#habitación a medida
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abconcerns · 1 year ago
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Barcelona Bedroom Kids' bedroom - mid-sized scandinavian gender-neutral kids' bedroom idea
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thedecolifepickycova · 2 years ago
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Claves para una habitación infantil montessori
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Al amueblar y decorar la habitación de nuestro hijo pequeño se presenta el desafío de comprender cuáles son las necesidades reales de ese niño que le permitan sentirse cómodo y a gusto en su espacio.
En muchas ocasiones no ponemos el foco en lo realmente importante y llenamos la habitación de muebles y objetos decorativos, sin tener en cuenta que lo que es fundamental, en los primeros años de vida, es que pueda moverse libremente por su espacio y que tenga autonomía para tomar lo que precise y no depender de sus padres para poder ir a la cama.
Transformar la habitación de nuestro hijo para que cumpla con sus necesidades es posible a través del método educativo Montessori.
DEFINICION DEL METODO MONTESSORI
El sistema educativo Montessori se enfoca en las necesidades del niño y no en las del adulto, quien va acompañando a los menores como guía. 
El método anima a los niños a que tengan su propio aprendizaje brindándoles mayor libertad, fomentando su creatividad y estimulando su crecimiento.
TODO A SU ALCANCE
Una de las principales características del método Montessori es que el niño tenga completo acceso a todos los elementos que forman parte de la habitación.
Por tal motivo, todos los muebles y objetos que se encuentren allí deberán estar a su altura. Teniendo entonces todo a su alcance el niño tendrá mayor libertad y podrá explorar y disfrutar de su independencia cuando deba cambiarse la ropa, al acostarse y al jugar con sus juguetes.
CAMA EN EL SUELO
Continuando con la premisa anterior, el elemento más importante dentro de una habitación, como lo es la cama, deberá estar al nivel del suelo. Esto no quiere decir que el colchón deba colocarse apoyado simplemente sobre el piso, si no que puede tener una estructura que lo contenga, pero no deberá tener patas.
De esta manera se dejan de lado todos aquellos muebles que generen dependencia de los adultos y se promueve entonces que el niño pueda acostarse y levantarse sin necesidad de llorar para pedir ayuda.
Es por esta razón que las cunas no forman parte de este método ya que, por sus características, generan dependencia absoluta de los mayores.
LA ESTETICA DEL AMBIENTE
Este punto es fundamental, ya que es preciso no recargar la habitación de objetos ni debemos inclinarnos por colores vibrantes ni llamativos, sino que, por el contrario, debemos pensar una decoración con colores claros y neutros.
Es recomendable que la habitación tenga una decoración sencilla y ordenada, con elementos fabricados con materiales naturales, como la madera, para que el niño se desarrolle en un ambiente de calma y armonía. 
Además, como el niño se desplazará con total autonomía por la habitación, es aconsejable que el espacio se encuentre adaptado y liberado para que pueda hacerlo cómodamente. 
También se puede incluir una alfombra en la decoración teniendo en cuenta que los niños pasarán mucho tiempo en el piso jugando y explorando.
LOS MATERIALES DE SUS OBJETOS
El método Montessori promueve que las habitaciones no se encuentren recargadas con juguetes con sonido, luces y movimientos. Lo ideal es deshacerse de los juguetes de plástico y elegir preferentemente juguetes y objetos que sean de materiales naturales para fomentar su crecimiento y el aprendizaje.
Es mucho más enriquecedor poder percibir la textura y sentir los olores de los juguetes fabricados con madera o tela, por ejemplo, ya que estimulan la imaginación del pequeño.
Los juguetes actuales, y más aun los que cuentan con mucha elaboración, limitan la creatividad de nuestros hijos, además de que pueden resultar tóxicos por sus materiales de elaboración.
PRESENCIA DE UN ESPEJO
Si bien un espejo dentro de una habitación es habitual, en una habitación Montessori el espejo no solo no puede faltar, sino que debe ubicarse a la altura del niño.
Un espejo permitirá a nuestro hijo conocerse a sí mismo, al mirar su propio reflejo, y explorar todos sus movimientos y habilidades. También ayudará a que conozca a su entorno y así aprenderá a relacionarse con todo lo que hay a su alrededor.
PALETA DE COLORES En una habitación Montessori los colores dominantes deben ser los cálidos y de tonos suaves, para que transmitan una sensación de calma y armonía en el espacio donde nuestros hijos pasarán largas horas jugando, pero también esperando tener un descanso placentero.
Si nos basamos en esta paleta de colores, ayudaremos a que nuestros hijos puedan conciliar mejor el sueño y, en conclusión, tengan un mejor descanso.
DECORACION DE PAREDES
Uno de los recursos fundamentales para incentivar el aprendizaje de los niños mediante el método Montessori es a través de imágenes, ilustraciones o fotografías decorando las paredes.
Corriéndonos un poco de los tonos suaves se recomienda el uso de láminas que resulten llamativas para que atraigan la atención del niño y pueda desarrollar el interés en el arte y aumente su capacidad de observación.
Incluso pintar una pared con pintura de pizarra puede acentuar la creatividad de nuestros hijos y embellecer la habitación con sus dibujos.
MANTENER EL ORDEN
Una habitación Montessori debe ser un ambiente espacioso y organizado, donde todo debe tener un lugar ya que es importante para ayudar al niño a ubicarse y poder ir inmediatamente a buscar lo que necesita.
Al momento de ordenar se debe respetar la ubicación de los objetos y juguetes y no cambiarlos de lugar. La posibilidad de buscar y devolver las cosas siempre al mismo lugar le transmite al niño seguridad y estabilidad.
Originally published at on https://thedecolife.com/ March 14, 2023.
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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Holaaaaaaa! qué tal una historia en la que Enzo es entrevistado por una chica y la chica se empieza a sonrojar y a poner nerviosa porque le gusta su voz y su acento (ella no es uruguaya) y él coquetea con ella e incluso termina llevándola a su habitación de hotel??
+18!
Jamás imaginaste adquirir fama hablando sobre películas y mucho menos creíste llegar tan lejos como para hacer streams entrevistando celebridades, por lo que poder sentarte junto a uno de tus actores favoritos de La Sociedad de la Nieve aún te resulta shockeante.
Tus manos temblaban cuando abriste la puerta para recibir a Enzo, que como pequeño presente te obsequió una planta para tu hogar, pero te esforzaste para lucir profesional mientras él observaba atentamente cómo te encargabas de los últimos detalles antes de iniciar la transmisión.
Pero una vez que comenzaron las preguntas y respuestas y sentiste sus ojos sobre tu rostro... fracasaste. La profundidad de su voz junto con sus palabras medidas, los movimientos de sus manos y su atención sobre tu figura provocaron que tus mejillas ardan y te viste forzada a cruzar las piernas, tus muslos apretados en un intento de aliviar la sensación en tu centro.
Intentás sepultar los pensamientos que invaden tu cabeza y el recuerdo de todas las noches que pasaste tocándote mientras imaginabas que él estaba a tu lado, su aliento golpeando tu cuello y sus palabras guiándote. Esperás que no sea evidente que más de una vez te dormiste escuchando sus entrevistas porque su voz te resulta tan relajante como adictiva.
Enzo chequeó el ángulo de la cámara antes de colocar su mano sobre tu pierna y acariciar tu piel con su pulgar, una sonrisa tirando de sus labios al ver la forma en que disimulaste el sobresalto. Su voz se vuelve más grave, suspira profundamente mientras finge pensar sus respuestas y su mano no deja de moverse sobre tu muslo, cada vez más cerca de tu entrepierna.
Para cuando se despiden de tus seguidores y apagás la cámara, tu ropa interior está completamente humedecida. Evitás verlo a los ojos centrándote en tus manos sobre tu regazo, pero él se pone de rodillas para poder ver tu rostro mientras sus manos separan tus piernas.
-¿Qué pasó...?- pregunta con voz ronca, fingiendo inocencia-. Nunca te vi así con otros invitados.
-Perdón, es que...
-¿Por qué me pedís perdón?- sonríe y es tranquilizador, pero también una provocación. Sus dedos rozan tu ropa interior-. ¿Te pusiste este vestidito para mí? Te queda tan lindo...
Cerrás los ojos con fuerza cuando sus dígitos ejercen presión sobre tu clítoris y te contenés al oír su respiración volviéndose temblorosa. Emite un sonido de desaprobación seguido de una especie de quejido para burlarse de tu estado.
-Mirá cómo estás...- susurra contra tu piel, antes de reincorporarse para poder acercar su boca a tu cuello-. ¿Todo eso es para mí...?
No hace falta aclarar que el resto de la tarde transcurre con Enzo sacándote orgasmo tras orgasmo, permitiendo que te embriagues con su voz y todos los elogios (algún que otro comentario degradante también) que dejan sus labios. Cuando llega su hora de recibir placer no deja de gruñir y gemir palabras de aliento contra tu boca.
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suzukis-posts · 8 months ago
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𝗡𝗶𝗴𝗵𝘁 𝘃𝗶𝘀𝗶𝘁 - 𝗛𝗘𝗥𝗠𝗔𝗡𝗢𝗦 𝗛𝗔𝗜𝗧𝗔𝗡𝗜
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Ran Haitani/Rindou Haitani x Male!Reader
𝗔𝗗𝗩𝗘𝗥𝗧𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔: Menciones de sangre, trío, poliamor, sexo oral. NSFW en general.
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Ran y Rindou estaban cubiertos de sangre. Habían asesinado a un par de personas por ordenes de Manjiro. Tal vez esas personas eran inocentes, pero ambos acabaron con ellas por diversión o aburrimiento.
Mientras caminaban por las calles a ambos hermanos les surgió la idea de visitar a alguien
Tú.
Tal vez una pequeña visita sorpresa no le haría mal a nadie
Ran y Rindou decidieron que querían una pequeña aventura esta noche. Ambos se colaron en tu habitación de tu mientras dormías. No pudieron resistir más la tentación al ver tu hermosa figura en ropa de dormir, luciendo tan inocente y vulnerable.
Ran pasó suavemente sus dedos por tu mejilla mientras miraba profundamente tus ojos seductores descansar, parecían hipnotizarlo aún más. Se inclinó más cerca para susurrar suavemente cerca tus oído, provocando escalofríos por tu espina.
── Despierta, cariño. ── Lentamente comienzas a abrir los ojos, sientes a alguien cerca, confusión estaba escrita en tus rasgos al principio. Puedes ver a Ran y Rindou sonriéndote de forma lujuriosa bajo la tenue luz de la luna que entraba a través de las cortinas de la ventana.
Sin embargo, antes de que pudieras pronunciar una palabra, Rindou se presionó contra tu suave cuerpo asegurándose de sentir cada centímetro de tí presionando contra él con fuerza, provocando un jadeo audible de tu parte, aún estabas ligeramente dormido tu corazón ahora late más rápido con emoción mezclada con vergüenza por haber sido atrapado.
En una situación tan vulnerable.
Mientras Rindou te sostenía con fuerza contra tu pecho, Ran se quitó la camisa ensangrentada y la arrojó a un lado para revelar nada más que pura tentación debajo; un torso suave y tonificado que captaba la luz de la luna como plata brillante.
── Rin... ¿qué está pasando? ── Preguntas sin aliento, tratando de liberarte del cálido abrazo de Rindou mientras fracasabas estrepitosamente debido a que estabas cautivado por el atractivo irresistible de Rindou.
Ran se acercó en respuesta, extendiendo lentamente la mano hacia tus suaves mechones de cabello, pasando sus dedos suavemente por ellos antes de susurrarte suavemente al oído.
── Relájate cariño, solo queremos un poco de diversión.
Apenas podías creer lo que estaba sucediendo.
¿Tus dos chicos irrumpieron en tu habitación a jugar a juegos lascivos?
Tus pensamientos giraban en confusión mezclada con emoción; ¿Deberías estar asustado o emocionado?
Una parte de tí también deseaba esto tanto como parecían, ¡tal vez incluso más que juntos! De repente sentiste un golpe en tu trasero.
Soltaste un pequeño quejido.
No quedaba nada más que hacer más que ceder por completo a estos deseos traviesos que ahora crecían dentro de tí.
Sin dudarlo ahora, te encontraste derritiéndote bajo sus toques sensuales mientras Rindou lentamente comenzaba a pasar sus dedos por tus suaves mejillas antes de recorrer suavemente la línea de tu mandíbula.
Ran, por otro lado, comenzó a pasar las yemas de sus dedos por tu pecho de forma procativa, haciendo que suaves gemidos escaparan de tus labios sin querer.
Tu cuerpo parecía anhelar más afecto mientras permitías que estos hombres, que acababan de irrumpir en tu habitación, continuaran con esta tentadora danza de placer que estaban creando con cada toque y susurro.
Rindou decidió que era hora de llevar las cosas un paso más allá y lentamente inclinó tu cabeza hacia la suya sin querer nada más que una oportunidad de probar esos dulces labios tuyos.
Tan pronto como Rindou te besó, sus lenguas se entrelazaron deliciosamente provocando jadeos tuyos, por otro lado, Ran se acercaba volviéndose aún más atrevido al jugar con el dobladillo de tu ropa de dormir dibujándolo hacia arriba centímetro a centímetro, exponiendo la tierna carne poco a poco.
A medida que te quitaban gradualmente la ropa de dormir, ambos hermanos quedaron hechizados por la belleza de tu cuerpo perfectamente esculpido.
La lujuria de ambos se hizo más profunda y su toque se volvió más audaz. Te empujaron suavemente contra la cama, donde aterrizas suavemente con un suave suspiro escapándose de tus labios, indicando cuánto disfrutas este emocionante momento de indulgencia.
Rindou se acercó para besarte con más pasión ahora mientras Ran dejaba delicados besos a lo largo del camino que conducía hacia el centro de tu pecho expuesto, haciendo que cada fibra de tu cuerpo anhelara más.
Rindou se separó del beso de labios el tiempo suficiente para mirar tus ojos soñadores que ahora brillaban de deseo, mientras Ran deslizaba un dedo en tu miembro ya erecto provocandote un gemido tan profundo y sensual que podía excitar a cualquiera con solo escucharlo.
La química entre los dos hacia tí era sencillamente insoportable; ¡Ambos hermanos te anhelaban en todas las formas posibles!
Tus deseos se apoderaron por completo cuando la mano libre de Rindou acarició tu firme pecho, burlándose suavemente de tus pezones, mientras Ran acariciaba tiernamente tu miembro erecto.
Mientras Rindou continuaba besándote apasionadamente, sentiste que tu orgasmo se acercaba. Ran también lo sintió y le susurró algo al oído a Rindou.
Rindou inmediatamente dejó de provocar tu pecho y se movió más hacia abajo entre tus piernas, abriéndolas más, dándole acceso completo; sus ojos se encontraron con los tuyos con una mezcla de emoción lujuriosa ya que ambos hermanos sabían lo que estaba a punto de suceder.
Rindou comenzó a dejar marcas de amor entre tus muslos, desde mordidas, hasta chupones hasta llegar a tu miembro. De vez en cuando te daba una mirada lujuriosa, mientras disfrutaba burlarse de tu miembro dándole tiernas lamidas o incluso llegando a morder.
En poco tiempo, cuerdas calientes de placer salieron disparadas de tu núcleo golpeando suavemente la cara de Rindou, provocando escalofríos recorriendo su columna mientras atrapaba cada gota lamiéndolas, aumentando inmensamente el placer de ambos hermanos.
La vista ante Ran era realmente impresionante; Rindou complaciendote de una manera que le hacía imposible contenerse por más tiempo.
Ran también quería probar este dulce cielo, así que se alejó de tus labios por un momento y devoró con avidez los restos de tu líquido presiminal.
Finalmente, exhaustos pero satisfechos, ambos hermanos colapsaron juntos con sus cuerpos empapados de sudor.
Su respiración era dificultosa pero disfrutaban del resplandor: sonrisas jugaban en sus labios mientras se acurrucaban más cerca tuyo, estando Ran en tu pecho y Rindou en tu espalda, ambos abrazándote perdidos en la satisfacción.
Había sido una de tantas experiencias que ninguno de los tres olvidaría jamás; la emoción de romper las reglas se mezclaba con un placer tan intenso que desafiaba las palabras.
La luz de la luna se filtró a través de las cortinas bañándolos en su suave brillo plateado dejando iluminar los tres cuerpos sudorosos.
Susurras suavemente ── Eso fue increíble...
Rindou y Ran se rieron suavemente besando tus mejillas afectuosamente, compartiendo emociones no expresadas llenas de felicidad y gratitud por poder compartir tal experiencia.
Un momento increíblemente lleno de lujuria.
