#alma destrozada
Explore tagged Tumblr posts
nuevoenigma · 1 year ago
Text
¿Es posible volver a amar con el alma rota?, o ¿solo se finge que se lo hace ?
11 notes · View notes
vida-cosmica · 2 years ago
Text
En cualquier sitio te veo, en cualquier sitio te encuentro, en cada ocasión te pienso, y no se que es lo que me duele mas, por que estas y sufro, no estas y también sufro, que tengo que hacer? Por favor dime por que ya no soporto sentirme así, me das donde mas me duele, y aun así quiero que me sanes, pero no puedo dejar que juegues conmigo de esta manera, te amo tanto que he dejado de quererme a mi mismo, y no se si lo que dices es verdad, me dices que no y resulta que si, y lo peor es que ni si quiera quería saberlo, aun sabiendo que me mentias.
2 notes · View notes
alitaasblog · 7 months ago
Text
mi corazón dejo de amarte, pero mi alma te sigue amando tanto.
29 notes · View notes
idoltoons · 6 months ago
Note
Como que stella intento someter a la fuerza a everett?
Ósea que intento abusar de él, Stella no tenia limites, si se fijaba en alguien, sin importar su edad, especie o sexo, este buscaba hacer su voluntad, sostener relaciones hasta que se aburriera.
Esto antes de que encontrara refugio en el espacio, pero a veces, regresaba a la tierra para visitar a sus hermanos y durante seas visitas tomaba sus viejas costumbres.
En el caso con Everett, Stella lo vio mientras este daba un paseo acompañado de su hermano Bahir. Stella pensó que seria fácil llevárselo y aprovecharse de él, pero no contaba con que Everett le reiniciaría el sistema operativo de un solo golpe.
Normalmente Stella lo intentaría de nuevo, pero el golpe fue suficiente para él/ella, para tener en mente que Everett no seria alguien al que podría obtener ni someter.
Durante esa visita a la tierra, Stella paso toda su estadía recuperándose más que haciendo otra cosa. Sus visitas fueron más escasas después de eso. Hasta que un día simplemente no regreso a la tierra.
8 notes · View notes
daniram21 · 2 years ago
Text
Me destrozo el alma saber que no era contigo...
24 notes · View notes
marijoposts · 2 years ago
Text
No dejaba entrar a nadie en mi corazón, por una razón, contigo se me olvidó esa razón y tú te encargaste de recordármela.
13 notes · View notes
bloodymoon015 · 1 year ago
Text
¿Qué es el amor?
Por un tiempo creí amar profundamente a alguien, ¿Cómo puedo amar si tengo que quebrarme y dar mis pedazos para reparar algo que ya no tiene solución? Siempre entregue mucho más de lo que podia dar, aunque no recibia ni la mitad yo era feliz con solo sentir su presencia en mi miserable vida. ¿Cómo puedo amar si solo espero gotas de amor? ¿Cómo puedo amar si no me amo a mi misma?
Todo es tan claro ahora. . . mis ojos ardieron ante la luz cegadora de mi realidad y aunque estaré recogiendo los pedazos de mi destrozada alma, se que llegará algo mejor, alguien mejor, alguien a quien no le importen mis cicatrices y estará a mi lado amandome con la misma intensidad que yo puedo hacerlo.
3 notes · View notes
moongirl-26 · 2 years ago
Text
Tu corazón es frío como un iceberg y tus brazos solo son cálidos cuando de tener sexo se trata, tu mente es un mosaico de egoísmo y narcisismo, pero aparentas ser lo que alguien como yo necesita o todo lo que una persona como yo sueña , pero lo que en realidad eres es un astuto depredador de corazónes sensibles como el mío para destruirlos por que eso te llena tu oscuro y vacío ser , tu corazón es de hielo y no puedes sentir como lo hago yo por eso me has querido destruirme y hacerme pedazos por que envidias mi intensa manera de sentir. Te complace ser amado, ser venerado y por eso haces cosas buenas por todos pero en realidad lo haces para atraer personas que como yo amo la generosidad, eres todo un artista en el arte del engaño , eres un depredador brillante y atrayente para personas que como yo tienen el gusto por esas personas que son luz. Dejaste que te amara al punto de dar mi vida por ti , me diste todo lo que siempre quise utilizando lo que te confié que siempre anhelé y no tuve para después arrebatármelo de golpe y entonces quisiera más y me aferraba a que volverías a ser la misma persona de la que me enamoré sin saber que todo era parte de tu plan , has jugado con mis más profundos miedos y traumas esos que un día te confesé por que te ganaste mi confianza para así saber mis puntos débiles y usarlos en mi contra. Y aquí en mi soledad hecha pedazos que fue lo que dejaste y aún así los querías para ti , ahora que he abierto los ojos me pregunto ¿ por que ? ¿ Cual es el propósito de hacer daño a quien más te ama ? ¿ Por que encuentras placer en herir y destruir todo lo que con amor fue creado? ¿ Por que el dolor de alguien que te ama te satisface? No lo entiendo por que yo siempre quise que alguien me amara como te amo yo a ti y quise que ese alguien fueras tu , pero no. Tu no sabes amar , no sabes lo que es el amor, solo vas por la vida jugando con los corazones que como el mío es sensible y honesto , te alimentas del amor de otros hacia ti para cubrir tu falta de sentimientos reales , de amor propio. Y si me has dejado desolada y sin más nada para darte pero aún así me quieres mantener secuestrada en tu carcel de engaños para que nadie más que no seas tú reciba lo que te di...
