#Equipo de la Temporada
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sonsofks · 1 year ago
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EA SPORTS FIFA 23 desata la pasión con el lanzamiento del equipo de la temporada: ¡TOTS Ultimate, un sueño hecho realidad!
¡EA SPORTS desata la emoción con el Equipo de la Temporada (TOTS) Ultimate de FIFA 23! En esta lista explosiva se encuentran estrellas de renombre como Lionel Messi, Vinícius Jr. y muchos más. El TOTS Ultimate reúne a los mejores jugadores con las calificaciones más altas de todas las ligas y lanzamientos. Pero eso no es todo. Como parte de esta revelación espectacular, también podrás encontrar…
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mearpsdyke · 2 years ago
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SE VA YAMILA DE BOCA HE ORADO POR ESTE MOMENTO
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elcarteronews · 3 months ago
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Cristiano Ronaldo alcanza los 899 goles: La leyenda portuguesa sigue batiendo récords
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armatofu · 1 year ago
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lacamisetamx · 1 year ago
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Real Deportivo Dzidzantún ¡Nuevo Jersey, Nueva Historia!
Real Deportivo Dzidzantún ¡Nuevo Jersey, Nueva Historia! Descubre la pasión y la historia detrás del nuevo jersey del Real Deportivo Dzidzantún para la temporada 2023-2024.
Real Deportivo Dzidzantún Listo para la Temporada 2023-2024 Dzidzantún, 17 de agosto de 2023 – La emoción y la pasión se desbordan en Dzidzantún mientras el Real Deportivo Dzidzantún revela su flamante camiseta para la venidera temporada 2023-2024. Con un diseño cargado de historia y significado, el equipo local se prepara para enfrentar nuevos desafíos y continuar dejando huella en el mundo del…
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thinkwinwincom · 2 years ago
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Copa del Mundo 2022: Despierta la barra de fútbol americano
Copa del Mundo 2022: Despierta la barra de fútbol americano
Esta es una edición de The Great Game, un boletín informativo sobre la Copa del Mundo de 2022 y cómo el fútbol explica el mundo. Registrarse aquí. Cuando el capitán de Polonia, Robert Lewandowski, le robó el balón a Abdelilah Al-Malki en el partido de la Copa Mundial del sábado pasado entre Polonia y Arabia Saudita, y luego anotó su primer gol del torneo, los fanáticos de Polonia en el Kleos Bar…
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pollitodesplumado · 2 days ago
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Que gran noche de Champions. Lo mejor? Mi corazón Balsh is full
Zipi y Zape!!
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Ellas viven en una sitcom donde son las protagonistas
Estamos seguro que es Vicky la más joven del equipo?
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La carcajada de maldad de Ona lo es todo🤭
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Su última temporada juntas🥲
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wosohavemyheart · 1 year ago
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TORNADA
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-Ven corre, vamos a pillar sitio
Cojo de la mano a Ona Batlle, mi mejor amiga y vamos haciendo un poco de espacio hasta llegar a la primera fila junto a la gente que esta esperando al bus de las jugadoras.
Habían al menos unas 500 personas repartidas y fue fácil hacerse hueco entre ellas. Ibamos vestidas con gorras, bufanda y las camisetas, ella de Aitana y yo de Alexia firmada por todas.
-Oye tu no eres T/n? La novia de Alexia? -Me giro para mirar a las chicas que estaban a mi lado y Ona también mira- Ooooh y tu eres Ona
-Si, encantada- Ambas sonreímos y las chicas amablemente nos pidieron fotos y que le firmaramos. Lo hicimos encantadas y nos pusimos a hablar con ellas mientras esperábamos.
-T/n t/n te puedes hacer una foto conmigo?? Voy a ver todos los partidos del Collerense, eres la mejor.
-Ohhh muchas gracias... -Esperando que diga su nombre
-Paula, me llamo Paula
-Muchas gracias Paula, claro ven- Nos hacemos una foto y también le firmamos una camiseta.
-Espero que la temporada que viene te fiche un equipo importante y si es en el Barça mejor, te lo mereces- Luego se gira a Ona- Todo estamos esperando a que vuelvas a casa- Sonrie dulcemente y yo me derrito, es una niña de unos 8 años muy dulce.
-Eres un amor, Paula- Dice Ona.
-Si, ojalá algún día poder jugar con unas jugadoras increíbles para una afición espectacular- Digo guiñandole el ojo y de verdad lo espero porque hace una semana me he enterado que tengo un ojeador del Barça encima mío y esta interesado en mi para el año que viene.
Ona me mira y sonrie
-¿Te cuento un secreto?- Le pregunta y la niña asiente eufórica.- Pero no se lo digas a nadie eh- La señala con el dedo y se agacha a su altura.
-Te lo prometo por el fútbol
-Guau esa es un promesa muy importante eh- Se acerca a su oído y susurra- Alomejor tu deseo se hace realidad.
Nos mira emocionadas y se tapa la boca con sus manitas.
-Es una gran fan del Barça y la he podido llevar una vez al Johan Cruyff pero es complicado ya que es mucho dinero, el orfanato rechaza las salidas y venimos de Mallorca...- Comenta la jóven de unos 24 años, sólo me quedo con la palabra orfanato- Pero ha sido su cumpleaños hace poco y estaba muy entusiasmada por ver este partido y conseguí algo de dinero para traerla
-Siii, Marta es la mejor del mundo- Se abraza a su pierna y yo sonrío mirando a Ona.- También me lleva a todos tus partidos-Me mira- Claro, cuando yo no juego los míos.
-¿En que equipo juegas?
-En Son Sardina Alevín, me han subido dos categorías más que las que me toca porque dicen que tengo potencial. Soy delantera
-Vaya, eso es increíble Paula- Dice Ona y le doy los cinco y ella choca- ¿Quieres ser profesional o quieres trabajar de otra cosa?
-Mi sueño es ser futbolista y jugar en el Barça- Trago duro al ver sus ojos brillantes de la emoción.
-Pues sigue ese sueño siempre y que nadie te diga que no lo puedes conseguir vale?- Le digo y me presta toda la atención del mundo- Pero no dejes de lado tus estudios porque son igual de importantes.
Asiente y se pone a hablar con Ona de otras cosas y aprovecho para preguntarle cosas a la asistenta social de Paula, Marta, y me enseña videos de ella jugando, es increíble para la edad que tiene.
Dejaron a la niña con 8 meses con una nota que decia "No puedo cuidar a la niña, se llama Paula y nació el 20 de abril", Marta me ha dicho que ha tenido varias asistentes sociales pero que no la han tratado demasiado bien y ha pasado a ella hace unos 6 meses, tambien tiene problemas con el resto de niños, por ser pequeña y querer jugar al fútbol, a veces se mete en problemas por defenderse y defender a otros...
Cuando me terminó de contar su historia el corazón me bombeaba rápido, miré a la niña que se estaba riendo de algo con Ona ajena a todo.
-¿No hay nadie interesado en adoptarla?- Pregunto extrañada, es una niña muy fácil de querer.
-Ha estado en unas 6 familias diferentes que querían adoptarla pero ella no quería y hacia cualquier cosa para que la acabarán devolviendo al orfanato.
-¿Sabes porque hace eso?- Tiene que haber un motivo
-Nunca me lo ha querido decir pero sospecho que es por Alex- La miro extrañada- Es otra niña, tiene 12 años y también las veces que una familia se interesaba hacía cualquier cosa para volver. Son uña y carne.
-No querrán separarse- Comento
-No, pero Alex ya tiene los 12 y a partir de esa edad es casi imposible que alguien la adopte y menos si ella no quiere y Paula todavia tiene más posibilidades para salir de ahí pero tampoco se deja y es casi imposible que alguien quiera adoptarlas a ambas...
Asiento pensativa
-¿Qué asientos tenéis?- Cambio de tema.
-Pues en un lateral arriba de todo, era lo único que quedaba.
-Cuando entremos venir conmigo, puedo conseguir algo mejor.
-Muchas gracias, de verdad. Paula se pondrá muy feliz.
-No se lo digas, es una sorpresa.- Le guiño un ojo y asiente sonriendo.
En ese momento veo que todo el mundo se revoluciona y es porque esta llegando el bus de las jugadoras.
Veo que Paula intenta mirar pero es bajita y hay personas delante de ella que le impiden ver.
-¿Puedo ponerte encima de mis hombros? - Le pregunto a Paula pero las miro a ambas buscando aceptación.
-Si quieres... - Dice tímida y Marta asiente así que en un movimiento rápido la aupo y suelta un chillido pequeño.
-Mira, por ahí vienen- Señalo el bus y le doy mi bufanda para que la mueva.
Mientras el bus pasa los aficionados sueltan bengalas de color azul y rojo y cantamos para animar al equipo.
-Un dia de partit
al Gol Nord vaig anar,
només entrar a la Grada
em vaig enamorar!
El cor em bategava,
no em preguntis perquè,
del Barça sóc supporter,
sempre t’animaré!
Alé, alé, aléeeee…
Alé, alé, aléeeeeeee…
Todos estamos aplaudiendo, saltando y moviendo las banderas y bufandas mientras pasa el bus y Ona, Paula y yo no somos menos.
Por el único cristal que no está tintado que es el de atrás del todo vemos a Codina y a Mapi dándole golpes al cristal y me río.
En ese momento todos se empiezan a mover para llegar a sus accesos y yo aprovecho para ir por donde a entrado el autobús con Ona y Marta detrás.
-No puede pasar por aquí, señorita- Me dice uno de seguridad y bufo. Dejo a Paula en el suelo con las chicas.
Miro alrededor y veo a Oriol con el móvil en mano grabando.
-Oriol- Le llamo acercándome a él y me mira.- ¿Me puedes dar 2 entradas más?
Me mira y se pone con el móvil
-Listo- Mira al guardia- Déjalas pasar.
-Gracias majo
El guardia nos deja pasar y le cojo la mano a la niña.
-¿Qué hacen esas personas ahi?- Señala a un grupo que esta cerca del bus esperando impaciente.
-Están esperando a que las jugadoras bajen para pedirles autógrafos. -Veo que tiene la mirada fija en esa zona- ¿Quieres ir?
-Me da cosa, no quiero molestarlas- Dice tímidamente y se sonroja.
Muero de ternura y por el rabillo del ojo veo que Ona también.
-Nose, pero algo me dice que no vas a molestarlas- Dice Ona para tranquilizarla y le coge la mano libre- Ven
Tira de nosotras y nos ponemos junto al grupo de personas pero en la puerta por donde entran.
Van apareciendo una a una y Ona y yo les deseamos suerte a todas mientras que a Paula le firman la camiseta que lleva puesta. Solo falta una firma.
Noto que Paula me tira insistente de la mano y me agacho.
