7 years long journey in the South;Bolivia, Peru, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile | Antartica
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Meme Cósmico 72
Todo termina. Todo acaba en el plano de la existencia, del pensamiento, de la emoción. Todo muere en infinitas maneras de vivir.
En el final de un ciclo, unos minutos para contemplar la melodía de cierre. No puede existir belleza ni valor en algo que no termine. Lo finito cobra sentido en el mapa de la vida. Lo infinito es tan solo un estimulo para caminar y seguir caminando hasta encontrarnos con aquello que nos hace suspirar. Entonces exhalan los alientos porque justo allí algo grandioso habrá acabo su búsqueda.
Todo muere. Lo bueno y lo malo. El amigo y el enemigo. El amor y el desamor. Una buena historia cuenta con un buen final; y algunas deben llegar más allá del Fin del Mundo. Más allá de la razón, de los miedos e inclusive, más allá de la fe. Y qué puede llegar tan lejos, tan profundo, tan distante? Solo una imaginación cultivada con amor.
72 mensajes de infinitos cosmos en expansión. 72 dimensiones que nacen del Sur y se siembran en el único lugar del planeta tierra donde estas semillas germinan como obras de arte para aquellos que buscan descifrar los enigmas del Universo: La Antártida.
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Travesía del Sur (part8)
Ha llegado el momento para despedir mi bitácora. Solo un meme cósmico queda para cerrar el final prolongado de una historia de suspenso y magia. Ya todo está consumado en la intención original que inicio mi viaje. No existe una travesía artística por Sudamérica con las características y los contextos de las cuales he tenido la fortuna de ser protagonista. No existe una historia similar y dudo mucho que se pueda repetir una entrega cuántica de las dimensiones de mi espiral por el Sur. No obstante, la grandeza de esta historia no radica en la historia misma, sino en el estímulo vibratorio que ha generado a lo largo de estos años.
Cuando La Misión comenzó sentí que estaba ante la presencia de un gran acertijo el cual estaba diseñado especialmente para que mi espíritu pudiera recordar. Con cada episodio del viaje, fui construyendo con el poder inagotable de la imaginación los puentes alquímicos para unir los puntos. Se crearon dimensiones que al inicio resultaban complejas comprender pero la realidad tan única que arropaba a los países del Sur, me permitieron percibir mi entorno como un gran laboratorio cuántico donde todo era posible. Una verdad que ya había experimentado en mi travesía anterior por el Asia, pero ahora había una gran diferencia. El reto era que esa posibilidad fuera colectiva y no individual. Es decir, lograr lo imposible para la razón en comunidad fue el génesis de esta misión. De tal manera que el logro compartido por impulsos utópicos del corazón permitieron un despertar multidimensional en cada persona que entró en contacto con nuestra vibración. Ese es el principio de grandes transformaciones.
La inspiración dejó de ser un concepto metafórico y se transformó en una fuerza imparable, en una luz.
La Amistad
Durante mi viaje por el continente forjé lazos que valen la pena mencionar. Una lista de personas que más que extraños que se transforman en amigos, simbolizaron reencuentros de almas cósmicas. Abrazos que llegaron en momentos únicos e inesperados para darnos sentido y propósito mutuo / para acompañarnos en el trayecto de un camino incierto / para empujarnos en los pasos finales de una cumbre por alcanzar / para consolarnos en las noches mas oscuras / para ser libres y caminar como niños la superficie de un punto azul. En algunos casos, los reencuentros estuvieron caracterizados por una intensidad tremenda que solo una Ofrenda Musical podía transformar su aparente estallido de emociones desbordadas. Casos donde pudiera haber parecido el encuentro de dos enemigos disfrazados para danzar la melodía cósmica del destino. Sin embargo, el arte de verdad tiene sus formas de sacar lo mejor y lo peor de nosotros porque de eso justamente se trata: desnudarse hasta quitarse la piel, los órganos y el mismo esqueleto (!)
El Quijote del Sur
De todos esos encuentros mágicos e invaluables, dedico unas líneas para mi fiel compañera de viaje. Y es que fue solo ella, quien fue capaz de seguirme hasta el Fin del Mundo. Más allá de sus miedos y más allá de los míos. En los momentos más arriesgados donde la razón te susurra que retrocedas, ella se mantuvo firme como Sacho Panza en la novela de Cervantes, representando la sencillez y la ingenuidad. Pues, quién puede ser más ingenuo que aceptar cruzar un país en tiempos de pandemia para ingresar a las salas covid junto a un compositor (?)
Después se creó la historia y llegaron más personajes a la lucha contra la corona de la oscuridad. Pero solo después de que dos habían dado el salto y habían logrado sobrevivir contra la invasión del mal.
Fue así como Oryi se convirtió en mi confidente, en mi alumna y en mi maestra. Ese valor de una compañera fiel hasta el fin del continente me mantuvo despierto en el camino. Y es curioso pensar que de todas los amigos que pudieron haber llegado conmigo hasta Ushuaia, fue ella quien sobrevivió las pruebas de un viaje multidimensional de desafíos y pruebas.
Ya mi amor está expresado de las formas invisibles y codificadas que conoces. Es decir, no hay cursilerías baratas para enaltecer el triunfo mutuo de nuestra relación cósmica. Pues conociendo al autor de esta obra, debes saber que no celebramos el pasado sino lo que está por pasar. Pero si existen melodías que hablan, que besan, que abrazan y que dejan ir…
Así que por eso y por lo que el universo tenga deparado para tu servicio en esta misión: Bravo Oryi! Llegaste hasta al final del camino. ¡Siempre contarás con mi gratitud y con el recuerdo imborrable de esta historia!
El Alemán
No puede quedar por fuera de mi ecuación de cierre mi hermano cósmico menor. Mi buen compañero de aventuras y guerrero de batallas alquímicas, Fabian. Años cuánticos de viaje transcurridos en episodios que marcaron nuestras vidas y sobre todo, la visión de un europeo sobre la cultura del Sur.
Lamentablemente no llegó hasta el fin del mundo. Desde mi perspectiva, sus miedos y el condicionamiento subconsciente del viejo continente le impidieron comprender las señales. Sin embargo, llegó hasta donde su propia constelación le permitió llegar - y es por esa razón que hoy en día posee un tesoro en sus manos! Una prueba más del estimulo vibratorio de toda esta espiral que sin duda alguna, explotó su espíritu de posibilidades.
Fabian recibió una gran responsabilidad durante sus meses de viaje. La documentación audiovisual del desarrollo de la misión en Venezuela y Brasil no fue una tarea fácil. Requiere un estado de consciencia elevado que le permita a cualquier creador de contenidos ver más allá de lo posible. Una constante reinvención de formas para encontrar la esencia de cada Ofrenda Musical que participó. La Desinfección Musical fue un comienzo que le dio un pase cósmico hasta llegar a las Cataratas de Iguazú. Solo allí, el universo le abrió el portal para ver con el corazón la luz que sus lentes percibían.
Ese fue el momento donde se requirió otro salto de fe. Ese que te puede llevar mas allá del Fin del Mundo (...)
La Serie de Netflix
Seis años de viaje que prometen una hermosa conclusión audiovisual. Cada país, cada Ofrenda, Vacuna y Desinfección Musical, cada anécdota vivida en el sur sugiere la materialización de alguna película o serie que permita conocer esta historia. Si bien es cierto que los logros de esta misión han sido dignos de contar, también es cierto que, por alguna razón, esta historia no se conoce con la misma proyección que el romance de Pique, por ejemplo. Lo que le hace a uno pensar: ¿ha sido todo esto real? O peor aún, ¿está acaso el planeta lleno de historias como la nuestra pero que simplemente permanecen ocultas e invisibles?
También es cierto que hemos recibido propuestas que no han llegado a ningún lado. Intentos de estafas para usar el material y mis vivencias como señuelo para recaudar dinero. Así que he llegado a pensar que si! Hay "alguien" que está leyendo esto y que ha seguido paso a paso el desarrollo de este guión cósmico. Alguien que ha esperado pacientemente el final de mi recorrido y el cierre de un gran capítulo de vida para dibujar las magnitudes de algo especial. Y siento que ese alguien ya sonríe al ver que esta historia tuvo un final feliz.
La Celebración
Me siento en el muelle, mirando hacia los mares de mi espíritu. Me sirvo una copa de un buen vino argentino mientras contemplo los hechos pasar. Hechos que hablan de mi palabra, de mi visión, intuición y dirección. Celebro conmigo y me doy las gracias por no haber dejado de creer en mí. Por no haber dejado de trabajar con disciplina y musicalidad mi partitura. Sonrío a las fuerzas del bien que me han acompañado y protegido en mi ilusión por conectar con la naturaleza de formas sublimes y atrevidas.
En conexiones distantes de Norte a Sur, envío las cartas finales. Me aguarda una nueva aventura justo cuando cierro otra. Celebro entonces mi vida que transcurre en sinfonías y anécdotas que contar y sobre todo, enigmas que compartir.
Me sirvo otra copa y me acompaña una sonrisa ligera. De esas picaronas que esconden un secreto que no se puede contar. Y es que cuando las ideas están materializadas es la hora de brindar:
Salud por lo alcanzado!
La Antártida
Comienzan las horas finales para mi partida a un nuevo continente. En el muelle me espera un velero para cruzar el estrecho de Magallanes y llevar la primera Ofrenda Musical a la Antártida. Una expedición sin precedente en la cual comienza un nuevo capítulo de vida.
En Ushuaia me despido de Oryi y me preparo para una nueva sinfonía en tres movimientos.
Hasta aquí puedo revelar mi destino pues hasta aquí llega mi mente. Mi imaginación, sin embargo, vuela a ritmos cósmicos que se alinean perfectamente con el sentir de mi intuición.
En una conclusión resumida, la espiral del Sur me abrió el portal para un nuevo planeta. Y es allí, en lo desconocido por el arte y la fe, donde volveré a empezar.
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El Final (part2)
He llegado al final del continente. He caminado el sur con una camisa blanca como consigna de fe y como un lienzo para pintar un nuevo comienzo. Con cada paso, un volver a empezar. Mi manos no han dejado de tocar. No solo melodías sino las profundidades de cada episodio en mi travesía. Nada resulta trivial y hasta el más mínimo encuentro fortuito puede terminar en una oportunidad trascendental para continuar creciendo y creyendo. Me consuela contemplar el camino andado como una única respuesta contundente ante mis dilemas existenciales. Esos que uno se plantea en algunas etapas de la vida. Al menos los que tenemos la fortuna de darnos cuenta.
En retrospectiva, en el Sur han transcurrido varias vidas y cada una con tal velocidad que resulta difícil contarlas sin hacer uso de la magia y las dimensiones cuánticas para que la mente comprenda algo y le encuentre un sentido a todo esto.
Cómo es posible recorrer una espiral de 9 países y haber llegado hasta acá sin una planificación lógica y razonable? Sobrevivir ante una pandemia con dinámicas que arrojan tu vida a un fiel testimonio de fe y al mismo tiempo, te ponen a prueba hasta el tuétano! En este punto del mapa es inevitable recordarme de los hechos tan particulares que me arrojaron al fin del mundo. Más que por ser anécdotas que quedan, por ser coordenadas que me ubican y que me llevan a sentir que hay algo significativo detrás de todo esto.
El Principio
(Caracas, 4am.) Una extraña sensación me despierta. Mi oido percibe el sonido de unas campanas que vienen de la calle y que parecen anunciar que aquel día seria importante. En la cama suspiro, de nuevo nostálgico por verme atrapado en mi propio laberinto. El olor del ambiente hacía imposible separar el hecho de estar encerrado en una clínica mental y por más que aquellas campanas me invitaban a salir volando, mi libertad estaba comprometida por mi falta de cordura. Allí, en esa habitación, el día comenzaría con una jornada de medicamentos y con la misma pregunta: ¿Cómo había llegado hasta allí?
La culpable de todo mi dilema era, por supuesto, ella. No había manera de llegar a una conclusión diferente cuando mi mente comenzaba a rastrear el camino andado. Yo ya me había declarado un viajero y no hay nada más vulnerable que ser un caminante del tiempo y del espacio. El alma se desnuda por completo ante las experiencias que van formando a un ser capaz de sentir, capaz de voltear a la esquina y mirar que hay más allá de la cuadra donde termina el rallado. Pero no solo mirar, sino llegarse hasta donde la imaginación puede llegar. Ella, sin duda me llevó a plantearme una visión que se hizo ilusión, propósito y trayecto. Y cuando me llegó la hora de transitar los portales del Oriente con el Occidente, el espejo dibujaba a un ser irreconocible. La India y sus enigmas, me habían transformado. Ella se había salido con la suya.
Yo regresé a Nueva York. Sentí mucho miedo pero no sabía de qué. Tampoco sabía identificarlo ni mucho menos encontrar a alguien para conversarlo. En mi entorno, nadie parecía haber tenido experiencias similares y todo se limitaba a las fronteras de una partitura conocida. Comencé a contar mis historias que sonaban a anécdotas casi fantásticas de alguien afortunado que las pudo vivir y al hacerlo, de nuevo se cerraba la ventana para identificar lo que realmente sucedía en el interior del compositor. De repente comencé a contar más de mi pasado que de mi presente y fue allí donde reconocí que no podía permanecer en Nueva York. Una decisión que hizo que aquel personaje del espejo luciera aún más descabellado de lo que su ropa hindú lo pintaba ante la gente.
Entré en guerra conmigo mismo porque todo un constructo de expectativas se estaban derrumbando sin poder identificar la razón. Mi corazón estaba sediento de continuar explorando el mundo más allá de la academia y de los caminos convencionales que te transforman en un producto. Por otra parte mi mente quería continuar en la ciudad que nunca duerme, dentro de esos conservatorios famosos, compitiendo para ser el mejor aunque ya no poseía el apoyo del corazón. Así que me vi rodeado de humo hasta asfixiarme con el caos que caracteriza el inicio de una nueva obra. Nació un grito sinfónico Salsa en Tiempos de Guerra. Como una forma inteligente de disfrazar y documentar mi crisis que al poco tiempo me traería de vuelta a mi raíz, Venezuela.
La Crisis
(2015/2016) Venezuela fue el escenario de una explosion multidimensional. El país estaba sumergido en un colapso absoluto y la energía que se sentía, desde el núcleo familiar hasta el núcleo social, era abrumadora para alguien sensible que venía a encontrar un sentido. El ambiente era como de un barco que se hundía y era un grito escalofriante de SÁLVESE QUIEN PUEDA! Yo estaba llegando en medio del éxodo más grande en la historia moderna de Venezuela y una vez más, no había nadie con quien pudiera abordar los temas de conversación capaces de nutrir mis dudas existenciales. Al menos así me sentía en las interminables colas para adquirir alimentos o para surtir gasolina.
En medio del caos, continué escribiendo. En medio del humo de aquella explosión tricolor, continué caminando con el shofar en la mano. Todo se estaba derrumbando y yo no escapaba de aquella ecuación radioactiva que terminó convirtiéndome en un total extraño, hasta para mi propia familia. Estaba en guerra y todo aquel que entrara en contacto con mi universo iba a sentir el corrientazo de un ser en cortocircuito. Fue en este punto, entre los extremos del amor y el miedo, donde perdí la fina línea de respetar la ilusión Maya. El país era una absurda manifestación de inconsciencia y ese cáncer maligno que impregnó a cualquier alma decente, fue el motivo detonador para terminar de perderlo todo... hasta la cordura. La obra sinfónica Salsa en Tiempo de Guerra llegaba al movimiento: YO | ME.