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silvertice · 1 month ago
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HANGOVER
PAIRING: logan howlett x female reader (18+)
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RATING: explicit smut | WORD COUNT: 4.1 K
Summary: Cuando Logan es enviado al pasado para evitar el apocalíptico futuro de los Centinelas, despierta en una habitación desconocida con una chica atractiva a su lado. Sin saber quién es al principio, los recuerdos de la noche anterior comienzan a llegar lentamente, recordándole los detalles de una intensa y memorable noche. A medida que las piezas encajan, Logan revive los momentos de pasión que compartió con ella, aceptando su naturaleza impulsiva y sin remordimientos, mientras enfrenta las consecuencias de la nueva realidad en la que se encuentra.
WARNINGS/TAGS: logan´s pov, pure smut - mdni 18+ slight dom/sub, drinking, reader has red hair dirty talk, anger!logan x sarcastic!reader, cigar smoking, age gap (27 vs 200), oral sex, fingering, finger sucking, unprotected piv, creampie, spanking
...
1973, New York.
No debería estar aquí. No se donde estoy.
El dolor en mi cabeza me lo confirma. Mi cuerpo, entumecido, me recuerda cada copa que algo paso anoche, pero el verdadero problema no es la mi dolor. Es ella. Está a mi lado, aún dormida, quien carajos es aquella linda chica que está conmigo.
Hasta que el dolor de mi cabeza comienza a bombardearme de una manera constante.
Lo recuerdo. Recuerdo cómo comenzó la noche anterior. Todo estaba bajo control. Las luces del bar parpadeaban mientras ella se reía, relajada, ignorando la preocupación en mi cabeza. No era la primera vez que me pedían que cuidara de alguien, pero esta vez se sentía diferente. El jefe confía en mí. Eso debería ser suficiente para mantenerme alejado de situaciones como esta.
Pero entonces vino la segunda copa. Y la tercera.
"Estás tenso, Logan" me dijo ella, con una sonrisa tan inocente que me hizo dudar por un segundo. Pero solo por un segundo. El alcohol no hizo más que borrar las líneas que había jurado no cruzar.
No soy el tipo de hombre que se deja llevar fácilmente. Sabes lo que haces, sabes lo que quieres, y anoche no fue distinto. Necesitaba despejarme, desconectar de toda la mierda que traigo encima. Lo último que esperaba era que termináramos aquí, pero... ella estaba tan malditamente hermosa. No me lo voy a negar ni a mí mismo. La vi, con esos shorts vaqueros que se ceñían a su cuerpo de una forma casi insultante, el cabello despeinado y esa sonrisa ladeada, y todo en mí gritaba que no me metiera en problemas.
Pero a veces, los problemas son lo único que parece real.
Habíamos tenido nuestros roces antes. Miradas que duraban demasiado, palabras que se quedaban en el aire. No había que ser un genio para notar la tensión. Una vez me tomó del brazo en la cocina del jefe, solo para hablarme de cualquier tontería, pero la forma en que me miraba me decía otra cosa. Siempre había algo, pero por una razón u otra, nunca llegaba a nada. Algún amigo de su padre entraba a la habitación, una llamada urgente, cualquier excusa del destino para interrumpirnos.
Anoche, no hubo interrupciones. No esta vez.
"Vamos, log ¿No puedes relajarte ni por una noche?" su tono era juguetón, pero había algo más detrás de esas palabras. Me desafiaba. Sabía lo que hacía.
El whisky ayudó a bajar las defensas, y no necesité mucho más para saber lo que venía después. Lo necesitaba. No solo la bebida, no solo un escape temporal. Necesitaba sentirme vivo, aunque fuera por unas horas. Y ella... joder, ella lo sabía. Sus ojos oscuros me atrapaban y, en ese momento.
Ya no se trataba de control. Se trataba de perderlo.
La música del bar es fuerte, el lugar está abarrotado, pero entre toda esa gente, ella es lo único que veo. Está sentada frente a mí, jugando con el vaso en sus manos. Esa sonrisa traviesa no se ha ido desde que nos sentamos. Intento concentrarme en cualquier otra cosa, pero esos shorts de jean y la forma en que su pierna roza la mía cada vez que se inclina hacia adelante no ayudan.
"¿Qué pasa, Logan?" pregunta, alzando una ceja mientras bebe otro sorbo. Sus ojos se clavan en los míos, desafiantes. Juega conmigo, pero ya no sé si quiere ganar o perder.
"Nada que no pueda manejar" respondo con una media sonrisa, llevándome el vaso a los labios. El whisky baja como fuego, quemando lo poco que quedaba de autocontrol. No debería estar aquí. No con ella. Y menos así, cuando ni siquiera tengo claro cómo acabamos en este lugar.
"¿Seguro?" se inclina un poco más, y la distancia entre nosotros se acorta peligrosamente. Su perfume me golpea, dulce pero con ese toque embriagador que me deja más perdido de lo que ya estoy.
No contesto. No hace falta. La forma en que la miro lo dice todo, y ella lo sabe. La tensión ha estado ahí desde hace tiempo. En cada maldito encuentro, en cada vez que su mano rozaba la mía o su mirada se quedaba un segundo de más. Siempre había algo, pero las reglas nunca nos dejaban pasar del límite. Hasta ahora.
"Siempre tan en control..." dice, casi burlándose. Se muerde el labio mientras me mira, y eso es todo. Pierdo la batalla.
"¿Es eso lo que piensas?" mi tono es más bajo, y sé que estoy cruzando una línea de la que no voy a volver.
"Creo que debajo de toda esa actitud fría... necesitas un respiro." Su sonrisa se ensancha, y por un segundo, todo parece demasiado claro.
La tomo de la muñeca suavemente, apenas un roce, pero suficiente para que sepa que estoy cayendo. Ella no se aparta, al contrario, se inclina un poco más hacia mí. Cada palabra, cada gesto, cada maldita mirada nos ha llevado hasta aquí.
"Tal vez tienes razón" murmuro, casi para mí mismo.
La noche sigue, pero los detalles comienzan a difuminarse. Copas vacías se apilan en la mesa, las luces del bar se vuelven más tenues, y antes de darme cuenta, estamos saliendo. Su risa se mezcla con el ruido de la ciudad, y mis pensamientos son un caos. Solo sé una cosa con certeza: la distancia que solíamos mantener se ha evaporado.
Llegamos a la habitación sin decir una palabra. Ninguno de los dos necesita hablar. Mi mente me grita que me detenga, que piense en lo que esto significa, pero su cuerpo, su piel contra la mía, lo borra todo.
La noche avanza, y en ese momento, no pienso en las responsabilidades. Solo nosotros dos, y lo que siempre había estado a punto de suceder.
La puerta se cierra detrás de nosotros, y la habitación queda bañada en un suave resplandor. Su risa se convierte en un eco lejano mientras me acerco, la adrenalina y el alcohol corriendo por mis venas. La miro, y en ese instante, el mundo se reduce a su figura: el contorno de su cuerpo, la forma en que se marcan sus curvas, y la manera en que su cabello cae desordenadamente sobre su rostro.
"No puedes seguir así, Logan." Su voz es un susurro desafiante, pero su mirada arde con deseo.
"¿Así? ¿Cómo?" la desafío, acercándome un poco más, disfrutando del pequeño titubeo en su voz. El juego que hemos estado haciendo toda la noche ha llevado esto a un nivel que ni yo esperaba, pero aquí estamos. Ambos jugando al borde.
"Mirandome como si fuera un maldito trofeo, lo haces muy obvio, cariñi" Su tono es juguetón, pero hay una seriedad en su mirada que me hace querer más.
"Es la verdad, eres un maldito trofeo, nena" respondo, sin quitarle los ojos de encima.
Cuando sus labios se curvan en una sonrisa, siento que mi autocontrol se desmorona. No hay más espacio para las dudas, no cuando ella da un paso hacia mí, el roce de su cuerpo contra el mío me deja sin aliento. La quiero. Y eso es un hecho que he ignorado un tiempo.
La atracción es eléctrica, y antes de que pueda pensar en las consecuencias, la empujo suavemente contra la pared. Ella ríe, pero es un sonido lleno de seducción, un eco que me invita a seguir adelante.
"Siempre quise ver cómo eras en realidad "dice, sus ojos brillando con un desafío. Se acerca, su pecho tocando el mío y sus manos bajando lentamente por mi nuca hasta llegar a mis claviculas queriendo provocarme.
"¿Y cómo es eso?" le pregunto, inclinándome hacia ella, haciendo que nuestras respiraciones se mezclen, envolviendonos como si fuéramos uno. La tensión entre nosotros es mas que palpable.
"Despiadado." La forma en que pronuncia la palabra me hace estremecer. Es un reto y un deseo envuelto en una sola frase.
Y entonces, sin pensar más, la beso. La conexión es instantánea, una explosión de sensaciones. Sus labios son suaves y ardientes, y el sabor del whisky aún está en su boca. Se aferra de vuelta a mi cuello, y la forma en que responde a cada toque, cada caricia, me hace perderme en ella.
Ambos sabemos lo que estamos haciendo, y no hay lugar para la culpa. Nos estamos entregando a algo que hemos estado evitando durante demasiado tiempo. El roce de su piel contra la mía me quema, y no puedo evitar explorar cada rincón, cada curva. Ella se mueve, provocando, dejando que mis manos recorran su cuerpo.
"Así que... ¿ahora somos solo diversión?" pregunta, con un tono que desafía cualquier intento de que esto sea solo un momento pasajero.
"Divertido sería un eufemismo"
La besé con intensidad, y mientras nuestros labios se encontraban, el mundo exterior se desvanecía. Pero cuando finalmente me separé de ella, su risa ligera y traviesa rompió la tensión.
"¿Divertido sería un eufemismo?" me repitió, sus ojos brillando con picardía.
"Uhm, si, princesa." Había algo en su energía que me atrapaba.
"Vaya, entonces, ¿soy solo tu diversión por esta noche?" dijo, con un toque de desafío en su voz.
"Podemos hacer que no sea solo esta noche ¿no?" respondí, con tono juguetón, alzando una ceja mientras me acercaba más.
Ella se rió, un sonido que llenó la habitación. La forma en que se reía y me lanzaba esa mirada provocativa me hacía sentir una mezcla de admiración y deseo. Ella estaba aquí, tan cerca, con una confianza que me derritía.
"Te sorprenderías de lo que puedo manejar" le dije, acercándome de nuevo, sintiendo la chispa entre nosotros encenderse otra vez.
"Entonces, ¿qué esperas?" preguntó, con esa voz seductora mientras se inclinaba hacia mí, invitándome a cruzar la línea una vez más.
Sin decir una palabra más mis manos fueron por su espalda llegando hasta su cintura y atrayéndola hacia mí, sintiendo su cuerpo responder a cada uno de mis movimientos. No había más palabras. El murmullo de la noche nos envolvía mientras nos entregábamos el uno al otro.
Tomé su cintura con firmeza y la empujé, empotrándola contra la pared. La sorpresa en sus ojos fue reemplazada rápidamente por un deseo ardiente que reflejaba el mío. Estaba tan cerca de ella, podía sentir su respiración acelerada, y eso solo encendió la chispa dentro de mí.
"Eres tan deseable" le susurré, mi voz baja y áspera, mientras la miraba de cerca.
Sin darle tiempo a responder, empecé a recorrer su piel con mis manos, sintiendo la suavidad de su cuerpo bajo mis dedos. Gruñí suavemente, un sonido primal que resonó en la habitación, y me incliné para besar su cuello, sintiendo su pulso latir más rápido.
Ella arqueó su espalda, presionándose contra mí, provocando cada vez más ese fuego dentro de mí. Sin darle tiempo a responder, le quité la camiseta con un movimiento decidido, dejando su piel expuesta ante mí. Mis manos encontraron su piel, deslizando mis dedos sobre sus senos, sintiéndolos entre mis manos. Ella se arqueó hacia adelante, empujando su pecho contra mí, como si estuviera pidiéndome más.
"¿Te gusta esto?" pregunté, sintiendo su cuerpo temblar bajo mi toque. "Más de lo que te imaginas," respondió, su voz un susurro lleno de deseo.
Aumenté la presión de mis manos, acorralándola contra la pared mientras me acercaba más, asegurándome de que no hubiera espacio entre nosotros. La miré a los ojos, sintiendo la intensidad del momento, y ella me devolvió la mirada con una mezcla de desafío y anhelo.
"Voy a mostrarte exactamente lo que quiero," Ella cerró los ojos, disfrutando de cada caricia, y eso solo avivó el fuego dentro de mí. Bese su cuello con intensidad, dejando un rastro de besos y mordiscos que hacían que su cuerpo temblara. Gruñidos de placer escapaban de mis labios mientras la sentía responder a cada movimiento mío.
Mis manos descendieron lentamente hacia su trasero, ese que resaltaba de manera perfecta en los shorts ajustados que llevaba. No pude resistirme; lo agarré con fuerza, sintiendo su suavidad y la firmeza de su cuerpo. Ella soltó un jadeo, la reacción que tanto deseaba escuchar.
Sin pensarlo dos veces, la levanté, y sus piernas se enroscaron alrededor de mi cintura. El contacto era electrizante. Me froté contra ella, buscando ese roce que tanto ansiaba. Su cuerpo se movía al ritmo de mis movimientos, y cada roce provocaba un nuevo suspiro de su parte.
Mientras mis caderas se movían contra las suyas, el sonido de su respiración se hacía más intenso, más ansioso. Cada presión, cada fricción era un recordatorio de lo que ambos queríamos, lo que habíamos esperado tanto tiempo.
La habitación estaba llena de un deseo palpable, y me dejé llevar por la necesidad, dejando que cada caricia, cada roce hablara por sí mismo. Ella se aferraba a mí, y su respuesta me decía que estábamos en la misma sintonía, ansiosos por explorar lo que esta noche aún tenía reservado.
Cada movimiento era una danza entre la urgencia y el deseo. La habitación, iluminada solo por la tenue luz de la calle, se llenaba con nuestros susurros y los suaves golpes de nuestros cuerpos entrelazados. Mis manos seguían explorando, sintiendo la curva de su espalda, el contorno de su trasero, mientras ella se aferraba a mi cuello, sus dedos enredándose en mi cabello.
El ritmo de nuestras respiraciones se sincronizaba, cada jadeo y suspiro se convertía en un lenguaje propio, uno que hablaba de anhelos y promesas no dichas. La presión de su cuerpo contra el mío era intoxicante. Podía sentir su calor, su piel suave, y eso solo intensificaba la necesidad de tenerla más cerca, de perderme en ella.
La miré a los ojos, viéndolos brillar con una mezcla de deseo y desafío, y me incliné para capturar sus labios de nuevo. Este beso era diferente, más profundo, cargado de la urgencia que ambos sentíamos. Sus piernas se aferraban a mí con más fuerza, y mis manos no se detenían, explorando su cuerpo con una desesperación que no podía contener.
Pero entonces, el momento se volvió más borroso. La siguiente imagen que aparece es la cama, nuestras ropas dispersas por el suelo, y yo inclinado sobre ella. Mis manos recorren sus piernas, separándolas lentamente mientras me posiciono entre ellas. Sus labios entreabiertos dejaban escapar un suave suspiro, su cuerpo entregándose completamente. Mis dedos la tomaban con firmeza, y el calor entre nosotros era casi insoportable. Estaba perdido, completamente rendido a ella.
No esperé más. El deseo me consumía, y la necesidad de sentirla completamente era innegable. Mi lengua comenzó a recorrer su vulva con un movimiento lento, explorando cada centímetro de sus labios mayores, y luego deslizando hasta los menores. Podía sentir cómo su cuerpo respondía a cada roce, sus caderas levantándose ligeramente, buscando más contacto.
Me detuve un segundo, solo para escuchar su jadeo entrecortado antes de que mi lengua encontrara su clítoris. Lo rodeé con suavidad, aumentando la presión poco a poco. Su respiración se volvió más rápida, más pesada, mientras sus dedos se aferraban a las sábanas. La sensación de control y de saber que estaba llevándola al límite me encendía aún más. Mi músculo jugaba con su órgano placentero, alternando entre caricias suaves y presiones más intensas, disfrutando de cada respuesta de su cuerpo.
Ella jadeaba mi nombre entre susurros, y cada sonido que hacía me incitaba a continuar, a no detenerme hasta que su cuerpo se rindiera por completo.
Mis manos se deslizaron hacia sus muslos, acariciando su piel caliente antes de apretarlos con fuerza, provocando un leve temblor en su cuerpo. No me detuve ahí; mis dedos alternaban entre suaves caricias y pequeños golpes, justo lo suficiente para hacerla gemir un poco más fuerte. Levanté la vista un instante, viendo su expresión, completamente perdida en la sensación.