-Esta viniendo Alexia- Me susurra nerviosa, estaba nerviosa con todas pero ahora lo esta más.
-¿No quieres conocerla? - Pregunto preocupada- Si quieres nos vamos- Le acaricio la mejilla.
Pero antes de que pueda decir algo más aparece la reina.
-Hola, Onita- Se abrazan fuerte y en ese momento me vuelvo a poner de pie
-Te he echado de menos, Ale
-Y yo a ti, pequeña- Se separan y me mira a mi y luego a Paula- ¿Quien es esta pequeñaja?- Se agacha a su altura y le da esa maravillosa sonrisa que tiene que cada día me enamora más.
-Me llamo... Paula- Dice tímida y me aprieta fuerte la mano.
-Encantada, yo soy Alexia- Le da la mano y Paula se la estrecha con la que no me tiene cogida.
-Creo que no te conoce- Suelta Ona y niego divertida.
-Hay que tener buenos modales con personas bonitas- Le guiña un ojo a la niña y veo que se sonroja.
Efecto Putellas
Le firma la camiseta y Alexia le pregunta si se quiere una foto.
-SiSi- Afirma y me mira- ¿Te la haces con nosotras?
-Esta muy nerviosa y le impresionas mucho- Le susurro al oído a mi novia y le doy un beso en la mejilla.
Paula se coloca delante nuestra ambas ponemos una mano en su hombro y Alexia y yo nos rodeamos la cintura con la otra.
-Tres, dos, uno- Dice Marta con el móvil en mano. -Listo.
Paula le da las gracias y va junto a la trabajadora social para ver las fotos.
Me giro para quedar frente a frente con Alexia
-¿Quien es ella?- Pregunta curiosa.
-La he conocido mientras esperábamos el bus, me dijo que veía todos mis partidos y me pidió una foto, nos pusimos a hablar y la chica que la acompaña me ha dicho que la dejaron en un orfanato y que juega a fútbol, la han subido dos categorías- Comento mirándola a los ojos- Ella es especial, Ale.
-Estoy segura de ello, cariño- Me sonrie tiernamente y me da un beso en la sien.
-Ya hablaremos de esto más tarde, ahora lo importante- La miro seria- ¿Cómo te sientes?
-Bien- Afirma pero veo en sus ojos que me miente y frunzo el ceño.
-Alexia... A mi no hace falta que me lo ocultes- Le digo suave, poniendo mis manos en sus mejillas.
-Puede que vuelva a pisar el césped vestida con el uniforme después de mucho tiempo así que estoy emocionada, eufórica y ansiosa pero también estoy nerviosa, muy nerviosa- Suelta un suspiro- ¿Y si no estoy al 100%? ¿Y si todavía no es el momento de que vuelva? ¿Y si vuelvo y decepciono a mi equipo? ¿A los aficionados?
-Ey ey, relájate, amor- Le pongo un mechon de pelo detrás de la oreja- No te machaques tanto. Estoy segura que estas al 200% vale, pero si hoy no tienes que volver no pasa nada y si lo haces vas a dar todo y más de ti, como lo haces siempre en cada entrenamiento, en cada partido y en cada situación que se te pone por delante- Pauso para quitarle una pequeña lágrima- Nadie se va a decepcionar, las chicas están agradecidas y orgullosas de tenerte, yo lo estoy y todos lo están también.
-Te quiero- Me da un beso suave y cierra un momento los ojos.
Cuando los vuelve a abrir ya no está mi novia que necesitaba un poco de ánimo, está Alexia Putellas, la capitana del FC Barcelona, la doble balón de oro. La Reina.
-Oye- Interviene Ona- Yo también os quiero
-Ven aquí, Ona- Ale abre los brazos y nos fundimos en un abrazo las tres.
-Ahora- Me separó y miro a mi novia- Ir a patear esos culos blancos ingleses
-Si, dejarlos tocados para que me pueda llevar la Copa y pueda volver a casa.
Alexia asiente con esa determinación propia de ella y despidiéndose con la mano de Marta y Paula, entra dentro para unirse al equipo.
-Vamos a coger los asientos
-¿También tenéis arriba del todo?- Pregunta la niña.
-No, tenemos otros mejores y para vosotras también - Dice Ona.
Al entrar ya empieza a haber mucha gente sentándose en sus sitios y a los encargados de animar al público haciendo su trabajo
-Alaaaaaaa- Abre la boca impresionada- Miraaa que grande es esto
-Es increible- Dice Marta.
Ona pasa un brazo por mis hombros cuando nos sentamos
-Dentro de poco estaremos jugando tu y yo aquí
Junto mi lado de la cabeza con el suyo y esperamos a que salgan las jugadoras a calentar.
-T/n, te puedo hacer una pregunta?- Dice Paula tímida y giro la cabeza para verla.
-Las que quieras- Sonrío tiernamente.
-¿Tú y Alexia sois más que amigas?
-Ummm... Si, ella es mi novia - Digo con cuidado.
No es que ocultemos nuestra relación pero me inquietaba no saber cómo se lo iba a tomar y no entendía el porque.
-Que guay, Lex siempre me ha dicho que no importa a quien ames mientras esa persona te cuide y te quiera
Me aclaro la garganta emocionada.
-Alex tiene mucha razón, estoy segura de que es muy especial, igual que tú.- Le sonrío- Estoy deseando conocerla.
-Es la mejor y también juega al fútbol- Exclama emocionada- La gente piensa que es mala y que no le importa nadie pero no es así, solo tienes que intentar conocerla por dentro.
Esta niña es muy lista para la edad que tiene.
En ese momento salen las jugadoras a calentar y todo el Camp Nou aplaude y chilla, la majoria centrándose en Alexia que es la primera vez que vuelve a pisar el césped vestida de blaugrana.
-Es buena en la tele, pero en persona es increíble- Suelta Paula.
-Espérate a verla en acción, te quedas embobada.
El partido está muy tenso por ambas partes y juegan sucio, a los pocos minutos el Barça mete un gol y el estadio se cae pero resulta ser mano y lo anulan.
Todo el mundo se queja pero el juego continua y con ello los minutos.
En el minuto 11 todo el mundo empieza a ovacionar el nombre de Alexia y obviamente nosotras también lo hacemos.
-SIIII JODER, ESA ESSS- Grito y todo el mundo grita.
Hansen en el minuto 63 vuelve a hacer de las suyas y nos vuelve a poner por delante del marcador como lo hizo en la ida con otro golazo.
El Chelsea estaba que echaba fuego y se reflejó en el partido con entradas innecesarias, golpes, malos gestos...
-ESO ES FALTA ARBITRA - Grita Paula a mi lado junto a todos.
Pero nada el Chelsea había tirado a una jugadora y a otra le habían dado un golpe que la arbitra no quiso ver
-PERO PITA FALTA, CIEGA-
Chillo cuando Reiten mete gol a causa del golpe anterior
-PERO COMO VAS A DAR EL GOL SI ERA FALTA ANTES- Dice Eli. Vino minutos después de que nos sentamos nosotras.
Me llevo la mano a la cabeza indignadisima por la incompetencia de la arbitra pero ya no se podía hacer nada, ese gol había subido al marcador, 1-1 en el minuto 67
-Esto va a ser muy difícil- Dice Paula a mi lado
-Lo conseguirán
En el minuto 70 el Camp Nou se vuelve a caer pero no es para quejarse de la arbitra ni para celebrar un gol sino para darle la bienvenida a la Reina que esta calentando para pisar el césped de nuevo, todo el mundo está aplaudiendo y yo no puedo evitar soltar unas cuantas lágrimas cuando minutos después veo que Torre se acerca a ella para darle el brazalete de capitana cuando entra al terreno.
-ESA ES MI CHICA TIO- Grito a todo pulmón sin importarme nada la gente alrededor que me mira.
Ona se ríe a mi lado y Eli y Alba también.
Quedan pocos minutos para que acabe el partido, exactamente 4.
El Barça esta atacando, la pelota es conducida por Patri que al levantar la cabeza ve a Ale que esta rodeada de 3 pero no duda en pasarsela.
Ale en la frontal del área en una fracción de segundo levanta la cabeza para mirar a portería y rodeada de las 3 defensas rivales chuta.
Berger intenta tocar con los dedos para desviarla pero no puede hacer nada y es pelota se estrella contra el fondo de la red.
-DIOOOOOOOSSSSSS- Grito
Todo el mundo se pone en pie y rápido cojo a Paula para que pueda ver.
-Es la mejor- Dice con un tono de admiración increíble- Solo le han bastado 3 minutos para hacer magia.
Las chicas van corriendo a abrazarla y veo como se seca las lágrimas con el dorso de la mano.
Una vez se separa de sus compañeras besa el escudo y hace un gesto como que ya está de vuelta la reina.
Viene corriendo hacia nuestro lado haciendo un corazón con las manos.
4 minutos después pitan el final y el equipo técnico y las jugadoras corren en una direccion, Alexia.
La levantan y la mantean mientras que las 72.262 personas corean su nombre.
Miro a mi lado y veo que Eli y Alba están igual que yo, con lágrimas en los ojos y me acerco a abrazarlas.
-Gracias por traer una persona tan maravillosa al mundo- Le susurro a Eli.
-Gracias a ti por quererla y apoyarla tanto- Me devuelve.
-Es imposible no hacerlo.
En ese momento sentimos otros 4 brazos rodeandonos. Ale y Ona
-Creo que faltaba yo en esta reunión familiar- Dice Ale aprentandonos fuerte- Gracias por todo.
-Lo has conseguido tu sola
-Sin vuestro apoyo no hubiera podido.
-Sabes que si- Dice su madre- Ahora ves a celebrarlo con las chicas. Disfruta de este momento
Eli la echa y me río pero cesa cuando me giro y veo a Paula sentada encima de Marta mirándonos con una sonrisa triste.
-Ona- La llamo y me acerco a su oido- creo que estoy a punto de cometer una locura- La miro y luego desvío la mirada a Paula.
-T/n...-Dice en advertencia- Vas a unirte al club seguramente en unos meses, es una nueva etapa de tu vida y criar a un niño no es fácil... Menos si te tienes que centrar en tu carrera profesional- Me aconseja- Además está Alexia, tienes que comentarlo con ella.
Miro a Eli y a Alba que ahora estaban jugando con Paula.
-No sería un niño, serian dos- Hago una mueca- Paula no se va a querer ir sin Alex y tampoco quiero que me odie por separarla de ella.- Pauso pero levanto la mano al ver que quiere volver a hablar- Y antes de que me digas nada más se que es una locura y más ahora que vendré a un equipo importante y tengo que demostrar que me merezco este sitio, se que tengo que hablar con Alexia porque no soy solo yo aquí- La miro- Pero me ha tocado la fibra
-Te apoyaré sea cual sea la decisión- Me da un beso en la frente.
