#completamente de la nada
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durn3h · 4 months ago
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Love my gf to death but how tf did I manage to get one of the most mentally unstable women in the world
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quemirabobo · 1 month ago
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Yaaaaaaa me pongo violenta. El tipo publica que necesita a alguien con español nativo para que le enseñe lo básico, por supuesto me postulo y ya me rompen las bolas mandándome un documento (que tengo que pasar por virus total) que dice "escribile a este por telegram y dsps seguimos hablando por upwork". Joya, a regañadientes lo hago, lo primero que me pregunta es mí idioma y país, le contesto cortante y me salta con esto. MÁSTER CÓMO PASASTE DE NECESITAR A UN PROFE DE ESPAÑOL A UN TRADUCTOR LITERARIO?????? QUE QUERÉS DECIR QUE EL DOCUMENTO ES ENTRE 60 Y 400 PÁGINAS?? CONTALAS FORRO QUE TE PASA??
Y EL "HOPE YOU CAN HANDLE IT PROFESSIONALLY"????? QUIÉN VERGA TE CREES QUE SOY, ME MIRAS DE ARRIBA PORQUE SOY DE ARGENTINA LA CONCHA DE TU PUTA MADRE???????
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raskolnicore · 11 months ago
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mutuals yo quiero que vean que el sábado estaba en un estado de delirio total y de la nada a las 3 am le mande un mensaje a mi amiga hablandole de sus posts de estudiantes
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losjavis · 1 year ago
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hola buenas
ayer conocí a los javis, les hicimos regalos, fuimos a la masterclass y la premiere y pasé definitivamente uno de los mejores días que recuerdo y se supone que ahora tengo que seguir con mi vida
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tortademaracuya · 1 year ago
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Sigo pensando en el hecho de que mi titulo de licenciada es una joda y una basura y como probablemente solo gasté años de mi vida al pedo 🥰
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missasinf · 3 months ago
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"pinche ryomina brainrot" & im here to make it worse, cuéntame por que te gusta 🤲
K so like spoilers to who Ryoji is and what happens to minato at the end of P3 but in spanish
Entonces es por delusíon uwu
Ok no jaja un poquito de eso y mitad cosas que pasan en la historia en persona 3 de que el protagonista Minato y Ryoji están conjuntos por todo el juego
Cómo que en el inicio de Minato es muy insinuado que no le interesa mucho su muerte, él ya ha aceptado que va a morir al final del juego con que fácilmente acepta un contrato donde dice eso... por manos de Pharos. Esto es donde llegue Ryoji quien es La parca y ha vivido tanto de su vida por la vista de Minato por su forma de Pharos, Minato esta siendo guiado por Pharos con que tiene que hacer pero el también le esta enseñando como ser un humano. pharos quien es tambien thanatos. el persona que esta en el poster
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en cada poster de P3 es siempre el protag con Thanatos, nunca hay ningun momento donde Ryoji en un nivel o otro esta afuera de Minato y Minato no estan con Ryoji, hasta por una decada actual porque algun punto esta revelada que Ryoji fue forzardo ser el guardian de Minato por 10 AÑOS Y entonces todos sus escenas aunque sean tan pequeños como Ryoji son como si el conoce Minato por tanto tiempo (en un nivel sí porque el esta alli como Pharos cada mes del juego) En una ironia por La muerte no quiere que Minato se muere por su cariño con él ahora aunque el era quien le dio el contrato al inicio. y todo la cosa es una tragedia porqué Ryoji esta haciendo todo lo posible para que Minato no sufre pero Minato niega, todo de su relacion es imposible de actuar o ser mas largo que un mes por como los dos son... la verdad lo que me baso con este ship fue mas culpa de las peliculas/manga xq Reload es donde se inicio cuando Ryoji confiesa a Minato que él quiere ser mas que amigos, pero no puedes reciprocar
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mientras la Pelicula Minato tiene una personalidad de veras y conoce Ryoji cuando quiere aislarse de todo de sus amigues, y esa pelicula tiene bastante romantico subtexto tambien el manga hasta creo que el manga mucho mas explicito entre los dos
youtube
TLDR la razón porque me gusta tanto es el tan conectados que estan los dos son y también el dinámico de La Parca enamorado de la vida por un chico que ya acepto su muerte.
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hoy voy a cometer excesos y darme un capricho (<- va a dormir cinco horas en vez de tres)
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02mila · 1 year ago
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kevotsuka · 11 months ago
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Esta es my opinion sobre Lucalex:
Creo que Álex si que leería los fics, no se si los iría a buscar personalmente o no, pero se que los leería y se reía con ellos y los comentaría con Marc.
Luca no creo ni que los buscara, creo que alguien de la Academia (Bezz? Migno?) no pararía de enviarlos y los comentaria, por lo que Luca sabría de ellos pero le incomodaría. Especialmente esos donde tratan de recrear todo el Rosquez con ellos. Siento que para Luca sería otra losa y otra excusa para ser comparado con Vale.
estoy completamente de acuerdo con todo!
Alex los leería. Nadie, ni siquiera él, sabe como llegó a ellos, pero ahi está riéndose por lo surrealista de todo ("no, ese día yo estuve grabando algo, no podría haber estado ahi y haciendo eso") Marc en parte se ríe y en parte lo juzga por aceptarlo con tanta facilidad
(Alex tkm no leas los fanfics chinos porque allí hay preguntas sobre las que no creo que quieras respuestas)
Luca es como el experto residente en fingir demencia cuando migno sigue enviando links a ao3 o de algun blog abandonado del que cristo sabe como encontró. Él la pasaría mal e incómodo mientras el resto de la academia intercambia opiniones sobre las historias (y como él no leyó, lo que dicen no tiene sentido en absoluto).
Me pone triste, como si no hubiera una sola historia en la que se trate de ellos sin que sus hermanos obtengan una gran parte del foco (las hay, pero contadas). La cantidad de rosquez/lucalex que tienen como premisa una variación de "la primera vez como tragedia, la segunda es el encanto" me hace sentir realmente mal. Ellos (como personas, pero principalmente como personajes) merecen un mejor trato y no ser solo un recurso para las historias que cuentan sus hermanos, o un dispositivo de trama por el que sus hermanos vuelvan a estar juntos al servir de ejemplo de que 'pueden hacerlo funcionar'.
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divorciada · 23 days ago
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necesito estudiar el fenomeno de los mexicanos q se van a estados unidos, obtienen la ciudadania e inmediatamente se deshacen de todos sus valores y se vuelven trumpies
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meetmeafftcrdark · 8 months ago
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– Me sobró un sobre de azúcar del mío, ¿lo quieres? –ofreció, mientras buscaba en su bolso por si la joven decidía aceptar– Me alegro que ya estén de vuelta –agregó. No conocía muy bien a ninguno de los aurores desaparecidos que habían vuelto, sin embargo, se alegraba de todas formas.
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Enarcó una ceja ante las palabras de la blonda, pero esa mueca rápidamente se transformó en una sonrisa cálida y acogedora al recordar que no era ella misma, sino Alice Longbottom. Mantuvo la compostura, dejando que esa sonrisa falsa se extendiera por su rostro. "Tal vez tengas razón" respondió, tratando de imitar la dulzura que muchas veces caracterizaba a la auror.
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fragiledollette · 2 months ago
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blue jeans and ballet shoes - oneshot larry
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louis tomlinson é um pai dedicado e protetor que, desde a morte da mãe de harry, se esforça para ser o melhor pai possível, e a festa de aniversário de sua filha reflete seu amor incondicional. a festa é um sucesso, até que louis percebe os olhares indesejados de antigos colegas de futebol sobre sua filha. dominado pelo ciúmes, ele confronta os homens, deixando claro que harry é a sua prioridade. desse dia em diante, louis se vê determinado em ser o primeiro a ensinar tudo o que harry precisa saber, protegendo seu bem mais precioso de qualquer tipo de perigo que o mundo exterior pudesse colocá-la.
inocência • dirty talk • hcisgirl • perda de virgindade • manipulação leve • desuso de preservativo • incesto consanguíneo entre pai e filha • harry18 | louis40 •
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Era terça-feira, e isso significava que Louis estava sentado na sala de espera da academia de dança, junto com outros pais e mães, esperando sua filha terminar sua aula de balé para poderem voltar para casa.
Louis era um papai super babão, do tipo que vivia com o celular lotado de fotos da sua filha vestida com collant, tutu e sapatilhas de balé nos pés. A parte do uniforme que Louis menos gostava era o momento de fazer o coque nos cabelos encaracolados. Harry não parava quieta, então ele sempre se atrapalhava na hora de passar o gel com brilho e colocar os grampos e a redinha.
Desde a morte da mãe de Harry, quando ela ainda era uma bebê de colo, Tomlinson prometeu para si mesmo que sempre daria seu máximo para cuidar da menina.
Foi pensando nisso que Louis viu sua pequena vindo correndo em sua direção, com sua bolsa nas costas e um sorriso no rosto, fazendo Louis sorrir na mesma proporção que ela.
— Papai! — Ela se jogou nos braços de Louis, dando um abraço apertado. — Nós temos uma professora nova, papai! — Contou animada.
— É mesmo? E qual é o nome dela?
— É Angelina, e ela tem um vestido tão bonito. Eu queria uma roupa igual a dela. Parece a bailarina da história do Quebra-Nozes que nós fomos assistir no teatro nas férias.
— Seu aniversário já está chegando. Que tal eu comprar uma roupa bem linda de bailarina para você igual à da bailarina que nós vimos?
Louis quase riu de como os olhos verdes de sua menina cresceram de tamanho e tampou a boca com as mãos. Ela tinha a quem puxar por ser tão dramática assim.
— Sim, sim, sim! — Ela parou um momento, como se estivesse pensando em alguma coisa muito importante. — Papai, minha festa poderia ser de balé? Por favor. — Ela juntou as duas mãos e fez uma carinha fofa. Louis não tinha como negar nada àquela carinha.
— Ok, tudo bem, Hazzy. Sua festa vai ser a festa de balé mais linda do mundo!
౨ৎ
Como prometido, a festa de aniversário de Harry foi com o tema escolhido por ela, tendo a aniversariante vestida com sua roupa nova de balé, que foi presente de seu papai.
A decoração da festa de Harry era um espetáculo à parte. A mansão de Louis estava completamente transformada em um verdadeiro palácio de balé. As paredes foram adornadas com grandes murais de cenas do Quebra-Nozes, enquanto balões rosa e branco flutuavam pelo teto. No centro da sala, um grande bolo de três andares, decorado com miniaturas de bailarinas e flores de açúcar, chamava a atenção de todos.
Mesas com toalhas de renda estavam cobertas de doces delicados, como macarons e cupcakes decorados com sapatilhas de balé. As crianças da família que haviam sido convidadas também estavam vestidas com roupas de balé, e havia uma pequena pista de dança onde podiam mostrar seus passos.
As mesas dos convidados estavam cobertas com toalhas de renda branca, e cada lugar tinha um pequeno arranjo de flores frescas e um cartão de agradecimento em formato de sapatilha de balé. Havia também uma área especial para as crianças, com atividades relacionadas ao balé, como pinturas e pequenos tutus para vestirem.
Todos os convidados ficaram maravilhados com como Harry estava vestida, seu vestido de balé profissional com tutu deixando todas as primas crianças que foram convidadas de queixo caído. Louis também não estava muito diferente. Olhava admirado para sua garotinha que posava para fotos e dava completa atenção para todos os convidados, com sua simpatia de sempre e sorriso que nunca deixava o seu rosto.
Como Louis era jogador de futebol profissional antes de se aposentar, alguns de seus antigos parceiros de time também foram convidados. Mas, a partir do momento em que ele percebeu os olhares e comentários que os ex-jogadores trocavam entre si quando olhavam para Harry, decretou ter sido uma péssima ideia, uma vez que ele sabia da fama de pegador que alguns deles tinham.
Olhando aquela cena, onde aquele grupo de homens parecia estar comendo Harry com os olhos, Tomlinson sentiu uma chama em seu interior, um sentimento que nunca havia sentido antes. Sua vontade era de ir até eles e dizer que sua filhinha pertencia unicamente a ele. Que ele era o único homem que podia tocá-la, e vice-versa.
Havia possessão. Seus olhos observavam tudo aquilo, tão afiados quanto fogo, como se ele pudesse queimar aqueles jogadores até virarem cinzas.
Louis estava tão absorto em seus pensamentos, já decidido a expulsar os homens de sua casa, que não reparou em Harry vindo ao seu encontro. Tomlinson sentiu vontade de rir quando viu sua filha se aproximar com o cabelo todo desgrenhado de tanto brincar de pega-pega com as crianças.
