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#( luna: *se esconde por tres semanas después de eso* )
lasideasdeluna · 4 years
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¡Hola, les dice Luna! 
Aquí con la primera parte de su primer escrito. Al que tantas vueltas le ha dado. Escribió esto a mediados de cuarentena y es parte de una pequeña saga en la que quiso trabajar antes de volver a los brazos de uno de sus propios personajes literarios favoritos. A lo mejor por eso encuentren un poco de inconsistencia en la trama pero tampoco es como si hiciera falta otro enlace para comprender este. ¡Es una historia que le entusiasma mucho! Y, de hecho, originalmente es una fanfiction, pero Luna quiso dar una buena impresión, así que se puso a cambiar los nombres para que fuera más fácil para el lector entablarse con los personajes. Vale, se nota que ella habla mucho. Sin más demora, disfruten la primera parte de:
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Nunca podía pensar con claridad. De momento las lagunas mentales estaban siendo muy comunes en los últimos días. Desde que había realizado la situación por la que estaba pasando, quería saber porqué. Me había empeñado tercamente en averiguar qué había pasado, pero al parecer nadie podía echarme una mano. Nadie podía ayudarme.
    Cuando entreabrí los ojos, ya estaba en el hospital. Había un sinnúmero de personas a mi alrededor vociferando cosas que no podía entender y pasándose artilugios entre sí. Supuse que estaba en la semi inconsciencia cuando vi la cara de un amigo sabiendo que no estaba ahí. Eso era todo lo que tenía de él y a lo único que podía aferrarme. No sabía de dónde lo conocía, de dónde lo había visto o cómo acabamos siendo amigos. Solo sabía con exactitud que ese era mi amigo y que tenía que volver a encontrarlo.
— No pasa nada, Marcus. — me decía, y era de la única manera que sabía que sí pasaba. Pasaba de todo. Él siempre lo decía para minimizar la gravedad del asunto. — No pasa nada.
    Esa primera noche que pasé en el hospital, desperté cuando la tormenta estaba en pleno apogeo. Habían tres ventanales en mi habitación por los que era capaz de verse el diluvio de afuera y cada que relampagueaba, la habitación se inundaba como si estuvieran tomándole una fotografía. No sentía la mitad de mi cuerpo o a lo mejor era que aún estaba dormido. Lo único que pude notar en ese preciso momento mientras intentaba enfocar la vista en el techo, era que no encontraba nada en mi memoria que no fuesen un sinnúmero de preguntas sin un posible contexto.
Me asusté.
Me asusté mucho.
    Sentía mucha calor. A decir verdad, no entendía por qué de repente me ponía a sudar como un puerco. También me subía mucho la temperatura. Me debilitaba de sobremanera. Tampoco podía respirar. No sabía con exactitud por qué tenía retratos de su cara sin poder identificarla. Lo veía sentado en el sofá, de cara al ventanal, al lado de mi cama, cuando cerraba los ojos, y cuando los abría, ya no estaba.
    Ningún doctor me creía. Tampoco las enfermeras. No había nadie en que pudiese apoyarme porque todos estaban convencidos que algún antibiótico me había puesto a alucinar. Puede que no estuvieran mintiendo, pero yo sabía que iba más lejos. Iba más allá. Algo debía significar. Necesitaba muchas respuestas. Yo lo tenía que averiguar. ¿Quién era esa persona y por qué sabía que era mi amigo?
    Un día volvió a hacer mucha calor. Sentía que me estaba asfixiando. Que podía desfallecer. Sentía todo el peso de mi cuerpo sobre otra persona. No, espera. A lo mejor no. A lo mejor yo cargaba con ella. ¿Con ella? ¿A dónde íbamos? ¿Por qué la cargaba? ¿Me estaba ayudando a mí o yo lo ayudaba? ¿Quién era?
Calor. Dios mío, demasiado calor. Me estaba picando. Picando. ¿Picando?
— Marcus.
¿Qué? ¿En dónde estás? ¿Por qué no puedo verte?
— Vete.
— No voy a dejar de molestarte.
— Marcus, vas a perder todo tu tiempo.
— ¡No! ¡Aguarda! — resoplé y dejé caer mis hombros en cuanto la enfermera comenzó a empujar mi silla de ruedas. La escuché reírse a mis espaldas, pero si pensaba que me contagiaba la gracia, estaba muy equivocada. — Llevo tres semanas aquí metido sin enterarme de nada. A ti te tengo que ver la cara a menudo. ¿En serio no puedes echarme una mano?
La palma de la mano de la enfermera se asomó por el rabillo de mi ojo derecho. Chasqueé la lengua y bufé en plan de queja. La empujé con la mía para sacarla de mi vista.
— No es gracioso.
— ¿Cómo voy a seguir repitiéndote lo mismo de distintas maneras? — me puso contra el margen de una mesa que me llegaba un poco más arriba del ombligo. Habíamos llegado al salón recreativo. Ella tomó asiento en frente de mí y decidí encararla con cara de pocos amigos. — Te he dicho lo único que sé. ¡Incluso es lo mismo que tenemos apuntado en tu historial médico! Lo siento mucho, Marcus. Es lo único que tenemos.
    Eso a mí no me convencía en lo absoluto y mucho menos me constaba. En realidad, la única que estaba perdiendo el tiempo era ella al no ayudarme con esto. Sabía a la perfección que no iba a rendirme tan fácilmente sin importar cuantas veces me repitiera lo mismo. No entendía por qué le costaba tanto. A ella y a los demás. ¿Por qué no podían decirme la verdad?
— Mira, ésta noche pasarán una película. — añadió como si intentara alentarme después de que la había fulminado con la mirada — Les prepararemos palomitas de maíz y gaseosas. Quizá pueda ayudarte a distraerte un poco.
— No quiero distraerme, quiero saber de dónde conozco a esa persona. — mascullé inclinándome sobre la mesa para no llamar la atención con mi repentino coraje. Noté la pequeña fugacidad en la expresión que puso. — Y sé que ustedes saben algo más. Sé que ustedes saben quién es porque los escuché hablando la última vez. — La enfermera abrió unos ojos como platos aunque intentó disimularlo sin conseguir mucho éxito. Ya lo había confirmado. — No me tienes que seguir mintiendo. Mejor dime que no me lo quieren decir y dejaré de meterme en más problemas por el momento.
¡Cierto! La última vez me había caído de la silla de ruedas cuando intenté estirarme demasiado para alcanzar algo. No pude pararme de la cama por tres días enteros.
— Marcus…
— No — Estaba listo para irme, pero ella me suplicó con la mirada —. No digas nada si vas a mentirme de nuevo en la cara.
    Me di la vuelta manipulando las ruedas de mi silla y me hice el camino fuera del salón. Estaba en el punto en que todo me apestaba. Pensé en que un último intento de pretensión iría a resignarla y me confesaría exactamente lo que quería que me dijera, aunque ya lo hubiera escuchado. ¡Pero era imposible! Realmente me había molestado. Ésta planta del hospital ya me la sabía de memoria y no había lugar en donde pudiera desquitar mi rabia sin ser supervisado por alguien. Quería irme a casa. Quería poder molestarme con alguien porque me había dicho la verdad en vez de ocultármela. Tenía muchas emociones encontradas y cuando eso pasaba, mi mente se atascaba. Se paralizaba. Como si mi cuerpo fuese capaz de seguir funcionando, pero sin mi propio consentimiento de saber qué estaba haciendo.
Sin embargo, fui perfectamente capaz de realizar cuando paré en seco. Los frenos de mi silla de ruedas rechinaron. Pareció la arribada de un caballo, pero cuando la encaré, me confundí por un momento.
    Ladeé momentáneamente la cabeza intentando descifrar a qué venía esto, pero el cuerpo se me desinfló por completo cuando fui capaz de divisarla. La palma de su mano se inclinó de manera que reveló su rostro. Antes había sido la razón de por qué me había detenido. Apareció en mi camino como si hubiese estado ahí todo el rato esperando a que la notara para, con suerte, no acribillarla en mi carrerita. La palma de su mano abierta me había encarado como si tuviera voz propia y me hubiese mandado a parar. Me pareció completamente extraño, pero cuando el gesto ahora me ofrecía su mano y me había revelado su rostro, sentí una punzada en el pecho.
Y una corazonada. Tal vez una pista. Una unión.
Sentí que ya la había visto en alguna parte.
— Hola — me saludó cuando hicimos apretón —, soy Aera. Me parece que esto te pertenece.     
Fruncí mi ceño antes de agarrar el pequeño doblaje del papel que me ofrecía. Ciertamente no la conocía, pero sabía que la había visto. En cambio, ella parecía estar muchísimo más familiarizada conmigo. Se me antojaba extraño, pero de mala manera. Por lo menos sólo hasta que enfrenté la cara del papel después de haberlo desdoblado. 
— ¡Oye! — Cuando me volví sobre mi silla de ruedas ella ya no estaba por ninguna parte. Me encontré a mí mismo a lo largo del pasillo. El papel temblequeaba entre mis manos mientras intentaba escudriñar por mi memoria con todas mis fuerzas. En el papel se leía un nombre que me resultaba hogareño, pero no sabía de dónde con exactitud.
Intenté recordar. Intenté recordar con todas mis fuerzas, pero evidentemente todo lo que hacía era completamente inútil.
— Esa canción me gusta. 
— ¿Quién te preguntó? 
Bufé.
— Ogro.
— Mocoso.
    Cuando la noche cayó, salí de mi habitación en plan de husmear por la planta. Si calculaba bien mis movidas podía pasar desapercibido y evitar que me arrastraran a ver la dichosa película. La última vez que pusieron una, a un paciente que había sufrido un infarto le subió la presión arterial. De verdad no estaba seguro de que las actividades que organizaban semanalmente para subirnos los ánimos fueran de gran ayuda, pero el personal daba lo mejor de ellos. En realidad, era mucho mejor que estar día y noche encerrado entre cuatro paredes, pero a veces pensaba que intentaban muchas cosas con demasiado vigor y terminaban saliéndose de control.
    Giré por el corredor que se estiraba a mi izquierda, pero fui bajando la velocidad de mi aproximación a medida que comencé a escuchar un par de voces a lo largo. Era experto en escuchar conversaciones ajenas. ¡Vamos, no tenía nada de malo si no tenían nada qué esconder! Aunque fuese evidente que sí. Si no querían decírmelo, tenía que averiguarlo yo por mi propia cuenta, y no me importaba en lo absoluto que se molestaran conmigo por darse cuenta. A decir verdad, era rápido y ágil en mi silla de ruedas. Hasta ahora nadie había sido capaz de notarme fisgoneando detrás de una puerta o una pared. Hasta esa noche.
    Alguien siseó a mis espaldas como si quiera llamar mi atención. Sabía que estaba llamándome a mí. Era el único a la vista en el corredor, pero me preocupaba más el hecho de con quién pudiese encararme una vez revelara mi posición. La persona volvió a sisear cuando no reaccioné de inmediato.
— Vas a hacer que nos descubran.
— Pero si ya lo han hecho.
    Me inmovilicé por unos segundos antes de mirar por encima de mi hombro para encontrarme con la chica de hace rato a un lado de la enfermera, que tenía las manos puestas en jarras. Cuando le divisé la ceja enarcada y la indiscreta expresión de molestia, solté un sonoro suspiro cayendo sobre el espaldar de mi silla. Sabía que me había metido en problemas... una vez más.
— Es cierto cuando dicen que las paredes escuchan. — La enfermera comentó con ironía mientras empujaba mi silla de camino a la sala de la película. La tal Aera caminaba al nivel de la velocidad con la que la enfermera me arrastraba, remolcando el sostén del que colgaba la solución que tenía inyectada.
    La miré por el rabillo de mi ojo. Al parecer cojeaba un poco, pero caminaba bastante rápido. Debía ser nueva o trasladada de otro hospital, ya que era la primera vez que la veía por los alrededores. Intenté hacer memoria de donde me resultaba su cara tan familiar. A lo mejor también era del área y nos habíamos cruzado en otro momento, pero eso hubiera sido muy difícil de recordar y mi mente apenas daba para reconocer el rostro de mi madre cada vez que venía de visita. La voz de la enfermera me sacó de mi propio trance y me dio tiempo a enderezar la cabeza antes de que Aera pudiese notarme estudiándola con la mirada.
    La enfermera me aparcó a un lado de un asiento disponible en la última línea frente a la pantalla. Volví a mirar a Aera cuando noté que estaba dificultándosele tomar asiento. Se sujetó del mástil que traía con las manos y se dejó caer como si no fuese capaz de doblar mucho las rodillas. Me pregunté qué pudo haberle pasado. Fue inevitable no notar sus gestos de incomodidad. Cuando estuvo finalmente sentada, soltó un suspiro de flojedad, frotándose las manos contra los muslos después de que se le hubiesen resbalado del soporte por sudación.
— ¿Tienes algo que quieras decirme?
Bufé haciéndome el desinteresado.
— ¿Por qué?
— Es que no has parado de mirarme. — Aera sonaba bastante tranquila aunque a mí se me hubieran subido los calores en el cuerpo.
— No he estado mirándote. — sentencié fijando la mirada sobre la pantalla aunque no estuviese prestándole la mínima atención. Momentáneamente mi mente recordó nuestro encuentro de ésta mañana y tuve que obligarme a abandonar mi indiferente conducta. En realidad, me espabilé más rápido de lo que hubiese querido. — De hecho, sí tengo una pregunta. — Aera asintió sin prestarme mucha atención — ¿De dónde sacaste el papel que me diste ésta mañana? ¿Qué significa?
— No lo sé, pero pensé que podría serte útil. — Aera desvió su mirada para encararme por primera vez. — Me resultas muy familiar.
    Y, de momento, volví a sentir la corazonada. La misma que cuando la vi por primera vez. La misma sensación. El mismo apretón en el pecho. Cuando me sonrió tuve que tomarme el tiempo de estudiarle todo el rostro. Su sonrisa sentaba bastante acogedora, como si ya la hubiera visto antes. Aera me miraba de hito en hito, y cuando pensó en que había sido suficiente, devolvió su mirada a la película, pero yo no pude desconectarme tan rápido. Me había quedado perplejo. Si estábamos pensando lo mismo, seguramente pudiese estar recordando un poco. Solo un poco, pero era suficiente. Sentí una punzada bastante dolorosa en mi cabeza y tuve que quitarle la mirada. Esforzarme mucho a veces tenía consecuencias, pero si estaba siendo capaz de recordarla a ella, probablemente también podía hacerlo con eso que me robaba el sueño.
Probablemente, solo probablemente, podía estar recordando algo. Era suficiente.
Tenía que convencerme con que era suficiente, pero en realidad estaba totalmente desesperado.
— ¿Me estás jodiendo, Marcus? 
— No.
— ¿Cómo pretendes que haga eso? 
— Diciéndoselo — me alcé de hombros —. Es fácil, ¿no? 
— ¿Te acuerdas de mí? — Aera bromeó tomando asiento con su bandeja de comida en frente de mí. No habíamos podido vernos mucho en los últimos días. Hubo momentos en donde solo fuimos capaces de notarnos a lo largo de los pasillos. En realidad, me habían diagnosticado otras pérdidas de memoria por una alteración que había desarrollado. Y al parecer, Aera estaba muy enterada de lo que estuvo pasando conmigo.
Intenté esconder la sonrisa que se me esbozó mientras masticaba mi comida.
— Es un alivio.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó, echándose un bocado de arroz en la boca.
— No me acuerdo muy bien. — bromeé, y Aera se atragantó con su comida. Intenté no hacer lo mismo con la mía y me eché un buche de agua hasta que me di cuenta de que había terminado el vaso. Aera terminó de toser regulando el ritmo de su respiración. — ¿Tú cómo estás?
— Bien. Hoy tengo una sesión de quimioterapia. Es una de las más largas. — Me tensé en mi lugar, pero rogué porque Aera no lo hubiese notado. Terminé de masticar, y en cuanto tragué, volví a apretarme la mandíbula sin saber muy bien qué responder... o si quiera qué pensar. Aera nunca hablaba de su enfermedad, sin embargo, soltó una risita después de haber notado mi estúpido comportamiento. — Descuida. Me estoy recuperando muy bien.
— No dije que no. — Intenté salvar la conversación — Yo también tengo una sesión. Me podrán a caminar por el jardín como a un preescolar. Es bastante vergonzoso.
— Ni siquiera es para tanto. — Aera me miró con una burlona sonrisa. — ¡Es bueno que salgas a pasear! Al menos uno debe hacerlo por los dos.
— ¿A qué hora es tu sesión?
— A las tres y media. — Aera parecía restarle importancia — Y no necesito un guardaespaldas. Estaré en perfecta condición.
— Supongo que sí — opté por imitarla —, pero a esa hora ya habré terminado la mía y no tendré mucho qué hacer.
— Siempre puedes espiar la administración de las secretarias. — me enfrentó con una ceja enarcada — Creo que es el único cuarto que te falta.
Asentí mientras miraba el techo y lo consideraba. Fruncí las comisuras de mis labios de manera que mi labio inferior sobresalió cuando encaré la divertida expresión de Aera.
— Así que, no quieres que te acompañe.
— No dije eso.
— En otras palabras. — exhalé y me recosté del espaldar de mi silla una vez hube terminado mi comida, pero volví a apoyarme sobre la mesa para intentar acercarme más a Aera — ¿Sabes? La enfermera que compartimos podría matarte.
Ella pareció desconcertada.
— ¿Por qué?
— Porque has estado escabulléndote a la habitación del inválido más problemático del hospital. — intenté parecer desinteresado. Como si le hubiera puesto el problema sobre la mesa y ahora le tocaba a ella solucionarlo. — ¿Qué crees que pueda pasar si se entera?
Aera abrió unos ojos como platos. De momento, no hizo nada más que observarme estupefacta.  
— ¿Me estás amenazando?
— ¿Yo? — estallé una aguda carcajada — ¿Por qué te haría yo una cosa así?
— Marcus.
— Aera — Me salí de mi personaje, pero le regalé una pequeña sonrisa cuando me miró con cara de pocos amigos —, no sé cuántas veces ya te lo he dicho, pero no me importa repetírtelo. Respeto que no te guste compartir tus situaciones, pero no tienes que hacerte la fuerte conmigo. Aquí nadie lo es.
— De hecho — me interrumpió el ademán de girar mi silla de ruedas cuando me puse la bandeja sobre el regazo y estaba listo para irme —, todos son unos guerreros. Nunca antes había visto tanta persistencia en alguien. Ni mucho menos dejarse vencer por una silla de ruedas.
    Aera me sostuvo unos segundos la mirada. Parpadeé un par de veces, pero estaba totalmente ensimismado. Cuando me regaló una de sus miles de sonrisas, sentí una punzada en el lado izquierdo de mi cabeza que ella fue capaz de observar cuando no pude evitar hacer un mohín por la repentino punción.
Intentó reprimir su risita. A lo mejor ella no lo sabía, pero mirarla me dolía. Literalmente dolía. Podía soportar el dolor, pero no que tuviese que tratarse de ella.
— ¿Estás bien? — me preguntó con una suavidad en su voz que me recordó el rostro de mi madre.
    Asentí frenéticamente y el flequillo me chocó contra la frente un sinnúmero de veces. Me fui lo más rápido posible sabiendo que iba a ser perseguido por su mirada. En esta sesión daría incluso lo mejor de lo que mis piernas fueran capaces de permitirme. Por un momento, quería que las horas pasaran rápido. Quería volver a verla de nuevo y decirle todo lo que me pasó por la cabeza... con un poco de suerte. Rogué que no se me olvidara.       Sin embargo, cuando volví a mirar la hora en el reloj supe que algo había pasado. Después de pasearme por la zona de las terapias y no encontrarla, decidí ir a buscar a nuestra enfermera. Cuando la encontré, le supliqué que me llevara con ella. Le dije que era de vida o muerte aunque no estuviese en posición de bromear con nada después de nuestra última conversación. Intenté hacerme el muerto para que me llevaran al chequeo, pero no funcionó. Si a Aera le había pasado algo, no podía estar en otro lugar. Me pregunté si ella también me mentía. Cuando estábamos juntos no parecía lucir enferma. En realidad, no presentaba síntomas y nunca la había escuchado quejarse de nada. Siempre andaba riéndose y haciendo reír a los demás. Era difícil visualizársela de otra manera. Era buena aparentando que nada pasaba. En el momento en que estábamos a punto de cruzar su habitación le dije a la enfermera que me había alcahueteado que se detuviera, que era suficiente aquí.
    Me sentí un poco nervioso. En realidad no estaba seguro si me sentía nervioso o miedoso de saber qué había en la habitación. Cómo la encontraría. Me asomé un poco por el espacio entre el marco y la puerta. No alcanzaba a divisar nada con certeza, pero fue inevitable ignorar las cosas que sí había visto.
Como la prótesis que simulaba una pierna apoyada de los pies de la cama.
Automáticamente recordé su inconfundible cojera y me sorprendí de lo rápido que mi mente relacionó un objeto con una memoria.
— ¿Qué estás haciendo?
— Nada.
— Acabo de verte rebuscando en mis cosas. ¿Crees que soy estúpido? 
    Decidí regresar a mi habitación. Ciertamente era un experto fisgoneando y escuchando las conversaciones que se filtraban por las paredes, pero no sentí la misma sensación de cuando espiaba a los demás. Me sentía culpable y chismoso. Como un ladrón. Sentía que si hacía lo mismo con ella, estaría traicionándola de alguna manera. Y con eso sí que no podía jugar.
    A la mañana siguiente recibí un recado de su parte. Aunque pedí algún estado de su salud, no quisieron darme mucha información. Pensé en que ella pudo haber sido capaz de solicitarlo. Cuando desdoblé el nuevo papel, plisé un poco mi entrecejo y lo miré. A los ojos. Lo miré de arriba a bajo también.
Era un dibujo. Un muy buen dibujo de ese amigo mío que tanto quería volver a ver.
— ¿Dónde está Aera? — bramé en el primer mostrador que me encontré — ¿Está en su habitación?
— Me temo que no puedes... ¡Marcus! — Las enfermeras y administradoras de la estación se espabilaron cuando seguí mi camino de largo haciendo rodar mi silla con todas mis fuerzas. — ¡Deténganlo ahora!
    Giré de golpe a la izquierda con tanto ímpetu que estuve a punto de irme de cara al suelo, pero tan pronto me recompuse, continué mi carrera alentando a todos los que estaban en mi camino. Cuando llegué a la habitación de Aera, abrí la puerta de una patada y azotó, haciendo que todas las miradas cayeran sobre mí como resortes. Me petrifiqué al instante cuando realicé que su familia estaba de visita. Tragué un puño de saliva. La mujer primero me observó con atrocidad y luego quiso estudiarme con una metódica ojeada. Por otro lado, el hombre de unos cincuenta y tantos parecía esperar pacíficamente que dijera algo. Sin embargo, cuando encontré la mirada de Aera, todo el cuerpo se me desinfló.
   Ella tampoco me esperaba, pero no dejó que su impresión se reflejara en ningún músculo de su cara. De hecho, me miraba como si acabara de ser descubierta con las manos sobre la masa. Tenía la piel seca y opaca. Los labios agrietados y un par de ojerosos ojos sin el peculiar brillo que los destacaba. Cuando Aera desvió su mirada de la mía quise hacer algún ademán. Cualquiera para intentar llamar su atención una vez más, pero supuse que había sido demasiado tarde.
Aera no volvió a mirarme.
— ¿Qué hace este niño aquí? — su madre objetó — ¿Quién lo ha dejado entrar?
— ¡Lo siento mucho! — una enfermera que no supe identificar por su voz ya iba adueñándose de las empuñaduras de mi silla — De verdad, lo sentimos mucho. Nos encargaremos de que no vuelva a pasar. No se preocupe.
Intenté hacer otro ademán, pero era evidente que ya era demasiado tarde.
No copias. Cero adaptaciones. Por favor, respeten los derechos de autor. 
Pd: Pronunciación correcta de «Aera» es “Era”
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purgatoriohq · 4 years
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𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐑𝐄𝐆𝐑𝐄𝐒𝐎 𝐀 𝐀𝐑𝐂𝐀𝐃𝐈𝐀 𝐁𝐀𝐘, 𝐋𝐈𝐁𝐁𝐘. estamos conscientes de que la situación se ha complicado un poco a causa de los inconvenientes ocasionados por la tormenta, pero confiamos en el espíritu de los locales para encontrar respuestas a las inexplicables desapariciones que han conmocionado al pueblo. recuerda mantenerte lo más lejos posible de las costas durante los malos climas y procura mantener la calma en caso de presentarse turbulencias en el ambiente, pues no serás el único en querer buscar salida.
¡HOLA, LIA! a partir de este momento, cuentas con veinticuatro horas para enviar la cuenta de tu personaje. de llegar a necesitar más tiempo, no dudes en pedirlo. te agradecemos muchísimo el interés en el proyecto y esperamos que tu estadía con nosotros sea grata para ti.
𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐔𝐒𝐔𝐀𝐑𝐈𝐎
nombre o seudónimo: lia edad: 19 pronombres: ella, suya zona horaria: gmt-4, república dominicana nivel de actividad: 8/10 triggers: non-con, body shame, desordenes alimenticios, homofobia, racismo, xenofobia. en caso de pedir unfollow, ¿nos permitirías usar a tu personaje en beneficio al avance de la trama?: si algo más que se desee agregar: removido ok perdón no había escuchado
𝐀𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐎𝐍𝐀𝐉𝐄
nombre completo: libby lovelace. edad: 20 años. faceclaim: madelyn cline. psicología: un párrafo de cuatro a cinco renglones describiendo su personalidad, como mínimo. o, de preferirse, dividir cualidades negativas y positivas en cuatro puntos respectivamente.
