#solo empeora
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helloloveitsyagirl · 6 months ago
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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Delirio de Condenados
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! MeanDom!Mati, SoftDom!Enzo, Sub!Santi & Sub! Reader. Age gap, begging, biting, choking, degradation, face slapping, fingering, penetración doble, (hints of) Possessive!Mati, sexo anal, sexo oral, sexo con/sin protección, (alusión a) subspace. Uso de español rioplatense.
Matías coloca el plato de medialunas frente al rostro de Santiago y juega con sus rulos dorados para molestarlo. No podés precisar si el movimiento que percibís es producto de los dedos de tu novio tirando del cabello del rubio o si este último persigue el contacto físico.
-Dale, agarrá que no estás comiendo nada.
-Matías- decís entre dientes-. Santi, ¿querés otra cosa? Te puedo preparar…
-No- dice rápidamente-. No, está bien, gracias.
Matías hace una mueca a sus espaldas y deja el plato sobre la mesa. Toma asiento junto a Santiago –en su rostro una sonrisa para nada inocente que no se molesta en ocultar- y cuando enciende la televisión comienza a cambiar de canal con rapidez, bebiendo de su taza y fingiendo no notar el nerviosismo de su amigo.
Intentás concentrarte en tu propio desayuno e ignorás las miradas furtivas que te dirige Santiago o la forma en que Matías se aclara la garganta cada cinco minutos, consciente de que el sonido sólo empeora la tensión en el aire. Ignorás también los pasos de Enzo y el ritmo dubitativo de estos cuando llega a la habitación y contempla el panorama que le espera.
-Buen día- dice con voz ronca, sentándose en la silla ubicada junto a la tuya.
Los secretos son un peligro, ¿no? Enzo escondiéndose detrás del árbol, el semen de tu novio escapando de tu interior cuando ambos regresaron al jardín, el intento de ambos hombres por calmarte cuando llorabas desconsolada en las cerámicas frías del baño, con la mente alterada por las endorfinas y la adrenalina y angustiada luego de saber que Santiago los había visto.
Una sucesión de imágenes de la noche previa cruza tu mente y un escalofrío sacude tu cuerpo con fuerza; tus dedos se vuelven débiles y la pequeña taza de porcelana que sostenías cae sobre la mesa, rompiéndose y permitiendo que el líquido caliente en su interior se escape. Tu cerebro tarda en procesar la situación y tu reacción parece desarrollarse casi en cámara lenta.
-La concha de la lora.
-La boca- advierte tu novio cuando se pone de pie, molesto por tu lenguaje-. No lo agarres con la mano, boluda, ¿te querés volver a cortar…?
-Matías- interrumpe Enzo-. Traeme algo para limpiar la mesa, por favor… ¿Vos estás bien?
Intentás ignorar la mirada en los ojos de Matías cuando abandona la habitación y observás los labios del mayor cuando repite esa pregunta que no estás segura de comprender. ¿Habla de la taza, de la noche que compartieron, de Santiago, de Matías corrigiéndote frente a ellos? ¿No preguntó lo mismo hace menos de ocho horas, cuando se quedaron solos unos minutos?
-Estoy bien.
Tus palabras no son convincentes y aunque Enzo sabe que hay algo molestándote, también sabe que no sería correcto cuestionarte o dirigirse a Matías –porque él debería saber cómo y cuándo actuar si sus sospechas son ciertas, ¿no?- para tratar el asunto. Decide centrarse en Santiago, quien jamás le devolvió el saludo y no se atreve a mirarlo, sólo para encontrarlo inmóvil.
-Maleducado- bromea para sacarlo de su trance-. No me dijiste ni hola y ahora no ayudás.
Santiago ríe  y ese simple gesto basta para cortar la tensión. Coloca el resto de tazas y la comida en el extremo opuesto de la mesa, ayudándose de unas servilletas de papel para tomar los trozos de porcelana rota y ofreciéndote –todavía sin hacer contacto visual- un par de las mismas para que puedas contener el líquido que amenaza con caer de la mesa.
Matías regresa y te aleja del desastre.
-Buscate otra taza- señala la puerta como si desconocieras el camino y, para mayor humillación, agrega:- Y no la rompas.
Tu rostro se transforma en cuanto volteás -sólo porque sabés que no puede verte- y te dirigís hacia la cocina en silencio para encontrar allí la cafetera de nuevo encendida y esperándote. Tu taza, esa que Matías te regaló cuando te mudaste con él, está aún sepultada bajo tantas otras en el fregadero: permanecen allí desde la tarde del día anterior y creés recordar cuál utilizó Rafael y cuál peligró en manos de Felipe, así como tantos otros detalles de la velada.
Tomás otra taza que jamás habías visto, completamente negra por fuera y blanca por dentro, y esperás que el café esté listo para servirte más. Mientras oís la conversación que llega desde el comedor y la carcajada estrepitosa de Enzo, provocada por algún chiste que no captaste, el líquido caliente ayuda a revelar la imagen oculta en la taza. ¿Es una foto? ¿Es lo que creés?
Te mordés el labio, molesta por pensar que Matías todavía conserva un objeto relacionado con su ex y también molesta por sentirte celosa por algo tan insignificante. Es sólo una taza, ¿no? Beber de ella no debería generarte tanto conflicto, repetís una y otra vez para convencerte, aunque de todas formas tomás otra del fregadero para llenarla con tu bebida.
Unas gotas queman tu mano y en un movimiento más que calculado dejás caer la taza con la foto al suelo, deshaciéndote de la imagen en ella. No debería tener importancia, ¿no? Quién sabe cuántos años tenía y nadie la habría encontrado de no ser porque no había más opciones secas.
Los pasos de tu novio y de los invitados no tardan en llegar a tus oídos y por un momento planeás fingir que fue otro accidente, pero en cuanto los ojos de Matías encuentran los tuyos tomás un sorbo de café y alzás ambas cejas. Sus ojos van de tu rostro hacia el desastre en las cerámicas y su mandíbula se tensa tanto o más que sus labios apretados.
-Arriba. Ya.
-Todavía no desayuné.
-No te lo voy a decir dos veces.
Cuando pasás a su lado no esquivás su cuerpo y lo golpeás, molesta y sin importarte las miradas que los otros presentes en la habitación te dirigen. Te gustaría fingir que tu enojo es más grande que el temor que sentís y que tu cuerpo no se sacude cuando cerrás la puerta de la habitación.
Ignorás qué explicaciones estarán oyendo los invitados y no estás segura de querer saber, solamente pensás en cómo vas a disfrazar tus gritos cuando tu castigo tenga lugar.
Esperás a Matías de pie junto a la cama con tus manos entrelazas en tu espalda y cuando abre la puerta te sobresaltás más que cuando la cierra de un golpe. Tu mirada permanece fija en el suelo mientras se acerca a tu figura inquieta y tus ojos arden cuando comienza a estudiarte; una única lágrima cae por tu mejilla cuando se agacha para quedar a la altura de tu rostro.
-¿Me vas a decir qué pasó?
-Fue un accidente.
-Ayer, seguro- toma tu mandíbula entre sus dedos-. Y en la mesa fue un descuido, ¿pero esto último…?
-No sé por qué lo hice.
-No sabés…- repite y te suelta de manera brusca, haciéndote retroceder un par de pasos-. ¿Estás segura?
-Sí.
-Cuidadito con mentirme.
-No te…
Te interrumpen sus dedos cerrándose sobre tu garganta y presionando para privarte del oxígeno. Tomás su muñeca y tirás de su brazo para que te libere pero no cede, como era de esperarse, porque espera sacarte la verdad y es así como lo logra cuando es necesario. Mirás la puerta, todavía cerrada y sin rastros de oyentes del otro lado, y sabés que no tenés salida.
-Tenías una foto con…- tosés-. ¿Por qué la tenías?
-No sabía que estaba ahí.
-¿Te pensás que soy boluda?
-¿Y vos te pensás que porque hay gente no voy a hacer nada?- su rostro está a milímetros del tuyo y sus ojos son más oscuros de lo usual-. ¿Te pensás que podés romper todo y que no te voy a hacer nada?
-Ah, entonces te importaba…
-No, pelotuda- con su otra mano golpea tu mejilla-. ¿Qué te pasa?
Sólo cuando lo empujás te deja ir y permite que te recuperes un poco. Espera oír cualquier explicación que tengas para ofrecerle y ruega porque la palabra que le permita comprender tu comportamiento no sea celos, porque eso significaría que es él quien merece un castigo por hacerte sentir insegura.
-Te fuiste a la mierda- reclamás- Me trataste como una pelotuda en frente de…
-Si necesitás usar una palabra de seguridad lo vas a hacer ahora- cruza sus brazos-. Porque ya sabés lo que va a pasar si esto es un berrinche, ¿no?
Tus labios permanecen sellados y cuando Matías deshace la distancia entre ambos el pánico se apodera de tu cuerpo e intentás retroceder, aterrada, pero él es mucho más rápido que vos y te atrapa sujetando tu cabello.
Tira de tu ropa y te esforzás por permanecer quieta, respirando lenta y profundamente mientras sus dedos se adentran en tu ropa interior para acariciarte. Sentís las yemas de sus dedos deslizándose entre tus pliegues húmedos y evitás sus ojos cuando escanean tu rostro.
-Matías, no…
-Yo sabía- te empuja contra la cama-. ¿Cómo era eso que dijiste anoche? ¿Qué no querías que Santiago piense que hiciste algo malo?
Rebusca en los cajones de la cómoda y te preguntás cuál será el objeto que escogerá para tu castigo: pueden ser las cuerdas, con suerte alguna mordaza, tal vez utilice el vibrador que detestás por la intensidad y los patrones que siguen las vibraciones o el pesado cepillo de madera.
Cuando por fin voltea, revelando nada más que el lubricante en su mano, arrugás las sábanas entre tus palmas.
Ocupa el espacio libre en la cama y con un gesto señala su regazo para indicarte que te recuestes. Obedecés inmediatamente, ya que lo último que querés es empeorar las consecuencias de tu mal comportamiento, pero cuando acomodarte sobre sus piernas se te dificulta sus dedos se enredan en tu cabello para facilitarte el trabajo.
-Ya sé que hablamos muy poco de esto- se deshace de tu ropa y acaricia la parte posterior de tus muslos-, así que si tenés miedo podemos hacer otra cosa.
-¿Va a doler?
-Es un castigo.
-No me digas.
Te sacude por el cabello.
-No va a doler más de lo necesario- promete-. ¿Confiás en mí?
-Sí, pero…- volteás a verlo-. Van a escuchar.
Presiona tu rostro contra el colchón y escuchás el sonido del lubricante cuando lo abre.
-Sí- deja caer el producto frío sobre tu piel y temblás cuando cae hasta tus pliegues-. Ese va a ser tu castigo.
Te llevás una mano a la boca cuando sentís sus caricias sobre tu intimidad, mezclando tu excitación con el lubricante y manchando también tus muslos. Convencida de que Matías va a ser compasivo suspirás, entre aliviada y agradecida, cuando traza círculos sobre tu clítoris y posiciona su pulgar sobre tu entrada, pero el alivio y placer duran sólo unos segundos.
Deja atrás tu centro y se dirige hacia tu otra entrada sin vacilación, rodeándola delicadamente y ejerciendo una presión casi inexistente con su pulgar. Suspirás, recordando aquella conversación que tuvieron hace tiempo y en la cual recalcó la importancia de estar relajada en este preciso momento, pero resulta más sencillo decirlo que hacerlo.
Confiás en tu novio, por supuesto que sí, porque sabés que ya conoce tu cuerpo mejor que vos. Sabe cuando detenerse en caso de que seas incapaz de comunicarlo, sabe cuánto dolor podés soportar y jamás toma el riesgo de cruzar esa línea, es consciente de hasta qué punto puede humillarte, con qué hacerlo, y también sabe cómo cuidarte para evitar que esas hirientes palabras no permanezcan en tu cerebro más de lo necesario.
Su pulgar juega sobre tu pequeño agujero mientras sus dedos medio y anular se deslizan entre tus pliegues, sin otorgarte alivio y mucho menos placer. Intentás mover tu cadera en busca de más contacto y sólo comprendés que es un error cuando su otra mano golpea tu piel con fuerza, haciéndote ahogar un grito en la palma de tu mano.
Continúa con su juego durante largo rato y aumenta la presión sobre tu entrada de manera progresiva, entreteniéndose con tus suspiros y tu cuerpo tembloroso, deleitándose también cuando baja un poco más la mirada y ve tus pliegues brillando más y más. Tus músculos comienzan a relajarse luego de muchos minutos y es entonces que susurra:
-Respirá.
Tomás aire hasta que continuar haciéndolo te es imposible y cuando exhalás la punta de su pulgar logra penetrar en tu interior sin mucha dificultad. La ausencia de dolor te sorprende y volteás a verlo con una pequeña sonrisa de satisfacción, contenta por estar recibiendo tu castigo con tanta facilidad. Cuando Matías imita tu expresión no parece compartir del todo tu entusiasmo y creés que le molesta tu falta de lágrimas.
-No duele- decís sólo para restregar tu victoria en su rostro.
No habla pero aún así su voz resuena en tu cabeza (“Vos no aprendés nunca, ¿no?”) cuando en un arrebato introduce el resto del dígito entre tus músculos, tensos por la incertidumbre que provocó su súbita acción. La sensación es extraña, ligeramente incómoda, pero aún no hay indicio de dolor y de tus labios escapa un gran suspiro de alivio.
Mueve su pulgar con lentitud mientras ambos fingen que su erección no golpea tu costado y cuando un particular sonido resuena en tu garganta en su rostro se dibuja una sonrisa. No es exactamente un gemido y vos no estás segura de sentir placer, pero… ¿Por qué de repente necesitás descansar tu frente en tus brazos y cerrar los ojos? ¿Y qué es eso que está deslizándose más allá de tus pliegues y mojando tu piel? Seguro es sólo el lubricante.
-Así, ¿no?
Tu respuesta es un sí debilitado por las reacciones involuntarias de tu cuerpo, las cuales empeoran cuando Matías decide ocupar tu otra entrada –que resplandece con tu excitación- con sus largos dedos. Tu gemido es escandaloso y sentís tu rostro en llamas por la vergüenza que te genera pensar que Enzo o Santiago, sobre todo Santiago, pudieron haberlo oído.
Mordés tu brazo para evitar que los sonidos de tu boca sean todavía más evidentes que los sonidos de tu cuerpo y a tu novio parece no agradarle del todo: tira de tu cabello hasta que tu espalda se arquea en un ángulo doloroso y se inclina sobre vos lo suficiente para poder ver todas las expresiones que transforman tu rostro. El placer y la vergüenza que encuentra en tus facciones, combinados con el pánico, no hacen más que empeorar su erección.
Sus dedos comienzan a atacarte con mucha menos suavidad que antes, en movimientos rápidos y cortos que te roban la respiración y amenazan con hacerte gritar. Matías te suelta y caés sobre el colchón de manera brusca, quejándote y luego jadeando con fuerza. Te aferrás a las sábanas en un intento de contenerte pero, Dios, ¿cómo podrías cuando todo tu interior quema?
-Es mucho.
-¿Color?- pregunta sin dejar de abusar de tu cuerpo.
-Verde, pero…
-Callate entonces.
