteverdianos, que incluye el Combattimento de Tancredi e Clorinda, ofrecido por el conjunto La Fonte Musica, también debutante en la muestra y conocido hasta ahora sobre todo por sus acercamientos a la música medieval. Otros dos conciertos tendrán a importantes figuras internacionales del canto como protagonistas; serán en concreto dos contratenores: Max Emanuel Cencic es ya conocido de Sevilla y vendrá con un programa dedicado a músicas escritas para el castrato Senesino con el acompañamiento de la {Oh!} Orkiestra, el conjunto polaco de singular nombre que dirigirá desde el puesto de concertino Martyna Pastuszka (9 de marzo); menos conocido y nuevo en la ciudad, Valer Sabadus se acercará a un repertorio no demasiado diferente con el apoyo del Venice Baroque Consort (15 de marzo), el grupo de cámara de la Orquesta Barroca de Venecia que fundó Andrea Marcon, reciente triunfador con Alcina en el Maestranza.
[El contratenor rumano Valer Sabadus / GREGOR HOHENBERG]
El otro gran nombre internacional del Festival de 2024 es el de Il Giardino Armonico (21 de marzo), que regresa a Sevilla esta vez junto al violonchelista y compositor Giovanni Sollima, que no sólo participa como solista con su cello, sino que ofrece también música propia, pensada para los instrumentos antiguos. Otros dos conjuntos extranjeros debutan en el festival: los noruegos de la Orkester Nord (16 de marzo), nombre algo equívoco, ya que es un grupo preferiblemente vocal, que a Sevilla viene ofreciendo una de sus grabaciones más exitosas, Vida y Pasión de Cristo, un programa construido a partir de seis cantatas del poco conocido maestro alemán del siglo XVII Augustin Pfleger, y el consort de flautas traveseras Phaedrus (23 de marzo), que hará un programa en torno al instrumento en la Inglaterra de Enrique VIII.
El resto del Festival lo ocupan grupos y solistas que de un modo u otro han pasado ya por la muestra, prácticamente todos españoles. Entre ellos, Musica Ficta (10 de marzo), que hace un programa de polifonía de Victoria y Palestrina, o L’Apothéose (7 de marzo) un aún joven grupo madrileño, de notable prestigio exterior, que viene acompañado por algunos solistas internacionales bien conocidos en la ciudad, como la flautista Dorothee Oberlinger, para un monográfico dedicado a Telemann. El laudista Daniel Zapico (2 de marzo) presentará su disco Au Monde, centrado en el laúd francés, y la soprano Marta Matheu (6 de marzo) vendrá con un grupo creado ad hoc en torno al Festival de los Pirineos para un programa de compositores catalanes. Desde Madrid llegarán también el contrabajista Ismael Campanero acompañado por el clavecinista Daniel Oyarzabal (13 de marzo) e Ímpetus, el conjunto del clavecinista Yago Mahúgo (20 de marzo) para ofrecer las Piezas de clave en concierto de Rameau.
[Martin Wåhlberg, director del conjunto noruego Orkester Nord / OLE MORTEN MELGÅRD]
La contribución sevillana incluye el tradicional concierto de la OBS (22 de marzo), esta vez con Enrico Onofri como solista y director, el violín también solista de Lina Tur Bonet y L'Estro Armonico de Vivaldi como objetivo, un recital de A5 Vocal Ensemble (9 de marzo) y otro de Artefactum (23 de marzo), conjuntos populares en la ciudad, igual que los Ministriles Hispalensis que actuarán al aire libre (Casa de la Moneda, 3 de marzo). La compañía Imperdible de José María Roca repetirá su actuación en la muestra de hace un par de años con un mapping, esta vez proyectado sobre la Torre del Oro dos fines de semana consecutivos (8, 9, 15 y 16 de marzo) El ganador de la beca que ofrece el Femás junto a la Asociación de Amigos de la OBS fue este curso el violonchelista Mateo Murillo, que tocará acompañado por dos pesos pesados de la orquesta (Mercedes Ruiz, Alejandro Casal) el 17 de marzo.