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deepinsideyourbeing · 4 months ago
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insaciable. — cunty f1 driver!esteban kukuriczka x entrevistadora!lectora.
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y en verdad la palabra saciedad no está en mi lista / y con el afán de superarme, arriesgarme no me importa / quiero el tener el pan pero también quiero la torta.
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resumen: la vida va como esteban kukuriczka en la fórmula uno; rápido. el nunca había tomado el tiempo de festejar ni meditar ninguno de sus objetivos, y conquistarte no fue la excepción.
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advertencias: f1 au AAAA !!, red bull racing driver!kuku, backstory extenso pq me inspiré demasiado, enzo mention, la lectora matches his freak profesionalmente skfkskgke, flirty!kuku, pr nightmare!kuku, possessive!kuku !!!!! (me emocioné perdón), +18, soft dom!kuku.
A/N: feliz cumpleaños querida! este ha sido mi fic más largo desde q entré aquí y todo fue impulsado por la admiración que tengo hacia tu talento y literalmente todo lo que escribes. espero que la pases súper bien hoy !!
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now playing… insaciable del cuarteto de nos
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Esteban Kukuriczka era insaciable.
Desde pequeño, desde el primer momento que se había sentado en un kart por puro ocio, no había parado ni por un minuto a respirar. Rara vez contemplaba el paisaje cuando viajaba para competir en Europa y mucho menos cuando requería utilizar su encanto compuesto por su intelecto y cierta delicadeza que le faltaba en la pista para poder conseguir patrocinadores.
Pero ahora, ¿qué todos los días se sentaba en un Red Bull? Ni aunque lo intentaran— como pasaba todos los fines de semana, con colisiones de vez en cuando— podían detenerlo.
Era la adrenalina intoxicante que a este punto ya componía la química de su sangre lo que propulsaba a rebasar por dentro de las esquinas en vez de abrir e intentar batallar con el piloto que haya tenido la osadía de desafiarlo en la pista.
Eso no significaba que su sensatez era mínima; todo lo contrario. La mayoría del tiempo su carro era tan rápido que los retos dentro de las carreras eran pocos, y de corta duración. Aún así, él elegía sus batallas para evitar tener que pagar las sanciones millonarias de su propio bolsillo, o evitar discordia con sus compañeros de parrilla. Seguía siendo ese muchacho cortés y caballeroso que en categorías inferiores lo reconocían por ser demasiado maduro para su edad, con una hambre desmedida por el éxito y los resultados.
Todo el mundo reconocía, veteranos dentro del deporte como rookies por igual, que era mejor no meterse en su camino.
Tanto los pilotos como diversos miembros de staff hace tiempo se habían rendido en cuestionar sus estrictos métodos de entrenamiento y preparación, debido a que claramente estaban mostrando resultados deseados. Al final del día, sea su postura conocida públicamente o no, la mayoría admiraba su disciplina como método de saciar esa sed de ganar que se asentaba en la parte de atrás de su garganta y plagaba cada acción y pensamiento relacionado con su pasión.
Al entrar a la nueva temporada, era obvio para todo el mundo lo que el piloto tenía en mente para ese año. Siempre exigente pero igualmente realista, Esteban planteaba sus objetivos dependiendo de su actual situación; cuando era pequeño quería subir de categoría para llegar a la Fórmula Uno, luego allí en Toro Rosso su objetivo era subir a Red Bull Racing, y su primera temporada en Red Bull se planteó acomodarse en la posición en la que estaba— ganar y sobresalir, se repetía cada mañana— para llegar el año próximo con única y exclusivamente el trofeo dorado en mente. Se le aguaba la boca al pensar en su firma grabada en el metal.
Lo que no contaba, aún luego de advertencias por parte de compañeros veteranos, era como su ambición iba a ser vista por la prensa.
Arrogancia. Codicia. Malicia.
Interpretaban sus bailes de celebración y su maña de utilizar ropa de su armario personal— lentes de sol incluidos— en vez del kit del equipo para llegar al paddock como mala educación, una sonrisa y mirada suave que en Toro Rosso era el ejemplo de inocencia, en Red Bull se había convertido en un signo de burla.
“¿Burla de qué?” Esteban tiraba el periódico en la mesa del desayuno aquella mañana luego de leer el artículo.
“Ni puta idea.” Su entrenador encogió los hombros y siguió tomando café.
En un principio le molestaba, genuinamente sentía furia que sus logros sean opacados por tremendas ridiculeces como las que leía cada cierto tiempo. Solo cuando buscó apoyo y dirección, aprendió que parte del éxito era la crítica desmesurada (y en gran parte, sin precedentes)
Desde ahí se tomó eso como el sufrimiento del éxito, y bien sufrido que estaba.
Fue un cambio de mentalidad bienvenido por los verdaderos fanáticos del deporte, quienes podían disfrutar de la pesadilla que era para cualquier persona que tuviera un mínimo entrenamiento en relaciones públicas o conocía del tema. Respondía a las preguntas descaradas con atrevimiento y amabilidad, de una manera que el entrevistador se sentía incómodo por hacer la pregunta en primer lugar.
La estrategia empezó a funcionar a finales de la temporada pasada cuando dejó clara su actitud, esa certeza que tenía para saber lo que quería y que sabía cómo conseguirlo.
“No me voy a disculpar por ganar. Nunca; ni a ustedes la prensa, ni a mi compañero de equipo ni a los de la parrilla, ni a los espectadores. Buenas noches.” Fueron sus últimas palabras en la rueda de prensa de Abu Dhabi donde tomó hasta la última oportunidad para subir a la tercera posición en el campeonato de pilotos.
Dejó el micrófono en la mesa y se fue antes de tiempo, el silencio en la habitación que dejaba hizo que enderezara la espalda y sonriera relajadamente al salir del tent donde se organizaban las ruedas de prensa.
El silencio perduró a lo largo de las extensas vacaciones que se pasó escalando cerros para mantener la resistencia que tenía su cuerpo. Le daba pena admitir, pero en un punto, Esteban extrañaba que hablaran de él. Aún así, se encerró en su pequeño pedazo de paraíso sin ninguna molestia, cogiendo con quien se le pegara la regalada gana sin que fuera atacado públicamente.
‘Quizás fui muy grosero.’ El piloto pudo discernir en su mente al ver como la habitación llena de periodistas se tensó al verlo entrar y sentarse en la mesa junto a los otros en su ronda de entrevistas. Pensó lo mismo cuando las preguntas dirigidas a él directamente eran pocas, y hasta sintió la bilis subir a la parte de atrás de su garganta y juguetear con úvula antes de que tomara un largo sorbo del agua mineral que patrocinaba en el evento.
“Hola, buenas tardes, espero que estén bien.” La dulce voz llamó su atención de inmediato, y dejó sus pensamientos negativos a un lado para mirar de dónde provenía el sonido, sus ojos encontrando a los tuyos mientras te presentabas con tu nombre y la cadena de noticias donde trabajabas.
‘Por fin despidieron al viejo hijo de puta que trabajaba ahí,’ No conocía si ese era el caso, pero sonrío más ampliamente al hacerse la idea.
“Mi primera pregunta es para Esteban: según los últimos reportes pretemporada de tu equipo tienen posiblemente el carro más rápido en cuanto a ritmo promedio,” Él asiente para dejarte saber que entiende tu pregunta por el momento, y por dentro se impresiona de que ni miras tus notas; te sabes la pregunta de memoria y tus ojos nunca dejan los suyos. “¿Te sientes cómodo con tener que asumir el reto de maximizar y rebasar más en las rectas comparado con las curvas?”
Esteban sentía la necesidad de saltar de la emoción. Por fin, una persona con preguntas competentes que investigaba antes de sentarse enfrente de los pilotos. Tú sabías muy bien que su estilo era más de rebasar en curvas, no le iba bien en rectas largas a menos que el carro se lo permitiera o tenía ya una gran ventaja. Podía ver de reojo como sus compañeros se encontraban igual de impresionados, robando algunas miradas hacia él para notar su reacción.
“¿Vos sos nueva?” Preguntó sin una onza de filtro. Algunos periodistas rieron, pero frente a eso tú ni te inmutaste a lo que parecía ser una pregunta ofensiva, solo asentiste. Estabas acostumbrada, eran muy pocas las mujeres que estudiaban periodismo deportivo.Y muchos los hombres irrespetuosos dentro de tu campo de trabajo. “Tenía tiempo que no escuchaba una pregunta tan buena, y menos de una persona tan bonita y educada.”
Sonrió satisfecho en la manera en que las risas murieron casi instantáneamente. Le sonreíste en forma de agradecimiento, aunque por dentro chillabas como una adolescente hormonal. Esteban tenía una reputación con las pocas periodistas de tu mismo sexo; era extremadamente coqueto en las pocas ocasiones que se ha enfrentado a las otras. No es que no querías, simplemente no debías tomártelo personal.
“Bueno, si, yo adoro los desafíos. Es una buenísima oportunidad para mejorar esa pequeña, minúscula debilidad que tengo en las rectas,” Ahora las risas eran compartidas, en vez de dirigidas hacia alguien en específico. Al parecer, salvaste su reputación con una pregunta que no le molestara y que permitiera que mostrara genuino interés. “En general tenemos un carro muy bueno y especial y creo que podré adaptarme fácilmente. ¿Alguna otra pregunta?”
“Para ti, no.” Antes de que pudieras agradecerle, te interrumpió.
“¿Segura? Revisa tus notas; podemos pasar la tarde entera aquí.” Insistió, y tú sacudiste la cabeza con una sonrisa. “Que pena", se lamentó, y ya los otros pilotos escondían sus sonrisas; lo conocían tan bien.
“Nos veremos en otro grand prix, no te preocupes.” Se enderezó, rígido como una tabla, al darse cuenta que le seguiste el juego sin mostrar debilidad alguna. “Gracias Esteban, si tengo una para Enzo.”
“A ti, muñeca.” Respondió amablemente antes de que pudieras hacerle la pregunta a su compañero.
Esteban aprendió mucho más de ti que solo tu nombre y tu lugar de empleo esa noche. Eras decidida tanto en tus preguntas como en tus interacciones con los pilotos, se notaba como genuinamente habías estudiado para formular las preguntas y que de verdad sabías de lo que estabas hablando. Al hablar con sus compañeros notó que el sentimiento complaciente en torno a ti era un denominador común.
Pero Esteban sabía que no era lo mismo que él opinaba de ti.
Por primera vez en quizás una década, no se acostó pensando en ganar ni en trofeos. Tus ojos llenos de determinación plagaron sus pensamientos en medio de la oscuridad, tu sonrisa segura y relajada era cómo verse en un espejo. No le había pasado ni cuando tenía una mujer desnuda durmiendo a su lado, y su manera de pensar te convirtió en otro objetivo por alcanzar.
