#fragmentos de una pausa
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waltfrasescazadordepalabras · 4 months ago
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Hoy fue un día difícil”, dijo Pooh. -Hubo una pausa. - “¿Quieres hablar de ello?”, preguntó Piglet. - “No”, dijo Pooh después de un rato. “No, creo que no quiero”. - “Está bien”, dijo Piglet y se sentó junto a su amigo. - “¿Qué estás haciendo?”, preguntó Pooh. - “Nada realmente-dijo Piglet- solo sé cómo son los días difíciles. A menudo tampoco tengo ganas de hablar de ello en mis días difíciles. Sin embargo, -continuó Piglet- los días difíciles son mucho más fáciles cuando sabes que tienes a alguien ahí para ti. Y yo siempre estaré ahí para ti, Pooh”. Y mientras Pooh permanecía ahí sentado, dando vueltas en su cabeza acerca de su Día Difícil, el confiable Piglet sentado junto a él en silencio, solo balanceaba sus pequeñas patas... Pooh pensó que su mejor amigo nunca había tenido más razón como en ese día.
*Fragmento del libro “Winnie the Pooh” de A. A. Milne & E. H. Shepard.
Nota: ojalá todos tuviéramos un Piglet en nuestras vidas. Un abrazo gigante, colegas.
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annemarie715 · 4 months ago
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LA CAÍDA DE UN REY Y EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA
Alguna vez sintieron como una simple palabra se transformaba en una daga que se incrustaba en lo mas profundo de tu alma, desgarrando cada pequeña parte de tu vida, donde tus recuerdos te hacen recobrar una triste verdad, una suplica por vivir y tu tan miserable atada de manos no lograste salvar a la persona que mas decías amar, dicen que cuando uno esta por morir lo sabe, lo siente. Soy o trato de ser resiliente con todo lo que sucedió, una injusticia tras otra que me llevo a vivir en carne propia el golpe de la sociedad absurda, donde es importante tener contactos sino tu vida no vale la pena en un hospital, que juran respetar y velar por la vida, que triste parodia que ni los residentes son capaces de creerlas, no hay vocación solo obsesión por obtener dinero, los enfermos solo son objetos monetarios para carniceros vestidos de blanco, donde la humanidad se vende por unas cuantas monedas, donde no existe alma solo una penitenciara llamada hospital. La dura realidad se maquilla con falacias mal infundadas, es necesario tener suerte de encontrar un ángel pero así como creí encontrar uno lo alejaron, dejándome sin esperanzas, sin alternativas, sin ilusiones, deambulando por los pasillos vacíos de un hospital buscando donde pasar la noche, sin importar si un asiento frio me acobijaría dado que solo me importaba estar cerca de ti, los días se hicieron eternos, las noches inevitables pero el miedo se alejaba, solo crecía el temor de no volver a verte, los recuerdos se posaban en mi mente como fragmentos de películas incompletas, donde la historia quedaba sin guion, estaba en pausa, paralizada en un rincón suplicaba un cambio justo y necesario, una justicia divina donde me ofrecía sin apelación a reclamo a ser quien ocupaba tu lugar, pues cuando defines entre vivir o morir prefieres la segunda opción solo con ver de nuevo esa sonrisa que te cala el alma y te regresa la esperanza de entender que todo en esta mierda que es vida saldría bien, evitas respuestas solo pides con todas las fuerzas o las pocas que puedan acobijar la tristeza que va agravando tu situación mental, suplicas tiempo, volteando a ver todo lo que falta, las líneas escritas de las nuevas aventuras, de temporadas nuevas y renovadas, de futuros inciertos pero bien reflejados, de metas por cumplir, de sueños por desarrollar pero, siempre en todo maldito libro o historia existe un pero que te paraliza, pensando en que sucedería si ya no despierta, que hago si ya no escucho su voz, su risa, si ya no veo esos ojos que me llenaban de calma, gritas con un grito ahogado, culpas y te culpas mas a ti por ser idiota y perder tan preciado tiempo en estupideces que te hacen sentir vacía.
Cuando ya no puedes lidiar mas con todas esas emociones, sugestiones y surrealismos, llega lo peor la despedida final, la que marca la caída del rey, inmortalizando todo en tu mente, desde lo mas pequeño hasta lo mas absurdo que pudiste vivir o lo que no, tu mente se cierra de golpe, tu respiración se agita y duele, tu estabilidad se desmorona por completo, evitas el contacto visual de la gente, en tu mente solo están las palabras de no dejarte morir, el protegerte si es posible con tu vida, tu insignificante vida que no tiene precio pero puede lidiar con todo lo que se ponga en frente con tal de tenerte, pero lo as perdido todo, se desmorona, se cubre de niebla y cenizas, te cierras en tu mundo y el tiempo se vuelve relativo. Ya nada importa solo el hecho de entender como seguir adelante, las horas en las que se marcho se quedan impregnadas como un recordatorio que lo puedes perder todo en un segundo, como yo te perdí un 14 de diciembre del año 2018 a las 7:15pm, ellos decían tu hora de muerte sin darse cuenta que también tenían alguien sin vida parada frente ellos, mirando a la nada, sintiendo como la tristeza se posaba en mi, algo que por años suplicaba no vivir lo estaba haciendo ya, mientras te llevaban por el pasillo mi mente pensaba que era una pesadilla y mi cuerpo corría detrás del tuyo por seguirte y pensar que era mentira, una trágica novela se desenvolvía en cuestión de minutos, mi mente se cuestionaba a si misma: dime como seguiré sin ti, ahora recuerdo que me dijo un psicólogo que escriba pero ni yo se porque escribo, talvez soy lunática por tratar de entender a esta paradoja, donde hace unos días estaba a punto de morir y lo mas irrelevante es no sentir miedo porque hasta eso se fue de mi, solo pensé caray si me muero, al final del pasillo que corrí y no te halle me estarás esperando?, tal vez te enojes pero de seguro se te pasara, pero la muerte se a encaprichado conmigo que me deja la pendeja, talvez deba seguir escribiendo los relatos mas tristes de mi vida y de la historia que lleva por nombre la caída de un rey y el nacimiento de una leyenda.
