#Atención plena
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"Dejar de"
Dejar de sujetar por si se cae.
Dejar de cargar y arrastrar porque nadie más lo hace si sueltas.
Dejar de insistir si ves que no hay respuesta al otro lado.
Dejar de vigilar y hacer guardia, porque ya sabes que no puedes controlar nada.
Dejar de darle vueltas a los pensamientos de siempre esperando que alguno de los que nunca te sirvieron de nada te sea útil ahora.
Dejar de culparte por todo y de no responsabilizarte de nada.
Dejar de mirar al mundo y ver solo el sufrimiento.
Dejar de conspirar contra ti y de sabotearte.
Dejar de hacer de forma compulsiva para evitar el dolor de reprocharte que no haces nada.
Dejar de querer acertar en todo y no fallar nunca.
Dejar de llorar para que alguien se apiade de ti y empezar a llorar para aliviar tu tristeza y sentirla de verdad.
Dejar de esperar un resultado.
Dejar de necesitar que te vean y valoren.
Dejar de buscar fórmulas mágicas…
Dejar que no salga bien. Dejar que el silencio lo cubra todo y de buscar palabras para demostrar ni parecer ni reprochar.
Dejar de demostrar y querer acumular méritos cuando ya mereces todo lo mejor de la vida.
Dejar todo lo está ocupando un tiempo, un espacio y una energía que no te permite estar contigo y notar qué deseas de verdad y dónde pisas.
Post original en LinkedIn por: Merce Roura Mas
Cortesía de @magneticovitalblog
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Concentración en las artes marciales
Por Black Belt Team En el mundo de las artes marciales, la fuerza física, la velocidad y la técnica son esenciales. Pero, ¿y si la clave para liberar todo tu potencial como artista marcial no radica en la destreza física, sino en la claridad mental y la concentración? Ahí es donde entra en juego el mindfulness. Más que una palabra de moda, el mindfulness se está convirtiendo en un elemento…
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Nos encontramos atrapados por el deseo de una gratificación instantánea, queremos respuestas fijas y rápidas. Pero normalmente no funcionan, porque estamos intentando resolver los problemas que tenemos utilizando el mismo esquema mental que los ha creado… Es como pisar el acelerador en lugar del freno.
(Heaversedge, J. and Halliwell, E. (2012) “The Mindful Manifesto”)
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Autodisciplina: Clave para el enfoque y el éxito personal
Consejos prácticos y sencillos para desarrollar tu autodisciplina. Te damos ideas. Tú puedes, henkaku.
La autodisciplina es la clave para alcanzar nuestros objetivos y vivir una vida plena y satisfactoria. Sin embargo, mantener el enfoque y la constancia puede ser un desafío, especialmente en un mundo lleno de distracciones. En este artículo, exploraremos cómo desarrollar y mantener la autodisciplina, con consejos prácticos para mayor inspiración. ¿Qué es la autodisciplina? La autodisciplina es…
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¿La atención plena o mindfulness podría ayudar a tratar los trastornos de consumo de sustancias?
Goldberg SB, Pace B, Griskaitis M, Willutzki R, Skoetz N, Thoenes S, Zgierska AE, Rösner S. Mindfulness‐based interventions for substance use disorders. Cochrane Database of Systematic Reviews 2021, Issue 10. Art. No.: CD011723. DOI: 10.1002/14651858.CD011723.pub2
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SEMILLAS DE LA MEDITACIÓN DEL 20 AL 26 DE NOVIEMBRE DEL 2023.
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#amor#Atención Plena#conciencia.#espiritualidad#evolución#Felicidad#Liberación#Meditación#orientación#paz#realización#Semillas de la Meditación. Meditación Diaria
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Mindfulness y Pérdida de Peso: La Conexión Mental y Física
¿Alguna vez te has preguntado cómo la atención plena o “mindfulness” puede influir en tu proceso de pérdida de peso? En este artículo, exploraremos la relación entre estas dos disciplinas y cómo pueden trabajar juntas para ayudarte a alcanzar tus objetivos de salud. Introducción al Mindfulness El mindfulness, o atención plena, es una práctica milenaria que nos enseña a estar presentes en el…
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#Alimentación Consciente#Atención Plena#bienestar#Ejercicios en Casa#hábitos saludables#Mindfulness#Nutrición#Pérdida de peso#Salud mental#Superfoods
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¡Descubre el Poder del Mindfulness! 🌟🧘♀️✨ Vive una Vida Plena en el Presente! 🌺🌞💫
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Construyendo Hábitos para una Productividad Óptima en Casa
Te invitamos a adentrarte en el mundo del emprendimiento desde una perspectiva novedosa. Descubre cómo los hábitos diarios pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, especialmente cuando trabajas desde casa. Nuestro próximo artículo ” Construyendo Hábitos para una Productividad Óptima en Casa” te guiará a través de estrategias prácticas y efectivas para potenciar tu productividad y…
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Hakomi: terapia centrada en el cuerpo
Facebook Instagram TikTok Tumblr YouTube Hoy en Más de un millón de historias exploraremos el poder de la terapia centrada en el cuerpo, específicamente a través de la técnica Hakomi. En este episodio, el experto terapeuta Rodrigo González Zozaya, nos hablará de los beneficios de la terapia centrada en el cuerpo y cómo esta técnica puede ayudarnos a comprender y superar patrones de…
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El ABC del Mindfulness algo más que atención plena para reducir estrés y ansiedad
https://madrid.mercadosocial.net/el-abc-del-mindfulness-algo-mas-que-atencion-plena-para-reducir-estres-y-ansiedad/
Psicólogos, psiquiatras y el mundo sanitario en general recomiendan el mindfulness como una herramienta especialmente útil para reducir el estrés y la ansiedad, pero su riqueza proviene más allá de cualquier moda o sugerencia y su alcance es enorme.
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Descubre los beneficios de la meditación de atención plena para encontrar calma y bienestar duradero
Descubre cómo la meditación de atención plena puede ayudarte a encontrar calma y bienestar duradero. Conoce los beneficios de esta práctica para tu salud mental y emocional. ¡Comienza hoy mismo tu camino hacia una vida más plena y equilibrada! Descripción: Sumérgete en el fascinante mundo de la meditación de atención plena y déjate envolver por los increíbles beneficios que puede traer a tu vida.…
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Japan U-20 National Team
Starting Players
10 糸師 冴 ITOSHI SAE
A player who has garnered worldwide attention, even being selected as one of the “New Generation World 11.” It’s rumoured that he hasn’t participated in Japan’s national team activities because he had already dismissed Japanese football, given his exceptional and overwhelming skill. However, he has recently shown an interest in “Blue Lock” and participated in an exhibition match.
ESP: Un jugador que ha atraído la atención mundial, llegando incluso a ser seleccionado como uno de los “11 del Mundo de la Nueva Generación.” Se rumorea que no ha participado en las actividades de la selección nacional japonesa porque ya había desestimado el fútbol japonés, debido a sus habilidades excepcionales e imponentes. No obstante, recientemente ha mostrado interés en el “Blue Lock” y participará en un partido de exhibición.
2 オリヴァ・愛空 OLIVER AIKU
The Japanese U-20 national team is referred to as the “Diamond Generation” largely thanks to his impenetrable defensive skills. As a centre-back, he not only applies pressure across the entire pitch but also, in moments of critical danger, shuts down strikers with a free-form approach that defies conventional logic.