Investigó tanto sobre ti con oficiales de prensa de su equipo que solamente le faltaba llamar a la Interpol para saber más. Pedía que te asignaran a él en el media pen luego de las carreras, y mostraba genuina felicidad de verte durante cualquier posible interacción periodística.
Pero su conquista por el mundial de pilotos se veía más fácil que la conquista por ti.
Era como jugar a jalar la cuerda contra Hulk. El tiraba y tiraba, para que con un jalón de tu parte lo tumbaras a sus pies. Lo mantenías siempre a un brazo de distancia; él te lanzaba cumplidos y tú simplemente le hacías una pregunta lo suficientemente difícil para que se le olvidaran los términos afectivos con los que se refería a ti.
Ganaba carreras como si fuera fácil, peleaba a diario por estar en la pole y sacar los mejores tiempos en las prácticas. Solo pensaba en cómo mejorar sus críticas sobre el carro para que su equipo pudiera mejorarlo aún más.
¿Pero no podía ni enterarse si tenías novio o no?
Ridículo.
Esteban se volvió a sentir el favorito de Dios el día que, por primera vez en toda la temporada, coincidieron fuera de la pista. Llovía a cántaros en Canadá, como usualmente pasaba en la fecha del Grand Prix. Terminaba su café de la tarde con calma luego de pasarse la mañana en el simulador, abandonado las oficinas para dejar que su equipo registre los números antes de brindar su feedback.
Entraste claramente apresurada, colocando la sombrilla donde guardaban las demás y quitándote el sweater para quedar en un vestido con cuello estilo polo. Se había dado cuenta ya antes que vestías muy preppy, de buena manera. Era simple, elegante.
Le gustaba más de lo que quería admitir.
Te sentaste en una mesa cerca de la ventana sin notar su presencia, soltando la mochila con lo que asumía que utilizarías para trabajar.
Pero él nunca había sido el tipo de desaprovechar una señal divina, levantándose de su mesa con su taza medio llena en mano. Carraspeó, llamando tu atención. Por tu cara pasaron cien mil colores antes de establecerse un escarlata; sabías muy bien que ya no tenías escape.
Lo veías como un depredador, fuera y dentro de la pista. Lo que tenías era una negación inmensurable de que su presa fueras tú, aún cuando otros pilotos te lo habían traído a tu atención fuera de las cámaras.
“¿Está ocupado?” Apuntó al asiento con una sonrisa.
“No, pero mejor no nos sentamos cerca de la ventana.” Tomaste tus cosas, y a él le sorprendió tu sensatez mientras caminabas hacia un puesto cerca de una ventana pero contra una esquina. Era perfecto, llegaba la luz natural— un poco limitada debido al clima— y no había oportunidad de que alguien fuera del establecimiento les tomara una foto.
“¿Sigues muy bien las reglas, no?” Esteban apuntó mientras se sentaba frente tuyo, el camarero trayendo el chocolate caliente ya que no te permitías la cafeína a menos que fuera estrictamente necesario. “¿Te han dicho en el trabajo que no puedes salir con pilotos?”
“Hola, Esteban, feliz tarde. Sí, estoy bien, gracias por preguntar. No, no me gusta este clima, me deja el pelo con frizz.” Sacudiste tu cabeza con una sonrisa, decidiendo responder su pregunta de igual manera. Tenías que admitir que él era muy sincero; ya lo sabías, pero llegaste a considerar que pudo ser solo un acto frente a las cámaras.
“No debo,” Corregiste. Si él tuviera la más mínima idea de las veces que te repetiste esas palabras en tu cabeza obsesivamente cada vez que te encontrabas con él, creería que estás loca.
“Llámame Kuku,” Fue lo único que sacó de tu pequeño sermón por su supuesta falta de modales. Siempre te había insistido, pero tu siempre lo llamabas por su nombre. “Ah, pues si puedes.” Esteban casi ríe, pero se limita a esconder su sonrisa detrás de su taza de café. “¿Tenés novio?”
“No, Kuku, pero ¿qué tal con todas las preguntas? ¿Quieres cambiar conmigo de oficio?” Decidiste molestarlo un poco, ignorando fuertemente la manera en la que sus facciones se iluminaron por tu respuesta.
“¿Entonces por qué me tratás así, dulzura?” Observó cómo tomabas un sorbo lento de tu bebida, siguiendo la manera en la que tu lengua trazaba la comisura de tus labios para limpiar el líquido grueso.
“¿Así como?” Te encogiste de hombros inocentemente, haciendo reír al hombre frente tuyo. “Te trato igual que a todos los pilotos, no entiendo el problema.”
“Ese es el problema,” Esteban explicó suavemente, dejando su taza a un lado. “No sé cómo más te puedo hacer entender, vos me tenés loco.”
Eras lo único que no se relacionaba directamente con el mundo de los motorsports que vivía en su mente. Podía ser un poco obsesivo, pero así era con todo en esta vida. No iba a parar hasta conseguirte, como todo en esta vida, de igual manera.
Parpadeaste repetidas veces, copiando su acción y dejando tu taza de lado. “No,” A tu negación, abrió la boca, sorprendido. Se te había declarado, ¿qué significaba ese ‘no’? “Me tratas igual que a todas las otras reporteras mujeres, y yo te trato igual que los otros pilotos.”
Ouch.
¿Tan mala reputación tenía?
“No, muñeca, mira,” Empezó a explicarse. Su voz nunca mostró ningún indicio de molestia; todo lo contrario, era paciente, palabras cuidadosas. “No lo entendés. Si te fijás, yo no he vuelto a hacer nada parecido con nadie desde que nos conocimos. Yo soy que pido que me entrevistes cuando somos solo nosotros, yo siempre he querido saber de vos. Tú simplemente me has apartado siempre.”
Ya entendías cómo se sentían los pilotos cuando presionabas por una respuesta, haciéndolos realmente pensar. Karma.
“Nunca lo vi así, lo siento.” Admitiste, tomando un largo sorbo del chocolate caliente, con temor de volver a mirarlo a los ojos.
Sentiste su mano en tu mentón, haciéndote levantar la mirada. “¿Por qué te disculpás?” Preguntó con sinceridad con una sonrisa que solo se agrandó al ver como te sonrojaste de nuevo. La muralla que habías constituido diligentemente para sobrevivir en un campo dominado por hombres machistas había sido derrumbada, o por lo menos, Esteban logró adivinar la contraseña y pasar por la puerta que habías construido por si acaso.
Luego de ese momento, cualquier pregunta que te hacía, respondías con elaborada sinceridad. Se tomó dos cafés más y tú decidiste aflojar tus rígidas convicciones por un momento para ordenar un frappé, compartieron un pedazo de cheesecake con la promesa de que lo acompañaras a jugar pádel luego de que se acabara en fin de semana del Grand Prix y antes de ambos tener que partir hacia el siguiente destino en el calendario.
Y así encontraste un lugar dentro de su mundo, a su lado. Pasaron una parte de las vacaciones de Agosto juntos, fuera del ojo público. Muy poca gente conocía de su relación hasta cuando se había vuelto oficial, a petición tuya para evitar el escrutinio de tu trabajo y subsecuentemente, el de otras mujeres en el área.
El tiempo iba igual de rápido que el auto de novio, y para Abu Dhabi tenían varios meses saliendo. Todo quedaba puesto en ese fin de semana, solamente con quedar en algún lugar del top 10 tu novio era campeón del mundo de la Fórmula Uno.
“Señorita,” Interrumpieron tu sesión pre-entrevista que ahora llevabas rutinariamente, últimamente en el hospitality de Red Bull. Llevabas un vestido blanco como acostumbraban todas las WAGs para la última carrera de la temporada. Aún así, su relación no era de conocimiento público. “Esteban quiere que pase por su cuarto.”
Extrañada, te levantaste de tu asiento, recogiendo tus cosas para hacer la corta caminata hacia donde se encontraba. Estaba sentando en el pequeño sillón que apenas acoplaba la longitud de su cuerpo, mirando al techo.
“Amor, ¿todo bien?” Preguntaste sinceramente, un poco preocupada. Era una ley de oro no molestarlo antes de una carrera, entonces consideraste que mínimo se estaba volviendo loco o se sentía mal.
“Si,” Respondió rápidamente, sentándose para dejarte espacio en el mueble. Tomaste la pista para sentarte a su lado, dejando primero tus cosas en la pequeña mesa llena de driver cards que había terminado de firmar. Ya junto a él, observaste cómo extendía sus brazos para recoger una caja relativamente pesada del suelo.
“¿Para mí?” Preguntaste con el ceño fruncido, tomando el presente. Se supone que era él quien debía estar recibiendo regalos en un día tan especial en su carrera. Con cuidado, abriste la caja, despegando el pequeño sticker circular que mantenía el papel crepé cubriendo delicadamente la pieza.
“No entiendo.” Parpadeaste, levantando la chaqueta para una profunda examinación, la manera en la que estaba perfectamente doblada se deshizo por el movimiento. Azul marino, rojo y amarillo resaltaban en lo que reconociste luego de dos segundos como una chaqueta vintage del equipo de tu novio.
“Quiero que la uses hoy.” Volteaste a ver a Esteban con una ceja levantada antes de doblar la ropa en dos y ponerla hacia un lado.
“Amor, sabes muy bien que tengo que permanecer imparcial; no puedo usar eso,” Le explicaste apenada, y por un minuto pensaste que el te estaba jugando una simple broma, esperando voltear a ver esa sonrisa que en un principio te molestaba pero que desde hace meses te derretía.
“No, no debés,” Te corrigió simple y llanamente, su mano reposando en tu muslo.
“Literalmente tiene tu número en el dorsal. Pensé que no querías que nadie supiera de lo nuestro.” Intentaste generar una excusa, esta vez aún más válida que la anterior. Habían llegado a tal acuerdo con el propósito de protegerte, y no veías ninguna razón para que este no fuera el caso aún.
“¿Y si ya no quiero eso?”
Su pregunta te hizo tragar en seco, sin poder apartar tu mirada de la suya. Ni notaste cuando su mano se deslizó debajo de la suave tela de tu vestido, su pulgar dibujando gentiles círculos en tu piel.
Aquí te podías dar cuenta como la palabra saciedad no estaba en el diccionario de Esteban. Ya te tenía a ti como lo había planeado, pero en su mente, eso no era suficiente. El reto de conquistarte se había esfumado hace rato, pero el seguía corriendo dentro de su monoplaza hasta encontrar un nuevo objetivo.
“No me gusta como los otros pilotos te insinúan que deberías ser de sus equipos.” Era la primera vez que oías la queja, cejas fruncidas por un momento antes de que se inclinara a besar tu cuello mientras su mano se movía centímetros más cerca de la piel suave de tu muslo interno.