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elquecuentacuentos · 10 months ago
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«Fuimos dos desdichados que coincidieron y se encontraron en un punto de la existencia, y pudimos, con nuestros encuentros íntimos sobre una cama, hacer una pausa genuina en este mundo; un escape a un universo a parte de esta vida, de nuestra rutina y nuestra infelicidad.»
-Fragmento (Cuentos perdidos, Eloy Martínez).
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la-semillera · 7 months ago
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HELENA ALMEIDA & REBECCA SOLNIT
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Quería un lenguaje capaz de ser sencillo y claro cuando el tema lo requiriera. Sin embargo, a veces la claridad exige complejidad. Creo en lo irreductible, en la invocación y la evocación, y me gustan las frases menos parecidas a autopistas que a senderos serpenteantes, con algún otro desvío por un paraje pintoresco o una pausa para contemplar las vistas, pues una senda puede atravesar terrenos abruptos y sinuosos por los que una carretera asfaltada no puede pasar. Sé que a veces lo que denominamos <<digresión>> sirve para recoger pasajeros que se han caído del barco. Quería que la lengua inglesa fuera un instrumento que permitiera tocar muchos estilos musicales. Quería una escritura fastuosa, sutil, evocadora, capaz de describir neblinas, estados de ánimo y esperanzas, y no solo hechos y objetos sólidos. Quería dibujar un mapa de cómo el mundo está conectado por modelos, intuiciones y similitudes. Quería buscar los modelos desaparecidos, los que existieron antes de que el mundo se quebrara, y encontrar los que podíamos construir con los fragmentos.
_ Rebecca Solnit, Recuerdos de mi inexistencia, Lumen, 2021. Traducción: Antonia Martín.
_ Helena Almeida, Desenho, 1999. Toned gelatin silver print, flush-mounted on board, 84 x 84 cm. (33 x 33 in.) signed and dated in ink, with stamped photographer's copyright credit, private collection © photo Christie's
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redcomunitaria · 1 year ago
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En el catálogo de humanos llamado Tinder, donde las miradas se deslizan por perfiles pixelados como si de pedazos de carne se trataran, sus destinos se entretejieron después de un "match". Él, un soñador con los dedos danzando sobre las teclas, y ella, una aventurera tejida con palabras elegantes, surgieron de la nada en medio del catálogo de humanos.
La pantalla les unió como un juego de palabras ingeniosamente escrito, como una metáfora que apuntaba directamente a sus corazones curiosos. A través de líneas y píxeles, compartieron risas y secretos, creando una narrativa de romance virtual digna de al menos una página en Wattpad, llena de símbolos y signos. Sus palabras eran hipérboles de esperanza, anhelo y curiosidad.
En ese laberinto de códigos y avatares, sus conversaciones florecieron como metáforas en pleno verano. Las retóricas y los guiños se convirtieron en el viento que movía las hojas de su historia. A lo largo de los días, compartieron fragmentos de sus vidas, construyendo un vínculo en las esquinas digitales de la red.
Y así, en medio de las emoticones y los stickers, decidieron llevar su historia más allá del brillo de las pantallas. Se encontraron en el mundo tangible; en el mundo real, donde las metáforas dejaron espacio a los silencios y las pausas, y los "me gusta" y "matches" fueron reemplazados por la realidad de las sonrisas y las miradas furtivas.
Era como si hubieran desentrañado el enigma del "catálogo humano" que los unió en primer lugar. Descubrieron que las palabras escritas no eran más que símbolos imperfectos de lo que yacía en sus corazones. La realidad a menudo supera la retórica elaborada, y en sus encuentros y despedidas, encontraron la belleza en lo auténtico y lo genuino.
El "match" que los atrajo al principio se convirtió en el prólogo de su historia, un preludio de emociones entrelazadas y momentos compartidos. Aprendieron que detrás de cada perfil hay un ser humano con su propia historia, sus altibajos, sus sueños y anhelos. Y mientras avanzaban por los capítulos de su historia, comprendieron que las conexiones reales van más allá de las palabras atractivas, y encuentran su esencia en la vulnerabilidad y la autenticidad compartida en la vida real.
Don Ggatto
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leeme-un-poco · 2 years ago
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Creo que no quería escribirte porque eso significaría hablar conmigo misma... Y no quería tener esta conversación conmigo.
Quizá ha pasado mucho tiempo, pero eres la única persona que me conoce tan bien que el tiempo realmente no es nada más que una excusa para romper el hielo al volvernos a encontrar, pero realmente no significa nada... No para nosotros.
No quiero contarte lo que he hecho, porque me hubiera gustado estar a tu lado para vivirlo, y... Al no ser así, podemos fingir que no ha sucedido. ¿Podemos? ¿Podemos fingir que esté tiempo en realidad no ha pasado? ¿Podemos pretender que seguimos siendo los mismos? ¿Puedo pretender que sigo doliendo de aquellas cosas que por lo menos hacían sentido? ¿Puedo pretender que mi dolor es solo parte de la trama adolescente necesaria para mover la historia? ¿Puedo fingirme importante aún hablando contigo mientras ambos esperamos ser los personajes principales en esta estúpida película? ¿Podemos seguir esperando el estreno?
Es estúpido buscarte ahora, lo sé. Ambos hemos trabajado tan duro en formar estas cosas que llamamos "vidas" y nos hemos esforzado tanto en alejarnos de las ganas de ponerle pausa. Hemos pretendido que no existimos, qué nunca existimos. Nos sentimos parte de un sueño del que tuvimos que despertar para volver a la rutina de la normalidad pero... Fuimos reales ¿verdad?
A veces logro poder recordar... Como fragmentos... Aquellas conversaciones y caminatas con nuestra propia banda sonora. Puedo recordar el color de tus ojos y el sabor de tus labios. Puedo recordar tan vividamente la sensación de querer vivir y morir contigo que hasta ahora casi, casi... Me pareces real.
Quizá no dormí mucho anoche y este sueño se prolongó demasiado, quizá es domingo y no tuve que volver a la rutina. Quizá leas esto. Quizá aún existas y quizá yo aún esté aquí mañana.
Quizá.