6 notes · View notes
lovecool1999-blog · 1 year ago
Text
Sin embargo me voy a desmayar, voy a llorar, gritar, lastimarme porque en años de tratar de demostrarte que si valía la pena, hoy me jodiste y ya no volveré a ser la que fingía.
0 notes
dolorsposts · 2 years ago
Text
Estoy destrozada
Pero debo volver a armarme para salir al mundo
Y eso duele y molesta...
1 note · View note
editorialtazadegato · 4 months ago
Text
¿Quién ríe ahora?[One-shot] [post-canon]
Tumblr media
Post-canon, angst, venganza, violencia, tortura, Agatha!fantasma, Lady Death. Darkfic (el último que hago antes de pasar a la programación habitual!)
No se hace enojar a Lady Death. Sólo un idiota lo haría, un idiota y Agatha Harkness.
"Adivina qué, Agatha. Tenías razón, yo no tengo corazón. ¿ves?"
..............................................................
La muerte había abandonado el nombre Rio. Lo dejó hace siglos, muchos siglos. Lo perdió como el lado humano que había desarrollado y también como su negro corazón, al cual pudo ver hacerse trizas dentro de ella. Los restos, como cenizas semitransparentes, se fueron con el viento para desaparecer completamente y para siempre.
A partir de ese momento, la muerte no se enfocó en absolutamente nada más que su trabajo. Los cuerpos. Las almas que necesitaban ser atendidas con urgencia. Cada vez llegaban más, una después de otra, y aquello la mantenía ocupada realizando viaje tras viaje, transportándose hacia distintos lugares de la tierra a presenciar los momentos finales de cada ser viviente. Continuó haciendo visitas a Italia, Brasil, México, Francia, Rusia, Bolivia, a todos los países y ciudades del mundo para tomar los cuerpos, hacer que sus almas crucen la puerta al más allá, tomarse un par de minutos y volver a lo mismo.
Jamás volvió a mostrar su forma humana. Ni siquiera para guiar a las almas de niños, su forma original se volvió su uniforme diario y ya no necesitaba aquel cuerpo humano que no le trajo más que dolor y miseria. La muerte desearía poder tirarlo a un bote de basura en la tierra y quemarlo, pero tenía mucho trabajo que hacer.
Olvidó la piedad, la consideración, la empatía.
"De todos modos tampoco es que todos los humanos la posean, al diablo con eso"
Repetía para ella misma, porque, sin las almas, la muerte se pasaba los días sola y habían días en los cuales ni siquiera escuchaba su propia voz. Se había vuelto un ser de aspecto aterrador, digna de las peores pesadillas, pero no le importaba lo que la sucia raza humana piense, ni lo que desee. Ya cometió ese error una sola vez y se juró a sí misma no volver a caer bajo la trampa de cualquier insignificante ser viviente. Se volvieron poco menos que ganado.
"Soy el orden natural de las cosas" se repetía constantemente.
Le tocó ir de nuevo a los Estados Unidos, la muerte le guardaba un poco de fastidio al país y mucho más si se trataba de Salem, Massachusetts. Después de hacer una visita a Los Ángeles para esperar a que una mujer madura y ebria se vuele la cabeza de un balazo, apretó los puños y fue a Salem igual, desapareciendo en una niebla negra para volver a un lugar que conocía muy bien.
No podía ser ella. No justamente ella. ¿Qué clase de tortura cósmica era todo esto? Esa forma fantasmal, el cabello blanco y largo y el vestido, el aura púrpura, y la sonrisa triunfante que la hizo enfurecer.
"No esta malnacida de nuevo"
Agatha Harkness, el fantasma, flotaba con animosidad justo a unos pasos. Jugaba a atravesar cosas y un ave pequeña.
La última vez que se vieron fue en el llamado sendero de las brujas, siglos atrás. Aquel último encuentro la dejó destrozada desde entonces, aborreciendo a la mujer y haciendo intentos desesperados de quitarla de sus recuerdos con una carga enorme de trabajo duro. El único motivo por el cual Agatha pudo haberla llamado era irse como correspondía y estar lista para ver a su hijo.
"NO" pensó la muerte. "Me NIEGO a llevarme a esto. ¡NO!" Deseó irse, pero al parecer Agatha Harkness había decidido que su trabajo estaba terminado y, así como si nada, deseó irse a ver al niño. Siempre hacía lo que quería, sólo pedía las cosas y exigía ser atendida. No lo tendría esta vez, la muerte le cumplió su último deseo la última vez y se juró a sí misma no volver a ser un tapete. No más deseos, ni contemplaciones.