☀ : eufórica, curiosa, intrépida, simpática. ☁ : testaruda, excéntrica, desprevenida, brusca.
menciona de tres a cinco puntos importantes acerca de su vida (aclarar anteriormente los trigger warning vayan a abordarse):
uno. arcadia bay; la simple mención de pueblito que la vio crecer genera cierto hastío, o ganas de bostezar, simplemente. está segura de que ha recorrido cada esquina, ha pisado cada fragmento de asfalto y ha contado cada árbol en el bosque ( alcanzó a contar 5,467 la última vez, pero la verdad es que se cansó de tanta matemática a mitad de camino e inventó el número en su cuaderno de observaciones ). desde que era una niña, el mundo se limitaba a la pequeñez que le rodeaba, pronto todo se le hacía bastante pequeño, sentía como si no cabía en arcadia, como si sus extremidades se prolongaban más allá del peaje o de la señal de “está abandonando arcadia bay”. recuerda aquel día en el que suspiro veraniego se llevó consigo una tarde de sábado, justo a mitad de julio, donde el calor provocaba que las horas pasaran en cámara lenta, prolongando el aburrimiento hasta un nivel exhaustivo. estaba exhausta de no hacer nada y ya había explorado cada hoja de su jardín y conversado con cada lagarto, ¿qué quedaba por hacer? intentó molestar a su madre pero ella confeccionaba un vestido para su hermana, quien participaría en el concurso de belleza de la liga juvenil, y ganaría mas tarde, desencadenando un ego creciente que ocuparía todo el espacio en su habitación y mas tarde, en toda la casa. al principio, a liberty le fue difícil entender porque habían escogido a su gemela para esas cosas impecables y bonitas y no a ella, pues compartían mismas facciones y físicos después de todo… quizás porque libby no sabía como mantener un vestido perfectamente limpio, tampoco entendía bien la combinación de colores, ni como sonreír sin que su hoyuelo izquierdo se alzara un poco más de lo normal, provocando sin querer algo así como una mueca de disgusto. al final del día, diferenciar a par de idénticas no significaba trabajo arduo pues a través de facciones brillaba algo que condicionaba accionar, que separaba visualmente a pequeñas: la gracia. mientras heaven, la mayor por excelencia ( y porque nació con quince segundos de adelanto y bastante orgullo ) deslumbraba perfección en caminar, en vestir, en sonreir, en actuar y pronto crecería mas rápido que libby y alcanzaría todo un poco más rápido que libby por igual, dejándola jugando sola en el jardín, con los insectos. de pronto, las ofrendas de mariquitas de la más pequeña se volvieron mas impertinentes que adorables y sus botas sucias debían ser dejadas en el porche y no en su lugar habitual junto a los zapatos de su hermana en la entrada, porque si alguien venía a entrevistar a heaven sería vergonzoso que vieran las manchas de lodo en el suelo.
dos. es bastante simple, en realidad, arcadia nunca crecería por encima de libby y heaven, ni por encima de los lovelace, dueños de tiendas de antigüedades por todo el estado de washington. es por eso que es imposible escapar de las percepciones que terceros podrían tener de ti porque por más que así lo desees es imposible no ser real en las mentes de aquellos que te han visto, que saben de ti o que te conocen a ti o a tu familia. en el caso de libby, siempre era atada a su hermana como un daño colateral o una copia extraña. era la extraña. extraña, rara, diferente, cómica. su hermana siempre fue más bonita, más popular y sus intereses pueblerinos destacaban muchísimo más que los de libby. no es sorpresa que fuera gemela la favorita de sus padres, porque sumaba bastante bien a la fantasía de familia empoderada que definitivamente aportaría con su pequeño negocio a la economía de la bahía. oh, qué maravilla, crecer a la par de un conjunto de seres humanos tan pulcros y perfectos, mientras libby todavía se emprendía en expediciones vespertinas o en búsquedas de caracoles. a veces sólo necesitaba a alguien con quien hablar, alguien fuera del perfecto círculo de los perfectos amigos de heaven. y sí, la verdad es que sí tenía a alguien: su tía, talulah, quien le enseñó a quererse a sí misma fuera de las barreras situadas por la falsa pulcritud que apellido confiere, y abrazar aquello que la hace única, porque destacar no es algo malo al final, porque no está mal ser única y definitivamente no está mal combinar lunares con rayas si es lo que quieres hacer. “ si deseas algo bueno, las estrellas te lo devolverán, pero si deseas algo malo… ” son pequeñas lecciones aquellas que hacían que libby pasara mucho tiempo en aquel hogar, con su tía y sus mascotas ( un gato, un conejo y un perico; dee, dum y cuco ), donde su tía le enseñaba los secretos del universo poco a poco, leía su taza y proclamaba buenaventuras, deseando cosas positivas para la menor y enseñándole a hacer lo mismo tanto para sí misma como para los demás. poco a poco, tales enseñanzas empezaron a volverse parte de codificación interna.
tres. así se la pasaba, entre un hogar y el otro, pero en su mayoría, con su tía, pues a pesar de siempre estar agradecida por la unión de su familia y la suerte que tiene de tener dos techos donde es bienvenida, la intensidad de progenitores y gemela es demasiada. heaven es demandante, egocéntrica y llorona, mientras que su madre es tan dulce que es molesto, porque no es real, es pasivo-agresividad escondida detrás de sonrisas malintencionadas que si acaso a extraños pueden resultar simpáticas para libby sólo son hirientes y su papá, vaya, ni hablar de su papá… es callado, no opina y esconde sus muecas detrás del periódico, ¿quién lee el periódico hoy en día? las peleas a veces son demasiadas, resuenan con fervor en oídos y provocan incomodidad severa. a veces la frustración es demasiada y uno dice cosas que no quiere, a veces deseamos cosas sin querer y ocurren.
cuatro. como esa noche, aviso de tormenta impidió que pasara el fin de semana con su tía como tenían previsto desde hace días. la energía en su hogar se tornaba insoportable, como un peso que acababa arrasando con positivismo femenino. lo que empezó como una cena familiar terminó en una disputa de cuarteto empezada por la mayor de las gemelas, quien tuvo el apoyo silente de su madre en todo el asunto. dispuesta a alejarse del ruido para así esconderse en un rincón seguro en el cual dejar que sentimientos emergiesen con seguridad, se encerró en la oscuridad de su habitación, y con luz de luna alumbrando con tenuidad sus lagrimas, deseó que toda su familia se esfumara, que la dejaran en paz de una vez por todas. la luna desapareció detrás de las nubes y el sonido de la lluvia fue cántico que dio paso a somnolencia profunda. “ si deseas algo bueno, las estrellas te lo devolverán, pero si deseas algo malo… ”
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wlbeneathhq-blog · 6 years
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  ‘        we don't have a word for the opposite of loneliness, but if we did, I could say that's                 what I want in life      ’
Ha sido bautizada con el nombre Chelsea Newport, carga cruz y pesares hace 24 años. Mientras sus rasgos son huellas de herencia de progenitores afroamericanos, y la mayor parte del día podría ser encontrada en Linbourne dedicándose a sus estudios de Literatura. 
   —                              ¿QUÉ ES LO QUE REFLEJA TU ACTUAR?
La familia Newport son el retrato clásico de la unión norteamericana, progenitores coronan a lucero hogareño que es única dueña de reino bañado por línea sanguínea; hija única, poderes privilegiados. Mortales observan el caminar de bucles entre multitudes, allí, en medio de todos, resalta y resplandece, muta en luminiscencia capaz de enceguecer y despertar adoración en unos cuantos. Te intimidad y embelesa, se vuelve aquella adicción de media mañana y el deseo de antes de dormir, porque nadie posee su estampa ni tampoco la mitad de actitud que se observa en el mover de marcada cabellera. Es paradoja viviente, penumbra interna que gobierna sobre actuar y fluorescencia que colisiona con iris de terceros, sin embargo, lo sabes, hueles la traición tras el aroma de privilegiado perfume. Aún así, la amas y odias, es la amiga que anhelas y la condena que representa una enemistad. Eres consciente que tus secretos en sus labios son presa fácil de un oído curioso, que las invenciones suelen nacer desde sus pétalos y desfallecer en un oído curioso, que las invenciones crecen en terreno fértil que es imaginación y malicia se enseña en la blanca dentina que sella confesión con sonrisa. Es la manipulación personificada, representada en individuo que es diablo y ángel. Obtiene lo que desea, lo que tú quieres o lo que otra proclama propia, todo cae entre sus dígitos y es la satisfacción la que alimenta entrañas y monstruo interno. Sin embargo, allí estás, pidiendo disculpas por no ser suficiente y pidiendo aprobación que sólo sus labios podrían pronunciar. Es centro de universo, sonido insistente de tacones contra fría cerámica y educación que pesa sobre tus hombros, los desciende, volviendo un ser ínfimo frente a presencia de quien lleva tiara y se niega a quitarla; heredarla. No obstante, no todo es despiadado bajo oscura dermis, es deseo de ser más, de marcar en existencia y auxiliar a quien necesita, mas silencia, esconde bajo millones de capas la realidad de sus intenciones y la caridad que se desemboca en afonía / silencio sepulcral en medio de anonimato.
 —                              ¿CUÁL ES LA REALIDAD QUE ESCONDE O PROYECTA?
UNO. Desgarradora pérdida ; escenario que pinta la primera escena de tempestuosa historia. Fueron anhelos / sueños atisbados desde ventanas opuestas. Una unión de almas que esperada por muchos finalmente culmina con joven vestida de blanco en un altar de jazmines y oro. En su vientre descansaba el fruto de una unión voraz, esa que canta a la lujuria y al primer amor de desenfrenada naturaleza. Pero no demoró en caer la desgracia sobre nuevos amantes. Pequeña alma que es arrebatada antes de los dos meses de gestación,  diminuto ser que tan esperado no logra sobrevivir sus primeras semanas. Llantos, ruegos, desilusión. Un letargo de tristeza que es compensado con una rayo de esperanza. Fue llamada Chelsea, la primera y única hija de aquella unión. Sus ondas de castaño color alegraron estancia que alguna vez fría fue.
DOS. El amor aunque verdadero, puede corromperse. La costumbre devora la pasión y el entendimiento entre dúo de almas que en soles de antaño se amaron con locura. Son dos desconocidos que bajo techo se observan, unidos solo por la pequeña de grandes ojos negros que ensimismada se encuentra. Hombre que va y viene, y es más sombra que realidad. Trabajo que consume, que trae éxito laboral pero no personal. Y es el deseo de ganar cariño de inocente alma, lo que lleva a cada extremo al error del sí consecutivo. Una vida sin negativo alguno es la que pintan a su pequeña hija, la cual crece en propia burbuja de ignorancia donde la carencia jamás ha sido vista. ¿Es amor el permitir tal ilusión equívoca?  
TRES. Veneno es arma de inteligente sinhueso. Reina entre lo impropio y el pecado, una vida de excesos que es maquillada a la perfección por protagonista de curvilínea figura. Danza profana entre los pecados terrenales, siendo siempre acompañada por aquel alma afín de dulces facciones. Son dos místicas criaturas que en primer instante colisionaron en perfecta sincronía, en ellas se vislumbró en pocos momentos sonrisas cómplices, un entendimiento que iba más allá de mundanas palabras. Bermejos labios que soltaron improperios en mil y una ocasión, jóvenes atrapadas en simple limbo inconsciencia, lo cual terminaron pagando, una en la tierra y otra después de la muerte.
CUATRO. Descenso repentino que causó revuelo hasta en el más recóndito lugar de pequeño pueblo. Joven que perdió su alma gemela en una decisión que a egoísmo sabía, y que dejó en conmoción a la de bucles negruzcos por varias vueltas de luna. De sus pétalos no cayó una sílaba por siete días, donde parecía que la justicia divina había finalmente descendido sobre ella y sus pares. Era soledad su intensa compañía, que entre las penumbras de su habitación le hacía rememorar cada inquina que de su alma quebrada había nacido. No tenía más cómplice, y siendo su roca arrebatada de manera tan mórbida, mundo completo se ve derrumbado. Libros que son dejados en espera, un título que en algún momento añoró, pero en aquellos instantes solo la parca reinaba en su inconsciencia. Y así fue como transcurrió segunda muerte, inocente ser que guardaba una pizca de aquella amistad que ya no existía también dejó vivencias terrenales. Un loop tétrico que no parecía tener final, y que dejó con un sin sabor a nuestra protagonista.
  —                              CON QUIENES SE VE RODEADO / INTERCEPTADO.
→           ESTHER HAREL   /     Mejores amigas por siempre rezan los brazaletes que se han obsequiado desde corta edad, aquel que sigue manteniendo en muñeca que busca gemela y luto que se regocija en mirar; ¿es falsedad?¿siente alivio por pérdida mas lo oculta? No, es sufrimiento puro y vivo, o al menos eso es lo que enseña quien sólo refleja dolor y carencia de esperanzas. Muchos dicen que parece más afectada que hermana menor, que ex amoríos e incluso el resto de amistades, que el brillo se ha transformado en penumbra en sus irises y que su andar no es más que un recuerdo de quien fue anteriormente; pero, también se dice, que la actuación se le da bien. 
→           SIMON GARDNER     /     Solían ser dupla de plata, donde andaba uno iba el otro, la pasión se veía en orbes de ambos y sólo bastaba con un roce para dar rienda suelta a la atracción física que los atacaba. Empero, todo tiene final y esta vez fue Simon quien lo obsequió, un adiós ante lo que llamaba falta de interés e incapacidad de lidiar con dramas que habían dejado de tener importancia para él; diferencias irreconciliables, exclama ella políticamente, en donde mejillas fueron decoradas por semanas con vestigio de lágrimas y se le podía ver abandonando pasillo cuando desde otra esfera se veía a masculino. 
→           JEZEBEL VERSTRAETE  /   Eran ellas tres contra el mundo. Eran tres pares de risas las que infundían envidia en colegialas, tres las esbeltas figuras en cada foto y tres lenguas bañadas de veneno. Sin embargo, era de esperarse que una vez Esther dejase de figurar en retrato la distancia se impondría entre ambas féminas, siendo ahora simples extrañas en veredas de asfalto y tiendas de antaño. No se saludan, no se miran, no son absolutamente nada, porque la traición es vista con mal mirar desde Chelsea, que sólo ve hipocresía en quien solía llamar amiga / compañera. 
ESTE PERSONAJE SE ENCUENTRA OCUPADO POR LILIUM. 
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fjkoloffon · 5 years
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Los mejores del universo.
Todos sabemos que los récords están hechos para romperse. Pero para pocos es claro que los seres humanos no tenemos límites, que son imaginarios, así como las fronteras de los países que dividen al mundo, que es uno, un grandísimo planeta donde pocos tienen la fortuna y el privilegio de sobresalir, de atraer la luz de los reflectores, de convertirse en noticia.
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El primer hombre que tocó la Luna es uno; Einstein, el genio, otro. Coco Channel, María Callas, Marylin Monroe, Evita Perón, Diana, Malala, el cuarteto de Liverpool, el Rey Pelé, José Mujica, Jobs, Gates, Obama, Bolt o Kathrine Switze —la primera mujer que osó competir de manera oficial, con un número (que casi le arranca un demente), en el maratón de Boston—, son personajes que han hecho historia. 
Kathrine Switze
Sí, la gente habla de ellos, de sus vidas, de aquello a lo que se atrevieron. Por eso, el fin de semana las redes sociales se atiborraron de fotografías de Eliud Kipchoge, el primer hombre en pisar la meta de los 42.195 kilómetros por debajo de las dos horas. Su odisea no se transmitió por televisión, se vio en millones de computadoras y teléfonos móviles, y la presenciaron 20 mil testigos que abarrotaron el circuito plano ida y vuelta de la ciudad de Viena, donde la gravedad parecía la de la Luna. El astro keniata volaba.
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Un día después, en Chicago, las zancadas de la también de Kenia, Brigid Kosgei, parecían impulsarla de similar manera al espacio. Apenas tocaba el piso con las suelas de sus zapatos, flotaba, y al final, eso sí, plantó firmemente su bandera en la tierra irregular de las hazañas. Impuso un nuevo récord MUNDIAL para las mujeres: 2:14:04, un tiempo que para la inmensa mayoría está a años luz de distancia, más allá de Venus. 
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Lo bueno es que la vida no se trata de ser los mejores del mundo, sino de que seamos los mejores de nuestros universos particulares. Vinimos a explorar nuestros propios confines, a ser nuestra mejor versión posible, a superar nuestros aparentes límites y a romper, no tanto récords, pero sí creencias, condiciones y costumbres. Se trata de llegar al final, a pesar de lo extenuante, con una sonrisa como la de Eliud, y de inspirar a la mayor cantidad de personas posible, aunque aparentemente nadie nos vea. 
La sonrisa de Eliud
Felicidades a mi amigo, Luis Robledo, por haber sido distinguido la semana pasada como el mejor repostero de Latinoamérica. Aplausos, por esos inigualables de suadero, al taquero de la esquina, también a Elena Reygadas y a Enrique Olvera; a la vendedora de Avon que mantiene a sus tres hijos; a María Teresa Arnal, mejor CEO de México. Mis respetos a Alexa Moreno, que se va a Tokyo; a los migrantes que desde Estados Unidos le mandan dinero a su gente. Otros a mi hermano del alma, Roberto Junco, arqueólogo submarino a cargo de encontrar las naves de Cortés; a los papás barcos que saben hundir el mal humor y que, por más que naufraguen,  juegan, abrazan y ríen con sus hijos. Un reconocimiento a nuestros nadadores paralímpicos y a quienes arriesgan todo para convertirse y vivir de atletas; a los entrenadores y a los verdaderos maestros; a los campeones de matemáticas y de spelling b; a Guillermo del Toro; a los abogados que trabajan por la justicia. A quienes sin hacer algo en concreto nos inspiran por su modo de existir y a los que nos ayudan a cambiar nuestra óptica de la vida para descubrir el otro lado de las cosas, donde se esconde la esperanza. Lo mejor para todos los que se empeñan en ser los mejores del universo.
Estoy en Twitter, FB e IG como @FJKoloffon.
Columna publicada en el periódico El Universal.
Los mejores del universo (El Universal)
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jugaraserdios · 7 years
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Confesión a la brisa
Cerca de su casa había un bosque y siempre se sentaba en un tocón, ponía su cabeza entre las piernas y permanecía allí hasta que la noche caía. La timidez de la tarde comenzaba a ser penetrada por cristales de hielo y la vida se comenzaba a esconder donde había calor, Laura sacaba su cabeza de las piernas y salía del bosque.
¿Cuántas palabras es capaz de retener el cuerpo? ¿Cuántos miedos caben en la imaginación? Yo imagino desde mi caseta, que mujeres como ella entran al bosque buscando dejar de ser crisálidas y volar hasta que la brisa las queme. Toda libertad debe ser fugaz, cuando la libertad parece perpetua es porque alguien nos está engañando.
¿Cuántas veces habían engañado a Laura? Ella estaba atrapada en el bosque, venía por lo menos tres veces por semana. Desde que comencé a trabajar aquí la vi entrar y salir cada tanto, la mayoría de veces sola. ¿Cuánta soledad le cabía a Laura? En verdad era una mujer enigmática.
Supe su nombre después de que un hombre lo gritó insistentemente.
-¡Laura! ¡Laura! ¿No me escucha o qué? ¡Laura, que se devuelva ya!
Y en esa ocasión ella paró, intentó clavarle los ojos en la garganta y cuando se dio cuenta que no lo podía provocar más, se metió al bosque. ¿Cuántas veces se puede matar a alguien?
Laura era una mujer flaca re flaca, no le colgaba nada porque no tenía nada que le colgara, tenía cara de ratón y su piel era como un vaso de leche. Tenía el cabello negro y corto, a veces el viento le pegaba en la cara mientras caminaba hacia su lugar y el pelo se le metía entre la comisura de sus labios. Usaba sacos grandes, los mismos que en días de verano amarraba a su cintura para dejar que su piel se alimentara del sol. Solía ponerse los mismos tenis, solía ponerse la misma sudadera. Sus ojos parecían de extraterrestre, a veces creía que era un pequeño ser de otro mundo y que se metía al bosque para contactarse con su planeta de origen.
 Entregué mi turno a las 6:00 a.m., me quité mi uniforme de guachimán y le quité el candado a mi bicicleta, los pájaros estaban tan congelados que ni siquiera podían anunciar los buenos días a la ciudad. Estando listo para salir vi a Laura sentada en el andén detrás de mi caseta. Yo le dije “Buenos días muchacha ¿Qué hace tan temprano por acá?” Ella me miró con sus ojos de extraterrestre y me dijo “Váyase, metido”. Me intentó ahogar con la mirada pero yo no me dejé, no me gusta la violencia, no me gusta que no me dejen respirar. De chiquito me arrastró la corriente de un río que hay yendo a Anapoima, si no es por el primo Guillo creo que hubiera llegado a Barranquilla y luego al fondo del mar.
Me fui en la bicicleta hasta mi casa, mi señora me tenía de desayuno caldo de costilla con chocolate. Me gusta mucho el caldo de costilla con chocolate. Me fui a la cama y dormí. Soñé con los ojos de Laura mirando mi cabeza, estaba muy oscuro como para saber si se trataba de algún lugar en específico. Luego salió la luna, los animales nocturnos comenzaron a cruzar como sombras fugaces alrededor de nosotros y la luz del astro dejó al descubierto la forma de la mujer. Ella se acercó a mí, yo no pude moverme, sus ojos se volvieron blancos, luego sus ojos se volvieron dos lunas. Me miraba como diciéndome “Oye, ven y conquístame, ven y coloniza estos astros, ven y sácame a la mala del bosque, ven y dame besos fuera de la gravedad”.
Me oriné en la cama, después de 36 años de vida y yo volviéndome a orinar en la cama. Mi mujer se enojó mucho, me dijo puerco sinvergüenza, yo no supe explicarle que me había orinado del miedo. Ese día no pude dormir bien y las consecuencias las pagué cuando retorné a mi trabajo.
¿Cuántas veces han tenido pesadillas? ¿Cuántas veces el terror no los ha dejado dormir? Cuando llegué al bosque vi que ella iba caminando hacia adentro, esa tarde la brisa estaba furiosa e inclemente, todas las hojas secas fueron barridas por el viento que soplaba sobre el borde entre el bosque y la ciudad, el espectáculo que se vio en la calle fue hermoso, la naturaleza muerta había revivido y ahora bailaba entre el cielo y los edificios, mientras los arreboles hacían lo suyo en el atardecer de un día que había abandonado la palidez. Laura escapó al vuelo de las hojas y entró al bosque. ¿Qué hará adentro? ¿Cuántos como ella vivirán entre los árboles?
La noche, la media noche, la madrugada. Laura no había salido todavía y yo me preocupé, yo sabía que ella había entrado y también sabía que no había salido. Paranoia, ficción mortal; adentro había peligro, incluso perderse era un peligro. "Muere joven después de ingresar al bosque y no ser reportada por vigilante lerdo”. “Joven desaparecida después de ser vista por última vez escapando del vuelo de la naturaleza muerta”. Tenía que ir a buscarla ¿Qué tal Laura sí fuera de este planeta?
Tomé mi linterna, me colgué en el cuello un pito y me bebí un vasito del tinto que mi mujer me empacaba en el termo. “Laura no me va a matar, Laura no me va a matar. Si me orino no importa, si me orino no importa”. Caminé por varios minutos, varias horas, varios días. El tiempo pasó tan rápido que no pude darme cuenta de qué estaba sucediendo conmigo. “La falta de sueño loco, eso es por no dormir”. Mi reloj indicaba que eran las 9:46 a.m. del 06 de julio, ya habían pasado cinco noches desde que había entrado al bosque; no sentía hambre, no sentía frío, estaba muy bien, sin embargo la angustia por no encontrar a la mujer perdida me estaba partiendo.
A Pacho Cano, mi compañero de trabajo, ya le había tocado lidiar con un muerto que le habían echado encima. Un pelao’ se había metido a comer hongos y un perro salvaje se le había comido las tripas, cuando lo encontraron le crecían flores dentro de la boca. La familia demandó a Pacho y a la empresa de seguridad, demandó el bosque, el parque al lado del bosque y hasta al perro salvaje. Fue traumático, nada bueno le quedó al hombre después de vivir esa experiencia.
Yo no quería cargar con Laura en mis hombros, no quería que le salieran flores en la boca, no quería hongos para el desayuno, yo quería encontrarla e irme, quería irme a mi casa a acurrucarme con mi mujer y darle besos en la nuca.
La noche, la brisa, las hojas secas volando por el aire. Empecé a ver luces entre los árboles, cada vez se acercaban más a mí. Me dirigí hacia ellas y vi a Laura. “¡Laura!” le grité, ella estaba acompañada por voluntarios de la Cruz Roja. Me señaló con lágrimas en sus ojos, dijo “es él”. Se quedó mirándome, no tuve miedo de ver sus ojos extraterrestres.
Se acercó hasta mí, se limpió las hojas que el viento le soplaba en la cara, luego se agacho a mis pies y comenzó a llorar.
“Siempre vengo hasta este lugar a confesarme con el bosque y me sentía protegida porque él siempre me vigilaba ¿Ahora dónde me voy a confesar?” Me di la vuelta y me vi tirado en el suelo, acurrucado, con la nariz llena de flema y la espalda rasgada por las garras de los animales nocturnos.
¿Cuántas veces han muerto? ¿Cuántas veces han sido olvidados? Ahora sé todo sobre Laura.
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brokenbloodlinesrp · 8 years
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Annalyse Rhee, The Strix te da la bienvenida a Nueva Orleans. No olvides confiar en los tuyos. Recuerda bien tus lealtades.
¡Luna! Me sorprende leer una audición que no tenga que ver algo con Klaus, todos saben de tu amor por el híbrido original. Primero que nada quiero agradecerte por traer a Alycia, es un hermoso FC y siempre he tenido muchas ganas de poder verlo por el dash. Me encantó el personaje de pies a cabeza, que trágico fue que tuviera que ver el asesinato de sus padres. Lo que más me gustó fue la manera que se ganó su lugar en los Strix, es toda una digna de estar en ese grupo. Es un personaje que será muy interesante de ver con los Strix, la llamada que abarcada ahora a su regresó y más quien se encarga de todo el trabajo sucio que elaboran. 
¡Bienvenida! Recuerda que tienes 24 horas para enviar tu cuenta. La biografía de tu personaje será subida en breve.
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— genevieve.
Nombre del personaje: Annalyse Rhee
Face Claim: Alycia Debnam Carey
Frase que lo identifica: She’s not the kind of girl you choose your battles for. She’s the kind of girl you fight to the death for
Edad: 23 años aparentes / 600 reales
Raza: Vampiro
Grupo: The Strix
Biografía.  
1417 no parece ser más que un año más en la historia. No habría más que religión y siembra en los libros de historia de no ser por un forajido de Francia que arribó a la ciudad. Las ideas que profesaba eran muy distintas para una ciudad conservadora como lo era Londres. Deseaba destacar y hacer pensar a los demás de manera diferente, pero lo único que logró fue que los pobladores le mandarán a la horca. Pero antes de su horrible final, se ganó a una de las familias con mayor hectárea en la región. La familia Watson, conocida por albergar más de un foráneo, le abrió sus puertas. Escuchó sus historias nómadas, sus aventuras en Japón, la India y por el otro lado del mundo. Les abrió la mente a una sociedad cerrada. Se notaba hasta en la mirada. Lydia Watson  no demoró en caer en sus encantos, olvidando a su esposo cada tarde al encontrarse con Wells Rhee. Su amor secreto precedió incluso al hombre, haciéndose sedentario por cinco largos años, en donde una niña nació, maravillándose con el mundo. El único problema fue, que Annalyse Watson no se parecía a su padre. Cada rasgo era el de Wells. Los rumores se expandieron por los condados cercanos. William Watson, esposo de Lydia, perdió toda su razón de ser y lo acusó en la plaza pública. Lo culpó de brujería y de ser el diablo mismo, seduciendo a su mujer a sus expensas. De esa manera, Wells Rhee fue llevado a la horca frente a Lydia, la cual se desbordó hasta la locura esa tarde. Annalyse, de apenas diez años, lo atisbó también.