[El contrabajista Ismael Campanero / NOAH SHAYE]
Con todo, la gran apuesta local tendrá como sede el Alcázar (14 de marzo) y reunirá al conjunto canadiense Constantinople, el d��o sevillano de música contemporánea Proyecto Ocnos, la voz de la alcalareña Ángeles Núñez y la electrónica de Alberto Carretero, director musical de un espectáculo en torno a la Sevilla medieval de las tres culturas que junto a piezas de las tradiciones sefardí, islámica y cristiana reúne composiciones escritas por el propio Carretero, que vincula así el espectáculo con su nueva ópera, de tema sevillano (La bella Susona), que se ofrece en el Maestranza escoltando este concierto, ya que se estrena el día 13 y se repite el 15.
[Diario de Sevilla. 15-02-2024]
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El Barbero De Sevilla by Gioachino Rossini, Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza, Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Conductor Giuseppe Finzi
El Barbero De Sevilla by Gioachino Rossini, Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza, Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Conductor Giuseppe Finzi
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“Ha llegado el momento de que el coro del Maestranza se abra a la ciudad”
[Íñigo Sampil. Las fotos son de Belén Vargas, salvo la de una de las funciones de Il Trovatore del Maestranza, que es de Juan Carlos Muñoz]
Cuando cumple nueve años al frente del coro sevillano, el bilbaíno Íñigo Sampil afronta esta semana uno de los retos de la temporada, el segundo concierto de cámara del curso
Después de pasar por la Ópera de Bilbao y de estar tres años como correpetidor y pianista del Coro del Maestranza, Íñigo Sampil fue nombrado en junio de 2010 director del conjunto, el quinto que tiene el coro desde su fundación en 1995 y el que más tiempo lleva en el puesto. "Es sin duda el trabajo más significativo de mi carrera. La responsabilidad y la complejidad de la tarea son importantes. Es un puesto que requiere muchas habilidades. A lo mejor en ninguna de ellas soy especialmente brillante, pero en todas tengo que funcionar. Incluso a nivel político y psicológico. No siempre basta con lo que tú eres, no siempre vale eso, sino lo que transmites, lo que negocias".
-Acaban de terminar las funciones de El trovador de Verdi. ¿Cómo se han saldado desde el punto de vista del coro? -Ha ido bien. Es una obra que cogíamos con muchas ganas. Porque El trovador es la quintaesencia de la ópera. Les he dicho que es como la ópera estándar, pero a la vez es algo único. Es una ópera un poquito extraña, por su argumento, por su carácter sanguíneo. Y es muy variada, para nosotros también. Tiene fortes, a cappellas, tiene partes en las que hay que controlar mucho el color... La hemos trabajado mucho y estamos muy contentos con los resultados. Las críticas han sido muy buenas.
-Las críticas vienen siendo muy buenas desde hace tiempo. ¿El elogio debilita? -En principio, es positivo. Trabajamos mucho, y tener el reconocimiento de la crítica, del público y de los artistas con los que trabajamos te ayuda y te motiva a seguir trabajando, pero es verdad que tiene un punto en el que la gente puede pensar que está todo hecho, y eso es peligroso. En esto de la música en directo, un día que uno no tenga la concentración necesaria, en el sitio más aparentemente tonto y que siempre ha salido bien, puede haber problemas. Eso pasa. Tenemos que mantener la concentración todos los días y con ella, la regularidad. No en todas las funciones de este Trovatore hemos estado al mismo nivel, pero intentamos dar siempre el máximo.
-El próximo jueves ofrecen el segundo recital de cámara de la temporada. Después del que hizo la sección femenina, esta vez será la sección masculina del coro. ¿Echaba de menos estos programas? -Se echaban de menos, sí. Desde el punto de vista del coro es una oportunidad abordar un repertorio que tiene tanta o más riqueza que el repertorio operístico y sinfónico. El repertorio de cámara es una gran experiencia para nuestros coralistas, es un acicate y también una aventura. Tenemos casi 25 años de historia en la ópera, pero esto empieza a andar ahora. Por otro lado, es importante para la cultura de la ciudad. Igual estamos ocupando con estos dos conciertos un repertorio que no se hace tanto. En Sevilla hay mucho grupo barroco, pero este sector del repertorio está algo abandonado. El coro femenino hizo un programa con arpa y música de Brahms, Holst y Britten. El masculino ofrece un programa con obras de Schubert y Mendelssohn dedicadas a la noche. Ese es el hilo conductor, pero el programa tiene una gran variedad temática. Para nosotros es lo más difícil del año. Es un repertorio en el que puedes profundizar y no acabar. Esperamos que sea una experiencia que no termine aquí, sino que pueda tener continuidad.