— Papai — Ela chamou com um beicinho nos lábios. — Posso trocar de roupa? Estou com medo de rasgar minha saia.
— Pode sim, boneca. Quer ajuda?
— Quero sim, papai! Preciso que me ajude com meu cabelo também, por favor.
— Tudo bem, princesa. Me espere no seu quarto. Preciso fazer uma coisa antes, ok? Não demoro.
— Tá bem, papai! — Harry ficou nas pontas dos pés e deixou um beijinho na bochecha do pai, rindo baixinho quando sentiu a barba fazer cócegas em seus lábios.
Quando Harry sumiu de sua vista, Louis marchou em direção aos ex-jogadores, as mãos em punhos ao lado do corpo.
— Hey, Tomlinson — Um dos jogadores dos quais Louis reparou estar encarando sua filha chamou. — Sua filha está linda, hein? Você não fica com ciúmes dos menininhos da classe dela? Tenho certeza que ela faz muito sucesso na faculdade.
Louis se sentiu incendiar. Queria provar para todos aqueles homens que ele era o único na vida de Harry, que eles nunca teriam a mínima chance com sua menina. Ele é e será o único homem na vida dela.
Dando uma risada falsa, Louis disse:
— Minha filha é linda mesmo, Matt. Mas já que estamos falando sobre família, como vai Karen? Se me lembro bem, vocês estavam tentando engravidar, certo? — Matt abriu a boca para responder, mas Louis continuou. — Como é bom começar uma família, você não acha, Josh? — Josh, um dos que também estava comentando sobre sua filha, olhou confuso para Tomlinson, não sabendo onde ele queria chegar com isso. — Não seria uma pena se eu acabasse com tudo isso? Não seria uma pena se eu contasse para a mulher de cada um dos senhores que vocês estão há horas olhando e comentando sobre a minha filha? Não seria, Josh? Afinal, enquanto você está aqui secando a minha filha, sua mulher está em casa cuidando do seu filho recém-nascido. Então, se os senhores não quiserem que eu abra a minha boca, eu sugiro que todos deixem a minha residência neste momento, ou eu não respondo por mim.
Louis não esperou uma resposta e nem ficou para ver as reações dos jogadores, apenas virou e caminhou em direção ao quarto de sua garotinha.
Tomlinson subiu as escadas com passos firmes, sentindo a adrenalina ainda pulsar em suas veias. Quando chegou ao corredor, parou por um momento, respirando fundo para se acalmar antes de entrar no quarto de sua garota.
Ele abriu a porta devagar, espiando o interior do quarto. Ao entrar, Louis sempre se encantava com o quão mágico era aquele espaço. O quarto de Harry parecia um cenário de conto de fadas, como um verdadeiro quarto de boneca. As paredes eram pintadas em um tom suave de rosa pálido, com detalhes em branco e dourado, e havia uma coleção de pôsteres de bailarinas que decoravam o ambiente.
No canto esquerdo, havia uma cama de dossel com cortinas de tule branco e luzes de fada que se acendiam suavemente, criando um brilho aconchegante. A colcha de retalhos rosa e branca, feita à mão, estava cheia de almofadas fofas e bonecas de pano. Em uma das almofadas, estava a bailarina de pelúcia favorita de Harry, com a qual ela dormia todas as noites.
Espalhados pelo chão estavam os bonequinhos Sylvanian Families de Harry, organizados em pequenas cenas de vilarejo. Havia uma família de coelhos preparando o jantar, uma família de esquilos brincando no parque e uma família de ursos descansando em suas casinhas.
O quarto também tinha um estilo coquette, com móveis antigos restaurados. Uma penteadeira de madeira branca com um espelho oval estava repleta de escovas, pentes e pequenos acessórios de cabelo, incluindo as redes e grampos que Louis usava para fazer o coque de Harry. Uma pequena prateleira ao lado da cama exibia uma coleção de livros, todos organizados cuidadosamente. Era um quarto de boneca, e parecia refletir perfeitamente a personalidade de Harry. No entanto, naquele momento, Louis não conseguia apreciar a beleza do ambiente.
Ele estava tomado pelo ciúmes e raiva. Ver aqueles homens olhando para sua filha como se ela fosse um objeto de desejo despertou nele uma necessidade de proteção que ele não sabia que tinha.
Harry estava sentada no chão, tentando desatar o laço do seu tutu, quando percebeu a expressão séria no rosto do pai.
— Pai, você está bravo? — Ela perguntou, chateada, enquanto tentava esconder a preocupação em sua voz.
Louis respirou fundo, tentando afastar a raiva antes de responder.
— Não com você, meu amor. Eu só... fico preocupado. Você é minha filha, Harry, e eu sempre vou querer te proteger. — Ele se ajoelhou ao lado dela, ajudando-a a tirar o tutu com cuidado.
Harry olhou para o pai com um sorriso triste.
— Eu sei, papai. Mas eu já sou grande. Você não precisa se preocupar tanto assim. Eu também posso me cuidar.
Louis sorriu, apesar de ainda sentir o coração apertado.
— Você sempre será minha menina, Hazzy, não importa quantos anos tenha.
— Eu sempre vou ser sua, papai — disse ela, segurando a mão de Louis. — Você sempre vai me proteger, e eu sempre vou precisar de você.
Louis sentiu o coração se apertar. Mesmo Harry tendo feito 18 anos, ele ainda a via como sua menina, aquela que ele prometeu proteger desde o dia em que sua mãe faleceu. Ele sabia que precisava deixar Harry crescer e explorar o mundo, mas a ideia de perdê-la para qualquer tipo de perigo o deixava aterrorizado.
— Eu sei, Hazzy — disse Louis, acariciando os cabelos da filha. — E eu sempre estarei aqui para você, não importa o que aconteça.
౨ৎ
Era uma noite tranquila de sábado, uma semana após a festa de aniversário. Harry estava em seu quarto de boneca, mas o sono parecia distante. As luzes de fada penduradas em torno da cama de dossel brilhavam suavemente, lançando um brilho mágico no ambiente. Ela olhou ao redor, observando cada detalhe do espaço encantador. As paredes rosa pálido, a cama de dossel com cortinas de tule e a colcha de retalhos rosa e branca, tudo parecia perfeito e acolhedor.
Ela pegou seu laptop da mesinha ao lado da cama e abriu uma pasta cheia de vídeos antigos de seu papai, nos tempos em que jogava pelo Manchester United. Com um sorriso nostálgico, ela deu play em um dos vídeos. O som das torcidas e dos comentaristas animados encheu o quarto.
O vídeo mostrava Louis em uma partida importante, driblando adversários com uma habilidade incrível antes de marcar um gol espetacular.
Harry observava atentamente, encantada com a destreza de Louis, até que sua atenção se voltou para o volume entre as pernas de seu papai, que a cada corrida, ficava ainda mais evidente.
O corpo de Tomlinson, mesmo agora, carregava as marcas de sua carreira no futebol. Seus músculos eram bem definidos, fruto de anos de treinamento intenso e disciplina. Os braços fortes, cobertos por tatuagens, mostravam a força e a determinação que ele sempre teve. O peito largo e o abdômen tonificado eram evidências do trabalho árduo que ele dedicou ao esporte, e suas pernas musculosas revelavam a potência que ele tinha em cada chute e corrida.
De repente, Harry sentiu uma dorzinha estranha em sua florzinha. Ela franziu o cenho e tentou ignorar. No entanto, toda vez em que a câmera focava no rosto sério e determinado de seu papai, a dorzinha parecia a aumentar.
Ela fechou seu MacBook e resolveu chamar por seu papai.
— Papai! — A voz dela saiu mais fraca do que pretendia, então ela tentou novamente, com mais força. — Papai!
Louis, que estava no andar de baixo, organizando algumas coisas, ouviu o chamado de sua filha e imediatamente correu escada acima. Ao entrar no quarto, encontrou Harry encolhida na cama, com um semblante preocupado
— O que aconteceu, meu amor? — Louis perguntou, ajoelhando-se ao lado da cama e segurando a mão dela.
— Estou sentindo uma dor estranha, papai — disse Harry, tentando conter as lágrimas.
Louis imediatamente entrou em modo de proteção. Seu instinto paternal tomou conta e ele colocou a mão na testa de Harry para verificar se ela estava com febre. Ela estava quente, mas não febril.
— Vou chamar um médico, querida — disse Louis, pegando seu celular para ligar para o médico da família.
Harry segurou a mão de Louis, tentando acalmá-lo.
— Não papai, você sabe que eu não gosto de médicos. — A garota disse, manhosa.
— Harry, você está quase chorando de dor. Eu preciso fazer alguma coisa!
— É que eu nunca senti essa dorzinha na minha florzinha, papai. Por isso eu fiquei preocupada.
Louis parou de procurar o contato do médico na mesma hora. Ele reuniu todo o seu auto controle antes de perguntar onde era a dor de sua filha, torcendo para que tivesse escutado errado.
— Dor onde?
— Na minha florzinha, papai. — Harry respondeu, e como se não fosse o suficiente, ela afastou as pernas e apontou para sua bucetinha.
Louis engoliu em seco, não conseguindo parar de olhar para o dedo paradinho entre o meio das pernas da filha.
— Papai, como eu faço para essa dorzinha passar? Me ajuda?
Louis respirou fundo, tentando manter a calma. Ele sabia que precisava ajudar sua filha, mas também sabia que isso cruzava uma linha que não deveria ser cruzada.
— Hazzy, meu amor — começou ele, com a voz suave mas firme —, eu sou seu pai. Eu prometi proteger você e cuidar de você, mas isso... não é algo que eu possa fazer. Não desse jeito.
Harry olhou para o pai com olhos cheios de lágrimas, uma expressão de dor e confusão no rosto.
— Mas, papai, você sempre disse que cuidaria de mim. Sempre disse que faria qualquer coisa para me proteger. Por favor, eu preciso de você. Eu não sei o que fazer.
Louis sentiu o coração apertar. Ele nunca quis ver sua filha sofrer, mas ele sabia que se cruzasse essa linha, não haveria mais volta.
— Hazzy, eu sei que você está sentindo dor e que está assustada. Vamos encontrar outra forma de resolver isso. Vamos ligar para um médico para você entender o que está acontecendo ou...
Harry interrompeu, agarrando a mão do pai com mais força.
— Não! Eu não quero um médico! Eu só quero você. Você prometeu que sempre cuidaria de mim. Por favor, papai, eu preciso de você.
Louis estava dividido entre o desejo de ajudar sua filha e o conhecimento de que isso não era algo que ele podia fazer. Ele sabia que precisava ser forte, tanto para ela quanto para ele mesmo.
Harry começou a chorar, soluçando desesperadamente.
Louis sentiu-se despedaçar por dentro. Ele não queria ver sua filha chorar, mas ele sabia que cruzar essa linha traria consequências irreparáveis. Mas Tomlinson havia prometido, e ele leva suas promessas muito a sério.
— Você confia em mim?
— Eu confio em você, papai! Eu não quero outra pessoa. Eu só quero você. Por favor, faça a dor passar.
E como ele poderia negar alguma coisa para a filha quando a mesma estava chorando desesperada? Mas antes, ele precisava tirar algumas dúvidas.
— Eu sei como ajudar essa dorzinha passar, mas antes preciso saber de algumas coisas. Tudo bem?
Harry assentiu e Louis respirou fundo.
— O que você estava fazendo antes dessa dorzinha aparecer, princesa. — perguntou, cuidadosamente.
— Hum, eu estava assistindo alguns vídeos antigos seus, papai.
Louis ficou paralisado. Não é possível que Harry tenha descoberto os vídeos íntimos que ele mandava para suas ficantes, os quais ele guardava com tanta segurança.
— Quais vídeos, querida? — Ele disse, tentando não perder o controle da situação.
— Os vídeos dos jogos de futebol.
Tomlinson gostaria de ter ficado aliviado, mas outro detalhe o chamou atenção: como sua menina conseguiu ficar excitada com tão pouco? Oh, ela era tão sensível…
Seu pau fisgou com a constatação.
— Papai? — Harry chamou sua atenção, só então Louis percebendo que ficou olhando para o meio das pernas de sua menina por tempo demais, onde a bucetinha estava coberta pelo shortinho de pijama delicado, confeccionado em um tecido de cetim suave, rosinha, mal cobrindo a metade de suas coxas, decorado com uma rendinha branca, quase translúcida.