Es en este contexto, en el momento más oscuro de mi sentir, es donde sucede aquel concierto. Un hermoso escenario que esperaba por la presentación del compositor Andino quien había conquistado las alturas del Himalaya y traía de vuelta a su tierra sus melodías. Una gala escolar que reunía a las familias más importantes de la ciudad para escuchar al pianista y compositor. Recuerdo bien ese momento porque una hora antes estalló una lluvia torrencial que inundó varias calles de la ciudad. Ese sería el concierto donde anunciaría mis planes de viajar por todo el país pero no fue así. De hecho, fue el momento donde perdería mi libertad temporalmente y haría público que algo en mí se estaba derrumbando.
Las hermanas del colegio Juan XXIII habían acomodado un salón como camerino. El concierto comenzaría a las 6pm. Yo llegué empapado por la lluvia alrededor de las 5pm. Recuerdo haberme sentado a meditar mientras llegaba el público. Unas 600 personas comenzaron a aplaudir pasadas las 6:30pm pero sobre aquella alfombra, yacía un compositor petrificado en posición de loto. La puerta del camerino sonaba pero nadie lograba abrirla. Se intentó dialogar con aquel pianista y convencerlo de salir, pero, todos los esfuerzos resultaron inútiles. El caos interno rápidamente se exteriorizó a cada una de las personas que aguardaron hasta las 9pm para dar inicio. Hasta que un padre toma el micrófono para anunciar que su hijo no estaba en condiciones de presentar el concierto - gracias por venir...
Todos estos años me he preguntado, qué pasó que no pude salir? Y qué pasó en esa meditación que me encerró de tal forma?
Al día siguiente estaría despertando en una clínica mental.
Confesiones
Durante días mi mente reproducía el momento cuando dos guardias de seguridad rompen el seguro de la puerta y me toman de cada brazo para inyectarme. Allí estaba mi madre, acompañando con dolor ese momento y también mi padre, contemplando con vergüenza y preocupación ajena tal escena. Allí también estaba dándose inicio al movimiento sinfónico de ELLOS | THEY mientras la Salsa en Tiempos de Guerra se hacía realidad con cada hecho de la historia. Al menos ese era el motivo en el cual, detrás de los garrotes de aquella habitación, podía encontrar significado a mi desdichada situación. Mi incomprensión absoluta por lo que estaba atravesando hacía aún más adverso cualquier diálogo interno conmigo mismo. Porque... ¿Quién era el culpable de tal desenlace?
La profundidad de mis dilemas fueron rápidamente confundidos por la superficialidad de las formas. Fui tratado como un consumidor de cannabis el cual sus neuronas estaban fundidas y era esa la razón de todos esos comportamientos extraños y sin sentido. A los pocos días, ya era un rebelde queriendo escapar a los medicamentos que me obligaban a tomar para tratar "mis problemas". Cada día que pasaba, comenzaba a ser más incomprendido por los psicólogos que tan solo les bastaba unos minutos de sesión para comprender que había algo más profundo en este caso que el simple hecho de tratarse de una adicción. Pero, ¿qué era? Cuál era la raíz de toda esa pesadilla?
Durante semanas, quizás meses, no podía dejar de pensar la razón por la cual había llegado de vuelta a Venezuela. No pude escapar de sentir su crisis y su descomposición en cada centímetro de mi ser. Tampoco pude conversar con nadie lo que sentía, mis temores y esa intuición con la que me despedí del Asia y retorné a la América. De maneras inconscientes y al verme incomprendido por mi entorno, herí con acciones desmedidas la integridad de aquellos que amaba. Parecía que había retornado a un lugar lleno de monstruos y de tanto criticarlos, me convertí en uno - al menos durante esta guerra que se estaba desarrollando. Y es que solo bastaba con dar un vistazo en las calles, contemplar la descomposición de las familias, de los valores y de la sociedad en general para darse cuenta que los monstruos estaban sueltos haciendo de las suyas.
El dilema con una guerra es que tienes dos opciones; o ganar o perder.
La enfermedad
Aquel día, al escuchar las campanas a las 4am, sentí que alguien vendría por mi. Mi panorama no parecía cambiar con el pasar de las semanas. Es decir, los médicos querían asegurarse que sus tratamientos pudieran dar con el problema que padecía. Así que mi libertad estaba condicionada por alguien. Sin embargo, ese día durante el almuerzo, algo sucedió que sin previo aviso terminé desmayándome y golpeando el suelo con la cabeza. BOOOM ! - se escuchó en todo el centro. Un golpe percusivo que había anunciado que ya había llegado el momento...
Dicen que perdí el conocimiento y estuve en una especie de coma por unos minutos. Aun así, recuerdo escuchar las voces de preocupación entre los enfermeros, chequeando las cantidades de medicamentos que me habían suministrado ese día. La situación hizo que la clínica tuviera que llamar a mi padre el cual se encontraba en Caracas y acudió a la brevedad posible. El me rescató... o al menos así me gusta recordarlo (!)
Las semanas siguientes no fueron fáciles. Quedé medicado para la tranquilidad de mi familia y poco después, decidí retornar a Nueva York. A los pocos días de haber llegado, me volví a desmayar y terminé en una clínica donde me diagnosticaron el síndrome de Stevens-Johnson. Un trastorno grave y poco común que suele ser una reacción a medicamentos, en la mayoría de los casos es mortal. El doctor a revisar los medicamentos que estaba tomando se extrañó, se alertó y me dijo: prepárate para los días más intensos y difíciles de tu vida (!)
El final
Después de un par de semanas y de un proceso de recuperación muy intenso, salí caminando de la clínica como un hombre nuevo. Había algo en mí que de alguna manera abstracta comprendió de qué se trataba todo esto. La obra, Salsa en Tiempos de Guerra, había culminado y estaba lista para ser estrenada junto a los 5 Discursos de Paz que me habían llevado a Asia en primer lugar. No dudé en retornar a Venezuela pero no como Venezuela esta vez, sino como el Sur.
Sonidos del Sur.
Fue así como comenzó todo esto. Quizás no es lo que muchos asumen al conocer de JAS hoy en día. No fue tan sencillo ni siquiera hoy en día lo es contarlo todo. La espiritualidad que ha caracterizado mi misión ha sido forjada por múltiples eventos donde la fe ha estado a prueba. Son en esos momentos, los más incomprensibles, donde algo realmente nuevo toma vida.
Meses después de mi llegada a Venezuela y de haber estrenado mis obras en medio de las protestas del 2017 que paralizó y sumergió a todo el país en la oscuridad absoluta, mi misión artística por el planeta comienza en el triángulo de Lithium del Sur - el mágico Salar de Uyuni de Bolivia.
Recuerdo que cuando llegué y contemplé aquel atardecer, comencé a llorar. No pude dejar de sentir gratitud y de preguntarme, qué puedo hacer para corresponder tantas experiencias que se me han permitido vivir? Que puedo hacer para celebrar el hecho de estar y sentirme realmente vivo? Y fue en ese momento, dentro de la complejidad de todo este sentir, donde nació la primera Ofrenda Musical.
El Llamado
Un nuevo ciclo lleno de belleza y naturaleza había comenzado justo cuando otro lleno de dificultades e incertidumbre había terminado. Había nacido un llamado. Incomprensible para la mente pero ya no temía perder nada más. Estaba muy claro que la crisis mundial se iba a agudizar y que el Sur me había llamado para prepararme espiritualmente y artísticamente para una nueva obra. Algo que sembrará una semilla de verdad y no tan solo un espectáculo pasajero.
En esa siembra ya no existía la necesidad de resolver los dilemas. Simplemente había que arrojarse al camino del peregrino cósmico. El universo se encargaría de hacer el resto y yo contemplaría con asombro las formas y las maneras de su juego mágico. En otras palabras, yo pasaría a ser un instrumento del gran compositor de sinfonías.
El Fin del Mundo
He llegado al final del continente. He completado un recorrido por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina. He caminado donde quizás ningún otro compositor se ha atrevido a llevar su música ni su imaginación. He sobrevivido a las circunstancias más extremas de una humanidad que se derrumba y se auto destruye con enfermedades y guerras. He inspirado con mis melodías al enfermo, al débil, al desilusionado por la vida, al enfadado, al solitario y a todo aquel en necesidad de un mensaje que le inspire a creer y a soñar. También he celebrado la belleza de estar vivo con los agradecidos de corazón, con los generosos que apuestan por una humanidad más sensible, con los conscientes y despiertos en el comienzo de una nueva era. He unido mi música al grito de las comunidades ancestrales que protegen y preservan la naturaleza, a los ecosistemas que comienzan a desaparecer para dejarnos un espacio. Mis composiciones se han elevado en incontables amaneceres y atardeceres que vibran con la luz y dan paso a las estrellas. Mis melodías se han transformado en vacunas y mis escenarios van de ser bosques a hospitales, cordilleras a escuelas, desiertos a casa hogares de refugios. He recorrido el Sur como una vibración y no solo como una persona, sino como un mensaje más allá de un mensajero. He cumplido con lo que sea que sentí cumplir hasta haber llegado al final del continente. Hasta llegar a pisar el fin del mundo.
Aún así, mi corazón palpita que todo esto apenas comienza. Y si algo quiero dejar plasmado en el final, es que sea cual sea la gloria de toda esta travesía, de todas estas ofrendas de arte y las proezas alcanzadas con la imaginación... toda la gloria va para Dios. El compositor verdadero detrás de esto así como el autor de la trama final que separa con 1000 kilómetros de distancia, a un viajero con la Antártica.
#el final#jascompositor#fin del mundo#sonidos del sur#confesiones#argentina#jas#the sound of the south
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La Espiral del Sur
Se dice que los momentos más oscuros en la humanidad no suceden cuando llegan las pandemias o incluso cuando estallan las guerras, pues la muerte supone el fin de los ciclos. En cambio, cuando la consciencia humana es atrapada por la ignorancia. Es entonces cuando la humanidad corre peligro, pues esta, puede que nunca muera.
Se dice que la verdad responde con arte. Que el arte es luz cuando es dibujado con el sentir y no con el pensar. Se dice que la ignorancia apresa y controla a la mente más no al corazón. Se sabe que el corazón siente y se siente que la mente sabe... pero se dice que durante esos momentos, en los más oscuros, la mente y el corazón se dan la mano para salir de su espiral.
Se dice que cada planeta en el cosmos es una gema con un Norte y un Sur. Que cada gema contiene un recuerdo y cada uno es un fractal de la verdad. Cada una contiene un enigma, un hechizo, un canto de cuna y un adios. En el más recóndito espacio sideral, iluminada entre los supercúpulos de galaxias y la proximidad de Andromeda, viajando sobre el brazo de la via láctea y dentro de un anillo de estrellas jóvenes, se encuentra la tierra - girando en su propia espiral cuyo centro, es la coordenada de una hermosa ilusión.
Se dice que las almas puras se le son permitidas viajar al encuentro de las gemas. Contemplar sus enigmas, disfrutar de sus hechizos y amar con intensidad antes de que llegue el adios. Pero en la tierra, algo sucede que las almas quedan atrapadas en el hechizo perdiendo la pureza que les hace libres para viajar. Algo acontece que las almas olvidan; el camino / la verdad / y la esencia más allá de la ilusión. En esa gema azul, algo pasa que las almas se transforman en sombras y los ciclos de vidas necesarias para permanecer en ella y encontrar el adios se hacen infinitos.
Finalmente se dice que muchas espirales se dibujaron para percibir la epifania sobre la faz de la tierra. Pero una en particular será recordada, pues esta fue construida con cantos a la naturaleza pertenecientes a los filamentos galácticos de aquella gema azul. Mantras de tonos mayores y menores interconectados por una estela cósmica de ecosistemas planetarios y de sonrisas humanas.
La ignorancia
Estamos atrapados con insignias falsas de progreso. El objetivo final es ser feliz (?) Casi susurrando, existe un objetivo? Existes, aún después de todo? Existe?
Suena a temblor en las pistas de carrera. Es mejor soltar el volante y echar el asiento hacia atrás, voltear el rostro y subir el volumen al preludio (!)
Inexplicable sustancia cósmica; como lujo, neblina o maldición.
El Sentir
Siento que puedo tocar el paisaje con mi música. Interactuar con aquello que jamás entenderé, pero está allí.
La constante huida a lo que en algún momento se hace tan inevitable que pierdes de vista al elefante. La huida es todo lo que queda. Plantar una comunidad de refugiados del alma, porque hasta ella se acostumbra a estar tranquila.
Huir y ver que pasa. Verlo como una película y sintiendo el desarrollo de una saga que no narra capítulos sino dimensiones.
El Pensar
Qué significa una espiral? Es acaso una forma de dibujar un enigma sobre el tiempo (?) Una forma que nos acerca o nos aleja de su centro.
En Sí, es una fuerza de gravedad. En Sol, es una coordenada. En Re puede que sea un llamado.
Te ves en las espirales del tiempo. Hasta llegas a sentir una. En el viaje llegan como señales de tránsito. Desde el tránsito galáctico hasta el subatómico.
Se trata de un pensar cósmico, con el peligro de quedar atrapado en un planeta de posibilidades.
Se sabe
Lo que se sabe es que un día de la nada, las redes sociales comenzaron a bombardear un logaritmo de incesante tormento. Un virus había escapado de un laboratorio.
También se sabe que existe un mecanismo oculto que nos pone de cabeza. Una rueda panorámica que intenta albergar a la consciencia en cabinas de entretenimiento.
Se sabe que la ternura dura poco y la inocencia mucho menos. Pero cultivarla, así como quien cultiva el intelecto, se hace una tarea titánica en un mundo lleno de malicia.
Y se sabe que Platón dijo que no sabia nada (!)
El tapabocas
Sonríe que aquí viene la foto:
Al fin y al cabo, qué significa estar muerto (?)
Un recuerdo
Recuerdo una noche en aquella plaza, cerca del desierto. No había electricidad en la ciudad. Decidí salir a ver las estrellas y a meditar con ellas.
En el paisaje; una catedral colonial / palmeras / adoquines del pasado / una pandilla de gatos jugando al silencio / brisas al ambiente de alcohol y risas / tejados oscuros / dos compadres sobre una banca / y un compositor en otra.
Escucho, con las distancias crecen las perspectivas. Solo así se puede viajar muy lejos, con perspectivas y una metamorfosis de por medio.
Un Adios
Finalmente logré escribirle. Ya habían pasado más de 7 años desde aquella vez que de forma muy encriptada le envié un llamado de nostalgia. Y qué pasó? Ella continuó con su vida - llena de bendiciones.
Ella simplemente continuó y yo también continúe.
Pero la vida se encarga de reencontrarnos con las personas que amamos con esa clase de amor. Las formas, los colores y las imágenes no importan. Lo que tiene valor es que la vida se encarga de compensar el amor de verdad con amor de verdad.
La Espiral
Me encuentro dibujando una trayectoria que abarca todos los países de America del Sur. Cuando esto comenzó, no tenia idea de lo complejo que se volvería mi travesía. Lo extensa, resiliente y a la vez, abstracta. Tampoco imaginé tener tanta voluntad para continuar moviéndome con mi musica sin mirar atrás. Me he convertido en una vibración con una frecuencia determinada de existencia.
Donde paso, voy creando una estela de eventos. Donde paso, voy explorando con mi música. Donde paso, voy sembrando melodias.
