#La habitación roja
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La Habitación Roja - Las Olas
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#The yellow wallpaper#Literatura#Libros#Charlotte Perjins Gillman#La habitación roja#Henry Matisse#Arte#Stranger things#Tv
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Hello, I hope you are well
I love your writing, I hope you keep writing ❤️
Could you do a scenario of Male Reader having his first time with Lyney?
If you feel uncomfortable, you can ignore the request, there will be no problem.
💖~ Thank you for your words! I hope I can continue writing too, studies take up a lot of my time but sitting down to write this helps me rest~
In the end it took me too long, but I finally did it ksgdkvd
Now I'm a flan. A flan-tasma.
Warning: smut, Male!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Al mago le gusta el romanticismo. Cada beso está cargado de sentimiento, te sostiene como si fueras la criatura más preciosa del planeta porque sabe que lo eres, te adora más de lo que puede imaginar y siempre ha planeado detalladamente cada paso como pareja. La primera cita, el primer beso, el primer show en que le ayudaste, todo estuvo metódicamente calculado para que sea perfecto y se arrancaría el cabello de la cabeza si algo no salía como debía. Por eso no era de extrañar que la noche en que planearon unirse por primera vez todo estaba vacío, olía a flores y las Rosarcoíris estaban esparcidas por la habitación junto a las velas que iluminaban todo de una tenue luz amarilla. Lo notaste, las flores cerca para que el aroma te tranquilizara, las velas cálidas algo lejos para evitar un incendio por algún accidente, había agua y aperitivos a un lado de la cama y Lyney solo esperaba que te gustara tanto como esperaba.
Te desnudó con tranquilidad, a un ritmo lento que parecía tímido. Besó tus labios, los mordió con delicadeza y te acostó para que estuvieras cómodo.
"Lo estás haciendo bien, amor. Eres muy lindo." Susurró contra tu piel, dejó marcas rojas con la forma de sus dientes y sus labios tomaron la carne hasta pintarla de morado. Sus manos pasaron por tu pecho hasta tu espalda baja para sostenerte, sus dedos lubricados pasaron por tu agujero apretado y entró uno, se tragó tus jadeos que pasaron de tu garganta hasta su boca y acarició tu cadera. Sus murmullos pasaron desde tu piel hasta el núcleo de tu ser cuando te masturbó con su otra mano, manchando sus palmas con tu líquido preseminal que bajaba como un hilo hasta tu vientre. Tus caderas se movieron contra su mano y lo hicieron sonreír. "Se siente bien, ¿verdad? Dime si te gusta." Tus súplicas lo pusieron duro a más no poder, sonrió mientras te hacía retorcer.
Fue a un ritmo lento, casi manchó sus pantalones cuando tú linda voz lo llamó para que te follara y sentiste su respiración en tu cuello cuando por fin decidió entrar en ti. Calmado, te sostuvo en sus brazos y te abrazó para que te relajarse, te besó por todas partes mientras era delicado, tomando tu mano y besando tu muñeca, luciendo como un borracho por tu olor mientras se metía bajo tu piel y te hacía alcanzar el placer con tus manos. Su lengua paseó por tu cuello y hombros, besando mientras jadeaba por lo apretado que estabas, alabándote como s un Dios mientras sus lágrimas se mezclaron con las tuyas al igual que el sudor.
Pintaste tu piel con tu semen al mismo tiempo que él te llenaba por dentro. Gimió contra tu cuello y tembló al llamarte su único amor, el más suave y placentero.
"Por favor... Déjame hacerlo una vez más." Sus ojos brillaron con un lujurioso deseo de ti, de enterrarse en tu carne eternamente. Sintió hambre de ti y no estaba dispuesto a dejarte ir ahora que había probado tu sabor.
English:
The magician likes romanticism. Each kiss is loaded with feeling, he holds you as if you were the most precious creature on the planet because he knows you are, he adores you more than he can imagine and he has always planned every step as a couple in detail. The first date, the first kiss, the first show you helped him with, everything was methodically calculated to be perfect and he would tear his hair out of his head if something didn't go the way it should. That's why it wasn't surprising that the night you planned to get together for the first time, everything was empty, it smelled like flowers, and the Rainbow Roses were scattered around the room along with the candles that illuminated everything with a faint yellow light. You noticed it, the flowers nearby so that the aroma would calm you down, the warm candles a little far away to avoid a fire due to some accident, there was water and snacks on the side of the bed and Lyney just hoped that you liked it as much as she expected.
He undressed you calmly, at a slow pace that seemed timid. Kissed your lips, bit them gently, and laid you down so you were comfortable.
"You're doing well, love. You're so cute." He whispered against your skin, left red marks in the shape of his teeth and his lips took your flesh until painted it purple. His hands ran down your chest to your lower back to support you, lubricated fingers passed through your tight hole and one entered, he swallowed your gasps that passed from your throat to his mouth and caressed your hip. His murmurs passed from your skin to the core of your being as he masturbated you with his other hand, staining his palms with your precum that ran down like a thread to your belly. Your hips moved against his hand, making him smile. "It feels good, right? Tell me if you like it." Your pleas made him hard as hell, he smiled as he made you squirm.
He went at a slow pace, almost stained his pants when your pretty voice called him to fuck you and you felt his breath on your neck when he finally decided to enter you. Calmly, he held you in his arms and hugged you to relax, kissing you all over while being gentle, taking your hand and kissing your wrist, looking like a drunk from your scent as he got under your skin and made you reach for the pleasure with your hands. His tongue ran along your neck and shoulders, kissing as he gasped at how tight you were, praising you like a God as his tears mixed with yours as well as sweat.
You painted your skin with your cum at the same time he filled you inside. He moaned against your neck and trembled as he called you his only love, the softest and most pleasant.
"Please... Let me do it one more time." His eyes shone with a lustful desire for you, to bury himself in your flesh forever. He felt hungry for you and he wasn't willing to let you go now that he had tasted you.
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Solstice Tales - XXII. Subspace (Sub!Enzo Vogrincic)
"Me bajó la presión" es lo primero que piensa Enzo luego del cuarto o quinto orgasmo, cuando la mínima corriente de aire en la habitación lo hace temblar. Respira lenta y profundamente en un intento de recomponerse, convencido de que tiene que esperar un poco, pero la extraña sensación de estar suspendido en el aire persiste.
La voluntad le falla y su mente está en blanco, desprovista de cualquier pensamiento o resistencia, dejándolo vulnerable y moldeable. Observa el subir y bajar de su pecho, pesado y lleno con una mezcla de emociones, desde euforia e incertidumbre hasta una quietud desconocida que no recuerda haber experimentado antes.
Deja caer sus párpados -lo suficiente pesados como para poder controlarlo- por un breve instante y las lágrimas se deslizan silenciosamente por sus mejillas. Humedece sus labios, intenta hablar, repite el proceso hasta que comprende que no tiene voz y que las palabras en su mente no son verdaderas palabras.
Es un alivio cuando el blanco del techo, cada vez más borroso por las lágrimas que inundan sus ojos, es remplazado por tu rostro. Observa el movimiento de tus labios y se pregunta si estarás repitiendo su nombre, si estás preguntándole u ordenándole algo, pero su audición está perdida junto con el control que tenía sobre su cuerpo.
Jura que sus oídos están llenos de algodón.
Cuando masajéas sus brazos se sobresalta y tu expresión le genera dolor. No era su intención preocuparte, no quería entrar en pánico por el contacto físico, pero en este momento sus sentidos hacen de su cuerpo una especie de incendio forestal.
Es consciente de tu mano en su mejilla, evitando que rompa el contacto visual, y cuando desaparecés la distancia entre su rostro y el suyo, tu respiración golpeando sus labios mientras tu mano caliente descansa sobre su pecho, parece recuperar los múltiples fragmentos perdidos.
El eco de tu voz es cada vez más nítido.
-¿...bien?
-¿Qué?
-¿Estás bien?
-Sí- sujeta tu muñeca-. ¿Lo hice bien?
Besás la comisura de sus labios y cuando se remueve, suplicándote desesperadamente por un beso, descansás tu frente en la suya. Tus pupilas están dilatadas y tu piel está perlada por el sudor, más que seguro producto del esfuerzo de robarle hasta el último gramo de cordura que tenía, pero no puede molestarse por lo que le hiciste.
Quiere recompensarte.
-Lo hiciste muy bien, mi vida, muy bien- tus besos recorren su mandíbula-. Uno más, ¿sí? Uno más y te dejo dormir.
Un gemido roto y patético brota de sus labios cuando comprende -con tus dedos trazando la vena que recorre su miembro- que era una orden disfrazada de pregunta. Está tan perdido en sus deseos de satisfacerte que para cuando procesa el dolor de sus músculos, el cansancio corporal y la incapacidad de hilar un pensamiento, la posibilidad de negarse no cruza su mente.
-¿De verdad lo hice bien?- pregunta, con un hilo de voz, sus labios fruncidos en una mueca que resulta tierna y tentadora. Deslizás tus dedos por su cabello, largo y sedoso, mientras asentís con una sonrisa en tu rostro-. Quiero...
-¿Qué querés, bebé?- torcés tu muñeca y todo su cuerpo se tensa-. ¿Eso querés?
Delineás su punta con tu pulgar, roja y extremedamente sensible luego de tanto abuso, privándote de sus preciosas expresiones por unos segundos para contemplar el líquido que brota de su cuerpo. Las primeras gotas son traslúcidas, débiles, pero luego una cantidad más significativa, manchada con blanco, cae hasta terminar deslizándose por el dorso de tu mano.
Enzo solloza y sus uñas dejan una marca en tu cadera.
-No puedo- repite entre jadeos y sollozos cada vez más desesperados-. Me duele, no puedo.
-Sí, sí podés- insistís para luego masturbarlo más rápido. Mordés tu labio mientras él se retuerce sobre el colchón, tirando con fuerza de las sábanas, sus pestañas brillantes por las lágrimas-. Más tarde te dejo cogerme, ¿sí...? Hacelo y...
No terminás la oración porque su gemido, ronco y profundo, reverbera entre las paredes de la habitación. Observás los músculos de su abdomen tensándose y lo sentís palpitando con fuerza en tu mano, pero para tu sorpresa no hay semen alguno manchando tu mano, tu cuerpo y el suyo.
Jamás había tenido un orgasmo seco. Sonreís.
Mientras los últimos espasmos sacuden su cuerpo sembrás besos en sus mejillas, en sus labios y en su pecho, intentando consolarlo y procurando ser el ancla que lo mantenga en esta realidad. Ignorás la sensación desesperada en tu centro.
-Sos hermoso, ¿sabías?- decís contra sus labios mientras entrelaza tu mano con la suya-. Sos el más lindo, mi vida, el más lindo de todos.
En lugar de contestar te mira, expectante y débil, suplicando con la mirada.
-¿Qué querés? ¿Un beso?
Con el último gramo de fuerza que le queda, niega.
-Muchos.
¿Cómo podrías negarte?
#solstice tales#letters to enzo#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#lsdln smut#lsdln x reader
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Recuerden que pueden dejar sus peticiones si quieren(❀╹◡╹)
Ahora sí!
Título: Tickle Muichiro: Raspberry (sobre-título:Infantilismo)
Ler:Tanjiro Lee:Muichiro
Sipnosis:Tanjiro tiene encargado cuidar a Muichiro luego de su retiro??