¿La afectaría? Al menos suficiente para crecer odiando a William. Su madre, en cambio, pronto fue condenada por brujería. Verla morir avivó el odio y también las ganas de hacer algo. Recordando cada palabra de su padre biológico, Annalyse decidió ser, según la definición de la época, “diferente”. Tomó una maleta y escapó. No obstante, fue encontrada por William semanas después. Pero no fue la primera vez que intentó escapar, trató de hacerlo una y otra vez. Pero sabía que necesitaba dinero antes. Por ello, comenzó a tener una carrera por debajo de las piedras. En aquella sociedad cerrada, todos guardaban un secreto, detalles que esconder. Annalyse decidió encargarse de ellos. Enviaba las notas, limpiaba los detalles de maridos infieles, hacía trueque de piezas distintas. Con el tiempo, se volvió astuta e inteligente y mucho más hábil. Sus pequeños trabajos fueron más grandes, hasta que tuvo el dinero necesario para huir. Decidió retomar el apellido de su verdadero padre y hacer su vida, restregándole su victoria tras una carta.
En aquellos asuntos tortuosos, Annalyse jamás creyó encontrarse con una sociedad elegante. Rodeaban Italia de manera majestuosa. Realizó trabajos para ellos, pero lo olvidaba tras realizarlos. Jamás lo entendió, pero tampoco estaba en sus posibilidades el negarse. No hacía falta que la obligarán, ella deseaba hacerlo. Robaba, mentía y resolvía todo tipo de problemas para ellos. Fue su solución humana durante tres años. Cuando pensaban desecharla, nuevamente las mentiras se dieron: sedujo a una de las miembros más antañas y convenció para transformarla. En el momento de su muerte, ella retornó. Al fin entendió lo que eran y lo que hizo. Según el líder, el lograr transformarse fue la verdadera prueba para ser aceptada en su sociedad.
Desde ese momento, Annalyse se convirtió en una de ellos, en una Strix. La sociedad más importante e influyente. No demoró demasiado en catalogarse en los círculos más altos. Pero fue distinta a ellos, permanecía con el grupo sólo cuando Tristan la necesitaba. Mientras en el resto del tiempo tan sólo preparaba el terreno para ellos, cual lugar que deseaban conquistar, ella llegaba primero para aterrorizar a la población, abrirles paso a los Strix y luego dejar que lo gobernarán. Se deshace de los cuerpos, del papeleo. Hace influencias y es la culpable de masacres en nombre de su grupo. Como  podrían decir, Annalyse se encarga del “trabajo sucio” de la sociedad más elegante.
Personalidad.
Annalyse Rhee puede ser la persona más seria, o puede tener la sonrisa más genuina. Considera un arma hasta las expresiones corporales. Desde temprana edad, comprendió que seguir las reglas del mundo no le llevaría a ninguna parte, pero jugar con ellas a su favor sería lo único que le mantendrían con vida. Está acostumbrada a tener objetivos, no sabe vivir sin ellos, los propósitos en la vida le hacen disfrutar su eternidad. Considera un trabajo el limpiar los desastres de los Strix, uno que disfruta todos los días. Cree que la moralidad y la ética son estados sobreestimados por las personas, en cada época. El bien y el mal le son ajenos. No le interesa aprenderlos.
Si es una mala persona no sería su definición. Podría decirse que sólo mata por encargo, o se deshace de cuerpos para fines más grandes. Sin embargo, aquello no la hace consciente de sus actos. Su mente hace mucho que abandonó las buenas intenciones. Sirve para las estrategias, los objetivos y el placer. Disfruta de su inmortalidad como cada ser debería.
Es una mujer sumamente inteligente y temeraria. Piensa a fondo, pero actúa por completo. La ironía y el sarcasmo aparecen algunas veces, pero no engalanan sus labios tanto como podría esperarse. Puede sonreír de verdad y anhelar cosas sencillas tanto complicadas. Cree en los sentimientos y las emociones, pero eso no define lo despiadada que puede ser. Annalyse es Annalyse, y a pesar de todo lo positivo que pueda sentir, siempre completará su tarea.  
Datos relevantes.
Debido al trabajo que realiza para los Strix, ha estudiado leyes, medicina y relaciones públicas. Hace uso de ellas cuando la sociedad así lo requiere. Sin embargo, “sacar la basura de casa” es uno de los trabajos más usuales en el rol que representa. De la misma manera, se ha visto involucrada en clases de defensa personal diferentes y el uso de armas de muchos tipos.
Escuchó del linaje de su creador durante años. Se formó una imagen negativa de él. La mayoría del grupo detestaba el abandono. Pero eso no fue suficiente para detestarlo. Anheló conocerlo y formar su propia imagen. Cuando piso Nueva Orleans, por escasos días al inicio del arribo de los Strix, Annalyse no miró grandeza. Ni lealtad, ni moral. Ni nada de lo que otros planteaban. Se decepcionó de él y sus pocos logros a lo largo de su vida.
No está obligada a residir en donde los Strix se queden. Es llamada personalmente por Tristan para hacer el trabajo que requiera. Cuando el líder fue asesinado, Annalyse se replanteó el liderazgo de Marcel; pero al final debe seguir con lo que le prometió a su primer líder. No ha vuelto a Nueva Orleans desde el arribo de la sociedad; mas, el llamado llegó a ella y sabe que no puede negarse.
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ekmuyal · 8 years
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Sin Nombre
Parte 1 Después de años de no vernos, nos encontramos parados en el lugar donde todo comenzó. Tu, mi puta y yo... Ja tu pendejo, aquel por quien lloraste y aquella por quien deje todo.  Un instante y una chispa en tus ojos hicieron que todo valiera madre. Tu maldita calentura y mi falta de huevos para decirte que no.  Acabamos en un hotel distinto al de la primera vez, quería que está vez hubiera algo distinto, quería creer que podía hacer las cosas de otra manera, pero al final éramos los mismos kamikazes de hace 5 años, tuvimos sexo sin pudor, sin remordimientos, sin amor. Nada en lo absoluto cambio.  Cuando desperté, ya habías inhalado cocaína como desayuno, me miraste durante un minuto sin expresión alguna, tus ojos vacíos me atravesaban, como desde hace mucho tiempo no había nada en ellos. Después solo me diste los buenos días, tomaste tu ropa a toda prisa y saliste del cuarto, quise correr detrás de ti tal  como hace años lo hice, entonces recordé la escena en los pasillos del hotel, me gritabas e insultabas mientras trataba por todos los medios de entender que sucedía. Cuando logre arrastrarte dentro del cuarto, me dijiste que había sido un error, que no querías una relación y que no estabas dispuesta a dejar tu libertad a un lado por un hombre que acababas de conocer. Entonces solté una carcajada que debió resonar en todo el hotel, me miraste por demás extrañada y tus ojos se inyectaron de furia. Sin más comenzaste a golpearme en la cara y yo no podía dejar de reír, hasta que me diste una patada en mis zonas blandas... Eso sí dolió.  Me dijiste que nadie se burlaba de ti y mucho menos un pendejo como yo. Cuando recupere el aire, me disculpe y te pedí que te tranquilizaras, que de un acostó nadie se enamoraba y que si querías una relación sin ataduras, sin compromisos y sin responsabilidad, estabas con la persona ideal, en esos instantes de mi vida, lo menos que necesitaba era tener a alguien a mi lado. Aún estaba inmerso en mis recuerdos cuando se abrió la puerta y entraste con cara de asombro -"Míralo... Si tan pendejo ya no estas, no piensas ir por mi?-
No tenia la menor intención de discutir con ella, han pasado demasiadas cosas en mi vida, tantas, que sus berrinches y rabietas, no tenían el menos efecto en mi
  Entonces tome mis cosas y con toda la calma del mundo me metí a la regadera, estaba muy clavado en mis pensamientos cuando entraste, tardaste un par de minutos, pero terminaste junto conmigo bajo el agua. Metiste tu mano en mi entrepierna y me preguntaste si aún dolía. La verdad es que mucho, pero no quería darte el gusto de aceptarlo y sólo dije que un poco. Comenzaste a besarme y a jugar conmigo como tantas veces lo hiciste y como en todas esas ocasiones terminamos revolcándonos como animales en celo, al terminar tome mis cosas y salí de ahí, mi cabeza decía que había algo mal, que había algo diferente, no me convenía seguir viéndote, ya no más.  Pasaron un par de semanas y mi rutina volvió a la normalidad trabajaba como autómata, por las noches me encerraba en mi apartamento a beber, a drogarme. Cuando creí que sólo había sido una casualidad el "amor" una vez mas tocó a mi puerta. Entraste llorando y disculpándote mientras decías que eras una estúpida por enamorarte de mi, que yo era un imbécil que no te merecía y que esto no iba a funcionar, pero que querías intentarlo.... Creo que te equivocaste en algo... Sigo siendo el mismo pendejo que no sabe decir que no, a pesar de todo quería estar con alguien, no me importaba si eras tu, solo… necesitaba tener alguien a quien aferrarme.
Parte 4 Comenzamos una vida juntos, llena de discusiones, de golpes, de vicios, todo se convirtió en una espiral de descenso hasta lo más profundo del infierno. Pasamos días sumidos en el alcohol y en las drogas, días dónde el sexo era lo único que nos unía. En tus ojos nunca descubrí el amor que decías tenerme y para mi pesar, encontré un poco dentro de mí para ti. Todas las mañanas, cuando despertaba, te miraba en la cama sumida en no sé qué sueños, nunca supe que demonios vivían dentro de ti, nunca platicábamos, nunca demostramos interés por nosotros más allá de nuestros cuerpos. Sabía que escondías algo, más no podía adivinar que, por mi parte tampoco te contaba nada, mis demonios son míos y nada más, mis demonios viven torturándome día a día, aun cierro los ojos y ahí están y no quiero que me dejen nunca. Pasaron 3 meses desde que te mudaste a mi departamento y las cosas no cambiaron en lo absoluto. Un día sonó tu teléfono y mire en tu rostro algo muy similar al miedo, tu rostro se desencajo y en un segundo trataste de dominarte, contestaste muy calmada y en un instante ya gritabas furiosa.  -Voy a pagar cuando yo quiera, no les tengo miedo- -silencio- -Me vale madre quienes sean, si quiero no les pago y ya... Nunca me encontrarán- Entonces entendí mi papel en tu juego.
Parte 5 Después que colgaste te tome con fuerza del brazo y te reclame de manera airada, nunca me había sentido tan furioso. -Quien carajos te crees que eres para usarme como tu escudo? Quien te autorizó a entrar en mi vida solo para usarme? Quien puta madre eres?- El silencio nos rodeo después de eso, tardaste en reaccionar unos instantes, después se dibujo una sonrisa en tu rostro y con toda la saña del mundo me dijiste  - De verdad creíste que alguien como yo, se podía enamorar de alguien como tu? Creíste que de verdad te amaba? espera... No me digas... Tu si te enamoraste! Ho por dios! no cabe duda de que eres más imbécil de lo que pensaba- De manera increíble decías esto mientras tu rostro se descomponia y un llanto incontrolable salía de tus ojos, no entendía que pasaba y no quería hacerlo, no quería abrirte mi corazón, pero como acababas de decir... Soy más imbécil de lo que se podría pensar. No se si fue amor, compasión, miedo o lo que sea que pudiera ser, camine hacia ti, te abrace y a besos recogí tus lágrimas, después dije las palabras más tiernas que hasta entonces habían salido de mi para ti.  -Te amo putita- -... Aunque lo dudes y aunque no quiera... También te amo... –
Parte 6 Después de ese día, nos siguieron unos meses de gracias dónde la relación se torno estable, las discusiones se redujeron considerablemente y el sexo era mejor cada día, realmente era difícil pedirle algo más Dios, si es que el nos había mandado está dicha, pero, como nada dura para siempre, un día la desgracia llamo a nuestra puerta.  -ABRE, SABEMOS QUE ESTÁ AHÍ MALDITA ZORRA! -  Me levante de la cama, me puse los pantalones y salí a la puerta.  -Quienes son? Que quieren? -  -No es de tu incumbencia, quitate de mi camino y dime donde está esa perra? -  -No se de quien me hables... -  En ese momento sentí el impacto de un puño en mi cara y seguido de este llegaron más y más, además de patadas e improperios.  La realidad es que aguante poco tiempo consiente, cuando desperté estaba en cama y ella a mi lado.  -Que paso?- le pregunté  -Perdoname- me dijo entre lágrimas - Nunca fue mi intención que te hicieran algo -  -Quien fue? -  -Es mejor que no lo sepas, no te conviene- -QUIEN FUE? — grite con exasperación 
Parte 7 Despues de un rato de discutir comenzó a contarme parte de su historia.  -Como recordarás, hace casi 6 años ya que nos conocimos. Ese día había escapado de mi casa, ya no soportaba estar ahí un minuto más. Mi vida era una mierda y a nadie le interesaba lo que me pasara, ni a... -  -A quien? -  Dudo un momento, inhalo aire y mirando a sus pies continuo -No sabes muchas cosas de mi y en este momento sabrás algo, que, quizá te cause sorpresa. No le importaba ni a mi esposo- Tenía razón, me causó sorpresa, pero no mucha, al no platicar nada de nosotros, abría una enorme cantidad de opciones. -Acaso era alguno de los que me golpearon- -No. El no hace este tipo de cosas, siempre se lo deja a sus rufianes- -Quien es tu esposo? -  Sin levantar la mirada del piso abrió su boca para decirme...  -Mi esposo es...
Parte 8 En eso estábamos cuando en la calle sonaron sirenas de patrullas, nos asomamos a la ventana y los oficiales estaba apresando a quienes hacia unas horas me habían golpeado, de pronto uno de ellos saco su arma y trato de escapar mientras disparaba, la suerte no lo acompañaba y una bala de los azules se alojó en su cabeza quitándole toda oportunidad de escapar. Cuando voltee para hablar con ella, ya no estaba, aprovechó la confusión para irse, tomó algunas de sus pertenencias que estaban a la mano y me dejo.  No se como sentirme, no se si aliviado, dolido o herido en lo más profundo de mi. La verdad es que me dolió y la voy a extrañar.
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Parte 9 Han sido unos meses duros, pero estoy bien, no me haces falta.  NO TE NECESITO, eres un pendejo, poco hombre, otra vez no fuiste tras de mi.  -silencio- No puedo ni quiero arrastrarte a una vida donde te debas esconder a cada instante y me sienta culpable si algún día te pasa algo.  -Silencio- De verdad eres un imbecil! No quiero estar contigo, me cagas, solo necesitaba un pretexto para alejarme de ti. Eres un idiota y dejame en paz... (click)  Te extraño, pero se que es lo mejor para ti Llore después de colgar el teléfono, me temblaron las piernas, pero era lo mejor para el, me muero si le pasa algo. Lo amo con el alma, pero debo resolver mis asuntos.  Estuve caminando por varias horas sin rumbo, sabía lo que tenía que hacer y eso me asustaba mucho. Tome el celular y me dispuse a marcar, sería una llamada rápida.  Un tono, dos, tres y de pronto -bueno-...
Parte 10  Fueron más de 2 horas las que espere a que llegarán por mi, pero parecieron solo unos minutos.  Era una noche cálida y la luna brillaba en lo alto en todo su esplendor, la ciudad estaba muy quieta y la gente parecía moverse en cámara lenta, de pronto, frente a mi se estacionó una camioneta vieja y de ella bajo mi esposo, me miró con gran ternura, me beso, me abrazo y me dijo.  -Dónde estabas amor? Fue mucho tiempo el que desapareciste, no lo vuelvas a hacer- -Perdoname, no volverá a suceder- Entonces regresamos a casa, a la miseria, a la porqueria que era vivir con el. No soportaba vivir en la pobreza, no soportaba vivir con el, que me abrazara o siquiera su sola presencia. Lo detestaba, pero ahí estaría segura... Al menos eso es lo que creo.  Mientras mis pensamientos estaban lejos de ahí, estaban contigo. Nunca había amado a nadie, me case por que era rebelde e idiota, me dijeron - no lo hagas- y me importó un pito... Y ahora... Estoy aquí... En un lugar que odio, con alguien que detesto.  Cuando llegamos a casa, la luna la cubría con una luz plateada y la hacía brillar, siempre soñé con una casa de Oro, una de plata estaría bien.  Esa codicia fue la que me hizo lo que soy y es lo que me hace actuar como lo hago...
Capítulo 11 Cuando cumplí 17 años conocí a una persona muy poderosa, mi cuerpo ya se había desarrollado en todo su esplendor y despertaba el interés de todos por donde pasaba, pero en donde crecí, todos, eran nada. Cada semana llegaba una camioneta negra y de esta bajaban tipos con armas y entre ellos uno de más o menos 25 años. Tenía una sonrisa impactante, pero lo que más me llamaba era la cantidad de cosas que portaba celulares, ropa de marca y siempre iba vestido a la línea, sin una sola arruga y los zapatos impecables. En un barrio como el mio, eso era demasiado inusual.  El día que me vio por primera vez, yo vestía con una minifalda blanca, con un top morado y sandalias del mismo color, el un pantalón Negro de vestir, con una camisa rosa, zapatos negros y brillosos, como si recién hubieran salido de la caja.  Me recargue en la pared y me le quede mirando fijamente, el se percató y camino hacia mi. Mientras se acercaba mojaba mis labios con la lengua y no dejaba de mirarlo.. -A donde tan chula nena? — -A donde me quieras llevar- respondí.  -Hoy tengo una fiesta en la noche, póngase más chula y pasó al rato por usted- Me aleje de ahí contoneando mi cuerpo y pude sentir que su mirada no se despegaba de mi.  Corrí a mi ropero para ver que podía usar y solo encontré trapos viejos, tome dinero del monedero de mi mamá y corri a comprarme algo al tianguis. Escogí una blusa negra transparente y un short de lycra bastante chiquito.  Llegada la noche me puse la blusa sin nada abajo, se que le gustó, porque no podía apartar la mirada de mis pechos.  -Vamonos- me dijo y entonces comenzó un capítulo bastante borroso en mi vida. 
PARTE 12 Cuando íbamos en la camioneta, el no dejaba de mirarme y en un instante ya tenía su mano debajo de mi blusa, en ese momento me convertí en un manojo de nervios, mi atención se dividió entre las sensaciones que me daban sus manos y la mirada de sus guaruras, el noto mi nerviosismo y me pidió que me relajara, que si quería algo que me ayudara, entonces le dieron una bolsita con un polvo blanco, esparció un poco sobre la pantalla de su celular y me enseñó como se debía hacer, repitió la operación y en esta ocasión me tocó a mi inhalar aquel polvo.  La reacción fue casi instantánea, mi cuerpo y mi mente se conjugaron en un frenesí nunca antes sentido, me sentí llena de energía y en ciertos momentos ansiosa.  Momentos después llegamos a un edificio muy alto, entramos y subimos a los elevadores, nunca me había subido a uno, después de seleccionar el último piso, este comenzó a moverse y sentí un pequeño hueco en el estómago, intente que no se notará, pero sólo vi que el sonreía muy divertido. Llegamos al último piso y al abrirse las puertas entramos a un departamento muy grande, en las paredes había cuadros que no entendía, el piso estaba cubierto por tapetes con bellos grabados y los muebles eran de diseños que ni en sueños había imaginado. Esto era lo que yo merecía y haría lo posible por conseguir un lugar así.  La música se escuchaba por todo el lugar, pero todas las personas se encontraban en la terraza, el edificio se levantaba imponente y desde ahí se lograba ver toda la ciudad. Cuando salimos a la terraza, mi acompañante me pidió que lo esperará en una esquina, mientras saludaba a alguien, se retiró por unos minutos y regreso acompañado de una mujer de unos 40 años, con un porte y una elegancia difícil de ver, nos presentaron y ella pidió que la acompañará, no sin antes mirarme de arriba a abajo y detenerse en mis senos por unos instantes
Parte 13 Caminábamos por el departamento mientras me contaba de donde era cada cosa en el mismo, tapetes de persia, esculturas griegas y así me llevo hasta una habitación, por demás fastuosa, cortinas tan ligeras que se agitaban con la más leve brisa, la cama más grande y suave que pudiera existir, los muebles eran aún más bellos que los que estaban en las demás habitaciones, todo era mejor que en mis mas guajiros sueños.  Ella se movía como flotando por la habitación, se acercó a mi llevando una copa en cada mano, me dio una y me llevo a la cama tomandome de la mano, me invito a sentarme y entonces comprobé que la cama era más suave de lo que imaginaba. Comenzó a cuestionarme quien era, de donde venía, que me había llevado hasta ese lugar. No podía contestar, mi lengua estaba agarrotada y mis labios no se separaban, tome un poco del líquido que había en la copa, sentí como las burbujas explotaban en mi boca, meses después supe que eso era champaña, se levantó de la cama y en un instante regreso con una pastilla azul, me indicó que la tomará y no pude resistirme. Conforme pasaban los minutos comencé a exitarme y ella sólo se limitaba a verme y a seguir platicando, por fin pude articular palabras y fue para preguntarle por el baño.  Cuando por fin entre en el, me moje la cara con agua fría, no entendía por que me sentía así, mi sexo estaba muy mojado y se notaba en mis lycras, mis pezones estaban ya muy duros y por un instante creí que me volvería loca de tantas sensaciones..  Apenas me estába secando la cara, cuando ella entró envuelta en un camisón totalmente transparente y al parecer víctima de los efectos de la misma pastilla. A partir de ahí todo fue un vertiginoso ir y venir de sensaciones nuevas y extrañas, a partir de ahí, supe que había llegado al lugar indicado, a donde podría cumplir todos mis sueños y ambiciones, a partir de ahí, me convertiría en alguien importante, en alguien con poder.
Parte 14 Cuando cumplí 20 tenía todo lo que había soñado y más, ropa de diseñador, joyas, carro con chófer y una cuenta con bastante dinero, más del que podría gastar en varios años en una vida de excesos como la que llevaba hasta ahora.  Solo necesitaba pedir algo y lo tenía, todo era perfecto, pero un día, todo cambio abruptamente.  Todo sucedió de una manera trepidante, una mañana cuando me disponía a ir a clases de etiqueta, llegaron cerca de 4 camiones repletos de policías federales, todos con capuchas y rifles de asalto.  Entraron al edificio por la fuerza, mientras yo veía todo por la ventanilla del auto, en cuestión de minutos bajaron con mi protectora, la llevaban esposada y con la cabeza agachada. Nunca imagine verla así.  Pasaron varios días y por fin tuve noticias de ella. La tenían recluida en un centro de máxima seguridad y sólo podían tener acceso a ella su abogado y familiares directos, le pedí a uno de sus hombres que me consiguiera papeles falsos y un contacto dentro del penal para poder entrar.  Tardó solo un par de días, los papeles parecían reales y ahora me había convertido en su hija.  Entrar en ese penal ha sido una de las experiencias más lúgubres de mi vida, todo tenía un halo de dolor, olores rancios y podredumbre. Algo que quería olvidar y nunca más tener cerca de mi.  En cuanto me vio, corrió a abrazarme y besarme con muchas ansias. Me dio instrucciones de como podría sacarla de ese lugar, me dio acceso a todas sus cuentas y los nombres de los contactos dentro del negocio.  Salí con toda la disposición de ayudarla, pero entonces, llegó el diablo vestido de pantalón Negro y camisa rosa.
Parte 15 La primera vez que lo vi, llevaba la misma ropa, solo que esta vez llevaba zapatos distintos, la misma sonrisa cautivadora y porte que me llamaron la atención aquella vez.  -hola chula, tanto tiempo sin vernos. Como estas? -  -No tan bien como quisiera. Pero espero solucionar esto pronto- En ese momento el comenzó a cuestionarme que había pasado adentro, su rostro se fue transformando y llegó un momento en que la alegría no se podía ocultar en su rostro.  -Chula. No ve la oportunidad que tenemos en frente? No ve que se puede olvidar de todos sus problemas desde ahora? -  -A que te refieres? - pregunte -Si la dama se queda dentro del penal y usted tiene acceso a todos sus negocios; no necesita más de ella, tiene en sus manos el poder de hacer los que quiera- Hasta ese momento no me había pasado esa idea por la mente, pero me estába tentando demasiado. Le estaba muy agradecida a mi protectora, pero la tentación era enorme.  -Que hacemos? - le dije -Para que arriesgarnos matemosla y vivamos como reyes por siempre- -Como lo hacemos? -  -Déjemelo a mi chula, yo me encargo de todo, solo deme una semana- Accedí y le dije que tenía una semana, se alejo y me quedé pensando, ahora tenía todo el poder, así que haría lo necesario para mantenerlo, mientras más pensaba, más tenía claro lo que debía pasar y algo estaba claro en mi mente.... Debía morir.
Parte 16 Al día siguiente la volví a ver, se veía un poco mejor y llevaba ropa más adecuada a su porte, mi contacto en el penal había hablado con el director a cerca de ella y pusieron una cuota bastante elevada para que mantuviera un mejor estatus dentro de la prisión la cual cubrí sin ningún objeción.  Afuera los abogados seguían con los trámites para su libertad.  Me sente junto a ella y le dije que necesitaba de todos sus consejos para manejar el negocio, también le platique que tenía un tema bastante álgido entre manos, ella me escucho con atención y me dijo a quien llamar y que hacer. Horas después salí del penal con mucha información bastante útil y segura de que todo saldría bien. Pasaron unos días y en los periódicos leí que se había perpetrado un atentado dentro del penal, en contra de mi protectora, en ese momento sentí un júbilo abrumador, me contuve y tome el teléfono, llame a quien ella me había dicho, solo dije quien era el objetivo y lo que había hecho, la llamada se cortó y solo me sente a esperar. En unas pocas horas llegó a mi celular una imagen de quien había sido "mi complice" le habían cortado los dedos de las manos, la lengua y en su lugar metieron sus testículos y pene, simplemente aterrador. Había obtenido poder y no pensaba compartirlo con nadie, lo gane y era mio. Nadie se podía interponer ante mi, sabía cómo desaparecerlo.
Recuerdo que mientras iba en la camioneta me golpearon e insultaron hasta el hartazgo crei que iba a morir.
Parte 17 Pasaron días de ensueño, días dónde la vida parecía una fantasía, tenía lo que quería y cuando quería. Los hombres idolatran a una mujer con belleza y poder, yo lo tenía y disfrutaba de la atención de todos. Habría tardado miles de años para conseguir lo que tenía y no me arrepentia de nada.  Asistía todos los días a fiestas fastuosas y llegue a codearme con las personas más influyentes de la ciudad, me acosté con actores, con actrices y llegue a participar en verdaderos bacanales, donde fluian alcohol, drogas y sexo desenfrenado.  Un día me disponía a salir de viaje y cuando baje del ascensor, la vi, ahí estaba parada frente a mi, me tomo por el cabello y me arrastró a él elevador, pulso el botón y se cerraron las puertas detrás de nosotros. Comenzó a abofetearme y a maldecirme.  -Nunca imagine que me hicieras esto. Nunca lo pensé de ti, te di todo, eres una perra y te voy a destruir -  -Pero como? -  -Te sorprende perra? No funcióno tu plan maldita, afortunadamente para mi, no me paso nada, pero para tu desgracia sigo viva- se calmo un poco y de nuevo arremetio- Al principio me rehuse a pensar que habias sido tu, pero al no recibir más visitas tuyas, mis dudas se disiparon muy pronto. Eres una maldita- Cogio el teléfono del cuarto y llamó a la recepción - que pasen - dijo y unos momentos después llegaron dos de sus guaruras, me tomaron por los brazos y me bajaron a rastras. Suplique, rogue e implore, pero a ella no le importo en lo absoluto.  Recuerdo que mientras iba en la camioneta me golpearon e insultaron hasta el hartazgo crei que iba a morir.