El caos le dio sentido a un volver a empezar. El Caos no como una alarma de crisis, sino como un momento lleno de divinidad. Calma y Respira se transformó en una frase de aliento para percibir el mapa con ecuanimidad. Una figura dinámica que poco a poco fue revelando su trayectoria hasta arrojarme por un abismo. El caos es una constante para todos en estos tiempos.
Es por eso que esta expedición artística, científica y espiritual es única. Parece narrarnos a una humanidad, desde una perspectiva de consciencia más integrada con la imaginación y la curiosidad de existir, que inspira. Versus a otra que se auto-destruye entre el miedo, la ignorancia y la guerra.
La inspiración es radiación. Una forma de radiación luminosa constantemente irradiando frecuencias de altruismo alquímico.
Hemos decidido llamar nuestra expedición hasta la Tierra del Fuego: The Bright Side of the South.
Su dimensión aún es desconocida hasta para el mismo autor. El único sentido es al entrega absoluta por aquello que se siente. Una sinfonia a esta gema galáctica para el encuentro con Dios.
#thebrightsideofthesouth#jas#espiral#arte#ciencia#espiritualidad#musica#disinfeccion musical#ofrenda musical
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Brasil
Solo un gigante puede recibir una travesía multidimensional. Un gigante con una fuerza de gravedad capaz de atraer hasta la más renuente disposición de continuar.
Comencé reflexivo, siendo el chofer de una consigna. El meme cósmico me llenó de dudas, incertidumbre, caos y hasta un tinte de tristeza a lo incomprensible de las circunstancias. Esta vez no era el emisor sino más bien el receptor del mensaje: volver a empezar.
La ventaja de ser un viajero es poder reconocer los ciclos dentro de las formas que se manifiestan cuando una visión artística se ejecuta. Cuando la intención es mas fuerte que la lógica. Cuando la sed de explorar un planeta se alimenta de experiencias y no de teoría. Cuando la entrega es absoluta aparecen los gigantes en el mapa y es entonces, cuando te das cuenta de que ya has logrado conquistar la duda antes. El viajero contempla la duda como una oportunidad para medir su fe.
Siete años y cinco países fueron el escenario para una creación artística cuyas dimensiones han sido complejas de sintetizar, de ordenar, como si se tratase de un proyecto. En un espacio sin fronteras, recordé aquel momento cuando descendía del Himalaya. Qué rumbo podía emprender después de haberme encontrado con el mismo Everest? y aún más complejo, cómo explicar mi vivencia, mi recorrido dentro de un proyecto que le diera sentido a lo que venía después...? Solo un gigante podía recibirme bajo dichas circunstancias y fue entonces cuando entré a caminar por la India. Ahora me volví a encontrar en ese espacio sin fronteras. Fue allí donde percibí la presencia del Brasil. Su gravedad arrastrándome sin permitirme plantear un retorno del mapa recorrido. Solo la continuidad incuestionable de una misión.
El Amazonas
Después de haber conquistado los confines más remotos del miedo y de haber hecho de un país en confinamiento un escenario inédito para expandir el alcance de mi obra, llegó el momento para partir hacia el encuentro con El Arbol de la Vida.
Se dice que la consciencia despertó con un canto en el árbol de todos los frutos.
El silencio que dejó la pandemia fue rápidamente quebrantado por las disonancias y dilemas de los sistemas económicos de una construcción Maya. La guerra comenzó sin previo aviso. Y de repente, toda una conquista de inimaginarios se transformó en una nueva odisea;
El hallazgo de aquel árbol, de su fruto y de su enigma seria el primer paso.
En la bitácora del viajero se recuerda:
Primero tuvimos que conjurar un equipo de aventureros, científicos y artistas. De un solo empujón saltamos todos por el tobogán de la selva hasta caer en los petroglifos de Pintao. Las espirales ascendían 7 mundos para sonreírnos y descendían otros 7 para asustarnos. El Puerto Ayacucho fue el centro de nuestro laberinto. La música de un compositor comenzó a sentirse en los fractales del tiempo. Comenzamos a caminar más allá de la razón hasta encontrarnos con las deidades sagradas de la selva. Un camino nos llevaría al Chamán de los recuerdos - quién más que él para permitir el acceso a la choza de los sueños?
No era suficiente el querer. Las dimensiones que buscábamos ingresar estaban custodiadas por una tortuga gigante, responsable de otorgar la visión como parte de un trueque que debía realizarse sobre la cima de su caparazón. Solo una Ofrenda Musical contiene las propiedades alquímicas requeridas por el acertijo. Y antes de que el Chamán conjugara su bendición, ya una orquesta estaba afinando su ascenso a la cima del Stonehenge Amazónico.
Todos los encuentros fueron honrados. Los cuerpos celestes que llegaron danzaron al compás de un meme cósmico. El silencio de la existencia prevaleció en los rostros dibujados por el creador de aquel paisaje. Era evidente que fuimos un estallido de luz dentro de las venas de un cuerpo y en medio de una brisa tenue sobre los ojos de los presentes, la visión fue otorgada en Re Menor.
El camino hacia el Arbol de la Vida había comenzado.
El Cerro Autana
Me dejo llevar por las fuerzas cósmicas que impulsan mi viaje. Siento ingresar a un espacio mágico y sabio.
Encuentro tranquilidad en el hecho de saber que soy un instrumento y mi misión se ve compensada por los verdes selváticos de mi horizonte. No soy un turista de lejos, tampoco un ser ajeno de lo que me rodea. En mis melodías ofrendadas, soy el reencuentro constante con todo aquello que huele y sabe a vida.
La expedición musical al Autana fue la primera vez que se piensa en términos artísticos para llevar una oración musical a un templo natural y sagrado para las comunidades indigenas. La complejidad de llegar al Autana hace que cada expedición sea una aventura de riesgo y de gran exigencia logística. El objetivo de nuestra misión era llegar a la cima del Wahari, el guardian del Autana, donde se puede apreciar la presencia absoluta del Arbol de la Vida.
Realizar dicho ascenso requiere de atravesar la selva, abrir caminos junto a los guías experimentados de la comunidad y entregarse a la merced de un abrazo amazónico. Solo que esta vez, seriamos nosotros quienes abrazaríamos al Autana representando un canto a la consciencia. Todos los esfuerzos estaban justificados para un evento que será recordado en la memoria de la selva y de los pueblos indigenas.
El Arbol de la Vida
Hace mucho tiempo los gigantes caminaban por el verde infinito. Sobre aquel horizonte se elevaban los troncos de árboles sagrados que contenían el ADN de todos los frutos. En sus alturas yacían las respuestas a todos los misterios siendo estos un fractal de la vida misma sobre el verde y el azul de la tierra. Los gigantes contemplaban la grandeza de estos seres, pues sus frutos eran prohibidos y dignos solo de contemplación. En ocasiones, las consciencias intraterrenas atentaban contra lo inalcanzable. Estas conciencias estaban gobernadas por Wichü, el Dios de la oscuridad amazónica.
Cuenta la leyenda que durante un eclipse de sangre, Wichü burla la guardia de los gigantes y decide talar el árbol, provocando que todos sus frutos se esparcieran sobre el verde horizonte amazónico. Los gigantes desaparecieron. Un nuevo ciclo de vida comenzó del fruto de aquel árbol. Su tronco quedó como un portal para recordar el origen. Una coordenada en el tiempo y un templo para las culturas que nacieron de su fruto.
El camino hacia el origen
Allá arriba sucedieron muchas cosas. Quizás lo más relevante en mencionar es que el Amazonas me abrazó y llenó mi partitura con sus misterios. Allí arriba solo pude contemplar.
El encuentro con el Arbol de la Vida fue el comienzo de todo aquello que estaría por acontecerme. La vida misma me pondría a prueba para medir mi intención antes de conquistar mi proximo escenario: el origen del planeta tierra.
Brasil
Me encuentro a bordo del la embarcación Anna Katarine VII. 5 días de navegación por el río amazonas hasta desembocar al mar. Un apreciado obsequio de tiempo para viajar por mis recuerdos que se transforman en pistas de camino. En señales para continuar este gran viaje. Identifico mi trayectoria como la de una espiral que atraviesa todo el sur; Hasta dónde llega el camino? Quizás más relevante aún, hasta cuándo puede durar?
Proyecto en este gigante la magnitud inentendida que recorrió mi obra en Venezuela. El Amazonas me lleva a una autopista cósmica sin retorno. Me comprendo como un espectador de milagros incomprendidos pero apreciados para el escritor del futuro.
#brasil#la espiral del sur#jascompositor#amazonas#el arbol de la vida#autana#arte#musica#sonidos del sur
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Un Bolívar en mi mapa
Salgo de los limites dibujados. Salgo de un laberinto, Salgo del silencio y de las metáforas de una espiral cósmica. Salgo de la inexistente presencia histórica de mil ejércitos liderados por un quijote de ideas nobles. A este punto podría decir que renuncio al intento de intentar, ya que nunca fue a mi manera. Y admito que a veces en los lugares más remotos, salí también en búsqueda de la duda que acompaña a cualquier explorador que esta dispuesto a abandonar la cordura. A desnudarse. A la entrega desmedida. Al reto y al desafio. A salir del valor de una moneda;
Bolívar y su delirio
24 de Julio. Hoy cierro con usted. De mi parte, los acuerdos me han llevado a un recorrido que estremeció mi espíritu. Aprendí a envestirme contra toda dificultad y heredé una espada de notas que va directo al corazón. Comprenderlo se hizo una necesidad para caminar el mapa de 5 países que aún vibra su nombre. Pero sobre toda la tempestad, los éxodos de espíritu en los pueblos, el ruido de la era e incluso, en medio de pandemias y guerras, pude sentir la inspiración de estar vivo.
La musa insaciable de crear una obra de arte que libere hasta la más insignificante partícula del entorno ha sido el norte de mi navegación.
Yo supongo que en una cápsula de tiempo invertida, seria justo afirmar que el equivalente de lo que mi realidad ha causado, sería aquella donde usted incluyó al canto de los esclavos dentro de su propia partitura. Un movimiento disruptivo para los estándares.
En la incomprensible línea del tiempo, nuestros pasos por más gloriosos que sean terminan inspirando el camino de un “gran otro”. Me deleita pensar que en esta humanidad que venimos a experimentar existan seres tan especiales que logren un salto de consciencia colectiva y, que en ese acto que materializa un cambio global vibratorio, se nos permita ver y sentir los misterios de Dios. Transformar los paradigmas que mantienen al alma en la ignorancia y el miedo, sería una acción que debe ser recompensada por la divinidad.
Un guión cósmico de aquello que aún no logro explicar de manera sencilla.
En el acuerdo
Es importante mencionar para la historia que en este acuerdo existen más 400 Ofrendas Musicales realizadas.
En una #CapTI interdimensional de épocas, esto sería lo equivalente a batallas libradas contra una esclavitud sutil. Una amenaza mucho más peligrosa que aquella que aprisiona a un cuerpo con cadenas, ya que la contra parte asecha a la curiosidad, los valores y el asombro del espíritu.
Pero si tuviera que resumirlo para aquellos que entienden de coordenadas y simbologia convexa, podría escríbelo así:
Desde el desierto de sal más grande de este planeta en Uyuni hasta el mar de los cielos del altiplano del Sur / de la inmensidad de las cumbres volcánicas del Sajama hasta el nido de cóndores en la cima del Illimani / desde las líneas de Nazca hasta la cima del templo de la humanidad de Marcahuasi / desde la cima del Waynapicchu hasta el ombligo del mundo con 5 dedos en cada hemisferio / de la laguna encantada sobre el cráter volcánico del Kilotoa hasta el atalaya del universo en el Chimborazo / desde el valle sagrado Inca de Ollantaytambo hasta el valle de frailejones del páramo de Carchi / en las entrañas de las minas de plata de Potosi hasta las partículas de sal de Zipaquira / en la cima de los monolitos del Tabor y la Piedra de Guatapé hasta los acantilados del cañón del Chicamocha / en el centro del oasis de America en el desierto de Huacachina hasta el dorado de la laguna de Guatabita / en el epicentro del relámpago del Catatumbo hasta la cima de pico Naiguatá / desde el cabo San Román hasta la tierra mágica del Cacao en Chuao / sobre las colinas del campo Carabobo hasta el ojo azul del golfo de Cariaco / de la espiral al cielo del cementerio de Tulcán a la espiral del infierno en el cementerio del Sur de Caracas / en el azul del archipiélago de los Roques hasta la cueva de la virgen en Chichiriviche / en la selva amazónica donde yace el árbol de la vida hasta el encuentro del Orinoco con el Caroni / desde la cima del tepuy Roraima hasta el abismo de la existencia de Woipan / hasta el origen y en el origen... una Ofrenda Musical.
Quién más que usted para comprender una travesía de esta magnitud (?) Quién más que usted para honrar el acuerdo de aquello que nos mueve mas allá de la comprensión de las épocas y de las circunstancias que nos rodean. Es por eso que hoy doy fe de que mi misión tricolor, sea visible o invisible, esta culminada con éxito y honor. Por ahora (...)
La frontera
Salgo de los limites dibujados. Mi rumbo lo define una sutil corazonada que fácilmente, dentro de otro contexto, pudiese confundirse con un capricho de la imaginación. De la misma índole de aquel que siente llevar un piano a la cima de un tepuy para dedicar su arte a la madre de todas las aguas (!)
Salgo a la apuesta desmedida por la continuación de una cruzada artística que, más allá de representar un enorme desafio, continúa escribiendo un guión cósmico que supera la ficción.
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El Final (part1)
Yo le pregunté,
¿Venderías la experiencia? No, ni por un millón de dólares. Ni por cinco millones de dólares. Porque no tiene precio, vale más que el oro. Ni siquiera es conocimiento. Es sapiencia. Es magia pura.
A ella le pude preguntar cosas que no había podido antes. Allí, en ese momento me vi respondiéndome a mi mismo. Entonces ya eres infinitamente rica. Me percaté de que era yo quien tenía musgos de miedo. Será que la obra había transmitido lo que sentía (?) O me había pasado 4 años de mi vida repitiendo un arpegio en re menor ?!
Pues allí estaba el cuatro ojos. Observándola, en su infinita complejidad; danzando, frente de él. Con esa suspicacia de querer estar en el más íntimo átomo de su ADN hasta mover la cola de lado a lado. Una media sonrisa y un destello de luz. Más bien un disparo de amor. De esos que no te escapas.
¿Sobre él? Allí estaba. Arrojado en una caja de fósforos a la merced de cualquier ninfa que se atreviera a descifrar la integridad de su apariencia. Allí estaba festejando. Sobre todo la vida, la familia y la inspiración. En todas sus formas. La luz sobre los espejos desataban algoritmos de pasión. Una escena tan bizarra como Freddy Mercury apareciendo en el escenario. Aun así real, sobre todo eso, real (...)
A este punto ¿Quién podría cuestionar la profundidad de su búsqueda?
Solo el suspiro en medio de la nostalgia de un meme cósmico 4.
La noche continúa. Y ella baila en medio de las fosforescentes sincopas de la madrugada. Toda la existencia exigía su atención. Un trap como soundtrack del viajero estacionado en las circunstancias de su propio laberinto. Un cuatro en espiral / un trago fuerte / un niño disfrazado / una hamaca de moriche en la apertura de su sinfonía / un brindis de amistad sincera / un foco fijo / un paso de sensualidad / un hombre en el posible encuentro con su destino.
Ya no era un sólo cuatro ojos mirando...ya eran muchos...! Una imagen perfecta para una discoteca de covid-19.