Deseó gritar y destruir todo a su paso, no pudo evitarlo y todos los árboles a su alrededor murieron, cayeron, las plantas se iban secando y el fantasma se aproximó observándola detenidamente.
La muerte tenía puesta la capa negra encima que jamás se quitó. Cogió su daga y apretó fuertemente el mango, algo le sucedía y no se explicaba bien qué era. Su corazón negro ya no estaba, no podía explicar ese arranque de ira.
"Cuánto tiempo" Dijo Agatha Harkness observando a la muerte con curiosidad y sin tener respuesta alguna.
Silencio.
"No pensé que llegaría a decir esto pero ya no es tan terrible verte" la voz fantasmal de Agatha hacía eco, y la muerte no dijo una palabra de nuevo. Sólo mostró la daga.
"Oh, ¡vamos! han pasado siglos. Muestra tu otra forma" Agatha sonreía maliciosamente y extendió la mano hacia su hombro, tratando de invadir su espacio personal pero la atravesó. "Yo sé que quieres" Agatha siempre se la pasaba dando órdenes y comportarse como si estuviese en un hotel de lujo a donde vaya.
Silencio.
"¿Vas a continuar haciendo este teatro? No te deja bien parada en tu trabajo, ¿o me equivoco? ¿Puedo hablar con tu supervisor? La señora Rio Vidal..." Agatha empezó a usar su clásico sarcasmo como lo hacía en vida, gastando bromas pesadas hasta que la muerte la interrumpió.
"Rio se ha ido. Soy la muerte"
Agatha se burló y siguió flotando en círculos alrededor de ella.
"Lo dices como si no lo supiera, pero te recuerdo querida que Rio también es tu nombre y es más fácil para mí decirlo así, y menos problemático para Marvel Studios y Disney, por supuesto..."
"Sólo dirígete a mí como corresponde, además ¿qué diablos haces tú aquí? Me haces perder el tiempo. ¿Vas a marcharte o no?"
"Cumplí mi misión, el trabajo no resuelto. Es tu tema ¿no? Tú ves y sabes esas cosas, es tu área. El asunto es que acabé y deseo..." Agatha hizo una corta pausa, reacomodando sus ideas. "...y deseo verlo. Tú sabias que en cualquier momento yo querría ir" Agatha fantasma se cruzó de brazos y miró fijamente al cráneo que la muerte mostraba por cara. Por una parte odiaba hacer lo que Agatha deseaba, pero otra parte de ella encontró en la acción un motivo para fastidiarla.
"Fui una guía espiritual. Conduje a Billy y a su hermano hacia donde debían ir. Volví a morir, volví a ser un fantasma porque al parecer alguien no quiso tomar mi alma" dijo Agatha en tono acusatorio. "Pero creo que es tiempo de irnos. No me sentía preparada pero ahora sí. Llévame con él." Ordenó.
Si la muerte mostrase un rostro humano, hubiese puesto los ojos en blanco.
"¿Alguien no quiso tomar tu alma? Por favor, Agatha. No seas ridícula. ¿Quién fue la que me hizo prometer que no volvería a mostrar mi cara? Es más..." la muerte hizo una pausa "tú rompiste el pacto que hicimos y lo último que hice por ti fue respetar lo que deseabas, incluso cuando no merecías nada más proveniente de mí. No haré más por ti"
"Pero debes hacerlo, es lo que siempre haces. Además, rompí el trato que hicimos" Dijo Agatha, en tono desafiante. "Así que muestra tu otra forma, con esta no me dan ganas de tener una conversación"
"¿Y qué si esta vez hago una excepción?" La muerte empezó a jugar con su daga pasando los dedos por la hoja mientras hablaba "y si ahora decido romper las reglas por mí y no llevarte a ningún lado porque no lo mereces?" Dijo calmadamente. "Si, es mi trabajo...pero así como cometí el error más estúpido de darte seis años con tu hijo, hoy puedo decir no, paso."
La sonrisa pícara de Agatha se fue desvaneciendo, y la fantasma frunció el ceño.
"No serías tan cruel. No te creo capaz"
"¿Ah, si?" Respondió la muerte en un tono burlesco. "Adivina qué, Agatha. Tenías razón, yo no tengo corazón. ¿ves?"
La muerte se quitó la capa mostrando una figura femenina casi esquelética, el traje tenía aspecto gastado, pero lo que horrorizó a Agatha al punto de atravesar su rostro con su mano transparente fue el enorme agujero en el medio del área del pecho. Parecía como si alguien hubiese sacado el corazón violentamente y hubiese dejado así el cuerpo. La piel se secó, dejando una espantosa vista que la muerte mostraba con orgullo, como si de un emblema se tratase.
"Nada me detiene de no llevarte a ningún lado y hacer que te la pases por aquí vagando y flotando como estúpida el resto de la eternidad. Simplemente dejarte aquí, sin que conozcas la paz, sin darte la posibilidad de que tu mugrienta alma reencarne. Si no fuera por la enorme carga de trabajo que tengo en estos momentos me quedaría a ver cómo entras en crisis y suplicas pero ya no eres importante" dijo la muerte, volviendo a jugar con su daga.