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ocasoinefable · 2 years ago
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[ su corazón era bueno y como todo corazón bueno le aturdía no poder hacer algo, le consumía la aflicción que veía ejercer, se podría decir que era capaz de arrancarle el corazón aquél que ha pisado la manos de un niño para dársela al niño sí esto le ayudaba, lo haría sobre su odio momentáneo, sobre su ira y su sed de imponer lo que cree correcto, más luego si viera que el hombre lo había hecho porque no se dio cuenta, ya que un cuervo le picaba el pecho o solo porque el niño le planto el cuervo, sería ella quien le diera sus manos sin tener piedad de su propia sufrimiento, un mártir según... le dije esto al ver que se enardecía en lágrimas y balbuceos cuando escucho por la radio las noticias, se detuvo envuelta en su cólera, ahora yo era como un cuervo picando en sus oídos sin darme cuenta, le solté estas frases en su maldiciones -¿dónde está el amor? ¿Dónde cuando deseas imponer tu justicia, o solo ves? - su mirada destellaba angustia y atacada se recogió, - ¡perdone srt, cuando guste vaya a la iglesia, mi padre está muy ocupado, como dicen cada quien atiende su espíritu y solo está en usted! - o quizás yo era la turbada, los efectos de recordar se mezclan con el tiempo. Sin saber de nuevo le dije mirando de soslayo - que hermosos son tus ojos que lloran por otros y se asustan y temen, una bella mártir, le dije mientras le extendía la mano y abría la puerta, pero luego de haber cerrar la puerta, volvió a golpear, y se arrojó a mis brazos, - ¡soy así como ellos, no tengo nada! -Siguió llorando, más sus manos abrazaba mi espalda y su mejilla mi mejilla. Hace tanto...
....
[...]
.....
[...]
-Ella me veía similar y se sentía bien con mi silencio, y me agradaba su forma y ternura. ¡sabe...! las personas tienden a catalogar, ya se lo había mencionado. Le quise en acción durante varios días y aun le quiero al pensar, más luego lo hablamos más claro y todo lo que tenía no iba conmigo, se dreno la cabeza y el sentir. más con un simple beso en sus manos y un Dios -es amor en las mías- calmo todas sus noches. No volvió, pero a veces la veo andar por mi recuerdo, le saludo y ella me devuelve el saludo con igual contentó, me gusta saberle feliz; pues ella cree en lo que hace con todo su ser y así que estará bien y esto me alegra.
-
[...]
-
Un sutil "zis" detrás del teléfono volvía a retomar, como sí al hacerlo se levantará una muralla, un muelle.
-Al verla frente a la puerta, la lleve a mí, y al tener su cabeza acobijada en mi pecho, rodee con mis dedos sus cabellos, cuál lago corriendo bebí en sutil respiro, le aprecie de caricias las mejillas con mis dos palmas, toque con mi boca su piel, y luego resbale por su cuello, mordí y dejé mi risa, le estreche y su latido me llenaba las manos, su calor, su olor, el sudor que corría por sus vellos, todo se asemejaba a la noche apunto de amanecer... mientras sus labios parecían contar cada bombeo apresurado en mi camisa, rasgue el viento y me junte un poco más a su cuello-
otra pausa y de nuevo un "zis"
-Mis piernas temblaron. si fuera tallo se hubieran derretido las abejas al ver alas en las hojas... (hubo una sonrisa en cada uno) su boca alcanzó en un toque profundo mi sangre, atrapó en su lengua mi clavícula, y en soplo en mis senos se crisparon, me sujeto con más fuerza, a punto de susurrar, dejo a escapar con gran voz. ¿No puede ser... ¿Cómo puede ser posible? Su nariz callo en un respiro caliente por mis orejas, mientras me ofrecía sus labios ... Su frente acogió mi silencio. Lo es, a veces solo es corazón, lo demás son barreras. Incluso las alas del ave pueden atravesar el ave. Sabe, ella rodeo mi boca con la punta de sus manos, luego las llevo a su boca, beso los bordes y sonrió, volvió a poner sus dedos en mi boca, sentí su saliva, su aliento y su carne en cada pestañeo. Y se hundió en un abrazo.
Fragmento tomado del relato: En otros vientos. Fisura en dos ramas.
Ocaso-Inefable
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apoyoestudiantil · 2 years ago
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método pomodoro
Tips de estudio
El método pomodoro es un método de estudio que ayuda a gestionar el tiempo y a aumentar la productividad. La desarrolló Francesco Cirillo a finales de los 80, y busca mejorar la administración del tiempo a través de dividirlo en fragmentos. El tiempo se divide en periodos de 25 minutos (pomodoros) separados por pausas de 5 minutos donde se descansa. Según la técnica pomodoro, las pausas ayudan a mejorar la agilidad mental, y la técnica aplicada al trabajo, podría contribuir a una mejora en la productividad, además de aumentar la capacidad de disminuir las interrupciones. La técnica estaría formada por cinco etapas: planeamiento (1), anotación (2), registro (3), proceso (4) y visualización (5).
Se decide la tarea que se va a realizar.
Se programa el pomodoro (generalmente un reloj con alarma) a un lapso de 25 minutos.
Se trabaja de forma concentrada e intensa hasta que suena la alarma. Cuando suena, se marca una X, que representa que se ha cumplido con un pomodoro.
Se descansa durante 5 minutos (tomar un café, darse un breve paseo, cualquier cosa sirve, excepto trabajar).
Se inicia de nuevo el proceso. Cuando se alcanzan los cuatro pomodoros, se toma un descanso más prolongado, de 20 o 30 minutos. La técnica pomodoro puede ser una herramienta útil a la hora de estudiar. ¿Uds conocían esta técnica? ¿Les ha servido si la han usado? Esperamos esta publicación les pueda ayudar a emplear un nuevo método de estudio Fuente: https://ingeniosas.org/blog/2020/03/16/metodo-pomodoro-una-tecnica-para-trabajar-en-casa-con-tus-hijas-e-hijos/
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mariamanuelaae · 2 days ago
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Fuente de Vida
- Poema -
Vi mi reflejo sangrando,
Un gran río rojo, bajo un grito callado.
La fuente brotaba, sin tregua, sin pausa,
desbordando la vida, pérdida.
Mis piernas temblaban al perder,
las posibilidades finitas,
un don marchito ya es.
Lleno de preguntas sin responder.
Afuera, la risa rasgaba el aire,
la burla de una anciana,
cruel y constante.
su voz, un eco que
a mi alma aprisiona.
Detrás de la puerta,
tres mujeres similares,
mirándome a los ojos
demostrando que eran yo misma:
la que duda,
la que llora y
la que calla.