La respuesta
Y bueno, yo te doy un abrazo de verdad. No finjo tenerte ni tampoco siento empalagarte con mis líneas cursis. Pero mi luz es tan grande que sé que te podría calentar con una mirada neutralizadora - una nalgada telepática sin escrúpulos. La verdad es que en cualquier momento me bajo del pódium para abrazarte y decirte que te quiero y, que durante nuestra batalla constante emocional, has logrado conquistar parte de mi corazón. Así que siempre tendrás en tu buzón una de mis cartas.
Un párrafo
Por ahora en esta dimensión no tengo más nada que escribir. Más allá de que esta noche será una noche camuflada. ¿Quién pensaría que aquí se escribe el final de una historia? Lo que en otra perspectiva sería que aquí comienza un nuevo capítulo. Un wiski de segunda / un reguetón de moda / una molécula de perreo intenso / Egipto manifestado en unos zarcillos / un efecto dominó / y un tonto haciendo monerías para llamar la atención. Un párrafo para transitar el pensamiento, o mejor, un paso para abrir otros aires del acertijo al encuentro con la verdadera libertad. Ella, la cuestionada Libertad.
Amar es sentir, querer es pensar. Y uno solo puede pensar en las cosas que uno cree (...) en cambio, uno puede sentir hasta los enigmas más profundos de la existencia.
El entierro de una cuenca
Entre otras cosas, estoy atravesando el duelo de una cuenca blanca. Una amiga que llegó para acompañarme a los escenarios más mágicos y bajo circunstancias poco imaginadas; en el aire vibrando desde un parapente / salas covid / y sobre todo: el estreno mundial de Los Cantos del Sur. Así que me vine a caminar al lugar donde me dijo que quería ser enterrada. En los perímetros de la naturaleza que rodea el lago más grande de Suramérica.
Aquí, me preguntan que cómo te conocí (?) Y podría comenzar diciendo que esa noche venía de visitar las estrellas y apareciste de repente, traída de la mano de un ángel. Yo apenas te escuché, sentí llorar. Eso lo recuerdo muy vívidamente porque no suele pasar con frecuencia. Había una luz blanca que sonreía. Un sonido que te hacía feliz y te recordaba que calmarse y respirar es una bonita manera de transitar las mareas fuertes de la vida. Esas que si te descuidas te estropea el timón...
El amarillo entona las palabras. Yo me dejo llevar por el sentimiento. Contemplo los árboles y descubro dos lagunas en esta caminata. Camino por la ciudad cósmica del Sur.
Un cuarzo gigante transformado en cuenca y una cuenca transmutada en semillas para plantar. Así que comienzo a buscar los puntos donde muy seguramente me hubiese parado para escucharla. Un compositor se sienta bajo un árbol a tocar su música. Casi como preguntando con sus instrumentos si en esos planos se entiende la intención (?) Las hormigas responden, así como pasó con las abejas.
Calma y Respira
Un fénix blanco comienza a volar sobre la ciudad. Lo sé porque en su cola tan larga el mismo sol se hace presente fuera de la sombra del árbol.
¿Y ves? - me dijo un día. Te das cuenta que las metáforas no son tan metáforas y que ojalá se pudiera repetir el sentimiento por cada vuelta al sol para apreciarlo mejor. Cada segundo de la historia.
El estreno mundial de una sinfonía
El 27 de Noviembre la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas estrenó mi ultima composición en el teatro municipal de la capital. Un concierto de gala que marcó la historia musical en Venezuela. Una estocada final a la sistemática batalla de los que juegan al bando atemorizado y limitado por las circunstancias de un pías en crisis y en quiebra, versus, a los que apostamos al arte de verdad. El que transforma, el que motiva y el que sana.
El concierto fue interpretado por una orquesta que reflejaba las cicatrices palpables de la desidia, el abandono, el éxodo y la escasez material que tarde o temprano permea a lo inmaterial. En una dimensión, todavía queda el aroma del descontento de un director que se sienta a contemplar un desorden organizado de tempos, de notas y rítmicas que desafinaban el discurso de una obra escrita para una institución que llegó a representar el nivel más alto de un país - o al menos eso dicen. Para esa orquesta, daba igual una obra bien o mal escrita, una gira con la envergadura de un recorrido bolivariano o la marca histórica de una composición residente digna de exportar a las grandes orquestas del mundo. En ese estado de consciencia se cumplía con un compromiso del cual no había escapatoria. Aun así, se cumplían los acuerdos y esa era la razón principal para que un director que busca la excelencia no se haya parado de la silla y se fuese con la noche...
Sin embargo, para el compositor, el panorama era otro. Un sonrisa constante se dibujaba en su rostro al ver el final de su trabajo materializado durante ese fin de semana. No se trataba de un concierto, se trataba de una institución que bailó al compas de su partitura a pesar de los obstáculos / las palabras sinceras de músicos que se contagiaron de la magia de sus cantos / las melodías que recorrieron los paisajes mas hermosos de la geografía suramericana / anécdotas de una era compleja documentadas en una carta al futuro / hazañas artísticas de las que pocos pueden soñar y mucho menos, lograr. Para el compositor las disonancias del concierto eran un suspiro que fácilmente el tiempo se encargaría de reprogramarlo con la excelencia equivalente al esfuerzo invertido durante 4 años sin remuneración monetaria. Una cereza del pastel mal adornada y la crónica de un mal tempo ya anunciado. Por eso la sonrisa constante que repartía en los camerinos a todo aquel que le preguntaba, ¿Qué tal?.
En ese viaje sonoro, el viajero contempló con asombro el impacto de su paso por la región.
De repente en su país de origen, las orquestas comenzaron a salir de la convencionalidad para unirse a su llamado de llevar el arte a nuevas esferas de consciencia y nadie de corazón sensible se escapó en ser parte de ello. Los músicos comenzaron a salir aún en tiempos de pandemia. La música dejó de ser un acto de entretenimiento y la imagen de un piano dentro de una sala covid se vio circulando en los periódicos principales de Venezuela. Orquestas montadas en gandolas limpiando las calles con melodías de luz y abatiendo las fuerzas de la oscuridad, se hicieron rápidamente noticia en los medios más importantes del mundo. Congresos científicos comenzaron a avalar y estudiar los resultados de las denominadas vacunas musicales. Compañías de piano llevando sus costosos instrumentos a los abandonados cementerios de la ciudad, para honrar a los ancestros de toda una población y ser parte de un viaje por las estrellas. Las instituciones artísticas no solo abrieron sus puertas para iniciativas como Compositores Residentes, sino que también se vieron en las azoteas de los edificios tocando en medio de atardeceres / ofrendando su arte a la naturaleza / integrando escenarios y monumentos citadinos en programaciones fuera de lo convencional / y en este tiempo, hasta se vio ensamblar a la orquesta más grande del mundo rompiendo un récord Guinness.
¿Quién podía decir que todo estaba perdido?
Entonces, ese momento no se limitaba a la interpretación de un concierto o inclusive, a la magnanimidad que puede representar la escritura de dicha obra bajo las dinámicas de un viaje por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Allí se veía reflejado el ingenio latinoamericano para transformar la adversidad en oportunidades y mensajes que te acercan al contacto con la fe, la espiritualidad y esa sensación de que llegamos a la vida para buscar encontrarnos. Ese sentimiento de gratitud y elevación ciudadana fue la verdadera gala de la noche. Esa era la obra... una composición humana de experiencias que te hacen más humano.
Los Cantos del Sur (...)
El final
Me siento en el desierto. Donde todo comenzó. No es un atardecer de postal, es otro más de la infinita palestra de colores de Carora. Como cualquier día dentro de las posibilidades de un año. ¡Otro más!
Para llegar al final siempre hay que recordar el comienzo. Y ese instante se dio en un día cualquiera, como este. Sentado y contemplando al personaje sin camisas.
El final luce de esta manera: 10 estados de Venezuela, más de 54 centros médicos incluyendo hospitales de covid-19, 72 escenarios energéticos entre montañas / desiertos / ríos / lagos / mares / costas / cuevas / aire / selva / dunas / centros ceremoniales / zoológicos / jardines / parques / centros tecnológicos / arrecifes / palafitos / y monumentos. Más de 5000 kilómetros recorridos a bordo de un coche viejo apodado el monstruo y en compañía de un personaje que invadió una tecla de mi corazón sin permiso.
Orquestas, artistas, científicos, religiosos y religiosas, políticos, estudiantes, maestros, viajeros, empresarios, emprendedores, niños, ancianos, animales, plantas, gente feliz y gente triste, buenos y malos, y diferentes personajes manifestados del pensamiento escribiendo cada día la narrativa de esta bitácora. En cada hora, en cada espacio.
Un fractal condensado de este viaje, Sonidos del Sur, pero con el detalle de una pandemia que llega a darle sentido a toda la historia.
La historia
Pero si de la historia se trata, multipliquemos las cifras para parpadear por un instante la magnitud de este viaje. Uno donde el eslogan de la inspiración germina en una transformación molecular. Todo se hizo realidad, a tal detalle que sorprende hasta al más incrédulo. Aún así, el cómo sigue siendo un misterio para muchos. Lo sé, porque es así para mi. Pero sin miedo a decirlo, el qué se aprecia de diversos ángulos. Desde la proeza de las visiones de un niño hasta la complejidad de llevar a una orquesta sinfónica a la cima del Chimborazo, el atalaya del universo. Sin miedo a sentirlo; la conquista por perderlo todo, hasta el miedo. Sobre todo el miedo. Porque en la ausencia del miedo, sólo amor puede florecer. Así lo dictan las leyes cósmicas. Así lo demostró este escenario tricolor. Y cuando te das cuenta de ello, habrás llegado al lugar donde nacen las estrellas.
Así que en conclusión, esta fue una historia de amor. De esas que se necesitan multiplicar en el mundo y de las que a tantos les harían bien escuchar. De las que te cultiva la curiosidad. Sobre todo por querer vivir, querer viajar. La apreciación justa de existir. Y es por eso que nace de manera natural la frase del volvamos a empezar y con ella, un abanico de posibilidades limitadas a la imaginación del creador.
Pero que no se confunda el lector! La gente no puede llegar a pensar que la inspiración logró las cosas, como si fuese una especie de energía mágica. Que al inicio de este viaje me sentía bien y estaba animado, en contextos que me daban seguridad o me motivaban y que eso me llevó a emprender esta misión. La verdad es diferente. El comienzo de esta historia se inicia con desconciertos, dudas, confusión y más preguntas que respuestas; un cóctel perfecto para un contexto donde el verdadero altruismo se alcanza con la conquista de la inspiración. Es allí donde la acción cobra valor y sólo más adelante, con el tiempo, sentido...
No existe nada más poderoso que caminar con sentido. Y para aquellos que buscan más pistas de los orígenes, tendrían que escuchar las reflexiones de Salsa en Tiempos Guerra y viajar al silencio interno con 5 Discursos de Paz. Solo así se puede comprender la fuerza contagiosa que ha inspirado a muchos. El mensaje que ha viajado tanto como el viajero. Una inexplicable razón de encuentros que se transforman en cantos del Sur y ofrendas musicales a la tierra: al origen, al universo, a Dios.
#el final#jas#sonidos del sur#la historia#la respuesta#musica#viajes#venezuela#bolivia#ecuador#colombia#peru#compositor
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Apocalipsis
Se acerca un final. La pandemia no era y aunque muchos pensaron que su llegada resetearía el reloj, no lo fue. Sin embargo, se percibe en el aire la apertura de nuevas dimensiones. Portales donde se siente, se ve, se manifiesta de formas diversas. ¿Qué? La atención se enfoca en los fractales de la existencia. El espacio invisible donde la realidad puede ser tan brillante como la consciencia de aquel que la crea. Nuevos universos se hacen presentes y el tiempo comienza a escasear para conocerlos a todos. Hay nostalgia en el Apocalipsis. En ese sentido, la pandemia llegó para mostrarnos el reloj (...)
Caracas
Últimamente he querido escribir los detalles. Me doy cuenta que contemplo los patrones que identifica que otro Volvamos a Empezar está por llegar al cerrar la partitura. El estreno de la obra Los Cantos del Sur está pautado para el 27 de este mes y será interpretada por la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. Mi primer estreno como Compositor Residente y curiosamente, el concierto no es lo que más me mueve. No más que el sentimiento de plenitud y gratitud que genera el camino andado...
Sin embargo, aquel que ha aprendido a leerme a lo largo del viaje, comprende la trama intrínseca de esta octava galopante. Por todo aquello que representa llegar hasta el final. El camino de unión hacia una corriente de consciencia superior ya está iniciado. Aquí, durante los atardeceres en Re Menor, se contagia con la impermanencia de la inspiración (!)
Esa fuerza permite crear una llave cuántica capaz de desbloquear las limitantes de la mente. El tiempo. Este camino se cuenta por medio de las experiencias. Por eso aquel que escucha está dispuesto a todo. Calma y Respira - continúas en el viaje.
Conclusión, la siembra está hecha y el terreno está más sensible que nunca para recoger la cosecha.
La entrevista de una Miss
Luz verde! En tres, dos, uno...
- Desde el universo, transmitiendo a todos los puntos azules de las galaxias cercanas, Salomón con las Estrellas! - Bienvenides seres planetarios. Hoy tenemos a Venezuela representando a la Tierra en el Miss Universo.
+ Salomón, un verdadero placer. Nunca pensé encontrarme contigo en este programa cometa.
- Admito que es una grata sorpresa tenerte en este segmento. Y directo al átomo... ¿Por qué elegir a Venezuela para esta edición estelar del Cosmos?
+ Esta edición se trata de evolucionar, de elegir con ejemplos que puedan inspirar a otros planetas a superar con arte, ciencia y espiritualidad las disonancias a las que están expuestos nuestros cuerpos vibratorios. La tierra inspira ese camino.
- ¿Y tu sonrisa? Algo sencilla para las excentricidades de la tierra...
+ Atravesamos una pandemia. La sonrisa está expresada en mis azules, aguas internas que caracterizan mi belleza.
- ¿Por qué confiar en una belleza que se lastima así misma?
+ El universo asume que los planetas comparten un mismo nivel de consciencia, que por ende el conocimiento es equitativo y aplicado con los fines altruistas del arquitecto que nos puso a girar en esta espiral. En algún momento, asumimos en la tierra que todos los países se percibían de igual forma por un número. Números que hacían pensar que veíamos y sentíamos lo mismo... después, con el tiempo, aprendimos. Entonces se debe confiar en una belleza dispuesta a aprender.
- Percibo tu fuerza de gravedad. ¿Tu eje...?
+ Que justamente llegamos a pensar más que a sentir. Una belleza radioactiva comenzó a crecer sujeta a los caprichos de la mente y de repente nos vimos tan desconectados de nuestra naturaleza, que comenzamos a re-diseñarnos para hacernos más bellos, más perfectos. Esa desconexión generó miedo en todas las especies; entonces fue contemplar que la belleza no se lastima sino se cultiva. Así que volvimos a empezar y crecimos.
- ¿Revolución?
+ No Salomón, evolución. Por eso vine. No por la corona sino por aquellos que la crean. Quise sentarme contigo, en este cometa emocional del cual tú y yo somos personajes, para decirte, que en la evolución no existen las coronas. Eso lo aprendimos en la tierra hace mucho.
- Entonces, ¿por qué vienes?
+ Porque estoy escribiendo mi siguiente libro y para ello debo transformarme en un personaje para conocer a otros. Tú estás entre ellos...!