"¿Sabes? Antes te quería en el más allá, con nosotros, y me preguntaba por qué te negabas a ir...pero cambié de idea el momento en el cual te moriste por primera vez. Lo mejor de todo es que esto no afecta el balance, así que yo gano, y tú te quedas atascada aquí y ni siquiera la familia con la cual estás asociada te va a poder ayudar, esto va más allá de cualquier tipo de magia"
La sonrisa pícara que Agatha tenía al inicio se esfumó totalmente. Incluso, la forma cómo flotaba indicaba que estaba realmente asustada. El miedo podía verse en su rostro semitransparente.
"¿Y si quiero irme?"
"Decidiste ser fantasma, Agatha, lo hiciste para deshacerte de mí y lo hiciste porque SABÍAS que yo respetaría tu deseo incuso al morir, cosa que hago así no lo merezcas. Lo habrás planeado todo pero ahora yo decido si te vas o no. Así como escuchaste" La muerte disfrutaba al ver a Agatha lucir confundida y alterada.
"Pero espera..." Dijo Agatha. "No puedes hacerme eso, ¡tú me amas!" Exclamó Agatha señalando a la muerte con el dedo y la mirada fija en los orificios que tenía por ojos. "Yo sé que aún me amas"
"¿Quién dice? ¿Tú?" Contestó la muerte en un tono burlón. "Eso fue hace tiempo. Lo que quedó de esos sentimientos se fue contigo y esa escena melodramática que hiciste antes de morir. No te amo más, Agatha. Eso sí, reconozco lo buena actriz que eres, ¿Dónde está tu Emmy? a mejor actriz de serie dramática"
Agatha sólo flotaba, confundida y sin saber qué responder, sus palabras parecían quedarse atascadas.
"Pobre Agatha Harkness...por fin quiere reunirse con el pequeño Nicky...pero no tomó en cuenta que fue un pedazo de mierda en vida. Falló la estrategia está vez, Agatha"
"Primera vida" contestó Agatha. "En la segunda salvé a Billy, ayudé a esos chicos, ayudé a Jen, entendi que Nicky debía irse...y lo quería conversar contigo ¿eso no cuenta?" Agatha sonaba irritada, tenía los labios fruncidos y los brazos cruzados, sólo quedó suspendida a un metro del suelo.
"¿Y eso qué? No vas porque yo lo decido" Dijo la muerte. "No me interesa si salvaste a la humanidad, así como pude romper las reglas por ti, también lo puedo hacer contra ti. Ahora si me disculpas, tengo trabajo real que hacer, y otra cosa más..." hizo otra corta pausa.
"...no vuelvas...a mostrar...tu cara"
Dijo la muerte dándose la vuelta y a punto de desaparecer entre más niebla negra.
"Te seguiré llamando hasta que lo hagas" Dijo Agatha, muy confiada y cruzada de brazos. "No voy a parar" Agatha ya sonaba muy alterada.
"Suerte con eso, Agatha. No atiendo a más fantasmas varados en la tierra por siglos, nueva política de la empresa. Yo me buscaría un pasatiempo"
"¡RIO!" Gritó Agatha, todas las plantas alrededor de ambas entidades se habían marchitado. "¡...Por favor, mi amor, quiero ir, quiero verlo!"
Antes de desaparecer, la muerte se detuvo y volteó por un segundo.
"No esta vez, Agatha, lección aprendida, no meterse con la muerte, ¡Es una mala, muy muy mala idea! No se usa a la muerte, no se traiciona a la muerte"
Se retiró entre risas, desapareciendo, dejando un gesto con la mano mostrando el dedo medio al irse y dejando a Agatha Harkness dando un grito tan desgarrador que pudo haber espantado a las criaturas que vivían en ese bosque si no se hubieran muerto con las plantas ya marchitas.
18 notes · View notes
caostalgia · 2 years ago
Text
Limbo
Veo a mi madre llorando, a mi padre decepcionado y a mi hermano apagado, veo a mi familia por primera vez junta, abrazándose y dando consuelo.
Por primera vez escucho decir a mis padres que están orgullosos de lo que alguna vez fui, a mi hermano decir que me amaba y que porque lo había dejado solo en este mundo tan cruel y a mi familia preocupada por mi.
Mi cuarto se siente mío pero yo ya no pertenezco aquí; este lugar fue testigo de todo aquel sufrimiento que alguna vez viví, de mis luchas silenciosas, y de aquellas cicatrices, algunas visibles algunas ocultas y otras que van en el alma.
A lo lejos veo llorar a mi abuela, mi segunda madre, mi bello angel, mi mundo entero, esta destrozada, perdóname pero no tenía otra opción, estaba sufriendo mucho aquí, prometo visitarte con mariposas blancas y sueños hermosos.
Me encuentro entre el cielo y el mismo infierno, atada a quedarme en medio a lo que parece ser para siempre.
Es Cielo, porque ya no sufro, tengo paz y estoy tranquila, lejos de todo y de todos, en silencio sin peleas ni regaños de fondo, sin dolor, sin culpa, sin sufrimiento.