El tiempo, un torbellino,
un caos suspendido,
los segundos no cuentan
en un corazón herido.
Afuera hay vida,
el mundo seguía,
mi familia esperaba,
Por su vida y por la mía.
Llegamos al bosque,
con un aire de brasas,
y el agua cantando
entre luces escasas.
Una pileta cristalina,
un mundo tranquilo,
donde vi tesoros,
promesas, destino.
Tenia mi pluma,
mi fiel compañera,
mi voz en la sombra,
mi luz verdadera.
La tomé entre mis manos,
pesada, distante,
y al agua la arrojé,
un acto constante.
El agua me tomó entre sus manos
Dio frío a mis huesos,
apagando con ello el fuego
que quemaba mis restos.
Me sumergí hasta el fondo,
y ahí las vi,
las mujeres del espejo,
reflejos de mí.
“¿Por qué vienes?”, me preguntó una voz doliente.
“Busco alivio”, respondí suavemente.
“¿Alivio para qué? —otra susurró—
si el dolor te da palabras, ¿qué quedará de vos?”
“No lo sé”, confesé, mi voz temblando,
“Quizá quede yo, mi ser, esperando.”
Y la última dijo, con mano extendida:
“Eso es suficiente, verte en tu vida.”
Sus manos unidas
tomaron las luces,
no eran monedas,
ni joyas en bruces,
eran recuerdos, deseos,
fragmentos perdidos,
esperanzas dormidas
en tiempos vencidos.
Emergí del agua,
marcada en mi piel,
pecas de constelaciones,
un mapa, un nivel.
El frío del mundo volvió
a mis huesos,
pero en mi interior
algo había cambiado al fin.
Mis ojos se abrieron,
a la fuente en mi alma
Que nunca más dejará de brotar.
María Manuela
Colección- La sonrisa de María
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decmultiverse · 13 days ago
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Mark permanecía de pie en el centro de la Sala de Juicio, observando el cuerpo inerte de Frisk a sus pies, los hilos rojos aún brillando débilmente antes de desvanecerse en el aire. En silencio, se quedó allí, sintiendo cómo el peso de la reciente confrontación se disipaba lentamente, como si un mal hábito finalmente hubiese sido abandonado. De alguna manera, sabía que esto no era el final; una parte de él estaba segura de que aquel niño reincidente no tardaría en intentar resurgir, impulsado por la misma obstinación y necedad que lo había traído aquí una y otra vez.
Mark se giró, su chaqueta ondeando con su movimiento, mientras sus pasos comenzaron a resonar en el eco sombrío del subsuelo. Las paredes grises parecían deformarse a medida que él avanzaba, como si la misma estructura del lugar reflejara el cambio de energía que se había liberado en aquel enfrentamiento. El corredor se extendía ante él, desierto y en ruinas, pero Mark lo caminaba con un paso relajado, casi tranquilo. Sabía que, en cuestión de segundos o minutos, Frisk estaría de vuelta, abriendo una nueva línea de tiempo como si la anterior nunca hubiese existido.
El poder de Mark le permitía sentir los vestigios de la energía temporal que Frisk manipulaba, las fibras invisibles que se tejían y desteñían cada vez que el niño reseteaba el mundo. Era como una vibración débil en el aire, un temblor que presagiaba el momento exacto en el que Frisk surgiría nuevamente, tan determinado como siempre a repetir aquel juego perverso. Pero Mark no estaba impaciente. Sabía que todo llegaría a su debido tiempo, y si algo le sobraba en aquel lugar, era precisamente eso: tiempo.
Mientras caminaba, Mark reflexionaba sobre su propio viaje. Él no era el típico Sans que Frisk había encontrado en tantas otras líneas de tiempo; él era distinto, un humano cuyas decisiones y experiencias lo habían transformado en algo mucho más letal y despiadado que cualquier otro ser en el subsuelo. Recordaba las traiciones que había experimentado, los rostros de aquellos que, una vez considerados amigos, habían mostrado su verdadera cara en los momentos más oscuros. Aquella traición había dejado una marca imborrable en él, una cicatriz que Frisk ahora representaba perfectamente. Ese niño no era más que un reflejo de todo lo que estaba mal en el mundo: egoísmo, crueldad y una incapacidad para aceptar la paz.
Mark hizo una pausa al pasar por un amplio pasillo, observando el lugar en silencio. Había destellos de recuerdos, sus propios recuerdos mezclados con aquellos fragmentos de vidas pasadas de otros universos que él había visitado. Vio imágenes fugaces de batallas que parecían interminables, rostros de personas que le habían importado y que, sin embargo, ahora no eran más que fantasmas. El eco de su voz resonaba en el vacío de aquel lugar mientras murmuraba, casi para sí mismo.
—"Al final, todos los caminos nos llevan aquí. A esta oscuridad… a este vacío que nunca se llena."
No había tristeza en sus palabras; era simplemente una declaración de hecho, un pensamiento que le recordaba cuán inútil podía ser la lucha cuando la esperanza era una simple ilusión.
Continuó su marcha, las luces temblorosas arrojando sombras largas y distorsionadas sobre él. Era consciente de la pantalla de carga que esperaba en algún lugar lejano, esa fría y vacía espera entre la muerte y el reinicio, donde Frisk se hallaba atrapado momentáneamente. Quizá en esa fracción de segundo, el niño estaba experimentando algo parecido a la derrota, tal vez un atisbo de duda sobre si podría ganar esta vez, o si realmente era posible vencer a Mark. Pero él sabía que esos pensamientos eran fugaces en la mente de Frisk, pues el deseo de avanzar, de vencer, siempre sería más fuerte.
Finalmente, Mark llegó a una pequeña habitación, un rincón apartado en las profundidades del subsuelo. Allí, un banco de piedra estaba incrustado en la pared, con una vista que daba a un vasto precipicio, oscuro y sin fondo. Mark se sentó, cruzando los brazos mientras se inclinaba hacia adelante, mirando hacia el vacío con una expresión indescifrable.
La pantalla de carga todavía aguardaba en aquel otro plano, suspendida, como un respiración contenida en el tiempo y el espacio. Pero Mark sabía que no tardaría en disiparse. Podía sentir la vibración de la línea de tiempo próxima a reiniciarse, como una pequeña onda de energía que palpitaba a la distancia. Era como un latido lento, una premonición de que el juego estaba por comenzar nuevamente. Mark sonrió levemente, una mueca que no contenía alegría, sino una mezcla de ironía y desprecio.
