#carteras para hombre
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Ojo con Ellas… Andan por ahí, con su atrevido miedo, portando sus cuarenta y tantos, lindas, leídas, viajadas, sensibles. Ojo con ellas. Vienen de cerrar una puerta con decisión, pero sin olvido. Amaron, construyeron, parieron, cumplieron. Amaron a su hombre, dieron alas a sus crías y ahora, desentumecieron las suyas: ¡ahí estaban!: intactas, brillantes, soberbias, majestuosas, listas para el vuelo: no ya las de un hornero, sí las de una gaviota, soberana y curiosa. Saben de la vida y de tu hambre porque con su cuerpo han sabido saciarlas. Expertas en estupidez y sus matices: se reconocieron inmersas en ella hasta el estupor y soportaron mucha hasta el dolor; sabrán distinguirla, no lo dudes. Versadas en economía, la aplican en el gesto, en el andar y en su exacta sensualidad. Ojo con sus caderas sabias: ya se estiraron y contrajeron, se estremecieron y agitaron. Saben del amor, en todos sus colores, desde el rojo resplandor al mustio gris. Sus piernas fuertes arrastran raíces todavía. Prontas a sentir, van con una vieja canción en los labios, profunda intensidad en la mirada y delicada seguridad en la sonrisa. Pero, si esta advertencia es tardía, y descubres que ya no puedes dejar de pensar en ella, entonces, ten cuidado de ahora en más, no te equivoques, no lo arruines: no les envíes un mensaje de texto, mejor invítale un café con tiempo; no recurras al email, preferirán sin duda un poema en servilleta. No les hagas promesas, no les vendas imagen, mejor exhibe tu autenticidad más despojada. No caigas, por rellenar, en aturdido ruido vacuo, deja que respire un silencio en común. Vienen de quemar las naves y cambiar comodidad indolente por riesgo vital. Avanzan por un camino incierto, pero elegido. En su cartera, fotos, un perfume y algunas lágrimas. En su mirada, una decisión... Ojo con ellas…tal vez, si tienes suerte, hay una en tu camino.
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SARAH MOON & HERTA MÜLLER
"En la valla rechina una bicicleta de madera. Arriba, en el cielo, flota plácidamente una bicicleta de nubes blancas. En torno a ella, las nubes son agua. Grises y vacías como un estanque. En torno al estanque sólo hay un silencio de montañas. De montañas grises, cargadas de nostalgia. Windisch carga dos maletas grandes. La mujer de Windisch carga dos maletas grandes. Su cabeza avanza a toda prisa. Su cabeza es demasiado pequeña. Las piedras de sus pómulos están encerradas en la oscuridad. La mujer de Windisch se ha cortado la trenza. En sus cabellos cortos luce una permanente. Su nueva dentadura le ha endurecido y reducido la boca. Habla en voz alta. Del pelo de Amalie se desprende un mechón. Vuela del jardín de la iglesia hasta el boj y regresa a su oreja. El bache está gris y agrietado. El álamo se yergue como una escoba contra el cielo. Jesús duerme en la cruz junto a la puerta de la iglesia. Cuando se despierte, será viejo. Y el aire del pueblo será más diáfano que su piel desnuda. En la puerta del correo, el candado cuelga de la cadena. La llave está en casa de la cartera. La llave abre el candado. Abre el colchón para las entrevistas. Amalie carga la maleta pesada con las copas. Lleva su bolso en bandolera. En él va la caja con la lágrima. En la otra mano lleva el jarrón con la bailarina. El pueblo es pequeño. Por las calles laterales se ve caminar gente a lo lejos. Se alejan. En los extremos de las calles laterales, el maizal es una pared negra. En el zócalo de la estación percibe Windisch los vapores grises del tiempo detenido. Sobre los rieles hay una manta de leche. Les llega hasta los talones. Sobre esa manta hay una piel hialina. El tiempo detenido hila un capullo en torno a las maletas. Y tira de los brazos. Windisch se hunde al avanzar sobre el balasto. "
Herta Müller, El hombre es un gran faisán en el mundo.
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Los gitanos canasteros tienen todo un romancero a sus espaldas. Los mitificó Lorca, los encumbró Camarón de la Isla, los rimaron los poetas con la orilla de un río cercano y los cantaron sevillanas, fandangos, seguiriyas y soleares. Quizás ni el propio gitano canastero haya sabido nunca de tanta atención por su oficio, o por su imagen, como le profesaban poetas y poetastros. No creo que eso les llamase jamás la atención, si es que verdaderamente conocían tanta literatura alrededor de su figura. En una entrevista radiofónica que hice hace muchos años al jesuita Carlos Muñiz, y ante la pregunta de cuál sería el sentido más claro de la libertad del hombre en el mundo actual, me dijo, más o menos al pie de la letra, que a él le maravillan los gitanos canasteros, que los admiraba de verdad. No tenían preocupaciones, se asentaban a la orilla de un río, que es donde está la vida, tienían la materia prima para sus labores, podían comer de él con cierta habilidad, recibían el sol y el silencio del campo, laboraban con tranquilidad y sin presiones, vendían si podían sus artesanías y dejaban pasar la vida en plena contemplación de la cósmica Naturaleza. No le faltaba ni un ápice de verosimilitud a esta opinión de tan cualificado catedrático.
Durante 30 años, el gran artista sevillano Manolo Caracol regentó en Madrid el tablao flamenco más famoso de su tiempo: "Los Canasteros", aunque de gitano canastero tenía más bien poco su dueño. El apelativo de "canastero" va asociado siempre al mundo gitano, a pesar de que ya son pocos los que quedan por estos lares del país. En mis varias visitas anuales a la Sierra de Cazorla, casi a la altura de Cotorríos, aún existe una casucha amable, chimenea incluída, que habitaba un gitano dedicado a estos menesteres, que un buen día desapareció y del que no me han sabido dar norte los dueños del cercano hotel en el que siempre me hospedo: "El Mirasierra". Son así, y es una felicidad: hoy aquí, mañana allí. Antes, se los encontraba uno por los linderos de Úbeda y Los Villares, por la ribera del Huelma, por Andújar y Jimena, por Galaroza y por Triana, y mientras amaestraban suavemente la mimbre o la fibra vegetal de la anea, estaban rodeados de canastas, bombos, cestas, bandejas y paneras...
Recuerdo que una vez, estando en El Altozano, en la taberna del gitano José Lérida, en grata compañía con el cantaor Manuel Gerena, entró una gitana canastera vendiendo sus productos, entre ellos aquellos bombos clásicos donde nuestras madres echaban la ropa para el lavado. Tanto él como yo nos creíamos que eso ya no existía, que esos recipientes de caña se habían dejado de hacer. Tanto nos emocionó, que Manolo sacó la cartera, tiró de billetes y compró uno para él y otro para mí, que conservo como una reliquia en mi estudio.
¡Gitanos canasteros, cuántos recuerdos! Ya ni siquiera hay riberas y los ríos son surcos de barro quebrados por el sol! Ya, como me apuntaba el teólogo Muñiz, ni siquiera hay gitanos nómadas que puedan enseñarnos la forma de vivir en plena libertad. Vas a cualquier sitio y lo primero que te preguntan, antes de preguntarte ni siquiera cómo te llamas, es el número del DNI, lo meten en el ordenador y saben hasta cuando diste el último estornudo. Cada banco, cada oficina, cada gran almacén, se ha convertido en una sucursal de la Jefatura Superior de Policía. ¡Y nosotros, tan contentos!
Se han ido perdiendo los gitanos canasteros de la leyenda. ¿Qué escribiría hoy Federico? ¿Qué nombre le pondría a su tablao Caracol? ¿Seguiría cantando Camarón aquello de Flamenquita, tú que haces / tus canastitas en los puentes / siendo tan guapa y graciosa / ¿por qué vives malamente? / Canastera, canastera, canastera...