"¿Te gusta, nena?", le pregunté con voz ronca, sin dejar de mover mi lengua sobre su clítoris, sintiendo cómo su cuerpo reaccionaba aún más a cada palabra, a cada roce.
Ella respondió con un jadeo entrecortado, apenas capaz de formar palabras, lo que me arrancó una sonrisa. "Así me gusta..." murmuré, mientras seguía estimulándola, disfrutando de cómo sus caderas se movían al ritmo de mi lengua, de cómo se rendía al placer.
Mis manos seguían recorriendo sus muslos, apretándolos con más fuerza cada vez que sus gemidos se hacían más intensos. Estaba completamente entregada, y yo, perdido en el deseo de hacerla llegar al límite. Pero no iba a dejar que eso pase.
Dejé de estimularla justo cuando sus gemidos alcanzaban su punto más alto, sacando mi lengua de su clítoris de manera repentina. El sonido de su respiración agitada llenaba la habitación mientras me deslizaba sobre ella, inclinándome hacia su rostro sin darle tiempo para recuperar el aliento. Sin aviso, capturé sus labios en un beso profundo, posesivo, sintiendo cómo me respondía de inmediato.
En medio de ese beso, mi mano bajó entre sus piernas, y sin previo aviso, metí dos dedos dentro de ella, profundizando el contacto. Su cuerpo se arqueó bajo el mío, y sus uñas se clavaron en mi espalda. El calor de su interior, el sonido de su jadeo atrapado entre nuestros labios, me volvía loco. No le di tregua, mis dedos entrando y saliendo de ella con firmeza, al mismo ritmo que mi lengua exploraba su boca, como si ambos movimientos fueran una sola cosa.
La escuché gemir contra mis labios, y eso solo aumentaba mi deseo de seguir llevándola más allá, de sentir cómo su cuerpo respondía con cada embestida de mis dedos.
Mis dedos se movían con más rapidez dentro de ella, sintiendo cómo sus paredes se cerraban alrededor, completamente entregada. Cada vez que arqueaba su espalda, cada vez que sus jadeos se hacían más intensos, solo me impulsaba a ir más fuerte. Su cuerpo reaccionaba a cada embestida de mis dedos, y el sonido de su respiración desesperada llenaba el cuarto.
"Por favor…" jadeó, apenas siendo capaz de formar las palabras.
Me detuve un segundo, mis dedos aún dentro de ella, pero sin moverme, provocando que soltara un gemido frustrado. La miré a los ojos con una sonrisa burlona. "¿Por favor qué, pequeña?" murmuré, mi voz ronca y desafiante. "Pídelo… vamos."
Su respuesta fue inmediata, sin dudar ni un segundo. "Fóllame de una vez."
Esa súplica me arrancó una sonrisa satisfecha. "Eso quería oír…" Le di un beso rápido y profundo antes de retirar mis dedos, y sin darle más tiempo, me coloqué entre sus piernas y tomando mi extensión, la penetréme adentre a ella con una sola estocada y lo que salió de sus labios fue todo lo que necesitaba para saber que no había nada que ambos deseáramos más en ese momento.
Mi cuerpo se movía con fuerza, rítmico y firme, mis manos aferrándose a sus caderas mientras la embestía con todo lo que tenía. El cuarto se llenaba con el sonido de nuestras respiraciones mezcladas, su piel contra la mía, cada movimiento una promesa de que esa noche estaba hecha para perderse el uno en el otro.
Follarla se sentía como un maldito vicio, uno del que no quería ni podía escapar. Cada vez que me enterraba más en ella, sentía cómo su cuerpo me recibía con una mezcla de desesperación y deseo. Era adictivo, la manera en que se arqueaba contra mí, cómo sus uñas se clavaban en mi piel mientras me pedía más sin palabras. Su calor, su suavidad… joder, todo en ella me volvía loco.
Era como si cada embestida me conectara más con algo primitivo, algo que hacía que cada parte de mí gritara por tomarla, por perderme completamente en su cuerpo. Cada vez que me hundía en ella, más fuerte, más rápido, sentía esa satisfacción visceral, el placer de hacerla mía, de sentir sus piernas apretarse alrededor de mi cintura mientras se aferraba a mí como si yo fuera lo único que la mantenía en el maldito planeta.
No había nada más en ese momento. Solo el sonido de su respiración entrecortada, el latido frenético de mi corazón y el placer de estar dentro de ella.
Todo era puro instinto, cada movimiento guiado por la urgencia de sentir más. Sin embargo, antes de que pudiera procesarlo, ella me empujó hacia atrás, haciéndome girar hasta quedar de espaldas en la cama. No le di resistencia; al contrario, me encantaba verla tomar el control. Se colocó encima de mí con una sonrisa desafiante, esos malditos ojos llenos de deseo mientras sus manos recorrían mi pecho.
Se hundió en mi polla de golpe, y ambos dejamos escapar un gemido. Su ritmo era frenético, sus caderas moviéndose contra mí con una fuerza que me volvía loco. Podía sentir cada centímetro de ella apretándome, y mis manos volaron a sus caderas, guiándola, mientras mis ojos no podían apartarse de su cuerpo moviéndose sobre mí.
"Joder, Logan…" gemía ella, su voz entrecortada por el placer. "Oh, sí… así…"
Sus manos se aferraban a mi pecho, buscando apoyo mientras cabalgaba sobre mí, y cada vez que soltaba un "oh, sí" o un "joder", sentía cómo la tensión dentro de mí se apretaba más. El sonido de nuestros cuerpos chocando, de sus jadeos, de sus gemidos, hacía que todo el cuarto pareciera temblar. Verla perderse en el placer, cabalgándome sin freno, hacía que cualquier control que me quedara se desvaneciera.
Cada vez que sus caderas se movían sobre mí, no podía apartar la vista de su pecho rebotando con cada movimiento. Era una imagen que me quemaba la mente, imposible de ignorar. No pude evitarlo. Mis manos volaron hasta sus pechos, tomándolos con fuerza, apretando sin lastimarla, simplemente disfrutando de la sensación de tenerla completamente en mis manos mientras seguía cabalgando sobre mí.
Ella dejó escapar un gemido más alto cuando mis dedos apretaron sus pezones, y ese sonido fue suficiente para marcarlo todo en mi memoria. Verla así, tan entregada, con su cabello desordenado, sus labios entreabiertos y su mirada llena de deseo… era una imagen que sabía que no iba a olvidar jamás.
Sus gemidos se hicieron más intensos, sus movimientos más frenéticos. "Logan… estoy cerca," jadeó entre respiraciones entrecortadas, sus ojos brillando con una mezcla de placer y desesperación. El ritmo de sus caderas era caótico, imparable, y yo también sentía esa tensión acumulándose en mí, apretando cada músculo como una maldita tormenta a punto de explotar.
Mis manos seguían aferradas a sus pechos, pero la necesidad de perderme en ella me hizo llevarlas de nuevo a sus caderas, guiándola, empujándola más fuerte contra mí. "Joder… yo también," gruñí entre dientes, sintiendo cómo el control se me escapaba, cómo cada embestida me llevaba más cerca del borde.
Un último gemido escapó de sus labios cuando se arqueó sobre mí, su cuerpo temblando mientras el orgasmo la sacudía. La sensación de tenerla apretándome, su calor rodeándome por completo, fue lo que me empujó al límite. Solté un gruñido bajo mientras me liberaba dentro de ella, sintiendo cómo mi cuerpo se rendía al placer.
La llené por completo, cada segundo prolongándose en un torbellino de sensaciones. Ambos nos quedamos jadeando, con nuestros cuerpos entrelazados, disfrutando del caos que habíamos creado juntos.
Cuando finalmente el placer se desvaneció, ella cayó sobre mi pecho, agotada. La abracé, moviendo su cuerpo a mi lado para envolverla con la manta, sintiendo su calor contra mi piel. La habitación, aún impregnada de nuestro encuentro, parecía más tranquila ahora, como si el mundo exterior hubiera desaparecido.
Podía ver lo exhausta que estaba, con el cabello desordenado cayendo sobre su frente. Era un desorden hermoso, una mezcla de cansancio y satisfacción que me hizo sonreír. La acurruqué más cerca, disfrutando de la suavidad de su piel contra la mía. En ese momento, con ella en mis brazos, todo lo demás parecía irrelevante.
Pero el golpe de la realidad llegó como una patada en el estómago. Sintiendo un dolor punzante en la cabeza, y todo lo que había pasado la noche anterior regresó a mi mente en un torrente. Me incorporé rápidamente, sosteniéndome la cabeza con una mano mientras trataba de recordar cada detalle. La habitación seguía en penumbra, pero el eco de sus gemidos resonaba en mis oídos, la imagen de ella cayendo sobre mí aún fresca.
Me dirigí al espejo. Observando mi rostro cansado y despeinado, pero joven, mucho mas joven. Mirando mi reflejo, una sonrisa sardónica se dibujó en mis labios. Después de todo, había algo liberador en la locura de la noche anterior. Claro, era un enredo, y la realidad de la situación pesaba en mi mente, pero el recuerdo de su risa, su piel contra la mía y la forma en que me miraba.
Dejé de lado mis pensamientos, sintiendo la adrenalina de la noche recorrerme. Así que me vestí y salí de la habitación, dejando atrás el eco de su risa y el sabor de su piel. No sin antes dejar un papel en su mesa de noche con mi número de telefono, aunque probablemente sea el incorrecto.
Con un último vistazo al espejo, me obligué a dejar atrás el pasado reciente. No podía cambiar lo que había sucedido, pero podía decidir cómo seguir adelante. Y, por ahora, todo lo que quería era recordar cómo se sentía vivir sin preocupaciones, aunque fuera solo por un instante. La vida seguía, y yo tenía que hacer algo para salvarla.
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letra-vagabunda · 6 months ago
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"Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.  Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.  La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.  ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,  la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,  la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,  los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?  Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.  Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se  levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.  Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.  Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.  Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.  Ya los ejércitos me cercan, las hordas.  (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto).  El nombre de una mujer me delata.  Me duele una mujer en todo el cuerpo".
-Jorge Luis Borges; El amenazado
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psicosis21 · 15 days ago
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La cabaña estaba rodeada por el silencio del campo, lejos de cualquier interrupción, solo la presencia de la naturaleza y la tranquilidad que daba el lugar. Dentro, la luz cálida de la chimenea iluminaba los detalles de una noche planeada con precisión. En una mesa cercana, los accesorios estaban perfectamente dispuestos: vendas para los ojos, cuerdas de seda, y un collar con el cual marcaría su pertenencia.
Ella estaba de pie en el centro de la habitación, esperando mis instrucciones. La observé, evaluando cada detalle de su postura, disfrutando de su anticipación. Con una voz firme, le ordené que se arrodillara, y ella obedeció sin dudar, demostrando su entrega total. Tomé las vendas y cubrí sus ojos, dejándola a oscuras, dependiendo únicamente de mi guía.
Le coloqué el collar y la sujeté con suavidad, como recordatorio de quién estaba a cargo.
La llevé hacia la cama, donde las cuerdas de seda estaban listas. Cada nudo que hacía sobre sus muñecas y tobillos tenía su propósito, atándola a mi voluntad. La habitación se llenaba de su respiración contenida mientras me aseguraba de que no podía moverse, completamente a mi disposición.
A medida que la noche avanzaba, cada accesorio encontraba su lugar, y cada orden era cumplida con obediencia y devoción. No había necesidad de palabras adicionales, ella sabía cuál era su papel, y yo disfrutaba de ejercer el mío.
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nayypretty · 9 months ago
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métodos de estudio, princess
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la revisión inmediata
consiste justo después de terminar una clase, incluso con el cansancio acumulado, hacer una especie de resumen, esquema, mapa de todo lo que haz aprendido en esa clase. Si olvidaste por completo lo que ense��aron vuelve a revisar tus apuntes pero todo de golpe, de inicio a fin. Y vuelves a escribir todo sin mirar los apuntes.
la revisión previa
cada vez que tengas una clase llega 5 o 10 minutos antes para realizar una revisión activa de lo tratado en la clase anterior, sin mirar tus apuntes. Escribes todo de forma esquemática todo lo que te acuerdes. Si olvidaste todo haz lo mismo, repasa de principio a fin, cierras tus apuntes y continuas.
chat GPT y la inteligencia artificial
puedes tomar todo tu temario-apuntes-copiar y pegar en chat GPT decirle que te formule 30 preguntas sobre el tema y tú las respondes, luego que te proporcione si tu respuesta es la correcta o no. Así estarás practicando como si estuvieras en un examen, preparándote.
preguntas en clases
que te de absolutamente igual si ves unas miradas juzgonas, porque gracias a esas preguntas podrías obtener las mejores notas de la clase. Las ventajas de hacer preguntas en clases son tres:
primera consideración: preparar una buena pregunta para eso tienes que hacer una revisión de la materia.
segunda consideración: recibir la respuesta del profesor para mejores notas, puede ayudarte a entender, comprender mejor el temario.
tercera consideración: anclaje emocional cuando te acuerdas de la respuesta por haber preguntado en clase. Cuando mas fuerte es la emoción a una experiencia, más la vas a recordar.
flashcards
consiste en una cartulina que por delante tiene la pregunta y por detrás la respuesta. Es simple de hacer, solo necesitas una cartulina recortar en cuadrados y empezar a poner las preguntas y las respuestas, sencillo, ¿verdad?
test prácticos
hablo en sumergirte verdaderamente en las condiciones de un examen, vístete para hacer un examen, prepara tu botella de agua para pasarte HORAS haciendo ese examen, desactiva todo tipo de notificaciones, dile a tus padres que estarás en tu habitación y eviten interrumpirte, es decir: simula las condiciones de un examen ¿por qué hacerlo? porque al pasar por la misma situación a la de un examen no tendrás tantos nervios para confrontar el examen el día que llegue.
También hay otro aspecto positivo y es el de la hyper-correción y es que a medida que nosotros corregimos nuestras propias respuestas recordamos muchísimo mas los errores que cometimos.
parar y recitar
la forma mas correcta es: leer todo el temario, cerrar el libro, recitarlo todo o anotarlo. Si te olvidas de algo hasta el final, vuelves a abrir el libro, volver a leer todo el temario, cerrar y volver a recitar, así sucesivamente. Esa es la forma correcta de recitar.
explicar
no recites tal cual lo vez en el texto, simplemente explica con tus propias palabras hasta que sea entendible para un niño. También puedes:
juntarte con una compañera de estudio y explicarse el temario la una a la otra.
puedes crear una pagina de Instagram completamente privada en la que tú publiques post explicando lo que has aprendido en clases o lo que estás estudiando
empezar un journal, diario personal en el que expliques lo que has aprendido el día del hoy o lo que estás estudiando
también puedes abrir un canal de YouTube y explicar lo que aprendes, si te incomoda que la gente lo vea simplemente lo pones en oculto y nadie los verá.
créditos :
todo esto son apuntes del video de Adriá Sola pastor "Cómo aplicar el Active Recall? La mejor técnica de estudio, según la ciencia" está en YouTube🎀✨
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possession-swapbody · 9 months ago
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Drew parte II
Connor pov:
Ya habían pasado varios días desde que probé el cuerpo de Drew, saben fue lo mejor que me pudo pasar, probé su increíble cuerpo y pude disfrutar incluso acompañado, pero, lo malo es que no sabia como poner las cosas al corriente, cuando llego la hora de dejar su cuerpo lo hice, regrese al mío, solo que hubo algo que no tome en cuenta, el echo de que Drew después pediría a Marcus las llaves que se supone ocuparían para irnos y dejar su casa cerrada, y tal como estas pensando, Drew armo el rompecabezas, y 3 días después de dejar su cuerpo, toco a mi puerta, su excusa ir a visitar a Marcus, y aprovecho para saludarme ya que supuestamente le había caído bien.
Yo estaba temiendo que el tomara medidas en contra mía, así has de imaginar mi reacción cuando literalmente me tomo del ante brazo y me dijo que me esperaba en su carro, para no preocupar a mi familia les dije que me habían invitado a una fiesta, no se si eran mis nervios que no me dejaban pensar correctamente, pero ahora que lo pienso, si hubiera querido hacerme algo malo, le hubiera facilitado mucho el trabajo, lo bueno que no fue exactamente algo malo.
Luego comenzó a manejar, en el carro había un silencio incómodo, entonces decidí romper la tensión he incomodidad, pero no sabia como, así que solo le pregunté el cómo estaba, el me volteo a ver y me miró levantando una ceja, y comenzó una charla:
Drew: por el momento bien, pero... no te traje para hablar sobre mi estado o como estará el clima.
