#Conciencia Ecológica
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dropsofsciencenews · 3 months ago
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Una contra todas: la lucha de la tortuga de estanque europea contra la invasión de tortugas exóticas
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Desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio legal e ilegal de tortugas de agua dulce ha aumentado significativamente, pero muchos propietarios no están preparados para cuidar animales que pueden vivir durante décadas. Lamentablemente, muchos ejemplares son liberados en la naturaleza, lo que genera graves consecuencias para los ecosistemas locales.
Según la IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos), las invasiones biológicas de especies exóticas son una de las principales causas de extinción de especies nativas. Estas especies invasoras compiten por el espacio y los recursos, transmiten patógenos y parásitos, y pueden causar hibridación con especies locales. La tortuga de estanque europea (Emys orbicularis) es una de las víctimas de esta invasión en Europa, donde enfrenta la competencia de al menos siete especies exóticas introducidas, como la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta).
Un estudio reciente analizó cómo podrían evolucionar las distribuciones de estas especies debido al cambio climático. La investigación utilizó un modelo de distribución de especies (SDM), basado en 19 variables climáticas y datos geográficos, para comprender las dinámicas futuras entre E. orbicularis y las tortugas exóticas. Estas últimas fueron seleccionadas porque representan una lista completa de tortugas invasoras encontradas en el área de distribución de la tortuga de estanque europea, hasta sus límites norte y sur en Europa oriental, como Letonia y Ucrania.
Los resultados muestran que E. orbicularis es relativamente tolerante a los cambios futuros de temperatura, con la posibilidad de expandir su área hacia el noreste, incluidas algunas regiones del Mar Báltico y el sur de Suecia. Sin embargo, esta expansión podría verse obstaculizada por la competencia con las especies invasoras. En particular, para 2050 se prevé que T. scripta, ya la especie exótica más común en Europa, extienda su área hacia Ucrania, Bielorrusia y los países bálticos, ejerciendo más presión sobre E. orbicularis.
Otras especies exóticas, como Graptemys pseudogeographica y las tortugas de Oriente Medio Mauremys caspica y Mauremys rivulata, también experimentarán una expansión. M. rivulata, en particular, podría triplicar su área, encontrando nuevos hábitats en los países mediterráneos y el sudeste de Europa. Sin embargo, para estas últimas especies, los hábitats meridionales actuales podrían reducirse significativamente debido al cambio climático.
A pesar de que E. orbicularis actualmente cubre el 37% de la superficie total de Europa, con una expansión prevista hacia el noreste, este crecimiento podría verse amenazado por la competencia con especies invasoras. El cambio climático, junto con la popularidad de las tortugas exóticas como mascotas, podría acelerar este proceso, favoreciendo la difusión de estas especies invasoras.
¿Qué podemos hacer? Es esencial que los posibles compradores de animales exóticos sean conscientes de las consecuencias ecológicas. La compra de tortugas exóticas debe hacerse con gran precaución, evitando su liberación en el entorno natural. Cada acción cuenta para preservar el equilibrio ecológico y proteger a las especies nativas como la tortuga de estanque europea.
¡Hasta pronto y Buena Ciencia!
articulo: Nekrasova, Oksana, et al. "Present and future distribution of the European pond turtle versus seven exotic freshwater turtles, with a focus on Eastern Europe." Scientific Reports 14.1 (2024): 21149.
fuente foto: https://www.parchilazio.it/schede-28471-la_nostra_testuggine_palustre_emys_orbicularis
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jcdecisneros-blog · 9 months ago
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En un mundo cada vez más consciente de la urgencia de los desafíos ambientales, España se destaca por su compromiso con la educación ambiental, una herramienta poderosa para moldear una sociedad más sostenible y responsable. Desde las aulas hasta los rincones más remotos de la comunidad, la educación ambiental en España está sembrando las semillas de un cambio profundo, preparando a las futuras generaciones para enfrentar y resolver los problemas ambientales que amenazan nuestro planeta. Educación Ambiental: Más Allá de las Aulas La educación ambiental en España trasciende los límites tradicionales del aprendizaje. Integrada en el currículo escolar, esta disciplina se extiende a través de organizaciones no gubernamentales, centros de educación ambiental y proyectos de divulgación científica, creando una red de conocimiento y acción que abarca toda la sociedad. Este enfoque holístico asegura que la conciencia ambiental y la sostenibilidad sean valores compartidos, no solo para los estudiantes, sino para toda la comunidad. Preparando a las Futuras Generaciones La visión de España respecto a la educación ambiental es clara: preparar a las futuras generaciones para abordar los desafíos ambientales es una prioridad. Al fomentar un sentido de responsabilidad hacia el medio ambiente desde una edad temprana, se promueven prácticas responsables que tendrán un impacto positivo duradero en el planeta. La educación en sostenibilidad no solo enseña a los jóvenes sobre los problemas ambientales, sino que también los empodera para ser parte de la solución. La Interrelación entre Medio Ambiente, Naturaleza y Dinámica de Sistemas La educación ambiental actúa como un puente entre el medio ambiente, la naturaleza y la dinámica de sistemas, ofreciendo una comprensión profunda de cómo las interacciones naturales y humanas pueden coexistir de manera sostenible. Al entender las complejas interconexiones dentro de los sistemas naturales y humanos, los individuos están mejor equipados para tomar decisiones informadas y promover acciones sostenibles que benefician tanto a la sociedad como al planeta. Conclusión La educación ambiental en España es más que una asignatura; es una revolución que está redefiniendo la relación de la sociedad con el medio ambiente. Al sensibilizar sobre los problemas ambientales y fomentar un sentido de responsabilidad colectiva, España está liderando el camino hacia un futuro más verde y sostenible. La pregunta que queda es: ¿Estamos listos para unirnos a esta revolución verde y tomar acción por el bien de nuestro planeta?
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cuidarelplaneta · 1 year ago
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En persecución de los balleneros
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Tras una búsqueda infructuosa por las costas de Corcubión, donde se encontraba una de las estaciones balleneras. El Warrior volvió de nuevo hacia Vigo, donde la tripulación avistó un ballenero, el Ibsa III. En un instante, las Zodiacs neumáticas estaban en el agua y maniobrando en torno al barco.
Greenpeace logró impedir las capturas tan eficazmente, que apareció para interrumpir la protesta la corbeta Cadarso, a la que pronto se unió la Pinzón, con órdenes de detener al Warrior. Una vez precintado el cuarto de radio, el Warrior fue conducido a la base naval de El Ferrol bajo escolta armada. Decididas a no dejarlo escapar, las autoridades españolas organizaron un servicio de guardia de 24 horas y desmontaron un componente esencial del sistema de propulsión: la mitad superior de la chumacera que sujeta el árbol de la hélice. También sometieron a custodia al patrón Jon Castle, al que más tarde acusan de interferir con la labor de las empresas pesqueras españolas.
Durante cinco meses, el Warrior permaneció bajo custodia. Los tripulantes podían bajar a tierra siempre que permanecieran dentro de los límites de la ciudad, oportunidad que solían aprovechar para granjearse el apoyo de la opinión pública mediante mítines y proyecciones de diapositivas. Se ataron al barco arrestado pancartas en las que se leía: «Libertad para el Rainbow Warrior. Los visitantes se agolpaban en la sala de exposiciones del barco.
Por fin llegaron las piezas para reparar la lancha rápida RI-28. Una vez reparada, Bruce Crammond, Chris Robinson y Athel von Koettlitz partieron en ella hacia el golfo de Vizcaya; tras una carrera de 500 millas (800 km), alcanzaron las islas del Canal, pero avería en el motor les impidió llegar a la reunión de 1980 de la IWC. que se celebraba en Brighton, en la costa sur de Inglaterra. donde esperaban comunicar al mundo las actividades ilícitas de captura de ballenas que se realizaban en España.
A lo largo de los años, los grupos de presión política de Greenpeace habían logrado abrirse camino en la IWC, que ya no era un simple frente unido de balleneros. En esta reunión, la comisión redujo las cuotas de captura en un 13 por ciento y por primera vez. sometió a las orcas al sistema de cuotas. Se dieron los primeros pasos para prohibir el llamado arpón frío (que no lleva explosivo, y con frecuencia mutila en lugar de matar) para todas las ballenas salvo el rorcual aliblanco, ya que, según los balleneros, destruía una proporción excesiva de la carne. La votación a favor de una moratoria de 10 años en la captura comercial de ballenas se perdió por un margen muy reducido.
Para Greenpeace las noticias eran excelentes, pero para mantener vivo el espíritu de la campaña contra los balleneros era preciso rescatar sin demora al Rainbow Warrior. Casi todos los tripulantes habían salido de España, aunque John Castle se vio obligado a permanecer allí. Para liberar el buque, las autoridades españolas exigían a Greenpeace el pago de 10 millones de pesetas para compensar a la empresa ballenera por las pérdidas que había sufrido; Greenpeace tenía abogados que llevaban el caso ante los tribunales españoles, pero la lentitud del procedimiento era exasperante. Como no había forma de encontrar una chumacera de segunda mano para el Warrior, Greenpeace obtuvo los planos originales del barco, y una pequeña empresa mecánica de Inglaterra fabricó la pieza que faltaba. Tony Marriner y el jefe de máquinas del Warrior. Tim Mark, condujeron hasta El Ferrol con la pieza de 68 kg. y una noche oscura lograron introducirla a bordo burlando la vigilancia de la policía mientras los tripulantes distraen su atención.
La pieza vital se montó con muy ligeros ajustes, pero lo principal era saber si funciona. En el curso de una prueba subrepticia del motor principal funcionó con suavidad, pero la verdadera prueba tendría que superarla navegando. Aún quedaba por solucionar otra dificultad; tras cinco meses de amarre, el casco del Warrior estaba calurosa bienvenida en Jersey. En España, el suceso costó el puesto a un almirante y valió a Greenpeace una mayor popularidad, que terminó en la apertura de una oficina en el país. El Warrior era ahora una celebridad. Pronto se prepara para su primera travesía del Atlántico, con el fin de unirse a la protesta contra la caza de focas planeada para la primavera de 1981.
Ocupó su puesto en Europa el Sirius, vendido a Greenpeace Países Bajos por el gobierno holandés, simpatizante de la organización, a cambio de tan solo 20.000 florines, de los que aportó una parte considerable la rama holandesa de la World Wildlife Fund.
