#Habitación Infantil
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Papel Pintado Infantil Happy by Parato
Hoy, en nuestro blog dedicado al fascinante mundo del papel pintado infantil, nos complace presentarles una cautivadora colección proveniente directamente de Italia. Diseñada por la talentosa Cristiana Masi y fabricada por Parato, esta colección ha demostrado ser la más exitosa del año 2023, y es por esta razón que deseamos rendirle un merecido homenaje en nuestro blog. papel pintado infantil…
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Claves para una habitación infantil montessori
Al amueblar y decorar la habitación de nuestro hijo pequeño se presenta el desafío de comprender cuáles son las necesidades reales de ese niño que le permitan sentirse cómodo y a gusto en su espacio.
En muchas ocasiones no ponemos el foco en lo realmente importante y llenamos la habitación de muebles y objetos decorativos, sin tener en cuenta que lo que es fundamental, en los primeros años de vida, es que pueda moverse libremente por su espacio y que tenga autonomía para tomar lo que precise y no depender de sus padres para poder ir a la cama.
Transformar la habitación de nuestro hijo para que cumpla con sus necesidades es posible a través del método educativo Montessori.
DEFINICION DEL METODO MONTESSORI
El sistema educativo Montessori se enfoca en las necesidades del niño y no en las del adulto, quien va acompañando a los menores como guía.
El método anima a los niños a que tengan su propio aprendizaje brindándoles mayor libertad, fomentando su creatividad y estimulando su crecimiento.
TODO A SU ALCANCE
Una de las principales características del método Montessori es que el niño tenga completo acceso a todos los elementos que forman parte de la habitación.
Por tal motivo, todos los muebles y objetos que se encuentren allí deberán estar a su altura. Teniendo entonces todo a su alcance el niño tendrá mayor libertad y podrá explorar y disfrutar de su independencia cuando deba cambiarse la ropa, al acostarse y al jugar con sus juguetes.
CAMA EN EL SUELO
Continuando con la premisa anterior, el elemento más importante dentro de una habitación, como lo es la cama, deberá estar al nivel del suelo. Esto no quiere decir que el colchón deba colocarse apoyado simplemente sobre el piso, si no que puede tener una estructura que lo contenga, pero no deberá tener patas.
De esta manera se dejan de lado todos aquellos muebles que generen dependencia de los adultos y se promueve entonces que el niño pueda acostarse y levantarse sin necesidad de llorar para pedir ayuda.
Es por esta razón que las cunas no forman parte de este método ya que, por sus características, generan dependencia absoluta de los mayores.
LA ESTETICA DEL AMBIENTE
Este punto es fundamental, ya que es preciso no recargar la habitación de objetos ni debemos inclinarnos por colores vibrantes ni llamativos, sino que, por el contrario, debemos pensar una decoración con colores claros y neutros.
Es recomendable que la habitación tenga una decoración sencilla y ordenada, con elementos fabricados con materiales naturales, como la madera, para que el niño se desarrolle en un ambiente de calma y armonía.
Además, como el niño se desplazará con total autonomía por la habitación, es aconsejable que el espacio se encuentre adaptado y liberado para que pueda hacerlo cómodamente.
También se puede incluir una alfombra en la decoración teniendo en cuenta que los niños pasarán mucho tiempo en el piso jugando y explorando.
LOS MATERIALES DE SUS OBJETOS
El método Montessori promueve que las habitaciones no se encuentren recargadas con juguetes con sonido, luces y movimientos. Lo ideal es deshacerse de los juguetes de plástico y elegir preferentemente juguetes y objetos que sean de materiales naturales para fomentar su crecimiento y el aprendizaje.
Es mucho más enriquecedor poder percibir la textura y sentir los olores de los juguetes fabricados con madera o tela, por ejemplo, ya que estimulan la imaginación del pequeño.
Los juguetes actuales, y más aun los que cuentan con mucha elaboración, limitan la creatividad de nuestros hijos, además de que pueden resultar tóxicos por sus materiales de elaboración.
PRESENCIA DE UN ESPEJO
Si bien un espejo dentro de una habitación es habitual, en una habitación Montessori el espejo no solo no puede faltar, sino que debe ubicarse a la altura del niño.
Un espejo permitirá a nuestro hijo conocerse a sí mismo, al mirar su propio reflejo, y explorar todos sus movimientos y habilidades. También ayudará a que conozca a su entorno y así aprenderá a relacionarse con todo lo que hay a su alrededor.
PALETA DE COLORES En una habitación Montessori los colores dominantes deben ser los cálidos y de tonos suaves, para que transmitan una sensación de calma y armonía en el espacio donde nuestros hijos pasarán largas horas jugando, pero también esperando tener un descanso placentero.
Si nos basamos en esta paleta de colores, ayudaremos a que nuestros hijos puedan conciliar mejor el sueño y, en conclusión, tengan un mejor descanso.
DECORACION DE PAREDES
Uno de los recursos fundamentales para incentivar el aprendizaje de los niños mediante el método Montessori es a través de imágenes, ilustraciones o fotografías decorando las paredes.
Corriéndonos un poco de los tonos suaves se recomienda el uso de láminas que resulten llamativas para que atraigan la atención del niño y pueda desarrollar el interés en el arte y aumente su capacidad de observación.
Incluso pintar una pared con pintura de pizarra puede acentuar la creatividad de nuestros hijos y embellecer la habitación con sus dibujos.
MANTENER EL ORDEN
Una habitación Montessori debe ser un ambiente espacioso y organizado, donde todo debe tener un lugar ya que es importante para ayudar al niño a ubicarse y poder ir inmediatamente a buscar lo que necesita.
Al momento de ordenar se debe respetar la ubicación de los objetos y juguetes y no cambiarlos de lugar. La posibilidad de buscar y devolver las cosas siempre al mismo lugar le transmite al niño seguridad y estabilidad.
Originally published at on https://thedecolife.com/ March 14, 2023.
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Murales con Ilustraciones para Decorar Habitaciones Infantiles
Al planificar un espacio para niños, bien sea el dormitorio o la zona de juegos, debemos tener en cuenta la adición de color. También es importante crear un ambiente de diversión y fantasía. Aquí entra en juego, el poder de transformación del papel pintado y los murales ilustrados en una o varias paredes. ¿El resultado?.¡ no se hará esperar! una habitación acogedora y personalizada que…
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Barcelona Bedroom Kids' bedroom - mid-sized scandinavian gender-neutral kids' bedroom idea
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Kids Room - Contemporary Kids Ideas for a mid-sized, gender-neutral, contemporary kids' room renovation with white walls and a medium tone wood floor.
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I
Tengo el nombre, y también empieza con "I".
Tengo un sinfin de ideas para su habitación y el papel tapiz.
Tengo planes anticipados para cada fin.
Gotas de lluvia, hojas secas, en el cielo un arcoiris.