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Parte 18 Mientras espero el siguiente trago de tequila, en los altavoces de la rocola suena una de las canciones que yo puse. Comienzan acordes lúgubres e instantes después, suena la voz lastimera de Pascual Reyes No me mires, con esos ojos tristes, que me gritan palabras mudas, que me hacen recordar.  No busques, más llamas en el gas, porque si no nos hemos de quemar, seguro nos vamos a asfixiar Tenía sentimientos que me aquejaban, uno por uno eran dolorosos, pero juntos armaban un cóctel que me hacía querer estar muerto, sabía que no debías entrar en mi vida, sabía que eras una puta que cualquier día se largaria con cualquier hijo de la chingada con buen paquete o cartera gorda, aún así te acepte y te ame como nunca lo había hecho, soy un imbécil, que no se supo sobreponer a una puta y a su calentura, la música de San Pascualito Rey a��n sonaba No veas lo que no hay en mi, lo que no hay aquí, lo que ya perdí. Olvidate de mi, olvidate de todo lo que yo te di, te vas a lastimar aqui Olvidarme de ti? Suena sencillo, llevó medio año tratando de hacerlo, medio pinche año lleno de lágrimas, de dolor y añoranza, lleno de putos sentimientos que me sirven para ni madres, medio año buscando putas, buscando hijas de la chingada interesadas como tu, pero ninguna a resultado ser tan ojete, ninguna está dispuesta a desmadrarme de la manera en que tu lo hiciste, pero estoy seguro de que esta noche será diferente, se que encontrare a alguien que llene el vacío que dejaste, si no sucede... hoy moriré.  Pido la cuenta y ya se está escuchando otra canción de Pascualito, su nombre no podía ser más adecuado para esta noche. CAEMOS O VOLAMOS?
Parte 19 Salí del bar tratando de conservar la vertical, camine por las calles dando tumbos y buscando compañía, tratando de encontrar a alguien en quien descargar mis frustraciones, buscandote a ti. Pasaron varias horas antes de encontrar a mi objetivo, la mire de arriba a abajo, buscando en ella todas las características que veía en ti. Después de unos instantes concluí que le faltaba mucho para ser como tu, pero igual a las otras y de la misma manera me encargue de omitir las faltas.  Me acerque a ella y me preguntó que si quería compañía, me juro entre abrazos y mimos que no me arrepentiria.  -Anda papi, te haré el hombre más feliz del mundo- -¿Quieres ser mi putita? -  -Con que eres tú! - Al parecer mi fama me precedia. Un tipo ebrio en busca de una putita, que pagaba por sexo y terminaba discutiendo y llorando, no era algo que podía pasar desapercibido por tanto tiempo.  -¿Como que soy yo? - Alcance a articular tratando de dominar a mi lengua.  -Ven, dejame llevarte con alguien que te puede ayudar -  Sin la más mínima resistencia de mi parte, caminamos por un par de calles, hasta una casa, entramos y una mujer nos atendió, mi acompañante pidió por un trabajo especial y me llevaron a una habitación con una cama enorme y paredes acolchadas.  Instantes después salió de una puerta distinta a la que entre, una mujer bastante alta, vestida de cuero y con un látigo en la mano.  -¿Así que eres tú el que quiere a su putita?- -Si, pero no eres tú. ¿Que haces aquí? -  Me abofeteo y me empujó con el látigo.  -No te he dado permiso de hablar, de ahora en adelante solo hablaras cuando te lo ordene. ¿Entendido? -  No se si fue el alcohol, el dolor, la pena o todo junto, pero en ese momento comencé a golpearla y a insultarla. Comenzó a pedir auxilio mientras la llenaba de puños y patadas por todo el cuerpo, en menos de un minuto ya tenía a 3 tipos golpeandome y sacandome a empujones de la casa, llegamos a la calle y me dejaron en la banqueta, no sin antes darse gusto con mis costillas y cabeza.  Entraron a la casa y tarde unos minutos en incorporarme, cuando lo logre, se acercó quien me había llevado a aquel lugar, me miró y me dijo.  -Carajo¡... Me iba a llevar una buena comisión por un servicio de esos, ni hablar, eres un pendejo y un pobre imbecil-
Parte 20 Esas últimas palabras funcionaron como un interruptor en mi cabeza y las ideas comenzaron a fluir con cierto frenesí.  -Como me dijiste? - Le pregunté al instante.  Ella se puso un tanto nerviosa y retrocedió un poco al ver que me incorporaba.  -Tranquila, no te haré daño, solo repite lo que me dijiste.- Su mirada estaba llena de miedo e incertidumbre, por fin logró articular palabras y aún tartamudeando me dijo.  -Que me iba a llevar una buena comision-  -No. Eso no, al final, lo último, dime, repitelo por favor... - Quería gritar, pero de mis labios solo salían susurros.  Intente caminar hacia ella y fui a parar al suelo.  Al parecer eso la tranquilizó, se acuclillo junto a mi y por fin lo dijo.  -Que eres un pendejo y un completo imbécil- Después de eso perdi la conciencia y me desmaye.  Horas después desperté en una camilla, conectado a un suero y con vendajes por todo mi cuerpo, no había un solo lugar que no me doliera, pero lo que más me lastimó, fue no verla ahí. Sentí un enorme vacío, estaba solo, lloré y de nuevo sentí que mi vida no tenía sentido, no tenía caso seguir, ya no mas.  En ese instante advertí su presencia, había estado ahí no se por cuanto tiempo, su cara estaba ojerosa y tenía un café en la mano.  -Por fin despertaste. Como te sientes? -  Trate de contestar, pero mi boca estaba seca y no podía articular palabra, además que sólo de intentar moverla, un dolor intenso me recorría todo el cuerpo.  -mmmgghhh- solo atiné a "decir"  Se sonrio y dijo.  -El doctor dijo que pasaría eso, pero me quise divertir un rato. Además es por hacerme perder una noche de trabajo, aunque eso ya casi quedó saldado con lo que había en tu cartera y los gastos médicos se han cubierto con tus tarjetas, así que no tienes mucho de que preocuparte- hizo una pequeña pausa y por fin concluyo -por ahora.-
Parte 21 Han pasado unos días después del incidente y mi nueva "amiga" me hacía visitas constantes en el hospital, un día llegó a la habitación, me miró de pies a cabeza, murmuró algo entre dientes, salió de la habitación y regreso con una bandeja de agua, jabón, algunos trapos y un rastrillo.  - A ver, así no luces tan bien como cuando nos conocimos-  Tomó un espejo que estaba en la mesita de enfrente y me mostró mi rostro. Un gran vendaje cubría gran parte de este en la parte superior y llegaba por debajo de mi ojo derecho, mi barba y bigote ya estaban bastante crecidos. Metió el jabón al agua, lo froto entre sus manos hasta generar bastante espuma, después la fue distribuyendo por mi rostro y comenzó a pasar el rastrillo hasta no dejar un solo bello.  Al terminar, me volvió a inspeccionar y dijo -Luces mucho mejor- Instantes después me pidió una de mis tarjetas de crédito. (Para ser sincero, la petición me desconcertó un poco) al parecer pretendía cubrir sus honorarios. Mientras pensaba, ella no espero mas y de la mesita, tomó mi cartera, saco una tarjeta, dio media vuelta y se fue.  Un sentimiento de soledad volvió a abrigarse dentro de mi, no lo había notado, pero su sola presencia me hacía sentir bien. Supuse que iba a vaciar mi tarjeta, tenía un límite alto en el crédito y eso me preocupó.  Pasaban de las 6 de la tarde cuando llegó con varias bolsas departamentales, se me acercó, me las mostró y sonriente me dijo -Sabes? Nada hace más feliz a una mujer que ir de compras.- No espero a que reaccionará, cuando de las bolsas empezó a sacar una camisa, pantalón, saco, corbata y unos zapatos para mi. Me sentí avergonzado por mis pensamientos previos y al parecer ella lo noto -Que? Pensaste que te iba a robar? -  Mire hacia el techo en señal de vergüenza.  Soltó una carcajada y sin detenerse me dijo -Pendejo.-De nuevo esa palabra.-Vamos¡ levántate¡ Te dieron de alta y necesitan que desocupes la cama lo antes posible, ya están artos de tener a un parásito como tu en una de sus camas.  Me ayudó a vestirme con bastante cuidado, ya no sentía dolor, pero me gustaban las atenciones que me brindaba.  Llegamos a la calle y paro un taxi, nos subimos y de repente se hizo un silencio un poco incómodo, sentí un pellizco en mi pierna, voltee a verla, estaba levantando las cejas y diciéndome - Dile a donde vives- Así lo hice y en poco tiempo ya estábamos en casa.  Cuando llegamos a la puerta saco mis llaves de una bolsa que ella llevaba, (hasta ese momento caí en la cuenta de que no las traía conmigo) me las entregó y me dejo entrar primero. Cuando voltee, ella aún seguía sin cruzar el umbral de la puerta. Entonces me dijo -que esperas que no me invitas a entrar? -  Me sentí un estúpido, regresa a la puerta, la tome de la mano y le dije -Pasa, estas en tu casa- Hizo una reverencia y entro al departamento - Así que aquí vamos a vivir? –
 Parte 22 Han pasado meses desde la golpiza que recibí a manos de esos canallas, ellos me dejaron cerca de casa, según lo que me cuentan los que me vieron, mi cara era una plasta de sangre y no se me podía reconocer, nadie me ayuda, llamaron a la ambulancia y esta no llegaba, a unas cuadras había un dispensario médico y mandaron traer al doctor. En ese momento todo era un inmenso dolor, despertaba y me desmayaba a cada instante.  El doctor llegó antes que la ambulancia, me tomo entre sus brazos y me llevo al dispensario.  El me salvó la vida, gracias a él sigo viva, el me ha ayudado con los tratamientos, no me cobro un solo centavo, el, el, el... Estas mismas frases me las repetía día y noche semanas antes de casarme con el.  Mi familia me pedía que no lo hiciera, que no iba a ser feliz y que a él le iba a destruir la vida.  Sabía que era cierto, pero el me lo había pedido, en principio le dije que no, que él era una gran persona y que yo no lo podría hacer feliz, que me perdonara, pero que prefería que fuéramos amigos.  El no cesó en sus intentos, me regalaba flores, chocolates, peluches, lindos detalles, pero no era lo que quería, yo deseaba joyas, autos, salir de ese lugar de nuevo y con el no lo lograría nunca.  Un día mi madre enfermo de gravedad y el la curó sin cobrar un solo peso, el cubrió los gastos de la operación y la convalecencia sin ayuda de nadie. De nuevo me sentía en deuda con el y el de nuevo volvió a la carga.  Le pedí unos días para aclarar mis ideas y platicarlo con mi familia.  Todos estuvieron en contra de la boda, decían que estaba destinada al fracaso.  Me sentí molesta al ver que nadie de mi familia confiaba en mi y me decidí a demostrarles lo contrario, les demostraría que soy una mujer digna de el y les taparia la boca a todos.  Lamentablemente no hice nada más que darles la razón.
Parte 23 Juro que puse todo de mi parte para que la relación funcionará, después de casarnos nos fuimos de luna de miel a Cancun, todo era realmente hermoso, nos hospedamos en un hotel 5 estrellas, la vista al mar era espectacular, todo el ambiente era propicio para el amor.  Llegó la noche y realmente estaba emocionada, íbamos a hacer el amor por primera vez, ya no podía esperar, mi cuerpo sabía lo que le esperaba y temblaba de excitación.  Todo empezó muy bien, realmente tenía habilidad con las manos, sus besos eran dulces y en todo momento fue tierno, me beso de pies a cabeza y ponía especial atención en los lugares donde había cicatrices.  Me sentía contenta, casi feliz, nunca había tenido una relación así y para ser sincera, lo estaba disfrutando mucho. Me decía que era su princesa y así me sentía, el me daba seguridad, me daba cariño y me daba cuanto podía.  Llegué a mi primer órgasmo en cuestión de minutos y segundos despues me vino una cascada de intenso placer, me sentía extasiada, enervada, me llevo una y otra vez a la cima del placer.  Necesitaba descansar, ya no podía más, me volvería loca, era mi turno de hacerlo disfrutar.  Puse toda la experiencia que tenía para hacerlo feliz, su excitación era tanta que no duró mucho antes de terminar, su cara reflejaba todo lo que sentía, su frente estaba perlada de sudor y su respiración antes frenética volvía a la calma poco a poco.  Eso solo había sido el comienzo de una noche increíble, una noche que no quería que terminara nunca.  Al día siguiente solo salimos del cuarto para desayunar, todo el resto del día lo dedicamos a seguir conociendo nuestros cuerpos y cada vez nos entendíamos mejor.  Fue realmente increíble, fue una semana de ensueño, pero al término de esta, debíamos regresar a casa, a la dura y pobre realidad.
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Parte 24 Nuestra casa no era más que un espacio de unos 100 metros, la mitad de estos construidos por una recamara, una pequeña sala/comedor y una pequeña cocina, la otra mitad estaba cubierta por un lindo jardín, en este había algunos árboles de diferentes frutos, uno era de naranja, otro de manzana y el último daba unas deliciosas peras, que tenían un sabor a mantequilla y parecían derretirse en la boca.  A lo largo de 5 meses me convertí en la mujer más fiel, amorosa y leal que hubiese existido, a pesar de que la cocina no se me daba nada bien, me esforzaba por hacer cosas que le gustaran y cuando no me salían bien, el me abrazaba y me llevaba a comer fuera... Realmente era muy bueno conmigo.  Todo habría sido perfecto, de no ser por un pequeño detalle. No sentía nada por el. Solo la simpatía que alguien pudiese tener por un hermano o un gran amigo.  Se que soy una basura, pero de verdad me estába esforzando, solo deseaba verlo feliz, aunque yo me estuviera muriendo de aburrimiento e infelicidad.  Un día las cosas cambiaron radicalmente. Había llegado la noticia de que seguía viva y feliz a oídos de la que en algún momento me había amado y protegido. Una tarde al salir de la tienda me abordaron los tipos que me habían dado por muerta.  No los había visto y note su presencia cuando ya era demasiado tarde, uno me tomo por el brazo y me "ayudó" a subir a la parte trasera del carro.  -Hola muñeca. como estas mamita ? -  Sentí un pánico horrible y a mi mente llegaron los recuerdos de aquel día. Cerré los ojos y comencé a pedir piedad. Se rieron, uno de ellos me tomo el rostro y con su aliento rancio directo en mi cara me dijo.  -Nuestra señora no está feliz de que estés viva y mucho menos de que estés felizmente casada, así que nos mandó a encargarnos de eso. Decide. Te sacas a chingar a tu madre de aquí, o nos echamos a tu esposo? — Debi sentir terror, y una enorme preocupación por el, pero... Lo vi más bien como una oportunidad de deshacerme de el, de poder ser libre y de ya no padecer una vida que no era para mí. Debo confesar que me sentí un poco culpable de pensar en esa opción, pero había otro detalle. Si les decía que lo mataran, lo harían o lo tomarían como una provocación?  Les pedí un día para darles mi respuesta. Accedieron de mala gana y desaparecieron.
Parte 25 Llegué a casa y el aún no estaba, me sentí una mierda por siquiera pensar en dejar que lo mataran, pero quería salir de ahí, de una o de cualquier forma.  Cuando llegó, trate de comportarme lo más normal que podía, le servi de cenar, al terminar nos fuimos a la cama e hicimos el "amor" como tantas otras veces. No sospecho nada.  No pude dormir durante toda la noche y por primera vez desde que nos casamos, no lo deje que durmiera abrazado a mi, le dije que hacía mucho calor y a regañadientes se separó de mi.  No me sentía capaz de dormir a su lado, me sentía culpable de lo que le iba a pasar y realmente lo era.  Era una noche cálida y salí a caminar al pequeño jardín, la luna brillaba en el cielo y los grillos nos regalaban una pequeña y tenue serenata. Cogi una de las deliciosas peras y le di un mordisco, su sabor me recorrió la lengua y el paladar, no había nada tan rico.  Pase horas en el jardín, recargada en el árbol de peras, pensando en lo que iba a pasar y como iba a pasar, pensé en las diferentes maneras en las que el podría morir, pero todas me causaban dolor. Después de un buen rato, llegue a la conclusión de que no importaba eso, lo importante era como les diría que prefería mi vida a la de mi esposo.  Me quedé dormida en el jardín y cuando llegó la mañana desperté cobijada en la cama, y había una taza de chocolate caliente encima del buro.  -Buenos días princesa! Otra vez te quedaste dormida en el jardín, te prepare chocolate y no te preocupes por la cena, hoy vamos a cenar a un lindo lugar.- Tomé un poco de chocolate, cada trago me quemaba la garganta y sentía que era justo lo que merecía, mis ojos se nublaron y un par de lágrimas se asomaron tímidas, me levante de la cama y corrí a abrazarlo.  -Gracias por todo, gracias por ser tan maravilloso conmigo.- El me tomo entre sus brazos y me dijo que no había nada que agradecer, que era lo menos que podía hacer porque me amaba.  Sentí náuseas, me volví a sentir una basura, pero ya había tomado una decisión y no había marcha atrás.  Las horas pasaron volando y cuando me di cuenta se había llegado la hora, tenía que verlos y decirles la decisión que había tomado, cogi mi bolsa, las llaves y salí a la calle, no tuve que caminar más que una cuadra, ya estaban ahí, esperándome. Me acerque a ellos y me saludaron inclinando levemente la cabeza.  Pasaron unos instantes llenos de un silencio incómodo, tenso, por fin uno de ellos se animó a preguntarme. - y bien? Que has decidido? -
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Parte 26 Quizá fueron sólo unos instantes, pero para mi fue una eternidad. De mis labios no salía la respuesta y a mi mente llegaron imágenes de mi vida antes y después de que el llegara, realmente era algo muy difícil para mi, me sentía una basura, sentía que me faltaba el aire, sentía una presión muy grande en mi pecho y una angustia tal que comencé a morder mis labios hasta hacerlos sangrar. No podía moverme, me habría encantado salir corriendo de ahí y olvidarme de todo, de volver el tiempo y que esto se quedase solo como un sueño, también me habría gustado demostrarle al mundo que podía ser una persona diferente a la que ellos creían que era, pero no podía, esta era mi naturaleza y no iba a cambiar ahora.  De pronto comencé a llorar de manera incontrolable, caí de rodillas frente a ellos, pensé en suplicarles por su vida y la mía, pedirles que me dejaran hacerlo feliz, que lo merecía, también pensé en contarles que yo no era feliz como ellos creían, pero de nuevo las palabras no salían de mi boca.  Uno de ellos me tomo por los hombros, me levanto y me subió al carro, me dio un par de bofetadas y me dijo que no tenía toda la tarde, que eligiera o ellos lo harían por mi.  No quise imaginar lo que harían por su cuenta, así que no era una opción.  Mi cabeza era un remolino de ideas, mi corazón se desgarraba y mi alma se derrumbaba a pedazos, por un lado era su muerte y entender por fin que soy una mierda y con esto darle la razón al mundo, por otro lado, alejarme de el y romperle el corazón a la única persona que realmente cree en mi, a la única persona que apostó por mi y a quien lastimare sea cual sea mi decisión.  Por fin me logre serenar un poco, la luna ya asomaba en el cielo, estaba en cuarto menguante, pero a mi me pareció una risa irónica, burlona..  Mientras corrían dos lágrimas por mis mejillas, salió de mi una voz ronca y apenas perceptible, una voz que no parecía la mía y solo dijo.  -Matenlo-
Parte 27 Debo admitir que me sentí nervioso al escuchar esa frase, la idea de vivir con alguien que no fuera ella, no me había pasado por la mente y quede totalmente desconcertado al escucharla.  Aún no salía de mi asombro inicial cuando ella continuo.  -Me gusta el lugar, es cómodo y agradable. Puede convertirse en un buen hogar- Mis ojos no dejaban de seguirla mientras se paseaba por las habitaciones. Al llegar a la cocina revisó todas las gavetas, estantes y refrigerador, en el momento que abrio este último, salto de inmediato lejos de el, mientras se alejaba se apretaba la nariz y trataba de contener las arcadas que le ocasionó el olor.  -Eso está echo un asco- decia mientras su ojos se ponían blancos con cada intento por contener el vómito.  Caí en la cuenta de que llevaba casi 3 semanas fuera y que ya había cosas a punto de podrirse antes del incidente.  Se me dibujo una leve sonrisa al verla en esa situación, aunque me duro muy poco, ya que instantes después me llego el olor provocandome arcadas aún más graciosas que las de ella, optamos por cubrir nariz y boca con trapos húmedos, abrimos las ventanas y salimos de ahí lo más pronto posible.  Fuimos a cenar a un restaurante italiano y después a ver una película, no se que era, pero me sentía muy bien, íbamos camino a casa y se colgó de mi brazo, recargo su cabeza en mi hombro y suspiro. Sentí un escalofrío recorriendo mi espalda cuando ella me dijo.  -No quiero que esto acabe, me encantaría quedarme contigo toda la vida, pero- dejo que el silencio nos rodeara y espero a que le preguntará.  -Pero que? -  Se soltó de mi brazo y dándome un golpe en el hombro me dijo.  -Carajo contigo hombre! me sorprende que hayas tenido novia, de plano eres muy lento- Me miró un momento y siguió -Una de dos, o de la golpiza quedaste taradito, o ya eras desde antes- -No estoy tarado - Le increpe -Pues no lo parece. Cuando me pediras que sea tu novia? O te arrodillaras y me pediras que viva contigo? Cuando? -  Estaba petrificado y no atinaba a articular palabra.  Entonces su buen humor se desplomó y con una mueca triste me miró a los ojos y me dijo.  -Claro... Nadie quiere de esposa a una prostituta, nosotras no tenemos derecho al amor- Levante su cara con mi mano y solo atiné a decir.  -Te quieres casar conmigo? –
Parte 28 Su cara se ilumino de nuevo con una sonrisa, acercó su rostro al mio, cerré los ojos para recibir el beso, pero, paso un segundo, dos, tres, por fin me decidí a abrir los ojos para ver que pasaba y cuando pude ver, ella ya no estába frente a mi, ahora caminaba alegremente por la calle y no paraba de reír.  -Sabes? - me pregunto cuando por fin me puse a la par de ella sin entender que pasaba - Me gustas mucho pero eres demasiado manipulable, aún no llevamos ni un mes saliendo y ya me pediste matrimonio solo por que me sentía triste, si quieres algo conmigo tendrás que esforzarte. Entendiste?- Asenti con la cabeza y de nuevo emprendimos el camino a casa.  En el trayecto la fui conociendo un poco más, la verdad es que mucho más, no paraba de hablar, me contó de sus mascotas de la infancia, de sus ex-novios, de cómo entró a la prostitución y de porque se ha dedicado a cuidarme desde el día de la golpiza.  -Cuando me contaron que había alguien buscando a su "putita" me pareció una verdadera estupidez, pero cuando llegaron a mi más detalles de tu historia, sentí envidia de aquella a quien buscabas y quise tener a alguien como tu en mi vida. Jure que si algún día encontraba a alguien asi, lo cuidaria y protegería hasta el fin de mis días y tan pequeño es el mundo y tan rara la vida que me dejó encontrarte.-  No supe que decir en ese instante, pero no había necesidad, ella no me daba oportunidad de hablar.  -Es por eso que sigo aquí, porque tengo palabra y la pienso cumplir, a menos que tu no quieras- Está vez si hizo silencio. Esperaba una respuesta y aún no sabía que decir. La tome de los brazos y la base, al soltarlo ya tenía claro lo que quería.  -No voy a ser yo quien haga que no cumplas tu palabra, pero si seré yo quien te obligue a cumplirla, así que será mejor que hagas que esto dure para siempre. Entendiste? -  Ahora ella asintió mientras sus ojos se nublanan por un par de lágrimas.  Tristemente "para siempre" es una frase... Solo una frase.
Parte 29 Ella tenía razón, mi departamento se convirtió en un hermoso hogar, después de no conocernos en lo absoluto, nos fuimos complementando poco a poco, teníamos gustos similares, además de que su manera tan particular de ver la vida me resultaba contagiosa. A pesar de ser una persona que no sonreía muy a menudo, ella se encargaba de hacerme reir todos los días.  Ella era de risa fácil y contagiosa, además de tener un humor muy ácido, nuestras pláticas terminaban en discusiones y las discusiones en sexo, vivir con ella era increíble.  Un día al llegar a casa ya entrada la noche, la encontré sentada junto a la ventana.  Lucía serena y pensativa, cuando noto mi presencia se incorporó y camino hacia mi con paso lento, pero firme.  Algo no estaba del todo bien. Supuse. Lo confirme cuando me tomo de la mano y me llevo a la mesa. La tensión se sentía en el aire y un escalofrío me recorrió la espalda.  Después de mirarme fijamente unos instantes, por fin me dijo.  -No me vas a preguntar si pasa algo? -  Cómo siempre, me quedé mudo.  Su tono de voz estaba cargado de un extraño sentimiento, se podría decir que era de melancolía, de tristeza, de esperanza, su ojos compartían el sentimiento con el que hablaba.  Me tomo de las manos y con la misma emoción me dijo.  -En vista de que no vas a preguntar, te lo contaré. Hemos vivido una historia bastante linda en estos últimos meses, has sido lo mejor que me ha pasado en mi tormentosa vida y te lo agradezco con el alma. He llegado a amarte, a admirarte y a respetarte cada día más- Se me hizo un nudo en la garganta y un hueco en el estómago tanto halago siempre traía un "pero" y esta vez no era diferente- pero las cosas en una relación cambian, la gente extraña su vida de soltero y las libertades que se tenían- recordé como era mi vida antes de ella y pensé "yo no" pero la deje continuar -Se que no soy la mujer perfecta, que tengo errores como las demás personas, pero también se que te amo. Pero no se que va a pasar después de hoy, no se que va a pasar después de que te diga que... Estoy embarazada -  Para ser honesto, no me esperaba esto y lo que sucedió a continuación ni yo me lo explicó.  Me acerque a la ventana y a todo pulmón grite.  VOOOOOOYYY AAAAA SEEEER PAAAAAPAAAAAA!!!!!! 