Construido en los Países Bajos en 1950 como parte de un grupo de siete buques piloto para la Real Marina Holandesa, el Sirius tiene 46 metros, desplaza 440 toneladas y alcanza una velocidad máxima de 13 nudos: dispone de autonomía para 30 días de navegación con una tripulación de 32 personas. Después de la compra, la organización disponía de sólo 10 semanas para dejarlo listo para su primera campaña. 
Greenpeace estaba ya firmemente asentada, no sólo en los Países Bajos, sino también en Dinamarca, donde empezó a operar en Copenhague con ayuda de una donación de 5.000 dólares de Greenpeace International.
Ese año, ocho activistas daneses y holandeses entraron en acción contra la participación noruega en la caza de focas. Noruega era el principal cazador de focas de casco en el Atlántico Norte, ya que desde 1945 había acabado con el 85 por ciento de una población de 1.5 millones de individuos.
Los activistas abordaron al barco cazador Kvitungen en Alesund, se encadenaron a él y enarbolaron sus pancartas. Las fotografías de la protesta se difundieron ampliamente y generaron abundante apoyo al grupo danés.
También en la República Federal de Alemania estaba creciendo el apoyo a Greenpeace, que abrió allí su primera oficina en febrero de 1981. Uno de los primeros miembros fue Gerd Leipold, oceanógrafo y físico del instituto Max Planck. «Estaba convencido de que ser científico no bastaba para cambiar las cosas» , comenta.
También hay que destacar a Monika Griefahn, que seguía las campañas balleneras de Greenpeace desde 1978. En 1980 conoció en Francia a Remi Parmentier y David MeTaggart y. con su ayuda, se estableció Greenpeace Alemania.
En unos meses se les unieron más de 3.000 miembros, atraídos por acciones tan espectaculares como la escalada de Greenpeace del 24 de junio de 1981. Participaron dos escaladores, que treparon por la contaminante chimenea de una fábrica de plaguicidas de Hamburgo y colgaron una pancarta que decía: «Cuando se corte el último árbol, se mate al último pez y se envenene el último río, os encontraréis con que no podéis comeros el dinero.
Fue una buena ración para los alemanes, habitantes de un país fuertemente industrializado cuyos bosques enferman ante los ataques de la lluvia ácida. La opinión pública estaba particularmente preocupada por informes según los cuales había compuestos tóxicos en las reservas de agua y en la leche materna de las mujeres.
El diseñador y coordinador de las acciones en Alemania era Harald Zindler, amigo de Griefahn y participante activo en las protestas antinucleares de los años setenta. También había trabajado con pescadores, preocupados por la calidad de las aguas del Elba. en el que los peces empezaban a desarrollar feos tumores a consecuencia de la contaminación. En una de las primeras acciones. Se arrojaron peces deformes a la puerta del Instituto Hidrográfico Alemán, organismo público teóricamente encargado de controlar la contaminación del agua.
Originally published at https://cuidarelplaneta.com/ August 09, 2023.
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angie1120 · 21 days ago
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La observación de la Flora y Fauna
Esta es una práctica que no solo nos permite aprender un poco más sobre los ecosistemas, sino que también promueve una conexión más profunda con la naturaleza. Esta actividad nos fomenta el respeto y la apreciación por los seres vivos y sus entornos, y es una excelente forma de reconectar con el mundo natural.
Conciencia Ecológica, ¿Qué es? ,es la comprensión y lo que cad uno llega a valorar del impacto que nuestras acciones tienen sobre el medio ambiente y el reconocimiento de nuestra responsabilidad en la preservación y cuidado de que le ponemos a la naturaleza.
El que entiendes o lo que comprendes con todo lo que que tu alcance visual te muestra.
Trata de que se pueda desarrollar una visión que nos permita entender que los recursos naturales no son infinitos y que cada acción que realizamos, desde las más individuales hasta las más colectivas, puede influir positiva o negativamente en nuestro entorno.
Pero volviendo al tema de la observación de la flora y fauna, esta no solo es una actividad de ocio o que se te ocurre realizar por que sí, no, sino que también es un acto de respeto y cuidado hacia la naturaleza. Nos hace el ligero recuerdo que somos parte de un ecosistema mayor y nos invita a actuar con responsabilidad para conservarlo.
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ecoviajes · 7 months ago
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Descubre el Turismo Sustentable: Viajar con Conciencia
El turismo sustentable, también conocido como turismo sostenible o ecoturismo, es una forma de viajar que busca minimizar el impacto negativo en el medio ambiente, la cultura local y la economía, al tiempo que maximiza los beneficios para las comunidades locales y la conservación de la naturaleza.
En lugar de simplemente disfrutar de destinos turísticos, el turismo sustentable promueve prácticas que respetan y preservan el entorno natural y cultural. Esto puede implicar actividades como el uso de energías renovables, la protección de la biodiversidad, el apoyo a la economía local a través del consumo de productos y servicios locales, y el respeto a las tradiciones y costumbres de las comunidades anfitrionas.
Al optar por el turismo sustentable, los viajeros tienen la oportunidad de contribuir positivamente al lugar que visitan, apoyando la conservación ambiental, promoviendo el desarrollo económico local y fomentando el intercambio cultural. Además, al tomar decisiones conscientes durante sus viajes, los turistas pueden reducir su huella ecológica y ayudar a proteger los recursos naturales para las generaciones futuras.
En resumen, el turismo sustentable es mucho más que simplemente viajar: es una forma de explorar el mundo de manera responsable y consciente, creando experiencias significativas tanto para los viajeros como para las comunidades locales y el medio ambiente.
¿Estás listo para hacer tu próximo viaje de manera sustentable?
Recuerda que la sustentabilidad se refiere a la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. En un contexto más amplio, implica equilibrar los aspectos ambientales, sociales y económicos para garantizar un desarrollo que sea viable a largo plazo y que no agote los recursos naturales ni cause daño irreparable al medio ambiente. Es un enfoque holístico que busca mantener el equilibrio entre las necesidades humanas y la preservación del planeta, promoviendo un estilo de vida que sea compatible con la salud del ecosistema global.
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jgmail · 8 months ago
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Marx, comunismo y decrecimiento
Sobre el nuevo libro de Kohei Saito, Marx in the anthropocene
Por Daniel Tanuro
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Fuentes: Viento sur
Kohei Saito lo vuelve a hacer. En Marx’s ecosocialism. An unfinished critique of the political economy [aún inédito en castellano], el marxólogo japonés había mostrado cómo el Marx maduro, habiendo tomado conciencia del callejón sin salida ecológica del capitalismo a través de los trabajos de Liebig y Frass, había roto con el productivismo.
Su nuevo libro, Marx in the Anthropocene. Towards the Idea of Degrowth communism [Marx en el antropoceno. Hacia la idea del comunismo del decrecimiento], lleva más lejos este pensamiento. El libro es notable y útil, particularmente en cuatro puntos: la naturaleza de clase fundamentalmente destructiva de las fuerzas productivas capitalistas; la superioridad social y ecológica de las sociedades (llamadas) primitivas, sin clases; el debate sobre naturaleza y cultura con Bruno Latour y Jason Moore, en particular; y el gran error cometido por los aceleracionistas que se proclaman marxistas para negar la necesidad imperiosa del decrecimiento. Estos cuatro puntos revisten hoy una gran importancia política, no sólo para los marxistas deseosos de estar a la altura del desafío ecosocial que plantea la crisis sistémica del capitalismo, sino también para los activistas ecologistas. El libro tiene las mismas cualidades que su predecesor: es erudito, está bien construido y es sutil y esclarecedor a la hora de presentar el desarrollo intelectual de Marx después de 1868. Por desgracia, también tiene el mismo defecto: da por sentado lo que no es más que una hipótesis. Una vez más, Saito va demasiado lejos al tratar de encontrar en Marx la anticipación teórica perfecta de las luchas actuales1/.
Al principio fue la «ruptura metabólica«
La primera parte de Marx in the Anthropocene profundiza en el concepto marxista de la fractura metabólica2/. Saito sigue los pasos de John B. Foster y Paul Burkett, que han demostrado la inmensa importancia de esta noción3/. Saito enriquece el debate poniendo de relieve tres manifestaciones del fenómeno –la perturbación de los procesos naturales, la ruptura espacial y la fractura entre las temporalidades de la naturaleza y del capital–. a las que corresponden tres estrategias capitalistas de evasión: las pseudosoluciones tecnológicas, el traslado de las catástrofes a los países dominados y el aplazamiento de sus consecuencias a las generaciones futuras.
El capítulo 1 examina, sobre todo, la contribución al debate del marxista húngaro István Mészáros, a quien Saito considera decisivo en la reapropiación del concepto de metabolismo a finales del siglo XX. El capítulo 2 se centra en la responsabilidad de Engels, quien, al editar los libros II y III de El Capital, habría difundido una definición truncada de la ruptura metabólica, sustancialmente diferente de la de Marx. Para Saito, este cambio, lejos de ser fortuito, reflejaba una divergencia entre la visión ecológica de Engels –limitada al temor de la «venganza de la naturaleza»– y la de Marx, centrada en la necesaria «gestión racional del metabolismo» mediante la reducción del tiempo de trabajo. El capítulo 3, al tiempo que recuerda las ambigüedades de György Lukács, rinde homenaje a su visión del desarrollo histórico del metabolismo hombre-naturaleza como continuidad y ruptura a la vez. Para Saito, esta dialéctica, inspirada en Hegel («identidad entre identidad y no identidad»), es esencial si queremos diferenciarnos tanto del dualismo cartesiano –que exagera la discontinuidad entre naturaleza y sociedad– como del constructivismo social –que exagera la continuidad (identidad) entre estos dos polos y no puede, por tanto, «revelar el carácter único de la forma capitalista de organizar el metabolismo humano con el medio ambiente»–.
Dualismo, constructivismo y dialéctica
La segunda parte del libro realiza una lectura muy (¿excesivamente?) crítica de otras ecologías de inspiración marxista. Saito se distancia de David Harvey, cuya «reacción sorprendentemente negativa al giro ecológico del marxismo» critica. De hecho, La naturaleza contra el capital recoge algunas citas sorprendentes del geógrafo estadounidense: Harvey parece convencido de «la capacidad del capital para transformar cualquier límite natural en una barrera superable»; confiesa que «invocar los límites ecológicos y la escasez (…) (le) pone tan políticamente nervioso como teóricamente desconfiado»; «las políticas socialistas basadas en la idea de que una catástrofe medioambiental es inminente» serían para él «un signo de debilidad». Geógrafo como Harvey, Neil Smith «mostraría la misma vacilación ante el ecologismo», que describe como «apocalipsismo». Smith es conocido por su teoría de la «producción social de la naturaleza». Saito rechaza esta teoría, argumentando que nos incita a negar la existencia de la naturaleza como entidad autónoma, independiente de los humanos: esto es lo que deduce de la afirmación de Smith de que «la naturaleza no es nada si no es social». En términos generales, Saito rastrea las concepciones constructivistas al plantear que «la naturaleza es un presupuesto objetivo de la producción». No cabe duda de que ésta era también la opinión de Marx. El hecho indiscutible de que la humanidad forma parte de la naturaleza no significa que todo lo que hace esté dictado por su «naturaleza», o que todo lo que hace la naturaleza esté construido por la «sociedad».