Este fic va a ser uno mas corto de lo que normalmente los hago, porque esta vez no quiero que resalte la historia, sino el momento de cosquillas. Espero y les guste
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A Muichiro no tuvieron más modo que sacarlo del cuerpo de cazadores. Así que el Patrón le pidió a Tanjiro que lo cuidara
Le explicó todo sobre él, que le gusta comer, a que es alérgico, su horario para dormir y despertar, entre otras cosas. El único problema es que Muichiro era muy infantil, actuaba como si tuviera entre 8 o 9 años. Cuando en realidad tenía 15 años de edad
Al principio, a Tanjiro le incomodaba tratar a Muichiro como un niño, pero no duró mucho tiempo con esa opinión, ya que el patrón le explicó que no lo hace por atención en general. Sino que Muichiro perdió a su familia y hermano cuando tenía apenas 10 años. Y como sintió que no vivió su niñez, se comporta como un niño. Incluso el patrón explicó que fue por eso que lo retiraron del cuerpo de cazadores, por ser muy "inmaduro".
Eso hizo que Tanjiro le agarrara más cariño a Muichiro, le hacía todo lo que quería, le ponía ropa bonita para él y lo cuidaba como si se tratara de su hermana Nezuko
Una noche
Estaban los dos en la finca. Muichiro acostado en uno de los tatamis con la ropa de la foto, mientras Tanjiro le hacía frambuesas en su estómago, a la vez que Muichiro reía entre dientes mientras Tanjiro desataba una segunda y tercera
Mientras Tanjiro seguía con las frambuesas, Muichiro enrollaba sus dedos suavemente en el cabello de Tanjiro, sin parar de reir, alegre por la sensación
Luego Tanjiro, siguiendo con las pedorretas, empezó a masajear sus costillas, haciendo que las carcajadas de Muichiro broten por su boca. Se notaba por completo que Muichiro lo disfrutaba como nunca. Es como un libro abierto.
Finalmente, Tanjiro paró. Levantó su cabeza del estómago de Muichiro, frotándolo un poco para aliviar las sensaciones que quedaron en el cuerpo del lee, que todavía seguía riendo ligeramente
—Ok, ok, ya puedes descansar, me tengo que ir—Decía Tanjiro entre risas frotando por última vez su vientre antes de pararse del piso e irse a otra habitación, hasta que escuchó una voz tierna hablando entre carcajadas.
—Hehehe, Tanjiroho, espeheraha—Llamaba la voz de Muichiro entre risas, haciendo que Tanjiro se voltée
—Claro ¿Qué necesitas?—Preguntó amablemente Tanjiro, ofrecido completamente a hacerle otro favor
Muichiro empezó a ordenar sus pensamientos para formular la pregunta, con un rubor de vergüenza en su rostro
—¿Podría....— Se pensó Muichiro, por primera vez avergonzado, mientras jugaba con su ropa—... Recibir.. Unas pocas más?Porfis—
Sin pensarlo 2 veces, Tanjiro se arrastró hacia donde estaba acostado Muichiro para repetir otra pedorreta en su ombligo. Esta vez masajeando sus axilas, las cuáles inmediatamente Muichiro sintió las cosquillas ahí, levantó sus brazos para darle más paso a las manos de Tanjiro. No podía parar de reir y sus mejillas ya estaban rojas por varias razones
#anime#cosquillas#kimetsu no yaiba#tickleboy#viralpost#para todos#viral#cariñito#lee!muichiro#ler!tanjiro#retraso#infantilism#tierno#lindo
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HAUNTED
Qimir × F!OC
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Resumen: Un lazo invisible que los unía desde que eran padawans. Qimir era el verdadero significado de ser seducido por el laso oacuro. Un poder, secretos, deseo y su amor que parecía un hechizo inquebrantable.
Advertencias: Ninguna en realidad.
Especificaciones: PadawanJediQimir×PadawanJediOC.
Este fanfic será únicamente escrito en español y también será publicado en Ao3.
☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..
Haunted en Ao3
Tumblr: Part 1 Part 2 Part3 Part4 Interlude
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Akemi Kyo fue encontrada por los jedi en un aquelarre de hermanas de la noche. Nunca supieron si era hija directa o había sido sustraída de su verdadera familia.
Al principio su entrenamiento como padawan estaba dando frutos y resultados esperados. De cierta forma era querida, sus ojos miel y cabello oscuro que contrastaba con su piel pálida eran características que nadie olvidaba. Sin embargo, una sola noche bastó para que todo se desmoronara.
Tenía 16 años y se estaba preparando para meditar en uno de los jardines del templo. Colocó en el suelo un pocillo alargado y circular que había hecho en su tiempo libre, sacó ramas secas que recolectó durante el día y finalmente dejó caer un fósforo para hacer fuego. No había nada detrás de esa pequeña costumbre, solo la ayudaba a meditar y controlar la llama. Se sentó en el suelo, pero sintió el impacto de una pequeña roca contra su cabeza. Giró rápidamente y no vio a nadie.
Llevaba días sin poder dormir, se convenció de que esa era la causa de empezar a sentir cosas que no eran reales. Hasta que nuevamente sintió el impacto, esta vez en su espalda. Entre la poca luz, por fin logró visualizar una figura humana a unos cuantos metros de ella.
Nunca olvidaría esa noche, una padawan de rango superior la atacó porque leyó sus archivos y descubrió las circunstancias en las que Akemi fue encontrada.
—¡Ya suéltame! —suplicó tratando de escapar del agarre que la otra ponía en sus brazos.
—Las brujas no deben estar en la Orden Jedi.
—¡Pero yo no lo soy!
Casi gritó del dolor cuando las uñas de la desconocida empezaron a clavarse en su piel por la fuerza del agarre.
—Las brujas como tú deben arder.
Con un movimiento rápido, la desconocida la tomó del cabello y cuello para acercar el rostro de Akemi al fuego.
—¡Basta! —gritó con tanta fuerza, que su garganta dolió.
De pronto todo se detuvo y quedó en silencio. El fuego se apagó de repente. Cuando Akemi abrió los ojos, se encontró con la desconocida suspendida en el aire, rodeada de una extraña neblina roja. Akemi se levantó del suelo y notó que aquella neblina emanaba de ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y miró su cuerpo aterrada y confundida. ¿Qué le estaba pasando? ¿Cómo lo detenía?
—Eso sí es fascinante —dijo una voz detrás suyo.
Cuando se giró, un padawan de su misma edad observaba la escena de cerca. Tampoco olvidaría ese cabello negro que le recordó a una noche sin estrellas y esos ojos pequeños pero llenos de brillo por lo que veía.
—¡Ayúdame! ¿Cómo detengo esto?
Antes de que el padawan pudiera responder, se escucharon pasos apresurados bajando las escaleras del jardín.
—¡Padawan, no se mueva!
Akemi no sabía para quién de los dos fue esa orden. Era la maestra Vernestra. Con eso, la joven se resigno a que estaría en graves problemas. De un momento a otro, sus piernas perdieron fuerza y su respiración se sentía cada vez más pesada. Lo último que recuerda es que cayó al suelo, mientras el padawan la miraba con intensidad.
°•°•°⋆✩⋆°•°•°
—Hasta que no encontremos el origen y la manera de controlar esa habilidad, no tendrás un maestro asignado.
Esas palabras le rompieron el corazón y confianza que tenía en sí misma. Lo único que deseaba era tener un maestro y ser guiada como todos los padawans antes de convertirse en Caballeros Jedi. Cuando la reunión terminó, salió corriendo al único lugar donde se sentía segura, su habitación. Se encerró y tan pronto como lo hizo, empezó a llorar de forma descontrolada, si alguien más la hubiera visto así, pensarían que se estaba volviendo loca.
No le importó que fuera de madrugada y otros padawans lograban oír su llanto del otro lado de las pareces. Necesitaba desahogarse.
Estuvo así por lo que pareció una eternidad. Ya solo estaba ella, pareciendo un bulto tembloroso, tumbada en su cama mirando la pared, abrazando sus piernas contra su pecho.
—¿Ya estás mejor?
El corazón casi sale de su pecho y su cuerpo salió disparado de la cama para ponerse de piel, tanto que se sintió mareada. Encendió la luz con la fuerza y se quedó fría.
El padawan de hace dos días estaba ahí.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? —pregunto Akemi con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
—Quería saber cómo estabas —respondió el joven—. Deberías tener más cuidado con tú habitación, ¿siempre la dejas abierta?
Akemi estaba avergonzada por su descuido. Siempre cerraba su habitación con código, pero su mente se sentía como una laguna por los acontecimientos recientes. El joven le dio una sonrisa rápida al notar que Akemi no estaba del todo con los pies en la tierra.
—Soy Qimir, padawan de la maestra Vernestra —se presentó.
No esperó a que la joven le extendiera la mano, Qimir la tomó y estrechó con tanto ánimo que sin querer la apretó demasiado.
—Y bien ¿Cómo estás? —preguntó mientras sonreía. Ese detalle terminó de irritar a la joven.
—¿Cómo estoy? Pues ¡¿tú cómo crees que voy a estar?! Me acaban de decir que no tendré un maestro y todo por culpa de una habilidad que ni siquiera sabía que tenía.
No supo en qué momento tomó su almohada y la lanzó del otro lado de la habitación. Qimir esquivó el objeto y eso lo hizo sonreír aún más.
—Bueno, es una lástima —dijo Qimir mientras se acercó a ella para acomodar uno de sus mechones de cabello detrás de la oreja—. Toda habilidad tiene un por qué y debe ser apreciada y perfeccionada.
—El consejo no lo ve así —respondió Akemi apartando la mirada—. Estaré desamparada hasta que busquen su origen y manera de controlarlo.
—Pero… podrías practicar.
—No puedo hacerlo, debo mantener esto oculto, no quiero ocasionar otro desastre.
Akemi se recostó en su cama hasta tener la espalda recargada contra la pared. Qimir solo se sentó en el borde
—Hagamos un trato —propuso Qimir—. Vas a practicar aquí, solo los dos. Nadie tendrá que enterarse.
—¿Sin un maestro que me guíe?
—Nos tendremos a nosotros, eso será más que suficiente.
Y ahí fue cuando Akemi le regaló la primera sonrisa. Un momento que Qimir guardaría por siempre en su alma.
☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..
Las siguientes partes estarán próximamente disponibles ♡
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
Capítulo 18.
Alana se movió incómoda en su asiento una vez más, a pesar del aire acondicionado del restaurante y que su espalda estuviera completamente descubierta debido al vestido que había elegido, sentía un calor abrasador recorrerle a lo largo de toda la espina dorsal, ¿cuáles eran las probabilidades de encontrarse a la ex novia de Enzo precisamente en ese lugar? Por lo que tenía entendido, la mujer, al igual que él, era uruguaya, ¿qué hacía en esa playa tan escondida de España?
Por su parte, Enzo se limitó a darle otro sorbo a su copa de vino,�� era como si se encontrara fingiendo demencia, Alana sabía a ciencia cierta que Samara y él habían terminado en buenos términos, habían tenido una relación bastante duradera y sana, terminaron simplemente decidieron que sus planes a futuro no eran los mismos, Alana no se sentía insegura o celosa, claro que Samara era una mujer bastante hermosa, sabía que era inteligente y divertida, sabía que si Enzo había estado tanto tiempo con ella y hablaba con tanto cariño era porque Samara era verdaderamente una buena persona, sin embargo, no podía evitar sentirse incómoda por obvias razones.
—¿Querés volver a la habitación? Ya estoy comenzando a marearme—carraspeó su novio, se le notaba algo nervioso y su cara estaba más roja de lo normal, Alana no podía decidir si era por el vino o la presencia de su ex amor.
—No me molesta si quieres ir a saludar, sé lo mucho que significó para ti—declaró Alana estirando su brazo para tomar la mano de Enzo—. Sé que siguen siendo amigos—le regaló una sonrisa sincera.