- Hmm. Galáctico Venezuela. ¿Y qué nombre pensarías para ese libro?
+ La ironía de competir en la belleza.
- El eje esta claro en este cometa. Y para finalizar ¿Qué ha aprendido la tierra desde este ángulo de consciencia?
+ Que sabemos mucho y sentimos mucho más. Que ese viejo dicho de “se que nada se” es tan obsoleto como aquel que solo cree lo que ve. Aprendimos a escuchar y sentir la sinfonía perfecta que nos retorna al origen.
- Gracias! Desde el universo, fulminante mensaje estelar. Hasta una próxima vida sobre este cometa Venezuela!
Luz roja! y corte supernova...
Continúo...
Evito las distracciones inalámbricas y me esfuerzo a escribir la ruta. Hay cosas que deben quedar escritas, como un te quiero / te extraño / te temo... las palabras inmortalizan la intención. El Sur reinició los orígenes y el esfuerzo de las búsquedas mutan por encuentros. Para esas respuestas hay que volver a cruzar el Atlántico, con dirección a la isla que me ayudó a crecer; Gran Bretaña.
Sin embargo, la siembra tricolor no está culminada. Me sorprende la velocidad con que la imaginación logra materializar realidades. Existe suficiente energía en una vida para recorrer una bifurcación infinita (?) familia / misión / viaje / comunidad cósmica / Dios / y otras dimensiones sensoriales (?) El movimiento constante para alcanzar el origen de estas ondas es inevitable e inagotable.
Encuentro una nota en el ojo que dice: “Déjame estar solo. Persigo la intención que no puedo explicar, pero se manifiesta en todo lo que hago. Después de todo, no se me permite dudar...”
Por ahí escuché que el hombre le tiene miedo al tiempo y el tiempo a las pirámides. Envío algunas coordenadas para futuras cápsulas de tiempo invertida en este esfuerzo por dibujar la ruta.
Estimados viajeros...
Este mes, mientas una orquesta de 12mil músicos rompía un récord Guinness en un patio militar, La Desinfección Musical inició su primer recorrido en el Cementerio General del Sur de Caracas.
Surgió la duda: ¿Comenzamos con los muertos para luego ir por los vivos, o estamos empezando con los vivos para luego desinfectar a los muertos?
No pude evitar pensar en las dimensiones que nos presenta la vida y que lo esencial en el arte, muchas veces es invisible a los ojos (!)
En una cápsula de tiempo invertida, ese récord Guinness será un recordatorio que ese mismo día, en otro escenario, se inicia la etapa de cierre de una gira artística donde la música se hizo oración para buscar respuestas en tiempos de pandemia. Entonces, en un instante sin tempos me doy cuenta que comenzó la cadenza cósmica de mi historia por el Sur. Es poco lo que puede escribir cuando apenas te da chance de contemplar las dimensiones de lo canalizado.
¿Tanto logra la música?
Me preparo para un cierre inminente y un Volvamos a Empezar...
#apocalipsis#sonidos del sur#el final#jascompositor#cementerio#los cantos del sur#entrevista a una miss
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En ese punto del viaje
Me encuentro en esa parada del viaje en la que es más difícil encontrarse. Y no es por el hecho literal de estar perdido. El sentimiento se refiere más bien al encuentro. Así que de entrada hago una sopa con lo más abstracto. Una zancadilla para la mente que busca leerme como mente. Solo en ese punto es apertura una grieta para abrir la bitácora y escribir las cartas que aguardan con el encuentro.
Ya desnudos de la lógica y la necesidad de creer, me siento en el balcón. El mismo donde alguna vez se dio inicio al #memecosmico y ahora es el causante de que estemos coincidiendo en esta octava galopante. Con todas las ofrendas, vacunas y desinfecciones musicales. En una gira de otra gira que cruza los puentes del Sur. Desnudos con una pandemia. Sin importar en que lugar estemos del punto azul. ¡Suspira! Un mundo de desnudos para hacer arte.
¿Soy quién?
Dentro de aquellas melodías. El qué se siente cobra más fuerza del qué se sabe. La imagen de José Gregorio junto a su reliquia / el sombrero sobre la tarima / el piano… / un camión lleno de colores / un artista dentro de una orquesta / la orquesta dentro de un artista / la presencia que aguarda detrás del humo / la enfermera que se sienta y suspira / el suspiro que sale de un enfermo y se transforma en una sonrisa / las gracias por hacer el bien / la intrincada red de pensamientos que intentan quebrantar los impulsos / soy quien mira / la burla de aquellos corazones endurecidos que gritan al vernos pasar / soy al que están mirando / un meme cósmico / el compositor que ordena la intervención constante de su partitura al director.
Han pasado más de nueve meses desde nuestra partida. Y hace unas semanas llegamos al cabo San Román habiendo cumplido el deseo de cruzar el país en tiempos de pandemia con una vacuna artística. Aruba alumbrando desde el horizonte del caribe me anunció que lo habíamos logrado. Entonces me senté unos instantes bajo la luna llena junto al faro. Quería guardarlo para mi carta. Esa fotografía como parte de este rompecabezas.
Carta del hijo
Ayer me preguntaron por tí en una entrevista. Usualmente me piden contar la historia, desde el inicio. Cada vez que lo hago me siento conmigo mismo. Atento a cada detalle que sale, no vaya a ser que me haya perdido de algo en el camino (?)
Así que les conté ese momento cuando fuiste a despedirme en el aeropuerto antes de partir a Inglaterra. Bueno no toda la historia del por qué terminamos tú y yo en las puertas de aquella sala. “Ella me dio una carta y con lágrima y media en la mejilla y una gran sonrisa me pide abrirla al despegar el avión. Nos abrazamos y nos damos un apretón de manos. Te toca un gran caminar... fue lo último que dijo antes de percibir que no regresaría de la misma manera.” – Esa es mi mama, les dije.
Ya se que no tenemos tanto tiempo como uno desea. Pero hoy es una de esas tarde donde me gustaría tenerte para salir a caminar a la plaza y hablarte de alguna anécdotas vividas. Y ojo! No estoy nostálgico, solo me encuentro en ese punto del viaje. Donde las alas pesan y uno dice: hay que seguir caminando. Y quién se libra de ese peso…? En medio de una pandemia que si no es ella quien te mata, lo hará la depresión al día siguiente, o la tristeza, la tensión, el cáncer. Y si no lo hace contigo, se lo hace a alguien que amas... ¿Quién se libra?
Sabes, estuve recordando aquellas noches con la abuela. Esas madrugadas en esa habitación la cual sería su última parada en este punto azul. De repente tome en cuenta que al voltear estaba rodeado de al menos 5 o 7 pacientes. Todos en condiciones graves y lo curioso es que esta vez no por covid, sino por el corazón. Ascardio fue la ficha de esta pieza y me pregunté: ¿Cómo es que chala llega aquí? Aunque el cáncer estaba en su etapa final y su salud empeoró en cuestión de días, mi pregunta surge de aquella imagen. En esa habitación y rodeado con aquello pacientes en espera de bus. Creo recordar que todos obtuvieron su tiquete de ida. En fin, algunos detalles que la mente arroja para preguntarme: ¿Dónde estuvo la música...? Ya que en medio de todo, no recuerdo la presencia del Amarillo.
De pronto siento que la mayor diferencia entre mi hermana y el Amarillo, es que observo que a esa melódica no le interesa los sordos de espíritu. Y no es que sea un tema de ego o falta de amor, más bien es un tema del tiempo. ¿Y quién se libra de ese peso...? Los que no escuchan les toma mucho tiempo voltear. ¿Vidas? ¿Karmas? ¿Ciclos? Total que estando en Carabobo comprendí la posición del Amarillo y con ella, la foto de aquellas madrugadas: sin una melodía. Aquí no hubo tiempo de espera para abordar dos escenarios impregnados con la energía capaz de escribir historias que cambian tiempos. O aún mejor, tempos que crean historias (...)
Bueno, un instante muy corto para preguntarte cómo estás. Y si tuviera que perfumar el final de esta carta, traería el aroma de aquella imagen cuando la música no paró de acompañar un Volvamos a Empezar para Chala. En esa dimensión, donde nacen las estrellas.
¿Dónde estoy? Ahí, me ves en el dibujo...?
Si me puse muy abstracto, cuéntame tu, ¿en qué punto del viaje estás?
La Batalla
Si la vida es una batalla, importante recordar que el ciclo de un atardecer la termina y el finito del amanecer la vuelve a comenzar. Importante tener más presente el presente y pellizcarse de vez en cuando para estar alerta y voltear cuando suene algún llamado. No vaya ser que vaya ser...
En este punto
El padre Miguel quien es el párroco de la Iglesia San Francisco donde culminó el recorrido en Carabobo con una Ofrenda Musical dice: Chamo, Dios es pana... y me sonreí mientras conversaba con el Dr. JGH. Ese día habíamos vacunado unas cuántas miles de personas mientras recorríamos la ciudad de Valencia. Y mientras la conversación se estaba dando entre acordes menores y mayores otras 4mil personas se conectaban por las redes sociales de la Iglesia. A este punto han corrido 9 meses y 8 estados del país. ¿Cuántas personas se han vacuna? Y no me refiero contra algo tan parcial como lo puede ser el covid, me refiero a la raíz. De lo material e inmaterial. De aquello que en la ausencia de una melodía, causa que un corazón se endurezca. La cuenta se pierde de vista cuando de arte se trata. ¿Qué pasaría si los centros de Salud visitados se dotaran de un sonido capaz de reproducir la vacuna musical una o dos veces por semana? Eso sin mencionar, la cosecha de una semilla que contiene Ofrenda Musical en su núcleo.
Supongo que a esto se refiere la frase: Dios es pana (?)
Caracas ya se dibuja en el mapa. Aragua representa mi última parada antes de que la primera capa de esta cebolla caiga. Así que he decidido convocar una reunión de seres extraordinarios a una inmersión, para compartir direcciones con la mente que comienza a hacer preguntas del camino. Un llamado a todas las entidades que se encuentran en este punto. En el punto donde la gente quiere creer. Y no porque tenga, sino porque ya saben. El punto donde nadie se siente ajeno. Documento que en este punto no existe persona, familia, sociedad o inclusive proyecto de vida que no sienta el llamado de la era: El volvamos a empezar.
#en el punto#valencia#sonidos del sur#the sound of the south#jascompositor#ofrenda musical#desinfección musical
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En pausa (part2)
¡Aquí estoy! Tenue como la luz de la lámpara al final del zaguán que acompaña los ángeles y arcángeles durante la noche. No me he perdido ni un segundo. Solo necesitaba sentarme en la cima para contemplar otras a lo largo del camino. Son más subidas que las bajadas. Mas abismos y acertijos; laberintos entrelazados de mente y razón. Aunque más allá de los limites, solo se puede hallar una sola cosa, inmutable, inalterable, incorruptible y atemporal. La verdad.
Viajero pausa que voy con prisa! – El tiempo.
En la pausa se recuerda. Se contempla al personaje y al ser detrás de él. Recuerdo que en la cima de aquella letra al final del abecedario cayó la noche. Ella me había pedido que la buscara contemplando la ciudad y acampando dentro de la montaña. Pero la noche llegó con una torrencial lluvia que hacia dudar a cualquiera y volcar un acto de encuentro por una perdida de cordura. Así que el loco despedía a todos los seres que habitan en la frontera y advierten con sus risas de un “no retorno”. Pero, ¿quién encuentra sin perderse? Y así comenzó el ascenso, roca tras roca / neblina, agua y vientos andinos / el olor a tierra mojada y el abrazo del monte húmedo sobre las piernas / el sonido de un rio que corría por los senderos de la montaña / el golpe de las gotas contra el impermeable creando síncopas de 7, 8 y 12 / una mano sujetada entre la niebla por la promesa de un encuentro. Tomó esfuerzo llegar hasta arriba y justo cuando la lógica exigía una respuesta, al voltear la mirada, el horizonte de una ciudad dibujó el meme cósmico 7 – Una inocencia cambiante de amor y miedo.
Recuerdos en el pentagrama
Los arboles comentan que el ser humano se constituye por tres dimensiones: El cuerpo, el alma y el espíritu. Al cuerpo lo definen 9 sistemas: nervioso, endocrino, respiratorio, circulatorio, digestivo, excretor, reproductor, inmunológico, locomotor. El alma posee tres fuerzas: Pensar, Sentir y Voluntad. Y el espíritu se encarga de conectarse con la fuente. Es en esta última, donde se recibe y se envía el mensaje. El puente que nos permite conectar aquello que olvidamos al nacer y que, de alguna manera u otra nos persigue a lo largo de la vida. En ese sentido, el cuerpo y el alma es la partitura y la tinta pero, el espíritu termina siendo la mano que escribe la música.
Finalmente al pasar la pagina, un meme cósmico reúne a los que buscan sobre las raíces de un bosque. Ella siempre llega durante una Ofrenda Musical y no deja de pasar un instante donde las configuraciones de mis escenarios me cuestionen: ¿Qué haces? Después de una verdadera pausa solo se puede existir. Volvamos a Empezar. ¡Aquí! En el océano donde las estrellas navegan con los planetas y se dibujan galaxias sumergidas en movimiento por arrecifes de agujeros negros.
Aquí; al timón de un punto azul todos se preguntan y pocos se responden. Pero esa tarde era la excepción. ¿Qué tan lejos estás dispuesto a viajar para llegar hasta aquí…? Más relevante aún, ¿Qué se necesita para encontrar una respuesta?
Calma y respira – La pausa.
El sentimiento
Esta es la historia de un sentimiento que desea explotar en ira, ininterrumpida, palpitante y con absoluta sobriedad. Rodeado de un contexto de idolatrías y superficialidades, de salud desgastada y de miradas atenuantes de mentiras. Risas sin entonación, peor, desafinadas. El puño se contrae y los dedos de los pies aprietan el zapato que evita patear un acto agresivo. En el dorso se lee: ¡Advertencia! Corrosivo a cualquier pensamiento altruista.
Boom-bástica la respiración contenida cuando el mundo se pinta de rosado por querer maquillar las arrugas. Al bajar el rostro, comienza el caminar en círculos y poco a poco se dibuja otra espiral. ¿Dónde estás? Muy lejos del lugar donde nacen las estrellas (...)
Fuerzo una distracción a la mente que no para. Ingreso a Netflix y continúo viendo en el top list de un país a Pablo Escobar. ¿Desde cuando nos identificamos más con el narcotráfico que con la historia de Peter Pan? Hay un problema. Y no son las hermosas modelos que aparecen en mis redes sociales ostentando los beneficios del dinero. Me refiero al sentimiento...!
Fragmentos de una Pausa
El silencio también se fragmenta. Y así lo hace el movimiento hasta su paso más lerdo. No queda de otra que estacionarse y romper la atención en mil pedazos con el soundtrack de una milonga triste. En la oscuridad se abrazan las miradas que perciben con el corazón. De repente las sincopas de cada respiración sobre el pecho de un tanguero improvisado perciben la posibilidad de un beso. Aquel que aparece y desaparece con el segundo. Efímero como la concentración de la escritora fuera y dentro de su personaje. Aun así vulnerables: del tiempo / la distancia / soledad & sociedad / de la sincronía en el espacio / fuerzas de gravedad / cotidianidad encapsulada / anhelos de domingo. También se fragmentan las miradas y la ausencia de aquello que se esta buscando. Un trago fuerte de whisky sobre la mesa transforma el silencio en tres movimientos de una misma danza. No hay finale. Solo la posibilidad de amar en medio del encuentro.