“Puedes mantenerte neutral por el resto de tu vida,” Siguió su discurso, sus nudillos acariciando tu centro, aún cubierto por la fina tela de tu ropa interior. “Pero cuando yo corro para un equipo, lo apoyás también. ¿Entendido?”
Las palabras se te quedaron estancadas en la parte de atrás de tu garganta junto con el aire que debería salir por tu nariz.
“¿Qué pasa?” Su voz era tierna, pero por la manera en la que uno de sus dedos apartaba la barrera que había entre tu centro— creciendo en humedad— y su deseo por convencerte de aceptar su regalo.
“Háblame, amor.” Insistió con una sonrisa dulce mientras su pulgar trazaba una línea desde ese punto más sensible hacia tu entrada. Solamente pudiste soltar un quejido, acomodándote para brindarle mejor acceso. Lo que te trajo a la realidad fue uno de sus dígitos adentrándose en tus cálidas paredes, una mano cubriendo tus labios para ahogar el gemido que salió de ellos.
Con una mirada y su otra mano apartando la tuya sabías que no te quedaba más que responder y pronto. Él nunca había sido demasiado duro contigo en cuanto a la desobediencia en la cama, menos cuando te pasabas de lista.
“Gracias por el regalo amor, pero…” Intentaste ir por la ruta más sensata, lo que te decía el poco de materia gris que quedaba intacta y no derritiéndose por la manera en la que su dedo se movía dentro tuyo.
“No te pedí peros,” Esteban reprochó, su cara tomando el mismo color que el que tus cachetes portaban. La diferencia es que se encontraba frustrado, contrario a ti que te hallabas sumida en el placer. Sin ninguna resistencia añadió otro dedo a la combinación, su ritmo era tan rápido como el de su monoplaza.
No podías más, si seguía así no ibas a aguantar. “Kuku, por favor,” Tu gemido se mezcló con un sollozo, notando como bajaba y subía de velocidad para dejarte justo en el borde.
“Respondé bien y lo pienso.” Esteban sentía la presión contra la entrepierna de su race suit, pero sabía que no tenían suficiente tiempo. Y la verdad, él no tenía tanta paciencia tampoco.
Pero él no podía parar. No hasta tener la respuesta que quería.
“¡Sí, lo voy a usar!” Finalmente lograste formular una oración coherente, sintiéndote aliviada en la manera en la que sus facciones se relajaron visiblemente.
“¿La noche entera?” Esteban preguntó mientras el ritmo volvía a incrementar considerablemente, tu orgasmo reposando en tu abdomen inferior.
Dijiste un sí con la cabeza, observando como se acercaba para que sus labios succionaran la piel de tu hombro a la misma vez que sus dientes mordían la pequeña área. El dolor placentero fue el detonante, intentando cubrir lo que usualmente eran gemidos escandalosos.
“Parece que te dejé una marquita y no puedes salir así en cámara, te tocará usar tu nueva chaqueta.” Sonrió inocentemente, sacando su mano para limpiarla con su lengua sin romper contacto visual.
“¿Vos sos mía, entendido?” Estableció luego de que había terminado de limpiarse, y tu asentiste, sonrojada. Observaste como se levantó y tomó tu mano para ayudarte a hacer lo mismo.
Ya dada la sesión por terminada, fuiste a arreglarte al diminuto espejo reposando contra la pared y encima del escritorio. Cuando te volteaste para irte, lo encuentras con la chaqueta en la mano, el pequeño movimiento de su cabeza indicando que te pusieras con la espalda frente a él.
Colocó la chaqueta sobre tus hombros con delicadeza, evitando que al ponerte la pieza se dañara la forma en la que portabas el vestido blanco.
“Y yo soy tuyo.” Murmuró antes de presionar un beso justo por debajo de tu lóbulo.
“Te amo mi campeón, ¿sabías?” Diste una vuelta en tus tacones para mirarlo, tomando sus manos gentilmente. El nombre que era puro chiste o una manera de molestarlo hoy se convertía en cruda realidad.
“Yo más,” Apartó un mechón de tu cara, ajustando el collar Van Cleef que te había regalado— y que aceptaste luego de un convencimiento similar al que habías vivido hace par de minutos.
“Por eso quiero que todo el mundo sepa que eres mía.”
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nayypretty · 4 months ago
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Fórmula 1
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Conoce los Fundamentos
¿Qué es la Fórmula 1?: Es la categoría más alta del automovilismo, donde los mejores pilotos y equipos compiten en circuitos de todo el mundo.
Equipos y Pilotos: Hay 10 equipos (escuderías) y cada uno tiene 2 pilotos. Algunos equipos populares son Mercedes, Red Bull, Ferrari y McLaren.
Estructura de un Fin de Semana de Carrera
Prácticas: Tres sesiones donde los pilotos ajustan sus coches y se familiarizan con el circuito.
Calificación: Determina la parrilla de salida para la carrera. Se divide en tres rondas eliminatorias.
Carrera: Generalmente se celebra el domingo y tiene una distancia de aproximadamente 305 km.
Puntos y Campeonatos
Campeonato de Pilotos: Se otorga al piloto que acumula más puntos durante la temporada.
Campeonato de Constructores: Se otorga al equipo que acumula más puntos, sumando los puntos de sus dos pilotos.
Terminología Básica
Pole Position: El primer lugar en la parrilla de salida.
Pit Stop: Parada en boxes para cambiar neumáticos o reparar el coche.
DRS (Drag Reduction System): Sistema que permite a los coches reducir la resistencia al aire para adelantar más fácilmente.
Tips para Disfrutar la F1
Sigue a tus Pilotos Favoritos: Conoce sus historias y trayectorias. Esto hace que las carreras sean más emocionantes.
Participa en Comunidades: Únete a grupos en redes sociales o foros donde puedas compartir tu pasión y aprender más.
Ve Documentales y Series: Drive to Survive en Netflix es una excelente serie para entender el detrás de cámaras de la F1.
Estilo y Diversión
Moda F1: No dudes en mostrar tu estilo con ropa y accesorios de tus equipos favoritos.
Eventos y Meetups: Asiste a eventos de F1 en tu ciudad o incluso a un Gran Premio si tienes la oportunidad.
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nightmare-knight · 6 months ago
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La Espada del Guardián ¿Causa locura al utilizarla?
La espada del Guardián es un elemento fantástico que se le otorga a Ace como parte de su arma insignia en la primera temporada, pero toma relevancia y es revelado su verdadero nombre en la segunda temporada, cuando Zadavia comienza a explicar (a regañadientes) las verdaderas propiedades que posee.
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Si bien Zadavia indica en el episodio "Secrets of the Guardian Strike Sword" que la espada perteneció al legendario Guerrero Guardián de Freleng, podemos suponer que es un arma que se hereda al siguiente Guardián, aunque esto no queda claro en el programa. Al parecer, el puesto de "Guardián" quedó vacío en el momento que Freleng cayó, porque cuando Zadavia escapó a Acmetropolis, se llevo este artefacto con ella.
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Si tratamos de suponer como funcionan los poderes de esta espada, una vez visto como la utilizan Deuce y Ace en el programa, además de la forma poco practica que adopta al transformarse, haciendola inutilizable para cortar (Que desperdicio), puedo afirmar que es un potenciador de poder.
Los potenciadores de habilidades en fantasía son artefactos que te dan más poder, pero te quita algo a cambio. Podríamos teorízar entonces que la espada del Guardián provoca algo negativo al utilizarla de manera descuidada, si escuchamos a Zadavia decirle a Ace “...Demasiado conocimiento puede ser algo peligroso" cuando le pregunta sobre sus verdaderas habilidades.
Siendo que Deuce fue el General más importante de Freleng no es contradictorio pensar que le hayan dado la espada del Guardián con el puesto, esperando que tome el lugar del nuevo "Guardián de Freleng". Sin embargo, este pierde el puesto por su extraño deseo poner a Freleng bajo su mando que aparece poco después de su ascenso, y la espada es recuperada por Zadavia.
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Hay una enorme posibilidad que la espada no pueda ser utilizada por cualquier persona, debido a que no daña físicamente al individuo al usarla, sino que afecta psíquicamente a este. Deuce pudo haber enloquecido al usar la espada cuando la obtuvo, pasando de ser un General leal a la corona, a un magalómano con deseos de gobernar el universo.
Ahora tiene sentido que Zadavia no le haya dicho nada a Ace sobre las habilidades de la espada, no deseando que las active y dañe su cordura en el proceso. Podríamos suponer que se lo diría en su momento, después de de evaluar como se desarrolla como líder del equipo, y si su mente sigue estando estable a pesar de usarla. Sin embargo, la aparición de Deuce hizo que ella tenga que compartir algo de información, pero de manera muy acotada, para evitar que Ace se dañe.
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Como pudimos ver en el programa, a Ace la espada no le genera ninguna influencia extraña, y solo la ha usado para disparar un láser bastante parecido al que dispara con sus ojos, y activar los agujeros de gusano que se encuentran en Blanc, para deshacerse de Deuce.
En conclusión, Zadavia fue muy cuidadosa sobre la información de las propiedades de la espada, porque temía por la salud mental de Ace, y también prefirió dejar que aprenda usarla por su cuenta, para evaluar si debía interferir y quitarsela.
Ahora ¿Por qué le dio la espada a Ace y no intentó usarla ella? Es bastante probable que el anterior Guardian de Freleng no haya sido humanoide, pero esa teoría la dejo para la siguiente publicación.
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osadiafromheaven · 9 months ago
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♡ ゜・ 。. 。・ ♡ ・ 。 . 。・ ゜ ♡
TAROSCOPE
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[english & spanish]
DISCLAIMER: this is just a general reading. If it doesn't resonate, let it fly, don't force it!
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♥Fixed signs (taurus, leo, scorpio, aquarius): Do you want to start something but you're not entirely sure? This is the exact momento to start creating the basis of your projects so that it's sustainable over time. If you don't dare to do it alone, try to have a team to lean on or someone with more experience advise you and clear your doubts. Your only enemy is your negativity and lack of confidence. Believe in yourself. Lucky number: 5
Yes/No/Maybe: possible yes, if you trust in yourself.
Colour: orange.
♥Mutable signs (pisces, gemini, virgo, sagittarius): Winds of change and success are coming, but also of many responsibilities, where you need to keep a balance between the earthly and the emotional. It’s an excellent time to start a new business that you have been having in mind; since the difficult times are over or are about to do so; calm and peace is coming. It’s time to reconnect with yourself and with the things that surround you. Lucky number: 5
Yes/No/Maybe: yes.
Colour: blue.