—Ehh—vaciló—. Ella parece estar bastante en su rollo y yo en el mío en estos momentos, ¿para qué molestar?—dijo él levantando los hombros, quitándole importancia al asunto.
—¿Alguna vez viniste aquí con ella?—preguntó, cuando recién llegaron al hotel, sintió que era un lugar mágico y nuevo para ambos, pero ahora existía la posibilidad de que esa no fuera la primera vez de Enzo en el lugar.
—¿Qué?—frunció el ceño—. Por supuesto que no—dijo ofendido.
—No lo digo con mala intención, simplemente me pareció una coincidencia muy grande que esté precisamente aquí, pensé que tal vez ambos ya conocían el lugar, eso es todo.
—Escogí este lugar porque era el único hotel cerca que nos aceptaba con todo y Zola, Samara no tiene nada que ver aquí, ni siquiera sabía que estaba en España—habló rápidamente, más que enojo, su tono de voz mostraba cierto grado de frustración que Alana no lograba comprender, pues en ningún momento le había reclamado nada.
—Vale—dijo ella—. Simplemente preguntaba.
Enzo apartó su mano y se apretó el puente de la nariz, Alana tragó saliva en seco, todo el día había sido más que maravilloso, no esperaba discutir con Enzo, mucho menos por algo tan superficial.
—Ya no tengo hambre—dijo Alana, no le apetecía seguir estando en el restaurante, de pronto el alcohol se había acentuado más en su sistema, las luces se sentían muy brillantes y las conversaciones del resto de personas sonaban invasivas.
—Sí, yo tampoco—coincidió su novio.
—Voy al baño rápido—dijo Alana quitándose la servilleta de su regazo para después abandonar la mesa.
Sintió su cuerpo relajarse cuando el agua helada del grifo tocó sus manos, las lavó meticulosamente, las secó y miró su reflejo en el espejo.
Ella y Samara eran como polos opuestos, ella tenía el cabello oscuro, Samara era casi rubia, sus ojos eran cafés, los de Samara eran azules grisáceos, la había visto sentada, pero aún así lucía significativamente más alta que ella.
Era hasta chistoso hacer la comparativa, Sebastián y Enzo también eran polos opuestos físicamente.
Alana sacudió la cabeza ante sus ideas, no estaba llegando a nada conciso, no había sentido en comparar.
El sonido de la puerta la sacó de su trance, Samara entró como si gobernara el baño y le puso candado a la puerta, tal como lo había pensado, la chica era significativamente más alta que ella, Alana no pudo evitar sentirse pequeña, tanto física como metafóricamente.
—Hola—dijo Samara alegremente—. No quiero parecer loca, pero quería conversar con vos, por eso le eché candado y toda la cosa—dijo riendo.
—Hola—dijo extrañada.
—Soy Samara, un gusto—dijo extendiendo su mano, Alana la inspeccionó por varios segundos y la tomó, tenía sus dedos delgados y largos, además de un precioso esmaltado, cuando Alana apartó su mano cruzó los brazos escondiendo sus propias manos, sus uñas estaban mordidas y con callos en las yemas debido al constante contacto con las teclas al escribir durante todos esos años.
—Alana—dijo ella asintiendo.
—Sé quién sos—dijo ella—. Soy gran fanática tuya, desde mucho tiempo atrás—exclamó llevándose sus perfectas manos al pecho.
Alana recordó como Enzo le había contado meses atrás que Samara había sido la que le mostró sus libros, sin ella, Enzo nunca hubiera tenido idea de quién era Alana Lomelí.
—Yo también sé quién eres—respondió Alana, tal vez era el cambio tan repentino de escenario, pero sentía que todo el alcohol que había ingerido se había esfumado por completo.
—Quise acercarme pero no quería verme invasiva, Enzo y tú se veían bastante divertidos y con copitas encima—dijo ella sonriendo, ¿qué nunca se cansaba de sonreír?—. Es un mundo muy pequeño, vine acá con mi novio porque es pianista y lleva un par de semanas trabajando aquí, en el lobby del hotel—informó, Alana recordó haberlo escuchado tocar cuando llegó.
—Oh, genial, es grandioso.
—Sí, le gusta mucho lo que hace—dijo Samara llevándose uno de sus rizos detrás de su oreja.
—Qué bien.
—Umm, Enzo y yo llevamos mucho tiempo de conocernos, somos…bueno, fuimos, no sé, grandes amigos—dijo Samara comportándose nerviosa por primera vez desde que la intercedió.
—Sé que fueron novios—dijo Alana inclinando la cabeza—. Descuida, no me molesta o algo así, te tiene un gran aprecio.
—Lo conozco bien—dijo Samara agachándose para quitarse sus sandalias de tacón, aún así seguía siendo bastante alta—. Probablemente no se acercó a saludarme porque no quería incomodarte, no me molesta, sos muy especial para él.
Alana abrió la boca para responder pero no logró emitir ni un sólo sonido, no sabía que responder a ello, Samara pareció notarlo de inmediato, porque siguió hablando con su dulce y melodiosa voz.
—No he estado muy pendiente de las noticias—carraspeó—. Entre el teatro, el trabajo de Martín, mi novio y otras cosas, pero sí algo sé es que Enzo siempre ha sido una persona bastante reservada y compuesta, escuché ciertas cosas, su relación no ha sido precisamente la más discreta…
—No sé a qué viene todo esto—la interrumpió, Samara levantó la mano, pidiéndole a Alana que la dejara continuar, ella lo hizo.
—Si Enzo se ha metido en todo ese torbellino es porque en verdad te quiere, ¿sabes? Martín y yo estábamos acá mucho antes de que ustedes llegaran al restaurante—informó, Alana abrió los ojos en sorpresa ante la revelación, Enzo y ella habían estado horas ahí y no se habían percatado de la pareja hasta hace unos minutos.
—No tenía idea—murmuró.
—Porque cuando están juntos, están en su propio mundo—dijo Samara sonriéndole con ternura—. Te mira como si vos fueras la única persona en una habitación llena de gente, y vos lo mirás igual. Para no hacer el cuento tan largo, sólo quería decirte que estoy muy feliz por ustedes, sobre todo por Enzo, merece una buena persona a su lado y vos claramente lo sos. Gracias por cuidar de él.
—Gracias por tus palabras, en verdad las aprecio viniendo de alguien que Enzo considera importante en su vida—dijo sinceramente, no había esperado esa interacción, siempre le habían parecido mágicas las conversaciones que se podían tener con mujeres desconocidas en los baños y esta no había sido la excepción.
—Bueno, ya no te robo más que aquél hombre seguramente debe estar buscándote por todos lados.
—Sí—asintió riendo.
Alana salió del restaurante sintiéndose completamente diferente, Samara en verdad le había agradado, podía ver por qué Enzo la seguía apreciando hasta el día del hoy, por culpa de su turbulenta relación con Sebastián, había olvidado que existen personas que terminan en buenos términos.
—Te veo muy pensativo—dijo Alana cuando finalmente llegó hasta Enzo, contrario a lo que Samara había dicho, él no se había estado buscándola y en realidad se encontraba frente al mar, viendo el océano y con los zapatos en la mano, estaba algo oscuro, las tenues luces del restaurante a unos cuantos metros alumbraban el lugar, al igual que el reflejo de la luna sobre las olas.
—Perdóname por como te hablé hace un rato—dijo Enzo rápidamente—. No fue la mejor manera de hacerlo, estaba nervioso.
—¿Por Samara?—preguntó Alana sútilmente, Enzo se giró hacia ella y la tomó del rostro.
—No, no sé, no quería que te incomodaras por su presencia, resulta que yo fui el que lo terminó haciendo más incómodo, te pido una disculpa por ello.
—Enzo, entiendo que ustedes sigan siendo amigos, no porque Sebastián y yo hayamos terminado mal significa que todo el mundo termina así, además, es una chica bastante agradable, demasiado a decir verdad—dijo bajando la mirada sin querer.
—Hey, ¿qué pasa?—preguntó Enzo levantando su mentón.
Alana apretó los labios.
—Podés decirme—la impulsó.
—Hablé con ella en el baño…es lindísima, por fuera y por dentro.
—¿Estás celosa?—preguntó Enzo con una pizca de diversión en su mirada.
—¡No puedo evitarlo! Es tan amable, además sonríe todo el tiempo, ¿cómo no se le cansa la cara?—preguntó con curiosidad, Enzo soltó una carcajada echando la cabeza hacia atrás, por un instante Alana se olvidó de toda la situación—. Y sé que la relación entre ustedes fue tan sana y tranquila, en cambio conmigo…Pues, siento que te he arrastrado a tantos problemas con los que no tienes que lidiar.
—Alana, para mí no hay mujer más hermosa que vos, ¿me escuchás?—dijo viéndola fijamente—. Vos sos divertida, amable, inteligente, bella y la lista sigue y sigue. Samara fue alguien muy importante para mí y aún la aprecio, pero hasta ahí, desde que te conozco no ha existido nadie más para mí, no quiero que haya alguien más, sos vos o es nadie.
Alana sintió que su estómago giraba y brincaba de felicidad, a pesar de todos esos meses, su novio seguía poniéndola nerviosa.
—Estás borracho—dijo ella empujándolo con el hombro, sólo porque se encontraba demasiado sonrojada cómo para decir o hacer otra cosa.
—Sí—admitió—. Un poquito, pero sigo pensando igual. Y Lana, en verdad te quiero, te quiero tanto que no me importa lidiar con la gente aburrida que escribe cosas sobre nosotros, que nos critica como si nos conociera, te quiero tanto, y ni ellos, ni Samara, ni Sebastián, ni nadie cambiará eso. Te lo prometo.
—Te quiero—dijo Alana rodeándole el cuello con sus brazos.
—Te quiero—repitió, tomó una pausa de unos segundos y volvió a hablar—. Y estoy completamente y profundamente enamorado de vos.
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Diabolik Lovers Daylight Animate Tokuten:「Durmiendo junto a un★Vampiro」 [Kino]
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Título original: 「添い寝でおやすみ★ヴァンパイア」
Kino: *entra a la habitación* Oye, ¿tienes un momento? No estás ocupada, ¿verdad? ¿Quieres que juguemos? ¡Sí! Es que me estoy aburriendo de jugar contigo y pensé que de vez en cuando podría jugar contigo. Claro que sé que se te dan mal los videojuegos, es por eso que bajé varias aplicaciones, al menos debe haber uno de estos juegos que sí se te dé bien. Entonces empecemos, vayamos a la cama. ¿Acabas de imaginar algo raro? ¿Segura? Tu cara está roja, que curioso. Aunque si quieres puedo cumplir tu deseo, princesa.
Kino (1:08): Tampoco tenias que negarlo con tantas ganas… Bueno, da igual. Dije que fuéramos a la cama por si te quedabas dormida jugando, lamento haber defraudado tus expectativas. Vamos, ven aquí. *van a la cama* Turnémonos para jugar en mi celular. Partamos con un juego de acción de tablero. Es sencillo, quien derrote más enemigos en treinta segundos gana. ¿Entendiste? Yo partiré. Bien… ¡Empecemos! *comienza a jugar* Claro que soy rápido, juego a esto todos los días. Oh, ya acabó. Treinta enemigos en treinta segundos, o sea que tengo treinta puntos. Bueno, este juego es sencillo.