Destrucción ecológica: ¿actuantes o beneficio?
En el marco de esta polémica, el autor dedica unas páginas muy fuertes a Jason Moore. Admite que la noción de Capitaloceno «supone un avance en el concepto de la producción social de la naturaleza«, porque hace hincapié en las interacciones entre la humanidad y el medio ambiente. Sin embargo, critica a Moore por asumir que los humanos y no humanos son «actores» que trabajan en red para producir un todo intrincado, un híbrido, como dice Bruno Latour. Éste es un punto importante. Moore cree que distinguir una «grieta metabólica» dentro de la red-como-un-todo es una interpretación errónea, producto de una visión dualista. La noción de metabolismo se refiere a la forma en que los distintos órganos de un mismo organismo contribuyen específicamente al funcionamiento del conjunto. Por tanto, es la antítesis del dualismo (como lo es del monismo, para el caso), y nos devuelve a la fórmula de Hegel: existe una «identidad de identidad y no identidad». Marx in the Anthropocene también ataca las tesis de Moore desde otro ángulo: el del trabajo. Para Moore, el capitalismo está impulsado por una obsesión por la «naturaleza barata», que para él engloba la fuerza de trabajo, la energía, los alimentos y las materias primas. Moore afirma ser marxista, pero está claro que su «naturaleza barata» ignora el papel exclusivo del trabajo abstracto en la creación de plusvalía (excedente), así como el papel clave de la carrera para incrementar la plusvalía en la destrucción ecológica. Pero el valor no es sólo otro actuante híbrido. Como dice Saito, es “completamente social”, y es a través de él que el capitalismo “domina los procesos metabólicos de la naturaleza” (pp. 121-122).
No hay duda de que es la carrera por el beneficio la que está ampliando la brecha metabólica, en particular al demandar cada vez más energía, fuerza de trabajo, productos agrícolas y materias primas baratas. Está claro que de todos los recursos naturales que el capital transforma en mercancías, la fuerza de trabajo antrópica es la única capaz de crear un índice tan puramente antrópico como el valor abstracto. Como dice Saito: es «precisamente porque la naturaleza existe independientemente y con anterioridad a todas las categorías sociales, y sigue manteniendo su no identidad con la lógica del valor (que) la maximización del beneficio produce una serie de desarmonías dentro del metabolismo natural». En consecuencia, la grieta no es una metáfora, como afirma Moore. La grieta existe entre el metabolismo social de las mercancías y el dinero y el metabolismo universal de la naturaleza» (ibid). «No fue por dualismo cartesiano por lo que Marx describió de forma dualista la grieta entre el metabolismo social y el metabolismo natural, así como la grieta entre el trabajo productivo y el improductivo. Lo hizo conscientemente, porque las relaciones únicamente sociales del capitalismo ejercen un poder extranatural (alien power); un análisis crítico de este poder social requiere inevitablemente separar lo social y lo natural como campos de investigación independientes y analizar después su imbricación» (p. 123). Irrefutable. Una vez más, no cabe duda que esta visión del acoplamiento de lo social y lo medioambiental era la del propio Marx.
Aceleracionismo vs. antiproductivismo
El capítulo 5 polemiza con otra variedad de marxistas: los «aceleracionistas de izquierda». Según estos autores, sólo se puede hacer frente a los desafíos ecológicos acelerando el desarrollo tecnológico, la automatización, etcétera. Para ellos, esta estrategia está en consonancia con el proyecto marxiano: hay que desmantelar los obstáculos capitalistas al crecimiento de las fuerzas productivas para crear una sociedad de la abundancia. Esta parte del libro es especialmente interesante porque arroja luz sobre la ruptura con el productivismo y el prometeísmo de los primeros años. Es probable que la ruptura no sea tan clara como afirma Saito4/, pero sin duda existe un punto de inflexión. En El Manifiesto Comunista, Marx y Engels explican que el proletariado “se servirá de su supremacía política para arrancar poco a poco todo e1 capital a la burguesía, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos de1 Estado, es decir, del proletariado organizado en clase dirigente, y para aumentar rápidamente la cantidad de fuerzas productivas»5/. Llama la atención que la perspectiva de este texto sea decididamente estatista y que las fuerzas productivas se consideren socialmente neutras; forman un conjunto de cosas que deben cambiar de manos (se deben «arrancar poco a poco… a la burguesía») para crecer cuantitativamente.
¿Significa esto que los aceleracionistas pueden pretender ser marxistas? No, porque Marx abandonó el concepto expuesto en el Manifiesto. Kohei Saito llama la atención sobre el hecho de que su obra principal, El Capital, ya no trata de las fuerzas productivas en general (ahistóricas), sino de las fuerzas productivas históricamente determinadas: las fuerzas productivas capitalistas. El largo capítulo XIII del Libro 1 («Maquinaria y la gran industria») explora los efectos destructivos de estas fuerzas, tanto desde el punto de vista social como medioambiental. Podríamos añadir que no es casualidad que sea precisamente este capítulo el que termine con la siguiente frase, digna de un manifiesto ecosocialista moderno: «La producción capitalista, por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción sino socavando al mismo tiempo los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador«6/. Ya no se trata aquí de la neutralidad de la técnica. El capital ya no se entiende como una cosa, sino como una relación social de explotación y destrucción, que debe ser destruida («negación de la negación»). Cabe señalar que Marx, tras la Comuna de París, dejó claro que romper con el productivismo significaba también romper con el estatismo.
Es sorprendente que Kohei Saito no recuerde la frase del Manifiesto citada anteriormente, en la que se insta al proletariado a tomar el poder para «aumentar rápidamente la cantidad de las fuerzas productivas». Eso habría dado aún más relieve a su énfasis en el cambio posterior. Pero no importa: el hecho es que el punto de inflexión es real y conduce en el Libro III de El Capital a una magnífica perspectiva de revolución permanente, resueltamente antiproductivista y antitecnocrática:
“La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica”7/.
La evolución es clara. El paradigma de la emancipación humana ha cambiado: ya no consiste en el crecimiento de las fuerzas productivas, sino en la gestión racional de los intercambios con la naturaleza y entre los humanos.
Subsunción formal y real del trabajo
En mi opinión, las páginas más ricas de Marx in the Anthropocene son aquellas en las que Saito muestra que el nuevo paradigma marxiano de emancipación resulta de una amplia crítica de las formas sucesivas que el capital ha impuesto al trabajo. Aunque formaba parte de los trabajos preparatorios de El capital, esta crítica no se publicó hasta más tarde (Manuscritos económicos 1861-1863). Su piedra angular es la importante noción de la subsunción del trabajo al capital. Subrayémoslo de paso: la subsunción es más que la sumisión: subsumir implica integrar lo sometido en lo que somete. El capital subsume el trabajo asalariado porque integra la fuerza de trabajo como capital variable. Pero, para Marx, hay subsunción y subsunción: el paso de la manufactura al maquinismo y a la gran industria implica el paso de la «subsunción formal» a la «subsunción real». La primera significa simplemente que el capital toma el control del proceso de trabajo que existía antes, sin introducir ningún cambio en su organización ni en su carácter tecnológico. La segunda surge en el momento en que el capital revoluciona por completo y de forma continua el proceso de producción, no sólo tecnológicamente, sino también en términos de cooperación, es decir, de relaciones productivas entre las y los trabajadores y entre éstos y los capitalistas. Se crea así un modo de producción específico, sin precedentes, totalmente adaptado a los imperativos de la acumulación de capital. Un modo en el que, a diferencia del anterior, «el mando del capitalista se hace indispensable para la realización del propio proceso de trabajo».
Saito no es el primero en señalar el carácter de clase de las tecnologías. Daniel Bensaïd subrayó la necesidad de que «las propias fuerzas productivas se sometan a un examen crítico»8/. Michaël Löwy sostiene que no basta con destruir el aparato estatal burgués, también hay que desmantelar el aparato productivo capitalista9/. Sin embargo, hay que agradecer a Saito que se ciña lo más posible al texto de Marx al resumir las implicaciones en cascada de la subsunción real del trabajo: ésta «aumenta considerablemente la dependencia de los trabajadores y trabajadoras respecto al capital»; «las condiciones objetivas para que las y los trabajadores realicen sus capacidades se les aparecen cada vez más como un poder extraño e independiente»; «dado que el capital como trabajo objetivado –medios de producción– emplea trabajo vivo, la relación de sujeto y objeto se invierte en el proceso de trabajo»; «al encarnarse el trabajo en el capital, el papel del trabajador se reduce al de mero portador de la cosa cosificada -el medio de conservación y valorización del capital junto a las máquinas-, mientras que la cosa cosificada adquiere la apariencia de subjetividad, un poder ajeno que controla el comportamiento y la voluntad de la persona»; «siendo el aumento de las fuerzas productivas posible sólo por iniciativa del capital y bajo su responsabilidad, las nuevas fuerzas productivas del trabajo social no aparecen como fuerzas productivas de los propios trabajadores y trabajadoras, sino como fuerzas productivas del capital»; «el trabajo vivo se convierte (así) en un poder del capital, todo desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo es un desarrollo de las fuerzas productivas del capital».
De ello, emergen con fuerza dos conclusiones no productivistas y no tecnocráticas con fuerza:
1°) «el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo sólo aumenta el poder externo del capital despojando a los trabajadores y trabajadoras de sus capacidades subjetivas, sus conocimientos y su visión, por lo que no abre automáticamente la posibilidad de un futuro brillante»;
2°) “el concepto marxista de fuerzas productivas es más amplio que el de fuerzas productivas capitalistas –incluye capacidades humanas como las habilidades, la autonomía, la libertad y la independencia y es, por consiguiente, tanto cuantitativo como cualitativo» (pp. 149-150).
¿Qué materialismo histórico? ¿Qué abundancia?