Final de una raza de sabios bohemios, habilidosos en la fragüa maestra, en el trato y la venta ambulante, pero especialmente geniales en la artesanía de la caña, el mimbre y el esparto. También las máquinas de la modernidad -una de cuyas fábricas gigantescas está en el pueblo jiennense de Arjona-, los apartó de las orillas tranquilas de aguas transparentes, de sus artilugios para la pesca de la trucha y del sol a cuyo calor se sentaban enjaretando piezas hermosas de artesanía como las que sigo contemplando en mi cuarto mientras esto escribo.
Fuente.Oficios y Costumbres perdidos
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Texto hermosooooo
Mujeres imprimanlo y póngalo en la cabecera de su cama, para que cada vez que despierten lo lean.
CABALLEROS y mujeres: FAVOR DE LEER
¡EXCELENTE!
Luis Fernández, actor, y escritor venezolano y esposo de Mimí Lazo,
lanzó la campaña:
“Salvemos a las mujeres”,
mira lo acertado y hermoso que dice:
1. Alimentación correcta:
Nadie vive de la brisa.
Mujer vive de cariño. Dele en abundancia. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno, las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día.
Un abrazo diario,
hablar con ellas es como el agua
para los helechos.
No la deje deshidratarse.
Si su hombre no hace eso,
búsquese uno que lo haga.
2. Flores:
También hacen parte del menú.
Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad
y el trato áspero.
3. Hábitat:
La mujer no puede vivir en cautiverio.
Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro.
No hay cadenas que las aten
y las que se someten a la jaula
pierden su ADN.
4. Respete la naturaleza:
¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)?
Cásese con un hombre.
Las mujeres menstrúan,
lloran por cualquier cosa,
les gusta hablar de cómo les fué
en el día, de discutir sobre la relación.
Si quiere vivir con una mujer,
prepárese para éso.
5. No restrinja su vanidad:
Es propio de la mujer pintarse las uñas, los labios, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar zarcillos, comprarse muchos zapatos y carteras, pasar horas escogiendo ropa en un centro comercial.
Comprenda todo ésto y apóyela.
6. El cerebro femenino no es un mito: Mujer sin cerebro no es mujer,
sino un simple objeto decorativo. Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted.
7. No haga sombra sobre ella:
Si usted quiere ser un gran hombre
tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille,
usted se bronceará.
Sin embargo, si ella está atrás,
usted llevará una patada en el trasero.
8. Acepte:
Las mujeres también tienen luz propia
y no dependen de un hombre para brillar.
Mi amigo, si usted piensa que la mujer
es demasiado costosa,
fastidiosa o complicada
ES UN POBRE HOMBRE!!!
Las Mujeres son una Bendición.
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The Royals universe. @kariotp
la rubia salió enojada del evento, dirigiéndose hasta los jardines del palacio, uno que no había visitado desde hace demasiado tiempo, pero ocupaba deshacerse de la compañía de su para nada amado prometido, fingir siquiera amabilidad con aquél hombre le parecía asqueroso. el problema no era tanto como se veía, pero era un completo patán, la idea de que tendría que vivir con él y darle herederos le daba nauseas. las cosas estaban tan mal que a pesar de que esta parte del palacio estaba prohibida al acceso esta noche, no le importó para nada, tampoco como si ella siguiera normalmente las reglas, pero esta noche le importaban aún menos. había sacado una botella de tequila del evento y traía cigarrillos en su cartera, así que pretendió pasar el resto de la velada escondida en aquél jardín. se encontraba tomando su primer sorbo de la botella con una mano mientras que la otra sostenida su cigarrillo cuando escuchó unos pasos detrás de ella, lo que la hizo girar para ver quién era su acompañante, mentalmente preparada para pelear por si venían a llevársela devuelta al evento, pero suspiró algo aliviada al ver al próximo rey del país ahí, al menos no era su futuro esposo. “¿me vas a regañar por estar aquí? porque debo decirte que no estoy de humor para que me importe.” advirtió, la única manera que sería sacada de ahí era siendo obligada, probablemente arrastrada por seguridad, y prefería ese escándalo antes de volver con aquél hombre que detestaba. “si no le dices a nadie, puedo compartir mi escondite secreto… porque no veo otra razón para que el futuro rey se retire de su propio evento a un lugar tan alejado, a menos que se esté escondiendo.” añade con gracia, alzando y bajando sus cejas un par de veces antes de tenderle la botella. estaba segura de que nunca antes habían hablado más que un par de palabras, pero ella recordaba que hace unos años le veía en las noticias y se le hacía extremadamente guapo, debía de admitir que los años nada más lo hacían verse mejor.
#( genevievev;; convo )#aqui para el señor sin nombre dkdkkd#mi gen es muy caótica vibes dlkdkd#SCREAMING BUT DADDY I LOVE HIM#NO IM NOT BUT#U SHOULD SEE UR FACES#se llevan como 15-20 años crazy#FLÑKSAJDFA#daddyissues
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Reflexiones de una treintañera
Aquí estoy, con 30 años a mis espaldas y una sensación de desdicha que parece no abandonarme. ¿La causa? Los hombres, por supuesto. Hace apenas dos meses que corté con mi ex y desde entonces mi autoestima está por los suelos, mi ego parece haber sido pisoteado por un elefante y la humillación me sigue a todas partes como una sombra, gracias a mis experiencias desagradables con el sexo opuesto. Pensé ingenuamente que a esta altura de mi vida estaría más resuelta, pero parece que los idiotas siguen apareciendo para recordarme en qué aspectos aún debo trabajar. Es curioso cómo, a pesar de condenar el maltrato, el mal humor y la indiferencia masculina, sigo permitiéndoles entrar en mi vida y hasta los disculpo por sus acciones.
Mis reflexiones surgen de dos episodios recientes, ridículos y dolorosos:
En el primero, salí a divertirme y conocí a un chico que parecía cumplir con todos mis criterios de "amigo para la noche". Decidimos, entre brumas de alcohol, ir a su casa. Pero, ¡sorpresa!, en su casa olvida hasta mi nombre e ignoró olímpicamente todos mis límites. ¿Resultado? Me siento como como un trapo de piso al amanecer.
La situación dos no fue mucho mejor. Similar, pero con matices diferentes. Conocí a un chico que parecía ser justo lo que necesitaba: amable, sensible, comprensivo. Sin embargo, pronto me di cuenta de que la bondad a veces es solo fachada. En nuestro segundo encuentro, ni siquiera trae ni un mísero forro. "Yo tengo", le digo. Se los paso. "No hagamos boludeces", le advierto. Pero en medio del calentón, ¡zas!, adentro va el amigo sin protección. Yo digo "no" y él dice "un ratito". ¿Otra vez? Mi pasividad me llevó a dejarlo pasar. Y, otra vez, terminé sintiéndome despojada de toda dignidad.
Y para rematar, descubro que el tipo tiene fama de casanova entre nuestras amistades. Resulta que este chico, según algunos rumores, no es precisamente un caballero. “¿Con quién me metí?” Me pregunto, mientras comparto esta preocupación con dos amigos en medio de la noche.
En fin, cuando retomamos la charla, después de unos días de ausencia de su parte (porque el susodicho desaparecía más que una brújula en el Triángulo de las Bermudas), decidí sacar el tema del forro. Al principio, admito que lo hice con un toque de hostilidad, porque entre esta situación y otras similares, ya tenía la olla a presión a punto de estallar. Pero la conversación dio un giro interesante: terminamos en un "bueno, fue una lección para ambos, amigo, porque aparentemente yo también necesito aprender sobre autocuidado y límites" (sí, una vez más, la misma pelotuda evitando incomodar). Y de paso, le solté la sopa sobre mi catarsis con los chicos, basada en esos rumores que circulaban. Quería ponerlo al tanto, ¿qué podía salir mal?