Un acto de amor
¿Hasta dónde llega una acción del espíritu?
Intento darle forma a una reflexión que vengo contemplando por varias semanas. Los contextos son volátiles:
En la oficina del fundador de la asociación médica donde mi abuela pasaría sus últimos días de vida /
/ detrás de una partitura ensayando una orquesta para interpretar un meme cósmico / en la madrugada caminando las calles de Barquisimeto / sobre una gandola dirigiendo desde un piano a un grupo artistas /
/ dentro de un área covid rodeado de pacientes del destino /
/ compartiendo sonrisas con los niños / y siendo sonrisa para otros /
/ brindando y sirviendo / jugando y extrañando / expandiendo el alcance de una melodía /
/ viajando por los confines de mi esencia inmaterial.
Los contextos son volátiles pero enfatizan aquello que no se puede percibir sin estar conectados con la fuente. Aquello que no se puede describir ni entender. Solo se puede experimentar, tal cual como se hace con el infinito. Solo la experiencia.
Esta pausa trae al recuerdo esas noches que pasé en la clínica cuidando a Chala. Me pregunté con el pasar de las horas, ¿Qué estoy haciendo acá? ¿Es un punto necesario en mi mapa o es un desafortunado hecho del camino? En retrospectiva, atravesaba unos días donde me sentía desanimado, quizás algo contagiado por la desidia colectiva que es el cáncer principal del país: ¿Por qué y para qué hacer las cosas? El silencio de aquellas noches colocaron todo en perspectiva. ¿Es posible que la enfermedad responda siendo un acto del espíritu? Una acción inmensurable de amor desde una dimensión incomprensible. O se ha hecho incontrolable mi deseo de encontrarle una conexión espiritual a todo lo que me pasa (¿?) Solo el correr del tiempo pudo responder aquellos escenarios que parecían no tener sentido y que por ello, representaron pruebas de fe del camino...
Continúo aprendiendo una lección: En la vida, hay que saber interpretar la espera. Esa pausa se transforma en una semilla lista para sembrar en el terreno cuántico de una intención que no se fragmenta ni se altera con los segundos, los colores ni las formas. Una intención que busca la verdad. Es aquí, donde tarde o temprano venimos a parar todos. Y es por eso que los contextos siempre serán volátiles cuando de esa búsqueda se trata. Solo una pausa para reafirmar el camino y seguir caminando (...)
#en pausa#pausa (part2)#sonidos del sur#jascompositor#la verdad#fragmentos de una pausa#acto de amor#the sound of the south
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En pausa (part1)
El Sur
Contigo me encuentro cansado. No sé qué es peor, si estarlo o saberlo. Las dinámicas de la cotidianidad desgastan el ánimo de un ser altruista. Quizás sensible ante las imágenes, los colores y las sombras. La intolerancia a deseos sin acción alteran el orden de prioridades y el resultado es un frustrante naufragio que se hunde. Sin voz ni voto. Con principio y sin final.
En el espejo, las posibilidades de convertirse en algo más que en alguien. Estoy atrapado en una prisión tricolor. Pero las celdas sólo encierran personas, no ideas. Mucho menos obras de arte que se pintan con los versos. Entonces el reto es no cansarse y si es así, no saberlo. El reto es continuar caminando en la parálisis de un mundo sumergido en incertidumbre. Y tener en cuenta que no solo caminar es suficiente, porque se trata del camino. Y es el mismo camino, el protagonista de esta historia. En los reflejos, se percibe la inevitable comunión entre el ser que camina y su camino recorrido.
En la agonía:
¿Qué pasa en la agonía de un ser que deja de ser? ¿En el quejido que despide a la vida? Sin llanto, sin palabra. En la sombra, se dan la mano los actores y comienza lo desconocido. El concepto del tiempo resumido en segundos. Desnuda la verdad. La única e irreverente. En la agonía, la simple verdad.
Uno no se da cuenta. Del amigo que está. Del sí y de sus múltiples configuraciones. Uno no se da cuenta del día sino hasta que es noche. De noche en la madrugada, uno no se da cuenta de que falta algo. Aún así, se extraña su ausencia. Disfrazada, pero, presente.
En el rosario;
El gallo que canta.
La violinista a mi derecha que me sonríe detrás de un tapabocas.
El vacío de presencias.
La eterna repetición.
La palabra.
La promesa.
La inocencia cambiante;
Las dudas.
En la mirada;
La profundidad de un desierto.
Un atardecer sin secuelas de la noche.
Un trago fuerte.
Otro extraterrestre y un desconocido.
Un camino en espiral.
Una mano con 10 dedos.
Un discurso en construcción.
El frío de la montaña.
Voces del futuro.
Un Mi y un Sol.
En el comienzo del año:
Intento encontrar la manera de expresar que ha llegado un momento de parar. En un primer plano, la muerte repentina de mi abuela fue un forte súbito a mi partitura. Y es que no se trata de la muerte en sí, sino de todo lo que la envuelve: la enfermedad / la familia / la costumbre / la despedida / la vejez y las preguntas que surgen al final del viaje. En un primer plano la pausa cobra sentido porque es la voz del corazón la que entra en escena. Pero en un segundo plano, meses de camino que a su vez se transforman en años, se manifiestan en mi cuerpo. La pandemia no ha significado una oportunidad para aislarme de los ritmos cotidianos, pero no es ella quien a su vez causa el suspiro prolongado. Ella es, quien acentúa con su llegada el cáncer que invade el sur, de polo a polo. Y es que el cáncer cuando es invisible, de alguna manera también lo hace su presencia. Pero una vez y se descubre, el tiempo se desvanece y no se puede lidiar con él. Al igual que el ánimo, que las ganas y que la fe. En este sentido, el cáncer de mi abuela llegó tan solo para acentuar un segundo plano del hombre detrás del compositor y del viajero. Aquel que suele aparecer de manera efímera encerrado en su laberinto.
Continúo con la intención que conjuro en una carta sin titulo ni remitente. En el segundo plano no es el corazón quien comprende sino el alma que desconoce. Del cansancio surge la necesidad de encuentros al por qué, hasta cuándo, hasta dónde. El país se transfigura en un demonio burlón, indiferente y casi omnipresente. No solo de los espacios físicos tridimensionales del camino, sino de aquellos inmateriales que albergan en el interior de la sociedad. Donde el cáncer ya hizo metástasis y se requiere de milagros…
En un tercer plano, el ser detrás de las teclas espera una correspondencia que parece jamás llegar, una persona que parece no existir y un amor imposible de coagular. Conjuga un llamado inentendible en aquellos que caminan sin vivir. Y en una pausa que sucede en tres dimensiones paralelas, la tristeza se viste de seda y abre las puertas al final de un laberinto cósmico por direcciones nuevas. En ese plano la pausa nunca es buena. Es como si hubiese el tiempo para hacerlo. Es como si de repente naciera la duda y la espera. Caminos ya recorridos en el mapa que suponen una transportación a los planos del humo, donde una quinta y séptima dimensión dibujan las perspectivas del verdadero alcance de un meme cósmico. Pero, al fin y al cabo, ya son caminos recorridos…
En esa carta un Obispo escribe: Tú, canta y camina. Lo cual me hace pensar que mi nombre son coordenadas y mis fechas puntos en el cielo. Y muy muy lejos del origen, comienzo a transformar la búsqueda por encuentro.
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El piso 20
Me encuentro en ascenso. Las coyunturas de cada odisea por terminar y comenzar construyen el milenio. En él, la interminable frase de volvamos a empezar es una constante dentro de un inimaginable de paradigmas y realidades. Las escaleras están cerradas para los mirones que pretenden contemplar el panorama desde arriba. El arriba tiene un costo inmaterial.
En el personaje, puedo intuir que me acerco a la azotea de un rascacielos que apunta al sur. Vaya vista cuentan los recepcionistas que saludan a la multitud que se pierde en los laberintos de su interior.
En el personaje, se abren nuevas narrativas que conjuran el ayer con el mañana. Una coagulación de conceptos que terminan en el todo. No obstante, el camino al oblivion. Una desintegración de la lógica hasta perder la palabra.
En el personaje, un ser distante de su propio cuento. Con miras a la reinterpretación del día y de la noche.
En un piso de tapabocas, ¿quién es quien?
La Desinfección Musical
El calendario anuncia el cierre de un año que cambió todo. Para algunos, representó una búsqueda y para otros, el reencuentro. En ese sentido, recuerdo iniciar mi ascenso al penthouse de esta conclusión con mas preguntas que respuestas. Memes cósmicos y Ofrendas Musicales dibujaban caminos de direcciones desconocidas, articulando lo necesario para ascender un piso más. Una vida por cada número.
Este año invitó las invenciones del imaginario y reinicia otra gira. Por los sentidos; acción en los ocasos repentinos / aprendizajes efímeros / reconstrucción de la partitura / implosión de ansiedad y pausa / estallidos de amor incontrolables / cápsulas de tiempo invertida en MI y en Si / despedidas del camino. Ahora es casi impensable percibir la vida sin estár de gira. Y es que solo el movimiento constante estimula la reinvención del arte para cuando llega el momento.
En otras palabras, documento que la esencia de mi última obra sinfónica “Los Cantos del Sur” cobra el sentido por la cual estuvo concebida. Sin un piso 20 con tapabocas, un meme cósmico seguiría siendo una pregunta para muchos y no escenario de respuesta para otros. El sur, coherente con el llamado inicial de un viajero planetario, me ha enseñado perspectivas de la música que jamás pensé explorar con el consciente. El corazón quizás. Y es solo en respuesta a los acertijos cósmicos, que una vacuna musical puede nacer del laboratorio cuántico.
Rápidamente la risa se podría infiltrar en el más avispado y entonces el resultado de una ecuación invisible se manifiesta en el colectivo, convirtiéndolos en el personaje de una obra artística en tiempos de pandemia:
Desinfección musical por 4 estados andinos, 6 ofrendas musicales y 5 centros médicos con pacientes COVID. Un piano negro viajando por las calles de una cadena interminable de historias y versos. Gente y más gente impactada por la fuerza de un arpegio en Re menor y la sutileza de un “calma y respira”. Y todo esto mientras la vida transcurrió detrás de una aplicación digital con opción al corazón y al comentario.
Ser y Ver Ser
La apertura está interpretada de manera magistral. No hay espacio para la indeferencia en el llamado de una realidad de protagonistas. Trujillo representó el último escenario para escribir una postal que viaja entre tempos e identidades. La paz regresa a la ecuación y por un instante contemplo desde los ojos el horizonte sobre las montañas. Casi con peligro de formular reflexiones de optimismo pendejas que se imposibilitan con el ser y que solo florecen al ver ser a otros.
Aún así, inextinguible el deseo de perpetuar la receta hasta llegar siempre al reflejo lumínico de un piano apuntando y experimentando el infinito. Solo para tal fin, experimentarlo. Entonces, en el dorso de la imagen de una dama que observa las eras se puede leer:
Deja las dudas, que el pensamiento es una maleta. El mundo necesita más personas que cultiven la paz y que narren historias que ayuden a sanar y rehabilitar a aquellos que están cansados de buscar. Artistas que amen en todas las formas posibles y que inspiren a lo inimaginable.
Piso 20
De tal manera que en esta parada reflexiono ¿Qué pude dar? Y en esa misma línea de pensamiento: ¿Para qué hacerlo? La realidad parece sonreír a aquellos que están dispuestos a sumar en la reconstrucción de nuevos modelos de vida. Aún así el ánimo del escritor constantemente se encuentra bombardeado por el contacto tridimensional. Es decir, la gente y el escenario que lo envuelve todo. No hacer nada sería peligroso al espíritu que vuela sobre la multitudinaria depresión de los sentidos. La nueva era reitera que todo es válido y que no intentarlo, con el máximo de los esfuerzos, sería morir sin la otra pieza del rompecabezas.
Antes de subir al ascensor, sonrío por la entrega total en lo que hice. No hay duda que entregar cuesta mucho y cuando se trata de un camino, un calma y respira es un mantra que deseo conservar en medio de la deconstrucción de las corazas que se crean para continuar caminando.
Que vulnerable eres. Que lo que eres no eres y lo que serás aún lo desconoces. Que ciego que estás, que donde estás no lo percibes y a donde vas aún no lo ves. Deja que la fe mueva la razón porque siete vidas no alcanzan para saber que no sabes amar. Sentir es la llave del camino (...)
Me encuentro en ascenso y decido tomar las escaleras. Escuche decir: “Se puede obtener lo que se quiere pero no se puede querer lo que se quiere”. Y la verdad es que quisiera montarme en el ascensor y llegar al final de este rascacielos de una parada. Observar la ciudad, abajo el caos y arriba la utopia inalcanzable. Coger una mano y de un salto cósmico salir volando con la fuerza de un sol mayor y la nostalgia de uno menor. Pero decido tomar las escaleras y acepto que los ascensos reales no se deben acortar.
Las escaleras se transforman en los senderos de las montañas que suelo cruzar. La cima solo lleva a otra cima. Una cadena interminable de historias y versos. Un meme cósmico. Una dosis de ofrendas musicales. Un atardecer colorido de reencuentros y una mañana de placeres detrás de un teclado. Un año con una estrella de Belén. Todos los personajes nos damos la mano: felices e infelices / en paz y perturbados / calmados e intranquilos / fe & duda / alegres y tristes / libres y confinados / vivos y muertos. Todos volvemos a empezar (…)
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El Relámpago (part1)
Está por llover.
Estoy invisible e insonoro. Imposibilito las fuerzas del mal que desean controlarme. Tentarme pueden, pero jamás controlarme. En el acto por desinfectar una pandemia, ¿Comprender el cauce de este mundo? Pero la verdad es que solo consideramos en la ecuación lo visible que lo mueve. Y dejamos por alto las fuerzas invisibles que se manifiestan detrás de la emociones, de la luz y la noche. Detrás de la cortina apenas recuerdo el tiempo.
Soy la fuerza viajando sobre un espejo de agua. Sumergido en la ecuanimidad de las corrientes que mueven el bote. El corazón está afuera. Tan lejos como aquel cacho de luna que se asoma sobre la jungla / o del lejano manto de estrellas que termina con los destellos de un relámpago. Aún desconocido. Y quizás aún más lejano.
Comienzo a catar los sonidos de las profundidades. Escribir se hace portal, dimensión de encuentros y desencuentros, de comienzos sin finales. Convivo de nuevo con lo abstracto y el enojo de lo incomprensible dibujan deseos con las siluetas de las sombras. Un fuego tenue anuncia que llegamos al puerto.
La luz atrae la vista. En cualquiera de sus manifestaciones; fuego, luciérnagas, resplandor, relámpagos y también las cósmicas. El odio se ve atrapado por cantos de baladas, gaitas y otras melodías de repetición ilimitada...
En un suspiro hondo me cuestiono si estaba preparado para esta ofrenda;
Quizás no entiendo realmente el significado de estas oraciones musicales y el director termina desesperadamente buscando la respuesta en los testimonios de otros. Tal vez nadie lo sabe y el mejor consejo lo sigue aportando el teñir de un atardecer o el canto de algún ave que aporta con su vuelo. Al final, el objetivo no es la ofrenda en sí, sino los contextos que crea para cada quien que es llamado por ella.