— Tire o seu short, Harry — ordenou, com um tom que misturava seriedade e urgência. E foi nesse momento que todo o seu autocontrole se esvaiu, como areias que escapam pelos dedos, sem que ele pudesse impedir.
Harry se assustou com o tom sério e autoritário de seu papai, mas obedeceu prontamente. Afinal, faria qualquer coisa para que aquela dorzinha passasse. Ela deixou o short deslizar por suas pernas, sentindo uma mistura de alívio e nervosismo, sem saber o que esperar em seguida.
Seus pequenos dedos tremiam ligeiramente enquanto ele olhava para cima, buscando no rosto de seu pai algum sinal do que viria a seguir. O ambiente ao redor parecia envolto em uma tensão silenciosa, como se o tempo tivesse desacelerado, fazendo cada segundo parecer uma eternidade.
Louis finalmente olhou para aquela bucetinha, agora livre de qualquer tecido, já que a garota não vestia calcinha.
— Arreganha as pernas para o papai, meu amor. — disse, voltando com o tom doce usual para falar com sua filha. — Isso, deixa elas assim, bem abertinhas. Vou cuidar de você.
Harry já se encontrava toda bagunçada na cama, com seus cachos espalhados pelo travesseiro e suas mãos agarradas na barra da regatinha, demonstrando sua ansiedade. Louis olhando aquilo, deixou escapar um suspiro, encantado com a cena.
A garota sentiu seu coração acelerar e novamente aquela sensação engraçada voltando a queimar em seu baixo ventre quando seu papai se inclinou em sua direção, deixando beijinhos molhados por todo o rosto inocente. Sua respiração ficou ainda mais acelerada quando sentiu os lábios do mais velho próximos aos seus. Ela sentia seu corpo cada vez mais entregue, tão extasiada que nem conseguia se mexer naquele ponto, como uma de suas bonequinhas de pano.
Ela estava tão inerte, que demorou para que sua mente se despertasse para a realidade ao seu redor. Em um segundo ela sentia as mãos de seu papai acariciando seu cabelo, e no outro, sentia a pegada firme em sua coxa.
— Tão linda, minha boneca. — Louis disse enquanto descia seus beijos para o pescoço da garota, que se retorcia na cama sentindo a barba em um tom ruivo queimado se esfregar na pele macia de seu rosto, causando uma fricção deliciosa. — Minha bailarina perfeita. — continuou os elogios após deixar um chupão na pele alva.
— Papai! — ela gritou sussurrado, como se não tivesse forças nem mesmo para pronunciar uma palavra, deixando claro para Louis que ela precisava dele, naquele momento.
— Shh, o papai ainda nem começou. — disse suavemente, acariciando seu rosto com ternura. — Vou fazer sua dorzinha passar, mas preciso perguntar de novo. Você confia em mim?
Ela olhou para ele com olhos umedecidos, encontrando confiança em seu olhar. Com um leve aceno, ela respondeu, quase em um sussurro: — Sim, papai, eu confio.
Louis não esperou nem um segundo antes de avançar na menina e recomeçar os beijos, dessa vez na barriguinha, levantando a regatinha para lhe dar livre acesso. Beijos, lambidas e mordidas depois, seus lábios foram descendo cada vez mais, até que estivesse de frente com aquela buceta lisinha, que a essa altura já estava encharcada e vermelhinha.
— Tão molhadinha para o papai. — elogiou, dando a primeira lambida no clítoris sensível. Harry choramingou alto pela sensação que até então era desconhecida, levantando seu quadril para que Louis entendesse que ela precisava de mais. — Shh, quietinha — disse, o polegar se esfregando naquele montinho no topo dos grandes lábios.
Se Harry já achava aquela sensação nova maravilhosa, a menina entrou em êxtase quando Louis começou a brincar diretamente com seu clitóris. Seu rostinho corado e com uma leve camada de suor se contorceu em uma expressão de puro prazer.
Sua boquinha rosada soltava gemidos gritados que soavam como música para os ouvidos de Tomlinson, que encarava com os olhos brilhando, louco para foder a garganta de sua garotinha até que estivesse chorando e engasgando ao redor de seu pau. Mas ele não faria isso. Não hoje.
Louis aumentou a velocidade, dessa vez com os cinco dedos esticados, maltratando o grelhinho esfoladinho. A estimulação era muito para Harry, que nunca havia experimentado nada parecido antes, e toda essa inocência parecia atiçar ainda mais Louis, que não lembrava de ter ficado tão duro assim em toda sua vida, pré-gozo vazando de sua fenda em intervalos muito pequenos.
A menina estava tão agitada, perdida em um turbilhão de novas sensações, que não percebeu o braço livre de seu pai se movimentando em direção da xotinha, e muito menos no dedo médio circulando sua entradinha virgem, que contraia a todo segundo. Tomlinson penetrou somente a pontinha de seu dedo, reprimindo um gemido alto ao que a buceta se contraiu ao redor do mesmo, pensando como seria quando fosse seu pau no lugar.
Harry já não media mais a altura de seus gemidos, não estando mais tímida como no início, gemendo tão alto que por um momento Louis ficou apreensivo que seus vizinhos pudessem escutar, logo pensando que se fosse o caso, daria a desculpa de que Harry tinha passado mal e esse era o porquê dos gemidos.
Os movimentos continuaram, agora o dedo médio sendo engolido ao poucos pela xotinha enquanto Louis o mantinha parado, apenas aproveitando para sentir o calor apertado. O mais velho verificou o rosto da filha, se certificando de que ela não estivesse sentindo nenhum tipo de dor, mas estava tão molhada que dificilmente sentiria algum incômodo. Ele começou os movimentos de vai vem, a buceta sensível se movendo sob o dígito com um barulho molhado de tão excitada que estava a garota.
Acrescentou outro dedo, ainda masturbando a com a outra mão. Acelerou os movimentos ainda mais, o que fez com que Harry agarrasse seu pulso imediatamente, apertando ali com o corpo tendo pequenos espasmos, tentando se acostumar e lidar com a sensação.
— P-Papai! — gritou a menina, os olhos girando em órbitas. — M-Minha florzinha e-está estranha, papai!
Louis cessou os movimentos na mesma hora. Sabia que se continuassem por mais alguns segundos sua filha gozaria, e ele não iria admitir que seu primeiro orgasmo não fosse ao redor de seu pau.
Por isso, Tomlinson começou a desafivelar o cinto depressa para em seguida abrir o botão da calça jeans azul e deslizar o zíper. Harry se encontrava acabada na cama, com cachos embaraçados ainda mais espalhados e vestígios de lágrimas em seu rosto por tamanho prazer que estava sentindo. Ela permaneceu quietinha, olhando curiosamente Louis deslizar a calça junto com a boxer, arregalando levemente os olhos verdes quando o pênis de seu papai pulou para fora.
Louis não deixou de notar a feição surpresa da filha, com os lábios levemente separados. Aquele reação fez com que o pau de Tomlinson fisgasse, totalmente excitado com o quão pura Harry era.
— Você quer tocar? — ele se viu falando, tamanha a vontade de ter a mão de Harry ao redor de seu falo grosso. — Pode tocar, ele é todo seu.
Harry mordeu o lábio inferior, incerta de como continuar. Ela apenas olhou para seu pai, que a incentivou sorrindo e balançando a cabeça. Sorriu de volta e deixou sua vontade falar mais alto.
A garota ficou um pouco chocada quando a ponta de seus dedos esbarram na virilha de Louis, continuando a tatear ali em curiosidade. Era tão duro.
Louis continuou ali, parado, permitindo que Harry continuasse tocando sua ereção do jeito que quisesse, com grandes olhos verdes curiosos, lábios entreabertos, fascinada.
— É tão grande. — ela observou, olhando para o pênis com devoção. Sua mão finalmente se fechando ao redor do membro, passando seu polegar com cuidado no topo cabecinha sensível.
— Porra. — Louis fechou os olhos e respirou fundo, tentando inutilmente se acalmar. Ele não podia esperar nem mais um minuto, ou entraria no seu estado mais primitivo, e ele não podia perder o resto de sua sanidade agora.
Sem falar nada, Tomlinson empurrou a filha pelos ombros, fazendo com que ela se deitasse na cama como antes. Louis se sentiu culpado quando a viu com uma expressão preocupada e os lábios projetados em um biquinho, com medo de que tivesse feito algo errado e seu pai estivesse irritado com ela, afinal, Harry não era acostumada com esse seu lado.
Deu um beijo rápido em sua testa, como se dissesse que estava tudo bem, antes de abrir mais as pernas de sua filha e se acomodar entre elas, segurando próprio pau pela glande avermelhada.
— Princesa, agora o papai vai fazer sua dorzinha passar, tudo bem? — ele explicou enquanto investia os quadris para frente, o pau deslizando para cima e para baixo, com a cabecinha se esfregando no clitóris dela.
— Não vai doer, papai? — Harry perguntou chorosa, o biquinho ainda presente nos lábios.
— Pode ser que doa um pouco, mas só um pouquinho. Se você relaxar, não vai doer nadinha. — convenceu.
— Okay…
— Minha garota corajosa. — Louis elogiou, deixando mais beijinhos pelo rosto da garota, fazendo-a rir adoravelmente, nem parecendo que estava chorando de prazer a alguns segundos atrás.
Ele retoma sua posição entre as pernas dela e beija seu pescoço levemente antes de agarrar seu pau e colocar apenas a ponta na xotinha de Harry, esfregando novamente entre os lábios dela antes que ele empurrasse para dentro, esticando-a.
Lentamente, ele começou a se empurrar para dentro de Harry, observando atentamente suas reações.
A sensação do seu corpo dando espaço para ele, um centímetro de cada vez foi quase esmagadora. Lentamente, os músculos tensos da menina se ajustaram a ser esticados por ele, permitindo que empurrasse mais para dentro.
— P-Papai, por favor… — Harry choramingou, sentindo o pau grande a alargando. Louis saboreou a sensação de suas coxas macias ao seu redor e o conhecimento de que ele estava tirando a virgindade de sua preciosa filha. Ninguém nunca a tocou do jeito que ele estava a tocando, e ninguém nunca o faria. Harry pertencia a ele.
— Shhh, não se preocupe. Papai está com você. Papai vai te tratar tão bem, querida.
O calor úmido embalou sua cabeça com força, e assim que ele percebeu que ela não estava com dor, Louis segurou os quadris e lentamente começou a empurrar para dentro e para fora, movendo apenas a ponta dentro dela. Ele estava apenas na abertura dela, mas já podia sentir o quão apertada sua filhinha era.
Louis ficou completamente extasiado com a sensação. Ela estava molhada, apertada, e tão quente para ele. Era quase impossível controlar o impulso de empurrar completamente para dentro dela. Tão, tão impossível, que ele lentamente começou a perder o controle e se aprofundar um pouco mais em Harry.
A menina já estava suada e respirando pesadamente, seus peitos saltando de acordo com seus impulsos fracos, uma vez que Louis havia levantado sua regatinha para cima, libertando-os. Ela estava balançando abaixo dele enquanto ele se movia sobre ela, e logo a garota estava sentindo sua bucetinha ardendo quando ele a penetrou um pouco fundo demais, esticando seu hímen com seu pau ao máximo, até sua ruptura. Não foi particularmente doloroso, mas ela deve ter vacilado, porque Louis parou completamente para deixá-la se acostumar com seu comprimento, antes que ele continuasse se forçando a entrar nela.
Louis, prestou muita atenção à deliciosa sensação de seu calor úmido se abrindo para receber sua grande masculinidade pela primeira vez em sua vida. No exato momento em que ele finalmente sentiu todo o seu pau embalado dentro da xotinha, ele deixou um gemido agonizante escapar de sua garganta. Tinha sido pura tortura para ele se afundar nela lenta e gentilmente, cuidando da promessa que ele lhe havia feito.
Mais uma vez, então, ele ficou parado, enterrado dentro dela por alguns segundos, esperando que ela se acostumasse com sua intrusão, mesmo que sua buceta pulsante ao seu redor mostrasse para avançar.
Louis enterrou a cabeça em seu pescoço enquanto ele empurrava para dentro dela, começando a vagar as mãos por todo o corpo da garota enquanto ainda a fodia com seu pau duro e grosso, esfregando e apertando todos os lugares certos.
— Bom, princesa? — Ele perguntou, empurrando-se para dentro e para fora dela. Harry miou em resposta, sentindo pequenos formigamentos de prazer correndo do fundo de sua buceta e então se espalhar por todo o corpo.