—"¿Cuánto tiempo más planeas intentar, niño?" —murmuró, como si Frisk pudiera oírlo desde aquel limbo temporal—. "¿Cuántas veces piensas romper lo que no puedes arreglar?"
Sabía que Frisk no tenía respuesta para eso, porque, en el fondo, ni siquiera el niño entendía el verdadero propósito de sus acciones. A Mark le parecía tan patético y predecible; este ciclo de violencia y derrota era una repetición sin sentido, un intento desesperado de aferrarse a un poder que Frisk jamás comprendería realmente.
Los segundos pasaron, y finalmente sintió cómo el reinicio se avecinaba. La energía en el aire se acumulaba como una presión en aumento, una vibración que anunciaba el retorno de Frisk al mundo, una vez más, con sus ojos determinados y su corazón frío. Mark se levantó, listo para enfrentarse nuevamente a aquel niño que, con cada reinicio, parecía perder un poco más de humanidad, convirtiéndose en un mero peón de sus propios impulsos violentos.
Y cuando Frisk surgió de la nada, reapareciendo con la misma apariencia inquebrantable, Mark se giró para encontrarlo. Su mirada era más helada que nunca, y su voz cortante como un cuchillo.
—"Bienvenido de vuelta, ¿ya terminaste de jugar con el tiempo?"
El niño no respondió, pero en su mirada había un brillo desafiante. Era el mismo ciclo de siempre, la misma batalla repetida hasta el cansancio. Mark avanzó hacia él, con sus pasos resonando en el suelo de piedra, cada uno de ellos más pesado que el anterior.
—"¿Acaso nunca te cansas?" —preguntó con voz burlona, aunque había una dureza en su tono—. "De todas las cosas que podrías hacer con tu vida, eliges esto, una y otra vez… ¿Esperas un resultado diferente? ¿Crees que alguna vez ganarás?"
Frisk, como siempre, permaneció en silencio, su determinación creciendo en su expresión. Y Mark, en respuesta, dejó que una mueca sardónica se dibujara en su rostro mientras estiraba sus manos, de las cuales emergieron los hilos rojos una vez más, desplegándose como las redes de un titiritero dispuesto a controlar la voluntad de quien se le opusiera.
La batalla estaba a punto de comenzar de nuevo, y aunque Mark estaba listo para enfrentarla, una pequeña chispa de satisfacción se encendió en su interior. Sabía que él tenía el control, que por mucho que Frisk intentara, jamás lograría el resultado que buscaba.
En ese momento, mientras se preparaba para la lucha, Mark murmuró, casi como si hablara solo, aunque sus palabras estaban claramente dirigidas a Frisk.
—"Adelante, niño. Intenta cuanto quieras. Al final, el único final posible aquí es el que yo decida."
Y con esa declaración, la oscuridad del subsuelo fue iluminada por el brillo rojo de los hilos, mientras Mark se lanzaba una vez más a la inevitable confrontación con el niño que, por mucho que lo intentara, jamás lograría derrotarlo.
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sociedadnoticias · 14 days ago
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Respirando en los futuros de ayer: una pausa para agradecer
Presentación editorial y conversatorio . Miércoles 20 de noviembre de 2024, 18:00 horas. Museo Universitario del Chopo. Entrada libre Por Brenda Aguilar | Reportera El libro Respirando en los futuros de ayer: una pausa para agradecer examina un fragmento del ámbito artístico de Suecia durante los años treinta y cuarenta, centrándose en colectivos que apoyaron el movimiento antifascista español.…
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kitkatie · 1 month ago
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El que no sepa de vicios no te ha conocido a ti
Nuestro amor era como la colilla de aquellos costosos cigarrillos que te gusta comprar, un amor tan efímero, ardiendo y destruyendo a su paso. Tu amor se me escapaba de las manos como el humo que sube tanto, hasta que en algún momento se junta con la niebla y desaparece. La necesidad de tenerte para siempre encerrado en esa cajetilla, pero nada quema más que un amor; nada destruye más que el cáncer de renacer en lugares perdidos, vivir bajo la constante advertencia de que no eres mío y no soy tuya. Y cuando quemaras los últimos tres cigarrillos, te marcharías.
Sin importar cuántos cigarros nuevos metiera a escondidas en tu cajetilla, el resultado siempre era el mismo: un amor que se mantenía ahí, como un susurro de promesas, más vacío que lleno. No importaba cuánto me quemara el tenerte cerca, cuánto el humo me adormeciera el alma, ni cuánto necesitara volver a sentir tu calor. A veces, en un instante frágil, juraba que me amabas: cuando cambiabas de sabor solo por mí, o cuando regresabas con algo entre las manos que te recordaba a mi sonrisa.
Y en esos momentos, les agradecía a los cigarros, compañeros silenciosos, por darme la oportunidad de sentirte, por permitirme mirar con orgullo cómo te veías. La vejez se queda corta si de amores se trata; soy la dicha hecha honra al ver tus ojos reflejados en el espejo. Debería agradecer a los Marlboro por dejarme grabar tu risa una vez más en la memoria, por dejarme envolverme en tu aroma, por sentir tus brazos protegiéndome como un abrigo.
Debería comprar todos los cigarrillos del mundo, obligarte a venir por ellos y, en cada pausa, robarte un abrazo o dejar que una caricia se deslice entre nuestros dedos. Decirte “te amo” en cada instante. Construir un imperio donde tú fueras el centro; así, dejaría de ser el eje de mi vida y dejaría de buscarte en cada persona que huela como tú, en cada esquina y cada anuncio. En cada rincón, vuelvo a encontrar el aroma de los Marlboro, y por más que busque, no te encuentro. A ti no. No eres la enfermedad, porque no eres la cura; no eres el calor, porque ni siquiera sabes lo que es el frío. No eres hambre, no eres dolor; solo eres ese recordatorio constante de que el amor que falta se puede llenar con humo, que los “te amo” son más fáciles de pronunciar que de sentir.