Tu lamento se mezcla con un gemido y cuando este último se prolonga como resultado de las acciones de Matías, morder tu brazo vuelve a ser tu única opción para apagar tus gritos… pero es inútil, porque no hay nada que pueda amortiguar todos esos sonidos indecentes que surgen en tu boca y tampoco detener la saliva que corre por tu piel.
Tu respiración agitada es ruidosa y tu cuerpo se mueve en busca de más, ignorando que tu cerebro parece rehusarse a tolerar tanto placer y que tu mente quiere obligarte a batallar con el autor del mismo: en algún lugar de tu ser todavía hay algún pequeño remanente de coherencia y te permite saber que estás hecha un desastre, completamente a merced de Matías, pero tu orgullo aún no te permite admitirlo.
Cuando su pulgar se libera de tu interior la sensación de vacío te hace suspirar y te esforzás por recuperarte mientras podés. Sólo un par de pulsaciones más tarde tu novio decide conducir sus otros dedos, que hasta entonces habían permanecido enterrados en tus paredes imposiblemente húmedas, hacia tu entrada.
Esta vez sí duele y aunque intentás disimular para no darle la satisfacción, tu cuerpo tensándose te delata.
El sonido de la puerta los distrae a ambos.
-¿Quién es?- pregunta Matías.
Es innecesario oír la voz del otro lado para saber de quién se trata y pronto te encontrás sacudiendo la cabeza en negación, volteando para ver a Matías y hacerle saber que estás en contra de que alguien te observe en este catastrófico estado. Su sonrisa de satisfacción, ya sea por tu vulnerabilidad o por la imagen que le regalás, te hace temblar más que la confirmación de tus miedos cuando oís:
-Enzo.
Matías está dándole la espalda a la ventana y es por eso que no encontrás explicación a la luz que ilumina sus ojos, resaltando el color miel en ellos y también la malicia que oculta su mirada cuando mueve los labios –junto con sus dedos- para contestar.
-Pasá.
Evita que abandones tu posición y cuando Enzo abre la puerta ocultás tu rostro entre tus brazos, avergonzada por los sollozos y los espasmos que recorren tu cuerpo cuando tu novio logra que tu entrada ceda para dar más lugar a sus dedos. Pateás el colchón cuando continúa presionando, deteniéndose sólo cuando sus segundas falanges están por desaparecer dentro tuyo.
-¿Qué querés?
-Santiago…- es lo único que contesta el otro.
Ante la mención del rubio dejás tu escondite y centrás tu visión nublada en Enzo. No parece sorprendido en lo absoluto por la escena que lo recibió cuando abrió la puerta, aunque sí se ve afectado, pero es un detalle que ignorás para concentrarte en su palma, la cual mantiene extendida hacia Matías para permitirle apreciar lo-que-sea que brilla en ella.
-Qué pibe- reniega tu novio- Andá, decile.
Está a punto de marcharse para comunicar quién-sabe-qué al cordobés, pero se detiene antes de cerrar la puerta.
-¿Y acá cómo estamos?- pregunta, deslizándose dentro de la habitación y acercándose a la cama. Se arrodilla para quedar cerca de tu rostro y toma tu brazo cuando nota las marcas de tus dientes, acariciándolas con su pulgar para calmar la irritación-. Mirá cómo te marcaste.
-No fue mi culpa, no…- te interrumpen tus propios gemidos-. Enzo, no fue…
-¿Por qué rompiste la taza? ¿Y si te lastimabas otra vez?
-Tenía una foto…- otro gemido y la brutalidad de los dedos de Matías entorpecen tus palabras-. Por favor, Enzo.
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-¿Me besás?
Antes de que tenga oportunidad de tocarte Matías te aleja de él, arrojándote sobre tu espalda contra las almohadas y posicionándose entre tus piernas: sus labios se adhieren a tu piel y sus dedos regresan a su lugar para continuar preparando tu entrada. Se deslizan en tu interior, ignorando la resistencia de tus músculos y haciéndote gritar.
Tus lágrimas caen libremente mientras Matías curva sus dígitos y muerde tus muslos sin piedad. Ante tu desesperación Enzo decide recostarse a tu lado y te entretiene rozando tu labio inferior con su pulgar, tirando suavemente hasta que permitís que lo introduzca en tu boca y lo deslice sobre tu lengua. Notás un sabor particular y lo mirás, entre confundida y curiosa.
-De Santi- explica.
Tu gemido oscila entre la excitación y la sorpresa. Succionás con entusiasmo y tu lengua acaricia descaradamente su yema poder probar mejor la esencia del otro, pero esto molesta a Matías y vuelve a morderte con más fuerza que antes, sin limitarse a un solo lugar para hundir sus dientes: tus muslos tiemblan por el dolor y cuando se contraen son tus pliegues los que se transforman en el blanco de sus mordidas.
-Duele.
-No pasa nada- intenta convencerte Enzo. Te ofrece su palma aún manchada por la excitación de Santiago y no hace comentarios cuando tus manos aprisionan su muñeca o cuando tu lengua humedece aún más su piel-. ¿Qué decís? ¿Querés que él también suba?
-Sí, sí, sí.
Otra mordida, otra falange y otro grito.
Los contornos de tu mente se desdibujan más y más y tu sensibilidad en aumento, combinación de todas tus terminaciones nerviosas encendiéndose gracias a tu novio, te lleva a buscar consuelo en el mayor: sostiene tu mano con firmeza y besa tu frente para contrarrestar el agresivo ataque de Matías.
Tu piel sufre con otra mordida y cuando te quejás notás en el rostro de Enzo una mueca de hartazgo, breve pero lo suficiente obvia para que aún en tu alterado estado te preguntes: “¿Es por vos?” y “¿Le molesta que grites?”. Tus ojos se llenan de lágrimas y no estás muy segura de cuál es el motivo que hace que acompañes tu renaciente llanto con un puchero en tus labios.
Cerrás los ojos con fuerza cuando Enzo toma tu rostro y te sorprenden sus labios rozando los tuyos con algo muy similar al cariño antes de besarte, las palabras que susurra para calmarte y el calor de su piel cuando descansa su frente sobre la tuya. Acomoda tu cabello despeinado y acaricia tus mejillas ardientes con sus nudillos una y otra vez para distraerte del dolor.
-Tranquila- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Ya va a terminar, ¿sí?
La risa del otro presente en la habitación llama la atención de ambos y voltean a verlo. Como si no fueran suficientes la burla y la mirada en sus ojos para dejar en claro lo que Matías quiere comunicarles, se asegura de acentuar sus intenciones mordiendo peligrosamente cerca de tu clítoris.
Negás y el miedo en tus ojos es la única motivación que le hace falta para arrojarse sobre tu punto más sensible, sin dejar de mover sus dedos con rapidez. El sonido que deja tu garganta es indescriptible.
Entrás en pánico cuando las manos que te ofrecían contención abandonan tu cuerpo y llorás con fuerza cuando Enzo se aleja de vos, pero tu inquietud no tarda en disiparse una vez que entendés el motivo por el cual se dirige hacia Matias. Lo aleja de tu centro tirando de su cabello, acerca su rostro al suyo y tu novio, sin palabras, lo mira a los ojos con una actitud desafiante.
-¿No te cansás de ser tan forro, pendejo?- pregunta Enzo.
-¿No te dije que traigas a Santiago?
La insolencia de Matías es retribuida con un golpe en la mejilla que resuena por toda la habitación y hace arder tu piel por pura simpatía. Te llevás una mano a la boca y mordés tus uñas, confundida y también ansiosa por la escena desarrollándose frente a vos.
-¿Y yo no te dije que seas más delicado, pelotudito? Mirá como la tenés.
-Para que aprenda.
Otro golpe, esta vez más fuerte. Matías masajea su mejilla adolorida.
-Vos tenés que aprender- asegura Enzo-. Voy a ir a buscar a Santiago y cuando vuelva no te quiero ver haciéndola llorar, ¿está?
-Seh, andá.
-Contestame bien- ordena tomándolo del cuello-. ¿Estamos?
-Sí, Enzo.
La puerta se cierra a espaldas del mayor y soltás una risa nerviosa que se desvanece en el aire cuando Matías fija sus ojos en tu rostro, sus cejas arqueadas mientras espera otra reacción de tu parte y sus dientes capturando el interior de sus mejillas como señal de ira reprimida. Temblás y estás a punto de disculparte, ofrecer alguna explicación, pero sus movimientos no lo permiten.
Intentás escapar pero es más rápido que vos y sus dedos capturan tus tobillos: te arrastra sobre el colchón y aprisiona tu cuerpo con el propio, dirigiendo sus dedos nuevamente hacia tu entrada para continuar con su trabajo. Tus gritos no son producto del dolor pero sí del sorpresivo y abrumador placer que logra cegar el resto de tus sentidos por unos instantes.
Matías muerde con fuerza tu hombro y esta vez tu grito es agudo, propio de una presa.
-Duele.
-Callate- ordena-. Esto no es nada comparado con lo que te voy a hacer cuando estemos solos otra vez.
-No es mi culpa que...
-¿No? ¿Y de quién es?- pregunta mientras deja caer más y más lubricante. Contenés la respiración cuando sentís tres dedos entrar en tu cuerpo y tus párpados se cierran con fuerza por el ardor-. Ya vas a ver cuando se vayan.
Lo mirás por un segundo y sabés muy en lo profundo de tu ser que tu siguiente acción sólo va a empeorar la situación. Los invitados se marcharán y tendrás que enfrentarte a uno, dos o tres mil castigos para compensar la humillación que vivió tu novio a manos del uruguayo, pero hasta entonces tenés un protector y no hay motivo para desaprovecharlo.
-¡Enzo!
Es una tormenta de emociones la que cruza los ojos de Matías.
-Qué puta que sos- se posiciona sobre tu cuerpo y escupe entre tus glúteos sólo para humillarte. La lubricación extra le permite alcanzar más profundidad en tu interior y ahogás un grito contra las sábanas arrugadas-. Dale, llamalo ahora.
Todo lo que lográs es balbucear un hilo de palabras rotas e inconexas que sólo interrumpís cuando la puerta vuelve a abrirse. Enzo arrastra a Santiago dentro de la habitación y el rubio, con las mejillas rojas y una mancha de humedad en los pantalones, no suelta su mano en ningún momento. Gemís por todo y por nada a la vez y ocultás tu rostro, pero Matías tira de tu cabello para evitar que te escondas.
-Andá- ordena Enzo antes de conducir a Santiago hacia la cama y hacer un gesto en tu dirección. Luego toma a Matías por la ropa y sin dar importancia a sus protestas agrega:- Vení vos, serví para algo.
Contemplás, en extremo aturdida, la nula dificultad con que maneja su cuerpo y lo deja sobre sus rodillas mientras se deshace de su cinturón para arrojarlo no muy lejos. Matías permanece en el suelo, para sorpresa de todos, y cuando Enzo toma su mentón entre sus dedos lo mira fijamente y sin hacer ningún comentario.
Buscás apoyo en Santiago y sujetás con fuerza su mano mientras tu novio acepta que el otro guíe su erección a sus labios, golpeándolos y delinéandolos con su punta goteante y desesperada por atención hasta hacerlos brillar bajo las luces de la habitación. Matías no parece sorprenderse por las acciones de Enzo y tampoco muestra duda alguna cuando lo recibe en su boca, ambos aún sosteniéndose la mirada.
Santiago tira de tu brazo para llamar tu atención y, cuando por fin apartás la mirada del espectáculo protagonizado por los otros dos hombres, te encontrás con su sonrisa casi pícara y sus ojos resplandecientes. Acariciás su mejilla y él imita tu acción, explorándote de manera tímida y temerosa.
Te ayuda a recostarte sobre las almohadas y aún sin mediar palabra se arroja sobre el colchón para situarse entre tus piernas, separándolas de manera delicada y tomando una muy profunda respiración cuando divisa  tu intimidad brillante. Te mira provocativamente y cuando su lengua entra en contacto con tu clítoris gemís, permitiéndole ver una de las muchas expresiones que también presenció desde su escondite durante la madrugada.
Tus dedos se pierden entre sus rulos dorados y sin ser consciente de ello comenzás a tirar de su cabello para obtener más contacto con su boca, que pronto cubre por completo tu centro: sus gemidos desesperados, que son una mezcla entre placer y el dolor provocado por tus manos, estimulan aún más tus nervios y en pocos minutos ya estás jadeando.
Santiago se ve y también es un ángel, estás segura desde que lo conociste, pero lo confirmás luego de sentir que uno de sus dedos recorriéndote suavemente para luego deslizarse por tu entrada húmeda. Estudia tus reacciones y cuando tus labios se separan para dar paso a un suspiro sonríe contra tus pliegues, feliz de poder complacerte con tanta facilidad.
En algún lugar de la habitación la boca de tu novio está aún ocupada y sólo lo recordás cuando  una voz grave resuena entre las cuatro paredes. Matías parece perdido en su tarea, con su saliva corriendo por su mentón y sus pestañas brillando con lágrimas que sólo pueden ser resultado de la humillación que siente o del ardor que los dedos del mayor generan en su cuero cabelludo.
-¿Por qué vos no te portás así con tu novia?- pregunta Enzo-. ¿Por qué siempre la hacés llorar?
Mueve sus caderas sin consideración, golpeando repetidamente con la punta de su miembro la garganta de Matías, ignorando cuando este araña sus muslos para rogarle que se detenga y su piel enrojeciéndose por la falta de oxigeno. Jamás habías visto a tu novio tan indefenso y vulnerable, pero mentirías si dijeras que no te excita verlo doblegarse ante Enzo.
Regresás tu atención al cordobés entre tus piernas y él te premia con otro de sus dedos. Su lengua dibuja figuras rápidas en tu clítoris y sus yemas acarician tu interior con movimientos circulares, rozando una y otra vez el punto que te hace arquear la espalda y sacudir la cabeza por lo intolerable del placer, magnificado por la espera y la tortura previa.
-¿Mati…?
-Sí- contesta Enzo en su lugar-, podés.
Esperar otro segundo o buscar en el rostro de tu novio más confirmación te resulta imposible. No estás segura de cuál es la última imagen que te empuja hacia tu orgasmo: los ojos azules de Santiago y su devoción hacia tu cuerpo evidente en sus embestidas contra el colchón o Enzo apartando los cabellos del rostro de Matías y las lágrimas de sus ojos mientras aún está utilizando su boca despiadadamente.
Tu visión se nubla por el placer y Santiago, en un intento de prolongar tu orgasmo, te inmoviliza rodeando tu pierna con un brazo: sus movimientos no fallan ni por un segundo y sólo se da el lujo de bajar el ritmo una vez que tus uñas arañan sus hombros en señal de advertencia. Está tentado a continuar y Dios, adoraría hacerlo sólo para verte luchar contra el placer, pero conoce a la perfección lo desesperante que es la sobre estimulación y no quiere someterte a algo así.
Cuando las últimas lágrimas que inundaban tus ojos caen, humedeciendo tus mejillas y todo lo que encuentran en su camino, te permitís respirar lentamente para calmar tus pulsaciones. Te llevás una mano al pecho y por unos instantes jurás que en lugar de sentir tus latidos los oís, pero se trata del sonido rítmico producido por otro cuerpo.
Otros, mejor dicho.