♥Cardinal signs (aries, cancer, libra, capricorn): Moments of success are to enjoy or celebrate. You have been on streak of good luck in what you set out to do during this time and the cards say that this stage will continue that way. You are in a phase of self-sufficiency, fulfillment, freedom and independence; you are headed in the right direction. You recognize your brilliance and don’t seek approval from anyone, but it is also a call for you to recognize your achievements and effort and congratulate yourself for it. Lucky number: 9
Yes/No/Maybe: undoubtedly yes.
Colour: yellow.
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TAROSCOPO
♡ ゜・ 。. 。・ ♡ ・ 。 . 。・ ゜ ♡
AVISO LEGAL: esto es sólo una lectura general. Si no te resuena, déjalo volar, no lo fuerces!
♥Signos fijos (tauro, leo, escorpio y acuario): Tenés ganas de iniciar algo pero no te animas? Este es el momento de empezar a crear las bases de tus proyectos para que sea sostenible en el tiempo. Si no te animas a hacerlo solo, intentá emprender en equipo o que alguien con más experiencia te aconseje y despeje tus dudas. Tu único enemigo es tu negatividad y falta de confianza. Cree en vos.
Número de la suerte: 5
SI/NO/TAL VEZ: posible sí, si es que confías en vos mismo.
Color de la semana: anaranjado
♥Signos mutables (piscis, géminis, virgo, sagitario): Se inician temporadas de éxito, pero también de muchas responsabilidades, en donde tenemos que tener un balance entro lo terrenal y lo emocional. Es un excelente momento para iniciar algún emprendimiento o negocio que veníamos teniendo en mente; ya que los tiempos difíciles han acabado o están a punto de hacerlo; viene la calma. Es tiempo de reconectar con uno mismo y con las cosas que nos rodean.
Número de la suerte: 5
SI/NO/TAL VEZ: sí.
Color de la semana: azul
♥Signos cardinales (aries, cáncer, libra y capricornio): Las etapas de éxito son para disfrutar o celebrar. Se ha venido con una buena racha en lo que te propusiste a lo largo de este tiempo y las cartas dicen que esa etapa continuará de esa manera. Te encontrás en una etapa de autosuficiencia, plenitud, libertad e independencia; vas por la dirección correcta. Reconocés tu brillo y no buscas aprobación de nadie, pero también es un llamado para que te felicites por ello y tu potencial.
Número de la suerte: 9
SI/NO/TAL VEZ: indudablemente sí.
Color de la semana: amarillo
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meetmeafftcrdark · 9 months ago
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– Te lo digo, esta va a ser la mejor temporada en años –aseguró. La temporada de Quidditch se venía fuerte, y él desde su posición con pasante de administración del equipo de Inglaterra tenía la oportunidad de verlo de cerca.
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thinkwinwincom · 2 years ago
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Los equipos de fútbol de las escuelas secundarias del distrito sienten la alegría y la tristeza al final de sus temporadas | Noticias, deportes, trabajos
Los equipos de fútbol de las escuelas secundarias del distrito sienten la alegría y la tristeza al final de sus temporadas | Noticias, deportes, trabajos
<!– SHOW ARTICLE –> Por Tom Schmidt para el espejo Las temporadas de fútbol americano escolar de 2022 terminaron de manera muy diferente para los equipos distritales en los torneos distritales. Las Central Lady Dragons de la Clase 2A han encontrado la manera de ganar todo el año. A través de una racha ganadora de 20 juegos, rascaron y rascaron para mantenerse invictos. Esto incluyó dos victorias…
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angrymonkie · 11 months ago
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Acabo de Darme cuenta de que a Nezha y Red Son lo sacan de un episodio. Despues de ser derrotados facilmente, se quedan con el equipo de Monkie Kid, y aparecen en el ultimo episodio de la temporada con los heroes celebrando.
Como si quieren darles un momento de aparece, lo sacan y regresan el Final.
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letsgetbigger · 6 months ago
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Un equipo grande
Primera parte
La universidad se preparaba para el inicio de una nueva temporada de fútbol americano. Su equipo no había tenido buenos resultados en los últimos años y la administración decidió que era el momento de un cambio drástico. Así que invitaron a Samuel Reeve, su exestrella más destacada, para que tomase las riendas como nuevo entrenador. A sus 38 años, Samuel aceptó la oferta, dejando atrás su monótono trabajo de oficina y el pequeño apartamento en el que había vivido de alquiler los últimos años.
Samuel era un hombre imponente, con 150 kilos bien distribuidos en un cuerpo robusto. A pesar de tener una barriga redonda y prominente, su musculatura era evidente, recordando a todos sus días de gloria en el campo. Su atractiva cara tampoco pasaba desapercibida: ojos penetrantes, mandíbula marcada y una sonrisa que derrochaba confianza. Sin embargo, ocultaba un secreto muy personal. Le excitaba hacer engordar a otros hombres. Y con su nuevo papel como entrenador, veía la oportunidad perfecta para llevar a cabo sus deseos más íntimos sin levantar sospechas.
Una mañana de sábado, Samuel se despertó en su nuevo apartamento en el campus y se vistió con el uniforme de entrenador. Admiró brevemente su reflejo en el espejo. La camiseta ajustada acentuaba su figura, dándole un aire de autoridad incuestionable. Era un nuevo comienzo y estaba dispuesto a hacerlo memorable.
Salió del apartamento y respiró profundo. Caminó con paso decidido hacia el estadio, disfrutando del ambiente familiar. Los edificios de ladrillo rojo y las amplias avenidas arboladas le recordaban a sus días de estudiante y jugador, pero ahora estaba de vuelta con una misión diferente.
Llegó al estadio y se dirigió a su nueva oficina. Se tomó un momento para observar el espacio. Las paredes estaban adornadas con trofeos y fotos de sus días de jugador, una clara muestra de su legado. El escritorio, aunque simple, estaba ordenado y listo para las tareas que le esperaban. Pero lo mejor de todo era que una puerta conducía directamente a los vestuarios desde su oficina y si la dejaba abierta, incluso se veían las duchas. La perspectiva desde su silla le brindaba una ventaja estratégica. Podría observar a los jugadores sin que ellos se dieran cuenta. Samuel sonrió para sí mismo imaginando el futuro. No solo quería ganar partidos, sino también hacer que sus chicos creciesen de una manera muy particular. Estaba ansioso por conocerlos y empezar a implementar su plan.
Por fin, los jugadores fueron llegando al vestuario para cambiarse. El ruido de las conversaciones y las risas llenaba la sala. Había un ambiente animado. Samuel, desde su oficina, observaba cada detalle con atención y un creciente interés. Los jugadores se quitaban la ropa con naturalidad, despojándose de camisetas, pantalones y calzoncillos antes de ponerse los uniformes. Algunos eran más gorditos y otros eran más delgados. Sin embargo, tres jugadores en particular captaron su atención porque parecían dioses griegos esculpidos en piedra.
El primero era Axel, un rubio cachas con barba. Sus músculos eran asombrosos, cada uno de ellos perfectamente definido y visible incluso bajo los tenues focos del vestuario. Tenía los pezones grandes y rosados. Axel llevaba boxers que se ajustaban cómodamente a sus glúteos, realzando su figura. Mientras se desvestía, sus brazos y su torso se tensaban y relajaban con una gracia natural.
El segundo jugador era Marco, un latino de piel morena y ojos llenos de vida. Sus muslos eran anchos y poderosos, una muestra clara de su fuerza. Aunque lo que realmente destacaba era el tamaño de su pene, que parecía aún más grande cuando se quitó los slips ajustados para ponerse el jockstrap. Marco tenía una confianza innata, moviéndose con una facilidad y un carisma que atraían todas las miradas.
El tercero era Jamal, un joven negro con un culo respingón que inmediatamente volvió loco a Samuel. Jamal también usaba slips. Estos acentuaban sus glúteos firmes y redondeados. Su cuerpo era una obra de arte, con músculos definidos y una piel brillante que reflectaba la luz. Cuando se inclinaba para recoger algo o simplemente se giraba, su trasero se meneaba de una manera que resultaba provocativa. Y tenía una risa contagiosa.
Samuel no podía apartar la mirada. Axel, Marco y Jamal eran la encarnación de la perfección física. Decidió que era el momento de presentarse. Se levantó de su silla, ajustó su uniforme y salió de la oficina.
Al entrar en el vestuario, el ruido disminuyó y todas las miradas se volvieron hacia él. Samuel sonrió, listo para ponerse manos a la obra.
—Buenos días, chicos —dijo con voz firme—. Soy Samuel Reeve, vuestro nuevo entrenador. Estoy aquí para llevar a este equipo a la victoria. Necesitáis ganar fuerza, claramente, y para ello, será necesario que aumentéis de peso.
Un murmullo recorrió la sala. Algunos jugadores intercambiaron miradas preocupadas, mientras otros fruncían el ceño.
—Escuchadme bien —dijo levantando una mano para silenciarlos—. Habéis perdido casi cada partido en los últimos años. Estoy convencido de que subir de peso y ganar masa muscular hará que todo cambie. Para conseguirlo, no solo debéis continuar entrenando duro en el campo y en el gimnasio, sino que también seguiréis a rajatabla un plan de comidas y batidos de proteínas que he preparado para vosotros.
Samuel les pasó una hoja con instrucciones detalladas. Las protestas no se hicieron esperar. Algunos jugadores miraban los papeles con incredulidad, otros con evidente molestia.
—Es demasiado —dijo Marco levantando la vista de su hoja—. Con todo esto me voy a poner gordo.
Samuel lo miró fijamente, desafiándolo con sus ojos oscuros.
—¿Sabes quién soy? —preguntó en tono serio, su voz resonando en el vestuario—. Soy el mejor jugador que este equipo ha tenido jamás. No deberías cuestionarme. Si sigues mis instrucciones, ganaremos.
La habitación se quedó en silencio. Marco, callado, asintió lentamente, aceptando la superioridad y experiencia de Samuel. Los otros jugadores, viendo la determinación en su nuevo entrenador, empezaron a revisar el plan con menos resistencia.
—Y ahora, al campo, a ver qué tenéis que ofrecer.
Se levantaron y abandonaron el vestuario. Mientras Samuel los seguía afuera, no podía evitar sentir una chispa de excitación. Esto era solo el comienzo y estaba decidido a ver sus fantasías hacerse realidad, kilo a kilo.
Segunda parte
Tras un mes de duros entrenamientos y una dieta tan hipercalórica, los jóvenes atletas mostraban cambios innegables en sus cuerpos. Todos sin excepción habían ganado alrededor de 10 kilos. Samuel observaba desde la oficina cómo se duchaban.
Marco estaba de espaldas al chorro de agua. Su abdomen, antes definido, ahora mostraba una ligera capa de grasa que suavizaba sus músculos. El largo pene de Marco contrastaba con la redondez creciente de su vientre. Sus muslos, que ya eran anchos, se habían vuelto aún más imponentes. Y sus pectorales habían crecido también.