Ayer compraste los últimos tres cigarrillos y marcaste tu último adiós, llenando la maleta con mis silenciosas oraciones, mis sueños profundos y todo mi amor. Me quedo con tu encendedor, un pequeño fragmento de ti que me recuerda que siempre falta un pedazo, que aún hay un camino que recorrer. Me quedo con algo tuyo, porque tú te llevas todo lo que alguna vez fue mío, y en lo profundo de cada cajetilla llega mi perdón.
Aquí estaré, esperando por ti con un “te amo”, con una sonrisa, con tus promesas efímeras y el humo de mis pensamientos lavando tus males. Con tus manos temblorosas y tus sonrisas verdaderas, espero que esta vez no tardes mucho. Porque pronto comenzaré a sanar, volveré a volar y, sin ti, llegaré tan lejos como el humo que soltaste una última vez. Te dejo un “te extraño” en la brisa y un beso en el fuego para que, cada vez que fumes, pienses en mí.
-Kat
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messieral · 1 month ago
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Comunicado: Un Llamado al Arte con Propósito
Somos artistas, seres que transforman emociones y realidades, y nuestro trabajo no debe ser reducido a fragmentos para alimentar algoritmos. Este es un llamado a detenernos, a honrar el verdadero propósito del arte y a rechazar la cultura del contenido.
En un mundo saturado por la inmediatez y el bullicio constante de las redes sociales, los artistas enfrentamos una encrucijada. Hemos sido arrastrados a la cultura de “crear contenido” no por una necesidad creativa auténtica, sino por la presión de estar visibles, de mantenernos “relevantes” a costa de nuestra integridad artística. Es momento de hacer una pausa y reflexionar sobre el peso de…
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grenfrow · 2 days ago
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Conexiones entre personas, ¿alguna vez las sintió hasta la médula, atravesado poderosamente por algo más y mejor que la agonía de la apatía a medias? Extraña algo primordial, no sabe qué es, pero siente que algo falta y que lo echa de menos, que hay una ausencia en el interior del cuerpo, como si faltasen órganos vitales, abandonados en un basural lejos de su entidad corpórea. A veces entiende a la gente y otras veces no, de vuelta la apatía que lo arrastra a los confines insanos de su cabeza, ahí dónde las cadenas de nervios y neuronas se arrastran y estremecen buscando esa ausencia primordial. Y no tiene que ver con la pesadilla que fue la muerte de su hermano, tampoco con su ausencia. Tiene que ver consigo mismo, cree que hay algo caducado pudriéndose en su interior, evitándole reaccionar sin la respiración ahogada, sin la asfixia de sentir que está separado de la experiencia humana por un velo apolillado, como si fuera algo menos que un hombre. Contadas veces se sintió comprendido fuera de su adicción, porque los amigos y la novia que tuvo por un año y un puñado de meses eran adictos también a las discotecas oscuras y al alcohol o a las drogas. Cree que nunca los quiso ni se sintió comprendido por ellos por fuera de lo nocivo, que era lo que compartían. No había mucho más en común, ni música ni sueños ni la apatía a medias. Sólo el hedonismo y la virulencia. Tampoco comprendía a Shawn, que era despreocupado y altanero, que nunca pareció tener problemas consigo mismo, aceptándose en su violencia y su vida de hooligan. No entendía por qué no sufría por su existencia, por qué no tenía siempre el entrecejo fruncido. Gael cree que lleva mil años con el ceño fruncido. Aún así, quizá no está viendo la realidad que se presenta en sus ojos con condolencias y empatía: aquí en este apocalipsis ha fallado en continuar desapercibido y desinteresado del mundo y lo social. Ya ha encontrado a algunas personas que, si bien no son idénticos del todo, parecen emprender un camino similar al suyo.
Es extraño, mira las estrellas percibiendo la textura de la mano ajena y la siente sedosa, los vellos nimios que tienen las manos se le levantan a Gael, no sabe si por el frío del clima de Maine o por el pensamiento que lo convoca: ¿por qué está tan seguro de que la vida y el mundo es solo azar? ¿Fue azarosa la muerte de su hermano? ¿O era destino que muriera tal como vivió, trágicamente y envuelto en violencia? ¿Es azaroso que el sueño de Gael sea desaparecer, o acaso hay un diseño detrás, acaso alguien decidió que él se sintiera ausente e inamovible en su propia vida? Piensa en los infectados, que siguen pegando gritos de ultratumba en la lejanía del refugio. Se pregunta si su creación y aparición ha sido azarosa o proyectada, creada quizá por un dios o quizá por una persona. No sabe, en realidad no puede estar seguro. —Yo tampoco sé si es azar, en realidad. —La desesperanza es asimilada con un dejo de tristeza, percibiendo el viento y la noche y los altos troncos y las ramas de los árboles balanceándose en las inmediaciones del refugio. —Sólo sé que me causa menos angustia pensar que todo es coincidencia y azar que pensar que esto—el mundo, la existencia—pertenece a un plan mayor. —Una breve pausa, intentando reflexionar, oyendo las palabras de Jacqueline repitiéndose en su cabeza. Las estrellas no esperan nada de los humanos pero los encandilan con su presencia muerta y su luz ida que desde la bóveda celeste siguen brillando. A Gael también le parece irónico, pero agradable. Él a veces se siente más o menos igual, muerto pero aún proyectándose como vivo, como en un estado comatoso. —Creo que debo detenerme a verlas más seguido. —Como dándole la razón implícitamente. No puede dársela del todo, teme la esperanza que deviene en ilusión y que luego se rompe como un jarrón antiguo, miles de años y miles de fragmentos de cerámica en un suelo oscuro. Detesta ilusionarse, fantasear y aún así se encuentra a sí mismo haciéndolo de a ratos, asido a un océano de brea que se llama anhelo. Por eso le gusta ver películas, lo hacen sentir que la fantasía se disfruta, al contrario con los temas que circundan su propia imaginación maltrecha y mortecina, rompiéndole la cabeza con la frustración de lo que no se cumple ni persevera. —Acabo de descubrir algo—breve pausa para tomar aire: —, la necesidad de ver las estrellas siempre, noche tras noche. —Se asoma el deseo, gran enemigo del menor de los Renfrow, deseo de comprender la materia de esos astros, de soñar con ellas muy a pesar de que estén muertas y lejanas y él sueñe poco estos días.