Pues resulta que sí, algo salió mal. Se enojó como una pava y comenzó a soltar veneno por la boca, acusándome de hacerme la víctima, de no tener por qué justificarme, de haber actuado mal... ¿En serio? Ahí es cuando esa agresividad pasiva te da una patada en el estómago. Entonces le propuse: "¿Te parece que lo hablemos cara a cara en mi casa?". ¿Su respuesta? Un rotundo no. Plot twist: ahí estaba yo, sintiéndome como un zapato usado, rogando por perdón, mientras él, pobrecito, se sentía ofendido y dolido. ¿No es la vida maravillosa?
En fin, ¿qué saco de todo esto? Bueno, por un lado, la ironía de que, a pesar de todo, seguimos disculpando a los hombres, como si fuera nuestra obligación. Si no les agradamos, ¡nos mandan a la hoguera! Y, lo peor de todo, es que me encuentro culpándome a mí misma. Parece que muestro más compasión hacia los hombres que hacia mí. Por otro, esto me llevó a confirmar que a los 30 aún no tengo mucho resuelto. Veo claramente cómo ambos episodios me llevaron a una dolorosa reflexión: a los 30 años, mi amor propio parece haberse extraviado en alguna de mis carteras, en alguna de esas noches, en alguna disculpa excesiva. Como ese bálsamo labial que nunca encontrás cuando más lo necesitas. Debe estar por ahí, enterradito, pero siento que está empezando a resurgir o a latir de nuevo.
Pero no más. Llegó el momento de cambiar el juego, de reescribir la narrativa. Sospecho que el problema no radica en el amor, sino en el miedo. Me aterra la idea de estar sola, de no ser suficiente, de ser ignorada o lastimada. Sin embargo, es hora de tomar las riendas de mi vida y comenzar a amarme lo suficiente como para no tolerar ningún comportamiento que me dañe. Es momento de transformarme en una mujer que se ama lo suficiente como para no dejarse pisotear por nadie.
Primer paso: reconocer la seriedad del problema. Segundo paso: llamar a Patricia, mi psicóloga de confianza. Ya vengo.
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SUEÑO 12/03/2024
Se divide en dos partes. La primera era un sueño propiamente (creo) porque el segundo fue un viaje astral.
PRIMERA PARTE: Tengo imagen directa de mi padre, o un hombre similar, quien me suscita una figura paterna. El tipo estaba discutiéndome, pero yo ya no estaba ahí. Es decir, de alguna forma, ya no me afecta nada de lo que me diga. No sé si habían otras personas, creo que si, pero el plano estaba sobre él. Que de repente tenía un arma encima, y de un momento a otro simplemente decide apuntarse a sí mismo. Intento detenerlo, pero como no era yo quien estaba ahí, simplemente no pude detener la circunstancia. Entonces, veo como se vuela la cabeza básicamente con una recortada. Sí, no era una pistola, era un arma mediana, con balas mucho más grandes. El sueño me despierta enseguida, por el olor a sangre. No estoy sangrando, pero cuando me levanto al baño, descubro que me estaban sangrando las encías. (Más tarde, me doy cuenta que era por la fiebre y el estado de dengue que llevo encima aún) SEGUNDA PARTE: Este es un Viaje Astral básicamente, porque era un plan que tenía desde la noche anterior. En la vida real, yo estaba por ir a buscar estas entradas que las estaban regalando esa mañana siguiente. Por lo tanto voy a ir mencionando las similitudes más constrastantantes. Estoy en la fila para ir a sacar las entradas al cine. La fila es en las afueras de CANAL 3, en Córdoba. En este caso, estoy viviendo tan tan cerca del lugar, que creo que me dirigí espiritualmente, al lugar, en un momento dado desde la existencia de ese sitio, pero no tan reciente. (Como sabrán, los viajes astrales, y el hecho de moverse entre planos, es un suceso que pierde el sostén de tiempo, y por ende los espacios, son morfológicamente la vista sobre la esencia de un espacio, más no el lugar en sí en el tiempo actual terrestre). La entrada que da a la calle, tenía una puerta doble, de esas que empujas para ingresar. Efectivamente, de vidrio. Entras y ese hall tiene todos detalles grises, incluso el sector de la recepción, (en la vida real, me impactó, porque era todo mármol de piedritas gris) En el viaje, antes se ve que tenían unas mesas más rusticas, también grises, y con algunas partes del fondo de las paredes de tonos anaranjados y azules. De ahí que, había una escalera. (La escalera en realidad estaba como adentro, al costado, y llevaba a un subsuelo). Es interesante, porque no sé si ahí abajo, o en algún sector de la parte superior, habían como unas habitaciones donde parecía que vivía gente, pero en realidad era que son de esas habitaciones donde hay muchos espejos y sillas, como del estilo staff, donde la gente se maquilla y se prepara antes de salir a escena, a estar frente a las cámaras (recordemos que era la radio -100.7 FM-, y no sé si también graban programas de televisión ahí mismo). En el viaje, la primera vez me atendió una mujer con cabello gris y blanco, ondulado y largo, pero me cuelgo hablando con otras personas entre medio, que me van llevando por esos otros espacios. Entonces, entre que vuelvo al sector del ingreso, la señora me dice que la espere afuera porque como me colgué recorriendo, se quedó sin entradas, pero que se iba a fijar si habían más, porque tampoco habían repartido todas, sólo que ya las habían guardado. Entonces, le digo que me volvía a uno de los salones donde estaba recorriendo, porque me había olvidado al cartera, o algo así. Y cuando vuelvo, ya no estaba ella sino otra mujer, más rellenita, mas morochita, con cabello con rulos bien definidos. Y con un rostro que encontré familiar, pero no recordaba de dónde. Y me dice que sí, que ahí ya me las daba...y ahí, suena mi despertador.
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Vuelta a casa
Buenas y si mi ordenador funciona, mi inspiración no me dejo hoy. Y he conseguido terminar otro escrito mas. He querido hacer este escrito PV Cato, ya que el en este caso es mas protagónico. Aunque me da cosa haberlo sacado de personaje. Al menos espero que como mínimo entretenga.
Estaba tranquilamente esperando a mí ultimo trabajo de la noche. Preparado para la ocasión, vestido completamente de negro con mi sudadera con su capucha puesta. Un cubre bocas del mismo color y unos pantalones de chándal.
Mi identidad estaba oculta y protegida. Era como ser una persona distinta sin ninguna clase de limite.
Por ultimo pero no menos importante; mi cuchillo en mí bolsillo y mis guantes puestos para dejar el lugar limpio y sin rastros de mi presencia.
No tarde de verlo aparecer nervioso por la esquina. El sabia que estafar al bajo mundo, aunque lucrativo tenia unas consecuencias muy altas. Claramente estos no eran gente vulnerable como; una ancianita frágil o un niño inocente.
Todo el mundo habría pensado, que siendo tan paranoico, seria difícil conseguir la oportunidad. Pero soy un hombre paciente y detallista. También la avaricia de algunos rompe el saco.
No tardo en entrar en histeria, cuando emergí de las sombras, tapándole la boca, arrastrarlo con facilidad aquel callejón de forma mecánica.
Saque el cuchillo para ejecutar un corte limpio en cuello en su justa medida para desangrarse, pero que estuviera consciente en los siguientes apuñalamientos. Tenían que ser 15 a petición del cliente.
-Shhh calma James, tu amigo Bins, dice que le encanta premiar las lealtades como la tuya.-Digo con un tono monótono susurrándole al oído.
Me asegure de mantenerlo en silencio hasta que siento, como la vida abandona su cuerpo. Lo dejo tirando en un hueco oscuro del callejón, le quito la cartera, el móvil y el reloj simulando un robo. Todo perfecto para salir del lugar silenciosamente.
Era casi las 4 de la noche, hice mi llamada a mi jefe a una distancia segura, para confirmar que el objetivo estaba logrado.
Tire lo recaudado para no conservar ninguna relación con el cuerpo. Tras tapar cualquier cabo suelto que me conectara, empecé hacer el camino a casa de forma segura, aparque la moto, subí al piso.