Matías golpea las piernas de su amigo hasta que este se detiene para permitirle respirar y cuando lo libera ambos permanecen conectado por varios hilos de saliva. En un gesto casi dramático, ante el cual el otro pone los ojos en blanco, tu novio se deja caer y se lleva ambas manos al cuello mientras tose y respira de manera agitada.
Preocupada y también menos coherente de lo que te gustaría admitir saltás de la cama para auxiliar a Matías. Tus piernas carecen de la fuerza necesaria y cuando caes a su lado él te atrapa entre sus brazos, permitiendo (y disfrutando, aunque no va a decirlo en voz alta) que tus manos recorran su rostro para asegurarte de que se encuentra bien.
-No pasa nada- intenta calmarte e ignorar el sonido de las prendas ajenas cayendo sobre el suelo-. Andá a la cama, dale.
-Pero…
-Estoy bien, de verdad.
Creerle es difícil porque su respiración todavía suena rápida y superficial, pero cuando Enzo te toma por los brazos y te lleva de nuevo hacia la cama no tenés más opción que permanecer allí. Regresa por Matías y su trato más es delicado cuando lo ayuda a ponerse de pie, sosteniéndolo por la cintura e ignorando todos los fluidos en su ropa cuando la retira para descubrir su cuerpo.
Una extraña sensación de celos te ataca cuando observás que se toma el atrevimiento de tocar a tu novio, llenando su cuello de besos húmedos y masajeando su miembro con una lentitud que hace temblar sus rodillas. Matías se muerde los labios para contener algún que otro suspiro, aferrándose a los hombros del más alto para no desmoronarse y permitiéndole continuar su recorrido hasta que este último decide que es suficiente.
El hormigueo entre tus piernas se reaviva con la escena y también tu excitación manchando tus muslos. Las manos de Santiago se aventuran nuevamente sobre tu figura, acariciando tus pechos sobre tu camiseta mientras frota su bulto contra tu espalda baja y sus dientes rozan tu oreja, sacándote un gemido que llama la atención de tu novio.
Cuando se separan Matías sonríe, estúpido por la situación, y se dirige hacia la mesita de luz para buscar algo. Es un momento que Enzo decide aprovechar mimándote, besando tus labios hasta que ambos se quedan sin oxígeno, acariciando tus mejillas y peinando tu cabello como si intentara así recomponer tu apariencia desaliñada. Luego juega con los rulos de Santiago y le regala, sumados  a unos besos en la mejilla, varios cumplidos sobre su buen comportamiento.
Te acomoda sobre su regazo y su erección más que húmeda roza tu centro, sensible por tu interminable necesidad y por la estimulación que recibió hasta hace algunos minutos: gemís y él sonríe, luciendo calmado e inamovible como siempre, mientras una de sus manos acaricia tu cadera y la otra el bulto de Santiago, que comienza a gemir con la primera caricia.
El colchón se hunde con el peso de Matías, que se posiciona a tus espaldas y besa tu hombro mientras le arroja –entre divertido y un poco molesto por tener que compartirte otra vez- los preservativos a los otros dos.
-Acordate- dice contra tu piel:- si tenés que parar, paramos.
-Y vos acordate también- tocás el envoltorio sobre su palma-. Soy tuya y de nadie más.
Su erección palpitante te golpea y es la única orden que necesitás para dejarte caer sobre Enzo. Buscás apoyo en su pecho mientras él sostiene tu cintura y guía su miembro hacia tu centro, su punta jugando con tu clitorís y deslizándose repetidamente entre tus pliegues antes de hallar su lugar definitivo en tu entrada. Su tamaño te hace gemir y arañar su piel.
Santiago se acerca a tu rostro, tocando la comisura de tus labios y dejando un rastro tráslucido de líquido preseminal en tu mejilla, y estás a punto de recibirlo en tu boca cuando la mano del mayor los detiene a ambos.
-No querés que te muerda, ¿no? Aguantá un poco.
Santiago suelta una risa tan encantadora como su expresión y pronto Enzo también comienza a reírse. Por su parte Matías, que está aislado de los otros dos pero siempre en contacto con vos, intenta contenerse al ver la forma en que tu entrada trasera se contrae sobre la nada misma con cada nuevo centímetro de Enzo que tu interior acepta. No comprende cómo puede encantarle tanto verte de esta manera con su amigo, pero…
-Respirá.
Masajea tu cadera con una mano mientras con la otra conduce su erección desnuda hacia tu entrada. Sentís su glande ardiendo contra tu piel y te esforzás por dejar de lado el terror y los nervios que desestabilizan tu cuerpo y tu respiración, pero el arduo trabajo deja de ser necesario cuando los primeros centímetros son muy bien recibidos y te relajás.
Luego de unos segundos la figura temblando bajo la tuya llama tu atención y abrís los ojos: Enzo se muerde el labio con fuerza, tiene los párpados cerrados y su expresión cuando arroja la cabeza hacia atrás parece ser ocasionada por un dolor inexplicable. Estás a punto de gritarle a Matías para que se detenga pero te interrumpe un gemido gutural y grave, claramente de placer.
Un par de centímetros más y en tu cuerpo también se desata un tremor incontrolable. Matías es cuidadoso y los movimientos de su cadera son lentos, prácticamente imperceptibles, pero eso no evita que te estremezcas violentamente cuando la mezcla de placer y dolor comienza a superarte. Tus dedos comienzan a jugar con tu clítoris para aliviar tu desesperación.
Matías jadea a tus espaldas y arranca el mismo sonido de tu boca cuando arroja más lubricante sobre su miembro, permitiendo con sus embestidas que el producto se deslice por tu entrada y hacia las profundidades de tu cuerpo. Tus labios se separan para dar paso a una infinidad de sonidos y también al hilo de saliva que cae por tu mentón hasta llegar al pecho de Enzo.
Santiago, que hasta entonces esperaba pacientemente y recibía las ocasionales caricias del Enzo como una bendición, emite un sonido de protesta para llamar la atención de quien sea que esté dispuesto a escucharlo. Lo mirás sin dejar de gemir y resulta ser un error, ya que toma tu mentón y penetra tu última entrada disponible.
Un río de lágrimas corre por tu piel y la esencia de Santiago por tu boca, sus ojos se mantienen firmes sobre los tuyos y no comprendes el origen de la sonrisa que adorna sus labios. ¿Disfruta verte en esta posición, con tu cuerpo a merced de todos ellos y tu consciencia resquebrajándose? ¿Es un tierno intento de calmarte, pretende transmitirte un poco de su usual serenidad? No podés saberlo.
Es una locura. Todo esto es una completa locura, todos están locos, pero eso no detiene a ninguno de tus acompañantes. Tampoco a vos.
Santiago utiliza tu boca, deleitándose cuando tus gemidos vibran en torno a su extensión y sosteniéndote por la mejilla para mantenerte firme en tu lugar; Matías continúa empujándose hacia tus profundidades, llenándote hasta que jurás no poder tomar más, y volviendo loco a Enzo en el proceso, cuyas uñas dibujan formas en tu cadera.
Para cuando tu novio se detiene, regalándote un momento para permitirte acostumbrarte a la sensación, ya es tarde: no podés controlar los gemidos que mueren en tu boca y estos provocan que te ahogues con el miembro de Santiago, tu garganta contrayéndose sobre él hasta que lo llevás imposiblemente cerca de su orgasmo.
Tus músculos se contraen con tu clímax, arrancando maldiciones de todo tipo de los labios ajenos y especialmente de los de Matías, para quien tu entrada hasta ahora desconocida e imposiblemente apretada resultaba ya demasiado. Intenta darte el tiempo y la quietud que necesitás para disfrutar de tu inesperado orgasmo, de verdad lo intenta, pero su cuerpo lo traiciona.
El primero en ordenarle detenerse es Enzo, abrumado por el placer que siente cada vez que Matías se desliza en tu interior, y cuando te separás de Santiago también se suman tus gritos, mezclados con gemidos rotos y sollozos desesperados. Matías los ignora se y ríe, disfrutando utilizar tu cuerpo y también de poder vengarse de ambos.
Tus brazos pierden la fuerza y te derrumbás: el nuevo ángulo, muy lejos de traer alivio para tu cuerpo o para tu mente cada vez más nublada, provoca que ambos te penetren con mayor profundidad y rocen todos los puntos necesarios para hacerte delirar.
Gritás con los movimientos de Enzo, que siguen un ritmo opuesto a los de Matías, y llorás sobre su pecho mientras él besa tu frente. Sus palabras pueden ser tranquilizadoras o alentadoras, no lo sabés ya que jamás llegan a tus oídos y todo lo que percibís es tu llanto descontrolado junto con los quejidos de Santiago.
Cuando estirás tu brazo para consolarlo cierra la boca, satisfecho, pero es un silencio efímero. Lo masturbás con movimientos rítmicos y girás tu muñeca de vez en cuando, no tenés dudas de que le brindás el placer que merece, pero lo que en realidad logra hacerlo suspirar y gemir es la mano de Enzo ubicada entre sus piernas, más específicamente su dedo medio deslizándose dentro y fuera de su entrada.
Te girás para poder observar a Matías y la visión que encontrás te deslumbra: está luchando para no dejar caer sus párpados, pesados por el placer que lo ahoga, porque no quiere perderse ni un segundo del show que estás protagonizando. No sos consciente de cómo se ven tus pequeños agujeros, brillantes y en extremo dilatados, tampoco de cómo se ven en esta posición los ángulos y las curvas de tu cuerpo, así que sólo te dedicás a tomar lo que te ofrecen.
No cree que haya una palabra para describir cuánto ama poder verte de esta manera, completamente ida y presa del placer, la coherencia abandonando tu mirada y tu cuerpo entregándose más y más a la condena que te fue impuesta.
Sin dejar de mirarte lleva su pulgar a sus labios y lo humedece con su lengua para luego acercarlo a tu entrada en un gesto amenazante.
-Sos una putita, ¿no?
Tu respuesta es un gemido, patético y desesperado, propio del porno.
-Decilo.
-No…
Ejerce presión con su pulgar y gritás, aterrada; sabés que da igual si tu cuerpo no resiste más, Matías va a encontrar la forma de hacer que eso que él desea suceda de todas formas.
-Decilo- te sorprende la voz de Enzo y su respiración golpeando tu piel-. Decí que sos una putita.
Escondés tu rostro en su pecho, empapado con tu saliva y tus lágrimas, y cumplís con lo que te piden. Tu voz es apenas audible y estás segura de que Matías -tan sádico como siempre- te ordenará que lo repitas, pero en su lugar hace otra pregunta que acentúa con una fuerte embestida:
-¿De quién sos?
-Tuya.
-¿Sí?- y golpea tus entrañas.
-Sí, tuya y de nadie más- asentís-. Por favor, amor, por favor.
-¿Qué querés?
-Llename toda.
No se molesta en ocultar el efecto que tienen en él tus palabras y tampoco oculta el sonido animal que brota de su pecho cuando se derrama en tu interior. Su miembro palpita con fuerza y su semen caliente que te marca, reclamando el último lugar intacto de tu cuerpo, te arroja hacia otro desgarrador orgasmo que llena tus ojos de cristales. Cubrís tu boca con tus manos, creyendo que servirá de algo, pero todos te oyen caer de ese precipicio.
Los espasmos de tu cuerpo son incontrolables, crueles e intensos, tan agresivos que provocan también el orgasmo de Enzo. Busca tus labios desesperado, los movimientos de sus caderas empujándote dificultándole el besarte, y cuando logra llegar a tu boca te muerde hasta que ambos saborean en sus lenguas tu sangre.
No se detiene hasta que tus paredes reclaman la última gota de su liberación ardiente… y luego se da el lujo de continuar abusando de tu entrada con movimientos lentos que sólo se extinguen cuando sus respiraciones se estabilizan.
-Nos olvidamos de un detallito, ¿no?- dice Matías, ya recuperado de su orgasmo, con un tono despiadado. Se posiciona detrás de Santiago, que no deja de tocarse con movimientos frenéticos y desacertados, y aparta su mano de un golpe para encargarse del rubio-. Te gustó ver a mi novia, ¿no? Te gustó que te la chupe y que te toque.
Santiago arroja la cabeza contra el hombro de Matías. Sus mejillas están rojas y muerde sus labios con fuerza, pero lo que más te impresiona es ver cómo entierra sus dedos en la carne de sus muslos para no desfallecer por el súbito placer que los movimientos expertos de tu novio le hacen sentir.
Estás rodeada por el cálido y reconfortante abrazo del uruguayo, tus músculos protestan y tu mente todavía le pertenece a alguien más, pero eso no impide que estires un brazo y dirijas tus dedos cuidadosamente hacia la entrada del rubio. Su gemido de sorpresa y sus ojos azules mirándote con una intensidad sofocante son tu recompensa.
Su entrada cálida no opone resistencia alguna y sospechás que la lubricación que encontrás allí son tus propios fluidos. Deslizás un único dígito en su interior para no abrumarlo o herirlo, sin saber hasta dónde llegó Enzo, y su reacción es inmediata. Tiembla entre los brazos de Matías antes de llevar sus dedos hacia su cabello.
Una mano bronceada toma tu muñeca y gira tu brazo.
-Así- explica Enzo-. Ahora con la punta del dedo hacé…
Santiago grita, incapaz de tolerar el placer que vos y tu novio provocan con sus manos, y en un parpadeo los hilos de semen que brotan de su punta caen sobre tu rostro y tu cabello. Continuás moviendo tu dedo contra su próstata hasta que se queja por la sobre estimulación y tus dedos lo abandonan junto con las manos de Matías.
-La próxima lo tenemos que tratar mejor, ¿no?- sugiere tu novio, plantando besos húmedos en el hombro del rubio y deslizando sus dedos por sus rulos despeinados. La carcajada de Enzo resuena entre las cuatro paredes y se lleva una mano al rostro-. No te rías, boludo, es verdad…
Abandonás tu lugar sobre el mayor y te sentás en el colchón, desorientada, con una expresión que hace sonar las alarmas en el cerebro de Matías. Toma asiento a tu lado y acaricia tus muslos con fuerza, estudiando tus reacciones.
-¿Qué pasa?- sigue tus movimientos cuando bajás la mirada, observando los fluidos que caen desde tus entradas y oscurecen las sábanas-. No pasa nada, ¿sí? Ahora nos bañamos y después limpiamos todo.
-Sí.
Matías le dirige una mirada a sus amigos, haciéndoles saber que necesita unos minutos sólo con vos, por lo que ambos abandonan la cama rápidamente y toman la ropa que arrojaron por ahí muchos minutos atrás. Santiago besa tu mejilla cariñosamente antes de dirigirse hacia la puerta.
Enzo intenta no entrometerse, sabe que no le corresponde, pero aún así no puede evitar tomar tu mentón y buscar tu mirada. Te sonríe y cuando le devolvés el gesto besa tu frente, susurrando:
-Lo hiciste bien.
Ambos abandonan la habitación y una vez en el pasillo el mayor arrastra a Santiago en dirección al baño, ignorando sus protestas y explicándole que tiene que asegurarse de que también se encuentra bien.
-Estás bien, ¿no?- pregunta Matías.
-Sí, tonto.
-Y Enzo tiene razón, ¿sabés?- besa tus labios-. Lo hiciste bien, muy bien.
-¿De verdad?
-De verdad.
Jugás con sus dedos y sonreís.