Un Infierno, porque se que destroce a los que me amaban, triste porque estoy condenada a ver como sufren por mi muerte, abandonada porque ya no tengo a lo que más amaba.
Entre aquellos dos paraísos se encuentra el limbo, aquel que me decían que era malo, pero en el cual yo encontré paz y ahora es mi nuevo hogar.
-Hannis.
126 notes · View notes
acrux5 · 7 months ago
Text
MI ANHELO.
A pesar de la tempestad, he seguido adelante, incluso con el alma destrozada y los sueños deshechos pero he seguido adelante, nadie me puede decir lo que es sufrir sin sentir constante temor, desesperación, ansiedad, angustia y la peor de todas... la tristeza, el anhelo de ser feliz sin que los demás se den cuenta para que vengan y rompan lo único que deseo.
Mi único anhelo es morir en paz, en un lugar alejado de todos, descansar cómodamente y por la eternidad.
Mi único anhelo es que la luz de luna me abracé con la delicadeza que ella sabe como funciona..
Mi único anhelo es dejar de respirar el aire contaminado de aquí y convivir con el ser humano.
Mi único anhelo es dejar de existir..
— @acrux5
Tumblr media
15 notes · View notes
la-chica-atenas · 1 year ago
Text
Pido permiso para amarte.
No recuerdo con exactitud la fecha del ultimo día que decidí escribir, habrá pasado a lo mucho quizá un año o dos...No lo se, lo único que si  puedo recordar es que había decidido descartar esa etapa de mi vida, alejarme de las letras porque cada vez que redactaba un pensamiento o un sentimiento terminaba peor de como me encontraba antes de comenzar, supongo que esto se debía principalmente a que desnudaba mi alma en cada uno de los párrafos que creaba, plasmaba todo lo que era y todo lo que soy, era tan sincera que eso me hacia sacar mis miedos, pensamientos y deseos mas profundos, aquellos que emanaba desde ese rincón oculto y olvidado de mi corazón. Si alguna persona pudiese leer alguna vez todo lo que con el tiempo he trazado básicamente podría conocerme a mi,  entre líneas claro, conocerme a mi y mis desgracias o aventuras a pesar de la distancia. Supongo que esa es la magia y la razón de ser de todos los escritores; transmitir, contar las experiencias de la manera mas romántica posible para que un ser pueda sentirse identificado y pueda conectar con el o ella, creando un único vinculo entre letra, corazón y distancia. Que bello suena esto. Aunque si lo pienso bien, no se que tanto me emociona la idea de que las personas conozcan la versión mas ingenua en la que me he podido convertir, pero pesar de todo también quiero y deseo arriesgarme. 
A hora que lo pienso, he creado escritos solamente cuando sucede algo bueno o malo en mi vida, y la mayoría de las veces porque me pasaba lo que con mayor frecuencia me hacia caer, si, cada vez que estaba frenéticamente enamorada o destrozada. Y para no perder la tradición, ¿Qué hay?  Hola soy yo de nuevo perdida y locamente destrozada y enamorada. No me preguntes si en esta ocasión soy correspondida, pues la ultima vez me prometí no perder nunca esa costumbre, esa inestable costumbre de dar y no recibir, de esperar y no tener, de amar y no ser amado. En hora buena y para mi mala suerte esta no es la excepción. 
Siempre me pregunte quien se cree el amor que es para llegar cuando no lo necesitas e irse cuando le ruegas que se quede, quien le dio el derecho y esa autoridad de ser tan egoísta, tan narcisista y tan engreído. Tanto es que no le importa que des todo de ti, que si aquel gigantesco ramo de tulipanes, que aquella cita al atardecer con hermosos colores o esa carta escrita a mano, si para ese pequeño e idolatra amor no es suficiente entonces sin mas solo se alejara justificándose con aquel no eres tu si no yo. Querido e incomprendido amor, nunca entendí esa mala costumbre que tienes de elegir estrictamente sobre quienes florecer, teniendo mil candidatos dispuestos a entregar todo lo que esta en sus manos por ser correspondidos y tener un poco de ti. Que suertudos aquellos que pueden tener la magia y ese deleite de tenerte cerca y mejor aun, de poder sentirte. 
Yo hoy me declaro tu mas leal seguidora pero al mismo tiempo me declaro tu adversaria. No te comprendo, y el no hacerlo me hace deambular por la vida con el  deseo de lograrlo en los brazos de la persona equivocada. En los susurros nocturnos al decir buenas noches o ese cálido sonreír de los buenos días. He esperado encontrarte en los roses desnudos de una piel cálida o en el aroma dulce de aquel perfume, y sabes, me suena curioso que entre mas quiero descubrirte mas remoto y lejano te siento. Quizá deberíamos hacer las pases pues no podemos pasar toda la vida evitándonos el uno al otro, o quizás si pero no estoy segura de querer que sea así.