-¿Es suficiente el repertorio sinfónico que hace el coro? -Me consta que el maestro Axelrod quiere contar más con el coro, pero a veces hay problemas de presupuesto, ya que normalmente las obras que requieren coro también necesitan solistas, a veces solistas de prestigio. Este curso ha estado bien, porque colaboramos en tres obras, hicimos Kaddish de Bernstein, el Réquiem de Mozart en el Amadeus del Lope de Vega y terminaremos con El sueño de una noche de verano. Sin embargo, la temporada anterior no tuvimos programas sinfónicos. Yo estoy comprometido con lo sinfónico. Hago un esfuerzo personal para que haya al menos uno o dos programas al año, porque es importante para la calidad del coro, pero también porque estamos para eso, la ciudad tiene que escuchar esas obras.
-John Axelrod habló en una reciente entrevista de la posibilidad de programar la próxima temporada una Octava de Mahler, que sería la primera vez por la ROSS y la segunda vez en la ciudad. Cómo está eso. -Están los planes, pero se trata de una obra extraordinariamente compleja. Hay cosas que cerrar, de solistas, de ubicaciones, de con qué coros contar, porque nosotros seríamos uno de ellos; el otro tendría que venir de fuera. Se ha hablado, pero a ver cómo se define y se cierra. Si no sale, tenemos algún otro programa sinfónico. Son importantes. El coro crece con ellos. Cuando montamos una ópera, musicalmente vamos creciendo hasta que llega la escena, entonces empieza a haber una cierta inestabilidad, porque hay que adaptarse a muchas circunstancias, los solistas, el maestro, las luces… A veces tenemos que bajar y volver a subir. En el sinfónico se trata de concentrarnos sólo en la música, es siempre subir.
-¿Recuerda algún momento especialmente complicado en estos nueve años, alguno en el que le saliera de dentro un espontáneo "¡madre mía!"? -No recuerdo ningún momento especialmente crítico. Pero madres mías hay dos o tres mínimo a lo largo de la temporada. Mi trabajo es muy fácil de hacer unos días y en otros empiezan a salir problemas por todas partes. Sí recuerdo algunas obras especialmente complicadas. Por ejemplo, en la segunda temporada hicimos el Requiem alemán de Brahms. Yo tenía mis dudas de si era el momento para que el coro lo cantase. Fue una experiencia difícil. Por suerte, lo dirigió Günther Neuhold, y el maestro nos ayudó. Era una obra en que necesitábamos que nos guiasen bien, que lo hiciesen fluido. La experiencia nos sirvió para crecer mucho. El año siguiente hicimos un Réquiem de Mozart con relativa facilidad. Posiblemente si no hubiéramos hecho antes el de Brahms eso no habría sido posible. Fue especialmente duro, porque es una obra kilométrica. La gente no estaba acostumbrada al estilo. Yo sabía lo que quería en cada nota. Otra cosa es que saliese. Esa obra es de las que recuerdo complicadas. Otra fue el Doctor Atomic, muy compleja musicalmente. Hubo que trabajarla, pero el coro la salvó, lo hizo muy bien. También recuerdo Tannhäuser, obra muy larga, que exige mucha energía. A veces hay obras grandes, con grandes masas complejas que necesitan mucho trabajo, pero una vez montadas, las cantas y no se aprecian tanto los detalles, pero el problema de Tannhäuser es que hay que cantarla muy bien, es muy transparente, sobre todo los a cappella, el coro de peregrinos y todo eso. Tuvo su fatiga.