— Sim... — Ela sussurrou, em êxtase, e Louis se alegrou com seu comportamento. Seu corpo estava balançando para cima e para baixo, de acordo com seus impulsos, junto com seus belos seios que tremiam tentadoramente. — Mais, papai, por favor.
Sorrindo, Louis colocou as mãos de volta em seus quadris e começou a se empurrar com mais força para dentro dela, rápido e mais fundo. Ele sabia que deveria ser mais gentil com seu corpo inexperiente, mas a maneira como a pequena estava gemendo e soluçando abaixo dele tornou muito difícil para ele ser gentil. Além disso, ela estava pedindo mais, e como o cavalheiro que era, Louis entregaria a ela.
— Assim? — Ele perguntou, observando a maneira como seus olhos se abriram para olhar para ele daquela maneira lasciva e embriagada. — Você é deliciosa, gatinha… — Naquele momento, Louis não se importou que ela provavelmente ficaria machucada e muito dolorida, apenas se importando como ele estava deslizando deliciosamente em seu calor, se importando como o som da pele molhada batendo contra a pele molhada estava ressoando ao redor deles enquanto ele agredia sua buceta incrivelmente apertada.
— Humm... — Ela gemeu, ainda mais quando os lábios de Louis finalmente se fecharam em um dos mamilos eriçados. Cada terminação nervosa que existia dentro de Harry pegou fogo com essa sensação, ainda mais quando ele mordeu um de seus biquinhos. Ela gritou, sentindo a leve dor provocada por sua mordida, misturando-se com o prazer que sua língua estava proporcionando a ela, juntamente com a sensação do pau tocando lugares em seu interior que ela nem sabia que existiam. Desesperada para sentir ainda mais, ela agarrou o cabelo de Louis para puxá-lo para ela. — Sim, assim... Mais, papai, mais...
— Tão desesperada, princesa... — Ele ronronou, deixando o mamilo sair da boca dele para que ele pudesse falar com ela novamente. O pau dele, no entanto, não parou nem um pouco para entrar e sair de sua xotinha.
Harry choramingou quando ele começou a meter mais profundamente e mais rápido, seu pau acariciando lugares deliciosos que imediatamente enviaram arrepios de prazer por todo o seu corpo excitado.
Profundamente extasiada com o excesso de prazer que ela estava sentindo, Harry sentiu as sensações mais deliciosas rasgando por todo o corpo de uma maneira alucinante que ela nunca tinha sentido antes. Suas paredes internas da buceta estavam fortemente inchadas, com se estivesse pronta para explodir, queimando com sensações deliciosas.
Sobrecarregada, ela cavou as unhas no pescoço e nos ombros de Louis, e ele arqueou os quadris com mais força, pressionando-se para dentro dela e mudando ligeiramente o ângulo das estocadas.
A nova posição fez seu pau deslizar perfeitamente implacável contra aquele pontinho, e ela abriu a boca para pedir-lhe desesperadamente para fodê-la com mais força, mais rápido, para destruí-la completamente, mas apenas palavras ininteligíveis saíram de seus lábios no auge do prazer.
Louis, de alguma forma, entendeu o que ela queria e começou a fodê-la com mais força, mais fundo, de uma forma que ela pudesse senti-lo até a parte inferior de sua barriga. Enquanto ele continuava brutalmente enchendo-a dele, lágrimas de prazer começaram a escorrer de seus olhos, borrando sua visão já nublada.
Sentindo suas unhas cravando em sua carne, Louis grunhiu e empurrou duas vezes para dentro dela, profunda e com força, fazendo-a sentir a onda mais palpável de êxtase rasgando seu corpo, levando-a ao ponto onde a tensão que estava construindo dentro dela aumentou para um nível absolutamente insuportável.
— Papai! Papai! Eu... algo está acontecendo. Papai! — Harry estava respirando pesadamente, movendo seus quadris estreitos vigorosamente.
Apertando os olhos fechados, ela jogou a cabeça com força contra o travesseiro e arqueou seu corpo contra o dele quando uma sensação deliciosa e alucinante irrompeu de sua barriga e se espalhou por todo o interior, acendendo todo o seu corpo em chamas, desde o topo da cabeça até a ponta dos dedos dos pés. Ela estava tão envolta em sensações naquele momento, com os olhos fechados, seus lábios rosados se separando em um oval enquanto gemia, desesperada para ter mais, para sentir mais. Totalmente possuída pela explosão de seu orgasmo, Harry convulsionou nos braços de Louis, balbuciando incoerentemente enquanto tentava chamar seu nome, seus músculos internos freneticamente pulsando ao seu redor.
— Assim mesmo. Boa garota. — Louis foi rápido em enche-la com seus elogios.
Ele ainda metia em seu interior, dentro e fora, dentro e fora, enquanto usava sua buceta para perseguir seu próprio orgasmo. Seus grunhidos soavam sujos em seus ouvidos enquanto ele enchia seu pescoço com lambidas, chupões e mordidas.
— Querida... Estou tão perto. Vou te encher tão bem. — Louis gemeu, seu hálito ofegante agitando os cachos ao lado do rosto de Harry.
Com um gemido profundo, todo o corpo de Louis convulsionou quando seu orgasmo atingiu, os dedos apertando os quadris finos com força, enchendo aquela boceta apertada com sua porra.
Ofegando alto, Louis lentamente se retirou de dentro da xotinha, mal percebendo o choramingo de desconforto de Harry, seu olhar focado na beleza dela e em sua porra escorrendo do buraco abusado e inchado, que ainda pulsava pelo orgasmo recente. Ele bate a ponta de seu pau amolecido contra o clitóris de Harry, se divertido com as pequenos contrações de seus quadris para fugir da dor causa da pela sensibilidade.
— Eu fui bem, papai? — Harry perguntou suavemente, ainda ofegante.
Escovando os cachos suados de sua testa, Louis assentiu com a cabeça.
— Você foi muito, muito bem, querida. Fez o papai vir com tanta força.
Harry se inclinou contra a mão de Louis com um pequeno sorriso sonolento e satisfeito.
— Você pode fazer mais uma coisa por mim, querida? Mantenha sua bucetinha aberta para o papai, certo? Eu quero que você veja o quão bem você fica depois de ter sido fodida.
Harry gemeu baixinho, seja por que ela estava excitada ou por que estava cansada, Louis não tinha certeza. Mas Harry fez o que lhe foi pedido e abriu os lábios da xotinha, abrindo-se e se exibindo para Louis.
Abrindo o aplicativo da câmera, Louis focou em seu buraquinho se contorcendo um pouco como se soubesse que era o centro das atenções.
— Tão lindo, querida. A bucetinha mais bonita.
Finalmente satisfeito depois de tirar algumas fotos, Louis guardou o telefone e se aninhou à filha na cama. Harry se ajeitou nos braços de Louis, encolhendo-se contra o peito dele. Louis passou os dedos pelos cabelos dela, sentindo o cansaço que pairava no ar.
— Vamos dormir. — Sussurrou ele, apertando-a com carinho.
Harry apenas murmurou algo baixinho, já quase adormecida, enquanto Louis se permitia relaxar. Em poucos minutos, ambos estavam entregues ao sono, aconchegados no calor um do outro.
౨ৎ
Louis acorda em sua cama, piscando contra a luz suave que entra pelas cortinas do quarto. Ele se espreguiça, tentando afastar o sono, as lembranças da noite anterior vindo como flashes em sua mente, e é então que nota um pequeno envelope em cima do travesseiro ao lado dele. O envelope é delicadamente cor-de-rosa, com o nome dele escrito em letras cursivas: "Papai".
Com um sorriso, Louis abre o envelope e tira um bilhete que foi claramente escrito com cuidado:
“Bom dia, papai! Fui treinar para o festival de ballet. Por favor, venha me ajudar no estúdio quando acordar. Te amo muito!"
Ele passa os dedos pelas palavras escritas, sentindo o calor e o orgulho que sua filha sempre traz. Sua garotinha é uma bailarina talentosa, sempre foi dedicada ao ballet. Louis sabia o quanto isso significava para ela e como ela estava se dedicando, treinando todas as manhãs.
Louis coloca o bilhete de volta no envelope e o guarda na mesa de cabeceira. Ele se levanta, vestindo uma camiseta e uma calça de moletom, pega seu celular e segue para o estúdio de dança que havia construído para Harry dentro de casa. A melodia clássica suave subia pelas escadas e preenchia a casa com uma sensação de elegância e tranquilidade que fazia o coração de Louis bater mais rápido, não apenas pela beleza da música, mas pela expectativa de ajudar Harry com seus exercícios de dança.
O estúdio de ballet era um espaço especial dentro da mansão, decorado com um cuidado que refletia a paixão de Harry pela dança. As paredes eram pintadas de um branco suave, com detalhes em tons de rosa pastel e branco. Grandes espelhos cobriam uma das paredes, permitindo que Harry observasse cada movimento com precisão. Abaixo dos espelhos, uma barra de balé de madeira clara corria ao longo da parede, perfeitamente ajustada. No chão, um tapete de tecido acolchoado e macio estava coberto com uma superfície de madeira polida, projetado para garantir que os passos de Harry fossem suaves e seguros.
Ela vestia um collant rosa pastel e uma meia-calça da mesma cor, complementados por sapatilhas de ballet também rosas, tudo perfeitamente coordenado. A roupa simples e ajustada permitia que ela visse claramente cada movimento de seus músculos, cada linha do corpo. Louis observava todos os detalhes da filha atentamente.
— Papai! — Harry exclamou com um sorriso radiante, tirando Louis de seu devaneio. Ela estava tentando manter o equilíbrio em uma perna, com a outra estendida para o lado. — Você pode me ajudar com os exercícios de equilíbrio? Estou tendo dificuldades para manter a posição.
Louis aproximou-se e a observou por um momento, encantado com a dedicação de sua filha. Ele se posicionou ao lado dela, estendendo a mão para segurar a cintura de Harry com cuidado. A sensação de ter a menina tão perto trouxe um calor conhecido ao seu corpo.
— Claro, Hazzy. Vamos lá, coloque a mão na barra e mantenha a postura. — Louis ajustou a posição de Harry, guiando-a gentilmente para garantir que ela estivesse bem alinhada. — Lembre-se de manter o tronco ereto e o olhar focado à frente.
Harry assentiu, olhando para o pai com confiança. Ela tentou novamente, e Louis sentiu a leveza do toque de sua filha enquanto a apoiava. Com as mãos firmes em sua cintura, ele ajudava a ajustar sua postura, certificando-se de que ela estivesse confortável e segura.
Ficaram algum tempo assim, até que as imagens de horas atrás voltassem com força, fazendo Louis apertar a cintura da filha com mais força. Ele pode ver através do espelho que Harry mordeu seu lábio inferior e fechou os olhos, como se tentasse a todo custo reprimir um gemido. Isso só fez com que seu papai apertasse de novo, agora com mais força para comprovar sua teoria. E ele estava certo. Imediatamente Harry repartiu os lábios rosinhas em um gemido manhoso.
Louis não aguentou e prensou sua menina na barra, encaixando seu pau coberto pela calça moletom no meio das bandas de sua bunda, aproximando sua boca do ouvido de Harry.
— Sua vadiazinha, olha o que você faz comigo. — Louis sussurrou, segurando a mão dela para levar até sua ereção. — Como me deixa.
Os dois se olhavam pelo espelho, e Harry já se encontrava com o rosto quente e corado, ofegante, seu peito subindo e descendo rapidamente. E se tudo aquilo já estava deixando Louis pirado, ele sentiu sua cabeça girar quando sua filha se inclinou para frente e rebolou em sua ereção, tomando o controle da situação.
Louis retomou a dominância ao agarrar a garota pelos braços e jogá-la no chão revestido pelo tapete alcochoado, a olhando de cima com superioridade.
— Vou te explicar o que vai acontecer agora. — Louis disse com falsa empatia. — Você vai ficar de joelhos, abrir bem a boca, e você vai chupar o pau do papai igual você faz com os pirulitos de cereja que você gosta. Entendeu?
Harry balançou q cabeça em concordância várias vezes, como um animal de estimação ansioso, tamanha era a vontade de agradar ao seu papai.
— Venha. — o mais velho chamou, vendo a filha se ajoelhar obediente.
Louis endireitou a postura, enquanto puxava o pau duro para fora da calça. O olhar de Harry focou na ereção de Louis, salivando na nova sensação de precisar chupá-lo o quanto antes. Seu papai observou a garota umedecer seus lábios inconsciente, usando isso para começar a se masturbar em sua frente, enquanto sua filha encarava vidrada cada movimento de sua mão.