Estos elementos llevan a Kohei Saito a replantearse el materialismo histórico. Sabemos que el Prefacio a la Crítica de la economía política contiene el único resumen de Marx sobre su teoría. Dice así: “Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social”.
Parece claro que Marx ya no podía atenerse literalmente a esta formulación -y menos aún a la del Manifiesto sobre el aumento cuantitativo de las fuerzas productivas- puesto que su análisis le llevó a concluir que el desarrollo de estas fuerzas refuerza el dominio del capital y mutila la agencia de quienes explota.
En palabras de Saito: «Una vez alcanzado un determinado nivel de fuerzas productivas, ya no puede suponerse que una revolución socialista pueda simplemente sustituir una relación de producción por otra. Puesto que las fuerzas productivas del capital generadas por la subsunción real se materializan y cristalizan en el modo de producción capitalista, desaparecen junto con el modo de producción».
Transferir la propiedad del capital al Estado no cambiaría el problema: las fuerzas productivas permanecerían inalteradas, 1°) las tareas de concepción tendrían que ser llevadas a cabo por una «clase burocrática», 2°) la destrucción ecológica continuaría. El autor concluye que «la subsunción real plantea un difícil problema de libre gestión socialista. La visión tradicional del materialismo histórico, resumida en el Prefacio, no señala el camino hacia una solución» y «Marx no fue capaz de dar una respuesta definitiva a estas cuestiones, ni siquiera en El Capital, por lo que tenemos que ir más allá» (pp. 157-158).
«Ir más allá» es lo que se propone en la tercera parte de su libro, y es esta parte la que suscita más controversia. La pregunta inicial es sencilla: si la emancipación no puede lograrse mediante el libre crecimiento de las fuerzas productivas y, por tanto, mediante lo que Daniel Bensaid llamó el «comodín de la abundancia», ¿dónde puede lograrse? Mediante «la reducción de escala y la ralentización de la producción», responde Saito (p. 166). Para el autor, en esencia, la abundancia debe entenderse no como una plétora de bienes materiales privados –en la línea del modelo consumista y excluyente de acumulación de bienes accesibles sólo a la demanda solvente–, sino como una profusión de riqueza social y natural compartida. Sin esto, «la opción que queda se convierte en el control burocrático de la producción social, que provocó el fracaso de la vía soviética» (p. 166).
Decrecimiento, economía estacionaria y transición
Marx in the Anthropocene aboga por un comunismo decrecentista profundamente igualitario, basado en la satisfacción de las necesidades reales. Según Saito, este comunismo era el de las llamadas comunidades arcaicas, ciertos rasgos de las cuales sobrevivieron durante mucho tiempo en formas más o menos degradadas en los sistemas agrarios basados en la propiedad colectiva de la tierra, en particular en Rusia. Para el Marx maduro, son mucho más que vestigios de un pasado superado: estas comunidades indican que, habiendo «expropiado a los expropiadores», la sociedad, para abolir toda dominación, deberá progresar hacia una forma superior de la comunidad arcaica. Suscribo plenamente esta perspectiva, pero con una salvedad: Saito exagera gravemente al afirmar que «14 años de estudio serio de las ciencias naturales y de las sociedades precapitalistas» habrían llevado a Marx en 1881 a proponer «su idea del comunismo decrecentista». Tomado literalmente, no se basa en ningún documento conocido. En consecuencia, para que tenga una pizca de verosimilitud (¡y aun así, sólo si se formula como una hipótesis, no como una certeza!), Saito se ve obligado a recurrir a una sucesión de amalgamas: como si la crítica radical de Marx a la acumulación capitalista fuera lo mismo que una economía estacionaria, como si las comunidades campesinas fueran estacionarias, y como si una economía estacionaria fuera lo mismo que el decrecimiento. Eso son muchos si, ignora diferencias esenciales… y no nos lleva más lejos en el debate sobre lo que está en juego en el decrecimiento en el sentido en que se discute hoy entre las y los anticapitalistas, es decir, en el sentido literal de la reducción de la producción impuesta objetivamente por las limitaciones climáticas. Veámoslo más en detalle.
Dejemos a un lado el PIB y consideremos únicamente la producción material: una sociedad poscapitalista en un país muy pobre rompería con el crecimiento capitalista pero tendría que aumentar la producción durante cierto tiempo para satisfacer la enorme masa de necesidades reales insatisfechas; una economía estacionaria utilizaría la misma cantidad de recursos naturales cada año para producir la misma cantidad de valores de uso con las mismas fuerzas productivas; en cuanto a una economía en contracción, reduciría las extracciones y la producción. Al equiparar estas dos formas, Kohei Saito perpetúa una lamentable confusión. “Ahora debería estar claro», escribe, «que el socialismo promueve una transición social hacia una economía de decrecimiento». Esto está mal formulado, porque el decrecimiento no es un proyecto social, sólo una limitación a la transición. Una «economía del decrecimiento» como tal no significa nada. Una parte de la producción tiene que crecer y otra tiene que reducirse dentro de una envoltura global cada vez más pequeña. Para ceñirnos al diagnóstico científico del cambio climático, tenemos que decir algo así: planificar democráticamente un decrecimiento justo es la única forma de realizar una transición racional hacia el ecosocialismo. Dado que un nuevo sistema energético 100% renovable debe construirse necesariamente utilizando la energía del sistema actual (el 80% de la cual es combustible fósil y, por tanto, fuente de CO2/), básicamente sólo hay dos estrategias posibles para eliminar las emisiones: o bien reducimos radicalmente el consumo final de energía (lo que significa producir y transportar menos globalmente) adoptando fuertes medidas anticapitalistas (contra el 10%, y especialmente el 1% más rico); o bien confiamos en la compensación de las emisiones de carbono y en el despliegue futuro masivo de hipotéticas tecnologías de captura-secuestro, captura-utilización o geoingeniería del carbono, es decir, en soluciones de aprendiz de brujo que conducen a una desposesión, una desigualdad social y una destrucción ecológica aún mayores.
Proponemos la expresión «decrecimiento justo» como eje estratégico de los y las marxistas antiproductivistas de hoy. Hacer del decrecimiento sinónimo de economía estacionaria no es una opción, ya que equivaldría a disminuir el volumen de la alarma de incendios.
La comuna rural rusa, revolución y ecología
La perspectiva del decrecimiento justo debe mucho al enorme trabajo pionero de Marx, pero no tiene sentido afirmar que fue su creador, porque Marx nunca abogó explícitamente por una reducción neta de la producción. Para convertirlo en el padre del «comunismo decrecentista», Saito se basa casi exclusivamente en un texto famoso y excepcionalmente importante: la carta a Vera Zasulich10/. En 1881, la populista rusa escribió a Marx pidiéndole su opinión sobre la posibilidad, en Rusia, de utilizar la comuna arcaica para construir directamente el socialismo sin pasar por el capitalismo. La traducción rusa de El Capital había desencadenado un debate sobre esta cuestión entre los opositores al zarismo. Marx escribió tres borradores en respuesta. Dan fe de su profunda ruptura con la visión lineal del desarrollo histórico y, por tanto, también con la idea de que los países capitalistas más avanzados serían los más próximos al socialismo. A este respecto, la última frase es meridianamente clara: «Si la revolución se produce en el momento oportuno, si concentra todas sus fuerzas para asegurar el libre desarrollo de la comuna rural, ésta se erigirá pronto como elemento regenerador de la sociedad rusa y como elemento de superioridad sobre los países esclavizados por el régimen capitalista».
Para Saito, este texto significa que la degradación capitalista del medio ambiente había llevado a Marx, después de 1868, a «abandonar su anterior esquema del materialismo histórico. No fue una tarea fácil para él», afirma. Su visión del mundo estaba en crisis. En este sentido, (su) intensa investigación en sus últimos años (sobre las ciencias naturales y las sociedades precapitalistas, D.T.) fue un intento desesperado de reconsiderar y reformular su concepción materialista de la historia desde una perspectiva totalmente nueva, derivada de una concepción radicalmente nueva de la sociedad alternativa». «Catorce años de investigación» habían llevado a Marx «a la conclusión de que la sostenibilidad y la igualdad basadas en una economía estacionaria son la fuente de la capacidad (poder) de resistir al capitalismo». Por lo tanto, aprovechó «la oportunidad de formular una nueva forma de regulación racional del metabolismo humano con la naturaleza en Europa Occidental y Estados Unidos»: «la economía estacionaria y circular sin crecimiento económico, que antes había rechazado como la estabilidad regresiva de las sociedades primitivas sin historia».
¿Qué debemos pensar de esta reconstrucción de la trayectoria del pensamiento marxista en términos ecológicos? La narración tiene mucho atractivo para ciertos círculos, eso es obvio. Pero, ¿por qué Marx esperó hasta 1881 para expresarse sobre este punto clave? ¿Por qué lo hizo sólo en forma de carta? ¿Por qué esta carta requirió tres borradores sucesivos? Si Marx había empezado realmente a «revisar su esquema teórico en 1860 como resultado de la degradación ecológica», y si el concepto de la fractura metabólica había servido realmente de «mediación» en sus esfuerzos por romper con el eurocentrismo y el productivismo, ¿cómo podemos explicar el hecho de que la superioridad ecológica de la comuna rural no se mencione ni una sola vez en la respuesta a Zasulich? Por último, pero no menos importante, aunque no se puede descartar que la última frase de esta respuesta proyecte una visión de una economía poscapitalista estacionaria para Europa Occidental y Estados Unidos, no es el caso de Rusia; Marx insiste enérgicamente en que sólo beneficiándose del nivel de desarrollo de los países capitalistas desarrollados podrá el socialismo en Rusia «garantizar el libre desarrollo de la comuna rural». En definitiva, la intervención de Marx en el debate ruso parece derivar mucho más de su admiración por la superioridad de las relaciones sociales en las sociedades arcaicas11// y de su compromiso militante con la internacionalización de la revolución que de la centralidad de la crisis ecológica y de la idea de un «comunismo decreciente».