ESP: La selección japonesa sub-20 es conocida como la “Generación Diamante” en gran parte gracias a sus habilidades defensivas impenetrables. Como defensa central, no solo ejerce presión en todo el campo, sino que, en momentos de peligro crítico, detiene a los delanteros con un estilo de movimiento libre que desafía la lógica convencional.
11 閃堂秋人 SENDOU SHUTO
The ace of Japan’s U-20 national team, playing as centre-forward.
Despite his youth, he is already a regular forward in Japan’s top domestic league, enjoying both high recognition and exceptional skill. In a team focused on defence, he stands out as the top scorer, earning strong trust from his teammates.
ESP: La estrella de la selección japonesa sub-20, desempeñándose como delantero centro. A pesar de su juventud, ya es delantero titular en la liga principal de Japón, destacando tanto por su notoriedad como por su habilidad excepcional. En un equipo enfocado en la defensa, sobresale como el máximo goleador, ganándose la plena confianza de sus compañeros de equipo.
8 超健人 CHOU KENTO
A left winger who excels at using his height to his advantage. His reliable playstyle aligns perfectly with the team’s strategy of solid defence and swift counterattacks. In particular, during counter plays, he demonstrates outstanding coordination with the right winger, Kitsunezato, becoming a key source of goals for Japan’s U-20 national team.
ESP: Un extremo izquierdo que destaca por aprovechar su estatura al máximo. Su estilo de juego confiable encaja perfectamente con la estrategia del equipo, basada en una defensa sólida y contraataques rápidos. En especial, durante las jugadas de contraataque, demuestra una excelente coordinación con el extremo derecho, Kitsunezato, convirtiéndose en una fuente clave de goles para la selección japonesa sub-20.
9 狐里 輝 KITSUNEZATO TERU
A nimble right winger. Unlike Chou on the opposite side, he plays a distinct role, with his runs behind the defence posing a serious threat to opposing teams. Without holding onto the ball for too long, he keeps the play moving forward with a quick passing tempo, making him an indispensable “lubricant” in Japan’s U-20 team.
ESP: Un ágil extremo derecho. A diferencia de Chou en el lado opuesto, cumple un rol distinto, y sus desmarques en profundidad representan una amenaza seria para los equipos rivales. Sin retener demasiado el balón, mantiene el juego en avance con un ritmo rápido de pases, lo que lo convierte en una pieza indispensable, un verdadero “lubricante” en la selección sub-20 de Japón.
6 若月 樹 WAKATSUKI TATSUKI
The defensive midfielder for Japan’s U-20 national team. His intense, watchful playstyle is symbolised by the dark circles under his eyes, as he constantly scrutinises the opposition’s movements. When the opponents alter their attacking approach, he’s the first to notice and sound the alarm for the entire team, serving as their primary “sensor.”
ESP: El mediocampista defensivo de la selección sub-20 de Japón. Su estilo de juego, marcado por una observación constante de los movimientos del rival, se refleja en las notables ojeras bajo sus ojos. Cuando los oponentes cambian su enfoque de ataque, es el primero en darse cuenta y alerta a todo el equipo, actuando como el “sensor” principal del conjunto.
7 颯 波留 HAYATE HARU
A defensive midfielder known for his height, which he uses effectively to intercept the starting points of the opposition’s attacks. Avoiding high-risk moves, he focuses on stalling the play when possession is lost, giving the defence time to reorganise. He plays a crucial role in controlling the pace of the game.
ESP: Un mediocampista defensivo conocido por su altura, que utiliza eficazmente para interceptar los puntos de inicio de los ataques rivales. Evita movimientos arriesgados y se centra en frenar el juego cuando se pierde la posesión, dando tiempo a la defensa para reorganizarse. Cumple un papel crucial en el control del ritmo del partido.
5 蛇来弥勒 DARAI MIROKU
The left-back for Japan’s U-20 national team. He sports body paint on his head and arms that resembles tattoos. Skilled at reading the opponent’s moves in advance and shutting them down, he doesn’t fall for the same attacking pattern twice. When his team is on the offensive, he slips behind the opposition’s defence.
ESP: El lateral izquierdo de la selección sub-20 de Japón. Lleva pintura corporal en la cabeza y los brazos que simulan tatuajes. Es hábil para anticipar los movimientos del oponente y bloquearlos, de modo que el mismo patrón de ataque no funciona en repetidas ocasiones. Cuando su equipo está al ataque, se infiltra por detrás de la defensa rival.
3 仁王和真 NIOU KAZUMA
A centre-back for Japan’s U-20 national team. Known for his rough, physical style of defence, he overwhelms the opposing attack. In particular, he displays an exceptional strength in ball duels, unusual for a Japanese player, and his signature move, the “Doberman Charge,” repels offensive plays with force.
ESP: Un defensa central de la selección sub-20 de Japón. Conocido por su estilo defensivo rudo y físico, es capaz de dominar a la ofensiva rival. En especial, muestra una fuerza inusual para un jugador japonés en las disputas por el balón, y su movimiento característico, la “Carga Doberman,” repele los ataques con potencia.
4 音留徹平 NERU TEPPEI
The right-back for Japan’s U-20 national team. His agility is among the best in the team, with impressive acceleration that allows him to reach top speed almost instantly. He covers the entire pitch, from the backline to the front, playing a crucial role in both attack and defence, serving as the unsung workhorse of the team.
ESP: El lateral derecho de la selección sub-20 de Japón. Su agilidad es de las mejores en el equipo, destacándose por una aceleración impresionante que le permite alcanzar la velocidad máxima casi al instante. Recorre todo el campo, desde la línea de fondo hasta el ataque, desempeñando un papel crucial tanto en defensa como en ofensiva, siendo el caballo de batalla no reconocido del equipo.
1 不角源 FUKAKU GEN
The goalkeeper for Japan’s U-20 national team. As the final barrier in a team built on strong back-line play and swift counterattacks, his greatest strength is his reliable decision-making. He shares a strong foundation of trust with centre-back Aiku When moving to the offensive, he initiates counterattacks with pinpoint long passes.
ESP: El portero de la selección sub-20 de Japón. Como último baluarte en un equipo que se basa en una sólida línea de fondo y rápidos contraataques, su mayor fortaleza es la confiabilidad en sus decisiones. Comparte una base de confianza sólida con el defensa central Aiku. Al pasar a la ofensiva, lanza los contraataques con precisos pases largos.
Substitute Player
13 士道龍聖 SHIDOU RYUSEI
A striker recruited from “Blue Lock” to join Japan’s U-20 national team, specialising in ultra-attacking play. His goal-scoring instincts within the penalty area are sharper than anyone else’s, and he possesses astonishing physical ability, able to shoot from any position. As an outlier among the otherwise pure-hearted team, he has the potential to spark unknown chemical reactions.
ESP: Un delantero reclutado desde “Blue Lock” para unirse a la selección sub-20 de Japón, especializado en un estilo de juego ultrafocalizado en el ataque. Su instinto para el gol dentro del área penal es más agudo que el de cualquiera, y posee una capacidad física asombrosa, capaz de disparar desde cualquier posición. Como un elemento extraño entre un equipo de ideales puros, tiene el potencial de provocar reacciones químicas desconocidas.