Duramente mis horas laborales me encontraba apático, como si el mundo fuera en blanco y negro. Mi mirada azul se oscurecía ante las situaciones vividas.
Entre en casa con delicadeza sin casi esfuerzo. Solo por un segundo sentí algo cálido se instalo en mi pecho. La lamparita del comedor estaba encendida, su tenue luz dejaba ver a una Fortune dormida en el sofá.
Esta estaba de lado con las piernas contra su cuerpo, Recordando a un gato haciéndose un ovillo. No tarde en notar la razón de su cambio de cama. Tenia un libro abierto cerca de la mano que caía del sofá.
Me trasmitía tanta paz poder verla feliz y tranquila dormir de forma despreocupada, que no pude evitar acercarme. En estos momentos que la veía así era cuando mas sucio me sentía.
¿Cómo seria vivir en su mundo?
Deseaba tenerla entre mis brazos y no soltarla nunca, pero era ver mi guante con esa mancha y recordaba que era yo. Mi mano se detuvo. Me invadió un anhelo, mientras la dejaba caer y la apretaba en forma de puño.
No supe cuanto tiempo la estuve mirando simplemente descansar. No podía dejarla ahí, se dañaría la espalda. Aunque sabia que a ella le gustaba descansar en ese rincón de la casa. Pero, miraba mis manos sabiendo que no podía tocarla de esa forma.
Contengo el suspiro antes de ir al baño a cambiarme. Mi ropa de trabajo la coloco en una bolsa que yo mismo llevaría a la tintorería.
Tenia que evitar que mi rommie se hiciese preguntas de este tipo. Era bastante perceptiva.
Aunque seguramente si viera sangre lo primero que ella pensaría es que alguien me había lastimado. Era un riesgo innecesario que solo provocaría una mirada de preocupación en ella.
No puedo evitar sonreír mientras me limpio para ponerme cómodo. Me sentía tan cansado de esto, pero no podía terminar sin mas. Seria sencillo desaparecer como siempre. Pero algo me ataba a mi querida dulzura no me dejaba. Desde que la vi en aquella foto.
Salgo del baño dejando la ropa en mi cuarto. Vuelvo al comedor donde seguía descansando. Aun tras lavarme sentía la sangre por mis manos...No quería ensuciarla.
Puede que fuera tonto pero agarre una manta y la envolví en esta mientras con facilidad la cargaba en mis brazos.
Al sentir la fuente de calor que era, no tardo Fortune en acurrucarse contra mi suspirando relajada. Me tense al pensar que podría haberse despertado. La lleve a su cama, no era la primera vez que la encontraba allí.
A veces terminaba durmiendo con ella en este. Otras veces la llevaba pero me echaba con ella. Pero hoy…Necesitaba recuperarme para ser ese novio por el cual ella sonreía sacando unos hoyuelos en las esquinas de sus labios.
La pose en la cama, escuchando la gruñir quejándose empezando a temblar por el repentino cambio de temperatura.
-Buenas noches Dulzura.-La arropo y sin llegar a tocar su piel paso mi mano por su mejilla. Me deleito una vez mas de la visión de esta antes de ir al sofá a descansar.
Aquí dejo otra historieta mas para la lista
Si me disculpan iré a descansar.
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El novio de tu Amigo (Parte 2)
Los días pasaron y simplemente no te lo podías quitar de la cabeza.
Ese encuentro en el ascensor, fue tan jodidamente intimo, aunque no te beso ni nada, se sintió como si de alguna forma él quisiera algo contigo.
Aunque obviamente, todo apuntaba a que se estaba burlando de ti, mostrándote lo que realmente sería que ambos estuviesen en una situación comprometedora, aún con toda la lógica que emplearas, no entendías por qué tu mente insistía en volver una y otra vez al ascensor.
Mas días pasaron y prácticamente huías cada vez que veías a Hisoka.
Hasta que un día eso fue imposible.
Llegabas tarde a casa, como era tu costumbre recientemente, siempre pidiendo un Uber confiable que te dejara en la puerta de tu edificio.
Abriste la puerta del departamento y un armonioso conjunto de notas musicales te dieron la bienvenida. Pequeñas risas y murmullos le seguían, haciendo el ambiente aún mas acogedor.
Era obvio que Illumi no estaba solo.
Y quien mas podría estar a estas horas mas que Hisoka?
Respiraste hondo para relajarte y no ser un atado de nervios a su alrededor.
Como era tu ritual hiciste tu camino al living, para dejar tus llaves, saludar y encerrarte en tu habitación con algo de comida.
— Hola! — saludas a ambos con una sonrisa.
Los hombres bebían y reían mientras jugaban a las cartas.
— Heeey! Yyyy/Nnnn!! pooor fiiin voeelvesss! — la falta de modulación en la voz de Illumi te indica claramente que está ebrio, no puedes evitar reír por la escena — Y/N heemosssa!... — hay solo una forma para que Illumi Zoldyck añada el adjetivo "hermosa" a tu nombre, significa que va a pedirte algo que su flojo trasero no puede manejar — ...Tinnngo haambre! — se queja — Poeedesss pedir pizzzzzasss??... voooy a morir sino lo haces! — él hace un puchero adorable y por supuesto le darás en el gusto.
— Claro! — respondes mientras dejas tus llaves y te dejas caer en un sillón individual — Entonces, desde cuando han estado bebiendo ustedes dos?! — preguntas con voz divertida.
— Hacen horas!! ~ dice Hisoka sin mirarte demasiado.
El mundo había vuelto a la normalidad.
Tus paranoias injustificadas sobre Hisoka, eran sólo eso, paranoias. Aunque en el fondo estabas decepcionada de que no te comiera con la mirada, también significaba que podías relajarte admirándolo como el hombre inalcanzable que siempre sería para ti y todo estaría en paz con Illumi.
Era lo mejor.
Sacaste tu móvil de la cartera y pediste pizzas, observaste que la botella de whisky que estaban bebiendo estaba a la mitad. Hisoka te ofreció, pero te rehusaste, no te sentías con ganas de beber, sin embargo tenías hambre así es que los acompañarías con una rebanada de pizza.
Caminaste a la cocina para hacer un té, mientras escuchabas las carcajadas de Illumi. Él de verdad se veía feliz alrededor de Hisoka.
Más feliz que en mucho tiempo.
Tus ojos se abrieron cuando en la encimera de la cocina viste tres botellas vacías del mismo whisky.
"Ellos se bebieron todo eso?"
No podías creerlo, cómo lo hacían para no estar noqueados?... era demasiado alcohol en la sangre.
La pizza no demoró en llegar.
Les serviste a los chicos. Illumi comió como tres bocados de su rebanada cuando cayó aturdido en el sillón.
— Creo que deberías llevarlo a su cama... — invitaste a Hisoka sonriéndole suavemente.
— Sí, pobrecillo... — dijo este ultimo con lástima en su voz — Es mejor que lo deje en un lugar cómodo ~
Hisoka tomó a Illumi y se lo puso casi sin esfuerzo sobre uno de sus hombros. Su movimiento fuerte y elegante te robó el aliento.
— No te molesta que me quede, verdad? ~ dijo mirándote de forma juguetona.
— P-por supuue-sto que no — tartamudeaste — Sólo ve... ya sabes cual es su dormitorio... - apartaste la mirada agarrando el control de la televisión para disimular un poco tu nerviosismo.
— Bien ~ él dijo y se alejó mientras seguías bebiendo té.
Después de dar como tres veces vuelta a los canales te diste cuenta que era inútil seguir pretendiendo que veías la televisión. Así es que te paraste y llevaste todas las cosas sucias a la cocina. Pusiste las cajas de pizza en el refrigerador y empezaste a lavar las cosas usadas.