Le enseñaría mis caricaturas favoritas, y veríamos juntos las suyas.
Le leería mis libros favoritos, y leeriamos un cuento juntos antes de dormir.
Le hablaría de mis miedos, mis sueños y anhelos. De mamá, tal vez de papá no sea correcto hacerlo.
Le hablaría de cada amigo ahora perdido, y en algún momento quizá de él.
Escucharía sus temores, y le enseñaría a plasmar cada pensamiento pasajero en papel, y que no intentarlo es lo peor que podría hacer.
De su vocecita escucharía sobre duendes y fantasmas, un día normal de escuela, el clásico "de grande quiero ser...", sobre los monstruos bajo su cama, de los cuales le protegería hasta el amanecer.
Tengo en mente el cochecito perfecto, uno en color jazmin.
Tengo pensadas demasiadas flores para regalarle, como para hacer un jardín.
Tengo demasiados defectos, lo sé, pero intentaría solo darle lo mejor de mí.
Calor de verano, atardeceres, las estrellas al anochecer.
Esos paseos por el parque que no encontrarán lugar.
Las comidas coloridas, de esas que llevan una sonrisa, que sin existir ya se han empezado a pudrir.
Películas infantiles y juegos en casa que no serán.
La felicidad del primer "mamá", que finalmente me haría querer vivir.
Y es que...
Quiero ser madre antes de morir.
Coldissweet
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Las Tacitas
Básicamente, vi esto en mi Pinterest y necesitaba escribir algo sobre este Simon "Ghost". Es corto pero espero que les guste, es mi primer post.
Cuando lo vi con un enorme vestido rosado, jugando a las “tacitas” con mi sobrina, aguante con todas mis fuerzas no reírme en sus caras. Simon era un hombre grande e intimidante, a veces un cascarrabias total llevado a sus ideas. Sin embargo, se las arregló para intentar actuar con dulzura y seguir todas las órdenes de la pequeña Eli.
Me apoyé en el marco de la habitación infantil, observando cómo interactúan.
-Creo, que tienes que levantar el pulgar cada vez que tomas té, Simon.- Le explicó la pequeña, ofendida con su falta de modales.
-Discúlpame, pero de todos modos no creo que sea necesario hacerlo.-bufó burlesco.
-Bueno, pero es mi fiesta del té. Así que tendrás que seguir mis órdenes para poder jugar.-
-Eres igual de mandona que tú tía.-me ruborizo cuando se voltea hacia mí, sonriendo coquetamente.-Voy a tomar té como se me dé la gana, pequeña mocosa.-
Me volví un desastre de risas cuando empezaron a pelear, tirándose peluches a través de la pequeña mesa de madera.
#simon ghost riley#call of duty#simon riley x reader#simon ghost x reader#simon riley x you#ghost cod#ghost x reader#ghost x y/n#fanfic
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Divorcio
Miraste los papeles en la mesa y una ligera mueca de desagrado salió de tus labios, levantaste la mirada hacia el que alguna vez (aún) consideraste el amor de tu vida. Su mirada era impasible, fría y distante.
Era la clase de miradas que le viste hacer cuando se trataba de su trabajo, no le gustaba que lo interrumpieran, así que solías quedarte en silencio mirando con detenimiento cada uno de sus gestos.
Antes amabas esa mirada.
Ahora te lastima.
Sientes el hueco en tu estómago mientras tu garganta se cierra, cortándote la respiración, así que buscas el vaso de agua que estaba a tu costado, dejándolo caer torpemente sobre la superficie, arruinando los documentos que ansiabas desaparecieran en ese mismo instante.
Cómo si el agua pudiera borrar y desaparecer la pesadilla que estaba pasando en este momento.
Él dejándote.
Él abandonándote.
Perry el Ornitorrinco, tu Perry, decidiendo finalmente que ya había sido suficiente de tu presencia en su vida.
Miras el fantasma del hombre que amaste levantarse de su asiento, para sólo acercarse y comenzar a limpiarte con su pañuelo mientras te daba esa sonrisa suave y gentil que en algún punto te negaste a creer que fuera real.
Te arrepientes de eso ahora.
Pero nada eso está pasando, porque su fantasma es eso, un fantasma de un recuerdo que ya no está. De un hombre que antes te amaba y nunca dudó ningún momento en demostrártelo.
Él no se movió, ni siquiera parecía interesado en tus pantalones manchados de agua, más suspiró resignadamente al ver los papeles arruinados. Entonces levantó el maletín que tercamente ignoraste que existía y volvió a sacar otra carpeta, no necesitabas ver lo que había adentro para saber lo que habría.
El agua no se llevó sus problemas.
Y Perry no era la clase de persona que permitiría que eso lo detuviera.
—No tenemos que hacer esto —rogaste, patéticamente rogaste... Cómo si no lo hubieras hecho antes.
Él te da una mirada poco impresionada, limpiando el agua con un pañuelo que llevaba consigo, dejando descansar la carpeta en otra orilla seca de la mesa, una vez todo limpio, volvió a deslizar la carpeta delante tuyo, la clara respuesta de que no estaba dispuesto a retroceder en su decisión.
Otro clavo a tu maltrecho corazón.
—Arreglaré lo que quieras.
Silencio.
—Te daré lo que quieras.
Silencio.
—Haré lo que sea para que no me dejes.
Te quebraste ahí, tu voz se va y tu respiración se hace más pesada, sintiendo el zumbido en tus oídos y los latidos en tu corazón pidiendo clemencia a este dolor, rogaste porque este no fuera el fin de tu vida, porque sabías que no podrías soportarlo una vez más.
Apenas sobreviviste cuando Charlene lo hizo, sabes que no podrás resistirlo, que, si se va, tu corazón se irá con él.
—Déjame darte un motivo para quedarte.
Finalmente, después de que te dejara hablar y ser todo lo patético que podrías llegar a ser en esta situación decide que es hora de abrir la boca y lo único que vez es la exasperación en su rostro, está harto.
Está harto de ti.
—Ya no te amo Heinz.
Y una parte de tu alma se muere en ese momento.
—Ya no hay nada que arreglar, así que, por favor, no lo hagas más difícil para mí... O para ti.
—No puedes pedirme esto, no puedes esperar que simplemente acepte esto, ¿qué fue lo que hice mal? ¿hablar demasiado? ¿ser demasiado afectuoso cuando me pedías espacio? ¿Ser infantil? ¿¡Que fue lo que hizo que te alejaras de mí...!? —gritaste, levantándote de un golpe, apenas manteniéndote de pie, usando tus manos para no caerte mientras se apoyaban en la mesa.
Miras su rostro que decide no verte a los ojos, eso es raro, él nunca desviaría la mirada de ti, porque a falta de voz, siempre usaría la mirada para expresar todo lo que las señas no podrían hacer.