Así que hoy a la sombra de mi soledad y de mi acelerado y nervioso corazón pido permiso para amarte, para encontrarte, para sentirte, para entregarme. Estoy cansada de esta melancolía, de sentirme sola, estoy cansada de mi tonta justificación del porque no soy correspondida, me va fatal el decirme cada día que soy difícil de querer, y aun mas de tener tanto por entregar y no poder hacerlo ¿para que quiero guardar tanto si lo puedo compartir? No soy una persona que sufre de ego, solo soy un ser que desea un refugio, un destino y sobre todo y no menos importante, unos brazos y un alma  que puedan abrigarme. 
No se como hacer para que me notes, para que me elijas, pero mientras te decides a verme estaré aquí, esperando pacientemente como lo he hecho todos estos años. Por favor ya no tardes tanto porque poco a poco y sin que lo notes he estado cada vez mas ausente, y tanto tu como yo querido amor no queremos ser unos incomprendidos vagando sin rumbo ni razón por el mundo. 
Pido permiso para amarte. Pido permiso para odiarte también
Dime querido y pequeñito amor, ¿Qué me queda hacer mejor?
81 notes · View notes
entre-el-cielo-y-la-tierra · 11 months ago
Text
Una cita junto al mar.
Me preguntaba si iba a venir. ¡Qué ilusa era! De seguro ni se acuerda de mí y mucho menos de esta cita en el mar que habíamos concertado hacía ya cinco años. Y, sin embargo, había una parte de mí que quería creer que todavía me recordaba, que no había olvidado todo lo que habíamos vivido y sido el uno para el otro.
Era aquí, precisamente, donde nos habíamos conocido hace siete años. Yo era una arquitecta recién divorciada, después de un largo pero muy infeliz matrimonio, y él era un joven estudiante de pos-grado. Ambos fuimos llevados al mar por diferentes cuestiones. Yo al buscar paz y consuelo, y el que sólo encontraba al mirar las olas mientras sentía la brisa acariciarme el rostro y peinar mis cabellos, y él al encontrar un espacio para reflexionar y pensar sobre su futuro. Recuerdo la primera vez que lo vi. Estaba descalzo sobre la arena, las olas llenando sus pies de espuma para luego retroceder y dejar un espacio entre la arena mojada y ellos. Yo miraba hacia el horizonte, a ese ocaso precioso que se dibujaba. Los ocasos en el mar me eran de un sabor diferente, le daban a mi alma un sentido más precioso por ser tan apacible y maravillosos a la mirada. Llevaba puesto un vestido amarillo de algodón con tirantes que dejaban al descubierto a mis brazos, un sombrero de playa ancho y blanco. Tenía los brazos cruzados y me abrazaba a mí misma, mientras lloraba en cuclillas viendo el horizonte. Hoy se había finalizado mi divorcio después de dos años de litigio arreglando la división de bienes y la custodia de nuestras hijas. Había luchado tanto por ese matrimonio que se había despedazado. A los treinta y cinco años me sentía hueca, como si hubieran arrancado de tajo todas mis ilusiones. Cinco años es todo lo que había tomado, sólo eso. Los últimos tres ya habían sido necedad de mi parte por tratar de salvar lo insalvable. Luis ya no disimulaba su flagrante infidelidad y su excesivo derroche de dinero que yo misma ganaba. No sabía cómo había podido escoger tan mal, sólo podía achacarlo a la locura del primer amor y a todas esas fantasías románticas que, leer tantos libros de romance, me habían metido en la cabeza. Diez años después yo era una mujer cambiada, más realista y menos idealista, con heridas en el alma que todavía sangraban. Me sentía aliviada, pero a la vez destrozada. Había venido aquí porque no quería llorar frente a mis hijas, pero necesitaba desahogarme. El mar siempre me traía consuelo y sosiego. Podía pasarme horas perdida, contemplándolo, aunque sólo alcanzaba a verlo borroso, siendo difuminado por mis lágrimas. La brisa soplaba fuerte. No podía evitar pensar que, ojalá así como se llevaba mis lágrimas, se llevará también todo lo que guardaba en el corazón: mis sueños hechos pedazos, el dolor del desamor de Luis y la desilusión por mi hogar roto.
En una ráfaga de viento, mi sombrero de paja salió volando. No me moví, no me importaba en lo más mínimo. Seguí sollozando cuando, de repente, sentí que una sombra me tapaba el sol. Volteé y lo primero que divisé fueron unos pies descalzos. Eran pies delgados, largos, algo huesudos, unos pies masculinos, pero bien cuidados, los cuales yacían parcialmente enterrados en la arena. Entonces, una profunda e igualmente masculina voz, llena de una gentileza inconfundible, me preguntó...
“Disculpe, ¿esto es suyo?”
Fue entonces que mis ojos recorrieron el camino desde los pies hasta la fuente de esa voz tan llena de ternura que había penetrado mi desdicha. Tenía los ojos más azules que jamás había visto. Eso fue lo primero que pensé. Era un hombre joven, bronceado, de cabello castaño y ondulado que no podría tener más de veinticinco años. Me despejé la garganta y, apresuradamente, me limpié las lágrimas del rostro para incorporarme. Era un hombre muy alto, yo no le llegaba ni al hombro.
“Si, es mío. Gracias”.