-¿Hay problemas específicos derivados del idioma? Por ejemplo, en el repertorio eslavo. -El repertorio eslavo se hace poco en Sevilla. Hicimos Sarka de Janácek, que no es su ópera más representativa precisamente. Lo más interesante de la obra era casi la música coral, sobre todo la de las mujeres. Lo trabajamos y no salió mal. A veces es más complicado el francés. Es muy difícil de cantar. Es tan importante a la hora de hacer la música, las e abiertas, las e cerradas. Es que la correcta pronunciación es ya música, controlar que una sílaba tenga más peso que otra... Transmitir esto a un coro español cuesta, porque ese nivel de musculatura de movimiento para las vocales no es fácil. El alemán es más estable en ese sentido. El francés es de los que más cuesta. De ruso no he hecho nada aquí. A ver cuándo toca.
-El del Maestranza es un coro semiprofesional, ¿qué problemas acarrea eso a la hora de planear una temporada? -Uno de ellos es una cierta inestabilidad de la plantilla. Hay gente muy comprometida, que lleva mucho tiempo y tiene su vida adaptada al coro, y hay otra gente que no lo está tanto, y cuando vienen las apreturas, lo deja. Y claro, si se juntan dos o tres bajas importantes en una cuerda, puede cambiar la dinámica de esa cuerda.
-¿Cómo se trabaja para hacer que eso no se note, que la homogeneidad no se pierda? -Cuando entré hubo una cosa que yo quería corregir, la irregularidad. Yo llevaba tres años observando al coro como pianista y creía que podía mejorar eso. El teatro programaba de una forma que era difícil de asumir para el coro, porque había cosas que iban demasiado seguidas. A veces tienes que hablar con el teatro para ver cómo te pueden ayudar. A veces tienes que programar periodos de ensayo imaginativos para solventar los cuellos de botella que se producen. Luego había también cierta irregularidad entre los grupos de trabajo. No eran iguales. He intentado mejorar eso. Hablo cara a cara con cada uno de los miembros del coro sobre la temporada que tenemos por delante, su disponibilidad, y pretendo hacer grupos compensados. Como maestro del coro tienes que tener claro que cualquier cosa que hace el coro es importante. Primero, por el público y segundo, porque tienes que intentar transmitir que no hay obras importantes, que hay que hacer bien, y otras no tan importantes que bueno, las hacemos de cualquier manera, porque eso genera la sensación de que no importa si no das lo mejor de ti. Y eso es algo a evitar siempre. Recuerdo cuando hicimos Cristoforo Colombo en versión concierto hace unos años, y la gente estaba un poco aburrida, poco motivada, y yo tuve que estar ahí, apretando. Si haces Turandot es todo muy bonito, y la gente se pone las pilas enseguida. Pero hay que ponerse las pilas siempre. Y por eso necesitamos que haya audiciones continuas, necesitamos gente que entre y cubra bajas de los que lo dejan o tienen una actividad más esporádica. Necesitamos que haya gente que mantenga el nivel en cantidad y en calidad.
-¿Cómo se las arregla con los horarios, porque cada cual tiene su trabajo? -No es fácil, sobre todo porque se crean cuellos de botella. El Maestranza es complejo. Hay temporadas, la próxima puede pasar, en que hay meses excesivamente relajados y de repente, mucho trabajo. ¿Cómo se hace? Pues anticipando algunas cosas, aunque sabes que los cuellos de botella son inevitables. La planificación es algo que tengo que pensar mucho porque es parte importantísima de que los resultados sean buenos. Estoy ya planificando la temporada que viene, aunque no esté del todo cocinada. Pero me estoy haciendo una idea de lo que el coro estará haciendo en octubre, en noviembre... Hay por ejemplo una obra en junio que igual tenemos que empezar a trabajar en enero y luego retomarla en abril. Pero también hay que intentar que no haya mucho tiempo entre los ensayos y los estrenos. Si haces un ensayo suelto a falta de seis meses, la gente se olvida… No es fácil. Tiene su arte. También tienes que procurar no pasarte de ensayos. Necesitamos que los ensayos sean eficaces, y acertar exactamente con lo que hace falta, no programar cuarenta y que luego sobren veinte.