#blue lock#bluelock#ブルーロック#bllk#糸師 冴#ITOSHI SAE#オリヴァ・愛空#oliver aiku#閃堂秋人#SENDOU SHUTO#超健人#CHOU KENTO#狐里 輝#KITSUNEZATO TERU#若月 樹#WAKATSUKI TATSUKI#颯 波留#HAYATE HARU#DARAI MIROKU#仁王和真#NIOU KAZUMA#NERU TEPPEI#音留徹平#FUKAKU GEN#不角源#SHIDOU RYUSEI#士道龍聖
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Fuera de Foco - Felipe Otaño
Preludio ♡
+18! SoftDom!Pipe. Begging, (leve) choking, (posible) dacrifilia, dirty talk, (breve) edging, fingering, masturbación, sexo sin protección, sex toys, size diference/size kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Es de madrugada cuando Felipe se arroja sobre su cama luego de un relajante baño caliente. El aire del exterior es gélido y él se refugia bajo las mantas convencido de que el agotamiento de su cuerpo lo arrastrará hacia un sueño profundo; mientras tanto juega con su teléfono con la esperanza de no olvidar conectarlo antes de dormirse y también chequea sus redes sociales, eventualmente olvidando el paso del tiempo.
El sonido de una notificación lo sorprende y toca el ícono para ver de qué se trata, pero se lamenta inmediatamente cuando la imagen carga y lo primero que ve es tu cuerpo adornado con un delicado conjunto de lencería bajo tu pijama de seda. Se arroja con fuerza sobre la almohada e intenta reprimir todos esos pensamientos que normalmente le quitan el sueño… en vano, porque no puede evitarlos así como tampoco puede evitar su erección.
Normalmente no contestaría tus historias, limita sus interacciones a tu página azul porque allí es donde más probabilidades hay de obtener respuesta –sobre todo cuando acompaña sus mensajes con una generosa propina-, pero no está utilizando su cuenta pública de Instagram y eso le da el valor que necesita para arriesgarse.
Quería dormir y ahora no puedo, escribe y presiona enviar antes de poder arrepentirse. Bloquea la pantalla de su celular e intenta contener la sonrisa mordiéndose los labios, luego desbloquea el dispositivo y su pulso se incrementa cuando descubre que estás escribiendo una respuesta.
“perdón…?” es el mensaje que recibe. Contiene la respiración mientras espera que continúes escribiendo, pero con el correr de los segundos comprende que eso será todo y también que es lógico que no quieras conversar con alguien en plena madrugada. Acepta la derrota y está a punto de darle me gusta a tu mensaje para retirarse en silencio, pero lo interrumpís:
“qué lindos ojos! lo digo por tu foto de perfil :)”
Suelta una risa de puro éxtasis y dirige una mirada a su ventana, el espacio milimétrico entre las cortinas permitiéndole ver la tenue luz proveniente de tu habitación. Se pregunta por qué estás despierta tan tarde, por qué mantenés las luces encendidas y las cortinas abiertas, dudas que refleja en un mensaje antes de reparar en ello.
Vos también tenés lindos ojos :) Y creo que también andás con insomnio…
“tuve un día un poco agitado estaba tan cansada que cuando llegué a casa dormí siesta y ahora no puedo dormir vos qué hacés despierto a esta hora?”
Recién llego de un viaje de trabajo contesta, ignorando la voz en su cabeza que grita para advertirle que no debería mencionar ciertos detalles de su vida. Le gustaría saber qué te llevó a contestar su mensaje y chequear su perfil, lleno de fotografías que tomó con su cámara en algún que otro viaje, pero sin importar la respuesta pretende hacer lo posible para conservar tu atención.
“no me conviene preguntar de qué trabajas, no? ☠️”
Audiovisuales responde con simpleza. No es del todo una mentira, ¿no? El término resume perfectamente sus estudios y su profesión actual y cree que no habrá problema en tanto no se te ocurra pedirle que te enseñe alguno de sus trabajos (¿está soñando que la conversación llegará lo suficientemente lejos? Se reprende mentalmente por ser tan patético).
“ah, como yo ;)”
Se desliza fuera de la cama riendo y camina hacia la ventana sin dejar de ver la pantalla. La nueva habitación todavía le resulta extraña y la falta de iluminación no le permite ver la maleta –la dejó tirada allí antes de bañarse- con la cual tropieza: deja caer el teléfono y cuando intenta tomar su pie adolorido cae sobre la alfombra, que sirve para amortiguar el golpe pero no la vergüenza que siente.
Se sujeta de las cortinas para reincorporarse y sólo repara en la gravedad de su error cuando los soportes en la pared ceden y la barra metálica golpea su frente. Se lleva ambas manos al rostro y masajea con sus dedos la zona adolorida, intentando recordar en qué momento activó el modo auto-destrucción y también preguntándose cómo puede ser tan idiota.
Evita moverse por temor a sufrir otro golpe y contempla a través de la ventana una pequeña franja del cielo nocturno. Es demasiado tarde, tal vez es también demasiado temprano, son escasas las luces que titilan en el firmamento y no encuentra explicación al resplandor que golpea los cristales e ilumina la pared de su habitación con movimientos frenéticos.
-No- escucha el pánico en su propia voz-. No, no, no.
Se estira para tomar su teléfono y desbloquea la pantalla, la cual para su alivio está aún intacta. Teclea lo primero que se le ocurre y luego se arrastra sobre la alfombra para lograr alejarse de la ventana, reincorporándose una vez que está seguro de que la pared cubre por completo su cuerpo y que tu linterna no logrará localizarlo si permanece escondido allí.
Abraza sus rodillas, temblando de frío mientras espera tu respuesta y mordiendo sus uñas para calmarse. Desearía ser mejor vecino y mejor hombre, también ser más inteligente y muchísimo menos torpe, pero de poco sirve arrepentirse luego de prácticamente destrozar su habitación en su afán por ver cómo lucías mientras hablabas con él.
Tu respuesta no llega y Felipe, que sólo lleva puestos una camiseta y un bóxer, muere de frío.
Dirige su teléfono hacia la ventana y ayudándose con la cámara observa a través de la pantalla tus cortinas cerradas: las luces de tu habitación están apagadas, seguro, pero eso no le garantiza que no estés espiando tal como él suele hacer a diario. Lleva una mano a su rostro, frustrado, quejándose cuando su palma le recuerda el dolor del golpe.
Se lamenta profundamente porque por fin tenía un día libre, planeaba dormir hasta tarde y ordenar comida para no tener que molestarse cocinando… Y ahora nada de eso podrá ser, ya que en cuanto despierte tendrá que buscar la manera de arreglar las cortinas e ingeniárselas para no llamar tu atención en el proceso.
Son pasadas las diez de la mañana cuando Felipe despierta en el sofá, desorientado y con las extremidades adormecidas por la incómoda posición en la que durmió. Rescata su teléfono de entre los cojines y aunque juró no continuar con sus malos hábitos, lo primero que hace es entrar a Instagram para chequear tus historias: tu desayuno, tu outfit, flores (cree saber a qué edificio vecino pertenecen) y por último una historia con el link de tu página, acompañada por el texto “Buenos días a todos ♡”.
Hace click sobre el enlace y una vez que el video comienza se recuesta sobre su espalda para mayor comodidad. Sigue tus manos cuando desabotonás lentamente la camiseta de tu pijama y la seda que cae para revelar tus pechos desnudos y tus pezones erectos por el frío, sensibles en extremo a juzgar por los quejidos que se oyen cuando tirás de ellos.