Kino (2:15): ¿Qué dices? Acabar con un enemigo por segundo es pan comido. Vamos, te toca, ten. *te pasa el celular* Ah, pero que sepas que si pierdes más veces que yo tendré derecho a jugar contigo cuánto me plazca. ¿Tienes tiempo de distraerte? El juego ya empezó. *empiezas a jugar, vas lento* Aah… Eres tan torpe que me saca de quicio, confundes el botón de ataque con el de salto, ¿qué lograrás saltando sobre los enemigos? ¡Ah! ¡Te siguen atacando! ¡Mira, te están atacando por detrás…! Oh, se acabó��� A ver derrotaste a… cinco enemigos… tienes cinco puntos.
Kino (3:19): ¡Apestas en esto! No te deprimas… Sabía que este tipo de juegos se te daban mal, tranquila, tengo más aplicaciones, préstame mi celular. Ahora juguemos a esto, puede que se te dé bien. Es un juego de cocina. Quien prepare una comida deliciosa en un minuto gana. Bueno, cocinar en la vida real y en un juego son dos cosas distintas, así que no creo que vaya a perder.
Kino (4:03): Muy bien, yo parto. ¡Empecemos! Primero hay que pelar el rábano… ¿Pelar? ¿Qué…? ¿Pelar no es lo que se hace con el cabello…? ¡¿Por qué no explican cómo hacerlo?! No entiendo bien, pero debo “pelarlo”, ¿no? Voy a deslizar la pantalla… ¡¿Ah?! ¡¿Puntos negativos?! ¡¿Por qué?! Ahora que tengo un rábano pelado debo… cortarlo… en… ¿trozos redondos, trozos cuadrados o en trozos de medialuna? ¡¿Cómo voy a saberlo?! *fin* Imposible… acabó sin que pudiera hacer nada… ¡Juego de mierda! ¡¿Por qué tengo que saber de cocina para poder jugar?! Olvidemos este juego, juguemos a otra cosa.
Kino (5:04): ¡Ay cállate! No tiene sentido jugar a esto. ¿Injusto? ¿Quién te crees? Aah, me estoy empezando a molestar… Supongo que empezaré a jugar contigo antes de tener los resultados. Oye… puedo, ¿no? Jeje, mírate, estás temblando, que divertida eres de ver, Aprovechando que estamos en la cama… ¿Qué debería hacerte? Podría aprovechar y hacer algo divertido. Aah… Si serás… Bueno, si tanto quieres jugar, entonces hazlo. *te pasa el celular* Pero tú si sabes de cocina, así que para que sea justo deberás acabar en la mitad de mi tiempo.
Kino (6:11): Ya presioné el botón de inicio, jeje, esfuérzate en dar pelea antes de que empiece a jugar contigo *juegas y haces todo rápido*.
*luego*
Kino (6:30): ¿Hm…? ¿Qué estaba haciendo…? Recuerdo que fui a verla… ¿Hm? Ya veo… Nos quedamos dormidos mientras estábamos jugando el último juego. No pensé que de verdad jugaríamos hasta acabar dormidos… pero de igual. Jeje, está durmiendo plácidamente. Pero si se durmió mientras jugábamos, entonces… *revisa el celular* Wow, vaya mano… Me dio batalla en el juego de cartas. Y aunque me frustre… debo admitir que sufrí una victoria aplastante en el juego de cocina… ¡Aunque es culpa del juego! O sea que en resumen… fue un empate. Es una pena, pero parece que hoy no podré jugar contigo.
Kino (7:47): Sin embargo… Oh, despertaste. Nos divertimos mucho antes de dormir, ¿no? ¿No lo recuerdas? Con lo emocionada que estabas. Yo no dije nada del juego. ¡Ajajaja! ¡Te alteraste de inmediato! Lo siento, pero esa cara solo me genera ternura. Estás completamente roja. Nunca me puedo aburrir de mi princesa, tanto que jamás quiero soltarte. *bosteza* Aún es temprano, puedes dormir un poco más, yo volveré a dormir.
Kino (8:52): Ven aquí. *te acercas a él* Oye, al final no coronamos a un ganador tras los juegos, pese a eso, me divertí y tú igual, ¿no? Jeje, aunque era esperable. Por eso… volvamos a jugar hasta quedar dormidos, estoy seguro de que será divertido. Sí, es una promesa. Entonces… buenas noches.
#kino#diabolik lovers daylight#tokuten#diabolik lovers#traducción al español#mi traducción#animate tokuten
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CAPITULO 46 - SOMBRAS DEL PASADO
A la mañana siguiente, me desperté con una calma renovada e intenté buscar a Liam, pero ya se había ido. Al girar hacia mi velador, encontré una rosa roja acompañada de una nota que decía:
“Vamos a superar esto. Te amo.”
El mensaje me reconfortó. Me alisté rápidamente, disfruté de un baño y pedí mi desayuno a la habitación. Ahora sí, me sentía lista para enfrentar el día. Cuando el reloj marcó las diez, un toque en la puerta llamó mi atención. Era Sara, siempre sonriente, pero había algo diferente en ella hoy.
|| Riley, ¿buenos días? || dice Sara con un exagerado tono de alegría || ¿Lista para hoy? ||
|| Puedo decir que sí || le respondo, pero su actitud me tiene curiosa || ¡Sara! Te veo muy feliz, más que de costumbre. ¿Te pasó algo importante? ||
|| Podría decirse que sí || responde con una amplia sonrisa || Pero ven, será mejor continuar con tu arreglo antes de que se haga tarde ||
Ambas nos dirigimos hacia el tocador de mi habitación, y Sara comenzó con lo habitual: maquillaje y peinado.
**
Después de una conversación normal, ya estaba maquillada y solo faltaban algunos toques para finalizar el peinado. Sin embargo, la curiosidad por la alegría de Sara me invadía.
|| Vamos, Sara, ¿qué es lo que te tiene tan contenta? || insisto mientras ella termina de peinarme.
|| Está bien, no puedo guardar esto por más tiempo || dice Sara || Ayer salí con el staff a conocer Shanghái. Cuando regresé al hotel, me encontré con Drake en el lobby junto a sus amigos. Iban a salir a cenar y Drake me invitó a unirme a ellos. Acepté encantada || Sara continúa hablando, su entusiasmo es evidente || Sus amigos son nobles tan amables; realmente parecen de otro mundo. Pasamos una noche inolvidable, llena de risas y diversión. Me reí tanto que me dolía el estómago || Sara se detiene, como si estuviera reviviendo ese instante especial || Luego Drake y yo tuvimos una conversación profunda y me di cuenta de que realmente me importa más de lo que pensaba || Sara sonríe con picardía || Cuando regresamos, Drake me preguntó si podía acompañarme a mi habitación. Al despedirnos, me dio el más maravilloso e inolvidable beso que jamás haya recibido ||
Susurra esta última parte, y mis ojos se abren con sorpresa. Siento como si un balde de agua fría cayera sobre mí. Me esfuerzo por mantener la calma, aunque un dolor profundo y celos inesperados me invaden. A pesar de que sé que Drake es libre y que debo sacarlo de mi corazón, el impacto de sus acciones me afecta más de lo que imaginaba.
|| Wow, Sara… vaya, este… La verdad es genial… es maravilloso... ¿Creo? || digo, tratando de disimular mi agitación. Mi mente está en conflicto, reconociendo que, aunque es lo mejor para él, no esperaba que esto sucediera tan rápido || ¿Qué sientes por Drake? ||
Sara me mira con ojos brillantes de ilusión, reflejando una profunda satisfacción y confianza. Aunque su felicidad es evidente, el peso de mis propios sentimientos no desaparece.
|| La verdad, no sé lo que siento. Son demasiados sentimientos a la vez. Al principio parecía que él solo buscaba amistad, porque es difícil de leer. Hay días en los que está bien y días en los que está mal; a veces me saluda cordialmente y otras no. Me enviaba un mensaje y luego desaparecía. Pero ayer, con ese beso, me demostró que no solo busca algo pasajero. Es la primera vez que siento algo así y creo que me estoy enamorando ||
|| ¿Nunca lo has hecho? || Pregunto curiosa.
|| No, nunca || responde Sara con una amplia sonrisa. Me alegra por Sara y por Drake, aunque no puedo evitar sentir celos. Debo estar confundida. Drake es mi gran amigo, pero ¿por qué me duele el corazón al saber que otra mujer está enamorada de él? ¿Por qué me llena de rabia e impotencia? De repente, un toque en la puerta me saca de mis pensamientos. || Déjame ir a abrir || dice Sara, dirigiéndose hacia la puerta. Justo en ese momento, escucho: || Buenos días su Majestad || Cuando escuché esas palabras, mi corazón se llenó de emoción. Era Liam. Me levanté de la silla y corrí hacia la puerta.
|| Buenos días, Sara || dijo Liam, dirigiéndose a ella antes de volver su mirada hacia mí y exclamar con una gran sonrisa || Riley, te ves hermosa. ¿Podemos conversar? ||
|| Liam, qué agradable sorpresa... || respondí con un toque de sarcasmo || Pasa || En ese momento, se hizo un breve silencio, y Sara aclaró su garganta.
|| Voy a revisar unas cosas. Vuelvo enseguida || dijo Sara con algo de nerviosismo, dirigiéndose a Liam con una pequeña reverencia || Hasta luego, Su Majestad ||
|| Hasta luego, Sara, nos vemos || dijo Liam, dirigiendo su mirada hacia mí y sonriéndome cálidamente. Me acerqué a él y le di un suave beso en los labios.
|| Gracias por la rosa. ¿A qué hora te fuiste? || pregunté con curiosidad.
|| Me fui alrededor de… || Pero antes de que pueda responder, un golpe más fuerte resuena en la puerta.
|| Ese debe ser Max, dame un segundo || digo, dirigiéndome rápidamente hacia la puerta para abrirla. Al hacerlo, me quedo sin aliento al ver quién está delante de mí.
|| Buenos días, Lady Riley ||
|| ¿Sebastián? || exclamo asombrada. Sebastián está parado muy derecho en el umbral de la puerta, con las manos entrelazadas a la espalda. Sin pensarlo dos veces, Liam se interpone delante de mí y, con voz defensiva, le pregunta:
|| ¿Qué es lo que quieres? ||
|| Su Majestad... Necesito hablar con los dos || responde Sebastián.
|| No hay nada de qué hablar || replica Liam, haciendo que Sebastián baje la mirada en señal de vergüenza. Luego, Sebastián suspira profundamente y vuelve a levantar la vista.
|| Señor, sé que ayer su padre ordenó al jefe de la guardia real localizar a Tariq a toda costa. Por mi parte, he estado investigando y moviéndome con las personas que conozco para dar con su paradero. Por eso estoy aquí: necesito compartir lo que he averiguado ||
|| ¿Es en serio, Sebastián? Con todo lo que hiciste, ¿cómo puedo saber que no estás aquí para lastimar más a Riley? || reclama Liam, visiblemente enojado. Sebastián baja la mirada en señal de vergüenza, luego lo mira con tristeza.
|| Honestamente, no tengo nada en contra de Riley. Lo que hice fue por órdenes de mi rey. Pero ahora, Liam, tú eres mi rey, y si me pides que me vaya, lo haré sin cuestionar. Solo quiero reparar el daño que causé || dice con sinceridad. Liam me mira con una expresión vacilante y luego se vuelve lentamente hacia Sebastián.
|| Te escucharé solo si Riley está de acuerdo || exclama. Inmediatamente, miro a Sebastián, quien también me observa. Sé que dice la verdad; además, solo siguió las órdenes de Constantino y no podía negarse. Para ser sincera, siento pena por él.