-No fue un castigo.
-No- te sonríe con dulzura-. Para castigarte voy a esperar a que no haya nadie que pueda ayudarte.
Me hace inmensamente feliz haber concluido la historia de esta forma y... nada, no sé qué decirles, vayan todas a la iglesia el domingo porque seguramente después de leer esta película porno lo necesitan más que nunca. Muchísimas gracias por leer este capítulo y también los otros si es que vienen siguiendo toda la historia, soy extremadamente feliz sabiendo que pude entretenerlas un ratito 🫶🏻❤️
Mención honorífica a @recaltiente porque sin ella no habría encontrado la hermosa foto de los chicos para la portada y además soportó leerme con mis millones de ideas para la historia y todos mis desvaríos. Te adoro infinitamente nena.
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr. Si alguien quiere que la agregue a la lista me avisa ♡
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dudd-ie · 4 months ago
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Cuando la situación se torno peligrosa,nega ,el "jiang shi" decide alejarse de su joven maestra y sacrificarse para darle una oportunidad de escapar del ejército del maldito emperador mogeko.
Sin embargo,tras contarle su plan a su protegido humano,ella se niega entre lágrimas a dejarlo ir.
Atónito,el vampiro-zombie se ve paralizado por una aterradora sensación de Déjà vu que pone en alerta máxima todos sus sentidos.
Sus colmillos comienzan a doler a la par que sus garras crecen sobre sus helados dedos.
Incluso el sello sobre su cabeza se siente pesado,como si tratara de suprimir el flujo de energía que comenzó emitir su alma.
-"n-no...no vayas.."- susurra la joven maestra contra la tela de su ropa,y él casi puede sentir sus uñas clavarse contra su abdomen mientras se aferra con desespero.
El palpitar sobre su pecho se vuelve tan errático que siente su cuerpo retumbar con cada doloroso latido.
"¿Latido?"
Para un zombie con tanta antiguedad como él tal cosa debería ser imposible,
Algo de todo aquello debia estar siendo producido por su propia alma.
Sin embargo aquella conclusión tenia menos sentido para él.
¿Por que su alma estaria reaccionando de esa forma a esa humana?
Las dudas se acumulan en su lengua a la par que su cabeza duele como si fuera a partirse por la mitad.
Yonaka al notar su estado rígido,levanta su rostro para encontrar su mirada con la de él
-"¿e-eh?...¿jiang shi-sama?"-
-("¿sr.mogeko defectuoso?")-
cuestiona ella de forma llorosa,pero el contenido de su pregunta es confuso para el vampiro,ya que él juraría haber escuchado la voz de su humana llamarlo de otra forma al mismo tiempo.
"¿m..mogeko defectuoso?"  Se repite él internamente,encontrando aquel título confuso pero familiar en alguna parte de su mente.
Entonces el dolor de cabeza empeora,y el sello parece ejercer una mayor presión que casi lo pone de rodillas.
El sudor se acumula sobre su piel pálida mientras su visión se vuelve borrosa.
Siente su pecho apretarse,como si algo desde su interior  tirará con insistencia su alma para retenerla en su cuerpo.
De fondo logra escuchar la voz femenina de su humana compañera pedir por él con insistencia.
Nega dirige sus ojos hacia ella con dificultad,como para calmarla.
Su confusión no hace más que crecer cuando al enfocar su mirada en yonaka,él consigue apreciar la tenue imagen sobrepuesta de una chica bastante similar a ella.
Su vestimenta era extraña,en vez del Qipao rojo con bordes dorados ella  parecia llevar una especie de uniforme exótico que nega no reconoció al instante.
El rostro y las faciones eran identicas,sin embargo su peinado era distinto,pues su cabello oscuro era separado por dos largas trenzas que caian sobre su espalda.
"¿señorita?"
Debido a lo borroso de su visión no pudo examinar con mas detalle la extraña aparición.
Pero algo para él estuvo muy  claro.
Ella estaba llorando mientras rogaba para que no la dejara.
Justo como ahora...
Depronto sintio un calido toque sobre su mejilla,el zombie parpadeo lentamente mientras sentia como su malestar comenzaba a calmarse ante la suave caricia de la humana.
Era como si saliera de una especie de transe,ya que incluso él rostro de su actual yonaka pudo verse con mas nitidez.
Sus ojos temerosos y llenos de preocupacion lo acogieron con tanto afecto que casi hicieron que su mente quedara en blanco.
Como si no hubieran más preocupaciones.
Como si solo existiera ella.
En el silencio compartido,yonaka se percato de que aun seguia con su mano sobre la mejilla de su sobrenatural aliado apesar de haber cumplido con su proposito de calmarlo-"l-lo siento,no quise-"-trato de disculparse entre nerviosos tartamudeos,sin embargo fue interrumpida por el jiang shi,quien empujo su rostro contra la palma de la joven humana, Acción que hizo que ella se congelará rigidamente en esa posición mientras su rostro adquiría una tonalidad rojiza.
Él cerró los ojos,disfrutando brevemente de esa energia cálida que transmitia la mano de la pequeña mortal que lo libero de su prisión.
No podía dejarla sola.
Algo dentro suyo se nego rotundamente,como si intuyera que esa desicion los destruiría a ambos.
No podía dejarla sola de nuevo.
"¿De nuevo? " se cuestiono el zombie en su interior,antes de abrír sus ojos para mirar a la humana bajo su protección.
*ba-dum...ba-dum*
Otra vez sintió ese extraño latido desde el interior de su pecho.
Quizás...estaba vinculado a esa chica de una forma más profunda de lo que imagino...
.
.
.
Fin.
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byaguscortes · 2 months ago
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Un monstruo más exótico
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"Where the fuck did Monday go?"  —David Bowie
1
Mi psicóloga me comentó en una ocasión que es cosa común en aquellos que viven solos el prever la posibilidad de un accidente y tener escrito las personas a las que habría que contactar ante dicha eventualidad. No es posible confiar en que uno mismo pueda gestionar esa situación, así que el individuo se ve forzado a vagar en dichos futuros posibles y anotar sus opciones en cada caso.
A veces, sigo su consejo y escribo en un papel a quién querría llamar si me caigo en la ducha, o si sufriera un ictus o un infarto. O tropezara en las escaleras. Reviso quiénes en mi familia, amigos y conocidos se preocuparían por mí en ese momento difícil. Pienso en Javier, amigo de la infancia. Quizás podría contar mi ex mujer, Verónica. A pesar de nuestro accidentado divorcio quizás se interesaría por mi estado ya que nos quisimos durante quince años. A mi hermana Lucía, sin duda. O llamaría a alguno de mis primos: Juanjo, Fede o Victoria. Con ellos compartí la infancia, veranos luminosos y navidades soberbias, momentos en los que nuestra familia se reunía. Creo que ayudarían en esas circunstancias difíciles para mí.
Pero no son nombres que sirvan en mi lista puesto que, con total seguridad, están muertos.
2
Es un hecho conocido que hay sensaciones (imágenes, olores...) que evocan de forma poderosa y casi automática ciertas emociones. La luz de las farolas del alumbrado público tenía este efecto en mí. Es algo curioso. Al parecer, ese típico color naranja se ha mantenido en parte por coherencia cromática con las antiguas lámparas de gas. 
Pues bien, desde siempre ese color me ha sugerido la idea de la libertad. Encontrarme en un paisaje urbano iluminado de esa forma me ha evocado multitud de opciones, de multitud de aventuras o recorridos. De encontrarme, en suma, en un lugar maravilloso donde todavía era posible elegir: ¿continuamos respetando el propio camino o escogemos otro nuevo y rompemos con todo?
No es que haya perdido la capacidad de elegir, pero… ¿cómo se define una situación sin salida? Yo creo que es aquella en la cual toda acción que emprendemos para mejorarla en algún aspecto, no solo no la mejora, sino que la empeora o, en el mejor de los casos, la mantiene idéntica. No es posible elegir o, mejor dicho, elegir es inútil. Si fallamos en reconocer en una situación este carácter, podemos caer en el error de aplicar soluciones que serían efectivas en circunstancias habituales, pero que resultan inútiles o contraproducentes en este contexto. Es enorme el número de gente que se confundió en este punto. El resultado: la mayoría, casi toda la humanidad, pereció durante los primeros días.
Porque en estos tiempos ver esa luz anaranjada resulta otra cosa. Verla significa que eres visto, que eres accesible. Lo eres a una hora, ya de noche cerrada, donde más te vale estar protegido. 
Mucha, muchísima gente no comprendió esto y murió. 
O algo peor.
3
Estar protegido durante la noche significa: atrincherado, sin hacer ningún ruido. Dejando pasar las horas. Atento a cualquier alteración de un silencio que aplasta todos los perfiles de la realidad. En esos momentos, uno se fuerza a la inmovilidad y ocurre pronto que el único movimiento seguro de hacer es comprobar la hora. Al principio de todo, miraba el reloj cada minuto. Luego hice el propósito de no hacerlo tan seguido, para no volverme loco. Con enorme esfuerzo conseguí hacerlo solo cada quince minutos. Ahora ya estoy acostumbrado y lo hago únicamente cada hora. Es un éxito que no creo que me sea posible mejorar.
Por las noches no es posible dormir, de ninguna manera. Todo lo más, si eres afortunado, entras en un duermevela como febril, en el que la conciencia sólo está despierta a medias y entra y sale del sueño atravesando esa frontera de puntillas, de manera furtiva. Sin que uno se dé cuenta. Porque, en cuanto eres consciente de haberte adormilado un poco más de la cuenta, un ramalazo de pánico hace que te despiertes con un sobresalto. En esos instantes me quedo inmóvil de terror. Imaginando qué ruido podría haber hecho y si se habrá oído. Y por quién, o por qué.
En cuanto amanece, mi cuerpo se relaja y caigo dormido profundamente. Descanso dos o tres horas. Cuando me despierto, este momento es el mejor momento del día. Descansado y con alguna hora de sol por delante.
Es tiempo de buscar algo de comer. Claro, es una tarea que podía llevar todo el día y que tiene dos finales posibles. Encuentras algo, lo que sea, o no. Si encontraba algo lo comía, daba igual de qué forma. Lo comía con cubiertos, si los había. Con las manos, como fuese. Es un goce el encontrar algo todavía comestible. 
O podía ocurrir (y ocurría cada vez con más frecuencia) que no encontraba nada. Lo que solía coincidir con ocasiones en las que me había alejado demasiado de mi refugio como para arriesgarme a volver sin que, mientras tanto, anocheciera. Así que me atrincheraba en una casa ajena y la noche resultaba peor de lo habitual. No os sorprendáis, toda situación puede empeorar. Si he aprendido algo que considere lo suficientemente valioso como para comunicarlo, antes de morir, a otro ser humano, es eso.
No supe lo avanzadas que estaban tecnologías como la Inteligencia Artificial hasta que ocurrió esto. Se me fue desvelando cuando. A medida que pasaban los días, los telediarios continuaban emitiéndose. Eso me llenó de esperanza al principio: el desastre estaba controlado. Había territorios del país que no habían sido afectados o que lo habían superado. Gente que seguía viva y que pensaba que, en estas circunstancias aciagas, lo mejor era continuar cumpliendo con sus obligaciones cotidianas.
Seguí los telediarios con creciente inquietud puesto que la ausencia de mención a cualquier desastre me resultó primero como una forma de mantenerse cuerdo pero luego claramente extraño. Como si habitasen una realidad paralela con cuya evolución se fuese alejando de nuestra propia línea temporal, yo miraba con pasmo el mundo que presentaban los telediarios, cada vez más ajeno y distinto. Claro, más tarde lo entendí. En este momento, por ejemplo, está cubriendo las elecciones. Unas elecciones que no es posible celebrar, fundamentalmente por ausencia de votantes. La mayoría de los candidatos son desconocidos para mí. Probablemente ni siquiera existan y han sido creados para cumplir un rol en un guión ya escrito por un algoritmo. 
Sin embargo, al principio no me fue evidente que los telediarios no eran ejercicios para dar cuenta de la realidad sino ficciones creadas por un ordenador. Eso lo entendí más tarde, mirando las redes sociales. Porque siguen bullendo de actividad. Incluso a día de hoy, recibo menciones y mensajes. Es de locos.
5
Las primeras semanas estuve en shock. Los sucesos nos golpeaban sin que supiéramos cómo reaccionar. Yo no convivía con nadie por entonces y eso me permitió tomar decisiones radicales sin tener que dar explicaciones o temer que me tuviesen por loco. Decisiones que, en medio del caos de esos primeros días, probablemente me salvaron la vida.
Pero también, como el corredor que persiste y avanza hacia la meta, comencé a quedarme solo. dejando atrás a todo el mundo, sin nadie a mi alrededor con quien compartir noticias o vivencias de lo que estaba ocurriendo. 
A veces escuchaba discusiones en la escalera. O gritos. Varias veces llamaron a la puerta. Nunca me atrevía a abrir. A los tres días se hizo el silencio y no volvió a oírse una voz humana ahí fuera.
Entonces ni siquiera me atrevía a mirar por la ventana y mi forma de comunicarme con los demás era a través de las redes sociales, del móvil. 
Pasaba el día chateando con familia, amigos y compañeros de trabajo. Es verdad, que ya habia bloqueado a varios de ellos que se habian descubierto poseedores de un sentido del humor demasiado negro para mi: mandaban mensajes sobre su maravilloso fin de semana en la sierra o como planeaban ir a esquiar a Navacerrada el proximo puente. Me parecía una actitud estúpida y simplemente les descartaba como interlocutores válidos en el angustioso momento que vivíamos.
Con uno de ellos, Luis, un compañero de trabajo que vivía cerca, a unas calles de distancia, comencé un intercambio de noticias e ideas que me resultó enormemente útil. Al parecer estaba atrincherado con su familia. Simpatizamos, ya que teníamos ideas similares sobre las cosas y no nos resultaba difícil ponernos de acuerdo. Me invitó a visitarlo y unirme a ellos.
Valoré lo arriesgado que era tomar esa decisión y cómo, en la ignorancia de lo que estaba pasando y que podía ocurrir en adelante, resultaba algo apresurado. Sin embargo, en un acceso de debilidad, en un día en el que la soledad amenazaba con aplastarme, acepté su oferta.
Me decidí a salir. Para ello busqué la forma más segura de hacerlo. Me puse un abrigo, cuyas hombreras me hacían parecer más corpulento y me cubrí con una manta, que me ocultaba y no daba pistas sobre la persona avanzaba por la calle. Así de esta manera salí a la calle por primera vez. No podía hacer más.
Bajando por las escaleras, lo más silenciosamente posible, encontré que la puerta del primero izquierda estaba abierta. Entornada apenas unos centímetros. Tuve un mal presentimiento y me detuve.
Cuando conseguí hacer acopio de algo de coraje, continué bajando, con la mirada fija en esa rendija de oscuridad que daba acceso a la vivienda. Superé esa planta, pero luego, mientras avanzaba por el siguiente tramo de escaleras, oí como, a mis espaldas, la puerta se cerraba con un portazo. Sobresaltado, eché a correr el resto de la bajada, con el corazón encogido, hasta que llegué al recibidor de la finca y salí al exterior.