Espera... ¿Voz?
—No hiciste nada...
Un segundo, él está hablando, él no habla. No puede... Sus cuerdas--...
—Sólo ser tú.
Despiertas.
Miras el techo purpura de tu habitación, sientes tu cuerpo en una parálisis que te impide moverte, el dolor en tu corazón se hace más grande y apenas salen unos sonidos irregulares de tus labios.
Entonces comienzas a respirar, lento, despacio, hasta que tu cuello y torso parecen relajarse un poco, miras a tu derecha, en el reloj marcaban las 4:00 A.M.
Ahora tu izquierda.
Y ahí estaba él.
Heinz.
Tu Heinz, plácidamente dormido, aferrado a ti como pulpo, entonces entiendes que tu parálisis no es una parálisis, sino tu cuerpo siendo apresado por el cuerpo de tu marido, el que dormía pacíficamente.
Heinz.
Heinz.
Heinz...
Abriste la boca, trataste de decir algo, pero no pudiste, no había nada que soltar.
Te llevaste una mano a la garganta y al parecer, ese fue suficiente movimiento para despertar a tu bello durmiente, el cual pese a no abrir los ojos y estar más alejado de la conciencia, comienza a darte besos en tu cabeza, mejillas, parpados.
Te aprieta más contra sí.
Y tú sonríes.
Estas donde quieres estar. Donde debes estar, con él, a su lado, en esta cama e incómoda posición que te quita el aire y el espacio propio, ahora llevando tu mano a su mejilla, la cual provoca que él haga unos pequeños gruñidos y murmure un par de cosas en alemán.
Si estuviera más consciente, sabes que podrías entenderlo, pero en vez de eso, sólo es apenas unos cuantos balbuceos imposibles de identificar, pero al menos sabes que es alemán.
—Schatz...
Ah... Esa palabra.
Abrazas más ese cuerpo que amas, aquel del que nunca querrías separarte, cuando cierras los ojos la mirada fría de ese Perry llega hasta el fondo de tus entrañas y frunces el ceño.
Porque si de tu vida dependiera... Nunca mirarías a Heinz así.
Pero sobre todo... Nunca le harías sentir que él es el problema y mucho menos lo dejarías ir.
Amas todo de él, es la razón por la que estas aquí.
Él es tu motivo para seguir.
Y no vas a permitir que nadie te lo quite... Nunca.
#human perry#perryshmirtz#heinz doofenshmirtz#fanfic#Angst#Divorce#Spanish#Necesitaba sacar esto de mi sistema#pero no es lo suficientemente bueno para subirlo a AO3#Uh... ¿Debería pasarlo por el traductor de google para ponerlo en inglés? no creo que valga la pena#pero aquí esta.
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Se despierta lentamente, gracias a los gentiles rayos de sol que iluminan la estancia tras atravesar las translúcidas cortinas de lino. Poco a poco va recuperando la consciencia: está en su habitación, en la habitación en la cual lleva casi toda su vida despertando, una habitación que podría pertenecerle a una princesa de cuento si fuera quizá más infantil.
Sin embargo... Se despierta mucho más feliz de lo que podría haber estado nunca antes entre esas sábanas, pues se da cuenta de que le acompaña nada más ni nada menos que su amada. Le dedica una larga mirada a la cara de @goldensheriff, a lo a gusto que parece, y a su plácida respiración.
Sonríe y se acurruca un poco contra ella, soltando un suspiro de felicidad. Es solo su segundo día en Galar, y pese a que echa mucho de menos su Rancho en Biscuit, siente que ya ha descansado todo lo que tenía que descansar. Ha dormido mejor que nunca, como si hubiera dormido por un mes... Aunque mentiría si dijera que no echa de menos ese viejo y estrecho colchón que tienen en casa que se deforma fácilmente bajo el peso de su mujer.
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Es hora de hablar sobre mi autoindulgente au del hotel Hazbin que incluye a dadam (papá adam)...
THE ANGEL AND THE INFANT AU
Esta historia comienza cuando, según palabras de Sera, enviará a Adán a su misión más importante hasta el momento, en la que tendrá que acabar con el engendro del diablo: el anticristo, que hará ascender a los pecadores y hara que los muertos caminen sobre la tierra abriendo las puertas del infierno (básicamente un apocalipsis).
Aprovechando el escándalo del exterminio, Adam logra infiltrarse en la casa de los Morningstar (quienes en ese momento se encontraban en una reunión en la embajada del cielo), donde recibe órdenes de Sera a través de su máscara, ella le da instrucciones sobre qué hacer. debe hacer, lo guía a la habitación donde se encuentra la peligrosa amenaza.
Destroza la puerta de la habitación y se sorprende aún más al ver dónde se encuentra: una habitación infantil, donde hay juguetes, coloridos dibujos de arcoíris en las paredes y una cuna con hermosos candelabros con figuras de cabras y ovejas, dentro de la cuna A. Se escucha un grito, Adam se acerca dejando caer su arma (ignorando las quejas de Sera) y mira dentro de la cuna, la cual en realidad tiene un bebé de unos meses llorando adentro debido al escándalo que hizo Adam al destrozar la puerta.
Casi inconscientemente, Adam comienza a consolar a la pequeña, hablándole en voz muy suave para calmarla e incluso quitándose la mascara para no asustar al bebé, quien se ríe al ver su rostro sin mascarilla. Adam la mira con nostalgia y ternura, pensando en cuando sus propios hijos eran así de pequeños e indefensos...
Sus pensamientos son interrumpidos cuando escucha la voz de Sera desde el micrófono de la máscara, rápidamente toma la máscara y exige una explicación a Sera, ella tristemente le explica que el bebé en sus brazos es el anticristo, que cuando ella crezca no será posible detenerla y que lo mejor era acabar con ella cuando ella todavía no podía hacer nada y era inofensiva, Adam se indigna y se niega a continuar con la misión, Sera intenta convencerlo con el argumento del bien mayor pero Adam se niega a escucharla y piensa que debe haber otra manera, TIENE QUE HABER OTRA MANERA.
Al final, Sera y Adam llegan a un acuerdo: le perdonarían la vida a Charlie con la condición de que ella sea criada en el cielo, donde aprenderá moral y será un ángel más, donde impedirán que se cumpla su destino, y en el caso que ella lo haga, Adam tendrá que matarla y luego a sí mismo como forma de castigo por permitir que eso suceda.
Charlie crecerá como un verdadero ángel bajo el ala de su padre Adam, ella conoce su destino ya que a diferencia de Sera Adam no quiere que su hija viva en una burbuja, por eso Charlie quiere demostrarle al cielo que ella es digna de estar entre los ganadores ayudando a las almas de la tierra impidiéndoles cometer pecados haciendo un centro de rehabilitación en el mundo humano.