Connor: solo trataba de aligerar el ambiente, amigo literalmente no has dicho nada y no se ha donde me llevas.
Drew: bueno en ese caso vallamos al grano.
Sentía como mis nervios me comían vivo al ver a Drew mirarme mientras por mi mente pasaban mil escenarios donde acaba mal.
Drew: dime, ¿como lo supiste?
Connor: que?
Drew: sobre el liquido para poseer.
Connor: no me suena.
Drew: se que estuviste en mi cuerpo no te sirve de nada fingir.
Connor: esta bien, te vi usarlo.
Drew: sabes que no esta bien espiar en casas ajenas?
Connor: si, pero... espera me estas regañando?
Drew: algo así, no soy tu padre, ni tampoco eres un niño, pero eso no quita que no esta bien ni espiar, ni robar cuerpos.
Connor: y como supiste que fui yo?
Drew: porque aparte Marcus eras el único en la casa, aparentemente yo justifique tu salida temprano de mi casa, y tanto tu como yo sabemos que yo no pude ser.
Connor: si entiendo tu punto, pero...
Drew: pero nada, sabes literalmente fuiste yo, no hay nada más personal que eso.
Connor: lo se, perdón por eso.
Vi como Drew quería decirme algo pero la verdad no estaba seguro de que era, estuve pensando en que hacer para compensar lo que hice.
Connor: sabes si hay algo que yo pueda hacer para remediar esto...
Drew: sabes desde que te subiste al carro quería decírtelo pero no sabia como, ya que lo de los cuerpos no es un juego o algo que se tome a la ligera.
Connor: entonces dices que...
Drew: si, quiero tu cuerpo por un día.
Connor: ya veo, no hay algo más.
Vi a Drew callado, sabía que era lo justo así que acepte, después fuimos a su casa y subimos a su habitación, me dijo que me sentará y que tomaría mi cuerpo, luego el tomo el frasco con el extraño líquido, se acostó en su cama, yo esperaba verlo salir pero no sólo salio el, sino que salieron dos entes de Drew, uno de ellos voló hacia mi y el otro regreso a Drew.
Luego de ver eso traté de correr, sabía que lo que fuera que pasara no era normal, cuando vi a Drew tomar a Andy el no había sacado 2 entes, solo a él. Apenas había llegado a la puerta usando sentí algo impactar en mi espalda, me comencé a desvanecer, por algún motivo todo lo que vi era oscuridad, se suponía que no sentiría el paso del tiempo, Drew había dicho que era como desmayarse o dormir, lo que se es que lo que sea que este pasando no es bueno.
Andy pov:
Drew: mira este cuerpo se siente muy bien.
Andy: te lo dije, ese chico empacaba un cuerpo muy bueno bajo esa ropa.
Drew: sabes cuando me propusiste darme un nuevo cuerpo a cambio del mío, no esperaba que lograrás convencerme.
Andy: fui tu, así que te conozco bien, y ahora soy tu, así que estoy seguro que te gustará Drew.
Drew: sabes ahora soy Connor, me gustará que nos acopladas a nuestros nuevos roles, no lo crees Drew?
Andy: tienes razón Connor, quieres que te lleve a casa.
Drew: sabes este cuerpo esta lleno de energía, quisiera ir a disfrutar de una buena tarde antes de regresar a casa.
Decidí dejar al nuevo Connor e ir al baño a ver nueva y permanente vida en el espejo.
Entonces comencé a recordar como comenzó todo, ya que aun no lo podía creer, por fin conseguí el cuerpo de Drew para mi, quien diría que mi vida cambiará tanto en pocas semanas. Hace menos de un mes comencé a tomar clases extra con Drew, aunque no era mi maestro el ya ejerce su profesión que casualmente es la misma para la que yo estudio, yo ocupaba ayuda para una materia y el se ofreció a ayudar, yo no podía concentrarme la mayoría de las clases, amaba su cuerpo, no a el, es un buen sujeto, pero su cuerpo tenía algo que me atraía, su voz, su rostro, sus ojos, su complexión, su estatura, todo, era perfecto, por más que lo veía no me aburría de admirarlo, y de desearlo.
Hace una semana el me invito a un trago el cual terminó en una borrachera, en el cual el me confesó que desearía tener un nuevo comienzo, que es un excelente profesionista y sus compañeros lo creen el mejor pero no lo disfruta, el quisiera haber regresado el tiempo y estudiar algo con más libertad, yo por otro lado le confesé que amaba su cuerpo, el se vio confundido, y yo le dije que a él no lo quería solo a su cuerpo, el asumió que estaba muy borracho y no le dio importancia.
Al día siguiente cuando salí a caminar al centro me tope con un señor que se veía un poco mayor, me pidió ayuda a llevar algunas cajas, dijo que o usaba ayuda, yo acepte ya que no tenía nada mejor que hacer, al llegar vi a Drew, el señor dijo que nos escucho el otro día en el bar y que tenía una solución a nuestro problema, a cambio quería que le ayudaremos a llevar todas las cosas de su tienda a una bodega, el explicó que lo que el vendía no eran objetos normales todos eran especiales y tenían cualidades fuera de lo ordinario, pero mucha gente lo juzgaba a loco y nadie le compraba así que decidió cerrar, yo y Drew coincidimos en que quizá el sr no estaba bien de sus facultades sementales y decimos ayudarlo ya que fuera cual fuera el caso el solo no podría con las pesadas cajas y objetos grandes.
Subimos todo a su camión y luego lo llevamos a una bodega al otro lado de la ciudad, el tipo al terminar nos dio un frasco con un líquido raro y otro pequeño recipiente que dijo que era para medir las porciones y explicó que era un líquido que nos permitirá cambiar de cuerpo y poseer el cuerpo de otros, junto a como funciona y un montón de cosas que no le tomé importancia, al finalizar y antes de irnos el viejo nos dijo que cuidaremos muy bien del líquido ya que no abría más para nosotros y entonces se esfumó frente a nosotros, luego volteamos a ver la bodega y todo lo que había era una vieja bodega vacía de aspecto abandonado, no había nada de lo que descargamos y acomodamos durante 4 hrs, ni el camión de tipo.
Drew y yo decidimos darle una oportunidad al líquido que nos obsequio aquel señor, así que nos turnamos a usar el elixir por días para hacer una cosa que el otro no quería y algo que quisiéramos experimentar en el cuerpo del otro, al entrar en Drew una onda de placer y lujuria se apoderó de mi el primer día, me encantaba verlo al espejo, vestirlo y escuchar su voz cuando yo hablaba, gracias a sus recuerdos supe todo de él, su vida era un sueño, descubrí que le gustaba y que no, todo era perfecto, y pensé en quedármelo pero no podría hacerle eso, el se había portado muy bien conmigo, al día siguiente de haber entrado en el hubo una reunión familiar, y su sobrino trajo un amigo, gracias a tener sus recuerdos y a él adentro supe que Connor era lo que el quería, una carrera diferente donde no todo era en base a leyes, su cuerpo era lo que ha Drew le gustaba, aquel Joven de 21 años hizo que el cuerpo de Drew se pusiera duro como si en vez de 32 años tuviera 18, las hormonas reaccionaban y sabía que era mi oportunidad.
Me asegure de que el descubriera la posesión, así que antes de dejar a Drew, puse el frasco cerca del cuarto de invitados, y me asegure que Connor estuviera despierto, el fingió dormir pero yo sabía que estaba despierto, luego cuando deje el cuerpo de Drew, le enseñé una foto de la reunión familiar a Drew vi como sus ojos eran atraídos hacia Connor, mas tarde observe como nos seguía y yo solo fingí no haberlo visto seguirnos subiendo las escaleras y el muy tonto hizo exacto lo que yo quería, poseyó a Drew y luego de que Drew se entero, logré convencerlo de tomar su cuerpo, sabía que no se negaría, primero que nada por que ese joven parecía que era algo echo para atraer a Drew y en segundo que Drew se enojo al ver como tomó todo señaló que el tomo su cuerpo.
Fue así que planee todo, pase unos días como Drew, con su consentimiento lado, para aprender todo de su vida y después lo convencí de venir, solo para que Drew tome su cuerpo y lugar con Connor, mientras yo me convierto en el nuevo Drew.
Mis pensamientos fueron cortados por un claro gemido de placer, sabía exactamente lo que era, Connor no podía resistirse a probar su nueva carne, supongo que debería hacer lo mismo, después de todo ahora mismo estoy muy duro y la carne Drew me ruega por tratarla, además necesito explorar mi nuevo cuerpo permanente y quien sabe, quizá deje al nuevo Connor ayudarme, no lo puedo creer solo de pensar en eso me pongo más caliente, creo que lo mejor será encargarme de eso de una vez.
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sunflowerzyk · 1 year ago
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Detrás del depredador -König Híbrido!Oso x Lectora [Medieval AU] Cap. 3
Eres una plebeya de familia numerosa, tu vida es de lo más tranquila como lo puede ser para alguien de tu estatus. Hasta que una de las tantas mañanas en las que sales de tu hogar para recolectar frutos de los arbustos en lo más profundo del bosque una flecha atraviesa tu brazo. Tu no lo sabes, pero el dueño es el príncipe König , un híbrido bestia/oso, quien te tomara como su esposa, aunque no lo quieras así.
Lista maestra
Capitulo 4! << Siguiente aquí
Contiene: diferencia de edad, perversión, könig Yandere, konig Mayor, Diferencia de tamaño, obscenidad, dub-noncon, könig posesivo, daño/consuelo, pelusa, violencia típica del canon, dime si me olvide de alguno. Este capitulo en particular contiene somnofilia!
Si este tipo de contenido no es de tu agrado ignóralo y sigue con tu camino
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Pasaron los días, días tortuosos en los que König no podía decirte ni una sola palabra desde que llegaste a ese lugar. Estaba perdiendo la cabeza, no era capaz de mirarte a la cara sin sentir la necesidad de llevarte.
Pensó que sólo serías un interés pasajero, que se aburriría y te repugnaría como a todos los demás. Pero no fue así.
Todas las noches visitaba la habitación donde dormías, no decía nada, solo escuchaba cómo te quedabas profundamente dormido, entraba a verte y se quedaba allí hasta antes del amanecer y volvía a sus aposentos privados.
La culpa era de su cabeza. Sus necesidades.
Seguía repitiendo la misma imagen en su cabeza una y otra vez, tú, tan pequeño, aferrado a su mano de esa manera como lo hiciste el primer día, no pudo evitar calentarse aún más de lo que ya estaba mientras cabalgaba hacia el palacio, Si hubiera sido alguien más quién lo hubiera tocado, se habría arrancado el brazo, Pero no eras cualquiera, eras tú, una chica enigmática y curiosa ante sus ojos depredadores. Sus instintos le pedían a gritos que te reclamara en ese mismo momento en el que detectaba tu toque, te acariciaba y te rompía (solo un poco... tal vez). Era solo un instinto primario que venía de las profundidades del ser, por eso te atacó tan repentinamente cuando te alejaste. No estaba acostumbrado a actuar tan impulsivamente, sólo en el campo de batalla, y por lo general estaba en su forma animal cuando eso sucedía.
König se abalanzó sobre ti principalmente porque retrocediste, deberías haberte quedado como estabas, sentado en la cama, sin soltar su mano en ningún momento, tirando de él hacia ti, rogándole que no te dejará sola en esa habitación. Arrodíllate para llamar su atención. Era tu deber. Seducirlo para que te llene de bebés de sangre noble, príncipes.
Eso es lo que tenías que hacer.
En cambio, estabas aterrorizado cuando viste su forma híbrida salir a la luz, te inclinaste hacia atrás con un miedo notable en tus ojos. Era de esperar que reaccionaras así, los híbridos no abundaban, existían muy pocos ejemplares estrictamente en la nobleza, como era el caso de él, sus hermanos y compañeros de armas. Los usaban en su mayoría como máquinas de guerra, todas sus capacidades se vieron incrementadas con el cambio que su condición les permitía hacer.
Algo de lo que presumir, si supieras vivir para contarlo, la mayoría de los híbridos no vivían más allá de los 30, debido a las constantes guerras, enfermedades e intentos de asesinato.
Normalmente la intimidación que generaba en la gente lo alimentaba enormemente, incluso la tuya, tu miedo en pequeña medida le divertía, incluso lo endurecía, verte tan temblorosa y nerviosa debajo de él era una delicia. Tus labios se entreabrieron, temblores recorrieron todo tu cuerpo mientras tratabas de separarlo de ti con una confusión bien marcada en tus facciones. König quería verte tratar de tomarlo por completo cuando tu herida sanara y hicieran sus votos matrimoniales para tomarte como su reina, no serías una concubina, serías una diosa, el sudor correría por tu piel, dejando escapar jadeos y gemidos que él provocaría, admirando tu rostro enrojecido. ¿Serías tímido en la cama o más atrevido? Le encantaría averiguarlo. Lo haría.
Planeaba jugar un poco contigo y tu pequeño coño.
König iría tan despacio como le preguntaste, es un príncipe, o eso dice un papel escondido en los archivos de la Biblioteca Imperial, también es plenamente consciente de lo grande que es su miembro, tu cuerpo no lo soportaría de inmediato sin que se te salten las lágrimas internamente, si se lo pides, lo hará, para que pueda cuidarte más tarde sin ningún resentimiento. Pero sobre todo sería amable en sus propios términos, solo por un tiempo, muy poco en realidad, y lo sabe, especialmente la bestia dentro de él, es un depredador por naturaleza, quiere conquistarte, mantenerte y criarte. Explora contigo sus deseos más profundos. Comerte y arruinarte la cabeza, donde solo él iba a existir, aunque lo negaras te obligaría a hacerlo tarde o temprano, preparando tu coño con sus dedos y su boca. Tendrían todo el tiempo del mundo para prepararte para él, su libido alta y la bestia hambrienta dentro de él.
Su edad le permitía presumir de la experiencia que llevaba consigo, haría un excelente uso de esa información sobre su cuerpo inexperto. Te hacía visitar a los dioses y te traía de vuelta a su lado, una forma de mostrarles su eterna gratitud por recibir a una reina tan bonita y adorable. Él te merecía, se merecía algo tan divino como tú después de haber sido castigado con ser rechazado por todos, y el contacto físico.
Su repentina aversión por otras personas le hizo excluirse a sí mismo, aquellos que no eran camaradas que probablemente estaban menos o igual de trastornados que él eran completamente evitados. Por esa misma razón nunca frecuentó el castillo de su padre y permaneció en su provincia. En su provincia, gobernaba allí, decidía a qué reuniones asistir, era dueño de todo.
Aquí no, su padre es el que manda y la serpiente de su hermano Alejandro susurrándole cosas al oído era una situación irritante, le ordenaron asistir a reuniones molestas para negociar con comerciantes hipócritas. Con solo mirarles la cara le daban ganas de degollarlos.
¿Podría hacerlo? Por supuesto.
¿Se mancharía las manos con una sangre tan repugnante? No.
Su energía ya estaba bastante reducida. Simplemente estar en el castillo de su padre lo estaba agotando, sumado a su frustración (sobre todo sexual) y la falta de adrenalina realmente lo estaba matando.
En el castillo de su padre tenía dos habitaciones propias, la principal, de la que nunca salió durante su estancia, y la segunda, donde fue criado por su madre y las enfermeras. En esa segunda habitación estabas. Ese sitio fue abandonado con el tiempo, hasta ahora. Tu sola presencia le dio un toque diferente, lo completó aunque no pertenecías a ese lugar, no permanentemente, ese lugar era para madres de príncipes, y tú no lo eras. Aún.
Te verías mejor en sus aposentos personales, atada a la cama con el vientre hinchado por su carga, aún no era el momento, a menos que quisieras que te sostuviera en sus brazos y no te soltará hasta quedar completamente inconsciente y él se quedara. sin capacidad de empujar dentro de tu coño. Cosa casi imposible, era cierto que su edad le impedía ser tan resistente como antes, pero aún tenía sus dedos y su lengua para hacerte llorar y satisfacerse con tu placer.
El primer día que se escapó de ti (más precisamente de su tentación de copular contigo), no fue precisamente por arrepentimiento por abrir aún más tu herida en un trance de excitación, fue por la frustración de ser consciente de que si no saliera de esa habitación inmediatamente te llenaría ahí mismo con el riesgo de romperte permanentemente y en consecuencia provocar tu muerte inminente.
Salió corriendo de la habitación, directo hacia la primera doncella que su sistema detectó, gritando de forma incoherente que ni siquiera él mismo entendía en su prisa por alejarse de la tentación de profanarte.