Harry já conseguia sentir seu melzinho escorrer, molhando a meia calça e o collant. Louis teve vontade de rir quando notou a garota esfregando uma coxa na outra, tentando de alguma forma aliviar sea excitação, mas na verdade só a deixando com mais vontade.
— Você que o pau do papai, amor? — Louis perguntou, afagando os cachos da menina, enquanto a outra mão se movia preguiçosamente da base até a glande, o polegar pressionando a fenda, causando um pequeno barulho molhado, antes de voltar a se movimentar para cima e para baixo.
— Sim, papai, por favor.
— Então abre a boquinha, abre. — Louis instruiu.
A menina o faz quando Louis agarra sua mandíbula com uma mão e a aperta, fazendo com que seus lábios se abram um pouco mais, deixando espaço suficiente para ele se inclinar mais perto e cuspir diretamente em sua boca, fazendo com que um pouco de saliva deslize para fora da borda de um dos cantos.
Antes mesmo de poder dizer qualquer coisa, Louis agarra seu cabelo novamente e o puxa mais perto de sua ereção, segurando-a com a mão oposta para que ele possa trazê-la para a boca em um movimento.
Harry gemeu satisfeita ao fechar lábios na glande rubra e molhada de Louis, sentindo o gosto salgado e levemente adocicado de seu papai, fechando os olhos como se estivesse provando de seu doce favorito. Ela continuou assim, chupando a cabecinha e sempre continuando a dar lambidas preguiçosas na glande, gemendo quando sentia a fenda expelir pré gozo em sua língua.
Chupou a glande rosada com força, criando sulcos em suas bochechas, ficando orgulhosa de si mesmo ao ouvir Louis gemer, apertando mais ainda seu cabelo entre os dedos.
Decidiu testar ir além, dessa vez chupando até onde ela conseguiu, contornando as veias saltadas com a língua, engasgando um pouco quando a glande atingiu o fundo de sua garganta. Ela continuou nessa ordem, deixando o pau babado quando se afastou para regular a respiração.
Louis segurou as laterais de sua cabeça com força para mantê-la parada quando começou a estocar contra sua boca. Harry engasgou, posicionando as mãos nas coxas de Louis para tentar empurrá-lo, olhos lacrimejando pela ardência e a falta de ar. Louis, porém, continuou as estocadas sem piedade, deslizando o pau com agilidade.
— Porra, princesa. — Louis gemeu com a cabeça inclinada para trás. — Você está indo tão bem, querida. — elogiou, tirando alguns fios de cabelo do rosto da menina para juntá-los no rabo de cavalo.
O elogio pareceu incentivar a garota, como um gatilho para se dedicar ainda mais em chupá-lo com mais afinco e deixar seu papai orgulhoso.
Louis continuou fodendo sua boca em um ritmo em constante mudança. Às vezes, com impulsos rápidos e superficiais, pouco mais do que a cabeça de seu pau na boca de Harry, ou ele apenas segurava seu pau na metade da boca da mesma, a fazendo lamber e chupar o melhor que pôde sem ser capaz de mover a cabeça graças ao aperto de Louis em seu cabelo.
Todos os sentidos da garota estavam focados em Louis, em ser usada para o prazer de Louis. Não havia mais nada que importasse, até mesmo sua própria excitação não era importante, podia esperar.
— Você deveria se ver assim. — a voz de Louis era rouca, sua respiração saindo bastante irregular. Sua garotinha gemeu ao redor de seu pau e foi recompensada com outro impulso duro e profundo que lhe tirou o fôlego. — Se olhe no espelho, minha princesa. Veja como você fica linda tendo a boca fodida por mim.
Harry, que olhava para seu papai diretamente nos olhos desviou sua atenção para o grande espelho, que praticamente tomava a parede inteira, gemendo ainda mais quando viu sua imagem completamente destruída ali.
Sons molhados enchiam a sala, as respirações duras de Louis e os grunhidos ocasionais misturados com eles e os próprios gemidos de Harry completaram a sinfonia de ruídos incrivelmente sujos e totalmente maravilhosos.
Harry estava lutando para ficar quieta. Ainda não era hora de se tocar, ou Louis pararia de foder sua boca se ela o fizesse antes de ter permissão. E Harry não queria que ele parasse, não importa o quão desesperada ela estivesse por libertação. Sua mandíbula doía, seus olhos estavam lacrimejantes, sua bucetinha doía com a necessidade de vir, e ainda assim ela estava exatamente onde queria estar.
Harry não reclama. Ela simplesmente aceita. Ela se força a tomá-lo, suprimindo o rosnado em sua garganta que vem tentando sair há minutos. A garota não faz nenhum som além do murmúrio de um gemido obviamente abafado, e isso faz Louis ofegar alto.
Os gemidos de Louis enchem o estúdio em uma serenata lasciva que o faz perder a noção do tempo, extasiado pelo contato constante em sua cavidade, pela maneira como sua baba escorre cada vez mais, fazendo sons cada vez mais úmidos à medida que o pau desliza para dentro e para fora de seus lábios.
— Não consigo aguentar mais, querida. — ele expira, jogando a cabeça para trás. — Você vai ser minha boa garota e deixar seu papai encher sua boquinha de leitinho, não vai?
Harry não pensa muito, apenas envolve uma de suas mãos na base do pau torcendo o pulso repetidamente de um jeito que pareceu certo, enquanto escava as bochechas e deixa sua boca fazer seus últimos esforços para agradar o homem por quem ela está de joelhos.
É apenas uma questão de segundos antes de Louis gemer e proferir uma grande lista de palavrões, e em seguida, sua porra encher a boca de Harry, enquanto flui pela garganta em jatos grossos que a faz engasgar e puxar para trás instintivamente, a ponta do pau de Tomlinson finalmente descansando em uma de suas maçãs do rosto e continuando a derramar mais bagunça esbranquiçada em sua pele.
Permitindo que sua mandíbula descanse, Harry percebe preguiçosamente a porra em sua boca e depois a engole lentamente.
Antes mesmo de se recompor, Louis a agarra agilmente pelas axilas e o levanta para se sentar em seu colo, como se não pesasse nada.
Louis não resiste em beijá-la e fazê-la compartilhar um pouco de seu próprio gosto com ele, a garota molhando seu papai com a baba que está em seu queixo e os restos de sua porra que se juntam por apenas alguns momentos antes de ela se afastar, murmurando o melhor que pode.
— Seu leitinho tem um gosto bom, papai.
O homem sorri para ela enquanto ouve a deterioração de sua garganta que ele causou e provavelmente se orgulha, e dá um beijo na ponta de seu nariz que a faz suspirar.
— Você foi tão boa, querida. Engolindo o leitinho do papai sem que eu te diga. — diz ele extasiado. — Você me fez sentir tão bem, foi perfeita. — Louis a elogia com ternura, deslizando os dedos pelo rosto para limpar os restos de sua porra, trazendo para os lábios da filha. — Nada mais justo do que eu te recompensar agora.
Ele empurra Harry pelos ombros, fazendo a menina deitar sobre o chão acolchoado. Se inclina sobre ela, puxando as alcinhas do collant rosa pelos braços, puxando até que o retirasse por suas pernas, deixando Harry apenas com a meia calça, já que a garota não usava sutiã e nem calcinha, o que deu a Louis a visão do tecido fino encharcado entre os lábios da xotinha.
Louis praticamente rosnou com a cena, louco para comer aquela buceta. Não perdeu nem mais um segundo, imediatamente rasgando a meia-calça com as duas mãos na região da buceta, o barulho do tecido, tão frágil e elástico se espalhando pelo ambiente, deixando Harry levemente apreensiva, mas ao mesmo tempo ainda mais excitada.
— Agora eu vou comer sua linda buceta, certo? Seja boa para mim. — Louis disse, assistindo Harry acenar rapidamente.
Louis finalmente se inclina, dando uma única lambida na xotinha como se fosse um sorvete, a língua saboreando de seu buraco para o clitóris pulsante. Tomlinson não tinha certeza de quem gemeu primeiro, ele ou Harry, mas sabia que era boa a maneira como sua cabeça foi subitamente espremida entre as duas coxas, ambas as mãos trêmulas de sua filha segurando seu cabelo.
— Caralho. — ele rosnou, as mãos se estendendo para segurar as coxas de Harry grosseiramente e separando-as, expondo a carne rosa a ele mais uma vez. — Você tem um gosto bom, não é, querida?
Harry deu um choro silencioso, puxando o cabelo de Louis novamente.
— Eu poderia comer sua buceta o dia todo. — Disse, empurrando a cabeça de volta para baixo entre aquelas coxas delicadas e traçando suavemente a ponta da língua sobre seu pequeno botão escorregadio, saboreando a maneira como as coxas de Harry tremiam.
A garota choramingou, empurrando os quadris para cima para ter ainda mais da boca de Louis.
Ele levou seu tempo, provocando a filha enquanto alternava entre longos e quentes arrastos de sua língua e movimentos ásperos e apressados de sua língua contra o clitóris. Quanto mais ele fazia isso, Harry jorrava ainda mais seu melzinho, cobrindo seus lábios e língua, seu queixo ficando liso com toda vez que ele pressionava o nariz e mergulhava a língua no pequeno buraco quente.
Harry estava um desastre, soando cada vez mais desesperada quando ela soluçava “papai, papai, papai” agoniada com a barba arranhando de um jeito gostoso a região sensível, enquanto ao mesmo tempo tentava empurrar a cabeça de Louis para mais perto, como se ela quisesse sufocá-lo com sua boceta e, francamente, Louis não se importaria se esse fosse o caso.
Tomlinson se dedicava no trabalho de chupa-lá, lambendo o grelinho gordo e esfoladinho para dentro da boca. Quando parava, era apenas para poder meter a língua sem dó na buceta estreita, as vezes usando dois dedos para separar os lábios molhados da xotinha, dando pequenas lambidas ali.
— P-papai! — Harry choraminga quando seu papai deu um tapa em sua buceta, fazendo-a gritar, voltando a chupar a xotinha.
Pouco depois, um gemido alto e arfante preencheu o estúdio, e Louis pôde senti-la convulsionando abaixo de si, os tremores violentos tomando conta do corpo delicado. Os quadris de Harry arquearam e sacudiram, e ela ficou ainda mais molhada, encharcando seus dedos e sua boca, embriagando-o e fazendo dele nada mais do que um refém do prazer dela, enquanto o prendia entre suas coxas.
Se afastando lentamente, Louis deixou seus dedos molhados se fecharem ao redor de seu quadril, apertando-o com firmeza ao mesmo tempo em que deixava sua língua escorregar por ela mais algumas vezes, permitindo que ela aproveitasse as últimas reverberações de seu orgasmo antes de se levantar, orgulhoso.
Sem resistir, ele dobrou o corpo novamente, chupando com força o clítoris, sorvendo os últimos resquícios de seu prazer e arrancando mais um pequeno suspiro ofegante.
Harry estava uma completa e irresistível bagunça quando seus olhos se encontraram, e Louis sabia que seu estado não podia ser melhor do que o dela, considerando o que ele havia acabado de fazer. Oferecendo um sorriso, ele esfregou as costas da mão ao redor da boca e pela barba rala, limpando o melzinho da garota.
— Harry? Como você está? — Louis perguntou em um tom suave enquanto escovava a franja suada de Harry de sua testa.
Harry choramingou.
— Cansada.
— Podemos dormir, querida. — disse Louis com um sorriso. Ele abriu as pernas de sua filha uma última vez para tirar mais uma foto de sua buceta para se masturbar mais tarde e a adicionou ao seu álbum de fotos secretas, vendo a que havia tirado no dia anterior. — Você trabalhou muito hoje.
Ele a envolveu em um abraço apertado, sentindo a respiração de Harry desacelerar enquanto o cansaço finalmente a dominava.
Com cuidado, Louis a pegou no colo, levando-a para fora do estúdio de ballet.
— Eu sempre estarei aqui para você, meu amor. — sussurrou, enquanto apagava as luzes e fechava a porta atrás deles.