Lo primero que pensé fue que era domingo. Naturalmente, no lo era y, en realidad, la organización de la semana en siete días estaba siendo, rápidamente descartada como un artificio inútil. Pero ver las calles sin coches, los comercios sin actividad y las aceras vacías de peatones, me transmitió la imagen de un día festivo en el que la ciudad, remolona, se resistía a levantarse de la cama. 
Comencé a caminar. Ahora dudaba si era buena idea. ¿Acaso sabía que me podía encontrar? Aceleré el ritmo y avancé, trotando, por la acera. Por alguna razón, me avergonzaba correr. La idílica impresión de mañana de domingo se veía estropeada por algunos detalles: Un coche atravesado en una calle adyacente. Una cristalera rota en algún comercio. Pero nada más.
Mientras caminaba miraba también hacia los edificios. Escrutaba las ventanas, esperando encontrar alguien asomado, una figura, un indicio de movimiento. Pero no fue así.
Luis vivía apenas a tres calles de mi piso. Llegué en poco tiempo. La puerta de acceso daba a un pequeño jardín y entonces, tras subir una breve escalera, se accedía a un adosado de dos pisos que habitaba él y su familia. La puerta de acceso estaba abierta. La de la vivienda, también. Entornada. Uno sabe que las trampas tienen ese aspecto así que me puse en tensión y evité subir. Iba a volver a casa sin más, pero la puerta del garaje estaba abierta de par en par así que me acerqué a mirar 
Encontré su cadáver. Allí, colgado, inmovil, estaba Luis. Podría hacer días que estaba así. Yo era la primera vez que veía un cadáver en mi vida. Me quedé quieto. Incapaz de reaccionar. 
Entonces vibró el móvil y resultó que era Luis, que acaba de publicar en una de las redes sociales en que participaba. “Aquí, sufriendo, con unos amigos!”. En la foto, manipulaba con evidente entusiasmo unas piezas de carne en una barbacoa. Parecía ser el jardín de esa casa. Inmediatamente, varias personas hicieron like a la foto. Incluso hubo quien hizo un comentario irónico. En la imagen, en un segundo plano, estaba yo mismo, sonriendo a la cámara, sosteniendo una cerveza.
6
La tarde de mi descubrimiento Luis me contactó varias veces. Se mostró preocupado por mi silencio y luego se comenzó a irritar. Terminó dejándome de hablar porque le parecí un imbécil desagradecido. Durante ese tiempo, a pesar de la terrible evidencia, no pude tomar plena conciencia de lo que ya sabía. Solo era tecnología, un algoritmo, un programa de ordenador que suplantaba a Luis. Yo había visto cómo estaba el verdadero Luis.
Pasado ese primer momento de sorpresa, comencé a valorar con desolación el estado de cosas. ¿Quién de todos con los que había estado hablando estos días estaba vivo y quienes eran meros fantasmas que la tecnología había hecho posible? No podía saberlo.
Pasó una semana y, entonces, resignado, escribí a Luis. Le pedí disculpas y retomamos la amistad.
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“ÉSAS” ÉPOCAS
No siempre tenemos que saber qué hacer o adónde ir a continuación. 
No siempre tenemos un rumbo claro.
El rehusarnos a aceptar la in-acción y el limbo empeora las cosas. Está bien estar sin rumbo temporalmente. Está bien decir “no sé” y sentirnos a gusto con ello. No TENEMOS QUE tratar de forzar la sabiduría, el conocimiento y/ó la claridad cuando no hay nada de éso.
Mientras esperamos un rumbo, NO TENEMOS por qué poner nuestra vida en suspenso. 
Dejemos ir la ansiedad y disfrutemos de, en y la vida. 
Relajémonos. 
Hagamos algo divertido. 
Disfrutemos del amor y la belleza en nuestra vida. 
Terminemos pequeñas tareas; puede ser que ellas no tengan nada que ver con la solución del problema, y/ó con “encontrar el rumbo”, pero éso es lo que podemos hacer mientras tanto.
• Podemos superar “ésas épocas”.
• Podemos apoyarnos en nuestro programa y en la disciplina. 
• Podemos lidiar con “ésas épocas” usando nuestra fe, recurriendo a otras personas y utilizando nuestros recursos.
La claridad vendrá. El siguiente paso se presentará solo. La in-decisión, la in-actividad y la falta de dirección no durará para siempre.
“Hoy aceptaré mis circunstancias aunque me falte  dirección y una comprensión profunda de las cosas.  Me acordaré de hacer cosas que me hagan sentir  bien a mí y a los demás durante “esas épocas”.  Confiaré en que la claridad vendrá  espontáneamente”.
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rob9916 · 6 months ago
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¿Te sientes solo?
¿Alguna vez te preguntas que ves cuando te miras al espejo? Pues, me pregunto que veo ahora, mientras observo mi reflejo.
Estoy mirando mis ojos en el espejo; se ven cansados, por cierto. Desde la ventana de mi pequeño apartamento, observo cómo la luz del sol apenas asoma por el horizonte, lo que me genera una extraña mezcla de nerviosismo y determinación. Mis pensamientos empiezan a vagar por mis recuerdos, llevándome a inicios de 2023, cuando estaba en mi punto más bajo. "Es enero, estoy enfermo y solo", reflexiono, como si pudiera escuchar a esa versión mía de aquel tiempo, mientras mi mirada se pierde en esos recuerdos. "Me siento tan miserable", me digo a mí mismo, "con cada año que pasa, las festividades de fin de año se vuelven peores para mí. Más solitarias, más nostálgicas, más tristes. Esta vez la pasé de hospital en hospital, solo, encerrado con toda mi frustración y soledad."
"Tengo lo que siempre quise: me mudé a un lugar mejor, tengo un trabajo estable, mis calificaciones son buenas… ¿Por qué me siento así? ¿Tan vacío? ¿Sin valor e insignificante? Siento que no soy nada sin alguien a mi lado, porque cuando estoy solo, conmigo mismo, me doy cuenta de mis pensamientos abrumadores y no sé cómo vivir con ellos."
Ahora entiendo que mi felicidad nunca estuvo en un lugar físico, ni en algo material. El sol comienza a iluminar lo suficiente para que mi cuarto se llene de luz gradualmente, aunque solo sea una luz tenue aún. "No entiendo por qué estoy en esta amarga oscuridad, por qué tengo que soportar estar conmigo mismo, atrapado en mis defectos", pensaba en aquel entonces, sin saber que reconocer mi dolor sería el primer paso hacia la sanación.
Pasan unos meses, y mis pensamientos me llevan a una incierta mañana de mayo. "Soy un idiota", pensaba para mí después de recibir gritos de mi jefa en una llamada, temiendo perder mi empleo. "Odio mi vida, nada parece mejorar realmente. Solo empeora una y otra vez. ¿Porqué no puedo quedarme en esas temporadas de tranquilidad y alegría? ¿Por qué siempre me toca levantarme solo en estas situaciones? ¿Por qué siento que puedo brindar mi compañía y apoyo a otros, pero no recibir eso del resto? ¿A quién le cuento esto? ¿A alguien le importará lo suficiente para quedarse en mi vida? Porque parece que todos se van. Tarde o temprano lo hacen ..."
Ahora recuerdo que estar a punto de perder mi empleo me ayudó a abrirme a la posibilidad de cambiar mi actitud hacia muchas cosas y permitirme ser guiado. Decido abrir la ventana de mi cuarto para que entre más luz; parece que será un día soleado. "Tal vez he estado buscando en amigos y cosas superficiales el confort y la seguridad que siempre estuvieron en mí", pensaba, replanteando mi soledad, no como una debilidad, sino como una fortaleza.
Mis pensamientos ahora me remontan a agosto. Curiosamente, estoy frente al espejo en mi trabajo, observando mis ojos. "Vaya, esas ojeras... Necesito descansar más", me decía a mí mismo mientras veía todas las imperfecciones de mi rostro y cuerpo. "¿Por qué de repente siento que en el espejo del trabajo veo más defectos que en el de mi casa?", reflexionaba en ese entonces.
Mientras recuerdo eso, la luz del día ya ha llenado mi cuarto, recordándome lo pequeño que es, los problemas del techo y otros defectos que tiene. "Puede que todo lo que veo no sea perfecto, pero al final del día, es todo lo que tengo, y a mí mismo, quien nunca me ha abandonado todos estos años... Con eso me basta para seguir adelante", pensaba, mientras comenzaba a desarrollar más cariño que resentimiento por aquella persona que veo en mi reflejo.
¿Alguna vez te preguntas que ves cuando te miras al espejo? Pues, mírate en el espejo y vete a ti mismo por lo que realmente eres... Mírate, tu mirada y tu rostro, reflexiona y piensa si no has sido valiente, si no has enfrentado y superado desafíos, sufrido o perdido cosas significativas para tí. A pesar de todo, aquí estás al final del día, como un sobreviviente, como tu propio héroe, pues como dijo Hermann Hesse: "Quien no ha sufrido, nunca ha luchado con la vida; nunca se ha probado a sí mismo ni ha tocado su ser más profundo."
Siento como si he estado navegando solo por este mar de problemas, llamado vida, durante un buen tiempo, buscando mi camino de regreso a casa, pero ahora entiendo que mi hogar no es un lugar físico. Es un estado de ser, y la felicidad que busco no es la meta, es el proceso de resolver los problemas que me presente constantemente la vida durante el viaje, ahí está mi satisfacción.
No creo en la magia. La vida es automática, una serie de eventos y decisiones que nos empujan adelante. Pero en este momento, no me importa estar solo. He aprendido a encontrar fuerza en mi soledad, a descubrir quién soy sin la validación de otros. Y mientras miro mi reflejo en el espejo, me doy cuenta de que he encontrado mi paz.
Hoy he hablado mi verdad al viento, mi historia. Y aunque nadie más lo haya escuchado, yo lo he hecho. Y eso es suficiente. Porque en esta soledad, en esta independencia, he encontrado mi libertad.
-R.
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cloned-sheep97 · 3 months ago
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Claro, quien si no pensarías en
Este es mi favorito en especial
https://youtu.be/48rSt3eM7XE?si=_XY0PRfPKEgoF50o
Ahora, la pregunta del millón: quien crees que sería el tipo del """cilindro"""
Supongo que estamos hablando del Cuartetoverse, en ese caso...
A ver, me da vibes de Me agarré el pitito con el cierre, pero no es un personaje válido, déjame pensar por un rato
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senig-fandom · 6 months ago
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Traición o miedo.
-Hace unas semanas me informaron sobre la actitud de Guardia Nacional, creí que darle un tiempo para recuperarse ayudaría, pero…me equivoque, supongo que estoy demasiado acostumbrado a que todos resuelvan sus cosas por si solos, que no me di cuenta que…él no es tan fuerte…-Los pensamientos del tricolor lo inundaban de la culpa, tal vez equivocado que todo lo que el crea sea igual a todos.
Y parado frente a una puerta cerrada en las instalaciones de la Guardia nacional, el mexicano de bandera tricolor, esperaba la respuesta de SEDENA.
-México, sé que habíamos hablado esto de antemano, pero, no es necesario que usted mismo tenga que resolverlo…-SEDENA hacia cada vez más escuchas y el mexicano ya no quería alargar más, si el problema era que GN no había hablado con México, entonces que hable ahora.
-SEDENA, abre esa puerta, ya te di el tiempo suficiente y no ha cambiado, su problema no solo ha empeorado, si no que ha afectado a sus militares y ha dejado de lado su labor poniendo a PF al mando- SEDENA retira su mirada, quería protestar, pero era verdad, el cambio no se ha dado y empeora- ya van a ser 5 años desde e accidente y no ha mejorado, así que abres la puerta o la tiro abajo y sabes que no me costara nada hacerlo.-SEDENA suspira desanimado y abre la puerta del cuarto de la guardia nacional.-
Una habitación oscura, que debería tener un brillo, pero solo era algo lúgubre, varias camas con el logo de la Guardia nacional. El mexicano pasa hacia adelante, pero antes de continuar, hace una señal con la mano a SEDENA y al soldado de la GN que los acompaño.
-Dejen me a mi hablar primero, si necesito ayuda pueden entrar-Así tanto SEDENA como el soldado quedaron afuera a esperar. México Centro entro a paso lento, en una habitación oscura cual solamente se veía un brillo por las ventanas y sus ojos brillantes.
En un eco de sus pisadas buscaba con su mirada  al representante de este cuartel, entre camas y silencio sus ojos se detienen al fondo donde ve un bulto tapado con la cobija, Centro se detiene tranquilamente mirando un poco alrededor de la cama, luego se compuso y dio un suspiro silencioso, su mirada curiosa cambia a una serena.
-Guardia Nacional, que estás haciendo aquí, este es el ejemplo que quieres darle a tus soldados-Su voz severa estremeció al soldado que se cubría con la cobija, como si de un niño se tratara que busca espantar los miedos debajo del mantel, solo causo que volteara un poco, pero sin ver aun su rostro.
-Se... ¿Señor México? ¿Qué hace usted aquí?-Su voz dulce y cantarina se había convertido en una voz rasposa y temblorosa, al escuchar su voz, el rostro de Centro mostro un disgusto, recordando anteriormente al representante en sus inicios, quien siempre le decía la misma frase de antes, pero con una luz siempre en su alrededor pero ahora, esa luz no aparece.
-Yo debería de preguntarte eso a ti, ¿Qué haces aquí en la oscuridad?, me han avisado de que te has saltado tus deberes como soldado y como ejemplo para los que decidieron ser parte de ti. GN sé que tuviste miedo, pero ocultarte bajo las cobijas no hará el cambio.
-¿¡Y QUE SABE USTED!? A USTED NUNCA LO VEO HACER LO QUE YO HAGO, PORQUE AHORA SOY EL PROBLEMA, SI SOY YO A QUIEN ENVIAN A MORIR!- El representante movió más la cobija cubriendo ahora más su cuerpo, cubriendo sus pies como si el ambiente se volviera frio, Centro solo prevalecía callado, con una mirada tranquila, pensaba dejar que este le gritara todo lo que quisiera, tal vez así luego hablara, como lo hacía con su hermano del Sur.
-Y ¿POR QUE AHORA ESTA AQUÍ? EH…AHORA QUE SOLO EMPEORO TODO VIENE A RESOLVERLO, ACASO… ¿ACASO QUIERE ELIMINARME?- Centro abrió los ojos a escucha esa última frase, preguntando en sus adentro de donde saco tales ideas, de cierto modo él ha eliminado la existencia de organizaciones de su país, pero realmente nunca murieron, solamente cambiaron de nombre u comparten puesto con otra organización, por ello con ese historial, porque GN crearía en esa idea.
-¿Dónde escuchaste algo así?
-¡ENTONCES ES VERDAD! ¡USTED QUIERE ELIMINARME AHORA QUE NO SOY UTIL VERDAD!
-Te pregunte donde lo escuchaste… esas ideas no aparecen porque si…
-Y que le importa a usted donde salió, si le digiera que yo lo pensé no lo creería, usted siempre es así, siempre sin emociones, sin expresión, todo tiene lógica para usted, nunca parece romperse en nada, incluso conmigo… ¡Usted me abandono!-De la nada GN sostenía un bastón plateado lo cual utilizo para golpea los tubos metálicos de la literas. Centro hizo un paso hacia atrás tras oír el impacto.-je…jejeje…jajaja vamos mi señor, no me diga que no tiene miedo ahora- GN mostro una mueca de disgusto, viendo como aun su bandera tricolor permanecía sereno ante la situación.