El comentario siguiente lo saca de su calvario momentáneamente, aunque no duda que vuelva a agazaparlo en algún rincón negruzco de su cerebro. Jacqueline lo mira y ante la visión de los ojos ajenos, entre tristes y confiables, a Gael se le tuerce la boca y crea una sonrisa que, si bien es un fruncir de labios y apenas un levantamiento de las comisuras, se expresa sincera, no sarcástica ni cínica ni con sorna. Ella menciona sombras, el parecido con las estrellas, y él se identifica no con las estrellas sino con las sombras, ese mundo de ilusiones y oscuridad, y aunque escucha atentamente, no sabe si logra creerlo, confiar en que los pensamientos de Jacqueline, que suenan poéticos, son verdad absoluta. Le gustaría, piensa que ella tiene una perseverancia que en él escasea. Es admirable, también le parece que ella cree y habla en el idioma de la bondad. De nuevo el impulso de acariciar su mano, pero esta vez se contiene. Cree que es un acto ridículo, también que ella no lo querrá percibir, que pensará que tiene intenciones que nacen de la carne y los instintos del bajo mundo.
Jacqueline contesta su pregunta sobre la ausencia de planes y de lo que conlleva la improvisación impulsada por el deseo de un cambio, dice que quería desaparecer y se siente reflejado nuevamente, de pronto esa palabra tan constante en su vida se siente alienígena en labios ajenos. Le llama la atención, él la ve valiosa. — ¿Por qué querías desaparecer? —Guarda silencio un rato, juntando valor para pronunciar lo siguiente: —Yo escapé hacía aquí—como un animal huyendo de su jaula, o algo mas instintivo y con menos consciencia que la fauna. —, pero lo planeé por meses. —El entrecejo fruncido se torna hacia Jacqueline, la mira como si buscara que ella respondiera por él, que ella comprenda por qué es tan cobarde y letárgico. —No me arrepiento, pero pienso que no debería haberle dicho a mi familia que iba a volver pronto cuando era mentira. —Desde que llegó, no ha respondido llamadas maternales. De eso sí cree que se arrepiente, se pregunta si su madre lo espera frente al teléfono. A lo mejor, si aquí salen las cosas mal, nunca más la vuelva a ver. Quisiera haber conectado en serio con ella, con su padre también. Ahora es tarde, el carácter escapista de Gael se ha formado completamente, es una característica primaria, como el movimiento mecánico e inconsciente de la respiración. —Ni siquiera sé si estaré vivo mañana o si un infectado me matará. —Y aunque sigue siendo dueño del sueño de la no existencia, esto lo oculta y sabe que no quiere morir así. No está seguro de querer morir, solo no aguanta estar tan exhausto y desilusionado con la vida. —Quiero a mi familia, pero me cuesta estar con ellos, y ni sé si quiero volver a Edimburgo.
Jacqueline acota acerca de profundos descubrimientos, de posibilidades de mejorar, de añorar un mundo que no sea terco y que no parezca maldecir a sus habitantes. Cuenta la posibilidad de los descubrimientos y las cosas nuevas y Gael piensa que quisiera descubrir que puede amar profundamente o que puede sentir esperanza sin cometer el error de ilusionarse y ser ingenuo, o quizá quiere esperanzarse sin sentir que es espejismo y lo hará caer al averno. El corazón tiene un vuelco, se siente tan decepcionado de sí mismo, ¿por qué no puede creer y añorar lo que Jacqueline dice, no como si tuviera la respuesta exacta a los secretos y al sentido de la vida, sino como quien comparte sus anhelos más profundos? Está cansado de sí mismo, frustrado de no poder salir de su negativa. Se pregunta si hay un espacio para algún contento. Quizá el deseo aparece de nuevo: está cansado y harto de desvivir la vida, de pasarla como un difunto que lleva años bajo tierra y sin flores en su sepulcro. Pero está convencido que no tiene convicción ni voluntad para ser algo más que un ser que se ha olvidado de vivir a una existencia valerosa y significante, aunque mira las estrellas y se asoma la ilusión estúpida y el deseo que ha contenido prisionero, asustado de los lugares a dónde puede llegar el deseo. Porque después de desear llega la decepción, lo sabe.
—Yo quisiera descubrir sentimientos que no me paralicen o que no sean rutina—confiesa—, o descubrir que el mundo en realidad es bueno. Así como dices, ver cosas nuevas y sentir cosas nuevas. —Saber del amor y no de la apatía, saber de la ilusión y no desesperarse, o quizá poder ponerle nombre a sus absurdas emociones. Ella sigue hablando, comparando los dolores y lo caótico del ser humano con las estrellas. A Gael, las estrellas le parecen mejores que las personas porque no tienen consciencia ni sueños que se dispersan y nunca calman el corazón abatido, porque no buscan el sentido de la vida. Jacqueline lo mira y él la mira de vuelta, observa y examina su rostro. Se pregunta si, de verla más de cerca, descubriría pecas o lunares en su cara. Procesa las palabras ajenas, esperando la fatiga y la falta de creencias, pero vuelve a sentirse extrañado y aún así se sigue viendo reflejado en ella. Reconocido y observado también. —Yo creo que estamos todos, no sé si rotos, pero sí incompletos, y que la vida se lleva pedazos de nuestro interior. Pero creo que tienes razón, basta con las partes que siguen funcionando para seguir andando. —No sabe si viviendo una vida que vale la pena, pero si andando
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Jacqueline escucha cada palabra, sintiendo cómo Gael se desenvuelve con una sinceridad que pocos se atreven a mostrar. Mientras él habla, su propia mente da vueltas a recuerdos oscuros, paralelos que no puede evitar trazar. La confesión, cargada de peso y cicatrices invisibles, la atraviesa de una forma que no esperaba. Ella no es alguien que crea en casualidades, pero sí en las conexiones que las personas establecen en momentos inesperados, como este. El tono de su voz, cargado de dolor y arrepentimiento, le recuerda los días en los que ella misma se sentía atrapada, incapaz de escapar de su propia existencia.
Cuando Gael menciona las estrellas y su luz, la enfermera se encuentra reflexionando sobre la misma ironía: cómo algo muerto puede seguir iluminando el camino de los vivos. No suelta su mano. No porque no se dé cuenta de lo que podría significar el gesto, sino porque siente que, en ese momento, es necesario. Hay algo profundamente humano en el contacto, en esa conexión silenciosa que no necesita palabras. No es lástima lo que siente por Gael, sino una comprensión amarga, nacida de haber estado en un lugar parecido. "No sé si es azar," responde finalmente, con voz pausada, como si cada palabra fuera seleccionada con cuidado. "Pero tienes razón: son bellas. E imponentes. Quizá lo que más me gusta de las estrellas es que no esperan que las entendamos. Solo están ahí, haciendo lo suyo, mientras nosotros intentamos descifrar qué hacer con nuestras vidas."