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gimmenctar · 5 months ago
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MDNI +18 dry humping um clássico: mark lee religioso e certinho caindo em tentação. não tá revisado e é um antiguinho que achei aqui pra matar a saudade. aproveitem! <33
mark lee, como descrevê-lo? se perguntassem a qualquer senhora da igreja, a maioria responderia “o genro dos sonhos”. servo do senhor, músico, simpático, um coração puro de verdade. 
obviamente, a fila de meninas que gostariam de ser namoradas de mark era enorme, mas ele nunca se deixou enganar. namoro é uma decisão séria e importante, por isso, tudo seria firmado e baseado em oração. 
assim que mark te conheceu, a vocalista nova do ministério, passou a incluir seus sentimentos em suas orações. entregava sua amizade que estava desabrochando, o coração descompassado toda vez que te ouvia cantar em adorações, a vontade que tinha de ser mais do que amigo… tudo que sentia estava entregue. 
quando, no despontar de uma manhã após a vigília jovem, você tomou coragem para confessar seus próprios sentimentos a mark, ele teve de se segurar para não beijá-la. em vez disso, tomou uma de suas mão nas dele e depositou um selar gentil na área. 
“eu nem sei o que te dizer, eu… também gosto muito de você. já tem tempo.” 
vocês se permitiram rir da situação, como demoraram tanto para perceber? 
“vamos orar juntos?” você propôs, sua voz soou como realeza aos ouvidos de mark. era tudo que ele queria ouvir. 
após meses de oração, seus líderes e familiares aprovaram com gosto o namoro do casal perfeito. mesmo jovens, estavam aprendendo a se amar e a caminhar juntos.
mas há um problema. um grande problema. 
se antes mark se segurou para não te beijar, e se ao longo das primícias do relacionamento ele se controlava para não ultrapassarem limites, depois de um tempo ficou mais difícil.
criaram intimidade e começaram a descobrir o que mais os agradava. precisavam se forçar a parar sempre que o calor ficava demais e toda vez que se deixavam levar, a vontade ficava quase impossível de ser controlada e o desejo quase vencia.
ficar sozinha com mark passou a ser uma questão porque sempre acabavam como agora: lábios inchados, respiração desregulada, cabelos bagunçados e as mãos fortes guiando seu quadril contra o volume carente e pulsante guardado na calça. 
seus pais conversavam alto lá embaixo, completamente alheios ao que está acontecendo no cômodo aqui em cima. o almoço de família foi completamente esquecido no meio dos beijos que atiçam mark a gemer baixo no seu ouvido. 
— a gente precisa parar… — você murmura de olhos fechados, imersa na sensação deliciosa que aperta seu baixo ventre. 
seus movimentos de vai e vem não cessam apesar do que disse. a dureza de mark atinge seu pontinho fraco bem na hora, e você não resiste. 
ele tira o pano de seu short do caminho, deixando que sua calcinha encharcada manche o zíper sem se importar nada. na verdade, ele sente prazer ao admirar a visão. 
— tem certeza? — a pergunta sussurrada no canto dos seus lábios é retórica, quase debochada. 
sua resposta é uma rebolada especialmente caprichada, sentindo toda a extensão de mark contra sua intimidade. ele puxa o ar entredentes, e amaldiçoa o risinho vitorioso que você exibe. 
— golpe baixo. — resmunga, mas aperta sua bunda com mais força. 
com o ângulo novo, o prazer aumenta, assim como o desespero pelo ápice. uma voz no fundo de seus pensamentos grita para que parem, mas você não dá a mínima. na verdade, resolve ousar. 
ao sentir que seus movimentos estavam desacelerando, mark te olha preocupado e confuso, até um pouco culpado. porém quando vê suas digitais abrirem os botões da calça e revelarem a cueca manchada, ele não consegue controlar o desejo que corre pelo corpo. 
você apalpa o membro brevemente, sem tirar os olhos de mark. sabia que, se olhasse o que estava fazendo, não se controlariam. ele não desvia o olhar, e sem pudor algum geme e empurra o quadril contra sua mão. 
a voz baixa do namorado vira sua cabeça, molhando ainda mais sua carência. posicionando-se em cima da ereção novamente, você provoca com movimentos leves, quase imperceptíveis, e mark ri. 
— não faz assim, princesa, se não eu vou rasgar essa porra toda e te comer aqui e agora. 
nem ele sabe o que deu nele. o mesmo ministro que inspira várias pessoas está completamente perdido no próprio prazer, prometendo fazer coisas que são restritas ao compromisso de casamento. 
você quase continua a provocá-lo, mas uma pequena luz de consciência se acende e você se lembra que não estão completamente sozinhos. por mais que quisesse ser rasgada no meio pelo pau do namorado, agora não seria uma boa ideia. contenta-se, então, a encaixar a cabecinha sôfrega no clitóris pulsante, e rebolar com habilidade. 
mark xinga todos os palavrões que normalmente filtra, se controlando para não gozar antes de você e se concentrando no barulho que as intimidades molhadas emitem pelo quarto.
com timidez, você afunda o rosto no pescoço do namorado, mas não é capaz de esconder os gemidos com as mordidas perto da correntinha de prata que ele sempre usa. 
— mark, eu vou- ah, não para. — você sente seu climax perto, é tarde demais para desistir. seu quadril se move sozinho, perseguindo a sensação. 
então, finalmente, o nó que estava tensionando seu ventre se desfaz e você atinge o orgasmo, pulsando no membro de mark com força. ele não aguenta o estímulo e também se permite gozar, arruinando as roupas e preenchendo seus ouvidos com os grunhidos mais profanos que já ouviu. 
— crianças, saiu carne do churrasco! parem de namorar só um pouquinho e venham comer! — a voz de sua mãe os convida, rindo com os outros, sem nem imaginar o que havia acabado de acontecer.
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jaquemuses · 9 months ago
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lindaa podes hacer uno de esteban kuku smut, me dio tierno, corte primera vez o algo asi, si no haces de él no pasa nada, yo entiendo
hola reina!! OBVIO que escribo para kuku, estaba esperando que alguien pida aaa te adoro !! hice esto recien, super rapidito, espero que te guste ♡
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𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ petit-déjeuner
pairing: bf!esteban x gf!r
sinopsis: Esteban acaba de volver de su viaje a Venecia y estas dispuesta a recuperar todo el tiempo perdido.
content: age gap sin desarrollar (ambos +18), stablished relationship, smut sin plot (jiji), fingering, p en v, mentions of breeding, fluff, no se que más.
word count: 1.7k cortito y conciso.
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Hacía ya un día que Esteban había vuelto de su viaje a Venecia, donde asistió al prestigioso festival de cine. Lo habías extrañado, aunque te costara admitirlo incluso solo para vos misma. Tu cuerpo lo ansiaba.
Por eso, cuando escuchaste el familiar sonido del motor del auto apagándose en el garage, prácticamente corriste a lanzarte encima de él en cuanto entró por la puerta. Hizo a un lado su bolso para sostener tu cuerpo entre sus brazos mientras le llenabas de besos la cara.
Pasaron la noche entre copas de vino y pasta, compartiendo experiencias de Venecia, la gente que conoció, el éxito de la película y la felicidad de estar de vuelta en su queridisima Buenos Aires junto a vos. Esteban y vos llevaban once meses juntos, aunque los últimos meses habían sido caóticos debido a los rodajes, viajes y todo el trabajo de producción, dejando la vida sexual en segundo plano, sin embargo ambos tenían necesidades y estabas dispuesta a saciarlas.
Sabías que Esteban estaba cansado por el viaje, así que esperaste hasta la mañana siguiente para deslizarte desnuda en la cama que compartían. La luz matutina resaltaba los marcados rasgos de tu novio, y por un segundo pensaste, "¿Cómo puede tener una cara tan angelada?". Aunque Esteban ya estaba despierto desde que entraste a la habitación, mantuvo los ojos cerrados hasta que te subiste completamente a la cama y encima de él.
"Ah, bueno...", dijo, recorriendo con la mirada tu cuerpo y regalándote una sonrisa ladeada. Te mordiste el labio mientras comenzabas a restregarte contra él. Solo llevaba puestos unos boxers, así que frotaste tu cuerpo contra el suyo, disfrutando del calor de su piel.
"¿Estamos cariñosas hoy?", señaló con un tono burlesco pero dulce. Gemiste suavemente, besando ligeramente su muñeca cuando sentiste sus dedos entrelazándose en tu cabello.
"Estuviste lejos mucho tiempo", dijiste en un suspiro.
"Fue solo un mes, gorda."
"Mucho tiempo".
Esteban soltó una pequeña carcajada mientras te acomodabas sobre él, tus manos reposando en su pecho definido.
"Me debes algo", dijiste finalmente, mirándolo con ojos suplicantes.
Esteban arqueó sus cejas mientras sus manos se paseaban suavemente por tus muslos y costillas, a veces subiendo a tus pechos, acariciándolos con un poco de fuerza y bajando otra vez.
"¿Ah sí? ¿Y cómo puedo saldar la deuda?"
"Vos sabes perfectamente cómo, kuku."
"No, ángel, decime qué querés."
"A vos."
El mayor deslizó su pulgar por tu cadera, acariciándola con una sonrisa en su cara. "¿Sí? Pero si ya estoy acá, a mí ya me tenés hace mucho tiempo", refutó, haciéndose el desentendido.
Tu pecho estaba rojo de la vergüenza, sabías que te iba a hacer decirlo. "Quiero que me cojas", dijiste ahogando un gemido, tus caderas todavía moviéndose encima de su ya erecto bulto generando una fricción extasiante.
Esteban parpadeó ensimismado ante la vista que tenía delante suyo.
"¿Sí?"
"Sí, kuku, porfa", rogaste sobre su regazo.
"¿Cuánto?" volvió a preguntar, sus dedos estimulando tus pezones mientras se incorporaba lentamente. "Dios, te necesito adentro mío, Esteban, te necesito ya", exclamaste desesperada ante tantas preguntas.
El mayor soltó una risa, sus palmas sujetándote suavemente pero con firmeza.
"Está bien, preciosa, pero primero te quiero preparar."
"No, no, no, por favor, no hace falta."
"No es negociable, nena. Si quieres que te coja, primero te vas a tener que correr dos veces con mis dedos. Sino no hay trato", dijo, terminando de incorporarse y volteándote, quedando así en la posición en la que él estaba hace unos segundos atrás, su cuerpo por encima tuyo. Ambos sabían que tenía la fuerza suficiente para manejarte como quisiera.
Mordiste su brazo en respuesta, pero a él pareció no importarle mientras marcaba su camino hacia tus muslos con besos, así que simplemente te dejaste llevar. Después de todo, no te molestaba tener un par de orgasmos adicionales. Esteban siempre había sido hábil con sus manos y boca, pero después de tantos meses sin ningún tipo de contacto, cuando por fin sentiste sus largos dedos acariciando y estirando tus paredes empapadas, mientras su lengua jugaba con tu clítoris, llegaste a los dos orgasmos sin problema después de un par de minutos, casi rozando un tercero antes de gemir y arañarle los bíceps; tus uñas dejando marcas rojas en su piel.
"Ahora sí, tebi", dijiste sin aliento, tus piernas temblando por tus orgasmos recientes. "Por favor, no puedo más."
"Ahi va, bebé, esperaste todos estos meses ¿Qué te va a hacer unos segundos más?", murmuró coqueto, levantándose para que te sujetaras de sus hombros y te acomodaras encima suyo, tus rodillas seguían débiles, por lo que intentaste alinearte y sentarte encima de su polla con rapidez.
Sin embargo, él no te dejó apurarte y te fue ubicando lentamente encima de su duro miembro, entreteniéndote con un beso hambriento, su lengua introduciéndose en tu cavidad bucal mientras dibujaba círculos sobre tu sobreestimulado clítoris. Te estremeciste alrededor de él cuando sentiste cómo su punta se abría paso entre tu apretado interior, tan mojada que goteabas sobre su polla y sus muslos.
Cuando finalmente se hundió por completo, intentaste moverte de inmediato, deseando sentir cómo te destrozaba. Pero nuevamente te retuvo, retorciéndote y gimiendo, apretada contra él.
"Shh, disfruta un poquito", te dijo mientras presionaba besos y mordidas en tu hombro, tus uñas clavadas con fuerza en sus hombros ante la repentina intrusión y anticipación.
Cuando finalmente aflojó su agarre en tus caderas, inclinaste tu peso hacia adelante, apretándolo contra el borde de la cama, y bajaste las manos hacia su ancho pecho. Cambiaste el ángulo de manera que veías estrellas al sentir su polla tan dentro tuyo.
"Dios, kuku", dijiste en un gemido, con la voz temblando un poco mientras tus caderas empezaban a mecerse contra su pelvis. Él gimió, casi como alentándote, viendo cómo la luz del sol se filtraba por la ventana y daba contra tu cuerpo desnudo, sus palmas se encontraban ligeramente presionadas sobre tus muslos mientras su pene bombeaba en tu interior. Todo se sentía increiblemente bien.