«Ofrecer algo positivo”
La afirmación categórica de que Marx inventó este «comunismo decreciente» para reparar la «fractura metabólica» es tan excesiva que uno se pregunta por qué Kohei Saito la pone al final de un libro que contiene tantos puntos excelentes. La respuesta se da en las primeras páginas del capítulo 6. Ante la emergencia ecológica, el autor plantea la necesidad de una respuesta anticapitalista, considera «insostenibles» las interpretaciones productivistas del marxismo, constata que el materialismo histórico es «impopular hoy en día» entre las y los ecologistas y considera que es una lástima porque tienen «un interés común en criticar el insaciable deseo de acumulación del capital, aunque sea desde puntos de vista diferentes» (p. 172). Para Saito, los trabajos que demuestran que Marx se apartó de las concepciones lineales del progreso histórico, o que se interesó por la ecología, «no son suficientes para demostrar por qué las y los no marxistas de hoy deberían seguir prestando atención al interés de Marx por la ecología». Tanto los problemas del eurocentrismo como los del productivismo deben «tenerse en cuenta si se quiere que una interpretación completamente nueva del Marx de la madurez resulte convincente» (p. 199). «Los estudiosos deben ofrecer aquí algo positivo», «elaborar su visión positiva de la sociedad poscapitalista» (p. 173). ¿Es para dar esta interpretación «completamente nueva» de forma convincente por lo que Saito describe a Marx fundando sucesivamente el «ecosocialismo» y luego el «comunismo del decrecimiento» con algunos años de diferencia? Me parece más cercano a la verdad, y por tanto más convincente, considerar que Marx no era ni ecosocialista ni decrecentista en el sentido contemporáneo de estos términos. Esto no quita en absoluto que su penetrante crítica del productivismo capitalista y su concepto de la «fractura metabólica» sean decisivos para comprender la urgente necesidad actual de un «decrecimiento justo».
Es anacrónico intentar encajar el decrecimiento en el pensamiento de Marx. Tampoco es necesario. Por supuesto, no podemos defender el decrecimiento justo y mantener al mismo tiempo la versión productivista cuantitativa del materialismo histórico. En cambio, el decrecimiento justo se integra sin dificultad en un materialismo histórico que considera las fuerzas productivas en sus dimensiones cuantitativa y cualitativa. En cualquier caso, no necesitamos el aval de Marx, ni para admitir la necesidad del decrecimiento justo, ni más generalmente para ampliar y profundizar su «crítica inacabada de la economía política».
El problema de la apología
Uno podría preguntarse qué sentido tiene criticar las exageraciones de Saito. Uno podría decir: el punto principal es que «(este) libro proporciona forraje útil para los socialistas y los activistas medioambientales, independientemente de las opiniones (o del punto mismo de tener una opinión) sobre si Marx era realmente un comunista del decrecimiento o no»12/. Este es el punto principal, de hecho, y merece la pena repetirlo: Marx in the Anthropocene es un libro excelente, entre otras cosas porque su desarrollo de los cuatro puntos mencionados en la introducción de este artículo son de gran actualidad e importancia. Sin embargo, no debe subestimarse el debate sobre lo que Marx dijo o no dijo, ya que concierne a la metodología que debe utilizarse para desarrollar las herramientas intelectuales necesarias para la lucha ecosocialista. Esta cuestión concierne también a las y los militantes no marxistas.
El método de Kohei Saito tiene un defecto: es apologético. Este rasgo ya era perceptible en Marx’s ecosocialism: mientras que el subtítulo del libro señalaba la «crítica inacabada de la economía política», el autor dedicaba paradójicamente un capítulo entero a pretender que Marx, después de El Capital, había desarrollado un proyecto ecosocialista completo. Marx in the anthropocene sigue el mismo camino, pero de forma aún más clara. En conjunto, las dos obras dan la impresión de que Marx, en la década de 1870, llegó a ver la alteración del metabolismo hombre-naturaleza como la contradicción central del capitalismo, que primero dedujo de ello un proyecto de crecimiento ecosocialista de las fuerzas productivas, y que luego abandonó este proyecto hacia 1880-81 para trazar un nuevo rumbo: el «comunismo decrecentista». He intentado demostrar que esta narrativa es muy cuestionable.
Uno de los problemas de la apología es que sobrevalora enormemente la importancia de los textos. Por ejemplo, Saito concede una importancia desproporcionada a la modificación por Engels del pasaje del Libro III de El Capital en el que Marx habla de la «fractura metabólica». El predominio de las interpretaciones productivistas del materialismo histórico en el siglo XX no puede explicarse principalmente por esta modificación: se debe sobre todo al reformismo de las grandes organizaciones y a la subsunción del proletariado al capital. La gran tarea estratégica de los ecosocialistas de hoy es luchar contra esta situación, articular la resistencia social para poner en crisis la ideología del progreso dentro del propio mundo del trabajo. Las respuestas se encuentran en las luchas y en el análisis de las luchas, más que en los Cuadernos de Marx.
Yendo más allá, la apología tiende a coquetear con el dogmatismo. «Marx lo dijo» se convierte con demasiada facilidad en el mantra que nos impide ver y pensar como marxistas sobre lo que Marx no dijo. Porque es evidente que no lo dijo todo. Si hay una lección metodológica que extraer de su monumental obra, es que la crítica es fértil y el dogma estéril. La capacidad del ecosocialismo para hacer frente a los formidables retos de la catástrofe ecológica capitalista dependerá no sólo de su fidelidad, sino también de su creatividad y de su capacidad para romper con sus propias ideas previas, como hizo Marx cuando fue necesario. No se trata sólo de pulir cuidadosamente la ecología de Marx sino también, y sobre todo, de desarrollarla y radicalizarla.
Traducción: viento sur
Notas:
1/ Ver mi artículo “¿Era Marx ecosocialista?”
2/ Marx, Karl (2009) El Capital, Madrid: Siglo XXI, t. 3, vol. 8.
3/ Ver en concreto, Paul Burkett (1999), Marx and Nature. A Red and Green Perspective. Palgrave Macmillan. John Bellamy Foster (2000) Marx’s Ecology. Materialism and Nature, Monthly Review Press.
4/ En La ideología alemana (1845-46) leemos: «se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas de producción, sino más bien fuerzas de destrucción (maquinaria y dinero)». Marx, Karl y Engels, Friedrich (1974) La ideología alemana, Barcelona: Grijalbo, p. 81.
5/ Karl Marx y Friedrich Engels, El manifiesto comunista (2000) Elaleph.com.
6/ Marx, Karl (2009) El Capital, op. cit., t. 1, vol. 2, pp. 612-613.
7/ Marx, Karl, op. cit., t. 3, vol. 8, p. 1045.
8/ Daniel Bensaïd, Introduction critique à ‘l’Introduction au marxisme’ d’Ernest Mandel.
9/ Lowy, Michael, Ecosocialismo, La alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista.
10/ https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/81-a-zasu.htm
11/ Una opinión compartida por Engels: cf. en particular su admiración por los zulúes frente a los ingleses, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.
12/ Diana O’Dwyer, ”Was Marx a Degrowth Communist”, https://rupture.ie
Fuente: https://vientosur.info/sobre-el-nuevo-libro-de-kohei-saito-marx-in-the-anthropocene/
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danielchavezmoranesposa · 8 months ago
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El Corazón Detrás del Legado: El Impacto de la Esposa de Daniel Chávez Morán
A lo largo de la historia, detrás de muchos hombres destacados, se encuentra una mujer igualmente notable, moldeando legados e impactando vidas. En el caso de Daniel Chávez Morán, el visionario fundador de Grupo Vidanta, esta mujer es su esposa, cuyas contribuciones han sido fundamentales en su viaje compartido de filantropía y emprendimiento. Sumérgete en el corazón detrás del legado y explora su profundo impacto.
Destreza Filantrópica
La esposa de Daniel Chávez Morán ha sido una fuerza impulsora detrás de numerosas iniciativas filantrópicas, demostrando un profundo compromiso con la mejora de la vida de los demás. Su pasión por la filantropía no solo ha complementado, sino también ha amplificado los esfuerzos de Daniel, creando un dúo poderoso dedicado a marcar la diferencia. Juntos, han iniciado proyectos que han impactado positivamente a comunidades, especialmente en los ámbitos de la educación, la salud y la conservación ambiental.
Empoderamiento Educativo
La educación ha sido una piedra angular de sus esfuerzos filantrópicos, con una fuerte creencia en su poder transformador. A través de su fundación, han apoyado programas educativos y becas, abriendo puertas de oportunidad para innumerables individuos. Su compromiso con la educación refleja una visión de empoderar a las futuras generaciones para crear un mañana más brillante.
Conciencia Ambiental
Reconociendo la importancia de la conservación ambiental, la esposa de Daniel Chávez Morán ha sido una firme defensora de prácticas sostenibles. Sus iniciativas se han centrado en preservar hábitats naturales, promover prácticas ecológicas y concientizar sobre problemas ambientales. Sus esfuerzos subrayan un compromiso profundo con la protección del planeta para las generaciones futuras.
Contribuciones Culturales
Más allá de la filantropía, la esposa de Daniel Chávez Morán ha realizado contribuciones culturales significativas, enriqueciendo el tejido de la sociedad. Su apoyo a las artes, eventos culturales y preservación del patrimonio ha ayudado a preservar y promover la identidad cultural de las comunidades. Sus contribuciones culturales son un testimonio de su dedicación a enriquecer la experiencia humana a través del arte y la cultura.
Legado de Amor e Impacto
Juntos, Daniel Chávez Morán y su esposa han construido un legado de amor e impacto, tocando las vidas de muchos en todo el mundo. Su asociación ejemplifica el poder de la unidad y los valores compartidos en la creación de un cambio duradero. A medida que continúan inspirando a otros a través de sus acciones, su legado sirve como un faro de esperanza y compasión, recordándonos el profundo impacto que una pareja puede tener en el mundo.
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callmeanxietygirl · 1 year ago
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Go Green
La Ciudad de México es considerada la ciudad de la República Mexicana con la mayor cantidad de ciclovías. Hay varias razones que explican esto:
1. Tamaño y densidad poblacional: La Ciudad de México es una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, lo que implica un alto flujo de tráfico y la necesidad de alternativas de movilidad sostenible. El uso de la bicicleta como medio de transporte ayuda a descongestionar el tráfico y reducir la contaminación del aire.
2. Promoción de la movilidad sustentable: La administración de la Ciudad de México ha promovido activamente la movilidad sustentable, incluido el fomento del uso de la bicicleta como una opción viable y segura. Esto se ha traducido en la expansión de la infraestructura ciclista, con la construcción de ciclovías y carriles exclusivos para bicicletas.
3. Beneficios para la salud y el medio ambiente: El impulso de la bicicleta como medio de transporte en la Ciudad de México se basa en los beneficios para la salud de las personas, así como en la reducción de la huella ecológica y la disminución de la contaminación del aire.