El masaje en tus pechos es acompañado por tus suspiros y respiraciones temblorosas, además de algún que otro comentario sobre cuánto te gustaría tener con quién despertar durante los días más fríos. Felipe no tiene idea de si tus palabras son ciertas o no, pero suenan lo bastante genuinas como para darle ideas de todo tipo y empeorar su estado.
Tira de su ropa interior para liberar su miembro y comienza a masajear su erección con movimientos lentos, casi perezosos, siguiendo el ritmo de tus propias manos sobre tu cuerpo. Jadea cuando ve que tu respiración comienza a acelerarse y que rozás tus muslos, como si llevaras ya una eternidad esperando por una caricia.
Tu contenido tiene siempre pequeños detalles que lo hacen sentir menos como producciones y más como encuentros verdaderamente íntimos, así que no se sorprende cuando en busca de una mejor posición se te escapa una pequeña risa (sólo la mitad inferior de tu rostro es visible esta vez) y comenzás a hablar sobre lo difícil que fue acomodar el trípode sobre tu cama.
-Además tenía mucho sueño- y bostezás-. Ojalá tuviera alguien que me ayude, me vendría bien tener de acompañante a alguien que sepa más sobre ángulos y tomas.
No es posible que recuerdes la conversación que tuvieron en la madrugada, ¿o sí? Porque adoraría ayudarte con lo que sea, por vos solucionaría cualquier problema técnico y también los otros, esos que provocan que te muerdas el labio con fuerza cuando tus dedos trazan una línea desde tu pecho hasta tu ombligo para luego colarse debajo de tu pantalón.
Tus labios se separan en un gesto de aparente sorpresa y dejás salir un gemido casi inaudible. Felipe sabe mucho antes de que muestres tus dedos brillantes ante la cámara que tu sorpresa es debida a la humedad que encontrás entre tus piernas y también sabe que esta no es producto de los escasos minutos que llevás grabándote. Se pregunta si despertaste excitada luego de algún sueño húmedo o si te encontrabas así horas atrás, cuando hablaste con él.
Intenta contenerse y no acelerar sus movimientos cuando te deshacés de toda tu ropa, permitiendo ver tu piel humedecida con tu excitación. Separás tus piernas para regalar una mejor vista de tu centro, tan tentador como para que Felipe quiera perderse en vos cada vez que lo ve, y cuando comenzás a acariciar tus pliegues y tu clítoris te mordés los labios.
Su mano imita el ritmo de la tuya cuando vuelve a ascender hasta tus pechos, masajeándolos y tirando de tus pezones, los cuales parecen suplicar por todavía más atención gracias a las bajas temperaturas. Ahoga un gemido cuando se permite jugar con su punta goteante y sensible, pero sólo lo hace porque no quiere opacar tus sonidos angelicales.
Conducís tus dedos hacia tu entrada y muy lentamente deslizás uno en tu interior, utilizando los otros para separar tus pliegues manchados con tu esencia. Cuando comenzás a mover el dígito entre tus paredes y rozás tu punto sensible gemís; Felipe no puede evitar recordar todas las veces que tuviste que batallar con tus propias manos y las cantidades de lubricante que necesitaste en tantas ocasiones para poder utilizar un dildo, lamentándote por no lograr introducirlo por completo.
Rodea con sus dedos y presiona la base de su miembro cuando nota entre las sábanas el dildo que admitiste usar pensando en él (y todavía le cuesta creer que ese sea uno de los efectos de su fama). Perdió la cuenta de cuántos orgasmos tuvo rememorando la manera en que dijiste su apodo durante aquella transmisión y cómo relataste el escenario que imaginabas con él.
Pronto son dos los dedos que preparan tu entrada y arrancan gemidos de tus labios, un poco hinchados y enrojecidos por tanto morderlos, y no pasa mucho tiempo antes de que tomes el juguete junto a la almohada y lo cubras de lubricante con movimientos que simulan otra cosa.
Utilizás la punta -que muchas veces es lo único que lográs tomar dentro tuyo- para jugar con tu clítoris por unos minutos y luego dejás caer tus manos hasta que esta roza tu pequeña entrada. Estás desesperada y es aún más evidente cuando presionás el dildo con fuerza, en un inútil intento de complacer inmediatamente tu necesidad.
Sollozás, ya sea por el ardor de la penetración o por tu excitación, y tu voz causa estragos en el cuerpo de Felipe. Acelera los movimientos de su mano y se ayuda de su muñeca, oyendo cómo los obscenos sonidos de su miembro comienzan a mezclarse con los sonidos que provoca el dildo en contacto con tu humedad.
Intenta controlarse, hace un esfuerzo prácticamente inhumano para no dejarse ir, pero contenerse es difícil cuando en su mente es él quien está atacando tu cálido y estrecho interior. Imaginó miles de veces cómo se sentiría tenerte bajo su cuerpo, todas las cosas que haría para complacerte y para arruinarte, y el ángulo que escogiste para el video sólo alimenta esa fantasía.
El orgasmo lo golpea repentinamente, corta su respiración y parece detener su pulso por completo, pero continúa acariciándose hasta que su sensibilidad y la sobre estimulación lo superan. Cuando por fin se detiene, jadeando y apretando los párpados con fuerza, todavía siente sus latidos acelerados y es alarmante la rapidez con que sube y baja su pecho.
En la pantalla de su celular tu video está aún reproduciéndose y ve los espasmos de tu cuerpo, pero lo que más llama su atención es el movimiento de tus labios y cómo parecen dibujar dos sílabas en particular. Su miembro palpita y unas últimas gotas de semen caen sobre su abdomen, uniéndose al no tan pequeño desastre que mancha su piel.
Casi de manera cronometrada recibe un mensaje tuyo y sólo entonces recuerda que lo último que te preguntó durante la madrugada estaba relacionado a cámaras y micrófonos.
Cuando relee tu respuesta y comprende lo que significa puede sentir que toda la sangre de su cuerpo vuelve a alojarse entre sus piernas y también su corazón latiendo con fuerza, pero esta última sensación intenta ignorarla.
“si tenés alguna recomendación podemos charlarlo profesionalmente con un café ;)”
Días más tarde entrás a una cafetería y lo primero que notás es que está casi desierta; lo segundo, consecuencia del silencio generado por la ausencia de personas, es la claridad con que se oye la música que resuena en el lugar. Aún en la entrada tirás de la bufanda que protegía tu cuello del frío exterior y te quitás el abrigo cuando la calefacción comienza a agobiarte.
Escaneás el lugar y encontrás un suéter azul –que enmarca de maravilla la espalda ancha de tu cita- en una de las mesas más alejadas de la entrada. Tus pasos suenan sobre la duela brillante cuando caminás con fingida seguridad, procurando esconder los nervios que te consumen y la forma en que tus piernas tiemblan hasta casi hacerte tropezar.
Te aclarás la garganta cuando llegás a la mesa y Felipe voltea rápidamente, pálido y con los labios entreabiertos. Sus ojos son más impresionantes en persona, iluminados por la luz solar filtrándose a través de los ventanales que dan al jardín del establecimiento, y no estás segura de cuál es el color que utilizarías para describirlos.