-¿Cómo han sido los primeros contactos con Javier Menéndez, el nuevo Director General del Maestranza? -Positivos. He tenido pequeñas reuniones en las que le he presentado el coro, hemos hablado de la temporada que viene… Él tiene experiencia en un teatro de ópera con un coro de naturaleza similar al nuestro. Está cocinando la temporada y las ideas de lo que quiere transmitir.
-¿Cuál es el repertorio que mejor le va al coro? -El italiano belcantista nos va muy bien, pero creo que la polivalencia es nuestra principal virtud. Sin ser un coro especializado en el Clasicismo cuando hemos hecho cosas clásicas las hemos hecho muy bien. Incluso el Gluck que hicimos o La princesa de Navarra de Rameau. Rameau fue una experiencia un poco extraña para mí, tuve que sumergirme en un mundo muy particular, el de las inégalités, los trinos... Es algo muy particular, mucho más que hacer Haendel o Bach.
-¿Cuáles son sus principales retos ahora mismo? -Esta semana tenemos uno muy importante. Pero me gustaría que el coro tuviera más presencia independiente activa. En los 90, tras la apertura del teatro, tras la Expo, la gente venía casi sin que tuvieras que hacer nada. Ahora nos tenemos que ofrecer más a la sociedad y no esperar que las cosas nos caigan del cielo. Creo que ha llegado el momento de que el Coro del Maestranza se abra a la ciudad. Tenemos esto que estamos haciendo bien y hay que mostrarlo. Todos los miembros del coro tienen una calidad. Estas 80 personas tienen su calidad. No es que mañana puedas coger a otras 80 y vaya a funcionar igual. Estaría bien mostrar esto a la ciudad.
-¿Qué obras le gustaría hacer? -Hay muchas, aunque si las pienso como maestro de coro traerían muchos quebraderos de cabeza. Por ejemplo, Boris Godunov me encantaría, pero no sé si estamos preparados para una obra como esta, en la que el coro es tan importante. Lady Macbeth de Shostakóvich sería otra, pero también es complicada. Un reto sería hacer Carmen. Imagino que llegará en algún momento. Sería un reto importante, el coro estaría muy motivado para hacer eso especialmente bien. Peter Grimes también me gusta mucho. Y creo que está en el límite del coro. El sonido no es el mismo que en Boris Godunov; el sonido de Boris no lo tenemos todavía, pero si el coro sigue creciendo y se dan las circunstancias adecuadas, el de Peter Grimes, sí y podría salir bien. Me gustan mucho Jenufa de Janácek o Idomeneo de Mozart. Son dos obras que podríamos hacer muy bien. También me apetece Lohengrin, pero tampoco es fácil. Lo cierto es que me gustan cosas que son un poco marrón para el coro.
-Ahora mismo tiene un contrato indefinido con el Maestranza. ¿Se ha planteado alguna vez buscar otro proyecto? ¿Ha tenido propuestas? -Alguna oferta ha habido. Y en algún momento puede ser bueno tanto para mí como para el coro que haya un cambio, pero de momento no se da. Tenemos la ventaja de que nos conocemos y hay cosas que así son más fáciles. A corto plazo no lo veo. A medio plazo es algo que puede surgir. No sé cuándo la relación se romperá. Pero ahora mismo estoy bien.
-Un deseo. Algo que supondría un salto adelante para el coro. -Se me están ocurriendo muchas cosas. Porque siempre es posible mejorar. Y claro que hay cosas mejorables. En el teatro estamos valorados, pero el coro, como le pasa a la ROSS, no deja de ser una entidad que no forma parte del teatro. Hay algunas cosas de entendimiento con el Maestranza que podrían mejorar. A veces echo en falta un poco más trabajo de equipo dentro del teatro. Espero que con Javier Menéndez eso pueda ir mejorando. Luego, tengo gente muy heterogénea en el coro. Si todos tuviésemos la ambición, el carácter y la capacidad de sacrificio de algunos de mis coralistas, si eso lo tuviésemos todos, seríamos un coro impresionante. Nadie es perfecto. Tengo gente con una motivación por mejorar increíble, que incluso van por delante de mí. Yo comprendo que no todo el mundo es igual, no todos tienen el mismo empeño, y que para muchos el coro es sólo una parte más de su vida. Pero a veces lo pienso, si ese espíritu de los más comprometidos lo tuviésemos todos, sería algo extraordinario.