4. Conciencia ciclista y comunidad activa: La Ciudad de México cuenta con una comunidad ciclista activa y una conciencia creciente sobre los beneficios de utilizar la bicicleta como medio de transporte. Esto ha llevado a una mayor demanda de infraestructura ciclista y al apoyo de las autoridades para satisfacer esas necesidades.
En resumen, la Ciudad de México ha invertido en la construcción de ciclovías y la promoción del uso de la bicicleta como una alternativa de movilidad sostenible para abordar los desafíos del tráfico, mejorar la calidad del aire y fomentar un estilo de vida más activo y saludable.
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escritosdelcamino · 2 years ago
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La última oferta de la Nueva Era, bajo el concepto de lo ‘holístico’ como en el entorno de la salud, promete un entramado global que supere toda forma de “dualismo” que fundiría la diferencia real entre el Creador y la creación, por ello bajo ese pensamiento, también la indistinción entre el bien y el mal.
Todo ello, bajo el supuesto que este realismo ‘dual’ es ‘inferior’ en términos de iluminación. En el documento “Jesucristo portador del agua de la Vida. Una reflexión cristiana sobre la ‘Nueva Era’.” publicado por el Consejo Pontificio de la Cultura y Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, nos aclara:
“(…) 1. Totalidad: un viaje mágico al misterio Una de las preocupaciones centrales del movimiento Nueva Era es la búsqueda de ‘totalidad’. Invita a superar todas las formas de ‘dualismo’, ya que dichas divisiones son un producto insalubre de un pasado menos iluminado. Las divisiones que según los promotores de la Nueva Era se deben superar, incluyen la diferencia real entre el Creador y la creación, la distinción real entre el hombre y la naturaleza o entre el espíritu y la materia, todas las cuales son consideradas erróneamente como formas de dualismo. (…) A la revolución científica y al espíritu del racionalismo moderno se los considera culpables especialmente de la tendencia a la fragmentación que considera las unidades orgánicas como mecanismos reducibles a sus componentes más pequeños, que pueden explicarse a continuación en función dde estos últimos, así como de la tendencia a reducir el espíritu a la materia, de manera que la realidad espiritual –incluyendo el alma- se convierte en mero “epifenómeno”contingente de oricesis esencialmente materiales. (…)
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El holismo impregna todo el movimiento Nueva Era, desde su interés por la salud holística hasta la búsqueda de la conciencia unitiva, y desde la sensibilidad ecológica hasta la idea de un “entramado” global”.
Caminante, ¿qué harás ahora que sabes que la Iglesia muestra la incompatibilidad con la Nueva Era?
Comenta, guarda y comparte este post con alguien que aprecies. Te lo agradecemos. ¡Sigamos!
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ecoflowbogota · 1 year ago
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Decorando Espacios — Venta de Productos EcoFlow en Bogotá
Los productos EcoFlow que te mostraremos en este post te permitirán diseñar hogares ecológicos, acogedores y a la moda. Prepárate para aprender cómo puedes incorporar diseño y conciencia ambiental en cada habitación de tu casa.
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Comprender a nuestro público objetivo es esencial para decorar con eficacia, y nos complace afirmar que estamos íntimamente familiarizados con nuestros clientes. Para crear titulares que capten la atención, leads convincentes y llamadas a la acción convincentes, empleamos estrategias de redacción publicitaria y marketing digital. Nuestro objetivo es despertar su curiosidad e interés para que conozca cómo estos productos EcoFlow pueden mejorar su calidad de vida y contribuir a un futuro más sostenible.
Para crear una decoración ecológica y a la moda en la dinámica metrópoli de Bogotá, somos, en pocas palabras, su mejor aliado. Nuestro objetivo es ofrecerle la mejor experiencia posible, desde productos EcoFlow de alta calidad hasta potentes estrategias de redacción y marketing digital. Explore nuestra tienda en línea a su antojo para ver cómo puede hacer de su lugar un verdadero paraíso sostenible.
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memoriasdelecturas · 1 year ago
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Desde sus orígenes la fotografía no ha cambiado salvo en sus aspectos técnicos, lo que, en mi opinión, no tiene mayor importancia.
La fotografía parece una actividad fácil; es una operación diversa y ambigua en la que el único denominador común entre los que la practican es la herramienta que se usa. Lo que sale de esa cámara no es ajeno a la economía de un mundo de despilfarro, donde las tensiones son cada vez más intensas y donde las consecuencias ecológicas son ya desmesuradas.
Fotografiar es retener la respiración cuando todas nuestras facultades se conjugan ante la realidad huidiza; es entonces cuando la captación de la imagen supone una gran alegría física e intelectual.
Fotografiar, es poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo punto de mira.
En lo que a mí respecta, fotografiar es una manera de comprender que no puede separarse de los otros medios de expresión visual. Es un modo de gritar, de liberarse, no de probar ni de afirmar la propia originalidad. Es una manera de vivir.
(...)
Para mí una fotografía es el reconocimiento simultáneo, en una fracción de segundo, por una parte del significado de un hecho y, por la otra, de una organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan ese hecho.
Viviendo es como nos descubrimos, a la vez que descubrimos el mundo exterior; este mundo nos da forma, pero también podemos actuar sobre él. Debe establecerse un equilibrio entre esos dos mundos, el interior y el exterior que, en un diálogo constante, forman uno solo, y ése es el mundo que debemos comunicar.
Pero todo esto hace sólo referencia al contenido de la imagen y, para mí, el contenido no puede separarse de la forma; por forma entiendo una organización plástica rigurosa en virtud de la cual, únicamente, nuestras concepciones y emociones devienen concretas y transmisibles. En fotografía, esta organización visual no puede ser más que el fruto de un sentimiento espontáneo de los ritmos plásticos.
(...)
"Fotografiar y dibujar": —puesta en paralelo—.
La fotografía es, para mí, el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que atrapa el instante y su eternidad.
El dibujo, por su grafología, elabora lo que nuestra conciencia ha atrapado de ese instante. La fotografía es una acción inmediata: el dibujo una meditación.
Henri Cartier-Bresson |  Fotografiar del natural
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oceanos-en-peligro · 1 year ago
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¿Por qué son importantes las ballenas? ¿Por qué debemos protegerlas?
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Los investigadores que dedican su tiempo y energía a estudiar las ballenas del San Lorenzo, desarrollan la respuesta a este interrogante ¡Sigue leyendo el artículo para enterarte de todos los detalles!
Como todos los seres vivos, las ballenas ocupan un lugar en la cadena alimentaria y contribuyen así al equilibrio del ecosistema marino. 
Como depredadores, se alimentan de peces e invertebrados; como presas, pueden ser cazadas por otros depredadores (tiburones, ballenas, etc.) y por el Hombre.
Cuando mueren, sus cadáveres se hunden y sirven de alimento a una multitud de organismos carroñeros que los descomponen en nutrientes disponibles para otros organismos, explica Véronique Lesage, de Pesca y Océanos Canadá.
Las ballenas actúan como una bomba que recircula hacia la superficie los peces y el zooplancton que han ingerido en forma de materia fecal rica en nitrógeno.
Estos nutrientes son esenciales para la producción primaria del ecosistema marino.
Las ballenas funcionan algo así como las guardianas de la salud del medio marino.
Se encuentran en todos los océanos del mundo, desde las zonas costeras hasta las profundidades marinas.
Como las ballenas se sitúan en la cúspide de la pirámide trófica, cualquier disminución o aumento de su población es un indicio de un cambio en su hábitat.
Los investigadores al unísono subrayan la importancia de proteger a las ballenas, pues así no sólo se garantiza la recuperación de sus propias poblaciones, sino también la supervivencia de otras especies del ecosistema marino.
El estudio de las ballenas ha dado lugar a numerosos descubrimientos. A día de hoy sirven de inspiración en el desarrollo de nuevas tecnologías, como el sonar de las embarcaciones y las palas de los aerogeneradores.
Expertos del Acuario de Nueva Inglaterra señalan también la importancia comercial de las ballenas. Ya sea a través de programas de censo de poblaciones para planes de recuperación o de actividades de observación dirigidas a turistas, las ballenas contribuyen a las economías locales gracias al creciente interés de la gente por ellas en todo el mundo.


Actividades humanas como la contaminación química y acústica, los enredos en artes de pesca y las colisiones con embarcaciones han afectado enormemente a las poblaciones de ballenas. 
Canadá tiene la costa más larga del mundo. Bordeado por tres océanos, el ecosistema marino forma parte del patrimonio del país.
Si el hombre amenaza a estas poblaciones rompiendo el equilibrio del ciclo, debe protegerlas para que las generaciones futuras puedan observarlas e inspirarse en ellas.
En conclusión, las ballenas son seres maravillosos y desempeñan un papel vital en los ecosistemas marinos.
Desde su función como reguladores de las poblaciones de peces hasta su papel como indicadores de la salud del medio ambiente, su protección es crucial para el equilibrio y la supervivencia de los océanos. 
Como sociedad, debemos tomar conciencia de la importancia de las ballenas y trabajar juntos para conservarlas y garantizar un futuro sostenible para nuestras generaciones venideras.
Descubriendo el legado cultural de las ballenas
Además de su importancia ecológica y su papel en la sustentabilidad de los océanos, las ballenas también tienen un impacto significativo en el ámbito cultural y emocional de las comunidades humanas.
A lo largo de la historia, las ballenas han sido fuente de mitos, historias y leyendas, y han dejado una huella indeleble en la cultura de muchas sociedades costeras.
El legado cultural de las ballenas se manifiesta en diversas formas, desde la tradición oral transmitida de generación en generación, hasta las representaciones artísticas en forma de pinturas, esculturas y canciones.
En muchas comunidades indígenas, las ballenas ocupan un lugar sagrado y son consideradas guardianas de la vida marina y protectoras de la armonía entre los seres humanos y la naturaleza.
Además, las ballenas han despertado la curiosidad y la admiración de millones de personas alrededor del mundo, convirtiéndose en un símbolo de la belleza y la majestuosidad de los océanos.
El avistamiento de ballenas se ha convertido en una actividad turística popular, brindando a las personas la oportunidad de conectarse directamente con estos increíbles animales y desarrollar un mayor aprecio por su existencia.
Es fundamental reconocer y valorar el legado cultural de las ballenas, ya que esto nos ayuda a comprender la estrecha relación entre los seres humanos y la naturaleza, y nos inspira a proteger y preservar estos magníficos cetáceos.
Al cuidar de las ballenas, estamos no sólo protegiendo su papel en los ecosistemas marinos, sino también salvaguardando una parte importante de nuestro patrimonio cultural y espiritual.