-Hola- le sonreís, acariciando delicadamente su hombro antes de inclinarte para besar su mejilla. Tomás asiento frente a él y ante su silencio agregás:- ¿Todo bien?
-Bien, ¿vos? ¿Tuviste problema para llegar?
Negás y en un intento de calmar los latidos de tu corazón acomodás el delicado centro de mesa, un pequeño frasco de vidrio con flores frescas. Es la primera vez que visitás el pintorezco lugar que Felipe escogió para que se encontraran y te encanta la decoración, la música reproduciéndose y, por sobre todo, la compañía.
-Vivo cerca- explicás-. Pero eso ya lo sabías, ¿no?
Percibís la agitación en su respiración y te parece tierna la forma en que evita el contacto visual. Toma una bocanada de aire, se relame los labios y cuando los separa para hablar lo interrumpe la mesera que viene a tomarles el pedido, quien parece ignorar que llegaste hace unos pocos minutos y los observa extrañada cuando ambos comparten una risa por la incomodidad.
Te alegra ver en la mejilla de Felipe la huella de tus labios.
-Y vos ya sabías que era yo cuando me respondiste, ¿no?- contesta cuando vuelven a estar solos.
-Y mucho antes de eso ya sabía que eras mi vecino- tus dedos juegan con las flores en la mesa-. Y que te gusta espiarme todos los días, ¿o por qué creés que no cerraba las cortinas?
En pocos segundos la vergüenza hace arder su rostro y sus pecas resaltan como estrellas en sus mejillas ruborizadas. Permanece en silencio y concentra su atención en las flores con las que entretenés tus manos, permitiendo que sus largos dedos rocen los tuyos cuando acaricia los pétalos.
-Entonces supongo que no te interesan mis consejos sobre cámaras y micrófonos.
Soltás una risa y él te imita, más relajado.
-En realidad sí, me gustaría que me aconseje alguien con más conocimiento que yo- confesás-. Además miré varios cortos que dirigiste y me encantaron.
-¿De verdad?
-De verdad- te mordés los labios y te cubrís el rostro con las manos-. Soy tremenda fangirl.
-¿Y yo…?
Cuando volvés a reír te sonríe y te cuesta horrores dejar de mirar sus labios y la forma que toman cada vez que esboza una sonrisa o habla. Parece sentirse más cómodo, se ve mucho menos tímido de lo que lucía durante los primeros instantes del encuentro, y para cuando la mesera regresa con sus pedidos sólo mantiene sus ojos en vos.
La conversación se desarrolla de manera fluida y cuando pregunta es fácil compartirle los detalles sobre tu trabajo: qué te llevó a decidir incursionar en la creación de contenido para adultos, cómo fueron los largos primeros meses cuando todavía no tenías mucho público, cómo te sentiste con la mirada de las personas que sabían a qué te dedicabas.
En todo momento es respetuoso, amable, comprensivo y parece no importarle en lo absoluto la naturaleza de tu profesión. Hablan sobre cámaras y micrófonos, justo como habían acordado, pero luego la conversación toma un rumbo alejado de los aspectos técnicos que pretendían tratar y es así como te enseña su galería repleta de fotos que tomó durante viajes y en otros momentos.
Escuchás con atención cuando habla sobre la película que lo arrojó al estrellato, ofreciendo anécdotas divertidas y otras que no lo son tanto, reflexiones sobre las consecuencias de una experiencia como la vivida durante el rodaje y sus pensamientos respecto a este. Sus manos moviéndose acompañan su voz en todo momento y cuando nota tus ojos siguiéndolas evita comentarlo.
La agradable compañía y la familiaridad nacida en cuestión de minutos provoca que ambos pierdan la noción del tiempo, ignorando el cielo oscureciéndose o el reloj en la pared y sus agujas que caen, caen y caen. Comparten algún que otro dulce, le hacés saber sobre las migas en su rostro y en un momento de atrevimiento borra una mancha de azúcar glass de la comisura de tus labios.
-¿Y esta semana qué tenés planeado?- preguntás mientras tomás tu abrigo de la silla. Luego de ordenar otra taza de café uno de los empleados se acercó para informarles que estaban próximos a cerrar y deslizó sobre la mesa la cuenta, por la cual Felipe y vos pelearon hasta que dejaste de insistir.
-Con suerte descansar un poco- abre la puerta para permitirte salir primero-. ¿Vos…?
-Renegar con mi cámara y el programa de edición que uso para los videos.
-¿Por qué?
-El formato de los archivos- contestás cuando se detienen en una luz roja-. Ya no sé si el problema es la cámara, la computadora, el programa…
Caminan lentamente, deshaciendo el camino que los llevará a ambos a sus respectivos hogares y fingiendo no notar que se encuentran un poco muy cerca el uno del otro, tanto que cuando el viento corre su perfume invade tus sentidos de la manera más placentera y es por eso que decidís no acomodar tu bufanda.
La tarde es casi noche y mientras cruzan el parque del vecindario, repleto de hojas secas e iluminado por los faroles, Felipe finge que no observa tu rostro y tu cabello, tus labios moviéndose mientras hablás de algo que apenas procesa, sin saber que vos estás haciendo lo mismo cuando se te presenta la oportunidad.
-Cuando quieras te puedo ayudar- susurra al detenerse frente a la puerta de tu edificio, jugando con sus llaves y haciéndolas tintinear dentro del bolsillo de su abrigo.
Frotás tus manos, cubiertas con unos delicados guantes pero aún así frías y temblorosas, y observás a Felipe con la intensidad suficiente para memorizar todos los detalles de su rostro. Podés apreciar cada respiración que escapa de sus labios gracias a la temperatura, la cual no deja de descender, y también cómo intenta mantenerse en calor moviéndose sutilmente de un lado a otro.
-¿Ahora estás ocupado?
-No.
-¿Subimos?
Felipe te sigue hacia el interior de hogar y luego a tu habitación sin poder creer lo que sucede: la cama que tantas veces deseó conocer esta deshecha y aún así se ve prolija, el escritorio donde muchas de tus transmisiones inician sólo lo ocupan tu set-up junto con algunos libros, y puede ver a través de tus cortinas su ventana.
Te sentás en la cama y, concentrada en el menú de la cámara entre tus manos, no percibís su figura acercándose hasta que sus piernas entran en tu rango de visión. Dejás de jugar con los botones del dispositivo, un tanto avergonzada, y cuando su mano toma tu mentón para obligarte a mirarlo te forzás a no cerrar los ojos.
-¿Por qué estamos acá?
-Para que me ayudes.
-¿Con qué…?- acaricia tu labio inferior con su pulgar-. Y no me mientas.
Tomás con una mano su muñeca, obligándolo a permanecer en su lugar, y capturás su dedo entre tus labios para luego succionar con fuerza. Mantenés el contacto visual y podés apreciar el efecto que tienen tus acciones cuando tu lengua acaricia su piel y cuando comenzás a mover tu cabeza de arriba abajo.
-Te das cuenta de lo peligroso que es lo que hiciste, ¿no?- asentís y cerrás los ojos-. ¿Y todo por qué? ¿Querías qué…?
Presiona tu lengua con su pulgar y tira de su mano para desocupar tu boca, pero en lugar de alejarse acaricia tu mejilla y suspira cuando recostás tu rostro en su palma cálida. Acaricia tu pómulo con su pulgar aún húmedo y ante la falta de respuesta alza una ceja.