Axel, por su parte, se estaba enjabonando lentamente. Su torso musculoso ahora tenía una apariencia más voluminosa. Sus grandes pezones rosados destacaban aún más en su pecho firme pero ligeramente cubierto de una nueva capa de grasa. Y su barriga había comenzado a redondearse, enterrando las líneas de sus abdominales. Mientras se enjuagaba el jabón, sus músculos y la grasa adicional bajo su piel se movían en armonía, dándole un aspecto rechoncho.
Jamal, de pie bajo una de las duchas, estaba de perfil y le ofrecía a Samuel una panorámica privilegiada de su culo respingón, que había aumentado de tamaño en el último mes. Sus glúteos seguían firmes pero más redondeados, con una suavidad extra. Sus caderas se habían ensanchado ligeramente y la definición de sus músculos en general se mezclaba con la nueva grasa.
Samuel no podía dejar de mirar. La transformación de aquellos físicos, el resultado de su meticuloso plan, era exactamente lo que había esperado. Su polla se puso dura, una reacción incontrolable ante el espectáculo que tenía frente a él. Ver cómo los jugadores se volvían más voluminosos le producía una excitación indescriptible. Sentado en su escritorio, observaba cada detalle, cada nueva curva, cada kilo de peso ganado.
Esa semana jugaron su primer partido y, para la alegría de todos, ganaron. La atmósfera en el estadio era de puro de júbilo y los jugadores estaban exultantes por su victoria. Después del partido, Samuel fue llamado a la oficina del rector para hablar sobre el impresionante rendimiento del equipo. Tras una breve conversación en la que el rector no escatimó en elogios, volvió a su oficina con satisfacción.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena de celebración desenfrenada en los vestuarios. Los jugadores, recién duchados y en calzoncillos, estaban cantando y saltando de alegría. La grasa acumulada en sus cuerpos durante el último mes rebotaba en una ropa interior cada vez más ajustada. De repente, uno de los jugadores agarró el gran paquete de Marco
—Tu novia se va a poner contenta, ¿eh? —dijo con una sonrisa pícara.
Marco apartó la mano de un manotazo y riéndose junto con el resto del equipo. Otro jugador se acercó a Axel y, pellizcándole los pezones con picardía, exclamó:
—¡Mirad qué tetas tiene este ahora!
Las risas estallaron aún más fuertes mientras Axel se sonrojaba ligeramente. Entonces el chico que estaba a su lado le pinchó con un dedo la barriga, que se había redondeado notablemente.
—¡Y qué panza! —añadió.
Axel, sin perder la compostura, les respondió.
—Si no fuera por lo grande que estoy, no habría placado a aquel jugador tan agresivo del otro equipo.
Los demás asintieron, reconociendo la verdad en sus palabras.
—Además, lo que más ha crecido no es mi panza, sino esto.
Se acercó a un Jamal distraído y le dio una palmada en el culo. Las nalgas de Jamal, apretadas por sus slips demasiado pequeños, se movieron como si fueran gelatina ondulante. Más jugadores comenzaron a hacer lo mismo viendo la oportunidad. Reían sin parar. Uno de ellos incluso tiró de la goma elástica de los slips de Jamal y los bajó, revelando sus enormes cachetes. Los gritos y silbidos no se hicieron esperar.
Samuel, viendo la escena desde su oficina, sintió una oleada de deseo que no podía controlar. Cerró la puerta disimuladamente, asegurándose de que nadie lo viera. La imagen de sus jugadores engordados, de los movimientos de sus carnes y de la camaradería desinhibida le excitaba. Su mano se deslizó por sus propios calzoncillos. La visión de los glúteos de Jamal, tan perfectos y expuestos, le llevó rápidamente al clímax. Sintió una explosión de placer mientras se corría dentro de su ropa interior, llenándola de semen caliente.
Las victorias se sucedieron a medida que los cuerpos de sus chicos se expandían. Tras otro par de meses, los cambios en sus físicos eran aún más pronunciados. En el vestuario, después de otro entrenamiento agotador y una ducha, los jugadores se secaban con las toallas reflejando el impacto de la dieta especial.
Jamal se secaba lentamente. Su culo, que siempre había sido grande, era ahora impresionante. Su grasa ondulaba con cada paso. Seguía usando los mismos slips, los cuales se estiraban al límite para contener sus nalgas gordas, dejando al descubierto la raja del culo, una visión que Samuel encontraba irresistible. Y las gomas se le clavaban en la carne, resaltando aún más su volumen.
Axel se secaba su rubia barba. Su torso había ganado una notable cantidad de grasa, suavizando los músculos de debajo. Su barriga se había redondeado considerablemente y sus pectorales, antes duros y definidos, parecían pequeños montículos de grasa con pezones puntiagudos que temblaban con cada movimiento. Al intentar subirse los boxers, estos luchaban por contener su nuevo tamaño. La goma elástica se le clavaba en la cintura, y sus glúteos, aunque no tan abultados como los de Jamal, también quedaban parcialmente expuestos.
Marco, de pie frente a su taquilla, dejó caer la toalla. Su cuerpo mostraba una capa muy gruesa de grasa. Su barriga redonda colgaba ligeramente y sus muslos anchos rozaban entre sí con cada movimiento. Sus slips estaban tan ajustados que le apretaban el pollón. Y cada vez que se movía, sus nalgas rebotaban.
Samuel, observando desde su oficina, notó que Marco estaba cabizbajo, una expresión de tristeza en su rostro. Decidió acercarse a él para ver qué ocurría.
—Marco, ¿qué pasa? —preguntó.
Marco suspiró y agarró su gran barriga con ambas manos, meneándola. Sus tetas y sus genitales se movieron con las sacudidas, un espectáculo que hizo que Samuel tragara saliva.
—Mi novia me ha dejado por esto —dijo Marco, la voz cargada de desilusión.
Samuel intentó mantener la compostura mientras su corazón latía con fuerza.
—Escucha, Marco. Si ella no puede ver más allá de la superficie, entonces no te merece. Eres más que tu apariencia y aquí todos nosotros lo sabemos.
Marco asintió, pero la tristeza en sus ojos no desapareció del todo. Samuel, sintiendo que su control estaba al borde del colapso, se retiró rápidamente al despacho. Cerró la puerta tras de sí y miró hacia abajo, confirmando que el líquido preseminal había manchado su pantalón corto.
En el siguiente entrenamiento, Samuel observaba orgulloso cómo sus jugadores vestían nuevos uniformes más grandes, adaptados a sus nuevos cuerpos. Durante una pausa, Jamal se acercó con una expresión de incomodidad en el rostro.
—Entrenador, tengo un dolor en el hombro —dijo, frotándose la zona afectada.
Samuel, siempre dispuesto a cuidar de sus jugadores, le ofreció un masaje de fisioterapia en su despacho, donde tenía una camilla preparada. Jamal aceptó y acordaron encontrarse esa misma tarde.
Cuando Jamal llegó al despacho, llevaba una camiseta ajustada que resaltaba la curva de su vientre y unos vaqueros que le quedaban ceñidos en las caderas y los muslos. La ropa acentuaba su complexión y evidenciaba su tamaño. Samuel le dio la bienvenida con una sonrisa profesional, aunque su mente estaba llena de pensamientos lascivos.
—Vamos a trabajar esos músculos tensos, Jamal. Quítate la ropa y túmbate en la camilla.
Jamal asintió y comenzó a desvestirse. Primero se quitó la camiseta, revelando su abdomen de forma redondeada y sus grandes pectorales con pezones oscuros y firmes. Luego se desabrochó los vaqueros y los deslizó por sus piernas robustas, dejando al descubierto sus muslos gruesos y potentes. Se quedó en unos slips talla XL de color gris recién comprados que se ajustaban de manera provocativa a sus caderas y a su culazo.
Se tumbó boca abajo en la camilla y Samuel se acercó con una botella de aceite en la mano. Vertió un poco del líquido en sus palmas y comenzó a masajear los hombros tensos, trabajando con habilidad y firmeza. A medida que sus manos se movían, no podía evitar observar cómo las enormes nalgas de Jamal se balanceaban con el movimiento. La excitación creció en Samuel mientras seguía masajeando. La visión de aquellos nalgones moviéndose bajo el fino material de la ropa interior era arrolladora.
—Voy a destensar también tus glúteos, Jamal. Relájate.
Con un gesto firme, tiró de la goma elástica de los calzoncillos de Jamal, bajándolos con cierta dificultad. La piel suave de sus cachetes quedó al aire. Brillaba bajo la luz con el aceite que el entrenador aplicó directamente de la botella. Sentir su grasa bajo los dedos por primera vez era una sensación increíble. Proporcionaba una combinación de firmeza y blandeza que encontraba muy tentadora. Jamal empezó a emitir unos gemidos involuntarios al ser tocado. Resonaban en la habitación y en la mente de Samuel. Sin dejar de manosear al jugador más sexy del equipo, Samuel notó cómo su propio entusiasmo aumentaba, su respiración volviéndose pesada. Jamal, por su parte, parecía cada vez más afectado por el contacto. Sus gemidos sonaban más y más altos, más y más intensos, hasta que finalmente pegó un largo grito y se corrió, su cuerpo temblando de placer. Samuel paró en seco. Avergonzado y sonrojado, Jamal se levantó rápidamente, murmuró un agradecimiento vistiéndose a toda prisa y salió del despacho.
Samuel se quedó en la sala, contemplando lo sucedido. Su mente giraba en torno a una pregunta: ¿Era Jamal gay? Y si lo era, ¿habría otros jugadores como él en el equipo? Estaba seguro de que, con el tiempo, descubriría la respuesta.
Tercera parte
Llegó la Navidad y la mayoría del equipo abandonó el campus. Axel y Jamal se quedaron. Axel, porque era huérfano y Jamal, porque su familia había decidido hacer un viaje y visitarlo.
Una tarde de finales de diciembre, el entrenador aprovechó para ponerse al día con el papeleo. Estaba en su oficina, con la puerta cerrada, cuando oyó ruido proveniente del vestuario. Reconoció las voces de Axel y Jamal. Intrigado, apagó la luz y entreabrió la puerta lo justo para no ser visto. Desde su posición podía observarlos. Se habían metido en la ducha. Axel se enjabonaba con movimientos lentos y deliberados. Su barriga redonda y prominente temblando ligeramente con cada gesto. Jamal, a su lado, también estaba embadurnado de jabón. Sus nalgas grandes y llenas se balanceaban suavemente al frotarse. Samuel se fijó en que ambos tenían las pollas medio erectas. De repente, Axel y Jamal empezaron a tocarse a sí mismos mientras se miraban. Axel se acarició los pezones rosados con los pulgares, abriendo la boca en una expresión de placer. Luego levantó y dejó caer su barriga, haciendo que temblase arriba y abajo con el peso. Jamal, con una sonrisa libidinosa, se agarró las tetas con las palmas de las manos y se las manoseó. Después se giró y se dio un azote en una nalga con una mano. El sonido resonó en el espacio. Con la otra mano comenzó a pajearse, su polla dura y reluciente. Repitió el azote. Axel se la agarró y empezó a pajearse también, los ojos fijos en Jamal. Jadeaban y se reían disfrutando del momento. Finalmente, Axel y Jamal alcanzaron el clímax y se corrieron. Los chorros de semen se perdieron por el desagüe.