-Lo que sea que estés pensando, no va a funcionar, así que suelta el arma.
-¿¡PORQUE SIEMPRE PERAMENCE TAN SERENO!?
El soldado arremete con el bastón de hacerlo contra el tricolor, este esquiva cada golpe haciendo pasos hacia atrás, cuando quiso detener por fin esta pelea absurda, vio unas gotas que caían al suelo, esa pequeña distracción causo que el soldado saltara sobre él y lo acorralara contra el suelo, él bastón fue puesto en su cuello, ahorcándolo de inmediato, sintiendo toda la fuerza en ese lugar, intentado arrebatar cada tomo de aire.
-jajajaja, esa dificultad es lo que sentí cuando me dispararon, como se siente señor, apuesto que es aterrador, ¿no es así? Sabe que es lo peor, perdí a muchos soldados en esa pelea, incluido el perro que me dio, amigos míos que no merecían morir, pero allí fuimos a morir, porque usted así lo quiso ¿verdad?, porque usted nos ve como números no, que otra forma nos vería si no fuera así Eh…?-Centro solo escuchaba su conversación, no intentaba ni siquiera mover sus manos, el buscaba otra cosa del soldado, algo que siempre es natural en todos los soldados mexicanos.
-Míreme mi señor, esto es lo que convirtió, fui a un lugar donde nadie me quería, fui tratado con desdén por otras organizaciones, fui humillado, pisoteado y maltratado solo para cumplir sus reglas, y mi recompensa es comer la misma mierda todos los días, que me griten y que me intenten matar, sabe cuántos de esas personas del otro lado intentaron apuñalarme, sabe cuántas quejas recibo al día, sabe cuántas heridas ya tiene mi cuerpo…NO USTED NO LO SABRIA NUNCA, USTED…USTED…¡USTED NUNCA ENTENDERIA MI DOLOR!-De poco a poco las lágrimas ya brotaban como la lluvia, fuerte y sin parar de lagrimear, salen y salen entre gritos y una angustia insaciable, pero una mano suave intenta detenerlas, acariciando un poco la otra mejilla.
-Lo…siento…-Con dificultad, Centro hablo, intentando comunicar esa empatía que muchas veces para él es difícil de mostrar, tal vez su voz no era suficiente, por eso su mano intentaba tranquilizar eso que no puede trasmitir.
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-Lo…siento…mucho…Sergio…-Los ojos casi felinos del soldado se abren como platos, su nombre humano fue pronunciado por su creador, quien intentaba respirar, haciéndolo estremecer, pero aun permaneciendo con una ira inextinguible.
En ese momento en las memorias del soldado aparecía Centro en el primer día de su creación, para sus ojos ese sujeto tenía una expresión calmada y dulce, le sonreía aunque este aun no sentía ninguna emoción.
¿Él era así antes?
-Bien con eso será suficiente, bienvenido a este infierno llamado hogar…tu eres el representante Guardia nacional, aunque llamarte así seria angustiante para otros soldados…
-Es…¿normal que no sienta nada señor?...En ese momento ese soldado que el mundo conoció era solo un cascaron vacío, pero era lo normal al nacer tan repentinamente.
-Oh, es normal, al nacer a través de mis manos tarda un poco más en aparecer las emociones, pero no te preocupes, aparecerán más pronto que nunca, solo espero que no exploten y te hagan daño en vez de ser una forma de empatizar con otros…
-Ya veo…
-Listo ya tengo un nombre para ti, antes me gustaba poner los nombres de mi antigua cultura, pero la realidad es que ninguno de ustedes es un Mexica, seria egoísta de mi parte apartar más a las demás culturas que rodean a este país, así que te llamare con el nombre que este mundo ya pertenece, Sergio; el ciervo guardián, perfecto para que le caigas bien a los hijos de norte, jajaja.
En ese momento el soldado no entendía nada, pero en su pecho iniciaba apenas un sentimiento, la risa de su líder >Es linda<, pensaba e soldado.
-Ah, pero no le digas tu nombre a otras organizaciones fuera del país de México, se supone que ustedes no pueden tener nombre normales porque eso los haría más humanos, pero, yo sé que tu podrás ser mejor de lo que esas otras organizaciones dicen, al fin y al cabo te he creado yo.
*Creo en ti Sergio…*
Luego sus memorias llegaban al día en que sus emociones florecieron, todos lo veían como alguien inocente y fuerte, todos le hablaban y lo trataban bien, y aunque ya no pudo ver a Centro más, paraba tiempo con norte y Sur, aunque este último le hacía sentir mal, un día se preguntó porque amo tanto a esos tres, y SEDENA le resolvería sus dudas.
-Eso es normal, porque estamos hechizados, nuestro cuerpo y mente le pertenecen siempre al país, es más normal con los militares que con otras organizaciones de este lugar, y cuando alguien le hace daño a nuestro país, siente un dolor y comienza entrar en una locura…
-Suena malvado…
-Lo es, pero no es culpa de ellos, más bien es culpa mía y de GAFE
-¡Que! ¿De usted señor?
-Si, hace tiempo yo y GAFE juramos lealtad a un hombre, y ese hombre nos castigaba si desobedecíamos, por lo cual nos hechizo con algo que nos causaría mucho dolor si lo traicionáramos, pero fuimos liberados por…hump, esto se largó mucho esto…
-No suena muy agradable este cuento…
-Tal vez, pero aun así puedes decidir por ti mismo, al fin y  al cabo, México nunca te negaría a no amarlo o a amarlo, mientras sigas cumpliendo tu deber…eso es lo principal GN.
-Sí, lo entiendo, gracias señor.
La visión de este soldado no era negativa, al final, su tiempo en el norte le hacía ver porque amaba tanto a estos tres hermanos aun si ello nunca lo amarían, este sentimiento era todo para este soldado.
Pero todo cambio en ese momento…
*Me odio tanto*
-Porque…porque me llama….porque, porque, porque, ¡PORQUEEEEeee!-Un golpe fuerte se escucha en la puerta con SEDENA y el soldado, al entrar ambos ven como guarda nacional golpeaba repetidas veces a Centro, SEDENA  se interpone contra la guardia nacional y lo lanzan con una fuerza tremenda, Centro intenta reincorporarse y ver que SEDENA y el soldado de la guardia nacional por fin entraron, el soldado fue directamente a Centro, quien intentaba ver las posibles heridas de la bandera tricolor, mientras que SEDENA no se veía nada feliz, es más, se podría casi ver sus colmillos de jaguar salir de su boca.
-¿Qué haces? Estás loco o que, quien te has creído para hacerle esto a Eduardo, debería darte una sanción por esto GN, como puedes golpear a nuestro líder- GN respiraba y respiraba, como si toda la adrenalina empezara a bajar, cuando se dio cuenta de su acción vio sus puños rojizos y con algo de sangre, haciéndolo espantarse y salir corriendo del lugar- ¡HEY, NO HUYAS!
-Déjalo…-Dicto Centro.
-Pero Eduardo el…
-Déjalo…solo déjalo…y…-Centro empieza a escupir en el suelo, y mira la sangre que sale de él, SEDENA y el soldado lo miran preocupados, * Oh…creo que ya no puedo fingir más…estoy en problemas* en ese momento un mareo intenso y un gran dolor aparecen, haciendo que centro se desmayara rápidamente, mientras SEDENA veía que las marcas de guerra estaban poniéndose mas rojas.
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Tras unos días después, Centro estaba en el zócalo de nuevo, siendo atendido por algunos enfermeros por revisiones, para ver si no se abre la herida en su labio y su ojo izquierdo, pero al mismo tiempo estaba siendo vigilado por GAFE y SEDENA.
-USTED ES UN INRESPOSABEL, COMO PUEDE DEJARSE MALTRATAR ASI, NO LO ENTRENE TODA MI VIDA PARA QUE CUALQUIERA LE ECHE AL SUELO COMO UNA CUCARACHA, SE SUPONE QUE TU DEBES DE EHCARNOS A NOSOTROA AL SUELO COMO CUCHARACHAS NO ALREVEZ- SEDENA estaba molesto
-Deja de gritar, haces que me duela la cabeza…-SEDENA hace una un chirrido entre dientes, para cuando termino la revisión GAFE solo guía a los enfermeros hacia Policía militar quien los escolta hacia afuera, GAFE cierra la puerta de la oficina de Centro y se sienta al otro lado de la habitación.
-GAFE dile algo, esto es una falta de respeto, algo así puede repetirse si no lo regañamos ahora.-Centro solo miro a otro lado con un sudor frio mientras SEDENA continua regañando.
-Si el dejo que lo hiciera es por algo, y si lo vas a castigarlo por lo menos espera a que mejore.- SEDENA ahora descargaba su ira contra GAFE quien solo lo dejaba gritarle como una madre desquiciada, Centro los veía y reía para sí mismo, recordando que ambos se llevaban así siempre.
De repente apareció Policía militar a hablarle a SEDENA, parece que ya capturaron de nuevo a GN y lo llevaron a las instalaciones, SEDENA dejo a GAFE y se fue con PM de inmediato, GAFE también iba a ir, pero fue retenido con la mano de Centro quien lo sostuvo de la muñeca.
-¿Puedes quedarte un poco más?-GAFE respondió con un movimiento hacia atrás y volviendo a su asiento, Centro miraba su mano izquierda, con una mirada caída y pensativa- ¿Crees que debería de cambiar mi forma de ser?
-Usted y sus hermanos tomaron la decisión que cada uno tomaría un rol, pero si lo ve conveniente puede hacerlo señor…-Centro mira a GAFE con una mirada triste, sus cejas parecían ya no mostrar la firmeza de antes, dejando callado al soldado quien suspiro y se retiró la máscara de su rostro- Me parece que no me está hablando como un soldado, verdad Metztliapan.
-Lo siento, es que…no sé qué hacer con esto que acaba de pasar, cuando alguien de las organizaciones me traicionaba, fácilmente ellos me dejaban de lado, pero GN…no…Sergio el aún está atrapado en su dolor…sabía que sus emociones explorarían si no hacía que se integrara con cuidado, pero nunca pensé que lo llevaría a volverse loco…y todo es gracias a mi indiferencia ante todo el mundo…creí que solo levantar la mirada, ser frio o ponerme firme ante cualquier situación podría arreglarlo…pero no...Incluso pase mi vida leyendo todo tipo de libros, participante en tantos eventos…para que al final…yo no pueda arreglar a alguien roto…como Sergio y como mi hermano…-Y allí estaba, ante los ojos entrecerrado de GAFE veía de nuevo al pobre niño que creció a la fuerza, el que nunca flaquea y nunca llora, pero ahora estaba entre la espada y la pared.
- Metztliapan…
-Qué puedo hacer…si cambio mi personalidad de nuevo me volveré loco, y la gente de mis hermanos solo empeoraran más, odio esto, pero nadie quiere escucharme, el presidente es un ignorante, los partidos todos son cómplices de Anarquía, mis hermanos están tan rotos que si me voy no sé qué pasaría, mis hijos me odian y los pocos que me quieren si fracaso en ayudarlos me pueden odiar, las organizaciones estoy seguro que tienen algo contra mí y ya pudieron hacerme daño una vez…yo…tengo miedo…ya no quiero seguir aquí…-Centro se cubrió su rostro con sus manos, pero entre sus dedo podrían verse las lágrimas caer, mientras una respiración agitada y un callado grito se hacían presente ante el miliar.
GAFE se acerca a la bandera tricolor y lo abraza, mientras veía a su líder finalmente se romperse después de 8 años que regreso, fue mucho tiempo pensó, pero finalmente se mostró el chico que él conocía, y ahora que esta así, ya podrá arreglar las cosas que no ha podido arreglar, solo necesita un empujón más.
-¿Quieres ayudar a Guardia Nacional? Lo primero que debes hacer es que el vuelva a confiar en ti o en cualquier otro de ustedes tres, ustedes tienen que encontrar seguridad en nosotros también, yo estoy aquí ahora porque he decidido quedarme contigo Metztliapan, no importa si eres Eduardo, Centro o México, tu seguirás siendo el mejor líder de todos y no lo digo para quedar bien, de tu abuelo y tus padres, eres el único que a intentado quitar esta maldición que nos aprisiona a todos, sé que harás lo mejor, pero tienes que dedicarle tiempo, por eso…debes dejar a la política por un tiempo…
GAFE acaricia la cabeza de México, mientras este limpiaba con su mano las lágrimas de su cara.
-Con esa actitud te pareces a tu padre…-sonriendo dice el soldado, como si viera la misma imagen ora vez, una imagen del pasado.
De repente la puerta se abre, GAFE separa al lado d Centro para cubrirlo que nadie lo viera con esa cara, pero al ver quien era, bajo la guardia.
-México, se trata de FAM…el…ha tenido un accidente en Berlín.- Los ojos de GAFE y Centro se abren como platos ante la información de SEDENA.
Continuara.
_________________
Y por fin ya me avente esto XD me e estado distrayendo jugando Stardew Valley y me la pase de trayhard en el juego y ya no pude publicar nada jajaja una disculpa por la demora aunque de todos modos seguirá apareciendo una demora porque me viciare luego XD pero por lo menos ya solo faltan lo de FAM y la historia continuara con Centro y sus hijos VwV ya de allí conoceremos el trabajo secreto de Norte y probablemente la redención de GN oh y por ultimo el inicio de todo el caos en el continente americano.
Espero y les guste 🤍🤍🤍
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optical-vagueness · 2 months ago
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Ok esta mini idea que me ha estado dando vueltas en la cabeza y la tengo que escribir.
Hace una semana y media aproximadamente, ví una entrevista a una persona adicta a las apuestas de Soft White Underbelly (véanse sus entrevistas, la mayoría son sensibles con el entrevistado y ayudan a conocer realidades no tan bonitas que solemos ignorar la mayoría del tiempo). El señor había crecido en una familia con ascendencia alemana y su papá solía apostar en carreras de caballos de forma recreativa. No aclaró, y probablemente ni el mismo señor sabía si su papá también era adicto. La cuestión era que el señor creía que terminó siendo adicto a las apuestas porque cuando iba a las carreras con su papá, lograban conectar en algo. En otras ocasiones, su papá era frío y distante; pero cuando iban a las carreras, su papá era más emotivo y hasta lo abrazaba si ganaba. Entonces, interpretaba a las apuestas como una forma de conectar con sus emociones y liberarlas. Y, como tuvo exposición a las apuestas desde pequeño, se le hizo bien fácil que, luego de una experiencia traumática, empezara con su adicción.
Todo esto lo digo porque he estado pensando en qué caracterizaciones se le podrían dar a Juan Carlos Bodoque. Sabemos que lo de las apuestas viene de familia. En las entrevistas que he escuchado y leído, los adictos a las apuestas que están en proceso de dejarlas, suelen asociar su origen a una búsqueda interior que sienten que se sacia con las apuestas y la adrenalina. A veces es un caso de bullying de pequeños, y ganar en las apuestas llena el vacío que sentían de pequeños. A veces es un vacío emocional, y las apuestas les hacen al menos sentir algo. Estoy intentando encontrar qué tantos vacíos podría tener Bodoque y pues... vaya, el señor parece recontra mal. Y haber tenido exposición desde pequeño solo empeora todo.