-Te quería a vos.
-¿Por qué?
-Porque me gustás.
-No me conocés- razona.
-Nos conocemos mejor de lo que creés- parpadeás rápidamente, nerviosa-. Me acuerdo de todos tus mensajes y de todas las cosas lindas que siempre me dijiste.
-¿Hace cuánto sabías que era yo?
-Desde que cambiaste la foto de perfil- confesás-. Tu nombre de usuario me parecía obvio y con esa foto de tus ojos…
Antes de terminar la oración Felipe te empuja contra el colchón y te acorrala con su cuerpo, haciéndote sentir indefensa y atacando tus labios antes de que puedas reaccionar. El beso es hambriento pero sus manos sobre tu figura son gentiles y sólo te exploran luego de oírte gemir. Entre besos pregunta:
-¿De verdad soy tu favorito?
-Obvio- sonreís-. Hace mucho, mucho, mucho.
Te responde igualando tu sonrisa y luego comienza un camino de besos en tus labios que baja por tu mentón y se detiene en la piel sensible de tu cuello hasta que tus gemidos se asemejan más a sollozos. Se aparta unos centímetros para chequear tu rostro, asegurándose de no estar ignorando cualquier límite.
Aún bajo el foco de sus atentas pupilas dilatadas arqueás tu espalda para poder sacarte el suéter y también la camiseta, permitiéndole ver el sostén que adorna tus pechos y su color contrastando con tu piel. Su mano rodea tu cintura y su pulgar acariciando la zona de tus costillas amenaza con hacerte reír.
-Si en algún momento querés que pare…
-No quiero que pares- y para dar énfasis a tus palabras alzás la cadera y rozás tu pelvis con su erección, haciéndolo jadear contra tus labios-. Por favor.
Adorna tu piel con besos húmedos, muerde tus clavículas para hacerte temblar y besa tus pechos por sobre el encaje, su lengua jugando con tus pezones visiblemente erectos a través de la tela. Sujeta tu cadera con firmeza para evitar más de tus movimientos provocadores y ante esto tirás de su cabello para rogar por más.
-¿Estás segura?
Acariciás su mejilla y tu voz tiembla cuando -perdiéndote en la seguridad que te brinda su mirada honesta y cálida- en lugar de dar una respuesta decís:
-Tus ojos parecen acuarelas.
La profundidad de tu observación y tu elección de palabras resultan encantadoras y busca refugio en tu cuello para evitar decir algo que lo deje en ridículo e intentar recomponerse, tomando respiraciones profundas. Exhala y su aliento sobre tu piel te hace temblar.
-No me respondiste- te recuerda cuando se aleja-. ¿Estás segura?
-Yo sí, ¿y vos? ¿Estás seguro?- jugás con un mechón de su cabello que cae y roza tu mejilla, intentando ignorar la extraña culpa que sentís con tan sólo pensar en lo que dirán otros-. ¿No te da cosa que...?
Te interrumpe con un beso.
-No.
-Entonces...
-¿Qué querés?
-Que me toques.
El ardor en tu rostro resulta insignificante una vez que sus dedos se deslizan entre tus pechos y por sobre tu estómago, dejando un rastro de fuego que conduce hacia el calor entre tus piernas. Desabotona tu pantalón y cuando llega a tus pliegues te encuentra completamente húmeda, tanto como para humedecer también tu ropa interior.
Gemís cuando te acaricia con movimientos suaves y delicados, dibujando círculos sobre tu punto más sensible mientras estudia las expresiones que transforman tus rasgos. Su tacto quema en el mejor de los sentidos y que sea él quien te toca sólo maximiza tu placer, haciéndote gemir más fuerte y con más frecuencia.
En pocos minutos te permite saborear tu orgasmo y cuando lo mirás, entre sorprendida y atontada, murmura alguna que otra palabra de aliento sobre tus labios. Besa tus párpados, muerde tus pezones sensibles y te sonríe cuando arqueás tu espalda buscando más contacto... Pero entonces sus movimientos cesan y se aparta.
-Estaba por...
-Todavía no.
Te gustaría reclamarle pero la profundidad de sus ojos basta para desorientarte y también para que desees complacerlo. Tira de tu ropa hasta despojarte de ella, prácticamente escaneando cada centímetro de piel que le es revelado, y cuando vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo sus manos separan tus piernas con delicadeza extrema, como si temiera herirte.
Felipe finge que el ver tu intimidad en persona no le roba la poca cordura que le queda y vos intentás ocultar que tu excitación sólo empeora bajo su escrutinio; ambos fracasan, por supuesto, porque él no logra apartar su mirada de tu entrada brillante y vos goteás.
Te estremecés cuando vuelve a tocarte y tu mano toma su brazo con fuerza por la intensidad de sus atenciones. Humedece tus pliegues y luego toda tu entrepierna con tu excitación, que no deja de bañar sus dedos cada vez que rozan tu entrada, juega con tu clítoris hasta que tus muslos amenazan con cerrarse y se detiene, retomando luego de segundos el ritmo que –a juzgar por tus reacciones- te enloquece.
Estás tan mojada que no puede evitar tantear tu entrada con su dedo medio e introducir sólo la punta del mismo, moviéndolo sin prisas e insistiendo hasta que tus paredes estrechas permiten que este se deslice por completo en tu interior húmedo y ardiente.
Curva el dígito en busca tu punto dulce y cuando lo encuentra gemís, aferrándote a su cuerpo. Intentás comprender cómo logra acertar con todas y cada una de sus acciones, pero cualquier rastro de claridad en tu mente está desdibujándose y te es difícil pensar.
Entre gemidos y balbuceos Felipe cree distinguir su nombre.
-¿Querés más?
-Sí, por favor- suplicás con voz entrecortada. Sus ojos parecen oscurecerse y de no ser por el contexto creerías que su ceño fruncido y sus labios apretados son un indicio de molestia-. Por favor, más…
Tu interior ahora vacío te hace gemir de angustia y la única solución que Felipe encuentra para silenciarte es atacar tus labios y el interior de tu boca con su lengua. Continúa besándote mientras acaricia tu entrada con dos dedos y cuando presiona con fuerza bebe de tus gritos, producto del ardor.
Golpeás su pecho y sin dejar de jugar con tu sensibilidad rompe el beso para poder observarte, buscando cualquier pequeño indicio que le haga saber que debe parar y encontrando en los sonidos que emitís motivos para únicamente seguir satisfaciéndote.
Redobla el ritmo y cubrís tu boca para ahogar un grito. Tus párpados se cierran con fuerza y dejan caer las lágrimas que hacían arder tus ojos. Tus mejillas y las sábanas bajo tu cabeza se humedecen con rapidez pero Felipe, muy lejos de detenerse, continúa tocándote.
-¿Dónde está?
Estás completamente inmersa en el placer y no lográs descifrar sus palabras, así que optás por ignorar su pregunta y centrarte en llegar al orgasmo. Tirás de su suéter con fuerza, tanta como para rasgar el tejido, los dedos de tus pies se contraen y también los músculos de tu abdomen cuando oís los sonidos de tu humedad.
Tomás aire y estás a punto de dejarte llevar, pero tu clímax nunca llega porque Felipe se detiene nuevamente. Te abandona en la cama, ignorando tus quejidos justo como vos ignoraste la pregunta que él hizo, y rebusca entre los cajones de la mesita de luz hasta hallar el lubricante que siempre utilizás.