Ella
Y la pregunta continúa. Por qué siempre se trata de ella (?) Como si fuese de una persona que no se olvida o aquel beso que se tatúa en el recuerdo de karmas pasados. No! Y es que la libertad; libertad que es vida, vida que es búsqueda, búsqueda que se transforma en soledad, soledad que se transfigura en ella. Ella; continúa estimulando un juego cósmico del lenguaje que evitan que él, con misión de cuatro letras, se detenga con las formas de cualquier otro pronombre.
Amor. Sólo ella goza abrazarlo dentro de la dimensión del tiempo. Entonces la vida se transforma en una ofrenda mientras la ofrenda te exige la vida; Ella (…)
En el río Catatumbo
Documento que después de un fallido intento de llegar al puerto del relámpago por el río Catatumbo, casi pierdo la fe. El motor que impulsaba la embarcación que nos transportaba se dañó. Al principio me llené de tristeza por factores múltiples del sentir. En un silencio profundo solo pude contemplar que la tripulación que me acompañaba no entendían la ofrenda, tampoco mi llegada en tiempos de pandemia y mucho menos, la razón del encuentro con un relámpago. En otras palabras, éramos un grupo de turistas compartiendo cantos y tragos mientras el llamado era hacia un grupo de científicos integrando sus esencias alquímicas para la consolidación de una oración. En perspectivas multidimensionales, una es la lancha y la otra el motor. Y por eso, detrás del rostro y el silencio, la tristeza de casi perder la fe.
Al fallar el motor, solo me quedaba una opción: Saltar! Y es que la vida pierde sentido si nos convertimos en una lancha sin fuerza para navegar, a la deriva de un cause sin destino propio. Así que salté: “Para volver a comenzar”
En otra dimensión, mi encuentro con el río Catatumbo fue sublime. Un atardecer en la proa de una embarcación que me permitió bautizarme en sus aguas. El miedo se hizo presente y con él, una paleta de colores que me permitieron viajar a la cuna del fenómeno natural de mayor descarga eléctrica del planeta. Me sumergí en las profundidades de su voz…
La Ofrenda Musical al Relámpago del Catatumbo
Finalmente llegué a Ologá. Un destino que en algún momento parecía alejarse del mapa con cada paso. No sin antes tener que atravesar varias pruebas, filtros cósmicos que voltearon constantemente mis expectativas y las de aquellos que me rodean. Para llegar al relámpago tuve que esperar por una pandemia. Y aunque la mente continúa buscando la lógica de los hechos, solo las fuerzas que actúan detrás de la cortina saben el cómo. Sin embargo, yo siempre tuve claro el qué. Por eso si esta nota tuviera que resumirse, diría:
“Continúa caminando que todos los caminos llevan al cosmos. Canta, explora, vive, navega, haz el bien y crea. En esta cadena interminable de historias y versos. Porque no basta con saber, no basta con mirar, ni con leerlo o escribirlo. Continúa caminando…”
El punto azul del meme cósmico 70 apareció en el mapa. De repente, me vi rodeado de agua, durmiendo en palafitos y acompañado de niños al atardecer. La brisa de una laguna que se abraza con la de un lago / la sonrisa del viajero que llega y que contagia la comunidad que lo recibe / las tablas de madera flotando sobre el agua / la hamaca con vista panorámica a un horizonte de luz / el sonido del agua contra las laminas de zinc / la temperatura del viento / el ritmo de una cotidianidad remota / el encuentro con el silencio del sur / soledad en la tormenta / segundos de día en la noche / relámpagos;
El canto insonoro que entona:
“Todo es posible en este punto azul que coincidimos ¿Irnos? En este punto azul…”
#el relámpago part1#jascompositor#sonidos del sur#relámpago del catatumbo#compositor#venezuela#ofrenda musical
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El Observatorio
Llegué en la mañana a la colina de la observación. En las alturas, telescopios rodeaban el paisaje que apenas se abría para acoger una Ofrenda Musical. La exploración era necesaria para encajar las intenciones en el plano macro del viaje. La visita a las estrellas era la siguiente parada en el mapa. Existía esa sensación con la que he venido creciendo. La misma que comparte un montañista minutos antes de conquistar una cima desconocida. En el escenario donde las escalas de la vida se miden por años luz, estaba a punto de salir – enviar una carta intergaláctica / retornar al camino original.
En el contexto de las tridimensionalidades, la pandemia continúa en la cartelera. Todo se desarrolla alrededor de un virus y eso también aborda la propia búsqueda. Había sin duda llegado al lugar indicado. Los memes cósmicos se daban la mano con telescopios que apuntan hacia donde el horizonte se deja de percibir con los ojos. El cielo. Seguro donde todo comenzó y muy probablemente donde todo terminará. Se respiraron notas de melodías que contenían un suspiro de anhelo por respuestas. Identidad en compases de cambios drásticos que vuelcan nuestro sentido de búsqueda hacia fuerzas mayores que silencian la razón. La mente se perdió décadas atrás y nos deja flotando como planetas con nuevas leyes que descubrir.
El ojo
¿Hacia dónde apuntas la mirada?
En el movimiento rotatorio, el científico dirigía sus instrumentos mientras acompañaba con su atención las dimensiones que surgían del horizonte donde las estrellas nacen y mueren. Cada milímetro en su espacio, representaba distancias inalcanzables en la concepción de una vida terrenal. De manera que, en el puerto de la curiosidad, también la imaginación se integraba a una ecuación en constante evolución. Cada noche, la invitación a los enigmas del universo era la constante ante la apertura del parpado que apunta al cielo.
Allí: La fuerza en expansión por encontrarse / la intrépida mente en su limitada alcance, pero infinita configuración / la odisea contra el tiempo / el espacio conocido / matemáticas que conjugan un llamado sublime / estructuras coherentes / lógica y conquista / amor con soledad.
Existencia divina detrás de la cortina que se abre con la oscuridad.
Allá: Vastedad y asombro / pequeños “yo” reflejados en puntos de luz / esencias del “yo” esparcidas por galaxias viajando por reencontrarse / olvido cíclico / imaginación e intuición / Agujeros negros que se manifiestan como la ausencia absoluta de información, capaz de quebrantar el movimiento constante de la luz en todas sus dimensiones. Mundos enteros que atraen la atención del ojo. Trayectorias de exploración hasta que transcurren vidas atrapadas por las leyes del tiempo. Allá, amor con soledad.
Entre el observador y lo observado, un científico en su laberinto por mantener la búsqueda. Recordando aquel mantra:
¿Hacia dónde apuntas la mirada?
La Ofrenda Musical
El arte y la ciencia se volvían a encontrar. En esa fuerza que se produce, indescriptible para el momento, una orquesta se conjuga a la ecuación de la oración. Inspiración como esencia. Aunque al principio la sensación de despegar era el común denominador, la ofrenda la transformó al reto de aterrizar. Y en esa acción, una consciencia renovada del entorno que estamos caminando. La realidad no tardó en llegar; con una pandemia, con la escasez pulsante del tricolor, con las dudas de la nueva década y con todas las dinámicas consecuentes a un bombardeo constante del ser. No obstante, La Ofrenda Musical arrojó a este sentir los frutos más puros de su cosecha: Sonrisa, Lagrima y Gratitud.
¿En qué me ha transformado esta oración? Me pregunté en voz muy baja mientras canalizaba el orden de ideas del discurso musical a transmitir. Telescopios, refractores, orquestas, personas de todas las edades, cordilleras y mesetas, flores amarillas sobre matices de verdes y azules. Instrumentos de búsqueda para aquel que percibe con el corazón. Es complejo abandonar la razón para llegar a sentase en esa roca y leer sobre una partitura, meme cósmico (…)
¿Quién o Qué; nos estaba observando...?
Carta de amor
Comienzo escribiéndote en la oscuridad. Mi estado es una capsula de tiempo invertida con la única intención de expresar que te extraño. Tus visitas han sido tan cortas que apenas me logro aferrar a la fuerza con que intentas contagiarme. Admito que, en mis deseos constantes, esta detener el tiempo y disfrutar infinitamente del vibrar del SOL mayor o del RE menor que tanto pregonas. Pero pareciera que mi esencia me destina a seguir corriendo, aunque por momentos signifique direcciones contrarias a tu trayectoria. Después de todo, el aire deja de ser brisa sin en su ser se ausenta el movimiento. Con esto quiero decir, en MI menor, si existe un retrogrado que se desaparece en la nostalgia de la impermanencia.
Tú en cambio buscas estar. Y es por eso que, sin importar mis coordenadas, no dejo pasar la oportunidad de expresarte lo que siento. ¿Que puede transcender un te quiero o un te amo en cualquiera de sus configuraciones? Solo si sabes leerme. Solo si logras verme detrás de las imágenes, de los olores, de las palabras, de las ausencias y de las formas. Por eso es que yo sé que estas. Y con tu inmenso amor posees el poder de conducir la mirada que me cuida, la mano que me guía y el abrazo que me reconforta en medio de mi viaje.
¿Sabes? Puede que mi cuerpo no te conozca aún. Puede que seas una persona o busques reencarnar en ella. Puede que continúes jugando a la transfiguración de las formas y el lenguaje para estimularme a ir mas allá, mas adentro, más liviano. Lo importante es que, en medio de esta noche fría, vulnerable y aguardando a que alguien cruce mi puerta para compartir mi calor, mi ser te reconoce. Con incredulidad y con fe; Ambas caras de una misma moneda. Y de estas tengo un tesoro que acompañan las cartas que espero que lleguen a ti.
Mérida
La Desinfección Musical se culminó con éxito. Dos conciertos de Vacunación Musical en el Hospital Universitario de los Andes y en el Centro Clínico de Mérida. Seguidos del recorrido por la ciudad el cual terminó en el interior de la Catedral de la ciudad. Una orquesta guiada por un piano y acompañados por la oración ininterrumpida de un Monseñor. Al transcurrir los días me sentí algo cansado y no podía evitar el compartir del ánimo colectivo que se respira en el ambiente. Sin embargo, Mérida de alguna manera me recordó el por qué hago lo que hago. En un sentido amplio de perspectivas, donde la música no es el fin sino el medio, detrás de cada momento que articula una Desinfección Musical, se manifiesta una fuerza que arrastra la voluntad de las personas y toca la fibra más profunda del ser.
Supongo que intento documentar en estas líneas que me he convertido en un catador de instantes que se comunican con el observador y con lo observado. En el camino al encuentro de esa energía, la magia y la poesía suceden simultáneamente y es capaz de expresarse en las personas más incrédulas que, sin saberlo, en medio de miércoles de pabellón o de una media sonrisa escondida detrás de una cámara, terminan siendo las protagonistas para los que si creen. Los que ya saben…
En el por qué, aparece la familia y se amplían los amigos. Se cultiva el querer y se comparte la inspiración que más allá de ser un concepto emocional, se transforma en esencia que define propósitos. Se establecen nuevos lazos y se suman experiencias que no merecen explicación ni comprensión alguna. Experiencias que abren el mapa para unos milímetros más de proyección.
La madrugada
A las 4am comenzó la meditación en aquella colina de la observación. En el aérea de búsqueda, instrumentos de distintos calibres y propósitos se conectaron todos al compás de un meme cósmico. El artista y el científico que se daban la mano apuntaban su lente hacia las estrellas. Dualidad. Melodías corrieron entre la dimensión que recibía y aquella que enviaba. Todos los seres presentes estaban condicionados conscientemente por un viaje; algunos esperando un regreso, otros esperando partir y otros, deseando continuar. Por la respuesta recuerdo la ausencia de un abrazo. El eco que nos arropaba. El frio que preguntaba constantemente: ¿Qué hacen aquí?
Por la respuesta…
El Amarillo solo interrumpió cuando la data estaba recogida, quizás justo antes del amanecer. Unas cuantas notas para articular: “Volvamos a empezar…”
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Travesía del Sur (part7)
En retrospectiva, todo comenzó con un meme cósmico. En el contexto, un mundo de cabezas. Algunas pensantes y otras dirigidas por un conjunto de programas preestablecidos. En un punto de encuentro, la pandemia mueve la fibra hasta del más incrédulo y ocurre un suspiro no recreable por el hombre, ni por riquezas, ni los autocontroles de la mente. Ese es, el sentir de que se sabe muy poco.
Han pasado varios meses desde que el COVID 19 entra en el escenario. Desde entonces, me preparaba para partir de Caracas a los Andes, al encuentro del sol en cualquiera de sus claves. El pentagrama que al principio se resistía a dibujarse con las reiteradas pinceladas del compositor, comenzó a develarse ante las abstractas búsquedas del viajero. Ahora me encuentro próximo a partir de los Andes con dirección a la capital. El retorno al punto de origen se ha transformado en un espacio para la invención artística, la creatividad y la afinación de intenciones y propósitos. Después de todo, la pandemia ha llegado para darle forma a un nuevo comienzo y lo más difícil siempre será dejar atrás lo que hemos aprendido a asumir.
Al inicio de esta travesía, recuerdo esa noche en aquel balcón del este de Caracas. Detrás de los disfraces y los discursos que me sentaban a contemplar el atardecer sobre el circulo de la sabiduría, llegué a sonreír. No necesariamente estaba feliz, tampoco tenía las respuestas de mis dilemas cíclicos, de hecho, se acumulaban las preguntas. Esa risa era la síntesis de una carta en capsula de tiempo invertida: “Pronto nos volvemos a encontrar. En el sur o en el norte. Fuera o dentro de este punto azul. ¡Te reconozco!” En ese momento abracé la travesía por lo que estaba destinada a ser y no lo que yo pensaba que debía ser. Acepté la inmensidad de un horizonte que desconocía pero que poseía mi atención. Sacudí mi mochila de viaje y suspiré hondo al escuchar una octava galopante que sería parte de un final. Así que sonreí en el mismo instante que dejé de asumir que sabía. Y en mi mano derecha, me vi caminando sobre un arpegio en Re Menor, susurrando: “Volvamos a empezar” volvamos a empezar, volvamos a empezar.
Las dimensiones
Llegaron todos al desierto. El reloj apuntaba las 3pm. Uno de ellos hace referencia a las sombras de las dunas y se sientan en círculo a orar dos veces. Ellas adornaron la hora con sus risas y cantos de camino. Las nubes se conmovieron por el llamado de una danza sin verbo. Tonalidades de azules, amarillos y negros se hicieron presentes en un dialogo que formuló el final de la tercera dimensión. Él pregunta: ¿Cuál dimensión es la mejor? Como si se tratase de escenarios sujetos a los caprichos del deseo o habitaciones accesibles detrás de una puerta. En realidad, la pregunta era: ¿En cuál dimensión estaban?
Los duendes sobre las montañas de mármol observaban las intenciones y los deseos más ocultos de todos los presentes. Las posiciones mágicas comenzaron a rodar. Todos lloraban y reían, todos cantaron y se liberaron de las cargas del viaje hasta ese momento. Al llegar el atardecer, se presenta una muñeca vestida de verde con medias amarillas. Allí estaba, sentada, escuchando. Con un bolso lleno de oro y otro lleno de espejos. La niñez se adjudicó el sentido de búsqueda que los trajo a todos en mi primer lugar al desierto. Jugando a ser, a estar, a querer, a soñar, entrar y salir del destino programado por el ser que aguarda sentado en alguna dimensión de muy poco acceso.