¡Eso es todo lo que tengo por ahora! Todos pueden preguntarme cualquier cosa sobre el au, tal vez rebloguee esta publicación cuando tenga las ideas claras, pero por ahora esto es todo lo que tengo.
Esto podría contar como au y reescribir al mismo tiempo, cualquiera de los dos funciona.
@yurnu me inspiró mucho para hacer esto, ¡denle un poco de amor a su arte y a sus aus!
#the angel and the infant au#hazbin hotel au#hazbin hotel adam#hazbin hotel sera#hazbin hotel charlie#hazbin hotel rewrite#epic the musical
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem Reader)
Capítulo 25:
Cuando Enzo dejó su quinta copa vacía de la noche en la mesa de cristal, supo que tenía que dejar de beber, al menos si no quería hacer el ridículo enfrente de personas tan importantes.
Cuando Alana y su familia sugirieron la fiesta, la idea no le encantó, nunca le gustaron las multitudes, ni ser el centro de atención, ni hablar en público, sin embargo, podía decir que en contra a todo pronóstico, esta era una de las mejores noches de su vida, estaban sus amigos, compañeros de trabajo y claro, las mujeres más importantes de su vida, ¿qué más podía pedir? Quizá si pudiera cambiar algo, sería que Lana pudiera estar más tiempo a su lado, pero la chica se veía bastante divertida y bien acompañada por Martina, la cual la tenía de arriba a abajo, a pesar de lo lejos que se encontraban (es decir, los separaba el sillón de la sala) no podía dejar de observarla, Alana tenía el poder de iluminar cualquier habitación que pisase, su largo cabello castaño caía de manera despreocupada por toda su espalda, su flequillo estaba perfectamente peinado aunque un poco más largo de lo normal, Enzo hizo nota mental de volverlo a cortar cuando tuvieran oportunidad.
A decir verdad, nunca se había considerado una persona romántica, claro que había tenido sus novias y claro que había regalado flores y chocolates en más de una ocasión, pero nada se comparaba a ella, nada se comparaba a lo que sentía por Alana.
La mujer había llegado a cambiarle el mundo por completo, lo hacía sentir en casa, incluso si no eran del mismo país, incluso si ambos se encontraban a cientos de kilómetros lejos de casa, su lugar era con Alana.
Se sentía tan agradecido con su yo del pasado, ese Enzo que tuvo el coraje y valentía de acercarse a ella y pedirle su número telefónico, eso era otra cosa que nunca había hecho antes, pero Alana tenía este campo magnético que lo empujaba a ella, es como si ella fuera el sol y el el planeta que orbitaba a su alrededor.
Alana se encontraba en esos momentos hablando animosamente con Martina, se notaba de lejos que ella también estaba borracha, sus mejillas se encontraban más sonrojadas de lo normal, su equilibrio estaba algo afectado y claro, estaba haciendo esa manía de pasarse la lengua por el labio inferior, cosa que por cierto, lo estaba volviendo loco.
Fue una grata sorpresa el darse cuenta que Alana parecía caerle muy bien a Martina, ella era una adolescente algo difícil, le había espantado más de una novia en el pasado, incluso Sonia, que siempre fue muy amable con ella, nunca terminó siendo del agrado de Martina.
Pero, ¿en realidad se lo podía cuestionar? Resultaba imposible que Alana no le agradara a las personas, no cuando era tan sencilla, carismática y amable, no cuando era así de brillante.
No podía entender aún cómo había personas que la habían defraudado y se empeñaban en lastimarla, ¿quién en su sano juicio haría tal cosa? Enzo se había hecho una promesa hace mucho tiempo: Proteger a Alana al 100 %, sin importar las circunstancias o el tiempo.
Entonces, de un momento a otro, Alana frunció el ceño y huyó de la sala, dejando a una Martina bastante consternada.
Enzo caminó rápido hacia su dirección, sin importarle las personas con las que había estado conversando.
—Creo que quiere estar sola—dijo Martina con tono de nerviosismo, Enzo apretó la mandíbula, ¿qué mierda le había dicho a Alana que la había hecho sentir mal?
—¿Vos le dijiste algo?
—No, sí, no sé—respondió con preocupación genuina, tenía cara de arrepentimiento, Martina no tenía filtro, a veces hablaba sin pensar o simplemente decía cosas imprudentes, Enzo se limitó a sacar aire por la nariz y seguir a Alana.
—Amor—tocó la puerta, pero Alana no respondió—. ¿Está todo bien? Si Martina te dijo algo inadecuado no le hagás mucho caso, es un poco infantil.
Sin embargo no obtuvo respuesta, por lo que simplemente entró a su habitación, era un completo desastre debido a que horas antes habían estado preparándose por la fiesta, por lo que Alana había dejado maquillaje esparcido por todo el lugar y diferentes cambios de ropa, de no ser por lo borracho que estaba en esos momentos, probablemente se hubiera puesto a limpiar.
Al no encontrar rastro de su novia en la habitación, tocó la puerta del baño.
—¿Quién es?—preguntó Alana desde el otro lado de la puerta, su voz sonaba débil y entrecortada, lo cual prendió focos de alerta en Enzo, la preocupación hizo que la borrachera se esfumara un poco de manera instantánea.
—Soy yo, En—respondió—. ¿Estás bien? Voy a entrar.
Al no obtener un no como respuesta, se dispuso a ingresar al baño, la imagen lo rompió, Alana se encontraba hecha bolita a un lado de la taza del baño, el maquillaje corrido delataba que había estado llorando y sus labios se veían secos.
—Hey, ¿qué pasó?—preguntó Enzo sentándose frente a ella, la simple pregunta hizo que Alana volviera a llorar—. Mi vida, me estás asustando, ¿te dijo algo Martina?—preguntó, Alana negó rápidamente con la cabeza, todo su rostro se encontraba rojo y sus ojos estaban hinchados.
—¿Por qué no me lo dijiste?—preguntó con un hilo de voz, Enzo tragó saliva en seco, ¿de qué hablaba?
—¿Por qué no te dije qué, bonita?
—Que te vas a ir—respondió, Enzo hizo una mueca.
—No me voy a ir a ningún lado, acá estoy—dijo intentando tomarla de los brazos, pero ella se apartó, Enzo sintió que una fibra de su corazón se rasgaba ante aquel rechazo.
—No hoy—dijo ella—. Después, pronto.
—Lanita, no te estoy entendiendo nada, estás borracha y yo también, ¿no querés mejor irte a dormir?���sugirió.
—¡No!—gritó la chica, a pesar que se encontraban a centímetros de distancia—. Te irás para promocionar la peli.
—Lana, acabamos de terminar de filmar, falta que la editen y todo ese embrollo—quiso animarla.
—No esta, la pasada que grabaste. Pero después será esta, luego otra y otra y otra…
Enzo suspiró, hace apenas unos días le habían dado la noticia que la otra película había terminado de editarse, lo cual significaba que empezarían las giras de promoción, claro, por el momento sólo se lo había dicho a su madre y Martina.