— Veo que te haz encargado muy bien de todo por aquí... ~ su voz sonó con fuerza en la pequeña cocina haciendo que te sobresaltaras. Al girarte, viste la figura de Hisoka apoyada en el marco de la puerta mirándote con cierto brillo en sus ojos — Pensé en dejar a Illumi y venir a ayudar... después de todo era nuestro desorden ~
— Sí! tranquilo, igual no era tanto de que encargarse... ya terminé! — sonreíste, sin darle mucha importancia. Cerraste el grifo y te secaste las manos, aún preguntándote porque seguía aquí en vez de estar con su novio.
No sabes en que minuto él llegó detrás de ti, apoyó sus manos en la encimera del lavaplatos a cada lado de tu figura, enjaulándote y miró tu trabajo por encima de tu hombro.
Podías sentir su pecho presionar tu espalda y el aroma dulce de su perfume impregnó tu metro cuadrado.
- Hmmm es cierto... terminaste... ~ te tensaste inmediatamente - Que bien, así podemos conversar un momento... y ponernos al día, no crees? ~
Sus manos abrazan tu cintura y su mentón se ha enterrado en el hueco de tu hombro.
— Q-qué haces?! — preguntas temblando en tu posición. Te encanta, se siente bien pero tiemblas por el miedo de que Illumi los sorprenda.
— Oh... ~ exhaló cerca de tu oído — Que parece qué hago, cariño?! haz estado evitándome por tanto tiempo, cómo se supone que debería estar? ~ jadea mientras restriega su cadera contra ti y sus labios encuentran su camino por tu cuello. Sus palabras te confunden, pero entiendes que no puedes dejar que continúe.
Esto debe parar.
— Hisoka!!! basta!!! — tu voz es poco mas que un susurro, pero intentas zafarte de sus brazos y te giras para poder enfrentarlo. Pero solo descubres una nueva forma de estar atrapada por su gran estatura.
Miras sus ojos estrechos y en ese minuto entiendes que estas acabada. No es solo su determinación sino tu debilidad, jamás podrías negarle algo... no a él. No mirándote como lo hace.
— Sé que lo quieres tanto como yo Y/N... sólo... déjate llevar ... ~ Hisoka acaricia tu rostro, levantando tu mirada y tú estas sin habla.
Él lo sabía, él lo supo todo este tiempo, sabía que tú gustabas de él.
Miras el suelo, decidida a negarlo todo.
— Te equivocas, yo no l— en realidad no alcanzaste a decir tus líneas, cuando él bajó a tu altura y tomó suavemente tus labios entre los suyos, en un pequeño beso exploratorio. Su lengua se movía por tu boca con lentitud y tú no podías creer lo que estaba pasando.
Hisoka té estaba besando!!!
Hisoka, el novio de tu amigo te estaba... besando!!!
No podías hacer esto! no podías ser así! ... tan desleal!!
Sin embargo, a pesar de todo lo que gritaba tu mente con respecto a tu situación, allí estabas, abriendo tu boca para que la lengua resbaladiza del hombre pelirrojo te envolviera en un beso cada vez mas profundo.
Demonios! No podías negarlo ahora, no cuando contestaste su beso con tanta devoción.
Te tomó en sus brazos y te sentó en la encimera de la cocina, mientras te comía la boca a besos. Sus manos inquietas comenzaron a recorrer cada parte de ti, cada zona, hasta que tu ropa comenzó a ser un problema y Hisoka no encontró nada mejor que deshacerse de ésta de la forma mas salvaje, destruyendo todo a su paso.
— Noo, qué haces?! Illumi podría despertar y... venir....y — entraste en pánico al ser despojada de la seguridad de tu ropa en un lugar abierto como la cocina.
— Shhh, preciosa — te arrulló — Illumi está noqueado, no despertará hasta mañana... Ahora no seas tímida y desnúdame ~
Tu corazón se derritió ante su voz sexy y su sensual demanda que de inmediato hiciste lo que te pidió. Enfocada en desabrochar cada botón y no distraerte por la sensación de sus labios en tu cuello. Hasta que lograste tu cometido y pudiste deslizar su camisa por sus hombros.
Te quedaste pegada mirando su cuerpo por un momento. Como si una verdad innegable te hubiese sido revelada justo entonces. Hisoka no sólo era lindo, él era divino, completamente fuera de este mundo y ya no podías esperar para ponerle las manos encima. Apretaste sus pectorales y chupaste su piel caliente, besando sus líneas definidas tanto como te fue posible. Ya que de un momento a otro, esto se convirtió en una batalla a muerte por el dominio y aunque él te dejó explorar un poco, no pasó mucho tiempo para que sujetara tus muñecas sobre tu cabeza y reclamara el derecho a zambullirse en tus pechos, hambriento por tu piel.
— Tienes un cuerpo hermoso Y/N ~ tarareó mientras agarraba el dobladillo de tus pantalones y tú gemías en respuesta — Pero con toda esta ropa es difícil apreciarlo ~ partió la tela de tus jeans a la mitad y tu ropa interior no tuvo mejor suerte. Su mano se deslizó por tus muslos sintiéndose cálida y suave en busca de tu entrada. Ni siquiera protestaste cuando introdujo sus dedos, sino mas bien abriste mas tus piernas para dejarle mas fácil el acceso.
Hisoka sonrío con satisfacción, cuando producto de sus dedos agiles tu espalda se curvó y tu boca se abría para él. Eras una cosita tan distinta de sus otros amantes, que estaba disfrutando mucho tenerte así de expuesta y entregada. Pero tanta emoción estaba causando estragos dentro de sus pantalones.
Entonces paró, sacó sus dedos de tu interior mientras tu jadeabas por la repentina perdida. Él te miró anhelante por un momento y luego levantó una de tus piernas sumergiéndose de lleno en tu calor, besando y chupando con avidez.
Dios! este hombre te iba hacer perder la cabeza, sus labios presionaban de forma suave tus labios inferiores mientras su lengua dejaba pequeños toques intensos en tu clítoris. Te mordiste el reverso de la mano porque por mas que lo intentabas, no podías dejar de gemir y aunque el departamento era grande no dejaba de ser un departamento, sólo unas piezas mas allá dormía Illumi y si Hisoka seguía comiéndote así pronto te ibas a correr ruidosamente.
Pero nuevamente se detuvo, tan abrupto como antes. No pudiste evitar mirarlo confundida, él se levantó limpiándose con el reverso de su mano y volvió a su posición entre tus piernas, se bajó sus pantalones y sin decir nada se estrelló contra ti, tan duro que no sirvió de mucho la mano en tu boca, porque dejaste escapar un grito ahogado de igual manera. él se quedó un momento allí, enterrado profundo en ti, sin moverse, sólo disfrutando del calor que le daba tu interior.
— Hacía tanto tiempo que quería hacer esto... que ya no podía esperar por hacerte mía ~ él gimió contra tu cuello y el calor de la excitación abrasadora quemó en tu interior.
Ya no habían remordimientos.
Te dejaste follar entre besos y mordiscos de amor. Moviéndote rítmicamente en sus brazos mientras él con sus manos firmes en tus nalgas, te sujetaba para que no pudieses escapar, embiste tras embiste, hasta que ninguno de los dos podía escalar mas alto, hasta que las oleadas de placer culminarían pronto en un tsunami devastador, hasta que estabas justo allí y el novio de tu amigo golpeo tan fuerte tu interior que tu respiración se atascó en tus pulmones y te deshacías en un orgasmo delirante.
— Oooooh Y/N .... te estás viniendo en mi, cariño... ~ jadeó Hisoka, sintiéndote eclipsar.
El no paró su movimiento, al contrario aceleró mas que nunca, tensándose de pies a cabeza, curvó su espalda agarrando con fuerza tus caderas, esperando encajarse aún mas adentro de lo que ya estaba, lo sentiste engrosarse en tu interior y esparcir su carga por tus paredes mientras su cabeza colgaba de sus hombros con la mirada completamente perdida en su propio éxtasis.
Se quedaron pegados por un momento, inmóviles, cada uno recuperándose de su propio frenesí.