Mi HC es que, al igual que ese señor, Bodoque sentía algún tipo de conexión con sus padres (al menos con alguno de ellos) en el proceso de apostar, y por eso siente que su única forma de buscar alivio emocional es a través de las apuestas.
(ok eso es todo. solo necesitaba sacar eso de mi cabeza y tenerlo anotado en algún lado. no sé si tiene sentido xdn't)
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frantrucho · 23 days ago
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Frases
El frío en mi corazón no tiene remedio, y el invierno solo lo empeora.
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piba-antisocial · 7 months ago
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Llegar a la adultez con traumas emocionales solo empeora las cosas...
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mividaenversos · 4 months ago
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Me he cansado de repetirme una y otra vez que todo va a estar bien. Ya no me da aliento para continuar, solo me hunde más en el pozo al ver como todo empeora.
— Recovecos de mi alma
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kisaki-yazmin-motou · 2 months ago
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Si Sonic de Underground conociera a su propio Tails y formara un vinculo de hermandad con el, como lo tomarian Sonia y Manic? Competirían por la atención de Sonic? Considerarían a Tails "digno" de ser un hermano mas? Como lo manejaría el propio Sonic?
Ok, esto será basado en el hecho de que los erizos no pasan de 15 años, a lo mucho han estado juntos 1 año y recordemos que los tres habían vivido vidas muy diferentes antes. Tienen demasiadas cosas dentro así que cualquier cambio inesperado los sacude profundamente y comenten idioteces.
¿Estoy exagerando y puedo ser un poco cruel? Tal vez, pero recordemos que ellos viven en un mundo que está bajo el mando de un loco malvado que te convierte en robot si haces algo que para él esté mal.
Y sip, para mí el "Unbreakable Bond" es eterno, independientemente del universo.
No sé si esto responde un poco tu pregunta o te deje peor, pero muchas gracias por ser el primero y con uno de mis temas preferidos ✨💫⭐
Imagino que sería una situación parecida al Cannon: Tails siendo molestado/abusado y Sonic ayudándolo.
Tal vez aquí no le ofrece al comienzo que viaje con ellos de manera permanente, pero le ofrece el llevarlo a un refugio/santuario para que viva un poco mejor. Tails se siente cómodo con Sonic así que acepta para estar un poco más de tiempo con él.
El próximo santuario cercano está bastante lejos y tomará tiempo llegar, así que los erizos concuerdan que es su deber llevar al menor hasta allá.
Así que Tails comienza a viajar con ellos y desde ahí siento que empezarían los roces con los otros dos erizos.
Sonia: Si bien la vemos mejorar su actitud hacia otros en el transcurso de la serie en general, aún tiene que trabajar sobre el tratar a menores con diferencias físicas notables. No hay que pensar mucho para saber que en tipo de ambiente que ella creció esas "mutaciones" no eran bien vistas y si bien viajar la ha cambiado, no recuerdo que hallan encontrado a alguien como Tails antes, así que siento que al inicio sin querer no se acercara mucho ya que tenía la idea de que solo sería temporal. El zorrito prácticamente sabe cuándo no le agrada a alguien así que se mantiene lo más alejado de ella para no incomodarla, Sonic nota todo esto así que intenta hablar con su hermana pero terminan en una discusión que no llega a nada.
Hay tension entre Tails y ella, así que Sonic decidie quedarse más cerca del menor para que no piense demasiado en ello.
Manic: Al único estaba emocionado por uno más al grupo, pero esta emoción muere rápidamente al ver qué el mejor en mucho mejor que el en habilidades mecánicas. Normalmente esto lo emocionaría más, pero no puede porque Sonic está prestando atención a cada palabra que sale de zorrito cuando si el fuera el que hablara de algo así ya lo habrían ignorado. No solo eso, el menor logro mejorar la camioneta que usan de mejor manera con pocas cosas y si bien el zorrito intento incluirlo en todo el proceso, el no lo acepto por su lío de emociones. Creyo poderlo superar pero empeora cuando los erizos se dan cuenta que el zorro puede seguirle el paso a Sonic en una carrera.
Esto prácticamente sella el hecho de que Sonic adora por completo al zorro, tanto Sonia como Manic saben que su hermano desea alguna compañía en sus carreras que no lo frene, el niño está más que preparado para esto y si bien no alcanza las velocidad máxima del erizo azul, lo puede seguir bien en una carrera tranquila, Sonic está casi brincando de la emoción y no deja de hablar como con un poco de entrenamiento el niño podrá igualarlo.
El zorrito está brillando mientras escucha al erizo azul sobre como ayudarlo a mejorar.
Intentan no pensar en ello, el menor los dejara cuando lleguen al santuario y volverán a ser solo ellos tres.
Manic y Sonia intentan pasar más tiempo con Sonic para prepararlo cuando se tenga que despedir del zorro, pero rápidamente se dan cuenta que para el erizo azul esto está dejando de ser una opción.
Más de una vez en el camino se detuvieron para ayudar algunas situaciones, esto solo logro demostrar que el menor aprendia rápido sobre como pelear y ayudar en sus misiones. La mente del menor es algo asombroso, por más que dos de los tres erizos no quieran admitir, su capacidad de analizar la situación y elaborar planes además de objetos que los apoyen tan rápido los ayuda a salir de situaciones que en otro momento hubieran sido arriesgadas.
Con cada momento que pasa, solo parece unir más a Sonic y Tails.
Lo peor de todo es que Sonic no se separa de sus hermanos, claro, parece ser que su prioridad ahora es el zorro pero no ignora a los otros dos ni cuando se pelean. Sigue ahí, pero los otros dos no soportan que alguien más se esté llevando la atención del erizo azul.
Pronto llegarán a Santuario y todo volverá a ser como antes, así que intentan hablar con él, pero todo sale mal.
Sonia y Manic dicen cosas que no deberían (Algo sobre como el zorro no debe estar con ellos, como es una distracción, sobre como se supone que solo deben ser solo ellos tres para salvar a todos) pero debieron saber que Sonic no tomaría nada bien sus palabras. Terminan a gritos, con ellos insistiendo que el zorro solo los separa pero con Sonic devolviendo todo sobre como sus celos no deben afectar a Tails.
Desde que conoce al pequeño zorro, Sonic siente que el niño es especial, con cada segundo juntos, prácticamente se confirma por si sola está declaración. Estaba encantó con la idea de que todos se llevarán bien y tener a alguien más en su familia pero le duele ver qué sus hermanos no pueden aceptar del todo al menor con ellos, el no sabe porque siendo que Tails es asombroso y sabe que si ellos se abrieran o por lo menos lo intentaranz todo iría de maravilla.
Esa pelea lo enfurece más de lo quiere admitir ¿Y que si se volvió más cercano de lo esperado a Tails? El zorrito lo entiende como nadie más, se acomplementan de una manera que nunca espero sucediera.
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Tendrá que tomar una decisión y apesar de que piensa que será algo difícil de elegir, con solo pensar en el zorrito, algo dentro de él le dice que ya sabe la respuesta.
Créditos: @hallsth-eien
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fucking-lifes-things · 10 months ago
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Como dejar ir todo el enojo que acumulas si todos los días es lo mismo, un patrón interminable que solo empeora con el tiempo, quieres, haces incluso vuelves a creer para que todo vaya bien pero no se puede, cuándo va a ser el momento que me rinda y deje de creer, así dejaría por fin de estar enojada.
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xjulixred45x · 7 months ago
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Thanatos y Lectora Mortal(TRADUCCION)
¡TENGO UNA IDEA DE ANGUSTIA PARA UNA LECTORA DE HADES GAME!
SPOILERS!!!!
¿viste como Deméter hizo que toda la vida en la tierra fuera increíblemente difícil para los mortales como castigo por haber "robado a su hija"? bueno, basado en que en los mitos la gente literalmente se MORIA DE HAMBRE (y aparentemente en el juego, de frío)se me vino esta idea.
Imaginate que lectora es un mortal normal, nada especialmente destacable, EXCEPTO que es una granjera con el resto de su familia, que justamente antes de que viniera el invierno eterno, le daban culto a Demeter para poder tener buenas cosechas y demas.
pero entonces, sin aviso, llega el invierno.
al principio no es tan malo, porque pueden racionar ciertas cosas y suxistir con algo de casería, pero mientras mas pasan los meses y el invierno sigue empeorando, tambien lo hace la situación en la casa de lectora.
las villas circundantes empiezan a tener plagas, a tener problemas con los recursos, a no tener que comer, etc. y empiezan las primeras muertes gracias a esto, que rápidamente se expanden por la comunidad donde vive lectora.
los primeros en caer de la familia son los mas vulnerables, los abuelos y niños hermanos menores de lectora, a los cuales les hacen los rituales funerarios adecuados junto a toda la gente que ya habia fallecido por el invierno.
la vida de todos se pone patas arriba tratando de encontrar formas de sobrevivir sin tener costa para pescar y con ahora pocos animales, y el frio empeora cada vez mas y más...
la comunidad de lectora pronto empieza a baciarse y ella participa en los rituales funebres por respeto y para no pensar en la horrible situación, educandose mas en los dioses cnoticos.
todos estan desesperados por sobrevivir, pero la nieve hace que sea casi imposible salir de la ciudad en donde viven, por lo que estan atascados.
no pasa mucho hasta que los padres de lectora tambien sucumben, ya sea por alguna enfermedad, por el frio o inanicion por dar toda la comida a su bebe sobreviviente.
y nisiquiera es lo peor.
lectora ahora está enferma también. por lo que la gente restante del pueblo no puede permitir que ella los enferme y los mate a todos, por lo que después de darle los servicios adeucados a su familia, la encierran en su casa.
pero a este punto lectora esta tan cansada, que nisiquiera le molesta estar aislada. pero sabe una cosa. no puede permitirse morir asi. no por ser denigrante o injusto, sino porque sabe que si muere y nadie le hace un ritual adecuado, nisiquiera vera a su familia en la otra vida.
todo el dolor y sufrimiento en vano.
por lo que en contra de todo pronóstico, lectora encuentra formas de sobrevivir por su cuenta en su casa, eso si, estando constantemente en el limbo de la vida y la muerte por su horrible salud.
y, gracias a esto, lectora conoce a Thanatos.
creo que dejare vago si la relación seria platonica o romántica, pero definitivamente tuvieron un mal inicio.
ya sabemos que Thanatos encuentra su trabajo exaustivo, por lo que el hecho de que lectora se aferrara a vivir y no quisera irse aun estando en horribles condiciones lo molestaba a mas no poder.
y por otra parte lectora OBVIAMENTE no queria morir y era molesto que le desearan la muerte(aun si era técnicamente su trabajo?) y eso llevo a varias peleas verbales. al principio.
Thanatos aparecia en casa de lectora cuando ella estaba especialmente debil, ya sea que no pudiese moverse por su cuenta, que le dieran ataques respiratorios y/o estuviera en especial dolor, etc. episodios que si bien eran pasajeros no dejaban de ser encuentros cercanos a la muerte.
cuando eventualmente lectora y Thanatos se cansan de insultarse el uno al otro en estos momentos, al inicio solo esperan para ver si lectora sobrevivira o no a este episodio en particular, en un silencio bastante tenso.
no es hasta la tercera o cuarta vez que pasa esto que lectora empieza conversación con Thanatos de forma "informal".
como uno puede imaginar, al principio Thanatos nisiquiera reaccionaba o intentaba continuar con dicha conversación, solo hacer su trabajo e irse, pero con el pasar del tiempo empezo a mostrar más signos de escuchar lo que lectora decia. y eventualmente incluso dar respuesta cortas.
no comparte mucho, pero amenos ahora lectora no vuelve loca por estar sola.
tambien me imagino que en algunos ocasiones, cuando lectora no puede moverse mucho, ella se ARRASTRA para ir por comida/medicina, lo que molesta a Thanatos porque le parece 1- poco higiénico y 2- estupido en cierto sentido, los mortales se enferman por no cuidar de ellos mismos ¿acaso ella NO quiere mejorar?
es apartir de ahi que su relación empieza a mejorar, pero la salud de lectora empeora cada dia.
es igual que como pasa con los demas aldeanos que Thanatos recolecta, debilidad, toz con sangre, dolor en la caja torácica, incapacidad para comer, dificultad para respirar--
pero aun asi lectora SIGUE queriendo aferrarse a esta existencia miserable, ya nisiquiera puede comer o pararse y SIGUE sin querer irse...
¿PORQUE?¿PORQUE SUFRIR DE ESTA MANERA EN VEZ DE SIMPLEMENTE MORIR?
y la respuesta de lectora es bastante simple.
no hay nadie que le pueda dar un entierro, pero su familia si lo tuvo, sin eso eooa simplemente vagaria por el Inframundo y estaria sola DE NUEVO.
pero al mismo tiempo, lectora ya no tiene fuerzas para seguir aferrandose, el dolor es INSOPORTABLE y la poca energía que tiene la deja...
Thanatos esta ahi, al menos.
me gusta pensar que lectora aceptaria irse con Thanatos VOLUNTARIAMENTE si aunque sea le deja ver una ultima vez a su familia, asi muriendo tranquila.
y seria especialmente ironico si por casualidades del destino lectora termina como una shade en la casa de Hades😅
creo que en general lectora ya fallecida seria como una Hypnos mas responsable, no va a molestar al DIOS DE LA MUERTE asi que hace lo minimo ¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯
ella esta definitivamente mas feliz ahora que no tiene mas dolor, pero quedo bastante traumada por la experiencia:') aunque viendo el lado positivo ¡es de las pocas personas que puede hacerle bromas a Thanaros casi sin consecuencias!
simplemente....lectora mortal sheneigans.
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46snowfox · 9 months ago
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Reiji Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 15
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[Capítulo 14]
Monólogo:
“Han pasado varios días desde nuestro encuentro con Sócrates.
Todavía no encontramos una salida de esta dimensión.
Mi impaciencia empezaba a aumentar, como si se cocinara a fuego lento.
El mayor problema era la comida. El hambre no solo empezaba a afectarme a mí, que soy humana, sino que también a los vampiros y fundadores.”
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Lugar: Mansión Scarlet, habitación de Reiji
Reiji: Kgh… Aah… Aah…
Yui: (Reiji-san parece estar sufriendo…  Su sed de sangre cada vez empeora más y más.)
Yui: (Para colmo, debido a que estoy en su habitación debe esforzarse aún más por contenerse. ¿No será demasiado…?)
Salir de la habitación♟
Hablarle♙
Salir de la habitación:
Yui: E-ehm, saldré un momento.
Reiji: ¡No! ¿Acaso quieres que te ataquen?
Reiji: Todos estamos en nuestro límite. Hasta caminar por el pasillo sería peligroso para ti. Quédate aquí.
Yui: P-pero…
Hablarle:
Yui: Reiji-san, ¿quieres que te prepare algo de beber?
Reiji: No, no es necesario… Dudo que el té logre distraerme ahora.
Yui: Ya veo…
Fin de las opciones
Yui: Estás sufriendo porque estoy aquí, ¿me equivoco…?
Yui: (Los vampiros son sensibles al aroma de la sangre…)
Yui: (Incluso si no estoy lastimada, pueden oler el aroma de la sangre que fluye bajo mi piel.)
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Reiji: Esto no es nada. Sería peor que salieras y alguien te atacara.
Yui: ¡Pero a este paso vas a…!