Krueger estaba presente, conocía bien al líder, son lo más parecido a amigos de la infancia, por lo que Krueger sabía que Konig estaría allí, los gritos también lo ayudaron a localizarlo. Vino a informarle de que le esperaba una reunión del consejo a la vuelta de la esquina, por orden del rey. Trató de acercarse, pero no pudo decir nada porque König le gruñó de manera amenazante, pasando junto a su compañero, König sabía qué tipo de noticias le traía Krueger y no quería que su estado de ánimo empeorara. Ya no más.
Afortunadamente para la criada, Krueger repitió las órdenes que König había gritado unos segundos antes. "Cuídala, si empeora morirás y si ella se va, tú también morirás", incluso para Krueger eran incoherencias, pero todo por el bien de los demás. El pobre hombre siguió a König a una distancia considerable, estar demasiado cerca era una invitación a la muerte. Y apreció sus extremidades pegadas a su cuerpo.
Justo antes de que llegaran a la habitación, Krueger finalmente habló.
—La próxima campaña será pronto, tu padre, el rey, quiere tu presencia tan pronto como termines tus deberes.
—¿Qué tenemos esta vez?
preguntó König con un tono notablemente más neutro como de costumbre, pero aún a la defensiva.
— Lo mismo de siempre, comerciantes de pieles y tejidos. Afirman estar hechos de materiales exóticos e innovadores.
— Tejidos.
— Sí señor. Para la ropa en su mayoría.
— Bueno, vamos a ver qué pueden ofrecer que valga la pena.
König finalmente estaba de mejor humor, antes no trataba tan profundamente con las mujeres, por lo que no sabía cómo disculparse contigo por dejarte así. Pero en su infancia se dio cuenta de lo felices que se volvían las mujeres cuando recibían regalos, eso te lo daba por supuesto. No te conocía lo suficiente, pero su primer intento serían los vestidos, compraba todas las telas, ordenaba que te las enviaran a tu habitación para que eligieras tus favoritas y enviaba las elegidas a las costureras.
Un plan perfecto.
El resto del día de König consistió en atender demandas de papeleo, reuniones aleatorias en las que no podía concentrarse demasiado porque no paraba de pensar en ti, en cómo estarías, si encontrarías la forma en que se fue grosero y te dejaría sin una explicación, incluso estoy preocupado porque estás tratando de escapar. Algo bastante estúpido, porque te encontraría dondequiera que corrieran.
Tal vez estarías triste y asustado, no deberías estarlo, tan pronto como terminara su tarea y su bestia interior se calmara, volvería a ti. A tus brazos. Los obligaría a abrirse para recibirlo de cualquier manera.
Terminó todo a la hora de la cena, rápidamente se fue a su habitación, listo para bañarse, cuando se quitó la ropa de su cuerpo y su armadura de caza, detectó un leve rastro de tu olor que aún estaba impregnado en la tela, no pudo evitarlo, no podrías culparlo; Tomó la ropa en sus manos y se la pegó a la nariz, oliéndote, también había algunas pequeñas manchas secas de tu sangre en su armadura, las lamió hasta que quedaron limpias y no quedó nada, sabías tan bien como olías, König no podía esperar para saborear todas las formas existentes y por existir.
Su bulto que trató de reprimir todo el día volvió a mostrarse de una manera más insistente y dolorosa, se sentó en su cama y se masturbó oliendo tu esencia en su ropa, imaginando tu cuerpo alrededor de su pene, apretando, gimiendo y gimiendo porque es demasiado. para tu coño, pero a pesar del dolor quieres más de él al mismo tiempo.
Se aseguraba de que no pudieras vivir sin su polla entre tus piernas.
Su cuerpo comenzó a cambiar de nuevo, su mano se convirtió en una pata, las orejas crecieron en la parte superior de su cabeza y el cabello castaño comenzó a abundar en sus brazos, piernas, pecho y espalda. Contuvo la respiración durante unos segundos, acariciándose a sí mismo con pensamientos lascivos sobre ti y su noche de bodas. Pronto.
Después de duros y erráticos estiramientos de su polla con la de ella, se corrió con un gruñido bajo y gutural, hilos de su espeso semen manchando el suelo, lo odiaba, ese líquido no pertenecía a ningún otro lugar que no fuera tu útero Su hocico temblaba de tanto tensar su mandíbula, le picaban los colmillos con la necesidad de morderte y marcarte, enterrarse en tu piel. Estaba casi desesperado.
Limpió ligeramente el piso y finalmente se metió en la bañera con agua tibia, no podía esperar para casarse contigo y sentir tus manos lavando su monstruoso cuerpo, sería divertido. Cuando terminó se vistió de nuevo, ahora con ropa más informal, salió de su habitación tan rápido como se arregló y caminó hacia su habitación.
Su corazón latía frenéticamente, el otro lado de él suplicaba volver a verte, sentirte a su lado, llenarte de su calor corporal.
Llegó a la puerta de la habitación más temprano que tarde, te escuchó deambular por la habitación, no debiste haber salido de la cama, pensó, estaba a punto de entrar cuando detectó tu olor, ahora emanabas una fragancia floral, era luz a través de la puerta. Sus sentidos estaban aturdidos, cerró los ojos con fuerza, formando puños duros con las manos, su boca comenzó a salivar ligeramente, dios, quería enterrar su nariz en tu cuello y lamerla todo el día.
No fue capaz de interrumpirte, te escuchó tararear durante unos minutos, el roce de las sábanas moviéndose y finalmente tu respiración tranquila y profunda.
Ya estabas dormido.
— Hab Mitleid mit uns.
König susurró contra la puerta, tratando de mantenerse cuerdo, escuchando tu respiración tranquila a través de la puerta.
Pasaron unos minutos, no parecía que estuvieras fingiendo estar dormido, negó con la cabeza, tratando de volver a todos sus sentidos y te escuchó gemir levemente.
Permaneció inmóvil durante lo que pareció una eternidad, luchando internamente sin saber qué hacer. Si entraba perdía el control, si no lo hacía pasaba exactamente lo mismo. La dureza entre sus piernas volvió y se volvió más firme.
— Hab Mitleid mit uns.
—repitió—.
Ahora era una letanía. No funcionó.
Tomó la manija de la puerta con sus enormes manos y abrió la puerta lentamente, el latido de su polla era tan doloroso como el latido de su corazón.
La puerta estaba ahora abierta de par en par, mostrando su sombra en el suelo gracias a la luz de las antorchas que había en los pasillos.
Sin estar plenamente consciente (o tal vez lo estaba) caminó a grandes zancadas hasta que estuvo al lado de la cama. Te miró de arriba abajo, las sábanas pegadas a tu cuerpo, tus labios entreabiertos y un pequeño hilo de saliva deslizándose desde tu boca por tu mandíbula hasta la almohada.
Sus pupilas se dilataron y sus fosas nasales se ensancharon, inhalando bruscamente. Rápidamente se tapó la nariz con la mano de ella queriendo dejar de olerte, sus uñas se alargan, formando las garras de un oso, se estaba transformando involuntariamente por tercera vez ese día. Te haría pagar.
Te moviste ligeramente de nuevo, dejando escapar otro gemido, en su trance notó el motivo de tus gemidos, cuando intentaste cambiar de posición tu brazo herido se frotó contra la cama y te dolió.
Encontró tu ceño fruncido adorable, probablemente estabas maldiciendo en tus sueños el dolor que te causabas a ti mismo.
König retiró las sábanas que cubrían tu cuerpo bruscamente, haciendo que te estremecieras por el cambio brusco de temperatura. Se subió a la cama, maniobrando sus piernas para que rodearan su cintura. Era un hombre ancho, más aún ahora que su transformación estaba a mitad de camino; Te quejaste por la separación de tus piernas, dejando escapar ligeros jadeos moviéndose en tu lugar en un débil intento de volver a juntar tus piernas.
En respuesta, König se inclinó sobre ti, más cerca de él, presionando su bulto contra tu pelvis, separando aún más las piernas en el proceso. Esta vez gemiste más fuerte, pero él no se detuvo, sino que levantó tu túnica hasta el ombligo, deleitando la vista de él con tus piernas desnudas y una fina capa de tela cubriendo tu feminidad.
Tragó saliva con dificultad la saliva que se estaba formando en su boca por la necesidad de saborearte allí también.
Tu piel se erizó y tus pezones se endurecieron, una reacción natural del cuerpo al frío. Eso solo lo excitó más, sacando su polla palpitante de ella con una mano, dejándola descansar sobre tu estómago, goteando gotas de líquido preseminal, esparciéndose por todo tu vientre.
Volviste a jadear ante la sensación, moviste la mano en busca de las sábanas para cubrirte de nuevo, él te cogió la mano rápidamente y la sostuvo por encima de tu cabeza.
— Deine Hände aus meinem Weg, Süße
—murmuró König antes de continuar con su juego, moviendo las caderas hacia atrás y sentándose sobre sus rodillas. El simple hecho de ver tu cuerpo tan indefenso frente a él lo volvía loco.
Movió su enorme mano sobre su erección, masturbándose por segunda vez ese día por ti, por ti. Sentir tu aliento en su pecho debajo de él lo hacía aún más interesante, la idea de que descubrieran lo repugnante que podía ser con una chica de pueblo que acababa de conocer.
Vergonzosamente se acercó más rápido de lo que esperaba, enterró su cara en tu cuello inhalando tembloroso mientras expulsaba su semen caliente sobre tus pechos, tu vientre y finalmente sobre tu ropa interior, volviéndose transparente la tela.
— So süß zu mir.
Dejó escapar suaves gruñidos que calmaron tu cuello, deseando que te despertaras, vieras el desastre que estabas haciendo de su persona solo por dormir frente a él.
Para su sorpresa no te despertaste en ningún momento, se separó de ti a regañadientes, te bajó la bata para cubrirte de nuevo, sin limpiar su semen de tu cuerpo y te volvió a cubrir con las sábanas, no quería que te resfriaras.
A la mañana siguiente te despertaste con malestar y la gran sorpresa de costras de un líquido desconocido cubriendo la mayor parte de tu cuerpo, asumiste que eso fue lo que sucedió mientras dormías, el colchón rasgado sobre tu cabeza con signos de las garras de un enorme animal ya te dieron una idea.
No dijiste nada, no protestaste ni te quejaste. Al menos no en voz alta. Tenías miedo de que te hiciera algo peor y te gustaría...
Tampoco te sorprendió cuando se negó a dejarte ir a casa ese mismo día y los que siguieron.
Después de esa primera noche en el palacio, por mucho que te esforzaras por mantenerte despierto, el sueño te inundaba en el momento en que tocabas la cama y a la mañana siguiente volvían esas costras.
Querías ponerte en contacto con könig, para que te dejara ir a casa, pero al mismo tiempo no lo querías y los sirvientes tampoco lo permitían. Te estabas volviendo loco, la falta de contacto con la gente era una tortura. El único contacto con otro ser humano que experimentaste fue la sola presencia de la sirvienta que parecía no tener alma, durante un rato por la mañana, a la hora del almuerzo, en la cena y por la noche... El propietario de esos fluidos.
Ya no podías soportar la situación, no comías un solo bocado, independientemente de tus sospechas de hierbas para dormir en tu comida, solo querías que ese hombre mostrara su rostro o te dejara ir. Te enfrentarás a él.
Eso es lo que harías.
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letsgetbigger · 6 months ago
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La pierna rota
Primera parte
Era la tercera semana del curso universitario y el campus bullía de vida y actividad. Alex y David, compañeros de dormitorio, habían congeniado desde el principio. Ambos asistían a las mismas clases, compartían comidas en la cantina y pasaban horas juntos en el gimnasio. Alex era rubio y tenía un cuerpo atlético. Lo que más llamaba la atención de su complexión era su culo respingón. A pesar de su timidez, disfrutaba de la compañía de David. Este, moreno y más cachas, emanaba una confianza y una presencia dominante que Alex encontraba embriagadora. Los dos eran muy guapos pero vírgenes.
Una tarde, David volvió de la biblioteca cargado de libros y apuntes, solo para encontrar a Alex en la cama con una pierna enyesada.
—¿Qué te ha pasado? —preguntó dejando sus cosas a un lado y acercándose a él.
Alex suspiró, claramente molesto.
—Tuve una caída tonta en las escaleras. Me he roto la pierna y el médico ha dicho que evite apoyarla durante un mes entero.
David frunció el ceño.
—Vaya. ¿Te duele mucho?
—Sí, pero me han dado algo para el dolor. Lo peor es que no puedo moverme bien y no sé cómo voy a asistir a clase.
David se sentó en el borde de la cama de Alex, poniendo una mano reconfortante en su hombro.
—No te preocupes por eso. Me encargaré de pasarte mis apuntes para que no te quedes atrás.
—Gracias.
—Y olvídate de ir hasta la cantina. Yo te traeré comida para llevar.
Alex lo miró con gratitud
—Qué haría sin ti.
David se levantó, su expresión firme.
—Estoy aquí para ayudar. Vamos a superar esto juntos.
Con esa promesa, David se dispuso a cuidar de Alex durante las siguientes semanas.
En su primer día como enfermero, David se levantó temprano para asistir a clase, dejando a Alex durmiendo en la habitación. Regresó al cabo de unas horas con comida rápida en una bolsa de un restaurante del campus.
—Te traigo algo de comer —dijo poniendo la bolsa en una bandeja sobre la cama de Alex—. Yo me voy a la cantina ahora y luego al gimnasio. Por la noche iré a buscarte la cena.
—Gracias.
Alex, hambriento, echó un vistazo a su comida. La devoró rápidamente. Hamburguesa, patatas fritas y un batido. Se sintió un poco culpable por consumir tantas calorías, pero el hambre y el aburrimiento hicieron que ignorara esos pensamientos.
Cada día seguían un patrón similar. Y las noches se convirtieron en su tiempo para estar juntos. David salía a por la cena y los dos se acomodaban en la cama de Alex para ver películas y series en el portátil. Compartían risas y conversaciones. David solía observar a Alex comer, notando pequeños cambios en su cuerpo. Sus músculos tonificados empezaban a suavizarse y una pequeña capa de grasa se acumulaba alrededor de su cintura y muslos. Alex también notaba los cambios. Al principio se sentía incómodo y avergonzado, aunque había algo intrigante en todo aquello.
Una noche, disfrutando de una película juntos, Alex miró a David.
—Creo que he ganado algunos kilos —murmuró.
David asintió.
—Sí, lo he notado. Pero estás bien, Alex.
Las palabras de David hicieron que Alex se sonrojara y también despertaron algo en él.
A medida que los días pasaban, ambos se encontraban pensando más y más en el aumento de peso de Alex. La noche antes de quitarse el yeso, estaban en la cama, mirando una película. David dejó que su mano descansara en el abdomen de Alex, sintiendo la suave curva que se había formado. Alex se tensó al principio, pero luego se relajó, permitiendo que la mano de David se quedara ahí.
—No sabía que me gustaría tanto... esto —admitió Alex en voz baja y mirando a David con ojos brillantes.
David sonrió, su pulgar acariciando suavemente la piel de Alex.
—Yo tampoco.
Compartieron una mirada cargada de significado. La tensión sexual era palpable. David, con su mano aún sobre el abdomen blando, decidió dar el primer paso. Se inclinó y rozó sus labios con los de Alex. Este respondió al beso, primero tímidamente y luego con creciente fervor. Cuando se separaron, respiraban con dificultad.
—Tu cambio físico me excita, Alex —confesó David.
Alex tragó saliva.
—A mí también me excita —admitió en voz baja—. Y el hecho de que hayas sido tú el que me haya traído toda esa comida, que seas en cierto modo el culpable de que haya cambiado... me pone mucho.
Las palabras de Alex animaron David. Con una sonrisa traviesa, le quitó la camiseta, exponiendo su pecho y su vientre. Alex hizo lo mismo con él, desnudándolo con manos temblorosas pero decididas. Las tetas de Alex, antes firmes, mostraban una ligera capa de grasa y sus pezones eran más prominentes. La barriga había perdido definición y se veía suavemente redondeada. David bajó las manos hasta los pantalones de Alex, desabrochándolos y tirándolos hacia abajo. Alex copió a David. Se quedaron en calzoncillos slip ajustados. La tela marcaba claramente sus dolorosas erecciones. David, con una mezcla de deseo y curiosidad, deslizó los calzoncillos de Alex hacia abajo, liberando su polla. Después dejó al descubierto su propio miembro erecto. Se estudiaron durante un momento, absorbiendo la visión del otro, antes de que David tomara la iniciativa.
—Te has puesto increíble —murmuró, su mano deslizándose por el abdomen de Alex.