Acepté el sombrero de la mano del hombre y agaché el rostro. Había algo en este hombre me hacía sentir vulnerable.
“Disculpe mi atrevimiento, pero la he observado desde hace rato, mas no quise inmiscuirme. Creo que su sombrero fue la señal que necesitaba para acercarme. No la conozco ni sé por qué llora tan desconsoladamente, pero si algo he aprendido en esta vida es que, a veces, tener con quien hablar, hace un poco más llevaderas las penas. Quiero ofrecerle eso. Un par de oídos que la escuchen atentamente y que no la juzgarán. Permítame invitarle un café. Me llamó Rodrigo”.
Había algo en su semblante, una gran gentileza, una suavidad en su mirada, un sincero deseo de ayudar que terminó por convencerme. Esa tarde me llevó a un café a la orilla de la playa. Allí conversamos por horas. Yo le conté mi historia. De cómo había conocido a Luis mientras estudiaba en la universidad y todo lo que había sucedido desde entonces. Él me escuchó con cuidado sin interrumpir. Cuando ya había purgado todo lo que me volvía pesado el corazón, él empezó a contarme de su vida.
Creo que quería tranquilizarme y ponerme más cómoda al ponernos en igual condición de vulnerabilidad. Me contó que él recién había llegado a la ciudad a estudiar una maestría en Finanzas, también que extrañaba a su madre y a su hermana, pero que, por el deseo de superarse para poder sacarlas adelante, había decidido seguir con su educación, aunque lejos de casa. Me confesó que por eso había venido al mar. Estaba reconsiderando su decisión de seguir estudiando tan lejos de casa. Su madre era viuda y él, su único hijo varón, se sentía sumamente responsable por ella y por su hermana menor, pero entendía también que el programa de maestría le abriría puertas y podría proveer para ellas un mejor futuro. Había trabajado mucho para ganarse la beca que le permitiría seguir con sus estudios, pero a veces desfallecía en su determinación. Estaba solo y no tenía amigos, además de extrañar mucho su hogar. Así pasamos toda esa tarde, la cual se volvió noche, platicando. Ambos nos sentíamos muy bien. Al despedirnos, intercambiamos números de teléfono y prometimos seguir en contacto.
Tumblr media
Al día siguiente recibí un mensaje de texto de Rodrigo.
"¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor?"
Así empezamos a platicar, regularmente, vía texto. Nos fuimos conociendo cada día más. A veces hablábamos por teléfono, cuando necesitábamos escuchar una voz amiga. Pasaron varias semanas así, hasta que Rodrigo me invitó a tomarme un café. Ese día caminamos por la playa, platicamos y nos tomamos un café en la cafetería a la orilla de la playa, aquella en donde nos habíamos conocido. Había pasado por Rodrigo a su universidad y, ya entrada la noche, lo fui a dejar a su modesto apartamento cerca del campus. Al estacionarme enfrente de su edificio, procedí a despedirme de él con un beso en la mejilla, así como se despiden los buenos amigos; lo consideraba precisamente eso. Pero, al momento de acercarme a su mejilla, él volteó su rostro y capturó mis labios con los suyos. La sorpresa me hizo abrir la boca, a lo cual aprovechó para poner su mano sobre mi cuello y profundizar el beso. Dios, había pasado tanto tiempo desde que un hombre me había besado así. El deseo floreció en mi vientre, recordándome que, a pesar de todo lo que me decía, constantemente, era una mujer de carne y hueso. Me besaba con un hambre que me hizo gemir en su boca. Me hacía sentirme deseada, sexy y tan mujer. Sí, no la madre ni la galardonada profesional, sino simplemente mujer, tan mujer. Me bebió el aliento e hizo de mi boca una extensión de la suya. Cuando tuvimos que respirar, soltó mis labios y, sosteniéndome el rostro con ambas manos, me miró directamente a los ojos.
“Laura, quédate, por favor”.
Ese fin de semana, mis hijas estaban en la casa de su padre, así que nadie me esperaba en casa y Rodrigo lo sabía. Lo vi a los ojos. Podía ver la sinceridad en ellos, la misma que relucía en los míos. Esa noche me dejé llevar y la pasamos juntos. Por un instante se nos olvidó todo: el mundo, nuestras familias, nuestras responsabilidades y planes, las diferencias de edad y posición. Éramos sólo Rodrigo y Laura, un hombre y una mujer.
Así comenzó nuestro idilio. Aún ahora, después de tantos años, me hacía suspirar. Fueron tantas memorias y vivencias las que pasamos juntos. Él me devolvió la fe, el gozo de vivir, la confianza en mí misma y la seguridad de que aún había hombres buenos. Nos ayudábamos mutuamente, nos escuchábamos y ofrecíamos apoyo en lo que podíamos. Éramos amigos, confidentes y amantes. Yo me volví su hogar lejos de casa y él mi refugio anhelado. Nos amábamos mucho y a pesar de todo. Aunque Rodrigo era menor que yo, él era muy maduro y respetuoso, además de ser el más apasionado de los amantes, también era el más tierno y cariñoso de los hombres. Vivimos dos años maravillosos, llenos de felicidad, pero llegó el día que habíamos previsto desde el comienzo de nuestra relación. Rodrigo terminó su maestría y era hora de regresar a casa. Quizás por eso nunca quisimos hacernos promesas. Vivíamos día a día. Ese último día lo pasamos juntos y amanecimos en la playa, viendo el amanecer y prometimos volvernos a encontrar, pasara lo que pasara.