—Supuse que lo sabrías—dijo simplemente.
—¿Cómo iba a saberlo?—dijo.
—Lana, soy actor, es lo que hago.
—Disculpa por no saberlo—dijo sarcásticamente—. Pero resulta que eres el primer actor con el que salgo.
—Tenés razón, debí de haberlo dicho con anterioridad—se disculpó, sentía que la piel le picaba de la culpabilidad, la verdad es que, llevaba meses empujando lejos la idea de las giras promocionales, tal vez porque muy por dentro, sabía que representaría un problema para ambos.
—Yo te lo he contado todo—dijo Alana, sonaba agotada—. Lo de las editoriales, estoy apunto de escribir un puto libro de terror por esta cerca de ti, ¿y ahora me estás diciendo que no sabías que te irías?—dijo parándose, se tambaleó, por lo que Enzo la sostuvo, impidiendo que ella cayera, pero Alana le apartó las manos de encima.
—No dije eso—replicó, Alana mordió el interior de su mejilla y asintió.
—Sí, tienes razón—tomó aire. Creo que eso es lo peor, que todo el tiempo lo supiste y aún así me tuviste aquí.
—¿Qué querías qué hiciera?—preguntó, sintió algo húmedo en su mejilla, ¿en qué momento había comenzado a llorar?
—¡Qué fueras honesto conmigo, joder! Es lo único que he pedido de ti.
—Quería hablar contigo al respecto de eso hoy—dijo, era la verdad, había querido conversar con ella antes de la fiesta, pero Alana había estado tan animada que no tuvo la oportunidad de hacerlo.
—Supongo que ya lo estamos haciendo—dijo caminando hacia la cama, Enzo la siguió—. ¿Qué esperabas? ¿Qué yo me quedara aquí en España en lo que tú te vas a recorrer el mundo?
—Vos podés escribir en cualquier parte del mundo—soltó, arrepintiéndose de inmediato, Alana lo miró con incredulidad.
—Te refieres a donde tú estés.
—Sí.
Alana negó con la cabeza, la estaba cagando, la estaba cagando demasiado, porque era consciente de lo mucho que Alana odiaba no estar en un punto fijo, sabía lo mucho que le dolía no estar en México, cuanto y más estar en un montón de países diferentes.
—Alana, es mi trabajo—dijo con tono de súplica.
—También es el mío—replicó ella con voz baja, dándose la vuelta y acostándose en la cama, dándole la espalda.
—Lana…—dijo él acostándose detrás de ella y tomándola por la cintura, sintió que su mundo se iba abajo, pues podía sentir lo mucho que ella también estaba llorando.
—¿Podemos estar así un momento?
Enzo asintió y la abrazó más fuerte, le dolió hasta el alma, porque antes ella solía decirle si se podían quedar así para siempre, ahora lo único que pedía era un momento.
¿Acaso eso era lo último que tenían?
Un simple momento más, una última noche juntos.
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Papel Pintado Infantil en Terrassa
Renueva la Habitación de tus Pequeños en Terrassa con la Magia de Empapelador Barcelona ¡Hola a todos los amantes de la decoración infantil! En nuestro blog de Papel Pintado Infantil, queremos llevarte a una experiencia única en Terrassa de la mano de Empapelador Barcelona. mural infantil de papel pintado instalado por Empapelador Barcelona en Terrassa Descubre la Imaginación con Papel Pintado…
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El sabor del rojo
Capítulo 4
Las noches no tenían importancia tan pronto cerraba sus ojos y cuando el cansancio entumecía su cuerpo al dormir, pero ahora le era difícil diferenciar la realidad de otro sueño más. Sus ojos se entornan en la oscuridad de su habitación como si viera a través de unos ojos de pez que lo marean, pero es incapaz de mover su cuerpo más allá de la naturalidad con la que sus pulmones se hinchan de aire o el sonido de su exhalación al salir de su boca. No puede mover ni sus piernas ni sus brazos, como si estuviera atado a la cama bajo toneladas de peso que lo mantienen despierto, y un sudor frío recorre sus sienes hasta mojar la almohada. Tras años sumido en una especie de inconsciencia que le impedía soñar o siquiera sufrir de pesadillas, algo lo había devuelto a la realidad y la tortura que noche tras noche no lo dejaría dormir. Los recuerdos una vez más correteaban por la habitación con el sonido de un par de pies pequeños y mojados sobre las baldosas, pero él al no poder ver nada más que el techo del dormitorio permaneció escuchando como las pisadas iban de un extremo a otro, rodeando la cama hasta que se detenían a su lado. Como una presencia nacía del propio infierno de sus memorias, un aroma particular bombardea sus fosas nasales; lavanda, miel y sangre, en especial la sangre, ese olor que era capaz de dejar un sabor metálico en la lengua y un nudo en la garganta. ¿Era ella? La que atormentaba su vida con arrepentimientos, odio y culpa. La misma que desde hacía décadas no escuchaba hablar y que aún así la melodía de su voz permanecía nítida en la mente del dragón. Él lo sabía por el olor, por esa risueña risa en medio de la oscuridad y porque no había nadie más que pudiera causar tantos estragos en su corazón como la pequeña niña que en su tiempo le alumbró la vida.
“¿Papá?”. Una voz infantil resonó en la noche, y la sintió tan cerca a él y a la vez tan lejana, como un espectro murmurando sobre su oído.
A Miguel no le faltaron deseos por levantarse de la cama, pero la presión de un peso invisible lo hundía con fuerza en el colchón. Logró apretar sus manos hasta que sus garras se enterraron en su carne, pero ni siquiera el dolor lo hizo despertar de su parálisis.
“¿Por qué me olvidaste?”. Con solo escuchar esa voz infantil podía imaginar a la pequeña niña que ansiaba volver a tomar entre sus brazos. Recordaba la dulce e inocente mirada sonriente de su pequeña hija. “¿No me amabas lo suficiente?”. El ceño de Miguel se frunció cuando escuchó otra de esas preguntas acusadoras que lo afectan como dagas en su pecho, un dolor mayor que cualquiera otro.
Las palabras se hunden en su consciencia y reviven cada instante de ese doloroso pasado. Él quería levantarse y besar las mejillas canelas de su preciada Gabriela, repetirle cada segundo cuando la amaba, darse cuenta que todos esos años habían sido una tortuosa pesadilla y que nunca la había perdido. Sin embargo, había una razón por la cual todo ese tiempo no había pensado en ella, no porque la haya olvidado, sino porque el dolor de su ausencia había sido una carga demasiado pesada como para querer vivir con ella día tras día.