Parte 30 Cuando recupere la compostura regrese con ella, tome sus manos y comencé a besarlas, después siguieron su frente y mejillas, en ese momento probé una se sus lágrimas, la mire a los ojos y ella bajo la mirada.  -Que sucede? - pregunte y esta vez ella se quedó muda, no sabía que hacer, no sabía que decir, así que la cargue y la lleve hasta la alcoba era su turno de escucharme, entonces la recoste sobre la cama, apague la luz (no quería que viera las lágrimas en mi rostro) y comencé a hablar,  -No se que pase por tu mente en este instante, pero si se que pasa por la mía y te lo quiero hacer saber. Cuando nos conocimos te encontraste con una persona al borde de la locura, una persona sin dignidad y con la autoestima por los suelos. Te ocupaste de mi sin ninguna obligación y me cuidaste con bastante esmero y cariño. Para ser sincero, no te pareces en nada a quien buscaba- note que eso la inquieto un poco y me apresure a aclararle- eres mucho mejor, eres una persona a quien amo y a partir de ahora mi amor se multiplicará, mi amor será siempre tuyo y ahora de alguien más, alguien a quien juntos daremos nuestro amor y que llenara está casa de vida. - En ese momento su llanto se volvió convulso e incontrolable, la aprete contra mi pecho, no sabía que más hacer.  Después de estar unos instantes así, logró controlarse un poco y entre sollozos comenzó a decirme.  -Muchas gracias por estar conmigo, gracias por aceptar mi pasado y por amarme tal y como soy, para ser sincera, estaba muy preocupada por como ibas a tomar la noticia, nunca te escuche hablar sobre querer tener hijos, nunca te vi alegrarte al escuchar sus sonrisas, supuse que no te hacia mucha ilusión, pero ahora, con esto que me has dicho, confirmo que eres un gran hombre y por eso te amo- Pasaron los primeros meses sin ningún contratiempo, íbamos regularmente a la cita con el doctor para revisiones de rutina, debo confesar que cuando vi el primer ultrasonido no sentí nada especial, no vi nada especial, solo veía manchas en una pantalla y eso me desilusionó un poco. Al rededor del tercer mes, nos dieron su segundo ultrasonido y este de igual manera no me hizo muy feliz, pero en el del sexto mes, me lleve una grata sorpresa, ya era un pequeñísimo bebé, al cual le faltaba algo de desarrollo y del cual no quisimos saber su sexo hasta su nacimiento, pero ya era un bebé, ya era mi bebé, de ahí salimos más emocionados que nunca, ella se veía muy hermosa, había ganado algunos kilos, pero no había perdido su bella forma, o al menos así la veia yo, porque ella se la pasaba quejándose de su peso, de sus pies hinchados y de problemas en la piel. Yo le insistía en que exageraba, pero ella me alejaba cada que me acercaba a acariciarla, para mi pesar, después del quinto mes mi vida sexual desapareció gracias a sus complejos. En fin, fui paciente y por fin se llegaron los nueves meses, por fin conocería a mi bebé, por fin sabría si es niño o niña por fin nuestro hogar estaría completo.
Por fin
31 Por fin se llegó el gran día, todo estaba listo, ya habíamos entrado en labor de parto, nos subimos al auto y emprendimos el viaje hacia el sanatorio.  Cuando llegamos había varias mujeres a punto de dar a luz, algunas iban acompañadas de sus parejas, algunas de sus mamás y familiares y una que otra se encontraba sola, a la espera de no estarlo nunca más.  Llegó una doctora y nos invitó a pasar a uno de los consultorios que estaban desocupados. El ir y venir de doctores, enfermeras, camilleros y mujeres embarazadas era interminable.  Cuando la doctora la revisó, nos dijo que aún no estaba lo suficientemente dilatada, que le podían hacer cesárea y que todo terminaría muy rápido. Ella se negó y entonces le indicaron que debía caminar por 20 minutos y después regresarámos a una nueva revisión.  Yo tenía todo listo, tenía la primer ropa del bebé, un par de cobijas y suficientes pañales para una semana. También llevaba ropa y artículos personales para ella, así como mi cámara de video, no me quería perder un solo momento y lo quería ver cuantas veces fuera necesario.  Pasaron los 20 minutos y regresamos al consultorio, ahora era un doctor el que atendía, pasamos y la revisó, nos dijo que aún faltaba un poco, pero que si lo deseábamos podríamos pasar de una vez y que el se encargaria de todo lo demás. Lo meditamos unos instantes y ambos accedimos, los dolores ya eran bastante malos como para esperar. Lo que sucedió a continuación lo he vivido decenas de veces, día tras día, noche tras noche y aún no entiendo que sucedió.  Todo comenzó cuando el doctor le puso una inyección para que la dilatación se diera más de prisa, yo no cabía en mi de emoción y comencé a grabar, enfoque su rostro y en ese instante pensé que algo andaba mal, palidecio y sus labios se pusieron morados, confirme mi pensamiento cuando el doctor grito por ayuda y de su boca salian solo palabras obscenas.  En menos de un minuto la sala estaba llena de doctores y enfermeras que trataban de ayudar en algo. Me pidieron que saliera y me negué, no me quería separar de ella un solo instante, tome su mano con fuerza, la acariciaba mientras se iba poniendo fría.  Todo era un gran alboroto, yo solo miraba sus ojos que se apagaban poco a poco y como paños llenos de sangre circulaban entre las manos de las enfermeras.  Mientras todo sucedía, me acerque a su oído y comencé a hablarle.  -Por favor... - comence- no te vayas, no me dejes, aún nos faltan muchas cosas por vivir juntos, tenemos que cuidar a nuestro bebé, recuerdas que no nos poníamos de acuerdo con el nombre? Puedes elegirlo tu, prometo no enojarme, de verdad y también escogerás su ropa y le enseñaras a ser una buena persona, así como me enseñaste a mi- en ese momento las cosas dentro de la sala se habían calmado un poco, pero no notaba mejoría en ella, de mis ojos salía un llanto copioso y de mi boca salian palabras que sólo yo entendía, no eran más que balbuceos, pero aún así continúe. -Amor, pequeña, por favor, quedate conmigo y vivamos felices, anda, por favor - sentí que su mano se ponía rígida, su cuerpo ya no tenía calor, en el suelo había manchas de sangre por doquier y ya sólo había un doctor y 2 enfermeras tratando de limpiar un poco.  Encare al doctor y le exigi que hiciera algo, que no se quedará como imbécil sin hacer nada. Sólo bajo la cabeza. En ese momento recordé algo, mi bebé! - Dónde está? Dónde? -  El doctor con los ojos irritados, señaló una cuna y con voz entrecortada dijo - ahí –
Parte 32 Me acerque a la cuna y por primera vez lo vi, era muy pequeño, frágil e inocente, mis lágrimas dejaron de salir cuando por fin pude levantarlo entre mis brazos, sentí un enorme hueco en el estómago, mis músculos se tensaron y poco a poco fui perdiendo fuerza, recargue mi espalda contra la mesa y me fui deslizando. Un grito ahogado salió desde mi corazón.  De nuevo comencé a llorar, pero esta vez lo hacía como un niño, el sentimiento que me invadía era terrible, mientras lloraba, mis lágrimas caían en su pequeña carita, se veía tan tranquilo.  En ese momento perdí la razón y en mi desesperación pedí a gritos una cobija porque mi bebé tenía frío, mi hijo estaba muy frío, me levante con mucho cuidado, me quite la bata y lo envolvi en ella, me acerque muy despacito a donde estaba su mamá ahora cubierta por una manta de pies a cabeza, las enfermeras trataron de alejarme de ahí y de quitarme a mi hijo, una de ellas fue a parar al suelo de un empujón y la otra fue a refugiarse a los brazos del doctor que no despegaba la mirada del suelo.  Quite la manta de su cara, le enseñe a nuestro bebé, le dije -Mira. Que hermoso es, es igual a ti, ambos son hermosos, ambos son lo mejor de mi vida, no lo olvides- mientras hablaba con ella, en una mano cargaba a nuestro bebé y con otra le acariciaba el rostro a ella, a ambos los besaba y decía cuanto los amaba.  Por fin el doctor se acercó a mi y me quito a mi bebe, me pidió que lo perdonará y sus ojos se llenaron de lágrimas, entonces se dio media vuelta y se fue.  En la sala solo quedamos ella y yo, la serenidad llegaba poco a poco a mi, sabía que acababa de perder todo y no me quedaba nada más por que vivir y aunque lo hubiera. No lo quería, tome uno de los instrumentos filosos que había y lo pase cerca de mi garganta, un instante después entraron varios tipos que me sometieron y me inyectaron algún calmante, mientras me desvanecia a mi mente llegaron imagenes de mi bebé y de ella, de cómo debió ser nuestra vida, de cómo hubiese sido como padre, de las travesuras que pudimos hacer, entonces las imágenes se fueron haciendo más borrosas y un solo pensamiento quedó en mi cabeza - pronto estaremos juntos- entonces me desvaneci, mientras un suspiro de añoranza salía desde lo más profundo de mi alma, que también moría en ese instante. 
Parte 33 Baje del carro como pude, temblaba como nunca en mi vida, me sentía terrible, tenía miedo, no podía creer que había dicho eso, no podía creer que había firmado su sentencia de muerte, lo único que creía, no, lo único que sabía es que yo era una basura y quien debia morir era yo.  En el cielo las estrellas brillaban con gran fulgor, el cielo estaba particularmente despejado y la hermosa imagen contrastaba con lo que había en mi corazón.  Mire a esos bastardos, aún estaba en el carro, no se que hablaban entre ellos, pero reían ruidosamente, sus risas me taladraban el cerebro y los odie como nunca había odiado a nadie, odie su voz, sus miradas, sus ojos, todo en ellos me generaba una rabia incontenible, eran repugnantes y quería matarlos.  Las calles del barrio se llenaban de gente poco a poco, de todos lugares salian, algunos de ellos pertenecían a una banda, todos portaban algún distintivo en sus ropas para identificarse, todos estaban orgullosos de pertenecer ahí. mi cuerpo no dejaba de temblar y mis ojos no cesaban las lágrimas, mi llanto era un llanto silencioso hasta que los vi salir del carro. En ese momento comencé a gritar y mis gritos desgarraron la noche, la gente volteaba a vernos y note que se pusieron nerviosos, continúe gritando más fuerte y uno de ellos trato de callarme, me tomo del brazo y me amenazó -Si sigues gritando te voy a meter una bala en el culo- me dijo.  En vez de callarme, grite aún más fuerte, algunas personas comenzaron a acercarse y algunos miembros de la banda comenzaron a dar órdenes. En poco tiempo llegaron más y algunos de estos traían palos, piedras, también se asomaban algunos cuchillos y navajas de sus manos.  Eso me impulso a pedir auxilio y a gritar que me querían matar, grite con todas las fuerzas que me quedaban, el que me tenía del brazo comenzó a gritarme y a golpearme con la pistola, caí al suelo y recibí un puntapié, después de eso escuche un par de detonaciones, después gritos y maldiciones, toda la banda se había dejado caer sobre ellos, algunos les daban puñetazos, patadas, algunos otros les daban navajazos y unos más les apuntaban con pistolas.  -Aquí no van a venir a hacer sus pendejadas- grito uno de ellos y todos los demás lo secundaron con gritos y mentadas de madre.  Uno de ellos me levanto y me pregunto que si estaba bien, asenti con la cabeza y sentí como algunos hilos de sangre corrían por mi rostro.  Por fin había dejado de temblar, note como habían dejado de golpear a los tipos y como empezaban a buscar en sus bolsas para sacar algo de valor, cuando encontraron las armas y el dinero, comenzaron a celebrar y mientras se alejaban iban gritando que ya había salido pal chupe. Solo se quedaron dos de ellos para llevarme a casa. Cuando pasamos junto a los cuerpos, estos no tenían forma reconocible, se habían convertido en una masa sanguinolenta. No sentí remordimiento alguno, solo sentí un poco de paz.  Ya estábamos a unos pasos de la casa cuando lo vi, estaba parado en la puerta, en cuanto me vio corrió a mi encuentro, note como su cara se había deformado por la preocupación se acercó a mi y yo... Yo ni siquiera pude mirarlo a los ojos
Parte 34 Entramos a casa, los dos chavos que nos acompañaban se fueron corriendo y gritando aún eufóricos por su reciente hazaña.  Mientras caminaba no podía despegar mi mirada del piso, veía como lentamente mis pies se ponían uno delante del otro, cruzamos el jardín, mire a los tres árboles, me habría gustado quedarme sentada junto a ellos. Por fin llegamos a la recamara, me ayudó a recostarme y salió de la habitación. Instantes después regreso, en las manos traía un recipiente con agua y algunos trapos. Comenzó a limpiar mis heridas y a preguntar que había pasado, le dije que no me sentía bien y que prefería descansar, el asintió, terminó de limpiarme, me cobijo y salió.  Cuando me supe sola, me acoste boca abajo y comencé a llorar, no podía dejar de hacerlo. Como pude hacerle algo así? Como pude disponer de su vida por facilitar la mía?.  Afuera se escuchaban sirenas y un gran alboroto, gritos de policías, mentadas de madre de los vecinos, amenazas sobre llevarse a todos si no decían quien había sido y risas burlona como contestación, total que se convirtió en un crimen más sin resolver, así como los muchos que hay en esta ciudad.  Después de llorar por horas el cansancio se apiado de mi y me sumergió en un sueño profundo, lo que sucedió en mis sueños fue aún más aterrador que la realidad, en mis sueños yo era un monstruo y veía como poco a poco acababa con más personas que he querido, veía como los destruía poco a poco mientras de sus labios solo salía una pregunta "¿por que?" así que preferí continuar despierta, el iba y venía constantemente a ver si me sentía mejor y cada que lo hacía fingia estar dormida no lo quería ver o escuchar. Hubo momentos de la noche en que se recostada junto a mi y me abrazaba, me susurraba cosas como "pronto estarás bien, aquí estoy para cuidarte" "mi pobre amor. Quien pudo hacerte esto?" "te amo" cada una de sus palabras se clavaba muy dentro de mi, no las merecía y el no merecía tener a alguien como yo.  Medite lo que restaba de la noche, cada instante las ideas eran más claras y antes del amanecer ya tenía claro lo que debía hacer, había tomado una decisión y creo que era lo mejor para ambos.  Así tendría que ser.
Parte 35 Llego la mañana, nuevamente fue a revisar que todo estuviera bien, me revisó las heridas y se cercioro de que ya no sangraba, colocó nuevos vendajes, colocó antiséptico y me beso en cada uno de los golpes que tenía. Cada uno de sus detalles, de sus atenciones, de sus palabras de amor, de sus acciones hacia mi me deseperaban, quería que me detestara, que me odiara, quería que sintiera asco por mi, que se enterara de una vez por todas la clase de persona que era, pero no me atrevía a contarle la verdad, me daba pavor la idea de que me mirara de una manera distinta, el era la única persona que me veía así y no podría soportar que me viese como realmente soy, si yo sentía asco por mi cada que me miraba al espejo, si yo me odiaba al saber lo que he hecho, el probablemente se sentiría decepcionado, dolido, herido.  Si tan solo tuviera la certeza de que contandole todo, el me odiaria, lo haría sin dudarlo, pero se que no sería así, solo le rompería el corazón y estoy segura que aún así me amaria con cada una de esas pequeñas partes, no importando en cuantas partes de rompiera, el me seguiría amando. Debería sentirme la mujer más afortunada del mundo, pero no era así.  Cuando por fin se fue a trabajar, solo necesite un par de horas para recoger mis pocas pertenencias, solo me lleve un par de mudas de ropa, artículos personales, un poco de dinero y la poca dignidad que me quedaba, esto no me tomo más de unos cuantos minutos, el demás tiempo lo pase sentada entre los árboles y disfrutando de sus frutos por última vez.  La mañana era cálida, las personas comenzaban a circular por la calle, algunos niños iban a clases acompañados pos sus madres y los padres de algunos se dirigían a sus trabajos. Me costó muy poco trabajo mezclarme entre la gente a pesar de tener vendajes en la cabeza, nadie me miraba, a nadie le importaba, bueno, casi a nadie, pero acababa de abandonar a la única persona en el mundo que daría algo por mi
Parte 36 Caminé por horas, no tenía un tumbo, no tenía a donde ir, no sabía que hacer. Pasaron días enteros sin poder llevarme algo a la boca, solo podía permitirme dormir bajo techo una vez a la semana, por lo regular eran cartuchos de hoteles viejos, infestados de bichos y alimañas, aún así parecían mansiones en comparación a dormir en la calle. Aprovechaba cada oportunidad para lavar mis pocas pertenencias y darme largas duchas. Solía pasar el resto de mis días vagando yendo de un lugar a otro, llegue a usar mi cuerpo como moneda de cambio por algo de comida, nunca acepte dinero, no era una prostituta o al menos eso quería creer. Caí en cuenta de que mi cuerpo era bastante atractivo para hombres maduros y saque provecho.  Al principio sólo fue comida, y cosas sin mucho valor, poco después fue ropa, un pequeño apartamento, pulseras, collares, cenas en lugares caros, muchas cosas más, pero nunca dinero, no, yo no era una prostituta. No. No lo era. Los viejos amaban mi altivez, nunca hacia lo que querían cuando ellos querían, siempre era en mis términos y cuando yo quisiera, al parecer una mujer dominante era lo que ellos querían y yo se los podía dar sin ningún problema, obvio a cambio de algo lindo para mi.  Procuraba mantener todo mi tiempo ocupado y casi siempre lo lograba, tenía mi agenda llena, pero de vez en cuando tenía un espacio libre y entonces pensaba en el, en lo que le había hecho y todo se desmoronaba a mi alrededor. Hasta qué llegó quien ocuparia su lugar en mi mente.
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El empleado Cáncer
Y sacaron toda clase de cosas... y todas empezaban con...>>: ...la Luna, lagartijas, laberintos y lucideces...
Siempre es bueno tener trabajando para uno a un Cáncer, porque realmente trabaja para uno. No trabaja por la gloria ni por ninguna nebulosa quimera, ni acude cada día a la oficina porque está entusiasmado con la recepcionista. Cáncer jamás piensa en su trabajo como una forma de autoexpresión, ni como una manera entretenida de pasar el rato entre un café y otro. El trabaja por la razón más sencilla del mundo: por la seguridad. Y eso, naturalmente, significa su sueldo.
Usted se dará cuenta inmediatamente de que el sueldo de un Cáncer debe estar hecho de elástico. Debe estar continuamente estirándose. A medida que pase el tiempo y que él tenga más experiencia, su lealtad esté más probada y sus talentos y capacidades sean evidentes, el Cangrejo esperará más dinero. Sus ingresos deben igualar siempre a sus gastos, y estos aumentarán sin cesar. Y si su sueldo no está a la altura, se verá obligado a hacer algo que va totalmente en contra de su naturaleza: dejar su trabajo para irse a otra parte. Para el Cangrejo nunca es fácil dejar nada, ya se trate de cepillos de dientes, postales viejas, cordones de zapatos, calcetines, muchachas, cargas de bolígrafo vacías o trabajos. Cuando se afirma, vaya usted a hacerle mover. La fiabilidad y tenacidad son los materiales que se usaron –y con gran prodigalidad– para construirlo. Y le vienen muy bien para su ambicioso ascenso hacia el éxito. Es posible que por el camino se sacuda, se estremezca y tiemble un poquito. Cuando aparezcan los tiburones y sus emociones resulten heridas en lo vivo, pero todo eso se mantendrá bajo la segura protección de su recio caparazón de decisión y tenacidad.
Pese a la aparente suavidad del Cangrejo, Cáncer es un signo cardinal, lo que significa que los regidos por él nacieron para asumir responsabilidades para conducir, no para que les conduzcan. Mientras sea necesario, aceptarán con docilidad la disciplina de un jefe, pero no olvide usted que es lo que se esconde tras esa disposición a obedecer dócilmente las órdenes. Cuando el Cangrejo sirve obedientemente, a lo que sirve en realidad es a sus propios objetivos secretos. Y sucede que su trabajo es un importante ladrillo en la construcción del gran edificio que está levantando. Tan pronto como la sólida estructura esté terminada, él se encargará de dirigirlo. Dicho de otra manera: su meta es un cargo de ejecutivo. Es una idea que ni por un instante deja de tener presente, y más vale que también la tenga presente usted, por razones obvias.
Su motivación para ir uniendo esos ladrillos con una mezcla tan fuerte no suele ser el deseo de poder. Lo que le impulsa a seguir adelante no es el prestigio, como en el caso de Capricornio, la cabra, ni el ego, como sucede con Aries, el carnero.
Él se ve impulsado a acumular dinero, y una inconmovible posición de autoridad por muy diferentes razones. Cáncer necesita la tranquilidad de saber que tiene el futuro asegurado, para poder terminar relajándose y viviendo allí donde está su corazón: en el ayer. Y eso exige dinero. Las antigüedades son caras, lo mismo que las enormes casas viejas y las cenas de gala servidas con todo lujo. También para coleccionar autógrafos se necesita mucho dinero, y los marcos dignos de encerrar los retratos de los antepasados no son baratos. ¿Y la cantidad de monedas que hacen falta para comprar un buen equipo de alta fidelidad para escuchar música clásica? Además, es posible que el empleado Cáncer necesite sumas importantes para mantener a los parientes que se han ido a vivir con él en momentos de estrechez, o para ayudar a uno de sus vástagos, que quizá necesite más dinero por múltiples razones. Aparte, el Cangrejo tiene mil y un miedos, entre reales e imaginarios, que entretejen una complicada red de fastidiosas dudas y sentimientos de inadecuación. Y todo eso se calma con autoridad y liderazgo, de la misma manera que la novocaína calma el dolor.
Hay una cosa más que necesita el Cangrejo: afecto. Naturalmente, eso no es responsabilidad de un jefe, pero es importante que usted lo sepa. Es posible que algún día tenga que darle un apretón de manos y decirle unas cálidas palabras de gratitud, en vez de ascenderlo. Claro que eso no será un sustituto adecua-do del dinero, pero es posible que le decida a seguir un tiempo más con usted. A Cáncer le halaga que le reconozcan sus méritos, pero el halago jamás igualará su ligazón sentimental con su saldo bancario.
Tampoco se vaya usted al otro lado y caiga en la costumbre de decirle: <<Oiga, amigo, por el momento no puedo pagarle lo que se merece, pero le tengo muchísimo afecto>>. La segunda o la tercera vez podría interpretarlo mal; es decir, podría pensar que no es usted sincero. Tenga la misma cautela con sus empleadas Cáncer, porque también es fácil que ellas le interpreten mal. La mujer de este signo es retraída y tímida con los extraños, pero sabe reconocer una señal romántica desde una distancia increíble y con extraordinaria rapidez. Si está soltera, más vale que usted también lo esté, porque cuando aparezca en los ojos de ella esa mirada tiernamente posesiva, se verá en graves problemas para zafarse del lazo. Y si está casada, lo congelará con sus miradas o le dará respuestas cortantes hasta que vuelva usted a mostrarse respetuoso. No escatime afecto a sus empleados lunares, pero trate de mantenerse en un plano impersonal. Se que es lo mismo que decirle a alguien que puede desvestirse, pero no acercarse al agua, pero así son las cosas.
La estrategia tendrá que ir encontrándola usted solo.
Así como no podía ser más que el Cáncer Stephen Foster quien compusiera Mi viejo hogar en Kentucky, el símbolo del hogar aparecerá de una manera u otra en la vida de estos empleados. Es posible que la madre de su secretaria lunar se presente con frecuencia a buscar a su hija para almorzar con ella, y también que una madre Cáncer, después de trabajar durante años con toda responsabilidad en unos grandes almacenes se vaya un día sin más ni más si sabe que su hijo está enfermo y la necesita. A ese vendedor que nació en julio le encantará viajar un poco, si es soltero (siempre que alguien llame a su madre todos los días, mientras él no está, para ver si necesita algo).
Pero si es casado, tal vez no le agrade mucho tener que salir de la ciudad ni sacrificar un fin de semana en casa por una urgencia comercial.
Si uno de sus empleados Cáncer está pasando por un trámite de separación o de divorcio, entonces tiene usted en sus manos un problema que puede perturbar durante semanas a su personal. El afectado inundará la oficina con una nube de tristeza.
Si es una mujer, encargue una provisión doble de kleenex para los aseos de señoras. Habrá periodos de llantos caprichosos, y otros en que tenga que pasar mucho tiempo en el tribunal. El juez le asignará una sustanciosa cantidad para la alimentación, que duda cabe. Y si hay que discutir también la asignación para los niños, la madre necesitará un mes de permiso; que la abandonen físicamente ya es bastante, pero la amenaza de perder la seguridad económica movilizará hasta la última gota de su tenacidad... y tiene una gran dosis. Un hogar destrozado es una cosa muy grave para los Cangrejos de ambos sexos. Lo mejor que puede hacer un Jefe con esta fijación hogareña de los Cáncer es colgar un lema en la pared de todos los despachos: <<El hogar está donde está el corazón>>. Y debajo, uno de esos arreglos de monedas exóticas, con fondo de terciopelo color lavanda y marco de plata vieja. ¿Que no le ve el sentido? Ellos, sin duda, lo verán.
Cuando quiera hablar de algo con su empleado Cáncer y le interese contar con su mentalidad receptiva, invítele a almorzar o a cenar. A los Cangrejos les encanta la gente que les invita a comer. Y no solo porque ellos no tendrán que pagar la cuenta; es que para ellos la comida es seguridad, con mayúscula. Fíjese como se le iluminan los ojos. Tal vez él no sea muy comilón, pero así y todo se siente más tranquilo y satisfecho cuando no faltan las provisiones. Asegúrese de que lo lleva a uno de los mejores restaurantes, pues cuando no tiene que pagarla, a Cáncer le encanta la suntuosidad.
Los Cáncer son muy trabajadores y se puede confiar en que sean juiciosos y de fiar en todas las circunstancias, salvo una.
Cáncer es signo de agua, y a la gente que nace bajo los tres signos de agua le gustan los líquidos, en todas sus formas. Y si los aspectos entre los planetas estuvieron influidos en el momento del nacimiento, una de esas formas puede ser la alcohólica. Es raro el nativo de Cáncer en quien la bebida sea un problema, pero si por casualidad algún empleado nacido en julio llena con demasiada frecuencia el aire con su excéntrica risa lunar, o si vierte continuamente lágrimas de melancolía, es posible que cuando baja a la cafetería pida algo más fuerte que agua tónica. No piense por ello que todos los Piscis, Escorpio o Cáncer son unos borrachines. Es verdad que la tendencia a ahogar las penas es mas frecuente en estas personas que en otras, pero la estadística es algo global, que afecta a millones de seres humanos, y no se puede aplicar para juzgar individualmente a la gente. La mayoría de los Cáncer que usted pueda conocer serán gente sobria, hasta el punto de que usted llegue a desear que ojalá se relajaran un poco bebiéndose un coctel.
Son personas que se toman con seriedad su trabajo, y a sí mismas con mas seriedad aun. El sentido del humor de la gente lunar es cálido y maravilloso, pero cuando el ingenio de alguien les toca un punto débil, los Cangrejos pueden sentirse profundamente heridos. Es mejor dejar que sean ellos quienes hagan los chistes. Con su corazón bondadoso y la agudeza de su intuición es improbable que, en su afán de diversión, puedan herir a nadie. El empleado Cáncer típico no se dedicará a hacer bromas y chistes durante las horas de trabajo, pero si le lleva usted a cenar, prepárese a no dejar de reírse desde el zumo de tomate a los fresones con nata. Como conversadores, los Cangrejos pueden ser absolutamente fascinantes, salvo que estén de ánimo sombrío, y en ese caso una palabra por hora, breve y cortante, será toda una marca. Para enfurruñarse son estupendos, pero también pueden ser magnéticos hablando y ganarse fácilmente las emociones del interlocutor con sus grandes dotes intuitivas.