[Diario de Sevilla. 1-04-2019] [1 / 2]
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Mi crítica del Amadeus en concierto de la ROSS y Axelrod ayer en el Teatro Lope de Vega.
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Mi crítica del primer concierto de abono del curso de la ROSS.
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EL CORO, VOCES SOLIDARIAS PARA LA ÓPERA
Esta mañana, en el Curso de Ópera del Aula de Mayores he hablado de coros.
He hecho un recorrido histórico (con algunos saltitos) para comentar la evolución del papel del coro en el género, desde Monteverdi hasta Britten.
Al final, hemos contado con la presencia de Íñigo Sampil, director del Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza, que gentilmente se ha prestado a contarnos el proceso que sigue un coro para cada montaje de ópera en el teatro, desde que llega a sus manos el título que se va a hacer hasta el estreno.
Para la clase he contado con los siguientes deveudés:
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Mi crítica del estreno de la reposición del Fidelio de José Carlos Plaza ayer en el Maestranza.
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Una enmienda a la totalidad
[Un momento del ensayo de la OBS ayer en el Espacio Turina. La foto es de Víctor Rodríguez]
Ventura Rico, coordinador general de la Orquesta Barroca de Sevilla, reflexiona sobre la situación del grupo, que ofrece hoy en el Espacio Turina el primer concierto de esta temporada
Con el mismo repertorio instrumental que el conjunto presentara ya en enero pasado con motivo del Día de Santo Tomás de Aquino, la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) abre esta noche a las 20:30 en el Espacio Turina su temporada sevillana. Con la dirección de Hiro Kurosaki desde el puesto de concertino y bajo el título de Música europea en tiempos de Murillo, la orquesta tocará un programa con obras de Castello, Selma, Correa, Rosenmüller, Biber y Schmelzer.
Comienza así una temporada en la que la OBS ofrecerá sólo siete programas de abono, uno menos que el año anterior, aunque a ellos habrán de añadirse la inauguración del Curso Universitario y un segundo concierto, además del ya conocido, en el Femás. "Hemos encontrado cierta estabilidad en Sevilla, gracias a que vendemos casi 500 abonos. Con eso y los 85.000 euros que pone el Ayuntamiento podemos tener esta temporada. Hay que agradecerlo a la Asociación de Amigos de la OBS, cuyos casi mil socios lo hacen posible. Hemos iniciado también este año un programa de abonos por institutos: pretendemos formar un núcleo de jóvenes melómanos, con entradas casi gratuitas, que puedan reunirse en torno a nuestros conciertos. No sé si lo conseguiremos, pero lo estamos intentando", comenta Ventura Rico, fundador y coordinador general de la OBS. Esa estabilidad presupuestaria no supone conformismo: "No significa que yo crea que la orquesta deba quedarse ahí. Significa que he renunciado a la antigua actitud mendicante. No voy a pedir dinero a nadie. Si alguien considera que lo que hacemos tiene valor para la sociedad, estupendo. Llevo quejándome 20 años. Ya estoy cansado, no voy a mendigar nunca más. Sacaré al dinero público que reciba el mayor valor posible, que es lo que venimos haciendo, pero no quiero quejarme ni lamentarme más".
Este año la OBS visitará una sola vez el Maestranza, lo que no supone que la experiencia del año anterior (tres conciertos) haya sido negativa. "Al contrario: el convenio ha funcionado. En el Teatro han quedado satisfechos y nosotros también lo estamos. Lo que pasa es que el último concierto fue muy al final de la temporada y ellos no pudieron evaluar los resultados con tiempo para repetir la experiencia este mismo año, pero para el curso 2018-19 volveremos tres veces al teatro, una a caché y las otras dos repartiéndonos la taquilla al 50%. Para nosotros es fundamental porque el Maestranza es la gran sala de música de la ciudad y queremos estar ahí cuantas más veces mejor. De todos modos a partir de esa temporada pueden cambiar algunas cosas. He tenido ya una reunión con Rafael Ruibérriz, de la Asociación de Amigos, y con Fahmi Alqhai [director del Femás] y está pendiente otra con técnicos del ICAS con la idea de coordinarnos y ofrecer a los sevillanos una secuenciación más razonable de la música antigua a lo largo de todo el año. El Otoño Barroco va cobrando una dimensión importante, el Femás tiene un espacio muy concreto y hay que encajar los programas de todos. Es posible por eso que nosotros tengamos menos eventos, pero más grandes".