En su vida pocas cosas habían sido importantes para él y nada más que el ferviente anhelo por hacer pagar a los humanos había sido el único motivo de su existencia, un motivo que también había movido a su padre y al padre de su padre. Realmente pocas cosas daban sentido a su vida más allá de cumplir aquel propósito que desde antes de nacer se le había designado, pero consiguió motivaciones que brotaban desde lo más profundo del corazón ante los estímulos de un mundo tan amplio y complejo aunque él no lo hubiera deseado ni mucho menos su padre Tyler, aún así todo eso era el ciclo natural de las cosas ¿no? Emprender un viaje consigo mismo hasta descubrir nuevas cosas, nuevos amores, pasiones y esperanzas, conocerlas cada día, hora y segundo y adorarlas porque su vida dependía de ello, y luego perderlas. Se había enamorado, tuvo una hermosa hija, creyó en el futuro teniendo una familia y, de un día a otro, simplemente lo perdió todo ¿No es acaso la naturaleza de vivir? Sentirse abrumado por la maldad y el despropósito hasta simplemente tomar una vez más el motivo que se le dió al nacer como si fuera lo único en su existencia. Aceptar que la muerte viene y va, que la vida se da y se quita. Sí, por un tiempo se sintió capaz de ser algo más de lo que su padre le había enseñado era lo único que podía y se le permitía ser, se sintió digno de portar un corazón antes de comprender la gran carga que significaba tener uno. La terrible carga de un corazón que terminó por sumirlo en un sueño profundo hasta devolverlo a la marioneta que estaba destinado a ser; un hombre solitario o tal vez una simple arma.
“¿Por qué me dejaste sola? Si tan sólo hubieras estado para mi cuando te necesité”. La voz de su hija repetía una y otra vez esas palabras tan difíciles, tornándose de leves susurros a alaridos desesperados, quejidos de dolor y súplicas entre sollozos. “¡¿Por qué, papá?!”. En ese momento, a pesar de no poder moverse, pudo sentir la humedad entre sus dedos que se tornaba espesa hasta secarse sobre su piel y entre sus garras. Era la misma sensación de la sangre cuando una irremediable herida la destinó a una lenta muerte.
Un último grito lo despertó. Miguel se levantó agitado de la cama, totalmente empapado de sudor, con una terrible jaqueca y un mareo que parecía no querer dejarlo salir de la cama. Él se quedó observando a la nada, pues estaba inmerso en los recuerdos que llegaban sin parar a su mente; el sol en su ocaso, el aroma a cesped, el peso de su hija entre sus brazos y la sangre que no dejaba de brotar. Apretó el puño sobre su pecho, casi para desgarrar con sus garras su propia carne y trató de recuperar el aliento, pero en ese momento sus pulmones ardían como si el fuego del infierno ardiera dentro. En medio de su ataque, sintió la firmeza del ámbar que colgaba de su cuello, una piedra invaluable que parecía latir tal cual un corazón, al sentirla finalmente se sintió algo aliviado. Se sintió nuevamente acompañado.
Dos días habían pasado y, tal como lo había prometido Miguel, era el día en que liberaría a sus prisioneros humanos. Algo que sin duda te daba algo de esperanza era que después de todo aún quedaba algo por salvar. Imaginaste las familias de los soldados que permanecían vivos y empezaste a considerar tu compromiso como algo beneficioso a pesar de que en lo personal lo odiabas. Por supuesto que todos esos días estuviste sumamente preocupada, pues el guardia principal de tu padre, Jeff Morales, había reportado la desaparición de su hijo el cual era tu escudero y más querido discípulo. Recordabas bien que le habías advertido a Miles no involucrarse en la lucha directamente, pues lo querías lejos de ese peligro y por eso le pediste que se encargara de cuidar a los civiles y apagar cualquier incendio durante el asedio, pero no era de extrañar que aquel adolecente buscara siempre alguna manera de acompañarte o de causar algún problema por equivocación, incluso en los momentos más inoportunos. Lo que más te aterraba era la posibilidad de que estuviera muerto, algo que sin duda sería una carga por el resto de tu vida, pero cualquier incertidumbre y preocupación quedó aliviada cuando su nombre estuvo dentro de la lista de prisioneros que Miguel te había dado el día anterior. Luego de la liberación tú misma te encargarías de reprenderlo.
Caminabas entre las atestadas carpas del campamento igniciano imaginando en donde tendrían a sus soldados, pero por andar tan sumida en tu curiosidad terminaste a la orilla del río, en donde cerca de veinte soldados trabajaban con los cuerpos de sus hermanos caídos, desvistiendolos para luego limpiar todo rastro de sangre y tierra de sus rostros. Te quedaste observando, no por morbo por supuesto, pero sin duda ver cómo cada uno de ellos trabajaba tan delicadamente en los cuerpos te daba cierta sensación de misticismo que logró darte más que inquietudes, pero no parecía algo malo en absoluto, en realidad te sorprendía que ellos mismos lo hicieran y en aquel lugar siendo que estaban tan lejos de su hogar.
En medio de ese proceso viste como se llevaban a algunos de los cadáveres ya limpios al interior de una carpa, de donde cada cierto tiempo era iluminada con destellos ambarinos. Te quisiste acercar para averiguar más, pero entonces una mano te detuvo por el hombro y te volteaste de inmediato. Un hombre de un rostro alargado y cabello castaño te había sacado de tus pensamientos, pero no era un hombre humano; su cabeza era coronada por un par de cuernos mucho más ondulados que los de Miguel y que terminaban detrás de su cabeza, y de una amable sonrisa se vislumbraban unos afilados colmillos.
“Miguel me advirtió de su visita, princesa”, comentó el hombre dando una leve inclinación mientras trataba de alejarla de aquella carpa al plantarse entre tú y la entrada, detalle que no pasó desapercibido para ti. Eso sin duda te inquietó más, pero nada de eso te daba mala espina así que lo ignoraste por el momento. “Soy Peter B. Parker. La mano derecha del rey”, se presentó y te extendió su mano en búsqueda de la tuya como respuesta. “Ahora mismo Miguel no puede estar presente al momento de liberar a los prisioneros, por eso mismo seré yo quien la acompañe. Sígame”. Peter se dió la vuelta para guiarte hasta el otro extremo del campamento.
“¿A qué se debe su ausencia?”, preguntaste mirando por un momento la carpa que se iluminaba una vez más y luego fuiste tras de Peter. “Últimamente estuvo encima mío sin necesidad alguna y cuando hay un asunto importante que tratar simplemente se esfuma”:
“Le suplico que lo disculpe, princesa. Él está ocupado con algunos preparativos para los ritos funerarios cuando volvamos a Ignis en un par de días… y también… trata asuntos personales”.
La manera en la que Peter había dicho aquello obviamente te había dejado con más curiosidad, como si lo hubiera hecho adrede para que preguntaras más al respecto. Enarcáste una ceja sin saber si debías mencionar a que se debían esos asuntos personales o simplemente ignorar la tentativa que el dragón había dejado en medio de la conversación.