Comienza entonces a desvestirse y no logra ocultar su nerviosismo: sus manos tiemblan cuando tira de su cinturón y lo deja caer sobre la alfombra, también cuando desabotona sus jeans y baja la cremallera, dejando entrever su ropa interior manchada con sus fluidos y el contorno de su erección.
Desnuda también su torso y cuando ves sus abdominales trabajados y su pecho tonificado te es imposible no suspirar. Cuando regresa a tu lado tu mano recorre todo lo que alcanza, desde su mejilla hasta su cuello -donde podés sentir su pulso- y también sus pectorales.
Tus dedos siguen el rastro de vello hasta perderse bajo su ropa interior, encontrando allí su miembro cálido y asombrosamente -aunque no sea sorpresa alguna- pesado. Tus movimientos lentos parecen gustarle y muerde su labio antes de tocar tu frente con la suya, permitiéndote apreciar sus largas pestañas rozar su piel.
-¿Te la puedo chupar?
-No voy a aguantar- lamenta-. Y no doy más, necesito cogerte.
Suspirás y la necesidad tira de tus músculos.
-Y yo necesito que me cojas.
Se deshace de su ropa interior y sólo entonces comprendés la gravedad de la situación: Felipe es alto, musculoso, y sus grandes manos tienen una razón de ser que no se reduce a adornar tu cuello. Soñaste e imaginaste mil veces con este momento, pero en todas tus fantasías su tamaño era... bueno, menos peligroso.
Intentás disimular la inquietud que ensombrece tus pensamientos, permitiéndole bañar tus pliegues y tu entrada con lubricante antes de aplicar el producto sobre sí mismo, pero cuando vuelve a buscar consentimiento en tu rostro sólo halla pánico y se detiene.
-No pasa nada- asegura-. Podemos parar o hacer otra cosa...
-No quiero hacer otra cosa, quiero que me la metas.
-Pero...
-Por favor- y masajeás su erección, palpitante y necesitada de atención-. Por favor, Pipe.
Felipe obedece, por supuesto, porque él también soñaba con vivir un momento así a tu lado. Observó mil veces cómo utilizabas tus dedos y tus batallas con dildos de menor tamaño, pensando en todos esos momentos cómo te arruinaría por completo y cómo tu única opción sería rendirte ante él.
Acaricia tu clítoris con su glande y luego lo guía hacia tu entrada, donde se detiene unos instantes mientras espera cualquier señal de arrepentimiento. Cuando tu mano se posa sobre su cadera sus dudas e inseguridades se desvanecen y comienza a penetrarte, siempre atento a las reacciones de tu cuerpo y en tu rostro.
Arrojás la cabeza hacia atrás y escoge ese momento para besar tu cuello en un intento de distraerte del dolor. Parece funcionar porque tus gemidos comienzan a caer de tus labios y te relajás tanto que él logra introducir otros cuantos centímetros entre tus paredes, las cuales se contraen sin cesar.
Lleva su pulgar a tu clítoris y comienza a jugar con el mismo con la esperanza de que te relajes aún más, pero también porque desea llevarte una vez más cerca de tu orgasmo para tal vez volver a privarte de él. Tu respiración es acelerada y tus pechos aún prisioneros de tu sostén llaman su atención.
Arranca la pieza de lencería de tu cuerpo y mientras continúa dibujando círculos en tu centro masajea con su otra mano tus pechos, dedicándole un par de minutos a cada uno y adorando escuchar todos los diferentes sonidos que te arrebata.
Mareada por las sensaciones y por su dedicación a tu placer te reincorporás, descansando tu peso sobre tus codos para poder admirar lo que sucede entre tus piernas. Tu respiración parece detenerse y mirás a Felipe con una mueca de incredulidad, preguntándole silenciosamente si ve lo mismo que vos.
-No va a entrar toda.
Toma el lubricante y arroja otro poco sobre su miembro.
-Vamos a hacer que entre.
Te dejás caer sobre el colchón y él cumple con su palabra. Mueve su cuerpo lentamente contra tu centro, desapareciendo la distancia que los separa y consolándote con las caricias de sus labios o limpiando tus lágrimas cuando el ardor de la penetración te hace temblar y protestar.
Tus ojos nublados no te permiten ver el movimiento de las agujas del reloj, el cual reposa junto a tu cámara sobre tu mesita de luz, por lo que no tenés manera de saber cuánto tiempo transcurre hasta que Felipe logra introducirse por completo en tu interior.
Descansa su peso sobre sus brazos y el movimiento de su cadera lo acompaña con besos en tus mejillas y en tu boca, las caricias de sus labios sobre los tuyos siguiendo el ritmo creciente de sus estocadas.
Abrazás su cuello y lo atraés aún más hacia tu cuerpo, desesperada por obtener más contacto y provocando con la nueva cercanía que su pelvis estimule tu clítoris. Tus gemidos aumentan sumándose al conjunto de sonidos obscenos que resuenan en tu cuarto y entre los cuales se escucha tu humedad.
Felipe jadea y también sisea, todavía más excitado, cuando tus uñas dejan marcas en su piel. Deja de preocuparse por la intensidad y la profundidad con que abusa de tu interior pero no se preocupa, porque tus gemidos son confirmación y guía suficiente.
Su mano se desliza entre tu cuerpo y el suyo pero en lugar de tocarte, como esperabas, la posiciona sobre tu abdomen bajo y ejerce presión para permitirte sentir la profundidad que alcanza en tu interior. Gritás por lo placentero de la sensación y él sonríe, una arrogancia impropia de su persona adornando su belleza.
Tomás su muñeca y tirás para que se detenga, creyéndote incapaz de tolerar el placer que el peso de su mano te otorga, pero él no cede y es así como finalmente te permite disfrutar de tu orgasmo. Rodeás su cadera con tus piernas y llorás bajo su cuerpo, padeciendo el placer que nubla tu mente, anuda tu lengua y te desorienta.
Recuperarte no es un lujo que te puedas dar porque mientras los espasmos aún te recorren Felipe manipula tu cuerpo para dejarte boca abajo, sentándose sobre tus muslos y acariciando tu centro todavía sensible con su punta. Cuando vuelve a penetrarte jurás sentirlo mucho más profundo que antes.
Con sus manos separa tus glúteos para poder apreciar mejor la forma en que su miembro, brillante por el lubricante y tus fluidos, luce contra tu diminuta entrada. Se muerde los labios y siente los músculos de su abdomen bajo tensándose, pero se contiene.
Finge no mirar la cámara que dejaste sobre la mesita de luz y se arroja sobre tu espalda, cada vez más desesperado. Sus largos dedos abrazan tu cuello para alejarte de las sábanas y encuentra tu rostro húmedo por tus lágrimas y tu saliva, que escapa de entre tus labios junto con su nombre.
Siembra besos en tu omóplato, en tu hombro y permite que sus dientes rocen tu oreja sólo para deleitarse con la contracción de tus paredes sobre su miembro, que golpea tu cérvix repetidamente y provoca que arrugues las sábanas bajo tus palmas sudorosas.
Volteás tanto como su mano te lo permite y separás los labios para hablar, frustrada cuando de tu boca sólo salen sonidos patéticos y palabras indescifrables. Felipe cree comprender que querés besarlo y es por eso que se acerca, pero antes de llegar a tu boca te oye decir:
-Adentro.