Su voz estaba cargada de deseo. Empezó a trabajar la polla de Alex con movimientos lentos y firmes. Alex cerró los ojos y dejó escapar un gemido. Cada sacudida incrementaba el placer.
—David —jadeó Alex—, voy a... oh... Dios...
David aumentó el ritmo de la mano mientras su propia erección era atendida por sí mismo con igual intensidad.
—Déjate llevar, Alex —susurró David, sus ojos clavados en los de su compañero de dormitorio.
Con un último gemido, Alex llegó al clímax. Se corrió en la mano de David, quien alcanzó el orgasmo poco después y se tumbó. Sabían que acababan de cruzar una línea, una que no estaban dispuestos a retroceder. Sus vidas habían cambiado para siempre y estaban ansiosos por explorar todo lo que el futuro les tenía preparado.
A la mañana siguiente, sábado, Alex salió del consultorio del médico con una sensación de alivio y entusiasmo. Después de semanas con la pierna enyesada, finalmente podía moverse con mayor libertad. Se había puesto un chándal, ya que todos los vaqueros le iban demasiado apretados. Al abrir la puerta del dormitorio, encontró a David esperándolo con una gran sonrisa y comida dispuesta tentadoramente sobre uno de los escritorios.
—¡Bienvenido de vuelta a la libertad, Alex! —exclamó acercándose para abrazarlo—. Pensé que deberíamos celebrarlo a lo grande.
Alex sonrió, sintiendo un calor especial en su interior.
—Gracias, David. Joder, cuánta comida.
Se sentaron en la cama y David empezó a servirle porciones generosas en una bandeja. Alex, emocionado, devoró cada bocado mientras David lo observaba con satisfacción. A medida que comía, David no pudo evitar comentar los cambios en el cuerpo de Alex.
—Has engordado mucho, especialmente en el culo —dijo con gesto travieso—. Se ha vuelto más grande y redondo. Me encanta.
Alex sintió un rubor subir por sus mejillas, pero no podía negar que le gustaba la atención de David.
—Sí. Este chándal es de lo poco que me vale —Admitió entre bocados.
—Y no solo en el culo —continuó David pasando su mano por el abdomen de Alex—, tu barriga también ha crecido.
Tras un buen rato masticando, tragando y bebiendo, Alex estaba lleno y satisfecho. David, sin embargo, tenía más planes para él.
—Quiero darte algo más, como premio por habértelo comido todo —dijo con voz seductora.
David se arrodilló frente a Alex y empezó a bajarle los pantalones, dejando al descubierto sus calzoncillos ajustados.
—Uf, qué apretados te quedan, Alex — murmuró antes de liberar su semierección y empezar a darle placer con la boca.
Los gemidos de Alex llenaron la habitación mientras David trabajaba con maestría. Cuando Alex llegó al orgasmo, la grasa reciente de su cuerpo tembló. David se incorporó, lamiéndose los labios, y se inclinó para besar a Alex.
—Quiero verte crecer más. ¿Te gustaría eso?
Alex, todavía sintiendo las olas de placer, asintió. David sonrió con satisfacción.
Segunda parte
Otro mes pasó, uno en el que David se dedicó a alimentar a Alex con dedicación. Cada noche, después de la cena en la cantina, se aseguraba de que la barriga de su compañero de dormitorio acabase bien llena. Alex, por su parte, tragaba con entusiasmo, disfrutando tanto de la comida basura que compraban en los restaurante de la zona como de los múltiples dulces.
Una tarde de domingo, después de un almuerzo particularmente copioso, Alex se encontraba en soledad frente al espejo del baño. Llevaba solo unos slips que ahora le quedaban extremadamente ajustados. Se giró para ver su reflejo desde diferentes ángulos. Su barriga había crecido notablemente, redondeándose y proyectándose sobre la goma elástica de la ropa interior. Sus muslos se habían ensanchado y sus flancos sobresalían por los lados. Pero lo que más llamaba la atención era su culo: se había vuelto aún más grande y redondo, llenando por completo la parte trasera de los calzoncillos y estirando la tela casi hasta el límite. David entró en el cuarto en ese momento con una caja de donuts en la mano. Al ver a Alex admirándose en el espejo, una sonrisa de orgullo y deseo se dibujó en su rostro.
—Mírate —dijo David acercándose y pasando sus manos por las caderas de Alex para apretar la grasa con adoración—. Estás tan gordo...
Alex se estremeció con el tacto de David y al escuchar sus palabras.
—Es por tu culpa —murmuró Alex con excitación.
David se acercó más, presionando su cuerpo contra el de Alex.
—Lo sé —le susurró al oído antes de ofrecerle un donut—. Come.
Alex tomó el donut y lo mordió, disfrutando del sabor dulce y de la sensación de estar siendo cebado. Mientras Alex comía, David dejó la caja sobre el lavabo, se desabrochó los pantalones y se bajó los calzoncillos, liberando su erección inmediata. Sin dejar de mirar el reflejo de Alex en el espejo, deslizó sus apretados slips hacia abajo con dificultad, exponiendo sus cachetes gordos.
—Este culazo hay que follarlo —dijo David rozando la punta pegajosa de su polla entre las nalgas voluptuosas.
Mientras Alex continuaba comiendo los donuts que David le daba, David lo penetró muy lentamente, sus gemidos mezclándose con los sonidos de Alex masticando. Cada embestida era un recordatorio de cuánto había cambiado, de cómo su cuerpo se había transformado. David no dejaba de susurrar en su oído lo gordo que estaba. Alex, completamente entregado, sentía oleadas de placer recorrer su cuerpo. Su barriga rebotaba ligeramente con cada movimiento y sus pezones duros rozaban contra el espejo. Terminó el último donut justo cuando llegó al clímax, sus gritos resonando en el baño. David continuó moviéndose, prolongando el placer para ambos, antes de correrse. Se quedó unos momentos dentro de Alex, respirando pesadamente.
—Quiero verte más gordo —dijo.
Alex, todavía sintiendo la polla de David en el culo y los donuts en su estómago, asintió.
—Sí. Engórdame más.
Al día siguiente, Alex y David decidieron que no irían a clase. El deseo de pasar el día juntos disfrutando de la intimidad y del proceso de transformación del cuerpo de Alex era demasiado fuerte. David se despertó temprano y salió a comprar una gran cantidad de comida. Regresó al dormitorio con varias bolsas llenas de comida rápida, dulces y refrescos. Alex, todavía en la cama, observó con ojos curiosos y llenos de anticipación cómo David colocaba la comida sobre el escritorio. El aroma de las hamburguesas, las patatas fritas, las pizzas y los postres hacían que su estómago rugiera de hambre. David se acercó a la cama con una porción de pizza en la mano y la sostuvo frente a los labios de Alex.
—Hoy vamos a asegurarnos de que esa grasa siga aumentando —dijo con una sonrisa seductora.
Alex abrió la boca y mordió la pizza, sintiendo el queso aceitoso en su boca. Mientras Alex comía, David se sentó a su lado acariciando la barriga redondeada. Se balanceaba si la sacudía. Por otra parte, los flancos resultaban tan irresistibles también que David no podía dejar de tocarlos tampoco.
—Estás tan gordo, Alex. Me encanta cómo se mueve toda esta grasa gelatinosa —dijo David con voz baja y cargada de deseo.
Sus manos recorriendo cada lorza, cada pliegue, admirando cómo el cuerpo de Alex se había transformado. Alex, con la boca llena, sólo pudo gemir de placer. Las caricias de David y sus palabras de admiración le hacían sentirse increíblemente sexy. Siguió devorando una porción tras otra, todas ofrecidas por su compañero de dormitorio. David se inclinó y comenzó a besar la barriga de Alex.
—¿Engordarás más para mí? —preguntó levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Alex.
—Sí —respondió Alex con voz entrecortada debido a la excitación.
David sonrió y bajó los calzoncillos humedecidos de líquido preseminal de Alex, revelando su miembro. Mientras se terminaba la pizza, David se dispuso a masturbarlo lentamente, sus manos moviéndose con habilidad. Alex se estremeció de placer, sintiendo cómo su cuerpo se volvía cada vez más sensible al tacto de David. Su barriga rebotaba ligeramente con cada sacudida y sus pezones también. David observó a Alex con fascinación. No pudo resistir más. Lo giró y se colocó detrás de él, bajando sus propios pantalones y calzoncillos.
—Te voy a follar, Alex. Y mientras lo hago, quiero que te comas esta hamburguesa —dijo acercándosela.
Alex emitió un gruñido afirmativo. David deslizó con una mano su polla en el interior de Alex y con la otra empujó la hamburguesa hacia su boca para que se la comiera a la vez que lo embestía. Llegaron rápidamente al clímax.
Los primeros exámenes finalmente llegaron a su fin y el estrés acumulado de semanas de estudio se disipó. Un día, a David se le ocurrió comprar una báscula. Regresó al dormitorio con una sonrisa. Alex, quien había pasado los últimos meses disfrutando de la comida con la que David lo cebaba, estaba tumbado en la cama, absorto en una serie.
—Alex, ven aquí —llamó David con una mueca traviesa en los labios.
Alex se levantó con algo de esfuerzo, su cuerpo claramente más voluminoso y pesado. Se acercó a David, quien colocó la báscula en el centro del cuarto.
—Es hora de ver cuánto has crecido —dijo David, su tono de voz lleno de anticipación.
Alex se subió a la báscula y ambos observaron cómo los números se estabilizaban.
—95 kilos —leyó David en voz alta—. Joder, has subido 25 kilos.
Alex miró a David y se fijó en su entrepierna. Sin decir una palabra, se arrodilló frente a él, bajó sus pantalones y empezó a chuparle la polla. David gimió, sus manos enterrándose en el cabello de Alex mientras este lo tomaba profundamente en su boca. La vista de Alex, más gordo y dedicado a darle placer, era una visión que lo volvía loco.
—Sí, Alex, sigue así —dijo temblando de placer.
Alex lo chupaba con fervor, disfrutando del poder que tenía para excitar a David. La polla de David estaba durísima y cada gemido que emitía lo animaba a seguir. David no pudo contenerse más. Levantó a Alex y lo empujó hacia la cama.
—Vaya culazo —susurró David bajándole los calzoncillos extremadamente ajustados y dándole una palmadita.
Entró en él despacio, saboreando cada segundo.
—Te has puesto tan gordo para mí... —dijo al comenzar a moverse.
Alex gimió, sintiendo la presión y el placer mezclándose en su cuerpo.
—Sí, David, y me encanta estar así para ti —respondió moviéndose al ritmo de las embestidas de David.
David aumentó el ritmo, sus manos agarrando los flancos de Alex con firmeza.
—Eres tan sexy, tan... obeso —murmuró.
Ambos llegaron al orgasmo a la vez, sus cuerpos sacudiéndose en sincronía. Al acabar de correrse, David se desplomó sobre Alex, jadeando y sudoroso. Después de unos momentos, se apartó y se tumbó junto a él.
—David —comenzó Alex, girándose para mirarlo a los ojos—, tengo algo que confesarte. Verás... quiero que los dos engordemos. Me gustaría verte a ti con unos kilos extra.
—¿Ah, sí?
—Te pone la grasa, es obvio. ¿No te preguntas cómo sería sentirla en tu propio cuerpo?
—Bueno, la verdad es que tengo algo de curiosidad, sí.
—Creo que deberíamos empezar estas vacaciones de Navidad. Las pasaremos aquí, en el campus, y podemos dedicarnos a comer y a disfrutar juntos.
David sonrió, su rostro iluminado con la misma excitación que sentía Alex.
—Podemos probar.
Se miraron con una mezcla de amor y lujuria, sabiendo que el camino que habían decidido tomar juntos estaría lleno de placer y descubrimientos. Y así, con una nueva determinación, se prepararon para el próximo capítulo de su historia compartida, listos para ver hasta dónde podían llegar.
Tercera parte
Las vacaciones de Navidad estaban llegando a su fin y, para Alex y David, esos días habían sido una transformación completa, no solo en sus cuerpos, sino en su relación. Desde el día en que Alex había confesado su deseo de que ambos engordaran juntos, los dos habían dedicado cada momento a cumplirlo. Cada mañana pedían desayunos copiosos a domicilio: montones de tortitas cubiertas de mantequilla y jarabe de arce, salchichas, huevos y vasos de batidos ricos en calorías. A mediodía, se turnaban para salir a buscar comida rápida; que consistía en hamburguesas, pizzas y enormes raciones de patatas fritas. Y la cena siempre era un festín, con postres que parecían no tener fin. Comían, reían, y compartían caricias mientras sus cuerpos se expandían día a día.
El resultado de esas semanas de indulgencia era innegable. Alex, quien había empezado con un cuerpo rechoncho, había ganado aún más peso. Su barriga ahora se derramaba sobre el borde de sus pantalones, suave y redondeada. Sus muslos rozaban entre sí. Y su culo, por naturaleza respingón, se proyectaba con un volumen adicional que lo hacía muy prominente. David, por otro lado, había comenzado su transformación con un cuerpo más musculoso. Pero la constante ingesta de comida y el abandono temporal del gimnasio le habían añadido kilos de una manera distribuida. Su ombligo, profundo de por sí, se perdía en una barriga que empezaba a redondearse. Sus pezones grandes parecían más prominentes bajo el tejido suave de sus camisetas ajustadas, y sus caderas y muslos habían adquirido una capa de grasa que le daban un contorno más voluptuoso. Su trasero, siempre firme, ahora tenía una blandura que lo hacía rebotar ligeramente cuando se movía.
Era una tarde de domingo cuando ambos decidieron enfrentarse a los resultados de su dedicación. Se miraron el uno al otro, sus ojos llenos de complicidad y deseo, y se dirigieron a la báscula. Primero fue Alex.
—105 kilos —anunció David con rostro triunfante—. Has ganado otros 10 estas vacaciones.
Alex sonrió, sintiendo orgullo y excitación. Se bajó de la báscula y le hizo un gesto a David para que tomara su lugar. David subió y esperó que los números se estabilizaran.
—91 kilos —leyó Alex—. Tú has ganado casi 20 kilos. ¿Cómo es posible?
Sin decir una palabra, se bajaron los calzoncillos, que les apretaban incómodamente alrededor de sus cinturas y traseros.
—Me encanta cómo estás —murmuró David, acercándose a Alex y deslizando una mano por su barriga.
—Y a mí me encanta cómo te has puesto tú —respondió Alex, sus manos recorriendo los flancos de David.
Celebraron con un beso lo que habían creado juntos y David llevó a Alex hacia la cama.
—Voy a darte todo el placer que te mereces —susurró David—. Cada kilo que has ganado es por mí, y eso me vuelve loco.
Sus labios besaron el cuello de Alex mientras sus dedos jugaban con sus pezones. Alex gimió, sus manos buscando los pezones de David, pellizcándolos suavemente y disfrutando de la reacción que eso provocaba.
—Y cada kilo que has ganado tú es por mí —respondió Alex.
David sonrió abrazando a Alex, cuya polla estaba dura y goteando.
—Comamos un poco más —sugirió David, alcanzando una tarta de chocolate cortada en porciones generosas que había dejado en su escritorio el día anterior—. Quiero verte devorar esto mientras te follo.
Alex se giró, su respiración acelerada por la expectativa. Mientras David lo penetraba despacio, comenzó a comer las porciones, una tras otra, cada bocado llenándolo tanto de comida como de placer. Sus gemidos llenaban la habitación a la par que David se movía dentro de él y le susurraba "estás tan obeso" y "me encanta tu culo gordo". Álex le pidió que comiera tarta también y David obedeció. Se la acabaron rápidamente. Cuando llegaron al orgasmo, David se desplomó sobre Alex, ambos cubiertos de migas.
—Sigamos así —murmuró Alex, su voz apenas audible—. Engordemos más.
David asintió, besando la frente de Alex.
El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, despertando a Alex y David. Se estiraron en sus camas, sintiendo el peso adicional de sus cuerpos después de unas vacaciones de indulgencia. Se miraron y rieron, sabiendo que hoy tendrían que enfrentarse a la realidad de sus nuevos tamaños.
—Deberíamos probar la ropa de ir a clase antes de que se reanude el curso —dijo David levantándose de la cama—. Dudo que algo más que un par de camisetas grandes y pantalones de chándal nos queden bien.
Alex sintió una mezcla de nervios y excitación al pensar en cómo su ropa se ajustaría a sus nuevas curvas. Empezaron a buscar en sus armarios. David fue el primero en probarse una camiseta. Era una de sus favoritas, de color negro, que antes le quedaba perfectamente ajustada. Ahora, al deslizarla por su torso, la tela se estiraba notablemente sobre su barriga y sus pezones abultados se notaban más que nunca.