Cáncer tiene antenas para las cosas. Nadie puede ser más tierno y compasivo que él cuando uno necesita un amigo, ni más testarudo cuando sospecha que alguien está tratando de sacarle algo, ya sea emocionalmente o de manera tangible. Si su saldo no coincide con el del banco, puede sumergirse durante horas en un silencio hosco, y si un Cangrejo piensa que uno de sus compañeros anda detrás de su trabajo, puede comportarse en forma bastante infantil, como preludio a una guerra a muerte por la posesión y la propiedad. Es posible que la víctima no sospeche siquiera que se ha declarado la guerra hasta que se haya producido la victoria. Cáncer tiene más secretos que el presidente de Estados Unidos, James Bond y Sher-lock Holmes, todos juntos. Es raro que anuncie por anticipado su jugada, y casi nunca revela sus pensamientos más íntimos, a no ser a quienes están tan próximos a él que hay pocas probabilidades de que la confidencia se vuelva contra ellos como un bumeran.
El Cangrejo se desempeña bien en cualquier cargo que le permita usar sus habilidades naturales. Es frecuente que obtenga éxito trabajando como representante de grandes cadenas, en la fabricación y compra de productos. También la preparación y distribución de alimentos envasados atrae a más de un Canceriano. Son profesiones típicas de este signo las artísticas (pintura y escultura), el diseño y decoración de interiores, la música, conservación de museos, la de escritor, contable, agente inmobiliario, la fabricación de ropa para niños, la asistencia social, la actuación y dirección teatrales, la fotografía, jardinería, enseñanza, la banca, el comercio, las industrias petrolera y naviera y la política. También desempeñarse como gerentes de hoteles y restaurantes, administrar teatros y gestionar créditos son ocupaciones naturales para la gente lunar.
Su empleada Cáncer adora a los bebés y a los niños, le gustan los hombres, las flores, los despachos bien caldeados, la cortesía, el romance, la cocina, el cine, los libros y el dinero. Es sensible, responsable y muy capaz. Y también caprichosa.
Su empleado Cáncer adora a los bebés y a los niños, le gustan las mujeres, el respeto, la admiración, los despachos bien caldeados, la cortesía, el romance, la cocina, el cine, los libros y el dinero. Es sensible, responsable y muy capaz. Y también caprichoso.
Bueno, en la playa, ¿acaso puede usted decir en qué se diferencian los Cangrejitos de las Cangrejitas? Unos y otras son dulces y sonadores, pero tan sensatos y prácticos como la ropa interior de franela roja. Ya se alegrará usted de haberlos contratado cuando sus ocupaciones le exijan salir de la oficina con más frecuencia de la que usted quisiera. A ellos les encanta vigilar la tienda.
Linda Goodman
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iwritewithanaxe · 7 years
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La Cacería de Fuego, Volumen Tres, Capítulo 1
La oscuridad en el muelle era absoluta esa noche, y el aire tenía olor a muerte.
  —Cuno, ¿percibes a alguien? —le preguntó Emer, la cazadora, a Cunobelinos, el druida.
  —No. Ninguna presencia resalta en toda esta… peste —respondió el enorme hombre.
  —Estén alerta entonces —intervino Ellanher, el matadragones, tomando su pesada lanza con ambas manos—, si algo aquí está ocultando su presencia, nos encontrará sin esfuerzo.
  —Que venga —dijo Leofsige, el demonio, pasando las garras de su mano derecha por el filo de su hacha de batalla.
  Avanzaron sin cuidado. Si alguien más estaba ahí, ya conocía su presencia. El sigilo era innecesario.
  Habían pasado días rumbo al norte, siguiendo rumores de criaturas extrañas con el aspecto de personas, pero ningún rastro de humanidad. Aún no habían encontrado nada, pero en cada pueblo por el que habían pasado, las historias eran más frecuentes que en el anterior.
  Todo en el muelle se veía abandonado. Pequeñas cabañas, puentes, algunos barcos flotando, aún sujetos a tierra con cuerdas deterioradas.
              —Quietos —dijo de pronto la cazadora. Sus compañeros hicieron caso enseguida—. Y en silencio…
  Delante de ellos, sin intención alguna de ocultarse, había una mujer. Tenía el cabello corto, del color del mar bajo la noche. Un vestido negro y burdeos la cubría desde el cuello hasta los pies, tan elegante como era largo. Un par de cuchillos enfundados resaltaban en su cintura, y un oscuro velo cubría su rostro.
  Sólo estaba caminando, viéndose tan tranquila como la tranquilidad permitiera, desde alguna esquina hacia el borde del mar.
              —¿Buscan algo? —preguntó ella, con la vista fija en el agua.
              —El origen del olor a muerte —respondió la cazadora, llevando una mano a su carcaj, mientras sostenía fuerte el arco con la otra.
              —¿Cómo saben que no soy yo ese origen?
              —No lo sabemos.
              —¿Me creerán cuando les diga que no lo soy?
              —¿Nos darás motivos para creerte?
              —Buena pregunta.
  Apenas terminó de hablar, quitó el velo de su rostro, revelando su sonrisa. Dos largos colmillos resaltaban entre sus labios.
              —¿Por qué? —le preguntó la cazadora.
              —Siempre me ha parecido más confiable alguien que no esconde lo que es.
              —Ya nos cruzamos con alguien como tú hace un par de semanas. Ni siquiera pudimos verla.
              —No es ella —intervino Cunobelinos—, el olor es completamente diferente.
              —Pero no pudiste encontrar el olor cuando nos atacó —le dijo Emer.
              —Recuerdo el de los monstruos que controlaba, era imposible no notarlo. No puede ser la misma persona.
              —Respetable líder —llamó el demonio a la cazadora—, el druida tiene razón.
              —¿Cuándo llegaste ahí? —le preguntó Emer, dándose cuenta de que su compañero estaba a medio metro de la extraña mujer.
              —Qué bueno que lo notes —continuó ella—, veo que la sangre de tus antepasados te otorga buena… percepción.
              —Tal vez sea porque tus antepasados siempre buscaron a los míos, bruja —le dijo Leofsige, inclinando su cabeza a un lado.
              —Eso es —siguió hablándole el druida a la cazadora—. Su olor a muerte no es heredado, es aprendido.
              —Ojalá pudieras distinguir cosas con esa facilidad en los paladines que nos persiguen —comentó el demonio.
              —¿Paladines? —escupió la mujer de negro, dando un paso hacia atrás.
              —Me doy cuenta de que ya te has cruzado con alguno.
              —Más de lo que me gustaría.
  Un extraño crujido los interrumpió. Y luego otro, seguido de varios más. Pronto, no podían escuchar ninguna otra cosa.
              —Esto probará si dices la verdad o no —le dijo la cazadora a la bruja, tomando su alabarda de mano.
              —Que así sea —le respondió la mujer, sonriendo.
  Poco a poco, desde las sombras entre las construcciones, emergieron. Iban cubiertos con harapos, como si trataran de ocultar su falta de piel y carne. Caminaban lenta y torpemente, pero caminaban. Avanzaban hacia los cuatro compañeros y la mujer de negro, trastabillando, chocando unos con otros, tropezándose, arrastrándose, pero avanzando.
              —Esto será feo —dijo el matadragones, tratando de contar a los enemigos, y fallando.
              —Tienes razón, niño —era una voz inhumana, antinatural incluso. Sonaba rasposa, dolida, rota, pero por sobre todo, sonaba muerta.
              —¿Cuál de todos lo dijo? —preguntó el demonio, poniéndose delante de la bruja.
  La alabarda perforó el primer cráneo. Luego la lanza del matadragones acabó con dos en un mismo golpe. El druida se movió entre los cuerpos, sujetándolos con sus manos y golpeándolos contra el suelo o entre sí. El demonio lanzaba un hachazo tras otro, hasta que se dio cuenta de que la mujer de negro lo había dejado atrás, avanzando entre los no muertos sin empuñar arma alguna. Con cada paso que daba, los cadáveres se retorcían y caían al suelo. No dejaban de moverse, pero sí de ser una amenaza.
              —¿Con esto me creerán? —dijo, volteándose a mirar a los cuatro compañeros, sin dejar de caminar, moviendo sus dedos con delicadeza. Había sombras en sus manos, y los cadáveres parecían reaccionar al movimiento de estas, cayendo como si siguieran el ritmo de una canción inexistente.
              —Eso no importará —era esa voz antinatural de nuevo. Apenas habló, los no muertos que seguían en pie se movieron más rápido.
              —¿Siempre tuvieron armas? —preguntó el matadragones, deteniendo el golpe de un mangual con su escudo.
              —Seguramente no las notamos entre tantos cadáveres —respondió el demonio, esquivando una guadaña.
              —Esa fue mi idea —habló la voz nuevamente.
  Aunque los cinco habían acabado con muchos cadáveres andantes, todavía quedaban muchos otros de pie, y eran cada vez más fuertes.
              —¡Maldita sea! —rugió el demonio, deteniendo un martillo con su mano derecha mientras partía un azadón con su hacha—. ¡Caímos en una condenada trampa!
              —¿Tú crees? —le preguntó la cazadora, retrocediendo ágil y rápidamente, cada vez más rodeada por no muertos.
              —¡Es que ahora entiendo la trampa! —siguió gritando Leofsige, ignorando los golpes que lo alcanzaban y atacando cada vez más enfurecido.
              —¡Pues explícala entonces! —el druida le rugió de vuelta, habiendo cambiado a su forma bestial, aplastando cadáveres con zarpas y astas—. ¡Cualquier cosa es mejor que seguir escuchando a estas aberraciones!
              —¡Es la tres veces condenada necromancia! —comenzó a decir el demonio—. ¡Cuando destruimos un no muerto, la energía se va a otro!
              —El demonio tiene razón —habló uno de los cuerpos, blandiendo una pala contra la cazadora.
              —¡Este es! —gritó ella, pero no sirvió de nada. Otros cuerpos también la atacaron con palas, azadones y guadañas. Después de unos segundos, le fue imposible distinguir al que había hablado.
              —¿Cuál? —preguntó el druida, cargando sobre cuatro extremidades hacia ella, lanzando cadáveres lejos de su camino mientras corría.
              —¡Ya no lo sé! —respondió la cazadora con furia, lanzando incontables golpes con alabarda y daga.
              —¡Acabemos con todos entonces! —rugió el enorme hombre.
  Después de algunas horas, ya luchando cansados, finalmente vieron el número de enemigos disminuir.
  La pesada lanza del matadragones, el hacha y las garras del demonio, las hojas de la cazadora y la ferocidad del druida, en un esfuerzo final, acabaron con el último de los no muertos.
              —… ¿Alguno habrá sido el que hablaba? —preguntó Ellanher, agachándose y soltando su arma.
              —Lo dudo —le respondió Emer—, creo que ninguno tiene esa misma pala…
              —Muchos tienen palas —comentó Leofsige, mirando a los cadáveres que cubrían el suelo.
              —La del que vi hablando era… diferente —siguió ella, sentándose en un borde del muelle, dejando sus piernas colgar por sobre las aguas—. Estaba afilada, el metal estaba oscurecido, tenía un mango muy largo… la perdí de vista cuando se mezcló entre las otras herramientas, y ahora no pude volver a encontrarla.
              —… ¿Y alguno vio dónde se metió la bruja? —preguntó el demonio.
  Los cuatro compañeros miraron en todas direcciones, y luego se miraron entre sí.
              —Maldita sea esta peste —murmuró el druida, sentándose junto a la cazadora—. Si no fuera por eso, podría…
              —No te preocupes, Cuno —le dijo ella—, recuerda que todos olían igual.
              —Ya está amaneciendo —habló el matadragones, señalando al horizonte. La luz del sol comenzaba a asomarse, desde el otro lado del mar.
  Pasaron varios minutos en silencio, viendo el cielo iluminarse. El agua estaba tranquila, el viento era suave, y lentamente el olor a muerte se desvanecía.
  Casi una hora después, salieron del muelle. Su carreta y los dos caballos estaban donde los habían dejado. Retomaron el viaje casi enseguida.
  Avanzaron varios kilómetros sin llegar a ningún lugar. El atardecer se presentó con tanta calma como el amanecer.
              —¿Cómo reconociste la trampa? —le preguntó de pronto la cazadora al demonio, mientras ambos avanzaban sobre el carro y la luna comenzaba a aparecer en el cielo, cada vez menos iluminado.
              —¿Ah?
              —¿Cómo reconociste la trampa?
              —Oh, cierto. Pues, reconozco esas magias, la necromancia y las demás artes de los ocultistas. Experiencia, supongo, y un poco gracias a mis ancestros.
              —¿Como la magia de la ritualista? —intervino el matadragones, cabalgando junto a ellos.
              —Algo así, pero ella era diferente a la bruja —respondió el demonio—. Ella conocía otras magias además de esa, la que mejor manejaba era la de fuego… esta bruja se especializaba en artes ocultas.
              —Entiendes más sobre magia de lo que habría esperado —comentó Ellanher, con cierta impresión.
              —Sólo sobre las que tienen que ver con los antepasados que me dejaron este recuerdo —entonces Leofsige levantó su mano derecha, cubierta con vendas y espinas.
              —¿Toda esa memoria va en tu sangre? —preguntó el druida.
              —No, sólo me han acusado de todo eso y más.
              —¿Pero cómo…? —Cunobelinos dejó de hablar de golpe, quedándose completamente quieto.
              —Cuno, ¿qué…? —comenzó la cazadora, pero el enorme hombre le indicó, con un gesto, que mantuviera silencio.
  Luego, comenzó a caminar, sin hacer ruido alguno. Mientras avanzaba, con suma precaución, dejó caer sus manos en el suelo, cambiando de forma. En cuatro extremidades, mientras los demás dejaban la carreta, olfateó y escuchó, como si hubiera notado algo que no podía encontrar.
  Estaban en un terreno llano. Los suelos intervenidos y las construcciones del muelle habían quedado atrás, ya no había más que tierra bajo sus pies.  Apenas algunos pocos árboles a la distancia interrumpían el panorama. La noche terminó de llegar, y la oscuridad aumentó de golpe.
              —Cuno —susurró la cazadora, adelantándose hasta alcanzar al druida, hablándole lo más cerca y lo más despacio posible—, ¿qué pasa?
              —Depredadores —respondió él.
  Casi enseguida, un aullido destrozó el silencio. Era un aullido más feroz que cualquiera que los compañeros hubieran oído antes. Con sólo escucharlo, notaron que el animal del que provino era más grande de lo normal. Mucho más grande.
  Más aullidos se dejaron escuchar, y luego rugidos. Habrían pensado que todo venía de las mismas bestias, pero los rugidos sonaban como personas.
  Pudieron ver al grupo antes de escuchar sus pasos.
              —Apestan a muerte —les dijo una voz de mujer, saliendo de una cabeza de lobo.
              —Tienen una oportunidad de defenderse —siguió un hombre, con colmillos que brillaban como dagas.
              —¿De qué hablan? —preguntó la cazadora. Apenas terminó de hablar, sintió el silbido de una saeta junto a su rostro. Se volteó para ver un virote clavado en el escudo del matadragones, y una sombra surgiendo detrás de él.
  Cuando puso más atención, fijándose en los movimientos entre la oscuridad de la noche, se dio cuenta de que estaban rodeados.
  Fin del Capítulo 1
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ekmuyal · 8 years
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Heridas del alma
Parte 1 Después de años de no vernos, nos encontramos parados en el lugar donde todo comenzó. Tu, mi puta y yo... Ja tu pendejo, aquel por quien lloraste y aquella por quien deje todo.  Un instante y una chispa en tus ojos hicieron que todo valiera madre. Tu maldita calentura y mi falta de huevos para decirte que no.  Acabamos en un hotel distinto al de la primera vez, quería que está vez hubiera algo distinto, quería creer que podía hacer las cosas de otra manera, pero al final éramos los mismos kamikazes de hace 5 años, tuvimos sexo sin pudor, sin remordimientos, sin amor. Nada en lo absoluto cambio.  Cuando desperté, ya habías inhalado cocaína como desayuno, me miraste durante un minuto sin expresión alguna, tus ojos vacíos me atravesaban, como desde hace mucho tiempo no había nada en ellos. Después solo me diste los buenos días, tomaste tu ropa a toda prisa y saliste del cuarto, quise correr detrás de ti tal  como hace años lo hice, entonces recordé la escena en los pasillos del hotel, me gritabas e insultabas mientras trataba por todos los medios de entender que sucedía. Cuando logre arrastrarte dentro del cuarto, me dijiste que había sido un error, que no querías una relación y que no estabas dispuesta a dejar tu libertad a un lado por un hombre que acababas de conocer. Entonces solté una carcajada que debió resonar en todo el hotel, me miraste por demás extrañada y tus ojos se inyectaron de furia. Sin más comenzaste a golpearme en la cara y yo no podía dejar de reír, hasta que me diste una patada en mis zonas blandas... Eso sí dolió.  Me dijiste que nadie se burlaba de ti y mucho menos un pendejo como yo. Cuando recupere el aire, me disculpe y te pedí que te tranquilizaras, que de un acostó nadie se enamoraba y que si querías una relación sin ataduras, sin compromisos y sin responsabilidad, estabas con la persona ideal, en esos instantes de mi vida, lo menos que necesitaba era tener a alguien a mi lado. Aún estaba inmerso en mis recuerdos cuando se abrió la puerta y entraste con cara de asombro -"Míralo... Si tan pendejo ya no estas, no piensas ir por mi?-
No tenia la menor intención de discutir con ella, han pasado demasiadas cosas en mi vida, tantas, que sus berrinches y rabietas, no tenían el menos efecto en mi
  Entonces tome mis cosas y con toda la calma del mundo me metí a la regadera, estaba muy clavado en mis pensamientos cuando entraste, tardaste un par de minutos, pero terminaste junto conmigo bajo el agua. Metiste tu mano en mi entrepierna y me preguntaste si aún dolía. La verdad es que mucho, pero no quería darte el gusto de aceptarlo y sólo dije que un poco. Comenzaste a besarme y a jugar conmigo como tantas veces lo hiciste y como en todas esas ocasiones terminamos revolcándonos como animales en celo, al terminar tome mis cosas y salí de ahí, mi cabeza decía que había algo mal, que había algo diferente, no me convenía seguir viéndote, ya no más.  Pasaron un par de semanas y mi rutina volvió a la normalidad trabajaba como autómata, por las noches me encerraba en mi apartamento a beber, a drogarme. Cuando creí que sólo había sido una casualidad el "amor" una vez mas tocó a mi puerta. Entraste llorando y disculpándote mientras decías que eras una estúpida por enamorarte de mi, que yo era un imbécil que no te merecía y que esto no iba a funcionar, pero que querías intentarlo.... Creo que te equivocaste en algo... Sigo siendo el mismo pendejo que no sabe decir que no, a pesar de todo quería estar con alguien, no me importaba si eras tu, solo… necesitaba tener alguien a quien aferrarme.
Parte 4 Comenzamos una vida juntos, llena de discusiones, de golpes, de vicios, todo se convirtió en una espiral de descenso hasta lo más profundo del infierno. Pasamos días sumidos en el alcohol y en las drogas, días dónde el sexo era lo único que nos unía. En tus ojos nunca descubrí el amor que decías tenerme y para mi pesar, encontré un poco dentro de mí para ti. Todas las mañanas, cuando despertaba, te miraba en la cama sumida en no sé qué sueños, nunca supe que demonios vivían dentro de ti, nunca platicábamos, nunca demostramos interés por nosotros más allá de nuestros cuerpos. Sabía que escondías algo, más no podía adivinar que, por mi parte tampoco te contaba nada, mis demonios son míos y nada más, mis demonios viven torturándome día a día, aun cierro los ojos y ahí están y no quiero que me dejen nunca. Pasaron 3 meses desde que te mudaste a mi departamento y las cosas no cambiaron en lo absoluto. Un día sonó tu teléfono y mire en tu rostro algo muy similar al miedo, tu rostro se desencajo y en un segundo trataste de dominarte, contestaste muy calmada y en un instante ya gritabas furiosa.  -Voy a pagar cuando yo quiera, no les tengo miedo- -silencio- -Me vale madre quienes sean, si quiero no les pago y ya... Nunca me encontrarán- Entonces entendí mi papel en tu juego.
Parte 5 Después que colgaste te tome con fuerza del brazo y te reclame de manera airada, nunca me había sentido tan furioso. -Quien carajos te crees que eres para usarme como tu escudo? Quien te autorizó a entrar en mi vida solo para usarme? Quien puta madre eres?- El silencio nos rodeo después de eso, tardaste en reaccionar unos instantes, después se dibujo una sonrisa en tu rostro y con toda la saña del mundo me dijiste  - De verdad creíste que alguien como yo, se podía enamorar de alguien como tu? Creíste que de verdad te amaba? espera... No me digas... Tu si te enamoraste! Ho por dios! no cabe duda de que eres más imbécil de lo que pensaba- De manera increíble decías esto mientras tu rostro se descomponia y un llanto incontrolable salía de tus ojos, no entendía que pasaba y no quería hacerlo, no quería abrirte mi corazón, pero como acababas de decir... Soy más imbécil de lo que se podría pensar. No se si fue amor, compasión, miedo o lo que sea que pudiera ser, camine hacia ti, te abrace y a besos recogí tus lágrimas, después dije las palabras más tiernas que hasta entonces habían salido de mi para ti.  -Te amo putita- -... Aunque lo dudes y aunque no quiera... También te amo... –
Parte 6 Después de ese día, nos siguieron unos meses de gracias dónde la relación se torno estable, las discusiones se redujeron considerablemente y el sexo era mejor cada día, realmente era difícil pedirle algo más Dios, si es que el nos había mandado está dicha, pero, como nada dura para siempre, un día la desgracia llamo a nuestra puerta.  -ABRE, SABEMOS QUE ESTÁ AHÍ MALDITA ZORRA! -  Me levante de la cama, me puse los pantalones y salí a la puerta.  -Quienes son? Que quieren? -  -No es de tu incumbencia, quitate de mi camino y dime donde está esa perra? -  -No se de quien me hables... -  En ese momento sentí el impacto de un puño en mi cara y seguido de este llegaron más y más, además de patadas e improperios.  La realidad es que aguante poco tiempo consiente, cuando desperté estaba en cama y ella a mi lado.  -Que paso?- le pregunté  -Perdoname- me dijo entre lágrimas - Nunca fue mi intención que te hicieran algo -  -Quien fue? -  -Es mejor que no lo sepas, no te conviene- -QUIEN FUE? — grite con exasperación 
Parte 7 Despues de un rato de discutir comenzó a contarme parte de su historia.  -Como recordarás, hace casi 6 años ya que nos conocimos. Ese día había escapado de mi casa, ya no soportaba estar ahí un minuto más. Mi vida era una mierda y a nadie le interesaba lo que me pasara, ni a... -  -A quien? -  Dudo un momento, inhalo aire y mirando a sus pies continuo -No sabes muchas cosas de mi y en este momento sabrás algo, que, quizá te cause sorpresa. No le importaba ni a mi esposo- Tenía razón, me causó sorpresa, pero no mucha, al no platicar nada de nosotros, abría una enorme cantidad de opciones. -Acaso era alguno de los que me golpearon- -No. El no hace este tipo de cosas, siempre se lo deja a sus rufianes- -Quien es tu esposo? -  Sin levantar la mirada del piso abrió su boca para decirme...  -Mi esposo es...
Parte 8 En eso estábamos cuando en la calle sonaron sirenas de patrullas, nos asomamos a la ventana y los oficiales estaba apresando a quienes hacia unas horas me habían golpeado, de pronto uno de ellos saco su arma y trato de escapar mientras disparaba, la suerte no lo acompañaba y una bala de los azules se alojó en su cabeza quitándole toda oportunidad de escapar. Cuando voltee para hablar con ella, ya no estaba, aprovechó la confusión para irse, tomó algunas de sus pertenencias que estaban a la mano y me dejo.  No se como sentirme, no se si aliviado, dolido o herido en lo más profundo de mi. La verdad es que me dolió y la voy a extrañar.
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Parte 9 Han sido unos meses duros, pero estoy bien, no me haces falta.  NO TE NECESITO, eres un pendejo, poco hombre, otra vez no fuiste tras de mi.  -silencio- No puedo ni quiero arrastrarte a una vida donde te debas esconder a cada instante y me sienta culpable si algún día te pasa algo.  -Silencio- De verdad eres un imbecil! No quiero estar contigo, me cagas, solo necesitaba un pretexto para alejarme de ti. Eres un idiota y dejame en paz... (click)  Te extraño, pero se que es lo mejor para ti Llore después de colgar el teléfono, me temblaron las piernas, pero era lo mejor para el, me muero si le pasa algo. Lo amo con el alma, pero debo resolver mis asuntos.  Estuve caminando por varias horas sin rumbo, sabía lo que tenía que hacer y eso me asustaba mucho. Tome el celular y me dispuse a marcar, sería una llamada rápida.  Un tono, dos, tres y de pronto -bueno-...
Parte 10  Fueron más de 2 horas las que espere a que llegarán por mi, pero parecieron solo unos minutos.  Era una noche cálida y la luna brillaba en lo alto en todo su esplendor, la ciudad estaba muy quieta y la gente parecía moverse en cámara lenta, de pronto, frente a mi se estacionó una camioneta vieja y de ella bajo mi esposo, me miró con gran ternura, me beso, me abrazo y me dijo.  -Dónde estabas amor? Fue mucho tiempo el que desapareciste, no lo vuelvas a hacer- -Perdoname, no volverá a suceder- Entonces regresamos a casa, a la miseria, a la porqueria que era vivir con el. No soportaba vivir en la pobreza, no soportaba vivir con el, que me abrazara o siquiera su sola presencia. Lo detestaba, pero ahí estaría segura... Al menos eso es lo que creo.  Mientras mis pensamientos estaban lejos de ahí, estaban contigo. Nunca había amado a nadie, me case por que era rebelde e idiota, me dijeron - no lo hagas- y me importó un pito... Y ahora... Estoy aquí... En un lugar que odio, con alguien que detesto.  Cuando llegamos a casa, la luna la cubría con una luz plateada y la hacía brillar, siempre soñé con una casa de Oro, una de plata estaría bien.  Esa codicia fue la que me hizo lo que soy y es lo que me hace actuar como lo hago...
Capítulo 11 Cuando cumplí 17 años conocí a una persona muy poderosa, mi cuerpo ya se había desarrollado en todo su esplendor y despertaba el interés de todos por donde pasaba, pero en donde crecí, todos, eran nada. Cada semana llegaba una camioneta negra y de esta bajaban tipos con armas y entre ellos uno de más o menos 25 años. Tenía una sonrisa impactante, pero lo que más me llamaba era la cantidad de cosas que portaba celulares, ropa de marca y siempre iba vestido a la línea, sin una sola arruga y los zapatos impecables. En un barrio como el mio, eso era demasiado inusual.  El día que me vio por primera vez, yo vestía con una minifalda blanca, con un top morado y sandalias del mismo color, el un pantalón Negro de vestir, con una camisa rosa, zapatos negros y brillosos, como si recién hubieran salido de la caja.  Me recargue en la pared y me le quede mirando fijamente, el se percató y camino hacia mi. Mientras se acercaba mojaba mis labios con la lengua y no dejaba de mirarlo.. -A donde tan chula nena? — -A donde me quieras llevar- respondí.  -Hoy tengo una fiesta en la noche, póngase más chula y pasó al rato por usted- Me aleje de ahí contoneando mi cuerpo y pude sentir que su mirada no se despegaba de mi.  Corrí a mi ropero para ver que podía usar y solo encontré trapos viejos, tome dinero del monedero de mi mamá y corri a comprarme algo al tianguis. Escogí una blusa negra transparente y un short de lycra bastante chiquito.  Llegada la noche me puse la blusa sin nada abajo, se que le gustó, porque no podía apartar la mirada de mis pechos.  -Vamonos- me dijo y entonces comenzó un capítulo bastante borroso en mi vida. 