En la memoria de los aficionados están las grandes producciones que durante unos años la OBS ofreció en Santa Marina. "Me encantaría volver a montar una Misa en si menor, presentar una Pasión según San Mateo, oratorios, por qué no hacer algún día las Sinfonías de Beethoven, pero eso es inviable con el dinero que tenemos ahora", reconoce. Rico parece haber renunciado definitivamente también a la idea de ofrecer ópera desde el foso del Maestranza: "Desde la perspectiva del teatro, la Sinfónica sale gratis y con eso no podemos competir. Pero es que incluso si pretendo hacer un programa con coro, me trae más cuenta contratar a uno de Francia, que viene con todo pagado, que a uno español. Esto exige una reflexión seria. ¿Nos interesa tener una industria musical en España? Si nos interesa, vamos a analizarlo todo: educación, Hacienda, Seguridad Social, subvenciones, circuitos de conciertos… Después de veintitantos años haciendo gestión de la orquesta, desespero y no creo que nada de esto vaya a cambiar."
La crítica de Rico se dirige a todo el sistema: "Es grotesco que en una ciudad como Sevilla las personas empleadas en la burocracia de la cultura sean muchísimas más que las que producimos cultura. Y en eso los grupos también tenemos responsabilidad, por no haber sido capaces de asociarnos y convertirnos en interlocutores de la administración. Hemos estado tocando hace unos días en el Festival de Estella, y la cultura en Navarra se gestiona con un equipo de 15 personas. En la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales hay más de 400 empleados públicos. Si una institución encargada de promover la cultura consume la mayoría de sus recursos en ella misma no le queda nada para cumplir con su obligación. Fíjese: el grupo amateur que menos dinero obtiene de la Comunidad de Navarra recibe una cantidad que es superior al total de subvenciones anuales que la Junta de Andalucía dedica a teatro, música y danza. Y eso con una población que es la décima parte de la de Andalucía. Esto hay que replanteárselo".
La situación andaluza es para Rico sólo el reflejo de la situación general del país que "es muy mala. Hay que considerar a las artes escénicas como todo un sector económico y tratarlo globalmente. Falta una Ley de la Música, que lleva pendiente desde la época de Aznar. La enseñanza en los conservatorios es terrible en sus tres niveles. El régimen de subvenciones del Inaem no tiene ni pies ni cabeza. Es ridículo que las empresas del sector tengamos una carga fiscal más alta que la que tienen en Alemania. En España, funcionan las iniciativas institucionales, teatros de ópera y orquestas sinfónicas, aunque con muchísimas dificultades. Lo que no es institucional está a unos niveles de indigencia absolutos. Tendríamos que exigir también que en las administraciones los cargos políticos estuvieran ocupados por personas con experiencia acreditada en la gestión cultural o al menos en la reflexión sobre estas cuestiones".
Después de más de 20 años al frente de la orquesta, Rico se plantea la sucesión: "Estoy cansado. No creo que la OBS tenga que terminar en mí. Pero si me voy ahora, la orquesta cierra, entre otras cosas, porque financieramente depende absolutamente de una serie de créditos avalados con mis bienes. Ahora ha surgido otra alternativa: me han propuesto llevar la orquesta a otra comunidad autónoma y subvencionarme todo lo que necesito. Si eso sale, me voy, lo cual no significa que tuviera que desaparecer necesariamente la temporada en Sevilla. Pero viendo que aquí hemos tocado techo y que no voy a mendigar más, si me subvencionan, me voy". Si llega ese día, el mundo cultural sevillano, sus administradores y sus consumidores, tendrá desde luego muchas reflexiones que hacerse.
[Diario de Sevilla. 1-10-2017]
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Mi crítica de la Gala Lírica anoche en el Maestranza.
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