—Me va ridícula —dijo David mirando su reflejo en el espejo del baño y luego a Alex.
Alex no pudo evitar morderse el labio inferior ante semejante prueba del engorde de David.
—¡Estás hecho una vaca! A ver yo —dijo sacando unos vaqueros elásticos.
Se los subió por sus anchos muslos con dificultad.
—¡Uf! No puedo abrocharlos —comentó girándose para ver que la tela se estiraba peligrosamente en sus caderas.
David observó cómo los pantalones desabrochados de Alex no cubrían su trasero, acentuando su nueva redondez.
—Tú sí que eres una vaca. Las costuras de ese pantalón van a reventar en cualquier momento —se burló David.
Siguieron probándose diferentes prendas, con risas y comentarios eróticos. Estaba claro que necesitaban ropa nueva.
Salieron de la residencia malvestidos y caminaron hacia la tienda más cercana. Cada paso hacía que sus cuerpos se movieran de manera llamativa: las barrigas rebotaban ligeramente y los traseros se bamboleaban sensualmente.
Regresaron a su dormitorio habiendo adquirido varias piezas grandes, incluyendo ropa interior, y excitados por las visiones en los cambiadores.
—Hoy me he dado cuenta de lo gordos que estamos realmente —dijo David acariciando la barriga de Alex y sintiendo la suavidad bajo sus dedos.
—Lo sé —dijo Alex agarrando las tetas de David.
La habitación se llenó de susurros, caricias y gemidos, cada movimiento una promesa de placer.
El primer día de clases después de las vacaciones transcurrió con cierta normalidad para Alex y David. Se levantaron temprano, se vistieron con sus nuevas prendas y asistieron a clases. Todo el mundo comentó lo mucho que habían engordado durante la Navidad, pero ellos se limitaron a encogerse de hombros. Al acabar la mañana, se dirigieron a la cantina para almorzar. Y aunque la comida era saludable, comieron más de la cuenta.
Se tumbaron en las camas de vuelta en su dormitorio.
—¿Deberíamos volver al gimnasio? —preguntó Alex, aunque sin mucha convicción.
David lo miró y sonrió.
—Prefiero pedir una pizza y seguir disfrutando de esto —dijo dando una palmada en su propia barriga.
Alex rió y asintió.
—Suena mejor. Pero ¿pizza? Si acabamos de comer.
Decidieron hacer una pequeña travesura. Se pusieron los calzoncillos más pequeños que tenían, unos que no había tirado apropósito. La goma se les clavaba en las carnes y mostraban descaradamente la raja de sus culos.
—A ver qué cara pone el pizzero —dijo David ajustándose los calzoncillos y admirando su reflejo en el espejo.
Pronto sonó el timbre. David abrió la puerta, dejando al descubierto su cuerpo apenas tapado por los slips. Alex se acercó también, ambos exhibiéndose con descaro. El pizzero se quedó mirando con la boca abierta, sin poder evitar observar las redondeces expuestas.
—Aquí... aquí tienen su pizza —dijo con voz temblorosa entregándoles las cajas.
—Gracias —dijo Alex, tomando la pizza y dándose la vuela.
Estallaron en risas al cerrar la puerta.
—¡Nos miraba como si fuéramos monstruos! —dijo David.
—¡Ha sido increíble! —añadió Alex.
Se despegaron los calzoncillos, se sentaron en la cama de Alex, abrieron la caja y comenzaron a devorar la pizza. Cada mordisco era una mezcla de placer y lujuria.
—Mira lo gordo que estás —balbuceó David.
—¿Y tú qué? Cerdo obeso —respondió Alex.
El deseo creció entre ellos y mientras seguían masticando, se sobaban y se masturbaban mutuamente. Los insultos sobre su obesidad los llevaba a nuevos niveles de excitación. Estaban atrapados en un ciclo de placer y gordura, y ambos sabían que no había vuelta atrás.
Parte final
Después de meses de clases, las vacaciones de primavera, los exámenes finales, mucha indulgencia y sesiones interminables de placer, el curso casi había terminado. Alex y David se despertaron una mañana sintiendo el peso de sus cuerpos, resultado de su voraz apetito y su constante deseo de engordar.
David abrió los ojos primero, su mano rozando la extensión de su barriga antes de levantarse de la cama. Su cuerpo se movió con un esfuerzo notable. La grasa de su abdomen se desbordaba en varios pliegues. Sus pezones, grandes y oscuros, se proyectaban en su pecho blando, rodeados de una masa de carne que temblaba con cada movimiento. Sus brazos, una vez firmes y tonificados, ahora eran gruesos y llenos. Bajó la mirada hacia sus piernas. Sus muslos se habían ensanchado considerablemente y sus pantorrillas estaban rellenas de grasa. Lo más inesperado de su transformación era su trasero. Sus glúteos se habían expandido enormemente, cada nalga gorda y redondeada rebotaba ligeramente al andar. Sus caderas también se habían ensanchado, dándole una forma más voluptuosa.
—Alex, ¿estás despierto? Vamos a pesarnos, gordo. Ya toca —balbuceó David con voz adormilada.
Alex se levantó de la cama. Su cuerpo no se quedaba atrás en cambios. Sus abdominales, antaño firmes y definidos, habían desaparecido bajo una gruesísima capa de grasa. La barriga le colgaba sobre el borde de sus calzoncillos XL, creando una redondez que oscilaba con cada movimiento. Sus pezones también eran más grandes. En cuanto sus brazos, estaban rodeados de una capa de grasa que les daba una apariencia suave. Los muslos le habían crecido considerablemente, al igual que sus pantorrillas, y sus glúteos, una vez firmes y respingones, ahora eran más grandes y redondeados incluso que los de David, una visión tentadora con cada paso que daba.
Se dirigieron juntos hacia la báscula. David subió primero, observando cómo los números subían rápidamente hasta detenerse en 148 kilos.
—¡Hostia! 148 kilos —dijo con una mezcla de asombro y excitación.
Luego fue el turno de Alex. Subió a la báscula. Los números subieron hasta detenerse en 142 kilos.
—142 kilos —dijo Alex orgulloso y preocupado.
David se acercó a Alex para acariciar su enorme trasero, sus manos hundiéndose en la carne suave y rebosante. Apretó ligeramente aquellas nalgas, haciendo que se movieran como gelatina. Las manos de Alex recorrieron la barriga blanda de David para sentir cada centímetro de grasa. Luego sus dedos jugaron con los pezones tamaño salami de David, que se endurecieron al instante. Se miraron el uno al otro con intensidad. Se les había ido totalmente de las manos. ¿Qué dirían sus familias al volver a verlos en verano?
—David, te amo.
—Yo también te amo, Alex.
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sofea-00 · 3 months ago
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¿Puedes decir algo que me deje pensando durante horas?
Un chino adoptó un perro de un refugio de animales y lo trajo a casa.
El perro era cariñoso y obediente; Sin embargo, una noche, el dueño lo encontró despierto. El perro estaba frente a la puerta vallada de la habitación del hombre. Estaba mirando al hombre mientras dormía.
El hombre se encogió de hombros, pensando que el perro se estaba acostumbrando al nuevo entorno. Pero a medida que el patrón se repetía noche tras noche, el dueño empezó a preocuparse.
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El dueño solía jugar con el perro para asegurarse de que estuviera exhausto al final del día y durmiera por la noche.
Pero el perro se quedaba despierto mirándolo todas las noches.
El hombre lo llevó al veterinario, pero el perro estaba sano.
Finalmente, el hombre acudió al refugio donde había sido adoptado intentando encontrar una solución.
Los funcionarios del refugio revelaron que el dueño anterior del perro quería deshacerse de él porque tenía una esposa embarazada y tenía dificultades para cuidar de ambos.
El dueño esperó a que el perro se durmiera y lo llevó al refugio.
Cuando el perro despertó, se dio cuenta de que lo habían abandonado. Profundamente traumatizado por esto, le costó confiar en su nuevo dueño porque temía que lo abandonaran nuevamente si se quedaba dormido.
Al enterarse, el dueño comenzó a llorar. Quitó la valla y colocó la cama del perro junto a la suya. Creía que así recuperaría la confianza que había perdido tras el abandono.
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walker-skull · 1 month ago
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El alien del baño
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No tenía intención de ayudar al monstruo, pero en cuanto vi que necesitaba ayuda, supe qué hacer. Mientras abría mi mochila, podía oler el extraño aroma de la criatura que había atrapado dentro. La viscosa criatura se deslizó por las baldosas y luego se escondió dentro de la ducha, entre las diversas botellas de champú que mi compañera de habitación había dejado allí perezosamente con el líquido limpiador goteando por los lados. Salí del baño en cuanto escuché el golpe.
—Vamos, hombre. Tengo que prepararme para ir a trabajar. Juca estaba en la puerta. Me apresuré a esconder mi bolso y luego tiré de la cadena para que pareciera que había estado usando el baño.
"Aquí tienes."
—Por fin, hombre. Pasó a toda prisa junto a mí y la puerta se cerró con un crujido. El agua empezó a correr y yo estaba esperando hasta que oí que la puerta corrediza de cristal se cerraba. Se oyó el crujido y entonces empujé la puerta para abrirla, esperando encontrar a mi compañero de habitación convulsionando en el suelo o algo así, pero en cambio estaba presionado contra el cristal de la puerta de la ducha. El vapor no había dificultado la visión a través de ella, así que todavía podía ver su polla y su cuerpo apretado. La viscosa criatura verde tenía una silueta entre sus piernas y cuanto más desaparecía dentro de él, más dura y larga se volvía la polla de mi compañero de habitación. La tensión en mis pantalones me hacía arrastrar los pies en mi lugar para ponerme más cómoda. El último baba verde se deslizó dentro de él y luego vi cómo se arrastraba justo debajo de su piel, apareciendo un bulto en su pecho y luego extendiéndose por todo su cuerpo. La ducha seguía funcionando y cuando se apartó del cristal continuó duchándose.
—¿Vas a entrar? —dijo, mientras el agua salpicaba sus hombros sobre la puerta. Me quité la ropa y dejé un rastro hasta la ducha, abrí la puerta y entré con mi compañero de cuarto. Casi de inmediato, me rodeó con sus brazos y me besó. Sus labios estaban suaves y húmedos por el simple hecho de estar debajo del agua corriente y podía sentir el cosquilleo de su bigote. Su lengua invadió mi boca mientras mis manos se deslizaban por su resbaladiza espalda y apretaban su apretado trasero. Su polla estaba presionando contra mí y podía sentir su palpitar mientras rogaba por placer. Me aparté y besé el cuerpo de mi compañero de cuarto hasta que estuve de rodillas con su miembro erecto en mis labios. Abrí lentamente la boca y rodeé la punta de su polla con mi lengua antes de llevármelo lentamente a la boca. Me moví y agarré su trasero para atraerlo más fuerte hasta que comenzó a empujarse. Lo acaricié mientras empujaba más rápido, su cabeza cayó hacia atrás para dejar escapar gemidos de esos labios húmedos. Antes de dejarlo explotar, me levanté y me giré contra el vidrio contra el que estaba presionado. Al principio dudó, pero luego sentí su polla deslizándose dentro de mí. Me estiré por encima de la puerta y me agarré de lo que pude hasta que el dolor se convirtió en puro placer, recorriendo mi cuerpo cada vez más a medida que él embestía dentro de mí. Podía sentirlo acumulando presión y tiré de mi propia erección hasta que me corrí, chorros blancos estallaron en el vidrio. Chase me estaba sujetando con todas sus fuerzas y luego, con grandes empujones finales, explotó dentro de mí. Sus jugos brotaron de mí mientras se retiraba. Me giré para mirarlo, notando el sonido de la ducha una vez más.
—Ustedes los humanos tienen un ritual de placer interesante —dijo. Era muy extraño oírlo hablar así.
- "Se llama sexo". Yo todavía estaba jadeando.
“Interesante. Será divertido aprender sobre la forma humana y todas sus capacidades”. Se miró a sí mismo, flexionó los pectorales y me hizo un pequeño espectáculo. Se me estaba poniendo un poco duro de nuevo.
“¿Ve algo de esto?”, pregunté.
—Él está despierto cuando yo estoy despierto, pero nuestras mentes se han unido y él siente lujuria por ti como yo ahora. —Me atrajo hacia él otra vez, su cuerpo goteando agua.
“Bueno, sigamos adelante para poder enseñar más sobre los humanos y tal vez más adelante pueda estar en la cima”.
“¿Qué significa eso?”, dijo.
—Tendrás que esperar y descubrirlo —le guiñé un ojo.
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s1itta · 2 months ago
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Regalos? Bakugō x Oc fem
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Meko (Oc) recibe unos regalos inesperados de una persona con la que no tiene relación en absoluto.
Me acababa de despertar después de pasar todo el día con Recovery Girl, así que me dirigí hacia los dormitorios de la U.A. para seguir durmiendo.
Después de unos cinco minutos, llegué al salón, donde estaban Mina y Ochaco viendo la tele.
—¡Oh, Mako-chan! ¿Ya te sientes mejor? —Ochaco se giró sobre el sofá para mirarme.
—Hola, chicas. Sí, ya me encuentro mejor —me acerqué al sofá para poder hablar mejor con ellas.
—Mako-chan, yo que tú me iría ya al cuarto —Mina miró cómplice a Ochaco y se sonrieron mutuamente.
—¿Por qué? ¿Tengo mala cara? —Inmediatamente me miré en la pantalla del móvil para ver si tenía cara de muerta.
—No, no, es solo que hay algo que te está esperando y, si tardas mucho, a lo mejor explota.
Miré a Mina con una ceja levantada.
—¿Es un juego de palabras...?
Las dos se quedaron calladas mientras soltaban una ligera risa, así que decidí hacerles caso y me fui hacia la habitación, que estaba en el segundo piso.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, pude ver de lejos una caja delante de mi puerta.
—¿Qué es eso...? —me pregunté a mí misma, ya que que yo recordara, no había comprado nada por internet.
A medida que me acercaba, pude ver que era una caja muy bonita de color rosa y tenía una pequeña nota encima. La cogí y entré a la habitación.
—Recupérate, tonta. Espero que esto te haga feliz —leí en la nota. Ni siquiera estaba firmada, aunque la letra me sonaba algo familiar y olía ligeramente a caramelo de café.
Dejé la nota en mi mesita y abrí la caja. Dentro de ella había un pequeño cesto con ciclámenes, unas flores que resisten muy bien el frío. Me quedé mirando las flores con atención.
¿Quién me podría haber dejado este regalo en la puerta? Era lo único que estaba en mi cabeza. La nota no tenía ninguna firma, y solo tenía como pistas su letra y el perfume que había en ella.
——
Después de haberlas acomodado en mi mesa de noche, decidí salir de la habitación para investigar. Lo primero que hice fue buscar a las chicas para pedirles ayuda.
—Hola, chicas —saludé a todas las que ahora estaban en el salón.
—Mako-chan, ¿vienes a preguntar cuándo haremos la cena, no? —Jirou rió por lo bajo mientras me miraba.
Mis mejillas se pusieron de un leve tono rojo. Siempre bajaba todas las noches a preguntar cuándo haríamos la cena.
—Esta vez no —contesté sonriente.
—Me han dejado unas flores delante de la puerta y no sé quién ha sido, así que vengo a pediros ayuda.
Las chicas me miraban atentas; parecía como si ellas ya supieran quién había sido.
—¿Y bien?
—Lo siento, Mako-chan, pero esto lo tienes que descubrir tú sola, kero —Tsu fue la que respondió mientras las demás chicas asentían.
Solo suspiré con cansancio y me fui a la cocina, donde estaban Deku y Denki.
Me acerqué a ellos para poder oler sus perfumes y ver si alguno tenía un parecido, pero no parecía coincidir en absolutamente nada, hasta que se me ocurrió algo.
—Oye, Deku, ¿de casualidad no sabrás de quién es este perfume? —Le acerqué la nota a la nariz. Esto se me había ocurrido porque Deku apunta TODO en su libreta, y no me extrañaría si también apuntara nuestros perfumes. Sonreí inconsciente ante mi gran idea.
—¿Este no es el perfume de Kacchan?
Mi sonrisa se desvaneció al instante.
—¿Eh? —Eso fue lo único que salió de mi boca durante dos minutos.
—¿No hay alguien más que use ese perfume?
Deku negó y se preparó para hablar, aclarando su garganta y levantando un dedo, como en el meme.
—Kacchan es el único que huele así debido a su quirk. Aunque él huele más dulce, estoy seguro de que la nota huele así porque le habrá puesto perfume, y esto habrá intensificado el olor dulce.
Cuando terminó de hablar, me quedé tiesa mirando hacia la encimera.