Samuel no daba crédito a lo que acababa de presenciar. Se quedó quieto, esperando a ver qué más hacían. Los dos, aún respirando con dificultad, se vistieron conversando de manera casual.
—Tío, el entrenador está buenísimo —dijo Axel ajustándose la camiseta sobre la barriga.
—Ya ves —dijo Jamal colocándose los pantalones con dificultad, su trasero redondeado sobresaliendo—. Me encantaría estar tan grande como él.
Axel asintió. Los ojos le brillaban con una mezcla de admiración y deseo.
—Imagínate cómo se debe sentir uno al tener ese cuerpo. Fuerte, sexy y con una barriga tan imponente. Sería genial.
Jamal sonrió, visiblemente entusiasmado por la idea.
—Sí, tío. Bueno, con lo que estamos comiendo últimamente, creo que vamos por buen camino.
Se rieron juntos, cómplices en su fantasía.
—¿Te apetece pizza? —sugirió Axel.
—Perfecto. Necesitamos seguir creciendo, ¿no? —respondió Jamal.
Se calzaron y salieron del vestuario comentando la cantidad de pizza que iban a comer. Samuel, que había escuchado cada palabra, tenía una idea en su cabeza.
Al día siguiente cogió el móvil y envió un mensaje a Axel y Jamal invitándolos a pasar el fin de año con él en su apartamento. Ambos aceptaron al instante. Repleto de entusiasmo, Samuel fue al supermercado y se llevó un carro entero de comida. Quería asegurarse de que la velada fuera memorable.
Pasó horas cocinando, llenando su apartamento con los deliciosos aromas de sus preparaciones. Cuando Axel y Jamal llegaron, Samuel los recibió con una sonrisa y les ofreció una cerveza.
—Para que os relajéis un poco —dijo, notando que estaban algo intimidados.
Agarraron las cervezas y se acomodaron en el sofá. Los tres charlaron un rato, las risas y las anécdotas fluyendo con facilidad a medida que el alcohol hacía su efecto. El ambiente se fue volviendo más distendido. Samuel los encontraba increíblemente atractivos. Axel, con su barba rubia y su corpulencia, parecía un auténtico vikingo. Jamal, con su piel oscura y sus curvas, era como un bombón de chocolate irresistible.
—Bueno, chicos. Vayamos a la mesa —anunció Samuel cuando consideró que ya era el momento.
Axel y Jamal lo siguieron. Se sentaron. El entrenador sirvió el entrante: un plato de enorme pasta. De acompañamiento, les puso otro plato con pan y un buen trozo de mantequilla a cada uno.
—Quiero que os lo comáis todo —les ordenó tomando asiento junto a ellos.
Intercambiaron una mirada cómplice y empezaron a comer obedientemente. El entrenador predicaba con el ejemplo comiendo con gusto también. La pasta estaba deliciosa. Los jugadores tragaban rápido al principio, pero pronto empezaron a bajar el ritmo.
—Vamos, no podéis dejar nada —insistió—. Y untad toda la mantequilla en el pan.
Al acabar la pasta y lo demás, Samuel se levantó para servir el segundo plato. El pavo asado llegó a la mesa rodeado de un montón de patatas doradas y grasientas. Y les puso más pan y más mantequilla.
—Aquí tenéis —dijo disfrutando por dentro de sus rostros perplejos.
Con cada nuevo bocado, Axel y Jamal sentían cómo sus estómagos se iban llenando. Terminado el pavo y las patatas, estaban todos saciados.
—Bueno, el postre lo tomaremos en el sofá —anunció Samuel.
—¿Postre? —preguntaron protestando.
Se dirigieron al sofá con dificultad, sus panzas hinchadas y pesadas después del banquete. Samuel los acompañó llevando una tarta de chocolate enorme.
—Desabrocharos los pantalones y poneos cómodos —les dijo.
Obedecieron. Samuel vio cómo sus barrigas se expandían una vez liberadas de la presión de la ropa. Los dos jóvenes sintieron una combinación de expectación y nerviosismo mientras Samuel les ponía la tarta delante.
—Axel, quiero que cojas un trozo de tarta y se lo des a Jamal. Dile lo gordo que se va a poner.
Axel cortó un gran trozo de tarta. Lo sostuvo frente a Jamal y, con voz provocativa, dijo:
—Jamal, te vas a poner tan gordo con esto... Cómetelo.
Jamal, cuyos ojos brillaban de deseo, abrió la boca y dejó que Axel le metiera el trozo de tarta. Masticó lentamente, disfrutando del sabor y de las palabras de Axel.
—Ahora tú, Jamal —dijo Samuel—. Dale un trozo a Axel y dile lo gordo que se va a poner.
Jamal cortó un trozo generoso de la tarta y lo acercó a Axel. Mirándolo dijo:
—Axel, vas a engordar tanto hoy... Abre.
Axel tomó el trozo de tarta con una mezcla de lujuria y deleite, saboreando no solo el postre, sino también las palabras de Jamal.
—Voy a dar vuelta para que tengáis más intimidad —les dijo Samuel con un guiño—. Cuando vuelva, no quiero ver ni una miga.
Se puso el abrigo y salió del apartamento, dejándolos a solas con la tarta.
Caminó por el campus, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad de la noche. Sus pensamientos vagaban hacia lo que estarían haciendo Axel y Jamal en su ausencia. La fantasía a veces le resultaba más excitante que la realidad. Después de una hora de paseo, regresó a su apartamento, ansioso por ver el resultado.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena que superaba sus expectativas. Axel y Jamal estaban reclinados en el sofá, desnudos. Sus cuerpos parecían aún más inflados, con las bocas manchadas de chocolate y las barrigas a punto de reventar. Lo que más le deleitó fue ver el semen en sus pechos. Se habían quedado profundamente dormidos, exhaustos por el exceso de comida y el placer.
Parte final
La temporada llegaba a su fin y el equipo de fútbol americano universitario, bajo la supervisión de Samuel, había experimentado una cambio radical. Todos los jugadores habían ganado peso dramáticamente, oscilando entre los 120 y 150 kilos. Para Samuel, observarlos en el campo era una fuente inagotable de orgullo. Sus cuerpos se habían vuelto imponentes masas de músculo y grasa.
Marco, con su complexión ahora más robusta, dominaba el centro del campo. Su camiseta se estiraba sobre su barriga, y su trasero, apretado en los pantalones de uniforme, parecía casi desbordarse. Cada vez que corría, Samuel podía ver cómo su grasa oscilaba con el movimiento y cómo sus muslos se frotaban visiblemente.
Axel, cuya transformación era quizás la más notable, jugaba con una ferocidad renovada. Su cuerpo más ancho y pesado le daba una ventaja en los choques cuerpo a cuerpo. Sus pectorales, convertidos en auténticas masas de carne, se sacudían con cada impacto. Su barriga, enorme y redonda, se movía de manera hipnotizante bajo su camiseta. Cada vez que Axel se lanzaba al suelo, Samuel reparaba en cómo la grasa de su abdomen se aplanaba y se extendía, mostrando el peso que había ganado con la ayuda de Jamal.
Jamal, con los glúteos más redondeados y prominentes que Samuel había visto jamás, era una toda una visión en el campo. Su trasero, cubierto milagrosamente por el ajustado uniforme, se movía como una masa independiente de su cuerpo con cada paso. Sus muslos combinaban músculo y grasa. Cuando Jamal corría, Samuel no podía evitar fijarse en cómo sus nalgas se balanceaban de un lado a otro, todo un espectáculo. Axel también había hecho un buen trabajo alimentándolo.
Mientras los jugadores se movían en el campo, Samuel sentía una oleada de excitación. Aunque la victoria era importante, para él, la verdadera satisfacción residía en contemplar cómo se habían transformado. Ver a aquellos jóvenes antes atléticos convertirse en poderosas masas de obesidad bajo su tutela era la culminación de sus fantasías más profundas. El equipo, que previamente perdía casi cada encuentro, ahora jugaba con una fuerza y determinación renovadas.
El silbato final sonó y el equipo estalló de alegría. Samuel se unió a ellos en el campo, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que había logrado algo extraordinario.
La celebración tras la victoria fue desmesurada. Los jugadores, llenos de adrenalina y euforia, se dirigieron directamente a los vestuarios, donde las duchas les esperaban. El ambiente era eléctrico, con gritos de júbilo y risas resonando en las paredes.
Samuel se encontraba en la entrada, viendo cómo se despojaban de los uniformes empapados de sudor. Sus cuerpos pesados y robustos se movían con una energía contagiosa. Axel fue el primero en desnudarse por completo, dejando al descubierto su impresionante figura, con su barriga redonda y sus tetas prominentes. Se dirigió a las duchas, seguido de cerca por Jamal, cuyas nalgas se movían sensualmente a cada paso. Marco, con su barriga colgante y su trasero voluminoso, no se quedó atrás.
La ducha comenzó con chorros de agua caliente y alboroto. Los jugadores se empujaban y salpicaban. Samuel, desde un rincón, los observaba en silencio. Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho. Axel, con una sonrisa traviesa, se acercó a él.
—Vamos, entrenador, es hora de unirse a la celebración —dijo Axel.
Y antes de que Samuel pudiera protestar, Axel y Marco lo agarraron por los brazos.
—Hey, chicos, ¿qué hacéis? —exclamó Samuel mientras intentaba resistirse en vano.
Los jugadores, sin dejar de reír, se pusieron a desvestir al entrenador. Samuel se dejó llevar. Primero le quitaron la camiseta, revelando su imponente torso. Sus pectorales grandes y su barriga redonda quedaron a la vista, provocando bromas entre los jugadores.
—¡Mira esos músculos, entrenador! —dijo Marco riendo.
A continuación, le quitaron los pantalones, le bajaron los boxers y lo empujaron bajo el agua caliente.
El entrenador, ahora completamente desnudo, se encontraba rodeado por sus jugadores en la ducha. El agua caliente caía sobre sus cuerpos, creando una atmósfera cargada de morbo. Axel, y Jamal se turnaban para tocar la barriga de Samuel, sus manos resbalando sobre la piel mojada. Samuel no podía evitar sentirse completamente libre. Los cuerpos obesos de los jugadores se movían a su alrededor, chocando y rozándose en una coreografía de carne y deseo bajo el agua.
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