"Dios amor, es como si hubieras sido creada solo para mí", balbuceó envuelto en el delirio del momento, y por un momento pensaste que sí;
estabas hecha solo para él.
El mayor guió tus caderas hasta encontrar un ritmo adecuado que te hacía rozar tu clítoris contra el suave vello rubio sobre su pelvis. Toda esta situación era mucho para vos, realmente mucho después de haber alcanzado el clímax dos veces, pero no paraste incluso cuando algunas lágrimas comenzaron a salir de tus ojos, escurriéndose por tus mejillas, siendo resaltadas por la suave luz del sol golpeando tu cara.
Su polla se sentía tan bien dentro tuyo, te llenaba de una manera exquisita. La punta de su miembro se curvaba contra tus paredes y rozaba perfectamente ese punto dentro tuyo. Gemiste y jadeaste ante tal estímulo mientras mordisqueabas distraídamente su cuello y clavículas y gemías su nombre en su oído.
Una de sus manos subió hasta uno de tus pechos, tomándolo en su boca, chupándolo y besándolo vorazmente mientras que la otra estimulaba tu clítoris con velocidad.
Lo montaste vigorosamente mientras sentías cómo tu tercer orgasmo amenazaba cada vez más con llegar. Tus caderas comenzaron a moverse de forma desincronizada cuando un gemido agudo se escapó de tus labios. Esteban entendió la situación al instante, por lo que tomando tus caderas, salió de tu interior y te volteó nuevamente, un quejido abandonó tus labios ante la falta de estímulo. Sin embargo, Esteban volvió a adentrarse en tu coño apenas terminaste de acomodarte en cuatro, con tus antebrazos apoyados sobre la cama y el culo alto en el aire, dándole una vista asombrosa a su parecer, lo cual lo incentivó a mover sus caderas de una forma lenta y seductora, sin embargo golpeando justo el punto adecuado.
"Amor! Por dios!", gritaste contra la almohada, saliva escapándose de tu boca hacia la sábana, tu clímax cada vez más cerca, "Por favor, que rico, seguí, seguí, justo ahí." lloriqueaste de placer, tu respiración agitada "M-mas fue-fuerte." dijiste fuera de si.
Te desmoronaste debajo suyo apenas treinta segundos después, temblando, colapsando sobre el colchón y apretando las sábanas en tus puños como buscando que eso te salve de la sensación tan abrumadoramente satisfactoria, tu espalda todavía arqueada para mantenerlo adentro tuyo. Él acarició tu espalda, suavizando sus estocadas mientras sentía cómo lo apretabas tan, tan fuerte.
"Amor", murmuraste después de un minuto, incorporándote un poco, luciendo completamente agotada.
"¿Listo?" preguntó, sacando su miembro de adentro tuyo a punto de ayudarte a levantar.
Negaste, girando tu cuerpo, quedando ahora boca arriba y volviste a abrir tus piernas, sabías que todavía faltaba él.
"Acabá", le dijiste mientras guiabas su polla hacia tu entrada una vez más, apretándote alrededor suyo y sonriendo maliciosamente cuando sus ojos se cerraron con fuerza ante la sensación. "Porfi, quiero que acabes antes de que vayamos a desayunar."
Él no esperó ni una palabra más y te sacudió fácilmente de arriba hacia abajo, penetrándote con intensidad, buscando su propia liberación y vos seguiste el ritmo felizmente, apretando tus paredes cada vez que se empujaba dentro tuyo, exprimiéndolo. Miraste ensimismada sus músculos tensándose y emitiste pequeños sonidos ante la sobreestimulación, llorando de placer y aferrándote a sus brazos, rasguñando los mismos.
Cuando él llegó al clímax, gemiste como si hubieras acabado de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás mientras sentías su cuerpo desplomarse encima del tuyo durante unos segundos.
"¿Eso era lo que querías?" preguntó con su respiración agitada, tus dedos acariciando sus claros cabellos mientras él presionaba suaves besos en tu mejilla.
"Mhmm."
"Dios, te extrañé tanto, preciosa", dijo incorporándose, saliendo de tu interior con delicadeza y presionando un beso en tus labios.
"Mhmm", repetiste, tus ojos estaban cerrados y tenías una sonrisa pintada en la cara. Esteban se rió por lo bajo, acomodando los cabellos que estaban en tu rostro detrás de tu oreja.
"¿Quieres ir a bañarte mientras hago el desayuno?" dijo acariciando tu mejilla con tanto amor que pensaste que podías derretirte ahí mismo. Consideraste la oferta, pero terminaste negando con la cabeza. "Bañemonos y después hacemos juntos el desayuno", dijiste mirándolo a los ojos. Esteban entendió enseguida a lo que te referías y depositó un beso en tu nariz.
"Bueno, vamos a bañarnos, el desayuno puede esperar."
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fragmentos-olvidados · 5 months ago
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Mi manera de cerrar ciclos, es ignorar completamente la existencia de la persona como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros.
-Gigi
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dreamwithlost · 1 month ago
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♡°•: Bom garoto
"A fantasia do Mingyu, de lobo acabou chegando como um cachorro. Ele estava irritado, mas você sabia que aquela sim combinava mais com ele... Afinal, usava sua língua tão bem"
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-> | Sub!Mingyu x fem!reader | Smutzin | W.C: 3K |
-> [Warnings!]: Oral (Fem & Male), Mingyu sub, superestimulação, pp dominadorazinha
-> [Lost notes]: Mais uma para o #MesDoTerrorLost, esse pedidinho aqui é mais um romancezinho, um smutzinho pois ninguém é de ferro KKKK Espero que gostem meus amores ♡
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Um silêncio amigável reinava no apartamento enquanto você finalizava os últimos retoques na maquiagem. O relógio já marcava um pouco além do horário da festa de Halloween que você e seu namorado haviam planejado ir, mas nada que um pouco de pressa não resolvesse. Assim que terminou de passar o batom, um som abafado, seguido de um resmungo irritado, veio do quarto ao lado.
Curiosa, você saiu do banheiro e caminhou até a porta onde Mingyu estava, que estava entreaberta. Ao empurrá-la levemente, a cena à sua frente quase fez com que você soltasse uma gargalhada alta. Lá estava ele, o "grande e feroz lobo" que tanto havia planejado, vestido em uma fantasia que era, na verdade, de um adorável cachorro. Não havia nada de lobo naquilo — orelhas caídas, um focinho desajeitado e até um rabo peludo balançando de um lado para o outro.
Mingyu, de braços cruzados e expressão emburrada, se encarava no espelho com uma mistura de decepção e frustração. Ele estava claramente irritado, mas o visual era tão hilário que você mal conseguia segurar o riso.
— Isso não tem graça — Ele resmungou, percebendo sua presença e vendo seu esforço para não explodir em gargalhadas. — Eu pedi uma fantasia de lobo... olha pra isso! Eu pareço um... um filhote!
Dessa vez, você não conseguiu mais se segurar e começou a rir alto, dobrando-se de tanto achar graça. As lágrimas de riso logo ameaçavam borrar sua maquiagem.
— Ai, Gyu, meu Deus... eu não estou aguentando! — Você disse, tentando se controlar, mas falhando miseravelmente. — Você está uma gracinha, olha só pra você.
— Gracinha? — Ele perguntou, claramente mais irritado. — Eu pareço um idiota!
— Olha, não dá tempo de trocar. Além disso, foi cara! — você respondeu, tentando manter a seriedade. — E você vai usar assim mesmo, porque a gente não vai se atrasar mais por causa de uma fantasia. E eu, sinceramente, acho que está perfeito.
Mingyu bufou, claramente não convencido, mas não teve escolha. A expressão de contrariedade dele só aumentava o quanto você achava a situação divertida, mas você se conteve. Vocês seguiram para a festa.
Ao chegar, a cena se desenrolou como você já imaginava. Assim que seus amigos viram Mingyu na fantasia de cachorrinho, começaram a rir e a fazer piadinhas. "Cadê o lobinho?" "Achei que ele ia uivar, mas só vejo um pet fofo aqui!". As provocações continuavam, e Mingyu, cada vez mais emburrado, mantinha-se em silêncio, com os braços cruzados e o rosto vermelho de vergonha.
Você tentou aproveitar a festa, mas era difícil ignorar o humor sombrio de Mingyu. Ele mal falava e parecia completamente desconfortável, arrastando-se atrás de você, como... Bem, um cachorrinho.
Após algumas horas, o clima se tornou insuportável para os dois. Já frustrada com a atitude dele, você decidiu ir embora mais cedo, encerrando o que deveria ter sido uma noite divertida. O caminho de volta para casa foi silencioso, a tensão pairando no ar.
Assim que vocês entraram pela porta, você não conseguiu aguentar — tinha histórico de ser cabeça quente — e soltou sua irritação.
— Você foi insuportável a noite inteira! — Você esbravejou, jogando sua bolsa na cama com força, ao entrar no quarto. — Estragou tudo!
Ele levantou as mãos em rendição.
— Eu? Você me obrigou a usar essa fantasia ridícula!
— Porque você realmente parece um cachorro, Mingyu! — Você retrucou, sua voz afiada, as palavras escapando antes que pudesse pensar melhor. — Você se comporta como um, especialmente quando está usando essa língua... — Sussurou a última parte.
Um silêncio carregado se instalou entre vocês. Mingyu te encarou, seus olhos se estreitando enquanto processava o que você acabara de dizer. O calor subiu ao seu rosto, mas você se recusava a recuar, o olhar desafiador permanecendo firme.
— Sinto muito se minha brincadeira te deixou tão irritado. Achei que seria no mínimo engraçado — Confessou. Você não gostava de irritar seu namorado ou deixá-lo triste, por mais que sua intenção fosse apenas provocá-lo um pouquinho. — Ou sexy, em alguns pontos.
Ele deu um passo à frente, seus lábios curvados em um sorriso que você conhecia bem.
— Então é isso? Você gosta de como eu uso a minha língua? — Ele parecia ter ignorado todo o resto, o que te fez rir também, com a facilidade com que ele conseguia resolver seus problemas.
Seu corpo reagiu instantaneamente à provocação, seu coração acelerando enquanto os olhos dele desciam lentamente pelo seu corpo. A tensão no ar mudou de irritação para algo muito mais denso, mais primitivo.
— Sinto muito também. Minha reação pode ter sido exagerada — Mingyu se aproximou, seus dedos deslizando pelo seu quadril com uma lentidão calculada, o toque suave, mas carregado de promessas. — Deixa seu cachorrinho te recompensar.
Mingyu lentamente deslizou o zíper de sua própria fantasia, lhe removendo de seus braços e mostrando o peitoral definido. Você seguiu seus movimentos com os olhos, até o momento que o moreno a empurrou levemente, lhe sentando na beirada da cama, seus dedos firmes traçando um caminho lento pelo seu quadril, e você mal conseguiu conter o suspiro que escapou. Quando ele se ajoelhou à sua frente, os olhos cravados nos seus, o calor começou a se acumular em seu ventre. A cada toque dele, a tensão crescia.
As mãos dele subiram suavemente por suas coxas, movendo-se de forma deliberada, como se quisesse sentir cada centímetro da sua pele antes de tirar sua calcinha. Ele foi devagar, como se saboreasse a antecipação, e quando finalmente a peça íntima foi descartada, a sensação de liberdade fez você suspirar fundo. Ele olhou para você com um sorriso malicioso, sabendo exatamente o que estava por vir.
Mingyu começou com um toque leve, mal roçando os lábios contra a pele interna das suas coxas, deixando um rastro de arrepios que subia por sua espinha. Seu corpo reagia a cada toque, inclinando-se para frente, buscando mais. A expectativa era quase insuportável.
Quando sua língua finalmente encontrou o centro da sua intimidade, foi como se uma onda de eletricidade percorresse seu corpo. O toque foi suave no início, quase uma carícia, mas suficiente para te arrancar um gemido baixo. Ele começou devagar, explorando cada detalhe, como se estivesse descobrindo os pontos mais sensíveis do seu corpo. Sua língua se movia com precisão, traçando círculos lentos que faziam você perder o fôlego.
Suas pernas tremeram levemente quando ele aumentou a pressão, lambendo e sugando de forma mais firme. Ele alternava entre movimentos lentos e rápidos, mantendo um ritmo imprevisível que a fazia oscilar entre a necessidade de mais e o prazer crescente. Seus dedos apertavam o lençol da cama, o corpo arqueando em resposta a cada investida da língua dele.