Hasta que Hisoka salió de tu interior y tú sentiste como te desbordabas. Él subió sus pantalones y alcanzando el papel de cocina te ayudó a limpiar.
El silencio se instauró entre ustedes.
Ninguno de los dos estaba muy seguro sobre que decir. Nunca habían conversado a solas mas de unos minutos y ahora claramente se habían excedido con la cercanía.
Hisoka podía oler tu pesar y por primera vez estaba sin palabras de aliento. Le hubiese gustado dejarte allí y volver a su casa después de haber conseguido lo que quería, pero no podía despegarse de tu lado... no quería que te sintieras mal.
Tú por otro lado estabas llena de arrepentimiento y aún así no querías que él se fuera, obviamente no ibas a retenerlo, pero morías por tenerlo otra vez. Había sido el sexo mas alucinante que habías tenido en tu vida, pero él era y seguía siendo el novio de tu mejor amigo y no sabías como cambiar la realidad, las cosas ya eran así.
Él te tomó en sus brazos, medio desnuda como estabas, tú no protestaste, sólo te acurrucaste en el hueco de su cuello mientras él te llevaba a tu habitación y se encerraba contigo.
— Gracias... ya deberías ir con Illumi... — le sonreíste con debilidad, por fin abriendo tu boca.
Él te depositó sobre la cama, acostándose a tu lado y poniendo un brazo protector te atrajo hacia su cuerpo cálido.
— Cómo estás? ~ su pregunta te tomó por sorpresa, no esperabas que de todas las cosas te preguntara por tu bienestar, fue amable.
— Bien... — respondiste genéricamente, por inercia, aunque estaba lejos de ser realidad.
Él tomó tu mentón para ver que tan ciertas eran tus palabras y cuando vió tus ojos manchados de culpa, no pudo mas que bajar a tu altura para besarte dulcemente.
— No sientas culpa Y/N... si alguien es culpable aquí... ese soy yo ~ te dijo mientras volvía a besarte.
Por primera vez quitaste tu boca y diste vuelta la cara.
— Hisoka... debes ir con Illumi... por favor... — le rogaste.
No porque repentinamente fueras leal a tu amigo sino porque sabías que eras débil y si él no se iba de tu habitación y continuaba besándote de la forma en que lo hacía, tú no ibas a poder evitar deshacerte nuevamente entre sus brazos.
— Cariño — él te miro a los ojos con seriedad — No estoy yendo a ninguna parte ~
#hisoka#hisoka imagine#hisoka morow#hxh hisoka#hisoka smut#hisoka x reader#hisoka x y/n#hisoka marrow#hisoka morrow#hisoka morrow x reader#hisoka is my muse#you need learn spanish and I need to improve my english#alway you can try with google translator#thank u for reading
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El paraíso de una criatura que se alimenta de los demás es exactamente estar en la mira de absolutamente todo el tumulto. Nunca tuvo que hacer mucho para cautivar a los demás, si bien era una característica innata de su especie, era un compuesto que aceptaba complacida, repetidamente, sin si quiera usar sus habilidades.
Siempre elegante, maquillada, y con los mejores conjuntos, era el spotlight de tanto hombres como mujeres. Transitaba por las calles de la academia con dirección a la puerta principal, siempre presente y con el girasol de sus ojos, característicos de su encanto. Hasta que, una vez más, la pelinegra se atrevió a ignorarla.
Con un estrecho nudo en la garganta, pero sin siquiera una sutil muestra del mismo, dispuso su anatomía camino hacia la otra, turnando sus pasos uno en frente a otro, meneando sus colas con el viento y disponiendo la diestra encargada de salvaguardar su cartera, al tiempo de exhibir su barniz de uñas flor de sakura. -- Felicidades! Estás invitada a tomar el té con mi círculo cercano, será hoy al segundo receso, te espero en mi mesa de cafetería. Estas invitaciones no son para todos, por favor no la desperdicies. -- Emitió antes de desaparecer con la brisa que acariciaba la academia.
@grccve
#Saki!#adsfsadfasdf So he estado buscando y traga humanos en la leyenda coreana xD Pero encontré repetidamente que traga hombres#so será una fem fatal#sdfasdfasd Sociaaaaa tengo un headcanon bien vergas!#Mira no funciona su charming con tu nena porque ella está interesada en ella de otra forma! xD Por eso no funciona#bueno eso leí de las kumiho in love#u tell me if u agree#sadfasdf xD Amo como no se puede creer que no la tiene a sus pies omg#Hueno ya adio adio#grccve
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¡buenas, buenas! por aquí angie viniendo a presentar a la primera de mis criaturas. información relevante y un poco de divague bajo read more, así como algunas sugerencias de conexiones y poca cosa más. interpreto los me gusta como invitaciones a hablarles y que tienen interés en formar algo con nuestros pjs. me acomodo más a conversar en discord ( insomnia#4251 ) pero si les gusta más el chat de tumblr yo me acoplo :-) ♡
PATO VILLALOBOS. veintisiete años. seis meses en real del valle.
okay; primer dato, probablemente el más importante y escencial: todos la llaman pato, no patricia, no paty, no patito ni cualquier otro nombre o diminutivo. únicamente hace caso cuando le dicen pato, así se presenta y cada que le preguntan '¿cuál es tu verdadero nombre?' ella va a decir pato.
de su vida antes de real del valle no se sabe demasiado, no es una persona que cuente detalles de su vida ni las razones por las cuales se estableció acá. tiene un acento mezclado de la zona centro del país, pues es originaria de la tierra de las chascas y estuvo algún tiempo viviendo en la huasteca. tal vez, y solo tal vez, si les tiene la confianza para compartir un par de cervezas, pueda contarles un par de detalles extras sobre su vida, como que habla inglés y un nivel intermedio de chino, o que durante sus prácticas profesionales (¿en qué? eso no lo cuenta) vivió en zacatecas y en querétaro.
con su llegada a real del valle, y al tener nada más que un par de meses de sueldos ahorrados en su cartera, probó suerte en algunos empleos de la ciudad (de aquí podemos sacar alguna conex *wink*) y comenzó a cantar y tocar en la plaza de los fundadores. los empleos iban y venían hasta que se estableció formalmente en la lonchería de los abuelos, donde hace de todo un poco pero sus funciones principales son las de ser mesera; es bastante agradable con los clientes y tiene buena actitud en general, en ocasiones tiene demasiadas confianzas o es un tanto sarcástica si son maleducados, pero nada más.
de personalidad es bastante sencillo hablar con ella, tiene varios temas de conversación y tiene cierto interés por la música y un amor enorme por su país. sigue tocando la guitarra y cantando en la plaza de los fundadores, así que agradece toda clase de peticiones y propinas. fuma cigarros marlboro light, nunca de otra marca, tiene una basta colección de playeras de rock y calza del número cinco. y por si sirve el dato, mide 170 cms.
conexiones !!
la más importante: comparte vivienda con dos o tres personas más ! ( hombres o mujeres, no tenemos preferencia ) como roomie es un tanto desordenada, puede dejar la toalla en el sofá o los tenis mal acomodados porque se le hizo tarde para el trabajo o símplemente estaba cansada, pero hace unos chilaquiles muy buenos para el desayuno y es muy buena cocinera.
es bastante sociable, así que me gustaría mucho que tuviera algunas buenas relaciones por ahí. no necesariamente amigos, pero sí con quién pueda compartir un cigarro, hablar de lo que sucede en el país o conversar de lo mucho que le gustaría una mascota.
sería bonito que tenga un amigue ! i mean, la primer amistad que hizo llegando a real del valle. pato llegó en diciembre, por lo que sería bonito que alguien la hubiera invitado a pasar navidad con su familia a pesar de que era una extraña smh.