¿Por qué Bakugō me regalaría unas flores? Apenas hablo con él, y cuando lo hago parece que me ignora; ni siquiera me grita como al resto.
—Ah —Denki soltó una carcajada mientras me hacía una foto.
—¡JAJAJA, vaya cara se te ha quedado, Mako!
Mi cara en ese momento era un cuadro, y no entendía el porqué.
Después de unos días, nada más volvió a aparecer en mi puerta, y por algún motivo me sentía un poco triste al no ver ninguna otra señal.
Hoy iba a ser un día cansado, ya que íbamos a entrenar aún más nuestros quirks, y yo estaba un poco preocupada, ya que la última vez acabé con Recovery Girl por esforzarme demasiado.
—¿Qué te pasa, Mako? ¿Estás nerviosa? —Ochaco se acercó a mí mientras me sobaba un poco el hombro.
—Tengo miedo de volver a sobrepasar mis límites —contesté, mientras inconscientemente miraba la espalda de Bakugō. Pareció darse cuenta, ya que al instante se giró con la intención de gritar algún insulto, pero al verme, se quedó callado y se volvió a girar.
Fruncí el ceño al instante. ¿Acaso le caigo tan mal que ni me habla?
—Oye, Ochaco, ¿le caigo mal a Bakugō?
Ochaco palideció al instante.
—Eh, bueno, "caer mal" no es algo que yo diría, jeje...
La miré, luego volví a mirar la espalda de Bakugō. Entonces, ¿qué es? me pregunté a mí misma.
——
—Mako-chan, deberías tener más cuidado la próxima vez.
Iida, nuestro perfecto delegado, me estaba echando la "bronca" porque había terminado otra vez con Recovery Girl.
Yo le sonreí con pena y asentí.
—Lo sé, lo siento. Es que estaba un poco distraída.
—Mako-chan, ya te puedes ir a la habitación —Recovery Girl dejó un beso en mi frente para ayudarme a ponerme de pie—. Y tú, te quedas aquí para redactar la asistencia —le señaló a Iida mientras me abría la puerta para dejarme ir.
Mientras me dirigía al edificio de las habitaciones, empecé a sentirme aún más cansada a causa del quirk de Recovery Girl.
—Mierda —solté, mientras me agachaba en el suelo para intentar recuperar un poco de energía. Estuve así unos minutos hasta que sentí una mano en mi hombro.
—Iida-kun, ahora voy a la habitación, no me metas prisa —dije, imaginándome que Iida ya había salido de la enfermería.
—Tsk, yo no soy ese motor con cabeza.
En ese momento, al escuchar su voz, mi cuerpo se congeló. Bakugō estaba detrás de mí, y podía sentir el calor de su mano apoyada en mi hombro.
—Ah —fue lo único que pude decir.
—¿Cómo que "ah"? ¿Acaso querías que fuera él? —en su voz podía escuchar la irritación, aunque parecía estar conteniendo su enfado.
Me puse de pie lentamente para intentar no caer y miré de reojo a Bakugō. Él tenía su típico ceño fruncido, pero parecía estar calmado.
—Te has vuelto a sobrepasar, tonta —dijo mientras quitaba su mano de mi hombro y la pasaba a mi muñeca para empezar a andar en dirección a las habitaciones.
—Bakugō, no hace falta que me ayudes.
—Si no te ayudo, acabarás con la señora besos otra vez, estúpida —se me escapó una carcajada al oír el mote que le había puesto a Recovery Girl. Una vez llegamos al edificio, me acompañó hasta la puerta de mi habitación.
—Gracias, Bakugō. Si no me hubieras acompañado, seguramente me hubiera caído en medio del salón —dije, soltando una risa para acompañar la verdad.
—Tsk.
Fue lo único que dijo, dándose la vuelta con intención de irse mientras yo me quedaba en mi puerta. De repente, se detuvo en seco y se giró hacia una de las máquinas expendedoras que había al lado del ascensor.
—Toma —dijo, mientras volvía y me entregaba un cartón de leche de chocolate. Miré curiosa su regalo y luego lo miré a él. Tenía la cara ligeramente roja y notablemente relajada. Me quedé admirándolo unos segundos sin decir nada; nunca había visto a Bakugō de esa manera.
—Oye, Bakugō, te ves muy bien cuando no tienes cara de irritado —confesé sin darme cuenta, lo que hizo que su cara se enrojeciera aún más.
—¡YO SIEMPRE ME VEO BIEN! —gritó, mientras abría la puerta de mi habitación y me metía dentro de un empujón. Después de eso, me tiró una pequeña caja y se fue irritado, cerrando la puerta de un portazo.
En el suelo de mi habitación, miré la pequeña caja que Bakugō me había lanzado. Parecía una caja de joyería, y olía exactamente igual que la nota de las flores. Después de quedarme absorta mirando la caja, decidí abrirla. Me encontré con un brazalete fino decorado con un lazo y pequeñas piedras. "De piedra me quedé yo", más bien dicho.
Al instante me levanté con energía, sosteniendo la caja en la mano. Parecía que toda la fuerza que me faltaba había regresado de golpe. Corrí por el pasillo hasta el ascensor, consciente de que si no me apresuraba, Aizawa-sensei podría regañarme por andar tan tarde por los pasillos.
Salí del ascensor y me dirigí a la habitación de Bakugō. Di unos golpes suaves en la puerta, y al cabo de un minuto, él la abrió, ya vestido con su pijama.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con molestia.
Sin decir nada, entré en su cuarto y dejé la cajita en la mesa de noche junto a su cama.
—¿Me estás regalando estas cosas porque piensas que soy débil? —dije, con el ceño fruncido.
—¿Eres tonta o te haces? —Bakugō no parecía afectado por mi comentario y me miraba con una ceja alzada.
—¿Me estás llamando débil? —seguía sin entender nada, mirándolo en busca de una respuesta.
Para mi sorpresa, Bakugō bajó un poco la mirada, algo muy inusual en él. Nunca se muestra vulnerable ante nadie, lo que me preocupó.
—¿Bakugō? —lo llamé con inquietud, acercándome mientras olvidaba la cajita en la mesa.
—¿No te gusta? —parecía algo decepcionado, y sus palabras se atropellaban un poco—. Tus amigas me dijeron que te encantan las flores y ese tipo de brazaletes...
Me quedé congelada. ¿Bakugō había preguntado a las chicas qué cosas me gustaban para regalarme?
—¿Bakugō, qué te pasa?
—Tks, realmente eres inútil —Bakugō me dio un manotazo en el brazo y fue hacia su cama para sentarse en ella—. Ven —ordenó. Yo obedecí y me acerqué, quedando de pie frente a él.
—Escúchame, estúpida. Me interesas, y no de la manera de ser amigos. No te lo repetiré, así que espero que lo entiendas —dijo mientras sacaba el brazalete de la cajita y lo ponía bruscamente en mi muñeca—. No lo pierdas, o te haré comprar otro.
Con eso, me tomó del brazo y me arrastró hacia la puerta, expulsándome de su habitación y cerrando la puerta en mi cara.
Todo el tiempo que estuve en su habitación no entendí nada, pero mientras me quedaba frente a su puerta, sus palabras resonaron en mi cabeza. ¿Le gusto a Bakugō? Mis ojos se abrieron de par en par, y mis mejillas se pusieron rojas de manera inconsciente.
—Mako, si sigues ahí parada, te pondré una sanción —logré escuchar, reconociendo la voz de Aizawa-sensei.
—¡NO, POR FAVOR! —grité sin pensar y corrí hacia el ascensor, dirigiéndome a mi habitación, mientras miraba mi nuevo brazalete.
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ocasoinefable · 6 months ago
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Mi corazón late tan fuerte que a cada paso lo siento rodar por mi piel, entre tu aire. Te miro de reojo, mientras llevo entre mis mejillas el calor carmín de tus dedos cuando te inclinaste hacia mí a recoger mi llanto. Y mi boca baila entre respiros por el aire de tus labios. Es una calma y una inquietud la que me invade entre tus miradas. (Nos acercamos al portón de mi casa y en el corredor hay unas amapolas que se mueven con la brisa entre la noche).. y solo quería detener el tiempo y estar así; cerca del aire que respiras, sintiendo el calor de tu vida y tu cuerpo al lado del mío, platicar entre silencios y algunas sonrisas. Busco palabras en mi boca, pero tú hablas y las tomas. Creo que es la primera vez que me siento en un hogar, y la fragildad me hace llorar y guardar silencio. Abro la puerta y te invito a seguir con el alma en los ojos. Me miras y sonríes, -¡por Dios en tu sonrisa está mi corazón...! - mi voz se hace un tejido en mis dedos. Caminas hacia mí, doy unos pasos adelante, unos pasos más hacía mi propia desnudes. Tus ojos curiosos recorrer los cuadros, la piedritas y cada detalle que representa una porción de mi tiempo y gustos. Tus ojos curiosos e inquietos buscan los míos, ansías tomar mis palabras. Me acerco a la habitación, te invito con un rubor apresado a mi castidad e inexperiencia entre un mar de nervios tiernos. avanzas hacia mí. dulce me tomas en tus brazos, dejas caer tu nariz entre mis mejillas y respiras ahogando tus besos. Muerdo el aire que se nos escapa. Tus ojos prendidos de luz y oscuridad temen por mí, y yo temo por ti. Me adelanto a tus palabras que pueden hacer de mi un rosal prendido y a la defensa..
- "¡por favor no me llames angel.. no..! no me prendas luceros o me dictes destrezas o virtudes no humanas. Mira mis ojos y ve como arden entre huesos y piel, como me consume los vicios y males, como puedo ser celosa, vanidosa y egocéntrica. Vee en mí un corazón tan humano y lleno de poesía que ando despacio y recorro el silencio en las noches.. que atesoro algunas virtudes más aun son tan pocas para todo el mar que contengo. Por favor no me digas ángel que me llora el alma ansiosa y rota que te habla en esta suplica" -
Tus ojos curiosos comprendían sin saberse explicar,
- ¿pero como..?
Musitaste dulcemente.
Lleve tu mano a mi corazón y te sonrio. tomas mis plumas en tu lengua y piel. Tus labios tibios danzaban en los míos, tus dedos suaves entre la seda de mis jadeos y suspiros. Sueltas mi camisa y sudadera, desabotonan tus manos los broches del sostén, lames mis pechos con la punta de tu lengua mientras tu nariz como un torrente de lluvia sopla entre cada poro, muerdes con delicia y ternura. Mi alma en tus labios. Mis dedos trenzados a tus cabellos, mis piernas tu cintura, tus manos desnudando tu piel y tu latir a tu alma. Busco tus labios y los beso nuevamente. El aire de tu boca como un clavel en mis orillas, el fuego de tu mirada. Apreso mis piernas a tus palmas, me llevas a ti. besas mis hombros, mientras mis besos caen en tus mejillas, te sientas sobre la cama. me tomas despacio, me trenzo a tu aire. Me acerco sin dejar espacio entre tus vellos y los míos, abro las piernas para sostenerme sobre tu cintura. El aire se vuelve tu latir. Mi corazón abierto en tu mira; (te cuento una a una las lágrimas que derrame en la soledad de mi infancia, las veces que desee morir por mis manos y como él dolor me redujo a la mañana siguiente. mis latidos te cuentan a medida que crecen las sonrisas que aun guardo, de mis metas y ambiciones, de mis ideales y fe en la humanidad, de que me gusta el color del trigo cuando cae la tarde, que me hacen reír como caminan los patos y lloro con los finales felices, que soy terca, orgullosa y sombría, que no me gusta el color rosado y mucho menos ser un querubín, que soy de carácter recio, y que no sé cómo no ser de otra manera.. y tus latidos me dicen; que dedicas noches a la soledad, que te mantienes de sueños, de la brisa en las olas, que desde niño tienes la costumbre de cantarle a las odinas los poemas de tu alma, que guardas tu llanto en las hojas como perlas en la arena, que se te quema el último hotcakes, que te gusta el piano y tararteas sus notas mientras escribes, que tus enojos reducen todo a polvo y tu ardor es lo que sabe reverdecer, que prefieres una tarde entre libros que una día fuera de casa).. Sonreímos. Tus dedos por mi espalda como gotas de miel. Tus ojos en los míos, me aferre a tu cadera lentamente mientras en mi interior tu vida late con fervor y dulzura, me amarro a tus dedos y me guías, te abrazo a mis labios y te guío a mi aire..
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nightwngz · 9 months ago
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𝐛𝐞𝐬𝐭 𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝. 𝒕. drake ✮ esp. . . !
tim drake 𝒙 female reader. . .
ADVERTENCIAS. . . porn without plot. amigos con beneficios. fingering, mortar cara, sexo (p in v)
COPYRIGHT. . . ningún tipo de copia de mis obras está permitida. Se permite la libre traducción siempre y cuando se den los créditos correspondientes a mi persona.
IDIOMA. . . puedes encontrar la versión en inglés aquí. Lo siento por tardar en subir la versión en español ;(
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Nunca antes habías visto a Tim Drake de otra manera que no fuera como tu mejor amigo, ese chico en quien confiabas plenamente y al que podías acudir en cualquier momento que algo te preocupara.
Él representaba tu refugio emocional, un espacio donde te sentías completamente vulnerable frente a sus ojos, capaz de compartir todas tus inquietudes sabiendo que él se sentiría honrado de escucharte.
En aquel entonces, habrías jurado que nunca pensarías en Tim de una forma distinta a la de un amigo. Sin embargo, el tiempo comenzó a formar un lazo más profundo entre ustedes.
Las conversaciones que solían ser un momento divertido entre amigos comenzaron a tornarse de una extraña y peculiar tensión palpable. Los abrazos se volvían más largos, los roces de sus cuerpos más intensos, y cada mirada prolongada parecía contener una lascivia enjaulada que solo ustedes podían comprender.
A medida que el tiempo avanzaba, las emociones que habías jurado nunca sentir por Tim comenzaron a revolotear en tu interior. Te encontraste pensando en él de manera diferente, notando la forma en que tu piel se erizaba cuando te tocaba, en como tus fantasías sexuales relacionadas con su persona empezaban a invadir tu mente.
Desde que empezaron a dormir juntos e hicieron el trato de ser, como dijo Jason, "folla-amigos", tú amigo descubrió que había un lado de ti que no conocía. Eras una salvaje hambrienta.
No te importó para nada el entrometerte en su habitación porque estabas deseosa de ser devorada por alguien. Tampoco te dió vergüenza el arrodillarte a cada lado de la cabeza de Tim solo porque deseabas montarte en su cara.
Para tu fortuna, tu amigo era increíblemente bueno en la tarea de comerte. Su lengua chocaba de una manera obscena entre tus pliegues húmedos abriéndolos, sus dedos estaban en la ajetreada tarea de revolotear contra el capuchón de placer que dolía por la falta de atención. Por estos movimientos te deshacías sobre él; la oleada de placer y la sensibilidad que guardabas en tu coño húmedo hacía que su toque te hiciera ver las estrellas.
— Solo aguanta un poco más. Aún no he terminado.
Tu agujero se cerraba en el vacío ante la estimulación contaste que ejercía sobre ti. Imaginaste cómo estaría su cara debajo de ti y el simple hecho de imaginarlo con toda la boca manchada a causa de tu coño lloroso te acercaba mucho más al borde.
Aunque, el que te mirara a los ojos mientras apretaba tu clítoris con los labios y posteriormente lo raspara con la lengua fue demasiado para lo que podías soportar. El orgasmo te golpeó tan fuerte que Tim ni siquiera se lo vió venir hasta que toda su boca quedó manchada con tu magnífico sabor.
No te dejó ni un respiro ante la hipersensibilidad que te había dejado tu anterior orgasmo que inmediatamente comenzó a follarte sin pena por el agujero que justo había acabado de abusar.
Con el pulgar, volvió a atender dulcemente a tú centro para que te sientas a gusto completamente con las embestidas.
Te sentías llena. Sentías que su cuerpo encajaba perfectamente en el tuyo como si hubiese sido creado para que te follara. Su piel caliente ardía de calor contra la tuya a la par que su pelvis chocaba contra ti provocando un ruido morboso capaz de oírse en toda la habitación. Era demasiado para poder soportarlo.
— ¡T-Tim, Tim! — Llorabas sobre su hombro. — Quiero que te corras en mi, ya no soporto.
Te acercaste para besarlo en lugar de dejarlo contestar. Tu lengua estaba lo suficientemente concentrada en explorar su boca cuando notaste ese líquido espeso y caliente barrerse entre tus piernas.
Quizás jamás vuelvan a ser los mismos amigos de antes, pero podías vivir completamente con ello.
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