Felipe es débil y sólo lo comprende luego de procesar tus palabras, porque es entonces cuando sus movimientos se tornan brutales y sacuden tu cuerpo desconsideradamente. Tus gemidos mutan en gritos que se entremezclan con sus jadeos de placer y estos no se detienen en ningún momento, tampoco cuando sus bocas se fusionan.
Unos pocos segundos más tarde sentís la forma en que su miembro palpita, las venas recorriéndolo junto con el constante asalto a tus profundidades estimulándote todavía más que antes, y cuando salpica tus paredes con su semen otro orgasmo te golpea.
Temblás y el placer que contrae tus músculos también roba las últimas gotas de la liberación de Felipe, que llena con su calidez tu interior y amenaza con hacerte perder aún más la cabeza.
-¿Estás bien?- pregunta Felipe. Su voz está cargada de preocupación y ese usual deje de dulzura-. ¿Necesitás algo?
-¿Podemos quedarnos así?
Su confirmación es un abrazo y el calor de su pecho sobre tu espalda te hace sentir protegida. Besa tu cabello, ahora desastroso, tu piel brillante por el sudor y tus mejillas saladas por tus lágrimas.
-¿No necesitás nada, segura?
-A vos.
Sonríe contra tu piel.
-Me tenés- susurra-. Si de verdad me querés, me tenés.
El suspiro que deja tus labios es una mezcla de alivio y satisfacción pero se convierte en un quejido cuando Felipe abandona tu interior, haciéndote sentir vacía y luego molesta cuando los fluidos de ambos escapando de tu entrada, sensible e irritada.
-¿Te querés quedar...?
-¿De verdad?
-Sí.
-Bueno- sonríe y besa tu frente-. ¿Querés que cocine yo?
-Podría ser, pero no sé qué... ¿Qué hacés?- preguntás cuando lo ves tomar la cámara y arrodillarse sobre el colchón.
Separa tus piernas con cuidado y cuando oís el click gemís.
-Esta es sólo para mí.
Si están leyendo esto es porque vencí a Tumblr y... no, mentira, tuve que transcribir la historia no más. Quería publicarla más temprano pero en pleno delirio místico me pareció que era una muy buena idea sacrificar escenas, reescribir otras y editar todo lo que no me gustaba, pero no me arrepiento de nada porque el resultado me gustó :) Espero que hayan disfrutado la lectura y haberle hecho justicia a Pipe ♡
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AVISO IMPORTANTE Sólo por este Domingo 19 de Noviembre "LA PLÁTICA Y MEDITACIÓN ESPECIAL" del Taller Vivencial Permanente de Meditación.Será en EL CENTRO DE ESTUDIOS UNIVERSAL DE MEDITACIÓN A C.
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Las personas heridas, hieren.
Y yo, ya no quiero ser una de ellas.
Ni la que hiere,
Ni a la que hieren.
-Honestidad y Reflexion-
He sido muy afortunada, pero no lo vi en su momento, atrapada en bloqueos que nublaban mi visión. Reconozco que fui irresponsable afectivamente y que no tuve la consideración que merecían todas las personas con las que en el pasado compartí mi tiempo y emociones.
En esas épocas, mi pensamiento estaba centrado en gustarles, en tener su atención y tentarles. Solo pensaba en satisfacer mis propios y vacíos intereses. Cuando comenzaba a sentir algo mínimo, la sensación me asustaba, me hacía sentir fuera de control, y para protegerme, alejarme cruelmente se convirtió en mi respuesta. Ghosting, le llaman. Lo hice sin ser consciente del daño que causaba, ignorando que mis acciones carecían de humanidad. Aunque en el fondo sabía que no era correcto, seguía adelante, y cada una de ellas, no lo merecía.
Todas eran chicas tan lindas y valiosas, y arruiné esas conexiones por la oscuridad que nublaba mi conciencia. Hace un año y algunos meses, experimenté una toma de consciencia profunda que jamás había considerado hasta que estuve en el otro lado. Ahora, miro hacia atrás y agradezco haber aprendido esta lección, una lección difícil pero necesaria, que me ha ayudado a comprometerme a no volver a herir, utilizar ni jugar con nadie.
En 2021, acepté salir con una amiga que sabía que tenía sentimientos por mí. Reconozco que no hice las cosas bien, y ella fue la última a la que lastimé por mi comportamiento. Hace unos meses la busqué para disculparme, reconociendo mi error y el daño que causé, pero no logré encontrarla. Sin embargo, hoy, gracias a esta reflexión, he dado con ella gracias por este escrito donde recordé su apellido.
Siendo musa de la chica de rizos y ojos bosque:
Eres magia
Eres la magia de mis dedos
Tu ombligo de Luna
Sintonizas con lo que creo
Tengo mucho tiempo pensándote, mágica desde antes que todo y desde antes que nada.
-Duerme tranquila, duérmete ya abejita viajera.
-Eres mi anhelo.
- *A Yulissa* Luciérnaga de encanto, guárdame un secreto,
Que te quiero tanto. Abracito de nube te fallé.
Me tienes tan ilusionada de ti pero eres viajera del tiempo, mujer sin dueña ni olvido.
Creo que me iré despacito porque cada noche sueño contigo, te fallé y que alivio que haya sido contigo.
Eres la suerte de los labios que te besan, la bendición de los recuerdos que te acompañan.
No te cambio por nada, joyita de 3 piezas:
Tu alma, tu mente, tú plena.
Tú, libertad y tú santidad. Eres viento en popa de mi barca y no quiero irme sin aprovechar la gracia que te adornan tus ojitos lacios.
No haces daño, haces risa y movimientos etéreos con tus manos que no entiendo pero prefiero verlos sin preguntar.
Las horas y tu voluntad son prioridad para mí y es mejor que encuentres tu paz.
Que no eres prohibida, pero si pertenencia de lo sagrado y por eso te quiero viva, resplandeciendo sin cadenas ni pestañas que encierren tu libertad en dónde no perteneces. -K
Ahora que releo recuerdo todo lo que pasó, me resulta curioso cómo, incluso estando del otro lado, se puede reconocer. Ella, en el fondo, sabía lo que ocurriría y quién era yo, y aún así, veía mi luz. Solía decir que me había fallado, pero, sinceramente, quien se falló fui yo.
Recuerdo una noche en particular. La chica con la que salía me canceló, y cuando la llamé, ella estuvo ahí para mí. Pasamos una noche increíble, llena de risas, pero el vino en mi sangre me hizo actuar de manera impulsiva. Después del acto, comencé a sentirme mal, abrumada por el caos que llevaba dentro, y en un instante de confusión, le dije que se fuera en la madrugada. No me gestioné adecuadamente y, después de eso, desaparecí. Yo, la más evitativa.
Ella no merecía esto. Espero que esté al tanto de que mis acciones no eran personales, sino un reflejo de mi propia falta de gestión emocional y de lo que pasaba dentro de mí. No puedo evitar sentir una profunda tristeza por haber tratado a alguien tan especial de esa manera.
Ahora que la he encontrado de nuevo, siento la necesidad de expresarle lo que realmente siento y pienso, siempre que ella me lo permita. Quiero que sepa que valoro lo que compartimos y que lamento el dolor que causé.
By Yls.
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