|| Liam, creo que Sebastián es sincero || digo, mirando a Liam antes de volver a Sebastián || No pude decírtelo en la noche de la ópera, pero muchas gracias por decirme la verdad. Aprecio que quieras enmendar el daño. Gracias por querer ayudarme ahora. Te perdono ||
Sebastián me mira sorprendido, con los ojos ligeramente cristalinos y una expresión de gratitud. Su rostro muestra una suavidad inesperada.
|| Muchas gracias, mi Lady. Te prometo que estoy aquí solo para hacer las cosas bien || dice Sebastián, aún detenido en la puerta por Liam. Liam lo observa con atención, pero con rabia contenida.
|| Sigue || exclama, haciéndose a un lado a regañadientes para dejarlo entrar. Luego lo mira fijamente || Mira, Sebastián, sinceramente no me sorprende el gran corazón que tiene Riley. A pesar de todo el daño que tú y mi papá le hicieron, intenta perdonarlos... Pero yo necesito tiempo. Como te dije esa noche en el tren, no confío en ti ||
|| Gracias, Liam. Sé que no merezco ningún perdón, pero quiero arreglar el daño. Te conozco desde niño y no me gustaría que, por un error, dejes de confiar en mí. Quiero volver a ganar tu confianza y, si es posible, ser tu guardia personal otra vez ||
|| Dame tiempo, Sebastián, solo eso pido || le responde Liam. Tras un momento de silencio incómodo, aclaro mi garganta para romper la tensión.
|| ¡Muy bien! ¿Qué fue lo que encontraste, Sebastián? ||
|| Una vez que las fotos se hicieron públicas, Tariq desapareció. Al principio, asumí que se fue a la finca de su familia, pero anoche confirmé que no regresó allí. Parece que estuvo viajando: primero a Alemania, luego Marruecos, después las Bahamas. Finalmente, descubrí que su último vuelo fue un viaje solo de ida a Los Ángeles ||
|| ¿A California? ¿Tiene familia allí? || pregunto curiosa.
|| No, probablemente le atraiga el estilo de vida de allá. Sé que eso le intriga mucho. Cuando éramos más jóvenes, solía viajar a Los Ángeles y se asombraba con los diseñadores de moda, las fiestas de Hollywood, todo ese mundo || explica Liam, aunque noto que la idea de que esté en Los Ángeles no es muy alentadora.
|| Los Ángeles es una ciudad enorme, no será fácil encontrarlo... Deberíamos buscar a gente que él conozca allí. ¿No tiene amigos allí? || pregunto.
|| No creo que tenga amigos, para ser sincero... Bueno, esto lo digo sin ánimo de juzgar, pero Tariq es el tipo de persona que prefiere tener más abrigos de diseñador que amigos || responde Liam. De repente, una idea se me ocurre.
|| ¡Eso es... los abrigos! || digo emocionada.
|| No entiendo qué tienen que ver los abrigos || pregunta Sebastián. Liam también me mira sin comprender.
|| Tariq se siente deshonrado y avergonzado, así que se fue a esconder en un país extranjero. Apuesto a que está haciendo la terapia de compras de su vida en este momento. Por lo tanto, Tariq... || me interrumpe Liam con entusiasmo.
|| Debe estar visitando las tiendas de diseñador más exclusivas || dice Liam, completando mi pensamiento.
|| ¡Exacto! || exclamo emocionada.
|| Es una deducción muy interesante y una pista perfecta. Puedo empezar a ponerme en contacto con cualquier tienda que cumpla con los requisitos de moda de Tariq || dice Sebastián.
|| Un momento, Sebastián... Puede que seas un profesional, pero cuando se trata de llamar a tiendas de ropa, conozco a un verdadero experto || digo sonriendo || Y ese sería Maxwell. Puede que no tenga el prestigio de Bertrand, pero sabe cómo hacer que la gente hable. Siempre ha sido un poco subestimado || Digo confiada mientras Sebastián me mira asombrado.
|| ¿Estamos hablando de Maxwell Beaumont? ¿Él manejando una investigación tan delicada? || pregunta, confundido.
|| Sí, aunque no lo creas || adiciona Liam || Maxwell ha ayudado a Tariq a elegir trajes en el pasado. Él sabe exactamente a qué tiendas contactar ||
|| ¡Santo cielo! No puedo creer que es en serio… Pero está bien, si ustedes lo recomiendan, hablaré con Lord Maxwell || responde Sebastián. Mira su reloj y rápidamente nos vuelve a mirar || Hoy los esperan en un importante almuerzo y ceremonia del té. Creo que los dejaré prepararse... Su Majestad, Lady Riley || Sebastián hace una reverencia y luego abre la puerta para retirarse, pero al salir, casi choca directamente con Maxwell.
|| Chicos, no sabía que los iba a ver juntos tan temprano || dice feliz, pero luego se da cuenta de la presencia de Sebastián y lo mira asombrado y asustado || Esperen, ¿quién invitó a Sebastián? ||
|| Venga conmigo, Lord Beaumont. Tenemos asuntos que discutir || le dice Sebastián con mucha seriedad.
|| ¿Cómo? ¿A qué te refieres? || responde Maxwell, muy asustado. Aprovecho la situación para bromear:
|| Maxwell, fue un gusto conocerte || exclamo, mientras Liam me mira y trata de contener la risa.
|| No, Riley… No dejes que me rapte. He leído "1984" y no estoy preparado para eso… Por favor || suplica Maxwell, visiblemente nervioso, refiriéndose al libro de George Orwell, donde el protagonista es sometido a vigilancia y control extremos por el gobierno. Liam no puede aguantar más y termina riéndose, haciéndome reír también.
|| Max, ten calma. Solo estaba bromeando. Sebastián está aquí para ayudarnos || digo, tratando de calmar a Maxwell. El me mira y lanza un gran suspiro.
|| Qué alivio, mi vida pasó ante mis ojos. Debo decir que fue increíble, pero muy corta. Hay muchos más errores que debo cometer || dice el ocurrente Maxwell, cuando de repente su expresión cambia a una de desesperación || Esperen, ¿con qué nos está ayudando? ||
|| Se lo explicaré mientras caminamos || responde Sebastián, intentando calmarlo, pero Maxwell comienza a discutir con él. Ignorando las protestas de Maxwell, Sebastián lo saca de la habitación y cierra la puerta detrás de él. Cuando se van, noto que Liam se queda pensativo, reflexionando sobre lo sucedido.
|| Liam, debes darle una oportunidad. Siento que es sincero y no fue su culpa. Solo hizo lo que le pidieron || le digo, tratando de convencerlo.
|| Está bien, amor, lo intentaré, pero solo porque tú me lo pides y porque quiero tratar de imitar el hermoso corazón que tienes. Aunque, en parte, me alegra contar con la ayuda de Sebastián, nos interrumpió antes de que pudiera mostrarte la razón de mi visita || responde Liam.
|| ¿De verdad? ¿Y cuál es el motivo? || pregunto con curiosidad.
|| Necesitaba verte de nuevo para asegurarme de que estabas más tranquila y, bueno, darte esto... || dice mientras saca de su bolsillo una pequeña caja forrada de terciopelo. Al abrirla, aparece un hermoso anillo de oro blanco con un zafiro en forma de lágrima rodeado por un halo de pequeños diamantes. La banda está grabada con intrincados diseños que le dan un toque único y sofisticado. Liam toma mi mano y coloca el anillo en mi dedo.
|| ¡Liam, esto es hermoso! Gracias… || exclamé, admirando la joya en mi dedo || Pero... ¿no es demasiado? ||
|| Jamás sería demasiado cuando se trata de ti, Riley. Como te dije una vez, si pudiera darte el mundo entero, lo haría. Ahora lo que deseo más que nada es dejar atrás este escándalo y poder contarle al mundo entero lo que siento por ti ||
|| Yo también lo deseo más que nada || digo con tristeza.
|| Puede que este anillo no sea de compromiso como el que quise darte antes, pero es una muestra de mi amor hacia ti || dice, tomando mi mano y admirando el anillo en mi dedo || Elegí estas piedras por su significado: el zafiro representa sabiduría, paz interior, buena salud, éxito y verdad. También se dice que protege contra la envidia. Los diamantes simbolizan firmeza, rectitud, triunfo y voluntad. Pero, sobre todo, representan el amor eterno, el coraje y la abundancia ||
Al escuchar sus palabras, me siento profundamente halagada, amada y especial. Me acerco para darle un fuerte abrazo y, al separarme, le doy un pequeño beso en los labios. Él me mira sonriendo.
|| Liam, eres perfecto, tan detallista, tan encantador. Nunca conocí a un hombre como tú. Esto significa mucho para mí... Luciré este anillo con orgullo || exclamé, mientras Liam me abrazaba por la cintura y yo rodeaba su cuello con mis brazos.
|| Yo tampoco he conocido a una mujer como tú, Riley. Cambiaste mi vida por completo, y pensar en que pronto podremos estar juntos me llena de ansiedad... No puedo esperar para casarme contigo || me dijo. Justo cuando él se inclinaba para besarme, suena mi teléfono. Al ver de dónde es la llamada, miro a Liam, nerviosa. Es de la clínica en Nueva York.
|| ¡Cielos! Es de la clínica donde está internada mi mamá || dije, mirando a Liam ansiosa.
|| Será mejor que contestes, podría ser algo urgente || me dijo. Asentí con la cabeza y decidí contestar.
R: ¿Hola?
C: Buenas noches, ¿hablo con la señorita Riley Brown?
R: Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarle?
C: Señorita Brown, soy la directora de la Clínica Memorial Sloan. Le llamo para informarle que el estado de su madre es complicado. Lamentablemente, su salud está desmejorando día a día y el medicamento que estábamos utilizando ya no está teniendo el efecto esperado.
R: Quiere decir que… ¿Está agonizando?
C: Así es, señorita. Los médicos están seguros de que ella se encuentra en sus últimos días. Además, quiero informarle que su madre desea verla.
R: ¿Quiere verme?
C: Así es. Eso fue lo que le dijo a una de las enfermeras que la cuida, y me pidió que realizara esta llamada.
R: Entiendo. Muchas gracias por la información. Haré lo posible por viajar para verla.
C: Gracias a usted por atenderme. Que tenga una buena noche, señorita Brown. Hasta luego.