Sonríe apenas, con una melancolía que no intenta disimular. Luego lo mira, directo a los ojos, y continúa: "Tú hablas del azar, pero yo creo que también tenemos una chispa de eso que tienen las estrellas. Aunque no lo veamos ahora, aunque parezca que solo somos sombras moviéndonos entre las ruinas, hay algo en nosotros que sigue brillando. Y eso..." hace una pausa, buscando las palabras correctas. "Eso es lo que hace que todo valga la pena."Jacqueline no suelta su mano, consciente de que ese pequeño contacto podría significar más de lo que las palabras jamás podrían expresar. Si algo ha aprendido en todo este caos, es que a veces, lo único que realmente importa es saber que no estás solo.
"Creo que la mejor cosa que he hecho sin planearlo fue quedarme aquí. Vine a este pueblo con la idea de desaparecer, de empezar de cero... pero nunca pensé que encontraría algo de lo que realmente valiera la pena aferrarme." Se detiene un momento, observando las estrellas con una mirada perdida, antes de volver a hablar: "Y, aunque suene extraño, creo que quedarme aquí, a pesar de todo, es lo mejor que he hecho. Porque, aunque este lugar esté hecho pedazos, aunque el mundo se caiga a pedazos... estoy empezando a creer que tal vez haya algo más para nosotros. Algo que aún no hemos visto." Jacqueline sonríe otra vez, esta vez un poco más cálida, y vuelve a mirarlo. "Quizá es como con las estrellas. No podemos ver todo lo que está pasando ahora, pero eso no significa que no haya algo bueno allá afuera. Algo que valga la pena descubrir." Se queda en silencio después de eso, dejándole a Gael el espacio para procesar sus palabras. No está segura de si lo ha ayudado, pero espera que, al menos, haya sembrado una pequeña chispa de esperanza en medio de la oscuridad.
"Yo no sé si estoy rota o no," admite, mirando brevemente las estrellas antes de volver a fijar la mirada en Gael. "Pero sí sé que intento todos los días convencerme de que no lo estoy. Y que vale la pena intentarlo, aunque sea difícil, aunque a veces parezca inútil. Tal vez no se trate de arreglarnos del todo… sino de aprender a vivir con las partes que todavía funcionan."
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erosanndpsyche · 3 months ago
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28/08/2024.
Estaba leyendo el libro que me recomendaron y pensé en vos, porque hay una escena que es demasiado nosotos, sin necesidad de dar el contexto en el que se da. Te dejo un fragmento (Aprecia que tuve que conseguir un pdf para esto):
"—Desde hace algún tiempo. —Hizo una pausa más larga de lo normal—.Cuéntame cosas de ti, Harriet. Lo que sea. Cualquier tontería que te venga a la cabeza. Joder, tenías razón, esto sí empieza a ser raro; creo que se nos ha ido la mano con los chupitos.
—Me gusta guardar hojas secas en tarros de cristal —susurró ella, silenciando sus últimas palabras. Harriet nunca se había sentido así. Arropada (y encima por un extraño), segura, tranquila. Como si se conociesen de toda la vida, cuando, en realidad, estaba segura de que no tenían absolutamente nada en común. De hecho, seguía teniendo pinta de capullo pretencioso, pero al mismo tiempo… había algo más que se le escapaba…—. Casi nunca tengo pesadillas, pero mi habitación está llena de atrapasueños solo porque me gusta abrir las ventanas y ver cómo las plumas se mueven por el viento. ¿Y sabes qué otra cosa me encanta? Las margaritas. Son geniales. Sencillas, bonitas, perfectas. A veces me encantaría ser una margarita y no tener que preocuparme por nada —rio—. Vale, olvida eso último, ya no sé ni lo que digo…
—No, no. Sigue, por favor.
En aquel momento la retuvo contra él con más firmeza y el abrazo se tornó real, cálido. Su voz sonó extrañamente rasgada y Harriet tardó unos segundos en volver a relajarse porque sentía su cuerpo duro contra ella, sus manos grandes en la parte baja de su espalda, su aroma masculino envolviéndola… Tragó saliva antes de seguir hablando.
—Es la primera vez que salgo de Washington. Patético, lo sé. Yo… En fin. Cuando era pequeña tenía la esperanza de hacer muchas cosas interesantes, pero luego todo acabó complicándose y la realidad nunca supera las expectativas. Trabajo sirviendo copas en el bar de Jamie. Y no te rías de mí, pero si me pidieses que situase Gambia en un mapa no sabría decirte dónde está; nunca conseguí aprenderme todos los países y suspendí geografía en el último curso. ¿Qué más? Ah, bueno, sí: hace años que dejé de pedir ningún deseo. Ni al soplar las velas, ni al caérseme una pestaña ni al soltar el farolillo el uno de agosto… Ya nunca pido deseos. Nunca.
—Odio los deseos —murmuró él—. Son un asco.
—Casi tanto como los Patriots.
—¿Hablas en serio? ¿Te gusta el fútbol?
—Claro. El partido de los domingos es un momento sagrado. —«Para toda la gente del pueblo», estuvo a punto de añadir. Era la verdad. Había sido así desde siempre, pero pensó que sonaría muy poco glamuroso—. Y preparo nachos con salsa de queso si Jamie y Angie se dejan caer por casa.
—Harriet… —Dime.
—Creo que quiero casarme contigo."
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srcastic · 5 months ago
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Leo y disocio. Al principio, fue bienvenida la excitación entre paradas de colectivo. Ahora el escapismo pospone todos los minutos del día.
Hubo una pausa, entre años de desvelo juvenil y la disciplina de una rutina adulta. Un bloqueo de no entender, por qué ya no disfruto lo que antes me apasionaba, y quizá será que recupero fragmentos de mí que nunca encajan.
Leo y disocio. Escapo, me renuevo. Salgo al mundo revigorizada, en cada reset pierdo una parte más de realidad.
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