O calor no seu corpo se intensificava a cada segundo. Mingyu usava não apenas a língua, mas os lábios e até a respiração, enviando ondas de prazer por todo o seu corpo. Quando ele começou a sugar seu clitóris com mais firmeza, uma onda de prazer quase insuportável percorreu seu corpo, e você se agarrou ao colchão, o coração disparado.
— Ah... — Você gemeu alto, incapaz de se conter, o som escapando involuntariamente.
Mingyu apenas intensificou o ritmo, sem pressa, mas com uma precisão que fazia parecer que cada movimento era calculado para te levar ao limite. Ele alternava entre sugar e lamber, criando uma mistura deliciosa de sensações. A cada nova investida, você sentia o calor crescendo, como se estivesse prestes a explodir. Seus quadris se moviam involuntariamente, buscando mais contato com a boca dele.
— Gyu... — Você sussurrou, a voz rouca de prazer, quase implorando.
Ele sorriu contra sua pele, o som abafado, mas cheio de satisfação. Ele adorava te ver assim, vulnerável, entregue completamente ao que ele fazia. Seus dedos se enterraram nos cabelos dele, puxando levemente enquanto o prazer aumentava. Seu corpo todo tremia, a tensão acumulada se espalhando por cada centímetro da sua pele.
Mingyu não parou por um segundo, mantendo o ritmo firme enquanto sua língua desenhava padrões precisos sobre seu clitóris, levando-a mais alto, cada vez mais perto de um clímax avassalador. Era uma tortura deliciosa.
A cada toque, a pressão dentro de você aumentava, até que não havia mais como segurar. Quando Mingyu sugou seu clitóris uma última vez, com a pressão perfeita, você sentiu o orgasmo se aproximar rapidamente, avassalador, tomando conta de você por inteiro.
— Oh, meu Deus... Gyu! — Você gritou, o corpo se arqueando enquanto o orgasmo te atingia em ondas intensas.
Seu corpo tremia, os gemidos incontroláveis escapando de seus lábios enquanto ele continuava, prolongando seu prazer, a língua movendo-se suavemente enquanto você descia da montanha de êxtase que ele havia te levado. Era como se cada fibra do seu ser estivesse acesa, cada toque, cada lambida, ainda te levando a um estado de prazer absoluto.
Enquanto você relaxava na cama, o peso de Mingyu entre suas pernas parecia perfeito. Ele te explorava com uma paciência deliciosa, como se cada toque, cada beijo, fosse uma obra de arte sendo criada. Seus dedos corriam levemente pela sua pele, descendo das coxas até os quadris, roçando de forma quase imperceptível, enviando choques elétricos por todo o seu corpo.
Ele ergueu os olhos para encontrar os seus, o olhar intenso e concentrado no prazer que estava te proporcionando. Mingyu sabia exatamente o que fazia, e você podia sentir isso a cada movimento de sua língua. Ele se deleitou em você mais uma vez, beijando sua pele com uma lentidão torturante, antes de finalmente se concentrar no centro do seu prazer.
Os lábios de Mingyu roçaram suavemente contra o seu clitóris, e você prendeu a respiração, antecipando o que viria a seguir. Como era possível continuar com tanto desejo? Ele começou com beijos suaves, quase castos, antes de se aprofundar, a ponta da língua fazendo pequenos círculos ao redor do ponto mais sensível do seu corpo. A intensidade era controlada, como se ele estivesse te guiando, levando seu corpo a um ponto de pura tensão.
Suas pernas começaram a tremer levemente enquanto a língua dele traçava padrões que pareciam desenhados diretamente para te levar à loucura. Ele alternava entre movimentos circulares e rápidos toques para cima e para baixo, mantendo um ritmo preciso que te deixava à beira do abismo.
Mingyu, sempre atento, apenas sorriu contra sua pele antes de intensificar os movimentos da língua, deslizando de cima para baixo, uma e outra vez, até que o prazer se tornasse quase insuportável. Ele pressionava o clitóris com mais firmeza agora, a língua se movendo em círculos rápidos, enquanto seus dedos se juntavam à ação, traçando delicadamente a entrada do seu corpo.
Você estava tão perto, o corpo tremendo de expectativa enquanto ele trabalhava em perfeita harmonia com seu desejo. Cada lambida era calculada, cada movimento feito para prolongar o prazer e te manter no limite.
— Isso... assim... — Você ofegou, sentindo seu corpo se apertar, o clímax se aproximando mais rápido do que você poderia controlar. Agarrou as madeixas curtas do rapaz, as apertou com força, tentando se controlar. Sentiu o arfar baixo que ele soltou próximo de sua intimidade, lhe deixando ainda mais insana.
Instingado com a força de sua mão, ele não parou, nem por um segundo. Sua língua se movia com precisão e firmeza, e quando ele finalmente sugou seu clitóris com a pressão exata que você precisava, o mundo ao seu redor desapareceu. O prazer te atingiu com uma força avassaladora, um grito de pura euforia escapando dos seus lábios enquanto o orgasmo te consumia completamente.
Suas pernas se apertaram em volta da cabeça dele, o corpo tremendo descontroladamente enquanto ondas de prazer percorriam cada centímetro de você. Mingyu continuou, sua língua se movendo suavemente, prolongando o clímax e te mantendo em um estado de êxtase por mais tempo do que você poderia imaginar.
Você ofegava, o corpo exausto, mas completamente satisfeito. Mingyu subiu lentamente, os lábios ainda brilhando com o seu prazer, os olhos fixos nos seus. Ele sabia o poder que tinha, e você, completamente entregue.
— Puta merda — Você sussurrou, ainda de olhos fechados.
Quando conseguiu controlar sua respiração o suficiente para abrir os olhos, buscou pelo rosto de seu namorado. Ele estava sobre você, olhando com aquele mesmo sorriso travesso e olhos de filhotinho, uma combinação que apenas ele conseguia ter.
Você se impulsionou para o lado, invertendo os papéis e ficando por cima de Mingyu, que te olhou exasperado.
— Ainda temos que brincar mais — Você disse, a voz ainda rouca do prazer.
Ele engoliu em seco, os olhos brilhando de excitação. Você se sentou no colo dele, sentindo o membro de Mingyu rígido, pulsando de desejo, mesmo com o tecido grosso da fantasia guardando o membro. Rebolou algumas vezes em seu colo, o tecido de sua roupa sendo a única coisa que lhe impedia de adentrar gostosinho o seu interior.
Observou enquanto o homem levantou as mãos, tentando agarrar seu quadril, fazer algo, lhe comer de qualquer forma.
Todavia, você o impediu, inclinando-se para frente e segurando as mãos dele, prensando-as no colchão macio.
— Você não vai me tocar — Você ordenou, a voz baixa, autoritária, enquanto continuava a provocá-lo. — Foi um garoto muito mal hoje.
Então, se retirou de cima do homem, deslizou mais para baixo, e lentamente deslizou sua calça para longo, logo depois sua cueca. Mingyu estava estático, apenas te apreciando, bufando uma vez ou outra ao tentar seguir sua ordem de não lhe tocar.
Seu membro saltou, libertado da última peça, enrijecido, era belo de se ver.
A verdade era que você adorava chupar seu namorado, abocanhá-lo bem lentamente com beijinhos. Mordeu o lábio, admirando-o, e então tomou o pênis do rapaz em sua boca. Você foi lenta, controlada. O gemido baixo que escapou dos lábios dele foi tudo o que você precisava para saber que estava no controle. Você começou devagar, movendo a língua ao longo da extensão dele, lambendo a cabeça sensível antes de envolvê-lo completamente.
Mingyu instintivamente agarrou suas madeixas com uma das mãos, incentivando-a a continuar com aquele vai e vem que havia começado.
Você, por outro lado, apesar de adorar quando ele segurava sua cabeça assim, lhe fazendo afundar ainda mais, parou com os movimentos. Lentamente retirou sua boca do membro volumoso e o encarou de forma travessa.
— Toda vez que você me tocar, eu vou parar.
Observou a feição de cachorro sem dono que apareceu no rosto de Mingyu, que choramingou com a ideia. Sentiu seus músculos tensos enquanto ele acatava suas condições, resistindo ao impulso de te tocar mais uma vez.
— Bom garoto — Sussurrou, deslizando suas mãos pelas coxas do moreno até o momento em que mais uma vez desceu até seu pênis.
Ele gemeu, jogando a cabeça para trás, os olhos fechados enquanto você o levava ao limite, mas sem deixá-lo perder o controle completamente. Era o seu castigo para ele, e Mingyu estava à mercê de cada movimento seu.
Mas você foi implacável, aumentando o ritmo, sugando com mais força, sem permitir que ele tirasse as mãos do lugar.
Você mantinha o controle, apreciando o poder que tinha sobre Mingyu naquele momento. Cada vez que sua boca envolvia seu membro, sentia o corpo dele reagir intensamente. Ele tentava se segurar, mas os gemidos que escapavam de sua boca traíam o quanto ele estava perdido no prazer.
— Por favor... — Mingyu implorou, a voz rouca e desesperada. Ele queria tanto gozar, te tocar.
Você levantou os olhos para ele, parando momentaneamente, apenas o suficiente para que ele sentisse o vazio da sua ausência. Ele estava no limite, cada músculo do seu corpo tenso, os olhos arregalados e cheios de desejo.
— Por favor, o quê? — Você perguntou, sua voz baixa, carregada de autoridade e desejo. Era sua vez de ditar o ritmo, de decidir como aquela noite terminaria. A excitação percorria seu corpo ao ver o quão vulnerável e entregue ele estava.
— Por favor, me deixa tocar você... — Ele murmurou, a cabeça jogada para trás enquanto seus lábios tremiam de ansiedade. — Me deixa — Ele foi interrompido por um gemido involuntário que saiu de suas cordas vocais, enquanto você tocava lentamente em seu membro.
Você sorriu, deslizando a língua devagar pela extensão do membro dele, provocando-o sem pressa.
— Ainda não. Você está sendo punido, lembra?
Mingyu gemeu alto, o som rouco e cheio de frustração, mas ele obedeceu, mantendo as mãos firmes nas laterais do colchão. Sua respiração estava pesada, e a cada movimento seu, ele parecia afundar mais profundamente no prazer, seus quadris se movendo involuntariamente em busca de mais contato.
A sensação de poder, de controle absoluto sobre o prazer dele, fazia seu corpo queimar de desejo. Sem pressa, você aumentou o ritmo novamente, envolvendo-o com mais intensidade, cada movimento de sua língua levando-o mais perto do ápice.
Ele estava à beira do colapso, e você sabia disso. Podia sentir a tensão no corpo dele, a forma como ele se agarrava a qualquer resquício de controle que ainda lhe restava.
— M-mas eu... — Ele tentou falar, mas a voz falhou quando você deu um chupão mais firme, fazendo seu corpo se contorcer de prazer.
Você estava determinada a prolongar sua punição o máximo possível, vendo até onde ele aguentava antes de implorar de novo. Seus movimentos se tornaram mais lentos e deliberados, cada deslizar da sua boca sobre ele meticulosamente calculado, levando-o à loucura.
Mingyu parecia estar à beira de perder completamente o controle, e os gemidos roucos que escapavam de sua garganta deixavam claro que ele estava desesperado por alívio. Cada vez que ele pensava que você o deixaria chegar ao clímax, você desacelerava, fazendo-o gemer em frustração.
— Você quer gozar, Gyu? — Você sussurrou, seus olhos cravados nos dele.
— Por favor... — Ele praticamente choramingou, os olhos suplicantes, o corpo tremendo de necessidade.
Você finalmente decidiu dar a ele o que ele queria. Seus movimentos ficaram mais rápidos, mais intensos, sugando com força e precisão, até que sentiu o corpo dele se arquear em resposta, os músculos tensos, a respiração falha.
Quando ele finalmente chegou ao limite, um grito de prazer escapou de seus lábios, e você sentiu o corpo dele pulsar enquanto ele liberava toda a tensão acumulada. Você não parou até que tivesse certeza de que ele estava completamente satisfeito, o prazer o consumindo por inteiro.
Mingyu estava ofegante, o corpo relaxando enquanto ele tentava recuperar o fôlego. Você se levantou lentamente, observando-o com um sorriso satisfeito.
— Agora que você foi punido... acho que está na hora de ser recompensado, não acha? — Você disse, a voz carregada de sedução enquanto caminhava lentamente para ficar sobre ele mais uma vez.
Ele te seguiu com o olhar, ainda ofegante, mas seus olhos brilhavam de excitação renovada. Você sabia que a noite estava longe de terminar.
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