“¿Se puede saber qué tipo de asuntos personales?”. Probablemente no te incumbía, pero él ya sabía demasiado de ti mientras él seguía siendo un misterio. Pasaron al lado de unos jóvenes dragones que bebían algún tipo de sidra y que saludaron amistosamente a Peter ofreciéndole una copa que él negó luego de pensarlo un rato.
“Por mucho tiempo estuvo en un sueño de muerte”, dijo Peter, quien se inclinó cerca de ti para responder a tu oído, algo que te llenó de sospecha. Frenó a la entrada de una inmensa carpa de un intenso tono rojo y un emblema dorado impreso en la tela y en los estandartes que bordeaban la entrada; el emblema de los ignicianos con la imagen de un dragón rugiendo en su verdadera forma. “No es una muerte tal como ustedes los humanos la conciben, pero para nosotros los dragones es como una muerte espiritual. Deja de ser él mismo para ser un simple cuerpo en movimiento; no siente, no duda”.
Algo te decía que todo eso era demasiado importante para que te lo mencionara tan fácilmente, pero a fin de cuentas se suponía que Miguel y tú se iban a casar, no había forma que usaras esa información para mal ¿o si? Seguiste preguntando. “¿Por que le temen a ese… ́sueño ́? Así como suena parece un soldado ideal”. No era mentira. ¿Acaso un soldado que no siente ni duda no se convertiría en la más brutal arma en medio de una guerra? Si Miguel de verdad hubiera sido así, ¿por qué había tenido piedad de ella y de todos los civiles de los que te enteraste tiempo después?
Peter pareció haber leído tu expresión y de inmediato te respondió: “Puede que él no estuviera en un estado completo y por eso mismo se ha despertado. Miguel siempre fue muy distinto al anterior rey… él es piadoso. Y en cuanto a su pregunta… El cuerpo es momentáneo, pero nuestros espíritus son lo que prevalece de nosotros… nuestras almas. Un sueño de muerte es como quebrantar nuestras almas y corromperlas”. Más allá de ser simples palabras, lo que Peter contaba era como escuchar la mística experiencia que un humano sería incapaz de experimentar a simple vista. ¿Cómo entender el temor de criaturas tan antiguas y percibir el mundo de la misma manera que ellos? Tal vez con Miguel tenías la oportunidad de experimentarlo. “Se pierde el rumbo y con eso el sentido de sí mismo. No dudan… No sienten… Dejan de ser ellos mismos; sus anhelos, sus miedos. Y si se corrompe el alma, el cuerpo también”, terminó de explicar.
Creíste entender a lo que él se refería, pero sentías que había mucho más detrás de aquello. “¿Y eso es lo que lo ha mantenido ocupado hoy?”, preguntaste con un tono un poco más alto mientras te separabas. Querías hacer más preguntas, pero se las harías a Miguel más adelante.
“Si. Desde que despertó ha sufrido de pesadillas nocturnas que no lo dejan descansar adecuadamente. Lo que lo atormenta… tal vez no deba ser yo quien lo diga”. Dicho aquello, Peter dió unos pasos adelante y abrió la tienda de campaña para que tú entraras. “Pero siendo usted su prometida y también la una Grandwind, Miguel deberá decirle la verdad”.
¿La verdad?, pensaste confundida. ¿Acaso hay algo que te ocultan? ¿Quién? Supusiste que tu padre ante la mención de tu apellido, pero no creías tener la certeza. Ibas a preguntarle sobre eso, pero entonces una voz juvenil te sacó de tus pensamientos:
“¡T/N!”, Miles Morales exclamó con alivió desde el interior de la tienda, llamando la atención de todos los guardias que custodiaban la misma al igual que el resto de soldados que estaban como prisioneros. El chico moreno no dudó en levantarse y dirigirse hacia ti, los guardias reaccionaron tratando de frenarlo pero Peter les hizo una seña para que no lo hicieran. “Me alegra saber que se encuentra bien”. Miles llegó hasta ti y de inmediato te abrazó. Llevabas tanto tiempo entrenando a tu escudero que se habían vuelto tan cercanos como si fueran hermanos.
“Eso digo yo. Creí haber dejado claro que no quería que salieras de las murallas”. Estabas enojada con él, pero eso no te impidió abrazarlo. “Espero tengas una buena excusa”.
Luego de un rato más abrazandolo, se separaron y te dirigiste al resto de tus soldados con un aire más serio pero sin dejar de mostrarte aliviada por verlos nuevamente. Ya no desconfiabas tanto en Miguel, pero preferiste verificar que cada uno de los nombres en tu lista estuviera en esa carpa y luego de eso los llevaste de regreso a Kaliz junto con sus familias. Tu quedaste con aún más dudas. ¿Cuál era esa verdad a la que Peter se refería y que se te ocultaba? ¿Qué hacían con los cuerpos de los dragones muertos? ¿Qué le sucedía a Miguel?
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ENTREGA: MAVEN LIM. HABILIDAD: CAPACIDAD DE ANÁLISIS (1/3).
un momento que haya marcado un antes y un después.
— me duelen. me duelen mucho, papá.
lágrimas corrían por las mejillas infantiles, tan sonrojadas por el cansancio físico como por el poco oxígeno que logró apenas mantener en sus pulmones. respira una, dos, tres veces. cuatro. una vez más.
— me duele, papá.
buscó la mirada del hombre con bata, algún ápice de ternura o calidez que pudo ver generalmente en sus hermanas. no esa exigencia de su madre. pero no recibió nada. absolutamente nada. ni una mirada ni una sonrisa ni mucho menos un caramelo para calmar el agua que caía por sus mejillas.
sus piernas le quemaban desde adentro o al menos así lo describió, quien con ocho años fue incapaz de encontrar las palabras adecuadas. incluso, ahora, años más tarde no sabría caracterizar cada una de las dolencias a las que lo llevó la obsesión de su madre por conseguir al hijo que siempre soñó. todo en uno. ¿los médicos? fatiga muscular, descanso por al menos un par de semanas.
¿su padre? silencio. no dijo nada al llegar a casa, dejó medicación sobre su mesa de noche y se fue con expresión gélida, indolente, como si no le importase que el mundo estuviera derrumbándose en casa, mientras que en el hospital estuviese todo en orden. trabajólico, insensible — papá, quiere decir el niño, pero apenas abrió su boca él cerró. la puerta y la afonía volvió a reinar en la habitación.
— papá, soy maven. estoy aquí — dijo contra sus cobijas, mientras se metía entre ellas y su labio volvía a temblar. — estoy aquí, papá, soy maven — repitió, esta vez presionó sus pequeños ojos y sustancia salina volvió a correr por sus mejillas.
soy maven, papá, y te necesito.
pero no estuvo. ni ese día ni al siguiente.