Al escuchar la noticia, sentí como si el suelo desapareciera bajo mis pies. Un torrente de emociones me inundó: primero, el shock; no podía creer lo que estaba escuchando. Luego, una tristeza profunda me abrumó, llenando mis ojos de lágrimas. La culpa comenzó a roerme desde adentro, recordándome cada momento que no estuve presente.
|| ¿Quién está agonizando? || Preguntó Liam mientras se arrodillaba a mi lado, ayudándome a reaccionar. Sus ojos reflejaban preocupación y empatía. Me rompí en su abrazo, sosteniéndome con fuerza.
|| Liam, mi mamá... está empeorando. Debo ir a verla || dije con la voz quebrada. Liam tomó mi rostro entre sus manos y limpió mis lágrimas.
|| Amor, lo siento mucho. Haré todo lo posible para que llegues a tiempo || me respondió, abrazándome con fuerza. Al separarse, agregó: || Muñeca, debes ir... Puede que sea la última vez que hables con ella… Quizás quiere disculparse o pedirte perdón ||
|| Pero Liam… ¿y el tour? ¿Qué va a pasar con la investigación? || exclamé desesperada. Todo se complicaba. Nunca imaginé que se añadiría un problema más a mi lista. Hundí mi rostro entre mis manos, llorando amargamente. Liam levantó mi cabeza y me hizo mirarlo.
|| Tranquila, amor. Vamos a resolver esto juntos. Lo más importante ahora es tu mamá || me dijo con firmeza y ternura, llenándome de renovada determinación || En cuanto a la investigación, tenemos a la guardia del Rey, Sebastián y Maxwell a cargo. Además, haré todo lo posible para localizar a Tariq. ¿Confías en mí? || me preguntó mientras acariciaba suavemente mi mejilla.
|| ¡Claro que confío en ti! No sé qué haría sin tu apoyo || respondí, dándole un pequeño beso en la nariz.
|| Siempre me tendrás || aseguró, levantándose rápidamente. Sacó su celular y contactó a su piloto personal. Tras una breve conversación, tomó mi mano y me levantó con delicadeza || Está todo listo, amor. El jet sale a las doce del mediodía ||
|| Gracias, amor… || le dije, con lágrimas que amenazaban con desbordar || Por todo lo que haces por mí || Lo abracé con fuerza, dejando que todas mis emociones salieran a la superficie.
|| Hacerte feliz es un placer para mí || respondió, tomando mis manos entre las suyas y besándolas con dulzura. || Debo prepararme para el almuerzo con dignatarios, pero me aseguraré de que Maxwell te acompañe al menos hasta el aeropuerto. Ten un buen viaje, amor. Estamos en contacto ||
|| Tranquilo, entiendo. Estamos en contacto, mi amor. Adiós ||
Liam me lanzó una última mirada de ternura antes de cerrar la puerta detrás de él. Me senté en la cama, sintiendo una mezcla de tristeza y gratitud. Mis manos temblaban mientras comenzaba a empacar apresuradamente. El tiempo parecía escurrirse entre mis dedos. Mientras preparaba mi equipaje, me esforzaba por mantener la calma. Sabía que el tiempo era crucial, ya que tal vez estaría en camino hacia los últimos momentos de mi madre.
**
Horas después, llegué al aeropuerto, con el corazón apesadumbrado y una maleta llena de emociones. Estaba a punto de abordar el jet privado de Liam. A mi lado, fiel como siempre, estaba Maxwell, deseándome lo mejor.
|| Mi flor, que te vaya muy bien. Recuerda que, si necesitas algo, debes avisarme || me dijo, tomando mis manos y apretándolas con fuerza.
|| Gracias, Max. Estaré en contacto. Por favor, cuida muy bien de mi Chance. Quisiera llevármelo, pero dudo mucho que tenga cabeza para él || respondí, mi voz quebrándose un poco.
|| No te preocupes, mi bella flor. Lo cuidaré con mi vida, ya sabes cómo lo consiento || me aseguró con certeza, intentando darme tranquilidad.
|| Y, Max, lo más importante de todo… Encuentra a Tariq || le dije con firmeza, la urgencia en mi voz clara. Él es nuestra única esperanza.
|| Seguro que sí, haré lo imposible. Ya verás || prometió, con determinación en sus ojos.
|| Gracias… No sabes lo que significa para mí. Gracias por siempre estar para mí, más que como un amigo, como un hermano || le dije, mis ojos llenándose de lágrimas de gratitud.
|| Awwww, mi flor… || Me abrazó con fuerza || Pero como un hermano genial y divertido, ¿verdad? No como uno mezquino ni autoritario ||
|| No, para nada. Ese título definitivamente lo tiene cubierto Bertrand || le respondí, intentando esbozar una sonrisa cuando la azafata se acercó.
|| Señorita Brown, el piloto me indica que todo está listo para partir || anunció con amabilidad.
|| Perfecto, muchas gracias || asentí con la cabeza y le sonreí. Luego, miré a Max y lo abracé con fuerza una vez más || Max, nos vemos. Por favor, despídeme de Hana, Drake y Bertrand ||
|| Ok, seguro que sí, mi flor. Lo haré. Ten un buen viaje, linda || dijo, su voz llena de cariño y preocupación.
Con una última mirada de agradecimiento y un fuerte abrazo, me despedí de Maxwell y subí al jet, sintiendo una mezcla de ansiedad y determinación. Mientras el avión despegaba, cerré los ojos y respiré hondo, sabiendo que el camino hacia Nueva York sería uno de los más difíciles de mi vida.
**
El viaje a Nueva York fue largo y agotador. Tras muchas horas en el jet privado, finalmente aterrizamos en la ciudad en las primeras horas de la mañana. Un taxi me llevó desde el aeropuerto hasta el hotel, donde sentí una mezcla de alivio y urgencia. Subí a mi habitación y comencé a preparar todo para dirigirme a la clínica donde estaba mi mamá.
Miré el reloj; el tiempo parecía moverse más rápido de lo normal. Sabía que no podía demorarme más. Con una última mirada al espejo para asegurarme de estar presentable, tomé mi bolso y salí de la habitación, decidida a enfrentar lo que me esperaba en la clínica. Mi corazón latía con fuerza, consciente de que los próximos momentos serían cruciales para mi madre y para mí.
Al llegar a la Clínica sentí una mezcla de ansiedad y determinación. El edificio se alzaba imponente, y su apariencia moderna contrastaba con mi estado emocional. Ingresé al vestíbulo y me dirigí a la recepción, intentando mantener la compostura.
El ambiente era sereno, pero la tensión en mi pecho aumentaba con cada paso. Al acercarme al mostrador, noté que la enfermera, una mujer de cabello castaño y sonrisa amigable, me miraba con curiosidad.
|| Buen día, soy Riley Brown. Mi mamá está internada aquí || dije, tratando de mantener la voz firme. La recepcionista parpadeó, claramente sorprendida.
|| ¿Lady Riley Brown? ¿La que aparece en las revistas? || preguntó con una mezcla de emoción y asombro || No puedo creerlo, eres más bonita en persona que en fotos || dijo, visiblemente emocionada || ¡Oh, Dios mío! No puedo creer que te estoy conociendo en persona || exclamó, cubriéndose la boca con una mano.
|| Sí, esa soy yo || asentí, intentando sonreír a pesar de la gravedad de la situación.
|| Déjame decirte que siempre fuiste mi favorita. Esa rubia desabrida no me gusta en absoluto. Tú y el Rey se veían tan enamorados || comentó la recepcionista con sinceridad. Sus palabras me conmovieron, y sentí un nudo en el corazón || Estoy segura de que todo lo que dicen es mentira, esas fotos parecen falsas… Con tan solo conocerte en persona, se puede ver que eres una gran persona ||
|| Gracias por creer en mí a pesar de no conocerme. Y no, nunca traicioné a Liam || respondí con firmeza.
|| Espero que todo se aclare pronto. Aunque la boda real está a la vuelta de la esquina… Es una lástima que no estén juntos ya || dijo, recordando lo cerca que está la boda.
|| Sí, la boda se acerca || admití, sintiendo el gran peso de la realidad || Bueno, estoy aquí para ver a mi mamá. Necesito saber en qué habitación se encuentra || añadí, tratando de mantener la calma.
|| Oh, lo siento mucho, me perdí por la emoción || dijo la recepcionista, dándose cuenta || Permíteme ayudarte con eso de inmediato || ¿Podrías repartirme el nombre completo de tu madre? || preguntó amablemente.
|| Claro, mi madre es Alice Elizabeth Brown Harris || respondí, esperando ansiosamente su respuesta.
|| Voy a verificar la información ahora mismo. Un momento, por favor || dijo la enfermera mientras comenzaba a buscar en el sistema. Al encontrar la habitación en la que estaba mi madre, sus ojos se abrieron con sorpresa || ¿Eres tú su hija? No puedo creerlo. Ahora que lo mencionas, noto el gran parecido… Esto es bastante emocionante || dijo con un fuerte suspiro || Disculpa por mi entusiasmo, pero tu mamá ha hablado mucho de ti. Nunca imaginé que tú fueras la misma que estaba en Cordonia. Ella rogaba por tu llegada. Me alegra mucho que finalmente hayas venido || Salió rápidamente de su escritorio y se acercó a mí con una gran sonrisa || Sígueme, te llevaré hasta ella ||
|| Muchas gracias… ¿Cuál es tu nombre? || pregunté.
|| Amanda. Mi nombre es Amanda Reed || respondió con rapidez.
|| ¡Gracias, Amanda! Eres muy amable || le agradecí, sintiendo un alivio inmenso.
**
Amanda me guio por un pasillo largo y tranquilo, donde el olor a desinfectante y el silencio predominaban. Con cada paso, mi ansiedad crecía. Varios giros y puertas después, sentía como si el camino se alargara interminablemente, cada paso más pesado que el anterior.
Finalmente, Amanda se detuvo frente a una habitación. Mi corazón latía con fuerza y un nudo se formó en mi garganta. Extrañaba a todos en Cordonia, y la soledad en ese momento era casi insoportable.
|| Hemos llegado. Si me necesitas, no dudes en avisarme || dijo Amanda, con una sonrisa comprensiva y un guiño alentador.
|| Gracias, Amanda || murmuré, sintiendo el miedo reflejado en mi rostro. Amanda apretó suavemente mi brazo y me miró con ternura.
|| Cariño, de lo poco que me contó tu mamá, sé que ella falló en muchas cosas, pero sé también cuánto te quiere. Tal vez no quieras verla, pero ella te necesita ahora. Sé valiente. Entra, y si me necesitas, estaré aquí afuera || dijo con firmeza y dulzura. Asentí con la cabeza, respiré hondo y decidí entrar.
Abrí la puerta lentamente y vi a mi madre, mirando hacia la ventana. Sentí un nudo en el estómago. Aclaré mi garganta y me anuncié.
|| ¿Ma... mamá? ||
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La Habitación Roja - Líneas En El Cielo (Video oficial)
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🔴 CUIDADO CON EL GAS
⚠️ Llama roja o naranja, alerta: Si la llama se torna roja o naranja, el gas puede estar mezclado con más oxígeno, generando una temperatura más baja (900-1200 grados), lo que implica mayor consumo.
💨 Riesgo de monóxido de carbono: En lugares con poca ventilación, la falta de oxígeno puede causar una combustión incompleta, produciendo monóxido de carbono, un gas tóxico. Si observas una llama amarilla o anaranjada, ventila la habitación de inmediato.
Tomen sus precauciones…
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Acuarelas - PARTE 1
Nunca había soñado con Hanji. Onyankopon solía decir que, las personas que se hacen bruma, en el inconsciente se vuelven carne. Y que allí, rebrotando de entre las grietas como margaritas, nos reencontramos. Que vienen a dejarnos un mensaje.
Le parecía injusto, entonces, que Hanji aún no se le hubiera aparecido, ni siquiera para saludarlo de lejos. Que sólo hubiese podido recordarla en pesadillas.
A veces la veía, cubierta en llamaradas rojas, cayendo y cayendo en un infinito del que no podía salvarla. El cielo azul se teñía de gris, empapado por el rastro de humo que dejaba su cuerpo, y él estiraba la mano, inútilmente, por las ventanillas del avión, como si eso sólo hubiera alcanzado.
Había otras noches, las más terribles, en las que las muertes se suscitaban: una tras otra, otra tras una. Las escenas se repetían, — como si de un ciclo eterno se tratase. Como si cada átomo de imagen hubiese quedado grabado tras las retinas, y al caer dormido alguien palpara esos rincones del alma que todavía ardían. Podía escuchar los desgarros de dolor en los tímpanos, los pedidos de auxilio estrujándole el corazón. Él también gritaba, lloraba, hacía fuerzas para respirar, pero los sonidos se le atascaban en las cuerdas vocales. Sólo salían en sollozos recortados cuando despertaba en su habitación.
–Ey. – Onyankopon lo sacude ahora, cuidadoso de no sobresaltarlo. Solía dormir en el cuarto de al lado, por si los alaridos y el sufrimiento se volvían demasiado, y hacía falta atenderlos o calmarlos.