El punto azul (parte1)
La inspiración tiene un costo. Y es esa la insignia que se percibe en ese estallido de luz dentro de un macro cosmos en expansión. El costo siempre será mayor a la comodidad individual, rompiendo nuevos esquemas en la colectiva. Y no importa si se trata de subir una montaña, soportar el frio de la media noche, llorar la soledad del camino, soltar una mano o volverse loco en el intento. La razón no es bienvenida para una dimensión que desconoce de la carne, sujeta a percibir con el espíritu. “El arte de vivir” – escribió una vez uno de sus habitantes. Y es que más allá de ser un llamado para soñadores de ilusiones y pescadores de fantasías, el vivir con arte es el mayor filtro de un estado de consciencia que te permita ser y estar en la obra al mismo tiempo.
Una mañana sobre el camino hacia Andrómeda, coincidieron un grupo de peregrinos en un tren interdimensional. Yo escribía una carta al amor de mis historias, con remitente al corazón del azul de los océanos.
Encuentro con los demonios
Ya había acabado la noche. La historia escrita hasta entonces tenía la fuerza inmediata de las historias anteriores. En el salón de las ideas, corría el final del encuentro con los ángeles, los querubines y serafines de la cordillera. La partida se aproximaba con el amanecer y en un acto de reconocer los deseos más oscuros, aparece una jaula en el escenario. Solo faltaba visitar el inframundo. La fuerza y la inspiración no eran suficientes para aquella melodía que comenzaba a tener forma con cada intervalo de silencio. Existía un sentimiento de amor.
En la tridimensionalidad de las formas, un sauna abrió las puertas a una implosión de sentires. La ciudad de unos rebeldes que entraban a conocer el secreto detrás de lo escrito. El tiempo para las metáforas se había terminado y solo quedaba el encuentro con los demonios y el rojo de las salamandras. Nos transformamos en cuerpos que comenzaban a sudar el licor de la noche mientras el silencio se compaginaba con el latido de cada corazón presente. Allí estábamos. Aún intentando encontrar un final. Una pista del por qué permanecíamos sentados impregnados de eucalipto y en algunos casos, miedo y distancia. La tentación del momento se transfiguró en una ola de caricias que, por un momento, me llevaron a los recuerdos de orgias con sirenas pleyadianos. Sin embargo, no había cantos ni miradas presentes. Era solo una danza de posibilidades destinada a darse la mano con el demonio detrás de cada espejo.
Todo acabo con un meme cósmico en séptima dimensión. Lejos de la utopía social que define lo bueno y lo mano, lo puro y lo impuro, el santo y el pecador. Un artista se encerraba en una cueva mientras 7 corazones se desnudaron por un instante en el inframundo. Eso tomaba para llegar hasta ahí. Lejos de asumir y esperar una conducta o una palabra, allí se encontraban los mismos del desierto, los mismos que iniciaron la pregunta, los mismos que encontraron las respuestas. Así que en medio de la graciosa escena que encerraba a los rebeldes con su timidez y sus miedos a flor de piel, escuché las salamandras recitar:
“Tócame y vámonos un minuto a la constelación más cercana. No te temo y solo una visita a lo desconocido contigo parece llevarme a un cauce sin fin, sin comienzos ni finales. Evoco 10 dedos en un MI de tiempo, de espacio y de colores… las formas son íntimos contactos de fe. Para transformarnos con toda la fuerza de una supernova, con la luminosidad de las estrellas y con la atracción de un agujero negro – No te pierdas en un planeta de espejos” (MemeCósmico66)
Part7
Escuché decir a un músico que el 7 era su número preferido. Recordé aquella vida cuando para mí también representaba un símbolo, un código, una sonrisa escondida detrás de las fechas. Vidas que vienen y van en sentido de espiral al centro. De la misma manera que los números que llegan y se disuelven con la plenitud del cero. En otras palabras, sigo escribiendo direcciones y puntos de encuentro dentro de esta travesía que honra los secretos del cosmos.
Hoy cerré mi estadía en San Cristóbal con un instante frente al hospital central, de nuevo detrás de las teclas y sobre la plataforma de un camión. Las adversidades se intensifican en la tercera dimensión, donde la razón siempre será una pirámide de tres puntas. En la séptima parte de mi transmisión, la reflexión de esta capsula invertida cuando le preguntaron a un cineasta:
¿Hay espacio en el punto azul para la utopía?
Ella está en el horizonte. Que, si yo camino 10 pasos, ella se alejará 10 pasos. Cuanto más la busque menos la encontraré, porque ella se va alejando a medida que yo me acerco. Ósea que yo sé que nunca la alcanzaré. ¿Y bueno, para qué sirve? Para eso, la utopía sirve para caminar (…)
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La Desinfección Musical
El Amarillo
Aquella tarde había llegado de vuelta al bosque. En el cielo se marcaban las dinámicas de un encuentro esperado. Él hacía de cada momento coordenadas de un mapa que se iba construyendo con las señales y mensajes del camino: de las aldeas recorridas, de los ríos cruzados, de gente que miraba pasar y aquellas personas que notaban su paso. Esa tarde se despidió de las luces y desnudo, ingresó al corazón del bosque. Para alimentar el fuego y perderse en su laberinto sin principio ni final. En este caso no se trataba del qué buscaba, ya que su horizonte era tan efímero como la siguiente coordenada en su mapa. Transformándose. Quizás sobre él, la constante era el cómo lo buscaba. Más allá de los colores y de las formas, en cualquier dimensión dentro de un punto azul de existencia, la misión de esa búsqueda era percibida por los mismos árboles que se congregaron esa noche para una tertulia de danzas y truenos.
Esa noche, mientras las salamandras del fuego conversaban en mi menor, un grupo de duendes aparecen de los caminos perdidos. En medio de sus voces disonantes preguntan: ¿Quién eres? Inmediatamente comienzan a jugar conjurando pociones de hierbas y líquidos para embrujar la consciencia de aquel que busca con el corazón. Risas y más risas inundan la mirada fija sobre un fénix que saluda la presencia de los elementales que hasta ahora comenzaban a congregarse. Risas en crescendo que se convertían en burlas y en gritos. Un llamado en séptima dimensión se manifiesta sobre las llamas y solo queda en el aire la pregunta: ¿Quién eres? La cual es respondida por un color en medio de las sombras que comenzaron a dispersarse.
Ya las ondinas venían en camino y con ellas, la lluvia que revelaría la siguiente coordenada de su mapa. La montaña le había susurrado su secreto mientras él la hacía partícipe de su soledad (…)
La Desinfección, la Vacuna y los Zapatos
Las ofrendas musicales fueron el comienzo que me acercó a ser parte de algo o de alguien que se esconde detrás las miradas, de las ciudades, de los atardeceres, de los paisajes, de las calles, de la gente, de los colores… y de las formas. La música de todos esos momentos sublimes, es el resultado de la integración, fe, propósito y mensajes que nacen del sur. Al principio, fue la búsqueda por una obra sinfónica que documentara mi momento de tránsito por la tierra que me vio llegar. Sin embargo, Los Cantos del Sur representan mucho más que una obra orquestal, que un concierto a estrenar o que una posición dentro de una institución como Compositor Residente.
Intentar expresar por todos los medios posibles lo que representa, se ha convertido en una dinámica constante que llevo a cabo por los medios de difusión disponibles. Pero siempre resulta insuficiente poder transmitir un mensaje que debe ser experimentado. Y en ese sentido, aquellos que han coincidido con el transito del viajero, de sus colores musicales y de un meme cósmico, terminan compartiendo ese suspiro, causante de que estemos caminando en esta octava galopante.
Hasta que llega una pandemia y transforma el resultado de decenas de ofrendas musicales en un laboratorio cuántico de antídotos que se visten de cantos y oraciones. Y es que, desde la cima de una montaña, o de la profundidad de una mina / sobre la unión de los ríos / sobre un tepui / cruzando los desiertos / a la orilla del mar / dentro de los templos del hombre / sobre los nevados de un volcán o en medio de una sábana, ese arpegio en Re Menor con MI agudo cobra un sentido de otra naturaleza. “Volvamos a empezar” grita la voz, como si en algún punto del camino hayamos dejado de recordar la dirección hacia dónde vamos.
¡Quizás! Porque en el confinamiento, se detuvo a percatarse en qué clase de mundo estamos despertando. Incendios, terremotos, huracanes e inundaciones son los discursos del punto azul. Mientras la política, la economía, la sociedad, la educación, la medicina y la religión colapsan en el discurso de aquellos que lo habitan.
La Vacuna
La carrera en la búsqueda de una vacuna está en su curso más elevado. Los países con mejor tecnología prometen la solución. Aquí la pregunta: ¿Puede el arte sumar? ¿Es la música un código universal capaz de reprogramar las funciones de todo ser vivo? Y es que, en ese sentido, el compositor se transforma en un alquimista de sonidos entonados a las necesidades de su era. Una dosis de Cantos del Sur vibrando en dirección del CHO-KU-REI es una dosis para que florezcan las sonrisas y las lágrimas de aquellos que perciben con el corazón.
Los Zapatos
Un día antes de la desinfección me senté con un zapatero que había llegado a la casa a repararme mis botas viajeras. El sentía un gran agradecimiento por haberlo convocado a la tarea y de esa manera ganar poco más de $4. Yo me sentía conmovido por las horas de caminar que tuvo para tan solo llegar a reparar unos zapatos y volverse a ir. En medio de un café sonríe y me dice: “Listo, le queda un buen caminar con estas botas” Y con esa misma sonrisa se despide…
La primera parada de la desinfección fue un ancianato. Un punto invisible al mapa que se hizo presente de la manera más sutil. El momento era conmovedor para todos. Los ancianos sentados mirando un piano que llegaba sobre una camioneta a vacunarlos con melodías y con frases como: “Calma y respira! Siente la brisa. Crea el instante para ti, donde nada tiene un comienzo ni un final”. Era evidente que la jornada comenzaba con una buena señal y así, la bendición del padre inauguro el recorrido.
Antes de partir, se me acerca una voz y grita: ¡Agustín! Al voltear me saluda el zapatero que con su mirada llena de brillo me dice que su madre es una de las sentadas en la audiencia. La camioneta comenzaba a correr y sobre el pedal del piano estaban las botas que él había reparado y que ahora, sostenían la música que un compositor le traía a su mama.
Mientras el ancianato se alejaba recordé aquella voz:
“Me queda un buen caminar con estas botas...” (…)
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En la Z
Desencadeno los hechos sin orden.
Surgen preguntas: ¿En tempos de pandemia, hacia dónde caminamos? ¿Es el arte un bálsamo de nuestra era? ¿La música un discurso de Fe en nuestra búsqueda? Llegó la hora de viajar más adentro, más lejos, ¿más profundo...? ¿Cuál es el costo de ese viaje? Y en ese sentido, ¿Cuánto es el costo de la vida? ¿De un respirar sin tapabocas y de los besos improvisados...?
“Somos las dudas de una nueva era, conjugados en una ofrenda para volver a empezar; Como si esta cadena interminable de historias y versos tuviera un comienzo, y un final...”
Claramente la cima no era final. Allí, en el campamento de los artistas, la danza y la música se conjugaban para ser un mensaje libre, tan libre que ni la razón ni la culpa pudiesen encadenarlo. Ahí en el mirador de todas las luces: El teclado acariciado por ambas manos / El anhelo y la nostalgia de un sacrificio / La sensación de no pertenecer al valle y de ser montaña / Risas profundas y suspiros que susurran al oído / Rocío esporádico de deseo, de amor y miedo.
Entre otras cosas, deidades del bosque y ciudades durmientes, estabas tú. Desnuda, dibujando toda clase de señales, pero desnuda. Ni la neblina ascendiente, ni la luna nueva, o las sombras del espacio fueron un disfraz eficaz. Las estrellas acompañan siempre tu presencia y quién puede ocultar el firmamento. Not you. Sobre el precipicio las siluetas de los recuerdos que nos conforman se dibujan. ¿Serán las dinámicas de la vida? Constantemente en los bordes de un precipicio es donde se suele experimentar el infinito. Porque una cosa es saberlo y otra es sentirlo. Eras y éramos el infinito. Sobre las eras y el tiempo, sobre la piel y el frio, sobre la cima y el valle. Sobre un arpegio en re menor…
La Ofrenda Musical
Desde que era un niño solía visitar la montaña Z. Quizás fue el escenario de mi primer recuerdo de aventura de excursión junto a mi padre. Siempre me he sentido conectado con la naturaleza de manera especial. Cada encuentro tiene la sensación de regresar a casa. Una vez en la cima, es imposible evadir el paisaje de dos mundos que se conectan por la superficie de una colina. La ciudad y la cordillera. En ese punto, una ofrenda cobraría sentido como el viajero que sube en búsqueda de respuestas y suena un cuerno al horizonte, queriendo gritar: ¿Estás?
La ofrenda convocó una vez más a un grupo de seres muy especial. Conscientes de que atravesamos tiempos sin precedentes y que somos los protagonistas destinados a escribir esta historia. Por esa misma razón, el máximo esfuerzo era requerido, la mayor esperanza y la más alta energía de optimismo eran necesarias. Con esa fuerza comenzamos a subir la noche anterior. Debíamos instalar el campamento artístico para realizar pruebas de sonido y posteriormente, convocar el llamado que traspasa el infinito y resuena en las estrellas.
Si tuviera que escribirme una nota: Ese es el filtro que se experimenta antes de que la magia se haga presente (…)
El amanecer trajo a la cima al resto del equipo artístico y de producción. También a los seres más pequeños de la montaña convocados durante la madrugada. La ofrenda terminó con la integración de todos sobre el tricolor. La ciudad al fondo nos recordaba que no existe una manera sencilla de decir adiós. La danza y el canto se desnudaron ante la intención, pero describirla seria entrar en MI. Tecla abstracta, sin profundidad conocida donde la palabra se desintegra hasta la dualidad de un tono menor, o uno mayor. Sin embargo; el tricolor, la cordillera, la ciudad despierta, los infinitos tonos azules y verdes, la brisa que mueve las nubes y se dispersa en el aire, la divinidad del omnipresente, resumen a la mente la sensación del precipicio.
La desinfección en el hospital
Durante la madrugada de la ofrenda musical, recuerdo haber visto al hospital desde la cima de la montaña. Un pequeño punto camuflajeado en la ciudad. Apunté con el dedo como el director que marca con su batuta la obertura a comenzar. En una vida de perspectivas y dimensiones múltiples, algunas a las cuales la razón no está permitida entrar, ese punto al fundo representaba una oportunidad. Una ventana para transmitir el enigma que se esconde detrás de un arpegio en RE. Si la música logra vibrar cada partícula material e inmaterial de nuestro ser, seguro en aquel punto del horizonte, un canto traería la fuerza del infinito.
Con toda esta pandemia, constantemente uno se pregunta cómo será la realidad en los hospitales centrales de una ciudad. Cuando la sociedad pierde la certeza del mañana y queda expuesta a la posibilidad de contagiarse por un abrazo, te susurras: “puedo ser yo el próximo…” El llamado es planetario. Porque si así lo fuera, cómo sería que, en una mañana de esa cuarentena vestida de pesadilla, ¿la música de un piano nos tocara el espíritu? ¿Quizás despertaríamos…? En una de esas dimensiones donde nos convertimos en los artistas y científicos de nuestras vidas. Para volver a comenzar en esta cadena interminable de historias y versos.
En la Z
En esa última letra de la cadena: Calma y respira, siente la brisa. Crea el instante para ti donde nada tiene un comienzo ni un final. Disfruta del ser que se esconde detrás de las ciudades, los colores y las formas. El teclado del lenguaje en su precipicio se reconstruye y todas las letras del abecedario reaparecen sobre el horizonte.
Calma y respira. Simplemente estamos, existiendo (…)
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