Era así que aquí estaba, parada en esa playa, esperando por él, cumpliendo mi promesa, aunque ya había esperado más de una hora. Seguramente, Rodrigo ya me había olvidado; eso pensaba. Miré el mar, una última vez, y me presté a regresar a mi auto. Fue entonces que lo vi. No había cambiado nada y, al mismo tiempo, había cambiado mucho. Mi corazón se volvió loco en mi pecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero no podía despegarle la vista. Se aproximó hasta estar frente a mí. Veía las lágrimas también en sus ojos. Tomó mis manos en las suyas y, por un momento, fuimos otra vez sólo Laura y Rodrigo, nada más. Me abrazó y estuvimos así por largos minutos, después me llevó a ese café en la playa que era tan nuestro.
Me contó que había regresado a su ciudad y que su hermana y madre habían estado tan contentas de volverlo a ver. Había conseguido un buen trabajo en una compañía transnacional, lo cual le permitió comprarse una casa. Su madre vivía con él, aunque su hermana no, ya que se había casado con un muy buen hombre que la hacía feliz. El también se había casado con una compañera del trabajo y estaban esperando su primer hijo en unos meses. Lo oí platicar sobre su vida. Se le notaba la felicidad y eso me llenó de alegría. Yo le conté de cómo mis hijas habían crecido y estaban en la secundaria ya. Le conté de mi éxito en el trabajo y del proyecto que actualmente ocupaba mi tiempo. Le conté de Armando, un doctor divorciado con quien estaba saliendo desde hace un tiempo, cómo era tan especial conmigo al cuidarme y al hacerme reír. Le conté, también, cómo Armando me había propuesto matrimonio, pero yo insistía en esperar hasta que mis hijas se graduaran de la secundaria. Así estuvimos varias horas platicando. Alegrándonos de las alegrías y simpatizando con las penas y dificultades que el otro había experimentado durante estos cinco años.
Llegó la noche y la hora de despedirnos.
“Te ves más hermosa que nunca. Cuídate mucho, Laura. Recuerda tu valor y sigue persiguiendo tus sueños. Eres una mujer asombrosa. Siempre daré gracias por el tiempo que te tuve en mi vida. Fuiste la forma que el Universo utilizó para hacerme crecer, para cobrar aliento. Aprendí tantas cosas valiosas a tu lado, todo ese amor que me brindaste, tan desinteresadamente, me dio la fuerza que necesitaba para seguir y el valor para afrontar lo que vendría después. Te llevo siempre en el corazón con gratitud y mucho cariño. Te deseo lo mejor”.
“ Yo también te agradezco, Rodrigo, por todo lo que me brindaste; un hombro donde llorar, unos brazos siempre listos para abrazarme, un compañero y un amigo que me dio su compañía y escucha en el que fue el tramo más difícil de mi vida. Me alegra sobremanera que hayas logrado lo que te propusiste y que, tú y tu familia, sean tan felices. Siempre te recuerdo, doy gracias por ti y pido por tu bienestar. Mi cariño y respeto los tienes siempre. Yo también te deseo lo mejor”.
Así nos despedimos y volvimos a renovar nuestra cita en el mar. Nos volveríamos a encontrar, después de cinco años más, y veríamos dónde la vida nos tendría, pero mi corazón agradecía que, lo que ya habíamos vivido, nada ni nadie podría arrancárnoslo del alma.
E.V.E
23 notes · View notes
moongirl-26 · 4 months ago
Text
Te he perdonado por no haber encontrado en tu narcisismo la forma de amar. Te he perdonado por dejarme y regresar cuando querías, por romperme con tus actos y por herirme con tus palabras. Te he perdonado por tu frialdad para hacer conmigo lo que quisiste. Te perdone por no haber valorado mi persona, mi corazón ni los sentimientos en este. Te he perdonado el hecho de que lo que te gustaba de mi era la forma tan devota en la que te amaba. Te perdone por tus constantes infidelidades que parecían no tener un fin, por cada una de las faltas de respeto hacia mi. Te he perdonado por tus mentiras que se volvían telarañas en las que todos, incluyéndote, terminábamos atrapados cual presas del cazador. Te perdone por mirarme destrozada y haberme dado la espalda. Te he perdonado porque comprendí que eres tú propia víctima, eres tú peor enemigo, te autodestruyes, te arrebatas a ti mismo lo bueno de la vida, eres tú quien no sabe amar, eres quien no puede sentir nada. Te perdone porque entendí que de los dos, eres tú quien perdió. No puedo desearte ningún mal porque te lo haces tú mismo, y en la hermosura de mi alma deseo que algún día dejes de hacerlo para que puedas ser libre.
12 notes · View notes