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es difícil darte cuenta que alguien en el mundo no te quiere, lo es aún más cuando te das cuenta que es tu propio padre. cuando lo ves a los ojos, no siente absolutamente nada por él y a medida que crecemos no tienes a quien mirar como un referente. poco a poco, el coreano se transformó en todo lo que el belga se negaba a ser en su vida.
sus horarios eran repetitivos, se levantaba cada mañana a las siete de la mañana para trotar con su madre como calentamiento, a las ocho tenía las primeras clases de atletismo y a las diez le tocaba saltos. luego, venían las maratones y los entrenamientos se volvían más arduos.
con el tiempo, la mujer se obsesionó con otros pasatiempos para su único hijo: piano, violín, natación, tenis, fútbol, taekwondo, voleibol… cada uno abandonado y volviendo nuevamente a atletismo, única disciplina en la que se quedaba por más tiempo. hiperfocada. competitiva.
veía en las exigencias de su hijo todo lo que siempre quiso de alguien disciplinado. sus días tenían más horas que los de sus hermanas, quienes no sufrían grandes exigencias. ni recibían la atención que él obtenía cada día, sin falta.
estaba cansado, pero ¿alguien debía hacer feliz a su madre en casa, no es así? su padre apenas pasaba.
¿cuándo se enamoró de la política? un verdadero dolor de cabeza, clases de debate y de oratoria comenzaron a ocupar sus tardes. ¡idiomas! debía aprender inglés cuanto antes para que el acento belga no fuese tan notorio.
— qué adorable se ve maven con su insignia de presidente de la clase, emilie, debes estar orgullosa. — ¡claro que lo estoy! nos salió inteligente y talentoso — contestaba de vuelta la mujer, mientras acariciaba el cabello de su hijo.
no me toques. quiso decir. estoy cansado.
agotado.
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a medida que los años pasan, las circunstancias no mejoraron y el peso sobre sus hombros se volvió más insoportable. pero él sólo sabe regalar sonrisas, palabras de aliento. el amigo de sus amigos y de sus enemigos, escribían compañeros en su anuario. ni un sólo comentario negativo llenó sus hojas, y lo completó, dicen por ahí que personas escribieron algunas palabras en los bordes para que los recordara por siempre.
no lo hace. estaba demasiado cansado para hacerlo.
ni siquiera guarda el libro.
sus calificaciones eran notables. dio uno de los discursos de la graduación y bajó con una sonrisa despampanante del escenario. él no estaba allí para escucharlo. eran sus hermanas y su madre, quien lo recibiría después con lágrimas en sus ojos. esos orgullosos y un “lo hemos logrado” cuando ella no había hecho absolutamente nada más que sentarse a exigir.
ese día, con diecisiete años, cruzó la puerta de su casa. subió las escaleras y entró a su habitación. recuerda haberse quitado la corbata y la camisa, las dejó como siempre dobladas sobre en el cesto de la ropa sucia.
— debes ser alguien ordenado, maven, a las madres no nos gustan los niños desordenados.
la escucha. la detesta. incluso cuando lo recuerda, años más tarde, sigue sintiendo la misma impotencia.
tomó una de sus camisetas y la pasó sobre su cabeza, continuó con sus pantalones. primero el cinturón fuera, lo enrolló y metió en el primer cajón de su armario. siguieron sus pantalones escolares, los dobló y fueron al mismo lugar que el resto de sus ropas. un pantalón deportivo colgó de sus caderas y sus pies yacían descalzos.
sólo entonces, cayó nuevamente en su cama como un respiro. suspiró.
— papá. — dijo, nuevamente. — soy maven, tu hijo.
repitió a la nada. porque él no estaba allí ni lo estará jamás. al final del día ese hombre no ama a nadie más que a sí mismo y su trabajo. ¿la habría detenido de haberlo querido? ¿se habría salvado de las lesiones por sobre exigencias y de esa úlcera que lo llevó a estar una semana hospitalizado antes de terminar el penúltimo año de la escuela?
¿sus hermanas habrían sido queridas por su madre? ¿alguien habría felicitado a chiara por su puntaje de admisión a la universidad o a leonie por su presentación? él. él lo hizo y lo seguiría haciendo. él lo haría toda su vida, porque tenía que llenar ese vacío. porque no podía ser como él.
tenía que ser mejor. no importa cuán cansado estuviera.
— papá, tu hijo te odia.
murmuró en el pasado y en su mente cuando lo recuerda, así mismo. sobre su cama antes de dormir.
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Había una vez una mujer, cuyo corazón latía débil en la cama de un hospital. Su piel, pálida y frágil, parecía fundirse con las sábanas blancas que la envolvían. Había atravesado la puerta de la vida y la muerte, y ahora se encontraba en un limbo incierto.
Una noche, mientras su mente flotaba entre la vigilia y el sueño, sintió que la arrancaban de su cuerpo y la elevaban hacia lo desconocido. El dolor se desvaneció, y la mujer se encontró frente a un tribunal invisible que la observaba. Una voz resonó en su alma, más antigua que el tiempo mismo:
– ¿Quién eres? –preguntó el viento.
La mujer titubeó. ¿Cómo definirse en un instante eterno? Pero no podía evadir la pregunta. No aquí, donde las almas se desnudaban ante la verdad.
– Soy la mujer del alcalde –respondió, aferrándose a su identidad terrenal.
– No te pregunto con quién estás casada, sino quién eres –susurró el eco de las palmeras.
La mujer buscó respuestas en su memoria. ¿Quién era ella más allá de los roles que había desempeñado? ¿Qué hilos invisibles tejían su esencia?
– Soy madre de 4 hijos –dijo, sintiendo el peso de la maternidad en su voz.
– No te pregunto cuántos hijos tienes, sino quién eres –susurros de las estrellas.
Las lágrimas se confundieron con las estrellas. La mujer recordó las noches en vela, los besos en las frentes infantiles, las risas y los miedos compartidos. Pero eso no bastaba.
– Soy maestra de escuela –sus palabras flotaron como mariposas en el crepúsculo.
– No te pregunto por tu trabajo, sino quién eres… –el viento se hizo más insistente.
La mujer cerró los ojos. ¿Quién era ella? ¿Una suma de roles, títulos y deberes? ¿O algo más profundo, más intangible?
Entonces, la respuesta llegó: "Soy un eco de la eternidad, una melodía tejida con hilos de amor y pérdida. Soy la risa de mis hijos, la ternura de mis abrazos, la paciencia en mis enseñanzas. Soy la esperanza que se aferra a la vida, incluso cuando el cuerpo flaquea. Soy un alma en busca de su verdad".
Cuando despertó en su habitación de hospital, la determinación ardía en sus ojos. No descansaría hasta descubrir quién era en verdad.
Y si a ti alguien te preguntara quién eres, ¿qué contestarías? 🌟
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