Originally published at https://oceanosenpeligro.com/ Juny 13, 2023.
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ivangelrhymer · 1 day ago
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Destrucción del Ecosistema y Su Justificación en el Arte: Un Llamado a la Reflexión
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Las obras de arte abstracto creadas con concreto y materiales de consumo diario pueden ser una poderosa herramienta para representar la destrucción del ecosistema y su justificación en el contexto artístico. Estas piezas no solo exploran la relación del arte con los materiales que usamos cotidianamente, sino que también sirven como una reflexión sobre cómo nuestra forma de vida afecta el medio ambiente.
Conceptos claves de esta obra:
El Concreto como Símbolo de la Modernidad y la Destrucción: El concreto es un material asociado con la urbanización y la construcción, pero también con la contaminación y la degradación. Utilizar concreto en una obra abstracta puede simbolizar el impacto de la industrialización y el crecimiento desmedido de las ciudades sobre los ecosistemas naturales. El concreto, al ser un material imponente y duradero, representa el contraste con la fragilidad de la naturaleza, mostrando cómo la expansión humana agota los recursos naturales.
Materiales de Consumo Diario: Los materiales de uso cotidiano, como plásticos, latas, vidrios, y otros objetos desechables, pueden incorporarse en estas obras para ilustrar el ciclo del consumo desmedido. Estos materiales, que forman parte integral de nuestra vida diaria, se transforman en arte para subrayar cómo nuestras decisiones cotidianas impactan el ambiente. Al usarlos, el artista puede ofrecer una crítica sobre la cultura del consumo rápido y la falta de conciencia ecológica, invitando a una reflexión sobre el uso insostenible de estos materiales.
La Abstracción como Lenguaje: La abstracción en el arte permite una interpretación libre y subjetiva de los temas tratados. Las formas abstractas pueden evocar la disolución del orden natural o la imposibilidad de volver atrás una vez que se ha alcanzado un daño irreversible. La interacción entre los materiales y las formas abstractas puede reflejar el caos, la fragmentación y la desconexión entre el hombre y la naturaleza.
Reflexión y Justificación en el Arte: Este tipo de obras invita a una reflexión profunda sobre la responsabilidad humana hacia la naturaleza. Los artistas a menudo justifican el uso de materiales no convencionales como una manera de visibilizar problemas sociales y ambientales. En este caso, la destrucción del ecosistema no solo se muestra como una tragedia, sino también como una consecuencia directa de nuestra propia forma de vida, lo que puede considerarse una crítica a las políticas de crecimiento económico a expensas del medio ambiente.
El Llamado a la Acción: Al exhibir estas obras, los artistas ofrecen un mensaje urgente, un llamado a la acción para que el público reflexione sobre su papel en la preservación del ecosistema. El arte abstracto, al ser tan abierto a la interpretación, crea un espacio para que cada espectador experimente la obra de manera personal, tal vez llevando ese pensamiento crítico más allá del museo y hacia el cambio en las prácticas cotidianas.
Ejemplo de una obra posible:
Imagina una escultura abstracta hecha de concreto, con formas ásperas e irregulares que emergen de una base desordenada de objetos de consumo diario, como envoltorios de plástico, cables, latas aplastadas y piezas de cartón. La textura del concreto podría contrastar con la fragilidad de los materiales desechables, sugiriendo cómo la modernidad industrial ha tomado control sobre lo que alguna vez fue un ecosistema natural. Algunas de las piezas más frágiles podrían estar rotas o desintegrándose, simbolizando la irreversible destrucción causada por el abuso de recursos naturales.
Esta obra serviría como un espejo en el que el espectador se enfrenta a las consecuencias de sus propias decisiones en un mundo donde el consumismo ha alterado el equilibrio de la naturaleza.
Conclusión:
El arte abstracto que utiliza concreto y materiales cotidianos ofrece una reflexión poderosa sobre la relación entre el ser humano y el medio ambiente. A través de la destrucción representada en las formas y materiales, el arte invita a la audiencia a reconsiderar sus acciones y su impacto en el ecosistema. Este tipo de obras no solo cuestionan nuestra dependencia del consumo, sino que también sirven como una llamada a la acción para preservar el mundo natural antes de que sea demasiado tarde.
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tvmnow · 3 years ago
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¡PSEUDOAMBIENTALISTA!
En un mundo donde las preocupaciones por el medio ambiente han tomado una relevancia nunca antes vista, surge una nueva figura que pretende ser un defensor de la naturaleza, pero que en realidad se queda en la superficie de las acciones: el pseudoambientalista. Esta figura, más común de lo que imaginamos, es aquella que afirma preocuparse por el planeta, pero cuya realidad está lejos de ser coherente con las acciones que realmente protegen nuestro entorno.
¿Qué es un pseudoambientalista?
El pseudoambientalista es aquel que realiza declaraciones y adopta comportamientos que parecen ser ecológicamente responsables, pero que en el fondo son superficiales, inconsistentes o incluso contraproducentes. En lugar de abogar por cambios sustanciales en los hábitos y políticas que afecten al medio ambiente de manera profunda, el pseudoambientalista se conforma con acciones mínimas, a menudo para la apariencia o el beneficio personal.
En su mensaje en la presentación del informe del cuarto trimestre, Pedro Vaca Elguero destacó que las perspectivas de CADU para 2022 son positivas; ya que las condiciones económicas en Quintana Roo son favorables, el tráfico de pasajeros hacia el aeropuerto de Cancún está por encima de niveles prepandemia, la ocupación hotelera está por arriba del 90%, se está construyendo el Tren Maya y se comenzará el aeropuerto de Tulum, así como un parque de alrededor de mil hectáreas, sigue la construcción de nuevos hoteles en todo el Estado y el destino sigue siendo uno de los preferidos por el turismo.
1. El Consumo Ecológico de Moda
Un claro ejemplo de esta actitud es el consumo de productos "ecológicos" o "sostenibles", sin tener en cuenta los efectos reales de estos productos en el medio ambiente. La moda "eco-friendly" está plagada de productos que se venden como respetuosos con la naturaleza, pero en su producción y distribución pueden estar dañando más que ayudando. Esto incluye desde ropa de "algodón orgánico" que tiene una huella hídrica masiva, hasta productos "reciclables" que en realidad no son reciclados en la práctica.
2. El Activismo en Redes Sociales
Es común ver a muchos pseudoambientalistas publicando imágenes de paisajes hermosos, frases de apoyo al medio ambiente o incluso participando en protestas temporales. Sin embargo, su verdadera participación en la causa ambiental se limita a su presencia virtual. La desconexión entre el activismo en redes y los comportamientos diarios -como el uso desmedido de plásticos, el consumo sin conciencia de energía, o la falta de interés por alternativas de transporte menos contaminantes- es una de las principales señales de este fenómeno.
3. La Falta de Compromiso Real
Aunque algunos pseudoambientalistas apoyan grandes iniciativas para salvar el planeta, como la lucha contra el cambio climático o la protección de los océanos, a menudo carecen de la disposición de hacer sacrificios reales. Se podría observar que apoyan medidas superficiales como separar la basura en casa o comprar productos de comercio justo, pero nunca cuestionan las políticas más grandes que realmente podrían generar un cambio, como la industrialización agresiva, el consumo masivo o el uso de combustibles fósiles.
4. El Desinterés por lo Local
Una de las características más evidentes de los pseudoambientalistas es la falta de atención a los problemas ambientales locales. Mientras que se preocupan por la deforestación en el Amazonas o el deshielo de los polos, no toman acción frente a los problemas ecológicos que tienen al alcance de la mano: la contaminación en sus ciudades, el consumo excesivo de agua, la deforestación en su propio país o la falta de conciencia ecológica en sus comunidades. En lugar de abogar por una transformación desde lo local, prefieren centrarse en un discurso global que les permita sentirse parte del movimiento sin comprometerse realmente.
¿Por qué el pseudoambientalismo es Peligroso?
El principal riesgo del pseudoambientalismo es que desvía la atención de las verdaderas soluciones que el planeta necesita. Si las personas se conforman con acciones mínimas y simbólicas, nunca se alcanzarán las transformaciones profundas que son necesarias para combatir las crisis ambientales. Además, el pseudoambientalismo puede generar una falsa sensación de que estamos haciendo lo suficiente, lo que reduce la urgencia para adoptar cambios más serios.
¿Cómo Identificar y Combatir el Pseudoambientalismo?
La lucha contra el pseudoambientalismo requiere una reflexión profunda sobre nuestras propias acciones y creencias. Es esencial cuestionar no solo los productos que consumimos, sino también nuestras prioridades políticas, económicas y sociales. Es necesario impulsar políticas públicas que vayan más allá de las promesas vacías y enfocarse en un cambio real a nivel global y local. Además, debemos recordar que la lucha por el medio ambiente no debe ser una moda pasajera, sino una actitud constante y comprometida.
El verdadero ambientalista no se conforma con pequeños gestos, sino que toma decisiones informadas, hace sacrificios personales y exige cambios a gran escala. La diferencia entre un ambientalista genuino y un pseudoambientalista es clara: el primero actúa con coherencia, mientras que el segundo solo se aprovecha de la tendencia para su propio beneficio.
Franklin Calvo
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tlaloques · 5 days ago
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¿Quiénes somos?
Somos una empresa dedicada transformar los hogares con el fin de promover la economía circular, buscando la maximización de los recursos con el mínimo de residuos, pues somos conscientes de lo complejos que se han vuelto los problemas en cuanto a la obtención de agua en momentos de sequía y con base en las temporadas, el estilo de vida y la casa logramos adecuar sistemas que con el tiempo darán valor agregado a nuestra calidad de vida.
Misión
Somos una empresa dedicada a promover una vida sostenible mediante propuestas sustentables, aplicando un concepto de economía circular en la gestión de los recursos y los residuos, al maximizar los recursos y minimizar los residuos a través de una experiencia personalizada para todos los hogares.
Visión
Buscamos generar una comunidad sustentable mediante una revolución socioambiental de las conciencias con el objetivo de la preservación de los recursos naturales cuidando el medio ambiente, con el fin garantizar a largo plazo el acceso equitativo e igualitario a este derecho para que al aplicarlo en colectividad transicionemos a ciudades sostenibles, manteniendo un enfoque congruente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2,3,6,7,9,11,12,13,15,17 de la agenda 2030 de la ONU.