¿romances? no es mucho de andar de noviera, pero sí se aceptan algunos amigos con beneficios y one night stands. en su casa le enseñaron a comer de todo, así que no hay preferencia alguna (bisexual queen) !
y nada, cualquier cosita que se les ocurra estaremos más que felices en desarrollarlas.
#˙ ❪ 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒆𝒔 𝒃𝒐𝒏𝒊𝒕𝒂 ❫ › sobre ella.#realdelvalleintro#¡les estaré hablando mañana!#quiero sacar la intro de mi otra niña antes~
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Hace tiempo que no sé nada de ti, te cuento, por aquí la vida es simple, se nace para morir y si tienes suerte, eres libre y te enamoras engañas a la muerte por un tiempo y te evaporas. Verás, van a tratar de descoserte la razón y si amas de verdad van a romperte el corazón pero aprende a enamorarte como un loco porque no existe mujer que no sepa coser un corazón roto.
Cuídate de Dios y de sus mercaderes, con orgullo di a los tuyos que les quieres y guarda alguna foto de tu madre en la cartera para cuando el dolor arde y llega tarde la primavera. No serás más rico por tener dinero y menos hombre por saber decir un te quiero.
Peque, la vida es un acertijo pero dentro de ti cabe el universo entero. Y tú recuerda que es mejor andar y no correr, no tengas prisa por crecer, porque tarde aprenderás que eres mayor y que ya es tarde para volver, que la infancia se perdió y que el mañana ya es ayer y que tienes que aprender a perdonar al que perdona; no es por tener, sino por ser buena persona. Da igual rico que pobre, si al final todos los hombres llevamos el mismo traje. No reniegues de tu sangre ni tu gente, no permitas que te digan que ya es tarde cuesta una vida saber cómo ser valiente y basta con un segundo para aprender a ser cobarde.
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SARAH MOON & HERTA MÜLLER
La mujer de Windisch lleva la escoba al cobertizo. «Vino la cartera», dice. «Apestaba a aguardiente y eructo varias veces. Dijo que el policía te agradece la harina, y que el domingo por la mañana pase Amelie por su despacho. Que lleve una solicitud y sesenta lei para timbres fiscales». Windisch se muerde los labios. Su cavidad bucal aumenta de tamaño hasta llegar a la frente. «¿A qué viene tanto agradecimiento?», dice. La mujer de Windisch levanta la cabeza. «Ya sabía yo que no irías muy lejos con tu harina», dice. «Lo suficiente para que mi hija acabe de colchón», grita Windisch hacia el patio.
_ El hombre es un gran faisán en el mundo, Herta Müller. Siruela, traducción de Juan José del Solar
_ Sarah Moon, Now, in front of her, in the ring, is Rassam the fire-eater, she thinks he has come to warm her, but no, he is playing, he is playing with fire. And then nothing., 2000
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Flor Carnivora
I.
-El acceso empieza a las diez de la mañana, puede comenzar a hacer fila del lado izquierdo- Carmen le dijo a la gringa desabrida que llevaba en la taquilla desde las nueve. No se había acabado su atole cuando el gerente llegó a buscarla para decirle que abriera antes y atendiera a la señora que la veía de arriba para abajo como si fuera un artefacto de otro mundo.
Carmen estaba acostumbrada a las miradas de cualquier tarado que nunca hubiera puesto atención a una mujer trans en su vida. Pero ella ya no se sentía triste al respecto, se sabía guapa. Más le molestaba tener que mal acabarse su desayuno para atender a la señora que no entendía bien español y quería entrar antes que todos a la exposición para que el baquetón de su marido le pudiera tomar fotos a ella sola con las piezas.
Con sus largas uñas rojas guardó los billetes de cincuenta pesos en la caja registradora. Pensó en cambiarlos con las monedas de su cartera porque eran la edición conmemorativa del ajolote y a ella le gustaban mucho los animales, tal vez por la tarde. Su mano con anillos de chapa de oro era delicada, morena como el resto de su piel. En los nudillos tenía tatuadas las letras del nombre de su mamá “ A N A “ y un corazón en el meñique.
Ese día estaba particularmente cansada, la noche anterior se había desvelado con Mauricio, un señor casado que la visitaba de vez en cuando. Por fin pudo decirle a su esposa que se quedaría en casa de un amigo como excusa para pasar la velada con Carmen. A ella no le importaba mucho el amor de ese hombre, pero le gustaba que le pagaran la cena y la llevaran en coche al trabajo.
Para colmo ese era el día que Lucecita, la señora que hacía la guardia nocturna del museo, le había pedido que la cubriera dos horas en lo que ella dobleteaba en la tienda de abarrotes que servía como su segundo empleo. A Carmen no le disgustaba, era su fantasía estar encerrada en un museo con todas las piezas, como si fuera su mansión. Ella sentía que la vida que merecía era esa, como la de Gloria Swanson en Sunset Blvd. Rodeada de antigüedades y lujos empolvados.
La exposición era de joyería, a Lucecita no le importaba en lo más mínimo de qué fuera, pero a Carmen sí le había llamado la atención que había piezas originales de Cartier. En las revistas de Vanidades de su mamá había visto por primera vez la serpiente de diamantes que se enroscaba en el cuello de María Félix. Naturalmente esa pieza no estaba en ese museo, creía haber leído que alguna vez la usó Monica Bellucci y se imaginó que con ella se había quedado.
Lo que sí estaba presente en la exposición era otra pieza que apenas se había encontrado en el archivo de la legendaria casa joyera. Se trataba de un artefacto insólito, una pieza rarísima que nadie se imaginaba cómo pudo haber sido pensada para usarse. El objeto de diamantes era un reptil alargado, parecido a un cocodrilo con la cola larguísima, que se bifurcaba y la hacía parecer dos enormes piernas de mujer. Esa era la atracción principal del recorrido, la razón por la que esa gringa hedionda se había formado tan temprano. Quería subir la foto de la pieza a sus redes sociales y presumir su viaje de señora rica en la Ciudad de México.
II.
A las seis de la tarde cerró la taquilla. Se fumó un cigarro y caminó al metro para encontrarse con Lucecita, que le iba a dar las llaves del museo para hacer su guardia. Nomás son dos horas Carmencita y cuando llegue te traigo tus chocorroles mija, de verdad muchas gracias, Dios te bendiga. Carmen sabía que Lucecita no iba a tardar dos horas. Su jefe era un abusivo que se aprovechaba de esa mujer de sesenta y cinco años que no había tenido jubilación y ahora trabajaba turno doble en su cochina tienda de abarrotes, además de hacer guardia en ese museo donde a todos les pagaban mal.
Sabía que tal vez tenía que hacer guardia toda la noche, a Carmen no le molestaba. Le dijo a Lucecita que le mandara Whatsapp para avisarle si se atrasaba y que si se encontraba muy cansada mejor volviera a casa y ya se veían en la mañana. Eso sí, estaba desvelada. Recordó las manos grandes de Mauricio que la agarraban como una flor suave y la despedazaba quitándole pétalo por pétalo. Le gustaba sentirse así de frágil con un señor que podría tener la edad de su papá.
Sacó de su bolsa una lata de bebida energizante y se metió al museo. Dio un primer trago y sintió los efectos de la cafeína entrando a su torrente sanguíneo. El museo era una galería amplia de dos pisos con escaleras de mármol. La luz cenital hacía parecer todo como un templo antiguo por el que se filtraba la luz de la luna llena. Acomodadas en fila estaban las piezas de marcas prestigiosas de joyería: Dior, Bvlgari, Versace. Todas las conocía, todas las compraba en imitaciones en la Calle de Moneda a precio de mayoreo.
Al fondo del museo se encontraba la pieza principal, El Cocodrilo Híbrido de Cartier que traía loca a la élite de la Ciudad y a las gringas que le caían tan mal.