PARTE 12 Cuando íbamos en la camioneta, el no dejaba de mirarme y en un instante ya tenía su mano debajo de mi blusa, en ese momento me convertí en un manojo de nervios, mi atención se dividió entre las sensaciones que me daban sus manos y la mirada de sus guaruras, el noto mi nerviosismo y me pidió que me relajara, que si quería algo que me ayudara, entonces le dieron una bolsita con un polvo blanco, esparció un poco sobre la pantalla de su celular y me enseñó como se debía hacer, repitió la operación y en esta ocasión me tocó a mi inhalar aquel polvo.  La reacción fue casi instantánea, mi cuerpo y mi mente se conjugaron en un frenesí nunca antes sentido, me sentí llena de energía y en ciertos momentos ansiosa.  Momentos después llegamos a un edificio muy alto, entramos y subimos a los elevadores, nunca me había subido a uno, después de seleccionar el último piso, este comenzó a moverse y sentí un pequeño hueco en el estómago, intente que no se notará, pero sólo vi que el sonreía muy divertido. Llegamos al último piso y al abrirse las puertas entramos a un departamento muy grande, en las paredes había cuadros que no entendía, el piso estaba cubierto por tapetes con bellos grabados y los muebles eran de diseños que ni en sueños había imaginado. Esto era lo que yo merecía y haría lo posible por conseguir un lugar así.  La música se escuchaba por todo el lugar, pero todas las personas se encontraban en la terraza, el edificio se levantaba imponente y desde ahí se lograba ver toda la ciudad. Cuando salimos a la terraza, mi acompañante me pidió que lo esperará en una esquina, mientras saludaba a alguien, se retiró por unos minutos y regreso acompañado de una mujer de unos 40 años, con un porte y una elegancia difícil de ver, nos presentaron y ella pidió que la acompañará, no sin antes mirarme de arriba a abajo y detenerse en mis senos por unos instantes
Parte 13 Caminábamos por el departamento mientras me contaba de donde era cada cosa en el mismo, tapetes de persia, esculturas griegas y así me llevo hasta una habitación, por demás fastuosa, cortinas tan ligeras que se agitaban con la más leve brisa, la cama más grande y suave que pudiera existir, los muebles eran aún más bellos que los que estaban en las demás habitaciones, todo era mejor que en mis mas guajiros sueños.  Ella se movía como flotando por la habitación, se acercó a mi llevando una copa en cada mano, me dio una y me llevo a la cama tomandome de la mano, me invito a sentarme y entonces comprobé que la cama era más suave de lo que imaginaba. Comenzó a cuestionarme quien era, de donde venía, que me había llevado hasta ese lugar. No podía contestar, mi lengua estaba agarrotada y mis labios no se separaban, tome un poco del líquido que había en la copa, sentí como las burbujas explotaban en mi boca, meses después supe que eso era champaña, se levantó de la cama y en un instante regreso con una pastilla azul, me indicó que la tomará y no pude resistirme. Conforme pasaban los minutos comencé a exitarme y ella sólo se limitaba a verme y a seguir platicando, por fin pude articular palabras y fue para preguntarle por el baño.  Cuando por fin entre en el, me moje la cara con agua fría, no entendía por que me sentía así, mi sexo estaba muy mojado y se notaba en mis lycras, mis pezones estaban ya muy duros y por un instante creí que me volvería loca de tantas sensaciones..  Apenas me estába secando la cara, cuando ella entró envuelta en un camisón totalmente transparente y al parecer víctima de los efectos de la misma pastilla. A partir de ahí todo fue un vertiginoso ir y venir de sensaciones nuevas y extrañas, a partir de ahí, supe que había llegado al lugar indicado, a donde podría cumplir todos mis sueños y ambiciones, a partir de ahí, me convertiría en alguien importante, en alguien con poder.
Parte 14 Cuando cumplí 20 tenía todo lo que había soñado y más, ropa de diseñador, joyas, carro con chófer y una cuenta con bastante dinero, más del que podría gastar en varios años en una vida de excesos como la que llevaba hasta ahora.  Solo necesitaba pedir algo y lo tenía, todo era perfecto, pero un día, todo cambio abruptamente.  Todo sucedió de una manera trepidante, una mañana cuando me disponía a ir a clases de etiqueta, llegaron cerca de 4 camiones repletos de policías federales, todos con capuchas y rifles de asalto.  Entraron al edificio por la fuerza, mientras yo veía todo por la ventanilla del auto, en cuestión de minutos bajaron con mi protectora, la llevaban esposada y con la cabeza agachada. Nunca imagine verla así.  Pasaron varios días y por fin tuve noticias de ella. La tenían recluida en un centro de máxima seguridad y sólo podían tener acceso a ella su abogado y familiares directos, le pedí a uno de sus hombres que me consiguiera papeles falsos y un contacto dentro del penal para poder entrar.  Tardó solo un par de días, los papeles parecían reales y ahora me había convertido en su hija.  Entrar en ese penal ha sido una de las experiencias más lúgubres de mi vida, todo tenía un halo de dolor, olores rancios y podredumbre. Algo que quería olvidar y nunca más tener cerca de mi.  En cuanto me vio, corrió a abrazarme y besarme con muchas ansias. Me dio instrucciones de como podría sacarla de ese lugar, me dio acceso a todas sus cuentas y los nombres de los contactos dentro del negocio.  Salí con toda la disposición de ayudarla, pero entonces, llegó el diablo vestido de pantalón Negro y camisa rosa.
Parte 15 La primera vez que lo vi, llevaba la misma ropa, solo que esta vez llevaba zapatos distintos, la misma sonrisa cautivadora y porte que me llamaron la atención aquella vez.  -hola chula, tanto tiempo sin vernos. Como estas? -  -No tan bien como quisiera. Pero espero solucionar esto pronto- En ese momento el comenzó a cuestionarme que había pasado adentro, su rostro se fue transformando y llegó un momento en que la alegría no se podía ocultar en su rostro.  -Chula. No ve la oportunidad que tenemos en frente? No ve que se puede olvidar de todos sus problemas desde ahora? -  -A que te refieres? - pregunte -Si la dama se queda dentro del penal y usted tiene acceso a todos sus negocios; no necesita más de ella, tiene en sus manos el poder de hacer los que quiera- Hasta ese momento no me había pasado esa idea por la mente, pero me estába tentando demasiado. Le estaba muy agradecida a mi protectora, pero la tentación era enorme.  -Que hacemos? - le dije -Para que arriesgarnos matemosla y vivamos como reyes por siempre- -Como lo hacemos? -  -Déjemelo a mi chula, yo me encargo de todo, solo deme una semana- Accedí y le dije que tenía una semana, se alejo y me quedé pensando, ahora tenía todo el poder, así que haría lo necesario para mantenerlo, mientras más pensaba, más tenía claro lo que debía pasar y algo estaba claro en mi mente.... Debía morir.
Parte 16 Al día siguiente la volví a ver, se veía un poco mejor y llevaba ropa más adecuada a su porte, mi contacto en el penal había hablado con el director a cerca de ella y pusieron una cuota bastante elevada para que mantuviera un mejor estatus dentro de la prisión la cual cubrí sin ningún objeción.  Afuera los abogados seguían con los trámites para su libertad.  Me sente junto a ella y le dije que necesitaba de todos sus consejos para manejar el negocio, también le platique que tenía un tema bastante álgido entre manos, ella me escucho con atención y me dijo a quien llamar y que hacer. Horas después salí del penal con mucha información bastante útil y segura de que todo saldría bien. Pasaron unos días y en los periódicos leí que se había perpetrado un atentado dentro del penal, en contra de mi protectora, en ese momento sentí un júbilo abrumador, me contuve y tome el teléfono, llame a quien ella me había dicho, solo dije quien era el objetivo y lo que había hecho, la llamada se cortó y solo me sente a esperar. En unas pocas horas llegó a mi celular una imagen de quien había sido "mi complice" le habían cortado los dedos de las manos, la lengua y en su lugar metieron sus testículos y pene, simplemente aterrador. Había obtenido poder y no pensaba compartirlo con nadie, lo gane y era mio. Nadie se podía interponer ante mi, sabía cómo desaparecerlo.
Recuerdo que mientras iba en la camioneta me golpearon e insultaron hasta el hartazgo crei que iba a morir.
Parte 17 Pasaron días de ensueño, días dónde la vida parecía una fantasía, tenía lo que quería y cuando quería. Los hombres idolatran a una mujer con belleza y poder, yo lo tenía y disfrutaba de la atención de todos. Habría tardado miles de años para conseguir lo que tenía y no me arrepentia de nada.  Asistía todos los días a fiestas fastuosas y llegue a codearme con las personas más influyentes de la ciudad, me acosté con actores, con actrices y llegue a participar en verdaderos bacanales, donde fluian alcohol, drogas y sexo desenfrenado.  Un día me disponía a salir de viaje y cuando baje del ascensor, la vi, ahí estaba parada frente a mi, me tomo por el cabello y me arrastró a él elevador, pulso el botón y se cerraron las puertas detrás de nosotros. Comenzó a abofetearme y a maldecirme.  -Nunca imagine que me hicieras esto. Nunca lo pensé de ti, te di todo, eres una perra y te voy a destruir -  -Pero como? -  -Te sorprende perra? No funcióno tu plan maldita, afortunadamente para mi, no me paso nada, pero para tu desgracia sigo viva- se calmo un poco y de nuevo arremetio- Al principio me rehuse a pensar que habias sido tu, pero al no recibir más visitas tuyas, mis dudas se disiparon muy pronto. Eres una maldita- Cogio el teléfono del cuarto y llamó a la recepción - que pasen - dijo y unos momentos después llegaron dos de sus guaruras, me tomaron por los brazos y me bajaron a rastras. Suplique, rogue e implore, pero a ella no le importo en lo absoluto.  Recuerdo que mientras iba en la camioneta me golpearon e insultaron hasta el hartazgo crei que iba a morir.
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Parte 18 Mientras espero el siguiente trago de tequila, en los altavoces de la rocola suena una de las canciones que yo puse. Comienzan acordes lúgubres e instantes después, suena la voz lastimera de Pascual Reyes No me mires, con esos ojos tristes, que me gritan palabras mudas, que me hacen recordar.  No busques, más llamas en el gas, porque si no nos hemos de quemar, seguro nos vamos a asfixiar Tenía sentimientos que me aquejaban, uno por uno eran dolorosos, pero juntos armaban un cóctel que me hacía querer estar muerto, sabía que no debías entrar en mi vida, sabía que eras una puta que cualquier día se largaria con cualquier hijo de la chingada con buen paquete o cartera gorda, aún así te acepte y te ame como nunca lo había hecho, soy un imbécil, que no se supo sobreponer a una puta y a su calentura, la música de San Pascualito Rey aún sonaba No veas lo que no hay en mi, lo que no hay aquí, lo que ya perdí. Olvidate de mi, olvidate de todo lo que yo te di, te vas a lastimar aqui Olvidarme de ti? Suena sencillo, llevó medio año tratando de hacerlo, medio pinche año lleno de lágrimas, de dolor y añoranza, lleno de putos sentimientos que me sirven para ni madres, medio año buscando putas, buscando hijas de la chingada interesadas como tu, pero ninguna a resultado ser tan ojete, ninguna está dispuesta a desmadrarme de la manera en que tu lo hiciste, pero estoy seguro de que esta noche será diferente, se que encontrare a alguien que llene el vacío que dejaste, si no sucede... hoy moriré.  Pido la cuenta y ya se está escuchando otra canción de Pascualito, su nombre no podía ser más adecuado para esta noche. CAEMOS O VOLAMOS?
Parte 19 Salí del bar tratando de conservar la vertical, camine por las calles dando tumbos y buscando compañía, tratando de encontrar a alguien en quien descargar mis frustraciones, buscandote a ti. Pasaron varias horas antes de encontrar a mi objetivo, la mire de arriba a abajo, buscando en ella todas las características que veía en ti. Después de unos instantes concluí que le faltaba mucho para ser como tu, pero igual a las otras y de la misma manera me encargue de omitir las faltas.  Me acerque a ella y me preguntó que si quería compañía, me juro entre abrazos y mimos que no me arrepentiria.  -Anda papi, te haré el hombre más feliz del mundo- -¿Quieres ser mi putita? -  -Con que eres tú! - Al parecer mi fama me precedia. Un tipo ebrio en busca de una putita, que pagaba por sexo y terminaba discutiendo y llorando, no era algo que podía pasar desapercibido por tanto tiempo.  -¿Como que soy yo? - Alcance a articular tratando de dominar a mi lengua.  -Ven, dejame llevarte con alguien que te puede ayudar -  Sin la más mínima resistencia de mi parte, caminamos por un par de calles, hasta una casa, entramos y una mujer nos atendió, mi acompañante pidió por un trabajo especial y me llevaron a una habitación con una cama enorme y paredes acolchadas.  Instantes después salió de una puerta distinta a la que entre, una mujer bastante alta, vestida de cuero y con un látigo en la mano.  -¿Así que eres tú el que quiere a su putita?- -Si, pero no eres tú. ¿Que haces aquí? -  Me abofeteo y me empujó con el látigo.  -No te he dado permiso de hablar, de ahora en adelante solo hablaras cuando te lo ordene. ¿Entendido? -  No se si fue el alcohol, el dolor, la pena o todo junto, pero en ese momento comencé a golpearla y a insultarla. Comenzó a pedir auxilio mientras la llenaba de puños y patadas por todo el cuerpo, en menos de un minuto ya tenía a 3 tipos golpeandome y sacandome a empujones de la casa, llegamos a la calle y me dejaron en la banqueta, no sin antes darse gusto con mis costillas y cabeza.  Entraron a la casa y tarde unos minutos en incorporarme, cuando lo logre, se acercó quien me había llevado a aquel lugar, me miró y me dijo.  -Carajo¡... Me iba a llevar una buena comisión por un servicio de esos, ni hablar, eres un pendejo y un pobre imbecil-
Parte 20 Esas últimas palabras funcionaron como un interruptor en mi cabeza y las ideas comenzaron a fluir con cierto frenesí.  -Como me dijiste? - Le pregunté al instante.  Ella se puso un tanto nerviosa y retrocedió un poco al ver que me incorporaba.  -Tranquila, no te haré daño, solo repite lo que me dijiste.- Su mirada estaba llena de miedo e incertidumbre, por fin logró articular palabras y aún tartamudeando me dijo.  -Que me iba a llevar una buena comision-  -No. Eso no, al final, lo último, dime, repitelo por favor... - Quería gritar, pero de mis labios solo salían susurros.  Intente caminar hacia ella y fui a parar al suelo.  Al parecer eso la tranquilizó, se acuclillo junto a mi y por fin lo dijo.  -Que eres un pendejo y un completo imbécil- Después de eso perdi la conciencia y me desmaye.  Horas después desperté en una camilla, conectado a un suero y con vendajes por todo mi cuerpo, no había un solo lugar que no me doliera, pero lo que más me lastimó, fue no verla ahí. Sentí un enorme vacío, estaba solo, lloré y de nuevo sentí que mi vida no tenía sentido, no tenía caso seguir, ya no mas.  En ese instante advertí su presencia, había estado ahí no se por cuanto tiempo, su cara estaba ojerosa y tenía un café en la mano.  -Por fin despertaste. Como te sientes? -  Trate de contestar, pero mi boca estaba seca y no podía articular palabra, además que sólo de intentar moverla, un dolor intenso me recorría todo el cuerpo.  -mmmgghhh- solo atiné a "decir"  Se sonrio y dijo.  -El doctor dijo que pasaría eso, pero me quise divertir un rato. Además es por hacerme perder una noche de trabajo, aunque eso ya casi quedó saldado con lo que había en tu cartera y los gastos médicos se han cubierto con tus tarjetas, así que no tienes mucho de que preocuparte- hizo una pequeña pausa y por fin concluyo -por ahora.-
Parte 21 Han pasado unos días después del incidente y mi nueva "amiga" me hacía visitas constantes en el hospital, un día llegó a la habitación, me miró de pies a cabeza, murmuró algo entre dientes, salió de la habitación y regreso con una bandeja de agua, jabón, algunos trapos y un rastrillo.  - A ver, así no luces tan bien como cuando nos conocimos-  Tomó un espejo que estaba en la mesita de enfrente y me mostró mi rostro. Un gran vendaje cubría gran parte de este en la parte superior y llegaba por debajo de mi ojo derecho, mi barba y bigote ya estaban bastante crecidos. Metió el jabón al agua, lo froto entre sus manos hasta generar bastante espuma, después la fue distribuyendo por mi rostro y comenzó a pasar el rastrillo hasta no dejar un solo bello.  Al terminar, me volvió a inspeccionar y dijo -Luces mucho mejor- Instantes después me pidió una de mis tarjetas de crédito. (Para ser sincero, la petición me desconcertó un poco) al parecer pretendía cubrir sus honorarios. Mientras pensaba, ella no espero mas y de la mesita, tomó mi cartera, saco una tarjeta, dio media vuelta y se fue.  Un sentimiento de soledad volvió a abrigarse dentro de mi, no lo había notado, pero su sola presencia me hacía sentir bien. Supuse que iba a vaciar mi tarjeta, tenía un límite alto en el crédito y eso me preocupó.  Pasaban de las 6 de la tarde cuando llegó con varias bolsas departamentales, se me acercó, me las mostró y sonriente me dijo -Sabes? Nada hace más feliz a una mujer que ir de compras.- No espero a que reaccionará, cuando de las bolsas empezó a sacar una camisa, pantalón, saco, corbata y unos zapatos para mi. Me sentí avergonzado por mis pensamientos previos y al parecer ella lo noto -Que? Pensaste que te iba a robar? -  Mire hacia el techo en señal de vergüenza.  Soltó una carcajada y sin detenerse me dijo -Pendejo.-De nuevo esa palabra.-Vamos¡ levántate¡ Te dieron de alta y necesitan que desocupes la cama lo antes posible, ya están artos de tener a un parásito como tu en una de sus camas.  Me ayudó a vestirme con bastante cuidado, ya no sentía dolor, pero me gustaban las atenciones que me brindaba.  Llegamos a la calle y paro un taxi, nos subimos y de repente se hizo un silencio un poco incómodo, sentí un pellizco en mi pierna, voltee a verla, estaba levantando las cejas y diciéndome - Dile a donde vives- Así lo hice y en poco tiempo ya estábamos en casa.  Cuando llegamos a la puerta saco mis llaves de una bolsa que ella llevaba, (hasta ese momento caí en la cuenta de que no las traía conmigo) me las entregó y me dejo entrar primero. Cuando voltee, ella aún seguía sin cruzar el umbral de la puerta. Entonces me dijo -que esperas que no me invitas a entrar? -  Me sentí un estúpido, regresa a la puerta, la tome de la mano y le dije -Pasa, estas en tu casa- Hizo una reverencia y entro al departamento - Así que aquí vamos a vivir? –
 Parte 22 Han pasado meses desde la golpiza que recibí a manos de esos canallas, ellos me dejaron cerca de casa, según lo que me cuentan los que me vieron, mi cara era una plasta de sangre y no se me podía reconocer, nadie me ayuda, llamaron a la ambulancia y esta no llegaba, a unas cuadras había un dispensario médico y mandaron traer al doctor. En ese momento todo era un inmenso dolor, despertaba y me desmayaba a cada instante.  El doctor llegó antes que la ambulancia, me tomo entre sus brazos y me llevo al dispensario.  El me salvó la vida, gracias a él sigo viva, el me ha ayudado con los tratamientos, no me cobro un solo centavo, el, el, el... Estas mismas frases me las repetía día y noche semanas antes de casarme con el.  Mi familia me pedía que no lo hiciera, que no iba a ser feliz y que a él le iba a destruir la vida.  Sabía que era cierto, pero el me lo había pedido, en principio le dije que no, que él era una gran persona y que yo no lo podría hacer feliz, que me perdonara, pero que prefería que fuéramos amigos.  El no cesó en sus intentos, me regalaba flores, chocolates, peluches, lindos detalles, pero no era lo que quería, yo deseaba joyas, autos, salir de ese lugar de nuevo y con el no lo lograría nunca.  Un día mi madre enfermo de gravedad y el la curó sin cobrar un solo peso, el cubrió los gastos de la operación y la convalecencia sin ayuda de nadie. De nuevo me sentía en deuda con el y el de nuevo volvió a la carga.  Le pedí unos días para aclarar mis ideas y platicarlo con mi familia.  Todos estuvieron en contra de la boda, decían que estaba destinada al fracaso.  Me sentí molesta al ver que nadie de mi familia confiaba en mi y me decidí a demostrarles lo contrario, les demostraría que soy una mujer digna de el y les taparia la boca a todos.  Lamentablemente no hice nada más que darles la razón.
Parte 23 Juro que puse todo de mi parte para que la relación funcionará, después de casarnos nos fuimos de luna de miel a Cancun, todo era realmente hermoso, nos hospedamos en un hotel 5 estrellas, la vista al mar era espectacular, todo el ambiente era propicio para el amor.  Llegó la noche y realmente estaba emocionada, íbamos a hacer el amor por primera vez, ya no podía esperar, mi cuerpo sabía lo que le esperaba y temblaba de excitación.  Todo empezó muy bien, realmente tenía habilidad con las manos, sus besos eran dulces y en todo momento fue tierno, me beso de pies a cabeza y ponía especial atención en los lugares donde había cicatrices.  Me sentía contenta, casi feliz, nunca había tenido una relación así y para ser sincera, lo estaba disfrutando mucho. Me decía que era su princesa y así me sentía, el me daba seguridad, me daba cariño y me daba cuanto podía.  Llegué a mi primer órgasmo en cuestión de minutos y segundos despues me vino una cascada de intenso placer, me sentía extasiada, enervada, me llevo una y otra vez a la cima del placer.  Necesitaba descansar, ya no podía más, me volvería loca, era mi turno de hacerlo disfrutar.  Puse toda la experiencia que tenía para hacerlo feliz, su excitación era tanta que no duró mucho antes de terminar, su cara reflejaba todo lo que sentía, su frente estaba perlada de sudor y su respiración antes frenética volvía a la calma poco a poco.  Eso solo había sido el comienzo de una noche increíble, una noche que no quería que terminara nunca.  Al día siguiente solo salimos del cuarto para desayunar, todo el resto del día lo dedicamos a seguir conociendo nuestros cuerpos y cada vez nos entendíamos mejor.  Fue realmente increíble, fue una semana de ensueño, pero al término de esta, debíamos regresar a casa, a la dura y pobre realidad.
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Parte 24 Nuestra casa no era más que un espacio de unos 100 metros, la mitad de estos construidos por una recamara, una pequeña sala/comedor y una pequeña cocina, la otra mitad estaba cubierta por un lindo jardín, en este había algunos árboles de diferentes frutos, uno era de naranja, otro de manzana y el último daba unas deliciosas peras, que tenían un sabor a mantequilla y parecían derretirse en la boca.  A lo largo de 5 meses me convertí en la mujer más fiel, amorosa y leal que hubiese existido, a pesar de que la cocina no se me daba nada bien, me esforzaba por hacer cosas que le gustaran y cuando no me salían bien, el me abrazaba y me llevaba a comer fuera... Realmente era muy bueno conmigo.  Todo habría sido perfecto, de no ser por un pequeño detalle. No sentía nada por el. Solo la simpatía que alguien pudiese tener por un hermano o un gran amigo.  Se que soy una basura, pero de verdad me estába esforzando, solo deseaba verlo feliz, aunque yo me estuviera muriendo de aburrimiento e infelicidad.  Un día las cosas cambiaron radicalmente. Había llegado la noticia de que seguía viva y feliz a oídos de la que en algún momento me había amado y protegido. Una tarde al salir de la tienda me abordaron los tipos que me habían dado por muerta.  No los había visto y note su presencia cuando ya era demasiado tarde, uno me tomo por el brazo y me "ayudó" a subir a la parte trasera del carro.  -Hola muñeca. como estas mamita ? -  Sentí un pánico horrible y a mi mente llegaron los recuerdos de aquel día. Cerré los ojos y comencé a pedir piedad. Se rieron, uno de ellos me tomo el rostro y con su aliento rancio directo en mi cara me dijo.  -Nuestra señora no está feliz de que estés viva y mucho menos de que estés felizmente casada, así que nos mandó a encargarnos de eso. Decide. Te sacas a chingar a tu madre de aquí, o nos echamos a tu esposo? — Debi sentir terror, y una enorme preocupación por el, pero... Lo vi más bien como una oportunidad de deshacerme de el, de poder ser libre y de ya no padecer una vida que no era para mí. Debo confesar que me sentí un poco culpable de pensar en esa opción, pero había otro detalle. Si les decía que lo mataran, lo harían o lo tomarían como una provocación?  Les pedí un día para darles mi respuesta. Accedieron de mala gana y desaparecieron.