Levi se restriega los ojos, y reconoce la humedad en sus mejillas de inmediato. Las lágrimas se desdibujan hasta las comisuras de sus labios, allí donde se pierden, como el cauce del río que desemboca en el mar.
–Mierda. – escupe entre dientes, y se estira para tomar del vaso de agua en su mesa de luz. – Es ese sueño de nuevo.
Onyankopon asiente. Ya lo sabe. En los tres años que lleva viviendo con Levi, ha llegado a conocerlo como quien conoce a su hermano. Está seguro de que el té le gusta a secas; sin azúcar, sin miel, a lo sumo con limón. Está al tanto, también, de cómo limpiar para no llevarse un coscorrón.
–Es Hanji, ¿no? – pregunta, aunque ya se ve venir la respuesta, y Levi no se lo dice. Esta vez, la tomaba de las mangas para tratar de detenerla. Y entonces, justo cuando creía que iba a hacerlo, que por fin iba a cambiar ese desenlace fatídico, atravesaba la tela de su camisa como si fuera aire.
–Llegué muy tarde. – susurra, casi inaudible. Tiene los músculos tiesos, entumecidos de la angustia. La mirada inconexa, perdida en algún punto del empapelado en la pared. Afuera, cerca de la playa, una tormenta repiquetea en las ventanas, salpica los vidrios con motas gordas.
–Tranquilo. – le asegura Onyankopon, sonriéndole desde la silla de junto al colchón. Registra, porque siempre ha sido un hombre de percepción, que las pesadillas florecen más en los días de lluvia; casi con la misma fuerza con la que suelen alzarse los tallos de entre la tierra. Se convence, porque otra opción no le queda, que los truenos deben de recordarle a Levi, tanto como le recuerdan a él, a los estruendos horrorosos de ese día. Tiene sentido, al fin y al cabo, se explica. Cada estallido es la pisada de otro titán que se acerca. Cada crujir, es el último suspiro de un alma nueva. – Vayamos a la cocina.
Levi lo contempla un segundo, sin ánimos de hablar o moverse. Todavía puede sentir a Hanji; diluyéndose a cuentagotas de entre sus dedos. Piensa que, si estuviera aquí, ella sabría qué hacer para apaciguar sus miedos. Adormecería los gritos con caricias suaves; le besaría el pelo, la frente, el espacio entre las cejas, y lo arrullaría con dulzura. Lo arroparía, firme entre sus brazos, y recitaría palabras de cuna para hacerlo soñar bonito.
–Está bien. – suspira, entonces, y, como puede, se incorpora sobre la cama. Lo cierto es que le duelen los huesos, aún lastimados por los años. Que le duele el pecho. Que le duelen ausencias. Que le duele todo. – Ya sabes dónde está el té.
Los viernes, Jean viene a casa a visitarlo. A veces, Armin es quien lo acompaña; otras son Connie, o Pieck, o Reiner.
Onyankopon prepara una merienda abundante para dos; bizcochos de avena y limón con un té apenas dulce. También se ocupa de dejar bien cortado el césped del patio; justo allí donde ambos se sientan a pintar por un rato.
Hace ya dos años que Jean enseña a Levi lo que sea que sabe de arte. Al principio, había sido Moblit, hacía ya mucho tiempo atrás. Luego él, después de la guerra y por pedido suyo, había decidido seguir y tomar el mando.
Era naturalmente bueno para pintar, Levi, decía Jean. Había comenzado con bosquejos desprolijos en un cuaderno, cuando las reuniones de Erwin lo aburrían más de la cuenta. En cambio, ahora, las líneas finas y garabatos acababan por transformarse en retratos reconocibles y concretos que decoraban la casa. Mike, Isabel, Farlan, Kuchel, Petra; todos tenían algún lugar. Todos sonreían detrás de los marcos.
–Algún día tengo que enseñarle a pintar con acuarelas. – insiste Jean, mordiendo el dorso del pincel, casi pensativo, antes de volver a remojarlo.
Levi chasquea la lengua, y lo mira durante una fracción de segundo. Lleva meses insistiendo con que no lo traten con honoríficos, o de “usted”, por lo menos, pero, realmente, no va a ensañárselas con eso ahora. En su lienzo, la figura de Hanji vuelve a aparecerse de entre las sombras, y, cree, entonces, que eso requiere de toda su atención. Incluso más que como puedan llamarlo o no los niños.
–De acuerdo. – acepta, al fin y al cabo, como quien no quiere la cosa, y su pincel se detiene un momento. Lo cierto es que la ha pintado ya demasiadas veces— más de las que uno es capaz de contar. Y es que tal vez Hanji no se le presente en sueños, pero puede verla en cada parpadeo, grabarla en cada exhalación y latido. Está igual de bella que cuando la perdió; allí, enmascarada en témperas. Tiene el cabello desprolijo, arremolinado en el viento. Su boca está torcida en una sonrisa a medias que apenas le achina los ojos.
Si quisiera, piensa, podría pintarla, también, incluso hasta con la vista ciega. Siendo sincero, la ha inmortalizado ya en su memoria demasiadas noches, cuando aún podía dormir a su lado. Sus manos, las yemas de sus dedos, han recorrido cada uno de sus recovecos; suave, cuidadosamente. Han atrapado bajo sus palmas el lunar junto a sus labios, — la expresión en sus pupilas—, cada minucioso retazo de ella.
–Dicen que pintar con acuarelas, es aprender el arte de dejar ir. – cuenta Jean, después de un rato en silencio. Afuera, en el claro en el jardín, la brisa cálida remueve las hojas de los árboles en un arrullo suave. Permite que el sol atraviese las copas verdes y frondosas, y los envuelva en un manto de ocres y dorados. – Creo que podría hacerle mucho bien, ¿sabe, Capitán?
Levi inspira hondo un segundo. No está muy seguro de quién pudo haber dicho eso, o con qué motivo habría sido, pero no va a ponerse a discutirlo ahora. Cuando comenzó a pintar, acababa de subir a la superficie, luego de años de ser preso de los subsuelos. Flores, las tazas bellas que veía en el mercado, había descubierto que, dibujando, comprendía mucho mejor el mundo que lo rodeaba. Que podía volver inmortal todo aquello que hiciera que su corazón saltara de alegría.
Los retratos llegaron después, con el correr de los meses, o de los años. Por alguna razón, Hanji era quien más se le desparramaba de entre las manos y volcaba en el papel. Había algo espontáneo en ella, — algo fugaz y efímero— que lo hacía querer pintarla, casi de manera inevitable. Tal vez, piensa ahora, era su risa. Alocada, terca, suelta y rebelde. Tal vez, también, era su esencia, — algo salvaje y arrollador, imposible de capturar por mucho tiempo.
Se echa hacia atrás, y, con nostalgia, contempla su trabajo casi terminado en el lienzo. Ahora que la ve, un sentimiento parecido a la angustia le hace agujeros en el pecho, — se le instala en el medio del corazón. Quisiera, por un momento nada más, que pintarla no le trajera este sufrimiento agigantado. Que tenerla de vuelta, aunque sólo fuera en recuerdos, lo hiciera sonreír, y no lo llenara de culpas pesadas, o de miedos infundados.
–Está bien. – contesta, entonces, y Jean lo mira esperanzado. Tiene que admitir que siente a Hanji en la frescura de las olas; entusiastas, e indomables. Que la ve en los cielos morados, o que puede acariciarla en el vaivén de los vientos. Lo que no puede, porque el alma aún le arde, es mencionarla delante de Gabi o de Falco. Soñarla sin despertar empapado de sudor.
“Pintar con acuarelas, es aprender el arte de dejar ir.”, las palabras de Jean resuenan en su cabeza, y se vuelve a verlo, alejándose del cuadro. Quiere que pensar en Hanji no lo ahogue en un dolor venenoso, que lo corroa por dentro. Que las pesadillas punzantes sean fantasías de algodón, livianas, en las que se reencuentran y pueden abrazarse de nuevo.
–Está bien. – repite, con la voz algo ronca, y Jean le sonríe. – Enséñame a pintar con acuarelas.
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Snoopy & Sally en la habitación roja.
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"Encontrarte otra vez" (Freminet x GN!Reader)
💖~ Ok, I know I have some requests but I just watched Fionna and Cake and GOD this can't get out of my head I'm crying
Warning: angst, Adult Freminet | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Freminet te amaba más de lo que podía decir, siempre que te veía había este brillo peculiar en sus ojos, su atención te pertenecía en cuando entrabas en la habitación y en sus pensamientos gobernabas tu. Si bien podría haber sido un romance pasajero, se convirtió en algo mal sano cuando sentía que podía respirar solo por ti. Tu sonrisa era su objetivo cada día, cada obsequio tenía la tarea de dejarte suspirando y te besaba para hacerte sentir segura de sus sentimientos.
Todo era tan bello para ustedes, como un cuento de hadas. La historia de ese amor era tan influyente que hasta la mismísima arconte sabía de él, y pudo haber trascendido a un final fabuloso, con un matrimonio, hijos y un descenso juntos. Pero no...
Freminet entró a la cafetería, la decoración con tonalidades claras y acogedoras, el ventilador refrescaba a los clientes de sus bebidas calientes y creaba el clima perfecto para tomar algo y resguardarse de la nieve de afuera. El tintineo de la campana de la puerta te avisó de un nuevo cliente y sonreíste mucho al verlo en la entrada.
"Bienvenido." Dijiste, sonriendo al hombre que asentía como saludo y caminaba hacia su asiento habitual. Conocías su orden de memoria, una taza de té de vainilla con leche, el hombre a quien conocías desde hace mucho ya te lo había pedido tantas veces que no era necesario preguntar. El té estaría listo y endulzado para la hora en la que él llegaba de trabajar y siempre se sentaba en el asiento del fondo junto a la ventana.
Era el lugar más cómodo, no estaba justo debajo del ventilador y no hacía frío, no estaba muy apartado y había luz, estaba lejos de la puerta pero podía ver el mostrador con facilidad. Era perfecto, como tú cada vez que lo mirabas y sonreías.
A tu novio no le agradaba mucho, en varias ocasiones se habían mantenido la mirada pero nunca intercambiaron palabras. Claramente, si Freminet entraba a un lugar cerrado y mantenía un sombrero cubriendo sus ojos, eso atraería miradas, pero siempre sonreíste, nunca fue de tu incumbencia.
Y hablando del rey de Roma... tu novio había entrado nuevamente a la cafetería vistiendo ropa de invierno, sus mejillas estaban rojas por el frío y parecía conversar contigo acerca de eso. "Te conseguiré una nueva bufanda, no puedes pasar todo el invierno así, querido."
"N-no te preocupes... Estoy bien, en realidad vine para traer tu pedido de la oficina de correo." Te entregó una bolsa de café molido y sonrió orgulloso "Me quedaba de paso y preferí hacerlo ahora para poder ir a casa más temprano."
Todos conocían tu relación con el susodicho, para nadie fue sorprendente verlos en una escenita acaramelada en donde lo llenas de besos y le agradeces. Lo mismo que hacías con él en el pasado. Su té tenía un sabor más amargo que antes.
"¿Ya llegó él?" Tu mirada cayó rápidamente en Freminet, que seguía bebiendo de su té, no importaba qué tan amargo fuera, y al ver a tu novio nuevamente asentiste "No ha ocurrido nada más, ¿verdad?"