Filosofía
En Tlaloques, proporcionamos soluciones a las problemáticas socioambientales promoviendo la sostenibilidad mediante la sustentabilidad de los recursos, garantizando lo más indispensable desde el enfoque taxonómico de “Maslow”, la innovación y la responsabilidad social. Creemos firmemente en la importancia de preservar los recursos naturales para las generaciones futuras y la preservación del medio para tener una salud integral y ecológica, con el enfoque de “una sola salud” (OMS y FAO, 2000) y una perspectiva transdisciplinaria. Destacamos la importancia de facilitar el acceso a ecotecnias con el fin de cimentar y promover una cultura en la maximización de los recursos y minimización de los residuos, transformando los residuos en recursos con valor agregado. La responsabilidad social nos guía a actuar de manera ética y equitativa, asegurando nuestro compromiso con la comunidad.
HISTORIA
Tlaloques nació de una conversación inspiradora entre estudiantes del área de la salud, que se unieron para apoyar la idea de Jesús, un joven preocupado por la crisis hídrica en el Valle de México. Jesús Pérez Ortega, proveniente de una ciudad caracterizada por la unidad, el amor y el servicio, decidió que era momento de actuar para enfrentar la creciente escasez de agua, con un enfoque de una sola salud de la OMS. Armado con una profunda fe en la comunidad y un amor genuino por su entorno, Jesús se inscribió en una convocatoria para presentar una propuesta que ayudara a abordar esta problemática.
La propuesta de Jesús se convirtió en una oportunidad cuando fue seleccionado para participar en un programa de capacitación integral. Este curso, respaldado por figuras destacadas como el presidente, la Secretaría de Energía, la Comisión Federal de Electricidad y las secretarías de Trabajo y Previsión Social, así como de Educación Pública, tenía como objetivo formar a individuos en temas cruciales como la historia natural y cultural del territorio, la valoración de la riqueza natural de México, la importancia del agua para la vida, la conservación de flora y fauna, y la producción orgánica sustentable, entre otros.
El curso se llevó a cabo en la escuela Muros de Agua “José Revueltas”, un nuevo símbolo de recuperación y restauración post-crisis, que también funcionaba como modelo carcelario del siglo XXI y promovía la formación de Guardianes del Territorio. Este apoyo institucional sólido brindó a Jesús y su equipo una base firme para expandir su visión.
Impulsados por el éxito de su propuesta y el apoyo recibido, Jesús y sus compañeros fundaron Tlaloques. La empresa se estableció con el propósito de extender los beneficios del curso a la comunidad en general, facilitando una vida más sustentable. Tlaloques se enfocó en fomentar un tejido social fuerte y en promover una ciudad sostenible, enfatizando la importancia de aplicar el concepto de economía circular. Esto significa maximizar el uso de los recursos mientras se minimizan los residuos, un enfoque que Tlaloques integró en todos sus proyectos.
Hoy en día, Tlaloques se destaca como un referente en la promoción de prácticas sustentables y en la educación ambiental, contribuyendo a la creación de comunidades más resilientes y un futuro más verde para el Valle de México
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jgmail · 2 years ago
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La centralidad de la arista ecológica en la obra de Karl Marx
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Por Salvador López Arnal
Fuentes: Rebelión [Imagen: La conciencia verde Marx. Créditos: Espai Marx]
Una reseña ajustada a la importancia de este libro deslumbrante e imprescindible (el título en castellano traduce el de la original edición alemana; el subtítulo, en cambio, es el título original de la edición inglesa en la Monthly Review Press) necesitaría una revista entera. Lo esencial en este espacio del que disponemos: estamos ante uno de los grandes ensayos de la tradición marxista de estas últimas décadas. Para leer, anotar, releer, comentar y estudiar en seminarios. No hay muchos marxistas en el mundo que conozcan la obra de Marx (y de Engels) con la profundidad y registros que muestra Saito desde la primera página del libro, una obra que tiene su origen en la tesis doctoral escrita en alemán que presentó en la Universidad Humboldt de Berlín y que contiene ideas tan destacadas como la siguiente: «A diferencia de la difundida crítica de que Marx es un partidario ciego de la dominación absoluta de la naturaleza, su visión de la sociedad futura exige una interacción cuidadosa y sostenible con la naturaleza basada en un claro reconocimiento de sus límites».
Un apunte sobre el autor, injustamente poco conocido en nuestro país: Kohei Saito (nació en 1987, no hay error en la fecha) es doctor en Filosofía por la citada universidad berlinesa y actualmente es profesor asociado de economía política en la Universidad de la ciudad de Osaka. Está trabajando en la edición de las obras completas de Marx y Engels, Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA) volumen IV/18, que incluye la serie de cuadernos científicos naturales de Marx.
Recientemente ha publicado en Japón (se está traduciendo al inglés) un libro sobre el «comunismo del decrecimiento» democrático. Un auténtico bestseller. La editorial ha vendido medio millón de ejemplares (Muy recientemente se ha publicado en castellano y en catalán).
La naturaleza contra el capital consta de una Introducción, dos partes (1. Ecología y economía. 2. La ecología de Marx y la Marx-Engels-Gesamtausgabe), con tres capítulos cada una: 1. La enajenación de la naturaleza como el surgimiento de lo moderno. 2. El metabolismo de la economía política. 3. El capital como una teoría del metabolismo. 4. Liebig y El capital. 5. ¿Los fertilizantes contra la agricultura del robo? 6. La ecología de Marx después de 1868, y una conclusión. No se ha incluido, lamentablemente, un índice nominal, la única pega de una edición perfecta.
Saito ha tenido la gentileza de escribir un prefacio para la edición en castellano. Con sus palabras: «Esta traducción al castellano es uno de esos maravillosos ejemplos que se suman a otras traducciones en coreano, portugués y francés, y agradezco profundamente la decisión de Bellaterra Edicions de publicarlo, así como el ahínco y la dedicación de la traductora, Javiera Mondaca».
Sin avanzar apenas nada, sin destripar nada, recojo algunas ideas para abrir el apetito del lector:
1. Saito apunta que, inicialmente, Marx no fue necesariamente «ecológico» y que a veces parecía más bien un pensador productivista. Ciertamente «solo después de un largo y arduo proceso de desarrollar la sofisticación de su propia economía política, durante el cual estudió con seriedad diversos campos de las ciencias naturales, Marx se volvió totalmente consciente de la necesidad de abordar el problema del desastre ambiental como una limitación impuesta al proceso de valoración del capital». Según Saito y en expresión mejorable, Marx corrigió gradualmente su visión optimista de la dominación humana de la naturaleza «después de su ruptura con la filosofía en 1845».
2. Los cuadernos marxianos, que Saito conoce y ha trabajado en profundidad, son esenciales para entender su crítica ecológica al capitalismo. «El examen cuidadoso de los cuadernos de extractos de Marx no es un trabajo “filológico” menor y ese análisis nos llevará a dimensiones desconocidas de su crítica. Es demasiado pronto para “olvidar a Marx” como declaró provocativamente Immler. Al final de este estudio, suena más convincente el imperativo opuesto: “¡Marx vive!”». Los cuadernos de ciencias naturales que serán publicados por primera vez en MEGA2 «permitirán que los estudiosos tracen el surgimiento y desarrollo de la crítica ecológica de Marx al capitalismo de una manera más precisa y vívida, desentrañando diversos aspectos desconocidos de su proyecto asombrosamente abarcador de El capital».
3. La naturaleza contra el capital aspira a una reconstrucción más sistemática y completa de la crítica ecológica de Marx al capitalismo que la realizada anteriormente con el objetivo de refutar los persistentes malentendidos de la ecología de Marx y demostrar su gran importancia teórica. En contra de otras interpretaciones, marxistas o no, Saito sostiene que Marx no trató los asuntos ecológicos de manera esporádica y marginal.
4. El autor muestra y enfatiza que las posiciones de Marx en el ámbito ecológico mantienen una clara continuidad con su crítica de la economía política.
5. En su proceso de estudio y profundización, «Marx se alejó conscientemente de cualquier forma de prometeísmo ingenuo y llegó a considerar las crisis ecológicas como la contradicción fundamental del modo de producción capitalista».
6. Desde el punto de vista de Seito, el concepto clave en este contexto es metabolismo (Stoffwechsel) que le permite una interpretación sistemática de la ecología de Marx.
7. Para Seito no es solo que un motivo ecológico ya sea central en los cuadernos de Marx de 1844 (los Manuscritos económico y filosóficos), su tesis es más penetrante: «no es posible comprender al alcance total de su crítica de la economía política si se ignora su dimensión ecológica».
8. De este modo, la ecología de Marx, señala Saito, no solo constituye un elemento inmanente de su sistema económico y de su visión emancipadora del socialismo «sino que también nos entrega uno de los andamiajes metodológicos más útiles para investigar las crisis ecológicas como la contradicción central del actual sistema histórico de producción y reproducción social. Esta “preciada herencia” de la teoría de Marx solo puede entenderse completamente con su ecología».
Aunque el estudio está centrado en la obra de Marx, Saito no se olvida de señalar su coincidencia con Engels también este punto.
Un pequeño matiz: Saito usa en ocasiones expresiones como la siguiente «tras la ruptura de Marx con la filosofía en 1845», para referirse al inicio de sus estudios económicos. Quizás hubiera sido más ajustado hablar de ruptura con tal o cual corriente filosófica, no con la filosofía. El autor de El capital nunca dejó de ser un filósofo.
En 2018, Natur gegen Kapital (La naturaleza contra el capital), ganó el Deutscher Memorial Prize, el premio alemán más importante de estudios marxistas. Con todo merecimiento.
Los «mercados de futuro», la prospectiva de Saito: «la crisis ecológica no podrá fin al régimen del capital. Es probable que el capital continúe acumulando incluso si la crisis se profundiza al punto de destruir todo el planeta y producir globalmente una masa de refugiados ambientales y un supuesto “proletariado ambiental” cuya condición existencia –y no simplemente sus condiciones de trabajo– será severamente degradada a causa de la acumulación capitalista». La gente rica sobrevivirá, prosigue Saito, y «el capitalismo de desastre continuará acumulando riqueza a través de la doctrina del shock, mientras que las pobres y futuras generaciones se volverán mucho más vulnerables al desastre ambiental, aunque son muchos menos responsables de la crisis». Esta es la razón, señala, por la que «la justicia ambiental claramente incluye un componente de lucha de clases y el proletariado ambiental necesita surgir como un sujeto revolucionario para proteger su salud, comunidad y ambiente contra el empeoramiento de la crisis económica y ecológica».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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