Parte 25 Llegué a casa y el aún no estaba, me sentí una mierda por siquiera pensar en dejar que lo mataran, pero quería salir de ahí, de una o de cualquier forma.  Cuando llegó, trate de comportarme lo más normal que podía, le servi de cenar, al terminar nos fuimos a la cama e hicimos el "amor" como tantas otras veces. No sospecho nada.  No pude dormir durante toda la noche y por primera vez desde que nos casamos, no lo deje que durmiera abrazado a mi, le dije que hacía mucho calor y a regañadientes se separó de mi.  No me sentía capaz de dormir a su lado, me sentía culpable de lo que le iba a pasar y realmente lo era.  Era una noche cálida y salí a caminar al pequeño jardín, la luna brillaba en el cielo y los grillos nos regalaban una pequeña y tenue serenata. Cogi una de las deliciosas peras y le di un mordisco, su sabor me recorrió la lengua y el paladar, no había nada tan rico.  Pase horas en el jardín, recargada en el árbol de peras, pensando en lo que iba a pasar y como iba a pasar, pensé en las diferentes maneras en las que el podría morir, pero todas me causaban dolor. Después de un buen rato, llegue a la conclusión de que no importaba eso, lo importante era como les diría que prefería mi vida a la de mi esposo.  Me quedé dormida en el jardín y cuando llegó la mañana desperté cobijada en la cama, y había una taza de chocolate caliente encima del buro.  -Buenos días princesa! Otra vez te quedaste dormida en el jardín, te prepare chocolate y no te preocupes por la cena, hoy vamos a cenar a un lindo lugar.- Tomé un poco de chocolate, cada trago me quemaba la garganta y sentía que era justo lo que merecía, mis ojos se nublaron y un par de lágrimas se asomaron tímidas, me levante de la cama y corrí a abrazarlo.  -Gracias por todo, gracias por ser tan maravilloso conmigo.- El me tomo entre sus brazos y me dijo que no había nada que agradecer, que era lo menos que podía hacer porque me amaba.  Sentí náuseas, me volví a sentir una basura, pero ya había tomado una decisión y no había marcha atrás.  Las horas pasaron volando y cuando me di cuenta se había llegado la hora, tenía que verlos y decirles la decisión que había tomado, cogi mi bolsa, las llaves y salí a la calle, no tuve que caminar más que una cuadra, ya estaban ahí, esperándome. Me acerque a ellos y me saludaron inclinando levemente la cabeza.  Pasaron unos instantes llenos de un silencio incómodo, tenso, por fin uno de ellos se animó a preguntarme. - y bien? Que has decidido? -
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Parte 26 Quizá fueron sólo unos instantes, pero para mi fue una eternidad. De mis labios no salía la respuesta y a mi mente llegaron imágenes de mi vida antes y después de que el llegara, realmente era algo muy difícil para mi, me sentía una basura, sentía que me faltaba el aire, sentía una presión muy grande en mi pecho y una angustia tal que comencé a morder mis labios hasta hacerlos sangrar. No podía moverme, me habría encantado salir corriendo de ahí y olvidarme de todo, de volver el tiempo y que esto se quedase solo como un sueño, también me habría gustado demostrarle al mundo que podía ser una persona diferente a la que ellos creían que era, pero no podía, esta era mi naturaleza y no iba a cambiar ahora.  De pronto comencé a llorar de manera incontrolable, caí de rodillas frente a ellos, pensé en suplicarles por su vida y la mía, pedirles que me dejaran hacerlo feliz, que lo merecía, también pensé en contarles que yo no era feliz como ellos creían, pero de nuevo las palabras no salían de mi boca.  Uno de ellos me tomo por los hombros, me levanto y me subió al carro, me dio un par de bofetadas y me dijo que no tenía toda la tarde, que eligiera o ellos lo harían por mi.  No quise imaginar lo que harían por su cuenta, así que no era una opción.  Mi cabeza era un remolino de ideas, mi corazón se desgarraba y mi alma se derrumbaba a pedazos, por un lado era su muerte y entender por fin que soy una mierda y con esto darle la razón al mundo, por otro lado, alejarme de el y romperle el corazón a la única persona que realmente cree en mi, a la única persona que apostó por mi y a quien lastimare sea cual sea mi decisión.  Por fin me logre serenar un poco, la luna ya asomaba en el cielo, estaba en cuarto menguante, pero a mi me pareció una risa irónica, burlona..  Mientras corrían dos lágrimas por mis mejillas, salió de mi una voz ronca y apenas perceptible, una voz que no parecía la mía y solo dijo.  -Matenlo-
Parte 27 Debo admitir que me sentí nervioso al escuchar esa frase, la idea de vivir con alguien que no fuera ella, no me había pasado por la mente y quede totalmente desconcertado al escucharla.  Aún no salía de mi asombro inicial cuando ella continuo.  -Me gusta el lugar, es cómodo y agradable. Puede convertirse en un buen hogar- Mis ojos no dejaban de seguirla mientras se paseaba por las habitaciones. Al llegar a la cocina revisó todas las gavetas, estantes y refrigerador, en el momento que abrio este último, salto de inmediato lejos de el, mientras se alejaba se apretaba la nariz y trataba de contener las arcadas que le ocasionó el olor.  -Eso está echo un asco- decia mientras su ojos se ponían blancos con cada intento por contener el vómito.  Caí en la cuenta de que llevaba casi 3 semanas fuera y que ya había cosas a punto de podrirse antes del incidente.  Se me dibujo una leve sonrisa al verla en esa situación, aunque me duro muy poco, ya que instantes después me llego el olor provocandome arcadas aún más graciosas que las de ella, optamos por cubrir nariz y boca con trapos húmedos, abrimos las ventanas y salimos de ahí lo más pronto posible.  Fuimos a cenar a un restaurante italiano y después a ver una película, no se que era, pero me sentía muy bien, íbamos camino a casa y se colgó de mi brazo, recargo su cabeza en mi hombro y suspiro. Sentí un escalofrío recorriendo mi espalda cuando ella me dijo.  -No quiero que esto acabe, me encantaría quedarme contigo toda la vida, pero- dejo que el silencio nos rodeara y espero a que le preguntará.  -Pero que? -  Se soltó de mi brazo y dándome un golpe en el hombro me dijo.  -Carajo contigo hombre! me sorprende que hayas tenido novia, de plano eres muy lento- Me miró un momento y siguió -Una de dos, o de la golpiza quedaste taradito, o ya eras desde antes- -No estoy tarado - Le increpe -Pues no lo parece. Cuando me pediras que sea tu novia? O te arrodillaras y me pediras que viva contigo? Cuando? -  Estaba petrificado y no atinaba a articular palabra.  Entonces su buen humor se desplomó y con una mueca triste me miró a los ojos y me dijo.  -Claro... Nadie quiere de esposa a una prostituta, nosotras no tenemos derecho al amor- Levante su cara con mi mano y solo atiné a decir.  -Te quieres casar conmigo? –
Parte 28 Su cara se ilumino de nuevo con una sonrisa, acercó su rostro al mio, cerré los ojos para recibir el beso, pero, paso un segundo, dos, tres, por fin me decidí a abrir los ojos para ver que pasaba y cuando pude ver, ella ya no estába frente a mi, ahora caminaba alegremente por la calle y no paraba de reír.  -Sabes? - me pregunto cuando por fin me puse a la par de ella sin entender que pasaba - Me gustas mucho pero eres demasiado manipulable, aún no llevamos ni un mes saliendo y ya me pediste matrimonio solo por que me sentía triste, si quieres algo conmigo tendrás que esforzarte. Entendiste?- Asenti con la cabeza y de nuevo emprendimos el camino a casa.  En el trayecto la fui conociendo un poco más, la verdad es que mucho más, no paraba de hablar, me contó de sus mascotas de la infancia, de sus ex-novios, de cómo entró a la prostitución y de porque se ha dedicado a cuidarme desde el día de la golpiza.  -Cuando me contaron que había alguien buscando a su "putita" me pareció una verdadera estupidez, pero cuando llegaron a mi más detalles de tu historia, sentí envidia de aquella a quien buscabas y quise tener a alguien como tu en mi vida. Jure que si algún día encontraba a alguien asi, lo cuidaria y protegería hasta el fin de mis días y tan pequeño es el mundo y tan rara la vida que me dejó encontrarte.-  No supe que decir en ese instante, pero no había necesidad, ella no me daba oportunidad de hablar.  -Es por eso que sigo aquí, porque tengo palabra y la pienso cumplir, a menos que tu no quieras- Está vez si hizo silencio. Esperaba una respuesta y aún no sabía que decir. La tome de los brazos y la base, al soltarlo ya tenía claro lo que quería.  -No voy a ser yo quien haga que no cumplas tu palabra, pero si seré yo quien te obligue a cumplirla, así que será mejor que hagas que esto dure para siempre. Entendiste? -  Ahora ella asintió mientras sus ojos se nublanan por un par de lágrimas.  Tristemente "para siempre" es una frase... Solo una frase.
Parte 29 Ella tenía razón, mi departamento se convirtió en un hermoso hogar, después de no conocernos en lo absoluto, nos fuimos complementando poco a poco, teníamos gustos similares, además de que su manera tan particular de ver la vida me resultaba contagiosa. A pesar de ser una persona que no sonreía muy a menudo, ella se encargaba de hacerme reir todos los días.  Ella era de risa fácil y contagiosa, además de tener un humor muy ácido, nuestras pláticas terminaban en discusiones y las discusiones en sexo, vivir con ella era increíble.  Un día al llegar a casa ya entrada la noche, la encontré sentada junto a la ventana.  Lucía serena y pensativa, cuando noto mi presencia se incorporó y camino hacia mi con paso lento, pero firme.  Algo no estaba del todo bien. Supuse. Lo confirme cuando me tomo de la mano y me llevo a la mesa. La tensión se sentía en el aire y un escalofrío me recorrió la espalda.  Después de mirarme fijamente unos instantes, por fin me dijo.  -No me vas a preguntar si pasa algo? -  Cómo siempre, me quedé mudo.  Su tono de voz estaba cargado de un extraño sentimiento, se podría decir que era de melancolía, de tristeza, de esperanza, su ojos compartían el sentimiento con el que hablaba.  Me tomo de las manos y con la misma emoción me dijo.  -En vista de que no vas a preguntar, te lo contaré. Hemos vivido una historia bastante linda en estos últimos meses, has sido lo mejor que me ha pasado en mi tormentosa vida y te lo agradezco con el alma. He llegado a amarte, a admirarte y a respetarte cada día más- Se me hizo un nudo en la garganta y un hueco en el estómago tanto halago siempre traía un "pero" y esta vez no era diferente- pero las cosas en una relación cambian, la gente extraña su vida de soltero y las libertades que se tenían- recordé como era mi vida antes de ella y pensé "yo no" pero la deje continuar -Se que no soy la mujer perfecta, que tengo errores como las demás personas, pero también se que te amo. Pero no se que va a pasar después de hoy, no se que va a pasar después de que te diga que... Estoy embarazada -  Para ser honesto, no me esperaba esto y lo que sucedió a continuación ni yo me lo explicó.  Me acerque a la ventana y a todo pulmón grite.  VOOOOOOYYY AAAAA SEEEER PAAAAAPAAAAAA!!!!!! 
Parte 30 Cuando recupere la compostura regrese con ella, tome sus manos y comencé a besarlas, después siguieron su frente y mejillas, en ese momento probé una se sus lágrimas, la mire a los ojos y ella bajo la mirada.  -Que sucede? - pregunte y esta vez ella se quedó muda, no sabía que hacer, no sabía que decir, así que la cargue y la lleve hasta la alcoba era su turno de escucharme, entonces la recoste sobre la cama, apague la luz (no quería que viera las lágrimas en mi rostro) y comencé a hablar,  -No se que pase por tu mente en este instante, pero si se que pasa por la mía y te lo quiero hacer saber. Cuando nos conocimos te encontraste con una persona al borde de la locura, una persona sin dignidad y con la autoestima por los suelos. Te ocupaste de mi sin ninguna obligación y me cuidaste con bastante esmero y cariño. Para ser sincero, no te pareces en nada a quien buscaba- note que eso la inquieto un poco y me apresure a aclararle- eres mucho mejor, eres una persona a quien amo y a partir de ahora mi amor se multiplicará, mi amor será siempre tuyo y ahora de alguien más, alguien a quien juntos daremos nuestro amor y que llenara está casa de vida. - En ese momento su llanto se volvió convulso e incontrolable, la aprete contra mi pecho, no sabía que más hacer.  Después de estar unos instantes así, logró controlarse un poco y entre sollozos comenzó a decirme.  -Muchas gracias por estar conmigo, gracias por aceptar mi pasado y por amarme tal y como soy, para ser sincera, estaba muy preocupada por como ibas a tomar la noticia, nunca te escuche hablar sobre querer tener hijos, nunca te vi alegrarte al escuchar sus sonrisas, supuse que no te hacia mucha ilusión, pero ahora, con esto que me has dicho, confirmo que eres un gran hombre y por eso te amo- Pasaron los primeros meses sin ningún contratiempo, íbamos regularmente a la cita con el doctor para revisiones de rutina, debo confesar que cuando vi el primer ultrasonido no sentí nada especial, no vi nada especial, solo veía manchas en una pantalla y eso me desilusionó un poco. Al rededor del tercer mes, nos dieron su segundo ultrasonido y este de igual manera no me hizo muy feliz, pero en el del sexto mes, me lleve una grata sorpresa, ya era un pequeñísimo bebé, al cual le faltaba algo de desarrollo y del cual no quisimos saber su sexo hasta su nacimiento, pero ya era un bebé, ya era mi bebé, de ahí salimos más emocionados que nunca, ella se veía muy hermosa, había ganado algunos kilos, pero no había perdido su bella forma, o al menos así la veia yo, porque ella se la pasaba quejándose de su peso, de sus pies hinchados y de problemas en la piel. Yo le insistía en que exageraba, pero ella me alejaba cada que me acercaba a acariciarla, para mi pesar, después del quinto mes mi vida sexual desapareció gracias a sus complejos. En fin, fui paciente y por fin se llegaron los nueves meses, por fin conocería a mi bebé, por fin sabría si es niño o niña por fin nuestro hogar estaría completo.
Por fin
31 Por fin se llegó el gran día, todo estaba listo, ya habíamos entrado en labor de parto, nos subimos al auto y emprendimos el viaje hacia el sanatorio.  Cuando llegamos había varias mujeres a punto de dar a luz, algunas iban acompañadas de sus parejas, algunas de sus mamás y familiares y una que otra se encontraba sola, a la espera de no estarlo nunca más.  Llegó una doctora y nos invitó a pasar a uno de los consultorios que estaban desocupados. El ir y venir de doctores, enfermeras, camilleros y mujeres embarazadas era interminable.  Cuando la doctora la revisó, nos dijo que aún no estaba lo suficientemente dilatada, que le podían hacer cesárea y que todo terminaría muy rápido. Ella se negó y entonces le indicaron que debía caminar por 20 minutos y después regresarámos a una nueva revisión.  Yo tenía todo listo, tenía la primer ropa del bebé, un par de cobijas y suficientes pañales para una semana. También llevaba ropa y artículos personales para ella, así como mi cámara de video, no me quería perder un solo momento y lo quería ver cuantas veces fuera necesario.  Pasaron los 20 minutos y regresamos al consultorio, ahora era un doctor el que atendía, pasamos y la revisó, nos dijo que aún faltaba un poco, pero que si lo deseábamos podríamos pasar de una vez y que el se encargaria de todo lo demás. Lo meditamos unos instantes y ambos accedimos, los dolores ya eran bastante malos como para esperar. Lo que sucedió a continuación lo he vivido decenas de veces, día tras día, noche tras noche y aún no entiendo que sucedió.  Todo comenzó cuando el doctor le puso una inyección para que la dilatación se diera más de prisa, yo no cabía en mi de emoción y comencé a grabar, enfoque su rostro y en ese instante pensé que algo andaba mal, palidecio y sus labios se pusieron morados, confirme mi pensamiento cuando el doctor grito por ayuda y de su boca salian solo palabras obscenas.  En menos de un minuto la sala estaba llena de doctores y enfermeras que trataban de ayudar en algo. Me pidieron que saliera y me negué, no me quería separar de ella un solo instante, tome su mano con fuerza, la acariciaba mientras se iba poniendo fría.  Todo era un gran alboroto, yo solo miraba sus ojos que se apagaban poco a poco y como paños llenos de sangre circulaban entre las manos de las enfermeras.  Mientras todo sucedía, me acerque a su oído y comencé a hablarle.  -Por favor... - comence- no te vayas, no me dejes, aún nos faltan muchas cosas por vivir juntos, tenemos que cuidar a nuestro bebé, recuerdas que no nos poníamos de acuerdo con el nombre? Puedes elegirlo tu, prometo no enojarme, de verdad y también escogerás su ropa y le enseñaras a ser una buena persona, así como me enseñaste a mi- en ese momento las cosas dentro de la sala se habían calmado un poco, pero no notaba mejoría en ella, de mis ojos salía un llanto copioso y de mi boca salian palabras que sólo yo entendía, no eran más que balbuceos, pero aún así continúe. -Amor, pequeña, por favor, quedate conmigo y vivamos felices, anda, por favor - sentí que su mano se ponía rígida, su cuerpo ya no tenía calor, en el suelo había manchas de sangre por doquier y ya sólo había un doctor y 2 enfermeras tratando de limpiar un poco.  Encare al doctor y le exigi que hiciera algo, que no se quedará como imbécil sin hacer nada. Sólo bajo la cabeza. En ese momento recordé algo, mi bebé! - Dónde está? Dónde? -  El doctor con los ojos irritados, señaló una cuna y con voz entrecortada dijo - ahí –
Parte 32 Me acerque a la cuna y por primera vez lo vi, era muy pequeño, frágil e inocente, mis lágrimas dejaron de salir cuando por fin pude levantarlo entre mis brazos, sentí un enorme hueco en el estómago, mis músculos se tensaron y poco a poco fui perdiendo fuerza, recargue mi espalda contra la mesa y me fui deslizando. Un grito ahogado salió desde mi corazón.  De nuevo comencé a llorar, pero esta vez lo hacía como un niño, el sentimiento que me invadía era terrible, mientras lloraba, mis lágrimas caían en su pequeña carita, se veía tan tranquilo.  En ese momento perdí la razón y en mi desesperación pedí a gritos una cobija porque mi bebé tenía frío, mi hijo estaba muy frío, me levante con mucho cuidado, me quite la bata y lo envolvi en ella, me acerque muy despacito a donde estaba su mamá ahora cubierta por una manta de pies a cabeza, las enfermeras trataron de alejarme de ahí y de quitarme a mi hijo, una de ellas fue a parar al suelo de un empujón y la otra fue a refugiarse a los brazos del doctor que no despegaba la mirada del suelo.  Quite la manta de su cara, le enseñe a nuestro bebé, le dije -Mira. Que hermoso es, es igual a ti, ambos son hermosos, ambos son lo mejor de mi vida, no lo olvides- mientras hablaba con ella, en una mano cargaba a nuestro bebé y con otra le acariciaba el rostro a ella, a ambos los besaba y decía cuanto los amaba.  Por fin el doctor se acercó a mi y me quito a mi bebe, me pidió que lo perdonará y sus ojos se llenaron de lágrimas, entonces se dio media vuelta y se fue.  En la sala solo quedamos ella y yo, la serenidad llegaba poco a poco a mi, sabía que acababa de perder todo y no me quedaba nada más por que vivir y aunque lo hubiera. No lo quería, tome uno de los instrumentos filosos que había y lo pase cerca de mi garganta, un instante después entraron varios tipos que me sometieron y me inyectaron algún calmante, mientras me desvanecia a mi mente llegaron imagenes de mi bebé y de ella, de cómo debió ser nuestra vida, de cómo hubiese sido como padre, de las travesuras que pudimos hacer, entonces las imágenes se fueron haciendo más borrosas y un solo pensamiento quedó en mi cabeza - pronto estaremos juntos- entonces me desvaneci, mientras un suspiro de añoranza salía desde lo más profundo de mi alma, que también moría en ese instante. 
Parte 33 Baje del carro como pude, temblaba como nunca en mi vida, me sentía terrible, tenía miedo, no podía creer que había dicho eso, no podía creer que había firmado su sentencia de muerte, lo único que creía, no, lo único que sabía es que yo era una basura y quien debia morir era yo.  En el cielo las estrellas brillaban con gran fulgor, el cielo estaba particularmente despejado y la hermosa imagen contrastaba con lo que había en mi corazón.  Mire a esos bastardos, aún estaba en el carro, no se que hablaban entre ellos, pero reían ruidosamente, sus risas me taladraban el cerebro y los odie como nunca había odiado a nadie, odie su voz, sus miradas, sus ojos, todo en ellos me generaba una rabia incontenible, eran repugnantes y quería matarlos.  Las calles del barrio se llenaban de gente poco a poco, de todos lugares salian, algunos de ellos pertenecían a una banda, todos portaban algún distintivo en sus ropas para identificarse, todos estaban orgullosos de pertenecer ahí. mi cuerpo no dejaba de temblar y mis ojos no cesaban las lágrimas, mi llanto era un llanto silencioso hasta que los vi salir del carro. En ese momento comencé a gritar y mis gritos desgarraron la noche, la gente volteaba a vernos y note que se pusieron nerviosos, continúe gritando más fuerte y uno de ellos trato de callarme, me tomo del brazo y me amenazó -Si sigues gritando te voy a meter una bala en el culo- me dijo.  En vez de callarme, grite aún más fuerte, algunas personas comenzaron a acercarse y algunos miembros de la banda comenzaron a dar órdenes. En poco tiempo llegaron más y algunos de estos traían palos, piedras, también se asomaban algunos cuchillos y navajas de sus manos.  Eso me impulso a pedir auxilio y a gritar que me querían matar, grite con todas las fuerzas que me quedaban, el que me tenía del brazo comenzó a gritarme y a golpearme con la pistola, caí al suelo y recibí un puntapié, después de eso escuche un par de detonaciones, después gritos y maldiciones, toda la banda se había dejado caer sobre ellos, algunos les daban puñetazos, patadas, algunos otros les daban navajazos y unos más les apuntaban con pistolas.  -Aquí no van a venir a hacer sus pendejadas- grito uno de ellos y todos los demás lo secundaron con gritos y mentadas de madre.  Uno de ellos me levanto y me pregunto que si estaba bien, asenti con la cabeza y sentí como algunos hilos de sangre corrían por mi rostro.  Por fin había dejado de temblar, note como habían dejado de golpear a los tipos y como empezaban a buscar en sus bolsas para sacar algo de valor, cuando encontraron las armas y el dinero, comenzaron a celebrar y mientras se alejaban iban gritando que ya había salido pal chupe. Solo se quedaron dos de ellos para llevarme a casa. Cuando pasamos junto a los cuerpos, estos no tenían forma reconocible, se habían convertido en una masa sanguinolenta. No sentí remordimiento alguno, solo sentí un poco de paz.  Ya estábamos a unos pasos de la casa cuando lo vi, estaba parado en la puerta, en cuanto me vio corrió a mi encuentro, note como su cara se había deformado por la preocupación se acercó a mi y yo... Yo ni siquiera pude mirarlo a los ojos
Parte 34 Entramos a casa, los dos chavos que nos acompañaban se fueron corriendo y gritando aún eufóricos por su reciente hazaña.  Mientras caminaba no podía despegar mi mirada del piso, veía como lentamente mis pies se ponían uno delante del otro, cruzamos el jardín, mire a los tres árboles, me habría gustado quedarme sentada junto a ellos. Por fin llegamos a la recamara, me ayudó a recostarme y salió de la habitación. Instantes después regreso, en las manos traía un recipiente con agua y algunos trapos. Comenzó a limpiar mis heridas y a preguntar que había pasado, le dije que no me sentía bien y que prefería descansar, el asintió, terminó de limpiarme, me cobijo y salió.  Cuando me supe sola, me acoste boca abajo y comencé a llorar, no podía dejar de hacerlo. Como pude hacerle algo así? Como pude disponer de su vida por facilitar la mía?.  Afuera se escuchaban sirenas y un gran alboroto, gritos de policías, mentadas de madre de los vecinos, amenazas sobre llevarse a todos si no decían quien había sido y risas burlona como contestación, total que se convirtió en un crimen más sin resolver, así como los muchos que hay en esta ciudad.  Después de llorar por horas el cansancio se apiado de mi y me sumergió en un sueño profundo, lo que sucedió en mis sueños fue aún más aterrador que la realidad, en mis sueños yo era un monstruo y veía como poco a poco acababa con más personas que he querido, veía como los destruía poco a poco mientras de sus labios solo salía una pregunta "¿por que?" así que preferí continuar despierta, el iba y venía constantemente a ver si me sentía mejor y cada que lo hacía fingia estar dormida no lo quería ver o escuchar. Hubo momentos de la noche en que se recostada junto a mi y me abrazaba, me susurraba cosas como "pronto estarás bien, aquí estoy para cuidarte" "mi pobre amor. Quien pudo hacerte esto?" "te amo" cada una de sus palabras se clavaba muy dentro de mi, no las merecía y el no merecía tener a alguien como yo.  Medite lo que restaba de la noche, cada instante las ideas eran más claras y antes del amanecer ya tenía claro lo que debía hacer, había tomado una decisión y creo que era lo mejor para ambos.  Así tendría que ser.
Parte 35 Llego la mañana, nuevamente fue a revisar que todo estuviera bien, me revisó las heridas y se cercioro de que ya no sangraba, colocó nuevos vendajes, colocó antiséptico y me beso en cada uno de los golpes que tenía. Cada uno de sus detalles, de sus atenciones, de sus palabras de amor, de sus acciones hacia mi me deseperaban, quería que me detestara, que me odiara, quería que sintiera asco por mi, que se enterara de una vez por todas la clase de persona que era, pero no me atrevía a contarle la verdad, me daba pavor la idea de que me mirara de una manera distinta, el era la única persona que me veía así y no podría soportar que me viese como realmente soy, si yo sentía asco por mi cada que me miraba al espejo, si yo me odiaba al saber lo que he hecho, el probablemente se sentiría decepcionado, dolido, herido.  Si tan solo tuviera la certeza de que contandole todo, el me odiaria, lo haría sin dudarlo, pero se que no sería así, solo le rompería el corazón y estoy segura que aún así me amaria con cada una de esas pequeñas partes, no importando en cuantas partes de rompiera, el me seguiría amando. Debería sentirme la mujer más afortunada del mundo, pero no era así.  Cuando por fin se fue a trabajar, solo necesite un par de horas para recoger mis pocas pertenencias, solo me lleve un par de mudas de ropa, artículos personales, un poco de dinero y la poca dignidad que me quedaba, esto no me tomo más de unos cuantos minutos, el demás tiempo lo pase sentada entre los árboles y disfrutando de sus frutos por última vez.  La mañana era cálida, las personas comenzaban a circular por la calle, algunos niños iban a clases acompañados pos sus madres y los padres de algunos se dirigían a sus trabajos. Me costó muy poco trabajo mezclarme entre la gente a pesar de tener vendajes en la cabeza, nadie me miraba, a nadie le importaba, bueno, casi a nadie, pero acababa de abandonar a la única persona en el mundo que daría algo por mi
Parte 36 Caminé por horas, no tenía un tumbo, no tenía a donde ir, no sabía que hacer. Pasaron días enteros sin poder llevarme algo a la boca, solo podía permitirme dormir bajo techo una vez a la semana, por lo regular eran cartuchos de hoteles viejos, infestados de bichos y alimañas, aún así parecían mansiones en comparación a dormir en la calle. Aprovechaba cada oportunidad para lavar mis pocas pertenencias y darme largas duchas. Solía pasar el resto de mis días vagando yendo de un lugar a otro, llegue a usar mi cuerpo como moneda de cambio por algo de comida, nunca acepte dinero, no era una prostituta o al menos eso quería creer. Caí en cuenta de que mi cuerpo era bastante atractivo para hombres maduros y saque provecho.  Al principio sólo fue comida, y cosas sin mucho valor, poco después fue ropa, un pequeño apartamento, pulseras, collares, cenas en lugares caros, muchas cosas más, pero nunca dinero, no, yo no era una prostituta. No. No lo era. Los viejos amaban mi altivez, nunca hacia lo que querían cuando ellos querían, siempre era en mis términos y cuando yo quisiera, al parecer una mujer dominante era lo que ellos querían y yo se los podía dar sin ningún problema, obvio a cambio de algo lindo para mi.  Procuraba mantener todo mi tiempo ocupado y casi siempre lo lograba, tenía mi agenda llena, pero de vez en cuando tenía un espacio libre y entonces pensaba en el, en lo que le había hecho y todo se desmoronaba a mi alrededor. Hasta qué llegó quien ocuparia su lugar en mi mente.
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