El chico era listo, tan listo como lo era él, ambos tan capaces de revivir máquinas, pero Freminet aceptaba que a tu novio le faltaba experiencia. Él podía arreglar relojes o máquinas de café cuando fallaban, él podía arreglar la silla que ya no giraba y había revivido el refrigerador antes de que tus ingredientes murieran con él. Pero Freminet era un genio, él era capaz de hacer todo eso y más, la prueba de su ingenio estaba en sus grandes capacidades desde su niñez, en los cachivaches de Fontaine que había armado y la maquinaria que descansaba en un rincón de su cobertizo, la máquina del tiempo que lo había vuelto loco, que le comió la cabeza y lo dejó sin dormir varias noches.
Pero él lo aceptaría, ni siquiera una máquina del tiempo podría evitar hacerlo sonreír al ver que besabas nuevamente a tu novio.
"Tranquilo, Fremmy. Te diré si algo malo pasa, pero él sigue siendo un cliente recurrente. Bebe su té y se va, no hace nada malo."
Se pregunta, mientras deja el mora en la mesa, si tus labios en esta línea de tiempo sabrían igual de dulces que en la suya. Suspira y casi deja caer un sollozo cuando ve a tu Freminet tan avergonzado por tu afecto. Y su corazón se rompe nuevamente cuando sale del local.
Debería mejorar la máquina. Si en una línea de tiempo distinta, ni en el pasado o futuro, es imposible estar contigo, debería buscar la manera de encontrarte en una dimensión diferente. Debería armarse de valor, considerando que ya no es un niño. Ve su reflejo en el vidrio de una tienda, su estatura alta y sus ojos muertos y con ojeras, suspira bajando su sombrero nuevamente. Tiene que volver a casa rápido y seguir trabajando en su máquinas, en ti. Mañana volvería a pedir la bebida que le solías preparar antes de morir. Y lo volvería a repetir hasta que acabe en ese lugar.
"Hasta mañana... Hasta que mueras... Hasta que pueda encontrarte otra vez."
English:
Freminet loved you more than he could say, whenever he saw you there was this peculiar shine in his eyes, his attention belonged to you when you entered the room and in his thoughts you ruled. While it could have been a passing romance, it turned into something unhealthy when it felt like he could breathe only for you. Your smile was his goal every day, every gift had the task of leaving you sighing and he kissed you to make you feel safe in his feelings.
Everything was so beautiful for you, like a fairy tale. The story of that love was so influential that even the archon herself knew about it, and it could have transcended to a fabulous ending, with a marriage, children and a descent together. But not...
Freminet entered the cafeteria, the decoration was light and welcoming, the fan cooled the customers from their hot drinks and created the perfect climate to have a drink and shelter from the snow outside. The tinkling of the door bell alerted you to a new customer and you smiled brightly when you saw him at the entrance.
"Welcome." You said, smiling at the man who nodded in greeting and walked towards his usual seat. You knew his order by heart, a cup of vanilla tea with milk, the man you had known for a long time had already asked you so many times that it wasn't necessary to ask. The tea would be ready and sweetened by the time he came home from work and he always sat in the back seat by the window.
It was the most comfortable place, it wasn't right under the fan and it wasn't cold, it wasn't too far away and there was light, it was far from the door but I could see the counter easily. It was perfect, like you every time you looked at him and smiled.
Your boyfriend didn't like him very much, on several occasions they had looked at each other but never exchanged words. Clearly, if Freminet walked into an enclosed space and kept a hat covering his eyes, that would attract stares, but you always smiled, it was never any of your business.
And speaking of the king of Rome... your boyfriend had entered the cafeteria again wearing winter clothes, his cheeks were red from the cold and he seemed to be chatting with you about it. "I'll get you a new scarf, you can't spend the whole winter like this, dear."
"D-don't worry... I'm fine, I actually came to bring your order from the post office." He handed you a bag of ground coffee and smiled proudly. "I was passing through and I preferred to do it now so we could go home earlier."
Everyone knew your relationship with the aforementioned, it was no surprise to anyone to see them in a sweet little scene where you shower him with kisses and thank him. The same thing you did with him in the past. His tea tasted more bitter than before.
"Is he here yet?" Your gaze quickly fell on Freminet, who was still drinking his tea, no matter how bitter it was, and seeing your boyfriend again you nodded. “Nothing else has happened, right?”
The boy was smart, as smart as he was, both of them as capable of reviving machines, but Freminet accepted that your boyfriend lacked experience. Your boyfriend could fix clocks or coffee machines when those broke, he could fix the chair that no longer turned, and he had revived the refrigerator before your ingredients died with it. But Freminet was a genius, he was capable of doing all that and more, the proof of his ingenuity was in his great abilities from his childhood, in the Fontaine gadgets that he had put together and the machinery that rested in a corner of his shed, the time machine that had driven him crazy, that ate his mind and left him without sleep for several nights.
But he would accept it, not even a time machine could help but make him smile when he saw you kissing your boyfriend again.
"Don't worry, Fremmy. I'll tell you if anything bad happens, but he's still a repeat customer. He drinks his tea and leaves, he doesn't do anything wrong."
He wonders, as he sets the mora on the table, if your lips in this timeline would taste as sweet as it does on his. He sighs and almost lets out a sob when he sees your Freminet so embarrassed by your affection. And his heart breaks again when he leaves the premises.
The machine should be improved. If in a different timeline, neither in the past or future, it is impossible to be with you, he should find a way to find you in a different dimension. He should gather his courage, considering that he is no longer a child. He sees his reflection in the glass of a store, his tall stature and his dead eyes with dark circles, sighs lowering his hat again. He has to come home quickly and continue working on his machines, on you. Tomorrow he would ask again for the drink you used to prepare for him before you died. And he would repeat it again until he end up in that place.
"Until tomorrow... Until you die... Until I can find you again."
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Y si combinamos dos altos conceptos? Sub!CamBoy!Enzo. Vos le decís que tiene permitido hacer y que no, lo único que puede hacer es seguir tus órdenes con la amenaza de que si te desobedece, vos vas a cortar la video llamada y te vas a ir a tocar pensando en él y él no lo va a poder presenciar (como castigo). Imaginátelo tocándose y cuando está por correrse vos le decís que pare, así varias veces hasta que se vuelve un desastre. Mira a la cámara con los ojitos rojos y vidriosos porque le duele 🥺 hace casi treinta minutos que están con el mismo juego y necesita correrse pero vos con mucho cariño le volvés a dedir que no, que por ahora juegue con sus pezones por un ratito mientras le contás con detalle todo lo que le harías si estuvieras a su lado.
+18!
Las cámaras y micrófonos de calidad sí hacen la diferencia.
La primera vez que tu creador de contenido favorito -el único que seguís, de hecho- lo dijo te reíste, escéptica, pero ahora sabés que tenía razón. Gracias a la definición de la cámara podés ver con claridad la gota de líquido preseminal que brota en su punta roja y cae por su extensión hasta llegar a sus dedos, cerrados en torno a la base de su miembro para impedir su orgasmo.
La respiración irregular de Enzo llega a tus oídos como si se encontraran en la misma habitación y también su voz angustiada cuando repite "por favor" una y otra vez, desesperado por dejarse ir luego de... ¿Cuánto? Mirás el reloj rápidamente pero no procesás la posición de las agujas, concentrada en el estado del hombre que espera una respuesta del otro lado de la pantalla. Negás.
-No puedo más.
-Cortamos acá entonces- amenazás.
-¡No!- te interrumpe-. No, quiero seguir, pero...
-Seguí entonces- le ordenás. Deja de pellizcar sus pezones, sensibles luego de una prolongada tortura, para guiar su mano hacia su erección y comenzar a masturbarse; es intolerable, por supuesto, porque los dedos de su otra mano todavía lo estrangulan como una especie de anillo-. Si parás, te dejo solo.
Sus ojos brillan y un río de lágrimas corre por sus mejillas enrojecidas. Tortura su labio inferior con sus dientes, negando, suplicándote con la mirada: si hay algo peor que el ser privado de un orgasmo, eso es tu ausencia y el no ser testigo de cómo jugás con tus pechos o cómo tus dedos trazan tus pliegues sobre tu ropa.
-No te vayas- pide con voz entrecortada-. Quedate conmigo.
-Entonces portate bien.
Desabotonás tu camisa para permitirle ver tus pechos desnudos y de sus labios escapa un sonido animal. Recordás las incontables ocasiones en que se declaró fan de tus pechos, todo lo que prometió que te haría cuando si te tuviera con él, así como también la tarde en que te enseñó cómo golpearlos para sentir ese ardor que tan desesperadamente quería que experimentaras.
Los sonidos de su humedad resuenan por toda su habitación y también por la tuya. Observás los movimientos desesperados de su mano y su cuerpo tiritando: no sabés si es por la excitación y la fuerza para contenerse o por el frío y su estado de desnudez, por el cual sos responsable, pero ahora mismo poco te importa.
Jugás con tus pezones, justo cómo él hizo con los suyos durante gran parte de la sesión, y sus ojos permanecen fijos en ellos como si se trataran de imán y acero; cuando te aclarás la garganta te mira con la cabeza aún gacha y más lágrimas deslizándose por su piel. Está enojado, notás. Y es extremadamente tierno.
-Me duele.
-¿Dónde te duele, mi amor?
El apodo cariñoso lo toma por sorpresa y te responde con un patético gemido agudo, un sonido típico de los momentos en que el orgasmo nubla su mente... Pero no hay orgasmo alguno, por supuesto, jamás se atrevería a tener uno sin tu permiso.
Sus orgasmos son tuyos. Él es tuyo.
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*Aemma y sus gemelos estaban caminando por el jardín de la fortaleza roja charlando sobre las personas.*
Jocelyn ll: Muña, ¿Cómo te enamoraste de Kepa?
Aemon ll: Si, eso también me lo he estado preguntando.
Aemma: Bueno su madre era linda y amable cuando llegue aquí, y al momento de verme me dijo que si quería casarme con ella. *Suelta una pequeña risa.*
Jocelyn ll y Aemon ll: ¿Y que le dijiste? *Preguntaron al mismo tiempo con una sonrisa en la cara.*
Aemma: Le dije que no podía por qué ya estaba comprometida con alguien, entonces ella se desánimo hasta que terminó llorando con la abuela Alysanne ese día en la noche, sin saber que ella era mi prometida.
*Los gemelos al escuchar eso se soltaron a reír sin parar, tanto que sus hermanas se acercaron cuando los vieron.*
Helaena, Rhaenyra y Visenya: ¿Que es tan gracioso?
Jocelyn ll y Aemon ll: Muña cuenta la historia de Kepa. * Le dicen intentando parar de reír.*
*Más tarde en la cena familiar, todos estaban cenando tranquilamente hasta que los pequeños dragones decidieron divertirse.*
Helaena: *Mirando a Visenya.* ¿Quieres casarte conmigo?
Visenya: *Mirando a Rhaenyra.* No, no puedo.
Rhaenyra: *Finge llorar mirando a Aemon ll.* Por qué ya estoy comprometida.
Aemon ll: *Fingiendo llorar a mares mirando a su gemela.* Abuela ella no me ama, no se quiere casar conmigo.
Jocelyn ll: *Mirando a su Kepa.* Rhaenys querida, ella ya lo está.
Rhaenys: ¿Por qué siento que mis hijos se están burlando de mí? *Voltea a Mirar a Aemma pero ella también se estaba riendo.* Aemma dime por los dioses que no les dijiste.
Todos: Rhaenys Targaryen la dramática Baratheon.
Rhaenys: *Suelta el utensilio.* Bien, me largo de aquí. *Arrastra la silla hacia atrás para luego levantarse y irse a su habitación.*
Todos: ¡Abuela ella no me ama, no se quiere casar conmigo!
Rhaenys: *Desde el pasillo.* ¡POR LOS 7 INFIERNOS, YA BASTA!
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