Con sus tacones negros y los mallones de vinipiel que llevaba puestos, se sentía Ertha Kitt vestida de cuero a punto de robar la pieza invaluable. El artefacto estaba resguardado dentro de una caja de cristal antibalas y ella puso sus manos frías sobre él para poder verlo más de cerca. Los diamantes iridiscentes la cautivaron y por un momento entendía a las señoras ricachonas que gastan el dinero de sus maridos en objetos así de costosos. Porque eran tan bonitos. Porque seguro se sentían reinas egipcias cuando los usaban.
Agarró una de las sillas de patas de metal puestas ahí para los vigilantes y se sentó. Sacó su celular para ver los mensajes de sus amigas y averiguar si tal vez Mauricio le había mandado algún texto. Al menos un “Que tengas bonito día…que ganas de verte otra vez…no dejo de pensar en ti…” Pero nada. A Carmen no le importaba el amor de Mauricio pero sí le hubiera gustado tenerlo. Le dio otro sorbo a su trago de taurina que ya se estaba quedando sin gas y se dio cuenta de que lo que necesitaba era dormir.
Le mandó un mensaje a Lucecita. Si se te hace tarde, no te preocupes, vete a tu casa, mana. Mañana ya nos vemos. Vio unos videos guarros que le había mandado su amiga Marce y se rió a carcajadas, sin pena de ser escuchada porque estaba completamente sola en el museo.
La bebida energizante no servía de mucho, los ojos le pesaban y no le pareció mala idea cerrarlos unos minutos. De todas maneras no era como que ese día fueran a intentar robar el museo. Y le dio una irónica tranquilidad el saber que no había mucho que ella pudiera hacer. Medía un metro sesenta y ocho y tenía menos fuerza que Lucecita. Era delgada y delicada como una peonía que además había sido deshojada la noche anterior.
III.
No pasaron ni diez minutos cuando el sonido estruendoso del cristal rompiéndose arrebató a Carmen violentamente de su sueño. “Ya valió madres”, pensó inevitablemente mientras se paraba de su asiento. Se estaba deshaciendo del terror. Si alguien había entrado a robar al museo, definitivamente ella no iba a poder hacer nada al respecto. Si tenía suerte y se iban con el botín sin hacerle daño a ella, aún así tendría que responder ante el robo. La pieza ni siquiera tenía precio. La iban a correr. Iban a correr a Lucecita. La iban a despellejar viva. La iban a cubrir de diamantes y ponerla en la exhibición para cubrir el daño.
De pronto se dio cuenta que no le gustaba tanto ser así de frágil. En vez de orquídea le hubiera gustado ser en ese momento una Flor Carnívora.
No se escuchó ningún ruido además de la lluvia de vidrio que la despertó. Esperó los pasos de los ladrones, los susurros de quien hubiera entrado a robar. Pero nada. Se quedó quieta esperando a que alguien o algo se moviera. Carmen se asomó por entre las cajas de cristal que resguardaban las piezas de joyería para ver su panorama. No logró distinguir a nadie, pero sí vio que la caja que se había roto era la del Cocodrilo de Cartier.
¿Cómo chingados se rompió eso? Se preguntó entre dientes. Era cristal de ese que salía en las películas y no se podía quebrar ni con un hacha. Ella vio cuando hizo la demostración el técnico bigotón que lo había ido a instalar. Además que no había sonado ninguna alarma después del ruido del vidrio rompiéndose. Esperó a que apareciera alguien pero parecía estar completamente sola. “Sal hijo de tu re chingada madre”. Gritó sin pensar. Ella sabía muy dentro que estaba sola, por eso se atrevió a gritar, sólo quería comprobarlo. Nadie salió.
Caminó lentamente y se acercó al cubo que sostenía el reptil de diamantes, ahora sin cristal protector. Era mucho más grande ahora que podía verlo sin el límite que ponía la caja transparente. El piso estaba bañado en las gotas de vidrio que parecían haberse pulverizado por completo. Más parecían salpicaduras de agua como si un balazo fulminante hubiera roto el cristal. No se veía como las ventanas cuando las atraviesa un disparo, eran gotas minúsculas.
Un terror ancestral sacudió a Carmen cuando vio el Cocodrilo de Cartier emitir un espeluznante fulgor dorado, una luz sobrenatural que se filtraba desde el interior de los diamantes. La pieza de joyería además comenzó a moverse, reptando sobre el módulo de tablaroca que la sostenía. Se le escapó un grito ensordecedor antes de verse cegada por el brillo del monstruo iridiscente que ahora escapaba incontrolable, una plétora de luz que cubrió espesa toda la sala del museo.
IV.
La luz cegadora le había provocado un desmayo. Abrió lentamente los ojos de nuevo para encontrarse viendo hacia el techo elevado de la galería del museo. Tardó en incorporarse, le dolía la espalda, había caído hacia atrás y sentía la sangre caliente deslizarse por su nuca. Se había descalabrado.
-Carmen.
Una voz cavernosa la llamaba. Una reverberación sonora, que parecía el rugido de diez mil leones, una canción siniestra. Se levantó del piso y su mirada se dirigió a la aparición insólita que estaba de pie en frente de ella, ahí donde se encontraba antes el Cocodrilo de Cartier.
Se trataba de una criatura multiforme de tamaño insólito que parecía elevarse a kilómetros por encima de ella. Un monstruo que tenía múltiples senos y el rostro de una mujer con cuatro pares de ojos cuyas pupilas se separaban y se unían una y otra vez. Las infinitas tetas palpitantes que se dibujaban debajo de aquella cara monstruosa coronada por una monumental aureola dorada se sostenían por dos gigantescas extremidades escamosas como la cola doble del reptil de diamantes.
Carmen veía aquella Diosa Primigenia y le recordaba a la Virgen de Guadalupe si fuera al mismo tiempo un Dragón de los infiernos. De su cuerpo grotesco caían pulposas flores gigantes que cubrían ahora el piso del museo y se abrían para revelar bocas dentadas, plantas carnívoras que le hablaban a Carmen en voces primigenias.
-Carmen. Carmen. Carmen. -La Diosa Reptil frente a ella sabía su nombre y movía sus brazos alargados con garras escamosas en una danza hipnótica y aterradora. Carmen estaba en un estado de shock viendo al monstruo femenino que bailaba frente a ella. Impulsada por una fuerza invisible se vio arrastrada hacia la criatura, que la veía fijamente y le hablaba sin abrir la boca. La corona que se posaba sobre aquella cabeza monumental de dos pares de ojos daba vueltas como una rueda infernal de la que surgía el fulgor dorado que iluminaba todo el cuarto.
La boca del híbrido monstruoso se abrió y de ella surgieron los repulsivos movimientos viscosos de una lengua gigantesca que lamió el rostro de Carmen y procedió a besarla con lascivia. En ese beso ella pudo escuchar la música gloriosa de unos Serafines Carnosos que bailaban en una corte celestial ubicada más allá de cualquier esfera del entendimiento. Sintió entonces cómo la Diosa entraba en ella para unirse con su espíritu, con su lengua hedionda adentrándose por todos los rincones de su cuerpo.
V.
Carmen se despertó en el suelo del museo. El Sol de las seis de la mañana se comenzaba a asomar por las ventanas e iluminaba su piel morena. Se encontraba desnuda y únicamente portaba en su cuello el Cocodrilo Cartier como una Diosa Prehispánica. Tomó su ropa que se encontraba tirada a unos pasos de ella. De su bolsa sacó su celular y vio el mensaje de Lucecita que le pedía disculpas porque no iba a poder llegar a terminar la guardia, a la hora de la comida le daba sus chocorroles y un regalito.
Salió descalza hacia la avenida sujetando sus tacones con las manos que ahora llevaban garras afiladas de diamante. La gente ya empezaba a trabajar sobre Lázaro Cárdenas. Sonrió para ella y pensó en el gusto que le daba saber que, si la gringa regresaba al museo, ya no iba a poder ver el Cocodrilo de diamantes Cartier.
Carmen abrió su conversación con Mauricio en WhatsApp. Lo citó a las seis de la tarde en su departamento. Estaba muerta de hambre.
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