Reiji: Incluso yo podría clavarte mis colmillos si pierdo la cordura.
Reiji: Quién sabe qué te haría otra persona si te presentas frente a ella.
Yui: Es… cierto…
Yui: (Pero no soporto verte sufrir más.)
Yui: ¿No puedes beber ni un poco de mi sangre? Tal vez así te sienas mejor…
Reiji: No. Si lo hago el resto se abalanzará contra ti.
Reiji: Y si esa cantidad de vampiros sedientos de sangre te atacan, incluso tú podrías acabar muerta.
Yui: Pero es que pese a que estás sufriendo… tienes que quedarte a mi lado, no es justo.
Yui: Es demasiado cruel…
Reiji: No necesitas preocuparte por mí. Te demostraré que puedo resistir esto.
Reiji: Por eso, te ruego… que sigas sonriendo, para que pueda mantener la cordura.
Yui: (Reiji-san me ve como a una presa a la que asecha. Son ojos sedientos de sangre—)
Yui: (Incluso en este estado sigue conteniéndose…)
Yui: …Entendido. Lamento haber dicho cosas raras.
Reiji: No, sé que te estoy presionando. Lo siento mucho…
Reiji: Sé que esto no bastará para disculparme— Nn…
Yui: (Un beso basta para estremecer mi cuerpo. Pero sé que no me seguirá tocando.)
Yui: (Hay que evitar que Reiji-san… y los demás mueran de hambre—)
[Si tienes más piezas blancas que negras:
Lugar: Mansión Scarlet, living comedor
Yui: (Ay no, me siento mareada. Incluso si sigo comiendo, son porciones pequeñas…)
Yui: (Solo quería beber un poco de agua… Debo darme prisa y volver con Reiji-san—)
Yui: (Es inútil, necesito sentarme un momento… Mi cabeza me da vueltas…)
Yui: (No puedo desmayarme… aquí…)
Yui: Nn…
Yui: (¿Qué será? Algo huele delicioso…)
Reiji: ¿Puedes levantarte, Yui?
Yui: ¿Reiji-san…?
Reiji: Te aparto la vista un segundo y acto seguido te encuentro durmiendo aquí. No apruebo esa conducta.
Yui: Ah… L-lo siento.
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Reiji: No necesitas disculparte. Cada vez comes menos, es normal que tu cuerpo no funcione adecuadamente.
Reiji: Sé que esto solo sirve como un mero consuelo, pero te preparé té. Ten.
Yui: Muchas gracias. Se ve delicioso…
Yui: (Este suave aroma… es de lavanda.)
Reiji: ¿Puedes levantarte? Si quieres, puedes apoyarte en mí.
Yui: Disculpa… Pero, ¿qué hay de tu sed de sangre?
Reiji: Me cuesta decir que me encuentre bien, pero por lo menos estoy tranquilo.
Reiji: Además, cuando no te toco mis instintos aumentan incluso más que cuando lo hago.
Reiji: Por ende, ¿podrías acercarte por mí bien?
Yui: E-en tal caso, por supuesto…
Yui: (Lo sabía, estar entre los brazos de Reiji-san me relaja…)
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Reiji: Como imaginé, estar a tu lado me relaja. Siento que apaciguas mis bestiales instintos.
Yui: ¿De verdad? Estaba pensando lo mismo. Estar a tu lado me tranquiliza.
Reiji: Ya veo… Es realmente curioso. Pese a que estoy hambriento.
Reiji: Con solo tocarte me siento satisfecho.
Yui: (La mano de Reiji-san es fría y agradable…)
Reiji: ¿Puedes beber el té?
Yui: Ah, sí. Muchas gracias.
Yui: …Nn… Es delicioso.
Reiji: Ya veo. Es relajante, ¿no?
Yui: Sí. ¿Es té de lavanda? Tiene un aroma agradable.
Yui: También me lo preparaste cuando no podía dormir.
Reiji: Es verdad. Ahora que lo dices, hemos bebido bastante té en esta casa.
Yui: Sí… Tanto tú como yo hemos preparado té.
Reiji: Me parece un milagro que no hayas roto ni una sola taza mientras lo preparabas.
Yui: Aunque sí rompí los platos del living…
Reiji: Aquello fue una pesadilla. Tan pronto te encargué que limpiaras el living acabaste dejándolo en un estado catastrófico.
Yui: …Sí.
Reiji: Ahora que lo pienso, hemos vivido varias cosas aquí.
Yui: Tienes razón…
Yui: (Que curioso… Deberían ser recuerdos dolorosos, pero cuando pienso en ellos se me hacen nostálgicos.)
Yui: (Es extraño. ¿Acaso será que voy a morir pronto…?)
Yui: (Ya que mi corazón se siente muy tranquilo…)
Reiji: Cuando veo ese tablero de ajedrez me hace pensar en nosotros. Estamos de pie sobre esta tierra cuadrada.
Yui: Es verdad… nos parecemos.
Yui: Fufu. Ahora que recuerdo, durante el desastre de la limpieza se me cayó una de las piezas.
Yui: De estar conectados a esas piezas habría pasado algo espantoso.
Reiji: ¿…Se te cayó?
Yui: ¿Eh? S-sí. Pasó ese día en el que me regañaste porque se rompieron los platos del living mientras limpiaba…
Yui: ¿Sigues enojado por eso…?
Reiji: No… no se trata de eso. Solo estaba pensando.
Yui: (Su aura cambió. Parece más serio que todas las veces en las que ha dirigido a los demás.)
Reiji: Aquella persona dijo que esta dimensión fue creada en base al ajedrez.
Reiji: En tal caso, ¿qué crees que sucede cuando uno no sigue las reglas?
Yui: ¿Eh?
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*Recuerdo*
“Sócrates: Mientras quede, aunque sea una última pieza en el tablero y no se rompan las reglas…
Sócrates: Esta prueba no acabará. Así fue como construí este jardín en miniatura. Ni siquiera yo puedo destruirlo.”
*Fin del recuerdo*
Yui: Es verdad… Dijo que la prueba continuaría mientras no se rompieran las reglas.
Reiji: Que una pieza se caiga del tablero es un evento inesperado. Y si eso sucede el juego no podrá continuar.
Yui: Ah, es verdad. En tal caso la prueba no podría continuar, ¿no…?
Reiji: Sí, probablemente.
Yui: ¡Y entonces todos podremos salir de aquí!
Reiji: …No podemos estar seguros. La condición que estableció esa persona era que Adán y Eva le demostraran su amor.
Reiji: Y para eso dijo que era necesario tener la determinación de eliminar al resto.
Yui: Ah…
Yui: Por eso dijo que la condición para salir… era matar a todos…
Reiji: Sin embargo, no hay solo una solución. Podemos mostrarle nuestra determinación de otra forma.
Yui: ¿Determinación?
Reiji: Habrá que apostar todo o nada. Si una de las piezas cae del tablero la prueba podría llegar a su final.
Reiji: Sin embargo, no sé si eso será suficiente para demostrarle nuestra determinación a esa persona.
Reiji: ¿Quieres probar esa escapatoria? ¿…Incluso si pone tu vida en riesgo?
Yui: Aunque me cueste la vida…
Yui: …Lo haré. Si es algo que puedo hacer, lo haré.
Reiji: Entendido. Entonces preparémonos para salir. Iremos de inmediato.
Yui: ¿A dónde?
Reiji: Al borde… de este tablero.
Lugar: Borde del jardín en miniatura.
Yui: Estos son… los confines de esta dimensión…
Yui: (El acantilado se extiende infinitamente. No importa cuánto mire, no veo nada del otro lado.)
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Reiji: Lo vi en los informes, pero verlo en persona es espantoso…
Reiji: Es cierto que no se ve nada del otro extremo. Incluso si voláramos no conseguiríamos salir.
Yui: Este es el borde del jardín en miniatura.
Reiji. Sí y también es el borde de este tablero de ajedrez.
Reiji: Si una pieza importante cayera por aquí el juego no podría continuar.
Reiji: En otras palabras, si nos lanzamos desde aquí tenemos prácticamente garantizado que la prueba llegará a su fin.
Yui: Si nos arrojamos desde aquí…
Yui: (No puedo ver el fondo del acantilado. Está completamente oscuro…)
Yui: (Si alguien cayera por aquí no tendría salvación…)
Reiji: ¿…Tienes miedo?
Yui: Sí… Me tiemblan las piernas. Sin embargo—
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Reiji: ¿Confías en mí?
Yui: …Sí.
Reiji: Eres muy torpe al asentir en esta situación.
Reiji:  A pesar de que no existe humano que no esté asustado cuando la muerte se cierne frente a ellos.
Yui: Pero es que si no estoy determinada para hacer esto dudo que Sócrates reconozca.
Yui: Tiene que saber lo mucho que te quiero, Reiji-san.
Reiji: Tienes razón. Debe saber que el cariño que te tengo es inconmensurable.
Reiji: No haría esto con una determinación a medias. Si no acepta esto, entonces se nos acabaron las opciones.
Yui: Lo sé. Por eso es una apuesta arriesgada.
Reiji: Sí, exactamente… ¿Te parece inesperado de mi parte?
Yui: Claro que no. Es algo que tú harías.
Yui: A fin de cuentas, eres el tipo de persona que lucha hasta el final, usando cualquier método necesario.
Reiji: Hmph… Tomaré eso como un halago.
Reiji: Ahora, ven aquí. Al menos aférrate de mí.
Yui: ¡Sí…!
Reiji: Vamos a transmitirle nuestra determinación. Esta es la mejor opción que pudimos haber escogido.
Reiji: Siempre estaremos juntos… Yui.
Yui: Sí, Reiji-san.
Monólogo:
“Coloqué mis brazos alrededor del cuello de Reiji-san y lo sostuve con todas mis fuerzas.
Reiji-san me abrazó fuertemente y saltó por el acantilado.
Y caímos hacia la infinita oscuridad—.”]]
[Euphoria END]
[Si tienes más piezas negras que blancas:
Monólogo:
“Unos días después, el tiempo simplemente pasaba mientras no conseguíamos ningún avance.
La sed de sangre de los chicos aumentaba junto a su irritación, alcanzando cada vez más a su límite y al suceder el desenlace fue—.”
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Lugar: Mansión Scarlet living comedor.
Subaru: Aah, aah… Tsk… me muero de sed…
Kanato: No lo soporto más. ¿Cuánto tiempo más debemos vivir así? Voy a deshidratarme.
Ayato: ¡Cierra el pico! ¡Deja de gritar, me sacas de quicio!
*golpe*
Laito: Basta, ni que fueras Subaru-kun… Solo vas a gastar tus energías.
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Laito: Aah… Pero estoy llegando a mi límite…
Yui: (Todos tienen sed de sangre… A este paso realmente empezarán a atacar indiscriminadamente a alguien.)
Yui: (No, no a alguien cualquiera. Si no a su presa perfecta, yo…)
Ayato: Oye pecho plano… Deja de esparcir ese dulce olor…
Yui: ¿Eh?
Ayato: Sabes que me estoy muriendo por beber sangre. ¿Lo haces a propósito?
Yui: (Puedo ver la sed de sangre en los ojos de Ayato-kun… ¡E-es peligroso que me quede cerca suyo!)
Laito: Oh, ¿a dónde vas? Aah… Con solo acercarme siento que tu aroma es cada vez más delicioso.
Laito: Tanto que podría morderte.
Yui: ¡E-espera Laito-kun! ¡Tranquilízate!
Kanato: No es justo, yo también me he estado conteniendo. Por favor déjame beber tu sangre.
Ayato: ¡No fastidies! ¡Yo me la beberé toda!
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Reiji: ¡¡¿Qué están haciendo?!!
Yui: ¡Reiji-san…!
Ayato: Tsk, llegaste en la mejor parte…
Reiji: Les dije mil veces que no la tocaran. ¿Lo olvidaron?
Reiji: Y tú también, ¿por qué saliste de la habitación?
Yui: L-lo siento…
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Shu: No hagan ruido… Es porque vuestra reunión se alargó. Debe haber venido a ver porque estaba preocupada.
Reiji: Es normal que se alargue. Estamos reuniendo todos nuestros conocimientos con tal de superar esta situación.
Shu: ¿Pues no te parece inútil hablar y hablar cuando al final no consiguen ningún resultado?
Ruki: Vaya forma de hablar de los demás. Tú solo te la pasas durmiendo.
Yui: Ruki-kun. ¿Ya acabó la reunión?
Ruki: …Sí.
Yui: (¿Y esa respuesta tan desanimada…? Además, no me está viendo a los ojos. ¡…!)
Yui: (Su mirada… es fría. ¿Acaso Ruki-kun también está afectado por su sed de sangre?)
Reiji: En todo caso, está completamente prohibido que succionen su sangre. Si alguno de ustedes se adelante terminaremos entrando en conflicto.
Ayato: Pues si no podemos adelantarnos, entonces todos deberíamos beber su sangre.
Yui: ¿…Eh?
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Subaru: Tienes razón… Solo hay que beber lo suficiente para que no muera. Así no hay problema.
Yui: E-esperen… chicos.
Yui: (Sus ojos, están brillando levemente…)
Yui: (Es como si me perforaran con la mirada, no puedo moverme…)
Carla: La sangre que beben los vampiros está tan contaminada que no podría beberla.
Laito: ¿Seguro? Pero al menos serviría para quitarte la sed.
Laito: Incluso tu hermanito debe de estar sufriendo.
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Carla: Pues…
Kanato: Da igual, me estoy muriendo por beber sangre.
Ayato: Yo también llegué a mi límite… Oye, dame tu sangre.
Yui: No, chicos… ¡Esperen!
Reiji: ¡Mantengan la calma! ¡Si todos beben a la vez ella no sobrevivirá!
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Ruki: No es una mala sugerencia…
Reiji: ¡¿Tú también Ruki?!
Ruki: Podemos succionar sin matarla.
Ruki: Tomaremos su sangre en cantidades equitativas para sobrevivir. Si todos están de acuerdo el caos disminuirá.
Ruki: ¿Qué tiene de malo?
Yui: Me estás tratando como si fuera comida…
Shu: …Los humanos son presas. Solo volveríamos a tratarte como tal.
Yui: ¿Shu-san…?
Shu: Nadie piensa matarte. Nuestra vida depende de ti.
Shu: Solo queremos hacer algo necesario para sobrevivir.
Reiji: ¿Tú también dices eso…?
Shu: Piensa fríamente Reiji. Tú fuiste quien eligió no matarnos.
Shu: Así que asume la responsabilidad de dejarnos vivir.
Reiji: ¿La responsabilidad… de dejarlos vivir…?
Yui: (Nosotros fuimos quienes rechazaron la oferta de Sócrates-san. Decidimos que no mataríamos a nadie.)
Yui: (No podíamos hacer nada más… Pero cargar con esa responsabilidad significa que—)
Yui: Reiji-san, ya fue suficiente… Esta es nuestra única opción…
Reiji: ¡¿Tú también?!
Yui: Están a punto de pelearse… Y no quiero verte sufrir más…
Yui: Si puedo ser de ayuda, entonces por favor úsame…
Reiji: ¿De verdad… de verdad… te parece bien?
Yui: Sí…
Reiji: …Entendido. A partir de hoy Yui—
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Reiji: Eva, será un alimento común para todos.]
[Labyrinth END] ]
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